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SECRETARIADO DIOCESANO DE CATEQUESIS. DIÓCESIS DE CÁDIZ Y CEUTA

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PROYECTO DIOCESANO DE EVANGELIZACIÓN Página 1

De la Cancillería Secretaría General

La Iglesia del Señor que peregrina

hacia el Reino en Cádiz y Ceuta

PROYECTO DIOCESANO DE EVANGELIZACIÓN

PRESENTACIÓN DEL SR. OBISPO

Queridos diocesanos:

En la Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi, de S.S. Pablo VI encontramos una

afirmación que puede servir de pórtico, con todo derecho, a estas letras: AEvangelizar constituye

la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar@

(EN 14).

Nuestra Iglesia diocesana de Cádiz y Ceuta ha vivido, con ocasión del pasado Sínodo, la

oportunidad de tomar más clara conciencia de su vocación evangelizadora. El anuncio de

Jesucristo a nuestros contemporáneos ha estado presente a lo largo de todos los trabajos

sinodales y ha quedado reflejado en sus documentos.

El propio Sínodo mandó que, para facilitar a toda la comunidad diocesana la puesta en

práctica de su tarea evangelizadora, se redactara un AProyecto global de evangelización@ (EA

17).

Tras varios meses de reflexión y preparación, tengo hoy la satisfacción de ofrecer a la Iglesia

de Cádiz y Ceuta este Proyecto Diocesano de Evangelización que lleva por título La Iglesia del

Señor que peregrina hacia el Reino en Cádiz y Ceuta.

No se trata de un documento jurídico, ya que en él no se contienen disposiciones, sino de un

documento pastoral. Tampoco es un programa pastoral propiamente dicho, sino más bien un

marco de referencia de los futuros programas pastorales. Como tal debe ser ahora estudiado con

detenimiento por todos los agentes pastorales (presbíteros, consejos pastorales, cristianos con

cualquier tipo de compromiso eclesial). Dicho estudio permitirá que se vayan refiriendo a él las

diferentes acciones pastorales que se realizan en nuestras comunidades, y ayudará a descubrir

que, en efecto, todo confluye hacia la comunión y hacia la unidad dentro de nuestra Iglesia.




Este Proyecto Diocesano de Evangelización deberá ahora servir también como referencia

para los Directorios (Catequesis, Pastoral sacramental, Acción sociocaritativa) que, pedidos por

el Sínodo, se encuentran actualmente en su fase de redacción. Las orientaciones que de ellos

emanen estarán, de esta forma, en línea con las opciones de fondo que en el Proyecto se

establecen.

En su momento, deberá servir también para facilitar la revisión de la vida y las tareas de

nuestras comunidades, movimientos y asociaciones, de modo que, en nuestro caminar como

Iglesia, la misión evangelizadora esté siempre presente como llamada y como seña de identidad,

según las palabras arriba citadas.

Tengo la firme esperanza, y así lo pido al Señor, de que este documento que pongo hoy en

las manos de toda la comunidad diocesana como fruto del Sínodo, contribuya a la realización,

cada vez más cumplida, de nuestro deber de anunciar a Jesucristo a todos los hombres.

+ Antonio Ceballos Atienza

Obispo de Cádiz y Ceuta

Cádiz, 28 de octubre de 2002.




Introducción

1. Como fruto del Sínodo Diocesano y en cumplimiento de una de sus conclusiones (EA 17) se

ofrece a toda la Iglesia de Cádiz y Ceuta este Proyecto Diocesano de Evangelización.

Qué es el Proyecto

2. El Proyecto pretende ser un marco de referencia que sitúe y encuadre todas las acciones que

lleva a cabo nuestra Iglesia, las cuales no tienen ni pueden tener otro objetivo que la

evangelización. Quiere contribuir también a evitar cualquier riesgo de dispersión en el

trabajo, ya que toda la tarea de la Iglesia debe confluir hacia los fines de la evangelización, y

construir una verdadera suma de los esfuerzos de todos los agentes pastorales (presbíteros,

religiosos y laicos) y de todos los carismas, que son siempre Asuscitados por el Espíritu para

el bien común@ (1Cor 12, 7; EA 7).

Lo que el Proyecto pretende

3. El objetivo del mismo es, según manda el Sínodo, Adefinir el ser y la acción de la Iglesia y

convertirse en referencia necesaria para todos los ministerios, carismas, servicios y tareas

que estén presentes en ella; y ser punto de referencia para la elaboración de los planes y

programas pastorales@ (EA 17).

4. Afirma nuestro Obispo: AEl Sínodo nos ha emplazado a elaborar un Pro-yecto Global de

Evangelización, donde, con realismo y esperanza, objetividad y audacia, se recojan los

elementos mínimos, aunque suficientes para que nuestra Iglesia diocesana desarrolle una

genuina acción misionera y evangelizadora que haga presente la fuerza liberadora del Reino

en medio de nuestra realidad social e histórica@(EA 7; D. Antonio Ceballos, Carta Pastoral

Duc in altum. Bogad mar adentro@, sobre la recepción y aplicación del Sínodo diocesano, 15

de agosto 2000).

La Iglesia existe para evangelizar

5. Pablo VI, en su Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi dice: AEvan-gelizar constituye

la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para

evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los

pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la Santa Misa, memorial de su

Muerte y Resurrección gloriosa@ (EN 14).

6. Nuestro Sínodo afirmó con fuerza, de forma especial en la Constitución sobre la

Evangelización de los alejados, este convencimiento. Y puede decirse que todas las




conclusiones votadas y aprobadas brotan del deseo y el propósito de servir a la

evangelización en este lugar y en este tiempo en que nos situamos por providencia de Dios.

Dos cuestiones importantes

7. Al intentar ahora plasmar en el Proyecto Diocesano de Evangelización lo que fue la

experiencia sinodal y las conclusiones de nuestro Sínodo, es necesario que tengamos en

cuenta dos grandes cuestiones: a) cómo debe capacitarse y ponerse a punto la Iglesia

diocesana (personas y comunidades) para responder al reto de la evangelización aquí y

ahora; b) qué acciones concretas debe poner en práctica nuestra Iglesia para ir realizando su

misión: aquí aparecerán, de forma ordenada y estructurada, las disposiciones sinodales

referentes a las distintas acciones. Es necesario dar una respuesta adecuada a la primera

cuestión, para que no derive en un puro voluntarismo el propósito de llevar a la práctica las

acciones indicadas.

8. Es de nuevo la Exhortación Evangelii nuntiandi la que respalda la necesidad de esta puesta a

punto de la comunidad diocesana: AEvangelizadora, la Iglesia comienza por evangelizarse a

sí misma. Comunidad de creyentes, comunidad de esperanza vivida y comunicada,

comunidad de amor fraterno, tiene necesidad de escuchar sin cesar lo que debe creer, las

razones para esperar, el mandamiento del amor. Pueblo de Dios inmerso en el mundo y, con

frecuencia, tentado por los ídolos, necesita saber proclamar *las grandezas de Dios+, que la

han convertido al Señor, y ser nuevamente convocada y reunida por El. En una palabra, esto

quiere decir que la Iglesia siempre tiene necesidad de ser evangelizada, si quiere conservar

su frescor, su impulso y su fuerza para anunciar el evangelio@ (EN 15).

Renovarse para evangelizar

9. Es necesario, pues, que el Proyecto Diocesano de Evangelización incluya, tanto las acciones

que deben desarrollarse en el seno de las propias comunidades, para que vayan renovándose

y capacitándose para la evangelización, como las acciones que las comunidades ya

evangelizadas deberán llevar adelante en fidelidad a la misión que les ha encomendado

Jesucristo.

1. LA IGLESIA QUE QUEREMOS SER

10. Pablo VI, tras la rica experiencia sinodal de 1974, define a la Iglesia que debe responder al

reto de la evangelización en el último cuarto del siglo XX como una Iglesia evangelizada y

evangelizadora (EN 13, 15, 24). Su magisterio sigue teniendo plena actualidad. En nuestro




caso, tratamos de la Iglesia diocesana de Cádiz y Ceuta que ha vivido la reciente experiencia

del Sínodo, y que, por la gracia de Dios, ha podido descubrirse a sí misma:

* como comunidad en camino (*Jesús camina con nosotros+ fue nuestro lema); comunidad

que quiere vivir su cercanía a los pobres y su opción por ellos; comunidad que se revisa a

sí misma y descubre las llamadas que hoy le hace el Espíritu;

* comunidad que reconoce el papel y el lugar del laico dentro de ella y que quiere potenciar

su presencia y acción en el mundo como desarrollo de la vocación laical;

* comunidad que desea abrirse al mundo de los jóvenes para entrar en diálogo con ellos y

presentarles a Jesucristo;

* comunidad que quiere reforzar su presencia en el mundo de la religiosidad popular porque

en ella se manifiestan verdaderos signos de la acción del Espíritu;

* comunidad, finalmente, que sabe que su vida sacramental está llamada a ser fuente de

santificación y de renovación para sus propios miembros y también cauce de

evangelización para quienes ocasionalmente se acercan a ella.

El desarrollo de este Proyecto-marco desea ofrecer precisas orientaciones para que

nuestra Iglesia diocesana vaya siendo cada vez más Aevangelizada y evangelizadora@.

2. QUÉ ENTENDEMOS POR AEVANGELIZAR@

Actualizar la misión

11. La misión que Jesucristo confía a sus discípulos se expresa en el mandato: Id por todo el

mundo y proclamad el evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará, el

que no crea, se condenará (Mc 16, 15-16; Mt 28, 19-20).

Formular hoy un proyecto de evangelización para una Iglesia Particular es expresar con

nuestros términos de qué manera podemos, deseamos y nos comprometemos a llevar a cabo

la misión de la Iglesia en nuestro aquí y ahora.

Diálogo con el hombre de hoy...

12. Se trata de entrar en diálogo con las personas de nuestro mundo -adultos, jóvenes, niños,

mayores- para proponerles de forma significativa el anuncio de Jesucristo. Un anuncio que

no puede quedarse en mera Ainformación@, sino que debe ser interpelación, pregunta,

llamada personal, invitación a una respuesta y a un seguimiento.

... para anunciarle a Jesucristo




13. En cuanto al contenido del anuncio, lo encontramos formulado de forma precisa por Pablo

VI: “No hay evangelización verdadera mientras no se anuncie el nombre, la doctrina, la vida,

las promesas, el reino, el misterio de Jesús de Nazaret, Hijo de Dios” (EN 22). O, con otras

palabras del mismo documento: “La evangelización debe contener siempre -como base,

centro, y a la vez culmen de su dinamismo- una clara proclamación de que en Jesucristo,

Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado, se ofrece la salvación a todos los hombres

como don de la gracia y de la misericordia de Dios” (EN 27).

Un anuncio que espera adhesión

14. Este anuncio explícito de Jesucristo Salvador “no adquiere toda su dimensión más que

cuando es escuchado, aceptado, asimilado y cuando hace nacer en quien lo ha recibido una

adhesión del corazón (...), adhesión al reino, es decir, al *mundo nuevo+, al nuevo estado de

cosas, a la nueva manera de ser, de vivir, de vivir juntos que inaugura el Evangelio” (EN 23).

La evangelización única referencia

15. La tarea de nuestra Iglesia diocesana no puede tener, por tanto, otro eje, otro núcleo ni otro

objetivo que ofrecer esta evangelización a los hombres y mujeres de nuestra tierra y de

nuestra cultura. Esta tarea debe ser la única referencia de todo nuestro trabajo, de nuestros

programas, de nuestras revisiones. A hacer realidad este propósito se dirige el Proyecto

Diocesano de Evangelización.

3. LA EVANGELIZACIÓN: UN PROCESO POR ETAPAS

Un proceso rico y complejo...

16. A veces, se ha identificado la evangelización con la proclamación del primer anuncio de

Jesucristo junto con la llamada a la conversión y a la fe. Sin embargo, tras el Sínodo de

1974, y siguiendo el pensamiento ya formulado en el Concilio Vaticano II, en el Decreto Ad

gentes, (nn.1-18), hoy se describe la evangelización abarcando prácticamente todas las tareas

de la Iglesia. Así se expresa al respecto Pablo VI: “La evangelización es un paso complejo,

con elementos variados: renovación de la humanidad, testimonio, anuncio explícito,

adhesión del corazón, entrada en la comunidad, acogida de los signos, iniciativas de

apostolado. Estos elementos pueden parecer contrastantes, incluso exclusivos. En realidad,

son complementarios y mutuamente enriquecedores. Hay que ver siempre cada uno de ellos

integrado con los otros. El mérito del reciente Sínodo ha sido el habernos invitado

constantemente a componer estos elementos, más bien que oponerlos entre sí, para tener la

plena comprensión de la actividad evangelizadora de la Iglesia” (EN 24).




...que se define en tres etapas

17. De forma más esquemática, aunque plenamente fiel a lo anterior, documentos posteriores de

la Iglesia, inspirándose en el citado Decreto Ad gentes, hablan de tres etapas en la

evangelización: a) la etapa misionera, en la que se proclama el primer anuncio de Jesucristo;

b) la etapa catequética, en la que se madura la adhesión a Jesucristo y se ponen los

fundamentos de la vida cristiana; c) la etapa pastoral, en la que la Iglesia alimenta y

mantiene la vida de la comunidad con la Palabra y los sacramentos, al servicio de la misión.

Gradualidad y progresión

18. El hablar de Aetapas@ significa que hay que referirse a una gradualidad y a una progresión

en el proceso de la fe y de la evangelización. Ya podemos encontrar esta misma idea en San

Pablo, en su carta a los Romanos: ATodo el que invoque el nombre del Señor se salvará.

Pero )cómo invocarán a aquel en quien no han creído? )Cómo creerán en aquel a quien no

han oído? )Cómo oirán sin que se les predique? Y )cómo predicarán si no son enviados?@

(Rom 10, 13-15).

Dos ángulos de visión necesarios

19. Si se considera la evangelización en la persona que se acerca a la fe, se constata que esta

persona va pasando necesariamente por las diferentes etapas del camino de la fe: signos,

anuncio, conversión, catequesis, sacramentos de iniciación, incorporación plena a la

comunidad creyente. Sin embargo, la comunidad eclesial, que es el sujeto agente de la

evangelización, tiene el deber de considerar y atender simultáneamente a las tres etapas,

porque siempre habrá personas destinatarias y necesitadas de cada una de ellas. De esta

forma, la Iglesia testimoniará Asu identidad más profunda@, su condición evangelizadora,

según se ha visto en EN 14.

Compromisos diversos y un solo objetivo

20. Necesariamente, unos cristianos se implicarán y vivirán su compromiso creyente situándose

más en una etapa que en otra: la vocación de unos se desarrollará en el ámbito de la justicia y

la caridad, la de otros en el anuncio a los alejados, otros serán educadores de la fe a través de

la catequesis, otros vivirán inmersos en las realidades temporales, construyendo el Reino de

Dios en medio de ellas. La comunidad eclesial, en su función de madre de todos, deberá

atender y acompañar a cada uno en su compromiso, manteniendo en todo momento el rumbo




adecuado y garantizando la presencia de los medios que alientan la misión: la Palabra de

Dios, los sacramentos, la experiencia comunitaria.

Todo confluye en la evangelización

21. Las mismas acciones de la Iglesia, aunque de forma inmediata estén más al servicio de una

de las etapas de la evangelización, participan muchas veces de aspectos de las otras; así, el

servicio a los pobres y la denuncia de la injusticia se sitúan en la primera etapa (signos que

pueden conducir al evangelio), pero a la vez se relacionan con la tercera (pastoral) en cuanto

que son expresión de una comunidad adulta en la fe; la celebración de la eucaristía dominical

se sitúa en la etapa pastoral, pero a la vez tiene una dimensión evangelizadora y catequética;

la catequesis, por su parte, supone el primer anuncio y la conversión, pero muchas veces

debe tener un contenido misionero y llamar a la conversión.

4. CÓMO Y CUÁNDO EVANGELIZAMOS

22. Como síntesis de todo lo anterior, citamos al ADirectorio General de Catequesis@, que

formula con toda claridad lo que la Iglesia entiende por Proceso de Evangelización:

ALa Iglesia, aun conteniendo en sí permanentemente la plenitud de los medios de

salvación, obra de modo gradual. El decreto conciliar Ad Gentes ha clarificado bien la

dinámica del proceso evangelizador testimonio cristiano, diálogo y presencia de la caridad

(nn. 11-12), anuncio del Evangelio y llamada a la conversión (n. 13), catecumenado e

iniciación cristiana (n. 14), formación de la comunidad cristiana, por medio de los

sacramentos, con sus ministerios (nn. 15-18). Este es el dinamismo de la implantación y

edificación de la Iglesia@ (DGC 47).

23. ASegún esto, hemos de concebir la evangelización como el proceso, por el que la Iglesia,

movida por el Espíritu, anuncia y difunde el Evangelio en todo el mundo, de tal modo que

ella:

- Impulsada por la caridad, impregna y transforma todo el orden temporal, asumiendo y

renovando las culturas;

- da testimonio entre los pueblos de la nueva manera de ser y de vivir que caracteriza a los

cristianos;




- proclama explícitamente el Evangelio, mediante el Aprimer anuncio@, llamando a la

conversión;

- inicia en la fe y vida cristiana, mediante la Acatequesis@ y los Asacramentos de

iniciación@, a los que se convierten a Jesucristo, o a los que reemprenden el camino de su

seguimiento, incorporando a unos y reconduciendo a otros a la comunidad cristiana;

- alimenta constantemente el don de la comunión en los fíeles mediante la educación

permanente de la fe (homilía, otras formas del ministerio de la Palabra), los sacramentos y

el ejercicio de la caridad; y suscita continuamente la misión, al enviar a todos los discípulos

de Cristo a anunciar el Evangelio, con palabras y obras, por todo el mundo@ (DGC 48).

24. ...... AEl proceso evangelizador, por consiguiente, está estructurado en etapas o Amomentos

esenciales@: la acción misionera para los no creyentes y para los que viven en la indiferencia

religiosa; la acción catequético-iniciatoria para los que optan por el Evangelio y para los que

necesitan completar o reestructurar su iniciación; y la acción pastoral para los fieles

cristianos ya maduros, en el seno de la comunidad cristiana. Estos momentos, sin embargo,

no son etapas cerradas: se reiteran siempre que sea necesario, ya que tratan de dar el aumento

evangélico más adecuado al crecimiento espiritual de cada persona o de la misma

comunidad@ (DGC 49; EA 11).

5. ETAPAS A RECORRER EN EL PROCESO DE LA EVANGELIZACIÓN

25. Partiendo, pues, de las anteriores consideraciones, se formula este Proyecto de

evangelización que ha de llevar a cabo nuestra Iglesia diocesana. En él se integran las

disposiciones emanadas del Sínodo y promulgadas por el Obispo, que quedan organizadas

según el esquema del proceso de la evangelización, antes presentado.

A) PRIMERA ETAPA: ACCIÓN MISIONERA

26. Recordamos algunas afirmaciones del Sínodo: AEn nuestro contexto cultural la increencia y

la indiferencia religiosa han ganado terreno. La constatación de este fenómeno ha hecho

comprender al Sínodo la urgente necesidad de potenciar la acción misionera. La casi

totalidad de los grupos sinodales constató que empleamos muchos más recursos en la acción

pastoral que en la acción misionera.

27. La acción misionera -que se percibe tan urgente- comprende todo lo que la Iglesia vive

testimonialmente, anuncia explícitamente y hace por el mundo (bajo la forma de




colaboración, denuncia, transformación...) para establecer el Reino de Dios y para hacer que

las personas comiencen a interesarse por Jesucristo. Nuestros grupos, al tomar conciencia de

las notables carencias en este ámbito de la acción pastoral, subrayaron la necesidad de

promover el testimonio coherente de vida y la presencia activa de los laicos en la vida

pública@ (EA 11).

28. Nuestra Iglesia diocesana debe, pues, llegar con sus signos, su testimonio y su palabra a

aquellas personas que viven al margen de la fe. En los evangelios se constata reiteradamente

que Jesús acompaña la palabra con los signos, y que envía a los discípulos a realizar los

mismos signos que él lleva a cabo. Tanto el Concilio (AG 11) como AEvangelii nuntiandi@

(n.21 y 41), sitúan la presencia de los signos en el inicio de la tarea evangelizadora. Los

signos provocan preguntas, conducen al testimonio, a Adar razón de la propia esperanza a

todo el que la pida@ (1Pe 3, 15) y abren a la posibilidad del anuncio explícito de Jesucristo.




Acciones que establece en esta línea el Sínodo Diocesano

29. He aquí algunas de las acciones propuestas por el Sínodo que pueden situarse en este ámbito

de los signos que preparan a la acogida del Evangelio:

- Promover la presencia de la Iglesia entre los pobres (IP 12).

- Favorecer la presencia y la participación de los pobres en la vida y en las instituciones de la

Iglesia (IP 12).

- Denuncia de las causas que provocan la pobreza y la exclusión (IP 13).

- Poner los bienes de la Iglesia al servicio de los pobres (IP 15).

- Apoyo a los inmigrantes (IP 23).

- Trabajo en común y coordinación de todos los grupos y carismas al servicio de la

evangelización (EA 17, 19; EJ 7).

- Fondo diocesano de solidaridad (IP 22).

- Entrega del 0,7% al Tercer Mundo y del 10% a los pobres (IP 21).

30. El Sínodo ha señalado también algunas acciones que se refieren al testimonio y al primer

anuncio del evangelio:

- Presencia y acción de los cristianos en los nuevos ámbitos de la cultura, en especial en los

Medios de comunicación social (EA 22, 25).

- Atención a la pastoral de Asectores@ (EA 21).

- Potenciación de los Movimientos apostólicos seglares (PL 18; EJ 12, 14, 15).

- Presencia de los laicos en los diferentes ámbitos sociales (PL 16).

- Atención a la Enseñanza religiosa escolar en los centros públicos (EJ 18).

- Promoción de la presencia cristiana y de la pastoral en la Universidad (EJ 19).

- Atención pastoral a las manifestaciones de la religiosidad popular (ERP 9, 12).

31. A estas acciones deben añadirse otras no mencionadas expresamente por el Sínodo, y que,

sin embargo, deben estar presentes en este Proyecto:

- Apoyo a las nuevas realidades eclesiales (asociaciones, movimientos, nuevas

comunidades) que tienen como objetivo el primer anuncio del evangelio.

- Capacitación de los agentes pastorales para el diálogo con el hombre y la cultura de hoy.

Incorporación de este espíritu a la vida pastoral ordinaria

32. Todas las acciones precedentes pueden considerarse en una doble perspectiva: como tareas

específicas que irán formando parte de sucesivos programas pastorales de la diócesis, o




como un Aespíritu@, un Atalante misionero@ que puede -y debe- ir impregnando, ya desde

ahora, el conjunto de la acción pastoral. Las comunidades cristianas no van a hacerse

misioneras Apor decreto@, sino Apor conversión@. Es necesario, por tanto, ir cambiando las

actitudes, las opciones, las prioridades, con lo que muchas de las acciones mencionadas

comenzarán a ir haciéndose realidad paulatinamente.

Abiertos a la misión universal

33. Sin perjuicio de todo ello, la verdadera actitud misionera de cada creyente y de las

comunidades está llamada a abrirse a la vocación universal de la Iglesia (el inmenso campo

de la misión ad gentes) y a convertirse en medida de su madurez cristiana. ALa participación

en la misión universal no se reduce a algunas actividades particulares, sino que es signo de la

madurez de la fe y de una vida cristiana que produce frutos. De esta manera, el creyente

amplía los confines de su caridad, manifestando la solicitud por quienes están lejos y por

quienes están cerca: ruega por las misiones y por las vocaciones misioneras, ayuda a los

misioneros, sigue sus actividades con interés y, cuando regresan, los acoge con aquella

alegría con que las primeras comunidades cristianas escuchaban de los apóstoles las

maravillas que Dios había obrado mediante su predicación@ (cf. Hch 14, 27; RM 77).

Revisar nuestras actitudes

34. La revisión de las actitudes de las comunidades y de cada cristiano y la necesaria educación

para que vayan despertando y creciendo en este espíritu, deberán ser objeto de diálogo y de

profundización en los consejos pastorales parroquiales, en los Secretariados diocesanos de

pastoral, en los equipos directivos de movimientos apostólicos y de asociaciones de fieles.

B) SEGUNDA ETAPA: ACCIÓN CATEQUÉTICA

35. Tras el primer anuncio, en respuesta al cual brota la conversión o primera adhesión a

Jesucristo, el proceso de la evangelización reclama la acción catequética-iniciatoria, que da

contenido a la fe inicial y pone los fundamentos a la vida cristiana.

36. La catequesis que la Iglesia considera paradigmática es el catecumenado bautismal (Sínodo

de 1977, Mensaje al Pueblo de Dios, 8). En referencia a él, se proyecta y se estructura toda

la catequesis de iniciación cristiana, llamada a desarrollar la semilla de la fe depositada en el

bautismo. En nuestra situación, además de la catequesis para las etapas evolutivas (niños,

adolescentes, jóvenes), se hace muy necesaria una catequesis Ade talante catecumenal@, para




aquellos adultos que, ya bautizados, e incluso sacramentalizados, no han recibido una

catequesis adecuada, o no han culminado realmente la iniciación cristiana, o se han alejado

de la fe, hasta el punto de que han de ser considerados Acuasicatecúmenos@ (cf. CT 44).

37. Es cierto que, en el conjunto de la acción pastoral de la diócesis, son muchas las fuerzas, las

personas y el tiempo que se dedican actualmente a la catequesis. A pesar de ello, es

necesario preguntarse si las opciones que se toman son las adecuadas, y si las prioridades

que, hoy por hoy, se ponen en práctica responden a las verdaderas necesidades de la

evangelización en este momento histórico.

Dos prioridades en la acción catequética

38. Partiendo de nuestra realidad, considerando las urgencias de la evangelización y teniendo en

cuenta las directrices actuales de la Iglesia sobre la catequesis, parece necesario afirmar dos

prioridades: la catequesis de iniciación cristiana y la catequesis de adultos.

39. a) La catequesis de iniciación cristiana: Se llama así la catequesis que pone los cimientos de

la experiencia religiosa, de los sacramentos y de la vida según el evangelio. AEn virtud de su

misma dinámica interna, la fe pide ser conocida, celebrada, vivida y hecha oración. La

catequesis debe cultivar cada una de estas dimensiones. Pero la fe se vive en la comunidad

cristiana y se anuncia en la misión: es una fe compartida y anunciada. Y estas dimensiones

deben ser también cultivadas en la catequesis@ (DGC 84). Ciertamente, Ala vinculación

entre el anuncio misionero, que trata de suscitar la fe, y la catequesis de iniciación, que busca

fundamentarla, es decisiva en la evangelización@ (DGC 276). Esta catequesis de iniciación

deberá ser ofrecida hoy tanto a los niños, adolescentes y jóvenes, en íntima relación con los

sacramentos de la iniciación, como a los adultos que necesitan fundamentar su fe, realizando

o completando la iniciación cristiana inaugurada o a inaugurar con el Bautismo (DGC 274).

40. b) La catequesis de adultos. En general, puede afirmarse que el mundo de los adultos es el

que está hoy menos atendido desde el punto de vista catequético. Ya Pablo VI, en 1975,

afirmaba: ASin necesidad de descuidar de ninguna manera la formación de los niños, se

viene observando que las condiciones actuales hacen cada día más urgente la enseñanza

catequética bajo la modalidad de un catecumenado para un gran número de jóvenes y de

adultos que, tocados por la gracia, descubren poco a poco la figura de Cristo y sienten la

necesidad de entregarse a él@ (EN 44). De igual forma, Juan Pablo II, al referirse al que él

llama Ael problema central de la catequesis de adultos@, escribe: AEsta es la forma principal

de la catequesis porque está dirigida a las personas que tienen las mayores responsabilidades

y la capacidad de vivir el mensaje cristiano bajo su forma plenamente desarrollada@ (CT 43).




41. Es cierto que no abundan entre nosotros los grupos de catequesis de iniciación cristiana

cuyos destinatarios sean los adultos. Por esa razón, la acción catequética debe dirigirse,de

forma preferente, aunque sin excluir a nadie, a adolescentes, jóvenes, adultos y mayores

ofreciendo un camino de iniciación cristiana que pueda desembocar en la pertenencia plena a

la comunidad y en el compromiso por los demás. Hoy más que en otras épocas, Ala fe del

adulto tiene que ser constantemente iluminada, desarrollada y protegida, para que adquiera

esa sabiduría cristiana que da sentido, unidad y esperanza a las múltiples experiencias de su

vida personal, social y espiritual@ (DGC 173).

En sintonía con las disposiciones del Sínodo diocesano

42. El Sínodo diocesano ha dado disposiciones referentes a la catequesis en la Constitución

sobre la ACelebración de la fe y Pastoral de los Sacramentos@, números 15, 17 y 18.

También se alude a la necesidad de la formación catequética, aunque no de forma expresa,

en otras Constituciones sinodales: AEvangelización de los alejados@, número 14, b., y

APromoción de los laicos@, número 8.

43. Debe tenerse claro, con todo, que, para la aplicación de muchas de las disposiciones

sinodales, será necesario contar con creyentes suficientemente adultos y formados, capaces

de asumir tareas de evangelización, de acción militante en las realidades temporales, de

acompañamiento de quienes acceden a la fe, de corresponsabilidad en la propia vida de la

Iglesia. Esta condición de creyentes adultos solo se puede ir alcanzando si nuestras

comunidades promueven y cuidan el crecimiento en la fe de los bautizados a través de

procesos catequéticos adecuados, y ofrecen, además, cauces de formación en las tareas que

son propias de los laicos en los ámbitos social, político, cultural, etc. (cf. PL 9, 12). En

muchos casos, la pertenencia a los movimientos apostólicos garantiza ya el disponer de estos

cauces específicos de formación.

44. En cumplimiento de lo que se establece en el número 18 de la Constitución sinodal sobre

ACelebración de la fe y Pastoral de los sacramentos@, el Directorio Diocesano de

Catequesis, actualmente en etapa de redacción, concretará las orientaciones necesarias para

la puesta al día de la pastoral catequética en la diócesis.

Coordinación y complementariedad de toda la acción catequética




45. Aunque dentro de la acción catequética de la Iglesia diocesana sean necesarios distintos

procesos de catequesis (de niños, de adolescentes-jóvenes, de adultos, incluso de mayores

(DGC 274), se debe garantizar siempre la coherencia de estos procesos. Así se evitará, por

una parte, la duplicación de ofertas, y por otra, la ausencia de éstas para alguna edad o

situación. Al mismo tiempo, la Iglesia, en forma de catequesis permanente, acompañará a los

bautizados y les ayudará a vivir y a crecer en la fe en las distintas circunstancias de la vida.

46. Son significativas al respecto las afirmaciones del ADirectorio General de Catequesis@:

AEn orden al mutuo enriquecimiento de unas acciones evangelizadoras que conviven

juntas, conviene tener presente que:

- La *misión ad gentes+, sea cual sea la zona o el ámbito en que se realice, es la

responsabilidad más específicamente misionera que Jesús ha confiado a su Iglesia y, por

tanto, es el paradigma del conjunto de la acción misionera de la Iglesia. La *nueva

evangelización+ no puede suplantar o sustituir a la *misión ad gentes+, que sigue siendo

la actividad misionera específica y tarea primaría (cf Redemptoris missio 31 y 34).

47. *El modelo de toda catequesis es el catecumenado bautismal, que es formación específica

que conduce al adulto convertido a la profesión de su fe bautismal en la noche pascual+

(Sínodo 1977, Mensaje al Pueblo de Dios 8) . Esta formación catecumenal ha de inspirar, en

sus objetivos y en su dinamismo, a las otras formas de catequesis.

48. *La catequesis de adultos, al ir dirigida a personas capaces de una adhesión plenamente

responsable, debe ser considerada como la forma principal de catequesis, a la que todas las

demás, siempre ciertamente necesarias, de alguna manera se ordenan+ (Catechesi tradendae

43). Esto implica que la catequesis de las otras edades debe tenerla como punto de

referencia, y articularse con ella en un proyecto catequético coherente de pastoral diocesana.

49. De este modo, la catequesis, situada en el interior de la misión evangelizadora de la Iglesia

como *momento+ esencial de la misma, recibe de la evangelización un dinamismo

misionero que la fecunda interiormente y la configura en su identidad. El ministerio de la

catequesis aparece, así, como un servicio eclesial fundamental en la realización del mandato

misionero de Jesús@ (DGC 59).

C) tercera etapa: acción pastoral

Destinatarios de esta acción




50. La acción pastoral tiene como destinatarios a Alos fieles cristianos, ya maduros, en el seno de

la comunidad cristiana@ (DGC 49). Es decir, aquellos bautizados que participan en el

misterio eucarístico, y aquellas Acomunidades cristianas dotadas de estructuras eclesiales

adecuadas y sólidas, que tienen un gran fervor de fe y de vida, que irradian el testimonio del

evangelio en sus ambientes, y sienten el compromiso de la misión universal@ (RM 33).

En qué consiste la acción pastoral

51. AEsta acción está integrada por todas aquellas iniciativas que una comunidad cristiana

realiza con los fieles, es decir, con los ya iniciados. Estas iniciativas se encaminan tanto a

seguir educándoles en la fe como a hacer de ellos miembros activos de la vida y misión de la

Iglesia@ (CA 51). Comprenden la acción litúrgica, el ministerio de la Palabra dirigido a la

comunidad y la acción caritativa.

Una acción abierta

52. La acción pastoral no puede considerarse cerrada sobre sí misma, ya que, normalmente, en la

comunidad están presentes cristianos con diferentes niveles de fe y de compromiso. Por eso

deberán cultivarse a la vez lo mismo la dimensión misionera que la catequética o la pastoral,

sin que los agentes pastorales pierdan la perspectiva de lo que pertenece a cada una de las

etapas. Todo debe atenderse, aunque sin confundir niveles u objetivos.

Crecimiento permanente al servicio de la misión

53. Desde el punto de vista de la evangelización, la tarea de esta etapa pastoral tiene una doble

dimensión: por una parte, las comunidades cristianas, a pesar de su madurez, necesitan

seguir recibiendo permanentemente el evangelio; por otra, son precisamente sus miembros

quienes pueden y deben asumir de forma plena la acción misionera Ahacia fuera@, entrar en

diálogo con el mundo y salir al encuentro de los alejados, para poder descubrir la presencia

de Dios que ya actúa en sus vidas y abrir caminos que permitan anunciarles el Evangelio.

a) La acción pastoral dirigida a las propias comunidades cristianas

54. El Sínodo Extraordinario de los Obispos de 1985 hizo una afirmación importante al respecto:

ALa evangelización de los no creyentes presupone la autoevangelización de los bautizados@

(Sínodo 1985, II, B, 2). Y Pablo VI, anteriormente, recalcó la necesidad de esta

evangelización en el seno de la Iglesia: AEl Concilio Vaticano II ha recordado, y el Sínodo

de 1974 ha vuelto a tocar insistentemente el tema de la Iglesia que se evangeliza, a través de




una conversión y una renovación constantes, para evangelizar al mundo de manera creíble@

(EN 15).

55. Por su parte, la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis, al hablar de este punto en su

Documento La Catequesis de adultos. Orientaciones pastorales, dice lo siguiente:

AUna evangelización en el interior de la comunidad cristiana, hoy, parece que debería

privilegiar, entre otras, las siguientes acciones:

* Una iniciación o reiniciación cristiana de aquellos adultos cuya fe no esté suficientemente

fundamentada, ofreciéndoles la posibilidad de participar en una catequesis sistemática de

inspiración catecumenal.

* Una atención muy cuidada a los encuentros ocasionales con los alejados de la fe que

acudan a la comunidad cristiana con motivo de algún acontecimiento religioso. Tanto la

acogida como los encuentros y la celebración religiosa deben estar impregnados de un

talante misionero.

* La capacitación de cristianos, hombres y mujeres, que puedan acompañar -individual o

colectivamente- en los primeros pasos de la fe a aquellos que, desde la increencia, se

acercan a la comunidad cristiana en actitud de búsqueda.

* Pequeñas comunidades, tanto de adultos como de jóvenes, en el interior de las parroquias,

que acojan y acompañen a los adultos y jóvenes, respectivamente, que estén siguiendo

procesos catequéticos.

* Dotar a los agentes de pastoral de una hondura religiosa, una fina conciencia y sensibilidad

social y un audaz espíritu eclesial y apostólico@ (CA 31).

Aspectos que deben atenderse en la renovación de las comunidades cristianas

56. Al servicio de su vocación y tarea misionera, es bueno que las comunidades cristianas tengan

presentes las llamadas que hace el Papa en su Carta Novo Millennio ineunte, ya que pueden

iluminar los planteamientos evangelizadores que hoy se revelan necesarios:

57. - La santidad. ALa perspectiva en la que debe situarse el camino pastoral es la de la

santidad@. AHacer hincapié en la santidad es más que nunca una urgencia pastoral@. APoner

la programación pastoral bajo el signo de la santidad es una opción llena de consecuencias@

(NMI 30).

58. - La oración. APara una pedagogía de la santidad es necesario un cristianismo que se

distinga ante todo en el arte de la oración@. AAprender a orar... es el secreto de un




cristianismo realmente vital, que no tiene motivos para temer el futuro, porque vuelve

continuamente a las fuentes y se regenera en ellas@ (NMI 32).

59. - La eucaristía dominical. Es necesario dar Aun realce particular a la eucaristía dominica y al

domingo mismo, sentido como día especial de la fe, día del Señor Resucitado y del don del

Espíritu, verdadera Pascua de la semana@ (NMI 35). El Sínodo ha señalado también con

fuerza la necesidad de devolver toda su centralidad a la eucaristía del domingo en nuestras

comunidades (CFS 19-20).

60. - El sacramento de la reconciliación. En nuestra cultura, un elemento importante de la

Abuena noticia@ cristiana es el perdón, la reconciliación y el encuentro con Dios tras la

experiencia del mal en la propia vida. Este anuncio del perdón gratuito de Dios pone en su

lugar la Aprimacía de la gracia@ en la vida del cristiano. La visión de las cosas que se

desprende del relato de la Apesca milagrosa@ (Lc 5, 4-9) es la referencia para quienes desean

seguir el camino de los discípulos (NMI 37-38).

61. - Escucha de la Palabra. Hoy se constata felizmente una recuperación de la primacía de la

Palabra de Dios en la vida de las comunidades y de los cristianos. ACon esta atención a la

Palabra de Dios se está revitalizando principalmente la tarea de la evangelización y la

catequesis (...). Es necesario, en particular, que la escucha de la Palabra se convierta en un

encuentro vital, en la antigua y siempre válida tradición de la lectio divina, que permite

encontrar en el texto bíblico la palabra vida que interpela, orienta y modela la existencia

(NMI 39).

62. - Anuncio de la Palabra. AAlimentarse de la Palabra para ser *servidores de la Palabra+ en

el compromiso de la evangelización es una prioridad para la Iglesia en el comienzo del

nuevo milenio@. ALa pasión por el evangelio suscitará en la Iglesia una nueva acción

misionera, que no podrá ser delegada a unos pocos *especialistas+, sino que acabará por

implicar la responsabilidad de todos los miembros del pueblo de Dios. Es necesario un

nuevo impulso apostólico, que sea vivido como compromiso cotidiano de las

comunidades y de los grupos cristianos@ (NMI 40).

63. - Testimonio de comunión. ALa comunión encarna y manifiesta la esencia misma del

misterio de la Iglesia@ (NMI 42). En un Proyecto de evangelización, la búsqueda de la

comunión es una tarea prioritaria. Por varias razones: en primer lugar, por el recuerdo de la

oración de Jesús al Padre: AQue todos sean uno, para que el mundo crea@ (Jn 17,21); en

segundo lugar, por la reflexión de la Iglesia, que se afirma a sí misma como misterio de

comunión y misión (Sínodo Extraordinario de 1985, Relación final); en último término,




nuestra experiencia reciente nos ha hecho descubrir el valor de la Asinodalidad@. Este

Acaminar juntos@ irá haciéndose posible a partir de una sincera Aconversión a la unidad@ de

todos los miembros de la Iglesia diocesana y de una práctica permanente de la comunión por

parte de todos: pastores y fieles, comunidades, carismas y servicios (NMI 46).

Disposiciones del Sínodo diocesano al respecto

64. En referencia a las disposiciones de nuestro Sínodo diocesano, pueden recordarse aquí

muchas de sus conclusiones:

65. a=) Relacionadas con la acción socio-caritativa:

- participación de los pobres en la vida de la Iglesia e inserción de la Iglesia entre los pobres

(IP 12);

- sencillez en las celebraciones y en las manifestaciones religiosas (IP 16);

- presencia de Cáritas en todas las parroquias (IP 17);

- potenciación del Fondo diocesano de Solidaridad (IP 22);

- acogida y atención a los inmigrantes (IP 23);

- impulso a los voluntariados de jóvenes (EJ 21);

- acción caritativa y social de las Hermandades y Cofradías (ERP 16).

66. b=) Relacionadas con el compromiso social y político de los cristianos:

- presencia de la Iglesia y de los cristianos en los Anuevos areópagos@ (EA 22);

- formación en la Doctrina Social de la Iglesia (IP 14);

- presencia de los laicos en los ambientes (PL 16);

- promoción de la Acción Católica y de los movimientos especializados (PL 17; EJ 15);

- atención pastoral a la familia y a los movimientos familiares (PL 18).

67. c=) Relacionadas con la celebración de la fe y los sacramentos:

- sobre los sacramentos (CFS 10-18, 22-28);

- sobre la eucaristía dominical (CFS 19-21);

- sobre la oración (CFS 30; PL 19);

- acompañamiento de las diversas formas de religiosidad popular (ERP 9, 12, 14).

68. d=) Relacionadas con la formación permanente de los cristianos:

- formación bíblica (PL 13);




- formación para el compromiso (PL 9, 12; EA 24; IP 14; ERP 14);

- formación para la acción socio-caritativa (IP 18).

b) La acción misionera de las comunidades cristianas

69. Las acciones que la comunidad lleva a cabo Ahacia fuera@, hacia los no practicantes, los

indiferentes y ateos, cierran el ciclo de la evangelización: AEl que ha sido evangelizado

evangeliza a su vez@ (EN 24). La construcción, siempre lenta y difícil, de la comunidad

cristiana y todos los esfuerzos pastorales que se realizan para su mantenimiento no tienen

otra finalidad que lograr que la Iglesia se haga capaz de cumplir su misión: anunciar el

evangelio. Una comunidad que no se renueva constantemente por medio de la escucha de la

Palabra, de la oración y de la celebración se hace incapaz de evangelizar. Así lo expresa Juan

Pablo II con palabras recientes: AUn nuevo anuncio de Cristo debe surgir de una renovación

interior de la Iglesia, y toda renovación en el seno de la Iglesia debe tener como objetivo la

misión, para no caer en una especie de introversión eclesial@ (Ecclesia in Oceanía 19).

Al servicio de la acción misionera

70. En este punto, es posible volver a la primera etapa del Proyecto de Evangelización diseñada

al principio. La comunidad adulta y que ha alcanzado la solidez de su fe a través de un

proceso fielmente seguido de iniciación cristiana y de catequesis permanente, y que se

alimenta en la Palabra, la oración y la Eucaristía, frutos de una atención pastoral continuada,

es ahora la que puede preparar el terreno al evangelio por medio de los signos (comunión,

opción por los pobres, Arenovación de la humanidad@), y llegar a anunciar abiertamente a

Jesucristo invitando a la conversión y a la fe.

71. Será éste el momento en que se vayan poniendo en práctica, a partir de las programaciones

pastorales que elabore la diócesis, todas las conclusiones del Sínodo que se refieren a la

evangelización de forma directa, tanto en el nivel de los signos, como en el nivel del primer

anuncio. También entrarán en esta acción misionera la tarea permanente de construir el

Reino de Dios en el mundo y de hacer presentes y operativos los valores evangélicos en las

estructuras de la sociedad y en las relaciones entre las personas.

72. De esta forma, la labor de los movimientos y grupos apostólicos y la propia vocación al

apostolado de todos los bautizados se sitúan a la vez en la etapa pastoral y en la etapa

misionera de la evangelización: en unos aspectos, los cristianos son destinatarios de la acción

pastoral de la Iglesia, y en otros son agentes de la misión.




73. Debe afirmarse, finalmente, que el ciclo de la evangelización no llega a cerrarse nunca sobre

sí mismo, sino que se abre en espiral hacia nuevas generaciones de creyentes. Así ha llegado

la fe hasta nosotros desde el tiempo de los Apóstoles y así continuará sucediendo de

generación en generación.

5. Cómo preparar a nuestros evangelizadores

74. Hoy se hace necesario tomar conciencia de que la tarea de la evangelización demanda una

preparación a todos los creyentes, tanto a los que son agentes pastorales como al resto de los

cristianos. Se trata de que los creyentes, a partir del propio testimonio de vida, sean capaces

de proponer, de forma significativa y creíble la persona y el mensaje de Jesús a los hombres

de hoy.

75. El Sínodo habló de forma insistente sobre la necesidad de la formación para los cristianos en

general, y, de forma especial, para los agentes pastorales en las actuales circunstancias;

muchas de sus disposiciones lo establecen de modo concreto: pueden verse al respecto: IP

18; EA 24; PL 8, 10, 12, 13; EJ 13, 16, 20; CFS 11, 17; ERP 14.

76. Esta preparación se requiere, en primer lugar, en los presbíteros. Ellos son los llamados no

solo a evangelizar Aen primera persona@ a aquellos alejados e indiferentes con quienes

entren en contacto, sino a acompañar y orientar en el camino de la fe al resto de la

comunidad cristiana y, de forma especial, a los laicos que testimonian y anuncian a

Jesucristo en sus propios ambientes. La dimensión evangelizadora de la actividad pastoral

del presbítero (homilía, celebración de los sacramentos, contacto pastoral con el pueblo)

debe ser un elemento siempre presente en la formación permanente.

77. Los laicos, cuya vocación específica es entrar en diálogo con la cultura y con el hombre de

hoy y actuar en los diferentes ámbitos de la actividad temporal, necesitan también una

preparación y un acompañamiento en su tarea evangelizadora (PL 8, 9, 12). Quienes viven

su fe y su compromiso cristiano incorporados a algún movimiento apostólico, reciben en él

la formación básica cristiana así como el acompañamiento apostólico a través de la

Aformación por la acción@ y la revisión de vida. Los que están adscritos a otras asociaciones

de fieles, deben encontrar en ellas esta ayuda para su crecimiento en la fe y para su acción

apostólica. Los propios dirigentes de cada asociación y los presbíteros que les acompañan

espiritualmente son los responsables de que esta formación y ayuda no falten nunca a los

asociados. AToda asociación de fieles en la Iglesia debe ser, por definición, educadora de la

fe@ (CT 70). Finalmente, aquellos que no están encuadrados en ninguno de estos colectivos,

pero viven su fe incorporados a una comunidad cristiana, deberán recibir de dicha




comunidad el alimento oportuno para su vida cristiana y para su acción testimonial en medio

del mundo.

78. Los religiosos y religiosas, en cuanto que su presencia en la Iglesia Particular les invita a

integrarse en el Proyecto Diocesano de Evangelización desde su peculiar carisma y a través

de los servicios eclesiales que prestan, también están llamados a una formación y continua

puesta al día, para que su trabajo pueda contribuir de forma constructiva y eficaz a la tarea

común de la diócesis.

6. DISPONER LAS ESTRUCTURAS, CARISMAS Y MOVIMIENTOS DE LA DIÓCESIS

AL SERVICIO DE LA EVANGELIZACIÓN

a) Estructuras

79. Las estructuras que configuran la Iglesia diocesana deben también Aponerse a punto@ para la

tarea de la evangelización. Así lo ha establecido el Sínodo, al decir que Aa la luz de las

enseñanzas de la Iglesia sobre la evangelización, deberán renovarse las estructuras actuales

de la diócesis, la distribución de las personas y las acciones que se llevan a cabo, con objeto

de promover todo lo que favorezca la evangelización y eliminar lo que no conduzca

positivamente a ella@ (EA 20).

La Curia diocesana

80. El primer organismo que asiste al Obispo en su ministerio es la Curia diocesana. La ley de la

Iglesia establece que su finalidad es Acolaborar con el Obispo en el gobierno de toda la

diócesis, principalmente en la dirección de la actividad pastoral, en el régimen de gobierno y

en el ejercicio de la potestad judicial@ (C.I.C. can. 469). Por su parte, tanto Pablo VI como

Juan Pablo II han afirmado expresamente que Ala Curia diocesana es toda ella pastoral@.

Como consecuencia de la disposición sinodal, nuestra Curia diocesana ha sido remodelada

recientemente, con vistas a lograr un mejor rendimiento de todos sus órganos al servicio de

la evangelización. Esta nueva configuración ha quedado plasmada en el nuevo AEstatuto de

la Curia diocesana@ (B.O.O. 2.532 [enero-febrero 2002] 43-69).

La distribución del clero

81. La opción de nuestra Iglesia diocesana por la evangelización debe también reflejarse en la

distribución del clero. El Sínodo señaló la necesidad de que, junto a la acción pastoral que

realiza en las parroquias, sea también atendida suficientemente la pastoral por sectores (EA




21). Asumiendo la realidad de la escasez de sacerdotes en la diócesis, se hace urgente

arbitrar medidas imaginativas e innovadoras para lograr un mejor servicio a la

evangelización con los medios humanos de que se puede disponer.

La parroquia

82. La parroquia, como estructura básica de la vida pastoral, debe también revisar su

organización, su talante, sus prioridades, para llegar a ser, en verdad, agente de

evangelización Las actuales necesidades demandan que la parroquia sea:

83. a=) lugar de formación cristiana. En este ámbito deben contemplarse la formación bíblica de

todos los fieles, los procesos catequéticos de iniciación cristiana (de adultos, niños,

adolescentes y jóvenes), la catequesis permanente de la comunidad, en sus dimensiones

doctrinal, litúrgica, moral, social.

84. b=) Lugar de oración y de celebración. La fe que el cristiano vive y desarrolla necesita

expresarse y aumentarse. La oración, tanto personal como comunitaria, y la celebración,

sobre todo de la Eucaristía, son los cauces que deben hacerlo posible.

85. c=) Lugar de acogida, de encuentro, de comunión. Nuestras parroquias, casi todas con una

configuración urbana y con un número elevado de fieles, necesitan hacerse cada vez más

lugar de encuentro interpersonal, en el que se vivan relaciones humanas verdaderas. La

acogida del que llega para solicitar algún servicio, los cauces y oportunidades de encuentro

de personas y de grupos, las ocasiones de vivir la experiencia comunitaria entre todos deben

cuidarse como vías cada vez más valiosas para hacer posible el acercamiento de los alejados

al evangelio. Los Aespacios de comunión@ (NMI 43) y de corresponsabilidad son hoy

exigencias ineludibles en una parroquia evangelizadora.

86. d=) Lugar de servicio, de compromiso y testimonio. Lo que se aprende, se celebra y se vive

en la parroquia está llamado a transformar a cada creyente y a toda la comunidad. La Asalida

al mundo@, el compromiso temporal, el testimonio en los propios ambientes es el resultado

espontáneo y lógico del vivir cristiano. El servicio liberador a favor de los pobres, los

marginados y los que sufren brota de la persona y de la comunidad que viven el evangelio.

La presencia de los signos que preparan el anuncio y abren a la acogida de

la Buena Noticia, es la mejor vía abierta a la evangelización por parte de la Iglesia.

b) Los carismas




87. Los carismas de la vida consagrada que, en sus varias formas, enriquecen el conjunto de la

comunidad diocesana, tienen un lugar propio en el Proyecto diocesano de evangelización.

Tanto el Concilio (PC 2) como el Magisterio pontificio posterior han destacado la

importancia de la contribución de los carismas de la vida consagrada al ser y al quehacer de

la Iglesia (VC 76-77). El compromiso por servir a la evangelización debe hacer posible

armonizar, de una parte, las actividades propias de cada instituto de vida consagrada, que

deben llevarse a cabo según el espíritu del propio carisma, y, de otra, la integración de dichas

actividades y de las personas implicadas en ellas, en los programas comunes que la Iglesia

diocesana va decidiendo y poniendo en práctica. La cooperación desde la diversidad será

siempre una riqueza y un signo de servicio incondicional al evangelio (VC 48-50).

c) Movimientos apostólicos y nuevos movimientos eclesiales

88. Los movimientos apostólicos, en su múltiple tarea de educadores de la fe, de agentes del

testimonio cristiano en los ambientes y de transformadores de la realidad mundana según el

evangelio, siguen siendo, en el Proyecto de evangelización, un cauce que conserva toda su

fuerza y su capacidad de servicio a la misión. En la línea de lo que ha pedido el Sínodo sobre

la pastoral de sectores (EA 21), deben ser potenciados en nuestra diócesis, de forma que la

mayoría de las parroquias puedan participar de la riqueza de su metodología de Aformación

por la acción@ y de la eficacia apostólica de sus militantes. Todos los esfuerzos de los

presbíteros en la formación y el acompañamiento de los Movimientos y de la Acción

Católica revertirán en la renovación del apostolado seglar y en la revitalización de nuestra

vida parroquial y diocesana.

89. En la tarea de la evangelización ocupan también hoy un lugar significativo algunos nuevos

movimientos eclesiales nacidos en la segunda mitad del siglo XX. Aunque poco presentes en

nuestra diócesis, en muchos lugares están ofreciendo una aportación valiosa a la

evangelización. Corresponderá al Obispo discernir sobre su implantación y actividad, de

modo que se dé lugar a la manifestación plural de los carismas y se salvaguarde, al mismo

tiempo, la comunión en el seno de la Iglesia particular.

7. la puesta en práctica del proyecto diocesano de evangelización

90. El Proyecto de evangelización tiene un valor de referencia permanente para toda la acción de

nuestra Iglesia diocesana en los próximos años. Por eso debe ser analizado y estudiado en los

diferentes ámbitos y niveles de la Iglesia diocesana en una doble dirección: como referencia




para poder revisar la realidad de nuestra diócesis y de nuestras comunidades, y como

propuesta de futuro que indique hacia dónde es necesario caminar.

a) Revisión de nuestra realidad

91. La redacción de este Proyecto y su propuesta a la Diócesis, tras la experiencia sinodal y

como fruto de un mandato expreso del Sínodo, debe significar para todos un paso hacia

adelante. Se trata, por tanto, de que cada comunidad, con su pastor al frente, y a través de sus

órganos de corresponsabilidad (consejo pastoral, consejo de economía, equipos de dirigentes

de movimientos y asociaciones) pueda ir revisando su realidad actual a la luz del Proyecto, y

descubra las llamadas que el Señor le hace a la renovación y a la puesta al día para servir

aquí y ahora a la evangelización. La reflexión ayudará a tomar conciencia de los caminos

válidos que se están recorriendo, así como de las posibles carencias o de las acciones que

hay que poner en marcha o potenciar.

b) Propuesta de futuro

92. El Proyecto debe servir también de marco para los futuros programas pastorales que se irán

proponiendo sucesivamente en los próximos años. Con esta finalidad se ofrece en el Anexo

al Proyecto el elenco de las acciones propuestas por el Sínodo.

93. Debe recordarse lo que se ha dicho respecto a las etapas del proceso de evangelización: cada

persona, en su proceso de fe, se sitúa individualmente en una de las etapas; pero la Iglesia

tiene el deber de atenderlas a todas al mismo tiempo, ya que cada creyente tiene derecho a

esperar que la Iglesia le ofrezca el alimento y el acompañamiento que necesita en su

situación concreta. Este deber de responder a todos va a demandar que cada vez se implique

y se comprometa un mayor número de personas en la tarea eclesial; hará igualmente

necesario prever una formación más concreta y específica de los agentes de pastoral; y

finalmente, situará a los pastores en su lugar de servicio a la animación a la comunidad, al

acompañamiento de las personas y a la presidencia del culto. La tarea evangelizadora, si va

siendo asumida por un número creciente de miembros de la comunidad, puede llegar a

transformar el talante, el estilo y la imagen de nuestra Iglesia diocesana.




ANEXO

ACCIONES PASTORALES QUE ESTABLECEN

LAS CONSTITUCIONES SINODALES

El fruto de la Asamblea sinodal ha sido una serie de 81 propuestas de acción, referidas a los

seis temas tratados en el Sínodo, y cuya puesta en práctica es, en este momento, la principal tarea

y el primer reto en toda nuestra diócesis. Para que siempre estén ante nuestros ojos y para

facilitar la situación de cada una de ellas en el conjunto de la acción pastoral de la Iglesia, se

ofrece un elenco de las citadas acciones según la estructura tradicional de la triple misión de la

Iglesia: anunciar, testimoniar y celebrar el Evangelio de Jesucristo.

I. ÁMBITO DEL ANUNCIO:

Objetivos generales en este ámbito:

- PROMOVER LA EVANGELIZACIÓN DE LOS ALEJADOS.

PROMOVER, CON PARTICULAR URGENCIA, LA EVANGELIZACIÓN DE LOS

JÓVENES.

PROMOVER UN LAICADO CAPACITADO COMO PROTAGONISTA ACTIVO EN

LA MISIÓN EVANGELIZADORA.

1.1. PROMOCIÓN DE LA EVANGELIZACIÓN DE LOS ALEJADOS:

Objetivos concretos a alcanzar:

11.- Presencia del sentido y la preocupación misionera en todas las dimensiones la vida de

la Iglesia diocesana.

La opción misionera estará presente en toda la vida de la Diócesis e impregnará sus

opciones, proyectos y actividades. Esta opción favorecerá el paso de una Iglesia de Acristiandad@

a una Iglesia de Amisión@ (cf. EA 18).

21.- Prestar una mayor atención a la evangelización de los nuevos ámbitos culturales:




La presencia de la Iglesia y la acción de los cristianos en los nuevos ámbitos culturales

constituye un reto a nuestra misión evangelizadora en los comienzos del nuevo siglo, pues en

dichos ámbitos se construye la nueva cultura y se proponen los valores que van configurando al

hombre de hoy. Por ello, la Iglesia diocesana promoverá una presencia testimonial y misionera

en sectores sociales como los medios de comunicación, el mundo de la cultura y del trabajo, y las

organizaciones y movimientos sociales, actuando en ellos como levadura que hace fermentar la

masa (cf. EA 22)

31.- Prestar una mayor atención a la Apastoral de sectores@:

La configuración urbana de nuestra Diócesis, junto al fenómeno de la movilidad social,

plantea la necesidad de una acción eclesial no sólo referida al territorio, sino muy atenta a las

realidades humanas y sociales que inciden de forma más influyente en la vida de las personas. En

consecuencia, la Iglesia diocesana dedicará, dentro de sus posibilidades, una mayor atención a

los sectores sociales como la universidad, el mundo del trabajo, la familia, los jóvenes y las

gentes del mar, entre otros. A esta acción específica, dentro de las posibilidades de nuestra

Iglesia, se dedicarán las personas y medios que se estimen necesarios (cf. EA 21).

41.- Formar la conciencia misionera de todos los miembros de nuestra Iglesia:

La conciencia misionera de todos los miembros de nuestra Iglesia depende de una formación

profunda y actualizada sobre lo que es la evangelización y de las exigencias que plantea su

puesta en práctica, atendiendo a nuestro contexto social y eclesial (cf. EA 24).

51.- Colaborar activamente en la misión Aad gentes@:

Un signo de la opción misionera de la Iglesia diocesana será su colaboración activa en la

misión Aad gentes@, como realización del mandato universal de Jesucristo: AId por todo el

mundo@ (cf. EA 23).

Acciones a desarrollar para alcanzar los objetivos propuestos:

11.- Realizar una programación de la pastoral en línea misionera:

La Diócesis elaborará periódicamente planes pastorales a medio plazo, en línea misionera.

Estos planes se concretarán en programaciones anuales, que deberán ser asumidas por todos, y

sometidas a posterior evaluación (cf. EA 18).




21.- Asegurar la animación y coordinación de la vida pastoral de la Iglesia local según las

directrices de la programación pastoral diocesana:

93. Para llevar un proyecto pastoral común en toda la Diócesis es necesaria una adecuada

coordinación de los diversos agentes de pastoral, organismos eclesiales y tareas apostólicas (cf.

EA 19). Para llevar adelante esta labor, nuestra Diócesis cuenta con el Consejo Pastoral

Diocesano y la Vicaría Episcopal de Pastoral, la cual, a su vez, coordina la acción de los

arciprestazgos y Delegaciones Episcopales. Todos estos organismos deben velar por asegurar al

conjunto de la acción pastoral diocesana un espíritu y un estilo misioneros.

31.- Revisar la organización de la pastoral diocesana, de modo que favorezca eficazmente

la evangelización de los alejados:

A la luz de las enseñanzas de la Iglesia sobre la evangelización, deberán revisarse las

estructuras actuales de la Diócesis, la distribución de las personas y la encomienda de tareas, así

como la prioridad y el contenido de las acciones pastorales que se llevan a cabo, con el objeto de

promover todo lo que favorezca la evangelización, y de ir eliminando lo que no conduzca

positivamente a ella (cf. EA 20).

41.- Potenciar los Movimientos especializados de la Acción Católica:

La Iglesia diocesana debe potenciar los Movimientos especializados de la Acción Católica.

Éstos pueden favorecer la acción evangelizadora en aquellos ambientes, como la universidad o el

mundo del trabajo, a donde, de ordinario, es mucho más difícil llegar desde otros ámbitos de la

acción pastoral (cf. PL 17).

51.- Potenciar los Movimientos familiares:

Es necesario potenciar en la Diócesis la implantación de los Movimientos familiares, de

modo que éstos contribuyan a la evangelización de las familias y al desarrollo de la estructura

familiar como lugar privilegiado para la maduración en la vivencia de la fe y de los valores

morales (cf. PL 18).

61.- Establecer planes específicos de formación de sacerdotes y laicos:




La formación de la conciencia misionera de todos los miembros de nuestra Iglesia diocesana,

ministros ordenados, religiosos y laicos, exige disponer de planes específicos de formación en lo

que se refiere al primer anuncio de la fe y a la tarea propiamente misionera, así como al diálogo

fe-cultura y al diálogo interreligioso, en especial con los musulmanes (cf. EA 24). La Vicaría de

Pastoral, en colaboración con las Delegaciones y Secretariados correspondientes ofrecerán los

instrumentos oportunos para esa formación específica.

71.- Favorecer una presencia misionera en los medios de comunicación social:

La Iglesia diocesana establecerá los cauces para una presencia testimonial y misionera en los

medios locales de comunicación social. El Secretariado diocesano de medios de comunicación

social será el encargado de impulsar, preparar y coordinar esta presencia misionera de la Iglesia

en los medios. Por otra parte, para favorecer el conocimiento de la vida y las diversas acciones

de la Iglesia diocesana, se estudiará la fórmula para editar una publicación periódica diocesana

que contribuya a la información y formación del Pueblo de Dios (cf. EA 25).

81.- Estudiar un posible Ahermanamiento@ con una Iglesia particular de un país de misión:

La Iglesia diocesana estudiará un posible proyecto de Ahermanamiento@ o colaboración con

una Iglesia particular de un país de misión, a fin de cooperar con ella a través del envío de

sacerdotes, de seglares o de otras eventuales ayudas (cf. EA 23).

1.2. PROMOCIÓN DE LA EVANGELIZACIÓN DE LOS JÓVENES:

La evangelización de los jóvenes constituye otra de las necesidades y aspiraciones vivamente

sentidas por la Iglesia diocesana. Nuestra Diócesis se siente llamada con urgencia a promover

una pastoral de juventud que potencie y dé prioridad a la acción misionera y de presencia en los

diversos ambientes juveniles.


11.- Disponer de un proyecto diocesano bien definido de pastoral de juventud, articulado

con el proyecto general de evangelización de la Diócesis:

La pastoral juvenil de la Diócesis, teniendo en cuenta las diversas realidades de los jóvenes,

marcará unos objetivos claros y establecerá un proceso gradual y una metodología definida. La

pastoral de juventud estará articulada también con el conjunto de la pastoral diocesana, de modo




que favorezca una continuidad en el proceso educativo de los creyentes, desde la infancia hasta

la edad adulta (cf. EJ 7).

21.- Promover la coordinación de la pastoral juvenil diocesana según las directrices del

proyecto diocesano:

Por otra parte, sin pretender uniformar, ni marcar líneas exclusivistas, se coordinarán mejor

las diversas iniciativas de parroquias, congregaciones religiosas, asociaciones y movimientos en

lo que respecta a la evangelización de los jóvenes (cf. EJ 7). El Secretariado diocesano de

pastoral juvenil se encargará de promover esta labor de coordinación.

31.- Potenciar la presencia evangelizadora de la Iglesia en ámbitos juveniles específicos

como el estudiantil o el obrero (cf. EJ 15).

Los Institutos de Enseñanza Media, a través de la asignatura de religión, la Universidad y el

mundo del trabajo son tres ámbitos juveniles que reclaman la presencia evangelizadora de la

Iglesia, mediante una acción pastoral en la que habrán de coordinarse los movimientos

especializados de Acción Católica, el Secretariado diocesano de pastoral juvenil y las parroquias

(cf. EJ 15.18.19).

41.- Potenciar el protagonismo de los jóvenes en las diversas tareas pastorales, sobre todo

en las que hacen referencia a la evangelización de otros jóvenes:

Los jóvenes son miembros de la Iglesia. En el trabajo, en la programación, realización y

evaluación de las tareas de la comunidad eclesial, maduran como creyentes, ejercen su

protagonismo evangelizador y son artífices de la renovación de la Iglesia, haciéndola más apta

para la evangelización de los otros jóvenes (cf. EJ 17). Por tanto, se favorecerá la participación

activa de los jóvenes en las acciones y organismos pastorales de nuestra Iglesia.

Por lo que respecta al ámbito específico de la pastoral de juventud, los jóvenes tampoco

pueden ser considerados simplemente como destinatarios de la misma. Se procurará, por tanto,

que también aquí asuman un protagonismo activo (cf. EJ 12). Asimismo es necesario promover

un compromiso activo de los jóvenes en favor de quienes sufren los diversos efectos de la

pobreza.

51.- Acompañar de modo personalizado el proceso de maduración humana y cristiana de

cada joven:




El acompañamiento pastoral de cada joven será una opción pastoral preferente. Manteniendo

la acción grupal entre los jóvenes, los presbíteros y animadores de grupos juveniles ofrecerán su

tiempo para el diálogo personal con cada joven, acompañándoles en su proceso de maduración

humana y cristiana (cf. EJ 10).

61.- Potenciar la formación específica de los evangelizadores de los jóvenes, tanto de los

presbíteros como de los animadores de grupos juveniles:

La pastoral de juventud es fundamentalmente Apastoral@ y, por tanto, forma parte del

ministerio de los presbíteros. Ningún presbítero, especialmente si está dedicado a la parroquia,

puede considerarse ajeno a la tarea educativa y apostólica entre los jóvenes, cuyo ejercicio exige

una preparación y capacitación específica para ello (cf. EJ 16). Por otra parte, teniendo en cuenta

las cualidades humanas y cristianas necesarias para desempeñar eficazmente la labor de

animador de grupos juveniles, la Diócesis procurará garantizar una formación seria y sistemática

a quienes desempeñen este servicio eclesial (cf. EJ 13).

71.- Coordinar la pastoral de juventud y la pastoral vocacional:

Se garantizará una implicación permanente de la pastoral de juventud y de la pastoral

vocacional. Partiendo de la condición de bautizado de todo cristiano, se presentarán en el proceso

de formación de los jóvenes, las llamadas específicas de la Iglesia a la vida laical, consagrada y

sacerdotal (cf. EJ 22).

Acciones a realizar para alcanzar los objetivos propuestos:

11.- Elaborar un Proyecto Diocesano de Pastoral de Juventud:

El proyecto diocesano de pastoral juvenil debe vertebrar y coordinar todas las acciones

eclesiales dirigidas a los jóvenes, así como las que preceden a la edad juvenil. En la elaboración

de dicho proyecto será necesaria la participación de los secretariados diocesanos implicados, de

los movimientos juveniles presentes en nuestra Diócesis, así como de las asociaciones y grupos

vinculados a las distintas congregaciones religiosas (cf. EJ 9).

21.- Promover equipos arciprestales o locales que impulsen y coordinen la acción pastoral

con jóvenes:




El Secretariado diocesano de pastoral juvenil será el encargado de promover, apoyar y

coordinar la pastoral de juventud en la Diócesis. Allá donde se vea necesario, se crearán equipos

arciprestales o locales que impulsen y coordinen la pastoral juvenil del arciprestazgo o localidad

(cf. EJ 11).

31.- Promover la implantación de los Movimientos especializados de la Acción Católica:

La implantación de los movimientos especializados de Acción Católica pueden contribuir

eficazmente a conseguir una presencia misionera en ambientes juveniles concretos como el

mundo estudiantil o del trabajo, favorecer un protagonismo activo de los jóvenes en la

evangelización de los otros jóvenes, y asegurar la formación integral y progresiva de sus

militantes (cf. EJ 15).

41.- Realizar una revisión de los Grupos Parroquiales de Jóvenes (GPJ), en vistas a su

promoción:

Hace unos años, el Consejo del Presbiterio recomendó los GPJ como cauce privilegiado de

la pastoral juvenil diocesana. Ahora se hace necesaria una revisión en orden a su promoción (cf.

EJ 14).

51.- Promover la creación de una cátedra de Teología en la Universidad de Cádiz:

Se establecerá un diálogo con la Universidad de Cádiz en vistas a la posible creación de una

cátedra de Teología que facilite una oferta de formación teológica de carácter universitario (cf.

EJ 19.20).

61.- Revisar y mejorar la enseñanza religiosa escolar:

En muchas ocasiones, la clase de religión en los centros públicos de enseñanza es el único

contacto de muchos adolescentes con la Iglesia. Es necesario hacer una revisión de la realidad

actual y, teniéndola en cuenta, cuidar la selección del profesorado que ejerce esta pastoral

educativa, prestando atención, además de a otras cualidades, a su capacidad de conexión con las

edades juveniles y al conocimiento real de los rasgos que caracterizan a los jóvenes de hoy (cf.EJ

18).




71.- Promover la participación de los jóvenes en los organismos pastorales parroquiales,

arciprestales y diocesanos.

La participación activa de los jóvenes en las diversas tareas y organismos pastorales

contribuirá eficazmente a la maduración de su condición de creyentes y de su compromiso

apostólico, y favorecerá, al mismo tiempo, la renovación de la misma Iglesia y su capacidad para

la evangelización de otros jóvenes (cf. EJ 17).

81.- Promover la participación de los jóvenes como voluntarios en campos de trabajo y

acciones humanitarias:

El aliento a la participación de los jóvenes en acciones humanitarias y en los diversos

voluntariados les ayudará a consolidar su compromiso cristiano en favor de los que sufren las

diversas formas y manifestaciones de la pobreza (cf. EJ 21).

91.- Dedicar tiempo al acompañamiento personal de los jóvenes:

Manteniendo la acción grupal entre los jóvenes, será necesario que presbíteros y animadores

de grupos juveniles ofrezcan su tiempo para el diálogo personal con cada joven, acompañándole

en su proceso de maduración personal y cristiana (cf. EJ 10).

101.- Cuidar la formación de presbíteros y seminaristas en la pastoral de juventud:

Ningún presbítero, especialmente si está dedicado a una parroquia, puede considerarse ajeno

a la tarea educativa y apostólica entre los jóvenes, cuyo ejercicio no depende únicamente de unas

facultades personales, sino también de una preparación y capacitación específica para ello (cf. EJ

16).

111.- Crear escuelas de formación de animadores de pastoral juvenil:

La animación de grupos juveniles es una tarea delicada que exige una preparación específica.

Es necesario crear escuelas que oferten una formación seria y sistemática a cuantos desempeñan

este servicio eclesial (cf. EJ 13).

121.- Incluir la presentación de las vocaciones cristianas específicas dentro del proceso de

formación de los jóvenes:




Los diversos procesos de formación de jóvenes incluirán necesariamente la presentación de

las diversas vocaciones a la vida laical, consagrada y sacerdotal, de modo que cada joven pueda

reconocer la llamada específica que Dios le dirige para el servicio de la Iglesia y del mundo (cf.

EJ 22).

1.3. PROMOCIÓN DE LOS LAICOS COMO AGENTES DE LA EVANGELIZACIÓN:


11.- Disponer los medios necesarios para la formación de un laicado adulto:

La Iglesia diocesana debe establecer los medios necesarios que aseguren la formación de un

laicado adulto, con conciencia de ser parte activa de la Iglesia, que nutra su fe en la comunidad y

sepa asumir su tarea peculiar de evangelizar y transformar el mundo, comprometido sobre todo

con los pobres y especialmente con el Tercer Mundo (cf. PL 9). Entre los contenidos de esa

formación cabe señalar la Sagrada Escritura, la doctrina social de la Iglesia, la teología del

laicado y la oración (cf. PL 9.12.13.19).

21.- Impulsar la activa participación de los laicos en las distintas estructuras eclesiales de la

Diócesis:

La identidad de los laicos como miembros del Pueblo de Dios exige su participación activa

en Los diversos organismos pastorales de la Iglesia diocesana, donde habrán de ejercer las

responsabilidades que en ellos les corresponde (cf. PL 14).

31.- Promover la participación de los laicos en los diferentes ámbitos sociales:

La común dignidad y vocación bautismal que los laicos comparten con otros miembros de la

Iglesia adquieren en ellos una modalidad que los distingue, sin separarlos, de los presbíteros y de

los religiosos. Concretamente, los laicos tienen como vocación propia el buscar el Reino de Dios

ocupándose de las realidades temporales y ordenándolas según Dios. De este modo, en el

ejercicio de su vocación, bajo la guía de la fe, contribuyen a la santificación del mundo, desde

dentro, a modo de fermento en medio de la masa. Plenamente insertos en el entramado social, los

laicos son quienes mejor pueden llevar a cabo la misión de la Iglesia en sus respectivos

ambientes. La Iglesia diocesana ha de promover la presencia y el compromiso de los fíeles laicos

en los diferentes ámbitos y organizaciones sociales de los lugares donde viven, especialmente en

el servicio a los más pobres y desfavorecidos (cf. PL 15).




41.- Promover y coordinar las asociaciones y movimientos laicales.

Es necesario establecer criterios y estructuras que hagan posible una pastoral laical

coordinada en la Diócesis (cf. PL 15).

51.- Promover la atención pastoral a las familias:

Se promoverá la atención pastoral a las familias, pues la familia cristiana es la Iglesia

doméstica, en la que se aprende a conocer y vivir la fe y donde madura la vocación laical (cf. PL

18).

61.- Formación de los presbíteros en la teología del laicado.

Los presbíteros y religiosos requieren frecuentemente una preparación que les capacite mejor

para orientar a los laicos en el desarrollo de la misión que la Iglesia les encomienda (cf. PL 11).

Acciones a realizar para alcanzar los objetivos propuestos:

11.- Elaboración de programas y materiales de formación para laicos:

El Secretariado diocesano de apostolado seglar promoverá y coordinará la elaboración de

programas y materiales de formación para laicos, para su uso por las parroquias y asociaciones y

movimientos que carezcan de ellos (cf. PL 10).

21.- Difusión de la doctrina de la Iglesia sobre el laicado:

Se realizará también, en el momento oportuno, una campaña de difusión de la doctrina de la

Iglesia sobre el laicado (cf. PL 9).

31.- Organización de grupos de estudio bíblico:

La Iglesia diocesana promoverá un mayor conocimiento de la sagrada Escritura por los

fíeles, de modo que las riquezas de la Palabra de Dios les sean comunicadas con mayor

abundancia. Para ello, las diversas comunidades organizarán grupos de estudio bíblico, u otros

medios idóneos, que ayuden al conocimiento de la Escritura (cf. PL 13).

41.- Creación de aulas de formación social y política:




Se crearán aulas de formación social y política que ayuden a los laicos a conocer y asumir,

como su tarea propia, la renovación del orden temporal, penetrando de espíritu cristiano la

mentalidad y las costumbres, las leyes y las estructuras sociales, y fundamentando y orientando

su propio compromiso sociopolítico (cf. PL 12).

51.- Establecer espacios para el encuentro con Dios en la oración:

Sólo una experiencia viva y personal de Dios y de la salvación que se nos ofrece en

Jesucristo puede sostener al cristiano en los duros trabajos del Evangelio. La educación en la

oración de los fíeles laicos asegurará el sentido espiritual y trascendente de la labor

evangelizadora, evitando que el cansancio o los fracasos puedan agotar el ímpetu de los

apóstoles y militantes cristianos. Se pondrá especial cuidado en educar y promover la oración de

los cristianos laicos (cf. PL 19).

61.- Creación, donde no existan, de los Consejos pastorales parroquiales y arciprestales:

La participación activa y corresponsable de los laicos en la vida de las parroquias y de los

arciprestazgos exige que, donde aún no existan, se creen los respectivos consejos pastorales,

arciprestales o parroquiales. Donde ya existen, se revisarán los reglamentos respectivos para

adecuarlos al Reglamento base aprobado por el Obispo (cf. PL 14).

71.- Suscitar y apoyar la presencia y el compromiso de los laicos en los diversos ambientes

y organizaciones sociales:

Los pastores alentarán la presencia de los cristianos en la vida pública y apoyarán la

vocación de aquellos fieles laicos que se sientan llamados a participar activamente en los

diversos ámbitos y organizaciones de la sociedad secular (cf. PL 16).

81.- Promover la Acción Católica general y los movimientos especializados:

Se impulsará y promoverá con urgencia la implantación de la Acción Católica general en sus

tres sectores (niños, jóvenes y adultos). Del mismo modo, se potenciarán los movimientos

especializados de la misma Acción Católica (cf. PL 17).

91.- Potenciar los movimientos familiares.




A través de la promoción de los movimientos familiares se impulsará la atención pastoral a

las familias, como ámbito excepcional para la vivencia de la fe y la maduración de la vocación

laical (cf. PL 18).

101.- Creación del Consejo de Apostolado Seglar:

Al objeto de lograr en la Diócesis una pastoral laical coordinada, se creará el Consejo de

Apostolado Seglar, en el cual estarán representados los distintos movimientos y asociaciones

laicales presentes en la Iglesia diocesana (cf. PL 15).

111.- Organización de cursos de teología del laicado para presbíteros:

Con el fin de que los presbíteros ayuden a los laicos en el conocimiento de su identidad y en

el desempeño de su misión en la Iglesia y en el mundo, se organizarán oportunamente cursos

sobre la teología del laicado (cf. PL 11).

121.- Creación de una escuela de formación de consiliarios: (cf. PL 11).




II. ÁMBITO DEL TESTIMONIO:

NUESTRA DIÓCESIS SE SIENTE LLAMADA

A DAR TESTIMONIO DEL EVANGELIO

MEDIANTE OBRAS DE JUSTICIA Y CARIDAD

Objetivos generales en este ámbito de la acción pastoral:

- PROMOVER EL COMPROMISO ECLESIAL EN FAVOR DE LOS POBRES.

- COORDINAR LA ACCIÓN CARITATTVO-SOCIAL DE LA IGLESIA DIOCESANA

- POTENCIAR Cáritas.

- PROMOVER CAUCES PARA LA COMUNICACIÓN CRISTIANA DE BIENES.

II. 1. PROMOVER EL COMPROMISO ECLESIAL EN FAVOR DE LOS POBRES:

La realidad de la pobreza y de las personas que la padecen, así como la actitud de la Iglesia

ante estas situaciones, se ha revelado como la primera fuente de preocupación para la gran

mayoría de los creyentes de nuestra Diócesis.

Objetivos concretos que alcanzar:

11.- Promover la presencia de la Iglesia entre los pobres y el compromiso de la comunidad

cristiana en favor de quienes experimentan las diversas formas de pobreza:

Es necesario promover acciones que favorezcan la presencia de la Iglesia entre los pobres y

que expresen eficazmente el compromiso de la comunidad cristiana en favor de quienes

experimentan las diversas formas de pobreza (cf. IP 12).

21.- Favorecer la presencia y participación de los pobres en la vida y las instituciones de la

Iglesia local:

También es necesario asumir actitudes y disponer cauces que favorezcan la presencia y la

participación de los más desfavorecidos en la vida y las instituciones de la Iglesia local (cf. IP

12).




31.- Denunciar las causas concretas que provocan la pobreza y la exclusión social y

defender la dignidad y los derechos de todos los seres humanos:

La situación socioeconómica actual exige que la Iglesia diocesana, en todos sus niveles, esté

dispuesta a denunciar las causas concretas que están provocando la pobreza y la exclusión social,

y a defender la dignidad y los derechos de todos los seres humanos (cf. IP 13)

41.- Promover la educación de los fíeles en la doctrina social de la Iglesia:

La Iglesia diocesana ofrecerá medios para la formación de los fieles en la teología de la

caridad y la justicia, como elementos de identidad de la Iglesia, y de cada cristiano. La Iglesia

también tiene la responsabilidad de establecer los medios necesarios para dar a conocer su

doctrina social, formando la conciencia de los fíeles sobre el grave problema de los pobres y de

la pobreza (cf. IP 14).

51.- Promover que el conjunto de los bienes eclesiales esté al servicio de los pobres:

La Iglesia debe ser ante los hombres ejemplo de sencillez evangélica, y signo de caridad y

solidaridad; por eso, estudiará la forma de promover que el conjunto de sus bienes esté al

servicio de los pobres (cf. IP 15).

Acciones para alcanzar los objetivos propuestos:

11.- Promover y apoyar diversas formas de presencia y compromiso de la Iglesia entre los

pobres:

Para promover la presencia y el compromiso de la Iglesia diocesana en favor de los más

pobres, la Diócesis apoyará las diversas formas de presencia apostólica de las parroquias en los

ambientes de pobreza, la presencia de religiosos y religiosas en barrios pobres, el ministerio de

los sacerdotes que trabajan entre los más necesitados y la presencia eclesial en las zonas rurales

pobres (cf. IP 12).

21.- Promover cauces que faciliten la presencia y participación de los pobres en la vida de

las comunidades e instituciones eclesiales:

La Iglesia diocesana hará todo lo posible por favorecer la integración de los más pobres en la

vida y las instituciones eclesiales, fomentando la militancia y el compromiso activo de aquellos

en los diversos grupos y movimientos (cf. IP 12).




31.- Creación de una comisión local del organismo eclesial AJusticia y Paz@:

Para promover una mayor conciencia social de la comunidad diocesana, favoreciendo la

denuncia de las causas concretas que provocan las diversas formas de pobreza y exclusión social,

e impulsando la defensa de la dignidad y los derechos de las personas, la Diócesis creará una

comisión local del organismo AJusticia y Paz@, que favorezca una presencia de los católicos en

la defensa de los derechos humanos, el diálogo por la paz y el compromiso en favor del

desarrollo armónico de todos los pueblos (cf. IP 13).

41.- Creación de aulas para la formación de la comunidad diocesana en las directrices de la

doctrina social de la Iglesia:

La Iglesia local potenciará, en todos los niveles de formación de sus miembros, medios para

la formación de los creyentes en la teología de la caridad y en la doctrina social de la Iglesia, de

forma que los fieles queden capacitados para desarrollar, a la luz de la fe, una acción política en

favor de la justicia y de los pobres. Para lograrlo, se ofrecerán materiales que ayuden al

conocimiento de la doctrina social de la Iglesia y se crearán cursos y aulas sobre esta materia (cf.

IP 14).

51.- Revisar la economía diocesana, de modo que el conjunto de los bienes de nuestra

Iglesia estén al servicio de los pobres:

La Diócesis impulsará una revisión de la economía, de los bienes que posee y del uso que

hace de ellos, en todos los organismos, comunidades, instituciones y asociaciones que dependen

de ella, procurando que estén al servicio de los más pobres. Dicha revisión de la economía y de

los bienes de la Iglesia diocesana incluye una actitud de vigilancia que evite aquellos gastos que

resultaran superfluos.

61.- Ofrecer información transparente sobre la gestión de los bienes de la Iglesia:

La Iglesia diocesana, en todos sus niveles, informará con transparencia de todos sus bienes y

del uso que hace de ellos (cf. IP 15-16).

71.- Promover diversas formar de apoyo a los inmigrantes:

La Iglesia local, que siente como una llamada urgente la llegada de los inmigrantes a

nuestras tierras, desarrollará una permanente sensibilización y formación de toda la comunidad

diocesana sobre el fenómeno de la inmigración, de sus causas y consecuencias, impulsando todas

las acciones pastorales que sean signo de acogida gratuita y fraternal del emigrante, como




persona y como hijo de Dios. Para ello, entre otros cauces pastorales y acciones sociales,

potenciará los centros de atención y acogida de los inmigrantes existentes y dará prioridad a los

programas de actuación con los menores (cf. IP 23).

II. 2. COORDINAR LA ACCIÓN CARITATIVO-SOCIAL DE LA IGLESIA

DIOCESANA:

La opción preferencial por los pobres debe estar presente en la vida y en la acción pastoral de

toda la Iglesia diocesana. Pero la puesta en práctica de esta opción, si pretende ser eficaz,

demanda también una buena coordinación de todas las acciones socio-caritativas de nuestra

Iglesia.

Acciones para alcanzar este objetivo:

11.- Publicar un Directorio de la pastoral sociocaritativa de la Iglesia diocesana:

Dicho Directorio debe establecer las directrices y cauces que sirvan para la coordinación de

la pastoral sociocaritativa de la Iglesia diocesana. El Directorio incluirá también una guía de las

acciones sociocaritativas de la Iglesia diocesana (cf. IP 11).

21.- Establecer un organismo que coordine la acción caritativa social de la Iglesia

Diocesana:

La Diócesis establecerá un organismo que coordine su acción caritativo social. Dicho

organismo tendrá como finalidad sensibilizar a la comunidad diocesana en todo lo referente al

servicio a los pobres y a la promoción de la justicia, y coordinar todas las acciones

sociocaritativas de la Iglesia local: Cáritas, asociaciones de caridad y congregaciones religiosas

(cf. IP 11).

II. 3. POTENCIAR Cáritas:

Cáritas es el primer cauce que la Iglesia diocesana ofrece a sus fíeles para expresar, con

signos concretos y eficaces, el testimonio de una opción por la pobreza y por el servicio a los

pobres. La identidad de Cáritas consiste en ser expresión del amor preferencial de la Iglesia por

los pobres. Entre los pobres, Cáritas busca actualizar los signos del Evangelio de Jesús. En medio

de la Iglesia, Cáritas ayuda a la conversión de los creyentes para que contemplen en los pobres el

rostro de Dios y se comprometan en su liberación.

Acciones a realizar para alcanzar el objetivo propuesto:




11.- Establecer Cáritas en todas la parroquias de la Diócesis:

Cáritas debe estar establecida en todas las parroquias de la Diócesis, como expresión de la

dimensión caritativa de la comunidad cristiana y de su opción preferencial por los pobres (cf. IP

17).

21.- Establecer programas que aseguren la preparación específica de los voluntarios de

Cáritas.

Para que la acción sociocaritativa de la Iglesia tenga la calidad y eficacia que le corresponde,

es necesario que las personas que colaboren en ella reciban la capacitación adecuada. Cáritas

diocesana atenderá de modo preferente a la preparación específica de sus voluntarios, de modo

que el servicio a los pobres y a su promoción se lleva a cabo con la dignidad y la competencia

que ellos merecen (cf. IP 18).

II.4. PROMOVER CAUCES AL SERVICIO DE LA COMUNICACIÓN DE BIENES:

Acciones a realizar para alcanzar este objetivo:

11.- En todas las parroquias y los demás templos abiertos al culto, se establece Ael domingo

de Cáritas@, con colecta imperada para tal fin:

Para todos los cristianos encuentren cauces accesibles para compartir sus bienes con los

pobres y necesitados, se establecerá en todas las parroquias y demás templos abiertos al culto el

Adomingo de Cáritas@, primer domingo de cada mes, con colecta imperada para este fin. Cáritas

diocesana, respetando el ritmo y los elementos de la liturgia, facilitará material para esta

celebración: carteles, guiones litúrgicos, sugerencias para la homilía (cf. IP 19),

21.- La Iglesia diocesana, en todos sus niveles, destinará a los pobres no menos del diez por

ciento de todos sus ingresos:

Con el propósito de compartir sus bienes con los que no tienen, la Iglesia diocesana, en todos

sus niveles, destinará a los pobres no menos del diez por ciento de todos sus ingresos. Las

parroquias que ya realizan la colecta del domingo de Cáritas, aportarán de sus fondos, si fuere

preciso, la cantidad necesaria para alcanzar, al menos, este porcentaje (cf. IP 21).




31.- La Iglesia diocesana, en todos sus niveles, destinará el 0,7 % de todos sus ingresos a la

ayuda al Tercer Mundo:

La presencia de necesidades, incluso graves, entre nosotros, no puede hacernos olvidar a los

creyentes la existencia de otras zonas del mundo que viven en el subdesarrollo o en condiciones

de vida infrahumanas. Como signo de solidaridad con estos pueblos, la Iglesia diocesana, en

todos sus niveles, destinará el 0,7% de todos sus ingresos a la ayuda del Tercer Mundo (cf. IP

21).

41.- La Iglesia diocesana potenciará el AFondo diocesano de solidaridad@:

La complejidad de las situaciones y de los problemas que plantea la pobreza exige a menudo

respuestas que exceden la capacidad de comunidades y otros grupos de la Iglesia diocesana. La

eficacia de dichas respuestas demanda un ejercicio coordinado de la acción caritativa. En vistas a

conseguirlo, se potenciará, por parte de todos, el AFondo diocesano de solidaridad@, como medio

abierto a la solidaridad de personas e instituciones, y como cauce para llevar a cabo la

comunicación cristiana de bienes en toda la Iglesia diocesana (cf. IP 22).




III. ÁMBITO DE LA CELEBRACIÓN:

NUESTRA IGLESIA DIOCESANA

SE SIENTE LLAMADA A CELEBRAR

EL MENSAJE DE LA SALVACIÓN

Objetivos generales a alcanzar en este ámbito de la acción pastoral:

- PROMOVER LA RENOVACIÓN Y REVITALIZACIÓN DE LA PASTORAL DE LOS

SACRAMENTOS Y SACRAMENTALES.

- PROMOVER LA ORACIÓN PERSONAL Y COMUNITARIA DEL PUEBLO DE DIOS.

- PROMOVER LA EVANGELIZACIÓN DE LA RELIGIOSIDAD POPULAR.

III.1 PROMOVER LA RENOVACIÓN Y REVITALIZACIÓN DE LA PASTORAL DE

LOS SACRAMENTOS:

Todos cuantos tienen responsabilidad en la acción pastoral de la Diócesis deberán promover

activamente la renovación y revitalización de la pastoral de los sacramentos y sacramentales,

convencidos de que ésta ofrece posibilidades únicas para la evangelización de los alejados y para

el crecimiento de la vida cristiana de cuantos solicitan legítimamente los sacramentos.

Objetivos y acciones generales en orden a alcanzar una renovación de la pastoral de los

sacramentos y sacramentales:

11.- Estudiar las posibilidades de evangelización que ofrece la acción pastoral con respecto

a cada uno de los sacramentos y sacramentales:

Los diferentes momentos que integran la pastoral de cada sacramento, como son la acogida,

la catequesis previa, la celebración litúrgica o el seguimiento posterior, si es el caso, ofrecen

posibilidades abiertas a la evangelización que no deben ser ni ignoradas ni desaprovechadas (cf.

CFS 11).

21.- Disponer de un Directorio de pastoral de los sacramentos y sacramentales:

La Iglesia diocesana redactará un Directorio de la pastoral de los sacramentos, en el cual se

recojan las orientaciones pastorales concretas que han de guiar la pastoral sacramental de toda la

Diócesis (cf. CFS 12).




31.- Cuidar con especial esmero la acogida de los fieles que solicitan los sacramentos:

La petición de sacramentos constituye uno de los momentos más ordinarios y frecuentes en

los que la comunidad eclesial y sus pastores entran en contacto con aquellos fíeles que sólo

conservan débiles vínculos de comunión eclesial y cuya fe ha tenido escasa o ninguna

posibilidad de formación. Por eso, deberá cuidarse con creciente esmero la acogida de quienes

solicitan un sacramento, de forma que dicha petición, eludiendo los derroteros del mero trámite,

pueda convertirse en ocasión para un diálogo pastoral evangelizador. Por consiguiente, a esta

acogida deberán destinarse los agentes, tiempos y lugares más idóneos (cf. CFS 10).

41.- Promover la adecuada formación catequética de los fieles que solicitan los

sacramentos:

Las celebraciones litúrgicas demandan, por sí mismas, la participación activa de todos

cuantos intervienen en ellas. Esta participación activa y consciente de los fieles presupone una

acción previa a la liturgia que debe desarrollarse en el ámbito de la educación en la fe. Existe una

estrecha relación entre la celebración litúrgica de los misterios de la fe y la preparación

catequética previa a la celebración. Antes que los fíeles puedan acceder a la liturgia es necesario

que hayan sido llamados a la fe y a la conversión. Por eso, una buena pastoral de los sacramentos

demanda, como requisito previo, una adecuada pastoral catequética. La Iglesia diocesana

publicará cuanto antes un Directorio diocesano de catequesis que concrete y regule los criterios,

prioridades y normas que han de ordenar la acción catequética diocesana en todas sus

dimensiones, no sólo la presacramental (cf. CFS 18).

51.- Mejorar la calidad de nuestras celebraciones litúrgicas:

El significado y la dignidad de los sacramentos exigen el exquisito cuidado de las

celebraciones litúrgicas. Es cierto que la situación real de quienes solicitan determinados

sacramentos no siempre favorece la mejor realización de ese empeño. Pero esto no exime a las

diversas comunidades y a sus pastores de disponer los medios necesarios que aseguren la debida

calidad de las celebraciones litúrgicas, aprovechando las amplias posibilidades que ofrecen los

actuales rituales, adaptándolas a las características concretas de la asamblea celebrante,

promoviendo la participación consciente, activa y fervorosa de los fíeles, cuidando la capacidad

de conexión de la celebración con la vida concreta, personal y social, de los creyentes... (cf. CFS

11).

La celebración de los sacramentos debe revestirse simultáneamente de solemnidad y

sencillez. De modo particular, en aquellas celebraciones que gozan de mayor relevancia social,




se han de evitar tanto la ostentación de riqueza como toda clase de diferencias sociales en el

ornato, lugar o formas de la celebración (cf. IP 16).




61.- Promover la adecuada preparación de los agentes de la pastoral de los sacramentos:

A los agentes pastorales implicados en la pastoral de los sacramentos, muy especialmente a

los catequistas, se les procurará una adecuada preparación, por medio de procesos de formación,

sistemáticos y bien estructurados, según las directrices de la Iglesia. No deben ser admitidos al

ministerio de la catequesis aquellas personas que carezcan de unos mínimos en la maduración de

su fe, en el conocimiento de los contenidos esenciales de la misma y en la capacitación

pedagógica para su trasmisión (cf. CFS 17).

71.- Se cuidará no oscurecer el carácter gratuito de las celebraciones sacramentales:

El ministro no deberá pedir nada por la administración de los sacramentos, fuera de las

ofrendas que, en su caso, vinieren determinadas por la autoridad competente. Lo cual no obsta

para que los fíeles puedan ser instruidos en el deber de ayudar a la Iglesia en sus necesidades, ni

para que se les ofrezca la posibilidad de colaborar libremente en el sostenimiento del culto y de

los ministros, de las obras de apostolado y de los pobres (cf. CFS 13).

Algunos objetivos y acciones concretas para renovar la pastoral de los sacramentos:

a. EN LA PASTORAL DE LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA:

11.- Organizar en todas las parroquias la catequesis de la iniciación cristiana:

La catequesis de la iniciación cristiana debe estar establecida en todas las parroquias. Esta

catequesis comprende diversas formas: la catequesis de adultos, que es la forma principal de la

catequesis y paradigma de toda la acción catequética; la catequesis de los padres que solicitan el

Bautismo o la Eucaristía para sus hijos; la catequesis iniciatoria de los niños, que incluye el

despertar religioso, la catequesis preeucarística y la catequesis posteucarística que les acompaña

hasta recibir el sacramento de la confirmación; y el catecumenado prebautismal para los niños,

adolescentes y adultos no bautizados (cf. CFS 15).

21.- Disponer de planes específicos de catequesis de la iniciación cristiana para personas

con problemas de ciertas minusvalías:

La Diócesis también deberá contar con planes catequéticos para personas con problemas

específicos, como minusvalías psíquicas o sensoriales (cf. CFS 15).




31.- Cuidar el contacto continuado con las familias de los menores que se preparan para

recibir alguno de los sacramentos de la iniciación cristiana:

El contacto continuado con las familias ayudará a conseguir la unidad en la pastoral de

dichos sacramentos. En esta tarea encuentran un lugar y una función propia los matrimonios

cristianos y los movimientos familiares (cf. CFS 14).

b. EN LA PASTORAL DE LA EUCARISTÍA DOMINICAL:

Es necesario realizar cuanto sea posible para devolver a la eucaristía dominical su carácter de

centro y culmen de la vida de cada comunidad cristiana.

11.- Promover la instrucción de los fieles en el significado del día del Señor:

Cada comunidad establecerá los medios adecuados y necesarios para promover la

instrucción de los fíeles en el significado del día del Señor (cf. CFS 20).

21.- Establecer en cada comunidad equipos encargados de la animación de la liturgia:

Dichos equipos cuidarán de la acogida de los participantes, de la ambientación del templo,

de la promoción del canto litúrgico, de la promoción de los variados ministerios laicales que

participan en la celebración, y del cuidado de los signos y acciones mediante los cuales la

comunidad participa en la celebración (cf. CFS 19-20),

31.- Cuidar la preparación de las homilías:

Los presbíteros pondrán especial cuidado en el ejercicio del ministerio de la homilía. Se

arbitrarán los medios que faciliten su formación permanente en dicho ministerio (cf. CFS 19).

41.- Revisar el número de las celebraciones dominicales:

Los presbíteros de cada población, bajo la coordinación de los arciprestes, revisarán los

horarios de las celebraciones dominicales, reajustando su número si fuere necesario para mejorar

el cuidado y mejora de dichas celebraciones (cf. CFS 21).

C. DE LOS SACRAMENTOS DE LA CURACIÓN:




Las actuales circunstancias culturales y religiosas demandan una sabia revalorización del

sacramento de la Reconciliación.

11.- Ofrecer a los fieles una catequesis adecuada sobre el sacramento de la Reconciliación:

Dicha catequesis deberá mostrarse atenta tanto a las enseñanzas de la Iglesia como a las

características de nuestra cultura (cf. CFS 22).

21.- Ofrecer cauces para la formación permanente de los presbíteros en la teología y la

pastoral del sacramento de la reconciliación:

A los presbíteros se les debe ofrecer los medios adecuados para actualizarse en lo referente a

la teología y la pastoral del sacramento de la Reconciliación (cf. CFS 22).

31.- Establecer espacios para la celebración individual y comunitaria del sacramento de la

Reconciliación:

Las parroquias y demás templos abiertos al culto deben ofrecer, además de la ocasión de la

celebración individual del sacramento de la Reconciliación, en horarios preestablecidos, la

oportunidad de otras celebraciones comunitarias, según las normas de la Iglesia, con una

frecuencia razonable, y especialmente en los tiempos de Adviento y Cuaresma (cf. CFS 23).

41.- Ofrecer a la comunidad cristiana una catequesis adecuada sobre el sacramento de la

Unción de los Enfermos:

Los pastores deberán ofrecer a la comunidad cristiana una catequesis adecuada sobre el

significado del sacramento de la Unción de los Enfermos (cf. CFS 24).

51.- Cuidar que los ancianos y enfermos reciban el sacramento de la Unción a su debido

tiempo:

Los párrocos y demás presbíteros cuidarán diligentemente que los enfermos y ancianos

reciban el sacramento de la Uncíón a su debido tiempo (cf. CFS 24).

d. DE LOS SACRAMENTOS AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD:

La pastoral del matrimonio y de la familia constituyen el necesario apoyo a las parejas que

desean vivir su fe desde el sacramento del matrimonio, constituyendo una nueva familia




cristiana. Todas las parroquias y todos los párrocos y presbíteros deben implicarse activamente

en ella. Del mismo modo, la pastoral vocacional, la oración por las vocaciones y la ayuda al

Seminario diocesano deben estar presentes en la vida y la actividad de todas las comunidades

cristianas.

11.- Promoción de la pastoral matrimonial y familiar:

La Iglesia díocesana dispondrá los medios para promover la pastoral matrimonial y familiar,

en la que están llamados a implicarse generosamente los matrimonios cristianos. Dicha pastoral

tendrá como objetivos: acompañar a los matrimonios, ayudándoles a realizar en sus familias,

como fruto del sacramento recibido, el ideal de Aiglesias domésticas@; prestarles ayuda y

orientación en la tarea de la educación de los hijos, según la visión cristiana de la persona y las

exigencias de la fe; y asistir y aconsejar, desde la perspectiva de la moral cristiana, a quienes

estén necesitados de particular ayuda, a causa de conflictos de naturaleza conyugal o familiar (cf.

CFS 28). La atención de la pastoral familiar encuentra uno de sus instrumentos eficaces en la

promoción de los Movimientos familiares (cf. PL 18).

21.- Promoción de la pastoral prematrimonial:

La Iglesia diocesana revisará y promoverá la pastoral prematrimomial, que incluirá las

siguientes dimensiones: entablar, por medio de parejas creyentes, un diálogo misionero que

realice la propuesta de la fe a los jóvenes que proyectan el matrimonio; ofrecer una clarificación

del ideal del matrimonio y de la familia cristiana; y acompañar en la preparación de la

celebración litúrgica del sacramento, de modo que pueda ser expresión de la fe que los novios

profesan y comparten (cf. CFS 27).

31.- Promoción de la Pastoral vocacional:

Cada comunidad debe promover en su seno la pastoral vocacional, sobre todo entre los niños

y los jóvenes, y debe cuidar la oración constante por las vocaciones, así como el cariño y la

ayuda al Seminario diocesano (cf. CFS 25).

III. 2. PROMOCIÓN DE LA ORACIÓN PERSONAL Y COMUNITARIA DEL PUEBLO

DE DIOS:

La vida espiritual no se agota sólo con la participación en la sagrada liturgia. Junto a la vida

celebrativa, el cristiano debe practicar otras formas personales y comunitarias de oración. El trato

vivo con el Señor que la oración hace posible es la garantía de la vitalidad de la fe y del impulso

misionero de las diversas comunidades y de cada creyente. A la creciente conciencia del valor y

de la necesidad de la oración es necesario responder con la oferta de la adecuada iniciación y de

los cauces para un ejercicio frecuente.




Acciones concretas para alcanzar el objetivo propuesto:

11.- Ofrecer cauces para la iniciación en la oración y para la práctica de la misma:

Todas las comunidades cristianas deben ofrecer a sus miembros -adultos, jóvenes o niños-

cauces para la iniciación en el aprendizaje de la oración y la práctica de la misma. El

Secretariado diocesano de liturgia ofrecerá materiales catequéticos, cursillos y otros medios que

hagan posible la oración de cada cristiano y de las diversas comunidades (cf. CFS 30).

21.- Promover el rezo de la Liturgia de las Horas:

Las distintas comunidades de la Iglesia local establecerán medios para dar a conocer y

difundir el rezo de la Liturgia de las Horas (cf. CFS 30).

31.- Promover la lectio divina:

En las diversas comunidades de nuestra Diócesis se dará a conocer la Alectio divina@ como

medio de oración consagrado por la praxis secular de la Iglesia, que favorece

extraordinariamente el diálogo de Dios con cada creyente (cf. PL 13)

41.- Establecer espacios que favorezcan el encuentro con Dios:

En los tiempos oportunos, se organizarán retiros y ejercicios espirituales que constituyan

espacios para el encuentro con Dios (cf. PL 19).

51.- Renovar los reglamentos base de las hermandades y cofradías y de los consejos locales:

El Secretariado diocesano de hermandades y cofradías promoverá la revisión del reglamento

base para hermandades y cofradías, del reglamento base para juntas o consejos locales y de los

estatutos del Consejo diocesano (cf. ERP 13).

61.- Promover la integración de las hermandades y cofradías en la vida y la acción pastoral

de las parroquias:

Las hermandades y cofradías se integrarán más eficazmente en la vida y la acción apostólica

de las parroquias. Por consiguiente, los hermanos mayores de estas asociaciones no dejarán de

formar parte, en ningún caso, de los consejos pastorales parroquiales (cf. ERP 11).




71.- Promover la formación básica y permanente de los miembros de las hermandades y

cofradías:

El Secretariado diocesano de hermandades y cofradías, en estrecho contacto con párrocos y

directores espirituales, establecerá los cauces necesarios para la formación cristiana básica de

cuantos integran dichas asociaciones de fieles, sobre todo de los componentes de las juntas de

gobierno. Los directores espirituales no admitirán como candidatos a dirigentes de hermandades

y cofradías a los fíeles que no aseguren unos mínimos de formación cristiana y de integración

eclesial (cf. ERP 14).

81.- Promover el cumplimiento de los compromiso sociocaritativos de cada hermandad o

cofradía:

El Secretariado diocesano de hermandades y cofradías velará por el cumplimiento de los

compromisos sociocaritativos de las mismas, según lo estipulado en sus respectivas reglas o

estatutos. Muy particularmente, las hermandades y cofradías cuidarán que la caridad para con los

necesitados, con quienes Jesús se identificó, no quede desplazada en favor de los adornos

suntuarios con que suele rodearse el culto a las imágenes.

SECRETARIADO DIOCESANO DE

CATEQUESIS. DIÓCESIS DE CÁDIZ Y

CEUTA [email protected]

http://catequesiscadizyceuta.wordpress.com


91.- Preservación del sentido religioso de los actos de culto:

El Secretariado diocesano de hermandades y cofradías velará por la preservación

del sentido cristiano de todo acto de culto organizado por dichas asociaciones de fíeles.

Los honores o las distinciones de carácter no eclesiástico destinadas a imágenes, o a

hermandades o cofradías, no podrán ser ni solicitadas ni recibidas sin la previa

autorización expresa del Secretariado diocesano de hermandades, que decidirá sobre

cada caso tras la tramitación del oportuno expediente (cf. ERP 15,19.20).

101.- Promover y coordinar la labor pastoral de los directores espirituales de las

hermandades y cofradías:

Los directores espirituales de las hermandades y cofradías, conscientes de su

singular responsabilidad en la evangelización de la religiosidad popular, pondrán el

máximo empeño en encontrar y disponer los medios que aseguren el acompañamiento

pastoral de los miembros de las hermandades y cofradías, su creciente instrucción

cristiana y su plena inserción en la vida y en la misión de la comunidad cristiana. El

Secretariado diocesano de hermandades y cofradías realizará la coordinación de este

servicio pastoral (cf. ERP 12).

ANTONIO CEBALLOS ATIENZA

OBISPO DE CÁDIZ Y CEUTA

PROYECTO DIOCESANO DE EVANGELIZACIÓN · SECRETARIADO DIOCESANO DE CATEQUESIS. DIÓCESIS DE CÁDIZ...

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