Promesa es Promesa
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PROMESA ES
PROMESA
Jesús Giménez
Esta es la historia de un niño llamado
José, que a pesar de ser simpático, alegre y
juguetón, se fue quedando sin amigos.
Y es que a José le encantaba hacer
promesas por donde quiera; daba su palabra por acá, por allá, por ahí
y también por aquí.
Un día que iba a haber una gran fiesta en la casa de una de las
amiguitas de José llamada Cecilia para celebrar el cumpleaños de su
mamá ¡numero treinta y cinco!, todos los vecinos y amigos del sector estaban invitados, con toda su
familia, sería una gran celebración. Y entre tanta bulla la voz de José se
expresó muy alto, diciendo de inmediato una promesa que llegaría
primero que todos para ayudar a adornar la casa de su amiga, y que
también llevaría la torta para cantar el cumpleaños. Prometió además que luego de la fiesta él iba a limpiar todo
y a lavar los platos, incluso le prometió a todas las amiguitas de él y
de Cecilia, que asistirían a la fiesta que bailaría con ellas al menos una
vez.
¡Oh! Que bueno
siwuaooo
¿Sera verdad?Puesss
!!!
Habiendo dicho eso
Los vecinos quedaron
sorprendidos, y tomando la palabra de José quedaron
muy seguros que la fiesta sería
grandiosa y de lo más divertida
porque sabían lo alegre y divertido
que era José.
Pues llegó por fin el día de la fiesta; pero cuando fueron
llegando todos los invitados se quedaron sorprendidos y
desilusionados enormemente, porque la casa se veía como siempre estaba, no habían
globos, ni serpentinas de colores, ni manteles, ni pasapalos, no había ni una sola decoración,
todo estaba en silencio total. Y los invitados se veían tristes y decepcionados, pues de verdad esperaban una gran fiesta para
celebrar el cumpleaños de la mamá de Cecilia, y aunque no
sabían porque estaban invitados todos, era porque ese sería el
último cumpleaños que estaría con su mamá y que ellos podían compartir con ella debido a que la señora tenía una enfermedad terminal y le quedaba muy poco
tiempo de vida, así que de inmediato al enterarse de la
noticia y que la mamá de Cecilia llegara a su casa todos
comenzaron a ayudar a la niña a adornar el lugar para que su
mamá se sintiera feliz de estar en ese lugar.
Pero luego notaron que ni siquiera tenían la torta para cantar el
cumpleaños y todos sabemos que un cumpleaños sin torta y sin velas es
muy triste, porque se supone que uno puede pedir un deseo que se hará realidad, y sin pastel y sin velas la
mama de Cecilia no podría pedir su deseo.
Todos estaban muy tristes y conmovidos por la noticia y las
lágrimas que tenía la pequeña niña y todo por culpa de la promesa que
realizo José, hacer una torta grande que alcanzara para todos no era fácil ni rápido y tardarían todo el día. Lo más trágico que le pudo
suceder a Cecilia es que comenzaron a llegar más y más invitados se
dieron cuenta que la fiesta no estaba terminada, no había música, que todos estaban tristes y molestos y sobre todo José no aparecía por
ningún lado, y las amiguitas que ya habían llegado estaban todas
ilusionadas por bailar con José también se sintieron tristes y bravas,
y al ver eso, todos los invitados no pudieron más y se soltaron a llorar
al ver que Cecilia no paraba de llorar, porque la fiesta no era alegre, ni divertida, y todos tenían las caras
de amargura.
Y alguien a lo lejos comenzó gritar y a buscar a José por todo el sector, era un amigo llamado David. Al
escuchar los grandes gritos de este amigo José despertó del sueño
profundo que estaba tomando, y salió corriendo a ver qué le ocurría a su amigo, y cuando se encontró
con Él notó que estaba molesto pero muy molesto por todas las promesas
que le había hecho a su amiga Cecilia y que no le había cumplido
ninguna. David comienza muy enojado a contarle lo que estaba
sucediendo en casa de su amiguita y el motivo de la celebración y por qué
todos los vecinos y familiares estaban invitados.
José no quería llegar a ese lugar porque tenía mucho
miedo y sentimiento de culpa. Se sentía tan mal
consigo mismo que no sabía por dónde comenzar y
arreglar todo el daño que había causado. Su amigo
David hizo que fuese hasta la casa donde se estaría
realizando la fiesta para la mama de Cecilia, y aunque nadie quería hablarle ni saber nada de José, al
entrar al lugar comenzó a pedir “¡PERDÓN!
¡PERDÓN!” gritaba una y otra vez pero ya nadie lo quería oír, el corazón de todos los invitados estaba roto, y también el corazón de sus amigos, porque José les había prometido muchas
cosas y ninguna la había cumplido
Y es que no entendía que al hacer una promesa, no sólo se dicen palabras, en una
promesa se entrega la confianza, de quien la hace y de quien la cree, en una
promesa se entrega el alma, se da la amistad y el cariño, con una promesa uno dice
“te quiero” “ me importas”, en una promesa se da también el honor, se
entrega nuestra palabra ¡una promesa es una
promesa! ¡No es cualquier cosa! Una promesa no es
algo que se puede echar a la basura, José no entendía
que una promesa que no se cumple abre una herida,
una promesa vacía va rompiendo el corazón de a poquito y lo deja un poco
desilusionado, vacío y dolorido.
Pero al ver todo lo que había causado José comenzó por
cubrir la casa de globos. Inspiro a otros a soplar y ayudar, compró pásapalos para que todos pudieran
comer, fue a buscar en su casa papeles de todos los colores y comenzó a llenar el lugar de color, armó una mesa con dulces para todos, no pudo lograr traer la música pero canto para animar la fiesta,
bailó con todas las invitadas y trajo una torta enorme para
cantar el cumpleaños con muchas velas encendidas para
que la mama de Cecilia pudiese pedir su deseo, en solo minutos José trajo de
vuelta la sonrisa a todas las personas que se encontraban
en la fiesta que con tanta alegría quería su amiga
Cecilia fuese la mejor fiesta para su mama. Agradeció a José, por haberla ayudado a darle la mejor fiesta que su mamá pudo haber tenido en
toda su vida.
Ese día José entendió el valor que tenía una
promesa sabía lo que significaba de verdad, e
hizo una promesa que no rompería jamás y es ¡No
volver a romper otra promesa nunca más! Fue la mejor fiesta
que pudieron haber tenido
durante mucho tiempo, José lo
último que hizo esa noche fue cumplir
con la promesa que le había hecho a su amiga de lavar los platos y recoger su
casa.