Problemas de La Vida Cotidiana

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    En qu consiste, pues, nuestra tarea actual? Qudebemos aprender? A qu debemos tender antetodo? Tenemos que aprender a trabajarcorrectamente, de manera exacta, esmerada,econmica. Necesitamos cultura en el trabajo,cultura en la vida, cultura en la vida cotidiana.

    Hemos derribado el reino de los explotadores(despus de una larga preparacin) gracias a lapalanca de la insurreccin armada. No existepalanca apropiada para elevar de un slo golpe elnivel cultural. Esto requiere un largo proceso deautoeducacin de la clase obrera acompaada yseguida por el campesinado. Sobre ese cambio deorientacin de nuestra atencin, de nuestrosesfuerzos, de nuestros mtodos, el camarada Leninescribe en su artculo dedicado a la cooperacin:

    Nos vemos forzados a admitir que nuestraposicin con relacin al socialismo se ha

    modificado radicalmente. Ese cambioradical consiste en que antes nuestrosprincipales esfuerzos se dirigannecesariamente a la lucha poltica, larevolucin, la conquista del poder, etc.Mientras que ahora el centro de gravedadse desplaza de tal manera, que llegar asituarse en el trabajo pacfico deorganizacin cultural. Estoy dispuesto aafirmar que el centro de gravedad deberasituarse en el trabajo cultural, si no fuerapor las condiciones internacionales y lanecesidad de luchar por nuestra posicin

    en escala internacional. Pero si dejamos delado este factor, si nos limitamos a lascondiciones econmicas internas, elesfuerzo esencial debe dedicarse al trabajocultural.

    Por consiguiente, las tareas exigidas por nuestrasituacin internacional nos apartan de nuestrotrabajo cultural, aunque esto sea cierto slo amedias, como vamos a ver. En nuestra situacininternacional, el factor principal es el de la defensadel estado, es decir, en primera lnea el ejrcitorojo. En este plano extremadamente importante, las

    nueve dcimas partes de nuestra tarea desembocanen el trabajo cultural: hay que elevar el nivel delejrcito, ante todo hace falta que sepa leer yescribir; hay que ensearle a servirse de un manual,de libros, de mapas geogrficos; hay queacostumbrarlo a un mayor esmero, exactitud,correccin, economa, facultad de observacin.Ningn milagro resolver de un slo golpe estatarea. Despus de la guerra civil, durante latransicin hacia la nueva poca, el intento por dotarnuestro trabajo de una saludable doctrina deguerra proletaria fue el ejemplo ms flagrante, elms evidente de la incomprensin opuesta a las

    tareas de la nueva poca. Los proyectosextravagantes, tendientes a la creacin de

    laboratorios destinados a elaborar una culturaproletaria proceden de la misma fuente. Estabsqueda de la piedra filosofal resulta de ladesesperacin ante nuestro atraso, al mismo tiempoque de la creencia en los milagros que, ya de por s,es un ndice de atraso. No tenemos, sin embargo,

    razn alguna para desesperar, y ya es hora derenunciar a la creencia en los milagros, alcharlatanismo pueril del tipo cultura proletaria odoctrina de guerra proletaria. En el plano de lacultura proletaria, hay que aplicarse diariamente alprogreso de la cultura, que es el nico que podrdotar de un contenido socialista a las principalesadquisiciones de la revolucin. He aqu lo que hayque comprender, so pena de jugar un juegoreaccionario en el desarrollo del pensamiento y deltrabajo del partido.

    Cuando el camarada Lenin dice que nuestras tareas

    actuales no pertenecen tanto al terreno polticocomo al de la cultura, hay que entenderse sobre lostrminos, a fin de evitar una falsa interpretacin desu pensamiento. En cierto sentido, todo estdeterminado por la poltica. En s mismo, el consejodel camarada Lenin de trasladar nuestra atencin dela poltica a la cultura, es un consejo de orden

    poltico. Si en un momento dado, en undeterminado pas, el partido obrero decide plantearprimero reivindicaciones econmicas ms bien quepolticas, esta decisin tiene en s un carcterpoltico. Es evidente que la palabra poltico seemplea aqu en dos acepciones distintas:

    primeramente en el sentido amplio del materialismodialctico, que abarca el conjunto de todas lasideas, mtodos y sistemas rectores aptos paraorientar la actividad colectiva en todos los camposde la vida pblica; luego, en el sentido estricto yespecfico que caracteriza a una parte determinadade la actividad pblica, en lo que respectadirectamente a la lucha por el poder, y que sedistingue del trabajo econmico, cultural, etc.Cuando el camarada Lenin escribe que la poltica eseconoma concentrada, considera a la poltica en elsentido amplio, filosfico. Cuando el camaradaLenin dice: Menos poltica y ms economa, se

    refiere a la poltica en el sentido restringido yespecfico. El trmino puede emplearse tanto en unsentido como en otro, ya que tal empleo estconsagrado por el uso. Basta con comprenderclaramente de lo que se trata en cada casoespecfico.

    La organizacin comunista consiste en un partidopoltico en el sentido amplio, histrico o, si sequiere, en el sentido filosfico del trmino. Losotros partidos actuales son polticos, sobre todoporque hacen (pequea) poltica. La transferenciade la atencin de nuestro partido al trabajo cultural

    no comprende, pues, disminucin alguna de supapel poltico. Su papel histrico determinante (es

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    decir, poltico), lo ejercer el partido precisamenteconcentrando su atencin en el trabajo deeducacin y en la direccin de ese trabajo. Slo elresultado de largos aos de trabajo socialistafructfero en el plano interior, llevado a cabo bajo lagaranta de la seguridad exterior, podra deshacer

    las trabas que implica el partido, haciendo que stese reabsorba en la comunidad socialista. De aqu aentonces hay un trecho tan largo, que mejor vale nopensar en ello... En lo inmediato, el partido debeconservar ntegramente sus caractersticasprincipales: cohesin moral, centralizacin,disciplina, nicas garantas de nuestra capacidad decombate. Bajo las nuevas condiciones esasinapreciables virtudes comunistas podrnprecisamente mantenerse y desplegarse, acondicin que las necesidades econmicas yculturales sean satisfechas de forma perfecta, hbil,exacta y minuciosa. Considerando justamente esas

    tareas, a las que hay que conceder la preeminenciaen nuestra poltica actual, el partido se dedica arepartir y a agrupar sus fuerzas, educando a lanueva generacin. Dicho de otro modo: la granpoltica exige que el trabajo de agitacin, depropaganda, de reparto de los esfuerzos, deinstruccin y de educacin se concentre en lastareas y en las necesidades de la economa y de lacultura, y no en la poltica, en el sentido estrechoy particular del trmino.

    El proletariado representa una poderosa unidadsocial, que se despliega plena y definitivamente en

    perodos de lucha revolucionaria aguda en pro delos objetivos de la clase en su totalidad. Pero en elinterior de esta unidad se observa una diversidadextraordinaria, y hasta una disparidad nodespreciable. Entre el pastor ignorante y analfabetoy el mecnico altamente calificado, existe un grannmero de calificaciones, de niveles de cultura y deadaptacin a la vida cotidiana. Cada capa, cadacorporacin, cada grupo se compone, despus detodo, de seres vivos, de edad y temperamentodiferentes, cada uno de ellos con un pasado distinto.Si esta diversidad no existiera, el trabajo del partidocomunista, en lo referente a la unificacin y a la

    educacin del proletariado, sera sumamentesencillo. Sin embargo, cun difcil es ese trabajo,como vemos en Europa occidental! Se puede decirque mientras ms rica es la historia de un pas y,por consiguiente, la historia de su clase obrera,mientras ms educacin, tradicin y capacidades haadquirido, ms contiene antiguos grupos y msdifcil resulta constituirla en unidad revolucionaria.Tanto en historia como en tradiciones, nuestroproletariado es muy pobre. Esto es lo que hafacilitado, sin duda alguna, su preparacinrevolucionaria para la conmocin de octubre. Estoes tambin lo que ha hecho ms difcil su trabajo de

    edificacin despus de octubre. Exceptuando a lacapa superior, nuestros obreros estn desprovistos

    indistintamente de las capacidades y de losconocimientos culturales ms elementales (en loreferente a la limpieza, la facultad de leer y deescribir, la exactitud, etc.). A lo largo de un extensoperodo el obrero europeo ha adquiridopaulatinamente esas capacidades en el marco del

    orden burgus: he ah por qu, a travs de sus capassuperiores, est tan estrechamente ligado alrgimen burgus, a su democracia, a la prensacapitalista y dems ventajas. Por el contrarionuestra burguesa atrasada no tena casi nada queofrecer en ese sentido, por lo que el proletariadoruso pudo romper ms fcilmente con el rgimenburgus, y derrocarlo. Por esa misma razn, lamayora de nuestro proletariado se ve obligado aadquirir y reunir las capacidades culturalesrudimentarias solamente hoy, es decir, sobre la basedel estado obrero ya socialista. La historia no nosda nada gratuitamente: la rebaja que nos concede en

    un campo (el de la poltica) se la cobra en el otro (elde la cultura). En la misma medida en que fuerafcil (desde luego, relativamente) la sacudidarevolucionaria para el proletariado ruso, le resultadifcil la edificacin socialista. En compensacin, elmarco de nuestra nueva vida social, forjado por larevolucin, que se caracteriza por los otroselementos fundamentales (vase el comienzo deeste captulo), confiere a todos los esfuerzos leales,orientados en un sentido razonable en el planoeconmico y cultural, un carcter objetivamentesocialista. Bajo el rgimen burgus, sin saberlo ysin quererlo, el obrero contribua al mayor

    enriquecimiento de la burguesa, en la medida enque trabajaba mejor. En el estado sovitico, el buenobrero concienzudo, aun sin pensar ni preocuparsede ello (cuando es sin partido y apoltico), realizatrabajo socialista y acrecienta los medios de la clasetrabajadora. Todo el significado del cambio deoctubre est ah, y la nueva poltica econmica(NEP) no lo altera en absoluto.

    Hay una enorme cantidad de obreros sin partidoprofundamente interesados en la produccin, en elaspecto tcnico de su trabajo. Slo se puede hablarcondicionalmente de su apoliticismo, es decir, de

    su falta de inters por la poltica. Los hemos visto anuestro lado en todos los momentos importantes ydifciles de la revolucin. En general, octubre nolos ha asustado; no han desertado ni traicionado.Durante la guerra civil, fueron al frente en grancantidad, otros trabajaban lealmente en las fbricasde armamentos. Ms tarde, se orientaron haciatrabajos de paz. Se les dice (no del todo sin razn)apolticos, porque sus intereses productivos-corporativos o familiares se imponen a su interspoltico, por lo menos en tiempos corrientes,tranquilos. Cada uno de ellos quiere convertirseen un buen obrero, perfeccionarse, elevarse a una

    categora superior, tanto para mejorar la situacinfamiliar, como por un justo orgullo profesional.

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    Como acabamos de decir cada uno realiza, as,trabajo socialista sin proponrselo. Pero nosotros, elpartido comunista, estamos interesados en que esosobreros empeados en la produccin relacionenconscientemente su parte de trabajo productivocotidiano con las tareas de la edificacin socialista

    de conjunto. El resultado de semejante nexogarantizara mejor los intereses del socialismo, ylos que contribuyesen as, modestamente, a suedificacin, experimentaran una satisfaccin moralms profunda.

    Cmo alcanzar ese objetivo? Es difcil abordar aese obrero por el lado puramente poltico. Ya haodo todos los discursos. No se siente atrado por elpartido. Sus pensamientos giran alrededor de sutrabajo y no est muy satisfecho que digamos conlas actuales condiciones que encuentra en el taller,

    en la fbrica o en el trust. Estos obreros quierentener ellos mismos sus propias ideas, no soncomunicativos, y de su medio surgen los inventoresautodidactas. No se les puede abordar en el planode la poltica; ese tema no les concierneprofundamente por el momento, pero se les puede yse les debe hablar de productividad y de tcnica.

    En la susodicha sesin de debates de lospropagandistas de Mosc, uno de los participantes,el camarada Kolzov, seal la escasezextraordinaria de manuales soviticos, guasprcticas y mtodos de enseanza de las distintas

    especialidades y oficios tcnicos. Las viejas obrasde este tipo se han agotado, otras han caducadotcnicamente y, generalmente, en el plano poltico,responden a un espritu servilmente capitalista. Losnuevos manuales de este gnero pueden contarsecon los dedos de una mano, resulta difcilconseguirlos, pues fueron publicados en distintaspocas, por distintas editoriales y administraciones,sin el menor plan de conjunto. Con frecuenciainsuficientes desde el punto de vista tcnico, nopocas veces exageradamente tericos y acadmicos,carecen generalmente de todo color poltico, y noson, en el fondo, sino traducciones camufladas de

    una lengua extranjera. Sin embargo, tenemosnecesidad de toda una serie de nuevos manualesdestinados al cerrajero sovitico, al tornerosovitico, al montador electricista sovitico, etc.Esos manuales deben adaptarse a nuestra tcnica yeconoma actuales. Deben tener en cuenta tantonuestra pobreza como nuestras enormesposibilidades, y tender a introducir en nuestraindustria nuevos mtodos y prcticas, msracionales. En mayor o menor medida, deben abrirperspectivas socialistas en lo referente a lasnecesidades y a los intereses de la propia tcnica(aqu se incluyen las cuestiones de normalizacin,

    de electrificacin y de economa planificada). Esaspublicaciones deben presentar ideas y soluciones

    socialistas como parte integrante de la teoraprctica relacionada con la rama de trabajo encuestin, evitando aparecer como una propagandainoportuna venida de fuera. La necesidad de esaspublicaciones es inmensa. Es el resultado de laescasez de obreros calificados y del deseo del

    obrero de comprender su calificacin. Lainterrupcin del ritmo de produccin durante losaos de guerra imperialista y de la guerra civil, noha hecho ms que acrecentar esa necesidad. Nosencontramos ante una tarea cuya importancia igualasu atractivo.

    Evidentemente, no hay que disimular lasdificultades que plantea la creacin de toda unaserie de manuales de ese tipo. Los obrerosautodidactas, aun los altamente cualificados, noestn en condiciones de escribir tratados. Losautores de textos tcnicos que se encargan de ese

    trabajo, ignoran con frecuencia su aspecto prctico.Por otra parte, raramente tienen una mentalidadsocialista. Sin embargo, es posible llevar a caboesta tarea, no de manera simple, es decir,rutinaria, sino con medios combinados. Paraescribir un tratado, o por lo menos para hacer surevisin, hay que constituir un colegio, digamos uncomit de tres miembros, compuesto de un escritorespecializado, con formacin tcnica, que conozca,si es posible, el estado de nuestra produccin en elcampo en cuestin, o capaz de aprender aconocerlo; de un obrero altamente cualificado quepertenezca a la misma rama y que se interese en la

    produccin, dotado, si es posible, de un espritu deinvencin; y de un escritor marxista, con formacinpoltica, que se interese y que tenga algunosconocimientos en materia de produccin y detcnica. Es ms o menos de este modo como sedebera llegar a crear una biblioteca modelo demanuales de enseanza tcnica relacionados con laproduccin (por categora profesional) bienimpresos, desde luego, bien encuadernados, con unformato prctico y poco costoso. Una biblioteca deese tipo tendra un doble objetivo: contribuira aelevar el nivel de calificacin del trabajo, y porconsiguiente el xito de la edificacin socialista;

    contribuira adems a ligar una categora muypreciosa de obreros productivos al conjunto de laeconoma sovitica, y por consiguiente al partidocomunista.

    Desde luego, no se trata de limitarse a una serie demanuales de enseanza. Si nos hemos detenido enlos detalles de este ejemplo, es porque nos da unaidea bastante clara de los nuevos mtodosrequeridos por las nuevas tareas del perodo actual.Nuestro combate por ganar moralmente a nuestracausa a los trabajadores apolticos del sectorproductivo, debe y puede ser conducido por

    distintos medios. Necesitamos revistas semanales omensuales tcnico-cientficas, especializadas segn

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    la rama de produccin; necesitamos asociacionestcnicas, cientficas, que se siten al nivel de esostrabajadores. A ellos debe adaptarse una buenaparte de nuestra prensa sindical, so pena de seguirsiendo una prensa destinada exclusivamente alpersonal de los sindicatos. Mientras tanto, el

    argumento poltico ms adecuado para convencer aeste tipo de obreros consiste en cada uno denuestros xitos prcticos en el plano industrial, encada mejoramiento real del trabajo en la fbrica oen el taller, en cada gestin maduramente meditadapor el partido en ese sentido.

    Las concepciones polticas de este tipo de obreropueden ser adecuadamente ilustradas, formulandolas ideas que expresa con frecuencia del modosiguiente: En lo que respecta a la revolucin y alderrocamiento de la burguesa, no hay ni quehablar; en ese sentido, todo va bien y es algo que no

    tiene marcha atrs. No necesitamos a la burguesa.Podemos prescindir igualmente de losmencheviques y de otros lacayos de la burguesa.En cuanto a la libertad de la prensa, no nosimporta realmente, pues la cuestin no es esa. Peroqu pasa con la economa? Vosotros, comunistas,habis asumido la direccin. Vuestras intenciones yvuestros planes son excelentes (eso lo sabemos);sobre todo, no nos lo repitis; ya lo habis dicho yestamos de acuerdo, os apoyaremos; pero cmovais a resolver esas tareas en la prctica? Hastaahora, no tratis de disimularlo, habis cometido nopoco errores. Claro, no se puede hacer todo a la

    vez, hay mucho que aprender y los errores soninevitables. As son las cosas y no hay remedio. Yya que toleramos los crmenes de la burguesa,soportaremos bien las faltas de la revolucin. Peroesta situacin no puede eternizarse. Entre vosotros,comunistas, hay tambin gente de todo tipo, comoentre nosotros, simples mortales: algunos hacenprogresos, toman las cosas a pecho, se esfuerzan enllegar a un resultado econmico concreto, mientrasque otros slo tratan de embaucarnos con frases

    huecas. Los que no hacen ms que vanos discursosocasionan no pocos perjuicios, pues el trabajo se lesva de entre los dedos.

    He ah, pues, ese tipo de obrero: es un tornero, uncerrajero o un fundidor laborioso, ambicioso, que

    se interesa en su trabajo; no es un exaltado, msbien pasivo desde el punto de vista poltico, aunquerazonador, crtico, a veces un poco escptico, perosiempre fiel a su clase; es un proletario de granvalor. Hacia l el partido debe orientar actualmentesus esfuerzos. Hasta qu punto sabremos ganarnosa esta capa en la prctica, en la economa, en laproduccin, en la tcnica? La respuesta a estapregunta indicar con el mximo de exactitud lamedida de nuestros xitos polticos en materia detrabajo cultural, en el sentido amplio que le daLenin.

    No hay ni que decir que nuestros esfuerzostendientes a conquistar al obrero competente, no seoponen en modo alguno a los que desplegaremos endireccin de la joven generacin de proletarios.sta crece en las condiciones de una poca dada, seforma, se fortalece y se endurece a travs de lastareas por resolver. La joven generacin deber serante todo una generacin de obreros altamentecalificados, amantes de su trabajo. Crecer con laconviccin de que su trabajo productivo se realizaal servicio del socialismo. El inters que se tomenen su propia formacin profesional, el deseo deadquirir maestra en su oficio realzar en gran

    medida, a los ojos de los jvenes, la autoridad delos obreros competentes de la antigua generacin,quienes, como hemos dicho, permanecen, en sumayor parte, fuera del partido. Nuestra orientacinhacia el obrero asiduo, concienzudo, competente,constituye pues, al mismo tiempo, una directriz enmateria de educacin de los jvenes proletarios.Fuera de esta va, todo progreso hacia el socialismoes imposible.

    USOS Y COSTUMBRESEn la vida cotidiana es donde se percibe mejorhasta qu punto el individuo es el producto y no elcreador de sus condiciones de vida. La vida, esdecir, las condiciones y lo modos de vida, se crean,mucho ms an que la economa, a espaldas de loshombres (la expresin es de Marx). En el plano dela vida cotidiana, la creacin consciente ocupa unlugar insignificante en la historia de la humanidad.La vida cotidiana resulta de la acumulacin de lasexperiencias espontneas de los hombres,cambiando con igual espontaneidad, bajo el efectode la tcnica o de los golpes ocasionales asestadospor la lucha revolucionaria, reflejando, enresumidas cuentas, mucho ms el pasado de lasociedad humana que su presente.

    Nuestro proletariado no es antiguo, no es unproletariado heredado; surgi, en el curso de lasltimas dcadas, del seno del campesinado y, sloen parte, de la pequea burguesa. El modo de vidade nuestros proletarios refleja perfectamente esteorigen social. Basta con recordar el cuadro decostumbres esbozados por Glieb Uspenski en susTipos de la calle Rasteriaev. Qu es lo quecaracteriza a los habitantes de la calle Rasteriaev,es decir, a los obreros de Tula de fines del siglopasado? Son pequeoburgueses y campesinos que,en su mayor parte, han perdido toda esperanza delibertad; es un mezcla de pequea burguesa incultay de elementos venidos a menos. Desde entonces,el proletariado ha dado un salto considerable,mucho ms notable, sin embargo, en poltica que en

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    el campo de las costumbres y tradiciones. Su modode vida es terriblemente conservador. Es verdadque la calle Rasteriaev ya no existe en su formaprimitiva. La manera bestial de tratar a losaprendices, el servilismo hacia los patronos, laborrachera insensata, el bandidaje al ritmo de un

    impdico acorden, todo eso ha dejado de existir.Pero en las relaciones entre hombre y mujer, entrepadres e hijos, en la economa familiar, apartado detodo el mundo, el rasteriaevismo est anfuertemente arraigado. Sern necesarias decenas deaos de desarrollo econmico y de auge culturalantes de poder expulsar el rasteriaevismo de sultimo reducto: la vida privada y familiartransformndola de pies a cabeza en un sentidocolectivista.

    En la susodicha sesin de los propagandistas deMosc, la cuestin de la vida familiar fue objeto de

    discusiones particularmente vivas. En este sentido,todos llevaban un peso en el corazn. Lasimpresiones, las observaciones y sobre todo losproblemas son numerossimos. No solamente nocomprenden respuesta alguna, sino hasta laspropias preguntas permanecen mudas; no seexpresan pblicamente ni por la prensa, ni en lasasambleas. La vida de la masa obrera, por unaparte, la vida comunista por otra, y el punto dondese establece el contacto vivo entre los comunistas ylas amplias capas obreras. Qu campo deobservacin y de experiencia, qu influenciapermite ejercer!

    En este sentido, nuestra literatura no nos ayuda ennada. Por su propia naturaleza, el arte esconservador, va a la zaga de la vida, es poco aptopara captar los fenmenos al vuelo, en el impulsomismo de su proceso de formacin.La Semana, deLibedinsky, ha provocado en algunos camaradas unentusiasmo que me parece, lo confieso, exagerado ypeligroso para ese joven autor. Desde el punto devista formal, La Semana da la impresin de untrabajo escolar, a pesar del talento que denota, yslo a base de trabajo constante, tenaz y exigenteconsigo mismo, Libedinsky alcanzar la maestra;

    que es por otra parte, lo que yo espero. Pero por elmomento la cuestin no es sa. La grandeza, laimportancia de La Semana no provienen de superfeccin artstica, sino del trozo de vidacomunista evocado por la obra. Y precisamentedesde ese ngulo, el relato no va lejos. Ladescripcin del comit de gobierno es demasiadoartificial y carece de races orgnicas. He ah porqu toda La Semana tiene un aspecto episdico, aligual que los relatos sobre la vida de los emigradosde la revolucin. La vida del comit de gobiernoes evidentemente interesante e instructiva, perocuando la organizacin comunista viene a

    engranarse (como una rueda dentada) en la vidacotidiana del pueblo, vemos surgir entonces la

    dificultad y la importancia de la obra. Ah harafalta un gran impulso. Actualmente, el partidocomunista es la palanca que preside todo progresoconsciente. Por lo que su punto de contacto con lasmasas populares es el punto esencial de la accinhistrica, de las acciones y reacciones recprocas.

    Con respecto a nuestra vida cotidiana real, la teoracomunista se anticipa en varias dcadas, y, enalgunos campos, en varios siglos. Es precisamentepor ello que el partido comunista es lo que es: unfactor revolucionario de primer orden. Gracias a surealismo, a su dinamismo dialctico, la teoracomunista elabora mtodos polticos capaces deasegurar su eficacia bajo cualquier circunstancia.Pero una cosa es la idea poltica y otra la vidacotidiana. La poltica es mvil, la vida cotidiana esestable y recalcitrante. Esto es lo que provocatantos conflictos en los medios obreros, donde la

    toma de conciencia choca con la tradicin;conflictos tanto ms agudos en cuanto no aparecenpblicamente. La literatura no los refleja ms que laprensa. sta guarda silencio sobre tales cuestiones.En cuanto a las nuevas escuelas literarias que tratande ponerse al nivel de la revolucin, para ellas lavida cotidiana no existe. Quieren reconstruir lavida, no contarla tal cual es. Pero la vida no seinventa. Se la puede construir a partir de elementosexistentes, susceptibles de desarrollarse. Es por loque, antes de construir, hay que conocer lo queexiste; no solamente cuando se trata de influir en lavida cotidiana sino, en general, en cualquier

    actividad consciente del hombre. Hay que saber loque existe y en qu sentido se opera el cambio de loque existe, a fin de poder contribuir a la edificacinde la vida. Mostradnos (y sobre todo sabed mirarvosotros mismos) lo que pasa en la fbrica, en losmedios obreros, en la cooperativa, en el crculo, enla escuela, en la calle, en la taberna; aprended acomprender lo que all sucede, es decir, la actitudque conviene observar hacia los fragmentos delpasado y los grmenes del porvenir. Estellamamiento se dirige tanto a los hombres de letrascomo a los publicistas, a los corresponsales obreroscomo a los reporteros. Mostradnos la vida tal como

    sale de la fragua de la revolucin.

    Sin embargo, es de prever que los llamamientos,por s mismos, no cambiarn nada en el esfuerzo deatencin de nuestros escritores. Lo que hace falta esuna puesta en marcha, una direccin eficaz. Elestudio y la ilustracin de la vida obrera debenconvertirse en la tarea inmediata de los periodistas,por lo menos de los que saben hacer uso de sus ojosy de sus odos; hay que orientarlos hacia ese trabajopor medio de la organizacin, instruirlos,corregirlos, mostrarles el camino de modo que seles ensee a evocar la vida y las costumbres

    revolucionarias. Simultneamente, hay queensanchar el horizonte de los corresponsales

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    obreros. De hecho, la mayor parte de ellos podraofrecer crnicas mucho ms interesantes ysustanciales que las que hacen. Pero para ello espreciso reflexionar sobre las cuestiones yformularlas, plantear correctamente los objetivos;hay que saber suscitar conversaciones y animarlas.

    Para elevarse a un nivel cultural superior, la claseobrera, y principalmente su vanguardia, debe serconducida a meditar sobre su propia vida. Pero parahacerla meditar hay que conocerla. La burguesa,esencialmente representada por sus propiosintelectuales, realiz ampliamente esta tarea desdesu llegada al poder: ya era una clase poseedoracuando se encontraba en la oposicin; artistas,publicistas, poetas, la han servido, la han ayudado apensar y han pensado por ella.

    En Francia, en el siglo XVIII, llamado de las luces,

    los filsofos burgueses se inclinaron sobre losdiferentes aspectos de la vida social y personal, conel fin de racionalizarla, es decir, subordinarla a lasexigencias de la razn. No slo las cuestionesrelativas al orden poltico y a la Iglesia, sinotambin los problemas de las relaciones entre lossexos y de la educacin de los nios, eran objeto desus investigaciones. De por s, el solo hecho deestudiar y de plantear esos problemas contribuyindiscutiblemente a elevar el nivel de cultura de lapersonalidad, desde luego burguesa, y sobre todointelectual. Todos los esfuerzos de la Filosofa delas Luces tendientes a racionalizar las relaciones

    sociales y personales, es decir, a transformarlas deacuerdo con las leyes de la razn, chocaron con elhecho de la propiedad privada de los medios deproduccin, que segua siendo la piedra angular dela nueva sociedad, basada en la razn. La propiedadprivada era el mercado, el juego ciego de lasfuerzas econmicas, las que, por cierto, noobedecen a la razn. Las condiciones econmicasdel mercado han modelado una vida igualmenteimpregnada de los caracteres del mercado. Bajo elreino del mercado, la organizacin racional de lavida de las masas populares no era ni siquieraconcebible. Debido a esto, las construcciones

    racionalistas elaboradas por los filsofos del sigloXVIII, a pesar de su espritu tan penetrante y audaz,alcanzaron tan pocas realizaciones concretas.

    En Alemania, el perodo delAufklrung aparece enla primera mitad del siglo pasado. El movimiento,encabezado por la Joven Alemania, es animadopor Heme y Brne. De hecho, slo se trataba en esemomento de una actitud crtica por parte del alaizquierda de la burguesa, especialmente de suintelectualidad, en guerra contra la esclavitud, elservilismo, el espritu mezquino, la estupidez y losprejuicios pequeoburgueses, y que aspiraba (con

    mucho ms escepticismo que el mostrado por losprecursores franceses) a instaurar el reino de la

    razn. Ese movimiento desembocara ms tarde enla revolucin de 1848, que, lejos de transformarradicalmente la vida humana, no supo ni siquieradeshacerse de las innumerables dinastas alemanas.

    En nuestra atrasada Rusia, no fue sino en la

    segunda mitad del siglo XIX cuando el movimientodel Aufklrung lleg a generalizarse en ciertamedida. Chernichevsky, Pisarev, Dobroliubov,salidos de la escuela de Belinsky, no criticabantanto las condiciones econmicas como lasineptitudes, las costumbres reaccionarias, asiticas,oponiendo al tipo de hombre tradicional el hombrenuevo, el realista al utilitario, que trata de vivirsegn las leyes de la razn para convertirse en unapersonalidad dotada de pensamiento crtico. Esemovimiento desemboc en el populismo(narodniki), que fue un racionalismo ruso tardo.Los racionalistas franceses del siglo XVIII fueron

    poco ms o menos incapaces de transformar la viday las costumbres, ya que stas no proceden de lafilosofa sino del mercado; la influencia culturaldirecta de los Aufklrer alemanes fue an menossensible, y la de la intelectualidad rusa sobre la viday las costumbres de pueblo en general, totalmenteinsignificante. En ltima instancia, la importanciahistrica del Aufkrung ruso, incluyendo elpopulismo, consiste en que estuvo en la base de lacreacin del partido proletario revolucionario.

    Solamente despus de la conquista del poder por laclase obrera comienzan a instaurarse las

    condiciones capaces de transformar la vida hastasus cimientos ms profundos. La vida no puederacionalizarse, es decir, transformarse deconformidad con las exigencias de la razn, sinracionalizar la produccin, pues la vida se basa enla economa. Slo el socialismo se plantea comoobjetivo aprehender por la razn el conjunto de lasactividades econmicas del hombre,subordinndolas a ella. La burguesa, al menos suscorrientes ms progresistas, se limitaba aracionalizar por una parte la tcnica (por medio delas ciencias naturales, de la tecnologa, de laqumica, de las invenciones y mecanizaciones), y

    por otra parte la poltica (gracias alparlamentarismo), pero no la economa, dondepersista el juego de la competicin ciega. He ahpor qu las fuerzas inconscientes y ciegas seguangobernando a la sociedad burguesa. La claseobrera, despus de haber conquistado el poder,somete las bases econmicas de las relacioneshumanas a un control y a una direccin conscientes.Es la nica va hacia una transformacin racionalde la vida.

    Eso es lo que nos conduce igualmente a comprobarque nuestros xitos en lo referente a la vida diaria

    dependen directamente de nuestros xitos enmateria econmica. No cabe la ms ligera duda de

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    que, aun al nivel de nuestra economa actual,podramos conceder un lugar mucho msimportante a la crtica, a la iniciativa y a la razn.Esa es precisamente una de las tareas de la poca.Resulta ms evidente an que la transformacinradical de la vida (la emancipacin de la mujer de

    la esclavitud domstica, la educacin pblica de losnios, la abolicin del constreimiento econmicoque pesa sobre el matrimonio, etc.) no avanzarsino a la par de la acumulacin social y delpredominio creciente de las fuerzas econmicassocialistas sobre las del capitalismo. Sin embargo,la investigacin de la vida es ahora la condicinindispensable para que la vida, conservadoradebido a sus tradiciones milenarias, no quede a lazaga de las posibilidades de progreso que nuestrosrecursos econmicos nos ofrecen desde hoy, y enlos tiempos futuros. Por otra parte, los msmnimos xitos en el plano de la vida cotidiana

    corresponden, por definicin, a un alza del nivelcultural del obrero y de la obrera, que acrecentarnen seguida las posibilidades de racionalizacin dela industria y, por consiguiente, las de unaaceleracin de la acumulacin socialista. sta, a suvez, abrir el camino a nuevas conquistas en el

    campo de la colectivizacin de la vida. Esta es unainterdependencia dialctica: el factor histricocapital es la economa; pero nosotros, el partidocomunista, el estado obrero, no podemos actuarsobre ella sino a travs de la clase obrera,esforzndonos por elevar continuamente el nivel decalificacin tcnica y cultural de los que lacomponen. En el estado obrero el trabajo cultural seefecta en beneficio del socialismo, y el socialismoequivale a una poderosa expansin de la cultura, deuna cultura autntica, humana, de una cultura delhombre liberado de las relaciones de clase.

    ALCOHOL, IGLESIA Y CINELa jornada de ocho horas y la prohibicin delalcohol, he aqu dos cosas que han dado una nuevaorientacin a la vida obrera. El monopolio estatalsobre la venta de bebidas alcohlicas fue abolidodebido a la guerra, antes de la revolucin. La guerraexiga medios tan gigantescos que el zarismoconsideraba los ingresos procedentes de las bebidasalcohlicas como una suma deleznable a la que sepoda renunciar: mil millones ms o menos nocontaban gran cosa. La revolucin asumi a su vezesa abolicin del monopolio estatal; se trataba de

    una herencia, de un hecho consumado que adoptpor razones de principio que le pertenecanlegtimamente. Slo despus de la conquista delpoder por la clase obrera, convertida en artficeconsciente de una nueva economa, la lucha delestado contra el alcoholismo (tanto mediante laprohibicin como por la propaganda) ha adquiridoimportancia histrica. Desde este ngulo, laabolicin del presupuesto de la borrachera conmotivo de la guerra, circunstancia contingente, nocambia nada absolutamente el hecho fundamentalde que la liquidacin de la empresa de degradacindel pueblo a travs de francachelas, hay que

    acreditrsela a la revolucin, Extender, consolidar,organizar y culminar el rgimen antialcohlico enel pas de la renovacin del trabajo, he ah nuestratarea. Nuestros xitos, tanto econmicos comoculturales, sern proporcionales a la disminucindel porcentaje de alcohol en las bebidas. No esposible hacer concesin alguna en esta materia.

    En lo que respecta a la jornada de ocho horas, staes ya una adquisicin directa de la revolucin, yuna de las ms importantes. La jornada de ochohoras aporta de por s un cambio radical en la vidadel trabajador, liberando de trabajo en la fbrica los

    dos tercios de la jornada. Es la base de un cambiofundamental en lo referente a la vida obrera, al

    desarrollo cultural, a la educacin, etc., pero no setrata sino de un punto de partida. La vida deltrabajador ser tanto mejor, tanto ms cabal ysustancial cuanto ms sepa el estado utilizar condiscernimiento el tiempo de trabajo. La importanciade la conmocin de octubre, ya lo hemos dicho,consiste precisamente en que los xitos econmicosde cada obrero suponen automticamente un alzadel nivel material y cultural de la clase obrera en suconjunto. Ocho horas de trabajo, ocho horas desueo, ocho horas de tiempo libre; as reza la vieja

    divisa del movimiento obrero. Bajo nuestrascondiciones, cobra un sentido novsimo: mientrasms productivas sean las ocho horas de trabajo,mientras ms se realicen las ocho horas de sueo enbuenas condiciones de limpieza y de higiene, mssustanciales y de un nivel cultural ms elevadosern las ocho horas de tiempo libre.

    Por consiguiente, la cuestin de las distraccionesreviste una enorme importancia en lo tocante a lacultura y la educacin. El carcter del nio semanifiesta por el juego. El carcter del adulto seexpresa con mayor fuerza a travs del juego y las

    distracciones. Los juegos y las distracciones puedentambin contribuir ampliamente a la formacin delcarcter de toda una clase, cuando esta clase es joven y marcha hacia adelante, como lo hace elproletariado. Fourier, el gran utopista francs,erigi sus falansterios, utilizando y combinandoracionalmente los instintos y las pasiones humanas,a fin de contrarrestar el ascetismo cristiano y surepresin de la naturaleza humana. Es una ideaprofunda. El estado obrero no es ni una ordenreligiosa ni un monasterio. Tomamos a los hombrestal como los ha creado la naturaleza y como laantigua sociedad los ha educado en parte, y en parte

    estropeado. En el seno de ese material humanovivo, buscamos donde asentar las palancas del

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    partido y del estado revolucionario. El deseo dedivertirse, de distraerse, contemplar espectculos yrer, es un deseo legtimo de la naturaleza humana.Podemos y debemos conceder a esa necesidadsatisfacciones artsticas cada vez mayores,sirvindonos al mismo tiempo de esa satisfaccin

    como medio de educacin colectiva, sin ejercertutela pedaggica o constreimientos para imponerla verdad.

    En este campo, el instrumento ms importante, elque supera de lejos a todos los dems es, sin duda,el cine. Esta invencin desconcertante en materiade espectculos ha entrado en la vida de loshombres con una rapidez fulminante. En lasciudades capitalistas el cine forma parte de la vidacorriente, en la misma medida que el bao, lataberna, la iglesia y otras instituciones ms o menostiles y recomendables. La pasin del cine se basa

    en el deseo de distraerse, de ver algo nuevo,indito, de rer hasta de llorar, no sobre la propiasuerte sino sobre la de otro. El cine ofrece unasatisfaccin ptica totalmente viva e inmediata atodas esas necesidades sin exigir nada delespectador, ni siquiera la capacidad de leer. De ahla aficin y la gratitud del espectador hacia el cine,fuente inagotable de impresiones y de sensaciones.He ah el punto, no solamente el punto, sino lavasta superficie donde pueden comenzarse losesfuerzos en vista a la educacin socialista.

    El hecho de que hasta ahora, despus de cerca de

    seis aos, no hayamos echado mano del cine,prueba hasta qu punto somos torpes, incultos, parano decir estpidos. El cine es un instrumento que seimpone por s mismo: el mejor instrumento depropaganda (propaganda tcnica, cultural, aplicablea la produccin, a la lucha antialcohlica, al camposanitario, poltico, en dos palabras, es uninstrumento de propaganda fcilmente asimilable,atractivo, que se graba en la memoria) y,eventualmente, es tambin un negocio lucrativo.

    Por el solo hecho de ser atractivo y entretenido elcine le hace la competencia a la taberna. No s si

    actualmente hay en Pars o en Nueva York msbares que cines; ni qu categora de esas empresasreporta ms. Es evidente que el aspecto en que elcine compite particularmente con la taberna es en elde saber cmo y con qu ocupar las ocho horas detiempo libre. Es posible apoderarse de esteincomparable instrumento? Por qu no? Elrgimen de los zares cre en algunos aos unainmensa red de tiendas de venta de alcohol quedependan del estado. Grosso modo, stas lereportaron un ingreso anual de mil millones derublos oro. Por qu el estado obrero no puedecrear una red de cines estatales capaz de introducir

    cada vez ms profundamente la distraccin y laeducacin en la vida popular? Sera no solamente

    un buen negocio, sino un excelente contrapeso alatractivo del alcohol. Es esto factible? Por quno? Evidentemente no es nada fcil. En todo caso,sera normal y correspondera mejor a la naturaleza,a la fuerzas de organizacin y a las capacidades delestado obrero que, digamos, el restablecimiento

    del circuito del alcohol1

    .

    El cine le hace la competencia no slo a la taberna,sino tambin a la iglesia. Y esta competencia puedeserle fatal a sta, si hacemos culminar la separacinentre la iglesia y el estado mediante la unin delestado socialista con el cine.

    La piedad no existe casi en los obreros rusos. Dehecho, nunca existi. La iglesia ortodoxa era unconjunto de ritos y una organizacin oficial. Noconsigui penetrar profundamente en la concienciade las masas populares, ni introducir sus dogmas y

    cnones en su vida ntima, siempre por la mismarazn: la ausencia de cultura, en el seno de la viejaRusia, especialmente en la iglesia. Por esto elobrero ruso, al acceder a la cultura, rompe tanfcilmente sus amarras puramente externas con laiglesia. Es verdad que para los campesinos laruptura es ms difcil, no porque las enseanzas dela religin tengan mayor influencia sobre l (no setrata de eso) sino porque su vida indolente ymontona est estrechamente ligada al ritualindolente y montono de la iglesia.

    En el obrero (hablamos del obrero sin partido, en

    bloque) la influencia de la iglesia responde, lamayor parte de las veces, a la costumbre, sobretodo en la mujer. Las santas imgenes penden de lapared y all quedan porque all estn. Adornan lapared; sin ellas el cuarto estara vaco y fro. Elobrero no compra nuevas imgenes, pero no deseadeshacerse de las antiguas. Cmo reconocer lafiesta de la Pascua sin el kulich y el pascha? Perokulich y pascha deben ser bendecidos segn lacostumbre, de otro modo les faltara algo. No es enabsoluto por piedad por lo que va a la iglesia; perola iglesia es luminosa y bella; hay mucha gente y seescuchan cantos: he ah bastantes cosas agradables

    que no se encuentran ni en la fbrica, ni en la

    1 Estas lneas estaban escritas cuando encontr en elltimo nmero de Pravda, que tengo en mis manos (defecha 30 de junio), el siguiente extracto de un artculoenviado a la redaccin por el camarada I. Gordeiev: Laindustria del cine es un negocio comercialextraordinariamente ventajoso, que reporta grandesbeneficios. Utilizndolo en forma hbil, racional yadecuada, el monopolio del cine podra jugar un papel enel saneamiento de nuestras finanzas, comparable al quedesempeaba el monopolio del alcohol en las finanzasdel Estado zarista. El camarada Gordeiev da acontinuacin indicaciones prcticas .obre la manera de

    cinematizar la vida sovitica. Se trata efectivamente deuna cuestin que hay que estudiar a fondo y seriamente.

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    familia, ni en el vaivn cotidiano de la calle. La fees casi inexistente. En todo caso, no hay respetoalguno para la jerarqua eclesistica, ningunacreencia en el poder mgico de las ceremonias.Pero falta igualmente la voluntad activa de rompercon todo eso. El elemento de distraccin, de

    entretenimiento, de pasatiempo, desempea unpapel enorme en la ceremonia religiosa. A travs dela escenificacin, la iglesia acta sobre los sentidos:la vista, el odo, el olfato (el incienso), sobre laimaginacin. La aficin de los hombres al teatro(ver y or algo nuevo brillante, que los saque de lacotidianeidad) es muy fuerte, indestructible einsaciable desde la infancia hasta una edadavanzada. Para que las amplias masas renuncien alformalismo, al ritual de la vida diaria, no basta lapropaganda antirreligiosa. sta, evidentemente, esindispensable. Su resultado prctico inmediato seaplica a una minora intelectualmente valiente.

    Si la multitud permanece inaccesible a lapropaganda antirreligiosa, no es porque la religinconserve su dominio sobre ella, es porque no existeun nexo moral, sino slo una relacin informe,persistente, maquinal, sin vnculos con laconciencia: el del curioso que no se niega aparticipar ocasionalmente en una procesin o en un

    servicio solemne, a escuchar los cantos religiosos ya hacer apresuradamente la seal de la cruz. Estaceremonia maquinal, que pesa sobre la conciencia,no se la puede superar por la sola crtica, hay quereemplazarla por nuevas formas de vida, nuevasdistracciones, nuevos espectculos que eleven el

    nivel de cultura. Al llegar aqu, nuestropensamiento se detiene naturalmente en eseinstrumento teatral por excelencia (por ser el msdemocrtico), el cine. El cine, que prescinde de jerarqua con vastas ramificaciones, de sedasrecamadas, etc., desplegando en la pantalla mediosescnicos mucho ms cautivantes que los de lasiglesias, mezquitas o sinagogas, cuya experienciaen materia teatral es sin embargo milenaria. En laiglesia, se asiste siempre a una sola accin, lamisma cada ao, mientras que en el cine, que seencuentra, justo al lado o enfrente, se pueden ver,en los mismos das y a las mismas horas, tanto

    fiestas paganas como pascuas judas o cristianas, ensus relaciones histricas, imitando sus ceremonias.El cine divierte, instruye, sorprende la imaginacincon imgenes y quita las ganas de ir a la iglesia. Elcine es un gran competidor no slo de la tabernasino tambin de la iglesia. Es el instrumento del quetenemos que apoderarnos a toda costa.

    IVDE LA VIEJA A LA NUEVA FAMILIA

    Por su naturaleza, las relaciones internas y losacontecimientos en el seno de la familia, en cuanto

    objetos de investigacin, presentan las mayoresdificultades; resultan poco adecuados para todo tipode estadsticas. Por ello no es fcil decir en qumedida (no slo en los papeles sino tambin en lavida real) los lazos familiares son, hoy da, rotoscon mayor frecuencia y facilidad que en pocasanteriores. En la mayora de los casos, respecto aestas cuestiones, debemos conformarnos con un juicio a simple vista. La diferencia, sin embargo,entre la poca prerrevolucionaria y el presente, esque en aqulla todos los graves conflictos yproblemas de la familia de la clase trabajadora,solan pasar inadvertidos para dicha clase. Ahora,

    en cambio, que una enorme y ms alta proporcinde trabajadores ocupa puestos responsables, susvidas se hallan mucho ms a la luz y toda tragediadomstica se convierte en tema de gran comentarioy algunas veces de ociosa charla.

    Pese a esta importante diferencia, no puedenegarse, sin embargo, que las relaciones familiares,incluso las de la clase proletaria, se hallan bastanteperturbadas. Esto fue enunciado rotundamentecomo un hecho evidente en los debates de lospropagandistas de Mosc, y nadie lo cuestion. Lasreacciones difirieron slo en razn del distinto

    grado y modo en que este hecho impresion a cadauno, Algunos lo examinaron con cierto recelo, otros

    manifestaron sus dudas y hubo quienes parecanestar todava perplejos. De todos modos, para todos

    estaba claro que un gran proceso, an muy catico,estaba en marcha asumiendo alternativamenteformas de insana o revuelta, de ridculo o tragedia,proceso que an no haba tenido tiempo de revelarsus ocultas posibilidades para la inauguracin de unnuevo y ms elevado orden de vida familiar. Laprensa, es cierto, ha dejado deslizar algunainformacin acerca de la desintegracin de lafamilia, pero slo lo ha hecho ocasionalmente y entrminos muy vagos y generales. En un artculosobre el tema, le que la desintegracin de la familiaen la clase trabajadora era presentada como un casode influencia de la burguesa sobre el

    proletariado. Pero no es tan simple. El problematiene races ms profundas y resulta mscomplicado. Existe, s, una clara influencia de lavieja y nueva burguesa, pero el proceso consisteprincipalmente en una penosa evolucin de lafamilia proletaria misma, una evolucin quenecesariamente ha de conducir a una crisis y cuyaprimera etapa catica nosotros estamos presenciadoactualmente.

    La influencia profundamente destructiva de laguerra sobre la familia es bastante conocida. Enprimer lugar, en tanto separa a la gente por largos

    perodos o los rene por pura casualidad, disuelveautomticamente la familia. Esta influencia fue

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    continuada y fortalecida por la revolucin. Los aosde la guerra terminaron con todo aquello que sehaba mantenido slo por la inercia de la tradicinhistrica. Derribaron el poder del zarismo, losprivilegios de clase, la vieja familia tradicional. Larevolucin comenz por edificar el nuevo estado y

    con ello llev a cabo su ms simple y urgenteobjetivo. El aspecto econmico del problema haresultado ser ms complicado. La guerra trastornel viejo orden econmico, la revolucin lo derrib.Actualmente estamos ensayando la construccin deun nuevo orden; hasta ahora lo hacemos a partir delos viejos elementos, reorganizndolos de diferentemodo. En el campo de la economa slorecientemente hemos abandonado el perodo dedestruccin para comenzar el de la reconstruccin yascenso. Nuestro avance es lento todava y larealizacin de las nuevas formas socialistas de lavida econmica est an muy distante. Pero

    estamos definitivamente fuera del perodo dedestruccin y ruina. El nivel ms bajo fuealcanzado entre los aos 1920-21.

    En la vida familiar el primer perodo de destruccinse halla an lejos de su trmino. El proceso dedesintegracin est en plena ebullicin. Es precisoque tengamos esto bien presente. La vida domsticafamiliar est atravesando, digamos, el perodo de1920-21 y no ha alcanzado todava el de 1923. Lavida domstica es ms conservadora que laeconmica, y uno de los motivos es su menor gradode conciencia. En poltica y economa la clase

    trabajadora acta como un todo y en su avanceempuja siempre hacia adelante al partidocomunista, su vanguardia, a travs de la cualcumple con los objetivos histricos delproletariado. En la vida familiar la clase trabajadorase encuentra dividida en clulas que agrupan avarias familias. La transformacin del rgimenpoltico, el cambio incluso del orden econmico delestado (el paso de las fbricas y los talleres a manosde los trabajadores), todo esto ha ejercidoindudablemente alguna influencia en lascondiciones familiares; pero solamente en formaexterna e indirecta, y sin modificar en nada las

    estructuras domsticas tradicionales heredadas delpasado. Una reforma radical de la familia y engeneral de todo el orden de la vida domsticarequiere un enorme y consciente esfuerzo delconjunto de la clase trabajadora, y supone laexistencia en dicha clase de una poderosa fuerzamolecular proveniente de un deseo ntimo eindividual de cultura y progreso. Se necesita unarado que se hunda profundamente para removerdensas masas de tierra. Uno de los problemas, elms simple, fue el de instituir en el estado soviticola igualdad poltica de hombres y mujeres. Muchoms dificultoso fue el siguiente, el de asegurar la

    igualdad de hombres y mujeres trabajadores en lasfbricas, talleres y sindicatos; y hacerlo de tal modo

    que los hombres no colocaran a las mujeres en unaposicin desventajosa. Pero lograr una verdaderaigualdad entre hombres y mujeres en el seno de lafamilia es un problema infinitamente ms arduo.Antes de que ello suceda deben subvertirse todasnuestras costumbres domsticas. Y an es bastante

    obvio que a menos que en la familia exista unaverdadera igualdad entre marido y mujer, y ello enun sentido general, as como en lo referente a lascondiciones de vida, no podremos hablarseriamente de igualdad en el trabajo social ni quizsen la poltica. Hasta tanto la mujer est atada a lostrabajos de la casa, el cuidado de la familia, lacocina y la costura, permanecern cerradastotalmente todas sus posibilidades de participacinen la vida poltica y social.

    El problema ms fcil fue el de la asuncin delpoder. Y sin embargo, este solo problema absorbi

    todas nuestras fuerzas en la primera etapa de larevolucin. Exigi infinitos sacrificios. La guerracivil oblig a adoptar medidas de sumo rigor.Mentes estrechas, gente tonta, se quejaron de lacorrupcin de las costumbres, de la sanguinariaperversin del proletariado, etc., cuando lo quehaba ocurrido en realidad era que el proletariado,llevando hasta el extremo el empleo de los mediosde la violencia revolucionaria, comenz a lucharpor nuevas formas de cultura, por un nuevohumanitarismo. En el aspecto econmico, durantelos primeros cuatro o cinco aos, habamosatravesado un perodo de crisis terrible. Decay el

    nivel de productividad, y los productos eran de unabaja calidad alarmante. En tal situacin, nuestrosadversarios vieron o quisieron ver un signo delestado de putrefaccin del rgimen sovitico. Sinembargo, en realidad, no era ms que la etapa, porotra parte inevitable, de la destruccin de las viejasestructuras econmicas y de los primeros intentosdesvalidos para la creacin de las nuevas.

    Con respecto a las relaciones familiares, y a lasformas de vida privada en general, debe existirasimismo un inevitable perodo de desintegracin,tal como ocurriera con las tradiciones heredadas del

    pasado que no haban sido todava objeto dereflexin. Pero en este terreno de la vida domsticael perodo de la crtica y de la destruccin comienzams tarde, dura mucho tiempo y asume formasinsanas y lamentables, las cuales, sin embargo, soncomplejas y no siempre perceptibles para unaobservacin superficial. Estas seales progresivasde un cambio crtico en las condiciones del estado,deben ser claramente definidas para no alarmamospor los fenmenos que observemos. Debemosaprender a estimarlos en su justo significado, saberqu lugar ocupan en el desarrollo de la clasetrabajadora y dirigir conscientemente las nuevas

    condiciones hacia las formas de vida socialistas.

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    La advertencia es necesaria, puesto que ya mismose hacen or las voces de alarma. En el debate delos propagandistas moscovitas algunos camaradashablaron con ansiedad natural de la facilidad conque eran rotos los viejos lazos familiares para darlugar a otros nuevos tan transitorios como aqullos.

    Las vctimas en todos los casos son las madres y losnios. Por otra parte, quin en nuestro medio noescuch en conversaciones privadas quejas, por nodecir lamentaciones, acerca de la desmoralizacinde los jvenes soviticos, especialmente deaquellos que pertenecen a las agrupaciones de lajuventud comunista, los llamados komsomoles? Notodo es exageracin en estas quejas; hay tambinalgo de verdad en ellas. Puesto que se trata deluchar por un nivel de cultura ms alto y por lasuperacin de la personalidad humana, debemosrealmente, y as lo haremos, combatir los aspectososcuros de esta verdad. Pero a fin de iniciar nuestro

    trabajo y captar el abec del problema sinmoralismos reaccionarios o desalientos, tendremosprimero que estar seguros de los hechos y comenzara ver claramente qu est ocurriendo en la realidad.

    Tal como expresamos ms arriba, influyeron sobrela vieja conformacin de la familia dos hechos deenorme importancia: la guerra y la revolucin. Y acontinuacin lleg, deslizndose sigilosamente, lamole subterrnea: el pensamiento crtico, elconcienzudo estudio y evaluacin de las relacionesfamiliares y las formas de vida. La mecnica mismade los grandes acontecimientos combinada con el

    mpetu crtico de las mentes ms lcidas gener elperodo de destruccin de las relaciones familiaresdel que ahora somos testigos. Ahora, despus de laconquista del poder, el trabajador ruso deberealizar, en muchos aspectos de la vida, susprimeros pasos concientes hacia una verdaderacultura. Bajo el impulso de las grandes colisiones,su fuerza individual sacude por primera vez todaslas formas tradicionales de vida, todas lascostumbres domsticas, las prcticas religiosas ylos lazos de parentesco. Esto no es de extraar, enlos comienzos, la rebelin individual, su resistenciacontra lo tradicional, supone la anarqua, o, para

    decirlo ms crudamente, disuelve las instituciones.Lo hemos visto en el mbito poltico, militar yeconmico; aqu el individualismo anrquicoadopt todas las formas de extremismo, sectarismo,doctrinarismo retrico. No es de extraar tampocoque este proceso repercuta en lo ms ntimo de lasrelaciones familiares, provocando los efectos mslamentables. All las personalidades ms lcidas,con el fin de reorganizarlo todo segn nuevosmodelos, se alejaron de los caminos trillados, yrecurrieron a la disipacin, al vicio y a todoslos pecados denunciados en los debates de Mosc.

    El jefe de familia arrancado de su medio a raz de lamovilizacin, se convierte en el frente civil en un

    ciudadano revolucionario. Un cambio sbito. Superspectiva es ms amplia, sus aspiracionesespirituales ms altas y de un orden ms complejo.Es un hombre diferente. Y luego vuelve paradescubrir que all no ha cambiado prcticamentenada. El viejo entendimiento y la armona de las

    relaciones familiares han desaparecido. Y no surgeningn nuevo entendimiento. La mutua admiracinse convierte en mutua antipata, luego en aversin.La familia se desmorona.

    El jefe de familia es comunista. Lleva una vidaactiva, est comprometido en su trabajo social,crece su capacidad mental, su vida personal esabsorbida por su trabajo. Pero su mujer tambin escomunista. Ella quiere participar en el trabajosocial, asiste a los mtines, trabaja en los soviets yen los sindicatos. La vida del hogar se vuelveprcticamente inexistente antes de que ellos se den

    cuenta, o la nostalgia de la atmsfera hogareaacaba produciendo choques continuos. Marido ymujer entran en discordia. La familia se desmorona.

    El jefe de familia es comunista, la mujer no est enel partido. El marido est absorbido por su trabajo;como antes, la mujer slo se dedica al hogar. Lasrelaciones son pacficas, basadas de hecho en lahabitual enajenacin. Pero el comit del marido (laclula comunista) decide que l debe quitar losiconos colgados en su casa. El est muy dispuesto aobedecer, puesto que lo halla natural. Para suesposa en cambio constituye una catstrofe. Una

    tan mnima ocurrencia es motivo, pues, del abismoque separa los puntos de vista del hombre y lamujer. Las relaciones se han deteriorado. La familiase desmorona.

    Una vieja familia. Diez a quince aos de vida encomn. El marido es un buen trabajador, devoto desu familia; la mujer tambin vive para su hogar,consagrndole todas sus energas. Pero slo porcasualidad entra en contacto con una organizacincomunista femenina. Un nuevo mundo se abre antesus ojos. Su energa encuentra un nuevo y msamplio objetivo. El marido se irrita. La mujer queda

    herida en su conciencia cvica que acaba dedespertar. La familia se desmorona.

    Ejemplos de este tipo de tragedias domsticas,todas conducentes a un nico fin, la destruccin dela familia, pueden ser multiplicados infinitamente.Hemos sealado los casos ms tpicos. En nuestrosejemplos los problemas se deben siempre a loschoques entre los comunistas y sus opositores. Perola desintegracin de la familia, me refiero a la viejafamilia tipo, no se produce tan slo en la superficiede la clase por ser esta parte la ms expuesta alinflujo de las nuevas condiciones. El movimiento

    desintegrador de las relaciones familiares penetrams profundamente. La vanguardia comunista

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    solamente atraviesa ms rpida y con mayorviolencia por todo aquello que es inevitable para laclase como un todo. La actitud de censura hacia lasviejas condiciones, los nuevos objetivos en loreferente a la familia se extienden mucho ms allde la lnea limtrofe entre los comunistas y la clase

    trabajadora como un todo. La institucin delmatrimonio civil signific ya un fuerte golpe parala consagrada familia tradicional que en una granproporcin viva para las apariencias. Los viejoslazos de matrimonio constituan la menor atadurapersonal, la mayor era la del poder restrictivo de lasfuerzas externas, las tradiciones sociales y sobretodo las prcticas religiosas. El impacto sufrido porel poder de la Iglesia recay tambin sobre lainstitucin familiar. Los ritos, que no tienencaractersticas de obligatoriedad ni reconocimientoestatal, todava se mantienen a travs de la inercia,actuando como uno de los soportes de la vacilante

    familia. Pero cuando no hay un verdadero vnculodentro de la familia, cuando nada salvo la inerciaimpide su total destruccin, cualquier ataqueexterior ser suficiente para producir su completadesintegracin, al tiempo que ser un impacto parala adherencia a las prcticas religiosas. Y es muchoms probable que los conatos exteriores lleguenahora que en pocas anteriores. He aqu la raznpor la cual la familia tambalea y cae, pararecobrarse y finalmente volver a derrumbarse. Lavida se pone en tela de juicio en razn de suscondiciones y lo hace por la cruel y penosacondenacin de la familia. La historia corta la vieja

    lea y las astillas vuelan en el viento.

    Pero acaso la vida est echando las bases para unnuevo tipo de familia? Sin duda. Solamentetenemos que concebir claramente la naturaleza deestos elementos y el proceso de su formacin.Como en otros casos, es preciso separar lascondiciones fsicas de las psicolgicas, loindividual de lo general. Psicolgicamente laevolucin de la nueva familia, de las nuevasrelaciones humanas en general, significa paranosotros un adelanto en la cultura de la clasetrabajadora, el descubrimiento del individuo, un

    alza del nivel de sus demandas y mayor disciplinainterior. Desde este punto de vista la revolucin ens ha significado, por supuesto, un gran pasoadelante y lo peor que pueda ocurrirle a la familiaen su desintegracin actual puede entenderse tanslo como un error en las formas de expresin de laclase que se ha hecho consciente y de losindividuos que la componen. Todo nuestro trabajoen relacin a la cultura, el trabajo que estamosrealizando y el que vamos a realizar, se conviertedesde este punto de vista, en una preparacin de lasnuevas relaciones y la nueva familia. Si noelevamos el nivel de educacin del individuo

    trabajador, hombre o mujer, nunca crearemos lascondiciones necesarias para el surgimiento de un

    nuevo tipo de familia superior al de hoy, ya que eneste terreno slo es posible recurrir a la disciplinainterior, y, de ninguna manera, por supuesto a lacompulsin externa. La fuerza, pues, que en el senode la familia tiene la disciplina interna delindividuo se halla condicionada por el contenido de

    su vida ntima, el valor y alcance de los lazos queunen marido y mujer.

    En principio, la preparacin material de lascondiciones para un nuevo modo de vida y unanueva familia, no puede separarse tampoco deltrabajo de la construccin socialista. El estado delos trabajadores necesita mayor prosperidad a finque le sea posible tomar seriamente en sus manos laeducacin pblica de los nios y aliviar asimismo ala familia de los cuidados de la limpieza y lacocina. La socializacin de la familia, del manejode la casa y de la educacin de los nios no ser

    posible sin una notable mejora de toda nuestraeconoma. Necesitamos una mayor proporcin deformas econmicas socialistas. Slo bajo talescondiciones, podremos liberar a la familia de lasfunciones y cuidados que actualmente la oprimen ydesintegran. El lavado debe estar a cargo de unalavandera pblica, la alimentacin a cargo decomedores pblicos, la confeccin del vestido deberealizarse en los talleres. Los nios deben sereducados por excelentes maestros pagados por elestado y que tengan una real vocacin para sutrabajo. Entonces la unin entre marido y mujer sehabr liberado del influjo de todo factor externo o

    accidental y ya no podr ocurrir que uno de ellosabsorba la vida del otro. Una igualdad genuina seral fin establecida. La unin depender de un mutuoafecto. Y por tal motivo precisamente se lograr laestabilidad interior, no la misma para todos, porsupuesto, pero para nadie compulsiva.

    As pues, el camino hacia la nueva familia es doble:a) la elevacin del nivel de cultura y educacin dela clase trabajadora y de los individuos que lacomponen; b) un mejoramiento de las condicionesmateriales de dicha clase organizado y llevado acabo por el estado. Ambos procesos se hallan

    ntimamente conectados uno al otro.

    Lo arriba expuesto no implica, por, supuesto, queen un momento dado de su progreso material lafamilia del futuro se instalar de repente en suverdad. No. Ya desde ahora es viable un ciertoavance hacia la nueva familia. Es verdad que elestado no puede todava hacerse cargo ni de laeducacin de los nios, ni del establecimiento delas cocinas pblicas que significaran una granventaja para la cocina familiar, ni de la creacin delavanderas pblicas donde la ropa no sera robadao estropeada. Pero esto no quiere decir que las

    familias ms progresistas y emprendedoras nopuedan reunirse desde ya en unidades colectivas

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    para el gobierno del hogar. Por supuesto, este tipode experimentos debe hacerse tomando ciertasprecauciones; el equipo tcnico de la unidadcolectiva debe responder a las necesidades ydemandas del grupo y proporcionar ventajasmanifiestas a cada uno de sus miembros, aun

    cuando en un comienzo sean bastante modestos.

    Esta tarea (dice el camarada Semashko, quienrecientemente ha escrito sobre la necesidad de lareconstruccin de nuestra vida familiar) se lleva acabo ms perfectamente en la prctica, el merodiscurrir y decretar acerca de las formas de vidatendr pocos efectos reales. Pero un ejemplo, unailustracin prctica de la nueva forma, ser msefectiva que mil panfletos excelentes. Estapropaganda prctica a travs de las pequeasagrupaciones se asemeja en algo al mtodo que loscirujanos en sus operaciones llaman trasplante.

    Cuando una gran superficie se halla en carne vivaya sea a causa de heridas o quemaduras, y no hayesperanzas de que la piel se renueve lo suficientecomo para cubrirla, se le injertan trozos de pielextrados de las partes sanas del cuerpo; estosinjertos se extienden hasta cubrir toda la zonaenferma.

    Lo mismo ocurre con la propaganda prctica de quehemos hablado. Cuando una fbrica o taller adoptalas formas comunistas, otros establecimientos harnlo propio. Las mencionadas unidades familiares

    colectivas para el gobierno del hogar, deben sercuidadosamente pensadas y estudiadas. El primerpaso deber consistir en una combinacin de lainiciativa privada, apoyada por los poderesgubernamentales, en primer lugar los sovietslocales y los rganos econmicos. La construccin

    de casas nuevas (y, al fin vamos a construir casas!)debe regularse de acuerdo con las demandas de lasfamilias agrupadas en comunidades. El primer xitomanifiesto e indisputable en esta direccin, auncuando sea breve y de alcance limitado, har surgirinevitablemente, y en grupos cada vez ms amplios,el deseo de organizar sus vidas sobre lneassimilares. Todava no ha llegado el momentooportuno para pensar en un proyecto preparado einiciado desde arriba. Este no es viable ni desde elpunto de vista de los recursos materiales del estado,ni de la educacin misma del proletariado. En elpresente slo podremos escapar al estancamiento

    mediante la creacin de comunidades modelo. Latierra bajo nuestros pies ha de ser fortalecida paso apaso; no debemos obrar sin reflexin o demasiadoprecipitadamente, pero tampoco perder el tiempoen fantasiosos experimentos burocrticos. En unmomento dado, el estado ser capaz, con la ayudade los soviets locales, unidades cooperativas ydems, de socializar el trabajo realizado, ampliarloy profundizarlo. De este modo la familia humana,segn palabras de Engels, pasar del reino de lanecesidad al reino de la libertad.

    LA FAMILIA Y LA CEREMONIALa ceremonia religiosa esclaviza a todos lostrabajadores, incluso al de poca o ninguna creenciareligiosa, en los tres grandes momentos de la vidadel hombre: nacimiento, enlace y muerte. El estadosocialista ha rechazado la ceremonia religiosa y hainformado a sus ciudadanos que tenan el derechode nacer, casarse y morir sin los misteriosos gestosy exhortaciones de individuos cubiertos con togas,sotanas y dems vestiduras eclesisticas. Pero a lacostumbre le es ms difcil que al estado suprimirlas ceremonias. La vida de la familia trabajadora esdemasiado montona, y es precisamente la

    monotona la que desgasta el sistema nervioso. Deaqu se deriva el gusto por el alcohol, una pequeabotella que encierra en s todo un mundo deimgenes. De ah la necesidad de la iglesia y susrituales. Cmo se ha de celebrar el nacimiento deun nio en la familia? Cmo se ha de pagar eltributo de afecto al querido difunto? Los rituales dela iglesia responden a esta necesidad de embellecery celebrar acontecimientos claves de la vida.

    Cmo podemos combatirlos? La supersticin, queyace en la raz de todo ritual, debe, por supuesto,ser atacada por medio de una crtica racional y una

    actitud realista y atea frente a la naturaleza y susfuerzas. Pero la cuestin de una propaganda

    cientfica y crtica no agota el problema; en primerlugar porque apela slo a una minora, cuando enrealidad incluso esa minora siente la necesidad deenriquecer, mejorar y ennoblecer su vida, lo que enltima instancia resulta ser lo ms importante.

    El estado de los trabajadores tiene ya sus festivales,desfiles, revistas de tropas y todo tipo deespectculos simblicos; las nuevas ceremoniasteatrales del estado. Es verdad que en lofundamental estn demasiado conectados con lasviejas formas a las cuales imitan y perpetan. Pero

    en lneas generales el simbolismo revolucionario esnovedoso, distinto y de gran peso: la bandera roja,la estrella roja, el trabajador, el campesino, laInternacional. Pero en el cerrado recinto de la vidafamiliar lo nuevo no ha penetrado o al menos lo hahecho apenas, en tanto que la vida del individuo sehalla estrechamente ligada a la familia. Esto explicapor qu en materia de imgenes, bautismos,funerales religiosos, la balanza est del lado de lacostumbre. Los miembros ms revolucionarios dela familia nada tienen que ofrecer en su reemplazo.Los argumentos tericos slo funcionan a nivel delpensamiento. Las ceremonias espectaculares, en

    cambio, actan sobre los sentidos y la imaginacin.Y, por lo tanto, la influencia de estas ltimas es

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    mucho ms amplia. De ah que en los crculos mscomunistas haya surgido la necesidad de remplazarlas viejas prcticas por nuevas formas, nuevossmbolos, no slo en el dominio de la vida cvicadonde esto ha sido ampliamente realizado, sinotambin en lo referente a la familia.

    Entre los trabajadores existe la tendencia a celebrarel cumpleaos en lugar del da del santo, y dar a losrecin nacidos nombres que simbolizan ideas oacontecimientos nuevos y familiares, antes que elnombre de un santo. En los debates de lospropagandistas de Mosc fue donde por primeravez me enter que el nombre de mujer Octobrinaestaba de algn modo asociado al derecho deciudadana.

    Existe un nombre Ninel (Lenin deletreado al revs)y Rem (Revolucin, Electrificacin, Mir [paz]).

    Tambin se ha dado a los nios el nombre cristianode Vladimir, Ilich y aun Lenin, as como el de Rosa(en honor de Rosa Luxemburgo) y muchos otrospor el estilo, lo que pone de manifiesto el deseo deenlazar todo con la revolucin.

    Hubo casos en el Favzaskom en que el nacimientode un nio fue celebrado con una ficticia ceremoniade inspeccin y un especial decreto protocolar enque se aada el nombre del nio a la lista de losciudadanos de la R.S.F.R. [Repblica SocialistaFederativa Rusa]. La ceremonia fue seguida de unbanquete. En una familia de trabajadores el

    aprendizaje de un muchacho es celebrado asimismocomo si se tratase de una fiesta. En tanto estorientado a la eleccin de un oficio, y en ltimainstancia, de un gnero de vida, es un hecho de realimportancia. Se trata de una gran oportunidad parala intervencin de los sindicatos. En general, stosdeben desempear un papel ms importante en lacreacin de las nuevas formas de vida. Lascorporaciones de la Edad Media debieron su podere influencia al hecho de que abarcaban la vida delaprendiz en todos sus aspectos. Saludaban al nioel da de su nacimiento, lo conducan hasta lapuerta de la escuela y a la iglesia cuando se casaba,

    y lo enterraban cuando haba cumplido con losdeberes de su profesin. Las corporaciones no eransimplemente confederaciones de gremios; eran lavida organizada de la comunidad. Actualmentenuestras uniones industriales evolucionan siguiendolos mismos rumbos, pero con la diferencia, porcierto, de que en oposicin a las del medioevo, lasnuevas formas de vida llegarn a independizarse dela iglesia y sus supersticiones, y estarn imbuidasdel firme propsito de aprovechar cada conquistade la ciencia y la mecnica para hacer la vida msbella y prspera.

    Si se quiere, el matrimonio puede ms fcilmenteprescindir de la ceremonia. Sin embargo, aun en lo

    que a ste concierne, cuntos malentendidos yexclusiones del partido se han producido a causa delos casamientos por la iglesia? La costumbre seresiste a aceptar el mero matrimonio, no santificadopor una ceremonia espectacular.

    En cuanto a las exequias es una cuestin muchoms delicada y difcil de resolver. Ser enterrado sinlos debidos funerales es tan inusual, deshonroso ymonstruoso como crecer sin haber sido bautizado.All donde la personalidad del difunto exige unfuneral de carcter poltico, se ha dispuesto elescenario para un nuevo tipo de ceremoniafastuosa, infundida del simbolismo de larevolucin: el rojo estandarte, la marcha fnebrerevolucionaria, las salvas de despedida. Algunos delos miembros de la conferencia de Mosc sealaronla necesidad de una rpida adopcin de lacremacin y propusieron, para sentar un

    antecedente, la cremacin de los restos deprominentes revolucionarios. Con razn vieron enello un arma poderosa para ser usada en lapropaganda antieclesistica y antirreligiosa. Pero lacremacin, que nosotros hemos adoptado hacetiempo, no significa el abandono de los mtines,oraciones fnebres, marchas, salvas de honor. Lanecesidad de una manifestacin exterior de lasemociones es fuerte y legtima. Si lo espectacularha estado en el pasado estrechamente vinculado conla iglesia, no hay motivo alguno, como ya lo hemosexpresado, por el cual, ahora, no pueda serseparado. El teatro se separ de la iglesia mucho

    ms pronto que la iglesia del estado. En losprimeros tiempos la iglesia luch intensamentecontra el teatro profano plenamente consciente deque constitua un rival peligroso en materia deespectculos. El teatro muri salvo en su calidad deexhibicin en un recinto cerrado. Pero los usos ycostumbres que utilizaban las formas deespectculo funcionaron como instrumentos para lapreservacin de la iglesia. A este respecto la iglesiatena otros rivales que se presentaban bajo la formade sociedades secretas tales como la de losfrancmasones. Pero ellos fueron atravesados,penetrados de lado a lado, de uno a otro extremo,

    por una clereca profana. La creacin de unceremonial revolucionario de uso (usamos eltrmino ceremonial a falta de otro mejor) quesuplante el ceremonial eclesistico, es posible, noslo en ocasin de los acontecimientos pblicos opolticos, sino tambin de los hechos de la vidafamiliar. Ya, ahora, una banda cualquiera que toqueuna marcha fnebre compite exitosamente con lamsica fnebre eclesistica. Y nosotros debemos,por supuesto, unirnos a la banda en su lucha contrael ritual religioso basado en una sumisa creencia enotro mundo donde seramos recompensados milveces por las miserias e infortunios de ste. Un

    aliado mucho ms poderoso an es elcinematgrafo.

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    La creacin de nuevas formas de vida yceremoniales de uso avanzar ms aprisa a medidaque se extienda la educacin y crezca la seguridad,econmica. Tenemos muchos motivos para atendera este proceso con el mximo cuidado. Por

    supuesto, no debe existir ningn tipo decompulsiones que venga de arriba, sea por ejemplo,la burocratizacin de los nuevos modos de vida.Slo mediante la creatividad de las grandes masasdel pueblo, asistidas por la iniciativa artstica y laimaginacin creadora, podremos en el curso deaos y tal vez de dcadas, descubrirnos en caminopara el logro de formas de vida ms nobles yelevadas. Sin llegar a regular este proceso creativo,nosotros debemos, sin embargo, impulsarlo cadada. Con este propsito, es preciso ante todo que latendencia a la oscuridad y al ofuscamiento d lugar

    a la luz. Debemos observar atentamente lo queocurre a este respecto en la familia obrera y en lafamilia sovitica en general. Cada forma nueva, auncuando resulte malograda o sea una meraaproximacin, debe ser consignada por la prensa yllevada a conocimiento pblico, a fin de estimular

    la imaginacin y el inters de todos, y dar elimpulso necesario para prximas creacionescolectivas en lo referente a las nuevas costumbres.

    El Konsomol tiene un puesto de honor en esta tarea.No toda invencin es exitosa, no todo proyecto esviable. Qu importa? La eleccin adecuada llegaren el momento oportuno. La nueva vida adoptarlas formas ms acomodadas a su propio sentir. Elresultado ser una vida ms rica, ms amplia, msllena de color y armona. Esta es la esencia delproblema.

    CIVILIDAD Y CORTESIA COMO NECESARIO LUBRICANTE DE LAS RELACIONESCOTIDIANASDurante las muchas discusiones sobre elfuncionamiento de nuestro estado, el camaradaKiselev, Presidente del Consejo Subsidiario de losDelegados del Pueblo, pone en primer lugar, o, almenos, vuelve a traer a colacin, un aspecto delproblema que es de gran importancia. En qusentido la maquinaria del estado entra en contactodirecto con el pueblo? Cmo se comporta con l?Cmo trata al demandante, a la persona que hasufrido una injusticia, al viejo peticionante?Cmo atiende al individuo? Cmo se dirige a l,

    si es que en realidad se dirige?... Esto, tambin,constituye un factor importante de la vida.

    En este tema, sin embargo debemos separar dosaspectos: forma y sustancia.

    En todos los pases democrticos civilizados laburocracia sirve, por supuesto, al pueblo. Esto noimpide, sin embargo, que se eleve por encima deste como si se tratara de una compacta castaprofesional. Actualmente ya sea en Francia, Suiza oEE.UU., slo es til a los magnates capitalistas,ms an se comporta servilmente con ellos,

    mientras que trata arrogantemente a lostrabajadores y campesinos. Pero en lasdemocracias civilizadas este hecho est revestidode ciertas formas de civilidad y cortesa, de mayoro menor grado segn los diferentes pases. Perocuando es necesario (y eso ocurre diariamente) laexcusa de la civilidad es fcilmente echada a unlado por el puo de la polica; los huelguistas sonapaleados en las comisaras de polica de Pars,Nueva York, y otros centros del mundo. Comoquiera que sea, la civilidad democrtica, en lasrelaciones entre la burocracia y el pueblo, es en loesencial un producto y herencia de las revoluciones

    burguesas. La explotacin del hombre por elhombre conserva su vigencia, ahora menos brutal

    y adornada con el pretexto de la igualdad y laurbanidad de las costumbres. En tanto contiene junto a los grmenes de las nuevas re1acioneshumanas tradiciones provenientes de distintaspocas, nuestra mquina burocrtica sovitica esnica y compleja. Entre nosotros, como reglageneral, la civilidad no existe. En cambio, es fcilobservar gran cantidad de esa rusticidad heredadadel pasado. Pero no es nada homognea. Se trata dela simple rusticidad de origen campesino que, porcierto, no es plausible pero tampoco degradante.

    Slo se vuelve insoportable y objetivamentereaccionaria, cuando nuestros jvenes novelistas laexaltan como si se tratase de una excelenteadquisicin artstica. Los elementos msadelantados de los trabajadores miran esa falsasencillez con una hostilidad instintiva, porqueprecisamente en el lenguaje o el comportamientovulgar perciben las huellas de la vieja esclavitud,mientras que ellos con su disciplina interna aspirana adquirir un lenguaje culto. Pero esto sea dicho depaso...

    Al lado de este tipo de rusticidad apacible, la

    habitual rusticidad pasiva del campesino, tenemosotra de tipo especial: la incivilidad revolucionaria,la torpeza de los lderes, debido a la impaciencia, aun deseo por dems exacerbado, por mejorar lascosas, a la violencia provocada por nuestraindiferencia ante todas las pruebas de un esfuerzovigoroso. Por supuesto, considerada en s misma,esta torpeza tampoco es muy atractiva y en generalevitamos caer en ella; pero finalmente se sustentaen la misma fuente de la moral revolucionaria, lacual en ms de una ocasin durante lo ltimos aosha sido capaz de mover montaas. En este caso, noes la sustancia que en general es creadora,

    progresista y bien intencionada, lo que debe

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    transformarme sino ms bien las formasdistorsionadas...

    Y todava tenemos (y he aqu la gran piedra delescndalo) la torpeza de la vieja aristocracia quearrastra consigo las formas caractersticas del

    feudalismo. Este tipo de torpeza es viciosa y vil entodos sus aspectos. Entre nosotros an no se haerradicado por completo, y lograrlo no es nadafcil.En los distritos de Mosc, especialmente en los msimportantes, esta brutalidad aristocrtica no semanifiesta de un modo agresivo, gritando, porejemplo, o sacudindole un puetazo en la nariz aalgn peticionante; es mucho ms corriente que lohaga a travs de una despiadada formalidad. Porsupuesto esta ltima no es la nica causa de laburocracia, un motivo de gran peso es la totalindiferencia por la vida del ser humano y su

    empeoso esfuerzo por la subsistencia. Sipudiramos realizar una apreciacin sensible de losmodos, rplicas, explicaciones, ordenanzas ydecretos de todas las clulas del organismoburocrtico, aun cuando se trate tan slo de un daordinario de Mosc, el resultado ser una totalconfusin. En cuanto a la provincia, es todavapeor, especialmente a lo largo de la frontera dondelinda la ciudad con el campo, la frontera que es laparte ms vital de todas.

    La burocracia es un complejo, en ningn sentidoun fenmeno homogneo; se trata, por el contrario,

    de un conglomerado de fenmenos y procesos dedistintos orgenes histricos. Los principios quesustentan y nutren la burocracia son tambinsumamente diversos. El ms importante es el nivelde nuestra cultura; el atraso y el analfabetismo deuna vasta proporcin del pueblo. La confusingeneral resultante de una maquinaria estatal enconstante proceso de reconstruccin, inevitable enun perodo de revolucin, es en s mismo la causade la mayor parte de las fricciones superfluas quedesempean un papel importante en laconformacin de la burocracia. La causa de loms repulsivo de sus formas es la heterogeneidad

    de clases de la mquina sovitica; la confusamezcla de tradiciones aristocrticas, burguesas ysoviticas.

    Por lo tanto la lucha contra la burocracia nopuede tener ms que un carcter diversificado. Ensu base se halla la lucha contra el bajo nivel decultura e higiene, contra el analfabetismo y lamiseria. El mejoramiento tcnico de la maquinaria,la reduccin del nmero de funcionarios, laintroduccin de una mayor organizacin,minuciosidad y exactitud en el trabajo y otrasmedidas de naturaleza semejante, no agotan, por

    supuesto, el problema histrico, pero ayudan adebilitar los aspectos ms negativos de la

    burocracia. Se le ha dado gran importancia a laformacin de un nuevo tipo de burcrata sovitico:los nuevos especialistas. Pero tampoco en estodebemos engaarnos. Son enormes las dificultadesque se presentan para que, en un perodo detransicin y por intermedio de preceptores

    heredados del pasado, un millar de trabajadoressean formados conforme a los nuevos cnones;espritu de colaboracin, sencillez y humanidad.Son enormes, pero no insuperables. No puedelograrse de inmediato, sino slo gradualmente, porla aparicin de una edicin ms y ms mejoradade la juventud sovitica.

    Las medidas enumeradas necesitarncomparativamente largos aos para sucumplimiento, pero en ningn sentido excluyen unalucha inmediata y sin demora contra laburocracia, contra el menosprecio oficial por el

    ser humano y sus necesidades, contra el verdaderonihilismo corruptor que enfrenta todo lo terrestrecon una indiferencia esttica, con una desesperanzacobarde que rehsa conocer las causas de su propiadependencia, con un sabotaje consciente, y luchatambin contra el instintivo odio de una aristocraciadesposeda hacia la clase que la desposey. He aqulas principales causas de la rusticidad, que espera laaplicacin de la palanca revolucionaria.

    Debemos alcanzar una condicin, que ponga fin alinexcusable servilismo individual de la clasetrabajadora y sta pierda sus inhibiciones frente a

    los despachos gubernamentales a los quenecesariamente debe acudir. Debe prestarseprincipal atencin a su prolongada desesperanza, asu prolongada ignorancia y oscuridad. Es unrequisito esencial que sea no slo liberada sino,tambin, ayudada para su transformacin.Conforme a este propsito, adems de otrasmedidas, es fundamentalmente necesario quenuestra opinin pblica sovitica mantenga lacuestin constantemente en primer plano,estudindola desde el ngulo ms amplio posible,en especial el verdadero revolucionario sovitico,comunista, hbiles elementos de la maquinaria

    estatal, entre los cuales felizmente hay tantos quecolaboran para su mantenimiento y progreso.

    La prensa puede cumplir un papel decisivo alrespecto.

    Desafortunadamente, nuestros peridicos, engeneral, proporcionan muy poco materialinformativo con respecto a la vida cotidiana. Si aveces se brinda tal informacin, lo ms frecuente esque se lo haga a travs de artculos estereotipados,tales como: Existe una fbrica tal y tal. En lafbrica hay un comit y un director. El comit de la

    fbrica hace tal y tal cosa, el director dirige.Mientras en ese mismo momento nuestra vida real

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    est llena de color y es rica en episodiosinstructivos, particularmente a lo largo de la lneadonde la maquinaria estatal entra en contacto con lamasa del pueblo. No tenis ms que arremangaros...

    Por supuesto, una tarea de iluminacin e

    instruccin de este tipo debe cuidarse mucho de laintriga, debe despojarse de la hipocresa y de todaforma de demagogia.

    Un programa calendario ejemplar tendr por finparticularizar un centenar de servidores civiles;

    particularizar total e imparcialmente un centenar deservidores que han demostrado un profundomenosprecio de sus deberes para con las masastrabajadoras, y pblicamente, quiz a travs de unjuicio, arrojarlos de la mquina del estado, de modoque nunca puedan volver a instalarse en ella. Ser

    un buen comienzo. No debe esperarse que comoresultado de ello ocurran milagros. Pero unpequeo cambio de lo viejo a lo nuevo constituyeun til paso adelante, de mucho ms valor que elms grande de los discursos.

    LA LUCHA POR UN LENGUAJE CULTOHe ledo ltimamente en uno de nuestros peridicosque en una asamblea general de trabajadores en lafbrica de calzadoLa Comuna de Pars, se aprobuna resolucin que ordena abstenerse de blasfemar,e impone multas a quien haga uso de expresiones

    injuriosas.

    Este es un pequeo incidente en medio de la granconfusin de la hora actual, Pero un pequeoincidente de gran peso. Su importancia, con todo,depende de la respuesta que encuentre en la clasetrabajadora la iniciativa de la fbrica de calzado.

    El lenguaje insultante y las blasfemias constituyenun legado de la esclavitud, de la humillacin y faltade respeto por la dignidad humana, tanto la propiacomo la de los dems. Esto es exactamente lo queocurre en Rusia respecto de las blasfemias. Me

    gustara que nuestros fillogos, lingistas yespecialistas en folklore me dijeran si conocen encualquier otro idioma trminos tan disolutos,vulgares y bajos como los que tenemos en ruso.Hasta donde yo s, nada o casi nada parecido existefuera de nuestro pas. El lenguaje blasfemo ennuestras clases socialmente inferiores era elresultado de la desesperacin, la amargura y,sobretodo, de la esclavitud sin esperanza nievasin. El lenguaje blasfemo de nuestras clasesaltas, el lenguaje que sala de las gargantas de laaristocracia y de los funcionarios, era el resultadodel rgimen clasista, del orgullo de los propietarios

    de esclavos y del poder inconmovible. Se suponeque los proverbios contienen la sabidura de lasmasas; los proverbios rusos, adems, revelan suignorancia y su tendencia a la supersticin, ascomo su condicin de esclavitud. El abuso nogolpea hasta el cu