PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

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PREOCUPACIONES DE UNA MADRE

DE FAMILIA

Karonlains Alarcón Forero

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PREOCUPACIONES DE UNA MADRE

DE FAMILIA

Karonlains Alarcón Forero

Revisión:

Sombra Tornasol

Segunda edición

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Preocupaciones de una madre de familia

© 2020, Karonlains Alarcón Forero

2020 Sello editorial Multiverso

ISBN: 978-958-48-6319-5

© Corrección: Sombra Tornasol

© Ilustración de portada: Faatumi

© Ilustraciones internas: Faatumi

Ajonjolí Azul

Todos los derechos reservados.

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sistema de recuperación de información, en ninguna

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escrito del sello editorial.

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Dedicado a todas las madres del

mundo; y en especial a mi mamá

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Contenido

INTRODUCCIÓN ................................................ 8

UNA SONRISA AL REVÉS .............................. 13

EN APUROS ....................................................... 17

RESPUESTA PARA LAS QUERIDAS MADRES

QUE ME PREGUNTAN POR EL INFALIBLE

MÉTODO DE ENSEÑANZA DE IDIOMAS QUE

USO CON MIS HIJOS ........................................ 25

DESTINO ............................................................ 34

AL PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS ................... 37

LA MASCOTA .................................................... 43

DEMOSTRATIVO .............................................. 48

LA MOLOJEIA ................................................... 52

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SUICIDO INDUCIDO ........................................ 56

LA CHUMACERA .............................................. 62

QUERIDO DIOS: ................................................ 66

CUIDANDO ........................................................ 70

PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE

FAMILIA ............................................................. 73

LOCURA ............................................................. 77

ESCRITORA POS EDAD ................................... 81

VIENDO LOS ÁNGELES .................................. 81

MANIFIESTO POR EL DERECHO A NO SER

MADRE ............................................................... 95

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INTRODUCCIÓN

Hace cuatro años inicié una investigación sobre

métodos de crianza, con este fin entrevisté mujeres a

lo largo de América Latina. Para mi sorpresa muchas

expresaron los mismos dolores, las mismas dudas, a

pesar de que no se conocían entre ellas ni compartían

nacionalidad.

De esa experiencia es que nacen estos cuentos, de

historias de todas esas madres y mamás que me

contaron sus anécdotas, que accedieron a confiarme

sus desconsuelos con la maternidad y las angustias

que enfrentan. Por eso es que no es un libro de

cuentos que ensalzan la maternidad, sino que resalta

otros aspectos, muchas veces ocultos, velados adrede

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para mantener la imagen de la madre sufriente y feliz

que a todos les gusta.

Una sonrisa al revés es un relato casi, casi, escrito

por mi hermana, yo solo le instalé palabras, pero ella

puso el dolor. Destino fue la única manera en la que

pude sacarme esa historia de la cabeza, y del corazón;

cuando la lean les podrá parecer de Ciencia Ficción,

pero créanme, fue muy real.

Preocupaciones de una madre de familia fue el

primer cuento que escribí, cuando lo terminé pensé:

“hay más que contar”, y así nació la idea de este libro;

fue el relato que inició todo, y no espera ser sino un

pálido homenaje a Kafka con su excelente relato Las

Preocupaciones de un padre de familia.

Al principio de los tiempos reúne el dolor de todas

a les que alguna vez les han dicho “y ahora, ¿Qué va

a hacer?”, simulando con esa frase el fin del mundo

por estar en embarazo. Es un resumen dual, porque

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las madres también tienen días soleados, y días muy

oscuros.

Las historias de madres mayores, que han mutado

en abuelas, como Escritora pos edad y Viendo los

Ángeles, son un recordatorio de que las madres

seguimos siendo mujeres sin importar los años

cumplidos.

Querido Dios es un cuento popular que circula

por internet, en especial en grupos de mamás, yo lo

adapté y reescribí. Pensé en sacarlo del compendio,

porque soy musulmana y no celebro la navidad, pero

mi editora me dijo: “¿y eso qué tiene que ver?”, y me

hizo dar cuenta que era importante, que sin importar

las creencias religiosas de cada una, los deseos de las

madres suelen ser similares, sino es que son iguales.

Suicidio inducido es para las madres migrantes, la

que tienen que criar sin su familia cerca. Este y La

Molojeia los escribí en Egipto, un país que me marcó

hondamente, y en el que conocí a Madam Lamia,

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quien dirige el centro de estudios donde me gané la

beca, y es una mujer que posee una paciencia infinita

para soportar a los musulmanes conversos que le

llegamos con plantas por todos lados. Ella no va a

leer el cuento, no sabe ni pizca de español, pero

quiero darle este breve reconocimiento.

Todos los demás relatos son exageraciones,

acomodaciones, emotivaciones (si se me permite la

palabra) de experiencias, no todas me sucedieron a

mi (por si se lo preguntan), pero definitivamente

fueron protagonizadas por alguna madre.

Quise terminar el libro con un manifiesto, uno que

muchas madres hubieran querido encontrar la

fortaleza de firmar; tal vez les faltó determinación,

alguien que les dijera que eso era posible, que existen

mujeresnomadres. Este manifiesto es tan válido en el

mundo de la mujer como todas las otras vivencias.

Algunos de los relatos, la mayoría, a decir verdad,

van acompañados de hermosas ilustraciones, hechas

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por mis compañeras y cómplices de locuras Faatumi

y Ajonjolí Azul.

Espero que lo disfruten y que se sientan

identificados, ya sean como madres, o como hijos

que todos somos.

كارولينز ألاركون فوريرو

Karonlains Alarcón Forero

Bogotá

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UNA SONRISA AL REVÉS

Para Katherine, mi hermanita.

Bien dicen que los padres no deben sobrevivir a

los hijos, es antinatural tener que ver el féretro del

que una vez acunaste, al que le tomaste la

temperatura, el que calentaba tus noches. Ser

obligada a observar cómo lo meten en esos cubículos

de cemento helado, en ese sepulcro que no cobija. Mi

hijo siente frío, lo sé en mis entrañas, por eso le canto

sus nanas favoritas, con las que me regalaba esa

sonrisa de encías que tanto amé. Canto cuando tiendo

la ropa y encuentro su mediecita perdida, canto

cuando barro y un juguete extraviado asoma su

presencia, canto cuando siento que me voy a hundir,

cuando recuerdo las últimas horas a su lado, en el frio

del hospital, rogando que alguien me prestara

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atención, canto para que la brisa le entregue mis

caricias allá en donde reposa.

Sé que el padre sufre, pero él está lejos, no tiene

que vivir con ese fantasma en una casa impoluta y

contaminada a la vez, él siempre estuvo conmigo,

acariciando mi vientre, ayudándome con la

cotidianidad que se complica, hablando del futuro

compartido. El nacimiento de un hijo débil fue como

un golpe con guante de seda pidiendo una

satisfacción, hizo afrenta a los doctores y perdió el

duelo; él lloró conmigo mientras el bebé menguaba

bajo focos cubierto de tubos sin que nada se pudiera

hacer.

Hace tanto que sucedió… Ya dicen que lo

superé porque logro levantarme todos los días,

porque accedo a peinarme y bañarme, los que no lo

han vivido creen que el dolor se apoca con el tiempo.

La verdad es que vive de forma perenne; sucede que

se convierte en una esfera pesada y ardiente que

cargas en tus parpados abiertos y que solo liberas en

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el aislamiento del alma. Cuando quema mucho la

guardo en el vientre, bien adentro, donde alguna vez

acuné vida, allí duerme haciendo unos días

soportables, o se remueve, haciendo otros insufribles.

En esas horas en las que todo se desborona,

cuando ya no puedo sostenerme en pie y las ganas de

acariciarle la frente o acunarlo en mi regazo se alzan

como un señor imponente, entonces me miro al

espejo, observo detalladamente la cicatriz que me

concedió al nacer, es hermosa, es la primera sonrisa

que me regaló, una sonrisa al revés que me ayuda a

sobrevivir.

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Bella ilustración por Ajonjolí Azul

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EN APUROS

2:45 pm

Llega montada en su amada bicicleta,

«aguantar solo hasta que Martín consigne»,

piensa mientras desmonta a la carrera, se

enreda un poco con la silla infantil, aún no está

acostumbrada a llevarla, «ya no debe demorar

en mandar algo». Maniobra veloz directo al

parqueadero de caballitos de acero, ¡terror!, no

hay espacios disponibles. Desde el colegio no

le sucedía, allá en esos tiempos cuando empezó

a montar y a decir que nunca jamás de los

jamases tendría hijos, y descubrió el grupo de

bikers que llenaba el parqueadero; solo tratar

de llevarles el paso le enseñó a montar.

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2:47 pm

Es muy tarde, mira a lado y lado, el reloj

avanza en su marcha inexorable. «¿Qué hago?

¿Qué hago?». Espera. Tal vez algún lugar del

parqueadero se desocupe. Mira su bicicleta,

¿cuántas veces lloró a su lado? ¿Cuántas la

acompañó por un antojo? Montar más, subir

más alto, saltar más lejos, ir más rápido de lo

que te imaginaste. Ella le enseñó eso, ¿cómo

podría dejarla desprotegida?

2: 50 pm

Camina de arriba abajo como cuando su

nene tiene ganas de entrar al baño, deja a su

chica de acero en el pastizal y calcula que la

puede ver por los ventanales del banco, sube

los escalones de entrada, desiste por el miedo

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abismal a perderla. Todas las herramientas que

ha comprado para ella, los accesorios, las partes

para mejorarla, las herramientas nuevas para

instalar las partes. No se deja a una amiga

abandonada. Regresa, la levanta, la consiente.

Siente que la ama como si fuera su

primogénita.

2:52 pm

Desesperada coge su bici, decide alzarla

como lo hacía Martín con su hijo amado. Si él

todavía estuviera, si hubieran podido seguir

juntos, si él no hubiera viajado…

Así izada como su bebé juguetón, sube los

escalones: «¿La joven para dónde cree que va

con ese armatoste?», mira al celador, quiere

responderle, no es un armatoste, es una

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confidente, una nena, su beba. El hombre se ve

buena gente, tal vez comprenda: «Es que

necesito retirar una plata y hoy es viernes fin

de mes…». «No, con eso no puede entrar,

parquéela primero», «es que no hay lugar…».

2:54 pm

El celador nota la necesidad, la urgencia de

una madre, tener que pagar la renta antes de

ser desalojada, solventar la deuda con los

pocos ahorros que el esposo dejó antes

aventurarse para el norte, «venga jovencita, yo

le facilito». Para él la cicla es un medio de

transporte que se debe cuidar, por eso ayuda,

para ella es el medio de ganar confianza en las

bajadas y persistencia en las subidas, de llevar

al nene al jardín para seguir estudiando.

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2:57 pm

Ella corre, encadena su preciada bicicleta

de la rueda a un fierro de una reja, recuerda la

primera vez que esa rueda se dobló, fue toda

una lección, hay lugares que no se deben

transitar, si entras a la fuerza algo se romperá.

Cierra el candado prestado por el celador:

«Tan buena gente el man». La admira unos

segundos, tanto tiempo obsesionada con el

durómetro de las llantas y ahí está, perfecta,

acicalada, la compañera ideal, su nena. Corre

de regreso al banco.

2:59 pm

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Lo logra. Entra triunfante al banco que

cierra sus puertas un minuto después. «Hágale

mi puchis, mándeme platica rápido que esto es

lo último que me queda», invoca en silencio

mientras hace la fila de rigor con el recibo de

retiro en la mano, remembrando los viajes

locos que tuvieron juntos en sus bicis,

aplastando raíces, coronando subidas, no solo

rodando, ¡despedazando! Desde que conoció

la ruta solo la abandonó por nueve meses, se

alejó el tiempo necesario, luego regresó,

regresaron, ya no dos, sino tres montando

juntos.

3:08 pm

Sale del banco. En sus pasos recuerda

cuando él descubrió que ella era mejor para

montar, ella le daba clases en las subidas, él no

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podía ni bajar caminando por donde ella

pasaba rodando. Ellas. Las dos, esa era una

bonita relación de cuatro. Dos bicis, él y ella.

Luego fueron cinco. En sus bolsillos asoman

unos billetes, un mes de arriendo, algo para

echarle al buche. Su amiga de acero necesita

pintura, seguro sabe aguantar, ella le enseñó a

aguantar, no alcanza ni para los materiales de

la universidad ni para la niñera, no importa. La

remesa no demora.

3:09 pm

Llega a la reja donde la espera una solitaria

rueda de bicicleta.

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Bella ilustración por Faatumi

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RESPUESTA PARA LAS

QUERIDAS MADRES QUE ME

PREGUNTAN POR EL

INFALIBLE MÉTODO DE

ENSEÑANZA DE IDIOMAS QUE

USO CON MIS HIJOS

Bueno yo no creo en eso de hablarles a los

hijos cuando están en la panza. A decir vedad,

es que tengo un trauma con el embarazo de la

Teniente Ripley, por eso a mí esa técnica de

hablarle a la panza me da como susto: Que tal

que nazca un alíen hablando lengua humana y

se la enseñe a la Reina Alíen, y luego, en lugar

de infestar el mundo con sus bebés que tomen

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la morfología de las especies más letales, se

dedique a la política. Ya con el triunfo de

Trump se vio que cualquiera puede ser

presidente del mundo, perdón, de USA te usa,

y yo no quiero ser gobernada por la Reina Alíen

¡Abajo los xenomorfos! ¡Annonymus vs Alien!

Además, eso no sirve, yo me embaracé de

mi primer hijo estudiando en la Universidad

Nacional, y él creció pancísticamente entre

aulas y auditorios, ya saben, que Fundamentos

de la Sociedad Humana a las 9 am, que

Lenguaje de la Humanidad a las 11 am, receso

para comer, Francés a la 1 pm, Latín y sus

implicaciones en el desarrollo de la mente a las

3 pm, los martes Catedra y etcétera.

Me acuerdo con claridad que fue cuando

me correspondió el asunto de leer a Jean

Francois Lyotard, Jacques Lacan, Gilles

Lipovetsky… y el profe hablaba de Gianni

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Vattimo con esa soltura que solo puede tener

un asesino con un chuchillo de descuartizar

personas en película B de terror, y mi hijo

mayor no habla posmoderno, para nada, con

decirle que no sabe definir qué es la posverdad.

Así que eso de que escuchen el lenguaje en la

panza, pues no lo recomiendo.

Vamos con lo del bilingüismo a temprana

edad: eso de que una le habla al crio en dos

idiomas para que se le metan en la cabeza.

Bueno, pues yo le hablo en tres, sí señores, en

tres: el claro y perfecto español colombiano,

un tolimense arraigado en la familia, y el

ancestral y siempre amado lenguaje de las

madres. Mi hijo ya sabe que un niño puede

ser: criaturita de Dios, güámbito ese que no se

queda quieto, o el infaltable: Oiga usted,

Samuel, qué digo, Fernando, Cristian, ehhhh,

¿cómo es que se llama el menorcito?

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Así que, si ya sabe tres idiomas, contando

con uno ancestral y necesario para sobrevivir

hasta que se independice, pues para qué

meterle más. Que la uva Grape, que el amarillo

Ásfar, que el cero Zífer y que el tamal… bueno

tamal no tiene traducción, todo eso se lo

enseñan en la escuela, porque eso sí, yo no solo

soy mamá cínica sino cobarde, yo no soy de esas

valientes que tienen los chinos 24 horas con

ellas, noooooo, yo soy de las que el primer día

de colegio (que se acerca con alegría) va a

llevarlos muy a tiempo y a botarlos, digo,

entregarlos, a la devota profesora, y luego voy

a regresar a mi casa cantando bajo el Sol

radiante y una mañana libre de deberes

parentales, voy a rodear los postes a saltitos, con

felicidad en el alma y el cerebro rebosante de

una santa paz, sin que nadie me cuente las

ultimas aventuras de los PJMask.

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Yo el inglés se lo enseñé al mayor con video

juegos, nada como saber a quién se tiene que

matar (y con cuál arma) para lograr sacar el

final dos del nivel secreto de la edición de

aniversario de oro de Resident Evil. Lo malo

es que no sirve con todos los idiomas, por

ejemplo, no he encontrado un video juego en

árabe, así que por ahí el bilingüismo cojea.

Intenté enseñarles árabe escuchando

nashid con traducción y lírica, iba bien hasta

que mi vecino me pidió el favor de bajarle el

volumen a la música satánica, yo le expliqué

que era música a capela y que hablaba de temas

islámicos. Fue tarde, ya el chisme de la música

rara iba lejos, hasta el tendero me entregaba la

bolsa de plátanos con miedo, así que compré

audífonos y aprendimos a cantar más pasito, lo

cual sea dicho de paso, fue una ganancia para

todos.

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Un día le dije a mi esposo: “Amor, tú les

dictas una clase de un idioma y yo de otro, así

distribuimos las cargas del hogar, porque ya tú

sabes: El Profeta cosía sus medias cuando

estaba en casa”, él me dijo: “Claro que sí amor,

me parece una idea excelente”.

Es la única conversación que recuerdo del

tema, el plan de las clases curriculares de otros

idiomas (que reunimos casi siete entre mi

esposo y yo) se quedó en veremos, es que no

existía presupuesto adecuado, ni un líder de

proyecto, ni un equipo conformado, y lo más

desastroso, no se llenó el formato E23M NidC,

necesario para empezar proyectos hogareños

familiares estructurados y con horario que

cumplir.

Compré un tablero porque me dije: “¡Ajá!

Aquí hacemos planas de las letras en árabe”.

Con el tiempo, mi hijo mayor, consultando

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tutoriales, aprendió a dibujar a Gokú (estoy

muy orgullosa de eso) y ya está bregando con

Vegeta. El chiquis se dibuja unos gatos

formidables, y descubrió que si les quita las

uñas y la cola se convierten en personas, ahora

dibuja gato/ persona/gato/persona, y cada vez

que termina una secuencia pide que vayamos a

aprobársela. ¿Las planas? Todavía hay

posibilidad, el tablero es grande… el día no se

ha acabado… el camino es largo y culebrero…

Para concluir, y como resumen, que no son

la misma cosa según mi directora de tesis,

como que no tengo un método infalible, ahí

sigo con inventos vacacionales e intentos

maternales, de modo que perdonen las que se

leyeron todo el churumbel, porque al final, los

consejos útiles se los dejo a los psicólogos y

otros sabios y doctos eruditos de las

universidades. Yo con mis hijos voy

experimentado para concluir qué funciona.

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Eso sí, procuro que todos lo gocemos, porque

no me interesa tener hijos políglotos, sino

niños que se alegren por el bien de sus

prójimos y que no deseen los dones que Dios

les regala a otros.

Además, planeo irme a vivir a Asia, así que

tendrán que aprender por su cuenta a pedir

helado, dulces y mesada en el idioma que nos

rodee, la necesidad es la madre de la educación,

¿sí es así el dicho?

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Bella ilustración por Faatumi

Page 34: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

DESTINO Historia inspirada en hechos reales, evento

ocurrido en el movimiento de supremacía

blanca española.

Lo amé todavía más cuando me dijo que la

tiráramos por la ventana y que él aceptaría la

culpa para que yo saliera libre, y sé que él dejo

de amarme cuando le dije que no podía

hacerlo. Lo que en verdad duele es que me

haya acusado de traidora y haya puesto a todos

en contra mía. ¿Qué culpa tengo yo? Si fueron

los de la clínica los que se equivocaron y me la

entregaron diciendo: “disculpe señora, fue un

error fecundar su perfecto ovulo ario con un

espermatozoide de raza inferior, aquí está su

hija medio simia”.

Page 35: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

Que les den a los imbéciles técnicos de la

Misión Hospitalaria Mariana. La escogimos

por ser la mejor ¡Eso decía su página! Y con lo

que nos costó parecía ser cierto. Luego nos

salen con una chorrada que a ellos ni les

importa, y a una se le lía parda la vida; por

supuesto que George se largó a donde su

madre, no le importó que era su problema de

esperma perezoso el que nos obligó a la

fecundación in vitro, y que fue su amiguito el

Mosco el que nos recomendó la clínica, yo

hasta lo entiendo, tenía que seguir el

movimiento y muy jodido ser el líder con una

heredera inferior.

¿Qué voy a hacer ahora? Mis amigos no me

hablan, es seguro que George va a querer la

casa porque es la sede principal del

movimiento, y qué trabajo voy a conseguir sin

amigos y con una beba, que yo sé que es mitad

negra, con labios de mono y que va a ir al

Page 36: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

infierno por impura, y que no puedo evitar que

una parte mía la quiera ya que también es

humana y es mi hija.

Bella ilustración por Ajonjolí Azul

Page 37: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

AL PRINCIPIO DE LOS

TIEMPOS

Al principio de los tiempos, cuando el reloj

marca las seis, mi mundo empieza a girar.

Abro mis ojos, veo la espalda de mi esposo, el

bebé está desparramado encima de las cobijas.

Siempre soñé con estar en la cama entre dos

hombres, pero no era así como lo imaginaba.

Cuando estoy de buen humor le doy

piquitos al bebé, él me abraza y sé que solo es

una estratagema para que no lo despierte, me

quedo ahí contemplándolo, oliéndolo,

pensando en lo que se me va la vida y los

sueños, y en que no siento eso de “soy una

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mujer amada” que comparten las mamás del

colegio en ese infernal grupo de wasap.

Me deslizo tratando de no despertarlo,

siempre me pregunto por qué las mamás

somos las que tenemos que levantarnos

primero, por qué somos las responsables de

poner el café en la estufa, por qué nos

convertimos en los despertadores familiares,

¿es que acaso estamos emparentadas con los

gallos de campo?

Cuando estoy de buen humor voy al cuarto

de mi hijo mayor, me siento en la orilla de la

cama y le acarició la frente, antes de él tenía

esos sueños, anhelaba acabar las hojas de mi

pasaporte, ver el Taj Majal, escalar las

pirámides, abanicarme en una calle de Paris…

El recuerdo más arraigado de mi primer

embarazo es la voz de mis conocidos

Page 39: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

preguntando: “Y ahora, ¿qué vas a hacer?”, y

yo con ese silencio que me sostenía la barriga.

Cuando estoy de buen humor, lo llamo con

voz suave, me gusta pensar que lo saco del

sueño sobre una nube, él a veces sonríe, ¿para

qué miento?, solo gruñe, ya es adolescente,

supongo que su amor incondicional se esfumó

cuando le llegaron las hormonas.

Cuando estoy de buen humor me alcanza

para montar el agua del baño en la estufa,

devolverme a la habitación y despertar con una

breve sacudida a ese extraño que tiene una

argolla de matrimonio que al parecer hace

juego con la mía.

Esos son los días buenos, los que no son

soleados ni hermosos, voy por las horas

sosteniéndome entre el minutero y el

Page 40: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

segundero, y de vez en cuando hay un suspiro

que me devuelve el aire a los pulmones

Al principio de los tiempos, cuando el reloj

marca las seis, mi mundo empieza a girar. No

quiero abrir mis ojos, me duelen, a veces por

llorar en silencio, a veces por el insomnio que

perfora mis pensamientos, a veces solo porque

no quieren ver la espalda peluda de mi esposo.

Me giro en la oscuridad y siento la cálida piel

de mi bebé, y no tengo ganas de sonreír, ni le

hallo lo bonito a ser mamá, solo sé que todas

las noches duermo con frío porque ese nene se

descobija y yo tengo que aguantarme.

Cuando estoy de mal humor me paro como

tromba, que me sientan, no hay

contemplaciones, ¿por qué ellos pueden seguir

descansando mientras yo trabajo? Quito las

cobijas, el chiquis dice “tengo frío”, ¿a mí que

Page 41: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

me importa? Yo también. Piso duro para que

mi esposo sepa que ya es hora.

Cuando estoy de mal humor voy al cuarto

de mi hijo mayor, a veces huele mal, me

fastidia. Le quito las cobijas y él se encoge. Le

grito: “¡levantarse!” Tiene que entender que la

vida no es tan fácil, que no podemos tener todo

lo que queremos, que no puede quedarse

durmiendo, tiene que cumplir con sus

obligaciones, aprender a ser un hombre.

Cuando estoy de mal humor voy a la

cocina, tiro fuerte la olla del agua, quiero

recordarle a ese remedo de hombre con el que

me junté que no logró ni comprar una ducha

para el baño, pongo tinto solo para mí, que él

coma lo mismo que se toma cuando está solo.

Me quedo en la cocina, sacándome el esmalte

con los dientes y esperando a que reaccionen.

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Esos son los días sinceros, no hay un día

ideal en mi vida, pero esos son los más

cercanos, son en los que las horas gotean y solo

puedo bruxar para no morderme la lengua.

Bella ilustración por Faatumi

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LA MASCOTA

Hace dos días regresé a mi casa después de

una edificante jornada de convivencia con

nuestro salvador Jesús y encontré al hámster de

mi hijo arrinconado y temblando, metí la mano

para acariciarlo y ¡ZAS! Un mordisco. Gracias a

Nuestro Señor, tenía mi infaltable Biblia

conmigo y sin dilación le leí en voz alta un pasaje

invocando la protección de Nuestro Señor que

todo lo puede. El animalito se calmó ante la

Palabra Santa, pero seguía viéndose extraño,

recordé el curso de exorcismo que estoy tomando

con la hermana Karen de nueve a once de la

noche todos los jueves, fui por la cámara de

Nandito y fotografié al hámster. En efecto,

Page 44: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

cuando usé la tecnología con la que el Señor nos

bendijo como ayuda contra Satanás, el Maligno

se reveló en unos ojos rojos y furiosos, muestra

inequívoca de posesión. Sin perder tiempo corrí

hasta mi nochero, saqué el kit de exorcismos que

le compré al Pastor Miguel el día santo de rebajas

en la iglesia, porque nunca se está lo

suficientemente a salvo de las artimañas del

Bajísimo, y regresé. El animal seguía en su

esquina y pude detectar un gesto de desprecio en

cuanto me vio, entonces se fijó en mi utilísimo

kit y se mostró nervioso; todo era una treta, el

Indignísimo gusta de refugiarse bajo capas de

buenos sentimientos y uno tiene que excavar y

excavar toda esa amabilidad hasta que por fin

encuentra la raíz del mal. Yo sabía que en cuanto

tuviera oportunidad, ese hámster iba a saltar

hacia mí intentando morderme con sus dientes

impíos. Sin más dilación lo rocié con agua

guardada en una cruz de hierro por siete días,

Page 45: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

porque como todo el mundo sabe, siete es el

número de Dios como seis el del Diablo, lo

estudié en el retiro espiritual de mitad de año el

cual me dejaron con un buen descuento por la

numerosa cantidad de almas que he ayudado a

salvar llevándolas a la iglesia. El hámster se

sorprendió al sentir el poder del Sanador Jesús y,

por supuesto, intentó huir de su purificación

como todos lo hacen. Corrió desbocado por la

jaula pretendiendo esquivar las gotas de agua

tocadas por la mano Santa, no lo logró, porque el

Señor es muy grande; cuando tiritaba en una

esquina emparamado estaba listo para la segunda

parte del exorcismo: el fuego purificador.

Encendí la antorcha de la fe con la cerilla de la

penitencia y el demonio que habitaba en la

mascota de mi hijo no tuvo más alternativa que

chillar en lenguas desconocidas para la voz

humana. Fue una pena que el animalito no

sobreviviera a la experiencia, me queda la

Page 46: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

tranquilidad de que su alma se fue impoluta al

encuentro con Nuestro Señor Jesucristo

Salvador. No le pude contar a Nandito, él es un

niño con una fe implacable que, de seguro,

odiaría a todos los hámsteres del mundo al saber

que uno de sus congéneres fue débil ante las

tentaciones de Lucifer. Mejor le dije que su

mascota murió de un paro cardiaco por

sobrealimentarlo, de esa manera su fe se

mantiene incólume y de paso aprende a cuidar

mejor a sus otros animales.

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Bella ilustración por Faatumi

Page 48: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

48

DEMOSTRATIVO

Acudiente

Otra vez ese niño me mordió a Susanita,

pobrecita, con esos dientes marcados en el brazo, le

debe doler muchísimo, ¿y ahora qué hago? Se le va

a ver eso si usa el vestidito nuevo. El papá se va a

poner furioso, todo por culpa de ese niño. ¿Qué le

pongo a Susanita para el almuerzo familiar? Van a

decir que no la sé cuidar, que no soy buena madre,

que no sirvo ni para eso, todo por culpa de ese niño

pendejo que me la mordió. Me voy a quejar, todo lo

que pagamos para que no le pongan atención…, me

van a escuchar, los papás de ese niño van a ver quién

soy yo, no creerán en ese colegio de pacotilla que

pueden hacer lo que quieran con mi niña, como si no

tuviera mamá que peleara por ella. No señor, van a

saber de mí.

Page 49: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

49

Docente

Sí mamita, créame que la entiendo, por favor

cálmese que los chiquitos nos están escuchando,

nosotros le prestamos atención a cada niño, a cada

uno le dedico su tiempo. Sí, claro, cada uno. No, no

es que este excusándome, solo le estoy explicando la

situación. Es que ese niño siempre hace la C

invertida, y cuando Susanita se ofreció ayudarlo no

me imaginé que… sí claro, no es pedagógico, voy a

hablar con la abuela no se preocupe…no, con los

padres de ese niño no puedo porque están lejos, la

abuelita es la acudiente. Mire mamita, aquí le cuento

que ese niño ha mejorado mucho, ya no es agresiv…

eso a usted no le importa, le entiendo. Claro mamita,

voy a ser más cuidadosa. Chao Susana, gracias por

tu ayuda, hasta luego que pasen unas buenas fiestas.

Page 50: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

50

Ese niño

Se van a morir mis plantas, necesitan que las

rieguen, que las cuiden, y en vacaciones están solas,

como yo.

No me gustan las fiestas, no puedo ver a la seño

que es tan bonita y me deja sentarme a su ladito, ni

a Susanita que siempre me ayuda para hacer la C, me

deja que se la haga en el brazo para saber escribirla

en el dictado.

En vacaciones no hay cuentos, ni recreo para

ayudar a la seño a sacarle punta a los lápices. En

vacaciones estoy yo solo en casa y eso no me gusta,

creo que soy el primer niño al que le gusta más la

escuela que las vacaciones.

Page 51: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

51

Bella ilustración por Ajonjolí Azul

Page 52: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

LA MOLOJEIA

Para Madam Lamia.

Mi madre egipcia

A mi hijo le está creciendo una planta en el

ombligo, la nombró Molojeia porque es verde, de un

verde tan intenso que algunas noches brilla. Entre los

dos la cuidamos; en la mañana él la riega con

abundante agua para que permanezca hermosa y

crezca fuerte, por la noche yo le froto las hojitas con

un algodón, teniendo mucho cuidado de no dejar

motas que puedan entorpecer el verde.

La Molojeia ha causado algunos disturbios en el

hogar, mi esposo es de los que opinan que está mal

que a los niños les crezcan plantas por ahí, dice que

a los chiquillos bien educados nunca se les ve

exhibiendo hojas. Él reniega de mi manía de apoyar

a nuestro retoño con su Molojeia, está seguro que sin

Page 53: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

mi ayuda la planta moriría y que así nuestro hijo

volvería a la normalidad.

Supongo que mi esposo no quiere darse cuenta

de que a Carlitos no le gusta estar sin su Molojeia y

que a mí me encanta ver a mi hijo con esas hojitas

lustrosas brotándole del ombligo.

El colegio también ha hecho escándalo con el

asunto de la Molojeia, me han citado tres veces para

llamar mi atención sobre el hecho de que a mi hijo le

está creciendo una planta en el ombligo, el

sicopedagogo me habla como si yo no la hubiera

notado. Me exaspera tanto ese señor que, para no

volver a hablar con él, en la última citación opté por

inventarme que es una condición médica, por lo que

me pidieron un certificado de que la Molojeia no es

contagiosa ni peligrosa. ¡Qué va a ser contagiosa! Ni

que fuera una nomeolvides, y nada de peligrosa, que

no es una planta carnívora.

Page 54: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

También me exigieron un certificado de un

especialista en plantas umbilicales, y que le preguntara

si era necesario administrarle medicamentos, de qué

clase, y aportar una lista.

Todo eso no me preocupa, igual, he querido

cambiar a Carlitos de colegio desde antes del

accidente, y creo que esta es una buena oportunidad.

Quiero buscarle un lugar donde, además de aprender

quebrados, le enseñen cómo hacer abonos, donde

pueda compartir con otros niños y sus plantas. Sería

lindo conocer a alguien con una magnolia en la

cabeza o con un girasol, como el que le brotó a mi

amiga Francisca en el brazo derecho.

Mientras busco el nuevo colegio seguiré

ayudándole a cuidar de la Molojeia, así su papá no lo

entienda. Yo sé que ahora, más que nunca, Carlitos

necesita una planta en su organismo.

Page 55: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

Bella ilustración por Faatumi

Page 56: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

SUICIDO INDUCIDO

Para todas las madres lejos de su tribu de crianza

El aeropuerto el Dorado por poco colapsó el día

que viajé a Egipto junto con mi esposo y mi hijo, para

estudiar gracias a una beca familiar. Entre primos y

primas, tíos y tías, hermanas y hermanos, cuñados,

abuelos, padres, vecinos y uno que otro colado,

llenábamos los pasillos de tal manera que no quedó

espacio para caminar. Soy la primera en salir del país

y cruzar ese océano largo que en mi familia llamamos

“el charco”, así que irme a despedir fue todo un

evento familiar. Me cuenta mi mamá que se quedaron

dos horas después de que yo entré a inmigración,

tomándose fotos cuales turistas gringos.

Hoy cumplo años. Treinta de existencia y cinco

de vivir por fuera. Poco a poco la euforia familiar de

Page 57: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

“¿cómo es vivir allá?” fue dando paso a “tenga

cuidado que esos árabes, son terrrrribles”, o a

“véngase mija, que aquí al menos ya conocemos

cómo funcionan las revoluciones”, y para rematar:

“¿Qué tanto hace por allá?”, “¿por qué no se viene,

que la abuela está enferma?”, “¿cuánto es que valen

los pasajes para todos? ¡Ufff, eso sí que es un platal!”

Al estar lejos mi figura se desdibujó en las fotos

familiares, mi nombre se desvaneció en las

conversaciones, solo queda una sensación de mí, el

recuerdo de una pariente que está lejos, aislada en

otro calendario de cotidianidad.

Me duele ver cómo continúan con sus vidas, las

primas que cumplen quince y crecen, los primos que

se van al ejército, los tíos que se divorcian, las tías

que salen del closet…, todos parecen estar a gusto

con el devenir de su predestinación sin extrañarme.

Pensé que a estas alturas me habrían olvidado, sin

embargo hoy, en el día de mi cumpleaños, me llevé

Page 58: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

una gran sorpresa cuando abrí mi correo electrónico

y me reportó doscientos seis mensajes nuevos.

¡Doscientos seis!

Agradecí al Creador por tan bonito regalo para el

día de mi santo. Mi familia, sangre de mi sangre,

carne de mi carne, crianza de mis entrañas, me

recordó desde el anhelo. Por fin iba a dejar de ser para

los vecinos “la niña que cruzó el charco”, para mis

primos y primas “la mayor de todos nosotros que se

fue pa’onde los faraones”, para mis abuelos “la que

no vamos a volver a ver antes de que nuestros ojos se

cierren para siempre”, para mis tías y tíos “china”

(estoy segura que como cambié mi nombre por un

seudónimo en Facebook, los únicos que recuerdan

cómo me llamo de verdad son mis padres, hermanas

y hermano).

Emocionada, abrí la bandeja de entrada y ¡oh,

sorpresa!, correos de un taller de novela al que me

suscribí: “Por favor, denme de baja”, “esto es

incontrolable, son muchos correos”, “esto es una

Page 59: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

cascada de información que no puedo manejar”,

“¿cómo es que me doy de baja?”, “señora

administradora: le recuerdo que soy una persona muy

importante y la puedo demandar si no me da de baja

de este pinche grupo”, “este grupo es inconcebible,

acosa más que treintañero en calentura”.

Busqué ansiosa entre la marejada de lloriqueos,

reproches, presentaciones y escritos, un correo

familiar, una felicitación. Empecé buscando a mis

padres, al llegar al cien me resigné a que todavía no

podían conectar el Skype o el Gmail solos. Vecinos,

tíos y tías fueron eliminados por defecto y mis

abuelos todavía no coordinan ojo-mano con el asunto

del mouse. La esperanza radicaba en algún primo o

prima que, tecnológicamente más educados, se

hubieran acordado de esta pobre colombiana que

sube al tercer piso en un país de habla extraña.

Al llegar al correo número doscientos me

entraron las ganas de llorar, ciento noventa y cuatro

Page 60: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

correos en la papelera y un proyecto de novela para

comentar era todo el saldo. De felicitaciones, cero.

Aferrada con los dientes a la esperanza, decidí

revisar mi Facebook, nunca he publicado la fecha de

mi cumpleaños, mis amigos virtuales no tienen una

bonita notificación que los ayude a consolidar

nuestra amistad, de todas maneras, esperaba que mi

familia, aquella que me enseñó que la sangre es más

espesa que el agua, me felicitara. El alma se me fue

al piso cuando vi tan solo dos plácemes en mi muro,

de extraños. Mi numerosa parentela por ningún lado.

El remate ha sido a las seis y media de la tarde;

mientras mi esposo llega del trabajo y mi hijo sigue

escribiendo sus tareas, noto que no tienen ninguna

intención de llevarme a un restaurante o sacar un

pastel escondido en alguna esquina de la casa.

He decidido escribir este cuento, y en cuanto

ponga el punto final, me iré a encerrar en el baño para

esperar la fiesta sorpresa, tal vez mi familia decidió

Page 61: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

ahorrar durante cinco años, comprar pasajes en

oferta, llenar todo un avión de Iberia y por supuesto,

mi esposo como excusa le dijo a mi hijo que fuera

por pan, cuando en realidad los está recogiendo en el

aeropuerto, y luego llegarán en una caravana de taxis

hasta mi apartamento en el treceavo piso de un

edificio con vista a la desembocadura del río Nilo.

¿Por qué no?

Bella ilustración por Ajonjolí Azul

Page 62: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

LA CHUMACERA

¡Ja, tú que no creías que fuera capaz! Mamá,

igual no enciende. ¿Cómo que no enciende?,

venga y revisamos, ¡ayúdeme aquí con el capó

que pesa mucho! ¿Por qué no mejor lo

llevamos al mecánico? Qué mecánico ni que

ocho cuartos, esos siempre se inventan cosas

para cobrar más y ¡claro!, como ven que una es

una mujer sola, ¡abusan! Mamá, necesitamos el

carro urgente. ¿Y acaso cree que no lo sé?, si

yo soy la que hace el mercado, la que paga los

recibos, la que sale a trabajar, al menos a usted

solo le hace falta los viernes para salir con la

niñita esa. Mamá, no la meta a ella en esto.

¡Haga algo útil y tráigame la lámpara esa que

se cuelga, y la herramienta que era de su papá!,

Page 63: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

alma bendita, además, no ve que esa gente de

los talleres juega con uno, que tal día está listo,

y una va y que no, que más tarde, se toma una

un tinto para hacer tiempo y vuelve y que no,

que mejor al otro día, y al otro día que al

siguiente y así, ¡ah, eso sí!, cada día de parqueo

una tarifa, no esa no, necesito una como más

grande, pero no tanto, dime hijo, ¿eso no es una

estafa? Mamá es que… Igualitico a los obreros,

una los contrata para algo y siempre salen con

una chambonada, creen que una de mujer no

sabe nada, páseme algo para abrir aquí esta

tapa. Cuidado mamá con el ácido de la batería.

La cocina de la tía Adela tan bonita que quedó,

en cambio la mía, ¿vio cómo la dejaron? El

mesón está torcido como en dos centímetros,

ellos creen que una no se da cuenta porque es

mujer, como si una no pudiera coger una regla

para medir. ¿Mamá, usted si sabe lo que está

haciendo? Deje de criticarme, ya está como su

Page 64: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

papá, alma bendita, más bien páseme el

consianfirulo ese alargado. ¿El destornillador?

¡Si sabe lo que le estoy pidiendo para qué se

hace el pendejo!, eso será lo que aprende de

andar con esa niñita como sea que se llame.

Mamá, por favor no meta a Deisy en esto. ¡Eso!

Defiéndala, yo le digo una cosa: usted conoció

primero mamá que novia, y páseme otro

consianfirulo más grande que necesito levantar

esto de aquí, los hombres se creen tan

inteligentes: ¡Que el de estrella, que el

imantado, que la llave inglesa! ¡No pues, tan

estudiados! Una también puede. Ayúdeme hijo

con esto que está muy duro. ¿Está segura de

sacárselo? Ya le dije, eso es cuestión de mirar

qué sobra o qué falta y listo, como un relojito

el carro, además, ¿qué puede pasar? Mamá, esa

es la chumacera. ¡Eso no existe! Son inventos

para sacarle plata a una. Muy bien mamá, esa

pieza es el soporte de rodamiento. ¡Tan

Page 65: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

sabiondo! Si sabe tanto, ¿por qué no lo arregla

usted? No mamá, yo solo lo leí… ¿Sabe qué?

Tome el consianfirulo este y defiéndase como

pueda, que para eso usted es el hombre de esta

casa y ya es hora de que aprenda. Mamá…

¡mamá venga!, ¡MAMÁ!

Bella ilustración por Ajonjolí Azul

Page 66: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

QUERIDO DIOS:

Te escribo esta carta con un color salido de los

pantalones de mi hijo, en el dorso de un recibo,

sentada al lado de la lavadora, porque quién sabe

cuándo volveré a tener un poco de tiempo.

Soy una buena madre durante todo el año,

cocino, lavo, cuido a mi hijo cada vez que lo necesita;

visité al pediatra más veces de lo que he visitado a mi

propio médico. Pensaba que tal vez, ya que nunca

pido nada, esta Navidad podrías traerme algunas

cositas, aquí tienes mis deseos:

Me gustaría un par de piernas nuevas para que no

dolieran, de cualquier color excepto morado o rojo,

de esas ya tengo. En combinación me pueden llegar

unos brazos fuertes para abrazar, y para apartar a mi

Page 67: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

hijo del estante de las golosinas mientras hace una

rabieta en el supermercado.

También quisiera una cintura, ya que perdí la que

tenía, creo que la olvidé en el anaquel de algún

embarazo. Deseo unas ventanas resistentes a las

huellas, una emisora de radio que solo ponga música

para adultos, una televisión que no contenga

programas de animales que hablan, y un rinconcito

secreto donde esconderme para hablar por teléfono.

En el aspecto práctico, quisiera una muñeca que

hable y diga “Sí, Mamá”, solo la usaría para

ayudarme en mi autoestima, y para sentir que alguien

me presta atención y me obedece. Si se puede, que

me quepa en el hueco de la mano, la cargaré sin que

los demás la noten, tú sabes que las madres somos

fortaleza ante todo, o eso aparentamos.

Si crees que ya es tarde para encontrar todo esto,

quisiera al menos el tiempo suficiente para

cepillarme los dientes y peinarme (todo en la misma

Page 68: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

mañana), o el lujo de sentarme y comer la comida

caliente, no a temperatura ambiente.

¿Sería demasiado pedir que pudiéramos llamar

‘verduras’ a la salsa de tomate? Me ayudaría a tener

la conciencia en paz.

Dios, la alarma de la secadora sonó y mi hijo me

descubrió escondida, creo que quiere que le devuelva

su color. Que tengas un buen viaje y recuerda secarte

tus pies antes de entrar, puedes comerte las galletas

que te dejamos en la mesa, ¡¡Cuidadito con echar

migas a la alfombra!!

Con cariño MAMÁ.

P. D. Puedes anular todos mis deseos

con tal de que hagas que mi hijo crezca

feliz, sano y se convierta en un hombre

de bien.

Page 69: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

Bella ilustración por Faatumi

Page 70: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

CUIDANDO

¡Hola Margarita! Mira que linda estás. Te traje

esto, ¿te gusta? Ahí te dejo con tu bebida, disfrútala

querida, ten cuidado que es para beberla despacio,

que no se te pase la mano como le está pasando a

Kike, ya vengo, es que hoy tengo afán de estar con

Hortensia.

Hortensia, querida, te traje este regalito, bien

negra como te gusta. Tu sí sabes agradecer, no como

Kike, ese hijo mío, tú lo conoces, el único que me

quedó de todos, sí, ese de la travesura, el mismo,

imagínate querida que ahora le dio por andar con una

de esas mujeres locas, ¡ay no! Me lo está

pervirtiendo. Mira, ya quedaste linda. Te dejo que me

voy con Dalia un ratico y ya regreso.

Page 71: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

Oiga Dalia, ¿en que se la está pasado? Mire cómo

tiene esas raíces de quebradas, ¿no se estará volando

por las noches como el loco de Kike? Sí, imagínese

que sigue en esas, terrible no es la palabra, todo es

culpa de la muchachita esa, nooo si se pone como un

tigre cada vez que la nombro, espere que tengo que

untarle bien esto para arreglarla.

Qué más Caléndula, espéreme que ya voy. Sigue

imposible, imagínese que el otro día le encontré de

esa planta en la habitación, yo ya como que me venía

sospechando algo y cuando le esculqué pues claro

que le hice el reclamo, eso me gritó y se me encaró

el ingrato ese, que se iba y que se iba y que se iba

porque yo no le respetaba su privacidad, ¿puede

creerlo? Me empujó como si yo fuera un trasto y se

fue con esa y los amigos… no, no estoy llorando es

que… bueno sí, un poquito…sí, ya se me pasó, con

permiso mija me le robo estas cuatro hojitas, que

como la vecina tuvo cesárea con esto le hago un agua

para que se bañe y le cierre rápido la cicatriz.

Page 72: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

¿Qué me dice Sábila? No mija, todavía no sé nada

de él, toda la semana sola, bueno sola no porque las

tengo a ustedes, queridas, ¿se acuerdan cuando era

bebé y no hacía sino arrancarle las ramas al helecho?

Por eso fue que me tocó treparlo allá, para salvarle la

salvia.

Cómo quisiera que alguna me pudiera conversar

aunque fuera un ratico.

Bella ilustración por Faatumi

Page 73: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

PREOCUPACIONES DE UNA

MADRE DE FAMILIA

Es fácil cuando lo que no te deja dormir es un

zancudo, se puede uno armar con uno de esos

aerosoles mata insectos, tan efectivos que son, o con

una raquetica eléctrica, ¡Bizzz!, y caen muertos, o

con la clásica chancla, y darle cacería como a

cuadrúpedo en vía de extinción, o con un

lanzallamas, ¡pufffff! Por toda la casa ¡O algo!,

cualquier cosa.

Pero cuando es el Churrumino lo que te quita el

sueño, ningún recurso por mortífero, tradicional,

químicamente certificado o exagerado que sea,

funciona. El Churrumino se instala en la casa y ya no

hay nada que valga, te quita los sueños y ni siquiera

puedes meterte debajo de la cobija y arriesgarte a

Page 74: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

morir de asfixia. En el momento que el Churrumino

anida dentro de la cabeza ya no hay salvación, no

valen psicológicos ni pastillitas verdes, se queda por

ahí revoloteando sin que se le pueda sacar.

En el día lo veo recogerse sobre la biblioteca

mientras cuento las deudas, aletea en la cocina

cuando estoy sirviendo una y otra vez comidas para

otros, se cuela por encima de la cortina de la ducha

mientras intento no pensar y relajarme, y hasta

aprovecha la ocasión para atracarse su ración

semanal de agua.

Yo lo soporto, como con todo, como en la fiesta

de María que siempre sale mi marido diciendo

burradas, yo no lo contradigo, al hombre de la casa

no se le contradice, o cuando llegan Inés o Raquel,

las esposas de mis hijos, que se ríen y nunca

colaboran con la cocina, después del almuerzo se

quedan sentaditas en la sala viendo el partido como

si fueran hombres.

Page 75: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

Mi Churrumino tiene un tono zumbón que en las

noches me hace sufrir su presencia, una risa burlesca

cuando está sobre el televisor, brillando con las luces

de comerciales de cosas bonitas que nunca voy a

tener. El Churrumino me molesta; sin embargo,

cuando estoy en la cocina lavando la vajilla de seis

puestos, brillando ollas, o cuando barro, o cuando

limpio la bañera con decol, sus alitas coloridas me

ayudan a pasar el rato y el zumbido es mi

acompañante.

En la noche me impide dormir y en el día me

apoya, por más imaginario que sea me observa, es mi

compañero en el destierro al que estoy resignada.

Page 76: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

Bella ilustración por Faatumi

Page 77: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

LOCURA

Mi familia dice que yo no estoy loca, y yo les

porfío que sí; son tan tercos que no me quisieron dar

dinero para la cita con la psicóloga, me tocó

buscarme un préstamo, fue fácil, Amparo, la de la

esquina, siempre guarda lo que le sobra de la pensión

y hace el favor de prestar, eso sí a interés, porque

claro, no hay nada gratis en esta vida.

Con eso le estoy pagando a la psicóloga, que es

una mujer excelente, profesional, guapa, espigada,

morena, de cabello ensortijado, hasta razón le hallo

a Ernesto de acostarse con ella.

Al principio sí fui a la consulta solo para

conocerla, saber qué clase de mujer se me metía en

mi hogar, hasta tenía intención de armarle jaleo. Me

Page 78: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

bastó una sesión para saber que estoy mal, muy mal,

y entendí que Ernesto me era infiel porque yo no soy

una gran mujer, nunca estudié ni me superé; no me

bronceo ni mucho menos voy al salón antes de ir a la

oficina, porque ni siquiera trabajo tengo.

Entiendo que a Ernesto le choca que su esposa

consulte a su amante, me gustaría decirle que no se

preocupe, que nos llevamos muy bien, que ni

siquiera tocamos el tema.

Sé que estoy loca porque no la odio, ni siquiera la

resiento, me encanta saber que entre ella y yo hay

una relación especial, que soy más cercana a ella que

cualquier otra de sus pacientes, eso me hace sentir

diferente, como que por primera vez estoy haciendo

algo.

Tampoco lo odio a él, pobre, con tanto que hacer

y yo que nunca sé cómo apoyarlo, en esas fiestas

elegantes estoy fuera de lugar, en las cenas no sé qué

pedir y cuando llega a casa lo único que puedo hacer

Page 79: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

es servirle una comida. Nunca aprendí a atenderlo

como es debido y sé que soy una mujer aburrida,

debe sentirse muy mal vivir conmigo.

Me da pena saberlos enamorados y escondidos,

considero que debo ser yo la que se vaya. No puedo.

Hasta para eso soy cobarde, además mi locura no me

deja trabajar, no sé hacerlo, y no sé de qué vivir.

Tampoco me imagino qué pensarían Juan y Juana de

que su mamá dejara a su papá después de tantos años

que él sacrificó por mí.

No le encuentro solución, lo mejor es seguir así,

junticos, yo loca y ellos en su amantazgo.

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Bella ilustración por Faatumi

Page 81: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

VIENDO LOS ÁNGELES

Fue como si al morir mi esposo me hubieran

injertado gusanos debajo de la piel, los podía sentir

reptando por mi cuerpo y toda mi existencia fue

atravesada por un dolor incesante que me torturaba

aun dormida.

Mi hijo menor me invitó a quedarme con él unas

semanas en la ciudad de Los Ángeles, creo que su

sentimiento de culpa por faltar al funeral de su padre,

pretextando alguna reunión inaplazable con gente

importantísima, le impidió recordar que él vivía en el

lugar donde su padre y yo nos conocimos; que en

esas calles bordeadas de palmeras nos encontramos

por casualidad en medio de las únicas vacaciones que

tomé en mi vida laboral y del único entrenamiento al

que él asistió.

Page 82: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

Los Ángeles fue la ciudad donde nos

enamoramos, disfrutamos de la luna de miel antes

que de la bendición del padre, celebramos nuestro

matrimonio en un atardecer enterrando los dedos

entrelazados en las arenas de esas hermosas playas.

Estaba segura que regresar a esa ciudad sería el

fin de ese dolor gusanil, yo misma estaba decidida a

terminar con mi agonía solitaria, con mi propia mano

acabaría con la invasión de gusanos en mi cuerpo,

estar en Los Ángeles sería la ayuda necesaria para

dar el paso decisivo y reunirme con mi hombre, mi

amante, mi confidente, mi amigo, mi esposo.

Ansiosa fui la primera en abordar, me acomodé

en mi lugar en medio de dos sillas vacías, luego llegó

un hombre cuya presencia gritaba “empresario en

viaje de negocios”. Con una mueca de jefe, más que

pedirme me exigió que me moviera para darle paso a

su asiento junto a la ventana, me levanté tan despacio

como me fue posible, no porque quisiera ser odiosa

Page 83: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

con él, como malamente lo interpretó, sino con el

propósito de despertar el menor número de gusanos.

La silla del pasillo fue ocupada por otro hombre

que, en cuanto se acomodó, se hundió entre sus

audífonos y antifaz. Justo cuando ya se iban a cerrar

las puertas entró una familia: un adolescente armado

de libros y celular, que se sentó dos filas adelante en

el lado de la ventana, el padre que se sentó en la fila

de enfrente en el lado del pasillo, la madre junto a la

ventana y al frente mío, frente a mi silla, acomodaron

a un pequeño que quedó feliz rodeado de familia y

protegido por sus papás.

Me dispuse a dormir para apaciguar a los gusanos

que bailaban recordándome que alguna vez yo

también había reído feliz, como la madre de familia

de adelante, logré dormitar un poco hasta que el

pequeño empezó a incomodarse con el encierro y la

quietud. Desde mi lugar visualicé cómo la madre

abandonaba su comodidad para coger al niño.

Page 84: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

—¡Mira! Nubes —dijo una voz femenina.

Entonces vi la cabecita del pequeño asomar sobre el

puesto de la madre para observar los cúmulos

flotantes.

—¿Estamos en el cielo? —la voz infantil hizo

renacer un corpúsculo de gusanos que me empezó a

lacerar la pierna derecha. Supongo que ella afirmó y

él siguió— ¿Estamos muertos?

Para mí esa pregunta tomó cariz de declaración, y

se convirtió en un mazazo que enterró miles de

agujas en mi cabeza que perforaron hasta pinchar mis

pensamientos.

—No estamos muertos cariñito —aclaró la

madre—, estamos viajando entre las nubes.

El padre carraspeó, tal vez ocultando una risa, y

siguió un silencio que los gusanos aprovecharon para

Page 85: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

instalar un tren de alta velocidad en mi columna

vertebral. Cuando creí que el pequeño dormía, volví

a escuchar su voz.

—¿Podemos ver los ángeles?

La madre rio y a mí me bastó escucharla para

saber que mimaba al niño. Los gusanos danzaron

entre mis omoplatos, me removí en un vano intento

por aliviar el dolor.

—Claro que sí —el empresario gruñó

desaprobatorio—, ven vamos a buscarlos.

Divisé la coronilla infantil contra el vidrio de la

ventana, el empresario aprovechó para replegarse.

Envidié su lugar, quise poder ver al niño y ofrecerle

un dulce o por lo menos una risita.

Page 86: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

—¡Ahí hay uno! ¡Ahí hay uno! ¡Ahí hay uno! —

el dedo del niño repiqueteaba contra la ventana, su

cabecita asomó por encima del asiento —, mira

Lucas, ¿lo ves?

Asumí que le preguntaba a su hermano una fila

adelante.

—No hermanito, no los veo —respondió una voz

que hacia equilibrio entre la infancia y la adultez.

Tal vez el niñito hizo un mohín.

—Es que Lucas ya es muy grande para verlos —

anotó su madre intentando rescatar la magia del

momento.

—¡Ahí hay otro! —gritó el niño de improviso

repiqueteando el dedo contra la esquina superior del

vidrio— ¡Mira, mira, mira!

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Sentí como si me hablara a mí, como si me dijera

que dirigiera la atención allí. Miré afuera, las nubes

eran montañas nevadas con bordes brillantes, mi

corazón se agitó, allí en una de los picos reconocí a

mi esposo.

Me quedé helada, lo vi tan claro como si estuviera

al frente mío, era diminuto y sus contornos se

confundían con la nube, con la mano me lanzó un

beso que sentí estamparse contra mi boca y

deslizarse con la suavidad del amor por entre mis

labios inundándome el cuerpo, asesinando sin

piedad, a cada uno de los gusanos; los sentí explotar

en mis poros.

Fue tan fuerte la experiencia que me desmayé,

nadie lo notó, solo asumieron que la amable señora

sesentona que viajaba sola se había dormido. Al

terminar el viaje tuvieron que despertarme, la

ausencia de mi amado existía, pero ya no me

Page 88: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

aplastaba, y fui consiente de estar libre de los

gusanos torturadores.

Cuando vi a mi nieto esperándome con los brazos

abiertos, le sonreí y supe que mi esposo me esperaría

el tiempo que fuera necesario.

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ESCRITORA POS EDAD

Cuando los chicos crecieron me quedé sola en

una casa vacía, así que un día de lucidez decidí ser

escritora latinoamericana, en los ratos que me

sobraban, que eran todos, me apunté a esos cursos

literarios, talleres creo que les dicen, y el profesor lo

único que enseñó es que se debe leer, leer y leer. Ahí

decidí que para ser una gran escritora debía ser una

lectora latinoamericana, ¿por qué no decidí ser una

colombiana? ¿O una venezolana? ¿O una argentina?

Pero no, como una idiota decidí ser latinoamericana.

Y yo, que pensaba que leyendo a Juan Rulfo ya

podía hablar de literatura centroamericana, me vengo

a enterar a estos años que hay un montón de

nacioncitas en medio de Colombia y México que

dizque tienen cultura propia, y por ahí derecho,

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90

literatura, y de las cuales lo único que conozco es el

nombre de sus dictadores.

A eso se me sumó el problema de Brasil con su

portugués, ¿quién en su sano juicio lee en portugués,

por Dios? Si hasta Saramago suena mejor en español,

bueno, ese idioma vaya y venga, que solo fue

descifrar los morraquitos que les ponen a las letras

por encima y por debajo y ya se bandea uno con el

portugués (y de paso descubre uno palabras tan

interesantes como virgulilla).

Para mi desgracia, recordé que en el colegio, en

plena clase de geografía y con los ojos de la maestra

puestos en mí, vine a enterarme que en Haití no se

habla español, y yo que me digo «jodida decisión mía

de ser latinoamericana, ¿por qué no acordarme antes

para haber decidido ser hispanoamericana?»; otro

problema más, ¿qué hacer con el francés de las

Antillas? Porque si fuera francés francés, vaya y

venga, el francés bonito que susurran en las películas

como Ratatouille, en cambio, es un francés

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apeñuscado revuelto con vudú y ron que se habla en

el Caribe.

Además, tenemos una colonia. ¡Una colonia en

pleno siglo XX! ¿O XXI? En fin, una colonia

francesa, que ni siquiera ellos hablan francés francés;

y ni hablemos del creol, esa vaina no debería existir,

eso es un atentado contra cualquier lengua franca,

romance o como sea que se clasifiquen.

Por mi parte me sumé a la decisión del resto del

mundo (exceptuando a los dueños de los cruceros) e

ignoré todo ese compendio de molestas islitas

flotando sobre las aguas cristalinas del Caribe, solo

me interesó Cuba, por supuesto, no hay quien se

precie de ser escritor latinoamericano sin Cuba, debe

ser por el peso político; ahí está el horror de la

censura y el exilio, que es la sombra sobre cualquier

escritor con una convicción firme y fuerte como yo.

¿Se han preguntado cómo comprar los libros de

escritores cubanos? Es difícil, y sobretodo caro,

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carísimo, por eso me he dedicado a leer las biografías

del Che Guevara, que era argentino ya sé, pero que

como pasó tanto tiempo en Cuba debe reflejar mucho

de la literatura de la isla.

Pues bueno, eso me deja con Venezuela que no

ha escrito nada decente; Colombia que con García

Marques ya me la coroné; Ecuador, no pienso

mamarme ese bodrio de la Familia de Pascual

Duarte, además es un país de indios, ¿qué tanto

pueden aportar a la literatura?; Perú con su Nobel

Vargas Llosa, ese señor no tiene nada de

imaginación, que historias tan aburridas; y Argentina

con Cortázar, al que no le entiendo un pito, ¿qué es

un cronopio? Eso no tiene sentido y ni nombrar esa

tal Rayuela, no hay quien lea eso. Por supuesto,

Borges, esos cuentitos sí me gustan, algunos son

divertidos, también Chile, me gusta Roberto Bolaño,

que escribía los libretos de Chespirito, un duro el

hombre.

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Como resultado, ahora tengo una pila de libracos

en mi mesa de noche en un riguroso orden

nacionalista. Por lo pronto, me doy un respiro de

tanto nombre respingado y me estoy leyendo las

Cincuenta Sombras de Grey, buenísimas, que

además me han ayudado a encender la pasión con mi

maridito, eso sí es un libro que sirva para algo, no

como Plata Quemada o El Beso de la Mujer Araña,

¡que pérdida de tiempo!

Mientras me decido a iniciar mi novela sobre un

romance entre una muchacha de 18 años y un

encantador zombi no tan podrido, practico a escribir

otras cosas, ya me leí a Murakami y estoy lista para

empezar con la poesía japacha, al fin y al cabo, los

haikus solo tienen dos líneas, ¿qué tan difícil puede

ser?

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Bella ilustración por Ajonjolí Azul

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MANIFIESTO POR EL DERECHO

A NO SER MADRE

Yo, Martha Esperanza Soto Rengifo, mujer dueña

de todas mis facultades mentales, declaro de manera

juramentada que mantengo mi decisión de no ser

madre.

No, no me importa quedarme sola en mi vejez.

Tendré muchas amigas locas que viajarán conmigo.

No, no me interesa que un hombre pueda

abandonarme por no perpetuar su apellido.

Conseguiré un esposo con más aspiraciones que eso.

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No, no me afecta que no exista una tierna y dulce

personita que llene mi vida de amor diciéndome

mamá. Seré una madre gatuna.

Declaro que quiero ser dueña absoluta de mi

tiempo, y que no quiero limpiar mocos ajenos, ni

tampoco soportar berrinches. Seré una mujer que

pueda entrar a restaurantes románticos todo el

tiempo.

Declaro, como mujer libre e independiente, que

no me interesan los bebés ni los niños, y que esta

firme decisión no cambiará cuando “ya me lleguen

los años”.

Declaro que no soy poseedora de ese instinto

maternal que de manera arbitraria nos achacan.

Declaro que soy una mujer que ama, disfruta, ríe,

y decido hacerlo sin niños.

Page 97: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

Firmo en constancia:

Martha Esperanza Soto Rengifo

Si quieres unirte a este manifiesto te invito a

firmar.

Page 98: PREOCUPACIONES DE UNA MADRE DE FAMILIA

Karonlains Alarcón Forero.

Nació en Santa Isabel, junto al nevado del mismo

nombre en el Tolima. Estudió antropología en la

Universidad Nacional de Colombia, y lengua árabe y

ciencias islámicas en la mística Alejandría, donde

pudo visitar su inmortal biblioteca. Escritora y

viajera, hace parte del Voluntariado Jadiya al Kubra,

organización de mujeres musulmanas que busca

construir paz en la sociedad colombiana.

Ya ha publicado la novela “Viajeros”, un viaje de

aventuras y fantasía, así como cuentos en diversas

revistas y recopilaciones, y el libro “La súplica (duá)

en el Islam”, resultado de su labor como docente

musulmana.

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