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POLÍTICAS DE SEGURIDAD Y CONVIVENCIA CIUDADANA. CARACTERIZACIÓN DEL REDISEÑO DEL ESPACIO PÚBLICO EN BOGOTÁ 1993-2007 ANDRÉS DAVID GAITÁN NARIÑO LUIS ANTONIO PARRA VELÁSQUEZ MONOGRAFÍA DE GRADO PARA OPTAR AL TÍTULO DE POLITÓLOGO DIRECTOR: GABRIEL MURILLO LECTOR: GUSTAVO SALAZAR UNIVERSIDAD DE LOS ANDES FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DEPARTAMENTO DE CIENCIA POLÍTICA BOGOTÁ 2008

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POLÍTICAS DE SEGURIDAD Y CONVIVENCIA CIUDADANA. CARACTERIZACIÓN DEL REDISEÑO DEL ESPACIO PÚBLICO EN BOGOTÁ 1993-2007

ANDRÉS DAVID GAITÁN NARIÑO LUIS ANTONIO PARRA VELÁSQUEZ

MONOGRAFÍA DE GRADO PARA OPTAR AL TÍTULO DE POLITÓLOGO

DIRECTOR: GABRIEL MURILLO LECTOR: GUSTAVO SALAZAR

UNIVERSIDAD DE LOS ANDES FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

DEPARTAMENTO DE CIENCIA POLÍTICA BOGOTÁ

2008

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Agradecimientos David Gaitán Por fin se logra el objetivo por el que se ha luchado durante años. Sin embargo, este no

hubiera sido posible s in la ayuda de mis padres, Eliseo y Blanca, que siempre me apoyaron y sin lo que hubiera sido imposible alcanzar este objetivo. Diana y Lucia, mis hermanas, que a

pesar de la distanc ia siempre estuv ieron a mi lado guiándome con su experienc ia para tomar las mejores decisiones. Andrea, grac ias por tu apoyo y compañía en estos últimos años.

Finalmente quiero agradecer a Gabriel Murillo por su dirección y a Gustavo Salazar por su guía e incondicional apoyo durante todo el tiempo que trabajamos en la tesis; sin ustedes no

hubiera podido alcanzar este logro.

En fin, a todos mil gracias por ayudarme a alcanzar este objetivo.

Antonio Parra Quiero agradecer en primer lugar a mis padres, Luis A ntonio y Myriam por su apoyo y

confianza en esta etapa de mi v ida. Del mismo modo a mi hermano por su amistad y

compañía. Lorena, grac ias por tu cariño, apoyo y confianza. Finalmente a mi hijo Santiago por ser el motivo más grande que tengo para seguir construyendo y alcanzando todas mis metas.

Del mismo modo, un especial agradecimiento a Gabriel Murillo por su dirección en este trabajo y a Gustavo Salazar por su incondicional y oportuna asesoria durante el desarrollo de la

presente investigación.

A todos, muchas gracias.

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TABLA D E CONTENIDO 1. INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………………………..3 2. MARCO TEÓRICO………..……………………………………………………………………………...10

2.1. Entre lo Públ ico y lo Privado……………………..……………………………………………......11 2.1.1. Espac io Públ ico……….…………………….…………..…………………………………12

2.2. Medidas d e Orden y Control…………………………………………………………………….18 2.2.1. Teoría de las Ventanas Rotas……………………..……………………………………..18 2.2.2. Tolerancia Cero…………………………………………………………………………….20

2.3. Medidas d e prevención…………………………………………………………………………..21 2.3.1. Teoría del Capi tal Soc ial…………………………………………………………………..21

2.3.1.1. Capital Soc ial Perv erso………………………………………………………………25 2.3.1.2. Capital Soc ial y Violencia.…………………………………………………………...26

2.4. Medidas punitivas o de castigo.........................................................................................26 2.4.1. Teoría del Crimen y la Violencia...……………………………………………………….26 2.4.2. Modelo Económic o del Crimen………………………………………………………......28

2.4.3. Prevención, dis uasión e incapaci tación o cas tigo……………………………………...31 3. POLÍ TICAS DE SEGURIDAD Y CONVI VEN CIA: EL CASO DE NUEVA YORK, B ELO

HORIZON TE Y AR GEN TINA. ………………………………………………………………………….35 3.1. Interpretaciones de Seguridad y Convivenci a Ciudadan a…………………………………35

3.1.1. El Caso de Nueva York……………………………………………………………………39 3.1.2. El Caso de Belo Horiz onte………………………………………………………………..41 3.1.3. El Caso de Argentina…..……………………………………………………………….....43

4. EN TIDADES, POLÍ TICAS Y PR OGRAMAS DE ESPACIO PÚBLICO Y SEGURIDAD EN BOGOTÁ…………………………………………………………………………………………………..46 4.1. Planes de Gobierno……………………………………………………………………………….46

4.1.1. Jaime Castro: Prioridad Social (1992-1994)……………………………………………46 4.1.2. Antanas Mockus: Formar Ciudad (1995-1997)…………………………………………50

4.1.3. Enrique Peñalosa: Por la Bogotá que Queremos (1998-2000)….……………………53 4.1.4. Antanas Mockus: Bogotá Para Vivir Todos del Mismo Lado (2001-2003)…………..58

4.1.5. Luis Eduardo Garz ón: Bogot á Sin Indeferencia (2004-2007)…………..…………….63 4.2. Entidades Defen soras d el Espacio Público….………………………………………………67

4.2.1. Departamento Adminis trativ o Defensoría del Espacio Público, DADEP……………68

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4.2.2. Fondo de Ventas Populares, FVP……………………………………………………….71 4.2.3. Ins tituto para la Economía Social, IPES…………………………………………………72

4.3. Entidades de Seguridad y Conviven cia Ciudadana…………………………….…………..74 4.3.1. Misión Bogotá………………………………………………………………………………77

5. EVOLUCIÓN D E INDICADORES D E SEGURIDAD…………..…………………………………….80 5.1. Indicadores generales Bogotá……………....……………………………………………..…..80

5.2. Recorriendo la Cand elaria, Santa Fe, Mártires y Antonio Nariño………………………..82 5.2.1. Localidad de La Candelaria….….…...…………………………………………………..83

5.2.1.1. Indicadores Seguridad local idad de La C andelaria……………….…………......84

5.2.2. Localidad de Santa Fe....……………………….………………………………………...87 5.2.2.1. Indicadores Seguridad Loc alidad Santa Fe……………………………………….89

5.2.3. Localidad de Los Mártires………………………………………………………………...92

5.2.3.1. Indicadores Seguridad Loc alidad Mártires………………………………….….....93 5.2.4. Localidad de Antonio Nariño……………………………………………………..……...96

5.2.4.1. Indicadores Seguridad local idad de Antonio Nariño…………………………….97

6. CARACTERIZACI ÓN DEL ESPACIO PÚBLICO EN LA S LOCA LIDADES …...….……………101 6.1. Localidad de Los Mártires………………………………………………………………………..101 6.2. Localidad de Antonio Nariño……………………………………………………………………..102 6.3. Localidad de Santa Fe……………………………………………………………………………103 6.4. Localidad de La C andelaria……………………………………………………………………...104

7. GESTIÓN LUIS EDUARDO GA RZÓN…………………………………………………………….....105 7.1. Problemas, Logros y retos de la adm inistración…………..………………………………106 7.2. Análisis del comportam iento de la crim inalidad y su rel ación con el espacio

público…………………………………………………………………………………………….112 7.2.1. Localidad de Santa Fe…………………………………………………………………..112 7.2.2. Localidad de La Candelaria…………………………………………………………….114

7.2.3. Localidad de Los Mártires………………………………………………………………114

7.2.4. Localidad de Antonio Nariño……………………………………………………………115 8. CONCLUSION ES………………………………………………………………………………………116

9. BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………………………...122

10. ANEXOS………………………………………………………………………………………………...127 10.1. Gráficos Anexos………………………………………………………………………………...128

10.2. Cuadros Anexos………………………………………………………………………………...134 10.3. Otros Anex os…………………………………………………………………………………….136

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1. Introducción

Los desas tres ocurridos a raíz del bogotazo, signific aron un cambio radical de la es truc tura del

espacio públic o en Bogotá presionando el crec imiento de la ciudad desde el norte has ta el occidente,

porque muchos comerciantes y las clas es al tas emigraron a lugares más s eguros1. Pos teriormente

el Frente Nac ional hizo que Bogotá viv iera un periodo admirable de es tabilidad y continuidad

adminis trativa a pesar del acontecimiento de enormes retos, tales como el aumento de la población

(la cual pas ó de 1,1 a 3 millones de habi tantes en el periodo 1958-19742). Durante este periodo la

ciudad se carac terizó por tener, aparte de la y a mencionada continuidad adminis trativa, una ges tión

racional basada en la austeridad presupuestal y en los diagnósticos técnic os de la realidad

económic a, social y adminis trativa. Gracias a es ta racionalidad y a la visión de alc aldes como Virgilio

Barco se promovió una pol ítica de parques y es pacio públ ico donde se inauguraron, entre otros, los

parques El Tunal, El Salitre I y II, Kennedy, el Jardín Botánico y Montes 3.

Sin embargo, la ciudad a partir de los años setenta - y en contras te con el periodo anteriormente

señalado-, quedó pres a de la inestabil idad pol ítica propia del fin del Frente Nacional, inestabi lidad

manifiesta en una fal ta de continuidad de los alcaldes, intereses políticos detrás de sus

nombramientos y corrupción, entre otros. De esta forma, Bogotá s e convir tió en un lugar donde el

espacio públic o fue us urpado e inv adido es pecialmente por los automóv iles y el comercio informal,

apropiándose de lugares c omo las aceras y plazoletas e impidiendo o haciendo cas i imposible

muchas v eces el tráfico peatonal. Tal fue el caso de la Plaza de San Vic tor ino que en 1976 v io como

se arrendaban los ex teriores de las galerías Antonio Nariño -que se encontraban ubic adas a un

costado de la plaz a- a 120 vendedores adicionales. Es to l levó a que la may oría de las ac tiv idades

1 Donov an, Michael. La guerra por el es pacio en Bogotá: la rec uperación del espacio públic o y su impacto sobre los vendedores ambulantes 1988-2003. En, Revista territori os. Edición número 12. Bogotá 2004, P. 109-146. 2 Gerard Mart ín, Ceballos Miguel. Bogotá: anatomía de una t ransformaci ón: polí ticas de seguri dad ciudadana, 1995-2003. (Editorial Pontifici a Universidad Jav eriana. Bogotá. 2004., 57). 3 Ibíd. , 63.

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sociales y recreativas desaparecieran completamente, “dejando sólo los remanentes de las

actividades peatonales más nec esarias y utili tar ias”4.

En los años oc henta se ahondó más la cr isis del espacio públic o en la ciudad, el tráfico peatonal se

hizo imposible y muchas actividades tradicionalmente ligadas a la movilización peatonal en espacios

públicos desaparecieron. En es ta época el deterioro de la ciudad se vio reflejado en v arios frentes (i)

un sistema de transporte caótic o, expues to a la “guerra del centav o”5, (ii) una creciente

contaminac ión sonora y ambiental por causa del parque automotor; (iii ) gran cantidad de parques,

v ías y espacios públicos priv atiz ados y sin mantenimiento; (iv ) des plaz amiento de fami lias

adineradas desde el c entro y su s usti tución en esos espacios por otras poblaciones de menores

recurs os; y finalmente (v) una pérdida de interés por el centro his tórico que llev ó a la degradación

ev idente especialmente en “El Cartucho” y en la plaz a de San Vic tor ino6, espacios objeto de este

estudio7.

A todas estas problemáticas, s e s umó el tema de inseguridad tanto en Bogotá c omo en el resto del

país ev idenciado princ ipalmente en las al tas tasas de homicidios, las cuales alcanz aron sus picos

máximos a finales de la década de los 80 y comienzos de los 90. Es ta tasa, en el caso de Colombia,

pasó de “26 homicidios por c ada cien mil habi tantes en 1977 a 86 homicidios por c ada cien mil

habitantes en 1991, trans formando a Colombia en uno de los países c on may or tasa de muertes

v iolentas en el mundo” 8. A partir de este último año, comienza un descenso consolidado de esta

tas a, ex ceptuando el pico de 1996. El caso Bogotano sigue el un patrón similar al nacional, donde la

tas a de homicidios por c ada cien mi l habitantes comienz a una curva ascendente desde finales de la 4 Ibíd. , 133. 5 Térmi no ac uñado para descri bir las prácticas informales que provoca l a luc ha entre c onductores para cons eguir pas ajeros. Hacer c arreras, golpear lev emente o cerrar el ot ro vehíc ulo, insultarse o rompers e los espej os, son algunas de las que pueden resaltarse. (Rodríguez Ana Lucía. Movilidad en Bogotá: Una c uestión de des arrollo humano y urbano, (2007), <http:/ /www.ac tualidadc olombi ana.org/boleti n.shtml?x =1941#_f tn10> (16 de abril de 2007)). 6 En 1986 al i gual que una década at rás, l a alcal día “ privatizó” el t ramo peatonal de la calle 12 entre carreras 10 y 11. De esta forma, San Victorino se convirti ó en el sec tor de mercado informal permanente más grande de la ciudad donde se vendían ropa, calzado y libros, entre otros, eliminando la plaz oleta como espacio públic o y lugar histórico. A s u vez, esta invasi ón volvi ó a la z ona altamente insegura partic ularmente por los robos, el us o y ex pendi o de droga, la pros tituci ón y los accidentes de t ransito a su al rededor. (Martín, Ceballos , Op.cit ., 322). 7 Martín, Ceballos, Op.cit. , 65. 8 Ibíd. , 99.

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década de 1970,

con unos picos

descendentes en

los años 82, 83 y

90, y alcanzando

su pico máx imo en

1993, año en el

cual “comienzan a

descender sin interrupción confirmando la regla de la delincuencia bogotana: la capi tal es ante todo

epicentro de los deli tos económicos9, donde supera con creces los promedios nacionales” 10 (ver

Gráfico An exo N° 1).

Estos del itos económicos siguen el mismo patrón que los hom icidios en el caso bogotano al

registrarse un aumento en su tasa en la década de los 80, tasa que a ex cepción de los años 88, 93 y

96, registra un aumento alc anzando uno de s us topes máx imos en 1997, año a partir del c ual esta

tas a comienza un desc enso consolidado e ininterrumpido en la ciudad (Ver Gráficos An exo s N° 2 y

N° 3). El incremento de es ta tasa de delitos des de mediados de los años 80, resul ta más notable si

se compara con el c omportamiento nacional, siempre en descenso desde los años 70.

Esta tasa de deli tos económicos se v e impac tada principalmente por todas las v iolaciones a la

propiedad entre las que se encuentra el robo, deli to que asciende un 50% en medio de fuertes

oscilaciones; “ la ex torsión, la estafa, los abusos de confianz a y demás […] que aunque no son

incluidos en las div ersas formas de hurto crec en un 202%. Pero será el atraco, un tipo de robo

carac terizado por la v iolencia sobre personas, el deli to que manifies te el más sorprendente

9 En Bogotá los delitos contra el pat rimonio coparon el 63% del total de delitos cometidos ent re 1975 y 1999 y los de la vida el 25%. Mientras tanto, a niv el nacional, l os delitos económic os fueron el 47% y los de l a vi da el 39%. El pes o de los delitos económic os en l a c apital es notorio: su tasa promedi o ent re los mis mos años supera en un 113% la nacional, mientras las tasas promedi o de l a vida son casi iguales. (Perea 2002). 10 Perea Restrepo Carlos Mari o. Un ruedo significa res peto y poder. Pandillas y violencias en Bogotá, (2002), <http://www.mamac oca.org/feb2002/art_perea_ruedo_signific a_respeto.html #fn1>. (4 de oc tubre de 2006).

Fuente: Po licía Nacion al 1974-1999. Med icina Legal para Bogo tá 1991-2004

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crecimiento al elev arse sin interrupciones, a partir de 1989, en un exorbi tante 463%” 11 (ver Gráfico

Anexo Nº 4).

En efec to, Bogotá c omenzó a ser v ista c omo una ciudad desorganiz ada, caótica e insegura, lo c ual

hac ía presumir que es taba sumergida en un caos que tenía raíces en los problemas administrativos

debido a la “perdida de ges tión racional plani fic ada, (…) a la fal ta de continuidad y la al ta rotación de

alcaldes nombrados más por razones elec torales que por su compromis o con la ciudad” 12. Este

fenómeno es señalado por John Sudarsky como la lógic a del “síndrome de la fracas omanía”,

síndrome que es el resultado de conduc tas regidas por c omportamientos individualis tas, que facil itan

“un verdadero s índrome comportamental, impregnando de tal manera las ins ti tuciones oficiales c omo

para enquistars e y conducir a que c ada nuev a administración introduzca su propio conjunto de

soluciones preconc ebidas, las c uales incluy en la considerac ión de la inutilidad de las ex periencias de

aprendizaje previas sobre desarrollo organizacional y social”13.

Sin embargo, a partir de 1993, durante la adminis tración de Jaime Castro, y hasta la ac tual

adminis trac ión de Luis Eduardo Garzón, s e consolidó no sólo el descenso en la tasa de homicidios,

sino también de otros delitos de may or impacto como lo son el hurto a pers onas, v ehículos,

residencias y locales bancarios 14; has ta alcanzar v alores bastante inferiores al promedio nacional.

Sin embargo, este tema lo trataremos con may or detenimiento a lo largo del trabajo.

Durante el periodo 1993-2004, la ciudad experimentó una disminución en los homicidios y otros

deli tos, pasando de una tas a de 80 homicidios por c ada cien mi l habi tantes, a registrar una tasa de

11 Perea Restrepo Carlos Mari o. Un ruedo significa res peto y poder. Pandillas y violencias en Bogotá, (2002), <http://www.mamac oca.org/feb2002/art_perea_ruedo_signific a_respeto.html #fn1>. (4 de oc tubre de 2006). 12 Gerard, Ceballos , Op.cit ., 62. 13 Murillo Gabri el, Gómez Victoria. Redefinici ón del espacio público. Eslabonamiento conc eptual y segui miento de las polí ticas públicas en Colombi a. Bogotá. Ediciones Uni andes. 2005. , 17 14 Estos delitos tienen como característica que al s er de alto i mpacto dentro de la pobl ación, s u inc remento o desc enso puede incidi r de la misma manera sobre la percepción de seguri dad de la ciudadanía que los i ncrementos o desc ensos de l a tas a de homicidio.

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35.8 homicidios por

cada cien mil

habitantes en el año

2000, 27.3 homicidios

por c ada cien mil

habitantes en el año

200215, y 18.8 en 2006

(ver Gráfico An exo N °

5).

Esta reducción del crimen en Bogotá se circunscribe en el contexto de las pol íticas implementadas

por las úl timas cuatro adminis trac iones. Si bien los enfoques de estas han v ariado de una a otra

(formac ión de ciudadanos a trav és de la pedagogía de la administración Mockus 1995-1997 frente a

la mejora del espacio público y el desarrollo urbano de la administración Peñalosa 1998-2001),

muchas de las pol íticas, entre ellas las de seguridad, han tenido rasgos c omunes, como lo fue el

incremento del presupuesto des tinado a programas de seguridad y conv ivencia ciudadana.

La ex periencia de Bogotá en el tema de s eguridad podría ser c arac terizada como una combinación

de estrategias encam inadas a mejorar la capacidad c oercitiv a del Es tado y de iniciativ as para

estimular un cambio v oluntario del comportamiento ciudadano en dirección al cumplimiento de la ley .

Una de las ideas c entrales de esta aproximación es que el imperio de la ley puede ser fortalecido a

trav és de la transformac ión de ciertos hábi tos y creencias16. Dentro del modelo aplicado en Bogotá,

la coerción y el cas tigo jurídico se consideran como último rec urso cuando otros mecanismos c omo

la moral y la cultura no func ionan.

15 Sánc hez, Fabio. Et al., ¿Garrote o z anahoria? Factores as ociados a la dis minución de la vi olencia homici da y el cri men en Bogotá. 1992-2003. (Doc umento CEDE, 2003., 4). 16 Ibíd. 39.

Gráfico N º 2

Fuente: Centro de Investigaciones Cr imino lógicas Policía Metropolitana

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Sin embargo, comprender el crimen y el desorden dentro de un contexto geográfico específico c omo

el barr io o la ciudad resul ta pertinente. Esto implica, ampliar y sistematizar las nociones más

comunes y paradigmas más funcionales que dan v ida al mantenimiento y sostenimiento de

programas y polític as que modifiquen tanto el entorno urbano de c onv ivencia como las normas y

parámetros formales que guían el comportamiento del ciudadano17. Una larga his toria de

inv estigación mues tra que el cr imen y la v iolencia varían sis temáticamente de c omunidad a

comunidad. No obs tante, algunos raz onamientos teóric os plantean una relación c ausal entre al tas

tas as de crimen y violencia y comunidades c aracteriz adas por su niv el de pobreza. Sin embargo,

otros pos tulados desarrol lan su argumento a partir de la ausencia de asociac ión entre niv eles de

pobrez a y crimen; y por el contrario plantean, como en el caso colombiano, la ev idencia de al tos

índices de v iolencia en las comunidades más ricas del país 18.

De tal modo, en Bogotá las tasas de violenc ia aunque han disminuido notablemente desde la década

de los nov enta, no han dejado de variar sin importar el lugar en el que oc urren los delitos 19. Por

ejemplo, el número de homicidios pasó de 4.443 en 1993 a 1.372 en 200620. Por otra parte, Bogotá

ha av anzado signi ficativ amente al c omprender que el c umplimiento de la ley y el desarrollo de la

ciudad no son responsabilidad exclusiv a del Es tado y que cada ciudadano puede c ontribuir con algo

a parti r de su c orrecto comportamiento21.

Así mismo, las polític as de seguridad implementadas en la ciudad han es tado orientadas por el

principio de corres ponsabilidad y por el reconocimiento de la importancia de valores y principios

17 Fundación Paz Ciudadana. Espacios Urbanos Seguros. Recomendaciones de diseño y gestión c omunitari a para la obtención de espacios s eguros. Gobi erno de Chile. 2003, 12. 18 Llorente Maria Victoria et al., Viol enci a Homicida en Bogotá: más que tol erancia. Documentos CEDE 2001-04. Univ ersidad de los Andes, 7. 19 Cuando s e habl a de vari ación, se hace referencia al número de delitos oc urri dos en diferentes zonas de la ciudad sin importar su c ondición s ocioeconómica. 20 Programa Presi dencial de Derechos Humanos y Derec ho i nternacional Humanitari o. Vic epresidenci a de la Republica. <www.derec hoshumanos.gov.c o/obs ervatorio/i ndicadores /2006/homicidi os/pdf>. (Septiembre 4 de 2007). 21 Llorente Maria Victoria, Rubi o Mauricio. Elementos para una crimi nol ogía local: pol íticas de prevención del crimen y la violencia en ámbitos urbanos . Sec retari a de Gobi erno. Univ ersi dad de los Andes, Fac ultad de Economía, CEDE, Ediciones Uni andes. 2003., 7.

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morales como mec anis mos reguladores del comportamiento ciudadano22. Bajo es tos parámetros, los

lineamientos de trabajo de la ciudad se han bas ado en aspectos reguladores como la ley , la moral y

la justicia; circunscribiéndola como un modelo c aracteriz ado por la combinación de estrategias

encaminadas a mejorar la capacidad coercitiv a del gobierno, as í como a generar un cambio en el

comportamiento del individuo.

Por tal motivo, la investigación y discusión s obre as pec tos c omo seguridad y conviv encia ciudadana

en contex tos urbanos son fundamentales para entender y av anzar en la aplicación de pol íticas y

estrategias en materia ciudadana. Así pues, es necesario evaluar el impac to de dichos programas

como cul tura ciudadana, renov ación de espacios públicos, fortalecimiento ins ti tucional y políticas

encaminadas a disminuir los problemas soc iales; con el fin de estudiar s u efectiv idad en el pasado o

innov ar de una manera eficiente.

Por lo tanto, la intención del presente trabajo es en primer lugar analizar s i ex iste alguna relación

causal entre recuperación de espacios urbanos y el comportamiento de las tas as de homicidios y

deli tos de impacto social. Para tal fin, se estudiará la ex periencia viv ida en la ciudad a partir de 1993

has ta 2003, para as í contras tar la gestión de Luís Eduardo Garz ón en c uanto a niv eles de

conviv encia y seguridad urbana y el manejo del espacio públic o durante sus 3 primeros años de

gobierno en las localidades de Mártires, Santa Fe, Antonio N ariño y Candelaria23. Esto a la luz de las

pol íticas formuladas para la adecuación y el diseño de estos espacios, los programas de seguridad y

la implementación de postulados teóric os, como el c aso de la teoría de las Ventanas Rotas.

La importancia de la elección del gobierno de Luis Eduardo Garzón, radica en el cambio que signi ficó

la introducción de un nuev o discurso ideológico y pol ític o que le daba may or relev ancia a las

22 Ibíd. 23 La escogenci a de es tas 4 localidades se di o debido a que son las que históricamente han presentado una mayor incidencia de delitos de i mpac to soci al y homicidi os, muchas superando por amplio margen el promedi o de l a ciudad. Igualmente, es en ellas donde se ha pres entado grandes invasiones de espacio público, como el caso de San Vic torino, Restrepo entre ot ras.

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pol íticas sociales que a aquellas dirigidas a la rec uperación del es pacio público y al mantenimiento

de la seguridad. Ahora, en lo que respec ta a las loc alidades objeto de nuestra investigac ión, se

seleccionaron debido a v ariables tales como: su posición, la cantidad de población flotante, la

importancia his tór ica que repres entan; pero sobre todo los índic es que las mues tran como unas de

las localidades con may ores problemas de inseguridad.

De tal modo, s e plantea a manera de pregunta de investigación del pres ente trabajo, ¿C ómo ha sido

el comportamiento de los niveles de s eguridad y conv iv encia durante el la alcaldía de Luis Eduardo

Garzón en las localidades de Santa fe, Mártires, Antonio Nariño y Candelaria a la luz de las pol íticas

de rec uperación del espacio públ ico implementadas en Bogotá en la ultima década?

2. MARCO TEÓRIC O El estudio del comportamiento criminal, la violencia y su interdependencia con el espacio público

puede enmarcarse en planteamientos teóricos diversos y, dependiendo de estos, s e puede adoptar

alguna pos tura analític a. En la siguiente investigación, la ex plicación del cr imen se limi ta a tres

pos tulados que ex plican su argumento central des de diferentes áreas. Tal es el cas o del capital

social y los indicios de oportunidades facili tadoras de crímenes, al igual que el c aso de la teoría del

crimen y su relación con los costos y beneficios obtenidos de una ac tiv idad c riminal. O la posibi lidad

de incapac itar o disuadir al delinc uente de cometer o recaer en actos delictiv os, y el cas o de la

Teoría de las Ventanas Rotas, enfatizando el problema desde un orden estructural de la ciudad, de

la calidad físic a del espacio, de los componentes que articulan y dan vida a la razón de ser del

espacio públic o.

Por tal motiv o, el objetiv o de es te c apítulo es familiariz ar al lector c on los diversos postulados

teóric os que han serv ido de base para la implementación de políticas públ icas en Bogotá. El

abordaje de es te capítulo se realiz ará de la siguiente manera: en primer lugar se analiz arán las

div ersas concepciones ex istentes acerca del espacio públ ico, al ser la bas e fundamental de la

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presente investigac ión; luego se realizará una recopilación de pos tulados teóricos los cuales

div idiremos en tres grupos pertinentes a esta inv estigación al es tar implicados, tal y como se

mencionó anteriormente, en las polític as locales y que han permitido, a priori, una reducción del

crimen y otros deli tos.

En el primero de ellos, se encuentran las m edidas de orden y control que inspiradas en la teoría de

las ventanas rotas, plantean que la tolerancia de espacios públicos deteriorados y desordenados

conduce a mayores niveles de crimen. El segundo grupo, el cual llamaremos m edidas de

preven ción, reúne las pol íticas enc aminadas a un fortalecimiento de las relaciones y la cooperación

entre grupos s ociales e individuos con el fin de ev itar una fácil penetración del crimen y la v iolencia

(Teoría del Capital Social). El tercer y último grupo, el cual llamaremos m edidas punitivas o de

castigo, agrupa las medidas y políticas de cas tigo que enfrentan el crimen, enfatiz ando en la

disuasión e inc apaci tación para incidir en prác ticas o comportam ientos que sin ser delictivos se

perciben como faci li tadores de ac tos violentos o delincuenciales (T eoría del Cr imen y Modelo

Económic o del Crimen).

2.1. Entre lo público y lo privado.

Ex isten di ferentes doc tr inas que es tudian la relación entre lo público y priv ado para dar lugar a la

relación entre estado y sociedad. Por ejemplo doctrinas económicas, ac uden a esta relación para

demarcar la esfera del gobierno res pec to de la economía de merc ado. O como el c aso de

movimientos feminis tas que se apoy an en la relación dic otómic a entre públ ico y priv ado como objeto

para ex plicar las inequidades de género24.

La noción de lo públ ico tiene un sentido tanto topográfic o como normativ o. Este ul timo aspecto

remite a lo que es de todos y para todos. En su sentido topográfico, alude, en cambio, a sus

espacios de realiz ación. Es decir, que este aspecto espacial di fiere según el lugar donde se adoptan 24 Cunill Grau Nuria. Repens ando lo público a t ravés de la sociedad. Nuevas formas de gesti ón públic a y repres entación social. Centro Latinoameric ano de Administ ración para el Desarroll o, CLAD. Editorial Nueva Sociedad, 1997, 23.

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las decisiones de interés común o quienes s e encargan de producir o proteger los bienes públicos25.

Estos temas, son relacionados diariamente con el papel y la función del Estado, pero que recaen

directamente en la sociedad26.

Por lo tanto refer irse a lo público es aludir tanto a la sociedad como al Es tado. Por otra parte, lo

público también significa un proces o de construcción. Es decir, un proces o en el cual, la sociedad se

autogobierne a trav és de un Es tado democrático. De tal modo, este as pec to le asigna al Es tado un

papel de espacio en el c ual se realiza lo público.

En otra definición, Luis Jorge Garay define a lo priv ado como todo aquello que hace parte “del

ámbito de la nec esidad, donde se resuelven y satis fac en las necesidades de la vida, es lo

doméstico”;27 mientras que lo público “se reclama del ámbito de la libertad, de los intereses

comunes, de la acción, del discurs o”.28 De es ta forma, y según Arendt, los intereses públicos de

nosotros como ciudadanos son diferentes a los priv ados como indiv iduos, por lo que el interés

público no puede ser deriv ado de los intereses priv ados (o de la suma de es tos ) ya que este interés

público trasciende nues tra limi tada v ida y nuestros limi tados propósi tos.

2.1.1. Esp acio público

Definido esto, podemos entrar a v er las distintas c oncepciones acerca del es pacio públ ico. Según

Hannah Arendt, el espacio público es un espacio de relaciones en donde por medio de las acciones

y los discursos de los ciudadanos, s e crea un espac io de entendim iento común entre las personas;

adicional a esto, el espacio públic o es definido como un espac io que es asequible a todos y donde

se realiza un encuentro entre desconocidos. En este espacio los indiv iduos hacen us o de la razón de

25 Los bienes públicos son bi enes que el mercado no puede prov eer de manera eficiente y tienen 2 carac terís ticas especial es. La primera es que es imposibl e o prohibi tivamente caro controlar su utilización individual: por lo tanto, no es facti ble c obrar por dic ha utilización. La segunda c aracterística es acerc a del costo marginal para un cons umidor. Este costo s e convi erte en algo inex istente, es deci r, s e c onvierte en cero unas v ez que el bi en o servicio se ha producido. En, North Douglas, Roger Leroy. El análisis económico de la Us ura, el Crimen, la Pobrez a, etcétera. Fondo de Cultura Económica, 1976, 116-117. 26 Ibíd. 27 Garay, Luis Jorge. Ci udadanía, lo públic o, democ raci a: textos y notas. Bogotá. 2000. , 26. 28 Ibíd.

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los ciudadanos, la cual ante todo busca el bien públic o29 al cual se llega des pués de haber

decantado los posibles fines deseables para una sociedad y haber consensuado los más prioritarios.

Así pues, tal y como lo asegura Habermas, este espacio públic o es un “‘loc us’ en el c ual s on

elaboradas visiones rac ionales que ‘deberían’ guiar a los gobiernos”30.

Es decir, lo importante acá es que como lo señala Gabriel Murillo, el espacio público deja de ser

entendido solamente como un área geométrica para conv ertirse en un es pacio donde se dan el

reencuentro y la resoc ializ ación de la ciudadanía, en donde se fomentan los valores y se potencia la

cultura ciudadana31. Esta cul tura ciudadana se caracteriza principalmente porque las personas que

accedemos al espac io público “aprendemos a autorregularnos y a regularnos mutuamente, a

respetarnos unos a otros c omo personas y como habi tantes, y a modific ar (…) las normas jurídicas

que desarrollan nuestro carác ter de ciudadano”32; además lo más importante de esta cul tura

ciudadana, es que le abre cabida a las di ferencias.

Por otro lado, encontramos la definición de Sabatini, el cual define el espacio público en tres

dimensiones; otredad, pertenencia y libertad. La otredad implic a que tal y como lo hemos s eñalado

anter iormente, los indiv iduos s e enc uentran con el otro en este espacio. Encontramos en segundo

lugar la dimensión de la pertenencia en la cual lo importante es que uno no s ólo se siente parte de la

ciudad, sino que además hac e us o de esta y se apropia posi tiv amente de espacios c omo los

culturales (tal y como ha sido el cas o de Bogotá), polític os y sociales, trayendo así una prelación ya

que “cuando un hábi to colectiv o es tá bien arraigado, su respeto es implíc ito y muchas v eces se

transmite s in siquiera llamar la atención”33. Esta pertenencia es lograda también debido a la

deliberación, y a que esta “hace posible el reconocimiento de los ciudadanos como parte de un grupo

29 Murillo, Gómez , Op.cit ., 4. 30 Garay, Op.cit., 42. 31 Murillo, Gómez , Op.cit ., 4. 32 Ibíd. , 39. 33 Ibíd. , 50.

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articulado alrededor de temas de interés c omún”34. Sin embargo es importante resaltar la tercera

dimensión que es la de la libertad, y a que nos arroja una muy importante definición de espacio

público; es ta según Rawls, y al igual que Arendt, es una condición a priori “para que todos los

ciudadanos estén en igualdad de c ondiciones y oportunidades en el espacio público”35.

Arendt también resalta el es pacio público c omo un es pacio privilegiado donde es posible la

interacción entre v arios al permiti r la del iberación. Esta deliberación abre “más posibilidades de

compatibiliz ar los criterios de equidad, pertenenc ia y consideración de la diferencia al permiti r que los

actores priv ados se conviertan en públ icos”36.

También es importante señalar que el espacio público es un espacio que es de todos y no es de

nadie, no es privativ o porque como se dijo, su fin es colectiv o (Murillo y Gómez, 2005, p 9) de forma

tal que, según Habermas, “una esfera públ ica de la cual hay grupos pol íticos excluidos no es

solamente imperfecta sino que no es de ninguna manera públic a”.37 Sin embargo, hay que tener en

cuenta que para la cons trucción de este espacio públic o deben definirse pr incipios éticos que

delimiten el c omportam iento indiv idual y determ inen la pr imac ía de lo público s obre lo priv ado; es

decir, la ética hace posible la prev alencia del consenso logrado por medio de la argumentación

racional y deliberativa por encima de circ uns tancias bas adas en el uso de la fuerza. (Muri llo y

Gómez, 2005., 9).

El espacio publico también es entendido, como un lugar en el cual los indiv iduos o ciudadanos se

relacionan entre si y llev an a cabo múltiples activ idades, ya sean de índole económic a o social.

Gabriel Muril lo y Tatiana Márquez hacen una interesante c ompilación conc eptual sobre este

concepto y ex aminan ampliamente diferentes definiciones en torno al tema. Por ejemplo, y citando a

34 Pizano Lariza. Bogotá y el cambio. Perc epciones sobre l a ciudad y la ci udadanía . Bogotá. Universi dad Nacional de Col ombi a: Universidad de l os Andes, 2003. , 83. 35 Murillo, Gómez , Op.cit ., 6. 36 Pizano, Op.cit . 83. 37 Garay, Op.cit. 53.

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Habermas, “la ciudad es el espacio public o donde lo común se vuelve material” 38. Así pues el

espacio public o se comprende “como el es pació común en donde los indiv iduos hacen us o de sus

razón para marcar sus di ferencias y encontrar as í sus libertades pol íticas”39. Por otra parte, es tos

autores consideran que el espacio público articula elementos que lo carac terizan; tal es el cas o del

elemento de “relación” 40. Éste, hace referencia al lugar en el cual se llev an a cabo múltiples

relaciones sociales y paralelo a es to, es conocido como un es pacio en el c ual se articula el “bien

público”41. “La integración de los elementos arriba s intetiz ados implica que en la ac tualidad, el

espacio público deja de ser entendido como una mera área geométrica, física y medible para

converti rse en un ámbito de reencuentro y resocialización ciudadana, en donde se fomentan los

v alores y se potencia una cultura ciudadana”42.

El conc epto de es pacio públic o también permite integrar dos elementos complementar ios que

carac terizan y hacen posible el manejo que las administraciones públicas le han dado al tema. En

primer lugar “se encuentra un elemento tangible que al representar una estructura c ompleta

(infraes truc tura), puede identi fic arse con la gama de elementos que conforman el componente físico

de la ciudad (andenes, v ías, parques, alamedas, entre otros)”43. Paralelo a es te, s e encuentra el

elemento intangible que mues tra sentimientos, valores, creenc ias, cultura ciudadana o sentido de

pertenencia que generan los indiv iduos al relacionars e con otros en estos espac ios. “Estos dos

elementos convergen, como lo plantea J ordi Borja, en el espac io públ ico, entendido como el

escenario de la repres entación en donde la expresión de la sociedad adquiere v isibilidad”44

38 Murillo, Gómez , Op.cit ., 3. 39 Ibíd. , 6. 40 Dirección de desarrollo habitaci onal. Ac ompañamiento social aplicado a los mec anis mos de recuperación y sosteni bilidad del espacio públic o y a l a legalización de asentamientos precarios de origen ilegal. Bogotá: Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarroll o T erritori al, Di recci ón del Sistema Habitacional, 2005. 41 Este concepto implica que el obj etiv o del es pacio público es tará en funci ón de la expresión colec tiva, aunque claramente ell a s ea una mezcla de intereses individuales , lo cual no ex cluye l a diversidad. (Murillo y Gómez. 2005). 42 Gómez, Murillo, Op.cit ., 4. 43 Ibíd. , 11. 44 Ibíd.

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Habermas por s u parte lo define como la es fera intermediaria, que se consti tuyó históric amente en la

época de las Luces45, entre la sociedad civ il y el Estado. Es el lugar accesible a todos los

ciudadanos donde un públ ico se junta para formular una opinión pública. El interc ambio disc ursiv o de

posiciones raz onables sobre los problemas de interés general permite que se abra paso una opinión

pública. Es ta «publ icidad» es un medio de presión a disposición de los ciudadanos para ir en la

contra del poder del Es tado.

De tal modo, el es pacio públ ico es un lugar donde s e encuentran div ersas formas de interacción

basadas en el lenguaje y en el uso de relaciones s ociales como medios de expresión y solidi ficación

de intereses. “Es pues, ante todo, “un es pacio simbólico, que neces ita tiempo para formarse, un

v ocabulario y unos v alores comunes, un rec onoc imiento mutuo de las legitimidades; una v isión

suficientemente próxima de las cos as para discutir, oponerse, deliberar. No se decreta la ex istencia

de un espacio público como se organizan unas elecciones. Se constata s u ex istencia. El espacio

público no depende del orden de la voluntad. Simbol iza simplemente la realidad de una democracia

en acción, o la ex presión contradictor ia de las informac iones, las opiniones, los interes es y las

ideologías. Consti tuye el lazo pol ítico que une a mil lones de ciudadanos anónimos, dándoles la

sensación de participar efectiv amente en la pol ítica”46.

Por otra parte, y siguiendo la línea de Hannah Arendt, comprender el espacio público s egún Jordi

Borja es capturarlo a trav és de tres aspec tos: el pr imero de es tos es el dominio público que no es

más que la acc esibilidad de los ciudadanos a es te. El segundo aspecto es el uso c olec tiv o, que

puede entenderse como la calidad de las relac iones que este espacio forja. Finalmente el tercer

aspec to que Borja menciona es la multifuncional idad del espacio público, es dec ir, “ la capacidad

para crear unión entre los diversos grupos s ociales y la integración cultural” , dando cabida plena a la

div ersidad y a la pluralidad. (Murillo y Gómez, 2005, 5).

45 Ibíd. , 4. 46 Cons ultado en Abril 19, 2007, en http:/ /www.ciudadpolitica.com/modules/wordbook/entry.php?entry ID=214.

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Ahora bien, según Antoine Bailly, el espacio públic o mater ial es el escenario por ex celencia donde

convergen y se desarrollan problemátic as socioeconómic as, administrativ as y de plani fic ación de

ciudad. Bailly también hac e referencia a los di ferentes usos de los espacios públicos, según él, este

uso depende de v arios fac tores. El primero de ellos es el socio–ec onómico, el grupo de edad, la

densidad y calidad del hábi tat, además de que también influyen en este uso el nivel de educación y

la tradición cul tural. En la misma l ínea, Lariza Piz ano asegura que en las ciudades los espacios

públicos materiales tienen c aracterístic as espec íficas como lo son la de servir para interv enciones

pol íticas o para facilitar la integración social. Por úl timo, es importante señalar que según Bailly los

espacios públicos y sus usos mues tran cómo es la calidad de v ida de una ciudad, cómo ha sido su

pasado y cuál será su futuro47.

Finalmente, en la legislación Colombiana se plantea el espacio públ ico como “el conjunto de

inmuebles públicos y los elementos arquitec tónicos y naturales de los inmuebles priv ados destinados

por naturaleza, usos o afec tación a la satis facción de nec esidades urbanas colectiv as que

trascienden los l ími tes de los intereses indiv iduales de los habitantes” 48.

En síntesis, el espacio público es evidentemente el lugar de nacimiento del es pacio pol ítico, puesto

que en este interac túan y socializan directamente indiv iduos de toda índole en busca de maximizar

sus intereses; es un lugar de ex presión, manifestación social y enc uentro ciudadano. En este

sentido, es el más pequeño de los tres espacios en el sentido de lo que circula por él. En este

espacio no se trata de discutir ni deliberar, sino de decidir y actuar. Siempre ha habido un espacio

pol ítico. Simplemente, la es peci ficidad de la pol ítica moderna democrátic a reside en la ampliación del

espacio pol ítico, a medida que prosigue el mov imiento de democratización. Ex iste entonces no s ólo

un reto suplementario con relación al espacio públic o, que es el poder, s ino también un principio de

47 León Cortes Hugo. El c osto soci al de la Recuperaci ón del Espacio Público en Bogotá 1998-2000: El caso de la Loc alidad de Tunjuelito. Univ ersidad de Los Andes. Bogotá. 2001. , 9. 48 Artíc ulo 2ª, Dec reto numero 1504 de 1998.

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clausura más estr icto ligado a los lími tes terri toriales sobre los que se ejercen la soberanía y la

autor idad.

Finalmente hablar del espacio públic o, es hacer referencia al ámbito en el que se des arrollan

diferentes eventos de la v ida societal tales como protes tas, ex presión y manipulación de partidos e

instituciones a sus seguidores, ex presión del arte y de la cul tura y como lugar de encuentro de

div ersos grupos de interés que realizan sus objetiv os en este lugar que se ins erta a la v ida urbana

como algo necesario, y el cual adquiere un carácter transformador de las relaciones interpers onales

y de ex presión de la misma vida urbana. 49

A su v ez, y tal y como se ha rei terado anter iormente, el cambio v ivido en Bogotá durante buena parte

de la década de los 90 y hasta nues tros días puede entenderse fácilmente si se obs erva bajo el lente

de div ersas teorías; teorías que como en el cas o de la readecuación del es pacio públic o, para

reseñar sólo una, s ignificaron la implementación de medidas c readas bajo paradigmas que explican

el caos en dic ho es pacio (Teoría de las v entanas rotas bajo la administrac ión de Enrique Peñalos a).

Por tal razón a continuación se ex plicarán más a fondo algunos postulados teór icos, que v istos en

retros pectiv a, han s ido de v ital importancia para las pol íticas aplicadas en la ciudad bajo las cuales

se han visto cambios importantes en la misma. Posterior a esto, se llevará a cabo una descripción de

las polític as de las últimas adm inis traciones de la ciudad con el fin de que el lec tor c omprenda la

importancia de dichos postulados en la implementación de polític as orientadas bajo las prem isas que

defienden.

2.2. MEDIDAS DE OR DEN Y C ON TROL

2.2.1. Teoría de las Ventan as Rotas

Dentro de las medidas y pol íticas c ons truidas con el ánimo de restaurar o mantener el orden c on el

fin de reducir y controlar activ idades criminales, “se agrupan medidas y estrategias que si bien se

49 Murillo, Gómez , Op.cit ., 6.

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diferencian entre si, comparten el énfasis en la relación entre crimen, normas sociales y orden”50.

Bajo esta idea, la teoría de las ventanas rotas ha s erv ido de base para el diseño de los programas

de des arrollo en diversas ciudades del mundo, entre ellas Bogotá bajo la alcaldía de Enrique

Peñalosa.

Esta teoría se bas a en la relación intr ínseca entre desorden y crimen. De acuerdo con Wilson y

Kell ing, la tolerancia de desórdenes menores como bas uras en las calles, obs trucción en las v ías,

indigentes, robos, pros ti tutas, etc., genera un ambiente propicio para el crimen. Así pues, la

tolerancia de espacios en desorden es una s eñal de fal ta de control y represión de comportamientos

criminales. Igualmente, subray a la importanc ia del orden social y del entorno en espacios públicos en

la prev ención y disuasión de la del incuencia. Enfatiza la relación entre desorden urbano, ofensas

menores y crimen v iolento. Bajo la prem isa de que el c rimen es el resul tado inev itable del des orden,

estos criminólogos encontraron que el crimen, en cualquier centro urbano, era may or en las zonas

donde prev alec ían el descuido, la suciedad y el maltrato a los bienes públic os. Una ventana rota en

un edi ficio si no era reparada pronto, era el preludio para que todas las demás fueran pronto

dañadas51. Los autores presentan su teoría a partir de la metáfora de una casa abandonada que se

v e ex puesta a que le rompan un vidrio de una v entana y que nadie s e preocupe por v olv erlo a poner.

Si esto sucede, a los pocos días y a habrán roto uno más y dentro de poco tiempo la cas a y a tendrá

no sólo todas las v entanas rotas, sino que además se comenzará a v er destruida en otros as pec tos52

De igual manera sucede con los espac ios urbanos que se dejan abandonados y que son tomados

por la inseguridad. Si a un s ector se le daña el alumbrado públic o, este será más vulnerable. Si nadie

50 Sánc hez, Fabio. Et al., ¿Garrote o z anahoria? Factores as ociados a la dis minución de la vi olencia homici da y el cri men en Bogotá. 1992-2003. (Doc umento CEDE). 2003., 33. 51 James Q. Wils on, George L. Kelling. Broken Windows . Atlantic Monthly. 1982, 29-38. 52 “ La Teoría de l as Ventanas Rotas” y el “ Programa Cero Toleranci a” son un ex perimento que ha contando con el apoyo de univ ersidades c omo la de Nueva York ent re ot ras instituci ones de educ ación superior en l os Es tados Uni dos , pero sobre todo por los representantes empres ariales de Norteamérica. Este programa se emprendi ó en Nueva York con la llegada de Rudolf Gi uliani a la alcal día, quién a diferenci a de sus antecesores, l o adoptó como suy o y lo planteó c omo programa dis uasiv o y persuasiv o a t ravés de los “Clubes Ciudadanos” , los cuales eran los encargados del s egui miento y vigilanci a de cada una de l as denuncias reportadas. Hoy, el c oncepto se denomina en todo el mundo “ Seguridad Humana” y es aplicado sobre todo para combati r la deli ncuencia juv enil organizada. En, Formisano Michel. Ec onometría espacial: características de l a viol enci a homicida en Bogotá. Documentos CEDE. Bogotá. 2002., 10.

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soluciona el problema en es te lugar sin luz, será más fácil arrojar basura y luego muy seguramente

se llenaran las paredes de graffi ti, siendo el lugar perfecto para el ex pendio de drogas y armas. Si las

autor idades permiten el deterioro de los espacios públ icos, la delincuencia s e organizará y ocupará

súbitamente estos sec tores 53.

Bajo los parámetros de esta teoría, la administración de Peñalosa comenz ó con la tarea de

recuperar s ectores de la ciudad deteriorados por la misma gente, es pacios que además se

carac terizaban por ser lugares con al tos índices de ins eguridad. Fue a trav és de reformas como la

construcción de andenes y de iluminación de v ías que la ciudad comenzó a recuperar algunas zonas

deter ioradas, como fueron los casos de San Vic tor ino y el sector de El C artuc ho.

Así pues, la recuperación del espacio público fundamentada en la eliminación de basuras, el

alumbrado público y la reparac ión de v ías y edi ficios públic os -as í como la sanc ión a contrav entores-

son fundamentales en la prev ención, disuasión y disminución del c rimen. Finalmente, los gobiernos

de turno, según Kelling, deben girar su accionar a fortalecer el c ontrol a través de la policía u

órganos de control, en lugar de hacerlo alrededor de la luc ha direc ta contra el crimen. (Sampson y

Collen, 1968)

2.2.2. Tol eranci a Cero

El term ino Tolerancia Cero ha sido utilizado des de la década de los ochenta como una cons tante en

los discursos de pol íticos y autoridades para referirse al control que debe imponers e a la

delincuencia de menores, a las escuelas que es tán en decadencia e incluso en el ámbito laboral c on

el propósito de controlar conduc tas desv iadas54.

53 Alcaldía Mayor de Bogota. Sec retaria de Gobierno. Subsecretari a para la convivenci a y seguri dad ciudadana. Informe adminis tración Enrique Peñalos a. “Acci ones distrital es para l a seguri dad Ciudadana “por la Bogota que queremos”, 1999,11. 54Por conductas desviadas se enti enden aquello actos que intentan desestabilizar el orden soci al, dis minuir la calidad de vida de los ciudadanos y dañar l a imagen de espacios urbanos a trav és de actos delincuencial es y de vandalismo. En, Rod Morgan y Tim New born. “Tough on zero toleranc e”, en New States man, 30 de may o de 1997, 14.

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La tolerancia cero es un postulado sobre el delito que agrupa principios morales y des pliega una

serie de conocimientos criminológicos de carácter puni tivo. Tiene como objetiv o demos trar que los

índices delictiv os pueden ser reducidos, demos trando que los argumentos de las teorías del crimen

convencionales son erróneos; y las cuales afirman o basan su argumento en que las causas de la

delincuencia se deben a fac tores sociales como la pobrez a, el des empleo o la es truc tura

demográfica de la poblac ión55. Cuando s e hace referencia al término tolerancia cero, s e alude

inmediatamente a programas o pol íticas de v iolencia y criminalidad. Basadas en el fortalecimiento de

la fuerza públ ica, el c ambio de orientación de lo reac tivo a lo proactiv o, el ac ercamiento c on las

comunidades, el uso eficiente de la tecnología y la rendición de c uentas56. De tal modo, este

pos tulado intenta reimplantar el orden citadino y aumentar el nivel de v ida ciudadano, sancionado

todos los deli tos o fal tas adminis trativ as por pequeñas que sean y proporcionándole a la gente

espacios urbanos limpios y seguros 57.

Por otra parte el término tolerancia cero, prov iene des de la alc aldía de Rudolph Giuliani a quien los

medios de comunicación, primero es tadounidenses y des pués internacionales señalan como su

autor. Aunque el mismo afi rma que dicho nombre no refleja lo que en realidad se realizó en Nueva

York. Él prefiere utiliz ar el nombre de “enfoque de las v entanas rotas”, creado por George Kell ing,

coautor con James Q. Wilson de la teoría Broken W indows.

2.3. MEDIDAS DE PREVENCI ÓN

2.3.1. Teoría del Capital Social

La noc ión de capital social tiene sus orígenes en el campo de la sociología, pero es sobre todo en

los úl timos años que su c oncepto ha sido util izado para ex plicar div ersos fenómenos en otros

campos, como lo s on la economía y la cultura.

55 Ibíd. , 16 56 Arroyo Mario. Ev aluando la “Est rategía Gi uliani ”: la Polí tica de Cero Tol erancia en el Distrito F ederal (2003). <http:/ /repositori es.c dlib.org/cgi/vi ewcontent.c gi?articl e=1016&c ontex t=us mex .> (26 de abril de 2007). 57 James Q. Wilson, George L. Kelling. Broken Wi ndows, The Atlantic Monthly; Marc h 1982; Volume 249, No. 3; pp. 29-38.

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Ex isten div ersas v ertientes que interpretan de una manera distinta el concepto de capi tal social. Para

el sociólogo francés Pierre Bourdieu, quien definió el concepto en la déc ada de 1980, el capi tal social

es “el conjunto de redes sociales que un actor puede mov ilizar en provecho propio y de su

comunidad”58. El v olumen de este capi tal social que posee un ac tor particular dependerá, según

Bourdieu, de la “ex tensión de la red de relaciones 59 que él pueda efectivamente mov ilizar, […] así

como del v olumen del capi tal (económic o, cultural y simbólico) poseído en propiedad por cada uno

de aquellos que se vinculan” 60.

Igualmente para Bourdieu, el capi tal social es v isto como algo ins trumental y que al hallarse

interrelacionado c on otras formas de c apital, se consti tuye en una herramienta para obtener acc eso

a recursos ec onómicos (capi tal ec onómico), de información y conocimiento (capi tal c ul tural) entre

otros. 61

En la sociología norteamericana la noción de capital social tiene sus raíces en los finales de los años

ochenta, destacándose las c ontribuciones de J. Coleman y R.D. Putman. Partiendo de la teoría de la

acción racional62, Coleman señala que el c api tal social consti tuye una clase partic ular de recursos

disponibles a un actor63 “creado por cambios en las relaciones entre pers onas que facilitan la

acción” 64. Este capi tal s ocial es facili tado según él –al quedar en la estructura de las relaciones entre

actores -, por las redes sociales cerradas y las asociaciones v oluntarias, aunque c onsidera que todas

las es tructuras sociales faci litan de alguna forma el capi tal s ocial, especialmente si hay confianza en

el ambiente social y normas efec tiv as.

58 Caracciolo Basco Mercedes, F oti María del Pilar. Economía s olidaria y capital social. Contribuciones al desarrollo l ocal. Editori al Paidós SAICF . Buenos Aires. 2003, 37. 59 Esa red de rel aciones de las que habla Bourdi eu, es el resultado del trabajo de transformación de relaci ones que implican senti mientos de rec onocimiento, amistad, res peto o insti tuci onalmente garantiz adas, como es el cas o de los derechos. 60 Caracciolo Bas co, Op.cit. , 36. 61 Ibíd. , 37. 62 En esta teoría c ada actor tiene c ontrol s obre ciertos recursos e intereses en ciertos rec ursos y ev entos (Caracci olo, Foti. 2003; 39) 63 Sudarsky Ros enbaun John. El capital s ocial en Col ombia. Departamento Nacional de Pl aneaci ón DNP. 2001, 21. 64 Caracciolo Bas co, Op.cit. , 39.

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Siguiendo la m isma línea, Robert Putman de la Univ ersidad de Harv ard, define el capi tal s ocial c omo

la confianz a, normas y redes de una organiz ación social que pueden serv ir para mejorar la eficiencia

de la sociedad al facili tar acciones coordinadas. Putman relaciona capi tal social y desarrollo al hacer

un estudio del proceso de descentralización de Italia, en el que c oncluy e, que la di ferencia

observ ada en el desarrollo del Norte de és te país en regiones como Lombardia, Véneto y la Emilia

Romagna; y el Sur en regiones c omo Puglia, C alabria y Basilicata65 es el resul tado de una mayor

acumulación históric a de capi tal social66.

El Banc o Mundial, el Banc o Interameric ano de Des arrollo, BID, el Programa de las Naciones Unidas

para el Des arrollo, PNUD, y otros organismos internacionales de des arrollo siguen una l ínea más

instrumental. Para el primero, el capital soc ial es definido como las “redes de, asoc iaciones, normas

y v alores que les permiten a las personas actuar de forma colectiv a para producir una externalidad

positiv a a favor de las mismas o de la comunidad”67. Para el BID y el PNU D, el capi tal social es “el

interc ambio entre las personas, faci li tando la acción s ocial conjunta y la c onfianz a social” , siendo

base importante para la creación de lo públ ico. Según estas dos entidades, el capi tal social puede

analizarse según su: a) es tructura (número y tipo de organiz aciones, recurs os humanos y

financieros, beneficiaros, entre otros, b) c ualidades ( legi timidad, articulación c on otros ac tores y

flex ibil idad) y c) resul tados (los cuales pueden ser medidos por indic adores)68. En general, para

estas entidades el capi tal social favorece el éx ito de la ejecución de los proy ectos de des arrollo,

siendo necesaria s u promoción para que se permita su emergencia y posterior acumulación.

Daubón y Carrasquillo definen tres tipos de capital soc ial: 1) El c apital social de enlace el cual es

inherente, hasta cierto punto, a nosotros mismos y que nos permite crear un c írculo de confianza

primitiv o en el cual se confía en los miembros cercanos a nos otros o que se conocen personalmente

65 Sudarsky Ros enbaun John. Op.cit., 22. 66 Esta defi nición de c apital soci al ha sido c riticada por la rigi dez que implica la acumulación del capital s ocial a lo largo de proc esos históricos y la i mplicación que esto tiene ante la i mposi bilidad de crear este capital en el c orto pl azo. 67 Caracciolo Bas co, Op.cit. , 42. 68 Ibíd. , 47.

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y se desconfía de los miembros de otros grupos con los que no se establecen relaciones. 2) El

capital social de puente, el cuál según el los, sirv e de eslabón o puente para unir a las distintas

comunidades generando “confianz a generalizada en las insti tuciones anónimas que median las

relaciones entre las personas que no se conoc en entre s í”69. Finalmente definen el capi tal social de

3) acc eso, el c ual representa “ los mec anismos, las instituciones, la práctica y la normativ a misma

que usan los ciudadanos para comunicarse así con la es truc tura de poder”70.

Para Daubón y Carrasquillo, al igual que la may oría de las posturas s eñaladas anteriormente, el

capital social repercute en las “ ins ti tuciones públ icas confiables y a trav és de ellas en una ec onomía

mejor” 71, y a que ante su ausencia la sociedad se v e abocada a no funcionar más allá de aquel los

círculos es trechos de confianza, aumentando la di ficultad de llevar a cabo transacciones, es decir,

aumentando el cos to transaccional.

Finalmente, encontramos las interpretaciones de Paul Collier y de J. Brehm y W. Rahn. Para el

primero, el Capi tal Soc ial es el “pegante” que mantiene las sociedades unidas y sin el cual no puede

haber crec imiento económico ni bienes tar de los indiv iduos. Por su parte, Brehm y Rahn ven al

capital social como “la red de relaciones entre ciudadanos que facili ta la resolución de problemas de

acción colectiv a”72. Su modelo arguye que a mayor participación de los indiv iduos, may or confianza

entre ellos y a su v ez may or aumento en el interés de partic ipar.

En general, “ la carac terís tica princ ipal del Capital Social es que se manifies ta por medio de las

relaciones entre indiv iduos, no de manera material como el capital físico, ni a través de las

cualidades pers onales como el capi tal humano” 73. Se suma a esta carac terís tica el c onsenso que

ex iste, según Alejandro Portes, al señalar al capital social como “ la aptitud de los actores para

69 Daubón Ramón y Carras quillo Alf redo. “Capital Social ”. Puerto Ric o. Editorial T al Cual, 2002, 45. 70 Ibíd. , 58. 71 Daubón, Carras quillo, Op.cit ., 72. 72 Latorre López María. Sobre l a relaci ón positiv a ent re el capital soci al y la viol encia urbana: un análisis teórico y empírico. Documentos CEDE. Bogotá. 2003, 7. 73 Ibíd. , 8.

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25

asegurarse beneficios en v irtud de la pertenencia a redes u otras es truc turas soc iales”74. Igualmente,

el capital social c onsis te en c onfianza mutua, reciprocidad grupal y colectiv a, un s entido de futuro

compartido y acción colectiva75; portando la capacidad de “mov ilizar otros recurs os (del capital

económic o, polític o y cultural) para generar o ampliar ‘beneficios’ económic os, culturales, pol íticos y

sociales”76. Sin embargo, hay que tener en c uenta que en cualquier momento el conflic to puede

asechar a las organiz aciones que conforman el capi tal s ocial, el cual puede des embocar en el

fortalecimiento o destrucción de las mis mas.

2.3.1.1. Capital Social “Perverso”

A su v ez, algunos autores consideran que no siempre los resul tados del capi tal social son benéficos

para una sociedad, puesto que al faci li tar la coordinación de di ferentes grupos también puede l legar

a generar hosti lidad entre ellos al crearse sentimientos identitarios fuertes, como por ejemplo en el

caso de los grupos raciales 77. En el caso colombiano, un es tudio adelantado por C aroline Mosser y

Cathy McLlwaine78 establece que las lealtades y solidaridades que se es tablecen en bandas, mafias

y redes de corrupción van en contra de la soc iedad en general79. Igual concepto se recoge de las

conclus iones hechas en un es tudio por M. Rubio80, según él y aunque reconoce la existencia de un

capital social productiv o81, también es posible enc ontrar en Colombia el capital social que él llama

perverso, y en el cual el sis tema legal, las carac terís tic as societales y las relac iones de poder

promueven el comportamiento criminal82.

74 Portes Alej andro. “Soci al capital: I’ts origi ns ad applications in modern s ociol ogy ” En Annual review of sociology. Vol. 24, 1998,41. 75 Sudarsky Ros enbaun John. Op.cit., 22. 76 Caracciolo Bas co, Op.cit. , 48. 77 Latorre López María, Op.cit., 8. 78 Moss er Caroline y Mcllw aine Cathy . La Vi olencia en Colombia según la Percepci ón de Comunidades Urbanas Pobres. Bogotá: LCSES, Banco Mundial , 1999. 79 Sudarsky Ros enbaun John, Op.cit., 26. 80 Rubi o Mauricio. “ Cri men y Crecimi ento en Col ombia”. Coyuntura Económica . Vol XXV. No 1. Fedesarrollo. 1997. 81 Este c apital según Rubio, corres ponde al marc o ins tituci onal de la cul tura y las regl as de juego que i mpulsan el des arrollo ec onómico. 82 Latorre López, Op.cit., 10.

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2.3.1.2. Capital So cial y Violen cia

En cuanto a la relación ex istente entre v iolenc ia y capital social, encontramos que autores c omo

Rosenfeld, Messner y Baumer83 afi rman que se presentan bajas tasas de homicidio en c omunidades

donde hay un alto capital social, capital que s e v e erosionado cuando hay una menor confianza y

cooperación entre los miembros de organizaciones soc iales como c ons ecuencia de la incidencia de

la v iolencia.

La violencia al tera el normal funcionamiento de una sociedad impactándola de dos formas: la

primera de éstas en c uanto a la mel la que genera en las insti tuciones sociales formales al ser

permeadas y corrompidas, des embocando en una menor gobernabilidad y legi timidad de és tas84. La

segunda forma en la que una sociedad se v e impac tada por la v iolencia es en el ámbito informal, en

el cual “ las organizaciones comunitarias se v en ser iamente afec tadas, debido a que s e disminuy e su

capacidad de acción al debi litars e la cohesión y confianz a entre sus miembros”85.

El capital social es aquel que permite realiz ar ac tividades porque las relaciones que existen entre las

personas o las insti tuciones, ex isten en las relaciones entre indiv iduos y contribuy e a la productiv idad

de agregados de indiv iduos”86. El Capi tal Social es un c onc epto que es interpretado desde di ferentes

ángulos; sin embargo, primero hay que señalar que se denomina capi tal debido a que se presentan

unas externalidades perdurables en el tiempo, y social al ser el resul tado de interacciones de

individuos que tienen efec tos ec onómicos.

2.4. MEDIDAS PUNITIVAS O D E CASTIGO 2.4.1. Teoría del Crim en y la Violencia El es tudio del crimen puede enmarcars e desde dis tintos enfoques anal íticos; no obs tante, la

ex plicación del crimen a parti r de la teoría ec onómica se puede res umir como la relación entre

83 Ros enfeld, R, Mess ner, S.F ., Baumer, E.P. , 2001. “ Social Capi tal and Homicide”. Soci al Forc es. Vol. 80, No 1 Septiembre de 2001. 84 Franco María Carolina. Institucionalidad, Capital Social y Vi olencia: Una Caracterizaci ón desde la Zona Cafetera. Ediciones Uni andes. Bogotá. 2006, 11. 85 Latorre López, Op.cit., 9. 86 Sudarsky Ros enbaun John, Op.cit., 19.

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oportunidades criminales y factores que afec tan positiv a o negativamente es tas oportunidades 87. Las

oportunidades “ facil itan o propician las acciones criminales y se pueden ejempli ficar en el tráfico de

drogas, mayor r iqueza e ingreso, desempleo, bajos salarios, entre otros.”88. Los factores que afec tan

negativ amente es tas oportunidades se div iden en tres clas es: disuasión, incapac itación y control de

actividades criminales. És tos incluyen la pres encia de fuerz a pública, mayor efectiv idad policial

ex presada en may ores arrestos, control al porte de armas, may or efectiv idad de la justicia y pol íticas

de prev ención89.

El análisis económico del crimen es un tema relativ amente nuevo que tiene como origen los

pensamientos planteados por J. Bentham y C. Beccaria. Cuando se habla de economía del crimen

se refiere s obre todo a la manera de entender el c omportamiento humano, siendo Bentham uno de

los pioneros en este campo. Él es taba c onv encido de que los indiv iduos eran agentes

maximizadores individuales en todos los aspec tos de la vida, que realizaban la acción al consideran

los “pros y contras, […] eligiendo siempre aquel la que le dé la may or satisfacción al menor c osto” 90.

Para Bentham, los precios del crimen serán afectados por la s everidad del cas tigo y la probabi lidad

de que és te ocurra.

Por su parte, en 1968 Gary Becker resucitó y desarrolló esta teoría. Algo importante de señalar en la

teoría económica es el comportamiento racional como maximizador de uti lidades. Beck er en su

teoría, afirma que la es encia de este modelo de c omportamiento racional es tá obtenida

principalmente en dos ejes los c uales c arac terizan la elección y max imización de las preferencias e

intereses de los indiv iduos. El primero de ellos s upone que cada indiv iduo pos ee un conjunto

ordenado de preferencias, y que escoge la opción que más s e acerc a a la max imización de sus

preferencias dad s u capacidad. Por otra parte, el s egundo supues to s ostiene que dentro de este

87 Ibíd. , 17. 88 Llorente Maria Victoria, Vi olencia Homicida en Bogotá: más que tol erancia, Op.cit., 13. 89 Ibíd. , 14. 90 Roemer Andrés. Economía del Cri men. Editorial Li mus a S.A. Méx ico. 2001., 134.

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conjunto de ordenamiento y preferencias se incluy e un aspecto transitiv o, es decir, que puede si tuar

en orden de preferenc ias la canasta de interes es o bienes91. Becker señala que los delincuentes son

agentes racionales 92 y evalúan los cos tos y beneficios asociados a las ac tiv idades de ilíci tas.

De es ta forma, “una may or presencia de la fuerza públic a, junto con un mejor desempeño del

sistema judicial, ac túan como fac tores de disuasión criminal y a que aumentan la probabilidad de

captura (o los años de sanción esperados), generando así may ores cos tos en las ac tiv idades

delincuenciales” 93 El objetiv o de Becker es calc ular la c antidad de del itos que deberían permitirs e y

de delinc uentes que deberíamos dejar sin castigar para lograr disminuir la pérdida soc ial que

ocasiona la delinc uencia (Beck er 1968; 170). Dic ha pérdida se traduc e en los daños ocasionados por

los deli tos más los c ostos generados en la detención y procesamiento de los delincuentes, as í c omo

el cos to del tiempo que durarían en prisión. Así pues, la intervención para minimizar el c osto podrá

dirigirse a la probabi lidad de que los delincuentes s ean detenidos y juzgados y a la decisión sobre la

forma y tiempo de la pena94.

2.4.2. Modelo eco nóm ico del crim en “El problema del crimen, mediante su impact o en la sociedad, impide el desarrol lo integral de las naciones, mina el bienestar espiritual y mat erial de las pers onas, compromete la dignidad humo y crea un clima de miedo y de violencia que pone en peligro la seguridad pers onal y erosiona la calidad de vida (…)”

Organización de Naciones Unid as, 1992.

Hasta este punto, se han descr ito algunos elementos conceptuales que han s erv ido c omo base para

analizar la delincuencia y la violencia en c ontex tos urbanos. Se han desarrol lado algunas teorías en

torno a la cons trucción y manejo del espacio público, el conjunto de redes s ociales que generan

confianza en el ámbito de lo público y las oportunidades y v ariables que generan o propician las

91 Becker, Gary. Teoría Ec onómica. Fondo de cul tura ec onómica de Méx ico. 1971., 41. 92 Para Bentham y Beccaria, l a raci onalidad no quiere decir que el c ri minal realiz a análisis de cos tos y benefici os con calcul adora de c ometer un cri men. Pero sí le queda cl aro que si al cometer el c ri men se reduc e el ries go de ser capturado sin aumentar el c asti go, entonc es es muy probabl e que el delincuente c ometa el c rimen. 93 Formis ano Mic hel . Econometría espacial: c arac terís ticas de la violencia homici da en Bogotá. Documentos CEDE. Bogotá. 2002, 8. 94 Gil Villa Fernando. La delincuencia y su circunstanci a, soci ología del c rimen y la desviación. Editori al Tirant Lobl anch. 2004., 19.

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acciones criminales. Sin embargo, es pertinente analizar el por qué de la conduc ta criminal; así c omo

algunos de los cos tos y benefic ios, tanto psicológic os como mater iales, que el cr imen impone sobre

la sociedad95; y las políticas públicas en torno a su prev ención, disuasión e incapaci tación.

El crimen es un problema para una ciudad básicamente por dos raz ones: el deli to y el daño que se

genera sobre las v íctimas, familiares y a la s ociedad en general, as í como el miedo y la inseguridad

que s e produce alrededor de donde ocurren dic hos actos. De tal modo, al generars e crímenes c omo

robos, homicidios, accidentes de transi to, etc., el sentim iento que esto genera es de ins eguridad y

por lo tanto, es te se v e reflejado en el cambio de c omportamiento de indiv iduos que buscan no ser

afectados o reducir la probabilidad de conv ertirs e en v ictimas96. La Organiz ación de Naciones

Unidas, ONU, afi rma que la delincuencia y el m iedo impiden el des arrollo de un país a nivel

económic o. La delincuencia reduc e la formación de capi tal humano porque induce a algunos

individuos a desarrol lar habilidades criminales, en v ez de ac tiv idades socialmente productiv as.

Además de es to, genera un impac to negativ o para la ec onomía al reducir la certidumbre, minim izar

la confianz a y desincentivar la inversión97.

El problema de crimen v a más allá de dañar la imagen de una ciudad. Los costos directos incluy en el

v alor de los bienes y serv icios usados en la prevención de crímenes, como personal, armamento,

equipos, entrenamiento y /o capac itación laboral, desplazamiento v ehicular o terrestre, cos tos de

prisión y detención, hospi tales, además del tratamiento a las v ictimas y programas de prev ención

entre otros 98.

Un anál isis ec onómic o consis te entonces en predecir el comportamiento del indiv iduo, dadas sus

preferencias y sus res tricciones. El supuesto fundamental y a mencionado de la economía es que los

95 Roemer Andrés, Op.cit., 375. 96 Ibíd. , 21. 97 Róemer Andrés, Op.cit., 21. 98 Gavi ria Alejandro, Rendimi entos c recientes y la ev oluci ón del cri men violento; en Ortiz Ast rid, comp., Economía, Crimen y Conflicto. Univ ersi dad Nacional de Col ombia. Ediciones Antropos, 2001., 158.

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individuos son racionales, es decir, que toman sus decisiones de acuerdo a consideraciones sobre

los cos tos y beneficios que implica tomar una decisión, eligiendo aquella que les ac arree menos

costos y mayores beneficios, y que sea la más eficiente de acuerdo con los objetivos que tengan en

el momento. C on respecto a lo anterior, hay que describir tres conceptos fundamentales que toman

pertinencia en el desarrollo de este pos tulado:

Ganancias

El tipo de ganancia que se puede obtener de un acto criminal varía según el tipo de crimen y del

criminal. Según Roemer, el primer tipo de ganancia y el más obv io es la ganancia monetaria; el

segundo tipo de gananc ia son las psicológic as, las cual pueden inclui r muchas v ariables como lo son

la emoción al peligro, la venganz a del sistema, y que variarán según el indiv iduo.

Costos

Los cos tos de c ometer un acto criminal se clasi fican en cuatro tipos princ ipalmente: El primer tipo de

costos, son los materiales y variarán dependiendo del crimen a cometer (dentro de éstos se incluy en

“herram ientas” como las armas). El segundo cos to es el cos to de tiempo, si el criminal ev alúa que es

más benéfico para él hacer otra ac tiv idad, c omo ganar un sueldo legal, s eguramente s e v erá

inclinado a no cometer el delito.

El tercer tipo de costo es el costo psicológico. Este cos to, al igual que su simi lar de las ganancias,

tiene un “gran número de posibilidades […] que variarán con el cr imen y el indiv iduo. Miedo,

ansiedad, remordim iento y culpa son algunos ejemplos”.99 El cuarto y úl timo cos to que anal iza

Roemer, es el c osto del cas tigo esperado. “Este cos to es incluido para tomar en cuenta la posibi lidad

de que el criminal sea capturado y efec tivamente s ancionado”100. El tipo de costos que se le

impondría si esto llegas e a suc eder, sería en forma de multas y prisión entre otras.

99 Roemer Andrés, Op.cit., 138. 100 Ibíd. , 139.

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2.4.3. Prevención, disuasión e incapacitación o castigo

El combate de la delincuencia atañe al ámbito de la polític a públic a por lo tanto c omponentes

indispensables que pongan a reflex ionar el accionar de un sujeto al cometer o no un delito puede

llegar a determinar su efec tividad. Por tal motiv o se considera que la dis uasión y , dentro de esto

esta la imposición de sanciones, es un medio que logra persuadir a los del incuentes de no real izar

actividades que lesionen los interes es de la sociedad101.

La prev ención constituye uno de los aspectos más importantes al considerar el diseño de toda

pol ítica pública en materia de del incuenc ia y miedo, y a que a través de ésta, se le ev itan a la

sociedad futuros costos provenientes de la sanción y rehabili tación de conductas criminales 102. En la

prevención del crimen intervienen el Estado, la fuerza pública y la sociedad civ il interac túan c omo

elementos de corres ponsabilidad para mitigar el problema.

La Incapaci tación hace referenc ia al momento por el c ual el infractor o delincuente no puede s eguir

cometiendo ac tos delic tivos debido a que se encuentra incapaci tado o arres tado. Así, este término

se puede relacionar con las dinámicas del crimen ya que simpli fica la prevención y reducción de

acciones delinc uenciales a trav és de la reclusión103. Además de esto, incapacitación es una forma de

disuasión, en particular c uando se presenta una al ta probabilidad de s er arres tado, juzgado y

condenado. As í la incapaci tación o arres to s on un efecto o elemento de disuasión de acciones

criminales 104. Según Sánchez, la disuas ión se refiere al efec to que tiene la posibilidad de ser

castigados en la v inculación de individuos a ac tiv idades criminales. La disuasión es tá íntimamente

ligada a la probabi lidad de ser capturado, a la certeza de ser cas tigado y a la sev eridad de las penas

impuestas 105.

101 Ibíd. , 36 102 Ibíd. , 37 103 Sánc hez F abio, Op.cit. , 33. 104 Ibíd. , 31. 105 Ibíd. , 32.

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Desde la economía del crimen s e entiende que la v inculación de individuos a ac tiv idades criminales

depende de la oportunidad del crimen; es decir, “por un lado del balanc e neto de ganancias y

pérdidas potenciales que puedan generar ac tividades criminales y por otro lado, de la relación

comparativ a entre dicho balance y el balance entre las pérdidas y ganancias que pueden generar

actividades líci tas”. (Becker 1968, Block and Heineke 1975 y Witte 1980).

En síntesis, es clara la relación ex istente entre c api tal social y criminalidad en contex tos urbanos. Se

ha visto cómo, cuando en una comunidad existe confianza entre sus miembros, la cons trucción de

capital social s e facil ita y el s entimiento de bienestar y seguridad públic a aumenta, generando

confianza y disminuy endo los costos transaccionales en dichas comunidades; además de

presentarse como una amenaz a para la v iolencia al hac er más di fícil la penetración de és ta en las

redes soc iales. Es te capi tal social, a su v ez, puede s erv ir como instrumento para movilizar otros

recurs os y generar beneficios a niv el económic o, pol ític o y social. Así pues, cuando una sociedad

presenta menores niv eles de cohesión social, se percibe una may or facilidad para que el crimen

penetre el tejido social y obtenga un may or beneficio por real izar un ac to perv erso. Igualmente, se

presenta como un peligro social latente lo que algunos autores han señalado como “Capi tal Social

Malo” o “perverso” ya señalado en la página 25, que surge de s entimientos identitarios fuertes y es

propio de bandas, mafias y redes de corrupción, atentando contra la sociedad misma y su bienes tar.

Por otra parte algunos académicos como Sampson o Moc an s eñalan que la disminución del crimen

en ciudades que han implementado pol íticas policivas a la luz de la teoría de ventanas rotas, se

debe más al aumento de apoy o pol icial o fortalecimiento ins ti tucional que al impacto que generó esta

pol ítica en ciudades como Nuev a York. En es ta medida se podría decir que de todas maneras por

impac to o por fortalecimiento ins ti tucional, la disminución de inc ertidumbre que genera dic hos

programas son útiles en la medida que inc entiv an tanto el mejoramiento del es pacios sociales c omo

el nivel de confianza ciudadana para con la ciudad.

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33

De tal modo si no se generara esta relación causal y direc ta ex pues ta por la teoría de las v entanas

rotas entre las características de las zonas donde se comenten crímenes y los niv eles de

criminalidad, el desorden urbano s erá may or frente a z onas con prostitución, expendio de drogas,

pandillas, v andalismo, entre otras fav oreciendo la implantación y desarrollo de todo tipo de ac tos

v iolentos. Paralelo a es to, la T eoría de las Ventanas Rotas es un planteamiento teórico bas ado en

acciones normativ as y pol iciv as en contra de fac tores que facilitan actos c riminales así como en

contra de grupos que s on más propens os o están c laramente v inculados con ac tos c riminales106. Al

enfatizar la importancia del orden en c ualquier entorno, el espacio público se v uelv e un lugar que

debe carac terizars e por la prev ención y disuasión de la delinc uencia. Es decir que al enc ontrarse

espacios en des orden y deteriorados, los efectos de esto generan mayor delincuencia. Por tal motivo

la relación intr ínseca entre des orden y crimen conlleva a un grado de tolerancia al desorden que se

manifiesta en el inadecuado uso del es pacio públic o y en el aumento de infracciones a las normas.

El modelo de tolerancia c ero muestra ser una clara s eparación de ideas, basado en el cas tigo

ejemplar y acción prev entiv a. El termino “cero tolerancia” junto c on espacios limpios y seguros de la

teoría de v entanas rotas pueden l legar a reimplantar el orden citadino y aumentar el nivel de v ida

ciudadano, s ancionado todos los deli tos o fal tas administrativ as por pequeñas que sean y

proporc ionándole a la gente espacios urbanos limpios y seguros. Aunque cuando se habla de "la

tolerancia cero” en ciudades como Nueva York, se hace alusión a las reformas policiales

aparentemente ex itosas, basadas en el fortalecimiento policial, algunos crític os como Mario Arroyo

del Centro Internacional de Es tudios sobre Seguridad (CIEC) señalan al modelo de cero tolerancia

como una brutalidad policíaca acompañado de constantes demandas por v iolación a los derec hos

humanos, particularmente de grupos étnic os minori tarios y grupos sociales marginados al

compararlo con casos como México.

106 Sánc hez F abio, Op.cit. , 33.

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34

En conclusión, el espacio público debe ser un lugar de socialización, reencuentro ciudadano y

maximización de los intereses colectiv os, vigilado y protegido; con sentido de ordenamiento y

fomento cul tural. Y no, por el contrario, un lugar en des orden y descontrol social, oportuno para la

ocurrencia de acciones anti cív icas y v iolentas.

Por otra parte, teorías que analizan al c rimen desde una perspectiv a s ocio económica, afirman que

los delincuentes son agentes racionales y por ende analizan los costos y beneficios que se deriv an

de ac tividades del ictiv as. Por lo tanto, may or vigilancia, control judicial y presencia de pol icías y

órganos de c ontrol pueden l legar a actuar como elementos de dis uasión y a que aumenta la

incertidumbre del criminal al tratar de cometer un crimen o deli to y el ries go de ser c apturado. Un

ejemplo de estos casos de disuasión criminal fue el cas o de los Estados Unidos, es pecíficamente en

la ciudad de Nuev a York, en donde la presencia de polic ías y el aumento de capturas a delincuentes

disminuyeron los índic es de mortalidad a finales de la década de los 90`s.

Paralelo a esto, tras la incursión de los ec onomistas en el estudio del crimen, surgen avances que

ex plican este fenómeno s ocial a partir de factores geográfic os; “ los deli tos y /o el crimen pueden

presentar patrones de di fusión contagiosa. Es decir, que se genera una dinámic a en la cual las

regiones más v iolentas pueden llegar a contagiar a las regiones continuas, creando una ex pans ión,

(…) desde un foc o hacia s us alrededores”107. Este patrón generalmente s e da por organiz aciones

criminales que rec urren a la v iolencia que a su vez afec ta a otras organizaciones riv ales generando

una dinám ica de acciones v iolentas que se ex tienden es pacialmente hac ia s ectores c ontiguos y que

tienden a pers istir en el tiempo108.

107 Formisano Michael, Econometría espacial: caracterís ticas de la viol enci a homici da en Bogotá, Doc umento CEDE, Univ ersidad de los Andes, Facultad de Ec onomía, 2002, 9. 108Llorente María Victoria, Esc obedo Rodolfo, Ec handía Camilo, Rubio Mauricio. Violencia homicida y es tructuras crimi nal es en Bogotá, Investigadores del Programa de Estudios Paz Publica – Centro de Estudios sobre Des arrollo (CEDE)- Universidad de Los Andes, Bogotá-Colombia. 2002, 13.

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“Una variante de este fenómeno que parece ser especialmente pertinente para el caso de Bogotá es

la definida como ex pansión de la difusión. Según ésta, la violencia s e extiende de un foco inicial

hacia sus alrededores, pero en el foco inicial se sigue pres entando una alta incidencia del homicidio,

en virtud del arraigo territorial característico de ciertos mercados ilegales y organizaciones criminales

(Cohen y Tita, 1999, p. 454). La evidencia presentada res pecto del grado de concentración de las

muert es violentas en Bogotá y de la persist encia de este patrón, así como de la convergencia entre

zonas altamente violentas y presencia de estructuras crim inales, estaría sugiriendo est e tipo de

difusión.”109

3. POLÍTICAS DE SEGURIDAD Y CONVIVENCIA; EL CASO D E NUEVA YORK, BELO HORIZON TE Y AR GEN TINA. Como se ha v isto hasta es te momento, la inv estigación y discusión sobre los principales enfoques de

seguridad y conv ivencia son fundamentales para continuar av anzando en el dis eño e

implementación de pol íticas y estrategias en es te c ampo. Por tal motivo, y con el fin de que el lector

pueda contras tar y analizar di ferentes pol ític as de seguridad puestas en marcha en el ámbito

internacional con el caso bogotano, a continuación se describirán brev emente algunas de las

pol íticas implementadas en div ersos lugares del planeta y que han s urgido desde la academia

respecto al término seguridad y su impacto en la conviv encia ciudadana.

3.1. Interpretaciones de seguridad y con viven cia ciudad ana

Ex isten div ersas definiciones del término seguridad ciudadana. Las más reconocidas, la relacionan

con el conjunto de sistemas de protección de la v ida de los bienes de los ciudadanos ante los

riesgos o amenaz as provocadas por div ersos factores, y lo vinculan tanto a los valores sociales de

respeto a la v ida, la integridad físic a, el patrimonio de otros, como el libre ejercicio de las libertades

económic as, políticas y sociales necesarias para el adecuado y normal funcionamiento de la

109 Ibíd.

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36

comunidad y la sociedad en su conjunto. 110 El conc epto de s eguridad ciudadana remite a la tradición

de la idea de ciudadanía, esto es, a la capacidad de los ciudadanos c omo agentes ac tiv os, y no

como masa relativ amente pasiv a, que únic amente demanda seguridad de una instancia superior. La

seguridad ciudadana comparte los principios bajo los cuales el Estado debe ejercer la seguridad

interior o “seguridad pública”111. En el ámbito de las pol íticas públicas de reducción de la

delincuencia, suele darse un s entido más acotado. Es decir, la s eguridad ciudadana se vincula a la

ausencia de delincuencia, de temor, inseguridad ciudadana y a los bienes deriv ada de la activ idad

delictiv a112.

Son v arias las interpretaciones que desde la academia y las ins tituciones han s urgido con el ánimo

de ex plicar es tas reducciones. Se ha postulado que en el caso de Bogotá, la disminución de los

niv eles de cr iminalidad y seguridad ha sido normal en tiempo. Según un estudio realiz ado por la

Universidad de la Jav eriana, “ la tasa de homicidios de Bogotá empezó a disminuir a partir de 1993,

luego de mejoras en el sistema de justicia y de polic ía distrital”113.

Mauricio Rubio propone otra ex plicación respecto a la reducción de la v iolencia y la delincuencia; la

relación entre violencia, v igilancia y control. Esta hipótes is se basa en la teoría ec onómica del

crimen, conocida como la hipótesis de la disuasión, o sea la consideración del efecto que tienen las

sanciones del Estado s obre la incidencia de conductas crim inales114. La teoría s eñala, y tal como se

ex plicó con may or profundidad en el capítulo 2, que la decisión de cometer un crimen o acto v iolento

es consecuencia direc ta del supues to de racionalidad de los delincuentes para quienes la

persecución y la sanción consti tuyen una especie de cos to para c on sus activ idades ilegales 115.

110 Espacios urbanos seguros, Recomendaci ones de diseño y gesti ón c omuni taria para la obtención de espacios seguros. Fundación paz ciudadana. Gobierno de Chile, 10. 111 Ibíd. , 12. 112 Ibíd. , 12. 113 Martín, Ceballos, Op.cit. , 57. 114 Ibíd. , 62. 115 Ibíd. , .63.

Page 39: POLÍTICAS DE SEGURIDAD Y CONVIVENCIA CIUDADANA ...

37

Por su parte, Hugo Acero116 afi rma que el problema de la inseguridad no debe asum irse sólo como la

ocurrencia de un determinado del ito en un lugar específico de las c iudades, si no que es necesario

considerar que és te no es el únic o fac tor que da la sensación de que las ciudades no son lugares

seguros 117. La inseguridad también significa el temor por parte del ciudadano originado en la

sensación que le produce tanto la impunidad ante el del ito, como la fal ta de solidaridad de la

población para combatirlo118. Igualmente, es “la sensación de intranqui lidad que producen lugares en

donde el desas eo, la falta y el deterioro del espacio públ ico, el ruido, la indigencia, la agresión v erbal

y el crimen, se conjugan como si nada ni nadie pudiera poner fin a s u ex istenc ia”119.

Por lo tanto, la inseguridad y la v iolencia pueden des arrollarse con mayor fac ilidad de ac uerdo a

ciertos fac tores como inequidad, corrupción, impunidad e injus ticia imperantes120. El sentimiento de

frus tración ante la falta de espacios de realización plena del indiv iduo, la desigualdad en el en la

distribución de ingres os para una mejor c alidad de v ida, la desconfianza de los indiv iduos en las

entidades de control y la fal ta de mec anismos participativos para que los ciudadanos puedan hallar

soluciones a los confl ictos que dirimen de sus activ idades en un entorno público, llevan a crear un

ambiente de inseguridad en que los miembros buscan sus propios mecanismos de defens a.

Por otra parte, Acero señala que en la medida en que el Es tado no garantice ni haga presencia para

garantizar un m ínimo de integr idad físic a y social, el indiv iduo está en su derecho de prov eérs elas

por sí mismo. Sin embargo, es ta búsqueda de protección por parte del ciudadano se conv ierte en

mecanismos de agresión. “ la gran may oría de los actos v iolentos no se presentan en medio de un

116 Para l a presente inv esti gaci ón s e intentó ac ordar una entrevista con Acero pero debido a la premura de tiempo fue imposibl e c oncertarla. 117 Ac ero Hugo. Viol enci a y Delincuenci a en Contextos urbanos. La ex perienci a de Bogotá en la reducción de la crimi nali dad 1994-2002. Ediciones PYM, 46. 118 Ibíd. 119 Ibíd. 120 Ibíd. , 50.

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robo o en defensa pers onal contra un delincuente; ocurren en medio de situaciones cotidianas c omo

alterc ados de tránsi to, di ferencias”121.

Por su parte, Maria Vic toria Llorente propone que ex iste una posible asociación entre violencia y

fac tores s ociales tomando en cuenta indicadores socioec onómicos por localidades en Bogotá. Un

primer factor es el demográfico. No hay una relación, o es muy baja, entre muertes v iolentas, número

de habitantes y crecimiento de la población122. En el c aso de la densidad poblacional, otro indicador

demográfico, tampoco muestra una asociación estrecha con los índices de violencia. El único

indicador demográfico que mues tra una lev e relación, según los autores es el índice de

masculinidad; es decir el número de hombres por local idad.

Otro factor relacionado con la v iolencia es la pobreza. Este es medido por el nivel de necesidades

básicas insatis fechas, aunque el análisis de la relación entre es te fac tor y v iolencia no mues tra,

según Llorente y Rubio, “ningún patrón definido, y a que ninguna local idad por más o menos pobre

mues tran ser peculiares en materia de v iolencia”. Un tercer factor s ocial es el niv el de educac ión, en

partic ular las deficiencias en el sis tema educ ativ o, medido por dos indicadores como el

analfabetismo y el índice de deserción escolar123.

Otra v ariable de la tesis de Llorente y Rubio sobre las causas objetiv as de la violencia postula que la

mayor o menor presencia estatal en una comunidad está relacionada con los índic es de v iolencia.

Sin embargo, en Bogotá algunos indicadores sugieren una asociación perv ersa entre presencia

estatal y niveles de violencia124. Es decir, que en algunas localidades el niv el de v iolenc ia es al to a

pesar de la presencia de un número al to de funcionarios públicos.

121 Ibíd. 122 Las l ocalidades y s ectores más viol entos de Bogotá s on precisamente aquellos menos pobl ados y en donde la poblaci ón ha permanecido más estable. Más aun, los sectores donde se regist ra un may or creci miento demográfico muestran un número de homicidi os inferior al promedio de la ciudad. En, Llorente, Rubio. Elementos para una crimi nol ogía l ocal. Políticas de prevención del c ri men y l a violencia en ámbitos urbanos . Op.cit., 12. 123 Ibíd. 13. 124 Llorente, Rubio, Op.cit., 14.

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39

Sin duda dichos autores relac ionan sus ideas con la fal ta de garantías y la ausencia es tatal en

lugares que sin importar s u condición socio económic a, son nic hos propicios para la ocurrencia de

deli tos. As í mis mo, señalan que ex isten una serie de causas de la v iolencia y la delincuencia125.

Ex isten unas “causas objetiv as”126 que pueden llegar a relacionarse con fac tores sociales y

económic os tales como la pobreza, la desigualdad, la injusticia soc ial, el desempleo y la

marginalidad produc to de los ex cesivos flujos migratorios del campo a la ciudad.

Sin embargo, el caso de la delincuencia en Bogotá no se ajus taría a este tipo de relaciones

causales, 127 pues to que en los últimos años, el desempleo, la población des plaz ada y los niv eles de

pobrez a en el país en general y en Bogotá en particular han aumentado, mientras que las ci fras de

v iolencia y delincuencia v an en dirección opuesta128; aunque para otros cas os, la relación entre

niv eles de criminalidad y bienes tar s ocial puede l legar a ser el determinante de los actos que realiz an

los individuos con el fin de obtener bienestar ec onómico. De tal modo a continuación se desc ribirá

brevemente algunos de los cas os que pueden l legar a i lustrar mejor el efecto y el estado de ciudades

afectadas por al tos niv eles de deli tos.

3.1.1. El caso de Nueva York

El cas o de la c iudad de Nueva York es uno de los más mencionados y recordados por ex perimentar

una reducción s us tanc ial en la tasas de cr iminalidad desde com ienzos de la década de los nov enta.

125 En termino deli ncuencia alude a “ Todo acto penado por la ley, realiz ado por una pers ona o un grupo de pers onas, que caus a al gún daño f ísico o psíquico a ot ras pers onas, s us derechos, s us bi enes o a l a comuni dad, de manera inj usta e ilegitima. En térmi nos específic os los delitos son considerados como aquellos ac tos que oc urren en el espacio urbano y que se v en influidos por las condiciones que el medio ambi ente genera, conocidos c omo delitos de oportuni dad.” En Llorente y Rubio, Op.cit., 54. 126Ibíd. 127 Si s e obs erva el comportamiento históric o de l os homicidi os comunes en Colombia, para 1960 el país regist raba 3.690 homicidi os. El año más violento de los últimos c uarenta años fue 1990 c uando se registraron 28.516 cas os y a partir de ese año comenz ó un proces o de descens o hasta si tuarse en 17.201 homicidi os para el año 2006. Ahora, hay que anotar que en la déc ada de los nov enta mientras en la mayoría de las ci udades la viol encia y la delinc uenci a aumentaban, en Bogotá tenían una tendencia a la baja. Las muertes violentas vi enen dis minuy endo de manera progresiva; los homici dios comunes pasaron de 4.452 en 1993, que representaban una tasa de 80 homicidios por cada 100.000 habitantes, a 1.372 homicidi os c omunes en 2006, que repres enta una tasa de 18.8. (ver Gráfico 5). En el caso de las muertes en accidentes de tránsi to s e pas ó de 1.387 en 1995 (24.3 muertes en acci dentes de t ránsito por c ada 100.000 habitantes) a 745 en 2001 que representa una tasa de 11.3. Ac ero, Hugo Op.cit., 33. 128 Llorente, María Victoria, Rubio, Mauricio. Elementos para una c rimi nol ogía loc al. Pol íticas de prevención del crimen y la viol encia en ámbitos urbanos. Edici ones Uniandes. Bogotá. 2003, 55.

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40

A partir de la administración de R udolf Giuliani, los indicadores de arrestos por robos, homicidios,

atracos y hurto de homicidios comenzaron a aumentar signi ficativ amente. Este incremento en el

control policial y el aumento de arrestos a c riminales se debió en gran parte a la implementación de

pol íticas de cero toleranc ia, mano fuerte y el aumento de la inc ertidumbre de ser c astigado por

cometer un delito. Además de estos programas, la c iudad experimentó un cambio en el dis eño y el

control de espacio públ ico a través de la pol ític a alusiv a al modelo teóric o de las ventanas rotas,

hipótesis explicada anteriormente. El alcalde de la ciudad adoptó esta pol ítica como programa

especi fico de la ciudad o eje central y primario, al afirmar que ex istía un continuo en el desorden y el

crimen. La implementación del enfoque de las v entanas rotas en la ciudad de Nueva York, puede ser

v ista en el niv el o el comportam iento de los índices de criminalidad o en el número de arrestos. El

promedio de es tos deli tos entre 1994 y 1999 es de 14.594 y 17.825 respectiv amente129.

Algunos académicos como Samps on o Morr ison consideran que la disminución en las tasas de

criminalidad en la ciudad se debe más al mejoramiento de las condiciones económic as, que al

aumento en las sanciones o a la polític a de v entanas rotas 130. Argumentan que la disminución del

crimen en la ciudad se debió, no s olo a la pol ític a de v entanas rotas, sino a otros elementos que

complementaron el plan de acción frente al crimen; como por ejemplo el aumento de pie de fuerza, el

análisis demográfico en los sectores más c omplejos, el aumento de la confianza en las insti tuciones,

los niv eles de desempleo, y un sin número de programas y estrategias en contra o a fav or de la

produc tividad social y la educación ciudadana.

Paralelo a esto, en el tema de recuperación del Espacio Públic o la adminis tración de Giuliani buscó

resolv er el problema e inv asión a través de una es trategia que s e centró en la identi ficación de cada

v endedor, en procura de tener nex os y canales de informac ión entre el ente regulador y la población

regulada, y así posibili tar el control a parti r del cobro por la ex plotación comercial de áreas de uso

129 Moc an Naci, En Llorente Maria Victori a, Rubio Maurici o. Elementos para una cri minología loc al. Polític as de prev enci ón del cri men y la violencia en ámbitos urbanos. Edici ones Uniandes. Bogotá. 2003, 54. 130 Ibíd. 55.

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público. Estas licencias o c obros buscaban limi tar el número de comercios i legales al conseguirse la

ex clusión c omo resul tado de la instauración de un monto monetario por el derec ho de ejerc er la

actividad comercial de esos espacios131.

3.1.2. El caso de Belo Horizonte

El cas o de es ta ciudad brasilera, no es muy di ferente al cas o de otras capitales del mundo. Al igual

que muchas ciudades, Belo Horizonte ha sido tes tigo de un ac elerado crecimiento en las tasas de

deli tos, específicamente en el número de hom icidios. El aumento de las tasas y el número de

muertes v iolentas obligó a l lev ar a este problema como el centro de la agenda públ ica, demandando

nuevas es trategias de control. Así, el centro de estudios sobre el crimen y la seguridad pública

(CRISP) de la Univ ersidad Federal de Minas Gerais (UF MG), desarrol ló un plan de interv ención

div idido en dos ejes; el primero se refiere a la represión del crimen, mientras el segundo se enfoca

en la mov ilización social132. Esta pol ític a fue apoy ada desde distintas instituciones tales c omo las

Fuerz as Mili tares, la Fiscal ia, la Alc aldía de Belo Horizonte, micro empresas, ON G̀ S y comunidades

locales 133.

De esta forma, el primer paso consistió en identificar el problema, a razón que muc hos medios de

comunicación y ex pertos en seguridad afirmaban que el problema de homic idios se agudizaba con el

paso de los días. Después de tener entre 270 y 320 homic idios al año durante el periodo entre 1990

y 1997, se llegó a tener cerca de 800 c asos en el año 2001134; lo que s ignificó un aumento de más

del cien por ciento.

Ahora, identi ficando a ac tores relevantes, se encontró que la participación de jóv enes en deli tos

entre edades de 16 y 21 años era del 78% del total de deli tos en la zona. Un segundo aspecto

131 Cámara de Comercio de Bogotá. Efec to de las ventas c allejeras sobre l os establ ecimi entos de comercio en cuatro zonas de Bogotá. Cámara de Comercio de Bogotá. Bogota, 25. 132 Fruhling Hugo, En Ll orente Maria Victoria, Rubio Mauricio. Elementos para una cri minología loc al. Polí ticas de prev enci ón del cri men y la violencia en ámbitos urbanos. Edici ones Uniandes. Bogotá. 2003, 184. 133 Ibíd. , 186. 134 Ibíd. , 192.

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relacionado con el crec imiento de muertes violentas el us o y porte ilegal de armas de fuego por

parte de es tos mismos actores. Se es tima que hay alrededor de 170.000 armas de fuego en la

ciudad en propiedad de estos jóv enes menores de 24 años; y luego de hacer un anál isis de 145

casos presentados en los barrios de la ciudad, se halló que 78.1 de las muertes fueron con armas de

fuego y que de cada 10 muertes, 6 eran a manos de jóv enes de es tas edades135.

Luego de esto, el análisis concluy ó que la mayoría de jóv enes pertenecían a barrios de estratos

bajos y con niv eles de pobreza y de salud prec arios. Por lo cual se concluy ó que factores como el

niv el de salubridad, ec onómico y social influy en direc tamente en el camino que toman estos jóvenes,

que en la may oría, son miembros de pandi llas dedic adas al hurto y atraco c on armas de fuego. Por

tal motivo, el principal objetivo del programa fue motivar a los jóv enes a dejar las armas y v olver a la

v ida estudiantil para los cas os más primarios, o ser capaci tados en activ idades técnic as con el apoyo

de la iglesia como mediador, las autoridades polic iales y el gobierno local. Para es to, fue necesario

asesorar el jov en y a que el paso por estos grupos pandilleros nec esariamente creaba en ellos un

modelo de vida ocioso y traqueto, en el cual el primer objetiv o era conseguir dinero fácil y ser

respetado por esto.

Paralelo a esta campaña de reins erción urbana y movilización social, s e crearon proy ectos de

fortalecimiento de insti tuciones como la polic ía, la fiscal ía y el ejérci to con el fin de aumentar el pie de

fuerza y generar cierto grado de dis uasión e inc apacitación al joven infractor con el fin de ev itar que

cometiera un deli to. El programa PERMANECER VIVO sin duda redujo sus tancialmente el número

de muertes violentas en la ciudad. Del total de cas os presentados en Belo Horizonte entre 2001 y

2001 la mitad ocurrieron en barrios pobres. Sin embargo, ha habido una reducción no solo de este

135 Ibíd.

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43

deli to sino de otros c omo hurtos, atrac os en parte gracias al programa PERMAN ECER VIVO en

Morro Das Pedras de la ciudad136.

3.1.3. El caso de Argentin a

El problema princ ipal en la capi tal de Argentina en principio radicaba en los al tos niv eles de

delincuencia y vandalismo así como el aumento de la desc onfianza y deslegitimización que tenían

las instituciones formales. Después de arduas investigaciones se encontró que “ la creciente

inseguridad que comparten grandes segmentos de la población se puede atribuir a las ac tiv idades

encargadas de mantener el orden públic o, tal como el caso de la Policía”137.

En es te orden, las pol íticas públicas implementadas en este campo renov aron proporcionalmente las

entidades que eran consideradas como entes de c orrupción y abus o, desarrol lando mec anis mos de

control a este, puesto que Argentina y a ha tenido hec hos de abuso y uso de fuerz a contra los

ciudadanos en el pas ado con dictaduras; siendo importante generar nuev amente un sentido

generalizado de confianza y legitimidad a las ins tituciones encargadas de controlar el orden.

Volviendo a la tas a de crímenes y v iolencia, la Polic ía reveló un aumento en estas durante la década

de los nov enta y la década de principios de s iglo. Cabe anotar que para ese entonc es (1997) la

Policía era la únic a fuente que recopilaba y actualizaba los datos estadís ticos, tanto en Buenos Aires

como en el res to de Argentina. Sin embargo, algunos expertos desconfiando de la fiabilidad de los

datos y de la fuente (Policía) prefirieron dar otro juicio v alorativ o al afirmar que la realidad era más

preocupante de la que rev elaban las encues tas y estadístic as de dicha insti tución, puesto que es tas

no tomaban en cuenta la denominada ci fra negra de la criminal idad; es decir, los hechos no

denunciados. Para resolv er es te problema, Naciones Unidas encuestó138 a grandes segmentos

136 Moc an Naci, En Ll orente Mari a Victoria, Rubi o Maurici o. El ementos para una cri minología l ocal. Polí ticas de prev enci ón del cri men y la violencia en ámbitos urbanos. Edici ones Uniandes. Bogotá. 2003, 54. 137 Fruhling Hugo, Tulchin Joseph., Cri men y Vi olencia en América Lati na: Seguri dad ciudadana, Democ raci a y Estado. Heather A. Holdi ng Editores. Fondo de cultura económic a. Bogotá, 2005. , 157. 138 Ciafardini, Mari ano. El Delito Urbano en l a Argentina. Minis terio de Justicia, Di rección Naci onal de Policía Crimi nal, Editori al Ariel . <www.polcri m.jus.gov .ar/Publicaci ones/Libro3/l 3cpi 3i.pdf>, (Septiembre 10 de 2007), 119.

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poblaciones acerc a de si sentían que la inseguridad en la ciudad era inminente y si además, el temor

persis tía tanto en las calles como hacia las insti tuciones formales (Encuesta de Vic timiz ación y

Miedo al Deli to del Gran Buenos Aires 139). El res ultado no fue c ontradic torio al juic io que

dictaminaron anter iormente di ferentes expertos en seguridad; los niv eles de inseguridad y v iolencia

eran más al tos de lo diagnostic ado por la Polic ía de Argentina. “Al comparar los datos de la polic ía y

las enc ues tas se encontró que cerca del 70% de los del itos no s e denunciaban”140.

En general, la enc ues ta realizada a los habitantes rev eló que le porcentaje de Vic timiz ación en el

gran Buenos Aires (haber sido victima de uno de los siguientes delitos: robo o hurto en v ivienda,

robo de v ehículos, robo o hurto de objetos en v ehículo, robo con v iolencia) pasó de un 40,6% en el

año e 1996 a un 37,8% en 1997 con un incremento negativo de - 6, 9%. En la ciudad de Buenos

Aires s e paso de 23,6% en el 1995 a un 37,3% en 1997 con un incremento del 58,05%. Además de

esto, le encuesta reflejo qué el pr incipal modo delic tivo entre 1998 y 2003 fue el robo con v iolencia

que pas o de un 9,8% y 8,6% en el gran Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires respectiv amente,

al 11,7% y 10,2%141. Es decir, el problema radic aba en el apoy o del pie de fuerza legítimo que

debería tener una c iudad y en el fortalecimiento de estos entes, y la creación de otros para el apoyo

al control criminal.

Aunque paradójicamente, lo que hemos v isto a lo largo de es ta inv estigación es que el c rimen, el

desorden y la pobreza van de la mano en el aumento de los niv eles de violencia y delincuencia en

cualquier parte del mundo, la ex plicación más s ensata y lógica que se le dio al problema en

Argentina fue por un lado, aus entismo ins ti tuc ional, precariedad y falta de compromiso; y por otro,

sectores c on un al to défici t económic o y debi li tado en lo social. Paralelo a es to, en Buenos Aires

también se aplic aron medidas en torno a la recuperación del espacio público. 139 Se llama Gran Buenos Aires a la mega ciudad integrada por la capi tal Buenos Aires y varios partidos de la Provi ncia de Buenos Ai res , en los que viv en 11,4 millones de pers onas. Esta enc uesta, es una herramienta metodológica que se usa para la recopil ación de información acerc a de delitos en Buenos Ai res. Esto, con el objetiv o princi pal de aportar con una metodol ogía ci entífica y confiable con el fi n de determinar un diagnostic o crimi nol ógico. 140 Fruhling, T ulc hin. Cri men y Viol enci a en América Lati na: Seguridad ciudadana, Democraci a y Estado., Op.cit. , 189. 141 Ciafardini, Op.cit, 119.

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Finalmente, los programas y reformas fueron guiados a aplic ar de manera adecuada los

reglamentos, además de una reforma en la pol icía federal. Paralelo a es to, surgieron v arios

mecanismos insti tucionales sociales para v igilar las ac tividades ins ti tucionales. Un rasgo común de

las propues tas de reforma, es la intención de conformar entidades ins titucionales específic as que

garanticen la participación comunitaria en la formulación de políticas de s eguridad. Ahora, el aspecto

más importante de la iniciativa parece haber sido la aparición de un gran número de asociaciones

cív icas y grupos v ecinales que incluían entre s us miembros, indiv iduos que habían sido afectados

directamente por el crimen142.

En conclusión, el término de seguridad ciudadana gira alrededor de una serie de problemas de orden

social que terminan finalmente mostrándos e a trav és de actos de vandalismo y delincuencia; los

cuales, son la consecuencia de la mala distribución de ingres os, inequidad, pobreza y la no

presencia del Gobierno a través de pol íticas públ icas fuertes en acciones y duraderas en el tiempo.

De tal modo, el concepto de s eguridad no puede v erse solamente c omo un problema que tenga en

cuenta únic amente a las ins ti tuciones (fortalecimiento policiv o, aumento de pie de fuerza etc.), sino

que también debe procurar dirigir s us es fuerzos a combatir s ituaciones que aquejan al ciudadano en

su entorno y su vida cotidiana. Es decir, este concepto debe proc urar, en primer lugar, mirar al sujeto

no solo como un ente receptor, sino también como una unidad activ a que realiza s us acciones

teniendo siempre pres ente que es tas afec tan no solo su ámbito pers onal, sino que de una u otra

forma repercuten en la estabi lidad de la seguridad colec tiva. Así pues, es importante el

fortalecimiento en primer lugar de la confianz a del ciudadano en las ins ti tuciones, en su ac tiva

participación en la precaución, prev ención y denuncia de hechos delictiv os y finalmente en la ay uda

y fortaleza que le puede brindar el gobierno frente a problemas s ociales como pobreza, ingres os,

142“ La ex peri enci a reci ente en las nuevas democracias, y en partic ular en el caso de Argentina, rev ela l a aparición y el creci mi ento de un gran número de proc edimi entos y ac tividades v erticales para vigil ar las prác ticas gubernamental es, que van más allá de los límites del control elec toral t radicional ; ent re estas se enc uentran activi dades de ciudadanos del común, redes y organizaci ones s ocial es” . En, Fruhli ng, Tulchin. Op.cit. , 191.

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salud y educación para obtener la clav e de un ex itoso desarrollo de programas y polític as en el

marco de una ciudad.

4. EN TIDADES, POLÍ TICAS Y PROGR AMAS D E ESPACIO PÚBLICO Y SEGURIDAD EN BOGOTÁ 4.1. Planes de Gobierno

Las siguientes páginas del presente capítulo tendrán como objetiv o describir los principales

lineamientos que siguieron y han seguido las pol íticas de las cinc o úl timas administraciones de la

capital, en torno a espacio públ ico y la seguridad, en un contex to de reducción cons tante del crimen

que presenta la ciudad desde mediados de la década de los 90. Sin embargo, no podemos dejar de

lado otras pol íticas que aunque no están necesariamente relacionadas con espacio público y

seguridad, han sido de vital importancia para el desarrollo de la ciudad, logrando algunas de ellas

mantenerse a lo largo de todo el periodo de tiempo a analiz ar (1993-2006). Igualmente, hay que

tener pres ente el aporte de la alcaldía de J aime C astro, la c ual serv iría de base y sería clav e en el

proceso posteriormente viv ido en la ciudad. De tal modo, a continuación se describen los planes de

desarrollo de cada administración desde la década de los noventa has ta la pres ente,

adminis trac iones responsables en la disminución de la v iolencia y la delincuencia en Bogotá. 143

4.1.1. Jaim e Castro: Prioridad Social (1992-1994)

El plan de gobierno de Jaime Cas tro se propus o como objetiv o el cumplim iento de 7 estrategias144

básicas que promovieran un desarrollo de la ciudad c on calidad de v ida145. Sin embargo, bajo la

adminis trac ión Castro el proc eso de desc entralizac ión toma especial relevancia como una

herramienta para “combatir el gigantismo de la ciudad146, mediante figuras pol íticas como las

143 Ibíd. , 17. 144 Castro J aime. Alcal de Mayor Santa fe de Bogotá D.C. Proyecto de plan de desarrollo económico, soci al y de obras públicas para Santa fe de Bogotá, D.C. 1993-1995 Pri ori dad Soci al. Alc aldía may or de Bogotá. 1993. 145 Estas est rategias eran: Des arrollo Social Humano, Servicios Públicos ; Recursos Naturales y el Ambiente; Desarrollo Físico; Obras Vial es, T ransito y Trans porte; Partici paci ón Comunitaria y Descentraliz ación; y, Desarroll o Económic o y Finanzas Dis tritales. 146 Pizano, Lariz a. Bogotá y el c ambio. Percepciones s obre la ci udad y l a ciudadanía. Bogotá. Universidad Nacional de Col ombi a: Universidad de l os Andes, 2003, 28.

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47

Localidades, Juntas de Acción Comunal, J AL, y Alcaldías Loc ales. Es ta descentraliz ación estuvo

acompañada de una organización comunitaria que buscaba un fortalec imiento del capi tal social, es

decir, el fortalecimiento de “ los vínculos intercomunitarios, el es píri tu de colectiv idad, la identidad de

grupo, as í como los sentimientos de pertenencias y arraigo”147 con el fin de que los ciudadanos

pudieran v inculars e al des arrollo y mejoramiento de la c iudad mediante la participación en las JAL148

y que la ciudad “impersonal, hosca y de nadie, se conv ierta en una ciudad amable y grata”149.

Es decir, la adminis trac ión de C astro busc aba “promov er, apoy ar y rec onoc er toda forma c ív ica que

se […] ex presara al interior de las comunidades”150 mediante seminarios, talleres y foros; con el fin

de que aportaran su imaginación, intel igencia y capacidad de trabajo en la solución de los problemas

de su v ecindad y asegurar una repres entación de di ferentes grupos sociales. Así pues, el proy ecto

de Cas tro puede concebirse como un proces o muy similar al viv ido en Bueno Aires (ver acápite

3.1.3) y que catapul tó la construcción de una cultura pol ítica en los ciudadanos, y un acercamiento

de estos a las ins tituciones mediante la elaboración, ejecución, s eguimiento, control y ev aluación de

los planes de desarrollo en sus comunidades 151.

Espac io Públ ico

La visión de C astro sobre el torno al espac io público de la ciudad giraba principalmente en torno a la

concepción de ser un espacio ecológic o donde era de vital importancia la protección de los cerros

orientales -con el fin de establec er en el los un Corredor Ec ológico de propiedad pública152, la

preserv ación de los sistemas hídric os de la ciudad, la recuperación de humedales y el fomento del

desarrollo urbano con cri terios ambientales (“cobertura v egetal en las riberas de los ríos, […]

canales, parques distr itales y locales y en las zonas verdes de las principales v ías de la ciudad”153).

147 Castro, Op.cit ., 39. 148 Ibíd. 149 Pizano, Op.cit ., 31. 150 Castro, Op.cit ., 39. 151 Ibíd. 152 Ibíd. , 28. 153 Castro Jai me. Op.ci t, 29.

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48

A la par, Castro154 señala c omo proyecto especial el Plan Centro el cual buscaba, al igual que otros

proyectos, renov ar urbanístic amente “áreas o zonas dens amente pobladas o dedicadas a

actividades comerciales, […] con el objetiv o de detener los proc esos de deterioro físico, ambiental y

social que las afec tan y procurar e incentivar el retorno de la inversión pública y privada y su

recuperación”155. Estas áreas s erían abordadas mediante seis acciones pr incipalmente: 1)

Recuperación y ampl iación del espacio público; 2) mejoramiento de la mal la v ial; 3) renov ación y

mejoramiento de la infraestructura de serv icios públicos; 4) habili tamiento y reutilización de

estruc turas arquitec tónicas deterioradas; 5) mejoramiento del equipamiento social y comunitar ios; y

6) reglamentación y control de v allas publici tarias, fuentes emisoras de ruidos y reducción de gases

tóx icos 156. Igualmente, bajo su adminis tración, Cas tro planteó la formalización de las v entas

callejeras en centros comerciales c ubiertos. No obstante lo anter ior, bajo la adminis tración Castro se

notó una ausencia de pol íticas claras y ex plicitas referentes a la rec uperación del espacio públic o, al

igual que una carencia de objetivos y lineamientos de ejecución en el cas o del Plan Centro.

Seguridad

En cuanto al tema de s eguridad, las pol íticas de Cas tro se centraron principalmente en el

fortalecimiento pol iciv o mediante la reac tivación de “ los Centros de Atenc ión Inmediata, C AI,

mediante el aumento de pers onal a su serv icio y el mejoramiento de s u dotación y equipo”157; así

como el aumento del pie de fuerza y la rees tructuración administrativ a y financiera del F ondo de

Vigi lancia y Seguridad. El Gráfico An exo Nº 1 mues tra el descenso de las tasas de homicidio y

deli tos contra la v ida a partir de 1993. Este comportam iento, puede es tar influenciado en parte a la

implementación y pues ta en marcha de las políticas en torno a la seguridad, el espacio público y la

cultura ciudadana

154 Ya desde esta adminis tración se c omienzan a v er ras gos de interv enci ón en el es pacio público bajo el modelo de Ventanas Rotas (v er acápite 2.2.1) y que s e ve más fuertemente reflejado en l a administ ración Peñal osa. 155 Castro Jai me. Op.ci t, 33. 156 Ibíd. , 33-34. 157 Ibíd. , 21.

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49

Cultura ciudadana

Ligado al tema de seguridad, C as tro propuso impuls ar el fortalecimiento del programa de auxiliares

bachilleres de pol icía, con el fin de que cumplieran funciones de policía cív ica. Igualmente, se

propus o es tablecer procedimientos para que los ciudadanos pudieran dir imir los conflic tos mediante

la mediación de funcionarios es pecializados. Para él, el civ ismo s e promovía preserv ando la

identidad, las c ostumbres tradicionales y el sentido de div ersidad, “ fomentando nuevos valores de

participación y solidaridad; promov iendo ac tividades importantes para el entorno, como el arreglo y la

limpieza de las v ías de acceso a la ciudad y de las c alles, la rec ons trucción de andenes, el

establecimiento de vías peatonales y de paraderos, el cercado de lotes, el embellecimiento de las

escuelas, de los parques y de la plaz as públicas”158.

Finanzas distrit ales

No hay que dejar de lado el aporte de la alc aldía de Jaime Cas tro en la creación de “ las c ondiciones

[…] para reac tiv ar el ri tmo de crecimiento ec onómic o de la ciudad y su capacidad para c rear empleo

produc tivo”159 mediante el s aneamiento de las finanzas de la ciudad, y la adopción para es ta de un

nuevo ordenamiento jurídico.

Como medidas para buscar el s aneamiento de las finanzas distri tales, Cas tro s e enfocó en “el

control de la ev asión, el mejoramiento del recaudo, la racionaliz ación de la inversión, la disminución

de los gas tos de operación160 y funcionamiento y la modernización de los mecanismos de planeación

y ejecución presupuestal”161. Igualmente, hubo una reprogramación de la deuda públ ica c ontraída

por la ciudad.

“Castro efectuó una reforma a la normatividad y a la es tructura pol ítica para el manejo de la ciudad,

reordenando y recuperando buena parte de las finanzas del Dis trito, gracias al c ontrol de la evasión 158 Pizano Lariza, Op.cit. , 35. 159 Castro Jai me. Op.ci t., 41. 160 Estos recortes de gastos s e realiz ó en las entidades y empres as del Dis trito por medio de rec ortes en pers onal y servici os en general. Además, se descentralizaron y contrataron funci ones c on autori dades loc ales , organizaci ones no gubernamentales , y c omunitari as, y el sector priv ado. (Pri oridad Soci al, 43). 161 Castro Jai me. Op.ci t., 42.

Page 52: POLÍTICAS DE SEGURIDAD Y CONVIVENCIA CIUDADANA ...

50

del pago de impuestos y a la racionaliz ación que se le dio a la captación de los tributos, apoy ándose

en el marco de la nuev a consti tución polític a de 1991”.162

4.1.2. Antanas Mo cku s: Form ar ciudad (1995-1997). “Donde hay cultura ciudadana hay reglas de juego y límites respetados. Por parte del ciudadano hay reconocim iento de sus deberes; y por part e de los f uncionarios, rec onocimiento de los derechos de cada pers ona. Como hay sentido de pertenencia a la ciudad se respeta el patr imonio común y se adhiere al proy ecto de mejorar la ciudad”163. Mocku s, Antanas.

Alcalde Mayor Santa fe de Bogotá D.C. A mediados de la década de los nov enta, Bogotá aún s e presentaba como una ciudad desordenada,

concentrada en sanear sus finanzas mediante los es fuerz os de la administración anteces ora de

Jaime Castro. El plan Formar C iudad, fue el primer plan de des arrollo elaborado bajo normas legales

que s obre planeación se han der iv ado de la nuev a Cons ti tuc ión de 1991. Así, corres pondió a un gran

esfuerz o de definición de prioridades y de formulación de proyectos para orientar y ordenar los

recurs os de inv ersión de cada entidad.

Bajo la consiga de la cultura ciudadana, Antanas Mockus fue elegido Alcalde para el periodo 1995-

1997. Su c ampaña se caracteriz ó por s er autónoma e independiente frente a los dos partidos

tradicionales, fusionando su ex periencia como académico de la Univ ersidad Nacional con un plan de

reclutamiento pol ítico y /o ideológic o basado en la “utilización de la metáfora del juego c omo

instrumento de educación y social ización”164. El plan de gobierno se bas ó en prioridades c omo

fortalec er la autorregulación ciudadana (cul tura ciudadana), prevenir y mitigar el deterioro de las

condiciones ambientales, rec uperar el es pacio público, impulsar el desarrol lo humano y la

conviv encia, mejorar la infraes tructura material y humana, y mejorar la calidad y oportunidad de la

acción de la Adminis tración Distrital generando así credibilidad165.

162 Murillo, Gómez , Op.cit, 17. 163 Alcal día May or de Bogotá. Proy ecto de plan de desarroll o ec onómico, s ocial y de obras públicas para Santa fe de Bogotá, D.C. 1995-1998 FORMAR CIUDAD. Alcaldía May or de Bogotá. 1995., 1 164 Peña, Soni a Lucía, rito y símbol o en la campaña elec toral para la alcaldía de Bogotá. En Antanas. Del mito al rito. Bustamante, Darío (c ompil ador). Col ombia, 1995, 25. 165 Ibíd. , 26.

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51

Espac io Públ ico

Con relación al manejo del espació públic o, las pol íticas y/o programas de esta administración

estuv ieron encaminadas a “ formar ciudad” pedagógicamente, es decir, carac terizadas por la

implementación de juegos ciudadanos que buscaban efectos positiv os en la manera c omo los

individuos utiliz aban el es pacio públic o. Algo importante de destac ar en el marc o de su plan de

desarrollo, fue la uti lización del espacio público con relación al mejoramiento de la conduc ta de los

ciudadanos o el desarrollo de las relaciones interpersonales desarrolladas en este es pacio de

encuentro y socializac ión. “En su plan de des arrollo siempre es tuvo, como principal objetiv o, la

mejoría del elemento tangible del espac io público. Desde el comienzo de su adminis trac ión,

emprendió la estrategia de generar una v erdadera cul tura ciudadana en una urbe des prestigiada,

que para entonces no generaba ningún sentido de pertenencia a su habi tantes prov enientes de toda

Colombia”166.

Su es trategia para el es pacio públic o se fundamento en la ampliación, redis tribución y protección del

espacio público a trav és de programas y proyectos que interv inieran en tres c omponentes167

principalmente: “físicos –que son los recurs os colectiv os de carácter material -, es tructurales –que

permiten el uso, manejo y mantenimiento- y funcionales –que s e refieren a c ómo el espacio público

se relaciona c on otros elementos y sistemas de la ciudad c omo el medio ambiente, el sistema de

transporte, la localización de la población y el v alor c ul tural otorgado a ciertas zonas de la

ciudad.”168. Igualmente, bajo esta adminis tración se enfocó el tema del espacio públic o a la

“recuperación con las local idades de las v ías públicas, los parques ex istentes para generar nuevos

espacios educativ os y recreativ os; […] la restitución de los andenes y la señalización” 169.

166 Murillo, Gabriel. Gómez, Vic toria. (c ompil adores ). Redefinici ón del espacio público. Eslabonamiento conceptual y seguimi ento de las polític as publicas en Col ombia. Universidad de los Andes. Facultad de Ciencias Social es. Departamento de Ciencia Política. 2005, 19. 167 Alcal día Mayor de Bogotá. FORMAR CIUDAD. Op.cit. , 26. 168 Pizano Lariza, Op.cit, 41. 169 Ibíd. , 20.

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52

Algo importante de res altar dentro de los programas implementados por Mockus fue la recuperación

del medio ambiente. “Con est e objetivo pr ior izó políticas ambientales y de espacio público con las

que apunt aba a reorientar los procesos de que producían deterioro del ent orno, desencadenando

fuerzas y proc esos que mitigaran, controlaran y previnieran el deterioro de la calidad ambiental de la

ciudad”170. Esta estrategia ambiental es tuvo ligada al tema de c ultura ciudadana, mediante la

educación y sensibilización de los ciudadanos si tuados en el área de influencia de las pol íticas

desarrolladas171.

El siguiente c uadro muestra el grado de prioridad de los programas desarrollados y el monto

des tinado a cada uno de los proyectos durante los años de adminis tración.

CUADRO N º 1 Inversiones por priorida d. Cifras en millones de pes os 1995

Fuente, Alcaldía Mayor de San ta fe de Bogo tá. D.C. 1998. Cálculos au tores. Así pues, las metas desarrolladas en el espacio público fueron:

• Inc orporar a los cerros y ríos a la v ida ciudadana como espacio público.

• Compromis o de la ciudadanía en la defens a y buen uso del espacio públ ico.

• Condiciones estimulantes en la participación del sec tor priv ado en el cuidado y

mantenimiento del patrimonio histórico, urbanís tico, y arqui tectónico de la ciudad.

• Construcción de puentes peatonales, dotación de servicios públ icos y paraderos.

• Cumpl imiento de normas s obre el es pacio públic o.

170 Murillo, Gómez , Op.cit, 20. 171 Alcal día Mayor de Bogotá. FORMAR CIUDAD. Op.cit. , 25.

PRIORIDAD

TOTAL

1995

1996

1997

Variac ión %

1995-1996

Variac ión %

1996-1997

Variac ión Tota l %

1995-1997 Cultura ciudadana

172.574 33.258 48.710 52.091 46.4% 6.9% 56.6%

Medio a mbiente

454.252 70.824 121.328 138.195 71% 13.9% 95.1%

Espacio público

527.920 111.187 151.992 156.404 36.6% 2.9% 40.6%

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53

Cultura ciudadana

Igualmente, el esfuerzo de la administración Mockus giró en torno al desarrollo de una acti tud más

amable y cívica de la ciudadanía. De tal modo, la c ultura ciudadana172 y el espacio público tuv ieron

prioridad en la bús queda de un desarrollo sostenible. La fal ta de cul tura c iudadana explicaba en

parte los problemas de dis tr ibución y mantenimiento de los espacios públic os en la ciudad.”Sin

cultura ciudadana no hay reglas res petadas en el uso de los espacios públ icos”173. De tal modo, el

espacio público, su organiz ación y mantenimiento empezó a depender del sentido de pertenencia,

civ ismo y v alores ciudadanos en una Bogotá que empezaba a interactuar entre lo tangible y lo

intangible de lo público. A su v ez, y como v eremos a continuación, la cultura ciudadana para Mockus

tenía implicaciones más al lá del es pacio públic o.

Finalmente, en cuanto a seguridad ciudadana y violencia, el plan de desarrol lo de Mockus propus o la

protección y prevención de la v ida no sólo desde el fortalecimiento del c api tal social a fin de imponer

barreras sociales y culturales a las posibles c aus as de tras gresión y agresión174, sino también

mediante la promoción de la conviv encia pac ífica entre los ciudadanos.

4.1.3. Enrique Peñalosa: Por la Bogotá que quer emos (1998-2000)

La ciudad cambió porque se adoptó un nuevo modelo, verdaderament e centrado en el int erés general que prevalece sobre el particular y comenz ó a mostrar respeto por la dignidad humana. Sin populismo, con esfuerzo, de manera sistemática, en Bogotá se ha construido una sociedad más igualitar ia175.

Enrique Peñalosa Alcalde Mayor Bogotá D.C

Se dice que Enrique Peñalosa es un buen conocedor de los proces os de la ciudad, puesto que tuvo

contac tos muy cercanos con importantes procesos que v iv ió la capi tal en el siglo pasado. El primero

172 Por cultura ciudadana s e enti ende el c onj unto de costumbres, acciones y regl as míni mas compartidas que generan sentido de pertenencia, facilitan la c onviv encia urbana y c onducen al res peto del pat ri monio c omún y al reconocimi ento de l os derechos y deberes ciudadanos . (Alc aldía Mayor de Bogotá. F ORMAR CIUDAD. Op.cit ., 24.) 173 Alcal día Mayor de Bogotá. FORMAR CIUDAD. Op.cit. , 27. 174 Alcal día Mayor de Bogotá. FORMAR CIUDAD. Op.cit. , 32. 175 Martín, Ceballos, Op.cit. , 153.

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54

de ellos fue con el “primer per iodo de gestión admirable”176 y del que hicieron parte los alcaldes de

la ciudad en la década de los sesenta Jorge Gaitán Cortés (1961-1966) y Virgilio Barco (1966-1969).

En es e entonces, Enrique Peñalosa padre fue concejal de la ciudad y un hombre muy cercano del

alcalde Gaitán Cortés. Igualmente, en los años oc henta, Peñalosa fue Consejero Económico de la

Presidencia de Barco, pudiendo apreciar un claro ejemplo de ges tión urbanís tica planific ada c omo lo

fue el proceso de Ciudad Salitre.

Espac io Públ ico

Para Peñalosa y su Plan de Desarrollo Por la Bogotá que Queremos (1998-2000), el espacio público

tenía un componente de igualdad ya que es “el único lugar donde todos nos encontramos c omo

iguales”177. Esta v isión s e enmarca en el pens amiento del urbanista danés Jan Gehl178 y el

canadiense Jane Jacobsen, autores de los cuales Peñalos a es un gran conocedor. De esta forma,

en es ta adminis tración se pretendía incrementar la cantidad y calidad del espacio público para los

bogotanos. La visión de Peñalosa era la de una ciudad “ igual itaria en lo social, sostenible en lo

ambiental, res petuosa de la dignidad humana, amable, feliz y atrac tiv a a los profesionales altamente

cali ficados y a los inversionistas que generan empleo”179, pretendiendo generar “un cambio profundo

en la manera de v ivir de los ciudadanos, dev olv iendo la confianza a todos los bogotanos en su

capacidad para c onstruir un futuro mejor y dinamizar el progreso s ocial, c ul tural y ec onómico”180.

Según él, la mala calidad del entorno físico de Bogotá era “el que generaba la percepción negativ a y

el rechazo de los bogotanos frente a la ciudad”181, más que cualquier otro factor, teniendo por tanto

una incidencia negativ a en el desarrollo económico de la ciudad.

176 Fue en es te periodo donde se sembraron las semillas legal es, admi nistrativas y téc nicas para pl anificar el futuro de la ciudad. (Martín, Ceballos. 2004). 177 Martín, Ceballos, Op.cit, 159. 178 Murillo, Gómez , Op.cit, 23. 179 Martín, Ceballos, Op.cit, 154. 180 Alcaldía May or de Bogotá, Plan de Des arrollo Ec onómico, Social y de Obras Públicas para Santa Fe de Bogotá D.C. 1998-2001: “Por la Bogotá que queremos ”, 1. 181 Martín, Ceballos, Op.cit, 272.

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Es por es to, que bajo su alcaldía se propuso recuperar “andenes y zonas peatonales, como parte de

lo que el alcalde llamó “obras de carác ter pedagógico”; se promovió la creación y embellecimiento de

parques y plazoletas; se dio inicio al proy ecto de recuperación histórica del Centro; se pus o en

marcha el sistema de ciclorrutas y se creó la Defens oría del Espacio Público”182.

Es por esto que encontramos que dos de los siete ejes temáticos que es tructuraron el Plan de

Desarrollo de su alc aldía fueron “Ciudad a Escala Humana”183 y “Conv iv encia y Seguridad

Ciudadana”184. En este plan Peñalosa, a di ferencia de Mockus y su plan “Formar Ciudad” (1995-

1997), sí le da un tratamiento especial y separado al tema de la seguridad y la conv iv encia

ciudadana.

Conviv encia y Seguridad Ciudadana

Bajo el concepto de prev enir y sancionar “ los comportam ientos que lesionan el bienestar de los

ciudadanos e impulsar aquéllos que promuev an la paz, la solidaridad, el respeto y la v ida en

comunidad”185, Peñalosa definió cinco esquemas o políticas que tenían como objetiv o el

fortalecimiento de la seguridad y conviv encia ciudadana garantiz ando “ la paz, protección y bienestar

de los ciudadanos”186. Dentro de estos se encontraban el fortalecimiento y la eficacia ins ti tucional

(objetiv o que pretendía lograr mediante el fortalecimiento de la descentraliz ación, del Concejo de la

ciudad y de los órganos de control; y mediante la moderniz ación del sis tema financiero del Distri to y

de la ges tión públ ica187), el fortalecimiento de la acción coordinada entre autor idades de polic ía y

ciudadanía, la promoción de la sol idaridad y el fomento del buen us o del espacio público188.

182 Pizano Lariza, Op.cit, 57. 183 Eje dentro del que s e c ontemplaba l a Recuperación, Mejoramiento y Ampli ación del Espacio Público. 184 Los ot ros ejes temáticos del pl an de des arrollo de Peñalosa fueron: Desmarginalizaci ón, Interacción Social, Movilidad, Urbanis mo y Servicios y Eficiencia Institucional. 185 Alcal día Mayor de Bogotá, “Por la Bogotá que queremos”, Op.ci t., 24. 186 Ibíd. 187 Gerard, Ceballos, Op.cit ., 168. 188 Ibíd. , 156.

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56

Y es que s egún Peñalosa, existía una relación estrecha entre es pacio público, s eguridad ciudadana

e igualdad. Para él, una ciudad que dis ponga de gran cantidad de parques y áreas v erdes es una

ciudad donde se “estimula la conv ivencia civ ilizada, (…) se mejora la seguridad ciudadana y en

general, se ofrece una mejor c alidad de vida para todos sus habitantes”189; además, señala que los

“espacios públicos ordenados y amables, la crim inalidad se reduce sensiblemente”190. Es decir,

Peñalosa planteaba que el “des orden es un factor que incide y propicia comportamientos

perturbadores de la conv ivencia (…) de ahí la neces idad de trabajar en el mantenimiento de

ambientes armónicos que impacten positiv amente a los c iudadanos y se conv iertan en elementos

multipl icadores de la conviv encia y seguridad”191.

Por es te motiv o durante s u adminis tración se trazó como objetiv o incrementar la cantidad y calidad

del espacio público en la ciudad construy endo 250 mil m² incluy endo obras como las del eje

ambiental de la Av enida Jiménez, 9.500 m² de es tructuras de puentes peatonales, y el traslado de

20.000 vendedores ambulantes a activ idades económicas formales 192. De igual forma, “ fortaleció las

unidades de mediación y conciliación, así como las Unidades Permanentes de Justicia, UPJ, la

Policía comunitaria, las inspecciones de Pol icía y la capaci tación integral de sus agentes”193.

Espac ios Rec uperados

Finalmente al concluir su mandato, la ci fra de es pacios recuperados fue de 178 es pacios públicos y

de un mil lón y medio en metros cuadrados, es decir, el 4.6% del total de espacio inv adido que la

Defens oría del Espacio Público calc uló en 65 millones de metros cuadrados 194. Igualmente en esta

alcaldía s e v io el aumento de la inv ersión por parte del Fondo de Ventas Populares en la

relocalización de vendedores ambulantes, pasando de US$2 millones y 1.577 vendedores

relocalizados en el periodo comprendido entre los años 1990 y 1994, a US$16. 5 millones y 3.049 189 Ibíd. , 158. 190 Ibíd. , 159. 191 Alcal día Mayor de Bogotá, “Por la Bogotá que queremos”, Op.ci t., 28. 192 Ibíd. , 14. 193 Pizano Lariza, Op.cit. , 58. 194 Martín, Ceballos, Op.cit. , 272.

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v endedores en el periodo 1998-2000195. En es te incremento de la cantidad y calidad del espacio

público también entró a jugar parte el proceso de renov ación urbana de la mano de la interv ención

directa del Gobierno Distr ital, renovación que no sólo contemplaba el crecimiento organiz ado de

procesos de densi ficación de la ciudad, sino que mos traba como eje principal la rehabi litación y la

restauración urbana relacionada con el espacio público, la infraestructura de servicios públicos, las

v ías y el transporte. Justamente bajo es ta alcaldía se llev ó a cabo la rec uperac ión de entornos

urbanos sumamente deteriorados, como fueron los c asos del Cartuc ho, San Vic torino, la Plaza

España entre otros.

El caso de la Plaz a de San Victorino

Esta plaza, ubicada a pocas cuadras del palacio presidencial tuv o una de sus primeras invasiones al

parecer a mediados del siglo XIX cuando “el comerciante Juan Manuel Arrubla inauguró en ella el

primer mercado públic o de la ciudad”196. Ya en el siglo XX y con motiv o de la ampliación de la calle

décima, el alc alde de entonc es (Gai tán Cortés) tomó la decisión de reubicar a 653 vendedores

ambulantes en las galerías Antonio Nariño, que se enc ontraban ubicadas a un cos tado de la plaza.

En 1976 se arrendaron los ex teriores de las galerías a 120 vendedores adicionales y finalmente en

1986 la alcaldía hiz o lo mismo en el tramo peatonal de la calle 12 entre carreras 10 y 11. De esta

forma, San Vic torino se c onvirtió en el sec tor de mercado informal permanente más grande de la

ciudad donde s e v endían ropa, calzado, libros entre otros, el iminando la plazoleta como espacio

público y lugar his tórico. A s u v ez, esta inv asión volv ió a la zona al tamente insegura particularmente

por los robos, el us o y expendio de droga, pros ti tución y accidentes de tránsi to a su alrededor.

El caso de El C artuc ho

Este s ector s e enc ontraba ubicado en el barrio Santa Inés también a poc as cuadras del Palacio

Presidencial. Su es tado, mos traba la degradación de los años setenta y ochenta producto del

195 Cámara de Comercio de Bogotá. Efectos de las ventas callej eras s obre los establ ecimi entos de c omercio en cuatro zonas de la ci udad de Bogotá. Op.cit. , 19. 196 Martín, Ceballos, Op.cit, 322.

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frac aso de la gestión pública nombrada anteriormente. En esta z ona se encontraban cerca de 4000

personas y 1069 es tablecimientos, pero a su v ez se concentraban una gran cantidad de ac tiv idades

económic as il íci tas como el ex pendio de drogas, de armas y prosti tución. Además allí s e concentró

la activ idad del rec iclaje, lo que conv irtió la zona en un basurero. Todo lo anterior, llev ó a la

degradación total de la zona generando a s u v ez, los más al tos índic es de inseguridad de la

ciudad197.

Es importante resal tar por último, el trabajo bajo es ta adm inis tración en la planeación participativa

impulsada des de el Dis tri to y que buscaba la c apaci tación de sectores como los sindic ales, cív icos,

juv eniles entre otros; con el fin de crear concertación de las pers onas en decisiones que las

afectaban (incluir iniciativas ciudadanas en los Planes de Desarrollo Locales), y promover el control y

la v igilancia de la ges tión públic a198. Así pues, se realizaron 440 encuentros ciudadanos en 1998 y

394 en 1999 (con la participación de 84.769 personas) dando como resul tado, en el año 2000, el

Manual del Ciudadano compues to por ocho cartil las 199, que tenían como finalidad que los bogotanos

se apropiaran de su ciudad, conocieran las entidades de acción local y cumplieran su normativ idad

para realizar sus acciones. 200

4.1.4. Mockus II: Bogotá para vivir todos del mismo lado (2001-2003)

“El Plan de Des arrollo busc a avanzar hacia una ciudad construida colectivamente, incluyente y justa, amable con los niños y los viejos, donde aprendamos a vivir en paz con nuestra c onciencia y la

ley”201 Antanas Mockus

Alcalde Mayor Bogotá D.C.

Espac io público

En esta segunda administración de Mockus se c ons olidaron las intervenciones en el espacio público

emprendidas en gran escala en la adminis tración del alcalde Peñalosa. Además, en concordancia

197 Ibíd. , 318. 198 Alcal día Mayor de Bogotá, “Por la Bogotá que queremos”, Op.ci t., 33. 199 Derec hos y Procedimientos, Es paci o público, Accidentes y Emergencias , Proc edi mientos para la Contratación, Conviv enci a, Rifas y Es pec táculos , Secretaría de Gobierno y Participación Ciudadana 200 Pizano Lariza, Op.cit. , 54. 201Ibíd., 154.

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59

con la anterior adm inis tración, impulsó una “ ‘Bogotá bella, construida y natural ’ mediante el diseño y

la pues ta en marcha de un sis tema dis tri tal de sos tenibilidad de parques (...) donde s e resal ta la

construcción de 600 nuev as hec táreas de es pacio público natural y construido”,202 habili tado,

incorporado, adquir ido o mejorado. Dentro de los proy ec tos priori tarios de es ta administración se

encontraba la ampliación y mejoramiento del espacio públic o construido (diseño, construcción y

mejoramientos de parques metropolitanos, zonales y de barrio), y la ampliación y mejoramiento del

espacio públic o natural (protección de humedales, zonas de ronda y manejo del sis tema orográfico

distri tal para aumentar la biodiv ersidad, la articulación urbanístic a y el disfrute públic o sostenible). 203

Cultura Ciudadana

A su v ez en esta adminis tración se retomó, como eje central, el tema de la “cultura ciudadana”,

columna v ertebral de su pr imera administrac ión, pero c on may or énfasis no s ólo en la búsqueda del

respeto por las personas, la ley y lo público; sino también en la búsqueda de la armonía de es tos tres

elementos.

Igualmente, Mock us integra la c ons erv ación y defensa del espacio públ ico a la estrategia de cul tura

ciudadana. A di ferencia de lo planteado por Enrique Peñalosa, en el plan de gobierno de Mockus “no

sólo el es pacio público es condición de civ ilidad sino que, únicamente si existen prácticas de

autorregulación ciudadana adquieren s entido los lugares de uso y disfrute colectiv o”204. Así, la

recuperación del es pacio público para Mockus dependía de a) la promoción de pac tos relacionados

con el cumplimiento de normas ambientales y la protección del patrimonio de la ciudad; b) el fomento

del arte, la cul tura y el esparcim iento, de tal forma que s e permitan may ores niv eles de disfrute de la

ciudad y de reconocim iento entre los ciudadanos, y c) la ampliación del conocimiento y apropiación

de la ciudad mediante proy ectos de inv estigación y comunic ación masiv a.

202Pizano Lariza, Op.cit., 62. 203 Alcaldía May or de Bogotá, Pl an de Desarrollo Económico, Soci al y de Obras Públicas para Bogotá D.C. 2001-2004: “Bogotá para vivir todos del mis mo lado”. Alcal día May or de Bogotá. 2001. 38. 204 Ibíd. , 61.

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Por úl timo, Mockus también retomó su acti tud pedagógica frente al tema del espacio públic o c on el

fin de realizar tres es trategias: 1. Diseñar procesos educativ os para lograr cambios de actitud

perdurables hacia el medio ambiente natural y cons truido. 2. Ejercer acciones de control de la

contaminac ión ambiental. 3. Fortalecer la recuperación, conserv ación y crecimientos de la es truc tura

del sis tema dis trital de espacio públ ico205.

Cultura del atajo

Mockus planteó por primera vez el problema de la “cul tura del atajo” durante su primera

adminis trac ión. Bajo su segunda adminis tración, y de una forma menos tímida, Mockus v io la

necesidad de reanudar la lucha contra los ex cesos de es ta cultura, que se caracteriza por ser una

cultura identificada por el corto plaz o y la menor fatiga. Acciones como botar la basura en las ac eras,

no respetar los cruces vehiculares, cruzar la c alle en c ualquier lugar, sobornar a los funcionarios

públicos y aceptar los sobornos, realizar obras públicas sin c onsiderar la seguridad de los peatones,

tomars e las aceras (priv atización) con todo tipo de equipamiento (rejas, vehículos, pues tos

ambulantes de ventas, letreros), s ubirse o bajarse del transporte públ ico en c ualquier lugar, o no

respetar los paraderos ni los semáforos; hac ían parte de es ta cul tura206.

Para Mockus, el atajo implic a la dev aluación o desestimación de las consecuencias más lejanas de

la acción, donde “ la decisión que tomamos hoy puede prov ocar un es trellón dentro de diez años,

pero eso ahora no importa; […] siendo es to carac ter izado por lo que algunos científicos sociales

llaman una al ta tas a de descuento, lo cual consiste en ev aluar muy pobremente en el presente las

ganancias o pérdidas futuras”207. A su vez es ta c ultura, según Mockus, tiene implicac iones socio-

205 Martín, Ceballos, Op.cit. , 161. 206 Méndez Pabl o Franky. Cul tura Ciudadana: La Ex periencia de Santafe de Bogota 1995 – 1997. Santiago de Chile. Univ ersidad de Chil e, 1999, 5. 207 Mock us Antanas. Seguridad y convivenci a ci udadana. Una pedagogía del Estado de Derecho. Consultado en abril 20, 2007, en http://www.bogota.gov.co/portel/libreri a/php/enl ace_di namico.php?url =http://www.bogota.gov.co/Seguri dad% 20y%20Convivenci a%20Ciudadana.doc &l_id=1880&l_t_i=2 , 14.

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61

culturales toda vez que las consec uencias de los actos indiv iduales importan menos a medida que el

individuo se aleja más de sus familiares y personas soc ialmente cercanas.

Se puede entender más a fondo es ta c ultura si s e anal iza este comportamiento de una manera más

integral al ser analizado a la luz de la teoría del cr imen, en la cual y tal como fue ex plicado en el

numeral 2.5, son los beneficios que pueden obtener los del incuentes, previamente medidos los

costos, los que determ inan la ocurrencia o no de las activ idades i líci tas que realicen; es decir, al

igual que en la teoría del atajo, el entorno social importa menos en la medida en que el beneficio

personal aumenta.

Como forma de enfrentar es te c omúnmente llamado atajismos, la adminis tración Mockus promov ió la

construcción de c onviv encia y pedagogía del Estado de Derecho mediante la autorregulac ión y la

mutua regulación c iudadana (toda v ez que, tal y como lo s eñalaba Mock us, con frecuencia el atajo

está prohibido por la ley , pero no por una norma moral o social), apoyadas por la acción del Es tado

en lo moral y cultural.

Paralelo a esta cul tura del atajo propuesta por Mockus, encontramos la denominada cultura mafiosa

o traqueta de Luís Jorge Garay. Según Garay , “La enraiz ada fragmentación del tejido social, la

deslegi timiz ación del Estado y la perdida de conv ivencia ciudadana s e manifies ta no sólo en el

deter ioro de c omportamientos y conduc tas ciudadanos sino en las relaciones pol íticas, económic as,

sociales y culturales, al hacerlas procliv es a la configuración de lo que s e puede denominar c omo un

proceso de ‘ac ul turación208 de la ilegalidad’- y en ciertos campos, has ta de una ‘acul turación

mafiosa’- a cargo de grupos poderosos que van supeditando y condicionando paulatinamente

acti tudes e inclusiv e algunos v alores de otros grupos y estratos de la sociedad”209. De tal modo,

Garay sostiene que la sociedad colombiana ha venido atravesando por una serie de

208 Por el término ac ulturación se entiende el proc eso de formación práctica de un conjunto de valores, pri ncipios y fundamentos que rigen conduc tas y c omportami entos de algunos grupos ciudadanos en una s ociedad. En, Garay Luis Jorge, Construcción de una Nueva Sociedad, T ercer Mundo Editores. Bogotá .D.C.1999, 4. 209 Garay Luis Jorge, Ibíd. , 3.

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transformaciones producto de la búsqueda de dineros fáci les prov enientes en muchos casos de

actividades il ícitas 210. De tal modo esta cul tura mafiosa a la que se refiere Garay , probablemente se

relaciona con esta tendenc ia creciente de nues tra sociedad a deriv ar renta a partir de ac tiv idades

ilíci tas; táctica que a su vez acentúa desequi librios que propician el surgimiento de nuevas

oportunidades para continuar lucrándose del proc eso de disipac ión económica y cultural. Sin decir

que todos los colombianos somos mafiosos, s í podemos decir que esta cul tura mafiosa ha invadido

la política, las leyes, el mundo de los negocios; es decir, toda la sociedad. Y aunque esto no signi fica

que todos los ciudadanos han es tado implicados, s í es posible dec ir que la sociedad ha sido

permisiva y ha dejado que esta cul tura se generalice y se “deteriore” la conc ienc ia permitiendo la

corrupción antes de que se haga la ley 211.

Según Garay, en C olombia las ley es son diseñadas para ser v ioladas o para impedir que la justicia

obre como debe, buscando siempre el beneficio personal por enc ima del general, o del grande frente

al pequeño. En el c aso bogotano, esta cultura mafiosa s e v e ex pres ada, tal y como lo s eñala Lariza

Pizano, en div ersas mafias que detentan el poder a partir de sus prác ticas corruptas producto, en

primer lugar, de la fal ta de regulación por parte del Distr ito, y en segundo lugar y como consec uencia

de lo anterior, a que dic has mafias logran ev adir las normas es tablecidas us ando su poder. Tal es el

caso de las innumerables mafias que proli feran en Bogotá; como por ejemplo la de trans portadores,

quienes “ inex plicablemente siguen defendiendo la existencia de buses contam inantes, ev aden los

aportes a la c hatarrización, deterioran el aire y las calles, y compran políticos”212. O las mafias del

espacio público, que tal y como lo asegura Piz ano, todas las mañanas dotan de mercancía a cientos

de vendedores ambulantes que se conv ierten en competencia ilegal de aquellos comerciantes que

pagan impues tos a la ciudad. Estas mafias y según el argumento de Pizano, actúan en parte c on

complacencia de algunas entidades dis tritales.

210 Hoy en día s e ha ac uñado el término de cultura mafios a o cul tura t raqueta en parte debido a los medi os que utilizan los suj etos para obtener bi enes e ingresos c on el menor esfuerz o, o en actos i rregul ares. 211 Garay Luis Jorge, Ibíd. , 6. 212 Pizano, Lariza. El Ti empo, Mayo 27 de 2007, sec.1, p. 20.

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4.1.5. Luis Eduardo Garzón: Bogotá sin Indiferencia (2004-2007)

“Sin indiferencia frente al comportamiento común, no solamente frente al tema del hambre, el empleo, la violencia, al terrorismo, sino también frente a las cos as cotidianas.”213

Luis Eduardo Garzón

Discurso de posesión 2004. Alcalde Mayor

Bogotá D.C El programa de gobierno de Luis Eduardo Garzón basa su desarrollo en 3 ejes fundamentales; el eje

social, el eje urbano regional y el eje de reconciliación, bajo los cuales se busc a “mejorar la calidad

de vida, en particular de la población en si tuac ión de pobreza y v ulnerabilidad”.214 Sin embargo, el

eje social es el núcleo central de su administración bajo el cual propuso avanzar decidida y

sosteniblemente en la transformación del panorama que v iv ía la ciudad a c omienzos de su

adminis trac ión, con div ersos programas como “Bogotá sin Hambre” y “Salud a su Hogar”.

Este eje social agrupa las gestiones en educación, salud, bienestar s ocial, cultura, turismo y

recreación entre otros. En cuanto a la educación pública y luego de haber identi ficado falencias

como el al to c osto de las matrículas para es tudiantes de estratos bajos, la c aída de cobertura al

pasar de primaria a bachi llerato y la reducción de la calidad de la educac ión, Garzón propuso

desarrollar “acciones para mejorar el acces o y la permanencia, para una gestión descentral izada y

para la transformación pedagógica de la escuela”215, “sumando esfuerzos por su univ ersalización […]

y ampliación, garantizando la calidad y el mínimo nutricional para los niños en edad escolar”216. En lo

referente a bienes tar social, Garzón identific ó ciertas condiciones de v ulnerabilidad en la población

que afectaban el ejercicio pleno de los derechos de las personas aumentando la exclusión social

(v iolencia sex ual e intrafamiliar, abandono, malnutr ición, explotación económica de niños y niñas

213 Discurs o de Posesión del Alcalde May or 2004-2007. Consultada en abril 5, 2007, en http://www.bogota.gov.co/portel/libreri a/php/deci de.php?patron=01.01090604. 214 Alcaldía May or de Bogotá, Pl an de Desarrollo Económico, Soci al y de Obras Públicas para Bogotá D.C. 2004-2007: “Bogotá sin Indiferencia”, 3. 215 Alcal día Mayor de Bogotá, “Bogotá sin Indiferencia”, Alcal día May or de Bogotá, Op.cit., 11. 216 Puntos cl ave del programa de Gobierno de Luis Eduardo Garz ón. Consul tada el 5 de abril, 2007, en http://www.bogota.gov.co/portel/libreri a/php/deci de.php?patron=01.01090602.

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entre otras )217; por lo que enfocó sus pol íticas a la trans formac ión de las condic iones que generaban

esas v ulnerabi lidades, con el fin de rees tablecer dic hos derechos.

En cuanto a s u segundo eje, el eje urbano regional, Garzón se propuso hacer de Bogotá una ciudad

más humana que garantice no sólo el derecho a una viv ienda digna, sino también a un “medio

ambiente sano, la protección de los ec osis temas, la prev ención y atención de desastres” y a una

seguridad alimentaría. Además, se propuso fortalecer la infraes tructura regional para la interconex ión

fís ica entre la ciudad y la región ci rcundante, velando siempre por una sostenibi lidad ambiental.218

Dentro de este segundo eje, el plan de desarrol lo de Garzón también incluyó puntos importantes

como s on; servicios públicos domiciliaros, movilidad y es pacio público. En este úl timo, Garz ón

des taca el gran av ance de los úl timos años res pec to al “reconocim iento y apropiación del espacio

público por parte de la ciudadanía, […] por lo que es vital que s ea un punto activ o de encuentro

ciudadano, dentro del orden, cumpliendo las normas y en el marc o de una lógica que priv ilegie lo

colectiv o”.219 Sin embargo, es te es pacio presenta problemas debido a que la ciudadanía no es tá lo

suficientemente comprometida con su cuidado y sos tenimiento, y a que es un espac io desintegrado

y discontinuo en su red peatonal, parques, cerros y ríos. Es decir, en su plan de desarrollo, Garz ón

propus o cons olidar el Sis tema de Espacios Públicos que “permita un incremento c uantitativ o y un

mejoramiento cuali tativ o de los espacios abiertos de uso colectivo”220, generando espacio no

priv atiz ados “ […] incluy entes, activ os y socialmente aprovechados, que mantenga la estética”221.

Finalmente, en cuanto a su eje de rec onci liación, que abarca “ las polític as de la administración

Dis tri tal en torno a la seguridad, la conv iv encia, la justicia, la acción pol ítica no violenta, la

217 Alcal día Mayor de Bogotá, Bogotá sin Indiferencia, Op.cit, 6. 218 Ibíd. , 19. 219 Ibíd. , 24. 220 Ibíd. 221 Puntos cl ave del programa de Gobierno de Luis Eduardo Garz ón. Consul tada el 5 de abril, 2007, en http://www.bogota.gov.co/portel/libreri a/php/deci de.php?patron=01.01090602.

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descentral ización y los derechos humanos”222, el plan de desarrollo de es ta adm inis tración reconoció

el éxito de las pol íticas de seguridad implementadas en años anter iores, dándoles una continuidad

pero proponiendo prestarle “especial atenc ión a combatir aquellos deli tos que, por no afectar de

manera directa el patr imonio o la activ idad ec onómica, no suelen ser considerados como de alto

impac to”. Es decir, bajo es ta alcaldía se desliga un poco el tema de seguridad del espacio público

para pres tarle may or atención a la seguridad en térm inos de derechos humanos y res ultados vía

concertación ciudadana223.

La reducción del crimen en Bogotá desde mediados de la década de los 90 s e inscr ibe en el

contex to de las pol íticas implementadas en torno a la recuperación del espacio público y la seguridad

ciudadana, sin dejar de lado la implementación de otras pol íticas como en el c aso de la alcaldía de

Jaime Castro al sanear las finanzas de la ciudad y al brindarle a és ta un nuev o ordenamiento

jurídic o. “Castro efectuó una reforma a la normativ idad y a la es truc tura política para el manejo de la

ciudad, reordenando y rec uperando buena parte de las finanzas del Distri to, gracias al c ontrol de la

ev asión del pago de impuestos y a la racionalización que se le dio a la c aptac ión de los tributos,

apoyándos e en el marc o de la nuev a consti tución pol ítica de 1991”.224

Del mismo modo, el aporte pedagógico contribuido por Mockus a trav és de la formación de

ciudadanos. Para Mockus la cul tura ciudadana implementada en sus 2 adm inis traciones y

complementada y mantenida en cierta forma por Peñalosa y Garzón, era vista como un componente

integral que no sólo se artic ulaba c on políticas de espac io público, su mantenimiento y recuperac ión,

sino también con políticas de s eguridad enfocadas a la reducción del crimen y la v iolenc ia; pol íticas

que busc aban mediante la resolución pacífica de c onflic tos, y con la ayuda de unidades de

222 Alcal día Mayor de Bogotá, Bogotá sin indiferencia, Op.cit, 28. 223 Ibíd. , 29. 224 Murillo Gabriel, Gómez Victori a. Op.cit, 17.

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mediación y conciliación c omo las comisarías de familia y los jueces de paz, hacer c oncil iar la moral,

ley y cultura, según la definición jurídica y seguramente en la práctica, la cultura y moral. 225

Bajo la adm inis tración Peñalos a encontramos como gran aporte a es te proc eso, el desarrollo urbano

y ordenamiento del espacio público. Bajo la mirada de Peñalosa, el espacio públ ico resultaba clave

como componente de igualdad s ocial al representar un espacio de encuentro, en igualdad de

condiciones, entre ricos y pobres, mos trando respeto por el s er humano y compens ando has ta cierto

punto, las grandes desigualdades de la sociedad226. Igualmente, el espacio públ ico se conv ertía en

referente c lav e de la s eguridad al s er interpretado por su adminis tración, como un es pacio en donde

si llega a pros perar el des orden y el irrespeto, la criminal idad así mismo prosperará. T ambién es

importante señalar el fortalecimiento bajo s u administración del proces o participativo de los

ciudadanos, iniciado bajo la alc aldía de Jaime C astro.

De igual forma lo signi ficó la defensa de la v ida y la produc tiv idad desde la cultura y la pedagogía de

Mockus II y la Bogotá Social, sin hambre y sin indiferencia de Garzón. Cada administración se

mantuv o en su línea de acción sin abandonar los planes y programas relacionados con la seguridad.

De esta forma, a lo largo de estas administraciones pueden des tacarse pol íticas que han tenido

continuidad a lo largo del tiempo, dentro de las que enc ontramos los procesos comunes en materia

de seguridad y espacio públ ico, des tac ándose tres aspectos pr incipales: En el c aso de las pol íticas

de seguridad, es de destacars e “ la des tinación de porcentajes al tos de recursos para el apoy o y

desarrollo de programas de seguridad, así como la redefinición de seguridad como un asunto que

compete a la Adminis trac ión Distri tal y , como parte de la redefinición de seguridad, el proc eso de

institucional ización de los temas de seguridad y conv iv encia227.

225 Mockus Antanas. Seguri dad y convivencia ciudadana. Una pedagogía del Estado de Derecho. Op.cit, 3. 226 Alcal día Mayor. La Bogotá del tercer milenio : historia de la revolución urbana. Bogotá a escala humana . Bogotá. Alcaldía May or, 2000, 25. 227 Sánc hez F abio, Op.cit. , 15.

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Desde la década de los nov enta, seguridad y conv iv encia han sido abordadas como pol íticas

públicas. Este proc eso, ha v enido creciendo grac ias a la creación de di ferentes entidades que

apoyan y sostienen el plan de desarrol lo distri tal de c ada Alc aldía, como los s on la Secretaría de

Gobierno o la Subs ecretaría de Seguridad y Conv iv encia228. Además de es to, s e destac a dentro de

la l ínea de continuidad de políticas distri tales, el énfasis pues to en temas como espacio público,

funcionamiento de establecimientos noc turnos, consumo de alc ohol, porte de armas entre otras; en

donde a s u vez, las ins tituciones han sido pilar fundamental. Así pues, a continuación se ex plicarán

algunas de las funciones de ins ti tuciones que han sido de vital importancia en el manejo de es tos

temas clav es para la ciudad en los úl timos años.

4.2. Entidades Defensoras del Esp acio Público229

El Alc alde May or, según lo dispuesto en el Decreto 1421 de 1993 es el jefe de gobierno de la

Adminis trac ión Dis trital. En este decreto se determinan las funciones que debe cumplir entre las que

se enc uentran, en el Artículo 16, la función por que se respete el es pacio público y su destinación al

uso común. Es ta función, según el Artic ulo 40 podrá ser delegada a los s ecretarios, jefes de

Departamento Administrativ o, Gerentes o Directores de entidades descentralizadas, los funcionarios

de de la administración tributaria, Juntas Administradoras y Alcaldes Locales.

Es por esto, que algunas atribuciones concernientes fueron delegadas a la Secretaria de

Gobierno230, la cual ejerce esta función de manera descentral izada a través de los alcaldes locales.

A estos les c orresponde dictar los actos y tomar las operaciones necesarias para la protección y

recuperación del espacio público, el patrimonio cul tural, arquitec tónico e históric o, los monumentos

de las localidades, los recursos naturales, c on s ujeción a la ley , a las normas aplicables nacionales,

y a los ac uerdos distri tales y locales. Igualmente, adelantar acciones policivas en defensa de los

escenarios de uso común. 228 Ibíd. 229 En el anex o N° 29 se pueden obs ervar todas las entidades del Distrito que i ntervienen en el es pacio público. 230 La Secretari a de Gobi erno es la i nstanci a que formula polític as en materi a de seguri dad, jus ticia, protecci ón y promoci ón de derechos y li bertades públicas.

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A su v ez, aparte de las alcaldías locales, existen cerca de 17 entidades encargadas de la

interv ención, administración, control, ejecución y gestión de políticas relacionadas con el espacio

público.

4.2.1. Departamento Adm inistrativo Defen soría del Espacio Público, DAD EP

Una de de estas es el Departamento Adminis trativ o Defensoría del Espacio Público (DADEP), que

como y a s e anotó, fue creado según el Ac uerdo 18 de 1999 bajo el mandato de Enrique Peñalosa.

Este Departamento, tenía como prioridad “crear, recuperar y construir ex celentes espacios en la

ciudad con el fin de mejorar la calidad de v ida y generar una ciudad más humana e igual itaria”231. De

tal modo y bajo lo establecido en la Consti tución de 1991, en la cual se obliga al Estado a velar por la

integridad del espac io públ ico (y a que este articula elementos naturales de pres erv ación y

conserv ación, elementos complementarios como el mobiliario y de señalización y elementos

construidos ); la adminis tración de Enrique Peñalos a diagnosticó a nivel Distrital la falta de pol íticas

relacionadas con el espacio público y de planes y proyectos en materia de recuperación232.

Sin embargo, Bogotá y a contaba c on un órgano o dependencia llamado Procuraduría de Bienes del

Dis tri to, cuy a función principal cons istía en inv entariar el patrimonio del inmueble distri tal; es decir,

los bienes del espacio público y los bienes fisc ales. Di ferentes causas hicieron de esta dependencia

un caos, pues en varias ocasiones fue trasladada caus ando desorden en la información que

manejaba y ocasionando que Bogotá no contara con una pol ítica fuerte y eficaz frente al espacio

público. Dic ha confusión y des orden propició, en primer lugar, que los ciudadanos entendieran al

espacio público c omo algo más sin importancia dentro de lo público y que dirigieran su c onducta

hacia el ir respeto y el des orden cuando utilizaran este. En segundo lugar limitó a entidades de

control y v igilancia a asumir la res pons abilidad de controlar el abuso del es pacio público y en tercer

lugar incentivó a los delincuentes a cometer del itos en lugares desprotegidos y descuidados. 231 Belt rán Gómez, Diana Margarita. “ sobre las razones de c reación de la defens oría del espacio público y sus res ultados” , en Bogotá y lo públic o, Colección Construc ción de l o público 01, ed. Salazar F erro Camilo, Ruiz Cendales Diana, (Bogotá: Universidad de l os Andes , Fac ultad de Arquitectura, 2003. 102. 232 Ibíd. 103.

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Diana Margarita Beltrán afirma que dicha organización “reflejaba el escas o respeto que los

ciudadanos mostraban hacia el espacio público; los andenes s e utilizaban c omo lugares de

estacionamiento de vehículos, la antenas parabólicas se ins talaban en los parques o zonas v erdes y

los urbanizadores levantaban cerramientos para impedir el libre acceso a lugares de uso común”233.

Así pues, y luego de creada, La Defensoría del Espacio Público se encarga de defender, vigilar,

adminis trar y controlar el espac io público de la ciudad; además de mantener el inventario de los

bienes del dis tri to y de movilizar las demás entidades Dis tritales relacionadas. És ta entidad, junto

con al Departamento Adminis trativ o de Medio Ambiente, DAMA, y la Secretaría de Movilidad,

cumplen la función de controladores del es pacio público.

No obs tante, el DADEP no interviene físicamente en la construcción del espacio público, sino que

v igila y coordina a las entidades encargadas de la interv ención direc ta c omo el Insti tuto Distri tal para

la Recreación y el Deporte, IDRD, el Jardín Botánico de Bogotá, el Instituto de Des arrollo Urbano,

IDU; para que se acojan a las pol íticas del espacio público234. Paralelo a esto, adelanta campañas

que incentiv an al ciudadano a la adecuada util ización del espacio público o a tomar acciones legales

cuando perciban que dic ho espacio se encuentra amenazado por acciones poco c ív icas (querel las).

La primera tarea encargada al DADEP, fue ‘cons olidar’ el inventario de la propiedad inmueble

distri tal, pues no era posible entrar a fi jar una política en mater ia de recuperación y control sin saber

antes con qué s e contaba. De tal modo, es ta tarea consistió en la recolección de toda la información

sobre las propiedades del Distri to, las cuales en su may oría es tán conformadas por el espacio

público, z onas que según la ley 318 de 1997 s on c edidas por el urbaniz ador en el momento en que

desarrolla un predio.235 Algo interes ante de res altar desde la creación del DADEP es el proces o de

recuperación del es pacio públic o que ha transformado la forma de percibir la ciudad por parte de sus

233 Ibíd. 234 Ibíd. 104. 235 Estas z onas de c esión son un porc entaj e del área bruta c onst rui da l as c uales se destinan al es pacio público denominadas cesión ti po A. El urbanizador ti ene la obligación de escriturar y ent regar al dist rito dic has zonas una vez inicia la venta del proy ecto. Ibíd. 104.

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habitantes. La reducción de vendedores ambulantes o de v ehículos en los andenes es un ejemplo de

las ventajas que ofrece la trans formación de Bogotá a sus ciudadanos.

Obras DAD EP 1998-2004

El trabajo de recuperación del es pacio públic o se ha desarrollado bajo campañas de educación

ciudadana para ev itar la inv asión y el mal uso de es te por desconocimiento. Con estas campañas, se

pretende garantizar la sos tenibilidad del espacio públic o educando al ciudadano a través del cuidado

y respeto por los inmuebles públicos 236.

Conocer la ex periencia de otros país es ha permitido dar cuenta de lo rápido que en nues tro medio se

ha av anzado en materia de construcción, rec uperac ión y educ ación. Así por ejemplo, cuando

comenzó a funcionar el DADEP la gente real izaba aprox imadamente 5 denuncias al mes;

actualmente se reciben, en el mismo tiempo, cerca de 200 denuncias, lo que evidencia la

apropiación y sentido de pertenencia de la gente hacia la ciudad. De tal modo, muc has de las

campañas no sólo educan sino que inv itan a las personas a ejerc er su derec ho de control ciudadano.

Tal es el caso de la campaña de cultura ciudadana realizada durante la segunda administración de

Mockus, en la cual se intentó educ ar a la ciudadanía para que cumpla v oluntariamente las normas y

no fuera neces ario acudir al c ontrol judicial. El DADEP en esta materia busca que los ciudadanos,

preparados a trav és de un trabajo pedagógic o como el desarrol lado en la campaña de cul tura

ciudadana, sean quienes v oluntariamente entreguen los espacios inv adidos y contribuyan al proc eso

educativo.

Así pues, el proc eso de recuperación de espacio público se realizó en primer lugar bajos los

parámetros anteriormente señalados (cul tura y v alores c ív icos), el elemento intangible, para así

236 Debe precisarse que siendo la inv asión del espacio públic o un comportamiento ciudadano que cualifica una conducta contravencional, su res titución radic a en las alc aldías locales según el Código Naci onal de Policía, baj o el dec reto Ley 1421 de 1993, at ribuyendo a este órgano previ a denuncia o querella policivo-admi nistrativa a proveer las res pec tivas herramientas nec esari as para la restitución del es pacio público al derecho c olec tivo o c omún. Aquí , la Defensoría del Espacio Público le corresponde ej erc er vi gilancia y control a todo acto que si gnifi que recuperación del espacio público ya sea medi ante querell a, de manera vol untaria, c oncertada o por decisión judicial.

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71

real izar obras de infraes truc tura en el Distri to c omo parques, cic lo rutas, alamedas, plaz oletas entre

otros. 237

4.2.2. Fondo de Ventas Populares, FVP.

El Fondo de Ventas Populares, FVP, entidad adscri ta a la Secretaría de Gobierno, con personería

jurídic a, autonomía patrimonial y adm inis trativ a, v e su creación en el año de 1972 mediante el

acuerdo 25 de Diciembre 9 del C onc ejo de Bogotá tras la desaparición del Fondo Rotatorio de

Restaurantes Populares, c on el fin no sólo de asumir desde otra óptic a el tema de los

arrendamientos de casetas y kioscos en la ciudad, sino también de promov er iniciativ as y

emprendimientos económic os que condujeran a su inclusión ec onómic o y social de los vendedores

informales.

El Fondo de Ventas Populares era una entidad fundamental como soporte a los proy ectos orientados

a la organiz ación, capaci tación, formalización y /o reubicación de vendedores ambulantes y

estacionarios y para tal fin se definió una política con c ri terio empresarial y contenido social, cuyo

desarrollo se c oncentraba en asesorías de carácter interdisciplinario, línea de crédi to con tasas de

interés preferencial, ac tiv idades de c apaci tación, participación ec onómica en los proy ectos y el

desarrollo de algunos c omo oferta insti tucional para lo c ual s e adquirieron inmuebles y se arrendaron

otros, que requirieron inversiones para s u funcionamiento y concreción238.

Igualmente, se plasmaron las esperanz as en la entidad de acabar con el problema de las ventas

ambulantes, que para esa época v enía y a en cons tante ascens o, al hacerse cargo de los programas

relacionados con los vendedores informales y de las func iones de la adminis tración de las

concentraciones c omerc iales heredadas de la entidad predecesora. De esta forma, se le encargó a

237 Graci as a las c onti nuas campañas educ ativas y a la c onci enci ación de la gente lograda por estas, en el año 2000 se res tituy eron c erca de 38.000 m² gracias a l a ayuda e interv enci ón tanto del sector público como del privado. Por ejemplo, en el c aso de las casetas, durante el peri odo 1999 - 2001, se recuperó el es pacio ocupado por c erca de 1.153 de estas. 238 Fondo de Ventas Populares. Cons ultado en noviembre 5, en http://pqr.contral oriabogota.gov.co/int ranet/c ontenido/i nformes/Obligatori os/Presupuesto/2001/Finanz as/informe-pres upuesto/4estapublicos/1fondo%20ventas% 20popul ares.htm.

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72

la entidad la administración de las c asetas de v entas de comes tibles del Es tadio Nemesio C amacho,

de las Galerías Antonio Nariño de San Victorino y las demás que el Dis tri to tuviese o llegase a tener

en propiedad o en tenencia, además de asignársele la función de promover la cons trucción de

mercados populares en la ciudad239.

Con la recuperación de es pacios públicos c omo lo fueron San Victorino (mediante el decreto 880 de

1998), La Plaza Es paña entre otros (para may or información v er acápite 4.1.3.), se encargó al F VP

de la reubicación de los v endedores informales que se enc ontraban anteriormente ocupando dic hos

lugares en centros comerciales contiguos.

Para 2006, y con el fin de promov er iniciativ as y emprendimientos económicos que condujeran a la

inclusión social y económica240 de sectores sociales dedicados a la informalidad, así como la

promoción y formación de competencias y capacidades empresariales y el fortalecimiento de las

formas as ociativ as, el FVP se trans formó en el Insti tuto para la Economía Social, IPES241.

4.2.3. Instituto par a la Econom ía Social, IPES.

El Ac uerdo Dis tri tal N°257 del 30 de N ov iembre de 2006 del C oncejo de Bogotá, en el capítulo 5,

artículo 76, transformó el F VP en el IPES. Es te Insti tuto, y tal como se mencionó anteriormente,

busca promov er iniciativas y emprendimientos económicos que conduzcan a la inclusión social y

económic a242 de aquellos sectores sociales dedicados a la informalidad. Uno de los principales

cambios que se da respecto a s u antec esor, es el aumento de su población objetiv o, y a que busca

no solamente atender a los vendedores informales, sino también a aquellas poblaciones como lo son

jóv enes en al to riesgo, disc apacitados, madres cabeza de famil ia, desplazados y en general a todos

los individuos que se encuentren dentro de la ec onomía informal y se encuentran en situación de alta

239 Cons ultado en noviembre 5, 2007, en http: //www.ipes.gov .co/quienes _somos.as px . 240 Cas tañeda Cordy, Alberto. La situación de los v endedores informal es y el dis eño de la polí tica del Fondo de Ventas Popul ares. Alcal día May or de Bogotá D.C. F ondo de Ventas Popul ares. 2006, 1. 241 Esta nuev a i nstitución s e c rea mediante el Ac uerdo Dist rital Nº 257 del 30 de noviembre de 2006 del concej o de Bogotá, en el capítulo 5, art ícul o 76. 242 Castañeda Cordy, Al berto. Op.cit, 1.

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73

v ulnerabilidad243. A la par de es ta apertura en la población objetivo, el IPES pasa de ser una entidad

adscri ta a la Secretaría de Gobierno, a es tar adscri ta a la Secretaría Distrital de Desarrollo

Económic o, lo cual denota un cambio importante en el enfoque de es ta nuev a entidad.

Básic amente la intención de es te Ins ti tuto es formaliz ar y dar viabilidad normativ a al trabajo que

desarrollan a diario cientos de personas en las calles a trav és de la c omercialización de c omestibles

y otros productos. Este proy ecto nació se desde el inicio de la alcaldía de Garzón con el fin de ac atar

la sentencia T -772 de la Corte Constitucional en la cual, se establec ía que todo colombiano era

capaz de disfrutar y trabajar en el es pacio públic o.

Algo importante de resaltar acerca del trabajo del IPES es la relev ancia que le da localidades c omo

Mártires, Santa Fe, C andelaria, Antonio Nariño y Kennedy pues se considera que es tas zonas,

algunas objeto de esta inv estigación, son de al ta importancia debido a la c antidad de población, su

economía y al signi fic ado his tórico que representan para la ciudad244. Cabe des tacar que el

programa s olo benefic ia a aquellos indiv iduos que están inscritos en el mis mo, y trabaja de acuerdo

a su ubicación geoespacial, es decir, la localidad a la que pertenecen.

Del mismo modo, a parti r del censo de cal idad de v ida en el 2003 del DANE se estableció el número

de vendedores y su entorno de vida s ocio-económico, sirv iendo para ins taurar en c ada local idad de

la ciudad desde el 2004 comités de vendedores informales c on los c uales, se buscó consolidar más

a fondo la información s obre es tos y lograr que dic hos indiv iduos empezaran a hac er parte de es tos

comités, a trav és de los cuales se les otorga el aval de participación del programa. Por ejemplo, en el

caso de Santa Fe y Candelaria, es te trabajo empezó a partir del 2005 debido a la pres encia de

problemas tales c omo la aparición de nuev os v endedores o desplazados, para lo cual s e es tableció

243 Entrevista realizada a Iv onne Rey, Di rec tora de Comunic aciones IPES, el 6 de Septiembre de 2006. Para más informaci ón ver Entrevistas Anex as N° 2. 244 Ibíd. .

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que sólo podrían beneficiarse aquellos que se hubies en insc rito en el programa a través de los

comités y del IPES.

Finalmente, a comienzos del 2007 se inició la cons trucción del programa de Quioscos y Puntos de

Encuentro245 en di ferentes sitios de la ciudad, mediante el cual se busca dar le un sentido más formal

y estético al fenómeno de las v entas ambulantes, regulado por el distr ito a través de un

acompañamiento profesional por medio de un operador s ocial y de la Red de Prestación de Serv icios

al usuario del Espacio Públ ico, REDEP; 246 y dirigido a que estos sujetos más que la búsqueda de la

formal ización de su oficio, cons truy an a futuro un proyec to de v ida a trav és de un ahorro programado

cercano a los 7.5 millones de pesos en los 2 años de permanencia en el programa, y afiliación al

sistema de salud y pensiones; apoy ados siempre y con el seguimiento de div ersas entidades

distri tales, generando así en ellos hábitos cul turales, de pertenencia hacia la ciudad y de conv iv encia

ciudadana.

4.3. Entidades de Seguridad y Con vivencia Ciudadana Frente al intento por dev olver la seguridad y otorgar les un sentido amable de conv iv encia a los

ciudadanos, han participado entidades que mediante un trabajo mancomunado y desarrollado bajo el

marco de normas, políticas y programas han logrado un av ance signi fic ativ o frente a los niv eles de

seguridad en la capi tal c olombiana.

245 Los Qui oscos s on un mobiliario urbano con diseño innovador, estético, funci onal, confortable y armónic o, ubicado est ratégicamente pens ando en el peatón. Estarán atendi dos por v endedores i nformales, y se es pera que para fi nal es del mes de novi embre de 2007, 160 vendedores l os ati endan en un princi pio en las localidades Santa Fe y Candelaria. Por su parte, l os pri meros cuatro ‘Puntos de Encuentro’ estarán ubic ados i nicial mente cerc a de las estaci ones de ‘Trans mileni o’ de Las Aguas , Alcalá, Mundo Av entura y el Ti ntal, of reci endo al ciudadano un servicio integral a t ravés de: Un mobiliario de ventas, Un cicloestacionamiento con capacidad para 36 bicicl etas con sistema de seguridad y área adicional para c omercializ ar productos y s ervicios afines, un mobiliario para unidades sanitarias , un mobiliario para un punto de atención ins tituci onal del Distrito, mobiliario para un punto de café, y un área abi erta con forma de plaz oleta. Consultado en novi embre 5, 2007, en http:/ /www.ipes.gov.co. 246 El programa REDEP, busca construi r un capital humano y social dentro de l a pobl ación de vendedores i nformales, mediante la formación y el fortal eci miento de capacidades laboral es, empres ari ales y financieras que permitan modificar positiv amente las condici ones de vida de los beneficiarios del programa, a trav és de un sistema de apoy o humano, logís tico y comercial. Ibíd.

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Desde 1995 aprox imadamente el tema de seguridad y conviv encia ciudadana ha sido trabajado

como polític a pública y no c omo tema de un solo ente distr ital. Este fenómeno en parte se debe al

apoyo de entidades como La Secretaria de Gobierno, el Ins ti tuto de Medicina Legal y Ciencias

Forenses, la Polic ía Metropoli tana y la creac ión de la Subs ecretaria de Seguridad y Conv iv encia y a

la generac ión de sistemas de información sobre violenc ia y del incuencia en la ciudad c omo el

SUIVD247.

Por ejemplo, la Secretaria de Gobierno tiene res ponsabilidades en el manejo de la seguridad. “Para

el ejercicio de sus funciones la Secretar ia de Gobierno c uenta con una es tructura organizativ a des de

1991 para cumplir mejor con las pol ític as y funciones trazadas por las ultimas adminis traciones”248.

En ese orden, existen s ubs ecretarias tales como: Subsecretaria de As untos Loc ales, la

Subsecretaria de Seguridad y Conv iv encia, la Subs ecretaria de Planeación y el Despacho del

Secretario. Con base en esto, sus funciones has ta el día de hoy prev én que la Secretaria de

Gobierno s e encargue de formular pol ític as en materia de seguridad, jus ticia, protección y promoción

de derechos y libertades públicas con el objeto de fortalecer y garantizar a los habi tantes la

seguridad y la igualdad dentro de un marco jurídico democrático descentraliz ado y participativ o249.

El Ins tituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses es el encargado de registrar, controlar y

superv isar el número de personas muertas por distintas caus as, tales c omo muerte por accidente de

transi to, muerte con armas, suicidios, homicidios y muertes por conflicto armado, entre otros.

Por su parte, la Policía Metropoli tana adelanta desde 1995 el Plan de Trans formación Cultural y

Mejoramiento Ins titucional el cual implica más que un c ambio de normas, es truc turas y

procedimientos, la intervención del pensar, s entir y actuar de los hombres y mujeres que la integran

creando una nuev a cul tura para el cumplim iento de la misión. “El cambio está or ientado en la voz del

ciudadano como la raz ón de ser de la polic ía enfatizando sobre los as pectos preventiv o, educativo, 247 Sistema Unificado de Información de Viol enci a SUIVD. 248 Gerard, Ceballos, Op.cit ., 187. 249 Ibíd. , 186.

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con el propósi to de armoniz ar las relaciones pol icía-comunidad, fortalecer los pr incipios de

solidaridad, vecindad, civismo, acatamiento a la autoridad y organización de la comunidad en torno a

la seguridad y su propio des arrollo” 250.

Finalmente se creó el Sis tema Unific ado de Información de Violencia SU IVD con el objetiv o de

recopilar y almacenar toda la información acerca de los crímenes y actos delic tiv os en la ciudad.

Todo esto con el fin de establecer parámetros específic os que afec ten y sirv an en temas de

inv estigación sobre la seguridad y la conviv encia capitalina.

La creación del SU IVD fue el resultado de una s erie de es fuerzos operativ os realizados entre las

alcaldías de Mock us y Peñalosa frente al tema de seguridad ciudadana. Antes de su creación, se

implementaron el uso estratégico de bancos de datos no s olo en temas de seguridad, sino también,

en temas como transporte, movilidad, educac ión y mantenimiento del espacio público. La idea de

organiz ar la información sobre criminalidad y delincuencia en un solo sistema nació de es tas

iniciativ as locales de bancos de datos y del contex to de polític as nacionales para fortalecer es tos

esfuerz os 251.

En Bogotá, el SUIVD fue c reado en el año de 1995, bajo los lineam ientos del Observ atorio Humano,

el cual hacia parte del Instituto Dis tri tal de Cul tura y Turismo con el propósito de v igilar diferentes

dimensiones de la c ul tura Ciudadana. Básicamente el SUIVD tiene como objetivos av anzar y

profundizar sobre el conocim iento de la ciudad en temas de s eguridad, conv iv encia y cultura

ciudadana. Para lo cual cuenta con el apoy o de las dis tintas entidades encargadas del control y la

v igilancia en la ciudad como la Pol icía, Medicina Lega, entre otros.

250 “El cambio instituci onal” . Consultado en Julio 12, 2007, en http://www.policia.gov .co/inicio/portal/uni dades/institucion.nsf/paginas/Histori a4. 251 Virgilio Barco y César Gaviria fueron l os primeros en hac erl e segui miento y conoc er mej or l os hechos de la violencia al formular l a Est rategi a Nacional contra la Viol enci a mediante el programa presi dencial “ Seguridad para la gente” de 1993 en la ley 62 de 1993, y en el dec reto Ley 2188 de 1995 del Ministeri o de jus ticia. En, Gerard Martín, Ceballos Miguel, Op.cit, 221.

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De tal modo, dentro del marco de objetivos generales del SUIVD, se encuentra el de consolidar la

información sobe deli tos de impacto s ocial, posibili tar los procesos de intercambio de información

entre entidades del Dis tri to y a niv el nacional, mejorar a través de la investigación la comprensión

sobre delincuencia, violencia y conv iv encia, promov er y des arrollar eventos que inciten al análisis y

estudio de dic hos fenómenos y finalmente or ientar la formulación de pol íticas públicas a trav és de la

foc alizaciones de interv enciones y el seguimiento de las acciones en seguridad y conviv encia252.

4.3.1. Misión Bogotá

Misión Bogotá es un programa nacido en el año de 1998 durante la administración Peñalosa, bajo el

marco del discurs o de reducción de la criminalidad y los al tos índices de delincuencia que viv ía la

ciudad en ese entonces, desarrollado paralelamente a otros programas como lo fueron la

recuperación del sector de El C artucho y San Victor ino. Con una v isión formulada desde la Alcaldía

Mayor y con el apoy o de la Policía Metropol itana, Misión Bogotá es tableció planes y acciones

tendientes a mejorar la seguridad y fortalecer los laz os de afiliación que vincularan a los ciudadanos

con sus entornos comunitarios (véase teoría del Capi tal Social, capítulo 2)

Para tal fin, la adminis tración Dis trital de Peñalosa asignó una partida pres upuestal de $7.466

millones con el fin de c ontratar a 1267 guías c ív icos (pers onas de estratos 1 y 2) que, “aliados a la

Policía Comunitaria, crearán Frentes de Seguridad Loc al (FSL) para disminuir el crimen y v iolencia

en la ciudad; (…) asignándole a su v ez, recursos a la Polic ía C omunitar ia en equipos de

infraestruc tura para que pudiera fortalec er su organizac ión logís tica” 253.

Con el cambio de gobierno en 2001 (administración Mockus), el programa de Misión Bogotá amplió

un poc o s us programas, y aunque se destaca la continuidad de la ruta de acción enfocada a la

seguridad, el programa tuv o como bandera la cultura ciudadana con la cual, y “de acuerdo a la

252 Ibíd. , 225. 253 Galindo Cubillos, Sandra. La metamorfosis de Misión Bogotá . En <http://www.plaz ac apital.org/articulo.php?articulo=188> (3 de novi embre de 2007).

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definición de Mockus, se busca formar un conjunto de ac titudes, acciones, costumbres y reglas

mínimas c ompartidas por los miembros de una c omunidad que generen sentido de pertenencia y

permitan la conviv encia.”254.

De es ta forma se desarrollaron tres ejes temáticos: generación de espacios de orden, conv iv encia y

ges tión local. En el eje de generación de espacios de orden, la administración dis pus o de la

presencia de guías ciudadanos en el espacio públic o para divulgar y estimular el acatamiento

v oluntario de las normas por parte de los c iudadanos. Por su parte, en el área de conviv encia la

adminis trac ión Mockus se enfocó en el trabajó con poblaciones v ulnerables (recicladores, habitantes

de la calle, desplazados, etc.,..). Finalmente, en el eje de ges tión loc al, “16 equipos desarrollaron una

estrategia para promov er relaciones de cooperación entre los habi tantes de las localidades de la

ciudad. También pres entaron propues tas de trabajo para inv itar a la comunidad a participar en

tal leres de conv iv encia y seguridad.”255. En esta adminis tración, se amplió la cobertura del programa

incorporando a 4647 guías cív icos (superando de largo la meta propuesta de 3500), donde los

jóv enes bachil leres tenían prioridad, con un presupuesto de $11.247 millones de pesos.

Finalmente, en 2004 la administración Garz ón asumió el manejo del programa y si bien hubo una

continuidad en los ejes temáticos desarrol lados en la adminis tración anter ior, el programa tuv o un

cambio en dos as pec tos. El pr imero de el los se refiere al c ambio de nombre del área de ‘generación

de es pacios de orden’, la cual pasó a denominarse ‘c iudadanía en el espacio público’256; mientras las

áreas de ges tión local y conv iv encia se fusionaron para llamarse área de ges tión comunitaria. El

segundo c ambio importante que se identi fica en es ta administración y que se incluye al estar

ausente en las pasadas adminis traciones, es en “la formación c iudadana de los guías en el proc eso

de su v inculación a Misión Bogotá, y la bús queda de al ternativ as una v ez terminan s u contrato en el

254 Galindo Cubillos, Op.cit. 255 Ibíd. 256 Esta área tiene una c onstante presencia en las call es c apitalinas con el fin de que los ciudadanos c umplan l as normas establecidas. Por su parte, el área de Gestión Comunitari a busca fortalec er los proc es os participativos , así como la organización e integración de l as comunidades l ocal es.

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programa.”257 Respec to al tema de formación ciudadana, se diseñó un programa l lamado formación

en competenc ias ciudadanas para la v ida y el trabajo, el cual cons ta de dos módulos. El pr imero de

ellos, es un módulo introduc torio donde se incluye el tema de la formación para que los guías sean

faci litadores de los medios al ternativ os de res oluc ión de conflic tos. En el s egundo módulo, se

capaci ta a los guías en la función que v ayan a desempeñar en los seis mes es que trabajen en

Misión Bogotá258.

En conclusión, se des tac a es te como un programa en el cual, y a pesar de los cambios de las

adminis trac iones, se han mantenido las pol íticas es enciales sin modificación alguna, y por el

contrario, se ha visto fortalecido debido a los nuevos enfoques dados en cada administración, lo c ual

le ha permitido no sólo es tablecerse y fortalec ers e como un programa importante en la pol ítica

Dis tri tal de los úl timos años, sino que además, ha tenido la capac idad de articular espacio público,

v endedores informales, población v ulnerable e inclus ión social c on bastante éxito.

Así pues, Bogotá ha buscado a trav és de un enfoque pedagógic o, investigativo y de información a la

ciudadanía, c ontribuir a la generación y al fortalecimiento de v ínculos por la v ida y relaciones

sociales solidar ias; por medio de la aclarac ión de informes de gestión y proy ección distri tal, así c omo

a la “apropiación por parte de los ciudadanos de formas básicas de conv iv encia y la inclusión social

de grupos en al to riesgo y de otros ciudadanos”259.

En síntesis, la cons trucción de la política de seguridad del Distri to ha hecho parte de un proc eso de

consol idación de esfuerzos interinsti tucionales, distri tales y locales, lo que le ha perm itido a la ciudad

afianz arse en una cul tura de conv iv encia y seguridad. Ahora el reto implic a apoyar local, distr ital e

institucionalmente los es fuerzos que se sigan generando en torno a propiciar un ambiente cív ico y de

257 Ibíd. 258 La meta de Garzón es vincul ar a 6.500 personas al proyecto. Hasta el momento se han vinc ulado 3.500 y s e espera que has ta el 2008, año en el cual termina s u alcal día, se hayan podio vincular al proyecto ot ros 3.764 guías ciudadanos. Actual mente Misión Bogotá es un programa adsc rito al IPES. 259 Ibíd, 276.

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respeto ciudadano en cada una de las zonas de la ciudad; ello signi fic a, “v er al otro como similar y

entender que uno al igual que lo demás puede entender predominantemente sin v iolencia”260.

5. EVOLUCIÓN DE INDICADORES DE SEGURIDAD

En el siguiente capi tulo se analizará la ev olución de los indicadores de seguridad de homicidios y

deli tos de impacto social en cada una de las localidades mencionadas en la introducción de este

trabajo; esto c on el fin de indagar más a fondo, en primer lugar, si aún persiste un comportamiento

de dism inuc ión frente a estos hec hos, y en segundo lugar, si dicho comportam iento ha pres entado

algún cambio desde la l legada de Luis Eduardo Garzón a la alc aldía.

De es ta forma, se llev ará a cabo una descripción de los indicadores de homicidios y deli tos de

impac to social en las 4 localidades del c entro de Bogotá mencionadas a lo largo de la pres ente

inv estigación261, indicadores que abarc an el per iodo 1995-2005 y que pretenden mos trar al lector su

comportamiento en es te periodo.

Sin embargo, no podemos dejar de lado una breve res eña de las loc alidades que conc iernen a esta

inv estigación; esto con el fin de ubicar un poco mejor al lector tanto de manera es pacial, como dentro

del contex to v ivido en cada una de es tas c on el fin que entienda de una manera más senci lla la

pos ter ior interv ención en el espac io público hec ha por las diferentes alcaldías en dicho periodo, y

que hemos res eñado anteriormente (véase Capi tulo 4).

5.1. Indicadores g eneral es Bogotá

Como y a se había indicado al inicio de es ta Monografía, en Bogotá, la tasa de homicidios creció

paralelamente con el regis tro pres entado por la tas a de Colombia desde el comienz o de la década

de los oc henta. Para el caso bogotano, la tasa de homicidios llegó a su punto máx imo en 1993

(alcaldía J aime Cas tro), alcanz ando 80 homicidios por cada 100. 000 habitantes, tas a que regis traba

260 Acero Hugo, Op.ci t., 254. 261 Las cuatro loc alidades s on: Santa Fe, Los Márti res, Antoni o Nariño, La Candelaria.

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el 68,7 por cada 100.000 habitantes en el año 1993 para C olombia. Ahora, en lo que corres ponde al

2001, la tas a de homicidios por cada 100.000 habi tantes en la ciudad si bien seguía siendo alta si se

compara con otras ciudades de América y el mundo (ver Gráfi co Anexo N° 1), y a se evidenciaba

un av ance de este indicador pues to que la ciudad ya se encontraba por debajo del promedio de

ciudades como Medell ín, Cali, Recife, San Salv ador, R ío de Janeiro, Carac as, Brasilia y Sao

Paulo262. Durante el primer lus tro del siglo XXI, Bogotá c ontinuó con es ta s enda de disminución, y si

bien en el año 2005 aumenta nuevamente, la ciudad ha logrado mantener un comportamiento

regular que la ha llev ado a que en 2006 disminuy a muy por debajo del niv el regis trados en otras

ciudades de América263 (18,8 x 100.00 hab.) (Ver Gráfico Anexo N° 5).

Para el caso de del itos de impacto social (hurto a personas, residencias, establecimientos, banc os,

motos y v ehículos) algunos, c omo el caso de hurto a bancos, presentaron dism inuciones des de

1994264. Sin embargo, es solo a parti r del año 1997 que todos los indicadores presentan una

disminución constante has ta el 2003.

No obs tante, es primordial aclarar que la informac ión descri ta a continuación relacionada con el

comportamiento de los niv eles de muertes violentas y los denominados deli tos de impacto social

(lesiones c omunes, hurtos a motos, hurto de vehículos, hurto a establecimientos comerciales, hurto a

bancos y a personas) durante los años 2004, 2005 y 2006 en las local idades de la Candelaria,

Mártires, Antonio N ariño y Santa Fe, son c on base en los regis tros hechos por el Sis tema U nificado

de Informac ión de Violencia y Delincuencia, SUIVD, reportados por el Ins ti tuto de Medicina Legal

para las muertes v iolentas o homic idios, y del Centro de Inv estigaciones Crim inológicas de la Policía

Metropoli tana para los deli tos de impac to.

262 Alcaldía Mayor. Sec retaría de Gobierno. Subsec retaría de Asuntos para la Convivencia y Seguridad Ci udadana. Monografía de s eguridad y convivencia de Mártires : Loc alidad 14 / Secretaría de Gobierno, Univ ersidad del Ros ario. Facultad. de Educ ación Conti nuada. Bogotá, D.C. : Alcal día Mayor. Sec retaría de Gobierno, 2003. 18. 263 No obstante, no podemos dej ar pas ar por alto que en país es civilizados estas tasas son muy bajas (USA 9, Argentina 4,8 y Chile 3,0). Tasas entre 80 y 90 se ven solamente en país es y s ociedades ex tremadamente viol entas . 264 Martín, Ceballos. Op.cit. , 113.

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A lo anterior hay que sumarle que los cri terios que han tenido las entidades ya señaladas para

considerar algunas conduc tas, tales c omo deli tos de alto impac to social, han v ariado a través del

tiempo y de la normativ idad vigente de tal forma que los datos c omparativos entre c ada año pueden

presentar cambios abruptos que no corresponden a incrementos en la pres encia de dic ho ev ento,

sino una nuev a forma de registro o cambio metodológic o. En gran parte, es te cambio se debe a la

disposición tomada por la Dirección de Pol icía Judicial de la Pol icía Nacional, ente recolector de las

estadísticas c riminales en Bogotá, mediante el oficio 916 C IC DIJIN del 24 de May o de 2005 por el

cual se incluía las modal idades de descuido, cosqui lleo265, raponazo, engaño, atraco, suplantación

entre otras, como delitos de impacto social.

5.2. Recorriendo La C andelaria, Mártires, Antonio Nariño y San ta Fe266

Las alcaldías locales v en su c reación a partir del acuerdo 26 de 1972, con la creación de 16

alcaldías menores, resul tado a su v ez de la condic ión adquirida por la ciudad como Distri to Especial.

Para 1991, la nuev a Cons titución le otorga a Bogotá la condición de Distr ito Capital, c on lo que las

alcaldías menores se trans forman en alc aldías loc ales267. Finalmente, en 1993 s e determina el

régimen administrativo, pol ítico y fiscal mediante el cual operan las alcaldías locales hasta hoy en

día. Es tas alcaldías se enc uentran a s u v ez divididas en U nidades de Planeación Zonal (UPZ )268,

que se enc uentran a s u v ez conformadas por “un conjunto de barr ios que mantienen una unidad

morfológic a o funcional y que se localizan en las zonas de suelo urbano y suelo de ex pansión. Su

objeto es s er un instrumento de planeación, a esc ala z onal y v ecinal, que condiciona las pol íticas

generales del POT con res pec to a las condiciones espec íficas de un conjunto de barrios”269.

265 El termino ‘c osquilleo’ si bien no tiene un definici ón que s e rel acione con la pres ente i nvestigación, es usada en el argot de l os organismos de s eguridad para referi r a una clase de ‘modus operandi’ de los delincuentes . 266 Con el fin de ubicar al lec tor, en el anex o Nº 32 se encuentra un mapa de la ciudad por l ocali dades . 267 Cámara de Comercio de Bogotá. Efectos de las ventas callej eras s obre los establ ecimi entos de c omercio en cuatro zonas de la ci udad de Bogotá. Op.cit. , 31. 268 Con el fin de ubicar al lec tor, en el anex o Nº 33 se encuentra un mapa de la ciudad por l ocali dades y UPZ . 269 Alcaldía May or de Bogotá, Sec retaria de Hacienda, Departamento Administ rativ o de Planeación. Recorri endo La Candel ari a, Diagnostico físico y socioeconómico de las loc alidades de Bogotá D.C. Alcaldía May or, Sec retari a de Hacienda, 2004., 18.

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83

De es ta forma, y toda vez que se ha contex tual izado la creac ión y organiz ación de las diferentes

localidades de la ciudad, a c ontinuación nos permitimos entrar a mostrar cada una de las localidades

concernientes a esta inv estigac ión.

5.2.1. Localidad d e La Candelaria270

His tóricamente, es ta localidad es la más antigua y significativ a de la c iudad, y en ella se han

desarrollado importantes procesos pol íticos y sociales que trascendieron en la institucionalidad

colombiana. Fue en esta localidad y para el 6 de agos to de 1538, que se realiz ó la fundación de la

ciudad y primer asentamiento en la reconocida plaza del Chorro de Quev edo, ubicada en la cal le 13

con carrera 2, por parte de Gonzalo Jiménez de Quesada.

Debido al crecimiento acelerado de la ciudad, la c alle real, hoy la carrera 7ª, se convir tió en la vía

más importante para s alir y conectarse con los otros puntos de la ciudad. La Candelaria ha sido cuna

de numerosos hec hos y personajes como por ejemplo Miguel Antonio Caro, Rafael Pombo, Antonio

Nariño, además de ser epic entro de hechos importante como el 20 de julio de 1810, el 9 de abril de

1948, más conocido como el Bogotazo, o la toma del Palacio de Jus ticia en 1985 a manos del M-19.

Además de es to, es hogar de div ersas, importantes y muy antiguas edific aciones como lo son el

Observ atorio As tronómico, el C olegio May or de San Bartolomé, la Casa del Marques de San Jorge,

el Palacio de Liévano y el Palacio de Nariño.

Con una ex tensión de 183,89 hectáreas (ha) y una población que asciende a los 27.450 habitantes,

La Candelaria se ubica como la loc alidad con menor ex tensión y menor número de habi tantes de la

ciudad, contando sólo con única U PZ -La Candelaria- de tipo predominantemente dotacional. Sin

embargo, pes e a su importancia histórica, la Candelaria es actualmente una loc alidad donde la

270 La loc alidad de la Candelaria es l a número 17 de las 19 localidades urbanas c on las que cuenta la ci udad. Para mayor informaci ón de s u ubic ación, l ímites y pri ncipales barrios s e rec omienda al lec tor c onsultar ‘Otros Anex os N° 33’. Igualmente para i nformación al respec to y adicional se puede consultar a profundidad en: Alcaldía May or de Bogotá, Sec retaria de Hacienda, Departamento Admi nist rativo de Planeación. Rec orriendo La Candelaria, Diagnostic o físic o y socioeconómico de las l ocalidades de Bogotá D.C. Op.cit., 16.

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84

mayor parte de la población que concurre a ella son ciudadanos que la visitan por sus activ idades,

trabajos u oficios. Es población flotante que viene de otras zonas de la ciudad generando a su v ez,

según el DAMA, elevados niveles de contaminación ambiental produc to del excesiv o tráfico v ehicular

y el comercio.

Uno de los aspectos posi tivos trabajados en la localidad, durante los úl timos años, ha sido el

aumento de pie de fuerza y la des apropiación de vendedores ambulantes de las vías principales

como lo s on las “carreras décima, octav a y séptima; y entre las calles quinc e y doce, donde ha sido

tradicional la pres encia de comerciantes de esmeraldas”271. Igualmente, en los últimos años se ha

llev ado a cabo un importante trabajo en la recuperación de espacios públ icos –andenes- inv adidos

por automotores, especialmente en el “ tramo c omprendido entre las calles décima y quinc e, en la

calle novena, entre las carreras séptima y octav a, así c omo en los alrededores de las universidades

América, Los Andes y Autónoma, y en inmediaciones de los teatros de la loc alidad”272.

5.2.1.1. Indicadores de Seguridad localidad L a Candel aria Los niv eles de la local idad no v arían c on respec to a otras z onas de la ciudad. Aunque se registra un

descenso en los niv eles de homicidios, hurtos y accidentes de tráfico, la loc alidad de la Candelaria

aún presenta niveles con tendencia al alza en criminalidad. Se registra que esta localidad es la

terc era más al ta en número de crímenes cometidos.

Por ejemplo, por cada 100 mil habi tantes, se presentaron 16 casos de homicidios a mano armada,

con arma blanca y accidentes en el 2003. Como se puede v er en la grafica, durante el periodo

descri to la tas a de crímenes ha v ariado drásticamente hasta el 2003. Comparado con Bogotá, se

puede concluir que mientras el distri to presenta una constante disminución a lo largo de este

periodo; la candelar ia ha v ariado significativ amente.

271 Ibíd. , 22. 272 Ibíd.

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85

Por otra parte del total de v ictimas por edad y genero, los hombres son quienes más cometen

suicidio en Bogotá, pues de los 335 casos sucedidos en el 2000, el 79% (264 cas os) fueron

hombres. Los hombres entre los 18 y 24 años presentan más casos de muerte por suicidio, seguidos

por el grupo de edad de 25 a 34 años.

Del mismo modo, el número de accidentes de transi to c reció cerca de un 80% entre 1997 y 2002 al

pasar de 4 a 10 muertes en la zona. “ los hombres son las víctimas más frecuentes en este tipo de

muertes, dado que de 349 muertes accidentales registradas en 2000 en Bogotá, 274 cas os (78,5%)

fueron víctimas los hombres y 75 (21,5%) fueron mujeres. Al igual que lo ocurrido con las muertes

por accidentes de tránsi to, el grupo de hombres entre los 13 y 34 años es el grupo más afec tado” 273.

Aunque la tasa de homicidios de La C andelaria ha estado por encima del nivel de la tas a promedio

distri tal, en el Gr áfico An exo N° 6 se mues tran dos periodos donde hay una fuerte tendencia

decreciente, mos trando solamente el periodo entre 1999 y 2000 una tendencia contraria. Sin

embargo, desde 2000 la curva cambia de tendencia alc anzando en el año 2002 su tasa más274 baja

del periodo señalado. De esta forma, el número de homic idios de La Candelaria cay ó 37, 5%, al

pasar de 38 c asos en 1997 a 18 en 2002, ci fra que s upera la reducción alc anzada en el Dis trito

(32,6%) durante el mismo periodo. Sin embargo, en 2002 la tasa de hom icidios de La C andelaria es

la terc era más alta, con relación a las demás localidades. Para los años 2004 y 2005, la disminución

en es te indicador continuó su desc enso has ta llegar a una tasa de 42,6 homicidios por c ada cien mil

habitantes, ci fra que continuó es tando muy por encima del regis tro de la ciudad que se ubicó para la

misma fecha en 23.3.

Además de es to, esta z ona de la ciudad se ve afectada por la problemática del ictiv a de la localidad

de Los Mártires, el barrio Las Cruc es, la localidad de Santa Fe y el des aparecido Cartucho; ya que

debido a la alta población flotante que la v isita diariamente se atraen estructuras delictivas que se

273 Ibíd. , 62. 274 Alcal día Mayor de Bogotá. Sistema Unificado de Informaci ón de Viol enci a y Delinc uencia, SUIVD. Boletín de violencia y delincuencia consolidado anual 2004-2005. Localidad de La Candelaria. Bogotá. 2006, 2.

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ubican en estos sec tores aledaños. Sin embargo, s e beneficia por la al ta v igilanc ia que se deriv a de

la presenc ia de importantes centros de poder c omo el Palacio de Nariño y el Palacio de Liév ano.

Actualmente pres enta varias problemátic as, debido a la congruencia de bandas y delincuentes

provenientes de otros sec tores o loc alidades de la ciudad, principalmente y como se acaba de

mencionar, de la localidad de Santa Fe. Por otra parte, un tema que sobresale es el de la indigencia.

En la may oría de los barrios, ci rculan, v iven o actúan indigentes que en general se dedican a pedir

limosna y en ocasiones sirv en como intermediar ios en la v enta de droga o en la comisión de otros

deli tos. Paralelo a esta problemátic a, existe un fenómeno que ha v enido creciendo en esta última

década y que se conc entra entre la Avenida Jiménez y Calle 11 con carrera séptima que es el

fenómeno de los esmeralderos; y aunque no s e ha demostrado, se c onsidera que el paramili tar ismo

inv olucra la actividad de es tos sujetos. Se pres ume, que debido a la activ idad comercial que es tos

individuos realiz an y a la cantidad de intermediarios que ofrecen o comprar este producto en la c alle,

se cree intuitiv amente que en este sector los esmeralderos tienen un sis tema privado de seguridad

que s e bas a en una organización cerrada y que neutraliza los del itos cometidos en dic ha zona.

El tema de homicidios no s usci ta mayor interés en la loc alidad, no obstante ocupa el cuarto lugar de

la ciudad al ex aminarse dichas tas as. Sin embargo, hay que tener en cuenta que al igual que en

localidad de Santa Fe, la may or parte de su población es población flotante y por ende la tasa de

homicidios es may or. Así pues, s ería pertinente tener en cuenta no s ólo la población que habita

dicha local idad, sino también su población flotante. En efecto, en esta local idad se regis tró 31,9

homicidios por cada 100.000 habitantes en 2005, regis trando un aumento del 80% respecto al año

inmediatamente anterior; aunque en número, los homicidios son muy pocos puesto que en 2004 su

ocurrencia fue de 5 y en el 2005 de 9, c on una participación en la ciudad de 0. 3 y 0.6

respectivamente.

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87

Delitos de impacto social

En el mismo periodo, de los deli tos de impacto social s e destacan espec ialmente las disminuciones

en el hurto de v ehíc ulos (-95, 0%). Otras reducciones importantes dentro de es tos delitos, se dieron

en el hurto a personas en (-81,9%), el hurto a entidades financieras (-80,0%) y el hurto a entidades

comerciales (-75%) (Ver Cuadro Anexo N° 2)

A su v ez, el An exo Gr áfico N° 7 (Dis tribución de deli tos de alto impacto, La C andelaria, 2003) nos

mues tra la distribución de delitos en la localidad para el año 2003. Si bien se observ a que la may oría

de deli tos disminuy eron en este año con respecto a 2002, y de esta forma consol idando la tendencia

a la baja, el hurto a personas siguió siendo el de may or impac to en la zona, mientras deli tos como

hurto a residencias, entidades comerc iales y motos se sitúan después como los de may or impac to.

Sin embargo, en los años 2004 y 2005, los indicadores Hurto a Personas y Hurto a Motos rompieron

la tendencia de disminución que traían desde 1995, reportando un aumento considerable que se

situó en 56,6% y 375% respec tiv amente para finales de 2005. El resto de del itos mantuv ieron la

tendencia a la baja durante es te periodo, y algunos como Hurtos a Banc os no registraron cas os.

CUADRO N º 2 DELITOS DE ALTO IMPACTO LA CANDELARIA, 2004 ,2005 y 2006 (CON CAMBIO METODOLÓGICO) .

DELITO 2004 2005* 2006 Diferenci a Variación % Hurto a pers onas 23 87 93 70 304,0 Hurto de vehíc ulos 4 4 3 0 -25,0 Hurto de motos 4 19 4 0 0 Hurto a residenci as 9 8 25 16 177,7 Hurto a est. Comerci ales 18 49 42 24 133,3 Hurto a banc os 0 0 0 0 0,0

Fuente: Instituto Nacional de Medic ina Legal y CIC Policía Metropolitana, datos susc eptibles de var iac ión. Cálc ulos pr opios. * Datos actualizados en la fuente de maner a retroac tiva al 01 de Enero de 2005 según la direc tr iz del ofic io 916CIC-DIJIN del 24 de Mayo de 2005 c on la inc lusión de las modalidades de descuido, cosquilleo, r aponazo, engaño, atr aco, suplantac ión entre otr as, en la c ategor ía que c orr esponda como “ delito de mayor impac to soc ial”. 5.2.2. Localidad d e Santa Fe

Esta localidad se carac teriza por tener gran parte de su terreno es tipulado como Centro dentro del

que se encuentra el Centro Internacional y el Centro His tórico, desarrollando un papel muy

importante en la integración de la ciudad tanto a niv el internacional como a niv el ciudad-región.

Igualmente, y en parte debido a su carác ter de Centro Histórico, es ta localidad también se

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carac teriza por tener una gran concentración de inmuebles de interés cul tural, monumentos

conmemorativ os y objetos artísticos y caminos históricos (c aracteriz ados generalmente por ser

caminos de herradura) que alcanzan el número de 669, la mayoría de el los, 251, ubicados en la

UPZ de Las Cruces 275. Es ta loc alidad tiene una ex tensión total de 4.487,74 hec táreas de las cuales

3.802,72 s on de carác ter urbano y las restantes de tipo rural; donde residen 107. 044 personas, lo

que da como resultado una densidad poblacional de 169 hab. /ha, que es c onsiderada una densidad

medio baja si se tiene en cuenta la densidad de la ciudad que se ubic a en 195 hab. /hab276.

A la par esta localidad se ha carac terizado por s er una localidad que ha liderado en la ciudad, en los

últimos años, procesos de renovación urbanístic a en aquellas zonas que a pesar de su ex celente y

estratégica ubicac ión "han perdido funcionalidad, calidad habitacional, pres entan deterioro de sus

actividades, o en las que s e ha degrado el espac io datos libre o el espacio edificado; zonas de suelo

urbano que por procesos de deter ioro urbanís ticos y sociales s e encuentran abandonadas y con un

aprov echamiento muy bajo en relación con su potencial"277.

Así pues, en Santa F e se encuentran 3 zonas que debido a s u deterioro han entrado en los

últimos años en un proceso de renovación urbana. Dic has zonas s on: Santa Inés y San Bernardo,

Las Cruces y San Martín.

En la zona de Las Cruces se ha desarrol lado una rec uperac ión del patrimonio urbano y en San

Martín se recuperaron las alamedas de la Plaz a de Toros y el Parque N acional. Sin embargo, es en

la zona de Santa Inés y San Bernardo donde se ha llev ado a cabo tal v ez la recuperación mas

notor ia, puesto que al lí se local iza, y tal y como se ha mencionado anteriormente, el desarrollo de

275 Santa Fe cuenta c on 5 Unidades de Pl antaci ón Z onal (UPZ), de las c ual es dos son de tipo 6 comerci al, dos de ti po 1 resi dencial inc ompl eta y una restante de tipo 2 residenci al cons olidado. Hasta el ano 2002 la loc alidad de Santa Fe tenia un total de 40 barrios c oncentrados en su mayoría en la UPZ Lourdes; UPZ que c onc entra 22 barrios de origen clandes tino que han sido legalizados por el Departamento Admi nist rativ o de Plantación Dist rital, DAPD. 276 Para c onoc er más a fondo los lími tes, barri os, zonas de fácil acc eso (3) y demás datos relev antes a es ta loc alidad, se rec omienda c ons ultar: ‘Otros An exos N° 33’ ó el siguiente texto: Alc aldía May or de Bogotá, Secretari a de Hacienda, Departamento Admi nistrativ o de Pl aneaci ón. Rec orri endo Santa Fe, Diagnostico f ísico y s ocioeconómic o de las localidades de Bogotá D.C. 277 Alcaldía May or de Bogotá, Sec retaria de Hacienda, Departamento Administ rativ o de Planeación. Recorri endo La Candel ari a, Di agnostico físico y s ocioeconómic o de las l ocali dades de Bogotá D.C. Op.cit., 16.

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proyectos de renov ación urbana como lo son el Parque Tercer Milenio ubicado en el antiguo barrio

Santa Inés; barrio que por muc ho tiempo fue epicentro de ex pendio de drogas y núcleo de gran

inseguridad y factores asociados a la criminalidad y que c omúnmente era conocido como El

Cartucho, y donde actualmente se c ontinua trabajando en el des arrollo de s u segunda fase ubicada

donde anteriormente tenia lugar el barrio San Bernardo, proy ectándose la cons trucción de proyectos

habitacionales y de carácter comercial.

5.2.2.1. Indicadores de seguridad Localidad d e Santa Fe

La tasa de homicidios en esta localidad presenta una disminución clara desde 1997, no obstante,

aunque entre el año 1999 y 2000 hay un pequeño aumento en los indicadores, la tendencia

decreciente se acentúa has ta finales del periodo de Mock us (2001-2004). Sin embargo, la tas a de

homicidios en esta localidad c ontinua siendo más alta que el promedio de la ciudad. (Ver An exo

Gráfico N º 8, Tasa de hom icidios Santa F e y Bogotá, D.C., 1997-2002).

En general las muertes violentas pres entaron un desc enso del 5.5% entre 2004 y 2005. La tas a de

homicidios comunes para el 2005 fue de 94, 0 por cada 100.000 habi tantes para esta loc alidad;

superior a la

regis trada en Bogotá

que s e situó en 23, 3

para el mismo

año278.

Al mirarse es ta ci fra

por número de casos

en la localidad, se

ev idencia un pequeño aumentó en el periodo entre 2003 y 2005 por 2 c asos. Sin embargo, con

relación a 1999, es ta ci fra muestra un significativ o descenso de casi el 49,7% a 2005. 278 Para may or informaci ón sobre Homicidios y muertes vi olentas de la loc alidad, cons ultar el Cuadro Anexo N° 3.

GRAFICO N º 3 Numero de homicidios localida d Sa nta Fe 1 999-2005

Fuente: CIC Policía Metropolitana de Bogotá- Instituto Nacional de Medicina Legal Y ciencias forenses Bogotá.

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90

En lo que respecta a los cambios posi tiv os regis trados entre 2004 y 2006, lo primero que cabe

señalar el saneamiento del barrio Santa Inés, con la erradicación prác ticamente consolidada de El

Cartucho, si tuación que se refleja en una signi ficativ a disminución de los homicidios. Por otra parte,

se intervino por parte de la Polic ía expendios de droga que en gran parte c ontribuían a la ocurrencia

de deli tos como el atraco a personas. Paralelo a esto, algunas dinámicas del ictiv as se mantienen

como el tema de las bandas Locales e Internacionales279, las cuales es tán compuestas en gran parte

por integrantes de los barrios anteriormente mencionados.

En cuanto a Homicidios en los años 2004 y 2005 tuvieron un leve incremento, al pasar de 130 en

2004 a 131 en 2005. Es te porcentaje es tuv o 4 puntos por debajo del promedio de Bogotá, en donde

el incremento fue del 5% aunque la tasa de esta localidad es la segunda más alta de la ciudad, al

tener una tasa de 101 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2004, y 99 en 2005. A pesar de

esto, puede enc ontrarse una ex plicación razonable debido a que gran parte de la población de esta

localidad, y tal como se mencionó anteriormente, es población flotante.

Es interes ante v er que las armas de fuego representaron el 61% de la ocurrenc ia de los homicidios,

por debajo del 67% que este tipo de arma representó en la c iudad. En lo referente a las armas

blancas, la relación de la localidad es superior a la de Bogotá, puesto que la primera tiene un 35%

mientras que en la ciudad es del 28%; a lo que hay que s umarle el porcentaje de armas

contundentes.

En cuanto a los delitos de impacto y al igual que c on los índices de homicidio en la local idad, se

presenta una disminución de estos delitos c onsiderados de impacto, disminución un poco más

279 Las bandas denominadas Loc ales , se c aracterizan por cometer sus delitos al norte de l a ciudad y son comúnmente llamados apartamenteros o tomaceros. Las bandas Internacionales se dedican de igual forma a actos delictiv os, pero su centro de acción se sitúa en el ex terior, especial mente en países como España ya que estos países pertenecientes a la comunidad europea s on de sumo interés para estos delincuentes porque son considerados naciones con niv eles s ocio económic os bastantes elevados . De tal modo, pueden llegar a c onsiderar a l os ciudadanos de estos país es c omo pers onas c on un nivel de ingres os y de capital tan alto que los motiv an a desplazarse hacia es as zonas para obtener más di nero del que pueden alcanz ar c on una activi dad ilícita en Colombia.

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marcada entre los años 1997 y 2000. De es ta forma todos los del itos considerados acá tuv ieron

drásticas reducciónes, solamente el hurto a residencia v ió un aumento en el año 2003, que aunque

es casi el doble del índice regis trado en 2002, no alcanza ni siquiera los niveles de 2001 (Ver Caudro

Anexo N° 4). Finalmente, el hurto a personas sigue siendo al igual que en la localidad, el del ito de

mayor impacto en la localidad, seguido muy de lejos por delitos c omo hurto a motos, y

establecimientos comerciales (ver Gr áfico Anexo N° 9, Distribución delito s de impacto,

localidad San ta Fe, 2002).

Ahora, en lo que corresponde al año 2004 el aumento en la totalidad de deli tos de impac to, menos el

hurto a personas en el 2004 y el hurto a vehículos, fue desproporcional al comportamiento regis trado

desde 1995. Cabe resal tar que se presentaron algunos aumentos que s uperan el 150% con relación

al año 2003. (Hurto a res idencias y establecim ientos comerc iales, 284% 175% respectiv amente).

Frente al Hurto a Automóv iles, el índice es muy bajo pues to que es ta localidad nunc a ha s ufrido en

gran medida este flagelo. Sin embargo, el Hurto a Motos sí presenta una mayor incidencia. Así

mismo, en es ta localidad las diferentes modalidades de atraco son inferiores al promedio de la

ciudad, pues regis traron un 15% de participación en las tasas, mientras que en Bogotá fueron del

16%.

CUADRO N º 3 DELITOS DE ALTO IMPACTO LOCALIDAD SANTA FE 2004,2005 y 2006 (CON CAMBIO METODOLÓGICO) .

DELITO 2004 2005* 2006 Diferenci a Variación % Hurto a pers onas 244 641 813 569 233, 0 Hurto de v ehículos 24 33 42 18 75,0 Hurto de motos 43 119 78 35 81,4 Hurto a residencias 50 45 80 30 60,0 Hurto a es t. Comerciales 102 194 172 70 66,6 Hurto a bancos 1 0 0 0 0,0

Fuente: Instituto Nac ional de Medic ina Legal y CIC Polic ía Metropolitana, datos susceptibles de var iac ión. Cálc ulos pr opios. * Datos ac tualizados en la fuente de maner a r etroactiva al 01 de Enero de 2005 según la direc tr iz del ofic io 916CIC-DIJIN del 24 de Mayo de 2005 con la inc lusión de las modalidades de desc uido, cosquilleo, r aponazo, engaño, atr aco, suplantac ión entr e otr as, en la c ategor ía que corr esponda como “ delito de mayor impac to soc ial”.

Por otro lado, las zonas de tolerancia que tradicionalmente han traído consigo delitos conex os, como

el atraco y la v enta de droga, también se han s aneado; esto en parte se debe a la legislación actual,

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la cual delimi tó esta zona des incentiv ando de esta manera la instalación de nuev os negocios. La

mejoría del sector también se v e reflejada en los índices de atraco a personas, y a que a partir de la

interv ención de los ex pendios de droga y la limi tación de la zona de pros tíbulos, los hurtos y atracos

a pers onas persis ten más ahora en el Centro donde oc urren muchos raponazos y atraco con arma

blanca. Sin embargo, la localidad no ha podido cambiar esta tendencia de crecimiento cons tante

para todos los del itos, ex ceptuando el Hurto a Bancos, por lo que se han v isto crecimientos

ex orbi tantes de has ta el 233% en el caso de Hurto a Personas.

5.2.3. Localidad d e Los Mártires280

El nombre dado a esta localidad, tiene su origen en “honor a aquellos personajes que en defensa de

sus ideales encontraron la muerte a manos del v irrey español Sámano, en desarrollo de su lucha en

pro de la independencia de Colombia. Es tos hombres y mujeres fueron abatidos en la Huerta de

Jaime, hoy conocida como parque de Los Mártires”281.

Los Mártires comienz an su ex pansión hacia la av enida Norte Quito Sur (N QS) a comienz os de la

década de los 50, pero siempre limi tada por la actualmente c onocida Cal le 13 o Avenida Jiménez. A

su vez, esta loc alidad alberga importantes zonas que de una y otra forma han sido claves no solo en

la his tor ia de la ciudad y del país, como lo es el caso del parque de Los Márti res, sino también es

epicentro de div ersas zonas y activ idades que han incidido en la dinámic a y crecimiento de Bogota a

lo largo del siglo XX, como lo es la Estación de la Sabana cons truida entre 1913 y 1917 y que

serviría como polo de desarrollo de la zona y que años mas tarde consolidaría una zona comercial

mayorista, hoy ubicada en la zona aledaña a la Plaza España, la Av enida Jiménez y la Plaza de

Paloquemao. Igualmente en esta localidad se ubic an sitios de gran importancia histórica como lo

son el barrio Santa Fe, morada de familias prestantes e inmigrantes durante buena parte del siglo 280 Por su ex tensi ón en hectáreas (654,58 ha), Los Márti res se ubic an como una de las localidades con menor extensión en la ci udad y es carente de suel o de expansión o s uelo rural. Al i gual que l as ot ras loc alidades ubic adas en el c entro de la ciudad, el número de habitantes de es ta l ocali dad es uno de los más reduci dos (95.541) comparado con ot ras localidades de la ciudad. En Alcaldía Mayor de Bogotá, Secretari a de Hacienda, Departamento Administ rativ o de Planeación. Rec orriendo Santa F e, Di agnostico f ísico y soci oec onómico de las localidades de Bogotá D.C. Alcaldía May or, Sec retari a de Gobierno. , 11. 281 Recorriendo Santa F e. Alcaldía May or, Sec retaria de Gobi erno. Op.cit., 9.

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93

XX, y el Cementerio C entral en el cual se encuentran los res tos de personajes representativ os de la

historia colombiana.

También es importante señalar que es ta localidad282 solo cuenta c on dos Unidades de Planeación

Zonal; una de tipo comercial (La Sabana) y otra de tipo residencial consol idado (Santa Isabel). La

primera de ellas concentra la may or parte del proces o de renov ación urbana de la local idad, en

concordancia con la renov ación que se ha v enido adelantando en toda la z ona centro en los últimos

años (ver Otros Anexos N ° 19) y que y a se ha explicado a lo largo de la inv estigación283.

A diferencia de las otras localidades, es ta localidad presenta c aracterísticas muy partic ulares, c omo

lo son la fusión entre paramili tares y delincuencia. Aunque esta relación no está estudiada aún, sí es

ev idente que existe presencia paramili tar especialmente en los dos San Andres itos 284. Además de

esto, ex iste un repertorio muy v ariado de bandas organizadas que se dedic an al robo de v ehíc ulos,

apartamentos y establecimientos c omerciales. De hecho, según la Polic ía se destaca la confluencia

entre paramili tares y bandas organiz adas, las c uales se encargan de ex torsionar y controlar

actividades como el comercio de mercancía de contrabando285.

5.2.3.1. Indicadores de seguridad localidad de Los Mártires

En es ta loc alidad al igual que el resto de la ciudad la disminución en la tas a de homicidios ha sido

clara y entre los años 1998 y 2001 se muestra una curv a descendente más pronunciada que la del

consol idado de la ciudad (Ver Gr áfico Anexo Nº 10). Sin embargo, entre los años 2002 y 2003 la

tas a de homicidio en la localidad v uelv e a tomar una curv a ascendente, lo que si tuó a la localidad

282 Esta localidad s e enc uentra divi dida en cuatro jurisdicci ones de Policía, estas s on: CAI Samper Mendoza, Paloquemao, Ricaurte y Santa Isabel. 283 Se rec omi enda al l ector retomar l a lec tura de l os c apí tul os 1 y 4. 284 San Andresito de San J os é s e enc uentra ubicado dentro de es ta l ocali dad. 285 El establecimi ento del Frente Capital (paramilitares) no s ólo estaba diri gido a c ontrolar aquellas z onas en donde se creía que y a operaban est ructuras y milicias vi ncul adas a la guerrilla, si no que a la vez tenía otro objetiv o igualmente importante c omo lo fue el de adquiri r control sobre una base urbana de fuentes de fi nanciación c on fluj os establ es y considerables, l a mayoría de ellos relacionados con negocios il egales . En, http://www.esc ritoresy periodistas.com/NUMERO24/perez .pdf.

Page 96: POLÍTICAS DE SEGURIDAD Y CONVIVENCIA CIUDADANA ...

94

con “ la tas a más alta (…) de homicidios con 100, 2 en 2003, la cual es más de cinc o v eces mayor

que el promedio dis tri tal”286.

Con respec to al año 2002, la tas a de homicidios para la localidad para el 2005, se s ituó en 107

homicidios por cada 100.000 habi tantes, lo cual representa un aumento del 6,67% respecto a la tasa

registrada en el 2003 de 100,2. Al analizar la gráfic a del número de homicidios ocurridos por año en

la localidad, es ta presenta un c omportamiento irregular durante 1999 a 2005. Sin embargo, refleja un

descenso entre 1999 y 2001 de 31 cas os al año. Así mismo, a partir del 2002 muestra dis paridad

con tendencias al alza que finalmente dan como resul tado una ci fra que se s itúa por encima del

número de cas os ocurridos siete años atrás.

Igualmente, en la localidad

crecieron un 9% al pasar de

97 a 106 entre 2004 y 2005.

Cabe destac ar que los

Mártires regis tro la tasa de

homicidios más alta de la

ciudad en 2005, con 99, 4

homicidios por c ada cien mi l

habitantes. La dis tribución de armas guarda el mismo comportamiento que Bogotá, pues las de

fuego pesaron el 69% y las blancas el 29%, mientras que en la ciudad es tas proporciones fueron del

67% y 28%. Muchos de estos sucesos sobresalen en una forma importante, ex pres ados en disputas

por olas, atracos, peleas entre indigentes y ajustes de cuentas entre bandas y supues tos

paramili tares.

286 Recorriendo Santa F e. Alcaldía May or, Sec retaria de Gobi erno. Op.cit., 40.

GRAFICO N º 4 Número de Homicidios localida d Martires1999.2005

Fuente: CIC Policía Metropoli tana d e Bogotá

Page 97: POLÍTICAS DE SEGURIDAD Y CONVIVENCIA CIUDADANA ...

95

Según las estadís ticas registradas en el Cuadro N ° 4, todos los delitos mencionados tuvieron una

reducción considerable, siendo más fuertes es tas reducciones a parti r del año 1997 en algunos

deli tos como es el hurto a personas. En es te periodo “se resal ta la reducción en el hurto a entidades

financieras, en un 90%, es dec ir la casi total desaparición de es te delito en la local idad, la reducción

del hurto a pers onas, en 72,9%, la reducción del hurto de motos, en 54,6%, y la reducción del hurto a

establecimientos c omerciales, en 53,1%. El deli to que tuvo la menor reducción en la loc alidad fue el

hurto a vehículos, que mos tró una reducción de 28,6%”287.

Sin embargo como muestra el Gráfico Anexo N ° 11, el deli to de mayor impacto pasó de ser el hurto

a pers onas a ser el hurto de vehículos, conv irtiéndos e en el principal problema de la localidad.

En lo que se refiere a deli tos de impacto social la localidad disminuy ó en 4 de los 7 deli tos que

componen es te aparte. Se destac a el desc enso de las lesiones comunes y de los hurtos a

establecimientos comerciales y a residencias. Es preocupante el incremento del hurto de motos, a

personas y de v ehíc ulos, es pecialmente los dos úl timos ya que s on de los que may or percepción de

inseguridad generan.288.

287 Ibíd. 288 Alcal día Mayor de Bogotá, Sec retaria de Hacienda, Departamento Administrativ o de Planeación. Recorriendo Antonio Nari ño, Diagnostic o físico y soci oeconómico de l as loc alidades de Bogotá D.C. 16.

CUADRO N º 4 Delitos de impacto. Los Mártires, 1995 a 2003

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96

CUADRO Nº 5 DELITOS DE ALTO IMPACTO, LOS MÁRTIRES 2004,2005 y 2006 (CON CAMBIO

METODOLÓGICO) .

Fuente: Instituto Nac ional de Medic ina Legal y CIC Polic ía Metropolitana, datos susc eptibles de variac ión. Cálc ulos propios. * Datos ac tualizados en la fuente de maner a r etroactiva al 01 de Ener o de 2005 según la direc tr iz del ofic io 916CIC-DIJIN del 24 de Mayo de 2005 c on la inc lusión de las modalidades de desc uido, c osquilleo, r aponazo, engaño, atraco, suplantac ión entr e otras, en la categor ía que corr esponda como “ delito de mayor impacto soc ial”.

DELITO 2004 2005* 2006 Diferenc ia Variac ión % Hurto a personas 186 242 362 176 94,6 Hurto de vehículos 128 123 99 -29 -22,65 Hurto de moto s 51 61 65 14 27,4 Hurto a re sidencia s 68 39 48 -20 -29,4 Hurto a e st. Co merciales 161 90 109 52 -32,2 Hurto a bancos 0 0 0 0 0,0

5.2.4. Localidad Antonio N ariño289 Esta local idad debe su nombre a Antonio N ariño, traductor de los derechos del hombre, quien v ivió

una etapa de s u v ida en una hacienda ubicada en una parte de los terrenos que hoy comprenden

esta localidad. Des de el siglo XIX, es ta zona fue un importante foco de des arrollo de la ciudad

puesto que por ella cruzaba el río Fucha (canalizado en 1969) además de es tar localizada en un

punto que resul taba pas o obligado para los inmigrantes que querían continuar hacia la zona centro y

norte de la ciudad. Con el importante crecimiento de Chapinero y la zona norte de la ciudad durante

las úl timas décadas del siglo XX, la localidad Antonio Nariño290 cayó en un letargo del c ual hasta

ahora se esta recuperando.

Al igual que en las demás localidades aledañas y que conforman el c entro de la ciudad, esta

localidad también se ha visto afectada por la inv asión del es pacio públic o, especialmente en el barrio

289 Con una extensión de 493,6 hectáreas (ha), es ta loc alidad se ubica como la segunda después de La Candelaria con menor ex tensión. Igualmente, debido a su poca pobl ación residente esti mada en 104.120 habitantes para 2003 (con una tas a de c recimi ento proyectada entre 1997 y 2004 en -0,2 que repres enta el 1,5% de la población total de la ciudad, Antoni o Nariño se ubica c omo l a terc era localidad con menor población del Distri to, prec edi da por La Candelaria y Los Mártires. En Cámara de Comerci o de Bogotá. Efectos de l as v entas call ejeras sobre los estableci mientos de comerci o en cuatro z onas de la ci udad de Bogotá. Op.cit. , 31. 290 Esta loc alidad es tá divi da en 2 Unidades de Pl aneación Zonal (UPZ) que s on: Ciudad Jardín, de tipo residencial cons olidado, y Restrepo, de centrali dad urbana y con 11,8 hec táreas (ha) de s uelo urbano por desarrollar. En total, dichas UPZ suman 16 barrios, de l os cuales 10 de ell os se enc uentran ubic ados en la UPZ Res trepo. Para mayor informaci ón sobre límites y ot ros temas geográficos, económicos y demográfic os s e recomienda al l ector cons ultar ‘ Otros Anexos N° 33’ ó el siguiente tex to: Alc aldía May or de Bogotá. Sec retari a de Hacienda, Departamento Administ rativo de Planeación. Recorriendo Antonio Nariño, Di agnostico físic o y s ocioeconómic o de las loc alidades de Bogotá D.C. Alc aldía May or, Sec retari a de Hacienda, 2004.

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97

Restrepo, invasión prov eniente no sólo de v endedores ambulantes, sino también de v ehículos en los

andenes y calles que di ficultan el tránsito v ehicular de la zona, problemática que también incide en la

alta contaminación audi tiv a que se presenta en la localidad y en la cual convergen aparte de es te,

otros problemas como lo son la proli feración de tabernas y discotec as.

Finalmente, es importante resal tar que esta loc alidad en los úl timos años, también ha sido objeto de

recuperación del es pacio público por parte de las administraciones distritales. Es ta localidad si bien

no concentra la may or c antidad de espacios públicos res ti tuidos o acciones en defensa o procura de

la recuperación del es pacio, sí ha real izado un importante trabajo en es te tema con 2 espacios

públicos recuperados entre los años 2001 y 2003291, y con un importante número de querellas (13 en

total) la gran mayoría de ellas relacionadas con casetas y v endedores ambulantes.292

5.2.4.1. Indicadores de seguridad localidad Antonio Nariño

La loc alidad de Antonio N ariño, al igual que la mayoría de localidades de la ciudad, presenta una

tendencia a la baja en la tas a de homicidios a partir del año 1997, aunque sin embargo la

disminución de

esta tasa no se

dio con la misma

contundencia que

en otras

localidades y

presenta algunas

fluc tuaciones con

tendencia al alza

291 Cabe anotar que la pri mera acción de res tituci ón del espacio públic o realizada en esta loc alidad data de 1991 y se realizó c on la actuaci ón de la Alcaldía Mayor de Bogotá, Alcaldía Menor de Antonio Nariño con el fin de reubicar vendedores c allejeros en el Centro Comercial Soci al en el barri o Restrepo. 292 Cámara de Comercio de Bogotá. Efectos de las ventas callej eras s obre los establ ecimi entos de c omercio en cuatro zonas de la ci udad de Bogotá. Op.cit. , 91.

GRÁFICO Nº 5 MUERTES VIOLENTAS LOCALIDAD ANTONIO NARIÑO. 2003-2005

Fuente: Sistema Unificado de In formación d e Violencia y Delincuencia SUIVD

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98

entre 1998 y el año 2000. Sin embargo, para 2002 la tasa de homicidios de la loc alidad s e ubica

solamente un poco por debajo del promedio de la ciudad en su conjunto (ver Gráfico Anexo N° 12).

En su c onjunto las muertes violentas en la localidad presentaron un incremento entre el 2004 y 2005

del 6,1%. Desde 1999, el año 2005 registró el tercero más bajo en c uanto a muertes violentas. En el

comparativ o de los dos últimos años se des taca el descenso de las muertes accidentales, as í c omo

el incremento de los homicidios, es tos úl timos pasaron de representar el 53,1% del total de muertes

v iolentas al 57,7% entre los 2 años. La tasa por cien mil habitantes de las muertes violentas en el

2005 fue de 47,7, siendo superior a la regis trada para Bogotá que llegó a 37,1. El 2,0% de las

muertes v iolentas de la ciudad ocurrieron en es ta loc alidad293.

Delitos de impacto social Por s u parte, si se observ an las estadísticas c oncernientes a los deli tos de alto impac to social, se

llega a la conclusión de que en es ta localidad dichos deli tos pres entan el mismo comportamiento del

Dis tri to en general; es decir, se ve una clara reducción en todos los del itos tipi ficados c omo de alto

impac to soc ial en la localidad en el periodo

comprendido entre los años 1995 y 2003,

(Ver Cu adro Anexo N° 5). A su v ez, y al

igual que las demás loc alidades tenidas en

cuenta para este estudio, los deli tos de Hurto

a personas y Hurto a entidades financieras

en la localidad de Antonio Nariño fueron las

que may or disminución presentaron con una

tasa de -78.5% y -88.9% en el periodo

anter iormente señalado. Para el año 2003, el

293 Alcaldía Mayor de Bogotá, Sec retaria de Hacienda, Departamento Admi nistrativ o de Pl aneación. Recorriendo Antonio Nari ño, Diagnostic o físic o y socioeconómic o de las localidades de Bogotá D.C. Alc aldía May or, Sec retari a de Hacienda., Bogotá D.C. 2004, 64.

GRAFICO N º 6 Distribución de delitos de alto impacto, Antonio Nariño, 2003.

Page 101: POLÍTICAS DE SEGURIDAD Y CONVIVENCIA CIUDADANA ...

99

hurto a residencias y a pers onas representaba más del 71% del total de deli tos de impac to social en

la localidad.

Ahora bien, en lo que corres ponde al per iodo 2004-2005, en la localidad se observa una disminución

en 5 de los 7 deli tos de impac to s ocial que componen este aparte. F ue signi ficativo el descens o del

hurto a res idencias, a es tablecimientos comerciales y a pers onas, manteniendo la tendencia de

disminución de estos deli tos que traía la local idad des de 1995. Los hurtos de v ehículos se

incrementaron mientras que en el hurto de banc os, el ultimó se presentó en el año 2003 mientras no

se pres entan regis tros en el per iodo 2004-2006.

Además, esta local idad s e ha caracterizado por ser un sector en donde los del incuentes viv en y

actúan. Es decir, que muchas de estas cometen s us actos dentro de la mis ma loc alidad y a la v ez,

delinquen por fuera de es ta. N o obstante, algunas bandas provienen de San Cris tóbal, Santa Fe,

Rafael Uribe y Ciudad Bol ívar, e inciden en los c omportamientos más críticos de la localidad. En

cuanto a los hurto a res idencias, al comercio y vehículos ocurren principalmente en el barrio

Restrepo, generando niveles al tos y medios de deli tos ocurridos en las zonas más comerciales. Por

CUADRO N° 6. DELITOS DE ALTO IMPACTO, ANTONIO NARIÑO, 2004, 2005 y 2006 (CON CAMBIO METODOLÓGICO) .

Fuente: Instituto Nacional de Medic ina Legal y CIC Policía Metropolitana, datos susc eptibles de var iac ión. Cálc ulos pr opios. * Datos actualizados en la fuente de maner a r etr oactiva al 01 de Enero de 2005 según la dir ectr iz del ofic io 916CIC-DIJIN del 24 de Mayo de 2005 con la inc lusión de las modalidades de descuido, cosquilleo, r aponazo, engaño, atraco, suplantac ión entr e otr as, en la c ategor ía que c orr esponda como “ delito de mayor impac to soc ial”.

DELITO 2004 2005* 2006 Diferenc ia Variac ión % Hurto a personas 196 212 216 20 10,20 Hurto de vehículos 146 149 142 -4 -4,0 Hurto de moto s 28 20 30 2 5,0 Hurto a re sidencias 78 56 52 -26 -33,3 Hurto a est. Co merciales 101 85 86 -15 -14,85 Hurto a ban cos 0 0 0 0 0,0

Page 102: POLÍTICAS DE SEGURIDAD Y CONVIVENCIA CIUDADANA ...

100

otra parte, en barr ios como Ciudad C aracas, Ciudad Berna y Ciudad Jardín, el deli to que mas

denuncias tiene es el hurto a residencias 294.

Actualmente en esta localidad, como en otras zonas de la capital, v iene tomando importancia y

tamaño un tema que inquieta a la comunidad y es la presencia de paramili tares y de guerri lla en los

barr ios que la comprende. Se estima, aunque su presencia no ha sido probada en su totalidad, que

hay grupos de paramil itares que cobran cuotas mens uales a comerciantes en sectores como el

Restrepo o la existencia de guerrillas del las F ARC en barrios c omo el Policarpo, aunque la policía

considera que utilizan dichos barrios como zonas de paso y de almacenamiento de armas y

mercancía il íci ta.

En conclusión, los indic adores de s eguridad en cada una de las localidades muestra el avance que

signific ó la implementación de polític as en materia de c onviv encia, espacio públ ico y seguridad

desde el año 1995. Av anc e que signi ficó, por ejemplo, que de 25.121 deli tos de impac to social se

pasara a 17.616 en la ciudad; o que la loc alidad más v isitada -y por ende con mayor cantidad de

población flotante- La Candelaria, pasara de tener una tasa de homicidios de 98 a una tas a de 56

entre 1999 y 2002.

En ese orden de ideas, las local idades en general pres entaron un descenso en los niv eles de

criminalidad hasta finales del 2002. Sin embargo, luego de ser analiz ados los res ul tados del periodo

entre 2003 y 2005, se evidenció que aunque se mantuv o un relativo comportamiento del descens o al

inicio de 2003, a finales del año 2005 tanto deli tos de impac to como homicidios tuvieron un aumento

que aunque no muy signi ficativ o, si muestra un deterioro de algunos indicadores en las localidades

analizadas. Cabe resal tar que este aumento del que se habla, alc anz ó un c recimiento del 150% para

los del itos de impacto (hurto a pers onas y v ehículos) y entre un 15 % y 30% en homicidios.

294 A s u vez, tambi én ex isten reportes de es paci os donde se c onsume licor y en oc asiones donde s e practic a la “ prostitución” , principal mente en la zona ros a del Res trepo y en al gunos espacios en la Primera de Mayo c ontiguos a los barrios San J orge y Santander.

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101

De igual forma se des taca el y a c onoc ido descenso entre 1995 y 2003, posible resultado de los

programas y políticas que cada uno de los alcaldes realiz ó en este per iodo. Claro esta, y sin dejar

atrás, la c ontinuidad que le dieron la may oría de alcaldes a los programas que se venían

implementando en los gobiernos antec esores. Así mismo es importante resaltar que para el siguiente

capítulo, teniendo como base estos resul tados, s e anal izará el trabajo real izado en mater ia de

seguridad y conviv encia por la alcaldía de Luis Eduardo Garzón, ya que a simple v ista, se refleja un

aumento desde el inicio de su periodo de mandato, señal de algún posible cambio o retroceso en el

manejo que se la había venido dando a Bogotá.

6. CARACTERIZACIÓN DE LA INVASIÓN DE ESPACI O PÚBLICO EN LAS LOCALIDADES.

Mediante la resolución N°158 del 10 de junio de 2004, la Defensoría del Es pacio Público adoptó el

Inv entario de los Espacios Públicos Recuperados y /o Preservados en cualquier tiempo, cumpliendo

así con el artículo 14 del Decreto Distri tal 098 del 12 de abri l de 2004 que buscaba “dictar

disposiciones en relación con la preserv ación del espac io público y su armonización con los

derechos de los v endedores informales que lo ocupan” 295. Sin embargo, hay que hacer la salv edad

que aunque es esta entidad la encargada de hacer dic ho Inventar io, las Alcaldías Locales bajo su

independencia adminis trativ a, pueden llev ar a cabo acciones de res titución y /o recuperación de

espacios públicos sin que nec esariamente se informe a la Defensoría del Espacio Públic o de dic has

acciones. Es así, que muc has v eces el número de acciones emprendida por la Defens oría del

Espac io Públic o en calidad de acompañante y como responsable de dicho Inventar io, pueden l legar

a ser poco coherentes con el número total de metros cuadrados resti tuidos y reportados por dic ha

entidad.

6.1. Localidad de Los Mártires

En es ta loc alidad, se han llev ado a cabo 14 acciones de rec uperación de espacios públ icos. La

mayoría de dic has acciones se llev aron a c abo entre el año 1999 y 2001, mientras tan sólo 3 de

295 Alcal día Mayor de Bogotá D.C. Decreto N° 098 del 12 de abril de 2004, 1.

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102

estas se hicieron por fuera de dicho periodo, una en 2003 y dos en 2004. El tipo de actuación que

fue predominante en este tipo de acciones fue la querella, acción mediante la cual s e rec uperaron 10

de los 14 espacios que tiene inventariada la Defensoría del Espacio Público. En es tas 14 acciones,

13 de ellas se dieron para des alojar del espacio público casetas instaladas en el mismo, y tan s ólo

una acción se tomó para rec uperar el Es pacio Públic o de Vendedores Ambulantes.

Es decir, en bas e a esto, podemos c oncluir que es ta localidad presentaba gran ocupación de

casetas y más bien poca de v endedores ambulantes. Sin embargo, un problema latente s eñalado

por el DADEP es otro tipo de invasión al espac io públic o; es ta es la inv asión de automóviles en las

aceras, especialmente en el sector del Cementerio Central y San Andresi to de San José y ante la

cual y curiosamente, no hay ningún tipo de acc ión tomada por las autoridades Dis tr itales para

solucionar dic ha inv asión.

Igualmente, esta local idad es una de las que presenta menores índices de metros cuadrados

recuperados hasta junio del presente año, siendo posible una ex plicación y es que en es ta localidad

hay un número muy reducido o casi nulo de conjuntos residenciales con c erramientos y más aún con

cerramientos ilegales, y al tratarse de resti tución en su may oría de cas etas nos arroja una cifra de

8.742 mts 2 has ta junio de 2007 (ver Otros Anexos N° 23).

6.2. Localidad Antonio Nariño

En esta localidad, y según el inv entario del DADEP, se llev aron a c abo 14 resti tuciones de espacios

públicos, de las c uales el 100% se hizo por medio de querellas c ontra casetas y vendedores

ambulantes es tacionarios y semi estacionarios. Es de res al tar que en esta loc alidad se hace poco

uso de las entregas v oluntarias de Espacio Públic o (Ver Otros Anexos N° 22). Tan sólo en el año

2003 y 2006 se llevaron a cabo dichas resti tuciones de espacio público a la ciudad de manera

v oluntaria, por lo que predomina en es ta la recuperación por medio de diligencias de resti tución, lo

cual le aportó a la ciudad cerc a de 16.143 mts2 de Espacio Público. Sin embargo, y si se observa

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103

con detenimiento el gráfico ‘Otros Anexos N ° 23’, se encuentra que las resti tuciones de espacios de

la localidad no alcanzan en ningún año a aportar siquiera el 1% del total de espacios rec uperados de

la ciudad.

Igualmente, v ale la pena resal tar que en es ta localidad se sigue v iendo como cri tica la situación en

cuanto a espacio públ ico en el barrio R estrepo, el cual pres enta el problema de estacionamiento de

v ehículos y v endedores informales. Es te tipo de inv asión ha sido frecuente en esta local idad, tanto

así que en 1991 se real izó un reubicación de dic hos vendedores en el C entro C omercial Social,

proceso en el que es tuvieron inv oluc rados la Alc aldía May or, La Alcaldía de Antonio Nariño y el

Fondo de Ventas Populares 296.

6.3. Localidad de Santa Fe

En es ta loc alidad, el DADEP registró 4 acciones de res titución del es pacio públ ico, de las cuales dos

fueron por medio de acción popular, una por medio de querella y una resolución. Su campo de

acción se centró en el sec tor de San Vic tor ino, en el cual la conformación de as ociaciones de ventas

callejeras entre la década de los 70 y 80, perm itieron en gran medida la creación de barreras en el

goce del espacio públic o y la libre asociación, más conocido como el arrendamiento de la Plaza San

Victorino.

Pos ter iormente, con el Decreto 1421 de 1993 y con base en la ley de reforma urbana, se reafirmó la

responsabil idad de las autor idades locales o el empoderamiento de la administración dis tri tal frente a

hechos como la inv asión de la Plaza San Victorino, sin dejar a un lado el derec ho c ons ti tucional a la

preserv ación del trabajo297. En este sec tor se ordenó, mediante un gigantesc o operativo pol icial y de

296 El Fondo de Ventas Populares, FVP, se creó en 1972, con el obj etivo de atender los programas rel acionados c on los vendedores ambulantes y estacionarios, con l a misión de promov er iniciativas y los emprendimi entos ec onómicos que conduz can a la formaliz ación de l os ambulantes. 297 Mediante l a sentencia de la Corte Constitucional SU-360/99 T-168937, se ex igió tanto la pres ervación del derec ho al trabajo (relocalización de las v entas c allejeras en centros comerci ales ) c omo la i mplementación de ac ciones de res tituci ón del espacio público.

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104

relocalización de los v endedores ambulantes, la liberación del espacio público y la reubicación de

dichos sujetos (1.600 v entas callejeras en 1998) en centros comerc iales 298.

Gracias a estas cuatro acciones de res ti tución del es pacio público en es ta loc alidad, s e pudieron

recuperar 2.215 metros cuadrados de los cuales 1.311 fueron por entregas v oluntarias en el año

2002 (ver Otro s Anexo s N ° 22 y 23).

6.4. Localidad de L a Candelaria

En es ta loc alidad, según el DADEP solo se realizo una res titución de espacio público mediante la

acción de querella. El tipo de ocupación que se presentaba con may or persis tencia eran las c asetas

ubicadas en la calle 19A con carrera 5 y las v entas callejeras en la carrera 10ª. Así mismo en el

centro históric o se pres enta invasión por parte de los automotores que son estacionados en las

calles. Según la Subdirección de Adminis tración Inmobiliaria y del Espac io Públ ico, en la Candelaria

el total de metros recuperados entre los años 2000 y julio de 2007 es de 2.846 metros cuadrados.

Así pues, v emos c ómo la recuperac ión de espacios en estas loc alidades se dio básicamente c on el

retiro de v endedores es tacionarios en diversos puntos de las mismas. Sin embargo, a ex cepción de

la rec uperación de v arias calles de la local idad Antonio N ariño, no hay claridad de la rec uperación de

espacios con vendedores ambulantes o s emi estacionarios así como de s u manejo pos terior

(reubic ación). Es decir, a pesar de la c ontinuidad s e nota un vacío en el manejo de la pol ítica distrital

de rec uperación de espac ios públic os, como también de un orden jerárquico299 de funciones que le

permita al distrito tener un seguimiento y control sobre el tema.

Y es que si bien las dis tintas entidades dis tri tales enc argadas del tema trabajan según sus

lineamientos establecidos y dentro del contexto de descentraliz ación de funciones a nivel loc al, se ve 298 Cámara de Comercio de Bogotá. Efectos de las ventas callej eras s obre los establ ecimi entos de c omercio en cuatro zonas de la ci udad de Bogotá. Op.cit. , 18-19. 299 Por orden jerárquico s e entiende la competenci a y prioridad que c ada ente administ rativo tiene sobre ot ros en la ejec ución de las polític as o programas de recuperaci ón del espaci o público. Si embargo, no es claro hasta qué punto los órganos competentes pueden inmisc uirse en l as labores de los ot ros.

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105

una clara ausencia de comunic ación entre las mismas, llevando muchas veces al traste con los

esfuerz os realiz ados para recuperar dichos espacios oc upados. Igualmente, pudimos es tablecer c on

la entrevista realiz ada a Isaías Sánchez Rivera,300 que esta fal ta de comunicación se ve muc has

v eces apoy ada por la falta de interés de los demás entes encargados de saber el manejo que le han

dado sus pares a espacios de los que se sabe estaban o aún continúan ocupados i legalmente.

Así pues, a pes ar de las pol íticas implementadas por las administraciones dis tr itales bajo

lineamientos claramente definidos (muc hos de ellos inspirados, como y a se ha visto a lo largo de

este es tudio, en teorías básicamente de garrote y zanahoria) el manejo a este tema deja de tener un

carác ter téc nico, con objetiv os y lineamientos claros, al ir descendiendo en el organigrama dis tri tal;

quedando así supeditado al accionar de los funcionarios dis tri tales o de las alcaldías loc ales.

7. GESTIÓN LUIS EDUARD O GARZÓN

Hasta el momento hemos v isto cómo en Bogotá se mantuv o la c ontinuidad de pol íticas en cuanto a

recuperación de es pacio públic o y aquellas encaminadas a la reducción de los hom icidios y delitos

de impacto social. De es ta forma, la alcaldía de Luis Eduardo Garz ón recibió una ciudad que

incorporó nuev os espacios de encuentro ciudadanos a trav és de la recuperación y del redis eño de

los mismos.

Sin embargo, muchos llegaron a pens ar que es te proces o v ería amenazada su c ontinuidad en base

al discurso implementado para llegar a la Alcaldía y a su programa de gobierno, puesto que Garz ón

planteó en és te restarle prioridad a lo es tético de la capi tal y otorgarle may or al crecimiento y

desarrollo de una ciudad en lo social más incluyente, productiv a y participativ a301. Por tal razón, si

bien Garzón parecía proponer una adm inis tración con un enfoque más social con el fin de garantizar

los mínimos v itales de los ciudadanos en es te campo, promoviendo el respeto por los derec hos

300 Entrevista realiz ada en Septiembre 6 de 2007 a Isaías Sánc hez Rivera, funcionari o del DADEP, con el fin de conocer más a fondo el funcionamiento de este organis mo enc argado de v elar por el espacio públic o. 301 http: //www.bogota.gov.co/decide.php?patron=1. (Octubre 15 de 2007).

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fundamentales en c umplimiento de la cons ti tución de C olombia; su disc urso parecía poner en peligro

la continuidad de muchas pol íticas que eran reconocidas por muchos ciudadanos c omo las direc tas

responsables del c ambio v iv ido en la ciudad en los 10 años anter iores a su posesión.

No obstante, hoy por hoy es posible as egurar que Garzón no s ólo continuó afianzando en la capital

los av ances de las anteriores adm inis traciones, sino también, que con su enfoque s ocial dio la

bienv enida a nuev os programas que han sido de v ital importancia para los habitantes de la ciudad.

Sin embargo y a pes ar de dic ha c ontinuidad, también se nota algunas di ficultades sobre todo en

temas importantes para la ciudad como mov ilidad, seguridad, v iv ienda de interés social entre otros.

Por tal motiv o, a continuación s e realiz ará una brev e descr ipción de los logros de la ac tual

adminis trac ión dis tri tal, as í como de los retos que presenta la ciudad y las políticas que, por fortuna,

han tenido continuidad en los úl timos años sin mediar discurs o o partido pol ítico, ev itando así caer

nuevamente en el y a mencionado síndrome de la fracas omanía.

7.1. Problemas, logros y retos

Uno de los temas de mayor polémic a fue el del los v endedores informales o ambulantes, frente a los

que Garzón dio la sensación de ser permisiv o302. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la C orte

Consti tucional con el decreto 098 del 12 de abril de 2004 y en base a la sentenc ia T-772 DE 2003303

dictaminó que la preservación y recuperac ión del es pacio públic o construido debía es tar armonizada

con los derechos de los v endedores informales. De esta forma, en aquellos es pacios destinados a

ser rec uperados por la adm inis tración Distri tal y con presencia de v endedores informales, y según el

302 Amat, Yamid. 'Los reinsertados son una bomba de tiempo', 06 de marzo de 2005, <http://www.y amidamat .com.co/Contenido/c ontenido.asp?Entrevis ta=154>. (8 de octubre de 2007). 303 Esta sentenci a le señal a a la “ Admi nistración Dist rital la forma como debe adelantar las diligencias de preservación y res tituci ón del es pacio públic o en atención a la c risis social y económica ac tual, atendi endo los derechos fundamentales al debido proces o administ rativo y t rato digno del s er humano, en desarrollo de los principi os del Estado Social de Derecho. Que es neces ari o c onciliar el derecho c olectivo al espacio público con el derec ho al trabajo.

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107

decreto de la corte, se deben tener alternativ as económicas y programas por medio del antes

llamado F ondo de Ventas Populares y hoy denominado Ins ti tuto para la Economía Social, IPES304.

Al planteársele es ta dis posición, la administración Garzón y luego de algunos meses de permitir

nuevamente la inv asión de espacios públ icos anteriormente rec uperados, afrontó el reto y dio inicio

en 2005 a la primera fase del programa de instalac ión de Quioscos, fas e en la c ual, se organizaron

los vendedores informales y se les es tablecieron las pautas para poder hacer parte del programa a

futuro (2007). Es te programa de Quioscos, y tal como v imos anteriormente, busca que los

v endedores informales en al to grado de vulnerabilidad se v inculen a la Red Pública de Pres tación de

Servicios al us uario del Es pacio Públ ico, R EDEP; la cual tiene como objetivo regular, organiz ar y

controlar los aprov echamientos ec onómicos del es pacio públ ico de Bogota305 (v er capítulo 4, página

74). As í pues, puede afirmarse que es ta adminis tración logró lo que hasta poco tiempo atrás parecía

imposible: armonizar las v entas ambulantes con el espacio público y res peto al peatón. Igualmente,

es de des tacar que es te programa de Quioscos tenga el acompañamiento de div ersas entidades del

Dis tri to, planteándose como s olución integral de un problema que implica pobreza, desigualdad e

informalidad.

En cuanto al tema de espacio público, bajo Garzón el DADEP siguió su tarea de recuperación de

espacios invadidos, as í como su posterior v igilancia con el fin de ev itar nuev amente su invasión. De

esta forma, el DADEP reporto la rec uperación de 82,000 m² durante el 2006, de los cuales 64,878 m²

fueron obtenidos bajo entregas voluntar ias. Vale resaltar que es ta cifra supero las expectativ as con

respecto a los 2 años anteriores, en los cuales, se registraron 248. 000 m² y 234.000 m²

respectivamente. Sin embargo y a pesar de es tos buenos res ul tados, la administración Garzón fue

304 El Acuerdo Distrital Nº 257 del 30 de novi embre de 2006 del c oncejo de Bogotá, en el capítulo 5, artícul o 76, transformó al Fondo de Ventas Populares en el Instituto para la Ec onomía Social –IPES. 305 Bogotá i nicia la instalaci ón de la red de quiosc os ¡más grande del mundo! Consultado en 30 de Oc tubre, 2007, en http://www.ipes.gov.c o/noticias_ipes.aspx .

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muy lax a en el manejo de este tema ya que en general en las entrev istas realizadas 306 se nota cierta

justific ación a la ocupación de espacios por parte de vendedores informales apoyándose en el

pronunciam iento de la Corte Cons titucional307. Igualmente, no se puede olv idar el manejo permisiv o

dado a comienzos de esta adminis tración a la ocupación de es pacios rec uperados, es pecialmente

en las loc alidades de Santa Fe y Candelaria308, que llevó a reviv ir a los bogotanos v iejas épocas

donde el desorden en los andenes galopaba campante.

En cuanto al tema de s eguridad ciudadana medido en el número de homicidios y deli tos de impac to,

durante el 2005 la ciudad experimento un aumento considerable y perjudicial de este tipo de deli tos.

De es ta forma, en el 2005 se presentaron sólo en el mes de diciembre 83 casos más que el año

anter ior. Igualmente, “(…) también aumentaron en un 22% los hurtos a personas reportados,

alcanzando a nov iembre de 2004 la ci fra de 6.171 casos; mientras los hurtos a v ehículos lo hic ieron

en un 2,8%, y a bancos en un 287% pas ando de 8 cas os en 2004 a 31 a nov iembre de 2005”309.

Para 2006 y tal como lo registramos en el c apítulo 5 en las localidades es tudiadas, el hurto a

personas siguió en aumento convirtiéndos e en el delito que más afecta a los ciudadanos. Si bien es

cierto que las ci fras anteriormente expuestas pudieron v erse afec tadas por el ya mencionado cambio

metodológic o dado en 2005, es urgente que la administración Dis tr ital saliente y la v enidera

implementen estrategias para la prev ención de es te tipo de deli tos, enfatizando en medidas de

autoprotección y cooperación dirigida a prevenir modal idades como hurto a celulares310, por lo que

es primordial retomar y fortalecer pol íticas y programas des arrollados durante gobiernos anteriores

en proc ura de avanzar en el s ostenimiento y durabi lidad de los mis mos, prev iniendo as í, el deterioro

o desmotiv ación hacia estos 311.

306 A Is aías Sánchez funcionari o del DADEP y a Ivonne Rey en el IPES. 307 Sentenci a Corte Constitucional 772. 308 Entrevista a Iv onne Rey funci onaria del IPES. 309 Cas a Editorial el Tiempo, Fundación Corona, Cámara de Comercio de Bogotá. Informe de 2006 Bogotá cómo v amos. Balanc e de l a ciudad-resultado prelimi nar, 2006, 2. 310 Ibíd. 311Es el ejemplo del fortal ecimi ento de programas de cultura ciudadana, los F rentes de Seguridad Loc al, es paci o público como ciclovías o campañas pedagógicas y de conviv enci a urbana; muc hos de los cuales han se han visto relegados en esta administ ración. Ibíd.

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El gran reto es s eguir afianzando es tos programas no s ólo en las insti tuciones dis tri tales, sino

también dentro de la c iudadanía con el fin de lograr el apoderamiento necesario por parte de es ta a

fin de prev enir deli tos. Es por es to que resulta preocupante que nuev amente hay a aumentado el

porcentaje de personas que dicen senti rse con miedo y expuestos en la cal le (pas ó de 6% en 2005 a

9% en 2006) según la encues ta realiz ada por Napoleón Franco para el proy ecto Bogotá C ómo

Vamos 312, inseguridad ante la cual el ciudadano del común recurrir c ada vez menos a la cooperación

ciudadana (ver Otros Anexos N ° 30).

Pese a todos estos inconv enientes, la ciudad recuperó la s enda en reducción de hom icidios en el

2006 al pasar de tener una tas a por cada cien mil habi tantes de 23,3% en el 2005, a tener una de

18,8% en el 2006 (ver Anexo Gráfi co N ° 5). Igualmente es pertinente resaltar la creación de

mecanismos de res puesta inmediata a cas os de v iolencia, del incuencia o inestabilidad urbana. Este

es el caso del Número Únic o de Seguridad y Emergenc ias 123, NUSE, mediante el cual se busca

ofrecer a la ciudadana atención pers onalizada e inmediata de c asos en los que se considere, son de

v ulnerabilidad y conflic to eminente.

Igualmente, se hac e “nec esario c rear una pol ítica fuerte en materia de conv iv encia ciudadana,

teniendo en c uenta que los homicidios corres ponden al 61% del total de muertes violentas en la

ciudad y que el 65% de este deli to se comete con arma de fuego; por lo que es útil fortalecer la

campaña de desarme mejorando la normativ idad v igente sobre porte y control de tenencia de armas

de fuego en Bogotá”.

También s on inocultables los logros obtenidos s obre todo en temas sociales como educación y lucha

contra la pobreza y el hambre. Es por es o que hay que resal tar el trabajo del programa bandera de la

adminis trac ión, Bogotá Sin Hambre, el cual “beneficia a 717 mil personas que reciben un alimento 312 “ Bogotá Cómo Vamos” es un ejercicio ci udadano de segui miento peri ódic o y sistemátic o a los c ambios en l a calidad de vida, con énfasis en el c umplimi ento de la Admi nist ración Dist rital al Pl an de Desarrollo. El proy ecto es produc to de una Alianza Interinstitucional ent re l a Cas a Editori al El Tiempo, la F undación Corona y la Cámara de Comercio de Bogotá. El s egui miento se realiza en térmi nos de may or acceso a bienes y servicios de mej or cali dad, y tomando en cuenta la percepción ciudadana.

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diar io 283 c omedores impulsados por la adm inis tración Garzón. De ese total, hay 557 mi l jóv enes de

colegios y escuelas que reciben la ración alimenticia gratis”313. Si bien, pol íticas de este tipo habían

sido implementadas en pasadas adminis traciones, con es pecial énfasis en es tudiantes de bajos

recurs os, la administración Garzón volcó la mayor cantidad de recursos a es te tipo de programas

que s e han convertido en v erdaderas polític as sociales (se maneja la cifra que de cada 100 pesos de

recurs os para inv ersión, 60 s on destinados para programas s ociales. De esta forma, el programa

Bogotá Sin Hambre ac aparó 1 billón de pes os entre 2004 y 2007; y todo el componente soc ial en el

mismo periodo la cifra de 20 bi llones de pesos 314). Es por esto que bajo es ta adm inis tración se ha

logrado que el índice de desnutrición crónica en la población de niños menores de 12 años,

disminuya 2,6 puntos. A su vez, y según datos de Planeación Nacional, durante el gobierno Garz ón

se logró una importante reducción de la pobrez a en la ciudad, indicador que pas ó de representar un

38,9 por ciento en el 2003 a 23,8 en el 2006.

A pesar de esto, son evidentes los problemas en otros temas, que v an a media marcha, como la

movilidad, la v ivienda y el medio ambiente. En el caso de la v ivienda, la administración Garzón se

‘rajó’ pues to que no s e logró c umplir con las metas propuestas en el Plan de Desarrollo. En és te,

“Garzón propus o construir 70.000 mil v iviendas de interés priori tar io y asignar 15.534 subsidios de

v iv ienda y 10.000 micro crédi tos (crédi tos adicionales al subsidio para c ompletar el precio de la

v iv ienda) a familias con ingresos inferiores a dos s alar ios m ínimos”315. Infortunadamente, las ci fras

con corte a 2006 dejaban y a muy mal parada la administración en este tema. Para “mayo de 2006

apenas se habían escri turado 3.832 v iviendas en los proy ectos promov idos por Metrov iv ienda”316.

(…) A nov iembre del mismo año, s ólo se habían asignado 2.306 subsidios y desembols ado 157. En

313 El Tiempo, “A la conquista de los pobres”, Noviembre 11 de 2007, s ec. 1, p, 8. 314 Ibíd. 315 De Roux , Carlos Vicente. ¿Rajado en vivienda? , diciembre 18 de 2006. <http:/ /www.polodemocratico.net /Rajado-en-vivienda> (Noviembre 1 de 2007) 316 Metrovivienda fue c reada bajo la admi nist raci ón Peñal osa medi ante el Acuerdo 15 del 28 de diciembre de 1998 del Concejo de Bogotá, c omo una empresa i ndust rial y comercial del dist rito que of rece tierra urbaniz ada para la cons trucción de vivienda de i nterés s ocial.

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el caso de los micro créditos la situac ión a 2006 era todavía más crítica: no se había otorgado

ninguno”317.

Desafortunadamente, bajo la adminis tración Garzón no ha habido una coordinación entre las

entidades encargadas del tema c omo lo s on la y a mencionada Metroviv ienda y la empresa de

Renov ación Urbana, pareciera ex istir una confusión en sus funciones. Además de esto, el objetivo

primordial de Metroviv ienda que es la consec ución de tierras para la cons trucción de v iviendas de

interés social parece olv idado, y es muy poco lo que se ha hecho en este tema durante su

adminis trac ión. “En el gobierno de Garzón se ha hablado de cons truir casas pero no de generar el

suelo donde realiz ar las obras”318. Así pues, la adminis tración Garz ón finalizará su per iodo con una

cifra de 23.572 viv iendas de interés social priori tar io, que sin duda, deja a la ciudad muy mal parada

en el tema; dejando el gran reto a la adminis tración 2008-2001 de recuperar no sólo la senda perdida

en este importantísimo tema, sino también el buen accionar de las entidades enc argadas del mismo

que parece habers e perdido con Garzón.

En temas como es pacio público, Bogotá y la administración de turno deben girar sus esfuerz os a

fortalec er los logros alc anz ados y los nuev os retos que impl ican tener una ciudad más dinámica en lo

social y amplia en lo es tructural319. Es importante que el programa de Quiosc os señalado

anter iormente garantice que la ciudad no v a a volv er al pasado; es decir, que no va a haber una

retoma de los espacios rec uperados por parte de las v entas ambulantes ev itándos e que la ciudad

caiga nuev amente en la parcelación del espacio públ ico con fines netamente indiv iduales.

Igualmente es de vital importancia que las ins ti tuciones que coordinan y apoyan es te programa

puedan a su v ez garantiz ar que el programa se mantendrá fuera de cualquier intento de toma por

parte de las mafias, las cuales en muchas ocasiones controlan el espacio públ ico en algunos

317 De Roux , Op.cit. 318 Suárez Rueda, Mari ana. “ Una promesa a medias” , El Espectador, Diciembre 16 de 2006. 319 Córdoba Mart ínez, Carlos. Construi r s obre lo const ruido. El Tiempo. Agos to 17 de 2007. s ec. 1, p. 29.

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sectores de la c iudad320. A su v ez, es imperativ o que los v endedores informales que se acogieron a

las polític as de res titución, rec uperac ión y reubicación, cumplan a cabalidad las normas que se

comprometieron ac atar so pena de ser ex puls ados de dichos programas. Esto, debido a que es

conocido que en algunos centros comerciales donde fueron reubic ados v endedores informales del

sector de El Res trepo, en la local idad de Antonio Nariño, han retomado prácticas de v enta de

piratería. Lo anter ior, con el fin de garantizar el éxito de dichos programas impuls ados desde la

adminis trac ión distr ital, programas que y a han tenido un efecto posi tivo en la percepción ciudadana

respecto a las v entas ambulantes (ver Otros An exo s N° 31).

Sobre este escenario es importante que futuras administraciones consideren pertinente inmisc uir

más a fondo la interacción existente entre espacios fís icos y comportam iento ciudadanos, c on m iras

a generar más confianza en los ciudadanos y de paso obtener más apoyo al esfuerzo ins ti tuc ional

que c onllev a sostener la seguridad e infraestruc tura de una ciudad.

7.2. Análisis del comportamiento de la criminalidad y su relación con el esp acio público 7.2.1. Localidad d e Santa Fe En es ta localidad y tal c omo se res eñó anteriormente, se realizaron actos de Interv ención y

Recuperación de Es pacio Públ ico, especialmente en el sec tor de El Cartucho y San Vic torino el c ual

tenía una fuerte presencia de v endedores estacionarios y ambulantes, muc hos de ellos en la

modalidad de casetas (ver Otro s Anexo s N° 25).

Para el año 2004 y tan sólo un año después de hac er finalizado la interv ención en la Calle 10 A entre

Carreras 10 y 13 en el sector de San Victorino, el Hurto a Pers onas presentaba una concentración

baja-media de este deli to, c on tan s ólo pocas c uadras de di ferencia del sec tor comprendido entre la

Calle 14 y 26, entre Carreras 5ª y 13A, el cual se distinguía por s er el sector con may or incidencia de

320 En l a ent revista realizada a Enri que Peñalos a, el ex candi dato al igual que nosotros deja entrever s u preocupación sobre este tema de l as mafias; y es pesi mista s obre el futuro de este programa de quioscos a futuro puesto que as egura que si es ex itos o muy seguramente los polí ticos de turno t ratarán de domi narlo como fortín clientelista. Para más informaci ón ver Entrevistas Anex as Nº 1.

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Hurto a Personas de la localidad, con una conc entración denominada Al ta que afectaba igualmente a

sectores circuncidantes que presentaban una conc entración Media Alta (ver Otro s Anexo s Nº 13).

Igual c omportamiento presentaban para ese año los otros 3 sitios de es ta localidad que fueron objeto

de recuperación del Espacio Públic o (Carrera 11 entre Calles 9 y 10, espacio recuperado en 2002 de

inv asión de cas etas; el espacio c omprendido entre la C arrera 10 A y Av. Caracas, des de la Calle

10A hasta la Avenida Jiménez, espacio recuperado entre los años 2002 y 2003 de inv asión de

casetas); es decir, es tos sectores tenían una conc entración Baja-Media en el caso de los Hurtos a

Personas. Sin embargo, para el año 2005 la zona que antes iba de la Calle 14 a la 26 y entre

Carreras 5ª y Carrera 13 y que tenían una concentración alta de este delito, se ex pandió desde la

Calle 13 a la 33, entre C arreras 4ª y Carrera 13 A. A su vez, esta zona siguió con su área de

influencia en s us alrededores que aunque siempre tienen una concentración de deli to menor que la

zona de mayor impacto, terminan con niveles al tos en la escala (ver Otro s Anexo s Nº 12).

De es ta forma desde la Calle 13 has ta c asi los l ímites de la local idad al norte, resultaron con un

aumento de es te tipo de del ito. Igualmente, sec tores al sur oriente de Santa Fe que en el año 2004

tenían una conc entración Baja y en algunos cas os inex iste de Hurtos a Personas, v ieron un aumento

y una afec tación directa en este tipo de deli to.

Sin embargo, en las zonas que sufrieron una mayor intervención y recuperac ión del Espacio Público,

como lo fue San Victor ino, si bien tienen una concentración de Hurto a Personas Medio Al ta – Al ta,

no llegan a presentar el tipo de concentrac ión may or, es decir, Alta (de color azul en el gráfico Otros

Anexo s N° 12) y parecen es tar inmune al aumento desmedido de este entre 2004 y 2006.

Igualmente, este aumento puede estar explicado por el c ambio de metodología que s e dio en 2005 y

que se ha res eñado anteriormente. Para 2006 ya casi toda la localidad presentaba algún tipo de

concentración de Hurto a Personas, más sin embargo, la concentrac ión de es te del ito tipi ficada c omo

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Alta había retrocedido un poco pero seguía pres entándose especialmente en el área de influencia de

prostíbulos o zonas de tolerancia (ver Otros An exos N ° 11).

7.2.2. Localidad d e La Candelaria En es ta loc alidad el DADEP sólo reporta una acción de recuperación del Espacio Público en la Calle

19 con Carrera 5ª es te. En es ta localidad para el año 2004 la may or concentración de Hurto a

Personas se da entre la C alle 11 y 14, entre Carrera 5ª y 8ª en el sec tor de La C atedral. Sin

embargo, gran parte de la localidad y en sec tores como Las Aguas, La C onc ordia, Belén, Santa

Bárbara y Egipto, presentan una concentración baja o inexistente de es te tipo de deli to.

Para el año 2005 y siguiendo el mismo comportamiento que la local idad de Santa Fe, la

concentración Alta de Hurto a Personas se expandió un poco (Ver Otro s Anexos N ° 9), al igual que

la denominada por nosotros c oncentración Medio Al ta (c olor v erde) pero que a diferencia de la

anter ior, s í tuv o una gran ex pansión a zonas de baja concentración (color amarillo) e incluso a zonas

donde no se había reportado es te tipo de delito como lo era la zona de La Concordia. A su v ez, las

zonas de baja conc entración siguieron ex pandiéndose para el año 2005 a zonas donde no ex istía

este tipo de delitos. Para 2006, todos los tipos de conc entración aumentaron, especialmente el de

Alta y Baja concentración quedando en su may oría cubierta la localidad por es te tipo de deli to (Ver

Otros Anexos N° 8).

7.2.3. Localidad d e Los Mártires En es ta localidad, puede decirse que la recuperación de espacios públicos, y especialmente aquellos

inv adidos por cas etas (ver Otro s Anexos N° 27) no han tenido may or relación con el

comportamiento de la concentración de Hurto a Personas. Para 2004, la zona que comprende las

Calle 9 a 14 entre Carreras 14 y 21 (ver Otros Anexos N° 7), era la que mayor conc entración (Alta)

de es te tipo de delito. Al igual que en las demás loc alidades, las zonas que rodean el anterior

cuadrante son las que le siguen en la local idad en cuanto a conc entración de es te delito (Medio Al ta,

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v erde en la gráfica). Sin embargo, toda la loc alidad, ex cepto el sec tor de Usatama y Florida en el

noroccidente de la misma, tiene una presencia baja de este tipo de deli to.

Para 2005 el sec tor que en 2004 pres entaba una alta concentración de Hurto a Personas, s e va

moviendo hacia el nororiente de la localidad con los lími tes de la localidad de Santa Fe. A su vez, la

concentración Medio Alta (v erde en el gráfic o Otros Anexos Nº 6) se ex tiende hacia sec tores donde

antes existía una c oncentración Baja (amaril lo en la gráfica) dándos e incluso una concentración Alta

en el barrio Santa Isabel Sur. Sin embargo, para 2006 el proceso de ex pansión sigue, pero sin un

patrón identificable puesto que en sec tores como Santa Isabel Sur que el año 2005 llegaron a tener

una c oncentrac ión Al ta o Medio Al ta, mientras que para 2006 este mismo barrio pasa a tener una

concentración Medio Baja (gris), ver gráfico Otro s Anexos Nº 5.

El comportamiento anter iormente descri to, se v e claramente ev idenciado en los indic adores de Hurto

a Pers onas y otros deli tos de impac to, tema anteriormente tratado (ver c apítulo 5 acápi te 5.2.3. 1) y

que s e ev idencia claramente en el balance de seguridad y conviv encia de la local idad (ver Otros

Anexo s N°2).

7.2.4. Localidad d e Antonio Nariño

Al igual que en las demás loc alidades, en Antonio Nariño se observa un c recimiento del Hurto a

Personas si se realiza un análisis c omparativo entre los años 2004, 2005 y 2006 (v er gráficos Otros

Anexo s Nº 14, 15 y 16). Para 2004, algunas zonas de es ta local idad como La Hortua, Ciudad Berna,

Policarpa, Eduardo Rey y Sena entre otros, presentaban una concentración baja de Hurto a

Personas. Por otro lado, la concentración Alta (az ul) o Medio Al ta (v erde) se daba en el barrio

Restrepo y en barr ios circundantes a es te como Sev illa y San Antonio res pec tivamente.

Para 2005, y siguiendo el comportamiento anteriormente descrito de “contagio”, zonas como las

anter iormente mencionadas (Policarpa, Ciudad Berna y La Hortua) que en el año inmediatamente

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anter ior no presentaban o presentaban una concentración baja de es te tipo de del ito, ven

nuevamente la presencia con más fuerza de es te deli to en sus zonas.

Sin embargo, también vemos un cambio en el comportamiento que se había presentado en las

demás loc alidades en cuanto a las z onas que presentaban una concentración Alta de Hurto a

Personas. En esta loc alidad, y tal como mencionamos anteriormente, en el barrio Res trepo es donde

se pres enta dicho comportamiento; sin embargo para 2005 y a di ferencia de las otras loc alidades, no

hay un contagio de es ta Alta conc entración (color azul el gráfico Otros Anexos N º 15) hacia otras

partes de la local idad, sino que básicamente sigue siendo el mismo sector en donde se concentra

mayoritariamente este deli to a pes ar de haber un cambio de posición ( la zona de alta concentración

se mueve unas pocas cuadras al noroccidente). A su vez, y a pes ar de que como mencionamos

anter iormente hubo un aumento en aquellas zonas que en 2004 presentaban una concentración

Baja, la concentración denominada por nosotros Medio Alta (verde) disminuy e para 2005 y se

concentran ex clusiv amente alrededor de la zona marcada con azul en dic ha gráfica.

Para 2006, la loc alidad v uelv e a presentar un aumento de la concentración y en es ta ocasión

sectores c omo La F ragua, Sena y Ciudad J ardín se ven afectadas por es te del ito. La zona del barrio

Restrepo que a pes ar, y curiosamente, de haber sido objeto de recuperación del es pacio público en

el pasado, sigue s iendo la que ostenta en may or medida la concentración de este tipo de deli to, c on

una ligera modific ación en la parte nores te. Igualmente, la z ona de concentración Medio Alta

aumenta para 2006 y coincidencialmente presenta, en cuanto concentración s e refiere, el mismo

patrón que tenía 2 años atrás.

8. CONCLU SIONES

Básic amente, la intención de la pres ente inv estigación fue indagar sobre la existencia o no de algún

grado de relación directa o relacionada entre el rediseño del espac io públic o y los niv eles de

conviv encia y seguridad ciudadana. Para tal fin, fue necesario eslabonar conceptualmente algunos

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117

de los modelos teóricos que sirv ieron como bas e para la implementación de pol íticas y programas en

torno a es tos temas durante más de una década. Y es que dichos modelos no s ólo sirv ieron a nivel

doméstico si no que también se aplicaron con éxito en distintas ciudades del continente; y a que la

simili tud de res ultados y logros al aplic arlos fueron en gran parte el método más simple para explicar

el por qué de las v ariaciones de la criminalidad y el cómo de un rediseño en el actuar institucional,

ay udando así a entender las razones y los escenarios que incitan a los indiv iduos a cometer

infracciones a la ley .

Para el caso bogotano se consideró indispensable limi tar espac ial y temporalmente el escenario de

análisis. Para tal efecto, s e escogieron en base a su ubicación, población, importancia

socioec onómic a, índic es de cr iminalidad y conviv encia, manejo del espacio público, entre otras

carac terís tic as similares, a cuatro localidades del centro de la ciudad. Esta selección sirvió también

para encontrar patrones de comportamiento afines c on otras zonas de ciudades como N uev a York,

Belo Horizonte y Buenos Aires; en los cuales, los div ersos problemas s e perpetuaban bajo

escenarios en des orden, sin acompañamiento insti tucional efec tiv o y con un al to grado de

desagregación social y cultural.

Así pues, el fundamento esencial basado en es ta relación a través de modelos como la cero

tolerancia, el efecto zanahoria, la disuasión e incapaci tación del crimen y la construcción de capital

social, condujo a la creación de reglas de juego, formales e informales321, que cimentaran el éxito de

la conv iv encia ciudadana en pro de la no ocurrencia de deli tos de impacto social. Claro es tá,

antec edido de la cons trucción de espacio públic o accesible, sol idario e igualitario322 para todos los

ciudadanos sin importar su procedencia social.

321 Cuando se habla de reglas de juego, formales e informales, se alude a la creación de lineamientos normativos bas ados tanto en aspectos meramente positivos de carácter jurídico y a la v ez, de valores c ulturales. (Léas e Douglas North) 322 El carác ter igualitario no hace referenci a a l a igualdad de c ondiciones en el merc ado laboral, sino a l a pri mac ía del interés c olectivo s obe el individual y a un modo de vi da digno.

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118

De tal modo, al transc urri r y a más de 15 años Bogotá ha sido un claro ejemplo de la congregación y

formal ización de todos es tos aspec tos mencionados anteriormente de los cuales ha surgido una

ciudad más humana en lo soc ial, más agradable en su entorno, más c ív ica en su accionar y con un

alto sentido de pertenencia hacia es ta. Sin embargo, es importante res al tar una v ez más la

importancia de la continuidad programátic a de las administraciones dis tri tales en busca de un

sostenimiento de todas estas medidas que buscan consolidar y reducir a su más m ínima ex presión

los niv eles de cr iminalidad por un lado, y a resal tar la importancia de la conv ivencia pac ífica,

tolerante y moderna.

De tal modo, la rec uperación o rediseño de espacios urbanos sirv ió de base para fortalecer las redes

de apoyo y confianza s ocial que se generan entre los indiv iduos toda v ez que genera estímulos o

sentimientos de apropiación y pertenencia hacia la ciudad, permitiendo a los sujetos forjar hábi tos

culturales que, en parte, se determinen por la confianza que le genera tanto las ins ti tuciones loc ales

como las relac iones que desarrol la en dichos espacios. En pocas palabras, esta recuperación de

espacios urbanos puede v erse como una polític a que tiene como objetiv o el serv ir de escenarios de

concertación y socialización ciudadana; o en términos más simplis tas, convertirse en lugares de

encuentro y conviv encia ciudadana.

El cas o de Bogotá refleja claramente simili tudes y errores oc urridos en distintas c iudades del mundo

que tuv ieron niveles de cr iminalidad elev ados al ser comprados con la tasa de s us países. Por

ejemplo en N uev a York, la pol ítica local dirigió sus esfuerzos a fortalec er el sistema de justicia

basado en el m ínimo de tolerancia a los deli tos sin importar s u impac to así c omo a reconstruir el

espacio público pues era c onsiderado como un escenario fundamental a la hora de aumentar las

probabilidades de ocurrencia de deli tos. Y es que en Bogotá, durante periodos como la

adminis trac ión de Enrique Peñalosa, el plan de gobierno se oriento a concebir espacios y castigos

sin importar el impac to generado que des alentaran a los criminales de cometer deli tos as í c omo

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119

propiciar un contex to de igualdad y corresponsabilidad, donde el ciudadano tome acción mediante el

denuncio de cualquier activ idad criminal.

Ahora, de s uponer que dic hos espacios pueden llev ar a una disminución de deli tos, también es claro

que no sólo por es ta relac ión intr ínsec a la delincuencia y el crimen organiz ado pueden llegar a

disminuir o a limi tars e, sino que también es importante s eñalar que existen otras v ariables que

determinan o inc iden en dicha disminución. Una de es tas, que ex plica dic ha reducción, es el

fortalecimiento policial e ins ti tucional (Alc aldía de Enrique Peñalos a), además de la cul tura

ciudadana (reglas referentes al uso del es pacio público, Alcaldía de Antanas Mockus), y la

promoción de c onv ivencia paci fica en los ciudadanos y pol íticas de inc lusión s ocial (Alcaldía Luis

Eduardo Garz ón).

Igualmente, a lo largo de esta inv estigación se vio cómo la ciudad avanzó gracias a que la pol ítica

dejó de ser un ins trumento con fines pers onalis tas y en cambio se conv irtió en una herram ienta de

Estado que buscaba el progreso societal. A pesar de que lo anter ior denota una continuidad, no

debe dars e por sentado a futuro el éx ito de la ciudad por el hecho de haber tenido en el pasado

importantes av ances en diversos temas como seguridad, espacio públic o y cultura ciudadana;

puesto que ex iste y ex istirá siempre el peligro de que la ciudad retroceda si no se real iza una

continúa labor en dic hos temas. Así pues, es imperativo que los gobernantes de turno a futuro

entiendan que los logros no son sos tenidos por sí s olos, y que si no hay un trabajo continuo palpable

desde los entes dis tri tales, más allá de que la ciudad s e apropie de dichos logros y procesos, lo más

seguro es que dichos temas relegados v an a perder prior idad en la ciudadanía.

Por otra parte, en lo que respecta al comportamiento de un indiv iduo, s egún la teoría económica del

crimen es posible analizar el comportamiento del individuo dadas s us preferencias y restricciones. El

supuesto fundamental de esta teoría, afirma que los individuos son racionales y por lo tanto toman

sus decisiones de acuerdo a consideraciones previas sobre los cos tos y beneficios que implica tomar

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120

la decisión. Teniendo esto en c uenta, bajo el marc o insti tucional de la polític a distri tal, la prev ención

de deli tos debe desarrollar mecanismos que ay uden a que el individuo s ea c onsiente que los cos tos

sean más altos que los beneficios percibidos al cometer un delito. En este caso es importante que

las pol íticas determinadas causen la sensación de que no sólo ex iste más presencia policial, por

ejemplo, s ino que es más efec tiv a, aumentando de tal forma las probabi lidades de que los

delincuentes v ayan a la cárc el.

Todos los deli tos, y a sean de menor o may or cuantía, deben ser castigados con el fin de mostrar a la

sociedad que no importa el del ito sino la falta323. Igualmente, es importante res eñar que la esta

metodología no tenía en cuenta las pequeñas contrav enciones y a pes ar de que no s on de gran

impac to, s í generan inseguridad y desconfianz a en la z onas. Si bien no existe una conex idad directa

entre recuperación del es pacio públic o y seguridad ciudadana, en la medida en que se procure

mantener tanto estos es pacios como los programas bajo un acompañamiento institucional y societal,

se puede llegar a garantiz ar que los individuos limiten o disuadan su intención de cometer actos que

atentan contra la armonía y la sos tenibilidad de la seguridad urbana y que además hay a una mayor

probabilidad de mantener un estatus c ív ico y seguro en cada z ona de la ciudad más importante de

Colombia.

Finalmente, es importante según Enrique Peñalosa “enfatiz ar el descenso de los índices de

inseguridad a pesar que en Colombia paralelamente el nivel de desempleo y pobreza son muy

altos”324. Y es que para el c aso específico de Bogotá, factores como la cul tura ciudadana o el

fortalecimiento policivo e insti tucional respaldan la transformación de los niv eles de seguridad en la

medida que s e garantic en espacios públic os legítimos e igual itarios. Es decir, en primer lugar es

neces ario c onsiderar la ex istencia de una relación mas profunda y posi tiva entre redis eño del

323 Para el caso de Bogotá, reci entemente s e i mpulso una ley en el Congreso que aumentaba las penas para delitos menores. Entrevista realizada a Enri que Peñal osa el día 10 de dici embre de 2007. 324 Ibíd.

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121

espacio público e igualdad325 por medio de la cons trucción de espac ios incluy entes, s eguros y

armónicos que en parte contribuyan a disminuir la brec ha entre ricos y pobres toda v ez que hay a un

acceso en igualdad de condiciones al espac io públic o. Y en segundo lugar, a través de las mejoras

de la calidad de v ida de los bogotanos obteniendo may ores recursos, otorgando mejores v ías, más

espacios de entretenimiento como parques, ciclo rutas y andenes.

Finalmente en Colombia particularmente se c ree que hay grandes niv eles cr iminalidad por –entre

otros- la impunidad que afecta al país, v isible a trav és del niv el de legitimidad que tienen los

ciudadanos sobre las insti tuciones formales. En la medida que el sis tema sea más legítimo todos los

ciudadanos tendrán el deber moral para castigar el incumplimiento de las normas. De tal forma,

aspec tos como la cons trucción de una bas e y /o capital social óptimo que contribuya a fomentar

espacios de socialización y encuentro ciudadano, el fomento de valores cív icos que dis uadan,

prevengan e instruyan sobre la prevención y corrección de ac tiv idades cr iminales; y el respeto y

cuidado de espacios públ icos contribuye a que se limite y reprima cualquier mani festación de

infracciones o futuras v iolaciones a la ley .

325 Igual dad en el s entido de posi bilitar que a t ravés de estos espacios, el interés general pri me sobre el particular. Ibíd.

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10. ANEXOS

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10.1. GRÁFICOS ANEXOS

GRÁFICO ANEXO N° 1

GRÁFICO ANEXO N° 2

GRÁFICO ANEXO N° 3

Fuente: Policía Nacional 1974-1999. Medicina Legal para Bogotá 1991-2004

Fuente: Policía Nacional Revista Criminalidad

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GRÁFICO ANEXO N° 4

Fuente: Policía Nacional Revista Criminalidad

Fuente: Policía Nacional Revista Criminalidad

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GRÁFICO ANEXO N° 5

GRÁFICO ANEXO N° 6

GRAFICO ANEXO Nº 7

Fuente: Centro de Investigaciones Criminológicas Policía Metropolitana

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Distribución de delitos de alto impacto, La Candelaria, 2003

ANEXO GRAFICO Nº 8

Tasa de homicidios Santa Fe y Bogotá, D.C., 1997-2002

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ANEXO GRAFICO Nº 9

Distribución delitos de impacto, localidad Santa Fe, 2002

ANEXO GRAFICO Nº 10

Tasa de Homicidios, Los Mártires y Bogotá 1997-2002

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ANEXO GRAFICO Nº 11

Distribución delitos de alto impacto, Mártires 2003

ANEXO GRÁFICO Nº 12

Tasa de Homicidios de Antonio Nariño y total Bogotá, D.C., 1997-2002

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134

10.2. CUADROS ANEXOS

CUADRO ANEXO N° 1

CUADRO ANEXO Nº 2

326

CUADRO ANEXO Nº 3

326 Alcaldía Mayor de Bogotá, Secretaria de Hacienda, Departamento Administrativo de Planeación. Recorriendo La Candelaria, Diagnostico físico y socioeconómico de las localidades de Bogotá D.C. 2004., Op cit., 64.

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Comparación muertes violentas localidad Santa Fe 2004-2005

Fuente: CIC Policía Metropolitana de Bogotá

CUADRO ANEXO Nº 4 Delitos de alto impacto, Santa Fe, 1995 a 2003

CUADRO ANEXO Nº 5

Cantidad de delitos de alto impacto. Antonio Nariño, 1995-2003

Fuente: CIC Policía Metropolitana Bogotá

10.3. OTROS ANEXOS

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OTROS ANEXOS N° 1

OTROS ANEXOS N° 2

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OTROS ANEXOS N° 3

OTROS ANEXOS N° 4

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OTROS ANEXOS N° 5

OTROS ANEXOS N° 6

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139

OTROS ANEXOS N° 7

OTROS ANEXOS N° 8

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OTROS ANEXOS N° 9

OTROS ANEXOS Nº 10

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141

OTROS ANEXOS Nº 11

OTROS ANEXOS Nº 12

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OTROS ANEXOS Nº 13

OTROS ANEXOS Nº 14

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143

OTROS ANEXOS Nº 15

OTROS ANEXOS Nº 16

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144

OTROS ANEXOS Nº 17.

Entidades encargadas de la preservación del Espacio Público en Bogotá.

SECRETARIA DE

GOBIERNO

DADEP

DISTRITO

IPES

ALCALDE LOCAL

Fuente: Estudio realizado por la Universidad de los Andes-CEDE-para la cámara de Comercio de Bogotá.

OTROS ANEXOS N° 18.

Unidades de Planeación Zonal

“Se entiende por Unidades de Planeación Zonal (UPZ) los territorios conformados por un conjunto de

barrios que mantienen una unidad morfológica o funcional y que se localizan en las zonas de suelo

urbano y suelo de expansión. Su objeto es ser un instrumento de planeación, a escala zonal y

vecinal, que condiciona las políticas generales del POT con respecto a las condiciones específicas

de un conjunto de barrios”327.

Con el fin de orientar las guías para la planeación y gestión urbana en las UPZ, éstas se clasificaron,

según sus características predominantes, en ocho grupos, que se presentan a continuación:

327 327 Alcaldía Mayor de Bogotá, Secretaria de Hacienda, Departamento Administrativo de Planeación. Recorriendo Los Mártires, Diagnostico físico y socioeconómico de las localidades de Bogotá D.C. Alcaldía Mayor, Secretaria de Hacienda, 2004., 18.

ALCALDE MAYOR

POLICÍA

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Unidades tipo 1, residencial de urbanización incompleta: son sectores periféricos no consolidados,

en estratos 1 y 2, de uso residencial predominante con deficiencias en su infraestructura,

accesibilidad, equipamientos y espacio público.

Unidades tipo 2, residencial consolidado: son sectores consolidados de estratos medios, de uso

predominantemente residencial, donde se presenta actualmente un cambio de usos y un aumento no

planificado en la ocupación territorial.

Unidades tipo 3, residencial cualificado: son sectores consolidados de estratos medios y altos con

uso básicamente residencial, que cuentan con infraestructura de espacio público, equipamientos

colectivos y condiciones de hábitat y ambiente adecuadas.

Unidades tipo 4: son sectores poco desarrollados con grandes predios ocupados.

Unidades tipo 5, con centralidad urbana: son sectores consolidados que cuentan con centros

urbanos y donde el uso residencial dominante ha sido desplazado por usos que fomentan la

actividad económica.

Unidades tipo 6, comerciales: son sectores del Centro metropolitano donde el uso está destinado a

las actividades económicas terciarias de intercambio de bienes y servicios (locales y oficinas).

Unidades tipo 7, predominantemente industrial: son sectores donde la actividad principal es la

industria, aunque hay comercio y lugares productores de dotación urbana.

Unidades tipo 8, de predominio dotacional: son grandes áreas destinadas a la producción de

equipamientos urbanos y metropolitanos que, por su magnitud dentro de la estructura urbana, se

deben manejar bajo condiciones especiales.

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OTROS ANEXOS Nº 19

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OTROS ANEXOS N° 20

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OTROS ANEXOS N° 21.

Total Mtrs² recuperados en diligencias de restitución

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OTROS ANEXOS N° 22.

Total Mtrs² recuperados mediante entregas voluntarias

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OTROS ANEXOS N°23.

Total Mtrs² recuperados

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OTROS ANEXOS N°24.

Total mtrs² recuperados y porcentaje de entregas voluntarias

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OTROS ANEXOS N°25.

OTROS ANEXOS N°26.

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OTROS ANEXOS N°27.

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OTROS ANEXOS N° 28.

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OTROS ANEXOS N° 29.

Entidades interventoras en el espacio público de Bogotá.

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OTROS ANEXOS N° 30.

OTROS ANEXOS N° 31

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OTROS ANEXOS N° 32.

Mapa de Bogotá D.C. por Localidades.

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OTROS ANEXOS N° 33

Mapa de Bogotá D.C. por Localidades y Unidades de Planeación Zonal, UPZ.

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EN TREVISTA S ANEXAS

ENTREVISTA AN EXA N° 1. ENRIQU E PEÑALOSA, EX ALCALDE DE BOGOTÁ 1. Cuéntenos brevem ente su experiencia sobre el tema de espacio público y la crim inalidad en Bogotá a p artir del manejo que usted le dio en su alcaldía

En Bogotá la tasa de homicidios ha mejorado durante los últimos años, especialmente en mi

adminis trac ión que fue en el único caso que mejoró frente a otros del itos. Lo interesante es que mejoró cuando en Colombia había una recesión terrible, la tasa de des empleo más al ta de la

historia. Es to demuestra que es mentira que el problema de la c riminalidad tenga que v er con la pobrez a o el desempleo.

La pregunta es ¿por qué mejoró la seguridad en Bogotá? Hay varias teorías, desde el tema de la

mejora en la Polic ía, la creación de las Unidades Permanentes de Jus ticia. En el caso de la cul tura ciudadana, yo no creo en ella per se. La c ul tura ciudadana cambia cuando la gente la tratan de

manera distinta. La gente cambió en Bogotá porque la ciudad cambió. 2, ¿Usted cr ee qu e hay una relación directa en la dism inución de la tasa de homicidios en Bogotá y la tasa d e homicidios en Colom bia? Es claro que si la tasa de homicidios en Bogotá baja, automátic amente la tas a de hom icidios para

Colombia. Pero la pregunta es si en otras ciudades también bajó, como por ejemplo Medellín.

En mi opinión creo que nadie entiende muy bien por qué bajan las tasas de homicidios. Y no sólo de

homicidios, si no de otros deli tos. Yo tiendo a creer que hay una relación direc ta entre espacio público e igualdad. Claramente hay cosas estudiadas que s ostienen la importancia del espacio, por ejemplo; la Teoría de Ventanas Rotas, donde el desorden produc e inseguridad y por ende propician

momentos y lugares para que ocurran deli tos. Y por otro lado creo con el cumplimiento es tricto de

las normas ay uda a esta dis minución. Si hay un ambiente con orden y donde se c umplan las normas, las personas que tienden a v iolar las normas tienen más probabi lidad de ser capturadas.

En un ambiente con orden los buenos se sienten mayoría y tienden a ser más solidarios, a participar más; mientras un ambiente caótico es fértil para la delinc uencia.

Yo creo en partic ular creo que en Colombia ha habido tanta criminalidad principalmente por la

impunidad. Pero, ¿ por qué ha habido tanta impunidad? Yo creo que en buena medida ha habido un problema de legitimidad del Es tado, legi tim idad entendida c omo qué tanto creen los ciudadanos que

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su Sistema es jus to, legítimo, hones to. Si el ciudadano cree el sis tema es bueno y legítimo, contribuye a que cumpla las normas.

¿Por qué no se ha logrado establec er legislaciones efectiv as? En buena medida porque nos

sentimos culpables, es el tema del “Cójalo cójalo, suéltelo suél telo”. Cuando hay un robo todo el mundo gri ta “cójalo cójalo”, cuando lo cogen hay ex presiones para que lo suel ten, porque nos

sentimos c ulpables, sin autoridad moral; porque hay tanta injustic ia en es te país, tanta desigualdad y corrupción, que uno teme que sea por algo jus tific ado la v iolación de las normas. Entonces, en la medida que el sistema sea más legítimo, la gente cumple más las normas, colabora más a que

capturen al que viola las normas, denuncia e inc luso ex ige a que lo cas tiguen. Y todo es to tiene que v er con el grado de igualdad (no de ingresos) que s e maneja en una sociedad y por ende su relación

con el espacio público.

De tal modo, creo hay dos formas eficac es de generar igualdad. La primera es a través de un contex to democrático en el que el interés general prev alezca s obre el partic ular. Y la otra es aspirar

a una igualdad en la c alidad de vida, es dec ir, que toda la gente tenga la misma nutrición, c alidad de educación, capacidad de acceso a v erde, a parques etc. De tal modo el espacio público es la forma

más poderosa de c ons truir igualdad. Una Jornada de Día sin Carro es importante des de el tema

ambiental y de transporte, pero muc ho más importante al s er un símbolo de igualdad (donde el 20% más poderoso de la sociedad tienen que moverse en las m ismas c ondiciones que los demás

ciudadanos ) en una s ociedad c omo es ta donde el carro es símbolo de poder. Y digo poderosos no sólo porque tengan más dinero; los niños son menos poderos os en una s ociedad como esta.

Uno dir ía que el es pacio públic o no es una friv olidad en una soc iedad como la nues tra que tiene

tantos problemas de pobreza y desigualdad, al rev és, es un escenario que perm ite que s e encuentre el obrero más raso con el ejecutivo más prestigioso. La diferencia mas grande radic a yo creo cuando

disfrutan de su tiempo libre, donde la persona más ric a tiene acces o a clubes, finc as, vacaciones,

llegan a su casa con amplios jardines; mientras que las personas de bajos ingresos no tienen acc eso sino al espacio público en su tiempo libre. De tal manera que una sociedad democrática debe ofrecer

es espacio públ ico de calidad, esto significa parques, bibliotecas, andenes, ciclorutas. Con el espacio

público estamos c onstruyendo legi timidad para la organización social, igualdad. De tal forma yo creo que lo que nos otros hicimos fue una revolución puesto que pusimos al espacio público como un

escenario importante a través del cual se aprov eche y se encuentren socialmente y conv ivan armónicamente. Es un símbolo muy poderoso que pone a los individuos en un mismo grado sin

diferencias económicas o de clase.

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3. ¿Entonces qu é papel jueg a la cultura ciudadan a para usted en la transformación de la ciudad? Yo no creo en la cul tura ciudadana s i la ciudad no cambia. Lo que cambió la gente fue que la ciudad

cambió con la cons trucción en la ciudad, un sis tema de transporte, andenes, parques. Yo creo en la

cultura ciudadana mas bien c omo un c omplemento, pero usted no puede tener un ciudadano que v iv e incomodo con la ciudad, que no tiene espacios para caminar, andenes, parques, que pas a un

carro y lo lav a porque es ta el hueco en la calle y decirle “¡por fav or sea amable con la ciudad o pague sus impues tos!” . Es un problema psicológico, usted se comporta de acuerdo a como es tratado. Si la ciudad es tá limpia la gente no vota papeles a la calle, no se es taciona en andenes y no

comienza la delinc uencia otra v ez. De nuev o lo fundamental es el es pacio donde se c onv ive o se interactúa.

4. Si es tan im portante el espacio público como fuente de igualdad y g ener a seguridad, ¿por qué la gente es tan apática y discrim ina tanto la funcionalidad de este y prioriza otros aspectos? Porque aquí la gente no ha entendido, les cambió la v ida, v alorizó, volv ió la ciudad más segura. El problema es clasis ta, los pobres nunc a entendieron el tema de los bolardos cuando los más

beneficiados eran ellos; fue un símbolo formativ o de cul tura ciudadana. Por ejemplo la ciclovía, un

símbolo c omo estos lo están tratando de quitar. Garz ón le quitó tramos; el del la Cra 30 por ejemplo. Lo único que les importa en la ciudad es espacio para el carro, que los carros anden. Entonces ellos

siempre quedaron c on la idea de que qui tar los carros de los andenes era terrible, de tal modo que es muy difícil remiti r un mensaje de es ta clase a los ciudadanos c uando lo único que importa son los que tienen carro.

Por es o es importante la discusión de Transmilenio por la séptima. Se había construido el sistema por todas partes y no había problema, pero el problema surgió en la séptima porque se pas aba por

donde viv ían los más poderos os de la sociedad, entre la 72 y la 100. Los más beneficiados eran los

de carro, por eso el tema del metro. Los es tratos más al tos no tienen la más mínima intención de tomar el metro, ojalá s ubterráneo, para echar bajo tierra a los pobres para que no tengan que verlos,

y que no hay a buses que los estorben y que quiebre la ciudad, que no haya plata para c olegios,

salud; siendo que el metro hac e ex actamente lo mismo que Transmilenio.

La vida del ciudadano de estrato al to nunca se da entorno al espacio públic o. Una ciudad fracasada es una ciudad con Centros Comerciales (no confundir con Grandes Superficies). Cuando el Centro

Comercial reemplaza al espacio públ ico es una c iudad muerta, reemplaza la ciudad y segrega la

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ciudad por clas es –al ta, media; pero es interes ante porque ofrece al ciudadano mucho de lo que es espacio público debería ofrecer (seguridad, vías peatonales). Entonces, el tema del es pacio público tiene al ciudadano rico sin c uidado, para él la ciudad es un es pacio por donde se pasa de un lugar

priv ado a otro, es un medio de transporte que debe ser evitado a toda cos ta.

Lo que hicimos en mi administración fue hac er es pacios para la gente y restringir la inversión en

carros para reinvertirlas en educación, bibliotec as. Cada ciudad de calidad tiene por lo menos un espacio públic o espectacular, lo que signi fica que incluso los ric os no pueden dejar de ir –c aso Central Park de Nueva York. Es e es el gran di lema con los ricos, a nadie le gusta que le construy an

un parque cuando se les v a a qui tar calles para s us carros. Pero a nadie le importa la c iudad a futuro, nadie sabe c ómo debe ser; lo único que les importa es que no debe haber trancones para los

carros.

5. ¿Qué opina del manejo que le dio Luis Eduardo Garzón al tema del espacio público? Por ejemplo, ¿la construcción de los Quioscos? En realidad ha sido muy precar io. Lo de las quiosc os es un desas tre y no es la pr imera vez que se da en la ciudad. Pr imero, y o creo que en 2 años nadie v a a pagar lo que corresponde al arriendo de

estas casetas. En segundo lugar, no hay andenes s ufic ientemente anchos para soportarlas. También

hay que señalar que es tos quioscos cada uno cuestan cerca de treinta millones de pesos, se está regalando dinero, la pregunta es ¿a quién se le está regalando? Inicialmente se dice que es a los

pobres, pero muy pronto s e va a conv ertir en un negocio que v a a terminar fav oreciendo a pol íticos corruptos, pol íticos dueños de cas etas con pobres trabajando para ellos. Eso y a ha pas ado muc has v eces en Bogotá.

6. ¿Como solucionar el tema de los vendedores am bulantes, puesto que esto s Quioscos no van a cubrir la totalidad de los que trabajan en las calles bogotan as? Finalmente hay que prohibir la mayoría. Yo creo que se deben dejar algunos que no sean fijos,

móviles si es posible. Hay v endedores que no hacen daño, uno puede permitir todos lo que sean que v endan cos as de cons umo como dulces, galletas, helados, maní etc., que no hacen ningún daño y

están limi tados por la misma demanda, e incluso algunos v endedores de c omida cocinada en

algunos sitios. Los que hacen daños son los vendedores de corbatas, piratería. 7. ¿Y la relación entr e ven tas ambulantes e inseguridad? Cuando hay inv asión hay inseguridad, caso de San Vic torino que era lleno de mafias. Todo el mundo

sabe que el que está en una buena esquina no es porque madruga más, sino que hay una mafia que

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le da esa esquina a cambio de un pago, y si llega otro lo matan. Son organizac iones delincuenciales o semi delincuenciales, por lo que trabajar en llave con los atracadores es muy fácil. Por ejemplo, en la zona T hay v endedores pegados uno al otro, donde obviamente no venden dulces sino droga.

Yo lo que creo es que debe sentirse es el orden, pero acá a nadie le importa. A Garzón no le importó, porque cosas tan s encil las como s alir a concienciar a la gente y dec ir que pegar afic hes en

la Cra 15 es malo, concienciar al ciudadano y hacerle caer en cuenta el c osto que tiene en las tari fas de as eo limpiar eso, la inseguridad y desvalorización que genera, pero a Garz ón no le importó.

Una de las grandes mentiras es que las v entas ambulantes generan empleo. Al ir a San Victorino uno se da cuenta de la gran cantidad de empleo que se generó des pués de la recuperación de ese

espacio. Por ejemplo en el madrugón, el Centro Comerc ial que más ventas regis tra en el sector, que

querían entregarlo al Distri to por lo que fuera, hoy se v olvió más caro que Unicentro por metro cuadrado porque se generó seguridad, se ordenó el espacio. Los mismos v endedores s e reubicaron allá y hoy registran muy buenos ingres os v endiendo de manera legal. Decir que esto genera empleo

es mentira porque se deter iora un sec tor, como la Av enida Chile por ejemplo, para alcahuetear la v enta de unos pocos pero generando inseguridad en un sector que finalmente repercute en

impuestos, en el v alor de la finca raíz, en el valor de lo que la gente deja de inv ertir y en la perdida

de empleos.

El centro de Bogotá murió en buena medida por la invasión de espacio públ ico que hubo. Quedaron décadas abandonadas las oficinas que has ta ahora es taban resuci tando. La Av enida Chile debería ser limpia, llena de cámaras de seguridad, con v endedores de bajo impac to; pero no con el desorden

que hay ahí.

8. La percepción de inseguridad según Bogo tá como vamos ha aum ento en los últimos cuatro años. Según Andr és R estrepo, Subsecretario de Seg uridad de l a administración Garzón, esto se debe en p arte el óptimo de seguridad en las ciudades cada vez aum enta m ás.328 ¿Qué opina al respecto? Es menti ra. En las ciudades del mundo uno v e que la gente está segura, puede salir, caminar.

Conozco de c asos que en la zona del Parque El Virrey los atracan con puñal329. Yo creo que la seguridad es la pr ioridad para el empleo, inv ersión, el turis mo –para que el turista pueda s alir

328 El Tiempo. "Inversión s ocial const ruye seguridad", dice Andrés Restrepo, quien maneja la s eguridad de Bogotá. Diciembre 9 de 2007. En ht tp://www.eltiempo.c om/bogota/2007-12-09/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3851610.html 329 Arma blanca.

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tranquilo del hotel sin miedo a que lo v ay an a atracar como en cualquier c iudad del mundo. Pero también es un tema de pol icía y de orden, todo v a junto. El tema de que uno se acostumbra a ciertos niv eles de s eguridad es ‘carreta’, en una ciudad como Santiago de C hile uno sale seguro a c ualquier

hora. Pero también es ta es una ciudad mal diseñada, donde para ir a una estación de Transmi lenio

–calle 100- hay que c ruzar por debajo de un puente oscuro, donde no hay andén para caminar. Es decir, una ciudad donde un niño no puede andar sólo no es tá bien.

9. ¿Y no es en par te un problema tam bién de cultura ciudadana? Yo no digo que no sea importante, sólo que la cultura ciudadana ex iste como complemento. Pero en

casos como Es tados Unidos, la cul tura ciudadana también existe por el sistema polic ivo, porque hay un temor a la autoridad y a la sanción. Yo creo que cuando se hace cumplir las normas la gente

comienza a respetar a la autoridad.

Yo dir ía más bien que la expectativ a ciudadana debería ir aumentando, es decir, que cuando hay más y más sanciones la gente comience a ex igir más, que la gente recoja los excrementos de los

perros. Obvio que debe haber campañas educativ as, pero es más fácil que la gente recoja los ex crementos cuando tiene el prado cortado, es iluminado y demás. La c osa física es indispensable,

la ciudad tiene que mostrar res peto por el s er humano y al ser la ciudad un habi tad humano, y no lo

estamos diseñando para la gente, para que los niños sean felices.

10. ¿El m ism o Andrés Restrepo decía que en la alcaldía d e Garzón se priorizó el tema de disminución de homicidios sobre delitos de impacto social, qué opina usted de eso? Yo no veo que hay an tenido ninguna pol ítica ni para un lado ni para el otro, ¿cómo hace uno una

pol ítica para controlar un homicidio? En mi administración disminuy eron muc hos los homicidios, pero

lo más interesante es que en nues tro caso disminuy eron mucho los otros deli tos contra la propiedad; pero la verdad es que no se puede prev enir uno y no los otros, es ‘carreta’ de Andrés Res trepo.

Uno lo que tiene que lograr es que hay a sanción para deli tos menores, que hay a orden, i luminac ión, seguridad por cámaras pagadas por particulares. Yo lo que creo es que no le hemos dado

importancia al tema de seguridad como sociedad, ni siquiera es culpa de Garzón, no le hemos dado

importancia a la seguridad urbana; el mismo Presidente Uribe y el Gobierno Nacional no le han dado importancia a este tema, y y o creo que es lo más importante para que haya más inv ersión, más

empleo y calidad de v ida. Pero a v eces tiene que v er con temas de diseño urbano, pero también c on temas de polic ía urbana. Hasta hac e poco, que sacaron la Ley 1141 y la 1153, si a usted lo robaban

con puñal y al delinc uente lo grababan sal ía libre.

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Todo tiene que ver con el orden, la limpieza, la iluminación, con un dis eño urbano donde la gente tenga que sali r a caminar y con la legi tim idad del Es tado.

Es conclusión, son una gran c antidad de v ariables juntas que se necesitan para que hay a seguridad. Para que haya seguridad uno necesita que hay a gente en la calle, se necesi ta diseñar una ciudad en

función de la gente, la gente más v ulnerable pero nadie piensa en el peatón. La ciudad debería estar surcada por cientos de kilómetros de v ías peatonales, sin c arros a los lados. Y la ciudad que se está construyendo a futuro es preoc upante, s e dejaban más parques públicos hac e 40 años que los que

se están dejando ahora.

ENTREVISTA AN EXA N° 2. DIRECTORA DE COMUNICACIONES IPES.

1. Cuál fue el principal cambio que se dio entre el an tiguo Fondo de Ventas Popular es, FVP, y el actu al IPES.

Básic amente al poblac ión objetivo se amplió. Con el FVP se trabaja con los v endedores ambulantes.

El FVP era una unidad adsc ri ta a la Secretaría de Gobierno. Ahora el IPES, aunque es una entidad autónoma e independiente, se rige por las polític as de la Secretaría de Desarrol lo Ec onómic o.

2. ¿Y en el caso de Misión Bogotá, cuál ha sido el principal cam bio? Anteriormente pertenec ía al Fondo de Vigilancia y a partir de esta administración pasó a ser parte

del Ins tituto para la Economía Social. Entonc es a sus integrantes se les ofreció capaci tac ión,

reubicación y empleabilidad. En es te úl timo punto es tá Misión Bogotá, se contrata a las personas por 6 meses, bajo pres tación de servicios, para desempeñarse como guías ciudadanos.

3. ¿Qué tipo de per sonas atiende el IPES dentro de sus program as? El IPES no solamente atiende a los v endedores informales sino que en la última administración

ampl ió su población sujeto; es así c omo nosotros atendemos a los jóvenes en alto riesgo,

reinsertados, discapaci tados, cabezas de fami lia. En general, la población en al to ries go y v ulnerable que s e enc uentran en la economía informal y que quieran crear empres a.

Igualmente, es importante resal tar que anteriormente no ex istía el sec tor económico común y se creó

a parti r de la reforma del primero de enero.

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4. ¿Qué m anejo le da el IPES al tema de vend edores ambulantes? Es algo muy complejo. La administración de Luis Eduardo Garzón heredó la sentencia T772 por la cual la Corte Consti tucional le da una respues ta a un v endedor informal que exigía, por medio de

una acción popular, su derecho a v ender en el espacio público. La Corte C ons ti tucional av aló este

tipo de ventas mientras tanto no se les ofrezc a a los ciudadanos un trabajo para su sustento. Por esta razón, en abril del 2004 es ta si tuación junto con otras v ariables ay udó a la ocupación de

espacios públic os como la carrera séptima y calle 19. 5. ¿En qué localidades el IPES interviene con mayor frecuen cia? El IPES interv iene bás icamente en Candelaria Santa Fe y Antonio Nariño, por ser los sectores con espacios simbólicos y representativ os de la ciudad.

6. ¿Cómo organizaron en estas localidad es a dichos vendedores? Por medio de un pacto de cumplim iento fi rmado en el segundo semes tre de 2004, el cual firmaron 3.000 v endedores y por el medio del cual la adminis tración les facili taba ofertas para laborar.

7. ¿Cómo se va a controlar el tema del nuevo program a Quio sco s an te el gran núm ero de vendedor es inform ales que m uy seguram ente tenderá a crecer?

Un av anc e de esta adm inis tración –Garzón- es que se hac e un es tudio georeferencial de la ciudad. Anteriormente se daba un manejo loc al al tema de vendedores ambulantes, especialmente la

adminis trac ión Peñalosa, pero no s e tenía en cuenta el entorno donde s e iba a dar el manejo a es tos v endedores (que se encontraban en una localidad y que cada localidad manejaba un Plan de Desarrollo que cambiaba en cada administración).

A partir del C ens o de Calidad de Vida de 2003, del Departamento Administrativ o Nacional de Estadís tica, DANE, se construy e un análisis de cuantos vendedores ambulantes puede haber en la

ciudad. Igualmente se hizo una conv ocatoria a 12. 000 v endedores, donde ellos propusieron crear los

Comités Locales de Vendedores Informales, por localidades, c on el fin de ser el puente entre la Adminis trac ión y ellos. Poster iormente en una reunión se escogieron 5 representantes 5 vocales

conformando un Comité Dis tri tal de vendedores informales.

Así pues, para que un vendedor pueda inscribirse en la C asa del Vendedor y pueda ingres ar al

programa, debe estar avalado por el Gestor Loc al y el C omité Local, para ev itar malos manejos. En el cas o de Santa F e y Candelaria es c rític a la si tuación, por lo que la administración puso un tope y

sólo se trabaja con los lineamientos descri tos anteriormente.

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8. ¿Y este programa de Quioscos perm ite al tiem po la convivencia con otros vendedor es inform ales que no estén en el programa? No, solamente se v a a permitir los v endedores que es tén en quioscos. Van a es tar organiz ados por

localidades y trabajarán en las local idades que residen, y los que no es tén en el programa no podrán

trabajar. Los espacios recuperados van a seguir as í. 9 ¿Este programa de Quiosco s no es volver a privatizar esp acio s públicos? Estos Quioscos no son de una persona sino de la ciudad. Yo creo que son puntos de v ista. El c aso de Transmilenio, que todo el mundo cree que es una empresa mix ta, es una empresa priv ada a la

cual todos los contribuy entes tenemos que pagar. Lo que hizo el Doctor Peñalos a fue haberle dado el espacio público construido c on nues tros dineros a la empresa priv ada.

10. ¿Qu é beneficios trae este program a para los vend edores y los ciudad anos?. Queremos que ellos hagan un ahorro mensual, para es to, el los van a trabajar cercanos a un operador social que v a se el enc argado de darles ac ompañamiento permanente. Es te programa

hace parte de una Red de Prestación de Serv icios al Usuario del Es pacio Público. Lo que s e quiere es que es te s ea un camino hacia la formalidad de ellos, por lo que v an a estar por lapso de 2 años

all í. Corpas, una ONG, es tará permanentemente pendiente en el aspecto de comercialización y

distribución.

También habrá un operador que les v enderá a bajo precio para que aumenten sus ganancias. Conjuntamente se está impulsando la as ociativ idad en cooperativ as con el fin de adelantar proyectos produc tivos. Al cabo de es tos 2 años s e espera que logren un ahorro mínimo de 7.5 mi llones de

pesos para ponerlos al serv icio de dichos procesos productiv os.

11. ¿Van a ten er el acompañamiento de otras en tidades del Distrito? Por su pues to, Sec retaría de Salud realizara un acompañamiento permanente, al igual que Vivienda

para realizarle ofertas de v iv ienda.

12. ¿Cómo pueden controlar ustedes qué este programa no sea cooptado por m afias o que en su defecto, que los vendedores in cluidos en este se dediquen a otr as acti vidades, algunas de ellas ilícitas, como la venta d e drogas o piratería?. ¿En base a qué hacen us tedes es as asev eraciones? Tiene que tener cuidado porque no podemos establecer qué porc entaje de esta población, por la que nosotros v elamos, que incurran en es tos

deli tos.

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12. ¿Noso tros sabem os de casos dond e los espacios públicos son vendidos; o también, casos donde vendedor es informales cam uflan la venta de drogas con su activid ad?. Como le comenté anteriormente, el programa tiene dis puesto un ac ompañamiento permanente a los

v endedores. Esta es la primera adm inis tración que realmente ha tenido la voluntad de v er la

problemática c omo nadie la había visto. Senc illamente si llegan a cometer algún tipo de activ idad ilegal serán ex pulsados del programa.

Sin embargo, nosotros no podemos garantizar que es tas activ idades no v an a suceder, as í c omo tampoc o es nuestra competencia. ¿Conoc en ustedes en el barrio Res trepo el Pas aje Cul tural El

Centenario? All í hemos realizado reubicación de v endedores, y si us tedes v an se darán cuenta que se está vendiendo piratería. Esto es muy difícil de controlar y no podemos garantizarlo.