Políticas de empleo para jóvenes: el Programa Jóvenes con Más y Mejor Trabajo

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El presente artículo tiene como objetivo central presentar la evaluación delos diagnósticos sobre las difi cultades de inserción laboral de los jóvenes y laspolíticas de empleo asociadas, implementadas en la Argentina durante el periodode la posconvertibilidad (2003-2011), con especial énfasis en el programaJóvenes por más y mejor trabajo (PJMyMT).

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    III/ El Estado en la insercin laboral de los jvenes

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    7 / Polticas de empleo para jvenes: el Programa Jvenes con Ms y Mejor Trabajo

    PABLO PREZ Y BRENDA BROWN

    Introduccin

    Desde hace aproximadamente dos dcadas los pases de Amrica Latina bus-can mejorar la insercin laboral de los y las jvenes1 mediante diferentes tipos de medidas abarcadas dentro de las polticas activas de empleo, las polticas sociales y las polticas de juventud (Jacinto, 2008). En la Argentina, la eleccin e implementacin de estos dispositivos estuvieron fuertemente relacionadas con el diagnostico sobre el desempleo y la cuestin social juvenil vigentes en cada periodo, a pesar de la argumentada distancia entre el diagnstico y las polticas pblicas (Bloj 2006, CEPAL 2012, Filgueira 2006).

    As, mientras en los noventa se prioriz la implementacin de programas focalizados orientados a capacitar a jvenes desempleados de bajo nivel edu-cativo y socioeconmico, en el nuevo siglo, conjuntamente con la reactivacin econmica, se produce un giro en la evaluacin de los temas sociales que gener cambios en las orientaciones de polticas de empleo y sociales.

    El presente artculo tiene como objetivo central presentar la evaluacin de los diagnsticos sobre las di cultades de insercin laboral de los jvenes y las polticas de empleo asociadas, implementadas en la Argentina durante el perio-do de la posconvertibilidad (2003-2011), con especial nfasis en el programa Jvenes por ms y mejor trabajo (PJMyMT).

    1 A continuacin emplearemos el gnero masculino a nes de facilitar la lectura, sin embargo todas las menciones en tal gnero representan siempre a varones y mujeres.

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    Para el anlisis del PJMyMT se han utilizado diversas fuentes: desde una perspectiva cuantitativa, analizamos la encuesta a bene ciarios realizada en ju-nio 2013 por el MTEySS2, la cual releva tanto informacin sobre stos como sobre sus hogares. Para el anlisis cualitativo utilizamos tanto fuentes primarias (entrevistas a talleristas del programa)3 como secundarias (documentos tales como resoluciones ministeriales, manuales para talleristas, etc.).

    El texto se estructura de la siguiente manera: primero se analiza la precaria situacin social de los jvenes de sectores populares, destacando el abandono escolar prematuro y las di cultades que enfrentan para insertarse laboralmente. Luego, las polticas destinadas a los jvenes en la Argentina durante la ltima dcada, revisando las continuidades y rupturas en las polticas respecto de las implementadas en la dcada de los noventa. La tercera parte est dedicada al programa Jvenes por ms y mejor trabajo como paradigma de activacin de polticas de empleo propias de los aos 2000 en Amrica latina. Por ltimo, se esbozan unas re exiones e interrogantes nales.

    1.Primeras pistas de la problemtica insercin laboral de los jvenes en la Argentina: la educacin y el origen social como condicionantes

    En la actualidad, tras varios aos de crecimiento continuo del PBI, los ni-veles de empleo muestran una clara recuperacin respecto de la situacin ob-servada durante la salida de la convertibilidad a nes de 2001. El desempleo ha disminuido a cifras de un dgito, su nivel ms bajo desde comienzos de la dcada de los noventa. No obstante el contexto favorable, los jvenes siguen enfrentan-do situaciones laborales adversas. Su tasa de desempleo es considerablemente superior a la de los trabajadores adultos y los empleos a los que acceden suelen ser precarios, sin proteccin laboral y con bajos salarios. A su vez, no todos los jvenes disponen de los mismos activos (diploma, contactos, sostn familiar) para enfrentar el mercado de trabajo ni tampoco tienen las mismas prioridades (ambiciones de carrera, urgencias nancieras, arbitrajes entre vida privada y profesional), lo cual condiciona sus trayectorias ocupacionales. Los jvenes de sectores populares se sienten en muchos casos presionados, por la escasez de in-

    2 La Encuesta ha sido realizada en los siguientes aglomerados Ciudad Autnoma de Buenos Aires; 24 partidos del Conurbano; Gran Rosario; Gran Mendoza; Gran Tucumn; y Gran Resistencia. El tamao total de la muestra alcanz a 1.594 bene ciarios sobre un universo de 58.909 participantes.

    3 Se realizaron 14 entrevistas a diferentes participantes del programa (Talleristas, funcionarios del MTEySS y Bene ciarios) en distintas jurisdicciones de la ciudad de Buenos Aires (Constitucin, La Boca, Bajo Flores y San Telmo). Como es habitual, por cuestiones de con dencialidad, se reserva la identidad real de los/las entrevistados/as, cambiando sus nombres en el momento del citado.

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    gresos del hogar, a adelantar su salida del sistema educativo -aun antes de com-pletar su formacin-. En algunos casos, la asuncin temprana de responsabili-dades laborales es una forma de colaborar con los ingresos familiares, mientras que en otros las expectativas estn acotadas a los intereses de la adolescencia y al objetivo de buscar trabajo para solventar sus propios gastos.

    Como consecuencia de este problema, la Argentina al igual que la gran mayora de los pases de Amrica latina-, presenta una tasa relativamente baja de secundario completo entre los jvenes de 18 a 24 aos. Esta situacin no es nueva sino de carcter estructural y claramente se vincula con la pobreza, con el mencionado abandono escolar prematuro, y con la percepcin de que una mayor educacin no necesariamente mejora las posibilidades de insertarse laboralmen-te, entre otras razones.

    El nivel educativo representa una seal esencial para los empleadores -el secundario completo es la credencial educativa que demandan la mayora de las empresas para cualquier puesto de trabajo- ya sea para predecir la productividad que tendrn los jvenes en su lugar de trabajo (Becker, 1975) o el costo que tendrn para formarlos (Thurow, 1974). En ambos casos, aquellos jvenes con mayores niveles educativos deberan ostentar mayores tasas de empleo y meno-res de desempleo. Sucede actualmente esto en la Argentina?

    Los indicadores por nivel de educacin no muestran una relacin lineal entre mayores niveles de educacin formal y menores tasas de desocupacin. Se ob-serva que la desocupacin de los jvenes desagregada por niveles de instruccin presenta la forma de una U invertida, con tasas ms elevadas en los niveles medios de educacin, y tasas ms bajas para aquellos trabajadores con bajos y altos niveles de la misma.

    Ambos extremos presentan menores porcentajes de desocupacin por cau-sas diferentes. Los trabajadores con bajos niveles de instruccin presentan una menor desocupacin debido en gran parte a que la tasa de participacin en la fuerza laboral de este grupo (tasa de actividad) es tambin comparativamente baja respecto de los otros grupos. Esto es as, dado que gran cantidad de trabaja-dores de este grupo se encuentran desalentados, cansados de buscar trabajo y no encontrarlo, y desisten de participar en el mercado de trabajo, pasando a formar parte de la poblacin inactiva.

    En el otro extremo, los jvenes con mayores niveles de instruccin suelen desplazar (al desempleo) a aquellos de menores cali caciones, dado que compi-ten por los mismos puestos de trabajo, an aquellos de menores requerimientos de cali cacin. En este sentido, es usual que los empleadores exijan niveles edu-cativos ms elevados que los necesarios para cubrir el puesto de trabajo corres-pondiente, ya que en nivel educativo es una de las caractersticas individuales ms visibles o fcilmente comprobables y permite una seleccin econmica de los candidatos (de hecho es gratuita ya que la realiza el sistema educativo).

    El incremento a secundario completo del nivel educativo mnimo para acceder prcticamente a cualquier puesto, gener la marginacin del empleo

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    de sectores con menores niveles educativos y el desplazamiento hacia puestos de menor jerarqua -que la que correspondera a su nivel de cali cacin- de los jvenes con mayores credenciales. Consecuentemente, la probabilidad de encontrar empleo para los que cuentan con acreditaciones superiores se realiza en desmedro de los que cuentan con acreditaciones inferiores, an cuando stos estuvieran en condiciones cognitivas y tcnicas para cubrir los puestos.

    As, el diploma aparece como una condicin cada vez ms necesaria para acceder a un puesto de trabajo, pero cada vez menos su ciente. La educacin ya no ofrece una garanta de acceder a un empleo sino que otorga mayores po-sibilidades (no absolutas sino relativas, en detrimento de jvenes menos educa-dos). Paradjicamente, en momentos en que los diplomas parecen disminuir su cotizacin, su posesin es determinante para las posibilidades de los jvenes de obtener un puesto de trabajo. Dado que los jvenes generalmente tienen poca o ninguna experiencia y formacin profesional, el diploma representa su nica referencia para mostrar al potencial empleador en sus primeros pasos en el mer-cado de trabajo.

    Entendemos as que aquellos jvenes de origen social humilde, forzados a abandonar prematuramente el sistema educativo y por lo tanto poseedores de escasas credenciales educativas se encontraran con mayores di cultades para insertarse laboralmente y esta situacin parece ser estructural en la Argentina.

    La in uencia del origen social no se limita a las posibilidades de acceso y permanencia en el sistema educativo, sino que tambin afecta las posibilidades de valorizar su formacin en el momento de insertarse laboralmente. Efectiva-mente, a igual nivel de formacin, no todos los jvenes acceden a iguales po-siciones en el mercado de trabajo, notndose fuertes desigualdades de acuerdo con el lugar en la estructura social que ocupa su familia4.

    Cmo incluir socialmente a estos jvenes? Cmo ayudarlos a insertarse laboralmente? Qu programas se han implementado en la Argentina con este objetivo? Cul es el diagnstico sobre el desempleo y las di cultades de in-sercin laboral juvenil detrs de las medidas implementadas? Las siguientes secciones buscan analizar esta problemtica.

    2.Polticas de empleo para jvenes en la Argentina

    En Amrica Latina, muchos pases presentan medidas destinadas a mejorar la situacin social, educacional y laboral de los jvenes, en algunos casos se tra-ta de programas espec cos para jvenes mientras que en otros, son programas generales que afectan una gran proporcin de jvenes. En general las interven-

    4 Detrs de estas desigualdades se encuentran el lugar de residencia, la discriminacin por parte de los empleadores, y las relaciones sociales (amistades, parientes, vecinos, contactos en general) de los jvenes y las de su familia, las cuales les permitiran valorizar la educacin que han adquirido.

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    ciones se dirigen a potenciar el capital humano, con el objeto de actuar sobre el entorno familiar y comunitario de los bene ciarios. En los ltimos aos, se ha consolidado el paradigma de activacin de las polticas sociales como forma prioritaria de lidiar con los problemas de desempleo.

    Este nuevo paradigma contempla una diversidad de dispositivos que pueden constituir distintos regmenes de activacin. Moreno y Serrano Pascual (2007) sostienen que los programas que integran el paradigma de activacin pueden agruparse en un continuo entre dos polos: el workfare por un lado y, el welfarepor el otro. Intentaremos caracterizar brevemente cada uno de ellos.

    El rgimen de activacin workfare es caracterstico de los pases anglosajo-nes y pone el nfasis en distintas formas de desincentivar la permanencia de los trabajadores en los sistemas de proteccin social (Lodemel, 2004). Este modelo aparece in uenciado por una visin individualista de la pobreza a partir de la cual se asume que la responsabilidad para incorporarse al empleo es fruto de una decisin individual, basada en el clculo racional y econmico, en donde el desempleado puede ser sometido a cierta presin que asegure la opcin por el trabajo (Arriba y Perez Erasmus, 2004). Este rgimen se materializa en progra-mas que ponen el nfasis en la responsabilizacin individual, el establecimiento de lmites temporales para la percepcin de ayudas, la imposicin de sanciones, la reivindicacin de la tica del trabajo y la reintroduccin de un carcter estric-tamente contraprestacional en la recepcin de las ayudas (Siis, 2011).

    En el otro polo, el welfare se caracteriza por contemplar aquellos programas que buscan adaptar la fuerza de trabajo desocupada a los requisitos del mercado laboral y as incrementar su empleabilidad. Bonoli (2010) identi ca dentro de empleabilidad. Bonoli (2010) identi ca dentro de empleabilidadeste rgimen a aquellas polticas que buscan incrementar el capital humano y generar un crculo de habilidades y empoderamiento de los bene ciarios (por medio de sistemas de educacin, capacitacin y formacin profesional). Arriba y Perez Eransus (2004) sealan que las polticas que se encuentran dentro de este rgimen de activacin se caracterizan por la creacin de oportunidades de empleo en el mbito pblico, el diseo de recursos formativos, dispositivos de orientacin laboral personalizados y determinados programas de carcter so-cial para los colectivos en situaciones ms graves de exclusin. Dentro de esta orientacin, el individuo se concibe como un sujeto autnomo que necesita de recursos (cuali cacin, experiencia, etc.) para poder ejercer su autonoma (Mo-reno y Serrano Pascual, 2007).

    La idea que subyace a esta lgica es que los desocupados-pobres no carecen de todo, sino que poseen ciertos atributos y condiciones que podran movilizar para superar su condicin. De este modo, a travs de polticas activas de empleo se busca proveerlos de una cartera de activos que les permita mejorar su capital humano y social (Ciolli, 2013).

    En la Argentina, el diagnstico sobre la escasez de capital humano ha sido predominante para explicar las di cultades de empleo juvenil; no obstante, en la

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    ltima dcada parece haber ciertos cambios al priorizar las cuestiones actitudi-nales adems de las educativas.

    2.1. Mejorar la empleabilidad de los jvenes como base de las polticas de los noventa

    Durante la dcada de los la economa argentina experiment profundas transformaciones que incidieron notoriamente sobre la situacin ocupacional del pas. La puesta en prctica de las directivas tericas del Consenso de Was-hington va la adopcin de las reformas estructurales- impact negativamente sobre los niveles ocupacionales, transformando al desempleo en uno de los fe-nmenos sociales ms acuciantes.

    En el contexto del nuevo escenario de ajuste y estabilizacin, las polticas de empleo tradicionales fueron dejadas de lado, acusadas de promover la ine cien-cia asignativa, incrementar los costos laborales y generar incentivos perversos que repercutiran negativamente sobre la competitividad de la economa.

    Se impuso as un nuevo consenso -impulsado por los organismos inter-nacionales- segn el cual, las polticas apropiadas para Amrica Latina eran las que promovieran una mayor exibilidad en la relacin contractual, la nego-ciacin descentralizada de salarios y condiciones laborales y un nivel mnimo de intervencin estatal, focalizado en polticas activas que redujeran el desacople entre oferta y demanda de trabajo. En el diagnstico de problemas de insercin de los jvenes aparece como central su baja empleabilidad y el supuesto de que empleabilidad y el supuesto de que empleabilidadla misma estara originada por la escasa educacin/capacitacin.

    Usualmente de nida como la probabilidad para un desempleado de acceder a un puesto de trabajo, la empleabilidad combina actitudes, habilidades y cali- caciones de los trabajadores, consideradas indispensables para enfrentar los rpidos cambios en una econompidos cambios en una econom a globalizada (OIT, 1998). Para esta visin, cada trabajador aparece como gestor de su propia trayectoria laboral y las po-lticas pblicas estimulan la autonomblicas estimulan la autonom a y las oportunidades de los individuos (empowerment), brindndoles medios para llevar adelante sus proyectos, en lu-gar de simplemente asistirlos. As, son habituales los talleres que ensean cmo presentarse a una entrevista, los balances sobre competencias del desempleado, la formulacin de proyectos individuales, etc. Se trata de un tratamiento del desempleo que no es neutro respecto de las representaciones de los desemplea-dos, ya que al individualizar cada situacin, los responsabiliza por encontrarse en ella.

    Con esta perspectiva el gobierno implementa programas focalizados en los grupos ms desfavorecidos, esencialmente los jvenes con escasa e inadecua-da formacin, dentro de los cuales se destac Proyecto Joven, el programa de capacitacin laboral de mayor relevancia tanto por los montos involucrados, su duracin en el tiempo (1994-2000) y su difusin geogr ca5. Sus objetivos apuntaron a incrementar las posibilidades de insercin laboral (empleabilidad)

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    de jvenes en situacin de vulnerabilidad social y la formacin de mano de obra semicali cada que permitiera responder a los requerimientos de empresas en procesos de reconversin.

    Como un balance de las polticas dirigidas a mejorar la situacin ocupacional de los jvenes podemos sostener que las mismas se basaron en un diagnstico simpli cado de la problemtica ya que stas se centraban en la baja empleabi-lidad de los jvenes. Los mejores resultados se relacionaron con la posibilidad de reinsercin social ms que con su capacidad para mejorar la empleabilidad futura de los bene ciarios. La capacitacin produjo efectos importantes en la au-toestima, las relaciones personales y actitudes de los bene ciarios y contribuy a que la educacin volviera a ser una alternativa para quienes haban abandona-do la escuela. Sin embargo, en trminos generales se agravaron las di cultades de insercin laboral para gran parte de los jvenes en un contexto de desempleo elevado y peores condiciones de empleo.

    2.2. Nuevos diagnsticos y polticas en el nuevo milenio

    2.2.1. La complejizacin de las trayectorias laborales de los jvenes

    El crecimiento en la actividad econmica luego de la crisis de 2001-2002 se correlaciona con un aumento en el empleo y una baja sustancial en la desocu-pacin, situacin que alcanza tambin a los jvenes. No obstante, su realidad laboral contina siendo una de las ms vulnerables, especialmente aquellos de origen social humilde y escasas credenciales educativas.

    Desde el gobierno se concibe al trabajo como va ineludible hacia la inclu-sin social y su estrategia es que sea esencialmente el crecimiento econmico el que resuelva los problemas sociales de la poblacin6. Sin embargo, los resulta-dos evidencian su insu ciencia para mejorar las condiciones sociales de nume-rosos jvenes que no logran acceder a la salud, a la seguridad social, por no tener un empleo o por tenerlo pero en condiciones precarias, muchos de ellos sin con-trato laboral (en negro). Sus trayectorias laborales suelen combinar desempleo, inactividad, empleo precario y autoempleo, siempre en peores condiciones que sus colegas adultos. En efecto, sus trayectorias hacia la vida adulta parecen de-notar una mayor complejidad que antao. Los jvenes prueban, fallan y cambian repetidamente sus decisiones escolares, laborales y afectivas. Muchos de ellos,

    5 Para una discusin detallada de los alcances de Proyecto Joven, consultar Barberena y Santantonio (1996), Jacinto (1996, 1997), Cohen, Martinez y Navarrete (2001), y Castro (1999), entre otros.

    6 Esta situacin se correspondera con los primeros aos post devaluacin, hacia 2009 parece evidenciarse un cambio, una aceptacin de cierta problemtica social no cubierta por el crecimiento del empleo que deriva en nuevas propuestas de poltica como la Asignacin Universal por Hijo y, ms recientemente (enero 2014), el programa de respaldo a estudiantes de la Argentina (PROGRESAR).

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    en lugar de combinar el estudio con el trabajo lo alternan: estudian, trabajan un tiempo y vuelven a estudiar. Es lo que se conoce en la bibliografa como trayec-torias yo-yo (Machado Pais, 2000; Du Bois- Reymond y Lopez Blasco, 2004).

    Persisten durante este periodo las di cultades que enfrentan para conseguir un puesto de trabajo, esencialmente debido a cuestiones tales como el desajuste entre su formacin y la demandada por las empresas, la falta de experiencia la-boral previa y la discriminacin en las prcticas de reclutamiento y seleccin por parte de las empresas. La falta de experiencia o capacitacin no necesariamente es una causa real del desempleo, pues las cali caciones requeridas no siempre son necesarias para las tareas del puesto ofrecido, sino que los empleadores pre- eren -a igual salario- un trabajador ms formado, supuestamente ms adapta-ble a diversas tareas y ms acostumbrado a respetar pautas de trabajo.

    La inestabilidad de sus trayectorias laborales, la imposibilidad de acceder a trabajos estables parece condicionar que muchos jvenes no reconozcan al trabajo como articulador de su vida, como medio para encontrar su lugar en la sociedad, ni importante para la formacin de su identidad (Jacinto y Bessega, 2002). Estos jvenes han interiorizado sus experiencias frustradas, sus trabajos precarios, su ir y venir del mercado de trabajo y esto ha afectado su represen-tacin del trabajo, especialmente aquellos de estratos sociales bajos, los ms afectados por la inestabilidad. Estas representaciones van a generar disposicio-nes desfavorables o poco favorables a la insercin laboral, de manera que la si-tuacin de empleo/desempleo de los jvenes va a estar fuertemente in uenciada por decisiones que toman en funcin de sus valores, es decir cmo se ven a s mismos y su relacin con el trabajo (Ibez Schuda, 2005).

    Por lo tanto, la dbil participacin en el sistema educativo y la precariedad de la insercin laboral impediran que ambos sistemas operen como transmiso-res de normas y valores que ordenan la vida cotidiana, estructuran aspiraciones y de nen metas a alcanzar. En cierta manera, la descentralizacin del trabajo en la constitucin de las identidades sociales juveniles y los cambios de valores, de aspiraciones y actitudinales mencionados llevan la se argumentacin de que ciertos jvenes mani estan escasa motivacin por trabajar (Jacinto 2006). Esta autora se plantea un viraje conceptual en la forma de abordar los problemas de insercin de los jvenes que va de las necesidades de capacitacin a las dis-posiciones hacia el empleo (Jacinto 2008).

    En lneas generales podemos destacar que estas complejidades en las trayec-torias de insercin en el mundo laboral de los jvenes se incorpora al diagnsti-co sobre la situacin laboral juvenil propiciando cambios en las polticas hacia los jvenes.

    2.2.2. El desincentivo a trabajar y la activacin de las polticas de empleo

    Conceptualizar a los desocupados en tanto personas con poca motivacin para el trabajo, no es una caracterstica que se adjudique nicamente a los jve-

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    nes, sino que se extiende a todo el grupo poblacional cuando de polticas pbli-cas se trata. De hecho, la escasa motivacin para trabajar, es un diagnstico que puede evidenciarse en los distintos programas implementados en la Argentina de la posconvertibilidad e incluso durante la dcada de los noventa. Es por este motivo que una de las modalidades del Estado de generar legitimidad ante la so-ciedad por los subsidios otorgados es establecer algn tipo de contraprestacin (laboral o de capacitacin) a sus bene ciarios.

    El trasfondo de la contraprestacin se basa en buscar que el perceptor de la poltica pblica se involucre en su trayectoria laboral, es decir, que el desocupa-do/pobre contribuya a delinear su propia trayectoria de inclusin.

    En estos casos, se conceptualiza al desocupado desde una visin ortodoxa a partir de la cual su insercin en el mundo del trabajo se basa en clculos raciona-les de costo/bene cio. De hecho, para algunas corrientes tericas como la de la bsqueda de empleo (job searchbsqueda de empleo (job searchbsqueda de empleo ( ) el tiempo de permanencia de los desocupados como perceptores de programas de empleo dependera de los costos de bsque-da (ingresos que pierde de ganar por estar desempleado y el costo de adquirir informacin, entre otros factores) y de los bene cios derivados de encontrar un empleo mejor remunerado. Sin embargo, desde mediados de la dcada 1970, el incremento de la duracin media del desempleo pone en cuestionamiento esta teora, generando otras explicaciones que corren el foco de la oferta para posicionarlo en la demanda (como las teoras basadas en el ranking o la de ranking o la de rankingtrabajo). De esta manera, comienza a admitirse que el desempleo puede no ser una situacin ni transitoria ni voluntaria.

    En lo que respecta a los programas espec cos para jvenes, se observa cier-ta escasez de medidas y programas que atiendan las particularidades de este grupo poblacional, pese al consenso que existe al clasi carlo como un grupo vulnerable y con di cultades de acceso al empleo. En la Argentina, mantienen su lugar destacado las polticas de formacin y capacitacin laboral focalizada en grupos de nidos a partir de sus problemas de insercin educativa y laboral, lo cual lleva a algunos autores a postular la continuidad de la lgica de las polticas de los noventa (Salvia y otros, 2006). No obstante, contrariamente a lo sucedido durante esa dcada, los dispositivos destinados a capacitar laboralmente a los jvenes se encuentran en este perodo vinculados a instituciones permanentes del sistema educativo centros de formacin profesional, escuelas tcnicas- evi-tando la creacin de instituciones efmeras y fortaleciendo la oferta existente (Jacinto 2008).

    Asimismo, adquieren importancia dispositivos que promueven la terminali-dad educativa (principalmente de nivel secundario), no solo mediante el sistema educativo regular sino tambin mediante vas alternativas (representa un cambio respecto del periodo previo en el cual se priorizaba la formacin profesional). Esta medida muestra la trascendencia asignada a la credencial educativa en la insercin laboral de los jvenes.

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    Finalmente, se incorporan dispositivos que apuntan a actuar sobre las ac-titudes de los jvenes hacia el trabajo, apuntando a su socializacin laboral, esencialmente mediante experiencias cali cantes en el lugar de trabajo. En este sentido Jacinto (2008) destaca tres estrategias destinadas a fortalecer las dispo-siciones hacia el trabajo: la inclusin de pasantas en los cursos de capacitacin, los programas de primer empleo y la orientacin sociolaboral.

    Como ejemplo de un dispositivo que incorpora un diagnstico ms complejo sobre las trayectorias de insercin juvenil podemos mencionar el Programa J-venes con Ms y Mejor Trabajo, iniciado en 2008 y co nanciado con fondos del presupuesto nacional y del Banco Internacional de Reconstruccin y Fomento (BIRF), programa que ser analizado en profundidad en el prximo apartado.

    3. Programa Jvenes con Ms y Mejor Trabajo (PJMyMT) Paradigma de las nuevas polticas de empleo?

    El Programa Jvenes con Ms y Mejor Trabajo comienza a implementarse en la Argentina en el ao 2008, su poblacin objetivo son los jvenes de 18 a 24 aos que no hayan completado el nivel primario o secundario de escolaridad y se encuentren desempleados. Su objetivo principal es generar oportunidades de inclusin social y laboral para jvenes a travs de su insercin ocupacional, ya sea en un empleo o en una actividad productiva independiente. A partir de accio-nes integradas busca identi car el per l profesional del bene ciario y brindarle herramientas de formacin, prcticas cali cantes y posibilidades de terminali-dad educativa que permitan aumentar su empleabilidad, para luego insertarse en el mercado laboral. En Argentina existen alrededor de 1.826.000 jvenes de entre 18 y 24 aos potenciales bene ciarios del programa, dado que presentan un nivel educativo por debajo del secundario completo y no se encuentran ocu-pados dentro del mercado formal -incluidos los desocupados, inactivos y em-pleados en condiciones de informalidad- (EPH Censo Nacional de poblacin 2010). Este grupo, potencial bene ciario del programa, representa el 37% del total de la poblacin entre 18 y 24 aos.

    Desde su puesta en marcha, el programa ha ido ao a ao incrementado la cantidad de perceptores totales, pasando de 9.526 bene ciarios en 2008 a 317.491 en 2011, ao en el que alcanz su pico mximo para luego disminuir hasta 238.258 perceptores en 20137. De lo antes dicho se desprende que el pro-grama tiene una tasa de cobertura8 relativamente dbil posicionndose alrededor del 7% en el ao 2010, para incrementarse en 2011 (17%) y comenzar a caer nuevamente.

    7 Los datos disponibles para 2013 incluyen los perceptores hasta octubre de ese ao por lo que el total anual podra incrementarse levemente. Sin embargo, la tendencia a la baja comienza ya a observarse en 2012, ao en el que la cantidad de bene ciarios cae un 10% en relacin con el ao anterior.

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    El programa cuenta con mltiples acciones, algunas de carcter obligatorio y otras opcionales. Dentro del primer grupo se encuentra la formacin para la certi cacin de estudios primarios y/o secundarios y el programa de orienta-cin e induccin al mundo laboral (POI). Con este ltimo se busca fortalecer al joven en la actualizacin, revisin o construccin de su proyecto formativo y ocupacional, a partir de la deteccin de sus intereses, necesidades, de su con-texto socioeconmico, sus saberes y habilidades, etc. Dentro de las actividades optativas, los jvenes pueden participar en programas de formacin profesional, certi cacin de competencias laborales, generacin de emprendimientos inde-pendientes, prcticas cali cantes en ambientes de trabajo, apoyo a la bsqueda de empleo, intermediacin laboral y, namente, apoyo a la insercin laboral9.

    Como se mencion anteriormente y como se observa en el cuadro 1, el PJMyMT incluye mltiples reas de intervencin. Sin embargo, la mayora de los jvenes se ha concentrado en el programa de orientacin e induccin al mun-do laboral -el 62% de los jvenes participan de este dispositivo- y en actividades de terminalidad educativa de nivel primario o secundario (77%). La mayor par-ticipacin en estos dos componentes educativos se debe, por un lado, al carcter de obligatoriedad que revisten tanto la participacin en el POI como la termi-nalidad educativa para el cobro del bene cio; y por el otro, a que el resto de los componentes requiere una mayor articulacin con otras instituciones.

    8 Tasa de cobertura: ratio entre la cantidad de jvenes potenciales perceptores del PJMyMT y la cantidad de perceptores reales, calculada en porcentajes.

    9 Para un mayor detalle sobre las caractersticas que adoptan cada una de estas acciones se puede consultar la resolucin 497/2008 del MTEySS disponible en http://infoleg.mecon.gov.ar/infolegInternet/anexos/140000-144999/140611/texact.htm.

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    Cuadro 7.1. Acciones en las que pueden participar los perceptores del Progra-ma JMyMT

    Acciones Caractersticassticas% de

    participaciparticipacinOrientacin e induccin al mundo del trabajo (POI)*

    Apoyo a la construccin de proyectos formativos y ocupacionales en relacin a: sus intereses, su entorno social, y a sus saberes y habilidades

    62%

    Formacin para la certificacin de estudios primarios y/o secundarios*y/o secundarios*

    Posibilitar la inclusin laboral a partir del acceso de los/as jvenes a trabajos de calidad y disminuir la rotacivenes a trabajos de calidad y disminuir la rotaci n en empleos de corta duracin.

    77%10

    Cursos de formacin profesional

    Elegidos segn intereses y expectativas de los/as jvenes para fortalecer competencias y habilidadesvenes para fortalecer competencias y habilidades

    22%

    Certificacin de Competencias Laborales

    Evaluar y certificar las competencias adquiridas en sus experiencias laborales

    -

    Generacin de emprendimientos independientes

    Podr ser de carcter individual o asociativo y contarcter individual o asociativo y contar con asistencia tcnica y cursos de capacitacicnica y cursos de capacitaci n para la formulacin de un plan de negocios

    5,3%

    Prcticas calificantes cticas calificantes en ambientes de trabajotrabajo

    Estas pueden desarrollarse tanto en sector pblico y privado

    6,4%

    Apoyo a la bsqueda de squeda de empleo

    Los/as jvenes podrvenes podr n acceder a asistencia permanente n acceder a asistencia permanente por parte de las oficinas de empleo para evaluar avances, dificultades y contingencias en las bsquedas squedas laborales

    12,7%

    Intermediacin Laboral

    Se informar a los/as jvenes sobre las demandas de venes sobre las demandas de trabajo recibidas por las oficinas de empleo

    -

    Apoyo a la insercin laboral

    Se otorga incentivos financieros para la incorporacin de trabajadores jvenes en PyMEs venes en PyMEs

    6,1%

    * Acciones de carcter obligatorio para percibir las ayudas econmicas.Fuente: elaboracin propia en base a la Res. 497/2008 del MTEySS y a la encuesta de beneficiarios del PJMyMT (junio 2013), MTEySS.

    3.1. Por qu sealamos al programa Jvenes como paradigma de activacin?

    Creemos que el PJMyMT es uno de los programas implementados en la postconvertibilidad que articula una mayor cantidad de dispositivos propios del proceso de activacin de las polticas pblicas de empleo. Si bien el paradig-

    10 El 38% y el 23% de los jvenes restantes para alcanzar el total de cobertura en el caso del POI y de la terminalidad educativa respectivamente, no participan en las actividades obligatorias del programa por lo que no estaran cumpliendo con las contraprestaciones impuestas por el mismo.

  • 7/ Polticas de empleo para jvenes en la Argentina poscrisis / P. Prez y B. Brown 163

    ma de la activacin integra un conjunto de programas heterogneos, podemos sealar de manera general un conjunto de principios bsicos que lo distinguen (Moreno y Serrano Pascual, 2007:38). 1. Individualizacin: se dirige a la intervencin en las conductas, motivaciones

    y actitudes individuales, ms que a asentar las condiciones polticas adecua-das para una justa redistribucin de la riqueza. Las polticas de activacin fomentan una creciente personalizacin de las intervenciones y reclaman una mayor participacin de la persona afectada. El referente, tanto normati-vo como legitimador de estas polticas es el sujeto individual.

    2. nfasis en el empleo: el objetivo de estas polticas es la participacin y au-tonoma econmica por medio del empleo. Se trata de polticas dirigidas a intervenir en los comportamientos del individuo frente al mercado de trabajo (incentivar, persuadir, motivar).

    3. Contractualizacin: el contrato se convierte en la metfora nuclear para la orientacin y legitimacin de estas polticas. Pero tambin implica una mu-tacin en los trminos del contrato social que se articulaba tradicionalmente al concepto de ciudadana. Se hace del mismo un contrato moral, ms que poltico o social: el acceso de los ciudadanos a sus derechos pasa a ser condi-cional, dependiente de su actitud y comportamiento frente a la participacin econmica. Junto a esta soberana de la gura del contrato como mecanismo de regulacin social, se rea rma lo que podra cali carse como norma de reciprocidad, que hace de la cuestin del merecimiento un eje central para la legitimidad de la propia condicin de ciudadana. Podemos argumentar que las distintas acciones del programa tienen como

    objetivo nal el incremento de la empleabilidad, ya sea a partir de mejorar el empleabilidad, ya sea a partir de mejorar el empleabilidadnivel de instruccin/capacitacin o del aumento de la experiencia en el mbito laboral, dispositivos cercanos a la perspectiva del welfare. Sin embargo, tambin se observan lgicas pertenecientes al workfare tales como la presencia de lmites temporales en la percepcin de las ayudas econmicas (stas podrn cobrarse por un mximo de 18 meses continuos o discontinuos desde la inscripcin al programa), o sanciones al incumplimiento de las contraprestaciones pautadas (como es el cese del pago si no participan de las acciones propuestas por el pro-grama). En conclusin, podramos decir que el PJMyMT contempla estrategias de activacin tanto del rgimen welfare como del workfare aunque ms orienta-do hacia la primera perspectiva.

    Se evidencia tambin en el programa una interpretacin del individuo como sujeto activo, en tanto la orientacin principal del dispositivo es la bsqueda y el apoyo a la construccin de proyectos formativos y ocupacionales. Es decir, se busca incentivar y dotar a los jvenes de activos (especialmente aquellos vinculados con el incremento del capital humano) que les permitan concretar sus inserciones laborales de manera autnoma (ya sea como asalariado o en el desarrollo de un microemprendimiento); y, se incentiva nancieramente a las empresas para contratar trabajadores pertenecientes a este colectivo (jvenes de bajo capital humano).

  • 164 P. Prez y M. Busso (coord.) / TIEMPOS CONTINGENTES

    3.2. PJMMT: Entre el empleo y la exclusin

    El paradigma de activacin ha recibido diversas crticas. Particularmente, co-incidimos con aquella que le atribuyen cierto carcter reduccionista, por intentar resolver una diversidad de problemticas a partir de la insercin ocupacional. Es decir, al utilizar el paradigma de activacin como referente de las polticas so-ciales, se busca dar respuesta a un conjunto heterogneo de problemticas, en la mayora de los casos de carcter estructural, nicamente a partir de su insercin en el trabajo asalariado. En el caso analizado, el principal diagnstico que esta-blece el programa es que los jvenes se encuentran excluidos del mundo laboral debido a de ciencias personales vinculadas al d cit de capital humano. En este sentido, la terminalidad educativa ha sido citada como una de las principales limitantes de este grupo poblacional para el acceso al empleo. Sin embargo, en muchos casos, los que subyacen a los problemas de insercin y/o exclusin son otros factores vinculados con carencias estructurales, principalmente (aunque no excluyentes) relacionales, de vivienda y/o de salud.

    A partir de un abordaje tanto cuantitativo (encuesta MTEySS) como cua-litativo (entrevistas a talleristas del programa), hemos podido determinar tres tipos de problemticas que entendemos deben ser resueltas antes de pensar en la inclusin laboral de estos jvenes.

    La primera de ellas se vincula a la vulnerabilidad de sus hogares. La pobla-cin perceptora del PJMyMT pertenece a hogares de alta vulnerabilidad, tanto por sus ingresos (que se ubican en los cuatro ltimos deciles de ingresos), como por la cantidad de miembros que lo integran11. Es por este motivo que tanto el ingreso laboral de los bene ciarios ocupados como la ayuda econmica que reciben del programa tienen un peso muy signi cativo en los ingresos totales del hogar12. En este contexto, los problemas tanto de alimentacin como de vi-vienda y de acceso a las condiciones bsicas de una vida digna se encuentran fuertemente comprometidos. De hecho, un 30% de los bene ciarios reconoce el cobro del bene cio como una de las principales razones por las cuales se acerca al programa. La vulnerabilidad de los hogares y la situacin de exclusin que caracteriza a la poblacin destinataria tambin se evidencia en las entrevistas:

    ac (La Boca) tenemos una poblacin de chicos que viven en las casas tomadas, o chicos que se han criado en la calle, chicos que estn con proble-mas de adicciones todava (2008, Isabel13, tallerista PJMyMT).

    11 Los hogares de los bene ciarios tienen 4,6 miembros vs. 3,1 de los hogares en general

    12 En los hogares con un ingreso de hasta 1.999 pesos, el ingreso laboral del joven participante es el 35% del ingreso total familiar y sumando la transferencia del programa, el aporte del bene ciario alcanza al 65% del ingreso familiar. En el tramo de ingresos posterior (entre 2.000 y 2.999) el aporte conjunto alcanza a casi la mitad del ingreso familiar.

    13 Se utilizan nombres cticios para resguardar el anonimato de los entrevistados.

  • 7/ Polticas de empleo para jvenes en la Argentina poscrisis / P. Prez y B. Brown 165

    cuando apareci el tema del desalojo, yo estaba yendo a dar salud en el trabajo. Claro, qu les iba a hablar de salud en el trabajo si no tenan ni un lugar donde vivir? Su calidad de vida est francamente comprometida, es-pecialmente por el espacio en cual viven, es un lugar que se cae a pedazos(2008, Claudia, tallerista PJMyMT)A esta situacin de vulnerabilidad se le suma el problema de las adicciones.

    Esta problemtica compromete tanto la participacin de los jvenes en las dis-tintas acciones del programa como su probabilidad de insercin ocupacional futura. Este agelo se observa principalmente en las entrevistas realizadas, pre-sentndose como una di cultad que no se encuentra contemplada en el progra-ma y frente a la cual no se ofrece ningn tipo de respuesta.

    Por lo menos tres de los siete chicos que accedieron al ltimo POI estaban con una situacin complicada de drogas () y, si yo tengo un chico que est metido en la droga, la verdad es que no me puedo hacer cargo porque no tengo la herramienta, pero s podra tener una lista de lugares a los cuales se los podra derivar o contactar alguien que se acerque. (2008, Gabriela, tallerista PJMyMT)Por lo menos el que yo tuve desde que empezamos el POI no fue un caso muy grave, se poda manejar su adiccin. El tema es no ponerme yo en una funcin de terapeuta porque no lo soy y no estoy especializada en adiccio-nes, el tema es que vaya con un especialista en adicciones o que lo puedan derivar (2008, Miriam, Tallerista PJMyMT)Finalmente, la tercera problemtica se vincula con la importante carga que

    representa en muchos casos las tareas de cuidado, las cuales recaen principal-mente sobre las jvenes mujeres. Nuevamente, esto tiene un impacto importante tanto en las di cultades que enfrentan estas mujeres para participar de las acti-vidades del programa como para promover su insercin ocupacional. De hecho, un 30% de las bene ciarias que se encuentran inactivas sealan que su condi-cin se debe ya sea a las tareas de cuidado del hogar, de hijos/as, hermanos/as o adultos/as; y, un 11% de los bene ciarios reconocen a las tareas de cuidado como un impedimento para su insercin en el mundo laboral. Otro aspecto re-levante a remarcar es la maternidad temprana como una caracterstica visible dentro de este grupo poblacional. Algunos extractos de las entrevistas realiza-das nos sirven para ejempli car este punto:

    Por ejemplo, pensemos de nuevo en Evelyn, tiene 20 aos, est entrando al octavo mes con una nena de 4 aos, su gran problema hoy, su gran problema hoy es que la desalojan del lugar en el que vive. Cmo va a pensar la piba en ir a la escuela? (2008, Tallerista, Patricia, PJMyMT) Hay chicos que no lo usan (al programa) para estudiar. Hay una chica que no est estudiando en el secundario, que hoy no pudo venir () porque tiene un bebe, muy chiquito, entonces a veces no tiene quien se lo cuide y enton-ces no puede venir (al POI). (2008, Miriam, Tallerista PJMyMT)

  • 166 P. Prez y M. Busso (coord.) / TIEMPOS CONTINGENTES

    A partir de lo antes expuesto se abre una va para pensar otras crticas que se le han realizado al paradigma de activacin, y que pueden plantearse para el caso bajo anlisis. Entre ellas se pueden sealar el peso excesivo que se le da al trabajo asalariado como mecanismo bsico para pensar la insercin social, no considerando el papel que pueden jugar otras actividades, como los cuida-dos domsticos y familiares, la participacin comunitaria, etc. Parecera que la solucin que se propone a la mayor parte de los problemas, tanto individuales como sociales (exclusin social, por ejemplo) es la participacin en el mercado de trabajo (Serrano Pascual, 2009). En este sentido, sostenemos que articular la intervencin social nicamente desde el punto de vista de la integracin laboral difcilmente podr dar respuesta a estas carencias de carcter estructural. En un contexto de cuestionamiento de la capacidad del empleo como va exclusiva de inclusin social surge la necesidad de interpelar el papel del trabajo asalariado como nico mecanismo de distribucin de la renta y de la riqueza.

    3.3. Entre el Estado y el individuo: el nfasis en los d cits personales

    Hemos mencionado fugazmente en los apartados anteriores que el nuevo paradigma que atraviesa las polticas sociales pone un fuerte nfasis en el indi-viduo y en la responsabilidad individual. Esta nueva forma de entender la indi-vidualizacin implica un cambio en la distribucin de responsabilidades entre el Estado y los individuos, en donde la ciudadana ya no se interpreta de manera colectiva como una forma de superar los riesgos sociales, sino que el derecho a la proteccin estara determinado en trminos individuales por la conducta, las elecciones, actitudes y motivaciones del individuo (Van Berkel y Valkenburg, 2007). El nfasis pasara de la responsabilidad colectiva del Estado social a la responsabilidad personal del ciudadano individual.

    Serrano Pascual (2009) sostiene que el paradigma de la activacin se carac-teriza por intentar in uir en los cambios de conductas, motivaciones y compor-tamientos individuales, ms que en garantizar las condiciones polticas para una mejor distribucin de la riqueza. As, los problemas econmicos se transforman en problemas cuya causa radica en motivos personales y de voluntad individual, impulsndose una despolitizacin de la gestin del con icto social y desdibu-jndose el carcter sociopoltico de la exclusin social (Serrano Pascual, 2009). Adems, el paradigma de la activacin rea rma normas de reciprocidad que normas de reciprocidad que normas de reciprocidadhacen del merecimiento un eje central de legitimacin ciudadana (Siis, 2011). De esta manera, los problemas de pobreza, exclusin y desempleo no son con-ceptualizados como problemas estructurales sino que pasan a depender de las carencias y problemas de los sujetos, quienes no cuentan con activos tales como formacin, motivacin, experiencia, etc.

    Es por este motivo que en los distintos dispositivos que conforman el PJMyMT se hace un fuerte nfasis en saldar los d cits personales, consideran-do que los bene ciarios (desocupados/pobres) cuentan con ciertos atributos que

  • 7/ Polticas de empleo para jvenes en la Argentina poscrisis / P. Prez y B. Brown 167

    deben desarrollar o modi car (con ayuda del programa) para poder amoldarse a la demanda existente dentro del mercado de trabajo.

    A partir del anlisis de algunos documentos del PJMyMT podemos compro-bar lo expuesto anteriormente.

    Los talleristas y tutores acompaan y orientan a los jvenes para que pue-dan ver con qu cuentan y contrastarlo con lo que pide el mercado, o con las oportunidades productivas que ofrece el contexto y con las ne-cesidades de aprendizaje que se detecten. Se trata de que logren obtener una fotografa de su situacin actual, enfatizando en la valorizacin de aquello con que cuentan, para luego evaluar con mayor precisin lo que deberan fortalecer y en ese marco de nir sus necesidades formativas res-pecto del campo ocupacional o productivo que han escogido (Manual par-ticipante del tallerista PJMyMT, 2011:23).Los jvenes, cuando ingresan al programa forman parte de un taller de for-

    macin ocupacional (PFO14) en el que, con ayuda de los talleristas, elaboran su per l ocupacional o proyecto de empleabilidad. Dentro de este recorrido, se bus-ca que los jvenes puedan determinar con qu activos cuentan reconocer sus propias capacidades, saberes y habilidades adquiridas en mbitos laborales, en espacios formativos o en su contexto de vida y re exionar acerca de los con-dicionamientos (aspectos subjetivos y objetivos derivados de un orden social es-tablecido) que pueden tener impacto en sus posibilidades de desarrollo laboral o profesional y acerca de sus atributos e intereses vinculados a su proyecto de empleabilidad (Manual participante del tallerista PJMyMT, 2011:23).

    Creemos que de esta lgica de individualizar las responsabilidades tambin se apropian los mismos bene ciarios, quienes conviven en un contexto que los culpabiliza constantemente por sus circunstancias de vida y sus fracasos escola-res y laborales. Al preguntarles sobre cules son las di cultades que enfrentan para su insercin ocupacional, la mayora de ellos atribuye el problema a de -ciencias de capital humano (falta de experiencia -56.7%- y capacitacin -36%-) y de capital social (21.5%) mientras que otros problemas como los vinculados con el d cit de demanda se encuentran subestimados.

    La activacin de las polticas de empleo pone as el acento en las di cultades de insercin laboral que presentan los bene ciarios, vinculadas a algn d cit propio, perdiendo de vista y desestimando el papel de la demanda en los niveles de desempleo y exclusin social.

    En este sentido, podemos preguntarnos tal como lo hace Hardy (1997) al analizar el ingreso mnimo de insercin (RMI) francs- para qu mejorar la empleabilidad en una sociedad que ya no crea los su cientes empleos (al menos para los jvenes)? No es esa una forma de acentuar el sentimiento de inutilidad social y marginacin duradera?

    14 El PFO es uno de los cuatro talleres que componen al POI (junto con derecho laboral, condiciones y medio ambiente del trabajo y alfabetizacin digital).

  • 168 P. Prez y M. Busso (coord.) / TIEMPOS CONTINGENTES

    Habra que cuestionarse si existe en la actualidad una demanda de mano de obra por parte de las empresas que requiera los niveles de cali cacin propues-tos en los programas para jvenes (o si estas requieren competencias de mayor complejidad); y, en caso de ser as, si el mercado tiende a asignar esos empleos a los bene ciarios de programas de empleo o, por el contrario, los asigna a des-ocupados con cali cacin superior (sobreeducados) o a aquellos trabajadores no cali cados dispuestos a emplearse en condiciones precarias.

    Reflexiones finales

    Hemos visto que durante los noventa han sido implementados principalmen-te programas de formacin profesional, basados en un diagnstico que se cen-traba en la inempleabilidad de los jvenes provocada por su escasa e inadecuada formacin. En el periodo de la posconvertibilidad, si bien se mantienen algunos elementos del anlisis previo (por ej. el d cit de capital humano) se han incor-porado nuevas perspectivas que complejizan el diagnstico y depositan la mi-rada sobre la actitud hacia el trabajo de los jvenes. Adems, se han priorizado objetivos como la terminalidad educativa, los cuales si bien han presentado en general resultados favorables tambin han mostrado sus limitaciones. Muchos de estos programas tienen como limitante el hecho de que solamente pueden lograr objetivos en trminos de cantidad por ejemplo jvenes inscriptos- dado que aspectos como la pertinencia y calidad de los contenidos, as como una vin-culacin activa con el sector productivo, o aun la cooperacin entre diferentes niveles de gobierno (que pueden ser de diferente signo poltico y/o tener diferen-tes objetivos o prioridades) no estn su cientemente desarrollados.

    En este contexto, pensamos que la poltica de empleo e ingresos del gobierno hacia los jvenes parece ser insu ciente. El esquema de inclusin social me-diante un empleo de calidad, tal como propone el ministro de trabajo, representa un ideal prcticamente insuperable, pero creemos que inalcanzable en la actua-lidad. Hoy en da no parece posible una vuelta al pleno empleo si es que este existi en Amrica latina- con una gran mayora de trabajadores con contrato formal que haga viable el esquema de seguridad social planteado actualmente por el gobierno.

    En situaciones de desempleo, los empleadores suelen tomar el nivel de edu-cacin como un indicador o bien de las capacidades de los trabajadores o bien de sus costos de formacin, creando una la de trabajo, donde los primeros lugares en la la son ocupados por los trabajadores ms educados que desplazan a los menos educados. Esta situacin se ampla para los trabajadores jvenes dado que al no tener experiencia (o antecedentes laborales), su certi cacin educa-tiva tiene un rol central, con fuerte efecto discriminador. De esta manera, los empleadores tienden a contratar trabajadores/as jvenes ms educados que la cali cacin que requiere el puesto, producindose un fenmeno conocido como sobreeducacin de la fuerza de trabajo. La existencia misma de este fenmeno

  • 7/ Polticas de empleo para jvenes en la Argentina poscrisis / P. Prez y B. Brown 169

    plantea cierto escepticismo sobre la e cacia de polticas que se centran nica-mente en la escolarizacin y formacin de jvenes como medio de acceder al mercado de trabajo. Este planteo no niega la utilidad de este tipo de polticas, ya que pueden mejorar el lugar en la la de trabajo de los jvenes con menos credenciales educativas, pero s reivindica el acompaamiento de otro tipo de polticas econmicas que apunten a estimular la demanda de trabajo por parte de las empresas.

    En este sentido, si el crecimiento econmico de los ltimos aos no logr incluir laboral y socialmente a una parte de los trabajadores jvenes Podr ha-cerlo en situaciones de recesin? Alcanza con brindarles herramientas como la formacin y la orientacin? Creemos indispensable profundizar el debate y avanzar en la transformacin del sistema actual, de derechos y prestaciones so-ciales ligadas al empleo, hacia un sistema en el que la ciudadana sea la base para tener garantizados esos derechos.

    Este tipo de propuestas, que buscan garantizar la seguridad social o un mni-mo de ingresos a la poblacin escindiendo la percepcin de ingresos de la venta de la fuerza de trabajo en el mercado, ponen en cuestin principios bsicos vin-culados al funcionamiento del sistema econmico capitalista. Esto se debe a que aumentan el poder de negociacin de los trabajadores frente a sus potenciales empleadores, dado que, al tener asegurado un mnimo nivel de ingresos que ga-rantiza su reproduccin, ya no tienen la necesidad de aceptar obligatoriamente cualquier trabajo. El debate de cada una de las mltiples aristas de esta propues-ta puede a su vez contribuir a la re exin acerca de qu constituye trabajo til en nuestra sociedad, contribuyendo as a la ampliacin del concepto de trabajo, que pueda abarcar como tal otras actividades que hoy son consideradas como ocio (por ejemplo, las tareas de cuidado, el trabajo comunitario, etc.)

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