Poemas de sor Juana Inés de la Cruz

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Poemas de sor Juana Inés de la Cruz -------------------------- ------------------------- Primero Sueño Piramidal, funesta de la tierra nacida sombra, al cielo encaminaba de vanos obeliscos punta altiva, escalar pretendiendo las estrellas; si bien sus luces bellas esemptas siempre, siempre rutilantes, la tenebrosa guerra que con negros vapores le intimaba la vaporosa sombra fugitiva burlaban tan distantes, que su atezado ceño al superior convexo aún no llegaba del orbe de la diosa que tres veces hermosa con tres hermosos rostros ser ostenta; quedando sólo dueño del aire que empañaba con el aliento denso que exhalaba. Y en la quietud contenta de impero silencioso, sumisas sólo voces consentía

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Poemas de sor Juana Ins de la Cruz

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Primero SueoPiramidal, funesta de la tierranacida sombra, al cielo encaminabade vanos obeliscos punta altiva,escalar pretendiendo las estrellas;si bien sus luces bellasesemptas siempre, siempre rutilantes,la tenebrosa guerraque con negros vapores le intimabala vaporosa sombra fugitivaburlaban tan distantes,que su atezado ceoal superior convexo an no llegabadel orbe de la diosaque tres veces hermosacon tres hermosos rostros ser ostenta;quedando slo dueodel aire que empaabacon el aliento denso que exhalaba.Y en la quietud contentade impero silencioso,sumisas slo voces consentade las nocturnas avestan oscuras tan graves,que an el silencio no se interrumpa.Con tardo vuelo, y canto, de l odomal, y an peor del nimo admitido,la avergonzada Nictmene acechade las sagradas puertas los resquicioso de las claraboyas eminenteslos huecos ms propicios,que capaz a su intento le abren la brecha,y sacrlega 11ega a los lucientesfaroles sacros de perenne llama,que extingue, sino inflamaen licor claro la materia crasaconsumiendo; que el rbol de Minervade su fruto, de prensas agravado,congojoso sud y rindi forzado.Y aquellas que su casacampo vieron volver, sus telas yerba,a la deidad de Baco inobedientesya no historias contando diferentes,en forma si afrentosa transformadassegunda forman niebla,ser vistas, aun temiendo en la tiniebla,aves sin pluma aladas:aquellas tres oficiosas, digo, atrevidas hermanas,que el tremendo castigode desnudas les dio pardas membranas alas, tan mal dispuestasque escarnio son aun de las ms funestas: stas con el parleroministro de Plutn un tiempo, ahorasupersticioso indicio agorero,solos la no canora componan capilla pavorosa, mximas negras, longas entonando y pausas, ms que voces, esperandoa la torpe mensura perezosade mayor proporcin tal vez que el vientocon flemtico echaba movimientode tan tardo comps, tan detenido,que en medio se qued tal vez dormido.Este. pues, triste son intercadentede la asombrosa turba temerosa,menos a la atencin solicitabaque al suelo persuada; antes si, lentamente,si su obtusa consonancia espaciosaal sosiego inducay al reposo los miembros convidaba,el silencio intimando a los vivientes, uno y otro sellando labio obscurocon indicante dedo, Harpcrates la noche silenciosa;a cuyo, aunque no duro, si bien imperiosoprecepto, todos fueron obedientes. El viento sosegado, el can dormido:ste yace, aqul quedo,los tomos no muevecon el susurro hacer temiendo leve,aunque poco sacrlego ruido,violador del silencio sosegado.El mar, no ya alterado,ni an la instable mecacerlea cuna donde el sol dorma;y los dormidos siempre mudos peces,en los lechos 1amosos de sus obscuros senos cavernosos,mudos eran dos veces.Y entre ellos la engaosa encantadoraAlmone, a los que antesen peces transform simples amantes,transformada tambin vengaba ahora. En los del monte senos escondidos cncavos de peascos mal formados,de su esperanza menos defendidosque de su obscuridad asegurados,cuya mansin sombraser puede noche en la mitad del da,incgnita an al ciertomontaraz pie del cazador experto,depuesta la fierezade unos, y de otros el temor depuesto,yaca e1 vulgo bruto,a la naturalezael de su potestad vagando impuesto, universal tributo.Y el rey -que vigilancias afectaba-aun con abiertos ojos no velaba.El de sus mismos perros acosado,monarca en otro tiempo esclarecido, tmido ya venado,con vigilante odo, del sosegado ambiente,al menor perceptible movimientoque los tomos muda,la oreja alterna aguday el leve rumor sienteque aun le altera dormido.Y en 1a quietud del nido,que de brozas y lodo instable hamacaform en la ms opacaparte del rbol, duerme recogidala leve turba, descansando el vientodel que le corta alado movimiento.De Jpiter el ave generosa(como el fin reina) por no darse enteraal descanso, que vicio considerasi de preciso pasa, cuidadosade no incurrir de omisa en el exceso,a un slo pie librada fa el pesoy en otro guarda el clculo pequeo,despertador reloj del leve sueo,porque si necesario fue admitidono pueda dilatarse continuado,antes interrumpidodel regio sea pastoral cuidado.Oh de la majestad pensin gravosa,que aun el menor descuido no perdona! Causa quiz que ha hecho misteriosa,circular denotando la coronaen crculo dorado,que el afn es no menos continuado.El sueo todo, en fin, lo posea:todo. en fin, el silencio lo ocupaba.Aun el ladrn dorma:aun el amante no se desvelaba:el conticinio casi ya pasandoiba y la sombra dimidiaba, cuandode las diurnas tareas fatigadosy no slo oprimidosdel afn ponderosos del corporal trabajo, ms cansadosdel deleite tambin; que tambin cansaobjeto continuado a 1os sentidos an siendo deleitoso;que la naturaleza siempre alternaya una, ya otra balanza,distribuyendo varios ejercicios,ya al ocio, ya al trabajo destinados,en el fiel infiel con que gobiernala aparatosa mquina del mundo.As pues, del profundosueo dulce los miembros ocupados,quedaron los sentidosdel que ejercicio tiene ordinariotrabajo, en fin, pero trabajo amado-si hay amable trabajo-si privados no, al menos suspendidos.Y cediendo al retrato del contrariode la vida que lentamente armado cobarde embiste y vence perezosocon armas soolientas,desde el cayado humilde al cetro altivosin que haya distintivoque el sayal de la prpura discierna;pues su nivel, en todo poderoso,grada por esemptasa ningunas personas,desde la de a quien tres forman coronassoberana tiarahasta la que pajiza vive choza; desde la que el Danubio undoso dora,a la que junco humilde, humilde mora;y con siempre igual vara(como, en efecto, imagen poderosade la muerte) Morfeoel sayal mide igual con el brocado.El alma, pues, suspensadel exterior gobierno en que ocupadaen material empleo,o bien o mal da el da por gastado,solamente dispensa,remota, si del todo separadano, a los de muerte temporal opresos,lnguidos miembros, sosegados huesos,los gajes del calor vegetativo,el cuerpo siendo, en sosegada calma,un cadver con alma,muerto a la vida y a la muerte vivo,de lo segundo dando tardas seas el de reloj humanovital volante que, sino con mano,con arterial concierto, unas pequeasmuestras, pulsando, manifiesta lentode su bien regulado movimiento.Este, pues, miembro rey y centro vivode espritus vitales,con su asociado respirante fuellepulmn, que imn del viento es atractivo,que en movimientos nunca desigualeso comprimiendo yo o ya dilatandoel musculoso, claro, arcaduz blando,hace que en l resuelleel que le circunscribe fresco ambienteque impele ya calientey l venga su expulsin haciendo activopequeos robos al calor nativo,algn tiempo llorados, nunca recuperados,si ahora no sentidos de su dueo, que repetido no hay robo pequeo. Estos, pues, de mayor, como ya digo,excepcin, uno y otro fiel testigo,la vida aseguraban,mientras con mudas voces impugnabanla informacin, callados los sentidos con no replicar slo defendidos;y la lengua, torpe, enmudeca,con no poder hablar los desmenta;y aquella del calor ms competente cientfica oficinaprvida de los miembros despensera, que avara nunca v siempre diligente, ni a la parte prefiere ms vecinani olvida a la remota,y, en ajustado natural cuadrante,las cuantidades notaque a cada cual tocarle considera,del que alambic quilo el incesante calor en el manjar que medianeropiadoso entre l y el hmedo interpuso su inocente substancia,pagando por enterola que ya piedad sea o ya arrogancia, al contrario voraz necio la expuso merecido castigo, aunque se excuseal que en pendencia ajena se introduce.Esta, pues, si no fragua de Vulcano, templada hoguera del calor humano,al cerebro enviabahmedos, mas tan claros los vaporesde los atemperados cuatro humores,que con ellos no slo empaabalos simulacros que la estimativadio a la imaginativa,y aquesta por custodia ms segura en forma ya ms puraentreg a la memoria que, oficiosa,grav tenaz y guarda cuidadosasino que daban a la fantasalugar de que formaseimgenes diversas y del modoque en tersa superficie, que de farocristalino portento, asilo rarofue en distancia longsima se vean, (sin que sta le estorbase)del reino casi de Neptuno todo,las que distantes le surcaban naves.Vindose claramente,en su azogada luna,el nmero, el tamao y la fortuna que en la instable campaa transparentearriesgadas tenan,mientras aguas y vientos dividansus velas leves y sus quillas graves,as ella, sosegada, iba copiandolas imgenes todas de las cosasy el pincel invisible iba formandode mentales, sin luz, siempre vistosascolores. las figuras,no slo ya de todas las criaturassublunares, mas aun tambin de aquellasque intelectuales claras son estrellasy en el modo posibleque concebirse puede lo invisible, en s maosa las representabay al alma las mostraba.La cual, en tanto, toda convertidaa su inmaterial ser y esencia bella,aquella contemplaba,participada de alto ser centella, que con similitud en s gozaba. I juzgndose casi divididade aquella que impedidasiempre la tiene, corporal cadena que grosera embaraza y torpe impideel vuelo intelectual con que ya mide la cuantidad inmensa de la esfera,ya el curso consideraregular con que giran desiguales los cuerpos celestiales;culpa si grave, merecida pena, torcedor del sosiego riguroso de estudio vanamente juicioso; puesta a su parecer, en la eminentecumbre de un monte a quien el mismo Atlanteque preside gigante a los dems, enano obedeca,y Olimpo, cuya sosegada frente, nunca de aura agitadaconsinti ser violada,aun falda suya ser no mereca,pues las nubes que opaca son coronade la ms elevada corpulenciadel volcn ms soberbio que en la tierragigante erguido intima al cielo guerra,apenas densa zona de su altiva eminenciao a su vasta cinturacngulo tosco son, que mal ceidoo el viento lo desata sacudidoo vecino el calor del sol, lo apuraa la regin primera de su altura,nfima parte, digo, dividiendoen tres su continuado cuerpo horrendo, el rpido no pudo, el veloz vuelodel guila -que puntas hace al cielo y el sol bebe los rayos pretendiendo entre sus luces colocar su nido- llegar; bien que esforzandomas que nunca el impulso, ya batiendo las dos plumadas velas, ya peinando con las garras el aire, ha pretendido tejiendo de los tomos escalasque su inmunidad rompan sus dos alas. Las pirmides dos -ostentacionesde Menfis vano y de la arquitecturaltimo esmero- si ya no pendonesfijos, no tremolantes, cuya alturacoronada de brbaros trofeos,tumba y bandera fue a los Ptolomeos,que al viento, que a las nubes publicaba,si ya tambin el cielo no decade su grande su siempre vencedoraciudad ya Cairo ahora-las que, porque a su copia enmudecala fama no contabagitanas glorias, menficas proezas,aun en el viento, aun en el cielo impresas. Estas que en nivelada simetrasu estatura crecacon tal disminucin, con arte tanto,que cunto ms al cielo caminabaa la vista que lince la miraba,entre los vientos se desaparecasin permitir mirar la sutil puntaque al primer orbe finge que se juntahasta que fatigada del espanto, no descendida sino despeadase hallaba al pie de la espaciosa basa.Tarde o mal recobrada del desvanecimiento,que pena fue no escasadel visual alado atrevimiento,cuyos cuerpos opacosno al sol opuestos, antes avenidoscon sus luces, si no confederadoscon l, como en efecto confiantes,tan del todo baadosde un resplandor eran, que lucidos,nunca de calurosos caminantesal fatigado aliento, a los pies flacosofrecieron alfombra,aun de pequea, aun de seal de sombra.Estas que glorias ya sean de gitanaso elaciones profanas,brbaros hieroglficos de ciegoerror, segn el griego,ciego tambin dulcsimo poeta,si ya por las que escribe aquileyas proezaso marciales, de Ulises, sutilezas, la unin no le recibede los historiadores o le acepta cuando entre su catlogo le cuente,que glora ms que nmero le aumente,de cuya dulce serie numerosafuera ms fcil cosa al temido Jonante el rayo fulminante quitar o la pescadaa Alcdes clava herrada, que un hemistiquio solo-de los que le: dict propicio Apolo- segn de Homero digo, la sentencia. Las pirmides fueron materialestipos solos, seales exterioresde las que dimensiones interioresespecies son del alma intencionales que como sube en piramidal puntaal cielo la ambiciosa llama ardiente,as la humana mentesu figura trasuntay a la causa primera siempre aspira,cntrico punto donde recta tirala lnea, si ya no circunferencia que contiene infinita toda esencia.Estos pues, montes dos artificiales,bien maravillas, bien milagros sean,y aun aquella blasfema altiva torre, de quien hoy dolorosas son sealesno en piedras, sino en lenguas desiguales porque voraz el tiempo no ]as borre, los idiomas diversos que escaseanel sociable trato de las genteshaciendo que parezcan diferenteslos que unos hizo la naturaleza, de la lengua por solo la extraeza; .si fueran comparadosa la mental pirmide elevada,donde, sin saber como colocada el alma se mir, tan atrasados se hallaran que cualquiera graduara su cima por esfera, pues su ambicioso anhelo,haciendo cumbre de su propio vuelo, en lo ms eminentela encumbr parte de su propia mente, de s tan remontada que creaque a otra nueva regin de s sala.En cuya casi elevacin inmensa,gozosa, mas suspensa,suspensa, pero ufanay atnita, aunque ufana la supremade lo sublunar reina soberana,la vista perspicaz libre de antojosde sus intelectuales y bellos ojos,sin que distancia temani de obstculo opaco se recele,de que interpuesto algn objeto cele,libre tendi por todo lo criado,cuyo inmenso agregadocmulo incomprehensibleaunque a la vista quiso manifiestodar seas de posible,a la comprehensin no, que entorpecidacon la sobra de objetos y excedida de la grandeza de ellos su potencia,retrocedi cobarde,tanto no del osado presupuesto revoc la intencin arrepentida,la vista que intent descomedida en vano hacer alardecontra objeto que excede en excelencialas lneas visuales,contra el sol, digo, cuerpo luminoso,cuyos rayos castigo son fogoso,de fuerzas desigualesdespreciando, castigan rayo a rayoel confiado antes atrevidoy ya llorado ensayo,necia experiencia que costosa tantofue que Icaro ya su propio llantolo aneg enternecidocomo el entendimiento aqu vencido,no menos de la inmensa muchedumbrede tanta maquinosa pesadumbrede diversas especies conglobadoesfrico compuesto,que de las cualidadesde cada cual cedi tan asombrado que, entre la copia puesto,pobre con ella en las neutralidadesde un mar de asombros, la eleccin confusa equvoco las ondas zozobraba.Y por mirarlo todo; nada vea, ni discernir poda,bota la facultad intelectiva en tanta, tan difusa incomprensible especie que miraba desde el un eje en que librada estriba la mquina voluble de la esfera,el contrapuesto polo, las partes ya no slo,que al universo todo considera serle perfeccionantesa su ornato no ms pertenecientes;mas ni aun las que ignorantes;miembros son de su cuerpo dilatado,proporcionadamente competentes. Mas como al que ha usurpado diuturna obscuridad de los objetosvisibles los coloressi sbitos le asaltan resplandores,con la sombra de luz queda ms ciego:que el exceso contrarios hace efectosen la torpe potencia, que la lumbre del sol admitir luegono puede por la falta de costumbre; y a la tiniebla misma que antes era tenebroso a la vista impedimento,de los agravios de la luz apelay una vez y otra con la mano celade los dbiles ojos deslumbrados los rayos vacilantes,sirviendo va piadosa medianerala sombra de instrumentopara que recobradospor grados se habiliten,porque despus constantessu operacin ms firme ejerciten.Recurso natural, innata cienciaque confirmada ya de la experiencia, maestro quiz mudo,retrico ejemplar inducir pudoa uno y otro galenopara que del mortfero veneno,en bien proporcionadas cantidades, escrupulosamente regulandolas ocultas nocivas cualidades, ya por sobrado excesode clidas o fras,o ya por ignoradas simpataso antipatas con que van obrandolas causas naturales su progreso,a la admiracin dando, suspendida, efecto cierto en causa no sabida, con prolijo desvelo y remirada, emprica atencin examinadaen la bruta experiencia, por menos peligrosala confeccin hicieron provechosa, ltimo afn de la apolnea ciencia de admirable triacaque as del mal el bien tal vez se saca!No de otra suerte el alma que, asombrada de la vista qued de objeto tanto,la atencin recogi, que derramada en diversidad tanta, aun no saba recobrarse as misma del espantoque portentoso haba su discurso clamado, permitindole apenasde un concepto confusoel informe embrin que mal formado inordinado caos retratabade confusas especies que abrazaba, sin orden avenidas,sin orden separadasque cuanto mas se implican combinadas tanto ms se disuelven desunidasde diversidad llenasciendo con violencia lo difuso de objecto tanto a tan pequeo vaso, aun al ms bajo, aun al menor, escaso. Las velas, en efecto, recogidasque fo inadvertidastraidor al mar, al viento ventilante, buscando desatento al mar fidelidad, constancia al vientomal le hizo de su gradoen la mental orilla dar fondo destrozadoal timn roto, a la quebrada entena,besando arena a arenade la playa el bajel astilla o astilla,donde ya recobradoel lugar usurp de la carena, cuerda refleja, reportado avisode dictamen remiso,que en su operacin misma reportadoms juzg convenientea singular asumpto reducirse,o separadamenteuna por discurrir las cosas, que viene a ceirseen las artificiosasdos veces cinco son categoras.Reduccin metafsica que ensea los erites concibiendo generales en slo unas mentales fantasas donde de la materia se desdea el discurso abstrado,ciencia a formar de los universales, reparando advertido,con el arte el defectode no poder con un intuitivo conocer acto todo lo criado,sino que haciendo escala de en concepto en otro va ascendiendo grado a grado,y el de comprehender orden relativosigue necesitadode l -del entendimiento limitado vigor- que a sucesivodiscurso fa su aprovechamiento,cuyas dbiles fuerzas la doctrina,con doctos alimentos va esforzando,y el prolijo, si blandocontinuo curso de la disciplina, robustos le van alientos infundiendo,con que ms animosoel palio gloriosodel empeo ms arduo altivo aspira los altos escalones ascendiendoen una ya, ya en otra cultivado, facultad, hasta que insensiblemente la honrosa cumbre miratrmino dulce de su afn pasado,de amarga siembra fruto al gusto grato,que aun a largas fatigas fu barato,y con planta valientela cima huella de su altiva frente. De esta serie seguir mi entendimiento el mtodo querao del nfimo gradodel ser inanimadomenos favorecido,sino ms desvalido,de la segunda causa productiva pasar a la ms noble hierarqua, que en vegetable aliento primognito es, aunque grosero, de Temis el primero,que a sus frtiles pechos maternales con virtud atractiva,los dulces apoy manantialesde humor terrestre, que a su nutrimiento natural es dulcsimo alimento.Y de cuatro adornada operaciones de contrarias accionesya atrae, ya segrega diligentelo que no serle juzga conveniente;ya lo superfluo expele y de la copiala substancia ms til hace propia.Y esta ya investigadaforma inculcar ms bella de sentido adornada;y aun ms que de sentido de aprehensiva fuerza imaginativa,que justa puede ocasionar querella cuando afrenta no sea,de la que ms lucida centellea inanimada estrella,bien que soberbios brille resplandores,que hasta a los astros puede superiores, aun la menor criatura, aun la ms baja, ocasionar envidia, hacer ventaja.Y de este corporal conocimiento haciendo -bien que escaso- fundamentoel supremo pasar maravilloso compuesto triplicadode tres acordes lneas ordenado y de las formas todas inferiores compendio misterioso;bisagra engazadorade la que ms se eleva entronizada naturaleza pura y de la que criaturamenos noble se ve ms abatida -no de las cinco solas adornada sensibles facultades-mas de las interioresque tres rectrices son ennoblecida que para ser seorade las dems, no en vanola adorn sabia poderosa mano,fin de sus obras, crculo que cierrala esfera con la tierra; ltima perfeccin de lo criadoy ltimo de su Eterno Autor agrado;en quien con satisfecha complacencia su inmensa descans magnificencia: fbrica portentosaque cuanto ms altiva al cielo toca sella el polvo la bocade quien ser pudo imagen misteriosa la que Aguila Evanglica, sagrada visin en Patmos vio que las estrellas midi y el cielo con iguales huellas; o la estatua eminenteque del metal mostraba ms preciado la rica altiva frentey en el ms desechado material flaco fundamento hacia con que a leve vaivn se deshaca;el hombre, digo, en fin, mayor portento que discurre el humano entendimiento, compendio que absolutoparece al ngel, a la planta, al bruto, cuya altiva bajezatoda particip naturaleza.Porqu? Quiz porque ms venturosa que todas, encumbrada,a merced de amorosaunin sera. Oh aunque repetida, nunca bastante bien sabidamerced! pues, ignorada,en lo poco apreciadaparece o en lo mal correspondida. Estos, pues, grados discurrir quera unas veces, pero otras disenta excesivo juzgando atrevimientoel discurrirlo todo.Quien aun la ms pequea,aun la ms fcil parte no entenda de los ms manuales efectos naturales;quien de la fuente no alcanz risueael ignorado modo con que el curso dirige cristalino deteniendo en ambages su camino,los horrorosos senosde Plutn, las cavernas pavorosas del abismo tremendo,las campaas hermosas, los Elseos amenos,tlamo ya de su triforme esposa, clara pesquisidora registrando,til curiosidad aunque prolija, que de su no cobrada bella hija noticia cierta dio a la rubia diosa, cuando montes y selvas trastornando,cuando prados y bosques inquiriendo,su vida va buscandoy del dolor su vida iba perdiendo; quien de la breve flor aun no sabapor qu ebrnea figura circunscribe su frgil hermosura; mixtos por qu coloresconfundiendo la grana en los rboles fragante le son gala;mbares por qu exhala y el leve, si ms bello ropaje al viento explicaque en una y otra fresca multiplica hija, formando pompa escarolada de dorados perfiles cairelada,que roto del capillo el blanco sello de dulce herida de la cipria diosa los despojos ostenta jactanciosa,si ya el que la colara,candor al alba, prpura al aurora, no le usurpo y, mezclado, purpreo es ampo, risicler nevado,tornasol que concitalos que del prado aplausos solicita,preceptor quiz vano, si no ejemplo profanode industria femenil que el ms activo veneno hace dos veces ser nocivoen el velo aparentede la que finge tez resplandeciente; pues si a un objeto slo, repetatmido el pensamiento,huye el conocimientoy cobarde el discurso se desva, si a especie segregadacomo de las dems independiente,como sin relacin considerada, da las espaldas el entendimientoy asombrado el discurso se espeluza del difcil certamen que rehusa acometer valienteporque teme cobardecomprehenderlo o mal o nunca o tarde.Cmo en tan espantosa mquina inmensa discurrir pudiera, cuyo terrible incomportable pesosi ya en su centro mismo no estribara,de Atlante a las espaldas agobiara,de Alcdes a las fuerzas excediera;y el que fue da la esferabastante contrapeso,pesada manos, menos poderosasu mquina juzgara que la empresa de investigar a la naturaleza?Otras, ms esforzado, demasiada acusaba cobarda,el laudo antes ceder que en la lid dura haber siquiera entrado,y al ejemplar osadodel claro joven la atencin volva, -auriga altivo del ardiente carro-y el, si infeliz, bizarroalto impulso al espritu encenda donde el nimo halla,ms que el temor ejemplos de escarmiento, abiertas sendas al atrevimientoque una ya ves trilladas no hay castigo que intento baste a renovar segundo;segunda ambicin, digo, ni el panten profundocerlea tumba a su infeliz ceniza, ni el vengativo rayo fulminante mueve por ms que avisaal nimo arroganteque el vivir despreciando determina su nombre eternizar en su ruina; tipo es antes modeloejemplar perniciosoque alas engendra a repetido vuelo del nima ambicioso,que del mismo terror haciendo halago que el valor lisonjea,las gloras deletrea entre los caracteres del estrago.O el castigo jams se publicara, porque nunca, el delito se intentara,poltico silencioso antes rompiera los autos del procesocircunspecto estadista,o en fingida ignorancia simulara, o con secreta pena castigarael insolente exceso,sin que a popular vistael ejemplar nocivo propusiera; que del mayor delito la malicia peligra en la noticiacontagio dilatado trascendiendo, que singular culpa slo siendo,dejara ms remota a lo ignoradosu ejecucin, que no a lo escarmentado.Mas mientras entre escollos zozobraba, confusa la eleccin, sirtes tocando de imposibles en cuantos intentaba rumbos seguir, no hallandomateria en que cebarseel calor ya, pues su templada llama (llama al fin, aunque ms templada sea) que si su activa empleaoperacin, consume, si no inflama sin poder excusarsehaba lentamenteel manjar transformadopropia substancia de la ajena hacienda;y el que hervor resultaba bulliciosode la unin entre el hmedo y ardiente en el maravillosonatural vaso haba ya cesado(faltando el medio) y consiguientemente los que de l ascendiendosoporferos, hmedos vapores, el trono racional embarazabandesde donde a los miembros derramaban dulce entorpecimientoa los suaves ardores del calor consumidos,Las cadenas del sueo desataban.Y la falta sintiendo de alimento los miembros extenuadosdel descanso cansados,ni del todo despiertos ni dormidos, muestras de apetecer el movimiento con tardos esperezosya daban, extendiendo los nervios, poco a poco, entumecidos, y los cansados huesos,aun sin entero arbitrio de su dueovolviendo al otro lado,a cobrar empezaron los sentidos dulcemente impedidosdel natural beleosu operacin los ojos entreabriendo. Y del cerebro ya desocupadolos fantasmas huyerony como de vapor leve formadoen fcil humo, en viento convertida, su forma resolvieron.As, linterna mgica, pintadas representa Fingidasen la blanca pared varias figuras de la sombra no menos ayudabaque de la luz que en trmulos reflejos los competentes lejos guardando de la docta perspectivaen sus ciertas mensuras,de varias experiencias aprobadas la sombra fugitiva,que en el mismo esplendor se desvanece,cuerpo finge formadode todas dimensiones adornado cuando a un ser superficie no merece. En tanto el padre de la luz ardiente de acercarse al orienteya el trmino prefijo conoca y al antpoda opuesto despedacon trasmontantes rayosque de su luz en trmulos desmayosen el punto hace mismo su occidente,que nuestro oriente ilustra luminoso. Pero de venus antes el hermoso apacible lucerorompi el albor primeroy del viejo Titn la bella esposa, amazona de luces mil vestida,contra la noche armada,hermosa si atrevida,valiente aunque llorosasu frente mostr hermosade matutinas luces coronada, aunque tierno preludio, ya animosodel planeta fogoso,que vena las tropas reclutando de bisoas vislumbres,las ms robustas, veteranas, lumbres para la retaguardia reservando contra la que tirana usurpadoradel imperio del da,negro laurel de sombras mil cea y con nocturno cetro pavoroso las sombras gobernaba,de quien aun ella misma se espantaba.Pero apenas la bella precursora signfera del sol, el luminosoen el oriente tremol estandarte, tocando alarma todos los suaves si blicos clarines de las aves, diestros -aunque sin arte-trompetas sonorosos,cuando, como tirano al fin, cobarde de recelos medrososembarazada, bien que hacer alarde intent de sus fuerzas, oponiendo de su funesta capa los reparos, breves en ella, de los tajos clarosheridas recibiendo,bien que mal satisfecho su denuedo, pretexto mal formado fue del miedo,su dbil resistencia conociendo,a la fuga ya casi cometiendoms que a la fuerza, el medio de salvarse, ronca toc bocinaa recoger los negros escuadrones para poder en orden retirarse,cuando de ms vecinaplenitud de reflejos fu asaltada, que la punta ray ms encumbrada de los del mundo erguidos torreones. Lleg en efecto el sol cerrando el giro que esculpi de oro sobre azul zafiro de mil multiplicadosmil veces puntos, flujos mil dorados, lneas, digo, de la luz clara salande su circunferencia luminosa, pautando al cielo la cerlea plana y a la que antes funesta fu tirana de su imperio, atrapadas embestanque sin concierto huyendo presurosaen sus mismos horrores tropezando su sombra iba pisandoy llegar al ocaso pretendacon l sin orden ya, desbaratadoejrcito de sombras, acosadode la luz de la luz que el alcance le segua.Consigui al fin, la vista del ocaso el fugitivo pasoy en su mismo despeo recobradaesforzando el aliento de la ruina, en la mitad del globo que ha dejado el sol desamparado,segunda vez rebelde determina mirarse coronada,mientras nuestro hemisferio la dorada ilustraba del sol madeja hermosa, que con luz juiciosade orden distributivo, repartiendoa las cosas visibles sus coloresiba restituyendoentera a los sentidos exterioressu operacin, quedando a la luz ms ciertael mundo iluminado, y yo despierta.

DETENTE SOMBRADetente, sombra de mi bien esquivo,imagen del hechizo que ms quiero,bella ilusin por quien alegre muero,dulce ficcin por quien penosa vivo.Si al imn de tus gracias, atractivo,sirve mi pecho de obediente acero,para qu me enamoras lisonjerosi has de burlarme luego fugitivo?Mas blasonar no puedes, satisfecho,de que triunfa de m tu tirana:que aunque dejas burlado el lazo estrechoque tu forma fantstica cea,poco importa burlar brazos y pechosi te labra prisin mi fantasa.

REDONDILLASHombres necios que acusisa la mujer, sin razn,sin ver que sois la ocasinde lo mismo que culpis;si con ansia sin igualsolicitis su desdn,por qu queris que obren biensi las incitis al mal?Combats su resistenciay luego, con gravedad,decs que fue liviandadlo que hizo la diligencia.Parecer quiere el denuedode vuestro parecer loco,al nio que pone el cocoy luego le tiene miedo.Queris, con presuncin necia,hallar a la que buscispara prentendida, Thais,y en la posesin, Lucrecia.Qu humor puede ser ms raroque el que, falto de consejo,l mismo empaa el espejoy siente que no est claro?Con el favor y el desdntenis condicin igual,quejndoos, si os tratan mal,burlndoos, si os quieren bien.Opinin, ninguna gana,pues la que ms se recata,si no os admite, es ingrata,y si os admite, es liviana.Siempre tan necios andisque, con desigual nivel,a una culpis por cruely a otra por fcil culpis.Pues como ha de estar templadala que vuestro amor pretende?,si la que es ingrata ofende,y la que es fcil enfada?Mas, entre el enfado y la penaque vuestro gusto refiere,bien haya la que no os quierey quejaos en hora buena.Dan vuestras amantes penasa sus libertades alas,y despus de hacerlas malaslas queris hallar muy buenas.Cul mayor culpa ha tenidoen una pasin errada:la que cae de rogada,o el que ruega de cado?O cul es de ms culpar,aunque cualquiera mal haga;la que peca por la pagao el que paga por pecar?Pues, para qu os espantisde la culpa que tenis?Queredlas cual las haciso hacedlas cual las buscis.Dejad de solicitar,y despus, con ms razn,acusaris la aficinde la que os fuere a rogar.Bien con muchas armas fundoque lidia vuestra arrogancia,pues en promesa e instanciajuntis diablo, carne y mundo.

FINJAMOS QUE SOY FELIZ

Finjamos que soy feliz,triste pensamiento, un rato;quiz prodris persuadirme,aunque yo s lo contrario,que pues slo en la aprehensindicen que estriban los daos,si os imaginis dichosono seris tan desdichado.Srvame el entendimientoalguna vez de descanso, y no siempre est el ingeniocon el provecho encontrado.Todo el mundo es opinionesde pareceres tan varios,que lo que el uno que es negroel otro prueba que es blanco.A unos sirve de atractivolo que otro concibe enfado;y lo que ste por alivio,aqul tiene por trabajo.El que est triste, censuraal alegre de liviano;y el que esta alegre se burlade ver al triste penando.Los dos filsofos griegosbien esta verdad probaron:pues lo que en el uno risa,causaba en el otro llanto.Clebre su oposicinha sido por siglos tantos,sin que cul acert, est hasta agora averiguado.Antes, en sus dos banderasel mundo todo alistado,conforme el humor le dicta,sigue cada cual el bando.Uno dice que de risaslo es digno el mundo vario;y otro, que sus infortuniosson slo para llorados.Para todo se halla pruebay razn en qu fundarlo;y no hay razn para nada,de haber razn para tanto.Todos son iguales jueces;y siendo iguales y varios,no hay quien pueda decidircul es lo ms acertado.Pues, si no hay quien lo sentencie,por qu pensis, vos, errado,que os cometi Dios a vosla decisin de los casos?O por qu, contra vos mismo,severamente inhumano,entre lo amargo y lo dulce,queris elegir lo amargo?Si es mo mi entendimiento,por qu siempre he de encontrarlotan torpe para el alivio,tan agudo para el dao?El discurso es un aceroque sirve para ambos cabos:de dar muerte, por la punta,por el pomo, de resguardo.Si vos, sabiendo el peligroqueris por la punta usarlo,qu culpa tiene el acerodel mal uso de la mano?No es saber, saber hacerdiscursos sutiles, vanos;que el saber consiste sloen elegir lo ms sano.Especular las desdichasy examinar los presagios,slo sirve de que el malcrezca con anticiparlo.En los trabajos futuros,la atencin, sutilizando,ms formidable que el riesgosuele fingir el amago.Qu feliz es la ignoranciadel que, indoctamente sabio,halla de lo que padece,en lo que ignora, sagrado!No siempre suben segurosvuelos del ingenio osados,que buscan trono en el fuegoy hallan sepulcro en el llanto.Tambin es vicio el saber,que si no se va atajando,cuando menos se conocees ms nocivo el estrago;y si el vuelo no le abaten,en sutilezas cebado,por cuidar de lo curiosoolvida lo necesario.Si culta mano no impidecrecer al rbol copado,quita la sustancia al frutola locura de los ramos.Si andar a nave ligerano estorba lastre pesado,sirve el vuelo de que seael precipicio ms alto.En amenidad intil,qu importa al florido campo,si no halla fruto el otoo,que ostente flores el mayo?De qu sirve al ingenioel producir muchos partos,si a la multitud se sigueel malogro de abortarlos?Y a esta desdicha por fuerzaha de seguirse el fracasode quedar el que produce,si no muerto, lastimado.El ingenio es como el fuego,que, con la materia ingrato,tanto la consume mscuando l se ostenta ms claro.Es de su propio Seortan rebelado vasallo,que convierte en sus ofensaslas armas de su resguardo.Este psimo ejercicio,este duro afn pesado,a los ojos de los hombresdio Dios para ejercitarlos.Qu loca ambicin nos llevade nosotros olvidados?Si es para vivir tan poco,de qu sirve saber tanto?Oh, si como hay de saber,hubiera algn seminarioo escuela donde a ignorarse ensearan los trabajos!Qu felizmente vivierael que, flojamente cauto,burlara las amenazasdel influjo de los astros!Aprendamos a ignorar,pensamiento, pues hallamosque cuanto aado al discurso,tanto le usurpo a los aos.

PUES ESTOY CONDENADAPues estoy condenada,Fabio, a la muerte, por decreto tuyo,y la sentencia airadani la apelo, resisto ni la huyo,yeme, que no hay reo tan culpadoa quien el confesar le sea negado.Porque te han informado,dices, de que mi pecho te ha ofendido,me has, fiero, condenado.Y pueden, en tu pecho endurecidoms la noticia incierta, que no es ciencia,que de tantas verdades la experiencia?Si a otros crdito has dado,Fabio, por qu a tus ojos se lo niegas,y el sentido trocadode la ley, al cordel mi cuello entregas,pues liberal me amplas los rigoresy avaro me restringes los favores?Si a otros ojos he visto,mtenme, Fabio, tus airados ojos;si a otro cario asisto,asstanme implacables tus enojos;y si otro amor del tuyo me divierte,t, que has sido mi vida, me des muerte.Si a otro, alegre, he mirado,nunca alegre me mires ni te vea;si le habl con agrado,eterno desagrado en ti posea;y si otro amor inquieta mi sentido,squeseme el alma t, que mi alma has sido.Mas, supuesto que muero,sin resistir a mi infeliz suerte,que me des slo quierolicencia de que escoja yo mi muerte;deja la muerte a mi eleccin medida,pues en la tuya pongo yo la vida.

ESTA TARDE MI BIENEsta tarde, mi bien, cuando te hablaba,como en tu rostro y tus acciones vaque con palabras no te persuada,que el corazn me vieses deseaba;y Amor, que mis intentos ayudaba,venci lo que imposible pareca:pues entre el llanto, que el dolor verta,el corazn deshecho destilaba.Baste ya de rigores, mi bien, baste:no te atormenten ms celos tiranos,ni el vil recelo tu inquietud contrastecon sombras necias, con indicios vanos,pues ya en lquido humor viste y tocastemi corazn deshecho entre tus manos.

ESTOS VERSOS LECTOR MOEstos versos, lector mo,que a tu deleite consagro,y slo tienen de buenosconocer yo que son malos,ni disputrtelos quiero,ni quiero recomendarlos,porque eso fuera quererhacer de ellos mucho caso.No agradecido te busco:pues no debes, bien mirado,estimar lo que yo nuncajuzgu que fuera a tus manos.En tu libertad te pongo,si quisieres censurarlos;pues de que, al cabo, te estsen ella, estoy muy al cabo.No hay cosa ms libre que el entendimiento humano;pues lo que Dios no violenta,por qu yo he de violentarlo?Di cuanto quisieres de ellos,que, cuanto ms inhumanome los mordieres, entoncesme quedas ms obligado,pues le debes a mi musael ms sazonado plato(que es el murmurar), segnun adagio cortesano.Y siempre te sirvo, pues,o te agrado, o no te agrado:si te agrado, te diviertes;murmuras, si no te cuadro.Bien pudiera yo decirtepor disculpa, que no ha dadolugar para corregirlosla priesa de los traslados;que van de diversas letras,y que algunos, de muchachos,matan de suerte el sentidoque es cadver el vocablo;y que, cuando los he hecho,ha sido en el corto espacioque ferian al ocio lasprecisiones de mi estado;que tengo poca saludy continuos embarazos,tales, que aun diciendo esto,llevo la pluma trotando.Pero todo eso no sirve,pues pensars que me jactode que quiz fueran buenosa haberlos hecho despacio;y no quiero que tal creas,sino slo que es el darlosa la luz, tan slo porobedecer un mandato.Esto es, si gustas creerlo,que sobre eso no me mato,pues al cabo hars lo quese te pusiere en los cascos.Y adis, que esto no es ms dedarte la muestra del pao:si no te agrada la pieza,no desenvuelvas el fardo.

YA QUE PARA DESPEDIRMEYa que para despedirme,dulce idolatrado dueo,ni me da licencia el llantoni me da lugar el tiempo,hblente los tristes rasgos,entre lastimosos ecos,de mi triste pluma, nuncacon ms justa causa negros.Y aun sta te hablar torpecon las lgrimas que vierto,porque va borrando el agualo que va dictando el fuego.Hablar me impiden mis ojos;y es que se anticipan ellos,viendo lo que he de decirte,a decrtelo primero.Oye la elocuencia mudaque hay en mi dolor, sirviendolos suspiros, de palabras,las lgrimas, de conceptos.Mira la fiera borrascaque pasa en el mar del pecho,donde zozobran, turbados, mis confusos pensamientos.Mira cmo ya el vivirme sirve de afn grosero;que se avergenza la vidade durarme tanto tiempo.Mira la muerte, que esquivahuye porque la deseo;que aun la muerte, si es buscada,se quiere subir de precio.Mira cmo el cuerpo amante,rendido a tanto tormento,siendo en lo dems cadver,slo en el sentir es cuerpo.Mira cmo el alma mismaaun teme, en su ser exento,que quiera el dolor violarla inmunidad de lo eterno.En lgrimas y suspirosalma y corazn a un tiempo,aqul se convierte en agua,y sta se resuelve en viento.Ya no me sirve de vidaesta vida que poseo,sino de condicin solanecesaria al sentimiento.Mas, por qu gasto razonesen contar mi pena y dejode decir lo que es preciso,por decir lo que ests viendo?En fin, te vas, ay de mi!Dudosamente lo pienso:pues si es verdad, no estoy viva,y si viva, no lo creo.Posible es que ha de haber datan infausto, funesto,en que sin ver yo las tuyasesparza sus luces Febo?Posible es que ha de llegarel rigor a tan severo,que no ha de darle tu vistaa mis pesares aliento?Ay, mi bien, ay prenda ma,dulce fin de mis deseos!Por qu me llevas el alma,dejndome el sentimiento?Mira que es contradiccinque no cabe en un sujeto,tanta muerte en una vida,tanto dolor en un muerto.Mas ya que es preciso, ay triste!,en mi infeliz suceso,ni vivir con la esperanza,ni morir con el tormento,dame algn consuelo ten el dolor que padezco;y quien en el suyo muere,viva siquiera en tu pecho.No te olvides que te adoro,y srvante de recuerdolas finezas que me debes,si no las prendas que tengo.Acurdate que mi amor,haciendo gala de riesgo,slo por atropellarlose alegraba de tenerlo.Y si mi amor no es bastante,el tuyo mismo te acuerdo,que no es poco empeo haberempezado ya en empeo.Acurdate, seor mo,de tus nobles juramentos;y lo que jur la bocano lo desmientan tus hechos.Y perdona si en temermi agravio, mi bien, te ofendo,que no es dolor, el dolorque se contiene atento.Y adis; que con el ahogoque me embarga los alientos,ni s ya lo que te digoni lo que te escribo leo.

DIME VENCEDOR RAPAZ

Dime vencedor Rapaz,vencido de mi constancia,Qu ha sacado tu arroganciade alterar mi firme paz?Que aunque de vencer capazes la punta de tu arpn,qu importa el tiro violento,si a pesar del vencimientoqueda viva la razn?Tienes grande seoro;pero tu jurisdiccindomina la inclinacin,mas no pasa el albedro.Y as librarme confode tu loco atrevimiento,pues aunque rendida sientoy presa la libertad,se rinde la voluntadpero no el consentimiento.En dos partes divididatengo el alma en confusin:una, esclava a la pasin,y otra, a la razn medida.Guerra civil, encendida,aflige el pecho importuna:quiere vencer cada una,y entre fortunas tan varias,morirn ambas contrariaspero vencer ninguna.Cuando fuera, Amor, te va,no merec de ti palma;y hoy, que ests dentro del alma,es resistir valenta.Crrase, pues, tu porfa,de los triunfos que te gano:pues cuando ocupas, tirano,el alma, sin resistillo,tienes vencido el Castilloe invencible el Castellano.Invicta razn alientaarmas contra tu vil saa,y el pecho es corta campaaa batalla tan sangrienta.Y as, Amor, en vano intentatu esfuerzo loco ofenderme:pues podr decir, al vermeexpirar sin entregarme,que conseguiste matarmemas no pudiste vencerme.

COGIME SIN PREVENCINCogime sin prevencinAmor, astuto y tirano:con capa de cortesanose me entr en el corazn.Descuidada la razny sin armas los sentidos,dieron puerta inadvertidos;y l, por lograr sus enojos,mientras suspendi los ojosme salte los odos.Disfrazado entr y maoso;mas ya que dentro se viodel Paladin, salide aquel disfraz engaoso;y, con nimo furioso,tomando las armas luego,se descubri astuto Griegoque, iras brotando y furores,matando los defensores,puso a toda el Alma fuego.Y buscando sus violenciasen ella al pramo fuerte,dio al Entendimiento muerte,que era Rey de las potencias;y sin hacer diferenciasde real o plebeya grey,haciendo general leymurieron a sus pualeslos discursos racionalesporque eran hijos del Rey.A Casandra su fierezabusc, y con modos tiranos,at a la Razn las manos,que era del Alma princesa.En prisiones su bellezade soldados atrevidos,lamenta los no credosdesastres que adivin,pues por ms voces que diono la oyeron los sentidos.Todo el palacio abrasadose ve, todo destruido;Deifobo all mal herido,aqu Paris maltratado.Prende tambin su cuidadola modestia en Polixena;y en medio de tanta pena,tanta muerte y confusin,a la ilcita aficinslo reserva en Elena.Ya la Ciudad, que vecinafue al Cielo, con tanto arder,slo guarda de su servestigios, en su ruina.Todo el amor lo extermina;y con ardiente furor,slo se oye, entre el rumorcon que su crueldad apoya:"Aqu yace un Alma TroyaVictoria por el Amor!"

ESTE AMOROSO TORMENTOEste amoroso tormento que en mi corazn se ve, se que lo siento y no se la causa porque lo siento Siento una grave agona por lograr un devaneo, que empieza como deseo y para en melancola. y cuando con mas terneza mi infeliz estado lloro se que estoy triste e ignoro la causa de mi tristeza. " Siento un anhelo tirano por la ocasin a que aspiro, y cuando cerca la miro yo misma aparto la mano. Porque si acaso se ofrece, despus de tanto desvelo la desazona el recelo o el susto la desvanece. Y si alguna vez sin susto consigo tal posesin (cualquiera) leve ocasin me malogra todo el gusto. Siento mal del mismo bien con receloso temor y me obliga el mismo amor tal vez a mostrar desdn.

VERDE EMBELESO

Verde embeleso de la vida humana,loca esperanza, frenes dorado,sueo de los despiertos intrincado,como de sueos, de tesoros vana;alma del mundo, senectud lozana,decrpito verdor imaginado;el hoy de los dichosos esperado,y de los desdichados el maana:sigan tu sombra en busca de tu dalos que, con verdes vidrios por anteojos,todo lo ven pintado a su deseo;que yo, ms cuerda en la fortuna ma,tengo en entrambas manos ambos ojosy solamente lo que toco veo.

La Sentencia del JustoFirma Pilatos la que juzga ajenaSentencia, y es la suya. Oh caso fuerte!Quin creer que firmando ajena muerte el mismo juez en ella se condena?La ambicin de s tanto le enajenaQue con el vil temor ciego no advierteQue carga sobre s la infausta suerte,Quien al Justo sentencia a injusta pena.Jueces del mundo, detened la mano,An no firmis, mirad si son violenciasLas que os pueden mover de odio inhumano;Examinad primero las conciencias,Mirad no haga el Juez recto y soberanoQue en la ajena firmis vuestras sentenciasA una RosaRosa divina, que en gentil culturaEres con tu fragante sutilezaMagisterio purpreo en la belleza,Enseanza nevada a la hermosura.Amago de la humana arquitectura,Ejemplo de la vana gentileza, En cuyo ser uni naturalezaLa cuna alegre y triste sepultura.Cun altiva en tu pompa, presumidasoberbia, el riesgo de morir desdeas,y luego desmayada y encogida.De tu caduco ser das mustias seas!Con que con docta muerte y necia vida,Viviendo engaas y muriendo enseas.

Sentimientos de AusenteAmado dueo mo,Escucha un rato mis cansadas quejas,Pues del viento las fo,Que breve las conduzca a tus orejas,Si no se desvanece el triste acentoComo mis esperanzas en el viento.yeme con los ojos,Ya que estn tan distantes los odos,Y de ausentes enojosEn ecos de mi pluma mis gemidos; Y ya que a ti no llega mi voz ruda,yeme sordo, pues me quejo muda.Si del campo te agradas,Goza de sus frescuras venturosasSin que aquestas cansadasLgrimas te detengan enfadosas;Que en l vers, si atento te entretienesEjemplo de mis males y mis bienes.Si al arroyo parleroVes, galn de las flores en el prado,Que amante y lisonjeroA cuantas mira intima su cuidado,En su corriente mi dolor te avisaQue a costa de mi llanto tiene risa.Si ves que triste lloraSu esperanza marchita, en ramo verde,Trtola gemidora,En l y en ella mi dolor te acuerde,Que imitan con verdor y con lamento,l mi esperanza y ella mi tormento.Si la flor delicada,Si la pea, que altiva no consienteDel tiempo ser hollada,Ambas me imitan, aunque variamente, Ya con fragilidad, ya con dureza,Mi dicha aqulla y sta mi firmeza.Si ves el ciervo herido Que baja por el monte, aceleradoBuscando doloridoAlivio del mal en un arroyo helado,Y sediento al cristal se precipita,No en el alivio en el dolor me imita,Si la liebre encogidaHuye medrosa de los galgos fieros,Y por salvar la vidaNo deja estampa de los pies ligeros,Tal mi esperanza en dudas y recelosSe ve acosa de villanos celos.Si ves el cielo claro,Tal es la sencillez del alma ma;Y si, de luz avaro, De tinieblas emboza el claro da,es con su oscuridad y su inclemencia,imagen de mi vida en esta ausencia.As que, Fabio amado Saber puede mis males sin costarteLa noticia cuidado,Pues puedes de los campos informarte;Y pues yo a todo mi dolor ajusto,Saber mi pena sin dejar tu gusto.Mas cundo ay gloria ma!Merecer gozar tu luz serena?cundo llegar el daque pongas dulce fin a tanta pena?cundo ver tus ojos, dulce encanto,y de los mos quitars el llanto?Cundo tu voz sonoraherir mis odos delicada,y el alma que te adora,de inundacin de gozos anegada,a recibirte con amante prisasaldr a los ojos desatada en risa?Cundo tu luz hermosarevestir de gloria mis sentidos?y cundo yo dichosa,mis suspiros dar por bien perdidos,teniendo en poco el precio de mi llanto?Que tanto ha de penar quien goza tanto.Cundo de tu apacible rostro alegre ver el semblante afable,y aquel bien indeciblea toda humana pluma inexplicable?Que mal se ceir a lo definidoLo que no cabe en todo lo sentido.Ven, pues, mi prenda amada,Que ya fallece mi cansada vidaDe esta ausencia pesada;Ven, pues, que mientras tarda tu venida,Aunque me cueste su verdor enojos,Regar mi esperanza con mis ojos.

Excusndose de un Silencio...Pedirte, seora, quieroDe mi silencio perdn,Si lo que ha sido atencin,Le hace parecer grosero.Y no me podrs culparSi hasta aqu mi proceder,Por ocuparse en quererSe ha olvidado de explicar.Que en mi amorosa pasinNo fue descuido ni menguaQuitar el uso a la lenguaPor drselo al corazn.Ni de explicarme dejaba, Que como la pasin maAc en el alma te hablabaY en esta idea notableDichosamente viva;Porque en mi mano tenaEl fingirte favorable.Con traza tan peregrinaVivi mi esperanza vanaPues te puedo hacer humanaConcibindote divina.Oh, cuan loco llegu a vermeen tus dichosos amores,que aun fingidos tus favorespudieron enloquecerme!Oh, cun loco llegu a vermeen tus dichosos amores,que aun fingidos tus favorespudieron enloquecerme!Oh, cmo en tu Sol hermosomi ardiente afecto encendido,por cebarse en lo lcido,olvid lo peligroso!Perdona, si atrevimientoFue atreverme a tu ardor puro;Que no hay Sagrado seguroDe culpas de pensamiento.De esta manera engaaba La loca esperanza ma,Y dentro de m tenaTodo el bien que deseaba.Mas ya tu precepto graveRompe mi silencio mudo;Que l solamente ser pudoDe mi respeto la llave.Y aunque el amar tu bellezaEs delito sin disculpa,Castguense la culpaPrimero que la tibieza.No quieras, pues, rigurosa,Que estando ya declarada,Sea de veras desdichadaQuien fue de burlas dichosa.Si culpas mi desacato,Culpa tambin tu licencia; Que si es mala mi obediencia,No fue justo tu mandato.Y si es culpable mi intento,Ser mi afecto preciso;Porque es amarte un delitoDe que nunca me arrepiento.Esto en mis afectos hall,Y ms, que explicar no s;Mas t, de lo que call,Inferirs lo que callo.

Teme que su Afecto Parezca...Seora, si la bellezaQue en vos llego a contemplarEs bastante a conquistarLa ms inculta dureza,Por qu hacis que el sacrificioQue debo a vuestra luz puraDebindose a la hermosuraSe atribuya al beneficio?Cuando es bien que glorias cante,De ser vos, quien me ha rendido,Queris que lo agradecidoSe equivoque con lo amante?Vuestro favor me condenaA otra especie de desdicha,Pues me quitis con la dichaEl mrito de la pena.Si no es que dais a entenderQue favor tan singular,Aunque se puede lograr,No se puede merecer.Con razn, pues la hermosuraAun llegada a poseerse,Si llega a merecerse,Dejara de ser ventura.Que estar un digno cuidadoCon razn correspondido,Es premio de lo servido,Y no dicha de lo amado.Que dicha se ha de llamarSlo la que, a mi entender,Ni se puede merecer,Ni se pretende alcanzar.Ya que este favor excedeTanto a todos, al lograrse,Que no slo no pagarse,Mas ni agradecer se puede.Pues desde el dichoso daQue vuestra belleza vi,Tal del todo me rend,Que no me qued accin ma.Con lo cual, seora, muestro,y a decir mi amor se atreve,Que nadie pagaros debe,Que vos honris lo que es vuestro.Bien se que es atrevimientoPero el amor es testigoQue no se lo que me digoPor saber lo que me siento.Y en fin, perdonad por Dios,Seora, que os hable as,Que si yo estuviera en mNo estuvierais en m vos.Slo quiero suplicarosQue de m recibis hoy,No slo el alma que os doy,Mas la que quisiera daros.

Amor ImportunoDos dudas en que escogerTengo, y no se a cual prefiera,Pues vos sents que no quieraY yo sintiera querer.Con que si a cualquiera ladoQuiero inclinarme, es forzosoQuedando el uno gustosoQue otro quede disgustado.Si daros gusto me ordenaLa obligacin, es injustoQue por daros a vos gustoHaya yo de tener pena.Y no juzgo que habr quienApruebe sentencia tal,Como que me trate malPor trataros a vos bien.Mas por otra parte sientoQue es tambin mucho rigorQue lo que os debo en amor Pague en aborrecimiento.Y aun irracional parece Este rigor, pues se infiere,Si aborrezco a quien me quierequ har con quien aborrezco?No se como despacharos,Pues hallo al determinarmeQue amaros es disgustarmeY no amaros disgustaros;Pero dar un medio justoEn estas dudas pretendo, Pues no queriendo, os ofendo,Y querindoos me disgusto.Y sea esta la sentencia,Porque no os podis quejar,Que entre aborrecer y amar Se parta la diferencia,De modo que entre el rigorY el llegar a querer bien,Ni vos encontris desdnNi yo pueda encontrar amor.Esto el discurso aconseja,Pues con esta convenienciaNi yo quedo con violenciaNi vos os parts con queja.Y que estaremos infieroGustosos con lo que ofrezco;Vos de ver que no aborrezco,Yo de saber que no quiero.Slo este medio es bastanteA ajustarnos, si os contenta,Que vos me logris atentaSin que yo pase a lo amante,Y as quedo en mi entenderEsta vez bien con los dos;Con agradecer, con vos;Conmigo, con no querer.Que aunque a nadie llega a darseEn este gusto cumplido,Ver que es igual el partidoServir de resignarse.

Oracin Traducida del LatnAnte tus ojos benditosLas culpas manifestamos,Y las heridas mostramos,Que hicieron nuestros delitos.Si el mal, que hemos cometido,Viene a ser considerado,Menor es lo tolerado,Mayor es lo merecido.La conciencia nos condena,No hallando en ella disculpa,Que respecto de la culpa,Es muy liviana la pena.Del pecado el duro azarSentimos, que padecemosY nunca enmendar queremosLa costumbre de pecar.Cuando en tus azotes sudaSangre la naturaleza,Se rinde nuestra flaqueza, Y la maldad no se muda.Cuando el pecado mancillaLa mente con fiera herida,Padece el alma afligida, Y la cerviz no se humilla.La vida suelta la riendaEn su acostumbrado error,Suspira por el dolor, Y en el obrar no se enmienda.Puestos entre dos extremos,En cualquiera peligramos;Si esperas, no la enmendamos;Si te vengas, nos perdemos.De la afliccin el quebrantoNos obliga a la contriccinY en pasando la afliccin,Se olvida tambin el llanto.Cuando tu castigo empiezaPromete el temor humano;Y en suspendiendo la mano,No se cumple la promesa.Cuando nos hieres, clamamosQue el perdn nos des, que puedes,Y as que nos lo concedes.Otra vez te provocamos.Tienes a la humana genteConvicta en su confesin, Que si no le das perdn, la acabars justamente.Concede al humilde ruegoSin mrito a quien criaste,T que de nada formasA quien te rogar luego.

Nacimiento de CristoDe la ms fragante rosaNaci la abeja ms bella,A quien el limpio rocoDio pursima materia.Nace, pues, y apenas nace,Cuando en la misma moneda,Lo que en perlas recibiEmpieza a pagar en perlas.Que llora el alba, no es muchoQue es costumbre en su belleza;Mas quin hay que no se admireDe que el sol lgrimas vierta?Si es por secundar la rosa,Es ociosa diligencia,Pues no es menester rocoDespus de nacer la abeja.Y ms cuando en la clausuraDe su virginal purezaNi antecedente haber pudo,Ni puede haber quien suceda,Pues a que fin es el llanto,que dulcemente riega?Quien no puede dar ms frutoqu importa que estril sea?Mas ay, que la abeja tieneTan ntima dependenciaSiempre con la rosa, que Depende su vida de ella;Pues dndole nctar puro,Que sus fragancias engendran,No slo antes le concibePero despus le alimenta.Hijo y madre, en tan divinasPeregrinas competencias,Ninguno queda deudor,Y ambos obligados quedan.La abeja paga el rocoDe que la rosa la engendra,Y ella vuelve a retornarle conLo mismo que la engendra.Ayudando el uno al otroCon mutua correspondencia,La abeja a la flor fecunda,Y ella a la abeja sustenta.Pues si por eso es el llanto,Llore Jess, norabuena,Que lo que expende en rocoCobrar despus en nctar.

Ante la AusenciaDivino dueo mo,si al tiempo de partirmetiene mi amante pechoalientos de quejarse,oye mis penas, mira mis males.Alintese el dolor,si puede lamentarse,y a la vista de perdertemi corazn exhalellanto a la tierra, quejas al aire.Apenas tus favoresquisieron coronarme,dichoso ms que todos,felices como nadie,cuando los gustos fueron pesares.Sin duda el ser dichosoes la culpa ms grave,pues mi fortuna adversadispone que la paguecon que a mis ojos tus luces falten,Ay, dura ley de ausencia!quin podr derogarte,si a donde yo no quierome llevas, sin llevarme,con alma muerta, vivo cadver?Ser de tus favoresslo el corazn crcelpor ser aun el silenciosi quiero que los guarde,custodio indigno, sigilo frgil?Y puesto que me ausento,por el ltimo valete prometo rendidomi amor y fe constante,siempre quererte, nunca olvidarte.

Expresa los Efectos del Amor DivinoTraigo conmigo un cuidadoy tan esquivo que creoque aunque se sentirlo tanto,aun yo misma no lo siento.Es amor, pero es amorque faltndole lo ciego,los ojos que tiene sonpara darle ms tormento.El trmino no es a quo,que causa el pesar, que veo,que siendo el trmino el bientodo el dolor es el medio.Si es lcito y aun debidoeste cario que tengopor qu me han de dar castigoporque pago lo que debo?Oh cunta fineza, oh cuntos carios he visto tiernos!que amor que se tiene en Dioses calidad sin opuestos.De lo lcito no puede hacer contrarios conceptoscon que es amor que al olvidono puede vivir expuesto.Yo me acuerdo oh nunca fuera!que he querido en otro tiempolo que pas de locuray lo que excedi de extremo.Ms como era amor bastardoy de contrarios compuesto,fue fcil desvanecersede achaque de su ser mesmo.Mas ahora ay de mi! est tan en su natural centro,que la virtud y raznson quien aviva su incendio.Quien tal oyere dir que si es as por qu peno?Ms mi corazn ansiosodir que por eso mesmo.Oh humana flaqueza nuestra,adonde el ms puro afectoaun no sabe desnudarsedel natural sentimiento!Tan precisa es la apetenciaque a ser amados tenemos,que aun sabiendo que no sirvenunca dejarla sabemos.Que corresponda a mi amornada aade, mas no puedopor ms que lo solicitodejar yo de apetecerlo.Si es delito, ya lo digo;si es culpa, ya lo confieso,mas no puedo arrepentirmepor ms que hacerlo pretendo.Bien ha visto quien penetralo interior de mis secretosque yo misma estoy formandolos dolores que padezco.Bien sabe que soy yo mismaverdugo de mis deseos,pues muertos entre mis ansias,tienen sepulcro en mi pecho.Muero quin lo creer? a manosde la cosa que ms quiero,y el motivo de matarmees el amor que le tengo.As alimentando tristela vida con el veneno,la misma muerte que vivo,es la vida con que muero.Pero, valor, corazn,porque en tan dulce tormento,en medio de cualquier suerteno dejar de amar protesto.IIMientras la gracia me excitapor elevarse a la esfera,ms me abate a lo profundoel peso de mis miserias.La virtud y la costumbreen el corazn peleany el corazn agonizaen tanto que lidian ellas.Y aunque es la virtud tan fuerte,temo que tal vez la venzan.que es muy grande la costumbrey est la virtud muy tierna.Obscurcense el discursoentre confusas tinieblaspues quin podr darme luzsi est la razn a ciegas?De m misma soy verdugoy soy crcel de m mesma.quin vio que pena y penanteuna propia cosa sean?Hago disgusto a lo mismoque ms agradar quisiera;y del disgusto que doy,en m resulta la pena.Amo a Dios y siento en Dios,y hace mi voluntad mesmade lo que es alivio, cruz;del mismo puerto, tormenta.Padezca, pues Dios lo manda,mas de tal manera seaque si son penas las culpas,que no sean culpas las penas.

Da de ComuninAmante dulce del alma,bien soberano a que aspiro,t que sabes las ofensascastigar a beneficios;divino imn en que adorohoy que tan propicio os miroque me anims a la osadade poder llamaros mo;hoy, que en unin amorosa,pareci a vuestro cario,que si no estabais en m era poco estar conmigo;hoy, que para examinarel afecto con que os sirvo,al corazn en personahabis entrado vos mismo,pregunto es amor o celostan cuidadoso escrutinio?que quien lo registra tododa de sospechar indicios.Mas ay, brbara ignorante,y que de errores he dicho,como si el estorbo humanoobstara al lince divino!Para ver los corazonesno es menester asistirlos;que para vos son patenteslas entraas del abismo.Con una intuicin presentetenis en vuestro registro,el infinito pasado,hasta el presente finito;luego no necesitabais, para ver el pecho mo,si lo estis mirando sabio,entrar a mirarlo fino;luego es amor, no celos,lo que en vos miro.

Letras Para CantarHiri blandamente el aireCon su dulce voz Narcisa,Y l le repiti los ecosPor boca de las heridas.De los celestiales EjesEl rpido curso fija,Y en los Elementos cesala discordia nunca unida.Al dulce imn de su vozQuisieran, por asistirla,Firmamento ser el Mvil,El Sol ser estrella fija.Tan bella, sobre canora,Que el amor dudoso admira,Si se deben sus arponesA sus ecos, o a su vista.Porque tan confusamenteHiere, que no se averigua,si est en la voz la hermosura,O en los ojos la armona.Homicidas sus faccionesEl mortal cambio ejercitan;Voces, que alteran los ojosRayos que el labio fulmina.Quin podr vivir seguro,si su hermosura DivinaCon los ojos y las vocesDuplicadas armas vibra.El Mar la admira Sirena,Y con sus marinas Ninfas Le da en lenguas de las AguasAlabanzas cristalinas:Pero Fabio que es el blancoAdonde las flecha tira,As le dijo, culpandoDe superfluas sus heridas:No dupliques las armas,Bella homicida,que est ociosa la muerteDonde no hay vida.