Poemario al otro lado de la eternidad

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Publicación que contiene una recopilación de textos de autores arequipeños, peruanos e internacionales; textos que fueron inspirados en la muerte.

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El otro lado de la eternidad

El otro lado de la eternidadPoesías sobre ese asunto al que llamamos muerte

Dirección Desconcentrada de Cultura Arequipa - Ministerio de CulturaSociedad de Beneficencia Pública de Arequipa

Primera edición, noviembre de 2014

Diseño de portada e interiores: Paul Amilcal Colque QuispeImagen de portada: Arim AlmuelleDirección Desconcentrada de Cultura Arequipa - Ministerio de CulturaSociedad de Beneficencia Pública de Arequipa

Impreso en Perú - Printed in Peru

EL OTRO LADO DE LA ETERNIDAD

La mala noticia de su muerte no nos debe borrar la buena noticia de su vida.Padre Gustavo Gutiérrez

Hay dos clases de seres humanos: aquellos que apartan la muerte de su pen-samiento para vivir mejor y más libremente, y aquellos que, por el contrario,

se sienten vivir con más fuerza y más inteligencia cuando acechan en cada una de las señales que ella les hace a través de las sensaciones de su cuerpo y de los azares del mundo exterior. Esas dos clases de mentes no se amalgaman

nunca. Lo que unos llaman manía morbosa es para los otros una heroica disciplina.

Marguerite Yourcenar

Si vives cada día haciendo de cuenta que es el último de tus días va a llegar un momento en que va a ser cierto.

Anónimo

La muerte (o su ilusión) hace preciosos y patéticos a los hombres.Borges. El inmortal.

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Anónimo

Apu Inka Atawallpaman¿Qué arco iris nefasto es este negro arco iris que se encima?Un resplandor horrendo amaneció para hostigar al CuscoGranizada incontenible arremete contra todo

Ya mi corazón lo presentía una y otra vezY en mis sueños también, azorado, sumido,advertí el funesto moscardón de la muerte, fatalidad, infortunio

En uno de los presagios el sol amarillea, se oscureceamortajando el cadáver de Atawallpa, extinguiendo su nombre, su estirpe en un cerrar y abrir de ojos

Dicen que ya decapitaron su testa torvos enemigosDicen que ya discurre un río de sangre bifurcándose en ramales

Dicen que su firme dentadura empieza ya a roerse, dolencia inaguantableDicen que ya se empañan los ojos fulgentes del gran patriarca

Dicen que ya se ha helado el gran corazón de AtawallpaDicen que en sus cuatro señoríos le lloran hasta desgañitarse

Dicen que ya descendió la densa niebla oscureciendoDicen que ya se encoge la madre luna como si volviera a nacerY dicen que ya todo se va sumiendo con pesar

Dicen que la propia tierra se niega a cobijar en su senoa su Señorcomo si le abochornara el cadáver del que la amó,como si temiera engullirlo, sumir a su guardián

El manuscrito data del siglo XVI. Constituye uno de los primeros textos de resistencia inca a la invasión española. Por su magnitud y trascendencia, por su dramatismo y destreza formal es comparable con los grandes textos épicos fundadores de nacionalidades; como el Cantar de Rolando, con el que tiene especia-les afinidades. (Odi Gonzales). Este poema ha sido motivo de inspiración para el pintor Fernando de Szyszlo.

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La dura roca también ceja por su hacedor horadándose,También el río brama de pesar cuando se desborda.

Las lágrimas juntas, vertidas, se entremezclan¿Qué mortal no habría de llorar por quien le amó?¿Qué vástago no estaría del lado de su progenitor?

Doliente, compungida; malherida del corazón, sin sosiego¿Qué doncella, qué paloma no cuidaría de su galán?¿Y qué apasionado ciervo cerril no se deja llevar por sus pulsiones?

Se desangran lágrimas disputadas a la quita-quitade su regocijoY con reverberante cascada de lágrimas lava el cadáveren su regazo cobijado con infinita ternura

Los que fueron rozados por sus diez dedos forjadoresLos que fueron alcanzados por sus brazadas, arropados por su corazónLos que fueron abrigados con la fina malla de su torsochillan con gritería de viudas plañiderasYa las castas oficiantes se aglomeran vestidas de luto.El celebrante o Memoria Parlante se ha ceñido ya su manto más oscuroY el resto se ha alineado camino a sus fosas

Cunde la muerte, el dolor aturde y las lágrimas de la reina madrefluyen cómo riadas, ¡cadáver amarillento!su rostro de fría natilla, sus labios yertos

¿A dónde vas, desvaneciéndote ante mis ojos?Dejando esté reino abandonado su pena Separándote para siempre -de mi corazón?

No obstante el recinto colmado de oro y plata el enemigo foráneorapaz y voraz, precipitándose en tumultocon su afán irrefrenable; hoscas alimañasa quienes diste todo, te dieron muerte

Les colmaste de sus antojos sólo túMas con tu muerte, en Cajamarca, todo se extinguió

Ya coaguló tu sangre en las venasYa se hizo borrosa la visión en tus ojosTu mirar se disuelve en el lado oscuro de la estrella más radiante

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Sola, se conduele, solloza, deambula, discurre tu paloma, tu compañeraSu febril corazón pena gimeSe desgarra por la desgracia de tu perecimiento

Tu dorada litera, descoyuntada, tu solioY todo cuanto fue urdido con fibras de oro vil repartija

Regidos por una mano que nos hacina en el dolor, disgregadosAtolondrados, enajenados, sin juicio, aislados,Contemplando nuestro cuerpo sin sombra sollozamosSin recurrir a nadie entre nosotros, desvariamos

Permitirá tu corazón, gran patriarca,que deambulemos sin norte dispersosSeparados; en manos ajenas, humillados?

Condesciende a abrir tus ojos que irradian claridad Extiéndenos tus manos generosasY con esa buena seña alentados dinos: ¡regresen!

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Mariano MelgarNació en Arequipa el 10 de agosto de 1790. Gran poeta revolucionario que participó en la guerra por la independencia del Perú del dominio de España. Fue tomado prisionero en la batalla de Umachiri y fusilado el 12 de marzo de 1815, cuando apenas tenía 24 años de edad.

Si Hay Tras De La Muerte AmorSi hay tras de la muerte amor,Después de muerto he de amarte,Y aunque esté en polvo disueltoSeré polvo y polvo amante.

Cuando en el sepulcro fríoEsté, después que no viva,Con fuerza allí más activaRevivirá el amor mío:Allí amaré tu desvío,Allí amaré tu rigor,Allí con mayor ardorTe he de amar entre los muertos,Aunque esté cadáver yerto,Si hay tras de la muerte amor.

Cuando en escombros deshechoNo le quede a mi existenciaMás que una muerta apariencia,Tú estarás viva en mi pecho.Y en el cadavérico lechoDonde solo se ve el arteDe destrucción y desastreDe los héroes que han vivido,Allí, entre ellos reunido,Después de muerto he de amarte.Cuando todos los amoresDel mundo hayan acabado,Y cuando no haya quedadoSombra de los amadores,Revivirán los ardoresDe un triste cadáver yerto,Que aunque esté en la nada envuelto,

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Si por suerte oye nombrarte,Se levantará a buscarteAunque esté en polvo disuelto.

Ya no tengo qué temer,Ya no tengo qué sentir;Tampoco temo el morir,Pues siempre tuyo he de ser.También puede sucederQue en los precisos instantesVenga la segura constante;Pero esta, impía, ¿qué hará?En polvo me volveráPolvo seré, polvo amante.

(De Poesías completas)

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César VallejoSantiago de Chuco, 16 de marzo de 1892 - París, 15 de abril de 1938). Uno de los innovadores de la poesía del siglo XX y el máximo exponente de las letras en el Perú. Es, en opinión del crítico Thomas Merton, el más grande poeta católico desde Dante, y por católico entiendo universal. Según Martin Sey-mour-Smith, el más importante poeta del siglo XX en todos los idiomas.

MasaAl fin de la batalla,y muerto el combatiente, vino hacia él un hombrey le dijo: «No mueras, te amo tanto!»Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.Se le acercaron dos y repitiéronle:«No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!» Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,clamando: «Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!» Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.Le rodearon millones de individuos,con un ruego común: «¡Quédate hermano!» Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.Entonces, todos los hombres de la tierrale rodearon; les vió el cadáver triste, emocionado; incorporóse lentamente,abrazó al primer hombre; echóse a andar

(De Poemas Humanos. España Aparta de mí este cáliz.)

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Piedra Negra Sobre Una Piedra BlancaMe moriré en París con aguacero,un día del cual tengo ya el recuerdo.Me moriré en París y no me corrotal vez un jueves, como es hoy, de otoño.Jueves será, porque hoy, jueves, que prosoestos versos, los húmeros me he puestoa la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,con todo mi camino, a verme solo.César Vallejo ha muerto, le pegabantodos sin que él les haga nada;le daban duro con un palo y durotambién con una soga; son testigoslos días jueves y los huesos húmeros,la soledad, la lluvia, los caminos...

(De Poemas Humanos)

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Hoy Me Gusta La Vida Mucho MenosHoy me gusta la vida mucho menos,pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.Casi toqué la parte de mi todo y me contuvecon un tiro en la lengua detrás de mi palabra

Hoy me palpo el mentón en retiraday en estos momentáneos pantalones yo me digo:¡Tanta vida y jamás!¡Tantos años y siempre mis semanas!Mis padres enterrados con su piedray su triste estirón que no ha acabado;de cuerpo entero hermanos, mis hermanos,y, en fin, mi ser parado y en chaleco.Me gusta la vida enormementepero, desde luego,con mi muerte querida y mi caféy viendo los castaños frondosos de Parísy diciendo:Es un ojo éste, aquél; una frente ésta, aquélla...Y repitiendo:¡Tanta vida y jamás me falla la tonada!¡Tantos años y siempre, siempre, siempre!

Dije chaleco, dijetodo, parte, ansia, dije casi, por no llorar.Que es verdad que sufrí en aquel hospital que queda al ladoy está bien y está mal haber miradode abajo para arriba mi organismoMe gustará vivir siempre, así fuese de barriga,porque, como iba diciendo y lo repito,¡Tanta vida y jamás! ¡Y tantos años,y siempre, mucho siempre, siempre, siempre!

(De Poemas humanos)

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Abraham Valdelomar Nació en la ciudad de Ica el 27 de abril de 1888 y murió en Ayacucho el 3 de noviembre de 1919. Reconocido ampliamente como el renovador de la narrativa peruana con sus cuentos criollos, también en el campo poé-tico tuvo logros interesantes. Su poesía se enmarca dentro de la corriente modernista.

DesolatrixLa cruz abre sus brazos sobre el pecho del muerto,cuya frente parece querer aún pensar,y en su lívida boca juguetea un inciertosonreír vago y triste. ¡Cuán incómodo está!

Sombra, silencio, frío, soledad infinitaen el estrecho ambiente. Apacible vagardel perfume que exhala la corona marchita.No se oye el badilejo, sobre la mezcla, ya...

El enjambre voraz dentro del cráneo horada,y las que ideas fueron nutren a los gusanos,que van hurgando, elásticos, la roña descarnadahasta que muertos caen de los despojos vanos.El Cristo de metal se oxida entre las manos,y desde aquel instante ya no se siente nada...

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Cesar Atahualpa RodríguezNació en Arequipa 1879 y murió en 1972. Uno de los creadores más só-lidos de esta ciudad.

Desesperado

Oración

Esta noche estoy “triste hasta la muerte”, como dijo el Rabí de Galilea, que hasta el agua que bebo se convierte en repugnante acíbar...así sea. Sobre mi crudo invierno doloroso la serpiente del tiempo se desliza tengo la boca amarga, todo es soso y el aire que respiro es de ceniza. Si en el osario del ayer me pierdo para encontrarme con lo que he vivido, veo que hasta el cadáver del recuerdo se pudre sin cesar en el olvido. Y si quiero agarrarme del ahora con mi terca ansiedad desesperada, veo también que todo se evapora, que mis manos están llenas de nada. ¿Que dónde voy, Señor, de senda en senda con estos pasos por demás inciertos? Voy a cumplir tu frase que es tremenda: “que los muertos entierren a sus muertos”.

Cristo hace ya rato que el mundo te ha visto; y que el hombre, animal insensato, queriendo materializarte, para mirarte ha pintado su propio retrato. Te puso cara compungida y contusiones sanguinolentas A ti que eres la vida, te hizo vivir escenas cruentas y te metió en las fauces del delito: y como muere todo lo que existe para que tú existieras, mo-riste con el párpado marchito. Así son todas las normas de esta criatura falible. El hombre, pensador de formas, busca siempre de lo imposible lo posible. Cuando se lanza en otras aventuras y el infinito se niega a sus miradas, con sus medidas rígidas y duras todo lo mide por pulga-das. Y Tú que no tienes porte, ¡Dios inmenso! ¿Con qué herramienta quieres que te corte para que quepas donde pienso? Estoy jadeante de fatiga como el que acaba de hacer una hazaña. ¿No me has sentido? Soy hormiga que te subí, creyéndote montaña. Y no eres, no, montaña ni acomodo, ni campo de medir mostrenco. Como la parte no conoce al todo, te percibo en el aire azulenco, en el hilo de luz mañanero que me lleva como una vasija, en el labio de mi hija, en diciembre y enero. Los que te buscan sólo a ratos y creen conocerte, son los mismos que le pidieron a Pilatos, tu muerte. Ellos te oran y te llaman en el momento decisivo, ellos por miedo te aman yo, Cristo, te vivo.

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CXXXVDe solo un dolor se duele: la vida. Si los muertos nos duelen es porque les dolemos; y les dolemos allí donde nos duele: nosotros. Se podría sentir lo que no está, y así, los muertos de sentirse es que nos sienten y de dolernos les dolemos.

¿Si lo que más duele de América es el indio, será porque está muerto? No parece. Si el indio nos duele es porque nada hay más vivo en no-sotros que el indio. Y si nada en el indio duele más que América, será porque solo en el indio América está viva.

Observa que al abrigo de tus alondras sapos venenosos fornican en tu corazón: están vivos: no pueden evitarlo. Ni ellos saben morir.

Somos necrademias que andan.

El “ego” unidad en cadena. Cargas vivos a tus muertos desde el infini-to. Inevitablemente eres sólo en ellos. Vivir: invivir.

(De El pez de oro)

Gamaliel Churata( Puno, 1897 – Lima, 1969). Considerado el más lúcido de los escritores del llamado Indigenismo. La originalidad de su obra le ha granjeado un creciente, aunque tardío, entusiasmo por parte de la crítica.

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El Sepelio SimplistaEl zinc del cielo para el ataúd.Soldadura de lágrimas.La caja construida de recuerdo,la madera mejor para los que se van.El dolorqueda encargado de prestar los clavos para ajustar la tapa.¡Que la fosa la caven en el aire!

(De Simplismos)

Alberto Hidalgo(Arequipa, 1897 – Buenos Aires,1967). Poeta caudaloso y excesivo, dis-frutó hasta sus últimos años de su espíritu iconoclasta. Recibió el Gran Premio de la Fundación Argentina para la Poesía y fue propuesto por estos para el premio Nobel de Literatura

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Multiplicación De La MuerteMe cierro a la luz y la veo morir entre mis párpados Eso es lo que más queda de su vida: su muerteAquel instante de irse cuando los ojos batían sus(pañuelos de viaje frecuenta mis minutos con los golpes de una significativa(tenacidady se hace en mi visión cabal de pena según si fuese un cuadro perennemente evocado en un(espejo

Todo puede olvidarse de la mujer queridasu redondez de senos hechos a la medida de las manosel encaje sutil de su ternura enredando de besos el diario(despertarel goce que nos dio esa especie de vals de las olas de su(carnemientras la sembrábamos con algo que nos bajaba desde(la cabeza hasta los piesen un descenso de termómetro por nuestra columna(vertebraltodo puede olvidarse menos las pupilas de su despedidaausente ya de labios toda voluntad de palabra

Tal es la causa de su eterna vidapero también lo que repite su muerte en mi congojapersistente(Se muere muchas vecestantas treces como retorna la última miradaen quien para acunarla se hizo ataúd el corazón)

Y pues se fue primero yo sé que sólo moriré una vez

(De Antología personal)

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Guillermo Mercado Nació en 1904 en la calle Cruz Verde Nº 118, y murió en Yanahuara en 1983. Poeta de enorme talento, consiguió retratar el colorido y la vitalidad de la Arequipa de principios del siglo XX.

RomeríaCuánto tiempo ya querráscambiar de posición padre mío, ya querrásdesperezarte, tomar el sol, salir al campo.!Ya te deben doler los huesos mucho¡Ahí adentro encerrado, cómo estarásesperando a tu mujer, a tus hijos, que vayan a darte los buenos díasllorarás como un niño sofocado a media nochepara que lo levanten en brazoscómo estarás ¡hasta preferirás morir, morir!a quedarte en esta estúpida manera de estar metido, apretado en un cajónY ¡quién te ha de levantar! si para abrirteno encontramos la llave en el llavero de nuestras lágrimas.

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El Carpintero SilvaEl carpintero Silva ganaba una peseta al díaHaciendo cajones para una fábrica.

Era tan solo, tan solo en medio de sus hombros,estaba tan distante de donde se estáun poco bien apenas...

Recuerdo su taller humilde, los golpes de su martillo honrado,el trajín por los maderos de sus manos deformes,ese agudo llorar cada momento de su viejo serrucho.

Y hasta su triste solitario silbado siempre al medio día.

El carpintero Silva envuelto en sus pobrezasse acostaba junto al río,bajo esas sombras familiaressu cuerpo hallaba lecho blando sobre la tierra dura.

Las aguas negras y heladasamasaron su alma de desheredado,ese frío del río acribilló hasta su sombra.

El carpintero Silva trabajó tanto que al finmurió de hambre,entonces el hospital y los hombreslo sepultaron desnudo como una semilla,él, que había hecho cajonesno tuvo ni una madera para su único lecho definitivo.

La tumba fue su único gran salario,en las puertas de la fábrica ha quedadoel tufo de su miseria.y en las aguas cargadas de piedras del ríola protesta entredientesque fue toda su existencia.

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Lima, 19 de enero de 1921 - Lima, 21 de mayo de 2004. Perteneció a la Generación del 50. Su obra poética, de orientación purista, se caracteri-za por una combinación de clasicismo, simbolismo y un muy particular surrealismo. Como editor de La Rama Florida contribuyó a estimular la producción poética de su país.

Morir

Morir como una flor en el seno de dos olas instantáneasante el indeciso fulgor de una dicha imprevista y cercana.Morir como un pájaro que cae entre nubes de rosados anillos;entre tallos de vibrátiles pestañas y copas de luz impalpable.Morir en un castillo de mercurio al resplandor de una amorosamirada.Morir viendo el sol a través de gaseosas laderas.Morir como una rosa cortada al fuego de la noche.Morir bajo una lluvia de sedosas escamas.Morir en las fragantes olas de unas sienes sensibles.Morir en esta ciudadela esculpida en una desierta mañana.Morir llevado por el mar que respira contra los muros de micasa.Morir en una súbita burbuja de amor a punto de no ser másque vacío.Morir como un pequeño caracol que el mar deja rezumando enlas arenas blancasigual que una sonrosada oreja cubierta de rayos estivales.Morir para encontrar la escultura bajo tierra de un viejo sueñohumano.Morir donde las aves toman rumbos desconocidos entre lasolas y la noche,entre un suntuoso iris y el deslumbrante laberinto de la faunaen acecho.Morir en la distancia de tu cuerpo desnudo como un jirón denácar inflexible,de lácteos racimos y agudas flores esparcidasapasionadamente.Morir solo en la tierra al tibio ramalazo del aire caído conamoroso peso

Javier Sologuren

O soleil c´est le temps de la Raison ardente APOLLINAIRE

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y al temible contacto de una piel suave y frescamentecolmada.Morir en un mimoso dúo de estrechas flautas de oroa media agua de tus ojos bajo la tierra incandescente.Morir asido a una dura garganta en la silenciosa espuma delfollaje.Morir junto a una cabellera que barre el fondo de las minas depreciosas llamasque han de ser brillante gas en la nocturna velada de mi amor.Morir a nivel de una sonrisa delicada.Morir en un lago de fría seda donde hierven las ardientespiedras del mediodía,en tus ojos de pequeños frutos solitarios donde la tarde es hojade miel inhollable.Morir en un cuerpo embellecido por la más remota nieve.Morir sintiendo que en la tierra aún son hermosos la sangre, eldesorden y el sueño.

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Lima, 13 de abril de 1924 - Milán, 8 de marzo de 2006. Su obra literaria se caracteriza por la búsqueda de la pureza en la expresión. No se limitó a la poesía y consiguió amplio reconocimiento como artista plástico vanguar-dista. Es memorable su particular elaboración sobre temas de la cultura precolombina, especialmente el lenguaje del Quipu.

Jorge Eduardo Eielson

Primera Muerte De MaríaA pesar de sus cabellos opacos, de su misteriosa delgadez,de su tristeza áurea y definitiva como la mía,yo adoraba a mi esposa,alta y silenciosa como una columna de humo.

Cuando la conocí, María vivía en un barrio pobre, cubierto de des-lumbrantes y altísimos planetas, atravesado de silbidos, de extrañas pestilencias y de perros hambrientos.

Humedecido por las lágrimas de María, todo el barrio se hundía irremediablemente en un rocio incontenible.

María besaba los muros de las callejuelas y toda la ciudadtemblaba de un violento amor a Dios.María era fea; su saliva, sagrada.

Las gentes, sin confesarlo, esperaban ansiosas el día en que María, provista de dos alas blancas o montada en un animal divino, abando-nara la tierra sonriendo por primera vez a los transeúntes

Pero los zapatos rotos de María, como dos clavos milenarios, conti-nuaban fijos a la tierra.

Durante la espera, la muchedumbre impaciente escupía la casa, la pobreza y la melancolía de María.

Una noche María fue embestida por un ciego, como por un árbol lle-no de flores. María tomó una flor y de su perfume vivió varios años.

Con tal perfume, una botella de leche y un perro macilento -Iaías- María alimentaba su corazón y su cuerpo y vivía apartada en una cabaña de madera.

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Hasta que aparecí yo como un caballo sediento y me apoderé de sus senos. La virgen espantada derramó su leche y un río de perlas suce-dió a su tristeza.

Perseguida por mil velos pálidos, como un nupcial cometa, su rostro inocente aparecía y desaparecía entre un bosquecillo de naranjos en flor.

Sin que ella lo supiera, durante un minuto fulgurante, la virgen aca-baba de estrenar su incorruptible, mortal belleza; María se convirtió en mi esposa.

Pero su felicidad duró tan poco como su belleza.

Todas las noches yo rompía una botella de leche en mi habitación mientras María lloraba su inocencia perdida.

Poco a poco conseguí alejar de su memoria el inefable perfume del ciego y asesiné a Isaías de un golpe en el estómago.

Unos días más tarde María caía a tierra envuelta en una llamarada:

Esposo mío -me dijo- un hijo de tu cuerpo devora mi cuerpo. Te ruego, señor mío: devuélveme mi perfume, mi botella de leche, mi perro miserable.

¡Pobre esposa mía, su cuerpo sediento se debatía entre las llamas, asfixiado por el peso viviente de mi amor!

El instante de belleza perduraba en ella convertido en sangre, en teji-dos, en una carne viva y dolorosa como la mía y como la suya.

Yo le acerqué su botella de leche y le hice beber unos cuantos sorbos redentores. Abrí las ventanas y le devolví su perfume adorado. Casi simultáneamente Isaías saltó a sus brazos, hambriento como siempre, moviéndole la cola, oliendo como la infancia, como la soledad, como la virgen que sólo él había venerado.

Luego una criatura de mirada purísima abrió sus ojos ante mí, mientras María cerraba los suyos, cegados por un planeta de oro: la felicidad.

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Yo abracé a mi hijo llorando y caí de rodillas ante el cuerpo santo de mi esposa: devorado por un fuego imposible, apenas quedaba de él un hato de cabellos negros, una mirada, una mano fría sobre la cabe-za caliente de mi hijo.

¡María, María -grité- nada de esto es verdad, regresa a tu barrio pobre, a tu melancolía, vuelve a tu cabaña, amor mío, a tus callejuelas oscuras, a tu incomprensible llanto de todos los días!

Pero María no respondía.

Isaías temblaba solitario en una esquina, como en el extremo de un cono de luz divina.

Toda la ciudad, en el otro extremo, me reclamaba a mi hijo, repenti-namente henchida de amor a María.

Yo confié mi hijo al abrigo y la protección de algunos bueyes, cuyo aliento cálido me recordaba el cuerpo tibio y la impenetrable pureza de María.

(De Primera Muerte de María)

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(Lima, 1924 -1965) . Miembro destacado de la generación del 50. Sus contribuciones más importantes se encuentran en la poesía y el teatro, asi-mismo realizó una intensa labor periodística, en diarios y revistas, sobre temas literarios, culturales, artísticos y sociales, que lo convirtieron en una de las figuras más influyentes y populares del Perú.

Sebastián Salazar Bondy

Testamento OlógrafoDejo mi sombra, una afilada aguja que hiere la calley con tristes ojos examina los muros, las ventanas de reja donde hubo incapaces amores,el cielo sin cielo de mi ciudad.Dejo mis dedos espectralesque recorrieron teclas, vientres, aguas, párpados de miely por los que descendió la escrituracomo una virgen de alma deshilachada.dejo mi ovoide cabeza, con patas de araña,mi traje quemado por la ceniza de los presagios,descolorido por el fuego del libro nocturno.Dejo mis alas a medio batir, mi máquinaque como un pequeño caballo galopó año tras añoen busca de la fuerte del orgullo donde la muerte muere

dejo varias libretas agusanadas por la pereza,unas cuantas díscolas imágenes del mundoy entre grandes relámpagos algún llantoque tuve como un poco de sucio polvo en los dientes.

Acepta esto, recógelo en tu falda como unas migas,da de comer al olvido con tan frágil manjar.

(De El tacto de la araña)

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Nacido en Lima en 1927, notable poeta, traductor y periodista peruano de la llamada generación literaria del 50, ha obtenido importantes premios. Catedrático de la Universidad de San Marcos. Ha sido nominado al pre-mio Nobel en 2007.

Carlos Germán Belli

Papá, MamáPapá, mamápara que yo, Pocho y Mariosigamos todo el tiempo en el linaje humano, cuánto luchasteis vosotrosa pesar de los bajos salarios del Perú,y tras de tanto tan solo me digo:“venid, muerte, para que yo abandoneEste linaje humano,y nunca vuelva a él,y de entre otros linajes escoja al fin una faz de risco, una faz de olmo, una faz de búho”

(De ¡Oh hada cibernética!)

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Nació el 10 de agosto de 1926 en Lima, considerada como una de las voces poéticas más importantes del género en América Latina. Murió el 12 de marzo de 2009.

Blanca Varela

EpitafioEsto es hoy,algo perdido.

Brilla el césped.Cae una hojay es como la señal esperadapara que vuelvas de la muertey cruces con resplandory silencio de estrellami memoria.

(De Muerte en el jardín )

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Nadie Nos Dicenadie nos dice cómovoltear la cara contra la paredymorirnos sencillamenteasí como lo hicieron el gatoo el perro de la casao el elefanteque caminó en pos de su agoníacomo quien vaa una impostergable ceremoniabatiendo orejasal compásdel cadencioso resuellode su trompa

sólo en el reino animalhay ejemplos de tal comportamientocambiar el pasoacercarsey oler lo ya vividoy dar la vueltasencillamentedar la vuelta (De El falso teclado )

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A pesar de haber nacido en Lima en 1928, vivió gran parte de su vida en Arequipa, contribuyendo de manera esencial a la cultura de esta ciudad. Su obra poética irradia una insólita belleza, introspectiva y solidaria, que conduce a lo trascendental.

José Ruiz Rosas

Qué Bella Está Tu Muerte, Moribundo

QUÉ BELLA está tu muerte, moribundoechado en el planeta como un lagodonde refleja el ojo su memoria.Has conocido el sol y entre las nocheshas brindado tu muerte al todo ignotoy por tu cuerpo abierto a la nostalgiaha pasado un sereno aire de ausencias;has esperado el tiempo únicamente,tiempo tú mismo ya, tiempo presente,tiempo tangible, realidad perpetuasi la perpetuidad es lo que digo;has llegado a la luz cual caminanteque desdeña un lugar para sus huesosy ambula entre las altas claridades,has hecho de tu muerte una madurafruta en cuya semilla queda escritala señal más antigua y perdurable.Qué perfectas tu muerte y tu agoníaya iniciada, total, irreversible,sin prontitud, como el cometa enorme,sin calma, como el tiempo que medimos.Has reiniciado el viaje de la vidahacia su misma esencia, lago amplísimodonde naufragaré después del alba.

(De La sola palabra)

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Es uno de los poetas más destacados de la literatura puneña. Nació el 2 de marzo de 1925 en Putina (Puno). Fue maestro de una comunidad campesina de Jacha Winchoca donde vivió por más de quince años en Ilave, Puno. Su poemario Choza fue recibido con gran entusiasmo por la crítica nacional destacando su particular expresión del mundo indígena.

Efraín Miranda

Muerte, lo sé, estás allí, atenta, vigilas.Otras veces te presentabas como una cosa entre las cosasy yo en silencio bebía las largas horasque hasta ti llevaban.

Oh, sí siempre te acercaras de ese modo:que mis honduras no se conmuevancuando tus superficies se mueven;ocurre, entonces, que la voluntad ya no es míay al llamado de mis fuerzas, éstas huyencomo refugiados en espanto;los días vacilan sin unidad ni sentido, el mundo se torna vacíocomo una gran casa habitada, en cuyo exteriornuestra locura instalara el interior,y los árboles humanos que se desarraigancaen como vestimentas sin dueños…-Si tú vieras su abandono y su miseria regresarías conmovida, devolviendo al mundosu corazón alegre y dulcificado

(de Muerte cercana)

Muerte…

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(Arequipa, 1932) Autor de tres poemarios: Tierra interna, Palabra natal y La arena del tiempo, que junto a otros poemas inéditos fueron publicados en un solo volumen en 1989 por el Concejo de Ciencia y Tecnología del Perú. En 2002 se publicó Poesía 1970/2002, en el que se recopila toda su obra.

Alberto Vega

Ahora tus huesosya se confunden con la tierra.

Tierra profunda tu forma,tus negras trenzas,tu canto de niña triste,tu uniforme azul de colegiala,tu modo de tocar la puerta de la casa,tu alegría y tu dolor,tu herida inacabable…

Ahora ya es de tierra el hospital la cama en que moriste,el llanto de mi madre,cuando al palparte,todavía estabas tibia…

Ahora tus ojos ya no estarán cerrados para siempre,ni tu boca en silencio,ni tus oídos sordos para escuchar tu nombre,ni estarás rígida y fría,ni en ataúd ni en cementerio.porque ahora tus huesos, tu vida y su historia, y hasta tu muerte, ya son la tierra misma…

Y qué es la tierra sino la indestructible…?

(De Palabra natal)

Ahora Tus Huesos…

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A la par de su profesión de médico, Hernández cultivó la poesía y fue uno de los más conspicuos representantes de la generación del 60. Fue uno de los primeros en incorporar el humor y las citas metatextuales en la poesía peruana. Dueño de una obra singularísima, Hernández es también uno de los responsables de la incorporación en la poesía peruana de la astrono-mía y de las ciencias en general.

Luis Hernández

No mueras másOye una sinfonía para bandaVolverás a amarte cuando escuches Diez trombonesCon su añil claridadEntre la nocheNo muerasEntreteje con su añil claridadPor lo que Dios más ameSal de las aguasSécateContémplate en el espejoEn el cual te ahogabasQuédate en el tercer planetaTan sólo conocidoPor tener unos seres bellísimosQue emiten sonidos con el cuelloEsa unión entre el cuerpoY los ensueñosY con máquinas ingenuasQue se llevan a los labiosO acarician con las manosArte purísimoLlamado música No mueras más Con su añil claridad.

Poema A Un Suicida En Una Piscina

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Nació en Miraflores, Lima, el 19 de enero de 1942, y falleció en Madre de Dios el 15 de mayo de 1963. Poeta, profesor, guerrillero peruano. Destacó ostensiblemente en los estudios, ocupó el segundo puesto de su promo-ción en el colegio Markham y el primer puesto de ingreso en la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica del Perú. En 1960, siendo menor de edad, publica El río, poemario donde hizo gala de su talento para la composición literaria.

Elegía

Tú quisiste descansaren tierra muerta y en olvido.Creías poder vivir soloen el mar, o en los montes.Luego supiste que la vidaes soledad entre los hombresy soledad entre los valles.Que los días que circulabanen tu pecho sólo eran nuestrasde dolor entre tu llanto. Pobreamigo. No sabías nada ni llorabas nadaYo nunca me ríode la muerte.Simplementesucede queno tengomiedodemorirentrepájaros y arbolesYo no me río de la muerte.Pero a veces tengo sedy pido un poco de vida,a veces tengo sed y preguntodiariamente, y como siempresucede que no hallo respuestassino una carcajada profunday negra. Ya lo dije, nunca

Yo No Me Río De La Muerte

Javier Heraud

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suelo reir de la muerte,pero sí conozco su blancorostro, su tétrica vestimenta.Yo no me río de la muerte.Sin embargo, conozco sublanca casa, conozco sublanca vestimenta, conozcosu humedad y su silencio.Claro está, la muerte nome ha visitado todavía,y Uds. preguntarán: ¿quéconoces? No conozco nada.Es cierto también eso.Empero, sé que al llegarella yo estaré esperando,yo estaré esperando de pieo tal vez desayunando.La miraré blandamente(no se vaya a asustar)y como jamás he reídode su túnica, la acompañaré, solitario y solitario.

(De El Viaje)

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Nació en 1930 en Lima, estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos fue poeta, profesor universitario y cineasta y el representante más joven de la llamada “generación Literaria de los 50”; recibió el Pre-mio Nacional de poesía en 1954 y el Primer Premio COPÉ de Poesía en 1997; murió en el 2006.

Tenía un gran taller. Era parte del orbe.Entre cueros y sueños y gritos y zarpazos,él cantaba y cantaba o se ahogaba en la vida.Con Forero y Arteche. Siempre Forero, siemprecon Bazetti y mi padre navegando en el patioy el amable licor como un reino sin fin.

Fue bueno, y yo lo supe a pesar de las ruinasque alcancé a acariciar. Fue pobre como muchos,luego creció y creció rodeado de zapatos que luegofueron botas. Gran monarca su oficio, todo creciócon él. La casa y mi alcancía y esta humanidad.

Pero algo fue muriendo, lentamente al principio;su fe o su valor, los frágiles trofeos, acaso su pasión,algo se fue muriendo con esa gran constanciadel que mucho ha deseado.

Y se quedó un día, retorcido en mis brazos,como una cosa usada, un zapato o un traje,raíz inolvidable quedó solo y conmigo.

Nadie estaba a su lado. Nadie.Más allá de la alcoba, amigos y familia,qué sé yo, lo estrujaban.

Murió solo y conmigo. Nadie se acuerda de él.

Mi Padre

Pablo Guevara Miraval

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(Lima, Perú, 27 de diciembre de 1942 - Lima, 6 de octubre de 2012) Per-tenece a la llamada “generación del 60” de la literatura peruana. Ha sido uno de los que más ha publicado y el más reconocido poeta peruano de este grupo.

En cuál de los infiernos se hallaráel alma de Atahualpa, señor antiguo y muerto.Su gesto no señala ninguna preferencia.Aunque detrás del párpado de piedrase arremolina un viaje inacabable.Apenas la nariz tiene un mohín de triunfoo de soberbia. Sus inmensas orejasreposan como un par de escarabajosa los lados del cráneo. Sus labios son aúnesa gran bocanada que limitael mundo de los vivos y los muertos.Una columna asiría (según boceto de Malet)distribuye los tonos de verdeigual que en una fuente de ensalada.Alumbra un reflector.La luz se tambalea en el lugar del crimen.Unas matronas blancas como la callloran al inca. Las vírgenes del sol.Raro linaje para unas labradoras italianasposando en el estudio del pintor(sito en Florencia) a la mitad del siglo XIX.

(De Las inmensas preguntas celestiales)

Los Funerales De Atahualpa(Óleo De Luis Montero)

Antonio Cisneros

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Por Robert Lowell

Lowell retornaba en taxi a Nueva York desde el aeropuerto Kennedy. Al llegar al destino el chofer se dio cuenta de que el

pasajero no se movía constatando que estaba muerto.

(Nota periodística sobre la muerte de Robert Lowell)

Del avión al taxi, del taxi al sudor frío, del sudor aldiafragma cerrado.90.000 kilómetros de sangre a la deriva en el fondo de untaxi.

Rojos caballos bajando las colinas, evitando las altashierbabuenas,corriendo, siendo, riendo,hundiéndose en las aguas como el sol del Pacífico.Más libres que un cadáver azul a la deriva.Sólo tumbos y chillidos de delfín.Sin duelo alguno en los acantilados. En el fondo de un taxi.

(No hay quien tome tu mano y te consuele y te seque el sudory te recuerde -en 14 segundos- el mar Atlántico contraun bosque de pinosy el orden de la tierra perfecta como una tía vieja.)

Azul a la derivaNo hay duelo en los semáforos que guardan el caminoni un abeto en tu puerta todavía.

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Escritor, cocinero y astrólogo nacido en Lima, Perú, el 27 de octubre del año 1941. En noviembre de 2013 recibió el Premio Nacional de Cultura en el Perú, otorgado por el Ministerio de Cultura y PetroPerú.

Serán éstos los 206 aristocráticos huesos de mi padre?Todos completos, con su maxilar inferior, su frontal,sus falangetas, su astrágalo,su vomer, sus clavículas?No se habrán confundidoen la Fosa Comúncon los de un vagabundode esos que abundan en las calles de Lima,y mueren sin un grito? Cómo voy a confiaren que sean éstos los huesos de mi querido padre,don Octavio, Tachito,si en la Fosa Común donde lo echaronpuede ocurrirle cualquier cosaa los huesos de uno?

Su hermano, tío Reynaldo había juradoencontrar a mi padre, y recorrió toda esta Lima a piedurante un año, para hallar a mi padre, el poeta,que se había perdido en la ciudad,como suele ocurrirles a los ancianos y a los locos.Todos los días salía, después del desayuno,a buscar al hermano mayor,a aquel poeta provinciano,talentoso, desgraciado y perdidopor los barrios de Lima. Llevabauna vieja foto de mi padre, amarillenta,donde aparecía con su pelo muy blanco, sus ojillos brillantes de inteligencia, sus mejillas fláccidaslabradas por años de inútiles batallascontra lo que él llamaba su destino adversocuando se hallaba de un ánimo blasfemo,

Los Huesos De Mi Padre

Rodolfo Hinostroza

Hemos cerrado el pasadocon gruesas lágrimas de acero

Javier Heraud

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dispuesto a enrostrarle a un Dios en el que no creía,sus continuos fracasos. La boca grande, elocuente.La frente alta y despejada. Con un terno marrón, creo, a rayitas. Esa imagen debió correspondera una época feliz, tal vez la de Huaraz,cuando estábamos todos juntos, mi hermanami madre y yo, mucho antes del divorcio.

Reynaldo la mostrabaa la gente, los interrogaba venciendosu enorme timidez: “¿Ha visto a este hombre?”indesmayablemente a pie, tío de a pie como un remoto soldado de una guerra perdida,raso, humilde, cumplido,indagando en los parques, en los hospitales,en las estaciones de autobús,en los mercados, pues quería encontrarlo,esa era la misión que se había impuestoantes que la muerte se lo lleve.

Pero la muerte se llevó primero a tío Reynaldode un cáncer al estómago,sin saber que mi padre lo había precedido en el último rumbo,y no fue sino mucho más tarde que mi hermanaal fin encontró a mi padreen una Fosa Común del cementerio de Mirafloresdonde sus huesos misteriosamente habían venido a darporque nadie había reclamado su cadáver.

La muerteque con callado pie todo lo igualalo había sorprendido en un asilo municipaldonde llevan a los locos que vagan por las calles de Limay había muerto, enloquecido y solo,él, Octavio, Tachito, el poeta, el hermano mayorque había nacido en cuna de oro.Siempre pensé que moriría rodeadocomo Maese Manriquede sus hijos, hermanos y criadosreconciliado con su terco destino

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y cesaría la angustiala loca angustia que desorbitaba sus ojosporque no quería morir como un fracasadoy su muerte le cerraría para siempre las puertas de La Gloria.No reposó un instante en vidaacechando a la suerte en todos los caminos,en todos los concursos,esperando un cambio del destinoun premio, algo definitivoque sacase su nombre del anonimatoy le diese la paz. Ya no soñaba con el Premio Nobel,si no con la publicación de sus poemasque eran profundamente hermososy cada día más bellos cuanto más desgraciada era su vida.

Se sentía en deudacon nosotros sus hijos,y los recuerdos de nuestra infancia feliz lo atormentabanhasta hacerlo sangrarcomo un patriarca loco que ha perdidoel paraíso inadvertidamentepor una mala mano en el Tresilloun mal consejo, o una debilidad de templeinconfesable. Entonces quería estar solo, huíade la familia, se confundíaen Lima entre los vagabundos, le aterrabay le atraía como un destino escritola mendicidad al final del camino. No aceptabael rol que todos querían para él:el del abuelo sabio y respetadoque mora y aconseja en el hogar de su hija: prefirióseguir en la batalla hasta el final,irse a la calleesperando un milagro.

Sus despojosfueron a dar a la Fosa Común,hasta que el procesode putrefacción termine, en cosa de tres añosy sus huesos, mondos, nos fueron entregadosen una caja de zapatos, con una etiqueta identificatoria.

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Ahora reposan en el Cementerio el Ángelen una de esas fúnebres bibliotecas de huesosa pocos bloques de donde mi madre duerme su sueño eterno.La muerte, piadosamente,ha acercado los huesos de dos seres que la vida separó, y sus nombres han vuelto a aproximarseen el silencio de este camposantocomo cuando se vieron por primera vezy se amaron.

En ocasionesmi hermana y yo llevamos flores,a un sepulcro y el otro,y todavía sufrimos por su amor desgraciado,que sin embargo dio maravillosos frutos.

(De: Memorial de Casa Grande)

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Nació en Iquitos en 1940 y falleció en 2000. Pertenece a la generación del 60. Su obra refleja el interés de este grupo en usar imágenes de la cultura y sociedad contemporáneas en la poesía; además de incorporar, en algunas ocasiones, otras propias de su región amazónica natal.

Me has dicho que naciste y que no sabes cuandoen una calle triste del barrio de Belén.Me has dicho que creciste sin padres ni cumpleañosy que un día te fuiste para jamás volver.Y a mí me lo dijiste, a mí que fui tu abrazo:el primero que diste al dejar la niñez.Y ayer cuando me viste después de tantos añosen un lugar más triste que el barrio de Belén, no me reconociste:bailabas con extrañoslos pasos alquilados de la danza más cruel.No me reconociste pero nos abrazamos.Nuestro primer abrazo, anoche lo compré.Tú fingiendo reírte, tú sin oír mi llanto.Yo buscando una niña en tu piel de mujer.Y ayer cuando me viste después de tantos añosdijiste no era triste tu calle de Belén,que allí no te desviste el baile de un extraño,que allí solo sentiste un abrazo de miel.Y a mí me lo dijiste, a mí que soy tu abrazo:el único que diste, lejos, en tu niñez.Me dijiste que nunca podrías recobrarlo,que del amor huiste y que hoy pagas por él.No me reconociste, y sin decirte nadayo te dejé más triste que cuando te encontré.Y en el espejo amargo de tu cuarto quedarondos niños abrazados que murieron ayer.

Responso Para Un Abrazo

César Calvo

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Arequipa, 1945. Uno de los más importantes poetas arequipeños. Es autor de Ángel inesperado, Cantar de gesta y Odiseo en la urbe.

No pensamos ir en busca de los muertos, sin embargo,están perpetuamente anotando debajo de la tierraun traspié y el insólito número de nuestras pisadas.

Dibujan en el estuco de los murosel estruendo de las bombas, el número de acémilas perdidas, la horadel paso de los cortejos funerales.

Nocturnos y furtivos nos vigilanpor el intersticio de los biomboso, en el balcón en el sillón de mimbre,aparentan tomar el fresco de la tarde.

Montan guardia en la bocatomao se recuestan en cables de alta tensión.

Sus discretos graneros se desdoblanen polvorines al conjuro de la noche.

Habitan casas abandonadascon cánticos hermosos, ancianos y venerables;hacen abluciones en la sombra, humedecenen agua pura y viva el pan sencillo.

Suelen viajar golosamente sumergidosen cestas de legumbresy descansan todos en la hierbay en el olor a flores los domingos.

En espera de que el vientoagite su abanico de garza realy mueva la rueda de la fortunaanudan la red para retomar la ciudad.

No En Elogio Y Loor De Los Muertos Sino Cómo Aguardan Retomar La Ciudad

Walter Márquez

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Puno 1948. Poeta precoz, perteneció al Grupo Carlos Oquendo de Amat, de Puno. Ha sido expositora en eventos literarios en Uruguay, Chile, Puerto Rico y en distintas universidades peruanas. “Dulce naranja dulce luna”; “Qantati deshojando margaritas”.

El agua es el espejo de nuestra conciencia. Yasuko Notoy Naito (Chile)

Mi nombre es Epifanía Suaña con los años mi nombre crece en el agua

mi nombre está poblado de manzanilla

danza de peces y olas el legendario Titicaca enmascaró mi rostro

el agua guarda mi nombre junto a los helechos en la límpida orilla de Puerto Puquis en las pequeñas embarcaciones que atravesaron mi infancia el río serpiente y ave retiene mi nombre en el susurro de los eucaliptos soy Epifanía Suaña venida de Puerto Puquis una kantuta profunda alegra mi camino

busqué mi nombre en el trébol

el frío quemó mis trenzas

Las Embarcaciones De Epifanía Suaña

Gloria Mendoza

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Cuando La Abuela Gumercinda Decidió Habitar En El Vientre De La Tierra Húmeda

mis manos son balsas de agua

dulce catarata señala días especiales el recuerdo wala wala de madre y niño esculpidos en piedra compuerta de Ayabacas mi nombre gira en la paja brava mi nombre piedra eterna en el lago en los putucos que cobijaron mi adolescencia

para seguir viviendo no basta el presente

hoy en la urbe la lejana brisa enciende llamas en mis ojos

carajo soy Epifanía Suaña venida de Puerto Puquis.

(De Dulce naranja dulce luna)

Mi fantasíami canasta de frutaúnica confidentela compañera de carpetaen la escuela ruralla amiga que me trajo aguaen las agotadoras horas de paseooh ciudadana libreen el fondo del gran lagorompe la desolación de las ciudades.

(De Qantati deshojando margaritas)

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Nacido en Laredo, Trujillo. Su madre de origen serrano y su padre, japo-nés de quien aprendió el arte del haiku.Perteneció a la generación del 70.

Las Piedras De Mi Hermano Valentín

José Watanabe

Nuevas recién llegadas de Pirzgyinme informan que mi hermano vive todavía.

Tu Fu

Después que Juan murió abrazando su atormentado vientre,tú eres nuestro hermano mayor. Necesitamosun hermano mayorpor cuestiones de responsabilidades de la memoria.

Sé que tú durarás más que nosotrosporque en nuestro pueblosólo el río que te da aire fresco y camaronesva rápido. La vidatranscurre como una lenta ceremonia y el tiempo es más mesurado.

Cuídate. No bebas demasiadocuando mis mentirosas palabras aparecen en los periódicos . Cuídate, sigue buscando esas piedras calientes tan benéficas para tu panadizo de próstata.

Felizmente nuestro pueblo sólo tiene piedras y barro.

Me olvidaba: … y sol que calienta las piedrasdonde te sientas para aliviar tu punzante dolor.

Ay, hermano, perdona esta risa irreverente, pero imaginoque cuando te vasqueda sobre las piedras una lengüita de fuego de Pentecostés.

(De La Piedra Alada)

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En Esa Casa...En esa casa, a puerta cerrada, mataban chanchos.Ver muertes y destripesnos hubiera sido más benigno: ya habríamos olvidado.

Pero no: sentados en la vereda rota sólo oíamos gritos desesperados,largos vagidos de agonía. Nuestra imaginación creó un animal casi humano.

Los ruidos de la muerte venían por el aire. No respires, dijo alguien.¿Fui yo el que habló? No lo sé, pero todos intuimosque esa agoníaentraba en nosotros como un oscuro venenoque algún día tenemos que devolver.

(De La Piedra Alada)

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Arequipa 1953 . Su primer poemario, “El héroe y su relación con la he-roína” (1983), lo situó como uno de los renovadores de la poesía de su ge-neración. Su obra reunida fue publicada el 2013 por el Gobierno Regional de Arequipa donde se recopila cerca de 40 años de trayectoria.

Homenaje a Guillermo Mercado

Oswaldo Chanove

Pronto morirá Guillermo Mercado. Se desvanecerá como un tiempo pasadocomo un reloj de diecisiete rubíes colgado detrás de la puertaSus cabellos ondulados dejarán de caerNo hará dibujos en sus vagabundeos ni enredará sus quebradaspiernas de azúcar entre los innumerables garabatos de hierbaSu corbatín ya no será ni sello ni pluma ni pinturaEl viejo Guillermo Mercado no humedecerá los delgadoslabios resecos por el opio del tiempo¿Fue en la era de la matutina catarata del Sol,cuando el recuerdo del la ceremonia del maíz era fresco?¿He nacido ayer?¿Construí tal vez las pirámides de Egipto?Te vi, Guillermito, en una esquina de San Camilo¿En qué pensabas con el cabello engominado?Desconocido, facha de ratón, fragilidad inmensasobre tu tumba cantaremos salmos de gloria.

(De El Héroe y su relación con la heroína)

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Integra la generación de poetas de los años 80. Trabajó activamente para conseguir que el Centro Histórico de Arequipa sea designado como Patri-monio de la Humanidad. Autor de La gran cocina mestiza de Arequipa, recetario canónico

Ir En Paz(Marcha Morán)

Alonso Ruiz Rosas

IMPERTURBABLE al fin Nuestro señor cabalgaSobre una mula ciega hacia el poniente. La soledad lo tiene sin cuidado El dolor le es ajeno No reconoce a nadie No se le ocurre nadaNo escucha los elogios y pasa indiferente por el fuego Ya no ama ni deja que la ira lo enrojezca Su lengua es de algodón, su piel de cera, sus entrañas de cal.

(La criaturaLloraba sin consuelo entre la paja.Los pastores, borrachos, ayudabanA lavar los pañales.El padre estaba ausente.La madre le mostrabaSus espléndidos senosY el pequeño, dejando la sonaja y los sollozos Mamaba con placer)

Atrás, los del cortejoSacuden sus pañuelos con los brazos en alto. Llueven pétalos rojos y amarillos.Relinchan los clarines. Alguien pide silencio y solicitatres hurras por el muerto. Era mi gran amor —suspira en mis oídos una puta Volverá —grita un viejoY otros derraman lágrimas u observan La cera derramada por el fuego.

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(Resumen biográfico:Un sermón memorable en la montaña, ayunos y milagrosY una muerte espantosa)

El corazón, enorme,Remojado en vinagre y traspasadoHumea, irresistible, entre las brasas. Las tripas sancochadasY fritas en manteca y ají seco. Ramilletes de ruda y de romero. Las manzanasmás brillantes que nuncaY copas de anisado para todos.

(En sus faldas, la madre Como a un trozo de mármol Al desnudo muchacho sostenía. Las moscas daban vueltas, El mundo daba vueltasY el dolor la punzaba Sin cesar)

Imperturbable, puesNuestro señor se internaEn la más apacible oscuridad.El murmullo se alejaLas flores se marchitanLos reclutas, cansados y con los labios negros,enfundan sus clarines Garúa tenuementeY en la plaza vacía Alguien me exigeMúsica, maestro.

(De Sacrificio)

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Nació en Calca en 1962. Su lengua materna es el quechua. Por sus poe-mas obtuvo en 1992 el Premio Nacional de Poesía de Perú César Vallejo y el Premio de Poesía de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima. Es un reconocido especialista en la tradición oral del idioma quechua. Reside en Manhattan (EE.UU).

Cortejo

Odi Gonzales

Silencioso lleva al hombro el cadáver de su hijo mayorlos restos mortales adentroen el costal de yutecomo si fueramedia arroba de cocao de maní

Atrás van, la cónyuge tan joven como él

los niños con el licorpara los deudos

Y más atrás el perro escuálido y fielcomo todo chusco

Si, pues

la víspera de su muerte le perseguían taparacosY días antes, alma bendita, ni jugabahacía hoyos en el suelo

Pero el taparaco es fatal rondaa los que van a morir

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Poeta puneño nacido en Lampa en 1965. Ha sido ganador de la VII Bienal Premio Copé de Poesía (1995). Es uno de los intelectuales más impor-tantes de los últimos años, su poesía es referente obligado de la nueva literatura nacional.

Mar de abandono

Alfredo Herrera Flores

Detengo mi cuerpo en pleno viaje. Desde mi cabello hasta el guante. Me sorprendo en el siglo. Descanso mi alegría, mi propia vida, para tener las manos vacías.Un cuerpo un alma que descansa no es un jardín escondido. Es como un naufragio, dicen, que ignora el peligro.Megube, nunca sabré del silencio tuyo. No veré más tus pupilas de hierba, tus senos tibios, tu boca de lluvia desatada, tu sonrisa que navega como un sueño arrastrado por el mar.

(De Mares, 2002)

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Mollendo 1950, Arequipa 2014. Su obra, desordenada e irregular, se ha divulgado en publicaciones periódicas casi clandestinas sin haber sido ja-más reunida en un libro.

Las últimas palabras de Jaime Sabines

Vicente Hidalgo

Y yo, y yo, y yo,el señalado por mi corazón, el aturdido, el inacabado, el solitarioel que interpretó (devotamente) el misterioso guion, he trepado por fin la escarpada pendiente desde ese huerto imaginario llamado infancia hasta el cañón del eco de la vejez (donde ahora grito estas inútiles palabras)(donde ahora grito mi nombre y apellido)

Y yo, y yo, y yoTendré ya que desatender este mundocon pena, (que es el dolor más hondo)y queriendo (siempre, siempre)todo, todo.

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Los Otros

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Swansea, Gales, 27 de octubre de 1914 – Nueva York, 9 de noviembre de 1953. El lirismo apasionado y la musicalidad de su poesía contrastan con el resto de sus contemporáneos. Famoso por su cautivante manera de leer sus poemas, atraía a cientos de personas a sus recitales. El caos y el exceso fueron su camino a la genialidad.

Y La Muerte No Tendrá Señorío

Dylan Thomas

Desnudos los muertos se habrán confundidocon el hombre del viento y la luna poniente Cuando el alto mentón sea roído y polvo se vuelvan los huesos quedarán estrellas en sus codos y esquirlas de plata en los dedos de los piesY aunque se vuelvan locos serán cuerdosY aunque en el mar se sumerjan alzarán la nariz Y aunque los amantes se extingan quedará el amor y la muerte no tendrá señorío

Bajo las ondulaciones del mar los que yacen tendidos no sucumbirán al espantoSe retorcerán en el potro hasta que el nervio estalle Amarrados a la rueda se mantendrán intactosAtravesados por malvados unicornioscada ligamento dejará de gemir,agotado y hasta se partirá en dos la fe en sus manos Pero la muerte no tendrá señorío.

Aunque las gaviotas no griten más en su oído ni las olas rompan ruidosas en sus costas Aunque no broten ya flores donde antes brotaron ni levanten ya más la cabeza al golpe de la lluviaAunque todos estén locos y muertos como clavos, las cabezas de los cadáveres martillarán margaritas estallarán al sol hasta que el sol estalle, y la muerte no tendrá señorío

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No Caigas Mansamente En La Blanda Noche

La vejez debe calcinarse y delirar hacia el final del díaFuror, furor contra la luz que se extingueAunque al final los sabios reconocen que las tinieblasson lo verdaderoPorque ningún relámpago ha bifurcado su palabraY no van tan dóciles hacia la fofa oscuridad

Hombres buenos, la última ola ha pasado estridente y tan soleadaSus frágiles acciones pudieron danzar en la verde ensenadaFuror, furor contra la luz que se extingue

Hombres disparatados que cantan y al vuelo cogen al sol Y lo asimilan, demasiado tarde, y a su manera se afligenY no van tan dóciles hacia la fofa oscuridad

Hombres circunspectos, casi muertos, que ven con ojos sofocadosOjos ciegos que pueden arder como meteoros y aún ser jubilososFuror, furor contra la luz que se extingue

Y usted, mi padre, allí en su elevada tristezaBendígame, carajo, yo estoy ahora con sus terribles lágrimas y rezoY no voy tan mansamente hacia la fofa oscuridadFuror, furor contra la luz que se extingue

(Versión del inglés: Oswaldo Chanove)

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Nació en Parral el 12 de julio de 1904, fallece en Santiago el 23 de sep-tiembre de 1973. Fue un poeta chileno, considerado entre los más influ-yentes de su siglo. Premio Nobel de Literatura en 1971.

XXXV

Pablo Neruda

No será nuestra vida un túnelEntre dos vagas claridades?O no será una claridadEntre dos triángulos oscuros?O no será la vida un pezPreparado para ser pájaro?La muerte será de no serO de sustancias peligrosas?

XXXVI

No será la muerte por finUna cocina interminable?Qué harán tus huesos disgregados,Buscarán otra vez tu forma?Se fundirá tu destrucciónEn otra voz y en otra luz?Formarán parte tus gusanosDe perros o de mariposas?

Corazón

Hay cementerios solos,tumbas llenas de huesos sin sonido,el corazón pasando un túneloscuro, oscuro, oscuro,como un naufragio hacia adentro nos morimos.como ahogarnos en el corazón,como irnos cayendo desde la piel al alma.Hay cadáveres,hay pies de pegajosa losa fría,hay la muerte en los huesos,como un sonido puro,

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como un ladrido sin perro,saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,creciendo en la humedad con el llanto o la lluvia.Yo veo, solo, a veces,ataúdes a velazarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,con panaderos blancos como ángeles,con niñas pensativas casadas con notarios,ataúdes subiendo el rio vertical de los muertos,el rio morado,hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonidode la muerte,hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.A lo sonoro llega la muertecomo un zapato sin pie, como un traje sin hombre,llega a golpear con un anillo sin piedras y sin dedo,llega a gritar sin boca, sin lengua,sin garganta,Sin embargo sus pasos suenany su vestido suena, callado como un árbol.Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,de violetas acostumbradas a la tierra,porque la cara de la muerte es verde,con la aguda humedad de una hoja de violetay su grave color de invierno exasperado.Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,lame el suelo buscando difuntos,la muerte está en la escoba,es la lengua de la muerte buscando muertos,es la aguja de la muerte buscando hilo.La muerte está en los catres:en los colchones lentos, en las frazadas negrasvive tendida, y de repente sopla:sopla un sonido oscuro que hincha sabanas,y hay camas navegando a un puertoen donde esta esperando, vestida de almirante.

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Garnett, Kansas, 23 de agosto de 1868 - Melrose Park, Pensilvania, 5 de marzo de 1950. Se hizo célebre con su Antología de Spoon River (1915), libro escrito en una corta temporada de iluminación, luego de la cual tuvo que ser internado en un sanatorio.

Cassius Hueffer

Edgar Lee Masters

Cincelaron en mi piedra sepulcral las palabras:“La vida le fue grata, y los elementos que la constituían se compaginaron de tal modo que, la naturaleza, irguiéndose, podía decir al mundo entero: este fue un hombre” Mientras leían está vacía retórica los que me conocieron ocultaron la sonrisa Mi epitafio debería haber sido:“La vida le fue ingrata, y los elementos se compaginaron para desencadenar una conflagración en la que él fue victimado” Mientras estuve vivo no soporté las lenguas enredosas¡Ahora que estoy muerto me toca soportar el epitafioescrito por un cretino!

Sarah Brown

Mauricio, no llores, no soy yo bajo este pino.El aire tibio de la primavera pasa entre la yerba suave,cintilan las estrellas, canta el mochuelo,¡pero tú te enluteces en tanto mi alma yace extasiadaen el sagrado Nirvana de la luz sin fin!Ve con aquél bondadoso corazón que es mi marido,que está meditando en nuestro amor culpable, que él así lo llamó:dile que mi amor por ti, no menos que mi amor por élforjaron mi destino; que a través de la carnegané el espíritu, y en espíritu, la paz.No hay nupcias en el paraíso,’pero existe amor

(Versión del inglés de Oswaldo Chanove)

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Cesare Pavese, Nació en Santo Stefano Belbo, el 9 de septiembre de 1908, fallece en Turín el 27 de agosto de 1950. Fue un escritor italiano, uno de los más importantes del siglo XX.

Vendrá La Muerte Y Tendrá Tus Ojos

Cesare Pavese

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos-esta muerte que nos acompañade la mañana a la noche, insomne,sorda, como un viejo remordimientoo un vicio absurdo-. Tus ojosserán una vana palabra,un grito acallado, un silencio.Así los ves cada mañanacuando sola sobre ti misma te inclinasen el espejo. Oh querida esperanza,también ese día sabremos nosotrosque eres la vida y eres la nada.Para todos tiene la muerte una mirada.Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.Será como abandonar un vicio,como contemplar en el espejoel resurgir de un rostro muerto,como escuchar unos labios cerrados.Mudos, descenderemos en el remolino.

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Nació en Granada, Nicaragua, 20 de enero de 1925. Poeta de gran in-fluencia en los años setenta.

Oración Por Marilyn Monroe

Ernesto Cardenal

Señor recibe a esta muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de Marilyn Monroe, aunque ése no era su verdadero nombre (pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar) y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje sin su Agente de Prensa sin fotógrafos y sin firmar autógrafos sola como un astronauta frente a la noche espacial. Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia (según cuenta el Times) ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas. Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras. Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno pero también algo más que eso...

Las cabezas son los admiradores, es claro (la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz). Pero el templo no son los estudios de la 20th Century-Fox. El templo —de mármol y oro— es el templo de su cuerpo en el que está el hijo de Hombre con un látigo en la mano expulsando a los mercaderes de la 20th Century-Fox que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones. Señor en este mundo contaminado de pecados y de radiactividad, Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine. Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor). Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos, el de nuestras propias vidas, y era un script absurdo. Perdónala, Señor, y perdónanos a nosotros por nuestra 20th Century por esa Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.

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Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes. Para la tristeza de no ser santos se le recomendó el Psicoanálisis. Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara y el odio al maquillaje insistiendo en maquillarse en cada escena y cómo se fue haciendo mayor el horror y mayor la impuntualidad a los estudios.

Como toda empleadita de tienda soñó ser estrella de cine. Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.

Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados que cuando se abren los ojos se descubre que fue bajo reflectores ¡y se apagan los reflectores! Y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico) mientras el Director se aleja con su libreta porque la escena ya fue tomada. O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile en Río la recepción en la mansión del Duque y la Duquesa de Windsor vistos en la salita del apartamento miserable. La película terminó sin el beso final. La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono. Y los detectives no supieron a quién iba a llamar. Fue como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga y oye tan solo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER O como alguien que herido por los gangsters alarga la mano a un teléfono desconectado.

Señor: quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar y no llamó (y tal vez no era nadie o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de los Ángeles) ¡contesta Tú al teléfono!

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San Petersburgo, 4 de abril de 1892 - Raivola, 24 de junio de 1923. Ata-cada por la tuberculosis tuvo una vida corta, pero poéticamente de gran intensidad. Es una de las grandes poetas del siglo XX.

Dios

Edith Södergran

Dios es el lecho sobre el que nos extendemos en el todoreplicando a las estrellas con ojos tan azulesDios es la almohada sobre la que inclinamos la cabezaDios es el apoyo a nuestros piesDios es el arsenal de ímpetu y una impoluta oscuridadDios es el alma inmaculada de todo lo no vistoy el cuerpo ya rancio de lo jamás deliberadoDios es el agua dormida de la eternidadDios es el grano fértil de la nada y el puñado de cenizasde los mundos incendiadosDios es la infinitud de los insectos y el éxtasis de las rosasDios es un columpio vacío entre el todo y la nadaDios es el grillete de las almasDios es un arpa para la mano con la ira más violenta¡Dios es todo aquello que el deseo puede hacer descender a la superficie de esta tierra!

(Versión del inglés de Oswaldo Chanove)

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(Nació en Boston, EE.UU. el 27 de octubre de 1932. Aquejada por un transtorno bipolar se suicidó en Londres el 11 de febrero de 1963). Junto con Anne Sexton, es reconocida como una de los principales cultivadoras del género de la poesía confesional. Estuvo casada con el notable poeta Ted Hughes.

Lady Lazarus

Sylvia Plath

Lo he vuelto a hacer.Lo consigo una vez cada diez años

Una especie de milagro andante, mi pielresplandece como la pantalla de una lámpara naziMi pie derechoUn pisapapelesMi cara sin rasgos, excelenteLino judío.Retira la vendaOh enemigo mío¿Te doy miedo?La nariz, la cuenca de los ojos, la dentadura completa?El corrosivo alientoDesaparecerá en un díaPronto, pronto la carneque la fosa consumió,estará en mí como en su hogar.Y yo seré una mujer sonrienteSólo tengo treintaY como el gato tengo nueve muertesEsta es el número tresQué manera de tirar a la basuraCada década.Qué infinitos hilosLa multitud ruidosaSe empuja para verlosMe desenvuelven manos y piesEl gran streptease.Señoras y señoresEstas son mis manosMis rodillasPuedo ser piel y huesosDe cualquier manera soy la misma, idéntica mujer

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La primera vez que me pasó tenía diez añosFue un accidenteLa segunda vez intentéLlegar hasta el final y no volver más.Me encerréComo una concha de mar.Ellos tuvieron que llamar y llamarY sacarme los gusanos como perlas pegajosas.

MorirEs un arte, como todo lo demás,Yo lo hago excepcionalmente bien.Lo hago de tal manera que parece infiernalLo hago de tal manera que parece realSupongo que diréis que tengo un donEs tan fácil hacerlo en una celdaEs tan fácil hacerlo y quedarse inmóvilEs la teatralReaparación en pleno díaEn el mismo lugar, la misma cara, el mismo grito brutal yY asombrado:¡Un milagro!Eso me deja noqueadaHay que pagarPor ver mis cicatrices, hay que pagarPor oír mi corazón-Que realmente funciona.Y hay que pagar, hay que pagar mucho,Por una palabra o un roceO un poco de sangreO un mechón de pelo o ropa.Así que, Herr DoctorAsí que, Herr EnemigoSoy tu obra,Soy tu valiosa,La chica de oroQue se disuelve con un alarido.Giro y ardo.No pienses que subestimo tu gran preocupación.Ceniza, ceniza-Tú atizas y remueves.Carne, hueso, no hay nada aquí-

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Una pastilla de jabón,Un anillo de matrimonio,Un empaste de oro.Herr Dios, herr LuciferCuidadoCuidadoResucito de las cenizasCon mi pelo rojoY me como a los hombres como aire.

Últimas palabrasNo quiero una caja cualquiera, quiero un sarcófagocon rayas de tigre, y una cara redondacomo la luna para poder contemplar.Quiero estar mirándolos cuando venganjuntando los minerales estúpidos, las raíces.Ya los veo - con las caras pálidas, lejanas como estrellas.Ahora no son nada, ni siquiera bebés.Me los imagino sin padre ni madre, como los primeros dioses.Se van a preguntar si fui importante.¡Tendría que azucarar y conservar mis días como frutas!Mi espejo se está empañando --Unas pocas respiraciones, y no reflejará nada más.Las flores y los rostros se blanquean como sábanas.

No confío en el espíritu. Se escapa en sueñoscomo vapor, a través de la boca o del ojo. No puedo detenerlo.Un día no volverá. Las cosas no son así.Se quedan, sus brillitos especialesse calientan de tanto uso. Casi ronronean.Cuando se me enfríen las plantas de los pies,el ojo azul de mi turquesa me va a consolar.Dejen que me lleve mis ollas de cobre, dejen que mis potes de rougeflorezcan sobre mí como flores nocturnas, perfumadas.Me van a envolver con vendas, van a guardar mi corazónbajo mis pies en un paquete prolijo.Difícilmente me reconoceré. Va a estar oscuro,y el brillo de estas pequeñas cosas será más dulce que la cara de Ishtar.

(Versión del inglés de Willard Díaz)

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Nació en 1945 en Lwów. Poeta polaco, novelista, traductor y ensayista. Recibió en 2004 el Neustadt International Prize for Literature. El 2014 fue voceado como fuerte candidato al Premio Nobel de Literatura.

Otoño

Adam Zagajewski

El otoño siempre llega demasiado pronto. Todavía florecen las peonias, las abejas aun están trabajando en sus formas ideales y las frías bayonetas del otoñode pronto destellan sobre los campos y el vientoruge.

¿De dónde viene? ¿Por qué tendría que destruirsueños, árboles, recuerdos? Un ajeno entra en el bosque silencioso,ira que avanza, insinuante plaga; humo de leña, el aullido estridente de los tártaros.

El otoño arranca hojas y las lleva lejos, nombres,frutos, cubre fronteras y caminos, apaga lámparas y cirios; joven otoño, labios púrpura, abraza a todo lo mortal, roba su existencia.

Jugo de vida, sangre sacrificada, vino, aceite, ríos salvajes, ríos amarillos de cadáveres hinchados, que fluyen: barro, lava, avalancha, chorro.

Otoño sin respiro, carreras, azules cuchillos brillando en su mirada. Siega nombres como yerbajos con su hoz filosa, implacable en su resplandor y en su aliento. Carta anónima, terror,Ejército Rojo.

Versión del inglés de Willard Díaz

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Prosa

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El gesto de la muerte

Relato tradicional Sufí

Érase una vez, en la ciudad de Bagdad, un criado que servía a un rico mercader. Un día, muy de mañana, el criado se dirigió al mercado para hacer la compra. Pero esa mañana no fue como todas las demás, porque esa mañana vio allí a la Muerte y la Muerte le hizo un gesto.

Aterrado, el criado volvió a la casa del mercader.

—Amo -le dijo-, dame el caballo más veloz de la casa. Quiero partir hacia la ciudad de Samarra. Esta noche quiero estar lejos de Bagdad.

—Pero, ¿por qué quieres huir? -le preguntó el mercader.

—Porque he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto amenazante.

—El mercader se compadeció de él y le dio el caballo, y el criado partió con la esperanza de estar por la noche en Samarra.

Por la tarde, el propio mercader fue al mercado, y, como le había sucedido antes al criado, también él vio a la Muerte.

—Muerte -le dijo acercándose a ella-, ¿por qué le has hecho un gesto de amenaza a mi criado?

—¿Un gesto de amenaza? -contestó la muerte-. No, no ha sido un gesto de amenaza, sino de asombro. Me ha sorprendido verlo en el mercado Bagdad por la mañana, cuando tengo una cita con él por la noche en Samarra.

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Ciudad de México, 15 de febrero de 1944 - 26 de mayo de 2013.

El entierro

José María Pérez Gay

Partió el cortejo del palacio rumbo a la Cripta de los capuchinos, donde reposaban los restos de todos los Habsburgo. Al mediodía el maestro de la Corte descendió de la carroza y se dirigió a la puerta de madera. Desde el fondo del pasillo se oyó la voz de un monje:-¿Quién desea entrar?El maestro de la Corte anunció: -Su Majestad Imperial, Real y Apostólica, Francisco José I, Empera-dor de Austria, Rey de Hungría, Rey de bohemia, Rey de Lombardía y Venecia, Rey de Galicia y Lodomeria, Rey de Croacia y Eslovenia, Rey de Jerusalén, Archiduque de Austria y del alto y bajo Enns, Duque de Steiermark, Duque de Salzburgo, Duque de Carniola, Duque de Karnten y de Mark, Duque de Silecia, Duque de Bucovina, Conde de Moravia, Conde del Tirol, Señor de Trieste y Transilvania, de Bosnia Herzegovina. -A ese no lo conozco -respondió el monje. El maestro de la Corte, irritado, llamó de nuevo a la puerta. En esta ocasión mencionó sólo títulos menores. El monje, sin embargo, respondió una vez más que no lo conocía. El maestro de la Corte frunció el ceño y contempló el lodo que manchaba el cuero de sus botas. Estrelló los nudillos contra la vieja madera de la Cripta de los Capuchinos.-¿Quién desea entrar? -recitó, inalterable, el fraile. -Un pobre pecador.-A ese sí lo conozco -dijo el monje.

(En El Imperio Perdido)

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Quiero irmeVincent abrió los ojos y contempló en silencio a su hermano sentado a los pies de la cama. Cuando Theo ad¬vierte que el pintor ha des-pertado quiere hablarle, abre la boca pero no llega a arti¬cular una palabra; es Vincent quien murmura con voz apagada y confusa algo pa¬recido a una respuesta traída de algún oscuro rincón del sueño: la explicación que le han estado pidiendo desde el día anterior, su razón última resumida en dos palabras deslizadas desde el sopor de la agonía.—Quiero irme...Y después Vincent Van Gogh volvió a cerrar los ojos.Irme, piensa. ¿Adónde? A cualquier lugar; en realidad eso es lo que menos importa. Ni siquiera importa que exista otro lugar: sólo irme. Dejar esto, dejarlo todo como está.Eso quiso decir de su propia muerte.

Sentado junto a la cama Theo, el hermano menor, contempla con atención el bello rostro pálido y querido del hombre que reposa. Todos los sentimientos se entre¬mezclan junto al dolor y al cansancio en esa mirada. El día anterior en la mañana Vincent le pidió prestado el revólver a Ravoux, para espantar a los cuervos que arruinan el campo de trigo de la familia; pero al llegar al campo, a solas, se dio un disparo en el pecho. Tuvo sin embargo las fuerzas para volver a la habitación que tenía alquilada en el piso alto de la posada.Ha sido el doctor Gachet quien hizo llamar a Theo en cuanto se vio que la muerte era inevitable. El hermano menor ya está junto Vincent casi un día vigilando. Ha visto la luz del sol avanzar sobre el piso de la habitación escueta y subir lentamente por los muros cubiertos de cuadros, antes de apagarse. A ratos los hermanos conversan en holandés frases contrariadas, incom-pren¬sibles para la familia del mesonero que espía desde el primer piso a la muerte que hace su trabajo arriba.

Mesié Ravoux subió a las siete con un plato de sopa y una lámpara encen-dida que dejó, acomodada, sobre la mesa, entre aceites y pince-les. Hasta la media noche sólo se oyó una que otra frase suelta en la habitación. Afuera el frío del otoño perfila las sombras y los ruidos de la campiña próxima a París.

Willard Díaz

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—¿Duermes? —pregunta Theo en voz baja.Silencio.El menor de los Van Gogh conteniendo el aliento aguza el oído y busca signos de vida. Le llega el apagado rumor de la respiración dificultosa de Vincent que duerme de cara a la pared ahora.Hace frío.Theo se sube el cuello del saco, se frota las manos para hacer circular la sangre, y después de meditarlo un momento con gran cuidado se echa en la cama, acurru¬cándose junto a su hermano.

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ANÓNIMOApu Inka Atawallpaman

MARIANO MELGARSi Hay Tras De La Muerte Amor

CÉSAR VALLEJOMasa Piedra Negra Sobre Una Piedra BlancaHoy Me Gusta La Vida Mucho Menos

ABRAHAM VALDELOMAR Desolatrix

CESAR ATAHUALPA RODRÍGUEZDesesperadoOración

GAMALIEL CHURATACXXXV

ALBERTO HIDALGOEl Sepelio SimplistaMultiplicación De La Muerte

GUILLERMO MERCADO BARROSO RomeríaEl Carpintero Silva

JAVIER SOLOGURENMorir

JORGE EDUARDO EIELSONPrimera Muerte De María

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SEBASTIÁN SALAZAR BONDYTestamento Ológrafo

CARLOS GERMÁN BELLIPapá, Mamá

BLANCA VARELAEpitafioNadie Nos Dice

JOSÉ RUIZ ROSASQué Bella Está Tu Muerte, Moribundo

EFRAÍN MIRANDAMuerte…

ALBERTO VEGAAhora Tus Huesos…

LUIS HERNÁNDEZ Poema A Un Suicida En Una Piscina

JAVIER HERAUD Yo No Me Río De La Muerte

PABLO GUEVARA MIRAVAL Mi Padre

ANTONIO CISNEROSLos Funerales De Atahualpa(Óleo De Luis Montero)Por Robert Lowell

RODOLFO HINOSTROZALos Huesos De Mi Padre

CÉSAR CALVOResponso Para Un Abrazo

WALTER MÁRQUEZNo en elogio y loor de los muertos sino cómo aguardan retomar la ciudad

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GLORIA MENDOZALas Embarcaciones De Epifanía SuañaCuando La Abuela Gumercinda Decidió Habitar En El Vientre De La Tierra Húmeda

JOSÉ WATANABELas Piedras De Mi Hermano ValentínEn Esa Casa...

OSWALDO CHANOVEHomenaje A Guillermo Mercado

ALONSO RUIZ ROSASIr En Paz(Marcha Morán)

ODI GONZALESCortejo

ALFREDO HERRERA FLORESMar De Abandono

VICENTE HIDALGOLas Últimas Palabras De Jaime Sabines

DYLAN THOMAS Y La Muerte No Tendrá Señorío No Caigas Mansamente En La Blan-da Noche

PABLO NERUDAXXXVXXXVICorazón

EDGAR LEE MASTERS Cassius Hueffer Sarah Brown

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CESARE PAVESEVendrá La Muerte Y Tendrá Tus Ojos

ERNESTO CARDENALOración Por Marilyn Monroe

EDITH SODERGRANDios

SYLVIA PLATHLady LazarusMorirÚltimas Palabras

ADAM ZAGAJEWSKIOtoño

RELATO TRADICIONAL SUFÍEl Gesto De La Muerte

JOSÉ MARÍA PÉREZ GAY El Entierro

WILLARD DÍAZQuiero Irme

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