Plantas medicinales africanas

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DOCUMENTO DE TRABAJO DE PUEBLOS Y PLANTAS - NOVIEMBRE DE 1998 Esta colección de documentos de trabajo responde a la doble voluntad de informar y de generar un debate fructífero sobre temas fundamentales relacionados con el uso sostenible y equitativo de los recursos vegetales. Puede remitirse todo comentario sobre el presente documen fo o cualquier sugerencia para números futuqos Plantas medicinales africanas Orientacionesprioritarias en la intersección entre protección de la naturaleza y atención médica primaria A.B. Cunníngham

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DOCUMENTO DE TRABAJO DE PUEBLOS Y PLANTAS - NOVIEMBRE DE 1998

Esta colección de documentos de trabajo

responde a la doble voluntad de informar

y de generar un debate

fructífero sobre temas

fundamentales

relacionados con el uso

sostenible y equitativo de

los recursos vegetales.

Puede remitirse todo

comentario sobre el

presente documen fo o

cualquier sugerencia

para números futuqos

Plantas medicinales africanas Orientaciones prioritarias en la intersección entre protección de la naturaleza y atención médica primaria A.B. Cunníngham

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Las denominaciones e ilustraciones que figuran en esta publicación no entrañan juicio alguno por parte de la UNESCO acerca del estatuto jurídico de ningún país, territorio, ciudad o región o de sus respectivas autoridades, como tampoco acerca del trazado de sus fronteras o límites. Las opiniones expresadas en este documento habrán de atribuirse exclusivamente al autor, sin que la institución donde éste trabaja ni la UNESCO deban suscribirlas necesariamente.

Señas del autor: A.B. Cunningham PO. Box 42 Betty’s Bay 7141 SUDAFRICA

Publicado en 1998 [a partir del original inglés de 19931 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, 7 Place de Fontenoy, 75352 Paris CEDEX 07 SP. Impreso por Publicaciones de la UNESCO sobre papel reciclado sin cloro.

Editora de la colección: Alison Semple Diseño y compaginación: Ivette Fabbri Traducción del original inglés al castellano: Oriol Canals Compaginación de la traducción castellana: Eric Frogé

Referencia recomendada: Cunningham, AB. (1998). Plantas medicinales africanas: orientaciones prioritarias en la intersección entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. Documentos de trabajo de Pueblos y Plantas, 1. París, UNESCO.

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Plantas medicinales africanas ORIENTACIONES ‘PRIORITARIAS EN LA INTERSECCION ENTRE

PROTECCION DE LA NATURALEZA Y ATENCION MÉDICA PRIMARIA

Resumen La importancia de una gestión sostenible de las plantas medicinales tradicionales estriba no ~610 en el valor de dichas plantas como posible fuente de nuevos medicamentos sino también en el fuerte vínculo que las une al cuidado de la salud. La inmensa mayoría (entre un 70% y un 80%) de los africanos consultan sus problemas de salud con curanderos o médicos tradicionales. Salvo contadas excepciones, las plantas medicinales son de origen silvestre. Aunque el nivel de dependencia respecto de los curanderos o médicos tradicionales puede menguar paralelamente a la creación de instala- ciones alternativas de asistencia médica, en un futuro próximo sólo cabe esperar un crecimiento de la demanda de los remedios herbales más conocidos. Simultáneamente, ciertas clases de vegetación que suministraban medicamentos tradicionales experi- mentarán un drástico declive por causas diversas: desbroce de zonas forestales con fines agrícolas, forestación de praderas montanas, quemas incon- troladas y pastoreo. La prohibición de utilizar espacios protegidos no puede sino perjudicar a los curanderos o médicos tradicionales, que suelen procurarse en ellos sus plantas medicinales. Por añadidura, la facilidad con que los curanderos obtenían hasta ahora sus remedios herbales se ve disminuida por otros usos antagónicos de los recursos, como la tala maderera, la recolección a escala industrial de las plantas para su exportación, tratamiento y transformación en productos farmacéuticos, la fabricación de materiales de construcción 0 su simple utilización como combustible. Todo ello se traduce en una demanda creciente de productos cada vez más escasos, lo que en ocasiones lleva a la desaparición local de las fuentes predilectas y más eficaces de remedios tradicionales, esto es, a un empobrecimiento de la diversidad específica.

Las especies más vulnerables son las más conocidas, las de crecimiento o reproducción más lentos y las que tienen requerimientos específicos de

hábitat o un área de distribución poco extensa. Aunque en teoría es posible el uso medicinal sostenible de cortezas, raíces o plantas enteras en forma de remedios herbales, resulta difícil que en un país africano concurran el volumen de inversiones y la cantidad de mano de obra necesarios para realizar una gestión intensiva de especies de crecimiento lento en sistemas multiespecíficos. Es en tal contexto donde cobra toda su importancia el cultivo fuera de los espacios protegidos de fuentes de suministro alternativas de especies a la vez muy solicitadas y de protección prioritaria. Pese a todo, el cultivo a gran escala de esas especies no tiene nada de sencillo, y es difícil que actualmente sea rentable debido a la lenta velocidad de crecimiento de la mayoría de las especies arbóreas y al bajo precio que se paga hoy por las medicinas tradicionales. Esas especies de crecimiento lento deben constituir una prioridad tanto en la gestión de espacios protegidos como en cualquier iniciativa de conservación ex-si&. Los elevados precios que alcanzan otras especies, en cambio, las convierten en candidatas idóneas para nuevos cultivos en el seno de sistemas agrosilvícolas (p.e. Warburgia salutaris, Garcinia kola, G. afzelii, G. epunctata) o agrícolas (p.e. Siphonochilus aethiopicus). Es necesario emprender estudios piloto sobre las posibilidades de cultivar esas plantas.

Las regiones que conocen un rápido desarrollo urbano y albergan gran número de taxones endémicos son áreas prioritarias para la adopción de medidas concertadas entre los profesionales de la salud y los de protección de la naturaleza. En este sentido conviene prestar especial atención a las zonas siguientes: Africa occidental (región guineo- congoleña), y más concretamente Cote d’Ivoire, Ghana y Nigeria; Africa oriental (Etiopía, Kenya y Tanzania); y Sureste africano (Sudáfrica y Swazilandia). Los tipos de vegetación más amenazados son el bosque afromontano y los bosques costeros del mosaico regional de Zanzfbar- Inhambane. .:.

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entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. - A.B. CUNNINGHAM

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4 Uso de las plantas medicinales en Africa : La función de los curanderos o médicos tradicionales Modos tradicionales de control de la recolección de plantas medicinales Dinámica de los procesos comerciales

Comercio de ámbito nacional Comercio de ámbito internacional

Repercusiones del comercio de plantas medicinales Suministro sostenible de remedios tradicionales Sostenibilidad de la extracción de palos de mascar El abastecimiento del mercado internacional

El verdadero precio del comercio Motivos de inquietud Líneas prioritarias de gestión Condiciones para que el cultivo se convierta en fuente alternativa de suministro

29 Prioridades políticas en la intersección entre protección de la naturaleza y asistencia primaria Cuestiones fundamentales Estrategia de protección Orientaciones políticas

Política internacional y nacional El reparto de los costes Métodos de protección de la naturaleza

Conservación in-situ Zonas de amortiguáción y conservación ex-situ

Zonas de amortiguación Curanderos o médicos tradicionales Protección por el cultivo a gran escala Jardines botánicos y bancos genéticos sobre el terreno Otras recomendaciones

Enseñanza y formación Investigación y seguimiento

35 Conclusiones

Agradecimientos Comunicaciones personales Referencias Anexo 1: Plantas medicinales africanas presentes en los mercados Anexo II: Especies y familias vegetales mencionadas en el texto

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Introdticción

«Para que el estado de salud de las poblaciones desfavorecidas del mundo progrese realmente, será preciso aprovechar a fondo todos los medios disponibles, tanto humanos como materiales. Ahí radica un aspecto fundamental de cualquier estrategia de fomento de la atención médica primaria. Los curanderos o médicos tradicionales constituyen el recurso sanitario más abundante -y en muchos casos más valioso- del que dispone una comunidad. Son personajes importantes e influyentes, que convendría vincular a toda iniciativa de desarrollo de los servicios locales de salud.»

Akerele (1987)

«Murieron primero los árboles unukane (Ocofea bullafu), cuya corteza era extraída en anillos para su venta en la ciudad. Ahora ocurre lo mismo con los igejalibomvu (Curtisia dentata) y los umkhondweni (Cryptocarya myrtifolia). Muy pronto habrán desaparecido también, y nos veremos obligados a comprar su corteza a los intermediarios.»

Herbolario, bosque de Nkandla, Natal Sudáfrica, 1987

Los habitantes de países en desarrollo de todo el mundo siguen apelando fundamentalmente al uso de remedios tradicionales como tratamiento médico básico. Los estudios etnobotánicos realizados en el continente africano confirman que las plantas autóctonas son el ingrediente fundamental de los remedios tradicionales que se utilizan en Africa (Adjanohoun et al., 1980; Adjanohoun et al., 1984; Adjanohoun et al., 1985; Adjanohoun et al., 1986; Adjanohoun et al., 1988; Ake Assi, 1988; Ake Assi et al., 1981; Hedberg et al., 1982; Hedberg et al., 1983a; Hedberg et al., 1985b; Kokwaro, 1976; Oliver Bever, 1987). Considerando que la salud de entre un 70% y un 80% de la población africana depende de los remedios tradicionales, la función de las plantas medicinales en el sistema sanitario reviste una importancia incuestionable. Las plantas medicinales son hoy objeto de una gran atención, como ponen de manifiesto no sólo la recomendación de incorporar los remedios tradicionales de eficacia probada a los planes políticos nacionales sobre medicamentos, formulada en 1970 por la Organización Mundial de la Salud (Wondergem et al., 1989), sino también los recientes progresos hacia un mayor nivel de profesionalidad que ha experimentado la medicina africana (Last’y Chavunduka, 1986) y la creciente comercialización de productos farmacéuticos basados en plantas medicinales tradicionales de reconocida eficacia (Sofawara, 1981).

Menor atención, sin embargo, han merecido los aspectos socioeconómicos o ecológicos de las plantas con propiedades medicinales, debido seguramente al volumen relativamente pequeño y al carácter especializado del comercio informal que las mueve. Y sin embargo, es probable que la gestión de las plantas medicinales tradicionales constituya la problemática de gestión de recursos más compleja con la que deben lidiar en Africa tanto los organismos de protección de la naturaleza como los profesionales de la salud y los propios usuarios de los recursos. A medida que aumenta la presión sobre el reservorio - menguante- de plantas medicinales, más perentoria es la necesidad de definir acciones constructivas de gestión de los recursos y protección de la naturaleza, basadas en una clara comprensión del uso que se hace de las plantas medicinales en un contexto determinado.

El presente estudio intenta dar respuesta a tres interrogantes básicos: (1) iCuáles son las causas que subyacen al

progresivo agotamiento de las poblaciones silvestres de plantas medicinales en Africa?

(2) iCuáles son las especies que revisten un interés especial y merecen prioridad a la hora de adoptar medidas concretas?

(3) iQué puede hacerse para asegurar la protección efectiva de todas las especies de plantas medicinales?

El primer gran capítulo («Uso de las plantas medicinales en Africa») describe la situación actual y pone de relieve la urgente necesidad de emprender acciones concretas. El tenor de las medidas necesarias para aliviar los problemas existentes y la evaluación de las prioridades para la conservación y gestión de las plantas medicinales forman el cuerpo del segundo gran capítulo («Prioridades políticas en la intersección entre protección de la naturaleza y asistencia primaria»).

Este estudio se nutre de trabajos de investigación y exploración bibliográfica, de mi correspondencia con otros investigadores, de visitas sobre el terreno para establecer contacto con herbolarios y curanderos y de diversas visitas a Côte d’Ivoire, Malawi, Mozambique, Swazilandia, Zambia y Zimbabwe realizadas en 1990.

Teniendo en cuenta el objetivo principal de este documento, a saber, determinar si una especie se encuentra o no amenazada, he juzgado preferible no distinguir entre especies vegetales con usos simbólicos o psicosomáticos y especies valiosas por su contenido en principios activos. .:.

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Uso de las plantas medicinales en Africa

la función de los curanderos o médicos tradicionales En marcado contraste con la medicina occidental, basada en consideraciones técnicas y procedimientos analíticos, la medicina tradicional africana parte de un supuesto holístico: salud o enfermedad, éxito o infortunio, no son fruto del azar sino de las acciones de los individuos y los espíritus ancestrales y del equilibrio o desequilibrio de esas acciones con el entorno individual o social (Anyinam, 1987; Hedberg et al., 1982; Ngubane, 1987; OMS, 1977; Staugard, 1985). Tradicionalmente, las comunidades rurales africanas han venido depositando su confianza en los conocimientos espirituales y prácticos de los curanderos o médicos tradicionales, cuyo saber sobre las especies vegetales, su ecología y su distribución resultan en tal contexto de inestimable valor. En todo el continente africano, la recolección de plantas medicinales ha sido tradicionalmente prerrogativa de los curanderos y sus aprendices (Fotografía 1). Gracias a una iniciación espiritual, al control ritual o religioso y, en Sudáfrica, al uso de nombres alternativos (hlonipha) que los no iniciados ignoraban, ese grupo de personas detentaba el conocimiento exclusivo de numerosas especies.

Hedgerg ef al. (1982) estimaron en 30.000 a 40.000 el número de curanderos existentes en Tanzania, cifra enorme si se compara con los 600 doctores, en el sentido occidental del término, que había en el país (Cuadro 1) (D y C; no constaban en el artículo los porcentajes sobre la población total). Análogamente, en Malawi se cifró en 17.000 el número de curanderos en ejercicio y en sólo 35 el de doctores (Anón., 1987).

Las proyecciones económicas y demográficas ofrecen pocos motivos de optimismo a la mayoría de países africanos. Aun cuando sea teóricamente posible, el hábito de acudir a doctores en lugar de curanderos no arraigará hasta que se produzcan ciertos cambios de orden socioeconómico y cultural, acompañados de un mayor acceso a la enseñanza oficial (Kaplan, 1976) y de una influencia religiosa en el mismo sentido (vehiculada por ejemplo por movimientos sionistas africanos, que prohiben a sus fieles el uso de remedios tradicionales y lo sustituyen por el de cenizas y agua bendita; Sundkier, 1961). El acceso a la medicina biológica occidental, a una

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formación adecuada y a un mercado generoso en oportunidades de empleo exige previamente el crecimiento económico. Por desgracia, la mayoría de países africanos viven hoy un descalabro económico sin precedentes. Las estadísticas reflejan una caída del 4% de los ingresos per capita desde 1986, acompañada de una deuda externa que triplica los ingresos por exportaciones en el conjunto del continente. En Zambia, el gasto público en educación disminuyó en un 62% durante el último decenio, y el gasto en productos farmacéuticos de primera necesidad lo hizo en un 75% entre 1985 y 1989 (Zimbabwe Science News, 1989). Al mismo tiempo, la población africana ha venido creciendo a una tasa del 3% anual, lo que no ha hecho más que dificultar la prestación adecuada de servicios de salud basados en la medicina occidental. De ahí la necesidad de buscar una mayor implicación en los sistemas nacionales de salud de los curanderos o médicos tradicionales, grupo tan nutrido como importante en el ámbito de la atención médica primaria, a través de la enseñanza y de la búsqueda y evaluación de remedios eficaces (Akerele, 1987; Anyinam, 1987; Good, 1987). El uso sostenible del mayor reservorio de recursos que explotan los curanderos -esto es, las plantas medicinales- cobra en este sentido una importancia capital.

Modos tradicionales de control de la recolección de plantas medicinales En tiempos pasados, diversos controles inadvertidos o indirectos, así como algunos sistemas de gestión plenamente conscientes, facilitaban un uso sostenible de las plantas medicinales.

Los tabúes, las restricciones de tipo estacional o social a la explotación de plantas medicinales y las propias características de los útiles empleados para tales menesteres eran otros tantos factores que moderaban el ritmo de extracción de esos recursos. Antes de que se generalizara el uso del machete o el hacha de metal, en el Africa meridional (y probablemente otras zonas) se recogían las plantas cavando con un bastón puntiagudo o un hacha pequeña de madera, procedimiento que limitaba el volumen de corteza o raíces extraído. El sistema

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Fotografía 1. Aprendiz de adivino

(twasa) con una pequeña cantidad

de bulbos de Boophane disticha

(Amatyllidaceae) para su uso local.

tradicional para la obtención de corteza de Cassine papillosa, por ejemplo, destinado a cubrir necesidades exclusivas de subsistencia, causa un daño relativamente menor al árbol (Figura 1) La presión sobre las poblaciones de plantas medicinales ha permanecido a niveles bajos en zonas de difícil acceso o en países como Mozambique y Zambia, donde el comercio de remedios tradicionales se ha desarrollado sólo hasta cierto punto a causa del pequeño tamaño de los principales núcleos urbanos. Entre los numerosos factores que han atenuado la presión sobre especies que de otro modo habrían sufrido una sobreexplotación cabe citar, a título de ejemplo, los siguientes:

1) Los tabúes existentes en Sudáfrica y Swazilandia contra la recogida de plantas medicinales por parte de mujeres con la menstruación, ligados a la creencia de que ello reduce el poder curativo de las plantas (Scudder y Conelly, 1985).

2) La tendencia. en el Africa meridional, a que las mujeres ejerzan de adivinas y los hombres de herbolarios (Berglund, 1976; Staugard, 1985). Ello reduce el número de usuarios de los recursos.

3) La elevada toxicidad atribuida a ciertas especies medicinales, que redujo en el pasado el uso de las mismas. El nivel de peligrosidad adquiere a veces proporciones míticas: Synadenium

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cupulare, por ejemplo, es tenida por tóxica hasta el punto de matar a las aves que la sobrevuelan; en Africa occidental, por otra parte, se realizan preparativos rituales especiales para extraer la corteza de Okoubaka aubrevillei (Good, 1987). 4) El uso tradicional de una vara de madera para

extraer la corteza de Okoubaka aubrevillei. Bajo ningún’concepto puede usarse para ello un machete o cualquier otra herramienta metálica (Good, 1987).

Para que una sociedad cualquiera instituya controles deliberados sobre la gestión de los recursos es preciso que se cumplan una serie de condiciones: 1) Debe tratarse de un recurso valioso para la

sociedad. 2) El recurso debe ser percibido como un bien

escaso y vulnerable a la sobreexplotación. 3) El modo de organización sociopolítica de la

sociedad debe incorporar las estructuras necesarias para una gestión eficaz de los recursos.

Los sistemas de control deliberado de la gestión de los recursos han perdurado en Africa bajo formas diversas y por distintas razones, y en no pocos casos se han traducido en una mayor abundancia o disponibilidad de especies medicinales. El hábito, muy extendido en Africa, de proteger los árboles frutales silvestres que proporcionan frutos o buena

sombra garantiza al mismo tiempo la abundancia de algunos medicamentos tradicionales, dada la polivalencia de muchas de esas especies. Los seis árboles siguientes, por ejemplo, son protegidos básicamente en virtud de sus frutos: Zrvingia gabonensis y Ricinodendron heudelotii en Africa occidental (la corteza de ambos se emplea para tratar la diarrea y la disentería); y Trichilia emetica (enemas), Parinari curatellifofia (estreñimiento e hidropesía), Azanza garkeana (dolores bronquiales) y Sclerocarya birrea (diarrea) en el Africa meridional. La protección de Albizia adianthifolia, utilizada para preparar enemas, obedece princi- palmente a la buena sombra que proporciona su ramaje.

En muchas zonas de Africa (entre ellas Kenya, Malawi, Sudáfrica y Swazilandia) es práctica habitual proteger la vegetación de los lugares de sepultura por razones religiosas y espirituales, lo que constituye un importante mecanismo de conservación de la diversidad biótica fuera de los espacios protegidos. En el Sureste africano, durante el siglo XIX, se apelaba anualmente a ciertos regimientos zulúes para que quemaran la vegetación colindante con los lugares de sepultura de los reyes zulúes, asegurando así la presencia de cortafuegos: dichos lugares, situados dentro de bosques o selvas, se consideraban santuarios para los animales a los que normalmente se daba caza (Webb y Wright, 1986). La protección de la vegetación

Cuadro 1. Proporción de curanderos (C) y doctores (D) con respecto a la en algunos países africanos.

>,, L PAIS UPOBL. TOT. DIPOBL. TOT.

,,, ,, ,< ,, ,, NIGERIA Benin City 1 : 110 1 : 16 400 Media nacional ?

GHANA Distrito de Kwahu 1 : 224 1 : 20 625

‘( i(,i,,,,,i,« I< ,“<’ KENYA Urbana (Mathare) 1 : 833 1 : 987 Rural (Kilungu) 1 : 146 - 345 1 : 70 000

TANZANIA Dar es Salaam 1 :350-450

ZIMBABWE Areas urbanas 1 : 234 Areas rurales 1 : 956

SWAZILANDIA 1: 110

SUDAFRICA Area de Venda 1 : 700 - 1 200 1 : 17 400*

* Unicamente las zonas l lamadas de «ho

Oyenye y Orubuloye, 1983

Anyinam, 1984

Good, 1987 Family Health Institute, 1987

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Cassine papillosa n= 144 troncodramas (109 árboles)

Descortezo por debajo de los 2 m m Pelado completo t:. Descortezo en anillos, < 100% 0 50-75% m 25-50%

Figura 1. Evaluación de los daiíos causados por descortezo a ejemplares de la especie Cassine papillosa (Celastraceae) en una zona donde se practica una extracción de subsistencia, no orientada a la venta (Cunningham, 1988a).

alrededor de zonas de enterramiento exhibe una característica singular: su permanencia y arraigo incluso ante una elevada densidad de población y una demanda acuciante de tierras de cultivo, como ocurre en Malawi. Sería posible reforzar esta costumbre con la inhumación de dirigentes destacados en espacios protegidos.

Las creencias religiosas han contribuido asimismo a garantizar una recolección cuidadosa de Helichrysum krausii, hierba aromática (impepho en zulú) muy utilizada en Natal a modo de incienso. Los adivinos toman siempre grandes precauciones para no arrancar la planta de raíz (Cooper, 1979).

En Swazilandia y Sudáfrica los tabúes impiden igualmente la recolección estacional (veraniega) de raíces de Alepidea amatgmbica y de rizomas de Siphonochilus aethiopicus y Agapanthus umbellatus. En los tres casos la cosecha debe limitarse a los meses de invierno, tras la germinación de las semillas, pues se piensa que la recogida veraniega provoca tormentas y relámpagos.’ En Zimbabwe es necesaria la autorización de los espíritus ancestrales para penetrar en ciertas selvas en las que crece Warburgia salutaris. En todos los ejemplos anteriores (salvo el de Agapanthus umbellatus), las especies en cuestión son muy conocidas, escasas y eficaces. La existencia de esos sistemas deliberados de protección podría obedecer a la centenaria historia de la que goza el comercio de estas plantas en el Africa meridional.

Las disposiciones legislativas, por su parte, se han revelado en buena medida ineficaces para controlar el uso de las plantas medicinales en Africa. Casi todas las administraciones coloniales asimilaron los sistemas terapéuticos de los adivinos al ejercicio de la brujería, y promulgaron leyes para prohibirlos (Cunningham, 1990; Gerstner, 1938; Staugard, 1985). Durante la era colonial, Sudáfrica (y

posiblemente otras partes de Africa) asistió a reiterados intentos de prohibir la venta de remedios tradicionales en las áreas urbanas, ejemplificados por los esfuerzos que desplegó la Natal Pharmaceutical Society durante los años treinta en Durban, Sudáfrica. Al margen de relegar temporalmente a la clandestinidad a los vendedores de plantas y los médicos tradicionales del sector informal, las medidas legislativas de esta índole nunca con- siguieron quebrar el fuerte arraigo de la medicina tradicional. Los intentos de suprimir las medicinas tradicionales, sin embargo, no tocaron a su fin con la era colonial: en el Mozambique de la postin- dependencia, por ejemplo, quiso acabarse con el «oscurantismo» enviando a campos de reeducación a cualquier adivino vinculado con facetas simbólicas o mágico-médicas de la medicina tradicional (Adjanohoun et al., 1984).

Aunque la legislación sobre zonas forestales de la mayoría de los países africanos suele reconocer la importancia de los derechos consuetudinarios de uso (como la recogida de leña muerta, la tala para la obtención de perchas y la recolección de látex, goma, cortezas, resinas, miel y plantas medicinales), ciertos espacios protegidos o ciertas especies vegetales quedan a menudo excluidas de tales consideraciones y son objeto de una protección estricta (Schmithusen, 1986). En Sudáfrica, por ejemplo, se promulgaron en 1914 medidas que regulaban la silvicultura con objeto de proteger especies madereras de interés económico, como Ocotea buZZata. Desde 1974, todas las especies de las familias Liliaceae, Amaryllidaceae y Orchidaceae gozan de un estatuto especial de protección, dada su singular importancia para el comercio de remedios herbales.

En el mejor de los casos, este tipo de medidas legislativas no han conseguido sino aminorar un

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tanto la intensidad de la recolección. En Sudáfrica tienen lugar aún actividades de explotación extensiva en el interior de reservas forestales, sobre todo porque las medidas reglamentarias sobre espacios protegidos han tendido en el pasado a concentrarse en acciones de «adquisición parcelaria» destinadas a mantener el statu gua, y han olvidado ofrecer a las comunidades autóctonas alternativas viables para la recolección de las plantas de uso tradicional.

Dinámica de los procesos comerciales La adopción de medidas efectivas para la lucha contra la sobreexplotación de las plantas medicinales exige previamente una clara comprensión de la escala y la complejidad del problema.

Comercio de ámbito nacional El continente africano exhibe la tasa de urbanización más elevada del mundo, con una población urbana que se duplica cada 14 años y ciudades que crecen a un ritmo del 5,1% anual (Huntley et al. 1989). En las zonas rurales de todo el continente, las plantas silvestres satisfacen una amplia gama de necesidades básicas y forman un reservorio de recursos destinados a la venta informal o el trueque. En los núcleos urbanos, en cambio, se observa un abanico mucho más reducido tanto de especies vegetales como de usos de las mismas. En zonas rurales de la llanura litoral de Mozambique, por ejemplo, se utilizan 76 especies de plantas comestibles silvestres (Cunningham, 1988a), mientras que en los mercados urbanos de Maputo se venden sólo 5 de tales especies. La urbanización, que introduce a la población en la economía monetarizada y le proporciona fuentes alternativas de alimentos, utensilios y material de construcción, conduce a una mengua general del número de especies y del volumen de plantas silvestres utilizado. Con todo, hay dos tipos de recursos vegetales silvestres cuya venta informal sigue teniendo una gran importancia en muchas ciudades: la leña (pues las fuentes alternativas de energía como la electricidad, el gas o la parafina no están al alcance de la mayoría, ya sea en términos físicos o económicos; Eberhard, 1986; Farnsworth, 1988) y las plantas medicinales.

A pesar de la urbanización, en Sudáfrica sigue comercializándose una amplia gama de especies medicinales (por ejemplo más de 400 especies autóctonas en Natal, Sudáfrica; Cunningham, 1990). Por regla general se ha venido prestando escasa atención al significado cultural, médico, económico o ecológico del comercio de hierbas medicinales, aunque los vendedores de remedios tradicionales forman parte del paisaje de todas y cada una de las urbes africanas (ECP/GR, 1983). La ciudad es un potente foco de demanda que se alimenta de las zonas rurales e incluso de allende las fronteras

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nacionales. Pese a las diferencias que los separan en cuanto a volumen y variedad de especies, es posible establecer ciertos paralelismos entre el comercio de plantas medicinales y el de leña: 1)

2)

3)

4)

Una elevada proporción de gente consume tanto plantas medicinales (70-80%) como leña (60- 95%) (Leach y Mearns, 1988). Alentando la explotación de especies apreciadas pero de lento crecimiento, como Combretum (leña, Botswana; Kgathi, 1984) o Warburgia salutaris (corteza con propiedades medicinales, Zimbabwe), la intensidad de la demanda urbana puede minar las existencias de recursos de las zonas rurales. La recolección de ambos tipos de recursos es una actividad fatigosa, que requiere mucho trabajo y posee un rendimiento financiero, realizada generalmente por habitantes rurales con un bajo nivel de estudios y escasas oportunidades de empleo en la economía formal. Los suministros pueden cubrir grandes distancias: de 200 a 500 km para la leña, en el caso de muchas ciudades africanas (Leach y Mearns, 1989), e incluso de 800 a 1.200 km para ciertas plantas medicinales, como Enfada africana y Swartzia madagascariensis en Africa occidental o Synaptolepis kirkii en Africa meridional (Cunningham, 1988a).

El comercio de plantas medicinales se caracteriza por dos rasgos básicos. En primer lugar, la recogida de plantas, reservada antaño a los especialistas tradicionales, se ha hecho extensiva hoy a recolectores profesionales que satisfacen la cuantiosa demanda urbana vendiendo sus productos a comerciantes del sector informal o (en Sudáfrica por lo menos) formal (Cuadro 2). Las mujeres, y no los hombres, forman el cuerpo de vendedores no especializados de remedios tradicionales, tendencia creciente y común a todo el continente africano. En las áreas rurales y pequeñas aldeas, los curanderos o médicos tradicionales, hombres y mujeres, ejercen en su domicilio. En pueblos de mayor tamaño, los herbolarios (básicamente hombres) administran pequeñas cantidades de medicinas tradicionales que ellos mismos han recolectado. En las ciudades pequeñas se venden volúmenes algo mayores de hierbas, previamente adquiridas en algunos casos a recolectores profesionales. En las grandes urbes, por último, son los recolectores profesionales quienes suministran grandes cantidades de producto, vendido por medio de un número creciente de vendedores del sector informal (en su mayoría mujeres) a comerciantes o herbolarios de la ciudad para su uso final en forma de automedicación. A medida que deviene una actividad más y más marginal, los hombres abandonan la venta no especializada y se dedican únicamente a la venta de productos animales. El segundo de los rasgos mencionados es que la demanda de remedios tradicionales se centra de manera muy concreta en ciertas especies, cuyas características, simbolismo y forma de ingesta carecen de alternativa fácil. Los grandes núcleos

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1. Estudio monográfico: el comercio de palos de mascar

En muchas partes de Africa, sobre todo en zonas rurales, escasean los dentistas. La proporción de dentistas sobre la población total de Ghana, por ejemplo, era de 1/150.000 (muy baja en comparación con la relación de 113.000 de Gran Bretaña) (Adu-Tutu et al., 1979). Aunque la dieta tiene una gran influencia sobre la aparición de caries dentales, el hábito de la higiene @cal es también muy importante. Pese a que el uso de cepillos y pastas dentífricas está muy extendido entre las franjas de población más cultivadas, el consumo de dentífrico sigue siendo escaso en términos generales (p.e. Adu-Tutu et al., 1979 en Ghana), y los palos de mascar son aún de uso corriente en muchas zonas de Africa, especialmente en Africa occidental. Aun cuando la gente prefiriera servirse de cepillos dentales, no podría utilizar dentífrico por su elevado coste o lo difícil que resulta obtenerlo. En este contexto, un acceso fácil y continuo a fuentes conocidas y eficaces de palos de mascar, provistos de propiedades antibacterianas, constituye una medida de salud primaria de suma importancia.

Aunque en una región cualquiera puedan usarse cientos de especies de plantas medicinales, el comercio en zona urbana se nutre de un pequeño subconjunto de especies particularmente conocidas. Otro tanto cabe decir de los palos de mascar. En Mozambique, por ejemplo, Euclea divinorum y Euclea natalensis (Ebenaceae) son las especies de venta más corriente, pese a que en zonas rurales se utilizan igualmente otras muchas especies. En Côte d’lvoire, Garcinia afzelli y Garcinia kola son las fuentes predilectas de palos de mascar, que se obtienen también, aunque con menor frecuencia, a partir de Zanthoxylum macrophytum, Maytenus senegalensis, Pycnanthus angolensir y Enantia polycarpa. En Camerún, la «industria casera» de palos de mascar se nutre exclusivamente de Garcinia mannii y Randia acuminada (Staugard, 1985). Análogamente, y tras encuestar a una muestra de 880 individuos en el sur de Ghana, se observó que seis especies (correspondientes a cuatro denominaciones locales) daban cuenta del 86% del uso total de palos de mascar y de buena parte de las ventas. Con independencia del tamaño del asentamiento en el que vivieran y de su nivel de estudios, la gran mayoría de los encuestados no recogían por su cuenta el producto sino que lo compraban (Figura 2). Las especies utilizadas eran: nsokodua (Garcinia afzelli y G. epunctata: 51,1%, 597 personas); tweapea (Garcinia kola: 18,7%, 218); sawe (Acacia kamerunensis y Acacia pentagona: 9,2%, 108); y owebidbid (Teclea verdoominana: 6,7%, 77).

Cuadro 2.

<1<1 <i. ,‘f# I

Número de vendedores de remedios tradicionales (excluidos los vendedores de palos de mascar) y de comercios de herbolería en distintas áreas urbanas de Africa: ciudades pequeñas (#), medianas (*) y grandes capitales (mayúsculas), según cifras de 1989 y principios de 1990.

COTE D’IVOIRE COTE D’IVOIRE

ZIMBABWE

MOZAMBIQUE MOZAMBIQUE

ZAMBIA ZAMBIA

MALAWI MALAWI

SWAZILANDIA SWAZILANDIA

(3)

(4) (1)

(2)

(1)

(2) (1)

(1) (1) (1) (1)

(1) (1)

VENDEDORES DE MERCADO Total Hombres

392 22

111 4 64 26

36 25

25 19

16 5 3 3

3 3 8 8 3 3 2 2

3 2 4 2

Mujeres

270

107 37

ll

6

ll 0

2

INTER- MEDIARIOS

c.100

0 0

0

0

0 0

0 0 0 0

0 0

DQCUMENTOS DE TRABAJO DE PUEBLOS Y PLANTAS, No 1, NOVIEMBRE DE 1998 PlanQs medicinales africanas: orientaciones prioritarias en la intersección

pr@teccih de la naturaleza y atención médica primaria. - A.B. CUNNINGHAM

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Figura 2 A. Obtención habitual de palos de mascar por compra (columnas sombreadas) o recolección (columnas

blancas) entre los habitantes de núcleos de población de diferentes tamaños (según Cunningham, 1988a). B. Obtención habitual de palos de mascar por compra (columnas sombreadas) o recolección (columnas

blancas) entre personas con distinto nivel de estudios (según Adu-Tutu eta/., 1979).

urbanos determinan los precios de mercado, que permanecen bajos debido al creciente desempleo y a la abundancia de oferta y de mano de obra barata. Todo ello hace que la desaparición de reservorios silvestres no se vea compensada de ningún modo.

Considerando la tensión y la angustia que presiden la vida en muchas ciudades africanas, no es de extrañar que haya aumentado la demanda de plantas medicinales y productos animales tradicionales a los que se atribuyen propiedades simbólicas o psicosomáticas.

Los productos tradicionales de origen vegeta1 o animal que deparan buena suerte en la búsqueda de empleo, protegen contra la envidia (como la que suscita el trabajo de un hombre entre sus allegados desempleados) o forman la base de filtros de amor o afrodisíacos que garantizan los favores de una esposa o amiga gozan de gran popularidad. Así, las opor- tunidades de negocio para los curanderos o médicos tradicionales han crecido paralelamente a los agobios de la vida urbana. Por añadidura, los establecimientos donde se dispensa medicina de tipo occidental se han visto desbordados por el rápido crecimiento de la población urbana. En Lagos, Nigeria, por ejemplo, la proporción de doctores respecto a la población tota1 era en 1975 de V5.000, muy inferior pues a la de 1955, que era de l/Z.OOO (Udo, 1982).

Los curanderos se ven así atraídos hacia los núcleos urbanos, promisorios de buenas opor- tunidades de negocio, como han puesto de relieve diversos estudios realizados en Nairobi (Kenya), Dar es Salaam (Tanzania), Kampala (Uganda), Kinshasha (Rep. Dem. Congo) y Lusaka (Zambia) (Good y Kimani, 1980) (Cuadro 1).

Las áreas urbanas de Zimbabwe muestran una proporción de curanderos o médicos tradicionales con respecto a la población total (1/234) superior a la de zonas rurales (1/956) (Gelfand et al., 1985). No se trata sin embargo de una tendencia uniforme: en el distrito de Kilungu (Kenya), dicha relación asciende en promedio a 1/224 en las zonas rurales, mientras que en la aglomeración urbana de Mathare la proporción total es de 1/883 (Good, 1987).

Comercio de ámbito internacional El comercio de plantas medicinales es un negocio floreciente por doquier. En India, por ejemplo, hay 46.000 farmacias autorizadas a fabricar remedios tradicionales, de origen vegetal en el 80% de los casos (Alok, 1991). Otro ejemplo 10 brinda Hong Kong, considerado el mayor mercado del mundo con cifras de importación de hasta 190 millones de dólares anuales (Kong, 1982). Durban (Sudáfrica) sólo contaba en 1929 con dos herbolarios; en 1987 había en la misma ciudad mas de 70 herboristerías registradas. El carácter selectivo de la demanda de plantas medicinales explica el desarrollo de un comercio internacional de larga distancia. Según Malla (1982) un 60-70% de las hierbas medicinales recogidas en Nepal se exportan a la India, 10 que representó de 85 a 200 toneladas de exportaciones anuales entre 1972 y 1980. De modo análogo, el mercado de Hong Kong importa desde las pluviselvas de Tailandia y Malasia duramen de Aquilaria para la fabricación de incienso, 10 que esta devastando las poblaciones de Aquihria de espacios protegidos como el Parque Nacional de Khao Yai, en Tailandia (Cunningham, obs. pers.;

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L?SWAZIlANDIA!

:imberley 4;

AmatOI

Figura 3. Comercio de larga distancia en la provincia de Natal, Sudáfrica, desde las zonas rurales más apartadas hasta los principales núcleos urbanos, a través de redes de comercialización formales e informales, incluida la venta por correspondencia.

Cunningham, 1988a; Cunningham, 198813). El continente africano no escapa obviamente a esta regla, con un comercio informal de plantas medicinales que cubre distancias en ocasiones enormes: 1) Las raíces de Swartzia madagascariensis y

Entada africana recorren entre 500 y 800 km desde Burkina Faso y Malí hasta Abidjan, Cote d’Ivoire.

2) Las raíces de Synaptolepis kirkii cubren 1.200 km desde la frontera meridional de Mozambique y Sudáfrica, vía Johanesburgo, hasta Maseru (Lesotho).

3) La corteza de Warburgia salutaris viaja desde Swazilandia hasta Johanesburgo (Sudáfrica) y desde Namaacha (en la frontera de Swazilandia y Mozambique) hasta Maputo (Mozambique).

4) Las raíces de Alepidea amatymbica y la corteza de Warburgia salutaris son transportadas desde las Eastern Highlands de Zimbabwe hasta

centros urbanos del oeste del país como Bulawayo.

5) La venta por correspondencia de remedios tradicionales es asimismo un expediente habitual en Sudáfrica (Figura 3).

Un promedio del 25% de los medicamentos de prescripción obligatoria vendidos en Estados Unidos entre 1959 y 1973 contenía principios activos extraídos de vegetales superiores (Farnsworth y Soejarto, 1985). Muchas de tales moléculas provienen de las mismas fuentes a las que recurre la medicina tradicional. A escala mundial, el 74% de dichos productos químicos poseen usos parecidos en las prácticas médicas tradicionales (Farnsworth, 1988). Análogamente, muchas especies vegetales africanas son fuente de diversos principios activos destinados a la exportación (Cuadro 3, Fotografía 2). Dado el bajo nivel de precios que fijan los intermediarios, a una compañía farmacéutica puede resultarle más barato

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ll

entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. - A.B. CUNNINGHAM

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Cuadro 3. Plantas autóctonas recolectadas para la extracción y exportación de principios activos. Se indica la parte de la planta de la que proviene el principio activo, y también si la medicina tradicional (MT) se sirve de ella o no,

Especie

Adhatoda robusta Allanblackia floríbunda Ancistrocladus abbreviatus Corynanthe pachyceras

Parte utilizada

? fruto ? ?

Principio activo

? grasa** ? corinantina corinantina yohimbina ? ? lectina BS1 1

Dennetia tripetala Duparquetia orchidacea Griffonia simplicifolia

Harpagophytum procumbens Harpagophytem zeyheri Hunteria eburnea

Jateorhiza palmata

Pausinystalia johimbe Pentadesma butryacea Physostigma venenosum

Prunus africana

semilla

raíz raíz corteza

raíz

corteza fruto fruto

corteza

Rauvolfia vomitoria raíz

Strophanthus spp. Voacanga africana

Voacanga thouarsii

Nota:

fruto semilla

glucoiridoides glucoiridoides eburina y otros alcaloides palmatrina jateorricina colambamina yohimbina grasa** fisostigmina (eserina) esteroides triterpenos n - docosanol reserpina yohimbina etc. ouabain voacamina

Zaire, Rwanda, Zaire, Rwanda, Mozambique Mozambique Africa Occidental Africa Occidental

*

*

*

*

*

*

*

*

*

*

*

*

*

*

*

*

*

i i Côte d’lvoire, Côte d’lvoire, 1 ,$ ~ ~ I .&

! Camerún, ! Camerún, Ghana (1,2,5) Ghana (1,2,5) i I*;;“,

semilla voacamina Camerún(l,2,5) Camerún(l,2,5) h ? -,>,t* 1-v’ ( I/

I I ; ‘1 li

:.:Li.* i Ii,<,

La grasa extraída del fruto de Allanblackia stuhimanniise usa para ncar jabones y Cosme El uso de derivados de Jateorhiza se limita hoy principalmente a la medicina veterinaria (Oatley, 1979). i Referencias: 1 = (Abbiw, 1990); 2 = L. Ake Assi, com. pers.; 3 q (Nott, 1986); 4 = 1. Seyani, com. pers.; 5 = (FAO, 1986); 6 = (Catalano et al., 1985).

Región de origen <,, ..i.

Ghana (1) Côte d’lvoire (2) Ghana (1) Ghana (1)

Ghana (1) Ghana (1) Ghana (1) Ghana (1) Côte d’ Ivoire, Côte d’ Ivoire, Camerún y Camerún y Ghana (1,2,5) Ghana (1,2,5) Namibia (3) Namibia (3) Namibia (3) Namibia (3) Ghana (1) Ghana (1)

Camerún (5) Camerún (5) Côte d’lvoire (2) Côte d’lvoire (2) Côte d’lvoire (2) Côte d’lvoire (2)

’ Ghana (1) ’ Ghana (1) Camerún, Kenya Camerún, Kenya Madagascar (6) Madagascar (6)

Tanzania (4) Tanzania (4)

seguir extrayendo el principio activo de las plantas que recurrir a la síntesis química, aun cuando existan los medios técnicos necesarios para ello. A mediados de los setenta, por ejemplo, la síntesis de reserpina costaba 1,25 dólares por gramo, mientras que el coste de su extracción a partir de las raíces de Rauvolfia vomitoria rondaba los 0,75 dólares por gramo (Oldfield, 1984).

Según el Centro de Comercio Internacional UNCTADD/GATT, el valor total de las importaciones de plantas medicinales hacia países de la OCDE, Japón o Estados Unidos creció desde los 335 millones de dólares de 1976 hasta los 551 millones de 1980

(Husain, 1991). De las 200 toneladas de tubérculos de Harpagophytum procumbens y H. zeyheri exportados anualmente por Namibia, Alemania adquirió un 80,4%, Francia un 12,8%, Italia un 1,9%, Estados Unidos un 1,5% y Bélgica un l%, mientras el restante 1,2% se vendía en el propio país o en Sudáfrica (Nott, 1986). Lamentablemente, los misérrimos precios de venta no bastan para cubrir los costes de reposición o de gestión de los recursos. Cabe afirmar, en este sentido, que los grandes importadores de productos vegetales están contribuyendo al declive de ciertas especies de plantas medicinales en Africa.

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Fotografía 2. Imagen de una

vendedora de plantas

medicinales de un mercado de

Abidjan, Côte d’lvoire.

0 bsérvese la predominancia

de hojas frescas como fuente de

remedios herbales.

Repercusiones del comercio de plantas medicinales En los países muy extensos y con escasa población urbana (como Mozambique, la Rep. Dem. del Congo o Zambia), la recolección de plantas medicinales destinadas a la venta reviste poca importancia, y rara vez se dan casos de sobreexplotación. Los curanderos o médicos tradicionales siguen practicando una extracción selectiva y de pequeña escala, y es de esperar que los sistemas tradicionales de protección no desaparezcan allí donde ya existen. También de pequeña escala cabe presuponer la recolección en países africanos con elevada densidad de población rural y ciudades de pequeño tamaño (como Rwanda). En tales circunstancias, es probable que los ejemplares de especies muy apetecidas y sin embargo escasas (debido a la destrucción de su hábitat y a la expansión de la agricultura) sufran antes de una «muerte a cuchilladas» que de un único y definitivo descortezo con fines comerciales (véase Fotografía 3).

La aparición de recolectores profesionales, consecuencia simultánea de la demanda urbana de plantas medicinales y del desempleo rural, ha engendrado el sentimiento de que las plantas medicinales autóctonas no constituyen un coto de uso reservado a los especialistas sino un recurso franco, un bien común. La recolección a gran escala destinada a la venta que de ahí se sigue es sin duda el efecto más significativo, aunque también se han modificado las restricciones de tipo estacional o ligadas a la división sexual del trabajo. Los curanderos y los jefes dinásticos rurales, tradi- cionalmente responsables de regular los modos de gestión de los recursos, admiten que el descortezo en

anillos y la sobreexplotación que efectúan los recolectores profesionales son procederes dañinos que merman el reservorio local de recursos. En Natal (Sudáfrica) se comprobó que las cortapisas impuestas por dirigentes comunitarios tradicionales, que los propios caciques y otros vigilantes comunitarios se encargaban de hacer respetar, redundaban en una menor explotación con fines comerciales de las plantas medicinales autóctonas. Hoy, sin embargo, el advenimiento de trans- formaciones culturales, la creciente penetración de la economía de mercado y el aumento del desempleo están resquebrajando este tipo de controles.

El descortezo en anillos o el arrancamiento de raíz de las plantas son los sistemas de recogida utilizados con más frecuencia por los recolectores profesionales (Fotografía 6). Cuando las poblaciones urbanas (y la subsiguiente compraventa de remedios tradicionales) son de proporciones modestas pero la elevada densidad de población rural y una economía esencialmente agrícola han arrasado buena parte de la vegetación natural, lo más frecuente es que especies arbóreas apreciadas y accesibles como Erytht-ina abyssinica y Cassia abbreviata sufran un descortezo progresivo y fragmentario (Fotografías 3 y 4) en lugar del arrancamiento integral de la corteza del tronco (Fotografías 5 y 6).

En Sudáfrica, donde antaño estuvo muy extendido el tabú contra la recogida de remedios tradicionales por parte de mujeres con la menstruación, los herbolarios urbanos prefieren pasar por alto esa eventualidad cuando adquieren plantas en mercados urbanos, o bien, en algunos casos, someter a las plantas a un tratamiento mágico que «restaure sus poderes». Aunque en Sudáfrica y Swazilandia pesan aún severas restricciones de tipo estacional sobre la recogida de rizomas de Siphonochilus aethiopicus, actualmente se extraen rizomas de Alepidea amatymbica destinados a la venta «en días neblinosos» de verano (aunque el

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entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. - A.B. CUNNINGHAM

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Fotografías 3 a 6. Las imágenes de (3) Erythrina JbySiniCJ (Fabaceae), Malawi, «muerta J cuchilladas», y (4) CJSS~J abbreviata (Fabaceae), Zlmbabwe, ilustran el declive que sufre el reservorio de recursos en zonas rurales en ausencia de demanda comercial pero tarnbién de existencias suficientes. (5) Grandes fragmentos de corteza de WJrburgiJ SJ/U~J~¡S (Caneilaceae)

producto de la recolección se almacena lejos de ia granja por temor a los incendios). E incluso allí donde aún existen restricciones de tipo estacional ia demanda puede exceder a la oferta. A consecuencia del comercio entre Lesotho y Natal (Sudáfrica), Siphonochilus natalensis, por ejemplo, habia desaparecido antes de 1911 de su única zona de crecimiento conocida en Natal (Medley-Wood y Evans, 1898).

Es obvio que las plantas medicinales que se venden con mayor frecuencia corresponden a los remedios herbales más conocidos y a menudo más eficaces (fisiológica o psicosomáticamente). De algunos testimonios históricos (Gerstner, 1938, 1939; Medley-Wood, 1896) se desprende que la mayoría de especies antaño apreciadas siguen siéndolo todavía hoy. Africa meridional brinda varios ejemplos en este sentido, entre ellos los de Erythrophleum lasianthum, Cassine transvaalensis, Alepidia amatymbica o Warburgia salutaris. Las especies que salen al mercado representan pues una «selección» de las plantas medicinales utilizadas a nivel nacional, toda vez que muchas de las especies que se usan de algún modo en el mundo rural no están solicitadas en el urbano. Desde el punto de vista de la gestión de los recursos, es importante

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señalar también que en casi ningún país africano crea problemas la recolección limitada y selectiva que practican los expertos en medicina tradicional. En la mayoría de los casos, el uso no sostenible de especies particularmente apreciadas es fruto de la recolección orientada a la venta, que surge para satisfacer la demanda urbana de remedios tra- dicionales y se añade al desbroce de zonas forestales con fines agrícolas o de acompañamiento del desarrollo urbano. Es significativa en este sentido la intensa recolección comercial que sufren unos mismos géneros y especies a lo largo y ancho de toda su área de distribución (p.e. el fruto de Solanum, la corteza de Erythrophleum, las semillas de Abrus precatorius, el tallo y las hojas de Myrothamnus fi’abellifolius y las raíces de Swartzia madagas- cariensis) (Apéndice 1).

Los recolectores de plantas medicinales saben cuáles son las especies que empiezan a escasear, ya sea por su limitada distribución geográfica, por la destrucción de sus hábitats o por la excesiva explotación a la que son sometidas. Aunado a SU saber botánico y ecológico sobre las especies en cuestión, ese conocimiento representa una fuente esencial de información para una encuesta como la que aquí se presenta. Para realizar esa encuesta no se

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extraidos en Namaacha, junto a la frontera de Swazilandia, para su venta en Maputo, Mozambique. (6) Ejemplar de CUffiSiJ

denrata (Cornaceae) de un bosque afromontano de Sudáfrica, descortezado para su venta en Durban, ciudad situada a 100 km de distancia

juzgci pertinente distinguir entre especies con propiedades simbólicas y especies que contienen principios activos. En el contexto que nos ocupa, el interrogante fundamental que debemos plantearnos es si una especie se encuentra o no amenazada, considerando que:

Las especies con valor estrictamente simbólico constituyen no obstante, por sus propiedades psicosomáticas, ingredientes importantes de los remedios tradicionales, y resultan tan eficaces como los placebos usados en la sociedad urbana industrial. La posible presencia de principios activos no ha sido estudiada en profundidad en gran parte de los remedios tradicionales. A pesar de su uso eminentemente simbólico, diversas especies (por ejemplo Rapanea melanophloes en Africa meridional) contienen también principios activos. Por ello, las medidas de protección deben apuntar a cualquier especie vulnerable a la sobreexplotación.

Para cualquier recurso existe una relación entre la dotación de producto, el tamaño de la población y el ritmo de extracción sostenible. Una dotación escasa resultará probablemente en un rendimiento sostenible más bien magro, sobre todo si la especie

considerada crece y se reproduce con lentitud. Cabe esperar, por el contrario, que una dotación abundante de una especie con una intensa producción de biomasa y un ciclo corto de crecimiento hasta su madurez reproductiva depare una tasa elevada de extracción sostenible, espe- cialmente si se recurre al «aclareo» para prevenir la competencia interespecífica. El impacto de la recogida depende también de factores tales como la parte de la planta que se extrae y el sistema de recolección utilizado.

Suministro sostenible de remedios tradicionales Es fácil satisfacer la demanda de plantas medicinales cuando se trata de especies de crecimiento rápido, poblaciones naturales muy densas y porcentaje elevado de germinación de las semillas, sobre todo si lo que se utiliza son sus hojas, semillas, flores o frutos (Fotografía 7). La venta y utilización de las hojas como fuente de remedios curativos, corriente en Côte d’Ivoire (y posiblemente otras zonas de Africa occidental), resulta en este sentido muy importante, especialmente en comparación con la abundancia de raíces, cortezas o bulbos que se

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venden en los mercados de la región meridional del continente (Fotografía 7). En Lesotho, Malawi, Mozambique, Swazilandia, Zambia, Zimbabwe y especialmente Sudáfrica, los mercados de hierbas medicinales ofrecen básicamente productos desecados (raíces o cortezas) o provistos de una corteza duradera (bulbos, semillas o frutos) (véase el Apéndice 1). Ello contrasta con los productos que ofrecían seis vendedores de Abidjan, Cote d’Ivoire: se trataba esencialmente de hojas (entre 20 y 41 especies), seguidas en orden de frecuencia por raíces (de 1 a 16 especies), cortezas (de 0 a 8 especies) y plantas enteras (0 a 3 especies). A excepción de los vendedores que importaban productos de Burkina Faso y Malí, cuyos tenderetes ofrecían mayor proporción de raíces y cortezas, los 111 vendedores de remedios tradicionales de Abidjan seguían esa misma línea. Algo distinta es sin embargo la situación en Cote d’Ivoire y otras partes de Africa occidental en lo que respecta a los vendedores de palos de mascar, pues para este producto se recurre esencialmente a los tallos y raíces de las plantas y se ejerce por lo tanto un impacto mucho más profundo sobre las especies utilizadas.

Pese a la escasa información existente sobre la biología de poblaciones de las plantas medicinales, es posible establecer una clasificación de las especies vegetales más utilizadas en función de la demanda, el tipo biológico de la planta, la parte de la misma que se utiliza, su distribución y su abundancia (Cunningham, 1990). La existencia de un gran grupo de plantas medicinales que no se encuentran en modo alguno amenazadas explica ei escaso interés que el tema suscita entre los curanderos y los biólogos dedicados a la protección de la naturaleza. Para dichas especies, las existencias cubren holgadamente la demanda. Desde el punto de vista de la protección a la escala de todo el continente africano, hay dos categorías de plantas medicinales que merecen especial atención: 1) Especies de crecimiento lento, con un área de

distribución pequeña y sometidas a una intensa

Fotografía 7. Venta de plantas medicinales en un mercado de Bulawayo, Zimbabwe. Adviértase la preponderancia de cortezas y raíces como fuente de remedios herbales.

recolección, destinada a satisfacer una demanda superior a las existencias. La recolección se extiende paulatinamente hacia zonas más y más alejadas, donde el elevado precio que alcanza la especie en cuestión estimula la actividad extractiva. Ello hace que dicha especie se vea amenazada a escala regional, además de agotar en grandes extensiones de tierra la fuente de recursos de la que se sirven los curanderos rurales. Warburgia salutaris en el este y el sur de Africa y Siphonochilus aethiopicus en Sudáfrica constituyen sendos ejemplos de esta situación. Las especies endémicas con un área de distribución geográfica muy restringida plantean un problema singularmente espinoso. Por ejemplo: a) Ledebouria hypoxidoides, endémica del este de

la región de El Cabo (Sudáfrica). Unos herbolarios fueron descubiertos mientras arrancaban los últimos bulbos de un área cercana a Grahamstown (F. Venter, com. pers.).

b) Mystacidium millari, también endémica de Sudáfrica, se encuentra amenazada a causa de su recolección y ulterior venta en la cercana ciudad de Durban, Sudáfrica, como remedio tradicional (Cunningham, 1988a).

2) Especies apreciadas, aunque no amenazadas gracias a su generosa distribución, cuyo hábitat se ve alterado por la intensidad de la recolección destinada a la venta. Por ejemplo, y pese a que ambas constituyen fuentes muy apreciadas de remedios medicinales, la protección de Trichiliu emetica y Albizia adianthifolia no se considera prioritaria en materia de conservación en el sur de Africa , Lo que resulta preocupante, sin embargo, es que el descortezo en anillos en zonas forestales «protegidas» esté abriendo claros en la bóveda forestal y alterando su estructura, lo que puede acarrear la afluencia de especies colonizadoras exóticas y perturbar la evolución del hábitat autóctono.

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Ambas categorías revisten una especial importancia en lo que respecta a la gestión de áreas protegidas, pues si las especies más utilizadas empiezan a escasear en otros lugares la presión recolectora se trasladará y se volcará sobre los espacios protegidos.

Ya se refiera al comercio local de remedios tradicionales o a la extracción y exportación de principios activos, la información existente sobre el volumen de remedios tradicionales recolectados o vendidos es escasa y dispersa. Al margen de situar en su correcta perspectiva la cuestión de los volúmenes

que deberían obtenerse por cultivo, la información disponible resulta de poco interés a menos que venga expresada en términos de impacto sobre la especie en cuestión. En Sudáfrica, la explotación de las poblaciones silvestres de algunas especies cobra tales proporciones que la inquietud está cundiendo entre organizaciones ecologistas y herbolarios rurales, razón por la cual existe una lista de especies prioritarias (Cunningham, 1988a) (Recuadro 2). Otro tanto cabe decir de algunas especies a partir de las cuales se obtienen palos de mascar, como Garcinia

Cuadro 4. Volumen anual (en sacos de maíz de 50 kg) de las principales plantas medicinales que vendieron 54 intermediarios de la región de Natal, Sudáfrica. Aunque muy solicitada, Helichrysum odoratissimom (Asteraceae) no figura en esta relación porque se vende empaquetada en grandes balas (Cunningham, 1990).

PARTE UTILIZADA CANTIDAD

Término genérico Término genérico Término genérico Término genérico Scilla natalensis Eucomis autumnali Alepidia amatymbica Adenia gummifera Albizia adianthifolia Cilvia miniata Clivia nobilis Pentanisia prunelloides Senecio serratuloides Gunnera perpensa Rapanea melanophloeos Dioscorea sylvatica Warburgia salutaris Especies de Bersama* Especie no identificada Kalanchoe crenata Boweia volubilis Trichilia emetica (y T. dregeana) Turbina oblongata Rhoicissus triden ta ta Bulbine latifolia Ocotea bullata Stangeria eriopus Especies de Cryptocarya** Anemone fanninii Eucomis sp. cf. bicolor Rhus chirindensis Helinus integrifolius Schotia brachypetala Vernonia neocorymbosa Dioscorea dregeana Ornithogalum longibracteatum Erythrophleum lasianthum Solanum aculeastrum Curtisia dentata

Lawu, -ubu Ntelezi, -i Khubhalo, -i Mbiza, -i Guduza, -in Mathunga, -u Khathazo, -i Fulwa, -im Solo, -Ll Mayime, -u Mayime, -u Cimamlilo, -i Sukumbili, -in Gobho, -u Maphipha-khubalo, -u Ngwevu, -i Bhaha, -isi Diyaza, -un Bhadlangu, -u Mahogwe, -u Gibisila, -i Khuhulu, -um Bhoqo, -u Nwazi, isi Bhucu, -i Nukani, -LI Fingo, -im Khondweni, -um Manzemnyama, -a Mbola, -i Yazangoma-embomvu Bhubhubhu, -u Hluze, -i Hlunguhlungu, -um Dakwa, -isi Mababaza, -u Khwangu, -um Turna, -in Lahleni, -um

bulbo bulbo raíz tallo corteza bulbo bulbo raíz(lt)# hojas/tallo raíz corteza planta entera corteza corteza raíz hojasltallo bulbo corteza raíz raíz bulbo corteza raíz (lt)# corteza raíz bulbo corteza tallo corteza hojas/tallo planta entera bulbo corteza fruto corteza

* Especies de Bersama: 8. tysoniana, B. lucens, 6. stayneri y B. swynii. ** Cfyptocarya latifolia y C. myftifolia x raíz (It) = raíz (lignotubérculo)

1966 1924 1883 1211 774 581 519 459 424 397” 397* 343 340 340 327 326 315 295 288 284 257 252 249 244 240 234 233 228 227 224 222 222 220 216 212 208 201 198 197

AJO DE PUEBLOS Y PLANTAS, N” 1, NOVIEMBRE DE 1998 es africanas: orientaciones prioritarias en la intersección

.& la naturaleza y atención mbdke primaria. - A.B. CUNNINGHAM

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afzelii en Africa occidental. Los únicos datos cuantitativos sobre el volumen de ventas provienen de Natal (Sudáfrica), donde los intermediarios de la ciudad cursan sus pedidos en sacos de maíz de tamaño estandarizado (Cuadro 4).

Sostenibilidad de la extracción de palos de mascar Excepción hecha de la venta -no muy frecuente- de especies exóticas como Azadirachta indica 0 Citrus sinensis, los palos de mascar provienen de poblaciones silvestres de plantas autóctonas (Apéndice 1). Se considera que Garcinia afzeki está amenazada por este comercio (Ake Assi, 1988b; Gautier-Beguin, com. pers.). Okafor (1989) revela que en Nigeria siguen utilizándose palos de mascar obtenidos a partir de ejemplares de Randia a.cuminata de selvas primarias o secundarias situadas dentro de un radio de 3 km alrededor de las aldeas. Sin embargo, en un síntoma inequívoco de escasez, esa distancia tiende a aumentar. En un solo almacén, por ejemplo, Okafor (1989) contó 1.144 fardos de palos de mascar (compuesto cada uno por siete u ocho tallos de un metro cortados longitudinalmente) reunidos por cinco recolectores profesionales. Un hecho muy significativo (y hasta ahora obviado) desde el punto de vista de la gestión de los recursos es que, aunque las ramitas peladas de muchas especies vengan usándose como palos de mascar, los palos puestos a la venta provienen de tallos partidos o de raíces. De las 27 especies que se usan en Ghana, por ejemplo, la recolección de tallos o raíces de sólo siete de ellas, con graves repercusiones sobre sus poblaciones silvestres, proporcionaba el 88% de los palos de mascar consumidos. La mucho más benigna recolección de palos de mascar en forma de ramitas peladas daba cuenta del otro 12%, correspondiente a las 20 especies restantes (Ake Assi, 198810). Dicho de otro modo, los efectos de tales actividades se dejan sentir con mayor intensidad sobre las especies que se siegan o arrancan de raíz para dar respuesta a la demanda urbana.

El abastecimiento del mercado internacional Hay pocos datos disponibles sobre el volumen de materias primas extraído para alimentar a la industria farmacéutica, y sobre el impacto ambiental de este tipo de recolección. Con todo, es evidente que se extraen cantidades ingentes de plantas silvestres, y que ello puede acarrear efectos muy destructivos. Otro tanto cabe decir de los productos vegetales recolectados con fines de prospección farmacológica. Juma (1989) evoca el ejemplo de Maytenus buchananii: con el propósito de estudiar su posible utilidad contra el cáncer de páncreas, el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) de Estados Unidos extrajo 27,2 toneladas de esa planta de un espacio estrictamente protegido de Shimba Hills (Kenya). Cuando en 1976, cuatro años después de aquella primera recogida, solicitó una nueva remesa de

material, el nivel de regeneración era tan bajo que los recolectores llegaron a enfrentarse ferozmente entre sí para obtener el volumen de producto solicitado.

Aunque no se conoce ningún estudio sobre las consecuencias sociales o ambientales de la recolección, los dos ejemplos siguientes ilustran las propociones que adquieren a veces tales actividades: 1) Las 75 a 80 toneladas de semillas de Griffonia

simplicifolia que Alemania importa cada año desde Ghana (Abbiw, 1990).

2) Los productos que se extraen de plantas medicinales y se exportan de Camerún a Francia: semillas de Voacanga africana (575 toneladas); corteza de Prunus africana (220 toneladas); corteza de Pausinystalia johimbe (15 toneladas) (República Unida de Camerún, 1989).

Por si fuera poco, Ake Assi (com. pers.) refiere que los recolectores profesionales de Cote d’Ivoire cortan las lianas de Griffonia simplicifolia y los troncos de Voacanga africana y Voacanga thouarsii con el único propósito de hacerse con los frutos de esas plantas. Similares circunstancias y parecida inquietud concurren en Indonesia, donde Rifai y Kartawinata (1991) observan que:

«La exportación de plantas medicinales viene produciéndose desde hace muchos años, y la demanda del mercado internacional sigue creciendo. Un gran laboratorio farmacéutico suizo, por ejemplo, ha solicitado ocho toneladas de semillas de Voacanga grandifolia, por las que está dispuesto a pagar un elevado precio. Se trata de una especie rara y de semillas muy livianas. Para cubrir este pedido quizá sea necesario recolectar todas las semillas de la selva, despojándola así de la menor posibilidad de regeneración. Análogamente, un laboratorio farmacéutico alemán quiso adquirir cinco toneladas de rizomas de una especie rara de Curcuma («tema badur»), y una empresa francesa intentó obtener 100 kg anuales de «pili cibotii» (finas pilosidades de Cibotium barometz). No es difícil imaginar cuántos ejemplares de dichas especies habría que destruir para satisfacer esos pedidos.»

Para que las empresas internacionales vinculadas al comercio de plantas medicinales adopten modos de funcionamiento responsables, es preciso introducir cambios que favorezcan el cultivo orientado a la venta y propicien un uso sostenible de las plantas.

El verdadero precio del comercio Combinando las opiniones intuitivas de los vendedores de remedios herbales y el conocimiento de la biología y la distribución de las plantas, es posible determinar las categorías de plantas medicinales más vulnerables a la sobreexplotación (Cunningham, 1990). Sin embargo, y debido al número de especies afectadas y a la escasa información existente sobre la biomasa, la producción primaria y la demografía de

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Indemne <lO% IO-25% 26-50% 51-75% DC*

6 DC

(cualquier %) Completo

l DC: descortezo en anillos

Figura 4. Escala de siete puntos utilizada para evaluar sobre el terreno los daños sufridos por la corteza. En todos los casos se representa el grado de extracción de la corteza por debajo del nivel de la cabeza (2 m), que en la figura se indica por la línea discontinua y la flecha (Cunningham, 1988a).

muchas plantas medicinales autóctonas, lo que no es posible es hacer una estimación precisa de la que constituiría una tasa de explotación sostenible de las poblaciones naturales. Y aunque existieran, dichos datos resultarían de utilidad cuanto menos dudosa, dada la gran inversión en medios de gestión que exigiría el uso sostenible de aquellas especies vulnerables cuya demanda excediera las posibilidades de suministro.

La existencia de niveles no sostenibles de explotación no constituye un problema nuevo, aunque en regiones con grandes núcleos urbanos y elevada tasa de urbanización dicho problema viene agravándose especialmente desde los años sesenta. Antes de 1898 ya había constancia de la desaparición de Mondia whitei en el área de la ciudad sudafricana de Durban, fenómeno provocado por la intensa recolección de sus raíces, «que hallaban rápida salida en las tiendas». Hacia el año 1900, Siphonochilus natalensis (especie endémica considerada hoy sinónima de Siphonochilus aethiopicus; Gibbs- Russell et al., 1987) había igualmente desaparecido de los valles de Inanda y Umhloti debido al comercio de esta planta hacia Lesotho, y ello a pesar de las restricciones estacionales que la tradición imponía sobre la recogida de esa especie. Hacia 1938, todo lo que podía hallarse de Warburgia safutaris en Natal y Zululandia eran «tallares pobres y ralos, esquilmados año tras año a ras de suelo» (Gerstner, 1938). La mayoría de testimonios botánicos y forestales recogen asimismo el negativo impacto que ha tenido la recolección comercial de la corteza de Ocotea bullata, importante especie maderera. Oatley (1979), por ejemplo, calculaba que menos del 1% de los 450 ejemplares que examinó en los bosques afro- montanos de Sudáfrica estaban indemnes. En la

misma región, Cooper (1979) estimó en un 95% la proporción de ejemplares de Ocotea bullata cuya corteza había sido dañada, y en un 40% la de árboles moribundos por culpa del descortezo en anillos. Las circunstancias no parecen muy distintas en Kenya, donde Kokwaro (1991) relata el pelado completo y la subsiguiente muerte de algunos de los mayores ejemplares de Warburgia salutaris y Olea welwitschii. La situación es aún menos halagüeña en Zimbabwe, donde la elevada demanda y la escasez de Warburgia salutaris han reducido las poblaciones silvestres de esta especie a unas pocas agrupaciones de brotes bajos y sin vigor (S. Mavi, com. pers. 1990). En Cote d’Ivoire, y debido a la intensa recolección de Garcinia afzelii destinada a abastecer el comercio de palos de mascar, esta especie ha pasado a engrosar el grupo de especies consideradas «amenazadas» (Ake Assi, 1988b). También suscita inquietud la recolección destructiva de los frutos de Griffonia simplicifolia, Voacanga thuoarsii y Voacanga africana, destinados a abastecer el mercado farma- céutico internacional (L. Ake Assi, com. pers., 1989). En la reserva de Sapoba Forest, Nigeria, la existencia de restricciones tradicionales sobre la extracción de corteza no impidió que Hardie (1963) observara el tronco de un gran ejemplar de Okoubaka aubrevillei (especie muy rara en Africa occidental) «marcado con profundas cicatrices, producto del arrancamiento de fragmentos de corteza». No parece haber ningún artículo publicado sobre la situación actual de esta especie. Los registros botánicos son también escasos en lo que se refiere a especies bulbosas o herbáceas, cuya recolección no deja prácticamente rastro alguno de la planta. Por ello sería de gran utilidad efectuar evaluaciones de los daños sufridos por especies como:

DOCUMENTOS DE TRABAJO DE PUEBLOS Y PLANTAS, N” 1, NOVIEMBRE DE 1998 Plantas medicinales africanas: orientaciones prioritarias en la intersección

entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. - A.B. CUNNINGHAM

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Cuadro 5. Relación de las 15 especies de plantas medicinales más escasas seqún los intermediarios sudafricanos (n44).

ESPECIE

Warburgia salutaris Boweiea volubilis Siphonochilus aethiopicus Especie de Eucomis Ocotea bullata Hawarthia limifolia Synaptolepis kirkii Scilla natalensis Especie de Eucomis? Erythrophleum lasianthum

Curtisia denta ta

Asclepias cucullata Cinnamomum camphora Begonia homonymma

NOMBRE ZULU PORCENTAJE Nn. de intermediarios

isibaha 90 40 igibisila 84 37 indungulo 68 30 umathunga 64 28 unukane 61 27 umathithibala 55 24 uvuma-omhlophe 52 23 inguduza 36 16 imbola 34 15 umkhwangu 32 14 uvuma obomvu 32 14 umlahleni 27 12 uphindemuva 27 12 udelenina 27 12 uroselina 25 ll idlula 25 ll

1) Okoubaka aubrevillei, Garcinia afzelii, G. epunctata y G. kola en Cote d’Ivoire, Ghana y Nigeria.

2) Warburgia salutaris en Kenya, Tanzania y Zimbabwe.

3) Evaluaciones del impacto de la extracción de corteza de Prunus africana y Pausinystalia

johimbe en Camerún y Madagascar y de la recolección para el mercado farmacéutico internacional de los frutos de Griffonia simplicifolia, Voacanga thuoarsii y Voacanga africana.

Con arreglo a una escala de 7 puntos (Figura 4), se evaluó en Sudáfrica el daño sufrido por la corteza de una serie de «especies indicadoras» fundamentales, esto es, plantas medicinales elegidas por su velocidad de crecimiento relativamente lenta (todas ellas arbóreas), su popularidad como fuente de remedios tradicionales, su escasez (todas ellas especies forestales, cuando la selva autóctona cubre sólo un 0,3% de la superficie de Sudáfrica) y su condición de fuente de cortezas.

Aquella evaluación corroboró muchas de las observaciones de los herbolarios y los intermediarios (Cuadros 5 y 6), con la salvedad de algunas especies cuya escasez no obedecía a la sobreexplotación sino a

Cuadro 6. _ rn_ G

6-< *,, ’ ill ~~l~,~~~~~~~~~~~~~~~ I

Relación de las 15 especies de plantas medicinales mas escasas según los herbolarios rurales sudafricanos (n=20).

ESPECIE

Ocotea bullata Warburgia salutaris Boweiea volubih Scilla natalensis Especie de Helichrysum Especie de Eucomis Ha warthia limifolia Cassine transvaalensis Alepidia amatymbica Pimpinella catira Acacia xanthophloea Curtisia dentata Gunnera purpensa Cassine papillosa

isibaha igibisila inguduza imphepho umathunga umathithibala ingwavuma ikhathazo ibheka umkhanyakude umalhleni ugobho usehlulamanye

20 DOCUMENTOS DE T Plantas medicinales entre protección de

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su reducida distribución geográfica en la región, como Acacia xanthophloea y Synaptolepis kirkii. También demostró cuán distinta es la coyuntura actual respecto de un uso tradicional de estricta subsistencia, hecho que conviene tener presente al regular la gestión de espacios protegidos donde la protección de la diversidad biótica constituya un objetivo primordial. Aunque la gravedad de los daños sufridos por la corteza varía, es siempre considerable en las zonas de extracción para la venta, donde los daños tienden a concentrarse en las clases de diámetro superiores. Muy significativo es el hecho de que los bosques de propiedad pública, teóricamente destinados al mantenimiento de la diversidad de

hábitat-s y especies (Figura 5), no escapen a la regla del deterioro generalizado. En el eMalowe State Forest [bosque de propiedad pública] de Transkei, Sudáfrica, y excluyendo los brotes de menos de 2 cm de diámetro, los daños infligidos a Curtisia dentata y Ocotea bullata afectan respectivamente a un 51% y un 57% de los árboles,. despojados de más de la mitad de la corteza del tronco. En Natal habían sufrido descortezo en anillos todos los ejemplares de Warburgia salutaris situados fuera de espacios estrictamente protegidos, así como un gran número de los árboles ubicados en el interior de tales espacios.

Menos datos hay todavía sobre el impacto de la recolección de bulbos, raíces o plantas enteras,

Figura 5. Daños infligidos a dos especies arbóreas en reservas forestales «protegidas» donde sin embargo se explota la corteza con fines comerciales: Ocotea bullata (Lauraceae) y Curtisia dentata (Cornaceae) en la reserva forestal eMalowe, Sudáfrica. (Cunningham, 1988a). Obsérvese la predilección por la corteza de árboles de gran tamaño. DAP = Diámetro del tronco a la altura del pecho.

o 1, NOVIEMBRE DE 1998 ritarias en la intersección Irla. - A.B. CUNNINGHAM

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aunque se tiene conocimiento de la completa desaparición de Stangeria eriopus, Gnidia kraussiana y Alepidea amatgmbica de la zona de Natal, Sudáfrica. Según C. Stirton (com. pers.), se ha producido también una sensible merma de las poblaciones de Dumasia villosa, planta trepadora de los bosques afromontanos vendida en grandes cantidades en las herboristerías y tenderetes de hierbas medicinales (Cunningham, 1988a). C. Hines (com. pers.) alude en parecidos términos a la explotación de poblaciones de Protea gauguedi, intensa hasta tal punto que esta especie, a pesar de los esfuerzos del gobierno por protegerla, podría considerarse extinta del norte de Namibia, con la posible salvedad de la parte oriental de Caprivi. (Llama la atención en este caso que la causa del fenómeno radique en el comercio de ámbito local, justamente en una zona donde los núcleos urbanos son pequeños.) La recolección destinada a la venta de los tubérculos de Harpagophytum procumbens ha causado asimismo la desaparición de hasta el 66% de los ejemplares en Botswana (Leloup, 1984). En Namibia, en cambio, y dado que las 200 toneladas de exportaciones anuales no representaban más que el 2% de las existencias totales, nunca se consideró que esa especie estuviera amenazada (de Bruine et al., 1977).

La creciente penuria de especies muy apreciadas provoca el aumento de sus precios, lo que a su vez incentiva la recolección de las magras existencias restantes. Esta dinámica conduce, en primer lugar, a una pérdida de autonomía de los curanderos o médicos tradicionales, que ven menguar los reservorios locales de sus especies predilectas y con ello la posibilidad de procurárselas por sí mismos; y en segundo lugar a un aumento del precio que la gente debe pagar por dichas especies. Dado que la demanda es una de las causas fundamentales de la sobreexplotación, las especies más apreciadas y eficaces son también las más vulnerables.

Motivos de inquietud Pese al galopante desarrollo urbano, una gran parte de la población africana ha conservado sus lazos con los usos médicos tradicionales, y sigue confiando en los curanderos para resolver sus problemas de salud. Aunque la medicina occidental sea una opción en principio abierta, es improbable que llegue a arraigar sin la creación previa de un marco para el crecimiento económico nacional que induzca o permita ciertos cambios socioecómicos y una la escolarización generalizada. A este respecto, Good (1987) escribe:

«Aunque muchos países africanos destinan sistemáticamente voluminosas partidas presupues- tarias a los servicios de salud y a la creación de infraestructuras relacionadas con ellos, como las de abastecimiento de agua potable, tratamiento de aguas residuales o transporte, ello no ha redundado en un progreso sostenido del estado de salud de las comunidades ni en un mayor acceso a los servicios

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de salud públicos o privados. En su lugar, los ministerios de sanidad pueden darse por satisfechos si consiguen impedir el deterioro de los servicios de ‘venda y aspirina’ ya existentes.»

La realidad es que la mayoría de los países africanos están viviendo una crisis económica sin precedentes. La renta per capita viene cayendo en un promedio del 0,4% desde 1986, y la deuda de Africa asciende aproximadamente al triple de sus ingresos por exportaciones. Por esta razón es dudoso que se altere de forma sensible la arraigada querencia por la medicina tradicional. Al mismo tiempo, existen indicios significativos de que el aporte de plantas medicinales tradicionales ya no basta para satisfacer la demanda. Este problema se ve agravado por tres factores fundamentales: 1) Un intenso crecimiento demográfico y una

rápida expansión de las zonas urbanas, lo que engendra redes de comercio informal más y más nutridas, de escala internacional y centradas exclusivamente en determinadas especies.

2) El cambio que ha experimentado la recolección de plantas medicinales, cuyo carácter de ocupación reservada a especialistas ha cedido paso al de actividad de un grupo de recolectores profesionales del sector informal movidos por el afán de lucro. Fruto del aumento de población y del subsiguiente crecimiento de la demanda, esta transformación trae aparejada una lucha oportunista por los recursos divinos, en cuyo fragor se olvidan los sistemas tradicionales de protección y se transgreden todo tipo de tabúes y costumbres. Una tasa elevada de desempleo, o lo que es lo mismo, mano de obra abundante y barata, mantiene bajos los precios y alto el nivel de ventas. En cuanto a las plantas medicinales que se recogen y exportan para abastecer a la industria farmacéutica, la existencia de acuerdos permite mantener los precios artificialmente tan bajos que no reflejan ni por asomo el coste de reposición de los recursos.

3) Una reducción del área total de vegetación natural (fuente última de suministro de plantas medicinales), debida en parte a la competencia existente entre distintos usos de la tierra (silvicultura, agricultura, obtención de leña, etc.) y en parte a la sobreexplotación con fines comerciales de las propias plantas medicinales. Entre otros ejemplos de sobreexplotación cabe citar el de Monanthotaxis capea, cuyas hojas aromáticas solían recolectarse en Cote d’Ivoire y exportarse a Ghana. Hoy, tras la recalificación de su último núcleo de hábitat silvestre y el desbroce de esa zona para usos agrícolas, las poblaciones silvestres de esa especie están extintas. Análogamente, Pericopsis alata en Côte d’Ivoire y Pericopsis angolensis en Zambia y Malawi han sufrido los efectos de la tala maderera, al igual que Griffonia simplicifolia, en Africa occidental, ha sufrido los de su recolección y ulterior exportación para la elaboración de fármacos occidentales.

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2, Relación preliminar de plantas medicinales tradicionales (de los países visitados durante esta encuesta) cuya protección debe revestir la &kima prioridad.

Líneas prioritarias de gestión A nadie se le oculta que Africa necesita fortalecer sus instituciones y dotarse de mejores medios profesionales y financieros para la realización de herbarios, especialmente en áreas de protección prioritaria (Davis et al., 1986; Hedberg y Hedberg, 1968; Kingdon, 1990; Leloup, 1984). Es urgente impulsar la cooperación internacional destinada a proteger grandes espacios con una rica diversidad biótica y escasa población humana, como la selva guineo-congoleña de la cuenca del río Zaire. Sin embargo, los problemas de gestión relacionados con las plantas medicinales no se plantean en dichos espacios sino en zonas en rápida urbanización, y es en tales zonas donde resulta más urgente hallar un equilibrio entre las necesidades humanas y la pervivencia de las plantas medicinales. Ello requiere: 1)

2)

Identificar hábitats con una densidad elevada de familias, géneros y especies endémicos con propiedades medicinales. Realizar un esfuerzo de gestión en torno a los espacios protegidos, procurando colaborar con los usuarios de los recursos y buscando fuentes de suministro distintas de las poblaciones silvestres de especies amenazadas, sobre todo las especies de protección prioritaria a escala nacional. El Recuadro 2 ofrece una relación de dichas especies en las áreas visitadas.

Es posible pues que los espacios prioritarios desde el punto de vista de su contenido general en especies resulten menos importantes en lo que se refiere a la protección de las plantas medicinales tradicionales. De las encuestas realizadas en mercados de plantas medicinales de algunos países africanos se desprende, por ejemplo, que la región florística de El Cabo (de protección prioritaria porque contiene una elevada proporción de especies endémicas) no está amenazada por el comercio de hierbas medicinales sino por la destrucción de hábitats.

Los datos sobre crecimiento demográfico indican que la región de Africa meridional presenta las tasas más elevadas de urbanización. También revelan que el tamaño de los mercados de remedios tradicionales es proporcional al de las aglo- meraciones urbanas que los albergan (Cuadro 2). A gran escala, basta superponer cartográficamente las principales unidades fitogeográficas africanas (Figura 6) -cuya densidad en plantas, aves y mamíferos endémicos esta descrita (Cuadro 7)- y los puntos de mayor crecimiento urbano (Figura 7) para localizar los espacios prioritarios en cuanto a gestión de los recursos. Como queda dicho (Cunningham, 1990), es más probable que la demanda supere a la oferta en el caso de especies de crecimiento y reproducción lentos y con estrictos requerimientos de hábitat (es decir, básicamente árboles de medio selvático). Aunque alojan a muchas especies de plantas medicinales, las selvas representan un pequeño (y menguante) porcentaje

1. COTE DWOIRE (véase Ake-Assi, 1988)

POBLACIOAIES SILVESTRES EXTINTAS A4onanthotaxis capea (Annonaceae): hojas aromåticas utilizadas

para limpiezas cosmeticas.

YULNERABLES 0 EN DECLIVE Garcinia afzelii (Clustiaceae): apreciada e importante fuente de

palos de mascar en Ghana, Cote d’lvoire y Nigeria. Garcinia kola (Clustiaceae): más extendida que G. afzelii, pero también explotada con intensidad para la obtención de palos de mascar (Ake Assi, 1988).

Okoubaka aubrevillei (Oknemataceae): utilizada simbólicamente para ahuyentar a los malos espíritus. Ejerce un potente efecto alelopático sobre la mayoría de las plantas que la circundan. Se trata de una familia endémica de la región Guineo-Congolena. Posible fuente de nuevos e interesantes compuestos orgánicos.

NOTAS: Tambien son importantes las siguientes especies con propiedades medicinales (Ake Assi, 1983; Ake Assi, 1988): Diospyros tricolor (Ebenaceae), de la que se extraen naftoquinonas: Rhigiocarya peltata (Menispermaceae); de la familia Fabaceae, las especies arbóreas Haplormosia monophylia, Loesenera kalantha (el género Loesenera es endemico de la regídn Guineo-Congoleña) y Afrormosia elata, cuya madera es muy codiciada y sufre por ello intensas talas; de las Apocynaceae, Strophantus barteri y S. thollonii. Es preciso investigar también la situadon de Epinetrum undulatum (Ebenaceae), especie rara que crece en las montañas cercanas a Man, al noroeste de Cote d’lvoire, y cuyas raíces se utilizan en medicina tradicional.

2. ZAMBIA

Aunque a niwel local pueda darse la sobreexplotación de Eulophia petersiana (Orchídaceae) (que crece sdlo en afloramientos calcáreos; se utiliza como filtro de la buena fortuna y para curar la uhinchazon de est6mago») y acaso también la de Selaginella imbricata (Selaginellaceae) (de distribución también limitada; se usa como filtro para evitar el derroche, especialmente de dinero, debido a la forma de cpuño cerrado» que tienen sus hojas), y aunque la presencia de Pterocarpus angolensis (Fabaceae) (sus raices se emplean para tratar la diarrea y los dolores abdominales) haya declinado en los alrededores de Lusaka debido a la demanda de madera, en las circunstancias actuales, y gracias a la baja densidad de población y al tamaño relativamente pequeño de la población urbana, ninguna especie está amenazada por el comercio de hierbas medicinales.

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3. MOZAMBIQUE pues esta especie crece únicamente en la franja oriental de Zimbabwe. Se trata de una planta sumamente tóxica, utilizada

Como en el caso de Zambia, y aunque algunas especies son objeto como veneno en el curso de ordalías. Es preciso investigar de sobreexplotación en la isla de Inhaca, no se sabe de ninguna también la situación de las poblaciones de Phylianthus engleri especie que corra peligro a escala nacional, gracias a la relativa (Euphorbiaceae), especie muy solicitada a cuya escasez aludieron escasez de población urbana y a la baja densidad de población. varios herbolarios.

4. ZlMBABWE 5. SWAZILANDIA

EN PELIGRO DE EXTINCl6N Warburgia salutaris (Canellaceae): sólo se sabe hoy de algunos

retoños localizados en el bosque de Mhangura, en las Eastern Highlands de Zimbabwe (5. Mavi, com. pers.), donde esta planta ha sido objeto de una feroz explotación orientada a la venta (comercio nacional con destino a los núcleos urbanos y a los curanderos rurales) y por parte de la guerrilla que se alojaba en la selva durante la guerra y tenía grandes dificultades para procurarse remedios farmacéuticos. Su corteza es una suerte de panacea indicada para cualquier afección, aunque de manera más específica se tratan con ella las jaquecas, los dolores abdominales y las enfermedades venéreas, además de servir de abortivo (Gelfand et al., 1985). Su conocida escasez la convierte probablemente en el remedio tradicional más caro que se vende en Zimbabwe.

VULNERABLES 0 EN DECLIVE Alepidea amatymbica (Aplaceae): aunque muy escasa en

Zimbabwe (limitada a unas pocas localidades de las Eastern Highlands), esta planta se vende en pequeñas cantidades en todos los mercados visitados durante la encuesta, donde todo el mundo coincide en señalar su creciente escasez. Pese a la intensa explotación de esta especie que tiene lugar en Sudáfrica, que lleva en algunos casos a su desaparición a nivel local, está mucho más extendida en ese país que en Zimbabwe.

NOTAS: Los herbolarios visitados durante la encuesta se refirieron también a Spirostachys africana (Euphorbiaceae) (el humo de cuya leña se inhala para ahuyentar a los malos espíritus) como a una especie en declive. Ello es reflejo de la mínima presencia de este árbol en Zimbabwe, a pesar de su abundancia general en el sur de Africa. La explotación local que engendra la demanda de su leña constituye una amenaza más inmediata que el comercio de hierbas medicinales. Mayor inquietud, en términos de desaparición de poblaciones locales, debe suscitar la recolección a escala comercial de la corteza de Erythrophleum suaveolens (Fabaceae) para su venta en el mercado de Mbare, en Harare,

VULNERABLES 0 EN DECLIVE Warburgia salutaris (Canellaceae): se usa para tratar la tos, los

resfriados, los transtornos estomacales y, inhalada en forma de picadura, las jaquecas.

Alepidea amatymbica (Apiaceae): se usa para tratar la tos y los resfriados.

Siphonochilus aethiopicus (Zingiberaceae): utilizada para la tos y los resfriados, y como protección contra los relámpagos.

La encuesta detectó una intensa explotación de estas tres especies, producto de la demanda nacional y de los núcleos urbanos de Sudáfrica. Según los herbolarios autóctonos, SiphonochiIus aethiopicus ha desaparecido de todos los lugares donde solía crecer a excepción de’la Reserva de Malolotja, en Swazilandia.

6. MALAWI

VULNERABLES 0 EN DECLIVE Dioscorea sy/vatica (Dioscoreaceae) Especie de Cassia (denominada muwawani en lengua autóctona): se utiliza para tratar dolencias estomacales y enfermedades venéreas.

La sobreexplotación local de Erythrophleum suaveolens, Erythrina abyssinica (Fabaceae) y de una especie no identificada que responde al nombre local de kakome empieza a constituir un problema.

ï.SUDAFRICA Kunningham,l990)

POBLACIONES SILVESTRES EXTINTAS Siphonochilus natalensis (Zingiberaceae): señalemos que, aunque

esta especie y Siphonochks aethiopicus (Zingiberaceae) se citen por separado, ambas constan como sinónimas (R.M. Smith, com. pers.) en la última lista de especies vegetales nacionales (Hardie, 1963).

de la superficie total del segmento oriental de Africa, Kokwaro, 1991). El problema más apremiante radica donde por añadidura suelen elaborarse pre- pues en cómo satisfacer la creciente demanda de las paraciones medicinales a partir de la corteza o las áreas urbanas en rápida expansión, restaurar el nivel raíces de los árboles en lugar de sus hojas (p.e. en de autonomía de los curanderos afectados por este Kenya, donde las reservas forestales cubren un 2,7% comercio y ofrecer recursos alternativos aceptables del territorio; Tanzania, con un l-2%; o Sudáfrica, y situados fuera de los espacios protegidos (cada vez con un 0,3%) (Cooper, 1985; Davis et al. 1986; más fragmentados) a fin de detener la sobre-

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EN PELIGRO DE EXTINCIÓN Warburgia salutaris (Canellaceae): utilizada para la tos, los

resfriados y, en forma de picadura, para la jaqueca (corteza pulverizada y mezclada con corteza de Erythrophleum lastanthum [Fabaceae]).

Siphonochi/us aethiopicus (Zingiberaceae): se usa como tratamiento contra la tos, los resfriados y la histeria, como «aspersión» para obtener buenas cosechas y como protección contra los relámpagos.

VULNERABLES 0 EN DECLIVE Dioscorea sylvatica (Dioscoreaceae): tubércuto empleado como

loción para tratar la inflamación de ubres en el ganado y los dolores pectorales, así como con fines mágicos.

Bersama tysoniana (Mellanthaceae): los adivinos se sirven de su corteza y de especies ricas en saponina, como Nelinus integrifolius, para preparar una mezcla (ubu/awuJ que les confiere lucidez para interpretar los sueños.

Ocotea bullata (Lauraceae): utilizada con fines simbólicos para hacer que una persona «huela mal y resulte desagradable a los demás».

Ocotea kenyensis (Lauraceae): se usa como la anterior. Curtisia dentata (Cornaceae): su corteza rojiza, dotada de

propiedades mágicas, se destina a un .uso que se guarda en el mayor secreto.

PleurosfyDa cape& (Celastraceae): uso no descrito. Faurea macnaughtonii (Proteaceae): su corteza sirve para tratar

los dolores menstruales y la tuberculosis. Loxostylis alata (Anacardiaceae): uso no descrito. Mystacidium millari¡ (Orchidaceae): no existe un uso específico de

esta especie. Los herbolarios no distinguen entre esta especie y el Mystacicfium capense comtÍn. Ambas especies (y muchos otros epifitos) se utilizan con fines simbólicos.

Ledeuboria hypoxidoides (Liliaceae): sus bulbos se usan para la preparación de edemas.

NOTA: En Cunningham (1988b y 1990) se citan plantas medicinales tradicionales adscritas a otras categorías. Especialmente dignas de mención son Artemone fanninii (Ranunculaceae) y Stangeria eriopus (Stangeriaceae), endémicas de la región del Sureste africano (y en declive).

explotación en su interior de las especies más solicitadas.

Condiciones para que el cultivo se convierta en fuente alternativa de suministro Ya trabajen para abastecer los mercados nacionales o lo hagan para la exportación, los recolectores profesionales de plantas medicinales son personas de escaso poder adquisitivo cuyo objetivo principal no se cifra en la gestión de los recursos sino en la obtención de beneficios.

Hace unos 50 años que se sugirió en Sudáfrica el cultivo de plantas medicinales tradicionales como medio alternativo a la sobreexplotación que sufrían algunas especies escasas y eficaces, como Alepidea amatymbica (Gerstner, 1938) y Warburgia salutaris (Gerstner, 1946). Pero hasta hace dos años no se había emprendido el cultivo a gran escala de ninguna especie; y ello por dos razones principales, válidas ambas para el resto de Africa: 1) La falta de apoyo institucional a la producción y

distribución de especies fundamentales para su posterior cultivo.

2) El bajo nivel de precios que los intermediarios y los herbolarios urbanos pagaban por las plantas medicinales.

Para que el cultivo se convierta en una alternativa real, capaz de reducir la dependencia de los curanderos o médicos tradicionales y de contener la presión recolectora sobre las poblaciones silvestres, es necesario producir las plantas a bajo coste y en grandes cantidades. Todo cultivo qtie aspire a copar la demanda urbana deberá competir con productos que los recolectores profesionales obtienen en zonas silvestres y pueden ofrecer al mercado sin coste alguno en concepto de cultivo. Los precios son en tal caso proporcionales a la escasez, que alarga el tiempo de búsqueda y eleva los costes de transporte a larga distancia. Hoy en día, el bajo nivel de precios (tanto en el mercado local como en el farmacéutico internacional) hace que pocas especies puedan comercializarse a un precio lo bastante alto como para que su cultivo sea rentable. Menos numerosas aún son las especies potencialmente rentables y pertenecientes al mismo tiempo al grupo de especies más amenazadas por la sobreexplotación.

En la actualidad, el cultivo de hierbas y plantas medicinales se circunscribe básicamente a zonas templadas (Staritsky, 1980). Con la salvedad de la India (Kempanna, 1974) y Nepal (Malla, 1982), pocos países tropicales han explorado la posibilidad de cultivar plantas medicinales a escala industrial. El cultivo de hierbas y plantas medicinales es uso corriente en Europa del Este, aunque incluso en países como la Federación de Rusia, donde esa práctica goza de gran implantación, aproxi- madamente la mitad de los suministros proviene aún de poblaciones silvestres (Staritsky, 1980). Ya sea en Europa, Asia o Africa, todos los casos de cultivo

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entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. - A.B. CUNNINGHAM

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responden básicamente a la búsqueda de beneficios o al elevado rendimiento que ofrecen determinados productos (p.e. el cultivo de especies polivalentes, que deparan fruta, sombra, productos medicinales, etc.). Además, se trata siempre de especies de crecimiento rápido o de plantas que permiten una recolección sostenible (por ejemplo de su resina [Bosweilia] u hojas [Cu& eMis]).

Con pocas excepciones, el precio que se paga a los recolectores es muy bajo y no tiene en cuenta el volumen sostenible de extracción anual. Las plantas medicinales constituyen a menudo un producto al alcance de todo el mundo, por contraposición a los recursos privados o de acceso limitado. En con- secuencia, y para ganarse la vida, los recolectores profesionales «explotan» los recursos en lugar de gestionarlos. Para que el cultivo de especies arbóreas se convierta en una alternativa viable y capaz de generar ingresos ha de darse una de las dos circunstancias siguientes: 1) Que se reduzca el copioso suministro de

cortezas o raíces baratas, fruto de la «explo- tación» de poblaciones silvestres, gracias a una salvaguarda más estricta de los bosques protegidos y al subsiguiente aumento de los precios hasta un nivel realista; o bien

2) que las poblaciones silvestres se degraden todavía más antes de que el cultivo devenga una alternativa real.

El cultivo con ánimo de lucro es pues una actividad restringida a muy contadas especies, de precio elevado ylo crecimiento rápido (Recuadro 3).

Aunque algunas especies de crecimiento lento se encuentran amenazadas en las áreas silvestres (p.e. Garcinia afzelii y Warburgia salutaris), lo irrisorio de sus precios hace que muy pocas lleguen a cultivarse. Considerando el calamitoso estado económico de muchos países africanos, es

improbable que el cultivo subvencionado de estas especies se concrete en un futuro próximo, razón por la cual ha de otorgarse la máxima prioridad a la recogida de semillas o esquejes para la creación de bancos de semillas o bancos genéticos sobre el terreno (para especies de fructificación recal- citrante).

Un fuerte apoyo y una resuelta voluntad son condiciones indispensables para que el cultivo se consolide como alternativa para subvenir a las necesidades de los laboratorios farmacéuticos (ya sea para el consumo local 0 la exportación) 0 a la demanda urbana de palos de mascar y plantas medicinales tradicionales. A menos que se realice a una escala lo bastante grande como para satisfacer la demanda, el cultivo se convertirá en una mera «cortina de humo», útil a lo sumo para ocultar la pertinaz explotación de poblaciones silvestres. La demanda regional de ejemplares silvestres de Scillu natalensis (Liliaceae) en Natal, Sudáfrica, se cifra en 300.000 bulbos anuales, todos ellos de una edad mínima de entre 8 y 10 años. Con una rotación de 6 años y a las mismas densidades de cultivo que Gentry et al. (1987) utilizaron para Urginea maritima, sería necesaria una superficie de 70 hectáreas (Cunningham, 1988a) para satisfacer dicha demanda. En el caso de las especies arbóreas, y debido a su menor velocidad de crecimiento, se requeriría una superficie de rotación mucho mayor, cuyo tamaño total dependería del volumen de la demanda.

El éxito del cultivo depende asimismo de la actitud que adopten los curanderos o médicos tradicionales con respecto a los productos cultivados, parámetro que varía de un lugar a otro. Los curanderos tradicionales de Botswana tildaron de inaceptables los productos cultivados, alegando que carecían de los poderes que atesoran los productos silvestres (F. Horenburg, com. pers.). Las con- versaciones mantenidas durante dos años con unos

Cuadro 7. Cuadro 7. Los siete centros de endemismo existentes en Africa, para cada uno de los cuales se indica el número de especies de Los siete centros de endemismo existentes en Africa, para cada uno de los cuales se indica el número de especies de vegetales, mamíferos (ungulados y primates diurnos) y aves migratorias, así como el porcentaje de especies endémicas que vegetales, mamíferos (ungulados y primates diurnos) y aves migratorias, así como el porcentaje de especies endémicas que contiene cada unidad (según MacKinnon y MacKinnon). contiene cada unidad (según MacKinnon y MacKinnon).

UNIDAD AREA endCmicac

BIOGEOGRAFICA (1000 km*)

Guineo-Congoleña

Zambezia

Sudanesa

Somalí-Masai

El Cabo

Karoo-Namib

Afromontana

26 DOCUMENTOS DE TRABAJO DE PUEBLOSY Plantas medicinales africanas: orientaciones entre protección de la naturaleza yatenôán

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400 curanderos sudafricanos revelaron en general una buena predisposición hacia la alternativa que encarnan los productos de cultivo. Análogamente, los curanderos del área de Malolotja, Swazilandia, aceptaron el cultivo como alternativa viable. En ambos países existe la tradición de cultivar especies suculentas cerca de los caseríos como sistema de protección contra los relámpagos. En Ghana, por otra parte, suelen plantarse alrededor de las aldeas cercos de plantas dotadas de significado espiritual, como Datura metel, Pergularia daemia, Leptadenia hastata y Scoparia dulcis. Por consiguiente, y aunque se ignora en gran medida la reacción que suscitaría el cultivo de plantas medicinales en Africa occidental, es posible que los curanderos acogieran favorablemente el cultivo como fuente alternativa de suministro.

En Tailandia existe un proyecto que brinda un interesante modelo. Se trata del cultivo de una planta medicinal de reconocida eficacia en cerca de 1.000 aldeas, en las que además se elaboran, con fórmulas mejoradas, remedios tradicionales caseros. En forma de tabletas envueltas en papel de aluminio, dichos remedios son distribuidos entre «cooperativas de medicamentos» (creadas gracias a un Fondo para Proyectos de Medicamentos y Salud) implantadas en más de 45.000 aldeas, así como entre diversos hospitales comunitarios (Desawadi, 1991). Inspi- rándose en aquella experiencia tailandesa, Wonder- gem et al. (1989; OMS, 1977) formularon una serie de recomendaciones acerca de la atención médica primaria en Ghana. Esas recomendaciones forman el esqueleto del siguiente y último capítulo. .:.

3. Plantas medicinales cuya intensa demanda y marcada escasez las convierten en candidatas idóneas para el cultivo a escala industrial.

ZIMBABWE Warburgia salutah (Canellaceae)*

Alepidea amatymbica (Apiaceae) Cassia abbreviata (Fabaceae)

SWAZILANDIA (para el mercado local y la exportación a Sudáfrica) Warburgia salutaris (Canellaceae)* Alepidea amatymbica (Apiaceae) Haworthia limifolia (Liliaceae) Siphonochilus aethiopicus (Zingiberaceae)

SUDAFRICA PMnpinella caffra (Apiaceae) Asdepias cucullata (Asclepiadaceae) Begonia homonymma (Begoniceae) Dianthus zeyheri (Illecebraceae) Plectranthus grallatus (Lamiaceae) Haworthia limifolia (Liliaceae) Boweia volubilis (Liliaceae) Siphonochilus aethiopicus (Zingiberaceae) Warburgia salutaris (Canellaceae)” Alepidea amatymbica (Apiaceae)

COTE D’IVOIRE Garcinia afzellii (Clusiaceae)* Monanthotaxis capea (Annonaceae)

MALAWI Casia (especie no identificada que se conoce como muwawand Especie no identificada que se conoce como kakome

NIGERIA Garcinia afzelii (Clusiaceae)* Garcinia mannii (Clusiaceae)*

* árboles/arbustos con posibilidades agrosilvicolas

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entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. A.B. CUNNINGHAM

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Figura 6. Distribución de las principales unidades fitogeográficas africanas (según White, 1983), con una zona de máxima prioridad de conservación m y varias zonas específicamente prioritarias en cuanto a la rotección de plantas

di medicinales . 1. Centro regional de endemismo

Guineo-Congoleño. II. Centro regional de endemismo

Zambezío. III. Centro regional de endemismo

Sudanés. IV. Centro regional de endemismo Somalí-Masai. V. Centro regional de endemismo de El Cabo. VI. Centro regional de endemísmo de Karoo-Namib. VII. Centro regional de endemismo Mediterráneo. VIII. Centro difuso de endemismo afromontano

(incluye IX, región difusa Afroalpina, muy empobrecida florísticamente y que no se muestra por separado).

X. Zona de transición regional Guineo-Congoleña I Zambezia. XI. Zona de transición regional Guineo-Congoleña /Sudanesa. XII. Mosaico regional del lago Victoria. XIII. Mosaico regional de Zanzíbar-lnhambane. XIV. Zona de transición regional Kalahari/Highveld. xv. Mosaico regional de Tongaland-Pondoland. XVI. Zona de transición regional del Sahel. XVII. Zona de transición regional del Sáhara. XVIII. Zona de transición regional MediterráneoBáhara.

Figura 7. Tamaño re y localización de los núcleos urbanos del subsahariana (según Udo, 1982).

lativo princip Africa

‘ales

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Prioridades políticas en la intersección entre

protección, de la naturaleza v asistencia primaria J

Cuestiones fundamentales Las recomendaciones a las que hemos aludido inciden en la enorme trascendencia de dos grandes fenómenos para la situación ecológica de las plantas africanas con propiedades medicinales. Dichos fenómenos son: 1) La destrucción de los hábitats naturales causada

por la expansión agrícola, las talas, las plan- taciones, la construcción de embalses, los cambios asociados al desarrollo urbano, etc.

2) La sobreexplotación de ciertas especies vegetales destinada a satisfacer la demanda existente, por ejemplo la de Wurburgia salutaris en Sudáfrica, Swazilandia o Zimbabwe.

Estrategia de protección Toda estrategia de protección de las plantas medicinales africanas debe abordar la problemática a dos niveles distintos: es necesario por un lado incorporar a la praxis política las recomendaciones con una dimensión socioeconómica y, por el otro, aplicar a escala tanto nacional como local las recomendaciones sobre métodos de protección. Las recomendaciones cubren los ámbitos siguientes: 1) Política internacional y nacional. 2) Métodos de conservación in-situ y ex-situ. 3) Enseñanza e investigación.

Orientaciones políticas

Política internacional y nacional

En la medida en que alivien las desigualdades existentes entre las naciones, las iniciativas políticas

de alcance nacional o internacional tendrán sensibles efectos sobre el eventual éxito de una estrategia global de protección de la naturaleza. Iniciativas de carácter internacional como los acuerdos sobre aranceles aduaneros y comercio, el GATT o la subvención a las importaciones por parte de la UE buscan facilitar los intercambios comerciales entre países ricos y países pobres. Por otra parte, la ayuda internacional y el apoyo financiero de instituciones como el Banco Mundial desempeñan también un papel de relieve. A escala nacional, las acciones políticas que afecten a la expansión agrícola, las plantaciones, el desarrollo urbano e industrial, la enseñanza, el empleo, la atención médica, la prestación de servicios sociales o las finanzas no pueden ser ajenas al éxito o el fracaso de cualquier estrategia de protección. El proceso de elaboración de líneas políticas en materia de protección debería: 1) Reconocer el coste internacional y nacional que

supone la destrucción de los hábitats, incluida la desaparición de plantas medicinales y la subsiguiente pérdida de calidad en el cuidado de la salud.

2) Garantizar que el precio de los productos en los mercados nacionales e internacionales es lo bastante realista como para incorporar el coste de reposición de los recursos.

3) Garantizar la existencia de mecanismos que incentiven una gestión sostenible de las plantas medicinales.

4) Alentar la suscripción de acuerdos equitativos de colaboración financiera y la creación de conjuntos de medidas que incentiven la conservación de la diversidad biológica. Los países más ricos en biodiversidad, esto es, los países tropicales, son también los que carecen de potencial económico para proteger sus recursos bióticos (los canjes de deuda buscan en cierto modo paliar este desequilibrio).

5) Crear un contexto que incentive las inversiones en sostenibilidad a largo plazo, con medidas tales como asegurar la propiedad de las tierras.

6) Reconocer y asimilar la relación existente entre servicios sociales y dependencia de los recursos naturales como fuente de ingresos.

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El reparto de los costes

recolección sostenible en el interior de dichos espacios, dada la falta de fondos y de personal suficientes para mantener el intenso esfuerzo de gestión necesario para controlar a los reco-

Los organismos ecologistas internacionales, en colaboración con los gobiernos y las ONG, deberían concebir un mecanismo por el cual los que obtienen beneficios de la biodiversidad asuman una parte de los costes ligados a su conservación. Es también básico que dicho mecanismo se aplique por un igual a los recursos fitogenéticos y a los productos forestales (como la madera, la corteza o las semillas) destinados a la fabricación de productos farmacéuticos. La extracción de material fitogenético en los países en desarrollo sin acuerdos jurídicos que garanticen una retribución adecuada equivale a «devaluar» las áreas naturales que suministran dicho material y’a debilitar los posibles incentivos para su conservación in-situ.

Métodos de protección de la naturaleza Se recomienda centrar en cuatro grandes ejes la estrategia de protección de las plantas medicinales: 1) Conservación in-situ. 2) Conservación ex-situ. 3) Investigación. 4) Enseñanza y formación.

Conservación in-situ

Para asegurar la supervivencia de poblaciones silvestres representativas de especies medicinales vulnerables es preciso elegir una serie de espacios estrictamente protegidos donde los procesos naturales puedan seguir su curso sin perturbación alguna de origen humano. Como mecanismo para aliviar la presión sobre las áreas centrales cabe la posibilidad de delimitar a su alrededor zonas «tampón» o de amortiguación, en las que se alen- tarán una gestión de los recursos y un desarrollo rural activos. Los organismos de protección gozan ya de una dilatada experiencia en la creación de áreas protegidas centrales y zonas de amortiguación y en la implantación de las instalaciones e infraes- tructuras necesarias.

Para gozar de mayores garantías de éxito en la creación de sistemas de conservación in-situ, se recomienda seguir los siguientes preceptos: 1) Identificar y proteger eficazmente las asocia-

ciones vegetales con una elevada densidad de especies medicinales vulnerables en regiones donde se practica su explotación comercial, especialmente Cote d’Ivoire, Ghana, Nigeria, Kenya, Sudáfrica, Swazilandia y Tanzania.

2) Procurar la reducción progresiva de la recolección de plantas, esquejes o semillas medicinales en el interior de las áreas protegidas centrales. No es aconsejable permitir una

lectores.

Zonas de amortiguación y conservación ex-situ

Zonas de amortiguación

Además de las áreas protegidas centrales, se recomienda establecer zonas de transición donde se preste apoyo a la recolección de las especies más buscadas. La explotación de los recursos en las zonas de amortiguación debe ser sostenible, único modo de conservar el potencial de suministro futuro de esquejes y semillas. Ello puede resultar difícil en ciertos casos, dada la situación de especial fragilidad en que se encuentran algunas especies, como Faurea macnaughtonii o Podocarpus falcatus, cuya madera se ve atacada y perforada por hongos o barrenillos (que acaban pudriendo el corazón del tronco) tan pronto como empiezan a perder fragmentos de corteza, por lo común arrancados con fines medicinales.

El cultivo de especies particularmente apreciadas en el interior de la zona de amortiguación puede resultar útil tanto en términos económicos como ecológicos. Muir (1990) estimó que la gestión sostenible de la recolección de perchas en la reserva forestal de Hlatikulu, Sudáfrica, costaría alrededor de 105.000 dólares anuales, mientras que la creación de parcelas de cultivo para proporcionar un volumen equivalente de madera tendría un coste de 24.000 dólares. Lo mismo cabe decir de algunas otras plantas medicinales objeto de una fuerte demanda.

A la hora de establecer medidas de control en zonas extractivas donde se usen plantas medicinales, conviene no pasar por alto la posible ayuda o guía que pueden suponer las restricciones consuetu- dinarias al uso de ciertas plantas, un rasgo característico de los sistemas tradicionales de pro- tección de los recursos. Dichas restricciones son formas de control a las que pueden atenerse los gru- pos autóctonos de usuarios. En este sentido, cabe sugerir la implantación de las siguientes formas de control: 1) Imponer restricciones estacionales sobre ciertas

especies. 2) No permitir que las plantas sean arrancadas de

raíz o descortezadas en anillos. 3) Buscar la colaboración de especialistas antes

que la de recolectores comerciales.

Curanderos o médicos tradicionales

En tanto que profundos conocedores de la situación en que se encuentran las poblaciones de plantas medicinales autóctonas, los curanderos pueden influir sobre el estado de opinión de sus convecinos

30 DOCUMENTOS DE TRABAJO DE PUEBLOS Y PLANTAS, N” 1, NOVIEMBRE DE 1998 Plantas medicinales africanas: orientaciones prioritarias en la intersección entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. - A.B. CUNNINGHAM

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para frenar la sobreexplotación. Se aconseja apoyar la creación de asociaciones de curanderos rurales y secundar sus esfuerzos por mantenerse auto- suficientes en cuanto al suministro de las plantas medicinales que necesitan, especialmente en las zonas de amortiguación. Cabría recurrir para ello a servicios locales de salud o solicitar el apoyo del Programa de Medicina Tradicional de la OMS. Convendría sobre todo efectuar labores de divul- gación entre las comunidades rurales sobre los métodos adecuados para cultivar las plantas medicinales utilizadas a nivel local. Es difícil que algo pase desapercibido en las zonas de propiedad comunitaria. En este sentido, las asociaciones de curanderos o los dirigentes comunitarios podrían dar respuesta a cualquier problema relacionado con el agotamiento de recursos localmente valiosos de manera cuanto menos tan rápida y eficaz como un equipo de guardas forestales, que de cualquier manera podría prestar su apoyo en caso necesario.

financiación del WWF o la OMS. Los lugares más adecuados para ello son las áreas donde ha tenido lugar ya una sobreexplotación localizada, como la isla de Inhaca (Mozambique), cuyos curanderos, ante la desaparición de las plantas medicinales de la isla, tienen que viajar al continente para procurárselas (A. Maite, com. pers.). Entre otras posibilidades cabe citar la producción de Garcinia afzelii en las áreas suburbanas de Africa occidental y el cultivo de Warburgia salutaris y Alepidea amatgmbica en Zimbabwe.

Protección por el cultivo a gran escala

Se recomienda impulsar sin tardanza el desarrollo de fuentes alternativas de suministro, cultivando cantidades lo bastante grandes y a un precio lo bastante bajo como para competir con los precios que la explotación de poblaciones silvestres permite ofrecer. Ademas de cubrir la demanda del mercado, ello proporcionaría empleos más seguros y desincentivaría la recolección de plantas silvestres. En caso contrario, es de temer la desaparición de las poblaciones silvestres de ciertas especies funda- mentales y la consiguiente erosión de la base en la que reposa la medicina tradicional.

No habría que subestimar, sin embargo, las dificultades de orden práctico que entraña el cultivo de plantas medicinales (véase más arriba). Por su propia naturaleza, y dada su lenta velocidad de crecimiento, el cultivo de las especies más vulne- rables no es muy rentable, especialmente porque las tierras disponibles para el cultivo de plantas medicinales serán con casi toda seguridad las mas improductivas desde un punto de vista agrícola. Un buen ejemplo en este sentido lo brinda la parcela destinada desde hace 60 años al cultivo experimental de Pterocarpus angolensis. Esta parcela, situada en la llanura costera de Mozambique, contiene una arena muy pobre en nutrientes que ha deparado tasas de crecimiento extremadamente bajas. Las recomendaciones específicas para alentar el cultivo a gran escala son las siguientes:

2)

3)

4)

5)

Investigar la posibilidad de llevar a la práctica las recomendaciones de Wondergem et al. (1989) para aplicar los principios enunciados a partir de la experiencia de Tailandia. Esta comprendía: un proyecto para el cultivo de plantas medicinales de reconocida eficacia en cerca de 1.000 aldeas tailandesas; la elaboración de remedios tradicionales caseros, con fórmulas mejoradas, en forma de tabletas envueltas en papel de aluminio. Y la distribución de éstas entre cooperativas de medicamentos tailandesas gracias a un Fondo para Proyectos de Medica- mentos y Salud. Poner en práctica una fase inicial de aprendizaje que tenga en cuenta la experiencia adquirida con los éxitos y fracasos de otros planes de creación de parcelas forestales en el continente africano. Habría que prever, en este marco, un mecanismo para recabar la opinión de las poblaciones autóctonas sobre la escasez de plantas y las posibles soluciones a este problema. Aplicar modos de gestión de las zonas de amor- tiguación que permitan introducir el cultivo de especies vulnerables de plantas medicinales dentro de las áreas protegidas. Entre los posibles estudios piloto que cabe sugerir figura la producción de Wurburgiu sulutaris en las lindes de la selva de Kakamega (Kenya), en el coto de caza de Hluhluwe (Sudáfrica) y en la reserva de Malolotja (Swazilandia). Concebir un proyecto piloto de producción para estudiar la viabilidad comercial del cultivo de Monanthotuxis capea en Côte d’Ivoire, el de Garcinia klaineana en Gabón (A.M. Louis, com. pers.), el de Warburgiu salutaris en Sudáfrica, Swazilandia y Zimbabwe y el de Siphonochilus aethiopicus en Sudáfrica y Swazilandia.

Jardines botánicos y bancos genéticos sobre el terreno

1) Estudiar la conveniencia de utilizar insta- Un reciente informe sobre un banco de genes laciones ya funcionales, dependientes de auspiciado por la SADCC [Southern African instituciones como ministerios de agricultura o Development Co-ordination Conference: Conferencia empresas madereras, para la producción de para la Coordinación del Desarrollo del Africa plantas medicinales escasas y apreciadas a partir Meridional] sugería que la búsqueda de información de esquejes. Ello proporcionaría una dotación sobre los usos y la eficacia de las plantas medicinales inicial de ejemplares de cultivo que luego resultaría tal vez más útil para dicho banco que la podrían distribuirse entre los granjeros. Se recolección de material genético para su con- propugna en este sentido la realización de servación ex-situ (SIDA, 1989). Ahora bien, estudios piloto, con la posible coordinación y considerando que varias plantas medicinales se

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entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. - A.B. CUNNINGHAM

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encuentran amenazadas, y que ello hace indispensable su introducción en bancos de genes hasta que exista la tecnología necesaria para almacenar semillas recalcitrantes, tal afirmación resulta a todas luces improcedente. El objetivo último del proceso de conservación de la naturaleza reside ciertamente en la protección de hábitats naturales de especies medicinales vulnerables y en la explotación sostenible de otras áreas menos frágiles. Sin embargo, es conveniente mantener bancos de genes y de semillas como medida preventiva y mecanismo de seguridad ante una eventual extinción. A tales efectos deben ser prioritarias las especies de crecimiento lento cuyo cultivo para la venta resulte difícil y cuyas poblaciones silvestres corran serio peligro. Se recomiendan las medidas siguientes: 1) Cuando existieran bancos de genes o de semillas

fuera de los países de origen, vincularlos a acuerdos jurídicos que prevean el control de tales recursos y el pago por su utilización. El país de origen tendría derecho a una parte de los beneficios derivados del uso de la planta por parte de instituciones extranjeras.

2) Efectuar recolecciones destinadas a engrosar los bancos de genes y de semillas, con la idea de seleccionar ciertas propiedades comercialmente ventajosas (como un crecimiento rápido o un alto contenido en principios activos de interés farmacéutico). A tales efectos deberían ser prioritarias las especies de crecimiento lento con requerimientos específicos de hábitat. Los ministerios de salud, agricultura o bosques de los países productores podrían encargarse de tal menester, con la ayuda de organizaciones como el Oxford Forestry Institute.

3) Prestar apoyo a la implantación ex-situ de poblaciones de especies amenazadas o en peligro de extinción en más de un jardín botánico, en el marco del Programa de Jardines Botánicos de la UICN.

4) Investigar las posibilidades de producir clónica- mente plantas medicinales de toxicidad cono- cida. Ello ayudaría a estandarizar las dosifica- ciones y a elaborar productos finales de calidad (Gentry et af., 1987).

Otras recomendaciones

1) Fabricar productos farmacéuticos a nivel local: siempre que estuviera sujeta a controles estrictos, la fabricación local de medicamentos reduciría su coste de producción, proporcionando al mis- mo tiempo alternativas a los remedios vegetales. Se han dado ya casos de formulación de remedios o patentes farmacéuticas con nombres e indicaciones idénticos a los de sus homólogos vegetales, a consecuencia de la escasez de determinados remedios herbales como «píldoras Bangalala», «Isihlambezo» o «Imbiza especial». La venta de dosis únicas o de preparaciones embotelladas es una característica frecuente de algunas preparaciones medicinales tradicio- nales, los afrodisíacos por ejemplo, en Malawi, Zambia o Zimbabwe (o el «Jamu» en Indonesia).

2) Salvaguardar el material botánico que puedan albergar futuros terrenos urbanizables: siempre que resultara factible debería procurarse el rescate de plantas medicinales, ya fuera para su cultivo o para su venta. En muchos países africanos, la escasez de infraestructuras y la falta de mano de obra hacen tal cosa poco menos que inconcebible. Cuando se dieran las circunstancias propicias, sin embargo, ello debería articularse a nivel local, buscando la coordinación entre los agentes de desarrollo y los curanderos y asociaciones de recolectores profesionales.

3) Primar los suministros procedentes de talas realizadas con criterios de sostenibilidad: cuando la corteza sea un producto residual de la tala, como es el caso de Ocotea buZfata en el área meridional de la región de El Cabo (Sudáfrica), puede constituirse en un aporte complementario de plantas medicinales. No obstante, los casos de tala sostenible son infrecuentes, y no siempre que existan podrán deparar un suministro económicamente viable de remedios herbales.

4) Realizar estudios de viabilidad: el ejercicio de la recolección comercial, la extracción de principios activos y la fabricación local de productos farmacéuticos deberían acompañarse de estudios de viabilidad que garantizaran la calidad y eficacia de los medicamentos y evitaran la sobreexplotación de las poblaciones silvestres de las especies afectadas.

Enseñanza y formación La protección de las plantas medicinales es por definición un proyecto a largo plazo, que exige la formación de personal competente y el apoyo en este campo de las instituciones y los sectores sociales conscientes de lo que está en juego. La mejora del nivel nacional de enseñanza es una etapa fundamental del proceso de conservación, ligada íntimamente al desarrollo económico de los países africanos. Además de las oportunas decisiones de orden político encaminadas a elevar el nivel de la enseñanza, se recomienda adoptar las siguientes medidas para sensibilizar al gran público sobre el valor de las plantas medicinales: 1) Crear campañas que fomenten el cultivo de las

plantas medicinales e insistan en la importancia de proteger tanto las plantas como sus hábitats. Entre los grupos destinatarios de esas campañas deberían figurar las comunidades rurales, las autoridades públicas y las empresas farma- céuticas, como la francesa Plantecam Medicam, que trabaja en Camerún, o la italiana Znverni della Beffa, que lo hace en Madagascar.

2) Crear y difundir (por medios de comunicación de ámbito nacional) campañas informativas sobre la escasez de ciertas plantas medicinales muy conocidas y solicitadas.

3) Elaborar un programa informativo dirigido a los altos funcionarios públicos africanos que ponga

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de relieve el vínculo existente entre salud pública y protección de las plantas medicinales.

4) Poner en marcha una incisiva campaña des- tinada a las empresas que se dedican a la expor- tación de vegetales silvestres africanos para la elaboración de fármacos. Tal campaña debería describir ejemplos de destrucción de hábitats o agotamiento de los recursos rurales y exponer las razones por las que son necesarios modos de recolección de plantas silvestres social y ecoló- gicamente responsables y sistemas de fijación de precios que incorporen el coste de reposición de los recursos. También habría que urgir a las empresas a que garantizaran que la recolección de poblaciones silvestres se ajusta a modelos de sostenibilidad, o a que instauraran, en su defecto, el cultivo de plantas a escala comercial.

5) Distribuir entre bancos de genes de ámbito regional los resultados de estudios e inves- tigaciones que identifiquen plantas medicinales amenazadas. La Junta Internacional de Recursos Fitogenéticos constituiría un buen vehículo para ello.

6) Dar difusión a cualquier dato sobre propiedades tóxicas adversas de las plantas medicinales, información que habría que hacer llegar especialmente a curanderos y a centros de formación en salud primaria (Akerele, 1987; Anyinam, 1987; Good, 1987; Swantz, 1984).

Investigación y seguimiento Tanto en las investigaciones de gran escala geo- gráfica para detectar las áreas de mayor biodiversidad como en la exploración de las propiedades y usos de determinadas plantas a escala local sería conveniente recurrir al saber complementario que atesoran tanto los curanderos o médicos tradicionales como los biólogos especializados en protección de la natu- raleza. El norte de Pondoland y Sihangwane, en Sudáfrica, así como Mount Mulanje, en Malawi, figuran entre los sitios reputados por la excelente preparación de sus curanderos y las potentes pro- piedades de sus remedios (J. Seyani, com. pers.). Tales lugares reúnen las condiciones necesarias para constituirse en centros de coordinación de iniciativas conjuntas. La investigación sobre plantas medi- cinales podría hacer uso de bases de datos tales como PHARMEL o NAPRALERT. Sería posible articular los planes de protección y seguimiento de las pobla- ciones vegetales con otros planes de protección, concebidos con fines distintos de los medicinales. Las recomendaciones específicas en este ámbito son las siguientes: 1) Iniciar una serie de diálogos abiertos a curan-

deros tradicionales, recolectores profesionales e intermediarios en los que estos grupos expre- saran sus puntos de vista sobre la escasez de ciertas especies, los núcleos de diversidad, la situación de las especies de uso corriente, los

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problemas existentes y las soluciones que con- vendría adoptar. Concentrarse en un principio en regiones muy pobladas, donde presumiblemente escasean las plantas y sin embargo hay poca información que revele el alcance de los problemas que sufren los curanderos o médicos tradicionales, zonas como Rwanda y Burundi, por ejemplo. Centrarse asimismo en zonas prioritarias en materia de protección, como Etiopía, Kenya o Tanzania. Las investigaciones sobre plantas medicinales que coordina desde París la Agente de Coopération Culturelle et Technique (ACCT) constituyen, en el ámbito del Africa francófona, un excelente modelo de coordinación. Poner en marcha proyectos de investigación «aplicada» que, en forma de proyectos piloto en ciertos países, permitan estimar la viabilidad económica de una producción a gran escala y evaluar el nivel de aceptación social que ello suscitaría. Designar un coordinador experto y radicado en Africa que lleve a cabo evaluaciones del nivel de daños sufridos por las poblaciones de las siguientes especies: Okoubaka aubrevillei, Garcinia afzelii, Garcinia epunctata y Garcinia kola en Africa occidental; Warburgia salutaris en Kenya, Tanzania y Zimbabwe; Prunus africana y Pausingstalia johimbe en Camerún y Madagascar; Griffonia simplicifolia, Voacanga thourasii y Voacanga africana, también en Africa occidental. Emprender el censo y estudio a corto plazo de las especies animales que habitan espacios protegidos y se venden para la obtención de remedios tradicionales, por ejemplo el buitre, el pangolín y el chimpancé. Apelando al esfuerzo conjunto de instituciones científicas de Africa y Europa, emprender estudios de la diversidad genética y la biología de poblaciones de Warburgia salutaris y Curtisia dentata, y de Okoubaka aubrevillei en Africa occidental, para cuya realización podría utilizarse la electroforesis de isozimas. Tales estudios ayudarían a determinar el nivel de erosión genética en zonas afectadas por la sobreexplotación o la destrucción de hábitats. El almacenamiento de semillas recalcitrantes constituye ya una de las grandes líneas de inves- tigación, por lo que nos limitaremos aquí a subrayar la gran trascendencia de este tema. Crear un programa de investigación semejante al reciente estudio de la UICN sobre el comercio internacional de bulbos. Tal pro- grama habría de estudiar los entresijos económicos del comercio de plantas que nutre a la industria farmacéutica y homeopática desde los países en desarrollo, sin olvidar una estimación de los volúmenes que mueve y del impacto que tiene la recolección en determinadas áreas. Este estudio habría de dividirse en dos etapas: una primera, centrada en las estructuras de fijación de precios (desde el pago a los recolectores hasta el coste del

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entre protección de la naturaleza yatención médica primaria. - A.B. CUNNINGHAM

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producto final), que realizarían investigadores radicados en Europa con acceso a los datos de la UNCTAD/GATT y de la industria farma- céutica. La segunda fase debería realizarse sobre el terreno, con el estudio de las repercusiones sociales y ecológicas del comercio en zonas de estudio como Camerún, Côte d’Ivoire y Ghana, utilizando especies como Prunus africana, Criffonia simplicifolia y Pausinystalia johimbe.

9) Investigar el perfil jurídico de posibles acuerdos comerciales, vinculando la investigación a temas relacionados con el uso de material fitogenético y con los derechos de propiedad intelectual.

10) Crear parcelas experimentales permanentes para seguir la evolución de las poblaciones de Warburgia salutaris, Garcinia afzelii, Okoubaka aubrevillei y otras especies indicadoras.

ll) Disponer de información actualizada sobre el éxito de eventuales experiencias que recurran al cultivo como sistema de protección, por ejemplo mediante un censo de granjeros en el que figure la superficie de cultivo de especies clave.

12) Seguir la evolución del precio de las especies más utilizadas como posible indicador de su abundancia o escasez relativas: si el cultivo no es una alternativa viable y la demanda excede al suministro, los precios subirán indefecti- blemente. .:.

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Conclusiones

Sería necesario adoptar desde ahora mismo medidas encaminadas a salvaguardar la dotación de plantas medicinales en las que se basa la medicina tradicional africana, lo que al mismo tiempo protegería el potencial que presentan dichas plantas para las medicinas de tipo occidental de otras partes del mundo. La transición a una economía de mercado y la aparición de recolectores profesionales en lo que era una actividad eminentemente especializada y privativa de los curanderos han hecho de las plantas medicinales un bien de propiedad común, proceso agravado por la falta de incentivos para aplicar modos tradicionales de gestión o protección de los recursos. Hoy en día asistimos a una sobreexplotación de las plantas medicinales, en un contexto marcado por las grandes amenazas que sobre los hábitats naturales y la supervivencia de determinadas especies hacen pesar, entre otros fenómenos, la expansión agrícola y la deforestación. Aunque sujeta a los avatares de la demografía y la urbanización, la demanda de remedios tradicionales ha empezado a dispararse, ejerciendo una presión

creciente sobre las zonas aún existentes de vegetación natural. Ni las medidas jurídicas de protección ni las leyes o sistemas tradicionales son capaces de controlar la situación, degradada hasta el punto de que incluso los espacios protegidos y los jardines botánicos son objeto de explotación (p.e. la de Albizia suluense en el coto de caza de Hluhluwe, Sudáfrica; la de Erythrophleum suaveolens y Pterocarpus angolensis en el Jardín Botánico de Zomba, Malawi; o la de Securidaca longipedunculata en el Jardín Botánico de Harare, Zimbabwe). Las formas tradicionales de protección que intentan aplicarse en espacios protegidos para mantenerlos en estado salvaje sólo podrán rendir frutos con el apoyo de métodos de conservación ex-situ (principalmente el cultivo a gran escala), la creación de zonas de amortiguación, la sensibilización del público y la investigación. A largo plazo, sin embargo, el éxito de las medidas de protección dependerá de la política y la cooperación nacionales e internacionales, y de la capacidad de éstas para impulsar un progreso real de la situación socioeconómica de los países africanos.+

Agradecimientos Suministaron información esencial para la confec- Drummond (Zimbabwe), M. Bingham y R, Nefdt ción de este documento diversos usuarios de las plan- (Zambia), L. Ake-Assi, M. Egnankou Wadja y M. tas (herbolarios, recolectores e intermediarios), así Prager (Cate d’Ivoire) y al fallecido A. Maite-Santos como organismos públicos de protección de la natu- (Mozambique). Este estudio no habría sido posible raleza de Natal, Sudáfrica, que además financiaron la sin el concurso de todos ellos ni el de los vendedores realización de la encuesta en la zona de Natal (espe- de plantas medicinales de los mercados urbanos de cía1 gratitud merecen en este sentido M. Ntimbane, todos los países citados. S. Jamile, N. Tembe, S. Gumede, L. Govender y B. Agradezco también a S. Dipper, A. Hamilton, T. Naidoo) . Johns, 1. Kamau, T. Fonki Mbenkum y D. Taylor los

Esta investigación fue sufragada por el Fondo comentarios y sugerencias que hicieron sobre los Mundial para Ia Naturaleza (WWF) (Proyecto 3331). sucesivos borradores de este documento. Cualquier Debo infinita gratitud a J. Seyani (Malawi), J. error, por supuesto, es de mi entera responsabilidad. Chapman (UK/Malawi), S. Mavi, T. Muller y B. .$

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entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. - A.B. CUNNINGHAM

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Comunicaciones personales Ake Assi, L., Centre National de Floristique de Maite, A., Faculdade de Biologia, Universidade

l’université, BP 322, Abidjan 322, Côte Eduardo Mondlane, C P 275, Maputo, d’Ivoire. Mozambique.

Gautier-Beguin, D., Centre Suisse de Recherches Scientifiques en Cote d’lvoire CSRS 01 BP 1303, Abidjan, Cote d’Ivoire.

Hines, C., c/o Institute of Natural Resources, University of Natal, PO Box 375, Pietermaritzburg, 3200, Sudáfrica.

Horenburg, F., c/o Thusano Lefatsheng, PO Gaborone, Botswana.

Mavi, S., National Herbarium and National Botanic Garden, PO Box 8100, Causeway, Zimbabwe.

Smith, R.M. Roya1 Botanic Gardens, Edinburgh, Reino Unido.

Louis, A.M., Le Chef de 1’Herbier National, Centre National de la Recherche Scientifique et Technologie, Commissariat General, BP 842, Libreville, República de Gabón.

Seyani, J., National Herbarium and Botanic Gardens, PO Box 528, Zomba, Malawi.

Sturton, C., Roya1 Botanic Gardens, Kew, Richmond, Surrey, Reino Unido.

Venter, F., University of Venda, P/Bag X 2220, Sibasa, Sudáfrica. $4

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DOCUMENTOS DE TRABAJO DE PUEBLOS Y PLANTAS, No 1, NOVIEMBRE DE 1998 Plantas medicinales africanas: orientaciones prioritarias en la intersección

entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. - A.8. CUNNINGHAM

39

Page 42: Plantas medicinales africanas

ANEXO 1

Especies vegetales de 118 familias que dispensan los vendedores de medicinas tradicionales en siete países

africanos (para el presente estudio se rwlizwon encuestas preliminares en cinco países, información a la que

se sumaron datos recogidos en los mercados de Sudáfrica y Mozambique en 1986-1987).

El gran número de especies correspondientes a Sudáfrica obedece sólo parcialmente a la mayor profundidad

del estudio allí realizado. No figuran aqui las plantas medicinales de las que se obtuvo únicamente la

denominación común. Las muestras ausentes del herbario de la Universidad de Natal están señaladas con los

marcadores NH (Herbario de Natal) o RB (Roya1 Botanic Gardens, Edimburgo).

FAMILIA y ESPECIE

bb=bulbo; czcorteza; fkflor; fr=fruto;

hj=hoja; md=madera; ple=planta entera;

r=raíz; r(lt)=raíz (lignotubérculo); se=semilla;

ta=tallo.

L.entinus tuber-regium

Seloginella imbricata (Forssk.) Spring ex Deme

Actiniopteris dimorpha Pichi Serm. Pellaea calomelanos (Sw.) Link Pellaea rufa A.F. Trvon

Microgramma lycopodioides (L.) Cope].

Asplenium rutifolium (Berg.) Kunze

Dryopteris athamantica (Kuntze) Kuntze .I 1

Stungeriu eriopus (Kunze) Baill. A I L

Podocarpus henkelli Stapf Podocarpus latifolius (Thunb.) R.Br. ex Mirb

*Pinu.r S”“.

Tuohn caoensis (Rohrb.) N.E. Br.

Cymbopogon plurinodus (Stapf) Stapf Cumbowooon SD.

Embelia ruminata (E. Mey. ex A.DC.) Mez Maesa lanceolata Forssk.

Borassus aethiooum Mart

Anchomanes difformis Engl. Zantedeschia albomaculata (Hook.) Baill

Cyanotis speciosa (L.fj Hassk

tubérculo tubérculo

PIe

PIe

ta

hj/ta

PIe de r

Ple

de

r

r(lt)

ta

cz C7.

CZ

r

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r r,cz CZ

fr

bb bb

r

2100

2107

1119

2615

2614

2124a

936

40 DOCUMENTOS DE TRABAJO DE PUEBLOS Y PLANTAS, No 1, NOVIEMBRE DE 1998 Plantas medicinales africanas: orientaciones prioritarias en la intersección entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. - A.B. CUNNINGHAM

Page 43: Plantas medicinales africanas

FAMILIA y ESPECIE

bb=bulbo; cz:corteza; fl=flor; fr=fruto;

hj=hoja; md=madera; ple=planta entera;

r=raíz; r(lt)=raíz (lignotubérculo); se=semilla;

ta=tallo.

Agapanthus campanulatus Leighton Agapanthus sp. cf. af%canus (L.) Hoffmg. Albuca fastigiata (L.F) Dryand Albuca sp.cf. pachychlamys Bak. Aloe aristata Haw. Aloe chaubadii Schonl. Aloe cooperi Bak. Aloe tinearifolia Berger Aloe marlothii Berger Asparagus asparagoides (L.) Wright Asparagus ramosissimus Bak. Behnia reticulata (Thunb.) Didr. Boweia volubilis Harv.(M: ex Hook.f.) Bulbine asphodeloides Spreng. Bulbine latifolia (L.f.) Roem. & Schult. Chlorophytum comosum (Thunb.) Jacq. Drimia elata Jacq. Drimia robusta Eak. Dn’mia spp. Drimiopsis maculata Lindl. Eriospermum abyssinicum Bak. Eriospermum cooperi Bak. Eriospermum luteo-rubrum Bak. Eriospermum mackenii (Hook. f.) Bak. Eriospermum ornithogaloides Bak. Eucomis autumnalis (Mill.) Chitt Eucomis sp.cf. bicolor Gasteria croucheri (Hook. f.) Bak. Gloriosa superba L. Haworthia fascicularis *Haworthia limifolia Marloth. Kniphofìa spp. Ledebouria cooperi (Hook. f.) Jessop Ledebourza ovatifolia (Bak.) Jessop Ledebouria revoluta (L. f.) Jessop Ledebouria spp. Littonia modesta Hook. Ornithogalum longibracteatum Jacq. Omithogalum spp. Protoasparagus laricinus (Burch.) Oberm. Protoasparagus setaceus (Kunth) Oberm Protoasparagus sp. Sandersonia aurantiaca Hook. Sansevieria aethiopica Thunb. Sansevieria hyacinthoides (L.) Druce Sansevieria liberica Gerome 61 Labroy Sanseviena spp. Schizobasis intricata (Bak.) Bak. Scilla natalensis Plarlch Scilla nervosa (Burch.) Jessop Tulbaghia alliacea L. Tulbaghia sp. Tulbaghia sp. cf. ludwigiana Harv. Urginea altissima (L.f.) Bak. Urginea delagoensis Bak. Urginea macrocentra Bak. Urginea cf. sanguinea Schinz.

Boophane disticha (L.fl Herb. Clivia miniata Regel Clivia nobilis Lindl. Crinum delagoense Verdoom Crinum macowanii Bak. Crinum moorei Hook. f. Haemanthus albiflos Jacq. Haemanthus deformis Hook. f. Scadoxus puniceus (L.) 1. Friis 61 Nordal

Hypoxis latifolia Hook. Hypoxis nyasica

r

brb bb PIe Ple ple fl hj r r

bb bb bb PIe bb bb bb bb bb bb bb bb bb bb bb PIe r

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PIe ple bb bb bb bb bb bb bb bb bb bb

bb bb bb bb bb bb bb bb bb

bb bb

2636 2689 2078

1107 2316

2146 922 915 2147 2754 1006

2141N 2123

2484 997 2687 1016 2340 920 2678

2092 2131 2677

2514

2121; 2151

2685 1057 2348

2210Nl 919 2721 2188 2197

2338 2135

1118 2112 1060

DOCUiVIENTOS DE TRABAJO DE PUEBLOS Y PLANTAS, No 1, NOVIEMBRE DE 1998 Plantas medicinales africanas: orientaciones prioritarias en la intersección

entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. A.B. CUNNINGHAM

41

Page 44: Plantas medicinales africanas

FAMILIA y ESPECIE 1 bb=bulbo; u=corteza; fl=flor; frzfruto;

hj=hoja; md=madera; ple=planta entera;

r=raíz; r(lt)=raíz (lignotubérculo); sezsemilla;

ta=tallo.

HypoxLs obtusa Burch. Hypoxis rooperi S. Moore

Xerophyta equisetoides Bak. Xenmhuta rettnervts xel&&a sp.

Dioscorea dregeana (Kunth) Dur. & Schins Dioscorea rupicola Kunth Dioscorea sylvattca (Kunth) Eckl.

Sp. no identificada. Aristea eckbmii Bak Aristea gerrardii H. Weim. Crocosmia aurea Planch. (M: Hook.) Planch. Crocosmia paniculata (Klatt.) Goldbl. Dictes iridioides (L.) Sweet ex Klatt Dictes sp. Dierama sp. *Eleuthrine plicata Gladiolus seri?eo-viRosus (Hook. f.) Gladiolus sp. Watsonia sp.

Aframomum melegueta Schumman Costus dubius Stphonochilus aethiopicus (Schweinf.) B.L. B Siphonochilus natalens~ Schltr. & K. Schum Stphonochilus SD. *Zingiber offictna¿e Roscoe

Acampe praemorsa (Roxb.) Blatter 61 McCann Acrolophia cochiearis (H. Bolus) Schltr. Aerangzs mystacidii (Reichb. f.) Schltr. ArrseRia atiicana Lindl. ArrseRia gigantea Reichb.f. Boluszella maudiae (Bolus) Schltr. Gdyptrochitum emarginatum Cyrtorchts arcuata (Reich. f.) Schltr. Diaphananthe xanthopollinia (Reichb. f.) Sum Eutophia clitellfwa (Reichb. f.) Bolus Eulophia cucultata @fiel. ex Swartz.) Steud Eulophta parviflora (Lindl.) A.V. Hall Eulophia petersii Reichb. f. Eulophia sp. Eulophia specfosa (R.Br. ex Lindl.)Bolus Eutophia streptopetala Lindl. Liparts remota J. Stewart & EA. Schelpe Microcoeiia ex% Lindl. Mystaczdium capense (L. f.) Schltr. Mystactdium milhmii Bolus Mystacidium venosum Harv. ex Rolfe Polystachya concreta (Jacq.) Garay & Sweet Pvtystachya ottoniana Reichb. f. i%Iystachya pubescens (Lindl.) Reichb.f. Potystachya sandersonii Han!. Rangaeris muscicola (Reichb.f.) Summerh. Trtdactyle bicaudata (Lindl.) Schltr. Trtdactyle tridentata (Harv.) Schltr. . ..I (/ Piper guineense Schum. & Thonn.

Trenza guineensi.s (Schum. et Thonn.) Ficalho ,” *

Y2nnabi.s sattua L.

a uc nz

aa &A

bb bb bb

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pie PIe PIe PIe

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2114 8

n

2153b 8 2486 8 2513 8

2635

2336

2111 1114a

8 8 8 8 8 8 8 n 8 n 8 8

2902 2714 2740

8 n

8 8 8

1063 n n

2903 2371

938

2184a

2126

2511 2177a

8 n n 8 8 8 8 n 8 n 8 n 8

2118a n

2888

42 DOCUMENTOS DE TRABAJO DE PUEBLOS Y PLANTAS, Nn 1, NOVIEMBRE DE 1998 Plantas medicinales africanas: orientaciones prioritarias en la intersección entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. - A.B. CUNNINGHAM

n

n

8 n

8

n

8

8

Page 45: Plantas medicinales africanas

I I FAMILIA y ESPECIE

bb=bulbo; czxorteza; fkflor; frzfruto;

hj=hoja; mdzmadera; ple=planta entera;

r=raiz; r(lt)=raíz (lignotubérculo); sexemilla;

ta=tallo.

Faurea macnaughtonii Phill. CZ

Faurea saligna Haro. CZ

F’rotea cofia Meisn. tl

Protea roupelliae Meisn. subsp. roupelliae C7. Pmfon En fl

Tapinanthus spp.

Thesium sp. d pall idum A. DC. Viscum sp. Viscum verrocosum Harv. Viscum s*.

Osyridicarpos schimperiwus Hochst.ex A. Rich

Ximenia americana L. Ximenio caffra Sond.

Sarcophyte sanguinea Sparrm. Thonningea sanguinea Vahl. > . . . L 1

Hydnora at%cana Thunb. r Hudnora sobnsiana Dinter Hidnora spp.

r r

Achyropsis auicularis (E. Mey. ex Moq.) Hook hj/ta Altemanthera repens 0. Kuntze hj!ta celosiQ hauna L. de

Psammotropha mykmtha Sond. de

Astenia cordifolia (L.fl Schwant. &oobroks edulis L. (ML. (N.E. Br.)

Portulaca sp. Portulaca oleracea L. Talinum cat??um (Thunb.) Eckl. & Zeyh.

BaselIa paniculata Volkens. hjlta 2506

Dionthus crenutus (Thunb.) Dianthus zeyheri Sond. Silene primulitlora Eckl. & Zeyh.

Numnhaea snn. r

Anemone cuHTa Eckl. 61 Zeyh. Anemone fmninii Harv. ex Mast. Clem~tLc brachiata Thunb. Knowltonia bracteata Harv. ex. Zahlbr. Ranunculus multifidus Forssk.

Cissampelos torulosa E.Mey .Iat~nrrhiza nohnnto

Annona senegaknsis Pers. Enantia polycarpa Engl. & Diels. Monanthotuxis caffra (Sond.) Verde. Monanthotaxis capea (E G Camus) Verde. Uvaria afzelii Sc. El. Uv~ri~ tafia E. Mey ex Sond. Uva& chamae P. Beauv.

*Cbmamomum camphora ca w *Cinnamomum zeylanicum CZ n

2602 860

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PIe

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2310 n

2724 n 2187a n 2323 n

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230 289

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251 n

2361

2118

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2322

hj/ta 2319 de 2143 PIe 1111 de 1116

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2719 2123 917

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2116

n

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n

n n

n

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n

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n

n n n n n

n

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2462

ta ta r

hjlta

n

DOCUMENTOS DE TRABAJO DE PUEBLOS Y PLANTAS, No 1, NOVIEMBRE DE 1998 Plantas medicinales africanas: orientaciones prioritarias en la intersección

entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. - A.B. CUNNINGHAM

43

Page 46: Plantas medicinales africanas

FAMILIA y ESPECIE

bb=bulbo; uxorteza; fkflor; fr=fruto;

hj=hoja; md=madera; ple=planta entera;

r=raíz; r(lt)=raíz (lignotubérculo); sezsemilla;

ta=tallo.

Cryptocarya tatifolia Sond. Cryptocarya myrtifolia Stapf Ocotea bullata (Burch.) Baill.

Boscia albitrunca (Birch.) Gilg. Cadaba natalensis Sond. cupparis brossii DC. Capparis tomentosa Lam. CZudostemon kirkii (Oliv.) Pax & Gilg Thilachium at?icanum Lour.

Kakmchoe crenata (Andr.) Haw. Kdmrhm cn

Pittosvorum vitidifforum Simc CZ 2488

Agrimonia eupatorta L. Prunus africana (Hook. f.) Kalkm. Vubus pinnatus Willd.

Abrus precatortus L. Acacia albida Del. Acacia nilotica (L.) Del. Acacia xanthophloea (Larn.) de Wet ALzeIia afi-icana Smith Afielia quanzensis Welw. Albizia adianthifoia (Schumach.) W.F.Wright Albizia antunesiana Harms Albizia tanganyinesis Bak. Caesalpinia bonduc (L.) Roxb. Cossia alata L. Cossia abbreuiata Oliv. Cassia sp. (“MUWAWANI”) Crotalarih globifera Crotalarib sp. Dichrostachys cinerea (L.) Wright & Am. Dolichos kiknandscharicus Taub. Duma.& villosa DC. var. villosa Elephantorrhiza elephantina (Burch.) Skeels Elephantorrhiza spp. Entada abicma Guill. 61 Perr. Entada pursaetha DC. Enbsema cordatum E. Mey. Eriosema rossii C.H. Stirton Eriosema salignum E. Mey. Erythrophleum lasianthum Corbishley Erythrophleum suaveokms Guill & Perr (Brenan) Lotononis corymbosa Be&. Mimosa pigra L. Mimosa pudica L. var. hispida Brenan Otholobium polystietum (Benth. ex Harv.) C.H. Stirton Pih&tigma thonningii (Schumach.) Milne-Redh. Psoralea pinnata L. Pterocqms ungolensis DC. Schotia brachypetala Sond. Schotia capitata Bolle StyZosunthes erecta P. Beauv. (M: Pal.) Swart.ia madagascariensiF Desv. Vamartndus indica L. Tephrosia sp. cf. marginela H. Forbes Tetrapleura tetruptera (Schumach. L Thonn.) Taubert

Monsoniu nat&nsis Kunth.(L.) Pelargonium alchemilloides (L.) L’Herit.

CZ CZ CZ CZ

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2634 2600 2103

2132

2460 2420

2194a

928

2493

2608

2187

2166

2203 2332

2130 2180

924 2147

2137 1138cNI

1109 1901 2867 2174a

2184NI 2500 2487 2897

2497Nl

2164 2396

2894 n

2895

2157

44 DOCUMENTOS DE TRABAJO DE PUEBLOS Y PLANTAS, No NOVIEMBRE DE 1998 Plantas medicinales africanas: orientaciones prioritarias en la intersección entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. - A.B. CUNNINGHAM

Page 47: Plantas medicinales africanas

FAMILIA y ESPECIE l

bb=bulbo; czxorteza; fkflor; fr=fruto;

hj=hoja; md=madera; ple=planta entera;

r=raíz; r(lt)=raíz (lignotubérculo); sesemilla;

ta=tallo.

Pelurgonium sp. cf. luridum (Andr.) Sweet r

Aguthosmu OvQtQ Pillans *Citrus sinensis Cl~u.~en~ anisatu (Willd.) Hook. f.ex Benth. Zanthoxulum caDen.se (Thunb.) Haro.

AZQdirQChtQ indica A. Juss. Ekebergiu capensis Sparrm. ~~ZQYQ nyassicu Stapf. ex Baker Khuyu senegulemis (Desr.) A. Juss. Trichiliu dregeQnQ Sond. Trichiliu emeticu Vahl Turraea fíoribundu Hochst. TUrrQeQ obtusifoliu Hochst. . . ., A A

Acridocurpus natulitius A.Juss. . . AI A

MUrQltiQ lancifoliu Harv. Polygulu cf. sphenoptera Fres. Polygulu confusa MacOwan f’olygQ¿Q fruticosa Berg. Polygulu gerrurdii Chod. PObJgQ¿Q hottentottu Pd POlygQ¿Q mQra?si.S Burtt-Davy Polygulu myrtifoliu L. Polygulu ohlendorfiana Eckl. & Zeyh. Polygulu serpenturiu Eckl. & Zeyh. PO¿ygQlQ Sp. Polygulu sp. cf. hortboschiuna PO¿Yga¿Q Sp. Cf. nQtQla2siS Polygulu virguta Thunb. var. decora (Sond.)

Aculypha depressinervu (0. Kunze) K. Schum. Aculypha glandulifoliu Buchinger ex. Meisn. Aculypha petioluris Hochst. Aculypha schinzii Pax. Alchomeu cordifoliu (Schumach. & Thonn.) Muell. Arg. Andruchne ovulis Muell. Arg. Antidesma wnosum E. Mey. ex Tul. Brideliu cuthurtieu Beto1.f. Brideliu duigneuudi Brideliu miffQnthQ (Hochst.) Baill. Croton grutissimus Burch. Croton pseudopulchellus Pax Croton sylvuticus Hochst. Euphorbiu hirtu L. Euphorbiu not&nsis Bernh. Euphorbiu pulvinatu Marloth Euphorbiu woodii N.E. Br. Hymenocurdiu QCidQ Tul. Jutropha curcas L. Jutropha hirsuta Hochst. MQCQranga CUpemiS (bill.) Benth. ex Sim MQprOUneQ QfriCQnQ Muell. Arg. Microdesmis keQyaQ Monadenium lugardue N.E Br Oldtieldiu uhicuno Benth. & Hook.f. Oldiieldiu ductylophyllu (Welw. ex Oliv.) J.Leonard Phyllanthus engleri Pax. Pseudoluchnostylis muprounifoliu Pax. Ricinodendron ruutanenii Schinz. Ricinus communis L. Spirostuchys africana Sond.

CZ

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2485

2457

2624 2143

2426

2088

2142a 2472 2709

2160a 2198 2138a

2161a 1053 2178

2139a 2156a 2882

2751 2502 2173 2208

2886 2108

r

2898 2177 2498 2499 2904

2136 2742

2884

n n n

n n n n

n n n

n n n

DOCUMENTOS DE TRABAJO DE PUEBLOS Y PLANTAS, No 1, NOVIEMBRE DE 1998 Plantas medicínales africanas: orientaciones prioritarias en la intersección

entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. - A.B. CUNNINGHAM

45

Page 48: Plantas medicinales africanas

FAMILIA y ESPECIE I

bb=bulbo; czxorteza; fkflor; fr=fruto;

hj=hoja; md=madera; ple=planta entera;

r=raíz; r(lt)=raíz (lignotubérculo); sezsemilla;

ta=tallo.

Synudenium cupulure (Boiss.) L.C. Wheeler TrQgiQ meyeriQna Muell.Arg. TrQgiQ rupe.strik Sond.

Hurpephyl¿um c&rum Bemh. ex. K. Krause Lam?ea edulis Engl. .!,oxostytis utato Spreng. f.ex. Reichb. Ozoroa ObovQtQ (Oliv.) R. & A. Femandes Ozoroo reticulutu (Bak.f) R 61 A Fernandes Protorhus longifoliu (Bernh.) Engl. Rhus chirindensis Bak. f. Sclwocuryu birreu (A. Rich.) Hochst. subsp. CQ~~Q (Sond.) Kokwaro Spondias mombin L. d . . 1 *

Cuss¿ne QethiOpiCQ Thunb. Cassine pupi&u (Hochst.) Kuntee &.ssine tnmsvu&nsis (Burtt-Davy) Codd Muytenus ucuminatu (L.f.) Loes. Muytenus mossumbicensis (Klotzsch) Blakelock Muytenus peduncu¿uris (Sond.) Loes. MuytemIs sp. “MPETU” Muytenus undata (Thunb.) Blakelock P¿eurosty¿iu c~pensis (Turcz.) Oliv. Pterocehzstna echinatus N.E. Br. Pteroce1astru.s rostrutus (Thunb.) Walo.

Apodytes dimidiutu E.Mey. ex Am. C~ssinopsis tinifoliu Harv. ICQC~~Q mannii Oliv.

Cardiospermum ha¿icucubum L. (1) Hippobromus puuciflorus (L.f.) Radlk. PQuttiniQ VbmQtQ L.

Bt?tXQ?TZQ lucens (Hochst.) Syzsy. BCFSQ~Q stuyneri Phillips Bemma swynii Phill. Bersamu tusoniano Oliv.

Be&emiu discolor (Klotzsch.) Hemsl. Helinus integrifolius (Larn.) Kuntze Rhumnus nrunoides L’Herit

Cissus quandnmgutu L. Cyphostemma sp. Rhoicissus digitQtQ (L.f) Gilg & Brand

Corchorus contú.ws Wild

Hibiscus suruttensis L.

Adansoniu digitQtQ L.

&hnn Sp. Cf. nOtQ¿itiQ

Gzrciniu ufzelii Engl. Garciniu gerrardii Harv. ex Sim Gzrciniu kola Heckel. Ckn-ciniu liuingstonei T. Anders. HQrwrgQnQ mQdQgQsCQl&tsiS Lam. ex Poiret

hj/ta r r r

995 2165a 2135a

CZ

r CZ

r r

CZ

CZ

2083

2098 2146

2606 2516

CZ

hjfta

CZ

CZ

CZ

CZ

CZ

r CZ

r CZ

CZ

CZ

CZ

CZ

2311a 2169 2163 2494 2117

2632 2617

r CZ

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2745 2068N

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2580:

CZ 2170 CZ 2106 CZ 2593 CZ 2106

CZ

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2200 2114 2109

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2515 290f

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2121N

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n n n

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n n

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n

n n n n n n

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n n n n

n n n

n

n

n

n

n

46 DOCUMENTOS DE TRABAJO DE PUEBLOS Y PLANTAS, N” 1, NOVIEMBRE DE 1998 Plantas medicinales africanas: orientaciones prioritarias en la intersección entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. - A.B. CUNNINGHAM

Page 49: Plantas medicinales africanas

FAMILIA y ESPECIE I

bb=bulbo; czcorteza; fl=flor; frzfruto;

hj=hoja; md=madera; ple=planta entera;

r=raíz; r(lt)=raíz (lígnotubérculo); se=semilla;

ta=tallo.

Hypericum aethiopicum Thunb. pie Hypericum sp. cf. roqxrianum Schimp. de Psorospermum febrifugum Spach. r

Casearia gladiiformis Mast. CZ Oncoba spinosa Forssk. fr Scolopia mundii (Eckl. &i Zeyh.) Warb. CZ

Adenia cissampeloides Harms. Adenia lobata (Jacq.) Engl. Adenia gummitéra (Haw.) Harms Adenia sp.cfsinensis Paropsia brazeana Baill. Schlechterina mitrostemmatoides Harms

. 1 * Beaonia hemonuma Steud. r 2179

Rhipsalis baccifera (J.S. Miller) Stearn

Barrinatonia asiatica

Gnidia burchellii (Meisn.) Gilg Gnidia kaussiana Meisn. var. haussiana Synaptolepis alternifola Oliv.

Cassipourea flanaganii (Schinz) Alston

Combretum erthrophyllum (Burch.) Sond. Combretum kraussii Hochst. Combretum molle R.Br. ex. G. Don Combretum psidiodes Welw. Taminalia ohanerophlebia Enel. & Diels Terminalia krikea &ch. ex CC.

*Eucalyptus spp. Heteropyxis natalensis Haw. *Psidium guajaca Suzuaium cordatum Hochst.

Gunnera perpensa L. ..L A

Alepidea amatymbica Eckl.& Zeyh. r Centella glabrata L. var. glabrata de Foeniculum vulgare A.W. Hill hj/ta Heteromorpha arborescens Cham. & Schlectend. hj Lichtensteinia interrupta (Thunb.) E. Mey r Peucedanum cafhum (Meisn.) Phill. r Peucedanum thodii Amold hj/ta Pimpínella tafia (Eckl. & Zeyh.) Harv. de Steoanotaenia araliacea Hochst. r

Curtisia dentata (Burm. f.) C.A. Sm. : 1 A 1

Mimusops tafia E. Mey. ex A. DC Mimusops obovata Sond. Sideroxylon inane L.

Diospyros galpinii (Hiem.) de Winter r Diospyros lyciodes Desf. r Euclea divinorum Hiern r Euclea natalensis A. DC. r

21732 n 2360 n

CZ 2168

2492

2610

ta ta ta ta r

PIe

2738

2199

ta 2510N

fr fr

2140 2127

2156

CZ CZ 2167t

2598 2349

cz,hj CZ 2353

cz

r 943

2616 2086

2501 2137

2471

CZ 2621

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CZ CZ CZ

2627

2166;

2102 2171

n

n n n

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n

n

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n n

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n

n n n

n n 8 n

DOCUMENTOS DE TRABAJO DE PUEBLOS Y PLANTAS, N” 1, NOVIEMBRE DE 1998 Plantas medicinales africanas: orientaciones prioritarias en la intersección

entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. - A.B. CUNNINGHAM

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Page 50: Plantas medicinales africanas

FAMILIA y ESPECIE

bb=bulbo; cz=corteza; fl=flor; fr=fruto;

hj=hoja; md=madera; ple=planta entera;

r=raíz; r(lt)=raíz (lignotubérculo); se=semilla;

ta=tallo.

Jasminum angulare Vahl Olea woodiana Knobl. Schrebera trichoclada Weiw. Schrebera alata (Hochst.) Welw.

Nuxia floribunda Benth. Strychnos henningsii Gilg

Acokanthera oblongifolia (Hochst.) Codd Acokanthera oppositifolia (Lam.) Codd. Alstonia boonei De Wild. Diplorhyncus condylocarpon (Muell. Arg.) Rauvolfia caffra Sond. Rauvolfia vomitoria Afsel. Stropanthus gerrardii Stapf. Stropanthus luteolus Codd Stropanthus petersiana Klotzsch. Stropanthus speciosus (Ward & Harv.) Reber Wrightia natalensis Stapf .“,. ,

Mondia whitei (Hook. f.) Skeels Parquetina nigrescens (Afz.) Bullock

Asclepias cucullata Schltr. Asclepias fruticosa L. Asclepias physocarpa Schltr. Ceropegia woodii Schltr. Huernia sp. Pachycarpus sonsolor E.Mey. Secamone gerrardii Harv. ex Benth. Stapelia gigantea N.E. Br. Tylophora flanaganii Schltr. Xysmalobium sp. (lapathifolium ?)

Convolvulus saggitatus Thunb. Ipomoea cairica (L.) Sweet Ipomoea conqesta R. Br. Turbina oblongata (E. Mey. ex Choisy) A. Meer

Clerodendrum hirsutum (Hochst.) H.Pearson PIe Clerodendrum triphyllum (Harv.) H. Pearson de Lippia jauanica (Burm.f.) Spreng hjlta

Becium obovatum (E.Mey. ex.Benth.) var. obovatum Leonotis leonurus (L.) R.Br Ocimum canum Sims Ocimum gratissimum L. Platostoma ahicanum P. Beauv. Plectranthus arallatus Brin.

Physalis peruuiana L. Solanum aculeastrum Dun. Solanum nigrum L. Solanum panduriforme E. Mey Solanum spp. Withania somnifera (L.) Duna1

Cycnium racemosum Benth. Gradena scabra (L.f.) Benth. Rhamphicarpa spp. Scoparia dulcis L. Strzga asiatica (L.) Kuntze. (=S. lutea Lour. M)

hj/ta CZ

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CZ

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2021 n 2463 n 2860

2613 2660 2351

2461 2580

2857 2124

2182

2601 2192

2887

2159

2190 2752 2440

2113 2154

2715

8

8 8 8 n 8

8

n

8 8 8 n 8

8 8 8 n n

8 8 8 n

2890

2163

n n n

2127 8 8

2169a 8 2128NI n

2091

2441NI

n 8 8 8

2728

2483

2891 2469

DOCUMENTOS DE TRABAJO DE PUEBLOS Y PLANTAS, No 1, NOVIEMBRE DE 1998 Plantas medicinales africanas: orientaciones prioritarias en la intersección entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. - A.B. CUNNINGHAM

Page 51: Plantas medicinales africanas

FAMILIA y ESPECIE I

bb=bulbo; cz=corteza; fkflor; frzfruto;

hj=hoja; md=madera; ple=planta entera;

r=raíz; r(lt)=raíz (lignotubérculo); sezsemilla;

ta=tallo.

Ceratotheca triloba (Bemh.) Hook. f. r 2587

Proboscideu fiugnms (Lindl.) Decne. fr

Crabbea hirsuta Harv. PIe Crabbea sp. hj/ta Justicia capensis Thunb. de

Anthospermum pumilium Sond. Burchellia bubalina (L.f.) Sir-m. Canthium inerme (L.f) Kunze Catunaregam spinosa (Thunb.) Tirvengadum Conostomium natalense (Hochst) Brem. Gardenia ternifolia Schumach & Thonn Gardenia thunbergia 1.f. Gardenia UotkensFii K. Schum. Kohautia amatymbica Eckl. & Zeyh. Morinda lucida Benth Nauclea latifolia Smith Pentanisia prunelIoides (Eckl.& Zeyh.) Walp. Rubia cordifolia L. subsp. conotricha (Gand. S-acote natalensis Hochst.

Cephalaria humilis (Thunb.) Roem & Schult. r Scabiosa cotumba& L. PIe

Cucumis africanus L.f. Cucumis hirsutus Sond. Kedrostis foetidissima (Jacq.) Cogn Logenaria mascarena Naud. Momordica charantia L.

Roella gtomerata A.DC. ,: . .

Acanthospermum hispidum DC. Achyrocline stenoptera (DC.) Hilliard & Burtt Adenostemma perotteti DC. Ageratum conyzoides L. Artemesia afia Jacq. ex. Willd. Aspilia natalensis (Sond.) Wild Aspilia natatasis (Sond.) Wild. Aster bakeranus Burtt-Davy ex C.A. Sm. Athanasia acerosa (DC.) Harv. Berkheya multiuga (DC.) Roessler Brachylaena.discolor DC. Callilepis laureola DC. Chrysanthemoides monelifera (L.) T. Norl. Dicoma sp. Dicoma kirkii

Eclipta prostata (L.) L. Felicia erigeroides DC. Gazania lineans (Thunb.) Druce Gerbera ambigua (Cass.) Sch. Bip. Gerbera piloselloides (L.) Cass. Helichrysum acutatum DC. Helichrysum aureonitens Sch. Bip. Helich ysum epapposum H.Bol. Helichrysum gymnocomum DC. Helichrysum herbaceum (Andr.) Sweet Helichrysum natalitium DC. Helichrysum odoratissimum (L.) Sweet Matricaria nigetlifolia DC. Microglossa mespilifotia (Less.) B.L. Robinson Osteospermum imbricatum L.

cz,fr

2470

2157

r r r fr

hj!ta fr, r r

PIe hj/ba hj/ta r(k) hj/ta

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2212 2337

1014

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2710

2885 1058 2468

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2181a

fr fr

r(M fr

hjlta hj/ta

2748 2210a 2475

927

PIe 2480

hjlta 2112

fr hjlta hj/ta hj/ta hj/ta PIe

hj/ta r r

hj/ta r

2725 937 2504 2901 925

r hj/ta hj/ta PIe r

PIe de PIe PIe de r

hjita hj/ta hj/ta hj/ta hjha hj/ta hj!ta hjita hj/ta

1057 2162 2122 2081 2669

2474 1098 2090 2119 1112

2133a 949

2081RB 2030RB

2354

2183Nb

1114 1018

DOCUMENTOS DE TRABAJO DE PUEBLOS Y PLANTAS, N” 1, NOVIEMBRE DE 1998 Plantas medicinales africanas: orientaciones prioritarias en la intersección

entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. - A.B. CUNNINGHAM

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Page 52: Plantas medicinales africanas

FAMILIA y ESPECIE

bb=bulbo; cz=corteza; fkflor; frzfruto;

hj=hoja; md=madera; ple=planta entera;

r=raíz; r(lt)=raíz (lignotubérculo); sezsemilla;

tzktallo.

Othonna natalensis Sch. Bip. W Pulicaria scabra (Thunb.) Druce PIe Senecio cissampelinus (DC.) Sch. Bip. hj/ta Seneciio coronatus (Thunb.) Harv. PIe Sanecio gregati Hilliard hj/ta Senecio serratuloides DC. hj/ta Senecio speciosus Willd. hj/ta spilanthes maurihana (Pers.) DC. hj Vemonia adoensis Sch. Bip. ex Walp. hj/ta Vemonia anisochaetoides Sond. hj/ta Varnonia natalensw Sch. Bip. hj/ta Vemonia neocorymbosa Hilliard hj/ta Verrumia o¿igocephaZa (DC.) Sch.Bip. ex Walp. hj/ta

” U Y

: ”

2482 2505 2104 921 1113 2117

2321 1106 2120 2175

ANEXO 2

Especies y familia vegetales mencionadks en el texto.

Abrus precatorius (Fabaceae) Irvingia gabonensis (Irvingiaceae) Acacia xanfkopkbxa (Fabaceae) Afrormosia elata (Fabaceae)

Ladebouria hypoxidoides (LiIiaceae) Lepfadenia hastatu (Asclepiadaceae)

At?ostytar lepidopkyllus (Styraceae) Loesenem kalantha (Género: Loesenera) Agapanthus umballatus (Liliaceae) Maytenus buchananii (Celastraceae) AIbizia adianthifolia (Fabaceae) Maytenus senegalensis (Celastraceae) Albina suluanse (Fabaceae) Monanthotaxis capea (Annonaceae) Alepidea amatymbica (Apiaceae) Mondia whitei (Periplocaceae) Artamisia annua (Asteraceae) Aselepias cucullata (Asclepiadaceae)

Myrothamnus flabellifolius (Myrothamnaceae) Mystacidium millari (Orchidaceae)

Azadirachta indica (Meliaceae) Ocotea bullata (Lauraceae) Aeanza garkeana (Malvaceae) Okoubaka aubrevillei (Oknemataceae) Begonia homonymma (Begoniceae) Olea welwitschii (Oleaceae) Boweia volubilis (Liliaceae) Parinari curatellifolia (Chrysobalanaceae) Cannabis sativa (Cannabaceae) Pausinystalia johimbe (Rubiaceae) Cassia abbreviata (Fabaceae) Pentadiplandra brazzeana (Pentadriplandraceae) Cassine transvaalensis (Celastraceae) Pergularia daemia (Asclepiadaceae) Cassine papillosa (Celastraceae) Pericopsis elata (Fabaceae) Cussipourea gerradii (Rhizophoraceae) Pimpinella caffa (Apiaceae) Castanospermum australe (Fabaceae) Plectranthus grallatus (Lamiaceae) Catha edulis (Celastraceae) Podocarpus fulcatus (Podocarpaceae) Citrus sinensis (Rutaceae) Protea gauguedi (Proteaceae) Curtisia dentata (Comaceae) Prunus africana (Rosaceae) Datura metel (Solanaceae) Psidium guajava (Myrtaceae) Dianthus zeyheri (Illecebraceae) Pterocarpus angolensis (Fabaceae) Diospyros tricolor (Ebenaceae) Pycnanthus angolensis (Myristacaeae) Dumasia villosa (Fabaceae) Randia acuminata (Rubiaceae) Enantia polycarpa (Annonaceae) Rapanea melanophloeos (Myrsinaceae) Entada ahicana (Fabaceae) Rhigiocarya peltata (Menispermaceae) Epinetrum undulatum (Ebenaceae) Ricinodendron heudelotii (Euphorbiaceae) Erythrina abyssinica (Fabaceae) Securidaca longipedunculata (Polygalaceae) Erythrophleum lasianthum (Fabaceae) Sclerocarya birrea (Anacardiaceae) Erythrophleum suaveolens (Fabaceae) Scilla natalensis (Liliaceae) Euclea divinorum (Ebenaceae) Scoparia dulcis (Scrophulariaceae) Euclea natalensis (Ebenaceae) Siphonochilus aethiopicus (Zingiberaceae) Faurea macnaughtonii (Proteaceae) Siphonochilus natalensis (Zingiberaceae) Garcinia epunctata (Clusiaceae)) Stangeria eriopus (Stangeriaceae) Garcinia klaintana (Clusiaceae) Strophanthus barteri (Apocyanaceae) Garcinia kola (Clusiaceae) Strophanthus thollonii (Apocyanaceae) Garcinia mannii (Clusiaceae) Swarttia madagascariensis (Fabaceae) Garcinia afzelii (Clusiaceae) Synadenium cupulare (Euphorbiaceae) Gnidia kraussiana (Thymeleaceae) Synaptolepis kirkii (Thymeleaceae) Griffonia simpticifolia (Fabaceae) Trichilia emetica (Meliaceae) Harpagophytum procumbens (Pedaliaceae) Urginea maritima (Liliaceae) Harpagophytum zeyheri (Pedaliaceae) Voacanga africana (Apocynaceae) Haplormosia monophylla (Género: Loesenera) Voacanga thuoarsii (Apocynaceae) Haworthia limifolia (Liliaceae) Voacanga grandifolia (Apocynaceae) Helichrysum kraussii (Asteraceae) Warburgia salutaris (Canellaceae) Helich ysum odoratissimum (Asteraceae) Zanthoxylum macrophyllum (Rutaceae)

50 DOCUMENTOS DE TRABAJO DE PUEBLOS Y PLANTAS, No 1, NOVIEMBRE DE 1998 Plantas medicinales africanas: orientaciones prioritarias en la intersección entre protección de la naturaleza y atención médica primaria. A.B. CUNNINGHAM

Page 53: Plantas medicinales africanas

La Iniciativa

Pueblos y

Plantas vio la luz en julio de 1992, impulsada conjuntamente por el WWW, la UNESCO y los Roya1 Botanic Gardens, Kew. Tiene por objeto fomentar un uso sostenible y equitativo de los recursos vegetales prestando apoyo a la labor de los etnobotánicos de los países en desarrollo.

Esta iniciativa parte de la convicción y el reconocimiento de que los habitantes de las comunidades rurales poseen con frecuencia un saber detaltado y profundo sobre las propiedades y la ecología de las plantas que crecen en su entorno y de las que dependen para nutrirse, curarse y obtener combutible, materiales de construcción y otros productos. Pero gran parte de ese saber está desapareciendo, engullido por la transformación de los ecosistemas y las culturas locales. Debido a la pérdida de hábitats silvestres, a la intensificación del uso local de las plantas y al aumento de la demanda y la presión que ejerce el mercado, asistimos con alarmante y creciente frecuencia a la sobreexplotación de plantas no cultivadas. El bienestar de las poblaciones autóctonas y la eventual aplicación de los productos de origen vegetal en otros ámbitos y lugares hacen de la conservación a largo plazo de esos productos y del saber a ellos vinculado un imperativo irrenunciable.

Los modos tradicionales de gestión de los recursos vegetales configuran un repertorio muy variado, que abarca desde el «cultivo» de ciertas especies hasta la recolección de plantas «silvestres». Los planteamientos que preconiza y aplica Pueblos y Plantas intentan tomar en cuenta todas las posibilidades que caben en tan amplio espectro.

La colaboración entre etnobotánicos y poblaciones autóctonas permite estudiar y censar los usos de las plantas, detectar los casos de sobreexplotación de especies no cultivadas, proponer métodos sostenibles de explotación e investigar posibles alternativas, por ejemplo el cultivo.

La Iniciativa Pueblos y Plantas está creando estructuras de apoyo a los etnobotánicos de países en desarrollo que colaboran con las poblaciones autóctonas para proteger tanto los recursos vegetales como los conocimientos ecológicos tradicionales. Los cordinadores del programa organizan talleres, brindan apoyo técnico y científico a los proyectos sobre el terreno, alientan debates y suministran o elaboran bibtiograffa sobre etnobotánica, saber ecológico tradicional y uso sostenible de los recursos vegetales.

WWF’

Division of Ecological Sciences Man and the Biosphere Programme UNESCO, 7 Place de Fontenoy 75352 Paris CEDEX 07 SP, FRANCIA Faz: 33 140659897

- UWLSEU

The Director Roya1 Botanic Gardens, Kew Richmond, Surey TW9 3AB REINO UNIDO Fax: 44 81332 5197

, Cabe esperar que al amparo de esta iniciativa llegue a consolidarse una red de etnobotánicos de distintos países o regiones interesados en el tema, una red

; capaz de propiciar el intercambio de información y ; experiencias y encauzar proyectos de colaboración

sobre el terreno. .i I

Señas de contacto:

Biodiversity Unit Conservation Policy Division, WWF International, World Consewation Centre, Avenue du Mont-Blanc, 1196 Gland, SUIZA Fax: 4122 364 8219