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PERSPECTIVA HISTÓRICA DEL DESARROLLO EN EL ESPACIO LITORAL DE LA VERTIENTE NORTE DE LA SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA
En el capítulo anterior se presentó una caracterización general y el diagnóstico integral de la situación ambiental como corte en el tiempo, de los ecosistemas y
las distintas manifestaciones interrelacionadas de la cultura para el territorio
litoral de estudio. Sin embargo el crítico estado de deterioro de los ecosistemas y
los niveles de exclusión y pobreza actuales en el área, solo pueden debidamente explicarse mediante la comprensión de las tendencias y la dinámica histórica de
la estructura de procesos ecológicos, sociales, económicos, políticos y culturales
que subyacen a la realidad en el presente. En el reconocimiento de esta dinámica, se pretendió aquí, desandar la senda que el discurso del Desarrollo a
impregnado a los principales procesos socioeconómicos, o sectores de la
producción en el espacio litoral al norte de la Sierra Nevada. Haciendo uso del
enfoque y metodología de la Arqueología del Paisaje1, se caracterizan entonces los procesos históricos recientes de ocupación, apropiación, espacio vivencial y
conflictos impulsados por el Desarrollo, evaluando a su vez el grado de
intervención y las alteraciones generadas tanto sobre los ecosistemas marino-costeros, como sobre sus habitantes y sus culturas.
Como ya se ha indicado, es el año de 1949 cuando Colombia fue receptora del primer préstamo otorgado por el Banco Mundial a un país del Tercer Mundo,
bajo la égida del discurso desarrollista2 y del referente exógeno de bienestar
impulsado por Harry Truman en la posguerra; el de inicio de este análisis
histórico. Son en esta perspectiva las últimas cinco décadas el ámbito temporal principal de la investigación. No obstante con carácter complementario se
presentará aquí primero una síntesis histórica de las distintas expresiones de
apropiación y uso cultural del espacio litoral de interés, que antecedieron a la implantación y desarrollo del discurso. Este enfoque permitirá comprender mejor
tanto el estado de la base natural del área de interés, como las tendencias
sociales y económicas dominantes a partir del cual partió el discurso y práctica
del Desarrollo a mediados del Siglo XX, los actores socioeconómicos y políticos
1 MOLANO, Joaquín. 1996. Arqueología del paisaje. En : Espacio y Naturaleza. Anotaciones sobre
planeación No. 44. Fac. Arquitectura. Univ. Nal. de Colombia. Medellín. 7-14 pp.
2 El 20 de enero de 1949, Harry Truman en el punto IV de su discurso de posesión como Presidente de
Estados Unidos, propone el desarrollo como la panacea para aliviar la pobreza de todos los pueblos y
reproducir así en todo el globo las características de bienestar de los países victoriosos en la posguerra:
“Más de la mitad de la población del mundo vive en condiciones cercanas a la miseria. Su alimentación es
inadecuada, es victima de la enfermedad. Su vida económica es primitiva y estancada. Su pobreza
constituye un obstáculo y una amenaza tanto para ellos, como para las áreas prosperas. .. creo que deberíamos poner a disposición de los amantes de la paz los benéficos de nuestro acervo de conocimiento
técnico para ayudarlos a lograr una vida mejor. Lo que tenemos en mente es un programa de desarrollo
basado en los conceptos de trato justo y democracia.....producir más es la clave para la paz y la
prosperidad. Y la clave para producir más es una aplicación mayor y más vigorosa del conocimiento
técnico y científico moderno”. Truman. 1964. En: ESCOBAR, A. 1996. Serie Vitral. Edit. Norma. 19 pp.
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que dominaron y colapsaron en el área y, finalmente, de manera importante,
dimensionar mejor la carga cultural e histórica de expoliación y sujeción que ya llevaban consigo las gentes del litoral del Magdalena Grande establecidas entre
Santa Marta y Riohacha por ese entonces.
5.1. VISIONES CULTURALES DE ENCUENTRO CON LOS ECOSISTEMAS ANTES DE POINT IV: UNA SÍNTESIS
Las transformaciones tanto de la base ecosistémica costera como sociocultural,
en la vertiente norte de la Nevada, por las múltiples expresiones de apropiación territorial a lo largo de su historia, permiten diferenciar cuatro grandes estadíos
de la relación sociedad-naturaleza:
Mundo Prehispánico y Conquista
El nuevo orden señorial durante la Colonia
El orden Precapitalista Republicano El orden Capitalista Moderno
El cuarto estadío corresponde, como se verá, al periodo de tiempo con mayores
impactos ambientales en la zona y donde se pueden caracterizar los procesos históricos recientes, después de la posguerra, de ocupación y apropiación del
espacio/tiempo en el área, impulsados por el paradigma del Desarrollo.
5.1.1. Relación Sociedad – Naturaleza en el mundo Prehispánico y la Conquista
La información más antigua disponible sobre la ocupación del espacio que hoy constituye Santa Marta y su zona costera, en la llamada Provincia Betoma3
parece iniciarse en el Siglo XIV, con el desplazamiento de grupos de población
precolombina, de la familia Arhuaca, oriundos de la cuenca media y alta del río Ranchería. Estos grupos después de una gran apropiación de la oferta de recursos
de las selvas y debido a la sequedad de sus tierras y el deterioro de las mismas
por procesos de tumba y quema migraron en busca de mejores medios de
sustento al noroeste del espacio litoral de la Sierra entre el río Guachaca al oriente y el río Frío al suroeste. La abundancia de grandes roedores como
chigüiros o capibaras (Hydrochaeris hydrochaeris) en los sistemas lagunares
asociados a las bocas de los ríos, la alta oferta pesquera y de maderas favorecieron su establecimiento, desarrollando además sistemas de terrazas en
3 FUNDACIÓN PRO-SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA. 1991. Historia y geografía. Sierra Nevada
de Santa Marta. Fondo FEN-UICN. Fondo Ed. F. PRO-SIERRA. Bogotá. D.C. 48 p.
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el piedemonte y obras de irrigación en las áreas planas que generaban
importantes excedentes4.
Los Taironas o Tairos asentados en la parte baja de las cuencas del Guachaca,
Buritaca y Don Diego (Provincia Tayrona) aprovecharon intensamente invertebrados como moluscos y crustáceos marinos para fines ornamentales y
religiosos, delimitando su territorio de manera tal que incluyera alta montaña,
los humedales, las selvas costeras y el mar para completar así el llamado ciclo de las aguas. Reichel-Dolmatoff5 señala como los Matunas en el valle donde hoy se
emplaza el área urbana de Santa Marta, intercambiaban productos pesqueros,
miel de abejas y sal con los Taironas, así como los Tangui en los ríos Don Diego,
Piedras y Gaira. Extensos salitrales y humedales costeros se extendían, por ese entonces, tanto al oeste de la Bahía como al sur de Punta Gloria. Poblaciones de
aves del flamenco migratorio (Phoenicopterus ruber) hacían uso periódico de
estas áreas. Existen evidencias de la presencia en el litoral de clanes tal vez más antiguos denominados Kashingui y Peibuni, localizados en Taganga y las zonas
bajas de los ríos Manzanares y Gaira. Estos clanes de pescadores, recolectores y
cazadores costeros, intercambiaban también sus productos con los Papale Tuxe, en el sector comprendido entre Punta Gaira y la boca del río Córdoba. Los
Ubatashi (gente de los ojos azules), Gulamena (arranca-brazos), Sangaramena
(arranca-cabezas), Guanebucán y Duanabuká (gente del pelicano), establecidos
respectivamente en las cuencas bajas de los ríos Hukumeiji (Palomino), Cañas, Jeréz, Tapias y Ranchería, conocida como Provincia de La Ramada, extraían e
intercambian pescado, camarones y moluscos de las madreviejas asociadas a la
boca de los ríos, e intercambiaban también productos con los Kogi, Tairos y Aldu-Guiji de la media y alta montaña.
En síntesis para finales del Siglo XV el área de interés correspondía al ámbito
litoral de las provincias indígenas de Betoma, Tayrona y la Ramada. Entre las dos primeras provincias se evidencian múltiples contactos que se reflejan en un
idioma común y en su característica cultura lítica en caminos y asentamientos
desde las zonas planas y hasta las cumbres de la Nevada. Los registros arqueológicos evidencian que la zona estaba densamente poblada para finales de
ese siglo. Una red de caminos y ciudades de arquitectura avanzada, conectaban a
las múltiples tribus allí asentadas las cuales dependían de un elaborado manejo hidráulico, la agricultura itinerante de vertiente, la recolección de sal, la caza y
la pesca. Las selvas costeras y serranas, los complejos lagunares asociados a las
cuencas bajas de los ríos, los sistemas de salitrales costeros, los bosques de
manglar y los arrecifes de corales y ostras, además de las praderas de pastos marinos, soportaban una economía basada intensamente en el intercambio y el
trueque. Un grado medio-bajo de transformación de las selvas y ecosistemas
4 BISCHOF. H. 1983. Indígenas y españoles en la Sierra Nevada de Santa Marta. Siglo XVI. Rev. Col. de
Antropología. No. 24. Bogotá. D.C. 75-124 pp.
5 REICHEL-DOLMATOFF, G y A. DOLMATOFF. 1977. Estudios Antropológicos. Biblioteca Básica
Colombiana. Bogotá. D.C. 34-41 pp.
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terrestres litorales en el período prehispánico podría haberse esperado para
comienzos del Siglo XVI. No pueden descartarse transformaciones uniformes en algunas áreas, especialmente en las más secas por acción del fuego inducido,
asociado a las actividades agrícolas y la extracción maderera.
A partir de 1501 con la llegada de los españoles a las costas de Santa Marta; el
primer desembarco hispano en tierra firme en el Nuevo Continente; la conquista
se prolonga por cerca de cien años que originan una serie de hechos determinantes en la reorganización del espacio y en la relocalización de los
pueblos indígenas. Las gobernaciones de Rodrigo Álvarez Palomino, García de
Lerma, Rodrigo Infante y Pedro Fernández de Lugo (1527-1540) desarrollan
expediciones pacificadoras para hacer rescates a lo largo de todo el litoral de la cara norte de la Nevada. Los clanes de indígenas de la zona costera son
totalmente desplazados a las partes altas de la Sierra o extinguidos, ante las
presiones del aculturamiento impuesto y de la esclavitud. Las ensenadas y ancones con valor estratégico son apropiados por los hispanos y se favorece de
manera generalizada “el desarraigo de selvas y montes para la captura de los
indios comarcanos juzgados de traición y alevosía” 6. Culturas como los de Kashingui, Peibuni, Papale Tuxe, los Ubatashi y los Duanabuká son aniquilados
tanto por el arrasamiento físico de sus poblados y cultivos como por los malos
tratos infligidos por el sometimiento español en encomiendas y minas. Selvas
costeras y bosques secos son talados para la construcción y recurrente reconstrucción de Santa Marta7, así como las fundaciones de ciudades
posteriormente arrasadas por los indígenas como Orino (cerca al río de El Hacha,
actual río Ranchería), Palencia (en la Provincia Tayrona cerca del río Buritaca, Hontiveros (en la Provincia de La Ramada, en la boca del río Jerez o Dibulla) y
Córdoba (en la Provincia de Betoma, en la cuenca media del río Córdoba)8. En
1534 el Gobernador García de Lerma construye en la bahía de Santa Marta el
primer astillero que hubo en Colombia “yo hice tres bergantines y una fusta a mi costa para enviar al río Grande y descubrir los secretos de él...”9. Así comienza
la explotación maderera en primer lugar de las selvas costeras y después de las
selvas serranas para la construcción de barcos, que incluyeron desde los primeros
6 RESTREPO, E. 1937. Como se pacificaba a los indios. Boletín de historia y antigüedades. No. 24. 739-743
pp.
7 Santa Marta fue saqueada, quemada y nuevamente reconstruida al menos nueve veces durante el Siglo XVI.
La calidad inflamable de los materiales de construcción se constituía en la mayor debilidad de la ciudad. Se
destaca en particular el primer incendio el 26 de febrero de 1531, los ataques e incendios piratas de los
franceses Robert Baal en 1543, Jacques de Sores en 1555, y Martín Cote en 1560, y por último el ingles
Francis Drake en 1585. Incluso los mismos indios de Mamatoco incendiaron la ciudad en 1575. Para
ampliar consultar: OSPINO, A. El drama urbano de Santa Marta durante la dominación española.
Bogota. D.C. Mincultura. 37-39 pp. Bogota. D.C.
8 FUNDACIÓN PRO-SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA. 1991. op.cit.
9 BERMÚDEZ, A.E. 1997. Materiales Para la historia de Santa Marta. Recopilación histórica. Edit.
Kimpres. Bogotá. D.C.
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que permitieron tanto la conquista del interior del Nuevo Reino de Granada a
través del río Magdalena, como la construcción de la Armada Invencible de Felipe II en el puerto de Cádiz -Andalucía-. Hasta allí llegaron las maderas de la Nevada
a mediados del Siglo XV10. Por esos años huestes de hombres enarbolando
pendones, arcabuces, cruces, espadas y picas, se internan en las selvas entre el río Buritaca y el río Ancho tras la senda del oro. Juan de Castellanos y Pedro de
Ursúa desbrozan monte, abren cárcavas y pacifican el litoral en su búsqueda. Las
aguas frescas y abundantes del río Manzanares y el hemiciclo rocoso que enmarca la bahía y que la protege de los vientos y corrientes marinas, hacen que Santa
Marta sea convertida en la cabeza de puente y soporte natural de la conquista
hispana en tierra firme. Se abren potreros para el ganado bovino, caprino y
equino recién introducido en toda la zona plana bajo el dominio español. Esta potrerización en la Conquista se restringió a las zonas bajas localizadas entre los
ríos Córdoba y Manzanares y alrededor de las poblaciones de Hontiveros /Dibulla
y de Río de La Hacha.
Desde la misma Capitulación de Carlos I en 1524, rey de España, mediante la cual
se faculta a Rodrigo de Bastidas para fundar a Santa Marta, se autoriza y promueve el corte de palos de tinte y las pesquerías de perlas goajiras. Estas dos
actividades resultaron a la postre de particular importancia económica y
comercial para las cortes españolas. El palo de tinte o Palo del Brazil
(Haematoxylon brasileto) se explotó tanto en las zonas secas alrededor de Santa Marta como en inmediaciones de la población de Río de La Hacha. De la Rosa
señala como flotas enteras de barcos cargueros españoles atracaban en el puerto
de Santa Marta para ser llenados de palo de tinte, maderas finas de caoba y cedro y otros productos naturales11.
De particular importancia fue el inicio de las explotaciones de los bancos
perlíferos12 a finales de la cuarta década del Siglo XVI. Los neoganadinos13 de la Isla de Cubagua en el actual estado de Nueva Esparta en Venezuela, ante el
colapso de sus haciendas perleras por sobreexplotación, se establecieron en
Santa Maria de los Remedios del Cabo de la Vela en la Guajira para 153914. Para el año de 154015 ante la intensa piratería y presión de los nativos, estos hispanos
10
ARCINIEGAS. G. 1966. Biografía el Caribe. Plaza & Janes Editores. Barcelona. 119-148 pp.
11
DE LA ROSA, José Nicolás. 1975. Floresta de la ciudad de la Santa Iglesia Catedral de Santa Marta.
Ediciones Banco Popular. Vol. 74. Bogotá. D.C. 248 p.
12
Los bancos estaban constituidos básicamente por dos especies de ostras perleras Pinctada imbricata y
Pteria colymbus.
13
Gentilicio de los habitantes de Nueva Cádiz la ciudad perlera de Isla Cubagua en la actual Venezuela. De
allí provinieron los fundadores del asentamiento en el Cabo de la Vela, así como los de Riohacha. 14
EZPELETA, B. 2000. La verdadera historia de Riohacha. Aarón Impresores. Riohacha. 87-95 pp.
15
RESTREPO TIRADO, E. 1929. Historia de la Provincia de Santa Marta. Primera Parte. Cap. VIII.
Madrid. Imprenta Eulogio de Laceras.
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se desplazan al río de El Hacha donde fundan Nuestra Señora de Los Remedios
del Río de El Hacha, hoy Riohacha, hacia 1545. Aquí se establecen las Granjerías de Perlas de Río de El Hacha que constituyeron durante casi dos centurias el
principal emporio de riqueza de los asientos españoles en el Caribe colombiano.
Estas granjerías se intensificaron especialmente durante el segundo medio siglo XVI además de Río de la Hacha, en la Laguna de San Juan, Almirones, San Agustín
cerca del río Palomino, Puerto Viejo, Punta de Don Antonio, Carrizal e incluso en
el mismo Cabo de la Vela. Las perlas fueron la primera bonanza en territorio guajiro. Ella convirtió a gentes humildes e incluso a indígenas de vida nómada y
pastoril en propietarios de grandes fortunas que fueron a su vez a la postre, el
crisol mismo de la arraigada cultura del contrabando.
Como lo señala Márquez16 el final de la conquista estuvo estrechamente
relacionado con el momento en que pasó a los hispanos los últimos restos del oro
indígena. El cronista Juan de Castellanos17 indica como la explotación en firme de las áreas auríferas aluviales de Buritaca, Guachaca, San Salvador y Palomino
solo se inició formalmente después que los hispanos la emprendieron contra los
indios Guanebucán de Dibulla arrebatándoles tanto el oro ornamental que les quedaba y hasta los mismos “calabazuelos de oro que cubrían su órgano viril”.
Para finales de la Conquista en el área de interés ya estaban establecidas cuatro
encomiendas al oriente de Santa Marta y seis en la Provincia de La Ramada (Tamarrazón, Cotoprix, Monguí, etc.)18. En estas encomiendas, como en las
haciendas de Santa Cruz de Papare, Don Toribio de la Torre, Florida de San
Pedro Alejandrino, Minca, Alambique y Santa Cruz de Gaira, entre otras, se concentraba cerca de la mitad de la población indígena sometida por ese
entonces. La escasez de mano de obra era crítica, la abundancia de recursos
naturales notable. Además del arrasamiento físico, las enfermedades habían
reducido la población nativa a menos de una tercera parte de la existente para comienzos del Siglo XVI a la llegada de los españoles19.
16
MARQUEZ, G. 2001. De la abundancia a la escasez. La transformación de ecosistemas en Colombia. 321-
452 pp. En: PALACIOS, G (Editor). Naturaleza en disputa. Ensayos de historia Ambiental de Colombia
1850-1005. Universidad Nacional de Colombia. 1ra. Ed. Bogota. D.C. 359-360 pp.
17
DE CASTELLANOS, J. 1955.Elegía de varones ilustres de Indias. Tomo I. Editorial ABC. Madrid.96-99
pp. 18
FUNDACIÓN PRO-SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA. 1991. op.cit.
19
BERMÚDEZ, A.E. 1997. op.cit.
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5.1.2. El Nuevo Orden Señorial durante la Colonia Como en el estadío anterior, en los Siglos XVII y XVIII son la escasa mano de obra
el limitante principal para apropiar la abundante oferta natural de recursos
costeros y serranos. En estricto sentido, el objetivo del conquistador como el del
colonizador era prioritariamente la obtención de oro y de mano de obra para explotar los recursos naturales más valiosos, antes que la misma tierra como
dominio.
En este período se consolidan las primeras encomiendas al oriente de la Santa
Marta, en Buritaca, Guachaca y La Ramada. La producción de ostrales asociados
a las Haciendas Perleras con base en el Río de El Hacha inicia su paulatino descenso por agotamiento de los bancos a partir de 1650, con nuevos ciclos de
resurgimiento hacia finales del Siglo XVIII. En la misma medida se intensifica la
pesquería y explotación de la tortuga marina20. Cuadrillas de indígenas primero y
de negros después, bajo sometimiento de encomenderos, se dedican a la extracción de tortuga marina en todo el litoral especialmente en la provincia de
Betoma y en La Ramada. El negocio de la tortuga y el carey con Europa se
constituyen en la alternativa mercantil para paliar la sobreexplotación y el colapso de los bancos perleros. El contrabando con holandeses e ingleses se
consolida por la vía de Jerusalén. Su puerta de entrada es Dibulla y Riohacha,
camino del Río Grande hacia el interior de la Nueva Granada a través del Valle
de Upar21. Del contrabando no solo se benefician los indígenas Guajiros, sino también algunos de los vecinos hispanos de Río de El Hacha, los cuales mantenían
buenas relaciones con los indígenas lo que ponía en evidencia fisuras en el
modelo de dominación colonial.
El éxodo indígena se intensifica como resistencia a la aculturación y en particular
a la esclavitud que demanda la extracción de oro, perlas y la explotación y exportación de palo del brazil. Riohacha y Santa Marta se organizan a comienzos
del Siglo XVII en Centros Administrativos, catequizadores y colonizadores. La
exterminación de la mano de obra indígena por el abuso español es compensada
por la Gobernación de Antonio de Narváez y La Torre (1778), para reactivar la economía de las provincias, trayendo esclavos negros africanos a través de La
Ramada en el sector de Dibulla. No obstante barcos ingleses traen por Dibulla y
Riohacha de manera ilegal la mayoría de los esclavos africanos. Estos son pagados por los hispanos con ganado, conchas de carey y palo del brazil.
Se intensifica la extracción maderera en las zonas planas y el establecimiento de
encomiendas ganaderas al oriente del río Palomino (Tamarrazón, Cotoprix, Monguí y Machobayo). José Fernando de Mier y Guerra, Marqués de Torre Hoyos
de la nueva nobleza señorial de Mompóx, en su condición tanto de Maestre de
20
EZPELETA, B. 2000
21
FUNDACIÓN PRO-SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA. 1991. op.cit.
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Campo de las Milicias de Santa Marta, como de Noble Señor de estas Tierras22,
aplasta las sublevaciones indígenas en la región, sujeta más esclavos a sus capitanes mandadores en las haciendas, amplia la sujeción de los nativos en las
encomiendas, y extiende los potreros ganaderos de sus tres haciendas del Hatillo
de la Sierra Nevada (Curucatá, Pantano y Tenso) hasta el piedemonte serrano al oste del Río Piedras y al noreste del río Manzanares. La apropiación particular de
tierras por los españoles de la burguesía y la clase nobiliaria, en atención a la
providencia de la Corona sobre composición de tierras, se hace así extensiva en todo el Caribe colombiano.
Ante el colapso demográfico de los nativos, e incluso de los mismos hispanos por
la alta estadística bélica por incendios y pillajes de piratas y corsarios23, curas doctrineros y corregidores de la jurisdicción de Santa Marta reciben el encargo
en 1778 del Rey de España de realizar un censo general de adultos y niños de
ambos sexos, estableciendo clases, estados y castas. El mestizaje se extiende principalmente entre grupos nativos resistentes a la aculturación, hispanos
renegados y negros cimarrones. A finales del Siglo XVIII se calculaba que más del
60% de los habitantes de la costa eran mestizos24.
Finalmente hacia 1798 se aplica intensivamente el sistema de desarraigar
poblaciones indígenas y forzar su cristianización en los valles de los ríos
Palomino, Garavito, Ancho, Santa Clara y Jeréz. Aquí en las cuencas bajas y medias se fundan poblaciones (San Pedro y San Antonio) y se desbroza selva para
la siembra de malanga, plátano y caña de azúcar para hacer panela y destilar
ron. Comunidades de indígenas supervivientes Guanebucan, Gulamena y Duanabuka son llevadas a orillas del mar, como esclavos en haciendas ganaderas,
sus tierras fértiles son apropiadas por los colonos blancos. Los indígenas varones
mayores de 18 años pagan $4,00 como tributo al año como derecho al trabajo25.
Al final de la Colonia, a comienzos del siglo XIX, el área de interés presenta en
las zonas planas un desarraigo extensivo de las selvas y bosques costeros, se
conservan sin embargo aún parte de los sistemas de salitrales en inmediaciones de la ciudad de Santa Marta26, pero no el antiguo delta y las pequeñas lagunas
22
FALS BORDA, O. 1980. Mompóx y Loba. Historia doble de la costa –1. Carlos Valencia editores. Bogotá.
D.C. 115 A-126A pp.
23
OSPINO, A. El drama urbano de Santa Marta durante la dominación española. Bogota. D.C. Mincultura.
51-53 pp. Bogota. D.C.
24
POSADA CARBÓ, E. 1998. El Caribe colombiano. Una historia regional (1870-1950). Banco de La
República /El Áncora Editores. Bogotá. D.C. 61 pp.
25
AGUADO, Pedro de. Fray. 1931. Historia de la Provincia de Santa Marta y Nuevo Reino de Granada. Madrid. Vol. 2. 125-142 pp.
26
Según plano de Santa Marta y alrededores del año de 1764 elaborado por piratas franceses. En:
BERMÚDEZ, A.E. 1997. Materiales Para la historia de Santa Marta. Recopilación histórica. Edit.
Kimpres. Bogotá. D.C. 46 pp.
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costeras del río Manzanares27. También se conservan buena parte de las selvas
húmedas litoranas entre el río Piedras y el Palomino, como los sistemas de lagunas costeras, madreviejas y otros humedales malsanos asociados a las bocas
de los ríos y quebradas desde el Ranchería hasta el Córdoba. Parece que estas
áreas donde no se establecieron los españoles, que antes de la Conquista presentaban una elevada densidad poblacional, lograron, como también lo señala
Márquez28, la restauración de su cobertura vegetal como efecto indirecto del
aniquilamiento, aculturación y desplazamiento a la que fueron sometidas las tribus indígenas de pescadores y recolectores antiguamente asentadas en el
litoral.
Hacia comienzos del Siglo XIX extensas áreas de bosque seco, al oriente del río Palomino, están desbrozadas y dedicadas como pastos para la ganadería bovina y
caballar, con enclaves litorales dispersos de palenques de negros cimarrones y
asentamientos de mestizos en continuo ascenso demográfico. Cabras y asnos semi-domesticados han transformado drásticamente el bosque seco y el bosque
muy seco guajiro en inmediaciones de Dibulla y Riohacha. Mucho de este ganado,
especialmente mulas y asnos, llenan las bodegas de barcos holandeses e ingleses que hacen un activo y lucrativo contrabando con las Antillas dada la alta
demanda de semovientes asociada al cultivo del tabaco y la caña de azúcar29. Los
mismos nobles señores españoles, como el Marqués de Torres Hoyos, les dio a
finales del Siglo XVIII y a comienzos del XIX la fiebre de las esquifaciones. Selvas costeras y serranas, principalmente de las cuencas del Piedras, Manzanares y
Gaira, como del Ancho y Don Diego, fueron taladas tras el cedro y roble en el
negocio de armar y suplir barcos para realizar el tráfico naval legal e ilegal a puertos cercanos de otras colonias españolas o extranjeras30. Las haciendas de
Gaira y Santa Cruz de Papare al sur de Santa Marta están dedicadas, aún por ese
entonces, además del cultivo de banano y cacao, a la cría y manutención de los
caballos y asnos de las expediciones y las milicias de los Maestres de Campo que ya están en franco declive. Los arrecifes de ostras perleras de Riohacha, y en
general de toda la Provincia de Santa Marta, están también en un nuevo ciclo de
declive y ya se evidencia la disminución de las poblaciones de quelonios marinos que soportaban el comercio del carey. No obstante tan solo unas pocas áreas de
las cuencas medias de los ríos Manzanares, Gaira, Don Diego, Palomino y Ancho
en la Sierra Nevada están desbrozadas.
27
Según plano de Santa Marta y alrededores del año de 1793 elaborado por Mauricio de Bolívar súbdito de
don José Ignacio Astigárraga Gobernador Comandante General de la Provincia de Santa Marta por ese
entonces. Fuente: Archivo General de la Nación.
28
MÁRQUEZ, G. 2001. 359 pp. op.cit.
29
CORPES C.A, 1993. Mapa cultural del caribe colombiano. La unidad en la diversidad. Consejo Regional
de Planificación de la Costa Atlántica. Santa Marta. 69-91 pp.
30
FALS BORDA, O. 1980. 133A pp. op.cit.
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No hay presencia de indígenas no sometidos a los pocos encomenderos hispanos en el litoral. Los supervivientes nativos, o son esclavos en las haciendas
señoriales, o han huido a las cumbres de la Nevada, mezclándose con las etnias
de los indígenas mansos Kogi y Arhuaco allí replegados desde hace ya dos centurias. Los indígenas actuales serranos son seguramente el producto de dichas
mezclas31. Las mismas encomiendas están en crisis pues son inoperantes por que
la base indígena que la hace posible se mantiene disminuida en las zonas bajas, aunque hay señales de aumento demográfico en los asentamientos libres
serranos. Este estadío finaliza con el reconocimiento por parte de los hispanos de
que las renombradas minas de oro de la zona de Buritaca, que realmente eran
solo de aluvión, y donde se esclavizaron primero a los indígenas y luego a miles de negros por casi dos siglos para su supuesta explotación, no eran más que
fulgurases y efímeros dorados que prolongaban su ya casi trunca sed de oro.
5.1.3. El orden Precapitalista Republicano
Desde la segunda mitad del siglo XVIII y en especial a comienzos del XIX, Santa Marta supera la dinámica mercante de Cartagena, y permite el desarrollo
intensivo de actividades relacionadas con la fabricación de bergantines, goletas
y balandras para facilitar el transporte marítimo hasta Bocas de Ceniza y hacia el
interior del país a través del Magdalena. El astillero del Ancón al norte de la Bahía, presenta una notable actividad, acopiando y trabajando maderas finas
provenientes de las haciendas de Santa Cruz de Papare, Santa Rosa de Garabulla
y Minca, las cuales por ese entonces estaban en manos de comerciantes catalanes, así como la mayoría de tiendas y pulperías samarias32.
Ingleses, franceses y norteamericanos, residentes en Santa Marta, lideran a comienzos del Siglo XIX el surgimiento empresarial y en particular portuario de la
ciudad. Telas finas, vinos y joyas de fantasía entran de Burdeos y Marsella, sale
oro, plata, maderas finas y productos agropecuarios. Los extranjeros establecen
relaciones comerciales con Madrid, así como con Jamaica y otras islas del Caribe, pero también y de manera especial con Barranquilla, Cartagena, Medellín y
Santafé de Bogotá.
A diferencia de los Alisios, los vientos de independencia llegaron a la Provincia
de Santa Marta con demora, y aún con sorpresa, para sus escasos habitantes a
comienzos del Siglo XIX. Las ideas liberales, como la traducción de los Derechos
del Hombre, no llegaron a estas latitudes. Esto explica como Santa Marta a
31
REICHEL-DOLMATOFF, G . 1951. Datos históricos y culturales de la Antigua Gobernación de Santa Marta. Ed. Banco de la República. Bogota. D.C. 135 p.
32
Mc FARLANE, A. 1997. Colombia antes de la independencia. Economía, sociedad y política bajo el
dominio Borbón. Banco de La República y Ancora Editores. Bogotá. D.C. 225 p.
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diferencia de Cartagena, se organizó como baluarte de la resistencia realista por
todos aquellos partidarios de la monarquía española. Riohacha, la más pequeña de las secciones, siguió casi hasta último momento el derrotero trazado por
Santa Marta33. Incluso los indígenas de Ciénaga, Gaira, Bonda y Mamatoco
formaron importantes contingentes de los ejércitos leales al rey. También los Wayúu de La Guajira fueron realistas34.
La independencia fue en el área un proceso de ruptura violenta entre 1813 y 1820. La confrontación misma entre la Cartagena insurrecta y la Santa Marta
realista y la posterior reconquista española del pacificador Murillo, asolaron la
base ganadera y agrícola en todo el litoral. Las ciudades mismas se encontraban
en estado ruinoso y total abandono. Para 1823 la población de Santa Marta era de menos de tres mil personas35. Las poblaciones indígenas fueron aún más
diezmadas y extensas áreas de potreros y pastizales fueron abandonadas. De esta
manera contrapuesta, áreas importantes de selva húmeda y de bosque seco y muy seco tropical fueron naturalmente restauradas, tanto en el litoral como en
el mismo macizo serrano.
Para finales de la década de 1820 el intercambio comercial de Santa Marta y el
legal de Riohacha, resultaban insignificantes. Las escasas exportaciones
consistían en palo del brazil, tanto por la reducción de la materia prima, como
por su mínima organización mercantil, además de cueros, algodón y tabaco. Le Moyne36 indicaba en 1828: “...pero todo ello en cantidades tan insuficientes para
completar el cargamento de vuelta de los barcos que la mayor parte de estos
tenían que regresar en lastre”.
Posteriormente viajeros ingleses y franceses como George Campbell, Elías Gauget
y el geógrafo Eliseo Reclus (1813-1850) promueven procesos intensivos de
colonización para establecer colonias agrícolas e intensificar la explotación maderera a gran escala en la vertiente norte y occidental de la Sierra37. Los
33
SOURDIS, A. 1994. Ruptura del estado colonial y tránsito hacia la república. 1800-1850. 157-172 pp. En:
MEISEL RICA, A. 1994. Historia económica y social del caribe colombiano. Ediciones Uninorte -ECOE
Ediciones. Bogotá. D.C. 374 p.
34
Estos acontecimientos hacen recordar las palabras del viajero y geógrafo francés Eliseo Reclus quien
escribía hacia 1850 durante su viaje a Santa Marta y Riohacha en pos de su proyecto de colonia agrícola en
la Nevada: ” ¡Cuantos esclavos no hay en América y en otras partes, que gimen bajo la opresión y que sin
embargo, aman cobardemente á sus amos, y corresponden cada acto de tiranía con un nuevo
envilecimiento!”. RECLUS, Eliseo. 1992. Viaje a la Sierra Nevada de Santa Marta. Biblioteca y
Centenario. Colcultura. Viajeros por Colombia. 113 pp.
35
COCHRANE, C.S. 1994. Viajes por Colombia 1823 y 1824. Diario de mi residencia en Colombia. Banco
de La República. Bogotá. D.C. 38 pp.
36
LE MOYNE, A. 1945. Viajes y estancias en América del sur. La Nueva Granada. Biblioteca Popular de
Cultura Colombiana. Bogotá. D.C. 32 pp.
37
FUNDACIÓN PRO-SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA. 1991. op.cit.
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bancos perleros están en un ciclo de agotamiento, la fiebre del oro se ha
trasladado a la búsqueda del Dorado al interior de Nueva Granada y la explotación de maderas finas se convierte en el negocio más lucrativo en toda la
región. Amplias zonas de selvas húmedas de piso húmedo ecuatorial, de bosque
seco tropical y de matorral desértico y bosque espinoso en el litoral son deforestadas para mediados del Siglo XIX.
En Riohacha y la Guajira el gobierno republicano pretende atraer a los renuentes indígenas Wayúu a la civilización y refrenar el contrabando. Con tal fin y como lo
señala Weildler Guerra38, creó en 1846 el Territorio Guajiro con un Gobernador
en Riohacha para dirimir los conflictos por acceso a la tierra entre indígenas y
criollos, el cual solo funcionó en la práctica hasta 1866. Del oeste del río Ranchería fueron removidos por los criollos la población indígena. Esta se ubicó
al oriente del eje de este río, el cual se convirtió desde ese momento en la
frontera cultural entre blancos, negros y mestizos, y la etnia Wayúu.
Además de las perdidas humanas asociadas al proceso independista en el litoral,
entre 1834 y 1851 se suceden una serie de tragedias que afectaron agudamente tanto a la población misma como a la ya precaria base productiva. Entre el 22 y
el 25 de mayo de 1834 Santa Marta experimentó 53 temblores, que dejaron como
lo señala, Alarcón39 a la gente viviendo bajo los árboles y en las plazas. Incluso el
temblor más intenso como lo señala el mismo autor, derribó el último cuerpo de la cúpula de la Catedral de la ciudad, la cual impacto y destruyó la bóveda en
que se encontraba la urna con los restos del Libertador, quien había fallecido tan
solo hacia tres años largos en una de las haciendas del hispano-samario Joaquín de Mier y Benítez. A mediados de este siglo tres desastres más se sumaron. La
epidemia de cólera que azotó la región Caribe colombiana fue particularmente
grave en Santa Marta y en menor grado en Riohacha. Entre 1848 y 1849 se
abrieron en las afueras de Santa Marta al menos cinco fosas de coléricos para enterrar a las victimas de la epidemia, e incluso a enfermos terminales ante el
peligro de la propagación mayor de la enfermedad40. Una tercera parte de la
población fue así diezmada. En 1849 un típico huracán del Caribe destruye en gran parte la ciudad de Santa Marta y frustra el proyecto que años antes
impulsaba una sociedad de comerciantes y agricultores samarios para construir
una línea de ferrocarril que uniera la ciudad con el río Magdalena y Barranquilla a lo largo de todo el litoral del Golfo de Salamanca. Finalmente en 1850 una
38
GUERRA, W. 2000. Riohacha. Ciudad inconclusa. 320-325 pp. En: ABELLO, A y S. GIAIMO. 2000.
Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano. Observatorio del Caribe Colombiano-FONADE-
Universidad del Atlántico. Bogotá. D.C. 484 p.
39
ALARCÓN, J.C., 1963. Compendio de historia del Departamento del Magdalena. (De 1525 hasta 1895).
Editorial El Voto Nacional. Bogotá. D.E. 156-160 pp.
40
BERMÚDEZ, A.E. 1997. op.cit. 37 pp.
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avalancha del río Manzanares deja inundada la ciudad, al estado de quedar las
pocas calles existentes en condiciones navegables por embarcaciones menores41.
No obstante el decaimiento socioeconómico del litoral después del terremoto de
1834, el comercio empezó a reactivarse desde 1836. Para finales de la cuarta década estaba establecida una fuerte dinámica comercial con Francia y las islas
del Caribe como Curazao, Jamaica y Saint Thomas. En 1846 entra en actividad la
primera Caja de Ahorros, en 1848 sé establecido el alumbrado público, en 1849 la Sociedad Filarmónica de Santa Marta y en 1850 la Gaceta Mercantil de la
Provincia de Santa Marta contaba con agencias en todo el país y en el exterior42.
Theodore Nichols43 señala como el comercio marítimo en Santa Marta en 1840 era más del doble del de Cartagena y comparativamente, el de Sabanilla, cerca de
Barranquilla, era insignificante. A mediados del siglo XIX solo las maderas finas
por extracción generalizada en el piedemonte serrano y en el litoral, participan en este intenso tráfico mercantil. En realidad Santa Marta era por entonces un
puerto eminente de productos de tránsito. Recibía del extranjero cargamentos
de telas, vinos, joyería y mármoles, entre otros productos, que despachaba hacia los mercados y ferias de Magangué, Medellín y Santa Fé de Bogotá, y exportaba
oro de Antioquia con destino a Inglaterra y algunos zurrones de tabaco para
Alemania44. Durante el periodo 1840-1872 Santa Marta se convirtió en el principal
puerto importador de la Nueva Granada. Ente 1847 y 1858 fue a su vez el mayor exportador. Pero ya para 1872 los recaudos de aduana fueron similares para
Sabanilla y Santa Marta, y a partir del año siguiente, empezó el colapso mercantil
marítimo de la ciudad, siendo ampliamente superado por Sabanilla y por Barranquilla después de 1876, cuando entró en operación el Ferrocarril de Bolívar
entre Sabanilla y la futura capital del Atlántico.
Hacia 1857 el Congreso constituye el Estado Federal del Magdalena, jurisdicción en Santa Marta, Padilla, El Banco, Tenerife y el Valle de Upar45, ordena en 1870
censar la población colona e indígena en toda la Nevada. La Guajira queda
dependiendo del Estado del Magdalena. El mismo Estado Soberano del Magdalena impulsa al Gobierno Nacional para que mediante Ley 155 de 1871 se reconozca,
como la mejor expresión republicana, el derecho ancestral de las comunidades
41
ALARCÓN, J.C., 1963. 181 pp. op.cit.
42
VILORIA DE LA HOZ, J. 2000. Empresarios de Santa Marta: El caso de Joaquín y Manuel Julián de
Mier, 1800-1896. Serie cuadernos de historia económica y empresarial. Banco de La Republica. Sucursal
Cartagena. (Versión preliminar). Cartagena de Indias. 8-9 pp.
43
NICHOLS, T. 1973. Tres puertos de Colombia. Estudio sobre el desarrollo de Cartagena, Santa Marta y
Barranquilla. Biblioteca Banco popular. Bogotá. D.C. 155-156 pp.
44
VILORIA DE LA HOZ, J. 2000. 16-17 pp. op.cit.
45
PALACIOS, M. y F. SAFFORD, 2002. Colombia. País fragmentado, Sociedad dividida. Grupo Editorial
Norma. Colección Vitral. Bogotá. D.C. 413 pp.
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indígenas sobre sus territorios perdidos durante la Conquista y la Colonia. Pero
de la ley escrita a la realidad práctica la distancia es evidente. Los nuevos dueños antioqueños y santafereños de las tierras fértiles en el piedemonte y en
la zona costera se habían afincado. La Ley no devolvería lo que la práctica
cultural precapitalista se había tomado.
La concentración de la tenencia de la tierra en Santa Marta y alrededores fue
particularmente evidente por los hispano-samarios Joaquín y Manuel Julián de Mier entre 1808 y 1892. Estos ejercieron prácticamente de manera hegemónica
el poder económico y político en esta área en el Siglo XIX. Contaban, a decir de
un contemporáneo suyo, ”...con un adicto amigo en cada una de las ramas del
poder”46. Los de Mier, padre e hijo, eran dueños de las haciendas de San Pedro Alejandrino y sus cultivos e ingenios de azúcar, Jamonacá, las ensenadas de
Gairaca, Cinto y Neguange en el actual Parque Tayrona, Las Tierras de Donama,
la principal hacienda cafetera de la Sierra Nevada en Minca, la hacienda de Santa Cruz de Papare con ingenios y cultivos de banano, Santa Rosa de Garabulla con
tabaco y banano también, Orihueca en la actual Zona Bananera y la Hacienda del
Estren cerca de Mamatoco. Manuel Julián Mier fue también el promotor y principal accionista de la Compañía de Navegación por Vapor de la Boca del Río
Magdalena y de la Compañía Colombiana de Vapores, las cuales monopolizaron la
comunicación marítima y acuática entre los puertos de Riohacha, Santa Marta y
Barranquilla, entrando al río por Bocas de Ceniza, así como la ruta Santa Marta – Barranquilla a través de la red de caños y ciénagas al norte de la Cienaga Grande
de Santa Marta47.
El 17 de junio de 1882 se inicia la construcción del ferrocarril que inicialmente
tenia previsto conectar a Santa Marta con el río Magdalena. Dicho proyecto
impulsado por comerciantes samarios liderados por de Mier desde 1848, llega a
Ciénaga en 1887 y a la región de Sevilla al suroccidente en 1894. El volumen de ocupación del ferrocarril creció constantemente. En 1890, 18.770 pasajeros
recorrieron el corto trayecto; en 1891 ya fueron 52.216 pasajeros y en 1892
fueron 62.820. El aumento de la carga de transporte fue paralelo al auge y exportaciones de banano tanto en la zona de Papare48, como en Orihueca y
Sevilla. Nichols49 señala como en 1890 no se transportó racimos de banano, pero
estos fueron 73.693 en 1891, y en 1892, 174.263 racimos. No obstante el ritmo de construcción del ferrocarril se desaceleró aún más a finales del Siglo XIX y
comienzos del XX. La anhelada meta de llegar hasta el Magdalena solo se
conseguiría cincuenta años después.
46
Joaquín Ospina, citado por VILORIA DE LA HOZ, J. 2000. 30 pp. op.cit.
47
NICHOLS, T. 1973. 53-57 pp. op. cit.
48
Comprendida entre el río Córdoba y la quebrada de El Doctor – esta ultima límite actual entre el Municipio
de Ciénaga y el Distrito de Santa Marta-.
49
NICHOLS, T. 1973. 121-125 pp. op. cit.
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La perdída posición de Santa Marta como puente marítimo y un nuevo desplome de la economía asociada con las haciendas perleras y el contrabando por el
Camino de Jerusalén en Riohacha, hace que se perciba nuevamente la Sierra, y
en especial su cara norte, como posibilidad para el desarrollo de actividades agro exportadoras a finales del Siglo XIX. Con este propósito el gobierno central de
Estados Unidos de Colombia, promueve campañas de colonización extranjera
mediante estímulos a familias europeas para que se radiquen tanto en la zona costera como en el Macizo, mientras se impulsa la apertura de vías y el fomento
al crédito. Estas colonias de franceses e italianos establecidas en la vertiente
norte hacen que los indígenas sean nuevamente expulsados de sus tierras,
productos y costumbres. Ellos son inducidos por el “civilizado” al alcoholismo para establecer él “endeude” permanente. Las comunidades Kogí emigran a las
partes altas de los ríos San Miguel y Don Diego, y muchos pasan a la vertiente
suroriental a orillas del río Guatapurí en zonas de las etnias Ijka y Kankuama50. Paralelamente hacen presencia misioneros Capuchinos, quienes a partir de los
asientos de los colonos, desarrollan sus tareas de cristianización a los nativos e
impulsan en estas colonias la relocalización de negros y mestizos de Dibulla y Riohacha. En estas comunidades religiosas es delegada con exclusividad por el
gobierno central y departamental la mediación con los indígenas. Los Capuchinos
concentran también su evangelización en la población infantil de los nómadas y
poliresidenciales indígenas guajiros. Estos niños son encerrados entonces en internados indígenas para asegurar su integración a la “civilización”.
En 1884 el gobierno central declaró el monopolio nacional sobre las salinas guajiras, al vencerse la concesión otorgada al estado del Magdalena veinte años
atrás. Así entones utilizando a los indígenas como mano de obra principal son
reactivadas las salinas de Navío Quebrado, en la actual área del Santuario de
Fauna y Flora de los Flamencos al oeste de Riohacha, así como en Manaure y Chimare51. Las salinas, en el Siglo XIX, constituían según Posada52 el producto de
lejos más importante en el Caribe colombiano, lo cual generó frecuentes disputas
para su sujeción y administración entre las autoridades costeñas y el gobierno central.
En 1890 mediante Ley 89, son creados los Cabildos Indígenas como una estructura socio política y administrativa, de los grupos étnicos colombianos como resultado
de sus demandas. Este estatuto legal aún mantiene su plena vigencia. Dichas
organizaciones están hoy estructuradas alrededor del Consejo Territorial de
Cabildos; cada uno tiene una organización propia. Así, los arhuacos se congregan
50
FUNDACIÓN PRO-SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA. 1991. op.cit.
51
GUERRA, W. 2000. 323 pp. op.cit.
52
POSADA CARBÓ, E. 1990. Los recursos naturales durante el Siglo XIX. 15-35 pp. En: HERNÁNDEZ. G
(Coordinador) Caribe Colombia. Fondo José Celestino Mutis-Fondo FEN Colombia. Bogotá. D.C. 265 p.
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alrededor de la Confederación Indígena Tayrona (CIT); los kogui, en la
Organización Gonawindua Tayrona (OGT); los wiwa, en la Organización Yugumaiun Bunkuanarwa Tayrona (OWYBT), y los kankuamo, en la Organización
Indígena del Pueblo Kankuamo (OIK)53.
La ciudad de Riohacha en 1893, como lo señalaba el viajero francés Candelier54,
era una población de tres mil a cuatro mil habitantes que no tenía puerto sino
una pequeña rada para buques menores, asentada en un área en ausencia completa de vegetación y que constituye la “extremidad civilizada de Colombia
septentrional”.
La llegada de la primera multinacional a la zona de interés, la United Fruit Company a finales del siglo XIX, marca sin lugar a dudas un hito en la historia
social, económica y cultural de Santa Marta y en toda la región. En pocos años, a
partir de 1901, y durante varias décadas la Yunai, fundada en Boston en 189955, será el puerto, el ferrocarril, el desarrollo urbano, la energía eléctrica, el
teléfono, el telégrafo, la administración pública, el empleo y la cultura relevante
y dominante en todas partes. La dinámica bananera de la compañía norteamericana, dio origen al establecimiento de barrios en el norte de Santa
Marta, al secamiento de las áreas de salitrales costeros, la canalización del bajo
río Manzanares y el acondicionamiento del muelle, bodegas y otros inmuebles del
puerto para el transporte de turistas extranjeros y mercancías a través de la denominada Flota Blanca56. La llegada del banano abre a Santa Marta con el
mundo cosmopolita de Bruselas, Nueva York y Boston. Las mejores tierras bajas
en la vertiente occidental y noroccidental de la Sierra son preparadas y adquiridas por la compañía y una abundante mano de obra indígena y mestiza es
incorporada a las labores agrícolas en las haciendas de la compañía.
Para 1921 la compañía logra el traspaso de la administración y manejo del ferrocarril y del monopolio del cultivo y comercio del banano, que ya para 1925
contaba con mas de 176 kilómetros de vía férrea. El enclave agrícola quedo así
conformado. Fue evidente así en Santa Marta y toda su área de influencia por el oriente hasta Riohacha y por el sur hasta Fundación, la activa intervención
estadinense en lo político, económico y social, todo ello con el disimulado aval
53
2003. INFORME DE LA COMISIÓN DE OBSERVACIÓN DE LA CRISIS HUMANITARIA EN LA
SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA. Diciembre 20 de 2003.
54
CANDELIER, Henri. 1994. Riohacha y los Indios Guajiros. ECOE Ediciones. Gobernación de La Guajira.
Bogotá. D.C. 37-70 pp.
55
HERRERA, R. Y R. ROMERO. 1979. La Zona Bananera del Magdalena. Historia y Léxico. Imprenta
patriótica del Instituto Caro y Cuervo. Yerbabuena. 4-9 pp. 56
CORSO, A. 2000. Santa Marta. La habilidad para sobrevivir. 397-399 pp. En: ABELLO, A Y S.
GIAIMO. 2000. Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano. Observatorio del Caribe Colombiano-
FONADE- Universidad del Atlántico. Bogotá. D.C. 484 p.
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de las autoridades nacionales. Herrera y Romero57 señalan como la circulación
del dinero revertía en un alto porcentaje hacia los mismos fondos de donde salían los pagos. Esta situación permitió el entrelazamiento de las poblaciones de
jornaleros agrícolas, indios, negros y mestizos, que alimentaron los altibajos en
las relaciones obrero-patronales que finalmente desbocaron en la huelga de 1928 y en la conocida tragedia de las bananeras. Esta huelga, aún las múltiples y
encontradas versiones, alimentó el inicio del llamado reino del terror. Al menos
mil quinientos muertos dejó la confrontación entre obreros y el ejercito regular en la primera semana de diciembre y en la semana subsiguiente de 192858.
El proteccionismo del gobierno central a la compañía, que la exoneró de pagar
impuesto alguno por más de dos décadas, deja a la región de Santa Marta; a diferencia de Barranquilla que logró consolidarse con la exportación de café; sin
vías, desarticulada de la región, sin acueducto y alcantarillado y con la riqueza
acumulada por la obra de mano local y la explotación de la base natural perdida. La compañía pareció reponerse en la década de 1930, hasta que a finales de la
década sobrevino la temida sigatoka que ya había causado enormes pérdidas en
los cultivos de la costa colombiana y en Centroamérica. Aunque las exportaciones aumentaron también en plena Segunda Guerra Mundial, para 1944 no se disponía
ni del producto, ni de las bombas y tubos necesarios para la aplicación de
agroquímicos para el control de la plaga. Aquí debe citarse el empeño y tesón de
algunos samarios como José Benito Vives de Andreis59, por salvar no solo la zona bananera ante la plaga, sino minimizar los efectos socioeconómicos negativos
sobre toda la subregión, asociados al conflicto bélico. Finalmente hacia 1948,
buena parte de toda la riqueza acumulada en casi cincuenta años en la región salió también con la United Fruit Company, cuando ésta decidió trasladarse a
zonas no infectadas y por ese entonces menos agitadas, en la zona del Urabá
Antioqueño.
A finales de la cuarta década el gobierno nacional asignó partidas presupuestales
para la construcción del acueducto de la ciudad, del alcantarillado y el primer
dragado de la Bahía. La producción de banano volvió a ganar importancia a finales de la década de 1940. Productores locales aliados con compañías
extranjeras de transporte y comercialización, lograron pasar de dos millones de
racimos exportados en 1946 a 6.300.000 en 1951 y un poco menos en 195460. La población misma creció de manera vertiginosa. De 9.568 habitantes en 1905, se
paso a 30.942 en 1928 y a 47.354 en 1951, de los cuales más de la mitad eran
57
HERRERA, R. Y R. ROMERO. 1979. op.cit.
58
NICHOLS, T. 1973. 253-258 pp. op. cit.
59
Para este propósito es recomendable la consulta de la autobiografía: VIVES DE ANDREIS, J.B. 1981. Pepe Vives cuenta su vida. 1.894-1980. Ediciones Editorial Mejoras. Salcedo Vengoechea Hnos.
Barranquilla. 412 p.
60
NICHOLS, T. 1973. 253-258 pp. op. cit.
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analfabetas. Así pues la subregión de Santa Marta y su elite social y económica
recibió el nuevo medio Siglo XX sobre los hombros de los racimos de la fruta que llenaban las góndolas del ferrocarril de Santa Marta camino del puerto.
Los sucesos del 9 de abril de 1948 en el Dpto. del Magdalena y en el Territorio de la Guajira, no generaron según Valdeblanquez61 conmoción importante y
problemas de orden público: “reinó la calma en todos los pueblos de aquella
vasta sección del país”. Lo cierto es que el Gaitanismo no conformaba las mayorías políticas en Santa Marta, aunque sus adeptos eran más en Riohacha.
Finalmente hay que decir que desde comienzos del Siglo XX, Riohacha había
optado por mantener y fortalecer sus nexos mercantiles y culturales con el Caribe en la clandestinidad y las actividades comerciales consideradas ilícitas por
el gobierno central. Estas se desarrollaron igualmente tanto por su muelle
construido en 1935, como por la vía de los puertos de la alta guajira. La escisión de los territorios de Uribia y Maicao, hicieron que Riohacha perdiera su liderazgo
en el intercambio comercial con el Caribe y con Venezuela, el cual solo se
recupero en 1954 con la creación de la Intendencia de La Guajira y posteriormente en 1964 con su elevación a capital del departamento. En 1940,
después del sorprendente nuevo esplendor de la pesca de perlas entre 1890 y
1920, se cierra definitivamente la Oficina de Administración de Las Perlas, tanto
por el agotamiento de los arrecifes ostreros como de la intensificación de las tecnologías de inducción artificial de perlas en cultivos nipones y del sudeste
asiático62.
Para mediados del Siglo XX el contrabando como actor estelar de la economía de
La Guajira y Riohacha llega a su mayor declive. En vísperas de la Segunda Guerra
Mundial, por el litoral entre Dibulla y Riohacha se introducían artículos que iban
de una simple botella de licor hasta los primeros automotores de la Ford que unas semanas después transitaban por la Jiménez en Santa Fé de Bogotá o la
Avenida de La Playa en el corazón de Medellín. En contrapartida se exportaba
madera, leña, carbón vegetal, huesos y hasta morrocoyos, hacia Arúba y Curazao. A los mercados europeos el dividivi y cueros de vacunos y caprinos. Así
entonces, incluso en las mesas de los más pobres riohacheros no faltaba el buen
vino francés y quesos holandeses. Con la conflagración mundial, el andamiaje marítimo y comercial del contrabando se vino a bajo. La empresa implicaba
grave riesgo en la travesía del Caribe, el litoral guajiro se convirtió en guarida de
submarinos alemanes al acecho de barcos aliados. La migración masiva se
convirtió en el hecho cotidiano. Para 1950 había tan solo 13.058 habitantes en Riohacha. El bosque seco dejo de talarse. Ya no humeaban los hornos artesanales
61
VALDEBLANQUEZ, J.M. 1964. Historia del Departamento del Magdalena y del Territorio de La Guajira.
Desde 1895 hasta el de 1963. Editorial El Voto Nacional. Bogota. D.C. 305-306 pp.
62
EZPELETA, B. 2000. La verdadera historia de Riohacha. Aarón Impresores. Riohacha. 232-243 pp.
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de producción de carbón vegetal. No falto como lo señala también Ezpeleta63 el
característico humor negro Caribe y las exhortaciones socarronas como aquella de que “conozca Riohacha antes de que se acabe”. Estos dichos no dejaban de
reflejar, aún su virulencia, la postración socioeconómica que para comienzos de
la década de 1950 padecía la antigua villa perlera de Nuestra Señora de los Remedios del Río de El Hacha.
5.2. DESPUÉS DE POINT IV: EL ORDEN CAPITALISTA MODERNO
Hasta aquí se tiene una síntesis histórica del muy complejo proceso de
poblamiento, territorialización/desterritorialización, degradación ecológica, sujeción y erosión cultural, ciclos de riqueza y postración extrema, y de acceso y
uso de la base natural costera, y también serrana, en la cara norte de la Nevada,
desde antes de la “Conquista” y hasta los últimos años de la década del cuarenta
en el Siglo XX64. Ésta nos permite, desde la perspectiva compleja de lo ambiental ya presentada en su concepto y enfoque central en el Capítulo Segundo, valorar
adecuadamente las condiciones ecológicas, sociales, económicas, culturales y
políticas, conque parte el discurso y práctica del Desarrollo en el área de interés. También en el Capítulo Segundo ya se presentó una visión sintética del
proceso histórico de emergencia del discurso del Desarrollo en el globo, en la
Nación y en la Región Caribe colombiana. Este apartado, por lo tanto, se
concentra exclusivamente en intentar presentar como ha sido la práctica y los procesos de territorialización asociados, orientados bajo la égida del mercado,
del individuo65 y de los referentes exógenos de bienestar del discurso del
Desarrollo, en el espacio litoral de la vertiente norte de la Sierra Nevada de Santa Marta, para el periodo comprendido entre 1950 y el 2003. La complejidad
misma de la estructura de procesos aquí implicada, obligan también a hacer una
síntesis histórica de los hechos y un análisis de los sectores económicos relevantes, tanto legales como ilegales, con influencia en el área. Dicho análisis
demanda entonces hacer más visibles las afectaciones positivas como negativas,
tanto para la base ecológica de sustentación, como para el colectivo social,
63
EZPELETA, B. 2000. 243 pp. op.cit.
64
La historiografía ambiental del espacio litoral al norte de la Sierra Nevada aquí presentada tiene un carácter
eminentemente preliminar. Múltiples aspectos no son tratados, los cuales desbordan los objetivos
específicos de la investigación. No obstante la historia ambiental nacional y regional, en ciernes en
Colombia, ya cuenta con esfuerzos pioneros a destacar. Ver por ejemplo: PALACIOS, G (Editor). 2001.
Naturaleza en disputa. Ensayos de historia Ambiental de Colombia 1850-1995. Universidad Nacional de
Colombia. 1ra. Ed. Bogota. D.C. 480 p.
PALACIOS, G. Y A. ULLOA. 2002 Repensando la naturaleza. Encuentros y desencuentros disciplinarios
en torno a lo ambiental. Serie Historia y Ambiente. Universidad Nacional de Colombia-IMANI-ICANH-COLCIENCIAS. 1ra. Ed. Bogota. D.C. 246 p.
65
Como sujeto y objeto económico central del Desarrollo. Ver el apartado “La transición de la economía
ambiental a la economía ecológica” en el Capítulo Dos.
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culturalmente diverso asentado en el espacio/tiempo, del enfoque y preceptos
del Desarrollo que subyacen a estos sectores de la producción.
Este cúmulo de efectos se expresa con contundencia en la realidad ecológica y
social actual del litoral de interés. A final del Capítulo Cuarto, después del análisis interdisciplinario y complejo, y por lo tanto ambiental del presente que
se pretendió hacer, se evidencia la certeza del carácter dramático de la
situación. Este apartado entonces pretende contribuir a explicar como hemos llegado hasta aquí, con el expreso reconocimiento de que el sistema litoral del
norte de la Sierra, es parte a su vez de sistemas tanto ecológicos, como
socioculturales mayores que lo contienen y que por tanto también lo influencian
(Ver esquema general del sistema litoral en la Figura 4.16).
5.2.1. La década del 50 En octubre de 1950, a los dos meses de la posesión del Presidente Laureano Gómez, el Comité de Desarrollo Económico bipartidista, establecido por el
anterior Presidente Ospina Pérez, a sugerencia de Lauchlin Currie, para estudiar
el Plan de Desarrollo66 y efectuar sus recomendaciones de su implementación, presentó el primer reporte para aplicar sus preceptos en el territorio nacional67.
El Comité constituido solo por ingenieros68, refrendó las recomendaciones del
plan del BIRF sobre la urgencia del desarrollo de la infraestructura férrea, vial y eléctrica del país, como el establecimiento de una oficina de planeación adscrita
a la Presidencia de la Republica (actual DNP), como había solicitado el mismo
Currie. Para agosto de 1951 Robert Garner Vicepresidente del BIRF visitó Bogotá
para estudiar las solicitudes de préstamo pendientes y supervisar los trabajos del Comité. A finales del mismo año el Banco, en el que Estados Unidos era el socio
mayoritario, le concedió a la administración de Urdaneta Arbeláez, quien ya era
Designado a la Presidencia por ese entonces, préstamos para la construcción de carreteras, ferrocarriles y centrales hidroeléctricas y para la financiación de
maquinaria agrícola para ser adquiridos por la Caja Agraria.
66
El plan se publicó en agosto de 1950 bajo él titulo de Bases de un programa de fomento para Colombia.
Primera Parte. Imprenta del Banco de la República. Bogota. D.C. 153 p.
67
SAENZ, E. 2002. Colombia años 50. Industriales, política y diplomacia. Colección Sede. Univ. Nacional
de Colombia. Bogotá D.C. 83-89 pp.
68
Este Comité estaba constituido por Martín del Corral, ingeniero eléctrico, Gerente del Banco de Bogotá,
exgerente de Tejidos de Bello y expresidente de la aerolínea Avianca; Rafael Obregón, ingeniero eléctrico,
exgerente de la Empresa Eléctrica de Barranquilla y de Tejidos Obregón; Juan Pablo Ortega, ingeniero civil, exgerente de Cementos Samper; Pedro Nel Ospina Vázquez, ingeniero de minas, ganadero y hombre
de negocios; Alfredo García Cadena, hombre de negocios y autor de ensayos de economía y Emilio Toro,
colombiano y ejecutivo del Banco Mundial. Esta composición demuestra el comprensible poco desarrollo
de la economía como disciplina en el país por ese entonces.
14/02/13 PAG 21
La divulgación de las metas de inversión del plan de Currie y la confirmación de
los préstamos aprobados para hacerlas posible, generó en el Magdalena Grande y en particular en Santa Marta una gran expectativa en especial entre las
autoridades de gobierno y empresarios. La panacea del discurso del Desarrollo ya
había calado hondamente en la subregión. Manuel J. Díaz-Granados secretario de Hacienda del Magdalena en la postguerra escribía en 1954 ”...el país sabe que
los planes ferroviarios y carreteables del Magdalena están completamente
financiados, hasta su terminación...lo mismo que el gran puerto marítimo con lo cual la economía del país asegura un nuevo terminal para su comercio
internacional...la elevada suma de millones de pesos disponibles, le ofrece a la
inversión privada la mejor zona de seguridad...para pensar que en el Magdalena
hay un porvenir económico. El desarrollo se hace a corto plazo. Esta realidad no es para crearla, esta a la vista y al alcance de todos”69.
La zona costera del Magdalena Grande a comienzos de los 50 fue entonces vista por la Misión del BIRF como el área ideal para la construcción de la principal obra
de infraestructura que sustentaría el Desarrollo de esos olvidados y distantes
pueblos70: La Troncal del Caribe empezó a diseñarse desde 195471 y su construcción desde Barranquilla hasta Ciénaga y desde Riohacha hacia Santa
Marta, se inicio en 1956 bajo la administración de Rojas Pinilla. A comienzos de
la década, y de manera casi paralela con el diseño y los inicios de construcción
de la Troncal, dos grupos de emigrantes arribaron al litoral de interés y a la cara norte de la Nevada. El primer grupo era de campesinos santandereanos,
antioqueños, caldenses y tolimenses, exiliados de la violencia política en el
interior del país, que emigraron después del asesinato de Gaitán en 1948, colonizando parte de esta área hasta el año de 1954. Estos se localizaron al
oriente de Santa Marta y hacia el río Guachaca, sobre laderas y serranías a partir
de los 500msnm. Tumbaron monte y sembraron café con buenos resultados. El
otro grupo, muy singular, estaba conformado por apoderados, capataces y gentes relacionadas con personajes de connotado poder económico y político del
interior del país y también algunos extranjeros. Su propósito fue hacerse a
territorios baldíos del litoral y del piedemonte serrano entre el río Piedras y la Boca de Camarones al oeste de la ciudad de Riohacha, precisamente a lo largo de
la proyectada carretera Troncal del Caribe72.
69
DÍAZ-GRANADOS, M. 1996. Geografía Económica del Magdalena Grande (1946-1955). Fondo de
publicaciones de autores magdalenenses. Instituto de Cultura del Magdalena. Graficas Gutenberg Ltda.
Santa Marta. 1ra. ed. 410-411 pp.
70
BIRF, 1950. Bases de un programa de fomento para Colombia. Primera Parte. Imprenta del Banco de la
República. Bogota. D.C. 153 p.
71
En 1942 ya existía un diseño de la vía, e incluso se iniciaron obras de construcción en la administración del
gobernador José Benito Vives de Andreis (1939-1942). VIVES DE ANDREIS, J.B. 1981. Pepe Vives cuenta su vida. 1.894-1980. Ediciones Editorial Mejoras. Salcedo Vengoechea Hnos. Barranquilla. 342-343
pp.
72
FUNDACIÓN PRO-SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA. 1991. op.cit.
14/02/13 PAG 22
A comienzos de la década del 50, al menos la mitad del litoral terrestre comprendido entre el río Piedras y el Jeréz, estaba cubierta aún por densos
bosques ecuatoriales húmedos y secos. El sector comprendido entre el río Don
Diego y el río Ancho presentaban el mejor grado de conservación. El sector al oriente del Ancho tenía una mediana intervención, ocasionada tanto por la
ganadería extensiva, el ramoneo de caprinos y la explotación maderera.
Algunos de los miembros del segundo grupo se asentaron en las ensenadas y
bahías al este de Santa Marta, como fue el caso de Mario y Jaime Laserna (el
último era Senador de la República) quienes construyen casas de descanso y
siembran palma de coco en el sector de Cañaveral y de Arrecifes en el actual Parque Tayrona. Por ese entonces algunas familias samarias, como la Sánchez
Trujillo, eran propietarias de tierras en el sector de bahía Concha, pues estas
áreas estaban cobijadas por títulos que databan de la Colonia o del período prerepublicano. Entre los nuevos dueños del litoral en la década del 50 se
destaca Virgilio Barco Vargas quien toma posesión de los bosques y tierras del
litoral y piedemonte serrano al este del río Don Diego, los mismos hermanos Laserna el sector al oeste del río, Emilio Urrea (exalcalde de Bogotá) al este del
río Guachaca, el estadinense William Flay la zona litoral al oeste del mismo río,
los hermanos Crofts el área litoral al este del río Buritaca y finalmente el mismo
Rojas Pinilla se asienta por estas tierras. El Presidente del golpe de opinión, toma posesión de 16.200 has entre el río Cañas y el Jeréz en el sector de Dibulla
y hasta el sector de Camarones y Tigrera, ya en inmediaciones de Riohacha; y
desde el mar también, pasando la carretera en tierra hacia arriba hasta donde llegue el ojo en la Nevada. A la postre esta se constituirá en la mayor hacienda
ganadera de toda la región73.
El acceso al área en los años 50 no es fácil para los nuevos propietarios. O caminos y trochas desde Riohacha, Valledupar y Santa Marta, o por mar a lo largo
del litoral, lo cual obliga a superar al menos el difícil paso del Cabo de La Aguja
al norte de Santa Marta. Por eso entonces Virgilio Barco hace llegar allí los primeros aviones. Él construye una pista de aterrizaje en sus predios en el sector
de Don Diego.
Se inicia entonces la tala intensiva de los bosques costeros, al igual que una gran
parte de los bosques asociados a los sistemas lagunares de las bocas de los ríos
serranos, que permanecieron despoblados prácticamente desde La Conquista.
Esta madera se embarca en grandes botes hacia Bocas de Ceniza y de allí son enviados hacia el interior del país en los Vapores del Magdalena. Otra parte es
vendida en las mismas ciudades de la región, y aún hay suficiente madera más
para hacer resurgir el intenso contrabando de maderas finas, tan característico de otros tiempos. Hacia Cuba, las Antillas menores y Venezuela va en barcos
cargados hasta el tope, el cedro, él abarco, el guayacán, el caracolí y el roble
73
Comunicación personal colonos octogenarios del sector del río Palomino.
14/02/13 PAG 23
del piedemonte y el litoral norte de la Nevada. Se trae posteriormente, se cría y
levanta ganado Cebú, Santa Gertrudis, Pardo suizo y Red-Polled de manera extensiva y semintensiva en los grandes potreros recién formados. Fieles a los
postulados de la revolución verde, se introduce pasturaje seleccionado, se
construyen sistemas de riego, se traen y se aplican los primeros agroquímicos en el área y se construyen encerramientos estabulados para manejo. La mayoría del
ganado se exporta activamente como contrabando también a Venezuela, incluso
hasta bien entrada la década del 7074.
Cabe aquí indicar, como lo señala Sáenz75, que la revista norteamericana Time el
16 de julio de 1956, publicó un artículo que tituló “El presidente prospero” en el
cual acusó a Rojas Pinilla de haberse enriquecido durante su gobierno y haberse convertido en el primer ganadero del país con un total de nueve haciendas y
decenas de miles de cabezas de ganado; señalaba que había sido
“remarcablemente exitoso en enriquecimiento rápido, aunque era un gobernante sin tacto quien de forma torpe causaba crisis políticas”76. Estos
rumores de corrupción relacionados con la expansión de las haciendas ganaderas
de Rojas, fueron discutidos incluso en círculos del Banco Mundial y la Subsecretaría de Estado norteamericana. Robert Garner el Vicepresidente del
BIRF, le comentó a H. Holland, Subsecretario de Estado, sobre su sorpresa por
los supuestos regalos que Rojas Pinilla manifestaba, consistentes en “varias
haciendas y dos mil cabezas de ganado”.
Entre 1953 y 1955; asociado con las olas de emigrantes campesinos del interior
del país y de los nuevos dueños en el litoral, que abrieron y desbrozaron selvas en antiguos asientos prehispánicos; aparece la guaquería. En el desmonte de la
selva para cultivo y en la búsqueda de nuevos sitios de vivienda se encuentran
antiguas terrazas habitacionales tayronas tanto en el piedemonte como en el
litoral. Hallan así tumbas intocadas, cuentas de collar y piezas de oro, que son las más apreciadas por coleccionistas y comerciantes. Se inicia así, al menos por
las siguientes tres décadas, otro sector para el desarrollo económico. Este no es
74
FUNDACIÓN PRO-SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA. 1991. op.cit.
75
SAENZ, E. 2002. Colombia años 50. Industriales, política y diplomacia. Colección Sede. Univ. Nacional
de Colombia. Bogotá D.C. 195-198 pp.
76
Dicho articulo; como lo señala Sáenz; empezaba con un chiste que era común por ese entonces en
Colombia, sobre el nuevo dueño ganadero de buena parte del litoral de la Nevada en la década del 50: En
una visita a una hacienda, Gustavo Rojas Pinilla, el presidente ganadero, admiraba con entusiasmo los
toros de exposición de su anfitrión y le ofreció comprarle uno. El hacendado respondió “su Excelencia, yo
no puedo aceptar dinero del presidente; le daré uno de los toros como regalo”. Encogiendo los hombros Rojas replicó: “Como presidente no puedo aceptar un regalo”. Dijo el hacendado: “Entonces señor
presidente, le vendo un toro por un peso”. Rojas le entregó un billete y dijo: ”Tenga un billete de cinco
pesos”. Señaló el hacendado “Señor presidente, no tengo cambio”. Y respondió Rojas: “Eso no importa.
Simplemente deme otros cuatro toros.
14/02/13 PAG 24
otro que el negocio legítimo77 de la búsqueda y comercialización de guacas
indígenas, o mejor la expoliación de la memoria cultural y del pasando arqueológico serrano78.
El enfoque del Desarrollo tras las potencialidades económicas del Magdalena Grande en la década del 50, queda suficientemente explícito en la
argumentación sobre el papel de los “carreteables de colonización”. Díaz-
Granados79 señalaba en 1955 como “... estos carreteables representan la conquista del clima templado... en la Sierra Nevada de Santa Marta y en la
Serranía de Perijá y Motilones... son muchos los que se necesitan para alcanzar
el pleno dominio de las alturas económicas de ambos accidentes geográficos. De
momento los que se conocen son los antiguos senderos de los indígenas, habilitados hoy para el transporte de mulas de carga”.
La industria bananera seguía recuperándose en esta década después de la plaga de sigatoka y el colapso asociado con el transporte en la Segunda Guerra
Mundial. Para 1954 se exportan por el puerto en Santa Marta 5.784.000
racimos80. En el litoral de interés solo el área de Papare, entre el eje del río Córdoba por el sur y la quebrada de El Doctor por el norte, tienen cultivos de la
fruta, alternados con ganadería semintensiva. En 1958 dadas las limitaciones
crediticias locales, los cultivadores mismos crean el Banco Bananero del
Magdalena, con una dinámica financiera ligada al sector, así como al fomento de obras urbanísticas. Este banco fue cerrado por Lleras Restrepo en 196781.
Con recursos de préstamo del BIRF se contratan con una compañía francesa en 1954, la construcción del muelle del nuevo terminal marítimo de Santa Marta, el
cual debería tener 300 m de longitud y las áreas de cargue y descargue, patios y
vías férreas y vehiculares de acceso82. Se procedió así a rellenar el salitral y
humedales costeros que aun existían en el área, así como el sector remanente de la Caldera, el principal humedal al norte de la ciudad. En ese año se importan
26.000 toneladas de productos varios entre los que se destaca maquinaria y
herramientas industriales, además de vehículos y artículos suntuarios. Se
77
Mas tarde, en la década del 70, la guaquería fue una profesión reconocida como cualquier otra, llegándose a
obtener personería jurídica dentro de la subregión de Santa Marta.
78
URIBE, C.A. 1994. La situación actual de la Sierra Nevada de Santa Marta. Doc. No. 6. Estrategia de
Conservación Sierra Nevada de Santa Marta. 9 p.
79
DIAZ-GRANADOS, M. 1996. 382 pp.
80
NICHOLS, T. 1973. 253-258 pp. op. cit.
81
CORSO, A. 2000. Santa Marta. La Habilidad para sobrevivir. 399-400. En: ABELLO, A. y S. GIAIMO (Comp.). 2000. Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano. Observatorio del Caribe colombiano-
FONADE- UNIATLANTICO. Bogotá. D.C. 484 p.
82
El Tiempo. Nota de prensa. Abril 11 de 1994.
14/02/13 PAG 25
exportan 248.621 toneladas, de las cuales el 65% esta representado por banano,
el 30% lo forman petróleo crudo, el café y el ganado vacuno, y el 5% restante esta constituido por las exportaciones de maderas de construcción, bálsamo de
tolú, pieles de res, resinas y plantas tintóreas, maíz y otros productos
regionales83.
La administración de Rojas Pinilla nombra en 1954 al general Rafael Hernández
Pardo Gobernador del Magdalena, el cual acomete el primer impulso para el desarrollo turístico del balneario del Rodadero. Esta zona era por ese entonces
una amplia playa arbolada con algunas cabañas de paja en el litoral, enmarcadas
por un cordón de colinas bajas cubiertas por matorral muy seco. Hernández abre
los 3.5 Km. de la carretera que conduce de Santa Marta al Rodadero, vincula su administración en la construcción de los dos primeros hoteles de sol y playa
(Tamacá y El Balneario del Rodadero), hace el plan de urbanización y diseña la
cuadricula de amplias calles y avenidas del futuro polo turístico subregional84. Alrededor del propósito de atraer el turismo hacia la ciudad y de aprovechar su
belleza escénica marina y costera, surgen entonces en julio de 195985 las Fiestas
del Mar, orientadas especialmente a cautivar la inversión extranjera.
La explotación de sal marítima en el área de interés ya ha entrado en declive,
dado los crecientes incremento de la producción en Galerazamba y en la alta
Guajira. De las pocas zonas donde tradicionalmente hubo explotaciones indígenas, sólo subsiste algún tipo de movimiento comercial en el sector de Pozos
Colorados, 10 kilómetros al sur de Santa Marta. Aquí el promedio anual de
producción de sal en la década del 50 fue de 754 toneladas86.
En el mismo año de 1959, a comienzos del Frente Nacional, Lleras Camargo
mediante la Ley 2da. crea las áreas de Reservas Forestales Protectoras87. La de la
Sierra de Santa Marta es reglamentada por el Decreto 111 de 1959, con una extensión de 8.450 Km2. En ella quedan incluidos las áreas nevadas de la Sierra y
sus zonas circundantes, e incluso todo el litoral norte entre Dibulla por el este y
el sector de Palmarito por el oeste al interior del actual PNN Tayrona.
Finalmente es necesario comentar la confrontación Torfs-Currie como
planificadores del Desarrollo de la costa atlántica colombiana a finales de la
83
DIAZ-GRANADOS, M. 1996. 372-375 pp. op.cit.
84
VIVES DE ANDREIS, J.B. 1981. Pepe Vives cuenta su vida. 1.894-1980. Ediciones Editorial Mejoras.
Salcedo Vengoechea Hnos. Barranquilla. 319-320 pp.
85
ALCADIA SANTA MARTA., 1984. Historia de las Fiestas del Mar. 1959-Bodas de Plata- 1984.
Promotora Municipal de Turismo. Santa Marta. 131 p. 86
DIAZ-GRANADOS, M. 1996. 356-358 pp. op.cit.
87
FUNDACIÓN PRO-SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA. 1991. op.cit.
14/02/13 PAG 26
década del 50. Después de la caída de Rojas Pinilla, la Junta Militar en el poder
impulsan a través del Comité Nacional de Planeación la formulación de un plan de desarrollo de la costa atlántica ante la demanda de empresarios costeños,
especialmente barranquilleros, a través de la ANDI. En 1958 el economista belga
Jacques Torfs prepara el Informe sobre el Plan de Desarrollo de la Costa Atlántica, uno de los primeros documentos en el periodo que se refieren en
conjunto a la región Caribe colombiana. En el mismo año, pero ya en el gobierno
de Lleras Camargo, su ministro de obras públicas, Virgilio Barco Vargas, interesado principalmente por la terminación del Ferrocarril del Atlántico, sus
implicaciones económicas, y para evitar “la ya bastante destrucción de los
recursos naturales por muchos errores en la explotación improvisada”88,
contrata a la firma norteamericana Robert R. Nathan Associates Inc., con sede en Washington, D.C., para formular el plan de desarrollo del Valle del Magdalena y
el norte de Colombia. Este Plan y su proceso denominado La Misión se hace de
nuevo bajo la guía y dirección de Lauchlin Currie. La visión de futuro de la región y su enfoque son claramente diferentes entre Turfs y Currie. Este último, en
1960, en el mismo documento del Informe de una Misión89 declara: ...que no
ofrece (el Plan de Turfs) las bases para un programa serio de desarrollo...aquí se indica la superficialidad de los análisis en dicho plan y la inexcusable negligencia
que caracterizó el uso de datos en el mismo...que lo hacen totalmente
desprovisto de sentido crítico. El gobierno central, la ANDI, así como los
empresarios en la costa atlántica, acogen finalmente el plan de Currie. Meisel Roca90 señala finalmente que él de Currie fue él mas profundo y con mayor
riqueza de análisis.
5.2.2. La década del 60
La necesidad de reconocer el carácter de subdesarrollada de la región norte de Colombia y del poder a su vez de la planificación de los expertos del Desarrollo,
para contribuir al bienestar nacional, es central en la argumentación del plan de
Currie. Su programa de desarrollo económico es plenamente acogido por el
gobierno de Lleras Camargo en julio de 1960. En apartes del programa se señalaba como: En términos generales, la región esta bastante subdesarrollada.
Parece que todavía hay tiempo para orientar su desarrollo general en forma
88
Prologo de Virgilio Barco Vargas al documento del Programa de desarrollo económico del valle del
Magdalena y norte de Colombia. 1960.
89
ROBERT R. NATHAN ASSOCIATES INC, 1960. Programa de desarrollo económico del valle del
Magdalena y norte de Colombia. Informe de una Misión. Ministerio de Obras Públicas- Ferrocarriles
Nacionales-Empresa Colombiana de Petróleos. Litografía ARCO-Ed. Argra Ltda. Bogotá. Apéndice VII.
333 pp. 90
MEISEL ROCA, A. 1994. Rezago relativo y creciente integración. 1950-1994. 287-327 pp. En: MEISEL
ROCA, A. 1994. Historia económica y social del Caribe colombiano. Ediciones Uninorte-ECOE
Ediciones. Bogotá. D.C. 370 p.
14/02/13 PAG 27
ordenada antes que una norma definitiva sea fijada. Naturalmente, una vez que
el desarrollo se encuentre en marcha, será más difícil hacer cambios fundamentales... Si dentro de 20 años las llanuras del Norte de Colombia
presentan un panorama de tierras conservadas y bien cuidadas, con sus recursos
naturales intactos y aún mejorados, con el problema del suministro de agua resuelto, con una contribución efectiva y considerable al ingreso nacional, con
un nivel adecuado para los millones de personas que gocen de servicios públicos
de alta calidad, y sin los graves problemas que hoy existen sobre posesión de tierras, se deberá solo a la pronta adopción y realización persistente que hoy se
haga de un programa económico de largo alcance cuidadosamente planeado.
El programa define en el Caribe colombiano la política agraria general, la de explotación pesquera y de bosques, la política petrolera, de gas natural y otros
recursos minerales, la política industrial, el transporte ferroviario y el de
carreteras y finalmente la misma organización regional. Por dicha época entonces se acaba el Magdalena Grande constituido como gobernación por la
constitución de 1886, segregándose los departamentos de La Guajira y Cesar, y
se acomete la terminación de la carretera Barranquilla-Ciénaga, proponiéndose la construcción de un ramal férreo paralelo y la construcción también del
Ferrocarril del Atlántico. Entre las rutas nacionales primarias se recomienda la
construcción con la mayor prioridad de la carretera Santa Marta –Riohacha “para
conectar y servir extensas y muy buenas tierras agrícolas que se encuentran actualmente aisladas del desarrollo”.
Como producto principal del programa, mediante Decreto 1710 de 1960 se crea la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Magdalena y del Sinú. La
CVM, siguiendo el modelo de la T.V.A. (Autoridad del Valle de Tennessee) creada
por la administración Roosvelt en 1934, es la responsable del desarrollo
económico en la región y la conservación, defensa, administración y fomento de los recursos naturales91. Su jurisdicción es toda la región Caribe colombiana,
pero su domicilio se establece en la ciudad de Bucaramanga. Inmediatamente
Lleras Camargo abre los créditos extraordinarios con el BIRF para dar cumplimiento al decreto citado.
El programa recomienda para la región Caribe colombiana “para atender la ausencia de una división política adecuada”, que genera según él, graves
consecuencias, “se llene el vacío entre municipios y departamentos con
contenedores administrativo-políticos como los condados que tanto éxito ha
tenido en Estados Unidos y Canadá”.
Mientras tanto, allí en el territorio ecuatorial de la Sierra, se incrementa la
colonización por su cara occidental. Por la zona de Minca suben a La Tagua colonos que cruzan a lomo de mula la Sierra y bajan de nuevo para asentarse en
91
Apéndice X. Programa de desarrollo económico del valle del Magdalena y norte de Colombia. Informe de
una Misión. 1960. 375-377 pp.
14/02/13 PAG 28
el cinturón cafetero en su vertiente norte. Desde el mismo litoral suben
civilizados para colonizar el valle del río Guachaca. Al desmontar la selva y construir los colonos sus casas sobre terrazas tayronas, encuentran tesoros. Se
incrementa la bonanza guaquera en el piedemonte y el litoral. Cultivos
comerciales de marihuana ya están establecidos en 1965 principalmente en la cara occidental de la Sierra, aunque su presencia ya era reportada desde 192992.
El negocio de la ganadería extensiva es también para los grandes hacendados, ya
bien asentados en la misma área, muy lucrativo. Al mismo tiempo que se intensifica el contrabando de vacunos con Venezuela, a través de la Trocha de
Valledupar, se abre en la década de los 60 más bosques costeros, ahora también
para la agricultura mecanizada. Las zonas al oriente de los ríos Palomino, Ancho
y Cañas tienen también algodón, maíz y caña de azúcar. Entre 1962 y 1965 es particularmente intensa la penetración de colonos en la vertiente norte de la
Nevada al oriente del río Guachaca. Por estos años la carretera en tierra y sin
puentes llegaba hasta el río Buritaca, pero dejando prácticamente abierto el frente norte de la Nevada para la colonización. Es ahora de nuevo común la tala
y explotación de bosques secos y húmedos en las serranías de La Aguacatera,
Lomas de Buritaca, del Frayle, Don Diego y Maroma, como también al oriente del río Palomino hasta Riohacha93. Colonos extranjeros como los alemanes Claus y
Uve se ubican en las bocanas de los ríos Guacháca, Buritaca y Don Diego. Tanto
estos como William Fly, remueven bosques de manglar y galería, y abren más
fincas con siembras de coco y frutales. Tanto la caza de chigüiros y caimanes, como el pescado es abundante, la guaquería sobre los asientos prehispánicos que
se descubren por doquier hace de ella una gran empresa. Intermediarios y
comerciantes norteamericanos y europeos vienen a comprar piezas arqueológicas en el mismo litoral.
Se construye igualmente el “Complejo Hotelero Caribe Inn” por parte de una
compañía norteamericana en sociedad con los propietarios del sector costero ubicado entre las bocas del río Buritaca y la quebrada La Maria. Este complejo
que pretendió ser el primer centro turístico al oriente de Santa Marta, contaba
con una área total de cerca de 1.500 has con diversos servicios administrativos, tres hoteles, cabañas, pistas de aterrizaje, canchas de golf e incluso diques para
proteger la playa. Para comienzos de 1969 cuando se abrió hasta allí
completamente la carretera, camiones cargados con finos terminados importados llegaron para culminar las obras. Pero estas, intempestivamente fueron paradas y
el proyecto fue abandonado después de enormes dificultades financieras y una
gran batalla jurídica94. Desde comienzos de 1970 sus construcciones, las pistas y
92
VICEPRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA. 2001. Panorama actual de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Observatorio del Programa Presidencial de derechos humanos y derecho internacional humanitario.
Publicación Fondo de Inversión para la Paz. Bogotá. D.C. 8-11 pp.
93
FUNDACIÓN PRO-SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA. 1991. op.cit.
94
MOLANO, A. et.al. 1988. Aproximación a una historia oral de la colonización de la Sierra Nevada de
Santa Marta. Parte II. Recuento analítico. Fundación Pro-Sierra Nevada de Santa Marta. Santa Marta. 22-
24 pp.
14/02/13 PAG 29
una gigantesca prensa sirvieron para encaletar y embarcar enormes cantidades
de marimba. El sitio fue a partir de ese momento muy apetecido por la posibilidad de subir en canoas por el río hasta más arriba de la carretera y recibir
allí directamente los quintales de yerba traídos en mula de la parte alta de la
Sierra. Las cabañas o El Caribin, como después fueron denominadas, fueron invadidas por un “Comité Pro-Invasión”, tan frecuentes en la zona, como sé vera
más adelante en la década de los 70.
Antes de que termine la administración de Lleras Camargo, en 1962 el Instituto
Colombiano de la Reforma Agraria –INCORA- inicia su intervención en la Sierra. Se
legaliza entonces la tenencia por parte de los grandes hacendados, generada por
el proceso de apropiación de baldíos en el litoral y algunas áreas del piedemonte en la década del 50, aunque se mantiene su carácter de Reserva Forestal. Entre
1960 y 1963 se sucede el gran boom de turismo venezolano hacia Santa Marta,
especialmente asociado con el carácter de la Quinta de San Pedro Alejandrino como última estancia del Libertador Simón Bolívar. El desarrollo de
construcciones y el comercio de inmuebles de propiedad horizontal en el sector
de El Rodadero se convierte en el principal negocio. Rojas Pinilla, como los otros grandes propietarios del litoral, urgen a la administración de Guillermo León
Valencia, a la CVM y al Ministerio de Obras Públicas, el inicio de la construcción
de la Troncal del Caribe a través de sus tierras entre Santa Marta y Riohacha. No
hay según ellos ningún otro interés que favorecer él tráfico entre Venezuela y Colombia para potencializar el desarrollo turístico de Santa Marta. León
Valencia no ve la acción política atada al desarrollo económico y por lo tanto a
los programas y proyectos identificados en sus planes como importantes. Sólo hasta 1967, bajo el gobierno de Lleras Restrepo se inicia la construcción formal
de la carretera Troncal. Sus campamentos de construcción entre Santa Marta y
Riohacha se convierten entonces en polos de colonización para nuevas
poblaciones. Romper el Paso de los Muchachitos, se convierte en el principal escollo para abrir la carretera. Los acantilados de las estribaciones serranas que
caen a pique en el mar, demandan la utilización de grandes cantidades de
explosivos. Se tienen ahora entonces los primeros registros, por parte de la CVM, de pesca con dinamita en la región de Santa Marta. Estos se reanudarían con
mayor ahínco a finales de la década del 70 y en todos los años 80. El Paso de los
Muchachitos obliga a los hacendados costeros y a los contrabandistas de ganado a lanzar sus animales al mar y salir luego a la playa siguiente, mientras los
vaqueros pasaban la pronunciada loma, gateando como muchachitos, para tomar
nuevamente la carretera, donde los esperaban camiones con rumbo a la frontera
venezolana95.
El primer reconocimiento del valor de la comprensión ecológica del territorio
marítimo y del litoral en la vertiente norte de la Nevada y, a la postre de la
95
MOLANO, A. et.al. 1988. Aproximación a una historia oral de la colonización de la Sierra Nevada de
Santa Marta. Fundación Pro-Sierra Nevada de Santa Marta. Santa Marta. 14 pp.
14/02/13 PAG 30
nación, se dió en el año de 1963. El samario José Benito Vives acomete de su
peculio, mediante un empréstito con el otrora Banco Bananero del Magdalena, la adquisición de una casa-restaurante de propiedad de la Gobernación del
Magdalena para la construcción del Instituto Colombo Alemán de Punta Betín en
Santa Marta96. En sus orígenes, el actual instituto de investigaciones marítimas y costeras de Colombia –INVEMAR-, contó además de los aportes de Vives, con las
contribuciones financieras de la Universidad de Geissen y la Fundación
Volkswagen. Dicho esfuerzo careció por ese entonces de apoyo alguno por parte del gobierno central.
En Santa Marta en 1965 se formula el Plan de Ordenamiento de la ciudad que
acomete la promoción del turismo de sol y playa, con la construcción de hoteles y apartamentos de propiedad horizontal en el Rodadero y hasta la Ensenada
Alcatraz, al sur. Este plan corrobora la necesidad de incluir dentro de los
aspectos urbanísticos y estéticos, al abandonado sector histórico de la ciudad. Las exportaciones de banano por el puerto van en aumento. Auque la Compañía
Frutera de Sevilla resuelve liquidar sus negocios en 1966, procediendo a vender a
los particulares los cultivos y propiedades que explotaron durante varias décadas, la Federación de Productores de Banano del Magdalena, que aglutinó a todos los
bananeros libres, reparte el mayor monto de bonificaciones económicas a sus
asociados por los volúmenes exportados a mediados de los 6097. No obstante, a
partir de la Reforma Agraria de 1968, hay una merma alarmante de las exportaciones de la fruta. Vives señala como las intervenciones de algunos
resentidos y clasistas funcionarios, quienes con la ley de la coacción y la
intimidación del despojo a los propietarios que cultivan adecuadamente la tierra, la desvalorizaron, desalentando al inversionista, llevando a bajo la
producción nacional.
En 1964 por medio de la Resolución 191 del INCORA se delimita el Parque Natural Sierra Nevada y se le llama Parque Natural de los Tayronas. Paralelamente
mediante la Ley 19 de noviembre del mismo año se crea del Departamento de la
Guajira. La administración de Lleras Restrepo liquida la CVM y crea al Instituto Nacional de Recursos Naturales Renovables –INDERENA-, quien inicia su
intervención en la Nevada en 1968. Mediante resolución 128 de 1968 el gobierno
central hace sustracción del la Reserva Forestal Protectora de la Sierra Nevada creada en 1959, y que incluye el litoral norte entre Dibulla por el este y el sector
de Palmarito por el oeste al interior del actual PNN Tayrona. La sustracción
ahora justifica y proclama definitivamente la tenencia de la tierra para los
grandes hacendados asentados entre la línea de costa y los 600 msnm, a lo largo del eje de influencia directa de la carretera Troncal en plena construcción.
96
VIVES DE ANDREIS, J.B. 1981. Pepe Vives cuenta su vida. 1.894-1980. Ediciones Editorial Mejoras.
Salcedo Vengoechea Hnos. Barranquilla. 323-326 pp.
97
VIVES DE ANDREIS, J.B. 1981. 219-221 pp. op.cit.
14/02/13 PAG 31
Posteriormente por Acuerdo No. 4 de 1969, el INDERENA crea el Parque Nacional
Natural Tayrona, y lo diferencia del Parque Sierra Nevada. Se generan enfrentamientos entre los propietarios principalmente samarios de algunas áreas
de las bahías y ensenadas del Tayrona, con los hacendados provenientes del
interior del país establecidos al oriente del río Piedras, sobre la jurisdicción del área protegida. Los primeros reclaman y cuestionan por que el nuevo parque se
estableció en sus propiedades y no en la de estos últimos.
Al final de la década, los atropellos contra las comunidades indígenas se
intensifican entre 1968 y 1969. Civilizados venden ron envenenado a Kogis y
Arhuacos, para matarlos y quedarse con sus tierras. Misioneros Capuchinos en la
región de Bonga y San Antonio hacen denuncian ante autoridades. Desplazamientos de nuevo se incrementan a las partes altas de la Nevada.
Arhuacos de Donachuí en la cuenca del río Guatapurí en el recientemente creado
Dpto. del Cesar, empiezan en 1969 a llegar a terrenos en las cuencas medias de los ríos Palomino y del Don Diego Chiquito en la cara norte de la Sierra. A
comienzos de la década del 70 compran tierras a los colonos quienes antes se las
quitaron a los Kogis98.
5.2.3. La década del 70
Todo el espacio litoral al norte de la Nevada y en general el conjunto del macizo serrano y sus áreas de influencia regional, además de las mismas ciudades de
Santa Marta y Riohacha, estuvieron signados en los años 70 por el auge explosivo
del cultivo y comercialización de la Santa Marta Golden. La bonanza marimbera se constituyó en el fenómeno socioeconómico regional que generó tanto grandes
fortunas volátiles, como el desplazamiento y aniquilación de comunidades
indígenas, la mayor violencia reciente conocida hasta ese entonces y el desmonte de cerca de 120.000 hectáreas de bosques primarios del Macizo para la siembra
de al menos 70.000 has de la yerba99.
En el ámbito nacional Misael Pastrana, bajo la égida de su plan de desarrollo “Las Cuatro Estrategias”, también formulado por Currie, impulsa el incremento de la
productividad agropecuaria mediante el Desarrollo Rural Integrado y la
construcción de vivienda urbana como sector líder de la economía, que permitiría prepara las condiciones para la recepción en las ciudades de la
población. Esta política de traslado de la población del campo a la ciudad, no es
otra que la ya indicada por el mismo Currie desde la década de los 50: El
aumento de la productividad y producción agrícola exige cada vez menos personal y de hecho el movimiento de personas desde las áreas rurales hacia las
98
FUNDACIÓN PRO-SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA. 1991. op.cit.
99
NAVARRO, A. 2002. El proceso de transformación del territorio rural del Distrito de Santa Marta. Rev.
Programa de Antropología. No. 2. Universidad del Magdalena. Santa Marta. 35-50 pp.
14/02/13 PAG 32
urbanas estimula mayor productividad entre las que permanecen en el
campo...este es un elemento común y esencial de la industrialización y el desarrollo económico100. El argumento fundamental de Currie a favor de esta
política, que acoge a manos llenas la administración Pastrana, es el caso de
Estados Unidos, aun su contexto ecológico y cultural radicalmente diferente. En el Programa de Desarrollo Económico del Valle del Magdalena y norte de
Colombia, Currie señalaba: El hecho de que menos del 10% de la población de los
Estados Unidos es más que suficiente para producir todo el alimento y mucha parte de las materias primas para la industria y la exportación es una condición
indispensable para el alto nivel de vida que prevalece en aquel país. Como sé
verá más adelante, esta política logró que los cambios en la tecnología agrícola
rural impulsados por la revolución verde desde el Fondo DRI, fueran utilizados en el área sustancialmente para incrementar los rendimientos de las cosechas
anuales de los denominados Canabicultores101 y la política de vivienda logró el
desarrollo explosivo, apiñado y desordenado de la propiedad horizontal en las ciudades, como en el caso del Rodadero en Santa Marta.
Para 1972 queda concluida la Troncal del Caribe con la conexión entre Santa Marta y Riohacha a lo largo de la costa, y con Paraguachón en Venezuela. En
1973 se concluyen además las carreteras de acceso a las ensenadas de Neguange
y Gairaca, como al sector de Cañaveral al interior del PNN Tayrona. Para abril de
1974 quedan concluidas las obras del puente sobre el río Magdalena que incrementó el tránsito sobre la Troncal que oficialmente fue inaugurada por
Pastrana Borrero en julio del mismo año102. La carretera, además de establecer
los asentamientos de Guachaca, Buritaca, Don Diego, Palomino y Mingueo por absorción de los caseríos de los pescadores que existían en los ríos, valorizó
enormemente las tierras y apuntaló el desarrollo económico que venían
acariciando los grandes propietarios desde hacia mucho tiempo. Los pequeños
colonos también se beneficiaron de este proceso y las tierras baldías se hicieron más lejanas. Una rebaja sustancial en los costos de producción estimuló la
colonización y el desmonte de nuevas tierras. Los grandes perjudicados fueron
los indígenas por cuanto la arteria vial fracturó su territorio, y la ocupación de hecho o de derecho de las tierras costeras cercenó de un tajo su salida al mar, la
única que por cierto aún conservaban. Adicionalmente la valorización los
perjudicó, sus tierras fueron ocupadas o fueron objeto de la compra-venta, proceso que tampoco pudo refrenarse con la Reserva Forestal.
100
ROBERT R. NATHAN ASSOCIATES INC, 1960. Programa de desarrollo económico del valle del
Magdalena y norte de Colombia. Informe de una Misión. Ministerio de Obras Públicas- Ferrocarriles
Nacionales-Empresa Colombiana de Petróleos. Litografía ARCO-Ed. Argra Ltda. Bogotá. Apéndice VII.
36-37 pp.
101
Así se autodenominaban públicamente los cultivadores a gran escala de marihuana, cuando su cultivo entra en plena bonanza en la región entre 1973 y 1980.
102
RODRÍGUEZ, J.M. 1993. Apuntes históricos sobre el Departamento del Magdalena: Siglo XX. De la
hegemonía conservadora al Frente Nacional. Universidad del Magdalena. Santa Marta, 212-214 pp.
14/02/13 PAG 33
Como lo señala Molano103, a pesar que la carretera abría un futuro para la mayoría, los conflictos no tardaron en llegar. Primero se invadieron predios de la
gran hacienda del General Rojas. Cuando este cayó en desgracia después de la
pérdida de su candidatura; su mismo opositor, el Presidente Pastrana, avaló a través del INCORA el hecho para acreditarse frente al campesinado
crecientemente escéptico, después del abandono y engaño estatal a los
campesinos sin tierra que llegaron al sector de Palomino, desplazados por la Guardia Nacional Venezolana desde la Región de Perijá en 1974. Este fue el
denominado caso de La Conejera. Esta iniciativa, y la respuesta favorable del
gobierno, se reprodujo en varias zonas y una ola de invasiones sacudió la
carretera. La bonanza marimbera crecía exponencialmente, todos querían tierras para participar en el negocio y poder tener así el medio de redención a su
recurrente incapacidad de hacerse a algún capital. Una a una de las haciendas
costeras fueron ilegalmente ocupadas aún sus títulos precarios. El gobierno acudió ahora a favor de los propietarios e intento mediar entre ambos grupos con
suerte diversa. El mismo Movimiento Campesino, creado a instancias oficiales
para organizar e incrementar el desarrollo rural y la producción agropecuaria, empezó a tener una orientación y fuerza que estaban lejos de lo inicialmente
previsto por los expertos del desarrollo. Las invasiones se generalizaron más allá
de la región Caribe a todo el territorio nacional. En la zona de interés, estas
invasiones constituyeron un proceso muy complejo. De un lado los propietarios se atrincheraban en sus títulos y la fuerza pública acudió a su defensa mientras que
sus abogados litigaban. De otro lado, y de manera interesante, los invasores
llevaron su organización campesina hasta niveles de profesionalismo muy refinado. Aparecieron técnicos en invasiones, se elaboró una teoría implícita de
la invasión, para garantizar su éxito. Esta especialización en aumento se
desarrollo hasta el punto en que los dirigentes campesinos y los técnicos se
divorciaron de la gente y lentamente las invasiones entre Santa Marta y Riohacha fueron dejando de lado su esencia social para convertirse en mondos y lirondos
negociados104.
La presión sobre la tierra rápidamente agotó las mejores tierras baldías de la
vertiente norte, a la vuelta de pocos años de concluida la construcción de la
Troncal. Solo fueron quedando libres aquellas de baja productividad relativa o de mayor dificultad de acceso. La valoración de la tierra de forma rápida y masiva
se desbordó. Las invasiones no se hicieron ya solo a las haciendas costaneras de
los Rojas, Barco Vargas, Laserna o Urrea, estas se extendieron ahora hacia el
piedemonte y las cuencas medias de la cara norte de la Nevada en el Resguardo Indígena y en la misma Reserva Forestal creada por la Ley 2da. de 1959. Aunque
103
MOLANO, A. et.al. 1988. Aproximación a una historia oral de la colonización de la Sierra Nevada de Santa Marta. Parte II. Recuento analítico. Fundación Pro-Sierra Nevada de Santa Marta. Santa Marta.
22-24 pp.
104
MOLANO, A. et.al. 1988. op.cit.
14/02/13 PAG 34
estas últimas presentaban títulos menos cuestionables que las propiedades de los
grandes hacendados de las tierras bajas, la acción de las autoridades nacionales y locales y de la fuerza pública en particular, no fue idéntica en todos los casos.
La propiedad privada fue privilegiada, la pública y la colectiva explícitamente
ignorada.
Para 1975 las invasiones comenzaron a disminuir, el movimiento campesino se
dividió en fracciones irreconciliables y los dirigentes profesionales fueron poco a poco abandonados por sus bases. En ese momento la bonanza de la yerba cambió
radicalmente el perfil de la situación. Fugazmente, pero de manera extendida
apareció una nueva estructura social y productiva. Muy pocos faltaron a la hora
de repartir las jugosas ganancias dejadas por el nuevo negocio. Y como decía el cantante Vallenato Poncho Zuleta: Se nos compuso la cuchara105.
La bonanza marimbera se sustentó además de la recurrente imposibilidad de alcanzar un capital por parte de los campesinos colonos del interior del país
llegados a la zona en la década del 50, en la declinación de los rendimientos de
la zona bananera a finales de los años 60, con los consecuentes efectos sobre los factores sociales, así como los síntomas de la crisis algodonera del Cesar y del
sur de la Guajira. Las condiciones sociales y económicas estaban dadas para la
primera empresa del narcotráfico en la nación.
Aunque hay evidencias de pequeñas parcelas relativamente escondidas de cultivo
de marihuana hacia 1966 en el costado norte de la Nevada y de comercialización
de 1.000 a 1.500 libras mensuales vendidas con todo y semilla y pagadas personalmente y por adelantado por los gringos, su auge solo empieza entre los
años 73 y 74. A partir de este momento entra la verdadera bonanza. Entre 1977 y
1980 prácticamente toda Sierra Nevada producía marihuana. Hacia 1980 se inicia
el desplome del negocio. Según cálculos del INDERENA, durante toda la bonanza se alcanzaron a talar 120.000 has de bosques vírgenes106. Se produjeron al menos
unas 800.000 libras mensuales, cerca de 48 millones de libras durante toda la
bonanza, o sea mas de 9.500 toneladas al año107. Aunque en la Nevada se producía la Santa Marta Golden, muy cotizada en el mercado internacional,
fueron muy famosas las calidades producidas en el Campano y en la cuenca del
105
FINDECARIBE. 1992. Apoyo a la prevención del problema de la droga a través de medios de
comunicación. UNESCO-Mincomunicaciones. Fundación para la Investigación y el Desarrollo del
Caribe colombiano. Santa Marta. 54 pp.
106
Esta cifra es conservadora. La Fundación Pro-Sierra señala en el Plan de Desarrollo Sostenible de la Sierra
Nevada de Santa Marta (1997), que en el período de la bonanza marimbera cerca del 70% de los bosques
del Macizo fueron talados. Al menos 150.000 hectáreas de selvas montanas y premontanas fueron
removidas en casi todas las cuencas. . 107
SOLÓRZANO, B. y F. DE DANGOND. 1978. Implicaciones socioeconómicas de la Cannabiscultura en
los Departamentos del Magdalena y de La Guajira. Tesis Economía Agrícola. Universidad del
Magdalena. Santa Marta. 137 p.
14/02/13 PAG 35
río Toribio. Se comercializaba también una variedad morena, bien diferente a la
cotizada mona. La primera de menor precio suplía seguramente la demanda local.
Tres subregiones principales se evidenciaron desde el comienzo las más aptas para el cultivo de la marihuana. La zona de la Troncal del Caribe delimitada por
los valles de los ríos Piedras, Guachaca, Buritaca, Don Diego, Palomino y Ancho;
el curso medio de los ríos Tapias, Ranchería y Barcino, en la parte nororiental del Macizo y la región de los ríos Toribio, Córdoba, Frío y Sevilla en la cara
occidental. En el sector noroccidental los cultivadores eran del interior, y en el
nororiental campesinos mestizos de La Guajira (los muy famosos pero mal
llamados guajiros)108.
La mano de obra para el cultivo de la marihuana fue reclutada principalmente
entre los emigrantes interióranos de la Sierra Nevada. Algunos trasforman sus parcelas y tumban más monte para el cultivo redentor a instancias de los gringos
que llegaron primero armados de cartillas y dólares, y después de motosierras,
más verdes y armas a granel: Los narco-productores entraron a la brava, invadiendo extensiones considerables de breñas y cañadas, deforestando sin
orden ni concierto, desorganizando todo lo existente con desmedro de la
naturaleza degradada de tanto desafuero109.
Molano señala como el sector del Mamey entre el río Guachaca y el Don Diego,
los cultivos legales desaparecieron y los colonos se vieron obligados a comprar
”todo el bastimento, maíz, plátano y yuca en Santa Marta”. Los paisas o los llamados caldenses dominaban el negocio en esta zona. Los antiguos colonos,
pequeños aparceros y medianos agricultores se olvidaron del pancoger y se
pusieron a sembrar yerba, hasta el punto que en la época de bonanza el café
sufrió una fuerte crisis. Su cosecha en la Sierra diminuyó entre un 40 y un 45 %. Con relación a la producción nacional, el café cultivado en la Nevada bajó su
participación del 1.4 al 0.8 %. Extensos cafetales fueron abandonados y en
ocasiones fueron tumbados para sembrar marihuana.
La comunicación de la vertiente norte de la Sierra con el mar era muy fácil y por
tal motivo eran mayores las ganancias de la marimba. Se veían entonces en los caminos que bajaban de la Sierra al litoral, recuas de cientos de mulas cargadas
de yerba prensada y lista para ser embarcada. Los ríos Don Diego y Buritaca, con
gran caudal por ese entonces, incluso en época de estiaje, permitían que
pequeñas embarcaciones entraran por el cauce hasta tres kilómetros aguas arriba, abreviado enormemente la operación. Las mulas descargaban
directamente en las lanchas y luego estas en los buques madres que esperaban
108
URIBE, C.A. 1994. La situación actual de la Sierra Nevada de Santa Marta. Doc. No. 6. Estrategia de
Conservación Sierra Nevada de Santa Marta. 6 pp.
109
Según GUERRA, R. , 1990, citado por FINDECARIBE, 1992. op.cit.
14/02/13 PAG 36
en alta mar. Según cálculos de los canabicultores, una hectárea producía 3.000
libras por cosecha. O sea 12.000 libras anuales. Para los cultivos se acostumbraban sociedades entre el que aportaba el capital en forma de gastos
del cultivo como alimentación y semillas, y el socio industrial que ponía
únicamente el trabajo. Las ganancias en finca se repartían en partes iguales.
El aumento de los precios de la yerba y de las utilidades de los colonos
involucrados, disparó en toda la Sierra y en particular en su cara norte su generalización110. Ésta liquidó la agricultura legal y jalonó nuevas oleadas de
campesinos, desempleados, buscadores de fortuna, además de pistoleros y
nuevos empresarios. En la medida que caían extensas selvas para la siembra, se
habría cientos de caminos que conectaban las áreas de producción con la Troncal del Caribe. Las reglas de juego originales del negocio a comienzos de la década
se abandonaron ante la avalancha de gentes ávidas de hacer el dinero que su
condición les negaba. Los ríos de efectivo permitieron que estallara un consumo sin tasa ni medida, donde no había imposibles, para compensar con creces las
privaciones acumuladas durante largos años de penuria. Las ranger hicieron su
aparición, no solo frente a los ranchos de matarifes y antiguos pequeños colonos, sino accidentadas a lo largo de la misma Troncal. Muchas de ellas terminaron en
un sanjón, pues sin saber conducir traían ellos mismos sus vehículos todo terreno
desde Barranquilla111.
Cuando el rendimiento del negocio salió a luz pública en la región, se agregó al
sequito de beneficiarios e interesados, las mismas autoridades y con ellas los
políticos locales, y por fin cuando todo estuvo garantizado, los empresarios. Molano112 señala claramente la situación alcanzada: Las autoridades se vieron
comprometidas por la doble naturaleza que las caracteriza: su función legal y el
exiguo presupuesto que las sostiene. Habida cuenta del torrente de dinero
cualquier posición oficial era apetecible por que el soborno suplía lo que la nación negaba. Él dando y dando quedo desde ese entonces bien enraizado en la
cultura política regional. El negocio estaba hecho y se hizo. Los políticos y sus
110
La rentabilidad del negocio queda muy bien señalada por FINDECARIBE, 1992. op. cit. Para 1978 se
calculaba que aproximadamente 500 aviones transportaban marihuana a los Estados Unidos y 100 barcos
estaban disponibles para llevar la yerba entre Colombia y Norteamérica. Esto producía unos ingresos
anuales a la región para dicho año, entre los pequeños productores de cerca de $2.825 millones de los
cuales destinaban $992 millones a salarios y el saldo, $1.833 millones correspondían a las utilidades. En
1977 la mercancía en el sitio de producción de la libra costaba entre $100 y $200; cuando llega al sitio de
embarque alcanza los $200 o $250; para el exportador aumenta a $300 o $500 y para el importador
alcanza la suma de $2.400 o $3.200. Lo curioso del negocio es que éste último, casi siempre
norteamericano, es el que realmente coronaba puesto que cada dólar ganado, pagado por el consumidor
estadinense y/o europeo, a Colombia solo correspondían 19 centavos. De estos, 16.5 centavos van para
los pequeños empresarios y un centavo para el productor. A pesar de todo, como se afirmaba
comúnmente: Llovieron dólares sobre la costa. 111
FINDECARIBE. 1992. op.cit.
112
MOLANO, A. et.al. 1988. 25 pp. op.cit.
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cortes de agregados necesitaban dinero para sus campañas, los cultivadores
necesitaban de los políticos por que de ellos dependían las autoridades legalmente constituidas. Claro esta que hubo políticos que no sucumbieron a la
ilusión. No obstante muy lejos estuvieron de ser las mayorías.
En este nuevo escenario, la autoridad legítima fue engullida por el caos. En su
lugar, con firmeza surgió la ley del más fuerte. La violencia sé ensoñereo del
negocio y precedió desde ese momento todas las relaciones que la hacían posible. Miles de muertos fueron enterrados en las tres caras de la Nevada al
lado de sus sueños. Los mafiosos eran robados cuando iban a pagar, los
cultivadores liquidados cuando entregaban la marihuana, los transportadores
fusilados por la espalda en cualquier camino. La policía se batía con la aduana, los servicios secretos de un campo disparaban contra otro. Surgieron así, en pos
de los intereses superiores del negocio, la fuerza privada de los combos. Cada
mafioso contrató su propia cuadrilla. A esta lucha se asociaron incluso las mismas autoridades. Aparece entonces la cultura de las guerras de familia. No se olvidan
todavía en la región los episodios de guerra y asesinatos de bando y bando entre
la familia Cárdenas y sus primos los Valdeblánquez, originarios de la vieja colonización dibullera de Pueblo Viejo, para poner de manifiesto la inercia de
esta lógica.
En medio de este caos, la administración de López Michelsen pretende, aún su buena intención a través del INDERENA, poner en funcionamiento en 1976 el
concepto del Ecodesarrollo113 impulsado por el recientemente creado Programa
de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Son entonces seleccionadas la misma Sierra Nevada y la Cienaga Grande de Santa Marta para adelantar el
programa114. El PNUMA, como el enfoque del ecodesarrollo, están muy
influenciados por los resultados de la Primera Conferencia Mundial de las
Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano (Estocolmo, 1972) que pretendió la internalización del paradigma del medio ambiente en el Desarrollo115. No
obstante el contexto social, económico y de gobernabilidad existente en el área,
hace totalmente ingenuo cualquier esfuerzo orientado a conciliar el desarrollo económico con la protección y restauración de la diversidad cultural y biológica
de estas dos ecorregiones. Así entonces el ecodesarrollo como respuesta de
113
El Ecodesarrollo pretendió establecer cuatro nuevos paradigmas al concepto del desarrollo mismo. Estos
son: A. Todo desarrollo debe satisfacer las necesidades básicas humanas, tomando en cuenta la distribución
equitativa de los recursos y el acceso a ellos. B. El proceso debe ser endógeno, basado en la creatividad y
potencial interno del pueblo. C. El desarrollo debe ser autodependiente, sólo utilizando modelos e insumos
externos cuando no hay otra alternativa. D. El desarrollo debe ser compatible con el medio ambiente,
evitando destruirlo o desangrarlo y utilizando tecnologías y procesos constructivos para ello.
114
FUNDACIÓN PRO-SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA. 1991. Historia y geografía. Sierra Nevada de Santa Marta. Fondo FEN-UICN. Fondo Ed. F. PRO-SIERRA. Bogotá. D.C. 48 p.
115
FARVAR, M. T., HALLE. M. y D. BLASCO. 1985. La planificación para el desarrollo sostenido: El
medio ambiente como eje del progreso. 30-40 pp. en: CARDONA, C (Compilador). 1985. Ecodesarrollo II.
Ecología y planificación. INDERENA-SCP. Bogotá. D.C. 560 p.
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algunos ambientalistas como Ignace Sachs al paradigma de la Revolución Verde,
es un rotundo fracaso en la región. Las fuerzas del mercado que subyacen a la bonanza marimbera, como las privaciones acumuladas por décadas de
campesinos y colonos en pos de su compensación, son de lejos mayores que estos
esfuerzos institucionales impulsados por el gobierno central.
Esfuerzos similares orientados a restringir la guaquería son también infructuosos.
El desmonte de selva para la siembra de la yerba va acompañada de hordas de guaqueros profesionales que se unen a los colonos y a los nuevos empresarios
para saquear las sepulturas tayronas. En Santa Marta, en franca violación contra
las leyes de protección del patrimonio cultural, se establece el Sindicato de
Guaqueros que aglutina a mas de mil miembros carnetizados, amparados por una personería jurídica expedida por el mismo Ministerio de Trabajo. Así entonces a
la vista de las autoridades ya venalizadas, se vende ya no solo la Santa Marta
Golden, sino piezas arqueológicas a turistas extranjeros y colecciones particulares. Su comercialización es particularmente activa en las colonias Hippie
compuestas tanto por colombianos como estadounidenses y europeos en la
ensenada de Taganga, a orillas de la quebrada Manijíu y del rió Palomino. Estas últimas localizadas al interior de los mismos territorios indígenas. Paralelamente
en 1976 una comisión del ICAN hace el importante hallazgo del asentamiento
tayrona de Ciudad Perdida (Buritaca 200), acometiéndose en los años siguientes
el rescate y restauración de Teyuna, como la denominaban las comunidades indígenas. En 1977 el gobierno de López impulsa el Acuerdo No. 25 del INDERENA
para redefinir los limites del Parque Sierra Nevada y garantizar así la protección
de Ciudad Perdida. Este se amplió entonces hasta cubrir 382.000 hectáreas. Se define el trazo de la Línea Negra y se solicita por parte de los indígenas el retiro
de la Misión Capuchina por atentar contra la autonomía social, cultural y
religiosa de sus comunidades. Los Capuchinos crearon un sistema de premios,
favoritismos y clientelismos entre los indígenas consistente en el suministro de los bienes requeridos por ellos, y recibir como pago cosechas, ganado y fuerza de
trabajo nativa. Este favoritismo se daba a los indígenas que aceptaron la nueva
mediación económica y la acción evangelizadora asociada116.
Para el mismo año de 1977 el INDERENA mediante la Resolución No. 169 declara
la creación del Santuario de Fauna y Flora Los Flamencos, con una extensión aproximada de 7.000 hectáreas, localizado al suroriente de la población de
Camarones, en el margen izquierdo de la Troncal del Caribe hacia la capital de
La Guajira. La nueva área protegida pretende refrenar la presión sobre las
importantes poblaciones de aves migratorias de flamenco rosado asociadas con el complejo lagunar costero de Navío Quebrado y Laguna Grande. Esta singular área
venía siendo sujeta a invasiones y parcelaciones desde comienzos de la década
del 70, dada la creciente valorización de las tierras como consecuencia de la apertura final de la vía.
116
URIBE, C.A. 1994. 5 pp. op.cit.
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Volviendo al proceso de la bonanza marimbera, el apogeo de la ley del más
fuerte ocasionó en la Nevada la prácticamente aniquilación de los colonos campesinos tolimenses, santandereanos y cundiboyacences que emigraron
durante La Violencia. Por ser estos el eslabón más débil en la cadena productiva
de la marimba, fueron asesinados o desterrados nuevamente. Otros cultivadores fieles a los empresarios canabicultores, o mejor a los mafiosos locales, ocuparon
su lugar. Aquí aprovecharon las mejoras que el “ausente” había logrado,
transfiriéndose así por medio de la violencia una porción importante de la riqueza que estos primeros campesinos serranos habían creado por más de dos
décadas. Este proceso enfrentó a los antiguos colonos de origen cachaco, con los
nuevos cultivadores muchos oriundos de la costa. Salió así a la superficie un
conflicto cultural que venia ya gestándose. Este no obstante no pasó a mayores, por que entre los nuevos cultivadores una parte eran también cachacos, y por
que los mafiosos, aunque preferían a los guajiros por razones de familia,
contrataban también a pistoleros cachacos que no se distinguían precisamente por su delicadeza. Este antagonismo cultural generó no obstante violentas
consecuencias. No se debe olvidar, como lo cita Molano117, la docena de muertos
del caso del asentamiento de Pericoaguado sobre la Troncal del Caribe, como consecuencia de la pelea en una cualquier tarde de domingo, entre partidarios
de un vallenato y partidarios de una ranchera.
Los indígenas además de la expoliación y mercantilización de su memoria cultural, sufrieron todas las consecuencias negativas de la bonanza y casi ninguna
de las ventajas. La marihuana era completamente desconocida para ellos, a
diferencia del hayo o de la coca. Sus vidas fueron segadas, sus territorios invadidos, sus comunidades desplazadas sin contemplación alguna. La riqueza sin
igual para unos, fue el redoblamiento de la miseria para aquellos.
En Santa Marta y Riohacha, parte de las ganancias de la bonanza marimbera, con el estímulo institucional público orientado hacia la construcción de vivienda, se
canalizan especialmente a la construcción de hoteles y edificios de propiedad
horizontal118. Aparecen así año tras año en la década del 70 nuevos hoteles y edificios en el sector del Rodadero y nuevos barrios de emergentes en estas
ciudades. Estas obras se presentan entonces como el resultado de la buena
gestión pública de los gobernantes locales. Aunque al comienzo encuentran una férrea oposición especialmente de la conservadora sociedad samaria, finalmente
las ganancias derivadas del turismo, la especulación de terrenos urbanos y la
compra-venta de inmuebles, también crecientes, benefician a todos. Se
evidencia entonces el apiñamiento de inmuebles sobre el frente marítimo, el deterioro crítico del paisaje litoral y el característico colapso de los servicios
117
MOLANO, A. et.al. 1988. 24 pp. op.cit. 118
CORSO, A. 2000. Santa Marta. La Habilidad para sobrevivir. 399-400 pp.. En: ABELLO, A. y S.
GIAIMO (Comp.). 2000. Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano. Observatorio del Caribe
colombiano- FONADE- UNIATLANTICO. Bogotá. D.C. 484 p.
14/02/13 PAG 40
públicos asociados. Sin embargo no todo este desarrollo urbano, principalmente
en Santa Marta y en el Rodadero, se sustentó en las ganancias de la bonanza. Hubo algunas excepciones. Vives119 cita como las nuevas posibilidades de
desarrollo del balneario de El Rodadero se sustentaron también en edificios
construidos por buenos ciudadanos con préstamos bancarios y de la misma Federación de Productores de Banano existente por ese entonces.
Aparece también en la región, en la década del 70, el primer puerto carbonero para la exportación del mineral, especialmente de carbón metalúrgico. En el
sector de Puerto Zúñiga, al sur de Santa Marta, empieza a operar en 1972 la
Comercializadora Internacional de Productos de Colombia C.I. PRODECO. Esta
exporta tanto artesanías del altiplano cundiboyacense, como carbón a Brasil, Venezuela y otros países latinoamericanos120. Los patios de acopio y el muelle de
embarque del mineral, operan sin manejo ambiental alguno. Ni el Estado, ni los
empresarios, tienen experiencia alguna en la gestión ambiental de estos terminales. La perdida del mineral es común como polvillo fugitivo y guijarros en
la periferia del puerto y a lo largo del corredor de transporte terrestre, como en
el mismo corredor marítimo de transporte a los buques carboneros.
Para finales de la década de los 70, ante la hegemonía del poder de los
empresarios de la marimba y la corrupción asociada, ya algunos grupos de la
sociedad samaria manifiestan públicamente la urgencia de conminar esfuerzos contra la inmoralidad pública y privada, que no debe ser extraña a las
preocupaciones de todo ciudadano y con mayor razón de los altos mandos del
gobierno y de quienes en el futuro inmediato aspiran a regir el destino de los pueblos. En visita de Carlos Lleras Restrepo como precandidato a la Presidencia
de la República para el período 1978-1982, el orador central expresó: Aquí en el
Magdalena esa clase tenebrosa (de canabicultores y mafiosos) ha demandado
osadamente la toma de posiciones de decisión, y como ese poder económico mal habido se han venido relajando y pervirtiendo a nuestras autoridades hasta el
extremo que en estas comarcas, ayer sin odios, se acribillan a humildes y
potentados personajes sin que una ley y una justicia administrada por hombres atempere la sed de sangre de los capos121. No obstante el colapso de la bonanza
marimbera y la reducción temporal de la corrupción y de la violencia asociada
que se evidenció a comienzos de la década de los 80, no fue producto del empeñó de los nuevos gobernantes, ni de las fumigaciones con glifosato, ni de los
reclamos de la sociedad del Magdalena Grande. Fue tan solo la denominada mano
blanca del mercado: los gustos de los consumidores se desplazaron hacia la
variedad sin semilla, con cultivos de Cannabis iniciados por los norteamericanos
119
VIVES DE ANDREIS, J.B. 1981. Pepe Vives cuenta su vida. 1.894-1980. Ediciones Editorial Mejoras.
Salcedo Vengoechea Hnos. Barranquilla. 329-336 pp. 120
C.I. PRODECO. 1999. Una visión de la empresa y su importancia para Santa Marta. Informe grafico de
gestión. Santa Marta. 5 pp.
121
VIVES DE ANDREIS, J.B. 1981. 403-406 pp. op.cit.
14/02/13 PAG 41
en su propio país, que además de presentar menores costos de producción y sin
necesidad de tener que importarla, proporcionaban un viaje muy similar a la ya antiguamente cotizada Santa Marta Golden.
5.2.4. La década del 80
A comienzos de 1980 la vertiente norte de la Nevada y su espacio litoral es al
mismo tiempo la tierra prometida para canabicultores, politiqueros, transportadores, campesinos cultivadores y pistoleros, como también el territorio
de la ignominia y de la aniquilación para los indígenas y antiguos pequeños
colonos. El escenario natural de fondo a esta situación social no puede ser más crítico. Al menos 150.000 hectáreas de selvas ecuatoriales y bosques serranos
han sido talados. Los ríos de la Nevada, o son hilillos de agua en el verano o
grandes y efímeros caudales que generan ahora más frecuentes avalanchas e
inundaciones en la zona baja en invierno. La red de miles de caminos que movilizan la yerba de la montaña al litoral han interrumpido los corredores
biológicos perimetrales de la fauna serrana, sumando así otro factor a la
creciente pérdida de la biodiversidad singular del macizo. Por el reemplazo que la siembra de marihuana a hecho de los cultivos legales; la yuca, el guineo y el
tomate se traen ahora de Santa Marta, Valledupar o Barranquilla.
Cuando la bonanza toca a su fin hacia 1982, como lo indica Molano122, se desplomó la Sierra tan aceleradamente como había sido poblada cuando aquella
comenzó. El negocio redentor se fue a pique por la ley universal de la economía.
La competencia, ahora establecida en el mismo país del norte, hizo que las autoridades norteamericanas arremetieran con fuerza una campaña de control,
de restricción al contrabando de la yerba, con lo que se logro así proteger a sus
productores nacionales123. Fueron muchos los colombianos que fueron a llevar marimba y no volvieron, asesinados unos, condenados otros.
Paralelamente al declive económico del narcocultivo, la administración de
Turbay Ayala y después la de Belisario Betancour, arremeten entre 1980 y 1986 con las fumigaciones. Según los colonos, inicialmente se bombardeaban las zonas
con pastillas que quemaban indiscriminadamente la vegetación circundante al
sitio donde caían. Después vino el glifosato regado por avionetas y helicópteros. Las cada vez mayores pendientes de las vertientes cuando se asciende en la
Sierra hacen muy difícil que los helicópteros puedan cumplir con el techo de 30
metros reglamentado para la dispersión de los químicos. Así entonces tanto estos
como las avionetas, generalizan el área de fumigación mucho más allá de los cultivos de marihuana. La agricultura legal que empieza forzosamente de nuevo
a aparecer, es duramente afectada. Ahora también los rendimientos de la
122
MOLANO, A. et.al. 1988. 24 pp. op.cit.
123
FINDECARIBE. 1992. 92-97 pp. op.cit.
14/02/13 PAG 42
ahuyama, del plátano y de la naranja también se van a pique. En los sectores de
Pericoaguado, quebrada Valencia y Buritaca, las aguas arrastran tanto camarones como aves envenenadas. Los pocos colonos que no se fueron con el colapso de la
bonanza cuentan que a la escasez de las aguas producto de la deforestación,
ahora se sumo el envenenamiento y esto ha terminado en buena parte con la pesca en los ríos y en los humedales costeros. En las mismas gentes aparecen
enfermedades no vistas antes. Como si fuera poco, finalmente, las bases de
cargue de combustible y de los herbicidas para los equipos aéreos se establece tanto en las cabeceras de los ríos Córdoba, Frío y Guachaca, como en la boca del
río Buritaca. Esto reduce los costos del control e incrementa la frecuencia de las
rociadas. Ahora entonces, al impacto ecológico de las fumigaciones, se suma la
contaminación directa de las aguas de estos ríos y del mar por mal manejo de los insumos.
Irónicamente en tareas de fumigación, antinarcóticos reporta el descubrimiento de nuevos asentamientos tayronas. En 1984 se hace el hallazgo de la ciudad
tayrona de El Congo en el sector sur de la cuenca media del río Córdoba124.
Entre los años 1983 y 1985 numerosos predios en la cara norte de la Sierra
quedaron abandonados. Eran predios despojados de bosque, yermos, cubiertos
por gramíneas, que nadie reclamaba; casi bienes mostrencos que poco a poco
fueron pasando a manos de los pocos privilegiados que quedaron de la bonanza. Se forman entonces de nuevo en la vertiente norte y en su espacio litoral
terrestre grandes haciendas ganaderas, que luego fueron ampliadas con la
compra de mejoras a pequeños colonos que habían tenido la suerte de no desaparecer durante el apogeo de la yerba125.
El colapso de la marihuana dejó sin trabajo a mucha gente a mediados de los 80.
Molano señala entonces: ...casi todos los campesinos, costeños y cachacos pasaron de la Ranger a los burros, lamentando haber despilfarrado tanto dinero,
pero con esto también disminuyó la violencia. Muchos volvieron a sus lugares de
origen, otros se engancharon como asalariados en las nuevas haciendas, otros se dedicaron a abrir en los remotos lugares serranos, aún vírgenes, nuevas tierras, y
finalmente buena parte de los combos, sin dinero incluso para comprar balas, se
dedicaron a atracar buses y camiones a lo largo de la vía entre Santa Marta y Riohacha. Algunos pocos, como lo señala Findecaribe126: ... los viejos ricos del
área, se enriquecieron aún mas, y siguieron siendo los dueños del poder y de
todo. Y la sociedad en general apenas hoy sale del letargo. Así entonces a
mediados de los años ochenta se repitió, pero ahora de manera mucho más
124
FUNDACIÓN PRO-SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA. 1991.op.cit. 125
MOLANO, A. et.al. 1988. 2-5 pp. op.cit.
126
FINDECARIBE. 1992. 97 pp. op.cit.
14/02/13 PAG 43
aguda, la división histórica en el área entre hacendados muy ricos y entre los
campesinos y pescadores empobrecidos o en camino de serlo.
Repitiendo la historia, la extracción de nuevo de madera se constituyo en la
fuente inmediata de ingresos. En el sector de El Mamey a lo largo de los cauces de los ríos Guachaca, Buritaca y Don Diego se intensificó la extracción de caracolí
amarillo y rosado, además del cedro y el roble. Estos bosques de galería
sustentaron entonces nuevos aserraderos, los cuales con sus ganancias, pagaron rápidamente las tierras recién adquiridas con ese propósito. La multinacional
Morrinson, responsable de la construcción del proyecto carbonífero del El
Cerrejón en La Guajira, fue la principal empresa compradora. Así se generó de
nuevo otra bonanza efímera que multiplicó el establecimiento de aserríos en el área hasta el punto que en los retenes de la vía, la policía, la aduana y hasta los
chinchirreros (policías de rentas), pusieron tarifas por cada camión maderero que
circulaba. Ni el INEDERENA ni otra autoridad tenían allí presencia alguna. Ahora en los antiguos relictos de robledales, recién talados en esta vertiente, se
sembraba agricultura. Para finales de la década era común entre los pocos viejos
colonos que aún subsistían el que se asegurará que la brutal deforestación realizada había cambiado el clima en la zona127. Ellos manifestaban que a
comienzos de los años 70 la región era más fría y húmeda, llovía muchísimo y el
invierno era muy duro. Ahora los veranos en cambio eran más largos, el clima
más cálido y las lluvias menores128.
Esta bonanza maderera fue un interludio entre la de la marimba y la gran
bonanza coquera que ha llegado con crudeza mayor hasta el presente. De forma paralela, ya para 1983, había rumores ciertos de la presencia guerrillera en la
Nevada y de la organización simultanea de las primeras autodefensas. Pero antes
de abordar estos temas, cabe señalar otros aspectos relevantes de carácter
institucional y normativo que se presentaron en los años ochenta en el área.
Teyuna, como otros 32 sitios satélites de la Ciudad Perdida tayrona, son
registrados y estudiados intensivamente entre 1980 y 1982. Mediante resolución 109 del INCORA en 1980 se crea el resguardo Indígena Kogi-Malayo (Wiwa) de
364.930 hectáreas. Igualmente en medio de la debacle ecológica, a finales de la
bonanza marimbera, en ese mismo año la UNESCO declara al macizo de la Sierra Nevada como Reserva del Hombre y la Biosfera. En 1983 en el marco de la II
Expedición Botánica se registra nuevas especies vegetales en el PNN Tayrona.
Para 1985 empiezan a actuar las Corporaciones Autónomas de Desarrollo de La
Guajira y el Cesar, en el siguiente año se crea la Fundación Pro-Sierra Nevada de
127
En 1981 se hicieron estudios auspicios por Naciones Unidas sobre la deglaciación de la Nevada. Del
análisis de fotointerpretación de fotografías áreas comprendidas entre 1962 y 1980, se concluyó que en
dicho lapso de tiempo, en algunos puntos serranos, el retiro de los glaciares alcanzó hasta 800 m. La magnitud de este cambio se evidencia al considerar que la magnitud promedio mundial de retiro para el
mismo lapso de tiempo fue tan solo de 20 metros.
128
MOLANO, A. et.al. 1988. 56 pp. op.cit.
14/02/13 PAG 44
Santa Marta, y en 1987 el gobierno nacional establece el CORPES C.A. En
Nuviyaka (Pueblo Viejo) sobre la cuenca del río Garavito, los líderes de las comunidades Kogi y Wiwa crean en ese año la Organización Gonawindua-Tayrona
y su Cabildo-Gobernador reclama al Gobierno central la entrega de Teyuna para
convertirse de nuevo en su ancestral centro ceremonial y de enseñanza de sus tradiciones. Como respuesta a marchas campesinas de colonos -impulsadas por la
guerrilla- hechas hacia Santa Marta en 1987, con el fin de pedirle atención al
gobierno central ante el abandono estatal, el gobierno de Virgilio Barco Vargas incorpora la Sierra Nevada al Programa Nacional de Rehabilitación –PNR-. Se
realiza entonces el Primer Consejo de Rehabilitación del macizo129. En 1988 se
crea la Corporación Autónoma Regional del Magdalena -CORPAMAG-, dependiente
como todas las CAR´s por ese entonces, directamente del DNP. Finalmente entre 1988 y 1989 Julio Carrizosa Umaña, por encargo de la Fundación Pro-Sierra y el
INDERENA, prepara y presenta el Diagnostico Integral de la Sierra Nevada de
Santa Marta y el Plan de Manejo del Parque Nacional Natural de la Sierra de Nevada. Dichos trabajos se constituirán después en soporte fundamental del Plan
de Desarrollo Sostenible de la Nevada presentado en 1997.
Después de que todo se derrumbó, con el colapso de la marihuana, dos procesos
surgieron pronto en los años ochenta que son, aún ahora en el 2004, plenamente
vigentes. El análisis de estos procesos y sus tendencias elaborado por Molano y
sus colaboradores en 1988, es él mas completo realizado hasta el presente. Ese estudio permite contribuir de manera importante a estimar a futuro la posible
evolución de la honda crisis ambiental, y por tanto ecológica y sociocultural, que
hoy padece la Nevada tanto en sus valles y cañadas de montaña, como en su zona baja de transición entre el macizo y el mar.
Por un lado la vieja lucha agrarista impulsada por el Movimiento Campesino en
los años 70, resurgió desde comienzos de los ochenta, pero ahora con un más claro soporte ideológico y político. Campesinos parceleros, técnicos en
invasiones, lideres populares profesionales y los viejos colonos aún más
empobrecidos, aumentaron el descontento social que ningún partido tradicional pudo apropiar y atender. Así en la región la Unión Patriótica supo canalizar este
creciente malestar. La oposición política y reivindicatoria hace su aparición sobre
las bases de las mayorías que finalmente perdieron todo o casi todo después de la bonanza. Por el otro lado unos cuantos de los antiguos viejos ricos que si
supieron enriquecerse con la yerba y otros nuevos empresarios interioranos,
conocidos coloquialmente como los caldenses – en la vertiente norte
principalmente-, acometen en sus tierras y en otras más nuevas que abren, el cultivo de una nueva droga. Esta no es otra, que tanto el antiquísimo hayo o jayo
de tan alto valor cultural entre los indígenas serranos, como el Talismán del
129
FUNDACIÓN PRO-SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA. 1991.op.cit.
14/02/13 PAG 45
Diablo condenado desde 1567 por los obispos de la Conquista en el Concilio de
Lima130.
Así entonces se resucita la filosofía del antiguo negocio. Los que no se
enloquecieron con el dinero de la marihuana y aún sobrevivían, tenían aquí su lugar y una nueva oportunidad. Las redes de transporte, los puertos de embarque
y las pistas clandestinas ya establecidas vuelven a operar131, el mercado
internacional de la coca esta montado, los carteles – en particular el Cartel de Medellín- se ponen a trabajar en ello. La base de coca parece tener un mercado
asegurado. Nada parece interponerse en la lógica de la nueva bonanza que se ve
venir. Aquellos días de ríos de oldpar y cuatro puertas no se han olvidado. Pero
ahora la nueva empresa es más discreta, la ostentación se contiene. La discreción llega hasta los mismos padrinos políticos y algunos gobernantes
locales. La rentabilidad del negocio es de lejos mejor aún que la marihuana132.
Molano señala como el choque de intereses entre las dos fuerzas se hace
inevitable. El movimiento campesino amenaza con profundizar ideológicamente
el descontento social y reanudar las invasiones de las grandes haciendas. Esto puede tanto erosionar el poder de los tradicionales caciques políticos, como de
los hacendados. Los empresarios de la coca pretendían ser aceptados tanto por
unos como por otros. En este turbio escenario hace su aparición la guerrilla. Para
la segunda mitad de la década de 1980 la guerrilla aparece en la región capitalizando el caos y el vacío de poder. De manera paulatina se conforman los
frentes guerrilleros de las Fuerzas Revolucionarios de Colombia –FARC y del
Ejército de Liberación Nacional –ELN- que hoy operan en el macizo serrano. En un comienzo la presencia guerrillera en el frente norte es débil entre el
campesinado. Además de la expresa presencia de los narcotraficantes, los
campesinos han vendido sus pequeñas parcelas por la poderosa fuerza de
atracción que ha generado las construcciones de centros vacacionales y del
130
JULIAN, A. 1787. La perla de América. Provincia de Santa Marta. Edición de Carlos Valencia Editores.
1980. Bogotá. 152-158 pp.
De manera interesante cabe aquí señalar como el Padre Antonio Julián hacia una entusiasta defensa de la
coca. Él aspiraba en el Siglo XVIII, que al hayo, dado sus grandes virtudes, le llegase, como a las de más
cosas su tiempo, introduzca su moda no vana, no inútil, no perniciosa a las casas y personas.
131
El transporte de la marihuana estableció una serie de relaciones entre Colombia y los puntos de llegada del
producto en los años 70. En este sentido los transportadores costeños y en particular los asociados al cultivo
de la yerba en la Sierra, presentaban la mayor ventaja que los legos transportadores paisas y caleños durante
los 80. Así entonces una elite de transportadores de la región se constituyeron en elementos estratégicos en
la operación internacional del negocio. Su experiencia, y ahora discreción, los hicieron indispensables.
132
Según Jaime Puyana en su publicación La economía del narcotráfico en Colombia en el No. 19 de la revista Economías de la CUC (1990); para 1988 en el país habían 25.000 hectáreas de coca sembrada, lo
que permitió la producción de más de 100 ton del alcaloide. Su productividad llegó a los 800 kilos de hoja
de coca ha/año, lo que permitió ingresos brutos para dicho año de hasta 1.127 millones de dólares
americanos.
14/02/13 PAG 46
cultivo de banano en el litoral133. La insurgencia armada pretende inicialmente
obtener también el favor tanto de los campesinos como de los empresarios de la coca. Se les pide a los primeros apoyo político y logístico a cambio de solidaridad
en su lucha. A los empresarios se les pide colaboración económica y neutralidad
política a cambio de seguridad y orden local. Aparentemente en una primera instancia este trato quedó cerrado y aceptado por todos. Pero pronto este se
rompe, la confrontación empieza y la creciente violencia ahora se expresa más
contundente que antaño.
Las raíces locales de la confrontación hay que buscarlas tanto entre los fuertes
contradictores del movimiento campesino (los hacendados en el plano económico
y los políticos en el plano electoral). En el azuzamiento de la fuerza pública expresamente anticomunista, y en la inclinación de los hacendados costaneros
hacia los empresarios de la coca, por miedo tanto a la guerrilla, como a una
posible alianza entre el movimiento campesino y los insurrectos. Pero de manera particular, hay que hacer relevante el hecho que para la guerrilla el acceso
directo al mar y a las rutas internacionales en la cara norte de la Sierra, es
estratégico para su adecuado aprovisionamiento de armas y pertrechos. Aspecto por igual fundamental para los narcotraficantes. Por el litoral siempre había
entrado buena parte del contrabando con que los narcotraficantes lavaban sus
dineros desde la misma época de la marimba. Así entonces la guerra queda
declarada entre los empresarios de la coca y las guerrillas. Pero ya los capos habían despertado a las antiguas cuadrillas de pistoleros. Estas, ahora
organizadas como cuerpos armados privados, habían sustentado hasta entonces la
seguridad del éxito de la nueva empresa, así como el instrumento para hacerse a nuevos predios. Rápidamente estas organizaciones se fortalecen, ahora también
para enfrentar a la guerrilla. Fuertes combates se presentan especialmente en
1987 entre los empresarios ilegales y la guerrilla por el control de los valles de
los ríos Guachaca y Buritaca. Posteriormente los insurrectos son desalojados hasta más allá de la cuenca del río Ancho por el oriente y del río Manzanares por
el noroccidente, y prácticamente desde el mar y hasta una cota de 900 metros
según las condiciones topográficas. No obstante las FARC logran penetrar en la cuenca del río Jeréz, en toda la zona de Dibulla, donde se asientan y afectan a
las comunidades indígenas de Arsario o Malayos (Wiwa), como en la cuenca
media de los ríos Piedras, Manzanares y Gaira en el Distrito de Santa Marta134. Particularmente cruenta fue la toma, en las goteras de Santa Marta, de la
población de Minca en 1988.
Por doquier caen tanto lideres populares como militantes de la UP. Se ajustician también socios de empresarios, lideres de organizaciones comunales, hay una
133
URIBE, C.A. 1994. 8 pp. op.cit. 134
VICEPRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA. 2001. Panorama actual de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Observatorio del Programa Presidencial de derechos humanos y derecho internacional humanitario.
Publicación Fondo de Inversión para la Paz. Bogotá. D.C. 4-8 pp.
14/02/13 PAG 47
masiva expulsión de campesinos, lográndose simultáneamente la apropiación y
concentración de nuevas tierras en los valles interiores de la vertiente, para la posterior ampliación de las áreas de cultivo de la hoja de coca. En las cuencas de
los ríos Ranchería y Cesar, la mafia y la violencia asociada a la organización
privada la contraguajira, hacen de esta, la autoridad reconocida por todos. El monopolio del poder se logra también mediante el control efectivo de las juntas
de acción comunal de la región135.
Molano y sus colaboradores citan como, durante esta pública y contundente
confrontación, con su secuela de asesinatos y desplazados, la fuerza pública se
mantuvo formalmente neutral y tolerante. En los últimos años de la década del
ochenta la vertiente norte de la Nevada, especialmente entre los ejes de los ríos Guachaca y Jeréz, fue una zona aterrorizada, bajo el poder hegemónico de la
justicia privada de los empresarios de la cocaína, y de su derivado el basuco. El
nuevo poder esta ahora bien afianzado. Tanto las áreas de cultivo de la hoja, como los laboratorios de procesamiento del alcaloide están seguros. Esta fuerza
privada se ha consolidado y legitimado incluso también tanto entre las
autoridades oficiales como entre el mismo campesinado. Ahora estos cuerpos armados se han transformado en las autodefensas de El Mamey que enarbolan la
bandera de la lucha contra la guerrilla, la subversión y el secuestro. Se logra así
que el establecimiento, como cita de nuevo Molano136: Les permita a cambio
concentrar a sangre y fuego las mejoras hechas por los colonos, liquidar opositores e indeseables y más que todo, acumular las enormes ganancias
obtenidas en el cultivo y procesamiento de la coca. Ahora entonces y como
siempre, son los indígenas y en general los pequeños colonos, aparceros y campesinos los que llevan la peor parte. El desplazamiento forzado, asesinatos,
masacres e intimidación son algunos de los métodos impuestos por los actores
armados ilegales. Métodos que en vez de decrecer desde los años ochenta hasta
el presente, se han en cambio depurado.
Hay que señalar que intentos por buscarle una salida al conflicto en la región no
faltaron a finales de los años ochenta. En 1989 las mismas guerrillas, agrupadas en la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, exploraron en la Sierra la
propuesta de un diálogo social entre distintos sectores. Un año después, el EPL
entró en diálogo con el Estado, instaló un campamento de paz y se desmovilizó, lo cual permitió en parte el fortalecimiento de otros grupos guerrilleros137.
135
URIBE, C.A. 1994. 7 pp. op.cit.
136
MOLANO, A. et.al. 1988. Aproximación a una historia oral de la colonización de la Sierra Nevada de
Santa Marta. Parte II. Recuento analítico. Fundación Pro-Sierra Nevada de Santa Marta. Santa Marta.
19-29 pp.
137 DEFENSORIA DEL PUEBLO-IGLESIA CATÓLICA. 2003. Informe de la comisión de observación de
la crisis humanitaria en la Sierra Nevada de Santa Marta. Bogotá. D.C. 6-8 pp.
14/02/13 PAG 48
Mas allá de los problemas de orden público y de cultivos ilícitos hasta aquí
presentados, cabe finalmente señalar como en la década del 80 las iniciativas de impulso al turismo ganan fuerza en la zona costera de la Nevada. Este auge viene
acompañado de dos fenómenos que lo favorecen. Por un lado esta el proceso de
agudizamiento de la crisis de la tradicional economía bananera, y por el otro la necesidad de lavar los dólares provenientes del narcotráfico. Aunque dineros
legales se vincularon también a otra oleada de construcciones de hoteles y
edificios de propiedad horizontal en Santa Marta y Riohacha, la mayor parte de estas inversiones se hicieron con dineros de aquellas otras fuentes. Este
desarrollo urbano del litoral se tradujo en una mayor especulación de la tierra,
en la presión armada que declaró a viejos pequeños propietarios en ausentes en
áreas de particular valor escénico, y en la adecuación, mediante la tala y el relleno de los humedales costeros y de sus bosques de manglar, para la
construcción de clubes vacacionales campestres, hoteles y edificios de
apartamentos.
Así entonces buena parte de las lagunas costeras de las antiguas salinas de Pozos
Colorados al sur de Santa Marta fueron rellenadas o se le construyeron diques que a la postre rompieron su conexión con el mar rompiendo su frágil equilibrio
ecológico. Los sectores periféricos a las madreviejas asociadas a las bocas de los
ríos especialmente en el Guachaca y el Don Diego fueron fuertemente
impactadas. En Riohacha el paso acelerado del desarrollo y la aparición de enclaves económicos, además de contribuir a un brusco cambio entre la
correlación demográfica de los grupos étnicos, que se hacen ahora la minoría en
La Guajira, genera un proceso activo de expropiación de tierras indígenas y la densificación urbana de la cuidad sobre la llanura aluvial del río Ranchería138.
Cementerios, áreas de cultivo, de pastoreo y de viviendas Wayúu deben ser
abandonados para dar paso al desarrollo de la cuidad. Nuevos emigrantes tanto
de la región como del interior del país, alentados por los descubrimientos de nuevos atractivos económicos relacionados con la explotación de gas y carbón se
establecen allí. Lagunas como La Salada y Jarajiramana, en el bajo río
Ranchería, de importancia cultural y para el balance hidráulico del sistema fluvial, son degradadas. Las inundaciones periódicas de algunos sectores de la
ciudad son ahora más frecuentes, como también el afloramiento de aguas negras
en las calles de la ciudad. La perdida del valor estético del litoral, sea en el delta del Ranchería o en los alrededores de Santa Marta son un problema
ambiental ahora evidente. En 1989 y 1990 son ya más frecuentes las quejas tanto
de los residentes de la Comuna 8, como también pescadores artesanales,
hoteleros y de la misma AEROCIVIL por los efectos de la contaminación por polvillo de carbón en el litoral al sur de Santa Marta. Los volúmenes de
exportación del mineral en el sector de Puerto Zúñiga vienen en aumento. Desde
1989 ya se exportan por allí también carbones térmicos de las minas de
138
GUERRA, W. 2000. Riohacha. Ciudad inconclusa. 311-342 pp. En: ABELLO, A. y S. GIAIMO
(Comp.).2000. Poblamiento y ciudades del Caribe Colombiano. Observatorio del Caribe Colombiano-
FONADE- U. De A. Bogotá. D.C. 484 p.
14/02/13 PAG 49
Calenturitas en el Cesar. Una nueva bonanza, pero esta legal y particularmente
restringida parece vislumbrarse a comienzos de los años 90.
5.2.5. La década del 90 Con está última década culmina la presentación de la forma como se ha
desenvuelto el discurso del desarrollo en el espacio litoral al norte de la Nevada.
Ella no obstante ya quedó en gran medida presentada con la visión ambiental, actual e integrada, que se pretendió indicar en el anterior Capítulo 4. En este
punto se culmina así el enfoque histórico de la estructura de procesos ecológicos,
sociales, económicos, culturales y políticos, y así entonces ambientales, que han marcado la tenencia y apropiación misma de este territorio diverso y singular
entre la montaña y el mar. Hasta aquí esta visión ambiental nos ha traído desde
los tiempos de antes de la Conquista y hasta los primeros años del Nuevo Milenio.
Los años 90 trajeron la consolidación del litoral de interés como la segunda área
estratégica más importante para el acopio y exportación del carbón térmico
colombiano139 después del Puerto Bolívar en la alta Guajira. A mediados de la década, el mineral ahora también se exportaba en el interior mismo de la
antigua y bella bahía de Santa Marta, que justificó que Antonio Julián la llamase
desde el siglo XVIII como la Perla de América. Las antiguas Abras de Santa Ana,
en el extremo norte de los cerros perimetrales de la ciudad, se transformaron para mejorar la eficiencia en el acopio y manejo del mineral. Al sur en el sector
de la Ensenada Alcatraz entró en operación en 1995 el gran puerto carbonero de
la Drummond Limited140. Más al sur en la boca del río Córdoba se deben culminar en el 2004 las obras del otro puerto carbonero – C.I. Mar Caribe-. Este último
construido en contravía con lo señalado tanto por las comunidades locales como
por el mismo Plan de Ordenamiento Territorial del Municipio de Ciénaga. En 1995 la multinacional Glencore International de capital suizo compra C.I. Prodeco, se
tecnifican las operaciones de producción en minas y el manejo de carbón en el
puerto. Los impactos ambientales por dispersión del polvillo de carbón se
reducen, no así los de combustibles por accidentes en la operación marina. Serán los cambios en los precios en el mercado internacional del mineral y el
cumplimiento o no de lo convenido por la Comunidad de Naciones en el Protocolo
de Kyoto sobre Cambio Climático –1997-, los que definirán de nuevo el final de
139
Este proceso se sustentó en la Ley 1ra de 1991 que privatizó la operación y administración portuaria en el
país mediante sociedades portuarias y operadores que manejan la carga y el funcionamiento relacionado. En
dicho año la administración del Presidente Cesar Gaviria puso en oferta pública, entre otros, al terminal
portuario de Santa Marta. En un principio esta estrategia no tuvo acogida, por lo cual al final de su
administración la Superintendencia de Puertos renegoció las condiciones de privatización, de tal manera
que sean económicamente más beneficiosas para los particulares y, fue como para 1994 todos los puertos de gran capacidad del país pasaron a la empresa privada (Santa Marta, Cartagena, Barranquilla y
Buenaventura).
140
Este puerto de capital norteamericano, en el año 2002 movilizó y exportó un volumen aproximado de 13
millones de toneladas métricas de carbón provenientes principalmente de las minas de la Loma en el Cesar.
14/02/13 PAG 50
esta otra bonanza ahora legal y restringida. La perspectiva analizada enseña que
esta también culminará.
Desarrollos importantes de cultivo de banano en el espacio litoral al norte de la
Sierra aparecieron a comienzos de los años 90. Al comienzo el enfoque de subsidio con nutrientes y el control químico y masivo de plagas, tan
característico de la revolución verde, se estableció y se extendió allí. Ahora en
cambio se incrementa año tras año una producción orgánica que controla y minimiza la aplicación de agroquímicos. No obstante la frontera agrícola se ha
extendido hasta casi el mismo cauce de los ríos serranos que van al mar y la línea
de costa. Cerca de 800 has de banano estaban sembradas a finales del 2003 entre
los ríos Piedras y Palomino.
El desarrollo turístico es evidente. La participación ahora de capitales
extraregionales ha sido ahora más importante. Este sin embargo aún sus muchas posibilidades, no se ha consolidado. No se ha reconocido aún que el futuro del
turismo esta íntimamente atado tanto a la restauración y conservación del valor
escénico del área costera, a la solución a los recurrentes e incrementales problemas de contaminación por aguas negras y residuos sólidos de la playa y el
mar adyacente, como a la restauración y conservación de las cuencas serranas
que le dan el agua vital para el sector. En el Parque Natural Tayrona se agudizó
en la década del 90 el conflicto entre los conservacionistas y los intereses tanto de las elites económicas, como de las autoridades locales, por abrir el parque a
un turismo internacional que le brinde mayores dividendos económicos a la
ciudad. El conflicto aún no termina. El ecoturismo nacional e internacional, con participación de estos actores locales, se abre camino como posible solución.
El proyecto de la Siderúrgica Colombia- Brasil en el marco del ALCA, para el
sector de Dibulla en La Guajira, aún subsiste como la mejor alternativa para el desarrollo del área. Para la misma área, en cercanías de la boca del río Cañas, se
tramita actualmente una licencia ambiental para la construcción de un puerto
multipropósito, pero centrado en la exportación de al menos 2 MTA141 de carbón térmico.
El establecimiento y desarrollo de cultivos para exportación de camarones marinos vienen afincándose desde el año 2001 entre el Santuario de Fauna y
Flora de Los Flamencos y la ciudad de Riohacha. El impulso gubernamental de la
administración Pastrana, por dedicar buena parte del litoral de La Guajira a este
cultivo, no ha generado pocos enfrentamientos entre los empresarios camaronicultores, las elites políticas y económicas en el departamento, y las
organizaciones indígenas, sobre como se va ha armonizar esta nueva empresa con
la conservación de su territorio ancestral y su cultura, al interior y por fuera de los resguardos Wayúu.
141
Millones de toneladas métricas.
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Los productos mineros y agropecuarios aquí indicados para la zona de estudio:
carbón, camarón y banano, son según el Banco de la República, tres de los principales seis142productos del sector primario en la economía regional, con más
expectativas y posibilidades orientadas hacia el mercado externo. La demanda
de alta elasticidad-ingreso especialmente del camarón, además del inmenso potencial por explorar, ha impulsado el surgimiento de este sector para
contribuir al desarrollo económico de zonas marginales en el Caribe
colombiano143.
A finales de los 90 y hasta la fecha, la agricultura ilícita presenta un notorio
crecimiento, sustentada además en la baja rentabilidad comparada de los otros
productos del agro, constituyéndose este hecho en uno de los factores decisivos de la continuidad de la producción de narcóticos en la Sierra. Se estima que en él
presente, al menos 2.000 hectáreas de hoja de coca están sembradas en las
cuencas de los ríos Mendiguaca, Buritaca, Don Diego y Palomino en la vertiente norte del macizo serrano. Para el Distrito de Santa Marta, Navarro144 cita una
producción anual de 36.756 toneladas de hoja de coca. Aunque podría
equivocadamente entenderse que la marihuana ha dejado de cultivarse, esta se mantiene aún pero en cantidades substancialmente menores que en los años 70,
además sus cultivadores ahora se caracterizan por su discreción y escasa
ostentación. En este último periodo además hizo también su aparición en la
Sierra y en las zonas altas de la vertiente de interés, el cultivo de la amapola, base para la producción de heroína. Las estadísticas sobre el área de cultivo son
contradictorias. Pero seguramente son mayores a las 100 hectáreas reportadas
para la Sierra por la División de Antinarcóticos del Policía Nacional145.
La alianza perniciosa entre cultivos ilícitos y financiación de los grupos de
autodefensas y guerrilla se ha acentuado hasta el presente. El poder paraestatal
de las antiguas autodefensas del El Mamey, hoy incorporadas a la fuerza después de la guerra en el 2001, como parte integral de las Autodefensas Unidas de
Colombia –AUC-, es una realidad cotidiana omnipresente que subyace a la vida
misma, tanto rural como urbana, tanto para campesinos como para potentados personajes en el litoral. Así entonces, aunque ya están lejos en la memoria el
contexto socioeconómico y los ejercicios de poder expresados durante la bonanza
marimbera, estos en sus raíces siguen siendo hoy plenamente vigentes. La
142
Estos productos son además de los citados, la palma africana, el café y el algodón. Los dos últimos, y el
banano incluso son señalados, aún su larga trayectoria en la historia de la región Caribe colombiana, sin
perspectivas promisorias para el futuro.
143
MEISEL, A (editor). 2002. Experiencias exportadoras del caribe Colombiano. Colección de Economía
Regional. Banco de la República. Cartagena. 290 p.
144
NAVARRO, A. 2002. El proceso de transformación del territorio rural del Distrito de Santa Marta. Rev.
Programa de Antropología. No. 2. Universidad del Magdalena. Santa Marta. 35-50 pp.
145
NAVARRO, A. 2002. 43 pp. op. cit.
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Nevada y su frente norte, siguen siendo por excelencia un espacio más que
apropiado para la producción y transporte de estupefacientes, pero también el ámbito de confrontación con las guerrillas por su alto valor estratégico.
Las confrontaciones de las autodefensas con las FARC, desde el año 2000, no excluyen la existencia de alianzas tácitas con las AUC, evidenciándose que los
anillos de seguridad de ambos grupos armados alrededor de las áreas coqueras y
sus corredores de embarque tienen presencia hoy en toda la zona de interés entre las ciudades de Santa Marta y Riohacha. Recientemente los conflictos entre
los mismos grupos de autodefensas por el manejo territorial de las áreas
coqueras han generado nuevos, múltiples y críticos desplazamientos de indígenas
y campesinos serranos. Los aparentes acuerdos establecidos, después de la confrontación y de los paros generalizados en la ciudad de Santa Marta, durante
los años 2001-2002 entre las Autodefensas del Mamey y las AUC, parecen que
han generado una perversa valoración del suelo en la vertiente norte de la Sierra. Las condiciones de relativa paz que del acuerdo han emergido, han
permitido mejores condiciones de seguridad y trabajo para las autodefensas y el
cultivo y procesamiento de alcaloides, pero también para los numerosos campesinos y raspachines anteriormente asentados en las otras caras de la
Sierra.
No es necesario aquí presentar la evolución detallada de las tasas de homicidios y secuestros en el macizo y en su vertiente norte. Basta tan solo señalar, como
indica el Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos146, que el
secuestro por parte de las guerrillas se consolidó como la principal fuente de financiación de estas en los años 90 y hasta el presente. Este hecho se explica
por que, a diferencia de otras zonas del país, en las zonas serranas controladas
por la guerrilla los cultivos ilícitos son prácticamente inexistentes y por tanto su
fuente de financiación por esta vía es exigua. Como bien se sabe las extensas áreas coqueras están bajo el dominio de las autodefensas. La Nevada se convirtió
así en el sitio de cautiverio por excelencia para las victimas del secuestro – y no
solo de la guerrilla- en un radio de acción que cubre prácticamente toda la región Caribe de la Nación.
A finales del 2003 el 'Informe de la Comisión de Observación de la Crisis
Humanitaria en la Sierra Nevada de Santa Marta' elaborado por la Iglesia Católica y la Defensoría del Pueblo, a condición del ELN para liberar a los turistas
extranjeros secuestrados por esta guerrilla el 12 de septiembre de dicho año,
deja expreso el grado de deshumanización de la guerra a que se ha llegado. Basados en esta real situación de precariedad, las dos entidades llegan a la
conclusión de que se necesita una especie de emergencia humanitaria en la que
el Estado haga presencia integral, y no solo a través de las Fuerzas Militares. La
comisión dijo haber constatado que "varias comunidades se encuentran en situación de verdadero confinamiento generado por el control y bloqueo de sus
146
VICEPRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA. 2001. 4-8 pp. op.cit.
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territorios ocasionado por los actores armados del conflicto, sin que se hayan
adoptado medidas oportunas por parte de las autoridades". Este confinamiento se evidenció crudamente en enero del 2004 cuando los grupos subversivos, tanto
los paramilitares como los guerrilleros, y los cocaleros, impidieron la entrada a
la Sierra Nevada de los grupos de vacunadores del Ministerio de Salud con la tarea de prevenir y enfrentar la epidemia de fiebre amarilla que se presentó en
la región.
Hasta aquí una visión muy general del estado y perspectivas de desarrollo de los sectores económicos productivos, legales e ilegales que se evidencian en el
litoral serrano a finales del Siglo XX e inmediatos años siguientes. Cabe solo
enfatizar nuevamente, como ya se señaló en los apartados finales del capítulo anterior; que la exclusión social, la pobreza creciente y la perdida progresiva de
los derechos de los ciudadanos del común, que se manifiestan por doquier en la
zona de estudio, contrastan con unas cada vez más restringidas elites económicas
-los realmente beneficiados por el desarrollo- los cuales ostentan también, generalmente, el poder político en el área.
Esta realidad indudablemente crítica, combina no obstante en el presente también la ilusión colectiva, pacífica y aún entusiasta de las mayorías de
hombres y mujeres caribes y serranas, por razón o por adopción, de un futuro
más centrado en el bien común, respetuoso de su propia historia y por lo tanto de su incesante lucha por sobrevivir. La revisión con creatividad del paradigma
del desarrollo y de nuevos referentes del bien-estar, está en la base de esta
ilusión. Esta meta como proceso en ciernes de construcción social, no es de
manera alguna un fenómeno aislado. Hay múltiples y crecientes otros lugares en el mal llamado Tercer Mundo, que le buscan ahora mismo una salida a esta crisis
de Justicia y de Naturaleza a donde el desarrollo nos ha llevado. El Cuarto Foro
Social Mundial realizado en Bombay en la tercera semana de enero del 2004, es un excelente ejemplo de ello147. La salida a la crisis en lo local solo será posible
de la mano de una solución interna, de consenso y estructural a las raíces mismas
del conflicto armado en la Nación, y de un mayor respeto tanto a las otras
culturas -que son las nuestras-, como a la naturaleza diversa y sinigual de la Nevada.
147 Las tres primeras ediciones de este foro se hicieron en Porto Alegre (Brasil). En su cuarta edición en la
India se congregaron al menos 100.000 representantes de 130 países, para buscar vías pacificas, pero no
únicas, para combatir la pobreza y la exclusión social. Este esfuerzo se convirtió a su vez, en contraparte de la última cita de ejecutivos y líderes políticos en el Foro Económico Mundial en Davos realizado a fines de
enero del 2004.