Perseverancia jornada de adultos varones
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Jornada de adultos
Oración
Perseverancia
Vivir es elegir, elegir es renunciar
Si elijo es porque soy
LIBRE
La perseverancia es fruto de la Fortaleza
Ser fuertes de ánimo ayuda a
sobrellevar las dificultades y superar
nuestros límites.
“Per aspera ad astra!”
«A través de las dificultades
hasta el cielo»
Adagio Latino
«nil difficile volenti »
«Nada es Difícil para el que
Quiere»
Humanamente hablando la fortaleza y
la perseverancia son virtudes valoradas
Pero me doy
cuenta
«Que soy capaz de grandes sacrificios y a la vez que de grandes faltas.»
«No hago el bien que quiero, sino el mal que
no quiero» (Rom 7, 9)
«El Reino de
Dios es para los que
se hacen violencia»
«Porque Tú eres mi fortaleza»
(Sal 31, 5)
Modelo de Fortaleza
“sin mí no podéis hacer nada”
(Jn 15, 5)
Así, la fortaleza cristiana hace posible el seguimiento de Cristo, un
día y otro, sin que el temor, la prolongación del esfuerzo, los
sufrimientos físicos o morales, los peligros, oscurezcan en el cristiano la
percepción de que la verdadera felicidad está en seguir la voluntad
de Dios, o le alejen de ella.
La Advertencia de Jesús es clara
“Os expulsarán de las sinagogas. E incluso llegará la hora en que todo el que os mate piense que da culto a Dios” (Jn 16, 2)
Ejemplos
de Fe y de
Perseverancia
Señor, perdóname si soy atrevido, pero te ruego me concedas este favor:
no me dejes ni un día de mi vida sin decir la Misa, sin abrazarte en la
Comunión... dame mucha hambre de Ti, una sed de recibirte que me
atormente todo el día hasta que no haya bebido de esa agua que brota
hasta la Vida Eterna, de la roca bendita de tu costado herido. ¡Mi
Buen Jesús!, yo te ruego me concedas morir sin dejar de decir Misa ni un
solo día.
«Si me escondo ya no tendré oportunidad de atenderlos, ni a ustedes ni a sus hijos, ni a sus enfermos, y no podré casar a sus muchachos. No tengo miedo, así disfrazado
los soldados no me conocerán y si me agarran, ¿qué ha de pasar?, sino que
me corten la cabeza. Además Cristo murió por mí, yo
también muero gustoso por Él».
“martirio de la
vida cotidiana”
si levantan EJERCITOS
contra mí, mi corazón
no temerá(Sal 27, 3)
Lc 6, 47-49.
La perseverancia y la fortaleza van de
la mano de la Paciencia
La paciencia es, pues, una característica del Dios de la historia
de la salvación, como enseñaba Benedicto XVI al inicio de su
pontificado: “Éste es el distintivo de Dios: Él mismo es amor. ¡Cuántas
veces desearíamos que Dios se mostrara más fuerte! Que actuara
duramente, derrotara el mal y creara un mundo mejor.
Todas las ideologías del poder se justifican así, justifican la destrucción de lo que se
opondría al progreso y a la liberación de la humanidad. Nosotros sufrimos por la
paciencia de Dios. Y, no obstante, todos necesitamos su paciencia. El Dios, que se ha
hecho cordero, nos dice que el mundo se salva por el Crucificado y no por los
crucificadores. El mundo es redimido por la paciencia de Dios y destruido por la
impaciencia de los hombres”
La paciencia conduce a saber sufrir en silencio, a sobrellevar las
contrariedades que se desprenden del cansancio, del carácter ajeno, de las
injusticias, etc. La serenidad de ánimo hace asimismo posible que
procuremos hacernos todo para todos, adaptarnos a los demás, llevando con nosotros nuestro propio ambiente, el
ambiente de Cristo.
La perseverancia, a imitación de Cristo, que fue obediente al
designio del Padre hasta el final, es necesaria para la
salvación, según las palabras evangélicas: “quien
persevere hasta el fin, ése se salvará”
“Comenzar es de todos; perseverar, de
santos”
“Toda fidelidad debe pasar por la prueba
más exigente: la duración [...]. Es fácil ser coherente por un día, o por
algunos días [...]. Sólo puede llamarse fidelidad a una
coherencia que dura a lo largo de toda la
vida”
“ánimo grande, alma amplia en la que caben muchos. Es la fuerza que nos dispone a salir de nosotros mismos, para prepararnos a emprender obras valiosas, en beneficio de todos. No anida la estrechez en el magnánimo; no media la cicatería, ni el cálculo egoísta, ni la trapisonda interesada.
El magnánimo dedica sin reservas sus fuerzas a lo que vale la pena; por eso es capaz de entregarse él mismo. No se conforma con dar: se da. Y logra entender entonces la mayor muestra de magnanimidad: darse a Dios”
«El que persevere hasta el Final poseerá la Vida eterna»
«Quieres poseer la vida eterna poséete a ti
mismo»
Base de la exposición:
«Fortaleza»Santi S.