Pentecostés-

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DOMINGO DE PENTECOSTÉS. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Todos: -Amén. Saludo El sacerdote extiende las manos y saluda a la asamblea en nombre del Señor. La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del 1

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Misa del día en Pentecostés. Letra grande.

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DOMINGO DE PENTECOSTÉS.

† En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.Todos: -Amén.

SaludoEl sacerdote extiende las manos y saluda a la asamblea en nombre del Señor.La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes.(Si se prefiere hacer el Rito de

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Aspersión, búsquese el archivo en el escritorio.)ACTO PENITENCIALHermanos: El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos, pues, que somos pecadores e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.Todos: -Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre

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Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.Todos: -Amén.

Siguen las invocaciones, si no se han dicho ya en alguna de las fórmulas del acto penitencial.Señor; ten piedad. Todos: - Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad. Todos: - Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad. Todos: - Señor, ten piedad.

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GloriaTodos: -Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias Señor Dios, Rey celestial, Dios padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, solo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.

ORACIÓN COLECTADios nuestro, que por el misterio de la festividad que hoy celebramos santificas a tu Iglesia, extendida por todas las

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naciones, concede al mundo entero los dones del Espíritu Santo y continúa obrando en el corazón de tus fieles las maravillas que te dignaste realizar en los comienzos de la predicación evangélica. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo ….LITURGIA DE LA PALABRADel libro de los Hechos de los Apóstoles:El día de Pentecostés, todos los discípulos estaban reunidos

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en un mismo lugar. De repente se oyó un gran ruido que venía del cielo, como cuando sopla un viento fuerte, que resonó por toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas de fuego, que se distribuyeron y se posaron sobre ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu los inducía a expresarse.En esos días había en

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Jerusalén judíos devotos, venidos de todas partes del mundo. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.Atónitos y llenos de admiración, preguntaban: "¿No son galileos todos estos que están hablando? ¿Cómo, pues, los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay medos, partos y elamitas; otros vivimos en Mesopotamia,

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Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene. Algunos somos visitantes, venidos de Roma, judíos y prosélitos; también hay cretenses y árabes. Y sin embargo, cada quien los oye hablar de las maravillas de Dios en su propia lengua". Palabra de Dios.

Todos: -Te alabamos, Señor.

Del salmo 103

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R/. Envía, Señor, tu Espíritu a renovar la tierra. Aleluya.Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza. ¡Qué numerosas son tus obras, Señor! La tierra llena está de tus creaturas. R/.Si retiras tu aliento, toda creatura muere y vuelve al polvo; pero envías tu espíritu, que da vida, y renuevas el aspecto de la tierra. R/.

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Que Dios sea glorificado para siempre y se goce en sus creaturas. Ojalá que le agraden mis palabras y yo me alegraré en el Señor. R/.Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios:Hermanos: Nadie puede llamar a Jesús "Señor", si no es bajo la

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acción del Espíritu Santo.Hay diferentes dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diferentes servicios, pero el Señor es el mismo. Hay diferentes actividades, pero Dios, que hace todo en todos, es el mismo.En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman

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un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu. Palabra de Dios.

Todos: -Te alabamos, Señor.

SECUENCIA 1 Ven, Dios Espíritu Santo, envíanos desde el cielo tu luz, para iluminamos.

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2 Ven ya, padre de los pobres, luz que penetra en las almas, dador de todos los dones.3 Fuente de todo consuelo, amable huésped del alma, paz en las horas de duelo.4 Eres pausa en el trabajo, brisa, en un clima de fuego, consuelo, en medio del llanto.5 Ven, luz santificadora, y entra hasta el fondo del alma de todos los que te adoran.6 Sin tu inspiración divina

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los hombres nada podemos y el pecado nos domina.7 Lava nuestras inmundicias, fecunda nuestros desiertos y cura nuestras heridas.8 Doblega nuestra soberbia, calienta nuestra frialdad, endereza nuestras sendas.9 Concede a aquellos que ponen en ti su fe y su confianza tus siete sagrados dones.10 Danos virtudes y méritos,

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danos una buena muerte y contigo el gozo eterno.

ACLAMACIÓN Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. R/.Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo: Reciban el Espíritu SantoDel santo Evangelio según san Juan:Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas

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las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría.De nuevo les dijo Jesús: "La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo". Después de decir

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esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar". Palabra del Señor. Todos: -Gloria a ti, Señor Jesús.

Credo.

PLEGARIA UNIVERSALOremos a Dios que por Jesús resucitado, envíe vida y esperanza para la humanidad entera.

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Después de cada petición diremos: Por Jesús resucitado, escúchanos Padre:

Escucha, Padre, nuestra oración, y haz de nosotros buenos seguidores de tu Hijo Resucitado, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.LITURGIA DE LA EUCARISTÍAOfrenda del pan y el vino (sentados)Si no se hace el canto de ofertorio, el sacerdote puede decir estas

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palabras en voz alta.Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.Todos: -Bendito seas por siempre, Señor.

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y

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ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.Todos: -Bendito seas por siempre, Señor.

Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.Todos: -El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de so nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDASConcédenos, Señor, que, conforme a la promesa de tu Hijo, el Espíritu Santo nos haga comprender con

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más plenitud el misterio de este sacrificio y haz que nos descubra toda su verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.PrefacioEl Señor esté con ustedes.Todos: -y con tu espíritu.

Levantemos el corazón.Todos: -Lo tenemos levantado hacia el Señor.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Todos: -Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte

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gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.Porque tú, para llevar a su plenitud el misterio pascual, has enviado hoy al Espíritu Santo sobre aquellos a quienes adoptaste como hijos al injertarlos en Cristo, tu Unigénito.Este mismo Espíritu fue quien, al nacer la Iglesia, dio a conocer a todos los pueblos el misterio del Dios

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verdadero y unió la diversidad de las lenguas en la confesión de una misma fe.Por eso, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo ...ConsagraciónSanto eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la

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efusión de tu Espíritu, de manera que se conviertan para nosotros en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente aceptada, tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes". Del mismo modo, acabada la cena,

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tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".Éste es el Misterio de la fe.Todos: -Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!

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Así pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia. Te pedimos, humildemente, que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y la Sangre de Cristo.Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; y

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reunida aquí en el día en que la efusión de tu Espíritu ha hecho de ella sacramento de unidad para todos los pueblos; y con el Papa Francisco, con nuestro Obispo Armando Antonio y todos los pastores que cuidan de tu pueblo, llévala a su perfección por la caridad. Acuérdate también de nuestros hermanos que se durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que

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han muerto en tu misericordia; admítelos a contemplar la luz de tu rostro. Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, su esposo San José, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en

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la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.Todos: -Amén.

Rito de la comuniónFieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:Todos: -Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.

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Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador, Jesucristo.Todos: -Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no tengas en cuenta

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nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.Todos: -Amén.

La paz del Señor esté siempre con ustedes.Todos: -Y con tu espíritu.

Dense fraternalmente la paz.Y todos, según la costumbre del lugar, se intercambian un signo de paz, de comunión y de caridad. Durante

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la fracción del pan se canta o se dice:Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.Todos: -Ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.Todos: -Ten piedad de nosotros.

Cordero Dios, que quitas el pecado del mundo.Todos: -Danos la paz.

Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.

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Todos: -Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya bastará para sanarme.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban las maravillas de Dios. Aleluya.ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓNDios nuestro, tú que concedes a tu Iglesia dones celestiales consérvale la gracia que le has dado, para que permanezca siempre vivo en ella el don del Espíritu Santo

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que le infundiste; y que este alimento espiritual nos sirva para alcanzar la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

RITO DE CONCLUSIÓNEl Señor esté con ustedes.Todos: Y con tu espíritu.

Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo, y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.Todos: Amén.

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Pueden ir en paz. Aleluya, Aleluya.Todos: Demos gracias a Dios. Aleluya, Aleluya.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPOLa fiesta judía de Pentecostés era una celebración agrícola que conmemoraba el término del ciclo de la cosecha. Esta se celebraba 50 días después de la Pascua y estaba asociada al don de la ley en el Sinaí, simbolizando que la liberación de

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Egipto iba encaminada a salvaguardar dicha libertad por mediación del cumplimiento de la ley. Para los cristianos, la mediación de la ley mosaica queda superada por la ley del Espíritu, es decir por la renovación interior. El comienzo de la vida cristiana no es resultado de la buena voluntad del creyente. El movimiento decisivo lo cumple Dios, que a través de su gracia, renueva el corazón de la

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persona. Confesarse necesitado de salvación parece desusado en una sociedad ufana de sus conquistas, segura de sus terapias y liberada demasiado rápido de la conciencia de ser pecadora. La oferta de salvación no se impone a nadie. Quien la valore, la podrá buscar y acoger con apertura de corazón.

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