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Reconstrucción Facial Escultórica de unCráneo Precerámico de México

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Reconstrucción Facial Escultórica de un Cráneo Precerámico de México (Peñón III)

Lorena Valencia1 y María Villanueva2

Resumen En este trabajo se presenta como un ensayo de reconstrucción facial escultórica de un cráneo femenino precerámico, el espécimen Peñón III, localizado en el Peñón de los Baños, Ciudad de México en el año de 1959. Se emplearon las técnicas antropométricas desarrolladas en la antropología física y las que se emplean en la reconstrucción facial escultórica (Taylor, 2001), utilizando las tablas de grosores del tejido blando facial de Villanueva et al... Asimismo se tomaron los rasgos morfoscópicos de la cara del mexicano (Serrano, et al., 1996 y 2000). El trabajo conjunto del antropólogo físico y del artista plástico, permitió obtener un resultado satisfactorio en la reconstrucción facial del cráneo que nos ocupa. Ello habla de las posibilidades que ofrece la técnica forense de la reconstrucción facial aplicada a craneanos de procedencia arqueológica.

Abstract

In this work we present a rehearsal of sculptural facial reconstruction of a preceramic female skull, the specimen Peñon III, located in the site Peñon de los Baños, México City in the year of 1959. Antropometric technic used and developed in the physical anthropology are used in the sculptural facial reconstruction (Taylor, 2001), using the charts of thickness of the facial soft tissues of Villanueva, et al. in press. Also they took the morfoscpic features of the face of the mexican (Serrano, et al., 1996 and 2000). The physical anthropologist's combined work and of the plastic artist, allowed to obtain a satisfactory result in the facial reconstruction of the skull that occupies us. Our work offers the posibilities for forensic technique of the facial reconstruction applied to cranial copies of archaeological origin.

Palabras clave: Reconstrucción facial, escultórico, cráneo.

La técnica de reconstrucción facial escultórica a partir de restos procedentes de contextos arqueológicos o forenses, permite simular el tejido blando a un cráneo partiendo del análisis morfoscópico y morfométrico de su estructura ósea. Así, se obtienen parte de los elementos necesarios para proceder a modelar un rostro, con el propósito de conocer qué apariencia tenía en vida ese individuo. 1 Posgrado en Antropología FFyL-IIA, UNAM 2 Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM

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Muchísimas reconstrucciones faciales artísticas se han practicado alrededor del mundo con distintos propósitos y desde tiempos remotos. Antropólogos físicos, anatomistas y escultores se han preocupado de cuidadosas reconstrucciones de pithecanthropus (homo erectus), neandertales, de los hombres del paleolítico, etcétera. Investigadores de Rusia, Estados Unidos, Polonia, Bélgica y Francia, entre otros, han realizado exitosas reconstrucciones empleando diversas técnicas y procedimientos (Prag, y Neave, 1997). En México hemos iniciado, en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, la reconstrucción facial escultórica en cráneos de contexto arqueológico con un ejemplar maya procedente de un cenote de Yucatán (San Antonio), que fue extraído por los arqueólogos de la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH y que ya ha sido mostrado a través de un documental de Discovery Channel: Los Misterios de Yucatán. En el presente trabajo presentamos la reconstrucción facial escultórica del cráneo de la Mujer del Peñón III, la cual nos fue solicitada por la Dirección de Antropología Física del INAH. Antecedentes En el año de 1959 en la colonia Peñón de los Baños se localizaron los restos, muy mineralizados, de una joven mujer adulta. Su cráneo, en muy buen estado de conservación excepto por la falta de parte de la apófisis cigomática derecha y de algunas piezas dentarias: incisivos centrales superiores, incisivo lateral izquierdo superior, canino superior izquierdo y primer premolar superior derecho, se encuentra en condiciones propicias que nos permitieron intentar su reconstrucción facial escultórica. Además, cabe mencionar, por la importancia que tiene el dato para la estimación de la edad a la muerte, que no brotaron ni el incisivo lateral inferior izquierdo, ni los terceros molares inferiores. Recientemente se hizo una tomografía del cráneo y se pudo observar que los molares estaban sin erupcionar y el incisivo lateral nunca existió. Por el estudio tomográfico (Lascurain et al., en prensa) se le asignó una edad de 27 años más menos dos. El hallazgo se produjo al cavar un pozo por debajo de una capa de roca caliza de casi dos metros de espesor. De acuerdo con los estudios tefrocronológicos (fechamiento por cenizas volcánicas) que se hicieron entonces, los restos pertenecían a la fase final del Pleistoceno Superior (Mooser y González Rul, 1961). Por otro lado, Lorenzo (1967) situaba este hallazgo en el horizonte Cenolítico Superior (7,000 a 5,000 a.C.). Ahora bien, un nuevo y reciente fechamiento (González et al., 2002) sitúa a la Mujer del Peñón con una antigüedad de 10,755 +- 75 RCYBP (años de radio carbón antes del

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presente), aproximadamente 12,700 CALYBP (años calibrados antes del presente). Este fechamiento hace que este especímen sea, por ahora, el más antiguo encontrado en México. Romano (1970 y 1974), publicó las medidas y los principales índices del cráneo, que nos indican que se trata de un dolicocráneo (índice craneal horizontal = 70.59), en norma lateral es bajo (camecráneo: 68.45) y en norma posterior de altura media (metriocráneo: 96.97). La anchura de la frente es media (metriometopo: 67.42), lo mismo que el prognatismo por el índice de Flower que arrojó la cifra de 102.13 (mesognato); la anchura de la cara es media (meseno: 50.76), las órbitas son altas (hipsiconco: 95.94), el paladar ancho, el índice nasal es de 51.06 (nariz ancha) y su capacidad craneana es alta (aristencéfalo: 1340 c. c.). Además se le calculó una estatura de 1.51 metros, o sea una talla media tratándose de un individuo del sexo femenino. Las siguientes fotografías (1 a la 4) del cráneo, en distintas normas, fueron tomadas de Romano (1974).

Figura 1. Norma frontal (Peñón III) Figura 2. Norma lateral izquierda (Peñón III)

Figura 3. Norma posterior (Peñón III) Figura 4. Norma superior (Peñón III)

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La Reconstrucción El trabajo de reconstrucción facial escultórica del cráneo del Peñón III, fue realizado gracias a los métodos y las técnicas de la antropología física y los conocimientos que, por su parte, tienen los artistas plásticos. La colaboración entre ambas disciplinas es indispensable para lograr un rostro cuya apariencia sea lo más objetiva posible. Para realizar una tarea de esta naturaleza, se requiere, en primera instancia, contar con parámetros del grosor del tejido blando facial que puedan ser aplicados al caso en estudio. A este respecto habíamos efectuado ya una investigación (Villanueva et al., 2002, en prensa) que nos llevó a establecer dichos parámetros en población mexicana actual, gracias a la colaboración que obtuvimos del Servicio Médico Forense del Distrito Federal. A grandes rasgos, los pasos que se siguieron para la reconstrucción facial que aquí presentamos fueron los siguientes:

1) Análisis osteológico (morfométrico y morfoscópico) y observación de las

impresiones musculares que presenta el cráneo con el propósito de realizar un moldeado muscular correcto.

2) Se hizo el molde del cráneo y su vaciado en yeso para trabajar posteriormente sólo en la réplica.

3) Ya en la réplica, se marcaron los puntos craneométricos establecidos para los grosores del tejido blando facial. Sobre ellos se colocaron unos pivotitos con las medidas milimétricas correspondientes a cada punto, según las medidas promedio de la población cuyos parámetros fueron escogidos. Ver figura 5.

Figura 5. Puntos craneométricos para la medición en cadáver del grosor del

tejido blando facial (tomado de Karen T. Taylor, p. 353)

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4) Se decidió el tamaño y la forma de los distintos rasgos faciales a ser

modelados: ojos, cejas, nariz, boca y orejas, siguiendo las características peculiares de la estructura ósea del cráneo, así como las formas predominantes en la población a la que pertenecía el cráneo, en este caso las denominadas mongoloides. Para los rasgos morfoscópicos se consideraron los consignados en el sistema “La cara del mexicano" (Serrano et al., 1996 y 2000). También se decidió el color de piel que se dió al rostro y la forma y profundidad de las arrugas faciales, según la edad, el sexo y las características musculares.

5) Se fueron cubriendo con plastilina los espacios entre los puntos craneométricos siguiendo las profundidades ya establecidas y se detalló la superficie.

6) Se hizo una réplica en resina y se pintó el rostro con el color de piel convenido.

La fotografía 5, fue tomada a la réplica que se hizo del cráneo y la 6 corresponde a la reconstrucción en plastilina de la Mujer del Peñón III.

Figura 6. Molde del cráneo Figura 7. Perfil

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Por último, la fotografía 7 corresponden a la superposición del cráneo y la reconstrucción facial que se hizo a partir del cráneo de la Mujer del Peñón III.

Conclusiones La reconstrucción facial escultórica que logramos a partir del cráneo precéramico más antiguo de México (12,700 años antes del presente), conocida como la Mujer del Peñón III, fue un intento satisfactorio por muchos aspectos. En primer lugar cabe mencionar, que salvo la reconstrucción facial de carácter puramente escultórico, que se hizo del Hombre de Tepexpan, llevada a cabo en los Estados Unidos (ver en De Terra et al., 1949), no hay otro antecedente para un cráneo precerámico de México. En segundo lugar pudimos poner a prueba los parámetros de grosor de tejido blando facial obtenidos recientemente en población mexicana contemporánea, los cuales consideramos pueden ser aplicados eficientemente a cráneos de origen arqueológico. Con ello las técnicas forenses de reconstrucción facial hallan una aplicación útil en el ámbito didáctico y museográfico, como una forma provechosa de aplicación social. Agradecimiento Agradecemos al artista plástico Juan Carlos Ramos, por el trabajo efectuado en el modelado de la reconstrucción facial del cráneo.

Figura 8. Superposición lateral

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Bibliografía De Terra H., Javier R. y T.D. Stewart 1949. Tepexpan man. Viking Fund Publications in Anthropology No. 11, New York. González S., Jiménez LJC.y Pompa y P JA. 2002. New Carbon-14 Dates for Early Humans in Mexico. Mammoth Trumpet, Vol. 17, No. 3, p.16 Lascurain R., Serrano C., Chávez R., Criales JL. y Chávez J. En prensa. Estudio comparativo del patrón de desgaste dento-oclusal en dos especímenes mexicanos. Lorenzo JL. 1967. La etapa lítica en México. Publicaciones del Departamento de Prehistoria, no. 20, INAH, México. Mooser F. y González R. 1961. Erupciones volcánicas y el hombre primitivo en la Cuenca de México. Homenaje a Pablo Martínez del

Río: 137-141. México. Prag J. y Neave R. 1997. Making faces. Texas A & M, University Athropology Series, No. 1. Romano A. 1970. Preceramic human remains. En: Handbook of Middle American Indians, Physical Antrhpology, vol 9:

22-34. University of Texas Press. Austin. Romano A. 1974. Restos óseos humanos precerámicos de México. México: panorama histórico y cultural. Antropología

Física. Época prehispánica, pp. 29-81. SEP-INAH, México. Serrano C., Villanueva M, Luy J.y K F. Link 1996. La cara del mexicano. Identificador de rasgos faciales para la población mexicana. Sistema de retrato

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