Pazulo El Circense [págs. 01-13]

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Estamos ante cinco relatos que engloban la frustración, la desidia, el hambre, la abulia, la apatía. Personajes del ‘bajo mundo’ muestran su perspectiva ante el ‘triunfo’, ante los demás. Las clases sociales lo determinan todo, y para estos personajes, marcados por la mala estrella o por nacer en una clase social equivocada, sufrir, amar, morir serán acciones que realizarán manipulados por las circunstancias, los rencores, los estupefacientes. El parque Duhamel, el río Chili, el pueblo joven Israel, los Conos son algunos de los escenarios donde transcurren estos relatos cargados de un ambiente absorbente, coloquial, agobiante.Jimmy Britto muestra una perspectiva nueva en la narrativa local. Con un estilo diferente, lleno de figuras, de reflexiones y hasta por momentos poético, revela el mundo de abajo. Ése del que todos no hacemos de la vista gorda. CARLOS VALENZUELA

Transcript of Pazulo El Circense [págs. 01-13]

  • NARR

    ATIV

    A

  • Pazuloel circense

    JIMMY BRITTO

  • PRIMERA EDICIN, Noviembre 20142014, Jimmy Britto [email protected] Doce ngulos, S. A.Tel. 054-978647704

    CUIDADO DE LA EDICINChristian Gorvea Velsqueze-mail: [email protected]

    CORRECCINCarlos Valenzuela Huillca

    DISEO DE PORTADA Y DIAGRAMACIN Omar Suri | cromosapiens.com

    Hecho el dposito legal en la Biblioteca Nacional del Per N 2014-17727

    Pazulo el circense

  • Es dudoso que un gran viajero haya encontrado en alguna parte del mundo

    lugares ms feos que en el rostro humano.F. Nietzsche

  • 7DECLARACIN DEL AUTOR

    Mira que hoy me levant a las tres de la maana porque empez a caer algo lquido a la calamina venido del cielo. Fue una seal como la del despertador. Saqu mi ropa de los cordeles, regres a leer, la punta de los dedos hmedos; as juego a escritor, a despertar tem-prano. Algo otoal para m fue verla llegar a los porta-les, y orla contar la historia de su contrabajo. La media maana se achata toda, se pone meln de pronto en su cintura redonda. Aquel mi hbitat.

    Entre otras cosas he comido muchas naranjas sin pepa; pero a todo dar mi da, mi vida, con ganas brba-ras de estar aqu para escribirte, revelarte Mariela. De tu libro, dnde me he quedado esta segunda vez que me lo has prestado?; pues en la parte fundamental donde Jos Arcadio Buenda le dice a rsula que no le importa tener cochinitos (hijos) con tal que hablen. Donde dice que naci hijo de puta y morir hijo de puta. En ese ca-ptulo se me ocurre, aquella locura de saber que es lunes pero sentir que es martes. La casa donde las mujeres se acostaban por hambre.

    Exacta exactamente, me qued lelo de ti serrana, que me das paz, en el pasaje intrincado donde lloras di-ciendo hagamos el pacto, en la sima del edificio S.

    Te quiero as los telfonos se apaguen, los vasos se partan, as caiga granizo o no te vea tras cien aos; as viajes a las 12 nunca o siempre Mali; quiero que ests bien. Fue didctico escucharte el ltimo lunes en el Ter-minal Terrestre, o en el puesto del api. Te quiero mucho.

    Qu te parece la pregunta que le hace Aureliano a Remedios (no la Bella), de 9 aitos: Te quieres casar con Aureliano Buenda?. Ella responde: Djenme dormir.

  • VOCABULARIO

    Brazo de beb: Verga, falo / Bobi: Tonto / Bobo: Corazn / Cachina: Lugar donde se venden objetos usados / Cachinero: Persona que vende en la cachina / Capo: Ducho / Charly: Ba-cn, avezado, espabilado / Chela: Cerveza / Chibilines: Poco dinero / Chocho: Engredo / Chuceado: Cortado / Chulo, rechulo: Bonito, Agraciado / Cobre: Dinero / Concola: D-cese de aquel que vive en los conos / Cloro: Cocana / Cmica: Comisara / Descomputado: Fuera de s, confundido / Cuca: Vagina / Fritanga: fritura ambulante / Fresa: Fresco, ligero, relajado / gLUB: Felacin / Grogui: Aturdido / Huasca: Bo-rracho / Hueviar: Pasear, perder el tiempo / Locales under: Lugares alternativos / Lompa: Pantaln / Pase (ganarse el pase): Observar / Pendex y/o pendexer: Avispado / Qu-moli: Descontrolado / Quio: Golpe / Tiradedo: Traidor / Rayado: Descontrolado / Tombo: Polica / Tronado: Loco / Tufo: Aliento del borracho / Zampado: Borracho

  • 9DESPEDIDO

    El vuelo estertoreo de los gansos, extraar a mis parientes atacados por lo que ahora s, se tratara de la apata, me hacan el insomnio. Todo empezaba ntido en medio de un hosanna por los barrios donde vivo, al lado del parque que da a la rambla.

    El mar debe estar devolviendo los huesos de mami segn las ltimas noticias, mientras yo por aqu tiento al destino despertando temprano, incapaz; todo en el am-biente es un susurro fnebre y remoto, de medio com-ps, dbil y puntual que descolgaba los relojes; aquel Ser musical que camina desde una bocina que bota oraciones para Mara Virgen me arrasa; la grabacin en bajo relie-ve es entrecortada por una tos, por una campana que se escucha cuando cruza la sombra de los rboles, las torres de la iglesia quemada que quieren otra vez levantar los campesinos de este lugar para pies chiquititos.

    Que a las cristianas las hagan mujercitas, no es un asunto por lo menos mo. El desayuno quiz fuera algo sin protena, la palta que coma sabroso me caa mal al hga-do. Llevaba servilletas con grasa del cordero que se comi mi boca en los bolsillos; me haca recordar una mala co-mida. He trabajado en muchas cosas, siempre he busca-do las direcciones donde puedan dar trabajo, rodeando algunas calles del Per, del Can del Colca, de Chiclayo. Ser tan malo eso de trabajar que deben pagarte para que lo hagas, deca mi abuela ponindosele rojos sus oja-zos verdes, de tanto criptograma resuelto segn ella. Mi abuela, descendiente de Atila, me ense a ser noble, en-clenque, honesto, antojadizo, oye, pujante imbcil. En es-tos primeros aos de ir en dos patas, me defiendo dejando currculos vitae doblados a montones, que describen mi

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    grandeza a doble lnea, resaltando mi hermoso apellido: Cachetes.

    Mi desgracia sin experiencia ms bien va en mins-cula. Parado en esta parte del mundo, el itinerario fue ms o menos as: me esperaba tras el largo viaje el puo musculoso de la realidad brutal; me senta raro en una co-cina, donde pelaba papa, nabo, camote, maz, recreando de principio a fin, la trama de mis historias inventadas, en torno a nenas con el alma rota. Toda vez, que pensaba en abstracto mientras recoga las fuentes relamidas; escoga como ayudante de cocina la maleza del arroz camanejo; haca mandados al Sper mismo cowboy; destapaba cer-veza caliente y fra a los pesistas. Mi sueldo era un pla-to con picante, y treinta soles llegada las seis de la tarde. Para entonces una noviecita malhumorada que viva en el primer piso del alquiler ya empezaba a maltratarme, a humillarme; me deca caminando sobre un puente una tarde: O sea, Wagner Love, me quieres decir, que te has dado cuenta que quieres ser creador gramatical, pero la-vas platos, abres un bar, cierras, saludas gratis y repartes ceviches; quieres ser como ese Camus acaso?... Y qu opina tu jefe, el hiervesopas. Que slo los dioses sirven.

    No respond ms a su ensayada trampa de masn. Poco despus, ella, una mujer con el espritu muerto pues ya pasaba de los veintisis, se fue atrada por los chibili-nes de un flaco.

    La adultez me sitiara en los paraderos que iban a Tacna, de donde traje mercadera valorizada por policas fiscales. Fui un chacal. Contrabandistas me pagaron trein-ta soles y unos dulces, unas aguas, por declarar como mo artefactos, whiskys, zapatillas tailandesas en la frontera. Al da siguiente de aquel viaje, segu buscando algo que me diera de comer; me aceptaron en un gimnasio donde pona a enfriar tonificantes y reparta jabones a toda rubia que por ah se apareciera respingando el culito.

    Un hombre poderoso me vio, le cay en gracia mi prestancia, me llev a su negocio; me pagaba treinta soles

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    y un pasaje, era en una terraza frente al mar, donde me la pasaba amarrando guantes a los campeones de la catego-ra minimosca, a quienes no deba cruzar palabra durante las penosas concentraciones de su cabeza vaca.

    Mi hermana, la Pelada, un da llama a la puerta, dice: Quieren mensajes para las botellas; los del peridico lo-cal han hecho una convocatoria. Emplazan a alguien, para que desarrolle periodsticos textitos de mierda.

    Mand escritos para las botellas de esa redaccin, fueron dos (uno-II); mi diestra trabaj duro toda esa no-che en la habitacin, luego de dejar limpio un estaciona-miento, a cambio de treinta soles y caf lquido, caliente. No exista nadie a quin le importara mi primera tentati-va letrstica. Mi novia (saben) por entonces se haba ido con otro.

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    Trabajo como payaso en Arequipa cuadrada (Crnica)

    Empiezo mi nmero en las fiestas infantiles, mi fun-cin, pronunciando en falsete, la chanza de qu le dice un gato a una escopeta: Los dos tenemos gatillos.

    Ayudo a romper la piata, que la rompa Pepito, que la rompa Juanita, Silvana, caramelos en altamar de cabe-citas. Trabajo de payaso. Yo soy un payaso anmico.

    En el fondo amigo lector, dgame, quin no lo es?; quin no tiene algo de este curioso oficio en el alma. Pero en fin, quiero ser pragmtico esta maana del catorce. La vida empieza temprano para un payaso con la cara, la boca blanca. Estoy tan seco, pero tan seco como ese pueblo que era tan pero tan seco que las vacas daban leche en pol-vo. Me pueden encontrar de lunes a domingo, incluyen-do feriados, para contratar mis servicios como animador de fiestas infantiles, en la zona de las piateras de Den Valdivia en el Parque Duhamel de Arequipa; recorro de

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    arriba abajo la calle entre San Camilo y Palacio Viejo, por la Beneficencia, donde me paro bajo una marquesina que contamina la vista, con una base en la cara que a solas ya no sonre; una peluca zamba de tres colores me calo, zapatos en punta, pantalones multicolor, unas cejas rojas y grandes como cualquier necesidad llevo, aguardando a las seoras que buscan jolgorio para el primer aito de su retoo, o baby shawer de gemelos.

    Yo guardo mi nombre jurdico (Pedro Lanza Cache-tes) para convertirme en Chispita, un payasito tristn. Me s todas las canciones de Yola Polastri, todas las co-reografas de Las Dalinas de Nubeluz; antes trabajaba con un Timoteo enfermo que tena los pulmones picados y que ahora descansa abajo. Mi sentido del humor destrozado, bajo este sol radiactivo los comerciantes de globos dicen ya es muy evidente. Soy un payaso que mira al espacio areo recordando su niez sin ton ni son mientras suda mismo cerdo arequipeo. Un tiempo haca dupla con un mago boricua, que termin en la crcel por desaparecer las joyas de una casa cuando hacamos el show infantil.

    Tengo un repertorio desde hace ms de veinte aos y ser por eso que nadie ya re con mis chistes; cobro vein-te soles la hora para poner a los nios a llorar como lo-cos cuando entro haciendo el acto del decapitado; salen disparados los padres de familia a tomar aire a los jar-dines rebosantes diciendo este viejo es una porquera. Me centro en el humor negro, contando la ventaja de la guerra en Ucrania, pero tengo chistes de emergencia, como el antiqusimo qu le dice un gnomo a otro gnomo: gnomemolestes. Los nios se privan de aburrimiento; yo aguanto mismo esclavo.

    Reparto chizitos, la chicha morada, los pastelitos, todos hacen una ronda. Con este trabajo, esta soledad, puedo pagar algunos vegetales y el alquiler de este lugar celeste; igual aguardo muchas horas hasta que algn in-cauto no note en mi mirada la desazn que se me ha insta-lado y me lleve a su baby shawer, que creo se escribe as.

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    Los zapatos me pesan y todos me dicen payaso, las chicas del prostbulo de Pirola son abatidas por la polica femenina; la sonrisa pintada les entrego. He guardado las galletas de animal de las ltimas fiestas, y todos se ren de mi traje rotoso creyendo es parte de la vestimenta na-tural; me aprovecho de ello y ya no me bao porque hace mucho fro.

    Veinte soles te cobro pero dame un almuerzo; me hago el muerto tambin si quieres. El payaso deambula pensando la trama prxima con que empezar el vicioso truco verbal de qu le dice una nalga a otra nalga. Esperar la piedad es de flojos, ser feliz es de imbciles.

    Acomodado en un asiento trasero, el carro veloz me lleva al Mirador de Paucarpata para una Hora Loca.

    Buuuuuuuuuuu buuuuuu fuera fin al payaso.

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    Si no lo imaginas no importa, yo he estado ah (Crnica)

    El Da de Arequipa la pas esperando con ella a un chatarrero para comprar churritos. Mi vecina empez a hablarme, de la aparente nada, mientras lavaba su ropa.

    Esta ciudad que uno no quiere ensuciar, pero en la que casi no hay tachos para la basura celebraba su ani-versario. Cuando llegu a Arequipa hace unos aos para vivir (quera resucitar en un lugar donde nunca fui criado ni arrestado), sola encontrarla a ella sentada en la escale-ra de caracol aprovechando la temperatura para asearse. Nos hicimos amigos. Un da sin ms cont su historia. Yo fumando esa vez, esperaba or el perifoneo de algn cha-tarrero, para venderle un fierro en forma de huevo, y as poder almorzar aquel viernes.

    Empez diciendo mi vecina: Mira amigo, soy del norte. All mi family era de las que mandaba poner en