Pamela Chávez

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1 De Magistro de san Agustín: diálogo, libertad interior y verdad en el educar Sección temática: 8. Historia de la filosofía. Pamela Chávez Aguilar Doctora en Filosofía mención Ética, Profesora del Departamento de Filosofía, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile [email protected] Resumen En qué consiste educar es una pregunta que ha interesado vitalmente a padres, educadores y sociedades en diversas épocas y culturas. Actualmente, el énfasis pedagógico en aspectos metodológicos y técnicos puede hacer perder de vista el auténtico sentido y carácter del educar. Por ello, en la reflexión de Agustín de Hipona (354-430) buscamos reencontrar el sentido de este arte; tangencialmente, el método usado sugiere una forma posible de beber de las profundas fuentes de los pensadores antiguos y medievales, en sincera y simétrica conversación con los problemas y enfoques de la filosofía contemporánea. Este bello diálogo del pensador con su hijo adolescente Adeodato, de quien el propio Agustín resalta su ingenio y dones 1 , comienza con una profunda disquisición sobre los signos, los nombres y palabras y su relación con las cosas significadas por ellos; se concluye que, aunque importantes y valiosos para la enseñanza, no contienen lo medular de ésta. Las palabras del maestro que enseña, sólo pueden ser una invitación, motivación o incitación (admonitio) que despierte en otro el recuerdo o la búsqueda de conocimiento, trayendo a su presencia las cosas significadas 2 , sensibles o inteligibles según el lenguaje platónico internalizado por Agustín. Pero ese traer delante sólo es el primer paso que requiere la respuesta interior, el ejercicio de la memoria que reúne experiencias y la voluntad libre y deseosa de entender lo escuchado; requiere la relación con las cosas, la propia experiencia de la realidad que es la que permitirá entender el sentido de las palabras. El aprender es una acción interior, en la cual serán importantes la memoria, la voluntad y el deseo. La estructura dialógica del texto muestra la importancia del encuentro personal, de la relación comunicativa con otro para el aprender. Supuesta la veracidad, la persona se manifiesta en las palabras, por lo que el diálogo es fuente de vínculo y, como se ha dicho, fundamento de la sociabilidad humana 3 . Ello va mostrando también la necesidad de ciertas virtudes dialógicas, pedagógicas e investigativas, tales como la veracidad y transparente confianza entre los interlocutores, la no temeridad de tener por cierto o 1 SAN AGUSTÍN, Confesiones, IX, 6, 14. En: SAN AGUSTÍN (2013), OC II. Traducción de A. C. Vega, 2ª edición revisada por J. Rodríguez D. Madrid: BAC, p. 314. 2 SAN AGUSTÍN, El Maestro, 36. En: SAN AGUSTÍN (2009), OC III. Traducción de M. Martínez y S. Santamarta del Río. Madrid: BAC, p. 657. 3 CAPÁNAGA, V. (2009), “Introducción a ‘El maestro’”. En: SAN AGUSTÍN (2009), OC III. Traducción de M. Martínez y S. Santamarta del Río. Madrid: BAC, p. 586.

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    De Magistro de san Agustn: dilogo, libertad interior y verdad en el educar

    Seccin temtica: 8. Historia de la filosofa.

    Pamela Chvez Aguilar

    Doctora en Filosofa mencin tica, Profesora del Departamento de Filosofa, Facultad

    de Filosofa y Humanidades, Universidad de Chile

    [email protected]

    Resumen

    En qu consiste educar es una pregunta que ha interesado vitalmente a padres,

    educadores y sociedades en diversas pocas y culturas. Actualmente, el nfasis

    pedaggico en aspectos metodolgicos y tcnicos puede hacer perder de vista el

    autntico sentido y carcter del educar. Por ello, en la reflexin de Agustn de Hipona

    (354-430) buscamos reencontrar el sentido de este arte; tangencialmente, el mtodo

    usado sugiere una forma posible de beber de las profundas fuentes de los pensadores

    antiguos y medievales, en sincera y simtrica conversacin con los problemas y

    enfoques de la filosofa contempornea.

    Este bello dilogo del pensador con su hijo adolescente Adeodato, de quien el

    propio Agustn resalta su ingenio y dones1, comienza con una profunda disquisicin

    sobre los signos, los nombres y palabras y su relacin con las cosas significadas por

    ellos; se concluye que, aunque importantes y valiosos para la enseanza, no contienen lo

    medular de sta.

    Las palabras del maestro que ensea, slo pueden ser una invitacin, motivacin

    o incitacin (admonitio) que despierte en otro el recuerdo o la bsqueda de

    conocimiento, trayendo a su presencia las cosas significadas2, sensibles o inteligibles

    segn el lenguaje platnico internalizado por Agustn. Pero ese traer delante slo es el

    primer paso que requiere la respuesta interior, el ejercicio de la memoria que rene

    experiencias y la voluntad libre y deseosa de entender lo escuchado; requiere la relacin

    con las cosas, la propia experiencia de la realidad que es la que permitir entender el

    sentido de las palabras. El aprender es una accin interior, en la cual sern importantes

    la memoria, la voluntad y el deseo.

    La estructura dialgica del texto muestra la importancia del encuentro personal,

    de la relacin comunicativa con otro para el aprender. Supuesta la veracidad, la persona

    se manifiesta en las palabras, por lo que el dilogo es fuente de vnculo y, como se ha

    dicho, fundamento de la sociabilidad humana3. Ello va mostrando tambin la necesidad

    de ciertas virtudes dialgicas, pedaggicas e investigativas, tales como la veracidad y

    transparente confianza entre los interlocutores, la no temeridad de tener por cierto o

    1 SAN AGUSTN, Confesiones, IX, 6, 14. En: SAN AGUSTN (2013), OC II. Traduccin de A. C. Vega,

    2 edicin revisada por J. Rodrguez D. Madrid: BAC, p. 314. 2 SAN AGUSTN, El Maestro, 36. En: SAN AGUSTN (2009), OC III. Traduccin de M. Martnez y S.

    Santamarta del Ro. Madrid: BAC, p. 657. 3 CAPNAGA, V. (2009), Introduccin a El maestro. En: SAN AGUSTN (2009), OC III.

    Traduccin de M. Martnez y S. Santamarta del Ro. Madrid: BAC, p. 586.

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    juzgar lo que se ignora, el no perturbarse cuando las propias convicciones se van

    debilitando en la disputa, el ceder ante las razones bien consideradas y examinadas, el

    vencer el temor y el desaliento de la razn que podra quedar paralizada cuando se

    derrumba lo que se tena como sumamente cierto y firme4.

    Y, finalmente, aprender requiere la humildad de aceptar que ni el maestro ni el

    aprendiz son el origen de la verdad, sino el Maestro interior. Siguiendo la sentencia del

    Evangelio: Uno es vuestro maestro5, Agustn identifica a Cristo, la eterna sabidura de

    Dios, con esta luz que ilumina a todo ser humano y sin la cual sera imposible

    pronunciar el asentimiento interior a una verdad o su negacin6. Ms all de este

    fundamento teolgico cristiano, lo expuesto por Agustn se abre a un sentido traducible

    para otros creyentes y no creyentes: la necesaria humildad tanto del maestro como del

    discpulo, que reconocen la fragilidad del ser humano y que el aprendizaje y el saber les

    trascienden; en palabras de Agustn: yo nunca puedo ensear7. El reconocimiento del

    aspecto donado y trascendente de la verdad, junto a la accin despertadora y paciente

    del maestro y el acto interior del que aprende en el dilogo formativo, ponen de

    manifiesto el vnculo de quienes buscan en conjunto una verdad comn.

    De este modo, el dilogo, la libertad interior y la verdad son elementos centrales

    del ensear y el aprender; en palabras de Agustn: Una vez que los maestros han

    explicado las disciplinas que profesan ensear, las leyes de la virtud y la sabidura,

    entonces los discpulos juzgan en s mismos si han dicho cosas verdaderas, examinando

    segn sus fuerzas aquella verdad interior. Entonces es cuando aprenden8.

    4 SAN AGUSTN, De Mag., 31; 42.

    5 SAN AGUSTN, Las Retractaciones, I, 12. En: SAN AGUSTN (1995), OC XL. Traduccin de T.

    Madrid. Madrid: BAC, p. 687. 6 SAN AGUSTN, De Mag., 38.

    7 SAN AGUSTN, De Mag., 46.

    8 SAN AGUSTN, De Mag., 45.