PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del...

26
1 PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN Carta, destino el cielo, en afecto y admiración de un cohermano misionero EN LA GALERÍA DE REDENTORISTAS NOTABLES. “En el nombre del Padre, que fizo toda cosa, e de don Jesucristo, Fijo de la gloriosa, et del Spíritu Sancto, que egual dellos posa, de un confesor santo quiero fer una prosa”. Así un riojano de Berceo, Gonzalo llamado, que en el monasterio de San Millán de la Cogolla como eclesiástico, unido “in corde” a los entonces moradores benedictinos, ritmara en cuaderna vía con balbuceos del verso castellano la vida y milagros de un su paisano, nacido en Cañas y en el cenobio de Silos santificado, Domingo por nombre, digo que de esta guisa principiaba la narración. Y así yo, recordado Vidal Ayala, por sugerencia del que era tu superior en la comunidad de Zaragoza, padre Alfonso Sánchez, quiero empezar a trazar unos rasgos para escorzar el cuadro del que fue tu paso terreno entre nosotros. Él, Domingo de Silos y abad benedictino de san Millán de la Cogolla (1000 – 1073), “santo” denominado por Berceo. Tú, Ayala, “sanctus” en la autenticidad semántica que los primeros cristianos dieran al sintagma. Los ”sancti” eran los “santificados” por la vida de Cristo. Tú, santificado como hijo de Dios por gracia bautismal; sacramento de Dios como hombre, y sacramento de Cristo como sacerdote y misionero. Me bastaría para tal empeño ese rectángulo de oro de la poesía, que es el soneto, - mi bien amado y adorado soneto -. Y que yo, al cerrar sus ojos el día 2 de marzo de este año de gracia 2004 para acostar sus horas en la noche, hurté a ésta momentos de vigilia para rimártelo en afecto de hermano. Y más que rezando por ti, contigo rezando, porque ya te creía en el amor eterno de Dios anegado, arracimando recuerdos, colgué en la albura de la galería de varones gloriosos redentoristas. Y de este modo quedaba escorzado para ecos de inmortalidad:

Transcript of PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del...

Page 1: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

1

PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN

Carta, destino el cielo, en afecto y admiración de un cohermano misionero

EN LA GALERÍA DE REDENTORISTAS NOTABLES. “En el nombre del Padre, que fizo toda cosa, e de don Jesucristo, Fijo de la gloriosa, et del Spíritu Sancto, que egual dellos posa, de un confesor santo quiero fer una prosa”. Así un riojano de Berceo, Gonzalo llamado, que en el monasterio de San Millán de la Cogolla como eclesiástico, unido “in corde” a los entonces moradores benedictinos, ritmara en cuaderna vía con balbuceos del verso castellano la vida y milagros de un su paisano, nacido en Cañas y en el cenobio de Silos santificado, Domingo por nombre, digo que de esta guisa principiaba la narración. Y así yo, recordado Vidal Ayala, por sugerencia del que era tu superior en la comunidad de Zaragoza, padre Alfonso Sánchez, quiero empezar a trazar unos rasgos para escorzar el cuadro del que fue tu paso terreno entre nosotros. Él, Domingo de Silos y abad benedictino de san Millán de la Cogolla (1000 – 1073), “santo” denominado por Berceo. Tú, Ayala, “sanctus” en la autenticidad semántica que los primeros cristianos dieran al sintagma. Los ”sancti” eran los “santificados” por la vida de Cristo. Tú, santificado como hijo de Dios por gracia bautismal; sacramento de Dios como hombre, y sacramento de Cristo como sacerdote y misionero. Me bastaría para tal empeño ese rectángulo de oro de la poesía, que es el soneto, - mi bien amado y adorado soneto -. Y que yo, al cerrar sus ojos el día 2 de marzo de este año de gracia 2004 para acostar sus horas en la noche, hurté a ésta momentos de vigilia para rimártelo en afecto de hermano. Y más que rezando por ti, contigo rezando, porque ya te creía en el amor eterno de Dios anegado, arracimando recuerdos, colgué en la albura de la galería de varones gloriosos redentoristas. Y de este modo quedaba escorzado para ecos de inmortalidad:

Page 2: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

2

VIDAL AYALA Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna. En la hora del fruto la fortuna repartió a manos llenas su destino: un sol para ser guía en lo divino, y albura de verdad en una luna. Y así de cielo te quedó una vida, que el sacerdocio con su luz señala, y de redentorista a la medida. Tu muerte a tus hermanos nos iguala en familia común entristecida, misionero titán, Vidal Ayala.

UNA DUDA PERSONAL Y ahora, ¡qué hago? Si ya lo he dicho todo. Si estos catorce versos sonetiles, en sus brillos áureos, me han condensado todo el tesoro de tu vida. Si... ya no sé cómo seguir..., y qué más decir... Si “un no sé qué se me queda balbuciendo”... Por mí, Ayala, y seguro que también por ti; sí, si te estoy oyendo tu voz desde allá arriba: Basta, Generoso, que a lo mejor lo estropeas. Pero mira. Mira estas carpetas que tengo abarrotadas de folios. Cartas y notas de cohermanos redentoristas, religiosas, sacerdotes y seglares receptores de luces apostólicas desde el ampo que te limitó en vida, correos electrónicos, tu “curriculum vitae” de novicio, NER, etc. Aunque nada más fueran dos narraciones, a saber: Las cuatro apretadas páginas mecanografiadas en DINA 4 de tu hermano Pepe en nombre de todos tus hermanos, rezumando cariño y verdad de nido familiar de vuestro Alesanco natal, émulo en sabores de vino y “amable mesa de pan bien abastada” como diría el vate belmontino Fray Luis. Eso, y las ocho páginas ¿chispeantes?, ¡mucho más!, de tu escudero... Bueno, no sé si escudero o quijote; más bien diría a los dos Quijotes a lo divino. Me refiero a Miguel Fernández Garmón, que contigo por tantos campos de misión cabalgó. Me bastaría ahora, y eso me exoneraría de apretar mi sesera, con copiar esos dos documentos. Y tu necrología, Ayala, quedaría modélica como la que más. Aceptaría sin más dos apostillas de la aportación cariñosa y veraz de Miguel. La primera, su título: “Para una necrología vital del Padre Vidal Ayala. Florecillas y floripondios de un amigo”. Y la segunda, con esa socarronería sapiencial de leonés de la villa de Villaverde de Arcayos, cuando expresa la idea de lo que a él le parece que debe ser una necrología. Y en unas rotundas afirmaciones aparece subliminalmente lo que en tu vida de hombre y de sacerdote misionero redentorista tuviste como esencial para llenarla de plenitud. Copio:

Page 3: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

3

HABLA MIGUEL FERNÁNDEZ GARMÓN

“Sería muy atrevido por mi parte querer dar consejos que yo no vendo; y si los vendo, sería como vender miel al colmenero, o como dicen los Caraqueños, “ir a vender chivos al Coro”. Pero aunque sólo sea por el hecho de haberme metido entre pecho y espalda seis tomos de necrologías, que tenemos en San Cristóbal, te expreso mi deseo de que rompas moldes de tanta necrología de vía estrecha, que se ha limitado a repetir como papagayo lo que nuestra Santa Regla manda para estos casos: recordación de fechas, casas en que estuvo, cargos que ocupó, seguido de un breve florilegio de algunas virtudes ejemplarizantes del finado.... A mí las fechas y los cargos me importan muy poco, y lo otro, los amores ejemplarizantes (Congregación, Eucaristía, María), no es que no me importe; es que creo que al redentorista se le supone como el valor a un soldado raso; o está tan a la vista que no necesita candil. Tampoco creo que se hayan de recargar las tintas sobre defectos, ¿para qué? “No hables mal de mis amigos, porque con más razón lo podría hacer yo”. Pero sí hablar de aquellas cosas que identificaron, de su singularidad, de lo que le hizo salir del común de confesores. ¿No crees?”

Tomo nota, Miguel. Y no tanto por sacudirme de posibles chafarrinones de huevos y tomates lanzados por quienes no pudieran estar de acuerdo con tus asertos, sino porque me parece que tienes toda la razón. Añades:

“Confieso, con todo, que me las he leído, y de todas he sacado algo bueno. Pero me han aprovechado mucho más las necrologías de quienes se han metido de hoz y coz en el personaje, y se han implicado y complicado con él dejándonos entrever y valorar su personalidad (la del autor, y la del finado)”.

PERSONALIDAD Ahí queda, para quienes quieran reflexionar, toda una preceptiva. Y seguramente que, a quienes hemos conocido a Ayala con esa falsilla aplicable, nos van saliendo en la pantalla en donde se proyectan filminas de recuerdos y hechos de vida, toda una personalidad humana y religiosa muy positiva. Y así Miguel Fdz. Garmón, apelando a virtudes tan esenciales como la caridad y la justicia, y apoyándose en la verdad, nos añade lo que podía muy bien servir como título para una de esas filminas proyectadas: “Ya que Ayala, humanamente, pero incluso, religiosa y redentorísticamente hablando, es una personalidad muy rica”.

Page 4: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

4

DE OTRO VIDAL Escrito a vuela tecla lo anterior, me llega un correo en el ordenador de otro Vidal, éste homónimo por gentilicio y coincidente con el nombre, aunque nos suene tan románicamente como Marciano. Dice Marciano Vidal que conoció a Vidal Ayala durante bastantes años. Coincidió con él en El Espino, ya que eran pocos los cursos que les separaban; si no me fallan cuentas, dos concretamente, como el otro hermano de Ayala, Pepe, dos cursos mayor que él y dos cursos más arriba, que era condiscípulo de Marciano. Esas circunstancias vivenciales, prolongadas después en años de vida comunitaria compartida, e incluso misionera, favorecieron una intensidad de trato y mutuos conocimientos. Confiesa que guarda en el rincón agradecido de la memoria , de una manera especial, el interés y la profesionalidad que puso en la edición y reedición de algunos libros suyos en la Editorial Perpetuo Socorro, de la que fue Director. Nos dice que le aflorarían infinidad de anécdotas y recuerdos concretos reveladores de la talla humana y religiosa de Ayala. Los deja, y aquí veríamos similitudes con la que hemos llamado preceptiva de Miguel F. Garmón para necrologías, latiendo en silencios, que no en la revelación de sus significados. Y como no me resisto a la admiración que siempre me ha inspirado la claridad expositiva de Marciano, porque sé que la precisión matemática del profesor es mucho más fácil de entender que la ordinariamente difusa (¡ojo!, pero no menos rica) que la de los tropos del poeta, dejo lugar a la que nos viene desde la cátedra:

“La riqueza de su personalidad. Dios le dotó con muchas cualidades en un grado de perfección muy por encima de la normalidad. De entre ellas, habría algunas que a mí me admiraban de modo especial: La agudeza y la prontitud a la hora de captar la situación. Era capaz de entender con presteza y con objetividad, al menos en rasgos fundamentales, la cuestión que se debatía o el dato de la realidad que era preciso dilucidar para adoptar una decisión concreta. La formulación clara y precisa del pensamiento. Vidal no tenía una mente oscura ni su discurso se perdía por vericuetos o las quebradas de raciocinios indefinidos. Pareciera que trasmitía, en su palabra y en su discurso, la claridad del cielo que le cobijó de niño y el sabor recién estrenado surgido de las tierras de su infancia. La capacidad para establecer una relación fácil y estimulante. Era directo; no estaba hecho para curvas. Con facilidad establecía relaciones, pero no era así de fácil para abandonarlas. Su presencia en el grupo o en las reuniones no pasaba desapercibida y sus intervenciones tendían a buscar salidas y a proponer metas positivas. Me doy cuenta de que, al recordar las cualidades de Vidal, he utilizado expresiones y universos significativos que podrían muy bien ser los que proporcionan el marco general de su personalidad: claridad, presteza, diafanidad, comunicación”.

Y que este florilegio de dones de Dios sobre la persona de Ayala no las celó bajo el celemín, sino que supo ponerlas en candelero responsable, para ser luz en toda su vital trayectoria humana y sacerdotal misionera, lo sigue constatando Marciano, siempre con esa precisión a que nos tiene acostumbrados en sus síntesis magisteriales. Que es tanto como

Page 5: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

5

decir que nadie le podrá acusar de pecados de omisión. Que muy bien dice Don Armando Palacio Valdés, aunque sea refiriéndose al don de la expresión literaria, que el escritor está obligado, por deber de caridad, a poner su pluma al servicio de los hombres. Y abundando en estas aseveraciones, vuelvo a dejar la palabra precisa a Marciano:

“La forja de su peculiar biografía. Las cualidades que acabo de señalar no hubieran sido más que posibilidades si Vidal no las hubiera puesto a rendimiento. Vidal sabía divertirse; no era tacaño para entregar el tiempo a los encuentros y a la conversación. Quizás por eso también fue un gran trabajador, una cualidad aprendida, sin duda, en un hogar numeroso en hijos y no menos numeroso en afanes. Son muchos los rasgos en que llegó a forjar su peculiar biografía. Hago memoria de los que me parecieron más sobresalientes: Seria formación inicial y esmero en la puesta al día. Creo que, como otros muchos, fui testigo de la amplitud y de la profundidad de su formación tanto en El Espino como en Valladolid. También puedo testificar sobre su interés en la formación continuada. Su afición a la lectura es un índice de ello. Lo recuerdo leyendo periódicos de una forma que indicaba el camino de la reflexión más allá de la superficialidad de la noticia. Me consta que en la designación para la Editorial del Perpetuo Socorro se tuvo en cuenta su puesta al día en cuestiones sobre todo de teología pastoral. Profesionalidad en la tarea encomendada. Aunque tenía cualidades para “salir del paso” en muchas situaciones del trabajo pastoral, Vidal no era dado a la improvisación. Se preparaba; no sólo con una preparación remota, sino también con la preparación inmediata. Su profesionalidad tuvo la evidencia más explícita en su trabajo en la Editorial El Perpetuo Socorro. Aquí no sólo resolvió situaciones un tanto embarazosas sino que, con muchas horas de trabajo callado y minucioso, y poniendo a pleno rendimiento sus habilidades, mantuvo y elevó el nivel de nuestra Editorial, sobre todo en el campo de la Pastoral y de la Moral. Creatividad literaria. Creo que pocos de sus formadores y de sus compañeros hubieran apostado por esta faceta de Vidal. Y, sin embargo, ahí está como uno de los rasgos más destacados de su biografía. Pero, junto a esa faceta reconocida por todos, no queda a la zaga la del autor de libros. En alguno de ellos alcanzó cotas de gran valía teológico-pastoral; tengo por tal el libro dedicado a exponer los principios teológicos y las orientaciones pastorales sobre la procreación responsable. Todas las obras, que no son pocas, rezuman sensibilidad pastoral sin dejar de lado los contenidos de la teología. La orientación general de Vidal, en cuanto autor y en cuanto predicador, está en plena sintonía con el espíritu del concilio Vaticano II. Es de destacar el esmero que puso en la forma literaria, sobre todo en sus últimas obras”.

Y después de esta abundante aportación a la figura de Vidal Ayala, Marciano Vidal acaba como rubricando su afecto fraternal con un brindis al recuerdo y a la invitación generosa a tenerle presente como un ejemplar de justa emulación para los que le seguimos por huellas de vida que él marcó: “Guardo, en el recuerdo, una figura de Vidal Ayala rica en dotes recibidas de Dios. Su temprana e incomprensible ausencia, en incondicionales amistades, y en sus compañeros redentoristas. La memoria de su figura vitalista y de su fecunda biografía no podrá colmar ese vacío, pero sí nos ayudará a tenerlo todavía vivo entre nosotros”.

Page 6: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

6

DOS APOSTILLAS Dos apostillas añadiré a puntualizaciones anteriores consignadas por Marciano Vidal. Una mía, y otra lo que en un correo me envía mi hermano Bernardo desde Astorga. La mía en la anotación que al haber leído uno de sus libros sobre la Virgen, cuando acaba el tratado doctrinal con una oración en “líneas cortas”, como suelen decir los que no hacen versos, y que a lo referente a lo de su “creatividad literaria” se refiere. Oye, Ayala, le dije: ¿Te has dado cuenta de que esas oraciones son hermosísimos poemas muy bien construidos literariamente? Me respondió: Pues no; no he caído. Le añadí: Pero si los tienes construidos en ritmos de endecasílabos y de heptasílabos. Y es que, cuando uno es poeta, y él lo era también, aunque no nos haya dejado poemarios formales, fácilmente camina a ritmos de endecasílabos aun sin darse cuenta. La otra, la de Bernardo, abundando en lo que antes nos dijo Marciano refiriéndose a su libro sobre la procreación responsable, “Católicos y natalidad, ¿fin de una pesadilla?”. Los misioneros del CESPLAM algo sabemos de lo que en los primeros años siguientes a la publicación de la “Humanae vitae” llegó a ser causa de bastantes rechazos de dirigentes de parroquias y de algunos obispos, teniéndonos poco menos que por unos oponentes a directrices vaticanas, cuando nosotros no queríamos más que seguir caminos de benignidad alfonsiana, bebida en nuestro fundador, y avalada por nuestros moralistas egregios de esas kalendas, Bernard Häring, Antonio Hortelano, Marciano Vidal, Javier Elizari... Me escribe así Bernardo:

“Y ahora, otra cosilla referente a Ayala. Mira, cuando yo hice el año de reciclaje en la Pontificia de Salamanca, el profesor de Moral, al hablar de la paternidad responsable y de los distintos métodos no abortivos, seguía en todo la doctrina de Marciano Vidal y Javier Elizari, y que en realidad era lo que él había oído en nuestra Academia Alfonsiana de Roma donde se doctoró en Moral; nos ponía la doctrina de ellos y de otros contrarios en las hojas que nos daba de resúmenes de sus clases, y después, de viva voz nos decía: “No hace falta que os diga cuál es mi opinión”, ya que en estos y en otros asuntos no le gustaba dejar escrito lo que él pensaba. ( Como podéis pensar, no sólo teníamos que andar con cuidado por aquellos tiempos los misioneros del CESPLAM, Ayala entre ellos, sino que, hasta los catedráticos en aulas de Moral se guardaban de posibles advertencias de mitrados y seguidores rigorositas, y tenían, más que hablar, bisbisear sus opiniones. Este peréntesis es mío). Y ahora va lo que te puede interesar. Entre los libros que llevaba, tenía en la mesa el librito de Ayala titulado CATÓLICOS Y NATALIDAD ¿FIN DE UNA PESADILLA? Aconsejó su lectura porque estaba muy bien presentada la doctrina a este respecto. Yo me ofrecí para adquirir el librito en nuestra Editorial y lo pidieron veintitantos de los cuarenta que éramos. Los pedí al hermano Víctor, y a los tres o cuatro días los repartí entre los que lo habían pedido, y aún tuve que hacer otro pedido de unos tres o cuatro que antes no habían pedido el libro. ¿Te vale algo esto? Pues ponlo a tu manera. Adiós. Bernardo”.

Claro que me vale. Y lo inserto tal cual me lo escribes, lo mismo que otras citas de cuantos me habéis enviado testimonios para esta necrología vitalista de Vidal Ayala, que más que yo, estáis siendo los biógrafos del biografiado.

Page 7: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

7

EL VENERO El místico Serafín de Fontiveros dijo aquello de “que bien sé yo la fonte que mana y corre”. En una de las asambleas familiares cristianas con que los misioneros del CESPLAM hemos introducido el método pastoral de la “misión renovada”, la que trata sobre la Fe religiosa, su manantial, su base, su arraigo en la persona, suelo hacerles una pregunta a los asambleístas reunidos en familia creyente: “La fe y la religiosidad que tenéis, ¿ a quién se la debéis más, a lo que os hemos predicado los curas, o a lo que de niños recibisteis y aprendisteis de una mamá, de una abuelita piadosas y creyentes?”. Las respuestas han sido unánimes: “¡A lo que aprendí de niño en casa!”. Pues aplicando la anterior imagen literaria sanjuancruciana a una estampa vital de Vidal Ayala, la fuente del “agua oculta”, que otro poeta también calificara para expresar significados de exuberancia en regadíos, tenemos que decir lo de la fecundidad humana y religiosa del hogar familiar. Y aquí el peso de sus afirmaciones es el testimonio de sus hermanos en el antes anunciado documento de Pepe, y también, cómo no, el del “currículum vitae” del Ayala novicio. HOGAR, DULCE Y RECIO HOGAR Mirad cómo empieza Pepe la que él llama “Nota biográfica de Vidal Ayala Sacristán realizada por su hermano José”:

“Vidal nace un 2 de Julio de 1940 en Alesanco (La Rioja). Sus padres, Florentino y Áurea, para entonces ya habían tenido otros cuatro hijos más: Rosamari, Néstor, Glori y José. Posteriormente a Vidal que sigue, la familia se completaría con el nacimiento de Maripili, Poldo y Enma. Familia numerosa, cuatro hermanos y cuatro hermanas. Nuestra casa era una de las que iniciaban la calle del Prado, cuyo nombre proviene de la Patrona del pueblo, nuestra Señora del Prado. Nuestros padres sintieron una auténtica devoción por ella, y procuraron inocularla en todos sus hijos”.

Seguramente que la mayor parte de quienes esto acabáis de leer habéis llevado vuestras mentes en alas de la llamada asociación de ideas a vuestros propios hogares nativos, para rememorar, en fotogramas del recuerdo, iluminaciones de vuestras propias familias. Que la herida aflorante en el alma por la figura constante del finado, va encontrando multitud de algodones sedantes para gozos lícitos y de acciones de gracias a Dios. INICIÁNDOSE EN LA ORDEN DE LA CABALLERÍA De la andante. Pero para recorrer en el mañana bastantes más caminos que el de la Mancha. Aunque cambiaremos más adelante el sintagma nominal de “caballería” por el de “misionería”. Tomemos la estampa de Vidal Ayala de chaval en Alesanco. La dibuja su hermano Pepe:

“La estampa preferida de mi padre, almacenada en mi memoria, es como jinete al lomo de un caballo de bastante envergadura, de nombre “Noble”, aparejado con una

Page 8: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

8

albarda grande, llevándonos a Vidal y a mí, él delante, y yo detrás del padre a Nájera. El motivo de esos frecuentes viajes de unos cinco kilómetros de distancia, era ver los partidos de fútbol que por aquel entonces jugaba en club “NAXARA” con otros pueblos de categoría regional. El camino era de tierra, y a un kilómetro escaso de Alesanco se había de pasar ante la ermita que guardaba la imagen de la Virgen del Prado. Siempre los tres a una rezábamos la Salve, que terminábamos con la advocación de “Virgen del Prado ruega por nosotros”

Ahí tenemos a un padre agricultor rezando a la Virgen con sus hijos. El que una mamá rece, y les enseñe a sus pequeñines, que al acostarse hay que hacer la señal de la cruz, y rezar las tres avemarías, y el “cuatro angelitos tiene mi cama”, nos puede parecer lo más natural. Pero la fuerza educativa y testimonial de ver los hijos rezar a un padre... Don Florentino rezaba a la Virgen del Prado no sólo en la iglesia y en el hogar, sino en el camino de tierra cuando llevaba a sus hijos niños al lomo del “Noble”. Seguramente que a bastantes de nosotros, cuando este testimonio de Pepe leemos, nos vienen a la mente recuerdos testimoniales de padres que rezaban en familia el Rosario, o pasaban como adoradores de la Adoración Nocturna ratos delante del Santísimo. Y eso marca, ya lo creo que marca. Como seguramente le marcó a Vidal Ayala. ¡Y qué pronto aparece en la vida de Ayala el caballo y la Virgen! ¿No sería esto preanuncio de lo que iba a ser después en su vida misionera? Lo he escrito muchas veces de mí, y lo escribo ahora de Ayala: Como aquel de la Mancha, Vidal Ayala, Caballero andante de la Misionería, iluminado siempre por la estrella de su Dulcinea Celestial, la Virgen del Perpetuo Socorro. Si Fernando III el Santo llevaba en el arzón de su caballo la imagen de su Valedora del cielo, Ayala la llevó a lo largo de su vida misionera por España y por América. Y para cuando los sones de su bien timbrada voz los apagara la muerte, dejaría ecos para siglos en artículos sobre la Virgen en la revista ICONO, sobre todo en su etapa de director de la Editorial El Perpetuo Socorro. Y más aún en sus libros sobre la Virgen “Con Flores a María”, “Mes de Mayo Popular” y “Novena usual e historia del Perpetuo Socorro”. UN CHAVAL DE ALESANCO Travieso, vivaracho, aunque dos años más pequeño que su hermano Pepe, cuando éste organizaba las alineaciones de una liga interminable de futbol, en la que chasqueaban a veces espinillas y tobillos, entre la mitad “Norte de Alesanco” y su “Mitad sur”, separadas por el río Tuerto. Al chavalín Vidal lo tenía casi siempre de portero. No le gustaba nada el puesto, porque él estaba para correr. Y ya se calcificaban los huesos de sus piernas, pues la señora Áurea ordeñaba todos los días las cinco vacas caseras. Como dice Pepe, si es verdad que vendían parte de la leche a otros vecinos del pueblo, “los mejores clientes éramos los ocho hijos, la abuelita Julia y ellos mismos”. Y cuando Pepe añade hablando de la ternura y cuidado solícito con que ella los mimaba, y reseña la importancia que para la crianza y educación desplegaba ella, añade que, para expresarlo, más y mejor que la película escribirían los ocho hijos un libro de amor “Todo sobre mi madre”. Dejo ahora a la máquina de escribir de Pepe, para que de sus teclas nos llegue la redacción en algunas anécdotas reveladoras de lo que entre hermanos se forjaba:

Page 9: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

9

CUQUERÍAS

“Mediada la década de los cuarenta, llegó el cine a Alesanco. Con rapidez y furor prendió la afición al cine entre la chavalería y los mayores del pueblo. El precio de la entrada para chicos era de media peseta (cinco perras gordas). Nuestra madre me daba la paga, justo las cinco perras gordas para compartirlas con Vidal. Yo lo llevaba de la mano, y por la puñetera media peseta, el dueño (bastante amigo de mi padre), que ya estaba de acuerdo en el apaño, nos dejaba entrar a los dos”.

¿No se estaría aquí incubando ya aquella cuquería con que Ayala, en juegos y cuchufletas, tantas trampejas y revueltas urdiera para gozos y risas de compañeros? Porque Ayala, para ambientes comunitarios de convivencias sería siempre un gran animador. ¡Ay de aquel día en que, él, misionero en Malagón teresiano, y los demás del CESPLAM en parroquias manchegas aledañas, organizó una barbacoa de chuletas de cordero en “Espíritu Santo”, poblado agrícola y ganadero cuasiestepario en donde yo misionaba. Con el dueño de la casa en donde se hospedaba tramó el ágape corderil campestre; no faltaba nada. Mejor dicho, sí: faltaron las mujeres, porque el dueño socarrón y Ayala de consuno dijeron que de mujeres, nada, que sólo dueños, curas y misioneros. Querían los dos lucir sus habilidades culinarias. Y Ayala de asador mayor atizando el fuego, y extendiendo sobre la parrilla chuletas, que salaba abundantemente. ¿Salaba? ¡Ya, ya! El primero de los misioneros que al cordero hincó el diente, exclamó: ¡Pero si esta chuleta está dulce! Ayala, en lugar de sal, se había equivocado, y le había sustraído de la cocina a la patrona un azucarero en lugar de un salero. Sí, ríete desde del cielo, pero tú sabes cómo con el apetito de aquel mediodía, no sé si quedaría algún rastro de “peltrefa” (esta palabra es de Brimeda) para algún perro posterior vagabundo. De travesuras gozosas de Ayala, de chico, de joven y de mayor habría libros. Fue siempre un gran animador de tertulias comunitarias y misionales. FORJANDO VOCACIÓN El año 1948 llegó a Alesanco desde El Espino para predicar la Semana Santa el padre Luis Larrauri, que encantó a la gente. Su reconocida perspicacia le hizo fijarse en chavales promesas de misioneros. Y atrapó en sus redes apostólicas –valga la imagen genesaretiana – a los chicos de la familia Ayala. Primero, Pepe. A él seguiría Vidal, y más posteriormente Leopoldo. De este trío canoro, escalonado en cursos, que vivió durante el jovenado en rezos, exámenes con buenas calificaciones, y en juegos al marro, a la pericia, a la pelota, al futbol en patios y canchas cabe el Ebro, coronó cumbres sólo Vidal. Pepe llegó al noviciado. Leopoldo, “el más serio de los tres por más estudioso, buena conducta, menciones, sobresalientes, celador y decano”, como reseña Pepe, que al ingresar en El Espino restañó la herida de la salida responsable del mayor del noviciado, salida que arrancó lágrimas a Vidal chico. Leopoldo, a pesar de todas esas cualidades, tampoco se animaría a seguir. Hoy su vocación la desempeña en el nobilísimo campo de la medicina. Y en el “curriculum vitae” del noviciado nos dirá Vidal Ayala:

“Atardecer del mes de agosto de 1951. Vamos a casa después del trabajo. Mi madre junto a la máquina de coser parada, sostiene una carta en las manos y llora.

Page 10: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

10

Membrete del Espino. - ¿Qué pasa? – Nada. Vidal se me marcha también. Estaba admitido, y para dentro de pocos días. Tenía 11 años recién cumplidos”.

Y en El Espino pasa los seis años de Humanidades con aquella formación recia y sólida, que caracterizó tiempos pasados en el jovenado, y que sentaba bases firmes para desarrollos posteriores en personalidad, en las que la Filosofía, la Teología y la Literatura encontrarían acomodado asiento. Un botón de muestra revelador. Me lo envía el padre Tirso Cepedal, que fue profesor de Ayala. Un poema publicado en el núm. 40 de la revista ESPINO; diciembre de 1956. Así de bellamente arrullaba Ayala al Niño Jesús de Belén en Navidad:

DÉJAME, NIÑO Noche enlutada en el rigor del frío; las nubes se estremecen, cribadas por el viento en blancas chispas; con túnica de azahar emboza la tierra tus carnes flacas, y gime el ambiente crispado en el dolor del hielo; las sombras baten sus alas de azabache heridas a crudos dardos, y el agua, despierta, se arrulla en su nido de cristales. Cruje un establo hundido en el regazo de la oscuridad doliente, y un lamento, transido de infancia, tirita en la cuna lanosa del viento. Su leve caricia de niño, perfumado de nardos, se posa blandamente en las rubias pajas, turbadas de complacencia; sus carnes marfileñas, con olor de aurora, parpadean en temblores sollozantes; sus lastimosas quejas laceran mi alma. Déjame, Niño de tierna nieve, que desciña el cerco de soledad y olvido que te ahoga; permite que yo deshiele la escarcha esquiva que secó el color de tus mejillas rosa. Lloras la ausencia de la brasa de amor en oro; gimes la hosquedad nudosa que oprime con sus mudas mallas tu jirón de armiño; te atenaza la cadena de ritmo hostil que ciñe tu humano jubón de pluma. Déjame, Niño, botón de aurora, que yo restañe con la venda roja de mis besos largos la llaga de tu sangrante congoja; deja que enjugue el rocío cristalino de tu llanto ululante con el cendal sedoso de mi alma enajenada. VIDAL AYALA Alumno de 6º

Ayala dilecto: ¿Por qué no seguiste después pulsando el estro del verso? ¿O es que dejaste celados en carpetas conventuales silentes pudorosos poemarios, que no nos han llegado, porque dejabas para luces tus elegantes prosas, que ésas sí que nos las ofrendaste?¿Tú sabes lo que, con una tijerita tusante, a poemas como ése de tus dieciséis años, hubieras dejado de brillantes cuando avanzaras en años? Eso me perdí yo, que de haberlo tenido, seguro que en la antología de poetas redentoristas de la “edad de oro de la poesía redentorista española” LETRAS DE LUZ, MISTERIOS ENCENDIDOS, hubieras

Page 11: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

11

formado un vibrante dúo con tu compañero, el poeta Miguel Rubio Carrasco. Eso, y sin pecar, no te lo perdono. Más tarde, el Padre Tirso Cepedal, no ya profesor sino compañero de comunidad en Madrid, compartirá recuerdos y trabajos sacerdotales comunitarios. Y el profesor será, eso, compañero que recibirá atenciones de Ayala, alguna de las cuales puede quedar aquí también como señal de agradecimiento, y que otros muchos suscribirían de ellos, como lo ha hecho antes Marciano Vidal en lo referente a tratos de Editorial. Cepedal nos lo dice así:

“Personalmente tengo que agradecerle el haberme publicado el libro “Curso de Biblia”. Llevaba yo entonces un grupo de Biblia en la parroquia del Perpetuo Socorro de Madrid y les iba entregando a los que asistían unas fotocopias de algo que iba escribiendo, algo así como una Introducción a la lectura de la Biblia, cuando un buen día, y sin que yo hubiera pensado en ello ni se me hubiera ocurrido, me dice que le entregue aquellos folios porque iba a publicarlos. Con su ayuda y con la de algún otro que trabajaba entonces en la Editorial, fuimos mejorando el contenido y la presentación. A él tengo que agradecerle que el libro se haya publicado y el esmero que puso para que tuviera una buena presentación”.

CORNUCOPIA En el diccionario de la RAE: “Espejo de marco tallado y dorado, que tiene en la parte inferior uno o más brazos para poner bujías”. La vida, no larga ciertamente, y obra de Vidal Ayala, bien merecen ese espejo enmarcado en oros para ser mirado y admirado: Y si la ilumina con luces la verdad nos parecerá plena, remecida de hechos y méritos. En el espacio admitido por una necrología al uso, y sin negar directrices anteriormente trazadas, nos seguirá demostrando una trayectoria eminentemente vitalista. Contemplémoslo, no de pasada, sino con detenimiento, porque en trazos aparentemente simples, nos puede ir, más que sugiriéndonos, diciéndonos mucho.

Padres: Florentino Ayala y Áurea Sacristán Nació el 2 de julio de 1940 en Alesanco (La Rioja) Bautizado el 13 de julio de 1940 Confirmado el 29 de mayo de 1941 Ingresa en el jovenado el 21 de agosto de 1951 Comienza noviciado en Nava del Rey el 14 de agosto de 1957 Profesa el 15 de agosto de 1958 Profesión perpetua: 8 de septiembre de 1962 Sacerdocio: 19 de marzo de 1967 Estudios eclesiásticos en Valladolid: 1958 a 1964; 1966 a 1967

Antes de hacer el último curso del Estudiantado en Valladolid, pasa al Jovenado de Astorga, donde estará dos años como profesor (1964-1966). En 1966 vuelve a Valladolid; hace el último curso del Estudiantado; recibe la ordenación sacerdotal el 19 de marzo de 1967.

Page 12: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

12

Finalizado el estudiantado va a Madrid, Perpetuo Socorro, para hacer el Curso de Pastoral (1967-1968). Finalizado éste es destinado a Vigo (1968-1969). Pasa después a Jerez (1969-1970). A Continuación viene a Madrid, Perpetuo Socorro, donde permanece desde 1970 hasta 1999. Este año pasa a Zaragoza, comunidad a la que pertenece hasta la muerte. Actividades: Tiene la experiencia de profesor de Jovenado durante dos años. El año de Jerez ejerce como coadjutor de la parroquia. Todo lo demás lo ha dedicado al ministerio de las misiones como miembro de CESPLAM, a excepción de los años 1987 a 1996 en que será director de la Editorial Perpetuo Socorro; como tal se desplazará a EEUU (1993) e Inglaterra (1996) para sendos encuentros de editoriales redentoristas. En 2002 desempeñará el cargo de superior y párroco de Zaragoza al ser nombrado Superior Provincial el que desempeñaba esos cargos, padre José Luis Bartolomé. Fue también vicesuperior en Madrid, Perpetuo Socorro. Participó como miembro de Asambleas provinciales; en una hizo de moderador. Como misionero se desplazó a América en algunas ocasiones. Buen predicador: predicó la novena del Perpetuo Socorro en Madrid por primera vez en 1976; se dice que con mayor esplendor que otros años (no que todos los años); también en 1989; y en muchísimos otros lugares. Escribió varios libros: Pastoral y evangelización de jóvenes (1974), 4ª ed; traducido al portugués Eucaristía para jóvenes (1976) Temas para catequesis de preadolescentes (1977), 2ª ed. El joven confirma su fe. Catequesis de confirmación (1978) Diálogos de juventud I y II (1982) Con María en oración (1983) 5ª ed, traducción al portugués y polaco Católicos y natalidad, ¿fin de una pesadilla? (1984) 2ª ed. La voz del bosque. Parábolas y plegarias, 2ª ed. Ríos de agua viva. Guiones para orar en grupo Novena e historia del Perpetuo Socorro Con Flores a María. Mes de Mayo popular (1996) Y ha colaborado en otras 7 publicaciones. MISIONERO Misionero, y misionero redentorista ante todo. Y eso hay que airearlo ahora en que parece languidecer en bastantes de los advenientes a la Congregación en España la llama carismática alfonsiana; no agrada enrolarse en la misionería itinerante. Es más atrayente el afincamiento en una pastoral parroquial ubicada en geografía de áreas ciudadanas. Claro que después, y con la excusa de que el Pisuerga pasa por Valladolid, con un sorites retórico, se aquietan las conciencias: Todos somos Iglesia, yo soy Iglesia, la Iglesia es misionera, ergo... Cicerón no los hizo mejor. Ayala no quiso saber nada de tales subterfugios. Fue un misionero total. Pero puestos a hacer concesiones, y por aquello de la analogía de atribución escotista, no entablaríamos disputas con quienes tengan opiniones distintas.

Page 13: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

13

Tuvo la suerte de enrolarse en la tarea misionera cuando la crisis por la que pasó en España la llamada “misión tradicional” ya había ido encontrando vías por donde marchar por caminos de renovación. Renovación que encontraría marco definitivo para un tiempo, que puede también pasar – todo en la vida es pasajero -, pero que hoy por hoy sigue dando frutos, y es reconocida y apreciada. Y de ello hemos sido actores pioneros los redentoristas españoles con el equipo misionero del CESPLAM. Ayala estuvo como el que más en esa empresa del armazón y desarrollo de los nuevos métodos de misionar. Y como tal, participó no sólo en la misión propiamente dicha, sino en trabajos de organización anterior a la misión, y en redacciones y proyectos misionales. La trayectoria misionera de Ayala, ésa que, según hemos dicho, le convirtió en Caballero andante de la Misionería, iluminado por la estrella de su Dulcinea celestial la Virgen del Perpetuo Socorro, daría para una biografía muy llena. De testimonios de cohermanos que me han llegado al respecto de este epígrafe, escogeré dos. Uno del padre Pedro López, el que hoy puede ser quien con más autoridad puede hablar de misiones y de misioneros, por ser el director del equipo misionero redentorista del CESPLAM. Comienza Pedro recordando la que fue su primera misión en la villa gallega de Carballo, sin ser aún sacerdote y cursando cuarto de Teología, haciendo bina con Vidal Ayala. Recuerda cómo encontró en aquella su alba misionera un pueblo entregado, y un compañero misionero enamorado de su vocación y de su trabajo, que daba lindas lecciones de cercanía con la gente, de hermosa oratoria y de astucia misionera. Copio palabras de Pedro López:

“Misionero, ante todo misionero. Vidal era un enamorado de la Misión. En todas las reuniones provinciales, cuando alguien cuestionaba la misión popular, Vidal salía siempre presto a recordar la vocación misionera de la Congregación y la historia gloriosa de los redentoristas españoles como misioneros de pueblos y ciudades. Y no se cansaba de ensalzar públicamente la bondad y eficacia del método del Cesplam como respuesta a las nuevas urgencias pastorales de la Iglesia en España. Cuando en los últimos años dialogamos sobre su continuidad en el Equipo no tuvo dudas al respecto: “quiero seguir siendo misionero”. Eso ha sido siempre, y misionero seguirá siendo acompañando nuestros trabajos desde del cielo”.

Mirad cómo nos lo asevera Miguel Fernández Garmón:

“Ahora mismo estoy haciendo números y calendarios, y creo que el caso de Ayala en el CESPLAM sea único. No recuerdo de ninguno que le haya dedicado más tiempo. Toda la vida. Unos nos hemos ido, otros han venido, pero Ayala no se fue nunca, ni siquiera en los años que desempeñó como director de la Editorial. Si se le necesitaba en una misión no se hacía de rogar, y lo haría como siempre lo hizo, con gusto y bien. Estando yo en el gobierno provincial, y conociendo su don de mando, de gentes, y de organización, le propuse para una de nuestras parroquias más punteras. No pude convencerle. Había que dejar el CESPLAM y había que salir de Madrid, demasiado para quien siempre estuvo enamorado de lo uno y de lo otro. Murió con las botas puestas. Y murió en Madrid donde siempre vivió de corazón”.

De compañeros misioneros con él en el CESPLAM podíamos añadir testimonios que nos llegan sinceros y laudatorios, como el del Juan Antonio González Terrón:

Page 14: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

14

“Me identifico - dice – con quienes han hablado de la rica personalidad de Vidal Ayala, de las dotes que recibió de Dios y que tan bien supo poner al servicio de la evangelización y de los demás. Resalto, como otros compañeros, su sentido de la amistad. Tanto dentro como fuera de nosotros supo cultivar la amistad como don, entrega y alegría”.

Los misioneros que en cuadernos de recuerdos y agendas de consignaciones llevamos anotadas centenares de misiones, sabemos como los que más de tantos detalles, que parecen ser pasajeros, pero que para quien sepa leer, son tremendamente reveladores del espíritu alfonsiano misionero. Y si vemos a algunos que, aun contando en números pocas misiones, airean entusiasmo de heroísmos – y no queremos decir que no lo sean – de experiencias misionales, figúrense lo que pudieran enumerar y airear misioneros veteranos. Bastaría oír a cuasiprincipiantes misioneros, generalmente entusiastas jóvenes seglares, cómo cuentan ante auditorios parroquiales a la vuelta de unas temporadillas misioneras, heroísmos personales vividos en Honduras, Perú, etc. Y todo porque tuvieron que dormir en chamizos, comer - ¿comer? – tal comistrajo exótico a fuerza de hambre, o agarrar una peste de garrapatas, etc. Lo de misioneros de verdad como fue Vidal Ayala, es mucho más serio, aunque se pueda contar con trazos de humildades en un libro de “florecillas” sencillas al modo de las del Poverello de Asís. Hagamos algo de escarceo. PARA DETALLES Yo sé, y no sólo por lo que tú, Miguel, me escribes, que bastantes, al ver el carácter campechanamente extrovertido de Ayala, pudieran pensar de él que tuvo fama de no volar por alturas teológicas, ni de gran cantidad de trabajo. Sin embargo, en la práctica, a casi todos los contemporáneos les mojó la oreja en esos campos. Basta ponerse a contar el número de libros de pastoral, misionera ante todo, que publicó. Son libros creativos en su mayoría, que suponen estudio, reflexión y muchas horas y días amarrado al duro banco del remar cotidiano. Eso se debió a que su vitalismo lo llevó a economizar esfuerzos tontos, y saber conjugar magistralmente el estudio y el trabajo, con el ocio. Sus mejores horas de creación y elaboración intelectual eran entre gallos y media noche, después de ver una película o echar un mus. En cambio, por ende, le costaba - y a quién no – madrugar. En cierta ocasión alegó socarronamente que estaba enfermo, y el superior, para que curara bien sus dolencias, le prohibió salir de casa durante tres días. Pero volvamos al epígrafe. Y dejo la pluma de nuevo a Miguel Fdz. Garmón, que no sólo lo conoció mejor que yo, sino que lo hace más garbosamente.

“Trabajaba y trabajaba con eficacia. En el CESPLAM ya lo sabíamos: cuando Ayala acompañaba al director a preparar una misión, todos dormíamos tranquilos, porque sabíamos que la misión iba a estar bien preparada: fechas de misión claras, monitores y dueños de casa avisados, hospedaje preparado... Cuando el director iba solo o mal acompañado, lo normal era un desastre. ¿Por qué? Vean: En la misión de Tomelloso, en cuya preparación estuve como invitado de piedra, pude captar el busilis. Ya era la tercera y última reunión que el director tenía con los sacerdotes de la zona. Como siempre, cogió la palabra y no la soltó en hora y media hablando de todo lo divino y lo humano, y hablando bien. Como siempre, Ayala le dejó hacer y luego, con una diplomacia exquisita, pidió a tirios y troyanos cinco

Page 15: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

15

minutos de prórroga. Nunca en mi vida vi cinco minutos mejor aprovechados. Resumió maravillosamente en dos palabras la alta pero farragosa charla del director, con una autoridad redonda, sin perder la sonrisa amable y llamando a cada cura por su nombre se ganó a la concurrencia; en tres minutos les explicó con una claridad meridiana todos los pasos de la misión, y les mandó sacar lápiz y papel y apuntar con letras grandes, lugar, fecha y hora de los misioneros. ¡Misión hecha! Todavía le regaló un minuto al director para poner la guinda, y yo pusiera la plasta con un chiste malísimo. Así de eficaz era Ayala. Por la contundencia de sus opiniones o la radicalidad en zanjar algunas discusiones de lana caprina, podía dar la impresión de autoritario y hasta de soberbio, y hasta pueda que fuera un pelín, pero lo sabía hacer tan bien, que era de agradecer. Y como ejemplo voy a contar un secreto en donde nadie de los protagonistas quedamos bien parados”.

Abundando en esta cualidad de personalidad, que sabía expresarse sin ocultaciones, aunque no estuviera siempre con el sentir de la opinión ajena, pero buscando el vértice de la consonancia para logros que tuvieran por fin el bien de lo pastoral, mirad lo que el que fue superior de su comunidad, y tuvo que trabajar codo con codo con él en lo comunitario y en lo misionero, el padre José Miguel de Haro nos dice:

“Viví muchos años con Vidal Ayala, sin más complicaciones que el placer fraterno de estar empeñados cada uno en nuestro trabajo pastoral. Nos hemos tomado mutuamente el pelo muchas veces, quizás tantas como nos hemos reído juntos. Hemos participado en misiones del CESPLAM y en la misión de los jóvenes en El Espino. No siempre teníamos la misma idea sobre el lenguaje y la pastoral con los jóvenes, pero siempre hizo lo posible para facilitar una palabra dicha con sinceridad que aclarase las dudas. Y creo que esta vivencia hecha a tiempo y de varios acontecimientos afrontados sin doblez aunque no sin dolor, la que ahora me permite definirlo como alguien capaz de ganarse la amistad jugando limpio. Tan abiertamente sincero como amigo de vivir el evangelio gozosamente”.

Pero antes del secreto, otro detalle de su perspicacia y tino, que en dejar bien a sus compañeros misioneros ante los foráneos, también Ayala mostrara su facundia, aunque fuera nada más con dos o tres palabras. Y mandaba a córner cualquier tiro peligroso a puerta, él, que como futbolista durante los años estudiantiles descolló como puntero entre los de su generación. Fue en una misión que dábamos los del CESPLAM en la comarca leonesa del Bierzo y en Bembibre. En la reunión que mediada la misión solemos tener los misioneros con los sacerdotes y monitores para evaluar la primera semana de las asambleas, una monja sabidilla comenzó a criticar el modo de hacer esas sencillas asambleas familiares cristianas, y se puso a querer darnos una lección de cátedra sobre lo que ella decía cómo debía desarrollarse según teorías la llamada dinámica de grupos. Ayala, como quien no hace nada, metió baza en un respiro que hizo la sabionda, y con un hisopazo de agua bendita taimado, le hizo ver a ella y a los concurrentes que los misioneros estábamos al cabo de la calle sobre esas técnicas y dinámicas de reuniones; pero que en cinco días, entre personas sencillas, y no habituadas a conversar sobre temas de religión, de lo que se traba era de sentirse en familia cristiana y dar ocasión de que ellos, los seglares, se dieran cuenta de que en la Iglesia no sólo estamos los curas para predicar, sino que ellos tienen que saber autoevangelizarse. ( Lo de que todos estuviéramos al cabo de la calle sobre técnicas de

Page 16: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

16

dinámica de grupos, por lo menos en lo que a mí por aquellas calendas tocaba, más bien no sabía, fue para agradecerle a Ayala que tan generosa opinión arguyera; pero de lo que se trataba era de no dejar en deslucido lugar a los compañeros misioneros). PARA UNA SONRISA Para una sonrisa, sí, y en concesión a olor de jocosa travesura frailera, pero con un poco o un mucho de adorno hasta eso que se denomina hipérbole, que en vestimentos para ello no hay como Miguel Fdz. Garmón, y que nos va a desvelar ese secreto antes anunciado. Y como diría un italiano, “si non vero (en las expresiones de la locución), bene trovato”. Quiero decir, no tomado ad pedem literae:

“Hubo un tiempo en que la secretaría provincial se cambió de la calle Manuel Silvela 14 para un piso de la calle Cortina, y como era lógico la autoridad echó mano del grupo más joven para trasladar los corotos. Todo fue muy bien y rápido hasta que topamos con el archivo secreto. Ayala, como perro más viejo, nos dijo algo que los más jóvenes en un principio nos negamos a creer. Aquel archivo era una especie de la KGB en donde debía aparecer hasta el número de pie de cada congregado vivo. Dicho y hecho. Allí estábamos todos con pelos y señales. ¿Qué pensarían nuestros superiores de nosotros? Llenos de curiosidad, cada uno agarró su ficha y comenzó a leerse en silencio; y pronto cada uno fue pasando del rojo al amarillo, y del amarillo al blanco-españa a medida que iba pasando del jovenado al noviciado, del noviciado al estudiantado, y de éste a la ordenación in sacris. Como era de esperar el primero en explotar fue Ayala con el paso del filosofado al teologado. No recuerdo con exactitud el texto, pero decía algo así. “Vidal Ayala Sacristán: es un joven muy engreído sin tener en verdad motivo alguno para ello, ya que no destaca en nada y es mediocre en todo”. Y aquí saltó el riojano con una letanía graciosísima de improperios. “¿Qué no destacaba en nada yo? ¿Será posible? Yo que era el número uno en fútbol; ¿mediocre yo, que siempre sacaba una media de ocho sobresalientes como mínimo?; ¿Yo, que con Rubio éramos los que nos llevábamos todos los premios de literatura?; ¿Mediocre yo que hice el papel de Ivanovich en la ópera de Gudonov? No siguió porque a esas alturas las risas, incluida la de Ayala, eran desternillantes. ¡Qué bien nos conocían nuestros prefectos...! Todos salimos malparados, a Dios gracias. Como colofón diré que caímos sobre el apartado de los salidos y nos llevamos la grata sorpresa de verlos a todos modelos perfectos en todo ya desde su más tierna infancia. Y lo fueron, a Dios Gracias”.

ANIMADOR DE GRUPOS Otra da la cualidades de Vidal Ayala, fue la de saber llevar voz cantante en proyectar alegrías en el grupo comunitario, alegría para la saludable convivencia que debe sobresalir con frutos de caridad fraterna. Quién no recordará aquellas partidas de mus, que arracimaban a cohermanos en derredor de la mesa, riendo por lo bajo las triquiñuelas tramposas que viendo las cartas desde la barrera adivinaban en todos los avispados jugadores. Parejas: Julio y Ayala, Argimiro y Miguel. Pero mientras se carcajeaba, no se murmuraba de nadie. Y en misiones, aunque ya anteriormente lo hayamos reseñado, pero

Page 17: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

17

no agotaríamos el caudal de esta faceta, que en definitiva, también era las más de las veces recurso misionero. Y sabía estar a todas y en todo momento encontrando recurso en su inventiva para alegrar y saber mantenerse en pie mientras otros bebían por ejemplo. Y para quienes puedan encontrarse en ocasiones semejantes, ahí va una anécdota que puede servir de falsilla para situaciones análogas. De escudero, como tantas veces en su vida de caballero andante de la misionería, Miguel Fdz. Garmón, “a teneris unguiculis” misioneras por aquellos años todavía, y que fue el que estuvo a punto de zigzaguear un tanto calamocano. Lo narra:

“Por si algún malpensado cree que él fue quien me enseñó a empinar el codo, les diré que es literalmente verdad. Verán. El Carpio fue una de mis primeras misiones, y la daba con Ayala. Un grupo de amigos nos invitaron a ambos a una paella en el campo. La pactamos para la una, porque a las 4 de la tarde teníamos el acto misional. Pero dieron las tres y aquella paella no echaba palante. Lo que sí echaba patrás era aquel montilla, suave, fresquito, que servían a palo seco y que los anfitriones te impelían a darle cristiana sepultura rapidito; al cuarto o quinto envite, yo ya estaba “moros van, moros vienen”; en cambio Ayala, atizaba la lámpara como yo o más, y estaba fresco como una lechuga. En un aparte, y tropezando ya en las erres, le pregunté el busilis, y él me respondió que le observara bien. La verdad es que yo no estaba para muchas observaciones, pero tampoco estaba tan ciego para no ver que a los dos nos llenaban el cristus los vasos a una y otra vez; sólo que mientras yo me lo echaba al coleto de dos trallazos, Ayala, haciendo que bebía, apenas mojaba los labios, les señalaba con el dedo a sus impenitentes coperos cualquier punto del cielo o a lo lejos, y disimuladamente vaciaba el vaso en el suelo. Santo remedio. Aquel día me salvó de una debacle segura. Y desde aquel día aprendí a beber, nunca más pero al molino”.

Y aquí sería ocasión de rendir homenajes de gratitud a eso que se llamó en tiempos el “superior de misión”, aunque no fueran más que en binas. Lo que tenemos que agradecer los que de jóvenes íbamos de compañeros con misioneros veteranos, que si no siempre cómo enseñar a beber, mejor dicho a no beber, que de todo habría que contar, y mucho sobre cosas de ésas de paladar, tanto recibimos los que dábamos los primeros pasos misioneros mientras íbamos con los sermones y catequesis bien empollados en la memoria. Sirvan en mi caso aquellos misioneros veteranos: Padres Germán Perisé, Amancio Urizarna, Vicente Elejalde Arroyo, Crescenciano López Sáinz, Manuel Vázquez, Benjamín Piorno, Manuel Llamero, todos ellos ya en el seno del Buen Padre Dios, y algunos otros que aún viven. Estupendos pedagogos misionales según los signos de los tiempos que les tocó y que nos tocó vivir. Ayala lo fue también para misioneros de hoy, y de ello me consta no sólo por el testimonio de Miguel, sino por el de otros muchos misioneros jóvenes que de él recibieron numerosas enseñanzas, y casi siempre en ese marco de la convivencia fraternal. Otra perla definitoria de anecdotario en esa actitud del Ayala, misionero avezado, enseñando al misionero joven. Es la que Ignacio González, viceprovincial en Venezuela, me envía en un e-mail después de haber leído el “borrador” de esta necrología. Es de ésas que definen a la persona posesora de lo que entendemos y llamamos “sentido común”. Le aconteció el año 1991 en una campaña misionera por Honduras. Ubicados los dos, Ayala e Ignacio, en la casa de una familia muy rica de San Pedro de Sula, Ignacio, neófito en aquel entonces en la misionería, hospedado en aquel ambiente de ricos en una nación de pobres,

Page 18: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

18

aire acondicionado en la habitación, televisión por cable, fruta fresca en una mesita, jugos, etc... Aquello le parecía un sueño, y sintió en su interior el resquemor del escrúpulo cuando por la noche se retiraron a dormir. Así se lo hizo saber a Ayala: “Yo no he venido aquí para vivir en este palacio”. Y añade que la respuesta de Vidal fue toda una lección de saber estar y de sentido común: “Mira, dice Santa Teresa que cuando perdiz, perdiz. Disfruta de lo que hoy tienes y no has buscado, que dentro de una semana quizás no tengas ni dónde dormir ni qué comer, así que déjate de tonterías y a dormir”. VOZ PRIVILEGIADA Una de las cosas que solemos admirar en algunos privilegiados, semejantes a ése que podríamos denominar cúmulo de cualidades con las que Dios parece como quererse lucir lloviéndolas a torrentes sobre ellos, es lo que nos hace acercarnos a sus personas con la nobleza de una justa, que no siempre posible, emulación. Y si a ésta la comprendemos imposible, lo mejor es mantenernos dentro de fronteras de propias limitaciones, y bendecir al Dador de tales dones. Recuerdo cómo de misioneros jóvenes, por ejemplo, refiriéndonos a aquel gran misionero, profesor de muchos de nosotros en El Espino, y maestro de misioneros, el padre Luciano G. Del Burgo, decíamos: “Es que lo tiene todo..., agilidad mental, voz de clarín para predicar y cantar, dicción impecable en pronunciación de sus perfectamente trabajos sermones, canta como los ángeles, arrebata públicos... De otro, maestro de misioneros como del que esto escribe, el padre Amancio Urizarna. Decía el padre Sebastián Cubillo cuando íbamos de misiones los seis misioneros en Zaragoza: “Si con subir al púlpito, con su figura prócer de misionero, bonete y crucifijo al pecho, ya tiene hecho el exordio del sermón”. Y así de otros misioneros, que en crónicas de congregación guardan hemerotecas. Y todos sabemos cómo quienes estando adornados con tales dádivas de la naturaleza, si las han puesto incondicionalmente a logros de frutos misioneros, lo mucho que han conseguido. Al padre Vidal Ayala lo dotó la Divina Providencia de una voz privilegiada: para predicar y para el canto. Y él no escondió debajo del celemín esta luz. La puso al servicio de los demás siempre. En tareas apostólicas y en actuaciones domésticas. Veamos lo que, refiriéndose a una época concreta, la del estudiantado en Valladolid, nos cuenta su condiscípulo el padre Francisco Rodríguez. Y eso hasta convencer con su voz y su canto a aquel ejemplar del perfeccionismo, que era el exigente y muy bien preparado en todo lo musical, el padre Pablo Sanjosé:

“Un Ayala más verdadero, protagonista de la segunda oleada musical en el Estudiantado de los años 60. Desde niño he sido testigo de lo que significó el P. Sanjosé en la promoción de aquel estudiantado que iniciaba una nueva época en Santa Fe (Granada). La Provincia lo pudo comprobar en la representación de la ópera de Boris Godunov, cuando la inauguración del Estudiantado de Valladolid. Y se diría que hasta allí llegó el impulso creador. El mismo P. era consciente de la cantidad de energías, tiempo y disponibilidad que precisaba mantenerse en ese nivel; por todo ello vivimos años después de los réditos de aquel momento artístico. Pero había sobre todo una razón más objetiva: la desaparición de la escena del estudiantado de los tenores solistas de aquel momento musical. Y es entonces cuando aparece Ayala. Cantaba junto a él y cantábamos gregoriano sobre todo. El gregoriano todos sabemos es una

Page 19: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

19

monodia aparentemente simple, pero no exenta de dificultad y belleza. O se le pone espíritu o resulta anodina e insípida. Ayala era de los que le ponía corazón, con una preciosa voz, cálida y recogida. No me fue relativamente difícil convencer al P. Sanjosé, que se removía como fiera en jaula. Pero comencé por nuestro entrañable Ángel Barja que sentía la misma picazón. Y fue así y con éste como Ayala cantó por vez primera el Dueto de nuestro padre San Alfonso, dejando a todo el Estudiantado gratamente sorprendido. Con un estado de opinión tan favorable el buen P. Sanjosé se dejó ganar. Me acuerdo que le oyó en el aria de Costanza del Rapto del serrallo de Mozart. Y quedó él también conquistado. Ya todo lo que vino en esta 2ª espléndida época, tuvo su explicación en un Ayala elitista y profundo, negación de la otra imagen de vida que aparentemente daba”.

Así Paco Rodríguez. Lo que no sé si él sabe lo que yo me sé muy bien: Que el día 2 de marzo, cuando Vidal Ayala entró en el cielo, se adelantó el padre Pablo Sanjosé, y se lo llevó directamente al “Coro de los Ángeles Cantores”. Aquellos que los hermanos Van Eyck pintaron en ese cuadro que está en la Catedral de San Juan de Gante: “La Adoración del Cordero Místico”. Y acompañados por los “Ángeles Músicos” de ese mismo inmortal cuadro, seguirá con ellos cantando eternamente con esa voz de ángel que ya ensayó en la tierra. SOBRE RUEDAS A Santa Teresa de Jesús, tan asendereada ella, no la paró la guardia civil de tráfico por infringir reglas de tráfico, por la sencilla razón de que no caminaba en coche, ni había en su tiempo guardia civil, y no había tampoco normas de tráfico. Ella con sus cuatro monjitas fundadoras de “palomares”, el recuero que guiaba la carreta, y algún que otro mozo ayudante, le “cosía la túnica a España con hilos de sendas”, como rimaría Eduardo Marquina, despacio a paso de acémila. Pero los misioneros de los siglos de las velocidades, cuando todo hay que hacerlo de prisa, sabemos mucho de sobre ruedas por carreteras y alas por los cielos, poniendo al servicio del Evangelio recursos de los tiempos. Ya el padre Miguel Barberá, con los camirros misioneros sobre todo para cortijos andaluces, fue pionero de métodos misionales dentro de nuestra provincia redentorista española. El CESPLAM no se ha quedado atrás, y ha tenido y tiene una flota de furgonetas y coches. Vehículos que ante todo y sobre todo son para lo misionero, sin negar que también, y por aquello que ya el mismo Jesucristo expresó como consejo a sus primeros apóstoles con el “requiescite pussillum”, a saber: que al que llama José María Pemán “manso asnillo” (“Oh, cuerpo, manso asnillo...”) hay que darle su merecido para caminar. El equipo misionero supo estar siempre en la mejor de las disposiciones para servirse de ellos, tanto en plena brecha del misionar, como en los recogimientos para estudios o asuetos, en los que coger fuerzas para la posterior brega. Ayala ha sido siempre también uno de los más hábiles conductores de estos vehículos. Sabía en esta faceta de chófer seguir siendo gran animador del grupo, que todo ello sirve para que el misionero tenga las armas a punto. Me viene aquí a la mente la digresión: cuando estábamos los del equipo misionero para Hispanoamérica, en el Perú, y nuestros hermanos redentoristas nos acogían en Lima con toda caridad fraterna. Eran franceses, holandeses, brasileños, argentinos y peruanos. Solíamos en aquellas cortas estancias de descanso irnos a veces a los toros en Hacho y a ver

Page 20: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

20

alguna que otra película de cine. Un día, uno de aquellos veteranos redentoristas franceses, de los que habían aprendido antes el quechua que el español, se extrañó, por lo visto, de que fuéramos alguna vez al cine. Y creyéndome lego en la lengua de Molière quizás, le decía a otro compañero de comunidad: “Ce sont les bons missionnaires”. “Sí, padre, le respondí, y queremos ser tan buenos misioneros redentoristas y tan excelentes misioneros como ustedes, que aún fueron mejores que nosotros en lo que nos habéis dado hermosos ejemplos evangelizando en quechua a los peruanitos de los Andes”. Vidal Ayala, si es verdad que a la hora de las duras estaba siempre implicado como el que más, también, cuando había que descansar sabía seguir estando en punta para gozo del grupo misionero. Les aconteció un verano. Se había largado con una tienda de campaña a los Pirineos el grupo de misioneros que estaban en Madrid. La primera noche fue toledana para todos. Ayala no se amañaba al colchón inflable, y el resto de los compañeros tampoco se amañaba al santo suelo y a los reniegos de Ayala. Se pusieron a jugar a quién es quién. Con 10 preguntas debían adivinar el personaje pensado por uno; el juego no prometía mucho, ya que a la quinta pregunta estaba adivinado el personaje. La torta la puso Miguel mandando a nacer a San Francisco Javier a Lisboa, y la guinda la puso Ayala con una “famosísima mezzosoprano española”, que, según él, no era la Monse. Tuvieron todos que rendirse cuando Ayala se descolgó con una tal Teresa Berganza, que para ellos no conocía ni su padre, menos aquellos doctrinos en bel canto. Aquella pandilla de ignorantes, vencidos, no le dieron a Ayala derecho a la réplica, y, por las mismas, le desinflaron la colchoneta, mandándolo a dormir al sereno. Esa jocosa anécdota la aprovecharía socarrón Ayala después para sacarles los colores sobre su falta de formación humanista. Y seguirá después Miguel Fdz. Garmón contando cómo vivían gozosamente días vacacionales formando un grupo admirable y digno de imitar: “De aquellas vacaciones Pirenaicas, me pondría a contar y no paro. Nuestro destino era el Aneto y dimos con nuestros huesos en Santa Pola. Recuerdo ahora que bajando el Puerto de la Bonaigua en aquel viejo Renault 6 cargado hasta los topes de sartenes y sacos de dormir, nos esperaba la Guardia Civil en la última curva. Ayala era quien manejaba y quien tuvo que sacar el cuerpo por todos.

- Sí, reconozco, señor guardia, que me he comido alguna curva... - No se ha comido alguna, se las ha tragado todas. - Tiene usted razón, señor guardia, pero mire cómo vamos de cargados, y los

amortiguadores traseros... - Por los amortiguadores les pondré cinco mil, y por las curvas, cuarenta mil; y si me

las pagan ahora les rebajo... - No; rebaje usted mucho, porque vamos pelados; somos sacerdotes... - ¿Sacerdotes? ¿Los cuatro? - Los cuatro, sí señor. - Pues no tienen ustedes cara de tales; más bien parecen forajidos, sobre todo ese de

barbas... ¿y ese otro de la cicatriz en zigzag? ¡Lárguense, pues! Por si alguno duda de nuestra catadura, puede cotejar el folleto “Acompáñanos” de vocación vocacional redentorista de aquel entonces; creo que es la penúltima página donde viene una foto de estos cuatro niños de Écija, tomada de aquel viaje. ¿San Juan de la Peña?”

Page 21: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

21

NOCHE OSCURA Que nadie vaya a pensar, sin embargo, que tantas cualidades y corolas de variados colores en “florecillas” como han ido apareciendo en facetas de la vida de Vidal Ayala, fueran únicas consignaciones para una pintura cabal, y dejarla ahí como diciendo, “ahí queda eso”, y a ver quien puede presentar una vida mejor que la de él”. Nada de eso. La vida de los significados tiene también sus calvarios: “Per crucem ad lucem”, reza el dicho ascético latino. Las victorias hay que conseguirlas bastantes veces no sin antes haber pasado por acíbares de derrotas. Y por debajo de los airones de triunfos reptan ofidios de fracasos. Lo que es preciso es saber cómo cortar áspides para que sus venenos no dejen secuelas. Recorriendo facetas de una vida como la de Vidal Ayala, podría parecer que en un temperamento como el de él, proclive por sus muchas cualidades a ganarse aprecios y amistades dentro y fuera de la Congregación, todo le resultara fácil en la trayectoria de su vivir. Y no fue así. Él, como cualquiera que tenga que coronar cumbres, no lo hará sino sometiéndose al peso de la fatiga. Hasta Antonio Machado decía aquello con lo que había logrado lo que le dieran sus “bien amados versos: “las fatiguitas y el tiempo”. Nos recuerda su hermano Pepe, y sus contemporáneos también lo sabemos, que su ordenación sacerdotal se la ganó a pulso tras ponérsele muy difícil. En tal circunstancia le aconsejó el hermano, ya salido del noviciado , y hasta casi le exigió que, si a sus 24 años no tenía, o no tenían sus superiores las cosas claras, lo dejara todo yéndose para Logroño. Su respuesta le descolocó por lo dura y decidida. Ayala siempre fue tajante: no abandonaba, ni iba a abandonar nunca; que no era él, le dijo, ni nadie nada para decirle lo que tenía que hacer. Aunque de sobra sabía que de lo que trataba su hermano era ayudarle. ¿Crisis? ¿Y quién no las ha tenido? Que levante el dedo. Ya al entrar en Nava del Rey el día que iban al noviciado después de finalizar en El Espino el curso 6º, con una mano libre -en la otra sostenía la maleta viajera-, se abraza a su condiscípulo Avelino y le dice: “Cabeza, que no se nos vengan encima estas paredes; que salgamos con vida de este lugar”. Ya antes, en El Espino, como el mismo Ayala reconoce en su “curriculum vitae”, “libros y tebeos de aventuras que llenaban mi cabeza de viento...” Y añadirá: “El año 5º, mi corazón sensible y apasionado se dejó arrastrar por un afecto demasiado natural hacia otro jovenista, no cuidando de cortar, sino a la ligera. Se puede suponer a qué extremo de cometer faltas por causa de eso, contra la disciplina”. Así de brutal y descarnada era su sinceridad con el maestro de novicios, que le iba a leer y juzgar antes de su profesión. Pero a tenor seguido añade lo que fue su tabla de salvación en aquel momento: “Tuve que sincerarme con el Padre Director, quien procuró poner remedio al caso... El Padre Director hubo de tomar y proponerme una decisiva determinación. Sólo entonces acudí confiado a la que podía hacer que todo se arreglara satisfactoriamente. Así fue cómo conseguí pasar por aquel peligro grande para mi vocación. A la Virgen del Perpetuo Socorro se lo debo; lo considero un milagro más”. No sé si Vidal Ayala habría leído la autobiografía de santa Teresa de Jesús. Pero difícilmente encontraremos una autoconfesión más parecida a la de la Santa de Ávila cuando ella, al contar años de su vida joven, confiesa sus devaneos y vanidades juveniles, con la cabeza a pájaros por lecturas de libros de caballerías, que a tantos peligros la expusieron. Y su sacerdocio, el sacerdocio de Vidal Ayala, tendrá que esperar dos años y medio más que el de sus condiscípulos de curso, los que estuvo de profesor en el jovenado de Astorga y el curso 7º de Teología Moral en Valladolid. Lo maduró muy concienzudamente. El secreto, aparte del recurso a lo divino, se lo expondrá más tarde a su fiel cohermano y

Page 22: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

22

tantas veces citado Miguel Fernández Garmón: “Cuando a veces sacábamos a relucir nuestras crisis sacerdotales, Ayala solía decir con una gran sabiduría: “Sólo se pueden vencer las crisis reconciliándose cada uno con su propia soledad” ¡Cuánto me ha servido en la vida esta sabia conseja que él fue el primero en practicar!”. ENTRE LOS SUYOS Los suyos, los de Ayala, fueron siempre los de Alesanco, su pueblo, su familia, sus padres, sus otros siete hermanos, sus 19 sobrinos, y últimamente sus 18 resobrinos. Nos dice Pepe:

“Una familia más que numerosa y muy unida entre todos sus elementos. Él ha venido siendo animador de las Nocheviejas en la casa antigua de nuestros padres; los globos, los villancicos, los disfraces entre los más pequeños los vivía a tope. En las vacaciones de verano las fiestas de la Magdalena y San Roque, eran citas ineludibles para Vidal para acudir a Azofra donde se le consideraba un vecino más del pueblo. Lo mismo ocurría en Alesanco en Santiago y Virgen del Prado (25 de julio y 12 de septiembre), donde participaba con entusiasmo y fruición en todos los actos y espectáculos que pudieran organizarse. Varios años fue el encargado del sermón a los Patronos; él se esmeraba y la gente quedaba encantada y se lo reconocía”.

Pero en lo que más pudiera por su sacerdocio misionero lo ejerció con entusiasmo y eficacia. Fue cofrade y capellán de la Cofradía de San Sebastián, a la que sacó de la languidez. En ella ingresó con sus tres hermanos; antes lo había sido su padre. Sus otros tres hermanos han sido “priores” de la Cofradía; este año lo es Néstor. Ayala procuró asistir siempre que pudo a los actos religiosos y lúdicos. Y hasta grabó un folleto de unas 200 canciones de lo más popular para estas celebraciones, en que no faltaban canciones espinenses como “El Cautivo”, “La alegre primavera” o “Caminito del Ebro”. Más: Un músico local, José Mª Zautúa, compuso un himno para la cofradía, que fue grabado con la potente y bien timbrada voz de tenor de Ayala para que la gente lo fuera aprendiendo. Datos como todos los de los familiares de esta necrología han sido aportados por su hermano Pepe en nombre de todos sus hermanos. Y Pepe finaliza así de amigablemente sus notas a mí enviadas:

“No sé si era esto en concreto lo que en conversación telefónica me solicitaste, amigo Castrillo. Posiblemente me ha salido algo excesivamente largo con partes intranscendentes o no oportunas. He dejado vagar mi memoria y esto ha acudido a ella. Puedes tomar los datos que te interesen, desechar lo que no consideres oportuno, cambiar el orden, lo que quieras. Gracias por lo que te propones hacer por la memoria de nuestro hermano, y ese precioso soneto que me leíste”.

Sí, Pepe, gracias a ti por tu valiosísima aportación, sin la cual la biografía de tu hermano hubiera tenido una gran laguna. Rezuma cariño, gozo en medio de la pena, y ese don de reciedumbre religiosidad riojana, que ha sido la mejor herencia que vuestros padres os legaron. Para ellos mi principal enhorabuena por lo que a Vidal, como compañero

Page 23: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

23

misionero redentorista, les debemos los de la provincia española. Y como Miguel Fernández Garmón ha sido mi principal confidente para el capítulo de lo redentorístico misionero, voy a insertar aquí unas últimas líneas de él, que tienen relación con vuestra familia. Vuestra familia, que según se desprende de mi soneto, que tú calificas de “precioso” (gracias, majo), es también nuestra; sois familia redentorista. Las notas de Miguel Fdz. Garmón, en referencia también a vuestra/nuestra familia de Alesanco, terminan así:

“Ayala fue siempre un buen amigo de sus amigos. Gozaba compartiendo los muchos regalos que le hacían sus amistades; incluso sabía compartir sus amistades. Debía ser cosa de familia, porque cuando se casó en Zaragoza su hermano Leopoldo, no sólo nos invitó a todos, sino que nos vistió para la ocasión. Lo bueno es que al llegar a Alesanco, a sus hermanas no les gustó tampoco nuestro look ni el de su hermano cura, y a todos nos vistieron al último figurín. Yo me aficioné y, desde entonces, no pocas camisas que le regalaban su familia y sus fans, pasaban a mis dominios, ocasionando a veces situaciones muy cómicas por lo comprometidas. Nunca le vi tacaño en nada ni para nada. Siempre espléndido, y hasta agradecido de poder compartir. Su habitación era para aquel grupo, bar, confesonario, lugar de discernimiento, capilla, Centro de Estudios y Planificación Misionera, sala de consultas, conciliábulo”.

La faceta de la generosidad de Vidal Ayala para complacer a los demás, nos darían para recoger un sin fin de testimonios, sobre todo de cohermanos redentoristas. Hemos visto algunos ejemplos a lo lardo de estas notas necrológicas. En el jovenado, en la época de sus estudios mayores, y más aún cuando tuvo responsabilidades como director de la Editorial. Las notas de Miguel Fernández Garmón, que han hecho esta necrología más suya que mía, terminan con este epitafio. Me cuesta reproducirlo, pero lleva tal sinceridad, tal fuerza y tal verdad, que tendría que acusarme a mí mismo de culpa si no lo hiciera:

“AMIGO FIEL”, así fuiste tú. Por eso, mi querido Ayala, y como nota final, confieso que me ha dolido te hayas querido (o te hayan querido) enterrar en tu Alesanco. Comprendo los sentimientos de tu familia ( y los tuyos también ), y comprendo la actitud complaciente y permisiva de los “nuestros”. Yo haría lo mismo. Está de moda. Está bien. Pero... ¿y tus amigos del alma? ¿no estamos volviendo sin darnos cuenta a aquellos clérigos solterones de Voltaire, que se juntaban sin conocerse, vivían sin amarse y morían sin llorarse? ¡Dios no lo quiera! Yo no lo quiero. No me resigno a ello. Reza desde arriba, amigo, para que Dios nos pille confesados, y tu querida Virgen de Valvanera nos libre de la esclerosis del alma. Yo, por si acaso, quiero curarme en salud, y empezar a hacer mía la estrofa final de una muy bella canción de estas tierras: “Si un día tengo que naufragar, y el tifón rompe mis velas, enterrarme cerca del mar ¡ y en VENEZUELA!”.

Gracias, Miguel, muchísimas gracias por tu colaboración.

Page 24: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

24

VOCES DE MUERTE Y ahora, mi querido Ayala, conmilitón misionero, me toca escribir lo que nunca hubiera deseado escribir. Para Antoñito Camborio, las voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir. Para ti, en tu Madrid, alcándara de tus vuelos misioneros, y en el febrero agonizante entre fríos invernales enviados a marcear, y en este año de gracia de 2004. La de Ignacio Sánchez Mejías se escogió para su zarpazo “las cinco en punto de la tarde”. La tuya había fijado tu final perseverante “a las cinco y treinta y cinco minutos de la tarde”. Un ángel niño, sí, el de tu guarda, trajo “la sábana blanca”. Lucharon “la paloma y el leopardo”, y “un asta desolada” se vistió de bisturí... Y como no puedo seguir, porque me ahoga el sollozo, dejo a los de tu comunidad de Zaragoza. Que ellos lo cuenten tan escuetamente como se lo permitió el dolor al tener que despedirte, y cantar en coro de redentoristas y sacerdotes compañeros en tu Alesanco la Misa de Réquiem por tu vida y por tu muerte; Misa como la que tú cantaste de tenor con el coro de profesores de Astorga, a los que se unieron los en tiempos estudiantes con nosotros Secundino Rodríguez y Eugenio Miguélez, la de Perosi, en el funeral de mi madre, mientras yo lloraba, y mi hermano Bernardo, entero y fuerte él para lo más difícil, rodeado de sacerdotes concelebrantes, presidía la exequial por el ser que los dos más hemos querido y seguimos queriendo en la vida. Copio el NER:

“Desde hacía algún tiempo el padre Ayala venía experimentando problemas de próstata, lo que le llevó a la decisión de operarse. Fue una operación bien preparada, precedida de numerosas visitas al médico y de las correspondientes pruebas y análisis. Aunque perteneciendo actualmente a la comunidad de Zaragoza había venido a Madrid con la intención de operarse en La Milagrosa, cosa que, al final, no se verificó por falta de quirófano disponible, por lo que se operó en el Hospital de Madrid. La operación tuvo lugar en la tarde del jueves, día 26 de febrero. La primera impresión traída a casa después de la operación es que había resultado bien, si bien había perdido mucha sangre, por lo que se le internó en la UCI. Pero a la mañana siguiente la situación ya se había complicado gravemente al parecer con un infarto cerebral. Su situación fue en constante deterioro hasta el momento de su fallecimiento. El certificado médico de defunción dice que murió a consecuencia de hipertensión intracraneal como causa inmediata del fallecimiento, y de infarto cerebral como causa fundamental. Una explicación menos técnica, pero que acaso nos acerque más a la realidad sea ésta: “Parece ser que la causa del fallecimiento fue la evolución negativa de una trombosis producida en las carótidas. Ésta llegó a la parte izquierda del cerebro, que es la que rige la mayor parte del cuerpo. Debido a la reciente operación de próstata, que producía abundante derrame de sangre, la trombosis no pudo ser tratada desde el principio eficazmente a fin de no provocar mayores hemorragias. La evolución de la trombosis fue en aumento a un ritmo muy acelerado, lo que provocó una disfunción general de los órganos vitales. El martes, día 2 de marzo, por la mañana entró en estado de coma profundo. El fallecimiento se produjo a las 5’35 de la tarde”.

Page 25: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

25

El P. Provincial canceló su visita a Pamplona, que debía comenzar el día 1 de marzo; las comunidades de Madrid vivieron preocupadamente pendientes de su evolución; acudió el superior y otros miembros desde su comunidad de Zaragoza, se hicieron presentes sus hermanos y hermanas desde la Rioja; dos de ellos José y Leopoldo, médico, compañeros redentoristas durante los años de formación. Se trajo el cadáver a casa ya oscurecido el día 2; fue colocado en la capilla de la iglesia donde al final del día hubo una liturgia de oración. En la mañana del día 3 se celebró un funeral de cuerpo presente a las 11 horas con 36 concelebrantes presididos por el P. Pedro López, como homenaje del Cesplam; además de estar presentes todas las comunidades de Madrid se hicieron también presentes de Zaragoza, Salamanca y Valencia. Completaba la concurrencia la familia redentorista y numerosas Hermanas Oblatas, además de feligreses, amigos y antiguos compañeros. Secundando el deseo manifestado por sus hermanos de llevar a enterrar al P. Ayala a su pueblo de Alesanco, finalizado el funeral en Madrid salió el cadáver, acompañado por un minibús y otros coches, hasta el pueblo, donde a las 5 y media tuvo lugar otro funeral y el entierro; éste estuvo presidido por el P. Provincial acompañado también por más de treinta sacerdotes concelebrantes: 22 redentoristas y 9 sacerdotes seculares; además de los redentoristas de Madrid, los había también de Zaragoza, El Espino, Santander y Valencia. Finalizada la ceremonia los hermanos del P. Ayala se desbordaron en atenciones de todo tipo. Con su muerte el Cesplam se ha visto privado de uno de sus misioneros en activo: buen compañero, cercano, comunicativo, simpático. Que el Smo. Redentor, a cuyo servicio se consagró, y la Madre del Perpetuo Socorro, cuya devoción propagó con algunos de sus libros, le tengan en su regazo. Descanse en paz”.

IN MEMORIAM Ayala, compañero del alma, compañero: Te nos fuiste tan de repente, tan inesperadamente, en tan pocos días, que tu muerte, como del rayo miguelhernandiano, ha sido como de puñetazo de ring, que nos ha dejado a todos como sonados. Estabas entre nosotros en plenitud de vida, en plena vitalidad, a pleno rendimiento misionero; como que en elenco misional de campaña postnavideña del CESPLAM venías para ocupar tu siempre puesto misionero. Como sonados, repito, giramos el rostro a un lado y al otro, y todos los intentos de explicaciones se nos tornan interrogaciones. Interrogaciones a Ti, Cristo del Calvario, Cristo del misionero, al que te tengo en tu cruz a la cabecera de mi cama conventual. Y en este Viernes Santo, a la hora de nona, a Ti, desgarrado en pasión, a Ti, el de los designios inescrutables, buscando remedios y explicaciones al dolor de la muerte, de tu muerte, de la muerte de los que en el mundo están estos días muriendo en guerras inexplicables, de la muerte de Vidal Ayala, sin darme ni cuenta de lo que hago, de lo que digo, de si hago bien en hacerlo, decirlo o no, a Ti, en el dolor, pregunto:

Page 26: PADRE VIDAL AYALA SACRISTÁN · Alesanco meció en la flor la cuna cantando nanas al albur del vino. La trasplantó el aroma hasta El Espino, y en esperanzas no emuló a ninguna.

26

¿POR QUÉ? ¿Por qué? Pregunto a Dios, y Él no responde con voz como la mía, aunque espero oírle su verdad como yo quiero. - ¡Quiero oírla, Señor! Dime, sí, ¿en dónde? La humanidad, en la que Dios esconde su voz de sangre abriéndose en venero, mana respuestas: Voces de un madero, que habla como a la cruz le corresponde. ¡Misterio del dolor impenetrable! ¡Explícate mejor cuando te llamo! ¡Me hundo! ¡Salva mi fe! ¡Échame un cable! Si tu cruz es respuesta a mi reclamo, sigo sin entender. Deja que te hable: ¡No te entiendo, Señor! ¡Pero te amo!

GENEROSO GARCÍA CASTRILLO, C.Ss.R. Sevilla, y Viernes Santo, 9 de abril de 2004. PS.: Al finalizar la redacción de estas páginas necrológicas tratando de escorzar la personalidad humana y religiosa de Vidal Ayala Sacristán, quiero agradecer las aportaciones que me han enviado: Miguel Fernández Garmón, Marciano Vidal García, José Ayala Sacristán, Bernardo García Castrillo, Avelino Cabeza Martínez, Tirso Cepedal Román, Ignacio Gónzález Álvarez, Francisco Rodríguez Pérez, Pedro López Calvo, José Miguel de Haro Sánchez, Juan Antonio González Terrón, NER, y algunos más, que si no han aparecido aquí sus textos, ha sido porque de una u otra manera eran coincidentes con lo que aquí ha sido escrito. Nota del A.