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Otra vez Heidegger y el nazismo PIERRE AUBENQUE (Universidad de París-Sorbona) Al desconocido estudiante que, el 21 de octu- bre de 1987 en la Sorbona, abandonó mi cla- se cuando pronuncié el nombre de Heidegger Parecía que ya se había dicho todo sobre el nazismo de Heidegger, par- ticularmente después de los estudios de Otto Póggeler en Alemania. de Frangois Fédier y de Philipp Lacoue-Labarthe en Francia. El hecho de que el reciente libro de Víctor Parias sobre Heidegger y el nazismo provoque desde hace algunas semanas, más allá del estrecho círculo de los filósofos, apasionadas discusiones, muestra, cuando menos, que el debate no está cerrado. Ahora bien, y. Farias aporta —lo veremos— pocos elementos ver- daderamente nuevos. ¿Por qué entonces este súbito avivar las cenizas, apa- rentemente mal apagadas? Este libro y su éxito en los medios de comunicación plantean en reali- dad varias cuestiones. Está, evidentemente, aquélla, ya largamente debati- da antes de él. del nazismo de Heidegger, de su realidad, de su sentido, de su alcance con relación a la obra del filósofo. Pero hay otras dos. mas recientes, que este libro, por su carácter específico y por su fecha, tiene el involuntario mérito de suscitar. ¿Cuál es el estatuto ético, con relación a nuestros juicios habituales sobre la inquisición y la censura. de un libro que se presenta abiertamente como una empresa de denuncia, y singular- mente de denuncia de un pensador, sobre todo cuando esta denuncia es en gran parte calumniosa? Y, por otra parte, ¿por qué el nazismo de Heideg- ger. que es conocido... desde 1933 (Sartre —para no citar más que al prime- ro y más célebre de los discípulos franceses de Heidegger— estaba en ese momento en Berlín y debía leer los periódicos). suseita medio siglo des- pués más emoción, inquietud o indignación que las que suscitó entre sus contemporáneos e, incluso a veces, entre las víctimas de aquel aconteci- miento? * * * El libro de Parias constituye un problema ya por su misma existencia. No es un libro de filosofía. Los débiles análisis a los que se entrega son o demasiado breves o francamente erróneos. Uno se pregunta —ha dicho con justicia J. Derrida a propósito de él— «si ha leído a Heidegger más de Revista de Filosofla. 3a época, vol. 1(1987-88), págs. 157-169. Editorial Complutense. Madrid

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  • Otra vezHeideggery el nazismo

    PIERRE AUBENQUE(Universidad de París-Sorbona)

    Al desconocidoestudianteque, el 21 deoctu-brede 1987 en la Sorbona,abandonómi cla-secuandopronunciéel nombrede Heidegger

    Parecíaqueya sehabíadicho todosobreel nazismode Heidegger,par-ticularmentedespuésde los estudiosde Otto Póggeleren Alemania.deFrangoisFédier y de Philipp Lacoue-Labartheen Francia.El hecho dequeel recientelibro de Víctor PariassobreHeideggery el nazismoprovoquedesdehacealgunassemanas,másallá del estrechocírculo de los filósofos,apasionadas discusiones, muestra, cuando menos, que el debate no estácerrado.Ahorabien,y. Fariasaporta—lo veremos—pocoselementosver-daderamentenuevos.¿Porquéentoncesestesúbitoavivarlas cenizas,apa-rentementemal apagadas?

    Estelibro y su éxito en los mediosdecomunicaciónplanteanen reali-dadvariascuestiones.Está,evidentemente,aquélla,ya largamentedebati-da antesde él.del nazismode Heidegger,de su realidad,de su sentido,desu alcancecon relacióna la obra del filósofo. Perohay otras dos. masrecientes,que este libro, por su carácterespecíficoy por su fecha,tieneelinvoluntario mérito de suscitar.¿Cuál es el estatutoético, con relación anuestrosjuicios habitualessobrela inquisición y la censura.de un libroque sepresentaabiertamentecomo una empresade denuncia,y singular-mentededenunciade un pensador,sobretodocuandoestadenunciaes engranpartecalumniosa?Y, por otra parte,¿porquéel nazismode Heideg-ger.quees conocido...desde1933 (Sartre—parano citar másqueal prime-ro y máscélebrede los discípulosfrancesesde Heidegger—estabaen esemomentoen Berlín y debíaleer los periódicos).suseitamedio siglo des-puésmás emoción,inquietudo indignaciónque las que suscitóentresuscontemporáneose, incluso a veces,entre las víctimasde aquel aconteci-miento?

    * * *

    El libro de Pariasconstituyeun problemaya por su mismaexistencia.No esun libro de filosofía. Los débilesanálisis a los que seentregasonodemasiadobreveso francamenteerróneos.Uno se pregunta—ha dichoconjusticia J. Derridaapropósitode él— «si haleído a Heideggermásde

    Revistade Filosofla. 3a época,vol. 1(1987-88),págs.157-169. Editorial Complutense.Madrid

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    una hora»’.Mas—sedirá tal vez— esun libro de historia.No lo creo,nosólo porque está lleno de errores, sino porque su fin único y confesado espresentaruna requisitoria.

    Farías, que ha leído mucho y consultadomúltiples archivos, teníatodos los elementospara escribiruna biografía de Heidegger.Pero lasdudas sobre la objetividad del autor, e incluso sobre su buena fe, surgendesde las primeras páginas consagradas a la formación de Heidegger. Decreerle,todo y su contrarioconspirana queel joven Heideggerestépredes-tinado a adherirseal nazismo:el catolicismode sumediofamiliar —puesestecatolicismo,senos dice, esdetipo suabo,esdecir, reaccionarioy vaga-menteantisemita;perotambiénelbismarckismode algunosde susprofe-sores (pese a que el recuerdo de la KulturkarnpfhabríadebidovacunaraHeidegger,y le vacunó,en efecto,contratodaadmiraciónpor Prusia);yademástambién el anticlericalismode algunos otros profesores,pues,anunciagravementeFarias,«se ve tambiénproliferar en estaépocaunanticlericalismoquesearticularáenseguidadirectamenteconel fascismo»(pág.31).¿HabrámássuertecuandoHeideggerse casaconunaprotestantey rompecon el catolicismo hacia 1919? No, pues esta ruptura estada dicta-da por el oportunismo,lo que no impediría a Heidegger—le reprochatodavía Farías—continuardeclarándosecatólicoen los formulariosdelministeriode Educación(¿Fariasno sabe,pues,quetodavíahoy, en Ale-maniaFederal,se estáobligadoa consignarla confesiónreligiosaen losformulariosadministrativos?)

    Por desgracia,todo tieneel mismocariz. ¿QueHeidegger,jovenprofe-sor en Marburgo,tienebuenasrelacionescon los estudiantes?Puestam-biénestoes sospechoso.Lesentregoa los estudiantesde aquíy de ahoraesta frase admirable:«En esta épocaes cuandoHeideggercomenzóamantenerestrechasrelacionesconel mundoestudiantil,lo quees decisivoparacomprendersucompromisoulterior a favor del nacionalsocialismo»(pág. 69).

    Temo, sin embargo,quealgunasotras«super-interpretaciones»,cuyodenominadorcomúnes la malevolencia,engañena algunos lectores.Ellibro se abrey secierra—como, presuntamente,el itinerario intelectualdeHeidegger—conla figura de AbrahamaSantaClara.Sin duda,estenom-bre no dice nadaa la mayoríade los lectoresespañoles,lo quepermiteaFariassumirseen esta ignorancia.Perotodoestudiantede segundoañodeliteraturaalemanasabequese tratade un monjeagustinodel siglo XVII,que fue predicadoren la cortede Austria, y quees conocidopor lo trucu-lento de susdeclaracionesy por el donde utilización delos recursosdelalengua popular, que hacen de él una especiede Rabelaisdel pálpito.Goetheapreciabaa esteautory se inspiró en él paraescribir,parasu ami-

    1. Entrevistaen el NouvelObservateur6-12 de noviembrede 1987, pág. 170.

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    go Sehiller,el pintorescodiscursoqueésteponeen bocade un capuchinoen el primer acto de su Wallenstein.Heideggerha habladodos vecesdeAbrahama SantaClara,la primeravez a la edadde veintiún añosy lasegundaa la edaddesetentay cinco,y ambasconocasiónde conmemora-cionescelebradasen Messkirch.La razóndeesteinterésepisódicodeHei-deggerpor el P. Abrahames evidentementeque tanto el uno como el otronacieronen Messkirchy frecuentaronla mismaescuela.Lo cual sirveparaatestiguar, a lo sumo, la unión de Heidegger a su ciudad natal, a su HeimarPeroFariastieneotra interpretación:Abraham aSantaClaraeraun autorantisemita,lo queaparentementehabíaescapadoa Goethey a Schiller.pero no podía escapara Heidegger.Es verdadque se encuentraen esteautor, al ladode imprecacionescontralos musulmanes(los turcosestabanentoncesa las puertasdeViena),otrasquese dirigen alosjudíos.Lo cual.ciertamente,no es en estaépocaexclusivo del P. Abrahamy es claroqueno es la razónpor la queHeideggerse interesaporesteautor. Perocreerloseria no contarconla vigilancia deFarias.Esteha descubiertoquea la pri-mera ceremonia, en 1910, asistió el acalde de Viena (que estaba allí porquela ciudaddc Viena habíacontribuido a la financiacióndel monumento),que estealcaldese llamabaLueger,queesteLuegerresultaqueera social-cristiano y antisemita. y queeratan antisemitaqueel joven Adolf Hitlerasistiríacon emocióna susexequiasalgunosmesesmástarde.Se ve aso-mar aquíun procedercaroa Farias,el de la amalgama.De queel jovenHeideggerdé cuentaen una revista regional de unaceremoniaa la queasistiaun personajepor elque,al mismotiempo,el joven Hitler alimenta-ba ciertasimpatía,se concluyeun poco rápidamente:¡Heideggery Hitler(que, además,teníanla misma edad):el mismocombate!

    Peroel delirio interpretativoalcanzasu cenit a propósitodel segundotexto deHeideggersobreAbrahama SantaClara.Estetexto,quedeboa lacortesíadel alcaldede Messkirch(puesFaríasno da,comoocurrea menu-do con él, ninguna referenciautilizable), me ha parecido anodino yampliamentedescriptivo.Pero Fariasvigila. Y sesobresaltaal leerunacitaquehaceHeideggerdel padreAbraham,en dondeéstedice: «Entrenoso-tros. la pobreza,la riquezay la muerte—¡Dios tengapiedaddenosotros!—seencuentranen un solo día.Nuestrapazestátan lejosdela guerracomoSachsenhausende Frankfurt».Faríasignorao finge ignorarquese tratadeun dicho,quese basaen la cercaníaentreFrankfurty suarrabalde Sach-senhausen,sólo separadospor el Main. Todos los escolaresalemanessabeno debiansaber—al menosHeideggerlo cree,pueshablaanteesco-lares— el uso quehaceGoethede estafórmula en el primer acto de Gótzvon Berlinchingen (ed.Reclam.pág.28). Fariasno lo sabeono le preocupa.Paraél la cosaestáclara: Sachsenhausenevocael campode concentra-ción del mismo nombre(el cual, segúnnos informan, nada tiene que vercon este inocentearrabal, conocido por sus cantinasen que se debe lasidra reciente). En cuanto al nombre de Frankfurt, podría evocar a Goethe.

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    la revoluciónde 1848. la escuelade Frankfurt,o qué se yo quémás.No:paraFarias,es la sededel tribunal dondefueronjuzgadoslos crímenesdeAuschwitz. De donde—cito— una «trilogía, Abrahama SantaClara ¡Sachsenhausen/Auschwitz»(pág.293),de la queno seve ni la necesidadinternani surelaciónconHeidegger,hastaqueFarias,al final deun análi-sis ampulosoy laberíntico,concluyecon esta hipótesisque, es verdad,poneen condicional: «Heideggerhabríaqueridoasumir«virilmente» elsentidode estatrilogía adoptandounaactitud que,de todoslos jefesdelajerarquíanazi, sólo Himmlerse atrevióahacersuya:es sabidoqueHimm-ler se dio muerte».He de decirqueen estemomentode la lecturael libroha estadoa punto de caérsemedefinitivamentede las manos.Se puedepensarlo quesequierade Heidegger,pero,como cualquierhombre,tienederechoa la justicia, incluso póstuma.De vivir Heidegger.estasinsinua-ciones,y algunasotras,habríanconducidoa los tribunales.Habríaqueri-do detenermeaquí,perome esprecisodar aúndosejemplosdela impostu-ra queconstituyeestelibro y supublicación,en unatraducciónprobable-mente mediocre (pero, ¿se conocerá alguna vez el original español?).

    Puestoque estamoscon Himmler, no estáde másintentarcortar deraíz la leyendaqueamenazaconnacera partirde la página272, dondeellectoradvierteconextrañeza(a] menoscuandosabedequésetrata)queelartículosobre«La doctrinaplatónicade la verdad»no habríapodidoapa-receren 1943 si no es por la intervenciónde Himmler. Estoesfalso, comoatestiguael contexto.Se trataaparentementedeun errordel traductorque,al mezclarlos pronombres,truecalos dos personajesque la fraseprece-dente amalgamaba: Himmler y el ministro italiano de Educación Giusep-pe Bottai.En realidad,es esteúltimo quienimpusoa los nazisreticenteslaparticipación de Heideggeren el Anuario germano-italianode ErnestoGrassi.

    Más graveaúnes la extrapolacióna la queseentregael prologuistadellibro. Cliristian Jambet.Cito: «Durantesu rectorado,Heideggersostieneconvigor la líneaextremistade Róhm; sin el menorasomode críticacon-templa,en su ciudad, las asociacionesde estudiantesjudíos desmantela-das,sus localessaqueados,susmilitantesasesinados:cuandose va ante élconla quejade estasabyecciones,sólo tiene un gestoparadarlas de lado»(pág. 10,subrayadomío). Ahorabien,esfalso —apeloal propioFariasqueno dice nadade ello en su capítulosobreesteperíodo— que militantesestudiantiles,judíos o no, hayan sido asesinadosen Friburgo duranteelrectoradode Heidegger.Pido, pues,a Jambetquesupríma,en nombredelaverdady dela justicia,estapartede la fraseen unaediciónulterior, si lahay.Lo queno quita que,cuandoseacusaa alguiende «asentiral crimen»(pág. 12) y sele colocaentrelos que«participaronen el crimen» (pág.13),se debería,al menos,verificar las fuentesantesde escribir.

    Se podría seguir.Estasson, en todo caso,algunasmuestrasdel libroquees,desdehacealgunassemanas,la comidilla de los periódicosy que,

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    en los salonesy en las salasde redacción,sepresentacomo «importante»,aunquea vecessea «excesivo».En realidad,es excesivoy no merecelaimportanciaquese le concede.A pesarde unaerudiciónde fachada—pe-ro las referenciasson a menudode segundamanoo faltan completamen-te—, este libro no es fiable másquecuandoreproducelo queya se sabía2.En todoslos demáspuntos,la desconfianzaes obligada,incluido cuandoel autorafirma (pág. 97) —es una de las raras«revelaciones»del libro—queHeideggerhabriapagadohatael final sus cuotasal partido nazi. Eldocumentoencontradoen los archivosdel NSDAP pruebaconevidenciaque Heideggernuncadimitió ni jamás fue separado del partido; pero essabido que los partidos no apartancongustoa susmiembrosmáscélebresy que los reivindicanel máximo tiempo posible, con o sin cotización. Encualquiercaso,la militancia de Heideggeren el partido,suponiendoquehayaexistidoalgunavez, ha cesadocompletamentea partir de 1934.

    No se puedeconsiderarcomo una actividad propiamentepolítica elhecho de que Heidegger, después de dimitir del rectorado en abril de 1934y sólo hasta 1935, haya intentado todavía —envano, por otra parte— jugarun papel en los organismosuniversitarios«puestosen marcha»,Y, conexcepciónde unaconferenciaen Romaen 1936,Heideggerno ha abando-nadonunca,salvoerror, supaispararepresentara Alemaniaen el extran-jero.Rechazóparticiparen el CongresoDescartesde París,en 1937,inmer-soen unadelegacióncuyacomposicióny direcciónle escapaban.Durantela guerra rechazó,a diferenciade otros a quienesno se les ha tenido encuenta,ir a los paísesocupadosa representarel «pensamientoalemán».Faríasno podíadecirotracosay, dehecho,no la ha dicho. Si se mira bien,y pesea algunosartificios de presentación,no consagramásquealgunaslíneas al período posterior a 1934. salvo en lo que concierne a la publica-ción del Anuario deGrassi,dela queyahabléantes,y algunosllamamien-tos ~Rerufungen)dirigidos a Heideggerparaocuparuna cátedraen otrasuniversidades,procedimientoque forma partede la vida habitual de lasuniversidadesalemanas.

    * * 4’

    Queda,pues,deestefárragolo queya se sabía.Heidegger,enel períodoen quefue rectorde la universidad de Friburgo y que coincidió con la con-solidacióndel régimennazi (abril de 1933-abrilde 1934), apoyóruidosa-

    2. Inclusoel informe Baumgarten(pág. 234 y ss.)es conocidodesdela edición porHans Sanerde las Notizenzu Martin Heideggerde Karl Jaspers(Munich, 1978). Esteinforme, en el que Heideggerdeclarano aptofilosófica y politicaméntea uno de susantiguosalumnosquequeríaentrarala vezen la carrerauniversitariay en las SA, nosirveciertamenteparaglorificara Heidegger.Perohayqueprecisarquedatade 1933.yno de 1935. comoFariasintentahacercreer.

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    mentelosinicios dela política hitleriana,en susaspectosuniversitario,so-cial e internacional,pero sin decirnuncaunapalabrasobrela «política»racial, de la que,sin embargo,aplica —sin particularcelo, pero sin resis-tenciaperceptible(salvoen doso trescasosprecisos)—las primerasmedi-das en la universidadde Friburgo: retiro oficial de los profesoresjudíos,prohibiciónde las asociacionesjudíasde estudiantes.A partir de 1934, surelacióncon el nazismose hacemáscrítica, por razonesqueexaminare-mos másadelante.Se encierraen una enfurruñadasoledady se consagraúnicamentea suenseñanzahasta1944.Duranteesteperíodo,desdefebre-ro de 1934,es atacadocon regularidadpor ideólogosoficialesdel régimen,perosingravesconsecuenciasparasucarrera,excepciónhechadelas difi-cultadesparapublicar susescritos.En resumen,Heideggerfue activamen-te nazi un tiempo y nuncafue despuésun antinazimilitante. He aquíloquese puedeconcedera Fariasy que,aunquealgunosapologetassehayanpasado exagerando los hechos de «resistencia» de Heidegger, estaba yaadmitidoportodos.Permitasemesolamentecitar aquíun testimonio,pococonocido, sobreesteperíodo: el que, de la pluma de Curt Ochwaldt, seencuentraen un volumende homenajea Heinrich Ochsner,condiscípuloy amigo de Heidegger, lo suficientemente crítico como para haberse«deprimido» y «abatido»por el compromisopolítico de Heideggeren1933: «(H. Ocbsner)mecontó —lo que,porotro lado, me fue igualmenteconfirmado—cómo,duranteestosdoceaños,se habíaformadola opinión,cadavez másextendida,de que frecuentarlos cursosde Heideggereracasiya un acto de resistenciao, en cualquiercaso,de no conformismo»3.Wal-terBiemel,quefue estudiantede Heideggeren Friburgoal final de la gue-rra,me decíarecientemente,y en respuestaal libro de Farias,queel entor-no de Heideggeren la universidaderael único en el quepodíapermitirsela crítica abiertaal régimen.

    Perosigue existiendoel hechobruto e innegablede queHeideggerseha adheridoa unacierta ideadel nazismo,en virtud de la cual continuócreyendoun cierto tiempo,inclusoal comienzode su período«critico»,enla «verdadinterna»y en la «grandezadeestemovimiento».¿Cuáleraestaideaque,segúnél, hacesadotan rápidamentede identificarse con la reali-dad?Fariasda unaexplicación,queme pareceun poco miope, segúnlacualHeideggerera,dealgunaforma, un «nazideizquierda»,partidariodela corriente «revolucionaria»de RÉ$hm y Strasser,decapitadael 30 dejunio de 1934 durantela noche de los cuchillos largos. Esto me pareceinverosimil, por poco acorde con la educación católica y pequeño burgue-saye! pasadoconservadorde Heidegger,que,lo mismoantesquedespués

    3. DasMass des J-’erborgenen.Heinrich OchsnerzumGeddchtnis.editadopor C. Och-waldt y E. Tecklenborg.Hanover, 1981,pág.276. Parael juicio de H. Ochsnersobreelcompromisonazi deHeidegger,verpág.274.

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    del nazismo,no meparecequehayallevadoen su interiorel «socialismo»,aunquefuera «nacional».Los partidariosde RÓhm se reclutabansobretodoentrelos militaresdela vieja guardiaquehabíaningresadoen el par-tido o en las SA muchoantesde la toma del poder.Heideggerno era deesos.Esperóal mes de mayo de 1933 para entrar en el partido, lo que levalió ser tachado de oportunista. Además, los ataques nazis contra Heideg-ger, de la pluma de E. Krieck (quesí era unaaherKdmpfer. un viejo mili-tante),empezaronen febrero de 1934, antes,pues,de la eliminación deRdhm,y no se encuentraen estascríticas—de las quevoy a dar un ejem-pío— nadaqueprefigurela condenaespecíficadel aventurerísmo«revolu-cionario»de Róhm.

    La verdades a la vez másgravey mástranquilizadora;másgrave,por-queno esposibleatribuir a ilusionesde un idealismovagamentesociali-zantela primeraadhesiónde Heideggeral nazismo;mástranquilizadora,en la medidaen que la polémicanazi contraHeideggerdejade aparecercomoun arreglode cuentasentretendenciasrivales,sino queserevelacla-ramentecomoun ataquefrontalcontraelpensamientoy, subsidiariamen-te. la lengua—consideradainsuficientemente«germánica»—de Heideg-ger.PuestoqueFariastraea colaciónestapolémica(pág. 185),perono dailustración algunadeella a suslectores,he aquí,a título de ejemplo,lo queescribía E. Krieck en 1934 en la revistanazi Volk ini Werden:

    «La tonalidadfundamentaldelaconcepcióndel mundoquees la deladoctrina de Heideggerestádeterminadapor los conceptosde cuidadoyangustia,que refieren,ambos,a la nada.El sentidode esta filosofía es unateismodeclaradoy un nihilismo metafísico,queconestaformahansidorepresentadoshastaahora,entrenosotros,sobretodoporliteratosjudíos;es pues un fermentode destruccióny de descomposiciónpara el puebloalemán.En Sein und Zeit Heideggerfilosofa de maneraconscientey deli-berada sobre la «cotidianidad»: no hay nada ahí que nos hable del puebloy del Estado,de razay de todoslos valoresdenuestraconcepciónnacional-socialista del mundo. Cuando bruscamente, en el discurso del rectorado LaAuto-afirmacióndela Universidadse sienteresonarun tonoheroico,se tratadeunaadaptaciónal año 1933,queestáen total contradicciónconla actitudfundamentalde 5cm und Zel! (1927)y ¿Quées metafísica?(l93l)»~.

    E. Krieck respondiaasí, a su manera,a la cuestióndecisiva quenospreocupa:¿hay,sío no,unarelaciónesencialde dependenciaentrela filo-sofía de Heidegger y su compromiso nacionalsocialista? E. Krieck, quesabía algo de nazismo, pensaba que no. Yo creo también que no, sin lo queno podríahonradamentecontinuarpensandoque,comoescribehipócrita-menteJambet(pá. 10), Heidegger«esuno de los más grandespensadoresde todos los tiempos».Pero mis razonesno son evidentementelas de

    4. Citado por G. Schneeberger,Nachíesezu Heidegger Berna. 1962, pág. 225.

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    Krieck y creoademásquela relación filosófica de Heideggerconel nazis-mo no puedeserponderadamásqueteniendoen cuentala obraulterior.

    SeinundZeit es manifiestamenteunaobraapolítica.Inclusoesteapoli-ticismo es lo quela hacenegativamenteresponsable del compromiso poíí-tico de Heidegger,en el sentidode queno ha sabidoimpedirlo. En Seinund Zeit Heideggerse quedabaen unadescripciónformal,en ciertaformahistórica,dela existenciahumana.No proporcionabaningúncriterio utili-zableen la prácticaparaguiary ponderarelpasode la inautenticidada laexistenciaauténtica.El pathosde la «decisiónresuelta»,segúnel testimo-nio de Karl Lówith, haciadecira un estudiantequesalía de un cursodeHeideggerque se sentía en adelante«resuelto»,pero queno sabíaa qué.Hayalgodeverdadenestafrase,y el propioHeideggerserávíctima de estaausenciadecriterioy de contenido.En los discursosde laépocadel rectora-do, impresionala vacuidadcasi total de sus declaraciones(por lo cual,además, hay que conocer el entorno para reprochar algo a estas frases): nose trata másquede revolución(Umwálzung), nuevo comienzo (AuJbruch),renovación (Erneuerung), voluntad de esencia (Wille zum Wesen,), de«misión histórica», de «concentración de la mirada sobre lo ineludible»,etc., sin quepuedadiscernirsequépolítica concretaseperfila conestasfór-mulas. Heideggertenía sobre ello, sin duda,sus ideas.Peroestasideassedebena la idiosincrasia,a lapsicología,a la sociología,y no a la filosofía.

    La adhesióninicial de Heideggeral «movimiento»no es un actofilosó-fico. Se asemejaa milesde otros casos.En su casoparticular,es la adhe-sión de un pequeñoburguésalemánde provincia, humilladoy vejado acausade susorígenesdurantelargo tiempo —la Sra. de Cassirer.cuandolos debatesde Davos(l927)~,le comparabamalévolamenteconel «hijo deun campesinoal que se le hubieraobligadopor la fuerzaa trasponerlapuertade un castillo»—y que,llegadoel momentode los honores,en losquedistinguemal lo quecorrespondea unagloria rea] y lo quecorrespon-de a los irrisoriospoderesdeun rectorde Universidad,utiliza la «revolu-ción» de 1933 para arreglaralgunascuentascasi personalesy, a la vez,satisfaceralgunasreivindicacionesmásgenerales,especialmentecontralaburguesíaqueno lo habíaacogidoy a lacual unía,a travésdela figura deCassirery de algún otro, la «intelligetitzia» cosmopolitay de salón deBerlín; pero su reivindicaciónse dirigía tambiéncontrala fosilizacióndela Universidady su aislamientosocial, contra la industrialización quecomenzabaadesfigurarsuqueridaSelvaNegra,contrala tecnificación delsaber que comenzaba a reducir la función de un profesor de Universidad alade un engranajeen una«empresa»(Aetrieb), contralo quemástardella-maráel «ame~canismo»,etc.

    5. Citadopor G. Schneeberger.op. ch., pág.7. Gr. sobreestetemami presentaciónde Cassierer-Heidegger.Débarsur le kantismeet la philosophie,Paris, 1972.

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    Entreestasmotivaciones,hayalgunasqueno sondel tododesdeñables,comolareivindicaciónquehoy sediría «ecológica»o la preocupaciónporrehabilitarel trabajo manualy por aproximara los estudiantesal mundodel trabajo, incluso aunque,después,haya que. considerarabsurdoquepusieraen el nazismola esperanzade satisfacerlas.Pero todo estotienepoco quever con la filosofia. a menos:

    1. que se deduzcanestasreivindicacionesno de sentimientos,sino deprincipios filosóficos;

    2. quese muestrequeelnazismo,conlo queporentoncespodíasaber-se de su ideología,era el destinatariolegítimo de estasreivindicaciones.

    Sobreel primer punto,hay, desdeluego, en los discursosde Heideggerde 1933. algunos intentosde estableceruna suerte de correspondenciaentreciertos temasde8cm und Xcii’ (por ejemplo,a propósitodel trabajo)ysu «programa»políticode entonces.Perotienenpocoalcancey no permi-ten una deducción necesaria.Más importante—se ha dicho— seria elsegundopunto,parajuzgar filosóficamentesobreel nazismode Heideg-ger. Si se estableciera,por ejemplo,que la reivindicaciónecológicao lanecesidadde unareformade la Universidadse deducenlógicamentede5cm und Xcii, peroque,en cambio,no se deduceen absolutola apelaciónaun partidoracistapara realizaresteprograma,entonceslos discursoseco-lógicos y reformistasde Heideggerpodríanserdiscutidos filosóficamenteaúnhoy, sin quehubieraqueatribuir importanciafilosófica al errordejui-cio (por muy fatal que sea) quecometió sobrela naturalezadel régimennazi.

    En realidad,esta maneraun poco desesperada,quecreo ver especial-menteen las valientespublicacionesde G. Granelsobreestetema,de de-fenderal Heideggerde 1933.en particulara travésde su Discursodel recto-rado,no me parececonvincente.Piensoquehayverdáderamenteruptura—rupturade estilo,de nivel, rupturade pensamiento—entrelasobrasfilo-sóficasde Heideggerantesde 1933 y los discursosde circunstanciasde1933. incluido el Discursodel rectorado.Derrida6acabade mostrarlobri-llantementea propósitode la utilización, nuevaen los discursosde 1933,dela palabraGcist, término en este caso trivial, pero cuya utilización posi-tiva por Heidegger es nueva y paradójicamenteinquietante, tras la«deconstrucción»a la quehabíaempezadoa someteresta noción en susobrasprecedentes.

    Perola rupturavale en los dossentidos.A partirde 1934,laobrafilosó-fica de Heideggerretomarásu curso,interrumpidopor un momento,sinintegrarel contenidode los discursospoliticos, a no ser indirectamenteyestavez de maneracritica.Pues,si el nazismoestáausentede laobra filo-sóficade Heideggeranteriora 1933 y si, a la recíproca,la filosofia propia-

    6. J. Derrida,De lesprit, Paris,1987.

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    menteheídeggerianaestáausentedel compromisonazi del rectorde 1933-34, desde1935 se venclaramentedibujarselas líneasmaestrasde unare-flexión filosóficasobreel nazismo.Es claroque,unavezpasadaslaexalta-cióny las agitacionesdel rectorado,Heideggerintegraen sureflexión filo-sáficala experienciade su fracasoy de lo que, desdeestaépoca,tienesindudapor un error. El primer testimonioseencuentraen el cursode 1935titulado Introducción a la metafisica. La frasees conocida:«Lo quehoy seofreceen el mercadocomofilosofía del nacionalsocialismo,y queno tienenadaquever con la verdad internay la grandezade estemovimiento(esdecircon el encuentroentrela técnicadeterminadaplanetariamentey elhombremoderno),pescaen las turbiasaguasde estos«valores»y de estas«totalidades».Se hareprochadoa Heideggerno sóloelhaberpronunciadoestafraseen 1935,sino tambiénel haberlamantenidoaleditarel curso,en1953.Sin embargo,la fraseatestiguala distanciaqueha tomadoHeideggerrespectode la realidadideológicadel nacionalsocialismo,distanciatoma-da estavez en sentidofilosófico. El pasajeconcluyeconunacrítica de lanoción de valor, entendidacomo consecuenciaúltima de la subjetiviza-ción del ente, que, comenzadacon Platón, y acabadaen los Tiemposmodernos,es la manifestacióny consumacióndel olvido del ser. El errorde la pretendidafilosofía del nacionalsocialismoes situarseen la prolon-gación de esta metafísicade los Tiempos modernosy proponervalorescomola «vida»o la «raza»,queno sonmásque recortesarbitrariosen elinterior de la totalidaddel ente.No espor casualidadpor lo queNietzschees aquí nombrado como el filósofo que «piensa íntegramente en la pers-pectivade la noción devalor» y podía,pues,ser reivindicado por los naziscomoel prototipode unavaloraciónde lo biológico. Peroen 1935 Heideg-gertrataaúnde salvarcontraNietzschcuna«verdadinternadel nacionalso-cialismo»quesuperaríala nociónmetafisicadevalory queseconfundiríacon lo que en adelanteserála tareade Heidegger:la determinacióndelsentidodel encuentroentreel hombremodernoy la técnicaplanetaria.

    En estaperspectivaes en la quehayquesituarlos cursossobreNietz-sche,pronunciadosentre1936 y 1940,y quesonun debateconNietzsche,cuya filosofía es presentadano como la inversión,sino como el acaba-miento de la metafisicay, por tanto,comola faseúltima del extravio,laque instaurael nihilismo, el reinoplanetariode la ausenciade significadoy de la unidimensionalidad.Desdeestemomento,el nacionalsocialismodejadefinitivamentede mostrárselea Heideggercomoun recursohistóri-cocontrael extravío.El mismose torna,ensuidea tantocomoensurealidad,en la forma máscrepuscular del propio extravío. Los jefes (Fúhrer), contra-riamentea lo quecreen,no conducennada.Inclusoellossonconducidosporel «mal destinodel ser»quelo agotaenla nadade la calculabilidadyde la planificación. «En realidad,los jefes (Fiihrer) representanlas conse-cuenciasnecesariasdel hechode queel ente hayapasadoal modo delextravío,dondese extiendeel vacíoqueexigeun ordeny un aseguramien-

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    to delente».Estafrase, sacadadelensayoSuperacióndela rnetaftsica,no fuepublicadahasta 1953en el libro Ensayosy conferencias(VortrágeundAufsdt-ze, 1, Pfullingen, 1953, p. 85), pero forma partede un conjuntode notasdelos años1936 a 1946.Coincidenciasconlos cursossobreNietzschemues-tran conevidenciaqueéstees el mensaje—sin dudaalgunaoculto, inclusoparaHeidegger—quecomenzabaaapareceren la discusiónpúblicaqueHeideggermantuvodurantecuatro años con ese maestrode su pensa-mientoqueera,paralos nazis,Nietzsche.

    Lo quela analíticaexistencialde 5cm und Xcii’ no permitíaaúnperci-bir, la historiadel serlo poneala luz del díay, al revelarlo,lo denuncia.Elnazismoqueríaserun nuevocomienzo;en realidades el último avatardelolvido del ser.El nazismoqueríalabrar el destino;no ha sido másquesujuguete.HablandocomoErnstJúnger,se sitúamásacá,no másallá de lalínea. Pero Heideggerse separade Jíingercuandohacequebasculeporenterodel ladode la metafísicaquefinalizala figura modernadel trabaja-dor,del «animalque trabaja»,delque,comoJúnger,pudopensarpor unmomentoque iba a regenerarel mundo.

    Hay,pues,en Heidegger,trasel vacíofilosófico del comienzo,una teo-ría del nacionalsocialismoque comportacrecientementeuna condena,siempreque se admita,al menos,queHeidegger.inclusosinjuicio algunode valor, se esfuerzaen remontarcon el pensamientounapendiente,enconjurarunadecadencia,y que,en adelante,quedaya establecidoqueelnazismoperteneceporenteroa estapendientey a estadecadencia.Pero loqueen estadenunciaha causadogranmalestare inclusola ha hechoim-perceptiblepara muchoses queno se ofrece nuncacomo unacondenamoral. La razónes de caráctergeneral:Heidegger,es sabido,desconfíadelos «valores». Un problema que nunca ha dominado enteramente es el dela fundaciónde unaética(llámeselacomose quiera)queprescindade losjuicios de valor, comola que, se dice, intentóbuscaren el Antiguo Testa-mento.Peroestova másallá de nuestropropósito.Sinembargo,quedacta-ro quela ausenciadeunadoctrinamoral en modoalgunosignifica inmo-ralismo y queHeideggerha ofrecido progresivamentebastantescriteriosparaque su teoría puedaconsiderarseunateoria crítica, auncuandolaexpresiónno se encuentreen él.

    Acabo de citar unaexpresiónque, ilustradapor la Escuelade Frank-furt, pareceestaren las antípodasde todo lo queevocael nombremismode Heidegger.Me parece,sin embargo,que,cuandose trata de situaralnazismo,el modode pensaralqueHeideggerestámáscercanoes el mar-xismo, en la medida en que éste veía en el nazismo un epifenómeno de unmovimientohistóricomásprofundo,a saber,el capitalismoo lo queMar-cuse—al comienzodiscipulo de Heidegger—llama la sociedadindustrialavanzada.Heideggery la escuelade Frankfurt tienenen común quevenen el nazismoun efecto,a la vez perversoy lógico, del dominio«ideológi-co»de la racionalidady. de unamaneramásgeneral,en el Estadototalita-

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    rio la realizaciónmásmonstruosa,por másacabada,dela administracióntotal de la sociedady del ente.

    Podríaser —pararespondera unade las cuestionessubsidiariasqueplanteabael comienzo—queel declive de la influenciadel marxismo,elretornoconfuerzade un humanismomoralizantey de unafilosofía «libe-ral» haganposiblehoy lo queno lo era ayer:la disociacióndel nazismoydel fascismo,conel quela polémicamarxistalo confundíaen cuantoha-cia del primerouna especie del segundo; la reducción paralela del nazis-mo al Holocaustoy, comoconsecuencia,suestilizaciónen figura del Malabsoluto,en bloqueerráticodela Historia o en Cesuraapocalíptica,repre-sentacionestodasquetienencomoefectohacerquecadavez parezcamasodioso, cada vez más inexcusable todo contacto, incluso superficial, con él.¡Quéde caminoseharecorridodesdequeLukács.en elAsaltoa la razón (1954),denunciaraen el irracionalismode todala filosofíaburguesacontempora-nea la ideologíadel imperialismo,faseúltima del capitalismo!En aqueltiempo,Heideggerestaba—me atreveríaadecir—enbuenacompañía,enunlugarqueno era másinfamequeel de Bergson,Husserlo incluso...Witt-genstein.Los tiemposhoy hancambiado,lo queno quieredecirquela per-cepciónde la historiahayanecesariamenteganadoen agudezani queeljuicio sobre los hombres se haya vuelto más ecuánime.

    * * *

    Conocía Heideggeren 1948,durantesu travesíadel desierto.Suspendi-do por las autoridadesfrancesasde ocupación,prohibida sudocenciaenlaUniversidad,no recibía,másqueen lasemiclandestinidaddesucasadeZáhringen,algunasrarasvisitas, sobretodo francesas.Pero duranteestetiempo,en la Universidad,cadavezqueMax Múller, víctima del nazismo,pronunciabaen su curso el nombrede Heidegger,excusándosecasi dehablaren su lugar, seproducíaen la sala,medianteunbrevegolpearenlospupitres,unamanifestaciónde simpatíapor el hombreentonceshumilla-do, dereconocimientohaciaelpensador,ala vez quede impacienciaparaconlos militaresqueejercíanlo quetodosnosotrosteníamosentoncesporuna intolerablecensura.Los pocosfrancesesquehabíaallí no se queda-bana la zaga de estegénerode manifestación.Sabíamos,sin embargo,todos,francesesy alemanes,queHeideggerhabíasido nazi: ¿porquéotrarazónibaa habersido suspendido?Y no eraprecisotomarsemuchotraba-jo pararecogeralgunosecostodavíavivos del famosorectorado.¿Eralainconscienciade la juventudlo quenoshacíaentoncestan indiferentesaeste aspecto? No lo creo. A través del extraordinario público de veteranos,de lisiados,de expulsados,de supervivientesde no sesabíaquématanzas.quefrecuentabanentonceslasaulas,eraunavisión globaly directadeAle-maníalo quenosdisuadíade hacerde Heideggerun casopaniculary, enalgúnsentido,ejemplar.Heideggerera un pensadorde Alemania:el pro-

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    blemaquenosplanteabaera el mismoquenosplanteabanlos alemanes,en su mayoría más bien simpáticosy. sin embargo,tan colectivamentecomprometidos, con quienes nos codeábamos todos los días. Nos pusimos.pues, a leer a Heidegger in absentia,dejandoparadespuésla cuestióndesaber por qué un tan gran pensador no había escapado al error colectivo.

    Hoy pienso que la filosofia no protege contra los errores de juicio. Pe-ro permite, después, dar cuenta de ellos y sacarla leccióncorrespondien-te. Tras el fracasode su imposible aventurade Siracusa,dondecreíapo-derconvertir a un tirano, PlatónescribióLa República. Igualmente,trasel«fiasco del rectorado»7.Heidegger,a quien se ha reprochadoun pocoapresuradamente su «silencio». meditó públicamente sobre su error, aun-que fuera a su manera,elevaday críptica a la vez. Esta meditaciónno hadejadodetenerinfluenciasobreel «giro» que.a partirde 1935-1936,le per-mite pasardela analíticatodavíadescriptivadelDeseina una «deconstruc-ción» de la historiadel ser,en la queel nazismoencontraráen adelanteelúnico sitio quemerece:un sitio del lado del «fin de la metafísica»,cuya«superación»es en adelantela única«tareadel pensamiento».

    (Traducción de Ramón Rodríguez,)ex: «Le Débat»,nY 48 (Enero-Marzo.1988). págs.112-122

    7. La expresiónes de H. Ochsner(Op. cii’., pág. 117) y data de 1934.