Osvaldo Garmendia - Crítica Al Programa de Transición

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Osvaldo Garmendia Crítica al Programa de Transición Las gi nas que si guen están dedicadas a un es tudio y crítica del pr ograma fundacional de la Cuarta Internacional, el Programa de Transición, escrito por León Tro tsk y en 193! "demás, se reproduce un artículo, pu#licado en Debate Marxista $%, dedicado al estudio y crítica del concepto de fuer&as producti'as y su desarrollo, tal como fue formulado por la mayoría de los grupos trotskistas en la posguerra! (e con)un to, am#os tra #a) os rep resentan una crítica glo #al a premisas analíticas y pol íticas de la Cuarta Internaciona l, y se inscri#en en el marco de la necesaria e'aluación autocrítica que nos de#e mos los militantes re'olucionarios! *s natural que +istóricamente los programas +ayan )ugado un rol central en la conformación de los partidos y organi&aciones de la i&quierda! "demás de precisar los o#)eti'os de máima y las rei'indicaciones elementales que se proponen a la clase tr a#a)adora y a las masas, defi nen tam#i-n en #uena medida sus estr at egias esenciales! .ero con toda la importancia que +ayan tenido, nunca determinaron la política y las tácticas de las orga ni&aciones/ -st as siempre go&aron de relati' a autonomía, dando lugar, de esta manera, a un amplio campo de 'ariaciones en la aplicación de las orientaciones concretas! .or eso *ngels comenta#a, en 10, que "importan menos los programas oficiales de los partidos que sus actos" , a la +ora de e'aluar el comportamiento de las organi&aciones! .ero no es -ste el caso del Programa de Transición 2en adelant e .T! *ste programa no se limita a eponer las consignas rei'indicati'as y los o#)eti'os de máima, sino que su sentido y estructura determinan una orientación política específica, cuyo e)e es la agi tación de las llamadas demandas transicionales! *n este res pec to Trots ky introdu )o un giro decisi'o, consis tente en la supresión de la distinción entre el programa mínimo y máimo/ en su lugar el .T presenta un sistema de consignas mínimas y transicionales, íntimamente conectadas y orientadas a la mo'ili&ación +acia la toma del poder! *ste cam#io a su 'e& tu'o como premisa la tesis de que el capitalismo ya no puede desarrollarse, que las masas están im#uidas de una profunda inqui etud re'olucio naria y que la democ racia #urgues a en esta -poca está liquidada/ es significati'o que el título completo del .T sea "La agonía mortal del capitalismo y las tareas de la Cuarta Internacional" ! *stas concepciones determinaron las modalidades y contenidos de las tareas de la Cuarta Internacional 2en adelante, CI +asta el día de +oy ! *n este tra#a)o no cuest ionamos una u otra cons igna del .T, sino una metod ología polít ica que, a pesar de 'ariaciones en su ap licación, +a pa sado a integr ar el patrimonio com4n del mo'imiento trotsk ista! (e +ec+o se trata de un "sistema de pensamiento"  con el que se ela#oran las tácticas y las consignas, y se conci#en las campa5as de agitación! *l artículo obre las fuer!as productias y su desarrollo 6y el ap-ndice que lo acompa5a6 complementa la crítica a los presupuestos teóricos del m-todo transicional planteados por Trotsky! 7omos conscientes de las reacciones que suscitará este tra#a)o! 7i siempre es difícil pro#lemati&ar lo que se considera de 8sentido com4n8 dentro de un grupo político o social, en este caso la dificultad se multiplica! *n primer lugar porque durante d-cadas las or ga ni&aciones de la CI se +an 'i sto o#lig adas a ad op ta r una actitud etremadamente defensi'a frente a los ataques del stalinismo! (e allí deri'ó una tendencia 6que contin4a en muc+os grupos6 a encerrarse en la defensa 8in limine8 de las ense5an&as de Trotsky, resultando de ello una p-rdida de distanciamiento crítico con res pec to a las políti ca s lega das por el fundador de la CI! .ero además la resistencia a cuestionar el .T se relaciona con la creencia de que este programa está

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Osvaldo Garmendia

Osvaldo GarmendiaCrtica al Programa de TransicinLas pginas que siguen estn dedicadas a un estudio y crtica del programa fundacional de la Cuarta Internacional, el Programa de Transicin, escrito por Len Trotsky en 1938. Adems, se reproduce un artculo, publicado en Debate Marxista N8, dedicado al estudio y crtica del concepto de fuerzas productivas y su desarrollo, tal como fue formulado por la mayora de los grupos trotskistas en la posguerra. De conjunto, ambos trabajos representan una crtica global a premisas analticas y polticas de la Cuarta Internacional, y se inscriben en el marco de la necesaria evaluacin autocrtica que nos debemos los militantes revolucionarios.

Es natural que histricamente los programas hayan jugado un rol central en la conformacin de los partidos y organizaciones de la izquierda. Adems de precisar los objetivos de mxima y las reivindicaciones elementales que se proponen a la clase trabajadora y a las masas, definen tambin en buena medida sus estrategias esenciales. Pero con toda la importancia que hayan tenido, nunca determinaron la poltica y las tcticas de las organizaciones; stas siempre gozaron de relativa autonoma, dando lugar, de esta manera, a un amplio campo de variaciones en la aplicacin de las orientaciones concretas. Por eso Engels comentaba, en 1875, que "importan menos los programas oficiales de los partidos que sus actos", a la hora de evaluar el comportamiento de las organizaciones.

Pero no es ste el caso del Programa de Transicin (en adelante PT). Este programa no se limita a exponer las consignas reivindicativas y los objetivos de mxima, sino que su sentido y estructura determinan una orientacin poltica especfica, cuyo eje es la agitacin de las llamadas demandas transicionales. En este respecto Trotsky introdujo un giro decisivo, consistente en la supresin de la distincin entre el programa mnimo y mximo; en su lugar el PT presenta un sistema de consignas mnimas y transicionales, ntimamente conectadas y orientadas a la movilizacin hacia la toma del poder. Este cambio a su vez tuvo como premisa la tesis de que el capitalismo ya no puede desarrollarse, que las masas estn imbuidas de una profunda inquietud revolucionaria y que la democracia burguesa en esta poca est liquidada; es significativo que el ttulo completo del PT sea "La agona mortal del capitalismo y las tareas de la Cuarta Internacional".

Estas concepciones determinaron las modalidades y contenidos de las tareas de la Cuarta Internacional (en adelante, CI) hasta el da de hoy . En este trabajo no cuestionamos una u otra consigna del PT, sino una metodologa poltica que, a pesar de variaciones en su aplicacin, ha pasado a integrar el patrimonio comn del movimiento trotskista. De hecho se trata de un "sistema de pensamiento" con el que se elaboran las tcticas y las consignas, y se conciben las campaas de agitacin. El artculo Sobre las fuerzas productivas y su desarrollo -y el apndice que lo acompaa- complementa la crtica a los presupuestos tericos del mtodo transicional planteados por Trotsky.

Somos conscientes de las reacciones que suscitar este trabajo. Si siempre es difcil problematizar lo que se considera de "sentido comn" dentro de un grupo poltico o social, en este caso la dificultad se multiplica. En primer lugar porque durante dcadas las organizaciones de la CI se han visto obligadas a adoptar una actitud extremadamente defensiva frente a los ataques del stalinismo. De all deriv una tendencia -que contina en muchos grupos- a encerrarse en la defensa "in limine" de las enseanzas de Trotsky, resultando de ello una prdida de distanciamiento crtico con respecto a las polticas legadas por el fundador de la CI. Pero adems la resistencia a cuestionar el PT se relaciona con la creencia de que este programa est indisolublemente vinculado al combate contra el oportunismo; en la CI se piensa que volver a la vieja divisin entre programa mximo y mnimo equivale a postular la revolucin por etapas y la estrategia del reformismo. Sin embargo, y como trataremos de demostrar luego, una simple mirada a la historia desmiente esa idea: el partido bolchevique tom el poder (en poca de guerras y catstrofes sociales) manteniendo la divisin entre programa mximo y mnimo; la Tercera Internacional sostuvo en sus primeros aos una lnea revolucionaria sin adoptar un programa transicional general. Tampoco desde el punto de vista terico se puede encontrar alguna vinculacin orgnica entre la lucha por la revolucin socialista y la agitacin de las consignas transicionales en todo tiempo y lugar, como hace la CI. Ms an, la aplicacin del mtodo transicional en situaciones no revolucionarias tiende a generar dinmicas oportunistas; demostrar este punto es uno de nuestros propsitos .

Por otro lado, al iniciar un trabajo de este tipo es comn referirse a estudios que nos hayan precedido. Sin embargo, hasta donde alcanza nuestro conocimiento, no disponemos de muchos antecedentes de crtica al PT. De la obra de los clsicos nos apoyamos en un importante escrito de Engels sobre el tema, en alguna referencia de Marx a la metodologa transicional y en otras, muy contadas, de Lenin. La oposicin de estos autores a la poltica del PT se deduce ms de sus orientaciones concretas que de estudios focalizados en las consignas transicionales y su uso. En lo que hace a los escritos posteriores a 1938, es curioso constatar que los enemigos del trotskismo no criticaron las consignas transicionales; sencillamente las desecharon sin examinar su lgica poltica. Y por el lado de los militantes de la CI, la mayora se redujo a comentarios apologticos o a competir sobre qu interpretacin se ajustaba mejor a "lo que verdaderamente dijo Trotsky". Dados estos antecedentes, este trabajo se sustentar en nuestra experiencia de dos dcadas de militancia en organizaciones de la CI y en el razonamiento comparado de dos lgicas de hacer poltica, la de Marx, Engels y Lenin, por un lado, y la de Trotsky, por otro. Sabemos entonces que avanzamos por un terreno poco explorado; por eso slo pretendemos abrir un sendero que, manteniendo el sentido revolucionario e internacionalista del combate de Trotsky y de la CI, supere las deficiencias que advertimos en sus anlisis y poltica. Por consiguiente, aunque nuestras crticas adoptan la forma de lo categrico, no tenemos la intencin de "cerrar" la discusin; este estudio seguramente tiene muchos errores y falencias, que hoy no alcanzamos a percibir, y que exigirn la intervencin crtica de muchos otros compaeros. Si este escrito contribuye a la necesaria elaboracin colectiva, habr llenado su cometido, y habremos dado un paso en la superacin de la crisis que atraviesa el movimiento revolucionario.

CAPTULO 1: PREMISAS ANALTICASCrisis econmica "sin salida"El punto de partida del PT es la tesis del estancamiento crnico de las fuerzas productivas. En el primer apartado, dedicado a las "premisas objetivas de la revolucin socialista" se afirma:

Las fuerzas productivas de la humanidad han dejado de crecer. (...) Las crisis de coyuntura, en las condiciones de la crisis social de todo el sistema capitalista, aportan a las masas privaciones y sufrimientos siempre mayores. (...) Los gobiernos, tanto democrticos como fascistas, van de una quiebra a la otra (...) La burguesa misma no ve salida.

Estas ideas fueron vertidas en un perodo en que la economa norteamericana no sala de la depresin, Europa estaba sumida en el marasmo y la Segunda Guerra asomaba en el horizonte. En ese respecto, el pasaje citado sera muy apropiado para un programa de coyuntura . Pero en realidad est apuntando ms all de la coyuntura determinada por la depresin econmica y el inicio de la guerra, porque este pasaje resume una de las tesis centrales del pensamiento de Trotsky: que el capitalismo haba entrado, desde 1914, en una crisis que histricamente ya no tena salida. La Revolucin Rusa slo habra podido triunfar por esta situacin, la depresin de los treinta constituira una nueva manifestacin de esa crisis crnica y la Segunda Guerra -que se avecinaba- de la insolubilidad absoluta de la contradiccin entre las economas nacionales. De all que pensara que si la revolucin no triunfaba al cabo de la guerra, la humanidad se sumergira en el fascismo o en la "barbarie", concebida como un sistema social postcapitalista.

En base a este enfoque Trotsky consider que cualquier reforma o transformacin del capitalismo no alterara la marcha hacia la inmediata catstrofe final:

La crisis actual, que est lejos an de haber completado su curso, ha podido demostrar ya que la poltica del "New Deal" en los Estados Unidos como la poltica del frente popular en Francia no ofrece ninguna salida al impasse econmico.

Y ms en general:

La putrefaccin del capitalismo continuar tambin bajo el gorro frigio en Francia como bajo el signo de la svstica en Alemania. Slo el derrumbe de la burguesa puede constituir una salida (nfasis nuestro).

En discusiones con sus partidarios explicaba:

... la burguesa no tiene otra solucin que el fascismo, y la profundizacin de la crisis va a forzar a la burguesa a abolir los remanentes de la democracia y a reemplazarlos por fascismo (nfasis agregado.)

Teniendo en cuenta lo que discutimos antes, habra que analizar estos pasajes en dos planos: desde el punto de vista de lo que se avecinaba, -la guerra, las espantosas calamidades que sufriran cientos de millones de seres humanos y la destruccin inaudita de bienes y riqueza- eran acertados. Trotsky tena presente ese horizonte, en un contexto intelectual en el que, adems, estaban muy extendidas las ideas sobre "el fin de la civilizacin" y "la decadencia de Occidente". Pero desde el punto de vista ms general, perda de vista que toda crisis capitalista implica a largo plazo -y en la medida en que la clase obrera no encuentre la salida de la toma del poder- la regeneracin de las fuerzas productivas y de las relaciones de explotacin, como lo demostrara la recuperacin del capitalismo a partir de 1945.

Pero lo ms grave es que las corrientes Trotskystas (su mayora) no corrigieron aquellos anlisis de Trotsky y eso se constituy en un grave problema. Si lo hubieran hecho aquellos vaticinios habran sido, en los aos cincuenta o sesenta, hasta cierto punto inocuos, como lo fueron algunas exageraciones de perspectiva histrica de El Manifiesto Comunista, que Marx y Engels rectificaron aos despus. Por el contrario, la mayora de los dirigentes de la CI forzaron por todos los medios los argumentos para seguir afirmando que segua vigente "la crisis crnica" del capitalismo; as las catstrofes econmicas siempre eran "inminentes" y los perodos de desarrollo meros "espejismos" o "superficiales". La nica excepcin fue Ernest Mandel y el sector influenciado por su pensamiento; pero aun as ste no sac las conclusiones polticas que se derivaban de su crtica a la idea del estancamiento crnico.

En base a la tesis del estancamiento, Trotsky conclua que el capitalismo ya no poda dar ninguna reforma seria

en la poca del capitalismo en descomposicin (...) no puede dar reformas sociales sistemticas y elevar el nivel de vida de las masas;

por eso

...cualquier reivindicacin seria del proletariado y hasta cualquier reivindicacin progresiva de la pequea burguesa, conducen inevitablemente ms all de los lmites de la propiedad capitalista y del Estado burgus.

Esta visin constituy el fundamento de la agitacin transicional hasta el da de hoy. Nuevamente, debemos sealar que fue cuestionada, de hecho, por el sector liderado por Mandel, pero sin sacar ninguna conclusin acerca de la necesidad de modificar la poltica transicional. Los otros dirigentes de la CI se limitaron a afirmar su vigencia; as, por ejemplo, en el prlogo de la edicin inglesa del PT antes citada, Cliff Slaughter escriba que en nuestra poca ni an la ms elemental de las demandas puede satisfacerse sin la expropiacin revolucionaria de la clase capitalista.

En 1982 Moreno escriba que haba que explicar a las masas que:

...la solucin de todos los problemas, por mnimos que sean, exigen la insurreccin contra el gobierno burgus y la conquista del poder por el proletariado.

Los ejemplos se repiten a lo largo de los aos y en prcticamente todas las publicaciones de la CI.

La economa dirigida a voluntadUna de las obsesiones de Marx fue poner de manifiesto las tendencias objetivas del capitalismo, tales como su impulso a extender las relaciones de explotacin asalariada, al dominio de la mquina sobre el trabajo, a la concentracin de los capitales y a las crisis econmicas cada vez ms abarcativas. Marx demostr que esas tendencias no dependen de la voluntad de los seres humanos y que, por lo tanto, si no se acaba con la propiedad del capital y con su Estado, no habr solucin de fondo para los males de los explotados. Ninguna relacin de fuerzas, por ms favorable que sea al movimiento obrero, modificar estas tendencias profundas del sistema.

Lamentablemente a lo largo del siglo veinte este enfoque fue dejado de lado por muchos de sus seguidores (la mayora, nos atrevemos a decir). En su lugar stos adoptaron otras teoras que ponan el acento en factores idealistas y subjetivos para explicar la acumulacin y las crisis; la concentracin gigantesca de los capitales pareci dar alas a la idea de que la economa era manejada segn el capricho de los poderosos, a quienes muchos identificaron con el capital financiero. A pesar de que en el PT no se desarrolla este tema, contiene pasajes que se inscriben claramente en esta corriente de pensamiento; por ejemplo:

[Los bancos] organizan milagros de tcnica (...) organizan tambin la vida cara, las crisis y la desocupacin.

La frase es escueta, pero sus implicancias son difciles de disimular, porque si fuera cierto que los bancos organizan la inflacin y las crisis, la teora econmica de Marx debera desecharse por "obsoleta" y el trotskismo debera elaborar otra teora, orientada en la misma direccin en que trabajaron keynesianos de izquierda, como Kalecki, o marxistas, como Baran y Sweezy. Sin embargo el tema nunca fue cuestionado ni problematizado en la CI; el pasaje citado se repiti sin que nadie se preguntara cmo encajaba en las explicaciones de El Capital y en tantos otros estudios econmicos marxistas. Tampoco se indag qu implicancias tena en relacin a la estrategia del movimiento obrero. Obsrvese que si la economa es manejada a voluntad, la solucin de los problemas decisivos de los trabajadores se ubica en un plano muy distinto al planteado por Marx. As, por ejemplo, sera lgico esperar que los precios se pudieran moldear a capricho y voluntad de los reformadores sociales; idea que ha primado en la izquierda y de la que el PT parece hacerse eco:

Los campesinos, los artesanos y los comerciantes, (...) en su condicin de consumidores, deben tomar una participacin activa, junto a los obreros, en la poltica de los precios

Cmo se compatibiliza esta propuesta con la ley del valor, que demuestra que los precios no se pueden gobernar mientras exista la propiedad privada? Problemas similares surgen cuando analizamos la salida que da el PT a la desocupacin. Recordemos que la teora de El Capital demuestra que el capitalismo no puede sobrevivir sin los ejrcitos de desocupados, y que stos siempre son recreados por la mquina y se multiplican en proporciones gigantescas durante las crisis. Esta tesis, clave en la obra de Marx, constituye en s misma una crtica a los programas que pretenden eliminar la desocupacin "imponiendo" tal o cual reforma al capitalismo en crisis ("correlacin de fuerzas" mediante), y por eso mismo encierra un llamado a los trabajadores a acabar con la propiedad privada capitalista para garantizar a todos el empleo. Sin embargo en el PT se afirma que acabar con la desocupacin

... es una cuestin de relacin de fuerzas que slo puede ser resuelta por la lucha.

Estas nociones, que no vacilamos en conceptuar como idealistas y subjetivistas, se superponen con la tesis de la crisis "sin salida" de manera acrtica. De aqu la pregunta de por qu la clase dominante estara condenada al marasmo econmico si, segn el PT, los bancos son tan poderosos como para organizar las crisis. Cmo no "organizan" con la misma facilidad la superacin de las crisis? El asunto tiene consecuencias tericas y polticas: desde el punto de vista terico, porque el PT oscila entre el objetivismo extremo (nunca se explican las razones de por qu las fuerzas productivas ya no podran crecer) y el subjetivismo (los precios y las crisis son gobernados por sujetos). En lo poltico, porque por un lado afirma que avanzadas medidas transicionales pueden imponerse al capitalismo (aqu es funcional el idealismo econmico) y por otra parte se sostiene que el capitalismo no puede conceder la ms elemental demanda democrtica o econmica (y aqu entra en juego la fundamentacin objetivista extrema.) Estas contradicciones son reveladoras de problemas de tctica poltica, que luego analizaremos en detalle.

Caracterizacin de la lucha de clasesLas anteriores ideas sobre la economa van acopladas en el PT a una visin eufrica de la lucha de la clase obrera, de su grado de conciencia y combatividad. El tono de los primeros pasajes del programa de la CI es claramente triunfalista; la clase obrera mundial, a fines de los treinta, tendra un alto nivel de movilizacin revolucionaria:

En todos los pases el proletariado est sobrecogido por una profunda inquietud. Grandes masas de millones de hombres vienen incesantemente al movimiento revolucionario (nfasis agregado.)

Pero esta caracterizacin se acompaa del reconocimiento -expresado a lo largo de muchos pasajes- de la derrota de las masas a fines de los treinta; as se afirma que entre los obreros de vanguardia "hay no pocos fatigados y decepcionados", que las derrotas "no favorecen una conmocin revolucionaria en Alemania e Italia", y de manera ms contundente an, que la CI surga

... de las ms grandes derrotas que el proletariado registra en su historia.

Cmo se compagina esto ltimo con la frase sobre las "masas de millones" volcndose "sin cesar" a la revolucin? La respuesta es que Trotsky piensa que, a pesar de las derrotas, las masas se recuperaran rpidamente -con excepcin de los pases fascistas y la URSS-; en un pasaje muy significativo afirma que "la lucha de clases no tolera interrupciones", y en otros dice:

...la crisis actual puede exacerbar extremadamente la marcha de la lucha de clases y precipitar el desenlace.

...en la poca actual la lucha de clases infaliblemente tiende a transformarse en guerra civil (nfasis agregado.)Refirindose a los comits de fbrica, sostiene que una ola de ocupaciones de empresas "se ha desencadenado en algunos pases", y agrega:

Nuevas olas de ese gnero son inevitables en un porvenir prximo.

Tambin hace una evaluacin exaltada del grado de influencia que tena la CI:

Los obreros avanzados de todo el mundo ya saben que la derrota de Hitler y Mussolini se lograr bajo las banderas de la Cuarta Internacional.

Obsrvese que aqu hay una evaluacin de una situacin supuestamente existente ("los obreros avanzados ya saben") que no se limitara a un pas o sector, sino a la vanguardia "mundial".

En esta visin subyace la idea de que los sufrimientos de las masas generarn inevitablemente una agudizacin de la lucha de masas:

...la agudizacin de la crisis social aumentar no solamente el sufrimiento de las masas sino tambin su impaciencia, su firmeza y su espritu de ofensiva.

Sin embargo la experiencia histrica nos dice que no siempre la agudizacin de las crisis aumenta la "firmeza y el espritu de ofensiva" de los trabajadores; menos an crece la adhesin a las corrientes revolucionarias. Resulta inexplicable que Trotsky, que en otros escritos haba advertido sobre las consecuencias de la crisis y de las derrotas (nos referimos a sus estudios sobre Francia y Alemania de los treinta, o anteriores sobre China) haya generalizado de manera tan mecnica y desacertada una supuesta relacin de "ms crisis, ms espritu de lucha", en un texto de tanta trascendencia, y en el marco de derrotas profundas. Sin embargo su pensamiento en este sentido en el PT es sistemtico. A continuacin del ltimo pasaje citado pronostica que a medida que aumenten los sufrimientos millones de necesitados comenzarn a presionar al reformismo, los desocupados se pondrn en movimiento y los campesinos arruinados buscarn una nueva direccin

Posiblemente estas caracterizaciones y pronsticos estuvieran "sobredeterminados" por la inminencia de la guerra. Las experiencias histricas que Trotsky tena presente lo llevaban a la conclusin de que el desenlace de la contienda estara marcado por la irrupcin revolucionaria de las masas. Despus de todo la guerra franco-prusiana de 1870 haba terminado en la Comuna de Pars; la guerra ruso-japonesa en la revolucin de 1905 y la Primera Guerra en el Octubre ruso e intentos insurreccionales en otros pases. Claro que a ninguna de ellas se haba llegado en un marco de derrotas tan profundas del movimiento proletario y de su vanguardia revolucionaria, como suceda en vsperas de la Segunda Guerra.

Sea como fuere, una vez ms debemos decir que el problema ms grave en la CI no estuvo tanto en el diagnstico equivocado de 1938, sino en que no se haya modificado en las dcadas que siguieron. Aunque en su prctica cotidiana los trotskistas reconocan que en la mayora de los pases no existan situaciones revolucionarias, siguieron sosteniendo la tesis de la "crisis revolucionaria inminente", de manera que las categoras de anlisis y evaluacin se mantuvieron distorsionadas; los manmetros con que la CI meda la presin de la lucha de clases daban resultados sistemticamente desajustados al alza. Por eso, cuando en las dcadas de los setenta y ochenta se produjo un reanimamiento de las luchas sindicales y democrticas (acompaadas del debilitamiento del aparato stalinista), las caracterizaciones alcanzaron alturas impensadas; as la LIT lleg a decir que asistamos a una "insurreccin de masas" en el mundo y "encontr" revoluciones "socialistas objetivas" por todos lados. Si las masas sufran derrotas, stas eran episdicas y representaban apenas breves entreactos en el gran concierto del ascenso revolucionario. As se lleg al derrumbe del stalinismo, punto que marcara el colapso definitivo de la tesis del "ascenso revolucionario permanente" con que se haba manejado el movimiento. Sin embargo, todava hoy muchas organizaciones de la CI se niegan a reconocer los estragos tericos y la desorientacin que causaron aquellas evaluaciones, tan febriles como carentes de asidero real.

Sobre la "crisis de direccinCon los anlisis precedentes como sustentos y premisas, era lgico que se dedujera que el nico obstculo para el avance de la revolucin se reduca al "puado de traidores" de la direccin del proletariado. Segn el PT, en el camino del futuro poder proletario slo se interponan las direcciones de masas. El pasaje que antes hemos citado parcialmente concluye con esa afirmacin:

Grandes masas de millones de hombres vienen incesantemente al movimiento revolucionario pero siempre tropiezan en este camino con el aparato burocrtico-conservador de su propia direccin (nfasis agregado.)

De esto se deduca que bastaba tomar la direccin del movimiento para desarrollar el potencial de lucha de las masas, contenido (a duras penas) por los dirigentes. De all que la clave del PT se sintetiza en su primera frase:

La situacin poltica mundial del momento se caracteriza, ante todo, por la crisis histrica de la direccin del proletariado

que se repite hacia el final del programa, casi en los mismos trminos, pero desde una perspectiva histrica global:

La crisis actual de la civilizacin humana es la crisis de la direccin del proletariado.

Esta tesis tambin fue mantenida hasta hoy por la CI. As, pasaron los aos y las dcadas y los trotskistas siguieron "viendo" grandiosos ascensos de masas, siempre traicionados por los burcratas, sin que los grupos pudieran sacar algn provecho de esas traiciones y de aquellos ascensos.

Lo anterior se potenci con un pronstico optimista, lindando con el fatalismo; a pesar de que varias veces Trotsky advirti que su pronstico era "alternativo" (en el sentido de que podra imponerse la barbarie o el socialismo), en el PT prevalece la idea de que los "incesantes" embates revolucionarios terminaran destruyendo a los aparatos, impotentes para detener por mucho tiempo la marcha de la historia:

Los Frentes Populares por una parte, el fascismo por otra, son los ltimos recursos polticos del imperialismo en la lucha contra la revolucin proletaria. No obstante, desde el punto de vista histrico, ambos recursos no son sino una ficcin (nfasis agregado.)

....las leyes de la historia son ms poderosas que los aparatos burocrticos.

Cualquiera que sea la diversidad de mtodos de los socialtraidores (...) no lograrn quebrar la voluntad revolucionaria del proletariado.

Esto llevar al reconocimiento de la CI:

Cada vez en mayor escala, sus esfuerzos desesperados por detener la rueda de la historia demostrarn a las masas que la crisis de la direccin del proletariado (...) slo puede ser resuelta por la Cuarta Internacional.

Estas ideas sirvieron para renovar constantemente la fe en que, al fin de cuentas, la agitacin de las consignas dara frutos revolucionarios y que el programa de la CI estaba destinado -s o s- a prevalecer. Esta conviccin impregn a muchas organizaciones de un carcter casi "mstico", que fue til para resistir las presiones del medio en que se movan (y sostener enormes sacrificios militantes), pero anul en buena medida su capacidad crtica y de anlisis.

Pensamos que es necesario criticar de raz el esquema interpretativo de "masas que siempre luchan versus direcciones que siempre traicionan". Si bien en determinadas coyunturas las direcciones oportunistas enfrentaron a las bases que las desbordaban , no es cierto que permanentemente las masas estn volcndose a la revolucin y chocando con los traidores. Por el contrario, -y hay que reconocerlo de una buena vez en el trotskismo- millones de obreros y de oprimidos estuvieron convencidos de que el socialismo en un solo pas y la estrategia de la revolucin por etapas y del Frente Popular eran viables; otros muchos millones confiaron en la democracia burguesa y en la socialdemocracia; y otros tantos en los nacionalismos burgueses. Esa confianza en el reformismo y en la burguesa no es explicable por la mera accin -sistemtica y a lo largo de aos- de "traidores". En este sentido el PT est impregnado de "objetivismo", porque desconoce los fenmenos de conciencia de masas, su complejidad y contradicciones; es antidialctico, porque no pone en conexin orgnica la situacin de las bases con sus direcciones (estas ltimas surgen de la nada) y porque desprecia la capacidad de aprendizaje de las masas, que repiten el proceso con los burcratas que las traicionan sin reconocer a los revolucionarios. Adems, induce a la adulacin del movimiento y a capitular a su conciencia pequeo burguesa y reformista .

Dicho esto, aclaremos que no negamos la influencia de las direcciones sobre las masas, y por lo tanto tampoco la importancia de la lucha de los revolucionarios contra esas direcciones. Simplemente queremos ubicarla en una perspectiva correcta. En este terreno nos inspiramos en Marx, Engels y Lenin, quienes tuvieron una concepcin ms acertada que la CI sobre la relacin entre las masas y sus direcciones. Ninguno de ellos cay en la adulacin a la clase obrera y los oprimidos. Marx deca que haba que explicar a los trabajadores que deberan pasar por dcadas de guerras y revoluciones, no tanto para cambiar las condiciones, sino para cambiarse a ellos mismos y convertirse en aptos para ejercer el poder poltico. Tambin era consciente del papel que jugaba la estupidez en toda revolucin y cmo es explotada por lo pcaros. Precisamente sta fue una de las enseanzas de 1848 que destruy el entusiasmo casi pueril con que saludamos la era de la revolucin antes de febrero de 1848. Tampoco Lenin haca demagogia con respecto a la conciencia de las masas. El centro del ?Qu hacer? es la crtica a la idea de que existira un "vaco ideolgico", que podra ser llenado por la mera agitacin economicista, que permitira el avance a la conciencia socialista. Por eso Lenin siempre pondr el acento en los problemas que se derivan de la conciencia burguesa o pequeo burguesa del movimiento. Por ejemplo, durante la Primera Guerra explicar que

el principal obstculo [para la revolucin] es la confianza que una parte de los obreros con conciencia de clase tiene en los socialimperialistas y socialpacifistas

de all que planteara que la principal tarea de los revolucionarios era destruir la confianza "en estas tendencias, ideas, tipos de poltica". En sus escritos de 1917 encontramos un enfoque similar. Inmediatamente despus de derribado el zar las masas entregan el poder a la burguesa conciliadora y la revolucin "se estanca". Exista entonces un problema de direccin, pero derivado de la confianza de los trabajadores en el capitalismo, porque la fuerza poltica de los conciliadores se derivaba de la ideologa democratista que haba impregnado al movimiento. Los dirigentes mencheviques y socialrevolucionarios reforzaban esa sujecin de los trabajadores a la burguesa, pero la clave de la situacin era la confianza suicida" (sic, Lenin) de las masas en la democracia burguesa. Lenin no concibe a la direccin aislada, en un mar de masas "traicionadas", pero dispuestas a tomar el poder.

De los enfoques de Marx o Lenin se desprende una orientacin que hace eje en la lucha poltica e ideolgica por ganar la conciencia de las masas, por "destruir la confianza en ideas y tipos de polticas", explicando "pacientemente" la relacin que existe entre las penalidades que sufren los explotados, sus experiencias de lucha y el sistema capitalista. Por el contrario, del esquema del PT se deriva una orientacin poltica mucho ms centrada en la tctica y la maniobra para "ganar" la direccin y "empalmar" con el movimiento obrero, al que se atribuyen propiedades casi ontolgicamente revolucionarias. Adems, segn el esquema clsico del marxismo, la marcha de la historia depende de una compleja conjuncin de factores, entre los cuales cuentan los procesos objetivos y moleculares que afectan las experiencias de millones de seres humanos, independientes de la accin y la voluntad de los revolucionarios; estos ltimos pueden acelerar algunos procesos, pero no determinar el curso de la historia. Pero en el pensamiento de la CI la historia pasaba a depender de la habilidad de los militantes para desplegar el mtodo poltico recomendado Trotsky, porque el resto de las condiciones objetivas "estaban dadas". Cliff Slaugther, en el prlogo del PT que hemos mencionado, expresa muy claramente esta idea; afirma que la crisis econmica (de los ochenta)

...genera situaciones revolucionarias en la lucha de clases que requieren la construccin de una direccin alternativa, que slo ser construida por los cuadros del Comit Internacional [fraccin de la CI en que militaba CS], y la responsabilidad por su xito o fracaso es nuestro y slo nuestro (nfasis agregado.)

De all el rol "decisivo" que se otorga en la CI a la tctica transicional "precisa" y a su agitacin sin fisuras.

Por supuesto, estas nociones indujeron al desprecio del combate ideolgico y de las complejidades de la lucha poltica. Ellos fueron suplantados por la poltica de "exigencias" a las direcciones, que encontraba su fundamento en la idea de las "masas quieren luchar pero los dirigentes las traicionan". Por eso, en lugar de contestar el discurso poltico de esas direcciones, las organizaciones trotskistas repetan montonamente las acusaciones a los "traidores", acompaadas de las ms inslitas exigencias de "planes de lucha para imponer programas transicionales", que a nadie conmovan (volvemos sobre este importante asunto.)

La conciencia burguesa de las masas en el PT Todo lo anterior nos conecta con otro tema que "brilla por su ausencia" en el PT: la influencia de la ideologa democrtico burguesa entre los explotados. Destaquemos que en 1938 la respuesta de la burguesa al peligro revolucionario no fue slo el fascismo, porque tambin la democracia burguesa tuvo incidencia sobre los trabajadores. La ideologa democrtica se reforzaba por el ejemplo de la dictadura stalinista, que se identificaba en la conciencia de los explotados con el comunismo. Sin embargo esta cuestin desaparece del PT como un problema; las ilusiones democrticas slo son tratadas en relacin a los regmenes fascistas o los pases atrasados, pero no con respecto a la democracia burguesa de los pases adelantados. Es muy significativo que en las explicaciones de Trotsky sobre cmo aplicar el PT en Estados Unidos, donde la democracia burguesa era slida y la CI tena su seccin ms importante, no haya una sola referencia a la cuestin; tampoco en el PT se plantea ninguna poltica especfica para enfrentar las ilusiones democrticas de las masas estadounidenses. Cuando en las discusiones con sus partidarios Trotsky analiza las perspectivas que abrira la generalizacin de la consigna de partido obrero, prev que la nica respuesta de la burguesa seran las bandas fascista; no menciona siquiera la posibilidad de que la clase dominante lograra "socialdemocratizar" y burocratizar al eventual partido de los trabajadores. De conjunto, la idea que recorre el PT es que la democracia burguesa est "liquidada" a nivel mundial. Por eso presenta una previsin infantilmente optimista sobre cmo se desarrollara un futuro ascenso revolucionario en Alemania: antes de que se convocara una Asamblea Constituyente, dice, el territorio alemn se poblara de soviets, el proletariado no se detendra a resucitar la democracia burguesa y los lderes reformistas no tendran posibilidad de dirigir el proceso de ascenso antifascista.

Sin embargo, lo ms importante es que cuando la democracia burguesa ya se consolidaba en Europa, Japn y Norteamrica en la posguerra la CI no se sinti obligada a modificar aquellos anlisis. En las dcadas que siguieron al fin de la guerra los trotskistas europeos o estadounidenses siguieron afirmando que las respuestas para su actividad se encontraban en un programa que ni siquiera mencionaba la cuestin de la democracia burguesa en sus pases, porque estaba "liquidada". Pero como sucede siempre que en poltica se quiere desconocer un problema real, lo que se despeda por la puerta termin entrando por la ventana de la CI, y de tan mala forma que muchas organizaciones, cuando "tropezaron" con la democracia, se desbarrancaron en el oportunismo.

Sntesis provisoriaAntes de abordar el mtodo de la agitacin transicional, recapitulemos brevemente los puntos bsicos del PT que hemos analizado:

a) las fuerzas productivas estn estancadas, la burguesa no tiene otra salida que el fascismo, no puede dar ninguna concesin. Sin embargo esto se combina con una visin subjetivista, idealista, sobre las posibilidades de la alta burguesa de dirigir la marcha de la economa a voluntad.b) las masas estn radicalizadas a pesar de las derrotas y slo las frenan sus direcciones. Los obreros de vanguardia "ya saben" que la CI dirigir revoluciones tan importantes como la alemana e italiana.c) la democracia capitalista no tiene fuerza; la ideologa burguesa desaparece como problema (la burguesa no puede dar ninguna concesin.)d) la crisis de la humanidad se reduce entonces a la crisis de la direccin revolucionaria del proletariado.CAPTULO 2: LA POLTICA TRANSICIONALLa lgica poltica del PTSiguiendo una definicin que tomamos de Lenin, se puede decir que las reivindicaciones mnimas son aquellas que, en principio, no cuestionan la propiedad privada capitalista ni su Estado; as, son demandas mnimas las de aumento de salarios, libertad a los presos polticos, derecho al voto, e infinidad de otras reivindicaciones elementales de las masas explotadas y oprimidas. Estas demandas siempre constituyeron un apartado especial de los programas tradicionales de los partidos obreros, conocido como el programa mnimo. Por otro lado, se enunciaba el objetivo de la toma del poder y las medidas de socializacin, que conformaban el programa mximo de los partidos socialistas o comunistas; y las medidas transicionales son aquellas que, sin ser socialistas, son sin embargo incompatibles con la propiedad privada capitalista. Entre las ms conocidas encontramos el reparto de las horas de trabajo (hasta acabar con la desocupacin) sin disminucin salarial; la obligacin de trabajar; la anulacin de la propiedad privada de la tierra; la abolicin del secreto comercial y el control obrero; la nacionalizacin de la banca y su puesta bajo el control obrero.

La primera caracterstica del PT, que lo distingue de los programas precedentes, es que desaparece el programa mnimo como un apartado especfico y separado de las consignas de mxima. Trotsky critica la divisin entre programa mximo y mnimo, dando a entender que fue propia (y exclusiva?) de la socialdemocracia anterior a la Primera Guerra:

La socialdemocracia clsica, que despleg su accin en la poca del capitalismo progresivo, divida su programa en dos partes independientes una de otra: el programa mnimo, que se limitaba a algunas reformas dentro de la sociedad burguesa, y el programa mximo, que prometa para un porvenir indeterminado el reemplazo del capitalismo por el socialismo. Entre el programa mximo y el programa mnimo no exista puente alguno. La socialdemocracia no tena necesidad de ese puente porque slo hablaba del socialismo en los das de fiesta.

En la poca imperialista las demandas mnimas exigiran su combinacin inmediata con las consignas transicionales:

En la medida en que las viejas reivindicaciones parciales, mnimas, de las masas entran en conflicto con las tendencias destructivas y degradantes del capitalismo decadente -y eso ocurre a cada paso- la Cuarta Internacional auspicia un sistema de reivindicaciones transitorias, cuyo sentido es el de dirigirse cada vez ms abierta y resueltamente contra las bases del rgimen burgus. El viejo "programa mnimo" es superado por el "programa transicional", cuyo objetivo consiste en la movilizacin sistemtica de las masas para la revolucin proletaria (nfasis agregado.)

De acuerdo a esto, en el trotskismo rein indisputada la creencia de que el uso de las reivindicaciones mnimas, desligadas de las consignas "superadoras", era sinnimo de oportunismo.

En segundo lugar, el PT es concebido como un programa para la accin hacia la toma del poder:

...nosotros no hablamos sobre la revolucin social, sobre la toma del poder por la insurreccin, la transformacin de la sociedad capitalista en la dictadura, de la dictadura en la sociedad socialista. Lleva al lector slo hasta el umbral. Es un programa de accin desde hoy hasta el comienzo de la revolucin socialista.

Por este motivo el PT presenta un sistema de consignas que desembocan en la formacin de soviets y el doble poder, "punto culminante del perodo de transicin". Esto determina en gran medida la perspectiva del programa, porque la clave sern las consignas transicionales para movilizar, sin especificar la relacin que guardan con el poder.

La tercera caracterstica del PT es que se propone movilizar a las masas mediante la agitacin de las demandas transicionales; el objetivo es "la movilizacin sistemtica de las masas para la revolucin proletaria" (aun siendo la CI extremadamente pequea). En las conversaciones con sus partidarios, Trotsky insiste:

Toda la cuestin es cmo movilizar a las masas para la lucha.A estos efectos, y esto determina la cuarta caracterstica de la metodologa propuesta por Trotsky, los revolucionarios deban concentrar la atencin en slo una o dos consignas. En el curso de las discusiones sobre el programa Trotsky explicita esta lgica de accin poltica, al proponer para Estados Unidos la agitacin por la escala mvil de salarios y horas de trabajo. Afirma que los trabajadores norteamericanos son empricos, y que los partidos polticos tuvieron xitos levantando una o dos consignas que se popularizaban. Estas consignas "se expanden como fuego salvaje entre las masas" y cuando stas ven que la panacea falla, "esperan por una nueva". En 1938 el problema ms grave era la desocupacin y Roosevelt propona un programa de obras pblicas. Trotsky explica que la plena ocupacin solo poda lograrse con la escala mvil de horas de trabajo y de salarios. Haba que concentrar la atencin en ese punto, en una consigna que resumiera "el socialismo en pequeo":

Creo que podemos concentrar la atencin de los trabajadores en este punto. Naturalmente ste es slo un punto. En principio esta consigna es totalmente adecuada (...) Pero las otras consignas pueden agregarse en la medida en que se desarrolle la situacin (...) Pienso que en el comienzo esta consigna [escala mvil de salarios y horas de trabajo] ser adoptada por las masas. Qu es esta consigna? En realidad es el sistema de trabajo en la sociedad socialista (...) Lo presentamos como una solucin a esta crisis (...) Es el programa del socialismo, pero presentado de una manera muy simple y popular.Alguien pregunta sobre las posibilidades de lograr estas reivindicaciones bajo el capitalismo. Trotsky explica:

Es ms fcil derribar al capitalismo que lograr esta demanda bajo el capitalismo. Ninguna de nuestras demandas se realizarn bajo el capitalismo.

Sin embargo, ya vimos que en el PT la cuestin de la posibilidad o imposibilidad del logro de esta consigna bajo el capitalismo se remite a "la relacin de fuerzas"; all se sugiere que esta explicacin debera esgrimirse frente a las objeciones contrarias a la movilizacin. Sin embargo, a nivel del anlisis, el PT insiste en que

Ninguna de las reivindicaciones transitorias puede ser completamente realizada con el mantenimiento del rgimen burgus.

Veremos luego las razones de por qu en la actividad de agitacin esta advertencia no puede difundirse, so pena de anular la poltica propuesta.

Las consignas transicionales en Marx y EngelsUna de las cuestiones que alent la aceptacin de la metodologa transicional en la CI fue la creencia de que, de alguna manera, el PT recoga lo mejor de las tradiciones revolucionarias del marxismo, y en particular de la poltica de los bolcheviques en 1917. Esta idea se afirma en el punto 3 de los Estatutos de la CI:

En su plataforma la Cuarta Internacional concentr la experiencia internacional del movimiento marxista revolucionario, y especialmente aquella que surge de las conquistas socialistas de la Revolucin de Octubre de 1917 en Rusia.El mismo Trotsky se vio a s mismo como el guardin e indispensable transmisor de aquella experiencia. En la CI tampoco se hizo algn estudio ms o menos profundo (por lo menos hasta donde conocemos) de cmo se haban utilizado las demandas transicionales en el pasado, y de esta manera se acept que la poltica del PT era, en esencia, la misma que la aplicada por Marx en perodos revolucionarios o por los bolcheviques en 1917. Todo esto contribuy a dotar al PT de un prestigio de "tctica probada". Pero esta creencia no se ajusta a la verdad histrica; la metodologa transicional recomendada por Trotsky es distinta a como fue concebida por Marx, Engels, Rosa Luxemburgo o Lenin. Para demostrarlo nos es preciso desarrollar con alguna extensin la historia de los programas transicionales en el marxismo.

Segn Marx y Engels, las medidas transicionales deban concebirse en funcin de un desarrollo revolucionario. Engels explic esta cuestin en el curso de una polmica con Heinzen, un demcrata "radical". Heinzen pregonaba las reformas sociales que los comunistas planteaban "como preparacin para la abolicin de la propiedad privada" (es decir, las demandas transicionales); entre ellas la restriccin de la competencia, la limitacin o supresin del derecho de herencia, la organizacin del trabajo por el Estado. Como explica Engels, se trata de medidas que en s mismas no se sostienen, porque una enlaza con la otra y obliga al proletariado

a ir ms y ms hacia adelante, hasta la abolicin de la propiedad privada, para no perder lo ya ganado.

Sin embargo en manos de Heinzen las consignas transicionales se convertan en un dislate porque ste no las pona en ntima relacin con una situacin insurreccional:

No (...) las relaciona con una situacin revolucionaria, sino con una situacin pacfica, burguesa.Como explica Engels, en condiciones de dominio "normal" de la burguesa no se pueden contestar "las correctas objeciones" que hacen los economistas burgueses. Por fuera de la accin revolucionaria, las medidas transicionales se convierten incluso en reaccionarias y "estn destinadas a sucumbir". En cambio esas objeciones burguesas

...pierden toda su fuerza tan pronto se consideran las reformas sociales, apuntadas como "pures mesures de salut public", como medidas revolucionarias y transitorias...

Heinzen, por el contrario, planteaba las demandas transicionales en forma aislada, como si en s trajeran soluciones a las masas:

Pero el seor Heinzen presenta estas propuestas como medidas fijas y ltimas. No como medidas preparatorias, sino como medidas definitivas, no como medios, sino como fines.

Por todo esto es esencial comprender que estas medidas

...son posibles porque est tras ellas todo el proletariado puesto de pie, apoyndolas con las armas en la mano.

Engels insiste en un punto central: si estas medidas se presentan en un contexto no revolucionario y separadas "del desarrollo de la lucha de clases entre el proletariado y la burguesa" aparecen como "quimeras de mejoramiento del mundo, fruto de una especulacin arbitraria" y no entroncan "con el desarrollo histrico"; es como si se quisiera modificar el derecho de propiedad y de herencia "a gusto y antojo".Siguiendo estos criterios, Marx y Engels presentaron un programa transicional en El Manifiesto Comunista, en el captulo titulado "Proletarios y Comunistas". Con mucha precisin los autores del Manifiesto explican que cada una de las medidas transicionales slo adquiere sentido en relacin con todo el resto, porque en s misma cada una es "insuficiente e insostenible":

...desde el punto de vista econmico parecern insuficientes e insostenibles, pero que en el curso del movimiento se sobrepasarn a s mismas y sern indispensables como medio para transformar radicalmente todo el modo de produccin.

A su vez aclaran que "el primer paso" para la aplicacin de este programa es la elevacin del proletariado a clase dominante.

Despus de 1848 no encontramos muchas referencias de Marx o Engels a las demandas transicionales. Sin embargo, en una carta de 1881, Marx se refiere al pasar a las demandas transicionales en el mismo sentido que en 1848; se burla de quienes pretendan aplicar una poltica transicional en condiciones de dominio normal de la burguesa e insiste en que esas medidas "son y deben ser contradictorias en s mismas".Las consignas transicionales en la poltica leninistaCon respecto a Lenin, es importante examinar su poltica ante dos coyunturas claves: la Primera Guerra y los meses previos a la toma del poder, en 1917. Analizaremos luego las polticas de Lenin y Trotsky frente a la guerra y ahora nos concentraremos en la orientacin de 1917.

De acuerdo a los parmetros que se manejaron tradicionalmente en la CI, la situacin posterior a la revolucin de febrero constituira un escenario privilegiado para la agitacin de las demandas transicionales en el sentido en que lo recomendara luego Trotsky en los aos treinta. Sin embargo el texto fundamental en que se fija la estrategia y tctica bolcheviques hacia la toma del poder, las conocidas Tesis de abril , estn muy alejadas de la metodologa del PT, como lo muestra un anlisis medianamente pormenorizado de las mismas.

Una primera cuestin vital que enfrentaban los bolcheviques era la actitud ante el "defensismo revolucionario" de mencheviques, socialrevolucionarios y otros partidarios del gobierno provisional. "Si no continuamos la guerra, si no nos defendemos de los alemanes, stos entrarn en Petrogrado y Mosc y ahogarn a los soviets en sangre", decan. Las masas eran permeables a este argumento "de izquierda", lo que representaba un inmenso peligro para el desarrollo de su conciencia socialista. La primera tesis orienta sobre la respuesta de los bolcheviques al defensismo de izquierda; lejos del "agitativismo transicional" que luego postulara la CI, Lenin explica que a

las grandes capas de la masa de partidarios del defensismo revolucionario ... es preciso explicarles su error de un modo particularmente minucioso, paciente y perseverante.

Haba que demostrar

la ligazn indisoluble que existe entre el capital y la guerra imperialista, y demostrarles que sin derribar el capital es imposible poner fin a una guerra con una paz verdaderamente democrtica...

Estrechamente ligado a lo anterior estaba la actitud ante el Gobierno Provisional. La tercera tesis dice que hay que demostrar la falsedad absoluta de todas las promesas", "desenmascarar a este gobierno, que es un gobierno de capitalistas, en vez de "exigir" que deje de ser imperialista, cosa inadmisible y que no hace ms que despertar ilusiones". En la cuarta se insiste en el rol de la propaganda y la agitacin educativas:

Explicar a las masas que los soviets de diputados obreros son la nica forma posible de gobierno revolucionario (...) nuestra misin slo puede consistir en explicar los errores de su tctica de un modo paciente, sistemtico, tenaz y adaptado a especialmente a las necesidades prcticas de las masas. Mientras estemos en minora desarrollaremos una labor de crtica y esclarecimiento de los errores...

En un trabajo posterior Lenin respondera a Kamenev, que criticaba la orientacin "propagandista" de las Tesis, con estas palabras:

Acaso no es precisamente el trabajo de los propagandistas en este momento lo ms necesario para liberar la lnea proletaria de los vapores txicos del defensismo "masivo" y pequeoburgus?

La quinta tesis propone consignas transicionales, tales como la elegibilidad y revocabilidad de los funcionarios, y salarios iguales a los salarios obreros, pero no como demandas al gobierno provisional, sino para ser aplicadas por los Soviets de obreros y campesinos en el poder. La sexta dice que la nacionalizacin de la tierra deba ser aplicada por los soviets, es decir, tampoco la exige al gobierno. Las propuestas de las tesis sptima y octava -fusin de los bancos en un Banco nico bajo control de los soviets e instauracin del control obrero- son presentadas como medidas a adoptar desde el poder de los soviets . La novena, si bien est destinada a las tareas del partido, en su punto b) seala la necesidad de modificar el programa mnimo, "ya anticuado"; no dice que el programa mnimo debe desaparecer, sino debe reformarse.

Un criterio central que domina estas tesis, y el conjunto de la poltica leninista, es la cuestin de cmo y quin aplica una consigna. Lenin plantea que los revolucionarios siempre deben preguntarse por las condiciones de aplicabilidad de la consigna, y clarificarlas frente a los trabajadores. Este tema aparece muy claramente expresado en las discusiones que se desarrollan a lo largo de 1917 sobre las consignas de "control" de las masas sobre el gobierno y los capitalistas. Los lderes del bloque pequeoburgus pregonaban el control y esta orientacin fue apoyada por algunos dirigentes bolcheviques de Mosc. En la Conferencia del partido Lenin explica:

El control sin el poder en las manos no es ms que una frase vaca. Cmo voy a controlar yo a Inglaterra? Para ello tendra que apoderarme de su flota .

Luego de admitir que la masa de obreros poda creer, ingenua e inconscientemente en el control, pero que en realidad esa creencia era "una desviacin de los principios bsicos de la lucha de clases", contina:

Qu es el control? Si yo escribo un papel o una resolucin cualquiera, ellos escribirn una contrarresolucin. Para controlar hay que tener el poder (...) si encubro esta condicin fundamental del control, no digo la verdad y hago el juego a los capitalistas e imperialistas (...) Sin poder, el control no es ms que una frase pequeoburguesa que frena la marcha del desarrollo de la revolucin rusa (nfasis agregado.)

La cuestin es tratada otra vez en mayo de 1917, en un pequeo artculo titulado Se han olvidado lo principal, en alusin al "olvido" de las condiciones reales para la realizacin de las promesas que pregonaban los populistas. Estos hablaban, por ejemplo, de la fijacin de lmites mximos para los alquileres mientras durase la guerra, de la requisicin de vveres para asistir a la comunidad, de la organizacin de proveeduras sociales, comedores y cocinas. Lenin opone a estas promesas vacas las condiciones para su logro: ningn apoyo a la guerra, ni al gobierno capitalista e impedir el restablecimiento de la polica para sustituirla por una milicia general del pueblo; sin poder armado (milicia general del pueblo) era imposible imponer esas medidas.

Luego, polemizando con Avilov, un menchevique que propona en los soviets que el Estado actuara "contra la rapacidad capitalista", que "asumiera el control de los negocios", aupado en "la intervencin de la democracia revolucionaria", Lenin escribe:

No es ridculo apelar contra la "poltica de rapacidad de los capitalistas" al Estado de los capitalistas?

Por otra parte, en su folleto El Estado y la Revolucin hace una referencia expresa a demandas transicionales que llevan hasta las ltimas consecuencias la reivindicacin del democratismo radical de las masas:

La completa elegibilidad y la revocabilidad en cualquier momento de todos los funcionarios, la reduccin de su sueldo hasta los lmites del "salario corriente de un obrero", estas medidas democrticas, sencillas y "comprensibles por s mismas", al mismo tiempo que unifican en absoluto los intereses de los obreros, sirven de puente que conduce del capitalismo al socialismo. Estas medidas ataen a la reorganizacin estatal, puramente poltica, de la sociedad, pero es evidente que slo adquieren su pleno sentido e importancia en conexin con la "expropiacin de los expropiadores" ya en realizacin o en preparacin, es decir, con la transformacin de la propiedad privada capitalista sobre los medios de produccin en propiedad social (nfasis agregado.)

De nuevo vemos que no son medidas a "exigir" al Estado burgus, sino consignas "puente" que profundizan el movimiento revolucionario en curso y adquiren sentido en relacin con las expropiaciones, con la toma del poder. En el curso de nuestra discusin volveremos sobre ejemplos de la poltica leninista que prepar la toma del poder.

En lo que respecta a la Tercera Internacional -bajo conduccin de Lenin- tambin es significativo que tratndose de un perodo globalmente revolucionario no se haya votado un programa de transicional para el conjunto de los pases, ni siquiera para Europa, donde la lucha de clases haba adquirido mayor agudeza. El Cuarto Congreso destac la importancia para el desarrollo del movimiento revolucionario de las consignas transicionales, pero advirti sobre sus peligros oportunistas en caso de que no se especifiquen las condiciones bajo las cuales pueden utilizarse En la Resolucin sobre Programa se recomienda la elaboracin de programas nacionales en los que pueden incluirse consignas transicionales, y se subraya la necesidad de precisar las condiciones bajo las cuales pueden lanzarse; no se las considerada una panacea, para ser agitadas en todo momento y lugar, en condiciones de dominio "normal" de la burguesa.

Las consignas transicionales en la poltica leninista "Catastrofismo" y oportunismoPor otra parte, las tesis catastrofistas sobre la imposibilidad permanente y absoluta de la burguesa no preservan a un partido del oportunismo. Es importante discutir este tema porque en la CI muchos compaeros piensan que se es "ms revolucionario" cuanto ms incendiarios sean los anlisis, cuanto ms se insista en la situacin "sin salida" de los enemigos y en la imposibilidad de reformas; de all concluyen en que no hay idea ms revolucionaria que la tesis de que las luchas por demandas elementales lleva al socialismo.

Pensamos que en este punto tambin tuvo razn Lenin, cuando alert sobre los peligros oportunistas que se derivaran de esta concepcin. En un borrador de crtica a un trabajo de Zinoviev, explica:

...lo principal en su idea -errnea de raz- es que "sus reivindicaciones (las mnimas del programa) (...) en su conjunto dan como resultado la transicin a un rgimen social basado en principios diferentes". Esto es absolutamente errneo! Ni esas reivindicaciones mnimas del programa ni todo el conjunto de la reivindicaciones mnimas del programa ofrecen jams la transicin a un rgimen social basado en principios diferentes. Pensar as es pasarse al principio del reformismo, es abandonar el punto de vista de la revolucin...El programa mnimo es un programa que, por sus principios, es compatible con el capitalismo y no rebasa su marco...

Slo puede decirse que en la prctica, lo ms probable es que toda lucha seria por grandes reivindicaciones del programa mnimo pueda desembocar en la lucha por el socialismo y nosotros en todos los casos tendemos a ello (nfasis en el original.)Por qu Lenin dice que pensar en que la lucha por el programa mnimo lleva siempre al socialismo es "pasarse al principio del reformismo" y "abandonar el punto de vista de la revolucin"? La razn es sencilla: si un grupo revolucionario considera que la burguesa no puede conceder ninguna reforma, concluir en que la lucha por alguna reivindicacin reformista "seria" llevar a las masas a la lucha por el poder. De all habr una tendencia a prescindir de las explicaciones que deben rodear una demanda, que precisan las condiciones para que su aplicacin sea revolucionaria y no oportunista.

Es muy importante tener presente esta cuestin cuando se milita con consignas democrtico burguesas, referidas al rgimen poltico. Un ejemplo de adnde conduce la concepcin catastrofista en este terreno nos lo proporciona N. Moreno. El dirigente de la LIT consideraba que exista una tendencia permanente del imperialismo y de las burguesas a los regmenes totalitarios, razn por la cual, pensaba, las consignas democrticas adquiran un contenido "objetivamente socialista". Esto explica que muchos grupos de la corriente que diriga agitaran, frente a dictaduras militares, la demanda de Asamblea Constituyente, libre y soberana, sin ligarla al poder obrero. "De por s", sostenan, "la consigna apunta a la revolucin proletaria, porque ningn sector de la burguesa quiere ni est dispuesto a conceder la democracia".

En cambio, si partimos de la idea de que la burguesa utiliza la democracia para engaar y someter a los explotados y que la democracia -restringida, amaada- es el rgimen "normal" para la acumulacin capitalista, entonces aparecer claramente el error, oportunista, de considerar que la agitacin de las demandas democrticas es "en s" socialista y lleva al enfrentamiento con el capitalismo. Nuevamente es interesante rescatar el abordaje leninista del problema, muy distinto al que prim en la LIT y otros grupos (no todos) de la CI. En la obra de Lenin es una constante la denuncia de las posibilidades de maniobras democrticas de la burguesa; maniobras que podan empantanar al movimiento revolucionario y llevarlo a un callejn sin salida. Por esa razn el lder del bolchevismo explicaba, en los aos prerevolucionarios, que la burguesa poda llegar a una salida democrtica "pactada" con el zarismo, y llamar a una Asamblea Constituyente; esto es, llevar al movimiento de masas al "aborto constitucional" (Lenin.) Este peligro no se eliminaba agitando ms frenticamente la demanda de Asamblea Constituyente, sino explicando a las masas que una Asamblea verdaderamente libre y democrtica slo podra ser convocada por un gobierno de los obreros y campesinos, surgido de la insurreccin. Despus de la revolucin de febrero de 1917 Lenin tampoco descart que la burguesa terminara convocando a la Asamblea Constituyente, y por eso insiste a lo largo de los meses que preceden a la revolucin en que una Asamblea libre slo podan convocarla los Soviets, desde el poder. Nunca se le ocurri exigir la Asamblea Constituyente al Gobierno Provisional, en la esperanza de que las masas "vieran" la imposibilidad de obtenerla bajo el capitalismo y derribaran a la burguesa. Pero sta es la tctica que luego intentaran aplicar -sin ningn xito- infinidad de partidos trotskistas. Su fundamentacin ltima est en la visin de la "crisis sin salida" de los regmenes y de la poltica burguesa.

Arrancar la movilizacin y agitar "una o dos consignas"Otra idea del PT que debe criticarse es que un pequeo grupo arrancar a los trabajadores de su apata y generar movilizaciones de masas. Hay que comprender que las movilizaciones son fenmenos objetivos; no es posible provocarlas con la agitacin, por ms correcta que sea la consigna, por ms unificadamente que trabaje el grupo. Al intentarlo, los grupos de izquierda caen en remedos grotescos de los partidos con insercin, con consecuencias polticas y organizativas nefastas. Los revolucionarios deben intentar influir desde el seno del movimiento, tomando la lucha tal como se da, para desarrollar sus tendencias progresivas y explicar las perspectivas ms generales del combate en curso. Esta era la concepcin que presida el accionar de Marx, Engels y Lenin, que les permita acercarse al movimiento de obrero sin ultimatismos, mantener una actitud unitaria en las luchas concretas -a diferencia de los partidos que dividen por lo tctico- y una crtica al oportunismo. Desde sus aos de juventud Marx haba adquirido conciencia de que la misin de los pequeos grupos no poda consistir en "bajar lnea tctica" al movimiento de masas. En un pasaje de su carta a Ruge de setiembre de 1843 deca:

No compareceremos, pues, ante el mundo en actitud doctrinaria, con un nuevo principio: He aqu la verdad, postraos de hinojos ante ella! (...) No le diremos: desiste de tus luchas, que son una cosa necia; nosotros nos encargaremos de gritarte la verdadera consigna de lucha. Nos limitaremos a mostrarle por qu lucha, en verdad, y la conciencia es algo que tendr necesariamente que asimilarse, aunque no quiera.En el Manifiesto Comunista Marx y Engels sintetizan la actividad de los comunistas diciendo que stos no se distinguen por dar precisiones "tcticas" al movimiento obrero, sino por hacer valer los intereses comunes a todo el proletariado, las concepciones internacionalistas y estratgicas.

Por su parte Lenin insisti en que las medidas de lucha y organizacin surgan -en especial cuando el partido marxista es dbil- del propio movimiento de masas, y los revolucionarios deban ser "tribunos del pueblo", para mostrar las races de los males. Los mismos obreros y campesinos "sabrn organizar hoy un tumulto, maana una manifestacin. Lenin apelaba a la conciencia, a la comprensin de las masas, y confiaba en que ellas sabran resolver, que desplegaran iniciativas que superaran en mucho todas las predicciones de los intelectuales. Esto explica que los bolcheviques criticaran la propuesta de agitacin sistemtica de una o dos consignas "ejes", "solucin". En sus Resoluciones sobre tctica el Tercer Congreso de la IC critica la idea de Lasalle de

...concentrar todas las energas del proletariado sobre una reivindicacin nica para hacer de ella una palanca de accin revolucionaria conduciendo por su desarrollo a la lucha por el poder, en este caso tenemos ante nosotros a un sueo de visionario: la clase obrera sufre hoy en todos los estados capitalistas calamidades tan numerosas y espantosas que es imposible combatir todas estas cargas aplastantes y sus golpes persiguiendo un objetivo demasiado sutil y completamente imaginario.

Sin embargo sta es la idea que recomienda Trotsky a sus partidarios, y que inspir el "campaismo" de las secciones ms consecuentes de la CI. Deca Trotsky:

...si repetimos las mismas consignas, adaptndolas a la situacin, entonces la repeticin que es la madre de la enseanza, actuar de la misma forma en poltica ()Es necesario repetir con insistencia, repetir todos los das y en todo lugar. Este es el objetivo del borrador de programa, dar una impresin homognea.Existe aqu una concepcin de la poltica al estilo de "campaa publicitaria":

Lo que es importante cuando el programa est definitivamente establecido es conocer las consignas muy bien y maniobrar con ellas hbilmente, de manera que en cada parte del pas todos usen las mismas consignas al mismo tiempo, 3.000 pueden dar la impresin de 15.000 30.000.Aqu encontramos la equivocada idea de que la base de la enseanza es la repeticin, pero adems se sostiene que los marxistas pueden descubrir y anticipar cul ser el mvil y el punto de arranque de las movilizaciones, algo verdaderamente imposible para pequeos grupos. Obsrvese el contraste con el criterio de Lenin; en poca de la IC -que gozaba de una influencia muy superior a todo lo conocido por el totskimo-, el lder bolchevique advierte que los comunistas no pueden saber de antemano

cul ser el motivo principal que despertar, inflamar y lanzar a la lucha a las grandes masas, hoy an adormecidas...

Las penalidades del capitalismo son innumerables, los caminos de la lucha de las masas, sus ritmos y formas, dependen de tantos factores concurrentes, que es imposible elegir "sta" o "aqulla" como "la" consigna que movilizar. Esta es una visin viva, rica en posibilidades, muy distinta a la tctica mecnica de pequeos grupos agitando la misma "consigna solucin".

Antes de terminar este punto, quisiramos hacer una aclaracin sobre el sentido de la agitacin. En el movimiento trotskista muchas veces se la entendi como la accin de vocear (o ms bien vociferar) una frase; "no pagar la deuda externa", "castigo a los genocidas" son demandas que se pregonan insistentemente, en la idea de que se estaba desarrollando "agitacin revolucionaria". Pero... Por qu Lenin habra hablado entonces del "arte de la agitacin"? Qu tiene de "artstico" gritar montonamente una frase? La cuestin nos permite detectar, una vez ms, una diferencia entre las tradiciones bolcheviques y lo que la CI crey interpretar en ellas. Segn Lenin la agitacin es el arte de explicar una o dos ideas a las masas, a partir de sus experiencias y vivencias, para que saquen alguna conclusin poltica. Por ejemplo, demostrar que con la guerra imperialista no podra haber una paz justa y democrtica; explicar esta idea, de manera sencilla y accesible, a decenas de miles de obreros y campesinos fue una proeza de agitacin llevada a cabo por centenares de agitadores bolcheviques. Pero vocear con monocorde insistencia una o dos frases es reducir aquel arte de los "tribunos del pueblo" al oficio de un vulgar vendedor ambulante.Consignas transicionales "factiblesA lo largo de su historia el movimiento trotskista ha llegado a imaginar todo tipo de "soluciones", como "planes obreros de emergencia impuestos al Estado", "control obrero del mercado cambiario" (en perodos de intensa especulacin) y hasta planes internacionales de cooperacin proletaria y desarrollo planificado en combinacin con la ex URSS (propuestos por Trotsky.) Se trata de mostrar el "plan" de organizacin del socialismo "en pequeo" para movilizar a las masas.

Esta orientacin nos parece incorrecta por varias razones. En primer trmino porque ese plan no se liga indisolublemente a la toma del poder, y por lo tanto se invita a las masas a movilizarse para exigirlo al Estado capitalista. En segundo lugar, porque aparece como una elaboracin desligada de las luchas concretas de las masas, quienes -sobre todo en perodos de retroceso o estabilizacin burguesa- intuyen que esos "socialismos en pequeo" son irrealizables. En tercer trmino, porque es absurdo pretender explicar el "socialismo en pequeo" a travs de una o dos consignas, en una situacin no revolucionaria; como deca Engels en su crtica a Heinzen, en ese caso las propuestas aparecen como elucubraciones de reformadores sociales, sin relacin con el movimiento real.Pero existe todava un problema ms grave, a saber: para "arrancar" la movilizacin de las masas es necesario presentar las consignas transicionales y los "planes del socialismo en pequeo" como realizables; por eso, aunque los trotskistas sepan que no son factibles en este sistema, no lo pueden decir al movimiento de masas (porque en ese caso nadie se movilizara.) Esto explica que en su agitacin los militantes de la CI hagan abstraccin de las condiciones concretas bajo las cuales se pueden aplicar las demandas transitorias. De esta manera terminan presentando como posible, por ejemplo, el reparto de las horas de trabajo hasta acabar con la desocupacin en el sistema capitalista. Trotsky explica esta importante cuestin en un texto de los aos veinte:

...cuando se trata de una reivindicacin, sea cual sea, formulada en las condiciones generales de la sociedad burguesa o en determinado estado de esta sociedad, el simple criterio de la posibilidad de su realizacin no es decisivo para nosotros...

No son las conjeturas empricas sobre la posibilidad o imposibilidad de realizar algunas reivindicaciones transitorias las que pueden resolver la cuestin. Es su carcter social o histrico el que decide: Es progresiva para el desarrollo ulterior de la sociedad? Corresponde a los intereses histricos del proletariado? Consolida su conciencia revolucionaria? () en determinadas condiciones es totalmente progresivo y justo exigir el control obrero sobre los trusts aun cuando sea dudoso que se pueda llegar a ello en el marco del Estado burgus. El hecho de que esta reivindicacin no sea satisfecha mientras domine la burguesa, debe impulsar a los obreros al derrocamiento revolucionario de la burguesa. De esta forma la imposibilidad poltica de llevar a cabo una consigna puede ser ms fructfera que la posibilidad relativa de realizarla (nfasis agregado.)Trotsky dice que "sea cual fuere" la consigna, no hay que cuestionarse sobre su posibilidad o imposibilidad. Con esto borra la especificidad de las consignas mnimas, porque sera tan correcto exigir una "paz justa" al gobierno imperialista como pedir un aumento de salarios, dado que "el criterio de posibilidad no es decisivo para nosotros" y ambas "responden a los intereses histricos del proletariado". Sin embargo el razonamiento de Trotsky es abstracto, porque deja de lado las decisivas cuestiones de qu se exige, a quin y cundo. Cuando Lenin se neg a exigir al Gobierno provisional una "paz justa" tuvo en cuenta el "criterio de posibilidad" o cuando decimos que no tiene sentido exigirle al Estado capitalista que aplique medidas de transicin al socialismo, estamos utilizando el criterio de "posibilidad e imposibilidad".

Trotsky tambin se equivocaba al creer que, aunque la demanda no pueda ser satisfecha, ello "impulsar" a los obreros a la toma del poder, y que en cualquier caso la clase obrera avanzar y se fortalecer su conciencia socialista (en el PT se expresa la misma idea). Esto no sucede; en primer lugar, porque las masas no salen a luchar por reivindicaciones ntidamente transicionales, por lo menos partiendo de una situacin no revolucionaria; en segundo lugar, porque aun en el hipottico caso de que lo hicieran, la burguesa tiene posibilidades de maniobrar, como ya hemos demostrado; y en tercer lugar, porque el ascenso de la conciencia nunca se registra a la manera de "comprobamos que no nos otorgan la demanda, ahora pasemos a la toma del poder". Las masas vacilan, las ideologas reformistas tienen su influencia, compiten otras "soluciones", o sencillamente los trabajadores se desaniman, no ven perspectivas. La intervencin del partido con el conjunto de su actividad -agitacin, propaganda, lucha ideolgica, etc.- es decisiva para superar estas situaciones.

Una interpretacin equivocadaAntes de terminar este captulo queremos discutir una interpretacin particular del PT, que hizo Nahuel Moreno en 1982, en polmica con Lambert. En su Carta a los camaradas del POSI espaol del CC plantea que la agitacin de las consignas transicionales debe hacerse

...insistiendo en este criterio de que si las reivindicaciones transicionales no se ligan al problema del poder no sirven...

y agrega el ejemplo de la demanda de las expropiaciones sin pago de las empresas, que Trotsky ligaba a la toma del poder.

Aparentemente esta interpretacin coincide plenamente con la tctica transicional de Marx, Engels o Lenin. Sin embargo Moreno no pudo dar otro ejemplo de demanda transicional del PT vinculada a la toma del poder que la expropiacin sin pago de empresas; hemos visto cmo Trotsky recomienda a sus partidarios llamar a la movilizacin en pos de "una o dos" consignas transicionales, sin especificar el tema del poder ni cuestionarse sobre su "posibilidad o imposibilidad" en el capitalismo. Por otro lado, los partidos trotskistas, incluidos los que actuaron de acuerdo a las orientaciones de Moreno, agitaron siempre demandas transicionales sin explicar que su aplicacin estaba subordinada a la conquista del poder; esto sucedi, y sigue sucediendo, incluso con respecto a las nacionalizaciones. Es decir, ni siquiera se tuvo en cuenta la recomendacin que la consigna de nacionalizaciones deba agitarse indisolublemente ligada a la cuestin del poder obrero. La razn ltima de este comportamiento es la lgica que domina la poltica recomendada por Trotsky a la CI.

Pero adems, con el argumento de tener siempre poltica "concreta" de poder, las organizaciones de la LIT pretendieron aplicar el criterio de las demandas "en escalera" a esta cuestin, lo que deriv en polticas oportunistas. Volveremos sobre el tema.

CAPTULO 3: DISCUSIN DE POLTICAS TRANSICIONALES CONCRETASEl control obreroEn este captulo vamos a profundizar en la concepcin transicional y en nuestra crtica examinando aplicaciones concretas de la tctica. Empezaremos con la cuestin del control obrero, demanda transicional clave, permanentemente agitada por los grupos de la CI.

Si bien Trotsky sostuvo que las consignas transicionales son irrealizables bajo el capitalismo, plante que la abolicin del secreto comercial y el control obrero de las empresas seran logrables y con efectos positivos para la educacin socialista de las masas. Efectivizados por los comits de fbrica permitiran, segn el PT:

...aclarar cules son las ganancias y gastos de la sociedad, empezando por la empresa aislada; determinar la verdadera parte del capitalismo aislado y de los capitalistas en conjunto en la renta nacional; desenmascarar las combinaciones de pasillos y las estafas de los bancos y los trusts...

Los comits de fbricas deberan convocar a "especialistas honestos y afectos al pueblo" como consejeros; adems se prev que los obreros podrn elaborar un plan general de obras pblicas "trazado para un perodo de varios aos" (sic, nfasis agregado), abrir las empresas cerradas y ponerlas a trabajar por su cuenta. En este caso, el control obrero "ser sustituido por una administracin directa por parte de los obreros" (nfasis agregado.) Por ltimo, estos comits podrn reunirse para elegir comits por ramas enteras de la industria y de esa forma

...el control obrero pasar a ser la escuela de la economa planificada. Por la experiencia del control, el proletariado se preparar para dirigir directamente la industria nacionalizada cuando la hora haya sonado

Pero la realidad es que bajo el capitalismo el control obrero -entendido en sentido revolucionario, como lo quera Trotsky- slo se puede aplicar en condiciones revolucionarias muy agudas. En una situacin no revolucionaria, la consigna de control obrero slo puede ser aplicada en forma burocrtica, y lleva a la colaboracin de clases.

Es curioso que en el movimiento trotskista, que tanto utiliza la consigna del control obrero, nunca se haya discutido la crtica de Rosa Luxemburgo a Conrad Schmidt sobre la cuestin. Conrad Schmidt propona el control obrero de los sindicatos sobre la produccin; Rosa Luxemburgo responda que, que en la eventualidad de que pudiera obtener esta demanda, los sindicatos no podran eludir las exigencias de la competencia capitalista -y esto los llevara a la conciliacin de clases-, o en su defecto, deberan adoptar polticas reaccionarias. Por este motivo el ala de izquierda del socialismo alemn no agitaba el control obrero -como medida de aplicacin inmediata- en el perodo no revolucionario.

Por otro lado en Rusia el control obrero se comenz a implantar recin en 1917, acompaado por la organizacin sovitica y la formacin de la milicia. En esas condiciones slo poda mantenerse por un lapso muy corto de tiempo, a menos que los Soviets se hicieran del poder.Sin embargo en el PT no se discuten las condiciones polticas para efectivizar el control; en ningn lado se afirma que slo puede tener un significado revolucionario en condiciones de tipo insurreccional, y que por lo tanto, slo puede durar un muy corto lapso bajo el capitalismo. Por qu Trotsky desconoce las enseanzas que se desprendan de largos aos de lucha contra el revisionismo? Pensamos que una posible explicacin es que considera a la consigna como una clave para movilizar, en un cuadro social que concibe como de revolucin "inminente". Ya vimos cmo en 1938 Trotsky pensaba que, a pesar de las derrotas, la nueva ofensiva generalizada de los explotados estaba "a flor de piel". Por eso seguramente apostaba a que la agitacin del control obrero pudiera desatar la movilizacin en escalera.

Nuestra interpretacin se refuerza cuando leemos un texto, escrito seis aos antes, para Alemania, donde aconseja la agitacin del control obrero. En 1932 la coyuntura alemana era inestable. En un artculo que lleva por ttulo Y ahora?, Trotsky explica que la consigna del control obrero no puede agitarse en un perodo no revolucionario, porque adquirira un carcter "puramente reformista". Una afirmacin que est en la lnea de lo explicado por Rosa Luxemburgo. Pero en seguida agrega que puede ser agitada aunque no exista una ofensiva de las masas:

En la actualidad sera incorrecto rechazar esta consigna, en una situacin de crisis poltica creciente, nicamente porque todava no hay una ofensiva de masas. Para la ofensiva misma se necesitan consignas que precisen las perspectivas del momento. La penetracin de las consignas en las masas debe ser precedida invariablemente por un perodo de propaganda.

Trotsky era consciente de que no exista una ofensiva revolucionaria; pero piensa que la agitacin de la consigna llevar a un "proceso" de ascenso creciente a travs de consignas: del control obrero del consumo al de la produccin, de all a la direccin de empresas en crisis o cerradas, para pasar a la gestin estatal de la industria, al plan econmico en combinacin con la URSS y a la toma del poder. As opera la "inversin" de la poltica transicional con respecto a las concepciones tcticas de Engels o Lenin; la consigna transicional ya no exige ciertos supuestos (insurreccin, poder efectivo de las masas), porque ahora stos aparecen como resultados y la agitacin transicional como supuesto. Pero esto se logr al precio de presentar un panorama de control obrero "por aos", e incluso de administracin de la industria en el seno del sistema capitalista.

La demanda de no pago de la deuda externaEn los aos ochenta el MAS concibi la demanda del no pago de la deuda externa como una llave para arrancar la movilizacin "transicional". El ejemplo nos parece muy conveniente para demostrar las consecuencias de hacer abstraccin de las condiciones de aplicacin de una demanda, y adems porque el no pago "cumple" con las premisas metodolgicas que Trotsky estableci para desarrollar el PT: en 1983 se presentaba como una consigna-solucin, factible, en principio, en el sistema capitalista; era transicional (dejar de pagar la deuda afecta esencialmente las relaciones capitalistas, aunque siempre puede cumplirse "a medias"); y adems fue predicada con empeo y homogeneidad ejemplares por uno de los partidos ms grandes que existieron en la historia de la CI. En una palabra, no se puede alegar "inconsecuencia" ni "somos un pequeo grupo que no nos oyen" para explicar la frustracin de la "escalera transicional".

Pues bien, aplicando las recomendaciones de Trotsky, el MAS trat de convencer a las masas de que la solucin de todos sus problemas pasaba por el no pago de la deuda externa; incluso la militancia se consustanci con esta idea. Como la situacin no era revolucionaria, el "no pago" se agitaba en las elecciones y luchas reivindicativas (huelgas generales, movilizaciones estudiantiles, etc.). Como es natural, los economistas burgueses presentaban objeciones; pero stas no se podan contestar de forma convincente (es decir, desde un punto de vista marxista) sin relacionar el no pago de la deuda externa con toda una serie de medidas revolucionarias, que slo podra tomar un Estado proletario; por ejemplo, haba que hablar de armamento de las masas, de expropiaciones, de apoyo revolucionario del proletariado internacional.

Sin embargo este contexto de medidas no se poda presentar porque hubiera implicado cambiar la metodologa del PT (agitar una o dos consignas para movilizar "ya"); era imprescindible presentar el no pago de la deuda como "factible" en lo inmediato para que las masas votaran a los candidatos trotskistas o decidieran en alguna asamblea sindical exigirle al gobierno el no pago. Para lo cual haba que demostrar que un gobierno burgus poda aplicar la consigna en un sentido progresivo.

Como era de esperar, esta orientacin termin empujando al partido por la pendiente del pacifismo y del nacionalismo, porque explicaciones del tipo de "el imperialismo no nos puede atacar si no pagamos" o "podemos vivir con lo nuestro porque la Argentina tiene recursos" se convirtieron en argumentos cotidianos, al servicio de que las masas "vieran" la consigna como accesible y adems se pudiera responder a las objeciones de los "economistas burgueses". Pero adems, al convertir el no pago en "eje" de las soluciones, se alentaba la falsa idea de que los males del pas se deban a la accin de una pequea "patria financiera". Empujado por esta poltica, el MAS adopt como propia la consigna del economista del partido radical Aldo Ferrer de pagar con slo el 10% de las exportaciones, a los efectos de hacerla an ms "factible" a los ojos del pueblo. Pero la consigna no "prendi", porque en ltima instancia no se poda convencer a nadie de que "el no pago" encerraba todas las soluciones de las contradicciones del capitalismo argentino. Y la estocada final fue el ejemplo del no pago de la deuda externa por el gobierno de Alan Garca en Per, que termin sumido en una catstrofe econmica y social; entonces toda la agitacin en torno a la "solucin" se derrumb.

Abajo la diplomacia secretaOtra consigna muy importante del PT es el reclamo de abolir la diplomacia secreta:

Abajo la diplomacia secreta, que todos los tratados y acuerdos sean accesibles a cada obrero y campesino.

Es posible lograr esta reivindicacin bajo el capitalismo, conduce a algo exigirla a los Estados capitalistas? Nuevamente, tenemos que preguntarnos por la manera en que podra aplicarse, esto es, verificar que realmente el gobierno capitalista d publicidad a los acuerdos y tratados secretos que, invariablemente, lo conectan con el sistema de naciones burguesas.

Para contestar estas preguntas analicemos una coyuntura que habra sido ptima para el logro de esta reivindicacin, la situacin rusa de 1917. La cuestin de los tratados secretos se haba convertido en un problema candente. El Gobierno provisional estaba vinculado a las potencias aliadas por pactos secretos, que lo comprometan a continuar la guerra; los obreros y soldados tenan confianza en la burguesa "democrtica", pero no queran seguir la guerra y estaban dispuestos a movilizarse para imponer sus consignas. Adems, exista un partido revolucionario capaz de vehiculizar y agitar las demandas revolucionarias. En abril de 1917 estalla un escndalo cuando se conocen tratativas secretas del Ministro de Exteriores ruso con los aliados, y surgen manifestaciones en Petrogrado. El resultado fue la renuncia del ministro de Relaciones Exteriores, pero los tratados y acuerdos secretos con los imperialismos siguieron vigentes y slo fueron develados, y anulados, despus de la toma del poder por los soviets. Es decir, ni siquiera bajo la presin de inmensas movilizaciones, el Estado capitalista daba fin a la diplomacia secreta. De hecho, no hay poder en el mundo capaz de torcer esta prctica de los Estados. A lo sumo, la burguesa operar modificaciones superficiales, cambios de personajes, bajo la presin de las movilizaciones de masas.

Pero lo que nos interesa aqu es la poltica de los marxistas ante la cuestin. En su Historia de la Revolucin Rusa Trotsky explica que los bolcheviques participan en las manifestaciones de abril con la consigna, entre otras, de "publicacin de los tratados secretos, ruptura con los planes de conquista de la Entente, proposicin abierta de paz inmediata a todos los pases beligerantes". En una palabra, habran aplicado la poltica de "exigencia transicional" que defiende el PT.

No estamos en condiciones de afirmar si algunas clulas bolcheviques efectivamente tomaron parte de esas jornadas con la poltica que presenta Trotsky. Pero es claro que la poltica de Lenin fue muy distinta a lo que se seala en la Historia de la Revolucin de Trotsky. En la Sptima Conferencia del POSDR Lenin plantea:

Aqu nuestra lnea no puede consistir en exigir del gobierno la publicacin de los tratados. Eso sera una ilusin. Exigir esto a un gobierno de capitalistas es lo mismo que exigirles que descubran sus trampas comerciales. Cuando decimos que es necesario renunciar a las anexiones y contribuciones debemos explicar adems cmo ha de hacerse; y si se nos pregunta quin tiene que hacerlo, diremos que se trata de un paso revolucionario por esencia, y que ese paso slo puede darlo el proletariado revolucionario. De otro modo no seran ms que promesas vacas, expresin de buenos deseos con que los capitalistas llevan al pueblo de las riendas.

Nuevamente, vemos dos lgicas de hacer poltica. La de Trotsky que apuesta a la "exigencia", cualquiera sea su objetivo, y la de Lenin, que sostiene que no es posible avanzar en la conciencia de las masas trabajadoras agitando demandas que son slo "expresin de buenos deseos", porque permiten a los capitalistas llenarse de "promesas vacas". En Lenin advertimos la preocupacin por preguntarse qu se exige, porque hay demandas que encierran la posibilidad del engao y la maniobra, y no conducen a ningn lado. Por eso insiste en que no tiene sentido exigir a la burguesa que publique esos tratados, de la misma manera que no se puede esperar que mientras exista el rgimen capitalista "los capitalistas abran sus libros a todo el que quiera verlos". En Rusia de 1917, con los soviets, con las masas armadas y movilizadas, con un gobierno dbil y comprometido por miles de vnculos con las masas, esa demanda era imposible de lograr, qu sentido tiene exigirla en condiciones no revolucionarias, de dominio "normal" de la burguesa?

La poltica ante la Primera GuerraLas guerras, junto con las revoluciones, representan coyunturas que prueban a fondo las tcticas y orientaciones polticas, porque ambas llevan las contradicciones sociales al punto de mxima ebullicin. Pero a diferencia de la revolucin, en la coyuntura del estallido de la Primera Guerra la actividad de los revolucionarios se vio muy limitada por el estado de exaltacin patritica que la burguesa -con la colaboracin de los socialpatriotas- haba suscitado en los pueblos. Por eso el examen de la poltica de Trotsky ante esa coyuntura nos brinda la oportunidad de estudiar cmo funciona el mtodo transicional ante la ausencia de impulsos revolucionarios en las masas, pero en el marco de una suprema tensin social.

Tanto Lenin como Trotsky coincidieron en caracterizar a la guerra como imperialista y condenaron a los socialpatriotas. Sin embargo Lenin descarg juicios dursimos contra Trotsky; no slo calific su poltica de "centrista", sino tambin lo acus de "justificar el oportunismo", y lleg a incluirlo entre los "lacayos impotentes" del socialchovinismo. Se deba esto a diferencias menores, como explicara luego Trotsky en los treinta, y a "malentendidos"? Pensamos que, al margen de las exageraciones polmicas (Trotsky nunca fue "lacayo" de los chovinistas), los calificativos del lder bolchevique obedecan a diferencias con Trotsky bastante ms profundas que las que luego pretendera ste.

Recordemos que la poltica de Lenin en 1914 se estructura en torno a la consigna de guerra civil de los proletarios de todos los pases beligerantes contra sus burguesas; esto implicaba propagandizar una poltica derrotista con respecto a la propia nacin. Sin embargo desaconsejaba las actividades de sabotaje, los actos "heroicos" desesperados; por el contrario, los marxistas deban explicar pacientemente a las masas la necesidad de continuar y profundizar la lucha de clases contra la propia burguesa, que los obreros y campesinos en armas confraternizaran en los frentes y transformaran la guerra imperialista en guerra civil. En esta perspectiva los revolucionarios combatiran toda ilusin en una "paz justa y democrtica" firmada por las potencias imperialistas. Esta orientacin deba aplicarse a pesar de que las masas no la entendieran dura