Orozco Forma e Idea

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ILA IDEA DEL HOMBRE

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EL'HOMBRE

Toda la obra de Orozco puede decirse que no essino un reflexionar sobre la existencia, un largo y esplén-'dido discurso sobre el hombre, por lo tanto los diversostemas tienen este sentido unitario; es la relación de sí mismo

con los semejantes. Es un humanista de sentido moderno.

De las obras mismas de Orozco, puesto que en ellasestá implícita o explícitamente contenida, se desprende

la idea que el artista ha expresado con respecto al hombre,

su concepto de la mujer, inseparable parte de aquél, y de

la humanidad , con aspectos diferentes en "el pueblo" y"l a masa". Aparejado a estos conceptos va un ¡ elemento

simbólico que es necesario considerar: el fuegp, porque

su significado nos da el dato más importante para dis-tinguir al hombre, de la naturaleza.

Desde sus primeras pinturas murales Orozco se en-

frentó con el problema primordial de la conci(!ncia con-

temporánea, problema, por demás, de todos tiempos:

¿ qué es el hombre?, y al contestarse tal Orozco

nos ha dado, a través de su obra, su idea de! lo que elhombre es para él. En aquella primitiva pintura llamada

"Maternidad" (Preparatoria ) pero que igualmehte podría

llamarse "E l nacimiento del Hombre", el artista nos pre-

sentó el primer instante en que, sostenido por la madre,

aquel ente ve la luz; frente a él la vida ofrece sus atrac-

b,VOS dones y a su alrededor se agrupan los genios o atribu-tos con que cada quien viene al mundo. En 'otras de esaspinturas qu e más tarde fueron destruídas por el artista

y substituídas por él mismo, Orozco pintó, tras el nacimien-

to, la lucha del hombre con la naturaleza y los elementos,

y a partir de ese momento nos lo encontramos en mu y

variadas circunstancias, qu e procuraremos anotar.

La lucha del hombre por sus ideales, no impor ta cuálessean éstos, ha sido tema importante en la obra de Orozco

)" así, desde "L a trinidad", "L a huelga" y "La trinchera"

(Preparatoria), nos ha dado magníficos ,ejemplos de eseaspecto, que ha reiterado en las pinturas del segu nd o pisode Preparatoria, en Orizaba, en la New School de Nueva

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York, en sus magníficos frescos de Guadalajara, en los de laSuprema Corte, en el gran mural de la Escuela de Maes-tros y en la última bóveda que pintó.

Del hombre como hacedor de su propio destino, des-haciendo y rehaciendo su mundo, ha dejado muestras

en "L a destrucción del viejo orden", en Orizaba, en elPalacio de Bellas Artes y en Guadalajara, donde con cla-ridad lo ha concebido como rector y director.

El aspecto negativo del hombre lo ha presentado a tra-

vés de diferentes situaciones, en las cuales resulta escép-tico, iracundo, licencioso, disipado, falto a sus deberes,egoísta, falto de autenticidad religiosa, de caridad, vani-doso y materialista, como en las pinturas de la EscuelaPreparatoria; pero en otras partes, ha continuado la ex-hibición de las flaquezas y perversidades del hombre yasí, en Guadalajara lo presenta como demente, engañador,

soberbio, estúpido, envilecido y envileciendo los más au-

gustos principios, menoscabando a sus semejantes. En Ji-quilpan, el hombre cruel y desalmado queda fijo en Josmuros y también el hombre-masa, irresponsable y violento,y en la Suprema Corte, en nuevas escenas, se nos revelainconsciente, como malvado y como pillo.

Mas junto a esas facetas negativas, Orozco nos ha

ilustrado también al hombre en sus aspectds positivos, comoidealista, sediento de conocimento, ejerciendo la caridad,

dolorido, piadoso, fuerte, inteligente, justo y consciente, enlos frescos de Preparatoria y en la Casa de los Azulejos;como hombre de hogar, doméstico, con sentido de lo

espiritual, salvándosede

sí,en

laNew

School,en Dart-

mouth College y en el Palacio de Bellas Artes; como razo-nador, meditabundo, esperanzado, conocedor de su limi-tación, ejerciendo el bien, en constante conciencia y an-

helo, en las soberbias pinturas de Guadalajara, y en laSuprema Corte como capaz de elevarse sobre las riquezas

materiales.Otras actividades del hombre quedan apuntadas en

varias partes: las científicas y técnicas, las del trabajo ma-

nual, las artísticas, pero en aquellas relacionadas con laconquista, evangelización y colonización de América elhombre se nos presenta como ente de posibilidades formi-

dables; como cimentador de nuevas razas, constructor denuevos mundos, como aventurero, colonizador, guerrero

LA IDEA DEL HOMBRE

I?ístico, .c<;>;n0 inventor. del mundo moclern9, y en estaultIma pOSIcIon, como traIdor de los fundamentos humanos

y espirituales errando en su soberbia cientificis ta , sacrifi-cando a sus hermanos en aras del materialismo o en aras

de la espiritualidad; el hombre con sentido gregario y elhombre con sentido de la individualidad; por ' sus inven-

ciones e ideas amenazando destruir los valores humanos;obnubilado por los ideales que sacan de quicio al hombre

primitivo. .

Orozco nos ha mostrado al hombre indígena de Amé-

rica, antes de la llegada del blanco, como hombre casinaturaleza, nómada, bárbaro, guerrero, religioso y supers-ticioso, en rituales macabros y esotéricos, pero también

como agricultor y constructor, como ser con destino:

incorporarse a la cultura cristiana, que trajo a este conti-

nente el hombre blanco y barbado de allende lo mares.

Del hombre de Norteamérica, Orozco ha s,orprendido

y revelado en unas cuantas pinturas , su más t íntimo se-

creto: la frigidez de su alma inconscientemente solitariaen medio de extraordinaria grandeza material ",j. su sentido

gregario de la existencia.Hay otra situación del hombre que cae en¡ el terreno

de lo predestinado, en que aparece sufriendo kn carne yalma la injusticia, la miseria, el hambre, el dol6r, el mar-tirio, la opresión, el abuso, la esclavitud, como en losmuros de la Universidad de Guadalajara y en la Cámara

Legislativa de aquella ciudad.

El hombre, ese ente cuyo ser es gracia o dádiva, que

depende del donador, quien le ha dado una conciencia

para regir su propio destinoj

para salvarse, ha recibido

así también un cuerpo que lo hace hombre, no sólopor los atributos físicos, sino fundamentalmente por estar

dotado de alma, de espíritu, de intelecto, que lo hacen libre,pero que también lo limitan, puesto que sí ha de ser fiel asu ser habrá de salvarse por el sufrimiento que, toda con-

ciencia trae aparejado, por la responsabilidad q ue recibeal ser consciente, o que traiciona para volverse a la na -

turaleza. Ese rasgo típico y definidor del hombre: la yo nciencia,

sido simbolizado por Orozco en el fuego, ígnea e inex-- guible vida en constante ebullición, que todor10 anima,

que desde la alegoría de la Casa de los nos

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está diciendo su vital y angustioso significado; vuelve aaparecer con plena claridad y grandeza en el Prometeo;

sirve de fondo y contraposición a la falsa idea de la cien-cia en Dartmouth y en Bellas Artes al hombre que sesalva de sí mismo y de la civilización materialista y meca-nicista; a la humanidad doliente y engañada, que aparece

en el muro de la .Universidad de Guadalajara, a la rueda

que gira velozmente sobre las ruinas de las civilizacionesindígenas; las llamas envuelven la ciudad -Guadalajara- ,como símbolo de vitalidad y, por último, queman al hom-bre y lo hacen arder en perpetuo fuego en la grandiosa·cúpula del Hospicio. En la Suprema Corte, el fuego sim-boliza la Justicia fulminante que viene de lo alto, enrayo luminoso o lengua ígnea aniquiladora, que como talconsume al monstruo tiránico: el petróleo, haciéndonos re-cordar los versos de López Velarde: 33 -

El Niño Dios te escrituró un establo

y los veneros de petróleo el diablo .

•lTenemos, pues, al fuego simbolizando en repetidas oca- siones en la obra de Orozco: la conciencia, la vitalidad,

la edad moderna o nueva era de América y el castigo que1 viene de lo alto y parte en dos al malvado. Hay un detalle

- en las pinturas de Dartmouth College en que el fuego,como conciencia, tiene un particular significado, pues alrepresentar la "quema" de las naves de Cortés, Orozco

nos está diciendo que es-necesario empezar una nueva vidaen este continente, "quemando" las ligaduras con el Viejo

Mundo, es decir, no sentirse en dependencia exclusiva de

él, sino por propio esfuerzo construir este Nuevo Mundo,

sin que ello se interprete como una negación de los ante-cedentes tradicionales, de los que, más que nadie Orozco

era consciente. El elemento heraclitiano es revivido, pues,por el artista, dándole nuevo significado.

Vemos por lo anterior que Orozco ha expresado suidea del hombre como un ente complejo, capaz de las mássublimes empresas y de las más atroces vilezas, el hombre

tal cual es, no idealizado en un sentido o en otro, sinomostrado como lo vemos en la vida diaria y en la historia,poseedor de un cuerpo y un espíritu, de un a concienciaque lo hace humano, responsable y limitado, "vaso de

LA IDEA DE L HOMBRE

oprobio y lámpara de sacrificio univer sal" , Esa cOf plejidad

del hombre, tan profundamente vivida por Onozco conun sentido dramático de la existencia, es lo qu y ilumina

a su obra de modernidad, porque a muchos pareárá obvioesta manera de concebirlo mas si se piensa las variadas

y extremosas teorías por que la idea ha pasado a través

de cerca de cinco siglos de intenso racionalismo y de cre-ciente racionalización de la humanidad --:en muchas de

las cuales, abierta o solapadamente , consciente o incons-cientemente, se ha pretendido deificar al hombre, con so-berbia inaudita, con posibilidades casi ilimitadas-.- se con-vendrá en que la vieja idea de su limitación y compleji-

dad, vuelve a cobrar nuevo sentido y que su reirltegración

como ente material y espiritual, responsable de sus¡acciones,de su propio destino, resulta novedosa y urgente, si ha

de salvarse de la metálica tela de araña en que, po r susoberbia, él mismo se ha envuelto.

L '} MUJER

que al hombre. Orozco ala mUjer en sus aspectos negatlvos y pOSltlvOS, como ente

complejo y limitado. Dos tipos atrajeron al artiSta desdesus primeros años de pintor: las muchachas ca,llejeras ypizpiretas, de las que nos ha dejado recuerdos inolvidablesen sus primitivos apuntes, y la ramera vulgar, físicamentenauseabunda, atractiva en su fealdad, en su mundo deconcupiscencia; pero es ahí, en las grotescas zarabandas

de los burdeles, en las escenas de la "femme a sa toi llette" ,o en las de la buscona en el "trottoir" , donde Orozco ex-presa un sentido espiritua l y gozoso, ' por el exquisito arte

y despiadada crítica con que ha expresado ese m;und o ga-lante. Vuelve a surgir la hembra bravía, de juerga y de

aspecto vandálico, lado de los revolucionario¿ mexica-

nos, que ebrios de triunfo se abandonaban a Ias l!más sór-didas bacanales. La mujer prostituída acompaña r a los ri-cos en sus francachelas, mientras los pobres se pelean ; sim-boliza la falsa justicia, la falsa libertad que engÁña a losmiserables mostrándoles las rotas cadenas y, eq fin, su

figura descarnada y obscena sirve para significar, ¡en mue-

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ca siniestra, la ciencia deificada, el más elevado triunfo

de la razón y de la soberbia del hombre, en lo que tienede pretensión del absoluto y de aspiración a ser fuente

de vida; po r eso está en Dartmouth College ese esqueletode ramera, sobre gruesos volúmenes, retorciéndose en es-tertor macabro y pariendo una pequeña momia: muerte

de la muerte misma. Pero donde Orozco ha llevado a úl-

timo extremo el deshumanizado aspecto de la mujer como

carne vil, exenta de todas las cualidades que la hacen

respetable y digna, es en la pintura del Palacio de BellasArtes, donde sus cínicas carcajadas compiten con los ruidos

producidos po r la eclosión del mundo materialista y meca-

nicista, donde sus gruesas y falsas joyas y sus actitudes

vulgarmente impúdicas pretenden aún tener atractiva va-

lidez.

Es necesario asomarse a otros aspectos de la mujer, para

sentirse confortado, pero antes hemos de encontrarla en

circunstancias desgraciadas, como: burguesa impía, vana,

fea, falta de caridad y de auténtica religiosidad, tal cualpuede verse en aquellas pinturas del primer corredor de

Preparatoria, o significando pretensiones ridículas y frus-tradas, en el ábside de la Biblioteca de Jiquilpan; un a vezmás aparece simbolizando la falsa justicia humana y la jus-ticia corrompida en los frescos de la Suprema Corte. En

la bóveda del templo de Jesús es la gran meretriz apo-

calíptica.

Contrariamente a todo lo hasta ahora mencionado, lamujer surgió en las pinturas murales de nuestro artista

como símbolo de la fecundidad y en su más excelso aspecto:

"11aternidad", como fuente de vida. En Preparatoria es

madre, esposa y soldadera. En la Casa de los Azulejos senos muestra sufrida y resignada, y encarnando la Gracia,

po r virtud de la cual nos es dado el ser humano -¿ no

es también la mujer la gracia que Dios ha dado al hom-

bre 7 - . En Orizaba es la restañadora de heridas, la que

sufre las consecuencias de la lucha del hombre po r susideales, en la cual lo acompaña con hondo sentimiento

caritativo; y también es víctima de las pasiones (Prome-

tea), pero como ser consciente y dirigente de su propio

destino. Es mujer de hogar en las pinturas de la New

School. En el ábside de Jiquilpan cabalga majestuosa-

mente el tigre que cruza la senda de espinas con dramá-

LA IDEA DEL HOMBRE

tic a dignidad, con impasibilidad institucional y en un ta-blero del mismo lugar recuerda las Parcas, al recorrer el

campo sangriento después de la batalla, subrayando con .su presencia el trágico ambiente de la escena. Por último,en la Suprema Corte al simbolizar la plata, se vuelve on-dulante, frívola y a la vez momificada en su superficialidad.

En los últimos trazos de Orozco simboliza la primavera.La mujer mexicana tiene lugar aparte en ese laberinto

que es lo femenino, primero la india ( M alinche) es com-

pañera del hombre blanco en ·América , efi-caz e indispensable para cimentar este nuevo mundo connuevas razas. Más tarde la representa Orozco en el campo,

como sufrida, resignada, maternal, abnegada, ereyente, re-

sistente a la vida hostil y fiel al hombre en SllS empresasy anhelos, guardando un lugar de segundo p lano -n o

por eso menos importante-- en la vida doméstica y en labatalla (Preparatoria). I

En los frescos de Darmouth College la IIfuje r anglo-sajona como educadora, simboliza el sentido matronil ygregario de la vida en Norteamérica, y en las pinturas pe-queñas de Nueva York (1930-1932) tiene un *pecto duroy afilado . ;

A las anteriores situaciones en que aparece la muj er en

la obra de Orozcohay que agregar algunas o; ras en que

forma parte de alegorías poéticas y filosóficas y en lascuales contribuye con frecuencia a da r a la vida un sen-tido de sensualidad y plenitud, a veces no exento de crítica

irónica po r parte del artista, me refiero a sus pequeños

cuadros de caballete. Los retratos son cosa aparte, en ellosno ha y sino el deseo de penetrar el alma de los sujetos,su carácter más profundo, a través de los rasgos que lesda n individualidad y humanidad inconfundibles;

Ya se ve, pues, que la mujer como cara: mitad del

hombre lleva también en sí la posibilidad de: conducirsesegún su propio criterio y participa del dolbroso vivir,cumpliendo con su misión fundamental al ser mad re, siendo

víctima de sus propias flaquezas y debilidades, pero tam-

bién elevándose a excelsas categorías. Así Orozco Con suconcepto de la mujer completa su idea del homb re, por-

que éste no sería si ella no existiese, e l pensar

al hombre en genérico, es pensar también eri la mujer,

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su inevitable compañera en este mundo. La mujer es un

símbolo del artista para da r forma a la idea que quiere

expresar, según las circunstancias.

EL PUEBLO

Es necesario distinguir al pueblo de cualquier otro de

los aspectos con que a menudo se le confunde, porque elpueblo como tal tiene carácter y sentido propios, se forma

de un conglomerado de individuos que pueden decidir por

sí mismos su destino y tener perfiles significativos de per-sonalidad; el pueblo podrá ser juguete de las circunstan-cias, podrá acertar o equivocarse, fortalecerse o debilitarse,pero lo que no podrá nunca, es dejar de tener concienciay responsabilidades. Por lo tanto, hemos de distinguir tam-

bién en la obra de Orozco, el sentido con que ha repre-

sentado las multitudes, para no errar en su interpretación.El pueblo aparece en la pintura de nuestro artista en

circunstancias adversas, tales cuales en nuestros días se ha

encontrado o se encuentra: pobre, engañado, vilipendiadoy dolorido, según los frescos de Preparatoria y Orizaba,

y como mutilado y convulso, en el muro de la Universidad

de Guadalajara, donde por fin ha reaccionado colérica-mente contra los líderes y propagadores de ideologías fala-ces que lo han llevado a un trágico estado de sufrimiento.Además, en el Palacio de Gobierno de la misma ciudad,

ha representado Orozco · al pueblo, simbolizado en unas

cuantas figuras de desgraciados, como sacrificado, perfilán-dose en un horizonte de fuego, sobre el que se advierten

vacilantes cruces.El pueblo en el campo es el pueblo sencillo y apacible,

pero capaz de agitarse por las ideas, de abandonar suvida de trabajo y lanzarse a la lucha en pos del ideal.

Orozco ha dejado en sus murales su idea del pueblo

indígena pre-americano, antes de la llegada de los es-pañoles, y lo ha pintado nómada, guerrero, religioso, bár-

baro, agricultor y constructor, pueblo con un sino: serincorporado a la cultura cristiana, como ya hemos dichoen otro sitio. .

Al sentido gregario del pueblo anglosajón de Américael artista ha opuesto el individualismo de Hispanoamérica,

LA IDEA DEL HOMBRE 163

con rasgos característicos que diferencian dos maneras de

ver la vida y hacen, digo yo, tan problemático un pana-mericanismo de hondura. .

En suma, cualesquiera que sean las circun stancias en

que se encuentre, el pueblo es un conjunto de p ersonas,

no un rebaño sin opinión.

LA "MASA"

Contrariamente al concepto anterior que define al pue-1

bl1as "masas"1 "  " pura ' , sa e so-, o masa, que e111 aqUlbrando, no tiene otros perfiles propios que aquellos elás-ticos en que la individualidad desaparece, las ¡responsabi-lidades se pierden, la inconsciencia es patente ¡y donde la

violencia caracteriza muchos de sus actos. La "masa" estará

siempre a merced de quien la pueda manejar, para bien

o para mal, porque su ausencia de visión y carencia decerebro la llevará de un sitio a otro, sin saber dónde seencuentra; servirá de instrumento o intermedio. para finesmediatos o inmediatos y en el mejor de los casos seguirá,como rebaño, las direcciones que reciba, cualesquiera que

sean, sometiéndose inconscientemente a las voces de quien

grite más alto. En su certera obra "L a Rebelión de lasMasas" (1929), Ortega y Gasset 34 en claros conceptos se-ñala las características de ese fenómeno de nuestros tiem-pos, que el insigne pensador español ha tipificado en su

idea del "hombre-masa"; a ella remito a qu ien desee tener

un justo sentido de loque

"la masa", especialmente enestos días, significa, de lo que es ser "hombré>masa" , que

es casi tanto como no ser hombre.

Pero volviendo a nuestro asunto qu e Oroz-

ca, desde las pinturas de la New School, pintó a las masasesclavizadas, mecanizadas y pobres; en el fresco de BellasArtes el hombre-máquina siembra el caos engolfándose en

luchas fratricidas, que se continúan en los muros de l Pala-

cio de Gobierno de Guadalajara. En el Hospicio tde aquella

ciudad, la "masa" mecanizada o como ahora se ldice "mo-

torizada", recorre los campos de concentraciótt qu e dés-potas inhumanos han cercado, y en Jiquilpan, ila "masa"

aparece sin ojos, casi podría decirse sin cabeza,!pues toda

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ella es enorme boca que, montada en pequeños cuerposque sólo recuerdan los humanos, grita y se desgañita es-grimiendo macanas y lanzando piedras sin saber a dónde,

ni por qué, como tampoco sabe de dónde y a qué vino. Lo

anónimo, lo irresponsable se patentiza entre el desordenque ensordece. Ma s donde Orozco, con sentido crítico ha

pintado a la "masa" obrera obnubilada es en la SupremaCorte, porque aquella masa dolorosa de trabajadores noparece saber bien claro lo que quiere, por el contrario,

del fondo opaco, gris y vago de su ser se desprenden ins-tintos que recuerdan los perfiles inconfundibles del chim-

pancé. Y que no se tome lo anterior peyorativamente por-

que no se trata de eso, porque el hombre consciente y librepara escoger su destino, el selecto, igual puede encontrar-

se entre los más humildes trabajadores, que entre los altosniveles sociales, como el hombre-masa se produce en losmedios plebeyos y en los pseudo-aristocrá ticos.

LA HUMANIDAD

Cuando el ser consciente surge con vigor en la obra

de Orozco a través del mito prometeico, la humanidad

naufraga en un mar de pasiones, en que el orgullo, él amor

y la desesperación, son débiles leños e ilusorias áncoras

de salvación. La misma humanidad doliente y miserablees oprimida, martirizada y burlada por los demagogos, es-carnecida por los tiranos o socorrida por espíritus carita-

tivos, en las pinturas de Guadalcjara, mientras en los ta-

bleros de la Suprema Corte se muestra pervertida, engol-.fada en el mal, en la injusticia, ocultándose el rostro con

caretas. Víctima de sus propios designios o designada para

purgarse en el sufrimiento, la humanidad no es sino un

complejo de actitudes y circunstancias, en que vemos de-batirse el espíritu inquieto, vacilante, triunfante o claudi-cante, pero espíritu en fin, siempre en desvelo. Y en elmundo contemporáneo la humanidad es la víctima, cual

si se tratara de los grandes castigos apocalípticos, cornoaparece en la bóveda del templo de Jesús.

La complejidad, las posibilidades y las limitaciones sonlos rasgos definitivos y definitorios del hombre que se

desprenden del concepto que Orozco nos ha dado de él

LA IDEA DEL HOMBRE 165

a . través de sus obras. Como dijimos arriba, a pesar de

que esta idea parezca a muchos obvia, no lo parece tanto

cuando vemos en nuestro derredor a los pueblos matándose

por teorías que llevan un menoscabado concepto de loque el hombre es. La idea de Orozco en última instancia

nos hace pensar, no en un escepticismo o en un futuro

ideal con respecto a la existencia humana, sino en una fe

presente y absoluta en sus posibilidades y en aquellos do-nes que por gracia recibe y que vividos en conciencia leserá imposible traicionar.

Con sus aspectos positivos y negativos la exiS tencia hu-

mana, finita, haga lo que haga, se topa con el límite de

lo infinito, imposible de trascender por la del cono-cimiento, así sólo le queda la posibilidad de sen tirlo, de

reconocer su presencia, y la limitación frente aEl. Esta aceptarión realista de la existencia ha impide,antes agudiza, el sentido de lucha dramátical de salva-

ción, tanto más heroica ya que no tiene ningún cielo ofuturo prometido, ni mucho menos asegurado. La s posi-bilidades de curarse en esta existencia no Son sino losquehaceres de la vida misma y el campo ilimitado de laimaginación creadora. Es aquí que se encuentJra el gocecompensador del drama, que en el caso de un gran artista

como Orozco sirve para expresar -va lga la gozosamente el dolor de vivir. Y ahí está la cúpula delHospicio Cabañas para atestiguarlo. Po r lo demás todo sereduce a este humano mundo en el que se encuentran

en juego todas las posibilidades de la existencia.

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23. LA IDEA I?EL MUNDO

LA VIDA

Se es en un mundo, el que sea, no como algo exterior

a sí mismo sino como mundo propio, constituído por per-sonas y cosas y en el cual se está participando activamenteen una peculiar relación. Es la vida. Ahora bien ¿ qué

idea de la vida se desprende al revisar la obra fecunda ymagnífica de José Clemente Orozco? porque junto a suconcepto del hombre aparejada va, naturalmente, la ma-

nera como este hombre vive. Inútil es repetir que el dra-

matismo tiñe todos los -dibujos y pinturas que el artistaha producido, por lo que aun los asuntos críticos o go-zosos, muestran el contraste ceñudo en que la vida se

revela.Las escenas de burdel y los tópicos callejeros, las cari-

caturas de tipos célebres, entre los que se cuenta la pro-pia del artista, indican su temprano sentido crítico de la

vida, puesto que la objetiva extrayéndole aspectos doloro-sos y jocundos a la vez. Vida de vandalismo y de orgía es

la que captó en rápidos trazos en los dibujos de los a,'ñosde la Revolución; vida de horror y de tragedia que dejóal país sangrante y renovado y en medio de la cual elsentido religioso y dramático de la existencia se descubriócomo uno de -los nervios tensos de la vida mexicana.

Vida de lucha y de contrastes, de lucha dolorosa enque el hombre se afana por alcanzar ideales o bien los

pisotea (Preparatoria), así tenga que pasar por el sacri-ficio -o la esclavitud voluntaria, que es voluntad de perder

la razón (New School), y aunque tenga que llegar alsuicidio para purificarse, para salvarse de sí en un mo-mento dado (Bellas Artes). El ideal de la libertad que

engolosina las mentes, engañoso pero siempre bueno, llevaa los hombres a luchas fratricidas (Palacio de Gobierno,Guadalajara), a sucumbir y a errar (Universidad de Gua-

dalajara), luchas en que resurgen los más primitivos ins-tintos que violentan la vida, haciéndola ominosa y 'cruel(Suprema Corte).

La vida en el campo y en el cotidiano trabajo se nos

presenta como apacible, serena, pero vida al fin es sacu-

LA IDEA DE L MUNDO 167

dida por el llamado del ideal por renovarla un a vez más,con sentido anhelante y digno; vida que va forjándosea sí misma con dolorosas renuncias (Preparatoria, 2Q piso).

Como gracia que la vida humana es (Casa de losAzulejos) comprende materia y espíritu, constante con-ciencia que -es tortura sin tregua ni. descan so , pero goce

también (Prometeo); vida que apenas la razón puedearmonizar para poder convivir como apoyán -

dose en el hogar, en la familia (New School).- Pero las malas artes surgen y la vida de Ihorror y demiseria para unos, de estupidez y de para otros,transcurre tenebrosamente, entre "leaders" funestos y dic-tadores desalmados; vida que envilece, de ld,cura) de sa-crificio y martirio, vida compleja, de espectacÍón, de espe-ranza, de limitación (Guadalajara). y nos asbmamos conesto a las entrañas de la vida actual, de de opre-

sión, de peligro, de materialismo y mecaniílación, vida

también de desperdicio y constante fluir (Dive Bomber).Por eso la vida en incesante ebullición es vida de empresas,de realizaciones, de aventuras y de dominio, ,de ciencia yde religión, de tradición, de renovación, de guerras, decaridad y dulzura, de vanidad y de tragedia (Guadalajara).

La pretensión de regular la vida por medio de falsas ideasde justicia ha sido expresada con vigor por Orozco, pre-tensión que es castigada por la única verdadera justiciaque viene de lo, alto y de la cual el hombre está en prin-

cipio imbuído (Suprema Corte) .Hay dos visiones críticas de la vida en la obra de Oroz-

co, la que vuelve los ojos al pasado y la que se ocupa en

el presente; para el futuro no hay un a visión ideal, en

sentido profético, sino una fe en las posibilidades con que

el hombre ha sido dotado y las cuales él y nadie mástendrá que salvar para salvarse. -

La vida indígena de América antes de iser ligada ala cultura de la cruz, se expresa en las pinturas de Orozcosegún su idea (Preparatoria y Dartmouth College), y rece como un a vida primitiva, cercana a la naturaleíla,vida ,religiosa, bárbara y brútal, de sacrificibs humanos ,de trabajo y de guerra; vida mítica respetuosa de sustotems, vida destinada a incorporarse al signo;de la reden-

ción, _que superará a los dioses pavorosos y a los sangui-

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narios "papas", puesto que tiene el sentido de la mise-

ricordia.En los orígenes propiamente americanos la vida se ini-

cia con nuevos horizontes, con incalculables posibilidadesde renovación, con sentido religioso cristiano, de justiciay trabajo (Preparatoria-Dartmouth CoIlege-Guadalajara),

de creación de razas nuevas. Pero el hombre moderno hatraicionado esa vida de espíritu, sacrificio y construcción,y elevando el fetiche de la ciencia positiva a categoría di-vina ha vuelto a la barbarie mítica en que nuevos totemsparece que exhalan sus virtudes, en que nuevas víctimashumanas se ejecutan en aras de la soberbia y del poder

material, despertando la ira de Cristo ante su inútil sacri-ficio. La vida americana moderna ha traicionado los fun-

damentos espirituales que se le dieron, oro macizo, cam-

biándolos por las cuentas de metal sin valor de un mate-

rialismo agudo. La vida individualista de Hispanoamérica

se ve acosada por la ambición del extranjero, mientras

la vida gregaria de Angloamérica se ahoga entre máquinas,

orquestas y discursos (Dartmouth College).

En Norteamérica misma (1930-1932) Orozco captó elsentido de una vida de inconsciente soledad, de contrastes:riqueza material y miseria espiritual; vida seca, anónima,

de indiferencia, inhumana, insociable, triste y cruel; vida

carente de autenticidad, vida de burgueses y de miserablesque con la "cruz a cuestas" arrastran su vacua existencia.

La vida mexicana de nuestros días ha sido expresada

por Orozco con trazos violentos y críticos también (Jiquil-

pan), y a través de sus alegorías nos ha dado los elementos

que la componen; vida de dramatismo, de hierática digni-da d y fiereza, de ridiculez, de rapiña, de extorsión, de reli-giosidad menoscabada; en ocasiones de horror y de injus-ticia, de vandalismo y violencia, de mofa y de dolor, pero

vida de conciencia, vida capaz de elevarse sobre las rique-

zas materiales que pretende defender (Suprema Corte).

Vida mexicana actual, vida en peligro ante la amenaza delmundo mecanicista (Escuela Nacional de Maestros).

Polifásica resulta la vida si se atiende a lo arriba ex-presado, como complicada y difícil resulta en la realidad,

pero lo importante es la correlación que Orozco estableceentre la vida y su obra, de calidad artística tal, que enrai-

zada en aquélla, la eleva a categoría estética por las virtudes

LA IDEA DE L MUNDO

del pintor, quien la sintetiza con imaginaclOn, conscien-temente, con sensibilidad extremosa, de já ndola clavada,

pintada, expresiva gracias a su lirismo, a su a rte incom-

parable. i.En las circunstancias históricas en que ha expre-

sado la vida ésta se caracteriza con rasgos esquemáticos

que permiten captar de un SE>lo golpe la id tta que elartista se propuso expresar muy concretamente; aSÍ, la

vida indígena, primitiva, mítica y bárbaramente cercana

a la naturaleza, resulta un contraste con la vida espiritual

de misericordia y de esfuerzo constructi.vo  que la cultura

occidental trasplantó al Nuevo Mundo; y que sd entienda

,bien que la se establece de cultura a cul¡tura, por-

que no faltará quien tache de indofobo a nuestro artista,

porque distingue bien al hombre por su conc*ncia. La

misma crítica aplicará después al hombre contemporáneo,

desenmascarando su engolfarnient6 en el materialismo y

su traición a sus posibilidades espirituales; a los norteame-ricanos con su arrogante debilidad y a los mexiCanos consus vicios y veleidades.

Por el drama y la tragedia en que se agita la vida enla obra de Orozco, vida de lucha y de anhelo por necesidad

de ser, no puede uno menos que reconocer que esta vida

es el inevitable transitar por un "valle de lágrimas", entre

el nacimiento y la muerte, un continuo vivir y morir, un

curarse y preocuparse, en suma: lo qu e y singu-lariza la humana existencia, porque el fuego interior no

deja un segundo de reposo y nos obliga a proyectarnoshacia el futuro en cada imtante.

LO HISTORICO

Orozco vuelve los ojos al pasado, no para recJmstruirlo

nostálgica o románticamente, ni para erigirse enl¡ su juez,

sino en función de su ser, como parte de su de

su anhelo de comprender su presente, que es ta1).to como

proyectarse hacia el futuro, por eso dice en su tp intura:

los act.uales mexicanos somos distintos a los antepasados de

las culturas muertas del primitivo indio del Cohtinente;

en cambio del hecho histórico de la Conquista toma lasposibilidades que aportó y que aun son vigentes en nuestro

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17170 IDEA

eXIstir, porque nacimos ligados a la cultura de la cruzen el mundo moderno y por propio esfuerzo tenemos que

realizarnos aquí, en esta concreta parte del mundo. Esdecir, que el pasado sirve a Orozco para definirse así:"yo tengo unos valores culturales propios que me identificancon la cu1tura occidental pero esos valores tengo que rea-

lizarlos aquí, en América. concretamente yo". La obramisma de Orozco está probando los anteriores asertos, massi hubiera duda léase su Autobiografía. Para definirse,pues, el artista, para definir su presente, que es la totalidadde su ser en cada instante, vuelve los ojos al pasado: elmundo indígena, la España del siglo XVI, el mundo ameri-cano en sus orígenes, es decir, la conquista, evangelización

y colonización de América. Mas no para ah í su función crí-tica e interpretativa, porque no podría pararla mientrasexista, y recurre a los hechos históricos más cercanos en

el tiempo, siempre en función del presente. La Revoluciónmexicana, el tránsito del orden viejo al nuevo, en un sen-tido cultural, le aportan elementos para interpretar y ex-presar lo mexicano y la época contemporánea; las luchassociales, el ma teria lismo ambiente, el envilecimiento, . lalocura de las ideas políticas actuales, los hechos oprobiosos,como los campos de concentración y la mecanización delindividuo, le hacen expresar la necesidad que tiene el hom-

bre de salvarse de sí mismo, de una civilización mecanicistay cruel que oprime y sujeta las posibilidades humanas; por

todo lo cual, desengañado y desengañándonos al expresarlas situaciones reales del hombre, se apoya en la fe de lasposibilidades primigenias de éste, en su urgencia de salva-

ción constante. Orozco define, pues, la historia, como elpasado en función del presente y del futuro y por lo tanto,como definitoria del hombre, con un sentido dinámico ytransitorio, como la misma vida humana es.

EL MUNDO

En la visión o idea del mundo que Orozco ha expresa-do en su obra hay dos planos que considerar: el inmediato,en el sentido de la realidad histórica de las circunstancias,

y el de aquel sustrato que constituye un sentido más ge-

LA IDEA DEL MUNDO

nera!. Tenemos, pues, un mundo de circunstancias y un

mundo de ideas y sentimientos de carácter universalista.Del primero de ellos podemos anotar un a serie de

mundos particulares que llevan implícitas ideas y senti-mientos que formarán un mundo aparte que considerar

después. Así encontramos: un mundo indígena" un mundo

americano (sus orígenes), un mundo unmundo mexicano y un mundo contemporáneo r

Del segundo de aquellos dos mundos pOdemos dIS-tinguir: un mundo poético y filosófico, que , se resumeen un último mundo de conciencia trascendente.

¿E n qué consiste cada uno de esos mundos? es la

cuestión que vamos a tratar de contestar pprque ellosnos dan la clave, en conjunto, de lo que es el mundo de lohumano para nuestro artista.

El mundo indígena antiguo, con sus guerras fratricida s,ritos macabros, dioses sanguinarios y monumentos magní-ficos, es un mundo de religiosa barbarie en quJ el espírituprofético de QuetzaIcóatl vaticina, an te las miradas at ó-nitas de los indios, su próxima destrucción, su absorción

por la cultura de la cruz que ha de traer el hombre blancoenfundado en su traje de fierro, portador de 'añeja y reno-vada cultura que trasplanta a estas partes del Globo.

y el mundo americano surge, como un mundo de nue-

vas posibilidades, rompiendo la imagen del horizonte co-nocido; mundo en qué realizar valores espirituales y ma-

teriales, por nuevo y constante esfuerzo humano; mundo

al que se apdrta la savia de la cultura hispana y lasposibilidades del mundo moderno, en cuyos orígenes nace;

mundo ,en que se aniquilan las culturas

prome-tiendo nuevas eras de esplendor; mundo crehdo por elempuje bélico y aventurero de los hijos de y de

León; mundo sobre el cual se derrama el misticismo delos frailes civilizadores y del monarca taciturno, mante-

nido po r la afilada espada y el espíritu férreo de lun hombre

a quien su genio lo hace respetable y grande: Cortés, pri-

mero entre todos en aceptar su destino americi no, simbó-lico y ejemplar fundador de una nueva raza, humano qui-jote cuyas andanzas hicieron posible la implantación de lamisericordiosa cruz en el corazón mismo del U ichilobos.

Mundo de Norteamérica de nuestros tiempos, de ma-

quinismo, de materialismo, de gregarismo, de soledad y de

I

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172IDEA

superstición científica. Mundo que tipifica el mundo mo-

derno en su aspecto de grandiosidad técnica .y mengua de

espiritualidad.Mundo hispanoamericano de nuestros días, individua-

lista y amenazado por la voracidad y la traición extranjera.

Mundo mexicano de lucha por los ideales, de cambios

de órdenes, de injusticia social, de obreros y campesinosluchadores, de corrupción y tragedia, de falsedad socialy religiosa, de contrastes, de dramático hieratismo, dedignidad, de fiereza, de extorsión, de espinosa dificultad,

de ridiculez, de religión menoscabada, de riquezas natu-

rales, sobre las cuales hay que elevar la conciencia nacio-nal; mundo de antiguas tradiciones, de historia turbulenta,

de presente amenazado y de futuro incierto; mundo alque dejó Orozco, como testamento, un a sola palabra:

libertad.La visión de Or02CO se extiende con más amplitud

hacia los mundos de lo contemporáneo universal y trasel mundo primitivo mitológico, el del hombre al nacer con

un ser dado por Gracia, de materia y conciencia, encon-tramos un mundo de falsedades, de vanidad, de injusticia,de engaño, de corrupción, de dolor y de afán de realizarideales; mundo de esclavitud, de explotación, de mecani-zación de la existencia; mundo envilecido, de locura, deguerras, de lucha, pervertido y religioso, cruel y caritativo;

mundo de contrastes, de opresión y de esperanza; mundo

complejo de meditación, de sacrificio, de trabajo, de razóny creación humanas, de humana limitación; humano mun-

do de constante conciencia, de tortura incesante, mundo

como "meta eternamente luminosa que se cierne ante elhombre-naturaleza", al decir de 11ax Scheler,35 pues todaconciencia se basa en un padecer; y todos los grados supe-

riores de la conciencia se basan en padecer creciente.Un mundo así necesita la renovación, el saneamiento_

si bien forzosamente a través del sufrimiento y el do lor.pues el hombre tiene que salvarse de este mundo de fusión, de obnubilación, de justicia falseada o corrompi.da.

de locura inaudita; mundo transitorio, como todo lo mano o histórico, sin punto fijo absoluto; mundo de cri.6

en explosión; ta l se presenta ante nosotros el que llamado el mundo de las circunstancias, en la obra

O·rozco.

LA IDEA DE L MUNDO 173

Mas de todas esas circunstancias se condensa otro

mundo poético, filosófico, trascendente, que viene a serel alma o el animador del hombre en las situaciones en

que, necesariamente, se encuentra en cada instante de suvida. 36

El mundo poético que emana de la obra de Orozco,

en el sentido etimológico de la palabra "póietis", hacero producir, es, por su riqueza de figuras, de imágenes einvenciones, un mundo extraordinario que reflej;a con más

pasión, la acción que hace, que la cosa usando

palabras de Paul Valéry,37 para quien la obra del espíritu

sólo existe en acto. Ese hacer incesante, salir dé sí o pro-

yectarse; ese anhelo de hacer que el hombre como

un a urgencia inaplazable y condicionada por la necesi-dad de su ser, de su conciencia, lo ha expresaCdo Orozco

en aquella figura ígnea de Guadalajara, que ilumina toda

su obra, y que ilumina también, necesariamente, todo hacer

del espíritu humano. Al igual que en el mundo poético

que el artista expresa, puesto que se agita en 16 históricoy en lo contemporáneo, él mismo va plasmando su propia

"póiesis", dejando como resultado pinturas, obras de suespíritu, que su urgencia le obliga a producir, ante la

líneasOrozco.

cano,

,;0;

Qrirno,

-lOTt¡ ue

es

inevitable necesidad de producirse; como yo escribo estasfrente a mi personal urgencia de explicarme a

Si volvemos la vista hacia lo dicho en párrafos riores, observaremos: que la poética del mundo indígena

se cifra en un hacer actos religiosos; la del mundo ameri-

en sus orígenes, en un hacer un nuevo mundo; la

del mundo hispano del siglo XVI, en hacer un m¿ndo nue-la del mundo de Nortcamérica, en hacer ciencia yc:écnica; la del mundo hispanoamericano, en la

el mundo mexicano, en hacerse una conciencia; y, po r

la del mundo contempcráneo en hacer diversos::pos de vida humana. t

Pero estos quehaceres implícitos en la obra de nues-artista no interesan sino relativa y circunstanóalmente,

lo importante es que se trata de Hna 'i:esis", así se traduzca en actos religiosos, mundos nuevos

:T.:oo ernos, técnicas, ciencias, hacerse, o hacerse'un a con-'a, o tipificar la vida humana; esta infatigable poética

el dinamismo interno del ser humano, que ,él dirige,

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17574 IDEA

bien o mal, en cada situación vital en que se encuentra,

pero que lo mantiene en movimiento, siempre curándose;

es la maldición y el bálsamo necesario del existir de sualma sin tregua atormentada. Podemos, pues, concluirque el mundo poético de Orozco refleja un mundo de ac-ción, del hacer, que equivale a decir, un mundo en cons-tante movimiento.

El mundo filosófico en la obra de Orozco representa

el afán de verdad que el artista expresa a través de susimágenes y alegorías, su preocupación por captar lo prin-

cipal y verdadero del mundo. La verdad del mundo in-

dígena que describe es, aunque de índole religiosa, la

verdad del bárbaro, la verdad del mito, de 10 hórrido yla verdad de la muerte de ese mundo. La verdad delmundo americano, en sus orígenes, es su fundación y esta-blecimiento, tras la destrucción del mundo indígena, sobrebases espirituales de misericordia, de esfuerzo material

constructivo, de nuevas razas; porque lo que se destruyófueron las culturas, pero el indio quedó incorporado ala redentora cultura de la cruz. Del mundo contemporáneo

de Norteamérica Orozco pinta una verdad que se nosantoja desoladora, por el materialismo, el gregarismo, elcientificismo supersticioso y la inconsciente soledad en que

transcurre su vida. La verdad del mundo hispanoame-

ricano es su constante hacerse individual, ante la voracidad

y amenaza extranjera. El mundo mexicano, nuestro mun-

do, revela su verdad en la obra de Orozco, dramática ver-dad de luchas, de dolor y tragedia, de injusticia, extorsióny fiereza, de religión maltrecha; a través de espinosa senda

el esfuerzo por elevarse sobre las riquezas materiales, pordepurarse la conciencia y la verdad de un presente ame-

nazado y de un incierto fl.J,turo. La verdad del mundo

contemporáneo universal aparece con perfiles ' trágicos ycríticos porque es un mundo de plurales verdades, por-

que en este mundo impío, materialista y corrompido, cada

cual pugna por imponer su verdad a los demás, haciendo

del mundo un circo de dementes, en el cual el mate-

rialismo y el mecanicismo oprimen a la humanidad amor-

dazándola. Ante espectáculo tal, Orozco nos dice su ver-dad: los valores espirituales traicionados, el sacrificio deCristo inútil, el dolor y la infamia desatados, no queda

sino volver la mirada al cielo y conservar la fe en las

LA IDEA DEL MUNDO

pnnugenias virtudes del hombre, que el ho J bre ha de

salvar, salvándose de este tránsito, situación o circunstan-

cia en que él mismo se ha colocado por sus errores y su

soberbia. La filosofía de Orozco se define, pues,: como una

filosofía de la existencia, porque es en el hurrlano existirdonde el artista busca la verdad y el resultado es doloroso

y trágico, porque el hombre recibió por gracia un cuerpoy un a conciencia, unas virtudes que ejercer y el hombre

ha usado ma l de todos esos dones. Dos cosas quedan

en pie firme, en este filosofar de Orozco: un mundo trans-

humano del que provienen los dones y la existencia misma

cuyo conocimiento es imposible, y un mundo con-creto, que hace su propio destino.

Llegamos al momento en que el hacer de Úhombre ysu conciencia cobran sentido al vincularse a mundo

transhumano, ignoto, y de ah í que su afán y su anhelar

constante provengan de su aspirar a una transhu inana iden-

tificación. Por eso, aunque se llegue a desespeb r de estehumano mundo, queda siempre la esperanza salvación,

la posibilidad de superación, reconocidos los tes radi-

cales del hombre. El hombre y la historia son!' un mismo

y dinámico movimiento, y es en esa historia y en ese mo-

vimiento donde el hombre sucumbe o se es decir,olvida sus dones, su conciencia, su anhelo de trascenden-

cia o por el contrario, realiza en este mundo mejores

posibilidades. Hay un a moral implícita en todo esto, no

obstante que OrozGo se empeñaba en no ser un moralista,

porque hay una fe en la salvación, porque el errar delhombre es circunstancial e histórico y es lo falso y lo

feo, porque también el hombre tiene la posibilidad de acer-ta r en lo verdadero y lo bello, según su conciencia. Oroz-

co nos presenta pues, un mundo verdadero y bello, por

la gracia del arte, el cual ha de realizar para salvarse.En este mundo dual transcurre la existencia, que circuns-tancialmente puede ser de falsedad y de fealdad, pero qu etambién puede ser de verdad, de bondad, de justicia y

de belleza. Un mundo de escepticismo en cierto sentido,respecto a la maldad o bondad absolutas del hombre, pe-ro un mundo de esperanza de salvación. El arte de Oroz-co es fuerte y grande, porque contiene una belleza que

debe descubrirse a través de sus signos, y ale-

gorías; belleza moral, que es la más bella de las bellezas,

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24. LA IDEA DE AMERICA

Si revisamos el repertorio de temas tratados por Oroz-

co en sus pinturas podemos observar que se reducen aunos cuantos, si no es que a uno solo, el hombre, pero del

cual ha dado múltiples aspectos; por lo tanto, a1 lver sustemas o su tema desde distintos puntos de vista, ¡qu e enrealidad se integran, es casi forzoso incurrir en repe ticio-nes acerca de lo ya expresado, pero depurándolas Iy agru-

pándolas . con distinto y especial sentido. A lo menos, esaes mi intención, Entre los temas particulares en Ia obra

de nuestro artista, uno de los más importan tes es el de la .idea de' América> que podemos recoger a trav és I de SU!!

pinturas; tema importante en su obra, decíamos, IY tema

importante para nosotros en particular.

La idea de América, que aparece por primera vez en

la pintura mexicana y desde l uego en la universi l como

tema insólito, surge en la obra de Or02co implícita o ex-

plícitamente con sin igual vigor y sentido, y, adelnás, esél quien por primera vez la expresa en forma directa des-de sus pinturas murales de la Escuela Preparatoria (1922-

1926). Pero ya anteriormente en sus tempranas obras sehabía expresado en escenas de la vida galante o callejera

en forma americana, no sólo porque esa vida por él re-flejada es "la de México, sino porque su manera, su expre-

sión, es de tal originalidad, que se distingue de toda lapintura europea de la época. Vienen después las de la Revolución y Orozco logra tratar el temu. Itrágico

mexicano con un sentido de universalidad como n llOca elarte lo había considerado. En muchos de sus cuad ro s pin-

tados entre 1920 y 1932, Orozco mezcia un ingr:edienteque adquiere singular valor en sus manos: lo popular me-

xicano, pero no las formas externas o pi.ntorescas, lasfuerzas internas, a las cuales da nuevo contenido. Ma s no

sólo la vida mexicana ha sido expresada con profdndidad

en esa serie de cuadros, pues también en la de Norteamé-

rica el artista ha sorprendido su aspecto entre

los pavorosos subways y la soledad inconsciente de hattan. Así Orozco nos ha dado en ambos casos t:xpre-

sión artística y americana, al ser interpretados de tal

12

176 IDEA

y en la cual se traduce su gozo y dolor de la existencia,de ahí su arte dramático y la belleza trágica que expresa.También el arte de Orozco es religioso, en cierto sentido,porque religa al hombre a lo trascendente, porque tieneuna moral y una fe; porque tiene moral es arte crítico,discriminador de lo bueno y lo malo; porque tiene fe es

simbólico; mas porque es escéptico en algún sentido, esdescriptivo de la existencia humana y por lo tanto realy verdadero.

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178 IDEA

modo que resultan típicos de dos modos de vida america-nos: el hispano-mexicano y el anglosajón.

Al pintar en los muros de Preparatoria escenas de laRevolución, en sus aspectos bélicos y sociales, Orozco sereveló como un pin tor De acciones humanas, pero no enun sentido ideal del deber ser, sino encarnadas en los

hechos concretos de la realidad vital, por eso el dramahumano de la Revolución, del cambio de órdenes, es uncaso del drama universal contemporáneo, del qu e puededolerse cualquier hombre que sea tal. Además, no hayque olvidar que la Revolución mexicana dentro del pano-rama universal significa un prematuro brote, porque nohay que considerarla aisladamente, sino más bien como laprimera batalla de nuestro siglo en que se debatió o seinició abiertamente la trágica crisis cultural política ysocial que aun está regando con sangre el mundo. Méxícose lleva las primicias y tiene la primacía de haber elevado

a categoría de conciencia y de expresión artística de pri-mer orden esta tragedia ambiente qu e respiramos, porquese necesitaron muchos años más y que acaeciera la gue-rr a española para que el arte europeo produjese esa sín-tesis genial que es "Guernica" (1937), de Pablo Picasso,pues si bien es cierto que antes de esa obra pictórica elespíritu de los artistas europeos navegaba en el nebulosoe inquieto ma r de la crisis de la verdad absoluta, en M é-xico cristalizó, antes que en ningún otro sitio, esa con-ciencia trágica del mundo contemporáneo, en forma ori-ginal, grandiosa y universal.

Los orígenes americanos aparecen como tema especial,por primera vez en la historia de la gran pintura, en laescalera de Preparatoria (1926) y allí se nos presenta elNuevo Mundo con sentido espiritual y material a la vez;con la unión, en el esfuerzo constructor del indio redi-mido y del español colono que no desdeñó, antes amó, elmezclar su sangre con la aborigen, creando así un mundonuevo de todo a todo.

El mexicanismo o el hispanismo o el americanismo deOrozco ha y que tomarlo siempre en su realidad concreta,ciertamente, pero al mismo tiempo no con el sentido res-tringido que tales connotaciones le imponen, sino como

símbolos universales; son circunstancias particulares, his-

LA IDEA DE AMÉRICA 179

tóricas, y po r lo tanto transitorias, pero que tienen unsentido trascendente. Po r eso, al ha cer Orozco la críticade las falsedades sociales a través de tipos mexiSónos, si-gue expresando su protesta por las falsedades ana:logas detodo el mundo y cuando nos present a la Revolubó n me-xicana en el campo nos está hablando de la necdsidad de

renovación, que ha conmovido y sigue conmoviepdo a la\-ida humana hasta los más apartados rincones del mundo.

En las pinturas de la Casa de lo s Azulejos, enl orizabay en Pomona College, por su modo de concebir y de ex-presar Orozco da nuevas muestras del ser mexic no, sim-bolizando, expresando la universa lidad ; en las de aquellas alegorías con su idea del se r humano comograciosa dádiva, que lleva implícito el padecer la con-ciencia, todo ello encarnado en tipos y expresión mexica-nos; en la segunda alegoría, el padecer de la hum anidaden la lucha por los ideales, a través de tipos y circunstan-cias mexicanÍsimos; y, por último, en Prometeo, recor-dando un a vez más la dádiva de la conciencia y el pade-cimiento que implica. Todo eso hay que verlo como loque es: la obra de un mexicano en América que se ex-presa por medio de símbolos universales, que hace un lla-mado o recordatorio de lo humano, qu e es ese tener con-ciencia y ese padecer y gozar. Al pintar Orozco en la NewSchool de Nueva York los pueblos en pos de los idealesy la reunión de todas las razas del mundo, en las que,naturalmente, está representado el mexicano, éste quedóincorporado una vez más a la iconografía del gran arte, yuna vez más también lo mexicano figura entre ld>s símbo-

los universales, de la misma manera en que (jrozco enestas pinturas se reveló como "ciudadano del mutt-Ido".

El _mismo artista, en los párrafos que dedicó Jsus pin-turas de Dartmouth College dijo: "E n toda pintJra, comoen cualquier obra de arte, siempre hay una IDE1'\J nunca

, d JJ P b' , 1 'd I fna anec ota , ues len, ¿ cua es su 1 ea en esos rescosque hasta la fecha son, junto con Prometeo, las labras dearte contemporáneo más importantes que los norteame-ricanos poseen? Por un lado el bárbaro mundo iqdígena yla profecía de Quetzalcóatl, por otro lado el bárbaro mun-do moderno americano continental, olvidadizo de los fun-

damentos espirituales que le fueron dados y obstinado a

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180 IDEA

ta l grado en el error que Cristo mismo regresa airado adestruir lo que podría redimir al mundo. Esta idea deAmérica como un mundo que ha abandonado sus princi-pios espirituales es un a crítica al monstruoso mecanicismoy cientificismo que hace de los hombres números abstrac-tos del conjunto, no individuos luchando por sí propios;

por eso el hispanoamericano -simbolizado por el mexi-cano-- está de pie allí con aspecto de guerrillero; es unindividuo solo y rodeado de peligros, en medio de losque han llevado a aguda crisis la moderna civilización.

En el fresco del Palacio de Bellas Artes lo mexicanocomo expresión simbólica de lo americano y universal,aparece otra vez en los tipos, en aquellas mujeres degra-dadas y en ciertas figuras del fondo, como mexicana es laconciencia allí revelada, un a conciencia de salvación, nopor mexicana menos universal que cualquier otra de lamisma condición; mexicanas son las formas artísticas mis-mas porque en su original cualidad no se ha n producido

semejantes en parte alguna del mundo, porque se tratade un a creación personal de Orozco producida con tal sen-tido que sólo en sus concretas circunstancias podrían sur-gir y no en otras y así es como hay que tomarlas.

Vuelven a reproducirse las anteriores cualidades y ca-lidades de la obra de Orozco en sus geniales creacionesde Guadalajara, porque cuanto allí queda pintado llevaimplícito un mexicanismo con validez de universalidad,po r los tipos mexicanos simbolizando circunstancias y po-sibilidades humanas universales, por las situaciones enque se representa al hombre a través de temas históricos

americanos y por las formas mismas que testimonian sumexicano origen. Además, en Guadalajara se reafirma,ratifica y amplía la idea de América que Orozco ha veni-do dibujando con vigorosos trazos, pues es la conquista,evangelización y colonización de América, la circunstan-cia histórica más importante en que el artista ha pintadoal hombre; esa circunstancia que hizo posible la realiza-ción en esta parte del globo de un mundo basado en prin-cipios espirituales y materiales, con todas las buenas posi-bilidades del mundo moderno, sobre un mundo indígenade horrorosa religiosidad, que quedó religado a la cruz;es

decir, que a través de los símbolos que Orozco pinta, po-

LA IDEA DE AMÉRICA 181

demos ver la idea de América como un muneo nuevo,donde al hombre es dado como posible realizar posibilida-des, donde realizarse a sí mismo con nuevo senFdo. Peromundo humano al fin, en él se han olvidado los espirituales y universales y el espíritu místico y caritativose ha tornado en despotismo y mecanización del individuo.Ma s la esperanza de salvación como urgencia vital estápresente en el centro mismo de toda la idea, como un aconciencia mexicana, americana y universa l. Esa concien-cia se repristina en el "Dive Bomber" frente a la tragediay crisis cultural porgue atravesamos y es un mexicano elque, en el corazón de Manhattan, nos habla de la opre-sión y sufrimientos que encadena y amordaza a lla huma-nidad, víctima de su propio materialismo y pero aun allí la esperanza de salvación asoma r el fluirde la vida nos recuerda que toda circunstancia históricaes transitoria.

Jiquilpan representa la idea más concentt;ada queOrozco nos ha dado de lo mexicano, porque allB el temaes particular, sin dejar de ser universal. Mexi4anas sonesas pinturas en su quintaesencia porque sólo un mexicanopodría haber llegado así al profundo sentido de ¡leste paíscontradictorio y complejo, como todo lo humano: mexi-canas son las formas, mexicano el tema, mexicapo el po-pularismo que anima las alegorías, mexicanos los tipos;además, junto a las figuras humanas, los t igres , lel águilay la serpiente. Po r otra parte es un mexicanismo actual,no el falso que usa solamente al indio como estandarte, si-

no ese complejo humano que hoy dí aes

México: contra-dictorio, dramático, trágico, ridículo y menguadamente re-

ligioso, como también es feroz y extorsiommte. Pero todogravita en aquella dignidad que recorre, sobre un tigre amedias domesticado, la escabrosa senda de espinas, por-que existe, en lo alto, un a conciencia nacional, elevándosesobre las propias riquezas materiales, como también queda

expresado po r Orozco en la Suprema Corte, d lDnd e contipos y formas mexicanos ha simbolizado ideas upiversalesde justicia y de esfuerzo humano por alcanzar ideales, asíSé'an éstos vagos y primarios, pues ya se La dicho qu e lo. e interesa más es "la acción que hace, que la rcosa he-

cha".

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182 IDEA

y ¿ no es un a concepción de un mexicano la pinturadel templo de Jesús? que es una meditación sobre nuestrotiempo - e n sentido universal- como acreedor de casti-gos apocalípticos. México aparece más concretamente enel mural de la Escuela Nacional de Maestros, pero de ·nuevo es un caso trascendente en el mundo actual, otra

meditación sobre nuestro tiempo y su futuro. Por último,la bóveda de la Cámara Legislativa de Guadalajara estan mexicana por su expresión y carácter que no podríapensarse que se produjera algo semejante en otro nimucho menos en Europa.

Es necesario hacer el inventario de las ideas en quepuede verse implícito un concepto de América para poderllegar a un a conclusión. Ante todo, como ya hemos di-cho, las formas artísticas o sea la expresión personal deOrozco es mexicana, porque en lo que concretamente esno podría ser producto de una cultura de cualquier parte

del mundo, sino que pertenece a un modo de vida mexi-cano; mexicana' es la vida que Orozco pinta en la mayorparte de su obra; mexicana es la Revolución que él hadejado clavada certeramente en sus pinturas; mexicano esel sentido popular que ha logrado injertar maravillosa-mente a un arte culto; mexicanos los tipos y los temas demuchas de sus obras, como mexicana es la conciencia queOrozco tipifica y que es sensible y trascendente a lo uni-versal contemporáneo. Tenemos, pues, a lo mexicano pa-tente por todas partes en la obra del pintor; lo mexicanocomo símbolo de universalidad incorporado por primeravez en la conciencia artística universal, ocupando un lugar

que anteriormente no se le había concedido o no habíalogrado ocupar.

De las ideas de América explícitamente expresadas porOrozco tenemos desde luego: el concepto del mundo in-digena como un mundo bárbaro; los orígenes americanos,como un nuevo mundo material y espiritual que realizar;la conquista, evangelización y colonización de América,como un mundo nuevo en realización y la América mo-derna con sus diferentes mundos: el hispano y el anglo-sajón, como un mundo que en ciertas circunstancias haolvidado sus principios espirituales, pero que es consciente

y que tiene esperanza de salvación.

LA IDEA DE AMÉRICA 183

Podríamos resumir las anteriores ideas en las siguientes:América tuvo un mundo indígena, muerto ya; tuvo en sus orígenes unos fundamentos que realizar ; Amé-rica moderna ha abandonado esos fundamentos y, tomo

el resto de la humanidad, está bajo la opresión del mate-rialismo amenazante; pero América sigue siendo un mun-

do en que el hombre puede realizarse y realizar posibili-dades. Esto es lo importante.

Lo mexicano como síÍnbolo de lo hispanoamericanoy lo norteamericano como símbolo de lo angloamericano,forman esa América, símbolo a su vez de univtersalidadque ofrece aú n la misma promesa de posibilidades conque surgió a la vida, y allí encuentra lugar la fe en lasalvación del hombre que tiñe de optimismo, Fn ciertosentido, todo el arte de Orozco; por obra de genio,América queda incorporada, por primera vez er· su his-toria, a la Historia universal del arte con una creacióngenuinamente suya, con un a expresión grandiosa original

y universal. Ma s yo pregunto, ¿ por qué aparecJ el temaAmérica por primera vez en la historia de la gran pin-tura precisamente ahora? ¿ Por qué la idea de América sepresenta como preocupación fundamental en la pinturacontemporánea americana? y la contestación es la siguien-te: porque América está viviendo profundamente lun a con-ciencia universal; porque América es consciente de símisma en su pintura. Así América se justifica al pensarsea sí misma al expresar por primera vez en el arte consentido universal sus propios temas, todo lo cual está in-dicando un a madurez de conciencia que nos impide se-guirla llamando "l a joven América". Por primera vez,

permítaseme insistir, América late al unísono con la con-ciencia europea y no solamente, como acostumbraba, si-guiéndola a distancia; pero no hay que olvidar qu e todoeso se efectúa po r mano de un genial artista mexicanoque ha logrado realizar a su manera los con que fué creada esta América, por propio esfuerzo, conexpresión original y americana. Ya no sólo hay qu e cono-cer los grandes murales europeos del hoydía es necesario conocer y comprender a fondo lqs grandesmurales americanos, sobre todo los del México siglo xx .