¡Oro en El Edificio Copello! - Articulo DiarioLibre
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16/3/2015 ¡Oro en el edificio Copello! - DiarioLibre.com
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Apropósito de la recordación y conmemoración del
cincuentenario de la gesta del 24 de abril, mov imiento bélico
restaurador del orden constitucional perdido en 1 963, con el
derrocamiento del Presidente Bosch, el nuev o Gobierno
Constitucionalista estableció su sede en el emblemático Edificio
Copello, desde donde Francisco Alberto Caamaño y un grupo de
distinguidos ciudadanos, acompañados de otros patriotas dirigió
la lucha por el restablecimiento de un gobierno legítimo.
Esta notable edificación es triplemente v aliosa por considerarse
la primera obra de arquitectura moderna del país, por haber
sido el palacio del gobierno constitucionalista de 1 965 y por un
curioso e interesante ev ento ocurrido a finales de 1 938, y del
que se han escuchado algunas reseñas y brev es comentarios,
manipulados y difundidos por ley endas urbanas. Antes de que el tiempo desdibuje y desv anezca completamente lo
acontecido abordemos con todos los datos documentales y testimoniales que han podido ser recogidos esta singular
y no menos simpática estampa de un Santo Domingo ensoñador, romántico, sucedida cuando por algunos años se
le había usurpado su v erdadero nombre.
El señor Anselmo Copello, inmigrante italiano que había prosperado en el país, dispuso hacer un gran edificio
totalmente diferente y audaz para la época y para ello contrató al Arquitecto Guillermo González Sánchez que
había estudiado en la Univ ersidad de Yale y fue ganador de un extraordinario concurso internacional de
Arquitectura. El luego considerado Padre de la Arquitectura dominicana concibió un diseño hermoso de cuatro
plantas de líneas curv adas y v entanales corridos a todo lo ancho del edificio así como modernas escalinatas
abiertas, el primero de su clase en el país, que el señor Copello y a había acordado alquilar al estado para acoger
oficinas públicas.
Prev iamente y oy endo comentarios de las propiedades coloniales, donde se construiría la obra, en la calle El Conde
a esquina Sánchez no hace mucho adquiridas, el señor Copello hizo buscar con un aparato rastreador de metales
los pisos de las mismas sin que la máquina detectara nada.
Más adelante de la obra, hacia el lado este, Don Adelino Sánchez, comerciante español inmigrado al país con
motiv o de la Guerra Civ il Española tenía un colmado en la misma intersección de esa principal arteria, el Conde
esq. Sánchez.
Para finales de 1 938, los pocos que recuerdan dicen que a mediados de nov iembre, los obreros que se encontraban
demoliendo las tres contiguas casas coloniales de El Conde con Sánchez, en la esquina Norte y Oeste, para dar paso
a la construcción del Edificio Copello, al derribar una de las gruesas paredes medianeras del lado opuesto a la
Sánchez, hacia la mitad de la casa, encontraron una tinaja de respetable tamaño encerrada allí. Sin sacarla
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28 Febrero 2015
¡Oro en el edificio Copello!
Edif icio Copello en su etapa inicial de
construcción.
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picaron la misma y empezó a brotar de su interior monedas de oro, morocotas, y fue entonces que al punto se armó
una desquiciada, desordenada, frenética algarabía entre los obreros. Algunos metían la mano en el interior y
agarraban lo que podían, otros se lanzaban al suelo a recoger las que se habían desparramado entre la roja tierra
del barro y las piedras de la demolición. No faltó la consabida práctica del “Kaput”, consistente en golpear
fuertemente la mano de quien tenía morocotas bien empuñadas para que las soltara y luego recogerlas. No pocos
lograron embolsillarse unas cuantas y salieron en v eloz carrera para nunca reaparecer, en prev ención de que las
autoridades o los dueños se las quitaran. Otros, hambrientos o sedientos o más bien con alguna ignorancia, fueron
al colmado de Don Adelino, para comprar generosas porciones de cerv eza, ron y comida. Cuentan que Don Adelino
les recibía las monedas y las guardaba en la conv encional gav eta de negocio que era usada como caja. Pero a todo
esto, la noticia cundió rápidamente y llegó a las autoridades.
Uno de los obreros que logró tomar su porción se quedó rezagado en el mágico acto de desaparición que efectuaron
casi todos los “descubridores” y en el momento que llegó la policía quiso deshacerse del pequeño botín guardado en
una fundita de papel y acudió rápidamente a un amigo v endedor de chinas en la cuadra siguiente, Conde con José
Rey es, pidiéndole el fav or de que le escondiera, sin abrirlo, ese paquetito, que él regresaría y le daría algo cuando
regresara. Pero el reperpero, las carreras, la interv ención de la policía y todas las noticias de “los chorros de
morocotas de oro” encontradas en la construcción Copello, despertaron curiosidad y dudas en el frutero, que algo
nerv ioso y discretamente sacó, para v er qué había, la fundita del cajón de chinas con tan mala suerte que ésta se
le cay ó rompiéndose y desperdigándose las monedas en la acera, atray endo a curiosos y v iv os que de inmediato
hicieron ‘coca’ y sólo dos o tres monedas pudo el chinero recuperar. De lo que sucedió entre el obrero que le
encomendó guardar el paquetito y el chinero que lo perdió, nada se supo.
En el corre-corre algunos de los trabajadores de la construcción, para ev itar ser robados u obligados a dev olv er lo
que habían tomado, se tragaban las monedas. Misterio acerca de lo que les ocurriría después.
El embrollo no tenía una hora de haber comenzado con motiv o del descubrimiento de la tinaja, cuando se apersonó
nada más y nada menos que Petán: José Arismendy Trujillo, hermano del dictador, ordenando detener a todo v iv o
que se encontrara dentro y en los alrededores de la construcción.
Interrogando –y registrando- enérgicamente a los obreros y circunstantes aún todav ía por allí, algunos
confesaron que habían comprado algunas cosas en el colmado Elah de Don Adelino. Allí se apersonó Petán y
cuestionando a su propietario éste admitió que había aceptado de obreros, como pago por compras, morocotas de
oro. El av ispado fraterno del jefe le preguntó dónde estaban las morocotas y , abriendo el cajón del dinero, Don
Adelino se las mostró –¿Y eso es todo? –Sí, contestó el propietario, dejando v er las ocho o nuev e monedas que allí
había. Petán las recogió diciendo, –esto es del gobierno por Ley , como Ud sabrá. Don Adelino se resignó a perder sus
monedas y la mercancía que había expendido a los eufóricos obreros. Pero, como nota curiosa, meses después de
este acontecimiento mudó su establecimiento a un gran local en la Arzobispo Meriño, montando un próspero
negocio de supermercado con el mismo nombre.
El dictador Trujillo, al conocer la noticia simultáneamente, y enterarse que se le había adelantado su astuto
hermano, llegó una hora más tarde acompañado de su entonces super-asistente y luego Ministro Anselmo Paulino
Álv arez y al encontrar la tinaja completamente v acía, aún empotrada en el muro y hacer v arias indagaciones,
ordenó que en su presencia fueran derribando las paredes contiguas y según cuentan, y a en ese momento
encontrándose también presente el señor Copello, se descubrió una segunda tinaja de tamaño similar a la
primera. Trujillo dispuso una parte de lo encontrado para el señor Copello e hizo llev arse el resto rodeado de
estrictas precauciones. Por v arios días, y reanudadas las demoliciones y primeras zapatas no faltaban curiosos que
rondaban la obra, algunos subrepticiamente, metiéndose, para v er más de cerca y quién sabe si, con la esperanza
de encontrar algo brillante en algún resquicio de lo demolido.
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Y de lo demás, y a poco o nada se sabe. El Edificio Copello fue inaugurado el 1 6 de agosto de 1 939, en presencia del
dictador Trujillo, quien impactado por las hermosas líneas gráv idas y modernas de la obra, encomendó al
Arquitecto González Sánchez importantes diseños y proy ectos, entre los que se encuentran el Palacio del
Ay untamiento, el Plan Maestro de la Feria de la Paz, el Hotel Jaragua, el Parque Ramfis, hoy Eugenio María de
Hostos, y que v alga reconocerlo, restaurado primorosamente y aún mejorado de manera notable por el actual
Ay untamiento en casi todos sus elementos originales. La fachada del Gascue y lo que fuera luego el Malecón fue
realzada con la modernidad arquitectónica en muchos edificios de apartamentos priv ados que diseñara y
construy era este sobresaliente arquitecto. Y toda esta tendencia embellecedora inició con la admiración general
que suscitó el Edificio Copello.
Tal v ez pueda ser conv ertida esta singular y pionera obra de la modernidad arquitectónica, casa del Gobierno
Constitucionalista y cuna de la curiosa semblanza de las morocotas encontradas, en un hito patrimonial e
histórico: quizá en Museo de la Gesta de Abril de 1 965.
De Bienvenido Perez García