orientar para la vida
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Sofia Isus Barado. Profesora del Departamento de Pedagogía y Psicología de la Universitat de Lleida 14/02/2011
Si consideramos que orientar significa acompañar a las personas en el proceso de toma de decisiones,
necesitamos aumentar la orientación en todas las etapas de la vida. Cuando nació la orientación como ciencias
a principios del siglo XX, la situación sociolaboral era más sencilla. Bastaba con estudiar las características de
cada individuo, las cualificaciones que se precisaban en cada profesión y ajustar ambos factores, hasta hallar la
más indicada para cada persona. Las tareas profesionales estaban bien definidas y habitualmente se ejercía la
misma profesión durante toda su vida laboral.
En nuestra sociedad del conocimiento, compleja y cambiante, la Orientación Profesional no sólo debe promover
el conocimiento de sí mismo y del entorno laboral para hacer la primera elección profesional, sino que también
debe promover actitudes, preparar para los cambios constantes que pueden incluir situaciones de desempleo,
adaptaciones profesionales, cambios de ocupación y hasta de profesión. Una buena orientación profesional
debe ayudar a la persona a alcanzar su auto-realización, pero conociendo y valorando de manera adecuada,
las limitaciones y determinantes personales y los sociales. Para ello lo escenificamos en una figura compuesta
por dos triángulos:
Figura 1: Orientación profesional
El primer triángulo simboliza la persona. El proyecto de vida, que se construye a partir de las necesidades de
cada individuo, puede situarse a distintas alturas del triángulo, en función de la madurez de la persona en
asumir todos los aspectos de la base del triángulo. El triángulo inferior simboliza el proceso de orientación.
Está compuesto por los determinantes personales y sociales. Estos determinantes juegan un doble papel:
pueden constituir limitaciones en el desarrollo del proyecto personal, pero a la vez son la base en que se
fundamenta toda acción hacia la autorrealización. El tercer vértice del triángulo inferior está determinado por la
toma de decisiones, proceso que es punto de partida de toda acción orientadora. Sin toma de decisiones es
imposible orientar, sin alternativas no existe la opción. Cuando más cerca están los vértices compuestos por los
determinantes personales y situacionales al vértice de la toma de decisiones, más bajo será el centro de
gravedad de la figura y por tanto más posibilidad de recuperar el equilibrio cuando se balancee. Cuando la toma
de decisiones se realiza desde el profundo conocimiento de los determinantes la posibilidad de equivocarse
queda, minimizada
La unión de los dos triángulos simboliza el proceso global de la orientación. La orientación verdadera no está
limitada a unas acciones informativas tan en boga en las ferias y salones de orientación. Si la persona no se
conoce a si misma, no ha clarificado su escala de valores e intereses o no reconoce sus potencialidades y
limitaciones, de nada la sirve la información recibida. Este proceso de autoconocimiento y de ubicación en el
entorno no se puede realizar de forma rápida y en el momento de tomar las decisiones académicas y
profesionales.
La orientación no se puede dar sólo en un momento puntual al finalizar los estudios o al elegir la profesión, sino
que es un proceso intencional, sistemático y continuo, que permite desarrollar la capacidad de
autodeterminación. Y tampoco consiste en dar unos consejos o asesorar a la persona, sino que sobretodo debe
enseñar a auto-orientarse, capacitarle para que sepa tomar muchas decisiones a lo largo de toda su vida para
formular y realizar su proyecto vital. En cada programa de orientación se debería promover actividades que
permitieran responder a las siguientes preguntas:
1. ¿Conoce el contexto y se conocen a sí mismos para tomar decisiones?
Toda persona está inmersa en un entorno familiar, social y educativo que le condiciona. Las características de
su persona, desde las más exteriores o físicas o las más profundas o psicológicas, también son variables que
influyen en su manera de auto-realizarse. En cada ámbito de la orientación esta área será muy distinta. En los
destinatarios adolescentes que van a tomar su primera decisión profesional será muy importante realizar
procesos que incidan en su potencial de competencias y las posibilidades del entorno académico, mientras que
personas en situación de paro necesitarán analizar en profundidad su bagaje ya adquirido de competencias y
las posibilidades del mercado laboral.
2. ¿Sabe que información necesitan para tomar decisiones?
Cualquier individuo de la sociedad actual, con los grandes avances en tecnología, tiene acceso a una cantidad
de información profesional que era impensable hace unos años. Pero a la vez estamos viviendo la realidad que
las personas en general, incluida la población estudiantil, están cada día más desinformadas en todos los
campos. Si ante toda esa información al alcance de la persona no participa e interacciona con ella, ¿cómo va a
ser capaz de ir a buscar, descifrar y aplicar la información en todas las áreas que necesita para tomar una
decisión de capital importancia para su vida?
3. ¿Tiene en cuenta sus intereses y valores en la toma de decisiones profesionales?
La medida de los intereses puede ayudar a predecir la dirección que puede tomar una persona, la profesión que
va a elegir, pero no su nivel de realización en la misma. Al parecer, la capacidad determina el nivel profesional y
los intereses seleccionan el campo ocupacional. Sabiendo que los intereses, en un grado u otro, tiene una
influencia sobre la elección vocacional, lo importante será conocer estos intereses, para que cada estudiante
pueda optar adecuadamente.
4. ¿Conoce sus potencialidades y sus limitaciones?
Hasta hace poco el período de aprendizaje tenía un fecha de inicio y de final. Concluidos los estudios reglados,
se producía la incorporación a un puesto de trabajo estable y la mayoría de las veces ya no se volvía a
necesitar más conocimientos que la simple acomodación a ligeros cambios. En la actualidad cada persona,
debe incorporar a su bagaje una cantidad enorme de conocimientos, una vez finalizada la etapa clásica de
aprendizaje. Los itinerarios laborales se interrumpen o complementan con itinerarios académicos, reglados o
no. Continuamente se deben poner al día las destrezas y los conocimientos adquiridos sobre la ocupación que
se tiene, cuando no incorporar nuevas tecnologías que también implican procesos más o menos largos de
aprendizaje. Estamos condenados a aprender a aprender.
5. ¿Sabe tomar decisiones de manera autónoma y madura?
A tomar decisiones se aprende tomándolas, pero sobretodo reflexionando sobre las consecuencias y
analizando los procesos efectuados para tomarlas. En todo proceso de orientación no puede faltar este
aprendizaje. En definitiva, hasta hace poco, la función principal de la orientación podía circunscribirse a
proporcionar a las persona información fidedigna del mundo del trabajo, estimularles a valorar sus intereses y
capacidades, concentrar sus aspiraciones en empleos relacionados con sus aptitudes y seguir los clásicos
itinerarios formativos y de trabajo que permitían satisfacer al máximo sus aspiraciones socio-laborales. Hoy, ya
no es suficiente. Muchas personas, incluidas las que han desarrollado todo este proceso, egresan de las
instituciones escolares sin la menor certeza de llegar a obtener un empleo y menos aquel para el que se
estaban preparando. Ante esta nueva sociedad, autorientarse y aprender a tomar decisiones es fundamental,.
O somos capaces de preparar a las personas para que cada decisión sea un paso más en su proyecto vital, o la
Orientación Profesional no dejará de ser un asesoramiento puntual que no responda a las necesidades reales
de las personas.