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1 Oraciones Propias del Oficio y de la Santa Misa de San José G. Brochero

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Oraciones

Propias del Oficio

y de la Santa Misa

de San José G. Brochero

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ALGUNOS RASGOS DE LA VIDA Y OBRA

DE JOSE GABRIEL DEL ROSARIO BROCHERO

José Gabriel del Rosario Brochero nació en los aledaños de

Santa Rosa de Río Primero (Córdoba) el 16 de marzo de 1840. Era el

cuarto de diez hermanos, que vivían de las tareas rurales de su padre.

Creció en el seno de una familia de profunda vida cristiana. Dos de

sus hermanas fueron religiosas del Huerto. Habiendo ingresado al

Colegio Seminario Ntra. Sra. de Loreto el 5 de marzo de 1856, fue

ordenado sacerdote el 4 de noviembre de 1866.

Como ayudante de las tareas pastorales de la Catedral de

Córdoba, desempeñó su ministerio sacerdotal durante la epidemia de

cólera que desbastó a la ciudad. Siendo Prefecto de Estudios del

Seminario Mayor, obtuvo el titulo de Maestro en filosofía por la

Universidad de Córdoba.

A fines de 1869 asumió el extenso Curato de San Alberto de

4.336 kilómetros cuadrados. Con poco más de 10.000 habitantes que

vivían en lugares distantes sin caminos y sin escuelas. Incomunicados

por las Sierras Grandes de más de 2.000 metros de altura. El estado

moral y la indigencia material de sus habitantes eran lamentables. El

corazón apostólico de Brochero no se desanima, sino que desde ese

momento dedicara su vida toda no sólo a llevar el Evangelio sino a

educar y promocionar a sus habitantes.

Sabía Brochero que el curato al cual marchaba iba a

demandarle esfuerzo para su atención. Era muy extenso y de

accidentada topografía. Pero los inconvenientes aparecían

disminuidos ante el entusiasmo por la práctica de la conquista

espiritual que él presentía ardua en aquellas regiones; seguramente en

su corazón vibraba el llamado de Jesús, Rey Eterno, como lo había

escuchado tantas veces en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio:

"Mi voluntad es conquistar toda la tierra... Asimismo ha de trabajar

conmigo... para que así después tenga parte conmigo en la victoria,

como la ha tenido en los trabajos". (E.E.,93)

Pero, ¿cómo era la región montañosa del oeste cordobés

donde Brochero iba a desarrollar su acción? Centenares de leguas

abarcaba aquella zona donde tendría que evangelizar. Allí estaban los

4 murallones pétreos de las Sierras Grandes, imponentes y adustos,

como dispuestos a que nadie quebrantara el silencio azul de sus

cumbres. Aquellos "Gigantes" que en ambición de cielo se levantan a

casi tres mil metros y donde parecieran encontrarse a gusto solamente

el viento bramador y el cóndor dominador. Pero por las rendijas de

las montañas, se podía deslizar hacia el otro lado, tras de admirar la

vigorosa contextura del Champaquí, eterno centinela de la grandeza

natural de esos horizontes.

Pequeños poblados, acurrucados junto a los cerros o

refrescándose en los arroyuelos cantarines, servían al viajero como

descanso. Nombres con reminiscencias indígenas Taninga, Salsacate,

Pocho, Nono, Yacanto, etc.- están desparramados en el amplio mapa

del oeste serrano. La naturaleza se mostraba bravía y arisca. Un

paisaje de incomparable belleza en los valles y las alturas donde no

dejaba nunca de pasar el viento como limpiando el cristal del

firmamento.

Al año siguiente de llegar, comenzó a llevar a hombres y

mujeres a Córdoba, para hacer los Ejercicios Espirituales. Recorrer

los 200 kilómetros requería tres días a lomo de mula, en caravanas

que muchas veces superaban las quinientas personas. Más de una vez

fueron sorprendidos por fuertes tormentas de nieve. Al regresar,

luego de nueve días de silencio, oración y penitencia sus feligreses

iban cambiando de vida, siguiendo el Evangelio y buscando el

desarrollo económico de la zona.

La Misión de Párroco

En 1875, con la ayuda de sus feligreses, comenzó la

construcción de la Casa de Ejercicios de la entonces Villa del

Transito (localidad que hoy lleva su nombre). Fue inaugurada en

1877 con tandas que superaron las 700 personas, pasando por la

misma, durante el ministerio parroquial del Siervo de Dios, más

40.000 personas. Para complemento construyó la casa para las

religiosas, el Colegio de niñas y la residencia para los sacerdotes.

Con sus feligreses construyó más de 200 kilómetros de caminos y

varias iglesias, fundó pueblos y se preocupó por la educación de

5 todos. Solicitó ante las autoridades y obtuvo mensajerías, oficinas de

correo y estafetas telegráficas. Proyectó el ramal ferroviario que

atravesaría el Valle de Traslasierra uniendo Villa Dolores y Soto para

sacar a sus queridos serranos de la pobreza en que se encuentran.

“abandonados de todos pero no por Dios”, como solía repetir.

¿Cuál es entonces la fuerza, el secreto que impulsa con tanta

vehemencia el corazón del Cura Brochero?

Brochero era de Dios y quería que todos los hombres fueran

de Dios. El amor a Jesucristo en su corazón humilde y fraterno, se

convirtió en una verdadera pasión por "salvar almas". Esta caridad es

la que impulsa su corazón de amigo. Brochero es la respuesta de Dios

a una terrible necesidad de desencuentro que vivía toda la población

de Traslasierra

Una vez lo llamaron para visitar un enfermo. Para llegar a ese

rancho se encuentra con el río crecido. Cualquiera se hubiera echado

atrás, pero el Cura Brochero manda la mula adelante y prendido de la

cola de su mula cruza el río diciendo: "¡Guay de que el diablo me

lleve un alma!"

Un sacerdote sobre una mula no es nada, pero si lo impulsa la

fuerza del amor, puede hacer verdaderos milagros de cariño en sus

fieles. Brochero decía: "El sacerdote que no tiene mucha lástima de

los pecadores es medio sacerdote. Estos trapos benditos que llevo

encima no son los que me hacen sacerdote; si no llevo en mi pecho la

caridad, ni a cristiano llego".

La caridad es lo que lleva en su corazón el Cura Brochero y

esa es su fuerza y secreto... Esta caridad lo lleva a sentirse "amigo"

de todos, de sus paisanos y feligreses, pero también de sus hermanos

sacerdotes. En la carta que solicita uno o dos sacerdotes como

ayudantes para su Curato, veamos cuáles son los compromisos que

asume frente a su Obispo, Fray Juan Capristano Tissera. Este texto es

interesante para conocer los rasgos brocherianos de lo que

denominamos "la fraternidad sacerdotal";

"( ... ) El Cura procurará que sus cosas sean también de los

ayudantes, esto es, verá de no reservarles nada de lo de él ( ... ) Los

ayudantes le avisarán al Cura Brochero lo que les parezca mal en el

trato con ellos o con los feligreses o con las personas particulares,

para enmendarse de dicho malo darles la razón de su proceder ( ... )

6 (Los ayudantes) han de hacer cada mes un día de retiro junto con el

Cura y se han de confesar cada ocho días a no ser que la distancia u

otra circunstancia impida esa frecuencia, pero se hará a la mayor

brevedad, de suerte que no pase de quince a veinte días. El Cura les

dará ejemplo en esa línea confesándose ya con el uno ya con el otro

(...) Cuanto sean más pecadores o más rudos o más incivilizados mis

feligreses, los han de tratar con más dulzura y amabilidad en el

confesionario, en el púlpito y aún en el trato familiar. Y si encuentran

algo digno de reto, que lo avisen al Cura, porque ya sabe él cómo los

ha de retar (...) que harán los entierros y funciones (...) por algo

menos que el arancel, porque así se gana más plata y (se gana) más

fama de desinteresado ( ... ) que ayudarán al Cura a confesar sanos a

derecha e izquierda; y pueden predicar cada vez que quieran y

puedan, porque oyentes tendrán siempre".

Brochero y la misión de los laicos.

José Gabriel del Rosario Brochero sintió desde los comienzos

de su llegada al Valle de Traslasierra que la tarea evangelizadora que

debía desarrollar era imposible sin la cooperación de los demás; por

esto, no sólo buscó colaboradores sino que supo generar en los demás

el deseo de trabajar por Dios y el bien del prójimo.

Aquí notamos otro de los rasgos típicos suyo: a Brochero la

cualidad que le importaba que tuvieran sus colaboradores, era la

decisión seria de trabajar por el bien de los demás. Así lo expresa en

una de sus cartas:

"( .. ,) según un adagio de un tío abuelo mío, más da y puede

dar un hombre duro o un hombre derruido, esto es, un hombre

ignorante e incompetente y sin influjo pero decidido, decidido por la

obra, que un hombre sabio, influyente y con poca o ninguna decisión

( ... ) yo espero en Dios y en la Virgen Purísima que con estos tres

(colaboradores) ignorantes y sin influjo, se hará la iglesia tal cual lo

había proyectado, para que se vea, para que se vea que no es obra

mía, ni de los tres que forman la comisión, sino que es obra de Dios

pedida por la Santísima Virgen ( ... )"

El Cura Brochero fue un hombre interiormente muy libre a la

hora de buscar la cooperación de todo aquel que quisiera darle una

mano en sus proyectos sacerdotales, lo cual le acarreó más de una

7 murmuración, tanto de sus hermanos sacerdotes como de otras

personas. Algunas de estas críticas llegaron a oídos del Obispo.

Escuchemos lo que dice a su amigo el Pbro. Eduardo Ferreira,

Secretario del Obispo:

"(, , .) a los muchos sacerdotes y no sacerdotes que

innumerables veces me han increpado porque me juntaba y daba

confianza a los Señores A o B que eran tan escandalosos y pecadores,

contestábales: porque a pesar de sus pecados y escándalos me ayudan

a mis benéficas empresas".

Su proceder responde al Evangelio:

"(…) se valió Dios de los hombres más rudos e ignorantes, y

aún de ladrones como era San Mateo, para que se viera que en esa

vuelta de costumbres del género humano había andado el Dedo de

Dios ( ... )".

Siguiendo el ejemplo de Jesús, "el Buen Pastor que conoce a

sus ovejas", incansablemente recorrió su Parroquia: así pudo

descubrir las verdaderas necesidades -tanto espirituales como

materiales- de su Curato. Por eso, el Cura Brochero fue "apóstol"

para "todos". En este sentido vale la pena transcribir algunos

comentarios periodísticos de la época:

"El Cura Brochero es realmente un pastor, según la palabra y

la intención de Jesús: su grey es su rebaño. Carneros y ovejas se

confunden en su concepto. Él arrea con todos hacia el abrevadero,

seguro de hacer el bien, porque los impulsos de su voluntad no son

más que obediencia a los dictados de su conciencia".

Todas las personas de su territorio lo seguían como a su

pastor. Por eso trabajaban cómodos con él. "El vecindario del

Tránsito está cada día más decidido: cada vez que se toca la campana

se presentan todos los señores, todas las señoras, los niños, las niñas,

los chicos y los grandes, honrándose al acarrear ladrillos en su

cabeza".

Evidentemente, la relación con el Cura no terminó en los

ladrillos. En efecto, "después de las obras que se habían realizado,

Brochero se consagró de lleno a moralizar el vecindario, llevando a

todas partes la doctrina evangélica, procurando ante todo que la

profesaran en acción y practicándola conocieran sus preceptos"

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Las distintas publicaciones nos muestran a un Brochero

cercano a los pobres y a los ricos, querido y defendido por todos. En

efecto, "la actuación de Brochero está marcada con jalones de luz

desde las más encumbradas y altas de las regiones de la república

hasta sus más apartados y humildes lugares; su nombre es conocido,

querido y respetado en todas partes, y con igual libertad ha penetrado

siempre rodeado de consideraciones y afectos en los palacios de los

potentados para pedirles su concurso a favor de una buena obra,

como en la modesta choza del indigente para llevarle el óbolo de su

oculta caridad o prodigarle sus consuelos y mitigar sus dolores".

Muy probablemente, la causa de este cariño de parte de ricos

y pobres ha sido el estilo de relación imparcial y hábil que el apóstol

de Traslasierra ha establecido con gente de toda clase social. "El P.

Brochero no sólo era el Cura más celoso, sino también el hombre

más popular y hábil que sabía ganarse la voluntad de pobres y ricos,

de particulares y del gobierno, para hacerlos servir a todos al bien

público".

Uno de los rasgos personales más notables de la

espiritualidad brocheriana es la fortaleza para hacer frente a todo

aquello que se interponga en su camino obstaculizando lo que -en su

conciencia de sacerdote- descubre como querido por Dios a favor de

sus fieles, podemos decir que Brochero le basta saber que sus

feligreses necesitan tal o cual cosa para vivir más plenamente su

condición de cristianos para que él no se vuelva atrás y busque -de

todas las maneras posibles- lograrlo.

Brochero tiene clara conciencia de que su unión con Cristo

pasa no solamente por la vida de oración sino que ésta debe estar

íntimamente unida con la acción apostólica. Sabe que la vocación

sacerdotal implica que Dios lo quiere "contemplativo en la acción" y

que, precisamente, en la acción apostólica es donde él desarrollará su

camino de unión con Cristo y de transformación espiritual.

Predicó el Evangelio asumiendo el lenguaje de sus feligreses

para hacerlo comprensible a sus oyentes. Celebró los sacramentos,

llevando siempre lo necesario para la Misa en las árganas de su muta.

Se entregó por entero a todos, especialmente a los pobres y alejados,

a quienes buscó solícitamente para acercarlos a Dios.

Así en la vida como en: la muerte.

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Tres meses antes de su muerte, José Gabriel Brochero escribe

su última carta despidiéndose de su compañero de ordenación, en la

que nos revela profundamente su alma: "Tránsito, 28 de octubre de 1913

Al Sr. Obispo de Santiago del Estero Dr. Yañiz Martín Mi querido: Recordarás que yo sabía decir de mí mismo, que iba a ser tan enérgico

siempre, como el caballo chesche que se murió galopando; pero jamás tuve presente que Dios Nuestro Señor es y era quien vivifica y mortifica, quien da las energías físicas y morales y quien las quita: pues bien, yo estoy ciego casi al remate, apenas distingo la luz del día, y no puedo verme ni mis manos, a más estoy casi sin tacto desde los codos hasta la punta de los dedos y de las rodillas hasta los pies, y así otra persona me tiene que vestir o prenderme la ropa; la Misa la digo de memoria, y es aquella de la Virgen cuyo Evangelio es: "extollens quaedam mulier de turba ... "; para partir la hostia consagrada, y para poner en medio del corporal la hijuela cuadrada, llamo al ayudante para que me indique que la forma le he tomado bien, para que se parta por donde la he señalado, y que la hijuela cuadrada está en el centro del corporal para hacerlo doblar; me cuesta mucho hincarme y muchísimo más levantarme, a pesar de tomarme de la mesa del altar. Ya ves el estado a que ha quedado reducido el chesche, el enérgico, el brioso.

Pero es un grandísimo favor el que me ha hecho Dios Nuestro Señor en desocuparme por completo de la vida activa y dejarme con la vida pasiva, quiero decir que Dios me da la ocupación de buscar mi último [m y de orar por los hombres pasados, por los presentes y por los que han de venir hasta el fin del mundo.

No ha hecho así contigo Dios Nuestro Señor, que te ha cargado con el enorme peso de la Mitra hasta que te saque de este mundo, porque te ha considerado más hombre que yo, por no decirte en tu cara que has sido y sos más virtuoso que yo.

Me ha movido a escribirte tal cual ésta porque tres veces he soñado que he estado en funciones religiosas junto contigo, y también porque el 4 del entrante enteramos 47 años a quienes eligió Dios para príncipes de su corte, de lo cual le doy siempre gracias a Dios, a fin de que nos veamos juntos en el grupo de apóstoles en la metrópoli celestial.

J. Gabrie1 Brochero"

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Los momentos finales de la vida del Siervo de Dios los

referirá años más tarde el Padre Angulo escribiendo que "calmado de

aquellos dolores agudísimos (tenía una neuritis terriblemente

dolorosa) y clareado en su mente, el Señor Brochero rogó lo

confesara y preparara su cercana hora.

Quiso ya dispuesto, recibir el Viático, sentado en la cama y

de sotana. Sus súplicas de rezo a Jesucristo enternecían. Pero lo que

sí quedó grabado en mi espíritu fue aquella fe viva y tierna del Señor

Brochero, que cegado en sus ojos de carne y teniendo en sus manos

el Santo Cristo parecía contemplarlo". Se extinguió serenamente. El

camino de la eterna luz se abría ante él como una recompensa de sus

fatigas en la tierra. Fue en Villa del Tránsito, en su casa, el 26 de

enero de 1914 donde se produjo su muerte. En pleno verano, fue

corriendo de boca en boca, con doloroso eco, la noticia de la muerte

del Cura Brochero y un agobio de pena se quedó en las almas. Horas

después muchos besaban entre sollozos las manos encallecidas por el

trabajo y la frente quemada por los soles y los vientos de la montaña.

Muda estaba ya su lengua, aquella lengua que había dicho en más de

una ocasión verdades duras, quemantes pero que enseñaban con

humana realidad a encontrar el camino del bien.

Quedaba su sombra protectora, como un símbolo de

cristiandad, de amor y de esperanza. La pequeña talla de su cuerpo,

se agigantaba en el espíritu de quienes habían recibido los beneficios

de su actividad evangélica. Las flores, con el ramo de lágrimas de

muchos corazones, quedaron junto a él. Tenían un silvestre perfume,

como aquel arisco aire de las alturas, que Brochero respiraba con

fuerza para "seguir a Cristo, imitándolo".

Dimensión eclesial del P. Brochero

“José Gabriel del Rosario Brochero (1840-1914), Cura de la

Arquidiócesis de Córdoba en Argentina. Fue un pastor dotado de

gran espíritu de sacrificio y extraordinaria caridad pastoral y

social. Sirvió a la gente más pobre del campo, compartiendo su

vida y promoviendo en ella la elevación humana y religiosa,

especialmente a través de los Ejercicios Espirituales de San

Ignacio de Loyola. Murió leproso y ciego”

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Así rezaba la declaración leída ante el Beato Juan Pablo II el 19 de

abril de 2004 con la cual se anunciaba el reconocimiento de las

“virtudes heroicas” del Padre Brochero. Es una síntesis muy profunda

de este Discípulo misionero de Jesucristo. “Pastor según el corazón

de Dios… quien fue ungido para ungir al Pueblo Fiel: un verdadero

Pastor con olor a oveja”, al decir del Papa Francisco.(Papa Francisco,

Misa Crismal, 28 de marzo 2013)

El amor a Jesucristo crucificado es la fuerza de su ardor misionero:

“Todo lo hago por amor al Corazón de Jesús” y rumiando en su

corazón agradecido repetía una y otra vez: “Cristo lavó mis pecados

con su sangre” (Platica de Dos Banderas, “El Cura Brochero, cartas y

sermones” , CEA,59). Esta conciencia de pecador acrecentó en él

entrañas de misericordia.

Su corazón sacerdotal llegaba a su plenitud en la Eucaristía, en ella el

Padre Brochero veía realizadas todas las aspiraciones humanas; en

ella estaba la fuente de la santidad y la felicidad del ser humano a la

que todos los hombres aspiran: la felicidad que es posesión de Dios.

Por todo esto no nos extraña el cariño y la ternura con la que el Padre

Brochero habla de la Eucaristía:

“… ¿Son necesarias más pruebas de amor? ¿Es posible la ingratitud

del hombre que se ve tan amado? Así es, pues ante el amor de nacer

por nosotros, no lo recibimos en Belén. Ni se lo hospedó en Jerusalén

y le hicimos una guerra cruel.

Pero esto no disminuyó su amor... Cuantas más ingratitudes, su amor

se agiganta y rebalsa por todas partes, y revienta, si se puede expresar

así, y hace entonces un milagro de amor,… y este milagro fue

instituir el sacramento de la Eucaristía. Porque la Hostia consagrada

es un milagro de amor; es un prodigio de amor; es una maravilla de

amor... Es la prueba más cabal de su amor infinito hacia mí, hacia

usted, hacia el hombre.” (Plática de la Ultima Cena, “El Cura

Brochero, cartas y sermones, CEA,87)

Brochero se hizo Eucaristía; su vida fue un celebrar el misterio de la

presencia escondida de Cristo que se muestra en el pan y en el vino.

Pero su vida fue también hacerse Eucaristía dándose a los demás al

modo que Cristo se da como alimento en el pan y en el vino. La

Eucaristía es viático de peregrinos y Brochero fue consuelo de las

12 mujeres y de los hombres cristianos en camino hacia al Padre,

peregrinos de la Patria Celestial.

La devoción del Padre Brochero a la Virgen María, Madre de Dios y

Madre nuestra, con el profundo y cálido título de “Mi Purísima”, nos

habla de su amor hondo y concreto, muy atento a las necesidades de

cada persona. Como María en las Bodas de Caná (Jn, 2,1-12),

también Brochero supo decir a Jesús: “no tienen agua”, “no tienen

educación”, “no tienen caminos”, “no tienen medios acordes para

encontrarse como hermanos...”. Y él hizo lo que Jesús dijo: ayudó a

su pueblo a escuchar esa misma voz que abre las vertientes del amor

de Dios y que se vuelca en el amor concreto al hermano: abrió

escuelas, fue fundador del colegio para niñas “Transito de María”

que encomendó a las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús,

proyectó el ferrocarril, y entre todos hicieron caminos, acequias,

diques, telégrafos, y la Casa de Ejercicios, verdadera institución de la

conversión.

Durante su breve período en la ciudad de Córdoba, nombrado

capellán de la cárcel, veló con amor de padre por las necesidades

físicas y espirituales de sus hermanos privados de libertad.

Para Brochero su opción por los más necesitados no fue una postura

ideológica ni estereotipada. Vivió austeramente y murió pobre,

entregando la mayor parte de su tiempo a la atención de los

enfermos, a ayudar a los indigentes y a buscar a los pecadores. Su

ejemplo ilumina a quienes hoy desean seguir las huellas de Cristo -

que fue enviado a evangelizar a los pobres- como signo de la

auténtica evangelización.

Brochero nos anima a salir a las fronteras, “de tal manera que la

unción llegue a todos, también a las «periferias», allí donde nuestro

Pueblo Fiel más lo espera y valora”.(Papa Francisco, Misa Crismal,

28 de marzo 2013)

A ir hacia los que no conocen el amor de Dios porque no se les ha

anunciado o porque la cruda realidad que les toca vivir les habla de

que Dios pareciera estar ausente de sus vidas. Nos invita con espíritu

misionero a compartir con ellos que Dios los ama.

El Pueblo fiel sabe por instinto que los santos son los grandes regalos

que Dios le hace, no sólo como patronos a quienes se puede

invocar..., sino también como grandes luminares de consuelo y de

13 fervor que Dios ha colocado en medio de su Iglesia. Son para el

pueblo sobre todo una nueva forma de imitación de Cristo en la vida

de todos los días, son una imagen y ejemplificación del Evangelio en

la vida diaria.

En el santo lo capital, no es su acción heroica sino la decidida

obediencia con la que se entregó a su misión y el no poder entender

su existencia despegada de ella.

El Padre Brochero así expresaba esta realidad: "En fin mi amigo, yo

y usted y todos los hombres somos de Dios en el cuerpo, y en el

alma. Él es el que nos conserva los cinco sentidos del cuerpo, y las

tres potencias del alma: el mismo Dios es quien inutiliza algunos o

todos los sentidos del cuerpo, y lo mismo hace con las potencias del

alma. Yo estoy muy conforme con lo que ha hecho conmigo

relativamente a la vista y le doy muchas gracias por ello. Cuando yo

pude servir a la humanidad me conservó íntegros y robustos mi

sentido y potencia: hoy que ya no puedo... Dios Nuestro Señor me da

la ocupación de buscar mi último fin y de orar por los hombres

pasados, por los presentes y por los que han de venir hasta el fin del

mundo”.(Cartas del Cura Brochero: 6-10-1910; 28-10-1913)

El testimonio de Brochero Pastor no muere, porque “ha podido pispar

que vivirá por siempre en el corazón de muchos de nosotros, porque

la vida de los muertos está en el recuerdo de los vivos”.(Carta del

Cura Brochero: 8-11-1905).

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16 de Marzo

“San José Gabriel del Rosario Brochero, Presbítero”

OFICIO DE LECTURA

Del Común de Pastores

SEGUNDA LECTURA

Carta del Cura Brochero al Sr. Obispo de Santiago del Estero, Dr

Juan Martín Yániz (fines de 1913).

Positio, Tomo I, página 476

Celo misionero, predicación evangélica, vida pobre y entregada…

Mi querido:

Recordarás que yo sabía decir de mí mismo, que iba a ser

tan enérgico siempre, como el caballo chesche que se murió

galopando; pero jamás tuve presente que Dios Nuestro Señor es y era

quien vivifica y mortifica, quien da las energías físicas y morales y

quien las quita.

Pues bien, yo estoy ciego casi al remate, apenas distingo la

luz del día, y no puedo verme ni mis manos, a más estoy casi sin

tacto desde los codos hasta la punta de los dedos y de las rodillas

hasta los pies, y así otra persona me tiene que vestir o prenderme la

ropa.

La Misa la digo de memoria, y es aquella de la Virgen cuyo

Evangelio es: "extollens quaedam mulier de turba ... "; para partir la

hostia consagrada, y para poner en medio del corporal la hijuela

cuadrada, llamo al ayudante para que me indique que la forma le he

tomado bien, para que se parta por donde la he señalado, y que la

hijuela cuadrada está en el centro del corporal para hacerlo doblar;

me cuesta mucho hincarme y muchísimo más levantarme, a pesar de

tomarme de la mesa del altar.

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Ya ves el estado a que ha quedado reducido el chesche, el

enérgico, el brioso. Pero es un grandísimo favor el que me ha hecho

Dios Nuestro Señor en desocuparme por completo de la vida activa y

dejarme con la vida pasiva, quiero decir que Dios me da la ocupación

de buscar mi fin y de orar por los hombres pasados, por los presentes

y por los que han de venir hasta el fin del mundo.

No ha hecho así contigo Dios Nuestro Señor, que te ha

cargado con el enorme peso de la Mitra hasta que te saque de este

mundo, porque te ha considerado más hombre que yo, por no decirte

en tu cara que has sido y sos más virtuoso que yo.

Me ha movido a escribirte tal cual ésta porque tres veces he

soñado que he estado en funciones religiosas junto contigo, y

también porque el 4 del entrante enteramos 47 años a quienes eligió

Dios para príncipes de su corte, de lo cual le doy siempre gracias a

Dios, a fin de que nos veamos juntos en el grupo de apóstoles en la

metrópoli celestial

RESPONSORIO

Jn 17, 17-19

R/. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo.

* Haz que ellos sean tuyos por medio de la verdad.

V/. Por ellos me consagro yo, para que también se consagren

ellos en la verdad.

R/. Haz que ellos sean tuyos por medio de la verdad.

Oración

Señor, de quien procede todo don perfecto,

Tú esclareciste a san José Gabriel del Rosario, presbítero,

por su celo misionero,

su predicación evangélica

y su vida pobre y entregada;

16 concede que siguiendo su ejemplo y con su intercesión,

pastores y pueblo a ellos confiado,

sean siempre tus fieles discípulos y misioneros del Evangelio.

Por Nuestro Señor Jesucristo.

“Los amó hasta el extremo…”

17

MISA

Común de Pastores

Para un pastor

Antífona de entrada Cf. Lc 4, 18

El Espíritu del Señor está sobre mí,

porque me ha consagrado por la unción.

Él me envió a llevar la buena noticia a los pobres

y a sanar a los que se arrepienten de corazón. (T. P. Aleluia).

O bien: Cf. Eclo 45, 20

El Señor lo eligió como su sacerdote,

para ofrecer el sacrificio de alabanza. (T. P. Aleluia).

Oración colecta

Señor, de quien procede todo don perfecto,

Tú esclareciste al beato José Gabriel del Rosario, presbítero,

por su celo misionero,

su predicación evangélica

y su vida pobre y entregada;

concede que siguiendo su ejemplo y con su intercesión,

pastores y pueblo a ellos confiado,

sean siempre tus fieles discípulos y misioneros del Evangelio.

Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,

que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo

y es Dios, por los siglos de los siglos

Oración sobre las ofrendas

Dios todopoderoso,

te suplicamos humildemente

que, así como estos dones presentados en honor de

San José Gabriel Brochero, presbítero,

manifiestan la gloria de tu poder divino,

18 así también hagan crecer en nosotros

los efectos de tu salvación.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión Mt 28, 20

Yo estaré siempre con ustedes

hasta el fin del mundo, dice el Señor. (T. P. Aleluia).

Oración después de la comunión

Alimentados con tus sagrados dones

te pedimos, Padre Todopoderoso,

que siguiendo los ejemplos de san José Gabriel del Rosario

te sirvamos con renovado fervor,

y mediante una incansable caridad

procuremos el bien de todos.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Icono confeccionado por los Monjes de la Sta Cruz

Con motivo de la beatificación del Pbro. José G Brochero

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LECCIONARIO

Primera Lectura

Lectura de la carta del apóstol san

Pablo a los cristianos de Colosas

Col 1, 24-39

Hermanos:

Me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi

carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de

su Cuerpo, que es la Iglesia. En efecto, yo fui constituido

ministro de la Iglesia, porque de acuerdo con el plan divino, he

sido encargado de llevar a su plenitud entre ustedes la Palabra

de Dios, el misterio que estuvo oculto desde toda la eternidad y

que ahora Dios quiso manifestar a sus santos. A ellos les ha

revelado cuánta riqueza y gloria contiene para los paganos este

misterio, que es Cristo entre ustedes, la esperanza de la gloria.

Nosotros anunciamos a Cristo, exhortando a todos los

hombres e instruyéndolos en la verdadera sabiduría, a fin de

que todos alcancen su madurez en Cristo. Por esta razón, me

fatigo y lucho con la fuerza de Cristo que obra en mí

poderosamente.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial

R.\ El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar.

El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.

El me hace descansar en verdes praderas,

me conduce a las aguas tranquilas

y repara mis fuerzas. R.\

20 Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre.

Aunque cruce por oscuras quebradas,

no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo

tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.\

Tú preparas ante mí una mesa,

frente a mis enemigos;

unges con óleo mi cabeza

y mi copa rebosa. R.\

Tu bondad y tu gracia me acompañan

a lo largo de mi vida;

y habitaré en la Casa del Señor,

por muy largo tiempo. R,\

Evangelio

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Lucas

Lc 15, 1 – 7

En aquellos días, todos los publicanos y pecadores se

acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los escribas

murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y

come con ellos». Jesús les dijo entonces esta parábola:

«Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja

acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se

había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la

carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa

llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo,

porque encontré la oveja que se me había perdido".

Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría

en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por

noventa y nueve justos que no necesitan convertirse».

Palabra del Señor