NIVEL INFORMATIVOMONOGRAFÍA V

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NIVEL INFORMATIVO

Materia: El ser humano

Monografía V

MONOGRAFÍA V

LOS CUERPOS SUTILESContenido

Bibliografía recomendada

2.7 El cuerpo astral y la mente de deseos

Leadbeater, Charles: “El plano astral” [lectura inicial]Powell, Arthur: “El cuerpo astral” [lectura de avance y de profundización]Powell, Arthur: “El cuerpo mental” [lectura de avance y de profundización]

2.7 El cuerpo astral y la mente de deseos

Sóror Aditya y Frater Phileas

“El hombre es más que sus cuerpos; tiene en sí mucho que no puede manifestar ni en el plano físico, ni en el plano astral, pero todo lo que puede expresar puede considerarse como el hombre mismo en aquella región determinada del Universo.” (Annie Besant)

Continuaremos en esta monografía el tema de la constitución septenaria del ser humano ascendiendo en una escala de sutilidad, abordando el cuerpo del hombre conocido como “astral” o “emocional”.

El nombre “astral” (estrellado) según varios autores se ha usado durante tantos siglos para expresar materia suprafísica, y probablemente fue escogido por los observadores en un principio, a consecuencia de la apariencia luminosa de la materia astral en comparación a la física.

Así como el hombre en el mundo físico puede manifestarse hasta el punto en que su cuerpo físico se lo permite, igualmente sucede con su cuerpo astral que lo limita en ese mundo, y sólo a través de su desarrollo evolutivo es que llegará a perfeccionar el uso consciente de este vehículo.

El mundo astral

El mundo astral es aquella región definida del universo que rodea y penetra el mundo físico, pero que es imperceptible a la observación ordinaria por estar constituida por una clase distinta de materia.

Esta materia astral en sus siete estados diferentes es lo que forma el cuerpo astral del hombre, que es el vehículo de consciencia sobre el cual asientan todas las pasiones y deseos animales, y donde se originan las sensaciones.

Referirse a “materia astral” es referirse a una clase de materia que interpenetra y se mueve libremente en el cuerpo físico. Un ser que viva en el mundo astral puede ocupar el espacio físico de un ser viviente en el mundo físico sin que se tenga consciencia de ello, ni se estorben el uno al otro en sus movimientos. Pues el mundo o plano astral es una condición de la naturaleza y no una localidad.

Este vehículo a la visión clarividente aparece rodeando al cuerpo físico con un aura de colores centelleantes. En la mayor parte de las personas aparece como una masa amorfa de materia astral que no está bajo el dominio del hombre, pero que en los seres bien desarrollados y más perfeccionados, este cuerpo expresa su vida propia, y puede el hombre disponer de él.

Durante el sueño, mientras el cuerpo etero-físico descansa, la consciencia del hombre se desenvuelve en este cuerpo. No obstante, en el hombre poco desarrollado no se retienen las vivencias astrales y al regresar al estado vigílico pocas veces se recuerda algún detalle que se mezcla con los sueños y se descarta como inútil y sin sentido. A medida que el ser humano progresa su desarrollo la vida en este cuerpo se hace más activa, y en la vigilia pueden recordarse ciertas vivencias extracorporales vividas durante el sueño.

Así como en el cuerpo físico a través de los sentidos podemos conocer el mundo físico en el cual nos desenvolvemos, también en el cuerpo astral existen sentidos sutiles y potencialidades que se pueden desarrollar y permiten conocer un mundo más amplio del cual lo físico es solo una parte.

Este cuerpo constituye un puente a través del cual se vincula el cerebro físico y la mente. Todos utilizamos este vehículo, aún sin tener consciencia de ello, pero no todos podemos regularlo y utilizarlo conscientemente. Esto es parte del desarrollo humano, es decir que a medida que el hombre logra conquistarse a sí mismo por el propio esfuerzo, puede acercarse cada vez más a su propia naturaleza.

Fuente: Saurayi

Cuerpo astral o emocional

El cuerpo de las emociones

El cuerpo astral es donde podemos encontrar el aspecto emocional del hombre, que se conoce en sánscrito como el principio “Kama”, que significa “de deseos”, también llamado a veces “Alma Animal”. Es la bestia en nosotros, el “simio tigre” de Tennyson. Es lo más material de la naturaleza del hombre. Es la voluntad cautiva y esclava de la materia determinada por las atracciones circundantes.

Este cuerpo de emociones comprende toda la naturaleza pasional y emocional de hombre, todos los apetitos animales tales como: hambre, sed, deseo sexual; todas las pasiones tales como: el odio, la envidia, los celos; el deseo de existencia sensible, y de la experiencia de gozos materiales. Como se dijo anteriormente el cuerpo astral ante la visión clarividente se puede observar con numerosos colores que son el resultado de los sentimientos, las emociones y las pasiones manifestándose en el hombre.

Los diferentes tipos de emociones se expresan con colores determinados que rara vez aparecen en colores perfectamente puros ya que las emociones suelen mezclarse. Asimismo existen grados diversos de brillantez y forma o lineamiento de ese cuerpo, dependiendo del grado de desarrollo del individuo.Las cualidades malignas o egoístas se expresan como vibraciones más groseras y más lentas de materia, mientras que las buenas y abnegadas se manifiestan en materia más fina y sutil. Las emociones buenas persisten durante más tiempo que las malas. Así un amor intenso o la devoción se prolongará en el tiempo aún después de haberse olvidado la ocasión que los causó.

En las siguientes láminas presentadas por C. W. Leadbeater podemos observar el aspecto de los cuerpos astrales en tres diferentes grados de desarrollo humano que se pueden distinguir como: hombre primitivo, hombre vulgar, y hombre evolucionado.

Naturaleza del cuerpo emocional

“La fuerte corriente de deseos esconde bajo su capa de egoísmo las aguas puras de la voluntad espiritual y bastará retirar esa capa, para tener a nuestra disposición el tremendo poder de la voluntad espiritual.”

I. K. Taimni

Es importante destacar que el estado de pureza y perfeccionamiento del cuerpo etero-físico inf luirá en la naturaleza de este cuerpo más sutil. Al igual que el cuerpo etero-físico su conformación dependerá de los materiales con que se construye,

Cuerpo astral evolucionado

Cuerpo astral primitivo Cuerpo astral vulgar

atrayendo hacia sí materiales más inferiores o más elevados, y a medida que purificamos la materia física, se corresponden también estados más puros para esta materia astral.

Una naturaleza más pura a nivel de este cuerpo que es muy sensible a las influencias externas, además de las internas, refiere a un refinamiento en las respuestas a los impulsos inferiores hasta perder esta capacidad gradualmente para adquirir progresivamente la capacidad de responder a vibraciones más elevadas.

La purificación y dominio de esta naturaleza de deseo es una de las tareas más necesarias y difíciles de lograr. Está vinculada estrechamente con el dolor y sufrimiento humano. Es posible, paso a paso, sustituir las vibraciones inferiores por otras más elevadas, que llevarán progresivamente de un deseo personal y egoísta, a un amor altruista y desinteresado.

Sobre esto se refiere Julio Stelardo diciendo que: “La causa de las desdichas en el hombre deviene de su deseo de ser, de conocer, de sentir, y de actuar en el plano físico. Y estas causas generan otras sobre la base de acción y reacción, de causa y consecuencia. Se superan con conocimiento, discernimiento y sabiduría para trascender los velos de la ignorancia y los frutos de la ilusión”.

Deseo y Amor son los principios duales de este cuerpo astral, el aspecto inferior y el aspecto superior respectivamente, manifestándose en el hombre desde un deseo personal, egoísta e interesado, hacia el altruismo, el deseo impersonal y desinteresado, la más bella expresión del Amor que llega cuando lo perecedero da lugar a lo inmortal.

Si pretendemos purificar y controlar el cuerpo emocional debemos comprender acerca de nuestros deseos y emociones, de lo contrario quedaremos atrapados por estos, que son las ligaduras que nos atan a los mundos inferiores.

Como hemos visto, este cuerpo comprende lo relacionado con los

instintos, sensaciones, sentimientos y emociones, la naturaleza apasionada y emocional del hombre. Para que esta naturaleza sea responsable de estos aspectos, debe necesariamente interactuar con los vehículos superior e inferior a sí mismo.

Esta naturaleza emocional, interactúa en estrecha relación con la parte más inferior de la Mente, que estudiaremos posteriormente. Todas las sensaciones, deseos y emociones de este cuerpo se hacen racionales por el cuerpo mental inferior o mente de deseos.

Y a su vez interactúa con Prana, la energía vital, permitiendo en lo físico la vitalidad sensitiva, es el asiento de las sensaciones. Las sensaciones que resultan de las percepciones externas, a través de los sentidos físicos, son “conocidas” en este cuerpo emocional, es a este nivel donde la vibración se convierte en sentimiento.

Podemos entonces hacernos una idea de que purificar este cuerpo no es tarea sencilla, y es necesario para ello primeramente identificar el deseo, luego su origen, para luego a través del discernimiento considerarlo concientemente. Para esto debemos estar atentos, todo lo que nos rodea provoca en nosotros sus correspondientes sensaciones, que generan fuerzas de atracción y repulsión, las cuales nos llevarán al origen del deseo. Sólo el discernimiento nos permitirá el dominio práctico de esta naturaleza emocional. El deseo es el reflejo de la voluntad en el plano emocional, y sólo venciendo el deseo con discernimiento podrá la voluntad superior expresarse en este cuerpo.

El control de las emociones

“Cuando el cuerpo de deseos [cuerpo astral] está desenfrenado obliga al cuerpo a hacer todas las cosas innecesarias e indignas que son tan perjudiciales para el crecimiento del alma. Sin embargo, este temperamento es sólo una gran amenaza cuando domina al ser, pero dirigido debidamente puede ser muy efectivo para el servicio. De ahí que el temperamento del cuerpo de deseos debe ser controlado, pero no sofocado. Por lo tanto la escuela de Sabiduría Occidental subraya la

necesidad de transmutar los bajos deseos en altos anhelos, mediante el servicio cumplido por devoción a elevados ideales. Esto engendra el alma emocional, nutrimento substancial para el Espíritu en desarrollo.” (Max Heindel)

Tal como sucede en el cuerpo físico, no podrá controlarse bien este vehículo mientras nos identifiquemos con sus actividades, pues nosotros no somos las emociones.

Por lo tanto, un buen comienzo es aprender a disociarnos concientemente de este cuerpo y poder objetivar y analizar sus manifestaciones. Generalmente no tenemos conciencia de lo que nuestras emociones hacen con nosotros, cuánto nos dominan y cuán difícil es controlarlas, ya que es habitual que se manifiesten libremente sin llegar a inquietarnos por la real causa de ese movimiento.

Cualquier intención de control sobre este cuerpo requiere un esfuerzo consciente, que comienza por la atención. Debemos estar alerta, observar y reflexionar sobre su funcionamiento. Pero al decir “observar” no se trata de una simple mirada mientras la mente se encuentra ocupada con otras cosas, sino atender con la mente libre, requisito sin el cual la observación no podría completarse. Se debe examinar cada deseo, cada emoción que surge en nuestra mente, hasta llegar a su origen, para entonces valorarlo en forma crítica e impersonal.

De esta manera llegaremos a conocer las diferentes clases de sentimientos que son generados por este cuerpo, las causas que los originan, y como se relacionan, todo lo cual es imprescindible para discernir conscientemente sobre qué esperamos o queremos para nosotros.

Es necesario aprender a hacer esto en el momento mismo en el que la emoción o el deseo se manifiestan, bajo su influencia, para posteriormente adquirir paulatinamente la capacidad de controlar y dejar que se expresen solamente aquellos que consideramos adecuados

al propósito que nos hemos trazado.

Este ejercicio debe ser practicado en cada momento en nuestra vida diaria. Es en lo cotidiano que cada uno nos exponemos permanentemente a experiencias y tentaciones de las que generalmente tratamos de huir, y el sólo hecho de enfrentarnos decididamente a ellas, ayudaría notablemente a desarrollar esta capacidad.

Es importante tener en cuenta que no se trata de reprimir las emociones o los deseos, ya que en sí mismos, éstos constituyen una fuerza que debe agotarse, y por lo tanto es necesario tener conciencia de que no van extinguirse por sí mismos. De este modo se desviarán del curso habitual si interferimos en esa forma de expresión.

Sin esta consideración las fuerzas que rigen el estado de salud pueden perturbarse y desviarse en sentidos que pueden tener consecuencias importantes. La psicología se refiere a estos temas considerando la sublimación de los deseos. En otros términos se trata de resolver y desviar de su fin la energía de un impulso inferior dirigiéndolo hacia fines más nobles, más elevados.

Esto sólo puede lograrse cuando se ha llegado al centro mismo de la emoción, “enfrentando” a la causa misma que la ha originado, sometiéndola impersonalmente a examen, y a través del discernimiento, encaminar esa fuerza hacia objetivos superiores.

En la monografía VII de este nivel, dedicada a ejercicios prácticos, explicaremos algunas técnicas para el control de las emociones y la llamada “transformación de impresiones”.

Cuento espiritual: El cielo y el infierno del samurai

Un joven samurai que recién había terminado su entrenamiento, tenía algunas dudas acerca de su oficio. Para resolverlas efectuó una visita a un viejo monje, famoso por su sabiduría.

“Hola, viejo maestro”, lo saludó cuando estuvo frente al monje y planteó sus problemas: “¿Existen realmente el cielo y el infierno?”

El maestro respondió con otra pregunta: “¿Quién eres?”

“Soy un samurai”, respondió orgullosamente el joven.

“¡Cómo!”, exclamó el maestro. “¿Tú eres un guerrero? ¡Pero si pareces un niño!... ¿Y además andas con una espada? ¡Seguro que eres tan débil que no la puedes levantar!”

Furioso, el joven desenvainó su sable y amenazó al monje, exclamando: “¡Ya vas a ver, viejo loco!”

Sin inmutarse, el maestro bajó los ojos: “¿Ves? Aquí se abren las puertas del infierno”, dijo.

Anonadado por una repentina lucidez, el samurai bajó la espada y se inclinó pidiendo disculpas al maestro.

“Y aquí”, comentó entonces el monje, “se abren las puertas del cielo”.

Purificación del cuerpo emocional

La purificación y la educación del cuerpo emocional son bastante más complejas que la de nuestro cuerpo etero-físico.En el cuerpo físico nos referimos a la purificación del mismo a través de los diferentes tipos de “alimentos” que obran en él, y la importancia de una cuidadosa selección de estos diferentes elementos que le aportamos desde el exterior.

En el caso de la purificación del cuerpo emocional, deben considerarse los estímulos o impactos que provienen del exterior, así como también los que provienen del interior, que son en su conjunto los que determinan las diferentes vibraciones que ocasionan en este cuerpo y la diferente

densidad de los materiales que han de formarlo.

Cada emoción, cada sentimiento, cada manifestación del cuerpo de emociones, tiene vibraciones características, y también un color que la define.

Los estudios ocultistas muestran que cada emoción crea un estado vibracional en el cuerpo emocional, que tiene como resultado un aumento de los materiales que pueden vibrar en ese estado, y la consiguiente eliminación de aquellos materiales que no se corresponden con ese estado vibracional, tendiendo a reiterar este estado.

De esto surge que la constitución del cuerpo emocional y capacidad vibratoria se modifica por cada deseo u emoción que se expresa. Como consecuencia de esto la manifestación de deseos o emociones elevadas, tenderá a la purificación de este cuerpo en forma progresiva, y lo contrario sucederá si se facilita la manifestación de sentimientos inferiores, que harán a este cuerpo más tosco y grosero.

Los estímulos externos nos exponen fácilmente a vibraciones inferiores y despertarán en estas vibraciones a nuestro cuerpo emocional, pero el despertar de nuestro cuerpo a vibraciones superiores debe buscarse interiormente. En este aspecto el estudiante puede encontrar estímulos adecuados como lo son la manifestación de pensamientos elevados, la oración sincera y la práctica regular de la meditación. De esta forma se construye el cuerpo emocional en la medida que nuestra mente le abra las puertas a la Voluntad que busca expresarse.

Es necesario obtener el control de nuestras emociones y deseos si pretendemos que este vehículo se convierta en un instrumento adecuado para reflejar fielmente la conciencia Superior.

El desdoblamiento astral

El cuerpo astral puede separarse del cuerpo físico voluntaria, o involuntariamente, en un fenómeno conocido como “desdoblamiento

astral” o “viaje astral”.

Pavri explica que: “En estado de vigilia las actividades astrales – cambio de colores, etc. , se manifiestan en y alrededor del cuerpo físico; pero cuando se halla dormida, el cuerpo astral se desliza fuera y, con el verdadero ser dentro de sí, f lota en el aire sobre el cuerpo físico que descansa en la cama. En una persona de tipo no desarrollado, el separado cuerpo astral es una masa amorfa e irregular que semeja el bulto de una nube de feos colores. No puede alejarse del cuerpo físico y es inútil como vehículo de conciencia. El hombre dentro de él está en una condición somnolienta, casi tan dormido en su astral como en su físico. Si ocurriese algo que perturbe su cuerpo físico, éste despertará y el cuerpo astral entrará rápidamente en él. El cuerpo astral de un hombre ordinario dormido, asume la semejanza del físico, pero tal hombre no puede trabajar conscientemente en el plano astral”. (1)

Siendo así, sabemos que el cuerpo astral se separa durante nuestro sueño nocturno. Sin embargo, el desdoblamiento controlado implica controlar técnicas en las que se puede “montar el sueño” y salir voluntariamente del cuerpo físico, comprobando experimentalmente la supervivencia de la conciencia más allá del cuerpo material.

A esto se refería Swami Prabhupada al señalar que: “Gastamos millones y millones de dólares en construir naves espaciales, sin saber que tenemos la capacidad de desplazarnos a donde queramos sin tener que pagar”.

Los Maestros pueden proyectarse astralmente en cualquier momento y a voluntad porque han logrado un dominio total del vehículo astral.

Las técnicas de proyección astral -de las que hablaremos en otro nivel- no son peligrosas pero tampoco son aconsejables para los novatos porque requieren el control de otras técnicas más básicas como la relajación, la concentración, la respiración y, sobre todo, la visualización.

El cuerpo astral está unido a los cuerpos físico y vital por medio de un hilo sutil llamado en ocasiones “cordón de plata”, que cumple un papel similar al del cordón umbilical que une la madre al bebé y que finalmente se rompe cuando la vida biológica llega a su culminación.La tradición destaca que el cordón plateado se alarga por kilómetros cuando el vehículo astral se desplaza lejos del físico, ya que no está sujeto a las leyes de la materia física.

Los chakras astrales

En el cuerpo astral -al igual que en el cuerpo vital- existen vórtices energéticos llamados “chakras”.

Según Powell: “Los Chakras astrales, los cuales se encuentran con frecuencia en el interior del cuerpo etérico, son vórtices de cuatro dimensiones, de manera que se extienden en dirección muy diferente

de los del etérico; en consecuencia, aunque corresponden con los chakras etéricos, no son en manera alguna limítrofes con ellos, aunque alguna porción siempre coincide”. (2)

En cuanto a la nomenclatura, se suele dar el mismo nombre a los chakras astrales que a los chakras etéricos.

Las funciones de los chakras astrales son las siguientes:

“1 - Chakra de la base de la columna vertebral: Es el asiento del Fuego Serpentino, Kundalini; una fuerza que existe en todos los planos, por medio de la cual se ponen en actividad todos los chakras restantes.Originalmente, el cuerpo astral era una masa casi inerte, poseedora de una conciencia muy vaga, sin poder alguno, y sin claro conocimiento del mundo que lo rodeaba. Lo primero que ocurrió fue el despertar de Kundalini en la esfera astral.

2 - Chakra del ombligo: Después de entrar Kundalini en actividad en el primer Chakra, avanzó hasta el del ombligo, al cual vivificó, despertando así el poder de sentir en el cuerpo astral; sensibilidad a toda especie de influencias, aunque sin poseer todavía nada parecido a la comprensión precisa resultante de ver y oír.

3- Chakra del bazo: Kundalini avanzó luego hasta el Chakra del bazo, y por medio de éste vitalizó al entero cuerpo astral; pues este Chakra tiene como una de sus funciones absorber prana, la fuerza vital, que también existe en todos los planos.

La vivificación del Chakra del bazo permite al hombre viajar conscientemente en su cuerpo astral, aunque sin más que una comprensión vaga de lo que encuentra en sus viajes.

4- Chakra cardíaco: Este Chakra permite al hombre comprender las vibraciones de otras entidades astrales y simpatizar con ellas, de manera que puede comprender instintivamente los sentimientos de las mismas.

5 - Chakra laríngeo: Este Chakra confiere al hombre, en el mundo astral el poder que corresponde al oído en el mundo físico.

6- Chakra entre cejas: Este Chakra confiere el poder de percibir, de manera precisa, la forma y la naturaleza de los objetos astrales, en vez de meramente percibir su presencia de manera vaga.

7- Chakra coronario: Este Chakra redondea y completa la vida astral, dotando al hombre de la perfección de sus facultades. Al parecer este Chakra funciona de dos maneras. En una clase de hombres, los Chakras sexto y séptimo convergen en el cuerpo pituitario, el cual es, para esa clase, el único vínculo directo sobre el plano físico y los más elevados. En otra clase de hombres, sin embargo, aunque el sexto Chakra se mantiene adherido al cuerpo pituitario, el Chakra coronario se ladea o inclina hasta que su vórtice coincide con la glándula pineal. En las personas de esta edad, la glándula pineal se vivifica así y se convierte en la línea de comunicación directa con el mental inferior, sin pasar, aparentemente, por el plano astral intermedio, en la forma usual”. (3)

La mente de deseos

“La primera cosa a afirmar es que el cerebro NO ES la mente. El cerebro es el instrumento físico utilizado por la mente para establecer contacto y operar en este plano material.” (United Lodge of Theosophists)

Entramos ahora en el estudio de otro estado de materia mucho más sutil que la que conforman los vehículos que hemos visto anteriormente. Se trata de la materia que compone el cuerpo mental, excesivamente rarificada y sutil, y que como las demás está formada por siete subdivisiones de esta materia.

Estas subdivisiones o subplanos de materia mental constituyen el vehículo en donde funciona la Mente o Manas, que es una modificación de la conciencia limitada por los planos inferiores y utiliza el cuerpo

mental para expresarse. Es la Mente que desciende de los planos superiores y mediante un instrumento que se forma en contacto con los vehículos materiales, bucea en los planos inferiores recogiendo sus experiencias. La Mente es donde se unen la personalidad temporal o “yo inferior” y el “Yo superior”.

Podemos afirmar que la Mente es dual, ya que se puede diferenciar una Mente Superior, conocida en sánscrito como “Manas” que está formada por la materia de los tres subplanos superiores, y la mente inferior también llamada cuerpo mental inferior, o mente de deseos (Kama-Manas), que está formada por la materia de los cuatro subplanos inferiores. Esta materia mental interpenetra a los planos más densos de la misma forma que la materia astral interpenetra el plano más físico.

Como bien explica Pestanji Pavri: “La mente que aspira a los cielos, el Manas superior con Buddhi y Atma, se llama el Ego [o Yo Superior]. El Manas inferior se halla engolfado en el cuaternario, asido a Kama [el deseo] con una mano mientras con la otra retiene su contacto con su padre, el Manas superior”. (3)

Según expresa Leadbeater por el empleo de la visión mental puede conocerse este cuerpo mental que no difiere mucho en los colores del cuerpo astral en estado de reposo, pero que manifestará mucho más en el cuerpo mental el grado de desarrollo intelectual y espiritual del hombre. De la observación de este cuerpo se puede deducir a qué categoría pertenece el hombre, así como el uso que ha hecho de su existencia. El cuerpo mental inferior está en estrecha relación con el cuerpo astral, ya que mientras éste se encarga de suministrar sensaciones, deseos, emociones y pasiones, es el cuerpo mental inferior o mente de deseos, quien las hace racionales.

La mente convierte las sensaciones emocionales en percepciones mentales. En la conciencia inferior los pensamientos suelen estar

matizados con los deseos y por eso se conoce como Mente de Deseos. El deseo de volver a gozar un placer requiere la participación de la memoria, en la cual se encuentra el recuerdo de la sensación gratificante. Lo mismo sucede con las sensaciones desagradables, que se relacionan en la memoria con recuerdos dolorosos. Así los deseos son atraídos o repelidos de acuerdo al resultado que esas sensaciones han provocado. Son estas dos energías el origen mismo del deseo, y la mente que percibe el objeto de deseo modula entonces la acción para obtenerlo o alejarlo.

El deseo engendra el pensamiento, y éste es el director que guía que se ejecute la acción. Este es el ciclo que siempre se repite y comprendiendo su funcionamiento es que podremos moderar los resultados. Pensar es establecer relaciones entre las imágenes presentes en la mente, y esto hace que la calidad del pensamiento dependa en gran medida de la clase y cantidad de esas imágenes.

Control y purificación de la mente de deseos

El control de la mente de deseos se puede asemejar al control del cuerpo de emociones, ya que existe una estrecha relación entre ambos. Como hemos visto, el deseo desencadenado por las fuerzas propulsoras de atracción o repulsión, incitan a la mente a determinar su acción con el objeto deseado. La mente fija los planes y mueve al cuerpo a la acción que satisfaga las ansias del deseo, atrayendo o rechazando el objeto de placer o dolor. El deseo estimula los esfuerzos mentales y en las primeras etapas del desarrollo del hombre la mente es esclava del deseo.

El primer paso consiste en objetivar la mente inferior, separarla de nuestra conciencia, y verla como algo distinto de nuestro ser. Esto es un requisito absolutamente necesario para poder controlar, purificar y fortalecer la mente. Es necesario conocer cómo funciona, estudiar sus movimientos y conocer sus tendencias. Recién cuando a través de este estudio en sí mismo seamos conscientes de la dualidad entre nosotros y la mente, se puede comenzar a ejercer el control sobre ella.

Para ejercer el control sobre la mente uno de los aspectos fundamentales es crear el hábito de concentración profunda hasta llegar a la abstracción. Esto se logra teniendo como primer objetivo la concentración en cada acto que se realiza en lo cotidiano, concentrando toda nuestra mente en esa acción, sea cual fuere la acción. Esto requiere estar atentos, y si bien al comienzo se trata de un esfuerzo, la mente crea el hábito y fácilmente mantiene la costumbre.

Otra práctica importante en este aspecto es la selección constante de los pensamientos que toman lugar en nuestra mente. En el pensar ordinario no podemos evitar el cambio constante en la sucesión de imágenes mentales. Es el aspecto dinámico de Manas el que hace que la mente esté cambiando a cada momento, en una sucesión de imágenes mentales ininterrumpida. Esta dinámica no puede evitarse pero sí puede regularse y controlarse el proceso. Cuando nuestra mente no está ocupada, los pensamientos se suceden y se reciben las vibraciones de formas de pensamientos que no son nuestros, y que se mueven en el ambiente, las cuales tienden a producir esos mismos pensamientos, aunque en la mayoría de los casos es muy difícil distinguir entre estas dos clases de pensamientos. Independientemente de donde provengan los pensamientos el cuerpo mental debe entrenarse para discernir sobre ellos y desterrar los pensamientos no deseables.

Esta regulación puede hacerse a través de dirigir los pensamientos a objetivos y no permitir el pensamiento ocioso. Cuando el pensar no está controlado y dirigido por un propósito, las imágenes mentales cambian casi siempre conforme a la asociación que se presenta a la mente y con el juego de los deseos que pueden estar presentes en forma consciente o inconsciente. Toda esta asociación y el predominio de los deseos presentes en la mente es lo que determina las sendas que podrán seguir los pensamientos. Cuando dirigimos nuestros pensamientos a un fin determinado, estas asociaciones se debilitan hasta desaparecer.

También sucede que en nuestra mente se presentan pensamientos no deseables. Estos pueden vencerse trasmutándolos en otra forma de pensamiento más elevado y noble. Lo mismo sucede cuando podemos identificar la fuerza propulsora del deseo haciendo que esa misma energía sea dirigida hacia otros fines. De esta forma el pensamiento deja de ser paulatinamente esclavo del deseo y comienza a ser dueño, trasmutando esa energía generada hacia lo exterior que se dirige a fortalecer la vida en la forma, hacia un fin interior y más elevado.

Es importante recordar que para que algo malo pueda afectarnos debe existir en nosotros algo que responde a ese mal.Cuando se sostiene esta práctica por un tiempo largo y se ha establecido el hábito de discernir los pensamientos indeseables son rechazados automáticamente por la mente.

Es en la mente donde el deseo puede trasmutarse a través de la purificación, utilizando esa misma fuerza del deseo para subyugarlo, cambiando los deseos inferiores por ideales más elevados y duraderos que como inspiración guíen la conducta. Mientras que se fortalecen los buenos deseos y la contemplación de un elevado ideal, se purifican los pensamientos y los deseos más inferiores van extenuándose. Estos son los primeros pasos en el intento del control de la mente, la vigilancia y el esfuerzo por evitar todo pensamiento impuro. Este proceso se acelera y se alcanza una etapa más alta de purificación por la práctica de la meditación. “La meditación es uno de los medios más potentes para purificar rápida y efectivamente el cuerpo mental y volverlo delicadamente responsivo a las energías sutiles que afluyen a él desde los planos internos.” (I. K. Taimni)

Advertencia sobre la presente monografía

El tema del control de las emociones y los sentimientos es fundamental para comprender la Sabiduría Antigua desde una perspectiva práctica.

Por esta razón el material brindado en esta monografía es introductorio, y varios de los tópicos tratados aquí serán desarrollados con más profundidad en los siguientes niveles de estudio del “Programa Opus Philosophicae Initiationis”.

Referencias bibliográficas

(1) Pavri, Pestanji: “Teosofía explicada”(2) Powell, Arthur: “El cuerpo astral”(3) Powell, Arthur: Op. Cit.(4) Pavri, Pestanji: “Teosofía explicada”

Recomendaciones

Para complementar el estudio de esta monografía, puede leer la bibliografía complementaria que se presenta en la primera parte. Las lecturas señaladas como “iniciales” le aportarán más detalles sobre algunos aspectos contenidos en la presente monografía.

Por otra parte, las lecturas “de profundización” le servirán si usted ya ha incursionado en el esoterismo y desea leer textos de autores reconocidos que han profundizado en la temática que estamos tratando.

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