Numero 1 de la Revista del GEECVSEN
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oy por hoy, el único tratamiento eficaz de la isquemia cerebral es la re-
perfusión. El cerebro puede “tolerar” un periodo breve de hipoperfusión.
La demostración más evidente es la de los ataques transitorios de
isquemia (AIT), que conllevan una pérdida transitoria y reversible de la
función. Además, existen ejemplos de que el tratamiento trombolítico
con rTPA administrado precozmente después de los primeros síntomas
clínicos de ictus isquémico permite una recuperación total de la fun-
ción1. Sin embargo, no sabemos con exactitud cuál es el umbral tempo-
ral a partir del cual la lesión del tejido es irreversible. Esencialmente,
este umbral viene condicionado por la intensidad de la caída del flujo
sanguíneo y por la región cerebral afectada, y posiblemente existan
diferencias entre especies. En la práctica clínica se ha establecido un
“umbral” de tratamiento para el rTPA que por el momento es de tres
horas, ya que ésta es la ventana temporal en la que se ha podido
demostrar eficacia mediante ensayos clínicos aleatorizados2.
Más allá del rTPA hay un “agujero negro” donde han caído múltiples
fármacos potencialmente neuroprotectores que han dado resultados
neutros e incluso negativos en ensayos clínicos. De ahí que los clínicos
cuestionen el valor de la neuroprotección en el ictus, ante la perplejidad
de los investigadores básicos que cultivamos neuronas expuestas a
condiciones de hipoxia y privación de glucosa, y realizamos operaciones
quirúrgicas relativamente sofisticadas para inducir isquemia cerebral en
animales de experimentación. Tratamos los cultivos o los animales con
fármacos y en muchos casos conseguimos detener o retrasar el proce-
so de muerte neuronal. Sin embargo, la neuroprotección en animales
todavía no se ha conseguido trasladar a la clínica3. Desde el ámbito clí-
nico se ha criticado el trabajo experimental y no falta autocrítica entre
los propios investigadores experimentales4. Necesitamos evidencias
3
HTratamiento eficaz de la isquemia cerebral. ¿En busca del Santo Grial?
ANNA M. PLANAS
Departamento de Isquemia Cerebral y Neurodegeneración.
Instituto de Investigaciones Biomédicasde Barcelona (IIBB).
Consejo Superior de InvestigacionesCientíficas (CSIC).
Institut d'Investigacions BimomèdiquesAugust Pi i Sunyer (IDIBAPS). Barcelona
Investigaciónpreclinica
experimentales robustas utilizando diferen-
tes dosis de fármacos y con pautas y vías de
administración diferentes. También, evalua-
ciones de la lesión cerebral utilizando méto-
dos que no se basen exclusivamente en la
cuantificación del infarto cerebral, sino que
incluyan una valoración de la recuperación
funcional, especialmente a largo plazo.
También es importante aplicar métodos es-
tadísticos robustos y trabajar con una
muestra suficientemente grande que evite
el error tipo 2. Los mismos resultados de-
ben reproducirse en diferentes laboratorios
y deben utilizarse varias especies animales.
Sin embargo, todos estos requisitos son
difíciles de cumplir en la práctica porque no
se ven favorecidos por la presión que su-
fren los investigadores para publicar resul-
tados. Nadie quiere reproducir experimen-
tos publicados porque su eventual acepta-
ción en las mejores revistas será una mi-
sión casi imposible. Pocos laboratorios
aceptarán repetir series experimentales
con resultados positivos, por si acaso estos
no se reproducen. La valoración de los tra-
bajos no siempre es adecuada; por ejemplo,
se valora la realización de isquemia en ani-
males modificados genéticamente, que
efectivamente puede ofrecer datos valio-
sos, pero se tiende a olvidar que estos ani-
males genéticamente modificados pueden
tener diversos mecanismos compensato-
rios no necesariamente estudiados que
oscurezcan el efecto biológico de la defi-
ciencia o sobreexpresión del gen en cues-
tión. Por el contrario, los aspectos relacio-
nados con la precisión del proceso quirúrgi-
co y la monitorización de parámetros fisio-
lógicos, como la caída y recuperación del
flujo sanguíneo, que pueden influir enorme-
mente en el resultado, se desatienden en
muchas publicaciones. Ésta es la realidad
del experimentador básico que dedica su
esfuerzo al estudio de la isquemia cerebral.
Más allá de esta encrucijada está la
realidad clínica, que no es más esperanza-
dora por diversos motivos, entre ellos condi-
cionantes económicos o el interés de las
empresas farmacéuticas en estudios clíni-
cos con moléculas con insuficientes datos
preclínicos, o por establecer una ventana
terapéutica optimísticamente prolongada
con el fin de reclutar más enfermos. Ade-
más, las escalas neurológicas de valoración
del estado de los pacientes también tienen
puntos flojos y cuestionables, especialmen-
te cuando la afectación es leve. Aun así, pa-
rece difícil que todos estos condicionantes
puedan justificar el desajuste entre los re-
sultados preclínicos y los clínicos.
Otro aspecto importante que hay que
señalar son las limitaciones de los estudios
en roedores frente a las especies girencefáli-
cas. En los primeros, los estudios funcionales
permiten evaluar deficiencias motoras de
una forma bastante fiable, pero son muy li-
mitados para detectar alteraciones cogniti-
vas, tanto por su complejidad técnica como
por la propia limitación cognitiva de estas es-
pecies. Además, el estudio de la sustancia
blanca es poco adecuado en roedores, que
tienen una proporción muy baja de la misma
respecto al hombre. Finalmente, los efectos
secundarios no se exploran de forma exhaus-
tiva y pueden depender de la especie. Por
tanto, sería conveniente realizar algunos es-
tudios en primates no humanos antes de lle-
gar al paciente, pero actualmente dichos es-
tudios son prohibitivos, con grandes restric-
ciones éticas y un elevado coste económico.
Muchos sí, pero no todos los males
pueden achacarse a los estudios experimen-
tales. Un ejemplo inquietante es la reciente
experiencia obtenida con el secuestrador de
radicales libres NXY-059. Los ensayos clíni-
cos estaban avalados por resultados preclí-
nicos con beneficios moderados, repro-
ducidos en diferentes laboratorios, en distin-
tas especies animales, incluidos los primates
no humanos, en los que se realizaba una
evaluación del volumen de la lesión y tam-
bién de la recuperación funcional. Metodoló-
4
Tratamiento eficaz de la isquemia...
gicamente, los ensayos clínicos se realizaron
de manera ejemplar. El primer ensayo, SAINT
I, dio resultados moderadamente positivos
que impulsaron el segundo ensayo5, SAINT
II, que sin embargo ha resultado neutro, se-
gún se ha revelado recientemente6. Quedan
por descifrar datos de este estudio que qui-
zá en un futuro puedan aportar luz a las in-
cógnitas actuales. Sin embargo, en este caso
no se puede achacar la culpa del fracaso
simplemente a una preclínica incompleta o
incorrecta; debe de haber algo más.
En este contexto debemos replantear-
nos hacia dónde va la neuroprotección. Es
probable que los resultados de estos últi-
mos ensayos clínicos condicionen de mane-
ra muy negativa la actitud de la empresa far-
macéutica frente a la investigación sobre el
tratamiento agudo del ictus, al menos la
referida a la “gran empresa”, capaz de des-
arrollar ensayos clínicos multicéntricos y de
gran envergadura. Seguramente la inversión
en otras patologías resulte más rentable.
Quedan las pequeñas empresas y los ensa-
yos clínicos académicos. Para ello será ne-
cesario que los responsables políticos reco-
nozcan la necesidad de este trabajo y facili-
ten los medios necesarios para su desarro-
llo, incluyendo el incentivo de I+D, tanto para
las empresas como para los investigadores.
A pesar del impacto negativo de dichos
resultados clínicos, el motor de la investiga-
ción básica en neuroprotección no se deten-
drá, afortunadamente, aunque sería conve-
niente que tomara nota de la realidad clíni-
ca e intentara potenciar su sentido traslacio-
nal. La traslación está de moda, pero mu-
chas veces forzada a extremos alejados de
la realidad. Sabemos sobradamente que fár-
macos que funcionan en cultivos celulares
después no tienen valor terapéutico. Pero si
se tienen en cuenta las premisas indispen-
sables de una experimentación animal de
excelencia avanzaremos más sólidamente
en nuestro conocimiento y podremos obte-
ner unos resultados que sean trasladables
para su investigación clínica con mayores
probabilidades de éxito en los pacientes.
A la vista de la situación actual, se re-
conoce que no se ha explorado suficiente-
mente la combinación de una terapia reper-
fusora y agentes potencialmente neuropro-
tectores, y ésta es una vía por la que segui-
rá la investigación básica en un futuro inme-
diato. El objetivo fundamental de esta expe-
rimentación es alargar la ventana terapéuti-
ca del rTPA para que alcance a un porcenta-
je superior de pacientes. Otro objetivo será
el de encontrar nuevos agentes trombolíti-
cos alternativos al rTPA, que reduzcan el
riesgo de transformación hemorrágica y
aumenten la tasa de recanalización. En ani-
males de experimentación se ha demostra-
do que el rTPA tiene efectos neurotóxicos
mediados por la potenciación de la excitoto-
xicidad del glutamato actuando a través del
receptor NMDA7, aunque estos efectos ne-
gativos no se han podido demostrar en el
hombre. Sin embargo, hay una mayoría de
pacientes que de momento no son tratados
con trombolíticos. Mejorar esta situación
depende, en parte, de la gestión del enfermo
para que llegue a las Unidades de Ictus con
la mayor brevedad posible, y ésta es una
cuestión administrativa sobre la que se es-
tán realizando avances importantísimos en
nuestro ámbito local. La investigación bási-
ca tampoco olvida a estos pacientes.
La isquemia genera múltiples alteracio-
nes en el cerebro que afectan muchos pro-
cesos de señalización intracelular y de co-
municación intercelular, y la lesión cerebral
produce efectos sistémicos nada desprecia-
bles que van a repercutir tanto en la evolu-
ción de la lesión cerebral como en el estado
general del enfermo. Sabemos que en ani-
males la intervención sobre diferentes vías
puede producir efectos beneficiosos, y la
posibilidad de que dichos efectos puedan
ser aditivos debe explorarse con mayor
atención. De ahí que las terapias combina-
das de fármacos complementarios o el de-
5
Investigación preclinica
sarrollo de fármacos multifuncionales debe-
rán estudiarse más a fondo. Finalmente, se
puede prever que se incremente la investi-
gación sobre fármacos que actúen más allá
de la fase aguda. Las nuevas posibilidades
que ofrecen las células madre pluripotencia-
les con capacidad de generar neuronas y
dar soporte trófico al tejido cerebral lesiona-
do, e incluso las posibilidades de regenera-
ción neuronal mediante trasplante celular o
promoviendo la neurogénesis endógena,
son ya hoy en día herramientas que se están
explorando tanto en el contexto experimen-
tal como clínico de la isquemia cerebral8. Es-
ta investigación no dará resultados a corto
plazo, sino que es una apuesta de futuro
que todavía no podemos prever si será apli-
cable al tratamiento del ictus. Mientras
tanto, tanto investigadores básicos como
clínicos continuaremos con nuestra ardua
tarea de la búsqueda del esquivo Santo Grial
de la neuroprotección.
6
Tratamiento eficaz de la isquemia...
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Bibliografía
l ictus desencadena un gran número de complejos mecanismos que in-
cluyen el fallo energético, el estrés oxidativo, la muerte neuronal y la in-
flamación. La consecuencia final es la pérdida de funciones cerebrales
que ocasiona secuelas físicas y problemas sociales. Existen pocas tera-
pias para el tratamiento del ictus y ninguna de ellas está basada en el
intento de restablecer funciones del tejido lesionado. Se cree que las te-
rapias celulares, mediante una fuente externa de células o la inducción
de la neurogénesis endógena (NE), podrían restablecer o modular las
funciones del tejido lesionado y restaurar, al menos parcialmente, el
control de ciertas funciones cerebrales complejas. Los primeros estu-
dios de terapia celular se realizaron en modelos animales mediante
trasplante intracerebral de tejido embrionario (córtex, estriado e hipo-
campo) y células neuroepiteliales inmortalizadas1. En estos modelos los
animales trasplantados mostraron cierta mejoría, pero el mecanismo
subyacente se desconoce. A pesar de estas circunstancias se desarro-
llaron EC en humanos, sin demasiado éxito, mediante el trasplante de
tejido embrionario de cerdo o células de teratocarcinoma1,2. Actual-
E
Células madre para el tratamientodel ictus. ¿Ciencia o ficción?
ESTHER POZAS
Departamento de Isquemia Cerebral y Neurodegeneración
Instituto de Investigaciones Biomédicasde Barcelona (IIBB)
Consejo Superior de InvestigacionesCientíficas (CSIC)Institut d' Investigacions BiomédiquesAugust Pi i Sunyer (IDIBAPS). Barcelona
Investigaciónpreclínica
7
RESUMENEl objetivo final del uso de las células madre (CM) como terapia celular en el ictus es reemplazar aquellas neuronas y otras células que han sidodegeneradas. El ictus produce una lesión aguda y devastadora que afecta áreas y tipos celulares muy diversos, lo cual va a provocar que el usode las CM como terapia celular tenga que ser complejo. Los estudios con CM en el laboratorio parecen indicar que es posible su uso para pro-ducir neuronas y glía de novo, pero aún existen muchas dudas acerca del control de su diferenciación, modo de aplicación, permanencia, fun-cionalidad y seguridad. Estas dudas tienen que ser investigadas antes de empezar con buenas expectativas ensayos clínicos (EC) en humanos.
mente, las terapias celulares están mayori-
tariamente basadas en el uso de células
madre preferiblemente humanas.
Razón del uso de células madre enenfermedades neurológicas humanas
Las CM son un tipo de células especia-
les que presentan la capacidad de dividirse
indefinidamente, autorrenovarse y diferen-
ciarse en varios tipos celulares. Teórica-
mente, ofrecen una fuente inagotable de
células que pueden ser utilizadas para
reemplazar las células dañadas en caso de
enfermedad o lesión. Esto es de una gran
importancia en el tratamiento de enferme-
dades humanas, donde conseguir grandes
muestras viables de tejido humano para su
posterior utilización es una gran limitación.
Otra ventaja es que los enfermos pueden
ser sus propios donantes en ciertos casos,
evitando así todos los graves problemas
asociados al trasplante de tejido alogénico.
Además, las CM pueden ser cultivadas en
el laboratorio para ser estudiadas y mani-
puladas genéticamente, ofreciendo posibili-
dades de inmortalización e inducción de la
expresión de genes de interés.
Problemas generalesde la aplicabilidad delas células madre enenfermedades neurológicas
Las células madre más utilizadas con
perspectivas terapéuticas son las CM em-
brionarias, CM neurales (embrionarias o
adultas), de médula ósea y circulantes en
sangre, y de cordón umbilical. Se ha men-
cionado que las CM pueden ser expandidas
y diferenciadas in vitro a un amplio rango de
tipos celulares, siendo las CM embrionarias
las de espectro más versátil. No obstante,
llevar esto a la práctica en el laboratorio es
muy complejo, especialmente el hecho de
generar tipos celulares específicos, total-
mente diferenciados y con una alta pureza.
En general, los protocolos para conseguir un
cultivo casi puro son tediosos y a veces se
necesita de otros tipos celulares para su co-
rrecta diferenciación. Una vez obtenidas las
células de interés, es de esperar que sea
factible su trasplante sin inducir la forma-
ción de tumores y que las células trasplan-
tadas se integren funcionalmente y de ma-
nera adecuada en los sistemas existentes
sin producir daños colaterales. Hasta el mo-
mento los conocimientos básicos sobre la
terapia con CM están en un estado dema-
siado preliminar para proceder a la ejecu-
ción de EC satisfactorios en humanos. Antes
de abordar EC es necesario conocer las ba-
ses de cómo se desarrollan fenotipos celu-
lares específicos a partir de las CM, utilizar
mejores modelos animales que reproduz-
can las enfermedades humanas, así como
explorar detenidamente la seguridad del
trasplante, la funcionalidad y la localización
de las células una vez trasplantadas.
Aplicabilidad de las células madreen el ictus
En comparación con las enfermedades
neurodegenerativas, el infarto cerebral como
enfermedad presenta unos factores de com-
plejidad añadidos para el desarrollo de tera-
pias celulares. En las enfermedades neuro-
degenerativas principalmente se produce
8
Células madre para el tratamiento del ictus...
una pérdida concreta de tipos celulares y
una evolución crónica y a largo plazo. En el
ictus la lesión es aguda y su anatomía varia-
da y compleja. Un infarto cerebral puede im-
plicar de manera masiva diferentes es-
tructuras nerviosas (tálamo, hipocampo, cor-
teza y otras) con un entorno y una composi-
ción celular muy diferentes entre ellas. Ade-
más, no sólo se afectan neuronas, sino que
otras células como oligodendrocitos, glía y
células endoteliales se ven afectadas hacien-
do la reparación del lugar mucho más com-
pleja. Por otro lado, en muchos casos la sus-
tancia blanca se ve afectada, lo cual, si la
afectación es grave, puede impedir la reco-
nexión de nuevo. La topografía del infarto
cerebral puede ser diversa, incluyendo trac-
tos motores, sensoriales, visuales, etc., en
oposición a enfermedades neurodegenerati-
vas donde toda esta diversidad está más
acotada y localizada. Debido a la rápida evo-
lución de la lesión en el ictus es especialmen-
te importante conocer el momento preciso
en el que se debe realizar el tratamiento con
CM para optimizar su efectividad. Quizá si el
tratamiento se realiza en la fase aguda, la
presencia de radicales libres, neurotransmi-
sores o factores inflamatorios pueda com-
prometer el éxito de la supervivencia y la
diferenciación de las CM. Por otro lado, ese
momento puede tener la ventaja de aprove-
char los mecanismos normales que se acti-
van para la protección del tejido. También se
sabe que cierta recuperación después de la
fase aguda sucede entre los pacientes, si
bien puede ser muy diversa incluso en lesio-
nes parecidas. Ante esta situación tan com-
pleja del ictus en humanos, los estudios con
modelos animales se basan mayoritariamen-
te en la oclusión de la arteria cerebral media,
ocasionando mayoritariamente lesiones en
el estriado o la corteza en función de cómo y
donde se ocluye la arteria. Quizá dicho mo-
delo no represente exactamente la situación
clínica y sea insuficiente para explicar todos
los fenómenos observados en los pacientes.
Tipos de células madre utilizadas como terapia celulardespués de un ictus
Distintas fuentes de células madre están
siendo testadas para la futura regeneración
del cerebro dañado y para mejorar funciones
neuronales después de una isquemia en mo-
delos animales. Se han utilizado células ma-
dre neuroepiteliales de ratón, células huma-
nas inmortalizadas, de médula ósea y circu-
lantes en sangre, y células madre neurales3,4.
En la mayoría de casos no hay evidencias im-
portantes a favor de un reemplazo de células,
la mayoría de células trasplantadas (vía sisté-
mica o intracerebral) no sobreviven y hay muy
poca información sobre la funcionalidad y co-
nectividad de éstas. Es difícil de explicar, pero
en varios de estos estudios se ha apreciado
una mejora significativa del tamaño de la
lesión y recuperación de algunas deficiencias
neurológicas después del trasplante de CM.
Quizá las células trasplantadas sean una fuen-
te de factores tróficos o neurotransmisores
que ayudan a dicha recuperación. A pesar de
que los modelos animales no son concluyen-
tes, se han llevado a cabo varios EC en ictus
humanos en fase I o II, aunque el pequeño nú-
mero de pacientes estudiado hace difícil sa-
car conclusiones. No obstante, todos ellos pa-
recen indicar que los abordajes utilizados son
seguros5,6 (http://clinicaltrials.gov).
La otra aproximación terapéutica con
CM es la posible manipulación de la NE des-
pués de un ictus. Ante una isquemia experi-
mental las zonas germinativas normales en el
cerebro adulto se ven estimuladas, de mane-
ra que la NE normal está incrementada (espe-
cialmente la zona subventricular). Las nuevas
neuronas generadas son capaces de migrar
hacia las áreas lesionadas y expresar marca-
dores moleculares de neuronas maduras con
un fenotipo adecuado, pero la mayoría de
ellas mueren después de unas semanas, lo
9
Investigación preclinica
cual implica un potencial de recuperación mí-
nimo. Además, se conoce poco la importancia
real de la reparación en animales7 y es con-
trovertido si dicha NE sucede en humanos
después de un ictus8. A pesar de todo, hay
mucho entusiasmo sobre el potencial tera-
péutico de la NE y se está invirtiendo mucho
esfuerzo en los mecanismos capaces de ma-
nipular y mejorar su pronóstico. Actualmente,
se conoce que algunos factores como FGF-2,
EGF, G-CSF, BDNF, eritropoyetina y la repues-
ta inflamatoria, entre otros, pueden regular
dicho fenómeno2,9,10. Esta estrategia re-
quiere un conocimiento profundo de los fac-
tores que la puedan modular antes de ir un
paso más adelante y aplicarla en EC. Asimis-
mo, también puede ser interesante estudiar
cómo intervienen las CM trasplantadas en la
NE y quizá la combinación de trasplantes de
CM conjuntamente con la estimulación de la
NE pueda abrir nuevas expectativas.
Conclusiones
El uso terapéutico de las CM en el
ictus es prematuro y su futuro es difícil de
pronosticar. Todas las evidencias parecen
indicar que el empleo de CM pudiera resta-
blecer algunas de las funciones neurológi-
cas dañadas después de un infarto cerebral
en humanos. Sin embargo, antes de realizar
cualquier EC tienen que ser desarrollados
nuevos estudios básicos que establezcan
aspectos tan importantes como la diferen-
ciación, el establecimiento y la funcionali-
dad no sólo de las CM, sino también de la
NE. Además, se debe asegurar que dichas
terapias no son potencialmente tumorigé-
nicas o capaces de producir efectos colate-
rales en los individuos. ¿Ciencia o ficción?
La ciencia, tanto básica como clínica y su
interrelación, es la única que puede ofre-
cernos una respuesta. Actualmente, las ba-
ses y aplicabilidad de las CM son un tema
“nuevo, caliente y competitivo”. No obstan-
te, la publicación de algunos resultados
que no ha sido posible reproducir ha provo-
cado cierta inseguridad en este campo11.
Por ello, debemos evitar precipitaciones y
dar tiempo a que las investigaciones sean
sólidas para poder demostrar el potencial
real de las CM en el laboratorio y en sus
aplicaciones clínicas.
10
Células madre para el tratamiento del ictus...
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La angioplastia carotídea a la luz de los nuevos resultados
Controversiasen el
tratamientodel ictus
Resultados de los 30 días posteriores al ensayo comparativo entre la angioplastia protegida con stent y la endarterectomía carotídeaen pacientes sintomáticos: ensayo aleatorioSPACE Collaborative Group, Ringleb PA, Allenberg J, Bruckmann H, Eckstein HH, Fraedrich G, et al.Lancet. 2006; 368: 1239-47
RESUMENOBJETIVO: la endarterectomía carotídea es un tratamiento efectivo para prevenir ataques en pacientes con estenosis sintomática grave de laarteria carótida, habiéndose utilizado comúnmente la colocación de un stent en la arteria carótida como tratamiento alternativo. Dado que toda-vía no se ha demostrado de manera convincente la equivalencia ni la superioridad de ninguno de los tratamientos sobre el otro, nuestro objeti-vo era hacer una comparación de ambos. MÉTODOS: se escogieron al azar 1.200 pacientes con estenosis sintomática de la arteria carótida quehabían sufrido un ataque isquémico transitorio o un ataque moderado (con una puntuación en la escala de Rankin modificada de tres o menos),un stent de la arteria carótida (n = 605) o una endarterectomía carotídea (n = 595) en los últimos 180 días. El criterio principal de valoración deeste estudio intrahospitalario fue el ictus isquémico ipsilateral o la muerte entre el momento de la elección aleatoria y los 30 días posteriores alprocedimiento. El margen de “no inferioridad” se definió por debajo del 2,5% en función de la tasa de problemas esperada (5%). Los análisis sebasaban en el principio de “intención de tratar”. Este ensayo fue registrado en Current Controlled Trials con el número de ensayoISRCTN57874028, controlado de forma aleatoria por la norma internacional. DESCUBRIMIENTOS: en el análisis participaron 1.183 pacientes. Latasa de mortalidad o los ictus isquémicos ipsilaterales ocurridos desde que se realizó la selección aleatoria y los 30 días posteriores al procedi-miento fue del 6,84% con la colocación de un stent carotídeo y del 6,34% con endarterectomía carotídea (con una diferencia absoluta de 0,51%,90% IC entre 1,89% y 2,91%). El valor p unilateral de “no inferioridad” es de 0,09. INTERPRETACIÓN: el estudio comparativo no consiguió demos-trar la “no inferioridad” de la colocación de un stent en la arteria carótida en relación con la endarterectomía carotídea para la tasa de compli-cación periprocedimental. Los resultados de este ensayo no justifican el empleo extendido de la colocación de un stent en la arteria carótidapara tratar la estenosis de la arteria carótida a corto plazo. Todavía estamos esperando los resultados pasados los 6 y los 24 meses.
Comparativa entre la endarterectomía y la colocación de un stent en pacientes sintomáticos gravesMas JL, Chatellier G, Beyssen B, Branchereau A, Piquet P, EVA-3S Investigators, et al.N Engl J Med. 2006; 355(16): 1660-71.
RESUMENOBJETIVO: la colocación de un stent carotídeo es menos invasiva que la endarterectomía, pero no está claro si presenta la misma seguridad enpacientes que sufren de estenosis sintomática de la arteria carótida. MÉTODOS: hemos realizado un ensayo clínico de “no inferioridad” multi-céntrico y aleatorio para comparar la colocación de un stent y la endarterectomía en pacientes con una estenosis sintomática carotídea de, almenos, el 60%. El criterio principal de valoración ha sido la incidencia de algún ataque o muerte en los 30 días posteriores al tratamiento. RESUL-TADOS: tras incluir a 527 pacientes, tuvimos que cancelar el ensayo prematuramente por razones de seguridad y por su escasa utilidad. La inci-dencia de ictus o muertes en los 30 días posteriores fue del 3,9% tras la endarterectomía (con un intervalo de confianza del 95% [IC], de 2,0 a7,2) y del 9,6% después de la colocación de un stent (IC del 95%, del 6,4 al 14,0); el riesgo relativo de casos de infarto o de muertes posterioresa la colocación de un stent comparado con la endarterectomía fue del 2,5 (IC 95%, del 1,2 a 5,1). La incidencia de casos invalidantes o de muer-tes en los 30 días posteriores fue del 1,5% después de la endarterectomía (IC 95%, entre 0,5 y 4,2) y del 3,4% tras la colocación de un stent (IC95%, entre 1,7 y 6,7); el riesgo relativo fue del 2,2 (95% IC, entre 0,7 y 7,2). Pasados seis meses, la incidencia de ictus y muertes fue del 6,1%después de la endarterectomía y del 11,7% después de la colocación de un stent (p = 0,02). Se produjeron complicaciones locales mayores des-pués de la colocación de un stent y más complicaciones sistémicas (sobre todo pulmonares) después de la endarterectomía, si bien las diferen-cias no eran significativas. Los traumatismos del nervio craneal eran más comunes después de la endarterectomía que después de la coloca-ción de un stent. CONCLUSIONES: según este estudio realizado en pacientes con estenosis sintomática carotídea del 60% o más, la tasa de mor-talidad y de ataques después de uno o seis meses era menor con la endarterectomía que con la colocación de un stent.
n los años noventa, los ensayos clínicos que
compararon la cirugía y el tratamiento médi-
co mostraron mayor beneficio de la endarte-
rectomía carotídea (ECA) en pacientes sinto-
máticos con estenosis de la arteria carótidea
interna (ACI) ≥ 70%, siempre que el riesgo
quirúrgico de ictus o muerte no excediera el
6%1-2. En pacientes asintomáticos, el benefi-
cio de la cirugía fue más marginal y siempre
que el riesgo no excediera el 3%3-4. La ECA
sigue siendo el tratamiento estándar para
pacientes con estenosis grave de la ACI. Sin
embargo, y probablemente de un modo erró-
neo, los resultados de los ensayos han sido
frecuentemente adoptados como propios
por servicios quirúrgicos que los han esgri-
mido para reivindicar el papel de la ECA, aun
cuando dichos servicios carecieran de regis-
tros personales auditados por neurólogos. Y
es bien sabido que aquellos resultados no
son generalizables, ya que ni todos los pa-
cientes, ni todos los hospitales, ni todos los
cirujanos cumplen los criterios que se exigie-
ron para participar en aquellos ensayos.
La angioplastia carotídea surgió como
alternativa terapéutica a la ECA y ya en
2001, el estudio CAVATAS demostró que
ofrecía resultados similares5. Los avances
técnicos introdujeron balones específicos
de dilatación, stent y finalmente filtros de
protección distal, mejorando sus resultados.
Utilizando angioplastia carotídea y stent
(ACS), el estudio SAPPHIRE mostró un bene-
ficio superior a la ECA en pacientes conside-
rados de alto riesgo quirúrgico y con esteno-
sis sintomática o asintomática de la ACI ≥50% y ≥ 70% respectivamente. La revisión
sistemática de la Cochrane, por su parte, no
encontró diferencias significativas en el ries-
go de muerte o cualquier ictus a 30 días,
derivado de ambos procedimientos6. Re-
cientemente, el estudio CaRESS7, multicén-
trico aunque no aleatorizado, mostró tam-
bién una morbimortalidad vascular similar
entre ECA y ACS, y algunos registros multi-
céntricos, como el BEACH8 o el ARCHeR9,
han mostrado tasas de complicaciones a 30
días similares a las de los grandes ensayos.
La ACS ha supuesto muy posiblemente
un cambio en el hábito terapéutico de la este-
nosis carotídea. Mientras que en la revisión
que Winslow et al., hacían en 1988 sobre una
indicación apropiada de la ECA, el 72,3% de
los pacientes intervenidos lo eran por una es-
tenosis sintomática10; en la actual de Halm et
al., sólo el 34% de los pacientes eran sintomá-
ticos11.Aunque de un modo especulativo, nos
podemos preguntar si los buenos resultados
actuales de la ACS están condicionando que
los pacientes sintomáticos y de mayor riesgo
se estén derivando a este tratamiento y si
realmente son suficientemente buenos como
para justificar este cambio de práctica.
Dos ensayos clínicos de reciente publi-
cación, SPACE y EVA-3S podrían aportar luz
a estas preguntas. El estudio SPACE se des-
arrolló en 35 centros e incluyó a 1.200 pa-
cientes con estenosis sintomática de la ACI
≥ 50%12. La tasa de ictus ipsilateral con du-
ración superior a 24 horas o muerte fue del
6,8% en los pacientes sometidos a ACS y del
6,3% en los pacientes con ECA, con una di-
ferencia absoluta del 0,5%. Esta diferencia no
fue significativa para demostrar la “no infe-
rioridad” de la ACS respecto a la ECA. La inte-
rrupción del estudio cuando se habían inclui-
do 1.200 pacientes en lugar de los 1.800 pre-
vistos, o los 2.500 que hubieran sido necesa-
rios a la vista de los resultados para alcanzar
una potencia estadística suficiente, hace que
los resultados no sean concluyentes.
El estudio tiene limitaciones que pueden
haber influido en los resultados. Sólo el 27%
de los pacientes en el grupo de ACS fue tra-
tado con protección distal, cuando se admite
actualmente que la protección distal añade
seguridad al procedimiento13. Se exigió una
experiencia mínima de 25 ECS o 25 ECA con-
secutivas. Esta experiencia que puede ser
válida para ECA en Servicios de tradición qui-
rúrgica no lo es para el intervencionismo, re-
comendándose actualmente un mínimo de
12
La angioplastia carotídea a la luz...
EALBERTO GIL-PERALTA
Unidad de Ictus, Serviciode Neurología.
Hospital UniversitarioVirgen del Rocío. Sevilla
75 ACS carotídeas y al menos 50 como pri-
mer técnico en dos años14. Veintiséis de los
35 centros incluyeron menos de 50 pacien-
tes a lo largo de cinco años, es decir, diez por
año, y la tasa de inclusión media fue de 0,9
pacientes por centro y por mes, una expe-
riencia claramente insuficiente. Otros deta-
lles, como la no utilización de heparina antes
o después del procedimiento, la considera-
ción sólo del primer evento y no de eventos
combinados en los primeros 30 días, la inclu-
sión de pacientes con estenosis ≥ 50%, la no
consideración prospectiva de eventos car-
diológicos, etc., pueden haber sesgado los
resultados en uno o en otro sentido.
Por su parte, el estudio EVA-3S se llevó
a cabo en 30 centros franceses e incluyó a
520 pacientes con estenosis sintomática de
la ACI ≥ 60%15. Se excluyeron pacientes de
alto riesgo. El estudio, iniciado en noviembre
de 2000 se interrumpió en enero de 2003,
debido a la alta morbimortalidad de la ACS en
los pacientes sin protección distal (26,7%)16.
El estudio se reinició tras imponer el uso de
sistemas de protección en todos los centros,
de acuerdo al Comité de Seguridad del estu-
dio. Finalmente, se cerró en septiembre de
2005 por recomendación del mismo comité,
sin llegar a la tasa de reclutamiento prevista.
El acontecimiento primario, cualquier
ictus o muerte dentro de los 30 días post-
procedimiento ocurrió en el 3,9% de pa-
cientes sometidos a ECA y en el 9,6% de
aquéllos intervenidos mediante ACS, lo que
motivó el cierre prematuro del estudio. Sin
embargo, cuando se consideran los ictus in-
capacitantes o la muerte de modo conjunto,
las diferencias fueron menores, 3,4% frente
a 1,5%, sin alcanzar esta diferencia una sig-
nificación estadística, lo que hace que los
resultados no sean concluyentes.
Como en el SPACE, el estudio tiene im-
portantes limitaciones, siendo una de ellas la
dudosa experiencia de los centros participan-
tes. El número medio de procedimientos en
cada uno de los 30 centros es de 8,7 a lo lar-
go de los cinco años o, lo que es lo mismo, 0,7
por año, número absolutamente insuficiente
para justificar la adecuada competencia. Pa-
rece inadecuado que la experiencia mínima
exigida fuera de cinco procedimientos de ACS
en el territorio carotídeo y un mínimo de dos
con cada sistema de protección empleado,
cuando las recomendaciones son otras14. Co-
mentando el efecto de la curva de aprendiza-
je, Kastrup, en una presentación en Washing-
ton (TCT, 2005), mostró una morbimortalidad
del 6,9% en los años iniciales del 79-89, que
se redujo al 5,1% en el periodo 90-94 tras la
introducción de los stent y, finalmente, al
1,4% en el periodo 2000-2004, coincidiendo
con la utilización de filtros de protección dis-
tal. No parece razonable que grupos que
practiquen esta terapéutica tengan las eleva-
das complicaciones publicadas en la alerta de
200414, tasas que nos harían abandonarla, o
nos obligarían a abandonarla, a aquellos gru-
pos que la practicamos habitualmente.
Otras circunstancias ponen en entredi-
cho la validez del estudio. En el grupo de
ACS, el 5% de los pacientes presentaban una
oclusión carotídea contralateral frente al
1,2% en el grupo de ECA (p = 0,02). Hay que
recordar que el riesgo quirúrgico en estos
pacientes fue del 14,3% en el estudio NAS-
CET1, dato también encontrado en el ECST2 y
otras series publicadas17. Este riesgo puede
no ser tan elevado para la ACS18, pero puede
haber constituido un sesgo de selección. Por
otro lado, los pacientes no se anticoagularon
antes o después del procedimiento y, lo que
es más importante, el uso de doble antiagre-
gación, que parece imperativo en la ACS, no
fue obligatorio previo al procedimiento o du-
rante un mes después (sólo el 55,5% de los
pacientes), sino sólo una recomendación.
Por otro lado, no se ha explicado adecuada-
mente la causa de los eventos cuando pu-
dieron estar en relación con este hecho.
Por todo ello, ni un estudio ni otro, aun-
que sin duda ofrecen datos importantes que
habrá que tener en cuenta, han ayudado de-
13
Controversias en el tratamiento del Ictus
finitivamente a dirimir la cuestión de qué tra-
tamiento es preferible y habrá que esperar
los resultados tanto del ICSS europeo como
del CREST americano, que incluirán un ele-
vado número de pacientes, para aclarar dicha
cuestión. Sin embargo, ya podemos anticipar
que tampoco estos estudios lo harán, pues
en el primero no era obligatorio el uso de pro-
tección distal y en el segundo el número de
pacientes asintomáticos será importante.
En el ínterin sería conveniente conside-
rar los resultados de grandes series, pues
tienen la ventaja de tratarse de series homo-
géneas, con un elevado número de pacien-
tes y en centros en los que se ha superado
con creces la curva de aprendizaje. En todas
ellas la morbimortalidad superior a 30 días
no excede de 1,4% a 2,7% cuando se utiliza
protección distal, como se puede apreciar en
el análisis sistemático de Kastrup13. Pero, sin
ninguna duda, resultados similares se han
referido también en series quirúrgicas y es
muy posible que nuevas técnicas, como el
uso de anestesia local, puedan reducir aún
más el riesgo quirúrgico19. ¿Qué nos ense-
ñan estas series? Simplemente que, en
ausencia de datos definitivos, cada hospital
debe conocer los resultados de sus series
quirúrgicas e intervencionistas y elegir el
mejor método terapéutico, incluido el trata-
miento médico, en función de sus resultados
y de las características de los pacientes20.
14
La angioplastia carotídea a la luz...
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Bibliografía
a ateromatosis es una enfermedad generalizada, aunque con predilec-
ción por afectar determinados segmentos arteriales. La ateromatosis
puede localizarse preferente o exclusivamente en las arterias intracra-
neales y entre el 5% y el 10% de todos los episodios isquémicos cere-
brales1 pueden atribuirse a estenosis intracraneal, cifra que aumenta en
pacientes asiáticos, afroamericanos e hispanoamericanos. Así, en asiá-
ticos hasta el 33% de ictus isquémicos pueden ser debidos a la esteno-
sis ateromatosa intracraneal.
La creciente disponibilidad de técnicas diagnósticas incruentas
permite la detección de estenosis intracraneales sintomáticas y asinto-
máticas y podemos afirmar que ningún estudio etiológico puede consi-
derarse completo si no se ha investigado el estado de la circulación
intracraneal y también resaltar que otras enfermedades distintas de la
ateromatosis pueden igualmente originar una estenosis intracraneal2.
L
Tratamiento antitrombóticoen la estenosis intracraneal
JOAN MARTÍ-FÀBREGAS
Unitat de Malalties Vasculars Cerebrals,Servicio de Neurología
Hospital de la Santa Creu i Sant Pau.Barcelona
Controversiasen el
tratamientodel ictus
15
Tratamiento con aspirina o con anticoagulantes en la estenosis de la arteria cerebral media: ensayo aleatorioMartí-Fàbregas J, Cocho D, Marti-Vilalta JL, Gich I, Belvis R, Bravo Y, et al.Cerebrovasc Dis. 2006; 22: 162-9
RESUMENOBJETIVO: analizar los resultados obtenidos en un ensayo abierto, aleatorizado y multicéntrico con el fin de comparar la eficacia de la aspirinacon la de los anticoagulantes orales (AO) para la prevención de problemas vasculares en pacientes con estenosis sintomática de la arteria cere-bral media (ACM). MÉTODOS: se seleccionaron pacientes de forma aleatoria a los que se suministraron 300 mg diarios de aspirina o una dosisde AO (con intensidad de INR 2-3). La estenosis en la ACM se diagnosticó a través de una angiografía convencional o de dos exámenes no inva-sivos como mínimo. Los pacientes habían padecido ataques isquémicos transitorios o infarto cerebral (IC) atribuible a una estenosis de la ACMen los 90 días previos a la inclusión. La variable principal de valoración incluyó cualquiera de los siguientes eventos: infarto cerebral no mortal,infarto agudo de miocardio no mortal, muerte de origen vascular y hemorragia mayor. Se realizó un seguimiento de los pacientes durante unperiodo mínimo de un año y un periodo máximo de tres. RESULTADOS: el estudio incluía 28 pacientes (14 en cada grupo de tratamiento) con unamedia de edad de 67 +/- 9,9 años. El 68% de los pacientes eran varones. Tras un seguimiento medio de 23,1 +/- 10,9 meses, no hubo recurren-cias de IC en ninguno de los grupos. Tampoco se registraron criterios de valoración en el grupo de la aspirina, sin embargo, dos de los pacien-tes del grupo de los AO (14,3%) presentaron problemas vasculares: uno un infarto agudo de miocardio y el otro una hemorragia intracerebral.No obstante, la diferencia no era significativa estadísticamente (p = 0,48). CONCLUSIONES: de nuestro estudio se desprende que la aspirina esel tratamiento más adecuado para prevenir problemas vasculares en pacientes con estenosis sintomática de la ACM.
Se han propuesto cuatro mecanismos
de aparición de los síntomas en pacientes
con estenosis intracraneal: a) hipoperfu-
sión; b) trombosis en el punto de la esteno-
sis debido a rotura de la placa, hemorragia
intraplaca o crecimiento oclusivo de la pla-
ca; c) embolismo arterioarterial distal a la
estenosis cuando la placa ateromatosa se
“complica”; d) oclusión de una arteriola per-
forante en el punto de la estenosis. Eviden-
temente, estos mecanismos no son mutua-
mente excluyentes y pueden coexistir en
un mismo paciente.
La estenosis intracraneal es una enfer-
medad con un riesgo elevado de recurren-
cia. El mejor tratamiento antitrombótico diri-
gido a la prevención secundaria no está del
todo aclarado, pero existen diversas fuentes
a las que recurrir para tomar una decisión
terapéutica racional:
a) Evidencia terapéutica proveniente de
estudios observacionales y de ensayos
clínicos. Diversos estudios retrospecti-
vos sugirieron que el tratamiento anti-
coagulante crónico proporcionaba una
prevención secundaria mejor que la
aspirina3 y esto motivó el diseño de es-
tudios aleatorizados para comparar
ambos tratamientos. En el estudio
WASID (Warfarin-Aspirin in Symptoma-
tic Intracraneal Disease)4 se aleatoriza-
ron 289 pacientes a warfarina (INR dia-
na 2-3) y 280 pacientes a aspirina (do-
sis de 1.300 mg), con una estenosis
sintomática de cualquier arteria intra-
craneal diagnosticada por arteriografía.
Se trata de un estudio doble-ciego y
con un seguimiento promedio de 1,8
años. La variable principal, que fue una
combinación de infarto cerebral, he-
morragia cerebral y muerte de causa
vascular, la presentó el 22,1% de los
pacientes tratados con aspirina, frente
al 21,8% de pacientes tratados con an-
ticoagulantes, diferencia que no fue
significativa. La tasa de infarto cerebral
en el mismo territorio de la arteria es-
tenosada fue del 12,1% en el grupo tra-
tado con warfarina, frente al 15% en el
grupo tratado con aspirina (p = 0,31).
Además de esta falta de eficacia en
comparación con aspirina, el trata-
miento anticoagulante se acompañó
de un aumento en el riesgo de hemo-
rragia mayor (8,3% en el grupo de war-
farina frente a 3,2% en el de aspirina),
hecho que obligó a la suspensión pre-
matura del estudio. Además, los pa-
cientes que recibieron warfarina pre-
sentaron tasas significativamente su-
periores de infarto de miocardio, muer-
te de causa vascular y muerte de causa
no vascular. El estudio AVASIS (Aspirin
Versus Anticoagulants in Symptomatic
Intracraneal Stenosis)5 fue un estudio
abierto, en el que 28 pacientes con es-
tenosis sintomática de la arteria cere-
bral media fueron aleatorizados a trata-
miento con aspirina (dosis de 300 mg) o
antiacoagulantes orales (INR 2-3). Tras
un seguimiento promedio de 23 meses,
ningún paciente presentó una recu-
rrencia isquémica cerebral, aunque la
variable principal, igual a la del estudio
WASID, la presentó un 14,3% de pacien-
tes del grupo anticoagulado (un pacien-
te padeció una hemorragia cerebral y
otro un infarto agudo de miocardio) re-
saltando los riesgos asociados al trata-
miento anticoagulante crónico.
Los resultados de estos dos estudios
sugieren, por lo tanto, que la aspirina es
el tratamiento de elección para estos
pacientes, y están de acuerdo con otros
estudios que demostraron el beneficio
que los antiagregantes proporcionan a
pacientes con eventos isquémicos ce-
rebrales no cardioembólicos, aunque en
estos estudios no se diferenció el sub-
grupo de estenosis intracraneales de
otros subgrupos etiológicos. La combi-
16
Tratamientoantitrombótico...
nación de varios antiagregantes, que se
ha demostrado eficaz (aspirina junto a
dipiridamol) o ineficaz (aspirina junto a
clopidogrel) en la prevención secunda-
ria del infarto cerebral no cardioembóli-
co, tampoco se ha analizado específica-
mente en pacientes con estenosis intra-
craneal. Se está realizando el estudio
CATHARSIS6 (Cilostazol-Aspirin THerapy
Against Recurrent Stroke with Intracra-
neal artery Stenosis) en el que se alea-
torizan 200 pacientes con estenosis in-
tracraneal del 50-99% a aspirina (100
mg) o la combinación de aspirina (100
mg) y cilostazol (200 mg), un inhibidor
de la fosfodiesterasa plaquetaria de tipo
3. Se trata de un estudio abierto y en el
que la variable principal es la progresión
de la estenosis y los eventos cardiovas-
culares son una variable secundaria. Fi-
nalmente, el estudio SPARCL7 demostró
el beneficio de 80 mg de atorvastatina
para disminuir la tasa de recurrencia de
infarto cerebral y revascularización car-
diaca en pacientes con ataque isquémi-
co transitorio o infarto cerebral no car-
dioembólico, nuevamente sin especifi-
car los efectos relativos en pacientes
con estenosis intracraneales.
b) La probabilidad de que aparezca una re-
currencia. Diversos estudios observa-
cionales evaluaron el riesgo de recu-
rrencia de la estenosis intracraneal,
aunque la mayoría adolecen de proble-
mas metodológicos, y no disponemos
de estudios poblacionales prospectivos.
Con estas reservas, se ha establecido
que los pacientes con estenosis intra-
craneales tienen un elevado riesgo de
recurrencia anual, del 3-15%8,9 para una
recurrencia en el mismo territorio, aun-
que la mayoría de estudios publicaron
una tasa de 5-8%9. Además, existe un
importante riesgo de infarto de miocar-
dio (14% a los dos años de seguimien-
to). En los dos únicos estudios aleatori-
zados, la tasa de recurrencia en el
mismo territorio de la arteria estenosa-
da fue del 11% al primer año y del 14%
a los dos años en el estudio WASID4,10,
y del 0% (0 de 28 tras 23 meses de se-
guimiento) en el estudio AVASIS5.
El análisis de predictores de recurren-
cia puede ayudarnos a seleccionar un
subgrupo de pacientes con elevado
riesgo de recurrencia. En el estudio
WASID, el 73% de las recurrencias su-
cedieron en el territorio de la arteria
intracraneal estenosada que había mo-
tivado la inclusión, y el 78% de estos
nuevos infartos ocurrió durante el pri-
mer año de seguimiento10. Los predic-
tores de recurrencia fueron10 una es-
tenosis superior o igual al 70% y la in-
clusión en el estudio antes de los 17
días desde el evento isquémico. La lo-
calización de la estenosis, el tipo de
evento (ataque isquémico transitorio
frente a infarto) y el tratamiento anti-
trombótico previo o posterior a la ale-
atorización no modificaron el riesgo de
recurrencia. En estudios observaciona-
les el riesgo de recurrencia ha sido su-
perior en aquellos pacientes con pro-
gresión de la estenosis en el tiempo,
con mayor grado de estenosis, con mi-
croembolias detectadas mediante do-
ppler transcraneal, los de localización
vertebrobasilar, mayor elevación de la
proteína C reactiva, niveles superiores
de inhibidores de la angiogénesis y con
coexistencia de estenosis en otras ar-
terias intracraneales2.
c) Las alternativas al tratamiento médico.
El bypass o la endarterectomía no son
técnicamente eficaces o factibles para
las arterias intracraneales. En los últi-
mos años se han perfeccionado los de-
talles técnicos de la angioplastia y se
han diseñado stent para las arterias in-
tracraneales. Sin embargo, sólo dispo-
nemos de estudios observacionales de
17
Controversias en el tratamiento del Ictus
series cortas, a menudo unicéntricos,
pero no de estudios aleatorizados con
un grupo control de tratamiento médi-
co. En una revisión reciente de la Co-
chrane Library11 se seleccionaron 79
artículos de interés que incluían a
1999 pacientes tratados con angio-
plastia con o sin stent. La tasa para
padecer un ictus hasta los 30 días tras
el procedimiento fue del 7,9% (IC 95%
5,5-10,4%), para muerte del 3,4% (IC
95% 2-4,8%) y para ictus o muerte del
9,5% (IC 95% 7-12%). Además, en
aquellos estudios con seguimiento de
al menos un año la tasa de recurrencia
o muerte fue del 5,6% (IC 95% 3,7-
7,6%). Todo ello sugiere que los proce-
dimientos de neurorradiología inter-
vencionista son factibles, pero desco-
nocemos su eficacia en comparación
con el tratamiento médico.
Consideraciones finales. Aunque los
resultados de los estudios no son unifor-
mes, la estenosis intracraneal sintomática
conlleva un elevado riesgo de recurrencia,
incluso con tratamiento antiagregante. Ante
un paciente con síntomas recientes atribui-
bles a una estenosis ateromatosa habría
que iniciar el tratamiento antiagregante (as-
pirina y dipiridamol, con clopidogrel como
alternativa) junto a atorvastatina a dosis de
80 mg, y tratamiento del resto de factores
de riesgo vascular y de la posible cardiopa-
tía isquémica asociada. En caso de recu-
rrencia a pesar del mejor tratamiento mé-
dico disponible, se podría plantear un cam-
bio de régimen antiagregante o incluso la
asociación con anticoagulantes, en espera
de tomar la decisión sobre la conveniencia
de un tratamiento endovascular. Lo más
apropiado es la angioplastia con stent, ide-
almente realizada por un profesional con
experiencia y que acredite unas cifras de
morbimortalidad razonables. Sin embargo,
esperar a tomar esta decisión con cambios
de tratamiento médico puede hacernos pa-
gar un precio demasiado elevado y que un
nuevo déficit neurológico demasiado inca-
pacitante ya no justifique un tratamiento
arriesgado. La indicación de tratamiento en-
dovascular podría ser de primera intención
si se supone o se demuestra que el meca-
nismo de producción de los síntomas es la
hipoperfusión o en aquellos pacientes con
un especial riesgo, es decir, los que tienen
estenosis del 70% o más.
Es evidente que necesitamos basar las
decisiones terapéuticas en estudios aleato-
rizados que establezcan el beneficio, la se-
guridad, el pronóstico a largo plazo y la tasa
de reestenosis asociada a la angioplastia y
stent en comparación con el mejor trata-
miento médico. El ictus es una enfermedad
heterogénea y diferentes etiologías y meca-
nismos de producción pueden requerir dis-
tintas aproximaciones terapéuticas. Como
decía Barnett en 1993 al referirse a la endar-
terectomía carotídea proponiendo la realiza-
ción de ensayos clínicos, “las flores no cre-
cen más rápido si tiramos de ellas”. Ahora le
toca el turno a la estenosis intracraneal.
18
Tratamientoantitrombótico...
19
Controversias en el tratamiento del Ictus
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Bibliografía
ace diez años tuvimos los primeros resultados, robustos, en relación a
la eficacia del tratamiento trombolítico en el ictus isquémico en las tres
primeras horas desde el inicio de los síntomas1. En junio de 1998 la
FDA en Estados Unidos, y en 1999 Canadá, aprobaban el uso del acti-
vador tisular del plasminógeno (rTPA) como el primer tratamiento para
el ictus isquémico agudo. En Europa, la Agencia Europea del Medica-
mento exigió la realización de un estudio fase IV de seguridad que se
inició en diciembre de 2002 y finalmente se dio por concluido el 30 de
abril de 20062. El SITS-MOST (Safe Implementation of Thrombolysis in
Stroke-Monitoring Study) es un estudio observacional que tenía como
objetivo comparar la seguridad (objetivo principal) y eficacia del trata-
H
Trombólisis en la práctica
clínica diaria. ¿Avanzamos?
JOAQUÍN SERENA
Unidad d´Ictus, Servicio de Neurología
Hospital Universitari Dr. Josep Trueta. Girona
Avancesterapéuticosen el ictus
21
Trombólisis con alteplasa en el tratamiento del ictus isquémico agudo en el “Safe Implementation of Thrombolysis in Stroke-Monitoring Study (SITS-MOST): estudio observacional.Wahlgren N, Ahmed N, Davalos A, Ford GA, Grond M, SITS-MOST investigators et al.Lancet. 2007; 369: 275-82
RESUMENOBJETIVO: el objetivo del Safe Implementation of Thrombolysis in Stroke-Monitoring Study (SITS-MOST) fue evaluar la seguridad y eficacia de alte-plasa intravenosa como tratamiento trombolítico en el ictus isquémico agudo administrada en las tres primeras horas desde el inicio de los sín-tomas. Según la normativa de la Unión Europea, se exige la realización del estudio SITS-MOST para evaluar el perfil de seguridad de alteplasa enla práctica clínica diaria, comparando los resultados con los obtenidos en ensayos clínicos randomizados. MÉTODOS: entre los años 2002 y 2006se incluyeron 6.483 pacientes en 285 centros (el 50% de ellos tenía escasa experiencia previa en trombólisis) pertenecientes a 14 países en esteestudio observacional, prospectivo, controlado y abierto. El objetivo principal fue analizar la incidencia de hemorragia intracerebral sintomáticade tipo 2 (definida como un aumento de 4 o más puntos en la escala NIH) en las primeras 24 horas tras el inicio del tratamiento y la mortalidada los tres meses. Se comparó la mortalidad, la proporción de pacientes con hemorragia intracerebral sintomática según la definición de laCochrane y la situación funcional a los tres meses con los resultados correspondientes de los ensayos clínicos randomizados. RESULTADOS: lospacientes incluidos en el estudio SITS-MOST presentaban características basales muy similares a las de los pacientes incluidos en ensayos clí-nicos randomizados. A las 24 horas la proporción de pacientes con hemorragia sintomática intracerebral (según criterios SITS-MOST) fue del 1,7%(107/6444; 95% IC 1,4-2,0); a los siete días dicha proporción fue del 7,3% (468/6438; 6,7-7,9) según la definición de la Cochrane, comparada conel 8,6% (40/465; 6,3-11,6) en ensayos clínicos randomizados. La tasa de mortalidad a los tres meses en el estudio SITS-MOST fue del 11,3%(701/6218; 10,5-12,1) comparada con el 17,3% (83/479; 14,1-21,1) que se registró en los ensayos clínicos randomizados. CONCLUSIONES: estosdatos confirman que alteplasa intravenosa es segura y eficaz en el tratamiento del ictus isquémico agudo en práctica clínica diaria si se aplicaen las tres primeras horas desde el inicio de los síntomas, incluso en centros con escasa experiencia previa en terapia trombolítica. Estos resul-tados deberían propiciar un uso más generalizado de la terapia trombolítica en pacientes candidatos tratados en centros especializados.
miento trombolítico con rTPA administrado
en la práctica clínica diaria respecto a los
resultados obtenidos en ensayos clínicos
aleatorizados y controlados con placebo
(ECASS I y II, NINDS, ATLANTIS)1,3-6. Los re-
sultados del estudio SITS-MOST demuestran
la seguridad del tratamiento con rTPA y
confirman la eficacia del mismo, superior
incluso a los resultados obtenidos en los
ensayos clínicos originales (fig. 1), si el tra-
tamiento del ictus es realizado por neurólo-
gos expertos en patología vascular.
En España participaron de forma acti-
va 42 centros, siempre coordinados por
neurólogos, siendo el país con más centros
activos y el segundo en el número de pa-
cientes incluidos (fig. 2). Del total de 6.483
pacientes incluidos en el estudio, el más ex-
tenso de estas características, 1.305 fueron
tratados en España, según datos publica-
dos en la revista Lancet.
Los resultados en nuestro país son si-
milares al global del estudio SITS-MOST, con-
tundentes por su calidad, cantidad, estrecho
intervalo de confianza y homogeneidad de
resultados por países y centros (fig. 1).
Comparto la opinión del coordinador
del estudio en nuestro país, el profesor Cas-
tillo: “...hemos demostrado que la utilización
de este fármaco dentro de grupos multidis-
ciplinares de ictus coordinados por neurólo-
gos, es excelente y superior a la demostrada
en los ensayos clínicos”. Y en ese sentido,
sería un error generalizar la utilización de
rTPA y los resultados esperados a cualquier
profesional no experto en patología vascu-
lar. Como sería un error creer que el trata-
miento del ictus es el tratamiento con rTPA.
Aunque los resultados son excelentes,
si los comparamos con la evolución “natu-
ral” de la enfermedad, con un 55% de pa-
cientes independientes a los tres meses,
una mortalidad del 11,3% y una incidencia
de hemorragias sintomáticas del 1,7% a las
24 horas de administrar el tratamiento, to-
dos ellos superando en eficacia y seguridad
22
Trombólisis en la práctica clínica diaria...
Fig. 1. Resultados en la población española (*) y en la población SITS-MOST (•) para mejoría significativa precoz (NIHSS de 0 o mejoría en4 o más puntos en las primeras 24 horas), independencia a los tresmeses (rankin modificado 0-2), hemorragia intracraneal (PH2 condeterioro neurológico definido como aumento de la NIHSS en cuatroo más puntos en las primeras 24 horas) y mortalidad.
Fig. 2. Pacientes incluidos en el estudio SITS-MOST, por países, envalor absoluto (gráfico superior) y tras ajustar por millón dehabitantes (gráfico inferior). En España supondría menos de un 1%de los pacientes que sufren un ictus.
los resultados de los ensayos clínicos, el fu-
turo no puede limitarse al rTPA.
El tratamiento trombolítico puede ser
una buen excusa para tratar de forma ade-
cuada y global a los pacientes con ictus por
un neurólogo experto, equipos de ictus y uni-
dades de ictus, proporcionando una atención
global y no limitada al tratamiento con rTPA.
Si analizamos de forma más detallada
la situación del estudio SITS-MOST, vemos
que España es el segundo país en inclusión
de pacientes, pero es el sexto si considera-
mos el número de pacientes tratados en re-
lación con el número de población. En cual-
quier caso, y de forma estimativa, sólo he-
mos sido capaces de tratar con TPA a un 1%
de los pacientes que sufren un ictus isqué-
mico en nuestro país (fig. 2). No parece que
estos resultados sean para sentirse satis-
fechos y no es previsible que se modifiquen
radicalmente pese a la instauración de sis-
temas como el Código Ictus, sistemas de
transporte rápido a través del 112/061 o in-
virtiendo en campañas educativas que me-
joren el conocimiento de la población sobre
el ictus y su posibilidad de ser tratado con
fármacos trombolíticos.
El estudio SITS-MOST ha supuesto algu-
nas ventajas adicionales como implicar de
forma activa a un número importante de
centros, 285 en Europa (42 en España), y
cuestionar una actitud negativa del trata-
miento trombolítico del ictus basada en su
“riesgo de hemorragia” y en los resultados
dudosos de los estudios europeos (ECASS y
ECASS-2)3,4. Al contrario, el SITS-MOST ha
favorecido la implicación de nuevos centros
en el tratamiento trombolítico y en el mane-
jo general del ictus. Así, la proporción de cen-
tros sin experiencia incorporados al registro
SITS-MOST fue creciendo durante su desa-
rrollo, siendo del 20,4% en 2003 y represen-
tando el 7,9% de los pacientes tratados, has-
ta suponer el 50% del total de centros activos
en 2006 y el 23,2% de todos los pacientes del
estudio. Lo que es más importante, el resul-
tado obtenido en el SITS-MOST, tanto en su
objetivo principal (hemorragia parenquimato-
sa con deterioro neurológico) como en sus
objetivos secundarios (independencia a los
tres meses), fue similar en los centros con
experiencia y en los centros nuevos.
En España, la incorporación de nuevos
hospitales, y por tanto la capacidad de ofre-
cer tratamiento trombolítico a los pacientes
con ictus, ha sido espectacular a partir de
2003 (fig. 3), fecha de inicio del SITS-MOST.
Se observa un incremento igualmente nota-
ble en la proporción de pacientes trata-
dos/año por dichos centros y una disminu-
ción notable de los tiempos puerta-aguja y
puerta-neuroimagen, con unas tasas de
mortalidad muy bajas, aunque sí más eleva-
das que en los centros con menor experien-
cia. No obstante, existe un aspecto en los
centros españoles que debe matizarse: tan-
to la mortalidad como el deterioro neuroló-
gico, fundamentalmente asociado a meca-
nismos neurotóxicos y/o hemodinámicos
(mal control de glicemia, cifras tensionales,
etc.), se multiplicaba por 3-4 en los centros
con menor experiencia y número de pacien-
tes tratados. Estos resultados realzan la
existencia de una curva de aprendizaje en el
tratamiento trombolítico que debe aceptar-
se sólo si la intención es establecer el trata-
miento como una práctica clínica habitual.
23
Avances terapéuticos en el ictus
Fig. 3. Reclutamiento en España, según datos publicados en la webde The Lancet. Sobre un total de 1.305 pacientes y 42 centrosactivos, el 55% incluyeron al menos 20 pacientes, mientras que untercio incluyeron diez o menos pacientes.
Otro aspecto discutible del estudio SITS-
MOST es la realización de un análisis de efi-
cacia, incluyendo sólo a los pacientes trata-
dos según los criterios de inclusión/exclusión
definidos “por protocolo”, algo que probable-
mente no refleja la realidad clínica diaria
(“por intención de tratar”). En el análisis del
estudio SITS-MOST se excluyeron pacientes
en los que actualmente se está planteando la
aplicación de rTPA por neurólogos expertos:
edad superior a 80 años, ictus muy graves de
poco tiempo de evolución (NIHSS > 25) y
ventana superior a tres horas si se utilizan
técnicas de neuroimagen que permitan eva-
luar la existencia de tejido en penumbra is-
quémica (estudios de difusión/perfusión me-
diante resonancia o TC multimodal). Una vez
más, estas iniciativas requerirían registros o
ensayos de fase IV liderados por equipos de
ictus y el desarrollo de líneas de investiga-
ción ya en curso, como la administración
combinada de terapias recanalizadoras (in-
travenosa-intraarterial), la asociación de
trombolíticos y antiagregantes (abciximab),
la sonotrombólisis, el tratamiento endovas-
cular de rescate, o ensayos en neuroprotec-
ción y plasticidad neuronal, etc. Los resulta-
dos del estudio SITS-MOST son excepciona-
les: confirman la relevancia del tratamiento
emergente en el ictus, aunque también la
necesidad de mejorarlo en algunos aspectos.
El tratamiento trombolítico es una herra-
mienta eficaz y con un margen de seguridad
muy aceptable, pero es sólo una pieza en el
tratamiento del ictus. Este tratamiento debe
ser liderado por neurólogos expertos e inte-
grados en un equipo de ictus, contar con el
apoyo de una Unidad de ictus y plantearlo de
una forma integral que incluya el seguimien-
to adecuado de los pacientes.
24
Trombólisis en la práctica clínica diaria...
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Bibliografía
l gran desarrollo tecnológico de las últimas dos décadas tanto en TC con
la incorporación de los equipos multidetectores, como en RM con el di-
seño de nuevas secuencias de difusión, perfusión y angiografía así co-
mo los avances en la terapia trombolítica intravenosa y/o endovascular
y el mejor conocimiento de la fisiopatología del infarto cerebral están
permitiendo avanzar en el tratamiento precoz del mismo1,2.
El tratamiento precoz del infarto cerebral agudo con trombolíticos
tiene como objetivo restaurar el flujo sanguíneo en el tejido cerebral hi-
poperfundido y evitar el daño cerebral y neurológico permanente en es-
tos pacientes.
Hasta ahora la TC se ha considerado la técnica de elección para la
detección de la hemorragia cerebral y la selección de los pacientes can-
didatos a trombólisis con un nivel de evidencia 1, obtenido en controles
randomizados. La principal limitación de la TC es su escasa sensibilidad
E
Trombólisis guiada mediante
resonancia magnética multimodal
LAURA OLEAGAJefe de SecciónServicio de RadiodiagnósticoHospital de Basurto. Bilbao
Avancesterapéuticosen el ictus
25
Los perfiles de resonancia magnética nuclear permiten predecir la respuesta clínica a una reperfusión temprana:evaluación de la difusión y la perfusión de resonancia para alcanzar una mayor comprensiónAlbers GW, Thijs VN, Wechsler L, Kemp S, Schlaug G, Skalabrin E, et al.Ann Neurol. 2006; 60(5): 508-17
RESUMENOBJETIVO: determinar si los perfiles de RM base especificados previamente permiten identificar a los pacientes con ictus que presentan unafuerte respuesta clínica tras una reperfusión temprana si reciben tratamiento entre tres y seis horas después del inicio de los síntomas.MÉTODOS: hemos realizado un estudio prospectivo y multicéntrico de 74 pacientes con ictus consecutivos ingresados en clínicas universitariasde Norteamérica y Europa especializadas en esta enfermedad. Se realizó un examen de RM inmediatamente antes y otro entre tres y seis horasdespués del tratamiento con activador tisular del plasminógeno intravenoso entre tres y seis horas después del inicio de los síntomas. Se utili-zaron perfiles básicos de RM para clasificar a los pacientes en grupos y se compararon las respuestas clínicas en función de si se efectuó o nouna reperfusión temprana. RESULTADOS: la reperfusión temprana estaba asociada con probabilidades significativamente mayores de lograr unarespuesta clínica favorable en pacientes con un desequilibrio entre perfusión y difusión (coeficiente de probabilidad, 5,4; p = 0,039) y una res-puesta más favorable en pacientes con el target mismatch profile (coeficiente de probabilidad, 8,7; p = 0,011). Los pacientes con un perfil nomismatch no parecían mejorar con la reperfusión temprana. La reperfusión temprana estaba asociada con una hemorragia intracraneal mortalen pacientes con un malignant profile. CONCLUSIONES: en el caso de pacientes de ictus tratados entre tres y seis horas después del inicio, losdescubrimientos básicos de RM pueden ayudar a identificar subgrupos con muchas probabilidades de mejorar con las terapias de reperfusióny pueden ayudar a identificar los grupos que tienen pocas posibilidades de mejorar y muchas de resultar perjudicados.
para la visualización del infarto cerebral en fa-
se aguda. Actualmente, los equipos de TC con
multidetectores permiten obtener imágenes
angiográficas para localizar el lugar de obs-
trucción vascular y los estudios de perfusión
cerebral tras la infusión en embolada de con-
traste iodado intravenoso pueden cuantificar
el volumen sanguíneo cerebral (CBV), el flujo
cerebral (CBF), el tiempo de tránsito medio
del contraste (MTT) y el tiempo de llegada del
contraste al lecho capilar (TTP) y la función
residual (Tmax), que van a determinar si exis-
ten áreas de tejido cerebral en las que existe
una oligohemia y son susceptibles de mejorar
con una adecuada terapia trombolítica.
El mayor reto al que nos enfrentamos
es la coordinación de un equipo multidisci-
plinar que pueda evaluar y tratar a este gru-
po de pacientes en un intervalo de tiempo
limitado, que varía entre tres y seis horas
desde el comienzo de los síntomas. En ese
periodo de tiempo es imprescindible dispo-
ner de todos los datos clínicos y de imagen
para poder tomar una decisión terapéutica
individualizada en cada paciente.
En este sentido, la principal limitación
de la RM es el tiempo de adquisición de los
estudios. Otra de las limitaciones es la situa-
ción clínica del paciente, que impide, en oca-
siones, en pacientes inestables, obtener
imágenes de RM adecuadas, y si el paciente
está monitorizado hay que asegurarse de
que todos los equipos e instrumentos em-
pleados puedan introducirse dentro del
campo magnético. Finalmente, la menor dis-
ponibilidad de equipos de RM en los centros
constituye otra limitación para su empleo en
la evaluación de este grupo de pacientes.
RM neuroimagen avanzada
Tras la incorporación de nuevas se-
cuencias (difusión, perfusión, angio-RM) y
nuevas técnicas de adquisición de imagen
que permiten disminuir el tiempo de obten-
ción de las imágenes, la RM se ha converti-
do en una herramienta de gran utilidad para
demostrar el posible daño cerebral en pa-
cientes con infarto cerebral agudo1,2,3,4.
Los protocolos de RM han evoluciona-
do de forma significativa y actualmente la
duración de los estudios para determinar si
un paciente es candidato a trombólisis varía
entre 15 y 20 minutos; por tanto, el tiempo
ya no constituye una limitación.
Mediante la utilización de estos nuevos
protocolos de imagen podemos realizar una
mejor selección de los pacientes suscepti-
bles de mejorar con la terapia trombolítica,
excluyendo aquéllos en los que los estudios
de RM demuestran que el riesgo de compli-
caciones es muy alto o el daño cerebral pro-
vocado por el infarto es ya irreversible.
Protocolo RM
El protocolo debe incluir una secuencia
de difusión que nos da información de la lo-
calización y extensión del infarto, valora las
áreas en las que existe una restricción de la
difusión, que corresponden a las áreas de
infarto donde se ha producido un edema cito-
tóxico y el daño cerebral se considera irrever-
sible. El mapa ADC que cuantifica el grado de
restricción se calcula automáticamente.
También se debe incluir una secuencia
EG para valorar la presencia de sangre in-
traparenquimatosa o trombosis en el inte-
rior de un vaso.
Se puede realizar una secuencia FLAIR
rápida que nos ofrece información anatómi-
ca adicional.
A continuación, una secuencia de per-
fusión utilizando gadolinio en embolada a
una dosis de 0,1 mmol/kg con la que vamos
a calcular los mapas de perfusión CBV, CBF,
MTT, TTP, Tmax.
26
Trombolisis guiadamediante RM...
Finalmente, se puede llevar a cabo una
secuencia angiográfica 3DTOF para valorar
la permeabilidad de las arterias del polígo-
no de Willis.
La información obtenida mediante la
aplicación de este protocolo es crucial para
la toma de decisiones terapéuticas1,2. Hay
que identificar el área central del infarto, en
la que el tejido cerebral es ya irrecuperable,
y el área de hipoperfusión o penumbra que
rodea esa zona central, que corresponde a
tejido cerebral en el que todavía el daño ce-
rebral no es definitivo, y mejorar el aporte
sanguíneo con una adecuada terapia trom-
bolítica se puede evitar la progresión y ex-
tensión del infarto.
Criterios de imagenRM para la selección de pacientes candidatosa trombólisis
El criterio que se emplea en los estu-
dios de RM para decidir si el paciente es
candidato a terapia trombolítica, una vez
descartada la presencia de hemorragia, es
la demostración de una desproporción en-
tre el área de tejido cerebral en la que exis-
te una restricción del coeficiente de difu-
sión (ADC disminuido) y el área de tejido
hipoperfundido determinada por el estudio
de perfusión; es lo que se conoce como
“mismatch”. El área de tejido cerebral hipo-
perfundido, en la que no existe todavía ede-
ma citotóxico (ADC normal), es el área de
penumbra o tejido con riesgo de progresar
a infarto que se considera susceptible de
mejorar con el tratamiento.
No existen trabajos en los que haya
una evidencia clara de que la utilización de
este criterio de imagen de desproporción
entre la imagen de difusión y perfusión per-
mita una adecuada selección de los pacien-
tes que se van a tratar, pues a pesar de se-
guir ese criterio de imagen se ha visto que la
respuesta al tratamiento es variable1,2,3,4.
En el estudio DEFUSE se realiza un aná-
lisis prospectivo en un grupo de pacientes
con infarto cerebral agudo, tratados con
terapia trombolítica intravenosa entre tres y
seis horas después del comienzo de la sin-
tomatología5. Se analizan los datos de los
estudios de RM, que se realizaron siguiendo
el protocolo establecido para los infartos
agudos, en el que incluían imágenes en difu-
sión, perfusión y angiografía y los comparan
con la evolución clínica de los pacientes. Los
resultados obtenidos confirman que los
pacientes en los que existe una despropor-
ción entre el área de afectación por imagen
en difusión, con la imagen en perfusión, tie-
nen una respuesta clínica favorable al trata-
miento con trombolíticos. Dentro de este
grupo se vio que existían dos categorías,
una que es la que denominan “target mis-
match profile”, que son pacientes en los que
el resultado del tratamiento es positivo y en
los que existe una gran desproporción entre
la imagen en difusión y en perfusión, el volu-
men de tejido cerebral afectado en difusión
es moderado, superior a 10 ml pero inferior
a 100 ml, y otra categoría que denominan
“malignant profile”, en la que, aunque existe
una desproporción, ésta no es excesiva y el
volumen de tejido afectado en el estudio de
difusión es superior a 100 ml; estos son los
pacientes que tienen gran riesgo de sangra-
do tras el tratamiento y, por tanto, no se
considerarían candidatos5.
Según las conclusiones de este trabajo,
mediante la RM se van a poder diferenciar
varias categorías de pacientes que hasta
ahora se incluían en un mismo grupo y esto
va a permitir una mejor selección de pacien-
tes candidatos al tratamiento, evitando com-
plicaciones, en muchos casos fatales, deri-
vadas de la terapia trombolítica5.
Estas conclusiones son de gran inte-
res para todos los profesionales implicados
27
Avances terapéuticos en el ictus
28
Trombolisis guiadamediante RM...
en el estudio de la isquemia cerebral y pue-
den tener gran repercusión en un futuro
para el ensayo de nuevos tratamientos,
siendo la RM una excelente modalidad para
su monitorización. También una mejor se-
lección de los pacientes podría permitir
ampliar el límite o la ventana de tiempo es-
tablecido actualmente, con lo que aumen-
tarían los pacientes que podrían beneficiar-
se de la terapia trombolítica.
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Bibliografía
Definición de resistencia a la aspirinaunque la aspirina es el fármaco más utilizado en la prevención secundaria
del ictus isquémico, el tratamiento tan sólo es capaz de reducir en un 13%
el riesgo de nuevos eventos vasculares1. Por lo tanto, es esperable que
ocurran de 30 a 60 eventos vasculares por cada 1.000 pacientes tratados
en un año2. Además, las plaquetas no responden a las pruebas agregomé-
tricas como sería deseable en un importante número de pacientes trata-
dos con aspirina. Este fracaso de la aspirina para alterar las pruebas de
función plaquetar puede darse entre el 5,5% y el 61% de los pacientes3.
El término “resistencia a la aspirina” se utiliza para describir la inca-
pacidad de la aspirina para proteger de complicaciones trombóticas,
prolongar el tiempo de sangría, inhibir la síntesis de tromboxano o pro-
ducir un efecto anticipado en una o más pruebas de función plaquetar
in vitro4. El uso de este término se ha desaconsejado para definir a aque-
A
Síndrome de resistencia clínica a la aspirina:
¿mal cumplimiento con el fármaco o
predisposición genética?
ÁLVARO CERVERA
Unidad Funcional de PatologíaCerebrovascular
Instituto de Neurociencias
Hospital Clínic. Barcelona
Puesta al día
29
RESUMENA pesar de realizar un óptimo tratamiento antiagregante con aspirina muchos pacientes con ictus presentan recurrencias isquémicas. Este fra-caso terapéutico no es adecuadamente predecible con las técnicas de laboratorio diagnósticas de la resistencia a la aspirina. No son conocidaslas causas de este fracaso terapéutico, pero se ha postulado que los polimorfismos genéticos podrían tener un papel relevante. Hemos descri-to recientemente que el genotipo BC del polimorfismo VNTR de la glucoproteína plaquetar Ibα se asocia con la aparición de nuevos eventosisquémicos en pacientes que, tras un ictus, reciben un tratamiento antiagregante óptimo con aspirina.
Palabras clave: aspirina, resistencia, fracaso terapéutico, polimorfismos genéticos, glucoproteínas plaquetares.
llos pacientes que presenten eventos isqué-
micos recurrentes. En este caso se prefiere
hablar de fracaso terapéutico de la aspirina,
ya que no se debería a una resistencia al fár-
maco, sino a la naturaleza multifactorial de
la aterotrombosis. Según algunos autores, el
término “resistencia a la aspirina” sería un
fenómeno de laboratorio cuya trascenden-
cia clínica está todavía por ver.
La agregometría es la prueba de refe-
rencia para evaluar la función plaquetaria,
pero presenta importantes limitaciones para
medir los efectos antiagregantes de la aspi-
rina y los resultados son variables en fun-
ción del laboratorio y de las distintas técni-
cas empleadas. Existen nuevas pruebas que
podrían superar estas limitaciones, pero no
han sido estandarizadas y los resultados no
se correlacionan bien entre las diferentes
pruebas utilizadas5. Así, el diagnóstico de la
resistencia de laboratorio a la aspirina es
muy dependiente de la prueba utilizada3.
Por lo tanto, también podríamos hablar de la
naturaleza multifactorial de la resistencia de
laboratorio a la aspirina.
Tampoco queda del todo claro si la
detección de la resistencia de laboratorio a
la aspirina puede predecir la aparición de
futuros eventos clínicos, aunque se ha afir-
mado que la cuantificación de la respuesta a
la aspirina mediante la prueba del PFA-100
podría ser de utilidad en la predicción de
una recurrencia clínica en pacientes con en-
fermedades cerebrovasculares6. En otro es-
tudio, tras un seguimiento de dos años, los
pacientes que no respondían a la aspirina en
pruebas de laboratorio tenían un incremen-
to del riesgo diez veces superior de presen-
tar nuevos eventos vasculares respecto a
los pacientes sensibles a la aspirina7.
Dadas la gran variabilidad de las prue-
bas plaquetares y la incógnita sobre su ver-
dadera capacidad predictiva de eventos clí-
nicos, el grupo de trabajo sobre la resisten-
cia a la aspirina no recomienda la evaluación
de la función plaquetar en los pacientes tra-
tados con aspirina para determinar la po-
sible resistencia a sus efectos8.
Mecanismos responsables de la resistencia a la aspirina
Se han descrito varios mecanismos
responsables de la aparición de recurren-
cias isquémicas en el paciente tratado con
aspirina, entre ellos el incumplimiento con la
medicación, una inadecuada biodisponibili-
dad de la aspirina, la activación plaquetar
por vías alternativas independientes de la
aspirina, el tabaquismo, el aumento del re-
cambio plaquetar o factores genéticos, en-
tre otros3. En concordancia con estos me-
canismos, se han sugerido varias estrategias
prácticas en el caso de detectarse una resis-
tencia a la aspirina en el laboratorio, tales
como recoge la tabla I3. No obstante, debe
resaltarse que todas estas recomendacio-
nes son empíricas. Por el contrario, una revi-
sión sistemática de los estudios clínicos ale-
atorizados no ha demostrado diferencias
significativas en la eficacia de distintas dosis
de aspirina entre 75 mg y 1.300 mg, aunque
sí un incremento del riesgo de efectos ad-
versos con las dosis más altas.
30
SÍNDROME DE RESISTENCIA CLÍNICA...
Tabla I Recomendaciones prácticas si se detecta enel laboratorio una resistencia a la aspirina3
• Enfatizar al paciente la importancia de una buena adherenciaal tratamiento.
• Evitar el uso de fármacos que interfieran con la aspirina (porejemplo ibuprofeno).
• Dejar de fumar.
• Aumentar la frecuencia de dosis de aspirina.
• Reemplazar la aspirina por otro fármaco antiagregante.
• Añadir un segundo antiagregante que afecte una vía de activa-ción plaquetar diferente a la de la aspirina.
Grundmann K, Jaschonek K, Kleine B, Dichgans J, Topka H. Aspirin non-responderstatus in patients with recurrent cerebral ischemic attacks. J Neurol. 2003; 250: 63-6.
Se especula que hasta un 40% de los
pacientes con enfermedad cardiovascular no
cumplen el tratamiento con aspirina3,10, aun-
que en otros estudios esta cifra es tan sólo
un 2%11. Diversos estudios han mostrado
que la resistencia a la aspirina es rara o
inexistente si los pacientes cumplen apropia-
damente con el fármaco prescrito11,12. Otras
causas de la resistencia a la aspirina podrían
ser diferencias en la absorción del fármaco o
la interacción con otros fármacos antiinfla-
matorios no esteroideos (AINE), sobre todo el
ibuprofeno. También pueden existir otras
fuentes de producción de tromboxano A2, un
metabolismo alterado del tromboxano u
otras vías de activación plaquetar. Además,
se ha descrito una pérdida de la capacidad
antiagregante de la aspirina tras un trata-
miento prolongado13. Algún estudio ha indi-
cado que la falta de respuesta a la aspirina
no es un factor predictor independiente de
eventos cardiovasculares cuando se ajusta la
falta de adherencia al tratamiento14.
Otros factores que se han asociado al
fracaso de la aspirina en la prevención de
recurrencias cerebrovasculares son una
edad superior a 65 años, los antecedentes
de cardiopatía isquémica, la hipercolestero-
lemia y la fibrilación auricular15. No obstante,
estas asociaciones no deben ser interpreta-
das como indicativas de que el tratamiento
con aspirina está desaconsejado en pacien-
tes con dichas características, sino que pu-
dieran reflejar a aquellos grupos de pobla-
ción con un mayor potencial trombogénico.
Papel de los polimorfismos genéticosen el síndrome deresistencia a la aspirina
Estudios epidemiológicos sugieren que
un tercio de la variación en la respuesta de
laboratorio a los fármacos antiplaquetarios
está determinada genéticamente16. No obs-
tante, una revisión reciente de los aspectos
genéticos del síndrome de resistencia a la
aspirina concluye sobre la falta de evidencia
sólida de la participación de los genes en la
heterogeneidad de la respuesta plaquetaria a
los fármacos antiagregantes17. Los genes
candidatos que han recibido más atención
son los de la ciclooxigenasa (COX) 1 y 218 y se
han descrito respuestas aumentadas19 y dis-
minuidas20 asociadas a un mismo haplotipo.
Los polimorfismos genéticos que afec-
tan a las glucoproteínas (GP) de la membra-
na plaquetar han recibido una atención es-
pecial en este síndrome. Los polimorfismos
de las GP plaquetarias no confieren un ries-
go aumentado de cardiopatía isquémica en
la población, como se ha demostrado en un
metaanálisis reciente21, aunque no se anali-
zaron todos los polimorfismos con repercu-
sión funcional. Se han descrito numerosos
polimorfismos de la GP IIb/IIIa. En el polimor-
fismo PlA, la variante PlA2 es un factor de
riesgo de síndromes coronarios agudos y
puede contribuir a la resistencia a la aspiri-
na22, aunque no todos los estudios son con-
cordantes17. Por otro lado, un polimorfismo
de la GP Ia/IIa en la posición 807 produce una
alteración en la densidad de receptores pla-
quetares para el colágeno23, lo que podría
representar un factor de riesgo potencial
que contribuya a la resistencia a la aspirina.
Pero, otra vez, su papel en la resistencia a la
aspirina no ha sido demostrado17.
En un trabajo reciente, nuestro grupo ha
descrito que el genotipo BC del polimorfismo
VNTR (variable number tandem repeats) de la
GPIbα es significativamente más frecuente en
los pacientes con recurrencias isquémicas, a
pesar de un adherencia satisfactoria al trata-
miento con aspirina24. Este polimorfismo po-
dría estar implicado en una mayor agregación
plaquetar inducida por fuerzas de cizalladura,
mediadas por la interacción entre la GPIbα y
el factor de von Willebrand, y que no son inhi-
31
Puesta al día
bidas por la aspirina25. Estos hallazgos deben
ser confirmados en estudios de cohortes con
un número elevado de pacientes tratados
con aspirina en los que se priorice la apari-
ción de recurrencias clínicas sobre los hallaz-
gos agregométricos o funcionales.
En resumen, las causas de la recurren-
cia aterotrombótica y de la persistente agre-
gación plaquetar en el paciente tratado con
aspirina son múltiples. Para avanzar el cono-
cimiento en este campo será necesario es-
tudiar series amplias de pacientes en las
que los hallazgos de laboratorio sean corre-
lacionados con la respuesta clínica, adhe-
rencia al tratamiento y rasgos genéticos. Un
objetivo prioritario será confirmar la aparen-
te contribución de algunos polimorfismos de
las GP de la membrana plaquetar. En caso
afirmativo estaríamos sentado las bases de
una aproximación farmacogenómica a la
prevención secundaria de eventos vascula-
res en el paciente con ictus.
32
SÍNDROME DE RESISTENCIA CLÍNICA...
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Bibliografía
a idea de que el cerebro es un órgano inmunoprivilegiado surgió a partir
de experimentos en los que se observó que células tumorales implanta-
das en el cerebro sobrevivían largo tiempo sin provocar una respuesta in-
mune. La ausencia de vasos linfáticos clásicos y la presencia de una ba-
rrera hematoencefálica también apoyaron esta idea1. Sin embargo, cada
vez hay más evidencias de que el sistema nervioso central (SNC) y el sis-
tema inmune no son independientes, sino que se controlan mutuamente.
La estrecha interacción entre el sistema nervioso y el sistema inmune
La vía hipotálamo-hipofisaria-suprarrenal (a través de hormonas
como el cortisol y las catecolaminas), la vía simpática y la vía parasim-
pática ejercen un control predominantemente inhibidor sobre la inmu-
nidad. De hecho, todos los tejidos linfoides y la mayoría de las células
L
La inmunodepresión en el ictus.
Un síndrome importante poco conocido
XABIER URRA
Unidad Funcional de PatologíaCerebrovascular
Instituto de Neurociencias
Hospital Clínic. Barcelona
Puesta al día
33
Infecciones secundarias al ictus isquémico agudo: manifestación de una inmunodepresión inducida por el cerebroChamorro A, Urra X, Planas AMStroke. 2007; 38(3): 1097-103.
RESUMENOBJETIVO: se ha descrito un síndrome de inmunodepresión que favorece las infecciones tras la isquemia focal experimental, pero no está claro si se pro-duce un síndrome parecido en ictus humanos. RESUMEN DEL ANÁLISIS: muchos pacientes desarrollan infecciones poco tiempo después de padecer unictus agudo, aunque se haya practicado un tratamiento óptimo. La mortalidad es más elevada en estos pacientes y la gravedad del ictus es lo que deter-mina el riesgo de infección. No obstante, aún se discute si las infecciones provocan un empeoramiento neurológico o si constituyen un marcador deenfermedad grave. El cerebro y el sistema inmunológico están conectados funcionalmente por medio de vías neurológicas y humorales, habiéndosedemostrado la relación entre la disminución de la función del sistema inmunológico y una incidencia mayor de infecciones en varias enfermedades neu-rológicas agudas. En la isquemia cerebral experimental las infecciones están asociadas a la activación del sistema nervioso autónomo y las vías neuro-endocrinas, que incrementan las señales antiinflamatorias. Recientemente se ha observado una fuerte respuesta antiinflamatoria mediada por la citoci-na IL-10 en los pacientes que habían padecido ictus y que desarrollaron infección, si bien no pudo demostrarse una relación independiente entre la infec-ción y la progresión de los síntomas. CONCLUSIONES: la aparición de infecciones en pacientes con ictus agudos se debe en parte a mecanismos inmu-nológicos desencadenados por lesiones cerebrales graves. Una respuesta antiinflamatoria excesiva es un factor clave que facilita el desarrollo de la infec-ción y es probable que la respuesta inmunológica constituya un mecanismo de adaptación a la isquemia cerebral. No obstante, no está claro si la infec-ción contribuye de forma independiente a los resultados negativos en el ictus humano. En general, si consiguiéramos entender mejor la relación exis-tente entre el cerebro y el sistema inmunológico podríamos desarrollar terapias más efectivas para los pacientes con ictus agudos.
inmunes poseen receptores adrenérgicos y
colinérgicos. Las células inmunes reciben
también las influencias de las citocinas pro-
ducidas en el SNC.
En animales de experimentación, gran
parte del fluido extracelular del cerebro dre-
na a través de los espacios perivasculares
hacia la cadena de ganglios linfáticos cervi-
cales y por esta vía antígenos cerebrales
pueden ponerse en contacto con células in-
munes. Sin embargo, la respuesta inmune
que se produce es peculiar, de tipo Th2, con
abundante producción de anticuerpos de
los isotipos que no fijan el complemento y
citocinas como IL-4 e IL-10. Se evita en cam-
bio la respuesta celular de tipo Th1 con pre-
dominio de citocinas proinflamatorias de
tipo IFN-γ e IL-2 y particularmente la reac-
ción de hipersensibilidad retardada, fácil-
mente inducible en la piel, que resultaría ex-
tremadamente dañina a nivel cerebral1.
El ictus, una señal de peligro que desencadena una respuesta inmune
El sistema inmune defiende no sólo de
lo ajeno (bacterias, virus), sino también de
forma general del peligro2. El ictus supone
una agresión que desencadena una reac-
ción inmune y que además altera la relación
entre sistema nervioso y sistema inmune. Se
produce daño tisular con rotura de la barre-
ra hematoencefálica y liberación de abun-
dantes moléculas inmunomoduladoras, en-
tre ellas citocinas, quimiocinas y moléculas
de adhesión que favorecen la infiltración
leucocitaria. Las propias células del SNC (mi-
croglía y astrocitos) pueden iniciar esta res-
puesta3. Además, se pone en marcha la cas-
cada de la coagulación que tiene la capa-
cidad de activar la inmunidad innata4.
Consecuencias de las alteracionesinmunológicas provocadas por el ictus
Lesión tisular cerebral
Se conoce con cierto detalle cómo la
activación de la inmunidad celular media el
daño tisular producido por la isquemia ce-
rebral. Así, niveles elevados de diversas mo-
léculas proinflamatorias, que favorecen esta
respuesta de la inmunidad celular, se aso-
cian a un mal pronóstico tras el ictus y dife-
rentes tratamientos antiinflamatorios son
eficaces en modelos experimentales de is-
quemia cerebral.
Inmunodepresión periférica
Las consecuencias del ictus sobre la
inmunidad sistémica se han estudiado me-
nos. Existen varios mecanismos por los que,
tras el ictus, se puede producir una inmuno-
depresión:
• Tanto las células inmunomoduladoras
del cerebro como los ganglios linfáti-
cos cervicales están programados para
favorecer respuestas humorales Th2.
• El estrés desencadenado por el ictus
puede incrementar los niveles de cor-
tisol y de catecolaminas que global-
mente inhiben la inmunidad.
• La propia activación de la inmunidad
por el ictus a través de receptores
toll-like puede provocar por medio de
intermediarios inflamatorios una reac-
ción compensadora en células del
SNC como la microglía, de forma se-
mejante a lo que ocurre en monocitos
circulantes, en los que una estimula-
ción intensa con lipopolisacárido (LPS)
34
La inmunodepresión en el ictus. Un síndrome...
los hace refractarios a nuevos estímu-
los, fenómeno que se conoce como
“tolerancia a la endotoxina”5. Este fe-
nómeno no es exclusivo del LPS, sino
que se observa también tras el trata-
miento de monocitos con IL-1β, cuyos
niveles aumentan tras el ictus.
Por tanto, la acción inmunomoduladora
cerebral y de los ganglios linfáticos cervica-
les, la respuesta de estrés y los fenómenos
de tolerancia inmunológica favorecen todos
ellos una respuesta inmune de tipo Th2 e in-
hiben la inmunidad celular, produciendo en
conjunto un estado de inmunodepresión.
Un hecho clínico apoya la existencia de
esta inmunodepresión: la alta frecuencia de
infecciones en la fase aguda del ictus6. Las in-
fecciones se han atribuido tradicionalmente a
los procedimientos invasivos realizados en
estos pacientes y a complicaciones como la
disfagia, que favorecerían la aspiración de se-
creciones. Sin embargo, la frecuencia de in-
fecciones tras el ictus es mayor que en pa-
cientes ingresados por otros motivos; ocurren
independientemente del régimen de hospi-
talización y, por otra parte, la aspiración de
secreciones ocurre también en sujetos sanos
sin que se produzcan neumonías. Todo ello
sugiere que los pacientes con ictus tienen una
mayor predisposición a las infecciones.
¿Existe una inmunodepresión desencadenada por el ictus?
Evidencias experimentales
En un modelo murino de isquemia ce-
rebral7 se observó un cambio en el patrón
de citocinas producidas por los linfocitos,
con predominio de las citocinas antiinfla-
matorias Th2, además de un incremento de
la apoptosis linfocitaria. Cuando se analizó
la susceptibilidad a desarrollar neumonías
mediante la inoculación de bacterias, los
ratones a los que se practicó isquemia ce-
rebral precisaron inóculos menores que los
controles. En el mismo modelo murino se
observó que tras el ictus aumentaba el nú-
mero de monocitos circulantes, pero estos
monocitos carecían de CD49d (o VLA-4),
una molécula de adhesión necesaria para el
paso a los tejidos.
Evidencias en humanos
Niveles elevados de metabolitos de ca-
tecolaminas de la glándula suprarrenal se
asocian a las infecciones en la fase aguda del
ictus6. Estos pacientes se caracterizan tam-
bién por un predominio de la citocina anti-
inflamatoria IL-10 con respecto a la citocina
proinflamatoria TNF-α y por un incremento
del número de monocitos circulantes6, aun-
que todavía se desconoce si estos monoci-
tos están funcionalmente desactivados.
Implicaciones terapéuticas de este síndrome deinmunodepresión
Una estrategia relativamente sencilla
para evitar las infecciones es administrar un
antibiótico de forma precoz. La profilaxis an-
tibiótica fue eficaz en el modelo murino de
isquemia cerebral, pero no en el primer en-
sayo clínico realizado en humanos8. Los pa-
cientes tratados con levofloxacino no tenían
menos infecciones que los controles, y ade-
35
Puesta al día
36
La inmunodepresión en el ictus. Un síndrome...
más la evolución funcional a los tres meses
era peor que en el grupo control, probable-
mente debido a un efecto neurotóxico del
levofloxacino. Por tanto, la recomendación
actual es tratar las infecciones de los pa-
cientes con ictus de forma precoz, pero no
se puede recomendar la administración pro-
filáctica de antibióticos. Esta opción podría
plantearse en el futuro si fuéramos capaces
de seleccionar a aquellos pacientes con un
mayor riesgo de infecciones.
La inmunidad es una diana terapéutica
prometedora porque está implicada en las
diferentes fases del ictus, desde la produc-
ción de mediadores inflamatorios por las cé-
lulas del SNC, seguida de la infiltración leu-
cocitaria, hasta los procesos de neurorrepa-
ración. Sin embargo, la estrecha relación
entre el SNC y el sistema inmune dificulta la
utilización de tratamientos inmunomodu-
ladores en el ictus, que han resultado infruc-
tuosos en humanos9. Por ejemplo, el mismo
mecanismo de la tolerancia a la endotoxina
que podría favorecer la aparición de infec-
ciones al desactivar los monocitos, podría
ser a su vez el responsable de la tolerancia
isquémica, que protege el cerebro de un
nuevo ataque tras un periodo de isquemia5.
Tareas pendientes
No está claro el significado pronóstico
de las infecciones asociadas al ictus. Podrían
ser sencillamente un marcador de la grave-
dad del ictus, un marcador clínico de que se
ha producido la respuesta inmune adecuada
para proteger el tejido cerebral. En la prácti-
ca, sería útil disponer de marcadores biológi-
cos de la competencia inmunológica de los
pacientes que predijeran el desarrollo de
infecciones y que pudieran utilizarse, entre
otros fines, para seleccionar pacientes candi-
datos a realizar profilaxis antibiótica.
Factores genéticos podrían modular
también la respuesta inmune tras el ictus.
Polimorfismos de genes implicados en la
respuesta inmunitaria, como los de las ci-
tocinas o los de componentes de la inmuni-
dad innata, podrían influenciar tanto la evo-
lución de la lesión cerebral como el riesgo
de infecciones.
Las células inmunes, que coordinan la
respuesta al ictus y constituyen uno de los
brazos efectores de la inmunidad, son las
grandes desconocidas: salvo unas pocas ob-
servaciones en un modelo murino de isque-
mia cerebral, no sabemos cuál es el papel
de las células de la inmunidad innata (mono-
citos/macrófagos y neutrófilos) o las de la
inmunidad adaptativa (linfocitos T y B) y
tampoco conocemos el efecto de la hipoxia
y de otros factores metabólicos propios del
tejido isquémico sobre la actividad de las
diferentes células inmunes.
Conclusiones
Existen relaciones bidireccionales en-
tre el sistema nervioso central y el sistema
inmune y el ictus altera estas relaciones. El
sistema inmune media tanto el daño tisular
cerebral como algunas de las complicacio-
nes de estos pacientes, las infecciones. De
hecho, ambos problemas podrían estar re-
lacionados: la lesión cerebral intensifica la
respuesta compensadora humoral, Th2, a la
que está predispuesto el SNC y éste estado
de inmunodepresión favorece las infeccio-
nes sistémicas. Cuando conozcamos mejor
este arma de doble filo que supone la res-
puesta inmune tras el ictus, podremos di-
señar tratamientos que posiblemente serán
inmunomoduladores, más que simplemen-
te antiinflamatorios, y que seguramente se
individualizarán en función de marcadores
biológicos o genéticos del estado inmunoló-
gico de los pacientes.
37
Puesta al día
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Bibliografía
l ictus es la causa principal de deterioro neurológico, la segunda causa
de demencia en los países occidentales y la segunda causa de mortali-
dad en el mundo1. Las estimaciones actuales predicen un aumento del
52% en la mortalidad cerebrovascular para el año 2020, con más de dos
tercios de los casos en los países desarrollados.
En las últimas décadas, se han producido importantes avances en
el conocimiento y control de los factores de riesgo, en nuestra capaci-
dad y precisión diagnóstica y en nuestra eficacia y eficiencia terapéuti-
ca en la fase aguda. Por el contrario, hay una evidente asimetría en el
desarrollo de nuevos fármacos antitrombóticos para la prevención se-
cundaria del ictus.
Con este artículo pretendemos revisar de forma sucinta las propie-
dades farmacológicas de un nuevo fármaco antiaterotrombótico, ac-
tualmente en fase de investigación clínica, el terutrobán.
El infarto cerebral (IC) es una de las principales manifestaciones de
la enfermedad aterotrombótica. Representa alrededor del 85% de todos
los ictus. El 75% son IC no cardioembólicos por aterotrombosis de gran-
des vasos (infarto aterotrombótico), enfermedad de pequeños vasos
(infarto lacunar) y otros lC de causa infrecuente o indeterminada2.
Los AIT comparten con el IC la mayoría de sus características clí-
nicas. Son más habituales en pacientes con enfermedad aterotrombó-
tica de grandes arterias y frecuentemente preceden a la aparición de
un IC. El riesgo de IC tras un AIT es bastante elevado (2,5-5% en < 48
horas; 5-10% el primer mes y 10-20% el primer año). Las medidas de
prevención son similares en ambos casos3.
Los pacientes que sobreviven a un lC o a un AIT son especialmen-
te vulnerables a las recurrencias y además tienen más riesgo de des-
arrollar acontecimientos cardiacos; la tasa anual de recurrencia de ictus
varía entre un 4,1% y un 8,0% en los estudios aleatorizados, y es similar
ETerutrobán. La tercera vía
JOSÉ VIVANCOS
Coordinador Nacional del estudio PERFORM
Unidad de Ictus, Servicio de Neurología,
Hospital Universitario de la Princesa.Madrid
Nuevos fármacosy aproximacionesen el tratamientoy la prevención
del ictus
39
a la tasa anual de los estudios de cohortes,
mientras que el riesgo estimado de aconte-
cimientos cardiacos (IAM, angina o fallo car-
diaco) se sitúa en un 7%4-6.
El ictus constituye también la principal
causa de demencia: aproximadamente un
10-25% de los pacientes con ictus cumplen
criterios de demencia tres meses después
de un ictus7 y un número aún mayor sufre
deterioro cognitivo sin demencia.
Situación actual del tratamiento farmacológico de la aterotrombosis
Las actuales estrategias farmacológi-
cas para la prevención secundaria del IC no
cardioembólico incluyen los antiagregantes
plaquetarios a largo plazo, antihipertensivos
(IECA y ARA II)5,8 e hipolipemiantes9.
Los antiagregantes plaquetarios son los
primeros fármacos que demostraron algún
beneficio en la prevención secundaria del ic-
tus. Han sido evaluados en numerosos ensa-
yos clínicos. Su eficacia para la reducción de
la incidencia de acontecimientos vasculares
mayores en pacientes con ictus o AIT previo
se sitúa en torno al 20%10.
La aspirina sigue siendo el agente an-
tiagregante plaquetario más utilizado10.
Ejerce una actividad antiagregante a través
de la ruta del acido araquidónico: la inhibi-
ción irreversible de la ciclooxigenasa-1 re-
duce la síntesis y liberación de tromboxano
A2 de las plaquetas.
El triflusal es un antiagregante derivado
del ácido acetilsalicílico de síntesis española,
con un doble mecanismo de acción. Com-
parte con la aspirina la inhibición de la ciclo-
oxigenasa-1 y además actúa sobre la fosfo-
diesterasa plaquetaria aumentando la dispo-
nibilidad de AMP cíclico. El triflusal ha de-
mostrado una eficacia similar a la aspirina en
la prevención secundaria del ictus6. El dipiri-
damol es un derivado de la pirimidopiridina
con propiedades vasodilatadoras y antiagre-
gantes plaquetarias. En estudios recientes, la
combinación de dosis bajas de aspirina con
dipiridamol en formulación de liberación pro-
longada (presentación no comercializada en
España) mostraron una significativa RRR de
recurrencia de ictus en pacientes con ante-
cedentes de IC o AIT, en comparación con
dosis bajas de aspirina sola, con similar tasa
de complicaciones hemorrágicas11.
Los derivados de la tienopiridina inhi-
ben selectiva e irreversiblemente la unión de
ADP a su receptor plaquetario P2Y12 y la
posterior activación mediada por ADP del
complejo glicoproteína IIb/IIIa en las plaque-
tas. La agregación plaquetaria se inhibe sin
efectos directos sobre el metabolismo del
ácido araquidónico. El clopidogrel es la tieno-
piridina más utilizada. Evaluado inicialmente
en pacientes con antecedentes de ateroscle-
rosis sintomática, el tratamiento a largo pla-
zo con clopidogrel ha demostrado una re-
ducción del riesgo de IAM, ictus o muerte
vascular mayor que la aspirina4. La adición
de aspirina a clopidogrel en estos pacientes
no mostró mayor beneficio clínico que cual-
quiera de los dos fármacos por separado;
además, se observó un mayor número de
sangrados clínicamente relevantes12-13.
En resumen, los antiagregantes pla-
quetarios actualmente disponibles han de-
mostrado una aceptable eficacia en la pre-
vención secundaria de los acontecimientos
cardiovasculares. Su perfil de seguridad se
ve limitado por los trastornos gastrointesti-
nales y las complicaciones hemorrágicas,
sobre todo cuando se utilizan en combina-
ción, pero es obvio que sería de gran inte-
rés desarrollar nuevos fármacos que no só-
lo combinen un buen perfil de seguridad y
una eficaz potencial antiagregante, sino que
ofrezcan otras propiedades que permitan
aumentar su beneficio neto.
40
Terutrobán.La tercera vía
Terutrobán, algo másque un antiagregante plaquetario
El terutrobán es un antagonista especí-
fico del receptor TP del tromboxano A2
(TXA2) y del endoperóxido de prostaglandina
(PGG2-PGH2). Los receptores TP son recepto-
res de membrana unidos a proteínas G, que
se encuentran en numerosos tipos de célu-
las, incluidas las plaquetas, las células vas-
culares y los monocitos/macrófagos14. La
unión de TXA2, de endoperóxidos interme-
dios (PGG2-PGH2) o de isoprostanos al re-
ceptor TP produce efectos perjudiciales ta-
les como activación y agregación plaqueta-
ria, disfunción endotelial, vasoconstricción y
proliferación de células musculares lisas
vasculares, todos ellos fenómenos caracte-
rísticos de la aterotrombosis.
El terutrobán inhibe los receptores TP
plaquetares y vasculares; por lo tanto, inhibe
la agregación plaquetaria inducida por TXA2,
isoprostanos y prostanoides, independiente-
mente de cuál sea su origen (plaquetario o
extraplaquetario), y previene la disfunción
vascular. A diferencia de la aspirina, el efecto
del terutrobán es reversible. El terutrobán no
inhibe ni la ciclooxigenasa constitutiva ni la
inducible (COX-1 y COX-2, respectivamente),
ni ninguna otra ruta de síntesis de prostanoi-
des, lo cual significa que se conserva la vaso-
dilatación dependiente de PGI2. Además, te-
rutrobán inhibe la acción plaquetaria y vas-
cular del TXA2 liberado de fuentes extrapla-
quetarias tales como la COX-2 del monocito,
que son insensibles a la aspirina.
En modelos animales el terutrobán in-
hibe selectivamente la agregación plaqueta-
ria inducida por agonistas que actúan me-
diante la liberación de TXA2, tales como el
colágeno. El terutrobán ha mostrado tener
efectos beneficiosos sobre la formación de
trombos murales, sobre la reactividad vascu-
lar y sobre la proliferación de la pared vas-
cular. El terutrobán antagonizó la vasocons-
tricción causada por un agonista específico
del receptor TP tanto en vasos aislados co-
mo in vivo. El terutrobán redujo el tamaño de
las placas ateroscleróticas, el espesor de la
íntima media, la expresión de ICAM-1 en las
células endoteliales y la infiltración de mo-
nocitos/macrófagos en la pared vascular y
detuvo la progresión de la placa en un mo-
delo con aterosclerosis avanzada. El terutro-
bán mostró también un efecto beneficioso
sobre la nefropatía diabética en modelos de
diabetes experimental en roedores.
En humanos, la inhibición de la agrega-
ción plaquetaria del terutrobán es potente y
al menos tan eficaz como la de la aspirina,
rápida (≤ 1 h), con una duración de acción
dosis-dependiente y una reversibilidad tam-
bién dosis-dependiente (24-96 h). El aumen-
to del tiempo de sangrado con terutrobán es
similar al de la aspirina, sin una relación do-
sis/efecto significativa15.
Se han hallado receptores TP en vasos
cerebrales (regulación de la microcircula-
cion cerebral), en oligodendrocitos (modula-
ción de síntesis y degradación de la mielina),
así como en neuronas.
En lo que se refiere al perfil de seguri-
dad del terutrobán, se han recogido datos
tras la administración a 1.155 sujetos: 338
voluntarios sanos de los estudios de fase I y
de farmacocinética (máx. 320 mg; máx. siete
días), 505 pacientes de los estudios de fase
II, con enfermedad crónica con riesgo de su-
frir un infarto cerebral: enfermedad corona-
ria o enfermedad arterial periférica (hasta 30
mg diarios y hasta tres meses) y 312 pa-
cientes procedentes del estudio piloto (SUR-
PASS) en la fase aguda del infarto de miocar-
dio (30 mg los primeros dos días y después
10 mg diarios hasta un mes). Estos datos
fueron compatibles con un perfil de seguri-
dad aceptable y no dosis-dependiente. No se
observó aumento del número de sangrados
con terutrobán comparado con aspirina. En
resumen, terutrobán se muestra como un
41
Nuevos fármacos y aproximaciones...
agente anti-aterotrombótico con un perfil
farmacocinético y de seguridad aceptable. A
diferencia de la aspirina y del clopidogrel, te-
rutrobán tiene una acción beneficiosa tanto
sobre el trombo como sobre la pared vascu-
lar. Estas propiedades hacen del terutrobán
un fármaco muy prometedor para la preven-
ción secundaria cardiovascular a largo plazo.
El estudio PERFORM
A la vista de todo lo anteriormente re-
ferido, parece evidente que, hoy por hoy,
nuestro arsenal terapéutico antitrombótico
en la prevención secundaria del IC no car-
dioembólico se reduce a una decisión dico-
tómica: aspirina y derivados o clopidogrel y,
en el mejor de los casos, obtendríamos una
RRR en torno al 25%. Por tanto, “una terce-
ra vía” sería bien acogida y ésta podría ser
el terutrobán.
En la actualidad se está llevando a cabo
un estudio pivotal internacional de fase III,
aleatorizado y doble-ciego que compara la
eficacia y seguridad de terutrobán 30 mg/día
frente a AAS 100 mg/día, administrados am-
bos en una sola dosis.
El objetivo principal de este estudio de
morbimortalidad, denominado con el acró-
nimo PERFORM (Prevention of cerebrovas-
cular and cardiovascular events of ishaemic
origin with terutroban in patients with a his-
tory of ischaemic stroke or transient ischae-
mic attack), es demostrar la superioridad del
terutrobán en la reducción de los aconteci-
mientos cerebrovasculares y cardiovascula-
res (ictus, IAM o muerte vascular) en pacien-
tes con antecedentes de IC o AIT que no
precisen anticoagulación.
Los objetivos secundarios incluyen,
entre otros, la evaluación del efecto del teru-
trobán sobre cada uno de los eventos vascu-
lares del objetivo principal, analizados de for-
ma individualizada, así como sobre la pre-
vención del deterioro cognitivo y la demen-
cia; y parámetros de seguridad como la inci-
dencia de acontecimientos hemorrágicos.
En este estudio se requieren 2.340
acontecimientos principales para demostrar
una diferencia significativa entre la distribu-
ción de supervivencia del grupo aspirina y la
del grupo terutrobán, correspondiente a una
RRR del 13%, con una incidencia anual del
criterio de evaluación principal del 5%, un
periodo de reclutamiento de dos años y un
periodo medio de seguimiento de tres años.
Con el fin de observar este número de acon-
tecimientos se ha previsto aleatorizar apro-
ximadamente a 18.000 pacientes. Depen-
diendo del número de acontecimientos ob-
servados, se podría ampliar el periodo máxi-
mo de seguimiento hasta cinco años. Proba-
blemente los resultados de este estudio
estarán disponibles en 2011.
Se han diseñado una serie de subestu-
dios prospectivos simultáneos de gran inte-
rés científico.
Los subestudios PERFORM VASCULAR y
PERFORM BIOMARCADORES tienen el obje-
tivo de demostrar las propiedades vascula-
res del terutrobán (efectos antiateroscleróti-
cos tales como efectos antiproliferativos y
antiinflamatorios, así como efectos sobre la
vasorreactividad y la disfunción endotelial).
PERFORM VASCULAR utiliza como herra-
mienta diagnóstica el eco doppler carotídeo
y evalúa la evolución de la placa de ateroma
y del grosor íntima-media a lo largo del tiem-
po de seguimiento del estudio.
Además, se ha previsto el subestudio
PERFORM FARMACOCINÉTICA, en un gran
subgrupo de pacientes, con la intención de
construir un modelo farmacocinético de po-
blación en el que se pueda evaluar la influen-
cia de diversos parámetros (tales como la
función renal, la edad, el sexo...) y posibles in-
teracciones con tratamientos concomitantes.
Por otra parte, dado que el ictus es la
causa principal de incapacidad, se ha dise-
ñado el subestudio PERFORM CALIDAD DE
42
Terutrobán.La tercera vía
VIDA, con el fin de evaluar la calidad de vi-
da relacionada con la salud en los pacien-
tes tratados.
Finalmente, se ha previsto el subestu-
dio PERFORM RMN como un estudio explo-
ratorio destinado a evaluar los efectos de
terutrobán sobre parámetros de neuroima-
gen cerebral.
En PERFORM participan 46 países de
todo el mundo; en la actualidad hay ya 620
centros activos que han incluido más de
6.500 pacientes. España, como es habitual
en este tipo de estudios, está desempeñan-
do un papel muy relevante; hay 52 centros
activos que han incluido mas de 500 pacien-
tes, lo que nos sitúa en un meritorio tercer
lugar de todos los países del estudio. Una
vez más, nuestros investigadores y la Neuro-
logía vascular española están dando mues-
tras de su extraordinario potencial.
Los países desarrollados se encaminan
de forma inexorable a un envejecimiento cre-
ciente de su población y, con ello, a la magni-
ficación, como problema sociosanitario, de
aquellas enfermedades íntimamente relacio-
nadas con la edad. El ictus es claramente una
de estas enfermedades y cualquier nuevo re-
curso que nos ayude a paliar sus consecuen-
cias será bienvenido y si el avance se produ-
ce en un campo tan poco fértil en las últimas
décadas como es el de la farmacología anti-
trombótica, “miel sobre hojuelas”.
43
Nuevos fármacos y aproximaciones...
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Bibliografía
El tratamiento combinado en el ictus isquémico agudol único tratamiento aprobado para los pacientes con un ictus isquémico
agudo es el rTPA, por lo que cualquier avance en el arsenal terapéutico
puede tener una gran repercusión en la práctica clínica. La estrecha ven-
tana terapéutica del rTPA (tres horas) y el miedo a sus complicaciones
hemorrágicas son las principales razones que explican que pocos pa-
cientes sean tratados en la actualidad con este fármaco trombolítico1.
Con el objetivo de aumentar la seguridad y la ventana terapéutica del
rTPA, desde hace años se trabaja en la búsqueda de una asociación del
tratamiento reperfusor con agentes neuroprotectores entre los que des-
tacan diversos fármacos antioxidantes. El estrés oxidativo es uno de los
mecanismos implicados en la cascada isquémica que desemboca en la
muerte celular, principalmente en situaciones que implican isquemia-
reperfusión. En modelos de isquemia experimental la reperfusión se ha
asociado con el riesgo de hemorragia en las ratas tratadas con rTPA, evi-
denciándose una disminución del riesgo hemorrágico en los animales
tratados de forma concomitante con agentes antioxidantes2. Sin embar-
go, la investigación clínica no ha ofrecido hasta la fecha resultados posi-
tivos en ninguno de los tres ensayos clínicos realizados3.
El ácido úrico es una potente molécula antioxidante
En casi todas las especies animales el ácido úrico (AU) es metaboli-
zado por la enzima urato oxidasa a alantoína. En el ser humano, el AU es
EÁcido úrico: un neuroprotector
en busca de patrocinador
SERGIO AMARO
Unidad Funcional de PatologíaCerebrovascular
Instituto de Neurociencias
Hospital Clínic. Barcelona
Nuevos fármacosy aproximacionesen el tratamientoy la prevención
del ictus
45
el producto final del metabolismo de las puri-
nas y su concentración es más elevada que
en el resto de las especies, lo que podría sig-
nificar una ventaja evolutiva4. Su distribución
en el organismo es ubicua, por lo que está
presente tanto dentro de las células como
en la mayoría de los fluidos corporales, lo
que le permite tener funciones diversas de
gran importancia biológica entre las que des-
taca su función antioxidante. Efectivamente,
el AU es el antioxidante no enzimático más
importante del cuerpo humano, con un
espectro de acción amplio, siendo capaz de
quelar radicales libres, iones metálicos tales
como el hierro y el cobre, inhibir el daño pro-
ducido por el peroxinitrito (radical libre alta-
mente reactivo) y actuar como una sustancia
oxidable capaz de aceptar electrones5.
El ácido úrico como molécula con capacidad neuroprotectora
La capacidad neuroprotectora de la ad-
ministración exógena de AU se ha demos-
trado en modelos de isquemia experimental
in vitro e in vivo, así como en modelos de
daño inflamatorio del sistema nervioso cen-
tral (encefalitis alérgica experimental). Su
efecto neuroprotector se ha asociado tanto
a su acción antioxidante como a la reduc-
ción de la excitotoxicidad por glutamato o a
la protección de la barrera hematoencefáli-
ca6,7. En el modelo intraluminal de isquemia
cerebral permanente o transitoria de rata, la
administración exógena de AU reduce el
volumen de la lesión y el grado de afecta-
ción neurológica5. Asimismo, en el modelo
de isquemia tromboembólica en rata, más
cercano a la situación clínica de nuestros
pacientes, la administración endovenosa de
AU es capaz de reducir el volumen de le-
sión, el grado de déficit neurológico, el daño
oxidativo y la infiltración por neutrófilos8.
Además, los efectos del AU son sinérgicos
respecto a los conseguidos con el rtPA8. To-
das estas evidencias preclínicas avalan el
desarrollo de una investigación clínica que
evalúe el papel de la terapia combinada
entre el rTPA y el AU en el ictus humano9.
La hiperuricemia basal se asocia a buen pronóstico en pacientes con ictusisquémico agudo
Además de las evidencias experimenta-
les anteriormente comentadas, existen da-
tos clínicos que avalan el papel del AU en la
isquemia cerebral aguda. Así, en un estudio
reciente se analizaron 881 pacientes con-
secutivos con ictus en los que se midieron
los niveles de AU a las 18,2 ± 15,5 horas del
inicio de los síntomas. En estos pacientes,
tanto la afectación neurológica inicial como
el tamaño final del infarto y la situación clíni-
ca en el momento del alta médica estaban
inversamente relacionadas con los niveles
séricos de AU, observándose también que
por cada mg/dl de incremento del AU existía
un 12% de incremento de la probabilidad de
recuperación neurológica completa al alta10.
La uricemia desciendeprecozmente tras laisquemia cerebralaguda, ¿una nuevadiana terapéutica?
En un ensayo clínico realizado por
nuestro grupo en pacientes con ictus isqué-
46
Ácido Úrico: UnNeuroprotector en busca...
mico de menos de tres horas de evolución
tratado con rTPA, se observó un descenso
precoz de los niveles séricos de AU durante
las horas inmediatas al ictus11. Este descen-
so precoz de la uricemia “endógena” proba-
blemente traduce la existencia de un con-
sumo oxidativo no enzimático del AU en re-
lación con el exceso de radicales libres ge-
nerados durante la isquemia y donde el AU
actuaría como un tampón neutralizador de
estas sustancias intentando mantener la
homeostasis. Reponer esta caída de la uri-
cemia durante la fase aguda del ictus podría
ser, por tanto, una nueva diana terapéutica
en el ictus isquémico agudo11.
En busca de un tratamiento biológicamente plausible, seguro,eficaz y barato
Pero, ¿es segura la administración exó-
gena de AU en humanos? En voluntarios sa-
nos, la administración de dosis de hasta
1.000 mg de AU por vía endovenosa se mos-
tró segura y capaz de aumentar de forma
significativa la capacidad antioxidante del
suero y de disminuir la concentración de
marcadores de daño oxidativo sobre los lípi-
dos de la membrana celular, tales como el
malonildialdehido (MDA)12. Más reciente-
mente, nuestro grupo ha concluido un estu-
dio doble-ciego controlado con vehículo en
el que 24 pacientes con ictus de menos de
tres horas de evolución fueron tratados con
rtPA (0,9 mg/kg) y fueron aleatorizados a
recibir 500 o 1.000 mg de AU o vehículo. En
este estudio ningún paciente experimentó
un efecto adverso grave relacionado con el
AU y el tratamiento con AU fue capaz de
compensar la caída inicial de la uricemia an-
tes descrita. Además, a los cinco días del ic-
tus y con una relación dosis-respuesta, el
tratamiento fue capaz de reducir la peroxi-
dación lipídica (medida como los niveles
plasmáticos de MDA). En resumen, el ensa-
yo demostró la factibilidad, seguridad clínica
y eficacia antioxidante del AU administrado
en pacientes con ictus tratados con rtPA11.
En resumen, de la relación existente
entre el AU y la isquemia cerebral humana
pueden derivarse las siguientes evidencias
principales:
• Existe una relación directa entre la uri-
cemia basal y la capacidad de recupe-
ración funcional después de un ictus.
• Se produce un consumo precoz de
AU durante la isquemia.
• La reposición exógena de AU en el pa-
ciente con ictus es clínicamente segu-
ra e incrementa la capacidad antioxi-
dante del organismo. Sobre la base de
todas estas evidencias se ha diseñado
un ensayo clínico de fase III que próxi-
mamente evaluará en diversos hospi-
tales españoles la eficacia clínica del
tratamiento combinado con AU y rTPA.
47
Nuevos fármacos y aproximaciones...
48
LA INMUNODEPRESIÓNEN EL ICTUS...
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Bibliografía
as combinaciones a dosis fijas se definen como una única formulación
que contiene dos o más medicamentos, cada uno de los cuales tiene un
mecanismo de acción diferente y cuyos efectos son aditivos, sinérgicos
o complementarios. Las combinaciones libres, por el contrario son
“aquéllas en las que los fármacos se administran en formulaciones se-
paradas, ingeridas simultáneamente”1.
Desde principios de los años sesenta, tradicionalmente ni las auto-
ridades reguladoras ni las autoridades académicas recomiendan el uso
de combinaciones a dosis fijas, puesto que su utilización va en contra
de uno de los pilares de la terapéutica tradicional: la individualización
del tratamiento. Cada paciente tiene sus necesidades y características
propias. El médico-prescriptor debe decidir qué fármaco y qué pauta po-
sológica se adapta mejor a las necesidades de su paciente, a partir de
un razonamiento deductivo.
Durante muchos años, tanto en nuestro mercado como en otros, hu-
bo un auténtico abuso de combinaciones con poco o ningún fundamen-
to, que explican las importantes barreras conceptuales, reguladoras y le-
gales que existen a la autorización de combinaciones a dosis fijas. Sin em-
bargo, existen algunas circunstancias en las que la experiencia adquirida
aconseja la revisión de los postulados clásicos antes expuestos. En la ac-
tualidad nadie duda de que las combinaciones a dosis fijas juegan un pa-
pel crucial en el control de diversas enfermedades infecciosas como la
tuberculosis, el VIH/sida o la malaria. A la vez, muchos consideramos que
estrategias basadas en combinaciones a dosis fijas, junto a otras medi-
das, pueden ser de gran importancia en el manejo de la hipertensión arte-
rial y otros problemas cardio y cerebrovasculares, la diabetes o el cáncer.
En junio de 2003, Wald y Law publicaron un famoso artículo en el
BMJ, en el que proponían una nueva estrategia que, calculaban, podría
LLa “polypill”: todo junto,
pero no revuelto
XAVIER CARNÉ
Servicio de Farmacología Clínica. UASP.Institut d'Investigacions BiomèdiquesAugust Pi i Sunyer (IDIBABPS)
Hospital Clínic. Barcelona
Nuevos fármacosy aproximacionesen el tratamientoy la prevención
del ictus
49
reducir la enfermedad cardiovascular en
más de un 80%, a través del uso de lo que
ellos denominaron una “polypill”2. Propo-
nían una combinación a dosis fija de una
estatina, varios antihipertensivos (una tiazi-
da, un betabloqueante y un IECA), ácido fóli-
co y aspirina en un sólo comprimido. Su pro-
puesta iba dirigida a varios de los factores
de riesgo cardiovascular más importantes,
con un efecto global esperado sinérgico o, al
menos, claramente aditivo.
El razonamiento subyacente se funda-
menta en el hecho conocido y constatado
de que en la hipertensión arterial, a pesar de
que existen multitud de ensayos que de-
muestran de forma fehaciente la eficacia de
diferentes estrategias terapéuticas, en la
práctica clínica esto no se traduce en un
mejor control de la enfermedad. En el mejor
de los casos sólo un tercio de los pacientes
hipertensos están controlados.
Todos los ingredientes de la polypill pro-
puesta, dicen Wald y Law, se han mostrado
eficaces para reducir la enfermedad cardio-
vascular como agentes individuales. Sin em-
bargo, en la práctica no se observan todos
los beneficios esperados de su uso, bien por-
que no se prescriben adecuadamente, bien
porque los pacientes no los toman correcta-
mente aunque les sean prescritos. Wald y
Law argumentan que su propuesta podría
convertirse en una de las intervenciones de
más impacto en salud pública. Por otra par-
te, existen estudios observacionales que su-
gieren que las terapias de combinación se
relacionan con una menor mortalidad3,4.
Desde la publicación del artículo citado,
la polypill ha generado un interesante deba-
te en revistas y foros científicos y biomédi-
cos, con sólidos argumentos a favor y en
contra de su utilización, tanto en prevención
primaria como en secundaria. Existen im-
portantes dificultades de tipo galénico para
conseguir en un solo comprimido manejable
tantos componentes. Para algunos autores
no se justifica la presencia del ácido fólico.
Por ello, las combinaciones que más parti-
darios tienen son las que asocian tres o cua-
tro componentes: aspirina + una estatina +
un IECA y/o un betabloqueante.
En diciembre de 2004, una reunión de
expertos del CDC de EE.UU. concluyó que se
hacía necesario confirmar la hipótesis de su
mayor efectividad mediante la realización de
ensayos clínicos en población de riesgo me-
dio de enfermedad coronaria e ictus, con
asignación aleatoria y controlada frente a pla-
cebo, de las distintas versiones de la polypill.
Las enfermedades cardio y cerebrovas-
culares continúan siendo las principales
causas de morbimortalidad en los países de-
sarrollados, y avanzan de forma imparable
en los países en desarrollo en paralelo al
aumento de su nivel de renta y a los cam-
bios en los estilos de vida. Además, la mayor
esperanza de vida contribuye de forma muy
notable al aumento de las enfermedades
cardiovasculares. Las estimaciones de la
OMS para el año 2020 hablan de diez millo-
nes de muertes adicionales al año por enfer-
medad cardiovascular, de las que nueve mi-
llones lo serían en países en desarrollo5.
El informe de OMS Europa Priority Me-
dicines for Europe and the world elaborado
a instancias de la presidencia danesa de la
UE y publicado en noviembre de 2004, pro-
pone una agenda de investigación en medi-
camentos que responda a las necesidades
de salud de la población. Entre otras, el in-
forme incluye la investigación en enferme-
dades huérfanas, en enfermedades olvida-
das o de medicamentos que han perdido la
patente, y que para cuya I+D no existan in-
centivos, a pesar de su relevancia e impacto
sobre la salud1. Este sería el caso de la “po-
lypill”, que puede formularse con medica-
mentos genéricos. El informe Priority Medi-
cines señala la investigación de las combi-
naciones a dosis fijas de medicamentos pa-
ra la prevención secundaria cardiovascular
como una de las áreas prioritarias de inves-
tigación, llegando a proponer dos combina-
50
La “polypill”: todojunto, pero no revuelto
ciones concretas para la prevención de la
enfermedad coronaria y del ictus cerebral1.
El abordaje del desarrollo de la “poly-
pill“ presenta múltiples aspectos de comple-
ja solución. A pesar de su enorme potencial
de mercado, la incertidumbre sobre aspec-
tos clave de la propiedad industrial hace que
resulte poco atractivo para una empresa
emprender el desarrollo de costosos ensa-
yos clínicos. Por otra parte, existe un alto
riesgo de que se empiecen a formular y co-
mercializar una gran variedad de combina-
ciones sin las correspondientes garantías de
eficacia y seguridad procedentes de países
con escasos requisitos reguladores. Estos y
otros factores hacen deseable la implica-
ción del sector público en este objetivo.
Pero, sobre todo, el desarrollo de una
estrategia que tiene como objetivo reducir
de forma drástica las enfermedades cardio y
cerebrovasculares tanto en países de renta
alta como en países de renta baja, es decir,
en gran parte de la humanidad; no debe de-
jarse al albur de consideraciones en las que
no prime el objetivo de la salud, por muy le-
gítimas que puedan ser. Deben fijarse de an-
temano las condiciones que garanticen un
acceso fácil al nuevo medicamento para
quien lo necesite, a escala global.
Parece, por tanto, necesaria una estra-
tegia cooperativa entre los sectores público
y privado a gran escala. Un enfoque innova-
dor en el campo de la investigación y otras
intervenciones en salud pública es el de las
PPP, o partenariados entre los sectores pú-
blico y privado. El CNIC (Centro Nacional de
Investigaciones Cardiovasculares) y sus diri-
gentes han mostrado interés en participar en
iniciativas de este tipo. Esto abre en nuestro
país la vía a una investigación relevante que,
con los incentivos existentes, no es aborda-
da por el sector farmacéutico tradicional.
51
Nuevos fármacos y aproximaciones...
Tabla I Ventajas y desventajas de una “polypill” para la enfermedad cardiocerebrovascular
Ventajas
• Una posología simple mejora el cumplimiento y, en consecuencia, la eficiencia.
• Reduce los errores de medicación.
• Puede producir efectos sinérgicos, derivados de mecanismos de acción diferentes.
• Simplifica el almacenaje y el manejo, reduciendo la probabilidad de desabastecimiento.
• Menores costes de producción, empaquetado y distribución.
Inconvenientes
• Mayores problemas de galénica y de calidad. Son necesarios estudios de bioequivalencia y de farmacodinamia.
• Los fármacos combinados han de tener farmacocinéticas compatibles.
• Si un paciente tiene un efecto adverso relevante a uno de los componentes, debe suspenderse la combinación y,por tanto, deja de ser útil. En algunos casos, además, por ejemplo en el caso de reacciones alérgicas inespecíficas,puede ser difícil deducir cual de los componentes es el causante del efecto adverso.
• La dosis es inflexible y no permite individualizar la dosis. Esto puede, en parte, solventarse con combinaciones condiferentes dosis de algunos de los componentes.
52
La “polypill”: todojunto, pero no revuelto
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Bibliografía
l ictus es una enfermedad catastrófica. En los países desarrollados no
sólo figura como una de las primeras causas de muerte, sino que ade-
más supone la principal causa de discapacidad en el adulto: aproxima-
damente la mitad de las personas que sobreviven a un ictus quedan con
secuelas que condicionan su quehacer diario1. Para empeorar las pers-
pectivas, trabajos recientes han revelado que padecer esta enfermedad,
sea como resultado directo de sus daños en el cerebro o como mani-
festación de una patología crónica que afecta a la circulación encefáli-
ca, causa un grave riesgo de desarrollar deterioro cognitivo o demen-
cia2. Esta situación no tiene visos de mejorar a corto o medio plazo.
Pese al esfuerzo realizado en los últimos años por la investigación clíni-
ca y básica en patología vascular cerebral, estamos muy lejos de poder
E
¿Sabemos en España
qué es un ictus?
TOMÁS SEGURA
Servicio de Neurología
Hospital General Universitario. Albacete
Piedra de toque
53
Public perception of stroke in SpainSegura T, Vega G, López S, et al.Cerebrovasc Dis. 2003; 16(1): 21-6
RESUMENOBJETIVO: los ictus son una de las principales causas de muerte o discapacidad en los países occidentales. Para concienciar a la gente sobreesta enfermedad es necesario proporcionar más y mejor información. El objetivo del presente estudio es determinar el grado de conocimien-to que posee la población española actual sobre los ictus. MÉTODOS: hemos realizado una entrevista telefónica a la población española.Seleccionamos al azar un total de 3.000 encuestados tras un procedimiento sistemático para cumplir con el cupo de sexo y rango de edad.RESULTADOS: se efectuaron un total de 16.016 llamadas telefónicas. Tres mil encuestados reunían los requisitos y 2.884 de ellos completaronel cuestionario. Sólo el 4,5% de los encuestados conocían el significado de la palabra “ictus”, 1.719 (59,6%) participantes fueron capaces demencionar al menos un factor de riesgo de esta enfermedad y sólo 940 (32,6%) supieron mencionar al menos un síntoma de ictus sin preci-sar ayuda. La mayoría de los encuestados consideraban el ictus como una enfermedad grave y peligrosa que tiene tratamiento, pero menosde la mitad afirman haber acudido inmediatamente a un hospital cuando se les presentó esta enfermedad. Sólo 302 (10,5%) de los encuesta-dos poseían un conocimiento apropiado sobre los ictus. Aquéllos que trabajaban en sus hogares y no habían sufrido anteriormente casos deictus presentaban menor probabilidad de poseer conocimientos adecuados sobre la enfermedad. CONCLUSIONES: este estudio confirma quenuestra comunidad todavía carece de conocimientos sobre los ictus y apunta la necesidad de desarrollar programas educativos entre la pobla-ción para aumentar el conocimiento público sobre esta enfermedad. Nuestros resultados indican que las personas que trabajan en sus hoga-res deberían ser el objetivo principal de las campañas educativas.
ofrecer mejores perspectivas a los enfermos
que ya han sufrido un ictus. El avance en el
conocimiento de los mecanismos fisiopato-
lógicos que producen el daño vascular cere-
bral agudo, fundamentalmente la demostra-
ción de que en la isquemia cerebral existe
un área de tejido que no funciona pero es
aún viable –tejido en penumbra–, ha espole-
ado en la ultima década la búsqueda de un
tratamiento que, administrado precozmen-
te, sea capaz de rescatar esta zona agredida
pero aún recuperable3. Los esfuerzos cientí-
ficos han seguido dos estrategias principa-
les: mejorar la capacidad de tolerancia is-
quémica de la zona de penumbra y recana-
lizar la arteria ocluida. Hasta la fecha sólo la
segunda ha demostrado su eficacia en clíni-
ca, fundamentalmente a expensas del tra-
tamiento con rTPA intravenoso. Sin embar-
go, el empleo de este fármaco está reser-
vado a pacientes con menos de tres horas
de evolución, lo que supone en nuestro país
limitar el tratamiento a menos del 4% de
todos los ictus isquémicos4. En cuanto a los
hemorrágicos, a día de hoy simplemente no
existe ningún tratamiento farmacológico
que haya demostrado eficacia. Pero si la ca-
pacidad médica para tratar el ictus cuenta
con todas estas grandes limitaciones, la de
prevenir su recurrencia no es mucho más
favorable: posiblemente el mejor tratamien-
to farmacológico sólo evita en la actualidad
un tercio de las recurrencias5, y en definiti-
va todo lo dicho explica por qué, como se
anotaba al principio, el ictus es uno de los
grandes problemas de salud de nuestra
sociedad. Su morbimortalidad no sólo oca-
siona sufrimiento a los pacientes y a sus fa-
miliares, sino que además lastra gravemen-
te la economía de la comunidad, ya que los
gastos directos e indirectos que ocasiona
suponen aproximadamente el 3% de todos
los dedicados a salud en un país desa-
rrollado6. En España las cifras permiten cal-
cular la dimensión del problema: la inciden-
cia del ictus se estima en 150-250 ca-
sos/año por cada 100.000 habitantes, el 12%
de los españoles muere por esta causa7
(supone la primera causa de mortalidad en
la mujer y la segunda en el varón), un 4% de
la población mayor de 65 años vive con las
secuelas de un ictus y 150.000 personas en
nuestro país precisan ayuda para realizar
sus actividades básicas como consecuencia
de haber padecido la enfermedad.
La información previa permite intuir sin
necesidad de acudir a un epidemiólogo que
el mejor tratamiento para el ictus es su pre-
vención: si se trata de una patología con
recursos terapéuticos limitados una vez se
ha producido, y con una capacidad tan gran-
de para lesionar a los pacientes, la mejor
estrategia médica posible es evitar que lle-
gue a producirse. Pero los sistemas sanita-
rios se enfrentan mal al problema de la pre-
vención primaria, y el español no es una
excepción, sino todo lo contrario, espejo de
una sociedad tradicionalmente empecinada
en sólo acordarse de Santa Bárbara cuando
truena. Y si la medicina de especialidades ha
permanecido generalmente al margen de la
prevención primaria, las autoridades sanita-
rias no parecen tener un papel mucho más
lúcido en el caso concreto del ictus. En
nuestro país se han llevado a cabo campa-
ñas informativas gubernamentales, necesa-
rias sin duda, encaminadas a la conciencia-
ción social sobre los riesgos de un embara-
zo no deseado, del tabaquismo, de la inges-
ta de alcohol, el cáncer de mama o del exce-
so de velocidad en las carreteras, pero ape-
nas sobre el ictus. Y por desgracia las socie-
dades infravaloran los riesgos que descono-
cen y los individuos suelen comportarse co-
mo Abraracurcix, el jefe de la famosa e irre-
ductible tribu gala, que se lamentaba de que
fuera posible sentir dolor en algo –el hígado,
en su caso– que no sabía que existiera. ¿Sa-
be la población española qué es un ictus,
sus causas, sus riesgos y el modo de enfren-
tarse a ello? Para contestar estas preguntas
el Grupo de Estudio de Enfermedades Cere-
54
¿Sabemos es Españaqué es un ictus?
brovasculares (GEECV) de la Sociedad Espa-
ñola de Neurología (SEN) desarrolló en 1999
un ambicioso programa de cuestación na-
cional gracias al cual se pudo entrevistar te-
lefónicamente a una muestra de 3.000 per-
sonas, representativas de la población espa-
ñola adulta. Este trabajo sigue constituyen-
do uno de los estudios más extensos sobre
conocimiento público del ictus que se han
realizado a lo largo de la geografía mundial.
Los resultados fueron publicados en la revis-
ta Cerebrovascular Diseases8, en el año
2003 (esta publicación científica tiene uno
de los procesos de revisión externa y salida
a prensa más tediosos del sector), y quizá el
hallazgo más sorprendente es que por
entonces la población española no conocía
el término “ictus”. Los neurólogos de la SEN
decidimos hace años agrupar toda la patolo-
gía cerebrovascular aguda bajo un sólo tér-
mino, rotundo y fácil de recordar, pensado
para sustituir al poco adecuado de “acciden-
te cerebrovascular” y, desde luego, a toda la
pléyade de nombres utilizados a lo largo del
país por la población (embolia, derrame,
trombosis, feridura). La estrategia había
resultado eficaz en EE.UU. con la palabra
“stroke” y posiblemente la apuesta de la
SEN y del GEECV haya sido acertada, pero
en 1999 sólo el 4,5% de la población cono-
cía la palabra “ictus”. Aun cuando el entre-
vistador la identificara con alguno de los tér-
minos clásicos y el entrevistado dijera en-
tonces reconocerla, sólo uno de cada tres
mencionaba espontáneamente al menos un
síntoma o signo de ictus. El conocimiento
mejoraba cuando se pedía que se enumera-
ran los factores de riesgo de la enfermedad,
ya que el 60% de las personas era capaz de
mencionar al menos uno (fig. 1), general-
mente la hipertensión arterial. Es muy pro-
bable que en el reconocimiento de los facto-
res de riesgo de ictus haya influido el que se
tiene sobre los factores de riesgo cardiovas-
cular, ya que en esto, como en otras muchas
facetas, los cardiólogos se han adelantado a
los neurólogos, estableciendo ya desde ha-
ce muchos años campañas de conciencia-
ción ciudadana al respecto. Otro dato intere-
sante y sorprendente del estudio fue com-
probar que la población consideraba el ictus
una patología realmente grave, que además
creía que los médicos podíamos ofrecer tra-
55
Piedra de toque
Fig. 1. Conocimiento de factores de riesgo y síntomas de ictus (espontáneamente).
Fig. 2. Gravedad percibida del ictus.
Fig. 3. ¿Qué haría usted en caso de ICTUS?
tamiento para la misma y, sin embargo, no
se decantaba mayoritariamente por trasla-
dar a un afectado lo mas rápidamente posi-
ble a un hospital, sino que muchos encues-
tados decidían como más útil avisar antes a
su médico de cabecera (figs. 2 y 3). Proba-
blemente el mensaje “tiempo es cerebro”
todavía no haya calado suficientemente en
la población española, quizá ni siquiera en
todos los neurólogos españoles. En general,
como ya trabajos previos habían mostrado
en otros países, saben más de ictus las per-
sonas más jóvenes, con mayor nivel educa-
cional y, desde luego, las que han sufrido en
primera persona o en la familia más cerca-
na un episodio previo. En el estudio de la
SEN del año 1999 además parecía que el
hecho de no trabajar fuera de casa también
condicionaba un peor conocimiento de la
enfermedad. Aunque no se trata aquí de re-
petir lo ya expuesto en el artículo de Cere-
brovascular Diseases, finalmente y como
conclusión el estudio mostraba que sólo un
10% de la población tenía un nivel adecua-
do de conocimiento sobre el ictus. Este tra-
bajo ayudó a acabar de convencer a los
neurólogos españoles más involucrados en
la atención al ictus, los agrupados en el
GEECV, de la necesidad de redoblar los
esfuerzos para intentar mejorar el conoci-
miento de la enfermedad en nuestra pobla-
ción. Desde entonces han sido muchas las
iniciativas (campañas “Día del ictus”, entre-
ga de los “Premios Ictus”, establecimiento
de convenios divulgativos con la industria
farmacéutica, reuniones con las institucio-
nes...) y sin duda se ha conseguido mejorar
parcialmente la situación del conocimiento
del ictus en España. Datos no publicados
sobre una encuesta similar a la realizada en
el año 1999, esta vez hecha en 2003, de
nuevo dirigida y financiada por el GEECV,
muestran cómo la influencia de todas estas
actividades ha logrado mejorar tanto el re-
conocimiento del término “ictus” (fig. 4) co-
mo la actitud que se debe seguir cuando se
presenta un evento (fig. 5). Sin embargo, el
conocimiento de la patología cerebrovascu-
lar en nuestro país, de sus causas, riesgos y
consecuencias potenciales, sigue siendo
muy pobre. Los neurólogos españoles man-
tenemos en España una posición de lideraz-
go en el manejo del ictus que ha sido con-
seguida con mucho esfuerzo, y aunque nos
legitima para exigir su reconocimiento a
gestores y compañeros de otras especiali-
dades, también nos hace más responsables
de la ignorancia de la población con respec-
to a esta enfermedad. En el futuro tendre-
mos que seguir trabajando duro para mejo-
rar la información de nuestra población. Se-
guramente será una labor ardua y de frutos
tardíos. No en vano, a día de hoy en España,
como fueron las cosas en Macondo, el cono-
cimiento del ictus es tan reciente que, para
evitar que se pierda, los neurólogos tendre-
mos que seguir señalándolo con el dedo.
56
¿Sabemos es Españaqué es un ictus?
Fig. 4. Influencia de las campañas “Día del ictus” del GEECV.
Fig. 5. Influencia de las campañas “Día del ictus” del GEECV.
57
Piedra de toque
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> European stroke conference: http://www.eurostroke.org
> Internatonal Stroke conference: http://strokeconference.americanheart.org
> Wold Stoke Organization: http://www.kenes.com/stroke2008/index.asp
Otras actividades:
> EUSI Stroke Summer School http://www.eusi.org/activities
> Búsqueda de traducción de terminología médica o técnica en diferentes idiomas:
Inter. Active teminology for Europe: http://iate.europa.eu
en la
VICTOR OBACH
Unidad Funcional de PatologíaCerebrovascular
Instituto de Neurociencias
Hospital Clínic. Barcelona