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    Portada :: N. Chomsky

    11-04-2011

    Libia y el mundo del petrleo

    Noam Chomsky

    La Jornada

    El mes pasado, en el tribunal internacional sobre crmenes durante la guerra civil en Sierra Leona, el juicio del ex presidente liberiano Charles Taylor lleg asu fin. El fiscal general, el profesor de derecho estadunidense David Crane, inform a The Times de Londres que el caso estaba incompleto: los fiscalespretendan encausar a Muamar Gadafi, quien, dijo Crane, "era finalmente el responsable por la mutilacin y/o asesinato de 1,2 millones de personas".

    Pero el encausamiento no se dara. Estados Unidos, el Reino Unido y otros pases intervinieron para bloquearlo. Al preguntarle por qu, Crane dijo:"Bienvenido al mundo del petrleo".

    Otra vctima reciente de Gadafi fue sir Howard Davies, el director de la Escuela de Economa de Londres, quien renunci despus de revelaciones de loslazos de la escuela con el dictador libio.

    En Cambridge, Massachusetts, el Monitor Group, una firma de consultora fundada por profesores de Harvard, fue bien pagado por servicios tales como unlibro para llevar las palabras inmortales de Gadafi al pblico "en conversacin con famosos expertos internacionales", junto con otros esfuerzos "paramejorar la apreciacin internacional de Libia (la de Gadafi)".

    El mundo del petrleo rara vez est lejos en el teln de fondo en asuntos que conciernen a esta regin.

    Por ejemplo, cuando las dimensiones de la derrota estadunidense en Irak ya no poda ocultarse, la retrica bonita fue desplazada por el anuncio honesto deobjetivos polticos. En noviembre de 2007 la Casa Blanca emiti una declaracin de principios que insista en que Irak debe conceder acceso y privilegioindefinidos a los invasores estadunidenses.

    Dos meses despus, el presidente George W. Bush inform al Congreso de que rechazara la legislacin que limitara el emplazamiento permanente de lasfuerzas armadas estadunidense en Irak o "el control de Estados Unidos de los recursos petroleros de Irak"; demandas de que Estados Unidos tendra que

    abandonar poco despus ante la resistencia iraqu.

    El mundo del petrleo ofrece una gua til para las reacciones occidentales ante los notables levantamientos pro democrticos en el mundo rabe. Aldictador rico en petrleo que es un cliente confiable se le da virtual rienda suelta. Hubo poca reaccin cuando Arabia Saud declar el 5 de marzo: "Lasleyes y las regulaciones en el reino prohben totalmente todo tipo de manifestaciones, marchas y plantones as como la convocatoria a los mismos ya quevan contra los principios de la Shariah y las costumbres y tradiciones saudes". El reino moviliz enormes fuerzas de seguridad que rigurosamente aplicaronla prohibicin.

    En Kuwait, pequeas manifestaciones fueron sofocadas. El puo de hierro golpe en Bahrein despus de que fuerzas militares encabezadas por Arabia Saudintervinieron para garantizar que la monarqua sunita minoritaria no se viera amenazada por llamados a reformas democrticas.

    Bahrein es sensible no slo porque alberga a la Quinta Flota de Estados Unidos sino tambin porque colinda con reas chies de Arabia Saud, ubicacin de la

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    mayor parte del petrleo del reino. Resulta que los recursos energticos primarios del mundo se localizan cerca del norte del golfo Prsico (o golfo Arbigo,como a menudo le llaman los rabes), en gran medida chi, una potencial pesadilla para los planificadores occ identales.

    En Egipto y Tnez, el levantamiento popular ha conseguido victorias impresionantes, pero, como inform la Fundacin Carnegie, los regmenes permaneceny "al parecer estn decididos a frenar el mpetu pro democrtico generado hasta ahora. Un cambio en las elites gobernantes y el sistema de gobierno siguesiendo un objetivo distante"; y uno que Occidente buscar mantener as.

    Libia es un caso diferente, un Estado rico en petrleo dirigido por un dictador brutal que, no obstante, es poco confiable: Un cliente digno de confianzasera preferible por mucho. Cuando estallaron protestas no violentas, Muamar Gadafi ac tu rpidamente para aplastarlas.

    El 22 de marzo, mientras las fuerzas de Gadafi convergan en la capital rebelde de Bengasi, el principal asesor sobre Medio Oriente del presidente Barack

    Obama, Dennis Ross, advirti de que si haba una masacre, "todos nos culparan a nosotros por ello", una consecuencia inaceptable.

    Y Occidente ciertamente no quera que el coronel Gadafi aumentara su poder e independencia sofocando la rebelin. Estados Unidos se uni a laautorizacin del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de una "zona de exclusin area", que sera puesta en prctica por Francia, el Reino Unido yEstados Unidos.

    La intervencin evit una probable masacre pero fue interpretada por la coalicin como la autorizacin para el apoyo directo a los rebeldes. Se impuso unalto el fuego a las fuerzas de Gadafi, pero se ayud a los rebeldes a avanzar hacia el oeste. En poco tiempo conquistaron las principales fuentes de laproduccin petrolera de Libia, al menos temporalmente.

    El 28 de marzo, el peridico en rabe con sede en LondresAl-Quds Al-Arabiadvirti de que la intervencin dejara a Libia con "dos Estados, un este rico enpetrleo y en manos de los rebeldes y un oeste encabezado por Gadafi y sumido en la pobreza... Dado que los pozos petroleros han sido asegurados,

    podramos encontrarnos enfrentando a un nuevo emirato petrolero libio, escasamente habitado, protegido por Occidente y muy similar a los estadosemiratos del golfo". O la rebelin respaldada por Occidente podra seguir adelante hasta eliminar al irritante dictador.

    Se arguye comnmente que el petrleo no puede ser un motivo para la intervencin porque Occidente tiene acceso al mismo bajo el rgimen de Gadafi.Cierto pero irrelevante. Lo mismo podra decirse sobre Irak bajo el rgimen de Saddam Hussein, o Irn y Cuba actualmente.

    Lo que Occidente busca es lo que Bush anunci: el control, o al menos clientes dignos de confianza y, en el caso de Libia, el acceso a enormes reasinexploradas que se espera que sean ricas en petrleo. Documentos internos britnicos y estadunidense insisten en que el "virus del nacionalismo" es elmayor temor, ya que podra engendrar desobediencia.

    La intervencin est siendo realizada por las tres potencias imperiales tradicionales (aunque podramos recordar los libios presumiblemente lo hacen que,despus de la Primera Guerra Mundial, Italia llev a cabo un genocidio en el este de Libia).

    Las potencias occidentales estn actuando en virtual aislamiento. Los estados de la regin Turqua y Egipto no quieren participar, tampoco frica. Losdictadores del golfo se sentiran felices de ver partir a Gadafi; pero, aun atiborrados de las armas avanzadas que se les ofrecen para reciclar lospetrodlares y asegurar la obediencia, apenas ofrecen ms que una participacin simblica. Lo mismo aplica en otros lugares: India, Brasil e inclusoAlemania.

    La primavera rabe tiene races profundas. La regin ha estado en fermentacin durante muchos aos. La primera de la ola actual de protestas empez elao pasado en el Sahara Occidental, la ltima colonia africana, invadida por Marruecos en 1975 y retenida ilegalmente desde entonces, de manera similar aTimor Oriental y los territorios ocupados por Israel.

    Una protesta no violenta en noviembre pasado fue sofocada por fuerzas marroques. Francia intervino para bloquear una investigacin del Consejo deSeguridad sobre los c rmenes de su c liente.

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    Luego se encendi una llama en Tnez, que desde entonces se ha extendido para volverse una conflagracin.

    Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2011/04/10/index.php?section=opinion&article=028a1mun

    rCR

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