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    Portada :: N. Chomsky

    26-04-2010

    Artculo basado en una intervencin de Noam Chomsky en e l Left Forum el 21 de marzo de 2010

    El centro no aguanta: Reavivando la imaginacin radical

    Noam ChomskyRevista Amauta

    Traducido del ingls para Rebelin por Andrs Prado

    Hace un mes Joseph Andrew Stack estrell su avioneta contra un edificio de oficinas en Austin, Texas, dndole a una oficina de la IRS (3) para suicidarse.Dej un manifiesto explicndolo. Por lo general fue ridiculizado pero creo que se merece algo mejor.

    El manifiesto de Stack rastrea la historia de una vida que le condujo a este acto final desesperado. La historia empieza cuando era un estudianteadolescente que viva en la miseria en Harrisburg, Pensilvania, cerca del corazn de lo que una vez fuera un gran centro industrial. Su vecina era una mujerque pasaba de los 80 y sobreviva a base de comida de gato, la viuda de un trabajador del acero retirado. Su marido haba trabajado toda su vida en lasfbricas de acero del centro de Pensilvania con la promesa por parte de las grandes empresas y el sindicato de que, por sus 30 aos de servicio, tendraderecho a una pensin y a cuidados mdicos por los que sentirse contento en su jubilacin. Sin embargo fue una de las miles de personas que no obtuvonada porque los incompetentes administradores de la fbrica y el corrupto sindicato (por no mencionar tambin al Gobierno) saquearon sus fondos depensiones y les robaron sus jubilaciones. Todo lo que ella tena para vivir era lo que le daba la Seguridad Social; y Stack podra haber aadido que se hanconcertado continuos esfuerzos por parte de los super ricos y sus aliados polticos para quitarles incluso eso atendiendo a razones espurias. Stack decidientonces que no poda confiar en las grandes empresas y que hara las cosas a su manera slo para descubrir que no tampoco poda confiar en un gobiernoque no se preocupaba para nada de personas como l, y que solamente lo haca con los ricos y privilegiados, ni en un sistema jurdico en el que, usandosus palabras, hay dos 'interpretaciones' para cada ley, una para los muy ricos y otra para el resto de nosotros. Un gobierno que nos deja con la bromaque llamamos sistema mdico americano, incluyendo a las compaas de seguros y las de frmacos [que] estn asesinando a decenas de miles de personascada ao, con cuidados racionados en gran parte en base a la riqueza y no a la necesidad. Todo en un orden social en el que un puado de matones ysaqueadores pueden cometer atrocidades impensables... y cuando le llega la hora a su tren de la cultura del pelotazo de ser aplastado por el peso de suglotonera y abrumadora estupidez, el cuerpo del Gobierno federal al completo no encuentra dificultad alguna para acudir en su ayuda en unos das, si nohoras. Y mucho ms.

    Stack nos cuenta que su desesperado acto final fue un esfuerzo para unirse a aqullos que estn dis puestos a morir por su libertad con la esperanza dedespertar a otros de su letargo. No me sorprendera que tuviera en mente la prematura muerte de aquel trabajador del acero que le ense lo que era elmundo real cuando era un adolescente. Ese trabajador del acero no cometi suicidio de una manera literal, despus de haber sido descartado para elmontn de basura, pero el suyo est lejos de ser un caso aislado; podemos aadir ste y muchos casos similares a la colosal cifra de vctimas de loscrmenes institucionales del capitalismo de Estado. Existen estudios conmovedores sobre la indignacin y la ira de aqullos que han sido desechados cuandolos programas de financiarizacin y desindustrializacin estatal corporativos han cerrado plantas y destrudo familias y comunidades enteras. Revelan elsentimiento agudo de traicin por parte de los trabajadores que creyeron que tenan cumplido su deber con la sociedad en un pacto moral con las empresasy el Gobierno y que descubrieron que haban servido slo como instrumentos para el beneficio y el poder, perogrulladas stas de las que haban sidocuidadosamente protegidos por instituciones doctrinales.

    http://www.rebelion.org/http://www.rebelion.org/seccion.php?id=20http://www.rebelion.org/autores.php?id=10http://www.rebelion.org/noticia_pdf.php?id=104773http://www.rebelion.org/seccion.php?id=20http://www.rebelion.org/
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    Hay chocantes similitudes en la segunda mayor economa del mundo, estudiadas por Ching Kwan Lee en su penetrante investigacin sobre el trabajo enChina. Lee traza una comparacin limtrofe entre la indignacin y desesperacin de la clase trabajadora de los sectores industriales descartados en losEE.UU. y la furia entre los obreros de lo que ella llama el rustbelt (4) de China el centro industrial del Estado socialista en el Noreste, abandonado ahorapor el Estado en favor de un desarrollo capitalista estatal del sunbelt (5) en el Sudeste. En ambas regiones Lee encuentra protestas obreras masivas perodiferentes en su carcter. En el rustbelt los trabajadores tienen el mismo sentimiento de traicin que aqu tienen sus homlogos pero en su caso setraicionan los principios maostas de solidaridad y dedicacin al desarrollo de la sociedad que ellos pensaban que se haba construdo sobre un pacto moral yque finalmente descubren que, fuera lo que fuese, ahora es simplemente un amargo fraude. En el sunbelt los trabajadores adolecen de la falta de esatradicin cultural y todava confan en sus pueblos de origen para el apoyo y la vida familiar. Denuncian el fracaso de las autoridades para ajustarse inclusoa los mnimos requerimientos legales de las condiciones mnimamente ptimas en el lugar de trabajo y del pago de esa miseria llamada salario. De acuerdocon las estadsticas oficiales hubo 58.000 incidentes masivos de protesta en 2003 en una provincia del rustbelt con una participacin de 3 millones de

    personas. Alrededor de 30 a 40 millones de trabajadores, que fueron retirados de sus unidades de trabajo, estn contagiados de un profundo sentimientode inseguridad, despertndose la ira y la desesperacin a travs del pas, en palabras de Lee. Ella espera que lo peor est por llegar cuando unainminente crisis de falta de tierras en el campo socave la base de la supervivencia para los trabajadores del sunbelt, que carecen incluso de la imagen de loque son unos sindicatos independientes, mientras que en el rustbelt , los trabajadores no tienen nada comparable a los programas de apoyo social civil quea menudo existen aqu. Tanto el trabajo de Lee como los estudios sobre el rustblet de los EE.UU. dejan claro que no deberamos subestimar la profundidadde la indignacin moral que subyace bajo la amargura furiosa, y a menudo autodestructiva, c on respecto al Gobierno y al poder empresarial.

    Encontramos algo parecido en la India rural donde el consumo de comida se ha visto fuertemente reducido para la gran mayora desde que seimplementaran parcialmente las reformas neoliberales, a la vez que los suicidios de campesinos estn aumentando al mismo ritmo que el nmero demultimillonarios, en medio de reconocimientos por el fabuloso crecimiento de la India. Fabuloso crecimiento para algunos, pero no tan atractivo para lostrabajadores trasladados a la India para reducir costes laborales por parte de IBM, que tiene tres cuartas partes de su fuerza de trabajo en el extranjero.Business Weekllama a IBM la quintaesencia de la compaa americana sin equivocarse: se consolid como gigante global de las computadoras gracias, engran parte, a la inconsciente munificencia del contribuyente estadounidense, que tambin financi sustancialmente la revolucin tecnolgica de lainformacin, en la cual IBM confa, adems de la mayora del resto de la economa de la alta tecnologa debido sobre todo al uso del pretexto de que losrusos se estaban acercando.

    Hay mucha charla movida hoy da sobre un gran cambio global de poder, especulndose acerca de si (o cundo) China podr desplazar a los EE.UU. comopotencia global dominante, junto con la India que, de suceder, signifi cara que el sistema global estara volviendo a algo parecido a lo que era antes de lasconquistas europeas. Sus recientes crecimientos del PIB han sido, de hecho, espectaculares. Pero hay algo ms que aadir. En el ndice de desarrollohumano de la ONU, la India mantiene su puesto cerca del final, ahora en el 134, ligeramente por encima de Camboya y por debajo de Laos y Tayikistn.China ocupa el lugar 92, un poco por encima de Jordania y por debajo de la Repblica Dominicana e Irn. En comparacin, Cuba, bajo un severo ataque delos EE.UU, que dura 50 aos, ocupa el puesto nmero 52, el ms alto de Amrica Central y el Caribe, y por debajo de Argentina y Uruguay por muy poco. LaIndia y China tambin se ven aquejadas de desigualdades extremadamente altas, cayendo por ello, an ms abajo en el ndice, ms de mil millones de sushabitantes. Adems, un recuento exacto ira ms all de las medidas convencionales para incluir costes serios, que China e India no pueden ignorar durantems tiempo, tales como son los ecolgicos, la merma de recursos y otros.

    La especulaciones sobre un cambio global de poder pasan por alto algo que todos sabemos: los pases que estn divorciados de la distribucin interna delpoder no son actores reales en los asuntos internacionales, una perogrullada que ese radical incorregible de Adam Smith trajo a nuestra atencin. lreconoca que los principales arquitectos del poder en Inglaterra eran los dueos de la sociedad, en su da comerciantes y manufactureros, que seaseguraban de que la poltica atendiera escrupulosamente a sus intereses, sin importar lo severo que fuera el impacto sobre el pueblo de Inglaterra y,peor an, sobre las vctimas de la salvaje injusticia de los europeos en el extranjero: los crmenes britnicos en la India eran la mxima preocupacin paraun conservador a la antigua usanza con valores morales.

    Para sus adoradores actuales las perogrulladas de Smith son ridiculizadas como elaboradas teoras de cmo la historia del mundo era manipulada por redescorporativistas e imperialistas en la sombra, uno de los trgicos legados de los aos 60, para citar al pensador del New York Times , David Brooks; dehecho son los aos 70, 1776 para ser exactos. Uno de los muchos ejemplos de cmo el nivel moral e intelectual del conservadurismo de hoy se relaciona

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    con lo que sus hroes entendan perfectamente bien.

    En aras de una total claridad, debera decir que me identifico como el villano que acepta esa hereja de Adam Smith.

    Teniendo en cuenta la radical perogrullada de Smith, podemos ver que hay, en efecto, un cambio global de poder aunque no el que ocupa el centro denuestra atencin: un cambio desde la fuerza global de trabajo al capital transnacional, incrementado de manera pronunciada durante los aos neoliberales.El precio es sustancial e incluye tanto a los Joe Stack de los EE.UU. como a los campesinos hambrientos de la India y a los millones de trabajadoresmanifestndose en China, donde la contribucin del trabajo a los ingresos nac ionales est declinando incluso ms rpidamente que en el resto del mundo.

    En su muy aclarativa obra, Martin Hart-Landsberg observa que China juega un papel principal en el cambio real de poder global al haberse convertido, engran parte, en una planta de ensamblaje para un sistema de produccin regional. Japn, Taiwn y otras economas asiticas exportan partes y

    componentes a China y la proveen de la mayora de la tecnologa avanzada. El creciente dficit comercial de los EE.UU. con China ha levantado muchorevuelo pero ha pasado desapercibido el hecho de que el dficit con Japn y con el resto de Asia ha disminudo drsticamente segn el nuevo sistema deproduccin regional va tomando forma. Los fabricantes estadounidenses han seguido el mismo camino suministrando a China partes y componentes paraque los ensamble y los exporte, la mayor parte de vuelta a los EE.UU. Para las instituciones financieras, los gigantes de la venta al por menor, los dueos yadministradores de las industrias manufactureras y sectores cercanamente relacionados con este nexo de poder, todo esto es celestial. No lo es para JoeStack y muchos otros como l.

    Para entender el nimo pblico es preciso recordar, a nivel mundial, que el uso convencional del PIB para medir el crecimiento econmico es altamenteengaoso. Se han realizado esfuerzos por idear unos ndices de medida ms realistas, tales como el Indicador General de Progreso (GPI en sus siglas eningls), que sustrae del PIB los costes que daan al pblico (crimen, polucin, etc...) y aade el valor estimado de beneficios autnticos (trabajovoluntario, ocio, etc...) En los EE.UU. el GPI se ha estancado desde lo aos 70 aunque el PIB ha aumentado, yendo a parar este crecimiento a los bolsillosde muy pocos. Este resultado tiene correlacin con estudios sobre los indicadores sociales, la medida estndar de la salud de una sociedad. Estos han

    rastreado el crecimiento econmico hasta la mitad de la dcada de los 70, empezando a declinar entonces y llegando al nivel de 1960 en el ao 2000 (delcual son las ltimas cifras disponibles). La correlacin con la financiarizacin de la economa y las medidas neoliberales socioeconmicas resulta difcil deobviar y para nada es exclusiva de los EE.UU.

    Es verdad que no existe nada esencialmente nuevo en el proceso de desindustrializacin. Dueos y administradores buscan de forma natural los costes msbajos. Esfuerzos por llevarlo de otra manera, clebremente adoptados por Henry Ford, fueron desestimados por los tribunales, as que ahora es imperativolegal. Un medio es desplazar la produccin. En los primeros das, el desplazamiento se haca sobre todo internamente, especialmente hacia los Estados delSur, donde los t rabajadores podan ser reprimidos ms duramente. Las grandes corporaciones, como la c orporacin estadounidense del ac ero del santificadofilntropo Andrew Carnegie, pudieron tambin beneficiarse de la nueva mano de obra esclava creada tras la criminalizacin de la vida de los negros, despusdel final de la Reconstruccin en 1877, parte central de la revolucin industrial estadounidense, que continu hasta la segunda guerra mundial. Se estreproduciendo otra vez, en parte, durante el reciente periodo neoliberal, con la guerra contra la droga, usada como pretexto para volver a mandar a lapoblacin suprflua de vuelta a las crceles, proporcionando tambin de esta manera un nuevo suministro de mano de obra carcelaria en prisiones estatales

    o privadas, mucho de lo cual entra en violacin de las convenciones internacionales sobre el trabajo. Para muchos afroamericanos, desde que fueronexportados a las colonias, la vida escasamente ha conseguido escaparse de sus vnculos con la esclavitud o, a veces, incluso algo peor.

    En el ultra respetable Bulletin of the American Academy of Arts and Sciences, podemos leer que El sistema de prisiones en Estados Unidos ha crecidohasta convertirse en un Leviatn de imposible comparacin en la historia de la humanidad, haciendo de los EE.UU. el hogar de la ms grandeinfraestructura penal para la depredacin masiva de la libertad que haya en el mundo, y que afecta sobre todo a la poblacin negra, producto de lospasados 30 aos, pues es un hecho que los EE.UU. son los lderes mundiales no slo en ndices de encarcelamiento sino tambin en compensacin porparte del ejecutivo, hechos que son reconocidos de manera creciente como entrelazados, como seala un profesor de la Harvard Business School , ascomo es un hecho que los EE.UU. estn progresando mucho ms lentamente que la mayora del planeta, especialmente que China, pero tambin queEuropa, a la hora de implementar tecnologas verdes.

    Es fcil ridiculizar algunas de las formas en las que Joe Stack y otros como l expresan sus muy genuinas y justas preocupaciones, pero resulta mucho ms

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    apropiado entender qu es lo que subyace bajo su percepciones y acciones, y particularmente, preguntarnos por qu la imaginacin radical est fracasandoal ofrecerles un camino constructivo mientras el centro est visiblemente vinindose abajo y aquellos que sufren agravios de verdad se estn movilizandode diversas formas que no suponen el ms mnimo peligro para ellos mismos o para otros.

    El manifiesto de Stack termina con dos frases evocadoras: El credo comunista: desde aqul de acuerdo con su habilidad hasta aqul de acuerdo con sunecesidad. El credo capitalista: desde aqul de acuerdo con su candidez hasta aqul de acuerdo con su avaricia.

    Stack no se corta un pelo cuando habla del credo capitalista. Slo nos queda especular sobre lo que quiso decir con el credo comunista que contrapuso aste. No es imposible que se refiriese a l como a un ideal con genuina fuerza moral. Si as fuera, no sera tan sorprendente. Algunos de vosotros puede querecordis un a encuesta en 1976, en el bicentenario, en la que se dio a la gente una lista de enunciados y se la pregunt acerca de cules de ellos estabanen la Constitucin. Por aquel entonces nadie tena ni idea de lo que apareca en la Costitucin, as que la respuesta en la Constitucin presumiblementesignificaba: tan obviamente correcto que debe encontrarse en la Constitucin. Un enunciado que recibi una slida mayora afirmativa fue el credocomunista de Joe Stack.

    He matizado el comentario con la frase por aquel entonces. Hoy, una parte de la poblacin memoriza y venera la Constitucin, sus palabras al menos. Lareciente convencin del Partido del T proporcion su catecismo para candidatos: un requerimiento es que deben estar de acuerdo con desechar el cdigofiscal y reemplazarlo con otro que no contenga ms de 4.543 palabras en su extensin y as clavar la extensin de la Constitucin, sin enmiendas. Tanslo algunas enmiendas comparten este estatus sagrado, especialmente la Segunda, bajo la reciente interpretacin de los reaccionarios de la CorteSuprema, pero la Primera Enmienda es ms discutible debido a lo que podra llegar a implicar eso de la separacin entre Iglesia y Estado. El mismo da Texasanunci los nuevos requisitos para sus libros de texto, que se aplicarn en todo el pas debido al tamao del mercado tejano. Se suprimi a Jefferson de lalista de aquellos que inspiraron las revoluciones de los siglos XVIII y XIX, siendo sustituido por Tomas de Aquino, Calvino y Blackstone. La decisin refleja elrechazo hacia Jefferson porque, entre otras herejas, acu la frase separacin entre Iglesia y Estado. Para la versin actual del conservadurismo losEE.UU. son un pas cristiano, algo as como la Repblica Islmica de Irn o el Estado judo de Israel. En conexin a este ltimo, Golda Meir (6) es materia

    obligada para los nios, pero nada de hispnicas. Junto con un racismo normal, ello refleja la curiosa amalgama de antisemitismo extremo y apoyo a Israelentre los sectores religiosos de la derecha. Tales asuntos no tienen importancia alguna cuando tratamos de mirar hacia el futuro.

    El extremismo anti impuestos del movimiento del Partido del T no es tan directamente suicida como la accin desesperada de Joe Stack pero es, encualquier caso, suicida por razones que no precisan de elaboracin alguna. Hoy California representa un ejemplo dramtico. El mayor sistema pblico deeducacin superior est siendo desmantelado. El Gobernador Schwarzenegger dice que tendr que eliminar programas estatales de salud y bienestar a noser que el Gobierno federal apoquine unos 7000 millones aproximadamente. Y otros gobernadores se le estn sumando. Al mismo tiempo se estconst ituyendo un poderoso movimiento sobre los derechos de los estados miembros, que exige que el Gobierno federal no se inmiscuya en nuestros asuntosun buen ejemplo de lo que Orwell llam doblepensar: la habilidad para mantener dos ideas contradictorias en la mente mientras se cree en ambas a lavez, prcticamente un lema para los tiempos que corren. La desventura californiana proviene, en gran medida, del fanatismo anti impuestos. Ms de lomismo sucede en cualquier otra parte, incluso en los barrios ricos.

    El aliento del sentimiento anti impuestos ha sido desde hace tiempo la materia prima de la propaganda empresarial que domina el sistema doctrinal. La gentedebe ser adoctrinada para odiar y temer al Gobierno por buenas razones: de los poderes existentes, el Gobierno es el nico que, en principio, y a veces dehecho, es responsable ante el pblico y puede imponer algunas restricciones a la depredacin del poder privado; la consecuencia de quitarse al Gobiernode encima es quejarse bajo el peso incluso mayor de la tirana privada que no tiene que dar explicaciones. Pero la propaganda antigubernamental de losnegocios ha de matizarse: por supuesto que las empresas favorecen a un poderoso Estado que trabaja para los principales arquitectos de Adam Smith, hoyni mercaderes ni manufactureros sino multinacionales e instituciones financieras. Construir este mensaje propagandstico, contradictorio en su esencia, noes tarea fcil. As que la gente tiene que ser entrenada para odiar y temer el dficit, un medio necesario para estimular la economa despus de sudestruccin a manos de las instituciones financieras dominantes y sus cohortes en Washington. Pero al mismo tiempo la poblacin debe estar en favor deldficit, casi la mitad atribuible al creciente presupuesto militar, que rompe records, y el resto, en previsin de que sature el presupuesto gracias al cruel ydesesperantemente ineficiente sistema privatizado de salud, un regalo para las compaas de seguros y la farmaindustria.

    A pesar de estas dificultades, las tareas a realizar por la propaganda se han llevado a cabo con impresionante xito. Un ejemplo es la actitud del pblico

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    hacia el 15 de Abril, fecha lmite para entregar la declaracin de la renta. Vamos a olvidar por un momento la idea de una sociedad mucho ms libre y justa.En una democracia en marcha de la clase de las que formalmente existen, el 15 de Abril sera un da de celebracin: nos juntamos para implementar losprogramas que hemos escogido. Aqu es un da de luto: una fuerza aliengena desciende sobre nosostros para robar nuestro dinero tan duramente ganado.ste es un ejemplo grfico del xito de los intensos esfuerzos de la comunidad empresarial, con alta conciencia de clase, para ganar lo que suspublicaciones denominan la batalla interminable por las mentes de los hombres, que, como incluso la ms vulgar de las propagandas, contiene trazas deverdad que los Joe Stack perciven.

    Otro ejemplo pasmoso del xito de la propaganda, de un considerable significado para el futuro, es el culto al asesino y torturador Ronald Reagan, uno delos grandes criminales de la era moderna, que tambin atesoraba un instinto infalible para favorecer a los ms brutales terroristas y asesinos a lo largo delmundo, desde Zia ul-Haq y Gulbuddin Hekmatyar (7) en lo que hoy es Afpak, pasando por los ms dedicados asesinos en Centroamrica, hasta los racistassudafricanos que mataron a milln y medio de personas (cifra estimada) y que tenan que ser apoyados porque se encontraban bajo el ataque del CongresoNacional Africano de Nelson Mandela, uno de los grupos terroristas ms conocidos en el mundo, resolvieron los reaganitas en 1988. Y una vez tras otracon una consistencia remarcable. Su espeluznante expediente fue rpidamente purificado en favor de construcciones mticas que habran impresionado aKim Il Sung (8). Entre otras hazaas, fue el elegido como apostol de los mercados libres a la vez que incrementaba las barreras proteccionistas ms quecualquier presidente de posguerra probablemente ms que todos los otros juntos e implementaba una masiva intervencin gubernamental sobre laeconoma. Es aclamado como el gran exponente del gobierno pequeo y de la ley y el orden. El Gobierno creci a la par que el PIB durante sus aos demandato mientra informaba al mundo de los negocios de que las leyes laborales no tendran que ser cumplidas, as que el despido ilegal de lderes sindicalesse triplic bajo su supervisin. Su odio a la clase trabajadora solo era superado, quizs, por el asco que le daba ver a las mujeres negras ricas conducir sulimusina para recolectar sus cheques sociales.

    No sera necesario continuar con su historial pero su desenlace nos dice mucho sobre la cultura moral e intelectual. Para el Presidente Obama, estamonstruosa criatura fue una figura transformadora. En la prestigiosa institucin Hoover de la Universidad de Stanford se le reverencia como una colosalfigura cuyo espritu parece sobrevolar el pas, observndonos como un clido y amigable fantasma. Solemos aterrizar en Washington en el Aeropuerto

    Internacional Reagan o si lo prefieren, en el Aeropuerto Internacional John Foster Dulles, en honor a otro destacado comandante terrorista. Sus logrosincluyen el establecimiento del rgimen torturador del Sah y el reinado de los ms viciosos de los terroristas en Centroamrica, cuyas ocurrencias llegaronhasta el genocidio real en las tierras altas mientras Reagan elogiaba al peor de los asesinos de masas, Rioss Montt, como un hombre de gran integridadpersonal que estaba totalmente dedicado a la democracia y que era objeto de malas crticas por parte de las organizaciones de derechos humanos.

    Es doloroso constatar que muchos de los Joe Stack, cuyas vidas estaba arruinando el clido y amigable fantasma, se unen en la adulacin y se apresurana c obijarse bajo el paraguas del poder y la violencia que simbolizaba.

    Todo esto trae recuerdos de otros tiempos cuando el centro no aguantaba. Un ejemplo que no debera olvidarse es la Repblica de Weimar: la cima de lacivilizacin occidental en artes y ciencias, tambin considerada como un modelo de democracia. Durante los aos 20 los partidos tradicionales liberal yconservador , que siempre haban gobernado el Reich, entraron en un inexorable declive, mucho antes de que el proceso se viera intensificado por la GranDepresin. La coalicin que eligi al General Hindenburg en 1925 no era muy diferente de la base de masas que introdujo a Hitler en el poder 8 aos ms

    tarde, obligando al aristocrtico Hindenburg a elegir como Canciller al pequeo cabo al que despreciaba. En 1928 los nazis tenan menos del 3% del voto.Dos aos despus la prensa ms respetable de Berln se lamentaba de ver los muchos millones que, en este altamente civilizado pas, haban entregadosu voto a la ms comn, ms vaca y ms cruda charlatanera. El centro se derrumbaba. El pblico empezaba a despreciar las incesantes disputas de lapoltica de Weimar, la sumisin de los partidos tradicionales a poderosos intereses y su fracaso al tratar con las quejas del pueblo. Estos partidos fueronatrados hacia las fuerzas dedicadas a mantener la grandeza de la nacin y a defenderla de percibidas amenazas mediante un Estado unificado, armado yrevitalizado, marchando hacia un futuro glorioso, guiados por la figura carismtica que portaba la voluntad de la eterna Providencia, el Creador deluniverso, como l oraba ante las hipnotizadas masas. En mayo de 1933 los nazis haban acabado, en gran parte, no slo con los tradicionales partidos enel poder sino incluso tambin con los enormes partidos de la clase trabajadora, los socialdemcratas y los comunistas, adems de con sus muy poderosasasociaciones. Los nazis declararon el 1 de mayo como da del trabajador, algo que los partidos de izquierda no haban podido conseguir nunca. Muchosobreros participaron en las enormes manifestaciones patriticas, con ms de un milln de personas en el corazn de la Berln roja, a las que se unierongranjeros, artesanos, dependientes, fuerzas paramilitares, organizaciones cristianas, clubs de atletismo y del rifle y el resto de la coalicin que estaba

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    tomando forma mientras el centro se derrumbaba. Al comienzo de la guerra puede que el 90% de los alemanes marcharan con las camisas pardas.

    El mundo es demasiado complejo para que se repita la historia pero hay, sin embargo, lecciones que guardar en la memoria, incluso recuerdos. Soy losuficientemente viejo para recordar aquellos das escalofriantes y ominosos que fueron testigos del descenso de Alemania, de la decencia a la barbarie nazi,en palabras del distinguido acadmico de Historia alemana, Fritz Stern, que nos cuenta que tiene el futuro de los EE.UU. en mente cuando revisa unproceso histrico en el que el resentimiento contra un mundo secular desencantado encontr la liberacin en el exttico escape de lo irracional.

    Es ste un posible resultado del colapso del centro cuando la imaginacin radical, aunque poderosa en aquel momento, se qued c orta sin embargo.

    El nimo de la gente, hoy, es complejo, de una manera que es, a la vez, esperanzadora y preocupante. Un ejemplo son las actitudes hacia el gasto socialpor parte de aquellos que se identifican a s mismos en las encuestas como antigubernamentales. Un estudio acadmico reciente descubre que, por amplia

    mayora, apoyan mantener y expandir el gasto en Seguridad Social, cuidado infantil, ayuda a los pobres y otras medidas del bienestar. Aunque el apoyocae de manera significativa cuando se trata de ayudar a los negros y beneficiarios de ayudas sociales. La mitad de estos partidarios de reducir el papeldel Gobierno cree que es muy poco el gasto en asistencia a los pobres. Tomando a la poblacin como un todo, hay mayoras, en algunos casossustanciales, que sienten que el Gobierno no gasta lo suficiente para mejorar y proteger la salud nacional, ni en programas de Seguridad Social, luchacontra la drogadiccin o cuidado infantil aunque, de nuevo, se hace una excepcin con la ayuda para los negros y otros beneficiarios de ayudas sociales,en parte un tributo al vandalismo reaganita, me temo.

    Los resultados dan alguna indicacin de lo que se puede lograr con compromisos incluso muy por debajo de la imaginacin radical, y de algunos de losobstaculos que habrn de superarse por estos y otros propsitos de mayor alcance.

    La elecciones de enero en Massachusetts, que minaron el dominio de la mayora en el Senado, ofrecen algo ms de perspectiva para lo que puede sucedercuando el centro no aguanta y aquellos que creen en medidas reformistas, incluso las ms limitadas de ellas, fracasan a la hora de llegar a la ciudadana. En

    las elecciones para llenar el escao vaco del len liberal del Senado, Ted Kennedy, Scott Brown acudi como el voto nmero 41 contra la salud pblica,por la cual Kennedy haba luchado durante toda su vida poltica. Una mayora se opuso a las propuestas de Obama, pero lo hizo principalmente porque lesrelagalan mucho a las c ompaas de seguros. A nivel nacional sucede prcticamente lo mismo.

    Una caracterstica interesante fue el patrn a seguir , a la hora de votar, aplicado por los miembros de los sindicatos, electorado por naturaleza de Obama.De aquellos que se molestaron en votar, la mayora eligi a Brown. Los lderes sindicales y activistas informaron de que los trabajadores estaban furiososcon el expediente, en general, como presidente de Obama pero encolerizados, en particular, por su posicin ante el asunto de la salud pblica. Como unodeclar No insisti en una opcin pblica ni en un mandato firme para el empresario que le exija proveer de un seguro al trabajador. Era difcil no fijarse enque el nico asunto en el que insisti fue el de las desgravaciones fiscales por la salud, conseguidas por las luchas sindicalistas, retractndose de suscompromisos electorales.

    Hubo una inyeccin masiva de financiacin proveniente de ejecutivos financieros en los ltimos das de la campaa. Aquello era slo una parte de unfenmeno mayor que revela dramticamente por qu Joe Stack y otros tienen toda la razn para sentirse asqueados ante la farsa que les ensearon a

    honrar como democrac ia.

    El principal electorado de Obama fueron las instituciones financieras, que han ganado tal dominio en la economa que su participacin de los beneficioscorpora tivos se elev de un pequeo porcentaje en los aos 70 hasta casi un tercio hoy en da. Preferan Obama a McCain, compraron las elecciones paral casi completamente. Esperaban ser recompensados, y lo fueron. Pero hace unos meses, en respuesta a la clera creciente de los Joe Stack, Obamaempez a criticar a los banqueros avariciosos, que fueron rescatados con el dinero pblico, e incluso propuso algunas medidas para restringir sus excesos.El castigo por esta desviacin no se hizo esperar. Los grandes bancos anunciaron ostensiblemente que cambiaran el destino de su financiacin hacia losrepublicanos si Obama persista en su ofensiva retrica.

    Obama capt el mensaje. En tan slo unos das declar a la prensa econmica que los banqueros eran unos buenos tipos. Escogi para alabarlos , enespecial, los asientos de los dos principales benefic iarios de la generosidad pblica: JP Morgan Chase y Goldman Sachs, y asegur al mundo empresarial que

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    Yo, c omo la mayora de los est adounidenses, no envidio el xito o la riqueza de la gente, tales como las enormes bonificaciones y beneficios que estnencolerizando al pblico. Eso forma parte del sistema de libre mercado, continu Obama; ac ertadamente, en esa forma en la que los mercados libres soninterpretados en la doctrina del capitalismo de Estado. Sin embargo, su retirada no estuvo a tiempo de frenar el flujo de dinero para ayudar a ganar elescao 41.

    Para hacer justicia, debemos asumir que los banqueros avariciosos tienen parte de razn. Su tarea es maximizar los beneficios y su participacin en elmercado. De hecho es su obligacin por ley. Si no lo hacen, sern sustituidos por alguien que lo haga. Estos son hechos institucionales, como lo es tambinla inherente ineficacia del mercado que les obliga a ignorar el riesgo sistmico. Ellos saben perfectamente que este descuido supone un potencial varapalopara la economa pero tales externalidades nos son asunto suyo, y no pueden serlo, por motivos institucionales. Tambin es injusto acusarles de

    exuberancia irracional, por emplear el breve reconoc imiento de la realidad que hizo Alan Greenspan durante el boom tecnolgico al final de los aos 90. Suexuberancia fue difcilmente irracional: fue muy racional, sabiendo que cuando todo colapsara, podan escapar al refugio del Estado niera, agarrando suscopias de Hayek, Friedman y Rand. Lo mismo es aplicable para la Cmara de Comercio, el Instituto Americano del Petrleo y el resto de lderes en losnegocios que estn desplegando una campaa de propaganda masiva para convencer al pblico de que deje de preocuparse sobre que el cambio climticosea inducido por el hombre con gran xito: aquellos que todava se creen esta engaifa liberal no son ya ni tan siquiera un tercio de la poblacin. Losejecutivos dedicados a esta tarea saben, igual que el resto de nosotros, que la engaifa liberal es real y las espectativas, siniestras. Pero ellos desarrollansu papel institucional. El destino de las especies es una externalidad que deben ignorar hasta el punto de que los sistemas de mercado prevalezcan.

    Volviendo a las muy instructivas elecciones de Massachusetts, los patrones seguidos en la votacin fueron el factor principal. En los barrios ricos laafluencia de gente era alta y el voto entusiasta. En las zonas urbanas, fuertemente democrticas, la afluencia era baja y el voto aptico. Los titularestenan razn al informar de que los votantes haban mandado un mensaje a Obama: el mensaje por parte de los ricos fue que queran incluso ms de lo queObama estaba haciendo por ellos. Y por parte de los dems, el mensaje fue el de Joe Stack: utilizando sus palabras, los polticos no estn interesados loms mnimo en m o en lo que tenga que decir, aunque estn muy interesados en las voces de los amos. Sin duda, la imagen populista, fabricada por lagran mquina de las relaciones pblicas, tuvo su impacto (Soy Scott Brown y ste es mi camin, un tipo normal, modelo para desnudos, etc...). Pero

    esto parece haber jugado tan slo un papel secundario. La ira popular es real y totalmente comprensible, con los bancos prosperando gracias a los rescatesy a muchos otros regalos por parte del Estado niera mientras la poblacin contina en una profunda recesin. Incluso oficialmente, el desempleo se sitaen una tasa del 10% y la industria manufacturera est al nivel de la Gran Depresin, con uno de cada seis trabajadores en el paro y muy pocasespectativas de recuperar las diferentes clases de trabajos que se han perdido mientras la economa se reconstituye.

    Las encuestas a nivel nacional revelan, en gran medida, el mismo fenmeno. La ltima, hace unos das, muestra una brecha de entusiasmo de 21 puntosentre los partidos, con un 67% de republicanos que dicen que estn muy interesados en las elecciones de noviembre, comparado con un 46% dedemcratas. En un enorme giro que se sale de la norma y con un margen de 10 puntos, votantes censados con un alto inters en las elecciones denoviembre, una combinacin de slidos republicanos (la mayora adinerados) y demcratas desilusionados, dijeron que crean que los republicanos eranmejores llevando los asuntos de la economa. La mitad de los estadounidenses quera ver perder las elecciones a todos los miembros del Congreso, inclusivesus propios representantes. La concepcin pblica de la democracia es casi tan negativa como la que se tiene del mundo de los negocios, que est ahorametiendo presin ferozmente para asegurarse de que incluso los accionistas no tengan nada que decir a la hora de elegir a los administradores, menos an

    las partes interesadas, la mano de obra y las comunidades; aunque algunos liberales buscan encontrar una postura equitativa que caiga tanto del ladode las empresas como del lado de los accionistas, como The Wall Street Journallo explica, reconociendo implcitamente aquella decisin que los tribunalesdictaron hace un siglo identificando corporacin y gerencia como una misma cosa.

    Es verdad que se produjo un estmulo, demasiado pequeo pero que tuvo su efecto salv ms de 2 millones de empleos de acuerdo con la OficinaPresupuestaria del Congreso. Pero la percepcin que tienen los Joe Stacks de que fue un fracaso no carece de base. Ms de la tercera parte del gasto delGobierno es para los Estados y la disminucin del gasto por Estado se aproxim al estmulo federal, lo que concluy en que el gasto fiscal total del estmuloresultase plano, de acuerdo con un estudio de la prestigiosa Oficina Nacional de Estudios Econmicos (NBER en sus siglas en ingls).

    Es obvio que el centro no aguanta, y aquellos que han sido perjudicados estn otra vez tirando piedras sobre su propio tejado. La consecuencia inmediataen Massachusetts fue el voto de bloqueo para la designacin de una voz pro sindicatos en la Mesa Nacional para las Relaciones Laborales (NLRB en sussiglas en ingls), virtualmente difunta desde la xitosa guerra de Reagan contra la clase obrera. Esto es lo que se puede esperar en ausencia de

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    alternativas constructivas.

    Existen? Echemos un vistazo al corazn de la industria, en Ohio, donde GM contina cerrando plantas. Hace unas semanas Louis Uchitelle del New YorkTimes, uno de los pocos periodistas que presta atencin a la actualidad laboral, inform desde la escena de una fbrica recientemente cerrada. Escribe queel Presidente Obama no tuvo nunca la intencin de que la fbrica volviese a abrir, incluso despus de que el Gobierno federal se convirtiera en accionistamayoritario de GM durante el rescate al sector. En vez de eso, lo que ha hecho es intentar calmar algo el dolor enviando un embajador, a modo de blsamopara las heridas de la comunidad, que ofreciera esperanza y ayuda la ayuda en su mayora sugerencias. Mientrastanto, otro embajador, el Secretario deTransporte Roy Lahood, estaba en Espaa ofreciendo estmulos econmicos federales a las firmas espaolas para producir los materiales y equipos de railesde alta velocidad que los EE.UU. necesitan desesperadamente, y que seguramente podran ser producidos por la mano de obra altamente cualificada queest siendo reducida a la miseria en Ohio. De nuevo la experiencia de Joe Stac k en Harrisburg.

    En 1999, como congresista republicano, Lahood present un proyecto de ley que habra proporcionado financiacin federal para infraestuctura entransportes. Habra autorizado a la Tesorera a aportar 72.000 millones de dlares al ao en prstamos libres de intereses a gobiernos locales y estatalespara inversiones de capital, incluyendo la inversin en infraestructura para transportes, sin tomar el dinero prestado (9) sino emitiendo monedaestadounidense en papel, muy en la lnea de lo que hizo Lincoln para financiar la Guerra Civil

    y lo que hizo Roosevelt durante la Gran Depresin. El Lahood de hoy est utilizando estmulos econmicos federales para conseguir contratos en Espaa conel mismo propsito.

    Otra seal de cmo el centro se ha ido desviando hacia la derecha en los ltimos 40 aos.

    La imaginacin radical debiera sugerir alguna respuesta. La fbrica podra haber sido ocupada por la mano de obra, con el apoyo de las comunidades quehan quedado en la desolacin, y transformada para la produccin de materiales y equipos de railes de alta velocidad y otros bienes urgentemente

    necesarios. La idea no es particularmente radical. En el siglo XIX era intuitivamente obvio para los trabajadores de Nueva Inglaterra que aquellos quetrabajan en las fbricas deberan ser dueos de ellas, y la idea de que el trabajo asalariado se diferenciaba de la esclavitud slo en que era temporal, eratan comn que fue incluso un eslogan para el partido republicano de Lincoln. Durante los recientes aos de financiarizacin y desindustrializacin se hanproducido repetidos esfuerzos para implementar el traspaso de las fbricas cerradas a los trabajadores y las comunidades. Las ideas no tienen slo unatractivo moral inmediato para los trabajadores y comunidades afectados sino que seran bastante factibles con el suficiente apoyo pblico. Y susimplicaciones t endran un gran alcance.

    Para que la imaginacin radical sea reavivada y nos conduzca a la salida de este desierto, lo que se necesita es gente que trabaje para despejar la nieblade las ilusiones cuidadosamente artificiales y revele la cruda realidad, y participar directamente en las luchas populares que ellos, algunas veces, ayuden agalvanizar. Lo que necesitamos, en pocas palabras, es al difunto Howard Zinn (10), una terrible prdida. No habr otro Howard Zinn pero podemos hacernuestra su alabanza a las incontables pequeas acciones de la gente annima que se esconden en los cimientos de los grandes momentos de la historia,los incontables Joe Stack que se dest ruyen a s mismos, y quiz tambin al mundo, cuando podran estar liderando el camino a un futuro mejor.

    Notas del traductor:

    El ttulo del artculo "El centro no aguanta (1): Reavivando la imaginacin radical (2)" est basado en:

    (1) Del poema de W.B.Yeats The Second Coming y

    (2) La imaginacin radical, tal y como la plante Cornelius Castoriadis, es la semilla que da lugar tanto a la psique individual como a la cultura humanacolectiva, en el sentido que creamos y co-creamos nuestra realidad. Como tal representa una funcin esencial de nuestra humanidad de la que sin embargonos olvidamos porque conferimos a esta realidad co-creada una condicin de normalidad y de naturalidad, gobernadas por leyes, sean divinas, sociales,econmicas, o de cualquier tipo, que constituyen de cierto modo una especie de chaqueta de fuerza cognitiva, el fruto de la imaginacin vicaria, eserecrear inconsciente, instante tras instante, del acto creativo originario.

    http://es.wikipedia.org/wiki/Cornelius_Castoriadis
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    (3) Internal Revenue Service: Hacienda estadounidense.

    (4) Literalmente: cinturn de xido

    (5) Literalmente: cinturn de sol

    (6) Primera Ministra israel entre 1969 y 1974

    (7) Dictador pakistan, el primero y lder muyahaidn, el segundo.

    (8) Jefe de Estado de Corea del Norte desde 1948 hasta 1994.

    (9) El Banco de la Reserva Federal es quien normal mente presta dinero a los EE.UU, los dlares que imprime son un prstamo que el Gobierno ha dedevolver.

    (10) Historiador, politlogo y activista estadounidense que ha muerto este ao.

    Fuente: http://revista-amauta.org/2010/04/the-center-cannot-hold-rekindling-the-radical-imagination/

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