Número 75: Pentecostés-Domingo 25 de Junio de 2006

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Estudios Exégeticos Homiléticos Volume 2006 | Number 75 Article 1 June 2006 Número 75: Pentecostés-Domingo 25 de Junio de 2006 Follow this and additional works at: hp://digitalcommons.luthersem.edu/eeh Part of the Christianity Commons , and the Practical eology Commons is Article is brought to you for free and open access by Digital Commons @ Luther Seminary. It has been accepted for inclusion in Estudios Exégeticos Homiléticos by an authorized editor of Digital Commons @ Luther Seminary. For more information, please contact [email protected]. Recommended Citation (2006) "Número 75: Pentecostés-Domingo 25 de Junio de 2006," Estudios Exégeticos Homiléticos: Vol. 2006 : No. 75 , Article 1. Available at: hp://digitalcommons.luthersem.edu/eeh/vol2006/iss75/1

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Estudios Exégeticos Homiléticos

Volume 2006 | Number 75 Article 1

June 2006

Número 75: Pentecostés-Domingo 25 de Junio de2006

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ESTUDIO EXEGÉTICO–HOMILÉTICO 074 – Junio de 2006

Instituto Universitario ISEDET

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Es un servicio elaborado y distribuido por el Instituto Universitario ISEDET

Buenos Aires, Argentina

Este material puede citarse mencionando su origen

Responsable: Mercedes García Bachmann

Domingo 4 de Junio de 2006 – Pentecostés

Sal 104:24-34; Hch 2.1-21; Ro 8:22-27; Jn 15:26-27 y 16:4-15

Podría ser desconcertante usar el Salmo del domingo para celebrar el día de Pentecostés.

Además de que a veces viene bien desconcertar un poco a la comunidad y sus líderes,

propongo usar el Salmo 104 por las siguientes razones: a) Hechos y Juan ya han sido

analizados en EEH anteriores y pueden consultarse y hasta combinarse con el presente

EEH; b) la fiesta de Pentecostés no es invención cristiana (en todo caso, re-invención) y por

tanto, esta es una excelente ocasión para pensar, desde un texto muy anterior al de Hechos

2, la obra de Dios con la creación y con su pueblo; este Salmo tiene la particularidad de ser

un salmo de creación con elementos tomados y modificados de las culturas circundantes,

especialmente la egipcia y la cananea. Esto solo ya lo hace digno de estudio y reflexión.

El texto hebreo presenta numerosas dificultades, atribuidas a diferentes causas (ditografía,

singular en vez de plural, alusiones imprecisas y otras). El género literario es el del himno

de alabanza a Yavé por la creación, caracterizado por una métrica bastante regular y por

participios, verboides característicos de los himnos. Sorprende en el último versículo el

deseo: “Que se acaben los pecadores de la tierra, que los malvados no existan más”, que

parece sacado de tema. Como se verá más abajo, sin embargo, también hay razones para

dejarlo (además de que no hay testigos antiguos que garanticen su eliminación).

Estructura

Dion propone la siguiente estructura:

v. 1-4 Introducción: alabanza a la majestad divina

v. 5-9 Yavé funda la tierra separando las aguas

v. 10-12 Las aguas del suelo traen fertilidad

v. 13-18 Las aguas de los cielos traen fertilidad

v. 19-23 Yavé controla día y noche

v. 24-26 Tierra y mares son obra de Yavé

v. 27-30 El mundo necesita el apoyo de Yavé

v. 31-35 Conclusión: diversas expresiones de deseo

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Según este esquema, los versículos indicados por el leccionario para este domingo (v. 24-

34) se encuentran en las tres últimas secciones, relacionadas con tierra y mar, con el

necesario apoyo de Yavé para que el mundo siga funcionando y con las expresiones de

deseo del o la salmista para con Yavé, consigo mismo/a y los (¿las?) pecadores/as.

La estructura propuesta por Dion (la mencionada arriba) está basada sobre los diversos

recursos estilísticos usados por el/la autor/a. Dion nota que en los v.10-26 abundan las

descripciones gráficas, tanto de objetos como de Yavé como ejecutor, pero del v. 27 en

adelante abundan los verbos y descripciones menos concretas. Por ej., en el v. 4, hablando

de Yavé, dice: “el que hace (participio, un verboide) a sus mensajeros, viento...”; o en el v.

10 “el que envía las fuentes de agua a los valles”; o en el v. 16: “los árboles de Yavé están

satisfechos, los cedros del Líbano que plantó”. En cambio, en el v. 27, “todos dependen de

ti, para darles comida a tu tiempo”; o el v. 30: “envías tu espíritu y son creados; tú renuevas

la faz de la tierra.” El “todos” del v. 27 o los “creados” del v. 30 se refieren a las criaturas

marinas, árboles y demás ítems mencionados hasta el v. 26 (vale decir, desde el v. 27 en

adelante ya no son mencionados sino con pronombres o sufijos personales: “ellos”. De

todos modos, este corte no es tan abrupto como para causar sorpresa, sino que, al contrario,

contribuye al deleite que causa la creación en manos de Dios, aun en su diario caminar (o

girar).

Desde que se conoció el himno a Atón (Dios egipcio solar), inscripto en los muros de una

tumba en Tell-el-Amarna (1887), los estudiosos han entendido cuánto ha tomado el/la

salmista de este himno, especialmente en lo relacionado con la caída del sol y el descanso

humano hasta que re-aparece por la mañana; las bestias que deambulan en las tinieblas y se

esconden cuando estas se disipan; y la alegría y gratitud al Dios correspondiente (Yavé en

un caso, Atón en el otro) porque han traído y mantienen el orden en el universo. Pero el

himno también presenta fuertes influencias cananeas, manifiestas en especial en la imagen

de Yavé como Dios de la tormenta y las lluvias; no nos olvidemos de que la dependencia de

la lluvia para sobrevivir y sobre todo para las cosechas, es un tema cananeo (donde no hay

grandes ríos) y no egipcio.

El Salmo 104 es un himno de alabanza por la creación de Dios. Aunque comparte el tema

con Génesis 1, no es igual a este capítulo ni en contenidos ni en preocupación ni en estilo.

Se podría afirmar que el salmo elabora sobre la misma idea, pero con otra perspectiva y,

ciertamente, con otra intención. El Salmo presenta una Divinidad mucho más dinámica:

establece su azotea sobre pilares de la tierra, encima de la inundación, cabalga sobre las

nubes (que son descriptas en el v. 3 como sus carros), camina sobre los vientos, a los que

tiene por servidores (v. 4).

Los vs. 1-4 nos abren una ventana al ámbito celestial, más allá del firmamento visible,

donde Yavé, vestido de luz (v. 2) no está solo y mucho menos aburrido: los

vientos/espíritus (ruaj, la misma palabra en hebreo) y el fuego ardiente son sus siervos y

ministros (v. 4) y las nubes son sus carros (v. 3).

Los vs. 5-9 retoman el tema tan común en la mitología del antiguo oriente del monstruo

marino al que hay que domar para instalar la creación (el Dios bueno lucha contra el caos,

lo vence y hay una vida ordenada para nosotros/as). Nótese especialmente en el v. 9: “el

límite que estableciste no pasarán, no regresarán para cubrir la tierra”. Este mito también

está detrás de textos como, por ej., Job 38:4-11, Sal 74:13-17, Exodo 14-15, Jonás 1-2,

Apocalipsis 12.

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Los vs. 10-18 siguen preocupados con las aguas, pero en este caso, una vez domado el caos,

son las que traen fertilidad, tanto desde los cielos como desde los deshielos y manantiales

en las montañas. Desde los animales del campo y los salvajes, que calman su sed y su

hambre hasta el pan, el vino y el aceite para los humanos, pasando por los campos de

cultivo y los salvajes, la tierra es una fuente constante de placeres. Como si desde un balcón

o terraza Dios regara, así se pinta a Yavé regando las montañas (v.13).

Los vs. 19-23 se fijan en otro aspecto del cielo, el de los astros. Sol y luna están al servicio

de la creación, que es decir, al servicio de Dios. A diferencia de los pueblos con los que

Israel convivió y se enfrentó, los astros no son Divinidades con luz propia (y auto-

determinación), sino agentes de Dios para marcar las estaciones. Desde el día para trabajar

y la noche para dormir hasta las estaciones del año: nótese que la luna, reina del calendario

lunar, es mencionada antes del sol (v. 19). Cada aspecto de la creación, desde las tiniieblas

hasta los agricultores, conocen sus tiempos y sus lugares.

Los vs. 24-26 llegan finalmente al mar. En la mitología del Antiguo Cercano Oriente (del

cual Israel es parte), el mar es peligroso, vasto e indomable y hogar de animales peligrosos,

desde los animales grandes hasta los mitológicos, como Leviatán. También se acuerda el/la

salmista de los barcos: nada escapa a su consideración al pasar revista a los diferentes

escenarios de la vida. Lo más característico es que Leviatán, el monstruo marino que en

otras culturas es divino, es solamente un juguete para diversión divina, domado y manso.

Los vs. 27-30 cambian la óptica. Ahora que todo (la primera palabra de este versículo es

kullam, “todos ellos”) lo creado en cielo, tierra y mar ha sido revisado, el Salmo pasa a

reconocer que ninguna de estas cosas podría sobrevivir sin la constante provisión de Yavé.

El Salmo no se fija tanto en la creación “allá lejos y hace tiempo” sino en su “aquí y ahora”,

en cómo cada día el mundo sigue andando gracias a que hay lluvia, manantiales, pastizales,

animales de labranza, barcos; y gracias a que los terremotos, las inundaciones, los vientos,

la sequía y otros males están bajo control. En estos versículos se reconoce la importancia

especial de la rúaj divina, el viento, aliento o espíritu de Yavé (v. 30).

Los vs. 31-35 expresan varios deseos del/a salmista. En primer lugar, el deseo de que la

gloria de Yavé esté siempre presente y sea reconocida (v. 31a), seguido del deseo de que

Yavé se gloríe en su propia obra (31b). Después, el deseo o intención del/la salmista de

alabar siempre a Dios y finalmente, el deseo de que ya no haya pecadores/as en el mundo.

Aunque este deseo parece fuera de lugar (ya lo e xpresamos más arriba), teológicamente es

pertinente: el gozo de Yavé en sus obras y la alabanza a Yavé de los/as fieles, representados

en el o la salmista, encuentran una sombra o motivo de tristeza en el pecado.

Comentario y pistas para la predicación

Brueggemann ha propuesto dividir los salmos en salmos de orientación, de desorientación y

de re-orientación, según la cosmovisión que presentan. Nuestro Salmo pertenece, sin duda,

a los de orientación. ¿Qué significa esto? El mundo es un lugar confiable, seguro, está en

manos de Yavé, quien manifiesta su vocación de Creador no sólo en haberlo puesto en

orden, sino en mantener dicho orden cotidianamente. El milagro de la creación, por el cual

el Salmo alaba a Yavé, no se percibe como una creación de la nada, sino como el orden a

partir de los elementos del cosmos. Y en el orden podemos confiar, nos sentimos

seguros/as; de ahí que Brueggemann hable de salmos de orientación: la vida está bien

orientada, el/la salmista puede decir “nada me faltará” (para citar el tan conocido Sal 23:1).

Este Salmo es una ocasión fabulosa de alabar al Señor y de dar gracias por tantas y tan

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variadas bendiciones; no falta nada, desde el tehom, el abismo con que comienza el Salmo,

hasta el cielo; desde la tierra con sus muchas formas de vida hasta el mar, peligroso y

misterioso; desde las obras humanas (los barcos, los cultivos) hasta las aguas o los árboles

de todo tipo. Todo esto se mantiene porque la mano de Yavé no lo suelta, sino que sigue

regándolo y alimentándolo. O mejor aun que la mano, para entrar a nuestro tema de este

domingo, el espíritu, la rúaj. Pentecostés es la fiesta del Espíritu, sí. Pero en hebreo no hay

mayúscula y minúscula, el Espíritu y el espíritu, el viento y el aliento, son una misma cosa,

rúaj. La creación y la salvación son una misma realidad, gracias a la presencia salvífica y

salvadora de Dios en nuestro medio.

Sugiero que la predicación vaya en esta línea, de unir los diversos motivos de alabanza y

adoración (el Salmo) con la realidad concreta de la comunidad en que se predica; esa

realidad concreta también determinará si el deseo de que se acaben los/as pecadores/as

tiene un peso mayor o menor en la meditación.

Del mismo modo, la predicadora y el predicador podrán utilizar (o no) los demás textos (y

los EEH y otros materiales disponibles) en su meditación, según deseen conectar más los

textos o concentrarse en el Salmo.

Si yo predicara, comenzaría repasando brevemente la tan conocida historia de Pentecostés

según Hechos, especialmente la manifestación divina por medio de viento; no olvidemos

que tanto en hebreo como en griego “viento”, “soplo” y “espíritu” son un mismo término.

De allí pasaría al Salmo, en el cual me detendría un tiempo. Finalmente, volvería al NT, a

Juan y la promesa de la presencia divina en el Espíritu.

NOTA: Para la elaboración de este EEH se usó la siguiente bibliografía:

Walter Brueggemann, The Message of the Psalms: A Theological Commentary (Augsburg,

Minneapolis, 1984).

Paul E. Dion, “YHWH as Strom-god and Sun-god. The Double Legacy of Egypt and

Canaan as Reflected in Psalm 104”, en: Zeitschrift für die alttestamentliche Wissenschaft

103 (1991) 43-71.

Armando Noguez, “El contexto histórico-cultural de los salmos. Una introducción religiosa

sociocultural de los salmos”, en: RIBLA 45 (2003) 23-35.

Luis Alonso Schökel y Cecilia Carniti, Salmos II (73-150) (Estella, 1993).

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ESTUDIO EXEGÉTICO–HOMILÉTICO 074 – Junio de 2006

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Domingo 11 de Junio de 2006 – Trinidad

Sal 29; Is 6:1-8; Ro 8:12-17; Jn 3:1-17

Dado que el único texto que todavía no ha sido tratado es el Salmo, voy a hacer el análisis

exegético-homilético del mismo (véanse los EEH 39, 3 y 23 y 59 para Isa 6, Ro 8 y Jn 3

respectivamente). De todos modos, intentaré tomar todos los textos para la propuesta de

reflexión.

El Salmo 29 es un salmo muy antiguo y bastante corto. Tiene algunos problemas textuales,

debidos en casi todos los casos a la influencia de otras lenguas, especialmente el fenicio y

el ugarítico, lo cual hace relativamente sencilla su traducción. Hace mucho fue identificado

como un canto a un Dios de la fertilidad (cananeo o babilonio, siempre hubo mucho

intercambio en este sentido) adaptado en el salterio cambiándole el nombre de la Divinidad

a quien se dirige. Por otra parte, varios/as estudiosos/as hn rechazado esta supuesta toma

prestada de un himno ajeno; lo hacen sobre la base de que su métrica y estructura son

demasiado parejas para haber tomado prestado y solo haber modificado el nombre; más

bien se inclinan por un himno creado en hebreo como “propaganda anti-Baal” (Pardee,

156).

Estructura

Después del encabezamiento adscribiendo el salmo a David, hay un llamado o invitación a

rendir a Yavé gloria y honor (imperativo plural) en los v. 1-2. El Salmo continúa con la

descripción de una teofanía (manifestación divina) en la que abundan imágenes visuales y

auditivas; finalmente, en los v.10-11 hay una conclusión en forma de aclamación, dándole a

Yavé la gloria e invocando ese poder sobre el pueblo de Dios. Este Salmo contiene una

gran cantidad de términos que se han vuelto más comprensibles a la luz de los

descubrimientos en Ras Shamra (Ugarit). Está basado sobre paralelismo en escala (o

escalera) de tres esticos, muy visible en el v. 5, por ejemplo:

La voz de Yavé (estico A) quebrando los cedros (estico B)

y quiebra Yavé los cedros del Líbano (estico C)

El tercer estico agrega algo a lo expresado en el segundo, sin cambiar el sujeto del primero:

Yavé.

Schaefer se pregunta cuáles son los motivos organizadores del Salmo y dice que es la gloria

de Yavé. El presenta así el esqueleto del Salmo 29:

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“v. 1 rendid al Señor

rendid al Señor gloria y fuerza

v. 2 rendid al Señor gloria

al Señor con esplendor

v. 3 la voz de el Señor sobre las aguas

(Dios de) gloria

el Señor sobre las muchas aguas

v. 4 la voz de el Señor poderosa

la voz de el Señor con esplendor

v. 5 la voz de el Señor quiebra los cedros

el Señor quiebra los cedros del Líbano

v. 7 la voz de el Señor relampaguea llamas

v. 8 la voz de el Señor sacude el desierto

el Señor sacude el desierto

v. 9 la voz de el Señor causa, descuaja, gloria

v. 10 el Señor se sienta entronizado

el Señor se sienta entronizado

v. 11 el Señor da fuerza

el Señor bendice con la paz”

V. 1. Este llamado a rendir gloria a Yavé ocurre en la corte celestial. No está claro si quien

lo emite es el/la Salmista o un/a mensajero/a divin/a en dicha corte; de todos modos, como

en Isaías 6, Job 1, el Apocalipsis y en otros textos, lo que ocurra en la corte celestial está

abierto a la visión humana porque su función es, precisamente, comunicarnos algo a

nosotros/as criaturas. El v.1 usa dos aclamaciones en paralelo:

¡Rendid a Yavé, hijos de ’El!

¡Rendid a Yavé gloria y poder!

’El era el Dios máximo del panteón cananeo y, de allí, genérico para “Dios”. Unos pocos

manuscritos han corregido a ’ylym, un término con varios significados: “terebintos”,

“carneros”, pero, mejor, “líderes, hombres poderosos”. Está en discusión si se trata del

plural o del singular. El pl. es ’lym, como aparece en el TM; el sing. ’l, “hijos de Dios”

adoptado por numerosos estudiosos, se basa sobre la posibilidad de que la “m” final sea una

mem enclítica (la mem enclítica es uno de los arcaísmos provenientes del ugarítico que se

encuentran en textos bíblicos poéticos) y que por tanto no esté indicando un plural. Las

traducciones de este término varían mucho de comentario a comentario y de Biblia a Biblia:

“Dios”, “Dioses”, “seres divinos”, “poderosos”.

En el v. 2 aparece el término hadarat qodesh, constructo de hadará, traducido “aparición o

revelación santa” sobre la base del ugarítico hdrt en paralelo con hlm, “visión”. Otros

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estudiosos rechazan este uso del cognado y lo traducen como “ornamento, adorno” sobre la

base del egipcio hdrt.

Los v. 3-9 describen la manifestación de Yavé en la tormenta; una tormenta de

proporciones tales que es difícil saber si la debe tomar literalmente o es una descripción

cósmica.

Los vs. 3b, 4a, 4b, 5a, 7, 8a y 9a (¡7 veces!) contienen la expresión qol, “voz” y “trueno”

seguida por el nombre de Yavé. La mayoría de las traducciones entiende estas dos palabras

en constructo, vale decir, “la voz de Yavé” o “el trueno de Yavé”. González, sin embargo,

las separa y une YHWH con lo siguiente, haciéndolo sujeto del verbo o la oración

pronominal que siguen. Tomando como ejemplo los v. 4-5a, veamos la diferencia entre

ambas interpretaciones (ambas posibles en el hebreo):

“4 Una voz:

el Señor en poderío;

una voz:

el Señor en majestad; 5 una voz:

el Señor quiebra los cedros,

quiebra Yahveh los cedros en el Líbano”

(González, 152)

“4 La VOZ del Señor es potente,

la VOZ del Señor es magnífica,

la VOZ del Señor troncha los cedros,

troncha el Señor los cedros del Líbano”

(Alonso Schökel y Carniti, 454)

El trueno y el viento aparecen a menudo como las armas de batalla de Ba‘al (y otras

Divinidades del Antiguo Oriente Cercano), quien, tras salir victorioso en la lucha, se asienta

e instala su palacio en un monte alto, desde donde gobierna sobre otros/as Dioses/as y sobre

la creación; aquí (como en el Salmo 104 del domingo pasado, Génesis 1 y otros textos), la

creación es más que nada orden en un mundo regido por diversas fuerzas, algunas buenas y

otras no. ¿Y quiénes son los enemigos? En los poemas épicos cananeos, Yamm (el Mar),

Nahar (el Río) y Lotan o Leviatán (el Dragón) entre otros.

En los vs. 5-8 hay un desplazamiento geográfico de la tormenta, comenzando en el mar (¿el

Mediterráneo o las aguas de sobre el firmamento?), continuando por los cedros del Líbano

(emblemáticos de los montes de aquella región), luego por el Sirión (nombre fenicio del

Monte Hermón, en la actual Siria) y hasta el desierto de Cades (mencionado en la literatura

ugarítica). Como bien señalan Alonso Schökel-Carniti, en esta teofanía lo “más importante

es el proceso imaginativo” que permite, a la cuenta de siete truenos ensordecedores,

presenciar el paso de la tormenta o la Divinidad (según elijamos interpretar el Salmo) por

una tierra que queda sacudida y en gran medida destruida.

El v. 9a (TM) dice literalmente, “hace parir las ciervas”, yejolel ’ayyalot. Muchos

comentarios y traducciones revocalizan a ’elot y traducen “sacude la estepa”, “estremece

las encinas” y frases similares. Pero, como muestra Dahood, en Job 39:1 aparece

exactamente la misma expresión (Job 39 tiene muchos elementos tomados de la poesía

cananea); además, habían aparecido ya los novillos y los búfalos en el v. 6, de modo que no

hay por qué eliminar esta expresión, especialmente por ser difícil de explicar. (Ese es uno

de los principios de la exégesis, llamado lectio difficilior: es más difícil que alguien haya

“corregido” un texto complicándolo con una lectura más difícil de entender y de explicar

que al contrario, por lo cual en general la lectura más difícil es la original).

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El v.9b presenta dificultades serias de traducción. Se trata del hapax legomenon y‘rwt,

posible plural de y‘r. La Biblia de Jerusalén traduce “y las selvas descuaja”; Kraus lo deja

sin traducir; Cross reubica el hemistiquio después del v. 7 y lo traduce “drenches the

forests” (inunda los bosques). La razón de haberlo ubicado con el v. 7 es que este está

truncado, sin un segundo hemistiquio que complete el paralelismo: “La voz de Yavé golpea

con fuego llameante” (Cross) o “Voz de Yahveh que afila llamaradas” (Biblia de

Jerusalén); por tanto, dado que la poesía hebrea es tan amante de los paralelismos, es muy

factible que haya desaparecido el segundo hemistiquio de este versículo. Otros comentarios

trasladan no el v.9, sino el 7 (por ej., Dahood lo ubica después del v. 5).

Los v. 10-11 cierran la alabanza constatando que, habiendo vencido / siendo vencedor,

Yavé reina sobre todo y todo le rinde culto: está sentado, en su trono celestial, como rey

eterno: melek le‘olam. El v. 11 introduce un tema ausente hasta el momento: el pueblo de

Dios; muchos comentarios lo suponen una adición tardía (de la que hay que rendir cuentas

en la hermenéutica, aun si es posterior).

En el v. 10 aparece el término lammabbul, compuesto por la preposición le y “el diluvio”;

este término aparece solamente en Génesis 6-11, en referencia al diluvio que Yavé produce

por causa de la maldad humana (¡otro fenómeno cósmico!). Cross traduce “Yavé se sienta

entronizado sobre el Dragón de la inundación”. Esto es correcto, porque, como explica muy

bien Dahood, aquí no se alude al diluvio de los tiempos de Noé, sino al mito de la lucha de

Baal sobre el dragón del caos y las aguas primordiales, Yamm, a quien Baal tiene que

vencer para poder ser proclamado rey del panteón ugarítico. Por eso, Yavé reina

entronizado sobre el (Dragón del) Diluvio o la Inundación. Por esto, varios comentarios

consideran éste un salmo de entronización, caracterizado por una liturgia celestial que se

nos abre a los/as humanos/as, pero que sucede en la corte celestial. Una corte en la que,

obviamente, además de Yavé/Dios hay otros seres (¡de lo contrario no sería una corte!);

seres que le reconocen a Yavé la supremacía y el honor.

Sugerencias para la prédica

Probablemente, una fiesta tan importante como la de Trinidad requiera combinar varias de

las lecturas para este domingo y no quedarse sólo con el Salmo. Una posibilidad es

comenzar con una especie de encuesta o diálogo (que se puede hacer previamente también)

acerca del significado de la fiesta de la Trinidad y de este símbolo de la acción de Dios: ¿Es

necesaria? ¿Por qué? ¿Qué significa que Dios elige manifestarse de distintas maneras?

¿Qué significa esta diversidad en nuestra misión? ¿Cómo hablamos hoy de Dios? ¿Qué

significado o consecuencias tiene el hecho de que en la Trinidad como la tenemos en la

ortodoxia cristiana no haya mujer alguna, aun cuando el Espíritu es, en hebreo, femenino, y

cuando una Trinidad con una mujer al menos sería más representativa de la humanidad?

Etc.

Isaías 6 y el Salmo 29 nos transportan a la corte celestial, donde Dios / Yavé reina con una

multitud de seres celestiales acompañándolo y rindiéndole gloria y honor. Nuestro culto

dominical tiene esa misma finalidad de adoración; así como de reflexión sobre su palabra y

la comida en común (Santa Cena, Eucaristía). Si bien las dos teofanías (a Isaías en el

templo de Jerusalén y la mostrada en el Salmo, sin ubicación concreta) podrían muy bien

causar miedo al comparar nuestra humilde situación humana con la grandeza de Dios, la

intención de estos textos no es causar miedo, sino gratitud y alabanza, como lo hace el o la

Salmista y lo ha hecho Israel desde tan antiguo. La Epístola a los Romanos retoma en cierta

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forma este tema: No hemos recibido un espíritu de esclavos para recaer en el temor, sino de

hijos e hijas adoptivos/as, injertados/as al árbol de la relación entre Yavé y el pueblo judío,

gracias a Jesucristo, para poder clamar a Dios y reclamar las bendiciones de Dios como

Israel lo hizo y lo hace.

NOTA: Para la elaboración de este EEH se usó la siguiente bibliografía:

Walter Brueggemann, The Message of the Psalms: A Theological Commentary

(Minneapolis, Augsburg, 1984).

Luis Alonso Schökel y Cecilia Carniti, Salmos I (1-72) (Estella, 1992).

Mitchell Dahood, Psalms I: 1-50 (Anchor Bible, Garden City, Doubleday, 1966).

Frank Moore Cross, Canaanite Myth and Hebrew Epic: Essays in the History of the

Religion of Israel (Cambridge y Londres, Harvard University Press,1973).

Dennis Pardee, “On Psalm 29: Structure and Meaning” en The Book of Psalms:

Composition and Reception (Peter W. Flint & Patrick D. Miller, eds. Leiden y Boston,

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A. González, El libro de los Salmos (Herder, Barcelona, 1966) 152-155.

H.-J. Kraus, Los Salmos I: Salmos 1-59 (Sígueme, Salamanca, 1993).

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et al.: Número 75: Pentecostés-Domingo 25 de Junio de 2006

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ESTUDIO EXEGÉTICO–HOMILÉTICO 074 – Junio de 2006

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Este material puede citarse mencionando su origen

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Domingo 18 de Junio de 2006

Sal 92:1-4.11-14; Ez 17:22-24; 2 Co 5:6-10 (11-13) 14-17; Mc 4:26-34

La correspondencia entre Pablo y la comunidad que él había fundado en Corinto presenta

algunos enigmas aun no resueltos. Muchos/as estudiosos/as creemos que la llamada 2

Corintios es, en realidad, un compuesto de varias cartas (ya se mencionó en el EEH 35,

23.02.2003). Hay diversas hipótesis sobre cuántas son estas cartas (y si se perdió alguna o

no) y cómo se llegó a formar esta carta. Por otra parte, no todos/as los/as biblistas aceptan

alguna de las tantas hipótesis de la partición de 2 Co y por tanto, la estudian como una

unidad.

La perícopa prescripta por el leccionario toma el final de 5:1-10, mientras que los últimos

cuatro vs., 14-17, son parte de otra perícopa, 11-21.

V. 6-10. La única dificultad textual está en el v. 10, donde hay dos variantes. En lugar de tà

dià toû sômatos, “por medio de su cuerpo”, P46 y las versiones latinas tienen tà ídia toû

sômatos, “lo que es propio de su cuerpo”. En el mismo v., algunos de los testigos mejores

(Sinaítico, C y otros) tienen faûlon, “sin valor, despreciable”; mientras que el Papiro 46, el

Vaticano, D, F, G y el Texto Mayoritario tienen “malo”. El principio de lectio difficilior

indicaría que faûlon debe retenerse sobre su “corrección” a un término más lógico.

V. 11-17. En estos vs. no hay problemas textuales serios (sí alguna variante), sino más que

nada términos pasibles de ser interpretados de diversos modos, tales como toû Jristoû en el

v. 14, un genitivo que puede entenderse como objetivo o subjetivo (Cristo puede ser el

sujeto o el objeto: “el amor de Cristo -a nosotros/as” o “el amor -nuestro- a Cristo”).

En el v. 16 Pablo habla de “conocer a Cristo según la carne”, egnôkamen katà sárka

Jristón. De acuerdo con la sintaxis griega, “según la carne” se puede referir tanto a entender

(= comprensión en términos y categorías humanas) como a Cristo (= su vida terrenal).

En el v. 17 hay una oración nominal, para la cual es necesario proveer un verbo: hôste eí tis

en Jristô, kainê ktísis “así que si alguien (¿Vive? ¿Está? ¿Cree? ¿Trabaja?) en Cristo, nueva

creación (es)”.

Comentario

2 Co 5:1-10 ha sido muy estudiado y diversamente entendido. Citando un libro de Allo de

1937, Matera (p. 118) presenta las principales formas en que estos vs. han sido entendidos:

a) el cansancio de Pablo de la vida presente; b) su miedo a ser hallado “desnudo” en el

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sentido de sin un cuerpo resucitado; c) esperanza de una parusía inmediata para no ser

hallado “desnudo”; d) creencia en la posesión inmediata de un cuerpo glorioso tras la

muerte; e) el desarrollo de su pensamiento de un estado intermedio entre la muerte y la

resurrección final; y f) el menosprecio de la distancia entre la muerte y la resurrección final

a causa del anhelo de estar con Cristo.

¿Qué decir, pues? Aquí se hace evidente que en la interpretación de un texto concurren

otros factores además del texto mismo. No vamos a ofrecer una lectura “más correcta” de

estos versículos sobre otras menos correctas; porque, finalmente, no hay dueño/a de la

interpretación de un texto, ni siquiera su autor/a (porque es polisémico, ofrece múltiples

sentidos).

Una pregunta fundamental que ha dado origen a tantas opiniones es la relación entre este

texto y 1 Co 15, donde Pablo hace una exposición de su creencia en la resurrección. La

imagen en 2 Co es la de una tienda, una habitación provisoria y expuesta a los peligros

externos (no es un edificio de piedra). A partir de esta imagen expuesta en los vs. 1-5, Pablo

desarrolla la tensión de vivir en este cuerpo mortal pero anhelando otra realidad: “mientras

habitamos en el cuerpo, vivimos lejos del Señor... y preferimos salir de este cuerpo para

vivir con el Señor” (v.6.8).

Los vs. 11-17 (11-21) desarrollan el tema de cómo Pablo (y otros/as/ cristianos/as)

podemos ser embajadores/as de Cristo justamente a causa de, y no a pesar de, las

debilidades “en la carne” (No digo “de la carne”, sino “en la carne” para enfatizar la vida

humana, según la manera de mirar humana, en esta “carpa provisoria”, para usar el lenguaje

paulino).

No se pueden leer los vs. propuestos para este domingo sin tener en cuenta la sección más

amplia y la retórica que Pablo usa. El tema de fondo que preocupa a Pablo en esta sección

de la carta es aquél de las credenciales necesarias para ser un apóstol “exitoso”. Otros/as

ministros y apóstoles habían pasado por Corinto y puesto en duda la autoridad de Pablo. Y

uno de los argumentos que usaban era el de su debilidad física (en cualesquiera formas que

ésta se manifestara). Pablo reacciona duramente y presenta su argumentación (de hecho,

también 2:14-3:6 tienen que ver con su ministerio apostólico). Esta argumentación consta

de tres puntos:

a) Pablo pertenece a un nuevo ministerio gracias al Espíritu (2:14-3:6).

b) Su sufrimiento es parte de su ministerio apostólico y muestra al Resucitado (no gloria

sino vasijas frágiles) (4:7-5:10).

c) Pablo es embajador de Cristo (5:11-6:10, gran parte de los cuales corresponden al

próximo domingo). Esta tarea de embajador tiene que ver, fundamentalmente, con propiciar

la reconciliación, de cada uno/a con Cristo y a partir de esta, entre los/as fieles de Corinto y

él mismo.

Nótese que en el v. 11 Pablo comienza a desarrollar otra idea, “Sabiendo, por lo tanto”,

eidótes oûn, pero relacionada con la argumentación que ya traía, la de encontrarnos un día

en la presencia de la sala del tribunal de Dios. Aquí toma una idea muy común en el AT, la

del “temor de Dios”, que corresponde a la conciencia de la diferencia abismal que existe

entre Dios y el ser humano y de ahí, la sensación de asombro, temor, cuidado (más que

terror, aunque también podría caber este sentimiento). Pero Pablo no presenta esta

comparecencia en el juicio como algo a lo cual temer, sino más bien como una guía, una

brújula que permite mantener el rumbo. Porque la salvación no la logra Pablo (ni ningún

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otro ser humano) por sus obras, sino Cristo por su muerte; pero la vida del cristiano y de la

cristiana en la carne, en el cuerpo, no son indiferentes, sino que tienen una dimensión ética

fundamental.

Pistas para la predicación

¿Qué significa “vivir para Dios” en lo concreto, en nuestra vida diaria, como personas,

familias y comunidades de fe? Esta ha sido y es una de las preguntas más difíciles y más

importantes. Creo que en estos tiempos que vivimos hay dos cosas especialmente

importantes: 1) Que no la tomemos como un permiso para las recetas legalistas y

automáticas, sino para la reflexión, el riesgo y la confianza que, en último caso, no seremos

juzgados/as por nuestros fracasos; y 2) que no pensemos en nuestros cuerpos individuales

solamente, sino en los cuerpos de otras personas; especialmente aquellas despreciadas,

descuidadas, torturadas, abandonadas o sometidas a múltiples vejámenes en nombre de la

belleza, la justicia, la ganancia, el sexo, lo que fuere: cuerpos de niños y niñas desnutridos

en un continente riquísimo; cuerpos de todo tipo de trabajadores y trabajadoras,

esclavizados en trabajos de sol a sol, en el campo, en las minas, en los talleres, en las

maquilas, en las calles...; cuerpos de niños, niñas y mujeres sometidos a la pornografía, el

abuso sexual y la prostitución contra su voluntad; cuerpos de jóvenes sacrificados al

sistema socioeconómico; cuerpos de todas las edades esclavos de las adicciones; cuerpos de

niñas y mujeres maltratados por la bulimia y la anorexia, la ablación del clítoris y otras

aberraciones; cuerpos enfermos; cuerpos postrados, cuerpos maltratados...

La predicación puede comenzar con la pregunta con que comencé o con ejemplos concretos

y conocidos de la comunidad, reales o hipotéticos, pero posibles en ese contexto. A partir

de estos, reflexionar en lo que significa vivir en el cuerpo y servir a Dios con el cuerpo,

pero sabiendo dos cosas fundamentales:

a) Que este cuerpo es una tienda pasajera, hasta que vivamos en la presencia directa de

Cristo;

b) Que daremos cuentas al Señor de cómo hayamos vivido en este cuerpo.

Pero no perder de vista que Pablo, a pesar de sus sufrimientos y debilidades (que fueron

muchos), no dejó de dar gracias a Dios por la salvación lograda por Jesús, para él y para

toda la humanidad. ¡Gracias sean dadas a Dios!

NOTA: Para la elaboración de este EEH se usó la siguiente bibliografía:

Hendrikus Boers, “2 Corinthians 5:14–6:2: A Fragment of Pauline Christology”, en: CBQ

(Catholic Biblical Quarterly) 64 (2002) 527-547.

Ben Witherington III, Conflict and Community in Corinth. A Socio-Rhetorical Commentary

on 1 and 2 Corinthians (Eerdmans y Paternoster, Grand Rapids y Carlisle, 1995).

Frank J. Matera, II Corinthians. A Commentary (New Testament Library; Louisville y

Londres, Westminster John Knox, 2003).

C. K. Barrett, The Second Epistle to the Corinthians (Peabody, Hendrickson, 1973).

Charles H. Talbert, Reading Corinthians. A Literary and Theological Commentary on 1

and 2 Corinthians (Nueva York, Crossroad, 1992).

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Este material puede citarse mencionando su origen

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Domingo 25 de Junio de 2006

Sal 107:1-3 y 23-32; Job 38:1-11; 2 Co 6:1-13; Mc 4:35-41

V. 1. Pablo usa el término synergoûntes, compuesto por syn y ergéô, “trabajando juntos”,

“cooperando con”. No se aclara con quién/es trabajan juntos, por lo que podría ser la

comunidad, un grupo de líderes de ésta, Dios, etc.

V. 2 Cita de Isaías 49:8, parte del segundo poema del Siervo.

Los v. 1 y 2 contienen verbos finitos, mientras que en el v.3 comienzan los participios.

Clásicamente se interpretan los participios como subordinados a los verbos principales

dentro de la misma oración; pero no es siempre así en Pablo, por lo que algunos

comentarios separan los v. 1-2 de 3ss. A partir del v. 4 hay una serie de enumeraciones que

le dan al texto una dinámica muy particular y lo hacen una obra maestra:

a) V. 4-7: lista impresionante de 18 ítems, todos enumerados mediante la preposición en,

“en”; y muy probablemente, todos sufridos por Pablo y sus compañeros/as de ministerio:

aflicciones, necesidades, angustias, etc. De no haberlas sufrido él, su retórica no tendría

efecto, puesto que lo que está haciendo es recomendarse a los/as corintios/as para que

éstos/as hablen en su nombre a los/as enemigos/as de Pablo, que lo habían criticado en

Corinto. No es claro si el número 18 tiene detrás un elemento polémico relacionado con las

Dieciocho bendiciones judías (de la misma época aproximadamente). Las 18 privaciones

están organizadas de esta manera:

1 general: “con mucha constancia”;

tres enumeraciones de tres penas (4b-5);

dos enumeraciones de cuatro (6-7a);

b) v.7b-8: enumera 3 contrastes, todos introducidos por diá, “mediante”:

la armadura de la justicia en las manos derecha e izquierda;

la gloria y la ignominia;

la calumnia y la palabra de verdad (¿la verdad sobre Pablo o la verdad del Evangelio?)

c) v. 8b-10: enumera 7 antítesis, todas encabezadas por hôs, “como”: como desconocidos,

como quienes están a la muerte, como tristes, como desposeídos, etc. Pero justamente, las

antítesis señalan la diferencia entre lo que el mundo veía en ellos y lo que ellos sabían es la

realidad “en Cristo.”

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En el v. 11 Pablo retoma su argumento principal, el de la reconciliación, pero ahora lo hace

con un estilo exhortativo, no indicativo.

Comentario

Tal como manifestamos en el EEH anterior, no se pueden entender estos versículos sin

tener en cuenta la polémica en que está inmerso el autor. Pablo enfrenta la acusación de ser

débil y frágil en su cuerpo y por eso no poder ser un apóstol “exitoso”.

Después de su descargo, Pablo invita a sus oyentes, sus hijos e hijas en términos de la

comunidad de la que provienen, a unirse a él (“trabajando junto con”, v. 1)

Estos versículos son uno de mis textos preferidos, por el hecho de que recuperan de una

manera asombrosa pero a la vez totalmente simple, la grandeza de Pablo y sus compañeros

y compañeras. Una grandeza que no está dado por algún valor especial en ellos/as, sino que

viene de lo que Dios puede hacer con las personas: de gente sencilla, frágil a los ojos

humanos, dispensable para el sistema socio-económico y político, insignificante, Dios hace

héroes y heroínas. No como los de las películas de Hollywood o como los imperios de

todos los tiempos gustan de exhibir, sino héroes y heroínas de verdad, que persisten en la

adversidad; que enfrentan todo tipo de dificultad con la cabeza alta y sin devolver mal por

mal; que no desesperan ni desisten de su ministerio; que no buscan su propio

enriquecimiento ni honor, sino el de Dios.

Todo esto que Pablo enumera con tanta maestría está en función de su propósito para con

sus oyentes. Comenzando en el v. 1, exhorta a que no reciban en vano la gracia divina. Esta

misma gracia es la que ha hecho de él y otras personas ministros del Señor y sus

embajadores. Por tanto, no reconciliarse es no recibir a quien les ha enviado. La lista de

dificultades, así como la templanza con que las han aceptado y las subsiguientes contrastes

y antítesis, demuestran, en la argumentación, que Pablo tiene suficientes credenciales para

ser aceptado por la comunidad como su ministro; por eso termina recordándoles que son

sus hijos en el ministerio y que no le están correspondiendo con un corazón entero como él

se los está ofreciendo a ellos.

Numerosos comentarios destacan la similitud del “alarde” paulino en este texto con el ideal

del sabio de las escuelas filosóficas cínicas y estoicas. Pablo se permite presentarse como

su maestro y guía, porque tiene todas las credenciales necesarias para hacerlo. Y no lo hace

para alardear de sí mismo, sino para enarbolar un modelo de ministerio que, cree, es el que

es fiel al Señor del que proviene y al que anuncia.

Pistas para la predicación

Hay una temática común a todos los textos de este domingo, que es la de los peligros

relacionados con las mareas y otros peligros marítimos y la contemplación de las obras y

sobre todo del poder de Dios en medio de tales calamidades – calamidades de las que,

milagrosamente, se ha salvado quien habla (el salmista en el Sal 107; los discípulos con

Jesús en Marcos, y Pablo en 2 Cor; Job es un caso especial, donde Dios le cuestiona su

impertinencia preguntándole si estaba cuando fue creando el mundo y asentándolo sobre

sus bases).

Tomando 2 Corintios, la meditación no debe girar tanto en lo peligroso sino en las señales

propias de un ministerio que es fiel a Dios – aunque no sea “exitoso”: un ministerio que no

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busca escandalizar, que abre su corazón a la comunidad, que parece loco ante Dios pero

cuerdo y cuidadoso ante la comunidad para su edificación, que todo lo soporta, pero que no

tolera lo que pueda dañar a la comunidad a su cargo.

Otra posibilidad es tomar la línea de la tempestad calmada y ampliarlo a las muchas

tempestades calmadas por la fuerza y sobre todo por el amor de Dios: la de la creación del

caos (Job 38), la del Salmo, la del lago de Genesaret, las que pasaron Pablo y sus

compañeros y compañeras de ministerio. Y todo ello para la gloria de Dios.

NOTA: Para la elaboración de este EEH se usó la siguiente bibliografía:

Hendrikus Boers, “2 Corinthians 5:14–6:2: A Fragment of Pauline Christology”, en: CBQ

(Catholic Biblical Quarterly) 64 (2002) 527-547.

Ben Witherington III, Conflict and Community in Corinth. A Socio-Rhetorical Commentary

on 1 and 2 Corinthians (Eerdmans y Paternoster, Grand Rapids y Carlisle, 1995).

Frank J. Matera, II Corinthians. A Commentary (New Testament Library; Louisville y

Londres, Westminster John Knox, 2003).

C. K. Barrett, The Second Epistle to the Corinthians (Peabody, Hendrickson, 1973).

Charles H. Talbert, Reading Corinthians. A Literary and Theological Commentary on 1

and 2 Corinthians (Nueva York, Crossroad, 1992).

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