Nicolas Poulantzas, Jean Pouillon, Jean-Paul Sartre y Claude Levi-Strauss. Introduccion, Seleccion y...

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NICOS POULANTLAS • JEAN POUILLON . SARTRE - CLAUDE UVI-STRAUSS SARTRE Y EL ESTRUCTURALISMO Jauoclucd6n,selecd6n y traducd60 de JOSE SAZBON EDITORIAL QUINTARIA BUENOS AIRES, 1968

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NICOS POULANTLAS • JEAN POUILLON. JEAN~PAUL SARTRE - CLAUDE UVI-STRAUSS

SARTREY EL ESTRUCTURALISMO

Jauoclucd6n,selecd6n y traducd60 deJOSE SAZBON

EDITORIAL QUINTARIA

BUENOS AIRES, 1968

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SARTRE Y EL ESTRUCTIJRALISMO

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JOSB SAZBON

SAR.TU Y LA RAZON BSTRUCTUllALISTA

''Ellenguaje de Ia refIex16n ha cambiado. La filosoHa.triunfante hace quince alios, se ec1ipsa. ahora [rente a lasciencias humanas, y a este eclipse acompafia Is. aparid6nde un nuevo vocabulario. Ya no se babla de 'condenda'ode ·sujeto·, sino de 'reglas', de 'c6digos', de 'sistemas'; ya

.. no se escucha dedr que el hombre 'hace el sentido', sinoque el sentido 'viene at hombre'; ya no se es existenda·list&, sino esINl()/tN,.aUJtlJ~" Bsras reflexiones, volunrsria·mente esquematicas, abren la edid6n que una revistafrancesa consagrara a Jean-Paul Sartre hace algo masde un alio 1. Bien. entendido -y el pronombre indefi·nido es .bastante explfdto: "se habla", "se escucha"-,aquf hay una referenda al favor que deno publicootorga a una u otra cocriente de pensamiento, noa con·quistas definitivas 0 a entierros suntuosos que protago·nizarlan, respeetivamente, las dencias humanas y la Ii·losofla. 5i en dertas audiencias se da por descontadoque aqueUas estan perfectamente consolidadas, es pru­dente recordar que precisamente uno de sus mas noto­rioS jefes de fila ha declarado (en oportunidad de unaencuesta de la Unesco sobre las tendendas principalesde la investigaci6n en las ciencias humanas y sociaIes):"BI .autor del presente articulo ha consagrado toda SU

vida a la pd.ctica de las dencias sociales y humanas.. Pero no tiene ninguna difieultad en reconocer que entre

1 L'ArcJ nQ 30, Aix-en.Provence. 2eme. edition, 1966, p. 1.

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estas y las ciendas exacta5 y naturales no se podrfa si­mular una verdadera paridad: las ultimas son cienciasy las otcas no 10 son, y . .. 5i no obstante se las designacon el rnisrno termino, es en virtud de una ficci6n se­rnantica y de una esperanza filosOfica que careee aunde confirmacion ...". Y mas adelante: ", .. se olvida queelIas estan aun en su prehistoria. Suponiendo que algunavez puedan ser puestas al servido de la acd6n pea.ctica,elIas no tienen, por el momento, nada <> casi nada queofrecer" 2. Esta circunspecci6n de Levi-Strauss guardauna correJaci6n estricra con el espiritu que ha presididosus investigaciones; s1 a pesar de esto el medio culturalfrances, tan apto para este tip<> de operadones, ha pre­feeido ideOlogizar su pensamiento, ello corre por cnentade ese medio, de sus 6rganos, etc., y no de los dend­ficos.

En cuanto a Sartre, sus posiciones no se han despla­zado, salvo p~ratadicalizarse en la perspectiva marxista.:de la conciencia a la praxis, de la ontologIa fenomeno16­gica a la "totalizaci6n en curso". Y si se rehusa a quela filosoHa quede anegada por Ia masa de metodos yprocedimientos no /undados (en el sentido husserliano)de las ciendas sodales, es porque "si se admite, como yo .10 hago, que e1 mo"imiemo hist6rico es una totalizad6n .perpetua, que cada hombre es en todo momento totaH­zador y totalizado, la filosofia representa el esfuerzo delhombre totalizado para recuperar el sentido de la tota­Hzad6n" 2 bis. Se ve c6mo las Hneas de fuerza del pensa­miemo de Sartre siguen areaigadas en su proyecto ini­cial: elaborar una fiIosoffa de Ia Iibertad. S610 que ahora

2 Claude Levi-Strauss: C,ite1"8S Ic;enti/iques dans leI dilci­plines s()(.iates et humaineI, en "Revue internationale des scien­ces sociales". Unesco. vol. XVI, nQ 4, 1964, dedicado a los"problemas planteados por' un estudio de las cienciaS socialesy humanas"; pp. 580 y 582.

2 bis: Jean-Paul Sartr. '8ponJ, 'TArc", de.• p. 95.

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esta Iibertad esta enfremada a los mecanismos de II,. I. i:"socialmente estructtwadOJ que Ie vienen de su 1'1" 1'1,\

praxis invertida, par Ia mediaci6n. de la materia traba­jada. Para jiberarse, debe triunfar de la rareza, es derto,pero tambien de las estructuras que no Ia teroatizan,aunque Ia suponen. Luego, todo el campo de las media­dones y de las disciplinas auxiliares que estudian larealidad humana, debe a su vez encontrar su fundamemoen una antropologla estructural e hist6rica, cuya inteli­gibilidad no puede ser sino dialectica, ya que la dialec­tica es "Ia radonalidad de la praxis". Pero, did Levi­Strauss, la raz6n dialectka s610 es pertinente en unaetapa subordinada de la investigaci6n. No podria fun­dar el conocimiemo antropo16gico, ya que "el fin ultimode las ciencias humanas no es constituir al hombre, sinodisolverlo" 8, Disolverlo: es decir, hacer estallar la pra­xis totalizante y recoger sus fragmentOS, a los que ,"er.esfuerzo propiamente dendfico [recompondraJ confor­me a otro plan" 4. Luego, mientras para Sanre Ia COm­

peensi6n funda a la intelecci6nll , para Levi-Strauss' Iaintelecci6n es el fin ultimo del conocimiento antropo­16gico, que se sirve de la comprensi6n como de unamateria prima para fa manipulaci6n conceptual.

&1, en Levi-Strauss se disuelve la homogeneidad. en­tte el sujeto de la observaci6n y eI objeto consdtuido.Ciertamente nos dice que "en una cienda en la que eIobservador tiene Ia misma naturaleza que su objeto, elobsef'vador m;smo es tm(I p~te de suo observaci6n", peros610 para recomendar un distanciamiento progresivo en

S paude Levi-Strauss: El penI~mientoIalvaje, F.C.E., 1964.p.357.

4 Idem, p. 362.Ii Jean-Paul Sanre: C,.itica de la razon dialectica, Losada•.

1963, tomo I, p. 150. Igualmentc, Jean-Paul Sartre: Entretienlit' l'Anthropolog;e, en "Cahiers de Philosophie". Pads, nQ 2-3.fevrier 1966, pp. 7-8.

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el que el sujeto Iograria un desasimiento cad'll vet mt­yor en provecho de una objetivaci6n de sf mismo queida a consolidar I'll del objeto estudiado. Mas alia deeste, mas alla del hombre y de sus obras en cuaDto pro­Iongaciones de una praxis intentional, son las estruetu.rasinconscientes las que interesan a Levi·Strauss. &tas, endecto, permiten el "encuentro" de 10 subjetivo y 10 ob­jetivo en un plano en el que "sin hacernos saUe denosotros mismos, nos hace coinddir Con formas deactividad que son a I'll vez nuestf'dS y otf'tM, condicionesde toda I'll vida mental de todos los hombres y de todoslos tiempos" ". De est'll maner'll, el objeto de I'll antropo­logla se constiruye por un permanente. desplazamientodel horizonte praxico de cada sociedad, que deja Iugara las invarianres estrucmrales. Estas invariantes no sao,sin embargo, las que ponCa al descubierto el analisis fun­donalista, Iimirado a la depuraci6n y puesta en claro delas formas organizativas de I'll estrucrura social. Estaescuela, demasiado adherida a la vida social inmeJit#1Ique estudiaba el etn6grafo, no sobrepasaba los marcosde un empirismo psicologista 0 biologisra: la 16gica quedescubria no iba mas alla del lenguaje mdnifieIto en elsistema de roles. Ahora bie~ de 10 que se trata es deatravesar est'll superficie y descubrir las reglas que pre­:siden toda comunicaci6n human'll, reglas cuya especili­caci6n se encuentra en una sociedad concrera: esta. 50- .

ciedad no puede entregar su "secreto" sino a quieo poseael sistema total de diferencias T que I'll constituyen comotal sociedad particular. Difereocias, separaciones dife­renciales: I'll materia social s610 aparece en su verdad ,a naves de las oposidones que engendra, a traves .de

6 Claude Levi-Strauss: 1"".,oaNeli01l a l'oetlflfll J(1 MtWClJ1MatlSs, en Mucel Mauss: "Sociologie et Anthropologie~',P.U.F.,Pads, troisieme edition augmentee, pp. XXVII y XXIX.'XXXI, 1966.

7 Claude Levi-Strauss: Bl penjamiento sal1Jaje, cit., p. 361.

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·Ia 16gica de sus av'lltareS:' ~ ramn esttueturalista .dis­tiogue, clasifica y opone: una prestaci6n, uo rol, un mito,una forma de alimenraci6n, son realidades no iDteligi­hIes POt sf mismas; la intelecci6n empieza cuando' ella~son restituidas a1 juego riguroso de las regJas que deli­micaran tliferencidlmente tal mito, tal rol. Pero estas di­ferencias, a su vez, 8610 10 son en cuanto engendradaseo el seno de un campo unitario de posibilidades, ri­gurosamente estrucmrado. De este modo, sed'll posiblereconducir todas las forroas sociales de las que se ocupala anrropolog{a, a un c6digo universal, suficientemente .estricto y econ6mico como para' que su. operatividadeste asegurada, y suficientemente ·flexible como paradar cuenca de las estruetutas espedficas de cad'll nivel.Si la elaboraci6n de .este c6digo es faetible, ello depen.de, en primer lugar, de la postulada unidad del espfrint

. humano, uni4ad que no s610 no exc1uye, sino que im­plica I'll diversidad de sus manifestaciones 8.

.Pero tal retorno -al kantismo, eSt'll vez "sin sujeto tras­ceooental" 9, lno nOs sima en las mismas ant~podas del

8 "El fin de la etDologia es anibar... a un inventario deposibilidades inconscientes... cuyo repertorio... suministreuna arquitectura logica a desarrollos hist6ricos que pueden secimpreVisibles,· pero nunca .rbitrariol." aaude Levi-Strauss:Anlh.,opoJogh Ill11dN.,1I16, PIon, Pads, 1965, pp. 30-31.

9 "Kanrismo sin sujeto trascendental": la fonnula ha sidopropuesta par Ricoeur y aceptada, sin sobresalto5, por Uvi~

Strauss. C/. Rkoeur: SINJ~IN"6 III hHmltJnJJiqNIJ y Uvi-Strauss:RIpOnJlll a q1lIJJqNIJl q1lIlS';01l1, en "Esprit", nO 11, 1963, pp.618 y 633. Vease tambienesta otra declaraci6n (Paolo Ca­ruso, InleNlist" II CIIHdIJ U11i-S"auss, "Aut·Aut", n9 71, 1963,p.29): "lEn que consiste, en el londo, la revoluci6n filos6·fica bodana? Ene! intento de tomar como punto de partidadel conocimiento, los Hmites mismos del conocimiento, 0 masbien de apayal todala filosoffa en un inventario de las im·

. posiciones mentales. Ahora bien, yo no .creo hacer otta cosa.Trato, precisamente, .de individualizar un derto nfunero decimposiciones» que se apliquen al esp£riru hurnano en su con­jUnt0, pero en vez de partir -como Kant- de una ceflexi6n

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pensamien.ro de Sartre? Para este, en efeeto, e1 desple-.gamiento de un sentido no puede no ser coextensivo dela pnictica que 10 instaura. Y si Sanre puede aceptaren el inconsciente la trastienda de un conocimiento nosabido, aunque aecesible, no aceptara en cambia en eseinconsciente un sentido que, a espaldas del hombre,sepa par ella ley de sus constrkciones. Se did. que yano se trata de sentido, sino de un "IM£ es y no de otramanera". Pero entonees eI viejo sueiio filos6fico de laintegraci6n entre necesidad y libertad se desplomara,corrofdo por 1a tensi6n entre sus terminos, y el hombreretornanl a sus reductos "ideoI6gicos" sin posibilidadde trascenderlos; para Sartre, se trata en cambio decanacer la historia que e1 hombre hace "sin saberlo".iCwil es, enronees, la situaci6n de ambos pensadoresrespecto al marxismo? .

La deuda de Levi-Strauss para can Marx radica en lanegativa de este ultimo a edificar una ciencia social enel nivel de los acomecimientos: solo el modelo nena, eneste campo, las condiciones de una pnktica ciendfica;es dedr, una canstruccion de laboratoria, no apegadaa las significaciones manifiestas y conscienres de los fe­n6menos sociales, independiente del discurso social delos actores y ajena a la verdad sabidtl de las institucio­nes. Por 10 demas, para Levi-Strauss, el marxismo com­parte con el psicoanaHsis y la geologia algunos rasgosesenciales: "Los tres demuestran -dice en Tristes Tro­piquef- que comprender consiste en reducir un tipo

intema. 0 quizas de un estudio del desarrollo del pensamientodentifico en la sodedad y en la culrura en que nad. trato encambio de situarme 10 mas posible en el limite, en las socie­clades mas diversas buscando despcender una suerte de coroundenominador de t~do pensamiento y de toda ceflexi6n".

(No se puede decir. parafraseando. que Levi-Strauss quiererestablecer al formalismo kantiano sobre sus pies. 10 que eneste caso implica borrar las huellas de un subjetivismo J;ltlmJo?

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de tealidad a otro; que la realidad verdadera no es nuneala mas manifiesta. y que la naturaleza de 10 verdaderose trasluce ya en el afan que pone en ocultarse" 10.

Armado de esta triple convicci6n, en El pemamientosa/vaje se permite amonestar a Sartre: It... de la lecci6ncombinada de Marx y de Freud, Sartre no ha retenidomas que la mitad. Nos enseiiaron que el hombre notiene sentido mas que a condicion de colocarse en elpuma de vista del senddo; hasta aquf, esramos de acuer­do con Sanre. Pero hay que aiiadir que este sentidonunca es el bueno; las superestructuras son aetos falli­dos que han 'tenido exiro' socialmente" 11. Y a conti­nuad6n, desalienta su "historicismo": "Par tanto, esvano indagar el semido mas verdadero bllsdndolo enla eondenda historica". Toda la argumentacion de estecapItulo final del Pensamiento salvaje radica en la im­posibilidad de una raz6n dialectica tal como Sartte laconcibe: 1) como fundamenro de la razon anaHtica;2) como primado de la totalizacion sobre la toraH­dad; 3) ~omo imeIigibiIidad presenre ante S1 de la praxishist6rica.

Ahora bien, estos atributos son jusramente irrenun­ciables si se pretende. como Sartre. suministrar al mar­xismo su fllndacion 16gica en una dialecrica materialistadesplegada en interioridad. ItLa diaIeetica, como logicaviviente de la acci6n, no puede aparecer a una razoncontemplativa" 12: en otras palabras, la discondnuidaddel ser y del saber debe ser abolida en provecho de unmismo movimiento que se descubre precisamente enlas condiciones de posibiJidad de su objeto. Diversascircunstancias biJt6ricas impidieron que el. marxismofunde su propia radonalidad en eI interior de Ia Histo-

10 Oaude Levi-Strauss: TriIJfJS Tropiques (955), reimp.Union Generale d'Editions. Paris. 1963. p. 44. .

11 Claude Uvi-Strauss: El pemlJmienlo sakafe, cit., p. 367.12 Jean-Paul Sance: CnticfI ... , cit., t. I, p. 186. . .

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ria, euya condenda es. La experiencia "critica" de Sartrepretende desplazar del maodsmo los enclaves de unaepistemologfa demasiado inclinada a la analiticidad y~

por ello, demasiado dispuesta a confundirse, en cuantoa la Historia, con la temporalidad discontinuisca delpositivismo. Pero devolver el marxismo a su intencionoriginal no implica que en el rrayeeto se haga un rodeoque bordee, sin toearIos, los des.arrollos del discursoanaHtico. Esta es una pretension vada, puesto que ellenguaje pertenece al campo de 10 practico.jnerte y pues-

, to que vivimos "en una sociedad que, en su conjunto,confuade aun el conodmiento y su contemplaci6n"18.De 10 que se trata, en cambio, es de hacer cisrto usodel pensamiento anaHtico: precisamente, un usa dialee­tico 14. Tampoco quiso Sanre opaner la razon anaHticaa la razon dialectica como "al error y la verdad y auna1 diablo y el buen Dios·'. En este terreno hay un ener­gico malentendido de parte de Levi·Strauss, y se com­prende la reaccion de Sarrre: .. [En la Critical cada fraserepcesenta la unidad de un movimiento dialeaico. Levi­Strauss no sabe 10 que es e1 pensamiento dialectico: no10 sabe y no puede saberlo. EI hombre que escribe IadiaJectica de esta dicotomla es, evidentemente, incapazde comprender un pensamiento diaIeetico... C6mopuede dedc Levi·Strauss: 'EI pensamiento es anaHtico,(I'0r que adoptar entonees una forma diaIectica?', pues­to que la dialectica no es 10 contrario del analisis: es 'el control del anaIisis en nombre de una totalidad" 115.

Se ve enronces que, en su relacion con el marxismo,Uvi-Strauss y Sanre se ubican en eI centro de su desfasa­miento original respecto de sf mismo. Ambos pueden

la Idem., p. 247.H Es 10 que Sartre aclara en su dialogo con Verstraeten:

Jean-Paul Sance: L'ec1'wam et sa langue, en "Revue d'Esthe­rique", Paris, t. XVIII, fase. 34, 1965, p. 330;

Hi Idem., pp. 229-30.

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encontrar en el aquello que buscan. En un caso se acep~

tan los aspectos que 10 empareritan con la geologia:"comprender consiste en reducir un tipo de realidad aotro". En otro caso, se acentUa la irreductibilidad de lapraxis situada: "el marxismo concreto debe profundizara los hombres reales en Iugar de disolverlos en un bafiode acido suJfUrico" 18. Si tuvieramos que vincular aambos con las Hneas de desarrollo posibles de la teor famarxista, dirfamos que sus posiciones son simetrica­mente inversas en cuanto una deja .filtear 1a tempora­lizaci6n del sujero hist6rieo, mientras la otra hace deesta temporalizaci6n el pivote de una antropologfa dia­lectica. Y si en un easo esta decantacion pone de ma­nifiesto los sistemas que a su vez reenvianln a las in­vaciaates de estrucrura, en el otro caSo esos sistemas apa­recen como eI dominio de pasividad que la historiadisolvera a su tiempo. Estas posiciones complementa­rias se radicalizaran polemicamente. Y asi, cuando Sar­tre pregunta, definiendo su ernpresa: "len que condi­ciones es posible el eonocimiento de una msto,.ia?"17,Levi-Strauss traduce: "En efecto, el problema planteadopor la C,.'lica puede reducirse a eSte: en que condicioneses posible el milo hubrayado mio, J.SJ de la Revolu­cion Francesa?" 18.

18 Jean-Paul Sartce: Cr#ica ... , cit., p. 47.17 Idem., p. 189.18 Oaude Levi-Strauss: BI pensam;ento salt/aie, cit., p. 368.

Poc otto Jado, la misma raz6n dialtktica fue calificada demiro, s610 que esta vez en nombre de ouo mito: el refor·mismo moral y poUtico. Cf. Raymond Ruyer: Le m1the Je IiiraisotJ JiaJec#que; "Revue de meraphysique et de morale"Paris, 66 annee, nQ 1-2, 1961: "... Ia noci6n de una carondialectica .. , no es mas que un mito milos6fico y en ocasio­nes, un azote para el pensamiento comempoCllneo... La bogadel pensamiento dialeccico represenra un peligro practicoreal... La dialecclca... disminuye [al 'hombre] en excesoestimandolo incapaz -social e historicamente-- de adaptaci6;inteligerite y de reformas cumplidas a tiempo" (pp. 1 Y 33).

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Por derto, para Levi-Strauss el posible hist6rico quela praxis quiere encarnar no es el correlato de una cons­titucion privilegiada del sentido: no hay un pumo focalque sirlie una derta latencia de la verdad social, y de­signe al grupo (0 los grupos) que pueden volverla rna­nifiesta. Para lograr que el conocimiento y la accionse puedan recubdr, nuestra sociedad es tan indigenrecomo cualquier orra. En esas condiciones, y puesro quelas significaciones corresponden a campos tematicos nounificables en ningun momento de la historia, en cuanroreapropiaci6n total de 10 humano que hay en ella y 10humano que falraria restituirle, solo 1a plenitud sintericadel mito esta en condiciones de acordar aquello que elsaber cienrifico cetacea. EI mito cumpliria el papel deidea reguladora de una accion practica que haria elobjeto de las dencias humanas, esencialmente consa­gradas a compartimentar 10 unificado y a inventariarla multivocidad de los sentidos depositados.

De este modo, la razon esrtucruralisra asegura corn­prender mejor las producciones del hombre; cuamo masalejada este del hombre producror. Pero el campo ontO­logico que abandona es precisamente el apuntado porla razon diaIectka, que hace de la permeabilidad deese campo para un conocimiemo totalizante, su princi­pio de validez. Y mienrras la primera niega la posibi­lidad de una genesis hist6rica 0 16gica de la sociedad apartir de la praxis constitutiva de los individuos y delos grupos, pues considera que esta praxis se desarrollasiempre en un universo ya simbolizado 111, Sartre s610'3cepta una unidad estrucrural en tamo es mantenidapor una praxis unitaria, fuera de 10 cual, plameadas ensf, las estructucas son "falsas sfnresis" 20. La razon es-

18 Lucien Sebag: MMxisme ~t itrllctll1'alirm" Payor, Pads,1964, p. 126.

20 Jean-Paul Same: Bnt1'elien SNr l'Anth1'o/Jololi., cit., p.5.

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tru<:t.?ra~i5ta, en guma, c~nge.la. et. momento constituY~llledel Unlverso de reglas, stlenc1ando la imeriorizaci6ny reexteriorizaci6n que constiruyen la realidad mismadel sujeto hist6rico. Este Otro momenta contingente enrelacion con las estructuras, es el que pretende retomarla raz6n dialectica, pero esta vez como necesario almismo titulo que el otro. EI ageme social no s61~ esdesignad~ des<:!e afuera, como inercia unificada por uncampo s1mb6ltco plural; es rambien el fndice de snerosi6n, el sujero de una histotia que mas alIa. de lasestructuras que consolida, es esencialmente "desorden" 21.

JOSH SAZB6N

21. Cfc. Sartre: "La histori. DG ea e1 otdea. Bs el desordemDlg~~OS: .. un. desorden radoaaJ". ]""·PIIMl S",", re/Jollien L Acc • Cit., p. 9(). '

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SARTRE Y £L ESTRUCTIJRALISMO

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NICOS POULANTZAS

SARTRE Y llVI-STRAUSS:UNA PROBLEMATICA COMON

. Yo dirfa que la problematica del pensamiento de AI..thusser· se caracteriza por el hecho de que el reconoceen los conceptos de estructura y de historia dos coneep­tos particulares, e intenta establecer sus relaciones a par­tir de su misma especificidad: estas telaciones, enton­ees, no poddan limitarse a una reducci6n de un con­cepto at otro: el coneepto de estructura reduddo a untipo universal de historia o,a la inversa, un tipo uni­versal de historia inc1uido en el corte sin-cr6nico deuna esttuctura. Su pensamiento parece pues presuponerel pensamiento de Sanre y el de Levi-Strauss, asi comosus interpretaciones del marxismo: precisamente en lamedida en que la reflexi6n de Althusser sobre Marx-su redescubrimiento de Marx- se sitUa en relaci6na Sartte y a levi-Strauss, es que su desciframiento delmarxismo presenta, como tematica central, el problemade las relaciones entre estructura e historia. Lo que, aImismo tiempo, significa que Sartre y Levi-Strauss hanestablecido una interpretaci6n original del marxismo­que rompe con toda una cortieme del marxismo pre­cedente, y que es esta interpretaci6n la que hace te6-·rkamente posible el pensamiento de Althusser.

• Este texto es un fraameoro de un articulo mas extenso- .amsagrado al eo'.ws de Ie obra de Loui. Althuner. (N. Ml T.)

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entre sf, de responder a un orden "tipo" de cuestiones

planteadas.En efecto, 10 que parecerfa caracterizar la problema~

tiea comllo. de Sartre y de Levi-Strauss, es que ellosatribuyen significaciones emparencadas -en oposid6n~siempre, a las que les atribuye Althusser- a los con­ceptos respeetivos de historia Y de estructura, signifiea­dones situadas ya desde el comienzo en un territoriocomun, es decir, en el interior de concepciones que sereivindican marxistas y que yo especificaria rouy esque­maticameote como "anti-especulativa" Y "anti-apriorls­tica"; llamo "anti-especulativa" a la posici6n de Sanre,opuesta a la del hegelianismo, Y "anti-apriodstica" ala posici6n de Levi-StraUSS, opuesta a. la de un "forma­lismo" epistemo16gico cuyas relaciones con la teorfa delconocimiento del neocritidsmo kantianohan sido se­naladas particularmente por G. G. Granger 1.

Esto quiere dedr, en primer lugar, que estos dospensa<1ores han reconocido dos conceptos diferendadoscuya relad6n plantea un "problema": no es inmediata­mente "reducible" a su identidad "especulativa

t

• 0 a suidentidad ideaHsta "aprior£stica". Es un hecho patti­cularmente evidente en Sartte. Tomemos el ejemplode Korsch 0, sobre todo, el de Lukacs. En la perspec­tiva hegeliaoa, tipica de este Ultimo, perspectiva his­toridsta ideaIista-especulativa, larelaci6n de totalidad-si se quiere conservar este termino en lugar del deesttuctura- no es, no puede ser, "problematica". En

. esta perspectiva invariable de una identidad especulativasujeto-objeto, en la que el sujeto no riene de hecho el

.' sentido de "agente", sino inidalmenre el sentido de"saber 'al que el ser se reduce", el de una condenda­concepto-totalidad, la historia no es, hablando con pro­piedad, una totalizacion, sino un desenvolvimiento £i.

1 Formalismo 'Y ciencitls humantlS, Ariel, Barcelona, p.21

y sig.

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naJista en totalidades fcagmentarias, de una totalidadya dada en potenda desde el comienzo. De este modo,~a ~structuc~-total~dad no tiene finalmente un lugar ob­Jenvo de eXIstencIa, ella es concebida como objetivad6no exteriorizaci6n del concepto: ella no puede Set cons­tituida .por un agente, puesto que esra ya dada desdeeI comlenzo, aunque en la interiocidad originaria delconcepto, En este caoo, la historia reduce el problemade la especifiddad objetiva de las estrueturas-tOtalida­des. Y es evidente que en Sartce, en la medida en querech~za 1a problematica especulativa hegeliana, en lamedlda en que la praxis-agente "totalizador" no se de­dara ,sjmple~ente diferente de Ia condencia-conceptohegellana, 5100 que es concebida te6ricamente como"practka" originaria de sentido en el interior de sureIad6n constitutiva con 10 practico-inerte las estruc­~r~s ,obj,etivas, e~ a~elante totalizaciones' del agenrepraetlco , y Ia hlstOtla. como praxis constituyente' de~as ..estructuras, plantean el problema de una "rela­c~6n entre dos conceptos diferenciales, Consideremos,S10 entrar tampoco en detalles, las tesis de Levi-Straussen Ia Anthropologie StructlWale. En oposici6n a BarthesY, a sus "estructuras-modeIos formales" 2 -traigo esteeJempl0 a dtulo de simpre ilust,aci6n--, para quiene1 problema de la diacronia y de la historicidad, ha­blan~o c~n propiedad, no exisda, en 1a medida en quela historla era redudda inmediatamente a las trans­formaciones en el interior de un mode1o universalaprioristico, dereglas de inteligibilidad y de muta~clOn,es ~e los fen6menos sociales, y estaba entoncesya JnscClpta en un modeIo de estructuras -recorde­mos, por 10 demas, en este contexto Ia existencia enel austro-marxismo, de toda una corriente ·de inter­pretacion neokantiana del marxismo--, Levi·Strauss

2 L'acliv;le. JlNlclfJ"tIlisle: "Essais critiques", Seuil, 1964(hay traduccuSn castellana: Seix Batral, Barcelona, 1967} ,

estableda correlaciones validas entre conjuntos obje.·tivos espedficamente estrucmrados de una "S?;iedaddada", Reconoda asi e1 problema de una relaclOn en·tre esos terminos diferendales que eran la estructuray la histQria, y de ahi su t~atica sincroni.a:diaer~?ia.

Sarrte y Levi-Strauss, a partIr de sus pos1ClOnes c~­

munes", respectivamente "anti-especulativa" Y "a~t1­aprioriscica -en Hegel y el joven Marx hay tambI,enuna comunidad "expHcita" inidal, que no es la esencIal,la "dialectica"-· plantean, entonces, un problema: elde la especificidad "objetiva" de las estru~turas y ~e lahistoria, y por consiguieme el de sus relaelOnes p<>slblesy necesarias. Pero aunque plantean el problema de estasrelaciones, no permiten establecer una sola de ellas quede cuenta de la misma especificidad diferencial de losconceptos en cuesti6n, De alIi l~s c~nsecuencias a. lasque arriban: para Sartre, una primaeI,a. t~1 de la hIStQ­ria, que esta parece absorber la especI,flCld~d de las es­trueturas, Para Levi-Strauss, una pClmaela tal de 1aesuuetura, que esta parece absorber la especificidad dela histoda, La exclusi6n redproca de estos dos pensa­mientos tal vez no serfa sino la expresi6n de una inva­riante en cuanto sedan dos aspectOS de una mismaprobl~matica descifrable por la apr~h~s~6n te6ric~ desus consecuencias a partir de los prlfiClpl0s enuneladospor Althusser: 10 que explicada el caracter "parad6­jko" de sus relaciones, constatado por Pouillan 3,

Se pOOda entonces tratat de determinar esquematica-

S "No obstante, tal vez el problema este mal planteado,tal vez sea vano querer privilegiar, 0 bien estructuras, ,que esta~siempre ya constituidas y suponen pues oua ,cosa, 0 bIen praxIs.individuales, por derto totalizantes, Y habna que preB1;1nt~rsesi no se las podda c~ordinar en e~, seno de una t~talt~a~16nmas vasta que vol~erta a su relacI0n plenamente lOteltglble.lPero cual seda su naturaleza? Ni Sartre, ni Levi-Strauss, danuna respuesta elaborada a esta cuesti6n,· pero es curioso queuno y otto terminen por plantearla en terminos coya coover-

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mente las relaciones entre Althusser por una parte ySanre y Levi-Strauss por la otra, haciendo abstracci6nde Lo que opone a estos dos wtimos. ,

En relaci6n con Althusser, Sartee parece reducir Iahistoria a un tiempo continuo-homogeneo-contempo­raneo, y admitir un concepto de esteucmra, distimo alde estrucrura dominante. En Sanre, es la primada deeste tipo de historicidad -a pesar de que no definaexpresamence al "hombre" por su historicidad- fa quedetermina la aceptaci6n de un derto tipo de estructura,y es precisamente en esta medida, que su pensamientoparece oponerse al de Levi-Strauss. Es sabido que paraSanre las estrucmras son "esas extraiias realidades in­ternas, a la vez organjzadas y organizadoras, productossinteticos de una totalizad6n pea,etka" 4: ellas presu­ponen, en cuanto tales, un agente practico produetor;y es sabido tambien que en Sanre este rol es desempe­liado por la praxis. Ahora bien, es derto que, en lapeespectiva anti-especulativa de la C,#;ca ... , la rela­ci6n entre las esrrucruras y este agente no es, hablandocon propiedad, una relaci6n especulativa hist6rica, sinouna relad6n "ontoI6gica" practica, condid6n de posibi­lidad de la inteligibiIidad del sentido de esas estruetu­ras: no obstante, ligar este problema de inteIigibiIidadcon e1 del agente practico presupuestO, que constituye elQbjeto, en cuanto condici6n de toda ex:istencia "hist6ri­ca" de su relaci6n, es predsamente la esencia de tod~

bistoridsmo, en el que 1a historia efectiva y el conOci­miento te6rico derivan finalmente de esta relaci6n "on­-roI6gica" presupuesta. Y e1 hecho de que el agentepta,crico, concebido como generador de sentido, tenga su

Bencia subraya el caracter radical y parad6;ico al mismo clem­po, de las oposidones precedentes." (Ver articulo de JeanPouillon, ell este mismo volumen.)

4 Critica de la razon dialectica, Losada, Torno II, 1963,po 161.

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• 0 0 1 praxis individual, parecefundamento onglD.arlo en

n:ste contexto preciso y para,

necesario pero den~a~o :histOridsta" de Sartre. Y poecemir esa pro~lemat1~a do directamente la problematicaciecto, no es 01 eeduclen "'" tematica hegeliana

, I' de Sartre au.....antl-especu atlva ., . 10 • , ni por supues-. bJeuvac16n-a lenaClOn, ,del tipo sUJeto-o bl ,. dell°ndividuo a un deeto

ed . d s pro ematlcato, r uClen 0 u .' .. -en una palabra, a un"Iodealismo de la conClenCla ede comprenderse

." como pu"subjetivismo del C?gltfo -, 1 '6n radical de los presu-

. uruca ormu aClsu pensaffilenro, . .6 historicista consecuenrepuestos ~e tada interpr~~;:i~ considerar un problema,del maCXIsmoo P~ro ;st todo historicismo: en efeetoprev~o q~~ conc~ern el materialista y anti-espe~la-el hlstorlClsmo, mc1uso I ndo as! en ultima lOS-

d f· lmente -reve a ,dvo, re uce 0 lOa d la "problematica" hege-'tancia, que Slgue enc~r: ~ enespedfico que preside laliana- el problema e tlP~etivas y su inteligibilidad,unidad de las estructuras O! 0 Y unnineal de un su-

I d I imienro contlRU 0

~l de esenvo v tido de agente--, cualqUlera ~eaJeto :-e~t~vez en el sen traba.0 social, clase social,el: lOdlvlduos concr~tOS, ) l' ob'Jeci6n capital,

. Ahora. bien, y es esta a dpraxIs, etco . r ibilidad de estructums no pue eeste problema de lOte ~g ontol6gico-hist6rico de estaS,ser reducido al del OC1g~~ tal como la de Sanee-:--

una tematlca - 0

puesto que en .. oblema" de la objetividad (ann-es-que plantea el pc.. .. de hecho no se puede

1 . ) de las estructuras, .pecu auva . 0 como dice Althusser, a partirdescifrar un sentldo, sm?, d d y que por otro, 1 0 slempre-ya- a 0 ,de un todo romp eJo 'd "te6ricamen-

ed°d debe ser construl 0lado, en esta m I a, 1 '0 la ob°Jetividad de la

S· ea por e contran , ,te". I se enca , d la historia como gene-. del agente eestrucrura a partir 0 'de arribar a una con-

o d nudo no sepue ,sis-ongen e se '. d nidad marxista que senacepci6n adecuada del uPdo e. Ute" Y en efecto, Nue

o bi .. tr crura omman . , oatIa invaCla e es u d una formaci6n SOCIhay en Sartre de la estruetura e

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con dominancia en did 0 0

La dominancia de 10 m6a '~stllncla, de 10 economicc

1 econ m,co es ella 0 d' 'a a temcItiea historicista del m,sma re UCICsu teOrla de la "r-acez It dagenre, y Sanre formulseeuente posihle 'y n

a,qu~ e hecho es la tiniea COl

h' " ' ecesarIa para tod ' .ISrOt1Clsta del marxism E ' a Interpretacl6el se refiere a esas cat~g' ,n este marco, no Obstanteteahajo concreto las oe~dasdque son la carencia, f

, ,neceSI a es etcmJsmo se insertan en una ' . ' "que por elItcreta", de la pdctica c temat~ca del "individuo conestas categorfas se dis;i:;~~r~mJenro del joven Marxras del modo de prod '6 de aquellas de las esrructuN UCCI n el Marx dId

o se trata, por supuesto d " e a rna ueezde un individuo-sujero ";01' e ~lJ~gun modo, en Sarm"individualismo" 'd' I' ltarlO, hrevemente de urI ea lsta' est 0 ,.

fica en nada el problema~ Loo, ~1: ,embargo, no modi.

puede tratarse s,'no de ,,' d' q, Jmporta, es que n()h' me JaClOn " , d' 'd(storiea, y que estas ' , es 10 IVI uO-ptaxi~

historicista del agente seAs~~afn den u,?a global tematica,1'. 0 S1 un ada esta d ' 0

en u tl~a ~nstancia, de 10 econ6mico "pod , omldnan~La.a l,In tJpO Invariable de ,~rta tra UCJese

E f estrUCtura dominante;), ,n e ecto, puesto que para Sa '.ultima insrancia esta f d d rue eSta domlOancia en

un a a en la te " d 1agenre, Ja transposici6n d 1 mattca e sujero-el desciframiento de 10 e

d,a estruetllta dominante en

h 5 Jversos nivele 'no se ace a partir de un modo b0, s partlcularesde esos niveles en tanto 11 .0 Jetlvo de existenciateuctura: en rodos I .e lOS mls~oS reflejan esra es-

o os nive es partJcular IIa ese m'smo agente C' , es, e a recurre

, . . Ito aqUl como e' 1 I 'Ctltlca que hace Sante d I Jemp 0 a Justataldsea" de estruetur e concep~o "funcionalista-ges_Lefore lS, y en la cuatS~~ee; ~! flJvel ,poHdco, admidacapac el mismo a esta totalid:dJaf ref:rlrse: a fin de es-

unclOnaltsta, al prole-6 Reproducida ah

sada, 1966. (No tlel;,r: en P,.obI8m~.r del tnlWKismo, I, 10.

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tlltiado-partido.agente de la historia (la instancla uu·minante en el nivel politico). Sin embargo, introduciren todos los niveles particulares, como instancia domi­nante de una esrruetura, al agente-sujeto, es deseonoceral mismo tiempo que esta dominancia -en las relacio­nes entre niveles- no es mas que la reflexi6n en eltodo complejo, de 10 eeon6mico captado el mismo encuanto estrucmra objetiva: es presuponer, entonees, unagenre-sujeto "totalizador" (praxis) de los diversos ni­veles (practicos espedficos) y caer as! en el "volunta­rismo" de un agente, supuestamenre aut6nomo de 10econ6mico, en la medida' exacta, por ottO lado, en quela misma dominancia de 10 econ6mico ptesupone esteagente. Paralelamente, el peligro del "mecanicismo eeo·nomidsta" surge impHcitamente en el !tatu! de la ra­reza, de 10 practico-inerte y de la serialidad, en la me·dida en que el historicismo antiespeeulativo no parecepoder desconeeproalizar al agente sino reduciendo las"condiciones" de la praxis "originaria" al empirismo na­turalista. Culminaci6n de todo esto: la antonom!a yIII especific;:idad. de los diversos niveles de estrueturason admitidas por Sante; nadie ha combatido mas queel el idealismo voluntarista y el monismo mecanicisra;el "proceso" de estrncturaci6n y de artieulaci6n de losdiversos niveles es reducido, sin embargo, en ultimainstancia, a su totalizaci6n onto16gico-hist6rica, es de.cir, continua y homogenea, por un ageme, y dependeasi de la arbitrariedad teorica -del "sentido" de estedevenir del sujeto..praxis, Es indudable que Sartre, ensu perspectiva anti-especulativa, ha percibido muy bienel problema y ha intentado fundar una histOria sin "au­tor", 'una totalizacion sin agente totalizador, Pero con­sagrado siempre a su proyecto de fundar untipo deinteligibilidad originaria de sentido, y por consiguiente,a la tematica del individuo-praxis -al individuo-corteesendal de la historia-, una historicidad "real" sin

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....

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"autor" no puede fundarse, a] par~cer, en el Jnttdor desu problematica esttuCtura-historia.

En Levi-Strauss, las cosas sedan aun mi. clara•. Con­cepd.on emparentada con la de Sante -siempre enrelacl<Sn a Althusser- de la estructura, y concepd6nemparen~ada , de ]a hisroria, con la diferencia de quees la prunacla. de ~a estructura la que impone aquI e1concepto de hlsroCIa, 10 que por otra parte explicadalas diferencias entre la totalidad de Sanre y la estrucrnrade Lev.i-Strauss. :este admite que no se puede descifrarel sentldo y eI tipo de inteligibiIidad de las estructuras..:..-.del universo de la cu1tura-, sioo en re1aci6n a estruc~turas siempre-ya-dadas en cuanto tales. Pero el conceptomismo de estruCtura no tieae nada que ver en Levi­S~rauss con ]a estrucrura dominante, einduso se apro­xlma darameote, eo la definicion que enconttamos en]a Anthropdlogie Structurale, al gestaltismo Eundona­lista: en efeeto, esta invariante "estruetura dominante". ,e~ euant? tlPO de uni~ad que rige 1a inteligibilidad atmlsmo t~empo del. conJunto de una formaci6n social yde sus wv~les Partlcnlares, no puede· sino estar Iigada ala concepcl6n de uo todo complejo estrucrnrado condominancia de 10 econ6mico. Y es con esta dominancia-limitada por Levi-Strauss a deltos tipos de socie­dades, pero recuperada en otro lado por la dominanciade las estructuras de parentesco- con la que el querria.al :nenos en sus comienzos, superar el eoncepto funcio­nalista de estructura: toda modificacionde un ordenreferencial "dominante" de significaciones -digamoseJ econ6mico-- no producirfa de un golpe una modifi­cacion en el interior de otro orden, sino en ]a medidaen que eIla repercutiera -en cuanto modificacion delo.rden dominance-- en el interior de la 16gica esped­fica de este orden particular. Esto no impide, sin em­bargo, que el tipo de unidad que rige todo orden refe­rendal "particular" no sea de ningun modo en el el de, ,30·

una cstructura dominame, sino el de un conjunto deelementos equivalentes: y esto por el hecho ~e que 1.05

diversos niveles sistematicos de una formaCion SOCialmandenen reladones de correlaciones "externa~", .q?epresuponen su heterogeneidad estructural de ~rmC1plO.La estrucrura de un nivel particular n~ reEle)a aSI. laestructura dominante del "todo", pues O1nguna relacl6n"genetica" puede establece~se ~n~re 6rdenes heterogeneoscuyas estructuras poseen hlstoClCldades .-reglas de tra~.

formaci6n- propias que no son, SIn em~arg<;>, masque la transposici6n, en cada nivel, de una hJ.s~o~la con­tinua-homogenea-contemporanea. Si Ja e~p.eclflcldad, d,e

·105 diversos niveles de estructuras es admmda por leVI­

Strauss, es precisamente cerrando el ~~ino al estable­cimiento de sus reladones -en oposlclon a Sartre, quepuede proponer una posibilidad de. hacerlo- en. e~ ,sen­rido marxista, ya que para el marxlsmo su eS~,elf1Cldadexpresa ]a refIexion "sistematica" de su relaelOn ~n elinterior del todo complejo. En efecto, estas relaclOnes"geneticas" entre los diversos niveles pani<:u!ares, n~

son "genetico-hist6ricas". Levi-Strauss rovo razon al en­ricar este punto de vista "genetico-hist~rico" q~~, ~n

swna reduce las superestructuras a un producto hlS­torici~ta de la "base". Su pr~ble~atica, sin e~b~~g~,pr6xima aquf a ciertas generahzaclOoes de. la Imgulstl­ca moderna, considera, digamos esquematlcamente, losdiversos niveles particulates de estructuras como con­juntos, de los que en primer lugar habrfa qu~ establecersu 16gica interna antes de establecer las relaclOn~s entreellos. Este punto de vista, a pesar de la fatUldad demuchos marxista5 a su respecto, es, como muestra AI·thusser, epistemol6gicamente inexacto: en efect~, la 16­gka interna -estructura domin~nte-- de un. mvel pa~­

ticular, no es mas que la reflexuJn, en ese Dlvel. especl·fico de la umatriz" dominance de 10 economlco quees~ifica globalmeme una formad6n social hist6rica-

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mente determinada. La ll)gica interna de un nivel, lade los otros niveles y la de sus relaciones, no mandenen

.ni relaciones "genetico*historicas", ni relaciones de "co*rrelaciones externas", sino relaciones "genetico-sistema­tieas". Esto presupone, no o!>stante, una adecuada con*cepcion de la estructura dominante y una adecuadaconcepcion de la historia. La concepcion, por el con­trario, puramenre externa de la dominancia de 10 ecO­namico Heva en Levi-Strauss, a la vez, a un gestaltismode Ia estructura de un nivel particular y a una eoncep*cion pluralista empfrica del conjunto mismo ae Ia es­truetura de una, formaci6n social, estando las correla­ciones entre los diversos 6rdenes referenciales determi­nadas por ese "tipo" gesraltisra que seda el "orden delos 6rdenes". En este caso, la historia se reduce, en ellimite, a un modelo "apriorfstico" universal de repro­duccion de las estructuras, que exduye necesariamented problema de sus relaciones "hist6ricas", de Ia rela­cion de las historicidades particulares. Como dice .A.1­thusser: "Esta concepcion (ideologica) de la historiay de Sl1 relacion al tiempo esta todavia viva entre nos­otros, como se puede ver en la distinci6n, tan difun­dida actuaImente, de la sincron£a y Ia diacronia. Es Iaconcepcion de un tiempo hist6rico continuo-homogeneo,contemporaneo a sl mismo, Ia que esta en el fundamen­to de esta distinci6n. 10 sincr6nico es la contemporanei­dad misma, Ia copresencia de la esencia a sus determi­naciones y el presente puede sec lefdo como estrueturaen un corte esencial, puesto que el presente es la exi5­tencia misma de la estrucrura esencial. Lo sincr6nicosupone pues esta concepci6n ideol6gica de un tiempocontinuo-homogeneo. Lo diacronico, entonees, no esmas que el devenir de ese presente en la s~encia deuna continuidad temporal, donde los cacontecimientos»a los que se reduce la historia en sentido esuicto (d.Levi-Strauss) no son sino presencias sucesivas en el

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conrenido del tiempo" (Esquisse d'u" concepJ u- fm

loire, "La Pensee", juin 1965, p. 7).De este modo, a partir de los enunciados de Airhus­

ser, poddamos ver Ia posibilid~d d~ una nueva pro~le­matica que opere, en su proplO mvel, el c?t:te eplste­mo16gico y que permits. disce~nir l~s relaclo?-es ;entreSarue y Levi-Strauss. Sus onentaelones arrtbanan aposiciones opuestas: historicidad del sujeto-agente quereduce en Sartre el problema de las estruccuras alcaso d~ una prim;da de esencia de la historia; hip6sta­sis de las estrueturas que, en Levi-Strauss, reduce elproblema de la historia al caso de una primac~a deesencia de las estructuras. As!, estOS dos pensamlentosse excluidan redprocamente en Ia med~da ~n q~e ser!andos aspectos de una misma problematlca lOvaIlable.

La. tarea de Ia nueva problemitica seda pues estable­eer, per el redescubrimiento de Marx, el earaaer. no­problematico de las relacion~ entr~ estructura e hlSto­ria, sin reeaer en el pasado Ideol6glCO que Sf encuentradetras de Sarcre y de Levi-Strauss; en una palabra: es­tabIecer una verdadera relaci6n entre ambos eonceptos,cambiando s~ comenido mismo.

NICOS POULANTZAS

6 Se podda.,. por derto, ademas de e~t~ tematie,a estmcrora­historia, deseubrir tambien la problematica comun de Samey de Levi-Strauss. en oposid6n ~ Ia de Althusser, .e? .sus po­siciones epistemo16gicar eoneermentes a la especlfteldad ~ela "teoda" y de su "objeto", posicion,~ t~mati:z:ada.s en la,d!s­eusi6n "raz6n dialeetica-ra:z:6n analtnea. Su problematieaepistemol6gica surgida todavfa mas si. se la vincuhl.ra con lafamosa discusi6n hom61oga en Alemama, entre Theodor Ador*no (razon dialtktica) y Karl Popper (ra:z:6n analitiell) en elKolne-rZeitschrift 1#1' Soziologie, de 1962-63. No obstante,esto serfa tendencioso, ya que las posiciones ePistemol~gicar deAlthusser estan aun en una etapa de poea elaborac16n. Detodos modos. incluso aqtd. el merito de Sar~re y de Levi-Strausshabda sido el de establecer, en su perspeetlva. el caracrer pro.blemJeicQ de la relaci6n entre la "teoria" y su "objeto".

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JEAN POUILLON

CONFRONTACION DE 005 M.aTOOOS:SARTRE Y UVI·STRAUSS

EI existendalismo, escribe Sartte,' "es la antropolo­gfa misma, en tanto esta trata de darse un fundamen­to" 1. Este fundamento, el 10 ve en "el descubrimientocapital de la experiencia dialeccicart

, el descubrimientode una mediad6n redproca: "el hombre esta «media­do» por las cosas en la medida misma en que las COlSas

estan cmediadas» por el hombre" 2. Que esta media­d6n sea posible y sobre todo que pueda ser objetode una experiencia, de nuestra experienda, depende deque las fJf'tlxiJ individuales rea-licen, para cada uno, ests.dialectica primordial de Ja exteriorizaci6n del hombrey de la interiorizaci6n de las relaciones objetivas, "mo­vimiento original de la totalizaci6n" de los multiplesaspectos de las experiencias ooncretas. Esra totaliza·ci6n constituye el fin de la "antropologfa estntctural ehist6ricart

Al menosen apariencia, no se esta tan lejos de lamanera en que Levi-Strauss caracteriza la anrcopologiacuando hace de ella una denda de la significaci6n y de

1 ]. P. Sartre: CrJticll tie 1A fllzon JilJUctitA, Losada, 1963.Tomo I, p. 146.

2 Op. cit., p. 231.

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la totalidad. "Ya sea que la antropologill se proclame«social- 0 «cultural», clJa aspira siempre a conoceral hombre total} considerado en un caso a partir de susproducciones} y en el ottO a partir de sus «fepresenttS­ciones».s" "Para los etn610gos esta exigencia de tota­Bzadon ni se discute"", como por otro lado 10 recono­eta Sartre, mucho antes de escribir la CNtica . .. Ii. Y sias! ocurre, no es simplemente porque el antrop6Iogohabda de tener en cuenta los resultados obtenidos porlas diversas disciplinas que versan sobre las actividadesdel hombre 0 sus productos, a fin de reagruparlos en"conjuntos signi£icativos"; es tambien y sobre todoporque el trata de recuperar en e1 hecho mas pequeno,en la actividad individual mas estrictamente situada yfechada, la mediadon que menciona Sartre. EI "fen6­meno social total'> cuya nodon introduce Mauss, puedeser una sociedad concreta considerada como un conjllO­to; e igualmente por ejemplo, "d melanesio de tal 0 cualisla", un ser singular, por deno, pero a1 que hay queaprehender Utotalmente" 6. Dieho de otro modo, parael antrop610go el elemento es menos el producto de unrecorte, que un modo particular de concentraci6n deltodo. Es esta relad6n, que bien puede llamarse dialec·tica, la que garantiza la validez del tmJUs;s estructuraJ:sin ella, enefecro, no se podrfa afirmar que la moclifi­cacion de un elemento suscita y significa la de losotros.

No deberfa asombrar, pues, que en vadas oportuni-

3 Claude L{:vi~Str:auss: Anthropologie structurale, PIon,Paris. 1958, p. 391.

4 Claude Levi-Strauss: El pensamiento salvaie, F.C.E., 1964,p. 362.5 Les Temps Moderns!, oct.·nov. 1952, p. 729, nota.1 (in­

duido en Problemas del marxismo 1, Losada, 1966).6 Marcel Mauss: Euai Jur Je don; cf. C. Levi Strauss,

"Introduction a l'oeuvre de Mauss", en Soci%gie el Anthro·p%gie, Paris, P.U.F., 1950, pp. 26-28.

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dades .Ja Cr#ica ape1e de buena gana a ejempfos emo.....grMicos, 5i el ultimo capItulo de El Pensamiento salvajeno marcara, de la manera mas clara posible, el des·acuerdo entte Levi-Strauss y Sauce, precisamente sabree1 problema del fundamenro filos6fico de Ia antropolo.gta, y no rechazara la interpretacion sartreana de losejemplos en cuesti6n. Que exista all£ un malenrendido,no es dudoso, aunque careee de importancia. La verda­dera cuesti6n es saber 10 que se descllbre al disiparlo.las obsecvaciones que signen pretendeD sugerir 7 queentre estas dos empresas de comprensi6n del universohumano, 0 si se prefiere, entre estas dos empresasigualmente "criticas" (ya que pudo hablarse del "kan­tismo" de Levi·Strauss), la oposici6n es sin duda irre­ductihle, pero ella reviste ·lao forma de una parad6jicacorrelacion: una exclusion por inversion, y luego unrecubrimienro.

Algunas formas de la oposidon, no obstante, se redu­cen a complementariedades; pot ejemplo, aquella de Ia"razon analftica" y de Ia "razon diaIeetica". En 10 queLevi-Strauss llama el universo de las reglas, 0 sea el dela cultura (por oposici6n al universo de las Ieyes, elde Ia ollaturaIeza), no hay puros datos que la. raz6nanalltica tendrfa, simplemente, que reconocer y de,com­poner. Aun cuando no se sepa de d6nde viene, y encualquier direcci6n que se busque su genesis, una regIaes aquello que podda no ser y que para ser, debe serpuesto. Ella no puede ser deducida, a menos que 10 seade otra regIa. Que un hombre deba casarse con tal pri­ma e induso que tal mujer pueda ser 0 no consideradacomo prima, que el poder de un jefe este calificadode tal 0 cual manera en el interior de un dominio pre­dsamente delimitado, todo esto no 10 impone ni 10explica la namraleza de las cosas. Por supuesto, el mun-

7 No era posible hacer mas, en el marco de este articulo.

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do cultural se consticuye, no fuera 0 por endma, sinoen e1 senD de la naruraleza, y el hombre es un agentematerial. En cuanto tal, el no puede !nas que reorga­nizar los condicionamientos naturales, pero esta reor­gan'izaci6n no esta ella misma condicionada, sino en eJsentido de que no puede ser otra cosa que una organi­zaci6n, es dedr, un sistema de reglas, y en el sentidotambien de que el hombre no puede eludir estepodercultural. Una vez mas, esta claro que el sistema esvivido como necesario, la regIa es sufrida como ley y ­Fuente del etnocentrismo- la cultuca es experimentadacomo naturaleza. La distincion de las dos razones searticula segun esta relaci6n imerna de 13 cultura a lanaturaleza: Ia raz6n dialectica, motor de la culttira de-,termina campos, establece aIH relaciones que la razonanalitiea puede luego demostrar como sistemas natu­rales. La dialectica constituye 10 que el analisis cono­ceo Es preciso distinguirlos, pero no se puede diso-darlos. .

La pretendida oposicion de la sincronfa a la diacro-.nia, de la estructura a la historia, tampoco toea el fondodel desacuerdo. La razon de esto, por otra parte, yaha sido impli'citamente sefiaIada. Para que la historiatenga un sentido, es decir, para que todo momentoaparezca como la recuperacion y la transformacion, laconsecuencia y la negaci6n del pasado, es preciso queeada momento anterior sea justiciable de un analisisestructural.· En efecto, sj no fuera asf, los diferentesfactores evolucionarian de manera independiente losunos de los orros, y cada acontecimiento hist6rico apa·receda como la resultante ininteligible de una multipli­cidad de series causales CLIyO entrecruzamiento serfasiempre un hecho del azar. Porque la siocronfa estaestructurada, es que la diacronfa esta hecha. de modifi­caciones significativas.

Sin embargo, esta doble complememariedad -del

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analisis y de la dialeetica. de la. estruetura y de la his­toria- haee que se pueda, indiferentemenre, compren..dec un termino a partir del ottO. y esto conduce al pri­mer aspeeto de ]a paradoja aludida: la Critica de ItSraz6n diaJectica puede ver en EJ Pensamiento sa/vaje uncaso particular y una confirmadon, puede tomar a Iaantropologfa estrucrural como un' instrumenro entreotfOS; pero inversamente, eI anrropologo puede tratara la razon dialectka como un modo de pensamienrodel que debed. dar cuenta, como de toda otra realidadetnogdJica. Para Sarrre, la etnologfa, asf como la 50­

ciologia oel psicoanalisis, entca en 10 que el llama"las discipJinas auxiliares" de la antropologfa que quierefundar. Pero la filosofia sartrea.na, responde Levi­Strauss eomo un eco invertido, "representa (como todaslas demas) un documento etnografico de primer ordencuyo estudio es indispensable si se quiere comprenderla mitologfa de nuestro tiempo" 8. Y tambien, la razonanaHtica -escribe Levi-Strauss- debe "dar cuenta dela razon dialectica", mientras que esta "no puede darcuenta de sf misma, ni de la razon ana:Htica'fl 9 ; y Sar­tre: "la dialectica. .. debe darse ella misma como unainteligibilidad iniraspasable... La raz6n diaIectica esen sf misma 1a imeJigibiIidad de la razon posidvista[es decir, anaHtkarIo. En suma: predsamente por­que se induyen redprocamente,estas dos concepcionesse excluyen radicalmente; nunea son pensables coojun­tamente, al mismo tiempo, en el mismo nivel.

Esta exclusion que, siendo mutua, las liga, 0 este en­lace que persiste en su incompatibilidad, responde porotro lado a esa relad6n ambigua que une y opone a lassociedades .temologicas" y a la nuestra: cuanto mas

8 c.L.S.: Et pensamiento salvelje, p. 361, nota.9 Idem, p. 367.10 }.-P. S.: Critic~ ... , Torno I, Pl'. 185 Y 191.

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se lOs1ste en sus cfiferencias, mas se haee al mismotiempo surgir el hecho mismo de I~ (omunicaci6n, yaque es esta la que permite al em6logo sefialar aquellas.Contrariamente a 10 que se dice a menudo, el problema"no reside en que las primeras sedan sociedades "sinhistoria", 0 como dice Sartre, "de repetici6n", mientrasque la nuestra seria hist6rica. Levi,Strauss ha denun­ciado la iIusi6n que haee pasar por arcaicas las socieda­des que estudia el etn6grafo, siendo que ellas llevan,tanto como la nuestra, "la marca del acontecimiento" 11;e inversamente, Sartre se niega a definir al hombre porla historicidad 12, y consagra el segundo capitulo de laCr#ica a esas relaciones humanas "trlinshist6ricas", "que·son la consecuencia inmediata de la j>'raxis" y que cons­tit\l~el\ "una. realidad. de hecho permanence.. en cuat­quier momento de la Historia. en qtJe nos coloquemos,aun entre individuos separados, que pertenezcan a so-.ciedades de regimenes diferentes y que se ignoren launa a la otra"18. No obstante, esca. claro que se tratade la historia, en el sentido de que esta relaci6n entresociedades diferentes se establece en el curso y en raz6nde una historia que, al comienzo particular ~s lanuestra-, se convierte, por el hecho mismo de esta re­lad6n, en universal. En un mundo fragmentado comoe1 anterior. cada sociedad (0 grupo de sociedades) vi­via s610 su propia duraci6n y no totalizaba mas que su.propia complejidad, en un campo cerrado. Pero comodice Sartee no se en que lugar, a partir del momentoen que "la malla de la historia hilo" en alguna partedel Medio Oriente un unico movi.rniento de totaliza­ci6n, se extendi6 poco a poco a todas las sociedades

11 Claude Levi-Strauss: LA nOlion d'archtfjsm8 8n ethnolo­gic, en "Cahiers intetnarlonaux de Sociologie", vol~ 12, 1952.(Induido en Anthropologi6 Jt,uclU1ale, pp. 113-132.).

12 J.-P. S.: C"ti", ... , Tomo I. p. 145. nota.18 Idem., p. 251.

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......

y, rechazando el sentido aut6nomo que cada una de esta~

ultimasse daba, las ha traru;formado. " a las ha liqui­dado, suponiendo que esto no signifique 10 mismo. Des­de su punto de vista, en efecto, Ia totalizaci6n aparecetambi61 como un rechazo y, justamente por esra razon,lno es conveniente colocarse fuera de ella 0, mas exac­tamente. antes que ella, para saber 10 que es el hombre?En arras palabras, se puede definir a la humanidad 0

bien por aquello en que se va transformando, 0 bienpor el sistema de las multiples maneras en que ella seha realizado temporaria y localmente. EI sistema cs 10contrario de la totalidad: aquel mantiene, a veces quiZlisficticiamenre, las difecendas que esta conserva 5610 tras­pasandolas, es decir. sin duda borrandolas easi siernpre.Entre la actitud sistematica y la actitud tOtalizante~ laoposid6n es la misma, por ejemplo, que aquella entreuna comparaci6n atemporal de las estructuras del latiny del frances, y una investigad6n etimol6gica que re­cupere en la segunda de esas lenguas los vestigios a lavez conservados y suprimidos de la primera.

lPero realmenre es posible colocarse antes 0 fuerade la historia, poner entre parentesis la totalizaci6n?iNo es esta 1a condid6n de su peopio cuestionamiento?

.Sartre y Levi-Strauss son contemporaneos y la actitudetnol6gica del segundo, asi como la dialectica del pri­mero, riene sus fuentes en la historia de las relacionesentre el Occidente y los pueblos que el ha coloniza­do 14. En una palabra, la "situaci6n" del observadordetermina su comprensi6n de 10 observado, compren­si6n, por otro lado, que par .puramente ernografica quese pretenda no deja de ser uno de los multiples factoresque hacen presi6n sobre la sociedad esrodiada, paraintegrarla, aunque no fuera mas que negativamente, en

14 Ver. ademas: Claude Levi-Strauss: LSfon inaugurale Ju&OII'S d'tmth,opologis sociale au Comgs de P,ance, Paris, 1960.

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un universo comnn. Levi-Strauss no esta en desacll~rd(l

con esto, al parecer, aunque puede responder <tue eneste encuentro el an~Hisis toma en cuenra eada factor yque la significaci6n existencial de la investigaci6n noIesiona la objetividad de sus resultados, justamente entanto no se decida por adelantado que 5610 ella da cuen­ta deestos. Dicho de otro modo, la relaci6n centdpetaque la historia instaura entre 5ociedade5 diferentes, pue­de ser tambien recorrida -yes eI posrulado etnol6­gico-- en eI sentido centrffugo, aun 5i. en este caso nopuede tratarse, a menudo, mas que de un movimientoideal 15. Pero (que se eneuentra a su termino? Una plu­ralidad de sistemas sociales diferentes, ninguno de loscuales se pretende privilegiar, y entre los cuales s610se busca establecer relaciones puramente te6ricas detraducd6n redproca que se oponen, en verdad, a las re­lacione5 dialecticas. Cada sociedad puede muy bien secpara sf misma una totalizaci6n, pero el conjunto llevapredsamente a 10 que Sartre quiere superar: ICel ato­mismo de segundo grado" 16. La discusi6n, sin embar­go, no esta cerrada, ya que Levi-Strauss entiende ­tambien el- superar este atomisrno, aunque, una vezmas, en sentido inverso, por reducd6n y no por totali­zaci6n. Cada sistema esta estructurado de una maneraque Ie es particul~r, .pero cada estruetura es el produc-

. to, 0 la aplicaci6n, de un cuerpo comun de reglas queasegura la inteligibilidad de todo el universo humano.iNo se podria entonces de{inir una suerte de acuerdopor simetrla entre dos investigadores que se volverfan·la espalda 5610 para volver a encontrar La misma reali­dad en niveles diferentes? Bastarta ver en estas "inva­rjantes" las condiciones de toda praxis) condiciones

Hi Vee Claude Levi-Strauss: C.,.iteres .rc;'entJ/iques dans lesdisciplines weiales et humaine.r, en "Revue interoationale dessciences sadales" , Unesco, vol. XVI, n~ 4, 1964, pp. 579-597.

uJPS·C'· I d oj.- • . • n/$ell ••• I ntro UCCI0D.

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que la praxis no hab~la de "respetar"" pues e~las no Ievendrlan de afuera, S100 que expresanan el Juego po­sible de su objetivaci6n, juego que 5610 puede sec des­cubierto en su libertad si se haee abstracci6n de la"verdad devenida" de la historia.

No hay tal cosa y, por el contrario, se arr~ba .al cen­tro de la contradicci6n. Estas reglas consututtvas detodo pensamiento y de toda acci6n no. tienen nada ~u.ever con la praxis tal como Sartre la entlende. Para LevI­Strauss se trata de descubrir "constricciones mentales",leyes universales de fundonamiento del espiritu, las que,al fin de cuentas, descansadan sobre cienos mecanismoscerebrales; se trata, en suma, de reeuperar fa cosa de­tras del hombre y no una libertad en el. De este modo,estamos frente ados concepciones radicalmente opuestasde la re1ad6n de la condenda con 10 real. Para Sartrela condenda de SI y de las cosas se descubre a sf mismaen la praxis y, por esta ~az6n, ella e~ una aprehensi6~de la realidad: la diaLectlca es constttuyente. Para le­vi-Strauss la condenda, ya sea pura intelecci6n 0 con­denda practica, no tiene ningun privilegio de este ge­nero; ella cree aprahender 10 real, per? su ~er~ad noes mas que de funcionamiento: La raz~~ esta slempreconstituida. En el primer caso, la relaClon ;on 10 realesra. frente a mi y 10 real me es contemporaneo; en elsegundo, esta relad6n esta. detras de mi y l~ .r,eal esmenos el objeto que yo plenso, 9ue la condlClon ?,elheeho de que 10 piense. En el prImer caso, la relaclOnse establece por la praxis; en el segundo, esta reveladapor la estructura. .

Esta antinomia. es evidentemente Insuperable y nomenos evidentemente superada: basta plantearla· paraquedar encerrados en ella, pero basta elegir para queella desaparezca, subordinandose uno de los terminosal' otro. Para Sanre, la estructura aparece a la vez co­mo relaci6n inerte --que puede ser objeto de cileulo--

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y praxis viviente, 'pero es esra III que da C\.lC~lIn de ~que.lla. Las estructuras son "esas extraftas reahdades trtter·nas, a Ia vez organizadas y organizadoras, ~1'oduct?s sin­teticos de una totalizaci6n practica y obJctos slemprepasibIes de un esrodio anaHtico y riguroso" 17. En otraspalabras, la estructura no parece poseer una re~lidadindependienre, sino en Ia medida en que se omite .elmomenm de la totalizacion, que revela, por el conrrarto,el caracter produddo de la estructura, pero se ve almismo tiempo c6mo Sartre puede sin dificultad a'Ceptary utilizar todos los analisis estructllrales de la antro·pologia. En efeem, 10 que el quiere dec}~ ~s que ~asreladones a las cuaies se aplican estos a.naltsls son dIa­lectieas y que por esta raz6n, precisamente, ellas nopueden ser puestas -antes de ser ~nalizadas- si~o potla praxis. En suma, eI estructuraltsmo es la 16gJca dela diaIectica, pero esta 16gica reenvla a un age~te pd.c­rico. Levi·Strauss aceptaria sin duda la premIsa, peeorechaza la conclusion, que para el es Ia inversa: es lapraxis la que supone las estructuras. ~in dud.a elhom­bee las vive -lacaso las comprendertamos SI no fueraasI?-, y hay que volver siempre al individuo ·concretO,al "melanesio de tal 0 cnal isla", pero a titulo de verifi­caci6n, no de demostraci6n, y es por ello que levi­Strauss puede, a su vez, y simetricamente, aceptar 10

,que el llama "Ia f~nomenologia. sart~ea~", cu~ndo. seesfuerza esta por "captar en su mOVJmIenrO dlaIectlCouna experiencia social" 18. Todo ocurre, pues, como si-y de este modo se explicarian tanto el acuerdo comoel desacuerdo--· praxis y estructura estllvieran en todocaso ligadas por una "relad6n de incertidumbre", que.impediria que ambas pudieran ser llevadas al mismo

17 J.-P. S.: C.,itica ... , Tomo II, p. 161. Los s~brayados

son mIos.Ig C. 1.-S.: BI PmJtIm;e-nIO Jalvais, p. 362.

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tiempo al primer plano de la reflexi6n: no se puededeterminarlas simulnlneamente como esendales, ya queenronees se disuelven una a otra. Tal vez el problemaeste mal planteado y sea vano pretender privilegiar, 0

bien estrUcturas que estan siempre ya constituidas y> en·tonces, suponen otra cosa, 0 bien ·praxis individualesciertamente totalizanres, pero que en Ia historia apare­cen siempre cOqlO totalizadas; habrfa que preguntarse .entonces si no se podrla coordinarlas en el seno de unatotalizaci6n mas vasta que volviera plenamente inteli­gible su relaci6n. ~Pero cmU seda su naturaleza? NiSartre ni Levi-Strauss dan una respuesta elaborada Ii

est'll cuesd6n, pero es curioso que tanto uno como otro[erminen por planrearla en terminos cuya convergenciasefiaJa el caricrer a la vez radical y parad6jico de lasoposiciones precedentes. Como he preferido acentuarestas mas bien que banalizar la re1aci6n entre ambosmodos de pensar, concluire refiriendome a esta conver­genda por 10 menos formal.

El ejemplo quizas mas esclarecedor de la relad6nentre praxis y estructura, es el de Ia relacion entre elsujeto hablante y las estrucruras de la lengua, iluminadapor Ia teoda lingiHstica. "La Iengua, escribe levi­Strauss, no reside ni en la razon analitica de los anti­guos grama-ticos, ni en la dialcktica constituida de Ia.lingiHstica estrucrural, .ni en Ia dialcktiea constituyentede Ia praxis individual enfrentada a 10 practico-inerte,puesto que las tres la supoo,en. la lingiifsdca nos poneen presencia de un set dialectico y totalizante, peroexterior (0 inferior) a. la condenda y a la volun­tad" 19. Levi-Strauss no siroa, ciertarriente, esta dialec­rica totalizante en el nive! de 10 que Sanre llama HelIugar de .Ia historia", y sobre todo ella vincula a un"ser" del que no se sabe demasiado 10 que es. Es inutil,

1~ Idem., p. 365.

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de hecho) hipostasiar esta dialectka. J I1vi-Strauss serla16gico consigo mismo si aceptara aquf la idea de una"totalizaci6n sin totalizador" que Sartre introduce hadael final del nnico'tomo aparecido de su c,#;c" 20. Sinduda no tendrfa el mismo sentido en uno y en otro, ylas divergencias no podrfan borrarse. Pero no es in­diferente constatar que, por caminos distintos, ambosarriban a este problema capital: el de una diaMcticadescentrada y sin 5ujetO, condici6n de inteligibilidadde la hisroria, del pensamienro, de 10 real. .

JEAN' POVILLON

20 J.-P. S.: C,ltiUl .•• I Tomo II, p. 542.

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JEAN-PAUL SARTRB

ANTllOPOLOGIA, ESTRUCTUIlALISMO,HISTORIA

Antropt:JJogu y liJoIoNa

PREGUNTA. - Admitiendo que no puede haber unaanuopologia verdadera que no sea tambien filosofia,.lacaso la antropologia agota todo el campo filosOfico?

J.-P. SARTRE. - Para mi, el campo filos6fico es elhombre, 0 sea que ningUn otro problema puede ser con­cehido sino en relaci6n con eI hombre. Ya se trate demetaHsica 0 de fenomenologia, en ningun caso puede

.haber una interrbgaci6n que no se reHera al hombre, alhombre en el mundo. Todo 10 que concierne aI mundo,.filos6ficamente concierne al mundo en el que esta elhombre, y necesariamente a1 mundo en el que esta. el'hombre en relacion con el hombre que esta en el mundo.

El campo filos6fico esta limitado por el hombre.lQuiere dedr estO que Ia antropologia puede por sfmisma ser filosofia? lEI anthropos al que quieren llegarlas ciendas humanas, es el mismo que aquel a quienquiere llegar la filosofia? Ese es el problema, tal comoyo 10 pIanteada. Tratare de mostrar que son los meto­dos, particuIarmente, quienes produdra.n un cambia enla realidad estudiada; 0 si ustedes prefieren: el hombrede Ia antropologfa es objero, el hombre de la filosoHaes objeto-sujeto. La anrwpologia toma al homb:~ comoobjeto, es dedr que hombres que son sujetos: eUlologos,historiadores, analistas, toman al hombre como objeto de

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esmdio. El hombre es objero para cl homore y no puedeno serlo. lPero no es mas que esro? m problema essaber 5i agotamos su realidad en el plano objetivo.En el numero que ]a revista E.rprit consagr6 a 1a infan­cia desfavorecida, hay un total aCllerdo entre los medicos-analistas 0 no-- sabre e1 hecho de que hasta los ul­timos 25 anos, el error consisti6 en comar al nino debitcomo un objeto, en considerar que el tenia un vado.Se determinaban estructuras que paredan cristalizadas,y a partir de alH se emprendia la curaci6n cHnica. Ac­tualmente, la Unica manera de tratar al nino es comosujeto -con 10 enal bordeamos la filosoffa-, no comoun obj~to que se insecta en la sociedad, sino como pro­ceso suJeto en curso de desarrollo, que -siendo bist6ri­co- cambia, que se haUa involucrado en un proyeoogeneral y que es a1 mismo tiempo una subjetividad. In­cluso en un dominiopractico, erico, la noci6n de sujetoaparece mas alIi del objeto. Como dijo muy bien Mer­leau-Ponty, desde el momenro en que el hombre es ob­jeto pllr(l ciertos hombres --etnologos, socio1ogos-, nosencontramos frente a algo que nopodemos dejar delado. Sin discutir el conjuneo de esos conocimieritos,(enemos La obligaci6n de decir que se traea de una re­ladon de hombre a hombre; el hombre, a titulo de an­rropologo, entra en una dena relaci6n con el otro: noesta [rente al oero; esta sicuado en relaci6n con el otro.Filos6ficamente, la noci6n de hombre nunea llega ace·frarse sobre SI misma.

En fa medida en que La ancropologia presenta obje­tos, ella debe estudiar algo en el hombre que no es elhombre total y que, en ciecto modo, es un reflejo pu­ramente objetivo del 'hombre. Es. 10 que, en la C1'#icade lR raz6n dialectica, he llamado 10 pnactico·inerte, 0

sea las actividades humarias en cuanto estan mediadaspor un material rigurosamente objerivo que las reenviaa 1a objetivjd~d. En economia, por ejemplo, no [enemos

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. un conocimiento del ,hombre' tal como priede definirloIa fiIosoffa,·. sino un conocimienro de la actividad delhombre en ':cuanro es refIejadapor 10 prattico-iDette,actividad humana invertida.

En esras condiciones, el conjuntO de los conocimien­tos sociol6gicos y etnol6gicos, tetnite a cuestiones queno son las de la antropologfa, que superan el nive} dela antropolog{a. Tomemos pot ejempl0 la noci6n deestructura y las relaciones entre estructura e historia.

Los trabajos de Jean pouman sobre los Korbos nosmuestran ta constlmd6n int.etna de pequefios grupossociales en los que las relaciones poHticas, reHgiosas,estan determinadas de derta manera. Los grupos sondistintos y no obstante se comprenden muy bien unosa orcos. Y al compararlos, se comprueba que el conjuQtode esas pd,ctkas representa otros tantos ejemiplos di..'ferenciados de una esrruetura mas general concernientea la relaci6n de 10 polirico y 10 reHgioso. Del esmdio delas s()Ciedades observables se pasa al estudio reconstrot·tivo de una sociedad estruetW'ada, que no puede' reaH...zarsesino a rraves de una plura:1idad de casas coneretosy, por eso mismo, diferenciados: aquellos, justamente, apartir de los cuales se habla llegado a la estrtletura­objeco. La fundon que dena antropologfl1 estmccura­Iista da a Ia historia es muy particular: a partir de Iaestructura reconsrruida, se puede --a.bstractamente­bordear, todas las posibilidades diferenciadas que pro­cedan de aqueIla; ademas, ocnrre que cieero nUmero de

. esas posibilidades se han dado en: el campo de 1a ex:- .periencia. La funcian' de la historia seda enronces eIdar cuenta de' que este conjunto deterrninado (todas la.sposibilidades 0 algunfls de elias) se haya realizado. En

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otras~la~ras, se la reduce a Ia pura contingencia y •Ia exterlorl~d. Y Ia estructura llega a ser consrituyente.

Ahora bIen, nosotros comprobamos que las esuuctu­r~s, planteadas en s, -<omo hacen algunos estructura­llstas-., son falsas sintesis: de hecho, nada puede dadessu unidarJ estrucrural sino la praxis que las mantiene.No hay dud'! de que la estructura produce las conduc­tas. Pero 10 fastidioso del esrructuralismo radical -ene~ que .1a -historia. dene aspectos de exterioridad y con­tmgencla en relacI6n con un conjumo estructurado; purodesarrollo del -orden en cuanto se la considera como unaestructura que por sf misma provee la regIa de su des­arro!lo temporal-, es que el reves dialectico queda si­lenclado y no se muestra nunca a Ja historia produden­do las estructuras.

De hocho, Ia estructura hace al hombre en la meclidaen que la. his~oria -es dedr, aqul, la praxis-proceso­haee la hlStona. Si consideramos al hombre objeto delestructt.:~raJismo radical, carecemos de una dimension de1~ praxIs; no se ve que el agente social conduce su des-­t100 sobre Ia base de las drcunstancias exteriores y queen cuanto ser hist6rico, ejerce una doble acci6n sobr~las estructuras: por medio de sus conductas 00 deja de~a?tenerlas,y por esas mismas conductas no deja de des­truldas. Todo el movimiento se .reduce a un trabajode !a h~t?r~~ sobre. la, estructura, que encuenua en estasu Inte!Jg:Lbdldad dialeaica y que, sin referenda a ella,q~edat1a en el terreno de la exterioridad anaHtica ofre­Cl~~~ su. unida~ sin acd6n unificadora, como un~ puraml5t1flCacl6n. 51, .por el contrario, nos preguntamos c6moesas estruc~as mertes han sido preservadas, manteni­das y .mod,iflcadas pot 1a. practica, volvemos a encontrata la hlst,Or~~ como disciplina antropol6gica: la estructuraes m~lacl0n; es predso averiguar -tuando existeomat~t1a1es y doeumentos, 10 que no siempre sucede ene1 mvel de los trabajos emograficos-, como Ia praxis

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se precipita en 10 practico-inerte y no deja de carco­merlo. Este problema, ademas, nos reenv£a a la b-usquedapurameme filosOfica: el historiador es hist6rico, es de­dr,esd. litmulo en relaci6n con el grupo social cuyoesrodio historico haee. La filosofia --ella misma situa­da ~srodia estas situaciones desde un punto de vista

dial&:tico.Se pueden distinguir tres momentos: Ia acci6n del

hombre sobre la materia modifica la relacion entre loshombres en tanto la materialidad trabajada es la me-, .' . .diaci6n entre elIos. Cuando un conJuoto practlco-mettese constituye asI, si su desarrollo se hace mas lento, pue­de -es e1 segundo momenta-- set objeto del analisisestructural. Pero estos movimieoros mas lentos no dejande ser evoludones: se pueden estudiar las institucionesde la republica romana, pero --es el tercer momento­este estudio en s£ mismo remite al de las fuerzas pro­fundas y los desequilibrios que las hace deslizarse len-

. (ameote hacia las instituciones del imperio. Asi, elestudio estructural es un momento de una antropolog£aque debe set a la vez historica y estruetural. En estenivel reside 1a cuesti6n filos6fica: Ia totalizaci6n; elagente vuelve a ser sujeto-objeto, ya que se pierde enese hecho y simultaneamente escapa, por su misma pra­xis, a 10 que ha hecho. La filosoHa comienza en el mo­mento en que la vinatlaci6n dialeaica historia-estruc­:tura nos revela que, en todos los casOS, elhombre -encuanto miembro real de una sociedad dada y no encuanto abstracta naturaleza humana- no es mas queun cuasi-objeto para el hombre. No se trata ni de unconocimiento del objeto, ni de un eonocimiento del suojeto por sl mismo, sino de un,conocimien~o que, entantO tenemos que ver con sujetos) determlDa 10 quepuede alcanzarse considerando que el hombre es a lavez objeto, euasi-objeto y sujetO, y que por consiguienteel filosofo esta siempre situado en relacion con el. En

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este sentido, se puede concebir un fundamento de laantropologIa que fije los Hmites y las posibilidades quedene e1 hombre de alcanzarse a SI mismo. El campoantropol6gico va del objero al cuasi-objeto y dererminalos caracteres reales del objeto.

EI problema filos6fico es, en primer lugar, romo pasardel Olasi-objeto al objeto-sujeto y al sujeto-objeto. Tam...bien puede formularse aS1: c6mo debe set un objetopara que pueda aprehenderse como sujero (el fi16sofoforma parte de la interrogaci6n) y c6mo debe ser unsujeto para que 10 aprflhendamos como cuasi-objeto (yen el Hmite, como objeto). En otros rerminos: e1 con­junto de los procesos de interiorizaci6n y de reexcerio­rizaci6n define el dominio de la filosofia, en cuanto ellabusca el fundamento de sus posibilidades. El desarrollode la antropologia, aunque llegue a integrar a todas lasdisdpJinas, no suprimid. nuoca la filosoffa, en la me­dida en que esca cuestiona al mismo homo saf.Hens ypor eso mismo 10 pone en, guardia contra la tentaci6nde obje#v.Jrlo todo. Ella Ie muestta que 5i el hombrees, en el limite, objeto para el hombre, es tambienaquel por quien los hombres se transforman en objems.En este nivel vuelve a plant~arse la pregunta: les po­sible Ia totalizaci6n?

Las ci~r h1l'ffttWUlJ , el eslruet",tMiImO

P. -lHay ciencias humanas aut6nomas 0 bien hayuna ciencia del hombre y diversas disciplinas antropo.16gicas para. ttatat las mediaciones que intervienen ellla relad6n del hombre can el mundo? lSe puede esta·blecer una unidad desdee] interior?

J.-P.S. - 8i la unidad no esta. en el comienzo, tam·poco se la encontrara. en el final: se obtendca. una colee·ci6n. A partir de una intenci6n comun, hay una diver·

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sificaci6n que solo dene sen~ido en la medida en que.....se expresa, desde el interior, una misma preocupaci6n.Hay, en el fondo, dos preocupadones: una es el natar301 hombre en exterioridad, para 10 cual es indispensabletomarlo como un ser natural en el mundo y estudiarlo

.como objeto; en este nivel, la div~rsificadon no surgede la intendan, que es la misma, smo del hecho de q~e

no se puede esmdiar todo a la vez; la Otr~ te~d~nclaconsiste en retomar siempre 301 hombre en mtenoudad.Hay un momento de diversificaci6n que viene d~l ho~­

bre-ohjeto y que deberia suponer el momento dlalccucode totalizaci6n. Existen muchas disciplinas sepnmdas,pero ninguna disciplina tiene inteligibilidad por sf mis­rna. Todo estudio fragmentario reenvfa a otra cosa, de­wis de cada conocimiento fragmentario esta ]a idea deuna totalizaci6n de los conocimientos. Todo estudio esun momento -anaUtico de racionalizaci6n, pero saponeuna totalizaci6n diaJecrica. Considero que el marxismo,tal como debeda desarrollarse, es ese esfuerzo para rein·troducir la totalizaci6n. Algunos marxistas actUales, aldesplazarlo hacia el estrucruralismo, 10 privan de susposibilidades rotalizadoras.

P. -lEI modelo lingiHstico poclrfa ser el modelo deinteiigibilidad de todos los fen6men~s .~~anos? . .

J.-P. S. - En sl mismo el modelo hngulstlco e~ ~nm­

teligible si no se 10 remite al hombre ha}>lante. Es 1111~te­

ligible, a menos que 10 captemos a traves de u~ relac16nhist6rica de comunicad6n. Porque es necesarlo hablar.La verdadera intetigibilidad de la lingliistica nos reenvianecesariamente a la praxis. EI modelo lingiifstico es elmodelo estructural mas daro, pero necesariamente re­mite a etta cosa, a Ia totalizaci6n que es la palabra. Yohago a la lengua y ella me hace. Hay un momento deindependencia que es propiamente lingiHstico, pero esemomenta debe sel considerado como provisori(), comoun esquema abstracto, una estasis. En tanto no es SU~

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pe~a~o ~r la comunicaci6n, el Ienguaje perrenece a 10peaqiCo-merte. En el encontramos una imagen invertidadel, hombre, 10 inette que guarda, pero es una falsa sin­teSIS.

El modelo se mantiene, pero en 10 inene. Todo m~d:lo estructuralista es un modelo inerte. EI hombre sepler~e ~~ :1 lenguaje porque el mismo se' areoja a eI.En ImguIstIca, estamos en el niveI de la sfntesis inerte.

P. - iCual es la significacion antropologica .de suconcepto de la totalidad-destotalizada?

J.-P. S. - La nocion de totalidad-destotalizada radieaa . la, v:z en La J:luralidad de los sujetos y en la aed6ndlalectlca del sUJeto y de los sujetos sobre una materiaque es mediaci6n entre ellos. Yo llamo totalidad-des­totalizada precisamente al momento de la estrucrura.~n este. nIvel es la !nteleeci6n la que primero debe1~.t;r~enIr. Son las dlversas disciplinas, eeonomia, lin­g?lSuca ... las que d:ben, :ntender, las que deben apro­Xlmarse al modelo cIentlflCo de las ciencias naturales~on la salvedad de que no hay en la naturaleza sfntesi~mertes. EI pasaje de la intelecci6n a la comprensi6nes el pa~a!e de la estasis --c:n la que se trata de analizar

. 0 descnblr 105 datos: estaSls anaHtica y tambien feno­menoIogica-, a la dialectica. Es necesario volver aubicar al objeto estudiado en la actividad humana' noh.ay eomprensi6~ sino de Ia pra~is y no se compr~ndes~no por }a .praxis. La comprens16n recupera en el inte­r~or de 51 mlsma, a dtuIo de hecho de totalizaci6n prac­tlca, el mOtnento anaHtico del estudio estructural. Esca.el momento de la inteleedon, que es el momento dele~tu?i~ lin,gii!stico, momenta anaHtico que es la raz6ndlalectlca haclC~ndose inerte, ya que el an:lIisis no es masque ~a razon dialectica en el grado cero. Despues delestudlO del modelo. la comprension consiste en ver almodelo en marcha a traves de la historia. El momentode la comprensi6n total seria un momento en el que se

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comprenderIa al grupo hist6rico por su lenguaje y allenguaje por su grupo hist6rico.

P. - En el plano de su critica a los intentos positivis­tas y gestaltistas (Kardiner y Lewin) de constituirdisciplinas amropol6gicas, lpodrfa una amropologracomprensiva retomar sin mas los datos descubiertos poresas. disciplinas, 0 mas bieI.l la adici6n del fllndamenrohumano de las disciplinas amropol6gicas pertllrbaria a

. aquellas disciplinas? En otros tenninos: les deno queuna antropologfa verdadera nos permitida comprenderlos discursos y desarrollos del positivismo en su signi­ficacion social y humana?

J.-P. S. - Si se recupera el positivismo, habra quesubvertirlo. Contra el positivismo que quisiera disgre­gar el conocimiento, el verdadero problema es que. nohay verdad parcial, campo separado, que la (mica rela-

. cion entre elementos diversos de un conjunto en vias detotalizaci6n, debe ser la de las partes con las partes, delas partes con el todo, de las partes oponiendose a lasorras parces que representan el todo. Siempre se debetomar al todo desde el punto de vista de la parte y ala parte desde el pumo de vista del todo. Esto suponeque la verdad humana es total, es decir que hay unaposibilidad -a traves de destotalizaciones constan­tes- de captar a la historia 'Como totalizacion en curso.Tod<:> fen6meno estudiado s610 encuentra su inteligi­bilidad en la totalizaci6n de los demas fen6menos delmundo historico. eada uno de nosotros es productode ese h~undo y 10 expresamos de distintas maneras,pero 10 expresamos totalmente en cuanto estamos liga­dos a la peopia totaIidad. En cada grupo, veo un cienotipo de relaci6n de la parte con el todo. En la medidaen que expresamos aqui la realidad de la guerra enVietnam, se puede decir que la genre de Vietnam nosexpresa. El objeto de la historia atestigua al sujeto tantocomo el sujeto atestigua al objeto. 19ualmente se puede

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dedr que el proletariado y la elase patronal se definenredprocameme por su lucha. Hay un cierto tipo derelad6n peopio de Sai,nt-Nazaiee; en otros lugares, orrataeriea, otca lucha. Se puede dedr que un patr6n deSaint-Nazaire ex:peesa a sus obreros al mismo drulo queel obeero expresa a Sil patr6n:

P.-Usted ha hecho una distinci6n entre el prin­cipia metodologico y el principia antropologico. Elprincipio antropo16gko define al hombre por Sil rna­teriaIidad. Y Marx ha definido la materialidad del hom­bre de acuerdo ados caracteristicas, a saber: la necesi­dad y el nivel de sensibilidad. (. Podria explicitar el sen­£ido que usted da a la materialidad del hombre?

J.-P. S. - La materialidad consiste en que el punco departida es el hombre como ocganismo animal, que creaconjuntos materiales a partir de sus necesidades. Si no .se parte de alH, nunea se tendea un concepto justO deaqueUo en que el hombre es un sec material. Yo no es­toy totalmente de acuerdo con cierto manc:ismo a pro­p6sito de las superestruernras: la distind6n entre infray superestrueturas no existe en el sentido que piensoque las significaciones profundas estan dadas desde elcomienzo. El trabajo es ya una aprehensi6n del mundoy esta varia segUn el instrumento. No hay que hacerde la ideologia una cosa muerra; Ia ideoIogfa se ~itUa

en e1 nivel del trabajador que capta al mundo de elenamanera. 5i se considera a la idea en el nivel del fil6­sofa -Lachetier 0 Kant-, es la muette de la idea.EI trabajo es ya ideo16gico y el trabajador se crea atraves de la utilization de instrumentos. La verdaderaidea esta en el nivel del obrero, de la herramienta, delinstrumento, de las relaciones de producci6n. AM esdonde ella esta viva, aunque implkita.

JEAN-PAUL SAllTU

CLAUDE LEVI·STRAUSS

LA HISTORIA DE LOS ElNOLOGOS

GILLES LApOUGE. -Durame mueho tiempo se hareprochado a Levi-Strauss e1 ignorar la historia. Peroeste ha puesto las cosas en su lugar y hoy dia se admireque el esrructuralismo es apto 'para dar eueota de la me·tamortosis de las estrueruras. Pero Qun siendo esto unaverdad reconocida, las cdticas no han cesado, y Jean-PaulSanre las expresa energicamente en U~ reciente nume­ro· de la revista VArc.

Resumiendo, podemos decir que aquf chocarfan dosconcepciones de la historia: para Sartre, ella esta. ma­nejada pot un a.ctor que se llama el hombre. Por Clerto,Sartre no ignora las estrueturas, pero afirma que e1hombre tiene el poder y el debet de superarlas. De alH, .su notable formula: Lo esencial no eJ 10 que Je hacedel homh"e, sino /0 que el hace de 10 que se ha hecbode el. Para Levi-Strauss, por el contrario -dicen algu­nos-, la historia se forjaria sola, se hundiria en lasesttueturas y el hombre no seda mas que su juguetepasivo, eael mejor de los casos un simple espectador.Un objeto de la historia, no su sujeto.

CLAFDB LEVI-STRAUSS. - La concepcion del hombrecomo actor de la historia es un hecho etnograrico que se

• Versi6n castellana: SarI", c',;lIimo meta/ls;&o?, Paid6s,Bs. As., 1968. (N. Jel T.)

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haUa estrechamente ligado a un dena tipo de sock-dad: .la nuestra. Luego, la verdadera discusi6n est9. aqu£: estaconcepcion de la historia, tal como la i1ustra nuestra 50­

ciedad, lcorresponde at orden de la verdad? lEstamos au­torizados a extenderla a cualquier sociedad, como sepuede hacer con la biologfa 0 la Hsica, cuyas leyes sonvaIidas universalmente, 0 por eI comrario, dicha concep­ci6n de la historia se reduce a una propiedad distintivade una ciena forma del devenir humano, aparedda unasola vez en el mundo, en un rincon de la tierra habira­da,. y que no estamos en condiciones de invocar paracomprender 10 que pasa en otras partes 0 10 que hapasado antes? .

Y yea usted, el etnologo puede aportar una respuestaa esta cuesti6n. Su experiencia revela que esas sOeie­dades que esmdia se han planteado, elias tambien, elproblema de la historia, y 10 han resuelto en un sentidodiferente. Dichas sociedades no quieren ser agenteshist6ricos, basta tal pumo que se puede interpretar laexistencia misma de la mitologfa a la luz' de este re­chazo. Por supuesto, en un sentido, incluso las socieda­des mas cristalizadas esuln en la historia. Habrfa queser muy ingenuo para ignorar que todas las poblacioneshan vivido guerras, migraciones, periodos de crecimientoy decadencia. Pero no tenemos derocho a integra! porla fuerza a esa mirfada de historias locales denno deun'mismo y grandioso plan, bajo el pretexto de quenoson'os, occidentales, concebimos nuestr.a historia deesa manera.

Esta discusi6n es ceotral, ya que promueve una cues­ti6n de principio. Tambien en las ciencias humanas escierto que el mismo fen6meno puede aparecer bajo co­lores diferentes segu.n la perspeetiva en que se coloqueel observador. ASl, respecto de la historia: vista ennUfstra escala (quiero decir, la de la civilizaci6n occi­dental), ella se presenta como un todo poderosamente

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()rgll'nizado. Pero, si se amplla la perspectiva y se con­sidera a' esa misma historia en una escala de decenas<> centenas de milenarios, pronto se reduce a un des­orden, regido s610 por el juego de las probabilidades.Solamente una vez, y en un lugar, se produjo esa mu­tacion social y mental que ha in5pirado al hombre lacapacidad inconsciente de interiorizar la historia y hacerde ella el motor de su propio desarrollo. Que el pen­sador de la sociedad occidental, incapaz de considerarlade otro modo que del interior, la perciba toda enteracomprometid:l en un movimiento dialectico que por 51mismo construye su propia significadon, no excluyede ninguna manera que el etn6logo, cuya perspectivaes muy distinta, interprete a esa historia occidental-apenas una forma de Ia historia entre otras- atmodo de una fluccuacion estadistica.

G.1. - Esto en CUlJ!nto a la historia. Pero hay otracritica: Levi-Strauss sentiria hacia la filosoffa un horrortan grande como el que los pueblos salvajes siemenbacia la historia. Y es preciso admitir que el mismoLevi-Strauss ha expresado· con un poco de rudeza su in­diferencia por la fil050fia. De aqul, deno disgusto delos fi1osofos. Asi Sanre, en el mismo numero de L'Are,envolviendo en una misma "estructura" a quienes sedefine -equivocadamente-- con la misma etiqueta deestructuralistas (Lacan, Althusser, Foucault y Levi-.Strauss), les da una leccion. Se cree~la casi que los fi­105Of05 temen a esas Iobustas ciencias humanas quemerodean en el campo de la filosoffa, devorandolo, conel riesgo de dejar a los fil6sofos 5610 un pequeno terre­no para cultivar.

e. 1.-S. - Efectivamente, parecerfa que la filosoffateme verse despojada por la expansion, no solo de lasciencias humanas, sino de todo el pensamiento cienti­fico contemporaneo. De alli, eso que usted llama. lairritaci6n de un hombre como Sartre. Pero observe que

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esa irritaci6n no es permanente. El ultimo nillnero deLeI Temps Moderne.r sabre e1 estructuralismo·, es muyecuanime. La introducci6n, redacrada por Pouillan, ex.,;plica admirahlemente 10 que hay que entender por es­,trucruraIismo y coincido tOtalmente con el ruando ob­serva que en Sartre se hallan a veces excelentes analisisestrucmrales. luega, no me parece que el enfremamien­to entre Sartre y yo sea inevitable. Simplemente, debtadarar algunas cosas cuando --en algunos capltulos dela Gritica de la razon dialectictl-- Sarne, saliendo de sudominio, se atrevi6 a reve1ar a los etn610gos 1a natura­leza profunda de su investigaci6n.

CLAUDB lEVI-STRAUSS

INDICB

JOSE SAZB6N: Sartre y la raz6n estruetu-ralis·ra .... I • .. .. .. .. .. • .. • • • • .. • • .. • .. .. • • • .. .. 7

NICOS POULANTZAS: Sante y levi-Strauss:hI ,. ,una pro ematlca comun .............•

JEAN POUJLLON: Confrontaci6n de dos me-rodos: Sartre y 'Levi-Strauss .

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• Version castellana: Pl'oblemas del eslfU&ltmJismo, SigloXXI, Mexico, 1967. No induye el articulo de Jacques Ehr..mann, Les JlrlulUf'fts de l'echange dam "Cinna". (N. del T.)

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JBAN-PAUL S~~B: Anrtopologfa, estrue-turalismo, hlstorta 47

CLAUDE LEVI-STRAUSS: La historia de 105etn61ogos 57