Néstor Carda Canclini Políticas culturales yrelaciones … · Néstor Carda Canclini Políticas...
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Néstor Carda Canclini
Políticas culturales yrelacionescentro-perif~ia en los 90
•,- ómo se están transformando, en elictual proceso de globalización económi cultural, la relaciones entre
periferia? Re ponder a estaindi pen ble para renovarI di fto d las políticas cul-
inld
Duranl los aftos sesenta y buena partede I tenta los vínculos entre centro yperir, ria eran pensado bajo el modelod la d pendencia: lo que ocurría en lospaí e ubdesarrollado parecía determinado por la expansión cultural,económica polltica de las nacionesimperiali taso Los estudios realizados enel marco de la teoría de la dependenciaa udaron a conocer algunos dispositivosutilizados por los centros internacionale de producción científica, artística
comunicacional que condicionaban, yaún condicionan, el desarrollo en lospaí periféricos. La persistente asime-
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tría. entre lo que los dependentistas llamaban el Primer y el Tercer Mundos, yel intercambio desigual de bienes, mensajes y capitales entre uno y otro, confiere aún cierta verosimilitud a esasposiciones. Sin embargo, los cambiosocurridos en las últimas décadas en lasinteracciones entre ambos mundos y enlas condiciones tecnológicas e industriales de producción y comunicación cultural no pueden ser explicados desde esemodelo polar y esquemático. Hayal menos tres clases de procesos que requieren reformular el paradigma de análisis:a) La reorganización transnacional delos mercados culturales por las nuevas·tecnologías (tel~visión, video, satélites,fax, fibras ópticas, etc.) volvió obsoletala pretensión de las políticas culturalesnacionalistas de atrincherarse en repertorios folclóricos regionales. La cultur?
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nacional, que se concebía como expresión de un ser colectivo, es vista ahoracomo una construcción histórica, enbuena medida imaginaria, que se reorganiza constantemente al interactuarcon bienes y mensajes transnacionales.
Varios estudios sobre consumo cultural que realizamos recientemente enMéxico muestran el predominio de losmedios electrónicos de comunicaciónsobre las ofertas culturales locales (delbarrio, la propia ciudad o región). Nollega al 10% el sector que se relacionacon la cultura institucionalizada (cine,teatro, concierto, salones de baile), nitampoco supera ese porcentaje la franjade quienes dicen asistir regularmentea espectáculos o fiestas en que se manifiestan las culturas populares tradicionales. Si esto ocurre en un país comoMéxico, con fuertes tradiciones étnicas
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y populares, más promovidas por el Estado que en otras sociedades, es imaginable que en los demás la vida simbólicalocal cuenta aún con menos eco. Entanto, encontramos que el 95% de loshogares de la ciudad de México tienetelevisión, el 87% radio y el 52% videocasseteras: estas cifra.s, junto con lasreferencias dadas sobre el alto porcentaje de tiempo que esos aparatos ocupanen el uso del tiempo libre, revelan unareorganización de los hábitos culturales,cada vez más dedicados a los mensajesaudiovisuales que se reciben en la casa yque expresan códigos internacionales deelaboración simbólica. 1 La mayor partede la información yel entretenimiento delas mayorías procede de un 'sistema deslocalizado, internacional, de produccióncultural, ycada vez menos de la relacióndiferencial con un territorio y con losbienes singulares producidos en él.
b) Este avance creciente de la culturaaudiovisual transmitida por medios electrónicos puede sugerir una presenciamayor de la cultura metropolitana y unpredominio sobre las culturas "propias"de los países periféricos. Esto es parcialmente cierto, sobre todo en las nacionescon industrias culturales poco desarrolladas. Sin embargo, la situación semuestra más compleja si miramos lo queocurre en casos como Brasil y México,donde la masificación e industrialización de la cultura no implica totalmente-como se suponía en los sesenta y setenta- una mayor dependencia de laproducción extranjera. De 1971 a 1982la proporción de películas brasileñas enlas pantallas de ese país creció del 13.9 al35%. Los libros de autores nacionales,que ocupaban el 54% de la produccióneditorial en 1973, subieron al 70%en 1981. También se escuchan más discos y cassettes nacionales, mientrasdescienden las ventas de importados. En1972, un 60% de la programación televisiva en Brasil era extranjera; en.1983, bajó al 30%. Simultáneamentecon esta tendencia a la nacionalización
I Néstor Garda Canclini, Mabel Piccini y Patriocia Sara, El consumo cultural en México, comunicadón presentada en la reunión del Grupo de Políticas Culturales de CLACSO, Sao Paulo, juniode 1990.
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de la producción cultural, Brasil se haconvertido en un agente muy activo delmercado internacional exportando telenovelas. Como llega a penetrar con esosprogramas en países centrales, alcanzóa ser el séptimo. productor mundial detelevisión y publicidad, y el sexto en discos. El sociólogo Renato Ortiz extraeesta conclusión: pasamos "de la defensade lo nacional·popular a la exportaciónde lo internacional-popular,,2... El crecimiento de esta tendenciaopuesta a la imposición de bienes culturales del centro sobre la periferia no esgeneralizable a muchas naciones. Tampoco elimina las preguntas de cómodistintas clases se benefician y son representadas con la cultura de cada paí .Pero esta reorganización de las dir cciones de producción, circulación y con umo cuestiona la asociación "natural"que solía hacerse de lo popular con 1nacional y la oposición igualmentapriorística de lo nacional con lo int r·nacional.
c) En tercer lugar, las migracion ma·sivas de muchos países periférico I
2 Renato Ortiz, A moderna tradifao br/lSiJ,iro.Sao Paulo, Brasiliense, 1988, pp. 182·206.
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culturas latinoamericanas en las metrópolis, sus efectos en los mercadossimbólicos, en los centros culturales yen la vida cotidiana, algunos antropólo
gos hablan de una "implosión del TercerMundo en el Primero". Las nociones decomunidades cerradas yautosuficientes,culturas nacionales totalmente autónomas o "auténticas", ya no pueden serso tenibles, dice Renato Rosaldo, "excepto quizá como una 'ficción útil' ouna di torsión reveladora".3 Otro antropólogo, Roger Rouse, que estudiócómo lo migrante mexicanos a California comunican fluidamente con
...tensas entre grupos que están a dos milmillas de distancia, en países diferentes.
En cuanto a la polaridad centro/periferia, se veía como "expresión abstractade un sistema imperial idealizado",
en el que las gradaciones de poder y riqueza estarían distribuidas concéntricamente: lo mayor en el centro y unadisminución constante a medida quenos movemos hacia zonas circundantes.El mundo funciona cada vez menos deeste modo. Necesitamos, reclamaRouse, "una cartografia alternativa delespacio social", basada más bien en lasnociones de circuito y frontera. 4
Una nueva agenda de investigación ypolítica
Estos desarrollos desterritorializados dela cultura, que intensifican los intercambios multidireccionales, cuestionan elparadigma binario y polar con quese pensaban las relaciones entre centroy periferia. Sin embargo, no clausuranla asimetría ni las desigualdades, no di-
~ Roger Rouse, "Mexicano, Chicana, Pocho. Lamigración mexicana y el eSpacio socia) del posmadernismo", Página Uno, suplemento de Unomásuno,3)-12-88, pp. \-2.
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suelven las preguntas por la identidad yla soberanía nacional; más bien las recolocan en un escenario multifocal, llenode cruces, atravesado por estrategiasmultideterminadas. Vamos a proponeralgunos de los problemas y perspectivasde análisis que, a nuestro juicio, podríanayudar a avanzar en la situación presente.
l. La globalización de la economía y lacreciente interdependencia fomentadapor la transnacionalización de las indus
trias culturales adquieren formas específicas en los países de América Latina,como consecuencia del debilitamientode los aparatos estatales y del empobrecimiento de las economías periféricas.Los latinoamericanos estamos incorporándonos a los procesos de regionalización con acuerdos y proyectos propiosde integración latinoamericana. Pero larecesión o el estancamiento de nuestraseconomías durante los ochenta, la hemorragia de la deuda ext~rna, las caídasen la inversión estatal y privada, la reducción de la producción y el consumocultural, nos colocan en pésimas condiciones para integramos e intercambiarnuestros bienes. Los Estados se retirande la promoción cultural: en Brasil havuelto a subir la proporción de cine extranjero en los últimos años por el simple hecho de que el gobierno cerró Embrafilme y la producción nacional bajó atres o cuatro películas por año. Algo semejante se observa en las industrias del
. libro y los discos, incluso en países queh.abían tenido un alto nivel productivo,como la Argentina. Se promueve la integración cultural latinoamericana en elmomento en que tenemos menos paraintercambiar y el empobrecimiento delos salarios disminuye el consumo de lasmayorías.
2. Con frecuencia se habla de la fortaleza que nos daría en los procesos de integración o en los acuerdos de librecomercio con los Estados Unidos la vitalidad y riqueza históricas de las culturaslatinoamericanas. Efectivamente, noveo razones para tener una visión apocalíptica respecto de las culturas popular-tradicionales. Si quinientos años desubordinación -primero colonial, luegoa las élites modernizadoras- no extin-
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guieron las culturas regionales y nacionales, no entiendo cómo podría lograrloel actual movimiento de planetarización. Sin embargo, es previsibleque la integración subalterna que ahoranos proponen los países centrales (especialmente EU) tenga algunos efectosparciales y rápidos en las áreas más dinámicas de la producción, circulación yconsumo de cultura: las que implican eluso de tecnologías complejas y altas inversiones financieras.
Esta subordinación muy asimétrica noocurrirá del mismo modo para los diversos sectores sociales. Las nuevas tecnologías culturales se aplican en formasegmentada: por una parte, en las redesde comunicación masiva dedicadas a losgrandes espectáculos de entretenimiento (radio, cine, televisión, video);por otro lado, en circuitos restringidosde información y comunicación destinados a quienes toman decisiones(comunicación por satélite, fax, teléfonos celulares, ,conexiones exclusivas conbancos de datos mediante fibra óptica,computadoras y modem). En la primeralínea -la producción de mensajes recreativos e información para mayorías- lospaíses más desarrollados de la periferia
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(Argentina, Brasil, Chile, Colombia,Venezuela, México) disponen de recursos tecnológicos, económicos y humanospara generar con cierta autonomía suproducción nacional y quizá expandirseen la región. En la segunda -la infotmación, el know how y la cultura paratomar decisiones e innovar- todo indicaque la distancia y la desigualdad entrecentro y periferia tienden a agravarse.
3. ¿Cómo elaborar políticas culturales,científicas y educativas que contribuyana la democratización y el desarrollo denuestras sociedades en estas condiciones? No veo otra salida que revertir latendencia a la privatización de las de isiones, que no es transferencia d IEstado a la sociedad civil sino tran ~ rencia de la función estatal a lo grupomás concentrados del capital nacion 1transnacional. A diferencia de lo qusostenía en los sesenta y setenta, n rque el refortalecimiento nec ri dlos Estados deba hacerse en n mbrde un nacionalismo telúrico. Para r ncontrar un papel de los Estado n laactual coyuntura es necesario r pen rsu concepción y sus funcione omagentes del interés público en m dio d I
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cruce nacional e internacional de fuerzas económicas y culturales. El Estado,concebido como un e pacio democrático plural, es indi pensable para evitar el reduccionismo de lo biene lasbúsquedas culturales a mercancía, paradefender todo lo que en la ida imbólica de la ociedade no puede r comercializable: por ej mplo, I der choshumano, la inno acione téti a ,la con trucción cole ti a d I ntid hi-.' 5tonco.
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6 Para un lrawnicnto nW amplio de cuo-liones, v~ mi libro Cll1tllraJ /Q)riús: utraugWpara tntrar , salir dt 10 III0dtrllidad. M ko,Grijalbo-C CA, 1990.