N01 Completo

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Primer número de la revista Hábitat y Sociedad

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Promueve

Comisión Académica del Máster Propio en Gestión Social del Hábitat. Universidad de Sevilla

Apoyan

Grupos de investigación:

ADICI: Aula Digital de la Ciudad. HUM810. Responsable: Esteban de Manuel Jerez

AREA: Análisis Regional: Economía Andaluza. SEJ217. Responsable: Manuel Delgado Cabeza

CESPYD: Grupo de Investigación Coalición para el Estudio del Poder, la Salud y la Diversidad. HUM873.

Responsable: Manuel García Ramírez

DIE: Didáctica e Investigación Escolar. HUM319. Responsable: Rafael Porlán Ariza

GDRU: Grupo Geografía y Desarrollo Regional y Urbano. HUM177. Responsable: Rocío Silva Pérez

GIEST: Grupo de Investigación Estructuras y Sistemas Territoriales. HUM396. Responsable: Juan Francisco

Ojeda Rivera

GISAP: Grupo de Investigación Social y Acción Participativa. SEJ218. Responsable: Javier Escalera Reyes

Grupo Ecología de Sistemas Agrarios, Ganaderos y Forestales. RNM318. Responsable: Rocío Fernández

Alés

Maquetación y edición electrónica

Covadonga Varela Castejón

Imagen gráfica

Alejandro González

Sede científica y Redacción de Hábitat y Sociedad

Máster Propio en Gestión Social del Hábitat, Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Universidad de Sevilla. Avda.

Reina Mercedes, nº 2. 41013 Sevilla. E-mail: [email protected]

Publica

Máster Propio en Gestión Social del Hábitat. Universidad de Sevilla

I.S.S.N.: 2173-125X

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Estructura editorial

Director

Esteban de Manuel Jerez, Universidad de Sevilla, Dr. Arquitecto

Secretarios

Nicolás de Alba Fernández, Universidad de Sevilla, Dr. en Pedagogía

Antonio García García, Universidad Pablo de Olavide, Dr. en Geografía

Comité Editorial

Esteban de Manuel Jerez, Universidad de Sevilla, Dr. Arquitecto

Juan Francisco Ojeda Rivera, Universidad Pablo de Olavide, Dr. en Geografía

Luis Andrés Zambrana, Universidad de Sevilla, Economista

Francisco F. García Pérez, Universidad de Sevilla, Dr. en Pedagogía

Vicente Manzano Arrondo, Universidad de Sevilla, Dr. en Psicología

Fernando Sancho Royo, Universidad de Sevilla, Dr. en Biología

Víctor Fernández Salinas, Universidad de Sevilla, Dr. en Geografía

Javier Escalera Reyes, Universidad Pablo de Olavide, Dr. en Antropología

Pedro Lorenzo Gálligo, Universidad Politécnica de Cataluña, Dr. Arquitecto

Consejo Asesor

François Audigier, Université de Genève, Suiza, Dr. investigador en Didáctica de las Ciencias Sociales

Horacio Capel Sáez, Universidad de Barcelona, Dr. en Geografía

Jaume Carbonell Sebarroja, Universidad de Vic, Barcelona, Director de Cuadernos de Pedagogía

Josefina Cruz Villalón, Universidad de Sevilla, Dra. en Geografía

Ramón Fernández Durán, Ecologistas en Acción, Dr. Ingeniero de Caminos

Carlos González Lobo, Universidad Nacional Autónoma de México, Dr. Arquitecto

Jaime López de Asiaín, Universidad de Sevilla, Dr. Arquitecto

Enrique Ortiz, Ex-presidente de Habitat International Coalition, México, Arquitecto

Víctor Saúl Pelli, Universidad Nacional del Nordeste, Argentina, Arquitecto

Víctor Pérez Escolano, Universidad de Sevilla, Dr. Arquitecto

Rafael Porlán Ariza, Universidad de Sevilla, Dr. en Ciencias de la Educación

Rocío Silva Pérez, Universidad de Sevilla, Dra. en Geografía

Ana Sugranyes, Secretaria General de Coalición Nacional para el Hábitat, Chile, Arquitecta

Francesco Tonucci, Investigador del Istituto di Psicologia del Consiglio Nazionale delle Ricerche, Roma

Florencio Zoido Naranjo, Universidad de Sevilla, Dr. en Geografía

Consejo de Redacción

Doraci Alves Lopes, Pontificia Universidad Católica de Campinas, Brasil, Dra. en Sociología

Nicolás de Alba Fernández, Universidad de Sevilla, Dr. en Pedagogía

Vicente J. Díaz García, Hábitat y Desarrollo, Las Palmas de Gran Canaria, Arquitecto

Antonio García García, Universidad Pablo de Olavide, Dr. en Geografía

José Mª López Medina, Universidad de Sevilla, Arquitecto

Marina Lora Chapela, Becaria del Máster en Gestión Social del Hábitat, Arquitecta

Alberto Matarán Ruiz, Universidad de Granada, Dr. en Ciencias Ambientales

Antonio Melo Montero, Universidad de Sevilla, Arquitecto

Luis Morales Carballo, Biólogo consultor, Sevilla

María Bernabela Pelli, Universidad Nacional del Nordeste, Argentina

Darinka Czischke, European Social Housing Observatory, Bruselas, Dra. en Sociología

Francisco José Torres Gutiérrez, Universidad Pablo de Olavide, Dr. en Geografía

Covadonga Varela Castejón, Becaria del Máster en Gestión Social del Hábitat, Arquitecta

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Comité Científico

Federico Aguilera Klink, Universidad de La Laguna, Dr. en Economía

Julio Alguacil Gómez, Universidad Carlos III de Madrid, Dr. en Sociología

Chantal Aspe, Université de Provence, Francia, Socióloga

Beatrice Borghi, Università di Bologna, Italia, Dra. en Historia

Antonio Cano Orellana, Universidad de Sevilla, Dr. en Economía

Inmaculada Caravaca Barroso, Universidad de Sevilla, Dra. en Geografía

Sergio Claudino, Universidade de Lisboa, Portugal, Dr. en Geografía.

Fernando Conde Gutiérrez del Álamo, CIMOP, S.A., Madrid, Sociólogo

Manuel Delgado Cabeza, Universidad de Sevilla, Dr. en Economía

Pablo Diáñez Rubio, Universidad de Sevilla, Dr. Arquitecto

Mariana Enet, Universidad Nacional del Nordeste, Argentina

Eduardo García Díaz, Universidad de Sevilla, Dr. en Ciencias de la Educación

Luz Marina García Herrera, Universidad de La Laguna, Dra. en Geografía

Manuel García Ramírez, Universidad de Sevilla, Dr. en Psicología

Carlos Gabriel García Vázquez, Universidad de Sevilla, Dr. Arquitecto

Philippe Haeberli, Université de Genève, Suiza, Dr. en Ciencias de la Educación

Jesús Leal Maldonado, Universidad Complutense, Dr. en Sociología

Rafael Lucas Ruiz, Universidad de Sevilla, Dr. Arquitecto

Ricardo Marqués Sillero, Universidad de Sevilla, Dr. en Ciencias Químicas

Carolina Márquez Guerrero, Universidad de Sevilla, Dra. en Economía

Jaume Martínez Bonafé, Universidad de Valencia, Dr. en Pedagogía

Rosendo Mesías, Coordinador GTM/PDHL de La Habana Vieja, Cuba

Josep Mª Montaner Martorell, Universidad Politécnica de Cataluña, Dr. Arquitecto

Manuel Montañés Serrano, Universidad de Valladolid, Dr. en Sociología

José Mora Galiana, Universidad Pablo de Olavide, Dr. en Filosofía

Leandro del Moral Ituarte, Universidad de Sevilla, Dr. en Geografía

José Ramón Moreno García, Universidad de Sevilla, Arquitecto

Zaída Muxí Martínez, Universidad Politécnica de Barcelona, Dra. Arquitecta

Onofre Rullán Salamanca, Universidad de las Islas Baleares, Dr. en Geografía

Fernando Sabaté Bel, Universidad de La Laguna, Dr. en Geografía

Julián Salas Serrano, Universidad Politécnica de Madrid, Dr. Ingeniero

Domingo Sánchez Fuentes, Universidad de Sevilla, Dr. Arquitecto

Rubén Sepúlveda, Universidad de Chile, Dr. Arquitecto

María Fernanda Pita López, Universidad de Sevilla, Dra. en Geografía

Xosé Manuel Souto González, Profesor de Secundaria, Universidad de Valencia, Dr. en Geografía

Raúl Vallés, Universidad de la República, Montevideo, Arquitecto

Isabela Velázquez Valoria, GEA 21, Madrid, Arquitecta

Carlos Verdaguer Viana-Cárdenas, Universidad Politécnica de Madrid, Arquitecto

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Nº 1, noviembre de 2010: Producción y Gestión Social del Hábitat

Coordinadores: Esteban de Manuel Jerez y Francisco F. García Pérez

PRESENTACIÓN DEL NÚMERO p. 7-10

ARTÍCULOS MONOGRÁFICOS

Construyendo triángulos para la gestión social del hábitat. Esteban de Manuel Jerez p. 13-37

La gestión de la producción social del hábitat. Victor Saúl Pelli p. 39-54

Derecho a la ciudad, producción social y gestión participativa del hábitat. La promoción

de iniciativas comunitarias incluyentes en la Ciudad de México. Enrique Ortiz p. 55-70

El derecho de la ciudad. Praxis de la utopía. Ana Sugranyes p. 71-79

OTROS ARTÍCULOS

Metodologías participativas para la gestión social del hábitat. Jose María López Medina p. 83-103

A produção e gestão da habitação de interesse social: estudo de caso no Brasil. Glacir

Teresinha Fricke; Jane Tassinari Fantinelli; Rosana Soares Bertocco Parisi p. 105-120

Reflexiones sobre la enseñanza y la investigación tecnológica para la vivienda de las ma-

yorías. Julián Salas p. 121-131

Algumas experiências acadêmicas em habitação de interesse social na região sudeste do

Brasil: regularização fundiária em municípios entre as regiões metropolitanas de Campi-

nas e São Paulo. Glacir Teresinha Fricke; Jairo Bastidas; Sergio Quaglia p. 133-149

LED (Libros, Eventos, Debates)

XVI Encuentro de la Red Universitaria Latinoamericana de Cátedras de Vivienda

(ULACAV). Montevideo, 2010. Sharon Recalde; Marta Solanas; Raúl Vallés p. 153-160

Objetivos y alcances de los Relatores Especiales sobre la vivienda adecuada de Nacio-

nes Unidas. Roberto Goycoolea Prado; Paz Núñez Martí p. 161-167

Las “tomas” de tierras y el problema de la vivienda en Latinoamérica. Antonio Melo p. 169-173

Jornadas de Arquitectura y Cooperación al Desarrollo. Esteban de Manuel Jerez; Ma-

nuel J. Martín Hernández p. 175-179

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EVALUADORES DEL NÚMERO 1. NOVIEMBRE 2010.

PRODUCCIÓN Y GESTIÓN SOCIAL DEL HÁBITAT

Nicolás de Alba Fernández, Universidad de Sevilla, Dr. en Pedagogía

Doraci Alves Lopes, Pontificia Universidad Católica de Campinas, Brasil, Dra. en Sociología

Antonio Cano Orellana, Universidad de Sevilla, Dr. en Economía

Luis Castro Nogueira, Universidad Nacional de Educación a Distancia, Dr. en Filosofía

Sergio Claudino, Universidade de Lisboa, Portugal, Dr. en Geografía.

Fernando Conde Gutiérrez del Álamo, CIMOP, S.A., Madrid, Sociólogo

Mariana Enet, Universidad Nacional del Nordeste, Argentina

Javier Escalera Reyes, Universidad Pablo de Olavide, Dr. en Antropología

Francisco F. García Pérez, Universidad de Sevilla, Dr. en Pedagogía

Rafael Lucas Ruiz, Universidad de Sevilla, Dr. Arquitecto

Esteban de Manuel Jerez, Universidad de Sevilla, Dr. Arquitecto

Antonio Melo Montero, Universidad de Sevilla, Arquitecto

Juan Francisco Ojeda Rivera, Universidad Pablo de Olavide, Dr. en Geografía

Luisa Saavedra Jiménez, Trabajadora Social, Experto universitario en Metodologías participativas y ciudadanía.

Rubén Sepúlveda, Universidad de Chile, Dr. Arquitecto

Xosé Manuel Souto González, Profesor de Secundaria, Universidad de Valencia, Dr. en Geografía

Isabela Velázquez Valoria, GEA 21, Madrid, Arquitecta

Carlos Verdaguer Viana-Cárdenas, Universidad Politécnica de Madrid, Arquitecto

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Número 1 Noviembre 2010: Producción y Gestión Social del Hábitat

Coordinadores

Esteban de Manuel Jerez; Francisco F. Gracía Pérez

Presentación del número 1

Esteban de Manuel Jerez

Escuela Técnica Superior de Arquitectura. Universidad de Sevilla

Con este primer número, que tiene por tema monográfico la Producción y la Gestión Social del Hábitat, nace

el proyecto de la Revista Hábitat y Sociedad con el propósito de impulsar la creación de un ámbito interdis-

ciplinar desde el que abordar de forma compleja la relación entre la sociedad humana y su hábitat. La inter-

acción del ser humano con su entorno está transformando de forma acelerada la geosfera y la biosfera,

produciendo alteraciones climáticas y agotamiento de recursos. Al mismo tiempo, el acelerado proceso de

urbanización iniciado con la industrialización y las desigualdades sociales exacerbadas por este proceso es-

tán generando tensiones de diverso orden, presiones migratorias del campo a la ciudad y de los países peri-

féricos a los centrales. La globalización económica, con la absoluta primacía de la dimensión financiera, de

naturaleza especulativa, sobre la economía y la sociedad, está provocando así mismo fuertes dualizaciones

sociales y territoriales. Con esta revista queremos contribuir a impulsar la difusión de artículos científicos

que aborden líneas de investigación y acción transformadoras en relación con estas problemáticas, de vital

importancia para el devenir de nuestra sociedad.

El paradigma de la producción y gestión social del hábitat se propone como modelo que viene a tratar de

equilibrar el desorden introducido por un mercado inmobiliario orientado a producir viviendas como objeto de

inversión antes que destinadas a cubrir una necesidad humana fundamental. La promoción de viviendas por

el mercado deja a éstas fuera del alcance de la mayor parte de la población. La promoción pública de vi-

vienda resulta insuficiente para atender a la demanda no satisfecha por el mercado y desde los años ochen-

ta, con el predominio de las políticas neoliberales, ha retrocedido hasta casi ser anecdótica. Ante esta situa-

ción, la población de los países en vías de industrialización resuelve por sí misma su necesidad de vivienda

generando fenómenos como los asentamientos humanos informales en las periferias de las ciudades. En

los países industrializados, que ya vivieron este fenómeno, emergen movimientos de protesta, como el es-

pañol “V de Vivienda”, que denuncian que la vivienda es un derecho antes que una inversión especulativa,

los movimientos okupas o nuevas iniciativas sociales que promueven viviendas cooperativas con un fuerte

componente comunitario y autogestionario.

El paradigma de la Producción y Gestión Social del Hábitat surge en América Latina, para caracterizar estos

fenómenos autogestionarios informales, que generan soluciones insatisfactorias, y darles soporte técnico y

político. De este modo, se pretende generar soluciones más satisfactorias convirtiendo lo que es percibido

como problema, la informalidad, en parte de la solución. Aprovechando las capacidades de la población, a

través de su implicación activa en todo el proceso de producción y gestión, con nuevas políticas que apoyan

la autogestión, regulándola, dándole soporte técnico y facilitando el acceso al crédito, se generan soluciones

progresivamente más adecuadas. Este paradigma adquiere actualidad ahora en Europa, poniendo el énfa-

sis más en la gestión que en la producción, para tratar de afrontar situaciones complejas desde el punto de

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vista social y habitacional, particularmente las derivadas de la gestión de los barrios producidos por las polí-

ticas sociales de vivienda de los años 50 a 70, de corte asistencialista y con un fuerte componente de se-

gregación social, así como para promover la iniciativa social en la solución del problema de la vivienda e in-

troducir principios de democracia participativa en el planeamiento urbano y territorial.

Este primer número aborda, a través de varios artículos, un acercamiento conceptual a estos temas a través

de aportaciones teóricas, metodológicas y de la presentación de casos.

La revista se abre –en su apartado monográfico- con un primer artículo de su director, Esteban de Manuel

Jerez, “Construyendo triángulos para la gestión social del hábitat”, en el que, apoyándose en el paradigma

del pensamiento complejo, aborda la definición de los conceptos de hábitat, hábitat social, producción y ges-

tión social del hábitat, así como del modo en que estos temas pueden ser abordados desde la universidad

desde una perspectiva compleja, en la que interaccionan investigación, acción y educación, todas ellas en el

marco de un proyecto transformador.

A continuación, con carácter excepcional, aparecen dos textos procedentes de conferencias relevantes, pa-

ra cuya publicación hemos solicitado autorización a sus autores, que son autoridades de referencia interna-

cional como auténticos impulsores y constructores de este paradigma: Víctor S. Pelli y Enrique Ortiz. La

conferencia del arquitecto Víctor Pelli, “La gestión de la producción social del hábitat”, nuestro segundo ar-

tículo, se enmarca en el acto de apertura del Máster Propio en Gestión Social del Hábitat de la Universidad

de Sevilla. Acto con el que la comisión académica de este curso, promotora a su vez de esta revista, quiso

rendir homenaje a la trayectoria profesional, investigadora y teórica de este autor, que viene inspirando a

varias generaciones de profesionales del hábitat del ámbito latinoamericano. En su conferencia magistral,

Víctor Pelli funda los cimientos de la formación especializada en la producción y gestión social del hábitat,

introduciendo los conceptos clave y las estrategias que han de ser desarrolladas en la misma.

En tercer lugar publicamos la conferencia que impartió el arquitecto mexicano Enrique Ortiz en la Conferen-

cia Internacional Sobre Urbanización y Desarrollo Comunitario en China en la Globalización. El autor, que

durante tantos años fuera presidente de Habitat International Coalition (H.I.C.), es maestro reconocido de

todos los que con él han desarrollado este campo de acción y reflexión durante más de cuatro décadas. En

su conferencia aborda los tres temas estratégicos desarrollados por los movimientos sociales urbanos: el

derecho a la ciudad, la producción social del hábitat y la gestión participativa del hábitat. Apoyándose en un

amplio estudio de más de cuarenta experiencias latinoamericanas, propone una matriz para sistematizar el

análisis de iniciativas de producción y gestión social del hábitat. El artículo incluye las fichas de tres casos

que son referencia internacional: la cooperativa de vivienda Unión de Palo Alto en México D.F., la primera

que registra en esta ciudad la propiedad a nombre de la cooperativa y establece un contrato de uso con los

cooperativistas; la experiencia de producción y gestión social integral del barrio de Cananea en Iztapalapa,

también en México D.F.; y la tercera, que describe el conjunto habitacional El Capulín en Naucalpán de Juá-

rez, Estado de México, en la que destaca la relación entre gestión social y mejoramiento ambiental.

Ana Sugranyes, secretaria general de H.I.C., firma un artículo complementario del anterior “El derecho a la

ciudad: Praxis de la utopía”. Desarrolla el concepto de “derecho a la ciudad”, desde su construcción en

Francia, a final de la década de los 60, por el filósofo y sociólogo francés Henri Lefebvre, hasta su desarrollo

en la década de los 90, para articular propuestas políticas para el hábitat alternativas a la que se estaban

imponiendo desde el neoliberalismo en toda América Latina y el resto del mundo. Formula este derecho tal

y como se concretó en la Carta por el Derecho a la Ciudad promovida por H.I.C. y da cuenta de los logros

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de los movimientos sociales ciudadanos que han promovido este derecho consiguiendo que sea incluido en

la Constitución de Ecuador, el Estatuto de la Ciudad, de Brasil, y la Carta por el Derecho a la Ciudad, del

Distrito Federal de México.

El artículo de José María López Medina, “Metodologías participativas para la gestión social del hábitat”, ini-

cia la sección dedicada a otros artículos –que, en el caso de este primer número, completan el tratamiento

de la temática central- realizando un recorrido a través de las aproximaciones y confluencias, que se han

producido en este ámbito, de propuestas procedentes de la arquitectura y las ciencias sociales hasta confi-

gurar un rico panorama de metodologías de producción y gestión social del hábitat. Metodologías que han

ido asumiendo la Investigación Acción Participativa como paradigma de construcción de conocimiento y

transformación de la realidad que permite diseñar y gestionar procesos en los que intervienen técnicos de

diferentes disciplinas junto con los habitantes y los responsables de los diferentes sectores de la administra-

ción implicados. El artículo presenta una taxonomía de diferentes propuestas de diseño participativo y ter-

mina relacionando las recientes aportaciones del sociólogo español Manuel Montañés y la arquitecta argen-

tina Mariana Enet.

El artículo firmado por las profesoras T. Fricke, J. T. Fantinelli y R. Soares, de la P.U.C. de Campinas (Bra-

sil), “A produção e gestão da habitação de interesse social: estudo de caso no Brasil”, describe una expe-

riencia de colaboración entre la universidad y una asociación civil, Proyecto Esperanza y Vida, en Saô José

de Rio Pardo, en Saô Paulo, para la producción de una vivienda de interés social diseñada con criterios bio-

climáticos y tecnologías solares.

Julián Salas, que dirige la Cátedra UNESCO de Habitabilidad Básica de la Universidad Politécnica de Ma-

drid, aborda en su artículo “Reflexiones sobre la enseñanza y la investigación tecnológica para la vivienda

de las mayorías”, la necesidad de plantear un paradigma de enseñanza de la arquitectura, como del resto

de las ciencias, que responda a las necesidades insatisfechas de vivienda adecuada para la mayoría de la

población mundial. Lo hace desde la constatación de que el paradigma dominante de enseñanza ofrece so-

luciones que no son aplicables a los contextos de precariedad económica y social. Desde esta constatación

aborda una reflexión sobre la investigación de las tecnologías posibles para dar respuesta a las necesida-

des habitacionales en contextos de precariedad, y desde aquí recupera los principios que inspiraron el pro-

grama de cooperación iberoamericana HABITED de CYTED que el propio autor fundara hace veinte años.

El artículo, firmado por la profesora T. Fricke, junto con J. Bastidas y S. Quaglia, titulado “Algumas ex-

periências acadêmicas em habitação de interesse social na região sudeste do Brasil: regularização fundiária

em municípios entre as regiões metropolitanas de Campinas e São Paulo”, presenta dos casos de asesoría

técnica interdisciplinar, realizados por la Universidad de Saô Francisco, en materia de regularización parce-

laria y que fueron llevados a cabo en los municipios de Itatiba y Amparo. Estos trabajos se enmarcan en las

posibilidades procedimentales contempladas por el Estatuto de la Ciudad y del Programa Nacional de Apo-

yo a la Regularización Parcelaria Sostenible. Estas interesantes experiencias muestran cómo es posible ar-

ticular la función social de la universidad a través de proyectos de extensión universitaria, mediante acuer-

dos con las administraciones públicas municipales y las entidades vecinales que son las beneficiarias últi-

mas de la intervención y que juegan un rol protagonista en todo el proceso. Esto ha permitido crear contex-

tos de investigación y aprendizaje para profesores y estudiantes del área de arquitectura y urbanismo, dere-

cho y pedagogía, al tiempo que se ha obtenido un beneficio social indudable.

La revista concluye con la sección L.E.D. (Lecturas, Eventos, Debates), en la que en cada número daremos

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cuenta, a través de artículos breves, de nuevas aportaciones bibliográficas de interés, eventos relacionados

con la temática de la revista y temas objeto de debate.

En la primera de las referencias, el equipo de la Unidad Permanente de Vivienda de la Facultad de Arquitec-

tura de la Universidad de la República, de Uruguay, dirigido por el arquitecto Raúl Vallés, como coorganiza-

dor del XVI Encuentro de la Red Latinoamericana de Cátedras de Vivienda (ULACAV), elabora un artículo

que firman el propio profesor Vallés y las investigadoras S. Recalde y M. Solanas, en el que presentan los

objetivos de esta red universitaria y, particularmente, los de su último encuentro celebrado en Montevideo

del 7 al 9 de octubre de 2010, que ha tenido como tema monográfico “La Innovación Académica en la For-

mación para la Gestión Social del Hábitat”.

Los profesores de la Universidad de Alcalá de Henares R. Goycoolea y P. Núñez, haciéndose eco de la no-

ticia de la renovación de la arquitecta brasileña Raquel Rolnik como Relatora Especial de Naciones Unidas

sobre una Vivienda Adecuada, elaboran un interesante artículo en el que comentan el trabajo realizado por

estas relatorías, desde su instauración en el año 2000, a través de sus informes anuales y sus misiones es-

peciales a los países en los que se presentan denuncias de incumplimiento de estos derechos, entre ellos

España en 2006.

En la tercera de las reseñas, Antonio Melo presenta la publicación del último libro coordinado por Julián Sa-

las, Las “tomas” de tierras urbanas en Latinoamérica hoy, ¿problema o solución?, editado por la Secretaría

General Técnica del Ministerio de Vivienda de España, y realizado por encargo de este ministerio a la Cáte-

dra UNESCO de Habitabilidad Básica de la Universidad Politécnica de Madrid. El libro cuenta con un capítu-

lo introductorio que elabora un marco teórico para entender el fenómeno de las tomas de tierras, compuesto

a partir de una selección de textos. Posteriormente se elabora un cuadro del presente de las “tomas”, reali-

zado a partir de las encuestas cumplimentadas por 38 organismos de 20 países, que describe los diferentes

tipos, programas y ayudas que se plantean para dar respuesta a este fenómeno. El tercer capítulo presenta

tres casos muy diferentes: la toma de tierras guiada de Alto Trujillo (Perú), la mejora “casa a casa” y “caso a

caso” llevada a cabo en cuatrocientas viviendas precarias en Ciudad Sandino (Nicaragua) y la toma y desa-

lojo del campamento Peñalolén en Santiago de Chile.

Este apartado se cierra con el artículo firmado por los profesores Manuel J. Martín y Esteban de Manuel so-

bre las “Jornadas de Arquitectura y Cooperación al Desarrollo” organizadas en la Escuela Técnica Superior

de Arquitectura de Sevilla los días 21 y 22 de octubre de 2010. Estas jornadas se han propuesto apoyar la

creación de espacios de colaboración entre las Escuelas de Arquitectura, las agencias de cooperación y las

ONG del sector del hábitat. Con ello se pretende impulsar la función social de la universidad en relación al

derecho a la vivienda y el hábitat adecuado, a través de la cooperación al desarrollo en esta materia. Con la

participación de expertos nacionales e internacionales y la presentación de comunicaciones, las jornadas

han abordado en primer lugar los principales retos que los problemas del hábitat plantean a la cooperación

al desarrollo y las respuestas que desde las Escuelas de Arquitectura, en colaboración con la sociedad civil

organizada y las administraciones públicas, se pueden dar a los mismos desde la docencia, la investigación

y la extensión universitaria.

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ARTÍCULOS MONOGRÁFICOS

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Construyendo triángulos para la gestión social del hábitat

Esteban de Manuel Jerez

Resumen

Queremos plantear unas herramientas conceptuales que nos permitan mejorar tanto la comprensión de los fenómenos

del hábitat como de los procesos encaminados a su producción y gestión social. Para ello nos situamos en la tradición

del pensamiento complejo y desde ella integraremos las aportaciones realizadas por teóricos del hábitat social y de la

producción social del hábitat. Proponemos una serie de triángulos conceptuales construidos sobre relaciones dialógicas

y recursivas entre los elementos que lo componen. Con ellos nos acercamos a la comprensión compleja del hábitat, del

hábitat social, de la producción y gestión social del hábitat, y de la función de la universidad en relación con los tópicos

anteriores. Por último aplicamos estos conceptos a la interpretación de varios casos en los que hemos participado direc-

tamente.

Palabras clave

Hábitat; Producción social del hábitat; Urbs-Civitas-Polis; Gaia; Participación ciudadana; Complejidad.

Abstract : Constructing triangles for social management of habitat

We set out some conceptual tools that will improve both the understanding of the phenomena of habitat and the pro-

cesses leading to its production and social management. To this end, we position ourselves in the tradition of complex

thought, and from this point we will integrate the contributions made by theoreticians of the social habitat and of the so-

cial production of habitat. We propose a series of conceptual triangles built on dialogical and recursive relationships bet-

ween the elements of which it is composed. With these triangles, we approach complex understanding of the habitat, of

the social habitat, of the social production and management of habitat, and of the role of the university in relation with the

aforementioned topics. Lastly, we apply these concepts to the interpretation of various cases in which we participated

directly.

Key words

Habitat; Social Production of Habitat; Urbs-Civitas-Polis; Gaia; Citizen Participation; Complexity.

Recibido: 23/09/2010; aceptado: 04/11/2010

Profesor Titular de Universidad. Escuela Técnica Superior de Arquitectura (ETSA), Universidad de Sevilla. Avda. Reina Mercedes, nº

2. 41013 Sevilla. E-mail: [email protected].

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Hacia una perspectiva compleja del

hábitat

Morin define la complejidad como "el tejido de

eventos, acciones, interacciones, retroacciones,

determinaciones, azares, que constituyen nuestro

mundo fenoménico" (Morin, 1990, p. 35). Frente a

la complejidad el pensamiento trata de encontrar

elementos de orden y de certidumbre, de quitar

ambigüedad, clarificar, distinguir, jerarquizar. Pero,

como advierte este autor, tales operaciones corren

el riesgo de producir ceguera si eliminan los otros

caracteres de lo complejo. El pensamiento com-

plejo aparece allí donde el pensamiento simplifica-

dor falla pero integra todo aquello que pone orden,

claridad, distinción y precisión en el conocimiento.

Aspira a la multidimensionalidad, a la articulación

entre dominios disciplinarios quebrados por el

pensamiento disgregador.

Existe complejidad cuando hay un tejido interde-

pendiente, interactivo entre las partes y el todo. Y

esto ocurre con casi cualquier situación natural y

cultural. Morin alerta, de que "los conocimientos

divididos no sirven más que para utilizaciones téc-

nicas. No llegan a conjugarse para alimentar un

pensamiento que pueda considerar la situación

humana, en el seno de la vida, sobre la tierra, en

el mundo y que pueda hacer frente a los grandes

desafíos de nuestro tiempo. No llegamos a inte-

grar nuestros conocimientos en orden a conducir

nuestras vidas" (Morin, 2000, p. 13).

Postula la posibilidad y la necesidad de la unidad

de la ciencia: la física, la biología y la antropología.

Una unidad no reduccionista, capaz de integrar las

alternativas clásicas de unidad-diversidad, azar-

necesidad, cantidad-cualidad, sujeto-objeto, ho-

lismo-reduccionismo. Una unidad compleja que

enlaza el pensamiento analítico-reduccionista y el

pensamiento global de modo dialéctico. Para ello

es preciso adoptar una perspectiva transdisciplina-

ria.

Morin propone tres macroconceptos o principios

en los que nos vamos a apoyar para aproximarnos

al hábitat de forma compleja:

1. El principio dialógico, que nos permite mantener

la dualidad en el seno de la unidad. Asocia dos

términos a la vez complementarios y antagonistas.

2. El principio de recursividad organizacional. Un

proceso recursivo es aquel en el cual los produc-

tos y los efectos son, al mismo tiempo, causas y

productores de aquello que los produce. La idea

recursiva rompe la linealidad causa-efecto, pro-

ducto-productor, estructura-superestructura, por-

que todo lo que es producido “reentra” sobre aque-

llo que lo ha producido en un ciclo en sí mismo au-

to-constitutivo, auto-organizador y auto-productor.

3. El principio hologramático, que establece que

no sólo la parte está en el todo, sino que el todo

está en la parte. Podemos enriquecer el conoci-

miento de las partes por el todo y del todo por las

partes, en un mismo movimiento productor de co-

nocimientos. Este principio nos permite relacionar

un subsistema con un sistema mayor que lo inclu-

ye.

Apoyándonos en estos tres principios vamos a

construir triángulos relacionales que iremos pro-

poniendo para comprender el hábitat, el hábitat

social, la producción social del hábitat y la relación

universidad-sociedad-hábitat.

GAIA, el triángulo del hábitat

El hábitat como sistema complejo está llamado a

constituirse en una macrodisciplina o transdiscipli-

na, tanto por la diversidad de disciplinas implica-

das en su estudio como por la trascendencia que

tiene para el ser humano llegar a gestionarlo con

conocimiento y sabiduría. El camino hacia esta

construcción transdisciplinaria pasa por establecer

relaciones de complementariedad entre disciplinas

que centran su atención en cada una de las partes

en las que es posible descomponer este objeto de

conocimiento.

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Para construir el triángulo de análisis complejo del

hábitat nos apoyamos en la “hipótesis Gaia” del

biólogo James Lovelock. Este autor nos aporta

una perspectiva compleja de la relación entre el

medio físico, el biológico y el antropológico. Gaia

es el planeta vivo. La vida ha sido posible por unas

condiciones físico-químicas de partida, que a su

vez han sido modificadas por la aparición de la vi-

da. De modo que la vida desde su aparición ha ido

transformando su propio hábitat. A su vez estas

transformaciones han propiciado la aparición de

formas de vida crecientemente más complejas

hasta la aparición del ser humano. El triángulo de

GAIA está formado por las interacciones entre el

medio físico-químico planetario, los seres vivos

que componen la biosfera y el orden antropológico

que, como subsistema de la biosfera, introduce

una dimensión cultural. Proponemos este triángulo

(Figura 1) para el análisis complejo de la relación

entre la acción del ser humano, la biosfera y el

medio físico planetario.

Figura 1: Gaia, el triángulo del hábitat. Fuente: Elaboración propia.

Hoy sabemos que el hombre está produciendo

transformaciones de enorme alcance sobre el

planeta vivo que afectan a la composición de la

atmósfera. El incremento de la proporción de CO2

en la atmósfera está induciendo artificialmente un

calentamiento global que a su vez puede ser pre-

cursor de una glaciación provocada por la altera-

ción de la corriente del Golfo. La acción del hom-

bre sobre el hábitat está destruyendo hábitats na-

turales de numerosas especies llevándolas a la

extinción y poniendo en riesgo amplias zonas ha-

bitadas del planeta. Los litorales, los grandes del-

tas fluviales, archipiélagos enteros del pacífico, se

ven amenazados ante la subida del nivel del mar

originado por la fusión del hielo de los polos. Están

despareciendo en el Himalaya glaciares básicos

para el sostenimiento de millones de seres huma-

nos en el Tíbet. Se aprecia un recrudecimiento de

fenómenos naturales devastadores como los ci-

clones y huracanes. Hoy, el nivel de conciencia

social que se tiene sobre estos riesgos no se co-

rresponde con las acciones encaminadas a corre-

girlas, probablemente por esa ceguera que denun-

cia Edgar Morin (2000 y 2002). La gestión global

del hábitat es uno de los retos del siglo XXI y va a

precisar conocimiento, voluntad y gestión valiente

y eficaz. La cuestión es si seremos capaces de re-

cuperar un equilibrio con la naturaleza. Ello implica

necesariamente una drástica disminución de nues-

tra huella ecológica. Y para ello la ecoeficiencia es

condición necesaria pero no suficiente. Es precisa

una nueva cultura. La cultura del consumismo es

incompatible con un planeta finito. Hoy emerge el

concepto de decrecimiento socialmente sostenible

para expresar este cambio (Manzano, 2006; Mar-

tínez Alier, 2008).

El triángulo del hábitat social: URBS,

CIVITAS, POLIS

Williams Morris nos dejó una definición de arqui-

tectura tan amplia que podemos considerarla co-

mo una definición de hábitat que incluye, además,

una llamada hacia la necesidad de su gestión so-

cial. El hábitat humano se genera por la interac-

ción entre el hombre y el medio para satisfacer sus

necesidades de cobijo, de sustento y simbólicas.

En su definición está implícita la necesidad de que

la sociedad asuma, como en la polis griega, la

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responsabilidad sobre las transformaciones en el

hábitat. Podemos considerar en este sentido a

Williams Morris un predecesor de los teóricos de la

producción social del hábitat y del ecologismo pla-

netario.

La definición más completa y compleja de hábitat

social que conocemos la debemos al arquitecto

argentino Víctor Pelli. Este investigador entiende el

hábitat social como un sistema de situaciones físi-

cas, sociales, económicas, jurídicas, políticas y

simbólicas que están interrelacionadas, de forma

que un cambio en una de ellas afecta a las demás.

Como tal sistema forma parte a su vez de un sis-

tema mayor con el que interacciona. Estas dimen-

siones del hábitat que propone Pelli podemos

agruparlas en las tres dimensiones que propone

Horacio Capel, extrapolándolas, y que están en las

raíces etimológicas de la ciudad: la URBS, la CI-

VITAS y la POLIS.

La URBS se refiere a la dimensión física, formal,

del hábitat. La arquitectura, el urbanismo, la geo-

grafía y la ecología urbana son las disciplinas que

se ocupan, fundamentalmente de nuestro medio

físico y natural, de la forma de la ciudad y de la or-

denación del territorio. La CIVITAS es la raíz de la

civilización. Nos remite a la sociedad que da ori-

gen a la URBS y que expresa a través de ella su

cultura, sus valores, su organización económica.

De la civitas se ocupan disciplinas como la histo-

ria, la economía, la antropología, la sociología y la

filosofía. La POLIS nos remite a la dimensión or-

ganizativa y administrativa de la vida en la ciudad

y en el territorio, a cómo se toman las decisiones

sobre el mismo, a quiénes las toman, cómo se dis-

tribuye el poder. Debemos el concepto a los grie-

gos y lo asociamos al nacimiento de la democracia

de los ciudadanos, de aquellos que participaban

en la asamblea para hacerse responsables de las

decisiones sobre los asuntos colectivos. Es el ám-

bito de la gestión. Para los griegos de la época de

Pericles esta tarea era tomada muy en serio hasta

el punto de calificar como idiotas a aquellos que se

desentendían de la POLIS, de participar en las

asambleas para tratar los asuntos colectivos. De

su estudio se ocupan disciplinas como el derecho,

la politología, la filosofía política y la sociología.

Estas tres dimensiones, de la ciudad que enten-

demos válidas para el hábitat social, sea rural o

urbano, se relacionan entre sí de modo dialógico y

recursivo. Son complementarias y cualquier trans-

formación en una de ellas es causa de transfor-

maciones en las otras. Con ellas construimos el

triángulo del hábitat social (Figura 2).

Figura 2: El triángulo del hábitat Social. Fuente: Elabora-ción propia.

Una transformación de la URBS, de la forma física

de los asentamientos humanos y del territorio,

puede inducir o ser inducida por un cambio de la

CIVITAS. Un cambio en la CIVITAS debido a un

incremento poblacional, a un cambio en los modos

de vida, en las necesidades sociales sentidas, en

los valores, en las dinámicas económicas produc-

tivas o de inversión o en las necesidades simbóli-

cas tiene su reflejo en un cambio en la URBS que

crece y se transforma para adaptarse a estas ne-

cesidades y estos cambios. Pero también tratarán

de expresarse mediante nuevas prioridades orga-

nizacionales en la POLIS, por conflictos de interés

que deberán dilucidarse, por correlaciones de

fuerza para conducir los cambios en una u otra di-

rección y que podrán inducir cambios en el orden

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jurídico que regula las transformaciones en la

URBS. Determinadas formas de los asentamientos

humanos y de la ordenación del territorio favore-

cen la aparición de actividades económicas, de

oportunidades de interacción social, de mayor

auto-organización. Las relaciones entre estos pa-

res de conceptos que articulan este triángulo son

claramente recursivas y dialógicas. De modo que

quien quiera producir una transformación en el há-

bitat social puede iniciar la transformación en

cualquiera de estas dimensiones e inducir cambios

en las otras. Este es uno de los grandes potencia-

les que tiene la acción sobre el hábitat.

Ahora bien, si hoy tuviéramos que destacar una de

estas dimensiones, sin duda nos decantaríamos

por la polis. Es preciso reconstruir la polis para re-

cuperar la urbs (De Manuel, 2007). Para ello hace

falta que nuestra civitas valorice la responsabilidad

de todos hacia nuestro hábitat. Es preciso actuali-

zar la polis griega. Es preciso que todos nos sin-

tamos ciudadanos responsables de la polis, que

dediquemos tiempo, conocimiento y acción enér-

gica al reto de recuperar el equilibrio perdido en la

urbs. La polis actual, en los países democráticos,

está tecnocratizada. Esto aleja a los ciudadanos

de ella y deja el juego de toma de decisiones al

arbitrio de promotores inmobiliarios, propietarios

del suelo y responsables de las políticas urbanas y

de ordenación del territorio. Y en este juego pri-

man los intereses económicos particulares. Es ne-

cesaria la participación ciudadana para conseguir

que las decisiones que se toman sobre el hábitat

se realicen pensando en los intereses de la mayo-

ría de conseguir lugares más habitables, más ac-

cesibles, más bellos, más identitarios, más armó-

nicos con la naturaleza, más respetuosos del pa-

trimonio material e inmaterial, menos segregados,

más complejos física, funcional y socialmente,

más vivos. La participación ciudadana surge hoy

como una necesidad. Y es esta participación la

que da sentido a la expresión gestión social del

hábitat: las decisiones sobre el hábitat son res-

ponsabilidad de todos los habitantes. Como decía

William Morris, son intereses demasiado vitales

como para dejarlos en manos de una minoría.

El triángulo de la producción y gestión

del hábitat (polis): Políticos, técnicos y

ciudadanos

“Por producción social del hábitat entendemos to-

dos aquellos procesos generadores de espacios

habitables, componentes urbanos y viviendas, que

se realizan bajo el control de autoproductores y

otros agentes sociales que operan sin fines lucrati-

vos. Parte de la conceptualización de la vivienda y

el hábitat como proceso y no como producto termi-

nado; como producto social y cultural y no como

mercancía; como acto de habitar y no como mero

objeto de intercambio. Se da tanto en el ámbito ru-

ral como en el urbano e implica diferentes niveles

de participación social en las diversas fases del

proceso habitacional: planeación, construcción,

distribución, uso” (Ortiz, 2008, p. 31).

A los procesos en los que la sociedad en su con-

junto y los usuarios en particular adquieren un rol

protagonista en la producción del hábitat les lla-

mamos, siguiendo a Enrique Ortiz, “producción

social del hábitat”. A nivel mundial la mayor parte

de la población es autoproductora de su propio

hábitat, con mucha frecuencia, al margen de la re-

gulación del estado y sin asistencia técnica. Lo es

por necesidad. El mercado ofrece productos fuera

de su alcance económico y el estado no suple es-

tas carencias de forma suficiente. El concepto de

producción social del hábitat surge en este contex-

to y es acuñado por técnicos que se acercan al es-

tudio del fenómeno de la autoproducción de vi-

viendas, tratan de acompañarlos técnicamente y

teorizan a partir de estas experiencias. Se implican

en el desarrollo de tecnologías constructivas y so-

ciales apropiadas a estos procesos y apropiables

por los autoproductores. Así mismo se implican en

el análisis crítico de las políticas de hábitat y pos-

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tulan políticas de apoyo a la autoproducción. En

nuestro contexto, si bien hemos tenido una gran

tradición de autoconstrucción, este fenómeno em-

pieza a ser marginal. Sin embargo emergen inicia-

tivas sociales que reclaman un protagonismo de la

sociedad en la toma de decisiones sobre el hábi-

tat, tanto en las políticas urbanas como de vivien-

da, como en el desarrollo de planes y proyectos.

En la medida en que el énfasis se ubica en la toma

de decisiones durante el proceso y se reclaman

espacios de participación, aplicamos a estos pro-

cesos el concepto de gestión social del hábitat.

Por Gestión Social del Hábitat entendemos, pues,

todos los procesos tendentes a la producción o

transformación del hábitat existente en los que la

iniciativa social tiene un papel activo en la toma de

decisiones.

En la producción y gestión social del hábitat po-

demos diferenciar tres grupos de actores entre los

que podemos encontrar relaciones dialógicas y re-

cursivas (Figura 3).

En primer lugar señalamos a los responsables po-

líticos de la administración pública en los diferen-

tes escalones, desde el ámbito local, regional, es-

tatal o supra estatal. A ellos corresponde aprobar y

desarrollar programas de hábitat en sus diferentes

escalas: vivienda, urbanismo y ordenación del te-

rritorio. Así mismo les corresponde tomar decisio-

nes sobre el modelo de desarrollo económico, po-

líticas sociales y culturales, sobre energía, movili-

dad y transporte. Son los responsables de velar

por el interés público.

En segundo lugar destacamos a los técnicos res-

ponsables de asesorar, diseñar y gestionar esos

programas y proyectos, al servicio de la adminis-

tración o de otros actores (promotores privados o

iniciativa social).

En tercer lugar destacamos al conjunto de los ciu-

dadanos como usuarios demandantes de necesi-

dades en materia de hábitat, como promotores o

como autogestores.

Figura 3: El triángulo de la Gestión Social del Hábitat. Fuente: Elaboración propia.

Las relaciones entre estos tres grupos de actores

son frecuentemente conflictivas por defender in-

tereses o perspectivas enfrentados y tratarse de

grupos con diferente grado de poder de decisión.

En el modelo de producción del hábitat en el que

el mercado es protagonista los usuarios pasan a

tener condición de meros clientes y usuarios. Las

decisiones sobre el modelo de ordenación territo-

rial las toman los gobiernos teniendo como interlo-

cutores principales a los promotores inmobiliarios.

Con ellos llegan a acuerdos de clasificación y cali-

ficación del suelo que son recogidos en planes y

programas. Los técnicos desarrollan y dan forma

al hábitat siguiendo las instrucciones de quiénes

toman las decisiones.

El modelo de gestión social del hábitat pretende

que sea la sociedad en su conjunto quien tome las

principales decisiones sobre los modelos de orga-

nización de los asentamientos humanos y el terri-

torio. Ello implica un avance hacia formas de de-

mocracia participativa en la que se recupere la

condición de ciudadanía (Encina et al., 2003). Este

modelo pretende crear espacios en los que las de-

cisiones se tomen conjuntamente entre adminis-

tración, técnicos y ciudadanos de forma equitativa.

Políticos, técnicos y ciudadanos están llamados a

construir el triángulo equilátero de la gestión social

del hábitat, para lo cual han de compartir la volun-

tad de hacerlo y estar dispuestos a iniciar un pro-

Page 19: N01 Completo

ceso de aprendizaje, dado que se trata de una in-

novación que requiere aprender a gestionar la in-

tersectorialidad y la interdisciplinariedad.

De cómo sea la naturaleza de las relaciones que

se establecen entre estos actores, así como del rol

que juega cada uno de ellos, se desprenden dife-

rentes modelos de gestión social del hábitat, que

se corresponden con diferentes formas de pensar

y organizar la polis.

En la escala de ordenación del territorio y de plani-

ficación urbanística, en las sociedades de merca-

do, en el triángulo de la gestión del hábitat, en el

vértice ciudadano, el papel protagónico lo tienen

aquellos que tienen un interés económico directo,

en calidad de propietarios del suelo o de promoto-

res inmobiliarios. Sin embargo, existen movimien-

tos sociales que demandan participación en la to-

ma de decisiones sobre el hábitat en sus distintos

niveles, desde los que se movilizan para conseguir

declarar como protegidos determinados espacios

de elevado valor natural o para cambiar el trazado

de una gran infraestructura viaria o de transportes,

una central de producción energética, o una presa,

a quienes demandan poder decidir sobre el mode-

lo urbanístico a escala municipal o de barrio. Estos

grupos sociales entran en conflicto con los promo-

tores de aquellas iniciativas sobre el hábitat que

consideran lesivas para el medio ambiente o para

el interés general. Y con frecuencia se encuentran

con que estas iniciativas privadas cuentan con un

fuerte respaldo político. Por tanto construir estos

triángulos requiere un difícil proceso, y es aún más

difícil si desde la administración pública no se tie-

ne el convencimiento de que ello es necesario pa-

ra mejorar la calidad de la toma de decisiones y su

respaldo democrático. El triángulo de la produc-

ción y gestión social del hábitat se constituye

cuando se crean espacios de participación y con-

certación entre los diferentes actores, políticos,

técnicos y ciudadanos en el proceso de elabora-

ción de un plan o un proyecto de hábitat, de modo

que la sociedad adquiere protagonismo real en la

toma de decisiones.

En la escala de la producción de vivienda hoy po-

demos distinguir tres modelos. El primero es el de

promoción privada. En este modelo en el vértice

ciudadano del triángulo se diferencian dos actores

que juegan diferentes roles. De un lado el promo-

tor inmobiliario y de otro el usuario. El promotor

adquiere suelo, contrata técnicos que diseñan un

plan y/o un proyecto, lo presenta a la aprobación

de la administración para obtener las correspon-

dientes autorizaciones y licencias, contrata a una

empresa constructora y vende la vivienda como un

producto de consumo. El promotor se relaciona de

forma dialógica con el usuario demandante de vi-

vienda. Sus intereses son complementarios y an-

tagónicos simultáneamente. El promotor necesita

al comprador consumidor y éste a su vez al pro-

motor que le ofrece la vivienda como producto. En

este modelo el estado se limita a regular el merca-

do, establecer las reglas de juego de la promoción

de vivienda, conceder ayudas, en su caso a pro-

motores o compradores. Los potenciales deman-

dantes de vivienda por este sistema deben procu-

rarse los recursos financieros necesarios para

comprar la vivienda, normalmente mediante crédi-

to hipotecario. La forma de organización social en

las sociedades industriales, y, en particular, la

forma de organizar el reparto de los recursos, de-

ja, como decíamos, a un porcentaje elevado de la

población mundial fuera de la posibilidad de ac-

ceder a una vivienda promovida por el mercado.

Esta dinámica se ha visto enormemente potencia-

da en las últimas décadas en las que la produc-

ción de vivienda se ha orientado más a satisfacer

la demanda de objetos de inversión que a la de-

manda de viviendas para vivir.

Ante esta situación en las sociedades industriales

con modelo de estado de bienestar, éste adquiere

el rol de promotor público para producir viviendas

sociales destinadas a aquellos que por sus ingre-

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sos no pueden acceder a una vivienda de merca-

do. Surge así la promoción pública de vivienda,

muy importante tras la segunda guerra mundial,

incluso en regímenes como el franquista, y raquíti-

ca a partir de los ochenta, con el predominio de las

políticas neoliberales.

Existen varios modelos a través de los cuales el

Estado puede jugar el rol de ayuda a los deman-

dantes de viviendas, desde la promoción pública

directa a los programas de ayuda para la rehabili-

tación o la promoción cooperativa de viviendas.

Cada uno de estos modelos corresponde a una

visión política diferente de la sociedad.

En el modelo de promoción directa es el Estado el

que se procura el suelo, contrata a los técnicos y

empresas constructoras y establece un sistema

por el cual los potenciales demandantes de vivien-

das pueden llegar a ser adjudicatarios de las mis-

mas. Surgen así los polígonos de vivienda o barri-

das sociales, normalmente en la periferia de las

ciudades, donde el suelo es más barato, segre-

gando a la población de más bajos recursos. El

acceso por parte de los ciudadanos a las viviendas

públicas puede ser en propiedad o en régimen de

alquiler. En el primer caso ha sido frecuente recu-

rrir a la fórmula de venta diferida, con periodos de

hasta cincuenta años. Hoy empezamos a percibir

los problemas de esta fórmula que hace que ba-

rrios enteros pasen a propiedad de personas muy

mayores, ya inactivas económicamente, y que han

de hacer frente al mantenimiento de edificios que

han quedado obsoletos. Ambos modelos de pro-

moción pública tienen en común que asignan un

rol pasivo a los usuarios. Y como consecuencia de

ello se genera una cultura de dependencia, de

asistencia, que pervierte las relaciones entre ciu-

dadanos y administración.

En los modelos de apoyo a la autopromoción o

autoconstrucción, el Estado favorece un rol activo

de los demandantes de vivienda. La administra-

ción puede apoyar al autopromotor de diferentes

maneras. El autopromotor, ya sea individual o co-

lectivo, puede acceder a un suelo de titularidad

pública, en régimen de cesión de uso o de propie-

dad, puede conseguir ayudas financieras o sub-

venciones a fondo perdido y puede obtener apoyo

técnico a cargo del estado. El autopromotor con-

trata ayuda para la construcción o actúa como

autoconstructor.

Un tercer rol del estado, que ha sido la vía mayori-

tariamente empleada en España en las últimas

décadas, es la de apoyo al mercado de la vivienda

a través de las fórmulas de viviendas protegidas o

de precio tasado. Esta vía ha permitido a promoto-

res privados acceder a suelos públicos en condi-

ciones ventajosas para promover y vender vivien-

das con un precio limitado. Esta fórmula impide a

los compradores la venta en el mercado libre en el

plazo de 10 años. Pero transcurridos éstos, las vi-

viendas entran de nuevo en el juego del mercado,

con lo que el patrimonio público del suelo acaba

siendo transferido a manos privadas y facilita pro-

cesos especulativos diferidos.

El tercer modelo de producción del hábitat es la

autopromoción, que puede incluir o no la auto-

construcción. Si el autopromotor tiene recursos, su

rol consiste en sustituir al promotor privado. Pro-

motor y usuario coinciden y entonces el modelo,

en lo demás, no difiere, salvo por su escala, del

referido para la promoción privada. Si no los tiene,

puede acogerse a algún programa público de ayu-

das.

Cuando las ayudas del Estado no existen o no son

suficientes, y el mercado no ofrece viviendas ac-

cesibles para una parte mayor o menor de la po-

blación, ésta resuelve por sí misma el acceso a la

vivienda por sistemas denominados informales por

estar al margen del mercado o del estado. El

triángulo de actores se reduce a un solo vértice,

generalmente. Es la autopromoción y autocons-

trucción espontánea, de iniciativa individual u or-

ganizada colectivamente, mediante compra de

Page 21: N01 Completo

suelos baratos, normalmente sin servicios urba-

nos, o mediante ocupación ilegal del suelo (Salas,

2010). Es un sistema de producción y gestión so-

cial del hábitat en el que normalmente no intervie-

nen los técnicos y que puede tener diferentes cla-

ses de insuficiencias como solución habitacional.

Este modo de producción es mayoritario en gran-

des áreas de América Latina, África y Asia. Y es el

que ha producido casi la mitad de lo construido en

Sevilla en el siglo XX.

Estos mismos modelos pueden aplicarse en rela-

ción con la ordenación del territorio o la ordena-

ción urbana. Podemos encontrar ejemplos de

construcción de triángulos equiláteros entre ciuda-

danos, técnicos y responsables de las políticas

públicas en todas las escalas. Pero la escala de

barrio parece la más adecuada para la articulación

de procesos de participación ciudadana. En un ba-

rrio convergen urbs, civitas y polis a una escala

humana, donde las relaciones sociales son de

proximidad y conocimiento. Y desde esta escala

se puede iniciar un debate sobre escalas mayores.

El triángulo de las funciones de la

universidad en la producción y gestión

social del hábitat

¿Qué rol puede jugar la universidad en la produc-

ción y gestión social del hábitat? La respuesta a la

pregunta dependerá del concepto de universidad y

de su función social que se tenga. Compartimos

con la UNESCO e importantes autores del pensa-

miento crítico (Morin, 2002; Sousa Santos, 2010;

Manzano, en prensa) la perspectiva de que la Uni-

versidad está llamada a jugar una función de lide-

razgo en las transformaciones sociales necesarias

para afrontar los retos del presente, entre los que

los del hábitat ocupan un lugar relevante. En la

tensión en la que se debate la educación entre la

función adaptativa y la transformadora, optamos

por la segunda, a través de estrategias que rom-

pan el círculo vicioso mediante el cual la educa-

ción reproduce la sociedad en la que se inserta su

acción en lugar de contribuir a cambiarla.1

Estas acciones transformadoras desde la universi-

dad en relación al hábitat y su producción social

precisan combinar dos líneas de acción. En primer

lugar, la necesaria revolución epistemológica que

supone la construcción de un ámbito interdiscipli-

nario y transdisciplinario en torno al hábitat. La

universidad tiene que reorganizar el conocimiento,

reordenar el pensamiento, para comprender y pla-

nificar estrategias de acción en un mundo comple-

jo. Ello implicará una reorganización de las áreas

de conocimiento en torno a núcleos organizadores

sistémicos como el hábitat y la emergencia de ta-

lleres universitarios dedicados a estas problemáti-

cas complejas e interdisciplinares.

Y en segundo lugar requiere una perspectiva tam-

bién compleja de las funciones de la universidad,

para lo cual proponemos la construcción de un

triángulo de interacciones entre investigación, edu-

cación y extensión universitaria para impulsar su

función transformadora.2

De esta manera es posible interrelacionar la fun-

ción de la universidad como formadora de los téc-

nicos y profesionales del hábitat con la función de

construcción de conocimiento complejo, transdis-

ciplinario, y la capacidad de hacer ambas cosas

insertándose en procesos de producción y gestión

1 Hoy la universidad se ve sometida a una presión sobreadap-

tativa que impulsa a conformar la enseñanza y la investigación a las demandas económicas, técnicas y administrativas del momento. La construcción de la sociedad del conocimiento, entendida en clave economicista, que está detrás de la crea-ción del Espacio Europeo de Educación Superior, presiona a la universidad para incorporarse a la cultura empresarial e impul-sar la transferencia de conocimiento hacia las empresas en aras de aumentar su competitividad. Morin utiliza el concepto de recursividad y el de holograma para comprender la compleja relación que se produce entre universidad y sociedad, así como entre cambio estructural y cambio personal, o, en su terminolo-gía, reforma del espíritu y reforma de la institución. Frente a esta situación, Morin propugna la acción rompedora de grupos ubicados en los márgenes de la academia como estrategia pa-ra romper el círculo vicioso por el cual la educación contribuye a reproducir la sociedad tal y como es en lugar de contribuir a transformarla. 2 Tanto Edgar Morin como la UNESCO coinciden en la necesi-

dad de una revolución epistemólogica, o del pensamiento, que impulse una reorganización de las áreas de conocimiento, hoy excesivamente estancas, en el sentido de construcción de ám-bitos de interdisciplinariedad y transdisciplinariedad.

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social del hábitat a través de la extensión universi-

taria (Figura 4).

Figura 4: El triángulo de la función transformadora de la Universidad. Fuente: Elaboración propia.

Investigación, Educación y Extensión pueden

constituir tres vértices de un triángulo complejo en

la medida en que las relaciones entre estas tres

funciones son dialógicas y recursivas. De este

modo es posible implicar a la universidad como

actor relevante en los procesos de estudio e inter-

vención sobre el hábitat. Y es posible hacerlo de

forma compleja mediante la interacción de estas

tres dimensiones. Ante una misma demanda de

asesoría técnica que llegue a la Universidad en

relación con una situación de hábitat, ésta puede

responder diseñando acciones en las que se cons-

truye conocimiento implicando a los técnicos y pro-

fesionales en formación, llevando esa demanda de

una situación real al aula y tomándola como opor-

tunidad pedagógica, y en el marco de un convenio

de colaboración con los actores sociales y las ad-

ministraciones implicadas en la situación, de modo

que se creen espacios de participación para la to-

ma concertada de decisiones sobre la situación de

hábitat que ha generado la demanda de asesoría.

Esto, desde nuestra experiencia, es posible hacer-

lo tanto en los cursos de grado como, de forma

particularmente intensa, en los de postgrado. De

este modo los equipos de profesores y estudiantes

implicados, junto con el resto de actores, pueden

verse inmersos en procesos en los que simultá-

neamente se investiga, se aprende y se transfor-

ma una realidad de hábitat.

Las tres grandes olas de cambio sobre

el hábitat

Estos triángulos de análisis necesitan complemen-

tarse con una perspectiva temporal. La producción

social del hábitat es fundamentalmente de carácter

procesual, dinámica, y en el transcurso del tiempo

las relaciones que se establecen entre las dimen-

siones del hábitat y entre los actores van transfor-

mándose a medida que se van produciendo accio-

nes e interacciones.

Por otra parte es preciso tener una perspectiva

histórica amplia que nos permita entender los

grandes procesos globales que han influido en la

producción social del hábitat así como anticipar los

cambios que son deseables y posibles. Para ello

nos resulta muy sugerente utilizar la metáfora que

nos propone el sociólogo Alvin Toffler para enten-

der las tres grandes olas de cambio que sintetizan

la evolución de la humanidad. Podemos obtener

tres imágenes que nos muestran con claridad la

evolución en el modo de habitar que cada ola ha

introducido. Antes de la primera gran ola de cam-

bio, la que introdujo la agricultura, el hábitat de las

sociedades de cazadores recolectores práctica-

mente no alteraba el entorno natural del que obte-

nía lo necesario para vivir. Sin embargo ya identifi-

camos unas primeras acciones transformadoras

emprendidas por las sociedades humanas para

procurarse cobijo, bien aprovechando cuevas, bien

construyendo chozas. Unas y otras satisfacían las

necesidades de esas sociedades. Y en unas y

otras apreciamos ya la introducción de acciones

simbólicas: las pinturas rupestres, las decoracio-

nes de las construcciones, por elementales que

sean, buscan satisfacer desde muy temprano este

tipo de necesidad. Pero la agricultura propicia la

aparición de civilización urbana, la construcción de

asentamientos en emplazamientos estables que

Page 23: N01 Completo

irán complejizándose y darán lugar a las ciudades.

La agricultura y las ciudades representan un pri-

mer salto significativo en el impacto del hábitat

humano sobre el medio.

La ciudad es la cuna de la urbs, de la civitas y de

la polis. La civilización agrícola nos aporta los fun-

damentos del urbanismo, del diseño de ciudades,

de la civilización sustentada en la escritura y la

transmisión, por este medio, del conocimiento, y,

con él, de la economía y el comercio, de una cre-

ciente complejidad social y cultural, del surgimien-

to de la historia. Y nos aporta también el surgi-

miento de la polis, de la organización para decidir

en común sobre los asuntos colectivos, dando ori-

gen a las tiranías y a la democracia. La civilización

agrícola propició una primera red de ciudades, re-

lacionadas por rutas comerciales marítimas y de

caminos. El hábitat empieza a adquirir una com-

plejidad y un impacto sobre el territorio cada vez

más apreciable. La expresión simbólica empieza a

dejar construcciones con una huella perdurable

desde las megalíticas a las pirámides y los tem-

plos. Y ello empieza a requerir el surgimiento de

profesionales especialistas capaces de dar res-

puesta a necesidades crecientemente complejas.

La organización política se expresa a través de las

ciudades estado, los imperios, los estados nacio-

nales... Pero durante mucho tiempo la arquitectura

será fundamentalmente arquitectura popular. Los

arquitectos sólo construyen para el príncipe, la

iglesia y los ricos mercaderes. La ciudad de la civi-

lización agrícola es una ciudad compleja desde el

punto de vista de las actividades que en ella se

producen y de su composición social. Las activi-

dades residenciales, artesanales, comerciales y

simbólicas, comparten el espacio. El palacio del

noble y el del rico mercader conviven con las vi-

viendas de las clases populares.

La segunda ola de cambio, la introduce la Revolu-

ción Industrial. El hábitat humano se transforma

desde entonces de forma acelerada y dramática

comenzándose un proceso urbanizador desenfre-

nado con movimientos migratorios del campo a la

ciudad (Fernández Durán, 2006). Si a principios

del siglo XIX sólo el 3% de la población mundial

vivía en ciudades, a finales del XX la población ur-

bana alcanzaba el 50%. En este proceso surgen

las megaciudades, las metrópolis con millones de

habitantes. El cambio es tan rápido que los esta-

dos carecen de capacidad para controlar el proce-

so urbanizador. Surge el urbanismo como ciencia

preocupada por resolver los problemas de insalu-

bridad de las ciudades, tugurizadas en sus

núcleos históricos y con periferias donde se haci-

naban los obreros que requiere la nueva actividad

industrial. El urbanismo del movimiento moderno

en arquitectura, de base racionalista, preconiza la

separación de funciones en la ciudad en lugares

para el trabajo, lugares para residir y lugares para

el ocio, conectados por redes de infraestructuras.

Esto dio lugar a la simplificación de la ciudad, a la

segregación funcional (Hall, 1996). Paralelamente

se produce la segregación social de la población

sobre el territorio en función de su nivel de renta.

El siglo XX es el siglo también de la producción

masiva de vivienda de iniciativa pública, de los

grandes conjuntos residenciales, que tratan de dar

respuesta a la demanda de vivienda obrera que no

podía ser atendida por el mercado.

A escala planetaria, los países que lideran la in-

dustrialización toman el conjunto del planeta como

fuente de recursos materiales, de absorción de

sus desechos y como mercado para sus produc-

tos. La industrialización es posible por la aplica-

ción masiva de las energías fósiles, primero el

carbón y luego el petróleo, tanto para la fabrica-

ción de productos como para la movilidad de per-

sonas y mercancías que se expande exponen-

cialmente. Y la extracción de estos recursos junto

con las materias primas que requiere la industria

textil y de fabricación de maquinarias y útiles de

todo tipo empieza a enfrentar a la humanidad con

Page 24: N01 Completo

{ }

los límites del planeta que le da sustento. La civi-

lización industrial altera el clima, agota los recur-

sos, disminuye drásticamente la superficie forestal,

genera enormes desigualdades sociales, produce

movimientos poblacionales masivos, y con ellos la

aparición del hábitat informal, al margen de planifi-

cación, de la acción del mercado y del estado.

La tercera gran ola de cambio la introduce la Re-

volución de la Información que da inicio a la socie-

dad del conocimiento. Estamos en transición hacia

la misma y es pronto para observar sus implica-

ciones en el hábitat, detectándose tendencias con-

tradictorias. El acceso a la información y la comu-

nicación favorecen una organización territorial en

red descentralizada. Pero, al constituirse como

principal materia prima de las actividades econó-

micas más pujantes, está demostrando un enorme

poder de acentuación de las desigualdades, con

sus plasmaciones territoriales.

Se produce una deslocalización de las industrias

de los países centrales hacia la periferia y comien-

za la transformación de estos paisajes incorporán-

dolos a actividades productivas intensivas en co-

nocimiento, al sector del ocio o residencial. El pro-

ceso de globalización económica se caracteriza

por situar al sector de inversión financiera al frente

de la economía (Stiglitz, 2002; Sampedro, 2002;

George, 2010; Morin, 2010; Díaz-Salazar, 2002).

Una red de “ciudades mundo” gobierna la econo-

mía desde sus citys de Londres, Nueva York, To-

kio, Frankfurt... Los núcleos históricos de las ciu-

dades se recuperan y se reciclan como escenarios

simbólicos propicios para la industria del turismo

cultural produciéndose procesos de gentrificación

que expulsan a los sectores populares. El modelo

de urbanismo anglosajón se impone, con los ba-

rrios residenciales suburbanos y los macrocentros

comerciales. La ciudad se hace difusa expandién-

dose por el territorio. Las costas de los países cá-

lidos se urbanizan de forma masiva para satisfacer

el turismo de masas. El acceso a la información y

las comunicaciones desde cualquier punto de la

geografía, en los países centrales, posibilita una

incipiente recuperación del hábitat rural con un tí-

mido, aún, movimiento inverso de la ciudad hacia

el campo por parte de artesanos, artistas, intelec-

tuales, productores de agricultura y ganadería eco-

lógicas…

Estas tres olas de cambio son de onda larga, de

modo que hoy vivimos en un mundo en el que

persisten pequeñas sociedades de cazadores re-

colectores, sociedades agrícolas en retroceso, so-

ciedades industriales relocalizándose y emergen-

tes sociedades del conocimiento, con sus respec-

tivas formas de habitar, muchas veces en conflic-

to. El hábitat de las sociedades cazadoras recolec-

toras de las selvas tropicales se ve amenazado

por las transformaciones introducidas en el hábitat

para poner estas selvas en explotación agrícola o

ganadera o para extraer sus recursos energéticos

y minerales para la sociedad industrial. La socie-

dad del conocimiento, por su parte, reivindica la

conservación de estos enclaves de selva por su

función de regulación del clima y mantenimiento

de la diversidad genética, materia prima funda-

mental de las actividades económicas emergentes

de la sociedad del conocimiento.

Los conflictos y desigualdades de la sociedad en

transición a la sociedad del conocimiento provocan

desplazamientos masivos de poblaciones refugia-

das y de emigrantes económicos. La libertad de

movimiento de capitales que demanda la econo-

mía de la sociedad de la información coexiste con

limitaciones a la movilidad de mercancías y con

fronteras fuertemente protegidas al libre movimien-

to de personas. Grandes áreas de la geografía

mundial parecen haber perdido interés desde el

punto de vista de la “economía mundo” y sus po-

blaciones quedan abandonadas a su suerte. Son

tiempos convulsos, de cambio, en los que la polis

se muestra débil para conducir el destino de la

humanidad.

Page 25: N01 Completo

¿Qué está pasando con el hábitat?

Este marco de referencia que proponemos lo ve-

nimos utilizando en procesos de reflexión-acción

en el aula con los alumnos de grado y postgrado,

en materias específicas de hábitat o como trans-

versal en otras, en procesos de educación, cons-

trucción de conocimiento y extensión universitaria.

En ellos combinamos la inmersión de los alumnos

en contextos reales con procesos de producción o

transformación social del hábitat en marcha. La

perspectiva compleja nos permite relacionar el

contexto local con los procesos globales, aprender

colaborando con asociaciones vecinales y entida-

des públicas. Nuestro ámbito geográfico de estu-

dio e intervención se centra en el área metropoli-

tana de Sevilla y en Marruecos, a través de pro-

yectos de cooperación al desarrollo en hábitat. De

estas experiencias extraemos sintéticamente al-

gunos casos que hemos tenido oportunidad de es-

tudiar y en los que hemos podido intervenir en di-

ferentes niveles que nos muestran un mosaico de

situaciones diversas que nos ilustran sobre qué

está ocurriendo con el hábitat. Los narramos, en

primera instancia, en un estilo literario, próximo al

relato, para facilitar la inserción en el contexto del

lector. Posteriormente aplicamos sintéticamente

los triángulos analíticos que hemos presentado en

la primera parte del artículo.

Bienvenidos a Sunny Hills3 Así reza el cartel publicitario de una malograda

promoción urbanística del litoral andaluz. Ubicada

en el término municipal de Torrox, entre el núcleo

de Torrox Costa y Nerja, unas colinas áridas do-

minan la larga playa del Peñoncillo, quizá la

menos agraciada en varias decenas de kilómetros

a la redonda. Desde estas colinas se puede ob-

servar la tensión entre el uso agrícola de los llanos

y los barrancos y la promoción inmobiliaria del lito-

3 Este relato viene sugerido por el impacto que me produjo

pasear este verano, veinte años después, por las colinas del Peñoncillo, cuando empezaba a escribir este artículo.

ral. El clima mediterráneo subtropical permite una

agricultura singular en Europa, a base de aguaca-

tes, chirimoyas, mangos… que, aun retrocediendo

ante el avance del Tsunami Urbanizador, se resis-

te a desaparecer (Figura 5).

Figura 5: Cultivos subtropicales entre urbanizaciones. Fo-tografía del autor.

En esta playa, alejada del núcleo turístico munici-

pal, hace treinta años se construyó una urbaniza-

ción de vivienda colectiva con piscina y pista de

tenis, habitada mayoritariamente por turistas ale-

manes e ingleses. Durante muchos años era el

único núcleo urbanizado del Peñoncillo situado en

la ladera de una colina. En los últimos años Torrox

se ha extendido apoyándose en la carretera para-

lela a la playa y, en vísperas del estallido de la

burbuja inmobiliaria, se acometió un vastísimo

programa urbanizador de estas colinas.

Sunny Hills está urbanizado y deshabitado. El pa-

norama hoy es desolador: promociones congela-

das en plena construcción, el monte convertido en

parcelas por vender, algunas casas aisladas que

llegaron a construirse y que no se venden, alguna

vivienda habitada aislada, muy aislada. Los sínto-

mas de deterioro de la urbanización son evidentes.

Un trazado viario mal adaptado a la topografía su-

fre los efectos de los corrimientos de tierras. Des-

de los meandros de este viario se divisan caminos

peatonales sin paseantes, grúas arrumbadas junto

a estructuras sin terminar, barrancos vacíos ser-

penteados por calles asfaltadas e iluminadas (Fi-

gura 6).

Page 26: N01 Completo

{ }

Figura 6: Urbanización sin edificar y en estado abandona-do. Fotografía del autor.

El caso de Sunny Hills nos ilustra sobre los efectos

del urbanismo salvaje de la última década en Es-

paña. Casi la mitad de lo que se ha construido en

Europa lo ha sido en este país. Todo suelo no pa-

recía tener mejor destino que urbanizarse. Todo lo

que se construía se vendía en planos y pasaba de

mano en mano. Hasta que se detuvo la música y

nos dejó un paisaje de casas vacías con el cartel

de (NO) SE VENDE, de urbanizaciones con las

calles terminadas para ofrecer parcelas que ven-

der. Despilfarro de recursos materiales, paisajísti-

cos y financieros. Paro masivo. Simultáneamente

más de la mitad de las familias españolas encuen-

tran problemas para acceder a una vivienda. La

ley de la oferta y la demanda no ha estado dirigida

a satisfacer la necesidad de viviendas para vivir. El

mercado ha mostrado su ceguera, con la colabo-

ración activa y/o pasiva de técnicos y responsa-

bles públicos de urbanismo en todos los niveles de

la administración. El stock de más de un millón de

casas de reciente promoción sin vender está si-

tuado donde no se necesitan para vivir, allí donde

las inversiones resultaban más atractivas, en el

litoral y en las coronas metropolitanas de las ciu-

dades. Esta CIVITAS de nuevos ricos y adorado-

res del becerro de oro ha producido una URBS

muy simple, monocultivo de viviendas, absoluta-

mente dependientes de los desplazamientos en

coche para aprovisionarse en los centros comer-

ciales de lo preciso. El territorio se ha visto invadi-

do por una amalgama caótica de urbanizaciones,

infraestructuras viarias poco articuladas por las

que es difícil orientarse, en las que se suceden

promociones clónicas de viviendas, rotondas y

centros comerciales. Difícilmente podrán llegar a

ser barrios alguna vez, por su excesiva simplifica-

ción y segregación de usos, y es casi imposible

que aquí emerja una POLIS dada la dificultad de

encontrar espacios públicos de convivencia (Figu-

ra 7). En ellos es difícil y, cuando menos, aburrido

pasear. El triángulo de actores que produce este

hábitat está formado por los promotores inmobilia-

rios, los políticos locales, que ven en este modo de

urbanización una forma de financiar sus adminis-

traciones locales a corto plazo, y los técnicos de

las promotoras privadas y de las administraciones

que redactan y aprueban los proyectos. Los ciu-

dadanos quedan reducidos a la categoría de con-

sumidores.

Figura 7: El triángulo del hábitat social de las urbanizacio-nes extensivas del litoral. Fotografía del autor.

El Informe Auken sobre el impacto de la urbaniza-

ción extensiva en España en los derechos indivi-

duales de los ciudadanos europeos, el medio am-

biente y la aplicación del Derecho comunitario po-

ne de manifiesto que esta situación ha sido posible

por una cadena de complicidades.

“El gran saqueo material de todos esos años, ge-

nerador de enormes fortunas y de daños irrepara-

bles, no habría sido posible si, paralelamente, no

hubiéramos incurrido en el gran saqueo de las

Page 27: N01 Completo

conciencias al que ahora denominamos „falta de

valores, ‟novorriquismo‟ y cosas semejantes, pero

que en los años opulentos, o que creíamos opulen-

tos, estableció una férrea cadena de complicidades

entre estafadores y futuros estafados, vinculados

unos con otros por el sueño del dinero -sueño, lue-

go, pesadilla para las víctimas- y por la confusión

entre bienestar y beneficio” (Argullol,R. 2009)

Ah! Veamos el caso del área metropolitana de Sevilla,

que se ha consolidado en las últimas tres décadas

sin que haya sido posible aprobar un planeamiento

que la organice, pese a que se han redactado pla-

nes para la misma en los ochenta y los noventa.

¿Por qué? De nuevo nos enfrentamos a la debili-

dad de la POLIS. No ha habido voluntad política.

Los ayuntamientos se financian fundamentalmente

a través del urbanismo, mediante convenios, li-

cencias, etc. Todos los municipios del área metro-

politana han competido entre sí por atraer a su

término las inversiones urbanizadoras. Para ello

toda norma reguladora de rango supramunicipal

es un obstáculo. Los alcaldes han tenido más po-

der que la Consejería de Obras Públicas, respon-

sable de elaborar dicho plan. El resultado es que

se ha construido mucha urbanización y poca ciu-

dad.

La URBS resultante es un territorio desestructura-

do. Una sucesión de urbanizaciones colgadas del

viario local preexistente. La CIVITAS rural se ha

visto transformada por un aluvión de nuevos habi-

tantes urbanitas que han venido al Aljarafe com-

prando el sueño de una casa propia adosada, con

jardín, a cinco minutos de Sevilla en urbanización

con piscina (Figura 8). Los carteles de las promo-

ciones venden un arquetipo de casa andaluza con

teja árabe. Sobre un fondo de viviendas clónicas

un cartel reza: “diferénciate" (si puedes, que añadi-

ría el autor de la foto).

Figura 8: Proceso urbanizador del Aljarafe, en el Área Me-tropolitana de Sevilla. Fotografías de Luis A. Zambrana.

Estos nuevos habitantes han establecido en gene-

ral muy pocos vínculos con los pueblos en los que

se ubican sus urbanizaciones. Su trabajo está en

Sevilla, las compras y el ocio se reparten entre la

ciudad y los grandes centros comerciales ubicados

en los nudos de las autovías. Buena parte de ellos

no se empadronan o tardan en hacerlo, por lo que

ni siquiera votan a sus alcaldes. El territorio de las

metrópolis se compone de vías con rotondas, ur-

banizaciones, polígonos industriales y centros co-

merciales. Es casi imposible recorrerlas a pie o en

bicicleta. Las redes de transporte público no han

sido previstas. Y la dependencia de una ciudad a

la que hay que acceder y de la que hay que salir

por tres únicos puentes acaba convirtiendo el sue-

ño en pesadilla: atrapados en los atascos para ir y

volver del trabajo (Figura 9).

Figura 9: El sueño embotellado. Elaboración propia. Foto-grafías de Luis Andrés Zambrana y del autor.

Page 28: N01 Completo

{ }

Utilizando el tiempo libre en conducir para aprovi-

sionarse, para llevar a los hijos a las urbanizacio-

nes de sus amigos, a Sevilla, a las actividades ex-

traescolares… al cabo de unos años, se ha visto

que este modelo no funciona y empieza a producir

el movimiento de retorno a la ciudad por parte de

aquellos que pueden.

En este contexto parece difícil que surja una

POLIS. Sin embargo, donde hay problemas de

hábitat surgen grupos dispuestos a organizarse

para afrontarlos. La plataforma Ah! (“Aljarafe habi-

table”) aglutina a activistas que demandan partici-

pación ciudadana para poner orden en el territorio.

Asociaciones ecologistas y de defensa del patri-

monio han tomado la iniciativa para proteger es-

pacios de gran valor paisajístico, como la propia

cornisa, proponiendo la creación de un parque ar-

queológico paisajístico que permita conocer y di-

vulgar los importantes yacimientos dolménicos de

los primeros asentamientos humanos sobre estas

tierras de Sevilla (Figura 10).

Figura 10: Visita guiada al territorio dolménico donde la iniciativa social promueve el Parque Arqueológico y paisa-jístico del Aljarafe (Sevilla). Elaboración propia. Fotogra-fías del autor.

Otra iniciativa ciudadana ha promovido la recupe-

ración del cauce del Río Pudio como espacio ver-

de público articulador del Aljarafe. Por su parte la

Asociación de Empresarios del Aljarafe, viendo

que las disfuncionalidades de este territorio afec-

tan negativamente a las actividades productivas

de sus asociados, tras financiar la realización de

un informe urbanístico que fue presentado como el

libro blanco del Aljarafe, acabó solicitando a la

administración una moratoria urbanística. Empre-

sarios, nuevos vecinos que han visto frustrado su

sueño de un lugar para vivir, ecologistas, universi-

tarios, han creado una emergente polis ciudada-

nista antagónica de los intereses especulativos

respaldados por las autoridades municipales ante

la pasividad de la administración autonómica. En

Sanlúcar La Mayor tuvimos la oportunidad de ase-

sorar a un joven equipo de gobierno municipal que

había ganado las elecciones tras liderar la oposi-

ción a un salvaje plan municipal. Su consigna era

hacer un planeamiento sostenible y participativo.

En las mesas de participación surgió la propuesta

de mantener el carácter rural de este municipio del

segundo cinturón del Aljarafe, limitando los desa-

rrollos urbanísticos a lo necesario para el creci-

miento vegetativo de la población y para asentar

actividades productivas (Figura 11).

Figura 11: Construcción del triángulo de la gestión social del hábitat en la elaboración del Plan General de Sanlúcar La Mayor (Sevilla). Elaboración propia. Fotografías de Ste-fania Scamardi.

La crisis ha cogido al Aljarafe con más suelo en

promoción, a medio construir o construido vacío

del que el mercado de la vivienda, orientado a la

inversión financiera, es capaz de absorber. La falta

de planificación ha llevado a una superoferta que

se ha podido mantener mientras el espejismo es-

peculativo no se ha roto. Hoy ya no es posible. Pe-

ro mientras no se haga una lectura autocrítica, por

Page 29: N01 Completo

parte de las administraciones, de lo ocurrido y de

su responsabilidad, difícilmente será posible ima-

ginar un escenario en el que la “nopolis” o “antipo-

lis” actual pueda llegar a ser una ciudad compleja,

donde los ciudadanos puedan vivir, trabajar, dis-

frutar su tiempo de ocio y moverse de forma sos-

tenible, paseando a pie o en bici hasta la parada

del transporte público. Para ello habrá que crear

espacios de participación y alentar las iniciativas

que en esta dirección surjan del movimiento ciu-

dadano.

Urban pa los ricos, desalojo pa los pobres

Mientras esto ha ocurrido en los suburbios de cla-

se media de las ciudades, los centros históricos se

han visto atacados por procesos de gentrificación

(Figura 12). Los inversores han comprendido que

el valor simbólico de estas áreas les presta gran-

des oportunidades para obtener beneficios eco-

nómicos.

Figura 12: Gentrificación en el Norte del Casco Antiguo de Sevilla. Elaboración propia. Fotografías del autor.

Áreas olvidadas de la ciudad, como el Norte del

Casco Antiguo de Sevilla, que en los años noventa

fuera escenario de un Plan Urban europeo de re-

cuperación de zonas con necesidad de transfor-

mación física y social, han sido escenario privile-

giado de estos procesos. La administración públi-

ca local, con financiación europea, ha invertido

grandes cantidades en remozar la urbs, dotando a

las calles de nuevas infraestructuras, repavimen-

tándolas, mejorando los espacios públicos. Pero

no ha habido la previsión, ni el interés, de hacer un

plan municipal de vivienda de forma simultánea.

Como trasfondo de estas intervenciones subyacía

la errónea idea de que para recuperar la ciudad

histórica bastaba con conservar los edificios, o, al

menos, la fachada de los edificios. Ello ha dado

lugar por doquier a una ciudad museificada donde

la mejora de la urbs ha ido de la mano de la

desecación de la civitas. Es muy expresiva en este

sentido la cita que extraemos de dos antropólogos

que han estudiado en su libro La ciudad silenciada

el casco antiguo norte de la ciudad:

“El casco antiguo trasunta la historia de una ciudad

y, en cierto modo, encierra su especificidad, resu-

me la sociedad que la habita, la cultura que la dife-

rencia. Él conjuga y sintetiza la ciudad toda. Desde

nuestro punto de vista, no es tanto su monumenta-

lidad como el tejido social que lo ocupa y le da

sentido, lo que le otorga valor; protegerlo implica

salvaguardar sus edificios, pero también los espa-

cios y usos sociales que le dan vida.” (Cantero,

Escalera et al., 1999).

El área de San Luis-Alameda arrojaba al inicio del

Plan Urban, en 1994, unas cifras cuantitativamen-

te alarmantes. Casi la mitad de las parcelas esta-

ban ocupadas por edificios en ruina o eran sola-

res. En estas circunstancias, en las que el capital

privado inversor no tenía interés por el barrio, hu-

biera sido fácil y económico conseguir un gran pa-

trimonio municipal de vivienda y suelo.

No se hizo así. De este modo la inversión en es-

pacio público sirvió como llamada al capital priva-

do para entrar en el barrio. Y empezaron a llegar

las inmobiliarias y con ellas los “asustaviejas” en-

cargados de hacer realidad su sueño de inmue-

bles libres de vecinos. “Se compran edificios con

vecinos dentro” se podía leer en algunos carteles.

La liberalización del alquiler de vivienda decretada

por el gobierno nacional, eliminando derechos que

protegían a los inquilinos, facilitó la tarea. Aun así

se precisaba de una colaboración activa, en mu-

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{ }

chas ocasiones, por parte de la administración lo-

cal, para declarar en ruina las casas de vecinos y

proceder a desalojarlas, tal y como ocurrió en la

calle Palacios Malaver, donde pude asistir aseso-

rando técnicamente a los vecinos desalojados. Los

vecinos acamparon a la puerta de su casa exi-

giendo soluciones pero perdieron sus derechos.

Donde hay un problema la gente se organiza y re-

construye la POLIS. Este y otros casos hicieron

surgir respuestas ciudadanas. Se creó la “Liga de

Inquilinos La Corriente” para asesorar, con asis-

tencia técnica, a los vecinos amenazados de desa-

lojo. El barrio, que ya fuera reducto de la resisten-

cia al levantamiento franquista, sigue siendo con-

siderado el barrio rojo de la ciudad. Activistas jó-

venes se han unido a los vecinos para salvar la

Casa del Pumarejo y crear un centro social auto-

gestionado desde el que presta sus servicios de

asesoramiento la Liga La Corriente (Figura 13).

Figura 13: Activismo ciudadano en el Centro Social de la Casa del Pumarejo (Sevilla). Elaboración propia. Fotogra-fías del autor.

Durante más de diez años el barrio ha presencia-

do acciones de activistas creativos que han orga-

nizado "vía crucis" por los edificios del barrio va-

ciados de vecinos por la especulación. En las fa-

chadas, las estaciones se ilustraban con poesías

alusivas. Una pintada callejera expresa cómo es

percibido por los vecinos activistas la acción públi-

ca: "URBAN PA LOS RICOS, DESALOJO PA LOS

POBRES".

Figura 14: Visita guiada a los corralones artesanales del barrio de San Luis organizada por la Plataforma de Artesa-nos del Casco Antiguo (Sevilla). Fotografía del autor.

Los artesanos que trabajaban en los corralones

del barrio, que han sufrido igualmente las presio-

nes inmobiliarias, se han organizado en la

P.A.C.A. (Plataforma de Artesanos del Casco

Antiguo) (Figura 14). Desde la Universidad hemos

colaborado con esta plataforma a través de la

asignatura Hábitat y Desarrollo, construyendo así

el triángulo de la función transformadora de la uni-

versidad. Los alumnos prepararon un informe para

solicitar la declaración de los corralones como

Bienes de Interés Cultural Etnográfico, en colabo-

ración con el profesor Javier Hérnandez Ramírez,

del Departamento de Antropología Social. Así

mismo juntos organizamos una mesa redonda en

la Escuela de Arquitectura, en la que construimos

un triángulo con los actores implicados en la toma

de decisiones sobre el futuro de los artesanos en

el barrio. Estuvieron presentes el delegado de

urbanismo, el director de la Oficina del Plan de

Sevilla, la portavoz de la P.A.C.A. y expertos uni-

versitarios en patrimonio industrial. En la mesa se

llegó a principios de acuerdo y compromisos políti-

cos para garantizar la continuidad de los corralo-

nes artesanales (Figura 15).

Page 31: N01 Completo

Figura 15: Construcción del triángulo de la Gestión Social del Hábitat y de la Universidad transformadora para apoyar el derecho a permanecer en el centro de los artesanos. Elaboración propia. Fotografías del autor.

Una polis está emergiendo allí donde el mercado

está produciendo un cambio en la civitas, desalo-

jando a los vecinos originarios y sustituyéndolos

por profesionales, estudiantes que comparten

pisos, personas solas o en pareja que ocupan los

minúsculos apartamentos que son la oferta domi-

nante. Y estas situaciones de conflicto son propi-

cias para la colaboración entre universidad y mo-

vimientos sociales y para que la universidad me-

die, construyendo un triángulo, con las administra-

ciones públicas responsables. La respuesta de las

administraciones local y autonómica al problema

de pérdida de población original, y por tanto, de

identidad, del barrio, ha venido a través de la de-

claración de un Área de Rehabilitación Integral

que permite diseñar un programa de actuación en

el que, mediante acuerdos con los propietarios de

inmuebles y ayudas públicas, se está llegando a

rehabilitar casas de vecinos con el compromiso de

mantener los contratos de alquiler. Es una iniciati-

va de interés pero que ha tenido escaso éxito por

haberse emprendido tarde y en plena burbuja in-

mobiliaria. Muchos propietarios han encontrado

tentadoras ofertas de compra que han considera-

do más atractivas que el programa. Ante un mer-

cado desaforado la capacidad reguladora de la

administración se ha visto muy limitada.

Nosotros También Somos Sevilla En los márgenes de la ciudad, allá dónde el mer-

cado inmobiliario carece todavía de intereses, en-

contramos los llamados polígonos de vivienda so-

cial promovidos en la década de los setenta. De

esta POLIS, promoción pública directa de carácter

sectorial (sólo se actúa desde la política de vivien-

da) y asistencialista (los demandantes de vivienda

juegan un rol pasivo) surge en Sevilla un nuevo

tipo de URBS, los Polígonos de Viviendas en la

periferia que siguen las directrices de los C.I.A.M.

Los mayores son Polígono Norte y Polígono Sur,

que han tenido evoluciones bien diferentes. Polí-

gono Sur se ha convertido en un gigantesco gueto,

aislado físicamente de la ciudad, donde viven

50.000 personas (Torres, 2005). Se trata de un

conglomerado de cinco barriadas de vivienda co-

lectiva en régimen de alquiler o de propiedad dife-

rida. El estado proporcionó viviendas a las clases

sociales más necesitadas, procedentes de corra-

les de vecinos de Triana, San Bernardo, de barria-

das de autoconstrucción precarias y de asenta-

mientos chabolistas. Las promociones más dete-

rioradas han sido las de régimen de alquiler públi-

co. Se trata de la barriada Martínez Montañés, co-

nocida en la ciudad como “Las Vegas” o, más di-

fusamente, como “Las Tres Mil”. Urbanísticamente

el barrio responde a los criterios los CIAM, con

conjuntos de bloques sobre pilotes y amplios es-

pacios libres. La primera promoción, de 1978, está

compuesta por 624 viviendas construidas con pan-

tallas de hormigón y losas prefabricadas para el

forjado. Las viviendas resultan amplias y bien dis-

tribuidas, para los estándares sociales. Los co-

mercios se debían concentrar en manzanas desti-

nadas a este único fin.

Sin embargo falló la gestión. La administración se

desentendió. Nunca se preocupó en las primeras

décadas de cobrar el alquiler ni de llevar un regis-

tro de los vecinos que realmente ocupaban las vi-

viendas. El impacto en la CIVITAS de esta POLIS

Page 32: N01 Completo

{ }

paternalista, por una parte, y desresponsabilizada,

por otro, ha sido demoledor (Figura 16).

Figura 16: El triángulo del hábitat social en Polígono Sur. Elaboración propia. Fotografía del autor.

El barrio tiene un fuerte porcentaje de población

de etnia gitana, con formas de habitar propias,

muy apegadas al suelo y a la cultura de la fogata.

Ha sido duramente castigado por el paro y la dro-

ga en la década de los ochenta. Este detererioro

social rápidamente se plasma en el aspecto físico

del barrio, la URBS. Los espacios libres se convir-

tieron en espacios de nadie, inseguros e insalu-

bres. Se produjo un proceso de chabolismo verti-

cal. Empezó el círculo vicioso de la exclusión so-

cial (Figura 17).

Figura 17: Círculo vicioso del hábitat social en Polígono Sur. Elaboración propia. Fotografía del autor.

El deterioro de la situación social, con altas tasas

de desempleo, delinquencia, tráfico y consumo de

drogas, absentismo escolar, etc, genera un clima

de inseguridad ciudadana. Comienza la construc-

ción del estigma de “Las Tres Mil”. Los servicios

urbanos empiezan a dejar el barrio. La línea de

autobuses urbanos, tras una serie de agresiones a

los conductores, decide interrumpir el servicio.

Tampoco llega el reparto de correos, la policía, ni

el servicio de limpieza pública. Los vecinos han

denunciado la situación a través de sus asociacio-

nes. Cuando la situación de deterioro empezó a

ser alarmante las distintas administraciones secto-

riales emprendieron iniciativas aisladas, de Asun-

tos Sociales, urbanísticas... con presupuestos ele-

vados que no han dado resultados.

Para romper este círculo vicioso, se rearma la

POLIS por iniciativa ciudadana. Las asociaciones

vecinales se agrupan en la plataforma vecinal

"Nosotros también somos Sevilla" que reclamó

una estrategia global de intervención, intersectorial

y participativa, con una autoridad única responsa-

ble de todas las intervenciones de las diferentes

administraciones sectoriales. La situación llegó a

alcanzar tal impacto en la opinión pública que se

creó en el imaginario político la convicción de que

era necesario actuar de forma excepcional ante un

problema que se conceptualizaba, erróneamente,

como tal.

La Empresa Pública del Suelo de Andalucía recibe

el encargo de comenzar las obras de regulariza-

ción de la tenencia de las viviendas, apoyo e im-

pulso a la creación y funcionamiento de las comu-

nidades vecinales e inicio de las obras de rehabili-

tación de los edificios. Seguidamente, por acuerdo

entre la administración estatal, la autonómica y

municipal se constituye la Autoridad Única para el

Plan Integral de Polígono Sur, y se nombra a Je-

sús Maeztu comisionado. Se pone en marcha una

oficina técnica para coordinar el plan integral diri-

gida por Montserrat Rosa que pone en marcha un

proceso participativo para el diagnóstico y la re-

dacción del Plan Integral para Polígono Sur, con

Page 33: N01 Completo

cuatro ejes de intervención: urbanismo y convi-

vencia; salud comunitaria, intervención socioedu-

cativa y familiar, inserción sociolaboral; e iniciativa

económica (Comisionado para Polígono Sur,

2004).

Figura 18: Construcción del triángulo de la Gestión social del Hábitat en el Plan Integral de Polígono Sur. Elaboración propia. Fotografías de S.U.R.C.O. y de los alumnos del Máster en Gestión Social del Hábitat.

Este Plan Integral está construyendo el triángulo

de la Gestión Social del Hábitat (Figura 18) crean-

do espacios de participación para los vecinos en

diversos escalones: desde la comunidad de usua-

rios de viviendas en los bloques, la constitución de

intercomunidades para gestionar espacios comu-

nes entre bloques y las comisiones de barrio. Así

mismo están construyendo espacios de colabora-

ción entre técnicos de las distintas áreas. Juntos,

vecinos, técnicos y responsables de la administra-

ción han hecho el diagnóstico y el documento de

estrategias del Plan Integral. Hoy se está actuando

simultáneamente en la rehabilitación de las vivien-

das (con la consultoría de S.U.R.C.O.), en pro-

gramas de empleo y activación económica, en

educación, salud y acompañamiento social. Hoy la

falta de presupuesto, provocada por las presiones

financieras del F.M.I. y el Banco Central Europeo

sobre el gobierno español, arrojan enormes incer-

tidumbres sobre el final de este proceso que em-

pezaba a ser una referencia internacional de bue-

na práctica sobre el hábitat.

Aprendiendo de Larache: nosotros tam-bién somos medina

Figura 19: El triángulo del hábitat social en Jnane Aztout, Larache (Marruecos). Elaboración propia. Fotografías del autor.

Mientras tanto, al sur del Estrecho de Gibraltar, en

Larache, ciudad de la costa atlántica de Marrue-

cos, en las últimas décadas se está produciendo

un intenso proceso de migración desde el campo a

la ciudad y desde la ciudad hacia Europa (CIVI-

TAS). Esto ha dado lugar a un cinturón de bidonvi-

lles que rodean las ciudades consolidadas

(URBS). El estado marroquí lanzó en 2004 el Plan

Villes Sans Bidonvilles con el objetivo de declarar

las ciudades libres de chabolas en 2008 (POLIS).

Al tiempo, el boom inmobiliario especulativo (CIVI-

TAS) ha llegado a la ciudad, que carece de plan

de ordenación urbana (POLIS). Uno de estos

bidonvilles, Jnane Aztout (Figura 19), de más de

ochenta años de antigüedad, ubicado como un

arrabal de la Medina, en la colina que domina el

puerto pesquero (URBS), se vio amenazado por

estos procesos especulativos (CIVITAS). (De Ma-

nuel, 2009; Ojeda y De Manuel, 2009)

En este contexto, por indicación del arquitecto

Youssef El Mrabet, asesor marroquí del programa

de cooperación de la Consejería de Vivienda de la

Junta de Andalucía en Larache, coordinado por el

arquitecto Francisco Torres, el grupo de investiga-

ción ADICI y la ONG universitaria Arquitectura y

Compromiso Social entran en contacto con los ve-

Page 34: N01 Completo

{ }

cinos del barrio y establecemos un acuerdo de

asesoría técnica con dichos vecinos para el diag-

nóstico de la situación inicial y la elaboración de

una estrategia de consolidación urbana y social

para el barrio. En este momento, julio de 2005,

comienza un proyecto de investigación-acción par-

ticipativa con implicación docente mediante un

proyecto de innovación educativa, a través del Au-

la de Arquitectura “Arquitectura, ciudad y desarro-

llo”.

Figura 20: El triángulo de la función transformadora de la universidad en Jnane Aztout, Larache (Marruecos). Elabo-ración propia. Fotografías de Stefania Scamardi.

De este modo, partiendo de una demanda social,

se inicia un proceso que pone en juego el triángulo

de la función transformadora de la universidad (Fi-

gura 20). Las universidades públicas de Sevilla, a

través de dos grupos de investigación, ADICI de

arquitectura y GIEST de geografía, y la ONG uni-

versitaria Arquitectura y Compromiso Social vie-

nen desarrollando un proyecto integral de investi-

gación, educación y transformación social, en co-

laboración con la widadiyat del barrio (la asocia-

ción vecinal) y la Delegación del Ministerio del Há-

bitat en Larache. Dicha acción, que se enmarca en

el Plan Nacional Villes Sans Bidonvilles y que ha

conseguido fondos complementarios de la coope-

ración española, se planteó como una aseso-ría

de acompañamiento técnico y social. En ella se

han implicado grupos de profesores y estudiantes

del primer curso de arquitectura de Sevilla.

Los estudiantes de este taller integral de arquitec-

tura han realizado levantamientos de todas las vi-

viendas del barrio. El grupo de investigación de

geografía realizó un análisis territorial y paisajísti-

co, organizó un censo y el levantamiento de los

datos socioeconómicos de las familias. Con toda

esta información se elaboró un diagnóstico y una

estrategia de intervención en el barrio que apostó

por su transformación evolutiva partiendo del de-

recho de todos los vecinos a permanecer en el ba-

rrio.

Los vecinos, pescadores en su mayoría, están

plenamente insertados en la ciudad e identificados

con el lugar en el que viven y están muy organiza-

dos y cohesionados para defender sus derechos.

Esta organización más el conocimiento construido

conjuntamente sobre su realidad y la estrategia de

colaboración consiguiente, más el respaldo institu-

cional de la universidad, permitió a los vecinos que

se les reconociera como interlocutores ante las au-

toridades marroquíes e ir ganando progresivamen-

te el respaldo de sus autoridades a un proyecto

que ha sido asumido por éstas como una acción

piloto de transformación urbana participativa.

Figura 21: El triángulo de la gestión social del hábitat en Jnane Aztout, Larache (Marruecos). Elaboración propia. Fotografías del autor y Stefania Scamardi.

La clave en este proceso ha sido la construcción

del triángulo de la gestión social del hábitat (Figura

Page 35: N01 Completo

21). Los vecinos, de estar aislados y verse despro-

tegidos y amenazados han pasado a ser actores

sentados en la mesa junto con los técnicos y las

autoridades políticas.

Hoy el barrio de chabolas está en pleno proceso

de construcción y urbanización. La urbs ha cam-

biado conservando la sabiduría de la vivienda po-

pular que siempre tuvo el barrio. La civitas, punto

fuerte de este barrio en inicio por su rica cultura

popular, también se ha transformado. En palabras

del presidente de la widadiyat, el objetivo no era

sólo acabar con las chabolas como hecho físico.

Era preciso eliminar las chabolas de la mente. Y la

polis se ha fortalecido. Los vecinos están más or-

ganizados y han tomado la iniciativa en la gestión

de los temas que quedan pendientes: negociar

con la empresa suministradora el abastecimiento

de agua al barrio y completar la urbanización del

espacio público. Ha sido una experiencia en la que

hemos aprendido todos los que en ella hemos par-

ticipado: estudiantes, profesores, vecinos y res-

ponsables de las instituciones marroquíes que li-

deran el Plan Villes Sans Bidonvilles.

Conclusiones

Afrontar problemas globales y complejos como los

del hábitat requiere una reforma del pensamiento y

nuevas estrategias de gestión. Es un tema de co-

nocimiento y de acción, científico y político. Es

preciso reconsiderar la relación de la sociedad con

su hábitat para llegar a un equilibrio entre natura y

cultura. Esto requiere algo más que información,

algo más que conocimiento, requiere sabiduría y

voluntad firme. El hábitat está llamado a convertir-

se en un campo de conocimiento transdisciplinario

y de acción intersectorial. Y la universidad, como

ámbito de construcción de conocimiento y de for-

mación de profesionales del hábitat, tiene en este

campo una oportunidad de poner a prueba la in-

teracción de sus funciones en colaboración con los

agentes sociales y las administraciones públicas

que tienen responsabilidad sobre el mismo.

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Cita del artículo:

DE MANUEL JEREZ Esteban. Construyendo triángulos

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2010, nº 1, p. 13-37. <www.habitatysociedad.us.es>.

Page 38: N01 Completo
Page 39: N01 Completo

{ y }

www.habitatysociedad.us.es

La gestión de la producción social del hábitat

Víctor Saúl Pelli

Resumen

Construir abordajes adecuados para la gestión de la producción social del hábitat pasa por reconocer la naturaleza

compleja del hábitat social en tanto sistema de situaciones en interacción con otros sistemas. Pasa igualmente por

asumir la complejidad de sus procesos de producción, fuertemente determinados en su concepción, desarrollo y resul-

tados por la mayor o menor presencia de cada uno de los grupos de actores afectados y sus respectivos paradigmas

culturales. En este contexto la cuestión de la formación de los técnicos emerge como un vector fundamental de cara al

acierto en el enfoque de la producción del hábitat, cuyo nivel de complejidad puede exigir un tránsito no sólo desde la

actuación unidisciplinar a la transdisciplinar, sino hacia una gestión de naturaleza transectorial. Ello implica construir

modelos de gestión participativa y concertada que nos remiten, más allá del plano técnico y político, a un nuevo e inelu-

dible grado de conciencia sobre las implicaciones sociales y ambientales de la producción del hábitat.

Palabras clave

Producción social del hábitat; Gestión de procesos; Acción pública; Transectorialidad; Participación; Concertación; For-

mación; Actores técnicos.

Abstract : Management of social production of habitat

The construction of adequate approaches for the management of social production of habitat depends upon recognition

of the complex nature of social habitat as being a system of situations in interaction with other systems and with other

situations. It equally depends upon the acceptance of the complexity of their production processes, which are largely de-

termined in the design, development and results by the degree of presence of each group of actors involved and their

respective cultural paradigms. In this context, the question of technician training emerges as a fundamental vector with a

view to the skill and commitment of every actor in the approach of production of habitat, whose level of complexity can

demand a transfer not only from uni-disciplinary action into trans-disciplinary action, but also towards management of a

trans-sectorial nature. This implies constructing models of participative and harmonized management which refer us,

beyond the technical and political level, to a new and inescapable degree of awareness about social and environmental

implications of production of habitat.

Key words

Social Production of Habitat; Processes Management; Public Action; Transectoriality; Participation; Conciliation; Train-

ing; Technical Actors.

Recibido: 13/09/2010; aceptado: 15/10/2010

El texto de este artículo ha sido elaborado a partir de la transcripción de la conferencia inaugural del Máster en Gestión Social del

Hábitat. Universidad de Sevilla, 12 de marzo de 2008.

Universidad Nacional del Nordeste (Argentina). Director del Instituto de Investigación y Desarrollo en Vivienda (IIDVI) y de la cátedra

Gestión y Desarrollo de la Vivienda Popular. E-mail: [email protected].

Page 40: N01 Completo

{ }

Hacia una perspectiva compleja del

hábitat

Buenas tardes.

Voy a empezar con algunas aclaraciones sobre el

proceso de elaboración de esta conferencia.

Inicialmente decidí encararla en torno a un tema

específico, que se expresa en su título, y que en

rigor se refiere a sólo una de las líneas temáticas

del Máster que se está iniciando.

Pero por detrás de este título inicial, en una diser-

tación ubicada en el punto de partida de lo que se

anuncia como un intenso trabajo académico de

preparación profesional, se hacía inevitable ir deli-

neando simultáneamente el perfil del técnico apto

para ocuparse del tema, y algunas consignas cla-

ve para su formación. Por detrás del título inicial,

entonces, va a estar asomando este segundo

enunciado, que no es subtítulo, sino título de una

franja paralela de reflexión.

La cuestión de la formación del técnico

para la producción social del hábitat

Una segunda aclaración se refiere a la modalidad

adoptada para este recorrido. Se hacía difícil, en

particular desde mis distancias, allí en Argentina,

ubicar con suficiente claridad, aun con los datos

precisos que me hacía llegar el Director del

Máster, el perfil de la audiencia receptora de esta

conferencia, y calibrar en consecuencia el carácter

y tono de los argumentos a desarrollar. Más allá

de que podía suponer que iba a encontrarme aquí

con la mayoría de los alumnos del Máster y que,

en atención a ese dato, la conferencia debería te-

ner un cierto sesgo didáctico. Sin olvidarme, por

otro lado, de que también tendríamos aquí a inte-

grantes del cuerpo docente y a otras personas

igualmente calificadas.

Opté entonces por organizar las cosas en torno a

un conjunto de nociones que supuse que podía

dar por conocidas y transitadas en un espectro su-

ficientemente amplio de niveles y modos de for-

mación intelectual y profesional, tomar esas no-

ciones como soporte e ir acompañándolas de una

trama de comentarios que, en rigor, serán la esen-

cia de esta exposición. Estos comentarios no se-

rán explícitos en la mayoría de los casos; se van a

expresar, por lo menos, de cuatro formas. Una de

ellas será la selección misma de esas nociones de

base “conocidas por todos”, y su organización; és-

ta es por sí misma un comentario, y además cons-

tituye la estructura de esta conferencia.

Una segunda clase de comentarios serán los

ejemplos e ilustraciones que se intercalan, que por

cierto estarán lejos de ser neutros, si es que eso

es posible, e introducirán un determinado sesgo

de observación del objeto del que se está hablan-

do. Son algo más que ejemplos ilustrativos.

En tercer lugar algunos comentarios serán sólo

preguntas que haré y me hago sobre las nociones

que se irán exponiendo, preguntas que, también,

estarán formuladas desde una particular forma de

ver las cosas, pero aun así abrirán un horizonte de

posibles respuestas suficientemente amplio como

para hacer lugar a la posición propia de cada uno

de los que las escuchan. Suelo pensar, adhiriendo

a una modalidad antigua y siempre vigente de co-

municación y docencia, que las preguntas en torno

a un tema pueden ser más movilizadoras de la

atención y de la creatividad del oyente que las

afirmaciones que en forma taxativa pueda hacer la

persona que está hablando.

Y una cuarta forma de hacer comentarios, será, en

fin, la de expresarlos en forma directa como tales,

en el acompañamiento verbal de las proyecciones.

Y en esta versión escrita.

También me pareció conveniente aclarar que a lo

largo de la conferencia se irán señalando caminos

de exploración en temas y en campos laterales.

Serán ventanas abiertas, indicadores de ruta para

un esfuerzo de profundización que, si queremos

dar a esta disertación una extensión razonable y

una línea de intención suficientemente clara, que-

Page 41: N01 Completo

dará a cargo de aquellos entre los presentes que

se interesen en hacerlo, si es que no lo han hecho

ya.

La caracterización del hábitat social

(Las nociones “conocidas por todos”)

Las funciones La producción del hábitat social, entendida como

la generación de nuevas situaciones, físicas o re-

lacionales, mediante la construcción, transforma-

ción o eliminación de objetos físicos -edificios, pie-

zas de infraestructura, conjuntos edilicios, ciuda-

des, fracciones territoriales, redes- y/o de objetos

relacionales –sistemas de servicios, leyes, códigos

y normas de ordenamiento y categorización-, es

encarada, en la forma todavía predominante de

entender las cosas, con la consigna de asegurar,

en las nuevas situaciones a producir, el cumpli-

miento de funciones específicas, como las que se

listan a continuación, u otras equivalentes, en be-

neficio de un determinado usuario, o de un sector

social, o de la sociedad en su conjunto; con fre-

cuencia, también en beneficio del promotor de la

acción.

El hábitat social entendido como:

Estructura de protección;

Soporte;

Herramienta;

Escenario de vida;

Expresión de identidad;

Bien de cambio;

Patrimonio;

Pueden agregarse otras y/o sustituirse estas.

La naturaleza El hábitat social presenta, sin embargo, rasgos en

su naturaleza que determinan los modos, los re-

caudos y los límites para el cumplimiento de aque-

llas funciones; y condicionan también, consecuen-

temente, las estrategias y procesos de producción.

He seleccionado cuatro de estos rasgos, fuerte-

mente representativos:

1. El hábitat social entendido como un sistema de

situaciones: físicas, sociales, simbólicas, jurídicas,

políticas, económicas, ambientales; interrelacio-

nadas, interactuantes y coactuantes.

Esta apreciación del hábitat social como sistema y

no como mera agregación de piezas implica que

cualquier acto de producción, eliminación o con-

servación de una parte o componente del hábitat

modifica el equilibrio, el funcionamiento y la cali-

dad de todo el conjunto y afecta los de otros com-

ponentes, existentes o futuros.

Algunos fenómenos de formación urbana, típicos

en la región latinoamericana, son ejemplos expre-

sivos del juego de causa-efecto entre las produc-

ciones puntuales de elementos “funcionales” y la

salud del conjunto:

Los “barrios cerrados” y “country clubs” para

sectores con alto poder adquisitivo;

Los asentamientos urbanos irregulares e ilega-

les de sectores sociales con mínimo poder ad-

quisitivo y mínima inclusión social;

Los “shopping centers” en la periferia de las

ciudades;

Los desarrollos turísticos en conflicto con el

crecimiento orgánico del sector de hábitat en

que se instalan;

Los conjuntos habitacionales, de gestión públi-

ca o privada, levantados allí donde hubo un te-

rreno disponible, en ciudades sin plan de desa-

rrollo.

Encarados como objetos a producir, su promotor

busca, en los modos convencionales de gestación

y producción, que estos “fragmentos de hábitat”

cumplan las funciones convencionales, como las

que se listaron al comienzo, con poca y en algu-

nos casos ninguna atención a los efectos que

pueda tener la presencia y la actividad de estos

productos sobre el sistema general que las nuevas

situaciones van a pasar a integrar; a menos que la

Page 42: N01 Completo

{ }

atención a ese tipo de efectos sea impuesta por

las normas institucionales. Efectos que, en los ca-

sos que se enumeran aquí, casi sin excepción,

suelen ser nocivos y desestructurantes, más allá

de la evaluación de las razones que justifican su

producción y de la toma de posición que cada ac-

tor social adopta sobre estas razones y sobre el

hecho mismo y su utilidad.

2. El sistema-hábitat, entendido como una parte o

un subsistema dentro de sistemas mayores.

Una alteración de nuestro sistema-hábitat, como

puede ser la producción de cualquier nueva situa-

ción, modifica, a su vez, a los sistemas mayores, a

las relaciones con ellos, a los otros subsistemas

componentes de esos sistemas mayores y a las

relaciones con ellos (también, a la inversa, signifi-

ca que las modificaciones y alteraciones en los

sistemas mayores y en los otros subsistemas plan-

tean nuevos retos a la producción de nuevas si-

tuaciones en el hábitat social).

El hábitat social, en este juego, vive de, y en, un

intenso intercambio con el subsistema natural, y

está sujeto a sus alteraciones. Muchas de ellas,

como es tan notorio hoy, son a su vez consecuen-

cias de los avances en la producción del hábitat

social y sus componentes, entendiendo que la

mayoría de estos componentes no son situaciones

y objetos inertes sino mecanismos de consumo y

desgaste de elementos y de estructuras naturales,

y de expulsión de residuos y energía sobre el am-

biente natural. Esta interacción es probablemente

uno de los fenómenos globales más señalados y

puestos en evidencia en nuestro tiempo, por lo

que, sin dejar de resaltar su relevancia y prioridad,

no me extenderé en este punto.

3. El hábitat social entendido como señal o marca

en el tiempo. Hacia el pasado, como testimonio,

memoria y registro de la vida en la historia de la

sociedad que lo ocupó y de la que lo ocupa; en al-

gunos casos severo condicionante de lo que se

piensa hacer hoy. Y hacia el futuro, como estruc-

tura modeladora de la vida y de la organización

social por venir, condición presente, consciente o

inconsciente, en toda acción de modificación del

hábitat.

La producción de una situación nueva en el hábi-

tat, supone, por un lado, una evaluación de lo exis-

tente, y también una decisión de realzar, negar,

minimizar, ignorar o transformar su valor; o com-

partirlo -un ejemplo muy elocuente, es la implanta-

ción del palacio de Carlos V en la Alhambra. Y por

otro, una intención de incidir en los pasos futuros

de conformación no solo del hábitat futuro sino

también de la sociedad futura.

Cuando la modificación del hábitat social es ges-

tionada por los propios habitantes, puede leerse

como un acto de opción por un determinado pa-

trón de vida y expresión de una determinada acti-

tud frente a la estructura de la sociedad. Esto, no

sólo a través del producto concreto de la modifica-

ción sino también a través de la forma de llevarla

adelante, es decir, a través del proceso de pro-

ducción de la nueva situación de hábitat, como se

verá más adelante.

Puede tratarse de simple alineamiento –lo hago

así porque así es lo que se hace siempre, y ade-

más es como lo hacen los vecinos- y de acepta-

ción y afirmación del estado de cosas vigente o

pueden ser intentos de innovación y cambio. Un

ejemplo al límite son los propuestas habitacionales

de las comunidades hippies estadounidenses de

los años ’60, estrechamente identificadas con pro-

puestas de nuevas formas de vida y, en definitiva,

con nuevas escalas de valores (Figura 1).

Page 43: N01 Completo

Figura 1: Viviendas en cúpulas geodésicas, en “Drop City”, Colorado, Estados Unidos, 1965. Foto: Clark Richert.

La modificación del hábitat, en cuanto acto de

aporte al modelado de la sociedad futura, puede

ser también consecuencia de una acción de pura

supervivencia, por fuera del sistema jurídico y

normativo vigente, frente a la ausencia de otras

opciones realmente accesibles dentro del plazo de

una vida, por gente que en ocasiones extremas

expresa ese particular poder de que dispone quien

no tiene nada que perder (Figura 2).

Figura 2: Fragmento de la primera plana del diario Norte de la ciudad de Resistencia, en la Provincia del Chaco, Argen-tina, en su edición del 12 de febrero de 2008, en los días y en la ciudad en que se estaba preparando esta conferencia.

En el caso reflejado en la figura la acción específi-

ca sobre el hábitat mediante la ocupación de te-

rrenos fue simultánea y en alguna medida coordi-

nada con otras acciones de protesta y reivindica-

ción ciudadana, poco espontáneas en este caso, y

no del todo desvinculadas de una apreciación

consciente de las oportunidades “tácticas” brinda-

das por el proceso de elección de Gobernador en

la Provincia del Chaco, que se definía en esos

días.

En América Latina y en otras regiones periféricas

la ocupación ilegal de terrenos por familias en si-

tuación de pobreza para construir sus viviendas,

va acompañada de una evaluación política de la

factibilidad de una expulsión, evaluación hecha por

los ocupantes, por los propietarios y por la fuerza

pública, con conciencia de que en muchos casos

la mera expulsión es políticamente dificultosa o

costosa, o impracticable, más allá de lo estableci-

do por las normas legales.

La producción de nuevas situaciones de hábitat

como acción política puede ser operada desde los

poderes del Estado, desde la sociedad en su con-

junto, desde alguno de sus sectores, o desde un

actor individual, por dentro o por fuera del sistema

legal vigente.

La acción del Barón Haussmann en el París de fi-

nes del siglo XIX (Figura 3) es una de las referen-

cias emblemáticas de la producción del hábitat

como acción política desde los poderes del Esta-

do, en la que es tan evidente (y explicitada) la eva-

luación hecha sobre lo preexistente (social y espa-

cial) como la intención de organizar de una mane-

ra determinada el espacio urbano y la estructura

social del futuro.

Figura 3: El París del Barón Haussmann.

Lo que sigue es una digresión, no tanto en su te-

ma, que es una extensión de lo que venimos vien-

do, como en el relativamente mayor espacio que

Page 44: N01 Completo

{ }

se dedica aquí a la faz política de cualquier inter-

vención sobre el hábitat social y, sobre todo, la in-

cidencia que tiene este aspecto en el planteo de la

estrategia de trabajo para esa intervención y del

escenario de formación del técnico para este tra-

bajo.

Figura 4: El asentamiento irregular Villa 31, en Buenos Aires. Aproximadamente 3.000 familias en situación de pobreza y en condición de ocupantes irregulares de terrenos del Estado, en un proceso de alrededor de 60 años. 15 hectáreas, aproxima-damente, en medio de una de las zonas de mayor valor inmobiliario de la ciudad. Foto y datos del diario Clarín, Argentina, 2007. Las cifras y el perfil físico se han incrementado considerablemente desde entonces.

Como casi todas las otras “villas” de la América

latina, la Villa 31 de Buenos Aires (Figura 4) es

una situación urbana y social, abierta e irresuelta,

que a criterio de los actores sociales involucrados

o interesados, incluidos los habitantes, cada uno

con su propia visión de las cosas y sus propios in-

tereses, debe ser regularizada, es decir integrada

al sistema urbano, transaccional y legal vigente.

La discusión, real o latente, entre todos estos acto-

res, es sobre cómo se entiende lo que sucede ahí,

y lo que le sucede a la ciudad como efecto de eso

que sucede ahí, y cómo, consecuentemente, se

entiende lo que se puede considerar regulariza-

ción. Según la visión de cada uno de esos actores

acerca de cómo deben ser las cosas, la Villa (utili-

zada aquí como ejemplo de la generalidad de los

asentamientos latinoamericanos) puede ser vista

como:

Una anomalía urbana que debe ser eliminada,

o neutralizada;

Un terreno incomparable para un desarrollo in-

mobiliario, que convendría limpiar de ocupan-

tes;

Un escondrijo de maleantes, una amenaza que

requiere intervención policial;

Un campo propicio para desarrollar operacio-

nes proselitistas;

Un ámbito apto para servir como base operati-

va para el tráfico ilegal;

Una concentración de gente en situación crítica

que requiere apoyo y contención;

Un embrión de nuevo barrio que necesita asis-

tencia para consolidarse e integrarse al conjun-

to urbano;

Una evidencia de políticas habitacionales

erradas o insuficientes;

Un emergente de una estructura social brutal e

inequitativa;

Un acto político de rebeldía y de presión popu-

lar;

Page 45: N01 Completo

Un modo típico e imparable de conformación

de la ciudad latinoamericana;

El resultado de distintas combinaciones de los

anteriores.

Cada una de estas formas de entender lo que está

pasando, me permito reiterar, conduce a muy dife-

rentes caminos de acción y a muy diferentes solu-

ciones, con diferentes consecuencias, en el hábitat

general y en la sociedad.

Este listado de reacciones y posturas frente a un

fenómeno singular, irregular pero típico y predomi-

nante en Latinoamérica, es una expresión del en-

trecruzamiento entre los datos objetivos del caso y

los encuadres ideológicos de los actores involu-

crados.

Aquí es importante advertir que este mecanismo

también está presente, de manera generalmente

menos visible y difícil de detectar, y un poco más

acotada por las normativas vigentes, en las situa-

ciones más formales y legales de producción del

hábitat.

El caso, así presentado, puede dar lugar a pregun-

tas como las siguientes, un anticipo de aproxima-

ción al perfil del técnico, que se desarrollará más

adelante, hacia el final de la conferencia:

¿Qué papel le cabe al técnico en este escena-

rio de tan diversos significados, interpretacio-

nes e intencionalidades?: al diagnosticar; al

trazar una política; al diseñar un programa; al

planificar una acción; al trabajar con la gente.

¿A qué clase de técnico?

¿Un mismo técnico es apto para encarar un

trabajo con cualquiera de estas interpretacio-

nes?

¿Es necesario (o es conveniente, y para quién)

que este técnico tenga madurada una postura

personal ante estas opciones?

¿Qué debe saber hacer?

¿Qué debe saber ver?

¿Cómo debe ser su formación?

Lo retomamos, entonces, hacia el final de la confe-

rencia. Volvamos a la secuencia de caracteriza-

ción de la naturaleza del hábitat social.

4. El hábitat social entendido como estructura

coherente con los paradigmas culturales de una

determinada sociedad, o de un determinado grupo

social, y funcional a su propia versión de las

necesidades humanas.

El hábitat social no es un texto de lectura univer-

sal. En cada caso representa y es funcional a valo-

res propios de la cultura que lo produce y ocupa, a

los modos que esa cultura ha desarrollado para

relacionarse con su ambiente natural, e incluso al

estado de situación de esa cultura en un determi-

nado período: florecimiento, bonanza, decadencia,

confusión, catástrofe, violación, crisis. Podemos

leer una ciudad, o un fragmento de hábitat, desde

esta óptica.

Figura 5: Componente del hábitat residencial de los wichí (o matacos), en el nordeste argentino (provincia de Formo-sa), hasta fines del siglo XIX.

En el caso de los wichí (Figura 5), “una «banda»

se conceptualizaba como familia aunque superara

el centenar de personas… la totalidad del espacio

que utilizaba y por el que circulaba a lo largo del

ciclo anual… ese territorio era en definitiva una

gran vivienda que una enorme familia utilizaba

completamente en un período largo de tiempo”

(Braunstein, 1998). Ese espacio era su ámbito de

caza y de recolección de alimentos y de medica-

mentos. Y también el de procesamiento de sus re-

siduos. El ámbito productivo era coincidente con el

ámbito doméstico.

Page 46: N01 Completo

{ }

La choza se abandonaba en cada desplazamiento

dentro del ciclo anual de migración. Al volver al

mismo lugar, un año después, había sido biológi-

camente absorbida por el medio natural, que pro-

veía material nuevo para las nuevas construccio-

nes. La propiedad del terreno y de la construcción

solo se entendía como apropiación circunstancial,

mientras se estaba asentado allí. No había cerra-

duras ni puertas: la protección y la seguridad des-

cansaban en la capacidad defensiva del habitante,

más que en su hábitat y, en mayor medida y, fren-

te a otros niveles de agresión, quedaban a cargo

de la organización social.

La choza, como componente de un sistema amplio

de hábitat doméstico, era satisfactoria y funcional

a los códigos de sus habitantes y de la sociedad

que estos integraban. Los que la habitaban no

eran “pobres” ni este concepto existía en esa cul-

tura. Un cobijo más sólido, más amplio y “mejor

equipado” que éste, pero desvinculado de su sis-

tema original de hábitat y de producción, y sin lle-

gar a estar plenamente inserto en el sistema de

hábitat y de producción de la organización social

circunstancialmente contenedora, resulta, en la

ciudad moderna-occidental, miserable y un testi-

monio de exclusión. 1

Aun si se acepta que la asimilación de los pueblos

originarios a la cultura conquistadora es inevitable

e irreversible (lo que, como sea, es materia de dis-

cusión, y un tema caliente desde hace 500 años

en Latinoamérica), las enormes dificultades, para

ellos, de entender y vivir -y en algunos casos

aceptar- esta transición, merecen ser contempla-

das, además de con respeto humano y con sabi-

1 Sobre este punto interesa observar que en la fotografía se

dejan ver elementos (una rejilla para cama, una silla) que no corresponden a la cultura wichí sino a la cultura que en ese momento, fines del siglo XIX, los está desplazando, extermi-nando y/o sometiendo. Estos dos elementos mudos bastan para ilustrar la pérdida de sentido y la precariedad de la choza, una vez que ha sido desconectada de su sistema económico, social y cultural de sostén y depositada como una reliquia, o un botín, o a lo sumo como un accesorio nostálgico, en un ámbito físico del que se ha apropiado la cultura invasora.

duría, con visión política en el diseño y en la ges-

tión, tanto del hábitat como del proceso de pro-

ducción, adecuados a estas circunstancias.

En las situaciones de contacto entre culturas (con-

quista, evangelización, cooperación, ayuda, des-

cubrimiento, fusión, aproximación, intercambio,

comercio, etc.), cuando la solución habitacional es

un instrumento y un capítulo de ese contacto, se

presenta el desafío, para cada uno de los protago-

nistas, y en particular para los que cuentan con

mayor poder, de reconocer y respetar las formas

de vida del otro como otra cultura, con su propia

escala de valores. Lo que es útil, bello, desecha-

ble, desagradable, ofensivo, sagrado, en una cul-

tura, puede no serlo en la otra (aunque no son in-

frecuentes, tampoco, las situaciones de fascina-

ción cruzada). La versión más usual de ayuda en

la solución de necesidades habitacionales, entre

culturas distintas, aun en los casos de mejor dis-

posición para brindarla, consiste en identificar las

formas de vida de la gente “ayudada” como lasti-

mosas situaciones de degradación, y en “resolver”

las carencias de los “ayudados” con soluciones de

hábitat propias de la cultura que está brindando la

“ayuda”. Sin la debida actitud de apertura hacia

diferentes escalas de valores, y la debida tarea de

diálogo y negociación entre las dos culturas que

entran en contacto a través de, entre otras cosas,

la donación, muchas veces inconsulta, de piezas

de hábitat, la vivienda, pensada quizá como solu-

ción (por ejemplo en los casos de cooperación in-

ternacional), termina sumándose a la lista de pro-

blemas.

Aquí se hace necesario subrayar, en una referen-

cia a las preguntas de hace un momento, que el

técnico, en el trabajo de producción de situaciones

habitacionales para o con culturas diferentes de la

suya, aparte de su capacitación específica, y de

una imprescindible afinidad con la intencionalidad

de la operación, necesita un especial adiestra-

miento, o un don, más bien las dos cosas, para

Page 47: N01 Completo

observar, escuchar, dialogar, entender y respetar,

desde antes de trazar una línea. Y mientras la va

trazando. Parecería que esto debe ser parte de su

adiestramiento.

Lo que ocurre, con relación a este tema, en la acción pública de vivienda en nuestra sociedad actual Este escenario se reproduce de manera más difícil

de verificar, pero más frecuente, entre sectores de

una misma estructura social, en gran parte de las

acciones públicas de vivienda que transfieren las

pautas habitacionales en particular y culturales en

general, de los sectores a cargo de las decisiones

(funcionarios, profesionales) a los sectores “bene-

ficiarios”, que cultivan sus propias versiones de

esas pautas, que tendrán dificultad y requerirán

tiempo y buen trato para adecuarse a las que les

impone su nuevo hábitat y que carecen de canales

para introducir sus criterios en la gestación de la

casa en la que van a vivir.

El valor propio de los procesos de producción del hábitat Más allá de los cuatro enfoques de la naturaleza

del hábitat social revisados hasta aquí, una de las

líneas de intención de esta conferencia, puesta de

manifiesto en su título y en varias acotaciones

posteriores, es dirigir la atención también hacia los

procesos mismos de producción del hábitat, y ha-

cia el valor propio con que cuentan como factores

de modificación del sistema hábitat social y de los

sistemas que lo incluyen, en particular el sistema

social.

La diversidad de las formas de producción del há-

bitat residencial que coexisten en los países peri-

féricos adscriptos a la economía de mercado, en-

tre los que se cuenta la casi totalidad de los lati-

noamericanos, es un ejemplo.

Las tres formas de producción del hábitat

residencial en América Latina y los diversos

modelos de proceso de producción

Desde un esquema teórico básico, en el juego del

mercado hay una sola forma de acceso a bienes y

a servicios: su adquisición, en distintas modalida-

des pero siempre dentro de las redes de un com-

plejo mecanismo, que en casi todos los casos in-

cluye el sistema monetario; el sistema normativo:

leyes, normas, reglamentos; el manejo de instru-

mentos de comunicación, como el lenguaje escri-

to; y otros elementos de un andamiaje indispensa-

ble, del que en teoría se supone que es accesible

a todos los ciudadanos.

En los países periféricos un importante porcentaje

de la población no tiene en los hechos acceso a

estos elementos, de los que el más evidente es el

dinero, aunque en rigor el problema no está, como

sabemos, en la carencia de dinero, sino en la ca-

rencia de situación social y adecuación cultural

que le permitan obtenerlo.

Esta situación da origen a un sistema paralelo de

acceso a bienes y servicios, entre ellos los que

conforman la vivienda, por fuera del mercado le-

galmente organizado, pero dentro del ámbito de la

misma sociedad. Este sistema irregular es la forma

concreta de acceso de los sectores en situación

de pobreza a algún tipo de solución habitacional

-posibilidad que no les brinda el mercado regular-,

aunque en una situación de insuficiencia esencial

para alcanzar los estándares que la sociedad oc-

cidental-moderna-urbana tiene establecidos para

considerar digna a una vivienda.

Lo concreto es que la ciudad latinoamericana se

va construyendo por estas dos vías, coexistentes

dentro de un mismo ámbito. Sectores de ciudad

“reglamentaria” coexistiendo con sectores de

ciudad “no reglamentaria”. 2 No puede caber duda

de que esta coexistencia se expresa en un estado

de fricción, tensión, inequidad, insalubridad e in-

seguridad a la vista, dañino y degradante no solo

2 O, más crudamente, aunque con una quizá excesiva

simplificación de las cosas, “la ciudad legal y la ciudad ilegal”, como es el título del libro de J.E. Hardoy y D. Satterhwaite.

Page 48: N01 Completo

{ }

para un sector en especial sino para el conjunto

social. Cuando esta situación es percibida como

problema a resolver, la sociedad en su conjunto se

ve ante la necesidad, o la exigencia, de dar alguna

respuesta. Una de las respuestas es la de no dar

respuesta, no involucrarse –si alguien tiene pro-

blemas, que los resuelva por su cuenta, dentro de

la ley-; si bien esta puede ser la postura íntima de

numerosos sectores, particularmente los que

cuentan con mayor poder, los hechos muestran

que, en América Latina, es insostenible.

En el caso, que se corresponde con la situación

real de nuestros países y con sus marcos institu-

cionales, de que la sociedad decida involucrarse

en la resolución de esta situación, se pone en

marcha un nuevo tipo de acción de producción

social del hábitat. Este “tercer tipo” de acción está,

como las otras dos, y como cualquier otro “tipo” de

acción de producción del hábitat, sujeto a los dic-

tados de la postura política-ideológica de los res-

ponsables de las acciones. La figura siguiente (Fi-

gura 6) intenta sintetizar esta situación.

Figura 6: Vías de producción de la vivienda popular en regiones periféricas con economía de mercado. Cada una de estas op-ciones genera prácticas diferentes de producción y de gestión, correspondientes a diferentes patrones ideológicos de rela-ción social y a diferentes proyectos de sociedad, prácticas inductoras de diferentes pautas de relacionamiento en los actores participantes, en particular en los habitantes.

Puede darse que los objetos resultantes del pro-

ceso de producción: las viviendas, los conjuntos

habitacionales, las situaciones espaciales, las

normas de uso, sean similares, a veces iguales,

entre uno y otro criterio de producción.

Pero los modos de producción por sí mismos tie-

nen capacidad de introducir muy diferentes patro-

nes de relación social entre los personajes involu-

crados y, según el modelo adoptado, actuar como

experiencias educativas, de ejercitación en una

forma equitativa de actuación social o como re-

afirmaciones de un patrón de subordinación o so-

metimiento.

Las decisiones, las acciones, la tarea técnica,

y el Técnico, en este escenario

Los cuatro enfoques de caracterización de la natu-

raleza del hábitat social presentados hasta aquí

(como sistema de situaciones interdependientes e

interactivas; como subsistema, coexistente e inter-

relacionado con otros subsistemas dentro de sis-

Page 49: N01 Completo

temas mayores; como registro, testimonio y pre-

sencia del desarrollo pasado de la sociedad y

factor determinante de su desarrollo futuro; y como

expresión e instrumento de un sistema cultural y

de su proceso de desarrollo), junto con el señala-

miento del valor propio de los procesos de produc-

ción (como factor autónomo de generación de

transformaciones), dibujan el escenario desde el

que en esta conferencia se va a considerar la

tarea de gestión (Figura 7).

Figura 7: Los cuatro enfoques de caracterización de la na-turaleza del hábitat social y los procesos de producción.

La expansión de la conciencia pública del hábitat

social como sistema vivo y como subsistema den-

tro de sistemas mayores, y consecuentemente de

los efectos de cualquier alteración en un punto del

sistema sobre todo este andamiaje, genera de-

manda de nuevas estrategias para las acciones de

producción, nuevas estrategias que a su vez impli-

can modificaciones en las reglas de juego del tra-

bajo técnico.

Este estado de conciencia descubre horizontes de

mayor complejidad, tanto en la conformación de

los problemas a abordar como en la producción de

decisiones y de acciones.

La secuencia recogida en los Cuadros siguientes

es una aproximación a las manifestaciones, en la

práctica, de este proceso de ampliación del hori-

zonte de referencia para la producción de hábitat,

con la consecuente densificación de su compleji-

dad.

Los dos primeros cuadros (Cuadros 1 y 2) repre-

sentan, esquemáticamente, los niveles progresi-

vos de complejidad y los modos de abordaje en la

práctica convencional, centrada en las funciones

de los objetos tangibles o intangibles que se busca

producir y en una concepción de corto alcance y

reduccionista de la complejidad de los problemas

a resolver. En el primero se está suponiendo una

conciencia mínima de ese grado de complejidad y

un nivel precario de capacidad de respuesta; en el

segundo se supone un grado más avanzado de

conciencia de la complejidad de los casos a abor-

dar, y un primer nivel de perfeccionamiento de la

respuesta técnico-conceptual. El tercer cuadro

(Cuadro 3) representa, con similar criterio de sín-

tesis -lo que inevitablemente obliga a dejar fuera

acotaciones que serían claves en un análisis más

afinado-, los modos de abordaje que derivan de un

reconocimiento pleno de los datos de naturaleza

sistémica del hábitat y de sus efectos de compleji-

zación del desarrollo de nuevas iniciativas de pro-

ducción del hábitat social, y también de la adop-

ción, o puesta en evidencia, de un determinado

marco teórico ideológico para la acción. Todo esto

con la consiguiente adecuación de las estrategias

de trabajo.

a) La producción convencional de situaciones

elementales de hábitat social.

Esta forma básica de abordaje es típica de organi-

zaciones relativamente elementales de gestión

pública o privada (Cuadro 1).

Cuadro 1: Producción convencional de situaciones ele-mentales de hábitat social.

Page 50: N01 Completo

{ }

En esta situación los problemas de producción del

hábitat son resueltos predominantemente según el

criterio del promotor -jefe municipal, empresario,

propietario- y el de sus técnicos todoterreno, si

cuenta con ellos y si acude a ellos. Es el caso de

una parte considerable de las acciones privadas,

regulares o irregulares, de producción de nuevas

situaciones de hábitat.

b) La producción convencional de situaciones

de hábitat social, con apertura a su

complejidad técnica y conceptual.

El abordaje, para la producción de nuevas situa-

ciones de hábitat, de problemas de mayor comple-

jidad y mayor diversidad de componentes requie-

re, correlativamente, equipos de mayor diversidad

disciplinar para identificar, definir y resolver esos

problemas (Cuadro 2).

Cuadro 2: Producción convencional de situaciones de há-bitat social, con apertura a su complejidad.

En esta forma de abordaje el incremento en la di-

versidad de disciplinas que intervienen en el dise-

ño y en la gestión suele limitarse a una agregación

de profesiones, en el mejor de los casos bajo una

coordinación operativa elemental (Figura 8).

Figura 8: Distintos niveles de agrupamiento de disciplinas en respuesta a un problema o a un propósito determinado.

La opción explícita por un marco conceptual-

ideológico como basamento para la adopción

de una estructura de abordaje adecuada

En el enfoque todavía convencional de trabajo, al

que corresponden los dos cuadros precedentes,

cualquier acto de transformación del hábitat res-

ponde a dos originadores directos de definiciones

y decisiones: el actor social responsable de la

acción y de sus productos, por un lado, y por otro

los organismos encargados de imponer la concep-

Page 51: N01 Completo

ción pública de los compromisos existentes entre

la producción de nuevos componentes del hábitat

y el conjunto, o sistema, en el que se enmarcan, y

de poner límites y regular las acciones de produc-

ción. A su vez, en las decisiones del actor social

responsable juegan dos componentes: el propósito

funcional específico que se busca satisfacer con la

acción, por un lado, y por otro su adhesión a una

determinada escala de valores.

Es difícil, quizá imposible, concebir un proyecto de

producción del hábitat social, deliberado o maqui-

nal, que no sea funcional a un determinado mode-

lo de sociedad y de evolución de esa sociedad,

modelo que pone marco y orienta la concepción

del proyecto en sus objetivos y metas, en su me-

todología, en el perfil técnico de sus ejecutores y

en las particulares formas de su práctica.

Y aquí cabe aclarar que en coherencia con estas

proposiciones, también para esta exposición se

consideró indispensable explicitar el modelo-

marco de evolución social que nutre su intenciona-

lidad y su desarrollo, al menos con algunos de sus

rasgos más significativos:

“Un modelo de desarrollo orientado a encaminar a

la sociedad hacia un estado de distribución equita-

tiva, tanto de la riqueza económica e intelectual

como del poder de decisión; hacia la construcción

igualitaria de capacidad de protagonismo ciuda-

dano mediante la evolución de la capacidad de

movimiento y gestión social de la gente en déficit;

y hacia una relación, hoy muy lejana, de mutuo en-

riquecimiento con el ambiente natural”.

Enunciado que, en definitiva, sólo pone en valor

consignas instaladas en las Constituciones de

numerosos países del área latinoamericana, y

también en la enunciación del concepto de Desa-

rrollo Humano propuesto por el Programa de las

Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

La gestión participativa y concertada

El modelo-marco que se evoca sucintamente en

este enunciado requiere un ajuste sustancial de

enfoques, métodos e instrumentos para la tarea de

producción del hábitat, en relación con los esque-

mas convencionales. Quizá la más significativa,

representativa y transformadora de las nuevas

consignas de trabajo que derivan de este cambio,

es la de gestión participativa y concertada, es

decir la gestión de la producción del hábitat me-

diante mecanismos de trabajo por consenso y/o

acuerdo, instancias de convergencia de todos los

principales actores involucrados, principalmente

los habitantes, mecanismos aceptados y adopta-

dos como única fuente admitida de decisiones

conceptuales sobre las acciones a emprender.

Con esta consigna el trabajo unidisciplinario y el

trabajo pluridisciplinario -éste, en sus formas más

evolucionadas, de trabajo interdisciplinario o

transdisciplinario-, que se desarrollan en el nivel

técnico-profesional, pasan a ser plurisectoriales

-intersectoriales o transectoriales-, es decir, un

trabajo conjunto entre todos los niveles sociales e

institucionales involucrados.3

La adopción de esta consigna asume, frente al

panorama generalizado de gestión de la produc-

ción del hábitat social, la magnitud de un cambio

de paradigma de concepción y de acción, e impli-

ca fuertes modificaciones en las estructuras de

generación de iniciativas y de abordaje de proble-

mas, como se representan en el Cuadro 3.

3 Aquí se emplea el término sector en su acepción de franja o

segmento social: habitantes, organizaciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales, empresas, gremios, etc.

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{ }

Cuadro 3: La producción de situaciones de hábitat social mediante una estructura de abordaje adecuada a una conciencia amplia de la complejidad de los cambios.

El papel del técnico

Retomo aquí, refiriéndolas a este planteo, las pre-

guntas planteadas al final de la presentación del

caso de la Villa 31:

¿Qué papel le cabe al técnico en este escena-

rio de tan diversos significados, interpretacio-

nes e intencionalidades?: al diagnosticar; al

trazar una política; al diseñar un programa; al

planificar una acción; al trabajar con la gente.

¿A qué clase de técnico?

¿Un mismo técnico es apto para encarar un

trabajo con cualquiera de estas interpretacio-

nes?

¿Es necesario (o es conveniente, y para quién)

que este técnico tenga madurada una postura

personal ante estas opciones?

¿Qué debe saber hacer?

¿Qué debe saber ver?

¿Cómo debe ser su formación?

O ¿En base a qué proyecto pedagógico se

forma este técnico?

La formación del técnico

Estas preguntas, como un corolario del recorrido

que hemos hecho hasta aquí, están revelando par-

ticulares necesidades de formación, referidas tanto

a los contenidos y métodos de trabajo profesional,

como a las formas de aprendizaje.

Una vez más, esta es una puerta a un amplio

mundo de conocimiento del que deberé limitarme

a apuntar una dirección de exploración, sintetizada

en los cuadros recogidos en la Figura 9.

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Figura 9: La construcción de un espacio para el aprendizaje de la gestión. Transectoriales

Page 54: N01 Completo

{ }

El compromiso

Estos esquemas hablan de especiales requeri-

mientos metodológicos e instrumentales, y de

complicaciones logísticas no despreciables, pero

también representan una apertura indispensable,

una vez que se acepta y se absorbe el nivel de

conciencia a que ha arribado hoy la humanidad

sobre los efectos y significados de la producción

de cada nueva situación de hábitat.

La producción del hábitat tiene firmemente conso-

lidada, desde largo tiempo atrás, como ha sido se-

ñalado en varios momentos de esta conferencia,

su condición de tema técnico, y también su condi-

ción de tema político. Quizá no sea exagerado, a

la luz de los datos del presente, y pensando en la

formación del técnico a cargo, pretender consoli-

darla también como un tema de conciencia. Con-

ciencia del verdadero lugar donde están los límites

últimos de cada acción de producción del hábitat

social, y de la posibilidad de incidir –para bien o

para mal- en la evolución, de signo positivo o de

signo negativo, de los sistemas propios, en espe-

cial el sistema social, y de los otros sistemas co-

existentes, en especial el sistema natural. Tam-

bién, en última instancia, de la estructura global.

Este nuevo grado de conciencia está, a su vez, in-

duciendo cambios cada vez menos eludibles en

los repertorios técnicos y en las lecturas políticas

de la producción del hábitat. El técnico, ahora, se

encuentra frente al desafío de adecuarse a este

panorama, complejo, diverso, inestable, exigente y

fascinante y de saber moverse en él con plena

idoneidad y con auténticas ganas de hacerlo.

Bien, al Máster que se inicia: buena travesía, bue-

nos frutos, y renovación constante.

Muchas gracias.

Referencias

BRAUNSTEIN, José. La vivienda tradicional. In

AGUILAR, F.; BRAUNSTEIN, J.; GONDAR, R.;

SEGHESO, S. Forma y función de las viviendas

de comunidades indígenas wichí de la localidad

de Las Lomitas. Informe de investigación. For-

mosa, Argentina, 1998.

HARDOY, Jorge E. y SATTERHWAITE, David. La

ciudad legal y la ciudad ilegal. Buenos Aires:

Grupo Editor Latinoamericano, 1987.

Cita del artículo

PELLI, Víctor S. La gestión de la producción social del

hábitat. Hábitat y Sociedad, 2010, nº 1, p. 39-54.

<www.habitatysociedad.us.es>.

Page 55: N01 Completo

{ y }

www.habitatysociedad.us.es

Derecho a la ciudad, producción social y gestión participativa del hábitat. La pro-

moción de iniciativas comunitarias incluyentes en la Ciudad de México

Enrique Ortiz

Resumen

Se realiza un primer acercamiento al contexto global, donde palabras como dominación, explotación o depredación con-

fluyen en el cuestionamiento de la viabilidad misma del mundo que estamos construyendo (crisis financiera, ambiental,

energética, alimentaria, etc.). En segundo lugar, en el contexto regional latinoamericano, se plantean tres temas estraté-

gicos: el derecho a la ciudad, la producción social del hábitat y la gestión participativa del hábitat. Se presenta por un

lado la experiencia integradora que están llevando a cabo diferentes organizaciones del movimiento urbano popular

consistente, entre otras cosas, en la elaboración y suscripción de la Carta de la Ciudad de México por el Derecho a la

Ciudad. Por otro lado se muestran tres experiencias concretas ―La Cooperativa Unión de Palo Alto, Barrio Cananea y

Conjunto Autogestionario El Capulín― dedicadas desde hace mas de tres décadas a la producción y la gestión partici-

pativa del hábitat en el Estado de México. Son tres referentes históricos para la instauración de un sistema público de

apoyo a la producción social y a la gestión participativa del hábitat, que además ponga el acento en sistematizar, con las

nuevas herramientas de las que disponemos, los procesos de gestión de los organismos públicos para hacerlos capa-

ces de administrar con eficacia la complejidad.

Palabras clave

Producción social del hábitat; Gestión social del hábitat; Derecho a la ciudad; Participación ciudadana.

Abstract: Right to the city, social production and participative management of habitat. The

promotion of inclusive community initiatives in Mexico City

An approach to the global context is first taken, where words such as domination, exploitation and predation converge in

the questioning of the very viability of the world we are building (financial crisis, environmental crisis, energy crisis, food

crisis, etc). In the second place, in the regional Latin American context, three strategic issues are considered: the right to

the city, the social production of habitat, and the participatory management of habitat. On one hand, there is the experi-

ence of integration which is being implemented by organizations of popular urban movement consisting of, among other

things, the preparation and signing of the Mexico City Charter for the Right to the City. On the other hand, three specific

experiences are shown: the Cooperative Union of Palo Alto, Barrio Cananea, and the Self-Governing Group El Capulin,

which have been dedicated to the production and participative management of habitat for more than three decades in the

State of Mexico. These are three historical references for the establishment of a public system of support for the social

production and participative management of habitat, which also pays attention to systematizing, with the new tools at our

disposal, the processes of management of public institutions to enable them to manage complexity effectively.

Key words

Social Production of Habitat; Social Management of Habitat; Right to the City; Citizen Participation.

Recibido: 13/09/2010; aceptado: 15/10/2010

El texto de este artículo corresponde a la transcripción de la conferencia internacional –con el mismo título- sobre urbanización y

desarrollo comunitario en China en la globalización (Shangai, China, junio de 2009).

Arquitecto. Miembro y ex presidente de Coalición Internacional para el Hábitat (HIC). E-mail: [email protected].

Page 56: N01 Completo

{ }

Contexto global

Estamos inmersos en un tiempo de cambios pro-

fundos en las ideas, la tecnología, el modo de pro-

ducción de los bienes materiales y las formas de

relacionarse y de comunicarse.

Tiempo contradictorio y paradójico en el que las

tendencias a la acumulación y la concentración del

poder económico y el imperio global de las gran-

des corporaciones incentivan nuevas respuestas

sociales, tecnológicas, productivas, espirituales,

políticas y artísticas surgidas desde los lugares y

la gente.

Por un lado se consolidan nuevas formas de do-

minación más abstractas y lejanas, que cuestionan

la soberanía de los Estados y que impulsan proce-

sos de crecimiento que se hacen a costa de la de-

predación de la naturaleza y de la explotación ex-

trema de la gente.

Procesos acelerados, tanto por el desorden mone-

tario causado por la falta de valor real de la ma-

yor parte del dinero con el que se especula glo-

balmente a gran escala, a costa de las economías

más débiles, como por otros factores que conflu-

yen en las múltiples situaciones críticas que hoy

ponen en cuestionamiento la viabilidad misma del

mundo que estamos construyendo: crisis financie-

ra, que impacta ya gravemente en muchos cam-

pos de la economía global; crisis ambiental; crisis

energética; crisis alimentaria; crisis del agua; crisis

de producción (se producen y mercantilizan masi-

vamente bienes superfluos y se cancelan posibili-

dades a la producción social de bienes básicos);

crisis de valores (competencia e individualismo

versus complementación y solidaridad). Conjunto

de situaciones que se potencian entre sí hasta ge-

nerar lo que hoy puede considerarse una profunda

crisis civilizatoria. Pareciéramos estar inmersos en

un proceso suicida impulsado por un modelo in-

viable y sin futuro.

Por otro lado emergen iniciativas sociales muy vi-

gorosas que tienden a recolocar al ser humano y

la naturaleza al centro de nuestra ética, semillas

de un nuevo proceso civilizatorio y de una cultura

a la vez universal y respetuosa de la diversidad. Procesos que conciben al mundo como espacio y

patrimonio de todos y a nosotros, los seres huma-

nos, como especie, entes sociales y personas en

devenir que se perciben como sujetos activos y

responsables en la construcción de una nueva so-

ciedad en armonía con la naturaleza.

Esta nueva conciencia emergente, sustentada en

múltiples experiencias innovadoras y transforma-

doras y en procesos crecientes de articulación de

los afectados, se enfrenta a cuatro situaciones de-

rivadas del proceso de globalización económica

conducido por grandes intereses transnacionales,

el capital financiero y sus aliados en los gobiernos

y los medios de comunicación.

1. El empobrecimiento creciente de grandes ma-

sas de la población mundial, acompañado del

despojo y destrucción de sus recursos: económi-

cos, naturales y culturales. Hechos que están

atrás del abandono del campo y de las migracio-

nes masivas de impacto internacional.

2. La exclusión:

Económica: la desposesión y la pobreza extre-

ma;

Social: la negación de los derechos económi-

cos (al trabajo digno y bien remunerado) y so-

ciales (a la alimentación, la salud, la vivienda y

la educación de calidad);

Política: la imposibilidad de incidir en las deci-

siones que nos afectan; la imposibilidad de par-

ticipar y de ejercer los derechos ciudadanos;

Cultural: la homogeneización impuesta como

proyecto de dominación y mercadeo que des-

truye las culturas y formas de vida locales;

Psicológica: la pérdida de la autoestima.

3. La expropiación de los haberes y saberes de los

pueblos:

De sus excedentes económicos;

De los recursos existentes en sus territorios: el

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agua, la biodiversidad, los bosques y los recur-

sos minerales y energéticos;

De sus conocimientos y habilidades tecnológi-

cas.

4. La destrucción de los colectivos mediante

normas y prácticas que:

Individualizan los problemas y las soluciones;

Dividen a las comunidades;

Destruyen las prácticas comunitarias;

Atacan y buscan subordinar a los sindicatos,

las organizaciones sociales, las cooperativas y

los movimientos sociales a los intereses eco-

nómicos y políticos de los poderosos.

En todos estos impactos juega un papel importan-

te la manipulación ideológica y cultural. En conse-

cuencia, y en la lucha por defender sus derechos,

sus raíces, su ser mismo, los pueblos deben incluir

la cultura como uno de los ámbitos estratégicos de

acción, de resistencia y de construcción de alter-

nativas.

En esta lucha del siglo XXI, jugará un papel rele-

vante la construcción de una nueva cultura basada

en:

El reconocimiento y respeto de la diversidad

cultural;

La superación del aislamiento y la fragmenta-

ción (capaz de articular actores y solidaridades

y de actuar desde sus raíces locales y en sus

alcances globales);

El manejo de lo cotidiano a partir del reconoci-

miento de la complejidad como nuevo paradig-

ma.

Una nueva cultura capaz de actuar con eficacia

contra la depredación de la naturaleza y la pérdida

de soberanía social al impulsar niveles más altos

de conciencia ecológica y de participación organi-

zada en la democratización de la gestión pública.

Contexto regional

Los efectos del proceso de globalización económi-

ca y de las políticas neoliberales, que han promo-

vido con eficacia los organismos financieros multi-

laterales y otros agentes vinculados a grandes in-

tereses económicos transnacionales, han tenido

un fuerte impacto en los procesos migratorios, la

urbanización, la estructura y el crecimiento desor-

denado de las ciudades latinoamericanas.

La desregulación que redujo los controles y el pa-

pel de los organismos públicos que intervienen en

la planeación y en diversas tareas del desarrollo

urbano; la privatización de todos los insumos y

procesos productivos del hábitat; la consecuente

subordinación de los derechos sociales a los in-

tereses y derechos mercantiles del capital inmobi-

liario y del financiero internacional; la fragmenta-

ción de las políticas públicas y la focalización de

los apoyos estatales; el deterioro planificado de los

salarios y de su capacidad adquisitiva; la cancela-

ción de apoyos estatales a los enormes esfuerzos

de los sectores populares por acceder a un lugar

adecuado donde vivir y autoproducir su vivienda;

la individualización de los problemas y de las solu-

ciones que frena la producción social organizada y

no lucrativa del hábitat… son expresiones de este

impacto y constituyen factores que han llevado a

concebir la vivienda como mercancía y las ciuda-

des como paraíso para la especulación inmobilia-

ria.

El surgimiento reciente de regímenes de gobierno

situados en el variopinto espectro de la izquierda

latinoamericana ha llevado a cuestionar estos he-

chos y, en casos muy relevantes, a plantear op-

ciones y generar instrumentos que rescatan len-

tamente el papel regulador del Estado y que abren

posibilidades a la participación organizada de la

sociedad en la gestión del desarrollo urbano.

Temas estratégicos en la experiencia re-

ciente latinoamericana

Ante las tendencias, impactos y retos que genera

la globalización económica son muchos los colec-

tivos (redes, movimientos sociales, foros perma-

nentes) que se plantean, tanto a nivel local como

Page 58: N01 Completo

{ }

nacional o internacional, la necesidad urgente de

poner en marcha experiencias transformadoras

capaces de cimentar un cambio profundo que con-

tribuya a construir un mundo para todos.

Desde esta perspectiva y con base en una larga

experiencia de más de 40 años en el desarrollo de

proyectos comunitarios de producción y gestión

participativa del hábitat popular, se vienen impul-

sando en la región latinoamericana tres temas que

se articulan entre sí para abrir nuevos cauces

transformadores a la producción, gestión, uso y

disfrute del hábitat humano:

- El derecho a la ciudad;

- La producción social del hábitat;

- La gestión participativa del hábitat.

El derecho a la ciudad Este nuevo derecho concibe a la ciudad como un

sistema complejo que incluye tanto el ámbito pro-

piamente urbano como su entorno rural. Se plan-

tea como un derecho colectivo y persigue como

objetivo una ciudad incluyente, solidaria, equitati-

va, participativa, productiva, sustentable, habitable

y disfrutable para todos.

El derecho a la ciudad se construye a partir de los

siguientes fundamentos estratégicos:

- Ejercicio pleno de la ciudadanía. Es la realización

de todos los derechos humanos y libertades fun-

damentales sin discriminación alguna, aseguran-

do la dignidad y el bienestar colectivo, en condi-

ciones de igualdad, equidad y justicia. Todas las

personas tienen derecho de encontrar en la ciu-

dad las condiciones necesarias para su realiza-

ción económica, cultural, social y ecológica.

- Función social de la ciudad, de la tierra y de la

propiedad. Se refiere principalmente a la distri-

bución y la regulación del uso del territorio y el

usufructo equitativo de los bienes, servicios y

oportunidades que la ciudad ofrece, priorizando

el interés público definido colectivamente.

- Gestión democrática de la ciudad. Implica la par-

ticipación ciudadana en todos los espacios y has-

ta el más alto nivel (decisión, control, cogestión)

tanto en la formulación, implementación, segui-

miento y evaluación de las políticas públicas co-

mo en la planeación, presupuestación y control

de los procesos urbanos.

- Producción democrática de la ciudad y en la ciu-

dad. Busca rescatar y fortalecer la capacidad

productiva y la inserción de sus habitantes en la

economía urbana, en especial de los sectores

populares, fomentando la producción social del

hábitat y el desarrollo de actividades económicas

solidarias y capaces de consolidar un hábitat

productivo.

- Manejo sustentable y responsable de los recur-

sos naturales, patrimoniales y energéticos de la

ciudad y su entorno. Persigue el uso socialmente

responsable de los recursos. Implica el disfrute

de todas las personas, comunidades o pueblos

de un ambiente sano que les permita desarrollar-

se en igualdad de condiciones y busca garantizar

que el desarrollo urbano no se realice a costa de

las áreas rurales, de áreas de reserva ecológica,

de otras ciudades y de las futuras generaciones.

- Disfrute democrático y equitativo de la ciudad. Busca el fortalecimiento de la convivencia social

y el rescate, ampliación y mejoramiento de la

función cultural, lúdica y recreativa del espacio

público.

La producción social del hábitat Por producción social del hábitat entendemos to-

dos aquellos procesos generadores de espacios

habitables, componentes urbanos y viviendas que

se realizan bajo el control de autoproductores y

otros agentes sociales que operan sin fines de lu-

cro. Promueve las capacidades autogestivas y de

decisión de los participantes y da prioridad al va-

lor de uso por encima del valor mercantil de las

construcciones y espacios que genera.1

1 A partir de su promulgación en 2006 la Ley de Vivienda de

México reconoce la producción social de vivienda en estos tér-minos.

Page 59: N01 Completo

Aquellas modalidades que se apoyan en procesos

autogestionarios colectivos, por implicar capacita-

ción, participación responsable, organización y so-

lidaridad activa de los pobladores, contribuyen a:

- fortalecer las prácticas comunitarias, el ejercicio

directo de la democracia, la autoestima de los

participantes y una convivencia social más vigo-

rosa;

- acrecentar la capacidad de gestión de los pobla-

dores organizados y su control sobre los proce-

sos productivos del hábitat;

- derramar recursos en la comunidad en que se

desarrollan las acciones contribuyendo a poten-

ciar la economía de los participantes, de la co-

munidad en que se ubican y de los sectores po-

pulares en su conjunto.

Al situar al ser humano, individual y colectivo, al

centro de sus estrategias, su método de trabajo y

sus acciones, pone en marcha procesos innovado-

res de profundo contenido e impacto transforma-

dor.

Al centrar las políticas de hábitat y los procesos de

planeación, diseño y producción habitacional en la

gente y no en el dinero, contiene el potencial de

hacer de la vivienda y de los asentamientos rura-

les y barrios populares productos socio-culturales

que reconocen tanto la diversidad y la riqueza

creativa y de vida de las comunidades como el va-

lor de respetar las trazas urbanas históricas, for-

mas de vida, aspiraciones y sueños de los grupos

sociales implicados.

Gestión participativa del hábitat La experiencia social y participativa de un colecti-

vo en la producción de su hábitat abre amplias po-

sibilidades para mantener y profundizar la organi-

zación comunitaria durante la fase de uso del con-

junto habitacional o del asentamiento construido.

Por gestión participativa del hábitat entendemos la

acción consciente y responsable de la comunidad

organizada en la administración, mantenimiento,

uso y mejoramiento de los espacios públicos y de

los equipamientos colectivos. Implica la interacción

corresponsable con los organismos públicos en-

cargados de proporcionar los servicios y una am-

plia participación en las decisiones referentes a la

planeación y ejecución de nuevos proyectos y ac-

tividades destinadas a mantener y mejorar la cali-

dad de vida del colectivo.

Contempla también la formación permanente de

sus integrantes, la organización de actividades cul-

turales y deportivas, el desarrollo y administración

de proyectos productivos y ambientales, la realiza-

ción conjunta de actividades colectivas que garan-

ticen la convivencia, la seguridad y el desarrollo

personal y comunitario de todos los integrantes de

la comunidad y su vinculación solidaria y activa

con otras comunidades y con su entorno social.

Hacia una experiencia integradora en Mé-

xico

En la Ciudad de México, por iniciativa de organi-

zaciones del movimiento urbano popular, venimos

perfilando y promoviendo ante el gobierno de la

ciudad varias iniciativas que buscan por un lado la

elaboración y suscripción de la Carta de la Ciudad

de México por el Derecho a la Ciudad y por otro la

realización de un programa demostrativo de pro-

ducción y de gestión social del hábitat.

Ambas iniciativas están articuladas y se impulsan

y negocian en forma paralela, contando con la ac-

ción promotora de varios actores:

Integrantes de las organizaciones urbanas po-

pulares;

Funcionarios del gobierno de la Ciudad;

Organizaciones civiles de apoyo técnico;

La oficina para América Latina de la Coalición

Internacional para el Hábitat.

Y, adicionalmente, en el caso de la Carta:

La Comisión de Derechos Humanos del Distrito

Federal (ombudsman capitalino);

Page 60: N01 Completo

{ }

El espacio de Derechos Económicos, Sociales

y Culturales (red civil autónoma de derechos

humanos).

El gobierno de la ciudad reconoce ambas propues-

tas como iniciativas de la sociedad civil organizada

y las apoya activamente en diversas formas.

Tanto el proyecto de la Carta como el de produc-

ción y gestión social del hábitat tienen como pro-

pósito último contribuir, mediante procesos y prác-

ticas sociales, alternativos a la lógica del lucro, a la

construcción de condiciones en las que prive la so-

lidaridad, la justicia, la democracia ejercida desde

la base popular y la interacción sustentable con la

naturaleza.

La Carta de la Ciudad de México por el De-

recho a la Ciudad

El proyecto que se viene conformando y debatien-

do concibe a la ciudad y su entorno rural como un

sistema complejo en el que todas sus partes están

correlacionadas: los factores socio-culturales, los

económico-laborales y los físico-ambientales.

No se limita a considerar la ciudad como un espa-

cio físico a planificar con propósitos económicos

modernizante para hacerla competitiva globalmen-

te; se parte de un nuevo paradigma centrado en

las personas y comunidades diversas que habi-

tan su territorio y en la viabilidad ecológica y eco-

nómica de ese conglomerado en el corto y largo

plazos.

Busca estimular la participación activa de la socie-

dad organizada en el mejoramiento de sus condi-

ciones de vida y en la activación de los cambios

que es necesario impulsar para construir una ciu-

dad justa, viable y disfrutable para todos.

Se trata de cambios que desde el corto plazo me-

joren la vida de los habitantes de la ciudad, prin-

cipalmente la de los más débiles y vulnerables, y

que no pongan en riesgo la calidad de vida de las

generaciones futuras, lo que necesariamente im-

plica un uso más racional y una mejor distribución

social de los recursos.

La siguiente matriz (Figura 1) sintetiza estos pro-

pósitos al correlacionar el perfil de la ciudad que

queremos con los fundamentos estratégicos del

derecho a la ciudad esbozados más arriba.

Los renglones de la matriz expresan las aspiracio-

nes sociales, las columnas, los campos de inter-

vención pública y acción social organizada que es

necesario activar para concretarlas.

Los nodos de la matriz identifican los cruces estra-

tégicos a considerar en la formulación de los pla-

nes y programas y aquellos que definen campos

de intervención complementarios o de apoyo.

También implican la interacción dialéctica entre la

sociedad organizada y los poderes públicos. Inter-

acción necesaria para garantizar la apropiación

social de los procesos de cambio y su conducción

corresponsable entre ciudadanía y gobierno.

En la matriz, en tanto expresión del derecho a la

ciudad como sistema complejo, podemos colocar

cualquier tema o actividad que tenga un impacto

territorial para encontrar sus correlaciones con

otros campos de actividad y con la ciudad en su

conjunto.

De hecho la matriz puede verse como un holo-

grama en el que su observación desde cualquier

ángulo nos conduce a visualizar su correlación con

el conjunto.

En la formulación de la Carta de la Ciudad de Mé-

xico por el Derecho a la Ciudad hemos optado por

ordenar su parte sustantiva a partir de la ciudad

que queremos, esto es, de los renglones. Así al

cruzar con la primera columna (Ejercicio pleno de

la ciudadanía), cada aspiración social se traduce

en derechos (existentes y por conquistar), para

después avanzar, en las demás columnas, en la

identificación de las acciones que es necesario

implementar, en diversos campos de la gestión

urbana, para viabilizar su ejercicio y garantizar

progresivamente su cumplimiento.

Page 61: N01 Completo

Figura 1: El Derecho a la ciudad, un derecho complejo. Fuente: Elaboración propia.

La carta no se concibe como un programa, sino

como una guía de navegación a largo plazo. En

ella se incluyen compromisos de los diversos acto-

res para avanzar en su implementación. Se espera

que sea firmada este año por el gobierno de la

ciudad y los demás actores y que se le dé peso de

ley para impulsarla.

El Proyecto Comunitario de producción y

gestión social del hábitat

En forma paralela pero articulada por los mismos

actores que promueven la carta, se trabaja en el

diseño y gestión ante las autoridades de la ciudad

de un proyecto que busca aplicar los contenidos

del Derecho a la Ciudad a un conjunto de iniciati-

vas comunitarias encaminadas a la producción y

gestión de unidades habitacionales en la Ciudad.

El proyecto se plantea como un proceso de conte-

nido transformador que tiene como objetivos:

Integrar procesos organizativos y formativos de

alto nivel participativo;

Coadyuvar a construir organización social y

ciudadana;

Contribuir a la gestión democrática de la ciu-

dad y al manejo sustentable de los recursos

económicos y ambientales;

Mejorar la calidad de vida y la convivencia so-

cial tanto a lo interno de los conjuntos habita-

cionales como en su entorno;

Fortalecer la economía barrial y la de los parti-

cipantes;

Generar una nueva cultura solidaria y de apoyo

mutuo;

Rescatar el sentido de pertenencia e identidad

social.

Frente a las tendencias que se plantean al inicio

de este texto, el proyecto se propone fortalecer la

capacidad productiva y de gestión de los sectores

populares para que sean capaces de enfrentar con

mayor eficacia el embate de los grandes intereses

económicos e inmobiliarios que pretenden expro-

piar sus saberes, frenar sus iniciativas autónomas

e incluso desalojarlos (Figura 2).

Para alcanzar estos objetivos, el proyecto se

estructura en torno a propuestas alternativas a las

tendencias que hoy se imponen desde los centros

de poder corporativo que operan la globalización

económica.

Page 62: N01 Completo

{ }

Frente a las tendencias a: El proyecto plantea:

La exclusión social El desarrollo de procesos incluyentes que reconozcan e

incorporen la pluralidad e impidan la discriminación

La competencia a ultranza La solidaridad y la ayuda mutua

El individualismo y la destrucción de los colectivos La prevalencia de la organización, la comunidad y lo co-

lectivo

La homogeneización y el reduccionismo El respeto y el fomento a la diversidad cultural y de op-

ciones que de ella se derivan

El control autoritario y la imposición de formas de convi-

vencia urbana La gestión participativa y democrática del hábitat

La pasividad y la dependencia que generan las políticas

compensatorias de la pobreza

La inserción informada, productiva y responsable de los

pobladores en la planeación, producción y gestión de su

hábitat

La producción mercantil de la ciudad y de la vivienda La producción y la gestión social no lucrativa de la vi-

vienda y el hábitat

La apropiación individual o corporativa privada del suelo y

otros bienes comunes

La apropiación, uso y gestión colectiva del suelo, de los

espacios públicos y de otros bienes comunes

El consumismo hegemónico y la mercantilización de todos

los satisfactores humanos

La producción, distribución y consumo basado en princi-

pios económicos solidarios

El deterioro ambiental y la depredación de la naturaleza La sustentabilidad ambiental, el uso responsable de los

recursos y la interacción respetuosa con la naturaleza

El manejo sectorizado y especializado de los componentes

del hábitat por los gobiernos o la empresa privada

La gestión integral del hábitat por y desde la comunidad

organizada en vinculación con programas públicos mu-

tuamente aceptados

La imposición de modelos de intervención tecnocráticos y

de prototipos únicos

La planeación y el diseño participativo de opciones ade-

cuadas a circunstancias y procesos sociales específicos

Figura 2: Alternativas que caracterizan al Proyecto Comunitario de Inclusión en la Ciudad. Fuente: Elaboración propia.

En base a estos lineamientos y a los fundamentos

estratégicos de la Carta por el Derecho a la Ciu-

dad, se formuló un documento que detalla las ca-

racterísticas del proyecto, las acciones necesarias

para concretarlo y los compromisos que asumen

las personas, las familias y las organizaciones in-

teresadas en ser parte de esta iniciativa algunas

con más de 2.000 participantes.

Más de veinte organizaciones sociales están invo-

lucradas a este proceso estudiando y debatiendo

el documento, organizando su ahorro y sus comi-

siones de trabajo, conociendo a fondo sus condi-

ciones, posibilidades y capacidades y negociando

con las autoridades su acceso a suelo adecuado y

a los apoyos necesarios para realizar sus respec-

tivos proyectos.

Algunos referentes históricos de la propuesta Estos lineamientos se fundamentan en múltiples

experiencias concretas ya realizadas en América

Latina y particularmente en México. Experiencias

complejas que hemos venido registrando y siste-

matizando,2 y que incluyen varios de los compo-

nentes y lineamientos mencionados. En los Cua-

dros recogidos como anexos se presenta una sín-

2 Con motivo del Foro Universal de las Culturas y del Foro Ur-

bano Mundial, realizados en Barcelona, en 2004, HIC reunió y sistematizó 45 casos regionales de producción y gestión social del hábitat y publicó un libro en el que se presenta este trabajo y fichas de otras regiones del planeta (Ortiz, E. y Zárate, L. De la marginación a la ciudadanía. Barcelona: Hábitat Internacio-nal Coalition / Forum Barcelona, 2004).

Page 63: N01 Completo

tesis de tres de estos casos.

El primero de ellos, la Cooperativa Unión de Palo

Alto, constituye un caso emblemático de lucha por

el derecho a la Ciudad y el primer proyecto de

producción y gestión social de un conjunto habita-

cional cooperativo en la Ciudad de México. Por la

situación económica precaria de esta comunidad y

por la falta de instrumentos financieros programá-

ticos y administrativos adecuados a esta forma de

producción, se trata de un conjunto que se desa-

rrolló en forma progresiva durante varios años.

Esta y otras experiencias rurales y urbanas que

se realizaron a finales de los años 60 y la primera

mitad de los años 70, fueron referente importante

en la formulación de las políticas, estrategias e

instrumentos que se integraron en el primer Pro-

grama Nacional de Vivienda decretado en 1979.

Una de las decisiones importantes que se deriva-

ron de este Programa fue la creación del Fondo

Nacional de Habitaciones Populares (FONHAPO),

organismo encargado de financiar la vivienda de

los sectores de más bajos ingresos del país, inclu-

yendo en forma prioritaria a los autoproductores

organizados.

El segundo y tercer casos, Cananea y el Capulín,

desarrollados varios años más tarde, contaron ya

con apoyos y financiamientos institucionales, lo

que facilitó y acortó en mucho, pese a su comple-

jidad, los tiempos de realización de estos conjun-

tos.

Se trata en los tres casos de proyectos entre los

20 y 35 años de existencia que, a pesar de múlti-

ples problemas que han debido enfrentar para

desarrollarse en un ambiente hostil, se mantienen

organizados y en constante proceso de mejora-

miento. Estas y muchas otras experiencias mues-

tran la validez del planteamiento y el interés que

hoy moviliza a muchas organizaciones sociales y

otros actores a reivindicar la producción social del

hábitat como un sistema que cuente con los ins-

trumentos y apoyos financieros y técnicos necesa-

rios para desarrollarse.

Hoy buscamos que estas experiencias puntuales,

muchas de ellas premiadas por diversos organis-

mos como “mejores prácticas”, sirvan como refe-

rente para impulsar, conjuntamente con los movi-

mientos sociales urbanos y otros actores opuestos

a las políticas mercantiles y homogeneizantes del

neoliberalismo, no solo la realización de este pro-

yecto demostrativo sino la instauración de un sis-

tema público de apoyo a la producción social y a la

gestión participativa del hábitat.

Consideraciones finales

La magnitud de las carencias sociales y la urgen-

cia de dar soluciones a corto plazo son considera-

ciones que orientan las decisiones mercantiles y

políticas hacia soluciones tecnocráticas, general-

mente masivas y repetitivas, que buscan la efi-

ciencia y que ignoran los factores sociales y cultu-

rales que dan sentido, diversidad y condiciones de

convivencia a nuestras ciudades.

¿Cómo resolver las contradicciones que impiden

que la producción y la gestión participativa del há-

bitat rural y urbano formen parte de las políticas

de desarrollo urbano y regional?

¿Cómo acotar los tiempos y darle escala a esta

forma de producción y de gestión del hábitat?

No es ciertamente haciendo más de lo mismo, im-

poniendo modelos cerrados de intervención ni re-

produciendo masivamente unos cuantos prototipos

y grandes conjuntos de casas o departamentos.

Los caminos para abrir cauce a esta nueva forma

de producción y gestión del hábitat rural y urbano,

darle escala y eficacia, pasan por:

Reconocer el enorme potencial que esta forma

de producción y gestión social del hábitat tiene

en la construcción de ciudadanía activa y res-

ponsable, de una economía popular más fuer-

te, de condiciones ambientales más sanas y

viables a largo plazo, de ciudades incluyentes,

seguras, habitables y disfrutables.

Page 64: N01 Completo

{ }

Diseñar y operar un sistema articulado de ins-

trumentos de apoyo, jurídicos, financieros, ad-

ministrativos, de inducción y de fomento orga-

nizativo y tecnológico que faciliten su desarro-

llo.

Impulsar un sistema abierto y flexible de opcio-

nes programáticas que permitan responder a la

diversidad de condiciones, iniciativas y formas

organizativas de la población participante.

Operar un sistema permanente de formación y

capacitación de los diversos actores involucra-

dos, dando atención prioritaria a los aspectos

socio-organizativos y a la construcción de una

nueva cultura cimentada en la solidaridad, la

confianza y la ayuda mutua.

Generar mecanismos participativos de planea-

ción, seguimiento y evaluación que permitan

acumular experiencia y retroalimentar los pro-

cesos.

Abrir espacios de interlocución y gestión co-

rresponsable Estado-sociedad organizada, pa-

ra facilitar y revisar permanentemente la aplica-

ción de las políticas y la operación de los pro-

gramas.

La implementación de estos y otros instrumentos

y espacios participativos permitirá que el gran

desafío cuantitativo a resolver no dependa solo de

la producción masiva de grandes unidades habita-

cionales homogéneas sino de la multiplicación de

iniciativas sociales urbanas y habitacionales muy

diversas.

El reto es no sistematizar los productos (viviendas,

conjuntos, equipamientos, trazos urbanos) sino los

procesos de gestión de los organismos públicos

para hacerlos capaces de administrar con eficacia

la complejidad. Tenemos hoy las herramientas

necesarias para hacerlo.

Ciudades y pueblos rurales más habitables y sus-

tentables, una mayor diversidad de propuestas ur-

banas y arquitectónicas, procesos participativos

más vigorosos y propositivos, comunidades mejor

organizadas, mayores oportunidades de conviven-

cia social y de fortalecimiento comunitario en lo

formativo, lo económico y lo cultural y cambios es-

tratégicos en las políticas públicas son algunos de

los resultados que es posible esperar de estos

procesos.

Cita del artículo:

ORTIZ Enrique. Derecho a la ciudad, producción social

y gestión participativa del hábitat. La promoción de ini-

ciativas comunitarias incluyentes en la Ciudad de Méxi-

co. Hábitat y Sociedad, 2010, nº 1, p. 55-70.

<www.habitatysociedad.us.es>.

Page 65: N01 Completo

Anexos: Cuadros

Cuadro 1. Cooperativa de Vivienda “Unión de Palo Alto”

Ubicación: Km. 14.5 de la carretera México-Toluca. Cuajimalpa, Distrito Federal.

Antecedentes

La comunidad de Palo Alto se origina en la explotación de unas minas de arena en la periferia de la Ciudad

de México, por un grupo de migrantes del campo. Además de los bajos salarios que percibían, eran obliga-

dos a arrendar un pedazo de tierra para construir con sus propios medios, viviendas provisionales, mismas

que en caso de dejar el trabajo pasaban a ser propiedad del dueño de las minas.

A principios de los años 70, al terminarse la explotación de las minas (35 años después de haberse inicia-

do), la zona de Palo Alto quedó rodeada por asentamientos residenciales de lujo y el dueño trató de erradi-

car a sus antiguos trabajadores, con miras a cambiar el uso del suelo, aprovechando la magnifica ubicación

de los terrenos de Palo Alto.

Es entonces que los vecinos se organizan e inician una larga lucha para no ser expulsados a zonas periféri-

cas más alejadas y menos habitables.

Tamaño de la población participante y beneficiaria

Doscientas treinta y siete familias fueron las originarias de la cooperativa, la cual actualmente cuenta con

aproximadamente 2.500 habitantes.

Aspectos innovadores

En lo socio-organizativo, Palo Alto fue la primera cooperativa de vivienda registrada en el DF, la primera en

plantearse la propiedad cooperativa (la propiedad del conjunto habitacional es de la cooperativa, la cual es-

tablece un contrato de uso con sus socios) y la primera en plantear un concepto integral de los diferentes

aspectos que constituyen un asentamiento humano.

Componentes del programa o proyecto (breve caracterización de cómo se articulan). Viviendas, servicios y equipamientos

El primer paso fue resolver la amenaza de desalojo y adquirir la tierra. Las viviendas se construyeron por

razones estratégicas antes que los servicios y equipamientos. Una vez construida la primera fase de vivien-

das, se fueron introduciendo poco a poco las redes de alcantarillado y de agua potable, pavimento de las

calles y la electricidad.

Ya consolidado el asentamiento, se construyó una cancha de fútbol, una biblioteca, la capilla de la colonia,

se gestionó la construcción de una escuela ubicada en la cercanía, una lechería, una unidad de planifica-

ción familiar, un consultorio médico (el cual por falta de presupuesto de la delegación ahora funciona sólo

como dispensario), juegos infantiles y además una casa se destinó para funcionar como jardín de niños.

También se construyó una bodega para la cooperativa, el salón de asambleas, la tortillería, la tienda, la ex-

tinta productora de tabiques y recientemente se construyó con la colaboración del actual Gobierno del Distri-

to Federal un salón de usos múltiples, un área de cómputo con acceso a Internet para los jóvenes y un gim-

nasio.

Además se reservó un área para construir departamentos para los hijos de los socios, una parte de este

proyecto ya fue construida y está habitada.

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{ }

Aspectos sociales y culturales

La participación de los habitantes ha sido muy importante, y en particular de las mujeres, quienes a lo largo

del proceso siempre han sido muy participativas, incluso son ellas las que más asisten a las asambleas.

En los aspectos educativos se han realizado campañas internas de alfabetización, se participa en los pro-

blemas de escolarización de los niños y adolescentes y se realiza un trabajo permanente de educación

cooperativa. Asimismo, se han organizado en distintos momentos grupos de teatro con miembros de la co-

munidad, que han representado momentos importantes de su historia para fortalecer su identidad entre las

nuevas generaciones.

En el campo de la salud, se ha trabajado tanto en la atención directa como en la prevención a través de

campañas de mejoramiento ambiental, higiene y nutrición.

Por decisión de la asamblea se organizó una comisión juvenil que trabaja con los varios cientos de jóvenes

y adolescentes de la comunidad.

Fortalecimiento económico de los participantes y/o sustentabilidad ecológica

Durante el proceso se han creado distintas actividades y empresas generadoras de ingresos, entre ellas

una tienda de la cooperativa, una tortillería y, durante la construcción, una productora de tabiques y un taller

de herrería para la construcción de las casas. Las ganancias se aplican a obras de beneficio común de la

cooperativa; además de generar empleos para algunos miembros de ésta.

En la fase de construcción los habitantes eran contratados para realizar tareas de albañilería, electricidad,

plomería, herrería y otros oficios, recibiendo un sueldo por su trabajo.

Contribución al desarrollo urbano

Esta experiencia, además de articularse en distintos proyectos de desarrollo y mejoramiento urbano orques-

tados por las autoridades de la ciudad, constituye un caso paradigmático de la lucha por el Derecho a la

Ciudad.

Logros y principales lecciones aprendidas Principales impactos

La organización cooperativa ha demostrado ser un instrumento eficaz para el logro de resultados concretos

tanto para el propio grupo como para el impulso de esta forma de enfocar la acción habitacional en el país.

Algunos de los logros más significativos han sido:

- El abaratamiento de los costos de producción de su vivienda, al permitirles adquirir la tierra más barata,

comprar en forma masiva sus materiales, producir componentes de sus viviendas, racionalizar su cons-

trucción y realizar diversas tareas relacionadas con la gestión y administración de los proyectos y las

obras.

- Reforzamiento de la economía del grupo al generarse fuentes internas de trabajo.

- Superación de problemas sociales arrastrados por varias décadas: analfabetismo, insalubridad, alcoholis-

mo, pasivismo, desintegración familiar.

- Canalización de asesoría técnica, vinculada directamente a la cooperativa en los campos social, financie-

ro, arquitectónico, urbanístico, administrativo y contable, lo que ha permitido un manejo creciente de cono-

cimientos técnicos en estos campos por los propios cooperativistas.

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Cuadro 2. Cananea: Producción y gestión social de un barrio

Ubicación: Predio El Molino, Iztapalapa, México D.F., México. Breve descripción del caso

Experiencia orientada a mejorar las condiciones de vida de familias de escasos recursos a través de pro-

gramas de autoproducción de vivienda, abasto, salud, nutrición y de actividades educativas, ecológicas,

culturales, deportivas, infantiles y juveniles, principalmente con las mujeres de la comunidad.

Antecedentes

A principios de 1983, cuatro grupos de solicitantes se organizan a partir de la necesidad común de vi-

vienda digna, para responder a la oferta de Fonhapo para desarrollar un conjunto de 2.000 viviendas,

mediante procesos de producción social organizada, en el predio El Molino, propiedad de este organis-

mo.

Uno de los grupos participantes se conformó legalmente como Unión de Colonos, Inquilinos y Solicitan-

tes de Vivienda (UCISV-Libertad A.C.). Sus integrantes fomentaron el ahorro para pagar el enganche del

terreno e iniciaron la gestión de un crédito con el Fondo Nacional de Habitaciones Populares (FONHA-

PO), para financiar la adquisición de una parte del predio y la autoproducción de 1.087 viviendas.

Tamaño de la población participante y beneficiada

En forma directa, las 1.087 familias integradas al proyecto Cananea. Otras 1.000 familias en los restantes

tres grupos participantes y miles de habitantes en el entorno del Predio El Molino que no contaban con

servicios ni urbanización.

Aspectos innovadores

El proyecto maneja innovaciones principalmente en lo socio-organizativo y en lo tecnológico. Destaca la

articulación que se da entre gestión social, producción del hábitat, mejoramiento ambiental y fortaleci-

miento económico.

Componentes del proyecto (breve descripción de cómo se articulan) El proyecto incluye, en cuanto al hábitat, adecuaciones del suelo, construcción de vivienda progresiva

(primera etapa 54 m2 y otro tanto previsto para crecimiento futuro), urbanización, saneamiento alternativo

y espacios recreativos, culturales, educativos y productivos.

En cuanto al componente social, se alcanzó un alto nivel de participación, organización y autonomía del

grupo. Desde el inicio, la comunidad ejerció el control del proceso y tomó las decisiones; administró los

recursos provenientes tanto de aportaciones externas y de crédito como de la movilización de diversos

activos de la propia comunidad; realizó la negociación con los demás actores y definió sus planes de ac-

ción.

Además, participó organizadamente en la formación de sus miembros y en la autoconstrucción de sus

viviendas, con recursos y trabajo en la adecuación del terreno, en la urbanización y en la habilitación de

espacios públicos. Posteriormente ha venido gestionando escuelas, iglesias, mercados, deportivos, bi-

blioteca, centros culturales, cocinas populares y estancias infantiles.

De esta manera, se instalaron y desarrollaron proyectos de vivienda para más de mil familias que hoy

cuentan con una vivienda digna, comedores y desayunadores comunitarios, centros de desarrollo infantil,

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{ }

manejados por madres de familia de la misma comunidad, espacios de atención a la salud y de capacita-

ción de promotoras en salud alternativa. Recientemente (2008) esta y las otras 3 organizaciones que ha-

bitan en El Molino han habilitado cuatro áreas comunitarias baldías para el cultivo de hortalizas, contribu-

yendo así a mejorar la alimentación y la economía de las familias participantes y las condiciones ambien-

tales de la zona.

A partir de experiencias como ésta, la organización social replicó este proyecto en otros lugares donde

ha desarrollado proyectos de educación abierta en primaria y secundaria para personas que trabajan. Ha

instalado bibliotecas comunitarias con espacios de trabajo con niños, jóvenes y adultos, en donde ade-

más de la consulta bibliográfica se les ayuda y orienta en las tareas. Además, hoy cuenta con espacios

culturales donde se promueven actividades de danza, baile de salón, rescate de costumbres culturales

de la comunidad; talleres de serigrafía, mimbre, cestería, chocolate artístico, arte con semillas, así como

de prevención de SIDA y contra las adicciones, sexualidad, autoestima, defensoría de los derechos de

los niños y los jóvenes, etc.

Han construido parques ecológicos y rescatado áreas verdes en diferentes colonias, instalando canchas

deportivas y áreas de juegos infantiles. También han promovido talleres para reciclar y reutilizar

desechos de plástico, papel y vidrio.

Aspectos organizativos

La organización opera bajo la forma legal de Asociación Civil, con asambleas por manzana que se reú-

nen cada ocho días y por sección cada mes, donde se deciden las soluciones a los problemas y se in-

forma a las comisiones de Organización, Finanzas, Técnica, Cultura y Prensa, Ecología, Honor y Justi-

cia, Mujeres, Abasto y Salud.

Las decisiones se toman, según el tipo de asunto, por consenso o por votación, para dar agilidad y legi-

timidad a los procesos. La asamblea conduce y da seguimiento a los procesos y analiza las cuentas que

rinden los responsables de cada actividad.

Logros y principales lecciones aprendidas Para las mujeres fue una experiencia nueva, fue un triunfo y un logro personal y colectivo.

Los resultados del proyecto han tenido impacto en otras experiencias y tienen un alto potencial para

promover cambios en las políticas públicas.

La inserción de esta experiencia innovadora en la zona, ahora muy poblada, y el hecho de estar junto

con otras organizaciones fraternas en el predio, tiene una gran significación urbana, al constituirse en

una experiencia de alto impacto en temas como la producción social del hábitat, la gestión democrática

de la ciudad y la sustentabilidad ambiental y económica en comunidades de bajo ingreso.

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Cuadro 3. Conjunto Autogestionario El Capulín

Ubicación: Naucalpan de Juárez, Estado de México, México.

Antecedentes:

Un grupo de obreros, empleados, artesanos y comerciantes ambulantes de bajos ingresos integraron, en

1988, la sección Tierra y Libertad de la Unión de Colonos, Inquilinos y Solicitantes de Vivienda Libertad

(UCISV-Libertad), organización social que para esas fechas había promovido varios proyectos habitaciona-

les.

UCISV-Libertad recurrió al Fondo Nacional de Habitaciones Populares (FONHAPO) para gestionar un te-

rreno de su propiedad denominado “El Capulín” y crédito para adquirirlo, urbanizarlo y para la edificación de

163 viviendas.

Tamaño de la población participante y beneficiaria:

En forma directa, 163 familias, alrededor de 1.000 habitantes; indirectamente miles de habitantes en el en-

torno de El Capulín y aguas abajo del arroyo que limita el predio en uno de sus lados.

Aspectos innovadores

El proyecto maneja innovaciones principalmente en lo socio-organizativo y en lo tecnológico. Destaca la ar-

ticulación que se da entre gestión social, producción del hábitat, mejoramiento ambiental y fortalecimiento

económico.

Componentes del proyecto (breve descripción de cómo se articulan) El proyecto incluyó, en cuanto al hábitat, adquisición y adecuación del suelo, construcción de vivienda pro-

gresiva (primera etapa 53 m2 y otro tanto previsto para crecimiento futuro), urbanización, saneamiento al-

ternativo y espacios productivos.

Se estableció inicialmente una escuela primaria autogestionada para 420 alumnos (12 grupos), construi-

da provisionalmente por la comunidad. Desde noviembre de 2005 cuentan con un nuevo edificio de 14 au-

las, laboratorio, biblioteca y aula de cómputo. Cuentan también con espacios adaptados para atención de

preescolares y un club de la tercera edad, y reserva para áreas verdes, salón comunal y capilla.

En cuanto al componente social, se han alcanzado altos niveles de participación, organización y autono-

mía del grupo. Desde sus primeros pasos la comunidad ejerce el control del proceso y de las decisiones;

administra los recursos provenientes tanto de aportaciones externas y de crédito como de la movilización de

diversos activos de la propia comunidad; realiza la negociación con los demás actores y define sus planes

de acción.

Aunque por restricciones del organismo financiero se le impidió participar en tareas de autoconstrucción

de sus viviendas, la comunidad participó organizada y activamente con recursos y trabajo en la adecuación

de su terreno y la construcción de los muros de contención, la infraestructura alimentadora de agua al con-

junto, las redes que alimentan la planta de tratamiento, la propia planta y el invernadero, las guarniciones y

aceras del conjunto y la escuela provisional.

En el proceso participativo destaca el papel de las mujeres como principales conductoras del proceso, de

la larga lucha para hacerlo posible y del proyecto productivo.

Dos componentes articulados dentro del proyecto son el ecológico y el económico. La planta de trata-

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miento de aguas grises y negras permite obtener al final de un proceso de descomposición anaeróbica y de

filtraje biofísico aguas para riego. Esto llevó a construir y operar un invernadero que la comunidad destinó al

cultivo comercial de flores, generando además excedentes económicos para la organización, un empleo en

el mantenimiento de la planta y 20 potenciales en los cultivos. Existen cisternas individuales captadoras de

agua pluvial en las viviendas que apoyan la operación de la planta y ahorran costos.

En cuanto a su impacto urbano, además de la contribución a la sustentabilidad ambiental de la zona, el

proyecto incluyó la donación de un espacio para la escuela y para equipamiento deportivo que atiende ne-

cesidades barriales y constituye un ejemplo de alto impacto visual y organizativo en su entorno.

El componente aglutinador de esta experiencia son los procesos de capacitación, organización y gestión

participativa del conjunto de componentes y procesos.

Aspectos organizativos

La organización opera bajo la forma legal de asociación civil, se estructura a nivel vecinal por cuadras y ac-

túa en base a comisiones permanentes como las de abasto, técnica, ecológica, finanzas, salud, educación,

cultura, deporte, prensa y propaganda, política, honor y justicia, archivo.

Se organizan también brigadas que integran personas de las diferentes comisiones. Ambas informan de

sus actividades a la comunidad cada 8 días en asambleas que se realizan desde hace 20 años los domin-

gos.

Las decisiones se toman, según el tipo de asunto, por consenso o por votación para dar agilidad y legitimi-

dad a los procesos. La asamblea conduce y da seguimiento a los procesos y recibe y analiza las cuentas

que rinden los responsables de cada actividad.

La comunidad ha movilizado diversos recursos sociales y financieros: ahorro, mano de obra, materiales y la

gestión. Obtuvo fondos públicos para el financiamiento del conjunto habitacional y, para la construcción de

la planta, recurrió a una combinación de recursos de crédito y a fondo perdido tanto federales como estata-

les y municipales.

Logros y principales lecciones aprendidas Además de haberse producido las 163 viviendas y de construir y de manejar la escuela primaria, se cuenta

a la fecha con la planta de tratamiento, el invernadero y otros equipamientos operando.

La planta, además de proteger el medio ambiente, ya que no utiliza químicos, protege el manto freático, re-

cupera recursos utilizados en el cultivo, utiliza poco espacio (160 m2) y no gasta energía.

Se ha dado un alto impacto en la vida de las mujeres participantes en el proceso (este caso fue escogido

para su registro en un video internacional presentado en Hábitat II).

La comunidad ha crecido mucho, no sólo por haber logrado sus objetivos habitacionales sino por el desa-

rrollo de su capacidad negociadora y de gestión de un barrio y de un sistema de manejo de agua. Se forta-

lece la economía de la comunidad y se desarrolla la conciencia ecológica del grupo y se abren con ello

nuevas perspectivas.

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www.habitatysociedad.us.es

El derecho a la ciudad. Praxis de la utopía

Ana Sugranyes

Resumen

El derecho a la ciudad fue formulado en defensa de los chabolistas en Francia a finales de los años 60. A partir de los

años 90, organizaciones civiles y foros internacionales en América Latina han retomado los valores de este derecho co-

lectivo emergente para construir una propuesta de cambio y alternativa a las condiciones de vida urbana generadas por

las políticas neoliberales. El derecho a la ciudad propicia el ejercicio pleno de la ciudadanía y de todos los derechos hu-

manos, la producción y gestión social del hábitat, la gestión democrática de la ciudad, a través de la participación de la

sociedad de forma directa; propugna la función social de la propiedad y de la ciudad, donde predomine el bien común

sobre el derecho individual de propiedad, lo que implica el uso socialmente justo y ambientalmente sustentable del es-

pacio urbano. Ahora este derecho está incorporado en la Constitución de Ecuador, el Estatuto de la Ciudad en Brasil y

la Carta por el Derecho a la Ciudad en el Distrito Federal de México. Es una bandera política del “buen vivir” en ciu-

dades de todo el mundo.

Palabras clave

Derechos colectivos; Derechos humanos; Participación ciudadana; Función Social de la Ciudad; Función Social de la

propiedad; Desarrollo sustentable.

Abstract: The Right to the City. Praxis of utopia

The Right to the City was formulated in defence of the slum dwellers’ claims in France at the end of the 1960s. Since the

1990s, many Latin American civil organizations and international forums have resumed the struggle for these emerging

collective rights in order to construct a proposal for change and an alternative to the current urban conditions created by

neoliberal policies. The Right to the City is based on the full recognition of citizenship and of human rights, the social

production and management of habitat, the democratic management of the city by means of the direct participation of

civil organizations. It advocates the social function of ownership of the city, where public wealth prevails over individual

property rights, which implies the urban space is to be used with social justice in a sustainable environment. Nowadays

this right is included in the new Constitution of Ecuador, the City Statute in Brazil, and the Charter for the Right to the City

in Mexico Federal District. It is one of the “well being” political banners in many cities all over the world.

Key words

Collective Rights; Human Rights; Citizen Participation; Social Function of the City; Social Function of Ownership; Sus-

tainable Development.

Recibido: 13/09/2010; aceptado: 4/11/2010

Artículo basado en documentos de Ana Sugranyes y Charlotte Mathivet (vid. Sugranyes y Mathivet, 2010).

Datos de contacto: Ana Sugranyes, PhD General Secretary, Habitat International Coalition (HIC). Bueras 142, Of. 22. 8320135 San-

tiago, Chile. E-mail: [email protected].

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{ }

En América Latina, en los Estados Unidos y, de

forma dispersa en otras partes del mundo, el dere-

cho a la ciudad es ahora una propuesta política de

cambio y alternativa a las condiciones de vida ur-

bana creadas por las políticas neoliberales. Según

Purcell (2009), “el derecho a la ciudad de Lefebvre

implica reinventar radicalmente las relaciones so-

ciales del capitalismo y la estructura espacial de la

ciudad”.1 Es así como Lefebvre (1968, 3ª ed. 2009,

p. 108) afirmaba que “el derecho a la ciudad no

puede concebirse como el simple derecho de visi-

ta o de regreso a las ciudades tradicionales. Pue-

de formularse solamente como derecho a la vida

urbana, transformada, renovada”.2

Esta reformulación de la vida urbana propone ma-

yor equidad, donde la mayoría de los habitantes

logren ser felices y solidarios, generando y redis-

tribuyendo los beneficios de la ciudad para todas y

todos. Somos conscientes de los desafíos de esta

aspiración de justicia social; algunos la llaman

quimera o ilusión. Nosotros la llamamos utopía in-

dispensable para otro mundo posible.

En esta gran tarea de (re)inventar condiciones del

“buen vivir”, o “Sumak Kawsay”3 –como lo recla-

man los indígenas andinos– es imprescindible

construir estrategias globales para crear otra ciu-

dad y otras relaciones humanas. Los movimientos

sociales, como dijo Harvey (2009), juegan en eso

un importante papel a través de sus luchas coti-

dianas por una sociedad más igualitaria, y especí-

ficamente por una ciudad más justa.

Génesis y evolución de este derecho

colectivo

Recordemos el contexto histórico de la aparición

1 Cita original en francés: «Le droit à la ville de Lefebvre im-

plique de réinventer radicalement les relations sociales du capi-talisme et la structure spatiale de la ville». 2 Cita original en francés: «Le droit à la ville ne peut se conce-

voir comme un simple droit de visite ou de retour vers les villes traditionnelles. Il ne peut se formuler que comme droit à la vie urbaine, transformée, renouvelée». 3 “Sumak Kawsay es quichua ecuatoriano y expresa la idea de

una vida no mejor, ni mejor que la de otros, ni en continuo des-vivir por mejorarla, sino simplemente buena” (Tortosa, 2009).

del derecho a la ciudad, concepto, idea, programa

(y no solo eslogan) definido en el libro Le droit à la

ville,4 del filósofo y sociólogo francés Henri

Le-febvre en 1968. Es la relación entre la pobreza

urbana, la formulación intelectual crítica contra el

sistema y el movimiento social de 1968 lo que re-

troalimenta el derecho a la ciudad formulado por

Lefebvre.

Mirando a los diversos actores, y dentro de ellos a

los movimientos sociales que reivindican el dere-

cho a la ciudad en sus luchas, creemos que este

derecho sigue teniendo una importancia en la vi-

gencia del pensamiento de Lefebvre y de los que

han continuado con el tema después de él. Esta

vigencia y persistencia en el tiempo aparecen co-

mo su gran fuerza. Si bien en 1968 ha sido

Lefebvre5 con sus escritos y debates en las aulas

sobre el derecho a la ciudad quien alimentó el mo-

vimiento estudiantil hacia la subversión y la rebel-

día contra el orden establecido, hoy son los movi-

mientos sociales con la bandera del derecho a la

ciudad quienes se empoderan en sus luchas con-

tra los efectos del sistema neoliberal, como la pri-

vatización de los espacios públicos, el uso mer-

cantil de la ciudad, la predominancia de industrias

y espacios mercantiles o la fragmentación del es-

pacio urbano marcando nuevas barreras entre po-

bres y ricos.

Cuarenta y dos años después de la primera formu-

lación del derecho a la ciudad es sorprendente

que esta idea siga en pie y convoque a los movi-

mientos sociales, académicos, organizaciones de

la sociedad civil, tan heterogéneas, y en diferentes

partes del mundo. Ni tan sorprendente, ya que las

estrategias populares para luchar contra la lógica

de la globalización mercantil actúan desde lo local

con la perspectiva global del derecho a la ciudad.

Además del debate académico sobre el sentido

4 Vid. Lefebvre, 1968, Préface de R. Hess, S. Deulceux y G.

Weigand. 5 Y los situacionistas, entre otros. Para este debate entre

situacionistas y Lefebvre, vid. Simay, 2009.

Page 73: N01 Completo

político del derecho a la ciudad y de los aportes

legales para llegar a justicializar este derecho co-

lectivo emergente, también es importante articular

las luchas, describiéndolas en función de cada

contexto local, con una mirada global para generar

nexos, crear redes, y definir alianzas.

Según Jordi Borja (2000), “el desarrollo y legitima-

ción de los derechos ciudadanos dependerá de un

triple proceso: i) cultural, de hegemonía de los va-

lores que están en la base de estos derechos y

explicitación de los mismos; ii) social, de moviliza-

ción ciudadana para conseguir su legalización y la

creación de mecanismos y procedimientos que los

hagan efectivos; iii) político-institucional para for-

malizarlos, consolidarlos y desarrollar las políticas

para hacerlos efectivos”.

El mismo autor afirma que los actores principales y

emergentes de este proceso no son las estructu-

ras políticas tradicionales de poder (estado y parti-

dos políticos) sino grupos sociales, a veces muy

heterogéneos.

Desde hace veinte años, la Coalición Internacional

del Hábitat (HIC, de su sigla en inglés6) está invo-

lucrada en este triple proceso, acompañando a

movimientos y grupos sociales de diferente índole.

Hemos recogido muchas propuestas y experien-

cias que ilustran la diversidad de estos actores en

la construcción del derecho a la ciudad, a través

de conquistas, derrotas y rearticulaciones (en

otras palabras: aciertos, errores y recomposicio-

nes de fuerzas). Buscamos documentar estrate-

gias políticas que emanan de esta diversidad de

actores y que buscan incluir este enfoque de dere-

cho colectivo en las instancias de toma de deci-

sión. Es difícil mirar y entender los cambios, las

rebeliones y las propuestas que surgen de los ba-

rrios y territorios. Cada una de estas expresiones

corresponde a problemas distintos, de marginali-

dad, de delincuencia, de segregación, de auto-

construcción mal asistida, de estigmatización de la

6 Para más información, ver el sitio <http://www.hic-net.org/>.

pobreza. Frente a estas realidades, tenemos que

difundir nuevas miradas, que entiendan las singu-

laridades locales, respeten la diversidad y recha-

cen los efectos perversos que conllevan las imá-

genes negativas creadas por el asistencialismo y

el discurso mediático.

Como lo afirma el autor uruguayo Raúl Zibechi

(2007, p. 8), “quienes estamos comprometidos con

la causa de la emancipación y de los movimientos

sociales, necesitamos promover reflexiones, análi-

sis y formulaciones teóricas que reconozcan y

aborden estas “sociedades otras”, que las ciencias

sociales del sistema tienen dificultad para visibili-

zar”. Y agrega que es por esto que “estamos ne-

cesitados de pensamiento e ideas anclados en

esas sociedades diferentes, no solo comprometi-

dos con ellas sino formando parte de ellas” (ibíd.).

Para entender las distintas facetas de estrategias

y experiencias, cabe resaltar cuatro enfoques: las

luchas populares contra la marginalización y los

desalojos; las iniciativas populares de empodera-

miento; la implementación del derecho a la ciudad

a través del marco legal; la planificación y políticas

públicas.

Estas estrategias están estrechamente articuladas

entre ellas y tienen una lógica de continuidad en el

tiempo desde la resistencia contra las violaciones

del derecho a la ciudad a las acciones hacia su

implementación. De esta manera, gracias a estas

iniciativas populares de luchas sociales sostenidas

durante décadas se ha logrado en varios países la

incorporación del derecho a la ciudad en los mar-

cos constitucionales y normativos como ya se ha

logrado en Brasil, Ecuador, Bolivia y en la ciudad

de México, pioneros en este gran desafío.

A menudo las políticas públicas y la planificación

urbana se evidencian contrarias al derecho a la

ciudad y al buen vivir, acelerando y profundizando

los efectos negativos de la globalización mercantil.

A su vez, pueden ser instrumentos que generan

procesos de cambios, revirtiendo situaciones de

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desigualdad e injusticia.

La diversidad de actores involucrados para alcan-

zar cambios es el reflejo de esta misma voluntad

que expresaba Zibechi de dar a conocer las ideas

y las prácticas de los movimientos sociales, siem-

pre y cuando mantengamos el respeto a estos

movimientos, sin caer en el error de hablar en

nombre de ellos. Otro desafío es el de acompañar

a estos movimientos aportando las capacidades y

los conocimientos respectivos. Conscientes de es-

tos retos, se expresa la diversidad de caminos

emancipatorios hacia la efectividad del derecho a

la ciudad y la construcción de otra ciudad.

Es fundamental reconocer y sacar partido de esta

diversidad de pensar el derecho a la ciudad y de

actuar para implementarlo. Esto pasa por la articu-

lación y retroalimentación entre los actores así

como entre la teoría y la acción. El respeto de los

procesos sociales, a través de una autocrítica

permanente y una vigilancia de posibles usurpa-

ciones del propósito inicial del derecho a la ciudad,

puede evitar la tergiversación del discurso sobre

este derecho.

Muchos cambios se han dado en el mundo entre

la aparición del derecho a la ciudad en las aulas

del profesor Lefebvre y las formas actuales de

reivindicaciones de los movimientos sociales ur-

banos. El sociólogo estaba convencido de que el

agente de cambio, la única clase social que podía

lograr efectivamente una transformación de la so-

ciedad y entonces de la ciudad, de implementar el

derecho a la ciudad, era el proletariado encabeza-

do por la clase obrera. Así afirmaba (ob. cit., p.

108) que “solo la clase obrera puede ser el agente,

portador, o soporte social de esta realización”.7 En

2010, el escenario se ve diferente pues la clase

obrera en el mundo globalizado neoliberal terciari-

zado se ha visto relegada a un segundo plano, sin

el papel político que había tenido antes. Por eso,

7 Cita original en francés: «Seule la clase ouvrière peut devenir

l’agent, porteur, ou support social de cette réalisation».

movimientos sociales, organizaciones, intelectua-

les, militantes y activistas muy diversos, pero to-

dos buscando el cambio social, se reivindican co-

mo colectivo movilizado del movimiento por el de-

recho a la ciudad y ya no como parte de la clase

obrera. Uno de los cambios más relevantes que se

han dado en estas últimas décadas es el recono-

cimiento del rol de la mujer dentro de estos proce-

sos. Asimismo, es de suma importancia reconocer

la discriminación adicional hacia la mujer en el es-

pacio público a la hora de construir ciudades más

equitativas.

También es importante destacar el rol que el es-

pacio del Foro Social Mundial (FSM) ha facilitado

para los movimientos sociales y para su articula-

ción en expresiones globales en torno a diferentes

derechos emergentes colectivos en el mundo, en-

tre ellos la marcha mundial de las mujeres, la so-

beranía alimentaria, los pueblos indígenas, los

afrodescendientes, los inmigrantes y ahora el de-

recho a la ciudad. Efectivamente, el FSM desde

hace diez años ha facilitado estrategias globales

para que diferentes movimientos se conozcan, in-

tercambien, aprendan y reanalicen su propia expe-

riencia a la luz de lo discernido en otros movimien-

tos. Esto ha llevado a movimientos y redes a for-

mular Cartas, Declaraciones y Agendas para se-

guir con la lucha por el derecho a la ciudad.

Los avances hacia el derecho a la ciudad enfren-

tan ahora un momento decisivo. La ONU, que no

se caracteriza particularmente por su apoyo a las

luchas sociales, internalizó el derecho a la ciudad,

en la convocatoria del Foro Urbano Mundial 5

(FUM), en Río de Janeiro8. Ante este gran desafío,

HIC colocó en esta feria urbana institucional y em-

presarial el rol de la sociedad civil que viene sur-

giendo desde hace décadas. Si la ONU ha incor-

porado el derecho a la ciudad en el FUM 5 es por-

que Brasil es el país en donde movimientos y or-

8 World Urban Forum 5: The Right to the City-Bridging the Ur-

ban Divide. Rio de Janeiro, Brasil, 22 al 26 de marzo de 2010: <http://www.unhabitat.org/categories.asp?catid=584>.

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ganizaciones sociales están construyendo este de-

recho desde hace más de veinte años. Sin embar-

go, esta oficialización del derecho a la ciudad tam-

bién conlleva peligros de instrumentalización de

estas luchas y del tema, que, por la diversidad de

sus estrategias y de actores, puede resultar fácil

de vaciar de su contenido de transformación de la

ciudad y del sistema que la rige. En esta perspec-

tiva, la preparación del Foro Social Urbano, orga-

nizado por primera vez en Río a la par del espacio

institucional del FUM, ha marcado un hito impor-

tante en estos esfuerzos de construir un movi-

miento global por el derecho a la ciudad desde los

movimientos sociales.

Para entender y apoderarse del

derecho a la ciudad9 El derecho a la ciudad no es una propuesta nueva.

Como se ha dicho, el término se difundió con

Henri Lefebvre analizando el impacto negativo su-

frido por las ciudades en los países de economía

capitalista, con la conversión de la ciudad en una

mercancía al servicio exclusivo de los intereses de

la acumulación del capital.

Como contrapropuesta a este fenómeno, Lefebvre

construye una propuesta política que parte de la

ciudad para reivindicar la posibilidad de que la

gente volviera a ser dueña de la ciudad. Frente a

los efectos causados por el neoliberalismo, se

propone una nueva perspectiva política: la ciudad

ha sido tomada por los intereses del capital y así

ha dejado de pertenecer a la gente; a través del

derecho a la ciudad, Lefebvre aboga por “rescatar

el hombre como elemento principal, protagonista

de la ciudad que él mismo ha construido”. El dere-

cho a la ciudad es entonces restaurar el sentido de

ciudad, instaurar la posibilidad del “buen vivir” para

todos y hacer de la ciudad “el escenario de en-

cuentro para la construcción de la vida colectiva”.

Asimismo, la vida colectiva se puede construir so-

9 Vid. en Mathivet, 2010, p. 23.

bre la base de la idea de la ciudad como producto

cultural, colectivo y, en consecuencia, político. La

ciudad, como lo analiza Jordi Borja (2003), es un

espacio político, donde es posible la expresión de

voluntades colectivas, es espacio para la solidari-

dad, pero también para el conflicto. El derecho a la

ciudad es la posibilidad de construir una ciudad en

la que se pueda vivir dignamente, reconocerse

como parte de ella, y donde se posibilite la distri-

bución equitativa de diferentes tipos de recursos:

trabajo, salud, educación, vivienda y recursos sim-

bólicos, como memoria, participación y acceso a la

información.

El derecho a la ciudad es “el derecho de toda per-

sona a crear ciudades que respondan a las nece-

sidades humanas”. Todo el mundo debería tener

los mismos derechos para construir los diferentes

tipos de ciudades que queremos. El derecho a la

ciudad, como lo ha recalcado David Harvey (2009)

–basándose en Lefebvre- durante el Foro Urbano

Mundial en Belém, “no es simplemente el derecho

a lo que ya está en la ciudad, sino el derecho a

transformar la ciudad en algo radicalmente distin-

to”.

La reivindicación de la posibilidad necesaria de

crear otra ciudad se basa en los derechos huma-

nos, y más precisamente en los Derechos Econó-

micos, Sociales y Culturales (DESC). El fenómeno

de la ciudad es analizado y pensado en función de

la ciudadanía y del espacio público, con una visión

integral e interdependiente de los derechos huma-

nos, para lograr la meta de recuperar la ciudad pa-

ra todos sus habitantes. Cabe aclarar que el dere-

cho a la ciudad no es un derecho más: es el dere-

cho a hacer cumplir los derechos ya formalmente

suscritos por los Estados en tratados internaciona-

les e instrumentalizados en el marco legal y nor-

mativo de los países. Por eso el derecho a la ciu-

dad se basa en una dinámica de procesos y de

conquistas, en las cuales los movimientos sociales

son el motor garante de su cumplimiento.

Page 76: N01 Completo

{ }

La Carta Mundial por el Derecho a la

Ciudad

Un paso fundamental en la construcción del dere-

cho a la ciudad ha sido la elaboración de la Carta

Mundial por el Derecho a la Ciudad10

articulada

por Habitat International Coalition (HIC).

Un conjunto de movimientos populares, organiza-

ciones no gubernamentales, asociaciones profe-

sionales, foros y redes nacionales e internaciona-

les de la sociedad civil, comprometidas con las lu-

chas sociales por ciudades justas, democráticas,

humanas y sustentables, construyeron una Carta

Mundial por el Derecho a la Ciudad que busca re-

coger los compromisos y medidas que deben ser

asumidos por la sociedad civil, los gobiernos loca-

les y nacionales, parlamentarios y organismos in-

ternacionales para que todas las personas vivan

con dignidad en las ciudades.

El proceso que dio pie a esta iniciativa se inició

dentro de las actividades preparatorias de la II

Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre

Medio Ambiente que bajo el título de "Cumbre de

la Tierra” se realizó en Río de Janeiro, Brasil, en

1992. El Foro Nacional por la Reforma Urbana

(FNRU) de Brasil, la Coalición Internacional para

el Hábitat (HIC) y el Frente Continental de Organi-

zaciones Comunales (FCOC) conjuntaron esfuer-

zos para redactar y suscribir en esa ocasión el

Tratado sobre Urbanización “Por ciudades, villas y

poblados justos, democráticos y sustentables”.

Como parte del proceso preparatorio de la Cumbre

de la Tierra, varios miembros de HIC organizamos

ese mismo año, en Túnez, el Foro Internacional

sobre Medio Ambiente, Pobreza y Derecho a la

Ciudad, en el que, por primera vez, delegados de

nuestra Coalición provenientes de diversas regio-

nes del mundo debatimos sobre el tema. Unos

años más tarde, en octubre de 1995, HIC participó

en el encuentro “Hacia la Ciudad de la Solidaridad

10 Puede verse en

<http://www.hic-net.org/document.php?pid=2423>.

y la Ciudadanía”, convocado por la UNESCO. Este

evento abrió de hecho la participación de esta ins-

tancia internacional en el tema de los derechos ur-

banos. Ese mismo año las organizaciones brasile-

ñas promovían la Carta de Derechos Humanos en

la Ciudad, antecedente civil del Estatuto de la Ciu-

dad, que promulgaría años más tarde el gobierno

de Brasil.

Otro hito importante en el camino que condujo ha-

cia la iniciativa de formular una Carta Mundial por

el Derecho a la Ciudad lo constituyó la Primera

Asamblea Mundial de Pobladores, realizada en

México en el año 2000, en la que participaron al-

rededor de 300 delegados de organizaciones y

movimientos sociales de 35 países. Bajo el lema

“Repensando la ciudad desde la gente”, se debatió

en torno a la concepción de un ideal colectivo que

diera base a propuestas orientadas a la construc-

ción de ciudades democráticas, incluyentes, edu-

cadoras, habitables, sustentables, productivas y

seguras. Un año después, ya en el marco del pri-

mer Foro Social Mundial (2001), se abriría el pro-

ceso conducente a la formulación de la Carta. A

partir de entonces, y en ocasión de los encuentros

anuales del Foro Social Mundial y de otros foros

sociales regionales, se ha venido trabajando sobre

los contenidos y las estrategias de difusión y pro-

moción de la Carta.

En forma paralela a estas iniciativas de la socie-

dad civil, algunos gobiernos, tanto a nivel regional,

como nacional y local, han venido generando ins-

trumentos jurídicos que buscan normar los dere-

chos humanos en el contexto urbano. Destacan,

entre los más avanzados a nivel internacional, la

Carta Europea de Salvaguarda de los Derechos

Humanos en la Ciudad, firmada hasta ahora por

más de 400 ciudades, el Estatuto de la Ciudad de

Brasil, decretado en julio de 2001; y, a escala lo-

cal, la Carta de Montreal y la Carta de la Ciudad

de México por el derecho a la ciudad. Cabe desta-

car también la inclusión reciente del derecho a la

Page 77: N01 Completo

ciudad en las constituciones de Ecuador y de Boli-

via.

Las dimensiones y los componentes

del derecho a la ciudad

El derecho a la ciudad es:

- el derecho a un hábitat que facilite el tejido de las

relaciones sociales;

- el derecho a sentirse parte de la ciudad (sentido

de cohesión social y construcción colectiva);

- el derecho a vivir dignamente en la ciudad;

- el derecho a la convivencia;

- el derecho al gobierno de la ciudad;

- el derecho a la igualdad de derechos.

Según la Carta Mundial del Derecho a la Ciudad,

este nuevo derecho es un derecho colectivo de los

habitantes de las urbes, basado en sus usos y

costumbres, en especial de los grupos vulnerables

y desfavorecidos, para que se les confiera legiti-

midad de acción y de organización hacia la libre

autodeterminación y un nivel de vida adecuado.

Se realiza el derecho a la ciudad cuando hay:

- ejercicio pleno de la ciudadanía y gestión demo-

crática de la ciudad;

- función social de la ciudad y de la propiedad ur-

bana;

- igualdad, no discriminación;

- protección especial de grupos y personas en si-

tuación de vulnerabilidad;

- compromiso social del sector privado;

- impulso de la economía solidaria y políticas im-

positivas progresivas;

- planificación y gestión social de la ciudad;

- producción social del hábitat;

- desarrollo urbano equitativo y sustentable;

- derecho a la información pública;

- libertad e integridad;

- participación política;

- derecho a la justicia;

- derecho a la seguridad pública y a la convivencia

pacífica, solidaria y multicultural;

- derecho al agua, al acceso y suministro de servi-

cios públicos domiciliarios y urbanos;

- derecho al transporte público y la movilidad ur-

bana;

- derecho a la vivienda;

- derecho al trabajo;

- derecho a un medio ambiente sano y sostenible.

En resumen, la Carta Mundial por el Derecho a la

Ciudad basa su propuesta en tres ejes fundamen-

tales:

- El ejercicio pleno de la ciudadanía, es decir el

ejercicio de todos los derechos humanos, que

aseguran el bienestar colectivo de los habitantes

y que promueven la producción y gestión social

del hábitat.

- La gestión democrática de la ciudad, a través de

la participación de la sociedad de forma directa y

activa en el planeamiento y gobierno de las ciu-

dades, fortaleciendo las administraciones públi-

cas a escala local, así como las organizaciones

sociales.

- La función social de la propiedad y de la ciudad,

donde predomine el bien común sobre el dere-

cho individual de propiedad, lo que implica el uso

socialmente justo y ambientalmente sustentable

del espacio urbano.

Según Borja, el derecho a la ciudad es una res-

puesta estratégica, un paradigma frente a la ex-

clusión social y a la segregación espacial genera-

das por el neoliberalismo. Es una reivindicación

para que la gente vuelva a ser dueña de la ciudad

y es un escenario de encuentro para la construc-

ción de la vida colectiva.

Las estrategias de conquista del

derecho a la ciudad

Basándose en la constatación de que actualmente

se han creado “ciudades sin ciudadanos”, el dere-

cho a la ciudad es la bandera de lucha para quie-

nes han perdido el derecho a tener un espacio

digno para desarrollarse. El derecho a la ciudad

contiene muchos derechos, lo que lo vuelve muy

difícil de exigir e implementar.

Page 78: N01 Completo

{ }

Para conquistar el derecho a la ciudad, es necesa-

rio primero difundir el concepto y la propuesta de

cambio, articular los procesos de movilización so-

cial e incidir en la formulación de políticas públi-

cas. Este proceso se ha desarrollado de manera

amplia en varios países de América Latina, sobre

todo en Brasil, México y Ecuador. El derecho a la

ciudad no es una propuesta que solamente haya

tenido resonancia en esta región; tiene un carácter

claramente global. Existen docenas de situaciones

y experiencias, documentadas en distintos países

del mundo, que demuestran el derecho a la ciu-

dad, hacia “otra ciudad posible”.

El alcance de este desafío implica cambios estruc-

turales profundos en los patrones de producción,

consumo y en las formas de apropiación del terri-

torio y de los recursos naturales. El derecho a la

ciudad se refiere a la “búsqueda de soluciones

contra los efectos negativos de la globalización, la

privatización, la escasez de los recursos naturales,

el aumento de la pobreza mundial, la fragilidad

ambiental y sus consecuencias para la supervi-

vencia de la humanidad y del planeta” (HIC-AL,

2006).

Tomando en cuenta la crisis global que vivimos

hoy día, que se concretó a raíz de la crisis del

mercado inmobiliario en las ciudades cunas del

modelo fordiano, Harvey (2009) afirma que “si esta

crisis es fundamentalmente una crisis de urbani-

zación, entonces, la solución ha de ser en el mar-

co de la urbanización, y ahí es donde la lucha por

el derecho a la ciudad es fundamental, puesto que

tenemos la oportunidad de hacer algo diferente”.

Sí, existen alternativas al desarrollo urbano basa-

do en la mercantilización, la privatización, el dete-

rioro de los vínculos sociales. El derecho a la ciu-

dad es una herramienta, una propuesta para lograr

la construcción de ciudades diferentes en donde

todos puedan tener un lugar para vivir en dignidad.

Habitat International Coalition (HIC) es parte de

esta historia y de esta propuesta. Con sus enfo-

ques de derecho a la vivienda adecuada y a la tie-

rra, de producción (gestión) social del hábitat y de

justicia social, HIC acompaña procesos y articula

el intercambio de experiencias y análisis, que con-

templan el derecho a la ciudad como una bandera

de lucha y una propuesta política de cambio.

Referencias

BORJA, Jordi. Los desafíos del territorio y los de-

rechos de la ciudadanía. La factoría, 2000, nº 10.

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el 15 de agosto de 2010).

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2006. <http://www.hic-

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2010).

HARVEY, David. El Derecho a la Ciudad como al-

ternativa al neoliberalismo. Información resumida

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LEFEBVRE, Henri. Le droit à la ville. Paris: Anth-

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MATHIVET, Charlotte. El derecho a la ciudad: cla-

ves para entender la propuesta de crear “otra

ciudad posible”. In SUGRANYES, Ana y MATHI-

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Page 79: N01 Completo

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PURCELL, Mark. Le Droit à la ville et les mouve-

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2009/1, nº 63 (Droit de cité), p. 40-60.

SIMAY, Philippe. Une autre ville pour une autre

vie. Henri Lefebvre et les situationnistes. Rue

Descartes, 2009/1, nº 63 (Droit de cité), p. 17-26.

SUGRANYES, Ana y MATHIVET, Charlotte (eds.).

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<http://www.rebelion.org/noticias/2009/8/90660.p

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VELÁSQUEZ, Fabio (ed.). Conversaciones sobre

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ZIBECHI, Raúl. Dispersar el poder. Los movimien-

tos como poderes antiestatales. Santiago de Chi-

le: Editorial Quimantú, 2007.

Cita del artículo:

SUGRANYES Ana. El derecho a la ciudad. Praxis de la

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<www.us.es.habitatysociedad.es>.

Page 80: N01 Completo
Page 81: N01 Completo

OTROS ARTÍCULOS

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{ y }

www.habitatysociedad.us.es

Metodologías participativas para la gestión social del hábitat

José María López Medina

Resumen

A partir de los años 60 del pasado siglo ha ido tomando cuerpo la perspectiva participativa como paradigma de análisis

y transformación de la realidad. En el terreno de la conformación del hábitat, los primeros intentos de plantear una ar-

quitectura de corte participativo han ido evolucionando hacia enfoques interdisciplinares e intersectoriales. Ello ha des-

embocado en la noción de “Producción y Gestión Social del Hábitat” (PGSH), de origen latinoamericano, como paradig-

ma emergente para intervenir en el hábitat desde una perspectiva compleja a través de procesos de participación y con-

certación entre actores. La construcción de un sistema de PGSH requiere dotarse de instrumentos metodológicos adec-

uados con su eje en la gestión de procesos participativos, una tarea que está siendo objeto de elaboración, en la que

confluyen el campo de las ciencias sociales y el de la producción del hábitat.

Palabras clave

Metodologías participativas; Participación; Hábitat; Gestión social del habitat.

Abstract : Participative methodologies for social management of habitat

From the 60s onwards, the participative perspective has embodied the paradigm of reality analysis and transformation.

The first attempts at creating participative architecture in the field of habitat conformation, have evolved towards interdis-

ciplinary and intersectorial approaches. These have resulted in the notion of “Social Production and Management of Hab-

itat”, originating in Latin America, as an emerging paradigm that intervenes in the habitat from a complex perspective

through participative and social agreement processes between actors. This system requires dedication to adequate

methodological tools and must be focused on participative process management; a new field where social sciences and

production of habitat converge.

Key words

Participative Methodology; Participation; Habitat; Social Management of Habitat.

Recibido: 13/09/2010; aceptado: 11/10/2010

Arquitecto. Investigador del grupo ADICI (HUM-810). Datos de contacto: Surco Arquitectura SLP. C/ Honda de San Andrés, 26, 2º.

18010, Granada. E-mail: [email protected].

Page 84: N01 Completo

{ }

Presentación

Una de las bases del marco teórico del Máster en

Gestión Social del Hábitat de la Universidad de

Sevilla es el triángulo de la interacción de las tres

dimensiones del hábitat (De Manuel y otros, 2009,

p. 3):

“la URBS o configuración de la realidad física, de

la que se han ocupado tradicionalmente los urba-

nistas; la CIVITAS o marco social, económico y

cultural, civilizatorio en una palabra, al que clási-

camente se han dedicado las ciencias sociales; y

la POLIS o marco político, referido a las relaciones

de poder que se establecen entre los actores que

intervienen en la ciudad, políticos, técnicos y ciu-

dadanos (…). Estas tres realidades se interrelacio-

nan y configuran el hábitat, de modo que cualquier

acción o transformación sobre una de estas di-

mensiones genera cambios en las otras”.

Intervenir sobre una realidad compleja de dimen-

siones interrelacionadas requiere una interrelación

análoga entre campos de conocimiento. En ese

sentido la vinculación entre el hábitat y la sociedad

como apuesta investigadora se sitúa, en parte, en

la confluencia de las ciencias sociales y las disci-

plinas que inciden sobre la transformación del há-

bitat. Especialmente pertinente resulta la aplica-

ción de la investigación participativa como pers-

pectiva metodológica en los procesos de produc-

ción y gestión del hábitat, un territorio fronterizo

que sigue en construcción.

Desde ese ángulo, nos ha parecido oportuno

aprovechar la aparición de dos publicaciones rela-

tivamente recientes (Enet et al., 2008; Montañés

Serrano, 2009) para ensayar una serie de reflexio-

nes al respecto de dicha confluencia de saberes,

ya que, si bien los trabajos de Manuel Montañés y

Mariana Enet proceden de ámbitos geográficos,

culturales y académicos distintos, presentan zonas

comunes que se inscriben dentro de nuestro cam-

po de interés. Conviene señalar también que

nuestra reflexión se centrará en la esfera iberoa-

mericana.

Lo que aquí englobamos bajo la consideración de

metodologías participativas para la gestión social

del hábitat comprende una serie de métodos y

técnicas que provienen fundamentalmente de dos

grandes fuentes disciplinares. En unos casos,

emanan del mundo de la investigación social y son

válidas para cualquier objeto de estudio. En otros

casos provendrán de desarrollos teórico-prácticos

generados desde grupos de investigación relacio-

nados con el hábitat, normalmente con la arquitec-

tura como disciplina inicial, pero en relación cada

vez más estrecha con otras disciplinas y combi-

nando técnicas propias con otras tomadas de las

ciencias sociales.

Es grato observar, en ese sentido, que al menos

en algunos círculos profesionales y académicos se

está produciendo cierta confluencia de miradas y

prácticas en torno al paradigma de la complejidad,

que empieza a desplazar al reduccionismo impe-

rante en las últimas décadas.

El enfoque participativo en las ciencias

sociales y en la producción del hábitat

Una interesante y reciente aportación teórica al es-

tudio de las fronteras entre arquitectura y ciencias

sociales y, en particular, entre producción de vi-

vienda y participación, es la tesis doctoral del ar-

quitecto Vicente J. Díaz García, Participación ciu-

dadana y vivienda (2008). Para acometer el esta-

do de la cuestión V.J. Díaz propone un esquema

tridimensional donde sitúa las distintas aproxima-

ciones teóricas o prácticas que, desde la arquitec-

tura y las ciencias sociales, se han producido a la

vivienda y a la participación ciudadana (ob.cit.,

p. 21-47).

Tomando como base su exploración, hemos ex-

traído las referencias que contienen el vector de la

participación desde un ángulo metodológico para

esbozar, de forma incompleta y apresurada, algu-

nas de las corrientes de investigación-acción del

ámbito iberoamericano que nos pueden ser útiles

como fuentes metodológicas y que al menos nos

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servirán para encuadrar los contextos profesiona-

les de las dos publicaciones que motivan esta re-

flexión.

1. La tradición latinoamericana vinculada a la pro-

ducción del hábitat.

Sería ingenuo pretender reseñar en pocas líneas

siquiera una porción representativa de los grupos

que han contribuido a construir conocimiento en

materia de hábitat y participación en todo el conti-

nente. Por citar sólo algunos ejemplos, podemos

mencionar los trabajos del IIDVi de V. Pelli en Re-

sistencia, E. Ortiz en México, el CEVE de H. Berre-

tta en Córdoba, Fundasal en El Salvador o todo el

caudal de la experiencia cooperativista uruguaya.

Hay que destacar el papel que han jugado las re-

des de expertos como contribución al intercambio

y crecimiento de conocimiento y propuestas, como

el subprograma Habyted de la red CYTED, ideado

e impulsado por J. Salas y, en particular al tema

que nos ocupa, su red temática XIV.F sobre tecno-

logías sociales. O la Coalición Internacional para

el Hábitat (HIC-AL), que desde el periodo de E.

Ortiz vino a consolidar la noción de Producción

Social del Hábitat, hoy convertida en un aglutinan-

te conceptual de todo ese universo de investiga-

ción-acción.

2. En España, distintos grupos o redes de investi-

gación-acción vinculados a la universidad con

práctica profesional en participación y hábitat.

En Madrid existe un terreno fértil para esta temáti-

ca en círculos ligados a la universidad, donde ca-

be distinguir dos paradigmas. Desde el paradigma

de la complejidad y el desarrollo sostenible, existe

una red de docentes, profesionales e investigado-

res donde confluyen la escuela urbanística de C.

Verdaguer, I. Velázquez, A. Hernández Aja y otros

muchos, con la escuela sociológica de T. R. Villa-

sante, M. Montañés, J. Alguacil, etc. ya implicada

en las experiencias democráticas más tempranas

como la remodelación de barrios de Madrid en los

primeros 80. Y desde el paradigma del desarrollo

humano y vinculada a la tradición latinoamericana,

destaca la rama de la Habitabilidad Básica centra-

da en la cooperación al desarrollo, impulsada por

J. Salas y F. Colavidas, como otra posible fuente

metodológica.

En Barcelona, desde un ángulo centrado en las

ciencias sociales, cabe citar a O. Rebollo y H. Ca-

pel y los grupos promotores de la revista Scripta

Nova y el Máster en Metodologías Participativas

para el Desarrollo Local. Y desde un ángulo más

urbanístico-habitacional, el Laboratorio de la vi-

vienda del s. XXI, con J. Mª Montaner y Z. Muxí.

En Sevilla hay que mencionar el equipo multidisci-

plinar del Máster en Gestión Social del Hábitat de

la Universidad de Sevilla, dirigido por E. de Ma-

nuel, con vocación de investigación-acción, en el

que se inscribe el presente trabajo. Y en la Univer-

sidad Pablo de Olavide, el Grupo de Investigación

Social y Acción Participativa y el curso experto en

investigación participativa que coordinaron M. Ro-

sa y J. Encina, que contribuyeron a crear cierta

escuela en Andalucía.

Por último, aunque nos hayamos limitado a rese-

ñar algunos grupos del mundo académico, fuera

del ámbito universitario también habría que seña-

lar un buen número de procesos autogestionarios

vinculados al hábitat que suponen una importante

fuente de conocimiento al respecto del tema que

nos ocupa. En la Biblioteca Ciudades para un Fu-

turo más Sostenible (CF+S)1 puede encontrarse

abundante información sobre buenas prácticas en

sostenibilidad urbana.

Orígenes de la investigación participativa y aportes metodológicos recientes El campo de las metodologías participativas surge

de la confluencia de varias corrientes de pensa-

miento y acción, de las que aquí no pretendemos

dar cuenta de forma exhaustiva. En el libro que

luego pasaremos a comentar, Metodología y téc-

1 <http://habitat.aq.upm.es/>.

Page 86: N01 Completo

{ }

nica participativa (2009), Manuel Montañés esboza

un breve recorrido por algunos antecedentes de la

investigación participada (p. 40-43) comenzando

por Kurt Lewin, a quien se debe el término “action-

research”; cuyo enfoque supuso la ruptura de la

distinción entre producción y aplicación de cono-

cimiento, con el acento en el equipo de investiga-

dores pero aún no en la población “objeto” de in-

vestigación. Éste constituirá, posteriormente, el

auténtico salto epistemológico. En Francia encon-

tramos los trabajos de Henri Desroche y Charles

Delorme, que adoptan el término “recherche-

action”, en un enfoque que trata de proporcionar a

los actores la información resultante de la investi-

gación para su autogestión de cara a la formula-

ción de propuestas de acción. A lo largo de los

años 80 y 90 se desarrolla la corriente latinoameri-

cana de la investigación participativa, que, bajo la

influencia de Paulo Freire y el enfoque marxista

del conocimiento (situado al servicio de la clase

que lo produce), se trata de una perspectiva mili-

tante por la mejora de las condiciones de vida de

los sectores desfavorecidos. Destacan especial-

mente los trabajos del sociólogo colombiano Or-

lando Fals Borda, que propone cuatro pasos para

la investigación: investigación colectiva, recupera-

ción histórica, puesta en valor de la cultura popular

y comunicación multivocal. En España será Palo-

ma López de Ceballos quien popularice el término

de “IAP” a partir de la publicación de Un método

para la investigación acción participativa, con los

Grupos de IAP (GIAP) en la base del proceso

asumiendo el protagonismo en la formulación de

propuestas. En 1985 el antropólogo Greenwood ya

había realizado en nuestro país una investigación

participativa con los trabajadores de la factoría

Fagor, y en 1998 desarrolló otra experiencia de

investigación participada en un pueblo de Castilla-

La Mancha, formando a un grupo de personas en

investigación-acción, que luego conformaron el

grupo dinamizador de un proceso comunitario. Pa-

ralelamente, el antropólogo español Andrés Mon-

tes del Castillo llevó a cabo un estudio antropoló-

gico en una comunidad andina ecuatoriana apli-

cando la investigación participada, observando

cómo este proceder rompía la dicotomía observa-

dor-observado, factor al cual atribuía la obtención

de una información mayor y mejor recopilada.

Javier Encina ha señalado que la IAP nace de un

enfoque transversal a la sociología, la antropolo-

gía, la pedagogía y la historia. El contacto del en-

foque de Freire con la revisión crítica de la socio-

logía de O. Fals Borda (que tiene en España a

Jesús Ibáñez, Tomás Rodríguez Villasante y el

Colectivo IOE) y la revisión crítica de la antropolo-

gía de Carlos Brandâo dio pie a la celebración del

1er

congreso de IAP en Cartagena de Indias en

1977 (Encina et al., 2007, p. 373).

A partir de los trabajos de Jesús Ibáñez (1986, p.

57-98) las metodologías participativas se han con-

figurado como una tercera perspectiva (dialéctica)

respecto a las concepciones clásicas de la investi-

gación social (distributiva y estructural). La pers-

pectiva distributiva está basada en el paradigma

positivista y caracterizada por el empleo de técni-

cas cuantitativas (estudia hechos objetivos, indivi-

duos, elementos); la perspectiva estructural, basa-

da en el paradigma etnográfico, pone el acento en

el uso de técnicas cualitativas (estudia relaciones,

opiniones, elementos simbólicos), y la perspectiva

dialéctica tiene su modelo metodológico caracte-

rístico en la investigación-acción participativa y su

técnica de referencia en la asamblea (estudia sis-

temas y se implica en procesos de cambio). Este

tercer paradigma responde a un enfoque democra-

tizador en la gestión del conocimiento, mediante

procesos en los que los técnicos e investigadores

son actores junto con otros agentes sociales.2

2 T. R. Villasante (1993) propuso una cuarta, la perspectiva

práxica, que estudiaría los procesos complejos de discusión- acción con acento en la capacidad programática del lenguaje.

Page 87: N01 Completo

Junto a estas perspectivas de análisis de la reali-

dad, cabe distinguir distintos niveles de investiga-

ción que se expresan de forma distinta en cada

una de ellas. El nivel epistemológico define las fi-

nalidades de la investigación (para qué, para quié-

nes). El nivel metodológico, en cambio, organiza

un conjunto de técnicas y las orienta en un deter-

minado sentido. La utilización que hacemos de

esa metodología podrá variar en función del nivel

epistemológico. Al nivel tecnológico corresponde,

por último, establecer las técnicas que se utilizan

en cada momento de la investigación.

En este punto resulta clarificador el cuadro elabo-

rado por Tomás Alberich (2002, p. 67) a partir de

las propuestas de Jesús Ibáñez, Colectivo IOE y

T. R. Villasante, que relaciona los distintos niveles

y perspectivas de la investigación social (Cuadro

1).

NIVELES

TECNOLÓGICO

Cómo y con qué se hace

METODOLÓGICO

Por qué y cómo se investiga

EPISTEMOLÓGICO

Para qué, para quién

PE

RS

PE

CT

IVA

S

DIS

TR

IBU

TIV

A

Pregunta-respuesta

Técnicas CUANTITATIVAS

Función referencial del lenguaje

Análisis estadístico

Estudia los elementos de la red

Conocimiento descriptivo

Lo investigado como objeti-

vo

Para producir un conoci-

miento censal, estadístico,

que quiere ser objetivo

ES

TR

UC

TU

RA

L

Conversación

Técnicas CUALITATIVAS

Función estructural del lenguaje

Análisis del discurso

Produce un conocimiento de la

estructura de la red

Conocimiento explicativo

Lo investigado como objeto

(al que se le pide que “ha-

ble”)

Para conocer opiniones,

sentimientos, conocimiento

subjetivo

DIA

CT

ICA

Asamblea

IAP

Función pragmática del lenguaje

Construye la red

Conocimiento propositivo e impli-

cativo para el investigador

Lo investigado como sujeto

(libera el decir y el hacer)

Para transformar y demo-

cratizar

Cuadro 1: Perspectivas y niveles de la investigación social. Fuente: T. Alberich (2002).

Más allá de esta distinción canónica de las pers-

pectivas de investigación, Tomás R. Villasante ha

propuesto una serie de saltos epistemológicos pa-

ra distinguir los últimos avances en metodologías

participativas, que recoge bajo la denominación de

socio-praxis (Villasante, 2006), incorporando apor-

taciones del ecofeminismo, la cibernética de se-

gundo orden o el paradigma de la complejidad. En

el siguiente cuadro (Cuadro 2) sintetiza los que

considera los aportes metodológicos más recien-

tes distinguiendo entre procesos de ciclo corto,

medio y largo.

Page 88: N01 Completo

{ }

Ciclos y

ámbitos Ciclo corto Ciclo medio Ciclo largo

Rupturas Socio-análisis institucio-

nal

Investigación acción participati-

va

Procesos con praxis trans-

formadora

Enfoques Sistemas complejos y

transducción Redes y conjuntos de acción

Tetralemas y enfoques

emergentes

Métodos Pautas y grupos operati-

vos

Visualización de recursos y

sustentabilidad

Coordinación y priorización

de satisfactores

Movimientos Educación popular y re-

versiones

Redes de iniciativas democráti-

cas

Ideas-fuerza de los foros

sociales

Cuadro 2: Metodologías en que se basan las nuevas propuestas participativas. Fuente: T.R. Villasante (2006).

Una aproximación a la arquitectura desde la investigación social Debemos comenzar preguntándonos hasta qué

punto serían comparables el rol del investigador

social en una investigación participada y el rol del

arquitecto en una intervención participativa sobre

el hábitat. Desde la perspectiva profesional, en

ambos casos se trata de situaciones en que un

conocimiento experto hace uso de una metodolo-

gía para ceder terreno al conocimiento vivencial de

la población en la tarea de construir, juntos, las

preguntas y las respuestas. En el primer caso, la

respuesta es la dirección del cambio social y, en el

segundo, un proyecto de transformación espacial.

Hasta ahí llevamos la comparación.

Dentro de la arquitectura, la tradición investigadora

se sitúa en las áreas histórico-artística y científico-

técnica. Pero la arquitectura aún carece de un

acercamiento de la misma profundidad al mundo

de la investigación científico-social. Esto refleja el

hecho de que los paradigmas predominantes de

ejercicio profesional se han decantado por los vér-

tices técnico y artístico, lo cual, tal como señalan

Romero y Mesías citando a Weber y Pyatock, “son

las dos caras de una misma moneda, ya que re-

presentan un enfoque positivista de cómo pensar y

concebir el diseño arquitectónico” (2004, p. 55).

Esta laguna resulta paradójica, cuando el cometi-

do de los arquitectos se ubica en un campo de co-

nocimiento aplicado, ya que es una investigación

para la acción, en este caso para la transforma-

ción espacial de un entorno social. Resulta enton-

ces llamativo que los arquitectos no nos hayamos

aproximado de una forma más clara a la investiga-

ción social para dotarnos de instrumentos que nos

puedan ser útiles en una misión que es esencial-

mente transformadora.

A continuación volvemos a reproducir el anterior

cuadro de T. Alberich, insertando una cuarta co-

lumna que propone una interpretación a partir de

varios ejemplos de modos de producción del hábi-

tat (Cuadro 3). Se realiza el ejercicio de adscribir

cada uno de ellos a la perspectiva de investigación

que parecería resultarle más próxima y referir a la

producción de vivienda las preguntas: ¿para qué,

para quién?, ¿cómo? y ¿con qué?

Page 89: N01 Completo

NIVELES

TECNOLÓGICO

Cómo y con qué

METODOLÓGICO

Por qué y cómo

EPISTEMOLÓGICO

Para qué, para quién

Ejemplos de modos de producción de vivienda

PE

RS

PE

CT

IVA

S

DIS

TR

IBU

TIV

A

Técnicas

CUANTITATIVAS

Análisis estadístico

Conocimiento descrip-tivo

Lo investigado como objetivo

Para producir un co-nocimiento que quiere ser objetivo

Enfoque dominante: La vivienda como

mercancía o como servicio

Sondeos, estudios de mercado. Fuentes estadísticas, en-cuestas, vivienda mínima

El arquitecto recopila información cuantitati-va y diseña soluciones estándar conforme a situaciones “tipo”

Para el capital especu-lativo. Para el benefi-cio empresarial Para los consumidores

Producción de vi-vienda en serie de promoción privada

Para responder a la demanda de vivienda social e impulsar el sector construcción

Promoción de vi-vienda pública

ES

TR

UC

TU

RA

L

Técnicas

CUALITATIVAS

Función estructural del lenguaje

Análisis del discurso

Conocimiento explica-tivo

Lo investigado como objeto.

Para producir conoci-miento subjetivo

Enfoque dominante:

La vivienda como objeto/

satisfactor simple

Conversaciones sobre re-presentaciones gráficas en planos y perspectivas y posterior trabajo de la-boratorio del arquitecto.

El cliente-promotor expone sus demandas y el arquitecto las in-terpreta y propone respuestas en ciclos sucesivos de prueba-error

Para generar una vi-vienda a medida, y/o una imagen de marca Para el cliente privado

Ejercicio tradicional de la profesión de arquitecto

Para generar un pro-ducto de diseño. Para el autor

La vivienda de autor para clases medias- altas

Para mejorar el parque residencial existente Para los usuarios

Programas públicos de rehabilitación

DIA

CT

ICA

Técnicas

PARTICIPATIVAS

Función pragmática del lenguaje

Conocimiento proposi-tivo e implicativo para el investigador

Lo investigado como sujeto

Para transformar y democratizar

Enfoque dominante:

La vivienda entendi-da como proceso/

satisfactor sinérgico

Asambleas, talleres de creatividad, sociogra-mas…

Se construye el cono-cimiento entre técni-cos y habitantes me-diante metodologías participativas

Para mejorar las con-diciones de vida aso-ciadas al hábitat Para los ciudadanos

Producción Social del Hábitat Ejemplo: el coopera-tivismo uruguayo

Cuadro 3: Hipótesis de interpretación de los niveles y perspectivas de investigación aplicados a la producción del hábitat. Fuente: Elaboración propia a partir de T. Alberich (2002).

Lejos de pretender una clasificación totalizadora,

este ejercicio tan sólo quiere ilustrar a través de

algunos ejemplos cómo la práctica profesional

más extendida de los arquitectos ha tendido a

apoyarse en el paradigma positivista o en el enfo-

que cualitativo. La construcción de una perspecti-

va dialéctica ha sido formulada pero no suficien-

temente desarrollada. Veamos algunos de sus an-

tecedentes.

De la arquitectura participativa a la

Producción Social del Hábitat

Antecedentes: los pioneros de la “arqui-

Page 90: N01 Completo

{ }

tectura participativa” Las primeras aproximaciones a un enfoque parti-

cipativo en los países centrales se encuentran en

los trabajos de algunos arquitectos de los años 60.

Vicente J. Díaz propone un esquema piramidal pa-

ra caracterizar las distintas versiones que se pro-

pusieron en esta época de lo que se ha dado en

denominar arquitectura participativa (Díaz, 2008,

p. 137-238).

El primer escalón enfrenta dos posturas ideológi-

camente opuestas. Las megaestructuras, teoriza-

das por Reyner Banham, parten de la premisa de

eliminar los suburbios autoconstruidos y basan la

propuesta de participación en la mera elección en-

tre soluciones habitacionales prefijadas, cuya

construcción en algunos casos la población se en-

carga de completar. En el otro extremo, John Tur-

ner aboga por un sistema abierto en el que los

usuarios pudieran elegir entre diversas opciones a

lo largo de todo el proceso de producción (Rome-

ro, 2004).

Tomando elementos de la antropología, las mate-

máticas y la incipiente computación, Christopher

Alexander genera un método para identificar pa-

trones espaciales o constructivos con la intención

de ponerlo a disposición de los usuarios para que

puedan hacerse cargo del diseño desde la macro

hasta la micro escala. La participación consistiría

en la selección de patrones previamente identifi-

cados por el arquitecto. Por el contrario, Van Eyck

o Hertzberger no tratan de involucrar a los usua-

rios en el diseño sino en el uso, tratando de gene-

rar espacios de una elevada flexibilidad y capaci-

dad de transformación y apropiación.

En otro apartado aparece Nicholas Habraken con

su sistema de soportes y unidades separables, un

método que permite al arquitecto generar diseños

en los que la construcción llega solo hasta un pun-

to (construcción de soportes: estructura, instala-

ciones…) y la concluye el usuario (particiones es-

paciales). Aquí la participación tiene lugar en las

fases de construcción y diseño dentro de un marco

de decisiones ideado por el arquitecto.

También son clásicos los trabajos de Lucien Kroll

y Giancarlo Di Carlo. El conjunto residencial

Matteotti (Di Carlo) es una decidida incorporación

de los usuarios al proceso de diseño apoyándose

en técnicas de las ciencias sociales como entrevis-

tas y grupos de discusión. Kroll, por su parte, in-

trodujo una participación personalizada y “humani-

zadora” en lentos procesos de rehabilitación de

periferias urbanas deprimidas e incorpora la idea

de una arquitectura potencial a completar por los

usuarios, similar a la de Habraken.

Por último tendríamos a Ralph Erskine, que inte-

gra varios de los planteamientos anteriores. Su

obra emblemática es el conjunto Byker Wall, don-

de instaló una oficina técnica en la que trabajó con

la población decisiones de ubicación, tipo de vi-

vienda, diseño y opciones de construcción.

Veamos dónde ponen el acento participativo estas

primeras experiencias. Partiendo de un esquema

elemental del ciclo de producción habitacional re-

sumido en diseño, construcción y uso, el esquema

de la Figura1 indica en qué momentos se propicia

la toma de decisiones del usuario sobre su vivien-

da.

Page 91: N01 Completo

Figura 1: Tramos participativos en las propuestas pioneras de arquitectura participativa. Fuente: Elaboración propia a partir de V.J. Díaz (2008).

Aun cuando algunas de estas propuestas procuran

involucrar al usuario en todo el proceso, hay que

señalar que prácticamente en todos los casos aún

se manejaba un concepto de participación limita-

do, en el que las decisiones del habitante se da-

ban, antes o después, en un marco controlado por

el arquitecto. Se trata de propuestas muy intere-

santes en su contexto pero, a juicio de Víctor Pelli,

“con escasa o ninguna utilidad para el desarrollo

de estrategias equitativas de vivienda social en

sociedades como las latinoamericanas” (Pelli,

2006, p. 138).

El diseño participativo Desde la perspectiva que interesa a esta reflexión

debemos interpretar que cada uno de los arquitec-

tos citados utilizaba, si no un método, al menos

una orientación metodológica con mayor o menor

grado de sistematización.

No obstante según algunos autores las elabora-

ciones que revisten con más claridad el carácter

de propuesta metodológica serían el Lenguaje de

Patrones de Christopher Alexander y el Sistema

de Soportes de Nicholas Habraken. Para comple-

tar el recorrido por los métodos de diseño partici-

pativo tomaremos como base el trabajo de Rome-

ro y Mesías (2004) para añadir dos aportaciones

posteriores a la década de los 60: el método por

Generación de Opciones, desarrollado por los es-

tadounidenses Hanno Weber y Michael Pyatock, y

el Método del arquitecto argentino Rodolfo Livings-

ton.

El Método Livingston proviene de una extensa ex-

periencia en reformas de viviendas unifamiliares

para sectores de clase media, si bien puede adap-

tarse a otras situaciones3. El método organiza en

una hoja de ruta una serie de encuentros entre el

arquitecto y la familia, algunos de ellos en forma

de dinámicas o juegos, destinados a deslindar la

demanda inicial (formulada como satisfactor) de

las genuinas necesidades y aspiraciones del clien-

te y, a partir de ahí, ofrecerle variantes de solución

que respondan a su caso particular. De ese modo

enfrenta al cliente con su propio discurso y no con

el del arquitecto, que se convierte en catalizador

del proceso. De ahí que se haya dicho que este

método está emparentado con técnicas de la psi-

cología.

3 De hecho ha sido aplicado a escala de política habitacional

en Cuba y posteriormente en Uruguay, creando cuerpos de “arquitectos de la comunidad” que asisten a los sectores populares autoproductores de vivienda.

Page 92: N01 Completo

{ }

El método por Generación de Opciones no tiene

un campo de aplicación tan específico. De hecho

es aplicable a procesos más complejos, en térmi-

nos de actores y decisiones, trascendiendo la acti-

vidad del diseño arquitectónico. Al igual que en Li-

vingston, el programa (las necesidades) se definen

colectivamente en la etapa de construcción de cri-

terios. La segunda etapa corresponde al desarrollo

de opciones, que incorpora técnicas de investiga-

ción social como talleres, lluvia de ideas, etc. y

después trata de visualizar en matrices las distin-

tas combinaciones de solución. Cuando la matriz

se refiera a opciones de diseño las casillas pueden

ser esquemas, perspectivas, etc. Pero el método

también permite trabajar otros aspectos de la pro-

ducción habitacional (organizativos, económicos,

etc.).

Limitándonos a los cuatro métodos referidos, ce-

rraremos el apartado del diseño participativo inten-

tando retratar su naturaleza metodológica desde el

ángulo de la investigación social, a partir de los ro-

les de investigador e investigado, que extrapola-

remos a los de arquitecto y usuario (Cuadro 4).

Métodos de diseño

Perspectiva

predominante

Soport

es

Patr

ones

Liv

ingsto

n

Opcio

nes

Cuantitativa

Cualitativa

Dialéctica

Cuadro 4: Ubicación de métodos de diseño participativo en las perspectivas de investigación social. Fuente: Elabora-ción propia.

Obviamente cada uno de estos métodos es com-

binable con otros y es susceptible de verse enri-

quecido incorporando técnicas propias de otras

perspectivas. Pero para trazar esta tabla hemos

tomado el criterio de asignar el enfoque dialéctico

a los métodos más netamente instalados en una

estrategia dialógica entre técnicos y usuarios, en

cuyo contexto se construyen tanto las preguntas

como las respuestas. Ambos métodos recorren, en

su esencia, el proceso de diseño participativo des-

crito por Bela Pelli4 (Cuadro 5).

Momentos Productos

1. Tareas previas

Criterios de diseño 2. Definición de necesidades y prioridades, condicionantes y recursos disponibles

3. Diseño primeras propuestas Alternativas de dise-ño 4. Alternativas posibles

5. Revisión de alternativas i y ii Diseño definitivo

6. Aprobación diseño definitivo

7. Documentación técnica Documentación pa-ra ser aprobada

Cuadro 5: Momentos y productos del proceso de diseño participativo. Fuente: Bela Pelli (2006).

En cambio, el método de Patrones incorpora al

usuario en la toma de decisiones en un momento

posterior, seleccionando entre los patrones espa-

ciales previamente identificados por el arquitecto

en un trabajo cercano a la etnografía. Y el sistema

de Soportes plantea construir un edificio inacaba-

do para que lo termine el usuario, con lo cual po-

dría diferir su capacidad de decisión hasta ese

momento y cabría incluso aplicarse en promocio-

nes de vivienda en que no se conozca a los futu-

ros usuarios, lo cual abre un campo de aplicación

interesante pero escapa al tema que nos ocupa.

Hacia la gestión de procesos Retomando la lectura histórica, las experiencias de

los años 60 abrieron campos de teoría y práctica

que en la década siguiente fueron siendo olvida-

dos por la cultura oficial en los países centrales,

progresivamente invadida por el dominio del for-

malismo postmoderno, ligado a la difusión del

pensamiento neoliberal a partir de los 80. Pero en

regiones periféricas y especialmente en Latinoa-

4 Bela Pelli. El diseño participativo en la gestión urbana.

Presentación el 18.10.06 en el Máster en Gestión Social del Hábitat, Universidad de Sevilla.

Page 93: N01 Completo

mérica estos frentes de investigación fueron conti-

nuados por numerosos equipos técnicos y organi-

zaciones autónomas o institucionales.

Apoyadas en la idea de concebir la vivienda como

proceso, nacen en los 70 las políticas “no conven-

cionales” de vivienda, basadas en investigaciones

que buscaban incorporar al usuario en el proceso

de producción. Algunas de las primeras propues-

tas limitan la participación del usuario a la fase de

ejecución de la vivienda, como el sistema de lote

con servicios, la vivienda crecedera en sus diver-

sas versiones, sistemas de prefabricación popular,

etc. Estaríamos hablando de estrategias no tanto

de apoyo a como apoyadas en la capacidad popu-

lar de construir. Pero al mismo tiempo nacen plan-

teamientos más genuinos de asistencia a la auto-

producción espontánea del hábitat, que no son

ajenos, por cierto, a las corrientes de pensamiento

que han configurado la investigación social partici-

pativa.5

En unos y otros casos las tecnologías constructi-

vas cobraron un protagonismo elevado en el dise-

ño de la vivienda en tanto debían ser no sólo

apropiadas en términos económicos, ecológicos y

culturales sino también fácilmente apropiables por

parte de los autoconstructores. Y ello condujo a

proyectos y políticas habitacionales en función de

estrategias de transferencia tecnológica.

Pero en paralelo al desarrollo de tecnologías físi-

cas o constructivas, los profesionales del hábitat

fueron incorporando tecnologías sociales que in-

cluyen las metodologías participativas. En la difu-

sión y elaboración colectiva de todo este cuerpo

de conocimiento cabe destacar el papel que ha ju-

5 Como señala Víctor S. Pelli, “comenzaron también a tomar

forma propuestas fuertemente influidas por hallazgos en otros campos de trabajo y reflexión, como el de la educación popular, el de la promoción comunitaria, el de la promoción de la salud, o el de la extensión agropecuaria, que reconocen la necesidad de replantear el criterio de acción social (en nuestro caso, el de acción habitacional) sumando al aporte de recursos financieros y técnicos dentro de procesos de resolución de necesidades la cesión (o restitución) de espacios de poder a los propios habitantes para que puedan hacerse cargo de los procesos (…)“ (Pelli, 2006).

gado en el ámbito iberoamericano el subprograma

HABYTED de la red CYTED, que dedica su red

temática XIV.F Técnicas Sociales a la Producción

Social del Hábitat (2002-2005).

En palabras de Walter Kruk, “se trata entonces de

considerar la tecnología de la «producción de ob-

jetos sociales» (por ejemplo cooperativas de auto-

construcción por ayuda mutua) y de «procesos so-

ciales» (asunción de los derechos de la comuni-

dad y lucha por el acceso al poder de decisión

ambiental), además de la «producción de objetos

físicos» (diseño de viviendas e infraestructura) y

de «procesos físicos» (sistemas constructivos,

etc.)” (Kruk, 2001, p. 112). Pedro Lorenzo comple-

tará el esquema señalando las cuatro áreas tecno-

lógicas de la producción de la ciudad: técnicas de

gestión, sociales, constructivas y económicas (Lo-

renzo, 2005, p. 383). Esta visión de la producción

del hábitat pone de manifiesto cómo se ha ido con-

figurando y asumiendo una perspectiva compleja

del concepto de vivienda.

Pelli resume de algún modo su trayectoria profe-

sional en la frase: “empecé diseñando objetos y

terminé diseñando procesos”. Esta imagen ilustra

el desplazamiento que han experimentado la acti-

vidad y el rol de los arquitectos hacia paradigmas

multidisciplinares y complejos de abordaje de los

problemas de hábitat. Con más precisión, Pelli se-

ñala dos “triples saltos” epistemológicos: por un

lado, cómo ha pasado del diseño de objetos al di-

seño de procesos y de ahí a la gestión de proce-

sos. Y por otro, el tránsito del enfoque disciplinar

al transdisciplinar y por último al enfoque transec-

torial (entre sectores técnicos, políticos y ciudada-

nos). Ambos saltos están relacionados: para los

arquitectos, el tránsito de los métodos de diseño

participativo al diseño metodológico de procesos

de PGSH complejos y con múltiples actores no es

otro que el paso de la disciplina a la transdiscipli-

na. Estamos hablando entonces de gestión parti-

cipativa de procesos intersectoriales, lo cual termi-

Page 94: N01 Completo

{ }

na de dibujar el escenario de la propuesta de Ma-

riana Enet, que después pasaremos a comentar.

Es en este contexto en el que hoy encontramos

revisiones complejas del concepto de diseño parti-

cipativo que lo sitúan como un momento en el cur-

so de procesos de participación y concertación en-

tre actores. Podemos destacar en este sentido los

trabajos de G. Romero, R. Mesías, la propia M.

Enet o Bela Pelli en el IIDVi, una de las institucio-

nes con más recorrido en la sistematización de

procesos participativos y modelos de gestión, de

donde tomamos el siguiente esquema (Figura 2).

Figura 2: El diseño arquitectónico como parte de un proceso participativo y concertado. Fuente: Pelli (2006).

Vemos entonces cómo ha habido líneas de inves-

tigación-acción, con origen disciplinar en la arqui-

tectura y el urbanismo, que han evolucionado ha-

cia estrategias interdisciplinares para abordar pro-

cesos complejos e intersectoriales de intervención

sobre el hábitat. Estos procesos persiguen objeti-

vos relativos a la organización espacial y funcional

de ámbitos urbanos en vías de transformación, en-

tendiendo la vivienda como parte del entramado

sociocultural y económico, e implican la asignación

de actividades y recursos y la construcción partici-

pada de las decisiones que conduzcan a los obje-

tivos deseados. Es decir, se trata de procesos de

transformación física y social que, si bien tienen su

eje en el hábitat, son muy próximos en los niveles

epistemológico, metodológico y tecnológico a la

investigación participada de las ciencias sociales.

La configuración de esta línea de pensamiento y

acción cristaliza hace más de una década en el

concepto de Producción Social del Hábitat, que

debemos al ámbito latinoamericano.

Emergencia de las políticas de Producción y Gestión Social del Hábitat En el plano político, según explica M. Enet, la PSH

surge después de sucederse distintas formas de

producción habitacional en Latinoamérica. El pri-

mero sería el concepto histórico comunitario o

modelo pre-capitalista, en el que yacía un concep-

to complejo de la vivienda, progresiva y vinculada

al entorno sociocultural. Al implantarse la concep-

ción de la vivienda mercantilizada y ante el exiguo

alcance de las primeras políticas de vivienda ter-

minada o “llave en mano”, amplios sectores de

población sin capacidad adquisitiva recurrieron a

autoproducir su vivienda como estrategia de su-

pervivencia, ya sea de manera formal o informal.

Esta capacidad de autoproducción fue después

utilizada en políticas de vivienda de forma simplis-

Page 95: N01 Completo

ta y parcial en las primeras propuestas de vivienda

progresiva, pero con el acento puesto no en el

proceso de acceso a la vivienda en términos com-

plejos sino en el futurible crecimiento del objeto-

vivienda (pre-vivienda o lote con servicios y sus

variantes) y como estrategia de reducción de gas-

tos. En los años 80 y 90 se sostuvieron políticas

de promoción, que prestaron apoyo técnico a los

autoproductores de vivienda con cierto éxito, pero

sólo como respuesta física y con escasa repercu-

sión. Julián Salas (2005, p. 91) esquematiza la

evolución de las generaciones de políticas en la

siguiente serie: “Dar vivienda a los pobres” (años

60); Puesta en práctica de políticas no convencio-

nales de vivienda (70); Políticas de tolerancia

permisiva con los procesos informales en materia

de hábitat (80); Nuevas estrategias facilitadoras

para el acceso a viviendas dignas para todos

(1996, Hábitat II).

Sin embargo, en la actual manifestación del pro-

blema, la vivienda y el hábitat están muy vincula-

dos a otros factores de precariedad (empleo, sa-

lud, educación…), y la mayoría de los sectores so-

ciales excluidos requiere de enfoques integrados

que aborden todas las dimensiones de la exclu-

sión. En respuesta a esta situación se formula, con

vocación de enfoque sistémico, el concepto de

Producción Social del Hábitat, promovido por la

rama latinoamericana de HIC (Habitat Internacio-

nal Coalition). Desde su formulación inicial -se

viene empleando el término desde los años 70- ha

habido varias interpretaciones de la PSH, que

varían en función del rol adoptado en el proceso

por los autoproductores, los grupos técnicos de

apoyo y las instancias gubernamentales (Romero,

ob. cit.) En palabras de Ortiz, por PSH:

“entendemos todos aquellos procesos generadores

de espacios habitables, componentes urbanos y

viviendas, que se realizan bajo el control de auto-

productores y otros agentes sociales que operan

sin fines lucrativos” (Ortiz, 2002).

Contempla modalidades desde las más netamente

autogestionarias, individual u organizada, hasta

las promovidas por cooperativas, por ONGs u or-

ganizaciones similares.

La PSH aspira a constituir un tercer sistema de

producción del hábitat que ha demostrado su ca-

pacidad de generar soluciones viables donde no

alcanza el sistema de producción privada –que

atiende a sujetos individuales de crédito- ni el sis-

tema de producción pública –hoy en claro retroce-

so (Ortiz, 2007).

En los últimos años se ha ampliado el alcance o la

precisión del término y tiende a hablarse de “Pro-

ducción y Gestión Social del Hábitat”, tal como se

tituló un encuentro nacional en México a finales de

2007. Ciertamente esta perspectiva teoriza la in-

tervención sobre el hábitat desde un enfoque

complejo que resulta conceptualmente generaliza-

ble a otras latitudes y realidades socioeconómicas,

institucionales y culturales.

En ese sentido el predominio histórico de la idea

de “producción” se debe al fenómeno urbanizador

espontáneo del ámbito latinoamericano. Pero en

los países centrales, donde no existen sectores

masivos de pobreza estructural ni existe tal impul-

so de autoproducción habitacional, el uso especu-

lativo financiero de la vivienda ha hecho que el sis-

tema de producción privada haya experimentado

una verdadera hipertrofia en los últimos lustros,

reduciendo progresivamente el papel del sistema

de producción pública y contribuyendo a margina-

lizar las experiencias de producción social (por

ejemplo el extinto programa de autoconstrucción

de la Junta de Andalucía o el modelo cooperativo).

En definitiva, la construcción correlativa de una mi-

rada compleja sobre el hábitat en nuestro entorno

requiere asumir el paradigma conceptual y meto-

dológico de PGSH, por naturaleza adaptativo y

contextual, pero desplazando el acento hacia la

gestión, lo que nos permite ubicarlo en nuestras

claves de intervención, donde cobrará un mayor

protagonismo la articulación intersectorial de polí-

Page 96: N01 Completo

{ }

ticas para intervenir en sectores como la rehabili-

tación de barriadas y centros históricos, los ámbi-

tos urbanos marginados, el urbanismo participati-

vo, la promoción de fórmulas cooperativas, etc. En

todos estos ámbitos existe, en nuestro continente,

todo un caudal teórico-práctico llamado a sentar

las bases de la versión europea de la Producción y

Gestión Social del Hábitat.

La necesidad de adquirir herramientas

metodológicas

Tal como sostiene Enrique Ortiz, para hacer ope-

rativo el enfoque de la PGSH es preciso crear e

incorporar herramientas metodológicas que resul-

ten adecuadas a sus fines y sean susceptibles de

generalizarse en forma de políticas. Ello implica

dotarnos del repertorio instrumental de la investi-

gación participada aplicado al hábitat.

Es conveniente aclarar que ello comporta, como

primer paso, reubicar el rol de los técnicos que

manejan saberes especializados en estos proce-

sos. Teniendo la PGSH su eje metodológico en la

participación intersectorial, los técnicos debemos

desarrollar tanto las aptitudes como las actitudes

adecuadas a este paradigma de actuación. Ambas

cuestiones están interrelacionadas desde el mo-

mento en que los instrumentos metodológicos,

como veíamos en el cuadro de Alberich, se deben

a una determinada orientación epistemológica, ya

que ésta influye en el rol que deben asumir los ac-

tores técnicos e institucionales en estos procesos.

El manejo correcto de las herramientas adecuadas

pasa entonces por un cambio de actitud que no

responde tanto (o no sólo) a motivos éticos como

a una cuestión de coherencia metodológica. Víctor

Pelli es una de las voces que ha abordado este

tema con más elocuencia. Tal como expresa en

uno de sus textos, “en el modelo participativo la

consigna de elaboración de decisiones comparti-

das y consensuadas diluye la especificidad de los

campos de competencia: (…) es necesario que

cada actor (…) admita la necesidad de que cada

uno de los otros actores tenga injerencia en todos

los niveles de decisión y responsabilidad: injeren-

cia del habitante y de los profesionales sociales,

por ejemplo, en la elaboración de los diseños de

arquitectura (…)” (Pelli, 2006, p. 75). Este es de

hecho, como veremos enseguida, el principio me-

todológico propuesto por Montañés cuando se re-

fiere a que todos los grupos participantes puedan

observar la observación de todos los grupos, in-

cluida la del grupo investigador.

Hecho este apunte entraríamos en la cuestión de

las aptitudes o capacidades, que concierne al ma-

nejo de metodologías adecuadas en procesos de

gestión social del hábitat. Es este un campo que

se encuentra en construcción y recibe con enorme

interés las aportaciones de Manuel Montañés y

Mariana Enet.

“Metodología y técnica participativa” de Manuel Montañés Manuel Montañés Serrano, uno de los autores de

referencia de nuestro país en materia de investi-

gación participativa, nos ofrece herramientas para

abordar una estrategia de investigación participati-

va de manera integral: desde su singular concep-

ción de la participación, pasando por su funda-

mentación teórica y metodológica, hasta un reper-

torio de técnicas encuadradas en el enfoque me-

todológico propuesto.

Montañés reivindica la denominación de investiga-

ción participativa bajo una determinada forma de

entenderla y ponerla en práctica. En la cita inicial

del libro, Jesús Ibáñez reflexiona sobre la natura-

leza de la técnica y sugiere: “En vez de someter al

objeto a juegos de pregunta/respuesta, conversar

con él”. Desde este momento ya aparece la idea

de la conversación, que será el eje metodológico

de la propuesta de Montañés como llave de la

creatividad social.

El libro se organiza en cuatro capítulos. El primero

comienza explorando las relaciones entre ontolo-

Page 97: N01 Completo

gía, ideología, epistemología, teoría y metodolo-

gía, y defiende una perspectiva práxica de la pro-

ducción de conocimiento, dimensión a la que, sos-

tiene el autor, quedan supeditadas las anteriores

toda vez que se ven modificadas por ésta.

Partiendo de la idea de que producimos la realidad

al observarla, existirán tantas realidades “objetiva-

das” como sujetos observadores. Pero, además de

observar la realidad, las personas tenemos la ca-

pacidad antropológica de “vernos viendo”. Esta fa-

cultad es la reflexividad, que será uno de los pila-

res que justifican la estrategia metodológica pro-

puesta. Las múltiples realidades objetivadas que

existen no pueden nunca ser equivalentes, pero

en virtud de la reflexividad pueden ser compatibili-

zadas. Para saber si la realidad que produce un

investigador es compatible con la del grupo social

del que dice dar cuenta, tiene que conversar con

él “en un proceso de toma de decisiones que afec-

ten a sus vidas”, la del grupo y la del investigador.

Esto implica romper la distinción clásica entre

ciencia social teórica y aplicada. Pero además el

principio científico que legitima la investigación ya

no descansa en la objetividad, sino en la reflexivi-

dad compatibilizada. Esto nos lleva a reconocer

que la legitimidad científica de una investigación

social pasa a recaer en el modo de proceder, es

decir, en tanto hayan participado o no en la pro-

ducción de conocimiento de la realidad construida

todos los sistemas observadores que puedan ver-

se afectados por las acciones que de ella se deri-

ven. Esto desplaza el paradigma participativo de la

demanda ética a la exigencia científica.

Antes enunciábamos los antecedentes de la inves-

tigación participada que recoge el autor, no tanto

con un afán historicista como con la intención de

identificar orientaciones con que la IAP se ha lle-

vado a la práctica: en todos los casos, el grupo in-

vestigador trata de propiciar que un grupo de po-

blación no académico se convierta en sujeto de la

investigación. Pero todos parten de una alteridad

-entre el científico social y la realidad grupal- que

Montañés propone sustituir por múltiples alterida-

des, ya que “todos somos otros de otros”. Aquí re-

side uno de los aportes más significativos de la

propuesta: la estrategia participativa debe propi-

ciar que todas las realidades grupales puedan par-

ticipar en la producción de conocimiento sociocul-

tural, de manera que todas puedan observar la

observación de todas, incluida la del grupo investi-

gador.

El segundo capítulo expone la fundamentación

teórica-metodológica de la estrategia a seguir para

la producción de conocimiento sociocultural. Mon-

tañés apuesta por una participación conversacio-

nal. La materia prima objeto de interpretación será

fundamentalmente discursiva, porque es el len-

guaje el dispositivo más potente de que dispone-

mos para compatibilizar sentidos.

En cualquier caso, para que dicha compatibiliza-

ción de realidades socioculturales se produzca, es

necesario “propiciar una reflexividad de segundo

orden”, es decir, que permita pensar sobre lo ya

pensado. Ello permitirá abrir nuevos interrogantes,

de manera que la producción participada de cono-

cimiento “se encuentra en un inacabamiento per-

manente”, que nos remite a la noción de estrategia

(abierta) frente al programa (cerrado) (Morin,

2002, p. 80).

La estrategia a seguir dibuja una espiral en la que

se habrá de cubrir cuatro fases en ciclos sucesi-

vos: conversación inicial, conversaciones en las

redes, dialógica informativa y conversación pro-

yectiva.

Como punto de partida propone recurrir a una

muestra estructural, realizada en función de la

zona y el objeto de estudio, que tienda a la satura-

ción discursiva. El análisis de discursos servirá pa-

ra comprobar hasta qué punto la muestra es com-

patibilizada y permitirá identificar realidades grupa-

les emergentes. Sabremos si la interpretación de

lo dicho es correcta en las siguientes fases, en

Page 98: N01 Completo

{ }

tanto resulte útil para continuar propiciando con-

versaciones y construyendo nuevas realidades

compatibilizadas. Para ello se procede a hacer de-

voluciones, en las que se aconseja emplear sopor-

tes complementarios al informe escrito, como los

audiovisuales. La construcción de nuevas catego-

rías generará identificaciones grupales, que tras-

cienden la suma de los individuos. M. Rosa y J.

Encina se refieren a ello como saltar de lo indivi-

dual a lo colectivo (Rosa y Encina, 2005, p. 52).

Ello requiere propiciar reflexiones de segundo or-

den. A continuación, a partir de una matriz proyec-

tiva, se ha de elaborar el Plan de acción, mediante

técnicas implicativas y conversacionales que pro-

picien un itinerario decisional.

El tercer capítulo pormenoriza cómo se ha de pro-

ceder en el proceso investigador: identificar de

dónde se parte, cuál es el síntoma inicial; el para

qué y para quién de la investigación, que estarán

interrelacionados; quiénes y en qué participarán;

delimitar en dónde se realizará y mostrar sus ca-

racterísticas como material para el debate; qué se

someterá a estudio (apartado que merecerá men-

ción aparte); con qué técnicas se procederá; qué

estructura organizativa se adoptará; a dónde se

acudirá, a qué fuentes primarias y secundarias;

con qué recursos se contará y cuánto tiempo se

dedicará.

Respecto a qué se someterá a estudio, además de

mencionar las aproximaciones distributivas de la

investigación social clásica, el autor se detiene a

exponer con detalle cómo proceder a la interpreta-

ción de discursos, una de sus áreas de especiali-

dad, ofreciendo una serie de orientaciones meto-

dológicas, así como una pormenorizada explica-

ción del cuadro sémico como instrumento para

identificar las distintas posiciones discursivas

sobre un objeto de estudio.

Por último, un cuarto capítulo se destina a organi-

zar y describir un abanico de técnicas que, sin pre-

tender ser exhaustivo, constituye un compendio

bastante completo de los instrumentos más recu-

rrentes en la investigación participada. Éstas se

presentan clasificadas en función de su finalidad

dentro del proceso: técnicas dinamizadoras, do-

cumentales, distributivas, estructurales, técnicas

implicativas y reflexivas y técnicas conversaciona-

les.

Al poner el acento en el rigor metodológico de una

estrategia de corte conversacional, la obra consi-

gue desgranar con profundidad teórica y profusión

de ejemplos cómo diseñar y desarrollar una inves-

tigación participada apoyada en muestras discur-

sivas y especialmente cómo proceder a la produc-

ción y análisis de discursos. En su globalidad, hay

que destacar la utilidad y el rigor de la propuesta

como guía metodológica y técnica para quien se

disponga a abordar una investigación participada.

“Herramientas para pensar y crear en co-lectivo en programas intersectoriales de hábitat” de Mariana Enet Esta publicación es el resultado de una investiga-

ción colectiva dirigida por la arquitecta argentina

Mariana Enet, en un equipo que completan el ar-

quitecto mexicano Gustavo Romero y la psicóloga

cubana Rosa Olivera.

En su introducción, Georgina Sandoval se refiere a

esta obra como un “texto/manual”. En este senti-

do, así como en el enfoque teórico y epistemológi-

co, presenta elementos en común con el texto co-

mentado de Manuel Montañés. Pero mientras éste

se sitúa en el ámbito académico o disciplinar de la

investigación social (y probablemente docente,

con el telón de fondo del máster de cuya dirección

forma parte), la propuesta de Mariana Enet tiene

un cariz más político y un contexto de aplicación

específico: el hábitat latinoamericano.

Su trabajo constituye un aporte a la construcción

de un sistema de Producción Social del Hábitat

capaz de configurarse como respuesta de escala

masiva al problema habitacional latinoamericano

en toda su complejidad. La operatividad de la PSH

Page 99: N01 Completo

requiere de un conjunto de instrumentos, en pala-

bras de Enrique Ortiz, “capaz de fomentar la ac-

ción convergente de diversas disciplinas, sectores

de la administración pública y actores sociales”.

Su acento inicial se sitúa en la necesidad de inno-

var métodos y técnicas de evaluación desde un

enfoque participativo integral, que se concreta en

la propuesta de un Sistema integrado de Diagnós-

tico + Planificación + Monitoreo + Evaluación +

Comunicación.

El marco conceptual de la investigación parte de la

observación de que es muy difícil encontrar insti-

tuciones o profesionales que realicen metódica-

mente una evaluación y planificación de sus ac-

ciones, lo cual resulta inaceptable. El título del

epígrafe central de este capítulo viene a expresar

la motivación de este trabajo: Las transformacio-

nes claves en las políticas de producción social del

hábitat requieren innovaciones en los métodos y

técnicas de evaluación, comunicación y toma de

decisiones. Comienza señalando la necesidad de

aprender a “desmirar” para mirar la realidad de

otra manera y se pregunta por qué fallan las políti-

cas que se vienen poniendo en práctica para res-

ponder al problema del hábitat. Hoy ya se habla de

construir una PSH con la gente, pero aún debe-

mos enfrentar la traducción de esta formulación

retórica en nuevos enfoques metodológicos capa-

ces de producir nuevas políticas. Ello exige pre-

viamente una descentralización efectiva de com-

petencias y recursos hacia lo local. Pero esa ges-

tión local participativa e intersectorial requiere dis-

poner de las herramientas metodológicas adecua-

das.

La propuesta tiene sus referentes teóricos en el

análisis estructural, la visión sistémica y el enfoque

dialógico como marco para repensar el hábitat y

sus estrategias de cambio. En ese marco, la auto-

ra converge, en otros términos, con la argumenta-

ción de Manuel Montañés, al afirmar que “toda ex-

plicación de un hecho es conflictiva”, de manera

que todo individuo percibe y explica la realidad

desde “un patrón cognitivo, sesgado por emocio-

nes y determinado por intereses”, lo cual implica la

necesidad de incorporar metodologías participati-

vas.

Con una intención particularmente didáctica, a par-

tir de su experiencia la autora aborda “los diez mi-

tos más comunes que frenan la participación”,

desgranando los prejuicios que se esconden de-

trás de cada uno de ellos y proponiendo cambios

de visión.

Enet propone un método abierto, flexible y adapta-

tivo para la evaluación “en proceso” de programas

y proyectos de hábitat, esto es, inserta dentro de

un sistema de tecnologías que incluyen el

diagnóstico, la planificación y la comunicación. Se

trata de una tecnología en interacción con otras

dentro de un sistema integrado.

Este enfoque ha de entenderse en el contexto de

la evolución de los métodos de evaluación de pro-

yectos de hábitat, en la que cabe identificar tres

generaciones. La primera generación se desarrolla

en las décadas del 50/70 y se atribuye a las eva-

luaciones de corte cuantitativo realizadas por los

gobiernos sobre las primeras políticas de vivienda;

es una evaluación de resultados ex post. La se-

gunda puede ubicarse en los años 80 y supone

una reacción por parte de las ONG al reduccio-

nismo de las evaluaciones gubernamentales; se

basa en enfoques cualitativos contando con la po-

blación afectada pero no con las instituciones; son

evaluaciones puntuales a lo largo del proceso. La

tercera generación comprende desde los años 90

hasta la actualidad y se centra en el enfoque de la

PSH; es una evaluación continua para la gestión

estratégica. Las nuevas generaciones apuestan

por integrar elementos metodológicos de otras

ramas de la ciencia para crear métodos propios y

tienden a ampliar la participación no sólo a distin-

tas disciplinas científicas y a la población afectada

sino también a los sectores implicados y su articu-

Page 100: N01 Completo

{ }

lación.

La propuesta metodológico-técnica de Enet es

contextual, de manera que las herramientas se

crean colectivamente en el mismo proceso de

transferencia en cada caso concreto. En ese sen-

tido no se ofrece una receta lineal basada en eta-

pas cerradas, sino “pistas” metodológicas basadas

en momentos abiertos interrelacionados, para que

cada grupo construya sus propias herramientas.

Se opera por ciclos de profundización de cinco

momentos: aproximación, enfoque, diseño, prueba

y ajuste, y utilización de resultados “evolucionando

hacia mecanismos cada vez más apropiados y

apropiables”. De ese modo se propone un modelo

de proceso que avanza en forma de espiral, con

sucesivas aplicaciones del sistema integrado de

herramientas propuesto. Definido el enfoque con

todas las instancias posibles de la institución pro-

motora, el momento de diseño se organiza a su

vez en fases de diagnóstico, planificación, monito-

reo-evaluación y comunicación, que interactúan de

forma sistémica. Al diagnóstico inicial sigue una

profundización en temas estratégicos, tal como

opera la investigación participada. A continuación

se propone como instrumento para una planifica-

ción participada e interactoral el método de Marco

Lógico, ampliamente difundido por las agencias de

cooperación, por su cualidad de visualizar la vincu-

lación entre planificación estratégica y programáti-

ca. Después se definirían participativamente los

indicadores de metas, productos, resultados e im-

pacto para utilizarlos, no como dispositivos de eva-

luación final, sino como instrumentos de ruta para

la rectificación estratégica del proceso. El momen-

to de diseño concluye con la fase de comunica-

ción, donde destaca el empleo de técnicas visua-

les en papelógrafo. El cuarto momento, de prueba

y ajuste, permite hacer emerger desajustes entre

lo planificado y su puesta en práctica. Y concluye

el ciclo con la utilización de resultados o consoli-

dación en el empleo del método.

Resulta interesante y esclarecedor el cuarto capí-

tulo, dedicado al relato de cuatro casos de aplica-

ción del método, que revela la adaptabilidad a si-

tuaciones de muy diversa naturaleza: desde distin-

tos tipos de programas y proyectos (habitaciona-

les, planes integrales barriales, planes de em-

pleo…) hasta proyectos de distinta escala, pasan-

do por variables como el momento de aplicación

(al final del proyecto, al principio o en curso), el ti-

po de financiación, el modelo de gestión o el al-

cance de la aplicación del método en el desarrollo

del proyecto (parcial o total).

El quinto capítulo recoge unas conclusiones fina-

les de entre las cuales recogemos la intencionali-

dad de una propuesta que, más que ofrecer un

método entendido como receta, subraya su carác-

ter de transferencia, en tanto aspira a incrementar

capacidades para la construcción colectiva de sus

“herramientas para pensar y crear en colectivo”.

Observaciones finales

A pesar de su distinta procedencia no son escasas

las coincidencias entre ambos planteamientos,

que de hecho comparten algunas fuentes teóricas.

Por caminos diferentes, desde un plano científico y

otro político, ambos confluyen en la necesidad ine-

ludible de construir estrategias participadas: mien-

tras que Montañés justifica la necesidad de que

una investigación social sea participada como

premisa de rigor científico, Enet plantea que la

participación es el único enfoque metodológico

posible para construir políticas habitacionales sol-

ventes.

Si tratásemos de caracterizar ambos enfoques con

ayuda de la propuesta de Villasante (Cuadro 3)

sobre las metodologías de las nuevas propuestas

participativas, la posición de Montañés, aun parti-

cipando de varios de sus ángulos, podría acercar-

se a los Procesos con praxis transformadora, que

sitúan la praxis como eje de procesos para la

transformación social en ciclos de acción-reflexión-

Page 101: N01 Completo

acción, mientras que la propuesta de Enet se

aproxima más a la Coordinación y priorización de

satisfactores, influida por las Planificaciones Estra-

tégicas Situacionales de Carlos Matus y el desa-

rrollo a escala humana de Max Neef y Elizalde.

Nos parece oportuno señalar algunas coinciden-

cias que nos permiten trazar una serie de rasgos

metodológicos que caracterizan la naturaleza de

estos procesos, rasgos que la IAP viene dibujando

desde hace tiempo, lo que da cuenta de la paulati-

na confluencia de enfoques a que hacíamos refe-

rencia en la introducción.

Como premisa, el rigor metodológico debe enten-

derse aquí bajo la noción de método que Monta-

ñés y Villasante (2002, p. 8) toman de Edgar Mo-

rin, según la cual el método es “lo que enseña a

aprender” (Morin, 1986, p. 35). Por método enten-

demos la orientación intencionada de un conjunto

de técnicas, pero esto no implica que el método

sea cerrado ni que su aplicación sea mecánica; al

contrario, el método participativo es abierto y su

aplicación es estratégica y no programática, tal

como explican tanto Montañés como Enet.

Presenta además una estructura cíclica, aunque la

composición de los ciclos se concreta de formas

diferentes según el enfoque de la propuesta. Des-

de el punto de vista de la profundización en la re-

flexividad Montañés propone el ciclo <conversa-

ción inicial, conversaciones en las redes, dialógica

informativa y conversación proyectiva>. Enet, to-

mando como punto de partida la evaluación de

proyectos construye el ciclo <diagnóstico, planifi-

cación, monitoreo y evaluación, comunicación>,

que se repite en ciclo inicial, ciclo de ajustes y ci-

clo de desarrollo colectivo. Se pueden encontrar

esquemas similares en otros autores. En todos los

casos son ciclos que profundizan en complejiza-

ción de análisis y propuestas y en la apropiación

del proceso por parte de la gente. Como proceso

cíclico y abierto se asocia a la figura de la espiral,

imagen a la que recurren numerosos autores para

describir los procesos participados.

Por último, no cerraremos esta reflexión sin aludir

al nivel tecnológico. A este respecto existen multi-

tud de técnicas a disposición de estos procesos,

algunas nativas de la investigación social y asumi-

das por equipos pluridisciplinares y otras más cer-

canas a la arquitectura, de las que puede encon-

trarse una buena selección en Wates (2006), en

las que cobra relevancia la expresión gráfica6. “Las

técnicas tienen que ser fácilmente manejables y

aprehensibles por la gente que participa en los en-

cuentros. Tienen que estar construidas con una

intención de transferencia de tecnología social”

(Martín, 2008). En general las técnicas de partici-

pación no deben entenderse y emplearse como

instrumentos cerrados sino de forma creativa y al

servicio de la investigación según su orientación

metodológica. En ese sentido la imagen de las

técnicas quizá no sería tanto la de una caja de he-

rramientas como la de un conjunto de ingredien-

tes, de manera que pueden combinarse, adaptar-

se o construirse expresamente para una situación

específica según el oficio del investigador. Así co-

mo Montañés las organiza según su finalidad en

dinamizadoras, documentales, distributivas, es-

tructurales, implicativas-reflexivas y conversacio-

nales, Enet las introduce de forma transversal a la

descripción de los pasos de su propuesta técnica

en coherencia con el método propuesto.

Ambas publicaciones suponen, en definitiva, apor-

taciones de notable interés a la construcción de

las herramientas que requieren los modelos de

gestión del hábitat de una sociedad en crisis, cre-

cientemente compleja y necesitada de nuevas es-

trategias de intervención.

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Cita del artículo

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Page 104: N01 Completo
Page 105: N01 Completo

{ y }

www.habitatysociedad.us.es

A produção e gestão da habitação de interesse social: estudo de caso

no Brasil

Glacir Teresinha Fricke

Jane Tassinari Fantinelli

Rosana Soares Bertocco Parisi

Resumo

Este trabalho apresenta uma experiência brasileira de produção e gestão de unidade habitacional de interesse social

com enfoque em sustentabilidade e gestão participativa de universidade e comunidade. Está localizada na área rural de

São José do Rio Pardo, no Estado de São Paulo, Brasil e teve a parceria com a entidade Projeto Esperança e Vida que

trata de dependentes químicos (PEVI), além do apoio financeiro para o desenvolvimento do projeto, feita por um banco

brasileiro. Nela foi construída uma unidade em mutirão com materiais e tecnologias não convencionais. A inserção de

estratégias bioclimáticas e tecnologias solares na habitação mostram o compromisso da universidade com a concepção,

produção e também com a gestão de projetos que privilegiem a melhoria da qualidade de vida das populações pobres e

a sua integração social.

Palavras chave

Produção e gestão da habitação social; Sustentabilidade; Materiais e técnologias não convencionais.

Resumen: La producción y gestión de viviendas sociales: estudio de caso en Brasil

Este artículo presenta una experiencia brasileña de producción y gestión de una unidad de vivienda de interés social

con enfoque en la sostenibilidad y la gestión participativa entre universidad y comunidad. Esta unidad está situada en

una zona rural de São José do Rio Pardo, en São Paulo, Brasil, y se produjo a partir de la asociación de la entidad Pro-

yecto Esperanza y Vida, que se encarga de la recuperación de dependientes químicos (PEVI), además del apoyo finan-

ciero para el desarrollo del proyecto por parte de un banco brasileño. Por un esfuerzo conjunto se construyó la vivienda

con materiales y tecnologías no convencionales. La integración de estrategias bioclimáticas y tecnologías solares en la

vivienda muestran el compromiso de la universidad con la concepción, la producción y también con la gestión de pro-

yectos que primen la mejora de calidad de vida de las poblaciones pobres y su integración social.

Palabras clave

Producción y gestión de viviendas de interés social; Sostenibilidad; Materiales y tecnologías no convencionales.

Recibido: 20/09/2010; aceptado: 10/10/2010

Datos de contacto: Glacir Teresinha Fricke. Curso de Arquitetura e Urbanismo. Universidade São Francisco – Itatiba, SP / Pontifícia

Universidade Católica PUCMinas – Poços de Caldas, MG. E-mail: [email protected]. Datos de contacto: Jane Tassinari Fantinelli. Curso de Arquitetura e Urbanismo. Universidade São Francisco – Itatiba, SP / Núcleo

Interdisciplinar de Planejamento Energético – NIPE Universidade Estadual de Campinas – Campinas. E-mail: [email protected]. Datos de contacto: Rosana Soares Bertocco Parisi. Curso de Arquitetura e Urbanismo. Pontifícia Universidade Católica PUCMinas

– Poços de Caldas, MG. E-mail: [email protected].

Page 106: N01 Completo

{ }

Abstract: The production and management of social housing: a case study in Brazil

This paper presents a Brazilian experience in the production and management of a social housing unit with a focus on

sustainability and participatory management between members of university and of community. This unit is located in a

rural area of São José do Rio Pardo, in São Paulo, Brazil, and was produced under partnership with the “Esperança e

Vida” (Hope and Life) Project (PEVI) which takes on the recuperation of chemical dependents, together with financial

support for the development of the project on the part of a Brazilian bank. A house was built as a joint effort with uncon-

ventional materials and technologies. The integration of bioclimatic strategy and solar technology in housing shows the

University's commitment to the design, production and also to the management of projects that place value on the im-

provement of the quality of life of the poor and their social integration.

Key words

Production and Management of Social Housing; Sustainability; Non-convenctional Materials and Technologies.

Introdução e Justificativa

Segundo dados da ONU, as previsões mundiais,

em 2007, apontavam para um maior número de

pessoas vivendo nas cidades do que no campo.

Portanto, a demanda por recursos e serviços au-

mentaria sensivelmente.

No Brasil, os dados do Instituto Brasileiro de Geo-

grafia e Estatística–IBGE (IBGE, 2007) mostram

que mais de 80% da população mora nas cidades.

Os levantamentos realizados pelo Ministério das

Cidades (Brasil, 2005) indicam que o déficit habi-

tacional brasileiro atinge 8,0 milhões de domicílios.

Em dados percentuais são as regiões Nordeste e

Sudeste que concentram a maior parte do déficit,

com incidência de 39,4% e 32,4%, respectivamen-

te. Aos índices apresentados deve-se acrescentar

que cerca de 12 milhões de domicílios são caren-

tes de infra-estrutura, e além de que, cerca de

84% do déficit habitacional está concentrado nas

famílias com renda mensal de até três salários mí-

nimos, equivalente à U$ 889,56. Os dados estatís-

ticos apresentados pelo Ministério das Cidades fo-

ram produzidos a partir da pesquisa Déficit Habi-

tacional no Brasil – Municípios selecionados e mi-

crorregiões geográficas, feita em parceria com a

Fundação João Pinheiro, de Minas Gerais. O méri-

to de tal pesquisa consiste não apenas na sua

abrangência, mas, sobretudo na questão metodo-

lógica que, dentro do conceito mais amplo de ne-

cessidades habitacionais, trabalha com uma dis-

tinção básica entre dois segmentos: o déficit habi-

tacional e a inadequação de moradias (Brasil,

2005).

A questão habitacional no Brasil, principalmente

no que tange às classes menos favorecidas, apre-

senta-se como uma das grandes preocupações

por parte dos governos federal, estadual e munici-

pal. Há então que se buscar formas para a solu-

ção desse problema, já que é o expressivo contin-

gente da classe trabalhadora que carece de habi-

tações dignas: pessoas que ocupam a maior par-

cela dos empregos na agricultura, no setor de

abastecimento, distribuição e comércio, indústria e

construção civil, ou seja, nos setores produtivos do

país. Há nas três esferas de poder, o consenso de

que uma das maneiras para se minimizar o pro-

blema é o investimento maciço na produção e ges-

tão de habitações de interesse social -HIS (Fricke,

2006).

Porém, até hoje o maior contingente da população

de baixa renda constrói por conta própria, sem o

acompanhamento de um profissional da área da

construção civil, muitas vezes por falta de capitali-

Page 107: N01 Completo

zação e de acesso ao crédito para financiamento

habitacional. Como resultado disso, a produção é

de edificações sem qualidade construtiva, em te-

rrenos que, via de regra, são inadequados às

construções. A situação existente pode ser altera-

da através da aprovação da Lei n° 11.888, sancio-

nada pelo Presidente da República do Brasil, em

24 de dezembro de 2008 (Brasil, 2008), na qual

está assegurada às famílias de baixa renda a as-

sistência técnica pública e gratuita para o projeto e

a construção de habitação de interesse social.

Nesse sentido, os profissionais da área da cons-

trução civil darão a sua contribuição para a popu-

lação mais carente para produzir moradias mais

adequadas.

Diante desse cenário, diversas pesquisas, projetos

e experiências vêm sendo realizados a fim de co-

laborar com a redução do déficit habitacional e, ao

mesmo tempo, o dos impactos ambientais gerados

pelas construções convencionais, caracterizadas

pelo consumo excessivo de recursos naturais

(desde água, areia, até enormes quantidades de

madeira, etc), pela demanda por matéria-prima in-

dustrializada (como cimento, telhas de fibro-

cimento, argamassas, tintas, etc) e pela geração

de resíduos (provenientes do desperdício de mate-

riais), além de privilegiarem a gestão da produção

de tais habitações. No setor da construção civil

vem ocorrendo uma crescente difusão de concei-

tos e princípios sustentáveis, que por vezes pro-

movem o retorno às formas de construção antigas

e a combinação de utilização de materiais e tecno-

logias contemporâneas com materiais de reuso e

métodos construtivos não-convencionais (Parisi et

al., 2007)

No que diz respeito ao processo de gestão, as

parcerias interinstitucionais e público-privadas vêm

se mostrando como promissoras. Por esta razão,

o presente trabalho aborda um estudo de caso im-

plantado no município de São José do Rio Pardo,

Estado de São Paulo, Brasil, o Projeto CRESCER.

São apresentadas alternativas viáveis e possíveis

para a disseminação do conceito de habitação

digna.

Projeto CRESCER

O projeto CRESCER –Construir e REsgatar com

Sustentabilidade a Cidadania E a Reinserção So-

cial- está implantado em um sítio na área rural de

São José do Rio Pardo, SP. É propriedade da co-

munidade terapêutica denominada Projeto Espe-

rança e Vida (PEVI), que realiza o tratamento para

homens portadores de dependência química (dro-

gas e álcool).

O projeto foi desenvolvido entre agosto de 2007 e

julho de 2010 e contou com os recursos financei-

ros do Instituto HSBC Solidariedade, uma ONG

vinculada a uma instituição bancária brasileira que

fomenta projetos sociais e educacionais. Dentre as

atividades realizadas no CRESCER constam a

implantação de uma olaria para a produção de

Bloco de Terra Compactada –BTC’s- (Barbosa,

2002a e 2002b) e adobes, além da construção de

uma Casa de Apoio, habitada pelos homens em

tratamento no PEVI.

Seu projeto arquitetônico foi concebido como uma

unidade de habitação de interesse social e rece-

beu a denominação de “Casa de Apoio” já que,

durante o dia, serve de apoio ao projeto

CRESCER, abrigando simultaneamente, o escritó-

rio para a comercialização do material produzido

na olaria e, também, como moradia dos referidos

dependentes químicos em tratamento e para os

que prestam serviços de apoio à mencionada co-

munidade terapêutica.

Um dos pressupostos iniciais para a construção da

Casa de Apoio foi sua localização: um lugar visível

e de fácil acesso, na entrada do sítio do PEVI

(Figura 1). A intenção foi a de dar visibilidade aos

blocos de terra produzidos pela comunidade de

internos, promovendo a sua divulgação.

Page 108: N01 Completo

{ }

Figura 1: Localização da Casa do Projeto CRESCER ao lado da entrada do Projeto PEVI e bem próxima do leito da rodovia SP-207. Fonte: Adaptado de www.wikipedia.com.pt; www.googlemap.com e Parisi, R. e Baptistela, J.E., 2010.

O projeto CRESCER compreendeu três etapas

principais. A primeira tratou da proposta do proje-

to arquitetônico, desenvolvida em conjunto com a

comunidade terapêutica em tratamento. A segun-

da, paralelamente com a primeira, tratou da sensi-

bilização das equipes das universidades, formada

por professores e alunos das instituições parcei-

ras, bem como a comunidade terapêutica, para a

produção dos adobes e BTC’s. A terceira parte do

projeto contemplou a execução da obra e toda a

infraestrutura para o funcionamento da Casa de

Apoio, com ênfase na sustentabilidade ambiental.

Finalizando é apresentado todo o processo da

construção e o ciclo de sustentabilidade ambiental

adotado nesse projeto.

O projeto da Casa de Apoio A Casa de Apoio, inicialmente projetada com

56,00m² foi construída com a ampliação prevista

de mais 35,00m², perfazendo um total de 91,00m²,

distribuídos em 3 dormitórios, 1 banheiro, 1 sala e

cozinha conjugadas, uma varanda de recep-ção e

uma varanda de serviços. Nas imagens da Figura

2 observa-se o projeto arquitetônico inicialmente

proposto, e o construído, assim como a simulação

em maquete eletrônica das duas propostas.

Na Figura 3 são vistas as maquetes eletrônicas

das etapas de construção e o ciclo sustentável

projetado para o Projeto CRESCER.

Figura 2: As duas plantas e perspectivas da Casa de Apoio do projeto CRESCER, respectivamente, sem ampliação e com am-pliação. Notar na moradia ampliada os dois dormitórios de dimensões iguais, o contíguo à varanda frontal e o contíguo a va-randa de fundo. Fonte: GEAHAS, 2009.

Page 109: N01 Completo

Figura 3: Etapas da Construção e Ciclo de construção sustentável. Fonte: Luz, T., 2010.

Implantação da Construção da Casa de Apoio Para a execução da obra foram planejadas diver-

sas etapas:

- A primeira tratou da produção dos tijolos –

adobes e BTC’s- que seriam utilizados na cons-

trução da Casa de Apoio;

- Durante a etapa seguinte foi realizada a execu-

ção da obra –desde a fundação até os acaba-

mentos;

- Por fim, foram implantados os sistemas de tra-

tamento de esgoto alternativo (tratamento por

evapotranspiração) e o aquecimento da água pa-

ra o chuveiro através de um sistema de aqueci-

mento solar (SAS), o sistema de irrigação por go-

Page 110: N01 Completo

{ }

tejamento no teto verde, além do reaproveita-

mento da água de chuva.

Para o sucesso da gestão e produção comparti-

lhada foi necessário o envolvimento das pessoas

em tratamento na comunidade terapêutica durante

o processo de produção dos adobes e BTC’s para

a execução da edificação. Para tanto foram reali-

zadas oficinas e gincanas de sensibilização, que

objetivaram mostrar a importância da produção do

maior número de peças em curto espaço de tempo

a fim de viabilizar mais rapidamente a construção

da denominada Casa de Apoio.

O controle técnico e a produção dos ado-bes e BTC’s A qualidade do material produzido foi verificada

quinzenalmente, com o envio de lotes de peças ao

Laboratório de Mecânica de Solos da Universida-

de São Francisco, parceira do projeto para a reali-

zação de ensaios laboratoriais. Tanto na produção

dos tijolos, quanto na elaboração dos ensaios fo-

ram observadas as Normas Brasileiras NBR 8491

(ABNT, 1984) e NBR 8492 (ABNT, 1984), que

dizem respeito à fabricação de tijolos maciços de

solo- cimento (BTC’s) e aos métodos de ensaio e

determinação da resistência à compressão e da

absorção da água desses tijolos.

A PUC-Minas, campus de Poços de Caldas, uma

das universidades parceira, cedeu ao PEVI, em

regime de empréstimo, uma prensa alemã para a

produção dos BTC’s. Assim, durante a primeira

etapa, com o funcionamento das duas prensas

manuais, a prensa adquirida pelo Projeto

CRESCER e a pertencente à PUC-Minas, os par-

ticipantes chegaram a produzir 1.300 unidades de

BTC’s por dia (Figura 4).

Ao mesmo tempo, a produção dos adobes aconte-

cia lentamente: cerca de 100 a 200 tijolos por dia.

Ficou evidente a resistência dos participantes para

a produção dos adobes, já que o processo era

manual, individual, demorado e mais desgastante

que a produção dos BTC’s prensados. Com isso, a

Casa de Apoio, que teria um dos dormitórios er-

guido com a utilização de adobes, empregou ape-

nas os blocos prensados. Os adobes produzidos

foram posteriormente utilizados no balcão divisor

dos ambientes de estar e cozinha da habitação,

servindo de amostra do processo realizado e,

também para possíveis encomendas

Quando a produção de BTC’s atingiu a marca das

10 mil unidades as obras da Casa de Apoio foram

efetivamente iniciadas. Durante a etapa de pro-

dução dos tijolos e da construção da Casa de

Apoio percebeu-se que a rotatividade de residen-

tes no PEVI dificultava o processo de construção.

A mencionada rotatividade é decorrente do fato de

que alguns residentes abandonam o tratamento da

dependência química, além daqueles que con-

cluem o mesmo. Tal fato provocava a substituição

dos responsáveis pela equipe de execução dos

tijolos, resultando na morosidade da sua produ-

ção. Observou-se que, para os novos participan-

tes da comunidade terapêutica, houve uma menor

motivação em função da falta de conhecimento

das vantagens e benefícios para o meio ambiente

do processo de fabricação dos adobes e BTC’s

em relação aos tradicionais tijolos queimados.

Page 111: N01 Completo

Figura 4: Etapas do processo de fabricação dos adobes e blocos de terra compactada. Fonte: GEAHAS, 2007.

Execução da obra No que diz respeito à execução da obra, o pro-

blema da rotatividade de residentes do PEVI pas-

sou a retardar o processo de construção, tornando

necessária a contratação de mão-de-obra especia-

lizada. Constatou-se que as pessoas em tratamen-

to permaneciam pouco tempo na obra para apren-

derem sobre o processo construtivo da Casa de

Apoio. O tempo disponibilizado era de apenas

duas horas no período da manhã e uma hora no

período da tarde, o que fazia com que não se

comprometessem com o processo de construção

da edificação.

O principal motivo para o curto período dedicado à

construção pode ser atribuído às outras atividades

e responsabilidades que os mesmos possuem na

comunidade terapêutica. Ainda que houvesse ofi-

cinas mensais temáticas para a sensibilização

desses residentes, com a participação de alunos

das universidades parceiras nesta etapa do proje-

to, o número de homens efetivamente envolvidos,

não ultrapassava um terço dos membros da co-

munidade terapêutica, ou seja, de 9 a 10 homens.

A Figura 5 mostra as imagens do início da cons-

trução da unidade de moradia denominada “Casa

de Apoio”, onde foram empregados tijolos cerâmi-

cos queimados e uma parte tijolos provenientes de

demolições já que a utilização dos BTC’s, não é

recomendada para alicerces, pois, por não serem

queimados, se tornam suscetíveis à umidade.

Figura 5: O gabarito, a concretagem da sapata corrida e o assentamento da alvenaria armada empregando os BTC’s. Fonte: Parisi, 2008.

Por se tratar de uma unidade de habitação insta-

lada em uma comunidade terapêutica, houve a

possibilidade de se implantar um projeto inserido

dentro dos princípios de ciclo de construção sus-

tentável (Cimino, 2003). Assim, a cobertura previu

a implantação de um teto verde, integrada à um

sistema de captação de água de chuva, apoiados

sobre dois corpos de lajes executadas em concre-

to, devidamente impermeabilizadas. Em sua exe-

cução utilizou-se a laje de concreto leve com o

emprego de EPS (poliestireno) num dos dormitó-

rios e no outro dormitório foi usada a lajota

cerâmica, no lugar do EPS para proceder às ava-

lia-ções térmicas da unidade habitacional, antes

da colocação do teto verde vivo.

Através das avaliações de desempenho térmico

dos dois sistemas de cobertura presentes nesta

habitação, realizadas no período de 25 de maio à

Page 112: N01 Completo

{ }

10 de dezembro de 2009, foi possível observar

preliminarmente o sistema de cobertura proposto

ainda sem o teto verde.

Com a colocação do acabamento do telhado com

teto verde vivo está previsto um novo monitora-

mente no mesmo período climático para a avalia-

ção e comparação da redução da carga térmica e

da temperatura no interior da edificação.

Na cobertura outra particularidade executada diz

respeito ao forro. Uma vez que o telhado com-

preenderia lajes inclinadas e independentes, op-

tou-se por não colocar um forro horizontal como

habitualmente se emprega nas moradias do Brasil.

Com isso, os “pés direitos” mais altos deram maior

amplitude aos cômodos, acompanhando a incli-

nação de 28% dos dois corpos de laje.

Outra decisão importante ocorrida na obra foi a

construção do tanque para tratamento de esgotos

(especificamente das águas cinzas e negras) atra-

vés do sistema de evapotranspiração. A Casa de

Apoio está situada na zona rural e, caso não hou-

vesse sido implantado o sistema de tratamento, tal

esgoto correria “a céu aberto” em vala comum até

desaguar no rio Fartura, que corre próximo do lo-

cal. Observam-se nas imagens (Figura 6) a seguir

as etapas de construção do tanque e seus detal-

hes construtivos.

Figura 6: O tanque de evapotranspiração para o tratamento do esgoto da Casa de Apoio (1-saída do esgoto; 2-espaço vazio para anaeróbica; 3-entulho; 4-brita; 5-cascalho e areia; 6-pneus; 7-concreto) e os detalhes construtivos do mesmo. Fonte: GEAHAS, 2009 e Luz, T., 2010.

Com a cobertura implantada, foram realizados os

trabalhos para a confecção dos acabamentos da

construção (Figura 7). Internamente, a habitação

recebeu chapisco e massa grossa convencionais,

conservando-se na sala uma parede com BTC’s

aparentes. As aberturas colocadas na construção

(vitrôs, janelas e portas), bem como azulejos,

louças de banheiro e pia da cozinha foram prove-

nientes de demolições. Optou-se por deixar as ins-

talações elétricas aparentes para evitar geração

de resíduos com cortes nas paredes.

Em seguida, foi iniciada a atividade para a pintura

da edificação com tintas produzidas à base de te-

rra, através das técnicas disseminadas por Car-

valho (2007), cujo processo cativou os residentes

do PEVI e os acadêmicos das universidades par-

ceiras. A unidade de habitação foi pintada em re-

gime de mutirão, com extensiva participação de

residentes e voluntários do PEVI, além dos pro-

fessores e alunos das universidades.

Page 113: N01 Completo

Figura 7: A execução das esquadrias, colocação da rede hidráulica e pintura da moradia. Fonte: GEAHAS, 2009.

Com tal atividade, restaria para finalizar a cons-

trução a execução do sistema de proteção da co-

bertura, o telhado verde vivo e, em seguida, insta-

lação do sistema de captação de energia solar

(Figura 8). No que diz respeito à cobertura, preli-

minarmente foram estabelecidos contatos com o

fornecedor de resina impermeabilizante fabricada

a partir do óleo de mamona (Ricinus communis,

L.) que seria utilizada para a impermeabilização

das lajes e preparação da mesma para a coloca-

ção de cobertura verde leve, a exemplo da empre-

gada na edificação construída no campus da USP

em São Carlos, SP. No entanto, não foi possível

utilizar a resina em função do seu alto custo.

Figura 8: Processo de construção do teto verde: impermeabilização, colocação da terra e plantio da cobertura vegetal. Fonte: GEAHAS, 2009.

Outros esforços foram empreendidos no sentido

de viabilizar a cobertura verde leve, agregando-se

à mesma um caráter diferencial que garantisse o

comportamento pleno do sistema adotado e a

possibilidade do reaproveitamento das águas de

chuva. Foi adotado, portanto, um sistema de im-

permeabilização utilizando uma manta vinílica de

8mm, com solda nas emendas (Figura 8). A finali-

zação da proteção da cobertura e instalação do

telhado verde foi realizada com a participação de

acadêmicos da PUC-Minas e residentes do PEVI,

quando foram também concluídos os serviços de

pintura da unidade.

A obra como referência alternativa e

sustentável

A Casa de Apoio foi concluída e entregue à comu-

nidade no dia 05 de junho de 2010 (Figura 9). A

inauguração contou com a presença de todos os

envolvidos no projeto, bem como as autoridades

locais e regionais.

Page 114: N01 Completo

{ }

Figura 9: Imagens da Casa de apoio, após a sua conclusão. Fonte: GEAHAS, 2010.

Destacam-se no processo, os esforços para que a

construção da Casa de Apoio fosse realizada

dentro daquilo que se preconiza como ciclo de

construção sustentável (Satler, 2003), conforme a

Agenda 21 para a Construção Sustentável (CIB,

1999). Procurou-se empregar desde a gestão do

projeto arquitetônico até a finalização da obra ma-

teriais que gerassem menores impactos ao meio

ambiente, buscando-se a combinação das tecno-

logias à base de terra com sistemas industrializa-

dos e de baixo consumo energético e baixo impac-

to ambiental. O custo desta unidade por metro

quadrado chegou a R$ 416,85 (reais) ou U$

225,35 (dólares), no qual estão embutidos, além

dos gastos relativos à produção da habitação, os

custos para a instalação dos equipamentos que

fornecem o abastecimento de água, a captação e

o tratamento de esgoto e rede de energia elétrica

já que a edificação foi implantada no sítio onde

não havia as mencionadas redes de abastecimen-

to.

Ocorreram dificuldades durante o processo de

planejamento e projeto desta habitação, porém,

houve também ganhos para que a Casa de Apoio

do Projeto CRESCER se transformasse em re-

ferência, não só para os residentes do PEVI, mas

também para a região onde está implantada.

A unidade de habitação vem atraindo a atenção de

diversos segmentos, de clubes de serviços e

membros da sociedade que, sensibilizados pela

causa em benefício da comunidade, reconhecem

a importância das práticas sustentáveis que se

consolidaram dentro da entidade. Representantes

da Prefeitura Municipal de Poços de Caldas, cida-

de localizada à 62 km, estiveram no local e se

convenceram em implantar projeto e processo de

gestão semelhante naquele municipio (Figura 10).

Com a experiência do projeto CRESCER, a idéia

de que uma construção com terra é feia ou é des-

tinada aos pobres vem sendo desmistificada na

região onde esta edificação está implantada.

Figura 10: Alunos das universidades envolvidas e comunidade terapêutica participantes do Projeto Crescer no início e na conclusão da obra. Na imagem do centro a identidade visual criada pelos alunos. Fonte: GEAHAS, 2009 e 2010.

Page 115: N01 Completo

Avaliação Energética da Casa de Apoio

A utilização das fontes de energia e os usos finais

na moradia estão associados, além dos preços

dos energéticos e dos equipamentos criados para

o seu uso, a fatores como as necessidades bási-

cas de energia da família, os níveis de renda, os

padrões sócio-culturais e a diversidade climática.

Também são importantes o tamanho da família

e/ou número de usuários, os hábitos de consumo

e as características de suas habitações.

A inserção do sistema de iluminação de alta efi-

ciência energética e de sistemas de aquecimento

solar de água nas unidades habitacionais demons-

tra uma nova forma de tratar a habitação de in-

teresse social no Brasil. Nelas se inclui, além do

conforto, o benefício proporcionado pela economia

feita na conta de energia, cujo excedente pode ser

usado em outros investimentos para a melhoria da

qualidade de vida. As edificações projetadas sob a

luz de pressupostos sustentáveis pretendem de-

monstrar que também as parcelas menos favore-

cidas da população têm o direito e o privilégio da

conquista de uma moradia construída com quali-

dade e conforto ambiental.

O sistema de iluminação Para o sistema de iluminação do Projeto CRES-

CER foi adotado o uso de lâmpadas fluorescentes

compactas de 15 W, colocadas em cada cómodo.

A experiência de pintura com tinta de terra natural

nas paredes internas da moradia mostrou-se inefi-

ciente quanto ao nível de iluminância necessária

(NB 5313), embora o teto seja branco. Está previs-

to, portanto, o clareamento da pintura das mesmas

para a obtenção da melhoria do conforto visual.

O Quadro 1 a seguir mostra os equipamentos

eletroeletrônicos existentes na moradia e a baixa

potência dos mesmos. O refrigerador, no entanto,

por ser antigo (doado) e possuir uma tecnologia

ultrapassada é um alto consumidor de eletricidade.

No Brasil, os programas governamentais de troca

de refrigeradores antigos, por novos e eficientes,

estão voltados prioritariamente para conjuntos ha-

bitacionais e não para entidades assistenciais,

como é o caso da Casa de Apoio do Projeto

CRESCER.

* Luminária fluorescente compacta nas sala/cozinha, 3 dormitórios, 1 sanitário, área de serviço e varanda. Fonte: Projeto CRESCER

Quadro 1: Iluminação e Equipamentos existentes na Casa de Apoio. CRESCER.

item Equipamentos Quantidade Potência (W)

a Iluminação* 10 unidades x 15W 1500

c Televisor 2“ LCD 1 100

d Ferro 1 1000

e Ventilador 2 100

f Radio 1 50

g Tanquinho 1 300

h Chuveiro 1 4500

i Refrigerador (antigo) 1 200

j Fogão 4 bocas 1 gás

l Bomba d’água 1 1CV

Page 116: N01 Completo

{ }

O sistema de aquecimento termossolar Para o aquecimento de água foi definido que os

coletores solares atenderiam somente ao banho. A

tecnologia adotada foi a de coletores fechados, fa-

bricados pela indústria brasileira, regulamentos e

etiquetados pelo Instituto Nacional de Metrologia e

Qualidade Industrial (INMETRO). Foram projeta-

dos para serem instalados na cobertura da edifi-

cação. Para isto a casa foi posicionada na direção

Norte.

Na Casa de Apoio uma palestra da universidade

introduziu os principais conceitos e benefícios da

racionalização do uso da energia (comportamento

de uso de equipamentos elétricos). No uso da

energia solar para o aquecimento de água sanitá-

ria, os enfoques principais se concentraram nos

cuidados para o funcionamento e manutenção da

tecnologia, como a limpeza dos coletores solares.

A escada de ferro construída junto à edificação vi-

sou dar acessibilidade aos reservatórios de água

(fria e quente), ao sistema termossolar e aos cui-

dados com o teto verde. Tais eventos podem ser

observados na Figura 11 a seguir.

Figura 11: Uma das coordenadoras do Projeto CRESCER em curso de capacitação para uso e manutenção da tecnologia solar e a escada de acesso ao sistema. Fonte: GEAHS, 2009.

Os estudos foram realizados para o dimensiona-

mento do sistema termossolar no atendimento de

uma demanda de 6 pessoas.

As negociações mantidas com o fabricante de

equipamentos termossolares (doação) permitiram

a colocação de duas placas coletoras de 1m x

1,30m, com as seguintes características: peso de

23kg cada; material da superfície absorvedora em

alumínio; vidro de 3mm; produção média de ener-

gia por coletor de 106 kWh/mês; eficiência energé-

tica média de 58,8 %; Classificação A no Progra-

ma Brasileiro de Etiquetagem e Selo PROCEL de

Eficiência Energética). As placas foram assentes

sobre uma estrutura de ferro afastadas 20 cm da

cobertura verde do telhado, ficando com uma in-

clinação total de 26° (latitude do local 21° mais

5°).

O reservatório de água quente possui uma capa-

cidade de 200 litros, constituído em aço inox, iso-

lamento de poliuretano e perda específica de

energia de 0,17 kWh/mês/l. Seu fabricante partici-

pa do programa de etiquetagem do INMETRO.

Os reservatórios de água fria e quente foram insta-

lados na torre projetada e construída junto à co-

bertura verde. O suprimento de água é feito atra-

vés de poço artesiano situado em cota superior à

20m da unidade construída. O armazenamento da

água fria foi feito em reservatório de 1000 litros

(caixa d’água em PVC). O da água quente em re-

servatório de 200 litros, sem resistência elétrica

(Figuras 12 e 13).

Page 117: N01 Completo

Figura 12: Coletor solar instalado na cobertura, com ângulo superior à latitude do local, e a torre construída para o reservató-rio térmico e o de água fria. Fonte: GEAHS, 2010.

Figura 13: As placas solares foram fixadas sobre um suporte metálico no teto verde e a escada metálica, para a acessibilidade à manutenção, foi colocada na face esquerda do prédio. Fotos: GEAHAS, 2010.

Para um banho diário de 8 minutos, com um con-

sumo mínimo diário de água de 6,6 l/min (NBR

15.569) o valor obtido para a Casa de Apoio foi de

264 litros diários, e o consumo anual de água

quente foi de 7920 litros.

A radiação mensal obtida na simulação, para a

orientação Norte e inclinação do coletor solar de

26°, foi de 1824,02 kWh/m², como mostra o Qua-

dro 2 a seguir.

Quadro 2: Insolação total em horas por mês e temperatura ambiente (°C) mensal em São José de Rio Pardo; e radiação total incidente no coletor solar para orientação Norte e inclinação de 26° obtidos pelo Dimensol 1.1. Fotos: Os autores, 2010.

A redução do consumo de eletricidade A produção anual de energia do coletor solar doa-

do pelo fabricante é de 106 kWh/mês por placa.

Isto significa que o ganho de energia em um ano é

de 2.544 kWh (2 placas x 12 meses x106 kWh). A

radiação anual incidente em W/m², observada na

Figura 14, mostra que é no mês de junho (inverno)

Page 118: N01 Completo

{ }

o menor valor, de 500 W/m², representando 7,65%

do total incidido. Os meses de dezembro e feverei-

ro também apresentam uma radiação menor em

função da alta precipitação de chuvas, caracterís-

tica nesta data na região. No mês de março, no

entanto, a radiação é a mais elevada, de 600

W/m².

Figura 14: Radiação anual total incidente em W/m², no plano de inclinado calculado para a cidade de São José do Rio Pardo, com latitude de 21°, simulado no Programa Dimensol 1.1.

Como estratégia para aumentar a economia de

energia da moradia, o controle de acionamento da

resistência elétrica do chuveiro é feito manualmen-

te através de uma chave de comando instalada no

quadro de distribuição elétrica (estudos realizados

em 2000 em experiência piloto do MME-

Eletrobrás-PROCEL, com instalação de sistemas

termossolares em 100 unidades de habitação de

interesse social em Contagem, MG (Fantinelli,

2006) mostraram que a economia de energia elé-

trica é maior quando o usuário faz o controle de

acionamento da resistência elétrica no próprio

chuveiro. O aquecimento da água no boiller mos-

trou-se antieconômico para o morador)

Figura 15: Simulação realizada com o Programa Dimensol 1.1 para a obtenção da economia de energia na Casa de Apoio do Projeto CRESCER.

Page 119: N01 Completo

A economia de energia elétrica obtida com a subs-

tituição do uso do chuveiro elétrico pela água

quente das duas placas solares na Casa de Apoio

pode ser visto na Figura 15. São nos meses de

maio, junho e julho os maiores consumo de ener-

gia. No entanto, a economia com a substituição da

eletricidade pelo aquecimento solar se mantém ao

longo do ano. A economia no mês de junho é de

62,2% (inverno brasileiro), no mês de julho é de

65% e no de agosto de 70,3% (consumo de eletri-

cidade de 175kWh sem solar e de 52kWh com

solar).

Através desta experiência foi possível constatar

que a inserção de estratégias bioclimáticas e tec-

nologias solares na habitação mostram o com-

promisso das universidades parceiras com a con-

cepção, produção e também com a gestão de pro-

jetos que privilegiem a melhoria da qualidade de

vida das populações pobres e a sua integração

social.

Considerações Finais

Ao buscar um caminho alternativo para a produ-

ção e gestão da habitação de interesse social foi

apresentada proposta implantada no Brasil, de-

monstrando que produção de habitação envolven-

do grupos distintos da sociedade é possível e re-

quer a disposição e comprometimento contínuos

dos envolvidos. Ainda que os interesses sejam di-

versos, o fim último deve ser a produção e a quali-

dade da moradia. A valorização e o engajamento

dos futuros moradores estão diretamente relacio-

nados à dignidade que o processo de conquista e

participação possibilitam. O emprego da terra na

fabricação dos tijolos ecológicos e das tintas,

assim como de materiais alternativos e reaprovei-

tados representam a quebra dos tabus relativos à

qualidade da habitação. O enfrentamento dos pro-

blemas, a busca de soluções e a participação as-

seguram aos envolvidos durante o processo de

produção da habitação que a solidez e a qualidade

são possíveis de serem conquistadas mesmo

quando se substituem os materiais convencionais

por materiais e tecnologias não convencionais e

sustentáveis. Aponta-se ainda a questão relativa

ao consumo energético. A escolha dos materiais,

a orientação da edificação em relação ao norte, a

tipologia e forma do projeto, a execução do teto

verde, o aproveitamento da água da chuva para

irrigação do teto verde e o tratamento de esgoto

por sistema alternativo, são fatores determinantes

para a geração de economia em relação a um sis-

tema convencional. O projeto representa a muda-

nça de conceito em relação aos requisitos energé-

ticos que tradicionalmente têm sido empregados

no Brasil, seja em relação à substituição de lâm-

padas incandescentes por lâmpadas eficientes

(compactas) e a substituição de chuveiros elétri-

cos por coletores termossolares para o aqueci-

mento da água sanitária, com notável redução no

consumo de eletricidade. Mesmo quando se ob-

serva que tenha ocorrido o emprego de tintas com

terra com uma baixa reflexão a edificação de-

monstrou desempenho satisfatório. A análise de

todo o processo infere que é possível através de

ações conjuntas desenvolver a gestão da produ-

ção da habitação de interesse social com baixo

consumo de energia e menor impacto ambiental.

Quando se envolvem parceiros diversos em um

mesmo projeto, é recomendável que não se dis-

tancie de objetivos como os da capacitação,

aprendizado, resgate de cidadania e a dissemi-

nação de tecnologias, características desejáveis

no trabalho ora apresentado.

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NICAS. NBR 8491. Tijolo Maciço de Solo Cimen-

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ASSOCIAÇÃO BRASILEIRA DE NORMAS TÉC-

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Cita del artículo

FRICKE, Glacir T.; FANTINELLI, Jane T.; PARISI, Ro-

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se social: estudo de caso no Brasil. Hábitat y Sociedad,

2010, nº 1, p. 109-120. <www.habitatysociedad.us.es>.

Page 121: N01 Completo

{ y }

www. habitatysociedad.us.es

Reflexiones sobre la enseñanza y la investigación tecnológica para la

vivienda de las mayorías

Julián Salas

Resumen

El trabajo pretende un acercamiento inicial a los contenidos y formas de abordar la enseñanza de la arquitectura y la

edificación desde el primer mundo, para paliar las necesidades de las “mayorías”, o lo que es equivalente, los peligros

de la enseñanza desde los enfoques de las “minorías” cuando se intentan transferir a los países en desarrollo. El autor

aborda algunos aspectos cruciales de la tecnología pertinente en sus aplicaciones a los problemas del hábitat de “los sin

vivienda”, propugnando que dicha tecnología: debe comprometerse con la “necesidad”; precisa de investigación especí-

fica para la resolución de problemas acuciantes (“investigación-acción”); y debe permitir la libre utilización de sus resul-

tados. Finaliza el trabajo comentando algunos aspectos del Subprograma CYTED XIV: Tecnologías para viviendas de

interés social, aún válidos, según el autor, pese a los lustros transcurridos desde su inicio.

Palabras clave

Vivienda de bajo coste; Investigación-acción; Tecnología apropiable; Docencia apropiada; Transferencia de resultados.

Abstract: Think on the education and the technological investigation for the hou-

sing of the majorities

This paper aims to bring together the contents and forms of approaching the teaching of architecture and construction

from the point of view of the first world, to mitigate the needs of the “majority”; or what is equivalent, the dangers of

teaching from the point of view of the “minorities” when they try to transfer their approach to the developing countries.

The author tackles some crucial aspects on the application of technology to the habitat issues of the “homeless”, propo-

sing that this technology: must be committed with the “necessity”; requires specific research for urgent problems’ solution

(“research-action”); and must allow freely use of its results. He finalises its work commenting some aspects of the

CYTED XIV Subprogram: Technologies for social interest housing, still applicable in spite of the time passed since it

started.

Key words

Low cost housing; Action-Research; Appropriable Technology; Appropriate Teaching; Results Transfer.

Recibido 23/09/2010; aceptado: 29/11/2010

Ingeniero industrial, Director de la Cátedra UNESCO en Habitabilidad Básica de la Universidad Politécnica de Madrid, Escuela Técni-

ca Superior de Arquitectura. E-mail: [email protected].

Page 122: N01 Completo

{ }

Por una enseñanza de la arquitectura

para la humanidad

La arquitectura dominante, la que se enseña en

nuestras escuelas y facultades del llamado Primer

Mundo, se conforma a partir de fenómenos obser-

vados en países “desarrollados” que cuantitativa-

mente constituyen el “caso particular”, por lo que

resulta intrínsecamente inaplicable al “caso gene-

ral”, si realmente se pretenden paliar necesidades

fundamentales de la humanidad, que son prepon-

derantes en los países “subdesarrollados”.

El axioma anterior sintetiza el alegato que sigue en

pro de una enseñanza diferenciada, así como de

la necesidad de generar y difundir conocimientos

desde el “caso general” para las necesidades

cosmopolitas. No es plausible la consecución de

principios y leyes aplicables a todos y en todo

lugar, por no ser legítimo construir una teoría ge-

neral sobre casos particulares.

Hacemos nuestra una premisa que, por obvia, no

necesita defensa: son muchos más los habitantes

en países catalogados como subdesarrollados que

en los desarrollados. Son más los que ni se bene-

fician ni gozan de la arquitectura que los que habi-

tan viviendas en las que hayan intervenido –aun

en la forma más elemental imaginable– profesio-

nales de la arquitectura. Naciones Unidas para el

Hábitat recuerda que: “Hoy, por cada habitante del

mundo desarrollado que vive en ciudades, dos lo

hacen en ciudades del Tercer Mundo, y para el

año 2030 esta proporción se duplicará, será de

cuatro a uno”.

Que la arquitectura dominante se gesta y pretende

dar respuestas al “caso particular”, no cabe duda.

También el urbanismo, la construcción, las estruc-

turas, las instalaciones... conforman sus propues-

tas desde el “caso particular”. Que éstas no se

aplican al “caso general”, puede palparse en la

realidad formal y espacial de las periferias y ba-

rrios marginales del Tercer Mundo, que cobijan a

más de la mitad de la humanidad. Por ello, gran

parte de los profesionales de la arquitectura no se

reconocen en este tipo de soluciones habitaciona-

les. Las califican de “indignas”, para dejar claro

que no son resultado de su profesión y ven en

ellas la razón del “problema” en lugar de las semi-

llas de la “solución”.

¿Imaginan como materia académica unos “Princi-

pios de Astronomía” que únicamente tratasen de

la Tierra o incluso sólo del sistema solar? La evi-

dencia material y espacial invalida extrapolar del

“caso particular” al “caso general”. Ocurre al ense-

ñar economía, ingeniería, medicina, agricultura... y

lamentablemente no son legión los profesionales

verdaderamente conscientes de las barreras que

el origen occidental–desarrollado impone a su

ciencia, técnica o profesión.

Jorge Hardoy, en su trabajo Repensando la Ciu-

dad del Tercer Mundo, afirmaba:

“A pesar de que en la actualidad el mundo cuenta

con más profesionales arquitectos, planificadores e

ingenieros capacitados para trabajar en áreas ur-

banas que nunca antes en la historia, esos profe-

sionales tienen poca o ninguna repercusión en el

mejoramiento de las condiciones de los grupos de

menores ingresos” (Hardoy, 1985).

Esos profesionales y los colegios o instituciones

que los representan –también en el Tercer Mundo,

lo que es más preocupante- se muestran renuen-

tes a enfrentarse a sus nuevos roles. Existen ta-

reas fundamentales, que asumen en parte los

nuevos profesionales en el sector informal, en ins-

tituciones de la sociedad civil organizada o de

cooperación para el desarrollo, consistentes en

asesorar y trabajar con grupos populares; son los

otros profesionales a los que el sector informal re-

conoce como actores importantes de dinamización

de la construcción y el desarrollo de la ciudad.

Por otra parte, los gobiernos locales requieren con

insistencia administradores y planificadores urba-

nos con capacidad para trabajar y negociar con la

sociedad organizada, comprometidos en “la cons-

trucción de abajo hacia arriba”. Se tiene constan-

Page 123: N01 Completo

cia de lo mucho que, en Latinoamérica especial-

mente, han realizado en las últimas décadas los

profesionales involucrados en las organizaciones

sociales: han diseñado viviendas, caminos, calles

y áreas de juego; han instalado agua potable,

energía eléctrica y alcantarillado; han revitalizado

barrios; han hecho frente a las emergencias por

terremotos, inundaciones, ciclones...; han articula-

do respuestas durante graves crisis económicas y

conflictos armados; han impartido cursos y propor-

cionado formación profesional; han formulado pro-

puestas y estudios de desarrollo; han ofrecido ha-

bitabilidad básica a los invasores de terrenos; han

apoyado el tejido productivo barrial; han planteado

y difundido problemas y soluciones factibles para

la ciudad; han creado espacios de diálogo y nego-

ciación con las administraciones públicas; han di-

señado y ejecutado proyectos sociales con finan-

ciación nacional, internacional y multilateral...

De la toma de conciencia de la situación que se

comenta, a actuar en consecuencia, hasta sumer-

girse en un proceso de “desaprendizaje de la pro-

fesión”, en el que se afanó John F. Turner al en-

contrarse de frentón con la realidad de las invasio-

nes de tierras por autoconstructores peruanos en

la década de los sesenta, media un largo trecho

rico en matices. Pese a la radicalidad de las pro-

puestas de Turner, nos sigue pareciendo reco-

mendable en este contexto la lectura de su obra,

aunque nos encontremos más cerca de Víctor Pelli

cuando afirma que:

“(...) si bien puede ser discutible si es o no Arqui-

tectura lo que se construye y lo que se hace para

resolver la pobreza habitacional, de lo que no hay

duda es de que en este trabajo –en el caso gene-

ral- hacen falta arquitectos” (Pelli).

Arquitectos que trabajen para paliar las necesida-

des más perentorias que sintetizamos como “habi-

tabilidad básica”, capaz de colmar las carencias

esenciales de cobijo que tenemos todas las per-

sonas, lo que constituye el eje vertebrador de la

formación que impartimos en la Escuela de Arqui-

tectura de Madrid1.

Si el lector ha llegado hasta aquí, perdonará el si-

lencio sobre nuestra fuente inspiradora. Leyendo a

Dudley Seers, director del Instituto de Estudios

para el Desarrollo de Sussex, Inglaterra, nos im-

pactó su trabajo The Limitations of the Special

Case en el que afirma:

“(…) la economía dominante, enseñada en las uni-

versidades, se construye a partir de fenómenos

observados en los países «desarrollados» (los que

constituyen precisamente el «caso particular»), por

lo que, en consecuencia, es inaplicable al caso ge-

neral, el de los países «subdesarrollados»” (Seers,

1963).

La crítica de Seers ponía en cuestión demasiadas

cosas para que fuesen atendidas todas, pese a

que lo que implícitamente proponía hace cinco dé-

cadas no era otra cosa que darle carta de natura-

leza a una nueva disciplina: la “Economía del

Desarrollo”, una apostasía académica entonces y

una disciplina curricular clásica hoy.

Por una tecnología comprometida con

la necesidad

La industrialización “posible” de la vivienda lati-

noamericana (Salas, 2000), que pretendió ser una

reflexión, documentada y realizada sobre el te-

rreno, aspiraba a transferir ideas y soluciones del

Norte al Sur y fundamentalmente del Sur al Sur,

defendiendo, que para afrontar soluciones de vi-

vienda de muy bajo presupuesto en Latinoamérica

hay que evitar que la inteligencia y la voluntad se

ahoguen en océanos de datos y teorías que expli-

can demasiado y que esclarecen tanto como apri-

sionan en algún estrecho corsé interpretativo.

Creímos que describir herramientas y realizacio-

nes eficaces podría revelarse como un ejercicio

sinérgico de interés. Nos vimos abocados a este

recurso, en parte, ya que las teorías sobre la in-

1 Cursos de Especialización de la Universidad Politécnica de Madrid (ETSAM) en Cooperación para el Desarrollo de Asentamientos Humanos en el Tercer Mundo, que se encuentran en su XIV edición: <http://www.cuhab-upm.es/>.

Page 124: N01 Completo

{ }

dustrialización de la vivienda posible ni abundan,

ni han abierto caminos fructíferos en los últimos

tiempos. Frente a resultados insatisfactorios de

sus estrategias, en ocasiones desastrosas, los

técnicos hemos esgrimido coartadas que van des-

de el carácter impredecible de la realidad a la su-

puesta o real pusilanimidad de los políticos, que,

en opinión de los técnicos, se asustan ante dosis

prescritas de remedios, naturalmente amargos.

En el ámbito de las técnicas constructivas para la

vivienda de interés social, Latinoamérica vive un

gran parón, una especie de calma chicha en la

aportación de ideas, alternativas, soluciones tan-

gibles…; una especie de boicot de ofertas para

una demanda gigantesca, solvente pero de bajo

poder adquisitivo. Decía cantando Mercedes Sosa

que no corren buenos tiempos para la poesía;

tampoco para la prosa, añadiríamos nosotros. En

esta atonía generalizada de la que sólo emergen

algunos profesionales e instituciones singulares,

sólo: el convencimiento obstinado que proporciona

el contacto in situ con la magnitud; el dramatismo

de la necesidad; el haber palpado encomiables re-

sultados de “industrialización posible” y conocido

fracasos de soluciones tecnológicas que no repeti-

ríamos, hicieron que nos mantuviésemos perseve-

rantes en el empeño de alumbrar el trabajo men-

cionado (Salas, 2000), que pretendía ofrecer tec-

nologías libres –en el sentido de no estar hipote-

cadas por patentes- y comprometidas con la nece-

sidad.

La propuesta que sostenemos en La industrializa-

ción “posible” de la vivienda latinoamericana coin-

cide en parte, sólo en parte, con Ugo Pipitone

cuando afirma:

“El subdesarrollo es un castillo que no se rinde an-

te un largo asedio, sino sólo por asalto; o sea, en

tiempos históricos restringidos. Obviamente, 40 ó

50 años pueden parecer mucho tiempo en la vida

de un individuo; en la historia de las naciones es,

generalmente, poco más que un parpadeo”

(Pipitone, 1999).

Nuestra matización a esta reflexión consistiría en

que para estos supuestos 40 ó 50 años, mientras

que el Tercer Mundo recorre el largo, tortuoso e

incierto camino tecnológico hasta el hipotético

asalto a la “industrialización sutil” (Salas, 1997), no

vislumbramos nada tan útil y tangible, con todas

nuestras dudas, como la “industrialización posi-

ble”. En un contexto de necesidades vitales abru-

madoras optamos por ser contemporáneos antes

que modernos.

CYTED2: investigación tecnológica pa-

ra la vivienda de los “sin vivienda”

Vigencia de una propuesta de hace cinco lustros… Durante 1986, y siguiendo la metodología del Pro-

grama Ciencia y Tecnología para el Desarrollo

(CYTED, 1987), se elaboró el documento de ba-

ses del Subprograma XIV: Tecnologías para Vi-

viendas de Interés Social, tras visitar 86 centros de

investigación-acción de 14 países latinoamerica-

nos, realizar 173 entrevistas documentadas y re-

coger la reseña de 254 áreas temáticas de investi-

gación. Finalmente, se estructuró la propuesta (ver

Figura 1) en forma de cuatro tomos y un total de

1.200 páginas con los siguientes capítulos:

- Introducción y acotaciones a la tecnología para

viviendas de interés social.

- Datos y aportaciones relevantes sobre el tema.

- Reseña de instituciones y proyectos vigentes

en Latinoamérica.

- Propuesta de estructuración del Subprograma

CYTED XIV: Tecnologías para viviendas de in-

terés social.

2 Nos referiremos en todo momento al Programa CYTED, en lo

que podíamos denominar Primera Época –entre su creación en 1985 y 1995- en la que no se camuflaba o escondía la “D” del desarrollo, ya que, de ser su objetivo baluarte la aplicabilidad de sus resultados al “desarrollo” de Latinoamérica, ha pasado a considerar este objetivo como un lastre para la consecución de pretender resultados “competitivos y de excelencia internacio-nal”.

Page 125: N01 Completo

Figura 1: Portada del Informe de Estructuración del Sub-programa CYTED. XIV: Tecnologías para viviendas de inte-rés social. El documento finalizaba con un capítulo de pro-

puestas, que más adelante reproduciremos

textualmente –ya que pese a los lustros transcurri-

dos entendemos que prevalece gran parte de su

interés. Las conclusiones de ese arduo trabajo se

ordenaron en forma de los siguientes apartados:

a. Justificación de una prioridad previa;

b. Propuesta de elaboración de dos estudios de

apoyo al Subprograma XIV;

c. Estructuración del Subprograma: siete proyec-

tos de investigación.

Una prioridad previa Los centros de investigación y desarrollo y, más

ampliamente, el conjunto de la infraestructura de

I+D que se ocupan en Iberoamérica de tareas re-

lacionadas con "tecnología para vivienda de inte-

rés social" muestran, en general, una gran debili-

dad estructural, concluíamos entonces, y nos

aventuramos a pensar que se han deteriorado aún

más hoy. Por otra parte, los escasos recursos

económicos destinados a apoyar actividades cien-

tífico-tecnológicas en estos temas no cuentan, sal-

vo excepciones, con programas financiados que

racionalicen el esfuerzo y coadyuven a resolver la

gravísima problemática de vivienda existente.

Coincidiendo con la recomendación –que era si-

multánea en el momento de la propuesta- de la

Cuarta Conferencia General de ONUDI "(…) el for-

talecimiento de las capacidades tecnológicas es

requisito para la adquisición y la aplicación de tec-

nología importada y para el desarrollo de tecnolo-

gía del país"-, se propuso y ratificaríamos hoy co-

mo prioridad global, la necesidad de: “crear, con-

solidar y/o reforzar las capacidades científicas y

tecnológicas existentes en tecnología para vivien-

das de interés social, ya que se estima como una

tarea de la más alta prioridad”.

Dos propuesta de estudios de apoyo al Subprograma CYTED XIV La temática del Subprograma presenta una serie

de particularidades que se trataron de poner de

manifiesto en el documento al que nos estamos

refiriendo. En base a las características e implica-

ciones socioeconómicas del tema, se proponía

acometer el estudio y elaboración de los siguien-

tes trabajos aplicados, de apoyo al Subprograma

XIV, que nos siguen pareciendo urgentes:

- Diseño de nuevas fórmulas y/o adecuación de

los sistemas de financiación de viviendas de

interés social a las particularidades constructi-

vas del Área: autoconstrucción, ayuda-mutua,

sitio-servicios, asentamientos espontáneos,

otras.

- Programa para la formación de profesionales a

todos los niveles en la especialidad de tecno-

logías para viviendas de interés social y asen-

tamientos populares (programa que hoy expli-

citaríamos como enseñanza a varios niveles

para la dotación de “Habitabilidad Básica” y

para la “Mejora de Tugurios”).

Siete proyectos de investigación-acción La propuesta final de estructuración del Subpro-

Page 126: N01 Completo

{ }

grama XIV se concretó en la recomendación de

abordar la puesta en funcionamiento paulatino de

siete proyectos, que, en opinión del autor, cum-

plían en forma simultánea dos características: ser

social y económicamente necesarios; contar en el

Área con masa crítica de personal y conocimientos

suficientes y la posibilidad fundada de obtener re-

cursos para su desarrollo.

Los proyectos seleccionados fueron:

XIV.A. Tecnologías para la construcción a base de

madera: caracterización de maderas; optimación

de su empleo (durabilidad y pirorresistencia); solu-

ciones constructivas a base de componentes de

madera.

XIV.B. Elementos, componentes y sistemas cons-

tructivos para su empleo en viviendas crecederas

y/o mejorables mediante autoconstrucción o ayuda

mutua: en situación urbana, en el ámbito rural.

XIV.C. Tecnologías para la construcción a base de

tierra: optimización del empleo de tierra (resisten-

cia, comportamiento ante la humedad, tratamiento

de paramentos, etc.). Soluciones específicas cons-

tructivas y estructurales para su utilización en zo-

nas con alta sismicidad potencial.

XIV.D. Desarrollo, experimentación y evaluación

de tecnologías apropiadas para la mejora y conso-

lidación de asentamientos populares espontáneos.

Construcción y valorización de soluciones habita-

cionales y servicios comunitarios.

XIV.E. Desarrollo de acuerdos de compatibiliza-

ción, coordinación y de prestaciones funcionales

de elementos, subsistemas y sistemas constructi-

vos, para viviendas de interés social, mediante

tecnología libre a base de elementos prefabrica-

dos y utilizando la capacidad instalada en el área.

XIV.F. Soluciones de cubiertas a base de elemen-

tos ligeros realizados prioritariamente mediante

materiales y/o subproductos locales capaces de

sustituir las placas usuales (asbesto-cemento o

zinc).

XIV.G. Optimización de procesos de producción y

de empleo del cemento portland. Caracterización

tecnológica de adiciones y de hormigones a base

de cementos con adiciones.

(Propuestas elaboradas en diciembre de 1986).

En el Subprograma Tecnologías para viviendas de

interés social en Latinoamérica participaron 112

grupos de 17 países y fue en opinión de la CEPAL

“(…) el mayor esfuerzo de investigación-acción

jamás realizado en materia de hábitat popular en

América Latina y el Caribe”.

Transferencia de tecnología en el sec-

tor del hábitat popular

Acotaciones a la tecnología pertinente

El tema merece algunas acotaciones previas que

se estiman pertinentes sobre qué entender por

tecnología en este contexto. Sin entrar en mayores

matizaciones, ofrecemos como definición de tec-

nología la propuesta por Ortega y Gasset:

“La técnica es el esfuerzo para ahorrar esfuerzo.

Aquello a lo que dedicamos el esfuerzo a inventar

y ejecutar un plan para: asegurar la satisfacción de

las necesidades elementales; lograrlo con el míni-

mo esfuerzo; crear objetos que no hay en la natu-

raleza y caminar con ella –con la técnica- hacía la

vida buena y la emancipación humana”. Y termina-

ba Ortega ratificando que la técnica “[…] debe de

estar siempre al servicio de lo propiamente hu-

mano” (Ortega y Gasset, 1952).

La definición anterior se materializa cabalmente, a

modo de ejemplo, en los aportes del trabajo

desarrollado durante décadas por el colombiano

Álvaro Ortega, aunando de forma magistral tecno-

logía y función social de la arquitectura, y que per-

sonalmente concretaría en el legado universal de

las placas de techo “gran onda, teja canaleta o ca-

nalonda”, resultado de su trabajo de tesis doctoral

en Harvard (1945) con Walter Gropius. Trabajos

recogidos en el libro Alvaro Ortega. Prearquitectu-

ras del bienestar (Ortega, 1998), injustamente ig-

norado en Latinoamérica (véanse Figuras 2 y 3).

Page 127: N01 Completo

Figura 2: Portada del libro sobre la obra de A. Ortega, edi-tado por la Colección SOMOS–SUR de la Editorial Escala de Colombia (1998).

Figura 3: Ilustraciones en el libro mencionado (de A. Orte-ga), de los principios que inspiraron el trabajo para incre-mentar el canto de la sección transversal de las placas al objeto de eliminar la estructura portante en las viviendas de muy bajo coste.

Igualmente notables nos parecen las aportaciones

del arquitecto brasileño João Filgueiras Lima,

“Lelé” (Salas, 2000), generoso en tenacidad y ge-

nio creador, que llegó a construir más de doscien-

tas escuelas prefabricadas en Río de Janeiro por

año entre 1984 y 1988 y que recientemente “pro-

ducía” hospitales bellos y funcionales en el Centro

de Tecnología da Rede SARAH de Salvador de

Bahía. Esta auténtica fábrica de vanguardia, con

capacidad para construir anualmente hospitales

para recibir hasta cuatrocientas nuevas camas,

empresa difícilmente concebible en el Primer

Mundo y aún más impensable en las coordenadas

de Brasil.

El concepto de transferencia en este ámbi-to Existen multitud de definiciones de lo que es o no

transferencia tecnológica; su bondad depende del

contexto y circunstancias en las que han de utili-

zarse. El ámbito al que se circunscribe este trabajo

es nítido: el hábitat popular en su acepción más

amplia, abarcando, en cualquier caso, tanto los

productos (físicos, tangibles) como los procesos

utilizados para su consecución (organizativos, so-

ciales, de formación…), así como la transferencia

y difusión de procesos innovadores y/o de los pro-

ductos imprescindibles.

No entendemos la tecnología como la define el

Diccionario de la Real Academia de la Lengua Es-

pañola: “(…) conjunto de conocimientos propios de

un oficio mecánico o arte industrial”. Tampoco nos

identificamos con los que la consideran como con-

junto de máquinas, herramientas o equipos mate-

riales -lo que llamaríamos hoy hardware-, pese a

las connotaciones de prestigio, modernidad y pro-

greso que suele concitar este posicionamiento en

el sector de producción de viviendas. Valoramos

muy positivamente como tecnología del hábitat

popular, aspectos de organización de obra, planifi-

cación integral, racionalización de procesos, pro-

gramación de suministros... aspectos blandos de

la tecnología, que en su conjunto se acerca a lo

que se entiende como software, para los que pre-

ferimos acuñar un nuevo barbarismo: “ordware”.

El “ordware” no es otra cosa que la materialización

del orden en lo general y en lo particular, en lo

grande y en los detalles. El orden como fuente de

racionalización de tareas, minimización de

desechos, coordinación de oficios… No es una

meta fácil en el mundo de la construcción. Para

que el personal y los equipos funcionen al uní-

sono, hay que poner los medios y no desfallecer.

Se necesitan: puestos de trabajo estables, forma-

ción profesional continua, órdenes escritas y pre-

cisas, salarios dignos... Asignamos una gran im-

Page 128: N01 Completo

{ }

portancia al “ordware” en los procesos de raciona-

lización del hábitat por la escasa inversión mone-

taria que requiere en relación a la altísima rentabi-

lidad que puede obtenerse de su aplicación. El

“ordware” nos parece un primer paso obligado pa-

ra alcanzar y transitar por la industrialización posi-

ble (Salas, 2000).

Como síntesis de lo anterior, y sin llegar a formu-

larla como definición cerrada, entendemos por

tecnología habitacional la “combinación de proce-

sos, materiales, equipos y conocimientos destina-

dos a la producción de viviendas”.

Aceptamos, sin entusiasmo, la expresión transfe-

rencia tecnológica. Estaríamos más conformes

con denominarla pura y llanamente: compra-venta

de tecnología. En cualquier caso, el mercado de

tecnologías nace de la desigualdad existente entre

los que la poseen respecto de los que no la tienen.

La transferencia surge mayoritariamente de las di-

ferencias entre países desarrollados y subdesarro-

llados. Proponemos diferenciar entre transferencia

vertical de tecnología, cuando el trasvase se hace

desde el ámbito de la teoría al de la práctica (de la

universidad, centro de investigación… a la empre-

sa) y transferencia horizontal, cuando se realiza

entre diferentes sectores productivos, diferentes

países, o, incluso, entre empresas del mismo

sector.

Nos parece plenamente vigente en los sectores de

producción del hábitat en su sentido más amplio

(planeamiento urbano, habitabilidad básica, vi-

vienda, producción de materiales y componentes,

transporte, servicios...) el concepto de código ge-

nético de las tecnologías, en el sentido que lo

acuñó K. Reddy al afirmar:

“que toda opción tecnológica parece disponer de

un código genético, de tal forma que cuando en

condiciones favorables consigue implantarse dicha

tecnología en un nuevo medio, tiende a reproducir

las condiciones socioculturales en las que se ges-

tó” (Reddy, 1978).

Rechazamos la denominación tecnología apropia-

da por equívoca y conceptualmente nociva. No

conocemos tecnología alguna que, en forma gené-

rica y a priori, merezca tal calificativo. Ninguna

tecnología merece tal denominación si antes no se

ha contrastado su validez e idoneidad en un de-

terminado contexto. En el sector del hábitat popu-

lar en Latinoamérica, se ha abusado del empleo

de esta denominación. La concurrencia de algunas

características consideradas emblemáticas (el

empleo intensivo de materiales autóctonos; la utili-

zación de mano de obra semi-voluntaria o

sub-remunerada; la participación activa de los

usuarios...) ha sido, en no pocos casos, razón su-

ficiente para adjudicarle la categoría de “apropia-

da” a una tecnología, marginando otros criterios de

gran importancia (relación costo/calidad; durabili-

dad de lo ejecutado; minimización del desperdicio

de materiales; facilidad de apropiación; posibilidad

de utilización en escalas diversas, etc.).

La necesaria búsqueda de otros materiales y otras aplicaciones Si nos referimos al material más cosmopolita y

emblemático de la edificación, el cemento, hay

que dejar claro que su consumidor mayoritario es

el llamado sector informal. La Associaçâo Brasileira

de Cimento Portland (ABCP, 2007) asegura que

desde 1990 hasta 2006 el consumo de cemento en

Brasil ha sido siempre superior en el sector informal

–al que llaman sector formiga- que en el formal.

Cemex, por su parte, anunciaba en México, en

2007, que:

“(…) la empresa ratifica su compromiso con la au-

toconstrucción lanzando al mercado su nuevo pro-

ducto «Cemento Tolteca» en bolsas de 25 kilo-

gramos. Ello hay que enmarcarlo en el reconoci-

miento del crecimiento del consumo informal de

cemento que actualmente supera el 55% del mer-

cado cementero del país” (Cemex, 2007).

Su Director General, Dimitri Papalexopoulos, Ge-

rente General de “Cementos Titán”, en la reunión

internacional de la CEMENT en el año 2008, afir-

Page 129: N01 Completo

maba:

“[…] No hay nada que hacer, la producción de ce-

mento siempre supondrá emisiones de dióxido de

carbono. No se pueden cambiar las leyes de la

química, no podemos esperar cambios espectacu-

lares en la disminución de las emisiones. Las com-

pañías productoras estamos nerviosas ante las re-

gulaciones futuras” (Papalexopoulos, 2008).

Tienen sobradas razones para estarlo.

La crucial importancia del consumo de materiales

básicos de construcción por los “sin vivienda”

queda implícita en los siguientes datos: a los 2.220

millones de toneladas de producción mundial de

cemento en 2005, China aportó 1.000 MTn, India

130 MTn y Estados Unidos 99 MTn.

En forma muy concisa y como conclusiones de

trabajos realizados en la “Cátedra UNESCO”

(Salas y Oteiza, 2008) puede afirmarse que:

La repercusión porcentual del capítulo “Cons-

trucción” en el precio final de la vivienda es

mayor cuanto menor es su presupuesto.

La repercusión porcentual del capítulo “Materia-

les” en el total de la “Construcción” aumenta

cuanto menor es el presupuesto total y el nivel

de desarrollo del país en el que se realice, lle-

gando a valores extremadamente dispares:

13,32% en el sector formal de los países desa-

rrollados; 31,55% en el sector formal de Lati-

noamérica; y 49,00% en el sector informal del

Tercer Mundo (Ver Figura 4).

33,33%26,33%

15%

33,33% 52,59% 70%

33,33% 31,08%15%

0%

20%

40%

60%

80%

100%

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OTROS GASTOS (costes f inancieros, honorarios, difusión, beneficios promotora)

CONSTRUCCIÓN

SUELO URBANIZADO

M UN D O D ESA R R OLLA D O

(M D )

P A ISES EN VÍ A S D E D ESA R R OLLO

(P VD )

P A ISES M EN OS

D ESA R R OLLA D OS

Figura 4: Ejercicio de aproximación a la cuantificación de la repercusión del coste de construcción en el precio final de lo construido en tres supuestos muy diferentes. Fuente: Salas y Oteiza (2008).

Durante la segunda mitad del pasado siglo, y aún

hoy, los procesos de industrialización y las cre-

cientes posibilidades de comercio y transporte in-

ternacional han permitido que algunos componen-

tes, y en especial las placas de asbesto-cemento y

las de zinc, se generalizasen de forma masiva en

Page 130: N01 Completo

{ }

todas las latitudes. Estos componentes de origen

industrial, fáciles de transportar, manejar, colocar y

sustituir -lo cual no es poco- tienen, además, una

alta apreciación social entre los sin recursos, como

símbolo de acceso a nuevas formas de cobijo.

Desde nuestras coordenadas puede resultar inad-

misible para muchos, pero la chapa de zinc, pese

a sus graves puntos débiles, que los tiene, sigue

siendo una excelente solución de techos elemen-

tales.

En este contexto, resulta ejemplarizante la “cana-

leta” o placa “gran-onda” ya aludida anteriormente,

ya que mediante el diseño de su sección transver-

sal se consiguió triplicar su inercia respecto de la

placa “onda normal”, y por ende, aumentar consi-

derablemente su capacidad resistente a flexión. La

canaleta, que vuela entre apoyos siete metros con

un canto de tan sólo 30 cms. se desarrolló pen-

sando en la vivienda de los “sin recursos”, tratando

de conseguir un elemento universal de manejo

manual, que consiguiese de forma simultánea cu-

brir luces amplias con elementos de mercado de

manejo manual.

Para estimular y mejorar el desarrollo del sector

“informal” de materiales de construcción, ONUDI

(1995) proponía hace tres lustros, entre otras, las

recomendaciones que siguen y que en su momen-

to comentamos en Materiales de Construcción

(Salas, 1995):

- Reconocer la importancia de la producción de

elementos y materiales de construcción del

sector “informal” y prestar pleno apoyo a los

proyectos encaminados al desarrollo de este

sector.

- Facilitar, en proyectos de construcción estata-

les, el empleo de materiales de construcción

producidos por el sector no estructurado.

- Alentar la aceptación y, en su caso, la elabora-

ción de normas y especificaciones que permi-

tan el empleo de materiales y elementos pro-

ducidos por el sector “informal” y englobar sis-

temáticamente estos materiales y elementos

en las reglamentaciones de construcción me-

diante el concepto de niveles de exigencia.

- Reforzar los vínculos entre las actividades de

investigación competitiva de ámbito nacional o

internacional con necesidades específicas del

sector no estructurado.

- Ayudar a difundir y formular normas y especifi-

caciones para materiales locales.

Pese a los muchos años transcurridos, los autores

estiman vigentes en plenitud las recomendaciones

de ONUDI, y consideran plausible concitar el de-

bate y la reflexión entre investigadores y técnicos

del sector sobre los grandes retos que ha de

afrontar la industria de materiales básicos de edifi-

cación ante las ingentes necesidades actuales.

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Cita del artículo

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<www.habitatysociedad.us.es>.

Page 132: N01 Completo
Page 133: N01 Completo

y }

www.habitatysociedad.us.es

Algumas experiências acadêmicas em habitação de interesse social na

região sudeste do Brasil: regularização fundiária em municípios entre

as regiões metropolitanas de Campinas e São Paulo

Glacir Teresinha Fricke

Jairo Bastidas

Sergio Quaglia

Resumo

O déficit habitacional brasileiro é de mais de 8 milhões de moradias, cifra alarmante para um pais em desenvolvimento.

Estudou-se Itatiba e Amparo, localizadas entre Campinas e São Paulo. Este trabalho apresenta o relato de duas ex-

periências desenvolvidas pelo CEUr (Universidade São Francisco): O "Projeto Casa e o “Projeto HabitAmparo”. Estas

intervenções possibilitam vários esclarecimentos: evidenciam os descompassos dos processos e convertem-se em ali-

cerces conceituais para sua aplicação em contextos análogos. Inferiu-se uma metodologia que subsidia os processos

de regularização fundiária e melhoramento de habitação. Concluiu-se, que, a atuação das prefeituras e a participação

comunitária são decisivas na solução de problemas associados às questões de Habitação. Por outra parte, os estudos

revelam o impacto das ferramentas advindas do Estatuto da Cidade. Também, não é possível negligenciar o marco

criado para a elaboração do Plano Nacional de Habitação, que proporciona subsídios prospectivos para a abordagem

criteriosa desta seara do conhecimento.

Palavras chave

Regularização fundiária; Segregação espacial; Interdisciplinaridade; Habitação.

Resumen: Algunas experiencias académicas en materia de vivienda social en el

sureste de Brasil: regularización del suelo en los municipios entre las regiones me-

tropolitana de Campinas y São Paulo

El déficit habitacional en Brasil es de más de 8 millones de viviendas, una cifra alarmante para un país en desarrollo. Se

estudiaron Itatiba y Amparo, ubicadas entre Campinas y São Paulo. Este trabajo presenta la historia de dos experiên-

cias llevadas a cabo por el CEUR (Universidad San Francisco): El "Proyecto Casa” y el “Proyecto HabitAmparo". Estas

intervenciones permiten varias aclaraciones: evidencian los desajustes de los procesos y se convierten en bases con-

ceptuales para su aplicación en situaciones similares. Se estructuró una metodología que sustenta los procesos de re-

gularización del suelo y mejoramiento de viviendas. Se concluye que las acciones de los gobiernos locales y la partici-

pación comunitaria son cruciales en la solución de problemas relacionados con asuntos de vivienda. Por otro lado, los

estudios muestran el impacto de las herramientas provenientes del Estatuto de la Ciudad. Además, no podemos pasar

por alto el marco de referencia creado para la Elaboración del Plan Nacional de Vivienda, que proporciona apoyo pros-

pectivo para el enfoque riguroso de esta línea de conocimiento.

Palabras clave

Regularización del suelo; Segregación espacial; Interdisciplinaridad; Vivienda.

Recibido 20/09/2010; aceptado: 24/10/2010

Datos de contacto: Glacir Teresinha Fricke. Curso de Arquitetura e Urbanismo. Universidade São Francisco – Itatiba, SP / Pontifícia

Universidade Católica PUCMinas – Poços de Caldas, MG. E-mail: [email protected]. Datos de contacto: Jairo Bastidas, Universidade de Brasília – UnB, Brasil / Universidade São Francisco – Itatiba. Rua Alexandre Ro-

drigues Barbosa Nº. 45. Bairro Centro. Itatiba, SP, Brazil. CEP 06140-000. E-mail: [email protected]. Datos de contacto: Sergio Quaglia. Universidade São Francisco – USF, Brasil. Rua Alexandre Rodrigues Barbosa No. 45. Bairro

Centro. Itatiba, SP, Brazil. CEP 06140-000.E-mail: [email protected].

Page 134: N01 Completo

{ }

Abstract: Some academic experiences in social housing in southeastern Brazil: land

regularization in the metropolitan areas between cities of Campinas and São Paulo

The housing deficit in Brazil is of more than 8 million homes, an alarming figure for a developing country. We studied

Itatiba and Amparo, located between Campinas and São Paulo, Brazil. This work presents the story of two experiments

carried out by CEUR (São Francisco University): The "House” Project and the "HabitAmparo” Project. These interven-

tions lead to various explanations by showing the disproportion of the processes which are converted into conceptual

foundations for application in similar situations. A methodology is structured that underpins the process of regularization

and improvement of housing. It is concluded that actions of local governments and community participation are crucial in

solving problems associated with housing issues. On the other hand, the studies show the impact of the tools originating

from the City Statute. Furthermore, we should not overlook the point of reference created with the drafting of the National

Housing Plan, which provides subsidies for the strict approach of this line of research.

Key words

Agrarian Regularization; Spatial Segregation; Interdisciplinarity; Social Housing.

Introdução

Em pleno começo do século XXI o Brasil é um dos

países que paulatinamente está se afastando do

grupo das nações subdesenvolvidas. Mas este ró-

tulo não significa necessariamente que o território

brasileiro esteja norteado pelas condições desen-

volvimentistas do primeiro mundo. De modo con-

traposto, o solo descoberto pelos lusitanos ainda

está imerso num contexto de infindáveis desigual-

dades em diferentes áreas, que representam obs-

curas incertezas para sua população. Dentre es-

sas um dos assuntos estruturais é o que diz res-

peito à questão habitacional.

Este trabalho versa sobre a prioridade que repre-

senta este quesito, em especial, sobre a regulari-

zação fundiária. Para melhor entendimento das

informações relatadas, o presente trabalho está

dividido em 4 partes. Na primeira parte foi elabo-

rado um sucinto arcabouço teórico que pretende

corroborar a pertinência da temática de assuntos

associados à habitação de interesse social. No

item dois são explanados os contextos dos muni-

cípios de Itatiba e Amparo e seus assentamentos

objetos de estudo. No item três são citados os

procedimentos metodológicos, as análises e os

resultados nos quais a intervenção foi alicerçada.

No item quatro são aduzidas as principais conver-

gências e divergências encontradas nas as-

sessorias interdisciplinares dos dois processos

analisados. Na parte final, à guisa de conclusão,

frisaram-se algumas considerações que sintetizam

a importância das discussões sobre habitação no

território brasileiro.

O quadro da irregularidade e o direito à

moradia

A cidade é um espaço onde comparecem múlti-

plas realidades, caracterizadas por marcantes de-

sigualdades e contrastes. Na atualidade, estas

nuances não estão necessariamente atreladas à

dimensão ou escala dos assentamentos urbanos,

podendo ser encontradas tanto em regiões metro-

politanas quanto em cidades de menor porte (Bas-

tidas, 2003).

Segundo o IBGE, atualmente, no território brasilei-

ro mais de 80% da população se concentra nos

núcleos urbanos. O crescimento acelerado e de-

sordenado das cidades deixa em evidência um

dos mais graves problemas de habitação das últi-

mas décadas. Este quadro não é apenas fruto das

incipientes políticas habitacionais, mas também da

falta de opções satisfatórias e accessíveis do mer-

cado imobiliário (Maricato, 1996; Alfonsin, 1997).

Page 135: N01 Completo

Destarte, as pessoas são obrigadas a conviver em

situação de exclusão espacial e precariedade so-

cial. Em resposta a estas assertivas a população

mais carente tem sido pressionada a apelar a

vários mecanismos que forneçam soluções reais

de moradia e reivindiquem a verdadeira função

social da terra.2

Segundo o Banco Mundial 70% das unidades ha-

bitacionais que são produzidas nos países sub-

desenvolvidos são ilegais. Alfonsin (2006) afirma

que entre 30 a 50% das propriedades no território

brasileiro ocupam de forma irregular o espaço ur-

bano. Diante do cenário de crise generalizada de

moradia, existe uma proliferação de diferentes

maneiras de ocupação irregular. As formas de ile-

galidade mais comuns dizem respeito a acesso ao

solo e construção informal de moradia (Fernandes,

1998). As circunstancias elencadas contradizem o

artigo 6 da Constituição da República Federativa

do Brasil que contempla o direito à moradia digna3

como direito social.

No intuito de evitar o crescimento deste panorama

muitos municípios incentivam programas relativa-

mente recentes visando a regularização de assen-

tamentos precários e irregulares. Cronologicamen-

te, este movimento iniciou-se quando na década

de 1990 vários municípios organizaram programas

de regularização fundiária, mas seu grande equí-

voco foi carecer da devida estruturação, isto é,

não estiveram ancorados a uma lei federal de de-

senvolvimento urbano (Rolnik, 1997). Abordada

deste modo, os efeitos foram insubstanciais e

pouco alentadores.

Mas nos últimos anos pela intermediação do Esta-

tuto da Cidade (Lei nº 10.257 de 2001) esta si-

2 É preciso enfatizar que alguns indivíduos dos setores da

sociedade que ostentam maiores recursos econômicos, também se valem de meios igualmente irregulares para a ocupação do solo urbano. 3 A definição de moradia digna abrange: instalações sanitárias

adequadas para a habitabilidade atendidas por serviços públicos essenciais como: água potável, esgoto, energia, iluminação, coleta de lixo, pavimentação, transporte e com acesso a equipamentos sociais básicos de interesse coletivo.

tuação mudou. O Estatuto mune aos municípios

de um instrumental para implementar uma política

urbana (Rolnik, 2004). Antes de caracterizá-lo vale

a pena salientar que para a legislação brasileira,

amparada na noção civilista do direito de proprie-

dade individual e irrestrito, unicamente o registro

do imóvel em cartório é constitutivo de proprieda-

de (Fernandes, 2002; Rolnik, 2004).

Os instrumentos que o Estatuto da Cidade criou

para resolver problemas advindos da irregularida-

de fundiária no Brasil são: a) usucapião especial

de imóvel urbano (individual ou coletiva); b) con-

cessão de direito real de uso (individual ou coleti-

va); c) zonas especiais de interesse social; d) con-

cessão especial de uso para fins de moradia (indi-

vidual ou coletiva) (Fernandes, 2002). Em maior

ou menor grau, todas estas medidas induzem o

desenvolvimento urbano.

No contexto atual, perante o crescimento dos qua-

dros de ilegalidade no espaço urbano, o poder pú-

blico dos municípios tem se inclinado por aderir a

três modos de Regularização Fundiária: a) como

regularização jurídica dos lotes; b) como urbani-

zação do assentamento c) como regularização ur-

banística. Acredita-se que esta última forma talvez

seja a mais eficiente e abrangente para atingir re-

sultados, pois fornece maiores possibilidades na

hora de adequar as áreas ilegalmente ocupadas

com a legislação urbanística e pondera, ao mesmo

tempo, a necessidade de que a legislação seja

mais condescendente a fim de buscar uma melhor

interação na cidade (Alfonsin, 2006).

Por outra parte, o Ministério das Cidades alerta

que para viabilizar a reposta à moradia popular é

indispensável pensar também no entendimento do

problema habitacional a partir do “déficit

habitacional e a inadequação de moradias”. Deste

ponto de vista, estas feições nos fornecem

subsídios no sentido de que é prioritário observar

ao déficit por reposição e melhoria do estoque de

moradias, pois neste cenário estão inscritas

Page 136: N01 Completo

{ }

muitas das moradias em condições de

precariedade no Brasil (Pereira et al., apud

Ministério das cidades, 2005) Assim, este último

parágrafo elucida a outra vertente do problema.

Contexto geral

Pelo geral, a resposta ao problema de moradia ou

melhoramento dos assentamentos existentes

apenas está subscrita às grandes áreas urbanas,

especialmente, as regiões metropolitanas. Isto é

decorrência que possuem diretrizes de planeja-

mento e execução de políticas. Este panorama

pouco tem se transformado nos anos recentes.

Entretanto, a aprovação do Estatuto da Cidade

(Lei nº 10.257 de 2001) simultaneamente ao Pro-

grama Nacional de Apoio à Regularização Fundi-

ária Sustentável desenvolvido em 2003 são apon-

tados como uma das estratégias a serem adota-

das para a viabilização do combate ao déficit habi-

tacional. Esta operacionalização permite a partici-

pação de cursos, faculdades, universidades ou

mesmo associações de classe que atuam na área

do urbanismo como prestadores de assistência

técnica acessível e de qualidade (Fernandes, in

Fernandes e Alfonsin, 2004).

O projeto CASA –Itatiba- e HABITAMPARO –

Amparo-, objetos de estudo deste artigo, se aco-

plam nesse contexto para possibilitar que os mo-

radores do assentamento San Francisco e do Ja-

guari, respectivamente, possam evadir a insegu-

rança que produz a ilegalidade e informalidade. As

parcerias foram, estabelecidas entre as Prefeituras

dessas duas cidades e a Universidade São Fran-

cisco.

É preciso salientar que, em função da abordagem

inédita deste trabalho, são precárias as fontes bi-

bliográficas extensas. Esclarecidos estes pontos

preliminares, nos próximos itens nos debruçare-

mos diante dos assuntos relativos às intervenções

em si. A apresentação do trabalho obedecerá a

uma descrição, segundo a cronologia das atua-

ções em cada lugar, isto é, primeiro Itatiba e na

seqüência Amparo. De modo posterior, tentou-se

articular as questões relevantes da realidade ana-

lisada dos assentamentos. Em primeiro lugar, será

fornecido um quadro geral dos municípios e a ca-

racterização morfológica dos bairros analisados.

Os municípios de Itatiba e Amparo Itatiba é um dos 19 municípios que integram a

Região Metropolitana de Campinas –cuja área te-

rritorial ocupa 3.348 km², o que corresponde a

0,04% da superfície brasileira e a 1,3% do territó-

rio paulista (Figura 1). Segundo os dados do Cen-

so de 2000 do IBGE, a população de tal Região

compreende 2,3 milhões de habitantes, o equiva-

lente a 1,40% da população nacional e a 6,3% da

estadual. O município conta, atualmente, com cer-

ca de 100 mil habitantes. O município possui uma

área de 325 km² e representa 0,13% da área do

Estado de São Paulo. É possível afirmar que tem

uma área urbana pequena, diferente de outros

municípios da região, sendo 26,12 km², menor que

10% e uma área rural de 298,88 km². Está dividido

em 79 bairros, sendo que desses 18 são conside-

rados loteamentos irregulares ou clandestinos.

Amparo é um dos 645 municípios do Estado de

São Paulo (Figura 1). O município pertence à mi-

croregião que leva o mesmo nome, que por sua

vez está inserida na mesorregião de Campinas.

Na atualidade é um dos 11 municípios paulistas

considerados Estância Hidromineral. Segundo da-

dos censitários de 2000 (IBGE), a cidade de Am-

paro abriga uma população de 60.404 habitantes,

sendo que 43.157 (aproximadamente 72%) moram

na área urbana.

A organização administrativa desta cidade abran-

ge 60 bairros totalmente constituídos e distribuídos

nos seus 446.009 km2 de área. Em 1999, Amparo

possuía 23 loteamentos irregulares, cifra que au-

mentou para 36 loteamentos em 2006. Calcula-se

que, atualmente, cerca de 8000 imóveis estão em

situação de irregularidade. Nessas áreas vivem

Page 137: N01 Completo

em condições precárias aproximadamente mais de

10.000 pessoas. Observe-se que a cobertura dos

serviços públicos prestados pelas concessionárias

atinge apenas 60 % dos domicílios.

Os municípios arrolados têm a particularidade de

possuir um tamanho de população similares. Iden-

tifica-se que sofrem dos processos de informalida-

de e ilegalidade, referidos nos parágrafos prece-

dentes, e tem como denominador comum uma lo-

calização estratégica. Isto é, ficam distanciados a

escassos quilômetros das regiões metropolitanas

de São Paulo e Campinas. Por esta condição, a

área destes municípios é passível de ser vista

também como alternativa de subsidio para a solu-

ção de moradia de áreas em expansão.

Figura 1: Localização das cidades de Itatiba e Amparo. <http://phyzweb.hypermart.net/amparo/amparop4.htm>. (Accesado 28/08/2010).

Os loteamentos O bairro San Francisco, objeto de estudo do proje-

to CASA, foi implantado numa área intermediária

entre o centro e as regiões perimetrais da cidade

de Itatiba (Figura 2). Esta posição privilegiada

permite inferir a facilidade de acesso e desloca-

mento de seus moradores aos diferentes equipa-

mentos e infra-estrutura quase completa da cida-

de.

Figura 2: Vista do bairro San Francisco, Itatiba, SP, Brasil. Fonte: Arquivo Prefeitura de Itatiba.

O assentamento Jaguari, analisado pelo projeto

HABITAMPARO, está localizado a uma distância

de 23,50 km do centro da cidade de Amparo (Figu-

ra 3). Sua paradoxal localização (próximo ao mu-

nicípio de Morungaba) suscita uma série de impli-

cações, pois sugere a utilização dessa localidade

especialmente para o acesso de serviços públicos

como: saúde, educação, comércio, cultura, recrea-

ção, lazer, etc.

Figura 3: Aerofoto do bairro Jaguary, Amparo, SP, Brasil. Fonte: Arquivo Prefeitura de Itatiba.

Grosso modo, a evolução urbana dos bairros

mencionados obedece à efetivação da ocupação

antes de sua consolidação e aprovação junto às

Prefeituras. Paralelamente, evidenciaram-se ven-

das irregulares e contínuas dos lotes. Algumas até

hoje são motivo de discórdia. Esta dinâmica da

Page 138: N01 Completo

{ }

ocupação, caminhando nos limiares entre o apa-

rentemente legal e o ilegal sugere um curso, ao

mesmo tempo, atípico e irreversível. Os problemas

se agravaram quando a variável abandono e des-

caso administrativo tomaram conta na decada dos

80.

Caracterização espacial dos bairros San Francisco e Jaguari Para uma descrição mais ponderada da situação

atual dos assentamentos apelamos à metodologia

das categorias morfológicas estruturais de Trieb e

Schmidt (1980), citados por Kohlsdorf (1996). Op-

tou-se por utilizar apenas uma das seis categorias,

condizentes com os objetivos propostos, a saber:

a) Categoria planta baixa: a estrutura interna do

espaço construído.

Planta Baixa (Itatiba / San Francisco): Tipo de

malha. A malha urbana conformada por 29

quarteirões parte de um princípio de organização

orgânica, o traçado foi rebatido num lote com for-

ma acidentada e de grande declividade (Figura 4).

Possui atributos como: assimetria, medidas aleató-

rias, predominância de linhas curvas com poucos

elementos de composição. Esta estrutura se as-

semelha tangencialmente às tradicionais configu-

rações de favela no Brasil. Tipo de parcelamento.

A subdivisão interna dos quarteirões é balizada

pela clássica divisão racionalista, sendo que com-

parecem múltiplas medidas de lotes. Relação de

cheios e vazios. Há predominância de áreas ocu-

padas ao invés de áreas livres: públicas (ruas) e

particulares (pátios), isto é, a taxa de ocupação é

alta. A maioria das casas oscila entre térrea e dois

pavimentos.

Figura 4: Planta urbana do bairro San Francisco, Itatiba. Fonte: Elaboração própria.

Page 139: N01 Completo

Planta Baixa (Amparo/Jaguari): Tipo de malha. O

traçado com 15 quarteirões obedece a princípios

racionalistas, a malha está implantada num lote

que possui forma irregular, onde se evidencia sua

formação a partir de leis geométricas primárias

(Figura 5). Possui constantes atributos como: si-

metria, paralelismo, predominância de linhas retas

e poucos elementos de composição. Estas feições

denotam que no empreendimento houve certo tipo

de planejamento, diferente de algumas favelas

que obedecem a princípios irregulares e labirínti-

cos. Tipo de parcelamento. A subdivisão dos

quarteirões é com formas regulares, sendo que os

modelos mórficos predominantes são os lotes de

dimen-sões 12x25m e 6x25m. Relação de cheios

e vazios. Neste quesito, verifica-se a predominân-

cia de áreas livres: públicas (ruas) e particulares

(pátios) sobre as áreas ocupadas pelas edifica-

ções (taxa de ocupação baixa). A maioria das

construções é térrea, situação que favorece a

sensação de permeabilidade e as condições de

luminosidade.

Figura 5: Planta urbana do bairro Jaguari, Amparo. Fonte: Elaboração própria.

Page 140: N01 Completo

{ }

Referidos estes aspectos é necessário mencionar

que a principal discrepância dos objetos de análise

corresponde a sua escala urbana e quantidade de

propriedades. O bairro San Francisco quase quin-

tuplica ao loteamento de Amparo, isto é, o primeiro

possui 1.745 e o segundo 342. Esta condição aca-

rretou maiores dificuldades por questões opera-

cionais, em especial, no que diz respeito ao inves-

timento de tempo nos levantamentos e materiali-

zação das informações.

Metodologia

Optou-se pela execução dos projetos CASA e

HABITAMPARO em várias etapas metodológicas

que, a sua vez, se converteram em princípios nor-

teadores destas experiências: a) aproximação;

b) levantamentos socioeconômicos e arquitetôni-

cos; c) tramitação jurídica d) implementação de

programas sócio-educativos.

Etapa de aproximação A formalização das parcerias entre a prefeitura de

Itatiba, a FINEP4, bem como a parceria junto à

prefeitura de Amparo, ambas com a Universidade

São Francisco foi possível no período compreen-

dido entre 2004 e 2007, respectivamente. No pro-

jeto CASA, com duração de dois anos, participa-

ram os cursos de Arquitetura e de Direito do Câm-

pus de Itatiba. Já o projeto HABITAMPARO, que

registrou uma vigência de três anos contou, além

dos cursos de Arquitetura e Urbanismo e Direito,

com a participação do Curso de Pedagogia, para o

desenvolvimento dos Projetos Sociais.

Uma vez consolidadas as circunstâncias adminis-

trativas do acordo e definido o caráter das inter-

venções pactuou-se de modo unânime que era

4 “A FINEP atua em consonância com a política do Ministério

da Ciência e Tecnologia (MCT), em estreita articulação com o Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico (CNPq). Enquanto o CNPq apóia prioritariamente pessoas físicas, por meio de bolsas e auxílios, a FINEP apóia ações de CT&I de instituições públicas e privadas”. <http://www.finep.gov.br/o_que_e_a_finep/formas_atuacao.asp?codSessaoOqueeFINEP=3>. (Acessado 28/08/2010).

impreterível o envolvimento da comunidade bene-

ficiada, ao longo de todo o processo. A participa-

ção comunitária é fundamental, pois legitima os

compromissos assumidos e, ao mesmo tempo, es-

tabelece regras e prazos para o cumprimento das

metas traçadas.

Etapa de Levantamentos O trabalho de campo foi acertado de modo perió-

dico. Metodologicamente apelou-se a um reco-

nhecimento visual preliminar do parcelamento com

o objetivo de conferir alguns dados indiretos (gráfi-

cos e escritos) para, de maneira posterior, coletar

as informações individualizadas das unidades re-

sidenciais e dos lotes.

Esta fase do trabalho teve duas atividades princi-

pais: a) o levantamento de questões cadastrais

sobre a população residente; e b) o levantamento

arquitetônico do assentamento. A primeira ação

subsidiou-se numa entrevista semi-estruturada

com tópicos diferenciados e respostas pontuais,

acertada com a Prefeitura, direcionada ao levan-

tamento de dados quantitativos e diversos elemen-

tos relativos à habitabilidade das unidades familia-

res. Adicionalmente, recolheu-se a documentação

para comprovação da propriedade de cada imóvel.

A atividade de levantamento arquitetônico foi reali-

zada de maneira tradicional, isto é, apelando à

medição das casas e, imediatamente, transferindo

as informações para desenhos em papel sulfite.

Esta atividade subsidiou-se também em registros

fotográficos. Visando a mensuração e agilização

de trabalhos posteriores os dados coletados foram

sistematizados em bases de dados e programas

de desenho por computador. As plantas arqui-

tetônicas digitalizadas de cada propriedade foi um

dos produtos entregue à comunidade.

Etapa de tramitação jurídica Para a regularização fundiária do loteamento a

ocorrência desta fase é posterior à fase de levan-

tamentos. Nesta etapa, o projeto analisa a docu-

Page 141: N01 Completo

mentação e, se necessário, solicita outras infor-

mações adicionais que facilitem o processo de le-

galização junto ao Poder Judiciário. Criou-se o “kit

judicial” que será o material que permitiu a judicia-

lização. Destarte, baseados em uma avaliação cri-

teriosa dos moradores e do local decidiu-se pela

elaboração de uma proposta de aplicação de um

ou vários dos instrumentos criados para a regula-

rização fundiária.

Etapa de implementação de programas sócio-educativos As necessidades derivaram das questões detecta-

das nos questionários, assim como das solicita-

ções específicas das Prefeituras e das constata-

ções da equipe técnica na área de estudo. Os

programas abrangem formações que possibilitam

o desenvolvimento individual (geração de renda,

educação) e coletivo (ambiental) dos atores do

projeto. Entretanto, um passo precedente é a con-

solidação e/ou fortalecimento da organização co-

munitária.

É necessário mencionar que a coordenação de to-

das as fases foi realizada pelas equipes Técnicas

Administrativas das Prefeituras dos municípios de

Itatiba e Amparo, os professores5 e técnicos

6 da

Universidade São Francisco. Os levantamentos

foram executados pelos estagiários7 dos cursos

5 Além dos autores também participaram os seguintes

docentes: Andrea Buchidid Loewen, Cláudia Maria Lima Ribeiro, Renata Baesso Pereira, Miriam de Lourdes Noronha Motta Melo, Armando Lopes Moreno Junior, Alencar de Melo Junior, Erci Belgini, Maria de Fátima Luknajenko e Camila d’Ottaviano. 6 Os técnicos envolvidos foram: Alexandre Torricelli, Marcus

Massak, Priscila Meireles e André Penteado Tramontin. 7 Participaram os seguintes discentes: Alan Nascimento Neto,

Christiane Arruda Rolfsen, Daniel Maciel, Danilo Araes Franco Lima, Dirceu da Silva Daiera, Emily Campolongo Ordine, Fernanda Aparecida de Souza, Iara Franco Rizzi, Jussara Theodoro da Silva, Karina Vedovello da Costa, Leandro Aparecido Melo NunesMara Rúbia Golo Ferreira, Fabiana Matuoka, Mônica Pires Farinha, Silvia Oliveira Ledo, Érica Viviane Messias, Guilherme Sichler Suzan, Marília Toledo, Murilo Soldeira Silva, Renata Matsumoto Bárbara Oriani, Bianca Atique, Marília Toledo, Bárbara Puccineli e Maria Guadalupe Àlvarez Zavalla (curso de Arquitetura e Urbanismo); Anie Elise Bello Fallani e Sandra Eli Aparecida Gritti (curso de Direito); Patrícia Príncepe, Renata de Godoy Torso, Tatiana Moura Garcia Paulo, Laís Jaqueta Bernardes, Lívia Simões e Solange Aparecida Marcondes do Amaral (curso de

mencionados.

As assessorias interdisciplinares

Em geral, todo processo de regularização fundiária

e melhoramento de habitação está permeado por

prazos dilatados e relativamente onerosos

(Bastidas, 2003). Nossa intervenção não se afas-

tou destas determinantes, pois grande maioria das

propriedades foram levantadas em Itatiba e Ampa-

ro e fornecidos os projetos de melhoras construti-

vas em Itatiba. Porém, em função de diversos en-

traves, a totalidade não foi atingida.

A seguir, apresentam-se os dados levantados e

analisados que permitem a compreensão dos es-

tágios atuais de cada uma das fases arroladas.

Destarte, organizaram-se as informações na

mesma seqüência dos três eixos estruturadores

desta intervenção sendo nomeadas a partir deste

momento como assessorias: urbanística, jurídica e

sócio-educativa.

Assessoria urbanística Para os projetos CASA e HABITAMPARO esta

fase teve dois momentos concomitantemente

desenvolvidos, a saber: a) o levantamento dos da-

dos demográficos, socioeconômicos e de proprie-

dade dos imóveis; e b) o levantamento arquitetôni-

co das residências e dos lotes localizados na área

de estudo. A maioria das situações que se preten-

de explicitar está baseada na interpretação das

percepções do cotidiano dos moradores recolhidas

em forma de depoimentos pontuais (entrevistas) e

da mensuração dos dados e avaliações das ca-

sas.

Quanto ao levantamento dos dados demográficos,

o primeiro item abordado diz respeito às cidades

de origem. Verifica-se que os lugares de pro-

cedência das pessoas componentes dos núcleos

familiares são heterogêneos. Os assentamentos

possem uma grande parte de migrantes dos esta-

Pedagogia).

Page 142: N01 Completo

{ }

dos de Minas Gerais e São Paulo, especialmente,

das cidades contíguas aos municípios de Itatiba e

Amparo como: Morungaba, Atibaia, Bragança

Paulista, Jundiaí e Pedreira. Como circunstância

paradoxal conferiu-se que no Bairro Jaguari de

Amparo são poucas as pessoas nascidas no mu-

nicípio.

Em contradição à peculiar ocupação dos assen-

tamentos subnormais por populações predominan-

temente infantis, nestes casos ressaltamos que

são majoritárias as faixas etárias dos indivíduos

com idade acima dos 12 anos. Estas representam

praticamente o 50% da população total dos lotea-

mentos. A menor concentração de pessoas encon-

tra-se na faixa das pessoas acima de 60 anos.

Em relação à atividade econômica da população

ativa, a maioria dos chefes de família possui

vínculo empregatício com registro em carteira e o

desenvolvimento de outras atividades como per-

tencentes ao mercado de autônomos, “bicos”, etc.

Há uma parcela pequena de moradores que rece-

be aposentadoria. Para a época dos levantamen-

tos existia uma taxa de desemprego em São Paulo

que oscilava entre 5,0% a 7,0% e outra. Nos as-

sentamentos está taxa era um pouco maior em

vista da baixa escolaridade dos moradores.

Dentro dos assentamentos foi identificado um

leque copioso de ofícios e profissões inseridas

sempre nos diversos setores da economia primá-

ria. Cabe salientar que, os empregos associados a

atividades como: agricultura, construção, comércio

e iniciativas públicas e privadas, a maioria destes

(aproximadamente 65%) estão concentrados em

Itatiba e Morungaba. A renda mensal familiar osci-

la entre 1,5 a 2,0 salários mínimos legais vigentes.

Tratando-se de um assentamento irregular, esta

última situação não pode ser catalogada como atí-

pica, pois, em muitas ocasiões foi revelada a ren-

da coletiva do núcleo. Isto é, a somatória dos salá-

rios dos integrantes da família.

Por outra parte, quanto ao levantamento arqui-

tetônico podem ser apresentadas as seguintes

considerações. Por motivos procedimentais os as-

sentamentos de Itatiba e Amparo foram divididos

em 29 e 13 quarteirões de acordo com nomencla-

tura alfabética e a subdivisão interna foi numérica.

Este procedimento precedeu a visitação das resi-

dências e permitiu conferir in loco os levantamen-

tos topográficos fornecidos pelas Prefeituras.

O número de lotes que consta no cadastro da Pre-

feitura de Itatiba é de 1745 no bairro San Francis-

co, já no Bairro Jaguari de Amparo existem 342

propriedades. No San Francisco apenas o 7,5%

dos lotes estão vazios, que demonstra uma si-

tuação de consolidação e alta densidade. O qua-

dro do Jaguari mostra um esvaziamento do lotes

quase três vezes maior. Em ambos os casos, os

loteamentos estavam submetidos a um processo

paulatino de desmembramento espacial da pro-

priedade. Isto é, as unidades não conservam seu

tamanho inicial prejudicando ainda mais suas des-

favoráveis condições originais.

Por outra parte, em Itatiba o bairro San Francisco

é provido de infra-estrutura completa: rede de

água e esgoto, iluminação, ruas asfaltadas, coleta

de lixo, transporte urbano e equipamentos tais

como escola, posto de saúde, centro comunitário.

A situação é diferente no bairro Jaguari, onde

comparecem a maioria dos problemas das favelas,

especialmente no que diz respeito à cobertura de

serviços públicos e infra-estrutura. A incipiência

material das casas e de poucas áreas de lazer; ou

quando existem não tem manutenção, são regis-

tradas nos dois assentamentos estudados. Uni-

camente em casos rarefeitos existem condições

extremas de adversa habitabilidade e confinamen-

to de pessoas.

Nos bairros, o espaço que permite a interação so-

cial é a rua. A inexistência de um sistema articula-

do de espaços públicos (parques, praças e

calçadas) com atributos que favoreçam a inte-

gração dos moradores somada à tênue definição

Page 143: N01 Completo

dos limites reais dos lotes com relação aos es-

paços públicos possibilitou a “privatização” paula-

tina de algumas áreas do loteamento. Os casos

mais destacados surgem nas esquinas e em seto-

res adjacentes às áreas de preservação (rio). Esta

situação evidencia até que ponto o direito indivi-

dual fragilizou o direito coletivo.

Os dois assentamentos são predominantemente

residenciais, sendo que também são identificáveis

outros tipos de usos e funções de forma dissemi-

nada e esporádica. Entre estes prevalecem, em

ordem decrescente de hierarquia, as propriedades

com os seguintes usos: comercial, religioso, edu-

cativo e atendimento social e de saúde. Do ponto

de vista morfológico, no loteamento identificaram-

se vários tipos de configurações as mais freqüen-

tes são as casas térreas e construções de um

andar.

Em função da grande quantia de edificações no

bairro San Francisco foi feito um recorte

quantitativo, isto é, tomou-se uma amostra de 75

casas. Este obedeceu ao interesse por participar e

teve certa aleatoriedade. A abordagem das

avaliações das unidades habitacionais do San

Francisco foi alicerçada na avaliação pós-

ocupação (Abiko; Ornstein, 2002) Esta esteve

baseada em certos atributos que foram

contemplados na entrevista: a) morfologia,

distribuição e dimensionamento das casas; b)

condições higiênicas dos espaços; c) conforto

ambiental (térmico, luminoso e acústico); d)

instalações e equipamentos instalados; e e)

matérias e características técnico construtivas.

Além disso, foram adotados alguns critérios de

classificação das habitações. Quanto ao seu grau

de habitabilidade para verificar as deficiências nos

itens mais importantes da construção e definir se a

construção era: precária, insatisfatória ou

suficiente. Evidenciou-se que o 64% pertence ao

grupo mais frágil, na seqüência o 20% estão

alocadas no patamar de insatisfatórias e o

privilegiado 12% reúne as suficientes. Também foi

feita uma categorização, associada à desoneração

de impostos, com relação às áreas construídas

para determinar a sistematização em três faixas:

até 70 m2 (74,67% de edificações), entre 70 e 90

m2 (13,33% de edificações) e acima de 90 m

2.

Pelo diagnóstico de habitabilidade das edificações

constatou-se que, grande parte das moradias do

projeto CASA tem problemas em vários dos itens

analisados. A priori, a principal questão esteve re-

lacionada a que as edificações encontram-se im-

plantadas em lotes com declividade acentuada e

as soluções dos proprietários, com estruturas mal

dimensionadas, não foram as adequadas. No pro-

jeto HABITAMPARO está abordagem da habitabi-

lidade, por questões operacionais, foi tangencial-

mente abordada.

Finalmente, nesta etapa de assessoria urbanística,

foram desenvolvidas questões referidas a:

a) correção e atualização de informações dos le-

vantamentos, dados cadastrais e atualização do

levantamento fotográfico; b) elaboração dos me-

moriais descritivos e propostas de urbanização do

projeto visando a melhoria da infra-estrutura do

bairro e adequação do loteamento à legislação vi-

gente (considerando também a destinação de

áreas livres, institucionais e de lazer); e c) elabo-

ração do projeto para a preservação das APAS

(áreas de proteção ambiental), APP’S (áreas de

preservação permanente), recuperação da mata

ciliar existente no loteamento e proposta de um

parque linear como intervenção paisagísticas. O

item c apenas vale para o projeto HABITAMPARO,

pois no bairro San Francisco não existe proximi-

dade com um tipo de cenário similar para salva-

guardar.

Assessoria jurídica Esta etapa esteve atrelada à assessoria urbana,

portanto, subsidiou-se no processamento da das

informações coletadas. No projeto CASA, o grau

de aprofundamento desta experiência esteve mais

Page 144: N01 Completo

{ }

focada em questões de escopo instrumental. Da

amostragem de 74 edificações observou-se que

55 edificações tinham registro; sendo que em

30,90 % ainda permanecia em nome da empresa

loteadora e em 69,1% constava de terceiros adqui-

rentes. Embora, em nenhum dos casos tenha sido

constatada averbação de construção, todos os lo-

tes tiveram implantada uma edificação. Observou-

se uma enorme heterogeneidade de situações

dominiais dos atuais ocupantes dos imóveis,

que não podem ser desconsideradas, devendo

se admitir como comprovação da propriedade

não unicamente a certidão de propriedade, mas

também as diversas formas documentais portadas

pelos ocupantes.

No projeto HABITAMPARO foi recolhida a docu-

mentação de mais da metade dos imóveis do

bairro e determinadas várias classificações que

subsidiariam a parte da legalização das proprieda-

des. Verificou-se que até 65% possuem título de

propriedade sem vinculo com documento original

emitido pelo loteador, 35% tem o titulo referido

com vínculo e o restante tem um título emitido em

nome do titular pelo loteador original. Com relação

ao tamanho da propriedade 55% possuem área de

até 250 m2 e 45% área maior que essa cifra. Apli-

cando a variável tempo de posse, o quadro revela

que o 50% exerce a posse mansa e pacífica há

mais de 10 anos, 19% exercem a posse entre 5 a

10 anos, 26% exercem a posse há menos de 5

anos e 5% não estavam em situação indefinida,

pois o não era possível possuir o tempo de exer-

cício de posse definido baseado nos documentos

apresentados.

O cruzamento dos anteriores dados permitiu iden-

tificar que tipo de usucapião individual era possível

utilizar nos processos perante a justiça (Cy-

mbalista; Rolnik, 1997). Inferiu-se que 60% das

propriedades estão inscritas na usucapião urbano,

pois tem lotes menores que 250 m2. Quase um

terço está amparado pela usucapião extraordinário

em decorrência da posse a mais de 15 anos e que

o usucapião ordinário seria aplicável no resto dos

casos, já que ostentam escrituras de parte ideal

acordada.

A condução das ações de caráter individual foi

viabilizada pela criação de um “kit judicial”. Esta

pasta de documentos entregues à Prefeitura reú-

ne: 1. Caracterização do Possuidor e do Imóvel; 2.

Cópias dos Documentos Coletados; 3. Histórico do

Loteamento; 4. Carta de Anuência da Prefeitura do

Município de Amparo; 5. Cartas de Anuência dos

Confrontantes; 6. Memorial Descritivo do Lote; 7.

Planta Cadastral do Lote; 8. Cópia da Lei Munici-

pal Nº 3.321/2007 - Instituição da Zona Especial

de Interesse Social – Zeis da NUP Do Jaguary

(NUP-6A); 9. Cópia da Art nº

92221220080343537/2008 (CREA 060177512-0)

e Art Nº 92221220080367320/2008 (CREA

5060726538).

No processo foram detectados certos descompas-

sos, que não são sui generis, devido às várias difi-

culdades advindas da natureza do trabalho de ex-

tensão. Se, por uma parte, durante a execução a

receptividade e os resultados parciais foram satis-

fatórios, não é possível negligenciar que prazos

mais dilatados interferiram diretamente nas tarefas

planejadas. Mas, por serem questões pontuais

não serão elencadas, apenas resta afirmar que em

todas as circunstancias cada problema teve a pre-

visão de uma ação para mediar na solução ou

equacionamento.

É importante enfatizar que a regularização fundi-

ária e o melhoramento de habitações têm desdo-

bramentos imprevisíveis e irrestritos. Assim, os

números descritos apresentam informações fun-

damentais para as futuras ações administrativas

e legislativas a serem desenvolvidas pelas Pre-

feituras, visando a aproximação à cidadania. En-

tretanto, cabe refletir se, por exemplo, as famílias

que não foram contempladas pelos projetos CASA

e HABITAMPARO, em função de questões pon-

Page 145: N01 Completo

tuais, e as prefeituras permitirão a continuidade do

processo de regularização fundiária? Além disso,

é inadiável a criação de instrumentos práticos para

garantir a permanência da comunidade para que

não sejam preteridos pela especulação imobiliária.

Assessoria Sócio-educativa Acredita-se que esta fase permitirá a concretiza-

ção do projeto de legalização nos planos sociais,

educativos, ambientais, etc. No quesito da escola-

ridade do núcleo familiar detecta-se que tanto no

bairro San Francisco, quanto no Jaguari pelo me-

nos um terço da população possui o primeiro grau

incompleto. Nesta ordem de idéias, as pessoas

que tem como formação final o segundo grau re-

presentam menos de um quarto da população. A

taxa media de analfabetismo das duas comunida-

des é relativamente baixa (aproximadamente

4,5%), se comparada à média do Brasil que em

2009 estava em 9,8%.

No caso do bairro San Francisco, em função do

contingente populacional (8000 pessoas) foram

propostas duas ações. Um curso de capacitação

do Canteiro-Escola que teve como finalidade a

qualificação de mão-de-obra, visando fornecer aos

moradores os conhecimentos necessários para

aplicar melhorias da própria moradia. Este curso

esteve composto de dois níveis: a) Básico (Módulo

1): formação geral esteve estruturado numa re-

visão de matemática aplicada à construção civil e

um mini-curso sobre o planejamento da economia

familiar; e b) Profissional (Módulos de 2 a 6): que

propendeu pela formação profissionalizante em

atividades que envolvem os fundamentos da cons-

trução civil. Esta parte envolveu diversas especia-

lidades, a saber: leitura de plantas, fundação, exe-

cução de alvenaria, execução de telhados, exe-

cução de reboco, assentamento de azulejos e

pisos, execução das instalações elétricas, hidráuli-

cas e esgotamento sanitário. O Curso, desenvolvi-

do em módulos, teve boa acolhida e previu a en-

trega de um certificado de conclusão ao aluno que

completou o módulo básico e um módulo profis-

sionalizante.

A outra ação prevista foi o assessoramento técni-

co para formação de uma cooperativa dos mora-

dores do bairro. A cooperativa visa criar condições

de organização entre os moradores (mutirões, a

obtenção de financiamento para a aquisição de

material empregado nas obras, etc.). Além disso,

será possível uma capacitação nos diversos ní-

veis, articulando uma organização social de tra-

balho dos componentes da cooperativa. A primeira

obra neste sentido foi a promoção de reuniões

com moradores interessados.

De modo análogo, no Bairro Jaguari (990 habitan-

tes) adiantou-se a articulação de ações que procu-

raram: o trabalho junto à Associação de Morado-

res e a qualificação da comunidade.

O robustecimento da Associação de Moradores

previu dissímeis etapas. Em primeiro lugar verifi-

cou-se a situação de regularidade e identificação

da necessidade de viabilizar para sua regulariza-

ção. Foram criadas comissões de trabalho, para o

acompanhamento do processo. O diagnóstico des-

ta circunstância terminou na regularização da

Associação perante os órgãos públicos e cartório.

A partir deste ponto, alavancou-se a efetiva parti-

cipação dos moradores na associação e nos pro-

cessos de sua representação (foram delineadas

as diretrizes para a realização da Assembléia para

eleição, aprovação de novo estatuto, julgamento

das contas das diretorias, etc.), em fim envolvi-

mento nos processos sucessórios e administrati-

vos da Associação. Este passo foi crucial porque

também subsidiou o encaminhamento de ações

junto aos órgãos competentes e a resposta da de-

fensoria pública sobre sua participação no patrocí-

nio dos processos individuais de regularização

fundiária encaminhados.

Algumas ações que conjugam a organização co-

munitária e educação foram esboçadas. Destaca-

se a educação não-formal direcionada a organi-

Page 146: N01 Completo

{ }

zações sociais que fornece procedimentos para a

coleta das memórias dos moradores do Jaguarí.

Simultaneamente salientou-se a formação de mul-

tiplicadores para a implementação do programa

“Direitos e Deveres”, com a finalidade de que as

atividades da associação possam acontecer de

forma constante e democrática.

Por outra parte, com escopo educativo-ambiental

foram implementadas diversas oficinas de: reci-

clagem, pintura, informática, etc. (Figura 6). Estas

foram ministradas pelos estagiários e/ou professo-

res. O público que freqüentou estas atividades foi

geralmente a população infantil do bairro Jaguari e

áreas adjacentes. As aulas tiveram o intuito de ca-

racterizar alternativas de geração de renda e edu-

ca-ção ambiental, direta ou indireta, para as pes-

soas do bairro.

Na educação ambiental foram implementadas as

seguintes ações: a) Reciclagem do lixo; b) Oficina

de mosaico a partir do lixo recolhido; c) Oficina de

fabricação de tinta à base de terra. As três oficinas

partem do principio de aproveitar o material usado

originário do próprio local, isto é, o bairro Jaguari.

Os trabalhos desenvolvidos pelos alunos foram

executados nas instalações da Associação de Mo-

radores.

Figura 6a: Resultado das atividades desenvolvidas nas oficinas. Fonte: Arquivo CEUr (Universidade São Francisco).

Figura 6b: Resultado das atividades desenvolvidas nas oficinas. Fonte: Arquivo CEUr (Universidade São Francisco).

Quanto às oficinas para capacitação de moradores

foi ministrado um curso de inclusão digital. A Uni-

versidade São Francisco viabilizou a parte operati-

va desta oficina, pois doou alguns computadores e

equipamentos. A organização do material para

este mini-curso foi formatada como um curso bási-

co em informática. É importante salientar que, em

face da finalização do projeto alguns moradores,

se dispuseram a dar continuidade ao processo de

inclusão digital para os próximos interessados.

Tradicionalmente, a assessoria sócio-educativa

tem uma complexidade expressiva e certa defasa-

gem com relação às outras assessorias. Mas é

considerada essencial neste tipo de projetos de

extensão, pois os processos de regularização fun-

diária e melhoria das edificações, entendidos co-

mo propostas que trazem segurança da posse da

terra e habitabilidade, não procuram apenas sua

concretização material, mas a criação de um con-

junto de estratégias de desenvolvimento e inde-

pendência.

Nos assentamentos, objeto de estudo desta inter-

venção, é possível elucidar que foi fundamental a

participação das comunidades envolvidas, em es-

pecial Amparo, pois são as principalmente afeta-

das e auferirão os benefícios e as obrigações junto

à sociedade. Quando as comunidades conhecem

e se integram aos processos, como primeiras in-

teressadas, além de saber as limitações de um re-

Page 147: N01 Completo

lativamente longo e entravado processo judicial

constroem elos para a plausível articulação de

ações que propendam pela melhoria de qualidade

de vida em outras áreas.

O projeto CASA prezou no sentido de prover regu-

larização tanto construtiva, quanto fundiária. A

concretização da transferência legal da titularidade

dos lotes amplia a obtenção de prerrogativas e in-

corporação de direitos de cidadão. Embora o pro-

jeto tenha planejado objetivos ambiciosos, este

não conseguiu sua efetivação total, isto é, a entre-

ga da documentação para obter a titularidade do

imóvel. Nesse caso, as principais circunstâncias

que obstaram os objetivos foram: a) a falta de in-

teresse do governo de Itatiba em firmar outras

parcerias junto aos órgãos pertinentes para finali-

zar o processo legal; b) o incipiente envolvimento

da comunidade nas reuniões e a inexistência de

uma Associação de Moradores organizada e mobi-

lizada.

O projeto HABITAMPARO obteve avanços signifi-

cativos em relação ao projeto CASA. Uma das ex-

plicações para este ocorrência surge a partir da

ampliação da equipe técnica, pois além dos cursos

de Arquitetura e Urbanismo e Direito, a inclusão

da Pedagogia proveu um maior grau de compro-

misso da comunidade, identificação e apropriação

do trabalho executado. A totalidade dos produtos

foi entregue individualmente a cada morador e à

Prefeitura Municipal de Amparo para que sejam

encaminhados ao Poder Judiciário. A estreita re-

lação comunidade/Universidade possibilitou a

constante troca de informações. Esta foi decanta-

da pela constante fiscalização da comunidade e

da Prefeitura, através de reuniões periódicas entre

todos os atores submersos no processo.

Os resultados obtidos permitem inferir uma meto-

dologia que subsidia conceitualmente os proces-

sos de regularização fundiária e melhoramento de

habitação social. No Brasil, a questão habitacional

está atrelada à questão fundiária, pois é impossí-

vel mencionar uma sem mencionar a outra e vice-

versa. Em hipótese, o problema da falta de mora-

dia seria resolvido considerando conjuntamente

estas variáveis.

Para encerrar o tópico das consultorias interdisci-

plinares é importante asseverar que apelando a

todos os tipos de assessorias explanadas para a

regularização fundiária dos assentamentos e

melhoramento das edificações, as cidades de Ita-

tiba e Amparo viabilizaram a recomposição da

malha urbana. Preliminarmente, estes instrumen-

tos possibilitaram a circunscrição de ocupações de

unidades habitacionais que não são compatíveis

com áreas de preservação, de mananciais, de uso

comum do povo e áreas de risco. Mas, parte des-

sa discussão será ampliada no item derradeiro

deste texto.

Considerações finais

Não obstante as cidades menores não sofram das

dificuldades dos grandes centros urbanos, nestes

conglomerados também comparecem múltiplas

nuances que representam entraves no seu desen-

volvimento. Entretanto, não são apenas de nature-

za física, mas também tem escopo governamental.

Na prática, isto significa falta de diretrizes institu-

cionais capazes de nortear seu progresso8. A

atuação da Universidade São Francisco que deli-

neou as parcerias que resultaram nos projetos de

extensão CASA e HABITAMPARO tentaram rever-

tem essa lógica e reergueram as balizas para

melhorar a qualidade de vida dos moradores dos

bairros analisados.

Vale a pena salientar que o tipo de precariedade,

especialmente construtiva9, encontrada em Itatiba

8 Este problemática se considerada isolada do contexto não

teria graves repercussões, mas quando vista à luz de incerte-zas operacionais e financeiras, atreladas à dimensão dos mu-nicípios ganha proporções incomensuráveis. 9 Importante acrescentar que a questão habitacional no Brasil

apresenta deficiências não apenas no que toca a políticas habi-tacionais efetivas, mas também em relação à oferta de tecno-logias. Nesta área ainda impera o processo artesanal de cons-trução, de qualidade questionável e custos altos. Verifica-se também que o desperdício é atestado pela quantidade de ma-

Page 148: N01 Completo

{ }

e Amparo difere da pobreza de São Paulo e

Campinas10

. Alguns estudos urbanos e demográfi-

cos recentes apontam que o crescimento das

grandes cidades também esta sendo dissolvido

não apenas nas áreas metropolitanas, mas em

áreas adjacentes. Nesta assertiva radica a im-

portância dos pequenos núcleos urbanos para

responder ao problema habitacional e de regulari-

zação fundiária.

Em síntese, a análise explanada dos dois projetos

revela que existem certos descompassos que me-

recem uma elucidação mais aprimorada. Surge a

inquietação de porque, sendo dois projetos que

possuem o mesmo escopo e finalidades

semelhantes um dos supracitados mostrou resul-

tados mais expressivos. Para esclarecer este pon-

to é necessário apelar a esclarecimentos em três

direções: a Interdisciplinaridade, a consolidação

da relação com a comunidade e as parcerias inte-

rinstitucionais.

As parcerias interinstitucionais entre as Prefeituras

de Itatiba e Amparo e a Universidade São Francis-

co (CEUr) mostram a função social das entidades

educativas. Acredita-se que deste prisma, o con-

hecimento não fica restrito ao ambiente universitá-

rio, mas serve para alavancar processos de trans-

formação no intuito de permitir a inclusão sócio-

espacial, isto é, recuperar o autêntico direito da

cidade para todos. Mas, ao mesmo tempo, não é

possível negligenciar a atuação dos governos lo-

cais e a participação dos habitantes dos assenta-

mentos. Todos conjugados são fatores peremptó-

rios na solução de problemas associados às ques-

tões de Habitação de Interesse Social no Brasil.

Grosso modo, a regularização fundiária não pode

téria-prima que sai da obra sob forma de entulho, chegando a representar o 30% na execução. 10

Trata-se de um gênero de escassez de recursos menos

concentrado, pois nas cidades que ostentam maior densidade os contrastes resultam mais gritantes. Mas, esta afirmação não significa a negação das outras feições identificadas em assentamentos subnormais. De modo contraposto, é possível afirmar que, no sentido da segregação sócio-espacial, estamos lidando com nuances análogas.

receber o peso de ser considerada uma política

habitacional. Isto, porque uma aceitação implícita

da sociedade deste tipo de ações, além de gerar

precedentes desvirtuados, permite o robusteci-

mento da criação de um círculo vicioso. No âmbito

brasileiro também se deve focar a atenção em que

qualquer forma de legalização obriga paralelamen-

te à articulação de ações com as outras políticas

sociais e urbanas locais e regionais como:

melhorias na unidade habitacional, espaço publi-

co, dotação de postos de saúde, educação cultura

e esportes, canalização de córregos, complemen-

tação de redes infra-estrutura, programas de ge-

ração de emprego e renda, etc. Na mesma pers-

pectiva dessas últimas ações deve ser possível

propiciar pela disseminação das informações con-

cernentes à legislação, a capacitação de lidera-

nças e a consolidação de organizações comunitá-

rias.

Finalmente, ressaltemos que mesmo tendo con-

hecimento de que qualquer investimento de recur-

sos das administrações municipais, estaduais ou

federais é precedido por um processo de legali-

zação dos assentamentos, esse não pode ser pa-

liativo, nem fruto de interesses políticos. Os pro-

gramas implementados, sobretudo, devem ser

coerentes com a Constituição brasileira com a fi-

nalidade de garantir os direitos fundamentais dos

cidadãos, em especial, o direito à moradia.

Referências

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Urbana e Avaliação Pós-Ocupação (APO) da

Habitação de Interesse Social. São Paulo:

FAU/USP, 2002.

ALFONSIN, Betânia. Direito à moradia: instrumen-

tos e experiências de regularização fundiária nas

cidades brasileiras. Rio de Janeiro: IPPUR / FA-

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ALFONSIN, Betânia. O significado do estatuto da

cidade para os processos de regularização fun-

Page 149: N01 Completo

diária no Brasil. In FERNANDES, Edésio e AL-

FONSIN, Betânia. Evolução do direito urbanísti-

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BASTIDAS, Jairo, et al. Estruturando a Estrutural:

estudo de caso de uma favela na cidade de Bra-

sília. Trabalho da disciplina Desenho urbano II.

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nismo da Universidade de Brasília, 2003.

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Revista Pólis, 1997, nº 29, p. 43-55.

FERNANDES, Edésio. Direito e urbanização no

Brasil. In FERNANDES, Edesio (org.). Direito Ur-

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1998.

FERNANDES, Edésio. Do Código Civil ao Estatuto

da Cidade algumas notas sobre a trajetória do

Direito Urbanístico no Brasil. URBANA, 2002,

vol.7, nº 30, p. 43-59.

KOHLSDORF, Maria E. A apreensão da forma da

cidade. Brasília: Editora Universidade de Brasília,

1996.

MARICATO, Erminia. Metrópole na periferia do

capitalismo: ilegalidade, desigualdade e violên-

cia. São Paulo: Hucitec, 1996.

PEREIRA, R.; LOEWEN, A.B.; RIBEIRO, C. Proje-

to Casa: Assessoria Técnica para Recuperação

e Adequação de Habitações para População de

Baixa Renda. I SEHTHAB – Seminário de histó-

ria e de tecnologia da habitação. Pesquisa em

Habitação: Desafios e Perspectivas. Itatiba: Ed.

Universidade São Francisco, 2008.

ROLNIK, Raquel. A cidade e a lei-legislação, polí-

tica urbana e territórios na cidade de São Paulo.

FAPESP, São Paulo: Studio Nobel, 1997.

ROLNIK, Raquel, et al. Plano Diretor participativo.

Guia para elaboração pelos municípios e cida-

dãos. Brasília: Ministério das Cidades, 2004.

Cita del artículo

FRICKE, Glacir T.; BASTIDAS, Jairo; QUAGLIA, Sergio.

Algumas experiências acadêmicas em habitação de in-

teresse social na região sudeste do Brasil: regularização

fundiária em municípios entre as regiões metropolitanas

de Campinas e São Paulo. Hábitat y Sociedad, 2010, nº

1, p. 133-149. <www.habitatysociedad.us.es>.

Page 150: N01 Completo
Page 151: N01 Completo

LED (Libros, Eventos, Debates)

Page 152: N01 Completo
Page 153: N01 Completo

{ y }

www.habitatysociedad.us.es

XVI Encuentro de la Red Universitaria Latinoamericana de Cátedras de

Vivienda (ULACAV). Montevideo, 2010

Sharon Recalde

Marta Solanas Domínguez

Raúl Vallés

Resumen

La Red Universitaria Latinoamericana de Cátedras de Vivienda reúne a docentes y estudiantes de diversos países de la

región interesados en potenciar su accionar a través de la reflexión sobre temas comunes, tendiendo a mejorar la for-

mación en la producción y gestión social del hábitat en diversas carreras. Con este fin, anualmente se realizan encuen-

tros de cátedras de vivienda, oportunidad en que se debate sobre temas específicos previamente determinados. El pre-

sente informe ilustra sobre las actividades, contenidos y conclusiones del XVI Encuentro realizado en Montevideo, Uru-

guay, en octubre de 2010, la Innovación Académica en la Formación para la Gestión Social del Hábitat.

Palabras clave

Innovación académica; Formación; Gestión social del hábitat.

Abstract : XVI Meeting of the Latin American University Network of Housing

Departments. Montevideo | 2010

The "Latin American University Network of Housing Departments" gathers together lecturers and students from a variety

of countries of the region interested in enhancing their actions through reflection on common issues, and tend to improve

training in social production and management of habitat in diverse university courses. To this end, the "Latin American

University Network of Housing Departments" meets annually, this occasion being an excellent opportunity to debate pre-

viously determined specific issues. The following report illustrates the activities, contents and conclusions of the "XVI

Meeting of the Latin American University Network of Housing Departments " held in Montevideo, Uruguay, in October

2010, titled Academic Innovation in Training for Social Management of Habitat.

Key Words

Academic Innovation; Training; Social Management of Habitat.

Mg. Arq. Planificación Urbana y Territorial en países en desarrollo. Universidad de la República (UDELAR). Facultad de Arquitectura (FARQ). Uruguay. Unidad Permanente de Vivienda (UPV). Red de Asentamientos Humanos Hábitat y Vivienda (REAHVI). Datos de contacto: Br. Artigas 1031. Montevideo. E-mail: [email protected]. Mg. Arq. Gestión Social del Hábitat. Universidad de la República. Facultad de Arquitectura. Uruguay. Unidad Permanente de Vivien-da. Datos de contacto: Br. Artigas 1031. Montevideo. E-mail: [email protected]. Arq. Universidad de la República. Facultad de Arquitectura. Uruguay. Unidad Permanente de Vivienda. Datos de contacto: Br. Arti-gas 1031. Montevideo. E-mail: [email protected].

Page 154: N01 Completo

{ }

Red ULACAV

Esta Red está integrada por académicos latinoa-

mericanos que abordan en forma permanente la

producción y gestión social del hábitat de manera

interdisciplinaria, a través de actividades de do-

cencia, investigación y extensión, llevadas a cabo

desde cátedras de grado y posgrado, institutos,

centros de investigación, secretarías y otras de-

pendencias universitarias.

Se entiende la vivienda y el hábitat como el lugar

que cobija espacialmente al ser humano y permite

la estructuración física, psíquica y social de su

entorno y ser personal. Sin embargo, se constata

que grandes sectores de la sociedad mundial ca-

recen de viviendas adecuadas, observándose el

desarrollo creciente de graves conflictos deriva-

dos de la crisis habitacional, especialmente en los

segmentos de mayor precariedad y vulnerabili-

dad.

Muchos académicos de Latinoamérica sostienen

que el mejor aporte para superar efectivamente el

problema radica en capacitar al máximo en este

tema a jóvenes generaciones que transitan por la

universidad en su trayectoria hacia la adquisición

de títulos profesionales. Por lo antedicho en el

1er

Encuentro de la Red en 1995, se asumió el

compromiso de impulsar en las universidades el

estudio y preparación sobre estos temas y pro-

blemas.

Por lo tanto es intención de esta Red facilitar a

sus miembros el conocimiento de los cursos de

acción exitosos que con mayor o menor eficacia

llevan a cabo los actores sociales de la gestión

habitacional en Latinoamérica para la resolución

de las problemáticas antes señaladas, contribu-

yendo al conocimiento y libre ejercicio de los de-

rechos a la ciudad y la vivienda por parte de todos

los ciudadanos sin discriminación social alguna.

Se busca intensificar en los ámbitos universitarios

las actividades de enseñanza, investigación y

extensión en vivienda y hábitat social.

La Red ULACAV, entonces, es un ámbito para

discutir lo que se está haciendo, en la función

específica de docencia en Vivienda (contenidos,

metodologías, instrumentos utilizados). Es una

instancia de acción colectiva de gestión para ins-

talar el tema del Hábitat social en la Universidad

en un esfuerzo de convencer a los otros sobre el

interés de la temática de Vivienda. Es un ámbito

para intercambiar información y experiencias so-

bre otras actividades relacionadas con el tema del

Hábitat social (investigaciones, trabajo de campo,

extensión, etc.) en relación a la enseñanza.

Encuentro Montevideo, 2010

Los días 7, 8 y 9 de octubre de 2010 se desarrolló

en la Facultad de Arquitectura de la Universidad

de la República (UDELAR) el XVI Encuentro de la

Red Universitaria Latinoamericana de Cátedras

de Vivienda, organizado por la Unidad Permanen-

te de Vivienda de la Facultad de Arquitectura y la

Red de Asentamientos Humanos, Hábitat y Vi-

vienda de la UDELAR. En esta oportunidad el

tema del Encuentro fue la Innovación Académica

en la Formación para la Gestión Social del Hábi-

tat.

Se propuso reflexionar a partir de experiencias

innovadoras en la formación académica de grado

y posgrado, propuestas y aportes teóricos para

enriquecer la mirada sobre los procesos de ges-

tión social del hábitat partiendo de considerar es-

tos procesos necesariamente interdisciplinarios,

evolutivos, participativos, concertados e inciertos.

Se adoptó el concepto “innovación académica”

sustituyendo a “innovación pedagógica”, porque

la primera involucra a la segunda, tratando de no

dejar de lado otros componentes que hacen a la

formación de estudiantes, en una relación de en-

señanza-aprendizaje en el ámbito universitario,

que implica las tres funciones tradicionales de

enseñanza, investigación y extensión. No se bus-

caron necesariamente innovaciones absolutas en

Page 155: N01 Completo

la temática, pero sí originales en cuanto a su apli-

cación a la realidad académica y a los procesos

participativos de toma de decisiones para la Ges-

tión Habitacional, que contribuyen a dar cuenta de

nuevas realidades o nuevas aproximaciones a

viejas realidades.

Apertura del Encuentro. En la imagen: Arq. Raúl Vallés.

UPV-FARQ-UDELAR; Arq. Jorge Di Paula. REAHVI-

UDELAR; Arq. Gustavo Scheps. Decano FARQ-UDELAR;

Arq. Marta Giró. Secretaria General ULACAV.

A partir de esta premisa se definió abordar el

tema, en primera instancia, desde dos líneas:

- Aula en contexto real, haciendo referencia a

experiencias realizadas en relación con el me-

dio.

- Aula en contexto virtual, como alternativa al aula

tradicional, a través del uso de las Tecnologías

de la Información y Comunicación (TICs).

Participaron a través de las ponencias presenta-

das representantes de universidades de Argenti-

na, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, España, Méxi-

co y Uruguay. Estuvieron presentes durante el

encuentro, compartiendo las actividades, docen-

tes y estudiantes de Argentina, Brasil, Chile, Es-

paña, Paraguay y Uruguay.

El Encuentro se estructuró en un bloque expositi-

vo, que tuvo como objetivo lanzar temas para el

debate, actividad principal del mismo. Fueron

ofrecidas dos conferencias en relación a las lí-

neas propuestas.

La primera conferencia, “La enseñanza de la ges-

tión social del hábitat. Experiencias de innovación

educativa”, impartida por el Dr. Arq. Esteban de

Manuel Jerez (España), planteó un enfoque con-

ceptual y pedagógico sobre el que se sustentan

las experiencias de trabajo concreto llevadas a

cabo durante el proceso de varios cursos, que

describió. Realizó reflexiones sobre el concepto

de innovación, de educación (educación proble-

matizadora y pensamiento complejo) y sobre la

formación de profesionales que tendrán un rol en

los procesos de producción social del hábitat,

proponiendo que deberán adquirir una perspecti-

va compleja del hábitat y una mirada “poliética”

con responsabilidad social.

Las experiencias descriptas fueron las siguientes:

- Introducción de contenidos transversales de

hábitat y gestión social del hábitat en asig-

naturas gráficas, desde 1996.

- Taller integral de arquitectura: El Aula “Arqui-

tectura, ciudad y desarrollo”. Desde 1999.

- Asignatura electiva “Hábitat y Desarrollo”, des-

de 2004.

- Aprendiendo de Larache. Seminario-talleres,

2005-06 y 2006-07.

- Máster en Gestión Social del Hábitat, desde

2008.

La segunda conferencia tuvo como título “El uso

de las TICs en el proceso de conocimiento” y fue

impartida por la Dra. Cristina Contera (UDELAR,

Uruguay). Esta conferencia desarrolló el tema de

la innovación académica necesaria en el contexto

actual del conocimiento y el aporte posible de las

TICs a los procesos de innovación. Disertó sobre

la sociedad de la información, la sociedad del co-

nocimiento y sobre las sociedades del aprendiza-

je para reflexionar luego sobre las “Comunidades

virtuales de aprendizaje e innovación educativa”.

Page 156: N01 Completo

{ }

Planteó la necesidad de realizar una innovación

crítica a través de la revisión de los supuestos

educativos actuales, incorporando a partir de ahí

cambios radicales no sólo en las modalidades de

enseñanza sino, y sobre todo, en la vida cotidiana

de los estudiantes, en los métodos de enseñanza,

en la concepción y diseño curricular, en los recur-

sos educativos, en la evaluación de los aprendi-

zajes. Planteó que la innovación no es la incorpo-

ración ni el uso per se de las TICs, sino determi-

nados usos de estas tecnologías, lo que genera

dinámicas de innovación, información y mejora de

la enseñanza y el aprendizaje. Recomienda partir

del reconocimiento de su potencial educativo co-

mo facilitadores de nuevas formas de concebir la

producción y la distribución de saberes, de ges-

tionar el conocimiento.

Conferencia del Dr. Arq. Esteban de Manuel Jerez

La innovación deseable parte de concebir mode-

los de formación híbridos o mixtos, de proponer

innovaciones no sólo en lo instrumental sino

también en lo cultural y político, de perturbar las

mentes y las estructuras que limitan e imposibili-

tan. En este sentido la interinstitucionalidad y la

interdisciplina favorecen el escenario innovador;

por tanto la Red ULACAV es un ámbito fértil para

la gestación de una comunidad virtual de aprendi-

zaje.

Otros insumos para la reflexión aportados fueron

la Síntesis de las Ponencias presentadas a este

encuentro y el Informe sobre el Primer Encuentro

Virtual de Aulas en contexto.

La Síntesis de Ponencias pretendió capitalizar los

aportes de cada una de ellas, además de esta-

blecer las temáticas recurrentes e innovaciones

presentadas. Un enfoque pedagógico fue expues-

to en algunas de las ponencias, en algunos casos

como tema central y en otros como fundamenta-

ción de experiencias concretas. Se presentaron

experiencias de cursos aislados, articulación de

cursos (de grado y posgrado) y carreras comple-

tas. La mayoría de las experiencias descritas tie-

nen que ver con trabajos de campo en contextos

de precariedad, lo que llamamos aula en contexto

real. En estos casos se busca contrastar la teoría

con la realidad, vincular el discurso con la acción

y actuar sobre la realidad. Otros temas abordados

en menor medida son la relación de la enseñanza

con la investigación y la interdisciplina. Se planteó

innovación también a través de propuestas de

abordaje de nuevas temáticas. El uso de las TICs

en los procesos de formación fue abordado de

manera marginal, valorándose la propuesta de

crear un espacio de formación permanente y for-

talecer la Red ULACAV facilitando el intercambio

continuo y no sólo durante los encuentros anua-

les.

El Encuentro Virtual de Aulas en contexto fue una

propuesta de trabajo en un nuevo espacio de in-

tercambio utilizando la Plataforma EVA (Espacio

Virtual de Aprendizaje de UDELAR), realizado

previamente al encuentro en Montevideo, con la

idea de experimentar el uso de las TICs, con la

participación de los siguientes cursos y faculta-

des:

- Taller Libre de Proyecto Social (TLPS). Facultad

de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Universi-

dad de Buenos Aires.

- Gestión y Desarrollo de la Vivienda Popular.

Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo,

Universidad del Nordeste, Argentina.

- Taller Vivienda Social y Ciudad. La Vivienda

Social en contextos de precariedad: una apro-

Page 157: N01 Completo

ximación al caso de Santa Rosa de Lima, Santa

Fe. Facultad de Arquitectura, Universidad del Li-

toral, Argentina.

- Viviendo al Margen. El espacio público en con-

textos de precariedad. Curso Interáreas y Ex-

tensión. Facultad de Arquitectura, Universidad

de la República, Uruguay.

- Proyecto de Extensión Arquitectura y Comuni-

dad y Cátedra de Proyecto Arquitectónico-

Vivienda de interés social. Curso de Arqui-

tectura y Urbanismo. Universidade Feevale, No-

vo Hamburgo (RS), Brasil.

- Máster en Gestión Social del Hábitat. Universi-

dad de Sevilla, España.

Durante su presentación se describió la propuesta

y los resultados obtenidos además de plantear

interrogantes respecto al proceso desarrollado.

El objetivo del Encuentro Virtual fue poner en

práctica una experiencia novedosa al mismo

tiempo que compartir, durante los meses previos

al Encuentro, diferentes instancias en los cursos

que participaban de la misma y de esta forma:

coordinar algunos objetivos de trabajo, realizar

actividades comunes, compartir los resultados de

los procesos y los propios procesos de enseñan-

za-aprendizaje.

Los productos que se obtuvieron son: fichas in-

formativas de cada curso que participó, materia-

les aportados por cada uno de ellos, una plata-

forma común de trabajo en funcionamiento y un

trabajo en red en marcha.

Por otro lado, a partir de esta experiencia piloto

surgieron múltiples interrogantes, especialmente

dirigidos al futuro, cuya respuesta contribuirá a

potenciar el trabajo ya realizado y fortalecer la

Red ULACAV. Se trata de cuestionamientos téc-

nicos, sobre herramientas virtuales a utilizar, y

también pedagógicos, relativos a los contenidos y

actividades o tareas a realizar en conjunto por

parte de los distintos integrantes de la iniciativa

con el reto que esto significa. En respuesta a al-

gunos de estos cuestionamientos, luego del En-

cuentro, un grupo de estudiantes tomó la ini-

ciativa de continuar con el intercambio de acti-

vidades a través de un grupo virtual en Facebook.

A partir de todos estos disparadores se desarro-

llaron los Talleres de Estudiantes y Docentes.

Los estudiantes comenzando a debatir

En el Taller de Estudiantes se realizó la pre-

sentación de las diversas experiencias de trabajo

de cada grupo asistente, en plenario. Esta activi-

dad fue compartida por docentes y estudiantes de

la Universidade Feevale de Novo Hamburgo, Bra-

sil, conectados a través de video conferencia. Se

propuso la utilización de esta herramienta como

forma de experimentar los beneficios del uso de

las TICs en el trabajo en red.

Luego se discutió en grupos sobre los dos ejes

propuestos. Se recogieron los aportes en un ple-

nario, realizándose un resumen de las principales

Page 158: N01 Completo

{ }

ideas. La discusión de los estudiantes se centró

en la reflexión sobre las experiencias de trabajo

en campo, considerando los aportes de esta rela-

ción con la población a su proceso de formación.

En esta instancia se expresó que el trabajo en

contexto real permite una percepción directa y

sensible y en consecuencia un aprendizaje más

real, objetivo y comprometido. Un profesional que

trabaja en contexto real deberá actuar con res-

ponsabilidad ciudadana, de una forma ética, y

deberá contar con la capacidad de enfrentar lo

incierto y reconocer a los otros actores. Un do-

cente deberá reunir estas características y tener

experiencia de trabajo directo, facilitar el inter-

cambio entre estudiantes y la sociedad y fomentar

el trabajo interdisciplinario y no sólo multidiscipli-

nario.

En cuanto al Aula en contexto virtual, se reflexio-

nó respecto a las posibilidades de intercambio de

información y de experiencias que genera, así

como la oportunidad de sistematizar producciones

diversas, el conocimiento de contextos diferentes.

Este intercambio permite, además de aproximar-

se a la construcción colectiva de conocimiento y

su socialización, repensar el propio trabajo.

Se concluyó que el compromiso institucional,

académico, social y político es necesario desde

una perspectiva de derecho socio-habitacional-

ambiental. Se debe enfocar desde una mirada

sistémica, en todos los niveles de la enseñanza y

con la participación del Estado, por ende con ca-

pacidad de negociación, transformación e interac-

ción. Se propone instalar fuertemente el paradig-

ma de producción social del hábitat en las univer-

sidades y generar espacios de actuación que in-

tegren enseñanza, extensión e investigación, utili-

zando herramientas que estén al alcance de toda

la sociedad.

La pauta de discusión para el Taller de Docentes

se centró también en Aula en contexto real y Aula

en contexto virtual. Se pueden resumir los aportes

realizados en relación a los aspectos que se co-

mentan a continuación.

Se plantea el marco desde el cual parte la inno-

vación, incorporando: comunidades de aprendiza-

je, una perspectiva ético-política, el marco de los

derechos humanos, una visión crítica y compleja,

considerando siempre el contexto actual latinoa-

mericano de transformaciones estructurales.

Se propone avanzar en la innovación desde tres

dimensiones: definición del objeto, metodologías

específicas y transferencia de conocimiento bidi-

reccional con los pobladores.

La producción social del conocimiento es necesa-

ria para el abordaje de la producción social del

hábitat; por tanto ámbitos para la innovación se-

rán: organizaciones sociales, organismos públi-

cos, distintos niveles de la escolarización, orga-

nismos gremiales de profesionales.

Algunas acciones propuestas para lograr innovar

fueron: realizar alianzas con distintos actores,

construir vínculos y gestión calificantes, desarro-

llar una “ecología de saberes”, tomar conciencia

del papel auxiliar del técnico en los procesos par-

ticipativos, comprometer a los actores competen-

tes en los procesos, desarrollar programas de

responsabilidad social universitaria, potenciar la

inteligencia emocional, sacar la temática de la

producción social del hábitat de la marginalidad

académica para favorecer la articulación y diálogo

con otros ámbitos.

Se propusieron metodologías concretas para fo-

mentar la innovación, entre las cuales se conside-

raron: incorporar instrumentos híbridos de apren-

dizaje presencial, virtual y real; estimular la pre-

sencia de estudiantes en las diferentes institucio-

nes y organizaciones sociales y empresariales

vinculadas; desarrollar aprendizaje a través de la

construcción de aprendizaje significativo y de

grupos de trabajo; promover el aprendizaje en

procesos de extensión universitaria, aprendizaje y

servicios; invertir el proceso de aprendizaje: trans-

Page 159: N01 Completo

formar y luego reflexionar; construir los problemas

y soluciones con la comunidad; avanzar en la

acreditación de cursos interdisciplinarios; aplicar

las TICs a nuevos enfoques pedagógicos y para-

digmas del aprendizaje; promover la plataforma

Moodle; potenciar la relación virtual de las cáte-

dras.

Para finalizar las actividades se realizó un taller

conjunto de docentes y estudiantes donde se

compartieron las conclusiones de ambas instan-

cias.

Debate de docentes. Fuente: Servicio de Medios Audiovisuales. FARQ-UDELAR

Complementando las actividades específicas del

Encuentro se realizó previamente al comienzo

oficial del mismo la actividad Vivienda y Ciudad:

un recorrido por Montevideo, visitando Cooperati-

vas de Vivienda con la participación de los docen-

tes y estudiantes participantes. Esta experiencia

es un referente internacional sobre procesos de

gestión social del hábitat y por tanto es de espe-

cial interés de los visitantes extranjeros. El reco-

rrido incluyó experiencias de cooperativas de

ayuda mutua y ahorro previo de distintas épocas

y el intercambio de impresiones con sus usuarios.

La Asamblea de la Red tuvo dos sesiones para la

definición de aspectos administrativos y estatuta-

rios, planificación de actividades futuras y com-

promisos de participación de los integrantes, con

el fin de promover un permanente y más profundo

intercambio entre las cátedras e iniciar acciones

hacia el Encuentro XVII.

Para los próximos Encuentros se estableció que

las sedes serán la Universidad Austral de Valdivia

(Chile) en 2011 y la Universidad Católica de Cór-

doba (Argentina) en 2012. El eje temático para el

Encuentro XVII de Valdivia será: “Estrategias de

inserción y ampliación de la temática en los currí-

cula desde una perspectiva interdisciplinaria”.

Son muchos los retos que desde nuestras Uni-

versidades enfrentamos a la hora de contribuir a

dar solución a la problemática habitacional. Oca-

siones de intercambio y debate, como la que fue

relatada, potencian el aporte que cada una en su

ámbito puede realizar. La Red ULACAV, en la

medida en que vea fortalecido su accionar, gene-

rará ámbitos permanentes de formación para los

futuros profesionales que participen en los proce-

sos de gestión social del hábitat. Este es uno de

los desafíos asumidos, que deberá estar susten-

tado en una revisión de los supuestos educativos

actuales, de los modelos de enseñanza pertinen-

tes para la formación de los profesionales idóneos

Page 160: N01 Completo

{ }

para desempeñarse en la comunidad.

Nota sobre fuentes de información

Para el punto “Red ULACAV” se tomaron

contenidos de la página web:

<www.redulacav.org>.

Sobre lo discutido en el taller de estudiantes

se tomaron conceptos del resumen elabora-

do por Joaquín Deon, estudiante del Semina-

rio de Trabajo Social y Hábitat, Escuela de

Trabajo Social, Carrera de Geografía. Uni-

versidad Nacional de Córdoba, Argentina.

Sobre lo discutido en el Taller de Docentes

se tomaron conceptos de los apuntes de los

Arquitectos Marta Giró (Universidad del Nor-

deste, Argentina) y Jorge Di Paula (REAHVI,

UDELAR, Uruguay).

Además de los Arquitectos Recalde, Solanas

y Vallés, el Comité Organizador del XVI En-

cuentro de la Red ULACAV estuvo confor-

mado por los Arquitectos María del Huerto

Delgado y Jorge Di Paula.

Información complementaria, sobre la red y

anteriores Encuentros pueden ser consulta-

dos en: <www.redulacav.org>.

Cita del artículo

RECALDE, Sharon; SOLANAS, Marta; VALLÉS, Raúl.

XVI Encuentro de la Red Universitaria Latinoamericana

de Cátedras de Vivienda (ULACAV). Montevideo, 2010.

Hábitat y Sociedad, 2010, nº 1, p. 153-160.

<www. habitatysociedad.us.es>.

Page 161: N01 Completo

{ y }

www.habitatysociedad.us.es

Objetivos y alcances de los Relatores Especiales sobre la vivienda ade-

cuada de Naciones Unidas

Roberto Goycoolea Prado

Paz Núñez Martí

Resumen

El 24/09/2010 Naciones Unidas prorrogó por tres años el mandato de Raquel Rolnik, “Relatora Especial sobre una vi-

vienda adecuada como elemento integrante del derecho a un nivel de vida adecuado y sobre el derecho de no discrimi-

nación a este respecto”. Ningún periódico de mayor tirada español recogió la noticia. Tienen razón, difícilmente la conti-

nuidad o cese de un miembro de un organismo internacional es algo destacable. Pero tampoco hicieron ninguna men-

ción al contenido de su último informe, pese a tratar un tema que nos incumbe: la dramática situación habitacional de los

más de 200 millones de migrantes en el mundo. Algo similar ocurrió con los anteriores informes. Es una oportunidad

desaprovechada, pues son documentos básicos para lograr entender qué sucede hoy con el hábitat. Ante este desco-

nocimiento o desinterés, el objetivo de este artículo es dar a conocer los objetivos y alcances de la señalada Relatoría

Especial.

Palabras clave

Derecho a la vivienda; Derechos humanos; Relator especial; Discriminación habitacional; Naciones Unidas; Consejo de

Derechos Humanos; Miloon Kothari; Raquel Rolnik.

Abstract : Aims and scopes of the Special Rapporteurs of United Nations on

suitable housing

On 24/09/2010, United Nations extended, by three years, the mandate of Raquel Rolnik, “Special Rapporteur on ade-

quate housing as an integral component of the right to an adequate standard of living, and on the right to non-

discrimination in this context”. None of the main Spanish newspapers picked up the news. Not surprising, since the con-

tinuation or termination of the contract of an officer of an international organization is hardly remarkable. However, no

mention of the content of her latest report was made, despite dealing with an issue that concerns us: the dramatic

housing situation of more than 200 million migrants worldwide. Something similar happened with the earlier reports. It is

unfortunate that this happens, because they are basic documents towards attaining the understanding current habitat.

Given this ignorance and disinterest, the aim of this paper is to present the objectives and scope of the aforementioned

Special Rapporteur.

Key Words

Right to Housing; Human Rights; Special Rapporteur; Housing Discrimination; United Nations; Human Rights Council;

Miloon Kothari; Raquel Rolnik.

Datos de contacto: Roberto Goycoolea Prado, Escuela Técnica Superior de Arquitectura y Geodesia, Universidad de Alcalá. C/ Santa Úrsula 8. 20801 Alcalá de Henares, Madrid. E-mail: [email protected]. Datos de contacto: Paz Núñez Martí, Escuela Técnica Superior de Arquitectura y Geodesia, Universidad de Alcalá. C/ Santa Úrsula 8; 20801 Alcalá de Henares, Madrid. E-mail: [email protected].

Page 162: N01 Completo

{ }

Introducción1

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU2

creó en 2000 la “Relatoría Especial sobre una vi-

vienda adecuada como elemento integrante del

derecho a un nivel de vida adecuado y sobre el

derecho de no discriminación a este respecto”. Su

función es examinar, monitorear, aconsejar e in-

formar sobre la situación del derecho a la vivienda

en el mundo, así como promover asistencia y

cooperación a los Gobiernos para garantizar mejo-

res condiciones de la vivienda y estimular el diálo-

go con las demás dependencias de la ONU y otras

organizaciones internacionales con el mismo fin.

Los relatores forman parte de los llamados “Pro-

cedimientos Especiales” del Consejo de Derechos

Humanos, que reúne mecanismos adoptados por

el Consejo para monitorear determinados temas o

países. Hoy hay 30 relatorías temáticas y 8 para

países específicos. Estos expertos no representan

a sus países, al ser su independencia esencial

para desarrollar el mandato de forma libre. Tam-

poco forman parte de la estructura asalariada de

las Naciones Unidas y tienen un mandato de tres

años, con la posibilidad de una única reelección.

El trabajo del relator no es remunerado, pero reci-

be apoyo en materia de recursos humanos, logísti-

cos y asistencia para investigaciones por parte del

Alto Comisionado para los Derechos Humanos,

con sede en Ginebra.

1 Información tomada principalmente del portal oficial de la

Relatoría Especial para una vivienda adecuada… <http://www.derechoalavivienda.info/es/por-dentro/o-que-faz-a-relatoria/>. 2 El Consejo de Derechos Humanos sustituye desde 5/03/2006,

como parte del proceso de reformas de la ONU emprendido por Koffi Annan, a la Comisión de Derechos Humanos, establecida en 1946, desacreditada repetidamente por diferentes delega-ciones que denunciaron que estaba sesgada a favor de los intereses estratégicos de Estados Unidos. El Consejo cuenta con 47 miembros independientes con nombramientos trianua-les que actúan supervisando la aplicación del Pacto Internacio-nal de Derechos Civiles y Políticos por sus Estados Partes. Fija “las normas por las que se rige la conducta de los Estados, pero también actúa como foro en el que todos los países, gran-des o pequeños, los grupos no gubernamentales y los defenso-res de los derechos humanos de todo el mundo pueden expre-sar sus inquietudes”. <http://www2.ohchr.org/spanish/bodies/chr/index.htm>.

Las principales actividades de la Relatoría Espe-

cial para el Derecho a una Vivienda Adecuada

son: a) recibir informaciones sobre casos específi-

cos de violaciones del derecho a la vivienda; b)

pedir aclaraciones a los gobiernos, por medio de

apelaciones urgentes y cartas de alegaciones; c)

hacer misiones oficiales en los países para inves-

tigar la situación del derecho a la vivienda; d) pre-

sentar un informe anual al Consejo de Derechos

Humanos de ONU, en Ginebra, y otro a la Asam-

blea General en Nueva York, que aborden temas

específicos o relaten las misiones realizadas.

Aunque el trabajo de la Relatoría Especial no se

limita exclusivamente a la elaboración de los in-

formes anuales indicados en el último punto del

párrafo anterior, al realizar también documentos

específicos para apoyar a quienes trabajan en la

consecución del Derecho a la vivienda,3 son éstos

los que presentan mayor interés informativo y

práctico.

El objetivo de las notas que siguen es dar un pa-

norama general del trabajo realizado por la Relato-

ría Especial, considerando que el conjunto de sus

informes otorga uno de los panoramas globales

más completos tanto de la situación jurídica del

Derecho a la vivienda como de su cumplimiento.

Los Relatores Especiales

Hasta el momento la ONU ha nombrado dos Rela-

tores para dirigir la Relatoría Especial sobre una

vivienda adecuada. Para no generar suspicacia

sobre la orientación y objetivos de su trabajo, el

Consejo de Derechos Humanos ha procurado,

como en el caso de sus homólogos de otras áreas,

buscar expertos en la materia que centren su ejer-

3 Por ejemplo, cabe mencionar la guía “¿Cómo actuar en pro-

yectos que involucren desalojos forzosos?”, Guía que, por un lado, “resume lo que las normas internacionales determinan sobre desalojos forzosos provocados por proyectos públicos y privados de infraestructura y urbanización” y, por otro, contiene orientaciones e indicaciones a todos los involucrados, con el fin de que “tales proyectos sean desarrollados de acuerdo al dere-cho a la vivienda adecuada de las comunidades por ellos afec-tadas”. Documento disponible en: <http://issuu.com/unhousing/docs/guia_espanol>.

Page 163: N01 Completo

cicio principalmente en el ámbito académico. En la

Relatoría Especial que nos ocupa, los dos profe-

sionales que han ocupado el cargo cumplen con

este requisito, compartiendo además el ser arqui-

tectos y, aunque suponemos que esto es más

anecdótico que una condición, el haber realizado

estudios de postgrado en Estados Unidos.

El primer Relator Especial fue el indio Miloon

Kothari. Su mandato fue establecido inicialmente

por la Comisión de Derechos Humanos en abril de

2000. Cuando el Consejo de Derechos Humanos

sustituyó a la Comisión (2006), el mandato fue

confirmado y prorrogado hasta fines de 2008.

Kothari es un arquitecto con amplia experiencia en

el área del derecho a la vivienda y a la tierra y tra-

baja activamente en distintos frentes para promo-

ver la realización de los derechos económicos,

sociales y culturales. Kothari se formó en el Institu-

to Pratt de la Universidad de Columbia (Nueva

York) y en la Universidad Maharaja Sayajurao (Ba-

roda, India), y ha trabajado como profesor invitado

en diversas universidades e instituciones.

El segundo y actual Relator Especial es Raquel

Rolnik. Inició su mandato en mayo del 2008. “Re-

conociendo con aprecio” la labor realizada por la

Relatora Especial en su primer mandato, el Conse-

jo de Derechos Humanos de Naciones Unidas de-

cidió, el pasado 24 de septiembre de 2010, prorro-

gar su mandato por un periodo de tres años (NU

A/HRC/15/L.13). Rolnik es arquitecta y urbanista

con más de 30 años de experiencia en planea-

miento y gestión urbanística, trabajando activa-

mente en la implementación y evaluación de polí-

ticas públicas de vivienda y urbanismo. Es profe-

sora de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo

de la Universidad de São Paulo, autora de diver-

sos libros y artículos sobre temas relacionados con

la ciudad y aporta su experiencia gubernamental

como directora de la Secretaría de Planeamiento

de la ciudad de São Paulo y Secretaría Nacional

de los Programas Urbanos del Ministerio de las

Ciudades. También ha sido colaboradora en orga-

nizaciones civiles tales como el Instituto Polis.

Informes

Los informes anuales de los Relatores Especiales

constituyen la parte fundamental y más visible del

mandato encomendado por la ONU y son de dos

tipos: a) “enfoques” (aproximaciones o informes

generales), donde se analiza una situación especí-

fica respecto al derecho a la vivienda a escala

mundial, y b) “misiones”, en los que se informa del

resultado de la visita realizada por el Relator Es-

pecial a un país específico para estudiar el grado

de cumplimiento de los acuerdos internacionales

sobre el acceso a una vivienda adecuada.

a. Los informes generales surgen a propuesta de

los Relatores Especiales, con la aprobación del

Consejo, o a propuesta del propio Consejo, como

el mandato realizado en 2002 a M. Kothari para

que preparase un estudio sobre la vivienda ade-

cuada y la mujer. En diciembre de 2007 el Conse-

jo, teniendo en cuenta los estudios realizados has-

ta ese momento, definió con mayor claridad las

tareas encomendadas a los Relatores Especiales.

La petición es pertinente porque resume las tareas

que de uno u otro modo conciernen a cualquier

estado, institución y persona que esté implicada

en el mejoramiento de las condiciones de la habi-

tabilidad mundial:

- Promover la plena efectividad del derecho a una

vivienda adecuada como parte del derecho a un

nivel de vida adecuado.

- Identificar las mejores prácticas, así como los

problemas y obstáculos a la plena efectividad del

derecho a una vivienda adecuada, y determinar

las deficiencias de protección a ese respecto.

- Hacer especial hincapié en las soluciones prácti-

cas en relación con el ejercicio efectivo de los

derechos relacionados con el mandato.

- Aplicar una perspectiva de género, incluso de-

terminando los elementos de vulnerabilidad es-

Page 164: N01 Completo

{ }

pecíficos del género en relación con el derecho a

una vivienda adecuada y a la tierra.

- Facilitar el suministro de asistencia técnica.

- Trabajar en estrecha cooperación con otros ór-

ganos dedicados a la consecución del Derecho a

la vivienda, evitando toda duplicación innecesa-

ria.

De uno u otro modo, todos los informes generales

hasta ahora presentados –diez- abordan estos

puntos, tanto de manera general como desde en-

foques específicos. El conjunto de los temas hasta

ahora tratados por los Relatores Especiales, reco-

gidos en el Cuadro adjunto (Cuadro 1) muestran la

voluntad de la ONU de estudiar el derecho a la

vivienda desde diversas perspectivas. Como per-

sonas interesadas en los temas habitacionales

estos informes son documentos a tener en consi-

deración, ya que resumen de manera clara y sinté-

tica lo que está sucediendo a nivel mundial en la

materia que nos ocupa. Pese a todas las razona-

bles consideraciones y matizaciones que se pue-

dan hacer a los documentos surgidos de los orga-

nismos internacionales –especialmente la necesi-

dad que tienen los autores de mantener enfoques

y discursos “políticamente correctos”– entendemos

que los Relatores Especiales han logrado mante-

ner la independencia que se les supone, presen-

tando sus resultados sin maquillajes. De ahí que

animamos a consultarlos.4

b. El otro tipo de informe que desarrollan los Rela-

tores Especiales son los que resumen los resulta-

dos de sus “misiones” a países específicos. Por lo

general estos estudios surgen de denuncias sobre

violaciones del derecho a una vivienda adecuada.5

4 Los informes están disponibles en la página oficial del Alto

Comisionado para los Derechos Humanos de ONU: <http://ap.ohchr.org/Documents>; pero es más sencillo acceder desde el apartado ¿Qué hace la relatoría?/Informes, en la pá-gina Web “La vivienda es un derecho humano” de la Relato-ría Especial sobre una vivienda adecuada: <http://www.derechoalavivienda.info/>. 5 Bajo el mandato de R. Rolnik se han articulados procedimien-

tos sencillos para efectuar estas denuncias, que incluso pueden ser enviadas a título particular: <http://www.derechoalavivienda.info/es/contacto/como-fazer-

Una vez que es conocedora de una denuncia, la

Relatoría entra en contacto con el gobierno del

país implicado. Dependiendo de la respuesta, el

Relator Especial envía la solicitud de misión al

Consejo para realizar un estudio sobre el país en

cuestión. En todos los casos, la misión debe ser

aprobada por el país visitado; lo que no siempre

ocurre o se hace con reticencia, como ocurrió en la

visita del Relator Especial a España en 2006.6

Las repercusiones efectivas de estos informes de-

penden mucho de la voluntad política, ya que no

siempre se reconocen las conclusiones ni aplican

las recomendaciones aportadas. Pero, indepen-

dientemente de sus resultados, lo que sí han teni-

do todos estos informes es una importante reper-

cusión mediática en los países en los que se reali-

zan, al dar una visión general del problema de la

vivienda, y suelen poner en entredicho o matizar

las proclamas oficiales. Sin ir tan lejos, esto ocurrió

con el informe sobre España. El Gobierno, más

que tomar nota de la situación descrita por M.

Kothari (A/63/275), se dedicó a defender las bon-

dades de su política habitacional. El tiempo, sin

embargo, le ha dado la razón al experto de ONU.

Entre otros problemas observó “que factores eco-

nómicos y financieros, entre los que cabe mencio-

nar la especulación generalizada, han tenido efec-

tos negativos en el derecho a una vivienda ade-

cuada en España. Lo elevado de los precios y la

falta de parques de vivienda pública, en particular

de viviendas de alquiler, han afectado a grandes

sectores de la población”. También señaló que

“uno de los elementos más significativos de la polí-

tica de vivienda de España, en comparación con la

de otros países de la Unión Europea, es la priori-

dad que se ha asignado en los últimos decenios al

modelo de la propiedad de la vivienda mediante

distintos instrumentos, tales como la política impo-

uma-denuncia/>. 6 Según informó Observatori DESC, el Gobierno español tardó

más de dos años en aceptar la visita en misión oficial de M. Kothari: <www.descweb.com>.

Page 165: N01 Completo

sitiva y los planes de vivienda pública”. Ante ello el

Relator Especial recomienda reflexionar “seria-

mente sobre el funcionamiento del mercado, el

modelo de propiedad de la vivienda y su posible

efecto negativo en las posibilidades de vivienda

económica, y será preciso que el Estado interven-

ga en el mercado”.

El último informe de la actual Relatora Especial

(presentado el 09/08/2010) profundiza aún más en

el tema, pero esta vez a escala global. Se centra

en la identificación de los sectores de la población

excluidos socialmente por temas de vivienda y

realiza un llamamiento para su protección. En con-

creto, los fuertes flujos migratorios que se están

produciendo en la actualidad acentúan el incum-

plimiento de este derecho y propone una serie de

recomendaciones sobre la manera de garantizar y

mejorar el disfrute por los migrantes del derecho a

la vivienda.

AÑO “ENFOQUES” “MISIONES”

2001 Definición del mandato y objetivos

2002 Discriminación y efectos de la globalización Territorios palestinos ocupados; Rumanía; México

2003 Agua; Mujeres Perú; Afganistán

2004 Desalojos forzados Kenia; Brasil

2005 Población sin techo; Mujeres Camboya; Irán

2006 Mujeres Australia; Líbano e Israel; España

2007 Orientaciones sobre desalojos África del Sur; Canadá

2008 Visión del primer mandato. Justicia y áreas de trabajo del 2º mandato

2009 Crisis financiera; Cambio climático Maldivas; Afganistán, México, Perú y Rumanía (Segui-miento)

2010 Efecto de los grandes eventos en la consecución del derecho a la vivienda

EEUU; Kenia, Brasil y Camboya (Seguimiento)

Cuadro1: Informes de los Relatores Especiales sobre una Vivienda Adecuada. Fuente: ONU, Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos.

Consideraciones finales

No es este el lugar para realizar un estudio deta-

llado de los distintos informes de los Relatores

Especiales sobre de la situación mundial sobre el

acceso a una vivienda adecuada en el mundo.

Cabe señalar, eso sí, que el panorama descrito

es realmente preocupante. En síntesis, pese a los

avances detectados en algunos países o regio-

nes, el derecho a la vivienda lejos está de ser un

derecho efectivo; es más, para grandes colectivos

de la humanidad, especialmente los social, eco-

nómica y jurídicamente más vulnerables -esos

2.000 millones de pobres, mayoritariamente muje-

res, que viven con menos de 2€ al día, los mi-

grantes, los desalojados o desplazados por catás-

trofes o la especulación inmobiliaria…-, el dere-

cho a la vivienda adecuada es hoy por hoy pura

entelequia.

Ante ello, cabe hacer una valoración de los objeti-

vos y alcances de la labor realizada por los Rela-

tores Especiales sobre una vivienda adecuada.

Ciertamente, no es una pregunta sencilla, tanto

por su alcance como por las muchas áreas en

que se desenvuelven los Relatores Especiales.

Pese a ello, consideramos que es posible expo-

ner cuatro consideraciones generales que de al-

gún modo responderían la pregunta planteada.

a. De manera bastante generalizada la labor de

los Relatores Especiales ha sido internacional-

Page 166: N01 Completo

{ }

mente reconocida o, cuando menos, sus informes

suelen estar presentes de manera positiva en las

relaciones documentales de expertos e institucio-

nes dedicadas al mejoramiento del hábitat. Por su

propia orientación, estos informes se utilizan so-

bre todo para mostrar la problemática habitacional

mundial y para contextualizar las situaciones loca-

les. Por otra parte, las matizaciones que los Go-

biernos de los países estudiados suelen hacer de

las conclusiones de los Relatores Especiales

muestran que realmente se tratan los asuntos

más sensibles de las políticas habitacionales; lo

cual, en sí, constituye un mérito de los Relatores

Especiales y de la forma de elegirlos. Esto no

significa que no haya críticas. Estas apuntan so-

bre todo a la difícil (para algunos nula) transposi-

ción que tienen sus recomendaciones a las legis-

laciones particulares y al cumplimiento efectivo de

las mismas.

b. El hecho de que los Relatores dependan del

Consejo de Derechos Humanos y no de alguna

institución que actúe en la construcción efectiva

del hábitat, como podría ser el Centro para los

Asentamientos Humanos de la propia ONU –UN-

HABITAT-, condiciona y orienta la mirada así co-

mo los objetivos de los estudios e informes, cen-

trados sobre todo en cuestiones jurídicas más

que en análisis del estado “material” de los asen-

tamientos humanos. Esto explicaría también por

qué las recomendaciones suelen centrarse en

aspectos legales más que urbanos o arquitectóni-

cos. Lo cual no supone un demérito para el traba-

jo de los Relatores Especiales, pues diversos or-

ganismos -como la Coalición Internacional del

Hábitat, la Asamblea de los Pueblos o la propia

ONU- han puesto de manifiesto la importancia de

la seguridad jurídica como uno de los elementos

esenciales de la habitabilidad básica.

c. La visión de Naciones Unidas sobre el Derecho

a la vivienda ha ido cambiando desde su conside-

ración como un derecho autónomo a incluirlo en

una mirada más comprensiva donde este derecho

aparece como elemento fundamental de los De-

rechos Humanos. Es decir, se ha tomado con-

ciencia de que el cumplimiento del Derecho a la

vivienda –proporcionar a cada ser humano una

vivienda adecuada– no es suficiente para tener

una vida digna. El cambio en la denominación de

las Relatorías Especiales no deja duda sobre esta

reorientación conceptual. En 1993 la Comisión de

Derechos Humanos designó a Rajindar Sachar

como Relator Especial sobre el fomento de la rea-

lización del derecho a una vivienda adecuada.7

En cambio la Relatoría Especial creada en 2000

considera el Derecho a la vivienda como “elemen-

to integrante”, pero no exclusivo, del Derecho a

un nivel de vida adecuado. Cabe señalar que este

cambio de perspectiva en la concepción del papel

de la vivienda en la consecución de una vida ade-

cuada, también lo ha asumido Naciones Unidas

en las recomendaciones sobre el enfoque de las

políticas habitacionales realizadas por UN-

HABITAT. Desde su fundación en 1978 ha pasa-

do de exigir que las políticas habitacionales se

centren en la eliminación de los tugurios, propor-

cionando cobijos dignos, a recomendar que las

políticas habitacionales se aborden desde la

perspectiva del Derecho a la ciudad con la finali-

dad de lograr ciudades más justas y habitables.8

De hecho, existe un interés por parte de la Rela-

toría en visibilizar los problemas contemporáneos,

realizando informes pertinentes al momento histó-

rico en el que se encuentre el derecho a la vivien-

da.

d. La conclusión más evidente y comprometedora

de los distintos informes de los Relatores Espe-

ciales la expresó con claridad R. Sachar, respon-

7 Por la profundidad en que se abordan los temas tratados y

sobre todo por estar escritos en un lenguaje directo y claro, poco común en los documentos internacionales, resulta ins-tructivo detenerse en este informe: <http://daccessddsny.un.org/doc/UNDOC/GEN/G93/140/91/PDF/G9314091.pdf?OpenElement>. 8 Para un panorama general del tema, vid. Núñez Martí y

Goycoolea Prado, 2010.

Page 167: N01 Completo

sable de la Relatoría sobre Vivienda anterior a la

actual que nos ocupa. En su informe de 1993 se-

ñala9: “Pese a que existe una amplia base legal

en apoyo del derecho a la vivienda, como se de-

mostrará en este informe, y a pesar del acuerdo

general entre los especialistas en derechos hu-

manos en el sentido de que las condiciones de

vivienda y de vida siguen empeorando en todo el

mundo, es una realidad que el derecho a la vi-

vienda y las atribuciones que este derecho impli-

ca siguen teniendo sólo un interés marginal y

constituyen un aspecto en gran parte inexplorado

de los derechos humanos”. De ahí que el propio

R. Sachar -como también lo harán los posteriores

Relatores Espaciales - se plantease como uno de

los principales objetivos de su mandato “demos-

trar, sobre la base de la información disponible, la

necesidad urgente de una acción por parte de

todo el sistema de las Naciones Unidas–es decir,

de todos los países que la integran – en relación

con el derecho a la vivienda”. Aquí, como bien

sabemos, queda mucho por hacer.

9 R. Sachar fue Relator Especial de la Subcomisión de Pre-

vención de Discriminaciones y Protección a las Minorías de la Comisión de Derechos Humanos de ONU. El informe de 1993 llevaba por título “Realización de los derechos económicos, sociales y culturales”: <http://www.unhchr.ch/Huridocda/Huridoca.nsf/0/5ff5958d8d3a3ccb80256766004e082c?Opendocument>.

Referencias

NÚÑEZ MARTÍ, Paz y GOYCOOLEA PRADO,

Roberto. Cambios de paradigmas en la forma

de intervenir en los asentamientos humanos de

UN-HABITAT. De “la vivienda es mi derecho” a

“ciudades armoniosas”. Jornadas de Arquitectu-

ra y Cooperación al Desarrollo. Sevilla: Univer-

sidad de Sevilla, 2010, p. 49-58.

Cita del artículo

GOYCOOLEA PRADO, Roberto; NÚÑEZ MARTÍ, Paz.

Objetivos y alcances de los Relatores Especiales sobre

la vivienda adecuada de Naciones Unidas. Hábitat y

Sociedad, 2010, nº 1, p. 161-167.

<www.habitatysociedad.us.es>.

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Las “tomas” de tierras y el problema de la vivienda en Latinoamérica

Antonio Melo

Resumen

Se trata de un trabajo que recoge de forma detallada las muy diversas realidades bajo las que se produce y

materializa el complejo fenómeno de las “tomas” de tierras en Latinoamérica. El libro comienza con una re-

copilación de textos de Nora Clichevsky, Edésio Fernandes y Mike Davis que componen las bases concep-

tuales de este informe. Se ofrece una visión del presente de las “tomas” a través del análisis de los datos

obtenidos mediante una encuesta de veinte preguntas, realizada a diferentes organismos pertenecientes a

18 países latinoamericanos; así como mediante la inclusión de tres casos de estudio: el programa de “ocu-

pación guiada” de Alto Trujillo (Perú), la mejora “caso a caso y casa a casa” de cuatrocientas viviendas pre-

carias en Ciudad Sandino (Nicaragua) y la “toma” y desalojo del “Campamento Peñalolén” en Santiago de

Chile. El informe concluye con una serie de comentarios, deducciones, conclusiones y tres anexos con in-

formación pormenorizada sobre el tema en estudio: bibliografía, vocabulario específico, valores sobre la si-

tuación de la población tugurizada y centros de análisis sobre asentamientos informales.

Palabras clave

Toma de Tierras; Asentamientos informales; Desalojos; Regularización; Consolidación urbana.

Abstract: Land “seizures” and the housing problem in Latin America

This work sets out in detail the very diverse realities under which it produces and embodies the complex

phenomenon of land "seizures" in Latin America. The book begins with a collection of texts by Nora Cliche-

vsky, Edesio Fernandes and Mike Davis which makes up the conceptual basis of this report. A current vision

of “seizures” is offered through analysis of data obtained by means of a 20-question survey, conducted in dif-

ferent organizations belonging to 18 Latin American countries; as well as by the inclusion of three case stu-

dies: the program of "guided occupation" of Alto Trujillo (Peru), the improvement "case by case, house by

house" of four hundred shacks in Ciudad Sandino (Nicaragua) and the "seizure" and the eviction of " Peñalo-

lén Camp" in Santiago de Chile. The report concludes with a series of comments, deductions, conclusions

and three appendices with detailed information on the subject of study: bibligraphy, specific vocabulary, and

values on the status of the slum population and centres of analysis on informal settlements.

Key words

Land Seizures; Informal Settlements; Eviction; Regularization; Urban Consolidation.

Profesor de Construcciones Arquitectónicas II. Datos de contacto: Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Edificación, Universidad

de Sevilla. Avda. Reina Mercedes, 4A, 41012 Sevilla. E-mail: [email protected].

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SALAS, Julián (director). Las “tomas” de tierras urbanas en Latinoamérica hoy ¿problema o solución? Madrid: Secretaría General Técnica del Ministerio de Vivienda, España, Centro de Publicaciones, 2010. 246 p.

Nos encontramos ante un informe encargado por

el Ministerio de Vivienda español a la Cátedra

UNESCO de Habitabilidad Básica en la Universi-

dad Politécnica de Madrid (ETSAM). Dicho informe

es el resultado de un intenso trabajo en equipo di-

rigido por el Dr. Julián Salas Serrano, investigador

experto en cooperación y gran conocedor de la

realidad latinoamericana (ha sido Coordinador In-

ternacional del Subprograma CYTED "Tecnologías

para viviendas de interés social en Latinoaméri-

ca"). También cabe destacar que es autor de cinco

libros, entre ellos, Contra el Hambre de Vivienda:

soluciones tecnológicas latinoamericanas (Bogotá:

Escala, 1993) y La Industrialización Posible de la

Vivienda en Latinoamérica (Bogotá: Escala, 2000),

así como de más de un centenar de artículos y

trabajos científicos.

Este trabajo recoge de forma diferenciada las muy

diversas realidades bajo las que se produce y ma-

terializa el complejo fenómeno de las “tomas” de

tierras en Latinoamérica. Se estructura en cuatro

capítulos: 1. Recopilación de textos sobre el pasa-

do reciente de las “tomas” en Latinoamérica; 2. El

presente de las “tomas”; 3. Tres casos, tres aspec-

tos de “tomas” en Perú, Nicaragua y Chile; 4. Co-

mentarios, deducciones y conclusiones. Al final del

informe se incluyen tres anexos: Anexo I, Informa-

ción complementaria sobre las “tomas” de tierras

en América Latina; Anexo II, Glosario de términos

y expresiones relacionados con las “tomas”; Anexo

III, “Tomas” y tugurios, problemas universales en

franco crecimiento.

El libro comienza con un capítulo donde se recopi-

lan los textos que componen las bases conceptua-

les de este informe. La profesora argentina e in-

vestigadora del CONICET Nora Clichevsky aporta

su visión sobre el submercado ilegal de la tierra,

las formas de acceso al suelo y sobre los aspectos

cuantitativos del hábitat popular en América Lati-

na. Del abogado, investigador y urbanista brasile-

ño Edésio Fernandes se reproducen algunos tex-

tos sobre la regularización de la tenencia de las

tierras tras las “tomas”, incluyéndose un interesan-

te cuadro resumen con los aciertos y desaciertos

en los procesos de regularización de las “tomas”.

Del sociólogo y teórico urbano estadounidense Mi-

ke Davis, autor de Planeta de Ciudades Miseria

(Madrid: Ediciones Akal, 2007), se incluyen algu-

nas partes de dicho libro. El capítulo primero de

esta publicación concluye con unos textos extraí-

dos del Informe Mundial sobre Asentamientos

Humanos de 2003, The Challenge of Slums (Lon-

don: Earthscan Publications Ltd., 2003).

En el segundo capítulo se ofrece una visión del

presente de las “tomas” a través de la transcrip-

ción y análisis de los datos obtenidos mediante

una encuesta de 20 preguntas, realizada a diferen-

tes organismos (38 respuestas en total) pertene-

cientes a 18 países. Cabe destacar la información

aportada sobre legislación y programas de ayuda

para regularización o consolidación de asenta-

mientos informales. En la encuesta se planteaban

siete opciones posibles ante las “tomas”: expulsio-

nes, desalojos, tolerancia, reconocimiento, regula-

rización, consolidación e integración urbana de los

sectores informales. El informe aporta un intere-

sante análisis de los datos obtenidos: la regulari-

zación suma más del 30,52% de las respuestas y

sólo cuatro países (Costa Rica, Ecuador, El Sal-

vador y Venezuela) no la consideran; el 17,87%

corresponde a la opción de la integración urbana

de los sectores informales; los desalojos constitu-

yen el 8,42% de las contestaciones, y en lo refe-

rente a las expulsiones es destacable que figura

en última posición con un 4,21%. De los datos

aportados por las encuestas cabría afirmar que los

organismos responsables de los temas de vivien-

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da se inclinan fuertemente y de manera positiva

hacia el reconocimiento de la realidad como pro-

blema y solución de las “tomas”, ya que si se su-

ma regularización, integración y consolidación se

llega al 66,26% del total.

En el capítulo tres se incluye el estudio detallado

de tres casos: el programa de “ocupación guiada”

de Alto Trujillo (Perú), la mejora “caso a caso y ca-

sa a casa” de cuatrocientas viviendas precarias en

Ciudad Sandino (Nicaragua) y la “toma” y desalojo

del “Campamento Peñalolén” en Santiago de Chi-

le.

El primer caso se ubica en Trujillo, una ciudad de

la costa norte de Perú, con una población aproxi-

mada de 804.000 habitantes en el área metropoli-

tana. La gran demanda de vivienda por parte de la

población con menos recursos está incrementada

por la fuerte migración procedente del interior del

departamento y desde otras regiones del norte.

Esta demanda no puede ser atendida por la débil

gestión local, lo que hace que las invasiones de

tierras se incrementen. Ante esta situación se

desarrolla el Plan de Ocupación Guiada de Alto

Trujillo habilitando tierras en este sector situado a

unos 7 kilómetros del centro de la ciudad. Se otor-

ga un título de propiedad con la condición de vivir

permanentemente en el barrio y cooperar en las

obras de consolidación, incluyendo la construcción

de la vivienda. Una vez adjudicada la parcela se

organiza la población para el acondicionamiento

viario y la construcción de letrinas y pozos de

agua. A partir de ahí, y dependiendo de la capaci-

dad económica de la familia, se consolida y desa-

rrolla progresivamente la construcción de la vi-

vienda con ayudas institucionales cuando esto es

posible. En definitiva, el objetivo prioritario consiste

en adelantarse, en la medida de lo posible, a las

“tomas” espontáneas excluyendo terrenos no ade-

cuados y reservando el espacio suficiente para los

equipamientos.

El segundo ejemplo consiste en la mejora “caso a

caso y casa a casa” de cuatrocientas viviendas

precarias en Ciudad Sandino (Nicaragua). Esta lo-

calidad se ubica en el extremo oeste de la capital

de Nicaragua, a unos 12 kilómetros, y contaba en

mayo de 2001 con 23.000 familias asentadas. Con

este trabajo se busca aportar criterios que permi-

tan realizar de la forma más objetiva posible la se-

lección de beneficiarios para el mejoramiento habi-

tacional mediante donaciones externas. Se parte

de la siguiente premisa: la “pobreza es heterogé-

nea” aunque los barrios o tugurios parezcan ser

“homogéneamente pobres”. Con este enfoque del

problema quedan descartadas las soluciones idén-

ticas para cualquier situación por su nula capaci-

dad de respuesta válida y útil a una situación real

de pobreza. La metodología para distribuir las

ayudas pasó por determinar en primer lugar el es-

tado general del parque habitacional de ciudad

Sandino, analizando: el estado físico de las vivien-

das, el grado medio de hacinamiento, la dotación

de servicios de infraestructura y las áreas vulnera-

bles por restricciones físicas (fallas sísmicas,

zonas inundables, áreas de actividad volcánica,

paso de cables de alta tensión). Se realizó un es-

tudio de la legalidad de las parcelas y se creó un

Comité de Selección y Seguimiento del Proyecto.

El proceso de selección se efectuó en cuatro fa-

ses: difusión e información, valoración de la preca-

riedad, evaluación del tipo “pasa o no pasa” y eva-

luación técnica personalizada.

El tercer y último caso aportado es la descripción y

las enseñanzas de la “toma” y desalojo del Cam-

pamento Peñalolén en Santiago de Chile. Puede

leerse en el libro que esta toma “realizada el 5 de

julio de 1999 por más de 10.000 personas organi-

zadas que ocuparon un terreno de 23,45 has. fue

un hecho de gran repercusión, que el autor ha se-

guido de forma directa desde su inicio, durante el

proceso de consolidación del «campamento»

(1999-2003): fases de negociación, desalojo y

traslado (abril de 2006), hasta su actual transfor-

mación en lo que será el «Parque Comunal de

Peñalolén», en fase de ejecución (2008)” (Salas,

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2010, p. 190). De este caso se estudia y expone,

desde el estado del arte en la materia y el análisis

de la toma hasta las fases finales de desalojo,

realojo y nuevo uso del terreno. Resultan muy in-

teresantes en el apartado sobre las conclusiones y

enseñanzas algunos de los aspectos que destaca

el autor: “la celeridad con la que se autodotaron

los pobladores de habitabilidad básica”, así como

el proceso de evolución de “una solución habita-

cional autoconstruida a una vivienda ejecutada”

(Salas, 2010, p. 204). Se puede considerar como

inédito en Latinoamérica el proceso que se dio en

el desalojo del Campamento Peñalolén, denomi-

nado por el autor del informe como la “autodes-

trucción” por la propia familia autoconstructora, al

objetivo de recuperar partes, instalaciones, etc. del

cobijo para un posterior segundo uso o una posi-

ble venta.

El capítulo cuatro se divide en tres apartados:

Comentarios, Deducciones y Conclusiones. Entre

los comentarios se encuentra la consideración de

que las “tomas” constituyen el inicio de lo que pos-

teriormente serán los asentamientos irregulares,

que en Latinoamérica albergan al 31,9% de la po-

blación, con lo que se deduce que es una realidad

compleja que forma parte tanto del problema como

de la solución. Resulta muy interesante la afirma-

ción que los redactores del informe hacen en el

punto 7 de los comentarios: “la historia y desarrollo

de las «tomas» de tierras, su situación actual y la

evolución de las políticas y programas de los dife-

rentes gobiernos hacia ellas, ponen de manifiesto

que la única fuerza capaz de proporcionar aloja-

miento a los más necesitados, a la escala que es

necesaria, está en manos de los propios afecta-

dos. La administración pública no tiene, actual-

mente, capacidad ni recursos para dotar a todos

los pobladores necesitados de Latinoamérica de

alojamiento digno y de las mínimas condiciones de

habitabilidad solamente a base de programas de

vivienda. Para conseguirlo, es imprescindible con-

tar con la participación de los necesitados”. Otro

aspecto reseñable es la constatación de la apari-

ción reciente de todo un conjunto de normativas

en relación con los asentamientos precarios y las

“tomas” en la práctica totalidad de los países. Se

destaca lo variable del porcentaje de zonas tuguri-

zadas en los países estudiados en el presente in-

forme, desde el 80,9% en Nicaragua hasta el 2%

en Cuba, pasando por el 36,6% de Brasil o el

8,6% de Chile. Puede concluirse de este trabajo

que ante las “tomas” siempre aparecen tres nive-

les de actuación: municipal, federal y estatal. Los

municipios no suelen contar con atribuciones para

regularizar, pero juegan un papel esencial junto a

las autoridades federales o estatales en materia

de gestión y en los acercamientos a la población.

Por último, desde la Cátedra UNESCO y el ICHaB

se propone que se preste especial atención a las

dos primeras etapas del proceso de “tomas”: elec-

ción del suelo y parcelación, por ser el germen bá-

sico para la posterior regularización o integración

urbana de los sectores informales.

El informe concluye, como se ha dicho, con tres

anexos. El Anexo I contiene información detallada

por países sobre: centros dedicados al estudio de

los asentamientos informales, páginas web reco-

mendadas por los autores de las fichas de países,

referencias bibliográficas recientes sobre el tema

estudiado y reseñas de textos recomendados por

los autores del informe. Especialmente interesan-

te, por lo clarificador para quienes no estén fami-

liarizados con el vocabulario que se utiliza, es el

Anexo II: “Glosario de términos y expresiones re-

lacionados con las «tomas»”. En concreto, si bus-

camos el término “toma”, nos encontramos que no

es utilizado con el significado que recoge el Dic-

cionario de la Real Academia Española. En el úl-

timo Anexo, “«Tomas» y tugurios, problemas uni-

versales en franco crecimiento”, se incluyen varias

tablas con los valores de la población tugurizada a

nivel mundial. Se puede ver que el valor aproxi-

mado de la inversión necesaria per cápita para

mejorar las zonas de vivienda precaria en Lati-

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noamérica y el Caribe en el periodo comprendido

entre 2005 y 2020 sería de 1.200 USD Las inver-

siones de mayor cuantía serían para los capítulos

de la construcción de vivienda básica (472 USD) y

la provisión de infraestructuras de red (235 USD);

para compra y transmisión del suelo se estiman

unos 34 USD y por último para planificación y su-

pervisión y para la generación de capacidad 339

USD. Con este último dato se puede deducir la

importancia de las primeras etapas de las “tomas”

y de la participación de los pobladores en la solu-

ción de sus propios problemas.

Cita del artículo

MELO, Antonio. Las “tomas” de tierras y el problema de

la vivienda en Latinoamérica. Hábitat y Sociedad, nº 1,

noviembre de 2010, p. 169-173.

<www.habitatysociedad.us.es>.

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www.habitatysociedad.us.es

Jornadas de Arquitectura y Cooperación al Desarrollo

Esteban de Manuel Jerez

Manuel J. Martín Hernández

Resumen

La Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla ha organizado unas jornadas internacionales sobre Arquitectura

y Cooperación al Desarrollo los días 21 y 22 de octubre de 2010. En ellas se han dado cita personas de referencia na-

cional e internacional pertenecientes a las agencias de cooperación española y andaluza, de la Dirección General de

Arquitectura de la Junta de Andalucía, del mundo universitario y de las ONG del sector del hábitat. Las Jornadas han

servido para crear de una red de Escuelas de Arquitectura españolas que tendrá por objetivo impulsar la cooperación

internacional al desarrollo desde la universidad, en investigación, docencia y extensión universitaria, a través de la parti-

cipación en proyectos sobre el terreno, en colaboración con las agencias de cooperación y las ONG.

Palabras clave

Hábitat; Cooperación; Desarrollo; Arquitectura; Formación e investigación.

Abstract: Conference on Architecture and Development Cooperation

The School of Architecture of Seville held an international conference on Architecture and Development Cooperation on

21 and 22 October, 2010. Members of national and international renown were invited from Andalusian and Spanish co-

operation agencies, from the Department of Architecture of the Junta de Andalucía, from academia, and from NGO of the

habitat sector. The conference helped create a network of Spanish Schools of Architecture whose aim is to promote in-

ternational development cooperation from the university, in research, teaching and continuing university education

through participation in field projects in collaboration with cooperation agencies and NGO.

Key words

Habitat; Cooperation; Development; Architecture; Training and Research.

Profesor Titular de Universidad. Escuela Técnica Superior de Arquitectura (ETSA), Universidad de Sevilla. Avda. Reina Mercedes, nº 2. 41013 Sevilla. E-mail: [email protected]. Datos de contacto: Escuela de Arquitectura de Las Palmas. Campus de Tafira. 35017 Las Palmas de Gran Canaria. E-mail: [email protected].

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{ }

En el mundo actual más de mil millones de perso-

nas viven en condiciones precarias, en tugurios,

favelas, bidonvilles… en viviendas deficientes, sin

acceso a servicios básicos como el agua o la elec-

tricidad, en condiciones de extrema vulnerabilidad

ante movimientos sísmicos o fenómenos atmosfé-

ricos. Naciones Unidas, a través de la comisión

UN-HABITAT, quiere hacer frente a estos retos y

dedica la primera semana de octubre a reflexionar

sobre el estado de la cuestión y sensibilizar a la

población para conseguir la voluntad política ne-

cesaria para dar solución a estos problemas. Tras

dos conferencias Mundiales del Hábitat (Vancou-

ver 1976, Estambul 1996) y numerosos encuen-

tros y conferencias nacionales, podemos concluir

que, pese a ciertos avances, la magnitud del pro-

blema sigue siendo enorme y la voluntad política

para afrontarlo aún débil. Los objetivos de milenio

se plantean como meta reducir en cien millones

los mil millones de habitantes que viven en chabo-

las. Es un paso claramente insuficiente.

Ante este contexto, ¿qué respuestas podemos dar

a estos retos sociales desde la arquitectura, y más

específicamente, desde las escuelas de arquitec-

tura?

Entendemos que como universitarios y profesiona-

les estas cuestiones no sólo no deben sernos aje-

nas sino que deberían tener un lugar prioritario en-

tre nuestras preocupaciones. La universidad,

consciente de que debe estar atenta a las necesi-

dades sociales de su tiempo, empieza en los últi-

mos años a abrir un hueco a la cooperación inter-

nacional al desarrollo y a crear estructuras ade-

cuadas para ello, de modo que pueda aprovechar-

se su potencial de construcción de conocimiento,

educación y transferencia en este campo. En el

dominio de la arquitectura, como en otros, surgen

líneas de investigación, docencia y transferencia

de conocimiento vinculadas a la cooperación in-

ternacional al desarrollo. Así encontramos que la

Junta de Andalucía fue pionera en nuestro país al

crear en 1988 su programa de cooperación inter-

nacional desde la Dirección General de Arquitectu-

ra. Posteriormente el Ministerio de Asuntos Exte-

riores impulsó en 1992 el Programa CYTED

(Ciencia y Tecnología para el Desarrollo), dentro

del cual se insertó el programa XIV de vivienda de

interés social, que impulsó la creación de redes de

cooperación y programas de investigación lati-

noamericanos en este campo. En paralelo en

América Latina surgieron redes educativas como

ULACAV (Unión Latinoamericana de Cátedras de

Vivienda), que en octubre pasado celebró su XVI

Edición en Montevideo, en las que se impulsa la

introducción de asignaturas de grado y de post-

grado, interdisciplinares, vinculadas a la produc-

ción social del hábitat, en las que se han venido

formando arquitectos y trabajadores sociales para

especializarse en esta materia. Por otra parte se

han constituido redes sociales de ONGs de profe-

sionales y entidades cívicas, articuladas en torno a

HIC (Coalición Internacional del Hábitat), que han

tenido por objeto la lucha por el derecho a la vi-

vienda y a la ciudad. Todo esto nos habla de un

panorama en el que arquitectos y otros profesiona-

les vienen desde los años 70 trabajando en de-

sarrollar conceptos, métodos, marcos teóricos y

estrategias de acción desde los que abordar el de-

recho a la vivienda y a la ciudad. Uno de los con-

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ceptos desarrollados es el de la necesidad de

adecuar las tecnologías al contexto (tecnologías

apropiadas) y las necesidades de los habitantes,

que en gran proporción son autoconstructores

(tecnologías apropiables). A este esfuerzo se su-

man iniciativas de cooperación impulsadas por las

Agencias Especializadas en Cooperación (AECID,

AACID…), administraciones autonómicas, provin-

ciales y locales, con programas pioneros como el

impulsado por la Consejería de Obras Públicas y

Vivienda, y multitud de ONG especializadas, como

fundación CEAR, Arquitectos Sin Fronteras, Arqui-

tectura y Compromiso Social, Ingeniería Sin Fron-

teras, etc.

Con estos antecedentes, y conocedores de que en

varias Escuelas de Arquitectura españolas están

surgiendo iniciativas paralelas para introducir la

cooperación al desarrollo en la docencia, la inves-

tigación y la extensión universitaria, la Escuela

Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla, con el

decidido apoyo de la Junta de Andalucía, ha orga-

nizado durante los días 21 y 22 de octubre de

2010, unas “Jornadas de Arquitectura y Coopera-

ción al Desarrollo” con el objetivo de, entre otros,

reunir a una serie de personas interesadas prove-

nientes del ámbito universitario, de administracio-

nes públicas o de organizaciones de la sociedad

civil, para escuchar sus experiencias y debatir sus

ideas en torno a la cooperación al desarrollo en

materia de arquitectura y hábitat. Se trataba así de

provocar un encuentro entre escuelas de arquitec-

tura, agencias de cooperación internacional y or-

ganizaciones no gubernamentales con vistas a la

colaboración entre ellas para afrontar los retos del

hábitat en el presente, todo ello a lo largo de los

cuatro módulos en que se dividieron las jornadas.

El primer módulo, “Retos del hábitat: La coopera-

ción al desarrollo como respuesta”, fijó el marco de

los debates, a partir de las intervenciones de Ma-

nuel Iglesias-Caruncho y Ana Sugranyes. Algunas

de las conclusiones que podríamos reseñar giran

en torno a la insistencia en que el protagonista de

todo el proceso deba ser siempre el país en desa-

rrollo receptor de las ayudas, pues no solo conoce

sus necesidades sino también sus aspiraciones;

en ese sentido se procurará la eficacia de la

cooperación buscando su convergencia y cohe-

rencia con otras políticas internas y externas de

desarrollo. Es importante además realizar distin-

ciones entre los países beneficiarios de ayudas,

cuantificando debidamente sus límites y enten-

diendo las relaciones que deberían existir entre la

eficacia de dichas ayudas y los problemas de go-

bernanza, evitando sobre todo donaciones desti-

nadas a intereses ajenos al propio desarrollo.

Por otro lado, si los retos a que se refiere el título

de este primer debate implicaran una gestión so-

cial del hábitat, esto significaría realizar lecturas de

la realidad desde la complejidad que suponen las

múltiples miradas políticas, civiles o económicas

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realizadas desde los pueblos protagonistas de es-

tos procesos, destinadas a redefinir la gestión co-

lectiva del territorio o el derecho a la ciudad, como

modos de canalizar y administrar de una forma

más efectiva las ayudas y su propio desarrollo.

En el segundo módulo, y a partir de las reflexiones

de Luis González Tamarit, se leyeron una serie de

comunicaciones en torno a diversas “experiencias

en cooperación sobre el terreno”. Se hizo así evi-

dente el modo como la cooperación internacional

abarca un amplio abanico de actividades que van

de la acción concreta en la producción de nuevos

hábitats a la intervención sobre el patrimonio (en-

tendiendo este concepto en su acepción más am-

plia como todo lo construido y no solo lo histórico-

artístico), pasando por procesos de formación y

difusión, fomento y gestión de los múltiples proce-

sos a que dan lugar estas experiencias. Los invi-

tados a la mesa redonda posterior fueron convo-

cados para tratar de la posible colaboración entre

Agencias de Cooperación, Universidades y ONG.

Como conclusión, y ante la hipótesis de normar o

reglamentar dicha colaboración, el encendido de-

bate derivó a que el encuentro –si se produjera–

se desarrollara del modo más natural posible, sin

imposiciones que desactivaran procesos de por sí

complejos y a veces desazonadores.

El tercer módulo giró en torno a la “formación para

la cooperación al desarrollo en hábitat y arquitec-

tura”, siendo Pedro Lorenzo Gálligo quien estable-

ció en su conferencia-marco las diversas estrate-

gias de una doble formación, tanto para el hábitat

como para la cooperación al desarrollo. Enten-

diendo el hábitat, por tanto, como motor de desa-

rrollo, su producción social autogestionada impli-

caría la necesaria formación no solo de quienes

cooperan sino también de quienes reciben las

ayudas, una preparación, por lo tanto, de técnicos,

administradores y usuarios, capacitados así para

la gestión, la organización o la resolución tecnoló-

gica y económica de los problemas del hábitat. En

cualquier caso, como se insistió más de una vez,

no se aprendería a cooperar sin cooperar.

Planteando temas como la necesidad de aprender

a trabajar con el otro, o que el sur y el norte no son

realidades que se puedan abordar desde las mis-

mas estrategias, se hablaba aquí de un nuevo pa-

radigma al que las escuelas de arquitectura espa-

ñolas no están acostumbradas. Dicho paradigma

tiene que ver con el trabajo en situaciones comple-

jas donde hay que aprender, sobre todo, a diseñar

procesos, y no tanto productos. Este fue el tema

de discusión en algunas comunicaciones y en la

posterior mesa redonda, donde se destacó la ne-

cesidad de, al menos, “abrir una puerta” en la Uni-

versidad a la sensibilización en estos temas, y,

decididamente, de la conveniencia de una deter-

minada profesionalización de postgrado para los

técnicos interesados en estos procesos. En ese

sentido, y ante la realidad de que en algunas es-

cuelas de arquitectura se intenta, no sin cierta

oposición, desarrollar trabajos de curso e incluso

de fin de carrera en torno al hábitat y el desarrollo

o a la arquitectura como proceso, es por lo que se

llegó a proponer una gestión unitaria de estos te-

mas para todas las escuelas interesadas y el fo-

mento de una red específica de colaboración.

El cuarto módulo sirvió para preguntarnos acerca

de la “investigación socialmente necesaria en ma-

teria de hábitat”, siendo Julián Salas Serrano

quién realizó las reflexiones necesarias a partir de

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su experiencia en la coordinación del subprograma

“Vivienda de Interés Social” dentro del Programa

CYTED. Nos expuso así las múltiples tecnologías

de alta cualidad arquitectónica que nos permiten

apuntar hasta qué punto es importante para noso-

tros aprender a aprender de lo que se hace en

otros lugares, desde desarrollos de investigación-

acción que llamaríamos también cooperación

sur-sur, y evitando de paso cierto colonialismo que

Sugranyes llegó a apreciar en algunas interven-

ciones a lo largo de las Jornadas.

Por ello, se insistió en que la investigación debería

ser multidisciplinar y colectiva, interviniendo todas

las partes en la misma red a que se aludió hablan-

do de la formación. Desgraciadamente, hubo coin-

cidencia en la mesa redonda final en que, en rela-

ción con la pregunta de “¿qué investigación es ne-

cesaria para impulsar el desarrollo de los asenta-

mientos humanos?”, los temas posibles no se in-

cluían aún en los catálogos de temas prioritarios o

de excelencia. En cualquier caso, y a pesar de to-

do, se trataría de adaptar las metodologías de in-

vestigación en estos campos a los procedimientos

normales en cualquier centro de I+D, solicitando

que los temas propios sean incluidos en aquellos

catálogos de prioridad. No hay que olvidar tampo-

co, como no se dejó de insistir, que durante los

procesos de investigación estaremos también

aprendiendo tecnologías, recursos e instrumentos

capaces de ser aplicados aquí.

Como conclusión final deberíamos volver a la me-

sa redonda con que se cerraba el primer módulo

de las Jornadas y recordar su título: “¿Por qué, pa-

ra qué y cómo cooperar en materia de hábitat y

arquitectura?” La respuesta a la tercera pregunta

se fue contestando a lo largo de las conferencias,

comunicaciones y debates de los módulos restan-

tes. Pero a la vista de lo tratado en las Jornadas,

la mejor respuesta a las dos primeras seguramen-

te sería: para aprender nosotros mismos a habitar.

La principal implicación de estas jornadas ha sido

el fortalecimiento de vínculos entre profesores, in-

vestigadores y grupos de cooperación al desarrollo

de las Escuelas de Arquitectura de Las Palmas de

Gran Canaria, Madrid, Barcelona, La Coruña, Va-

lladolid, San Sebastián, Valencia y Sevilla. Un pri-

mer objetivo de esta red va a ser impulsar la crea-

ción de tribunales específicos de Proyectos de Fin

de Carrera que aborden la temática de la Coope-

ración al Desarrollo, en el ámbito local e interna-

cional. Un segundo objetivo será la organización

en las Palmas de Gran Canarias de un congreso

internacional sobre esta materia.

Referencias

OBITER. Actos y Eventos de la Escuela Técnica

Superior de Arquitectura. Universidad de Sevilla.

<http://obiter.us.es/index.php?option=com_seyret

&Itemid=2&catid=40>.

Cita del artículo:

DE MANUEL JEREZ, Esteban y MARTÍN HERNÁNDEZ,

Manuel J. Jornadas de Arquitectura y Cooperación al

Desarrollo. Hábitat y Sociedad, 2010, nº 1, p. 175-179.

<www.habitatysociedad.us.es>.