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1 Revista Digital Cuatrimestral N° 4 - Abril 2019 ISSN 2618-1908

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Revista Digital Cuatrimestral

N° 4 - Abril 2019

ISSN 2618-1908

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N° 4 - Abril 2019Registro DNDA en trámiteISSN 2618-1908Dirección: Azcuénaga 1265 1° A, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ArgentinaTeléfono: (54 11) 4825-0009 E-mail: [email protected] site: www.arteterapiarevista.com.ar

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Revista Digital Cuatrimestral

ARTETERAPIAProceso Creativo y Transformación

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Editorial• Más allá de las fronteras

Haciendo foco• El vacío como posibilidad de creación. Victoria Alcala

Centros de formación• Centros de formación en Argentina

Caleidoscopio de lenguajes • El psicodrama como arte y como terapia. Graciela Piperno• La puesta en valor del cuerpo en arteterapia. Javier Andrés Mennielli• Artes expresivas. Agustina Olivera Jost y Lucrecia Sánchez Berneman

Encuentros conversados• Entrevista a Adriana Farias

Experiencias arteterapéuticas• Arteterapia en América Latina: historia de una aventura. Matías Garber y Julia García• O luto da perda gestacional: um campo de atuação da arteterapia e da musicoterapia. Ana Maria A. Lana

Aplausos• Bajo el ala de la pintura. Lucía Harari

En profundidad• La perspectiva de género y su relevancia para el arteterapia con mujeres vulneradas y exclui-

das. Javiera Hauser Dacer

Caminos • Una trayectoria médica en función del arte. Federico Segura

Arteterapeutas en acción• Experiencias profesionales contadas en primera persona

De libros y autores• Diálogos entre arte y terapia. Eva Marxen

Congresos y encuentros• Agenda

Humor

Galería de lenguajes arteterapéuticos

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Más allá de las fronteras Editorial

En la actualidad es intenso el debate en torno al impacto que generan las tecnologías de la información y la co-municación, en diversas dimensiones de la vida de las personas y las sociedades. El sociólogo español Manuel Castells sostiene que la sociabilidad online implica la existencia de una comunidad de personas basadas en sus intereses individuales y que internet las conecta sal-tando los límites físicos de lo cotidiano, generando redes de afinidades.

El trayecto de nuestra revista, desde su número inicial en marzo de 2018 hasta la actualidad, da cuenta de esta posibilidad de trascender las fronteras y de esta socia-bilidad comunitaria en torno a un interés común: el ar-teterapia. Desde hace unos meses, comenzamos a re-cibir artículos de arteterapeutas de diversas latitudes y lenguajes, y decidimos que en adelante publicaremos artículos en idioma portugués, a los que adjuntaremos un resumen en español. Le damos la bienvenida a los lectores de lengua portuguesa e invitamos a los artete-rapeutas a que escriban también en ese idioma.

El número que presentamos hoy es también un reflejo de la globalización que sirve de marco a los avances tecnoló-gicos antes mencionados. La celebración en todo el mun-do del Día Internacional de la Mujer nos ha llevado a incluir una tesis doctoral que plantea un trabajo arteterapéutico con enfoque de género, y cuya población estuvo constitui-da por mujeres vulnerables y excluidas de la Comunidad de Madrid.

El artículo que integra la sección ”Haciendo foco” discu-rre sobre la idea del vacío, concepto problemático en un contexto epocal que llena la vidas de cosas. Sin embargo, los pares conceptuales ausencia/presencia, ser/nada y nombre/silencio representan un lugar de tensión del su-jeto y habilitan una manera de habitar el mundo. Desde la centralidad de este planteo, la autora se pregunta si es posible evocar la falta a través de una obra de arte.

Presentamos también los principales centros de forma-ción de arteterapia en la Argentina, convencidas de que la consolidación de la disciplina requiere profesionales cada vez mejor formados en la articulación de lo artístico y lo terapéutico. En los números siguientes incluiremos cen-tros de otros países de la región.

”Caleidoscopio de lenguajes” fue concebida para mostrar la diversidad de expresiones creativas y marcos teóricos que pueden utilizarse en una sesión de arteterapia, y en esta oportunidad presentamos al psicodrama como un encua-dre relevante. En esta sección incluimos también un artículo que reflexiona sobre el cuerpo en el arteterapia y acerca de la necesidad de ponerlo en valor. Finalmente, convocamos a especialistas de las artes expresivas desde el marco teó-rico del enfoque centrado en la persona de Carl Rogers, que cuentan las implicancias de la conexión creativa que susten-ta su marco teórico.

Las experiencias arteterapéuticas incluyen el relato de una profesional de Brasil que nos relata su trabajo en un caso de duelo, en el que integra la musicoterapia y el artetera-pia. También mostramos el proceso de gestación e imple-mentación de una aventura creativa: el Proyecto Itinerante de Arteterapia creado por dos jóvenes arteterapeutas que viajan por distintas ciudades de América Latina realizando talleres, buscando crear lugares seguros donde los partici-pantes puedan hacer, decir y pensar lo que no pueden en otros entornos.

En el encuentro conversado de este número entrevistamos a Adriana Farías, directora del posgrado en arteterapia que se dicta en la Universidad Nacional de las Artes. En su con-dición de confundadora de esta formación nos cuenta, entre otras cosas, los primeros tiempos, las características de su programa de estudio y los conocimientos que cree necesa-rios para ser arteterapeuta.

”Aplausos” fue una sección concebida para contar historias y experiencias de personas cuya labor nos emociona: en este número mostramos el trabajo de creación de un prototipo de atril para personas con capacidades motrices reducidas. Y como tampoco nosotras nos detenemos en el proceso de ofrecer material de lectura, imaginamos una nueva sección, ”Caminos”, que cuenta el recorrido que las personas realizan desde distintas profesiones hasta llegar al arteterapia. En la actual edición conoceremos la historia de un médico que luego de transitar los pasillos de un hospital en su residen-cia, decide trasladarse a París para formarse como mediador artístico en el INECAT, instituto dirigido por Jean Pierre Klein.

¡Solo nos resta desearles que disfruten la lectura de esta edición! ■

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El vacío como posibilidad de creación

Haciendo foco

Resumen

El fenómeno de la creación implica entender tanto lo que tenemos como lo que nos hace falta. Comprende traba-jar sobre lo que hay –lo dado–, y concebir la falta como una oportunidad para empezar de nuevo, para ir rumbo a lo desconocido. El vacío y el duelo frente al objeto crea-dor aparecen como fases necesarias en el camino crea-dor, así como en la identidad, ambos entendidos como procesos dinámicos y de liberación del Yo. El despliegue dialéctico de subjetivación que inaugura todo hecho ar-tístico supone un nuevo inicio en que debemos ”olvidar” quiénes somos para poder decir lo distintivo en nosotros mismos, así como un momento de culminación intrínse-co al desarrollo creativo que inevitablemente nos lleva a procesos de duelo. En el artículo se distingue la dife-rencia entre vacío, falta y duelo para reflexionar sobre el deseo, la libertad y la espontaneidad, en relación con una experiencia en un Taller de Arteterapia en el Centro de Estudios Interdisciplinarios para el Aprendizaje y la Comunicación (Buenos Aires, Argentina).

Palabras clave: identidad, creación, vacío, falta, caída.

¿De qué hablamos cuando hablamos de vacío? ¿Qué fun-ción constituye en el proceso de identidad reconocerlo? ¿Es posible nombrar, evocar o sustituir la falta a través de una obra de arte? Estas preguntas han atravesado el debate entre enormes pensadores de diversas áreas, y aún permanecen vigentes, ya que conforman uno de los grandes temas universales en torno al hombre, su iden-tidad y su relación con el deseo.

Por otro lado, los pares conceptuales ausencia/presen-cia, ser/nada, cuerpo/vacío, nombre/silencio represen-tan una tensión especial para el sujeto, ya que, como toda paradoja, ponen en juego la forma de habitar el mundo y el difícil acto de conciencia que significa elegir.

Cómo nos relacionamos con los otros, cuándo ponemos el cuerpo, qué decir, qué callar, qué sentimos cuando al-guien nos hace falta, desde qué lugar nos relacionamos con los objetos y con los espacios, son diferentes esce-narios que determinan nuestra libertad y que exponen la problemática ante lo que está presente, lo que falta y qué hacemos con ello.

Sin dudas, el arte, por su potencial creativo y lúdico, ocupa una función resignificante porque nos permi-te imaginar universos desconocidos, proponer reglas diferentes a las habituales y encontrar alternativas divergentes para barajar otra vez. Para que lo dife-rente emerja es necesario darle lugar al vacío.

La función del arte implica enlazar la transición en-tre lo presente y lo ausente. El encuentro con un no saber y con un no haber (la hoja en blanco, la impro-visación, el silencio, etc.) es catalizador para la trans-formación personal. Ante este obstáculo (”si no hay, no sé qué hacer”) es ineludible frenar y darle lugar a lo incierto. Tal como concibe Erich Fromm (2009), la incertidumbre nos da miedo porque nos enfrenta con la libertad: es un no saber en donde elegir no respon-de a un mandato o imposición, sino a una verdadera pregunta. Sin interrogantes, no se produce el vacío y sin él, tampoco aparece la posibilidad de crear.

Un dilema existencial

El vacío nos incomoda porque implica ir en busca de lo diferente y desconocido pero, afortunadamente, nos obliga a configurar otros patrones de conduc-ta frente a los conflictos. En nuestra sociedad con-temporánea, habitar el vacío resulta problemático y sintomático. La necesidad de consumo y de llenado nos aleja de una existencia auténtica y libre, en la que no hay demasiado lugar para el ocio –leído como la nada– ni para atravesar momentos sin resultados ”productivos”. Nadie nos enseña a convivir con el va-cío. Si algo muta, aparece una pérdida que nos ubica ante un dilema existencial: ¿quién soy sin ese objeto?

Victoria Alcala1

1. Licenciada y Doctoranda en Letras (UCA-CONICET). Docente en Arteterapia (CEIAC). Instructora en Arteterapia (ISSO-UBA). Formación bioenergética (IASE).

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foco ¿Dónde habito sin el otro? ¿A dónde pertenezco si no

sé qué quiero? ¿Qué hago cuando me enfrento con la nada?

Desde el punto de vista del psicoanálisis, es necesario distinguir los conceptos de vacío y de falta. Para los la-canianos, la falta es condicionante para el deseo, y como tal, es inevitable, ya que nos enlaza con el mundo y nos motoriza: ahí donde está la falta, está la potencia y su residual sublimatorio. En cambio, el vacío nos pone en contacto con lo negado e irreparable, y con la angustia de lo que no-es-posible-de-ser-dicho. Podríamos asociar el vacío con la negación, y la falta, con el reconocimiento de lo ausente. Como sostiene Mariela Castrillejo, la ex-periencia del vacío expresa ”una dispersión del sujeto, suscita una angustia que deja sin palabras. La falta, en cambio, es un vacío nombrado, por lo tanto, en conexión con el Otro” (Castrillejo, 2005: párr. 5).

La filosofía existencialista homologa el vacío a la nada, pero como un principio de negación y de vida. Para Sar-tre, la nada surge de la conciencia. El ser trae consigo la conciencia de la nada, ”lo cual significa que el ser es an-terior a la nada, y la funda” (Sartre, s.f., p. 25). Ser y nada conviven al unísono. De acuerdo con Sartre, la realidad también es carencia, un hueco imposible de llenar (lo que para Kojève es deseo).

Según los nihilistas, es necesario que no haya nada. Niet-szche niega la existencia de todo valor absoluto, habilitan-do así la relatividad y las alternativas múltiples para que el hombre imponga su voluntad. Su rechazo a todo principio religioso, moral y conceptual otorga al sujeto la libertad para dudar, intuir, empoderarse, y así, entregarse a lo efímero.

Por último, las filosofías budistas entienden el vacío como una vaciedad universal, o en términos de ausencia de mente intelectual. De acuerdo con esta corriente, el ego es un ente que intenta llenar lo incomprensible, ne-cesario de desandar para ingresar al misterio de la vida. Chögyam Trungpa afirma que todos los planes, pensa-mientos e ideas están vacíos, por lo que no tiene sentido intentar colmarlos. Permanecer en el vacío es un estado de riqueza y un constante aprendizaje de desapego e ilu-minación espiritual (Colina, 2018).

En definitiva, vemos que las diferentes visiones, más allá de la terminología, dejan entrever que el vacío, la nada y la falta ocupan una función productiva en el arte de la vida.

Llaves para la creación

Hoy, como cualquier otro día, nos despertamos vacíos y asustados.

No abras la puerta del estudio y empieces a leerToma un instrumento musical.

Deja que la belleza de lo que amamos sea lo que hacemos.Hay cientos de formas de arrodillarse y besar el suelo.

Rumi

Partimos de la premisa de que la falta habilita un camino para la transformación, virtud necesaria para incursionar en dirección a la cura. La verdadera creatividad permite entrar en una dinámica de constantes reminiscencias, de cierres y aperturas. Como afirma Winnicott, el juego permite al niño o al adulto ”crear y usar toda la perso-nalidad” a partir de objetos que no necesariamente sean valiosos en términos de belleza, sino en ”el terreno de un vivir creador en general” (Winnicott, 1993, p. 81). Sentir-nos incompletos de vez en cuando es un buen augurio para la salud y la creación, ya que ”la creación terminada nunca cura la falta subyacente de sentimiento de la per-sona” (ídem).

Por otro lado, el contacto con lo espontáneo que implica el juego creador nos aleja de los automatismos para cons-truir caminos más cercanos a lo genuino y lo auténtico. Siguiendo a Stephen Nachmanovitch, podemos obser-var tres momentos en el fenómeno artístico que lo de-muestran: la inocencia (o descubrimiento), la experiencia (o caída) y la integración (o rejuvenecimiento). En las tres fases hay pérdidas y recuperaciones ya que crear es una ”brecha abierta”, un ”camino de retorno”, ”el samadhi1 de la inocencia reorganizada” (Nachmanovitch, 1991, p. 220).

Al respecto, quisiera comentar una experiencia reciente en la materia Arteterapia en el Instituto CEIAC2 (Buenos Aires, Argentina), donde me topé con un grupo heterogé-

1. En sánscrito, es el estado de conciencia que se alcanza durante la meditación cuando el sujeto siente que está comenzando a fundirse con el universo, en un sentimiento de plenitud. 2. Centro de Estudios Interdisciplinarios para el Aprendizaje y la Comunicación.

El vacío nos incomoda porque implica ir en busca de lo diferente y desconocido pero,

afortunadamente, nos obliga a configurar otros patrones de conducta frente a los conflictos. En

nuestra sociedad contemporánea, habitar el vacío resulta problemático y sintomático.

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neo y vital, de alrededor de 15 mujeres de entre 18 y 45 años. Recuerdo que durante la fase diagnóstica obser-vé su tendencia a buscar exclusivamente situaciones de bienestar. La mayoría prefería expresarse por vía plásti-ca, y al finalizar, manifestaban estar satisfechas, lo cual era necesario para producir cierto confort en el setting. Durante las prácticas corporales también advertían cier-ta necesidad de ”evadir” los lugares incómodos para go-zar de la danza. El registro de los límites también es otro paso necesario en el camino de autoconocimiento, por lo cual veía un grupo fuerte en sus certezas. En este sen-tido, los lugares de bienestar conocidos eran una buena señal de autoafirmación pero, asimismo, se volvían úni-cos y sin preguntas.

Ante las repetidas reacciones propuse un ejercicio de es-critura en primera y tercera persona, las invité a realizar un experimento: construir una autobiografía ficcional en-tre un Yo y un álter ego. El uso de lo verbal generó revue-lo. La propuesta del conflicto que exigía el ”álter ego” (lo definimos como ”todo lo que no soy” o ”no-yo”) expuso varias resistencias: aquellas que no estaban a gusto con su producción –o con sus voces–, las que se negaban a leer y a escribir, etc.

Decidí entonces reforzar ejercicios de introspección (lu-gar agradable y conocido, en ellas era ”lo dado”) como un estado en donde permanecer sin riesgo, con el fin de incorporar de manera progresiva recursos sensoria-les y emocionales. Además, sumé más danza en dúos para trabajar la exteriorización y la imaginación activa. Al finalizar cada clase, les sugería escribir en una hoja de registro personal (a la que yo no accedería) todas las sen-saciones, imágenes y huellas del movimiento, para que lo verbal se desbloqueara y quedara asociado con lo visible.

Luego de tres meses volví a proponer una actividad de escritura. Esta vez tenían que dirigir una carta a sí mis-mas (sin ficción), desde el presente hacia el futuro. El de-safío era enviarse un mensaje para cuando terminaran la carrera, dentro de tres años. La primera reacción en algunos casos fue el miedo a releerla en el futuro y un temor por convivir con su presencia. Entonces, pactamos varios aspectos: la carta permanecería en un sobre, ten-dría un tiempo de transformación (cuatro clases), no po-dría releerse ni modificarse fuera de ese espacio y ellas decidirían cómo compartirla. Las cartas-objeto fueron poblándose de colores, de plumas y brillantina, de poesía, de estilos personales. Por último, se realizó una instala-ción permanente en el aula –siempre con sobre cerrado– donde las cartas cobraron vida.

La escritura, asociada con lo yoico, expresaba un de-fensa y también un temor al vacío. Ante el caos de

no saber, lograron incorporar recursos que ampliaron sus posibilidades expresivas y la forma de integrar lo que es dicho, es escrito, es sujetado. Además, el ca-pital simbólico que significó identificar el inicio de un rol deseado (alumnas potencialmente arteterapeutas) les permitió vehiculizar la relación entre pasado (”no sé escribir”, ”nunca me animé a hacerlo”), el presente (escribo-y-me-muevo) y el futuro (el deseo de finali-zar una carrera). El intervenir el material durante va-rias clases puso en valor el dinamismo de la creación a partir de la relación entre el contenido (la carta) y su continente (el sobre); entre lo presente (el sobre) y la falta (el futuro contenido en la carta).

Las situaciones de vacío y perplejidad resultan suma-mente simbólicas para los procesos subjetivos en los que cada una pudo verse implicada. El imaginar an-helos, sueños y miedos a través de los objetos-carta las enfrentó de manera indirecta con experiencias aprendidas: el temor a la mirada externa, el miedo a la pérdida, la dificultad de separación, la incertidumbre, el deber ser, etc.

Soltar: un acto de entrega

Por último, Héctor Fiorini nos permite dilucidar la cuestión del vacío en el arte, al vincularlo con el caos planteado entre lo dado y lo no dado. Para que no sea una experiencia aberrante sino creativa, es necesario concebir la desestabilización como un puente transi-torio hacia una nueva realidad. Como describe el autor, el caos puede entenderse como una nada aniquiladora si es pensado desde la dicotomía occidental. En Orien-te, en cambio, esas nociones se interpenetran y sostie-nen entre sí: ”en el trabajo creador, caos no equivale a nada” (Fiorini, 2006, p. 28). Desde una perspectiva inte-gral, el contacto con el vacío es un momento necesario para la creación. Como afirma el Tao, ” el saber es ilu-sión, el no-saber es estupor” (Nachmanovitch, 1991, p. 223). Cuando el proceso es borroso, el impulso creativo insiste en buscar su forma y se vale de recursos im-pensados. Se trata de un acto de entrega hacia la obra

Haciendo foco

Partimos de la premisa de que la falta habilita un camino para la transformación, virtud

necesaria para incursionar en dirección a la cura. La verdadera creatividad permite entrar

en una dinámica de constantes reminiscencias, de cierres y aperturas.

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foco y de la obra al cosmos. Allí cuando culmina el proceso,

finalmente lo imposible se vuelve dado, y como todo acto dador, también supone realización y pérdida.

Si el dinamismo es claro, la creación será un devenir fructífero, un camino de preguntas desde donde volver a empezar, con recursos nuevos para atravesar el vacío venidero. Solo rige un principio dialéctico de repetición en la diferencia (Fiorini, 2006), entre un vacío y otro, entre una culminación y otra, incluso vacío y culminación pue-den darse a la vez. Si bien no todas las faltas imprimen el mismo significado en los sujetos ni se desarrollan en el mismo contexto, se trata de elaborar ausencias a través de representaciones que las integren, evoquen y subli-men, real o simbólicamente. La ausencia es dinámica y representable, es decir, ocupa un lugar y puede ser un destino.

Como señala Jean Pierre Klein, la función del arteterapia es situarnos en un acontecer permanente porque, de for-ma contraria, el imaginario se paraliza, quedando atra-pado en la repetición de una realidad vieja y sin salida. Integrar lo que nos aterroriza por medio de la mediación artística en un ”proceso de simbolización liberadora” (Klein, 2006, p. 61). En términos artísticos y terapéuti-cos, el vacío invita al movimiento. Por último, una obra de arte se erige como tal cuando podemos separarnos de ella y dejar que el Otro ingrese, al ver allí, lo que pueda ver. Crear implica soltar, y como tal, es un acto de entrega hacia los otros y el mundo. ■

La función del arte implica enlazar la transición entre lo presente y lo ausente. El

encuentro con un no saber y con un no haber (la hoja en blanco, la improvisación, el silencio,

etc.) es catalizador para la transformación personal. Ante este obstáculo (“si no hay, no

sé qué hacer”) es ineludible frenar y darle lugar a lo incierto.

BIBLIOGRAFÍACastrillejo, M. (20 de junio de 2005). Llenos de nada. Página 12. Recuperado de: https://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-52446-2005-06-20.htmlColina, C. (2018). El enigma del vacío. Filosofía y culturas en diálogo, 27, 99-105. Recuperado de: http://www.konvergencias.net/carloscolina27.pdf Fiorini, H. (2006). El psiquismo creador. Teoría y clínica de procesos terciarios. Buenos Aires: Nueva Visión.Fromm, E. (2009). El miedo a la libertad. Buenos Aires: Paidós.Klein, J. P. (2006). Arteterapia. Una introducción. Barcelona: Octaedro.Nachmanovitch, S. (1991). Free play. La improvisación en la vida y en el arte. Buenos Aires: Editorial Planeta.

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Centros de formación

Centros de formación en la Argentina

En Arteterapia creemos que la consolidación de la disciplina requiere profesionales cada vez mejor formados en la articulación de lo artístico y lo terapéutico. Una sólida forma-ción teórico-práctica en arteterapia compor-ta no solo la adquisición de conocimientos y técnicas, sino también la transformación de la persona en este proceso. En este núme-ro presentamos los principales centros de formación de la Argentina, y en las próximas ediciones presentaremos instituciones de otros países de la región.

Universidad Nacional de las Artes (UNA)

Dirección: Jerónimo Salguero 60 1° piso, Ciudad Autó-noma de Buenos Aires.Teléfono: (54 11) 4981-0709.E-mail: [email protected] web: https://audiovisuales.una.edu.ar.Carrera: Especialista en Arte Terapia.Título: Especialista en Arte Terapia. Acreditación CO-NEAU Categoría C, Res. Nº 645/2013.Directora: Lic. Adriana Farías.Duración del programa: tres años.Requisitos de ingreso: poseer título de grado vinculado a la salud mental, el arte y/o la educación.Plan de estudios: se encuentra dividido en cuatro áreas. El Área de Nivelación brinda una capacitación diferenciada en relación con las distintas formacio-nes de grado de los aspirantes. El Área de Formación

Especializada incluye las siguientes materias: Funda-mentos en Arte Terapia, Arte Terapia con Niños y Ado-lescentes, Grupos e Instituciones, Arte Terapia con pa-cientes adultos y psiquiátricos. El Área Proyectual está integrada por las siguientes asignaturas: Taller y Téc-nicas de Arte Terapia, Observación de Prácticas con Ni-ños y Adolescentes, Práctica y Supervisión con Niños y Adolescentes, Observación de Prácticas con Pacien-tes Adultos y Psiquiátricos, Práctica y Supervisión con Pacientes Adultos y Psiquiátricos. El Área de Forma-ción General incluye Métodos de Investigación en Arte Terapia y seminarios obligatorios que varían en cada cuatrimestre.Modalidad de cursada: presencial, solo en turno ves-pertino.Requisitos de graduación: aprobar 488 horas distribui-das según la siguiente categorización: materias teó-ricas obligatorias (232 horas), materias optativas (64 horas), seminarios optativos (64 horas), observaciones (48 horas), prácticas (80 horas). Además, se debe pre-sentar un trabajo para la evaluación final de carácter integrador, coordinado por un tutor.

Universidad Nacional de Misiones

Por convenio entre la Universidad Nacional de las Ar-tes y la Facultad de Arte y Diseño (FAyD) de la Uni-versidad Nacional de Misiones, se dicta en la siguiente localización: Carhué 832, Oberá (provincia de Misiones).Teléfono: (03755) 406601, Int. 114.E-mail: [email protected] web: www.fayd.unam.edu.ar.

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Cent

ros

de fo

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ión Primera Escuela Argentina de Arteterapia

Dirección: Av. Córdoba 4678, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.Teléfono: (54 11) 4773-2342.E-mail: [email protected] web: www.alejandroreisin.com.arCarrera: Arteterapia.Título: Arteterapeuta. Titulación de institución privada, fundada en 1996.Directores: Mag. Alejandro Reisin / Lic. Alicia Bojlat.Duración del programa: cursada regular: tres años; cursada intensiva: tres años y medio.Requisitos de ingreso: tener estudios secundarios aprobados. Asistir a una entrevista de admisión.Plan de estudios: se estructura en tres áreas. El Área Artística abarca talleres de arte (180 horas); el Área Psicología consiste en diferentes espa-cios teóricos (232 horas), y el Área Arteterapia (150 horas). Horas totales: 570 presenciales con prácticas y supervisiones. Incluye las siguientes materias y talleres: Psicología, Psicología Evo-lutiva, Gestalt, Psicopatología, Grupos, Plástica I (bidimensión), Plástica II (tridimensión), Danzas, Títeres, Teatro, Escritura, Psicodrama, Música, Máscaras, Abordajes corporales terapéuticos, Arteterapia General, Espacio de la Coordinación, Arteterapia en Discapacidad, Arteterapia Plásti-ca, Arteterapia Títeres, Arteterapia Danzas, Ar-teterapia Escritura, Arteterapia Música, Artete-rapia Teatro, Arteterapia Máscaras, Arteterapia Integración de áreas.Propuesta didáctica: se instrumenta una meto-dología de formación integral desde la multimo-dalidad de abordajes artísticos, con una mirada clínica, epistemológicamente amplia y en diálogo entre su propuesta académica y el aprendizaje desde lo vivencial. Modalidad de cursada: la cursada regular se rea-liza los días martes y jueves, de 19 a 22:15 h; la cursada intensiva consta de un encuentro por mes, sábado y domingo (ambos días), de 9 a 19:30 h.Requisitos de graduación: cursar y aprobar todas las instancias de talleres y materias. Realizar coordinaciones y supervisiones grupales. Elabo-rar un trabajo final integrador que dé cuenta de un proceso arteterapéutico, una vez finalizada la cursada.

Asociación Argentina de Arteterapia

Dirección: Venezuela 1813, Ciudad Autónoma de Bue-nos Aires.Teléfono: (54 11) 4862-0932.E-mail: [email protected] web: www.asoarteterapia.org.ar.Carrera: Formación Integral en Arteterapia.Título: Formación Integral en Arteterapia.Directora: Lic. Aurelia Chillemi.Duración del programa: tres años.Requisitos de ingreso: ser graduados o estudiantes avanzados de áreas de salud mental, educación o ar-tes. Asistir a una entrevista personal de admisión con currículum vitae actualizado. Se admiten estudiantes del área de salud mental que se encuentren finalizan-do su carrera. También pueden ingresar Licenciados en Artes, quienes tendrán que cursar materias de in-troducción a conceptos de psicología.Plan de estudios: la formación incluye cinco expresio-nes artísticas: música, danza, plástica, teatro y litera-tura. La especialización es en una de ellas. Se incluyen seminarios intensivos los días sábados o domingos.Modalidad de cursada: presencial, dos veces por sema-na, de 20 a 22 h. Requisitos de graduación: cumplir con las horas de cursada, sus respectivas evaluaciones, entregas prác-ticas y pasantías programadas.

Centro de Arteterapia y Prácticas de Transforma-ción (CentrArt)

Dirección: Scalabrini Ortiz 283, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.Teléfono: (54 11) 4855-9680.E-mail: [email protected] web: www.centrodearteterapia.com.La carrera se dicta también en sede Rosario (provincia de Santa Fe).

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Centros de formación

Carrera: Arteterapia.Título: Arteterapeuta (titulación de institución privada con solicitud de oficialización).Directora: Lic. Judith Miriam Mendelson. Duración del programa: cursada regular: tres años, cur-sando dos veces por semana, o dos años, asistiendo tres o cuatro veces a la semana. Cursada intensiva semi-presencial: tres años. En ambas formas de cursada exis-te la opción de cursar solo algunas materias.Requisitos de ingreso: ser graduados o estudiantes avanzados de carreras de las áreas de salud, educación o artes (nivel terciario o universitario).Plan de estudios: Arteterapia en el Lenguaje Plástico, Danza y Lenguaje Corporal Terapéuticos, Lenguaje So-noro y Musical como Recurso Terapéutico, El Lenguaje Teatral y Psicodramático, Escritura y Cuento Terapéu-tico (herramienta validada científicamente, dictada por su autora), Arte y Neurociencias, Paradigmas Teóricos para Arteterapeutas, Arteterapia Junguiana. Semina-rios específicos: aplicación de arteterapia en mujeres víctimas de violencia, niños/niñas y adolescentes con necesidades educativas especiales, tercera edad, psi-cosis, bullying, trastornos alimentarios, acción comuni-taria. Especialización. Prácticas supervisadas optativas en instituciones a través de convenios. Modalidad de cursada: vivencial y teórica. La modali-dad regular presencial se lleva a cabo durante días de se-mana de 19:30 a 21:30 h. Cada materia tiene otro día de cursada. La semipresencial intensiva, un fin de semana por mes (sábado y domingo de 9:30 a 18:30 h).Requisitos de graduación: aprobar las nueve materias que componen el plan de estudios.

Centro de Estudios en Psicoterapias (CEP)Institución Psicoanalítica de Asistencia y Formación

Dirección: Federico Lacroze 2391, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.Teléfono: (54 11) 4772-1854.E-mail: [email protected] web: www.cep-argentina.com.ar.Carrera: Posgrado en Arte Terapia Vivencial.Título: Certificado de Posgrado en Arte Terapia Vivencial.Director del CEP: Dr. Héctor Fiorini.Coordinadora y directora del programa de Arte Terapia del CEP: Mg. Estela Garber.Duración del programa: dos años.

Requisitos de ingreso: ser profesionales de las áreas de la salud, educación o artes. Se aceptan alumnos que hayan obtenido formación en arteterapia en otras ins-tituciones y quieran recibir supervisión clínica en arte-terapia.Plan de estudios: Introducción a Teoría y Práctica Clínica del Arte Terapia. Talleres vivenciales. Fichas de lecturas. Supervisión clínica en arteterapia con prácticas en cen-tros de atención.Modalidad de cursada: mayo a diciembre. Intensiva: dos viernes por mes, de 15 a 20 h. En el nivel 1, el alumno cursará un viernes por mes. En el nivel 2, el alumno cursará dos viernes por mes, con el fin de cumplimen-tar las prácticas clínicas supervisadas en arteterapia. El programa especial de supervisión se cursa un viernes al mes de 15 a 20 h. Se ofrecen seminarios gratuitos en ar-teterapia y psicoanálisis los últimos miércoles del mes, de 19:15 a 20:45 h. Requisitos de graduación: tener asistencia completa. Realizar una activa participación en clases y talleres vi-venciales. Llevar a cabo lecturas de fichas bibliográficas y monografías finales.

Centro de Estudios Interdisciplinarios para el Aprendizaje y la Comunicación (CEIAC)

Dirección: Ramón Freire 1658, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.Teléfono: (54 11) 5263-3939.E-mail: [email protected] web: www.ceiac.edu.ar.Carrera: Arteterapia.Título: Técnico Superior en Arteterapia.Título oficial, Res. 374/2015 SSGECP.Rectora: Dra. HC Ruth Rosental.Duración del programa: tres años.Requisitos de ingreso: tener título secundario. Los ma-yores de 25 años que no posean título secundario, y por Disposición N° 309-DGEGP-16, podrán iniciar el cursado de la carrera demostrando, a través de las evaluaciones que establezca cada jurisdicción, que poseen prepara-ción y/o experiencia laboral acorde a las carreras a las que pretenden ingresar, como así también aptitudes y conocimientos suficientes para cursarlas de manera sa-tisfactoria.

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neral, Psicología Social, Arteterapia, Historia del Arte, Sensoperceptiva, Información Tecnológica, Neurofisio-logía, Teoría y Práctica de la Psicología Evolutiva en la Niñez, Expresión Musical, Introducción a los Lenguajes Artísticos, Reflexión Didáctica, Primeros Auxilios, Taller de Expresión Corporal, Teoría y Práctica de la Psicología Evolutiva en la Pubertad, Adolescencia y Adultez, Taller de Formación Personal, Expresión Plástica, Dinámica Grupal, Neuropatología, Psicopatología de la Niñez, Ta-ller de Construcción del Rol, Expresión Teatral, Clown y Recreación, Semiología de la Discapacidad, Psicodrama, Musicoterapia, Danzaterapia, Terapia Ocupacional, Ética y Deontología Profesional, Integración de Lenguajes Ar-tísticos, Técnicas y Estrategias Artísticas Residencia.Modalidad de cursada: turno mañana: lunes, miércoles y viernes de 8 a 12 h. Turno vespertino: lunes, martes y miércoles de 18 a 22 h. Turno sábados: todos los sába-dos de 8 a 19.30 h.Requisitos de graduación: aprobar las materias, semi-narios y prácticas profesionalizantes que componen el plan de estudios.

Fundación C. G. Jung de Psicología Analítica

Dirección: Paraguay 1465 1° G, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.Teléfono: (54 11) 4812-2034.E-mail: [email protected] web: www.fundación-jung.com.ar.Carrera: Arte Terapia con orientación junguiana. Título: Terapeuta y Co-terapeuta grupal en Arte Terapia con orientación junguiana (titulación de institución privada).Director: Dr. Horacio Ejilevich. Duración del programa: dos años, aproximadamente. Requisitos de ingreso: la carrera de Terapeuta en Arte terapia con orientación junguiana es para profesionales y estudiantes de los últimos años que se desempeñan con nivel terciario-universitario en campos del conoci-miento tales como psicología, medicina, asistencia so-cial, psicopedagogía o bellas artes. La de Co-terapeuta en Arte Terapia con orientación junguiana es para per-sonas del público en general que acrediten interés por la conjunción de la psicología analítica y la manifestación artística en sus diferentes formas.Plan de estudios: Introducción a la Historia del Arte,

Introducción a la Psicología Analítica, Introducción a la Psicopatología de los Trastornos Psicológicos, Funda-mentos de Arte terapia, Talleres y técnicas de Arte te-rapia, en la Danza y en la Música, Historia del Arte te-rapia, Arquetipos y Símbolos, El Inconsciente colectivo y el Inconsciente personal, Cuentos de Hadas, Mandalas y pinturas sagradas, Hermenéutica onírica, Mitología y Folclore, Arte Contemporáneo, Arte terapia y adicciones, Arte terapia y Trastornos psicopatológicos, Arte terapia y tercera Edad, Arte terapia y enfermedades terminales.Modalidad de cursada: la cursada regular se dicta una vez por semana, una hora y media, durante un cuatrimestre. La modalidad intensiva, un sábado y domingo mensual de 11 a 18 h. Requisitos de graduación: al finalizar las asignaturas correspondientes, el alumno deberá presentar su tesina, que será aprobada por el Consejo Directivo de la Funda-ción C.G. Jung de Psicología Analítica.

Expresión Creativa

Dirección: Alsina 114, San Isidro, provincia de Buenos Aires.Teléfono: (54 911) 5515-2361.E-mail: [email protected] web: www.expresion-creativa.com.Carrera: Formación en Arteterapia.Título: Facilitador en Artes Expresivas (titulación de ins-titución privada)Directora: Lic. Lucrecia Sánchez Berneman / Lic. Agus-tina Olivera.Duración del programa: dos años.Requisitos de ingreso: Profesional o experiencia en áreas relacionadas a la formación (salud mental, educación o arte).Plan de estudios: Psicología Integrativa, Conexión Creativa I, Técnicas de aplicación: visualización, meditación, escritura libre. Danza consciente, Artes plásticas, Música expresiva, Eutonía, Conexión Creativa I, Filosofía del Arte, Psicología Integrativa II, Coordinación de talleres y grupos, Teatro, máscaras y títeres, Práctica y supervisión, Ámbitos de in-cumbencias, Creatividad e intuición, Integración final. La-boratorio de artes expresivas: 72 horas intensivas vivencial.Modalidad de cursada: presencial: dos veces por sema-na; semipresencial: un fin de semana por mes más ma-terial teórico online.Requisitos de graduación: tener el 80% de asistencia a la cursada, haber asistido a los dos laboratorios intensivos de 72 horas, proceso personal terapéutico y tesina final aprobada. ■

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Caleidoscopio de lenguajes

El psicodrama como arte y como terapia

Graciela Piperno1

1. Psicóloga (UBA). Psicodramatista. Directora de la Primera Escuela de Terapia Escénica de Grupo Ananké, Psicodrama, Artes y Psicoterapias. Web site: http://psicoananke.blogspot.com/. E-mail: [email protected].

Resumen

Psicodrama es, por definición etimológica, la puesta en escena de “los hechos del alma”. Sin embargo, en lo per-sonal, y después de cumplir mis bodas de plata junto a él, debo confesar que lo que siento es… exactamente al revés: los escenarios generan “hechos”, mágicos hechos, y el alma se conmueve con ellos y se sana, se enciende y brilla, se sacude y se calma… pero, por sobre todo, se constituye a sí misma a medida que los teatros cantan.

Palabras clave: psicodrama, terapia escénica, creativi-dad grupal, solidaridad creativa, sincronicidad estética. El psicodrama como arteterapia

Me invitan a escribir este artículo hace unas semanas. Al instante, lo primero que se me aparece como ima-gen para la reflexión es el nombre más completo de la institución que dirijo desde 1995. Es que esa designa-ción ha pasado, por cierto, por unas cuantas modifica-ciones a lo largo del tiempo. Sin embargo, desde hace bastante ha permanecido como ”Grupo Ananké, Psico-drama, Artes y Psicoterapias”.

Adquirió este formato en 2003, justo después de par-ticipar en forma muy activa y entusiasta de la organi-zación del IV Congreso Iberoamericano de Psicodrama que tuvo lugar, con mucho éxito por cierto, en el Colegio Nacional Buenos Aires. Casi al mismo tiempo, el 15 de mayo de ese año, fundábamos en Haedo Norte la pri-mera Escuela de Terapia Escénica.

Es un buen punto de partida, pensé: ¿Por qué ”Artes y Psicoterapias”? Porque los dioses nos regalaron una maravillosa coincidencia del destino: que nuestra ca-sona, la sede inaugural, estuviera ubicada en una sim-pática callecita de barrio llamada Las Artes. Excelente excusa, nos dijimos, para encarar un punto de giro ha-cia nuestra propia postura ideológica y conceptual.

La verdad es que nos atrevíamos, ya en ese momento, a desafiar a aquella vieja polémica instituida desde los orígenes, esa que se cuestiona si la psicología clínica, en general, y la psicoterapia psicodramática en parti-cular, podrían considerarse en forma legítima como ”ciencias”. Nosotros contestábamos a ese planteo desde el mismísimo nombre institucional.

De ningún modo podíamos pensar en nuestro queha-cer terapéutico como en una metodología científica del tipo conductista, o cognitiva conductual. No era lo que sentíamos pertinente ni nos interesaba. Lo pensaría-mos como arte o arte-sanía, como solíamos predicar, y nos dedicaríamos a pleno a la idea de la capacitación de arte-sanos en nuestra carrera de formación de psi-codramatistas.

Fue maravilloso haber tenido invitados de honor en nuestra casa de ”Las Artes 137”, como Carlos Menega-zzo, Carlos Martínez Bouquet, Liliana Fasano, Adriana Zambrini, Martin Kesselman, Román Mazzilli, Victoria Larrosa, Jorge Golini, Silvina Waisman... y muchos más que no temieron en aventurarse al ”Lejano Oeste”, tal vez con la curiosidad de averiguar quiénes éramos no-sotros, unos imprudentes que osábamos hasta a pre-tender un desvío. ¡Y a cambiarle el nombre al psico-drama!

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s Entre esos generosos visitantes de lujo hubo gente que editaba la única publicación gráfica de arteterapia que existía para esa época: Revista Ignota. Trabajamos con ellos en la construcción de títeres y marionetas como terapia, nos impregnaron de su lenguaje especí-fico y… ¡ay caramba! ¡Éramos parientes muy, muuuy cercanos!

Del psicodrama a la terapia escénica

Existe un consenso bastante universal en reconocer que el psicodrama nació oficialmente el primer día de abril de 1921 en Viena, en el llamado Teatro de la Esperanza, con una función de lo que más tarde se conocería como Teatro Espontáneo, uno de sus proce-dimientos más divulgados aún en la actualidad.

Y ya que hablamos de ”procedimientos”, es importan-te destacar que incluso reconocidos representantes de esta especialidad suelen confundirlos con las “técni-cas”, los ”juegos dramáticos” y las ”escuelas teóricas”.

Todos son aspectos muy diferentes de este maravi-lloso universo. El psicodrama moreniano cuenta con varios procedimientos bien diferenciados, tales como el teatro espontáneo, el sociodrama, el periódico vi-viente, el axiodrama y el psicodrama propiamente di-cho. Todos sostienen el mismo objetivo terapéutico: la catarsis integral, que es la catarsis de acción y grupal. Todos comparten, además, las mismas técnicas y los mismos juegos dramáticos en tanto caldeamientos. Y todos, cada uno con sus matices, reúnen los dos requisitos básicos para que lo sanador acontezca: lo corporal y la filosofía del encuentro.

Sin embargo, y a pesar de tanto desarrollo creativo de su fundador, no podemos ignorar que hoy en día exis-ten y pueden identificarse claramente otras escuelas teóricas bien consolidadas. Yo suelo transmitir por lo menos tres líneas, además de la clásica, ortodoxa o moreniana.

Cuando el psicodrama llega a países en donde el psicoanálisis contaba con una muy fuerte adhesión, como Francia y Argentina, se va construyendo otro foco clínico: el objetivo se va corriendo de lugar, ya no es tanto la catarsis lo importante sino la búsqueda del insight dramático, el ”darse cuenta”, a través de la mo-vilización de emociones que provoca el procedimiento. También se acentúa la tendencia a utilizarlo en otros dispositivos tales como terapia individual, de pareja o de familia. Para facilitar este método, en mi espacio dispusimos de dos escenarios paralelos, uno en el que

se inicia la exploración a partir de la escena relatada o escena manifiesta y otro en el que se despliega, a partir de la evocación de resonancias que se genera ”in situ”, la llamada ”otra escena”. O escena latente. O la del inconsciente.

El psicodrama psicoanalítico se convertía entonces en un procedimiento que ayuda extraordinariamente a de-velar contenidos no conscientes, a ponerlos a la luz de una forma muchísimo más dinámica que la de cualquier otra praxis que solo se limitara a lo verbal.

Más adelante, allá por los 80, cruza el océano una co-rriente filosófica nacida en Francia: el esquizoanálisis. Sus ”padres” fueron el filósofo Gilles Deleuze y el psi-coanalista Félix Guattari. Y hubo quienes decidieron realizar un feliz maridaje entre ella y el psicodrama. A esta corriente se la llamó esquizo(psico)drama, tér-mino creado por el argentino Gregorio Baremblitt, o directamente, esquizodrama.

Para los esquizodramatistas, el objetivo de una inter-vención en la clínica, en lo comunitario o en lo peda-gógico, es desbloquear las subjetividades atrapadas o, dicho en algo más aproximado a su idioma específico: ”encontrarle una línea de fuga a las escenas de captura”. Otro lenguaje, otro foco… pero algo en común que re-sulta ineludible: la acción como el hada trasformadora, el cuerpo entra a jugar, a de-construir y reconstruir, a ”des-territorializar y re-territorializar”.

Todos estos lenguajes se entremezclaban cuando el psicodrama llego a mí, fuera del ámbito académico porque, dicho sea no tan de paso, la Facultad de Psico-logía de la Universidad de Buenos Aires aún no tiene

De ningún modo podíamos pensar en nuestro quehacer terapéutico como en una metodología científica del tipo conductista,

o cognitiva conductual. No era lo que sentíamos pertinente ni nos interesaba. Lo pensaríamos como arte o arte-sanía, como

solíamos predicar, y nos dedicaríamos a pleno a la idea de la capacitación de arte-sanos en nuestra carrera de formación de

psicodramatistas.

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Caleidoscopio de lenguajes

en su programa una materia obligatoria –u optativa, aunque más no fuera– de esta especialidad, dejando a los profesionales de salud mental supuestamente mejor capacitados de Latinoamérica sin la posibilidad de disponer de esta herramienta de excelencia para tramitar el padecimiento humano.

Utilicé todos los recursos psicodramáticos conocidos desde 1991 hasta 2003, pero cuando llegó el momento de abrir nuestra propia escuela de formación en psi-codrama, la escena nos reclamaba a gritos un punto de giro en la historia.

Habíamos visto a los Kesselman jugar con los heteró-nimos y hacer que ellos se expresen en las escenas de captura profesionales en los encuentros de co-visión que coordinaban, y en sus ateneos clínicos. Nosotros pensamos en ir un poco más allá, en expandir aquel extraordinario juego de poner en el escenario esa suerte de realidad suplementaria en la que los múl-tiples personajes que nos habitan toman cuerpo, yo auxiliares mediante.

Nos empezamos a preguntar por ese otro personaje: EL QUE NO ESTÁ.

El que no está y urge que esté

Ese personaje, el que no está y está haciendo falta, en tanto carencia escénica según nuestra mirada gestál-tica de la situación, es el responsable de la escena de captura o, como preferimos llamarle tiempo después, de la escena detenida, aquella que frena el libre flujo de la acción. Encontramos muy útil como recurso clínico pedirles a los espectadores, en tanto grupo afectado, la sugerencia de un personaje-giro.

Se trata de una figura estética que al protagonista nunca se le ocurriría porque, justamente, esta es la esencia misma de la escena de captura: que causa ce-gueras. Es a esta parte del proceso a la que le llamamos ”solidaridad creativa”, y sabemos que solo es posible en un contexto de sincronicidad estética grupal. Sin ella, resultaría imposible cualquier proceso de co-autoría.

Y este tal vez sea el punto clave de la ruptura epis-temológica que proponemos, y que cuesta ser com-prendida hasta que no se la vivencia. El punto ciego del protagonista significa sencillamente que es su posición dentro de la escena la que le impide ver. ”El espectador ve a las claras lo que para el actor es pura oscu-ridad” es una de mis afirmaciones preferidas mientras coordino grupos terapéuticos, y es para alentar a los

espectadores a decir ”lo obvio”, a ponerlo en palabras. El resultado es sorprenderse, una y otra vez, con el reconocimiento de parte del protagonista de que ese ”texto” jamás lo hubiera visto por sí mismo.

Esta es la perla: el hallazgo, de parte del grupo, de una figura estética (el personaje-giro) que se le ofrece al protagonista para que construya su expansión a partir de ella. Sin esa perla, el protagonista seguiría nave-gando en los océanos de la impotencia con los ojos vendados.

Y aquí lo singular: ¿Quién es el propietario de la per-la, del hallazgo? ¿Solo el protagonista…? ¡De ningún modo! Si así fuera, estaríamos en los territorios de esas intervenciones en donde hay un cierto agrupa-miento humano pero solo a los efectos de justificar una ”terapia individual en grupo”.

En la terapia escénica casi siempre se realiza una ”elec-ción sociométrica de la escena a trabajar”. Es decir que la elige el grupo y no el director o coordinador grupal. Y esta elección no es azarosa, sino producto de la re-sonancia grupal. Y la sugerencia estética también es el resultado de un debate grupal y consecuente co- crea-ción y puesta en escena. Es el mismísimo goce esté-tico en el arte de ayudar. Por lo tanto, la ”perla” queda allí, disponible para que todos puedan engalanarse con ella cuando así lo necesiten. Es de todos, se multiplica imaginariamente como un espléndido collar.

Para la construcción posterior del personaje-giro suge-rido, hemos encontrado por lo menos ocho caminos o abordajes posibles: el teatro, las artes plásticas, la literatura, el trabajo manual, el trabajo corporal, las artes visuales y nuevas expresiones tecnológicas, la música y el psicodrama propiamente dicho. Es tarea del terapeuta guiar a cada cual para obtener su ob-jetivo terapéutico lo más logradamente posible, com-

Ese personaje, el que no está y está haciendo falta, en tanto carencia escénica

según nuestra mirada gestáltica de la situación, es el responsable de la escena de captura o, como preferimos llamarle tiempo después, de la escena detenida,

aquella que frena el libre flujo de la acción.

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s binando estos lenguajes o eligiendo aquel en el que el protagonista pueda encontrarse más ”en su salsa”.

A este camino le llamamos ”expansión del elenco in-terior” y es un sendero que ubicamos en el territorio del concepto spinoziano de contribuir a generar pasio-nes alegres, esas que incrementan la potencia.

Lo que queríamos destacar en esta ocasión es que el psicodrama constantemente se desarrolla y crece, se multiplica, cambia. Y me atrevo a sostener que, de los cuatro Modos, son el primero y el último los más

emparentados al mundo del arte como terapia. Como su esencia misma es la creatividad, se produce un fe-nómeno de constante expansión tanto de su cuerpo teórico como de su bagaje técnico. Eso es lo que nos propusimos conscientemente al iniciar el camino de la transmisión a las próximas generaciones: no repetir a los maestros, no copiar, sino evolucionar a través de la creación de su cuarto y último ”modo” o escuela teóri-ca. Y a este giro le llamamos ”terapia escénica”.

Que es arte y es terapia, es ideología y es sociología, es encuentro y es salud, por sobre todas las cosas, arries-gamos, es pasión y ternura, es vuelo y es creatividad, desde las tripas y con todos los afectos del alma. ■

“El espectador ve a las claras lo que para el actor es pura oscuridad” es una de mis afirmaciones preferidas mientras

coordino grupos terapéuticos, y es para alentar a los espectadores a decir “lo

obvio”, a ponerlo en palabras. El resultado es sorprenderse, una y otra vez, con el

reconocimiento de parte del protagonista de que ese “texto” jamás lo hubiera visto

por sí mismo.

BIBLIOGRAFÍADeleuze, G. y Guattari, F. (1995). El Anti Edipo: Capitalismo y Esquizofrenia. Paidós.Moreno, J. L. (1993). Psicodrama. Buenos Aires: Lumen.Piperno, G. (2018). Terapia Escénica hacia la Revolución Afectiva. 3ra ed. Buenos Aires: RV Ediciones. Piperno, G., Allerand, M. et al. (2005). Las Psicoterapias como camino. Buenos Ai-res: Vergara.Piperno, G., Hershcovich, C. et al. (2006). Re Pensar las Psicoterapias. Buenos Ai-res: RV Ediciones.Piperno, G., Kertesz, A. et al. (2007). Comprender las Psicoterapias. Buenos Aires: RV Ediciones.

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La puesta en valor del cuerpoen arteterapia

Javier Andrés Mennielli1

1. Psicomotricista (ACES A-1031). Posgrado de Especialización en Estimulación Temprana (Instituto Saint Jean, A-492). Arteterapeuta (Primera Escuela Argentina de Arteterapia). Diplomado en Ciencias Sociales con mención en Gestión Educativa (FLACSO). Especialización en Gestión y Conducción del Sistema Educativo y sus Insti-tuciones (FLACSO). Psicodrama y Coordinación Grupal (EIPASO). Actor, mimo y teatro espontáneo.

Resumen

El valor del encuentro ubica un punto de partida, en un contexto en que un otro aloja y habilita para que devenga texto en la escena arteterapéutica. Multipli-cidades de lenguajes podrían ser facilitadores, no sin implicar al Cuerpo.

El Cuerpo, protagonista en cada paso de experiencia, continente infinito de huellas reales y simbólicas ha-bitando distintos planos que coexisten en un imbri-cado y complejo dinamismo, siempre está en evolu-ción. Poner en valor al Cuerpo en nuestra formación continua es oportunidad para tornarlo recurso de in-tervención profesional.

Palabras clave: cuerpo, encuentro, experiencia, dispo-nibilidad, recurso..

Actualizar el deseo, ubicar el motor para estar en for-mación, una dinámica manera de ser profesional. El jue-go y el jugar, el arte, la creatividad, la articulación entre la experiencia de vida y la formación profesional, no una más o menos importante que la otra, sino una y otra.

Si tuviera que sintetizar, diría que partí de la experiencia hacia la formación académica para luego volver a arti-cularla con la experiencia, cuestionar y cuestionarme, salir nuevamente a la búsqueda de formación para en-riquecer la experiencia. Este es el recurso, el que siento propio en dinámica construcción. Mi cuerpo siempre presente activo.

Convoco a Larrosa y Skliar para enmarcar eso que lla-mamos “experiencia”:

La experiencia es “eso que me pasa”. Vamos ahora con ese me. La experiencia supone, lo hemos visto, ese algo que no soy yo, un acontecimiento, pasa.

Pero supone también, en segundo lugar, que algo me pasa a mí. No que pasa ante mí o frente a mí sino a mí, es decir, en mí. La experiencia supone, ya lo he dicho, un acontecimiento exterior a mí. Pero el lugar de la experiencia soy yo. Es en mí (o en mis palabras o en mis ideas o en mis representaciones, o en mis sentimientos, o en mis proyectos, o en mis intenciones, o en mi saber, o en mi poder, o en mi voluntad) donde se da la experiencia, donde la ex-periencia tiene lugar (Larrosa y Skliar, 2009, p. 14).

Valorizo el proceso creador como medio terapéutico. Aprecio el arte, identificándome en aquella zona que, en mi experiencia de vida, desde la adolescencia fue gratamente transformadora, sanadora, terapéutica.

Habitar esa zona en que la atención no es alerta, en que la mirada es espera activa, en que la escucha es una posibilidad de expansión. Habitar el tiempo y el es-pacio del propio hacer y del proyecto que se renueva. Darle la oportunidad al destino de que sorprenda con lo inesperado, pero también poder anticiparse; estar en apertura consciente del sitio que se ocupa. Cuando formarse puede dar lugar a transformarse. No ir más rápido que el ritmo de la necesidad, ir hacia lo incierto. Detenerse en el encuentro con uno, con el otro, con la

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s experiencia. Y en la experiencia, dejarse afectar y desde allí convivir con lo que va siendo. Explorar la plasticidad, la capacidad de adaptación.

En el acto creador, el protagonista con su cuerpo se entrega al proceso, concientizando de manera progre-siva un hacer que le es propio, particular, personal. La potencia se concentra en la elección de los colores, de los matices, de las texturas, del movimiento, de la mú-sica, del material; una constante dinámica. Hacer para ser. Convivir con la incertidumbre, sembrar silencios, ubicar palabras, saborear recorridos, establecer pa-trones, poner luz a la obra, jugar con las sombras, per-mitir que surja sonoridad, movimiento, acción, fuerza vital creadora, proyectar, proyectarse en la acción, de-venir. Figuras y fondos, marcos, bordes y horizontes, distancias, trazos, volúmenes, cadencia, quietud, lati-dos, sensaciones, sentimientos, estados, necesidades puestas en valor en la acción hacia la creación. La con-ciencia y la inconciencia que dan consistencia.

En arteterapia, el acompañamiento, la mirada y el po-sicionamiento del profesional han de ser en apertura, flexibilidad, disponibilidad al devenir de la persona en su experiencia. Atento a captar la necesidad emergen-te para poner al servicio sus recursos profesionales y, de ese modo, ser facilitador, con su intervención, del proceso de quien es protagonista.

Margaret Naumburg afirma: “El terapeuta de arte no interpreta la expresión artística simbólica de su pa-ciente, sino que lo alienta a que descubra por sí mismo el significado de sus producciones artísticas” (Naum-burg, ap. Moccio, 1994, p. 17).

La exploración, la observación, la acción, las pausas, la expresión, la comunicación mediatizada por diferen-tes lenguajes artísticos con sus materiales, soportes, movimiento, palabra, gestualidad, sonoridad (artes plásticas, musicales, escénicas, literarias) brindan una base de sustentación desde la que es factible una di-námica transformadora, un darse cuenta de que se torna oportunidad terapéutica para el paciente, en un contexto grupal o individual, con un encuadre deter-minado.

Desde mi perspectiva, el producto es lo que sucede en el proceso, no hay un punto final dado por otro, sino que resulta de aquel tiempo en que la persona pro-tagonista considera que es su conclusión de obra. La estética no es determinada por una técnica, sino por el mundo interno del individuo vuelto hacia fuera, vi-sible a la mirada de otros, con su orden o desorden,

sus matices y significaciones, la estética de su pecu-liaridad.

Una situación de encuentro en el marco artetera-péutico ubica un tiempo y un espacio para ser, estar, experimentar, explorar, transitar, detenerse, sentir, expresar, comunicar, entre el mundo interno y el ex-terno, en sostén y contención de una mirada habili-tadora, facilitadora, potenciadora de la particularidad, desprovista de juicios de valor, que posibilite integrar lo que emergió en el proceso.

La formación corporal del arteterapeuta

El cuerpo es eminentemente un espacio expresivo. El cuerpo es nuestro medio general de poseer un mundo.(Merleau-Ponty, ap. Matoso, 2007, p. 119).

La formación del arteterapeuta tiene distintas varia-bles. Yo hago foco en la corporal, ya que refiere un tránsito personal que implica conocerse en esta di-mensión, reconstruir la propia historia de la corporei-dad, en la relación con esos otros significativos en la crianza, con esas huellas que graban desde el contac-to, el tacto, las miradas, las palabras, las sensaciones, los gestos, las actitudes, las posturas, los ritmos, para luego poder delinear aquella frontera que nos diferen-cie en situación transferencial, para que torne sentido el cuerpo del otro en su gestualidad, actitudes, postu-ra, expresiones que emanan en un casi sin querer que sea, pero que son factibles de captación a la mirada del arteterapeuta, en pos de ajustar su intervención, atendiendo a sus distancias, su tono, su disponibili-dad, sus silencios, su quietud, su movimiento… por nombrar solo algunos.

Al respecto, David Le Breton dice:

El cuerpo no es una cosa, una sustancia o un orga-nismo, sino una red plástica contingente e inesta-ble de fuerzas sensoriales, motrices y pulsionales, o mejor aún, una banda espectral de intensidades

En arteterapia, el acompañamiento, la mirada y el posicionamiento del profesional han de ser en apertura,

flexibilidad, disponibilidad al devenir de la persona en su experiencia.

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Caleidoscopio de lenguajes

energéticas, acondicionada y dirigida por un doble imaginario: El imaginario social y el imaginario in-dividual (Le Breton, ap. Matoso, 2007, p. 21).

Tomar conciencia de que nuestro cuerpo está direc-tamente implicado no es tarea sencilla. Maurice Mer-leau-Ponty afirma: “Yo no estoy ni en el tiempo ni en el espacio, yo no pienso en el espacio y en el tiempo, yo soy el espacio y el tiempo. Mi cuerpo se aplica a ellos y los abraza” (Merleau-Ponty, ap. De Ajuriague-rra, 1979, p. 342).

El valor del encuentro ubica un punto de partida para el tiempo y espacio arteterapéutico, un que-hacer en que el acontecimiento ancla en la experiencia.

La puesta en valor del cuerpo en la experiencia, y de la experiencia en y con el cuerpo.

El cuerpo, constituido en la relación con otro/s que lo significan, sostenido en vínculos que, al decir de Win-nicott, le otorgan continuidad de existencia. No hay otro camino que el de la propia experiencia en y duran-te la vida en relación, la que nos constituye y por la que construimos nuestros aprendizajes; por ello, la expe-riencia, inexorablemente, es por y a través de nuestro cuerpo, por lo que aloja y deja huella, por lo que hace mella, por lo que aviva en sensación, en emoción, en impresión pasada de lo que actualiza en el propio ha-cer. La experiencia no carece de proceso, todo proceso requiere de un marco, del encuadre, de un contexto, de un otro habilitador para que el encuentro devenga texto en la escena arteterapéutica.

Para ubicar un poco más al acontecer del cuerpo, re-curro a Françoise Dolto:

El esquema corporal especifica al individuo en cuanto a representante de la especie, sean cual fuere el lugar, la época o las condiciones en que vive. Este esquema corporal será el intérprete pa-sivo o activo de la imagen del cuerpo, en el sentido de que permite la objetivación de una intersubje-tividad, de una relación libidinal fundada en el len-guaje […]

[…] La imagen del cuerpo, por el contrario, es pro-pia de cada uno, está ligada al sujeto y a su historia.

[…] La imagen del cuerpo es la síntesis viva de nuestras experiencias emocionales: interhumanas, repetitivamente vividas a través de las sensacio-nes erógenas electivas, arcaicas o actuales.

[…] La imagen del cuerpo es a cada momento me-moria inconsciente de toda la vivencia relacional, y al mismo tiempo es actual, viva, se halla en situa-ción dinámica, a la vez narcicística e interrelacio-nal: camuflable o actualizable en la relación aquí y ahora, mediante cualquier expresión fundada en el lenguaje, dibujo, modelado, invención musical, plástica, como igualmente mímica y gestual.

Gracias a nuestra imagen del cuerpo portada por –y entrecruzada con– nuestro esquema corporal, pode-mos entrar en comunicación con el otro. Todo contac-to con el otro, sea de comunicación o de evitamiento de comunicación, se asienta en la imagen del cuerpo; porque no es sino en la imagen del cuerpo, soporte del narcisismo, que el tiempo se cruza con el espacio y que el pasado inconsciente resuena en la relación presente. En la relación actual sigue repitiéndose en filigrana algo de una relación de un tiempo pasado (Dolto, 2015, pp. 21-22).

El cuerpo en la experiencia y la experiencia en el cuerpo

Multiplicidades de lenguajes podrían ser facilitado-res en comunión con materiales, la voz, el sonido, el movimiento, el ritmo; expresiones de un sujeto con su cuerpo en situación de experiencia, con otro en dispo-nibilidad de escucha. El cuerpo en la experiencia y la ex-periencia en el cuerpo, convergencia del tono, encuen-tro al menos entre dos. Llevar a la conciencia, poner en valor la experiencia. Según Henri Wallon,

[…] el conocimiento es el fruto y la consecuencia de la organización del sistema emocional y no se pue-de comprenderlo sino a través de la relación con el otro. Esta relación halla sus primeras expresiones en las relaciones tónico emocionales (Wallon, ap. De Ajuriaguerra, 1979, p. 344).

El valor del encuentro ubica un punto de partida para el tiempo y espacio

arteterapéutico, un que-hacer en que el acontecimiento ancla en la experiencia.

La puesta en valor del cuerpo en la experiencia, y de la experiencia en y con

el cuerpo.

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s Más adelante, afirma que

[…] la relación tónica no es sino experiencia corpo-ral; y a la inversa, el cuerpo no es sino el producto vivencial de la experiencia tónica. Ha sido preocu-pación constante de H. Wallon señalar la impor-tancia de la primera fusión afectiva en el posterior desarrollo personal, fusión expresada mediante fenómenos motores, en un diálogo que preludia al posterior diálogo verbal y al que le damos el nom-bre de “diálogo tónico”. El diálogo tónico que se encarga de sumergir a la personalidad entera en la comunicación afectiva, tan solo puede tener un instrumento a su medida, un instrumento total: el cuerpo (Wallon, ap. De Ajuriaguerra, 1979, 2014).

Pensar en las relaciones y en la relación entre las re-laciones; entre personas, entre objetos, entre mate-riales; entre las personas y la experiencia. Detenerse en las relaciones entre los cuerpos y de cómo allí toma sentido el Ser y el Hacer para que aquello que estaba encapsulado, enquistado, cristalizado, velado, pueda dinamizarse.

En nuestra formación no podemos desconocer el cuer-po, continente infinito de huellas reales y simbólicas, distintos planos que coexisten en un imbricado dina-mismo complejo que siempre está en evolución. Res-ponsabilizarnos de su existencia nos da la oportunidad de habilitarnos a esta zona de experiencia, y convertirlo en recurso de intervención profesional. ■

En nuestra formación no podemos desconocer el cuerpo, continente infinito de huellas reales y simbólicas, distintos planos que coexisten en un imbricado

dinamismo complejo que siempre está en evolución.

BIBLIOGRAFÍA De Ajuriaguerra, J. (1979). Manual de psiquiatría infantil. 4ta ed. Barcelona, España: Toray-Masson. Dolto, F. (2015). La imagen inconsciente del cuerpo. Buenos Aires: Paidós.Larrosa, J. y Skliar, C. (comp.) (2009). Experiencia y alteridad en educación. Rosario: Homo Sapiens.Matoso, E. (2007). El cuerpo territorio de la imagen. 3ra ed. Buenos Aires: Letra Viva. Moccio, F. (1994). El taller de terapias expresivas. México: Paidós, colección Grupos e Instituciones. Nachmanovitch, S. (2015). Free Play. La improvisación en la vida y en el arte. 2da ed. Buenos Aires: Paidós. Reisin, A. (2005). Arteterapia. Semánticas y Morfologías. Buenos Aires: el autor.

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Caleidoscopio de lenguajes

Las artes expresivas desde el enfoque centrado en la persona

Resumen

Las artes expresivas son un canal que nos permite co-municarnos más allá de la palabra, a través de la dan-za, las artes plásticas, la música, el teatro y la escri-tura creativa. Son una invitación a reconectar con la creatividad innata en cada uno, en un ambiente libre de juicios, cálido y empático, donde el eje está pues-to en acompañar el despliegue de las potencialidades de las personas.

Palabras clave: artes expresivas, creatividad, poten-cialidades, proceso, revolución silenciosa.

libre de juicios, cálido y empático, en el que los múl-tiples lenguajes de expresión invitan a despertar la creatividad innata en cada uno, con el eje puesto en acompañar el despliegue de las potencialidades de las personas.

El abordaje humanístico del arteterapia permite ampliar el lenguaje verbal. Al manifestar desde el movimiento, la escritura, el dibujo, y la escultura, entre otros, las emo-ciones se esclarecen, transforman, cobran mayor profun-didad y entendimiento en el proceso.

Durante un encuentro, ya sea bipersonal o grupal, el foco está puesto en la persona como totalidad, y des-de ahí, como facilitadoras, habilitamos el proceso de creación, del cual deviene el resultado.

Nos basamos en una escucha activa, en la que, una vez identificada la problemática que plantea el con-sultante, se propone/invita/acompaña a expresarlo desde algún lenguaje artístico, dando lugar a la ex-ploración, siguiendo el hilo de los emergentes que surgen en esta nueva profundidad. De aquí la percep-ción continúa abriéndose, tomando lo realizado para pasar a otro lenguaje expresivo, y así sucesivamente. Puede ser en una cadena dinámica de artes expresi-vas o tan solo tomando un lenguaje.

Agustina Olivera Jost1 Lucrecia Sánchez Berneman2

1. Licenciada en Psicología. Especialista en Conexión Creativa. Artista. Co-creadora de la Formación en Arteterapia desde las artes expresivas.2. Licenciada en Psicología. Directora de estudios Holos Sánchez Bodas (CABA). Coordinadora del departamento de psicoterapia y counseling en Holos Sánchez Bodas y Berneman. Directora editorial la revista virtual Enfoque Humanístico. Co-creadora y docente en la Formación en Arteterapia desde las artes expresivas.

Desde el marco teórico del enfoque centrado en la persona, de Carl Rogers, las artes expresivas toman como punto de partida la Conexión Creativa de Na-talie Rogers. A partir de aquí se facilita un ambiente

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En el final del encuentro la contemplación, la escritura creativa, entre otros recursos, nos facilita llegar a un in-sight, tornándose la palabra como vehículo de encuadre, poesía y cierre simbólico. Los consultantes logran estar en contacto con lo que les ocurre “amigándose” con su realidad y aceptándola de modo orgánico.

La conexión creativa es una herramienta que acom-paña la tendencia actualizante, la autosanación, pro-piciando en un ambiente de exploración apropiado: seguridad-empatía-no juicio. Permite dejar de quitar-le el poder a la persona, empoderándola para que ella misma explore y descubra su propia verdad, y pueda convertir en actos todos sus potenciales.

Atravesar la secuencia multimodal de artes expresi-vas nos ayuda a descubrir patrones, emociones, me-morias inconscientes, aspectos personales, así como rescatar las propias herramientas para resolver los laberintos internos y, de esta forma, trasladar los logros posteriormente a la vida cotidiana. El parti-cipante logra en un espacio seguro de exploración, profundidad y juego reencontrarse con sus recursos y empoderarse. Al volverse consciente de sus fortale-

zas y utilizarlas para sortear obstáculos, luego puede desenvolverse con estos potenciales reconocidos en su cotidianidad.

Algunas de las diferentes formas de artes expresivas que podemos utilizar son:

-Meditación: el estar respirando con consciencia, en silencio y receptivos, nos prepara para la expresión creativa. Estar en silencio donde todo y nada existe es el caldo de cultivo donde florece la creatividad y se abre la imaginación.

-Movimiento: siendo conscientes de nuestros movi-mientos podemos reconocer nuestros sentimientos, habilitándole al cuerpo que se exprese, ya sea a tra-vés de la respiración, el caminar o bailar.

El abordaje humanístico del arteterapia permite ampliar el lenguaje verbal. Al manifestar desde el movimiento, la

escritura, el dibujo, y la escultura, entre otros, las emociones se esclarecen,

transforman, cobran mayor profundidad y entendimiento en el proceso.

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Caleidoscopio de lenguajes

-Artes plásticas: utilizando el color, la forma, líneas e imaginación podemos descubrir y articular como nos sentimos. El acento está puesto siempre en el proce-so y no en el resultado.

-Música más sonido: hacer y/o escuchar música, como el crear sonidos, nos conecta directamente con el cora-zón, generando un aumento en la capacidad de escucha. La vibración de la voz nos trae alineación, consciencia y energía de sanación. La música genera distintas respues-tas y repercusiones en cada participante: calma, emoción, fuerza, sensibilidad, irritabilidad.

-Escritura libre: el escribir libremente luego de una secuencia creativa permite hacer un seguimiento de las emociones, insights, y poder acceder a una revi-sión posterior de las llaves o informaciones que fui-mos recibiendo a lo largo del proceso. Se recomienda escribir los pensamientos espontáneos sin detener-nos, con la intención puesta en ser honesto. El ma-terial escrito es siempre privado y su autor es el que decide qué y hasta dónde compartir.

Estos recursos son el vehículo/herramienta que per-mite romper el aislamiento, alienación, soledad de la vida moderna, y va en busca de la consciencia de nuestro potencial como individuos y miembros de la comunidad.

Vivimos en una cultura donde se nos enseña desde pequeños que lo importante es el éxito, siendo este de índole sobre todo material, ya sea monetario o desde un resultado “lindo”, estético.

Este enfoque invita a revertir esos parámetros, a cuestionarnos desde la experiencia lo que se ha ido sedimentando, sin pensarlo, en nuestro organismo. De esta forma, tenemos la posibilidad de ir expan-diendo nuestros aprendizajes y brindárselos al resto de la sociedad, como decía Carl Rogers, produciéndo-se de este modo una revolución silenciosa. ■

Atravesar la secuencia multimodal de artes expresivas nos ayuda a descubrir

patrones, emociones, memorias inconscientes, aspectos personales, así como rescatar las propias herramientas

para resolver los laberintos internos y, de esta forma, trasladar los logros posteriormente a la vida cotidiana

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Tu formación de grado es la psicopedagogía. ¿Cómo fue el proceso de descubrimiento del arteterapia?

Desde pequeña todo lo que tenía que ver con dibujar y pin-tar me había fascinado, como así también el mundo del arte, con lo cual me sumé a la propuesta del Lic. Marcelo González Magnasco de investigar acerca de la disciplina de Arte Terapia. Esta ya venía desarrollándose en Estados Unidos, donde existía una asociación con la que Marcelo se había puesto en contacto. Empezamos buscando bi-bliografía y con sorpresa descubrimos que estaba traduci-do el libro de Edith Kramer Terapia a través del arte en una comunidad infantil, editado por Kapelusz, y así seguimos buscando y encontrando otros textos, de argentinos o ex-tranjeros traducidos. Al ir leyendo, supe y sentí un amor a primera vista por esta disciplina.

Luego vinieron encuentros con arte terapeutas: Mercedes Ter Matt y Frances Anderson de Estados Unidos, y Liz Ba-rig de Inglaterra. Asistieron a congresos y tuvieron la po-sibilidad de presentar un proyecto en la Escuela Superior de Bellas Artes. Desde allí, también propusieron un taller para pacientes del Hospital de Día del Hospital Moyano.

No abandoné mi profesión como psicopedagoga, ya que, como Serrat, pienso que “uno es solo lo que es y anda siempre con lo puesto”, solo que me dedico de tiempo completo al ejercicio de arte terapia y a su difusión.

En el libro Fundamentos en Arte Terapia, que escribiste

con González Magnasco, se rescata el concepto de Gua-tari de producción de la subjetividad y se remarca su ca-rácter colectivo. ¿En qué sentido el arteterapia contribu-ye a esta construcción?

Entendemos que a través de esta disciplina lo que se ge-nera es la posibilidad de una expresión subjetiva. Lo pen-samos no como construcción, sino como producción, to-mando el concepto de “producere”, es decir, hacer aparecer lo que es de cada uno y lo que cada uno elige mostrar en imágenes de su mundo interior.

En el año 2000 cofundaste el primer posgrado en arte-terapia en la Universidad de las Artes, del que actual-mente sos directora. ¿Cómo fue la concepción de esta formación, los saberes que estimaron eran necesarios y los profesionales que convocaron? ¿Y cómo fueron los primeros años de esa especialización?

El IUNA (Instituto Universitario del Arte) cambió de “nom-bre” en el año 2010 para ser nominado como “UNA” (Uni-versidad Nacional de las Artes).

Antes de pertenecer al IUNA (¡todo tiene una historia!) la Escuela Superior de Bellas Artes “Ernesto de la Cárcova”, por medio de su entonces rector, Alfredo Benavidez Be-doya, permitió que desarrolláramos el primer seminario vinculado al arte terapia. También nos permitió convocar a arte terapeutas de otros países. Los profesionales que convocamos para la formalización del posgrado en junio

Adriana Farias

“Creo que hay una cuestión que en una formación no puede faltar, y es tener claro cuál es el rol del arte terapeuta. Básicamente, que no curamos con el arte, sino que nuestro principal objetivo terapéu-tico será poder colaborar para que el sujeto-par-ticipante de nuestros talleres se conecte con sus aspectos creativos, entendiendo a los aspectos creativos como aspectos sanos de todo psiquis-mo. Saber acerca del arte (mucho), de materiales, de psicología lo suficiente como para comprender y, sobre todo, creer en lo que uno hace”.

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Encuentros conversados

1.Son instituciones públicas: Hospital Interdisciplinario Psicoasistencial “José Tiburcio Borda”, Instituto de Oncología “Ángel H. Roffo”, Hospital de Emergencias Psi-quiátricas “Torcuato De Alvear”, Escuela Especial N° 501 “Dr. E. Finochietto”.

del año 2000 fueron docentes con trayectorias acadé-micas con nuestros mismos intereses. Para inaugurar el posgrado vino Frances Anderson, de la Universidad de Illi-nois, pionera de arte terapia adaptativa.

Los primeros años fueron muy diagnósticos, en el sentido de estar mirando y pensando acerca de los contenidos de los seminarios, de los docentes más adecuados… en fin, un tiempo de mucho crecimiento.

¿Qué autores o teorías son indispensables para sostener la práctica arteterapéutica?

Entendiendo que el espacio de esta disciplina es transdis-ciplinar, desde este posgrado y por medio de la práctica, y desde la propia formación (no solo la personal, sino la de todos los docentes), desde la psicología adscribimos a la parte teórica del psicoanálisis: Freud, Winnicott, Sara Paín, Nasio, Segal. Nos resultan indispensables. En relación con un posicionamiento más antropológico: Carlos Cullen, a un autor que habla del proceso creador: Fiorini, Mocio. A lo grupal: Pichon-Rivière, Ana María Fernández, a lo que tiene que ver con el arte es imprescindible el conocimiento de diferentes artistas antiguos-modernos-contemporá-neos, lo que han escrito y, sobre todo, tener un gran co-nocimiento de la obra y los materiales. Mucho museo y galerías de arte. Imprescindible: cine y teatro. Considero que la riqueza que otorga el placer de mirar belleza, de aprender a mirar y abrir el horizonte estético personal es fundamental. No se puede dar lo que uno no posee.

Con casi 20 años de experiencia en esta formación, ¿qué seminarios o materias fueron incorporando como resul-tado de los cambios sociales, tecnológicos y epocales en general?

Nuestro posgrado es estructurado, por ello, hay 12 semi-narios obligatorios y se debe cumplir con 128 horas de se-minarios optativos. Por tal motivo, hemos ido cambiando los seminarios tanto en contenido como en duración: por ejemplo, hemos incorporado ya hace un tiempo semina-rios sobre el sujeto latinoamericano, la disciplina mural como herramienta arteterapéutica, pop up, videoterapia, arte terapia y cuidados paliativos, arte terapia y vulne-rabilidad social, arte terapia y consumo problemático de sustancias. Sí, hemos ido incluyendo otros seminarios y, a la vez, cada docente de los obligatorios va incorporando nueva bibliografía. Estamos en movimiento.

En la formación tienen convenios de prácticas con ins-tituciones, ¿qué características revisten esas prácticas?

Las prácticas especializadas pueden realizarse en insti-tuciones conveniadas: Hospital de Día del Borda, Servicio de Cuidados Paliativos del Roffo, Hospital Alvear, Escuela 501 de Lanús1. A fines del año pasado firmamos un con-venio marco con el Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, que amplía los lugares de prácticas a toda dependencia del Ministerio. Esto es un gran logro.

Aparte de estos lugares, los estudiantes también pueden presentar sus instituciones. Es requisito que la propuesta sea para un grupo.

Se llevan adelante dos proyectos arteterapéuticos de 12 encuentros cada uno, los de niños son supervisados por la Lic. Silvia Skchodnik y los de adultos, por mí. Los proyectos de intervención arte terapéuticos pertenecen a las prácti-cas especializadas y son obligatorios. Los estudiantes son los que presentan el proyecto y quienes lo llevarán ade-lante con la supervisión acorde.

¿Cuál es el encuadre y la modalidad del trabajo artetera-péutico en el Hospital de Día del Hospital Neuropsiquiá-trico Borda?

Entendemos por arte terapia una disciplina sistematizada, por ello el encuadre del Hospital de Día es el que usamos para cualquier intervención.

Empezamos con un saludo, un “¿cómo están?”, y a partir de allí les propongo la consigna con los materiales ade-cuados. La idea es que puedan hacer el producto final, lo más bello posible. Al terminar, cada uno de los participan-tes cuenta y muestra qué hizo. Los miércoles tenemos la reunión de equipo y allí en general se muestran las pro-ducciones y si hubiera (siempre lo hay), se comenta lo ocu-rrido en el taller.

Por tu trayectoria y experiencia, ¿cómo ha sido la consti-tución del campo arteterapéutico en la Argentina?

Es un campo en construcción, con diversas versiones y desarrollos diferentes. En tanto sean las propuestas se-rias y lo suficientemente sólidas conceptualmente, cada quien va creciendo por donde se le permita, desde las ins-tituciones y los grupos.

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s ¿Cuáles son los saberes y formaciones que más sirven en el desempeño profesional de un arteterapeuta?

Creo que hay una cuestión que en una formación no puede faltar, y es tener claro cuál es el rol del arteterapeuta. Bá-sicamente, que no curamos con el arte, sino que nuestro principal objetivo terapéutico será poder colaborar para que el sujeto-participante de nuestros talleres se conecte con sus aspectos creativos, entendiendo a los aspectos creativos como aspectos sanos de todo psiquismo. Saber acerca del arte (mucho), de materiales, de psicología lo su-ficiente como para comprender y, sobre todo, creer en lo que uno hace. No ocupar un rol de reflexión existencial y saber disfrutar del espacio. Creo que no lo mencioné, pero entendemos esta disciplina de forma grupal.

¿Cuáles son los fundamentos e implicancias en la prácti-ca de concebir el arteterapia como disciplina grupal?

En este sentido, entendemos como factor constitutivo te-rapéutico de arte terapia la conformación del grupo. La pro-puesta es que se cree en grupo. Es esta dinámica, la grupal, la que va a permitir el despliegue intersubjetivo lo suficien-temente favorecedor para dinamizar y provocar nuevos modos de vinculación. Vínculos entre los sujetos partici-pantes, con el arte terapeuta, con las consignas, los ma-teriales y el espacio. Por supuesto que lo intrasubjetivo es fundamental, el mundo interior de cada sujeto, ya que para crear también se necesita ponerse en contacto con la propia historia, con las propias imágenes, con la propia capacidad creadora, pero también con lo que los otros crean, los pares.

La particularidad de cada grupo hace que los proyectos de intervención arte terapéutica sean adecuados al grupo con el que se trabajará. Nos resulta difícil plantear recetas de técnicas, entendemos que la especificidad de los propios grupos nos convoca a revisar constantemente nuestra caja de herramientas (entiéndase por ello: consignas, ma-teriales y nuestra propia creatividad).

De acuerdo con tu experiencia, si pudieras reconocer lenguajes arteterapéuticos privilegiados para la expre-sión creativa de determinadas poblaciones, ¿cuáles se-rían esas vinculaciones entre lenguajes y poblaciones?

Básicamente, he trabajado con el lenguaje de las artes vi-suales en todas sus formas, incluidas las audiovisuales, a mi entender, es el lenguaje privilegiado. La música, la ac-tuación, el movimiento han acompañado muchas de las intervenciones.

Arteterapeutas como Malchiodi sostiene que el arte-terapia se ha focalizado en el tratamiento de la enfer-

medad mental, el dolor emocional y la discapacidad, y lo ha hecho en menor medida con personas saludables o “simples neuróticos” que buscan incrementar la com-prensión y expresión de sí mismos. ¿Estás de acuerdo con esta afirmación?

No conozco a Malchiodi y no sé desde qué lugar hace esta afirmación. Quizás si se remonta a los antecedentes de la disciplina, y creo que sí, que estaba mucho más ligada a las personas sufrientes. Creo que en la actualidad y desde la experiencia de las prácticas en el posgrado, es cada vez más frecuente que estas (presentadas por los estudian-tes) se desarrollen en centros culturales, centros para la tercera edad, casas de provincia y escuelas comunes, en-tre otros. Creo que a medida que se expanda la disciplina, será más asimilada desde diferentes ámbitos.

¿En qué situación se encuentra la Argentina en cuanto al reconocimiento de la disciplina, las formaciones y los lugares de inserción para arteterapeutas?

En relación con los lugares de inserción, creo que está muy incorporada en el ámbito privado, pero todavía no está ha-bilitada en el ámbito público y esto debería ser un objeti-vo. El día que lo logremos, será un gran éxito. No me cabe duda de que esta disciplina es una poderosa herramienta ligada con lo posible de cada uno de nosotros. La propues-ta de crear una imagen a partir de una consigna dentro de un encuadre arte terapéutico permite a las personas que participan del taller conectarse con sus aspectos ligados con el proceso creador. En tanto proceso subjetivo, la ima-gen que se crea es única, y esta devolución que se concre-ta por el solo hecho de mirar lo que se ha producido, y lo que los otros han logrado, como proceso intersubjetivo, se pueden observar cuestiones vinculadas a la comunicación que fluye y a un orden ligado con la estima hacia sí por “lograr poder”, del caos a lo posible.

Respecto de la formación, puedo hablar por el posgrado que dirijo y hacia dónde vamos, esto es, la maestría en arte terapia, con énfasis en la investigación. Una disciplina que merece la mejor formación posible. ■

“Considero que la riqueza que otorga el placer de mirar belleza, de aprender a

mirar y abrir el horizonte estético personal es fundamental. No se puede dar lo que

uno no posee”.

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Experiencias arteterapéuticas

Arteterapia en América Latina:historia de una aventura

Resumen

PIA es un Proyecto Itinerante de Arteterapia, con el que viajamos por pueblos y ciudades a lo largo de estos años, compartiendo en forma de talleres lo que apren-demos en el camino: creamos espacios seguros que facilitan hacer, decir y pensar lo que en otros espacios no se posibilita, construyendo grupos que alojan sensi-bilidades y estimulan la expresión libre sin juicios. PIA nació del movimiento, de las ganas de viajar sembran-do el intento cotidiano de conectar con el propio deseo. Del ejercicio de escuchar(se) y trabajar para dejar que esa escucha nos guíe.

Palabras clave: movimiento, expresión, viajes, itinerario, juego.

Escribimos estas líneas en Mérida, Yucatán (México), escondidos del terco sol del mediodía en la galería de la casa colonial en la que estamos viviendo. Llegamos hace siete días desde la mágica laguna de Xul Ha en Quintana Roo para hacer un taller de fin de semana, y en cuatro días volamos para hacer talleres en Puebla y Ciudad de México. Cuando nos preguntan dónde vivi-mos, nos gusta decir ahora aquí. Desde el 2015 vivimos en todos lados: el 12 de abril de hace cuatro años nos lanzamos a la aventura del nomadismo con el deseo de experimentar vivir de viaje.

Esta historia que nos transformó para siempre comienza en el encuentro con la generosidad de las personas, y con el conocimiento de sus infinitas formas de ser y estar en el mundo, un encuentro que es motor de este caminar y nos conecta con nuestra propia humanidad. Nos transformaron el camino sinuoso, las montañas y los valles, la posibilidad de ser otros, de jugar a ser muchos, de a uno a la vez y de a varios también. El mar nos ayudó a cantar y nos enseñó a bailar. La selva nos habló de la vida, de la lucha por ser y de la muerte que da paso a la vida que da paso a la muerte. Nos encontramos con monstruos en lagunas sin fondo y la

profundidad (a veces) nos apapachó. El viento nos invitó a movernos y a estar en nuestro cuerpo... En este devenir del camino, o de nosotros mismos, el deseo despertó.

Un pensamiento de Gilles Deleuze nos resuena: “Lo que es difícil no es conseguir lo que uno desea, lo difícil es desear. Desde la posición victoriosa del que desea, si algo no se tiene, se conquista” (Delleuze, ap. Larrauri Gómez, 2017).

Y con este deseo desperezándose y esta confianza in-vitándonos a habitar el mundo como nuestra casa, ju-gamos a crear las realidades que buscábamos. Así fue naciendo PIA, del movimiento, de las ganas de viajar sembrando el intento cotidiano de conectar con el pro-pio deseo. Del ejercicio de escuchar(se) y trabajar para dejar que esa escucha nos guíe. Se gesta en esta bús-queda vital, la nuestra personal, a la vez que compar-tida y multiplicada con grupos de personas con los que trabajamos en los talleres.

PIA es nuestro Proyecto Itinerante de Arteterapia, con el que viajamos por pueblos y ciudades a lo largo de estos años, compartiendo en forma de talleres lo que aprende-mos en el camino: creamos espacios seguros que facilitan hacer, decir y pensar lo que en otros espacios no se po-sibilita, construyendo grupos que alojan sensibilidades y estimulan la expresión libre sin juicios.

Matías Garber1 Julia García2

1. Arteterapeuta (Primera Escuela Argentina de Arteterapia). Facilitador de procesos en PIA.2. Diseñadora gráfica (UBA). Animadora Cultural (Instituto Vocacional de Arte, IVA). Facilitadora de Procesos en PIA.

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Entrelazamos diferentes disciplinas y formas de cono-cimiento: la arteterapia, la educación por el arte, el tea-tro de las personas oprimidas, la danzaterapia de Ma-ría Fux y de Anna Halprin, la educación viva, la crianza consciente, el juego, el yoga y el viaje nos nutren para el diseño de metodologías creativas de acción y de re-flexión que combinan el potencial de los diferentes len-guajes artísticos: plástica, teatro, movimiento, música y escritura.

Comenzamos facilitando talleres de exploración creati-va con niñas y niños en El Mollar, provincia de Tucumán (Argentina). Luego, en un dispositivo municipal para adolescentes indígenas recuperados de la guerrilla co-lombiana. Los siguientes fueron en una escuela prima-ria del eje cafetero, en una comunidad wayuú en el Cabo de la Vela (Colombia). Y así continuaron surgiendo opor-tunidades de trabajo conjunto con entidades del sector público y privado: fundaciones, escuelas (tradicionales y alternativas), universidades, cárceles, hospitales, orga-nizaciones internacionales, centros culturales, museos y muchas también a través de convocatorias abiertas que ofrecemos al público en general.

Taller con docentes en Chacayá (Lago Atitlán, Guatemala).

Taller en el MAC (Museo de Arte Contemporáneo de Panamá).

Escuela en casa (Minca, Sierra Nevada, Colombia).

Hasta hoy nos demoramos, es decir, hicimos morada, garabateando el

siguiente recorrido: Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala,

México, Argentina, Uruguay, México, Cuba y México una vez más.

Hasta hoy nos demoramos, es decir, hicimos morada, garabateando el siguiente recorrido: Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nica-ragua, Honduras, Guatemala, México, Argentina, Uru-guay, México, Cuba y México una vez más.

Debido al impacto de estas metodologías participa-tivas y a la frecuente ausencia de espacios de apren-dizaje, nos fuimos encontrando con personas y or-ganizaciones que buscaban herramientas de este tipo para multiplicarlas en sus respectivos campos profesionales y también en sus vidas personales. Así fue como tímidamente diseñamos un primer for-mato introductorio que condensaba, desde la prác-tica y la teoría, un abanico de herramientas metodo-lógicas para facilitar procesos de cambio por medio del arte. La propuesta tuvo muy buena repercusión y nos animamos a diseñar nuevas, porque entende-mos que es fundamental sembrar estas semillas, ayudar a despertar la creatividad en las personas y que muchas confirmen que este es el camino que

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buscaban para continuar creciendo profesional y personalmente.

Hacemos, por lo general, dos tipos de actividades: ta-lleres vivenciales para abordar procesos específicos (en alianzas con organizaciones u ofrecidos por noso-tros con convocatoria abierta) y cursos de formación en arteterapia y metodologías creativas de acción y reflexión en formato intensivo. Hasta hoy, trabajamos con 68 grupos humanos en proyectos culturales, edu-cativos, de formación de facilitadores, desarrollo co-munitario y salud con 1035 personas de diversas eda-des y orígenes. La red se teje y crece mediante el boca a boca, en el intercambio metodológico con colegas de distintas disciplinas, participantes que nos recomien-dan a otros grupos o instituciones, y también con pu-blicidad en redes sociales, a las que descubrimos como grandes aliadas.

Muchas veces nos preguntan hasta cuándo planea-mos viajar. La verdad es que no tenemos un horizon-te temporal. Vivimos viajando y trabajando con PIA: itineramos hasta que un lugar nos invita a pasar un tiempo más prolongado, y nos quedamos. En esas situaciones, PIA muta y nos adaptamos a las nuevas condiciones, como nos sucedió en Panamá, donde de manera inesperada pasamos ocho meses; o ahora en México, ya por el sexto mes y preparándonos para cru-zar el océano.

BIBLIOGRAFÍABLarrauri Gómez, M. (2017). El deseo según Gilles Deleuze. Madrid: Los libros de fronterad.

Curso en Montevideo (Uruguay).

todologías participativas, los darse cuenta de tantos participantes que conectan profundamente con su obra; como Clara, en Costa Rica, que al reencontrarse con la pintura se reencontró con su infancia y recordó vivencias claves para su proceso terapéutico, o como Gloria, en Honduras, que llevó su dragón a una reunión importante de trabajo del lunes siguiente.

Escuchar la estupefacción ante la propuesta de no in-terpretación de la obra ajena. Personas que retoman sus actividades artísticas luego de décadas, que vuel-ven a conectar con el juego como no lo hacían desde la infancia. La conmoción al partir, sus palabras, los cuer-pos y gestos que hablan de que algo se va diferente a como vino. Esta espiral de transformaciones propias y ajenas es lo que nos alimenta para seguir volando por el mundo en nuestro globo.

Si querés conocer más sobre PIA y sobre nosotros, nos encontrarás en https://www.proyectopia.org/ y en las redes sociales. ■

La devolución de las personas con las que comparti-mos en los talleres nos confirma una y otra vez este camino. Observar el entusiasmo de esos cuerpos en-cendidos por la creación, ser testigos de la transfor-mación en algunas personas, como el director de es-cuela en un pueblo de Guatemala que decidió quitar los pupitres del aula y comenzar a trabajar con me-

Muchas veces nos preguntan hasta cuándo planeamos viajar. La verdad es que no

tenemos un horizonte temporal. Vivimos viajando y trabajando con PIA: itineramos hasta que un lugar nos invita a pasar un

tiempo más prolongado, y nos quedamos.

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icas O luto da perda gestacional: um

campo de atuação da arteterapia e da musicoterapia

Resumen

La pérdida gestacional, en cualquier fase de la gesta-ción, así como el óbito perinatal –la muerte del bebé en los días anteriores o posteriores al nacimiento–, constituyen eventos frecuentes que alcanzan, a nivel mundial, en el período de un año a millones de fami-lias. A pesar de eso, todavía representa una pérdida “invisible”, en especial cuando es precoz y el duelo es vivenciado como un “duelo no autorizado”. Este tipo de duelo, a pesar de ser tan común, no es debidamente re-conocido y validado por el sistema médico-asistencial, y tampoco por la sociedad. Sin embargo, el impacto de la pérdida gestacional puede tener efectos duraderos sobre la madre, la pareja y la familia.

Las actividades creativas, tales como las artes plásti-cas, el modelado en cerámica, la tapicería y también las artesanías, brindan apoyo emocional a la madre que ha sufrido una pérdida gestacional. También otras formas de arte, como la literatura, las artes escénicas y la mú-sica, ayudan a elaborar el duelo.

La musicoterapia es una de las terapias útiles para apoyar el proceso de distintos tipos de duelo. Por me-dio del empleo de técnicas creativas de interpretación, improvisación y composición, se facilita la expresión de los sentimientos y el proceso del duelo. Sin embargo, su utilización en la pérdida gestacional está escasa-mente referida en la literatura.

El arteterapia y la musicoterapia ofrecen un soporte eficaz para ayudar en el proceso de duelo, y podrían contribuir para que este deje de ser invisible ante la so-ciedad.

Palabras clave: pérdida gestacional, aborto, muerte perinatal, duelo, arteterapia, musicoterapia.

Resumo

A perda gestacional, em qualquer fase da gestação, assim como o óbito perinatal – a morte do bebê nos dias que antecedem ou que se seguem ao nascimen-to - constituem eventos frequentes que atingem mil-hões de famílias anualmente, em todo o mundo. Apesar disso, ela ainda pode representar uma perda “invisível”, especialmente quando é precoce e o luto decorrente é vivenciado como o chamado “luto não-autorizado”. Este tipo de luto, apesar de tão comum, não é devidamente reconhecido e validado no meio médico-assistencial e na própria sociedade.

Palavras-chave: perda gestacional; aborto; morte peri-natal; luto; arteterapia; musicoterapia.

Uma dor muito particular

A morte de um ente querido constitui experiência única quando ocorre no contexto existencial mais ligado à vida que é o da sua reprodução – a gestação, o parto, o nas-cimento. A perda gestacional representa situação muito comum com a qual a maioria das pessoas já teve con-tato, de uma forma ou de outra. No entanto, talvez por

Ana Maria A. Lana

1. Musicoterapeuta e psicoterapeuta com formação em Psicoterapia Humanista (Abordagem Centrada na Pessoa). Patologista perinatal e professora de Medicina, aposentada.

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essa característica vivencial única, o luto que dela resulta é ainda cercado de incompreensão, o que lhe agrega uma carga e uma qualidade de sofrimento que o distingue das outras formas de luto.

Durante muitos anos trabalhando como patologista perinatal em um hospital universitário, frequentemen-te eu tinha a chance de perceber a demanda das mães e casais em relação a intervenções específicas que necessariamente devem incluir empatia e compaixão como base de uma terapia ou aconselhamento. A perda de um filho nas fases mais iniciais da sua existência re-presenta muito mais do que a perda de um ser amado: é a perda de todo um projeto, de uma vida que muitas vezes se interrompe quando mal começou a brotar. É perder o futuro.

A empatia e a consideração incondicional à pessoa que passa por essa forma de sofrimento são condições es-senciais para ajudá-la a se reestruturar e a elaborar esse luto tantas vezes incompreendido e não aceito como tal, por aqueles de alguma forma o presenciam. São condições que podem ser oferecidas não só por um terapeuta, mas por todas as pessoas que atendem ou desejam ajudar a quem nele se encontra submerso. E, como em outras formas de luto, as terapias que utili-zam a arte e a criatividade podem se mostrar especial-mente eficazes na sua resolução.

Um evento comum

O termo “perda gestacional” compreende toda perda de produto da concepção resultante de fertilização natu-ral ou in vitro, ocorrida em qualquer fase da gestação, bem como a morte do feto ou do bebê recém-nascido. Incluem-se, portanto, nesse conceito: a gravidez que ocorre fora do útero, geralmente na tuba uterina (gra-videz tubária); a mola hidatiforme, erro de fertilização que resulta na morte precoce do embrião e no desen-volvimento de uma placenta anômala; o aborto preco-ce (até a 10ª semana gestacional) e o tardio (da 11ª à 20ª semana), espontâneos ou induzidos; o óbito fetal, a morte do feto nesse período tardio e que se esten-de até o final da gestação; e o óbito perinatal, aquele que ocorre antes, durante ou na primeira semana após o parto. Depois desse período, a morte neonatal tardia (um bebê com idade de até 28 dias), ou mesmo a de um lactente, teoricamente foge do conceito de perda ges-tacional. Mas o fato e as suas consequências em nada ou em muito pouco diferem das perdas que ocorrem em períodos mais tardios da gravidez.

A frequência das perdas gestacionais como um todo é difícil de ser avaliada uma vez que os registros oficiais

se referem somente às perdas tardias – o óbito fetal e a mortalidade perinatal. Esta se situa em torno de 11 a 12 casos /1.000 nascidos vivos, em países do primeiro mundo e no Brasil, país onde ainda ocorrem, em núme-ros absolutos, cerca de 30.000 óbitos fetais por ano, com variações regionais. A frequência das perdas mui-to precoces é difícil de ser estimada, em grande parte porque se perde um número de gestações não diagnos-ticadas clinicamente, de registro muitas vezes impos-sível. De qualquer forma são ocorrências frequentes, rotineiras nos hospitais e maternidades, públicos ou privados. O risco de perda, principalmente nas primeiras semanas da gravidez, aumenta significativamente com o aumento da idade materna. E em uma porcentagem menor de casais, pode continuar existindo e resultando em perdas repetidas, recorrentes.

O luto invisível

Em comparação com os outros tipos, o luto da per-da gestacional é processado de modo muito particular, com importantes diferenças culturais, ou relacionadas ao grau de desenvolvimento das sociedades ao longo da história. Nas perdas muito precoces, elaborar o luto é mais difícil por se tratar de um tipo de perda “invisí-vel”, após a qual geralmente não se segue nenhum tipo de procedimento criado para processá-la, individual ou socialmente. Não ocorre o ritual do funeral, não se as-socia a perda a um evento ou procedimento que dê a ela uma forma. Mesmo quando a perda ocorre em fases um pouco mais avançadas da gestação, o luto que se segue em certos casos apresenta peculiaridades que, ao me-nos em parte, o caracterizam como o chamado “luto não autorizado” (Doka,1998, 2002), aquele das perdas que não são abertamente reconhecidas, socialmente aceitas e publicamente vividas como luto. É quando o enlutado não é reconhecido como tal e é pouco reconhecida a sua própria relação com o ser perdido, o que torna mais difícil e prolongada a resolução deste luto que também passa a ser invisível. Ao que tudo indica, a invisibilidade do luto na perda gestacional está ligada à precocidade da perda,

A empatia e a consideração incondicional à pessoa que passa por essa forma de

sofrimento são condições essenciais para ajudá-la a se reestruturar e a elaborar esse

luto tantas vezes incompreendido e não aceito como tal, por aqueles de alguma

forma o presenciam.

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icas à ocorrência da falta de contato com o feto ou bebê nas

perdas tardias e ao não reconhecimento social do luto. Infelizmente, essa dificuldade se estende muitas vezes aos profissionais da saúde que, mesmo que atendam aos pais de forma tecnicamente correta, frequentemente são incapazes de se mostrarem empáticos e de oferecer algum tipo de suporte (Badenhorst e Hughes, 2007). Os próprios familiares e amigos, muitas vezes, também têm dificuldade em reconhecer esse luto, como se pode ver nos relatos de comentários e observações do tipo “Es-queça, você é jovem, vai ter outro, logo” ou “Minha avó perdeu vários, é normal, dá pra superar” e que podem ter um efeito devastador.

Na maioria das mulheres, as manifestações do luto du-ram de seis meses a um ano. Em algumas, podem se es-tender por 18 meses ou mais. Sua duração depende dos fatores envolvidos, como o tempo de gestação, a idade da mulher e o número de perdas, além do grau e tipo de suporte recebido. Nas primeiras semanas, as respostas maternas à perda incluem sentimentos de tristeza pro-funda, raiva, vergonha e culpa (falha em proteger), im-potência, “sensação de vazio” e entorpecimento. Tam-bém podem surgir irritabilidade, insônia, inapetência, sintomas somáticos e sinais de depressão e ansiedade. Nas perdas em qualquer fase da gestação são comuns a redução da auto-estima, a tendência ao isolamento, o medo da perda se repetir na próxima gravidez e, com-preensivelmente, a inveja às vezes despertada pela sim-ples visão de uma gestante saudável.

Arte e criatividade na elaboração do luto invisível

“O luto é mais fácil de ser curado com alguma coisa para se segurar, se ver e sobre a qual, chorar” (Seftel, 2006, p. 137).

O luto da perda invisível, que precisa ter forma para ser autorizado, pode ser melhor elaborado através de práticas terapêuticas criativas, tais como o psico-drama, a construção e narração de histórias e a ar-teterapia - as artes plásticas, tapeçaria, literatura e poesia, música, dança, teatro e artes visuais como fo-tografia, vídeo e cinema. As artes plásticas, usadas na produção de algo concreto, perceptível ao olhar e ao toque, têm um destaque como ajuda na elaboração do luto que não tem forma. Combinar duas ou mais formas de arte – como desenho e escrita– pode ser uma maneira ainda mais rica de expressão e de alívio da dor (Douglas e Fox, 2009).

Qualquer que seja a técnica artística empregada e o resultado formal obtido, o ato da criação em si tem valor terapêutico. A arteterapeuta Laura Seftel afirma

que, “independente do meio utilizado, não são apenas o imaginário ou as histórias criadas, mas é também a imersão no processo criativo que traz a cura” (Seftel, 2006, p. 88). Em seu livro Grief Unseen.Healing Preg-nancy Loss through the Arts, ela descreve com rara sensibilidade o processo de superação dessas perdas através de atividades artísticas e artesanais, resulta-do de um projeto –“The Secret Club”– com ênfase nas artes plásticas e na literatura, de grande auxílio na re-solução do luto invisível, ao dar forma e significado à perda.

Musicoterapia

Uma das terapias criativas mais investigadas e uti-lizadas como suporte ao luto de diferentes tipos, a musicoterapia é empregada há décadas e descrita em livros especializados, como o da australiana Ruth Bright (2002), porém com atenção relativamente es-cassa para o luto da perda gestacional. Em pesquisa bibliográfica recente, utilizando o Cochrane Database of Systematic Review, a musicoterapeuta brasileira Martha N. Vianna não encontrou, na literatura mun-dial, nenhuma referência ao seu uso no atendimen-to desse tipo de luto. Investigando as referências no Brasil, identificou apenas as publicações de Lana em 2011 e 2017 (Vianna, comunicação pessoal, setem-bro de 2018). Isso parece mostrar que o luto da perda gestacional ainda é invisível também para a maioria dos musicoterapeutas que publicam o seu trabalho.

O atendimento em musicoterapia é feito de duas grandes maneiras: a receptiva ou passiva (escuta) e a ativa ou interativa (execução e criação). A primeira é aplicada principalmente na identificação e exploração dos sentimentos e a segunda, na expressão e comu-nicação dos mesmos, através da execução em instru-mento ou canto, solo ou acompanhada pelo terapeu-ta. As técnicas incluem o uso de música pré-composta de conteúdo significativo, associado à verbalização e, no caso da ativa ou interativa, à interpretação e im-provisação como ferramentas de expressão do con-teúdo afetivo e emocional da história pessoal. Soma-se a isso a composição, geralmente com a criação de letras para uma canção conhecida ou mesmo a pró-pria composição musical. A improvisação e a com-posição são ferramentas poderosas, ao ajudar a dar forma a algo que não tem. A simples interpretação de peças musicais pré-compostas também pode ser pensada no sentido da “criação de forma”, encontran-do correspondência etimológica com o termo relativo à execução musical, na língua inglesa (to perform = dar forma a). A criação de um produto como um CD ou um livro de canções onde poderiam ser incluídas

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Experiencias arteterapéuticas

outras formas de expressão criativa (desenho, pintu-ra) também pode ser interessante, ao materializar a perda. A gravação das sessões deve se restringir ao registro musical, por questão de confidencialidade e o produto assim obtido deve ser propriedade exclusiva da mãe ou do casal.

De acordo com Bright (1999), o musicoterapeuta deve possuir qualidades que são requisitos para o trabalho com o luto em geral. No caso da perda gestacional, além das manifestações e sintomas, é necessário que possua conhecimento prévio das peculiaridades do luto não autorizado para ter uma atitude compreensi-va e saber lidar com a verbalização, usando as palavras corretas. É também importante saber adequar o uso da música e o repertório a essas peculiaridades, res-peitando a identidade cultural e espiritual/religiosa da cliente. O uso predominante da música religiosa como expressão, por exemplo, é percebido na fase precoce do atendimento em um hospital-maternidade do Rio de Janeiro (Vianna, comunicação pessoal, setembro de 2018). O repertório deve conter peças musicais de gêneros que fazem parte da identidade social dos clientes e que se refiram a sentimentos e contextos desse tipo particular de perda. Assim, canções de ni-nar e músicas do cancioneiro infantil podem e devem ser utilizadas, especialmente quando a cliente já se encontra próxima da fase de resolução do processo, que é a da integração da perda.

A pessoa que procura o atendimento é, em geral, a mãe. Mas o pai também pode apresentar demanda, embora isso não seja a regra, uma vez que o seu estilo de vivenciar o luto é diferente. O trabalho pode ser in-dividual –necessário para facilitar o processo criativo e verbalizar emoções– ou em grupo, onde o encontro com pessoas que vivem a mesma experiência confere um sentido de pertinência e ajuda na adesão à terapia, ao mostrar que a pessoa não está sozinha no mar de incompreensão que cerca a vivência desse luto. Uma opção, talvez mais eficaz, pode ser a combinação das duas formas.

A busca de um significado

O processo de resolução do luto não se liga ao esque-cimento, mas ao encontro de um significado que se dê sob a forma da integração dessa perda. Na perda gestacional, essa busca é árdua, uma vez que se trata também do desmoronar de um sonho, de um futu-ro desejado e de uma nova identidade para a mulher que é o tornar-se mãe; ou seja, são várias perdas que nem sempre têm forma. Uma terapia de suporte para alcançar essa integração e que tenha base na criativi-

dade e na criação artística ou artesanal parece ser a maneira mais eficaz de dar forma a essa perda e pro-piciar a sua integração.

Quaisquer que sejam as abordagens, técnicas ou ati-vidades criativas propostas como meios de se dar forma a esse luto, o trabalho deve necessariamente incluir os pressupostos da compaixão, da empatia e da consideração à pessoa, para ser cumprido de for-ma humana, respeitosa e eficaz. E cabe a nós, tera-peutas, não somente ajudar a pessoa nesse processo, mas também, com a divulgação do nosso trabalho, ajudar a fazer com que essa forma tão peculiar de luto saia da invisibilidade. ■

REFERÊNCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Badenhorst, W. e Hughes, P. (2007). Psychological aspects of perinatal loss. Best Practice & Research Clinical Obstetrics and Gynaecology, 21 (2), 249-259.Bright, R. (1999). Music therapy in grief resolution. Bulletin of the Menninger Clinic, 63 (4), 481-498.— (2002). Supportive Eclectic Music Therapy for Grief and Loss. A Practical Handbook for Professionals. St. Louis, USA: MMB Music, Inc.Doka, K. (1989). Disenfranchised grief. Lexington, Massachusetts, USA: Lexington Books. Apud Parkes, C. M. Luto. Estudos sobre a Perda na Vida Adulta. São Paulo, Brasil: Summus, p. 163.Douglas, K. e Fox, J. R. (2009). Tears of blood: understanding and creatively in-tervening in the grief of miscarriage. Em G. R. Waltz, J. C. Bleuer & R. K. Yep (eds.), Compelling Counseling Interventions. VISTAS 2009, 89-100. Alexandria, USA: American Counseling Association.Lana, A. M. A. (2010/2011). O luto na perda reprodutiva: uma área de atuação da musicoterapia. Pesquisa e Música, 10/11(1), 41-65.— (2016). O luto na perda gestacional. Em Tavares, G. R. e Tavares, E. (eds.), A Vida Continua. Belo Horizonte, Brasil: O Lutador, 94-112.Seftel, L. (2006). Grief Unseen. Healing Pregnancy Loss Through the Arts. London, England: Jessica Kingsley Publishers.

Quaisquer que sejam as abordagens, técnicas ou atividades criativas propostas como meios de se dar forma a esse luto, o

trabalho deve necessariamente incluir os pressupostos da compaixão, da

empatia e da consideração à pessoa, para ser cumprido de forma humana,

respeitosa e eficaz.

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usos Bajo el ala de la pintura

Lucía Harari1

1. Artista visual, docente de arte y pedagoga del Método Feldenkrais. Artes Visuales (UNA). Posgrado de Diseño Conceptual (UNTREF). Realizó clínica de obracon Sergio Bazán, Diana Aisenberg, Eduardo Stupía y Valeria González, entre otros. 2. De acuerdo con Elizabeth Beringer: “Durante las clases, el sujeto está acostado en el suelo, en posición prona o supina, pues así resulta más fácil desestruc-turar los patrones musculares. […] el sistema nervioso no recibe los estímulos aferentes habituales causados por la gravedad, y los impulsos eferentes nose organizan de acuerdo con los patrones usuales […]. El objeto principal no es entrenarse en lo que uno ya conoce, sino descubrir reacciones desconocidaspara aprender una forma de actuar más adecuada y agradable” (La sabiduría del cuerpo. Recopilación de artículos de Moshé Feldenkrais. E. Beringer, 2014, Málaga:Sirio, p. 132). 3.El primer prototipo fue presentado en 2018 como proyecto de Tesis para el Posgrado de Diseño Conceptual en la Universidad de Tres de Febrero. Con laayuda de Taller X (Instagram: juanballesterosx), fue construido el primer dispositivo móvil de madera. La altura y la posición son ajustables, puede ser plegadoy se desarma en cuatro piezas para su fácil traslado. Puede sostener cualquier soporte rígido, como bastidores, blocks o libros de hasta 55 cm de lado.

Resumen

A partir de una investigación desde el cuerpo, dentro del campo de la pintura, surgió la necesidad diseñar un atril que permitiera revertir la posición corporal, y también algunas ideas naturalizadas acerca del cuerpo humano y los proce-sos creativos.

Palabras clave: atril, easel, art, Frida, Feldenkrais.

Durante una clase del Método Feldenkrais tomé conciencia de que estando en posición horizontal mi comprensión so-bre lo que escuchaba era diferente a cuando estaba de pie. Probé esta hipótesis en repetidas ocasiones: me ponía de pie y me acostaba de manera intermitente para comprobar esa percepción. Mis conclusiones fueron que al estar de pie me preocupaba por comprender a la perfección lo que esta-ba escuchando, y esta preocupación interfería en la capaci-dad de prestar atención. En cambio, al acostarme disminuía la presión por estar atenta al entorno y creía poder hilar más libremente lo que ocurría a mi alrededor.

Así empezó a gestarse la idea de construir un atril para pin-tar en posición horizontal. Aquella experiencia ligada a la autopercepción, coincidió con un artículo que leí más tarde, en el que Moshé Feldenkrais explicaba que cuando esta-mos acostados, el sistema nervioso no tiene que ocuparse de mantenernos de pie contra la fuerza de gravedad y se desestructuran los patrones musculares, lo que permite la asimilación de información nueva, además del aprendizaje2.

A partir de esta investigación desde el cuerpo, surgió la idea de un dispositivo de experimentación de la horizontalidad dentro del campo de la pintura3. Boceto del atril.

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Aplausos

Este artefacto indica la postura corporal, que a su vez for-matea el proceso. Junto con el atril, la posición corporal se revierte, y tal vez también se reviertan algunas ideas natu-ralizadas acerca del cuerpo y de los procesos creativos. Si el pintor pretendía decir algo mediante la pintura, la pintura es la que da respuestas; si antes actuaba sobre la pintura, esta actúa ahora sobre el pintor.

Algo que merezca ser pintado

Tomando el atril como símbolo de la pintura de caballete, su posición vertical es revertida hacia la horizontal para buscar correspondencias con nuevos procesos creativos.

resulta ser a la inversa: la horizontalidad es una reacción a las convenciones de normalidad y funcionalidad implícitas en los cuerpos comprendidos por nuestra sociedad.

Partiendo de una necesidad personal, la horizontalidad representó un cambio de perspectiva necesario para crear normas propias y despertar al cuerpo subyacente, diferente a los otros cuerpos, y resultó de utilidad para más personas.

Después de aquellos experimentos que consistían en al-ternar entre estar de pie y acostada, volvió a mi memoria una película japonesa que había visto años atrás: El sabor del té (2004) de Katsuhito Ishii4. En ella, los personajes son atravesados por experiencias imaginarias y reflexivas cuando están acostados. Esta dirección del cuerpo huma-no con respecto al espacio parece ser un hábito incorpo-rado a la cultura japonesa, al igual que la proximidad que mantienen con el suelo, del que disponen, más que como lugar de paso entre ambientes o artefactos, como espa-cio utilizable en sí mismo. La película sucede entre situa-ciones de la vida corriente de los personajes y escenas en

Inversión de la postura.

Además de funcionar como metáfora del proceso creati-vo, como búsqueda del sentido de continuar pintando en la contemporaneidad o como posibilidad de renovar los votos con la pintura, es asimismo una solución física con-creta para quienes se encuentran en situaciones de mo-vilidad reducida. Sus antecedentes directos son los atriles que Guillermo Kahlo construía para su hija Frida, la conoci-da pintora mexicana que, después de un trágico accidente y muchas intervenciones quirúrgicas, pudo seguir pintando en la cama.

Alterar la posición erguida del cuerpo humano propone una reflexión sobre algunas ideas naturalizadas acerca de los cuerpos y de los procesos creativos. Personalmente, convi-vo con una escoliosis4 que, si bien no me impidió llevar una vida cercana a lo normal, trajo consigo, además de dolores físicos, la sensación de estar “errada”.

La horizontalidad podría funcionar como alegoría de estar dormido en las normas y necesitar despertarse (ya que también esta posición posibilita dormir y entrar en un es-tado de ensoñación), pero desde el universo de este atril

Los atriles de Frida Kahlo.

4. Desviación de la columna vertebral. 5. The taste of Tea (2004), Japón, Katsuhito Ishii.

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usos las que se ve a cada uno de ellos recostado en tatamis, en

el pasto o en el deck, funcionando estas últimas como in-tervalos resolutivos de sus conflictos cotidianos. Algunas preguntas se dispararon: ¿Será la postura horizontal libe-radora del flujo de información entre la persona y el me-dio, y generadora de actividades que no son paosibles en vertical? ¿Qué diferencias hay entre leer acostado y con el tronco horizontal? ¿Será posible acercarnos al cerebro primitivo, previo al homo erectus, por medio de posiciones del cuerpo?

Pintando en el hospital

Desde el año 2010 la Asociación Civil Vergel lleva adelan-te el programa “Pintando en el hospital”, dentro del Equi-po de Cuidados Paliativos del Hospital de Niños “Ricardo Gutiérrez”6. El programa ofrece clases de arte personali-zadas a niños, niñas y adolescentes que atraviesan inter-naciones prolongadas.

Según la artista Catalina León, directora de Vergel, “la actividad apela al aspecto vital y creativo de les niñes, a través de su capacidad de seguir creando y aprendiendo”. El arte mejora el bienestar físico, mental y emocional del individuo: posibilita el contacto con los sentimientos, cola-bora con el manejo de los síntomas, amplía las habilidades cognitivas, y es una vía de contacto y comunicación con el entorno7.

El equipo docente que lleva a cabo el proyecto “Pintando en el hospital” puede trabajar con facilidad con atriles de mesa comunes con los pacientes que se incorporan para pintar, pero necesita de este atril en particular para los casos de movilidad reducida de quienes necesariamente están re-costados boca abajo, boca arriba o de costado. Debido a los buenos resultados del sistema que se ha ido integran-do con éxito en el Hospital Gutiérrez, nos concentramos en la divulgación de este dispositivo en otros espacios y, al mismo tiempo, en la búsqueda de fondos que permitan la construcción a escala del prototipo ya probado. ■

”Pintando en el hospital”, programa de la Asociación Civil Vergel.

6. Hospital público de alta complejidad, ubicado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Argentina).7. La Asociación Civil Vergel es una ONG que contribuye a la instauración de la práctica artística como una herramienta complementaria para la salud, demanera que pueda mejorar la calidad de vida de personas que padecen enfermedades crónicas, que están recibiendo tratamientos curativos y/o que no res-ponden en forma correcta a estos. El programa ”Pintando en el hospital” llega a niños, niñas y adolescentes de entre 3 y 18 años, en su mayoría provenientesde familias de escasos recursos económicos de distintos puntos del país y de países limítrofes (sitio web: http://vergelarte.org/).

Posibilidades de posiciones.

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En profundidad

La perspectiva de género y su relevancia para el arteterapia con mujeres vulneradas y excluidas

Javiera Hauser Dacer1

1. Dra. en Educación. Aplicaciones del Arte en la Integración Social y Máster en Estudios Interdisciplinares de Género por la Universidad Autónoma de Madrid. Arte Terapeuta, Universidad de Chile. Licenciada en Educación, Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE). Directora de proyectos en la ONG Escuela de Empoderamiento Amanda Labarca. Docente universitaria.

Resumen

Se presenta una breve reseña de la tesis doctoral “Artetera-pia con Enfoque de Género. Encuentros creativos con mu-jeres vulneradas y excluidas de la comunidad de Madrid”. Se trata de un trabajo inédito leído el 2 de julio de 2012 en la Universidad Autónoma de Madrid, Facultad de Formación de Profesorado y Educación, Departamento de Educación Artística, Plástica y Visual, Programa de Doctorado en Edu-cación. Esta investigación concluyó que el arteterapia con enfoque de género crea espacios terapéuticos para que las mujeres mejoren su autoestima y desarrollen su em-poderamiento. Con ello se pudo abordar la vulnerabilidad y exclusión social, potenciando la calidad de vida, la no vio-lencia, la inclusión social y el resguardo de los derechos de todas las mujeres.

Palabras clave: arteterapia, género, mujeres, inclusión, em-poderamiento.

Introducción

Uno de los mayores aprendizajes que obtuve durante los seis años en los que realicé esta investigación fue acep-tar que no hay respuestas para muchos de los procesos creativos que se dan en arteterapia. Estos procesos tienen relevancia como expresión simbólica, en casos de situacio-nes vitales por las que atravesaban las mujeres vulneradas y excluidas del estudio. Otros aspectos dicen relación con el silencio y las imágenes que se realizan en un espacio de intervención arteterapéutica, estas otorgan reparaciones, ofreciendo opciones para avanzar en la calidad de vida de las mujeres.

El arteterapia como disciplina pone énfasis en los materia-

les, las técnicas y métodos, así como en el vínculo usuaria/paciente, obra y arteterapeuta. De acuerdo con Winnicott:

Para ser creativa, una persona tiene que existir y sentir que existe, no en forma de percatamiento consciente sino como base de su obrar. La creatividad es, pues, el hacer que surge del ser. Indica que aquel que es, está vivo. El impulso puede estar adormecido, pero cuando la palabra “hacer” se torna apropiada, entonces ya hay creatividad (Winnicott, 1993, p. 48).

En el proceso creativo las personas podemos acceder a aquellas situaciones de abuso y vulneración que se han ge-nerado producto de la exclusión y violencia que se puede haber vivido en diferentes etapas de la vida. El espacio ar-teterapéutico es seguro, y a partir de ello se va alcanzando un diálogo interior para avanzar hacia la recuperación y re-conciliación con lo que se ha perdido o se tiene quebrado. Como arteterapeuta, se acompaña en la toma de concien-cia, la necesidad de un bienestar, el autoconocimiento y la construcción de la identidad para seguir con la vida, como en el caso de las mujeres de la investigación.

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ndid

ad El enfoque de género se introduce considerando que no existe la categoría mujeres, entendiendo que la identidad es propia de cada una. Esta mirada se sitúa además en las ideas de no esencializar y considerar una feminidad natu-ralizada. Según Lauretis (2000), el género representa no un individuo, sino una relación, y una relación social que determina dentro del imaginario social las formas de ser hombres o mujeres, adquiriendo implicaciones concretas y reales en la vida de las personas, tanto a nivel social como individual.

Por otra parte, el arteterapia con enfoque de género se ins-tala en un espacio diferente al de los grupos de arteterapia para mujeres, al tener estos últimos una visión más neutral en las problemáticas femeninas, dejando de lado la mirada desde la teoría feminista en psicoterapia.

Otro aspecto que debemos considerar es que las mujeres ejercen las denominadas “cadenas de cuidados”, es decir, asumen el costo de la cohesión social, lo que implica ha-cerse cargo del bienestar y los cuidados familiares. Frente a esta realidad, la pregunta ¿por qué las desigualdades entre mujeres y varones se resisten ferozmente a desaparecer? se hace indispensable.

En esta tesis doctoral se abordaron las principales fuentes de vulnerabilidad y exclusión que afectan a las mujeres, sin importar su origen, género o condición social. Estos conte-nidos se consideraron en el marco teórico. A continuación, se detallan brevemente cada una de ellas:

1. Trabajo: se aprecian importantes desigualdades en elempleo y las opciones de inserción laboral. Las mujeressiguen encargándose del trabajo doméstico, insertas en lodenominado “el mundo privado”. Con ello, es escasa la posi-bilidad de alcanzar una autonomía económica y eliminar ladenominada “brecha salarial”.

2. Ciudadanía y participación: se reconocen como los pri-meros avances en la igualdad para las mujeres el acceso ala educación y el derecho al voto. Sin embargo, el ingreso ala política y a los puestos de toma de decisiones sigue sien-do mayoritariamente para los varones. De esta manera, lasmujeres no logran equidad dentro de una comunidad y, conello, acceder a una ciudadanía plena. Así quedan expuestasa no poder ejercer sus derechos.

3. Maternidad: es un aspecto relevante en la cosificación delas mujeres. Todavía se mantiene el mito de una condiciónnatural hacia el ejercicio de la maternidad, juzgando en lasesferas familiares y sociales a aquellas mujeres que porbiología no pueden, o bien, optan por no ser madres. El pa-triarcado es el responsable de ejercer violencia hacia los de-rechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Desde losaños 50 la teoría feminista y los estudios de género vieneninstaurando el modelo de una maternidad como construc-ción social, invitando a reconocer las sombras y sobrecargaque implica ser madre.

4. Migración: las guerras, la trata, la búsqueda de mejoresoportunidades laborales para salir de la pobreza, la ofertade trabajos feminizados y la violencia de género han llevado a que las mujeres migren. Estos procesos incluyen discrimi-naciones, abusos, y muchas veces se enmarcan en proce-sos de ilegalidad.

A partir de lo expuesto, la investigación se estableció des-de un arteterapia interdisciplinar de teoría y práctica psico-social. Para las intervenciones arteterapéuticas se incluye el enfoque de género, que tiene como punto de partida el

Justificación

La exclusión social sigue siendo un problema del siglo XXI, las políticas públicas, educativas y de salud intentan que las personas ingresen a los beneficios de los sistemas sociales, pero la violencia y la pobreza que pueden darse en las di-ferentes esferas sociales potencian la vulnerabilidad de los derechos de las personas y principalmente de las mujeres.

La feminización de la pobreza incluye a mujeres que no cuentan con los medios económicos suficientes para sub-sistir. Muchas de ellas ejercen liderazgos familiares, y en la mayoría de los casos la vivienda y el acceso a la educación, salud y cultura son precarios. También las mujeres que no han tenido opción para escoger la maternidad o la viven en absoluta soledad, discapacitadas, migrantes, víctimas de violencia de género, drogodependientes, privadas de liber-tad o en situación de calle, son quienes transitan entre la vulnerabilidad y la exclusión social dentro de la sociedad y la cultura.

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En profundidad

reconocimiento de la subordinación social y política de las mujeres. En tal sentido, este estudio permitió contribuir al fortalecimiento de la autoestima y el empoderamiento, as-pectos centrales para que las mujeres puedan reactivar sus habilidades y potencialidades personales, así como recono-cer los derechos que tienen dentro de la sociedad en la que viven.

dentro de las psicoterapias que puede ayudar a propi-ciar la igualdad de oportunidades y trato entre mujeres y hombres. Entendiendo la igualdad como un derecho que permite avanzar a la sociedad en su conjunto.

En esta reseña, por razones de extensión, se presenta solo el objetivo general de la investigación: Contribuir al co-nocimiento de sí misma y al desarrollo de la autoestima, au-tonomía y empoderamiento para favorecer la inclusión social de las mujeres vulneradas o excluidas por razones sociales, como son: el empleo, la ciudadanía, la participación, la mater-nidad, la migración y el género, a través de una metodología de arteterapia con enfoque de género, en grupos de mujeres de la Comunidad de Madrid.

La investigación en arteterapia en el ámbito psicosocial y de género es parcial porque, por una parte, están los elementos subjetivos que corresponden a la persona y, por otra, nos encontramos con la particular realidad que se da en el espacio o contexto arteterapéutico, como son las imágenes, los materiales, el proceso creativo y un ar-teterapeuta. Con lo cual, alcanzar toda su diversidad es improbable, solo se podrá especificar una parte de la rea-lidad.

Las instituciones y personas de estudio consideras para esta tesis fueron:

1. La Concejalía de Mujer del Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz. Las mujeres que participaban tenían edades entre los 29 y 78 años, y se identificaban como: mujer, viuda, abuela, casada, divorciada, en pareja, soltera, ma-dre, con o sin hijas o hijos, heterosexual, vulneradas, vícti-mas de violencia o excluidas.

2. La Fundación Madrina. En su gran mayoría, las muje-res eran migrantes latinoamericanas, de nacionalidad ru-mana y marroquí, y por último, algunas mujeres-adoles-centes españolas. Estaban embarazadas o tenían bebés de pocos meses de vida. Vivían en el piso de acogida de la Fundación y se identifican como: mujer, soltera, madre, heterosexual, vulneradas, violentadas o excluidas socia-les.

Arteterapia con enfoque de género

El enfoque de género en un grupo de arteterapia para mujeres impulsa una reflexión sobre su condición de mu-jer; se orienta en la tarea de ayudar a comprender a mu-chas mujeres cuál es su situación, debido a que algunas de ellas tienen dificultades o no han aprendido a ver. De acuerdo con Hogan (1997), en el contexto del arteterapia feminista el espacio no se ve como algo neutral. El con-texto y las imágenes producidas son parte de un sistema

Metodología

Se establece como una investigación mixta cualitativa y cuantitativa, observacional y participativa, con una orien-tación teórica y práctica que corresponde al enfoque de género y/o la perspectiva feminista. De acuerdo con Ha-raway (1995) se considera que todo conocimiento es in-acabado y provisional, reconociendo las limitaciones de-rivadas del momento de transformación en que se llevó a cabo el trabajo de campo, los acontecimientos personales y la evolución de los contextos de vulnerabilidad, violencia y exclusión de las mujeres. El carácter observacional pro-viene de las investigaciones sociales, educativas, artísti-cas y terapéuticas. Esto se refiere a que con el objeto de estudio se organizan las observaciones, las reflexiones, los análisis, la comprensión de los procesos creadores, del lenguaje artístico y de los procesos terapéuticos (Del Río, 2004).

El problema de investigación planteado fue: ¿una metodo-logía de arteterapia con enfoque de género puede favorecer la inclusión social en mujeres vulneradas y excluidas?

Supuestos

1. Los grupos de arteterapia con enfoque de género fo-mentan ampliamente, por medio de los encuentros y pro-cesos creadores, el desarrollo de la autoestima, autono-mía y empoderamiento en las mujeres.

2. El arteterapia con enfoque de género es una disciplina

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ad más amplio de significados. Por lo tanto, situar al femi-nismo en el espacio arteterapéutico conlleva a impulsar la resignificación de situaciones violentas por el hecho de ser mujeres. “Arteterapia con enfoque de género propone la relación entre las demandas de las mujeres, la perspec-tiva feminista y las indagaciones que el arte permite en un espacio arte terapéutico” (Hauser, 2012, p. 204).

Para las intervenciones en mujeres vulneradas en sus derechos y excluidas, los temas principales que se pro-mueven en un grupo de arteterapia con enfoque de géne-ro son la autoestima y el empoderamiento. Estos brindan aportes trascendentales, se rebelan contra aquellas prác-ticas que adormecen a las mujeres y buscan cuestionar aquellas estructuras sociales que colocan a las mujeres al borde de su propia extinción como persona. Por todos estos motivos, el posicionamiento feminista y el enfoque de género brindan el sustento necesario para construir un arteterapia éticamente comprometida en sembrar en las mujeres la tendencia a desarrollar espacios de creci-miento personal que propicien la inclusión social y la no violencia.

Otro aspecto a comentar es cómo se estructuran las se-siones; en cada uno de los grupos una sesión cuenta con tres partes: inicio, proceso de creación y momento para compartir / cierre de la sesión.

El inicio lleva implícito la recepción de las mujeres. Mien-tras ellas firman el cuaderno de asistencia se da un tiempo para conversar sobre lo que desean. Luego se proponen imaginerías, visualizaciones, ejercicios corporales o de relajación a modo de herramientas que facilitan el “des-bloqueo creativo” que pueden presentar. Concretamente, estas actividades permiten que las participantes movili-cen sus registros corpóreos y los incorporen a sus crea-ciones; ellas toman contacto con su propio cuerpo, con las sensaciones y percepciones, van apareciendo de manera paulatina sentimientos o emociones. Como apunta Héc-tor Fiorini (1995), la necesidad de actuar, de comprome-ter al cuerpo para poder sentir-pensar-verbalizar con una intensidad y autenticidad nueva. En algunos grupos no fueron presentadas estas actividades; las mujeres llega-ban, se saludaban y lentamente iban acercándose a los materiales, no había ningún tipo de consignas.

Luego, pasaban al momento en el que cada mujer se en-cuentra con su capacidad de exploración, de creatividad y entra en una comunicación consigo misma. Surgen los primeros trazos, bocetos, elección de colores, mezclas de materiales, etc. Se produce un “encuentro” que resulta bastante complejo de poder describir con palabras, apa-rece el placer de la creación. En palabras de Omenat:

Este placer que genera la creación es uno de los elementos con los que trabaja el arte terapia y que impulsa a quien crea a seguir creando. En el contex-to terapéutico el proceso creativo pone a menudo al paciente en contacto con sus posibilidades y sus capacidades (Omenat, 2006).

Sin embargo, durante los procesos creadores, en algu-nas ocasiones se producen imprevisiblemente recorri-dos que conducen al conflicto. Considero que la estra-tegia es no ignorar lo que está sucediendo, ni tampoco adentrarse en él, sino por el contrario, la idea es “ro-dearlo”. En este sentido, no se puede olvidar que en ar-teterapia solo quien crea una obra puede interpretarla, ya que como las palabras y las imágenes tienen una re-presentación polisémica, no se puede aminorar su con-tenido más o menos manifiesto.

Finalizada su imagen, dentro del espacio denomina-do “proceso de creación” viene un tiempo donde cada mujer toma distancia y observa su obra; estas acciones incluyen una reflexión personal. Es el momento donde se incentiva la observación entre la creadora y su obra, es una mediación para que dentro de lo posible la re-cepción del contenido que lleva implícita la imagen sea visualizada y adquiera significado para su autora.

Después de la observación de una obra se inicia la ter-cera parte de una sesión: es el momento para compartir con el grupo y el cierre de la sesión. Si lo desean, las mu-jeres pueden comentar, reflexionar, compartir e inter-cambiar impresiones sobre el proceso creador de sus objetos artísticos. También es el espacio para poder ha-blar en el grupo sobre las experiencias vividas o cómo se fueron sintiendo durante la sesión. Asimismo, a partir de las obras, paulatinamente se va dejando el lengua-je plástico-visual, para introducirse en el lenguaje oral, de las palabras, de las metáforas. Durante este tiempo se conversa sobre momentos conflictivos de sus pro-cesos creadores, situaciones de sufrimiento, desigual-dad, malos tratos o tristeza por los que han atravesado a lo largo de sus vidas, problemáticas que dicen relación con los estereotipos esperados para su género. Surgen además aspectos positivos o alegres de sus historias, recuerdos o experiencias.

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Conclusiones

Las conclusiones que aquí se presentan corresponden a los resultados de las intervenciones con los grupos de arteterapia con enfoque de género. Estas surgen a par-tir del análisis de las encuestas de opinión contestadas por las mujeres al finalizar los grupos.

1. Se comprobó la validez de los supuestos del estudio y se pudo afirmar que los grupos de arteterapia con enfo-que de género promueven el desarrollo de la autoesti-ma, autonomía y empoderamiento en las mujeres.

2. Las mujeres son capaces de reflexionar acerca de la discriminación que experimentan por el hecho de ser mujeres, y también sobre la toma de conciencia de sus derechos como tales.

3. La metodología de arteterapia con enfoque de género contribuye al conocimiento de sí mismas y al empode-ramiento para favorecer la inclusión social de las muje-res vulneradas o excluidas por razones sociales.

4. En los grupos de mayor duración, las mujeres recono-cen sentirse mejor, que aprenden de sus historias y de las experiencias de sus compañeras. Se fortalecen los vínculos de confianza entre las participantes y la arte-terapeuta/investigadora.

5. Trabajar desde un enfoque de género en arteterapia da la posibilidad de reflexionar en conjunto, y a través de las obras, sobre los derechos de la mujer. Además, ayuda a la creadora a conectarse consigo misma, a des-cubrir su capacidad y potencial creativo, y de esta ma-nera, poder realizar cambios en su forma de enfocar y enfrentar su vida.

6. Se reconoce favorablemente que el grupo ayuda a las mujeres a conocerse mejor, así como a fortalecer su identidad como género femenino.

Reflexiones finales

Es importante señalar que han pasado siete años des-de la defensa de la tesis doctoral, el arteterapia ha ido avanzando en la investigación y han ido aumentando las publicaciones; la disciplina se va reconociendo en más países. Además, las intervenciones en vulnerabili-dad, exclusión y violencia son cada vez más solicitadas en el ámbito psicosocial y comunitario. Por otra parte, los movimientos feministas desde 2018 han vuelto a revolucionar el planeta, se habla de una cuarta ola. Lati-noamérica sigue pendiente de conseguir una real igual-dad de derechos y trato entre mujeres y varones.

Trabajar desde un arteterapia con enfoque de género o perspectiva feminista requiere de arteterapeutas for-madas en estos enfoques teóricos. Con estas compe-tencias es posible asumir y acompañar con un abordaje terapéutico las problemáticas de las mujeres vulnera-das, violentadas y excluidas.

Las temáticas de empoderamientos y autoestima apuntan a construir un arteterapia con enfoque de gé-nero éticamente comprometida en sembrar en las mu-jeres la tendencia a desarrollar espacios de crecimiento personal y espacios sociales con inclusión social. ■

BIBLIOGRAFÍADel Río, M. (2004). Creación artística y enfermedad mental. (Tesis doctoral). Uni-versidad Complutense de Madrid.Fiorini, H. (1995). El psiquismo creador. Buenos Aires: Paidós. Haraway, D. (1995). Ciencia, cyborgs y mujeres. La reinvención de la Naturaleza. Ma-drid: Cátedra.Hauser, J. (2012). Arteterapia con Enfoque de Género. Encuentros creativos con mujeres vulneradas y excluidas de la comunidad de Madrid. (Tesis doctoral). Universidad Autónoma de Madrid.Laurentis, T. de (2000). Diferencias. Etapas de un camino a través del feminismo. Madrid: Horas y Horas.Hogan, S. (1997). Feminist Approaches to Art Therapy. By Routledge. 11 New Fetter Lane, London EC4P 4EE. Simultaneously published in the USA and Canada by Routledge, 29 West 35th Street, New York 10001.Omenat, M. (2006). Arteterapia con mujeres que han sufrido violencia de gé-nero: valor y uso del objeto artístico. En Coll Epinosa, F. (coord.). Arteterapia: Dinámicas entre creación y procesos terapéuticos (pp. 225-264), Murcia: Servicio de Publicaciones, Universidad de Murcia.Winnicott, D. (1993). El hogar nuestro punto de partida. Buenos Aires: Paidós.

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Resumen

Este artículo sintetiza la experiencia de un profesional en los mundos del arte y la medicina, que influyó en su actual desempeño en el campo del arteterapia. Describe también algunos aspectos de la formación realizada por el autor en el Institut National d’Expression, de Création, d’Art et Thérapie (INECAT) de París, dirigido por Jean-Pierre Klein.

Palabras clave: trayectoria, formación, campo profesional, interdisciplina, actualidad, INECAT.

Es una alegría poder compartir estas líneas con los lectores de la revista Arteterapia. Proceso Creativo y Transformación. Desde su primera edición, sigo con entusiasmo sus páginas, y espero que pueda ser uno de los muchos espacios que permitan el intercambio y el desarrollo en torno a la profe-sión e interdisciplinariedad arteterapéutica.

Para empezar a compartir mi recorrido de estos últimos años, me gustaría abordar primero los movimientos de dos órbitas (la medicina y el arte) en apariencia independientes pero que terminarán por encontrarse girando de manera elíptica alre-dedor de un mismo centro de gravedad (el cuerpo).

Medicina

Se me hace difícil explicar por qué estudié medicina, y aun a pesar de ello, estoy agradecido de haberlo hecho. Ser médi-co es algo que define el lugar en el que hoy me encuentro.

El funcionamiento del cuerpo humano me parece fascinan-te y admirable. Supongo también que desde un principio me atrajo la posibilidad de conocer algo más de la intimidad biológica que todos compartimos, algo más de esa sabiduría “inconsciente” que nos sostiene y nos anima. Creo que jus-tamente el cuerpo fue para mí uno de los primeros grandes

misterios, y la medicina me permitió acercarme lo suficiente como para percibir algo de lo que existía ahí, “detrás de las cortinas”, en el “backstage” o en la “cocina” de la vida. En sín-tesis: estudié medicina por curiosidad, admiración e intriga.

Sin embargo, mis intenciones no fueron las únicas que definieron esta parte de mi circuito vocacional. Los años de estudio y práctica médica me permitieron conservar la sensibilidad frente al sufrimiento. Si bien no era mi objeti-vo –al menos no de manera consciente– la medicina me enfrentó constantemente al diálogo con el otro que sufre (la clínica). Este continúa siendo el lugar desde el que se ejerce la toma de decisiones y desde el que nace la fuente del conocimiento compartido en el ámbito médico.

Creo que para una gran parte de la sociedad, hacer de cuen-ta que el sufrimiento y el dolor no existen es una gran ten-tación. No parece haber ventajas ni seguridades que nos permitan adentrarnos en estas realidades que no ofrecen garantías, sino más bien dudas, miedo, sensaciones des-agradables y preocupación. Pero para mí, estas realidades se presentaban como un desafío, y formarme como mé-dico significó ese salto de confianza hacia lo desconocido en mi propio sufrimiento y en el de los demás. Como dice una frase de una artista amiga, publicada en Instagram: “el

Federico Segura2

1. En cinemática, trayectoria es el lugar geométrico de las posiciones sucesivas por las que pasa un cuerpo en su movimiento. 2. Médico (Universidad Austral), arteterapeuta y mediador artístico (Institut National d’Expression, de Création, d’Art et Thérapie, INECAT). Intérprete escénico autodidacta formado en música, piano, técnica vocal, comedia musical, hip-hop y danza contemporánea. Actualmente se desempeña como arteterapeuta enel Servicio de Cuidados Paliativos del Hospital Italiano de Buenos Aires. Realiza también acompañamientos individuales y talleres de mediación artística para instituciones públicas y privadas.

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Caminos

miedo es una reacción; el coraje, una decisión”. Se podría decir que agradezco a la comunidad médica por haberme acompañado y educado en el coraje de acompañar en el sufrimiento, con la determinación de que detrás de esta decisión controvertida se descubre una faceta fundamen-tal y de gran valor para la experiencia humana.

Arte

Me gustaría avanzar hacia la segunda órbita de mi vida: el arte, que despertaba un encantamiento parecido al que despertaba en mí el acompañamiento.

Desde chico, había tenido experiencias artísticas fuertes, en especial en relación con algunos escenarios y sonidos. Y desde que tuve la posibilidad de empezar a decidir qué hacer con mi tiempo, siempre destiné suficiente a seguir alimentando esta experiencia, que era sobre todo emocio-nal: tocando el piano, integrando una banda, interpretan-do obras de comedia musical, dando forma a los materia-les que encontraba a mano, bailando en una compañía de danza, escribiendo y compartiendo historias de vida.

Mi camino artístico fue autodidacta, pero me acompa-ñaron muchos amigos y artistas que, a través de su en-trenamiento, trabajo, inspiración y tiempo en común, me ayudaron a moldear mi práctica y mi mirada acerca de la creación. Hoy soy intérprete escénico, y cada minuto arri-ba de cualquier escenario es para mí un privilegio y una alegría.

El arte promete la vida. Encarar un proceso creativo ar-tístico significa tener entre manos una herramienta para abrir posibilidades. El arte invita a todas las personas a crear un camino genuino; donde la belleza es protagonista del recorrido, y el sufrimiento es integrado a través de la rebeldía y la esperanza. Es también un paso hacia lo des-conocido, pero en este caso, llevando con nosotros el pla-cer del camino, o quizás la aceptación de su sana locura.

Contemplando mis movimientos a través de estas dos ór-bitas en aparente contradicción, pienso que tal vez sea el cuerpo aquel centro de gravedad que siempre nucleó mi trayectoria. Como mencioné, las vivencias artísticas im-pactaban sobre todo en mi sensibilidad y en las sensacio-nes que se iban haciendo cuerpo en mí. La medicina me permitía acercarme a esta experiencia corporal íntima que el arte me brindaba y, por otro lado, el sufrimiento se en-contraba ligado profundamente al origen de ambas prác-ticas. Medicina y arte se hacían experiencia concreta de vida. Quizás mi vocación esté definida por este amor por la investigación del cuerpo: médico y artístico. Sin embar-go, al tiempo que terminaba la carrera de médico, aún no tomaba distancia suficiente para entender esta narrativa.

Arteterapia

Si bien nunca dejé de frecuentar los escenarios y de pres-tarle mucha atención a mis inquietudes artísticas, fue con la práctica médica hospitalaria que mi mirada sobre la te-rapéutica cambió de manera definitiva hacia la aproxima-ción arteterapéutica. Había algo en los hospitales que no andaba bien. Había algo en los cuerpos, tanto de acompa-ñantes como de acompañados, que perjudicaba la curación como yo la había aprendido y como la propia medicina me la había enseñado.

Para los trabajadores del sistema de salud, el hospital no representaba un alivio para la alienación típica de algunos sistemas laborales de hoy en día: en contextos privados, el factor económico era el de mayor peso e impacto en la toma de decisiones, y en contextos públicos no existía nin-gún tipo de autoridad o estructura para garantizar una cali-dad de atención mínima para los pacientes. Entré en crisis, no veía ninguna solución al problema del acompañamiento para las personas en sufrimiento, sino una perpetuación –e incluso agravamiento– del dolor, que además agregaba una gran cuota de contradicción y falta de sentido profe-sional. ¿Cómo era posible que la intención de potenciar los procesos de salud implicara el enquistamiento de los esta-dos de enfermedad?

En ese momento el arte fue un refugio ante la incoherencia. Cuando digo que entré en crisis no lo digo solo en sentido literario, sino también en sentido literal. Entre otras cosas, empecé una psicoterapia –algo que nunca había hecho an-tes– que me ayudó mucho en el momento de mayor difi-cultad. Pero el lugar desde donde pude realmente volver a construir de manera sensible, corporal, fue desde el movi-miento, el teatro, el canto, la música, la escritura, el baile, la filmación. Casi en simultáneo me topé por primera vez con la palabra “arteterapia”. La leí en el aviso de un taller (al que terminaría por asistir) dado por Angélica Shigihara. Desde ese día me fui involucrando cada vez más con esta disciplina que hoy se convirtió en mi vocación.

Es muchísimo lo que podría reflexionar acerca del papel que tuvieron y tienen los procesos creativos en mi salud, pero, en síntesis, puedo afirmar que fueron una gran canti-dad de experiencias personales y comunitarias las que me llevaron a convertirme en arteterapeuta. Esas experiencias hoy cobran sentido al ver la necesidad y el impacto que la mediación artística y el arteterapia pueden tener en los procesos de transformación tanto individual como social.

INECAT

Ya con el proyecto claro de dedicarme por completo al acompañamiento a través del arte, empecé a pensar en

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inos la posibilidad de viajar al exterior para formarme. Si bien

Argentina cuenta con ámbitos de capacitación de alta ca-lidad, los recorridos de los colectivos de profesionales en otras regiones, en particular de Estados Unidos y Europa, me parecían muy interesantes también. Además, sentía que si me iba tendría la oportunidad de incorporar diversi-dad y conocimiento al país.

Supe de la existencia del INECAT en París y de la línea de trabajo e investigación de Jean-Pierre Klein durante una conversación con la Dra. Mariana Attwell, quien se formó allí. Después de más de dos años, y tras mi paso por la Re-sidencia de Salud Mental Infanto-juvenil del Hospital Eli-zalde, se dieron las circunstancias para viajar a Francia en 2017. Durante ese tiempo también cursé el primer año de formación en la Primera Escuela Argentina de Arteterapia, donde empecé a sentar mis bases y a recibir entrenamien-to profesional.

En los próximos párrafos me gustaría dejar un poco de lado mi historia personal para referirme más concreta-mente a ciertas características de la capacitación en el instituto francés.

Los requisitos para formarse en médiation artistique y en art-thérapie en el Institut National d’Expression, de Créa-tion, d’Art et Thérapie1 son: poseer un título de grado en ar-tes, educación, ciencias sociales, salud o afines; ser mayor de 24 años para el primer ciclo (mediación artística) y de 27 años para el segundo ciclo (arteterapia); tener una trayec-toria artística de la cual se pueda dar cuenta, y realizar una serie de entrevistas con las distintas autoridades del insti-tuto en las que se evalúa el compromiso vocacional de los aspirantes. Si bien la totalidad de la formación se dicta en francés, no requiere certificaciones en idioma. La realidad es que, más allá de los requisitos necesarios, tanto el pro-ceso de admisión como la formación son personalizados. Una colega argentina que se formó allí me transmitió su experiencia mediante varias conversaciones telefónicas. Esto fue vital para que pudiera decidir y lograr ingresar.

El INECAT ofrece una formación completa en sus tres ni-veles: vivencial, conceptual y laboral. Su programa está enmarcado en las formaciones profesionales del sistema de educación profesional francés, que requiere una com-binación de horas de teoría, horas de práctica (traducidas en nuestra disciplina en forma de talleres experienciales) y horas de pasantía. Para el primer ciclo se tienen que cum-plir alrededor de 500 horas teóricas y de talleres, y 300 horas de pasantía. Para el segundo ciclo se agregan 270

horas teóricas y de talleres, y 100 horas de pasantía. Este sería el costado técnico, que se destaca por su exigencia. Los profesionales son de muy buen nivel y cuentan con muchos años de experiencia.

El otro costado sería el sensible, que se destaca por su cer-canía y accesibilidad. Se podría decir que el instituto sigue conservando su parte “familiar”. Pude establecer vínculos cercanos con todos los formadores y profesionales encar-gados del instituto, personas muy comprometidas con su tarea de enseñanza y transmisión. Desde el propio Jean-Pierre Klein, hasta la secretaria pedagógica, Veronique Gouérou, todos se mostraron completamente disponibles para entablar conversaciones y compartir experiencias en torno al arteterapia. Si bien el instituto está lejos de ser una universidad, se respira un ambiente universitario en el sentido de la apertura al diálogo, el intercambio y la voca-ción por el crecimiento y la investigación del campo.

Mientras se avanza en el programa, es necesario redactar reportes sobre todos los cursos, talleres y pasantías. Se requiere muchísimo trabajo para estar al día, ya que en los textos es necesario dar cuenta, por un lado, de la capaci-dad de descripción y análisis, y por otro, de la profundi-dad de mirada. Lógicamente, es la misma exigencia que encontramos después en el propio campo del arteterapia. La totalidad de los escritos permiten acceder a las entre-vistas para la preparación de la tesis. Una vez terminada, esta debe ser defendida frente a un jurado de profesiona-les para obtener el título correspondiente.

Volviendo a mi historia personal, en la actualidad me en-cuentro terminando una etapa de formación y empezando una de nueva práctica profesional. Agradezco las circuns-tancias fortuitas y planeadas que me invitan hoy a dedi-carme a la mediación artística y al arteterapia en la Argen-tina. Es un campo nuevo, desafiante y político, que no está exento de dificultades.

Espero que entre todos podamos defender una práctica responsable y profesional que garantice la transformación que el arte promete. Deseo que podamos generar espa-cios sensibles y técnicos para seguir presentando nues-tra práctica a la sociedad, sin renunciar a nuestros ideales, necesidades y compromisos previos. Anhelo que se multi-pliquen las vocaciones de acompañar desde la esperanza, el compromiso y el cuidado. Espero que no perdamos la capacidad de sentir ni la valentía de transformarnos y que esta profesión sea un canal que integre estos deseos a nuestras vidas personales y profesionales. ■

1. Sitio web: http://www.inecat.org/

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Arteterapeutas en acción

Experiencias profesionales contadas en primera persona

Destinamos este espacio a visibilizar algunos de los ámbitos en donde pueden desempeñarse los arteterapeutas graduados en instituciones nacionales y extranjeras. Por eso convocamos a profesionales con trayectoria y a jóvenes graduados para que nos cuenten sus formaciones curriculares, su ámbito de desarrollo profesional y en qué consiste su trabajo arteterapéutico. Les presentamos algunas historias más de Chile y Argentina.

Formación e instituciones

• Lic. en Educación (Universidad Mariano Egaña, Chile).• Lic. en Comunicaciones (Universidad de las Améri-

cas, Chile).• Magíster en Dirección y Gestión Universitaria (Uni-

versidad Autónoma de Chile).• Coach Ontológico (Programa de Formación y Certi-

ficación de Coaching Ontológico, Newfield Network, Chile).

• Postítulo de especialización Terapias Creativas mención Arte Terapia (Universidad de Chile).

Ámbito donde se desempeña como arteterapeuta

En consultorio privado en programas de intervención en adolescentes y adultos, y en el Programa “Camina Conti-go” de Isapre Consalud (Instituciones de Salud Previsional).

Descripción de la tarea

“Soy miembro de la Asociación Chilena de Arte Terapia (ACAT) y publiqué en 2011 el libro Intervención de arte tera-pia en pacientes con dolor crónico.

Actualmente trabajo como arteterapeuta y coach ontológi-co en mi consultorio privado con programas de intervención en adolescentes y adultos, que diseño según cada paciente, y que integran ambas disciplinas en las que me especiali-cé, dando forma a una metodología innovadora y efectiva. También soy arteterapeuta del equipo de trabajo que inte-gra el programa ‘Camina Contigo’ de Isapre Consalud. Allí dirijo talleres de apoyo emocional junto con una psicooncó-loga, para pacientes y sus familiares.

Como arteterapeuta, mi labor ha estado orientada al traba-jo con pacientes oncológicos con talleres breves en el Ser-vicio de Oncología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, y en la Corporación Nacional del Cáncer (CONAC). Soy cocreadora del programa ´Arte Terapia y Salud´ de la Fun-dación Arturo López Pérez. También me desempeño como arteterapeuta grupal del programa ´Arte Terapia y Dolor´ y hospitalizados en el Hospital Clínico Mutual de Seguridad.

Claudia Yáñez Toro

Actualmente trabajo como arteterapeuta y coach ontológico en mi consultorio

privado con programas de intervención en adolescentes y adultos, que diseño según

cada paciente, y que integran ambas disciplinas en las que me especialicé, dando

forma a una metodología innovadora y efectiva.

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Arte

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Formación e instituciones

• Arteterapia (Primera Escuela Argentina de Arte-terapia, Argentina).

• Tecnicatura en Consultoría Psicológica (Institutode Counseling Holos Capital, Argentina).

• Máster en Técnicas de Psicología Transpersonal(Centro de Estudios Superiores Philippus Thuban,Madrid, España).

• Tecnicatura en Bellas Artes (Nueva Escuela de Di-seño y Comunicación, Argentina).

Ámbito donde se desempeña como arteterapeuta

En la Asociación ELA Argentina, en su programa de asis-tencia a las personas afectadas por la esclerosis lateral amiotrófica, y en el espacio artístico terapéutico “Nuevos Caminos”, Consultoría Psicológica Arteterapia.

Descripción de la tarea

“Soy parte del equipo que trabaja para el proyecto ‘Co-munidad ELA’ de la Asociación ELA Argentina. Como parte de este programa, brindamos a las personas afectadas espacios de escucha, expresión y reflexión a través del diálogo y del arte, mediante el Taller de Arteterapia y los Grupos de Reflexión. El objetivo es que las personas con ELA transiten la enfermedad en compañía, no en soledad, compartiendo vivencias y encontrando, por medio de la expresión y el arte, nuevos sentidos que los ayuden a lo-grar un mayor bienestar psicológico.

El taller de arteterapia fue diseñado por mí en conjun-to con la Asociación, contemplando las posibilidades y necesidades específicas de las personas que viven con ELA. Así es como dimos forma a un proyecto innovador, que reúne a las personas de todo el país, trascendiendo las distancias y las imposibilidades físicas. El proyecto fue reconocido por la International Alliance of ALS/MND Associations (Alianza Internacional de Asociaciones ELA) y tuve la dicha de presentarlo en el Allied Professionals

Forum (Foro de Profesionales Aliados) ante distintos pro-fesionales del mundo, en el Congreso Internacional Anual que se llevó a cabo en diciembre de 2018, en Glasgow, Escocia, Reino Unido.

En mi recorrido hasta la actualidad, que incluye experien-cias de acompañamiento desde el arteterapia a niños y adolescentes con cáncer (Fundación Flexer), a adoles-centes con consumo problemático (Fundación Camino de Vida) y a adultos con discapacidad intelectual (Instituto Nuevo Horizonte), fui conformando mi Ser Arteterapeu-ta. Hoy integro todo lo estudiado y todo lo aprendido con cada persona que he conocido, con la convicción de que el arte es capaz de sanar el alma.”

Convocatoria

Desde esta sección convocamos a profesionales con trayectoria y a jóvenes graduados de todas partes del mundo para que nos cuenten sus formaciones curriculares, su ámbito de desarrollo profesional y en qué consiste su trabajo arteterapéutico.

Los países que presentan un mayor desarrollo del arteterapia utilizan este encuadre con diversas po-blaciones, patologías y contextos institucionales. De esta manera, el arteterapia se utiliza con niños, adolescentes y adultos que deseen realizar un tra-bajo de crecimiento personal, o presenten alguna dificultad o patología. Los ámbitos son también diversos: desde escuelas, geriátricos, hospitales y cárceles, por mencionar solo algunos, hasta consul-torios privados.

En los próximos números seguiremos contando his-torias de inserción de arteterapeutas de la región. Te invitamos a que seas parte, para que tu historia se visibilice, des buenas ideas a otros, en fin, para empezar a armar redes. ■

En mi recorrido hasta la actualidad, que incluye experiencias de acompañamiento

desde el arteterapia a niños y adolescentes con cáncer a adolescentes con consumo

problemático y a adultos con discapacidad, fui conformando mi Ser Arteterapeuta.

Viviana Faierman

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De libros y autores

Ya en la Introducción, Eva Marxen reconoce la difi-cultad que tienen los profesionales y estudiantes de arteterapia para encontrar bibliografía en castellano. Se encuentran libros y artículos escritos casi exclusi-vamente en inglés o, en menor grado, en alemán, ho-landés y hebreo. Este texto aparece para achicar esta brecha.

Al iniciar la lectura nos encontramos con una historiza-ción del arteterapia, que reconoce su primer paso en las primeras colecciones de obras de pacientes, entre las que se destacan la del doctor en psiquiatría Hans Prin-zhorn, que contó con 5000 trabajos de 435 personas esquizofrénicas . La autora reconoce que en esa época los profesionales sanitarios se acercaban a las obras de sus pacientes movidos por el exotismo y el pater-nalismo. El punto de contacto entre las ideas de Prin-zhorn y los procesos actuales de arteterapia, es que ambos enfoques consideran la creación artística como un canal para expresar el malestar y la experiencia de la enfermedad y que no se crean para el mercado o las instituciones oficiales de arte. Las diferencias radican en que en arteterapia “nunca se promueven pinturas catatónicas, sino que se guía el proceso creativo y se trata de profundizar”, y que no se archivan las obras de los pacientes con el fin de constituir una colección.

La autora advierte incluso sobre el riesgo de organizar exposiciones con obras de los pacientes, ya que estas se crean en un espacio seguro e íntimo, con la garantía de que el arteterapeuta y la institución mantengan el secreto profesional.

Luego analiza la influencia de las obras de los enfer-mos mentales en el arte moderno entre los años 1880 y 1930, que puede ser caracterizada como la época do-rada del arte psicótico, en la que los campos del arte y la psiquiatría manifiestan interés por los modos in-conscientes de representación. En el arte se manifiesta en corrientes como el dadaísmo, el expresionismo, el surrealismo y en el Art Brut, y a nivel clínico, en el auge del psicoanálisis.

El recorrido histórico sigue hasta desembocar en el tra-bajo pionero de dos mujeres en las décadas del 40 y el 50 del siglo pasado: Margaret Naumburg y Edith Kra-mer. Ellas comenzaron a desarrollar, en Estados Uni-dos, una disciplina que más adelante llamarán “art the-rapy”. Naumburg fue la primera profesional procedente del campo de la psicología, la psiquiatría y la psicote-rapia psicoanalítica en referirse al arteterapia; Kramer lo haría desde una formación y práctica profesional de artista y profesora de arte.

Diálogos entre arte y terapia

Este libro, que recorre la confluencia entre arte, psiquiatría, psicoanálisis y psicoterapia, fue escrito por una antropó-loga y arteterapeuta con amplia trayectoria en la docen-cia en diferentes instituciones. Actualmente es profesora en la School of the Art Institute of Chicago (SAIC) y antes había trabajado durante una década en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) y aún más tiem-po en L’Escola Massana (UAB). Su desempeño docente se vincula a temas relacionados con el arteterapia, el arte y la antropología, la salud mental y la inmigración.

1 La Colección Prinzhorn se encuentra actualmente en la Universidad de Heidelberg (Alemania).

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es Marxen analiza en su libro los fundamentos teóricos del arteterapia que liga particularmente al psicoanáli-sis y a la psicoterapia, aun cuando reconoce que exis-ten otras corrientes que dan marco al trabajo como la Gestalt, o las terapias conductual y familiar sistémica. Dentro del psicoanálisis destaca la influencia de la es-cuela británica, integrada por Melanie Klein y Donald Winnicott, cuyos conceptos analiza. Añade la influencia de Héctor Fiorini, psicoanalista argentino, que explica el proceso creativo mediante procesos terciarios, que no son una mera combinación de los mecanismos prima-rios y secundarios de Freud, sino que tienen una diná-mica propia.

La autora se sumerge luego en el encuadre artetera-péutico, el espacio y el uso de los materiales artísticos. Realiza un pormenorizado listado de los materiales que pueden utilizarse, sus ventajas y desventajas, el nivel de controlabilidad que es importante para personas con problemas conductuales, agresividad o baja tole-rancia a la frustración, y los aspectos que deben consi-derarse en relación a las personas psicóticas.

Las diferentes formas de trabajo en arteterapia son asimismo consideradas por la autora. Describe las principales características de las sesiones individuales, las sesiones de grupo, los talleres y los “open studios” (talleres abiertos). En esta última modalidad, menos analizada en la literatura, el arteterapeuta ofrece un espacio con materiales, y cada participante puede ir y venir cuando lo disponga. Los open studios están espe-cialmente indicados para instituciones con internados: cárceles, residencias y hospitales, entre otros.

Marxen trata en un capítulo específico la cuestión de la lectura o interpretación de las imágenes en artetera-pia, y es enfática en este tema que suscita gran interés en los arteterapeutas. Sostiene que el proceso creativo resulta más importante e interesante que el resultado final, y que las interpretaciones giran a menudo alrede-dor del proceso en vez de limitarse a la obra acabada. Asimismo, se manifiesta contraria a la realización de una lectura científica y sin fin de las imágenes, porque de esta manera se ignora la naturaleza del arte y el proceso creativo.

Marxen reconoce que el arteterapia puede aplicarse en diversos campos, aun cuando analiza particular-mente el desempeño en instituciones dedicadas a la salud mental, y lo ilustra con un estudio de caso de una paciente que padecía esquizofrenia. También dedica un apartado al arteterapia con una población específica –los adolescentes–, a quienes caracteriza

desde visiones psicoanalíticas y desde las ciencias sociales, y comenta las características de su trabajo en una Unidad de Escolarización Compartida donde llegan chicos que han sido expulsados de los insti-tutos de enseñanza secundaria públicos y presentan problemas conductuales.

Marxen analiza, asimismo, el campo de actuación del arteterapia con inmigrantes, ideal para la autora por razones lingüísticas, culturales y personales que im-piden la terapia verbal. Describe dos estudios de caso con mujeres marroquíes en Barcelona.

El capítulo final se dedica a mostrar las posibilidades del arte como herramientas política y social, en rela-ción a las actividades del Museo de Arte Contemporá-neo en Barcelona donde la autora trabajó durante diez años. A partir de las obras de tres artistas de nacio-nalidades distintas que Marxen considera verdaderas intervenciones sociales para darle voz a quienes no la tienen, demuestra la íntima relación entre el trabajo comunitario, la terapia y el arte contemporáneo.

Nos parece un texto de lectura necesaria para quie-nes dan sus primeros pasos en la disciplina y para aquellos que quieren consolidar su trabajo artetera-péutico. ■

Diálogos entre arte y terapia

Eva MarxenBarcelona: Gedisa, 2011Cantidad de páginas: 222ISBN 978-84-9784-667-7

Marxen analiza el campo de actuación del arteterapia con inmigrantes, ideal para la autora por razones lingüísticas, culturales

y personales que impiden la terapia verbal. Describe dos estudios de caso con mujeres

marroquíes en Barcelona.

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Internacionales 2019● 11 al 14 de abril

39th Annual Conference, National Associa-tion for Poetry Therapy“Beacons and Safe Harbors: Navigating Personal and Societal Challenges through Poetry Therapy”Baltimore, Maryland, USA

https://poetrytherapy.org/index.php/national-associa-tion-for-poetry-therapy-annual-conference/

● 2 al 5 de mayo

77th ASGPP Conference American Society of Group Psychotherapy and PsychodramaManchester, New Hampshire, USA

https://asgpp.org/conference2019.php

● 11 al 13 de julio

International Art Therapy Practice/Research ConferenceThe British Association of Art Therapists (BAAT)Queen Mary University of London, Londres, Gran Bretaña.

https://www.baat.org/Courses-Conferences/Conferences

● 11 al 14 de septiembre

Fifteenth European Arts Therapies ConferenceImagining Windmills. Trust, truth and the unknown in the arts therapiesImaginando molinos de viento. La confianza, la verdad y lo desconocido en las terapias artísticasAlcalá de Henares, España.

http://www.ecarte.info/conference

● 30 de octubre al 3 de noviembre

The American Art Therapy Association’s 50th Annual ConferenceKansas City, Misso

https://arttherapy.org/annual-conferences/

● 29 al 30 de noviembre

IV Jornadas Nacionales de Investigación en ArteterapiaOrganiza el grupo de trabajo sobre investi-gación de la Asociación Profesional Española de Arteterapeutas (Ate)Barcelona, España

http://www.jornadasate.es

Si desean enviarnos información sobre congresos, simposios y encuentros, pueden escribirnos a: [email protected].

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Autora: Gabriela BacchiTécnica: fotografía

Título: Cruda

Esta sección está destinada a los arteterapeutas, sus obras y sus procesos creativos. Compartimos las producciones de Agustina Olivera Jost, Silvia Lifschitz, Paula Gimbatti y Gabriela Bacchi.

Autora: Silvia P. LifschitzTécnica: Collage

Título: Caminando por mi mundo

Autora: Paula Gimbatti Técnica: Sumi-e

Autora: Gabriela Bacchi Técnica: mixta

Título: Crisálidas

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Los invitamos a construir juntos una ga-lería de lenguajes arteterapéuticos.

Este es un espacio para quienes deseen enviarnos su creación en cualquiera de los lenguajes que se utilizan en un proce-so arteterapéutico.

Pueden escribirnos a: [email protected].

Con la autorización del autor publicare-mos su nombre y apellido, el título de la obra o las palabras que quiera adjuntar. La publicación estará sujeta al espacio disponible. La recepción se realizará has-ta el 1° de julio de 2019.

ARTETERAPIAProceso Creativo y Transformación

Humor

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ARTETERAPIAProceso Creativo y Transformación