Mu 04: Fiolos

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En Mu admitían a los dioses como acompañantes de la vida. Sin dog- mas. Pese a ser tragado por el mar, el continente logró contagiar a otras culturas al menos dos ejerci- cios: la creación y la libertad. Tanto hubo de ambas, que el tiempo no logró borrar la siguiente leyenda: no fue dios quien creó a los habitantes de ese territorio, sino al revés. Los humanos decidieron inventar a los dioses. Pero sólo como acom- pañantes. Sin dogmas. En Mu podían tener fe en sus inventos, pero nadie creía en los amos. el periódico de lavaca mayo 07 / año 1 / número 4 Valor en kioscos $ 5 punteros políticos sponsors televisión pastores pobreza inseguridad resignación oenegés funcionarios prostituyentes representantes dirigentes policía legisladores consumo empresarios hambre laboratorios mercado jefes planes sociales asistencialismo no te metás multimedios burócratas miedo fiolos negreros Las mil y una formas en que el sistema fiolo te ha- ce sentir que no te merecés una vida mejor y algu- nas propuestas que lograron sacárselo de encima con humor, arte o el terapeútico grito: ¡al carajo!

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El fiolo que te parió: Las mil y una formas en que el sistema fiolo te hace sentir que no te merecés una vida mejor y algunas propuestas que lograron sacárselo de encima con humor, arte o el terapéutico grito: ¡al carajo! •Manual del puntero bonaerense: ¿Cómo son los cafishos barriales de la política? Instrucciones sobre el funcionamiento del aparato. Configuraciones, conexiones y opcionales. •TV, fútbol y proxenetismo: El monopolio mediático, el rol de Telefónica y cómo se ganan millones con clubes fundidos, según la mirada de Víctor Hugo Morales. •La lucha de clases versión góndola: Las cadenas de supermercados plantean estrategias ocultas frente a la fragmentación social. El consumo y el nuevo mapa social argentino. •Capita(fio)lismo: Michel Foucault, ideas sobre el poder, el sexo, y los desafíos. y más!

Transcript of Mu 04: Fiolos

En Mu admitían a los dioses comoacompañantes de la vida. Sin dog-mas. Pese a ser tragado por el mar,el continente logró contagiar aotras culturas al menos dos ejerci-cios: la creación y la libertad. Tanto hubo de ambas, que eltiempo no logró borrar lasiguiente leyenda: no fue diosquien creó a los habitantes deese territorio, sino al revés. Loshumanos decidieron inventar alos dioses. Pero sólo como acom-pañantes. Sin dogmas. En Mupodían tener fe en sus inventos,pero nadie creía en los amos.

el periódico de lavacamayo 07 / año 1 / número 4Valor en kioscos $ 5

punteros políticos

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Las mil y una formas en que el sistema fiolo te ha-ce sentir que no te merecés una vida mejor y algu-nas propuestas que lograron sacárselo de encimacon humor, arte o el terapeútico grito: ¡al carajo!

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el incierto número de pregun-tas extraordinarias que cadapersona puede plantearse enla vida, Sonia Sánchez ha sidocapaz de formularnos al me-

nos dos. La primera: ¿Cuándo te sentís puta? Cada vez que lo pregunta a grupos de es-tudiantes, intelectuales, trabajadores, de-socupados, activistas y desactivados, larespuesta es similar a la que podría estarpensando ahora quien está con este enig-ma entre sus manos. Entonces, la siguiente pregunta es: ¿Quién es tu fiolo?

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------(Aquí habría que permitir un espacio de-dicado a lo que la imaginación o la bio-grafía le dicte a quien está leyendo.)

Es posible que la respuesta a cada uno deestos interrogantes abra opciones para al-gunas actividades de alcances imprevisi-bles: pensar, mirarse a uno mismo, y miraralrededor. Los que lo intenten, quedan in-vitados a iniciar este trayecto. Y los queno, continuarán seguramente con sus ruti-nas habituales.

La mala vida

En qué medida la prostituciónpuede darnos un modelo parapensar las claves de la vida social

y política, cultural, económica, deportivay sentimental de nuestra época?

Sonia Sánchez procede de lo que se hadado en llamar el “oficio más viejo delmundo” (y en ese caso, la prostitución –in-cluyendo a prostituyentes y proxenetas– se-ría antecesora de las religiones, los ejérci-tos, los partidos políticos, los organismosfinancieros, las academias e incluso el jetset). Pero para evitar este tipo de simplifica-ciones, Sonia nos enseña: “Lo único másviejo en el mundo es el hambre”.

Con justicia, también le dicen “mala vi-da“ , aunque mirada con los ojos de Soniaesa maldad debe incluir a los organismosinternacionales, los funcionarios, la poli-cía, los sindicatos, los jueces, las leyes y suscreadores, los legisladores de toda laya, en-tre otros artefactos institucionales.

Sonia, entonces, dice: “Lo que conocí enla prostitución traté de llevarlo a otros espa-cios”. Ahora mismo está preparando un li-bro con María Galindo, de Mujeres Crean-do de Bolivia, en el que juntas deshilvananclaves para entender el poder. Y el no po-der. Antes todavía, cuenta aquí eso que vioy le permitió entender el funcionamientode lo que definió como Estado proxeneta:un formidable disparador para descifrarmuchas claves sobre la obediencia, la enfer-medad y la incertidumbre en una sociedadcontaminada por el adn fiolo. Y para pen-sar cómo liberarse de esas jaulas.

Biografía de la desobediencia

onia integró la primera organiza-ción de Argentina de mujeresprostitutas. “Ahí se planteaba que

la prostitución es un trabajo. Al principiome pareció bien. Fue un avance. Pero lue-go te das cuenta de que el discurso del tra-bajo sexual representa un verdadero corséporque fija un límite: de ahí no te permi-ten mover más. Te dicen: compañera, sosuna trabajadora sexual. ¿Eso significa quela prostitución es un trabajo? Hay que en-frentar la verdad. Y la verdad es que laprostitución es violencia. No es trabajo. Esviolencia psíquica y física ejercida sobrecuerpos de niñas, adolescentes, jóvenes,maduras y viejas. Es una violación concre-ta y también simbólica, porque al mismotiempo violan tu cuerpo y tus derechos.Entonces, ¿ser torturada es un trabajo?¿Ser humillada es un trabajo? ¿Ser prosti-tuida por el hambre es trabajo? No: es undiscurso que protege, justifica y fortaleceal torturador, al humillador, al hambrea-dor. Al prostituyente.”

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“Todo lo que conocí en la prostitución traté de llevarlo aotros espacios.” Fue así como Sonia Sánchez encontró unafórmula para analizar el mundo actual. Problemáticascomo la identidad, el Estado, la resignación, el trabajo yla alienación cobran una perspectiva clara y evidente: elsistema fiolo. Un concepto desde el cual puede analizarsetemas tan variados como el trabajo precario o el fútbol. Y, por supuesto, la política, con sus proxenetas estelares:los punteros políticos.

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LAS MIL Y UNA FORMAS DE PROXENETISMO

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El fiolo quete parió

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Además, razona, el discurso del trabajosexual favorece al fiolo. “Lo que nos quieredecir es que ser fiolo no es delito, porque siyo soy una trabajadora sexual, el fiolo pasaa ser un empresario del sexo y el burdel,una fábrica.”

Sonia cuenta que al sacarse la etiquetase enfrentó a otro problema: si no acepta-ban ser trabajadoras sexuales, ¿qué eran?“Pensé que el problema era que no nosveíamos a nosotras mismas. Siempre pin-tadas como payasas para estar en la calle,ocultando quiénes éramos, sin poder decirlo que hacíamos.”

Frente al problema de identidad, hizolo siguiente: en una casa de todo por dospesos compró varios espejitos. En una reu-nión, los repartió a cada una de sus com-pañeras, haciendo otra pregunta inespera-da: “¿Por qué no nos miramos un buenrato?”. Parecía un juego.

“Primero hubo risas, después silencio.Al rato estábamos llorando. ¿Qué soy?¿Madre? ¿Esposa? ¿Puta? ¿Trabajadora?Apareció una palabra que no habíamosusado nunca: mujer. Ahí empezamos avernos.” De ese tipo de experiencias sur-gió la noción de mujeres en estado de pros-titución. “Fue un cambio muy fuerte. Enlugar de ser, estar en una situación que noquieres. Al pensar así puedo verme enotra posición de futuro.”

La descripción de todo este proceso im-plica, entre otras cosas, un método parapensarse a sí mismo por fuera de las eti-quetas que se nos imponen: pensar quédicen de nosotros mismos, quiénes lo di-cen, qué consecuencias prácticas tiene, re-chazar aquellas identidades que nos suje-tan y crear nuevas, previo paso pormirarse en el espejo. Sonia lo sintetiza así:“Yo primero me dejé de mentir. Y cuandovos te dejás de mentir empezás a ver laperra mentira de los demás”.

Después de algunos años en la presi-dencia de ammar Capital, Sonia decidiórenunciar a fines de 2006, y en variossentidos volver a empezar. No le gusta elestancamiento, intuye que todo tiempopasado fue peor, y ha sabido tomar deci-siones tan radicales y veloces como tirar ala basura todas las etiquetas que le quisie-ron endilgar.

Jorge Drexler diría: “La vida cabe en un clic”. El libro que está preparando junto a

María Galindo es uno de los tantos territo-rios nuevos que logró abrir y sigue abrien-do a partir del único clic que cambia unavida: decir basta.

El decálogo

ostiene Sonia que cuando se ha-bla de fiolo, proxeneta, cafisho,“siempre hablas de un explotador

o una explotadora”.¿Pero existe la puta sin fiolo?

Siempre hay un fiolo. Es un hombre,una mujer. O es la pobreza y el hambre.

¿Cómo es el fiolo personificado?Cuando es un hombre, entra por el la-

do lindo, suave, de alguien generosoque te va a ayudar. Te hace un regalo, telleva a un lugar bonito. ¿Sabes quiénes? El príncipe azul, pero ya sabemos

que el príncipe azul destiñe. El proxe-neta construye una estrategia de con-trol sobre la mujer, su familia, su nece-sidad. Te dice: “¿Quieres mantener estavida conmigo, el Príncipe Azul? Tienesque ir y pararte allá, no te va a hacermal, es poco tiempo, yo te voy a prote-ger, ya vas a salir”. Si la chica se niega,se acaba el príncipe y empiezan los gol-pes y amenazas. Porque el proxenetavive de explotar a los demás.

¿Qué es ser explotador? Es el que vive de mí, de mi fuerza, de loque puedo producir con mi cuerpo, conmi saber. El Estado también es eso.

¿De qué modo? Te dan cajas de alimentos y forros através de las organizaciones de putas.Un ejemplo: en la organización que yofundé nos daban 7.000 forros por mes,pero sólo catorce puestos y por seismeses, para un microemprendimientode costura.

esde el punto de vista del Estadoel argumento es que con los forrosles están brindando una ayuda,

cuidándolas de posibles enfermedades.Sonia se subleva: “Cuando salíamos a exi-gir educación, trabajo, el Estado respondíacon esas cajas de alimentos y forros. Yodecía: diablos, no es eso lo que pedimos.¿Qué está pasando? Pido algo para salir dela prostitución, pero me dan cosas parasostenerme en la prostitución. Eso es pro-xenetismo. Como cuando te dan planesde `inclusión social´ que mantienen todocomo está porque en lugar de darte herra-mientas para buscarte vos mismo el sus-tento te obligan a depender de que todoslos meses te llegue a tiempo una caja decomida que es siempre insuficiente. Igualhace el proxeneta: te mantiene en la esqui-na, no te deja crecer, no te suelta. Y, lo másimportante, no te deja pensar”.

Sonia advierte que este sistema fiolose funda, entre otras cosas, en algo tanmedular como el manejo del tiempo. Ladádiva, la violencia, el control, la explo-tación continua “no te permiten reaccio-nar, estás sometida al tiempo que te im-ponen: ese día a día que se transformaen una eternidad”. ¿En qué sentido?

Hay cosas que terminás aceptando por-que pensás que sólo son por un tiempo,que después vas a conseguir algo mejor.Aceptás el trabajo de porquería, comoaceptás pararte en una esquina o aceptáslos forros. Pero pasa el tiempo y seguísahí, porque una vez que aceptás no haydespués, hay lo mismo. Ya sos un traba-jador precarizado, ya sos una puta y yasos un pobre desocupado. Ya sos partedel sistema fiolo que no te deja salir deahí porque te obligó a aceptar sus lógicas,sus valores y, lo que es peor, aceptás queno sos capaz de lograr otra cosa. El fioloes el que te hace creer que sos lo que sosporque te lo merecés y que lo poco quete da se lo tenés que agradecer porque,en realidad, no te merecés nada”.

Y pone como ejemplo las cajas de alimen-tos de los planes sociales que se distribu-yen una vez por mes y duran menos dediez días. Son 10 productos cuyo precio de

venta al público no supera los 15 pesos.Yerba, harina, fideos, arvejas, azúcar... todode marcas irreproducibles y de una calidadque los funcionarios que las envían segu-ramente omiten en sus dietas. “Esa caja esuna humillación, y la humillación garanti-za tu sumisión.” Un círculo al que identifi-ca como la cadena del fiolo.

Dejar de ser

ero el Estado proxeneta no es sólolo que se ha venido describiendohasta aquí. Pregunta Sonia: “¿De

quién es la policía? La policía y la prostitu-ción fueron siempre juntas, es lahistoria de este país”.

La enumeración va más allá:incluye a los foros y congresosinternacionales, organizacionesno gubernamentales, expertos ysindicalistas: “A todos les sirveque la puta siga en la calle. Ha-cen encuestas, estudios, docu-mentos, tesis. Luego, están los la-boratorios con sus espermicidas,lubricantes, preservativos, estu-diando la resistencia de la vagi-na, el efecto de sus productos. Eldía que la puta hace clic y se dacuenta de todo, deja de ser unnegocio. Mientras tanto, le da decomer a mucha gente”.

Considera que lo que quedaplanteado es un mapa de lo quellama despersonalización: “Ya nosos vos, sos una cosa que depen-de. No pensás, no decidís, no po-dés hablar, porque tu voz, tu pen-samiento y tu poder de decisiónson del proxeneta o de los pará-sitos que viven de vos”. A ese noser uno mismo, en otros ámbitosse lo llama alienación.

Tres conceptos

onia habla del fiolo, extiende elconcepto al Estado, y permite en-tender múltiples formas de rela-

ciones laborales, políticas y económicas.No es casual que al preguntar ¿cuándo tesentís puta? la mayor parte de las respues-tas (más allá de las obvias diferencias en-tre una mujer penetrada por la fuerza 25veces al día y un empleado urbano) se re-lacione siempre con la cuestión laboral,con los abusos que se sufren las personascomo ciudadanos, usuarios, consumido-res, con el recorte de los derechos y de lacapacidad de tener su voz, pensamiento,poder de decisión.

Para María Galindo la definición de So-nia sobre el Estado fiolo tiene –por lo me-nos– tres vertientes importantes de análisis: Y “El carácter masculino del Estado: yano solamente relacionado con su patrónpatriarcal que viene de padre, sino consu patrón proxeneta que viene de explo-tador del cuerpo de las mujeres. El decirEstado proxeneta nos aclara el lugar deobjetos sexuales de intercambio queocupamos las mujeres en todas las socie-dades y culturas del mundo. Nos aclaratambién la negación de nuestra condi-

ción de sujetos. El Estado proxeneta esdefinitivamente una manera de jerarqui-zar las relaciones sociales en una deter-minada sociedad. Es una mirada que sa-le desde el mundo de la prostitución,pero que nos sirve para comprender lasrelaciones sociales en todos los ámbitosy actores”. Y “Al mismo tiempo, pienso que Estadoproxeneta es un concepto útil y clarifica-dor para todos los movimientos socialesy no sólo para las mujeres en situaciónde prostitución. Por ejemplo, acá en Boli-via, los movimientos de campesinos, dedesocupados o de lo que fuere han entra-do en esa relación de dependencia que

Sonia describe. En esa re-lación de pedir concesio-nes al Estado y de pedirque el Estado te reconoz-ca. Y sin ese pequeño pa-tio, sin esa pequeña jauladonde te mueves jugandoa pedir concesiones –y elEstado jugando a dártelaso quitártelas– no tienesotra política, ni otro espa-cio, ni otro interlocutor, nidónde moverte. Es comosi más allá del Estado nohubiera política, ni sueñode transformación, ni ob-jetivo, ni horizonte. Es co-mo si la relación con el Es-tado se comiera todo ofuera todo.” Y “Otro elemento impor-tante de las caracteristicasde este Estado proxeneta esel tipo de relación que tepropone en lo micro, en lopequeño. Es la relación bu-rocrática que tiene comocaracterística la incapaci-dad de resolver los proble-mas. Porque además deburocrático, el Estado se ca-

racteriza definitivamente por estableceruna relación humillante protagonizadapor algún funcionario o funcionaria me-diocre que halla en el pequeño espacioque ocupa el terreno ideal para ejercer, rei-terar y subrayar ese espacio de “poder” enel que respecto de ti se coloca. Ese funcio-nario o funcionaria y sus mecanismos depostergación, humillación, arbitrariedad,impunidad y corrupción son el rostro delEstado frente a vos puta, a vos desemplea-do, a vos viejo, a vos vieja, a vos vendedo-ra ambulante. Es la cara del proxeneta quevive de ti con tu dinero.”

El shock de la empanada

a psicoanalista brasileña SuelyRolnik también usa una referenciasimilar en un ensayo llamado Ge-

opolítica del rufián. Suely considera que asícomo el cafisho explota el erotismo –quees la fuerza vital de la prostituta– el capitalexplota la fuerza creativa de las personas;las rufianiza, a través de una relación per-versa, o sea, enferma. Esa geopolítica de laobediencia abarca la dictadura del consu-mo, los recursos cada vez más sofisticadosde control social y una especie de hipno-

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Cierta vez, el filósofo ita-liano Paolo Virno estabade visita en Buenos Airescuando en una reunióndonde exponía sus ideassobre la multitud, el Esta-do y otras obsesiones delpensamiento moderno,se topó con la preguntade Sonia Sánchez:-¿Y las putas?Virno la miró desconcer-tado y dijo, sin más:-La verdad es que anteesta pregunta me doycuenta de que tengo quepensarlo todo de nuevo.No fue sólo la pregunta,sino la honestidad inte-lectual de Virno lo quelo dejó mudo. Puso asíen claro que en las vi-siones del mundo ac-tual, incluso en aquellasque pretenden cambiar-lo, las putas no tienencabida. Y que al incluir-las, la tierra tiembla.

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“Decimos que la producción capitalistainfantiliza: subordina nuestras facultadesvitales a un guión preestablecido, a unconjunto de consignas que obedecer, a je-rarquías artificiales en el lugar de trabajo;obliga a un tipo de vida completamentesometido, que nos expropia nuestra capa-cidad de problematizar, de formular pre-guntas e inventar respuestas. Todas aque-llas aptitudes creativas que ponemos enjuego a lo largo de nuestras vidas, en cual-quier situación, en las más cotidianas, sonahora puestas a trabajar, puestas a obede-cer. Precisamente cuando lo que se escla-viza ahora es el lenguaje, la mente, lasfuerzas de creación, la subordinación to-ma esta forma infantilizada, en la quequien puede hablar no tiene nada paradecir y quien debe enfrentar los proble-mas los encuentra ya planteados. Hayque estar atentos a las consignas. Hemosvuelto a la escuela. ¡Atentos, atentos alas consignas!”.

Lecciones de desobediencia

n psicoanalista de los que han ci-mentado el prestigio internacionalque tiene Argentina en la materia,

el doctor Hernán Kesselman, estima: “Pormomentos me parece que se han naturali-zado cosas que tendrían que provocar es-cándalo o reacción. No sé si es obedienciadebida, o resignación”.

Esa pasividad es un síntoma del mundosignado por la lógica del rufián. Incluye, enalgunos casos, la aparente imposibilidad derebelarse (y la actitud quejosa al respecto) yen otros, cierto cretinismo formalizado apartir de frases como “cumplo órdenes” o“las normas son así”. Frente a esto, Kessel-man propone “resistir, pero además tratarde transformar aquello que nos enferma”. Ycita a Pichón Riviere: “Hay que planificar laesperanza; sabiendo que lo mejor siemprees el momento de la planificación”. La espe-ranza no como espera, sino como acción.

Cree, además, que es útil imaginarnoscomo náufragos aferrados a un trozo de ma-dera. “La creatividad sería aprender a subir-se y convertir ese madero en una tabla desurf para dirigirnos hacia un contacto socialpositivo, que rompa el aislamiento y nos li-bere del naufragio.”

Salazar ubica a esos maderos salvado-res en nuestras cabezas: “Nuestra diferen-

cia genética con los monos esínfima y radica en la capaci-dad de reflexión, de crítica yde creación”. Por eso advierte:“Te dicen que está todo in-ventado, todo hecho. Peroson líneas que te bajan, comohace el fiolo, para que nadiepiense distinto. No es cierto.Todo está por inventarse, to-do está por hacerse”.

Suely habla de “un conti-nuo proceso de liberación”.

¿Y Sonia –que empujó va-rios de los debates que aquífluyen– dónde encontró la for-taleza frente a estos naufragios?

-La fortaleza está en la re-beldía y la desobediencia, pa-ra que se respete tu forma de

pensar, para que no te tapen la boca nicon plata ni con forros. Tienes que dejarde mentirte, y mirarte. Mirar si estás ha-ciendo lo que quieres.

Sonia cree también en cada pequeñoacto de afirmación de la persona, de la re-cuperación de la confianza en sí misma,como un camino que nadie sabe hastadónde puede llegar.

La vida cabe en un clic. Por eso Sonia nos advierte a todos que

la trampa, siempre, es el miedo: “No hayque paralizarse, ni bloquearse, ni tenerlemiedo a la ruptura”.

Luego, con esa mirada que lo ha visto ca-si todo, me cuenta algo de lo que aprendiógracias a la vida: “Nunca vas a saber todo loque puedes lograr, si no lo intentas”.

Quizá por eso Sonia ahora es partede MU.

sis neoliberal. “Es como si no estuvierasviviendo o como si estuvieras viviendocomo un zombi, disociado de la realidad.Eso es patológico.”

El médico y psiquiatra argentino Fernan-do Salazar agrega a este diagnóstico: “Parasaber si una persona está enferma hay dosvertientes. Una es cuando hay una conduc-ta estereotipada: ante cualquier estímuloresponde con lo mismo. Y la otra es la rigi-dez: no se puede mover de otro modo.”Aquello que enferma, entonces, es lo que teobliga a responder y moverte así. Tal comolo hace un fiolo.

Salazar agrega algo que vuelve a po-ner en red todo el problema: “Lo que ha-ce un trabajador en un call center, ¿cómose aguanta? Es una relación perversa ypara soportarla, te disociás. Frente a laangustia tu cerebro se divide, la cabeza sepone en otro lado. Y el sistema te termi-na enfermando porque para soportarlodebés cortar el contacto con vos mismo,con tu propio deseo. Y así me banco eltrabajo, la vida actual, los jefes, los pros-tituyentes y los fiolos”.

Cuenta que un día llegó a su consul-torio una paciente en un estado de an-gustia tal que casi no podía hablar. Sólorepetía: “No quiero que me hija sea unaempanada”.

Supuso que se trataba de un delirio,hasta que entendió: la mujer se habíacruzado en la calle con una chica que es-taba promocionando la oferta de una ca-sa de comida vestida de.... empanada. Elshock de su paciente tenía su razón deser: sus dos hijos habían estudiado en elColegio Nacional Buenos Aires. El mayorya había conseguido su primer empleoen un call center. La mujer, entre lágri-mas, razonaba: “Aprendió inglés, francés,latín, leyó los clásicos... No me importaque gane poco, pero ¿cómo puede unchico así preparado pedir permiso para iral baño en el trabajo? Yo fracasé, la es-cuela fracasó porque lo único que no leenseñamos es a mandar a quien lo humi-lla al carajo”.

La píldora fiola

alazar considera que el estrés espositivo (es lo que nos permitesalvar una situación de peligro

desde la época de las cavernas) pero elestrés que genera este tipo desituaciones es diferente, por-que no lo dispara un peligropuntual, sino todo un proce-so de riesgo que va acumu-lando tensión hasta conver-tirla en una presenciapermanente. Y así se producetodo un nuevo universo fio-lo: “El negocio de los labora-torios que te venden sustan-cias para que vos sigasbancando vivir así: calman-tes, analgésicos, antidepresi-vos, vitaminas, viagras y to-do lo demás”.

Cree también que de estamanera funciona ese meca-nismo que Sonia describecuando habla de "dejar de servos”. “Un bebé no es autónomo. En la me-dida en que hay desarrollo psíquico se ga-na en autonomía, que no es aislamientosino lo contrario, la posibilidad de salir delo autorreferencial y narcisista, y conectar-se con los demás. Pero la posibilidad deautonomía, de elección, de libertad, en unsistema fiolo que no quiere abrir opcio-nes, es una batalla cotidiana. Librarla es loque permite ser más sano, no desde lomoral o lo ético, sino desde lo psíquico y,por eso mismo, desde lo social.” (Suellydirá que, por eso mismo, lo psíquico cobrala dimensión de lo político.)

La referencia al bebé no parece casual.Ya el Colectivo Situaciones había nombra-do como “infantilización” al proceso quedescriben de la siguiente manera en el li-bro ¿Quién habla? La lucha contra la explo-tación de alma en los call centres:

“Hasta hace unos años los punteros trabajaban usando el aparato políticopara desorganizar a los movimientos sociales, y pelearles el territorio. Hoy loque hacen es descubrir la grieta que es el hambre, y funcionan para que ha-ya un control territorial fuerte y que la gente siga pasiva.”

Un integrante del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de Solano–que prefiere omitir su nombre, ya se verá por qué– hizo a pedido de MU unaconsulta entre sus compañeros para armar entre todos un breve manual defuncionamiento del puntero bonaerense, el componente que permite enten-der cómo está organizado en términos reales el aparato político argentino,al que acaso con típico humor criollo se lo llama “sistema representativo.”

INSTALACIÓN: El puntero es alguien que, al comienzo, tiene cierta capacidadde organización de algún grupo de vecinos. “Va a hacer algún reclamo porcuestiones del agua, la luz o lo que sea, y en ese momento el poder políti-co –puede ser la intendencia, o el partido– si le ve condiciones (alguna ca-pacidad de negociación y de liderazgo) le dice: `traeme un listado de tugente, y yo veo de resolverte los problemas´. Aparece el listado y el punte-ro se convierte en mediador entre el grupo y el poder político.” Cuando sehabla del “partido político” siempre se habla del justicialismo.

OPCIONAL: Una versión novedosa del puntero se ensambló en los propiosmovimientos sociales y piqueteros: “A muchos de nuestros compañeros delMTD y también de otros movimientos vinieron y los compraron, les dieronplata, recursos, y así los hacen trabajar para el gobierno”.

ENCENDIDO: El puntero empieza a manejar recursos que reparte en su zonade influencia. Planes sociales de 150 pesos, cajas de alimentos con 10 pro-ductos poco recomendables, chapas y facilitación de algún trámite a los ve-cinos. “Te das cuenta de que empezó a funcionar porque te avisa: soy el pun-tero del barrio. Y además enseguida conchaba personas para que le limpienla casa o le hagan de mayordomos, a cambio de un plan.” Otro dato: “Altiempo, el puntero empieza a engordar”.

CONFIGURACIÓN DEL PROGRAMA: El puntero está sostenido por los que están másarriba, y arma un séquito de patoteros a los que también les da planes paraque formen una especie de ejército privado. El MTD lo define como “un patrón,muy miserable, que tiene en la manga algunas cositas que puede ir tirando amodo muy clientelar”. ¿Qué es clientelar? “Es como si tuviera un mostrador concosas que la gente demanda, por necesidad, por hambre. Y él te da un poquito,a cambio de que obedezcas.” Por algo, en un trabajo académico lo definieroncomo “un facilitador de recursos públicos siempre escasos”.

FUNCIONES AVANZADAS: El modo de penetración en el barrio presenta dosopciones de fábrica: “la demagogia, y la violencia, siempre buscando lasubordinación”. El MTD interpreta que lo más actual del puntero es pree-lectoral: “Generar un consenso muy fuerte de que el gobierno resuelveproblemas. El puntero se siente alguien, por tener recursos. Y hace que elque no tiene nada también se sienta alguien con un plan de 150 pesos”.En realidad al “beneficiario” no le solucionan casi ningún problema: “Lodejan enquistado en recibir la caja de alimentos y trabajar para el punte-ro”. Suele ocurrir que el puntero prospere y mantenga su patota en el ba-rrio, pero decida mudarse a lugares más confortables. En el barrio tradu-cen así: “cambió de clase”.

CONEXIONES: Una primordial es con los “patrones políticos”, como llamanen el MTD a los funcionarios municipales, provinciales y nacionales, y alos políticos (concejales, intendentes, diputados) que les dan recursos acambio de apoyo, obediencia y eventualmente votos. Otra conexión auto-mática es la policial: “Se ve clarito que está protegido por las fuerzas deseguridad, y se encarga de que sepas que, si quiere, te puede tirar a lapolicía encima”.

MENÚ DE OPCIONES: Figuras de diversos ámbitos, como Hebe de Bonafini pornombrar a la más enfática, suelen relacionar a punteros y políticos bonae-renses con iniciativas como el narcotráfico. Confirmación del MTD: “En elmostrador del puntero se consigue todo, y obviamente el negocio no es sólode ellos sino de todas las conexiones que le permiten funcionar adecuada-mente y con protección”.

RECAMBIO DE PIEZAS: Los mismos punteros que trabajaron para Menem, yluego para Duhalde, son ahora kirchneristas históricos. Se trata de la garan-tía de fábrica.

PROBLEMAS DE FUNCIONAMIENTO: Palabras anotadas por el MTD de Solano so-bre los punteros y su estilo: mentiroso, promesas falsas, ambicioso, rata,aprovechador, yuta, transa. “Estamos viendo que hay mucha resignaciónfrente a esto, una cultura de acostumbrarte a quedar subordinado y que teden las cosas. Pero también hay gente que frente a algún problema del ba-rrio dice: ´resolvámoslo nosotros´. ¿Sabés por qué? Porque con el tiempo losvecinos se van dando cuenta de que nada de esto te sirve en serio, nadamejora, y que los tienen siempre presos en la misma situación.”

LIBRO DE QUEJAS Y RECLAMOS: El MTD sostiene que la queja es un ejercicioinútil y apuesta por una desobediencia. “Lo que hacemos es generar espa-cios propios de trabajo, de libertad y de creatividad.” Emprendimientos pro-ductivos, trabajo rural y urbano, proyectos de salud y, sobre todo en los últi-mos tiempos están “armando espacios culturales y educativos muy fuertescon mujeres y chicos”. La idea del “espacio propio” no es la de encierro. “Larelación con los vecinos te muestra que gente que no participaba en nadaempieza a decir: nosotros podemos.”

Manual del puntero bonaerense

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De los 20 pesos quecuesta el CD de una ban-da cualquiera, 8 quedanpara la discográfica,otros 8 para la disquería,3 para el distribuidor y 1para los músicos. Peroen el mercado musical,la batalla contra el pro-xenetismo empresario laganó el público: Internety otras novedades tecno-lógicas hicieron que lasventas cayeran a la mi-tad en seis años. A estapráctica suele llamárse-la “piratería”.

5MAYO 2007 MU

l modo de ejercer el poder por par-te de estos grupos se fundamentaen el viejo estilo del palo y la zana-

horia: “La distorsión es la siguiente: para-guas periodístico para los que se portanbien, y así hay dirigentes corruptos protegi-dos permanentemente mediante el silen-cio. Y ataque o amenaza al que no obedece,lo cual provoca un temor paralizante”.

Para hablar de la situación del supues-tamente todopoderoso Julio Grondona (eleterno presidente de la Asociación delFútbol Argentino) Morales cuenta un diá-logo que tuvo con el presidente de Boca,Mauricio Macri: “Yo cuestionaba mucho aMacri, me pidió una reunión para pregun-tarme por qué lo criticaba, y yo le dije queél no tenía la grandeza de aprovechar supoder en Boca para luchar por un mejora-miento del fútbol en general. Por ejemplo,no hacía nada contra el establishment dela AFA. Y me contesta: ´Pero Víctor Hugo,el problema no es Grondona, sino los queestán arriba suyo´. Y ahí me nombró almultimedio. Claro: un tipo como él, quequiere hacer una carrera política, no se vaa poner en contra de ese tipo de grupo.No se va a poner en contra del negocio”.

modus operandi fue ir a las ciudades condos canales poderosos, poner el fútbol enuno, fundir al otro y comprarlo, y despuésfundir al primero para quedarse con losdos. Sin contar otros negocios, ya ahí te-nés los miles de millones de dólares loque le han proxeneteado al fútbol”. Parece un tema secreto, del que casi nadiehabla.

Es natural que si la televisión se corres-ponde con medios escritos, radiales ydemás, todo periodista que esté dentrode ese circuito puede decir que tiene li-bertad para hablar de lo que sea, salvoun pequeño detalle: no puede hablardel negocio del fútbol. Entonces losmedios te hablan de la violencia, de losdirectores técnicos, del rendimiento dela Selección o de algún equipo, peroson permanentes cortinas de humo pa-ra tenerte entretenido y no tocar lacuestión de fondo.

Entonces los medios cortan la libertad de ex-presión...

Claro. La libertad de expresión es sólopara las empresas, y ellas son las quedominan. En un momento yo fui undesobediente en esta radio (Continen-tal). La dueña era Telefónica -ya no- yera dueña a la vez del 20% de Torneosy Competencias. Cuando yo hablabacontra Torneos estaba hablando tam-bién contra Telefónica. Hasta que meecharon en un episodio que ustedes enlavaca siguieron (hubo toda una reac-ción del público y muy pocos medios,y la empresa terminó retrocediendo). Elproblema es que si un periodista nopuede hablar de lo que sea, todo quedaviciado por esa nulidad a la que él mis-mo se ha condenado.

¿Quiénes son las víctimas?Todos. El público, los clubes, los juga-dores que ganan mucho menos de loque podrían ganar. Al haber tanto dine-ro concentrado en las manos de losmultimedios, o del multimedio, los clu-bes se quedan sin fondos, no puedeninvertir en jugadores, en divisiones in-feriores. Racing está fundido. Indepen-diente hace un tiempo no tenía ni pelo-tas para entrenar.

Se puede comprender lo queocurre hoy en el fútbol argen-tino a partir del concepto deproxenetismo? Más allá de lanovedad de los grupos empre-

sarios (que comercian combos de jugado-res, se adueñan de los clubes en complici-dad con los dirigentes y manejan cifrasfastuosas que nunca se sabe de dónde vie-nen ni adónde van), y de describir que enel fútbol también se verifica la teoría segúnla cual “billetera mata galán”, el periodistay relator Víctor Hugo Morales explicó a MUun problema que considera central paracomprender mucho de lo que ocurre en eldeporte, y no sólo allí. Aclaración: pese aser quien es (periodista reconocido, urugua-yo cosmopolita y flamante ciudadano ilus-tre de Buenos Aires) Morales está en alertapor la estrategia de los grupos económicosde atormentar a sus críticos con querellas yjuicios. Por eso no da algunos nombres,que son fáciles de adivinar:

“La mayor forma de proxenetismo en elfútbol es la que estableció la televisión. Elgrupo que monopoliza las transmisiones te-levisivas, que incluye al dueño del multime-dio más poderoso del país, ha conseguidoponer el fútbol a su servicio por un dineroabsolutamente inferior al que corresponde-ría, con la amenaza de código proxeneta yademás mafioso contra el dirigente que qui-siera reclamar algo: si pataleás y te oponés aeste negocio, te tiro encima todo el poderperiodístico de denuncia y de desestabiliza-ción en los clubes”.

íctor Hugo estima que así le extir-paron al fútbol entre 2.000 y3.000 millones de dólares en los

últimos diez años. “Es un cálculo modera-do: los clubes en conjunto reciben 90 mi-llones al año y ahora se han animado apedir 270. Esa diferencia de 180 millonesanuales es lo mínimo que estos dirigentessaben que les han birlado, y que puedenreclamar. Multipliquemos los 180 millo-nes por los últimos 10 ó 12 años y nos va-mos acercando.”

Pero el negocio va más lejos: “Graciasal fútbol, estos monopolios salieron acomprar canales de cable a todo el país. El

LA MIRADA DE VÍCTOR HUGO MORALES

TV, fútbol y proxenetismo

El gran fiolo del fútbol está representado por el monopolio mediático. El rol deTelefónica, las cortinas de humo y cómo ganan millones con clubes fundidos.

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Morales ha observado que ni siquieraotras corporaciones se oponen “porque es-tán asociadas al multimedio en otros nego-cios”. La teoría es la siguiente: “Los diariospueden discutir principios ideológicos, elrol de Fidel Castro, uno será un poquitomás progresista o un poco más a la dere-cha. Pero cuando llega la hora del negocio,jamás se tocan, porque en eso están jun-tos”. Las resonancias con la relación quepodría tener un diario como Clarín, porejemplo, con otros como La Nación o Pági-na 12 quedan bajo la responsabilidad delos lectores presentes.

El drama, que así lo define, se iniciócon el menemismo al cual Morales culpapor haber permitido la concentración delos medios, y que éstos avanzaran sobreotros negocios.

“Tenés tres comportamientos empresa-rios. El medio que avanza sobre otros inte-reses, y defiende eso con su, digamos así,periodismo. Es el caso del multimedio ma-yor.” Segundo caso: “Políticos y hombresde empresas, buscadores de poder quedescubren que a través de los medios pue-den instalarse. Sería el caso de América”.El empresario es Eduardo Eurnekián, due-ño de Aerolíneas y todos los aeropuertos,entre otras cosas.

Tercer caso: “Empresas no periodísti-cas que avanzan sobre el periodismoporque les interesa el negocio de serportadores de los contenidos, pero ade-más quieren adueñarse de esos conteni-dos. El caso de Telefónica. En ningunade las hipótesis puede haber periodismolibre. Imaginate al noticiero de Canal 11reflejando algún debate sobre las tarifas,si eso perjudica a Telefónica”. ¿Y los periodistas?

Saben lo que pasa. Los mismos de Cla-rín deben saber que tienen en las ma-nos algo que no debería ser así. Y losque están en otros medios no cuestio-nan nada porque esos medios están enalgún negocio, o ni son empresas perio-dísticas, y todos están en la cuerda flo-ja desde el punto de vista ético.

íctor Hugo no es de los que se de-jan ganar por el optimismo: “Escierto que yo me pude plantar con

lo de Telefónica, pero en todo este juegolo mío es un cuchillo de madera, y ellostienen tanques de guerra. A veces lo quemás los perjudica son sus propios enfren-tamientos internos por alguna tajada delnegocio. Pero yo siento que hay un grandesinterés e indiferencia. Éste es el paísque votó a Menem por un electrodomésti-co. Las mayorías ven determinados pro-gramas (quienes sospechen que habla so-bre Gran Hermano o los bailes de Tinelli,acertarán). En el fútbol y en todo lo de-más, mientras no aparezca una verdaderacapacidad crítica, lo que vamos a encon-trar es eso: proxenetismo a full”.

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fiolos

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imaginario de precios para que entrea sus locales. Para eso, ve qué produc-tos puede ofrecerle a precios inclusopor debajo de lo que espera. Despuésde que el cliente está adentro, lo co-noce lo suficiente como para que selleve un chango cargado de cosas delas que el supermercado obtiene unbuen rédito. También Coto tiene cinco modelos denegocios: uno que es casi un almacén;otro que se parece a los coreanos, el su-permercado tradicional, el gran hiper-mercado y un modelo para mayoristas. La tercera gran cadena, Cencosud, ma-neja Disco, Vea y Jumbo. En lenguajeempresarial, esto se llama tener un soloback y varios front.

Vendedores de ilusión

a pregunta del millón:¿Cuál sería la diferencia entre un su-permercado y otro?

La diferencia es la promesa.La mayonesa es la misma y la CocaCola es la misma en todos lados.Cuando vos vas a Jumbo, vas a un lu-gar que te garantiza un sentimiento demodernidad, que estás viendo losproductos más sofisticados. Cuandovas a Coto tenés una cosa tranquila,más a la propia, sin grandes veleida-des. Cuando vas a un coreano lo quete ofrece es un surtido acotado, lo ha-cés rápido, está todo barato, no te ten-tás, te llevás lo que necesitás y punto.Son vínculos distintos.

de supermercados, cada uno dirigido a unescalón diferenciado. Es decir esta sola ca-dena tiene seis modelos de negocio distin-tos en una misma ciudad.¿Son modelos que se adecuan a los ingresoseconómicos?

Es algo más complejo, por-que tienen que ver no sólocon lo que somos, sino conlo que creemos ser. En tér-minos de poder adquisiti-vo, somos como el resto deAmérica Latina, una socie-dad con grandes brechasentre los ricos, que son ca-da vez más ricos, y los po-bres, que son cada vez máspobres. Pero en términossocioculturales en Argenti-na mantenemos la percep-ción de que todos segui-mos perteneciendo a laclase media. La realidadcambió, pero muy pocos lohan internalizado.

“La clase media perdió lacerteza de movilidad socialascendente, pero aún noperdió la esperanza de re-cuperarla y esta posibilidades su mayor amalgama”,detalla un informe de ccr.Sobre esta realidad (¿ofrustración?) operan las es-trategias de venta.

El negocio del supermercadismo con-siste en lo siguiente: la cadena necesi-ta que el consumidor construya un

tor con formación, pensamiento y cultu-ra de clase media y con bolsillo de po-bre. Ese sector produjo un hecho nove-doso: por primera vez lideró los valores,algo que estaba restringido hasta enton-ces a los sectores altos.

Chau promedio

¿Cuáles eran esos nuevos valores?A grandes rasgos, el gran valoren los 90 fue el tener, y en2000 el ser. Pero ojo, porquehoy todo está volviendo acambiar.

Sobre la mesa, el café deMoiguer quedó olvidado: “Hoytenemos una Argentina con unagran fragmentación sociocultu-ral. Éramos un país de prome-dios, pero ahora somos un paísde modos, el consumidor pro-medio ya no existe”.

¿Como se adaptaron los su-permercados a esta fragmenta-ción? Inventaron distintos mode-los de negocios. Si tras el estallidoya no hay un país, sino varios, noes de extrañar que no haya unsolo modelo de supermercado.

Uno de los ejemplos nítidoses Carrefour, que además de suspropios locales tiene los almace-nes de descuento Día% para lossectores pobres y los supermercados Nor-te para los medios y medios altos. A suvez, Norte y Carrefour crearon cinco tipos

stamos en el primer piso dela consultora ccr, en una ofi-cina amplia y alfombrada.Una asistente trae una bande-ja con dos tazas y entorna las

cortinas; el olor a café y la luz tenue queentra por la ventana crean un clima per-fecto de distensión.

Me siento cómoda de inmediato. ¿Co-mo en mi casa? La asistente, que corrióla cortina con un gesto familiar para reti-rarse con una sonrisa, no se parece ennada a una secretaria sino, más bien, auna tía.

Fernando Moiguer, el entrevistado, sa-be cuánto importa este tipo de impresio-nes con efectos sobre lo emocional. Eco-nomista, es el experto que mejor conoce alas cadenas de supermercados, a las queasesora. Trabaja para una consultora queha crecido en forma impresionante des-pués de la crisis de 2001, hasta convertirseen un referente para Latinoamérica. Tam-bién lidera I-Estrategia, una empresa quese define a sí misma como una “construc-tora de identidad marcaria”. Su fuerte esel consumo masivo, y en especial los su-permercados.

Moiguer hace una introducción al ne-gocio inesperadamente social: “Venimosde una Argentina que imaginó que iba aser una gran clase media y se educó pa-ra ese país”, dice. A partir del año 75, yen especial en los 90, esto se empezó aderrumbar. Con las privatizaciones y lasreconversiones económicas apareció ungrupo, el de los nuevos pobres, que llegóa ser un tercio de la población, el 32 porciento del total de los habitantes. Un sec-

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La lucha de clases,versión góndola

CÓMO OPERAN LOS SUPERMERCADOS

La sociedad estalló y el viejo consumidor voló por los aires. Fueron las grandes cadenas de supermercados lasque primero advirtieron que en lo que fue un mismo territorio ahora conviven varios países. ¿Qué estrategiasse dieron para venderle a cada uno de ellos? La resistencia de los que compran.

Un trabajo del perio-dista Fernando Krako-wiak señala que, paraesquivar los controlesde precios, las princi-pales marcas de ali-mentos y artículos deprimera necesidad es-tán lanzando nuevosproductos con cambiosmínimos o de maqui-llaje, pero que cuestanmás caros y quedanfuera de los "acuer-dos" firmados con elgobierno. Ejemplos:La Serenísima vende29 variedades de lechefresca; Fargo 14 tiposde pan lactal; SiempreLibre 15 toallas femeni-nas y Unilever 14 opcio-nes dentro de su líneade limpiadores Cif.

7MAYO 07 MU

Además operan otras cosas. Por ejem-plo, en los 90, cuando crecían los ingre-sos, la gente sacaba una hipoteca por-que pensaba que iba a ser para toda lavida. Ahora no, nadie sabe cuánto le vaa durar, entonces la sociedad ponenmás en el consumo, vive mucho más elinstante. Es como si mi viejo hubieraestado enfermo y se recupera: lo únicoque tengo ganas ahora es de festejarcon él, irnos de vacaciones y reponer-me un poco. Si tuviera que sintetizar es-ta época diría que queremos lo mismoque en los 90, pero no estamos dis-puestos a pagar el costo social, econó-mico, familiar y personal que implica-ron aquellos años. Ésa sería mi síntesis.

Hiperlucha

assano, viejo recorredor del conur-bano, discrepa absolutamente: “Laclase media está comprando más,

pero mientras tanto hay un 40 por cientode la población que sigue muy abajo. Delos 10 millones de habitantes del conurba-no, los que consumen son 3 ó 4. Es unacantidad sustancial para los negocios, se-guramente. Pero si entrás a uno de los su-permercados de descuento a las seis de latarde vas a ver la gente que va a comprary no le alcanza: entran, eligen una terceramarca y se llevan una cantidad muy redu-cida. Las estadísticas olvidan que vivimosen un país donde muchísimos todavía nose recuperaron”.

La Asociación de Defensa del Usuarioy el Consumidro (Adduc) presentó unamparo a la justicia para impedir queCoto instale un hipermercado en el cen-tro de Banfield. “Porque primero, el hi-per lucha por el precio bajo, pero unavez que se establece y funde a todos lospequeños comercios, pone el precio quese le antoja. Por eso en el primer mundolos mandan a las rutas, lejos de los cen-tros urbanos, para ponerle un freno a suefecto de bomba meteórica”. Con el am-paro judicial contra Coto firmado porvecinos y pequeños comerciantes, frena-ron la construcción.

Bassano desconfía de que el buen con-sumidor sea quien camina más, porqueuna persona, dice, “no puede vivir cami-nando para encontrar un mejor precio”.Su recomendación: usar más la cabezaque los pies.

os últimos estudios sobre ventasglobales muestran un alza im-pactante. La curva tiene la forma

de una u: Y En 2001 el consumo masivo se calcula-ba en 31.570 millones de dólares; Y Con la crisis se redujo a 11.600 millones;Y En 2006 recuperó terreno hasta trepar alos 25.200 millones.

Las proyecciones de ccr auguran queeste año el mercado de consumo creceráun 23 por ciento y finalizará “con un resul-tado cercano a los 31 mil millones de dóla-res, similares al período previo a la crisiseconómica”.

El dato más fresco es que el repunte es-tá siendo impulsado por la población delprimero y segundo cordón del conurbano(Avellaneda, Lanús, Banfield, etc). Por eso,las cadenas este año van a poner sus caño-nes ahí, abriendo nuevos locales. Lo anun-cia ccr y Bassano lo confirma mirando lacalle: en Lomas de Zamora se están a insta-lando en forma simultánea tres hipermer-cados, Carrefour, Wall Mart y Coto.

Su organización va a oponerse. La últi-ma experiencia de este tipo la tuvieroncon Easy. Cuando desembarcó en la zonasur, el hipermercado del hogar “provocó elcierre de todas las ferreterías y corraloneschicos y medianos”. Ahora, para saber siestán vendiendo a un precio normal hayque salir del municipio.

¿Hace falta que Bassano diga que lasconsecuencias son de otro tipo cuando setrata de comida? Cualquiera puede pres-cindir de una escalera, pero no de la le-che o la carne.

ara llegar al segundo entrevista-do, Oscar Bassano, abogado de laAsociación de Usuarios y Consu-

midores, hay que tomar el tren hasta La-nús. Frente a la estación, después de es-quivar un tránsito enloquecido y abrirsepaso entre los vendedores ambulantes,se llega a una galería donde Bassano tie-ne su estudio jurídico. Hoy no para de re-cibir llamados de emergencia: llovió ypor el desborde de un arroyo todo un ba-rrio se inundó; los vecinos quieren pre-sentar una acción para que el Estado ha-ga algo. En el estudio no hay aroma acafé, ni nadie que entorne la ventana, si-no una realidad áspera.

“Nosotros encaramos la defensa delconsumidor desde el punto de vista delderecho que tiene la persona a vivir”, di-ce el abogado. “Lo que nos preocupahoy sobre este tema es que no hay pre-cios tope, sino grandes holdings que ma-nejan el mercado. Falta mercadería enlas góndolas: ¿hay desabastecimiento?No: los grandes grupos económicos es-tán manejando la sensación térmica deque faltan cosas, juegan a crear la impre-sión de desabastecimiento y así aumen-tan los precios. Por ejemplo, en los hi-permercados, durante tres meses yo noencontraba tomate en lata, pero resultaque cuando iba al pequeño negocio delbarrio sí tenían. El desabastecimiento noera real. Todas estas cadenas compranproducciones completas, las acaparan,las guardan seis meses y finalmente lavenden al precio que se les canta. Disco,Carrefour, Norte, Norte asociado a Ca-rrefour, manejan así el mercado del co-nurbano. Y en el interior, se cartelizan.Se ponen de acuerdo, y somos nosotroslos que pagamos de más. El Estado debe-ría haberles aplicado sanciones, pero apesar de que existe la ley de defensa dela competencia y otra del consumidor,no lo hace.”

Compre, lo estamos filmando

as técnicas para estudiar los cam-bios en el humor social van deuna simple encuesta a filmar en

las góndolas. Detras de cámaras hay an-tropólogos que analizan los comporta-mientos, por ejemplo si duda ante laelección de un producto, alerta sobre laposibilidad de que tal vez ya no estemosdispuestos a gastar tanto.

Con las tarjetas de fidelidad (las queentregan para acumular puntos o hacerdescuentos) se siguen los consumos. Asídetectan otras tendencias: si los que com-pran una marca compran otra, si los quetienen un determinado nivel de gastoseligen determinadas marcas.

Las consultoras usan también cazado-res de tendencias (cool hunters) que reco-rren la ciudad rastreando hábitos de con-sumo y estados de ánimo. En base a suspercepciones, las empresas elaboran cam-pañas. Los cool hunters empezaron ha-ciendo el retrato de los segmentos de ma-yor poder adquisitivo, pero hoy tambiénmiran a los de bajos recursos. Una marcade helados descubrió así la importanciaque tenía para los adolescentes parar en elkiosco, como un mundo de socialización.Y lanzó una línea de productos en funciónde ese hábito.

Volvamos a la imagen de la Argentinafragmentada. En la oficina de Moiguer, laasistente ha vuelto a hacer una entradadiscreta. Se fijó en que Moiguer no habíatocado su taza y la reemplazó por otra concafé caliente.

¿Cómo se gasta en este nuevo país? Los sectores sociales altos tienen nive-les de consumo más exagerados queen los 90, pero aprendieron a hacerloa puertas cerradas. Sin embargo, to-dos los segmentos están volviendo aconsumir. Y los que están empujandoesta recuperación son los sectores in-dustriales del conurbano, que estánrecibiendo salarios.

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El súper contraataca“Las cadenas de supermercados trataron de entrar a Argentina durante años”,dice Fernando Moiguer. “Lo lograron en la hiperinflación del '89, cuando una ca-dena llamada Carrefour lanzó la campaña ‘todos remarcan; yo garantizo que vasa tener el producto y el precio’”.

¿Fue una receta para acá?No. Pero operó muy bien. ¿Por qué? Porque Carrefour en Francia es un supermer-cado de la periferia, funciona con barriadas, pero en Argentina cualquier cosafrancesa es vista como de nivel. En la década del 90 la sociedad se volcó al super-mercado. Se acabó el almacén que construyó mi lógica, mi barrio, mi infancia. Cuando en el país se agravó la disfunción entre lo que le pasaba a la gente yaquello para lo que se había preparado -el 98, la crisis, las cacerolas expre-saron esa disfunción- también hubo una crisis en los supermercados. En aquel momento una marca con mucha cintura, la del grupo Disco, inventaPlaza Vea, el supermercado del nuevo pobre: mantiene todas las imágenesde los valores culturales de la clase media, pero pone precios de su bolsillo.Entiende la nueva sensibilidad. Llegó el default y al supermercadismo le su-cedió un hecho tremendo, y es que tenía más metros cuadrados que los quenecesitaba en cada sitio. Los barrios se habían degradado, si antes tenían un potencial económicocien, después del helicóptero les quedó un potencial 40. El supermercado nopodía cerrar el 60 por ciento que le sobraba. Segundo problema: se abríanverdulerías y fruterías en cada cuadra. Tercer problema: la gente no quería iral supermercado, no quería volver al lugar de donde la habían echado. Sedistanció, y ganaron terreno las ferias y los orientales.

¿De qué año hablamos?De 2002, 2003, incluso parte de 2004. Luego, los supermercados empiezan arecuperarse. Es interesante entender cómo: tras la crisis, que fue como un de-sastre nuclear, emergieron consumidores de clase alta más sofisticados yotros, de menores recursos, que quedaron descolocados. Para unos, Disco reinauguró algunos de sus locales y les dio un tono “euro-peo”, ofreciendo quesos y fiambres especiales, todos productos que reparan laautoestima dañada, Para el resto, lo primero que hacen (Disco e inmediata-mente después Carrefour) es ofrecer productos frescos, frutas, verduras y car-ne. Hasta entonces el supermercado no era un lugar que vendiera productosfrescos; ahora empiezan a ponerlos adelante, para competir con las verdulerí-as y las fruterías y poder decir: “Vení todos los días”. Las cadenas cambiaron toda su lógica de compras, comenzaron a abastecerseen las quintas bonaerenses. Hicieron ese esfuerzo y ahí empezaron a recupe-rarse. A partir de este año el supermercadismo está otra vez potente. Es más:vuelve a abrir locales.

La nueva pirámide invertidaIngreso Familiar Promedio Mensual (Piso x Nivel)

Fuente: CCR en base a EPH INDEC / AAM /FIDE

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$ 8.000 Clase Exclusiva

$ 5.500 Clase Alta

$ 2.600 Clase Media Típica

$ 1.340 Clase Media Recuperada

$ 940 Clase Media en Recuperación

Clase Baja

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Así presentan los expertos el nuevo mapa social argentino. Clasifican a las familias enseis categorías, según el piso de ingresos mensuales. Los números de la pirámide ex-presan porcentajes. Es decir, el 40% es considerado pobre. Las grandes cadenas de su-permercados idearon una línea de negocios para cada una de estas categorías.

8 MAYO 2007MU

Historiacomienzos del siglo 17 era moneda co-rriente, se dice, cierta franqueza. Los có-digos de lo grosero, de lo obsceno y de

lo indecente, si se los compara con los del siglo19, eran muy laxos. Gestos directos, discursossin vergüenza, transgresiones visibles, anatomí-as exhibidas y fácilmente entremezcladas, ni-ños desvergonzados vagabundeando sin moles-tia ni escándalo entre las risas de los adultos:los cuerpos se pavoneaban.A ese día luminoso habría seguido un rápidocrepúsculo hasta llegar a las noches monóto-nas de la burguesía victoriana. Entonces, la se-xualidad es cuidadosamente encerrada. Semuda. La familia conyugal la confisca. Y la ab-sorbe por entero en la seriedad de la funciónreproductora. En torno al sexo, silencio. Dictala ley de la pareja legítima y procreadora. Seimpone como modelo, hace valer la norma,detenta la verdad, retiene el derecho de hablarreservándose el principio de secreto. Tanto enel espacio social como en el corazón de cadahogar existe un único lugar de sexualidad re-conocida, utilitaria y fecunda: la alcoba de lospadres. El resto no tiene más que esfumarse ysi insiste y se muestra demasiado, vira a loanormal. Y si no puede reinscribirlas en loscircuitos de la producción, lo hará al menosen el de las ganancias. El burdel y el manico-mio serán lugares de tolerancia: la prostituta,el cliente y el rufián, el psiquiatra y su histéri-co parecen haber hecho pasar subrepticiamen-te el placer que no se menciona al orden delas cosas que se contabilizan: las palabras ylos gestos, autorizados entonces en sordina, seintercambian a buen precio.

RentaEstaríamos ya liberados de esos dos lar-gos siglos donde la historia de la sexua-lidad debería leerse como la crónica de

una represión creciente? Poco, se nos dice aún.

Quizá, por Freud. Somos la única civilizaciónen la que ciertos encargados reciben retribuciónpara escuchar a cada cual hacer confidenciassobre su sexo: como si el deseo de hablar de ély el interés que se espera, hubiesen desbordadoampliamente las posibilidades de escucha, al-gunos han puestos sus oídos en alquiler.

Preguntae trata, entonces, de interrogar el casode una sociedad que desde hace másde un siglo se fustiga ruidosamente por

su hipocresía, habla con prolijidad de su pro-pio silencio, se encarniza en detallar lo que nodice, denuncia los poderes que ejerce y prome-te liberarse de las leyes que la han hecho fun-cionar. La pregunta que querría formular no es¿por qué somos reprimidos?, sino: ¿por qué de-cimos con tanta pasión, tanto rencor contranuestro pasado, contra nuestro presente y con-tra nosotros mismos que somos reprimidos?

Mecanismoe me dirá que si hablan con tantaabundancia y desde hace tiempo sedebe a que la represión está profunda-

mente anclada, que posee raíces y razones sóli-das, que pesa sobre el sexo de manera tan ri-gurosa que una única denuncia no podríaliberarnos; el trabajo solo puede ser largo. Lasdudas que quisiera oponer a esta hipótesis re-presiva se proponen menos demostrar que esfalsa y más colocarla en una economía generalde los discursos. Trata de determinar, en sufuncionamiento y sus razones de ser, el régi-men de poder-saber-placer que sostiene en no-sotros al discurso sobre la sexualidad humana.El punto esencial es tomar en consideración elhecho de que se habla, quiénes lo hacen, loslugares y los puntos de vista desde donde sehabla, las instituciones que a tal cosa incitan,en una palabra, el hecho discursivo global, lapuesta en discurso del sexo.

No quiso ni reconstruir la historia ni analizar las ideas, sino pensarqué significaba la noción misma de sexualidad. Así, el filósofo francésmás influyente de las últimas décadas encontró la clave: cómo es elpoder, de qué formas opera y por dónde; qué lo alimenta y qué signi-fica estar sometido “a esta austera monarquía del sexo”, tal como Fou-cault la definió. Ideas para reflexionar sobre los laberintos de la reali-dad, esa que tantas veces nos obliga a mirar para otro lado.

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Entendámonos: no digo que la prohibicióndel sexo sea una engañifa, sino que todas esasprohibiciones, rechazos, censuras, denegacio-nes que la hipótesis represiva reagrupa en ungran mecanismo central destinado a decir no,sin duda sólo son piezas que tienen un papeltáctico a desempeñar en una técnica de poder.

Silencioso cabe entonces hacer una división bi-naria entre lo que se dice y lo que secalla; habría que intentar determinar

las diferentes maneras de callar, cómo se distri-buyen los que pueden y los que no puedenhablar, qué tipo de discurso está autorizado ocuál forma de discreción es requerida para losunos y los otros. No hay un silencio sino silen-cios varios y son parte integrante de estrategiasque subtienden y atraviesan los discursos.

Funciónacia el siglo 18 nace una incitación políti-ca, económica y técnica a hablar de sexo.Y no tanto en forma de una teoría gene-

ral de la sexualidad, sino en forma de análisis,contabilidad, clasificación y especificación, enforma de investigaciones cuantitativas o causales.Se debe hablar de sexo, se debe hablar pública-mente, se debe hablar como de algo que no setiene, simplemente, que condenar o tolerar, sinode dirigir, que insertar en sistema de utilidad, re-gular para el mayor bien de todos, hacer funcio-nar según un óptimo. El sexo no es una cosa quese juzgue, es cosa que se administra.

Poblaciónna de las grandes novedades en lastécnicas del poder fue el surgimiento,como problema económico y político,

de la “población”; la población-riqueza, la po-blación-mano de obra o capacidad de trabajo,

Capita(fio)lismoMICHEL FOUCAULT

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9MAYO 2007 MU

la población en equilibrio entre su propio cre-cimiento y los recursos de que dispone. Losgobiernos advierten que no tienen que vérse-las con individuos, sino con una población ysus fenómenos específicos: fecundidad, esta-do de salud, frecuencia de enfermedades, for-mas de alimentación y de vivienda. En el co-razón de este problema económico y políticode la población, el sexo: hay que analizar latasa de natalidad, la edad del matrimonio, losnacimientos legítimos e ilegítimos, la precoci-dad y la frecuencia de las relaciones sexuales,la manera de tornarlas fecundas o estériles, elefecto del celibato o de las prohibiciones, laincidencia de las prácticas anticonceptivas. Laconducta sexual de la población es tomadacomo objeto de análisis y, a la vez, blanco deintervención. Nace el análisis de las conduc-tas sexuales, de sus determinaciones y efec-tos, en el límite entre lo biológico y lo econó-mico. También aparecen esas campañassistemáticas que, más allá de los medios tra-dicionales –exhortaciones morales y religio-sas, medidas fiscales– tratan de convertir elcomportamiento sexual de las parejas en unaconducta económica y política concertada.

Perversoa sociedad burguesa del siglo xix, sinduda también la nuestra, es una socie-dad de la perversión notoria y patente.

Y no de una manera hipócrita, pues nada ha si-do más manifiesto y prolijo, más abiertamentetomado a su cargo por los discursos e institu-ciones. Se trata del tipo de poder que ha hechofuncionar sobre el cuerpo y el sexo. Tal poderno tiene ni la forma ni la ley ni los efectos de laprohibición. Al contrario, procede por desmulti-plicación de las sexualidades singulares. No fijafronteras a la sexualidad: prolonga sus diversasformas, persiguiéndolas. No la excluye, la inclu-ye en el cuerpo como modo de especificaciónde los individuos; no intenta esquivarla; atraesus variedades mediante espirales donde placery poder se refuerzan; no establece barreras; dis-pone lugares de máxima saturación. Produce yfija a la disparidad sexual. La sociedad moder-na es perversa, no a despecho de su puritaris-mo o como contrapartida de su hipocresía; esperversa directa y realmente.

Biopolítica oncretamente, ese poder sobre la vida sedesarrolló en dos formas principales, noson antitéticas más bien constituyen dos

polos de desarrollo enlazados. Uno de los polosfue centrado en el cuerpo como máquina: sueducación, el aumento de sus aptitudes, el arran-camiento de sus fuerzas, el crecimiento paralelode su utilidad y su docilidad, su integración ensistemas de control eficaces y económicos. Todoello quedó asegurado por procedimientos de po-der característicos de las disciplinas: anatomopolí-tica del cuerpo humano. El segundo fue centradoen el cuerpo-especie, en el cuerpo transido por lamecánica de lo viviente y que sirve de soporte alos procesos biológicos: la proliferación, los naci-mientos y la mortalidad, el nivel de salud, la du-ración de la vida y la longevidad, con todas lascondiciones que pueden hacerlos variar. Todosesos problemas los toma a su cargo una serie de

vas de su organización; el juego que por mediode luchas y enfrentamientos incesantes lastransforma, las refuerza, las invierte; los apoyosque dichas relaciones de fuerza encuentran lasunas en las otras, de modo que formen cadenao sistema, o, al contrario, los corrimientos, lascontradicciones que aíslan a unas de otras; lasestrategias, por último, que las tornan efectivas,y cuyo dibujo general o cristalización institu-cional toma forma en las aparatos estatales, enla formulación de la ley, en las hegemonías so-ciales. El poder está en todas partes; no porquelo englobe todo, sino que viene de todas par-tes. Y “el” poder, en lo que tiene de perma-nente, de repetitivo, de inerte, de autorrepro-ductor, no es más que el efecto de conjuntoque se dibuja a partir de todas esas movilida-des, el encadenamiento que se apoya en cadauna de ellas y trata de fijarlas. Hay que ser no-minalista, sin duda: el poder no es una institu-ción y no es una estructura, no es cierta po-tencia de la que algunos estarían dotados: esel nombre que se presta a una situación estra-tégica compleja en una sociedad dada. Si-guiendo esta línea, se podrían adelantar ciertonúmero de proposiciones:

Que el poder no es algo que se adquiera,arranque o comparta, algo que se conserveo se deje escapar; el poder se ejerce a partirde innumerables puntos, y en el juego derelaciones móviles y no igualitarias.Que las relaciones de poder constituyen losefectos inmediatos de las particiones, desi-gualdades y desequilibrios que se produceny, recíprocamente, son las condiciones inter-nas de tales diferenciaciones.Que el poder viene de abajo; es decir queno hay una oposición binaria y global entredominadores y dominados. Más bien hayque suponer que las relaciones de fuerzamúltiples que se forman y actúan en losaparatos de producción, las familias, los gru-pos restringidos y las instituciones, sirvende soporte a amplios efectos de escisiónque recorren el conjunto del cuerpo social.Éstos forman entonces una línea de fuerzageneral que atraviesa los enfrentamientoslocales y los vincula. Las grandes domina-ciones son los efectos hegemónicos de esosenfrentamientos.Que las relaciones de poder son a la vezintencionales y no subjetivas. No hay po-der que se ejerza sin una serie de miras yobjetivosQue donde hay poder hay resistencia, éstanunca está en posición de exterioridad res-pecto del poder. Así como la red de las rela-ciones de poder concluye por construir unespeso tejido que atraviesa los aparatos e ins-tituciones sin localizarse exactamente enellos, así también la formación del enjambrede los puntos de resistencia surca las estratifi-caciones sociales y las unidades individuales.

Desafíol forjar otra teoría del poder, se trata, almismo tiempo, de formar otro enreja-do de desciframiento histórico y, mi-

rando más de cerca todo un material histórico,de avanzar poco a poco hacia otra concepcióndel poder. Se trata de pensar el sexo sin la leyy, a la vez, el poder sin el rey.

intervenciones y controles reguladores: una bio-política de la población.

Biopoderl biopoder fue, a no dudarlo, un ele-mento indispensable en el desarrollodel capitalismo; éste no pudo afirmarse

sino al precio de la inserción controlada de loscuerpos en el aparato de producción y me-diante un ajuste de los fenómenos de pobla-ción a los procesos económicos. Pero exigiómás; necesitó el crecimiento de unos y otros,su reforzamiento al mismo tiempo que su utili-zabilidad y docilidad; requirió métodos de po-der capaces de aumentar las fuerzas, las aptitu-des y la vida en general, sin por ello tornarlasmás difíciles de dominar. Si el desarrollo delos grandes aparatos del Estado, como institu-ciones de poder, aseguró el mantenimiento delas relaciones de producción, los rudimentosde anatomo y biopolítica inventados como téc-nicas de poder presentes en todos los nivelesdel cuerpo social y utilizadas por institucionesmuy diversas (la familia, el ejército, la escuela,la policía, la medicina individual o la adminis-tración de colectividades) actuaron en el terre-no de los procesos económicos, de su desarro-llo, de las fuerzas involucradas en ellos y quelos sostienen; operaron también como factoresde segregación y jerarquización sociales, garan-tizando relaciones de dominación y efectos dehegemonía. Por primera vez en la historia lobiológico se refleja en lo político.

Umbralobre este fondo puede comprenderse laimportancia adquirida por el sexo comoel “pozo” del juego político. Está en el

cruce de dos ejes, a lo largo de los cuales se de-sarrolló toda la tecnología política de la vida.Por un lado, depende de las disciplinas del cuer-po: adiestramiento, intensificación y distribuciónde las fuerzas, ajuste y economía de las energí-as. Por el otro, participa de la regulación de laspoblaciones, por todos los efectos globales queinduce. El sexo es, al mismo tiempo, acceso a lavida del cuerpo y a la vida de la especie.

Definición or poder hay que comprender, primero,la multiplicidad de las relaciones defuerzas inmanentes y propias del do-

minio en que se ejercen, y que son constituti-

Michel Foucault nació en1926 en Francia. Estudió fi-losofía y psicología en laÉcole Normale Supérieurede París. En 1971 fue desig-nado en el puesto acadé-mico más prestigioso, enel Collége de France: pro-fesor de Historia de los Sis-temas de Pensamiento,cátedra que dictó hasta sumuerte, en junio de 1984.

Su pensamiento se centró,implacable, sobre los siste-mas de control social. Asíemprendió, entre otras in-vestigaciones, la Historiade la Sexualidad, dondeexpone su teoría sobre elbiopoder. Su obra másaclamada es Las palabrasy las cosas, pero la influen-cia de sus ideas puede en-contrarse por doquier.

El poder de Michel Foucault

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El fin del periodismo y otras buenas noticiasUna hipótesis y una guía sobre los nuevos medios sociales de comunicación

radios / páginas de internet / periódicos / revistas / movimientos sociales / artísticos / culturales / de derechos humanos / diarios recuperados /agencias / foros / 200 experiencias que construyen los nuevos modos, formas y contenidos de la comunicación.

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10 MAYO 07MU

Apuntes sobre agrocombustibles

sa agenda incluye un asunto queestalló en estos tiempos: los bio-combustibles. Los integrantes del

mnci andan con papeles y biromes, to-mando notas e intercambiando ideas, pre-parando el borrador que volverá a lasasambleas de las comunidades para con-vertirse en un documento. Estados Unidosimpulsa la producción de combustible apartir del procesamiento de maíz, soja y ca-ña de azúcar. Lo postula como una cues-tión “benéfica” para el medio ambiente, ycomo un modo de reducir la dependenciadel petróleo. George Bush y el brasileño Lu-la da Silva firmaron en marzo un acuerdode cooperación al respecto. México, Uru-guay y Argentina ya buscan una porción deesa torta. ¿Qué plantean los movimientoscampesinos? Por lo pronto, no hablan debiocombustibles, considerando que “bio”quiere decir vida, y es una palabra que lequeda demasiado grande al tema. Se refie-

ganizaciones territoriales, y democraciade base. El movimiento no puede decir-le a ninguna comunidad qué tiene quehacer”, cuenta Ramiro para explicar quelas discusiones van desde las comunida-des al movimiento, a través de delega-dos rotativos. No hay estatuto, presiden-tes, secretarios ni burocracias. ¿Cómo sehace para que los referentes no se trans-formen en dirigentes? La respuesta es lacapacitación, para equilibrar posibilida-des, que incluye tanto a los “manosblandas” -quienes tienen estudios o rea-lizan un trabajo de gestión o administra-ción- como a los “manos duras”, loscampesinos dedicados al trabajo físico.

Ramiro pasa el mate. Pertenece al Mo-vimiento Campesino de Córdoba y juntoa Ariel Méndez (Red Puna) y Diego Mon-tón (Unión de Trabajadores Rurales SinTierra de Mendoza) fueron elegidos paraser los interlocutores de MU, y conversarsobre varios temas cruciales de la agendade estos tiempos.

de 52 metros de altura de la fm del Mon-te, una de las radios del mocase. La casafue construida por Ingenieros sin Fronte-ras, ong europea de cooperación para eldesarrollo, respetando el estilo santiague-ño: las columnas de quebracho, por poneruno de los ejemplos más llamativos (queel quebracho sea llamativo explica la pro-fundidad del saqueo ambiental).

Los santiagueños son los anfitrionesde este encuentro del mnci. El movi-miento incluye a 15.000 familias agrupa-das en organizaciones campesinas desiete provincias. A Quimilí llegaron dele-gados de las diferentes comunidades,que volverán a sus pueblos con temas ypreguntas a resolver con sus asambleas.El mecanismo es ese: se decide al revésde lo acostumbrado, de abajo hacia arri-ba. “Hay referentes, sería hipócrita nodecirlo -reconoce uno de los fundadoresdel mnci- Pero que haya referentes noquiere decir que haya dirigentes. Hayuna gran autonomía de las pequeñas or-

Así como hoy nadie puedediscutir el genocidio de la dic-tadura, en 30 años va pasar lomismo con el tema del sa-queo de los recursos natura-

les." Ramiro Fresneda mira el mate, mira elborrador que están preparando sobre eltema de los biocombustibles, y deja flo-tando una sensación: ni él ni los otros in-tegrantes del Movimiento Nacional Cam-pesino Indígena (mnci) se van a quedarsentados esperando 30 años a que vengana darles -oficialmente- la razón.

La conversación y el mate giran enQuimilí, Santiago del Estero, en el patio detierra de una de las centrales del Movi-miento Campesino de Santiago del Estero(mocase) que recibe cientos de visitantespor año, a fuerza de la fama y las luchasdel movimiento. Es una casa grande y rec-tangular, con galerías en sus cuatro ladosque permiten sobrevivir a temperaturasde infierno, cuatro habitaciones, un salónabierto para las asambleas y una antena

Rebelión en la chacraEL MOVIMIENTO NACIONAL CAMPESINO INDÍGENA

Cuando se habla del campo, todo parece evocar a la soja, los agronegocios y las 4x4. El Movimiento Nacional Cam-pesino Indígena es otra realidad, formada por 15.000 familias de siete provincias, que viven de lo que producen, resis-ten a grupos paramilitares, retoman latifundios improductivos y plantean una democracia genuina como modo devida. ¿Qué piensan sobre los biocombustibles, el gobierno nacional y el modelo de desarrollo? El paralelo de las vio-laciones a los derechos humanos con el saqueo de los recursos naturales.

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ren por eso a agrocombustibles. Éstas sonalgunas de sus ideas para un documento.

La expansión de los cultivos afectará alos alimentos, que serán más caros; a lossuelos, que se degradarán por el uso deagroquímicos; e impulsará aun más elmonocultivo para alimentar las plantasde etanol.

Es falso que el etanol beneficie en ma-teria ambiental. Si no cambia el modelode derroche energético, seguirá la produc-ción de gases de invernadero, principalresponsable del cambio climático.

El papel de la región será suministrarenergía barata a los países ricos, a través depolíticas como las de la colonización: apro-piación de territorio, de bienes naturales yde trabajo, lo que representa mayor concen-tración de tierra, agua, renta y poder.

La producción de agrocombustiblespondrá en peligro la soberanía alimenta-ría y agravará el problema del hambre enel mundo. En México, por la exportacióndel maíz para etanol, hubo un aumentodel 400% en el precio del maíz.

Con los cereales que se necesitan parallenar el tanque de una camioneta se puedealimentar una familia por mucho tiempo.La mayor parte de la energía producida seconsume en el cultivo y el procesado -enpetróleo, riego, maquinaria, transporte-.Hasta puede darse saldo negativo de ener-gía. Y más negativo aun, si se suma la des-trucción de los bienes naturales y la conta-minación que las refinerías causan en lascomunidades cercanas.

Las industrias y gobiernos del Nortenecesitan que la producción sea en el Sur,porque no disponen de tierra o no quie-ren usarla para esto, y porque asumen queen esos países los problemas ambientalesson obviados por gobiernos ávidos de "in-versión" extranjera y de promover la agri-cultura intensiva de exportación.

Es un proyecto de Estados Unidos paradisminuir su dependencia de las nacionespetroleras, pero además, un interés propiode sus empresas de agronegocios, petrole-ras y automotrices.

Usar los alimentos para llenar millo-nes de autos o para millones de estóma-gos. ¿Usted que elige?

Los efectos del superávit

l mnci nació hace dos años, perolas organizaciones que lo integranvienen trabajando desde hace años.

Lo que han hecho es poner en red sus expe-riencias y sus proyectos, para potenciarlos,compartiendo una convicción que Diegoexplica del siguiente modo: “Ninguna es-tructura, ya sea de gobierno o cualquier or-ganización ajena al territorio, será la que sal-ve a las comunidades que están sufriendolas consecuencias. Serán las mismas comu-nidades organizadas las que pueden y de-ben hacerle frente para avanzar en otro mo-delo de desarrollo”. El país tiene superávit y se exporta como po-cas veces. Los sectores tradicionales igual-mente reclaman mejoras. ¿Cómo evalúan us-tedes la situación del campo?

Diego: No somos parte de ese campocon superávit, con empresarios y rica-chones nucleados en entidades tradi-cionales que nunca han metido las ma-nos en la tierra y que explotan anuestros compañeros. Aclarado eso, lapalabra que mejor define la situaciónes saqueo, por el modelo económico ensus diferentes expresiones: la soja, lasmineras, las pasteras. Son modelos pro-ductivos que extraen aquí para subsi-diar a los países de Primer Mundo. Yestán los capitales nacionales, comopara no echarle toda la culpa al deafuera, concentrados en corporaciones.El peso de sostener todo esto recae so-bre las comunidades campesinas e in-dígenas, malvendiendo su produccióno siendo mano de obra explotada. Laforma de vida se deteriora, hay expul-sión del campo y crecen las ciudadescon sus villas miseria. Uno de los gru-pos que integran el movimiento es de

El Movimiento Nacional CampesinoIndígena está integrado por diferen-tes organizaciones que trabajan ensiete provincias: Mendoza: Unión de Trabajadores Rura-les Sin Tierra (UST)Jujuy: Red PunaCórdoba: Movimiento Campesino deCórdoba (MCC)Santiago del Estero: Movimiento Cam-pesino de Santiago del Estero (Moca-se-Vía Campesina)Salta: Encuentro Calchaquí y Comuni-dades Unidas de Molinos (CUM)Buenos Aires: Al Servicio de la CulturaPopular (Sercupo)Misiones: Movimiento Campesino deMisiones (Mocami)

Contacto: Movimiento Nacional Cam-pesino Indí[email protected]

Buenos Aires, con un interesante traba-jo que busca la vuelta al campo de mu-chas familias. Ramiro: El peor daño es la invasión denuestros territorios por el monoculti-vo, sea de soja o pino; por las minerasy la contaminación y desaparicióndel agua.

¿Qué tipo de modelo plantea el Movimiento? Diego: La soberanía alimentaría entien-de que el pueblo debe poder tomar lasdecisiones que lo afectan. Y desde hacetiempo el Estado toma esas decisionesa favor de la rentabilidad de las empre-sas. En cambio, el modelo campesinoindígena no es tan cuantitativo sinoque tiene que ver con lo que cuido,porque vivo de lo que produzco. Ramiro: Otra diferencia es que los polí-ticos, las empresas y el Poder Judicialven al territorio como mercancía. Peropara nosotros es una historia, una cul-tura. La lucha no es algo discursivo, tie-ne que ver con defender una forma devida que sentimos propia. Y luchar poreso es luchar por mantener mi formade vida, la de mi viejo y mi abuelo.

Soja, mineras y parapoliciales

Para los campesinos e indígenas ac-tualmente hay políticas asistencia-listas en el mejor de los casos”, se-

ñala Ramiro. El mnci pretende otra cosa.Tiene un proyecto de ley que reclama: “Mo-ratoria al desalojo de campesinos e indíge-nas, y revisar todo lo que se vendió. Pero nohay voluntad política de hacerlo, mientrasla frontera agropecuaria avanza con títulostruchos. Nadie sabe qué se puede destaparsi alguna vez se revisan en serio todos loscampos que fueron vendidos en estosaños”. Reconoce, además, que pese a estaren veredas opuestas, la disputa “no es aho-ra con la Sociedad Rural, sino con las gran-des empresas de agronegocios.” Las viejasoligarquías corren el riesgo de salir bien pa-radas de la comparación con las nuevas,que son todavía más depredadoras. “Nues-tra idea es que se repartan tierras colectiva-mente para garantizar que no se venderánal mejor postor sojero” dice Ramiro.

Diego agrega que el secreto no consisteprecisamente en la espera: “No hemos es-perado que un juez nos devuelva la tierra.Fuimos, impulsamos un plan estratégico yhasta desarmamos a los paramilitares pa-ra retomar la tierra. Además, estamos ha-ciendo un trabajo silencioso para que sepuedan hacer tomas de predios y latifun-dios improductivos o especulativos”.

Los paramilitares y las topadoras sonparte del paisaje rural. Hay que pensarque se habla de familias y comunidadesalejadas, en condiciones de vida durísi-mas (los llamados adelantos de la vidamoderna no llegan a estos campos). Co-mo contrapartida, los grupos empresarioscuentan con ejércitos privados contratadoso con policías locales siempre dispuestosa dejar un rato el uniforme para ganarseun extra reprimiendo ciudadanos. Con lastopadoras arrasan las casas de los campe-sinos, mientras los paramilitares los ame-nazan, matan sus animales y ejercen unterrorismo privado. El Estado es un espec-tador que deja hacer. Un dato clave queconviene retener: todas las veces que loscampesinos de estos movimientos fueronexpulsados con las topadoras y lograronresponder colectivamente, pudieron recu-perar la tierra. “El detalle -dicen- es que nopuede buscarse una solución individualHay que organizarse”. ¿Cuál es la relación con el gobierno nacional?

Ramiro: El Estado es estático, ya no res-ponde a las necesidades, no ha evolu-cionado. Y esta democracia también esestática. Están los que mandan, organi-zan y ordenan. Los demás siguen. Hayun punto errado ahí. Ésta es una demo-cracia formal. Como dice la Constitu-ción: representativa. No hay espaciopara una verdadera participación.Ariel: Sobre el gobierno, no creemos quehaya que tirar de la cuerda hasta que se

rompa. Pero tampoco vamos a hacerle eljuego, como otras organizaciones, de notirarse en contra porque es “un gobiernoen disputa” y hay que quedarse quietosy callados para no favorecer a la dere-cha. Eso es una chicana.Diego: El andamiaje para que todo estemodelo avance comenzó con la dictadu-ra militar. Menem lo perfeccionó. Y elactual gobierno no ha tomado medidasque reviertan la situación. Continúan lasmineras, las pasteras y sojeras y nadaparece modificarse. En el discurso algu-na gente del gobierno tiene coinciden-cias con nosotros, pero la mayoría de lasveces son sólo palabras. Hay que ver he-chos. Un ejemplo: mirá cómo están tra-bando la Ley de Bosques, que es una he-rramienta para frenar los desmontes.Ramiro: Los gobiernos hacen socieda-des de arriba hacia abajo. El zapatismoy el Movimiento Sin Tierra de Brasil es-tán haciendo una sociedad de abajohacia arriba. Nosotros por ahora somosapenas una fotocopia de eso, pero nosanimamos a más. Antes estábamos so-litos y dispersos, hoy somos quince milfamilias. Y esto recién empieza.

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12 MAYO 2007MU

Son 140 chicos de hasta 20 años que, en su mayoría, viven en la EstaciónConstitución. Están aprendiendo a leer y escribir, pero a la vez enseñan aque-llo que nadie quiere ver. Su fundadora es Susana Reyes, una mujer que cono-ció los campos de concentración de la dictadura y sobrevivió para contarlo.Pero también para hacer algo. “Estos chicos son los desaparecidos de hoy”, dicecon la seguridad de quien sabe de qué habla. Así es un día de clase en el aulaen la que se enseña Matemática contando las horas que lleva sin aparecer JulioLópez y la ecuación más difícil es saber qué es trabajo.

La escuela abre sus puertas a las 9 de la mañana, aunque muchos chicos lleganmás tarde porque trabajan de noche. La mitad de los alumnos cursan las clasesde contenidos básicos a la mañana y la otra mitad por la tarde. En los respectivoscontraturnos tienen talleres de computación, inglés, teatro, electricidad, video y

radio. Enseñan 12 maestros, una auxiliar y un puñado de talleristas. Los alumnosreciben en forma gratuita los útiles, enviados por el Programa Puentes Escolares,encargado de integrar a chicos en situación de calle. Como no hay maestra jardi-nera, los docentes se rotan para cuidar a los hijos de los estudiantes.

UNA PRIMARIA PARA CHICOS EN SITUACIÓN DE CALLE

Escuela de vida

pertenecíamos al mismo sistema, ¿porqué estos chicos no podían recibir lomismo que otros?”, relata Reyes.

Con pocas expectativas, los maestrospresentaron un proyecto al Ministerio deEducación porteño que contemplaba lajornada completa. Y, para su sorpresa,cuando estaban haciendo trámites paratransformarse en una fundación que lespermitiera llevar adelante la idea, se en-teraron de que la propuesta había sidoaprobada. Desde este año, la jornada es-colar es de 9 a 16 y, además de las mate-rias básicas, los chicos cuentan con clasesde educación física, teatro, video, compu-tación, electricidad e inglés. “Buscamosun edificio propio, pero no lo consegui-mos. Educación nos propuso funcionaren el Instituto de Formación Profesionalde la uocra, que tenía espacio ocioso, yacá estamos”, señala Reyes con algo deresignación: “Seguimos pensando enconvertirnos en una fundación. No que-remos depender todo el tiempo del hu-mor del funcionario de turno”.

El mundo al revés

e pronto, chilla la puerta del auladonde la maestra desgrana la his-toria. Un par de alumnos se aso-

man con una manzana en la mano. La do-cente interrumpe la conversación, levantala cabeza y les recuerda:

-No se vayan, que hoy a la tarde tienentaller de electricidad.

-¡Bieeennnn! –grita uno de ellos y mirahacia el cielo. Luego, comienza a correr enredondo por uno de los pasillos. Parece elfestejo de un gol.

“No sé de qué manera, pero el valorde la escuela se sigue transmitiendo eneste país –se maravilla Reyes-; aun en ca-sos como éstos, en los que por ahí lospadres jamás la pisaron. Si a veces pro-ponemos charlar sobre algo o mostrarun video, los pibes protestan y quierentareas formales. ¿Sabés cómo cuidan suscarpetas para que no se manchen? Estánorgullosos de ellas. Cuando se recibió laprimera promoción, le entregamos di-plomas. Al final del acto, los chicos melos devolvían. Me pedíanque se los cuide mucho. Cla-ro, ¿dónde los iban a guar-dar? ¿En Constitución?”.

Por momentos, la escuelaparece el mundo al revés.Los alumnos no quieren irse:las clases son a sus vidas loque el recreo es a cualquierotro colegio. Los que protes-tan, aunque parezca mentira,son adultos escolarizados.Una vecina, dueña de un co-mercio, encaró hace unos dí-as a las maestras: “Hasta quevinieron estos chicos de lacalle vivíamos tranquilos”,se quejó.

La mujer estaba indignadaporque una naranja había ex-plotado contra su ventana y,encima, se había convertidoen el blanco de algún que otroinsulto. Con la mejor volun-tad, Reyes intentó hacer algode docencia: “No son chicosde la calle, son de todos noso-tros. Por ahí tienen 16 años y están en ter-cer grado, pero están aprendiendo ahoraporque no pudieron hacerlo en su mo-mento. Usted se queja porque están en laescuela. ¿Se da cuenta?” La señora noaceptaba razones, gritaba sin escuchar.Cansada, la docente la cortó en seco: “Mi-re, si estos pibes no vienen a la escuela,van a estar alrededor suyo”.

La vecina no es un caso aislado. Losmaestros gestionaron pases libres de sub-terráneo para que sus alumnos puedanasistir a la cursada. Pero como por ahoratienen certificados provisorios, un policíadecidió impedirle el paso a uno. El chico,que sentía la responsabilidad de llegarpuntual a clase, se irritó y lo insultó. Y an-

¿Qué trabajos conocen?”,preguntó Susana Reyes paracomenzar a hablar con susalumnos sobre el tema de laclase: el mundo laboral. La

maestra dividió el pizarrón en dos paraanotar las respuestas de los chicos. A laderecha pensaba colocar las tareas pro-ductivas y a la izquierda, las vinculadascon los servicios.

La primera respuesta la dio un varón:“Abrir puertas”, dijo. Y propuso que la ano-ten en la columna de la izquierda, con másdudas que certezas. Una adolescente emba-razada agregó: “Pedir”. Y justificó que se tra-taba de un servicio porque “a la gente legusta que le pidan”. La tercera respuesta fueaun más difícil de digerir. Un nene de 8años la lanzó con naturalidad, sin ningún ti-po de segundas intenciones:

-Chupar pijas.-¿Eso es un trabajo? –reaccionó Reyes,

como pudo.-Sí, porque a mí me pagan.La escena ocurrió hace un tiempo en la

escuela Isauro Arancibia, que trabaja conchicos en situación de calle. Allí concurrena diario 140 alumnos de hasta 20 años quevan en busca de los conocimientos propiosde la escolarización primaria. Casi todos vi-ven en la Estación Constitución, algunosllegan desde Villa Fiorito y unos pocos vie-nen de hogares de la zona, a los que llega-ron tras experimentar la vida encerrados enun instituto de menores.

La escuela nació hace diez años, cuan-do le encomendaron a Reyes, desde la Di-rección de Adultos y Adolescentes del Mi-nisterio de Educación de la Ciudad, abrirun centro de alfabetización en la Centralde Trabajadores Argentinos (cta) que tu-viera como principales destinatarios a losintegrantes del Movimiento de Ocupan-tes e Inquilinos y de la Asociación de Mu-jeres Meretrices Argentinas. Convencidade la necesidad de trabajar en red, la ma-estra se conectó con el Servicio Paz y Jus-ticia (serpaj), que ya contaba con un pro-grama de operadores de calle paracontener a los chicos que dormían enConstitución. Así, llegaron al centro de al-fabetización los primeros adolescentes:Analía y Luis, que poco a poco fueronacercando a sus amigos.

La alfabetización comenzó a realizarseen la sala de reuniones que el actual dipu-tado Claudio Lozano tenía en su despachode la cta. Sobre su escritorio, las madresadolescentes cambiaban los pañales a sushijos. “Tuvimos que comprar un corralito alos bebés para poder darles clases a los pa-dres con cierta tranquilidad. Después deun tiempo conseguimos una madre solida-ria para cuidarlos”, recuerda Reyes.

El crecimiento

medida que las clases se sucedí-an, un chico iba trayendo a otro ymuy pronto el lugar quedó apreta-

do de sisa. La cta improvisó un aula enla planta baja de su edificio. No obstante,el espacio siguió siendo insuficiente. Hu-bo una mudanza a las instalaciones delMovimiento de Ocupantes Inquilinos(moi), pero la cantidad de pibes que seacercaba no paraba de crecer y los maes-tros comenzaron a soñar con tener unedificio propio.

A esta altura, la escuela exclusiva-mente trabajaba con chicos que vivían ala intemperie. Las clases, como en todoslos centros de alfabetización de adultos,duraban apenas dos horas diarias, peropara alumnos y docentes tenían gusto apoco: “Mientras avanzábamos con elproyecto, nos dimos cuenta de que la es-cuela les organiza la vida a los chicos.De marzo a diciembre son unos pibes,pero en el verano son otros. ¿Sabés lasveces que me llamaron en enero paraavisarme que la policía se había llevadoa tal o que otro se había muerto? Por esopensamos: si nosotros éramos los mis-mos maestros que los del resto de las es-cuelas, si ganábamos el mismo dinero y

tareas y después... le robaron los zapa-tos. La clase inaugural de cada ciclo lec-tivo consiste en conocer el derrotero deeste docente.

Pupitres y mamaderas

hora un maestro está dando clasede Matemática y escribe un pro-blema sobre el pizarrón verde: “Ju-

lio Jorge López está desaparecido desdehace siete meses, ¿cuántos días hace queestá desaparecido? ¿Cuántas horas?” Loschicos bajan sus cabezas y copian. En unsilencio que aturde comienzan a resolveren sus carpetas. Los alumnos, cuentan losmaestros, disfrutan mucho más del traba-jo solitario que de la elaboración colecti-va. “Tal vez –arriesga Reyes- estén cansa-dos de pasar la vida en ranchadas y éstesea su único momento de intimidad, laúnica oportunidad para encontrarse conellos mismos.”

En el aula abundan las gorras raperas, lostatuajes y las cabelleras teñidas de amarilloy rojo furioso. También sobresalen los telé-fonos celulares y las zapatillas Nike. “Se losconsiguen como pueden, y como saben”, di-ce la coordinadora con una mirada cómpli-ce. “Lo hacen –agrega- por la necesidad depertenecer, esas cosas son la tarjeta de entra-da para esta sociedad. Es su manera de de-cir: ´No me dejen afuera´.”

Las puertas y los bancos están llenosde graffiti que pregonan amor y pasión.Y numerosas panzas embarazadas se des-parraman en los pupitres. Las hay inci-pientes y también a punto de estallar. O,mejor dicho, de parir. En la planta bajadel edificio funciona una improvisadaguardería maternal que cobija a unos 20bebés. “Al principio, los nenes estabancon sus madres, pero era imposible lo-grar que se concentraran y dar clase. Co-mo Educación no nos manda maestrajardinera, una de nosotras los cuidamientras las madres estudian”, explicaNilda Rendo, otra de las docentes, queacaba de llegar a la improvisada guarde-ría. Pero los cambios permanentes deadultos referentes no termina de dejartranquilos a los nenes. Por eso, Milagrosresuelve el problema de Matemáticamientras le da la teta a Priscila, su hija deveinte meses.

Penitencias y conclusiones

a cursada necesariamente es fami-liar: clanes enteros concurren a laescuela. Y con demasiada frecuen-

cia trasladan su cotidianidad a las aulas.Una mañana, los gritos desencajados pa-ralizaron a docentes y alumnos. Un ado-lescente había encerrado a su pareja en elbaño. “La molió a palos”, sintetiza Reyes.Los maestros llevaron el tema al debate enclase, con la expectativa de lograr la auto-disciplina. Sin embargo, se encontraron–una vez más- con una sorpresa: “A loschicos no les parecía mal lo que pasó, de-cían que la chica se lo merecía porque ha-bía estado con otro, la acusaban de ´puti-ta´. Ahí cortamos el debate, les dijimosque estaban haciendo lo mismo que lapolicía hacía con ellos”.

Las sanciones en la escuela IsauroArancibia son distintas a las de cualquierinstitución: aquí no existen las suspensio-nes. “No podemos dejarlos afuera una vezmás”, argumenta Reyes. “Cuando se pro-duce un hecho de gravedad, lo que hace-mos es que en vez de asistir a clase, vanesas horas a reflexionar con las trabajado-res sociales o las psicólogas que trabajanen la escuela hasta sacar conclusiones so-bre lo que pasó.”

Uno de los últimos de los que atrave-saron esta experiencia fue Fumanchú, unpibe que se ganó ese apodo el primer díade este ciclo lectivo. Y no precisamentepor sus habilidades con la magia: el chicoentró al aula con cierta arrogancia, fu-mando marihuana y con los ojos rojos.Por orden de los docentes tuvo que salir

te la impotencia, la novia –que estaba a sulado- le arrojó una piedra. La historia ter-minó así: el policía atrapó al pibe y loaprisionó contra el piso. La novia, asusta-da, le entregó su bebé al policía a modode garantía, para que le permitiera ir abuscar a sus maestros: ellos demostraríanque su novio no mentía. Cuando Reyesllegó a Constitución en su auxilio, el pibeaún estaba en el piso y el bebé en brazosdel uniformado. “Hay una serie de com-plicidades sociales para que estos chicosno vayan a la escuela. La vecina no acep-ta el colegio enfrente de su local, el policíano lo deja viajar y así, el único caminoque les queda es seguir en la calle”, de-nuncia la maestra.

El sistema educativo también parecealimentar este círculo vicioso. Su buro-cracia se encarga con frecuencia de po-ner uno y otro obstáculo en el camino.Las planillas que envía Educación, porejemplo, exigen números de documen-tos de los alumnos o fechas de naci-miento, datos muchas veces inexistenteso desconocidos por los chicos. Si los ma-estros planifican una excursión, las auto-ridades educativas exigen autorizacionesfirmadas por madres, padres, tutores oencargados. “No tienen en cuenta la rea-lidad de estos chicos, que parecen adul-tos: desde los cinco años se generan supropio sustento. Todo el tiempo me ha-cen actuaciones por tener los registrosincompletos. ¿Qué me están diciendo?Que no los deje venir a la escuela”, seindigna Reyes.

“No me dejen afuera”

eyes comenzó alfabetizando enlos años 70, mientras estudiabaen el Normal 9 de Corrientes y

Callao. Tenía una compañera que vivíaen un inquilinato (María Rosa Lincon,asesinada por la dictadura militar en loque se conoció como la Masacre de Fáti-ma) y empezó a acompañarla para ense-ñar a leer y a escribir a sus vecinos. Pron-to se incorporó a una unidad básicaalineada con Montoneros y, mientras es-taba embarazada, fue secuestrada en ju-

nio de 1977 por un grupo detareas. La llevaron al centroclandestino de detención lla-mado El Vesubio, en Caminode Cintura y General Paz,donde también trasladaron asu pareja. Estuvo desapareci-da durante tres meses y lue-go recuperó la libertad. Peronunca más tuvo noticias desu compañero. “Ser sobrevi-viente es un peso. Nunca tealcanza lo que hacés parajustificar tu existencia”, con-fiesa mientras intenta vincu-lar su trabajo actual conaquella militancia.

Cuando comenzó con esteproyecto, Reyes iba a desper-tar a los chicos que dormíanen la Estación para que no seperdieran las clases. “Los veíatirados, en los pasillos angos-tos y largos, y me hacían re-cordar a mis compañeros de-tenidos, cuando estabanengrillados en las cuchas”,

cuenta mientras sus brazos dibujan en elaire la escenografía que describe. Despuésconcluye: “Estos chicos son los desapareci-dos de hoy: todos saben de su existenciapero nadie los ve”.

La impronta de Reyes se respira a ca-da paso en esta escuela bautizada con elnombre de Isauro Arancibia, un sindica-lista docente tucumano que desaparecióel 24 de marzo de 1976. Cuenta la histo-ria que era un maestro pobre, que estabaen huelga porque no le pagaban y queiba descalzo porque no tenía ni para za-patos. El día del último golpe de Estadopor fin recibió los salarios atrasados y loprimero que hizo fue ir a la zapatería.Esa misma noche lo fusiló un grupo de

13MAYO 2007 MU

La vida de Susana Reyesquedó reflejada en el do-cumental Horas de Vida,dirigido por Lucía Rey yMaría Eugenia Rubio, otrade las coordinadoras dela escuela Isauro Aranci-bia. La película relata lahistoria de dos sobrevi-vientes del campo clan-destino de detención ElVesubio quienes vuelvena recorrerlo -ahora con-vertido en baldío- paradar cuenta del impulsovital que les permitó so-portar el horror. En lapantalla también quedaretratada la escuela, quese transforma en unpuente que une el pasa-do dictatorial y esta ac-tualidad con chicos dur-miendo a la intemperie.

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inmediatamente del salón. “No nos me-temos con lo que los pibes hacen afuera.Pero está claro que en la escuela no sepuede hacer lo mismo que en la calle. Noes fácil. Acá han venido algunos arma-dos porque, como ellos dicen, ´despuésde clase se tienen que ir a trabajar´. No-sotros les decimos que se cuiden, que lapolicía está esperando que pisen el palitopara matarlos. No se trata de dar sermo-nes morales, si no de entender la funciónde la escuela. A Fumanchú le explicamosque así, fumado, no había manera deaprovechar la clase. Ese día se fue, perodespués volvió.”

Canciones de amor

Hola”, saluda casi sin modular unpúber longilíneo, con tanta cara denene como de dormido. Son las

11.30 y acaba de entrar al aula.“¡Qué suerte! Llegaste para aprove-

char media hora de la mañana. Ojalá lapróxima puedas venir antes”, respondela maestra. Más tarde explicará: “Acá haychicos que a la noche cartonean y seacuestan a las 5 de la mañana, les cuestamucho cumplir con el horario, pero ha-cen el esfuerzo”.

Reyes repasa una y otra historia desus alumnos. Confiesa que lo que más lecuesta superar son las situaciones deprostitución infantil. “Hoy ni siquiera lespagan, lo arreglan todo con un poco depaco”, dice y se explaya: “El otro día medijeron: ´Mirá a esa nena –la hija de 5años de una alumna que está muy dada

14 MAYO 2007MU

-¿Por qué no querés leer?-Porque me da vergüenza –susurra el

chico después de muchas evasivas.-Es importante poder leer en voz alta

para comunicarnos, para que podamosexpresar lo que pensamos. ¿Cómo vas ahacer si le escribís una carta de amor auna chica que te gusta? –intenta motivarloel maestro. El chico se sonroja, tira un ca-bezazo al aire mordiéndose los dientes, ycomienza a leer.

Cumpleaños callejero

na mañana del año pasado, Os-car llegó a clase con un pilón detarjetas de cumpleaños. Tenían

impresas el dibujo de Barney y la frase“Te invito a mi fiestita”. Con su desproli-ja letra, recién aprendida, había comple-tado fecha, hora y lugar de la cita: “2 demayo. 20 horas. Jol de Constitución”.

“Generalmente festejamos los cumple-años en la escuela –explica Reyes-, peroél quería hacerlo en su lugar. Nos pareciómuy bien, porque Constitución es paraellos el lugar del bardo. Nosotros busca-mos resignificarlo. Ahora que comenza-mos los talleres de radio, queremos quemás adelante realicen ahí transmisionesabiertas para que los pibes digan lo quetienen para decir. También pensamosque pueden formar un equipo que repre-sente a la Estación en el Campeonato deFútbol Callejero.”

El día de su cumpleaños, Oscar faltó aclase. Los maestros pensaron que tal vezera porque estaba organizando su fiesta.

vuelta- la están mandan-do...´.” La maestra reproduceliteralmente la frase que es-cuchó y deja la oración in-conclusa, como si no sopor-tara terminarla. Un ratoantes, había comentado quehace unos años atrás habíaquerido investigar el tema ydescubrió a los que le conse-guían los clientes a uno delos chicos. Pero hoy, subraya,la actitud es otra: “Nuestratarea termina en las paredesde la escuela. Les advertimosde los peligros, pero si nosmetemos, después las repre-salias son contra ellos”.

Los ojos de la maestra seponen vidriosos. Tiene querespirar hondo para conti-nuar. Revela que está gestio-nando que los docentes tam-bién tengan asistencia ycontención psicológica: enesta escuela las emocionesfuertes se cuelan a cada rato.En los últimos tiempos, porejemplo, fallecieron tres bebés que se en-redaron con las frazadas que compartíancon sus madres. Y el año pasado, mata-ron a Luis, el primer alumno de la IsauroArancibia (su mujer todavía asiste a cla-se). Fue por un ajuste de cuentas, apenashabía salido de la cárcel. “No tenemosninguna fórmula para elaborar estas si-tuaciones –reconoce-. Hacemos lo quepodemos, para nosotros es como si semuriera un amigo”.

Los afectos que se tejenentre tizas y carpetas son in-tensos. En buena parte por ladesolación exterior, perotambién por el compromisoy la propuesta docente. Noparece azaroso que las cartasde amor sean uno de los re-cursos escogidos por los ma-estros para llevar adelante elprograma escolar. La corres-pondencia entre Malinche yHernán Cortés se utiliza parahablar de la conquista deAmérica y la de MarianoMoreno y María GuadalupeCuenca se emplea para estu-diar la independencia argen-tina. María del Pilar, la can-ción de Teresa Parodi quecuenta la historia de unamujer cuyo novio fue desa-parecido, fue el disparadorpara la clase sobre el golpede Estado.

Después de Matemática lle-ga la clase de Ciencias Socia-les. El profesor reparte unas

impresiones de Internet que explican porqué se conmemora el Día del Trabajador.El texto advierte que los desocupados tam-bién deben sentirse comprendidos y quede ninguna manera debe llamarse a la jor-nada Día del Trabajo. La propuesta consis-te en reunirse en pequeños grupos, leer envoz alta, y marcar las ideas principales. Unchico se hace el distraído para no leer. Seesconde dentro de la capucha de su buzo yel maestro lo caza al vuelo:

Hace diez años Susana Reyes comenzó con un proyecto ideado inicialmente para al-fabetizar adultos. Por entonces, sólo dos chicos asistían a clase. Poco a poco fuerontrayendo a sus amigos. Hoy la escuela cobija a 140 pibes que viven en la EstaciónConstitución, en Villa Fiorito o en algún hogar de la zona, al que llegaron después

de haber experimentado el encierro en institutos de menores. Reyes, militantemontonera, había comenzado a alfabetizar en los 70, en un inquilinato de Viamontey Junín. Durante la última dictadura, un grupo de tareas la hizo desaparecer duran-te tres meses mientras estaba embarazada. Su pareja es un desaparecido.

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En la escuela IsauroArancibia los chicos reci-ben el desayuno, el al-muerzo y la merienda.Además, se llevan unavianda con un sándwich,una fruta y un alfajorpara que tengan qué co-mer a la noche. Juan Carlos, un alumnode 14 años, se encargade llevarse todas lasbandejitas de aluminiodonde a cada uno se lesirve la comida: las ven-de para reciclar. “El he-cho de que coman acáno significa que venganpor la comida. Cuandono hay clase, los chicospueden venir igual a re-tirar sus raciones. Sinembargo, no vienen. Lospibes tienen desarrolla-das distintas estrategiaspara alimentarse”, expli-ca Reyes.

15MAYO 2007 MU

Compraron una torta y a la noche fuerona visitarlo. Lo encontraron dormitandoen una escalinata. “Lo despertamos y lepreguntamos: ¿Y la fiesta?” El homenaje-ado se había olvidado. Pero se levantó deun salto y corrió a pedirle prestado a unaverdulera dos cajones destartalados e im-provisó una mesa. Consiguió vasos des-cartables en los bares de la Estación yunas mujeres que piden limosna aporta-ron gaseosas. Sus amigos se acercaron,formaron una ronda en torno suyo, y co-menzaron a cantarle el Felíz Cumplea-ños. El agasajado pidió en silencio tresdeseos que jamás confesó, respiró hondoy sopló. Esperó que todos terminaran deaplaudir y gritó: “Los quiero mucho a to-dos”. Y a continuación, Oscar desentonóUsted, de Diego Torres: “No olvide que laquiero / no quiera que la olvide...”

La felicidad de Oscar no duró mucho.Un mes después, una mujer denunció queel chico intentó manosearla en un tren re-pleto. Los severos problemas de motrici-dad del chico convertían en improbable la

teoría del abuso. Sin embargo, fue deriva-do por la justicia a la Unidad 20 del Bor-da. Las intensas gestiones de sus maestrosy de los operadores de calle de Constitu-ción permitieron que a fines del año pasa-do fuera trasladado a una escuela de ofi-cios sobre la Ruta 6, camino a la LaPampa. Allí, ahora hornea pan para lospoblados de la zona.

¿Cuál es la medida del éxito en esta es-cuela? Reyes contesta en nombre de unadocena de maestros, una auxiliar y un pu-ñado de profesores especiales: “Esto es co-mo la utopía de Gelman, das dos pasosadelante y te alejás otros dos”, dice. Piensaun poco y agrega: “El solo hecho de venircada mañana y ver que 140 pibes están 8horas expresándose artísticamente, que ex-presan cariño, que acceden a un lugar quese merecen, eso ya es reconfortante. Des-pués, aparte, tenés los chicos que se pue-den integrar a algún proyecto productivo,como los que están elaborando alimentosen la cooperativa La Cacerola, que funcio-na en la Facultad de Filosofía y Letras”.

Sobre un papel afiche azul, a espaldasde Reyes, un montón de fotos muestran alos alumnos riendo a carcajadas con unpaisaje serrano de fondo. Todos los años,la escuela prepara un viaje de fin de cursoa Córdoba. Organizan festivales para re-caudar fondos que les permitan solventarla aventura y una vez allí duermen en loshoteles de turismo social. Para los alumnoses una experiencia única: se bañan conagua caliente, duermen con sábanas almi-donadas, les sirven la comida, van al ciney también a bailar. “La pasamos bárbaro–subraya-. Cuando viajan los chicos de cla-se media hacen un kilombo tremendo, pe-ro como la vida de estos chicos ya es un ki-lombo, cuando encuentran un espacio conlímites, amor y afecto se vuelven muy res-petuosos. Una vez, una chica encontró unbillete de cien pesos, vino y me dijo: `Susa-na, esto tiene que ser tuyo`. Y sí, se me ha-bía caído del bolsillo.”

De repente, se escucha una multitud depasos cansados arrastrándose por los mo-saicos. El barullo retumba en el hueco de

la escalera y se hace difícil escuchar a Re-yes. Ya no hay carpetas en los pupitres, seterminó el recreo. O, mejor dicho, la clase.Los alumnos, a pesar de sus deseos, debenvolver a la calle.

“Quiero estudiar para tener qué enseñarles a mis hijos”. En momentos y lugaresdistintos, Ariel, Milagros y Beatriz coinciden en pronunciar la misma frase. Beatriztiene 16 años y es madre de Nazareno, de 1. “Me drogaba con Poxirán y estaba enel bardo. Pero dejé todo desde que tuve al bebé. Con David, el papá de mi hijo,

nos pusimos las pilas.” Dice que le encanta computación, quiere seguir el secun-dario y sueña con ser maestra jardinera. Ariel es el más grande de toda la escue-la: tiene 27. Muestra sus brazos tatuados, herencia del encierro: “Yo quiero traba-jar y me discriminan por esto. Por eso mangueo en la 9 de Julio”.

Los estudiantes del Isauro Arancibiarealizaron dos videos: "Rescatate ycambiá tu vida" y "Remarcando la vi-da con un pedacito de alegría", que sepresentaron en el festival "Hacelo Cor-to", de 2005. Obtuvieron una menciónespecial del jurado. También editaron una revista: “PuroChamuyo”.

Escuela Isauro ArancibiaDirección: Humberto Primo 2260, tercer piso, Ciudad de Buenos Aires.

Somos de aquí...el barrio es nuestro lugar,hace bien si nos tiene miedo,hace bien si nos juzga mal...pero no vale la pena,que cruce de vereda...es tarde...ya nacimos, estamos acá...Somos barrio de este barrio,somos de ustedes...para bien o para mal...Aquí está la calle,allá está el tapial¿Y los recuerdos,dónde están?¿Dónde están los profes,que tenía la calle cuando se jactaba de universidad?Está la vereda,están las casas...También la soledad.¿Dónde quedó el barrioque lo daba todo?¿Dónde está la escuela,que pueda enseñar?Aquí está la calle...También la soledad.Ya somos, ya nacimos,estamos acá.Somos los chicos del cordel,conoce nuestra historia...no la olvide,porque vuelve a comenzar...Y no cruce de vereda,que enfrente también estamos,para bien o para mal...

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El barrio como escenarioLOS CHICOS DEL CORDEL: UNA OBRA CALLEJERA DE TEATRO COMUNITARIO

En Barracas, las fábricas abandonadas y las calles golpeadas por el olvido son la escenografía de esta obra en laque actúan vecinos que hacen de vecinos y chicos de la calle que hacen de ellos mismos. Pasen y lean...

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lento. Y aclara: “Apuntamos a lograr lamáxima calidad artística. No se trata dehacer teatro de pobres para pobres, algoberreta. Si no, no es posible la transfor-mación y sólo se retroalimenta el círculovicioso. La calidad se logra con lo poqui-to que pone cada uno para hacer un to-do. Por eso acá no hay figuras, hay ener-gía grupal”.

Amalia Lopardo es una maestra jardi-nera de 26 años. Vivía en Barrio Norte yse mudó a Barracas especialmente paraintegrarse a este proyecto y convertirse enuna chica del cordel. “Me salvó la vida–confiesa-, de adolescente estaba en cual-quiera, perdida, todo el tiempo en la calle.Ahora tengo un lugar de pertenencia.”Amalia señala que el teatro autogestivoobliga a organizarse y disciplinarse. “Hayque cumplir con los ensayos, ser puntua-les, comprometerse”, recalca. Dos vecespor semana, los actores se reúnen en elgalpón del Centro Cultural para practicaren dos tandas. En el primer turno, lo ha-cen los niños, porque al día siguiente tie-nen que ir a la escuela. En el segundo, losadultos. “Además de ensayos tenemosjornadas de reflexión. Siempre es impor-tante preguntarnos qué hacemos y paraqué lo hacemos”, advierte.

Al lado de la joven se quitan el maqui-llaje Eugenio Gagliardini, un kinesiólogode 72 años, y su pareja, la empleada muni-cipal Susana Bagú, de 63. “Lo más relacio-nado que había hecho con el teatro, eraorganizar las obritas de la guardería infan-til donde trabajé 16 años”, dice la mujer.“Al principio, a mis hijos –que ya tienen40- no les gustaba nada que yo estuvieraacá. Encima actuaba en otra obra del gru-po, donde tenía un papel medio zarpado:hacía de una vieja solterona que buscabapareja. Pero ahora están orgullosos y traena sus amigos a verme.”

Los primeros chicos del cordel eran hi-jos de los coordinadores del proyecto, perocon el tiempo la realidad se fue insertandoen el espectáculo. Cuatro hermanitos delelenco, por ejemplo, fueron recientementedesalojados de la casa que habitaban. Enuna esquina, se levanta la instalación deun surtidor con forma de tres tetas gigantesbrinda leche entera marca La Caridad: esla metáfora que los vecinos encontraronpara dar cuenta del clientelismo. “En estebarrio sobran tetas”, dice Relicario Iglesias,un banderillero despedido del ferrocarril -aunque parezca difícil de creer- por estarembarazado. La escena transcurre delantede unas casas precarias, armadas debajode los arcos del puente del ferrocarril. Ta-lento sintió cierto pudor y antes de montarla puesta se acercó a pedirles permiso a losocupantes. “Cómo nos va a molestar si loque cuentan es lo que nos pasa. Además,ustedes son del barrio”, fue la respuesta dequienes asoman la cabeza por los cortina-dos mientras Relicario concluye: “La mejorleche es la que se toma en casa”.

La ficción se funde con la realidad unavez más cuando los actores pasan delantede La Mocita, la fábrica de tapas de empa-nadas recuperada por sus trabajadores,mientras un vecino devenido en cadete deun delivery toca infructuosamente el tim-bre de un supuesto cliente para entregaruna pizzas. “No hay nadie, me dijeron queera una fábrica”, se queja el chico en vozalta. Y Relicario le contesta: “Sí, es verdad.Pero cerró hace cinco años”.

El elenco en pleno espera al público enel Paseo Agustín Bardi para la escena final.Allí buscarán cuidar las apariencias. Can-tarán a viva voz, una y otra vez: “Estamosbien. ¿De qué nos quejamos?”. A pesar deque después confiesen con los decibelesmás bajos que este barrio ya no es lo queera, que hay chorros, chicos que nadie cui-da y que están tirados en la vereda. Perola culpa, dirán, siempre es de “los del otrolado”. De pronto suena la llamada de untambor, el sonar de un saxo y la melodíade un clarinete. Como por arte de magia,los vecinos de la ficción se transforman envecinos de la realidad y le gritan al públi-co que se ya aplaude: “Siempre nos supe-ra la realidad”.

na familia busca donde esta-cionar su auto en la plaza Dí-az Vélez, de Barracas. Unhombre con una lordosispronunciada y gorra gris agi-

ta su franela naranja para indicar un lu-gar vacío. “¿Ése es un cuidacoche o unactor?”, pregunta una de las pasajeras ygenera un pequeño debate. A medidaque el coche se acerca, una nariz de látexpone en evidencia al sujeto y cierra ladiscusión. Casi sin querer, la familia co-menzó a mirar Los Chicos del Cordel, unaobra de teatro rodante, interpretada por75 vecinos -de 8 a 82 años- que van reco-rriendo el barrio y fundiendo todo eltiempo la ficción con realidad.

De pronto, un canillita corre por el me-dio de la plaza y vocifera mientras hacebocina con sus manos: “Crónica, Clarín,La Razón... ¡Lea la realidad... lea la reali-dad! Pero si la quiere mirar, esta calle es elpresente, y las cosas están como están”. Esla primera apelación de esta puesta dondelos habitantes de Barracas se mezclan conlos espectadores y los incitan a mirar –yno a simplemente ver- al nuevo barrio (laaldea que describe al mundo) que ya noes lo que era.

La plaza es la estación inicial de esta es-pecie de vía crucis que recorre trece cua-dras de empedrado -llenas de fábricasabandonadas y casas tomadas-, que sir-ven de escenario real para esta puesta cu-yo leitmotiv es la fragmentación social y,particularmente, los chicos que viven enla calle. “Somos los chicos del cordel / losque sobramos sin saber por qué, / no seasombre tanto por lo que ve, / si esto noes verdad, bien podría ser...”, canta un pu-ñado de pibes tirados debajo del puentedel ferrocarril. Llevan la ropa sucia y raíday los acompaña la melodía melancólicade un acordeón.

Cuesta sostenerles sus miradas punzan-tes, desafiantes y llenas de bronca. Las his-torias de las que da cuenta la obra seríanindigeribles si no fuera porque las actua-ciones son grotescas y en las caracteriza-ciones abundan las narices enormes, losanteojos gigantescos, las próstesis dentalesy las panzas, colas y pechos por demásexuberantes. El humor disparatado ganala pulseada en una puesta donde no faltanlos tangueros cajetillas, las chusmas de ba-rrio, los predicadores religiosos, las direc-toras de escuela, los punteros políticos ylas prostitutas, que esta vez invitan a apre-ciar mucho más allá que sus cuerpos. “Nose prive de mirar, / ¡Que mirar, no cuestanada! / No se olvide del costado... / Que simira, algo pasa. / No se va a cambiar elmundo ,/ por echar una mirada... / Ni secambia el corazón, / si el que mira no venada, / pero mire.. ./ no se prive de mirar,/ que si mira, algo pasa”, cantan paradasen una esquina las hermanas Beroni, “lasmás hermosas y renombradas del barrio”,vestidas con medias de red, minifaldas yescotes profundos.

Los Chicos del Cordel nació hace diezaños, cuando el grupo teatral Los Calan-draca se acercó al Centro Cultural Barracasy comenzó a trabajar con maestras, biblio-tecarios, porteros, taxistas, escribanos, pe-luqueros, antropólogos, estudiantes, deso-cupados y todos los que hoy se disfrazanuna vez por semana para actuar.

“Cada vez que voy a dar una charla auna escuela de teatro me preguntan cómohago para trabajar con gente que no estu-dió actuación. Les digo que aplico las mis-mas herramientas que todos los directores.La única diferencia es que yo las uso conlos vecinos y otros con dos o tres actores.No se necesita ninguna capacitación espe-cial para el teatro comunitario, sólo propo-nérselo”, explica Ricardo Talento, el direc-tor de Los Chicos del Cordel.

Talento fue quien sintetizó y poetizó lacreación colectiva que dio lugar al guión. Laidea de la obra nació de los propios veci-nos, quienes habían decidido montar unapuesta que hablara sobre el barrio. En elprejuicio inicial aparecían el tango, la soli-daridad y otros valores muy instalados enel imaginario colectivo porteño. Pero cuan-

do comenzaron a realizar improvisacioneslos temas recurrentes, sin embargo, fueronlos chicos de la calle, la desconfianza y lahipocresía que ocultaba el malestar. Zur-ciendo esos gags se armó la obra que se es-trenó en el 99. “En 2001 la bajamos de car-tel. Pensamos que con el surgimiento de laconsigna piquete y carerola no tenía mu-cho sentido. Y ahora, que la gente volvió aencerrarse en las casas, nosotros decidimossalir otra vez a la calle”.

El elenco de Barracas es uno de los 30grupos de teatro comunitario que fun-cionan en el país y reúnen a más de2.000 actores-vecinos. Todos trabajan elconcepto del arte como herramienta detransformación social. “La decisión fue irquedándose cada vez más en el barrio.Los festivales y los grandes escenariosterminaban siendo muy autistas, pormás que trabajáramos temas sociales.Éramos cuatro que actuábamos paraquince. En cambio, cuando un vecinodescubre sus facultades creativas –quetodos las tenemos-, adquiere un pensa-miento crítico impresionante”, señala Ta-

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En la obra hay 75 vecinos en escenaque guían a los espectadores a lo lar-go de trece cuadras de Barracas. Laprimera escena es en la plaza, dondese presentan los personajes: prostitu-tas, chusmas, directoras de colegio,predicadores, entre muchos otros. Elpersonaje más desopilante, quizás, esun hombre que no puede parar de pa-rir. A través de ese humor absurdo laobra hace digerible la cruel realidadque revela. Los Chicos del Cordel esta-rá todos los domingos de mayo, a las15:30 en Osvaldo Cruz al 2.300.

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cho que ver con esas experiencias.” Loshermanos venían del exilio de toda la fa-milia, que tuvo que escapar en tiempos dela dictadura.

Santiago define el espectáculo de ElChoque como una resignificación de obje-tos (escuchar la música de las bolsas depolietileno es sólo comparable a haberlasvisto bailar con el viento, en la películaBelleza Americana o, solitarias, en cual-quier callejón de cualquier ciudad).

Computadoras vs. humanos

antiago cuenta que el espectáculoFábrica de Sonidos tiene toda unahistoria relacionada con el poder

en una fábrica, el capataz, los que se le en-frentan y sólo buscan reemplazarlo para asu vez dominar al resto. “El símbolo delpoder es el megáfono” cuenta, en una pa-rábola sobre la hegemonía que intentaejercer el que grita más, o el que puededefinir qué es lo que se dice.

En El Choque Urbano la decisión es lade armar una especie de cooperativa detrabajo, un colectivo de arte donde las lu-chas por el megáfono queden como temaartístico. Quitando los derechos de autor(música, coreografía y guión) de cada es-pectáculo, todas las ganancias se repartenequitativamente. Los propios integrantesdel grupo decidieron reconocer ese pluspor derecho de autor a sus compañeros.

¿Por qué la elección de lo electróni-co? Santiago: “Me gustó darle vueltas alo que hoy es un ritmo generado poruna computadora. Hay cosas horriblesde música electrónica, la mayoría de lasque se oyen, pero hay cosas que me gus-tan, que si bien tienen un ritmo súperacelerado, nosotros podemos hacerlomás lento, más humano”. ¿Una rebelióncontra la computadora? “Es distinto. Hayque ver qué genera como estilo musicalque nosotros hagamos eso, con personasreales haciendo los sonidos que otroshacen con computadoras y cansándose,o entusiasmándose. Con gente transpi-rando ahí arriba. También apuntamos albaile, que la gente pueda ver el espectá-culo parada y bailando. Quebrar espa-cios. Queremos dar vuelta la forma dehacer música, que pueda escuchar algono hecho por compus, y que diga: ¿dedónde sale eso?”

La pregunta queda bamboleando comouna bolsa de polietileno excitada por elviento, para ser respondida por los quepueden hacer cosas todavía inhóspitas pa-ra las computadoras: sentir, transpirar,reinventar el sentido de las cosas. Y creardesde cero.

uele creerse que los poetas ylos locos tienen una ventajacon respecto al resto de susvecinos: pueden reinventar elmundo, crear sus reglas, ima-

ginar sus sonidos, diseñar su propio len-guaje. Y todo, partiendo de la nada.

Los integrantes de El Choque Urbanotal vez no sean estrictamente poetas, nipadezcan el sufrimiento de la locura (sal-vo el cliché medieval según el cual los ar-tistas son “locos”, lo cual representaríauna curiosidad: los “cuerdos” son los queno se dedican al arte). Lo cierto es que es-te grupo, que promedia los 25 años, harediseñado el universo a partir de la na-da, creando un espectáculo que es unasucesión de ritmos literalmente moviliza-dora, llamada La fábrica de sonidos, conel que han recorrido el país y sacudidovarias veces a Buenos Aires.

¿En qué consiste El Choque Urbano?Hay que imaginar un terremoto de percu-sión. Los instrumentos son bidones deplástico, toneles de lata, cacerolas, sarte-nes, pelotas de básquet, bolsas de nylon,gigantescos tubos industriales, el pegajo-so ritmo de las sopapas, dados, palos deescoba. O lo más conmovedor: el propiocuerpo. Para tocar candombe, chacarera,tecno, samba, malambo, chocan chapas,golpean el aire, bailan, corren, pelean, ha-cen piquetes, luchan por el poder, armanuna sinfonía de fierro, ritmo y vida. Tie-nen mamelucos blancos. Hablan una jer-ga de palabras inventadas en un idiomaalucinado y, sin embargo, cualquiera pue-de entenderlos.

El desafío de la bolsita

l Choque Urbano nació a partirde Caturga, un grupo de Catali-nas Sur que hacía candombe y

murga, y se inspiró luego en los inglesesde Stomp, que hacen algo parecido: tocarcon cosas que se encuentran casi comodescarte callejero, y hacerlo como unmodo de desafío. En medios urbanosatragantados de consumos cada vez mássofisticados, la rebelión puede ser ésta:confirmar que lo único imprescindibleson las ganas, el ingenio, el atrevimiento,la perseverancia.

Fabricio, uno de los integrantes del gru-po, cuenta: “La idea original fue encontrarsonido en algo que se use para otra cosa.No inventamos instrumentos como LesLuthiers. Tomamos una bolsita de polietile-no y tocamos. ¿Qué puedo hacer con labolsita? Sacudirla en el aire, agitarla, inflar-la y pegarle. De todas las formas, suena”. Yes cierto: suena. Se las escucha cada vez

que El Choque genera esa sinfonía de per-cusión con humor, sincronía, trabajo colec-tivo, corazón y cabeza.

Escrache y DJ

l Choque tiene 15 integrantes mástres técnicos. La sala de ensayosestá en Parque Patricios, con afi-

ches de la Mesa de Escrache como el céle-bre mapa “Aquí viven genocidas”, o dibu-jos de la historieta El Eternauta. Fabricio:“Algunos somos bailarines, músicos, acto-res. Todos nos dedicamos a El Choque porcompleto. Creo que alguna de las chicasademás da clases de danza. Pero esto noslleva muchas horas”.

El espectáculo ahora está cambiandode tono. “Todavía no está cerrada laidea, pero lo más claro –dice Fabricio– espensar en un dj: alguien pasando músi-ca todo el tiempo. Siempre se mantieneel beat, el mismo ritmo. Puede ser máslento, otro más rápido.” Pero un dj hacemúsica tecno o electrónica, y El Choquees percusión de sangre y hueso.

Fabricio –que estudió percusión clási-ca en el conservatorio durante cincoaños– cuenta: “El director artístico empe-zó a trabajar con programas de computa-ción y música electrónica, empezó a ju-gar y crear a partir de eso y se le ocurriópasarlo a los tachos para ver cómo fun-ciona. Y funciona”. Así nacieron versio-nes totalmente inesperadas –y tecno– deAstor Piazzolla (Libertango). “Para noso-tros fue un desafío pensar si cada unocon una pelota de básquet podía hacerel mismo malambo que hace un tipocon bombo. Se puede.” ¿Y cómo ensam-bla el malambo con la música tecno?“Son experiencias y hallazgos distintos.Lo que pasa es que todo está permitidohoy. Todas la fusiones.”

Fabricio habla con la alegría del que haconocido los empleos, a veces bizarros,que les permiten vivir a los músicos, y hasobrevivido para contarlo: “Te contratanpara un cumple de 15, un bar mitzva, el

cumpleaños de la abuela. Te disfrazás depirata, de grecorromano, y tocás temas deLos Auténticos Decadentes. Al que hace lafiesta le sale más barato” dice Fabricio,que no disfrutó exactamente tales eventos.

Sigue Fabricio: “Uno se vuelve insensi-ble con esa parte de la música y a muchosles resulta muy difícil combinar las dos co-sas. Aquí es la primera vez que puedo vi-vir del grupo, hacer lo que me gusta, y vi-vir de eso”. El lujo de los tiempos.

“Cuando hacía esas cosas yo no mequejaba, porque por lo menos vivía dela música. Pero acá se combina podervivir, con lo creativo. La diferencia esque podés tener la peor cara de culo,que a nadie le importa. Acá estás total-mente comprometido con lo que pasatodo el tiempo sobre el escenario.” Elcompromiso baja del escenario. Hay fa-miliares de desaparecidos entre algunode los integrantes del grupo, han tocadocon las Madres de Plaza de Mayo, congrupos en resistencia. “Tenemos unaconnotación ideológica anti-genocida.El grupo se para fuerte en esos temas.”De ese modo El Choque puede cobrarmucho por actuar en el cumpleaños de15, y nada cuando quiere “apoyar a gen-te sufrida. El grupo está del lado del po-bre. Pero sin partidos políticos”.

Del exilio al redoblante

antiago Ablín es el director artís-tico del grupo, y reconoce quelos ingleses de Stomp fueron la

inspiración para empezar a sacar músicade tachos, latas y pelotas. “Con mis doshermanos decidimos armar el grupo, vi-no Analía que es bailarina y novia deuno de mis hermanos, trajo a otra baila-rina, y así el grupo se fue armando y en-tremezclando.” Salieron a la calle, en ple-nos tiempos de los cacerolazos y lospiquetes, a buscar tachos y cosas que hi-cieran ruido. El grupo empezó a creardesde cero, buscando en los restos deaquel terremoto.

Santiago era percusionista, había estu-diado batería con profesor particular du-rante seis años. A los 11 ya tocaba el redo-blante en Catalinas Sur, de donde salióCaturga. “Me gustaba la música latina, senota mucho en las chacareras que hace-mos, samba brasileño. Somos muy abier-tos y siempre escuché un poco de todo.”

Su blasón es haber tocado en asamble-as, fábricas recuperadas (de donde hubotal vez alguna inspiración para Fábrica desonidos), marchas de la resistencia. “Meparece que ver a unos chabones como no-sotros tocando con unos palos tiene mu-

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En enero de 2006 se llevaron el premioEstrella de Mar como mejor espectáculomusical de Mar del Plata. En enero de2007 llegaron a otras playas: hicieron 25conciertos en Holanda. Más info en: www.elchoqueurbano.com

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EL CHOQUE URBANO

Una sinfonía de sonidos ejecutada con bidones de plástico, toneles de lata, cacerolas, sartenes, pelotas de básquet,bolsas de nylon, sopapas y palos de escoba. O lo más conmovedor: el propio cuerpo. Para tocar candombe,chacarera y hasta música tecno. Así, este grupo crea arte sobre los escombros y compite con las computadoras.

Percusión a sangre

19MAYO 07 MU

cia, porque creían que vilipendiábamos labandera de Artigas. Como no pudieronhacer nada, la prohibieron para menoresde 18 años. Cuando la ibas a comprar tení-as que presentar tu cédula de identidad,la cual quedaba registrada en la factura.Una transa horrible. Llegamos a suspen-der dos recitales por amenaza de bomba,llamaban a casa para putearme, a la her-mana de Santiago la pararon en la calledos tiras y le dijeron que la iban a se-cuestrar. Todo un Uruguay que descono-cía. Cumplimos así el sueño de todo au-tor: llegar a meter una canción en elParlamento. Y el sueño de todo grupopunk: que le censuren un tema.”

e cómo hacer un hit políticamenteincorrecto: Que me chupa que latierra / un día no se pueda habitar /

cuando reviente / yo ya no voy a estar.

“En muchas de las letras el secreto que hayes que decimos cosas que mucha gente re-almente piensa y no las dice. Y menos enpúblico. Y por eso se ríe al escucharlas. Laidea es agarrar una situación o un persona-je, o lo que sea, e inevitablemente teñirlode una cuota de sarcasmo, de sátira, de hu-mor. Uno, finalmente, hace las cancionesque quiere oír ¿no?, las que si no, no va ahacer nadie. Generalmente el público másfiel del Cuarteto es el público de cabeza unpoco más amplia, que se puede llegar a re-ír de las exageraciones. Pero no es el mayo-ritario. La mayoría es gente que le gusta talcanción y después se olvida de nosotros yes público del siguiente tema de moda.”

e cómo el consumo consume (opor qué Drexler tuvo su Oscar):Ya tuve que ir obligado a misa/ ya

toqué en el piano “Para Elisa” / ya aprendía falsear mi sonrisa / Ya fui ético y fui errá-tico / ya fui escéptico y fui fanático / Yalancé piedras y escupitajos / al lugar dondeahora trabajo...

“Si Hollywood ya le dio un Oscar a lacanción de una película sobre el CheGuevara es porque saben que el Che yafue absorbido, comido, hasta transfor-marlo en una especie de figura vaciada...Porque el consumo tiene eso. El términolo dice, ¿qué le pasa a una vela cuandose consume? No queda nada. Y las cosascuando se consumen... se consumen. Yestá bueno que algo se consuma porquedebe crearse otra cosa para llenar ese es-pacio. Es el proceso que convierte unacosa en un clásico. Pero que al mismotiempo vacía, porque ya no tiene el mis-mo efecto que cuando se originó”

e cómo Leo Masliah tuvo un efectohomicida: Yo maté a Kennedy, perofue de rebote/ en realidad le disparé a

la Jaquelin/ me pasé un poco de la raya/ en laspastillas que le di/ para clavarme a la Marliyn.

“Empezamos como un grupito que tocába-mos covers de los Rolling, los Beatles, Cree-dence... Era en un momento bastante espe-cial: por un lado, estaba el movimiento delcanto popular, que no nos convencía dema-siado, y por otro éramos básicamente perso-nas que habían escuchado rock toda su vi-da. Teníamos el problema del idioma: rocken español era medio raro y en inglés soná-bamos un poco colonizados. La soluciónque encontramos fue hacer un grupo demúsica instrumental, que se llamó El Cuar-teto de Nos. Hicimos un concierto en el 80con canciones a las que les habíamos pues-to letras para joder, pero decíamos: ´Esto es-tá mal, nos gusta a nosotros pero a nadiemás´. Y un día escuchamos a Leo Maslíah ydijimos: ´Si este tipo hace esto, nosotros te-nemos permiso para matar´.

e cómo emborrachar a un prócerfue un éxito de ventas: El día queArtigas se emborrachó / hizo cual-

quier cagada como un buen señor.

“El tema del patriotismo o patrioterismofue abordado varias veces en cancionesnuestras, pero El día que Artigas se embo-rrachó pasó por el poder político y sona-mos... ahí vino el intento de censura, ladenuncia penal del Ministerio de Educa-ción y Cultura de aquella época, parla-mentarios y ediles que nos trataban demal nacidos, un proyecto de ley para de-clarar a Artigas símbolo patrio, etc., etc. Re-almente nunca nos pasó por la cabeza loque finalmente sucedió. Tuvimos un juiciopenal que al final quedó en nada porqueel fiscal entendió que no habíamos come-tido ningún delito, pero como siguieronjodiendo después intentaron que nos juz-gara la justicia militar en plena democra-

o sé contar chistes, así queperdón, porque el Cuarteto deNos es una broma. Y como to-da broma el que la conoce yala sabe y el que no se la pier-

de, porque la gracia es escucharlos a ellos,que son los que hacen sonar bien esas co-sas que desafinan si se las cuenta mal. Elasunto se complica porque, además, se tra-ta de cuatro tipos que hacen buena música,convierten sus shows en paródicas perfor-mances y se arrastran por la cornisa de laironía sin miedo a estrellarse, aunque hayque reconocer que caen con elegancia uru-guaya. Lo cual significa –culturalmente ha-blando- que hay del otro lado del río unageneración dispuesta a correr el riesgo, por-que lo que está en juego es la batalla pordesenmascarar esa dignidad oriental erigi-da sobre el silencio. (Y el que vio la pelícu-la Whisky entiende de qué hablo.)

Se trata, entonces, del dream team deesa selección masculina que se crió con lamurga, maduró con el fin de la dictaduray soportó la persistencia de una miradalaica aunque parroquial. El resultado esque aprendieron el arte de parecer lo queno son. Es cierto: tienen pinta de tipos co-munes y corrientes. Pero ojo, porque ellossobre lo común y lo corriente hicieron supropia interpretación.

No es fácil, entonces, saber qué se escu-cha cuando suena el Cuarteto de Nos fuerade contexto. Este enero, por ejemplo, seconvirtieron en la atracción de La Pedrera,el balneario de moda de la costa uruguaya,un antiguo pueblo de pescadores ahora su-per poblado por porteños con altos gradosde contaminación de consumo. Y aunqueya pasaron por Buenos Aires –debutaron enel 91, en la Segunda Bienal de Arte Joven-seguramente arribarán este año con otroperfume, como el que les impregna tenerahora un video en mtv.

No es un chiste, entonces, devolverlessu historia para recuperar el filo que hizoposible aquel Tajo, el barrio que inventa-ron con los personajes, historias y prejui-cios que habitan en sus canciones ácidas,bizarras y provocadoras, que dicen lo in-decible, como toda broma.

e cómo los hermanos Riki y Rober-to Musso son nacidos y criados enel centro de Montevideo: “No tení-

amos posibilidad de jugar al fútbol en lacalle. Entonces nos recluíamos en el cuartodel fondo de nuestra casa, que quedaba le-jos del cuarto de mis viejos. De noche, enlos primeros radiograbadores con caseteque salieron, grabábamos programas de ra-dio. Inventábamos gente que llamaba porteléfono, éramos nosotros dos solos hacien-do, por ejemplo, paneles de poesía dondeconvocábamos a distintos poetas, mientrasun panel especializado les daba con un ha-cha. Teníamos alrededor de 12 años. Luegoconocimos a Santiago (Tavella), que eraotro nerd como nosotros, y ya éramos tresen el cuarto. Así surgió la idea de Tajo, esaradio transmitía desde ese cuarto y desdeun supuesto barrio llamado así que toma-ba mucho de la realidad urbana. Despuésnos empezó a interesar la música y nos pre-sentamos a un concurso llamado Estudian-tina. Perdimos. Ahí conocimos a Alvin (Ál-varo Pintos), era un niño prodigio, tenía 13años. Y lo sumamos”.

EL CUARTETO DE NOS

Música poco seriaTienen pinta de profesionales y algunos lo son, aunque el título más importantelo obtuvieron haciendo buena música con letras provocadoras. Con hits de ven-tas y escándalos históricos perforan el silencio de la siesta uruguaya.

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El Cuarteto de Nos encontró en su girapor España a sus parientes musicales:el grupo Los Delinqüentes. Son de Jérezde la Frontera, hacen un mix de rumbay rocanrol y ya tienen un disco de orocon su álbum “El sentimiento garrapa-tero que nos traen las flores”. Más infoen www.losdelinquentes.net

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Todos los miércoles a las 20.30 unacentena de músicos se reúne enasamblea en Avenida de Mayo al600 para protestar por el procesa-miento de Diego Abrego, músico deExocet. Diego organizó el 29 de abrilde 2006 un recital homenaje a Os-valdo Civile, mítico guitarrista de V8y Horcas que se suicidó en 1999. Enese show, celebrado en Plaza Consti-tución para 800 personas, se reunie-ron mil kilos de alimentos para doscomedores infantiles de la Ciudadde Buenos Aires. En pleno transcurso del recital, ungrupo de policías llegó hasta la plazay le exigió al organizador un permisocon el que no contaba. Rápidamentelabraron un acta en contra de Diego,quien podría ser condenado a 12 díasde arresto o a trabajo comunitario. La audiencia judicial estaba previstapara el 24 de abril a las 10 en el Juz-gado en lo Contravencional y de Fal-tas de la Ciudad Autónoma de Bue-nos Aires (Beruti 3345). pero sepospuso al 12 de junio, en lo que to-dos sospechan que es patear al temapara después de las elecciones. "A raíz de lo de Diego, nos empeza-mos a juntar todos los miércoles alas 20.30 en el Paseo de la Resisten-cia (Avenida de Mayo 649). Los en-cuentros son totalmente abiertos.Viene gente del rock, pero tambiénotros interesados simplemente en di-fundir el caso. Las actividades que seestán haciendo en la calle nacen deeste espacio y desde Internet", cuen-ta Soledad, una de las más entusias-tas músicas que participan de la mo-vida. “Si Diego va preso, se abre uncamino a la criminalización del ar-te”, agrega con preocupación. La primera protesta fue el martes 13de marzo y se llamó El Musicalazo.Consistió en que un grupo de músi-cos, instrumento en mano, tocara du-rante los cortes de los semáforos enCorrientes y Callao. Participaron másde 100 personas que con sus guita-rras, charangos y voces causaron granrevuelo. Luego hicieron un Volantazoen la apertura del Festival de Cine In-dependiente de Buenos Aires y ahoraestán planificando cómo acompañara Diego el día del juicio.

Por organizar un recital solidario pro-cesaron al música Diego Abrego. El jui-cio es el próximo 12 de junio y hay todauna movida para acompañarlo.

EN MOVIMIENTO

Acto y acta

Toda la información del caso Abrego sepuede seguir en el blog especialmentecreado para la ocasión: www.actitud-menosaire.blogspot.com

20 MAYO 2007MU

i aceptás tomar un té conellas, vas a sorprenderte. Lainfusión viene en un sobreci-to de marca “Te-Taz” y es undigestivo que te ayuda a dige-

rir la violencia sexual contra las lesbianas.Los repartieron como souvenir en la Mar-cha del Orgullo Gay, aunque en realidadestán sembrando sus desfachatadas consig-nas desde 2003, cuando con el título deMujeres Públicas se propusieron sacudir al-gunos mitos sobre el feminismo. Con innu-merables herramientas, sus tres integrantes-Magdalena, Fernanda y Lorena- consiguendespertar reflexión o desconcierto -nuncaindiferencia- en temas sobre los cuales pa-recía estar todo dicho. Lo novedoso, en es-te caso, no son las temáticas sino la estrate-gia de comunicación. Y la mirada que estetrío le imprime.

La primera acción fue, por supuesto,un 8 de marzo y se corporizó en un cartelque mostraba dos agujas de tejer cruzadassobre un ovillo de lana. La leyenda: “Es-carpines. Abortos. Todo con la misma agu-ja”. Con ese afiche tapizaron el recorridode la marcha por el Día Internacional dela Mujer y lo que cosecharon fue el des-concierto de las propias participantes delacto. Algunas los arrancaron y otras las in-creparon, por atrevidas. “El mensaje eramuy fuerte y significativo de lo no cerra-do, ambiguo, difícil de digerir”, resumeMagdalena, muy seria.

La dificultad de digestión de ese men-saje se vio incrementada porque MujeresPúblicas no firma sus realizaciones. Perotienen un motivo: “Estamos en contra dela propiedad intelectual. Nuestro trabajolo pueden reproducir todos los hombres ymujeres que quieran, por eso es anóni-mo”, explica Fernanda.

Las frases que emplean no son consig-nas sino disparadores que proponen re-flexión y debate. Son irónicas, inclusohumorísticas, transmiten una pasión mi-litante y algo más: hay mucho trabajo deelaboración detrás de cada símbolo o pa-labra que usan. El escenario que eligie-ron para mostrarlas es la calle, un espa-cio que intervienen con herramientaspropias del lenguaje urbano. Una de susacciones, por ejemplo, consistió en inter-venir cada cartel publicitario de produc-tos femeninos –shampúes, cremas, ropainterior, maquillaje– con un stencil quesentenciaba: “Esta belleza enferma”.

La relación con el juego, la ironía, loinesperado y el humor no es algo pococomún para las nuevas generaciones fe-ministas. “Quizá para rebelarse a ese tonopomposo y victimizador de ciertos círcu-los especializados en temas de género;quizá para llamar la atención con las mis-mas herramientas con que el marketingintenta domesticarnos, lo cierto es queeso que llaman `nuevo lenguaje´ no estan nuevo y ya tiene, incluso, su propiahistoria”, recuerda Lorena. Cita un ejem-plo: las Guerrilla Girls, un legendario gru-po de mujeres nacido en 1985 en NuevaYork. Se trata de un núcleo de activistasque usa nombres de artistas muertas pa-ra identificarse y máscaras de gorilas pa-ra sus apariciones en público. Dicen enuna presentación: “En 19 años hemosproducido más de 100 carteles, adhesi-vos, libros, proyectos de impresión y ac-ciones que ponen de manifiesto el sexis-mo y el racismo en la política, el mundodel arte, el cine y la cultura. Usamos elhumor para transmitir información, pro-vocar debate y demostrar que las femi-nistas pueden ser divertidas”.

Por supuesto, el sitio web de MujeresPúblicas está vinculado con el colectivoGuerrilla Girls con el cual comparten va-rias ideas sobre lo que están haciendo( w w w . g u e r r i l l a g i r l s . c o m ) .“Se trata de abordar cosas jodidas sin vic-timizarte todo el tiempo. No es hacer unchiste, sino ver las cosas desde otro lugarque no sea siempre el de la pobrecita.” Eleje central, concluye Lorena, es que, a dife-rencia de otras formas de comunicación–por ejemplo, del periodismo– ellas se ex-presan a través del arte, cuidando lo esté-

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MUJERES PÚBLICAS

Son tres mujeres que desde hace cuatro años realizan, con ironía y arte, accionescallejeras para denunciar la violencia sexual. Carteles, stenciles y souvenires queregalan sin firma, porque lo que las motiva no es crecer, sino multiplicarse.

Feminismo de otro género

21MAYO 2007 MU

En los cuatro años que llevan circulan-do lograron convivir con el feminismo tra-dicional. “Creo que Mujeres Públicas leshizo replantearse un montón de cosas conrespecto a qué pasa cuando irrumpennuevas mujeres que aportan otros aires”,opina Fernanda. Magdalena dice: “Hayuna cosa de expulsión no intencional,cuando te dicen: ´esto ya lo discutimos ha-ce 30 años...´. Pero también me parece co-herente. Son mujeres que la vienen pele-ando hace mucho. Por otro lado, generaque las mujeres que llegamos al feminis-mo ahora nos auto-organicemos y eso es-ta bueno también. No peleamos un espa-cio, sino que hacemos la nuestra. Y así,sumamos al feminismo”.

Con el tiempo, también se relacionaroncon los grupos de mujeres que no son “delfeminismo”, como las organizaciones demujeres que trabajan dentro de diferentesmovimientos de trabajadores desocupa-dos, empresas recuperadas, organizacionessociales o partidos políticos. Pero las Muje-res Públicas aseguran que pueden trabajarcon todas porque no están ni de un lado nidel otro: “Nos sentimos vinculadas de dis-tintas maneras con los distintos grupos.

tico, pero con los pies plantados sobre unafirme posición política.

Fernanda es comunicadora social, yjunto con Lorena forma parte del Grupode Arte Callejero (gac) relacionado conel activismo, los derechos humanos y eltrabajo barrial. Magdalena tiene forma-ción en artes plásticas, es galerista, artistaplástica y también docente. “Nuestrasformaciones aportan una mezcla quecruza varios mundos y suma, pero sobretodo, lo que aportamos individualmenteal colectivo tiene que ver con nuestraspropias experiencias en la vida cotidia-na.” Es de allí de donde sacan ideas parasus nuevos proyectos.

Ahora se encuentran escribiendo un li-bro al que llamaron Elige tu propia des-ventura. A la manera del clásico Elige tupropia aventura, se presentarán distintostipos de mujeres que enfrentarán, depen-diendo de sus elecciones, diferentes desa-fíos. “Hay una historia sobre una chicagorda que atraviesa problemáticas quetienen que ver con enfermedades comola bulimia y la anorexia. Tiene que lidiarcon los estereotipos de belleza, con cómola ven, con encuentros sexuales, ansieda-des con relación a la comida, a la ropa”,adelanta Lorena. Y agrega que todo estárelatado con mucha ironía, un tono queya manejan con bastante soltura. Llevanescritas tres historias y tienen en la cabe-za muchas más, pero a la vez ansían po-ner el material en circulación. Este impul-so se repite en todas sus producciones.“Ahora vamos a sacar un cuadernillo conuna de las historias y a seguir con el libroen paralelo.”

Otro momento en el que sintieron laurgencia de salir a la calle fue cuando hi-cieron el afiche “Ni grandes ni pensado-res: frases idiotas”. “Primero queríamoshacer un video con los rostros de los pen-sadores y que se fuera arrugando el pa-pel, fundiendo la imagen a las frases mi-sóginas”, explica Lorena. Después sedieron cuenta de que no les era tan fácilmanejar el lenguaje del video y diagra-maron en la computadora de Fernandalas frases y las fotos de los “genios”. Ter-minaron de resolver la idea concentrán-dola en un blanco sobre el cual invitan adisparar un dardo, para descargar ten-sión. “Hicimos un afiche porque lo querí-amos sacar a la calle. El video, en cam-bio, ¿a quién se lo íbamos a mostrar?”

Con el feminismo lo que compartimos esuna ideología, principios, un tipo de discu-sión, y con las mujeres de los mtd, de gru-pos barriales y organizaciones más de ba-se, compartimos un espíritu de lucha, derebeldía. Es a estos lugares donde quere-mos que nuestras cosas lleguen para queaparezca la reflexión –dice Magdalena–.Trabajar con imágenes y con objetos es loque facilita ese encuentro, porque no setrata de leer un libro o escuchar una po-nencia, sino partir de una imagen y unafrase para reflexionar sobre la cotidiani-dad. Esto resulta muchas veces más atracti-vo porque las mujeres se pueden relacio-nar desde otro lugar. No es un discurso, noes un dogma. Es una excusa para pensar.”

Pero lo fundamental, asegura Fernanda,es que Mujeres Públicas tiene una mirada yuna práctica totalmente autónoma quealientan a multiplicar: “Nosotras somos ungrupo cerrado. Es decir: somos las que esta-mos. Y cuando otras mujeres se acercan, lesdecimos: creen sus propios espacios y ha-gan lo que se les dé la gana. No les hace fal-ta ninguna otra autoridad para que se orga-nicen y digan lo que piensan. Y muchaschicas ya lo están haciendo”.

Mamá no me dijo que las mujerestrabajaban día y noche sin importarcómo ni cuándo, sin importar dóndeni en qué. Mamá no me dijo que ellamento que se escucha en las coplasde Bolivia está lleno de quejas demujeres que claman por su descanso.Las calles de La Paz, el mercado deLa Paz… es ahí donde las mujeres sesientan a esperar la guerra… esas mu-jeres que son vendedoras que com-pran sueños para intentar dormir sinquedar dormidas…

De esas mismas mujeres, una undía se viste de novia y se pasea porel mercado en busca de su mejor ad-quisición. Blanca y radiante va la pro-metida con la esperanza de encontrarel compañero de este camino quetraza día a día… Ese mismo mercadode mujeres cansadas le ofrece a laventa resignación, odio, bronca, que-jas, lamentos, reproches. Mamá nome dijo que las mujeres no creían,no sentían, no querían. Mamá no medijo que los hombres consiguieroncomo el peor de los trofeos que lasmujeres no les crean, no los sientan,no los quieran.

Mamá no me dijo nunca que laspalabras puta, verdugo, independen-cia, penes, monja, Simón Bolívar,prostituta, cliente, hombre y mujer seencontraban juntas en un diccionarioy en la vida. Mamá no me dijo quéfácil era la sintaxis que me enseñaríaa coordinar estas palabras. Son sim-ples verdugos que compran putasque añoran su independencia, sonpequeños penes descoloridos que lasmonjas desconocen y esquivan conla mirada. Simón Bolívar en su granhazaña olvidó liberar los desnudoscuerpos de prostitutas que tienen porclientes a los hombres que prostitu-yen con orgullo, pero que juzgan laprostitución.

Mamá no me lo dijo: la vendedo-ra, la novia y la puta. Pequeños cor-tos hechos en Bolivia que dicen loque mamá no me dijo.

Mamá no me lo dijo, de María Galindofue exhibida en la televsión boliviana,con gran repercusión. Aquí, la miradade Romina Herrera

DOCUMENTALES

Mamá no dijo

22 MAYO 2007MU

lada por el mercado sexual: en Madrid,además, es habitual encontrarla en los avi-sos clasificados junto a textos del tipo:“Sandra, la fogosa”. Y en Italia ya fabrica-ron su propia muñeca.

Otro secreto de su lectura multinacio-nal tal vez sea que la historia no está am-bientada en ningún tiempo y espaciopreciso, más allá de alguna pequeña apa-rición de El Corte Inglés en los cuadritos.“Es la típica puta del farol de la esquina ytiene con qué”, describe Trillo. Clara notiene patrón y no trabaja en saunas. Esautónoma. Y eso le facilita un poco lascosas, pero también le trae algunos pro-blemas. Una vez, visitó a un contador pa-ra que le pusiera al día sus cuestiones im-positivas. El profesional le pidió sulibreta sanitaria, la certificación de ingre-sos y el registro de conducir para poderhacer su labor en regla dentro de los au-tos, y también facturas y cuit.

–Clarita, esto es lo último que te faltaba–le comenta el atildado profesional conun gesto de resignación.–¿Q-q-q-que? – responde, temerosa.–Que te rompa el culo el Estado.–Ay, eso sí que debe doler –remata ella.

l personaje permite que desfilenpor la historieta toda la variedadde especímenes masculinos: solte-

ros, casados, adolescentes, mafiosos, per-vertidos, pusilánimes, altaneros y hastacuras tentados por el pecado en plenaconfesión. No faltan el adolescente debu-tante, el eyaculador precoz ni el fornidomarinero que la mayoría de las veces que-da ridiculizado. Todos los arquetipos delprostituyente están allí. Su cuerpo tal vezsea una de las pocas cosas –junto al fút-bol–, que son atravesadas por todas lasclases sociales. Clara de noche no pretende ser una historie-ta testimonial, pero con mucho humor dejatraslucir la vida de una mujer que paramantener a su hijo vende su cuerpo al con-tado. El temor al sida, por ejemplo, apareceen más de una oportunidad y la protagonis-ta siempre tiene sexo con preservativos. Lasviñetas también se impregnan con otrospersonajes que desnudan la discriminaciónde una sociedad impiadosa, como cuandoVirtudes Pérez, la entrañable amiga de Cla-ra, se convierte en la comidilla del barrioporque tiene un hijo negro, después de ha-berse relacionado con un africano.

Los autores se preocupan por dejar re-gistro de que hay otros tipos de prostitu-ciones, tal vez más invisibles pero nomenos humillantes, como en aquellahistoria donde aparece una secretariaejecutiva sometiéndose a su jefe parapoder conservar su puesto: “Por lo me-nos Clara sabe exactamente cuánto co-bra por su trabajo”, dice resignada lablonda asistente.

Como contraparte, los valores de laamistad y la solidaridad también tiñenlas viñetas: las prostitutas de papel, porcitar un ejemplo, organizan desfiles a be-neficio de sus antecesoras, que en sillasde ruedas, ya no pueden ejercer. Oacompañan a sus colegas a la hora deparir, ante la ausencia de padres, tutoreso encargados.

El trazo excitante de Bernet transmitealgo de la esencia de Betty Boope, aquelpersonaje de largas pestañas y curvas sen-suales que crearon Grim Natwick y loshermanos Fleisher. Pablito, incluso, tienecolgada su imagen en su cuarto. Pero Cla-ra también es heredera de Male Call, lahistorieta de Milton Caniff que nació porencargo para sostener la moral de loscombatientes de la Segunda Guerra Mun-dial. Es cierto que Clara derrocha ciertoerotismo de marketing explícito en sus vi-ñetas, pero también deja espacio para de-rribar algunos mitos: es capaz de excitarclientes –teléfono inalámbrico mediante–mientras limpia los pisos de su casa y pa-sa el plumero por los muebles.

También de diálogos como éstos:–Estos billetes son falsos– le protestóuna vez a un prostituyente.–Como tus orgasmos, nena.

bajo en equipo, pero a distancia, aportómás de una anécdota risueña, como cuan-do los guionistas redactaron que Clara ibacon una pequeña pollera y Bernet no logra-ba entender qué tenía que dibujar: asocia-ba el término con polla, la forma coloquialespañola de llamar al órgano sexual mas-culino y entonces se imaginaba algún tipode juguete erótico novedoso, que descono-cía. Su desilusión fue total cuando descu-brió que se trataba de una simple falda.

Cuando hacía El Loco Chávez–confiesa Trillo– nos acusaban demachistas. Pensé que con Clara

nos iban a matar”. Sin embargo, ocurriótodo lo contrario. El personaje se ha en-cumbrado para muchas fans, sobre todoeuropeas, como una mujer tan liberal co-mo independiente y atractiva. El persona-je se convirtió en bandera para un congre-so feminista en Italia y en emblema de lasmujeres en estado de prostitución de Es-paña. Apareció, incluso, en los estandartesque se llevaron en una de las más multitu-dinarias marchas que se haya organizadocontra la guerra de Irak. La portaba ungrupo de mujeres en estado de prostitu-ción junto a la leyenda “No somos las ma-dres de Aznar”, en referencia al entoncesjefe de gobierno español, que se habíaasociado a George Bush para invadir Bag-dag. Aunque, por supuesto, ha sido asimi-

Trillo, uno de sus autores, la define así:“Clara es una buena mina, pero con un la-buro de mierda. No es feliz”. El encargadode dejarlo en claro es el personaje de su hi-jo Pablito. Por ejemplo, cuando pregunta:

–“Mami... ¿yo cuánto le costé a papá?” El nene tiene una relación ambigua con

la actividad que le dan sustento a su madre:a veces se muestra molesto, pero otras loasume con naturalidad. Por momentos losufre y en otros, le saca provecho para be-neficio propio. Por un lado es el inconfundi-ble chico de historieta que reflexiona con laaltura propia de un adulto, pero por el otroes el típico pibe de carne y hueso, esa espe-cie de pequeño dictador que sabe manejara su madre hasta llenarla de culpa.

Una vez, Clara llevó unos clientes asu casa y Pablito se despertó a fuerza dejadeos y se acercó en pijama, con su osi-to a cuestas:

–¿Este sí es papá, mamita? –preguntó.–No, éste tampoco es. Vení... Dormí.Cuando sea él, te lo voy a decir –le con-testó la protagonista entre lágrimas.

ablito se tornó, por supuesto, elpersonaje más conflictivo para loseditores italianos. “Aquí tenemos

demasiado cerca a El Vaticano”, argumentóel editor de la revista de comics Skorpiocuando comenzó a eliminar de la saga lasentregas en las que aparecía el chico, ale-gando que temía ser acusado de alentar lapedofilia y otros pecados. En Argentina,también hubo algún intento de frenar lapublicación cuando una ofendida lectoracordobesa se presentó ante la justicia, peroel reclamo no tuvo acogida.

Clara es, sin lugar a dudas, un persona-je universal: lleva quince años publicán-dose en Barcelona, en Roma y en BuenosAires, donde aparece en la contratapa delsuplemento No del diario Página/12. Tam-bién se tradujo al inglés –bajo el título deBetty for our– al alemán y al griego. Hacepoco también la editó –en forma de ál-bum– el sello francés Fluide Glamour.

El secreto de tanto éxito global tal veztenga que ver con que su realización resu-me, de alguna manera, una insólita multi-culturalidad: los guionistas escriben en uncafé de Buenos Aires –”allí hay muchos per-sonajes inspiradores”, resalta Maicas, unode los guionistas–, pero se ilustra en Barce-lona. Durante muchos años, incluso, Mai-cas y Bernet ni siquiera se conocían. El tra-

uiero una historieta de putamadre”, exigió el dibujanteGin –por entonces editor delsemanario español El Jueves–a su coterráneo y colega Jor-

di Bernet, y a los guionistas argentinosCarlos Trillo y Eduardo Maicas. Los artis-tas se tomaron el pedido al pie de la letray a la vez, levantaron la apuesta. Así na-ció Clara de Noche, la saga de una prosti-tuta de tinta y papel que lleva a su hijo acuestas por la vida.

Desde 1992, Clara Fernández brilla enla noche. Siempre haciendo equilibriosobre esos tacos aguja y exhibiendo unasilueta que ni el mejor cirujano plásticopodría igualar. Inspirada en las curvas dela mítica playmate Bettie Page, la protago-nista sabe cómo hacer para aumentar latemperatura corporal de clientes y lecto-res. De manera explícita, en sus viñetasabundan erecciones, fellatios, orgías,cunnilingus, poluciones nocturnas y coi-tos en todas las posiciones habidas en elKamasutra, siempre acompañados conlargas y expresivas onomatopeyas. Hastalos tradicionales globos de historieta sedeforman ante tanto deseo.

Sin embargo, el desenfado corporal deClara apenas puede ocultar su cara in-mensamente tierna y su dolor de madresoltera y sola. Más de una vez le cuestasostener su autoestima en alto frente a lasvecinas que cuchichean y a los hombresque la llenan de groserías.

“Clara de noche exhibe su semipornogra-fía de blanco y negro –opinó alguna vez elhistorietista Miguel Rep– y nos cuenta deuna puta hermosa recibiendo tipos y dine-ro, más tipos y más dinero, aguantando lasatropelladas por dinero, metáfora perfectade nuestras relaciones urbanas.”

Más clarito, imposibleCLARA DE NOCHE

El personaje creado por los porteños Carlos Trillo y Eduardo Maicas y dibujado porel español Jordi Bernet desnuda el universo de prostitutas y prostituyentes sin pudory sin piedad. ¿Cuál fue el personaje más conflictivo para los editores?

Q

P

E

Los fans de Clara de noche que hurganpor donde pueden para localizar episo-dios atrasados, pueden encontrar la na-da despreciable cantidad de 70 viejashistorias en el sitio: http://www.eljueves.es/zona_verde/epi-sodios.asp

23MAYO 07 MU

presa canadiense entendió que el recla-mo debía ampliarse hacia otras zonas dela provincia y del país, donde las trans-nacionales mineras buscan establecer susproyectos. Así, la página web -en princi-pio abocada con exclusividad a Esquel-terminó por convertirse en un espacio deencuentro, con informaciones de asam-bleas ciudadanas de toda Argentina. Enla actualidad, ya reúne datos sobre 13 zo-nas diferentes del país donde surgieronprocesos similares de resistencia a em-prendimientos mineros.

Los encargados de la web definen lafinanciación del proyecto con dos pala-

bras: “A pulmón.” Sin embar-go, con el 81 por ciento de lapoblación a favor de la causano les resulta tan difícil con-seguir apoyo. Incluso, a pesarde que hasta el surgimientode los Autoconvodados, enEsquel no había muchos gru-pos sociales organizados. Só-lo contaban con la rica histo-ria de las agrupaciones delPueblo Mapuche que, sin du-darlo, prestaron su apoyo enuna práctica que para ellos esancestral: la defensa de losrecursos naturales.

Con la pata digital enca-minada, la Asamblea realizóen 2003 su primera produc-ción audiovisual: el docu-mental No es No, donde se re-gistra la historia de laorganización. Las imágenes

testimonian desde aquellos comienzosen que se juntaban en pequeños talleresinformativos hasta el punto de ebulli-ción, cuando las escuelas desbordabande vecinos que se reunían para organizarmultitudinarias marchas.

Así, de manera simple y apenas conuna filmadora hogareña, No es No relata alo largo de treinta minutos cómo conver-gieron marxistas, peronistas, radicales,amas de casa, docentes, adolescentes, pro-fesionales, desocupados y pueblos origi-narios en un espacio común de debate,aprendizaje y decisión.

El video también muestra el paisajeárido de montaña, tan característico dela Patagonia. Atravesando ese escenario,se divisa una hilera infinita de autos. Lavoz en off informa: “29 de marzo de 2003.1.500 manifestantes llegan hasta la puertade la mina y la clausuran simbólicamente.Piden que Meridian Gold se vaya y cum-pla el mandato que el pueblo hizo ley seisdías antes”.

No es No también es un registro cultu-ral. Poesías de algunos vecinos se entre-mezclan con las imágenes de las moviliza-ciones multitudinarias, donde no flameani una bandera de un partido político. “Notodo se compra ni se vende –finaliza el do-cumental-. Escuchen el gobierno y la em-presa: el pueblo ya ha elegido su destino.Dijo No a la mina.”

experiencia periodística fundaron el por-tal www.noalamina.org. El sitio cuentacon artículos de los vecinos, fotografíasde las actividades de la Asamblea, de-nuncias, noticias, informes y notas deotros colectivos ambientalistas. Actuali-zan los contenidos a diario e intentan de-nunciar lo que otros medios no dicen:que a pesar de que hay una orden judi-cial que obliga la suspensión de la obradesde marzo de 2003, la empresa Meri-dian Gold sigue haciendo lobby por lainstalación de la mina.

Tal fue el revuelo que armaron losAutoconvocados en su primer año de vi-da, que las autoridades acce-dieron a realizar una consul-ta popular para decidir sidebía o no llevarse adelanteel emprendimiento. El 23 demarzo de 2003, el 81 porciento de la población de Es-quel votó en contra de lainstalación de la MeridianGold. Como no podía ser deotra manera, la Asambleafestejó en la céntrica PlazaSan Martín.

“A cuatro años del plebisci-to, muchos vecinos –incluidoyo- estamos siendo persegui-dos”, denuncia Macayo. Ade-más de un desopilante proce-so judicial que inició lamultinacional acusando a losvecinos de “divulgar secretos”empresariales, soportan unconstante asedio tecnológico,de esos que el espacio virtual convierte enanónimos, aunque todos allí tienen clarodónde se origina. Según dice el abogado,la web ha sido craqueada varias veces ylas computadoras de varios de los referen-tes de la Asamblea han recibido potentesvirus que les destruyeron los sistemasoperativos. “Nuestros enemigos tienenbien en claro la importancia de Interneten la difusión de las denuncias, por esoapuntan a aislarnos. También intervinie-ron muchos teléfonos antes, durante ydespués de la consulta popular”, protestaMacayo. Hay que reconocer que tambiénen este terreno los enemigos de la Asam-blea han sido derrotados: la página cuentacon un promedio de 3.000 visitas diariasy se ha convertido en una referencia obli-gada para quienes investigan el tema mi-nero. El éxito de la Asamblea, también eneste caso, ha sido la persistencia: la páginapermanece activa y vital, publicando in-formación seria y actualizada.

Como para dejar en claro la principalmotivación, un artículo de la página webasegura: “Ese ejercicio democrático yparticipativo (por el plebiscito), que es unhito en la historia chubutense, ha servidode ejemplo y estímulo para otras comu-nidades del país afectadas o potencial-mente afectadas por proyectos extracti-vos similares”. Concientes de su legado,el grupo de vecinos que detuvo a la em-

l título es exagerado, porqueen este caso la comunica-ción no movió montañas:ayudó a dejarlas tal cual es-tán. Y a preservarlas del sa-

queo. Así fue como lo entendieron, almenos, los vecinos de Esquel que logra-ron romper ese doble aislamiento geo-gráfico al que los somete la imponenteCordillera y el impiadoso desierto pata-gónico. Y, fundamentalmente, evitar elasilamiento mediático que tuvieron quesoportar cuando decidieron organizarsepara enfrentar a la empresa canadienseMeridian Gold.

En esa fría ciudad de la provincia deChubut surgió en 2002 la Asamblea de Ve-cinos Autoconvocados por el No a la Minacon el objetivo de resistir la instalación deun megaemprendimiento minero, planifi-cado por Meridian Gold a 6 kilómetros dela ciudad, sin ningún tipo de estudio deimpacto ambiental previo.

Indignados, los vecinos comenzaron ajuntarse en distintos espacios públicos ca-paces de albergar al promedio de 600 par-ticipantes que sumaba cada reunión. Lascalles y las plazas se convirtieron así enlos medios de comunicación naturales pordonde circulaban la información sobre te-mas complejos, desconocidos e inquietan-tes: las consecuencias del cianuro utiliza-do en la minería a cielo abierto, lasexperiencias de pueblos que ya habían so-portado este tipo de explotación intensivade sus recursos naturales y hasta la biogra-fía económica de esa multinacional queprometía “trabajo y prosperidad”. Así, ins-talado en la calle, el tema se convirtió enuna conversación excluyente para los ha-bitantes de Esquel.

“En el momento que surgió la Asam-blea, los gobiernos municipal, provincial ynacional habían armado una estrategiamuy dura para atajar cualquier tipo de re-sistencia. El 80 por ciento de los mediosestaban -y están- comprados por la pautapublicitaria oficial y no había en dóndehablar de este tema”, explica Gustavo Ma-cayo, abogado, responsable de una emble-mática librería y uno de los más activosparticipantes de la organización.

Por eso, después de reunirse durantetodo 2002, algunos vecinos con conoci-miento sobre páginas web y otros con

LA PÁGINA DE LA ASAMBLEA DE ESQUEL

La comunicaciónmueve montañasDesde una página web los vecinos de Esquel informan sobre la batalla contra losmegaemprendimientos mineros que pretenden instalarse en todo el país. Tambiénlograron registrar la historia de su organización en el documental No es no.

E

www.noalamina.orgContacto: Gustavo MacayoTeléfono: (02945) 452350Dirección: Sarmiento 653, Esquel, Provincia de Chubutmail:[email protected]@ciudad.com.ar

La voz de Rubén Lasagno suenatranquila, pero afónica. Con el co-rrer de la charla queda en claro queno está cascada sino exhausta. Tras-mite lo que está viviendo este pe-riodista de 52 años que galopa infa-tigable el ritmo de la agitaciónsocial que sacude a Río Gallegos.

Lasagno es el director de opi(Organización Periodística Indepen-diente), el portal que creó en 2004y que en las últimas semanas pasóde tener 6.000 visitas diarias a su-mar 75 mil. No es un milagro: es elresultado de ese esfuerzo que delatasu garganta. “Construimos esto parahacer un medio de comunicacióndiferente en un lugar donde los me-dios son cooptados por la pauta ofi-cial. Tenemos otros trabajos y enfunción de eso sostemos este pro-yecto. El sacrificio es muy grande.Ahora mismo estamos trabajando afull, sin descanso porque sino nadiese entera lo que acá está realmentepasando. Nos supera el trabajo, pe-ro lo hacemos con vocación, todo apulmón porque acá no hay guita.”Cuando le preguntan cómo se fi-nancian, Lasagno resume: “esto estodo a pulmón”

OPI Santa Cruz es el portal que mejorinforma sobre los conflictos que leestán dando el mayor dolor de cabezaal gobierno. Buena y actualizada data.

OPI Santa Cruz

Web: www.opisantacruz.com.arDirección periodística: Rubén LasagnoTeléfono: 02966-15465372Mail: [email protected]

MEDIOS SOCIALES

Santa Cruz online

Julián MassaldiTraducciones Interpretación simultánea inglés-español / español-inglés (Naomi Klein / Noam Chomsky / David Harvey / Michael Albert)[email protected]

Virginia Ramírez Psicología ClínicaPsicooncología 15 6104 9821

Prensa y comunicaciónValeria GatmanComunicar es pensar tácticas yestrategias. Es decir con las mejo-res palabras, las que sirven.Es hacer todo lo posible y más. Un trabajo que, como todos, hay que saber hacerlo bien.con (tacto): [email protected]

Para anunciar en nuestros clasificados escríbanos [email protected] o llamenos al 15 4174 5346

SERVICIOS CLASIFICADOS

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La página No a la minainauguró un espacio mul-timedia para produccio-nes relacionadas con lalucha contra la minería.Allí pueden verse mate-riales de Chile, México,Perú, Mendoza, Río Negroy, por supuesto, Esquel.La página invita “a quenos envíen sus propiasproducciones o nos indi-quen la URL de los vide-os o presentaciones queencuentren en otros si-tios web, de forma quepodamos enlazarlosdesde acá”. Tambiénalienta a difundirlos,mail a mail.

La ciudad de Gualeguaychú, en EntreRíos, tiene 80.000 habitantes. En 2002ambientalistas uruguayos alertaron a susvecinos de la otra orilla sobre la instala-ción de fábricas de pasta de celulosa.

En 2005, los vecinos formaron la Asam-blea Ciudadana y se instalaron en la ruta,cortando la frontera.

El reclamo ya cosechó un "malestardiplomático" entre Argentina y Uruguay;un juicio y dos pronunciamientos del tri-bunal internacional de La Haya, lamediación de la corona española, la relo-calización de una pastera y desenmasca-ró el nuevo modelo de desarrollo queaniquila las producciones locales.

Una cena inolvidablewww.lavaca.org

por Carolina Golder

¿Dónde está Julio López?

Carlos Fuentealba, maestro asesinado.Homenaje del artista Menchi Sábat

CRÓNICAS DEL MÁS ACÁ

CARTOGRAFÍAS

La presente edición de nuestro periódico MU sumó el esfuerzo de:Redacción: Claudia Acuña, Sergio Ciancaglini,Diego Rosemberg, Quimey Lillo, Laura Vales,Sonia Sánchez, Darío ArandaDiseño: Lucas D’Amore y Nomi Galanternikpara mássustanciaCorrección: Graciela DaleoWebmaster: Diego GassiAtención online: María del Carmen VarelaFotografía: Sub, cooperativa de fotográfos

Impresión: Cooperativa de Trabajo GráficaPatricios. Av. de Los Patricios 1941. Distribución en Capital: Vaccaro Sánchez y Cía. Moreno 794 9º, Capital.Tel/Fax: (011) 4342-4031/32. Distribución en Interior: DISA (DistribuidoraInterplazas SA). Pte. Luis S. Peña 1832/6(1135) Capital. Tel (54 11) 4305-0114/3160

MU es una publicación de la Cooperativa de Trabajo Lavaca Ltda. Camargo 694 3º B, (1414) Ciudad Autónomade Buenos Aires, Argentina. Editor responsable: Claudia Adelina Acuñ[email protected] / www.lavaca.org

venida Sucre, en San Isidro.La casona que se ve en lo al-to, cinco veces más grandeque cualquiera de las de alre-dedor, rodeada por un par-

que, es La Torcaza, de Carlos Pedro Bla-quier, el dueño del ingenio Ledesma.

Desde la avenida se alcanzan a verlos techos a dos aguas de pizarra gris, elrojo de los ladrillos del frente y, tras elportón de la entrada, un jardín con terra-zas y esculturas.

Aquí, una o dos veces al mes, Bla-quier da una cena a sus amigos y rela-ciones. Dicen que usa la casa exclusiva-mente para eso.

Me lo cuenta un antiguo invitado aesas reuniones. La primera vez que él fue,luego de subir las escalinatas de la entraday cruzar la puerta, se encontró parado enun enorme hall de mármol blanco, que lodejó con la boca abierta. Pronto descubrióque por dentro la casa era de puro már-mol, como un gigantesco mausoleo. Delpiso al techo, todo estaba cubierto por elfrío brillo de la piedra. Invadida por eseextraño entusiasmo marmoril, en La Tor-caza hasta la mesa del comedor es de már-mol, e incluso los dormitorios están reves-tidos de ese material.

Cada cena reúne a lo más encumbradodel momento. En uno de los encuentros alos que asistió, (de esto hace ya más decinco años, cuando él era funcionario),Blaquier había reunido a un ministro de laCorte Suprema, al presidente de una mul-tinacional, a militares y a otras personasque le fueron presentadas por sus nom-bres de pila y que reconoció como dueñosde empresas o gente de campo. El poderreal de Argentina -por lo menos una bue-na tajada de él- estaba sentado a la mesadel anfitrión.

-¿De qué se habla en una comida así? -Blaquier se ubica al medio de la me-

sa y desde ahí administra la conversa-ción. Le gusta recitar poemas y contarchistes verdes. Y escucharlos.

Durante la tertulia, regala a sus invita-dos un libro sobre La Torcaza, que abrecon un poema de su autoría (“Torcaza deraudo vuelo / gris perla son tus colores) yel listado de los mármoles que lo enorgu-llecen. Los trajo de Italia, de Grecia, de Tur-quía, de Bélgica y de Sudáfrica; veintiseistipos de piedra en total.

Blaquier entrega a cada invitado un libro sobre la casa que testimonia la asistencia ala cena. Se lo puede conocer virtualmente a través de www.lavaca.org

A

La casa tiene una galería de bustos demitos que han logrado vencer la batalladel tiempo precisamente por eso, por sermitos. Julio César y Augusto adornan uncorredor y en los salones hay estatuas deApolo y Diana. Aunque en el portal deentrada, ha preferido colocar dos leonesde custodia. Buena mezcla: adentro, dio-ses y emperadores. Afuera, leones.

Antes de que la noche termine, el an-fitrión golpea las manos y convoca a to-dos a conocer el parque.

El personal de servicio pone mantassobre los hombros de los comensalespara que el rocío no los moleste. Y allávan, en procesión por el jardín, comouna pequeña corte, siguiendo al dueñode la casa.

lavaca es una cooperativa de trabajocreada en 2001. Editamos una páginade Internet que todas las semanas di-funde noticias bajo el lema anticopy-right. Mensualmente profundizamosestos temas en MU.