Movilidad ganadera entre las comunidades castreñas cantábricas el valle del Pigüeña (Asturias)...

download Movilidad ganadera entre las comunidades castreñas cantábricas el valle del Pigüeña (Asturias) como caso de estudio

of 16

Transcript of Movilidad ganadera entre las comunidades castreñas cantábricas el valle del Pigüeña (Asturias)...

  • 8/3/2019 Movilidad ganadera entre las comunidades castreas cantbricas el valle del Pigea (Asturias) como caso de estudio

    1/16

    II JORNADAS DEJVENES EN INVESTIGACINARQUEOLGICA

    (Madrid, 6, 7 y 8 de mayo de 2009)

    TOMO I

    OrJIA (coord.)

    LIBROS PRTICO

  • 8/3/2019 Movilidad ganadera entre las comunidades castreas cantbricas el valle del Pigea (Asturias) como caso de estudio

    2/16

    EDITORES CIENTFICOS

    OrJIA: Pedro R. Moya Maleno, Cristina Charro Lobato, Nria Gallego Lletjs, David Gonzlezlvarez, Ivn Gonzlez Garca, Fernando Gutirrez Martn, Sandra Lozano Rubio, BeatrizMarn Aguilera, Luca Moragn Martnez, Paloma de la Pea Alonso, Manuel Snchez-ElipeLorente, Jos Mara Seorn Martn.

    FICHA CATALOGRFICA

    Textos e imgenes de los/as autores/ras

    EDITAN: Libros PrticoOrganizacin de Jvenes en Investigacin Arqueolgica (OrJIA)

    Departamento de Prehistoria, Facultad de Geografa e Historia, Universidad Complutense de Madridc/ Prof. Aranguren s/n (Ciudad Universitaria), ES-28040. Madrid (Espaa)[email protected]

    DISTRIBUYE: Prtico Libreras, S. A.Muoz Seca, 6 50005 Zaragoza (Espaa)[email protected]

    COLABORAN:

    COMPOSICIN DE LOS TEXTOS Y MAQUETACIN: OrJIA

    I.S.B.N. 978-84-7956-092-8 (de la obra completa)

    I.S.B.N. 978-84-7956-093-5 (del Tomo I)I.S.B.N. 978-84-7956-094-2 (del Tomo II)

    Deposito legal: NA-2918/2011

    IMPRIMEUlzama Digital31194.- Arre. [email protected]

    Impreso en Espaa-Printed in Spain

    Facultad de Geografa e HistoriaUniversidad Complutense de Madrid

    IMAGEN CUBIERTA:Geografa ltica , de Paloma de la Pea. Foto ganadora II Concurso de Fotografa Arqueolgica JIA09.

    OrJIA (eds.)Actas de las II Jornadas de Jvenes en Investigacin Arqueolgica (Madrid, 6, 7 y 8 de mayo de 2009). JIA 2009, Tomo I.

    pp. 404; il. escala de grises.

    902/904(063), 903/904(460)(063)

    I.S.B.N. 978-84-7956-093-5 (vol. 1)D.L.: NA-2918/2011

    Departamento de PrehistoriaFacultad de Geografa e Historia

    Universidad Complutense de Madrid

  • 8/3/2019 Movilidad ganadera entre las comunidades castreas cantbricas el valle del Pigea (Asturias) como caso de estudio

    3/16

    3

    NDICE

    PRESENTACIN

    sesin 1: HAY ALGUIEN AH? BUSCANDO A LAS PERSONAS TRAS LA CERMICAARQUEOLGICA

    Introduccin: Hay alguien ah? Buscando a las personas tras la cermica arqueolgicaAIXAVIDAL, JAIMEGARCAROSSELLy DANIELALBEROSANTACREU

    DAVIDEDELFINOEn busca del artesano y su sociedad a travs de las marcas: propuesta de un mtodo dedocumentacin e interpretacin de las fases operativas en la cermica de la Edad del Bronce

    MARAVICTORIAPEINADOESPINOSAy PABLORUIZ MONTESCermicas comunes romanas y tipologa: una re exin entorno al mtodo

    AIXAVIDALy M. SOLEDADMALLA No es bueno que el hombre est solo . Relaciones entre artesanos en sociedadespretritas

    JAUMEGARCAROSELL Lo que nos dicen las manos . Propuestas metodolgica para el estudio de las macrotrazas demodelado

    DANIELALBEROSANTACREUy LUCALAPUERTAGONZLEZTradicin, funcionalidad y materia prima: el ncleo alfarerode Prtol (Mallorca)

    VERNICAESTACADecoracin a travs de la imagen en la cermica numantina

    ELENAMOLINAMUOZLa dimensin social de la cermica: una propuesta metodolgica para la investigacin de laprocedencia cermica

    ROCOMARTNMORENOAspectos sociales de la cultura ibrica a travs de la iconografa vascular: el caso de Edeta

    HERBERCORTSSANTIAGOEl papel de los elementos cermicos en los procesos metalrgicos. El caso de Pealosa,Grupo Estructural VI

    JUDITLPEZ DE HEREDIAEl estudio de la cermica en el Pas Vasco

    SANDRAROMEROFERNNDEZLa cermica como elemento alegrico en los grandes maestros de la pintura espaola

    DANIELALBEROSANTACREUy JAUMEDEYMIRIndividuo y cermica en los rituales de enterramiento colectivo deMallorca (2000-1400 a.C.)

    JUANCARLOSLPEZMRQUEZLa cermica como elemento de estudio en el desarrollo de las sociedades complejas dela cuenca mediterrnea peninsular

    LOURDESGIRNANGUIOZARMarcasante cocturam en la cermica del alfar romano de Puente Melchor (Puerto Real,Cdiz) Simples marcas o indicadores de una cultura pretrita? Una propuesta atrevida

    JESSICAOKELLYSENDRSy SALVADORDELGADOAGUILARLa casa de la columna de Arucci/ Turobriga (Aroche, Huelva)a travs de su cermica

    BEATRICE DE ROSSAEl poblado Nuragico de SantImbenia, Alghero, Sassari: el estudio arqueomtrico de la cermicapara la reconstruccin del hbitat del Nuraghe

    7

    9

    11

    13

    19

    25

    33

    41

    49

    55

    63

    69

    77

    83

    89

    95

    99

    105

    113

    Actas de las II Jornadas de Jvenes en Investigacin Arqueolgica. Tomo I

  • 8/3/2019 Movilidad ganadera entre las comunidades castreas cantbricas el valle del Pigea (Asturias) como caso de estudio

    4/16

    4

    sesin 2: ARQUEOLOGA EN REAS DE MONTAA

    Introduccin: Arqueologa en reas de montaa. Ganadera, movimientos pastoriles y cultura materialDAVID GONZLEZLVAREZ Y JESSRODRGUEZHERNNDEZ

    JOSMARASEORNMARTNMegalitismo y grupos ganaderos en el noroeste de Cceres, los casos de Hernn Prez yMontehermoso

    ROSSENDROVIRAMORGADOArqueologa y etnohistoria en la periferia del Imperio Azteca: la Sierra Alta deMetzititlan (Mxico)

    CARLOSMARNSUREZLas montaas del centro-occidente cantbrico en el II y comienzos del I milenio a.C.: unespacio de encuentro entre los grupos cantbricos y meseteos

    DAVID GONZLEZLVAREZMovilidad ganadera entre las comunidades castreas cantbricas: el valle del Pigea(Asturias) como caso de estudio

    VALENTNLVAREZMARTNEZ, ANDRSMENNDEZBLANCOy JESSIGNACIOJIMNEZCHAPARROPercepciones mticas ypautas de comportamiento en torno a los espacios megalticos de montaa. Un caso de estudio: La Carreiriega de los

    Gallegos (Ayande, Asturias)

    sesin 3: ARQUEOLOGA DEL CONFLICTO

    Introduccin: Arqueologa del con ictoXAVIERRUBIOCAMPILLOy MANUELSNCHEZ-ELIPELORENTE

    XAVIERRUBIOCAMPILLOAnlisis espacial y arqueologa del con icto

    EMILIOGAMOPAZOSEl con icto sertoriano en la actual provincia de Guadalajara. La arqueologa y las fuentes

    ALBERTPRATSDESABALa xarxa defensiva medieval del comtat dOsona, Evoluci i anlisi territorial dels CastellsdOsona nord (segles VIII-XIII)

    RICARDOTORRESMARZOGuerra y con icto en las tierras bajas mayas del Clsico. Una aproximacin a las fuentesarqueolgicas, iconogr cas y epigr cas

    XAVIERRUBIOCAMPILLO, FRANCESCCECILIACONESAy MARAYUBEROGMEZAplicacin de nuevas tcnicas deinvestigacin en la arqueologa del con icto: la Batalla de Talamanca (1714)

    LAIACOMAQUINTANAy MARA DELCARMENROJOARIZAArqueologa, museografa y didctica: el caso de la guerraarea en Catalua (1936-1939)

    MANUELSNCHEZ-ELIPELORENTE, SANTIAGOLORENTEMUOZ, PEDROFERMNMAGUIRE, ALICIAQUINTEROMAQUAy

    CARLOSMARNSUREZCampus de Batalla: estudio de una trinchera republicana en la Ciudad Universitaria deMadrid

    sesin 4: MEMORIA Y ARQUEOLOGA

    Introduccin: Memoria y ArqueologaDAVID GARCAy JAIMEALMANSA

    IVNGONZLEZBALLESTEROSEvidencias arqueolgicas en las respuestas de las poblaciones al cuestionario de FelipeII. El caso de la provincia de Cuenca

    SERGIOALEXANDREGOMESCorpo, memoria e utopia: a idea de raa durante o Estado Novo

    JUANMONTEROGUTIRREZLa Arqueologa al servicio de la gestin de la memoria histrica: la exhumacin de lasfosas comunes de la guerra civil espaola en la provincia de Burgos

    119

    121

    123

    131

    137

    147

    157

    167

    169

    171

    179

    187

    195

    201

    211

    219

    227

    229

    231

    239

    245

  • 8/3/2019 Movilidad ganadera entre las comunidades castreas cantbricas el valle del Pigea (Asturias) como caso de estudio

    5/16

    5

    LAURAMUOZENCINARy FRANCISCOJAVIERGARCAVADILLOLa fosa comn del Arroyo de Romanzal (Llerena,Badajoz): nuevos datos para el registro arqueolgico de la represin

    ALBAARANHERRERA, DAVID GARCACASASe IVNSNCHEZMARCOSLa contribucin de la Arqueologia Forense a lalucha contra el olvido

    PASCUALJIMNEZ DE CASTILLOy VERNICAGARCACOCACrcel de Carabanchel: memoria, lucha y olvido

    JUANFRANCISCOM. CORBPrehistoria e Historia Antigua en el franquismo: algunas re exiones

    sesin 5: ARQUEOZOOLOGA, ALGO MS QUE FAUNA

    Introduccin: Arqueozoologa, algo ms que faunaEDGARDCAMARSy MARIANCUETORAPADO

    JOHANNASIGLMore than just sh and fowl. The animal bones from ancient Syene/Aswan, Egypt

    EDUARDOGONZLEZGMEZ DEAGEROy VCTORBEJEGAGARCAPesca y marisqueo en la ra de Arousa (Galicia)

    durante la cultura castreaLAURALLORENTEy CRISTINAMONTEROCova Fosca (Castelln): el tejn como paradigma de Palimpsestobioestratinmico.

    CLAUDIACOSTAA Gesto do fogo em castanheiro do vento: a possvel utilizao do osso de animal comocombustvel

    DANIELGARRIDOPIMENTELDe nicin y anlisis experimental de lo compresores y los retocadores durante elPaleoltico Superior cantbrico. Un estado de la cuestin

    MARIANAJOANAGABUCIOVILARRASAy PATRICIAMARTNRODRGUEZEstadstica y tafonoma: hacia una mejorinterpretacin de la representacin esqueltica en conjuntos zooarqueolgicos

    PATRICIAMARTNRODRGUEZy MARAJOANAGABUCIOVALARRASANuevos datos sobre el modelo de ocupacinneoltica, la Cueva del Mirador (Sierra de Atapuerca, Burgos) a travs del estudio zooarqueolgico y taxonmico

    MARCOSGARCAGARCAEstudio Arqueozoolgico en contextos andaluses (ss. VIII-XV) Posibilidades y necesidades

    MARAEUGENIAOREJUELAMESALa explotacin del cerdo (Sus domesticus ) en Son Forns: estudio de las fracturascomo evidencia del proceso de carnicera

    ANA PAJUELOPANDOy PEDROMANUELLPEZALDANALa fauna: un multiusos histrico

    EDGARDCAMARSEtnoarqueozoologa de sociedades cazadoras-recolectoras en Tierra de Fuego (Argentina): breve

    estado de la cuestin y futuras investigaciones

    MARIANCUETORAPADOLa contribucin de una muestra osteolgica reducida a la interpretacin global de unyacimiento. El ejemplo de la Cueva de Linatzeta (Lastur, Deba, Gupuzkoa)

    RUTHBLASCOLa prelacin mltiple como estrategia de caza entre los homnidos del nivel XII de la cova de Bolmor(Tavernes de Valldigna, Valencia)

    ARANTXADAZAPEREALos principales depsitos de carnes del yacimiento el Camino de las Yeseras (San Fernando deHenares, Madrid): una aproximacin al estudio del perro en el Calcoltico peninsular

    MARIANANABAISThe neanderthal occupation of Gruta da Oliveira (Almonda karstic system, Torres Novas, Portugal)Analysis of the burnt bones

    LAURAROMEROTORRESEstudio arqueozoolgico de los niveles gravetienses de la Cueva del Reclau Viver (Serinya,Girona)

    253

    261

    269

    277

    283

    285

    287

    295

    303

    309

    317

    327

    335

    341

    347

    351

    357

    363

    369

    375

    381

    387

  • 8/3/2019 Movilidad ganadera entre las comunidades castreas cantbricas el valle del Pigea (Asturias) como caso de estudio

    6/16

    6

    BORISDAVID SANTANDERPIZARROLos huesos como herramientas para un mundo en cambio. El conjunto artefactualseo del sitio TU-54, regin de Antofagasta, Norte de Chile

    DANIELABRILLPEZPatrn de consumo alimenticio en el barrio metalrgico de Valencina de la Concepcin,(Sevilla): III milenio a.n.e

    393

    399

  • 8/3/2019 Movilidad ganadera entre las comunidades castreas cantbricas el valle del Pigea (Asturias) como caso de estudio

    7/16

    147

    Movilidad ganadera de las comunidades castreas deloccidente cantbrico: La cuenca del Pigea (Asturias) comocaso de estudioDAVID GONZLEZ [email protected] FPU, Departamento de Prehistoria. Universidad Complutense de Madrid

    R esumen

    Las pautas de movilidad ganadera pueden ser entendidas como una excelente herramienta interpretativa para comprender los sistemas de poblamiento,territorializacin y subsistencia de las comunidades prerromanas del Occidente cantbrico. Debido al aprovechamiento de zonas de pastos estivales, laszonas montaosas se poblaron con cierta densidad, desarrollndose procesos particulares en la construccin del paisaje sociopoltico y subsistencial. Sereconocen discursos materiales dirigidos a a anzar y reclamar el usufructo de las zonas de pastos por parte de los distintos grupos y en las distintas fasesdiacrnicas de la Prehistoria, en una perspectiva de tiempos largos. En el presente trabajo, se presentan sintticamente algunas hiptesis de trabajo con elapoyo de una serie de lecturas etnoarqueolgicas que iluminarn la elaboracin del discurso interpretativo.

    P alabRas C lave : Edad del Hierro, megalitismo, Arqueologa del paisaje, movilidad ganadera, Occidente Cantbrico.

    a bstRaCt

    Herding mobility can be understood as an excellent interpretive tool for understanding settlement, subsistence and territorialization patterns of pre-Roman communities in West Cantabrian area (North of Spain). Due to the use of summer pasture areas, mountains were populated with certaindensity and particular processes in the construction of socio-political and subsistencial landscape were developed up there. Material speeches arerecognized aimed at strengthening and claiming the usufruct of the pasture areas by different groups and at different stages of Prehistory in a longdure perspective. In this paper, several working hypotheses which rely on some ethnoarchaeological readings will be presented synthetically. That willilluminate the interpretive discourse.K eywoRds : Iron Age, megalithism, Landscape Archaeology, herding mobility, Western Cantabrian area (North of Spain).

    1. INTRODUCCINLos estudios arqueolgicos sobre las comunidades prerromanas del rea cantbrica occidental se han desarrollado en unos trminos

    poco satisfactorios hasta la ltima dcada. As por ejemplo, las cuestiones cronolgicas y las tnico-culturales han centrado la mayorade los esfuerzos de los investigadores, sin que se hayan abordado de forma seria cuestiones interpretativas de largo alcance. Los mar -cos terico-metodolgicos puestos en escena han sido muy tradicionales, dominando los enfoques histrico-culturales, matizados por

    pequeas pinceladas procesuales ( vid . Marn, 2005). Otros problemas estructurales son la ausencia de sntesis generales, eldilogo de sordos establecido entre los estudios de la Historia Antigua y la Arqueologa prehistrica y la atomizacin de la investigacin, frag-mentada en distintas unidades administrativas y acaparada por distintos grupos investigadores que trabajan en mbitos locales. En estecontexto se ha compuesto una Arqueologa de la Edad del Hierro aburrida, de acuerdo con las consideraciones de J.D. Hill (1989). La predominancia de interpretaciones simplistas, esencialistas y uniformizadoras, que pivotan sobre un etnocntrico y presentista sentidocomn , hacen que sea urgente y necesario elaborar discursos renovadores, ms crticos y contextuales, que otorguen una posicin cen-tral a la materialidad como eje central de la narrativa arqueolgica.

    Es necesario apostar, de una vez por todas, por introducir la narratividad en las interpretaciones sobre la Edad del Hierro del reacantbrica occidental. Con este objetivo he planteado este trabajo, donde la atencin a un caso de estudio concreto me servir para acer-carme a los sistemas de poblamiento durante la Edad del Hierro en reas de montaa, buscando plantear hiptesis y originar discusin,con el objetivo ltimo de generar alternativas interpretativas a los trabajos tradicionales. As, relacionar el estudio del poblamiento y lasubsistencia de las comunidades castreas con las actividades ganaderas que les seran propias, y que en reas de montaa como la queaqu me ocupa, tendran una especial relevancia en la vida cotidiana de estas gentes. Pretendo evaluar, de este modo, si la atencin a las

    pautas de movilidad vinculadas con las actividades pastoriles podra ser una herramienta adecuada para comprender mejor las formasde vida de los grupos castreos. Para ello, prestar atencin a distintas lecturas etnoarqueolgicas, adems de plantear el estudio del paisaje de la Prehistoria reciente cantbrica como un paisaje ganadero de tiempos largos.

    2. EL HBITAT EN LA PREHISTORIA RECIENTE ASTURIANAEn la actualidad desconocemos casi totalmente los sistemas de hbitat en la Prehistoria reciente cantbrica con anterioridad a los

    castros. Contamos con aisladas referencias a posibles hbitats en cueva (de Blas, 1983; Arias y Armendriz, 1998; Ontan, 2003), y porlo dems, debemos suponer que los principales asentamientos se asemejaran a los poblados abiertos que se han documentado en Galicia(Mndez, 1994) o la Meseta (Abarquero, 2005: 39-47). En de nitiva, seran los cantbricos poblados sencillos, debido a la movilidad

    JIA 2009, pp. 147-156ISBN: 978-84-7956-093-5

  • 8/3/2019 Movilidad ganadera entre las comunidades castreas cantbricas el valle del Pigea (Asturias) como caso de estudio

    8/16

    148

    estacional de estos grupos (de Blas, 2008: 256-260; Marn; 2009). Las estructuras de hbitat se situaran en los mrgenes de las reas de pastos a travs de las cuales conduciran sus rebaos y donde tambin estableceran cultivos itinerantes de azada. Las construccionesseran erigidas principalmente en madera y otros materiales perecederos. Estos poblados estacionales de las comunidades pastoras dela Edad del Bronce se situaran muy posiblemente en las proximidades de los tmulos funerarios, que funcionaban como demarcadoresterritoriales. Esta consideracin toma fuerza si entendemos en este marco algunos hallazgos aislados de actividades domsticas vincula-das a megalitos (Prez y Arias, 1979; de Blas, 1996; Dez Castillo, 1996-1997), adems de tener en cuenta que la situacin de los tmuloscoincide en muchas ocasiones con la ubicacin de las cabaas tradicionales que los pastores han venido utilizando hasta la actualidad enlas reas de pastos estivales.

    Con el cambio cultural que se documenta entre el Bronce Final y los primeros momentos del Hierro I, los grupos humanos limitaronsu componente mvil, con lo que sus poblados se fueron dotando de mayor solidez, contando entonces con las primeras evidencias deenclaves habitacionales destacados en el paisaje, antrpicamente modi cados y monumentalizados: son los primeros castros, de cuyaexistencia para el mbito occidental cantbrico contamos con las muestras ms antiguas en los yacimientos del occidente de Asturias(Villa y Cabo, 2003; de Blas y Villa, 2008), adems del recientemente publicado castro del Picu La Forca (Caminoet al. , 2009), al bordedel extremo occidental de la cuenca central asturiana. A parte de esto, existen leves trazas de la presencia de grupos mviles en los lti-mos siglos del II milenio a.C. en enclaves luego ocupados por castros como Pelu, El Chao Samartn o La Campa Torres, relacionablescon la frecuentacin de estos enclaves por los ltimos grupos eminentemente mviles de la Edad del Bronce que, en las posteriores lo-calizaciones de los castros, emplazaran quiz algunos de sus campamentos estacionales (Marn, 2009). Al entrar en la Edad del Hierrose generaliza en la regin el poblamiento castreo (Villa, 2007). Los castros emergern como el principal referente de hbitat, sin que se

    hayan reconocido, hasta el momento, otras variantes. Con las consiguientes rede niciones de los espacios domsticos o de su arquitec-tura monumental defensiva, los castros permanecern en exclusiva como elementos protagonistas de la ocupacin humana durantetoda la Edad del Hierro, perdurando incluso los dos primeros siglos de la presencia romana en este rea.

    Como se ha puesto de relieve, la investigacin regional no contaba hasta el I milenio a.C. con referentes habitacionales claros. Hastaentonces se contemplaba la existencia de comunidades pastoriles mviles que viviran en endebles hbitats estacionales paralelos a losmovimientos de los rebaos de ganado y al agotamiento de las tierras en las que realizaran cultivos de roza. Con la aparicin de loscastros se admitir de forma generalizada implcita o explcitamente la de nitiva sedentarizacin de las comunidades prehistricas.Este topos historiogr co ha condicionado el estudio de la Edad del Hierro hasta tal punto que se ha conocido a esta realidad histricacomo cultura, fase o etapa castrea , tomando la propia denominacin de sus poblados caractersticos. Los castros por si mismos hanfocalizado toda la atencin investigadora, desatendiendo otros aspectos fundamentales, como el estudio de los espacios productivos o losterritorios, cuestiones que slo en los ltimos aos se han comenzado a incluir en la agenda investigadora de la Arqueologa de la Edaddel Hierro del Noroeste (por ejemplo, Parcero, 2006).

    Sobre estas bases, uno de los objetivos centrales de mi trabajo ser reconsiderar ese pretendido sedentarismo de las comunidadescastreas, poniendo en juego la posibilidad de que existiesen prcticas mviles relacionadas con movimientos ganaderos, que im- plicaran que no todos los enclaves habitacionales fuesen castros. Pospondr, en cambio, la contrastacin de estas hiptesis a futurostrabajos sobre este tema, algo que necesitar de un mayor bagaje re exivo, adems de contar necesariamente con investigaciones sobreel terreno orientadas a la contrastacin de estos planteamientos. Por lo tanto, las propuestas que lanzar en este trabajo deben consider -arse como las hiptesis de partida de una lnea de trabajo ms amplia que tratar de desarrollar, durante los aos venideros, en mi tesisdoctoral. En la construccin de estas hiptesis atender a una revisin de los datos conocidos sobre poblamiento y subsistencia en laEdad del Hierro en relacin a un rea concreta de estudio: la cuenca del Pigea. Adems, las conclusiones que obtenga de este pequeoestudio de campo sern enriquecidas y tamizadas con la atencin a estudios etnoarqueolgicos, arqueolgicos y antropolgicos de di-versa procedencia.

    3. LA CUENCA DEL PIGEA COMO CASO DE ESTUDIOLa cuenca del ro Pigea se sita en las montaas cantbricas, en el Noroeste de Espaa (Fig.1). Este ro transcurre con direccin

    Sur-Norte dando forma a un tpico valle de montaa. Las fuertes variaciones altitudinales de un rea tan reducida rea rman el carcter montaoso del valle. En su cabecera encontramos montaas que llegan a los 2.188 m de altitud del Pico Cornn, y amplios pastizalesde verano sobre los 1.000 m. En la seccin media del valle encontramos buenas zonas de pastos en las sierras, adems de espacios aptos para una agricultura extensiva en los tramos de ladera ms suaves. En el tramo nal de la cuenca uvial, cerca de su con uencia con el Narcea, encontramos un valle ligeramente ms abierto con vegas amplias a unos 100 metros de altitud y sierras con alturas ms modera-das, que rara vez superan los 1.000 m.

    El substrato herciniano original de la cuenca del Pigea se vio elevado por el plegamiento alpino, sobre el que incidiran luegofenmenos de apalachismo. Se formaron as los valles primigenios, con per les en U, reconocibles hoy en la parte de alta de la seccindel valle del Pigea. Con posterioridad, cobr protagonismo el proceso de erosin remontante de las corrientes uviales, creando as unencajamiento progresivo de la seccin de estos valles, dando forma a un per l en V, reconocible en la parte baja de la seccin del valle.Lo que interesa destacar de este proceso es su relacin con el poblamiento humano del rea, que tradicionalmente se ha asentado sobrelos rellanos que surgen en el tramo de contacto entre las secciones en U y V del valle. Ser en estoshombros donde se dispongan los

  • 8/3/2019 Movilidad ganadera entre las comunidades castreas cantbricas el valle del Pigea (Asturias) como caso de estudio

    9/16

    149

    pueblos actuales, y donde reconoceremos tambin los yacimientos castreos (Gonzlez lvarez, 2009), prcticamente al margen de losestrechos fondos del valle, que se encuentran a ms de 300 metros de altitud de diferencia (Fernndez Mier, 1999: 32).

    El rea del Pigea es una de los espacios paradigmticos en las actividades ganaderas y pastoriles de las montaas cantbricas as-turianas. A lo largo de la Historia se han ido sucediendo distintas estrategias de aprovechamiento de sus variados y abundantes recursosnaturales, entre los que sobresale el monte , entendido como terreno que no se cuida ni se limpia no como las praderas arti ciales o laszonas de cultivos y donde crece libremente la vegetacin de todo tipo. La interaccin de las comunidades humanas con el medio fsicoy natural a lo largo del tiempo han dado lugar a este caracterstico paisaje cultural. En estas tierras se han preservado, hasta hace unas pocas dcadas, distintas frmulas de aprovechamientos ganaderos que constituyen, sin duda alguna, un excelente referente con el queiniciar este trabajo.

    4. MOVILIDAD Y GANADERA TRADICIONAL EN LA MONTAA ASTURIANAEl rea de estudio seleccionada en el planteamiento de este trabajo se destaca como uno de los espacios ganaderos caractersticos

    de la montaa asturiana. En esta zona montaosa, las comunidades humanas han desarrollado unas caractersticas formas subsisten-ciales en las que la ganadera tiene un importante peso. Esta dedicacin ha incidido enormemente en sus pautas de poblamiento y ensus formas de organizativas sociales y polticas. Estas frmulas ganaderas vernculas, que hunden sus races en el perodo medievalme servirn magn camente como uno de los referentes inspiradores fundamentales en el planteamiento de la discusin sobre el casode estudio. En el uso de estos ejemplos en la posterior discusin tratar de huir del establecimiento de analogas mecnicas o acrticas,

    pensando ms bien en que estos referentes deben ser luces aclaratorias o inspiradoras en la generacin de la narrativa interpretativa. Creo

    que sera bsico asumir que la continuidad de ciertas formas subsistenciales, de las caracterizaciones fsicas existentes en aspectos ma-teriales como el parcelario o las pautas de poblamiento, no implican en ningn caso la continuidad de las caracterizaciones identitarias,sociales, polticas, simblicas etc. Si se paralelizan mecnicamente estos campos, se cometer el grave error de simpli car la realidad.

    En la cuenca del Pigea encontramos tres sistemas ganaderos, en funcin de los tipos de poblamiento y movilidad con los que serelacionan: losvaqueiros dalzada , los ganaderos trasterminantes y los pastores de merinas.

    4.1. Los vaqueiros dalzadaSon comunidades ganaderas trashumantes de radio largo, con una movilidad biestacional de tipo alpino entre sus pueblos de in-

    vierno, situados en los valles interiores o costeros, y los pueblos de verano donde permanecen unos 9 meses mientras su ganado pastalibremente en los pastizales de altura. En esta frmula de movilidad, toda la familia cambia de residencia junto con el ganado y sus ape-ros, habitando anualmente dos moradas muy similares en forma y funcin, situadas en asentamientos con pocas diferencias ms all dela distinta disposicin de los espacios productivos (Garca, 1988; Ctedra, 1989; Gonzlez lvarez, 2007).

    Figura 1. Ubicacin del rea de estudio: la cuenca del Pigea (Asturias).

  • 8/3/2019 Movilidad ganadera entre las comunidades castreas cantbricas el valle del Pigea (Asturias) como caso de estudio

    10/16

    150

    4.2. Trasterminancia de valleMuchas familias alimentan su ganado aprovechando los diferentes nichos ecolgicos que, gracias a las diferencias de altitud,

    encuentran en los valles de montaa. En este sistema trasterminante suben en verano sus rebaos hacia los pastos de altura, en dondedisponen de cabaas agrupadas en braas (Fig.2) (Linares, 2004). Estos asentamientos constan de distintas construcciones que sirven para guarecer animales enfermos, cras recin nacidas, como almacn y tambin de dormitorio y cocina para las personas que cuidan delganado. Estas agrupaciones de cabaas suelen ubicarse en zonas anexas a las reas de pastos, situadas en zonas soleadas y protegidas delviento. Esta es sin duda la frmula ms comn de movilidad ganadera en la montaa asturiana, documentndose su existencia en casitoda su amplitud. No obstante, no era una actividad homognea, ya que existen variantes en cuanto al tipo de ganado, la duracin de laestancia en los pastos de altura, y las pautas en las que los pastores se trasladaban a las braas o mayadas, que tambin ofrecen diferen-cias en su forma o funcin.

    4.3. Los pastores de merinasLas reas con ms abundantes pastos de altura tambin servan en el verano como reas de pastos para los rebaos fundamental-

    mente ovinos procedentes del Centro y del Sur de la Pennsula Ibrica (Lpez y Graa, 2003). Estos grupos de pastores realizaban largos

    movimientos trashumantes desde Extremadura o Castilla, pasando los meses estivales en los pastos cantbricos ms altos, alojados enchozos hechos en materias vegetales que construan cada ao. Su aprovechamiento de estos pastizales, tan alejados de sus lugares deresidencia habitual, era posible tras un acuerdo con las comunidades ganaderas locales, quienes reciban pagos monetarios y en especie delos forneos, acompaados de interesantes pactos simblicos en forma de banquetes y estas en los lugares donde los pastores de merinaslevantaban sus campamentos, tarea en la que reciban ayuda de los mozos locales. Esta situacin de contacto propiciaba interesantes inter -cambios culturales y comerciales (Vzquez Varela, 2001).

    5. LA CUENCA DEL PIGEA: MEDIO Y REGISTROLos castros del valle del Pigea forman un conjunto interesante para acercarse al estudio de los patrones subsistenciales y de po-

    blamiento de la Edad del Hierro en reas de montaa del Occidente cantbrico. Lamentablemente, ninguno de estos yacimientos ha sidoexplorado arqueolgicamente. Sin embargo, algunas excavaciones en valles de montaa prximos (Maya y de Blas, 1983; Celis, 2002;Fanjul, 2007; Fanjulet al. , 2004-2005; 2007; Caminoet al. , 2009), adems de la informacin proporcionada por materiales aislados hal-lados en los poblados del rea de estudio, pueden informarnos acerca de la continuidad del poblamiento de la zona a lo largo de toda laEdad del Hierro (Gonzlez lvarez, 2009).

    Figura 2. Vista general de la braa equinoccial de La Pornacal (Somiedu).

  • 8/3/2019 Movilidad ganadera entre las comunidades castreas cantbricas el valle del Pigea (Asturias) como caso de estudio

    11/16

    151

    En la muestra sobresalen los poblados castreos situados en las cabeceras de los valles, a ms de 1.000 metros de altitud. Desde suubicacin controlan los pastizales estivales o las vas naturales de acceso a stos, presentando complejas obras defensivas, con fososy murallas notablemente monumentales. El grueso de yacimientos lo componen los castros emplazados sobre el curso del Pigea,situados a media ladera en el cambio de pendiente entre el viejo per l en U del valle y el ms reciente per l en V. En este espacio,los poblados se establecen siempre controlando vas de fcil acceso hacia las zonas de pastos en las sierras, mientras que a sus pies se dis-

    ponen super cies aptas para cultivos de huerta o cereales poco exigentes, como la escanda (Fig.3). En este grupo no se aprecia ningunadiferenciacin de modelos de asentamiento, mostrando todos los castros una homognea caracterizacin situacional y de su entorno. Nohay datos, as pues, para manejar distintos grupos de asentamientos en funcin de los cambios productivos planteados entre los castrosdel Hierro I y II para otras zonas del Noroeste peninsular (Carballo, 1996; Parcero, 2002; Fbrega, 2005), en donde se plantea un incre-mento en la importancia de la produccin agraria que se relaciona con un cambio en la seleccin de los emplazamientos del Hierro II,que se situarn ms prximos a los fondos de valle y las reas de suelos pesados propicias para prcticas agrcolas con intensi cacin dela produccin.

    Esto me lleva a plantear el estatismo en las formas productivas de las comunidades castreas de las montaas occidentalescantbricas, que no intensi can la produccin agrcola en el Hierro II, quiz debido al peso destacado de la produccin ganadera. Esta di-vergencia respecto a las formas de poblamiento y subsistencia de otras reas castreas del Noroeste peninsular me lleva a relacionar estavariabilidad regional con la existencia de diferentes sistemas de organizacin sociopoltica, como los propuestos por Alfredo Gonzlez

    Ruibal (2006-2007; 2008; e.p.). En el mbito del caso de estudio este autor identi ca para las comunidades montaesas un sistema deeconoma poltica que podramos entender acudiendo a modelos antropolgicos como el de las deep rural communities o comunidadesrurales profundas. Este tipo de organizaciones humanas se caracterizan por sus formas de vida tendentes al estatismo y a la inmutabili-dad, en base a una resistencia consciente al cambio, ya que estas formaciones sociales tienen la peculiaridad de situarse en los mrgenesde sociedades organizadas en base a sistemas fuertemente jerarquizados, incluso a niveles estatales (Jedrej, 1995). Esto ocurrira en elcaso cantbrico, en cuya vertiente meridional se encontraran grupos jerarquizados como los denominados por los romanosvacceos ,vettones y celtberos (Romero Carnicero et al. , 2008). De este modo, la existencia de un mosaico compuesto de una variedad de formassubsistenciales y de poblamiento podra relacionarse con el mosaico de modelos sociopolticos reconocidos durante la Edad del Hierroen el entorno del caso de estudio.

    6. UN PAISAJE GANADERO DE TIEMPOS LARGOSA pesar de lo exiguo de la muestra que manejo en el caso de estudio, he tratado de seguir adelante con mis re exiones, planteando

    la comprensin de los sistemas de poblamiento del I milenio a.C. en relacin al sistema ganadero con el que se relacionan. Dicho sistemaganadero puede ser comprendido en un marco de tiempos largos, siguiendo los planteamientos de Braudel, en el que las prcticas pastoriles de los grupos castreos se entendern mejor al correlacionarlas con los movimientos ganaderos actuales y con sus precedentes

    Figura 3. Panormica del entorno de El Castru de Alava (Salas), situado frente a la con uencia de los ros Pigea y Narcea. A la derecha puede observarseel rellano con terrenos de suelos ligeros aptos para cultivos de azada. Ms arriba, las laderas de la Sierra de Las Traviesas seran buenas zonas de monte en laque desarrollar cultivos itinerantes, y actividades pastoriles, cinegticas y recolectoras. En primer plano, los suelos pesados de la amplia vega del Narcea noseran aprovechables durante la Edad del Hierro ya que no se contaba de la tecnologa agraria adecuada; serviran ms bien como reas de pastos frescos parel ganado.

  • 8/3/2019 Movilidad ganadera entre las comunidades castreas cantbricas el valle del Pigea (Asturias) como caso de estudio

    12/16

    152

    de la Edad del Bronce. Esta operacin metodolgica tiene lugar en un marco de trabajo en el que los datos e interpretaciones disponiblesan son demasiado exiguos y endebles como para descender a la escala humana en la que las narraciones histricas cobran ms fortaleza( sensu Morris, 2002).

    6.1. Los pastores megalticosEl inicio de las actividades ganaderas en estas tierras corresponde a los grupos megalticos, que poblaron estos mismos parajes entre

    al menos el V y el II milenio a.C. (de Blas, 2000; 2008). Con un alto grado de movilidad, estos grupos de pastores habitaron en asenta-mientos estacionales que se localizaran en las proximidades de los tmulos. Los grupos megalticos cantbricos sern las primerasgentes que comiencen a realizar transformaciones conscientes y efectivas sobre su entorno en estas reas montaosas (Criado, 1993: 35),en donde esta monumental arquitectura funeraria constituir un cdigo material de apropiacin simblica de los espacios ganaderos.Los megalitos seran hitos demarcadores y humanizadores del paisaje, que los grupos construiran buscando legitimar el usufructode las zonas de pastos, construyndolos en los lugares ms destacados del paisaje serrano, en puntos de encuentro de distintas rutas de pastoreo o en las reas de establecimiento de esos enclaves estacionales. Las construcciones tumulares otorgaran al paisaje un gradocreciente de familiaridad para los grupos humanos, que redundara en una creciente sensacin de seguridad de los propios habitantes deestas tierras pobladas de megalitos ( sensu Hernando, 2002). Los megalitos, junto a las estaciones de arte rupestre, los depsitos votivos,y algunos hitos naturales destacados en el paisaje, como montaas o rocas de formas caprichosas, constituiran lostopogramas , queactuaran como mecanismos memorsticos que permitiran recordar y jar al espacio eventos temporales (Santos Granero, 1998).

    En el rea de estudio se aprecian bien las observaciones anteriores, documentando las principales concentraciones tumulares en lassierras ms altas por las transcurren rutas naturales de gran importancia histrica como la va de La Mesa y la ruta de La Serrantina(Fig.5). Esto es buena muestra de la importancia destacada que para los grupos megalticos tendra el componente mvil, relacionadocon los espacios de pastizales de altura, en los que igualmente se concentran estas arquitecturas funerarias. Es de suponer que sus resi-dencias estacionales se encontrasen en las inmediaciones de las construcciones tumulares, cerca de las cuales estos grupos de pastoresmegalticos desarrollaran actividades como la caza, la recoleccin y los cultivos itinerantes, que adems del pastoreo, compondran elesquema subsistencial bsico de estas gentes. Adems de la importancia eminentemente productiva de las reas montaosas, las sierrasde reas como el alto valle del Pigea tambin seran el escenario idneo para los encuentros entre distintos grupos bien de valles veci-nos o incluso llegados de la meseta, producindose intercambios culturales y comerciales, seguramente ritualizados con negociacionessimblicas y polticas.

    6.2. Las comunidades castreasLas comunidades castreas seguirn centrando gran parte de sus actividades productivas en el pastoreo. En los ltimos aos, el

    estudio detenido del registro arqueolgico ha puesto de relieve la sustancial importancia de la ganadera en las comunidades castreascantbricas, gracias a los anlisis arqueozoolgicos, predominando sobre todo la ganadera en las reas montaosas como la que nosocupa (Fernndez Rodrguez, 2003; 2007). Ms all del reconocimiento de esta actividad, poco se ha discutido acerca de sus formatos.Los habitantes de los castros costeros o los poblados ubicados en los valles ms amplios tendran en buena lgica una dependenciamenor de la ganadera, que sin embargo tendra una especial importancia en los ambientes serranos y montaosos del interior, como laque nos ocupa, en donde existira cierta especializacin pastoril, con carcter extensivo, centrada en el ganado vacuno. Los castros, nue-vos asentamientos monumentalizados de la Edad del Hierro, propiciarn la de nicin de territorios o reas de aprovechamiento de cadacomunidad. No debemos olvidar que la ganadera complementara otras facetas subsistenciales, como la agricultura, la recoleccin, lacaza y la pesca.

    La importancia de la ganadera extensiva para los momentos precastreos ha quedado bastante contrastada, segn lo expuesto an-

    teriormente. En las reas serranas donde se desarrollaran esas tareas pastoriles se registra una alta densidad de elementos arqueolgicosque denuncian la importancia dada a la reclamacin simblica de esos espacios. En cambio, para poca castrea slo conocemos comoelementos arqueolgicos diagnsticos los propios poblados, ubicados a media ladera en los valles del rea de estudio. Sin embargo,apuesto claramente por entender que el sistema pastoril extensivo seguira plenamente vigente en poca castrea, con ms intensidad sicabe. Como ejercicio re exivo, podemos cruzar los datos arqueolgicos que conocemos para los dos momentos (Fig.4). Se compruebacmo todos los yacimientos castreos se sitan en relacin con una fcil accesibilidad a los pastizales de altura, que seran aprovechadosde forma local por los poblados del entorno segn frmulas de pastoreo trasterminante. Los castros sern as el punto central ordenador delos territorios econmicos y polticos, funcionando gracias a sus rasgos monumentales como nuevos elementos del discurso material deapropiacin comunitaria del paisaje productivo.

    Por otro lado, la existencia de poblados castreos a elevadas altitudes hizo pensar en la estacionalidad de tales asentamientos, op-cin planteada por autores como Jos Manuel Gonzlez (1976: 186). Se comparaba tal esquema de poblamiento con el de losvaqueirosdalzada . No obstante, es difcil concebir esa situacin para los primeros grupos de la Prehistoria que mantendran un hbitat verdadera-mente territorializado y nuclearizado. Resulta complejo asumir una realidad trashumante para momentos castreos, ya que entre otros problemas interpretativos, el estado actual de conocimientos no logra reconocer los hipotticos cuarteles de invierno de dichos grupos.El posible referente de los vaqueiros dalzada debe contemplarse en su propio contexto cronolgico, poltico y social, en el cual las es-

  • 8/3/2019 Movilidad ganadera entre las comunidades castreas cantbricas el valle del Pigea (Asturias) como caso de estudio

    13/16

    153

    Figura 4. Mapa de distribucin de yacimientos: TMULOS: Salas: 1:Sierra de las Traviesas. 2:Dolmen de Llaniu. 3:Alto Calabazos. 4:Penausn AltoLos Corrales. Miranda: 5:Llano Sivil. 6:Picu Siella. 7:El Crandizu. 8:Espinapata. 9:El Toural. 10:Las Cruces. 11:El Collado. 12:La Palanca. 13:La Cruz dela Sierra. 14:Los Lagos. 15:La Escrita. 16:Llanizas darriba. 17:El Burgo. 18:Peas Negras. 19:Picu La Cabra. 20:Serra Manteca. 21:Pea Reonda. 22:LosAltos de La Trapa. 23:Picu Gameo. 24:La Bovia. 25:Llanu Campoleo. 26:Alto del Pedrorio. 27:Llano Grande. 28:Llanu La Veiga. 29:Llombu LAyalga.30:Balbona. 31:La Corredoira. 32:Los Cobertorios. 33:El Mouru. 34:Peas Negras. 35:La Braal Castru. Somiedu: 36:El Chano las Meriendas. 37:Collu dLa Paredina. 38:Dolmen del Canto Sobrel Augua. 39:La Veigal Podame. 40:Montel Escoru. 41:La Coronal Castru. 42:Collu LAguil. 43: El Campo deLa Baga. 44:La Chalga. CASTROS: Salas: 1:El Castru, Villar. 2:El Castiellu, Doriga. 3:La Trapa, Santiagu la Barca. 4:La Cerca de Llourico, Llaniu. 5:ECastru, Llaniu. 6:El Castru, Alava. Miranda: 7:El Castru, Lleiguarda. 8:Las Coronas, Beyu. 9:El Monte La Caimada, Balmonte. 10:El Castru, Ondes. 11:LaMatal Castru, Vigaa. 12:La Braal Castru, Almurfe. 13:El Castiel.lu, Cuevas. Somiedu: 14:El Castiel.lu, Santuchanu. 15:El Cogol.lu, La Rebol.lada. 16:ECastru, Vil.lar de Vildas. 17:La Coronal Castru, La Pola Somiedu. 18:El Castru, Arbichales. 19:El Castiel.lu, L.lamardal. VARIOS: A:Material ltico delAlto La Madalena. B:Cueva Negra. C:dolo de Llamosu.

  • 8/3/2019 Movilidad ganadera entre las comunidades castreas cantbricas el valle del Pigea (Asturias) como caso de estudio

    14/16

    154

    tructuras de poder, organizadas territorialmente en cotos de distintos tipos y seoros, actuaran como garantes del orden y la seguridadde las grandes reas a travs de las cuales estas poblaciones realizaran sus movimientos estacionales (Garca, 1988). En cambio, los gru- pos de la Edad del Hierro del rea cantbrica occidental se situaran en una realidad caracterizada por la inexistencia de organizacionessuperiores a los territorios ordenados en torno a los propios castros. Igualmente, el principal rasgo en cuanto al poblamiento de la nuevarealidad castrea es, como muy bien ha sealado Csar Parcero para el mbito gallego, el surgimiento de un paisaje polticamente divi-dido, en el que las clulas de poblamiento no correspondientes con los propios castros no son posibles (Parcero, 2002; Parcero y Cobas,2004). Por tanto, quiz sea mejor por el momento desechar tal opcin trashumante y admitir mejor la alternativa de movilidad trastermi-nante, con cada poblado como referencia fundamental de cada territorio, desde el cual se organizara el aprovechamiento de su entornomediante formas ganaderas mviles en las que se desarrollaba un pastoreo especializado en rgimen trasterminante.

    El conjunto de castros situados en el valle del Pigea responde a un modelo de poblamiento vinculado al aprovechamiento de unossuelos ligeros aptos para la agricultura extensiva que se emplazan en las cercanas de los poblados, quiz en terrenos mnimamenteacondicionados para tales menesteres, como se ha comprobado en la vecina Galicia (Parcero, 2006). La ganadera extensiva constituiraun aporte fundamental al esquema subsistencial en estas zonas de montaa, pivotando su desarrollo en funcin del aprovechamiento pastoril de los pastos estivales, siguiendo un rgimen trasterminante muy similar en su formato al que hasta hace unas pocas dcadasse ha seguido en las zonas de montaa del medio rural asturiano. En esos importantes espacios ganaderos, las comunidades castreasdispondran de asentamientos secundarios destinados a albergar a los pastores que se ocupasen del ganado, seguramente semejantesformal y locacionalmente a las braas estivales de las poblaciones ganaderas subactuales. La Arqueologa no ha sido an capaz dereconocer ninguno de estos yacimientos, aunque atendiendo a los referentes con los que contamos es muy probable que se situasen en los

    espacios pastoriles tradicionales, coincidiendo con las braas y mayadas subactuales, que en algunos casos tambin se sitan prximasa las concentraciones de monumentos megalticos del Neoltico y la Edad del Bronce, erigidos en funcin de la apropiacin simblica delos pastos estivales. Estos yacimientos pastoriles se ubicaran, en de nitiva, en enclaves largamente ocupados en funcin de las eviden-cias arqueolgicas, etnogr cas y documentales, por lo que podran ser documentados mediante la puesta en marcha de proyectos de prospeccin dirigidos. Lo endeble de estas estructuras facilitara su rpida y discreta amortizacin, tal y como sucede en la actualidadcon las cabaas de los pastores tradicionales, por lo que su deteccin ha de situarse como una de las tareas prioritarias de aqu en adelante para los estudios de la Edad del Hierro en espacios de montaa como la cuenca del Pigea.

    7. CONCLUSIONESDebemos insistir en la necesidad de tomar riesgos y plantear nuevas hiptesis interpretativas en la investigacin de la Edad del

    Hierro del Occidente cantbrico. Slo a travs de la discusin y del debate sosegado podremos hacer avanzar cualitativamente elconocimiento arqueolgico de esta rea geogr ca; ms an en los mbitos montaosos protagonistas de dicho territorio. Con respectoal caso de estudio abordado, dar la debida importancia a las prcticas ganaderas puede ser la clave para entender las estrategias de poblamiento seguidas por las gentes de la Edad del Hierro, sobre todo en reas de montaa como sta, donde las prcticas pastorilesextensivas fueron el factor ms destacado en las frmulas subsistenciales de estas comunidades. Por esta razn, querra enfatizar la ideade las prcticas de movilidad ganaderas como fenmeno de tiempos largos con el que los grupos se desenvolvieron en un paisaje que seira humanizando progresivamente, por medio de un discurso material que, en nuestro caso de estudio, cambiara desde la arquitecturamonumental funeraria del Neoltico y la Edad del Bronce a los poblados forti cados de la Edad del Hierro.

    Los modelos de poblamiento y la existencia de una variabilidad regional de estos, puede ser un fenmeno a relacionar con diferentessistemas de economas polticas. El avance de nuestro conocimiento arqueolgico puede verse enriquecido si tratamos de entender lavariabilidad regional y las interacciones entre las distintas comunidades de las zonas castreas del Noroeste peninsular y la orla cantbri-ca, en vez de proseguir con la bsqueda de centros y periferias de unaCultura Castrea concebida en un formato histrico-cultural. Estavariabilidad debe ser entendida, ms bien, en un marco comprensivo en el que los diferentes modelos organizativos sean vistos como

    diferentes partes de un mosaico de agrupaciones sociales, polticas e identitarias de una panormica mltiple de realidades castreas.

    8. BIBLIOGRAFAABARQUERO MORAS, F.J. (2005):Cogotas I. La difusin de un tipo cermico durante la Edad del Bronce . Valladolid: Junta de

    Castilla y Len.ARIAS CABAL, P. y ARMENDRIZ GUTIRREZ, A. (1998): Aproximacin a la Edad del Bronce en la Regin Cantbrica, en R.

    Fbregas (ed.): A Idade do Bronce en Galicia: Novas Perspectivas . A Corua: Edicios do Castro, 47-80.BLAS CORTINA, M.A. de (1983): La Prehistoria Reciente en Asturias . Oviedo: Fundacin Pblica de Cuevas y Yacimientos

    Prehistricos de Asturias.BLAS CORTINA, M.A. de (1996): Espacio funerarioEspacio econmico: las sugerencias del registro arqueolgico en el entorno de

    un dolmen de montaa, en A. Rodrguez Casal (coord.): Humanitas: Estudios en homenaxe Prof. Dr. Carlos Alonso del Real .Santiago de Compostela: Universidade de Santiago de Compostela, 125-150.

    BLAS CORTINA, M.A. de (2000): La neolitizacin del litoral cantbrico en su expresin ms consolidada: La presencia de los primerostmulos, en Actas do 3 Congresso de Arqueologia Peninsular, vol.3: Neolitizaao e Megalitismo da Peninsula Ibrica . Porto:ADECAP, 215-238.

  • 8/3/2019 Movilidad ganadera entre las comunidades castreas cantbricas el valle del Pigea (Asturias) como caso de estudio

    15/16

    155

    BLAS CORTINA, M.A. de (2008): La Prehistoria reciente: el brumoso inicio de las sociedades neolticas en Asturias, en J. Rodrguez Muoz (coord.): La Prehistoria en Asturias. Un legado artstico nico en el mundo . Oviedo: Ed. Prensa Asturiana,489-566.

    BLAS CORTINA, M.A. de y VILLA VALDS, A. (2008): El ciclo terminal de la Edad del Bronce y las races de la Cultura Castrea,en J. Rodrguez Muoz (coord.): La Prehistoria en Asturias. Un legado artstico nico en el mundo . Oviedo: Ed. Prensa Asturiana,659-672.

    CAMINO MAYOR, J.; ESTRADA GARCA, R. y VINIEGRA PACHECHO, Y. (2009): El castro inacabado de La Forca (Grado,Asturias). Un dominio territorial frustrado, Trabajos de Prehistoria , 66(1): 145-159.

    CARBALLO ARCEO, X. (1996): Os castros galegos: Espacio e Arquitectura,Gallaecia , 14-15: 309-357CTEDRA TOMS, M. (1989): La vida y el mundo de los vaqueiros de alzada . Madrid: Centro de Investigaciones Sociolgicas.CELIS SNCHEZ, J. (2002): La ocupacin castrea en el alto valle del ro Ca: El Castro de Chano. Len, en M.A. de Blas y A.

    Villa (eds.): Los poblados forti cados del noroeste de la Pennsula Ibrica: formacin y desarrollo de la Cultura Castrea . Navia:Ayuntamiento de Navia, 189-210.

    CRIADO BOADO, F. (1993): Lmites y posibilidades de la arqueologa del paisaje,SPAL , 2: 9-55.DEZ CASTILLO, A. (1996-1997):Utilizacin de los recursos en la Marina y Montaa cantbricas: una prehistoria ecolgica de los

    valles del Deva y Nansa . Gernika: Asociacin Cultural de Arqueologa AGIRI.FANJUL PERAZA, A. (2007): Excavaciones en el castro de la Cogollina (Teverga). Nuevas perspectivas sobre las defensas arti ciales

    de los castros asturianos, en A. Fanjul Peraza (coord.): Estudios Varios de Arqueologa castrea. A propsito de las excavaciones enlos castros de Teverga (Asturias) . Madrid: IEPA, 25-39.

    FANJUL PERAZA, A.; FERNNDEZ RODRGUEZ, C.; LPEZ PREZ, M.C. y LVAREZ PEA, A. (2007): Excavaciones en elcastro de la Garba (Teverga), Asturias. Primeros trazos arqueolgicos del poblamiento castreo de alta montaa, en A. Fanjul Peraza(coord.): Estudios Varios de Arqueologa castrea. A propsito de las excavaciones en los castros de Teverga (Asturias) . Madrid:IEPA, 49-75.

    FANJUL PERAZA, A.; FLREZ DE LA SIERRA, D. y GARCA LVAREZ, A. (2004-2005): Nuevos datos estructurales ymateriales del castro de Tremao (Cangas de Narcea, Asturias), Lancia , 6: 87-101.

    FBREGA LVAREZ, P. (2005): Tiempo para el espacio. Poblamiento y territorio en la Edad del Hierro en la comarca de Ortegal (A Corua, Galicia), Complutum , 16: 125-148.

    FERNNDEZ MIER, M. (1999):Gnesis del territorio en la Edad Media. Arqueologa del paisaje y evolucin histrica en la montaaasturiana . Oviedo: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Oviedo.

    FERNNDEZ RODRGUEZ, C. (2003):Ganadera, caza y animales de compaa en la Galicia romana: estudio arqueozoolgico .La Corua: Museo de San Antn.

    FERNNDEZ RODRGUEZ, C. (2007): Anlisis de los restos seos de macromamferos del castro de la Cogollina (Asturias), en A. Fanjul Peraza (coord.): Estudios Varios de Arqueologa castrea. A propsito de las excavaciones en los castros de Teverga(Asturias) . Madrid: IEPA, 41-48.

    GARCA MARTNEZ, A. (1988): Los vaqueiros de alzada de Asturias. Un estudio histrico-antropolgico . Oviedo: Principado de Asturias.

    GONZLEZ LVAREZ, D. (2007): Aproximacin etnoarqueolgica a los Vaqueiros dAlzada: un grupo ganadero trashumante de lamontaa asturiana, ArqueoWeb , 8(2) [http://www.ucm.es/info/arqueoweb/numero8_2/conjunto8_2.htm].

    GONZLEZ LVAREZ, D. (2009): La Cuenca del Pigea (Asturias) en el I milenio a.C.: poblamiento y subsistencia . Departamentode Prehistoria, Universidad Complutense de Madrid: Trabajo de Tercer Ciclo, indito.

    GONZLEZ RUIBAL, A. (2006-2007):Galaicos: Poder y Comunidad en el Noroeste de la Pennsula Ibrica (1200 a.C. - 50 d.C.) .La Corua: Museo de San Antn, Brigantium, 18-19.

    GONZLEZ RUIBAL, A. (2008): Los pueblos del noroeste, en F. Gracia Alonso (coord.): De Iberia a Hispania . Madrid: ArielPrehistoria, 899-930.

    GONZLEZ RUIBAL, A. (e.p.): The politics of identity: ethnicity and the economy of power in Iron Age northern Iberia, en G. Cifani yS. Stoddart (eds.): Landscape, ethnicity and identity in the archaic Mediterranean area . Oxford: Oxbow Books.GONZLEZ Y FERNNDEZ-VALLS, J.M. (1976): Antiguos pobladores de Asturias . Salinas: Ayalga.HERNANDO GONZALO, A. (2002): Arqueologa de la Identidad . Madrid: Akal.HILL, J.D. (1989): Re-thinking the Iron Age,Scottish Archaeological Review , 6: 16-24.JEDREJ, M.C. (1995): Ingessana: The Religious Institutions of a People of the Sudan-Ethiopian Borderland . Leiden: E.J. Brill.LINARES GARCA, F. (2004): La arquitectura de las braas somedanas . Valladolid: Universidad de Valladolid.LPEZ LVAREZ, J. y GRAA GARCA, A. (2003): Noticias sobre pastores y vaqueros, en C. Lombarda y J. Lpez (eds.):

    Jos Ramn Lueje. La montaa fotogra ada (1936-1975) . Gijn: Ayuntamiento de Gijn.MARN SUREZ, C. (2005): Astures y asturianos. Historiografa de la Edad del Hierro en Asturias . Noia (A Corua): Toxosoutos.MARN SUREZ, C. (2009): De nmadas a castreos. Los orgenes de la Edad del Hierro en Asturias, en C. Marn Surez y J.F. Jord

    Pardo (eds.): Arqueologa castrea en Asturias . Gijn: UNED, Centro Asociado de Asturias, Entemu 16, 21-46.MAYA GONZLEZ, J.L. y BLAS CORTINA, M.A. de (1983): El castro de Larn (Cangas del Narcea, Asturias), Noticiario

    Arqueolgico Hispnico , 15: 153-192.MNDEZ FERNNDEZ, F. (1994): La domesticacin del paisaje durante la Edad del Bronce gallego,Trabajos de Prehistoria , 51(1):

    77-94.

  • 8/3/2019 Movilidad ganadera entre las comunidades castreas cantbricas el valle del Pigea (Asturias) como caso de estudio

    16/16

    156

    MORRIS, I. (2000): Archaeology as Cultural History. Words and Things in Iron Age Greece . Oxford: Blackwell Publishers.ONTAN PEREDO, R. (2003):Caminos hacia la complejidad. El Calcoltico en la regin cantbrica . Santander: Servicio de

    Publicaciones de la Universidad de Cantabria.PARCERO OUBIA, C. (2002): La construccin del paisaje social en la Edad del Hierro del Noroeste ibrico . Ortigueira: Fundacin

    F.M.Ortegalia.PARCERO OUBIA, C. (2006): Los paisajes agrarios castreos. Modelos de construccin del espacio agrario a lo largo de la Edad del

    Hierro del noroeste, Arqueologa Espacial , 26: 57-85.PARCERO OUBIA, C. y COBAS FERNNDEZ, I. (2004): Iron Age Archaeology of the Northwest Iberian Peninsula,e-Keltoi ,

    6 (The Celts in the Iberian Peninsula): 1-72 [http://www4.uwm.edu/celtic/ekeltoi/volumes/vol6/index.html].PREZ SUREZ, C. y ARIAS CABAL, A. (1979): Tmulos y yacimientos al aire libre de la Sierra Plana de La Borbolla (Llanes,

    Asturias), Boletn del Instituto De Estudios Asturianos , 98: 695-715.ROMERO CARNICERO, F.; SANZ MNGUEZ, C. y LVAREZ SANCHS, J.R. (2008): El primer milenio A.C. en las tierras del

    interior peninsular, en F. Gracia Alonso (ed.): De Iberia a Hispania . Madrid: Ariel Prehistoria, 649-731.SANTOS GRANERO, F. (1998): Writing history into the Landscape: Space, myth, and ritual in contemporany Amazonia, American

    Ethnologist , 25(2): 128-148.VZQUEZ VARELA, J.M. (2001): El contraste ecolgico promueve la comunicacin entre las culturas: nuevos datos sobre los pastores

    trashumantes en A Serra de Ancares (Lugo y Len),Semata: Ciencias Sociais e Humanidades , 13: 251-260.VILLA VALDS, A. (2007): Mil aos de poblados forti cados en Asturias (siglos IX a.C.-II d.C.), en J.A. Fernndez-Tresguerres

    (coord.): Astures y romanos: nuevas perspectivas . Oviedo: Real Instituto de Estudios Asturianos, 27-60.

    VILLA VALDS, A. y CABO PREZ, L. (2003): Depsito funerario y recinto forti cado de la Edad del Bronce en el castro del ChaoSamartn: argumentos para su datacin,Trabajos de Prehistoria , 60(2): 143-151.