Monografia de Alcides Carrion

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UNIVERSIDAD CATÓLICA “SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO” ESCUELA DE MEDICINA HUMANA “Vida y legado Daniel Alcides Carrión” Alumna: Chilón Rimarachín, Elva Ciclo: II Prof. Asesor: Dr. Fernando Cubas Informe para la Asignatura de Biofísica Chiclayo, 30 de noviembre del 2006 1

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UNIVERSIDAD CATÓLICA “SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO”

ESCUELA DE MEDICINA HUMANA

“Vida y legado Daniel Alcides Carrión”

Alumna:

Chilón Rimarachín, Elva

Ciclo:

II

Prof. Asesor:

Dr. Fernando Cubas

Informe para la Asignatura de Biofísica

Chiclayo, 30 de noviembre del 2006

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DEDICATORIA

A todos los padres cuya unidad

inquebrantable se ha eternizado por obra del

amor y la compresión.

A mis amigos(as) quienes valoro sin descriminación

y para quienes nos atizan el fuego de nuestra existencia

y nos dan fuerza a nuestro corazón .

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EPIGRAFE

CAPITULO I

El presente trabajo estudia, la vida y el legado a la medicina peruana, que

ha dejado Daniel Alcides Carrión.

Su madre, Doña María Dolores García Navarro, peruana, nació el 14 de Abril

de 1840, en Quiulacocha, Cerro de Pasco (38,39). Fue hija de Apolinario

García y doña María Navarro, naturales de Huancayo.

Carrión era un individuo de físico menudo y contextura frágil. Carrión era

percibido como un individuo generalmente calmo ante situaciones de estrés

pero con algunas reacciones coléricas y temperamentales y de una

destacada tenacidad.

Con su autoinoculación de la enfermedad llamada “verruga peruana”, Daniel

Alcides Carrión, hizo posible el desarrollo de la Escuela Médica Peruana

(1886-1956), período en el cual San Fernando produce la mayor cantidad y

calidad de conocimiento médico realizado en el país.

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AGRADECIMIENTO

En primer lugar agradezco a Dios y a mis padres

por estar en todo momento conmigo apoyándome,

A todos los profesores del curso introducción a la medicina

por su gran empeño y esfuerzo que tienen cada día; en

especial para mi profesor asesor Fernando Cubas por su

paciencia y el apoyo constante que me ha brindado parar

poder culminar la presente monografía

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INDICE

I. Introducción……………………………………………………………… 10

II. Materiales y Procedimientos………………………………………… 11

III. Resultados

1.- Resumen de su vida ………………………………… 12

2.- El sacrificio de Carrión……………………………………… 17

2.1. La ocasión es fugaz

2.2. La deducción difícil

2.3. EXPERIMENTO DE CARRION

a. La inoculación

b. La décima y última historia clínica

c. He aquí un recuento de la última historia clínica

2.4. El día de su muerte

3. Opinión sobre la muerte de Carrión……………………………. 25

4.- Enseñanza de Carrión…………………………………………... 26

5.- Figura de Carrión ……………………………………………….. 26

6.- Reconocimiento de su aporte a la medicina………………... 28

7.- Importancia de la obra de Carrión ……………………………… 28

IV. Conclusiones……………………………………………………………. 29

V. Referencias Bibliográficas ……………………………………………. 31

VI. Anexos……………………………………………………………………. 33

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RESUMEN

LA VIDA Y EL LEGADO DE DANIEL ALCIDES CARRION

El presente trabajo estudia, la vida y el legado a la medicina peruana, que

ha dejado Daniel Alcides Carrión.

Su madre, Doña María Dolores García Navarro, peruana, nació el 14 de Abril

de 1840, en Quiulacocha, Cerro de Pasco (38,39). Fue hija de Apolinario

García y doña María Navarro, naturales de Huancayo.

La madre, una vez viuda, se casa con el primo de su difunto esposo, Don

Alejo Valdivieso. Con él tiene varios hijos, dos de los cuales sobreviven y

conviven con Daniel Alcides.

Carrión era un individuo de físico menudo y contextura frágil. Las personas

que lo conocieron lo describen de una estatura probable entre 1.30 y 1.40 m.,

lo que le valió el apelativo de ´Carrioncito´ con que lo trataban sus

compañeros (1).

Dotado de una energía poco común, de carácter resuelto, de trato amable

para con todos, esencialmente liberal, tenía amigos en todas las clases

sociales, su conversación era agradable pues sabía armonizar su

acostumbrada seriedad con las más felices y graciosas ocurrencias”.

Carrión era percibido como un individuo generalmente calmo ante

situaciones de estrés pero con algunas reacciones coléricas y

temperamentales y de una destacada tenacidad.

La recomposición social de las instituciones médicas y el ingreso del sector

emergente a la Facultad de Medicina, hace que la imagen de Carrión creada

a fines del siglo XIX se vuelva en la actualidad en un icono neutro, que puede

ser absolutamente reivindicado por todos los sectores, al estar

absolutamente arraigado en un pasado que no tiene presencia en el

presente.

Con su autoinoculación de la enfermedad llamada “verruga peruana”, Daniel

Alcides Carrión, hizo posible el desarrollo de la Escuela Médica Peruana

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(1886-1956), período en el cual San Fernando produce la mayor cantidad y

calidad de conocimiento médico realizado en el país. Se concluye que la

confluencia de los siguientes elementos del imaginario médico local -Carrión

como mito fundacional, resistencia emergente, proyecto de reconstrucción y

restauración académica, ética y moral-, hizo posible la aparición de la

Escuela Médica Peruana y, por ende, el mayor desarrollo y legitimidad social

de la medicina en el Perú; y constituye la base para la construcción de una

nueva cultura médica, en el marco de la refundación y construcción de un

nuevo país.

Palabras clave: Historia de la medicina, Perú; escuelas médicas, Perú;

Daniel Alcides Carrión

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ABSTRACT

The LIFE and the LEGACY DE DANIEL ALCIDES CARRION The present

work studies, the life and the legacy to the Peruvian medicine, that has left

Daniel Alcides Carrión. Her mother, Doña Maria Dolores Navarrese Garci'a,

Peruvian, was born the 14 of April of 1840, in Quiulacocha, Hill of Pasco

(38,39). She was daughter of Apolinario Garci'a and Doña Navarrese Maria,

natural of Huancayo. The mother, once widow, house with the cousin of its

late husband, Don Alejo Valdivieso. With him she has several children, two of

who they survive and they coexist with Daniel Alcides. Carrión was an

individual of slight physicist and fragile contexture. The people who knew it

describe it of a probable stature between 1,30 and 1,40 m.s, which was worth

the name to him of ´Carrioncito´ whereupon their companions treated .

Equipped with a common energy, character little solved, amiable towards all,

essentially liberal treatment, it had friends in all the social classes, its

conversation was pleasant because it knew to harmonize his customary

seriousness with the happiest and graceful occurrences ". Carrión was

perceived as a generally barren individual before situations of stress but with

some coléricas and temperamental reactions and of an outstanding tenacity.

Resetting social of institutions medical and entrance of sector emergent to

Faculty of Medicine, does that the image of created Carrión by the end of

century XIX becomes at the present time in a neutral icon, that absolutely can

be vindicated by all the sectors, when being absolutely rooted in a past that

does not have presence in the present. With its autoinoculation of the called

disease "Peruvian wart", Daniel Alcides Carrión, made the development

possible of the Peruvian Medical School (1886-1956), period in which San

Fernando produces the greater amount and quality of medical knowledge

made in the country. One concludes that the confluence of the following

elements of the imaginary local doctor - Carrión like original myth, emergent

resistance, project of reconstruction and academic, ethical and moral

restoration -, made the appearance of the Peruvian Medical School and,

therefore, the greater development and social legitimacy of the medicine in

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Peru possible; and it constitutes the base for the construction of a new

medical culture, within the framework of the refundación and construction of a

new country.

Key words: History of the medicine, Peru; medical schools, Peru; Daniel

Alcides Carrión

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I. Introducción

La vida trágica de un estudiante de medicina que irrumpió en el medio social

y científico del Perú de fines del siglo XIX en el momento dramático del

esfuerzo nacional por superar un estado posbélico (Guerra Perú con Chile,

1879-1883) tras una amarga derrota, ocupación militar, depredación de sus

recursos económicos y pérdida de un extenso territorio rico en minerales.

Daniel Alcides Carrión (1857-1885) - nacido en una población minera, a un

poco más de 4 mil metros de altitud sobre el nivel del mar, de rasgos

culturales y genéticos nativos - realizó un audaz experimento médico en su

propio cuerpo, sucumbiendo como víctima de la inoculación con el producto

sanioso extraído de un enfermo con “verruga peruana”. Su muerte, el

experimento que le costó la vida y el significado de su audacia fueron,

inmediatamente después de su muerte, objeto de aprovechamiento ventajista

por dos grupos de médicos políticamente enfrentados. Hubo, entre esos dos

bandos, un intercambio de denuestos y acusaciones que lo colocaron, post

mortem, en el primer plano de la atención pública. Así este aprendiz de

investigador científico adquirió fama que trascendió las fronteras. Sobre su

cadáver se diputaron el derecho a protegerlo, después de haberlo ignorado

cuando inició su experimento y durante la penosa enfermedad, y agonía, que

padeció.

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II. MATERIALES Y PROCEDIMIENTOS

Para la elaboración de la presente monografía se ha tenido diferentes fuentes

de información, particularmente se consulto en los trabajos de Valdivieso A,

1954; Villar L, Sosa B, Colunga M, 1885; García CU, 1998; Valdizán H, 1925.

El trabajo presenta en primer lugar, los conocimientos preliminares, como la

vida y el legado que nos dejó Alcides Carrión. Su sacrificio por la Medicina

Humana y no solo por ella, sino porque tenía la convicción de que podía

haber una cura para esta rara enfermedad. La enseñaza de Carrión, a

siempre seguir y alcanzar nuestros objetivo, no dejarse amilanar por los

obstáculos que se puedan presentar en el camino. Su verdadera Figura de

Carrión, el cambio de un tiempo a otro. El merecido reconocimiento de su

aporte a la medicina.

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III. RESULTADOS

1. RESUMEN DE SU VIDA

1. Biografía

Carrión vivió 28 años. Vaya si su vida fue breve. Falleció justamente cuando

comenzó a hacer planes para ir a Europa, a Francia, a mejorar la escasa

calidad de sus conocimientos académicos y cuando reflexionaba sobre la

importancia de la superación para sobresalir del resto de la sociedad. La

misma que lo marginó, por su fisonomía y manera de ser nativa. Murió

cuando trataba de obtener la medalla de ganador en un concurso para el

mejor trabajo científico sobre una enfermedad andina, la que sus paisanos,

nativos de las inhóspitas alturas de su pueblo natal temían que los matara,

cuando bajaban a las quebradas templadas; porque, ellos eran atacados por

la bartonellosis andina. A esa enfermedad, por esos años, se le conocía con

los confusos denominativos de “verruga peruana” y “fiebre de la Oroya”,

nombres que reflejaban la completa ignorancia, que se tenía, sobre su real

naturaleza.

Su niñez

Daniel Alcides Carrión nació como producto de una aventura amorosa

extramatrimonial de sus progenitores. Fue el típico caso del hijo no

reconocido de un padre aventurero. La madre, una adolescente nativa, de 17

años, cuando concibió a Daniel, fue seducida por un inmigrante ecuatoriano

casado previamente con una dama de la ciudad de Huancayo, establecida en

esa ciudad.

Daniel nació en la ciudad de Cerro de Pasco, en 1857 que en esa década era

un foco de atracción económica de la mayor importancia. Eran los tiempos en

los que la minería, después de la consolidación de la república

independiente, comenzó a revivir de las cenizas de la hecatombe producida

por las luchas intestinas que siguieron a la independencia.

Cerro de Pasco era la segunda ciudad en importancia económica del país, lo

fue hasta casi fines del siglo XIX. Situada a un poco más de 4 mil metros de

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altitud sobre el nivel de mar, en medio de una confluencia de tres cadenas de

agrestes montañas de los Andes, en el centro geográfico del Perú. Hasta la

llegada del ferrocarril a fines de la década de 1890, era un sitio de muy difícil

acceso. Sin embargo en la época de Daniel Carrión era una extraordinaria

ciudad, sin un plano urbano con calles y plazas, ya que había crecido en la

medida que los yacimientos mineros artesanales fueron apropiados por los

buscadores de ricas vetas de mineral argentífero. Además había una mezcla

de residencias muy cómodas y confortables al lado de tugurios infrahumanos,

sus habitantes eran de los cuatro confines del Perú y del mundo. Había

bares, burdeles, garitos, casas de juego y toda clase de establecimientos

comerciales que vivían de la prosperidad económica de los mineros. Cuentan

los viajeros que el consumo de licores finos importados era inmenso y que se

vendía ropa importada de la última moda europea y toda clase artículos de

lujo.

La familia de la rama materna de Daniel tenía un negocio de una mediana

prosperidad. Su madre fue una mujer de escasa cultura pero con deseo de

superación extraordinario y con un enternecedor afecto por su hijo, fruto de

sus amoríos juveniles. Carrión pasó su adolescencia en ese medio, conoció

del fatalismo de sus gentes, habitantes de una ciudad donde el dinero fácil

cambiaba de manos con extraordinaria rapidez, en pos de ganancias o

pérdidas súbitas. Con fatalismo, en los juegos de azar se perdía hasta la

camisa y, a veces, la vida misma.

Juventud

Fue traído, por su padrastro, a Lima para completar su escolaridad. Se le

matriculó como alumno interno en el llamado Colegio de Nuestra Señora de

Guadalupe, que para 1873, año de su inscripción, era el mejor centro estatal

de instrucción secundaria. Los hijos de la elite provinciana eran matriculados

en ese centro, en el que se impartía enseñanza de gran calidad con maestros

calificados.

Esos años fueron los del triunfo del primer partido político organizado por

civiles, con ideario doctrinario y con planes de acción, como nunca antes

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había existido desde el inicio de la vida independiente. Ese partido se llamó

Civilista , precisamente para contraponerse al militarismo que durante medio

siglo había, inorgánicamente, gobernado el Perú. La doctrina filosófica social

de este partido era la propugnada por Herbert Spencer (1820-1902) y sus

derivaciones. Una de estas era la adaptación del “positivismo científico” a la

teoría de la selección de las especies biológicas. A esto se llamó el

“darwinismo social”, manera de pensar que tuvo un gran impacto favorable

entre los racistas derrotados en la Guerra Civil de los Estados Unidos de

América. Según los darvinistas sociales había que admitir la existencia de

razas humanas biológicamente superiores e inferiores; las últimas constituían

un lastre para el desarrollo nacional. Esos fueron los ideólogos del Partido

Civil que, cuando el adolescente Daniel Carrión llegó a Lima, había llevado a

la presidencia de la republica a Manuel Pardo. Hay que recordar que Pardo

fue entronizado en la presidencia de la república después de una asonada

popular que masacró al grupo de retrógrados militares que intentaron

desconocer el resultado de las elecciones. Cuando en 1878, en noviembre,

Manuel Pardo, que ya era ex-presidente de la república y presidente del

Senado, fue asesinado, Carrión cursaba el segundo año de estudios en la

Facultad de Ciencias de la Universidad de San Marcos.

La vida universitaria

En abril de 1879, coincidiendo con la declaratoria de guerra con Chile, rindió

el examen para el ingreso a la Facultad de Medicina. Fue rechazado, el

presidente del jurado examinador era el doctor Celso Bambarén, quien

además era el ideólogo del partido civilista, fue además introductor en el país

de las ideas de Auguste Comte y de Herbert Spencer. Todos los

universitarios, especialmente los alumnos de medicina, eran fervientes

civilistas, mejor dicho darwinistas sociales. Al año siguiente, Carrión, en abril

de 1880, volvió a tentar suerte, esta vez se aseguró su presencia en el medio

hostil al donar un puño de oro de bastón y una libra de oro para la colecta

nacional con el fin de comprar un nuevo buque de guerra; también se

inscribió como militante en el partido Civil, el de las mayores preferencias de

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los miembros médicos, estudiantes y maestros, de la facultad; especialmente

y el del presidente del jurado examinador, Bambarén.

Estudió Medicina en las condiciones más desafortunadas. Su primer año,

cursó cuando todos los recursos de la nación estaban dedicados al esfuerzo

bélico. Profesores y alumnos de años superiores estaban en el teatro de la

guerra, a miles de kilómetros al Sur del entonces enorme territorio nacional,

combatiendo o colaborando en las ambulancias para atender a los heridos,

en las desastrosas derrotas en el teatro de guerra en Tarapacá y Arica. Así

cursó el primer año, 1880, cuando el ejército peruano del Sur colapsó y todos

los limeños sabían que el enemigo chileno invadiría la capital de la república,

para consolidar sus triunfos iniciales. Durante la segunda mitad de ese año la

flota chilena bloqueó todos los puertos del litoral, bombardeó cotidianamente

el Callao e hizo participar en esas acciones al reconstruido blindado Huáscar,

el buque insignia que le fue arrebatado al Perú, en la batalla de Angamos.

Todos se preparaban a rechazar la invasión que debía realizarse los

primeros días de 1881.

En los últimos meses de 1880 se organizaba, febril pero atropelladamente, la

defensa de Lima. Se creó batallones alrededor de algún distinguido

ciudadano, el que generalmente erogaba los gastos para su equipamiento,

junto con los improvisados jefes y oficiales de la plana mayor. Así surgió el

batallón “13 de Diciembre”, en recuerdo del golpe de estado de Nicolás de

Piérola que lo llevó al poder, el año anterior. Daniel Carrión figura en la plana

mayor de ese batallón, como abanderado; el jefe fue don Francisco M.

Fernádez, con el grado de coronel. Para ser abanderado se necesitaba tener

un coraje a toda prueba, ya que el porta estandarte de la bandera, durante

los combates, era el blanco preferido del enemigo.

El segundo año lectivo Daniel Carrión (1881) lo cursó en las condiciones más

increíbles. El local de la Facultad de Medicina, el mismo que fue construido

por Hipólito Unánue, en la Plaza Santa Ana, fue depredado por el enemigo y

confiscado para servir de cuartel. El decano y secretario de esa facultad, al

maliciar ese despojo, sustrajeron, con anticipación, los archivos y los libros

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de matrícula. Las clases fueron dictadas en el domicilio de los profesores y

las prácticas en los vetustos hospitales Santa Ana y San Bartolomé, ya que el

Hospital “Dos de Mayo”, el mejor de la ciudad, fue confiscado por las tropas

de ocupación para sus propias necesidades.

Carrión vivió en las condiciones más precarias, después de la toma de Lima,

por el ejército chileno. Su hermano materno, Teodoro Valdivieso, menor que

él, fue matriculado como lo fue él, en el Colegio de Guadalupe.

Carrión fue buen estudiante. Hizo sus prácticas clínicas en los mejores

hospitales de Lima. Fue externo del hospital Santa Ana, de la Maisón de

Santé y del Lazareto de Guía, e interno de los hospitales de San Bartolomé

y Dos de Mayo, este último inaugurado en 1875 y considerado como uno de

los más completos y mejor dotados de América del Sur.

Daniel siguió con sus estudios de medicina, cursándolos en las condiciones

de precariedad fáciles de imaginar. Sus profesores, aunque con gran coraje,

padecían un desmoralizador ambiente, estuvieron impagos desde 1878 y sin

los implementos necesarios para impartir una enseñanza adecuada. Hubo

una coincidencia que disminuyó aún más la adquisición de conocimientos,

tanto de profesores como de sus alumnos. Resulta que entre 1879 y 1883, se

consolidaron los más espectaculares cambios de la medicina científica de la

segunda mitad del siglo XIX; pero, el bloqueo naval establecido por el

enemigo depredador impidió conocer los descubrimientos sobre la existencia

de microbios que causaban enfermedades que los investigadores franceses y

alemanes realizaron, casualmente en esos mismos años.

La vida breve de Daniel Alcides Carrión, terminó precisamente después del

término de la vandálica ocupación chilena, cuando Carrión y todo el mundo

ilustrado del Perú se enteró de la existencia de los microbios como causantes

específicos de las enfermedades infecciosas, que lo que sus profesores le

enseñaron sobre los miasmas y las putrefacciones de las heridas, era una

patraña. Él como interno del hospital San Bartolomé, tuvo que atender a los

soldados heridos, que morían con las heridas gangrenadas, durante la guerra

civil. En una carta a sus padres de esos días exclamó: más es siempre más,

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Page 17: Monografia de Alcides Carrion

paciencia y baraja… Murió impactado por las noticias de Europa, que

llegaron en avalancha al abrirse las comunicaciones. El primer paso para

demostrar la presencia de gérmenes en una enfermedad que se suponía era

infecciosa era conocer que era “inoculable”. Se inoculó y murió de la misma

enfermedad del donante del inóculo.

2. EL SACRIFICIO DE CARRION

2.1. La ocasión es fugaz

En julio de 1885, se inauguró la Academia Libre de Medicina que fue

organizada por los antiguos profesores de la Facultad de Medicina

que habían sido despojados de sus cargos por el gobierno del

General Miguel Iglesias, el mismo que firmó el humillante tratado de

paz. En la ceremonia de esa inauguración, asistió todo el mundo

médico de Lima incluyendo Carrión, allí se anunció la convocatoria a

un concurso para la realización de un trabajo científico sobre Verruga

Peruana, abierto a estudiantes o médicos. Los tópicos podían ser la

etiología, anatomía patológica, distribución geográfica o

características clínicas.

Era una ocasión que se le podría ir de las manos si no se aventuraba

a tentar el premio. Notaba la segregación en todo momento. Sus

compañeros organizaron una hermandad formada por estudiantes de

años superiores, como él, y por médicos recién graduados; pero, a él

no invitaron a participar allí. El objetivo de la Unión Fernandina, así se

llamó esa agrupación, era promover la reconstrucción nacional y,

sobre todo, estimular avance de la medicina. Fundaron una revista, La

Crónica Médica , cuyo primer número salió en enero de 1884. Para

pertenecer a la Unión Fernandina había que demostrar excelencia

académica; pero, aunque no estaba escrito en los estatutos, había

que tener facciones que denotasen “superioridad” racial.

El estado de calamidad en el que todas las actividades de la nación

peruana estuvieron sumidas no aseguraba oportunidades para

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Page 18: Monografia de Alcides Carrion

desarrollar ninguno de los tópicos en los que se podría concursar,

para ganar el premio convocado por la Academia. En abril de 1884,

cuando se reabre el antiguo local de la Facultad de Medicina, el

decano tuvo que publicar un aviso, en los diarios, solicitando a los

alumnos a llevar sus propias sillas, ya que no había ni donde

sentarse. Por supuesto que no existía ningún implemento para

desarrollar un trabajo científico y menos estudiar la distribución

geográfica de la verruga peruana. Como si todo esto no fuera

suficiente, en junio de 1884, la Facultad de Medicina colapsó; ya que

fue atropellada por el dictador Iglesias. El decano fue enjuiciado por

un supuesto desacato al Jefe Supremo y casi todos los profesores

obligados a renunciar, para ser reemplazados por improvisados

profesionales, sin los títulos académicos requeridos.

Cuando, en su nativa Cerro de Pasco, alguien intuía la existencia de

una veta de precioso metal se abalanzaba sobre ella, sin pensarlo dos

veces. El tiempo se encargaría de demostrar la verdad. ¡ Paciencia y

baraja ! Cuando leyó que Koch postuló que el primer paso para

demostrar la naturaleza microbiana de una enfermedad era la

susceptibilidad de ser inoculada, es decir reproducida, de un ser

viviente a otro. Eso sólo bastaría para ganar el concurso: demostrar

que era inoculable, que los adefesios que habían sido postulados

hasta entonces como posibles causas de la enfermedad no eran

ciertas.

De reojo había visto la posibilidad de demostrar que la verruga era

inoculable y que eso de creer que la “Fiebre de la Oroya” era una

enfermedad distinta, producida por miasmas desprendidos de las

canteras de los cerros del paraje del mismo nombre era una

monserga. Los nativos de la región sabían muy bien que esa fiebre no

era sino la primera fase de la enfermedad que los españoles

bautizaron como “verrugas”. Había que apurarse para demostrar la

inoculación. ¡Occasio celeris!

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Page 19: Monografia de Alcides Carrion

2.2. La deducción difícil

Colegir después de observar los hechos que uno espera encontrar es

una tarea que requiere un esfuerzo deductivo muy eficaz. Carrión

decidió inocularse él mismo desde que no había la menor posibilidad

de realizar un trabajo usando animales de experimentación. Un año

antes, alguien que no vale la pena mencionarlo, punzó el abdomen

del cadáver de un enfermo muerto por fiebre amarilla para extraer del

estómago un asqueroso mal oliente líquido negruzco. Esta operación

fue realizada en el cementerio cuando el cadáver en vías de

putrefacción estaba siendo enterrado. Ese líquido fue inoculado a tres

cobayos, las pobres criaturas murieron instantáneamente. La literatura

no consignó jamás que esa fuera una prueba de la inoculabilidad de la

fiebre amarilla.

En efecto la bartonellosis tiene una fase de brote cutáneo tan

característica, que con un mínimo margen de error, se le puede

reconocer sin necesidad de un procedimiento analítico. Claro está que

eso se requiere en la actualidad, pero, en esos días como un primer

paso para demostrar la naturaleza microbiana de la enfermedad su

autoinoculación era suficiente.

2.3. EXPERIMENTO DE CARRION

a. LA INOCULACIÓN

Durante sus estudios médicos, sintió honda inquietud por

conocer dos enfermedades características de algunos valles

centrales peruanos: una de ellas, conocida con el nombre de

“Fiebre de la Oroya”, caracterizada por fiebre y anemia

progresiva que, pese al tratamiento que se efectuaba en esa

época, tenía una letalidad cercana al 100%. El otro proceso

llamado “Verruga peruana”, tenía igual distribución geográfica,

pero de evolución benigna; con la súbita aparición de nódulos

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Page 20: Monografia de Alcides Carrion

cutáneos y escasos síntomas generales. Hasta entonces se

consideraba que ambos cuadros tenían diferente etiología.

Llevado por su espíritu de investigación, no vaciló en

inocularse sangre macerada de una tumoración Verrucosa del

enfermo Carmen Paredes, internado en la Sala de las

Mercedes del Hospital Dos de Mayo de Lima, asíel 27 de

agosto de 1885 solicitó al Doctor Evaristo M. Chávez que le

hiciera la inoculación.

1eros Síntomas

A los veintiún días sintió los primeros síntomas de la Fiebre de

la Oroya, que continuó con su evolución característica, ante la

angustia de sus profesores y amigos. Carrión escribió

personalmente su historia clínica hasta el 26 de septiembre, en

que agobiado por la fiebre y por la anemia, entró en delirio

quedando, a su solicitud, sus compañeros de seguir el

trascendente documento clínico que en forma heroica había

iniciado aquél.

b. La décima y última historia clínica

El sacrificio de Carrión

 “A tiempo de someterse a la inoculación Carrión comentó:

“Qué hace, no me asusta las deformaciones de la erupción de

la verruga puede traerme y si tan fatal fuese que su desarrollo

tuviese lugar en algún órgano noble, habría pagado con mi

vida mis ardientes deseos, pues no sé que me da ver

individuos como el médico Izquierdo quien apenas tuvo unos

cuantos tumores para ver, se lance a dar opiniones y escribir

sobre una enfermedad que nadie mejor que nosotros debía

darla a conocer, pues fuera de los doctores Salazar y Vélez,

no he oído hablar de ningún otro nacional; Uds. saben que he

tenido demasiado tiempo para pensar en esta inoculación, que

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Page 21: Monografia de Alcides Carrion

de antemano he previsto los accidentes graves que ella puede

traerme; pero ¿no es cierto también que la ciencia, sobre todo

la medicina debe en gran parte a su adelanto a experimentos

arriesgados? Luego,  ¿por qué desconfiar de sus resultados

que de todos modos tendrán que ser buenos?”.

c. He aquí un recuento de la última historia clínica

Día 17 de septiembre.- Carrión anotó, haber sentido leve

dolor en la articulación tibio-tarsiana izquierda, que molestaba

durante la marcha, además en la tarde se quejó de un ligero

malestar.

Día 18 de septiembre.- Se repitió la misma sensación y

comenzó su angustia callada y una gran preocupación por lo

que iba a suceder. 

Día 19 de septiembre.- Por la tarde aumentó el malestar

general y decaimiento,a las 8 de la noche sintió calambres en

los músculos abdominales y escribió:“a las 11 y 30 de la

noche, sentí gran decaimiento y postración, media hora

después fortísimos escalofríos cortos y repetidos que me

hacen castañetearlos dientes”, seguidos de fiebre elevadísima

y sudoración profusa.

Día 20 de septiembre.-Presentó fiebre, sopor, anorexia,

nauseas, mucha sed y diarreas.

Día 21 de septiembre.- Carrión estaba postrado con una

sensación general de calor quemante, que despertó la fiebre

elevadísima, que impidió moverse de la cama; Carrión dijo: fue

imposible marcar con el termómetro porque no

podíamoverme”. 

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Page 22: Monografia de Alcides Carrion

Día 22 y 23 de septiembre.- Los dolores se habían

generalizado, cefalea, dolor constrictivo en el tórax y paredes

abdominales, dolores óseos, articulares y musculares en los

miembros, que le impedían conciliar el sueño. Presentó tinte

ictérico y manchitas como picaduras de pulga en la nariz y la

frente.

Día 24 de septiembre.- En la mañana se ve algo mejor refirió

dolor toráxico, orina roja abundante y una mancha en la sien

derecha. Por la noche Carrión anota: “tengo cefalalgia

occipital, dolor en los ojos con sensación de aumento de

volumen del globo ocular, sudo todavía un poco como en las

noches anteriores, hay insomnio y poliuria”. 

Día 25 de septiembre.- Continúan las molestias dolorosas,

parestesias e insomnio, hay febrícula por la tarde el resto del

día permaneció con temperatura normal. 

Día 26 de septiembre.- La debilidad le impide seguir

anotando, y decide ser observado por sus compañeros, notan

palidez considerable de piel y mucosas, debilidad general,

inapetencia, insomnio, soplo suave y ligero en base del

corazón. Solicitan al Dr. José María  Romero evaluarlo, quién

determina el tratamiento con preparados en base de hiposulfito

de soda, quinina, almicia y valeriana.

Día 27 de septiembre.- Continúan acentuándose los síntomas

del día anterior, la piel toma nuevamente el tinte ictérico y

aspecto terrosos, agitación e intranquilidad. 

Día 28 de septiembre.- El soplo cardíaco se intensifica,

presenta debilidad extrema, mareos, diarreas, debilidad e

insomnio. Los profesores y los médicos de la Facultad de

Medicina, habían ignorado al estudiante Carrión.

22

Page 23: Monografia de Alcides Carrion

Día 29 de septiembre.- Carrión pudo levantarse de cama, así

lo encontraron sus compañeros; el dolor y los calambres

habían disminuido notablemente, solo se quejaba del

insomnio, había dormido solo 4 horas.

Día 30 de septiembre.- Vomitó repetidamente, presentando

vértigos y mareos. Carrión atribuye a tratamiento con valeriana

y almicia, también presenta dolor abdominal, diarrea, por la

noche la agitación y la intranquilidad vuelven a manifestarse.

Día 1º de octubre.- El enfermo se había agravado

notablemente, al intentar salir de su lecho para ir al baño cayo

pesadamente víctima de un vértigo; trató de engañarse

diciendo que él podía levantarse solo y rehusó cualquier

auxilio. Intentó incorporarse varias veces pero volvió a caer

debido a su extrema debilidad, se agregó entonces un

sobresalto de tendones en las manos y antebrazos. Carrión se

siente mortificado, pide a sus amigos que lo dejen solo, que no

dejen ingresara ninguna visita.

Día 2 de octubre.- Las condiciones de Daniel Carrión habían

empeorado rápidamente; la diarrea y los vómitos se

acentuaron.

En la mañana de  este día se reunió la junta médica

conformada por los doctores: Leonardo Villar, Mariano Macedo

y Evaristo Chávez, quienes recetaron inhalaciones de oxigeno

y algunos preparados de hierro por vía oral; además indicaron

que se hicieran pulverizaciones de ácido férrico en la

habitación.

Día 3 de octubre.- Se agravaron todos los síntomas, no

toleraba la medicación, continuaba la diarrea, presentó

taquicardia y signos de colapso. En la mañana el Dr.  Ricardo

L. Flores, examinó la sangre del paciente, encontrando un

23

Page 24: Monografia de Alcides Carrion

millón ochenta y cinco mil hematíes por milímetro cúbico,

sugirió la conveniencia de trasladar al paciente a un centro 

asistencial, lo cual no fue aceptado por Carrión.

Día 4 de octubre.- Sus amigos le comunicaron la decisión de

la junta médica para practicarle una transfusión de sangre en

el Hospital Francés.

A la una de la mañana volvió a presentar movimientos

involuntarios de las manos, progresivamente entró en delirio

divagando sobre el origen de la verruga y las  diferente

opiniones que había dado al respecto, se restregaba los ojos

con las manos, el pulso era muy débil, la piel fría y continuaba

la diarrea.

Día 5 de octubre.- En la mañana se encontró con las

funciones vitales alteradas y el sensorio comprometido. “la

inteligencia se ha perdido casi completamente, de vez en

cuando llama a alguno de los amigos que lo rodean, y una vez

cerca  de él, nos mira indiferente como si no nos conociese”.

En la noche se acentúo el compromiso de sus funciones

superiores, prácticamente en coma emitía quejidos o palabras

ininteligibles. A la nueve y veinte de la noche tuvo cierto estado

transitorio de lucidez y dirigiéndose a su compañero Mestanza

pronunció  sus ultimas palabras: “Enrique, C’est finit” y luego

enmudeció.

A las once y treinta de la noche lanzó su ultimo suspiro: “ que

fue para los que lo rodeabanla señal de que este mártir al

abandonarnos, iba a ocupar en lo infinito el sitio que el Todo

poderoso tiene reservado para los que como él, ejercen la

mayor de las virtudes. Habían pasado 36 horas de su

hospitalización y todo estaba consumado.

2.4. El día de su muerte

24

Page 25: Monografia de Alcides Carrion

La muerte de Daniel Carrión sobrepasó los límites nacionales y aún

continentales, aparte de las diversas publicaciones periodísticas que

dieron cuenta del sacrificio del estudiante peruano, publicaciones

médicas de gran prestigio académico en el mundo, le brindaron su

postrer reconocimiento: “Le Progrés Médical”, “L’Unión Medicale”,

“Revue Scientifique”, y “Gazzete Hebdomadaire de Medicine et de

Chirugie” de Francia; “El Siglo Médico” de Madrid; “Crónica Médico

Quirúrgico” de la Habana; “Anales del Círculo Médico Argentino”;

“Boletín de Medicina de Santiago” de Chile.

A partir del momento de su muerte Daniel Alcides Carrión fue

reconocido como mártir de las Ciencias Médicas Peruanas y la prensa

nacional hizo eco a la trascendencia de su sacrificio, fomentando el

conocimiento de una de las enfermedades de más alta mortalidad en

el país.

Su entierro fue un acontecimiento de dolor popular sobre todo del

estudiantado médico peruano.  En el cementerio levantaban sus

voces conmovidos dos profesores de la facultad de medicina de la

U.N .M.S.M; los doctores Macedo y Almenara; asimismo, se dejaron

escuchar las palabras entrecortadas  del  estudiante Manuel I. Galdo.

3. OPINIONES SOBRE LA MUERTE DE CARRION

El doctor Luis A. León connotado tropicalista e historiador médico

ecuatoriano, conocedor profundo de la enfermedad de Carrión, ha señalado

los siguientes factores que su juicio determinaron la muerte del estudiante

peruano:

A que el organismo de él debía haber estado débil por los

trabajos forzados a que había sido objeto meses antes, con

motivo de la invasión de las tropas chilenas a la ciudad de

Lima y las correspondientes privaciones alimenticias.

A que las cuatro inoculaciones practicadas en sus brazos con

sangre extraída de la verruga del paciente Carmen Paredes

equivalían a centenares de picaduras, con condiciones

25

Page 26: Monografia de Alcides Carrion

normales, por mosquitos flebotomos infectados, lo cual acortó

el período de invasión y agravó la virulencia del proceso

infeccioso.

A que las defensas inmunológicas de Carrión eran escasas o

nulas, factor muy importante que se observa en las zonas

endémicas de la enfermedad.

A que esta enfermedad en los brotes epidémicos ha sido

causante de una alta mortalidad, como se registró en la Bahía

de Coaque, Manabí, en el Valle de la Oroya y en el Valle del

Guáitara en Colombia.

A la falta de atención oportuna y a la carencia de entonces de

una medicación específica. La administración prolongada e

ineficaz de sulfato de quinina, así como también las

inyecciones de ácido férrico, debían haber agravado la

enfermedad del paciente".16

Un año después de la desaparición física de Carrión sus

compañeros, los que continuaron las anotaciones, publicaban

en Lima (1886), en un pequeño volumen sus Apuntes sobre la

verruga peruana y la historia clínica de su enfermedad llevada

por él. Este libro, que constituye hoy un documento clásico de

la historia de la medicina mundial, desconocido para la

inmensa mayoría de los médicos de América, debería ser, en

ediciones actuales, lectura obligatoria de todos los estudiantes

de medicina latinoamericanos.

4. ENSEÑANZA DE CARRION

Carrión nos enseñó con su espíritu investigador, que tanto o más importancia

que el Anfiteatro Anatómico lo tiene, el estar desde el primer día en la

“cabecera del enfermo”, el mayor tiempo que sea posible, con la finalidad

suprema de ayudarle y saber si seremos buenos médicos, única condición

por la que vale la pena continuar la senda de una vida útil.

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Page 27: Monografia de Alcides Carrion

Fallece Daniel Alcides Carrión, no sin antes haber recomendado a sus

jóvenes condiscípulos y amigos “continuar la senda por él iniciada”,

recomendación eterna para todos los que con dedicación absoluta y sin

límites se entregan a este hermoso y noble oficio.

“LA VERDADERA PIEDAD, GLORIA Y HONOR DEL MÉDICO, CONSISTEN

EN MIRAR POR LA SALUD DEL PUEBLO, POSPONIENDO A ELLAS LAS

INCLINACIONES Y LAS UTILIDADES PROPIAS”.

5. FIGURA DE CARRION

La figura misma de este estudiante de medicina ha sido distorsionada. Su

biografía y la historia de sus actos han sido tergiversadas para adaptarlas a

las creencias filosóficas y culturales de sus panegiristas. Se le ha presentado

como el exponente máximo de la cultura científica nacional, lo que no es

exacto desde que su formación científica fue defectuosa, como no podía ser

de otra manera, en las circunstancias trágicas de la historia nacional en las

que él estudió. Otros postularon que él fue un adalid del “positivismo”,

supuestamente izquierdista, cuando en realidad Daniel fue víctima de los

positivistas, en vida fue segregado, después de muerto con las facciones y su

historia cambiadas se le rindieron y hasta ahora se le rinden toda suerte de

honores. Hay que recordar que, en 1849, Carlos Marx y Federico Engels

aplaudieron sin reservas la invasión yanqui a México basados en la

inferioridad racial de los mejicanos; para un pueblo así, ser invadidos por

los yanquis, es un paso adelante , dijeron. Extraña paradoja porque los

racistas, ultra conservadores del mundo entero, como los del KU KUX KLAN,

pensaban lo mismo y jamás Darwin lo hubiera imaginado.

Un signo emblemático de esa manera de pensar y que, en gran medida

persiste hasta el presente tiempo, es lo que ocurrió cuando, a fines de

octubre de 1885, la revista La Crónica Médica , el órgano de la “Unión

Fernandina”, que agrupaba mayoritariamente a los que pensaban dentro de

las doctrinas del positivismo científico. En efecto en ese número, dentro de la

exaltación póstuma de la figura de este cholo provinciano que había sacudido

a la opinión pública nacional, inclusive a la mundial, había que presentarlo

27

Page 28: Monografia de Alcides Carrion

físicamente con un retrato. La magnífica y auténtica fotografía, del

consagrado retratista francés Courret les sirvió a los editores de esa revista

para mandar elaborar un grabado. Pero, según la manera de pensar de la

“gente decente”, aún ahora, nadie con esa pinta podía haber hecho algo que

valiera la pena, menos un descubrimiento científico o un acto heroico. Es así

que sus facciones fueron cambiadas hasta transformarlas en un verdadero

“alguien”.

Daniel Alcides Carrión merece un recuerdo más auténtico, no solo en su

figura física, sino en el significado real de su vida y su acción. El fue un

auténtico peruano, imaginativo y audaz, atrevido hasta la imprudencia,

enseñó que cuando hay realizar un experimento usando humanos como

conejillos de indias el primero en ser experimentado debe ser el propio

investigador. Sin mucha ciencia, con sinceridad transparente, señaló una ruta

que hay que seguir.

6. RECONOCIMIENTO DE SU APORTE A LA MEDICINA

Desde el momento de su muerte Daniel Alcides Carrión fue reconocido como

mártir consciente de las ciencias médicas y la prensa de Lima se hizo eco de

la trascendencia de su sacrificio en aras del conocimiento de una de las

enfermedadees endémicas de más alta mortalidad en su país.

Su sepelio fue una sentida manifestación de dolor popular, pero sobre todo

del estudiantado y de los médicos peruanos. En el cementerio levantaron sus

voces conmovidas dos profesores notables de la Facultad de Medicina, los

doctores Macedo y Almenara y dejó escuchar sus palabras entrecortadas por

el llanto el estudiante Manuel I. Galdo.

El nombre de Carrión ha pasado a ser no sólo un símbolo de la nación

peruana, sino también de la medicina latinoamericana y de la infectología

mundial, citado en todos los grandes libros de texto de microbiología,

medicina tropical, medicina interna e historia de la medicina.

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Page 29: Monografia de Alcides Carrion

En La Habana, en el Museo de Historia de las Ciencias Carlos J. Finlay, un

hermoso busto recuerda a todos este singular mártir, que ofrendó su vida

para demostrar la unidad nosológica de la fiebre de la Oroya y la verruga

peruana y darnos una descripción clínica acabada de la enfermedad que

lleva su nombre.

7. IMPORTANCIA DE LA OBRA DE CARRIÓN

La importancia de la obra de Carrión radica en qué siendo un civil demostró

que para servir al Perú no es necesario ser militar. Al cerrar sus ojos a la

vida, Carrión nace a la gloria y su sacrificio vive en el corazón de todos los

peruanos.

La medicina se mostraba impotente ante la enfermedad y es así que la fuerza

de voluntad del peruano se sobrepone a uno de los mas grandes y antiguos

enemigos de la humanidad, las enfermedades.

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Page 30: Monografia de Alcides Carrion

IV. CONCLUSIONES

La Personalidad de Carrión demuestra rasgos normales, sin visos de

neuroticismo o de psicopatía. Complejo de Edipo resuelto con clara

identificación con la figura paterna

Entre sus rasgos de carácter destacan, la asertividad, perseverancia,

disciplina, estabilidad, honestidad consigo mismo y con los demás,

buenas relaciones interpersonales, capacidad de liderazgo y

convicción plena en sus conocimientos.

Su vida estuvo dedicada enteramente a la ciencia. No existen datos

de vida amorosa.

Su autoexperimento está éticamente vinculado a una elevada escala

de valores en la cual destaca alto nivel de benifencismo y apego

extremo a la verdad.

Aunque sobre la estructura familiar original se cuenta con escasos

datos, se puede deducir que Carrión tuvo una imagen favorable e

idealizada del padre. Este modelo de interacción con la autoridad se

transfiere a su relación con el padrastro a quien trata como si fuera su

padre natural. El amor por su madre es destacado.

Deben considerarse como elementos valiosos de apoyo a la

formación de su carácter, el haber estudiado en uno de los mejores

colegios nacionales de la época que contaba con objetivos educativos

claros, un plantel de maestros de primera calidad, y un ambiente de

disciplina bien estructurado. Deben también considerarse en su

decisión de autoexperimentar y en la formación de su carácter, por un

lado, el conocimiento que tenía de la investigación médica mundial y,

por otro, el ambiente de guerra que vivía el país, que, como es

sabido, modifican el sentido y valoración de los conceptos de vida y

muerte en los seres humanos que la sufren.

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Page 31: Monografia de Alcides Carrion

El estudio grafológico confirma el estudio historiográfico y sustenta los

rasgos de personalidad descritos.

El experimento de Carrión cumple no sólo con todos los principios

éticos que pueden exigirse a la experimentación científica sino con

uno fundamental: utilizarse a si mismo como sujeto de una prueba

difícil y peligrosa antes de poner en riesgo a otros seres humanos.

31

Page 32: Monografia de Alcides Carrion

V. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

1. Manrique N. La Piel y la Pluma. Escritos sobre literatura, etnicidad y

racismo. 1999.

2. Valdivieso A. Carta a Daniel Alcides Carrión, Cerro de Pasco 1954

3. García CU. Ideas e imágenes en la Enfermedad de Carrión. Análisis

historiográfico de la iconografía de la Bartonellosis Humana,

Parte I. 1998

4. Valdizán H. Apuntes para la historia de la Verruga Peruana. Apuntes

para una bibliografía peruana de la Enfermedad de Carrión.

1925

5. Daniel A. Carrión. Carta a su Padre, Lima 26 de setiembre de 1885.

6. Murillo J, Salaverry O., Mendoza W. Informes 1871 al 1879 (Libro

manuscrito) Beneficencia Pública de Lima Hospital “Dos de

Mayo

7. Matallana G. “ Daniel Alcides Carrión, Mártir de la Medicina

Peruana, Héroe Nacional ” . 2001. (Actualizada el 02 de

Noviembre del 2005, acceso 15 de octubre del 2006).

Disponible en:

http://www.minsa.gob.pe/PortalMINSA/efemerides/detalle.asp?

ecodigo=65

8. Delgado G., Delgado A. Daniel Alcides Carrión y su aporte al

conocimiento clínico de la fiebre de la Oroya y verruga

peruana. . (Actualizada el 30 de octubre del 2005, acceso 15

de octubre del 2006). Disponible en:

9. http://bvs.sld.cu/revistas/his/vol_1_95/his10195.htm

10. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Daniel A. Carrión. Mártir

de la Medicina Peruana – Héroe Nacional. (Actualizada el 20

de setiembre del 2005, acceso 17 de octubre del 2006).

Disponible en:

32

Page 33: Monografia de Alcides Carrion

http://sisbib.unmsm.edu.pe/BibVirtual/libros/medicina/Daniel-

Alcides- Carrion/Martir%20de%20la%20Medicina

%20Peruana_Primeros%20a%C3%B1os2.htm

11. Dr. García U. UPCH. Hipócrates en la vida de Daniel a. Carrión,

triunfal y trágica leyenda en la vida de un peruano real.

(Actualizada el 20 de setiembre del 2004, acceso 17 de

octubre del 2006). Disponible en:

http://www.upch.edu.pe/famed/boletinelectronico/23/presentaci

on.asp

33

Page 34: Monografia de Alcides Carrion

34

Page 35: Monografia de Alcides Carrion

El grabado de La Crónica Médica fue realizado colocando el retrato

fotográfico de cara a la plancha de zinc, por eso que hay una transposición

óptica, como si fuese un espejo; por ejemplo la raya del pelo está en lado

distinto. Este mismo retrato retocado fue usado por Ernesto Odriozola,

compañero de clase Daniel en su celebrado libro, en francés, titulado La

Maladie de Carrión.

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Page 36: Monografia de Alcides Carrion

Obsérvese las diversas lecturas que ha tenido la imagen de Carrión,

expresada fielmente por la litografía de Courret. 2) En el centro, una

representación iconográfica publicada en la década del ‘50, de corte

indigenista, representa en el fondo, la plasticidad de la imagen de Carrión en

función de diversos discursos y representaciones culturales. 3) Nótese la

profunda transformación del grabado publicado por Odriozola, donde se

transforma la imagen de Carrión en términos étnicos europeos, más

fácilmente asimilables para las élites blancas criollas, siendo ésta la imagen

que asume el colectivo local e internacional.

Dos aspectos de la ciudad de Lima en los tiempos de Carrión. Los techos de

las casas eran planos, sostenidos por vigas de madera y rellenos con tortas

de barro. Nunca llovía como en la sierra y jamás la temperatura bajaba por

debajo de 11 grados C sobre 0. La humedad, en invierno o verano es

cercana al 80%. En comparación en Cerro de Pasco llueve y nieva todo el

año, la humedad es de 40% y el agua hierve a 70 grados C. En el grabado

inferior se observa la calle paralela al jirón Callao donde Daniel Carrión vivió

y de donde, gravemente enfermo, fue conducido en una camilla, por dos

fornidos cargadores, hacia la Maison de Santé, el 4 de octubre de 1885,

falleciendo allí al día siguiente.

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Page 37: Monografia de Alcides Carrion

La lanceta para la vacunación antivariólica fue hasta las primeras décadas

del siglo XX la misma que se usó para la sangría. Carrión, con toda

probabilidad, usó una similar a la aquí mostrada. Humedeció la extremidad

puntiaguda con la sangre que brotó de una verruga de color rojo situada en el

arco superciliar derecho, del niño indígena de 14 años, Carmen Paredes,

hospitalizado en la sala de párvulos del Hospital “2 de Mayo” (Fue la primera

sala en abrirse después que los chilenos se fueron, dejando depredado ese

nosocomio); luego le pidió a su amigo médico Evaristo Chávez que le

inoculase en cada brazo cerca del sitio en que se hace la vacunación (sic).

Grabado de un texto de Johann Schultes (1595-1645), citado por: Lois N.

Magner, A History of Medicine. Marcel Dekker, New Cork, 1992.

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Page 38: Monografia de Alcides Carrion

Un compañero de promoción de Carrión, el doctor Ernesto Odriozola, publicó

en 1898, La Maladie de Carrión ou la Verruga Péruvienne (Georges Carré et

C. Naud, París). Fue una suerte de presentación en la sociedad científica

mundial de la interesante enfermedad. Para entonces aún no se conocía su

etiología microbiana. Sin embargo, utilizando la técnica enciclopedista de

presentación de un problema médico, Odriozola, discutió los aspectos

históricos, epidemiológicos, geográficos, clínicos y anatomopatológicos. La

presente ilustración muestra a un enfermo muy similar al que Carrión usó

para inocularse. (Planche VII, Odriozola).

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