mistura nº10

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mistura publicación de cultura y pensamiento Abril de 2008

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revista mistura

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misturapublicación de cultura y pensamiento

Abril de 2008

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Una de las acepciones del verbo “dispersar” dice así: ”fig. Dividir el es-fuerzo, la atención o la actividad, aplicándolos desordenadamente en múltiples direcciones”. A veces me pregunto cómo y cuándo, bajo qué insondable pretexto terminará este estado de dispersión en que me en-cuentro. Obviamente, nadie sabe nada acerca de mi situación y dudo que a alguien pueda interesarle. Pero oigo rumores que confirman mi temor. Alguien espera algo y yo debo dar respuesta. Me pregunto, una vez más, de dónde proviene este ingenioso filón que me ha sacado de más de un apuro a última hora.

Llegado el momento de actuar, aquí y ahora, flaco favor me hago si no logro disipar mi inquietud, mi preocupación. ¿Acaso no se puede estar disperso? Quitémosle hierro al asunto, al fin y al cabo nadie me paga por lo que escribo, ni obedezco a ideologías, ni a asociacionismos superfluos. Lo que me mueve es el compromiso. Y con eso basta. El impulso crea-tivo, cuando nace de dentro, no necesita aprobación ni justificantes.

Quizá pueda parecer que trato de argumentar de algún modo cierta falta de creatividad. Me explicaré mejor: estar disperso no significa nec-esariamente –no en este caso- estar falto de ideas. Pero sí puede llegar a afectar a éstas cuando lo que se persigue son fines de periodicidad mensual. Esta mañana se me ocurrieron, mientras trabajaba en otros asuntos, unas líneas que hubieran resultado idóneas en este editorial. Pero en mi oficina se viven momentos de tensión, las cuentas no salen y los números me vuelven loco. Cierto es que la dispersión, como las heladas, ha ido dejando, día tras día en las postrimerías del invierno, finas capas de escarcha sobre mi jardín. Ante este panorama, me asaltan las dudas y ya no sé si sería conveniente o no abandonar mi puesto de trabajo en la oficina.

Nº10_Abril_2008

Fundadores:Jorge pacheco, Ruben López,

Santiago Gorgas y Verónica Rincón

Editor: Santiago Gorgas

Redactor jefe: Jorge Pacheco

Diseño artístico: Rubén López

Técnico informático: Marcos López

Colaboradores de este mes:Santiago Gorgas,

Martín Sueldo, Jorge Herrera, Miguel Pacheco, Charlotte,

Verónica Rincón y Jaime Thierry

Foto Portada:Rubén López

Web: www.mistura.cat

Correo electrónico: [email protected]

misturarevista de cultura y pensamiento

Convocatoria monogràfic reflexos Blanes Cultural

La dispersión Editorial

Amb la intenció d’impulsar la participació artística des de tots els àmbits de la creació Mistura convoca a escriptors y artistes a manifestar-se en torn un mateix tema. El tema proposat per l’ocasió és Reflexos i la finalitat d’aquest monogràfic és brindar la possibilitat de publicar, ja sigui amb un suport imprès o digital, promovent el diàleg i la interacció entre les diferents aportacions dels participants.

participa al monogràfic reflexos

Si t’agrada escriure, dibuixar, la fotografia, ani-mació o qualsevol altre manifestació artística.

Bases completes a www.mistura.cat

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por Charlotte¡Silencio!

¡Silencio! Has sido mi peor pesadilla durante años y por fin he decidido olvidarte. Sí, yo también sé que no es la primera, ni la segunda vez que me opongo a tus pensami-entos, pero te puedo asegurar que es la última. No has aportado nada a mi existen-cia.

No representas nada para mí. Oigo tu voz una y otra vez, sin control y atormentada. No tienes criterio propio. Tus fundamentos son mis pequeñas dudas, esas que poco a poco vas exaltando, que deterioras incesantemente.

Sólo eres la voz de la rabia acumulada, de los sueños imperfectos que habitan mis entrañas y se pierden. Tú, en esa engreída realidad en la que justificas hallarte, no anhelas la presencia de nadie más, crees que puedes valerte por ti misma.

¿Realmente lo crees? No eres nadie para mí y sin embargo, no puedes vivir sola. Necesitas mi fuente de alimento, ese sustento de inseguridad e incertidumbre para en-gordar tu prepotencia, tu ego desmesurado. Y sólo yo puedo ofrecértelo sin reparos.

Por eso, me propongo terminar con nuestra estrecha relación, los problemas se han acabado para los dos y no hay más que hablar. Nadie más podrá acosarme. Nadie más podrá acosarnos.

Nos espera un largo viaje

La locura Reflexiones Compartidas

Anoche tus palabras tomaron formas y caminos inesperados, mostrándome lo que nunca se me habría ocurrido ver. Te quedaste abrazada a mi hombro, yo miraba el techo, tú dormías. Me solté de tus brazos y sigilosamente me levanté de la cama. Me dirigí a la cocina a buscar el cuchillo más filoso, y lo afilé aún más. Me introduje en el baño con un juego extra de toallas. En el reflejo entre el cuchillo y el espejo: mi rostro. <Me recuerdas a alguien> pensé. Me senté en el borde de la bañera y servido de un cuchillo y dos toallas me rebané el dedo meñique mi pie izquierdo. Un sonido monstruoso salió quedó atrapado entre mis dientes. Los mantuve apretados son todas mis fuerzas. Al levantar la mirada te encontré abriendo la puerta del baño. Como si ya supieses lo que ibas a encontrar, tus ojos llenos de lágrimas, tus labios temblorosos. Intentaba frenar la hemorragia con la misma mano con la que sujetaba el cuchillo. Mientras que con la otra, buscaba en el suelo la prueba que acreditara mi último logro. Te acercaste lentamente y con los espasmos típicos de las personas que han llorado durante demasiado tiempo. Abrazaste mi cabeza y acariciaste mi pelo con devoción. Me estrujaste entre tus brazos. Levanté la vista buscando ver tu cara en el espejo y te ves preciosa. Verdaderamente un ser encantador. Anoche comprendí que solamente tú podrías hacerme sentir tanto, y usando tan poc-as palabras. Tanto vale esto que yo no valgo nada. Te odio con toda mi alma, porque haces que me pierda. ¿No sé donde estoy? ¿No sé quien soy? No soy más yo. Te odio y no me avergüenza decirlo.Soy injusto, lo sé, yo no tendía fuerzas suficientes para encontrarte en el baño con el cuchillo más filoso.

Una parte por el todopor Santiago Grogas

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El caminopor Jorge Herrera Letras

Desde lo alto del promontorio el perfil de la ciudad se adivina como un contorno difuso y gris con sus murallas fortificadas recortadas, al parecer, según el capricho de una tijera gigante y torpe. Algunas edifi-caciones compactas de tres o cuatro plantas sobre-salen como parte del paisaje ciudadano desde el que gruesas fumarolas trepan al cielo escupidas pesad-amente por chimeneas altísimas. Aquí y allá, como flechas locamente disparadas, bandadas de pajarra-cos oscuros revolotean subiendo y bajando alternati-vamente, como vigilantes suspendidos en el espeso aire. De vez en cuando alguno se descuelga en suave planeo para posarse parco en el único camino tor-tuoso que se arrastra desde la ladera de la montaña. Se arrastra este día, como todos, desde vaya a saber qué épocas y va esforzadamente haciendo equilibrio sobre los barrancos abruptos que caen en picado a su izquierda, mientras a la diestra va dando empellones a la montaña para abrirse paso dificultosamente a través de su brava orografía. Por momentos se es-trecha tanto que parece que va a desaparecer em-pujado al vacío por aquel bloque descomunal. Pero cuando esto está por suceder recupera el resuello como un animal primitivo y furioso y se abre paso otra vez amontonando a su vera cantidad de piedras, pedruscos, cascotes y malezas polvorientas y opacas. Parece en esa instancia que vuelve a respirar para seguir reptando enfermo cuesta abajo, henchido el vientre por no se sabe qué raro complejo eterno que tienen los caminos de franquearse el paso hacia al-gún sitio. Porque, es sabido, a todo sitio lleva algún camino, y éste no era menos que ningún otro. Tran-sitando así, con denodado esfuerzo, regado de alter-nativas crueles, al final se sosiega y va a toparse con un portal allí abajo igual que él de rudo. El portal de entrada a la ciudad inmenso y rústico, que en su bru-talidad da sentido a tanta voluntad. Sólo un camino así podría haber llegado hasta allí. Los remaches del portal son de hierro ennegrecido y sellan con rabia los barrales que atenazan sus tron-cos yuxtapuestos, que así apretados parecen a punto de estallar como solución única para librarse de ese corsé que les provoca un dolor, en apariencia, in-menso. Un tormento que se hace patente donde el corsé metálico aprieta tanto que machaca la madera reventándola en gruesísimas astillas. Tiene la apari-encia de una gigantesca mano vieja y agrietada, seca por el frío de la montaña y marca un alto infranquea-

ble. Pero un camino, un camino de verdad, no se de-tiene ante nada, y así, transformándose de repente, de la misma manera que se negara antes a desapa-recer en la estrechez, se escurre fino por debajo de aquel titán monolítico a modo de una cinta flaca y lisa como de polvo de tiza. Se ha convertido de repente en un camino humilde. Penetra dulcemente, como si para él no existiera impedimento, demostrando una vez mas cuan dúctiles son los caminos, y una vez adentro avanzaba sereno, ramificándose a los pocos metros a partir de la plaza principal de planta oval coronada de altos árboles de copa frondosa y va for-mando un delta gris que rodea las casas como si de islas se tratara. Surca por entre el mercado inactivo a aquellas horas últimas de la tarde, los comercios de los artesanos con sus productos y enseres reposan-do; deja las escalinatas, del templo a la derecha de loza clara y pulida, ese lugar santo hecho de piedras civilizadas que, en franca contraposición a tanta roca ordinaria que rajó sus flancos montaña abajo, le mi-man. Poco más allá, acaricia manso la fuente donde durante los días de sol abrasador de verano se alivian los hombres, las mujeres y los niños que ahora están en sus casas y cenan o aman o duermen. Lánguido, va a remontar una cuesta suave y trepa ceniciento y cansino hasta los pies de una pared rojiza, que por su apariencia pudiera ser el hogar de un noble, o de una familia acaudalada, o quizá, por que no, el de un hombre de leyes o el de un alto cargo militar y llega luego al solar vecino, algo más bajo, en cuya entrada un niño olvidó, por descuido, seguro, un objeto que hubo de tener en alta estima: una talla, un caballo largo al galope con sus crines tiesas y sus tensas fi-bras musculares de madera. Prosigue suavemente, como si ya nada le recordara las fatigas de su trán-sito y atraviesa una reja de hierro forjado y roza en ese momento sagrado el verde de la hierba tierna que lo vuelve aún más manso y se deja seducir y se convierte en vereda para adentrase en un jardín fra-gante, se humedece al pasar pegado a los surtidores y el agua le vuelve franco y deja de ser polvoriento y cambia su andar en una cadencia decididamente dócil y se diluye convirtiéndose lentamente en fango y empiezan a crecer en él plantas y se desdice de ser camino, renuncia a seguir andando, y se convierte en tierra negra, en huerto, en flor, en frutos, y al fin, ha llegado.

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AGUAFRIAp0r Martín Sueldo Columna

1.Ya lo dijo Batman (el último, del director Chris Nolan): no es lo que soy debajo [del traje] sino lo que hago, que me define (“It is not what I am underneath, but what I do, what defines me”). Además de salvar a Ciudad Gótica, Batman permanece oculto, en el anoni-mato. Nadie sabe quién es realmente. Tal vez esa no sea la pregunta adecuada. No es cuestión de quién, sino de qué. ¿Qué es realmente?

2.Más que hablar de anonimato, podríamos hablar de solitarios. Esos que son represen-tados una y otra vez desde el romanticismo. Así se puede ver en “El caminante sobre el mar de nubes” (1818), del pintor Caspar David Friedrich. El caminante solitario llega a la cima de la montaña vestido de impecable traje oscuro y bastón. Desde allí mira y nosotros lo vemos sólo de espaldas. Los románticos no transpiraban, se entregaban a la pasión pero no transpiraban.

3.Otro solitario célebre, también relacionado al romanticismo alemán, aunque sin serlo, es Harry Haller, el protagonista de “El lobo estepario” (1928). Mucho de él se explica si se conoce la vida de su autor, Hermann Hesse. Pobre Hermann, realmente le costaba eso de relacionarse con el mundo exterior. La soledad es más soledad si se transforma en una soledad fáctica. Es decir, si uno no ve a ninguna otra persona durante días, tal vez semanas. La de “El lobo estepario” es una de las peores soledades, la que deviene de un momento de claridad. Ese es el tipo de soledad que generalmente se transforma en locura.

4.El que poco tiene de romántico es el desconocido más famoso de la literatura brasileña, Dalton Trevisan. Se sabe muy poco de él. No hace entrevistas ni tiene vida pública. Una foto circula, una foto que alguien le sacó por la calle al reconocerlo. Es de los años se-tenta. Lo que sí se sabe es que es abogado, y que creó esa obra maestra-rareza que es “O vampiro de Curitiba” (1965). Nelsinho, su protagonista, acosa mujeres por las calles de Curitiba. Una de ellas, sonríe durante el coito (en un depósito de colchones) y deja ver su lengua a través del diente que le falta. Ay, Dios mío, ¿quién es en realmente la víctima?, pregunta Nelsinho. 5.De este tema, los solitarios en el mundo del arte, hablé con una colega mexicana. Lo hablamos distendidamente, tomando unas chelas cerca de la frontera entre México y Estados Unidos. Ella estaba preparando un libro de ensayos sobre solitarios. La soledad es un tema recurrente, acordamos. Su obra también está habitada por la soledad y por personajes ruines. Uno de ellos es una vieja pérfida y delatora que vive frente al aparta-mento de la protagonista de su última novela. En un momento se devela: la vieja es judía. La novela me ha gustado mucho, le escribí después de leerla. Me hubiera gustado que no dijeses que la vecina era judía. Creo que no era necesario. Nunca más me escribió.

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Drets socialsper Verónica Rincón Conductes humanes

Durant la segona meitat del segle XIX, apareixen els conflictes entre les classes amb poder i les classes pobres que havien estat excloses en els inicis del capitalisme industrial. En aquell moment comencen a aparèixer els anomenats drets socials, el drets a la cobertura de les necessitats bàsiques que permeten una vida digna amb autono-mia. Encara que les intervencions de l’estat en aquell moment són mínimes, aquests són els inicis de les reivindicacions populars que ja en el segle XX comencen a prendre forma, multiplicant-se les lluites socials i de treballadors i, dins d’aquest context, s’estableix l’estat social, però dins d’un acord asimètric, en el que es permet al capital-isme gaudir d’una expansió a canvi de negociar certa distribució de l’excedent social. D’una banda, s’intenta regular el capitalisme i de l’altra, eliminar els conflictes de les lluites de classes.Després de diverses crisis del capitalisme industrial, el fracàs del comunisme i les transformacions degudes a les noves tecnologies, canvia el panorama. Entren en conflicte l’augment dels drets del treballador amb les necessitats capitalistes del moment. És llavors quan comença a sorgir la deslocalització de les grans corporacions a altres països de mà d’obra barata, per tal de poder reduir costos, augmentant la precarietat laboral i la desocupació. D’aquesta man-era, també s’incrementen les desigualtats socials.Una societat abocada a una política social de mínims, assitencialista i, per tant, creadora de dependència. Davant d’aquesta situació es fa evident la necessitat d’aturar l’acumulació de poder i fer viable la solidaritat entre tots els membres de la societat. Cal una reforma de les institucions, tant públiques com privades, amb la exigència de democràcia interna, controls e informació del que es fa, per tal de garantir els drets socials de les persones.Les polítiques socials són cada vegada més focalitzades i precàries. Una renta bàsica incondicional, que aparentment sembla més costo-sa, a la llarga permet ampliar més l’autonomia de les persones, que les ajudes puntuals condicionades que només posen pegats sobre els problemes però no els solucionen, i a més, estigmatitzen al grup com exclòs. Tenim una política social de mínims per uns ciutadans que només poden arribar al mínim, obligant-se a acceptar el treball tot i la baixa qualitat i la inestabilitat d’aquest.El dret a un treball estable i de qualitat es fonamental com a dret so-cial. I es fa evident la necessitat d’un repartiment de les riqueses, en el que es podria arribar a la possibilitat d’una reducció de la jornada laboral i, per tant, un repartiment del treball.La protecció del drets socials passa per promoure un model en el que es crea una xarxa normativa a través de l’opinió i la participació dels interessats. Les organitzacions socials poden subministrar informació que no té l’Estat sobre les necessitats de les persones. Però també és adient utilitzar els mitjans de participació ciutadana. En definitiva, es tracta d’afavorir la possibilitat de que les persones puguin arribar a aquells àmbits polítics i jurídics. Així podem oferir als ciutadans la possibilitat d’accedir a espais que normalment només se’ls hi permet als juristes. Ja existeixen exemples de participació com els fòrums cívics o els referèndums, i per tant, es tracta només d’introduir aquests models. I si no els trobem, exigir-los com a ciutadans.

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Me dicen que estoy locoPor tomarme las cosasCon excesiva parsimonia,Por no atormentarmeYa con nada,Por tratar un tema Que otros consideranDemasiado crudoY sin duda poco apropiadoEn este momento de risas.Pero esta inquietud latenteY esta crudeza no son sólo mías.Están ahí para todos.

SE PIERDE FUELLEpor Jaime Thierry Letras

LO IMPORTANTEpor Miguel Pacheco Letras

Importante es que se digaSin pudor, la ternura.Siquiera levemente,Apenas murmurada,Palabra o gesto,Abrazo o caricia,Calor de unas manos,Luz de una mirada.

Importante es el signoQue no se reprime,Que no se retiene,Que no se posterga,Fraternal, amorosoA raudales, alegre,Confiado, desnudoEl corazón, sin vestido.

Importante es la entregaMúltiple de los afectos,Besos que se sumanA más besos y besosPara cuando no los tengamosSaborear su recuerdo.

No estoy loco, sólo soy unCuerpo que se desmoronaSin tiempo ya para caerEn frivolidades: cierto esQue se pierde fuelle Con esto del cáncer.Me dicen que estoy enfermoY no entiendo por qué tieneQue ser precisamente ahora.Pido algunos años másY sólo tú sabes escucharme.Ya no querré ver a nadieCuando hayas cruzado esa puertaY te hayas ido para siempre.

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