MISIONERO PRISIONERO -...

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MISIONEROPRISIONERO

MARIANNHILLEspaña

P. Lino Herrero Prieto CMM

MISIONEROPRISIONERO

Beato Engelmar Hubert UnzeitigSacerdote Misionero de Mariannhill

y Mártir de la Caridad en Dachau [1911-1945]

MARIANNHILLEspaña

© Lino Herrero Prieto [[email protected]]© Misioneros de Mariannhill [España]

Madrid, 2018

ISBN: 978-84-697-9549-1Depósito Legal: M-4811-2018

Portada: Obra de Gertraud Christ [Alemania]Fotografía del P. Andreas Rohring CMM [Alemania]

Diseño y maquetación: Carmen Borrego Muñoz [[email protected]]

Impreso en: Gráficas KadmosOficinas: c/ Compañía, 5 • 37002 Salamanca [España]Talleres: c/ Río Ubierna, naves 5-6 • Pol. Ind. El Tormes • 37003 Salamanca [España]

Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción de ninguno de los contenidosde este libro sin el permiso escrito del editor.

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La Segunda Guerra Mundial estaba a punto de terminar. Unas se-manas antes de la entrada de los Aliados en Alemania moría el 2 de marzode 1945, a los 34 años de edad, el joven sacerdote y misionero de Ma-riannhill, P. Engelmar Hubert Unzeitig CMM. Moría este misionero en unode los muchos barracones que había en el Campo de Concentración [enadelante CC] de Dachau, donde había estado prisionero desde mediadosdel año 1941. Se había preparado para ser misionero en alguna de las mi-siones de Mariannhill en el continente africano, pero nunca se le había pa-sado por la imaginación que llegaría a ver realizado el sueño de su vocaciónestando prisionero en su propio país.

En el CC de Dachau el P. Engelmar era el prisionero nº 26.147. Ves-tía chaqueta y pantalón a rayas y calzaba zuecos de madera. Sus pertenencias:un cuenco, un vaso y un cubierto de latón. Por fuera, un habitante y mora-dor más de aquel infierno. Pero aquel anónimo, callado y tímido prisioneroguardaba por dentro a un observante religioso, a un celoso sacerdote, a un va-liente misionero y a un gigante de la caridad cristiana. No tardando mucho,sin meter ruido y sin llamar la atención, el recién llegado empezó a desple-gar todo un abanico de iniciativas misioneras.

Su ejemplo de vida, el testimonio de su oración y fidelidad a suscompromisos religiosos, su palabra justa y oportuna, su caridad a la hora decompartir lo poco que tenía dieron una eficacia insospechada a su actividadpastoral entre los allí recluidos. Los prisioneros rusos fueron los que más se

[presentación]Nadie tiene amor más grande

que el que da la vida por sus amigos.

[Jn. 15,13]

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beneficiaron de su multiforme actividad. Aprendió para ello el ruso y tradujoa dicha lengua partes de la Sagrada Escritura.

Todos los testimonios recogidos sobre el P. Engelmar destacan sucelo misionero y apostólico mientras estuvo detenido en Dachau. Aquel Cam -po de Concentración fue su África. En medio de la zozobra y angustia, quede continuo se respiraba en el Campo, el P. Engelmar se movía silenciosoy decidido, consciente de que era allí precisamente donde Dios le pedía sermisionero. En su persona juntó el celo misionero de San Francisco Javiery de Santa Teresa del Niño Jesús, patronos de las misiones católicas. Suclaustro y su misión estuvieron en el CC de Dachau.

La vida de este misionero de Mariannhill se consumó en coheren-cia con la tónica de toda su existencia. La carrera de fondo, que con ritmoconstante y acompasado fue realizando, la terminó con un intenso sprintfinal. Se había declarado una terrible epidemia de tifus en el Campo y sepresentó voluntario para atender a los contagiados, que se encontrabanabandonados a su suerte en barracones de aislamiento. En menos de dosmeses él mismo murió, afectado por el tifus.

El Beato Engelmar terminó su carrera como atleta misionero delequipo de Mariannhill, alcanzando así la corona, que sólo ciñen los vence-dores, el laurel reservado a los primeros. El 2 de marzo de 1945, a las 7:20de la mañana, cruzaba en el CC de Dachau la línea de meta hacia la eter-nidad. Nos asiste la seguridad que una gran ovación se oyó en el estadio delcielo. Quienes más aplaudieron fueron aquellos prisioneros a los que élmismo había ayudado a bien morir.

Han pasado ya no pocos años de aquella entrega hasta el extremo.Cada vez que le recordamos lo hacemos llenos de gozo y agradecimiento,porque la cruz que llevó el P. Engelmar ahora brilla gloriosa. Una vez más,la vida ha podido a la muerte y el amor ha vencido al odio. Su entrega apos-tólica es un modelo de inspiración para los que hoy somos hermanos suyosde Congregación y su vida santa es una invitación para todos los que connosotros forman la Familia Mariannhill.

En una de las últimas cartas que el P. Engelmar escribió desde elCC de Dachau –y que se puede considerar como su testamento– decía: “Elamor multiplica las fuerzas, inventa cosas, da libertad interior y alegría…

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El bien es inmortal y la victoria debe ser de Dios”. El P. Engelmar no seguardó a Cristo, sino que lo entregó a los que estaban prisioneros como él,y, en este empeño, se entregó a sí mismo, porque tenía mucho amor. Así seentiende que las carcajadas del Diablo en el infierno del CC de Dachau,fuertes como eran, no pudieron acallar ni ahogar la tímida sonrisa del P.Engelmar. Por todo ello, aunque en el Campo se movía de puntillas, dejóuna profunda huella, llegando a ser conocido como el Ángel de Dachau.

El P. Engelmar había nacido el 1 de marzo de 1911 en Greifendorf,hoy Chequia. Queriendo ser misionero, ingresó en 1928 en el Seminario deMariannhill en Reimlingen [Alemania]. Después de hacer el noviciado enSan Pablo [Holanda] y de realizar los estudios de filosofía y teo logía en Würz-burg [Alemania], fue ordenado sacerdote el 6 de agosto de 1939. Sus cenizas,que salieron providencialmente del CC de Dachau, reposan ahora en el altarmayor de la Iglesia del Sagrado Corazón de Mariannhill en Würzburg [Ale-mania].

El 26 de junio de 1991 se abrió oficialmente la causa de su beatifi-cación/canonización. Años después, el 3 de julio de 2009, el Papa BenedictoXVI reconoció que el P. Engelmar vivió en grado heroico las virtudes cristia-nas, declarándole Venerable. El 21 de enero de 2016 el Papa Francisco firmóel decreto por el que se reconocía que el P. Engelmar murió por odio a la fe,declarándole así mártir cristiano. El P. Engelmar fue beatificado el 24 de sep-tiembre de 2016 en la catedral de Würzburg [Alemania].

Todos le podemos poner por intercesor ante Dios de nuestras ne-cesidades e intenciones, a fin de ver pronto glorificado su nombre en mediode la Iglesia.

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[Esp

aña]

[Primera Parte]

El Beato Engelmar por fuera:

Ángel de Dioscon el

corazón en la mano

Casa de la familia Unzeitig en Greifendorf [Chequia].

FOTO: P. HUBERT WENDL CMM [Alemania]

Iglesia parroquial de Greifendorf [Chequia].

FOTO: P. HUBERT WENDL CMM [Alemania]

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[Infancia y Juventud]El 1 de marzo de 1911 a la familia Unzeitig le nació un hijo varón, al

que bautizaron a los cuatro días con el nombre de Hubert. Los Unzeitigeran labradores en Greifendorf, población situada al norte de Brno, en laactual Chequia.

El mismo Hubert, en la autobiografía por él escrita a los 17 años,enumera los hechos más destacados de su infancia y adolescencia:

“Nací en Greifendorf el 1 de marzo de 1911. Mis padres eran unossencillos y honrados labradores que habían emigrado a Greifendorf, pro-venientes de una región vecina. Adquirieron una pequeña granja, toda-vía en posesión de mi madre. Pasé mi niñez en el querido hogar de mispadres junto con mis cuatro hermanas. [La muerte se había llevado a miúnico hermano con tan solo un año de vida]. Allí viví durante los años dela escuela primaria y allí vivieron felizmente mis padres durante nueveaños, hasta que en 1914 estalló la sangrienta Guerra Mundial con todassus dramáticas consecuencias. Mi padre fue uno de los primeros movili-zados para hacer frente al enemigo ruso. Pronto cayó prisionero y fuellevado a una lejana región del imperio ruso, a Simbirsk, junto al ríoVolga, donde enfermó de tifus y el 14 de enero de 1916 murió. Cuandonos llegó la triste noticia de su muerte, mi madre se mantuvo fuerte, por-que nosotros éramos todavía pequeños y en edad escolar. No le quedóotra a mi madre que seguir llevando las riendas de la labranza, asistida

[I]TREINTA AÑOS

DE VIDA SENCILLA

por alguna ayuda de fuera. Pero, poco a poco, las cosas fueron mejo-rando, dado que, uno tras otro, fuimos terminando la escuela”.

Cecilia y Johann –así se llamaban los padres de Hubert– se preocupa-ron desde un principio de su educación religiosa y la de sus hermanas. Trasel fa llecimiento de su padre, toda la responsabilidad educativa recayó sobrela madre. A los 9 años, el 16 de mayo de 1920, Hubert recibió la primera co-munión en la parroquia de su pueblo. Un año después, el 26 de septiembrede 1921, recibió el sacramento de la confirmación en la ciudad de Zwittaw[Chequia].

Acerca de la práctica religiosa y de la vida de piedad de Hubert du-rante su infancia y adolescencia comenta una de sus hermanas:

Johann Unzeitig, padre del ahora Beato

Engelmar Unzeitig.FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

Cecilia María Unzeitig,madre del ahora BeatoEngelmar Unzeitig.FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

“Nuestro hogar era muy religioso. Mi madre rezaba mucho. Losdomingos por la mañana todos acudíamos a Misa y, por la tarde, a laBendición. A Hubert le gustaba venir con nosotras. Le considerábamosun chico muy piadoso…”.

Desde el 16 de septiembre de 1917 hasta el 27 de junio de 1925 Hu-bert atendió las clases de primaria en la escuela de su pueblo. Diligente, tra-bajador y estudioso, terminó sus estudios primarios con sobresaliente.

Al finalizar la escuela primaria, como cualquier otro chaval de supueblo, Hubert se puso a trabajar en la labranza de su casa. Sus hermanashan confesado que Hubert aprovechaba las horas libres para leer y que losdomingos salía a pasear en bicicleta y jugaba con ellas a las cartas.

Leyendo en casa de la abuela las revistas misioneras, publicadas por losMisioneros de Mariannhill, se despertó y fue madurando en él la vocaciónmisionera. A los 17 años se marchó al Seminario de Mariannhill en Reimlin-gen [Alemania].

Él mismo nos ha dejado el testimonio de sus primeros pasos vocacio -nales:

“Me sentí impulsado a seguir a Cristo, trabajando por la salvaciónde las almas. Mentalizado acerca de las misiones por las revistas y ca-lendarios de Mariannhill, decidí dedicar mi vida a la conversión de lospaganos. Al principio la gente intentaba disuadirme, recordándome lanecesidad de sacerdotes que se padecía en nuestra región. Se mandaronsolicitudes aquí y allá, pero, para mi sorpresa y alegría, todas las res-puestas recibidas fueron desfavorables. En la mayoría de ellas se medecía que ya era demasiado mayor para los estudios. De cualquier forma,el Seminario en Reimlingen me prometió remover todas las dificultades”.

Hubert Unzeitig [16 años] junto a su madre, sus cuatro hermanas y un tío suyo [1927].

FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

[Bachillerato y Universidad]Los Misioneros de Mariannhill regentaban en la población alemana

de Reimlingen un Seminario, especialmente pensado para formar aquellasvocaciones que por entonces se consideraban tardías.

En dicho Seminario ingresó el joven Hubert el 18 de abril de 1928, vi-niendo a formar parte de aquella comunidad formativa, integrada por sesentaseminaristas. Y allí permaneció hasta finalizar los seis cursos de Secundaria.Los boletines de calificaciones y notas de aquellos años elogian al seminaristaHubert, haciéndose eco de su talento, modestia, piedad e inteligencia.

Llevaba ya Hitler más de un año en el poder, cuando Hubert recibióen la Casa Noviciado de Mariannhill de Holanda el hábito religioso, comen-zando así los doce meses del Noviciado canónico. Era el 30 de abril de 1934.

Finalizado el Noviciado, Hubert, quien desde ese día comenzó a llamar - se Frater Engelmar, hizo su Primera Profesión religiosa el 1 de mayo de 1935.

Seminario Menor de los Misioneros de Mariannhill en Reimlingen [Alemania], donde el joven Hubert Unzeitig realizó sus estudios de Secundaria [1928-1934].

FOTO: P. ANDREAS ROHRING CMM [Alemania]

Hubert Unzeitig [19 años], el día en que, junto a sus compañeros, fue admitido en la Congregación Mariana [1930].

FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

Hubert Unzeitig [19 años] junto a sus compañeros del Seminario y el rector del mismo, P. Ludwig Maria Tremel CMM, en un día de excursión [1930].

FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

Hubert Unzeitig [20 años] junto a sus compañeros y el P. Erhard Meder CMMdurante las vacaciones de Pascua [1931].

FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

Hubert Unzeitig [20 años] junto a sus compañeros de curso [1931].FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

Hubert Unzeitig [24 años] el día de su graduación en Secundaria [1934]. FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

Hubert Unzeitig [21 años] junto a sus compañeros de curso [1932].FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

El novicio Hubert [24 años] junto a sus compañeros del Noviciado y los PP. Hermann Arndt CMM y Agustin Bögle CMM, maestro de novicios

y asistente [1934]. FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

Casa Noviciado de los Misioneros de Mariannhill en Holanda.FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

El Frt. Engelmar [25 años] junto a sus compañeros el día de su primera profesión religiosa [1935].

FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

El novicio Hubert [24 años] junto a sus compañeros del Noviciado durante las labores de la cosecha [1934].

FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

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Seminario Mayor de San Pío X, Teologado de los Misioneros de Mariannhill en Würzburg [Alemania].

FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

El recién profeso fue destinado al Seminario Mayor de Mariannhillde Würzburg [Alemania]. En la Universidad de aquella ciudad, desde juniode 1935 a junio de 1939, realizó sus estudios de filosofía y teología como pre-paración al sacerdocio. Las horas libres que le dejaban los estudios las lle-naba leyendo y aprendiendo lenguas.

Recibió la tonsura eclesiástica el 22 de mayo de 1937. Ese mismoaño, entre el 30 de junio y el 1 de agosto, recibió también las cuatro órde-nes menores.

Justo tres años después de su Primera Profesión, el 1 de mayo de 1938,el Frt. Engelmar hizo su Profesión Perpetua.

El Frt. Engelmar, joven clérigo, estudiante de Filosofía y Teología en Würzburg [Alemania] durante los años 1935-1939.

FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

El Frt. Engelmar, junto a otros compañeros, trabajando en la recogida de patatas.

FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

El Frt. Engelmar junto a otros compañeros suyos de curso en el Seminario de Mariannhill en Würzburg [Alemania] durante los años 1935-1939.

FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

El Frt. Engelmar entre todos los alumnos del Seminario de Mariannhill en Würzburg [Alemania] durante los años 1935-1939.

FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

El Frt. Engelmar junto a otros compañeros suyos de cursoen un día de excursión [1937].

FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

Cáliz y patena que el P. Engelmar empezó a usar a partir del día de su ordenación sacerdotal.

FOTO: P. ANDREAS ROHRING CMM [Alemania]

El P. Engelmar el día de su ordenación sacerdotal [6 de agosto de 1939] junto a los otros 15 neo-sacerdotes compañeros suyos.

FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

El 19 de febrero de 1939 fue ordenado subdiácono. A los pocos días,el 5 de marzo, recibió la ordenación de diácono. Ese mismo año, el 6 deagosto, fue ordenado sacerdote en la Iglesia del Seminario Mayor de Ma-riannhill de Würzburg. Días después, el 15 de agosto, en la solemnidad dela Asunción de María, celebró su primera misa junto a los suyos en la pa-rroquia de Greifendorf [Chequia].

A los pocos días, el 1 de septiembre, al invadir las tropas alemanas Po-lonia, estalla la Segunda Guerra Mundial. En espera de destino y mientras seprepara para realizar el preceptivo examen de capacitación pastoral, quedaasignado a la comunidad de Mariannhill de Würzburg.

En el verano del año 1940 es destinado a Austria. Sus ilusiones, encambio, miraban a las misiones de Mariannhill en el Natal [Sudáfrica].

Primera misa del P. Engelmar [15 de agosto de 1939] en su pueblo natal de Greifendorf [Chequia], rodeado de los suyos.

FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

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[Glöckelberg: trabajo pastoral y arresto]Recién llegado a la casa de Mariannhill de Riedegg [Austria], sus co-

nocimientos de francés le valieron para poder atender pastoralmente a ungrupo de prisioneros de guerra franceses, que se hallaban detenidos en unCampo cercano a la casa de Mariannhill.

En el otoño de aquel mismo año el Obispo de Linz [Austria] pidió alos Misioneros de Mariannhill que se encargaran temporalmente de algu-nas parroquias de su Diócesis situadas en los bosques de Bohemia.

Y así fue como el P. Engelmar, desde el 1 de octubre de 1940, vinoa ser el administrador parroquial de Glöckelberg [Chequia]. Al llegar a laparroquia asignada, le esperaba una casa rectoral sin leña y sin muebles,donde empezó a vivir como un ermitaño. Sin embargo, la falta de recursoseconómicos y los rigores del invierno de 1940/41 no le impidieron entre-garse en cuerpo y alma a su nueva tarea de cura de almas. Visitaba regu-larmente a las familias de aquella parroquia, especialmente a los ancianosy enfermos, y preparaba cuidadosamente sus homilías, instrucciones cate-quéticas y clases de religión.

Fue precisamente en la escuela donde el P. Engelmar empezó a cho-car con el régimen nazi, representado por unos militantes fanáticos de lasjuventudes hitlerianas. Las respuestas claras que daba a las preguntas cap-ciosas acerca de los judíos le acarrearon la denuncia de ir contra el régi-men. Por otro lado, se le acusó de abusar del púlpito, pues en sus sermonesdecía que Cristo Rey está por encima del Führer.

Su hermana María Huberta, que había venido a vivir con él paraatenderle en la casa parroquial, nos ha dejado el relato de la detención delP. Engelmar a manos de la Gestapo el 21 de abril de 1941:

“Aquel día era lunes. Yo me encontraba visitando a una feligresa delpueblo, ya anciana. Desde su casa podía divisar muy bien la casa rectoral.De repente vi cómo paraba delante de ella un coche, lo que me inquietó untanto. Al poco rato vino mi hermano a donde me encontraba y me dijo:‘¡Mira, la Gestapo está aquí! ¡Ven conmigo rápidamente!’ Mientras tanto losdos oficiales de la Gestapo no dejaban de registrar todo lo que había en laoficina parroquial. Página tras página miraron los sermones de mi her-mano y requisaron alguno de ellos. Hubert estaba pálido, mientras cogíasu pequeña maleta para poner en ella algunas cosas. Me hubiera gustado

Iglesia de Glöckelberg [Chequia]: Asignado en 1940 a la Provincia de Mariannhill en Austria, el P. Engelmar se encargó de esta parroquia

el 1 de octubre de ese mismo año. FOTO: P. ANDREAS ROHRING CMM [Alemania]

Autógrafo extraído del diccionario de francés del P. Engelmar: Una vez ordenado, en espera de destino, el P. Engelmar aprovechó

el tiempo en Würzburg [Alemania] para perfeccionar su francés.FOTO: P. ANDREAS ROHRING CMM [Alemania]

Foto del P. Engelmar detenido en la prisión de Linz [Austria]. © OÖ. LANDESARCHIV LINZ, AKT PATER UNZEITIG

Puerta de acceso al CC de Dachau [Alemania]: Detenido el 21 de abril de 1941 en la casa parroquial de Glöckelberg [Chequia], el P. Engelmar fue confinado

en dicho Campo el 3 de Junio.FOTO: P. ANDREAS ROHRING CMM [Alemania]

Ficha de identificación

personal del P. Engelmar en el

CC de Dachau [Alemania].

Contiene la fechade entrada en

el mismo y la de su muerte.

FOTO: P. ANDREAS ROHRING CMM [Alemania]

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cocinarle algo, pero no tuve tiempo de hacerlo. Todo ocurrió muy de prisa[…] Al día siguiente cerré la casa rectoral y me fui a vivir con aquella an-ciana. Más tarde la anciana se vino vivir conmigo a la rectoral, para que yono estuviese sola. Ella se había encargado de comunicar a los feligreses dela parroquia que no iba a haber misa ni catequesis. Nos juntamos en la Igle-sia para rezar el rosario y cantar el himno ‘Severo Juez de todos los peca-dores’. Luego, la gente volvió a casa en silencio. Muchos lloraban. Lamayoría de los habitantes de Glöckelberg estaban profundamente impre-sionados”.

El mismo día de su detención el P. Engelmar fue conducido a la pri-sión de Linz [Austria]. Sus hermanos de Congregación, así como amigos yfeligreses hicieron, sin resultado alguno, todas las gestiones posibles paraque quedara libre.

Dos días después el P. Engelmar escribió a su hermana, convencidode que su detención había sido un error y que pronto sería liberado:

“Querida hermana: no te preocupes demasiado por mí, dado queyo no he cometido ningún crimen. Debe ser un malentendido. Aquí medicen que será cuestión de unos veinte días”.

Pero todo fueron meras ilusiones. Hitler se encontraba en el apogeodel poder: acababa de terminar con éxito la campaña militar en Francia yse disponía a invadir Rusia.

Después de seis semanas de incertidumbre y ansiosa espera en situa-ción de prisión preventiva, llegó de Berlín la orden, según la cual el destinodel prisionero Hubert Unzeitig no era otro sino el CC de Dachau [Alemania].

Con apenas dos años de sacerdocio y treinta de edad, encerrado enaquel infierno, el P. Engelmar iba a comenzar el último y más denso capí-tulo de su vida. Iba a ser, por fin, lo que siempre había soñado: misionero;aunque no se le había pasado por la imaginación que lo iba a ser, precisa-mente, estando prisionero.

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[Un prisionero más]Cuando los prisioneros llegaban a la estación de tren de Dachau te-

nían que esperar de pie durante varias horas, antes de poder entrar en elCampo de Concentración.

Una vez dentro del CC de Dachau, el P. Engelmar tuvo que pasar,como todos los demás, por el humillante proceso de admisión. Con rapidezse le cortó por completo el pelo y se le rasuró el vello de todo el cuerpo, queluego fue desinfectado con un líquido maloliente e irritante. La ducha pos-terior dependía del capricho personal de los guardias de las SS que fueracon agua helada o hirviendo.

El P. Engelmar recibió luego el uniforme de los prisioneros: cha-queta, pantalón y gorra a rayas. Unas veces estos uniformes eran demasiadopequeños y otras veces muy grandes; circunstancia ésta que provocaba enlos guardias expresiones de guasa y burla. Si, por ejemplo, alguna gorra erademasiado pequeña, se animaba con ironía al prisionero a no preocuparse,pues en unas semanas la gorra sería la apropiada a su talla.

Junto al uniforme, el P. Engelmar recibió, como los demás prisione-ros, unos zuecos de madera, un cuenco para la comida, un vaso y un cu-bierto de latón. Dependía de la suerte si el prisionero recibía un par decalcetines y un calzón.

La humillación que suponía para los prisioneros recién llegados pasarpor todo el proceso de admisión en el Campo de Concentración, la conse-

[II]CUATRO AÑOS

EN EL INFIERNO DE DACHAU

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cuente pérdida de todos sus derechos y el hecho de tener que llevar un nú-mero de identificación, no era sino un anticipo del sufrimiento que iban aexperimentar en dosis mayores a medida que pasaran los días y los mesesen aquel infierno.

Desde ese momento el prisionero era solo un número, y al P. En-gelmar le correspondió el 26.147. Una vez así identificados, los prisionerostenían que rellenar un complejo cuestionario, dividido en dieciocho blo-ques, respondiendo a una larga lista de preguntas sobre su persona y sobresu familia. En el mismo formulario el oficial de las SS iba describiendo laapariencia física del prisionero: contextura corporal, nariz, boca, orejas,dientes. El objetivo último de todo el cuestionario no era otro sino quebraral prisionero en su propia estima y dignidad.

Como clérigo que era, cosieron a la chaqueta y al pantalón del P. En-gelmar unos triángulos de color rojo, distintivo de los llamados prisionerospolíticos. El triángulo verde se asignaba a los criminales, el negro se reser-vaba para los antisociales, el triángulo rosa era el distintivo de los homose-xuales, el azul designaba a los emigrantes y el triángulo morado identificabaa los Testigos de Jehová. Pero esta gama de distintivos era mayor, con va-riedad de formas y colores. De esta manera, cada oficial de las SS podíasaber a primera vista qué clase de prisionero tenía delante de sí.

Ciudadano ya de aquella ciudad de muerte, el P. Engelmar empezóa experimentar, como todos los recién llegados, las amenazas, el terror, elmiedo, el hacinamiento, la humillación, el agotamiento, el trabajo inhu-mano, los gritos y los caprichos de los guardias.

[La correspondencia]El P. Engelmar comienza la primera carta que escribió desde Da-

chau con estas dos escuetas frases:

“He llegado aquí el 3 de junio. Me encuentro bien de salud”.

Esta carta, como casi todas las que el P. Engelmar escribió desde elCC de Dachau, iba dirigida a su hermana María Huberta, que andando eltiempo vendría a ser misionera de la Preciosa Sangre o de Mariannhill.

Al uniforme de prisionero del P. Engelmar le cosieron un

triángulo rojo invertido, que era el distintivo de los prisioneros

políticos de los Campos de Concentración nazis.

FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

Plano del área destinada a los prisionerosdel CC Dachau [Alemania].

FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

Plano general del CC de Dachau [Alemania].FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

CUARTELES DE TROPAS E

INSTALACIONES DE LAS SS.

CAMPO DE CONCENTRACIÓN DE DACHAU

1. Muro exterior2. Campo de los prisioneros3. Crematorio4. Sección Política (GESTAPO)5. Talleres6. Jefatura7. Oficina de sueldos para las SS.

08. Hospital para las SS.09. Taller de porcelana10. Centro de vigilancia

y control11. Alojamiento de las tropas12. Área residencial de los

jefes de las SS.

INSTALACIONES PARA LA HUERTA

DESINFECCIÓN

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BLOQUES BLOQUES

EXPLANADA

INTENDENCIA

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Valla electrificada rodeando todo el perímetro del CC de Dachau [Alemania].FOTO: P. ANDREAS ROHRING CMM [Alemania]

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Por lo que a la correspondencia se refiere, el P. Engelmar tuvo quesometerse a las siguientes normas del Campo, que venían impresas en laparte superior izquierda de la primera página del papel homologado:

- Los presos sólo podían recibir de sus familias dos cartas o dos posta-les mensuales; otras tantas eran las que ellos podían escribir cada mes.

- Las cartas a los prisioneros debían estar escritas de manera muy le-gible, con tinta, y en cada página no podían rebasarse las quince líneas.Sólo se permitían por envío dos cuartillas de papel homologado. Laspostales no debían rebasar las diez líneas de texto. No se podían utili-zar fotografías como postales.

- Los sobres no debían tener forro. En las cartas no se podían incluirmás de cinco sellos de doce centavos. Quedaba prohibido introduciren el sobre cualquier otra cosa, pues quedaría confiscada.

- Especial cuidado debía observarse a la hora de realizar los envíos,tanto de correspondencia como de dinero, por lo que a la exactitudde los datos del destinatario y del remitente se refería.

- A los familiares había que decirles que, de enviar algo, enviasen dinero–hasta 40 marcos al mes– y que no mandaran paquetes de comida, por-que en el Campo –lo cual era falso– se podía comprar de todo.

- Se permitía recibir periódicos, aunque las suscripciones a los mis-mos sólo se podían realizar a nombre de la dirección del Campo.

- Los familiares de los prisioneros debían ser conscientes de que las so-licitudes a las autoridades del Campo para que liberasen a los prisione-ros eran inútiles. El permiso para visitar o hablar con los pri sio neros enel Campo de Concentración era, en principio, siempre denegado.

- Todas las cartas debían pasar por la censura y todas debían ir diri-gidas a la misma persona. Si el examen del censor resultaba positivo,éste la firmaba y sellaba. Las frases censuradas o bien eran cortadaso tachadas con tinta, lo que a menudo hacía ilegible el texto que sehabía escrito en el reverso del papel. También la carta podía ser des-truida, enviando únicamente el sobre vacío.

- En las cartas no se podía escribir nada acerca de la vida del Campoy todas debían comenzar por la estereotipada frase: Me encuentrobien y con buena salud.

Son setenta y tres las cartas escritas por el P. Engelmar desde el CC de Dachauque han llegado hasta nosotros.

Reproducción de la primera página de la carta del 15 de diciembre de 1941.FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

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Aunque se castigaba severamente –incluso con la muerte– a los quese atrevían a pasar cartas clandestinas o ilegales, el P. Engelmar, con la ayudade su paisano Franz Waldes, oficial de las SS en el Campo, consiguió sacaralgunas cartas del Campo sin que pasaran por la censura. Por lo que luegohan contado los que pudieron leerlas, en estas cartas habla de los tratos hu-millantes, de la vida dura del Campo, de la comida miserable, de los falli-dos intentos de fuga seguidos de fuertes castigos.

Estas cartas ilegales del P. Engelmar tenían como destinataria a suhermana María Huberta, que se encontraba ya de vuelta en Greifendorf[Chequia]. Algunas eran reenviadas por su hermana a los Misioneros deMariannhill en Riedegg [Austria]; otras se escondían cuidadosamente paraque nadie pudiera encontrarlas. Dado que era extremadamente peligrosotener cartas ilegales de un Campo de Concentración, lo normal es que sedestruyeran una vez leídas. De hecho, no se conserva ninguna de las cartasclandestinas que el P. Engelmar pudo sacar de Dachau gracias a su paisanoFranz Waldes.

En algunas de las cartas legales, es decir, las que salían del Campo pa-sando por el filtro de la censura, el P. Engelmar habla en tercera persona deun tal Walter. Era frecuente entre los prisioneros recurrir a seudónimos. Deesta manera podía decir algo sobre sí o acerca de la vida del Campo sin des-pertar la sospecha de los censores.

[Las primeras cartas]Dos semanas después de su llegada a Dachau, el P. Engelmar escribió

la primera carta, que lleva fecha del 15 de junio de 1941. En la parte supe-rior derecha de la misma aparecen los datos sobre su identidad: Unzeitig Hu-bert, nacido el 1 de marzo de 1911, número de prisionero 26147, bloque 26/2,Dachau K. Sigue la fecha, el saludo y las dos frases, citadas anteriormente. Enesta carta, así como en alguna otra de las primeras, el P. Engelmar parece estarpreocupado, entre otras cosas, de que alguien pueda encargarse de celebrarlas intenciones de misa, registradas en el libro de la parroquia y pendientesde aplicar.

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En otra carta, fechada el 7 de septiembre de 1941, se puede identi-ficar un párrafo especialmente significativo:

“Veo que todos vosotros os encontráis bien. Yo también, gracias aDios. El horario que tenemos hace que el tiempo se nos pase volando: nosacostamos pronto y nos levantamos temprano. Entre comer, asistir a laSanta Misa, dormir, la bendición de la tarde y el rezo del breviario… lavida se torna bastante variada… Intento aprovechar el tiempo lo mejorque puedo para mi perfección espiritual y religiosa. En mi programacióndiaria la oración y la penitencia ocupan un lugar muy destacado. A dia-rio os encomiendo a Dios, con todo fervor, en la Santa Misa”.

Por párrafos como éste podemos obtener pequeñas, pero significa-tivas informaciones sobre la vida del Campo, que están hábilmente entre-tejidas con noticias de poco interés. En otras ocasiones, por ejemplo,hablando del clima, el P. Engelmar deja caer un comentario sobre la ropaque utiliza; o dando noticias sobre su salud, va haciendo mención de la vidade piedad y oración que se cultiva en el Campo. De esta manera, casi todassus cartas pudieron pasar la censura sin levantar sospechas.

No solo el P. Engelmar desarrolló esta habilidad de dar informacio-nes sobre la vida del Campo sin levantar sospechas, evitando así la censura.Se cuenta, por ejemplo, el caso de otros dos sacerdotes prisioneros en Da-chau, nacidos en la misma ciudad y cuyas madres vivían cerca la una de laotra. Cada uno escribía a su madre cartas con frases incompletas. Recibidaslas cartas, sus respectivas madres se reunían para leer juntas las cartas de sushijos y obtener así la información completa.

Las cartas del P. Engelmar durante los primeros meses de su confi-namiento en Dachau evidencian una paulatina evolución en cuanto a losasuntos objeto de su preocupación se refiere. Si en las primeras le vemospreocupado por los asuntos parroquiales, que quedaron pendientes debidoa su inesperada detención, pasados los primeros meses, lo que le empiezaa preocupar al P. Engelmar es su vida espiritual y religiosa. Así, en la cartafechada el 5 de octubre de 1941, escribe a los suyos:

“Como cada año, el mes del Rosario nos reúne cada tarde alrede-dor del altar para rezar juntos el rosario, invocando a María, Auxilio de

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los cristianos y Mediadora de todas las gracias, e implorar su poderosaintercesión. También rezamos y nos sacrificamos, como lo hacía la Pa-trona de las Misiones, Santa Teresita, para que prenda en las almas elReino de Cristo Rey, a quien celebramos al final de Octubre”.

Y en la última carta del año 1941, fechada el 15 de diciembre, el P.Engelmar nos deja ver algunas de las convicciones más profundas que ali-mentaban su vida interior:

“La fiesta de Navidad se encuentra ya a la vuelta de la esquina.Llama Cristo también a las puertas del mundo, queriéndole ofrecersu paz. Pero ahora, según parece, las olas de la discordia son dema-siado bravas como para que sea posible una paz total y general. To-davía no ha sido expiada toda la culpa e injusticia que la malicia ydeficiencia humana han ido acumulando. Cuando sintamos que lamano de Dios pesa sobre nosotros, confiemos que estamos aportandoalgo a la expiación de las culpas y faltas. Lo que, a veces, nos puedeparecer como una desgracia, se convierte con frecuencia en la másgrande de las fortunas. ¡Cuántas lecciones aprende el ser humano enla escuela de la vida, gracias a la experiencia! Todo apunta a quenuestra misión va a consistir en experimentar y sentir con y para losdemás la falta de paz en el mundo, ayudándoles así a conseguir laverdadera paz. Entonces no nos tiene que extrañar que Dios nos quitealgo de nuestras manos, aunque nos sea muy querido y lo considere-mos muy importante. Pero ¿hay algo más valioso que la felicidad desaber que Dios, fuente de la felicidad y de toda paz, se halla presenteen nuestro corazón?”.

[El bloque/barracón 26]Los prisioneros del CC de Dachau vivían divididos en grandes blo-

ques o barracones. El barracón destinado a los sacerdotes católicos alemanesera el número 26. Allí fue donde le tocó vivir al P. Engelmar, una vez con-finado en Dachau.

El P. Engelmar estuvo viviendo en el barracón 26, destinado a los sacerdotes prisionerosalemanes.FOTO: P. ANDREAS ROHRING CMM [Alemania]

Literas en los dormitorios de los barracones del CC de Dachau [Alemania].FOTO: P. ANDREAS ROHRING CMM [Alemania]

Servicios en los dormitorios de los barracones del CC de Dachau [Alemania].

FOTO: P. ANDREAS ROHRING CMM [Alemania]

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Otro sacerdote allí detenido, el jesuita P. Johannes María Lenz SJ,gracias al cual conocemos tanto acerca del P. Engelmar, ha llamado al CCde Dachau el convento más grande del mundo, pues en alguna ocasión huboallí detenidos cerca de 3.000 clérigos católicos.

Tanto el bloque 26 como los bloques 28 y 30, destinados para alber-gar a los pastores o guías de otras confesiones religiosas, estaban rígida-mente separados de los demás bloques.

La vida de piedad y de oración en el bloque 26 era especialmenteintensa. Cada noche, antes de dormir, rezaban juntos la oración de Com-pletas, en la que incluían oraciones especiales por sus comunidades parro-quiales y por sus perseguidores. Al finalizar la misma, impartían la bendicióna todos sus amigos y enemigos desde sus camas.

El pastor protestante Ernest Wilm nos ha dejado el siguiente testi-monio sobre la vida de oración que se practicaba en los barracones de lossacerdotes católicos y de los pastores protestantes:

“En la tarde, todos nosotros, católicos y protestantes, rezábamosjuntos en el dormitorio. Por la mañana, en cuanto el oficial jefe de los ba-rracones de los comunistas gritaba: ‘Todo el mundo arriba’, uno de los sa-cerdotes rezaba en alto: ‘¡Alabado sea Jesucristo!’ Y todos nosotroscontestábamos al unísono: ‘¡Ahora y por siempre. Amén!’ Fortalecidospor la Palabra de Dios y nuestra oración, comenzábamos así la febril ytortuosa jornada. Aquello era nuestro ‘cielo’ en Dachau”.

Desde el 21 de enero del año 1941 el bloque 26 contaba con una ca-pilla, donde se podía celebrar una misa al día. Cuando el P. Engelmar llegóal bloque 26 se encontró con ella. El mobiliario de la misma era bien pobre:el altar confeccionado con cajas de madera, el cáliz con un cuenco de latón yel sagrario con unos botes de conserva vacíos. Los prisioneros laicos teníanprohibido asistir a la celebración de la Eucaristía. Con frecuencia se cele-braban misas clandestinas en otros lugares del Campo, bien detrás de losmatorrales o junto al invernadero.

En septiembre del año 1944 a los sacerdotes católicos polacos se les re-quisaron los rosarios y los breviarios, prohibiéndose toda práctica religiosa,

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incluida la celebración de la misa. El P. Engelmar, como otros sacerdotes ale-manes, les llevaba clandestinamente partículas de hostias consa gradas. El P.Albert Reiesterer, de la archidiócesis alemana de Fribur go, cuenta:

“A menudo yo cogía una segunda hostia en mi mano y la llevabaa los pobres sacerdotes polacos, que tenían que vivir sin este consuelo. Yotenía mi sagrario en un pequeño arbusto”.

[La Virgen María en Dachau]En la vida de piedad y oración que se practicaba en Dachau, las devo-

ciones a la Madre de Dios ocupaban un puesto especial. Sin muchas dificulta-des, envuelta en una manta y metida dentro de una caja, una imagen de maderade la Virgen logró ser introducida en el Campo. ¿Por qué no fue requisada?Mons. Georg Schellings, sacerdote prisionero en Dachau, nos lo relata:

“Un día llegó un paquete al barracón de los sacerdotes. En aquellaocasión fue el oficial jefe de los barracones quien se encargó de inspec-cionarlo. El encargado de las SS para la inspección de los paquetes nosiempre realizaba dicha inspección. Así fue como ocurrió aquella vez.Cuando el oficial jefe se fijó en los paquetes llegados aquel día y vio el quecontenía la imagen, sus ojos se agrandaron e indicó que aquel paquete,debido a su tamaño, no podía ser un paquete con comida. Mandó abrirloy entonces vio el contenido. No se enfadó, pero indicó que no podía dejarpasar el paquete, dado que no contenía ni comida ni ropa. Ordenó que elpaquete se pusiera a un lado hasta que se decidiera sobre el mismo. Comoel paquete estorbaba donde lo habían dejado, yo me encargué de meterloen la capilla. Al día siguiente vino otro oficial jefe, que no sabía del tema,y no preguntó nada. Así fue como la imagen fue desembalada y colocadaen la capilla. Luego, nadie más preguntó de dónde venía la imagen”.

Con la llegada de la imagen, se compuso esta oración dirigida a Nues- tra Señora de Dachau:

¡Nuestra querida Señora de Dachau! Aunque nosotros mismos este- mos necesitados de consuelo, te pedimos no dejes de seguir tu peregrinación,

Imagen de la Virgen María, Ntra. Sra. de Dachau, que fue introducida en el CC de Dachau y colocada en la capilla del barracón 26.

FOTO: CONVENTO CARMELITA DE DACHAU [Alemania]

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acompañando y confortando a todos los que necesitan de tu ayuda. Es-tamos en tiempo de guerra y son millones los que, de día y de noche, su-fren peligros para sus cuerpos y almas. Muéstrate como Madre yconfórtales. Son millones los que han perdido casa y hogar y vagan sintecho entre extraños. Por el sufrimiento que Tú soportaste en el exilio deEgipto, sé para todos ellos refugio y fuerza. Y por el gran dolor que su-friste al pie de la cruz, conforta a los enfermos y a los heridos, da fuerzaa los prisioneros y, en la hora de la muerte, permanece junto a los que de-rramarán su sangre y sacrificarán su vida… Bendice y protege a losObispos en su difícil tarea. Protege y ayuda de manera especial al SantoPadre, el Papa, cuyo corazón debe estar apesadumbrado, porque nopuede eliminar la inquietud, aliviar el sufrimiento y traer la paz. Ycuando Tú, querida Señora de Dachau, te acerques a aquellos lugares,donde nuestros padres y familiares, nuestras comunidades parroquialesy nuestros colaboradores pastorales están rezando tanto por nuestro re-greso, diles que Tú velas por nosotros en la vida y en la muerte. Nuestraquerida Señora de Dachau, muéstrate como Madre, allí donde la necesi-dad sea mayor. Amén.

[Aquí solo ríe el diablo]El CC de Dachau no fue un Campo de exterminio, pero en él se rea-

lizaron toda clase de torturas, tanto corporales como sicológicas. Y de ellas nose libraron los clérigos prisioneros en aquel Campo.

El lenguaje y el modo como éstos eran tratados evidencian brutali-dad y sarcasmo. Bien elocuentes son, al respecto, los testimonios de algu-nos sacerdotes que allí estuvieron prisioneros y que llegaron a salir con vida:“Fue ra, a moverse, cerdos curas; os vamos a enseñar unas cuantas cosas” [P.Sales Hess OSB]; “Habéis dejado de ser seres humanos; os han echado de lasociedad. Ahora sois sólo números” [P. Richard Schneider]. Según el testi-monio de otro sacerdote, el P. Schnabel, el comandante del Campo recibía alos clé rigos recién llegados con estas palabras: “Aquí nadie se ríe. El único queaquí se ríe es el diablo y el diablo soy yo”.

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En cuanto a las torturas que tuvieron que soportar los clérigos en elCC de Dachau, cabe describir un par de ellas. Una era la conocida como latortura del vino, que consistía en beber, a una orden dada por el oficial delas SS, un cuarto de litro de vino sin parar. Quien se atragantaba, o quienbebiera demasiado despacio, o quien no pudiera terminar, era golpeado enla cabeza o en la cara. Con sarcasmo se animaba al clérigo a beber, dicién-dole que ello era a la salud del Papa. Esta tortura terminó el 11 de febrerode 1942. Otra de las torturas, que tuvieron que soportar los clérigos, con-sistía en llevar pesadas perolas de comida a los otros prisioneros. Para ha-cerse una idea de la misma hay que imaginarse a dos sacerdotes esqueléticosy congelados de frío llevando una olla de 75 kilos, tres veces al día. Aque-llos sacerdotes quedaban reventados. Estas pesadísimas ollas de rancho te-nían que ser llevadas a toda prisa, bajo las voces, insultos y amenazas de losguardias. Si alguna de las perolas se caía al suelo, el contenido perdido sequitaba de la ración asignada a los clérigos.

[Trabajos forzados en la plantación]En abril de 1942 el P. Engelmar empezó a trabajar en la llamada

plantación: enorme extensión de terreno, utilizada para la obtención de es-pecias, hortalizas y frutos, así como para la experimentación agrícola. A pri-mera vista trabajar en la plantación no podía considerarse como un trabajoduro; sin embargo, la realidad era otra: los presos se arrastraban de rodillaspara arrancar las hierbas malas y cuidar de las plantas, mojándose en char-cas pestilentes, sin protección alguna contra el viento y la lluvia. A ello habíaque añadir el trato caprichoso de los capataces, que les hacían correr sindescanso alguno a base de golpes. Y por si esto fuera poco, se añadía el dolordel estómago vacío.

Uno de los prisioneros de Dachau, Hans Brantzen, que trabajó allado del P. Engelmar en la plantación, nos ha dejado un testimonio en el quemanifiesta su admiración por el P. Engelmar:

“Conocí a Unzeitig como compañero de fatigas en el invernaderonº 6 de la temida plantación. Fueron unos meses terribles, en los que tu-vimos que soportar unas veces calor, otras lluvia o nieve. Llevábamos

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carretillas, cavábamos bancales… Muchas veces tuvimos que hacerlojuntos, Unzeitig y yo. No son falsos elogios cuando digo que él siempre erala misma persona. Cuando los otros se quejaban y sentían nostalgia delpasado; cuando ya parecía demasiado y uno ya no se veía capaz deaguantar más, él miraba hacia arriba, al Padre, y continuaba. Los rasgosprincipales de su noble carácter fueron la modestia, la tranquilidad y eltalante pacífico… Todo ello hacía que el P. Engelmar no llamara la aten-ción y pasara desapercibido. Lo que sí que llamaba la atención era su ca-ridad, que le llevaba a mendigar entre sus compañeros sacerdotes a favorde los presos más pobres. Cuando, agotados por el duro trabajo, volvía-mos a nuestro barracón para recibir el rancho de nabos o cualquier cosa,el P. Engelmar entraba primero en la capilla antes de dirigirse al dormi-torio. Antes de formar en el patio o por la noche siempre pasaba un ratoen la capilla. Con gran heroísmo se mantuvo en pie durante el verano dela gran mortandad y los meses de hambre del año 1942. Aunque estabacansado y agotado, como lo estábamos todos los demás, él siempre era elmismo hombre, tranquilo y servicial”.

Según el testimonio de los que lograron salir con vida del CC de Da-chau, probablemente la mayor parte de las muertes de los sacerdotes pri-sioneros se debieran al trabajo forzado en la aparentemente ino fensivaplantación.

[Las cartas del año 42]Algo de lo que el P. Engelmar pudo vivir por dentro en los meses de

su larga reclusión en Dachau podemos ahora conocerlo gracias a sus cartas. Es-tudiando las cartas del año 1942, primer año completo de su reclusión en Da-chau, podemos constatar en ellas su profunda fe y genuina piedad, su celoapostólico y su preocupación por los demás. He aquí algunos párrafos de lasveinte cartas, fechadas en el año 1942 y que han llegado hasta nosotros.

En la segunda parte de la carta del 11 de enero de 1942, dirigida alP. Otto Heberling CMM, su superior en Austria, podemos leer:

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“Muchas gracias por los saludos navideños y por las oraciones dela comunidad. Yo me encuentro bien, gracias a Dios. Al menos, hasta elpresente, hemos sobrevivido bien al frío. Un poco de hormigueo en losdedos de los pies, mientras estamos formados en la explanada, se puedeaguantar bien […] Entre nosotros hemos celebrado la Navidad conmucho esplendor: árbol de navidad, villancicos, una charla y, en la ca-pilla, una misa en las vísperas de Navidad y dos santas misas el mismo díade la fiesta. Cuando convives con tantos que han sido sacados de la so-ciedad caes en la cuenta, por primera vez, del vacío desesperante quehay en el corazón de los demás. Yo espero ser capaz de hacer tambiénaquí mi pequeña contribución a fin de reunir a todo el mundo en la casade Dios Padre”.

En la carta del 25 de enero de 1942, dirigida a su familia, escribe:

“Probablemente vosotros habéis pasado más frío que nosotrosaquí. Se dice que estuvimos a -35ºC, pero fue solamente durante un parde días. Hoy el frío ya ha remitido un poco; aunque, sin embargo, está ne-vando con fuerza. Gracias a Dios, no tengo ni gripe ni catarro. Única-mente, como me ocurre cada año, me han vuelto a salir sabañones en losdedos […] Cada día podemos comprobar lo mucho que se está rezandopor nosotros y cómo Dios lo dirige todo de manera maravillosa. Pero,como ya dije anteriormente, yo también espero ser capaz de trabajarpara la eternidad desde aquí. Dondequiera que uno se encuentre tiene laoportunidad de ir ganando en experiencia e ir desarrollando nuevasideas, pues todavía me queda un largo camino que recorrer para venir aser otro Cristo, es decir, un pastor de almas como Él”.

En la carta, fechada el 5 de abril de 1942 y dirigida a su familia, es-cribe el P. Engelmar:

“Con el Resucitado os deseo: ¡La Paz sea con vosotros! Y esto mismoes también lo que imploro para todo el género humano, tan torturado. Asícomo Cristo alcanzó la gloria únicamente a través del sufrimiento y de lacruz, así ocurre con todos los hombres que se esfuerzan por superarse. Y

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al igual que Cristo se ofreció a sí mismo por nosotros, así también noso trospodemos, a través de los sufrimientos presentes, ayudar a muchos otrosa alcanzar la felicidad eterna. Vuelve Dios a hablar de nuevo en la horapresente con un lenguaje muy claro, mediante signos y portentos, ase-gurando que no abandona a aquellos que ponen en él su confianza. In-cluso los enemigos, así me lo ha contado Walter tienen que admitir que,cuando los fieles se encuentran en necesidad, si rezan, son escuchados.Por eso, ¡valor y confianza! ¡Hay que ver cómo el diablo no deja dedesatar tormentas y conmociones, cuando en el tiempo que antecedea la Pascua muchas almas son liberadas de su poder, y cómo esta ba-talla y su furia aumentan en este tiempo, cuando en el camino de laCruz Cristo alcanza su punto más alto! Walter podría escribir unlibro acerca de todo ello. Pero Cristo ha vencido a sus oponentes, y elque sufra unido a Él participará de su victoria y será capaz de ale-grarse con Él”.

Impresionantes son las reflexiones del P. Engelmar en la carta que es-cribió a los suyos el 25 de julio de 1942:

“Dios es, en verdad, bueno y no abandona a los que esperan en Él,aún cuando pueda permitir que los suyos tengan que atravesar tiemposduros y amargos. Al fin y al cabo, es éste un tiempo para ir ejercitando enel mundo todas las energías, pues esperamos la llegada de una pronta yduradera paz; una paz basada en el amor y en el entendimiento para la pu-rificación y la renovación de las almas y de los corazones de los hombres…En efecto, como recientemente ha manifestado Walter si no hubiera esta es-peranza, una persona se degradaría, enredándose en toda clase de miseriasde cuerpo y de alma. Pero el gobierno de Dios sobre el mundo no es algocarente de sentido y de corazón, como les ocurre a algunas personas… In-cluso detrás de los sacrificios más duros y de los peores sufrimientos per-manece Dios con su amor paternal y queda satisfecho con la buenavoluntad de sus hijos, otorgándoles a ellos y a otros felicidad duradera…Esperemos que la cosecha de grano y de fruta sea buena y abundante,para que, una vez más, pueda evitarse el miedo al hambre y Diospueda tener misericordia de aquellos que dependen de la voluntadde otros para conseguir un pequeño pedazo de pan”.

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[Hambre en el verano de 1942]En el verano del año 1942 faltó drásticamente el suministro de víve-

res en Dachau, desatándose un hambre atroz entre todos los prisionerosconfinados en aquel Campo; y, sin embargo, el trabajo asignado a los mis-mos siguió realizándose con total normalidad. Los cuerpos de los reclusosse iban debilitando de día en día, no quedándoles otro remedio para matarel hambre que comer hierbas y hojas. Fueron muchos los que, debido atanta carestía y hambre, padecieron una muerte miserable. Cada día eranmás frecuentes las riñas y las disputas en cualquier rincón del Campo a finde poder conseguir algo que llevarse a la boca. A todo ello hay que añadirla diarrea y disentería que se extendieron como una plaga en todos los blo-ques y barracones. Aquel año entre los clérigos se registraron cerca de 800defunciones.

Acuciada por la emergencia, la dirección del Campo permitió la re-cepción de paquetes en el otoño de aquel año. La medida supuso un aliviopara todos. Aunque no está clara la razón que llevó a las autoridades delCampo a tomar tal medida, lo que sí puede afirmarse es que ciertamenteno fue por motivos humanitarios. Quizás la verdadera razón hay que bus-carla en el hecho de que buena parte de los prisioneros eran utilizados comomano de obra barata en la cadena de la industria bélica y, lógicamente, pri-sioneros desfallecidos por el hambre no rendían lo deseado. Sea por la razónque fuera, el hecho es que hubo días en que se recibieron en el Campo hasta100 paquetes de comida. Con la llegada de paquetes de comida al barracónde los sacerdotes prisioneros se organizó toda una red de distribución de ví-veres. El hecho mismo de que los sacerdotes compartieran generosamentelo que recibían hizo que creciera considerablemente la reputación de losmismos, sobre todo entre los prisioneros comunistas. Dado que buena partede los víveres recibidos debían ser preparados y cocinados, se instaló unfogón en un rincón del Barracón 26. Los presos empezaron a denominaraquel lugar la Iglesia-Cocina.

En la carta del 4 de octubre de 1942 el P. Engelmar, utilizando unavez más su seudónimo Walter, alude al deseo de recibir algún paquete:

“Me puedo imaginar la felicidad de Hugo al recibir el paquete. En-viad algo también a Walter, que se encuentra en el frente”.

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En la carta del 1 de noviembre de 1942, dirigida a los suyos, trata el P.Engelmar de manera directa el tema de los paquetes de comida. Hasta en-tonces, como ya quedó dicho, tales paquetes estaban prohibidos, dado que,según las autoridades del Campo, los presos recibían suficiente comida y ade-más podían comprar lo que quisieran en el economato del Campo. En estacarta el P. Engelmar se esfuerza en dar todas las explicaciones posibles sobrelas regulaciones establecidas para el envío de tales paquetes.

“Volviendo al asunto de los paquetes: los tres kilos mensuales nopueden ser divididos en dos paquetes, dado que sólo se nos entrega un im-preso. Pero esta regulación no afecta a los paquetes que están llegando y,en concreto, al que decís me habéis enviado. No mandéis demasiado pan,porque pesa mucho. Quizá sería mejor que enviárais el pan en rebana-das amasadas con manteca, azúcar y huevos”.

Con el paso del tiempo la recepción de paquetes de comida se fue vol-viendo algo normal. Sin embargo, el P. Engelmar se vio urgido a hacer sabera los suyos que no debían quitarse de la boca la comida para hacérsela llegara él. Detalles como éstos evidencian la delicadeza del P. Engelmar y su con-trol ascético. Así, en la carta que escribió a los suyos el 24 de enero de 1943,se puede leer:

“Es realmente conmovedor que me mandéis y queráis seguir man-dándome tantas cosas; pero me gustaría rogaros que paréis en este empeño,porque yo no quiero llevar una vida facilona a costa vuestra. Los tiemposque corren son demasiado serios para ello y los nervios deteriorados denuestra madre tienen precisamente necesidad de toda esa buena comidaque me mandáis”.

Por una carta escrita el 14 de enero de 1945, dos años después quela anterior, podemos concluir que el P. Engelmar siguió recibiendo paque-tes de comida con cierta regularidad. Esta carta, sin embargo, nos revelacómo el P. Engelmar consideró una exigencia de la caridad cristiana com-partir los alimentos que recibía con otros prisioneros:

“No debemos olvidar nunca que todo lo que Dios nos envía o per-mite es para nuestro bien. Depende únicamente de nosotros hacer uso

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de todo ello para gloria de Dios y para hacer felices a otros. Obrandoasí, obtendremos de ello el mayor de los frutos y la vida se volverá másllevadera... Continuemos, por ello, aceptando todo de Dios, tal como Élnos lo envía. Con esta intención hago uso de los bienes que recibo, en-viados por mis seres queridos a nuestra reclusión, compartíéndolos conotros, porque no todos tienen la suerte de recibir algo. La única pena esque el transporte en estos días experimenta muchos problemas”.

[La muerte de su madre]Un telegrama comunicó al P. Engelmar la noticia de la muerte ines-

perada de su madre. El P. Engelmar perdió a su padre cuando todavía eraun niño de cinco años. La última vez que vio a su madre fue el día de su pri-mera misa, celebrada en su pueblo natal el 15 de agosto de 1939.

Nada más enterarse de la noticia, escribió a su Superior en Riedegg[Austria] una carta, fechada el 4 de marzo de 1943, en la que afirma que es-pera poder encontrarse de nuevo con ella en un mundo mejor. Creyentecomo era, no se hunde en el dolor y hace lo que en estos casos se debe hacer:rezar y ofrecer sufragios por su eterno descanso. Consigue además permisopara celebrar una Santa Misa por ella. Ésta fue, de hecho, la primera misaque celebró el P. Engelmar desde que fue confinado en Dachau el 3 dejunio de 1941. Éstas son sus palabras:

“Hoy he recibido la noticia del fallecimiento de mi querida ma -dre. Me hubiera gustado volver a verla, una vez más, en esta vida yhaber presidido su funeral. Pero Dios ha querido que estuviéramos jun-tos, por última vez, el día de mi primera misa y que celebremos nues-tro próximo encuentro, como yo ardientemente espero, en un mundomejor. He conseguido permiso para ofrecer mañana el Santo Sacrificiode la Misa por el descanso de mi querida madre. Será la primera vezque pueda celebrar misa aquí. Con gusto haré todo lo que esté a mi al-cance, rezando y sacrificándome, para que Dios la reciba en la alegríaeterna… Yo espero confiadamente que nuestro Buen Padre del cielola lleve pronto con Él a la felicidad eterna, reservada para ella”.

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En las cartas escritas durante el año 1943 el P. Engelmar no deja derecordar a los suyos, una y otra vez, que no se priven de la comida paramandársela a él. La lejanía de los suyos, que se iba alargando en el tiempo,fue otra de las pesadas cruces que tuvo que soportar el P. Engelmar en Da-chau. Desde ahora empieza a firmar sus cartas añadiendo al nombre la co-letilla “en la lejanía”. Pese a todo, la tónica de su vida espiritual y el vigorde su celo apostólico se mantenían fuertes y constantes.

Así escribía a los suyos el día 6 de junio de ese mismo año:

“Debemos seguir confiando en María, nuestra buena Madre, puesella velará por nosotros también en el futuro y permanecerá a nuestrolado para ayudarnos y guiarnos. También aquí hemos tenido bellas ce-lebraciones del Mes de Mayo y ahora en Junio intentamos, una vez más,persuadirnos del inconmensurable y salvífico amor del Divino Corazóny devolverle, como si fuéramos niños, nuestro amor con el fin de repararla ingratitud, la frialdad y la indiferencia. Vistas así las cosas, todo sevuelve fácil y dulce, y la paz y la alegría entran en el corazón”.

El 15 de agosto de 1943, cuarto aniversario de su primera misa, es-cribía a su hermana María:

“Al recordar hoy, en el aniversario de mi primera misa, que he pa-sa do la mayor parte de mi sacerdocio aquí, tengo que confesar que los ca-minos de Dios siempre son desconcertantes. Reconozcamos cómo Dios vallevando adelante todas las cosas. Dios siempre hace todo bien… Enefecto, Dios no necesita de nosotros. Él sólo espera nuestro amor,nuestra entrega y nuestro sacrificio. De esta manera yo también es-pero ser de alguna ayuda a las innumerables personas que se hanquedado sin hogar, a los necesitados y desesperados, especialmenteaquellos que están en las ciudades que han sido más castigadas. Estoyconvencido de que Dios nos ha sacado del trabajo pastoral en van-guardia a fin de que nosotros, como si de una multitud ingente deorantes se tratara, imploremos de Dios, mediante la oración y el sa-crificio, la gracia y la misericordia para nuestros hermanos y her-manas que están fuera de aquí.”

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[Las persecuciones que no cesan]La llegada de paquetes de comida no eliminó las torturas y hostiga-

mientos por parte de los oficiales de las SS hacia los prisioneros en generaly hacia los sacerdotes en particular. Con el paso del tiempo tales torturas yhostigamientos se volvieron cada vez más terribles e inhumanos. No sonpocos los testimonios al respecto.

Así, por ejemplo, un Comandante del Campo, llamado Hoffmann, devez en cuando daba la bienvenida a los nuevos prisioneros diciéndoles que,aunque se perdiera la guerra, habría tiempo más que suficiente para lle-varles a todos a la valla electrificada. Otra de las torturas consistía en colgarde un árbol a los prisioneros, castigándolos con 25 latigazos dobles. Al pri-sionero se le urgía a ir contando los latigazos. Si, debido al dolor, se olvidabael número de los que ya había recibido, los ejecutores de la tortura co-menzaban de nuevo.

En 1942 Heinrich Himmler ordenó que los castigos corporales enlos Campos de Concentración nazis fueran ejecutados por los mismos pri-sioneros y no por oficiales de las SS. Así, en el futuro, nadie podría acusara éstos de malos tratos. La inmensa mayoría de los prisioneros se negaba aello, pero hubo quienes se prestaron a torturar a sus compañeros.

Se cometían también torturas y crímenes a la hora de realizar experi-mentos médicos en los quirófanos y laboratorios de los hospitales ubicadosen los mismos Campos. La suerte de las víctimas seleccionadas dependía dedónde pusiera la mano el doctor: si en el hombro izquierdo, muerte; si en elhombro derecho, vida. En cierta ocasión el doctor del Campo necesitaba trescadáveres para poder mostrar alguno de sus descubrimientos a ciertos cole-gas que venían a visitarle. Dado que aquel día no había ningún cadáver en lacámara frigorífica en espera de ser llevado al crematorio, se ordenó de inme-diato la muerte de tres prisioneros para que en la hora convenida el doctorcontara con tres cadáveres.

El profesor Klaus Schilling era conocido por los experimentos quehacía inyectando gérmenes de malaria a grupos de 30 o 50 prisioneros. Secuentan hasta 1.200 prisioneros los que sufrieron estos experimentos del tris-temente conocido como el Dr. Anopheles. Este doctor fue juzgado en 1946

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y fue condenado a morir en la horca. Se negó a recibir la asistencia de unsacerdote.

Otro médico, el Dr. Rascher, realizaba experimentos con prisioneroscon el fin de obtener datos para el ejército del aire: presión máxima y mí-nima que podían aguantar los cuerpos, temperatura máxima y mínima quepodían soportar los organismos. El experimento terminaba con una pe-queña nota en la ficha: “A esta temperatura el paciente murió”.

Como escribe Gottfried Engels:

“Si más tarde se escriben libros sobre los Campos de Concentra-ción, la mayoría de los lectores no creerán que algo así fuera posible ennuestros días, y aquellos que lo crean no serán capaces de imaginárselototalmente, porque ellos no lo han vivido en su propia carne”.

[Cartas del año 1944]El P. Engelmar, testigo ocular y paciente de todas estas miserias, de to -

das estas satánicas crueldades y atrocidades bestiales, nunca perdió la fe en labondad y en la justicia de Dios. Hombre de constante oración, continuamentele pedía a Dios que terminara todo aquello y que viniera la paz al mundo.

Pocas son las cartas del P. Engelmar, escritas durante el año 1944,que han llegado hasta nosotros: catorce en total. Puede que no pasaran lacensura del Campo o que fueran destruidas en los continuos bombardeosque sufrieron las ciudades alemanas en aquel año.

La primera de las cartas de aquel año, fechada el 2 de enero, co-mienza así:

“¡Saludos en el Señor al comenzar el nuevo año! Aunque somosconscientes de todas las alegrías y penas del año que pasó, eso no nosimpide mirar de nuevo al futuro con la confianza de un niño. Aunquesean muchos los que recorren su propio camino de tozudez irracional,encaminándose hacia la destrucción, eso no nos impide pedir fervo-rosamente al Señor que transforme en bien todos los daños recibidos

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y todos los desastres, y venga la paz a sus hijos que se encuentran enguerra”.

En la siguiente carta, fechada el 22 de enero de 1944, hacia el finalde la misma podemos leer:

“¡La guerra está pidiendo muchos sacrificios! ¡Quiera Dios, va-liéndose de ellos, curar pronto la ceguera de las gentes, haciéndolesvolver al camino recto, al verdadero amor y a la armonía! Ésa debe-ría ser la oración de todos nosotros”.

En la carta del 6 de febrero se muestra convencido de que Dios pue -de sacar provecho apostólico de su aparente inactividad:

“A menudo pienso que, si Cristo, que ha venido del cielo paraconducir al mundo de vuelta al Padre, vivió escondido durante treintaaños, llevando la vida de un obrero, aceptará de buena gana nuestrafalta de actividad sacerdotal para sacar adelante sus planes”.

Al final de la carta, fechada el 21 de mayo de 1944, encontramos unpárrafo bien profundo:

“Cuando, de alguna manera, una persona es sacada del bulli-cio del mundo y se encuentra con gente de todos los sitios, su visiónse ensancha y comprueba qué corta y qué insignificante es esta vidaen comparación con la eternidad: con la felicidad o infelicidad eter-nas del hombre. Un poco de todo ello ya lleva el hombre en su cora-zón mientras está en esta tierra, dependiendo de si está lleno de lasintenciones de Dios o de las del diablo. En el mes de Mayo tambiénaquí nos podemos reunir alrededor del trono de la Reina de los Cie-los para saludarle y presentarle las intenciones de la humanidad tanafligida. También le recomiendo vuestras intenciones y, a través deElla, a nuestro Padre del cielo, saludándoos de la manera más cordiala vosotros, a mis cuñados, familiares, hermanos de Congregación y alle-gados, permaneciendo unido a vosotros en el amor de Cristo y en el desu Santa Madre”.

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La penúltima carta del P. Engelmar del año 1944 que todavía se con-serva, lleva fecha del 13 de agosto. Debido a los ataques aéreos sobre Mu-nich, la entrega del correo se hizo cada vez más difícil. Y en esta cartaescribe:

“Cuando pienso en el quinto aniversario de mi primera misa, eldía 15 de este mes, siento un poco de nostalgia. Y, sin embargo, le doygracias a Dios por todas las cosas felices y también dolorosas ocurri-das a lo largo de este tiempo, incluido el sufrimiento. Como dice lacanción: ‘Vendrá un tiempo cuando tú entenderás que todo ha sidouna bendición’”.

[Pastoral clandestina entre los prisioneros rusos]Durante los años de su reclusión en el CC de Dachau el P. Engel-

mar no perdió nunca la conciencia de su propia identidad de religioso, mi-sionero y sacerdote. Y como tal vivía, actuaba y hablaba. Entre las muchasacciones pastorales y misioneras que el P. Engelmar emprendió mientras es-tuvo confinado en Dachau, destacan aquellas que realizó entre los prisio-neros rusos.

El párroco Hans Brantzen, prisionero también en Dachau, afirmaque el P. Engelmar entró en contacto con los prisioneros rusos en el hangarllamado Messerschmitt, donde tenía que trabajar con otros sacerdotes ale-manes y austriacos. He aquí algunos párrafos de su testimonio:

“Fue allí, en en hangar Messerschmitt, donde nos dimos cuentaque el P. Engelmar tenía una especial disposición y prontitud en ayudara aquellos con alguna inquietud religiosa. Fue allí donde conoció a unpadre de familia ruso –Pedro, se llamaba– que era el encargado de in-troducirnos en los rudimentos técnicos para poder llevar a cabo el trabajoque se realizaba en el mencionado hangar. Pedro era un hombre bueno,padre de dos hijos […] Bajo su sencillez se percibía una profunda ma-durez espiritual. No tardando mucho y aprovechando las horas de lanoche, Pedro y el P. Engelmar empezaron a conversar sobre Dios en elhangar Messerschmitt. Aquellas fueron conversaciones muy especiales

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como las de Nicodemo con Jesús. Así fue como el P. Engelmar empezó ainteresarse cada vez más por este hombre con inquietudes religiosas tanfuertes. Aprovechaban las horas en que no había trabajo para encon-trarse y conversar sobre temas religiosos. Se hicieron muy buenos ami-gos. Con el fin de comunicarse mejor con Pedro, el P. Engelmar aprendiódiligentemente el ruso. Pero Pedro conservó sus dudas y miedos hasta elúltimo momento […] La decisión del P. Engelmar de ofrecerse volunta-rio para trabajar en los barracones de los infectados por el tifus deshizoel hielo de Pedro y removió sus últimas reticencias. La muerte de su mi-sionero le conmovió hondamente. Veneraba al P. Engelmar como a unsanto. Ocurrida la muerte de éste, Pedro escribió una carta clandestinaa la familia de su amigo el P. Engelmar, en la que le alababa y le teníacomo a un verdadero santo que le ayudó a encontrar a Cristo”.

El sacerdote Hermann Dueming, en una carta escrita el 29 de di-ciembre de 1964 al Superior Provincial de Mariannhill en Alemania, refi-riéndose a este caso, afirma:

“He podido saber, gracias al P. Peters John, un monje brasileño enKiev antes de la invasión alemana de Ucrania y, después de estar prisio-nero en Dachau, residente ahora en Buke, cerca de Altenbecken, en laDiócesis de Paderborn, que un maquinista ruso, impresionado por laoblación del P. Engelmar, se convirtió a la fe católica el día de Pascua de1945 en el mismo Campo de Dachau”.

Sobre la actividad pastoral del P. Engelmar entre los prisionerosrusos tenemos este otro testimonio del sacerdote Josef Witthaut, que llegóa Dachau en agosto del año 1944 y que trabajó con el P. Engelmar hasta lamuerte de éste, contenido en una carta escrita en septiembre de 1945 a laHna. Adelhilde, misionera de Mariannhill y hermana del P. Engelmar:

“Engelmar estudió con aplicación el idioma ruso. Parecía como sipensara trabajar un día como misionero en el Este. Para él la vocaciónmisionera era el factor determinante de su actuar. Siempre estaba pen-sando cómo ayudar a los demás. Él se consideraba a sí mismo el último.Cuando recibía un paquete de casa, siempre encontraba a alguien conquien compartirlo. Mendigaba entre sus hermanos sacerdotes para luego

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entregar lo recogido allí donde más se necesitaba. Muchas limosnas pa-saban por sus manos e iban a parar a los prisioneros más necesitados. Aun gran número de los cuales conocía debido al mucho tiempo de perma-nencia en el campo”.

En secreto y tomando las debidas precauciones, el P. Engelmar realizódiligentemente su actividad pastoral y misionera en el CC de Dachau. A pesarde las amenazas de severos castigos, admi nistraba los sacramentos, asistía a

Diccionario ruso y apuntes del P. Engelmar: El dominio de esta lengua le sirviópara el trabajo pastoral entre los prisioneros rusos en el CC de Dachau.

FOTO: P. ANDREAS ROHRING CMM [Alemania]

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los moribundos, llevaba la comunión a los enfermos. Junto con otros sacer-dotes, el P. Engelmar tradujo al ruso algunas partes de la Sagrada Escritura,textos del Catecismo y párrafos del libro La Imitación de Cristo. Los prisio-neros rusos leían con avidez y a escondidas estos textos.

Toda esta actividad en favor de los prisioneros rusos fue siempre al-tamente estimada por éstos. Kurt Habich, compañero de barracón del P.Engelmar, ha contado que en cierta ocasión los sacerdotes fueron castiga-dos sin pan durante 15 días por hacer el bien y que los prisioneros rusos aescondidas compartían su pan con los sacerdotes castigados.

Todos estos testimonios destacan el celo misionero y apostólico delP. Engelmar en sus años de prisionero en Dachau. Realizó su labor pasto-ral en medio de la agitación y actividad del Campo con mucho heroísmo ysin meter ruido alguno.

[Tifus en Dachau]A finales ya de diciembre del año 1944 la situación en el CC de Da-

chau empezó a ser cada vez más insostenible. Con rapidez vertiginosa unaepidemia de tifus se extendió por todo el Campo. A diario la muerte se co-braba su ración de víctimas.

Los prisioneros contagiados por el tifus eran tantos, que no podíanser internados en las dependencias de la enfermería del Campo. Con rapi-dez las autoridades del Campo destinaron algunos barracones como enfer-mería, aislándolos del resto de los barracones del Campo.

Expuestos a la enfermedad sin protección alguna, los enfermos mo-rían como mueren las moscas. Según una estadística del Campo, la ciframedia de las defunciones diarias alcanzaba el centenar.

La situación en que se encontraban los enfermos confinados en estosbarracones era ciertamente lamentable: yacían sobre tablas encima de suspropios excrementos, cubiertos de piojos –agentes transmisores de la en-fermedad– y de pulgas. Se pasaban los días y las noches suspirando entredelirios y revolcándose por los ataques de locura y desesperación.

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[Se necesitan voluntarios]Debido a lo peligroso de la enfermedad nadie se prestaba a cuidar de

los contagiados de los barracones en cuarentena. La administración delCampo empezó a pedir voluntarios para cuidar de los enfermos y puso susojos en los sacerdotes católicos. El sacerdote Sales Hess, testigo de primeramano de aquella situación, nos cuenta:

“Encontrándose metida de lleno en una situación tan apurada, ladirección del Campo se acordó de los curas católicos […] Reconocieronentonces nuestro espíritu de sacrificio, pues hasta entonces los curas y losreligiosos éramos considerados a los ojos de las SS como parásitos. Ladecisión de hacerse voluntario no era fácil: se requería un heroísmo de lomás alto. El sacerdote que se ofreciera voluntario para ir a cuidar de losinfectados sabía que no podría volver a vivir en su propio barracón, queya no podría volver a celebrar ni oír misa y que el trabajo que allí le es-peraba era extremadamente duro. A todo ello había que añadir el cons-tante peligro de quedar contagiado y la escasez de medicinas. Cada unoque se ofreciera voluntario podía contar, con un noventa por ciento de se-guridad, con su propia muerte […] Sea cual fuera la intención de la ad-ministración del Campo a la hora de buscar voluntarios, el caso es quevarios sacerdotes respondieron a la petición […] Del barracón 26 se ofre-cieron 10 sacerdotes y otros 10 del barracón 28. Todos ellos verdaderoshéroes en el sentido más estricto de la palabra. Con la llegada de estos 20sacerdotes a los barracones de la muerte comenzó una ingente actividadpastoral: quien lo solicitaba podía confesarse, comulgar, recibir los santosóleos e iniciar así el camino del último tramo de su vida con ánimo tran-quilo y consolado”.

El sacerdote Otto Pies recuerda que los 20 sacerdotes que se ofre-cieron voluntarios lo hicieron con plena conciencia del peligro que corríany dispuestos a ofrecer sus vidas. De los 20 sacerdotes voluntarios, 10 eranalemanes –entre ellos el P. Engelmar– y 10 eran polacos. Como buenos sa-maritanos, estos sacerdotes voluntarios decidieron ofrecer sus vidas al servi- cio de los más pobres de los pobres. Como verdaderos mensajeros del cielo

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fueron recibidos en aquellos barracones infectados de miseria. El P. En-gelmar, al ofrecerse voluntario para este servicio de genuina caridad cris-tiana, realizó la decisión más importante de su vida: se encaminóvoluntariamente hacia la muerte por amor a aquellos hermanos suyos.Aquellos barracones infectados de tifus en Dachau se convirtieron en la úl-tima parroquia y misión del P. Engelmar.

El sacerdote Josef Witthaut, amigo personal del P. Engelmar y pri-sionero junto con él en Dachau, comenta así la decisión tomada por el P.Engelmar:

“Cada mañana los cadáveres semi cubiertos por la nieve eviden-ciaban la situación en que se encontraban los barracones de la epidemia.Como vecino de dormitorio que fui del P. Engelmar, estoy seguro que élera consciente de lo que hacía”.

Richard Schneider, otro de los sacerdotes que vivió durante cuatroaños con el P. Engelmar en el CC de Dachau, escribió el 12 de diciembrede 1979 un informe, basado en los recuerdos que había conservado en susapuntes. En dicho informe relata el comportamiento del P. Engelmar enaquel lugar de sufrimiento, enfatizando sus cualidades humanas y morales.Reproducimos la última parte de su testimonio, donde justifica las razonespor las que el P. Engelmar puede ser considerado como un mártir de la fey de la caridad hacia el prójimo:

“Su celo por las almas se hizo especialmente evidente cuando sedeclararon las fiebres tifoideas en el Campo. Los barracones abarrotadosde gente y la higiene insuficiente fueron la causa de que se produjera laepidemia. Algunos barracones fueron aislados y destinados solamentepara los enfermos. Tan alta fue la cifra de mortandad que, pasado el mesde diciembre de 1944, los casi mil pacientes de uno de aquellos barraconesmurieron todos en el espacio de cuatro semanas. Al final ya nadie queríair a trabajar en los barracones infectados. Movidos por tanta miseria, seacercaron a los sacerdotes que hasta el momento no habían sido requeri-dos para este trabajo, pidiendo voluntarios. Preguntando quién se ofrece-ría voluntariamente para cuidar de los contagiados por la enfermedad,

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fueron tantos los sacerdotes que se ofrecieron voluntarios, ya del clero se-cular así como de entre los religiosos, que el número vino a ser mayor delque era necesario. El P. Engelmar fue uno de ellos. Con grandes muestrasde alegría los enfermos les dieron la bienvenida. Tanto católicos como or-todoxos no tenían sino una sola petición: poder recibir los últimos sacra-mentos. Ahora ya nadie podía frenar al P. Engelmar. Como luego la genteme contó, el P. Engelmar no paraba un momento de atender a los mori-bundos. Utilizando el camino que iba desde la ‘plantación’ al Campo, lossacerdotes que estábamos fuera no dábamos a vasto a la hora de conse-guir el suficiente óleo para la unción de los enfermos. Lo mismo nos pasabacon las hostias consagradas, que metíamos en la zona en cuarentena a tra-vés de las alambradas de espinos, cuidándonos mucho –como es lógico– deno ser vistos por nadie. Algunas veces se pudo celebrar la Misa, de maneraclandestina, como lo hacían los cristianos cuando eran perseguidos. A tra-vés del viñedo, todos en el Campo de Concentración vinieron a saber delcelo apostólico y de la compasión del P. Engelmar y del jesuita, P. Lenz,hacia sus semejantes. Ambos se sacrificaron totalmente por los enfermos.Como muchos otros, también ambos quedaron contagiados de la enferme-dad y casi al mismo tiempo. El P. Lenz salió adelante, gracias a los esfuer-zos que se hicieron por salvar su vida. El P. Lenz era muy conocido en todoel Campo y altamente estimado por su celo y compasión, lo que en unaocasión le acarreó el que fuera encerrado durante cuatro semanas en unacelda tan pequeña que solamente se podía estar de pie. Tan pronto comose supo en el Campo que también el P. Lenz había contraído el tifus, lagente empezó a comentar: ‘No puede morirse’. Se extrajo sangre de aque-llos prisioneros que se habían recuperado del tifus gracias al tratamientorecibido. Con ella se le hicieron transfusiones al P. Lenz, que recibió tantasangre con anticuerpos, que se recuperó y no llegó a morir. Unzeitig, encambio, no había desarrollado suficientes anticuerpos como para superarla infección. Así él dio rienda suelta a su ardiente fe y amor hacia sus se-mejantes, sacrificándose por entero hasta morir. Se podría decir, sin mues-tra alguna de adulación, que el P. Engelmar Hubert Unzeitig fue un mártir:un mártir de la fe, porque por causa de la fe fue confinado en el Campo deConcentración de Dachau y allí alcanzó la muerte, movido por su celohacia las almas; y un mártir del amor fraterno, porque puso en riesgo su

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vida al cuidar de aquellos prisioneros en el Campo, que no eran conside-rados como personas, sino simplemente como números”.

Otro sacerdote, prisionero también en Dachau, el P. Johannes MaríaLenz SJ, mencionado en el testimonio anterior, nos ha dejado un impor-tante testimonio de la actividad del P. Engelmar como voluntario entre losenfermos de tifus. Cuenta el P. Lenz:

“Los cuidados y servicios realizados eran para el P. Engelmar ex-presión necesaria y fruto consecuente de su amor sacerdotal hacia el pró-jimo. De buena gana confesaba a sus pobres y de manera tranquila ybondadosa les repartía consuelo […] El P. Engelmar era un hombre dis-puesto a cualquier sacrificio […] Una tarde me avisaron que alguien pre-guntaba por mí en una ventana de la segunda habitación. Era Engelmarquien llamaba y preguntaba por mí. Ahora no recuerdo bien lo que que-ría, pero recuerdo que en aquella ocasión Engelmar estaba lleno de alegríay de buen humor. La felicidad de poder realizar su trabajo sacerdotal sereflejaba en sus ojos y en su semblante. Algunos días después me mandóllamar de nuevo. Quería óleo de enfermos para sus pacientes moribundos,porque se le había terminado el suyo. Compartí con él del que yo tenía.Pero en esta ocasión su rostro me asustó: la fiebre le brillaba en los ojos yhabía manchas rojas en sus flacas mejillas. Se mantuvo de pie un tanto en-corvado. Se estrechó su fina chaqueta alrededor de sí, porque le sacudióun fuerte escalofrío. Era todavía invierno, alrededor del 20 de febrero de1945. Le aconsejé que se cuidara, a lo que me contestó con una suave son-risa. Creo que no se daba cuenta del estado tan grave en que se encon-traba ni parecía darse cuenta que la muerte ya le había echado mano sinremedio. Él quería seguir ayudando todavía a muchos, porque muchoseran los que le esperaban. No pensaba para nada en sí mismo”.

Oficialmente el P. Engelmar, junto con los otros 19 sacerdotes, em-pezó a trabajar con los afectados del tifus el 11 de febrero de 1945. De los20 que se ofrecieron voluntarios, sólo 2 salieron con vida: el dominico P.Leonhard Roth OP y el jesuita P. Johannes María Lenz SJ.

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[El amor multiplica las fuerzas]A pesar de tener ya los días contados, el P. Engelmar pudo escribir to-

davía en las últimas semanas de su vida unas cuantas cartas. Lograr que lascartas salieran del Campo resultaba difícil sobremanera, ya que por aquel en-tonces los bombardeos de los Aliados eran más frecuentes y agresivos. En estasúltimas cartas aparece el mismo P. Engelmar de siempre: hombre espiritual ycreyente, amigo bueno y amable, sacerdote celoso y misionero valiente.

La primera carta del año 1945, fechada el 14 de enero, iba dirigidaen su primera parte al P. Otto Heberling CMM, su superior en Austria. Enella podemos leer:

“Ninguno de los ataques aéreos nos ha golpeado. Con la confianzapuesta en Dios empezamos el nuevo año, esperando, una vez más, sercapaces de trabajar por su gloria y por la salvación de las almas”.

En la segunda parte de la carta, arriba mencionada, dirigida a su fa-milia, podemos leer:

“Desde Navidad estamos soportando un invierno bastante severocon algo de nieve. Y, sin embargo, qué feliz se siente uno cuando, a pesarde todo, los aviones enemigos no le han destruido el techo sobre su cabeza,como últimamente y con frecuencia ha ocurrido en Munich. ¡Ojalá la gentediera con el camino que conduce a la paz, al menos internamente, dado queexternamente tienen que soportar la situación sin esa felicidad! Con gustoofreceremos todo y rogaremos a Dios por esta intención a lo largo de estenuevo año. No debemos nunca olvidar que todo lo que Dios nos envíao permite es para nuestro bien. Depende únicamente de nosotroshacer uso de todo ello para la gloria de Dios y para hacer felices aotros. Obrando así, obtendremos de ello el mayor de los frutos y lavida se volverá más llevadera… Continuemos, por ello, aceptandotodo de Dios, tal como Él nos lo envía”.

En la carta que escribió a su hermana el 28 de enero de 1945 le agra-dece los paquetes de Navidad recibidos. Hacia el final de la carta escribe:

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“Me encuentro todavía bien, gracias a Dios. También aquí el inviernoestá siendo bastante severo, con nieve y, algunas veces, con frío intenso,alternado con tiempo más suave. Pero, como te decía, tengo suficienteropa de invierno, por lo que no me voy a congelar. Por lo demás, conti-nuemos aceptando de las manos de Dios todo lo que Él nos mande en elfuturo y ofrezcámosle todo, suplicándole que envíe pronto a la humani-dad, tan afligida, la paz que tan ardientemente desea”.

La última carta que escribió, tal y como se conserva, no lleva fechani destinatario. Con toda probabilidad iba dirigida a su hermana AdelhildeRegina, misionera de Mariannhill. Es de suponer que cuando escribió estaslíneas ya estaba contagiado de tifus, pero nada dice de ello en su carta. Estacarta puede ser considerada como su testamento.

“También yo me sentí muy feliz al tener, después de tanto tiempo,una señal de vida de tu parte. Quizá todo se deba a que los medios detransporte andan en estos días muy alterados. Sin embargo, esta situaciónno tiene por qué hacernos perder la calma, ya que nos sentimos bien pro-tegidos en las manos de Dios, tal y como dice San Pablo: ‘En la vida y enla muerte somos del Señor’. ¿Qué serían de todas nuestras actividades,planes y habilidades, si la gracia de Dios no nos condujera y guiara? Lagracia del Todopoderoso nos ayuda a vencer las dificultades. En efecto,como dice Santa Felicidad: ‘El Salvador mismo es quien sufre en nosotrosy lucha del lado de nuestra buena voluntad por el triunfo de su gracia’.Así, de esta manera, podemos aumentar su gloria, si no ponemos ningúnimpedimento en el camino de su gracia y nos rendimos totalmente a su vo-luntad. El amor multiplica las fuerzas, inventa cosas, da libertad interiory alegría. El corazón del hombre no puede imaginar ‘lo que Dios ha pre-parado para los que le aman’. También es cierto y no hay duda de elloque, como si de una fuerte helada se tratara, los hombres tienen que so-portar ahora la dureza de la realidad, llena de agitación, prisas, deseosimpetuosos, exigencias, divisiones y odios. Pero los rayos cálidos del sol,que es el amor de Dios Padre, son más fuertes y, al final, triunfarán. Elbien es inmortal y la victoria debe ser de Dios, aunque a veces parezcatarea inútil extender el amor de Dios en el mundo. De cualquier forma,

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el corazón del hombre desea el amor y, al final, nada se resiste a la fuerzadel amor, con tal de que esté basado en Dios y no en las criaturas. Siga-mos haciendo lo posible y ofrezcamos sacrificios para que reinen denuevo al amor y la paz […] Gracias a Dios, nos mantenemos bien y sanos[…] Siempre me acuerdo de vosotros en la oración. Vuestro, sincera-mente, Hubert”.

El 20 de febrero de 1945 el P. Engelmar dejó de ser enfermeropara pasar a ser un enfermo más en los barracones en cuarentena. Los mé-

Certificado de defunción del P. Engelmar: Murió el 2 de marzo de 1945, a las 7:20 de la mañana, víctima del tifus, en el barracón 23,

donde había ingresado enfermo el 20 de febrero.FOTO: P. ANDREAS ROHRING CMM [Alemania]

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dicos le diagnosticaron tifus en estado avanzado. Durante aquellos días ex-perimentó una leve mejoría, recayendo enseguida y muriendo el 2 de marzode 1945. El día antes había cumplido 34 años. El certificado de defuncióndice que el prisionero Hubert Unzeitig murió el viernes 2 de marzo de 1945,a las 7:20 de la mañana. Fueron sus compañeros sacerdotes los que le aten-dieron en su enfermedad, le dieron el consuelo de recibir los últimos sa-cramentos y, ya fallecido, celebraron un Requiem por su eterno descanso.

El cadáver del P. Engelmar fue incinerado en uno de los hornos crematorios

del CC de Dachau.FOTO: P. ANDREAS ROHRING CMM [Alemania]

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[Las cenizas del P. Engelmar]Gracias a la iniciativa del sacerdote Richard Schneider se pudieron

salvar las cenizas del P. Engelmar, una vez que su cadáver fue incinerado enel crematorio del CC de Dachau. Del mismo Richard Schneider tenemosla crónica de lo sucedido al respecto:

“Cuando se conoció la noticia de su muerte, mi único pensamientofue cómo hacerme con sus restos mortales, que de otra manera acabaríandespués de la cremación en la fosa común de las cenizas. Mi relación conel capo [prisionero encargado de un grupo de trabajo] del crematorio, unpaisano compatriota de Baden, lo hizo posible. Le pedí que cuando se que-dara trabajando sólo por la noche en el crematorio, incinerara el cuerpo delP. Engelmar por separado y que me diera luego sus cenizas. Me pidió quele diera el número de prisionero que tenía el P. Engelmar, porque ese nú-mero estaba escrito con tinta en el brazo o en el estómago de cada prisio-nero que moría. Así se hacía con el fin de que las fundas de oro de losdientes, que estaban registradas en el archivo del Campo, pudieran ser ex-traídas antes de que el cuerpo fuera conducido al crematorio. Una mañanael capo me trajo las cenizas en una bolsa de papel. Cuando se le preguntóen la puerta del Campo qué llevaba en la bolsa, contestó que era arenaseca y le dejaron pasar. A través de la plantación, donde yo solía trabajar,con la ayuda de un sacerdote de Münsterschwarzach, las cenizas llegaronal Monasterio de Mariannhill en Würzburg”.

[III]TODA UNA ETERNIDAD

CON DIOS

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Las cenizas llegaron a la Casa de los Misioneros de Mariannhill enWürzburg en una bolsa de lino, sobre la que estaba escrito con tinta: “Vericineres beati in Domino defuncti P. Unzeitig”. La bolsa estaba metida enuna caja encima de la cual estaba escrita la letra U.

La conexión entre Dachau y Würzburg se realizó a través del señorLeo Pfanzer, un comerciante de Dachau, que debido a su negocio fre-cuentaba el Campo. Los sacerdotes prisioneros confiaban en él y entre losnazis no levantaba sospechas porque pertenecía a su partido. En un primermomento el señor Leo Pfanzer guardó las cenizas en su casa. El 29 demarzo de 1945 se trasladó en tren a Würzburg para entregarlas.

El Rector del Seminario de Mariannhill en Würzburg, P. WillehadKrause CMM, relata lo que luego ocurrió con las cenizas:

“El 29 de marzo recibí de una manera muy sigilosa una pequeñacaja de madera. Dentro estaban las cenizas de nuestro P. Engelmar enuna pequeña bolsa de lino. Una nota decía que aquellas eran sus autén-ticas cenizas. El 30 de marzo, viernes santo, bajamos la pequeña caja anuestro panteón, mientras las bombas seguían explotando en el cemen-terio… En junio de 1947 obtuve el permiso de las autoridades del ce-menterio para abrir el panteón y poner las cenizas en una urna de metal,que habíamos confeccionado entre tanto. La pequeña bolsa de lino sehabía descompuesto. En el fondo de la caja hallamos dos cartas metidasen un sobre. Estaban tan pegadas la una a la otra debido a la humedadque no las pudimos recuperar…”.

[Las últimas semanas del Campo de Dachau]Después de la muerte del P. Engelmar la vida en el Campo de Da-

chau continuó durante algunas semanas más. Fueron semanas muy duraspara los prisioneros allí confinados, dado que los rumores que circulabansobre la suerte de los mismos no eran nada alentadores. Unos apuntaban aque todo el CC de Dachau iba a ser volado por los mismos oficiales de las SSque lo custodiaban; otros insinuaban que el Campo iba a ser bombardeadopor la fuerza aérea alemana, o que todos los prisioneros del Campo iban aser fusilados.

Sólo recientemente [2016] y de la manera más fortuita, se han podido recuperar un reloj y dos medallas, objetos personales del P. Engelmar,

que le fueron requisados al ser confinado en el CC de Dachau. FOTO: P. ANDREAS ROHRING CMM [Alemania]

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En medio de todos estos rumores, a finales ya del mes de marzo de1945, sin que nadie lo esperara, comenzó la liberación escalonada de losprisioneros clérigos. Entre los días 27 de marzo y 11 de abril fueron libera-dos unos 500 sacerdotes.

Antes de acceder a la liberación los beneficiados debían firmar undocumento asegurando, entre otras cosas, que no habían contraído ningunaenfermedad en el Campo, que no iban a realizar ninguna reclamación alCampo y que guardarían silencio de todo lo ocurrido en el Campo.

La liberación de estos eclesiásticos se realizó de acuerdo a una listaconfeccionada unas semanas antes. Cada día se leían los nombres de los sa-cerdotes liberados. Como dicha lista no se actualizó, no es de extrañar queun testigo afirme haber oído entre los liberados el nombre del P. Engelmar,que llevaba ya más de 20 días fallecido.

El 26 de abril de 1945 unos 7.000 prisioneros de Dachau fueron obli-gados a emprender una marcha hacia ninguna parte. El resto de prisione-ros, entre 20.000 y 24.000, permanecieron en el Campo.

La liberación de todos ellos llegó el 29 de abril. Joseph Plojhar, el sa-cerdote checo que le tocó el turno de oficiar la liturgia aquel día, dijo en elsermón:

“Os anuncio una gran alegría. Las SS han abandonado el Campo.Una bandera blanca ondea en la torre principal del Campo. ¡Mantenedla disciplina! Se impone la precaución, porque un pequeño destacamentode las SS está todavía en las torres de control con las metralletas”.

Aquel mismo día los Aliados entraron en el CC de Dachau. Uno de losprimeros soldados aliados que entró en el Campo dijo:

“Dios sigue siendo bueno. Aunque muchos han sido los horroresque aquí han ocurrido, Dios nos otorga este día y esta hora de libera-ción. Oremos”.

Y, como un susurro gigantesco, en todo el Campo se oyó salir de laboca de los prisioneros la confesión:

“Dios sigue siendo bueno”.

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[Ecos y huellas de su amor]El ahora Beato Engelmar fue un hombre silencioso y, sin embargo,

el eco de su magisterio no deja de resonar en los oídos de todos los que leconocieron y de los que luego se han ido acercando a su vida. El Beato En-gelmar se movió por la vida pisando suave y, sin embargo, la impronta de suhuella permanece imborrable en la memoria de los que le trataron y detodos los que luego le han ido conociendo.

Recogemos los testimonios de algunos de los sacerdotes que estu-vieron prisioneros con él en Dachau.

El testimonio del P. Clemente Pereira SJ: “En los barracones destinados a los sacerdotes yo ocupaba un lugar

que estaba justo detrás del P. Engelmar. Parece raro, pero le tengo todavíadelante de mis ojos. Por entonces daba la impresión de ser un sencillo ymodesto sacerdote; un sacerdote profundamente religioso, que no hablabamucho, pero que ciertamente rezaba mucho. Era un santo, sin lugar a du -da. Y no uso esta palabra a la ligera, pero en el caso del P. Engelmar en-caja perfectamente. Era un sacerdote santo.”

El testimonio ahora de Franz Schobesberger:“Estando en Dachau, el P. Engelmar se sentaba a mi lado en la

mesa. Puedo dar fe de su amabilidad, de su genuina fraternidad y, sobretodo, de su disponibilidad para ayudar. Y esto lo digo porque, cuandocomo un inexperto prisionero entré en Dachau, sin yo pedírselo me dioconsejos que resultaron ser muy útiles”.

Un tercer testimonio, en este caso de Eugen Weiler: “Su genuina estampa sacerdotal permanece viva delante de mis

ojos. Sería muy feliz si el P. Engelmar Hubert Unzeitig fuera elevado a lagloria de los altares. Si tal ocurriera, con toda seguridad ‘el abogado deldiablo’ no sería capaz de encontrar nada en su contra”.

El testimonio de Hermann Scheipers:“Sin muchas palabras y sin grandes acciones el P. Engelmar tenía

un halo de santidad. Fue, sin lugar a duda, uno de los más recordados y

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queridos hermanos en Dachau. Le conocía bien […] El P. Engelmar Un-zeitig ofreció el sacrificio de su vida en el seguimiento de Cristo de la formamás grande […] Murió poco antes de la liberación del Campo. Sin dudaalguna, se le puede comparar con el P. Maximiliano Kolbe, que sacrificósu vida en una celda en Auschwitz por un padre de familia […] De losmuchos rostros que uno podía ver cada día en la misa de los sacerdotesprisioneros, hay algunos que no he olvidado. Uno de ellos es el rostro delP. Engelmar. Me impresionó desde un principio, por su radiante simpli-cidad, su humildad y modestia, así como por su continua felicidad inte-rior. Cuando, justo después de mi liberación, me enteré del ofrecimientode su vida, pensé de inmediato que aquello era lo que uno podría espe-rar de él. Siento vergüenza delante de él y de aquellos otros que han par-tido, mientras yo sigo con vida…”.

Un último testimonio, el del sacerdote Josef Albinger:

“Me unía una profunda amistad con el P. Engelmar. Trabajamos jun-tos en el hangar de Dachau, llamado Messerschmitt. Había un turno denoche y otro de día. Cada dos semanas el turno se cambiaba. Algunas par-tes de aquellos infames cohetes V1 y V2 se fabricaban allí. A la hora detrabajar el P. Engelmar era un ejemplo de calma, tranquilidad y serenidaden medio de la terrible conmoción del Campo de Concentración. Amabley siempre en su sitio, vivía recogido”.

[Reconocimiento a su entrega]Pasados más de veinte años después de la muerte del P. Engelmar,

el 20 de noviembre de 1968, la urna metálica con sus cenizas fue trasladadadesde el panteón del cementerio hasta una capilla lateral de la Iglesia delSeminario de Mariannhill de Würzburg.

Junto a numerosos fieles que asistieron a la celebración, se hallabanpresentes algunos sacerdotes que estuvieron prisioneros con el P. Engel-mar en el CC de Dachau. Toda la celebración estuvo guiada por la fraseevangélica: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus ami-gos”. [Jn. 15,13]

El 20 de noviembre de 1968 la urna con las cenizas del P. Engelmar fue trasladada del panteón de los Misioneros de Mariannhill,

en el cementerio de Würzburg [Alemania], a la Iglesia del Seminario Mayor de Mariannhill de aquella ciudad, colocándose en una de sus capillas laterales.

FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

En la celebración del traslado de las cenizas del P. Engelmar del 20 de noviembre de 1968 estuvieron presentes sus hermanas.

FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

Desde 1968 hasta el 2016,las cenizas del P. Engelmarhan reposado en esta capillalateral de la Iglesia del Seminario Mayor de Mariannhill en la ciudad deWürzburg [Alemania].FOTO: P. ANDREAS ROHRING CMM [Alemania]

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El monje benedictino, Dr. Sales Hess OSB, que estuvo también pri-sionero en Dachau, fue el encargado de tener la homilía de aquella cele-bración. Transcribimos ahora algunos párrafos de la misma:

“En este sermón no queremos hacer acusaciones contra nadie, puesya hace tiempo que los culpables han sido juzgados y condenados. Tam-poco queremos canonizar a nadie, pues eso es deber de la Iglesia. Pero lajusticia exige que nosotros los sacerdotes de Dachau demos testimonio delheroísmo de uno de los nuestros, que sobrepasa lo ordinario. El heroísmodel P. Engelmar merece ser reconocido, precisamente en la celebración dehoy, en que vamos a dar reposo a sus cenizas en un lugar sagrado. El P. En-gelmar no fue sólo uno de los casi 3.000 clérigos de Dachau que, en unmundo sin Dios, dieron la vida por Cristo; fue un héroe de la caridad y delcompromiso apostólico […] Cuidó de los enfermos con un celo particular,les confortó, les oyó en confesión, les abasteció de víveres […] El P. Engel-mar escaló las cimas de la caridad y del celo sacerdotal en los últimos mesesde nuestro confinamiento […] Las enfermerías estaban apestadas con el in-soportable olor de la epidemia. Aquellas cavernas de la muerte, llenas demoscas y de chinches, fueron su diario campo de acción pastoral. El espa-cio entre los camastros en literas era tan bajo y reducido que uno no podíani sentarse. El sacerdote, encorvado, tenía que arrastrarse de rodillas de unpaciente a otro. El pecho del paciente servía de mesa […] La mayoría delos moribundos recibieron los últimos sacramentos y ninguno que deseórecibirlos murió sin ellos, gracias al P. Engelmar y a los otros sacerdotes vo-luntarios. ¡Algo increíble en el infierno de Dachau!”.

En el Capítulo General que los Misioneros de Mariannhill celebraronen Roma en 1985, los capitulares pidieron que se dieran los pasos necesarios“en orden a iniciar el proceso de beatificación del P. Engelmar Unzeitig, quemurió en el Campo de Concentración de Dachau el 2 de marzo de 1945.” Enel siguiente Capítulo General, celebrado cinco años después, se encomendóal nuevo Gobierno General de entonces que iniciara “el proceso de beatifi-cación del P. Engelmar Unzeitig, tan pronto como se hubieran cumplido losrequisitos”.

En una Carta Circular, que el Superior General dirigió a todos losmiembros de la Congregación el 29 de junio de 1991, se informó de que ya

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se habían dado todos los pasos necesarios y ya se habían cumplido los re-quisitos previos para iniciar el proceso. En efecto, el 16 de marzo de 1991el P. Wolfgang Zürrlein CMM había sido nombrado Postulador de la Causay el P. Adalbert Balling CMM Vice postulador. Aquel mismo día se había pe-dido oficialmente al obispo de Würzburg, Dr. Paul Werner Scheele, el per-miso pertinente para dar inicio al proceso en su Diócesis.

Dado que el P. Engelmar murió en Dachau, población pertenencientea la archidiócesis de Munich, el arzobispo de aquella sede bávara hubiera sidoel Ordinario competente de incoar la Causa de beatifica ción/canonización delP. Engelmar. A petición de la Congregación, el arzobispo de Munich pasó lajurisdicción al obispo de Würzburg. Las razones para este cambio de jurisdic-ción eran obvias: el P. Engelmar había sido ordenado sacerdote en Würzburg,sus cenizas reposaban en la Iglesia que Mariannhill tiene en aquella ciudad yallí se ubica la sede de la Curia Provincial de Mariannhill de Alemania.

Siguiendo la normativa vigente, el obispo de Würzburg informó a laCongregación para las Causas de los Santos de Roma sobre la petición recibidade incoar la Causa del P. Engelmar. Después de un examen preliminar, esteorganismo vaticano dio su consentimiento para ello. Con la venia concedida,el obispo de Würzburg pudo iniciar el proceso de la misma a nivel diocesano.

La ceremonia inicial del proceso tuvo lugar el 26 de julio de 1991,fiesta de Santa Ana, en la Iglesia de Mariannhill de Würzburg. Junto al Obispodiocesano y al Superior General se reunieron tres de las hermanas de sangredel P. Engelmar, un grupo de personas de su pueblo natal, un grupo de sa-cerdotes que estuvieron prisioneros con él en Dachau, devotos del mismo ylos oficiales del Tribunal Diocesano nombrado ad casum.

Después de una oración en silencio en la capilla donde reposabanlas cenizas del P. Engelmar, tuvo lugar la primera sesión pública del Tribu-nal. El Postulador leyó el documento de su nombramiento y lo entregó alObispo. El primero en jurar oral y por escrito fue el mismo Obispo, luegoel Delegado episcopal para la Causa y el Promotor de Justicia, ambos no-tarios episcopales, el Postulador y el Mensajero Oficial. Los documentosde aquellos juramentos se sellaron solemnemente y se pusieron en los ar-chivos del proceso. Así comenzó la Causa su andadura a nivel diocesano.

Empezó el Tribunal sus sesiones de trabajo, llamando a declarar a lostestigos. Pocos eran por entonces los testigos que conocieron al P. Engelmar

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y que aún estaban vivos. A saber: sus cuatro hermanas, dos de ellas misio-neras de Mariannhill [Hna. Huberta Maria Unzeitig CPS y Hna. AdelhildeRegine Unzeitig CPS], algunos compañeros del Seminario como los PP.Gebhard Lehle CMM, Helmut Hartmann CMM, Edgar Emmerich CMM,Manetius Schärf CMM, algunos sacerdotes que estuvieron prisioneros conél en Dachau, algunos vecinos de su pueblo natal y algunos feligreses de suprimera parroquia, quienes siendo niños recibieron sus ca te- quesis e ins-trucciones religiosas.

Todos estos testigos tuvieron que contestar un largo cuestionario depreguntas. Algunos testigos, que murieron antes de iniciarse el proceso, de-jaron por escrito sus testimonios, convencidos de que algún día serían im-portantes. El Tribunal también estudió los escritos del P. Engelmar: unasochenta cartas, unas anotaciones en taquigrafía sobre la Virgen María y ellibrito, escrito a mano, conteniendo instrucciones religiosas y oraciones enruso para ser utilizado entre los prisioneros rusos del Campo.

La instrucción de la Causa, en su fase diocesana, se concluyó conuna ceremonia que tuvo lugar en la Iglesia de Mariannhill en Würzburg el15 de marzo de 1997. Todas las personas que participaron directamente enel proceso juraron haber actuado en todo según las regulaciones canónicas.Los juramentos fueron firmados y sellados. Toda la documentación se pusoen un baúl sellado, que llegó a pesar 80 Kg. Una vez que el baúl se entregóen la sede de la Congregación para las Causas de los Santos de Roma, co-menzó la fase vaticana del proceso.

Dicha fase terminó cuando el 3 de julio de 2009 el Santo Padre Be-nedicto XVI recibió al arzobispo Angelo Amato SDB, Prefecto de la Con-gragación para las Causas de los Santos, y durante aquella audiencia auto rizóal mencionado Dicasterio promulgar, entre otros, el decreto por el que se re-conocen las VIRTUDES HEROICAS “del Siervo de Dios Engelmar Unzei-tig [en el siglo Huberto], sacerdote de la Congregación de los Misioneros deMariannhill, nacido en Greifendorf [Moravia del Este] en 1911 y muerto enDachau [Alemania] en 1945”. Gracias a este decreto el P. Engelmar puedo serllamado desde entonces Venerable.

Poco tiempo después se decidió abrir en la diócesis de Würzburg unsegundo proceso para investigar en esta ocasión la Causa del martirio del P.Engelmar Unzeitig CMM. La última sesión de esta fase diocesana de la

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mencionada Causa se celebró en aquella ciudad alemana el 25 de mayo del2012. Al concluir la sesión, las actas documentales del proceso se guardarony se lacraron. El Dr. Andrea Ambrosi, postulador ahora de la Causa del P.Engelmar en Roma, presente en dicha sesión, se las llevó con él a Roma. El19 de julio de 2012 el Postulador abrió oficialmente el proceso sobre el mar-tirio del Venerable Siervo de Dios, Engelmar Unzeitig, ante la Congregaciónde las Causas de los Santos, comenzando así la fase vaticana de esta Causa,que concluyó felizmente cuando el 21 de enero de 2016 el Papa Francisco re-conoció de manera oficial el martirio, por odio a la fe, del Venerable Siervode Dios Engelmar.

[Beatificación]Con el reconocimiento de su martirio quedó así abierto el camino

para su beatificación, la cual tuvo lugar en la catedral de San Kilian, enWürzburg, el 24 de septiembre de 2016. Se estima que la asistencia a la so-lemne liturgia alcanzó la cifra de unas 2.000 personas. Cabe destacar la pre-sencia de un nutrido grupo de católicos venidos desde la República Checa,donde nació y donde, más tarde, ejerció su ministerio sacerdotal el nuevoBeato. Entre ellos se encontraban también familiares suyos. En la celebra-ción estuvieron presentes más de cincuenta Misioneros de Mariannhill con-celebrantes. Presidió la misma el Obispo diocesano de Würzburg, Mons.Friedhelm Hofmann.

Tras el saludo litúrgico y el acto penitencial comenzó el rito de laBea ti ficación, propiamente dicho. El Obispo diocesano junto al Postuladorde la Causa, Dr. Andrea Ambrosi, postuló ante el Legado del Papa la Bea ti-ficación del P. Engelmar. El Superior Provincial de Mariannhill en Alema-nia leyó una corta biografía del nuevo Beato.

El Cadenal Legado, Angelo Amato SBD, Prefecto de la Congregaciónpara las Causas de los Santos, leyó la Carta Apostólica del Papa, redactada enlatín, por la que el P. Engelmar era declarado Beato. La versión española deltexto de la Carta reza:

“Nos, atendiendo los deseos de nuestro hermano, Friedhelm Hofmann,Obispo de Würzburg, así como de numerosos Hermanos en el episcopado y

El P. Engelmar fue beatificado el 24 de septiembre de 2016 en la catedral del Würzburg [Alemania].

El cardenal Angelo Amato SDB leyó la carta apostólica del Papa Francisco.FOTO: P. ANDREAS ROHRING CMM [Alemania]

Realizado el rito de la beatificación, se descubrió el cuadro al óleo con el rostro del nuevo Beato Engelmar.

FOTO: P. ANDREAS ROHRING CMM [Alemania]

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de muchos fieles cristianos, habiendo sido consultada la Congregación paralas Causas de los Santos, con nuestra Autoridad Apostólica, autorizamosque el Venerable Siervo de Dios ENGELMAR UNZEITIG, en el siglo Hu-bert, mártir, sacerdote profeso de la Congregación de los Misioneros deMariannhill, incansable pastor y testigo heróico de la caridad, aún estandoprisionero, sea de ahora en adelante llamado Beato, y que su fiesta puedaser celebrada cada año en los lugares y modos establecidos así por el de-recho, el segundo día de marzo, día en que subió al cielo. En el nombre delPadre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Dado en Roma, junto a SanPedro, el día 17 de septiembre del año del Señor 2016, cuarto de nuestroPontificado. Amén”.

Entre los aplausos de la asamblea se desveló en el presbiterio el cua-dro al óleo del nuevo Beato y, mientras se entonaba el himno compuesto ensu honor, el diácono llevó en procesión hasta el presbiterio una reliquia delBeato Engelmar, que colocó junto al altar. Después de que el Obispo dio-cesano hubo incensado el cuadro y la reliquia del Beato Engelmar, la asam-blea cantó, con gozo en el corazón, el Gloria.

Emocionante fue el momento en que, por primera vez, se pidió la in-tercesión del recién beatificado con el rezo de la Oración Colecta de la misa,que dice:

“Dios todopoderoso y eterno, que concediste al beato mártir En-gelmar la gracia de ser testigo de tu amor misericordioso en medio de lacruedad de la prisión, concédenos por su intercesión la fuerza de poderamar a nuestros hermanos con dedicación y servirles con abundante mi-sericordia. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén”.

Las lecturas bíblicas que se proclamaron en la celebración son laspropias de la Misa del nuevo Beato. La primera lectura fue tomada del Li -bro de la Sabiduría [3, 1-9] y como salmo responsorial se rezaron algunosversículos del salmo 27. La segunda lectura se tomó de la Primera Cartadel apóstol San Pedro [3, 14-17]. Como lectura evangélica se proclamó elfinal del Evangelio de Mateo [28, 16-20], en el que se contiene el mandatomisionero del Señor a sus discípulos.

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Al día siguiente, en la Iglesia de Mariannhill de la ciudad de Würz-burg, dedicada al Sagrado Corazón de Jesús, se celebró una Eucaristía deacción de gracias. En el marco de la misma la urna con las cenizas del nuevoBeato se llevó desde la capilla lateral, donde hasta entonces se han guar-dado, al presbiterio, colocándose debajo del altar mayor. En la misma Igle-sia y en la tarde de aquel mismo día, se cantaron las vísperas en honor delnuevo Beato, bendiciéndose un icono del mismo, que pasó a ser veneradoen la cripta de aquella Iglesia.

El Papa Francisco, durante el rezo del Angelus de aquella mañana,aludió a la beatificación del P. Engelmar con estas palabras:

“Queridos hermanos y hermanas: Ayer en Würzburg [Alemania],Engelmar Unzeitig, sacerdote de la Congregación de los Misioneros de Ma-riannhill, fue proclamado Beato. Asesinado por odio a la fe en el Campo deConcentración de Dachau, se opuso al odio con el amor y con la humildadse enfrentó a la crueldad. Que su ejemplo nos ayude a ser testigos de la ca-ridad y de la esperanza, aún en medio de las tribulaciones”.

Dos días después, el 27 de septiembre de 2016, los Misioneros deMariannhill que participaron en estas celebraciones, venidos de todos los lu-gares donde acualmente viven y trabajan, pudieron visitar el CC de Da-chau. Especialmente emocionantes fueron las oraciones que se hicieron enel lugar donde estuvo el pabellón 26, en el que vivió el P. Engelmar, y en elcrematorio, donde fue incinerado su cuerpo. La visita terminó con la cele-bración de la Eucaristía en la capilla de las monjas carmelitas de Dachau.

Unos meses antes de la Beatificación del P. Engelmar se abrió la urna con sus cenizas para extraer algunas reliquias.

Dicha urna se encuentra ahora debajo del altar mayor de la Iglesia de Mariannhill de Würzburg [Alemania].

FOTO: ANDREAS ROHRING CMM [Alemania]

FOTO: ARCHIVO CMM [Alemania]

[Segunda Parte]

El Beato Engelmar por dentro:

Urgidopor el

Amor de Dios

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El abad trapense Francisco Pfanner, fundador del Monasterio mi-sionero de Mariannhill en Sudáfrica, escogió como lema inspirador de suvida espiritual y de su quehacer misionero aquella invitación del apóstolSan Pablo, que dice: Corred, pues, de modo que lo alcancéis. [1Cor. 9,24]

El Abad Francisco lo pensó para sí y lo ideó para los que le iban a se-guir. Quería que sus monjes misioneros fueran auténticos atletas de Cristo:que no dejaran de entrenarse para alcanzar la talla de Cristo y que corrieransin descanso para alcanzar la corona de gloria que no se marchita. [1Cor. 9,25]

El entrenamiento espiritual que practicó el Abad Francisco y queimpuso a sus seguidores tenía una finalidad apostólica y misionera. Habíaque mantener en forma el espíritu para ser mejores apóstoles y había queser más santos para ser mejores misioneros, porque el verdadero misioneroes el santo. [RM 90]

A simple vista nadie diría que el tranquilo y silencioso misionero deMariannhill, P. Engelmar Hubert Unzeitig CMM, prisionero cuatro de losseis años de su vida sacerdotal, iba a ser el más aventajado seguidor delAbad Francisco Pfanner. Pero los hechos así lo atestiguan. El paso de losaños, lejos de difuminar los contornos más nítidos de la vida, del quehacery del padecer del P. Engelmar, nos ayuda a apreciar la talla impresionantede este hombre, que vivió y salió de este mundo con el corazón en la mano.

Realizamos ahora un acercamiento al Beato Engelmar, buceando ensu mundo interior, a fin de sacar a la superficie todo aquello que le movíay animaba por dentro.

Al bucear en el mundo interior del Beato Engelmar no se busca, sinmás, ilustrar la inteligencia a fin de que sepamos más sobre él. Con ello se per-siguen, en último término, tres cosas: que se suscite en nosotros la admiraciónpor el ejemplo de su vida santa, que nos decidamos a imitarle en la prácticade sus virtudes y que nos animemos a ponerle como intercesor de nuestrasnecesidades ante Dios.

[Introducción]

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Sin pretender agotar los rasgos de su fisonomía espiritual, se puedenidentificar un conjunto de nueve facetas, especialmente significativas, gra-cias a las cuales nos podemos hacer una idea de la fuerza y belleza de sumundo interior. A saber:

[1] Religioso fiel.[2] Sacerdote compasivo.[3] Misionero entre prisioneros.[4] Ángel en un infierno.[5] Hijo y hermano en la distancia.[6] Manso y silencioso.[7] Abandonado en las manos del Padre.[8] Cargó con su cruz.[9] Alegre en la esperanza.

Pila bautismal de la Iglesia parroquial de Greifendorf [Chequia], donde fue bautizado el niño Hubert Unzeitig, futuro Beato Engelmar.

FOTO: P. HUBERT WENDL CMM [Alemania]

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[1]El mundo interior del Beato Engelmar estuvo marcado por una re-

ferencia explícita a sólo Dios. Durante los años de su confinamiento en elCC de Dachau no perdió nunca la conciencia de su identidad de consa-grado, sabiendo encontrar momentos, oportunidades y ocasiones para cui-dar de su condición de religioso y vivir como tal en medio de aquel contextotan atípico. En una carta escrita en Dachau y fechada el 7 de septiembre de1941 confiesa:

“El horario que tenemos hace que el tiempo se nos pase volando:nos acostamos pronto y nos levantamos temprano. Entre comer, asistir ala Santa Misa, dormir, la bendición de la tarde y el rezo del breviario…la vida se torna bastante variada… Intento aprovechar el tiempo lo mejorque puedo para la perfección espiritual y religiosa. En mi programacióndiaria, la oración y la penitencia ocupan un lugar muy destacado. A dia-rio os encomiendo a Dios con todo fervor en la Santa Misa”.

[I]RELIGIOSO

FIEL

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[2]Los hombres no encontraremos realización plena y descanso defi-

nitivo hasta no dar con Dios y en Él descansar. Tenemos sed de Dios, quiennos ha creado con una inquietud religiosa imposible de sofocar. Cuandodamos cancha a Dios en nuestra vida alcanzamos la realización más alta denuestra vocación humana. Sin Dios, los hombres nos cerramos a toda posi-bilidad de realización cabal y nos volvemos inhumanos. Dios es, por tanto,nuestro porvenir. Ha sido Jesucristo quien nos enseñó a reconocer y adorara su Padre como al único Dios vivo y verdadero. Y para ello el mismo Jesu-cristo aconseja en su Evangelio vivir en pobreza, castidad y obediencia. Éstefue el género de vida que tanto Él como su Madre llevaron mientras estu-vieron entre nosotros. Algunos cristianos, secundando la invitación deCristo, hacen total consagración de sus vidas a Dios, escogiéndole como suúnico Bien, su único Amor, su único Señor. Al optar por este género de vidanos recuerdan a todos que Dios es el único valor absoluto y que sólo en Élencontraremos realización y plenitud.

[3]Desde niño el Beato Engelmar fue integrando en su vida, con la

mayor naturalidad, todo lo que su madre le enseñaba y oía en la parroquiay en la escuela acerca de Dios. Su piedad sincera le llevaba a rezar con asi-duidad y a recibir con frecuencia los sacramentos. Con Dios como norteexistencial, el Beato Engelmar se fue haciendo más bueno, noble y humano.Secundando lo que aconseja Jesucristo en el Evangelio se consagró por en-tero a Dios, viviendo en pobreza, castidad y obediencia, llevando así hastasus últimas consecuencias la consagración bautismal.

[4]Confinado en Dachau, ciudad sin Dios y, por ello, terriblemente in-

humana, el Beato Engelmar vivió con coherencia su condición de religioso.

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Él, con los otros centenares de sacerdotes y religiosos allí prisioneros, dio tes-timonio de que Dios está siempre por encima de todo e –ironías de la vida–convirtieron a Dachau en el convento más grande del mundo. En medio dela agitación, de la angustia y del sufrimiento del Campo de Concentración,Dios siguió siendo para él la estrella orientadora de su existencia. Puso, paraello, lo mejor de sí a fin de vivir en su presencia, actuando siempre con rec-titud de intención. En sus cartas manifiesta que poder asistir cada día a lacelebración de la Misa, tratar con Dios en la oración, rezar el Breviario y elRosario eran para él su cielo más anhelado. Los que le conocieron hablande su silencio, de su recogimiento, de su piedad, que le impulsaba a pasarpor la capilla cada vez que volvía del trabajo o antes de retirarse a descan-sar. Y así ocurrió que en el ateo e inhumano Dachau, la misma condición deconsagrado del Beato Engelmar fue testimonio explícito de la primacía deDios sobre los hombres y sobre todas sus cosas.

[5]El ejemplo del Beato Engelmar nos anima a todos a nunca olvidar-

nos de Dios, viviendo fielmente nuestros compromisos bautismales, man-teniendo viva nuestra unión con Él, mediante una vida sacramental pujantey orando con piedad sincera y auténtica. Por la intercesión del Beato En-gelmar hemos de pedir por tantos hombres y mujeres –sin olvidar a fami-liares, amigos y conocidos–, que viven sin Dios y, siendo esclavos de suspropios ídolos, se están cerrando toda salida de futuro. Asimismo, poniendoal Beato Engelmar por intercesor, hemos de pedir a Dios que no deje desuscitar en la Iglesia y en la Congregación de los Misioneros de Mariann-hill vocaciones de total consagración.

FOTO: ARCHIVO CMM [USA-Canadá]

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[1]Asomados al mundo interior del Beato Engelmar, descubrimos un

segundo rasgo de su fisonomía espiritual: su condición de sacerdote com-pasivo. Los años de su vida sacerdotal no llegaron a seis, viviendo cuatro delos mismos en el CC de Dachau. Allí encerrado, llevaba su sacerdocio a florde piel, manteniendo viva conciencia de su identidad sacerdotal y de la mi-sión que, como tal, no debía descuidar. En la carta, escrita desde Dachauel 25 de enero de 1942, confiesa:

“Cada día podemos comprobar lo mucho que se está rezando pornosotros y cómo Dios lo dirige todo de manera maravillosa. Pero, comoya dije anteriormente, yo también espero ser capaz de trabajar para laeternidad desde aquí. Dondequiera que uno se encuentre tiene la opor-tunidad de ir ganando en experiencia e ir desarrollando nuevas ideas,pues todavía me queda un largo camino que recorrer para venir a serotro Cristo, es decir, un pastor de almas como Él”.

[II]SACERDOTECOMPASIVO

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[2]Compadecido Dios de todas nuestras necesidades, prometió darnos

un pastor según su Corazón. No sería un asalariado, sino un pastor buenoy entregado, que vendría con la misión de conducirnos a los prados dehierba verde, donde el agua de los arroyos corre fresca y limpia. En caso deextraviarnos, saldría a buscarnos; nos animaría, cuando nos sintiéramos can-sados. Si se nos acercara el enemigo, Él saldría en nuestra defensa y, solí-cito, acudiría a curarnos si quedáramos heridos. Al atardecer, este pastorprometido por Dios, nos conduciría por camino seguro hacia el refugio quenos aguarda. En la persona misma de su Hijo Jesucristo, Dios Padre nosdio el buen pastor que nos había prometido: pastor con corazón grande ycon entrañas de misericordia. Nos entregó a su único Hijo como sacerdotecompasivo y fiel con la misión de reconciliar con Él a toda la humanidad.En el altar de la cruz Cristo se ofreció en sacrificio por nosotros como ver-dadera víctima y, como verdadero sacerdote, ofició la más bella de las litur -gias, intercediendo en nuestro favor. Somos nosotros los que hemos salidobeneficiados del amor de Jesús, el Buen Pastor, pues hemos podido inter-cambiar miseria por misericordia. Gracias a la compasión del sacerdoteJesús, el acceso al cielo ha quedado abierto para todos y para siempre.

[3]El Beato Engelmar sintió de joven la llamada a participar en el sa-

cerdocio de Jesucristo. Secundó dicha llamada y en un seminario de Ma-riannhill asumió con seriedad todas aquellas exigencias, que demanda laformación sacerdotal, a fin de prepararse para ser un día sacerdote de Cristoen el seno de la Iglesia Católica. Una vez ordenado y ya en la parroquia quese le encomendó, desplegó todo su celo sacerdotal preparando con esmerosus homilías, catequesis e instrucciones religiosas escolares, celebrando conpiedad la divina Liturgia y atendiendo las más variadas necesidades pasto-rales de sus feligreses.

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[4]Pero fue en Dachau donde el Beato Engelmar pasó la mayor parte de

su corta, pero intensa vida sacerdotal. Allí fue conducido y allí sufrió humilla-ciones por ser sacerdote; allí vivió un sacerdocio escondido y aparentementeinútil, que con el paso del tiempo se revelaría de extraordinaria eficacia; allí,a tiempo y a destiempo, aprovechando oportunidades o careciendo de ellas,hizo por ser y vivir lo que era: sacerdote de Jesucristo. Fue en las últimas se-manas de su cautiverio cuando, con entrañas de buen pastor, pudo ejercer susacerdocio de modo heroico entre los enfermos contagiados de tifus, que seencontraban confinados en barracones de aislamiento. Aprovechó la oportu-nidad que se le ofrecía de asistir a los enfermos y moribundos con el consuelode la Palabra de Dios y de los Sacramentos de la Iglesia. Con talante tran-quilo y apacible les hablaba de Dios, les oía en confesión y les ungía para elúltimo viaje. Y así, siendo buen samaritano, vino a ser buen pastor y sacerdotecompasivo entre aquellos prisioneros y enfermos del CC de Dachau, que fue,de hecho, su segunda y última parroquia.

[5]El ejemplo del Beato Engelmar nos anima a todos a valorar y apre-

ciar el sacerdocio. Al Beato Engelmar le podemos poner por intercesor paraque Dios no deje de dar a su Iglesia y a la Congregación de los Misionerosde Mariannhill, para la vida del mundo, sacerdotes según el Corazón delmismo Dios, que sean valientes evangelizadores, apasionados liturgos y en-tregados pastores.

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[1]Destacamos ahora un tercer rasgo identificador de la fisonomía es-

piritual del Beato Engelmar. A saber: su condición de misionero entre losprisioneros del CC de Dachau. Ya hemos hablado de su condición de reli-gioso y sacerdote. Toca ahora hablar de él en cuanto misionero. Esta trilo-gía [religioso-sacerdote-misionero] describe y despliega la identidadcristiana del Beato Engelmar. Las circunstancias atípicas y excepcionales, enlas que tuvo que vivir mientras estuvo confinado en Dachau durante casicuatro años, no le impidieron ser un buen misionero de Mariannhill. Serprisionero nunca fue para él un obstáculo para ser un buen misionero. Asínos lo hace saber en una carta escrita desde el mismo Dachau y fechada el14 de noviembre de 1943:

“Igualmente rezo por vuestras intenciones y preocupaciones, asícomo por las de la Iglesia entera… Ello me facilita poder informar dealiento apostólico la estrechez de nuestra mirada y me mantiene unidocon todos aquellos que se encuentran rezando y ofreciendo sacrificiosen casa o en otros lugares… De tal forma que uno puede venir a ser unactivo misionero, aunque no esté en misiones; porque, en definitiva, sólola gracia de Dios puede convertir a otros”.

[III]MISIONERO

ENTRE PRISIONEROS

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[2]Es una ley constante de la Historia de la Salvación que Dios haya

querido contar con el ser humano y pedir su colaboración, a fin de realizaraquel propósito de Salvación, que desde siempre albergó en su corazón.Toda la Historia de la Salvación, en sus etapas y acontecimientos, refleja eldeseo de Dios de salvar a todos, y en ella se registran todas las colabora-ciones y ayudas que hombres y mujeres le han ido ofreciendo a lo largo delas edades y de los siglos. Jesucristo, el Hijo de Dios, que realizó cabalmentela misión para la que había sido enviado por el Padre, sigue contando conla Iglesia, que animada por el Espíritu Santo, tiene que anunciar y aplicarel Evangelio de la Salvación en cada corazón humano, en cada raza, len-gua, pueblo y cultura. En el seno de la Iglesia, misionera por su misma na-turaleza, todos los cristianos están llamados a ser misioneros de la mejor delas noticias, la del Evangelio.

[3]El Beato Engelmar, leyendo de joven las revistas misioneras que lle-

gaban a la casa de su abuela, se sintió impulsado a ser misionero. Y, dejandotodo lo que para él era más querido, pidió ser misionero en el seno de la fa-milia religiosa de Mariannhill, siguiendo las huellas del Abad trapense Fran-cisco Pfanner y de sus monjes misioneros. Sus sueños misioneros seencaminaban hacia las misiones de Mariannhill en África del Sur, pero notenía más de treinta años cuando fue encerrado en Dachau. Y allí, entrealambres de espi no, iba a ser lo que siempre había soñado: misionero y mi-sionero de Mariannhill.

[4]Durante los años de reclusión en Dachau, el Beato Engelmar nunca

perdió la conciencia de su identidad misionera. Como misionero vivía, ac-tuaba y hablaba. Aquel Campo de Concentración se convirtió en su África

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y, siendo misionero entre prisioneros, vio cumplidos sus sueños. Él mismonos ha confiado que su pasión misionera le llevaba a orar y sacrificarse de-trás de las alambradas de Dachau, para que Dios bendijera a los hombresy mujeres que vivían fuera de ellas. Por otra parte, testigos de su entregaafirman que tenía una especial disposición para ayudar a los que alimenta-ban inquietudes religiosas. Con alguno de ellos conversaba durante las horasde la noche, como Jesús lo hizo con Nicodemo. Su celo misionero y apos-tólico le llevó a estudiar la lengua rusa y a traducir a ella pasajes de la Sa-grada Escritura, del Catecismo y de libros espirituales y piadosos, con el finde ayudar a los prisioneros rusos allí confinados. Hizo en el CC de Dachaulo que hubiera hecho en África.

[5]La entrega misionera del Beato Engelmar, allí donde Dios le puso,

nos impulsa a todos a colaborar con Dios en su deseo de Salvación univer-sal, siendo misioneros de su Reino: con talante emprendedor y espíritu ge-neroso, con el testimonio de vida y la palabra, con la oración y el sacrificio,con los de cerca y los de lejos. Al Beato Engelmar le podemos poner por in-tercesor ante Dios para que no deje de bendecir a los Misioneros de Ma-riannhill con vocaciones misioneras en esta hora de la historia, en la que laIglesia está empeñada en una nueva evangelización.

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[1]A las personas se les conoce de verdad cuando, más allá de las apa-

riencias, uno bucea en su mundo interior. A nosotros nos interesa conoceral Beato Engelmar por dentro; por ello hemos emprendido un viaje haciasu mundo interior. Situados en él, identificamos una cuarta faceta, que ca-racteriza su fisonomía espiritual. A saber: el Beato Engelmar en Dachau secomportó como un ángel en un infierno. Tras las vallas y alambradas de es-pino de aquel lugar se respiraba odio, ira, egoísmo en altas dosis de con-centración y, en medio de aquel infierno, el Beato Engelmar se esforzó porvivir el amor cristiano, testimoniando así que el amor es más fuerte que elodio y que tiene en sí una capacidad transformadora inimaginable. Com-portándose como un ángel de la caridad cristiana logró, cual eficaz disol-vente, deshacer odios y egoísmos. Al respecto, él mismo nos hace estaconfidencia en una carta escrita desde Dachau el 14 de enero de 1945:

“En nuestras manos está buscar en todo la gloria de Dios y hacerfelices a los demás. Obrando así conseguiremos la más grande de las re-compensas y la vida se vuelve más llevadera. Con esta intención hagouso de los bienes que recibo, enviados por mis seres queridos a nuestrareclusión, compartiéndolos con otros, porque no todos tienen la suertede recibir algo”.

[IV]ÁNGEL

EN UN INFIERNO

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[2]La fe nos asegura que nuestro Dios es amor. Al entregarnos a su pro-

pio Hijo, vació sobre nosotros el saco de su amor misericordioso. De esteHijo hemos recibido el mandato nuevo de amarnos los unos a los otros. DeÉl también tenemos el ejemplo de cómo hacerlo, pues pasó entre nosotroshaciendo el bien y, antes de salir de este mundo para volver al Padre, nosamó hasta el extremo. Al guardar este mandato, usando con los demás unamedida generosa y amplia, no hacemos sino compartir con los demás aquelamor que Dios mismo puso primero en nuestros corazones. Haciendo elbien al hermano, nuestro corazón se va haciendo mejor, porque se va ase-mejando al Corazón de Dios. Al amar al hermano que vemos, vamos acla-rando la pupila para poder ver al Invisible. Ayudando al que camina connosotros, llegaremos a Dios, con quien queremos quedarnos para siempre.

[3]El Beato Engelmar fue un hombre bueno que, de manera sencilla y

sin hacer ruido, amó a todos los que Dios ponía en su camino. No fueronmuchos los años de su vida, pero los vivió cumpliendo el mandato nuevo delamor fraterno, cuidándose mucho de que una mano conociera lo que hacíala otra. Los que le trataron hablan de la huella que en ellos dejó su caridadevangélica y reconocen que él era amor en persona, llegando incluso a con-fesar que nada más ni mejor sabrían decir acerca de él.

[4]El Beato Engelmar vivió los años de su prisión en el CC de Dachau

como un ángel en un infierno. Allí fue llevado por haber defendido en públicoa los judíos. Encerrado en aquel infierno, se comportó con todos como unángel: con fraterna amabilidad daba consejos útiles y prácticos a los sacerdo-tes prisioneros recién llegados; con decidida caridad compartía con los quenada tenían los paquetes de comida que recibía; con eficaz solidaridad se

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hacía mendigo, pidiendo limosna a sus compañeros sacerdotes en el Campopara repartirla luego a los prisioneros más necesitados. Y viviendo aquellamáxima evangélica, según la cual nadie tiene amor más grande que aquelque da la vida por sus amigos, se ofreció voluntario para atender a los pri-sioneros enfermos de tifus. Y así, asistiendo a los moribundos, se encaminóél mismo hacia su propia muerte. Salió de este mundo como había vividoen él: con el corazón en la mano.

[5]El ejemplo del Beato Engelmar, dando testimonio heroico de cari-

dad cristiana, nos anima a todos a vivir el mandamiento nuevo del amor fra-terno: con sencillez y con audacia, con realismo e imaginación, en las cosaspequeñas y en las grandes. Al Beato Engelmar le podemos poner por inter-cesor ante Dios para vencer las tentaciones de ira, odio, venganza, egoísmo,enfrentamiento y división, así como para que Dios no deje de dar a la Fami -lia Mariannhill misioneros que vivan entre los hombres con el cora zón enla mano.

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[1]Destacamos ahora otra faceta de la fisonomía espiritual del Beato

Engelmar. Desde su reclusión se sabía miembro de una familia, compuestaentonces por su madre y sus hermanas. En la distancia siguió siendo hijo yhermano. Fiel a los compromisos comunitarios de la Congregación religiosaa la que pertenecía, el Beato Engelmar no dejó de vivir las exigencias delcuarto mandamiento del Decálogo. La carta que escribió a su superior enRiedegg [Austria] desde el CC de Dachau, fechada el 4 de marzo de 1943,contiene al respecto palabras bien elocuentes:

“Hoy he recibido la noticia del fallecimiento de mi querida ma -dre. Me hubiera gustado volver a verla, una vez más, en esta vida yhaber presidido su funeral. Pero Dios ha querido que estuviéramos jun-tos, por última vez, el día de mi primera misa y que celebremos nues-tro próximo encuentro, como yo ardientemente espero, en un mundomejor. He conseguido permiso para ofrecer mañana el Santo Sacrificiode la Misa por el descanso de mi querida madre. Será la primera vezque pueda celebrar misa aquí. Con gusto haré todo lo que esté a mi al-cance, rezando y sacrificándome, para que Dios la reciba en la alegríaeterna… Yo espero confiadamente que nuestro Buen Padre del cielola lleve pronto con Él a la felicidad eterna, reservada para ella”.

[V]HIJO Y HERMANOEN LA DISTANCIA

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[2]El Dios único, en el que creemos, es un Padre que, junto con su Hijo

y el Espíritu Santo, forma una comunidad de amor. Cuando el Hijo se en-carnó y puso su tienda entre nosotros, lo hizo en el seno de una familia. ConMaría y José, Jesús formó aquella adorable y entrañable familia, que con todarazón llamamos la Sagrada Familia de Nazaret. Aquel hogar fue escuela devida evangélica, de oración y de silencio, de vida compartida y de caridad au-téntica, de trabajo y laboriosidad. Las familias cristianas saben que han deperegrinar hacia aquel bendito hogar, sabiendo que de allí nunca volverán devacío y siempre lo harán con algo bueno aprendido. La familia cristiana, queen Dios tiene su origen, está llamada a vivir la relación entre los esposos, entrepadres e hijos y entre los hermanos según el Evangelio de Jesús. Orientadaspor el Evangelio, podrán nuestras familias superar las tentaciones que lesasaltan y acometer las tareas que les esperan, para bien de la sociedad y de laIglesia.

[3]El Beato Engelmar nació en el seno de una familia cristiana. De sus

padres recibió alimento, vestido, techo, cuidado y educación; pero tambiénrecibió la fe. Pasó su infancia y juventud amando a su madre viuda y a sushermanas. Ese amor a su familia le llevó, una vez terminados sus estudiosprimarios, a trabajar en la granja familiar. Por otra parte, los suyos tambiéncomprendieron que les dejara cuando sintió la llamada a la vida religiosa, sa-cerdotal y misionera.

[4]Pero fue en el confinamiento del CC de Dachau, siendo hijo y her-

mano en la distancia, cuando el Beato Engelmar dio las mayores muestrasde amor y cariño hacia los que eran su familia terrena. Sus cartas desde laprisión, llenas de delicadeza, tacto y amabilidad, testimonian este amor y ca-

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riño hacia los suyos. En ellas les da ánimo, les dice que se encuentra bien yque no se preocupen por él, les agradece los paquetes de ropa y comidaque le envían, pero les pide que no se priven ellos de todo eso por man-dárselo a él. Y, con el corazón dolorido al enterarse del fallecimiento de sumadre, escribe a sus hermanas con palabras de ánimo para que sobrellevenel trance con fortaleza y esperanza cristianas. El amor hacia su madre di-funta se refleja en el empeño que puso en conseguir permiso para celebraruna misa por su descanso eterno y en la promesa de rezar por ella, pidién-dole a Dios lo mejor y lo único necesario: un puesto junto a Él en el cielopara siempre.

[5]El amor que tuvo el Beato Engelmar hacia su familia nos anima a

trabajar por la unidad de nuestras familias, a luchar contra todo aquello queles hace mal y a empeñarnos en hacer que la institución familiar no olvideel origen de su vocación ni el destino de su misión. Al Beato Engelmar lepodemos poner como intercesor ante Dios cuando en nuestras familias seden problemas, apuros o dificultades. Cada vez son más frecuentes los tes-timonios de quienes reconocen haber sido ayudados en situaciones fami-liares difíciles por la intercesión del Beato Engelmar.

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[1]Uno de los perfiles más característicos y que mejor definen e iden-

tifican el talente espiritual del Beato Engelmar es su mansedumbre y si-lencio. Hay que imaginarse lo que significa que, en medio de un Campo deConcentración nazi, regido por la prepotencia, la altanería y la soberbia, al-guien se comporte con mansedumbre. Y hay que imaginarse lo que signi-fica que en aquel contexto alguien se oponga a los gritos, voces y amenazascon la elocuencia de su silencio. Así fue el comportamiento del Beato En-gelmar a lo largo de los casi cuatro años que estuvo confinado en el CC deDachau. Y así lo descubrimos rastreando sus cartas. En la que escribió el 15de diciembre de 1941 afirma:

“Cuando sintamos que la mano de Dios pesa sobre nosotros,confiemos que estamos aportando algo a la expiación de las culpas yfaltas. Lo que, a veces, nos puede parecer como una desgracia, se con-vierte con frecuencia en la más grande de las fortunas. ¡Cuántas lec-ciones aprende el ser humano en la escuela de la vida, gracias a laexperiencia! Todo apunta a que nuestra misión va a consistir en ex-perimentar y sentir con y para los demás la falta de paz en el mundo,ayudándoles así a conseguir la verdadera paz. Entonces no nos tieneque extrañar que Dios nos quite algo de nuestras manos, aunque nossea muy querido y lo consideremos muy importante. Pero ¿hay algomás valioso que la felicidad de saber que Dios, fuente de la felicidady de toda paz, se halla presente en nuestro corazón?”.

[VI]MANSO

Y SILENCIOSO

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[2]La historia, que recoge la relación de Dios con los hombres, está toda

ella llena de gestos de su paciencia, de pruebas de su mansedumbre y de laelocuencia de sus silencios. Dios siempre se acerca al ser humano con man-sedumbre, respeto y sin meter ruido. El Hijo unigénito de este buen Padrenos ha invitado a aprender de Él, ya que es manso y humilde de corazón,para que así nuestro corazón inquieto encuentre el descanso soñado. El si-lencio, la paciencia, el perdón y la mansedumbre marcaron la trayectoria desu vida y el desenlace de la misma. Los discípulos de este Hijo buscamos pazy descanso que sólo encontraremos cuando vivamos con mansedumbre y si-lencio las situaciones de la vida en las que nos veamos implicados, por másestresantes que sean.

[3]El Beato Engelmar era de natural manso y silencioso. Los informes de

sus formadores en sus años de Seminario hablan de él como un joven entre-gado al estudio, sencillo, discreto y serio, que hablaba poco y rezaba mucho.

[4]Cuando fue conducido al CC de Dachau –ambiente nada propicio

para la mansedumbre y el silencio– el Beato Engelmar pudo hacer de su ca-rácter, virtud. Testigos de aquellos años afirman que, por su manera de ser,de comportarse y de hablar, transmitía calma y sosiego en medio de la terri-ble conmoción que cada día se vivía en el Campo, donde uno desconocía porcompleto lo que le iba a deparar el día que comenzaba o la noche en la queentraba. Sus compañeros le elogian diciendo que era amable y que nunca levieron perder los papeles. Cansado y agotado por el trabajo como todos losdemás, él siempre seguía siendo el mismo hombre, servicial, acogedor y ama-ble. Cuando otros tantos se quejaban y sentían nostalgia o cuando a él le pa-recía demasiado y creía que ya no iba a poder más, manso y silencioso,

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levantaba la mirada hacia el cielo y continuaba el camino de su existencia. Sutalante pacífico y su silencio, que fueron poco a poco fortaleciendo la noblezade su carácter, hicieron que, en un primer momento, su actividad pasara des-apercibida. Fue en las últimas semanas de su vida y en los días que siguierona su muerte cuando sus compañeros comprendieron que habían vivido juntoa un hombre bueno de verdad, que pasó por el Campo de Concentración sinmeter ruido y haciendo mucho bien.

[5]El ejemplo del Beato Engelmar, que en medio del trajín estresante

del CC de Dachau mantuvo la calma, la mansedumbre y el silencio, nosanima y estimula a vivir con talante manso y callado nuestros trabajos, activi-dades y empresas, nuestra relación y trato con los demás y la aceptación, nosiempre fácil, de uno mismo. Al Beato Engelmar le podemos poner por in-tercesor para que nos ayude a superar la tentación del activismo, de la in-constancia en los trabajos, de la inestabilidad de carácter, de la palabreríavana, del ruido que aturde y de la agitación estéril.

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[1]Poco a poco vamos desentrañando la riqueza espiritual que alber-

gaba el mundo interior del Beato Engelmar. Destacamos otra faceta delmismo: el Beato Engelmar vivió y murió abandonado en las manos del DiosPadre. Fue apurando la copa que Dios le había preparado, aunque en mu-chos momentos aquella voluntad de Dios caía en un alma en carne viva. Laidentificación del Beato Engelmar con Cristo fue tal, que hizo de su reclu-sión en Dachau una ofrenda agradable a Dios, aportándole a cambio ánimoy fortaleza interior. Así podemos leer en una carta, fechada el 5 de abril de1942:

“Vuelve Dios a hablar de nuevo en la hora presente con un len-guaje muy claro, mediante signos y portentos, asegurando que no aban-dona a aquellos que ponen en Él su confianza. Incluso los enemigos, asíme lo ha contado Walter, tienen que admitir que, cuando los fieles se en-cuentran en necesidad, si rezan, son escuchados. Por eso, ¡valor y con-fianza! Walter sería capaz de escribir un libro acerca de todo ello”.

[VII]ABANDONADO

EN LAS MANOS DEL PADRE

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[2]Dios no se ha desentendido de la obra de sus manos, pues con amor

providente cuida del mundo y de los hombres y mujeres que en él habita-mos. Ello nos anima a confiar siempre en Dios y a abandonarnos a su que-rer, aceptando en todo su voluntad. El mismo Hijo de Dios, cuyo alimentoera cumplir la voluntad del Padre, nos da ejemplo de todo ello: siendo ado-lescente, les recordó a María y José que tenía que ocuparse de las cosas desu Padre; luego se entregó por entero a la realización de la misión que se lehabía encomendado; y terminó su andadura entre nosotros, poniéndose enlas manos del Padre. De Jesús hemos aprendido a descargar en Dios nues-tros afanes y preocupaciones, pues sabemos que nuestro Padre del cielo seinteresa por nosotros. Ahora sabemos que hay que buscar primero el Reinode Dios y su justicia, dado que el resto se nos dará por añadidura. El Hijonos ha enseñado a rezar para que se cumpla la voluntad del Padre y a tra-bajar, esforzándonos en cumplirla.

[3]El Beato Engelmar aprendió desde niño a abandonar en Dios cui-

dados y preocupaciones. Del hogar familiar salió convencido de que el go-bierno de Dios sobre el mundo no está carente de sentido. Él tenía laseguridad de que el mundo no se le había ido a Dios de las manos y de quesu vida personal estaba en manos de Dios. Sabía que Dios lo dirige todocon maravillosa sabiduría, aunque –como escribió en cierta ocasión– nosiempre conocemos inmediatamente para qué es buena cada cosa que nosocurre.

[4]Y sobre estas convicciones se apoyó el Beato Engelmar cuando, sin

buscarlo ni esperarlo, le llegó el apresamiento y la reclusión en el CC de Da-chau. Allí se le manifestó la voluntad de Dios de manera muy diferente a

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como él se hubiera podido imaginar. Abandonado en las manos del Padre,el Beato Engelmar vivió los casi cuatro años de su cautiverio rodeado demiseria y crueldad, sin jamás perder la confianza en la bondad y en la jus-ticia de Dios. Cuando en sus cartas escribe que vivía seguro en las manosde Dios en aquel contexto de miseria, muerte, odio y brutalidad, se expresacomo un verdadero creyente. Y si habiendo experimentado la debilidad hu-mana y la depravación inhumana, se abandona en las manos de Dios, no espor ello un conformista. Fue capaz de ello con el coraje que sólo puedenacer de la gracia de Dios. Vivió tan unido a Jesús, que terminó su jovenvida como Él: encomendándola con libertad soberana al Padre.

[5]El ejemplo del Beato Engelmar, que en la situación especialmente

difícil de su confinamiento en el CC de Dachau supo poner su vida en Diosy cumplir con su voluntad, nos anima a cumplir con la voluntad de Dios, aconfiar en el amor providente de Dios sobre nosotros y todo lo nuestro y aabandonar en Dios afanes e inquietudes. Al Beato Engelmar le podemosponer por intercesor antes Dios para que la entera Familia Mariannhill nodeje de confiar en Dios y de cumplir con su voluntad.

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[1]La semblanza espiritual del Beato Engelmar es polifacética. Pone-

mos ahora de relieve otra de las facetas de su fisonomía espiritual. A saber:aquélla según la cual el Beato Engelmar fue un verdadero amigo de la Cruzde Cristo. Fiel y generoso seguidor del Crucificado, no se escandalizócuando Cristo le pidió llevar su cruz. Con amor se abrazó a ella y con ánimoalegre la llevó. Podemos descubrir el sentido que dio a su cruz en unas lí-neas de la carta que escribió el 5 de abril de 1942:

“Así como Cristo alcanzó la gloria únicamente a través del sufri-miento y de la cruz, así ocurre con todos los hombres que se esfuer-zan por superarse. Y al igual que Cristo se ofreció a sí mismo pornosotros, así también nosotros podemos, a través de los sufrimientospresentes, ayudar a muchos otros a alcanzar la felicidad eterna”.

[VIII]CARGÓ

CON SU CRUZ

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[2]De las manos de nuestro Dios el mundo salió como un cosmos, or-

denado y bello. Un enemigo, a la par envidioso y mentiroso, introdujo en elmundo caos, dolor y muerte. El paraíso se convirtió en un valle de lágri-mas. A este valle dolorido fue enviado el mismo Hijo de Dios con el en-cargo de enjugar todas las lágrimas, que en él se derraman, con el cometidode perdonar todos los pecados, que causan tanto dolor y sufrimiento, conla tarea de vencer a la muerte y de liberar a todos los que, por miedo a lamisma, pasaban la vida como esclavos. El mismo Hijo se implicó de llenoen esta misión, aceptando venir a ser Varón de dolores, dispuesto a beberla copa del sufrimiento y a tomar la cruz y en ella morir. El Padre no haquerido revelarnos todo el misterio del sufrimiento, pero algo grande tienepensado Dios sobre el dolor y el sufrimiento, si tanto bien nos ha venido conla Pasión y Muerte de su Hijo. A los discípulos del Hijo se nos recuerdaque seguir al Maestro implica cargar con la propia cruz. La Santa Cruz seha convertido así en la señal de Cristo y de los cristianos.

[3]El Beato Engelmar empezó a acudir a la escuela de la Cruz cuando

todavía era un niño y en ella se mantuvo toda su vida como fiel discípulo:cargó con su cruz al aceptar la muerte de su padre, aún joven, víctima de laPrimera Guerra Mundial; con ella siguió al comprobar las limitaciones eco-nómicas de su hogar y al asumir los avatares sufridos por su pueblo con elcambio de fronteras; y la siguió cargando al tener que dejar a los suyos parair a un Seminario alejado y en él ir formándose, mediante la disciplina queconlleva toda formación sacerdotal.

[4]Así se encontró entrenado cuando la cruz se le hizo pesada sobrema-

nera al llegar al CC de Dachau: aceptó la humillación de su detención, su

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reclusión indefinida en el Campo, la pérdida de todos sus derechos, la iden-tificación por un simple número. Con el paso del tiempo comprobó que estoera sólo un anticipo de la copa de sufrimiento que, en dosis mayores, teníaque ir bebiendo como ciudadano de aquella ciudad de muerte: amenazas, te-rror, miedo, hacinamiento, suciedad, hambre, agotamiento, trabajos forzadose inhumanos, gritos y caprichos de los guardias, humillaciones por su condi-ción de sacerdote… Esa fue la cruz que Dios le había preparado. Con ellapudo cargar, porque tenía fijos los ojos en el Crucificado. Obrando así, sabíaque, si la alegría llegó al mundo por el madero de la Cruz, ésta alcanzaría atodos los hombres, asociando la propia cruz a la de Jesús. Obrando así, quisoofrecer su cuerpo y alma al mismo Jesús para que pudiera seguir sufriendopor la salvación del mundo. Obrando así, confiaba en el triunfo de la gracia yen que la última palabra, en toda circunstancia, la tiene Dios. Antes de salirde este mundo cargó de nuevo su cruz, aceptando la enfermedad de la quese contagió por atender y cuidar a los enfermos de tifus que en el Campohabía. Salió de este mundo con la cruz a la espalda.

[5]Por la intercesión del Beato Engelmar podemos pedir al Padre la

gracia de venir a ser verdaderos discípulos de su Hijo, dispuestos a seguirletomando cada día y con mucho amor la cruz, aceptando el misterio y la glo-ria que en ella se encierran y ofreciendo por los demás el dolor y sufri-miento que conlleva. El ejemplo del Beato Engelmar nos anima a ofrecernuestras cruces por la obra misionera de la Iglesia y por todo el trabajo mi-sionero que realiza Mariannhill.

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[1]Destacamos, por último, una faceta más de la rica fisonomía espiri-

tual del Beato Engelmar. A saber: esperó contra toda esperanza y cuidó ensu interior aquella alegría que nace de saber que Dios sostiene la historiahumana y la pequeña historia personal. Alegría y esperanza son dos palabrasque parecen no cuadrar al hablar de un Campo de Concentración nazi. Pa-reciera que con sólo pronunciar la palabra Dachau, uno quedara irreme-diablemente abocado a pensar en desesperación y honda tristeza. Pero huboreclusos de aquel Campo, como el Beato Engelmar, que se mantuvieronalegres en la esperanza. Éstas son las convicciones que refleja la carta queescribió a los suyos el 4 de julio de 1943, cuando dice:

“¡Qué dulce resulta todo cuando uno lo hace por agradar a otro!A uno le faltan palabras para expresar lo bueno y agradable que es ser-vir a Dios, dándole gracias por cada cosa, sea alegre o dolorosa. ¡Quéfácil resulta todo cuando uno obra buscando ofrecer consuelo y ayuda alos otros en su necesidad! El desconcierto surje cuando uno experimentasu propia miseria e indignidad; pero yo confío plenamente en que Dioses feliz, aunque solo sea viendo mi buena voluntad”.

[IX]ALEGRE

EN LA ESPERANZA

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[2]La creación y la historia de los hombres salieron de las manos de

Dios y van caminando hacia Él y en Él encontrarán su sentido y finalidad.La vida entera de Jesús nos aporta razones para la alegría y la esperanza.Gracias a Jesús contamos con una sabiduría que nos hace ver con ojos nue-vos la creación entera y nuestra historia. Saber que el Resucitado tieneahora cubiertas de gloria sus llagas es una garantía para poder vivir alegresen la esperanza. Su suerte y destino serán los nuestros, ya que incorporadosa Él, somos miembros suyos. Nuestra vida tiene sentido porque, habiendosalido de las manos de Dios, hacia su regazo camina, mientras se ve de con-tinuo sostenida por Él. Y éste es el fundamento más sólido de la alegría yesperanza cristianas. La última palabra la dirá Dios. Una vez pronunciada,nos abrirá su casa, nos enjugará nuestras lágrimas, nos hará sentar a su mesay Él mismo nos servirá la cena.

[3]El Beato Engelmar mantuvo encendida a lo largo de su joven vida la

llama de la alegría y de la esperanza cristianas. Siendo niño y en los años desu juventud, al ver las dificultades en que se encontraba su familia o al sen-tir la fatiga del trabajo o del estudio, fue creciendo en la seguridad de quedetrás de todo lo que ocurría estaba Dios. Por ello pudo escribir que llegaráun tiempo en que uno comprenderá que todo fue una bendición.

[4]La tristeza y la desesperanza llenaban las horas y los días de los prisio-

neros en el CC de Dachau. El Beato Engelmar, metido en aquella desoladorasituación, vivió alegre en la esperanza, consciente de que la última palabrasobre todo aquel sinsentido la tenía únicamente Dios. Los que le conocieronrecuerdan cómo, con rostro sereno, todo lo enfocaba en positivo. Nunca tiróla toalla ni abandonó la carrera, porque nunca se soltó de la mano de Dios.

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Sus compañeros entendieron su ofrecimiento para atender a los enfermoscontagiados de tifus, porque eso era exactamente lo que a él le cuadraba.Aquel trabajo multiplicó sus fuerzas, dinamizó su esperanza y hasta en el sem-blante se le veía la alegría de poder ser sacerdote con aquellos moribundos.Su alegría era tal, que parecía ver a Dios en todo lo que pasaba, y su esperanzacreció tanto, que parecía estar tocando ya con sus dedos el cielo. Las car-cajadas del Diablo en aquel infierno de Dachau, fuertes como eran, no pu-dieron acallar la sonrisa de Dios que el Beato Engelmar reflejaba en susemblante. Así se entiende que, aunque en el Campo se movía de puntillas,dejara una profunda huella.

[5]El ejemplo del Beato Engelmar nos puede ser de gran ayuda para no

perder la orientación principal de nuestra vida, pues de nada sirve recorrertodos los caminos y no llegar a la meta. Poniendo al Beato Engelmar por in-tercesor, le podemos pedir a Dios la gracia de ver, juzgar y actuar siemprecon criterios de fe, sabiendo que siempre habrá razones para la alegría y laesperanza, dado que Dios no falla.

Apéndice I

Cartasdel Beato Engelmar

desde la prisión

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En el prólogo que escribió el que fuera Obispo de Würzburg, Dr.Paul-Werner Scheele, a la edición de las cartas del Beato Engelmar escri-tas desde su reclusión en el CC de Dachau, podemos encontrar una buenadescripción de la mística que se encierra en las mismas. Éstas son sus pa-labras:

“Cuando leo las cartas del P. Engelmar Unzeitig, escritas desde laprisión, no puedo por menos de pensar en el Viacrucis. Tenemos antenosotros a un joven sacerdote, que en el segundo año de su servicio pas-toral fue arrancado de su trabajo, encerrado en una cárcel, sin juicio al-guno previo, y poco después confinado en un Campo de Concentración.Según vamos leyendo sus cartas, van pasando delante de nosotros las es-taciones del Viacrucis. A la primera estación de su servicio pastoral en laparroquia de Glöckelberg en Bohemia le sigue una segunda estación deseis semanas encerrado en la prisión de Linz [Austria], para encaminarseluego al confinamiento en el mismo Campo de Concentración de Dachau.

Una vez en Dachau, como prisionero nº 26.147, el P. Engelmar tuvoque trabajar bajo pésimas condiciones en la conocida como infame ‘plan-tación’. La siguiente estación de su Viacrucis personal se encontraba en lostalleres Messerschmitt del mismo Campo, donde los prisioneros alemanesy rusos tenían que elaborar algunas piezas para los cohetes V2 o realizarotros trabajos para la fabricación de armamento. Su penúltima estación

[I]LA MÍSTICA ENCERRADA

EN LAS CARTAS DEL BEATO ENGELMAR

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terrena hay que situarla en los barracones infectados de tifus, mayor-mente ocupados por rusos. Él mismo se ofreció voluntario para trabajarallí en favor de los moribundos. Y así fue como el P. Engelmar llegó a laestación decimosegunda, donde siguiendo las huellas de Cristo, dio suvida por los demás.

En su personal Viacrucis el P. Engelmar fue madurando hasta lle-gar a ser un mártir del amor fraterno. Sus cartas reflejan de manera im-presionante este proceso interior. Más aún, uno no debe olvidar que todasestas cartas fueron escritas bajo condiciones de encarcelamiento espe-cialmente difíciles. Las cartas debían ser redactadas de tal manera quepudieran pasar el filtro de la estricta censura. Ésta es la razón por la que,si uno quiere entenderlas en profundidad, debe ser capaz de leer entre lí-neas y saber cómo interpretar las claves que el prisionero usa para in-formar a sus familiares y a sus hermanos religiosos sobre asuntos queson de importancia. Por ejemplo, habla de un tal Walter, cuando quieredecir algo acerca de sí mismo; en otra ocasión, utilizando la palabra checapara hambre, dice a sus familiares: ‘El señor Hlad [=hambre] y yo hacetiempo que nos conocemos. Os envía saludos’.

Cuando uno cae en la cuenta de todas las limitaciones y escasas po-sibilidades, dentro de las cuales el P. Engelmar tuvo que escribir sus car-tas, uno se admira y, a la par, agradece que tantas informaciones ypalabras, calificadas como esenciales y claves, hayan podido pasar lacensura y se nos hayan encomendado como una preciosa herencia. Aligual que ocurre con las palabras del Viacrucis, las palabras del P. En-gelmar en sus cartas no se entienden únicamente en el contexto de su si-tuación de prisionero, sino que alcanzan toda su fuerza significativa a laluz de su sufrimiento y finalmente de su muerte. Estas palabras tienen supropio peso específico, pues son palabras de alguien que, en medio del in-fierno de Dachau, habla del ‘triunfo de la gracia’; son palabras de al-guien que, en medio de todos los odios y miserias, sabe que él está ‘bienprotegido en la mano de Dios’; son palabras de alguien que, habiendoexperimentado durante días y noches el odio del poderoso y la falta deamistad del débil, sin embargo puede escribir: ‘El amor multiplica lasfuerzas, inventa cosas, da libertad interior y alegría’. Uno tiene que re-presentarse la agonía de Jesús en Getsemaní para ser capaz de intuir lo

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que implica dar un completo ‘fiat’ en un Campo de Concentración ypoder llegar a decir: ‘¡Por cierto, cuánto le gustaría a Walter leer ahoralas Sagradas Escrituras, el breviario y otros libros, pero, según he oído,apenas tiene ya oportunidad alguna para ello!’

En las cartas se encierra y queda apuntada una actividad apostó-lica muy intensa, como queda de manifiesto cuando en alguna ocasiónllega a escribir: ‘Así me mantengo recibiendo con agradecimiento dela mano de Dios todo lo que Él quiera enviarme. Pido únicamentemás amor y fidelidad para conducir de vuelta a Dios a las muchaspersonas que nos rodean y que caminan tan alejadas de Dios’. Cual-quier cosa que le ocurría al P. Engelmar se lo ofrecía al Señor con el finde que revirtiera en una bendición para los demás. Así mismo, desea quelos que son sus allegados vivan estas convicciones y, por ello, finaliza unade sus cartas desde el Campo de Con centración haciendo esta exhorta-ción: ‘Continuemos rezando los unos por los otros y por la salvación dela humanidad’. Las palabras que iban acompañando su Viacrucis perso-nal son un indicio de cuántas fueron las bendiciones que él mismo reci-bió y cuántas han sido las bendiciones, asociadas al destino personal delP. Engelmar, recibidas por otros.

Espero sinceramente que las cartas del P. Engelmar arrojen luzsobre la vida de sus lectores, a fin de que puedan aprender en profundi-dad aquellas verdades por las que este joven misionero dio tan elocuentetestimonio, y puedan recibir aquellas bendiciones que el Señor quieredarnos a todos por mediación de aquellos que, como el P. Engelmar, per-manecen fieles hasta la muerte”.

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Aunque prisionero, siempre misionero

[01] “Cuando convives con tantos que han sido sacados de la sociedad,caes en la cuenta, por primera vez, del vacío desesperante que hayen el corazón de los demás. Yo espero ser capaz de hacer tambiénaquí mi pequeña contribución a fin de reunir a todo el mundo enla casa de Dios Padre”. [11/01/42]

[02] “Cada día podemos comprobar lo mucho que se está rezando por noso -tros y cómo Dios lo dirige todo de manera maravillosa. Pero, como yadije anteriormente, yo también espero ser capaz de trabajar para laeternidad desde aquí. Dondequiera que uno se encuentre tiene la opor-tunidad de ir ganando en experiencia e ir desarrollando nuevas ideas,pues todavía me queda un largo camino que recorrer para venir a serotro Cristo, es decir, un pastor de almas como Él”. [25/01/42]

[03] “Los hombres no somos sólo responsables de nuestra propia salva-ción. Dios ha querido unir la felicidad y la salvación de nuestroprójimo a la nuestra”. [22/02/42]

[II]PENSAMIENTOS

DEL BEATO ENGELMAREXTRAÍDOS DE SUS CARTAS

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[04] “Soy feliz al pensar que Engelmar también puede hacer algo buenoallí donde ahora se encuentra. Sí, quizá lo más grande que puedahacer es completar, como dice San Pablo, lo que falta a los sufri-mientos de Cristo. Cuando el trabajo que ahora mismo realiza seavisto desde esta perspectiva, la gente ya no le juzgará superficial-mente, diciendo que fue un imprudente, un insensato y que sólo éles el responsable de la situación en la que se encuentra. Por otrolado, él se siente feliz al comprobar que fue sacado de un trabajo in-seguro y no muy gratificante a fin de ganar así más experiencia ymás fuerza espiritual. Esperemos que su fortaleza física no serompa”. [08/03/42]

[05] “Dios ha tenido a bien colocar a Walter en un reti ro un tanto es-pecial, en sintonía con la grandeza y la urgencia de los tiempos.Por otra parte, él ya está acostumbrado a la disciplina militar;además, milicia es la vida entera del hombre sobre la tierra. Ahoratodos ven con claridad, incluso aquellos que no lo querían acep-tar, que no sólo el coraje y la valentía, sino también la pacienciay la serena perseverancia son grandes virtudes. De momento, élpuede todavía darse por satisfecho”. [22/03/42]

[06] “Está claro que no podemos conocer en profundidad los planes deDios, pero Él debe tener algo muy especial en mente, aparte de lareparación y del sufrimiento redentor por los demás. Dios ha per-mitido que Engelmar haya podido entrar en contacto con muchoscamaradas, provenientes de todas las regiones del Reich, quienes in-tercambian experiencias entre ellos, se ofrecen unos a otros ideas y,sobre todo, están siendo educados por Dios mismo en esta escuelasevera, cuyo programa se resume en aquellas palabras de SanPablo, que dicen: ‘envueltos en necesidad, sufriendo la opresión, yarodeados de honor o señalados por la deshonra, padeciendo pro-blemas, vigilias y ayunos, considerados mentirosos, aunque somoshonestos, humillados y, sin embargo, felices’”. [03/05/42]

[07] “Al fin y al cabo, es éste un tiempo para ir ejercitando en el mundotodas las energías, pues esperamos la llegada de una pronta y du-

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radera paz; una paz basada en el amor y en el entendimiento parala purificación y la renovación de las almas y de los corazones delos hombres”. [25/07/42]

[08] “Escribe Walter que Dios ha tenido misericordia de él, ayudándoleen sus necesidades físicas. Fortalecido de nuevo en su debilitadacondición, espera ser capaz de aguantar hasta el final. Tambiénescribe que, debido a las presentes condiciones, no son natural-mente posibles grandes y elevados esfuerzos intelectuales. Lo quele queda es intentar conseguir la rectitud de intención más puray generosa y ejercitar la perfecta obediencia. Esto es, al fin y alcabo, lo que cuenta. El camino, sin embargo, a menudo es muyempinado y los éxitos muy escasos, debido al desgaste de los mis-mos nervios. ¿No hizo Cristo durante tanto tiempo trabajos nadapretenciosos, que poco tenían que ver con su misión, pero queeran la voluntad de su Padre? De igual modo Walter puede, dehecho, estar en paz. Tiene a su lado muchos camaradas, que res-piran idénticas convicciones y con los que puede rezar al buenPadre del cielo; por ello él no se encuentra ni se siente solo… Re-cemos juntos por Walter para que Dios tenga pronto misericordiade él y cambie su destino”. [09/08/42]

[09] “Con toda certeza Walter preferiría estar recogiendo el grano encasa que estar plantando campos ajenos como prisionero y, comome puedo imaginar, con no mucho para comer. ¡Qué Dios leasista! Dios tiene el poder para fortalecerle a fin de que puedacumplir su Santa Voluntad… Walter sólo piensa en ganar a otrospara Dios y hacer que muchos de sus hermanos y hermanas, queno están inspirados por esta fuente de consuelo y de fuerza, lle-guen desde la fe a la felicidad eterna. Dios, que es Bueno, mirarácon benevolencia su buena voluntad”. [23/08/42]

[10] “¡Qué dura resulta la espera y qué amarga se vuelve, cuando pareceque las expectativas no se van a cumplir de ninguna manera! En-tonces lo único que a uno le mantiene el ánimo es el mismo ejemplo

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del Redentor, que también esperó pacientemente en Egipto y enNazaret durante años, hasta que sintió la llamada de su Padre”.[20/09/42]

[11] “Quiera Dios concedernos que sean cada vez más los que, en mediode este tiempo tan turbulento, encuentren el camino de la verda-dera felicidad”. [04/04/43]

[12] “¡Oh, si por la bondad de nuestro Dios, pudiera conseguir que todosnuestros familiares, compatriotas y muchos otros más pudieran en-contrar el camino para volver a Dios y, de esta manera, a la ver-dadera felicidad! ¡Con qué alegría entregaría mi vida por estacausa! Con ello me sentiría más que recompensado”. [18/04/43]

[13] “Preferiría serviros de alguna ayuda o utilizar mi fortaleza física oespiritual en otro lugar, pero me esfuerzo por hacer de la necesidadvirtud y que todo sea según la voluntad del Altísimo”. [17/10/43]

[14] “A menudo pienso que, si Cristo, que ha venido del cielo para con-ducir al mundo de vuelta al Padre, vivió escondido durante treintaaños, llevando la vida de un obrero, aceptará de buena gana nues-tra falta de actividad sacerdotal para sacar adelante sus planes”.[06/02/44]

[15] “Con frecuencia impacta ver y oír cómo la gente con la que te en-cuentras sigue viviendo en la obstinación y en la ceguera, volvién-dose, incluso, más tercos y llenos de amargura, a pesar de laspruebas con las que Dios llama a la puerta de sus corazones a finde que se despierten de su sueño espiritual. Por otro lado, nosotroscomprobamos una y otra vez –así lo enseña nuestra santa religión–cómo todos los contratiempos y dificultades, que son causa paraotros de tantos problemas, se van resolviendo de manera tan ad-mirable, tornándose para nosotros en causa de tanto consuelo y ale-gría, como dice San Pablo: ‘Me alegro sobremanera en medio demis dificultades’. ¡Ojalá pudiéramos nosotros comunicar alegría atodos, animándoles para que busquen la felicidad según la volun-

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tad de Dios y que no sigan aposentados en el polvo y suciedad dela tierra! No dejemos de pedir a Dios que atraiga hacia sí a toda lagente y que les otorgue el sentido de la verdadera felicidad junto aÉl”. [07/05/44]

[16] “Pero yo me encuentro todavía aquí y Dios continua dándome vida,de manera que pueda acercarme más a Él y hacer penitencia pormis pecados y por los pecados de mis hermanos los hombres. ¡Oh,qué poco es lo que uno puede hacer frente a la terrible frialdad re-ligiosa y al olvido de Dios! Pero también se puede comprobarcómo se está dando una gratificante apertura religiosa, que llenami corazón de alegría”. [21/05/44]

[17] “Por lo demás, todos mis pensamientos y acciones solamente estánorientados a implorar y obtener de Dios el don de la paz para loshombres”. [24/09/44]

[18] “Así me mantengo recibiendo con agradecimiento de la mano deDios todo lo que Él quiera enviarme. Pido únicamente más amory fidelidad para conducir de vuelta a Dios a las muchas personasque nos rodean y que caminan tan alejadas de Dios”. [Sin fecha]

Oración y Sacrificio misioneros

[01] “Continuemos rezando y sacrificándonos el uno por el otro [diri-giéndose a María, una de sus hermanas] y por la salvación de lahumanidad para Cristo”. [13/07/41]

[02] “También rezamos y nos sacrificamos, como lo hacía la Patrona delas Misiones, Santa Teresita, para que prenda en las almas el Reinode Cristo Rey”. [05/10/41]

[03] “Me siento muy confortado con aquel pensamiento de Santa Teresa,que reza: ‘Con las palabras podemos de hecho instruir a las almas,pero sólo mediante el sufrimiento las podremos salvar’”. [11/01/42]

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[04] “También yo, desde aquí, me acuerdo de nuestra gente y de nues-tros familiares, especialmente los que se encuentran en el frente,para que puedan acercarse cada vez más a Dios y cumplir con suvoluntad. Dios ha prometido, como sabéis, escuchar las oracio-nes que se hagan con confianza”. [22/02/42]

[05] “Teniendo delante el maravilloso ejemplo de Cristo, es un honor yuna felicidad sufrir algo por Él”. [08/03/42]

[06] “En esta Cuaresma estamos contemplando diligentemente el amar -go sufrimiento del Salvador, lo que proporciona a nuestra almamucho ánimo y fortaleza”. [22/03/42]

[07] “Con el Resucitado os deseo: ¡La Paz sea con vosotros! Y esto mismoes también lo que imploro para todo el género humano tan tortu-rado”. [05/04/42]

[08] “Así como Cristo alcanzó la gloria únicamente a través del sufri-miento y de la cruz, así ocurre con todos los hombres que se esfuer -zan por superarse. Y al igual que Cristo se ofreció a sí mismo pornosotros, así también nosotros podemos, a través de los sufrimien-tos presentes, ayudar a muchos otros a alcanzar la felicidad eterna”.[05/04/42]

[09] “¡Hay que ver cómo el diablo no deja de desatar tormentas y con-mociones cuando en el tiempo que antecede a la Pascua muchasalmas son liberadas de su poder, y cómo esta batalla y su furiaaumentan en este tiempo, cuando en el camino de la Cruz Cristoalcanza su punto más alto! Walter podría escribir un libro acercade todo ello. Pero Cristo ha vencido a sus oponentes y el que sufraunido a Él participará de su victoria y será capaz de alegrarsecon Él”. [05/04/42]

[10] “¡Cuánto consuelo y fortaleza nos ofrece la Sagrada Escritura! Lossufrimientos presentes no se pueden comparar con la felicidad delcielo, que Dios ha preparado para los que le aman”. [20/05/42]

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[11] “Yo espero, sin embargo, que aquel tiempo no haya sido en balde.Santa Teresa afirma, bien lo sabéis, que a las almas se les puede en-señar con las palabras, pero que sólo mediante el sufrimiento selas puede salvar. Su fiesta y su ejemplo siempre aportan a mi almamucha fortaleza. Yo ciertamente intento sacar mucho fruto de lostesoros del año litúrgico, dado que Dios es, en efecto, la vida denuestras almas. Sí, una más completa y continua dedicación a lasanta voluntad de Dios es nuestra más elevada y, a la par, másnoble meta”. [04/10/42]

[12] “Continuaré rezando y ofreciendo sacrificios, como lo vengo hacien -do hasta ahora, por el éxito del apostolado de mis hermanos, espe-cialmente el P. Ansbert [su sucesor en la parroquia donde fue de te-nido], hasta que Dios disponga otra cosa”. [24/01/43]

[13] “Gracias a Dios, yo me encuentro gozando de buena salud y, porotra parte, también me encuentro preparado para cualquier sa-crificio que Dios me pida. Éste es mi único deseo y mi más fer-viente oración: que el honor de Dios y la salvación de las almassalgan reforzados”. [04/02/43]

[14] “¡Si al menos pudiera, mediante la oración, obtener para todos loshermanos las muchas gracias que necesitan para sacar adelantesus apostolados, a fin de poder cultivar así la viña del Señor!”.[15/08/43]

[15] “Reconozcamos cómo Dios va llevando adelante todas las cosas. Diossiempre hace todo bien… En efecto, Dios no necesita de nosotros.Él sólo espera nuestro amor, nuestra entrega y nuestro sacrificio.De esta manera, yo también espero ser de alguna ayuda a las in-numerables personas que se han quedado sin hogar, a los necesita-dos y desesperados, especialmente aquellos que están en lasciudades que han sido más castigadas. Estoy convencido de queDios nos ha sacado del trabajo pastoral en vanguardia, a fin de quenosotros, como si de una multitud ingente de orantes se tratara,imploremos de Dios, mediante la oración y el sacrificio, la gracia y

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la misericordia para nuestros hermanos y hermanas que estánfuera de aquí”. [15/08/43]

[16] “Gracias a Dios que no hubo ninguna víctima. En ocasiones comoésta ya sólo queda rezar: ‘Salva, salva, Señor, a tu pueblo. Danos,oh Señor, la paz. Que podamos servirte a ti con amor y lealtadcomo buenos hijos’”. [03/10/43]

[17] “Le doy gracias a Dios por cada día que me regala, pues así puedodemostrarle algo de mi amor y gratitud por sus innumerables be-neficios. Cada día se vuelve más evidente que todos sus caminosy acciones son puro amor. Y a diario le imploro: ‘Padre, ten pie-dad de tus hijos; haz que termine esta cruel matanza y otórganostu paz, esa paz que sólo tú nos puedes dar’”. [17/10/43]

[18] “Con mucha frecuencia siento lástima por él [se refiere al P. Ans-bert, su sucesor en la parroquia donde fue detenido] en su espi-noso campo de trabajo, suplicándole a Dios que le otorgue tambiéncomo se reza en la oración –junto con la potestad de cambiar el pany el vino en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo–, el poder de con-vertir los corazones, para que aquellos que le han sido confiadospuedan también reconocer y responder completamente al amor deDios”. [17/10/43]

[19] “Igualmente rezo por vuestras intenciones y preocupaciones, asícomo por las de la Iglesia entera… Ello me facilita poder informarde aliento apostólico la estrechez de nuestra mirada y me mantieneunido con todos aquellos que se encuentran rezando y ofreciendosacrificios en casa o en otros lugares… De tal forma que uno puedevenir a ser un activo misionero, aunque no esté en misiones; por -que, en definitiva, sólo la gracia de Dios puede convertir a otros”.[14/11/43]

[20] “¡Quiera Dios bendecir abundantemente su trabajo [el de sus her-manos de Congregación] y el trabajo de todos los sacerdotes! Éstasigue siendo la intención con la que hago mi oración y ofrezco mipenitencia”. [02/01/44]

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[21] “¡La guerra está pidiendo muchos sacrificios! ¡Quiera Dios, valién-dose de ellos, curar pronto la ceguera de las gentes, haciéndolesvolver al camino recto, al verdadero amor y a la armonía! Ésa de-bería ser la oración de todos nosotros”. [22/01/44]

[22] “Nos apena mucho la situación de los soldados que se encuentranen el frente, mientras nosotros aquí estamos en habitaciones ca-lientes la mayor parte del tiempo. Quiera Dios concedernos quellegue pronto a su fin este tiempo de pruebas o, al menos, que lagente no colapse debido al mismo, amortiguándose su dureza.Pensaríais que el sufrimiento normalmente conduce a la gente aDios, pero es claro que pruebas muy severas pueden quebrar tam-bién a muchos que son débiles y que las divinas disposiciones noson reconocidas por muchos. Pero nada es imposible para Dios.Por ello, no dejemos de impetrar del cielo que Dios tenga miseri-cordia de tantas gentes errantes, solas y atribuladas”. [06/02/44]

[23] “Ahora que hemos luchado con Dios en favor de las almas, ha-ciendo oración y sacrificios durante el santo tiempo de Cuaresma,esperemos que sean muchos los que puedan celebrar la resurrec-ción a la nueva vida en Cristo y se nos comunique la alegría de laPascua, tanto a nosotros como a todos los hombres. Esa sí quesería una alegría pascual, por la que Engelmar, de buena gana, se-guiría soportando el destierro y cualquier otra cosa”. [02/04/44]

[24] “Nos encontramos todavía bien y con salud. Solamente deseo quelos demás puedan también reconocer el amor de Dios detrás de lossufrimientos presentes y no se dejen romper o amargar por el su-frimiento. Cada vez resulta más claro que esto es una gran graciade Dios, puesto que son muchos los que encuentran tan duroaceptar esta idea”. [11/06/44]

[25] “Me hace muy feliz saber que los hermanos que se encuentranfuera pueden al menos seguir trabajando para la gloria de Diosy la salvación de las almas. Quiera Dios que yo pueda desde aquí

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apoyar un poco su trabajo con la oración y el sacrificio y, en lascircunstancias que me rodean, donde hay tantos que piensan demanera tan diferente, pueda al menos ofrecer una opinión cabalde nuestros ideales”. [23/07/44]

[26] “No dejo de encomendar al Divino Pastor de las almas y a su San-tísima Madre el trabajo de mis hermanos”. [Sin fecha]

[27] “Sigamos haciendo lo posible y ofrezcamos sacrificios para que rei-nen de nuevo al amor y la paz”. [Sin fecha]

[28] “No pasa un día sin que en la oración os deje de tener presentes austed y a los hermanos [Se refiere a su superior y a sus hermanosde comunidad]. Éste es nuestro apostolado silencioso: hacer todala actividad diaria, así como la oración y los sacrificios, con lamejor de las intenciones, ofreciéndolo todo por la salvación de lasalmas”. [Sin fecha]

Providencia

[01] “Siempre nos encontramos en las manos de Dios y Él sabe cómohacer para que todo concurra para nuestro bien”. [07/05/41]

[02] “A todos nos conforta pensar que Dios no permite que caiga al sueloni un solo pelo de nuestra cabeza y que para aquellos que amana Dios o, al menos, lo intentan, todo lo que les ocurre es para subien”. [29/06/41]

[03] “Dios dirige todo con maravillosa sabiduría; sólo que no siempreconocemos de inmediato todo el bien que Él quiere darnos, escon-dido en lo que nos ocurre”. [10/08/41]

[04] “Experimentamos a diario que se está rezando mucho por nosotrosy que Dios lo dirige todo de manera maravillosa”. [25/01/42]

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[05] “Solamente podríais visitar a Walter en el caso de que su unidadfuera trasladada. Confiemos en Dios para que pueda pronto con-seguir el permiso de salida. Como bien sabéis, Dios es bueno. SiÉl ha venido ayudando hasta ahora, también lo seguirá haciendoen el futuro”. [06/09/42]

[06] “El pensamiento de la voluntad de Dios, que es la más pura bon-dad y amor hacia nosotros, se nos revela, de hecho, como lo másfuerte y, a menudo, como la única fuente de fortaleza. Por lo d e -más, le doy gracias a Dios sinceramente por los dones que Él nosda. A saber: el que haya bendecido los campos y las praderas paraque los hambrientos puedan una vez más tener pan y, con ello,fuerza para mantenerse”. [20/09/42]

[07] “No dejo de sacar fuerzas de vuestras cartas, experimentando elpoder de la gracia de Dios que vosotros pedís para mí. En efecto,Dios es capaz de fortalecer a uno de forma maravillosa. A Él seandadas las gracias más sentidas y sinceras. También Dios puederegular el aguante de una persona, de tal manera que ésta puedesobrevivir, incluso bajo las condiciones más adversas”. [04/10/42]

[08] “Pero aguardemos pacientemente hasta que Dios, en su sabia Pro-videncia, permita un cambio de esta situación”. [11/06/44]

[09] “Por lo que al futuro se refiere, pondré mi confianza en la sabiaProvidencia de Dios. Sin duda alguna Dios cuidará de todo. Enla medida de mis posibilidades y poniendo en ejercicio medios es-pirituales, continuaré removiendo inquietudes, disminuyendo su-frimientos y promoviendo la paz”. [25/06/44]

[10] “Cuando pienso en el quinto aniversario de mi primera misa, eldía 15 de este mes, siento un poco de nostalgia. Y, sin embargo, ledoy gracias a Dios por todas las cosas felices y también dolorosasocurridas a lo largo de este tiempo, incluido el sufrimiento. Comodice la canción: ‘Vendrá un tiempo cuando tú entenderás que todoha sido una bendición’”. [13/08/44]

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[11] “No debemos olvidar nunca que todo lo que Dios nos envía o per-mite es para nuestro bien. Depende únicamente de nosotros haceruso de todo ello para la gloria de Dios y para hacer felices a otros.Obrando así, obtendremos de ello el mayor de los frutos y la vidase volverá más llevadera… Continuemos, por ello, aceptando todode Dios, tal como Él nos lo envía”. [14/01/45]

[12] “Por lo demás, continuemos aceptando de las manos de Dios todoaquello que Él nos envíe en el futuro y ofrezcámosle todo, supli-cándole envíe pronto a la humanidad tan afligida aquella paz quetan ardientemente desea”. [28/01/45]

[13] “Gracias a Dios, me encuentro todavía con salud; así que, con suayuda, espero poder sobrevivir a las vicisitudes que pudieran venir.Me abandono completamente a su santa voluntad”. [Sin fecha]

[14] “Sin embargo, esta situación no tiene por qué hacernos perder lacalma, ya que nos sentimos bien protegidos en las manos de Dios,tal y como dice San Pablo: ‘En la vida y en la muerte somos delSeñor’”. [Sin fecha]

Confianza

[01] “Poniendo la confianza en Dios, miremos hacia el futuro, esperandovolver a vernos de nuevo”. [27/07/41]

[02] “Vuelve Dios a hablar de nuevo en la hora presente con un lenguajemuy claro, mediante signos y portentos, asegurando que no aban -dona a aquellos que ponen en Él su confianza. Incluso los ene migos,así me ha lo contado Walter, tienen que admitir que, cuando losfieles se encuentran en necesidad, si rezan son escu cha dos. Por eso,¡valor y confianza!”. [05/04/42]

[03] “Respecto a un posible traslado, dejémoslo todo en manos de Dios”.[19/04/42]

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[04] “Un soldado de Cristo, como así lo hace todo auténtico soldado, cum-ple con su deber, incluso aunque tenga el corazón herido y su pasosea vacilante… Estoy convencido de que si Dios tiene alguna tareapensada en el futuro para Walter, le protegerá, incluso si sus mis-mos familiares ya no le puedan ayudar… Lo que Dios haga siem-pre está bien hecho, como dice la letra de una popular canciónreligiosa alemana. Seguro que algunos de sus compañeros habránya dado el paso hacia la eternidad. Dios ha aceptado el sacrificio desus vidas. Sea alabada su santa voluntad”. [28/06/42]

[05] “Gracias a Dios, me encuentro bien de salud. Dios no permite quenadie sea probado por encima de sus fuerzas. Miremos, por ello,al futuro confiando en Dios”. [12/07/42]

[06] “Aunque somos conscientes de todas las alegrías y penas del año quepasó, eso no nos impide mirar de nuevo al futuro con la confianzade un niño. Aunque sean muchos los que recorren su propio ca-mino de tozudez irracional, encaminándose hacia la destrucción,eso no nos impide pedir fervorosamente al Señor que transforme enbien todos los daños recibidos y todos los desastres, y venga la paza sus hijos que se encuentran en guerra”. [02/01/44]

[07] “Con la confianza puesta en Dios empezamos el nuevo año, espe-rando, una vez más, ser capaces de trabajar por su gloria y por lasalvación de las almas”. [14/01/45]

Esperanza

[01] “Dios es, en verdad, bueno y no abandona a los que esperan en Él,aún cuando pueda permitir que los suyos tengan que atravesartiempos duros y amargos… En efecto, como recientemente ha ma-nifestado Walter, si no hubiera esta esperanza, una persona se de-gradaría, enredándose en toda clase de miserias de cuerpo y dealma. Pero el gobierno de Dios sobre el mundo no es algo carente

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de sentido y de corazón, como les ocurre a algunas personas… In-cluso detrás de los sacrificios más duros y de los peo res sufrimien-tos, permanece Dios con su amor paternal y queda satisfecho conla buena voluntad de sus hijos, otorgándoles a ellos y a otros feli-cidad duradera”. [25/07/42]

[02] “Ninguno tenemos morada permanente aquí en la tierra. Todosbuscamos nuestra casa eterna, que está en el cielo. ¡Cuántos sonlos que ahora se han quedado sin hogar en el frente del Oeste!Los acontecimientos de cada día nos hablan de forma poderosaacerca de lo transitorio de las cosas de la tierra y de las invita-ciones que Dios nos hace para poner toda nuestra esperanza enÉl, conformando todos nuestros pensamientos y deseos con su vo-luntad y alabándole, en las alegrías y en las penas, por su granamor”. [18/07/43]

[03] “Cuando, de alguna manera, una persona es sacada del bullicio delmundo y se encuentra con gente de todos los sitios, su visión se en-sancha y comprueba qué corta y qué insignificante es esta vida encomparación con la eternidad: con la felicidad o infelicidad eter-nas del hombre. Un poco de todo ello ya lleva el hombre en su co-razón mientras está en esta tierra, dependiendo de si está llenode las intenciones de Dios o de las del diablo”. [21/05/44]

[04] “La fiesta de Pascua siempre nos llena de gran alegría. Ella nos diceque el sufrimiento, los agobios y la muerte no son lo último, sino elprincipio de una felicidad sin fin. Cristo ha resucitado de entre losmuertos y, así, un día nosotros podremos estar con Él, a condiciónde que, ayudados por su gracia, nos mantengamos fieles duranteeste corto tiempo de prueba”. [Sin fecha]

[05] “La gracia del Todopoderoso nos ayuda a vencer las dificultades.Sí, como dice Santa Felicidad, ‘el Salvador mismo es quien sufreen nosotros y lucha del lado de nuestra buena voluntad por eltriunfo de su gracia’. Así, de esta manera, podemos aumentar sugloria, si no ponemos ningún impedimento en el camino de su gra-

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cia y nos rendimos totalmente a su voluntad. El amor multiplicalas fuerzas, inventa cosas, da libertad interior y alegría. El cora-zón del hombre no puede imaginar ‘lo que Dios ha preparadopara los que le aman’”. [Sin fecha]

[06] “También es cierto y no hay duda de ello que, como si de una fuertehelada se tratara, los hombres tienen que soportar ahora la du-reza de la realidad, llena de agitación, prisas, deseos impetuosos,exigencias, divisiones y odios. Pero los rayos cálidos del sol, quees el amor de Dios Padre, son más fuertes y, al final, triunfarán.El bien es inmortal y la victoria debe ser de Dios, aunque a vecesparezca tarea inútil extender el amor de Dios en el mundo. Decualquier forma, el corazón del hombre desea el amor y, al final,nada se resiste a la fuerza del amor, con tal de que esté basado enDios y no en las criaturas”. [Sin fecha]

Piedad

[01] “Intento aprovechar el tiempo lo mejor que puedo a fin de avanzaren la perfección espiritual y religiosa. En mi programación la ora-ción y la penitencia ocupan un lugar muy destacado. A diario os en-comiendo a Dios con todo fervor en la Santa Misa”. [07/09/41]

[02] “¡Por cierto, cuánto le gustaría a Walter, leer ahora las Sagradas Es-crituras, el breviario y otros libros, pero, según he oído, apenastiene ya oportunidad alguna para ello!” [12/07/42]

[03] “Yo también tengo muchas negligencias y culpas que reparar. Sinembargo, yo apelo a la misericordia de Dios, intentando simple-mente cumplir, en la medida en que me es posible, con su santa yen verdad adorable voluntad, día tras día y hora tras hora. Nues-tro Salvador nos ofrece el más hermoso ejemplo de ello en estos díasde la Semana Santa, cuando dice: ‘Padre, que se haga tu voluntady no la mía’. Éste es, por ello, el camino más derecho a Dios y a lafelicidad de la Pascua de la Santa Resurrección”. [18/04/43]

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[04] “Lo que a Dios se le da por amor, Él mismo se encargará de recom-pensarlo abundantemente con bienes temporales y, sobre todo, conbienes eternos”. [11/06/44]

[05] “No dejemos de hacer nosotros lo mismo y busquemos sobre todo loúnico necesario, esto es, la gloria de Dios y el amoroso y gozosocum plimiento de su voluntad. Esto aporta a nuestro corazón luz yfelicidad en todas las circunstancias de la vida”. [23/07/44]

Reparación

[01] “Llama Cristo también a las puertas del mundo, queriéndole ofre-cer su paz. Pero ahora, según parece, las olas de la discordia sondemasiado bravas como para que sea posible una paz total y ge-neral. Todavía no ha sido expiada toda la culpa e injusticia que lamalicia y deficiencia humana han ido acumulando. Cuando sin-tamos que la mano de Dios pesa sobre nosotros, confiemos queestamos aportando algo a la expiación de las culpas y faltas. Loque, a veces, nos puede parecer como una desgracia, se conviertecon frecuencia en la más grande de las fortunas. ¡Cuántas leccio-nes aprende el ser humano en la escuela de la vida, gracias a la ex-periencia! Todo apunta a que nuestra misión va a consistir enexperimentar y sentir con y para los demás la falta de paz en elmundo, ayudándoles así a conseguir la verdadera paz. Entoncesno nos tiene que extrañar que Dios nos quite algo de nuestrasmanos, aunque nos sea muy querido y lo consideremos muy im-portante. Pero ¿hay algo más valioso que la felicidad de saber queDios, fuente de la felicidad y de toda paz, se halla presente ennuestro corazón?”. [15/12/41]

[02] “Yo me alegro de poder consolar y, de alguna manera, ayudar anuestro Señor y Salvador a seguir salvando almas y, así, hacerque su victoria pascual sea más gloriosa, a fin de que yo mismopueda también resucitar a una vida nueva”. [22/03/42]

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[03] “También aquí hemos tenido bellas celebraciones del Mes de Mayoy ahora en Junio intentamos, una vez más, persuadirnos del in-conmensurable y salvífico amor del Divino Corazón y devolverle,como si fuéramos niños, nuestro amor, a fin de reparar la ingrati-tud, la frialdad y la indiferencia. Vistas así las cosas, todo se vuelvefácil y dulce, y la paz y la alegría entran en el corazón”. [06/06/43]

[04] “¡Oh, si yo pudiera, al menos, reparar por la terrible culpa de la hu-manidad y aplacar la justicia de Dios por medio de un amor sin lí-mites, a fin de que pronto vuelvan tiempos más pacíficos y serenosa una humanidad tan dolorosamente probada y, hasta ciertopunto, extraviada!” [25/06/44]

[05] “¡Ojalá que, por lo menos, la gente diera con el camino de vuelta aDios, debido a este impactante sermón, y no siguiera buscando susalvación en los mismos terrenos de poder! El corazón de una per-sona se duele cuando ve que el pueblo entero se encamina hacia elabismo. Continuemos rezando para que Dios tenga misericordiade los hombres y acorte este tiempo de sufrimiento”. [Sin fecha]

Caridad

[01] “Sigamos ayudándonos unos a otros como hasta ahora venimos ha-ciendo, dado que el verdadero amor fraterno vence toda la mali-cia del mundo”. [12/07/42]

[02] “Esperemos que la cosecha de grano y de fruta sea buena y abun-dante, para que, una vez más, pueda evitarse el miedo al hambrey Dios pueda tener misericordia de aquellos que dependen de lavoluntad de otros para conseguir un pequeño pedazo de pan”.[25/07/42]

[03] “Probablemente muchos de los que están con Walter lo están pasan -do peor que él, pues están más alejados de sus casas e, incluso,

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han perdido sus hogares, sus propiedades y a sus seres queridos”.[23/08/42]

[04] “También se cumple aquí el conocido adagio, que dice: ‘La graciasupone la naturaleza’. Y a la inversa, la entrega, llena de amor, es-pecialmente en el tiempo de Navidad, hace que los corazones latancon más fuerza y unan a la gente en el amor”. [13/12/42]

[05] “¡Qué dulce resulta todo cuando uno lo hace por agradar a otro! Auno le faltan palabras para expresar lo bueno y agradable que esservir a Dios, dándole gracias por cada cosa, sea alegre o dolorosa.¡Qué fácil resulta todo cuando uno obra buscando ofrecer consueloy ayuda a los otros en su necesidad! El desconcierto surge cuandouno experimenta su propia miseria e indignidad; pero yo confíoplenamente en que Dios es feliz, aunque sólo sea viendo mi buenavoluntad”. [04/07/43]

[06] “Gracias sean dadas a Dios, el dador de todo bien. ¡Sería verda-deramente hermoso si cada cual utilizara los dones de Dios con es-píritu de gratitud y amor hacia Él y estuviera dispuesto acompartirlos con los otros!”. [03/10/43]

[07] “¡Qué bello sería si estos enrarecidos tiempos nos acercaran másunos a otros y nos condujeran más cerca de Dios!”. [23/02/44]

[08] “En nuestras manos está buscar en todo la gloria de Dios y hacer feli-ces a los demás. Obrando así conseguiremos la más grande de las re-compensas y la vida se vuelve más llevadera. Con esta intención hagouso de los bienes que recibo, enviados por mis seres queridos a nues-tra reclusión, compartiéndolos con otros, porque no todos tienen lasuerte de recibir algo”. [14/01/45]

Familia

[01] “Hoy he recibido la noticia del fallecimiento de mi querida madre. Mehubiera gustado volver a verla, una vez más, en esta vida y haber

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presidido su funeral. Pero Dios ha querido que estuviéramos juntos,por última vez, el día de mi primera misa y que celebremos nuestropróximo encuentro, como yo ardientemente espero, en un mundomejor. He conseguido permiso para ofrecer mañana el Santo Sa-crificio de la Misa por el descanso de mi querida madre. Será la pri-mera vez que pueda celebrar misa aquí. Con gusto haré todo lo queesté a mi alcance, rezando y sacrificándome, para que Dios la recibaen la alegría eterna… Yo espero confiadamente que nuestro BuenPadre del cielo la lleve pronto con Él a la felicidad eterna, reser-vada para ella”. [23/03/43]

[02] “Desafortunadamente no puedo aliviarte en el mucho trabajo quetienes [Se refiere a su hermana Emilie o Mili], pero Dios seguiráfortaleciéndote, si nosotros seguimos rezando el uno por el otro. Deesta manera, por un lado, podremos vencer todas las dificultades yevitaremos que éstas nos paralicen o hagan daño y, por otro lado,esas mismas dificultades nos conducirán a la salvación, convir-tiéndose más tarde en causa de mayor gozo”. [06/06/43]

[03] “Antes de nada, quiero desearte a ti, mi querida hermana María,en esta solemnidad de la excelsa Reina de los cielos, las graciasmás abundantes y las bendiciones de esta Madre celestial en eldía de tu onomástica. ¡Cómo me gustaría pagarte, al menos conun pequeño regalo, la interminable deuda de gratitud que tengocontraída contigo! Pero desafortunadamente también eso me esimposible. Por ello, insistentemente y con el mayor de los fervo-res, voy a pedir a Dios y a su querida Madre te concedan abun-dantemente los dones y gracias necesarias para el cuerpo y parael alma. Como bien sabes, Dios no se deja ganar a generosidad.Continuemos en el futuro viviendo para Él y no dejemos de con-fiar en Él”. [15/08/43]

[04] “Aunque no pueda ver a todos mis seres queridos cara a cara, siem-pre estoy cercano a ellos en el espíritu, gracias a la mediación denuestro Padre en el cielo”. [06/02/44]

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[05] “Dios, que ha permitido a tantas familias ser probadas con tantodolor, les conceda la fortaleza de sobrellevar todo ello con resigna-ción… Dios os recompense vuestro amor y os conceda la plenitud dela paz de Pascua, que Él consiguió por sus amargos sufrimientos yque quiere dar a todos aquellos que con fidelidad llevan su cruz”.[02/04/44]

[06] “Que Dios recompense vuestra caridad con bienes temporales y,sobre todo, con bienes eternos. Ésta es mi oración diaria por voso -tros. Y que Dios también os conceda a vosotros y a vuestros hijostiempos más pacíficos y, sobre todo, la gracia de que todos podamosvivir dignamente nuestra vocación para atraer a otros a una com-pleta y plena vida cristiana; es decir, que intentemos asemejarnoscada día más a Cristo y así levantemos a otros”. [07/05/44]

[07] “Mis pequeños sobrinos y sobrinas habrán crecido mucho durantemi ausencia al igual que crecen las flores en la primavera para lagloria de Dios. Se dice que los gritos de los inocentes atraviesanlas nubes. Quizá a ellos les gustaría ayudarme un poco a fin deganar para Cristo el mundo, que se encuentra tan lejos de Dios,al incluir mis intenciones y esfuerzos sacerdotales en sus oracio-nes de niños. Rezo a diario para que ellos y todos mis seres que-ridos en casa lleguen a ser buena gente y que en estos tiempos tanserios puedan siempre conocer enteramente las intenciones y losplanes de Dios y actuar en consecuencia”. [21/05/44]

María

[01] “Como cada año, el mes del Rosario nos reúne cada tarde alrede-dor del altar para rezar juntos el rosario, invocando a María, Au-xilio de los cristianos y Mediadora de todas las gracias, e implorarsu poderosa intercesión”. [05/10/41]

[02] “Cuando en ocasiones a la naturaleza le gustaría debilitarnos, en-tonces el poder de la gracia del Espíritu Santo, que Cristo el Señor

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nos da si se lo pedimos, nos vuelve a fortalecer de forma maravi-llosa; así como también nos fortalece el fiel, amable y maternalCorazón de María, la Reina de Mayo, a quien invocamos, llenosde fervor, en los momentos libres que tenemos mientras trabaja-mos”. [20/05/42]

[03] “Pero Dios no abandona a los suyos y María, nuestra Madre celes-tial, con ocasión de su fiesta, renovará en Walter la fortaleza delalma y la fuerza del cuerpo. Eso es lo que dice en sus cartas. Porotra parte, María no deja de llevar a su Reino celestial a muchos desus compañeros, casi uno cada día, ciertamente para su mayor bien.Así lo cree, lleno de esperanza”. [23/08/42]

[04] “Debemos seguir confiando en María, nuestra buena Madre, puesella velará por nosotros también en el futuro y permanecerá anuestro lado a fin de ayudarnos y guiarnos”. [06/06/43]

[05] “También me veo afianzado en esta confianza al pensar que ahoraen Octubre, una vez más, serán muchos los que con el rosario enla mano, ya en privado ya en comunidad, implorarán la interce-sión de la que siendo Madre de Dios, nuestro Señor, es tambiénnuestra Reina y Madre”. [03/10/43]

[06] “En el mes de Mayo también aquí nos podemos reunir alrededordel trono de la Reina de los Cielos para saludarle y presentarle lasintenciones de la humanidad tan afligida. También le recomiendovuestras intenciones y, a través de Ella, a nuestro Padre del cielo”.[21/05/44]

[07] “En ese día y de manera especial voy a pedir a la que es Patrona deMaría [una de sus hermanas] que le pague todo el bien que me estáhaciendo. Que el Señor la recompense”. [13/08/44]

Apéndice II

Textos Litúrgicos,Bíblicos y Oracionalespara celebrar y rezaral Beato Engelmar

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[I] TEXTOS LITÚRGICOS

2 de marzoBeato Engelmar Unzeitig, presbítero y mártir

[Congregatio de Cultu Divino et Disciplina Sacramentorum:Decretum diei 20 mensis iulii anno 2016, Prot. N. 244/16]

Del Común de mártires: para un mártir

Engelmar [Hubert] Unzeitig nació el 1 de marzo de 1911 en Grei-fendorf [ahora Hradec nad Svitavou] al noroeste de Moravia. Ingresó en1935 en la Congregación de los Misioneros de Mariannhill y después desu ordenación sacerdotal, en 1939, trabajó, a partir de 1940, como admi-nistrador parroquial en Glöckelberg, población situada en los bosques deBohemia. Acusado de «comentarios insidiosos y de defender a los Judíos»,fue arrestado por la Gestapo en 1941 y confinado en el Campo de Con-centración de Dachau. Siendo prisionero se distinguió por su gran celopastoral, especialmente entre sus compañeros prisioneros rusos, hasta talpunto que muchos le llamaron «el ángel de Dachau». Después de haberseofrecido voluntario para servir como asistente en los barracones infecta-dos por el tifus, contrajo él mismo la enfermedad y murió el 2 de marzode 1945.

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[Oración Colecta]

Dios todopoderoso y eterno, que concediste al beato mártirEngelmar la gracia de ser testigo de tu amor misericordioso en mediode la crueldad de la prisión, concédenos por su intercesión la fuerzade poder amar a nuestros hermanos con dedicación y servirles conabundante misericordia. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

[Liturgia de las Horas: Oficio de Lecturas]

Segunda Lectura

P. Engelmar Unzeitig CMM [+1945]Última carta a su hermana

Su gracia nos conduce y nos guía

Mi querida hermana:

También yo me sentí muy feliz al tener, después de tantotiempo, una señal de vida de tu parte. Quizá todo se deba a que losmedios de transporte andan en estos días muy alterados. Sin em-bargo, esta situación no tiene por qué hacernos perder la calma, yaque nos sentimos bien protegidos en las manos de Dios, tal y comodice San Pablo: «En la vida y en la muerte somos del Señor» [1]. ¿Quésería de todas nuestras actividades, planes y habilidades si la graciade Dios no nos condujera y guiara? La gracia del Todopoderoso nosayuda a vencer las dificultades. En efecto, como dice Santa Felicidad:«El Salvador mismo es quien sufre en nosotros y lucha del lado denuestra buena voluntad por el triunfo de su gracia». Así, de esta ma-nera, podemos aumentar su gloria, si no ponemos ningún impedi-mento en el camino de su gracia y nos rendimos totalmente a suvoluntad. El amor multiplica las fuerzas, inventa cosas, da libertad in-terior y alegría. El corazón del hombre no puede imaginar «lo que

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Dios ha preparado para los que le aman» [2]. También es cierto y nohay duda de ello que, como si de una fuerte helada se tratara, loshombres tienen que soportar ahora la dureza de la realidad, llena deagitación, prisas, deseos impetuosos, exigencias, divisiones y odios.Pero los rayos cálidos del sol, que es el amor de Dios Padre, son másfuertes y, al final, triunfarán. El bien es inmortal y la victoria debe serde Dios, aunque a veces parezca tarea inútil extender el amor de Diosen el mundo. De cualquier forma, el corazón del hombre desea elamor y, al final, nada se resiste a la fuerza del amor, con tal de queesté basado en Dios y no en las criaturas. Sigamos haciendo lo posi-ble y ofrezcamos sacrificios para que reinen de nuevo el amor y lapaz […] Gracias a Dios, nos mantenemos bien y sanos […] Siempreme acuerdo de vosotros en la oración.

Vuestro sinceramente, Hubert.

[1] Rom 14, 8.[2] 1Cor 2, 9

[Responsorio]

V/ Lo que ni ojo vió ni oído oyó, Dios nos lo ha reveladopor el Espíritu. [1 Cor. 2:9a. 10a]

R/ Nosotros proclamamos lo que Dios ha preparado para los que leaman. [cf. 1 Cor. 2:9d]

V/ Hay un Dios en los cielos que revela los misterios. [cf. 1 Cor. 2:7]

R/ Nosotros proclamamos lo que Dios ha preparado para los que leaman. [cf. 1 Cor. 2:9d]

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[Oración]

Dios todopoderoso y eterno, que concediste al beato mártirEngelmar la gracia de ser testigo de tu amor misericordioso en mediode la crueldad de la prisión, concédenos por su intercesión la fuerzade poder amar a nuestros hermanos con dedicación y servirles conabundante misericordia. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

[II] TEXTOS BÍBLICOS

[Primera Lectura]

Lectura del Libro de la Sabiduría [3, 1-9]

En cambio, la vida de los justos está en manos de Dios, y nin-gún tormento los alcanzará.

Los insensatos pensaban que habían muerto, y consideraban sutránsito como una desgracia, y su salida de entre nosotros, una ruina,pero ellos están en paz.

Aunque la gente pensaba que cumplían una pena, su esperanzaestaba llena de inmortalidad.

Sufrieron pequeños castigos, recibirán grandes bienes, porqueDios los puso a prueba y los halló dignos de él.

Los probó como oro en el crisol y los aceptó como sacrificiode holocausto.

En el día del juicio resplandecerán y se propagarán como chis-pas en un rastrojo.

Gobernarán naciones, someterán pueblos y el Señor reinarásobre ellos eternamente.

Los que confían en él comprenderán la verdad y los que sonfieles a su amor permanecerán a su lado, porque la gracia y la mise-ricordia son para sus devotos y la protección para sus elegidos.

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V/ Palabra de Dios.R/ Te alabamos, Señor.

[Salmo Responsorial]

Salmo 27, 1-2. 3-4. 5-6. 7-8. 9-10. 11-12. 13-14.

V/ El Señor es mi luz y mi salvación.R/ El Señor es mi luz y mi salvación.

V/ El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señores la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? Cuando me asal-tan los malvados para devorar mi carne, ellos, enemigos y adversarios,tropiezan y caen.

R/ El Señor es mi luz y mi salvación.

V/ Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; sime declaran la guerra, me siento tranquilo. Una cosa pido al Señor,eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozarde la dulzura del Señor, contemplando su templo.

R/ El Señor es mi luz y mi salvación.

V/ Él me protegerá en su tienda el día del peligro; me escon-derá en lo escondido de su morada, me alzará sobre la roca. Y así le-vantaré la cabeza sobre el enemigo que me cerca; en su tiendasacrificaré sacrificios de aclamación: cantaré y tocaré para el Señor.

R/ El Señor es mi luz y mi salvación.

V/ Escúchame, Señor, que te llamo; ten piedad, respóndeme.Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro». Tu rostro buscaré, Señor.

R/ El Señor es mi luz y mi salvación.

V/ No me escondas tu rostro. No rechaces con ira a tu siervo, quetú eres mi auxilio; no me deseches, no me abandones, Dios de mi sal-vación. Si mi padre y mi madre me abandonan, el Señor me recogerá.

R/ El Señor es mi luz y mi salvación.

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V/ Señor, enséñame tu camino, guíame por la senda llana, por-que tengo enemigos. No me entregues a la saña de mi adversario,porque se levantan contra mí testigos falsos, que respiran violencia.

R/ El Señor es mi luz y mi salvación.

V/ Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Es-pera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.

R/ El Señor es mi luz y mi salvación.

[Segunda Lectura]

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro [3, 14-17]

Pero si, además, tuvierais que sufrir por causa de la justicia,bienaventurados vosotros. Ahora bien, no les tengáis miedo ni osamedrentéis. Más bien, glorificad a Cristo el Señor en vuestros co-razones, dispuestos siempre para dar explicación a todo el que ospida una razón de vuestra esperanza, pero con delicadeza y con res-peto, teniendo buena conciencia, para que, cuando os calumnien,queden en ridículo los que atentan contra vuestra buena conducta enCristo. Pues es mejor sufrir haciendo el bien, si así lo quiere Dios,que sufrir haciendo el mal.

V/ Palabra de Dios.R/ Te alabamos, Señor.

[Evangelio]

Final del Santo Evangelio según San Mateo [28, 16-20]

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, almonte que Jesús les había indicado.

Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron.Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado todo poder

en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos de todos los pue-blos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del EspírituSanto, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabedque yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin de los tiempos.»

V/ Palabra del Señor.R/ Gloria a Ti, Señor Jesús.

FOTO: ESTUDIO FOTOGRÁFICO ANGULAR [España]

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[III] TEXTOS ORACIONALES

Dios, Padre Bueno, te pedimos:

– Que el amor del Beato Engelmar hacia Ti nos anime a hacermás religiosa nuestra vida.

– Que su celo misionero mantenga vivo en nosotros el afánapostólico.

– Que su entrega a los demás, en especial a los más necesita-dos, nos sirva de ejemplo.

– Que su paciencia en la adversidad nos conforte en la hora dela prueba.

– Que el sacrificio de su juventud estimule a los jóvenes a res-ponder con generosidad a la vocación.

ORACIÓN

Oh Dios, tú quisiste que el Beato Engelmar fuera misionero enun campo de concentración. Lleno de amor por Ti y por los prisio-neros con los que convivía, se entregó de manera especial al serviciode los enfermos y de los moribundos. Haz que sigamos su ejemplo decaridad, ayúdanos en nuestras necesidades por la intercesión de tusiervo Engelmar y concédenos ver glorificado su nombre en mediode tu Iglesia.

Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Apéndice III

Tabla cronológicade la vida del BeatoEngelmar Hubert

Unzeitig

172

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1 de marzo de 1911Nace en Greifendorf [Chequia].

4 de marzo de 1911Recibe el bautismo en la parroquia de Santa Catalina de Greifendorf[Chequia].

14 de enero de 1916Su padre, prisionero de guerra, fallece víctima del tifus en Simbirsk [Rusia].

16 de septiembre de 1917Comienza los estudios primarios en la escuela de Greifendorf [Chequia].

16 de mayo de 1920Recibe la primera comunión en la parroquia de Greifendorf [Chequia].

26 de septiembre de 1921Recibe el sacramento de la confirmación en la ciudad de Zwittaw [Chequia].

27 de junio de 1925Termina los estudios primarios en la escuela de Greifendorf [Chequia].

18 de abril de 1928Comienza los estudios de secundaria en el Seminario de Mariannhill deReimlingen [Alemania].

18 de marzo de 1934 Finaliza, graduándose con excelentes calificaciones, los estudios de secundaria en el Seminario de Mariannhill de Reimlingen [Alemania].

30 de abril de 1934 Ingresa en el Noviciado de Mariannhill, recibiendo el hábito religioso enSan Pablo [Holanda].

1 de mayo de 1935 Realiza su Primera Profesión religiosa, recibiendo el nombre de FraterEngelmar, en San Pablo [Holanda].

174

Junio de 1935 A fin de comenzar los estudios de Filosofía y Teología, es trasladado aWürzburg [Alemania].

22 de mayo de 1937 Recibe la tonsura eclesiástica en Würzburg [Alemania].

30 de junio – 1 de agosto de 1937Recibe las cuatro Órdenes menores en Würzburg [Alemania].

1 de mayo de 1938 Hace su Profesión Perpetua en Würzburg [Alemania].

19 de febrero de 1939 Recibe el Subdiaconado en Würzburg [Alemania].

5 de marzo de 1939 Es ordenado diácono en Würzburg [Alemania].

6 de agosto de 1939Es ordenado sacerdote de Mariannhill en Würzburg [Alemania].

15 de agosto de 1939Celebra su primera misa en la parroquia de Greifendorf [Chequia].

1 de septiembre de 1939Comenzada la II Guerra Mundial, en espera de destino y mientras se prepara para el preceptivo examen de capacitación pastoral, quedaasignado a la comunidad de Mariannhill de Würzburg [Alemania].

Verano de 1940Es trasladado a la comunidad de Mariannhill de Riedegg [Austria].

18 de septiembre de 1940Es nombrado Administrador parroquial de Glöckelberg [Chequia].

1 de octubre de 1940Comienza su trabajo pastoral en la parroquia de Glöckelberg [Chequia].

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21 de abril de 1941 Es detenido en su parroquia de Glöckelberg [Chequia] por la Gestapo y puesto bajo arresto en la prisión de Linz [Austria].

3 de junio de 1941Es confinado en el CC de Dachau [Alemania].

11 de febrero de 1945 Se ofrece voluntario para cuidar de los enfermos contagiados de tifus en el CC de Dachau [Alemania].

2 de marzo de 1945Muere a los 34 años, víctima del tifus, en el CC de Dachau [Alemania].

30 de marzo de 1945Sus cenizas, que salen clandestinamente del CC de Dachau, son enterradasen el panteón de los Misioneros de Mariannhill del cementerio de Würzburg [Alemania].

20 noviembre 1968 Se trasladan sus cenizas a una capilla lateral de la Iglesia de Mariannhillde Würzburg [Alemania].

26 de julio de 1991 Se abre oficialmente el proceso de beatificación del Siervo de Dios enWürzburg [Alemania].

3 de julio de 2009 El Papa Benedicto XVI firma el decreto por el que se le declara Venerable,ya que vivió en grado heroico las virtudes cristianas.

21 de enero de 2016 El Papa Francisco firma el decreto por el cual se le reconoce como Mártir,ya que murió “por odio a la fe”.

24 de septiembre de 2016 Es beatificado en la catedral de Würzburg [Alemania].

25 de septiembre de 2016 Las reliquias de sus cenizas se colocan bajo el altar mayor de la Iglesia deMariannhill de Würzburg [Alemania].

Apéndice IV

El Abad Francisco y Mariannhill

178 ÓLEO Y FOTO: MERCEDES GARCÍA AZUMENDI [España]

179

[Mariannhill: Un monasterio trapense]En 1879 un obispo de África del Sur pidió a los Abades y Priores tra-

penses, reunidos en Capítulo General, la fundación de una comunidad con-templativa en aquella parte del mundo.

El entonces Prior del Monasterio de Maria Stern, en Bosnia, PadreFrancisco Pfanner, con casi 55 años de edad, se ofreció voluntario para fun-dar una Trapa en África del Sur:

“Si nadie va, iré yo”.

Poco después, acompañado de un reducido grupo de monjes que lesiguió, con pocos medios y mucha fe, fundó la Trapa de Mariannhill –Co-lina de María y de Ana– el 26 de diciembre de 1882. De ella llegó a ser suprimer Abad y desde ella dirigió la fundación de 28 estaciones de misión fi-liales en el tiempo récord de veinte años.

Aquel Monasterio vino a ser un centro de espiritualidad, de culturay de desarrollo técnico y agrícola. Desde él su Abad puso en práctica entrelos pueblos zulúes un sistema de evangelización, copia del que los Bene-dictinos aplicaron en Europa a lo largo de la Edad Media. Guiado por la má-xima benedictina Ora et Labora, con los casi 300 monjes que aquella Abadíallegó a tener y con la ayuda inestimable de las Hermanas Misioneras de laPreciosa Sangre, por él fundadas, el Abad Francisco trabajó sin descansopara hacer realidad su sueño evangelizador, que queda sintetizado en ellema: “Mejores Campos, Mejores Casas, Mejores Corazones”.

180

Pronto surgió el conflicto entre la intensa actividad misionera y lasevera regla trapense. Aquella comunidad contemplativa se iba pareciendocada vez más a una comunidad misionera. Pero la evolución experimentadaen Mariannhill no fue rebeldía. Un visitador de la Orden la definió como“feliz culpa”.

En medio de tanta actividad misionera, el Abad Francisco confió siem-pre en la Providencia de Dios. Convencido del valor sin precio de la Pre cio-sísima Sangre de Cristo y movido por el Espíritu Santo, supo unircontemplación y actividad. Aceptó la voluntad de Dios en su vida, manifes-tada en no pocas incomprensiones y enfermedades, y, poniendo la mano enel arado, perseveró hasta el final. Puso todas sus misiones bajo la protecciónde la Virgen María.

En la madrugada del 24 de mayo de 1909, relevado de todos suscargos, el Abad Francisco moría en la pequeña misión de Emaús. Habíadejado escrito:

“Fíjate en el cielo y alégrate. Alégrate porque estarás delante deDios y le verás. Luchemos y suframos con alegría, coraje y perseveran-cia hasta el fin”.

El Abad Francisco había nacido el 21 de septiembre de 1825 en Lan-gen [Austria]. Siendo universitario sintió la llamada de Dios al sacerdocio.El 28 de julio de 1850 es ordenado sacerdote. Después de trabajar como pá-rroco y capellán de religiosas, ingresó el 9 de septiembre de 1863 en laTrapa de María Wald [Alemania]. El 21 de junio de 1869 fundó en Bosniala Trapa de María Stern. Su causa de beatificación, iniciada el 9 de marzode 1964, ha quedado reabierta recientemente.

[Mariannhill: Un carisma especial]El carisma Mariannhill, suscitado por el Espíritu Santo en la Iglesia

a través del Siervo de Dios, Abad Francisco Pfanner, está constituido por unaespiritualidad y por una misión.

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Nuestra espiritualidad tiene su centro en Cristo Redentor, quien pornuestra consagración religiosa ha venido a ser nuestro único bien [pobreza],nuestro único amor [castidad] y nuestro único Señor [obediencia]. Vivimosesta consagración en comunidad. Son notas características de nuestra espiri-tualidad la oración al Corazón de Cristo por la salvación de todos los hombres,la celebración diaria de la Eucaristía para que la Sangre de Cristo siga la-vando a la humanidad entera y la devoción a María, Madre del Redentor yMadre de los redimidos. La fiesta de nuestra Congregación es el 2 de fe-brero, en la que celebramos a María presentando a Jesús en el templo comoluz de las naciones. Patrones y protectores de la Congregación son: SantaAna, San José, San Benito, San Francisco Javier y Santa Teresa del Niño Jesús.

Nuestra misión es un servicio a la misión de la Iglesia y consiste en laevangelización de los pueblos que aún no creen o han dejado de creer enCristo, promoviendo su liberación integral y la formación de nuevas comu-nidades locales. También forma parte de la misión de nuestra Congregaciónla animación misionera del Pueblo de Dios, la promoción y formación de vo-caciones misioneras y el desarrollo de cauces para que el Pueblo de Dios co-labore en la misión universal de la Iglesia con su oración, sacrificio y limosna.

[Mariannhill: Una congregación misionera]Mariannhill es una Congregación religiosa y exclusivamente misionera

que nació el 2 de febrero de 1909, al decretar el Papa San Pío X la separacióndel Monasterio de Mariannhill, en Sudáfrica, de la Orden Trapense.

En cuanto Congregación religiosa y misionera, Mariannhill es una co-munidad internacional, integrada por sacerdotes y hermanos que desarrollansu actividad misionera en Sudáfrica, Zimbabwe, Zambia, Mozambique,Kenia, Papúa-Nueva Guinea y Colombia. Los Misioneros de Mariannhilltambién tienen comunidades en Alemania, Austria, Suiza, Holanda, Italia,Canadá, Estados Unidos y España, que se dedican a la animación misioneradel Pueblo de Dios y a la formación de jóvenes con vocación misionera.

Los Misioneros de Mariannhill [CMM] colaboran estrechamente conlas Hermanas de la Preciosa Sangre [CPS], fundadas por el Abad Francisco.

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[Mariannhill: Una familia universal]Niños, jóvenes, familias, enfermos nos ayudan en nuestra tarea mi-

sionera y forman con nosotros, las Hermanas de la Preciosa Sangre y losAsociados, la Familia Mariannhill.

Como familia no olvidamos a los que nos ayudan y por sus necesida-des e intenciones se reza cada día en nuestras comunidades y se ofrece unamisa diaria en la Congregación.

Como familia no olvidamos a los que nos ayudaron: nuestros bienhe-chores difuntos. También rezamos por ellos cada día en nuestras comunida-des y por su eterno descanso se ofrece una misa diaria en la Congregación.

Como familia, invitamos cordialmente a otros a formar parte nuestra.

Mariannhill en EspañaC/ Arturo Soria, 249 – 28033 MADRID

Tfno.: 91 359 07 40

C/ Los Zúñiga, 2 – 37004 SALAMANCATfno.: 923 22 18 85

www.mariannhill.es

183

Presentación .................................................................................................................. 5

[Primera parte] El Beato Engelmar por fuera: Ángel de Dios con el corazón en la mano .......................... 9

[I] Treinta años de vida sencilla ................................................... 11[II] Cuatro años en el infierno de Dachau ........................ 33[III] Toda una eternidad con Dios............................................ 71

[Segunda parte] El Beato Engelmar por dentro: Urgido por el amor de Dios.................................................................. 89

Introducción .................................................................................................. 91[I] Religioso fiel .......................................................................................... 95[II] Sacerdote compasivo................................................................... 99[III] Misionero entre prisioneros ............................................... 103[IV] Ángel en un infierno .................................................................. 107[V] Hijo y hermano en la distancia............................................ 111[VI] Manso y silencioso........................................................................ 115[VII] Abandonado en las manos del Padre........................ 119[VIII] Cargó con su cruz .................................................................... 123[IX] Alegre en la esperanza.............................................................. 127

[Apéndice I] Cartas del Beato Engelmar desde la prisión ................... 131

[I] La mística encerrada en las cartas del Beato Engelmar................................................................................ 133[II] Pensamientos del Beato Engelmarextraídos de sus cartas ......................................................................... 137

[Índice]

184

[Apéndice II] Textos Litúrgicos, Bíblicos y Oracionalespara celebrar y rezar al Beato Engelmar ............................. 159

[I] Textos Litúrgicos ................................................................... 161[II] Textos Bíblicos ........................................................................ 164[III] Textos Oracionales ........................................................... 169

[Apéndice III] Tabla cronológica de la vida del Beato Engelmar Hubert Unzeitig .............................................. 171

[Apéndice IV] El Abad Francisco y Mariannhill .................................................. 177

Mariannhill: Un monasterio trapense .................................... 179Mariannhill: Un carisma especial............................................... 180Mariannhill: Una congregación misionera ....................... 181Mariannhill: Una familia universal .......................................... 182

Aquellas personas que crean haber recibido alguna gracia o favor por la intercesión del Beato Engelmar Hubert Unzeitig CMM,

se ruega lo comunique a una de las siguientes direcciones de los Misioneros de Mariannhill en España:

C/ Arturo Soria, 249 – 28033 MADRIDTfno.: 91 359 07 40

C/ Los Zúñiga, 2 – 37004 SALAMANCATfno.: 923 22 18 85

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