Mirando pajaritos

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picos, cantos y sonidos). Si es posible, adjuntar bocetos y referencias sobre su manera de cantar. En caso de hallar ni- dos, detallar ubicación, soporte, mate- riales empleados, dimensiones, com- portamiento de los adultos y presencia de huevos o pichones. Hay que evitar acercamientos desmedidos que afecten la supervivencia de las crías. Respecto del horario, los mejores momentos son el amanecer, el atarde- cer y después de un día de lluvia, ya que entonces se genera la mayor acti- vidad de las aves. Cualquier lugar es bueno para observar aves. Sin duda, en vencias y experiencias, y lograr la identi- ficación de un ave desconocida siempre constituye un desafío. La recompensa se- rá íntima, pero vale la pena.” EL ABECÉ DE LA OBSERVACIÓN Es importante registrar y anotar los de- talles de cada salida: lugar, fecha, ho- rarios, breve descripción del ambiente y estado del tiempo. Una vez que se es- tá en contacto con un ave, se la descri- be minuciosamente con sus caracterís- ticas corporales (tamaño, aspecto, co- loración) y de comportamiento (actividad que realiza, movimientos tí- Los elementos indis- pensables para ob- servar aves son cues- tiones humanas que están en nosotros y, a lo sumo, es posible potenciar: la curiosi- dad, la paciencia, la capacidad de asom- bro y la sensibilidad. Y los elementos ne- cesarios son pocos: oído y vista (la ayuda de un binocular re- sulta clave), anota- dor y lápiz. Con eso basta para salir al campo. Y, al regreso, una guía de aves para corroborar la identi- ficación de los avis- tajes. El resto son equipos y técnicas para facilitar esta ac- tividad. AVES ARGENTINAS Es una organización no gubernamental nacida en 1916, que trabaja para la conservación de las aves silvestres y sus ambientes naturales. Para más información: www.avesargentinas.org.ar RUMBOS 23 22 RUMBOS abido y repetido por muchos, el refrán no es cierto para todos. Gran cantidad de turistas extranjeros y aficionados lo- cales al avistaje de aves estarían de acuerdo en afirmar que, más que pája- ro en mano, prefieren cien volando. Y si son más, mejor. La afluencia de vi- sitantes que llegan a la Argentina inte- resados por sus mil especies de aves sil- vestres no ha dejado de incrementarse en los últimos años. “Un número creciente de estancias tu- rísticas está incorporando la actividad, y cada vez más gente del sector turístico vie- ne a nuestros cursos de observación de aves para poder responder la inquietud de los visitantes”, explica Eduardo Haene, de la ONG Aves Argentinas. Y el fenóme- no no sólo se extiende en los casi tres centenares de áreas de las que dispone el país para la observación de aves. Has- ta en la Reserva Ecológica Costanera Sur, a metros del centro de Buenos Ai- res, se detecta una mayor afluencia de turistas extranjeros, de los cuales un gran porcentaje son birdwatchers. “Esta gente queda habitualmente fas- cinada con la observación del hornero, los picaflores o las cotorras, especialmente si es su primer contacto con América lati- na”, cuenta Haene. En la Argentina existen 273 Áreas de Importancia para la Conservación de las Aves (AICA), que cubren el 12 por ciento del territorio nacional. Allí viven importantes poblaciones, algu- nas en riesgo de extinción. Los extranjeros realizan tres tipos de excursiones. Hay clubes de observado- res que organizan viajes y vienen con los grupos armados desde su país de origen: en estos casos, el desafío del operador contratado es asegurar el avis- taje de un 80 por ciento de lo pauta- do, todo un logro si se incluyen aves “raras”. Otros grupos se conectan con guías especializados o empresas loca- les y hacen la excursión con ellos. Y después están los “gasoleros”, que no contratan guía y hacen la producción del viaje por su cuenta. En cuanto al origen, la mayoría de los visitantes son estadounidenses y europeos y, en me- nor medida, canadienses y japoneses. Los más apasionados son los ingleses, que tienen gran tradición en la obser- vación de pájaros. Pero todos compar- ten el mismo placer de ver qué hacen y cómo se comportan las aves. Los principiantes deben tener en cuenta que la primera salida suele ge- nerar desconcierto, dado que “todo es nuevo” y muchas veces el ojo no está entrenado para registrar todo lo que sucede. Hay que avanzar con pacien- cia. Es bueno comenzar reconociendo las aves de alguna plaza o jardín, don- de se pueden identificar las especies más comunes: zorzales, calandrias, hor- neros. Lentamente, se van incorporan- do nuevas especies, lo que permitie comparar lo “conocido” con lo “desco- nocido”. “A no desesperar si no logramos iden- tificar de inmediato una especie”, advier- te Haene. “Debemos tener en cuenta que la observación de aves es una suma de vi- ambientes naturales la diversidad será mayor, así como la posibilidad de en- contrar especies interesantes. Hay dos formas de observar aves: al acecho o en caminatas. El primer mé- todo implica esconderse en un refugio cercano al sitio donde se concentran: una laguna o un árbol con frutos, y es- perar a que se acerquen. Si se elige ca- minar, hay que hacerlo de espaldas al sol, lo que permitirá observar mejor al ave, mientras que para ella será más di- fícil ver al observador. Lo aconsejable es organizar salidas en grupos de has- ta tres o cuatro personas. Finalmente, hay que cotejar las ano- taciones, para comprender de qué es- pecie se trataba. Las guías de campo (li- bros con detalles, descripción técnica y dibujos de pájaros) permitirán en- contrar el ave observada. Con frecuen- cia, las observaciones no alcanzan pa- ra determinar la identidad del ejemplar descripto. Conviene entonces dejar en suspenso el reconocimiento y analizar cuáles son los detalles en duda para identificar al ave en el próximo encuen- tro. La clave es mirar con atención, te- ner paciencia y disfrutar. << AVISTAJE DE AVES Surcando el cielo S LO ESENCIAL Y LO NECESARIO El programa de las Áreas Importantes para la Con- servación de las Aves es una iniciativa global enfo- cada en la identificación y conservación de una red de sitios críticos para las aves del mundo. Se inició en América en 1995, y apunta a contribuir a la conservación de sitios, incluyendo pro- gramas de educación am- biental, instrumentos lega- les, investigación, monito- reo y protección de las es- pecies amenazadas. Las 273 áreas argentinas es- tán distribuidas en todo el país. Sólo en Salta, por ejemplo, hay 30 de ellas. Sitios conservados En el país, hay mil especies de aves silvestres y casi trescientas áreas para su conservación. Esto lo convierte en un centro de atracción para las personas interesadas en el “birdwatching” , es decir, la observación de aves. Todo un mun- do para descubrir. POR LORENA LÓPEZ > FOTOS GENTILEZA AVES ARGENTINAS/ASOCIACIÓN ORNITOLÓGICA DEL PLATA Lechuza vizcachera. Un yabirú, en El Bagual. Observación de aves en Corrientes. Y sobrevolando estas páginas, gaviotas cocineras de Península Valdés. Chuña real. Un aguilucho colorado en la reserva de El Bagual, Formosa.

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Claves para iniciarse en el avistaje de aves. Argentina posee casi 500 especies y viene gente de todo el mundo a disfrutar de ellas.

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picos, cantos y sonidos). Si es posible,adjuntar bocetos y referencias sobre sumanera de cantar. En caso de hallar ni-dos, detallar ubicación, soporte, mate-riales empleados, dimensiones, com-portamiento de los adultos y presenciade huevos o pichones. Hay que evitaracercamientos desmedidos que afectenla supervivencia de las crías.

Respecto del horario, los mejoresmomentos son el amanecer, el atarde-cer y después de un día de lluvia, yaque entonces se genera la mayor acti-vidad de las aves. Cualquier lugar esbueno para observar aves. Sin duda, en

vencias y experiencias, y lograr la identi-ficación de un ave desconocida siempreconstituye un desafío. La recompensa se-rá íntima, pero vale la pena.”

EL ABECÉ DE LA OBSERVACIÓNEs importante registrar y anotar los de-talles de cada salida: lugar, fecha, ho-rarios, breve descripción del ambientey estado del tiempo. Una vez que se es-tá en contacto con un ave, se la descri-be minuciosamente con sus caracterís-ticas corporales (tamaño, aspecto, co-loración) y de comportamiento(actividad que realiza, movimientos tí-

Los elementos indis-

pensables para ob-

servar aves son cues-

tiones humanas que

están en nosotros y,

a lo sumo, es posible

potenciar: la curiosi-

dad, la paciencia, la

capacidad de asom-

bro y la sensibilidad.

Y los elementos ne-

cesarios son pocos:

oído y vista (la ayuda

de un binocular re-

sulta clave), anota-

dor y lápiz. Con eso

basta para salir al

campo. Y, al regreso,

una guía de aves para

corroborar la identi-

ficación de los avis-

tajes. El resto son

equipos y técnicas

para facilitar esta ac-

tividad.

A V E SA R G E N T I N A SEs una organización no gubernamental nacida

en 1916, que trabaja para la conservación de las

aves silvestres y sus ambientes naturales.

Para más información:www.avesargentinas.org.ar

RUMBOS 2322 RUMBOS

abido y repetido por muchos, el refránno es cierto para todos. Gran cantidadde turistas extranjeros y aficionados lo-cales al avistaje de aves estarían deacuerdo en afirmar que, más que pája-ro en mano, prefieren cien volando. Ysi son más, mejor. La afluencia de vi-sitantes que llegan a la Argentina inte-resados por sus mil especies de aves sil-vestres no ha dejado de incrementarseen los últimos años.

“Un número creciente de estancias tu-rísticas está incorporando la actividad, ycada vez más gente del sector turístico vie-ne a nuestros cursos de observación de avespara poder responder la inquietud de losvisitantes”, explica Eduardo Haene, dela ONG Aves Argentinas. Y el fenóme-no no sólo se extiende en los casi trescentenares de áreas de las que disponeel país para la observación de aves. Has-ta en la Reserva Ecológica CostaneraSur, a metros del centro de Buenos Ai-res, se detecta una mayor afluencia deturistas extranjeros, de los cuales ungran porcentaje son birdwatchers.

“Esta gente queda habitualmente fas-cinada con la observación del hornero, lospicaflores o las cotorras, especialmente sies su primer contacto con América lati-na”, cuenta Haene.

En la Argentina existen 273 Áreasde Importancia para la Conservaciónde las Aves (AICA), que cubren el 12por ciento del territorio nacional. Allí

viven importantes poblaciones, algu-nas en riesgo de extinción.

Los extranjeros realizan tres tipos deexcursiones. Hay clubes de observado-res que organizan viajes y vienen conlos grupos armados desde su país deorigen: en estos casos, el desafío deloperador contratado es asegurar el avis-taje de un 80 por ciento de lo pauta-do, todo un logro si se incluyen aves“raras”. Otros grupos se conectan conguías especializados o empresas loca-les y hacen la excursión con ellos. Ydespués están los “gasoleros”, que nocontratan guía y hacen la produccióndel viaje por su cuenta. En cuanto alorigen, la mayoría de los visitantes sonestadounidenses y europeos y, en me-nor medida, canadienses y japoneses.Los más apasionados son los ingleses,que tienen gran tradición en la obser-vación de pájaros. Pero todos compar-ten el mismo placer de ver qué haceny cómo se comportan las aves.

Los principiantes deben tener encuenta que la primera salida suele ge-nerar desconcierto, dado que “todo esnuevo” y muchas veces el ojo no estáentrenado para registrar todo lo quesucede. Hay que avanzar con pacien-cia. Es bueno comenzar reconociendolas aves de alguna plaza o jardín, don-de se pueden identificar las especiesmás comunes: zorzales, calandrias, hor-neros. Lentamente, se van incorporan-

do nuevas especies, lo que permitiecomparar lo “conocido” con lo “desco-nocido”.

“A no desesperar si no logramos iden-tificar de inmediato una especie”, advier-te Haene. “Debemos tener en cuenta quela observación de aves es una suma de vi-

ambientes naturales la diversidad serámayor, así como la posibilidad de en-contrar especies interesantes.

Hay dos formas de observar aves: alacecho o en caminatas. El primer mé-todo implica esconderse en un refugiocercano al sitio donde se concentran:una laguna o un árbol con frutos, y es-perar a que se acerquen. Si se elige ca-minar, hay que hacerlo de espaldas alsol, lo que permitirá observar mejor alave, mientras que para ella será más di-fícil ver al observador. Lo aconsejablees organizar salidas en grupos de has-

ta tres o cuatro personas.Finalmente, hay que cotejar las ano-

taciones, para comprender de qué es-pecie se trataba. Las guías de campo (li-bros con detalles, descripción técnicay dibujos de pájaros) permitirán en-contrar el ave observada. Con frecuen-cia, las observaciones no alcanzan pa-ra determinar la identidad del ejemplardescripto. Conviene entonces dejar ensuspenso el reconocimiento y analizarcuáles son los detalles en duda paraidentificar al ave en el próximo encuen-tro. La clave es mirar con atención, te-ner paciencia y disfrutar. <<

A V I S T A J E D E A V E S

Surcando el cielo

S

L O E S E N C I A LY L O

N E C E S A R I O

El programa de las ÁreasImportantes para la Con-servación de las Aves esuna iniciativa global enfo-

cada en la identificación yconservación de una red desitios críticos para las avesdel mundo. Se inició en

América en 1995, y apunta acontribuir a la conservaciónde sitios, incluyendo pro-gramas de educación am-

biental, instrumentos lega-les, investigación, monito-reo y protección de las es-pecies amenazadas.

Las 273 áreas argentinas es-tán distribuidas en todo elpaís. Sólo en Salta, porejemplo, hay 30 de ellas.

Sitios conservados

En el país, hay mil especies de aves silvestres y casi trescientas áreas para suconservación. Esto lo convierte en un centro de atracción para las personasinteresadas en el “birdwatching”, es decir, la observación de aves. Todo un mun-do para descubrir. POR LORENA LÓPEZ > FOTOS GENTILEZA AVES ARGENTINAS/ASOCIACIÓN ORNITOLÓGICA DEL PLATA

Lechuzavizcachera.

Un yabirú,en El Bagual.

Observaciónde aves enCorrientes. Ysobrevolandoestas páginas,gaviotascocineras dePenínsula Valdés.

Chuñareal.

Un aguilucho colorado en la reserva de El Bagual, Formosa.