Microacción: Hilar
-
Upload
juan-ignacio-garcia -
Category
Documents
-
view
240 -
download
0
description
Transcript of Microacción: Hilar
HilarJuan García
Recuerdo cuando lo vi, hacía ya varios meses que lo
estaba buscando. Agotado y derrotado había cesado
la búsqueda. Ahí fue obviamente cuando lo encontré.
Sentía que podía ser cualquier cosa con él, hacer
cualquier cosa y darme el lujo de experimentar en mi
cabeza los placeres de tener más de un yo.
Siempre que estaba en humor de ser alguien más
recurría a él, incluso cuando todos me decían que su
fachada era algo que solía estampar varios
compañeros suyos en el placard.
Podía ser marinero, usarlo en cualquier estación del
año escondido bajo capas de ropa o en mi casa de
pijama. Sus rayas perfectamente separadas y la forma
en que la trama dejaba un aire del pecho al cuello,
casi como dandole a la vista un respiro, me parecía
algo alucinante.
No sabría elegir un recuerdo con él porque caería en
la duda si lo imaginé o realmente lo viví. Cualquiera
de las dos formas seguramente lo tendría puesto.
Y el que no, y el que no, una prenda tendrá
Juan
Juani
El día fue como un día normal, sólo que esta vez con una prenda
nueva.
Me levanté al mismo horario que siempre y me fui a trabajar.
Apenas ingresé a la oficina la recepcionista me dijo “Estás lindo,
raro, pero lindo”. Era evidente que era algo relacionado con la
prenda nueva.
Luego llegué a mi escritorio a comenzar el día normalmente.
Como trabajo entre hombres ninguno notó que había un cambió
en mí.
A media mañana subí al piso más alto del edificio donde hay
una pequeña oficina reacondicionada. A penas entré la jefa de
administración de obras, Julia, que trabaja en esa pequeña
habitación me dijo:
- Estás raro, ese sweater no es tuyo.
Y efectivamente no lo era. Le conté que no era mío y que no
sabía de quién era. Como me llamó mucho la atención su
reacción tan espontánea, le pregunté cómo se había dado
cuenta. Me contó que ella estaba en un proceso de meditación
en el cual durante cinco días debía concentrarse en los cinco
sentidos. Un día, un sentido distinto. Ese día le tocaba el sentido
de la vista y por eso creyó tenerla más afilada para darse cuenta
de que había un cambio.Nos divirtió mucho la coincidencia por
esa razón ese mediodía arreglamos para
ir a comer juntos con los cinco de
administración.
Al final llovió mucho por lo que
decidimos quedarnos en la oficina y pedir
al delivery. Ahí tomamos esta foto.
Juani
Llegué a brujas un Domingo antes del mediodía, un día de
primavera muy soleado. Ese día las calles de la ciudad estaban
invadidas por ferias americanas y ahí nos sumergimos con mis
amigos.
Cuando estaba muy compenetrado mirando unos adornos
antiguos, escucho el grito de Carolina, a más o menos una cuadra
de distancia, diciendo “Juani, esto es para vos”. En la mano tenía
esta prenda, que ya a lo lejos presentía que me iba a gustar.
Cuando me acerqué, lo corroboré. Volvió a decirme: “¡Sale un
euro! No podés dejar pasar esta oportunidad” y no la dejé pasar.
La primera vez que usé este cardigan fue en mi último día en
Londres (parte del mismo viaje). Ya desde la mañana lo tenía,
nuestro último desayuno en la capital británica.
Ese día fue particular porque durante toda la jornada traté de
evadir y separarme de mi hermana. El motivo era que quería
comprarle un regalo para su cumpleaños. Cuando estuvimos en el
mundo de M&M, ella había quedado fascinada con un dispenser
tipo jackpot, y no lo había querido comprar debido al precio. A
modo de sorpresa quise comprarselo yo.
Todo el día traté de buscar excusas para separarme de ella, que
inocentemente me respondía “Yo te acompaño”. Llegó un
momento en que el día se estaba terminando, pronto se acercaba el
horario de partida de la ciudad y no encontraba el momento para
hacer la compra sorpresa.
Estábamos en el Candem cuando empezó a llover sin parar, no
estaba para andar dando vueltas y entonces aproveché la
oportunidad y le dije que me iba a King Cross a ver la plataforma
de Harry Potter. Estas fueron las palabras justas, me dijo “¿No te
enojás si no voy?, no me interesa Harry
Potter y prefiero estar en un lugar más calentita” “No, no me
molesta” respondí y me tomé el underground directo a
Picadilly Circus. Encontré el mundo de M&M, fui directo a la
góndola de los dispenser, lo agarré, lo pagué y me volví a
tomar el underground, esta vez en dirección a King Cross.
Tenía que justificarme (y no sólo eso, como buen fanático de
Harry Potter moría de ganas de ir), entonces bajé en la gran
estación y comencé a buscar mi objetivo.
Estaba perdido, no la encontraba, el tiempo se acababa, se
acercaba el horario de partida y no podía volver sin una foto
ingresando a la plataforma con el carrito, sino debía inventar
alguna excusa, cuando de repente una agente de seguridad se
acerca y me dice “What are you looking for is outside, on
your left” denotando la fría amabilidad de los ingleses. Traté
de preguntarle cómo sabía qué era lo que yo estaba buscando
y volvió a repetirme sin dejarme hablar “What are you
looking for is outside, on your left”.
Decidí hacerle caso a la agente de seguridad y cuando ya el
tiempo se estaba acabando, salgo fuera, miro a mi izquierda y
ahí estaba la famosa plataforma 9 3/4. Me saqué la foto con el
carrito y me fui con el tiempo justo al puerto de Dover.
Caía la noche, y mientras cruzábamos en ferry el Canal de la
Mancha, iba mostrandole las fotos de King Cross a mi
hermana sin sospechar que en mi equipaje, escondido entre
otras prendas estaba el regalo de cumpleaños que tanto
quería.
Mi último día en Londres no fue un día más en el viaje, fue
un día muy especial, desde que arrancó hasta que terminó.
pasala y que no vuelva
Era de mi estilo en cuanto a la forma, los
colores pero no el tamaño. Mucho dudé en
usarla, probé de arremangarla y meterla
dentro del pantalón.
No pude salir. Quedé desnudo en casa frente
al espejo, sólo con eso puesto. Así me
sorprendió Leónidas. Se me asomaba el culo
por debajo de la prenda larga. No tardó en
desvestirme ni yo a él.
Poco duró puesta...
Michel
Sólo cinco minutos de cola en el juego para subir a un
carrito que circula por una maraña de vías verdes
enredadas. "G force" decía en la entrada. No entendí de
qué se trataba, pero en un cartel alertaban cosas como: "si
usted ha sufrido de un infarto o tiene problemas
cardíacos, no suba". Ésto me alentó un poco.
Fueron dos minutos arriba de un carrito dando vueltas
para todos lados a una velocidad altísima, que al bajar me
produjo un mareo fuerte. Caminé en zigzag varios metros
hasta que me di la cabeza contra un poste. Una mujer me
ayudó a enderezarme, Yo, muerto de vergüenza, le di las
gracias y me contestó: "te pusiste rojo, ¡te hace juego con
tu sweater!".
Michel
terrome, terrome, te, pum
baja
La historia del sweater rojo no fue más que
un día rutinario. Rendí un parcial bastante
jodido y tuve mi primera guardia en el
hospital, que estuvo muy buena. Al finalizar
el día viajé a Arrecifes. Al parecer me
ayudó en el día más que con la guardia
porque también aprobé el parcial.
Nataline
Este pullover primaveral me fue regalado por
un amigo especial que lo iba a usar para hacer
un trabajo en la facultad. Era de su mamá
cuando era joven.
Ahora lo tengo yo y lo uso para ocasiones
especiales como, por ejemplo, el día que
cumplí dos años de novio. Fue un día
hermoso lleno de sorpresas y cada vez que
lo uso es un lindo día.
Nataline
Cuando lo vi pensé, yo no me compraría esta prenda.
Primero porque soy muy práctica con la ropa, y simple, y
esta penda era compleja de usar, en el sentido que necesitas
una remera debajo y no te abriga mucho. Yo entiendo que
es de esas cosas que se ven hermosas, pero a mi me cuesta
ver la ropa sin su función práctica. Si algo es hermoso, lo es
también porque "te salva" por la razón que sea. O esos
super abrigos, o esos borcegos cómodos y que hacen que
uno se vea bien vestido y con onda, o esa camisa fresca. No
se, soy muy simple en ese sentido.
Pero todo eso fue mi prejuicio. Cuando me la puse me
gusto como me quedaba, y la use todo el día.
Luz
Ese buzo verde me caracterizó por un año. Es de esas
prendas que no te sacas nunca, lo usas, lo lavas y te lo
volvés a poner. Cuando lo compré no tenía esos
botones, sino que se los puse yo. Me gustaba la idea
medio del principito que le daba.
Esa es una de las prendas que tenía puesta el día que
conocí a Fermin, en mayo del 2010, en Matienzo.
Él fue a tocar con un trío de Jazz a una muestra que
organizamos con Cami. Al mes dijo adelante de su
papá que yo era su novia. En menos de un año
vivíamos juntos.
El buzo verde me acompaño todo ese tiempo. Hasta
que un día me cansé, y simplemente quedo en el
placard. Intenté usarlo después, pero no pude,
simplemente no tenía ganas de usarlo. Ya volverá a los
ruedos, por que lo vuelva a usar o porque otro lo haga.
Luz
pido gancho, al que le toca
Valeria
La peor resaca de la vida,
La prenda que más me bancó. Solo me dejó en
nalga un par de veces, pero es la prenda más
vivida que tengo. La usé para todo y en todo.
Valeria
Siguiente
Un pantalón así pensé me iba a resultar incómodo
pero enseguida me puse a ver quién podría ser
usandolo. Claramente encontré miles de
referencias porque quién no tuvo en algún momento
en su armario un jean roto que nunca se quería
sacar. Posiblemente fue esto lo que hizo que no lo
use en todo el día. Su falta de largo y el hecho de que
me quedaba grande de cintura provocaron que esté
todo el día en mi casa con el jean tirado en la cama.
Mientras fumada alrededor de él como haciendole
tributo comprendí que sólo podría vivir grandes
aventuras en mi cabeza con ese pantalón puesto. Y
así lo hice. Acompañado por una lista extensa de
canciones me dispuse a soñar.
Juan