Memorias talleres de crónica periodística

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PRENSA ESCUELA Talleres de crónica periodística – Universidad Pontificia Bolivariana Datos del evento: Fecha: jueves 3 y viernes 4 de septiembre de 2015 Hora: 8:00 a.m a 12:00 m. y 1:00 p.m. a 5:00 p.m. Lugar: Universidad Pontificia Bolivariana Público: Estudiantes interesados en el 4° Concurso Mejores Crónicas Prensa Escuela, y maestros Objetivo general: Capacitar a docentes y estudiantes con respecto a la crónica como género narrativo. Objetivos específicos: Preparar a los jóvenes interesados en participar en el 4° Concurso Mejores Crónicas Prensa Escuela, sobre el género de la crónica y su elaboración. Ofrecer herramientas para desarrollar habilidades de escritura a través de la crónica periodística. Textos elaborados por los participantes: El placer del chocolate Me dieron un brownie, estaba empacado en una bolsa rectangular, en la parte inferior izquierda tenía tres línea de letras escritas con tinta negra y en mayúscula sostenida, y en la primer línea decía 13 NOV 15 12:49, y, tercera línea LM22715016332. Se veía delicioso, sin duda, irresistible para cualquier persona como yo, amante de los dulces. Era un placer, comer, llena mi cuerpo de dulce y carbohidratos, y luego tratar de hacer ejercicio para bajarlos. Dios, un hermoso placer. ¿Podía abrirlo ya? ¿Podía saborear su delicioso chocolate? ¿Podía oler su inigualable olor? Está bien, la bolsa sonaba al tratar de abrirlo y sonó una pequeña explosión al conseguirlo, acto seguido, se desprendió un delicioso aroma a chocolate, y era de las mejores cosas que podía oler. Y me convencí: el chocolate era mi debilidad.

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Estas son las memorias en las que podrá encontrar todo lo realizado en los talleres de crónica periodística que Prensa Escuela realizó los días jueves 3 y viernes 4 de septiembre, como preparación para los jóvenes participantes del 4° Concurso Mejores Crónicas Prensa Escuela.Los talleres se llevaron a cabo en las instalaciones de la Universidad Pontificia Bolivariana, y contaron la participación de los periodistas Mónica Quintero y Javier Macías.

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PRENSA ESCUELA

Talleres de crónica periodística – Universidad Pontificia Bolivariana

Datos del evento:

Fecha: jueves 3 y viernes 4 de septiembre de 2015

Hora: 8:00 a.m a 12:00 m. y 1:00 p.m. a 5:00 p.m.

Lugar: Universidad Pontificia Bolivariana

Público: Estudiantes interesados en el 4° Concurso Mejores Crónicas Prensa Escuela, y maestros

Objetivo general: Capacitar a docentes y estudiantes con respecto a la crónica como género

narrativo.

Objetivos específicos:

Preparar a los jóvenes interesados en participar en el 4° Concurso Mejores Crónicas Prensa

Escuela, sobre el género de la crónica y su elaboración.

Ofrecer herramientas para desarrollar habilidades de escritura a través de la crónica

periodística.

Textos elaborados por los participantes:

El placer del chocolate

Me dieron un brownie, estaba empacado en una bolsa rectangular, en la parte inferior izquierda

tenía tres línea de letras escritas con tinta negra y en mayúscula sostenida, y en la primer línea

decía 13 NOV 15 12:49, y, tercera línea LM22715016332. Se veía delicioso, sin duda, irresistible

para cualquier persona como yo, amante de los dulces.

Era un placer, comer, llena mi cuerpo de dulce y carbohidratos, y luego tratar de hacer ejercicio

para bajarlos. Dios, un hermoso placer. ¿Podía abrirlo ya? ¿Podía saborear su delicioso chocolate?

¿Podía oler su inigualable olor?

Está bien, la bolsa sonaba al tratar de abrirlo y sonó una pequeña explosión al conseguirlo, acto

seguido, se desprendió un delicioso aroma a chocolate, y era de las mejores cosas que podía oler. Y

me convencí: el chocolate era mi debilidad.

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Tomé con mis dedos pulgar e índice un pequeño trozo de aquel “mini brownie” de irresistible

olor...y sabor. ¡Era delicioso! Un gran premio para mis papilas gustativas, textura suave, pero firme,

la cobertura de chocolate derritiéndose en mi boca, simplemente inigualable, pero era muy poco,

para un sabor tan gratificante.

Tomé tres trozos más y terminé mi brownie completo. “Todo lo bueno llega a su fin”, pensé y con

tristeza, miré el paquete abierto, con un poco de cobertura pegada. Llevaba tiempo sin comer un

buen brownie como ese, y pude volverlo a hacer, hace unos minutos tenía en mis manos un

brownie cuadrado, envuelto en una bolsa plástica rectangular.

¿Qué hacía el chocolate tan delicioso? ¿Qué lo hacía distinguirse de los demás dulces? Juro que no

he conocido la primera persona que diga que no odia el chocolate y que no reciba mirada de

“¿QUÉ?”, en fin, siempre, el chocolate será una hermosa pasión dulce que unirá personas.

Los postres, están en su mayoría basados en chocolate y siguen siendo deliciosos.

Los novios se regalan chocolates y son felices.

Los amigos se reúnen para compartir un chocolate caliente y se ven felices.

Las personas se ven felices cuando comen chocolate, se ven muy felices cuando comen un poco de

chocolate.

Muchas veces, el chocolate es uno de los más grandes placeres.

En serio, admiro a aquella persona inteligente que creó un pequeño trozo de dulce color café que

ayuda a unir personas, naciones, culturas y saberes.

Brownies y chocolates, grandes placeres.

Deliciosos, eternamente deliciosos.

Marcela Rodriguez Flórez

Colegio El Carmelo

Estudiante grado sexto.

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Mi brownie: mi color favorito, mi color de piel

Te saco de una bolsa y chillas al tocar tu empaque. Te colocas y te quedas mirándome al sujetarte

con mi mano izquierda y me sigues y sigues mirando con esa mirada tierna y degolladora. Tratas de

decirme: no me saques de mi entorno y menos devorarme, nos miramos fijamente y descubro que

tendré que hacer con lo que su mirada me suplica. “Mi color favorito, mi color de piel”. Un poco

avergonzada quito la mirada y lo guardo donde la tentación de consumirle se apacigua y vuelvo a la

realidad del momento, antes de tener el brownie.

Docente: Anunciación Ríos Lemus

Gónzalo Restrepo Jaramillo

Medellín

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Dulces recuerdos a veces llegan a mis manos en una pequeña bolsa transparente que cruje al

tocarla un poco fuerte. En dos de sus extremos pequeñas especies de dientes que me insinúan que

coma su contenido, lástima que me hostigue su dulzor y no quiera probarlo.

Puedo sentir un leve olor a chocolate que se escapa y me recuerda al perfume de mi abuela,

siempre de pequeña le decía que olía a chocolate, e incluso por su tez morena llegué a pensar que

quizás ella estaba de chocolate con un poco de leche.

También recuerdo hace un año que salí a comer helado con mi papá y me compró una copa de

helado con brownie, aunque sabe que no me gusta mucho el dulce le adicionó m&m’s, no fui capaz

de terminarlo pero incluso quedé inconforme, ahora me causa gracia recordar ese día.

Termino probando un poco del brownie, recuerdo que no me gusta que pena, al final, en vez de

llegar a su supuesto destino, termina en mi bolsillo junto a mis objetos y basuras varias que

siempre están allí.

María Camila Aguirre Vera

I.E. Gónzalo Restrepo Jaramillo

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El brownie

Viéndolo así de cerca, al parecer no solo tiene una bolsa; está dentro de una bolsa. Café y tostado

con un sabor mezclado. El olor, algo parecido a un café con helado, su textura nos lleva a la altura

entre las paredes translúcidas de un pequeño y simple brownie. Mirando y diciendo, ¿por quién

seré comido? Me recuerda a esos momentos en que solía comer y ahora no poderlo hacer. Hace la

diferencia un brownie tan sencillo pero desaparecido en algún momento y lugar de tu vida donde

pasó todo de repente y ahora volver al pasado se ha hecho presente.

Mariana Yepes B

Colegio Colombo Británico

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Chocolate, chocolate

Explosión de sabor a chocolate. El chocolate, bebida de dioses, pienso Moctezuma embebido de

todo el chocolate que le pudieran tributar y en su pueblo privado de ese amargo sabor y exquisita

fragancia.

Debería existir una estatuilla que le haga tributo a aquel mortal que liberó para los hombres el

sabor de imaginables sensaciones.

Diana Mayeli Aguirre

Docente I.E Simón Bolivar

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El café es un color hombre

Nunca me ha gustado el color café, no es expresivo, no me muestra nada, ninguna sensación. Toda

mi vida he usado el color café en mi uniforme lo cual es absolutamente frustrante. Viendo este

brownie, más que todo su color, recuerdo todo esto, lo poco que me agrada usar este color o verlo,

pero lo mucho que me gusta su olor y su sabor, ahora bien cuando lo pienso, me agrada la

sensación esponjosa en mi boca para luego encontrarme con la cubierta dura del chocolate, luego

la observo y sigue sin gustarme su físico, llevo el brownie a mi boca para volverlo a morder pero

justo cuando pongo los dientes en él se despedaza dentro del paquete, caen algunas partes por

fuera de él, en la hoja en blanco, esto si me gusta, como se ven las migajas sobre un fondo blanco a

la espera de retirarlas de mi hoja para poder empezar a escribirlas.

Alba Luna Restrepo

El Carmelo

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Un recuerdo de otro: sabor de brownie

Las envolturas de un delicioso brownie, se deshojan como el abundante cabello que cayó, como el

engañoso tiempo. Las ansias se reflejan en su plástico que me muestran, el reflejo del sol, al cual

amé y odié por regalarlo, un militar parecido al tiempo; extraditado de Amazonas, Leticia.

El poroso chocolate me grita sin habla, para degustarlo, sin embargo el recuerdo de su suave

contextura me lleva de la mano a vomitarla.

Alba y ocaso, un baño resucitado de gritos para probar un grandísimo pequeño brownie que no

será vomitado.

Escribo sin tinta letras vacía, tiemblan mis manos y la lengua, al pasar por mi garganta

dolorosamente, y una vez más recuerdo un recuerdo del cual, aún sigo en vida.

Valentina López Calle

I.E Gónzalo Restrepo Jaramillo

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Escaleras abajo

El calor pasa lento y apresurado por mis mejillas, la emoción invade mis manos que tiemblan en

falta de calcio. Bajo las escaleras, pongo en el barandal, rápidamente la retiro (la dermatitis

expandida por mi mano derecha), arde y me enfurece saber que no puede tener mucho tacto. Al

retirarla miro mi mano tan desagradable de la cual mi hermana Melissa llama “podrida”; pero al

ver que se sacuden fuertemente las escaleras al bajar se me desvía tal pensamiento. Volteo a mi

derecha y veo una habitación donde se encontraba una pequeña habitación donde se encontraba

un señor de alta edad, cabello en canas, lentes que reflejaban dorado. (Me miró, le sonrío y queda

serio en su escritorio). Sigo escaleras abajo y le sonrío a mis compañeras (que creo están igual de

emocionadas). Al llegar a las escaleras del tercer piso veo por el ventanal izquierdo y visualizo un

chico en promedio de edad unos 23 años, alto, cabello castaño, barba roba con castaño como hojas

de otoño quemadas y secas, parpadeo y le digo a mi compañera Camila algo como un cumplido al

chico (pero no recuerdo que palabras usé). Alzo la mirada y están algunos chicos del Colombo

Británico en el ascensor, les sonrío, se cierran las puertas y sigo el camino al bajar. Sigue el piso 2,

luego el piso 1; encuentro una máquina de dulces y veo unas galletas festival (se me hace agua la

boca) me imagino comiéndolas en algún lugar raro. Al llegar a mi destino aún está el chico de

castaño cabello, le miro pícaramente, les comento a mis compañeras de cómo me atrajo y Laura

me dijera que no me le acercara, le pregunto su nombre y me contesta “Mauricio” le sonrío me

doy la vuelta y le doy las gracias...

Valentina López Calle

I.E Gónzalo Restrepo Jaramillo

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No está

Desde el asiento donde me encontraba, mis ojos se habían dirigido a ese montón de paquetes

verdes, eran brownies. Las presentaciones transcurrían, las preguntas y las explicaciones, y en mi

cabeza estaba la pequeña duda de porqué habían brownies aquí.

Después del refrigerio, la revelación llegó a mí, bueno, inicialmente solo me fijé en que nos iban a

dar esos pequeños dulces.

Cuando lo tomé, lo primero que vi fue la fecha de vencimiento, ¿por qué? No sé, tal vez sea por el

posible daño de estómago, pero al final, cuando se trata de brownies, no me lo comería solo si

estuviera verde.

Lo segundo que vi fue que la cubierta de chocolate estaba derritiéndose, ya era quebradiza.

También que el olor traspasaba el delgado empaque transparente, y por lo mismo, varios minutos

después, la habitación estaba impregnada con ese aroma; porque no era yo sola, éramos más de

15, que caíamos en esa tentación, la de los brownies.

El sonido de los empaques, abriéndose, y el sabor en mi boca, me llevaron a aquella infancia en la

que mamá los compraba, y dejó de hacerlo por yo realizar misiones nocturnas para conseguirlos.

El hostigante sabor a chocolate y las migas que caen sobre mi falda me recuerda constantemente

mi reciente apatía al dulce.

Este brownie me trae a la mente una promesa incumplida, aunque todavía siga esperando su

cumplimiento, sí, una bandeja de brownies caseros que nunca he visto.

Me hace sentir sola, ¿por qué? ¿cómo un brownie podía hacerme sentir sola? La razón: mi

hermano una vez me preparó brownies, no eran los mejores pero fue el único verano que estuve

con él.

Ver el empaque vacío, y los pequeños trozos en el suelo, me hacían pensar en mi perro, en cómo,

si estuviera aquí, ya estaría bailando y poniendo fritos, pero no, no está aquí, ni tampoco la

bandeja de brownies caseros imaginarios, ni mi gusto extraordinario por los dulces, tampoco mi

hermano, y sobre todo, no está la esperanza de que mi madre me comprara brownies otra vez.

Laura Marcela Julio Suárez

Colegio El Carmelo

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El recuerdo del brownie

Todo llegó a mi mente en el momento en que nos dieron ese pedazo de chocolate que para unos

es delicioso mientras que para otros es hostigante, al verlo me trajo el recuerdo de mi prima, esa

pequeña llamada Jimena, me dio un gran recuerdo por contar.

Todo comienza el 16 de junio de 2013, yo vivía en Bogotá y mis primos estaban de visita al ser

vacaciones, ese día nos despertamos a las 3 A.M. ya que mi mamá había planeado una salida a un

gran lugar. Jime mi prima despertó con el pelo despeinado, con su pijama de ovejas y refregándose

los ojos.

Ya a las 5 A.M. el clima era frío y estábamos esperando el bus que nos llevaría a nuestro destino:

Piscilago parque Acuático que quedaba en Magdalena, un lugar caluroso, totalmente diferente a

Bogotá, un lugar frío en que la gente te ignoraba, mi prima Jime emocionada por el viaje no

dejaba de saltar.

Ya en el parque desayunamos a las 9 A.M. una deliciosa arepa de queso envuelta en aluminio.

Después mi prima no encontraba los aparatos, eran rosados con detalles de flores, al final los

encontramos envueltos en el empaque de brownie con un poco de harinas y crema en el paladar

Juanita Herrera de Los Ríos

El Carmelo

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Pequeña degustación, gran recuerdo

Esta es la pequeña historia de como un mini brownie causó un bonito recuerdo.

Hoy, me dieron el dichoso brownie, por más que me lo quisiera tragar de un bocado, quise escribir

primero sobre mi experiencia.

El brownie tenía una masa normal, ni muy dura, ni muy blanda. Estaba algo pegajosa, se nota por

el brownie que quedaba pegado en la envoltura de papel de la pequeña muestra de sabor. Su olor

me deleitaba. Su olor a chocolate me hacía agua la boca, pues me hizo pensar que mis papilas

gustativas quedaban maravilladas.

Mi cerebro me mandaba las órdenes y, finalmente, no fui capaz de aguantar. Desistir, abrí la

envoltura, saqué el brownie y probé un mordisco.

De repente, sentí que volvía al pasado, 8 años atrás, cuando mi abuela paterna me hacía mini

brownies que tanto amaba. Me los devoraba al instante. Lloré por dentro cuando volví a la

realidad, y aunque me lo quería acabar de un mordisco, me lo comí lentamente, para disfrutar su

delicioso sabor durante un largo rato. Por fin, lo acabé, tratando de aguantar las lágrimas que

venían, lo sentía que venían a mis ojos. Mi abuela se llamaba Berenice, y murió en el 2010. Traté

de ser fuerte, y lo logré, pero estaba llorando por dentro, destrozado, pero sabiendo que mi abuela

y sus mini brownies estaban ya en un lugar mejor. Fue una experiencia inolvidable, pues pude ver,

besar y a abrazar a mi abuela, aunque fuera en mi mente una vez más...

Y todo gracias a un mini brownie.

Carlos Andres García Trujillo

Colombo británico

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Page 13: Memorias talleres de crónica periodística

Un pequeño postrecito

Cuando uno ve comida, la verdad uno se emociona, pero todo depende si tiene hambre o si solo es

por comer, porque se ve rico o tan solo por probarlo, pero es más emocionante cuando es una

comida que a ti te gusta y sientes las ganas de comerla. A muchas personas les gusta comer dulces,

en cambio otras, prefieren comer frutas o cosas así, pero la verdad es que todo el mundo ha

quedado con el antojo o han sentido la dicha de comer un dulce. Hay muchos tipos de dulce como

por ejemplo: el brownie. El brownie es como un tipo de torta pero un pedacito de ella, es decir es

muy peque{p, que hacer a veces quedas con ganas de otro, cuando tu lo ves, piensa que de pronto

es mucho dulce pero cuando lo abres vas a percibir ese olor tan dulce que tiene que si no lo comes

por cosas como subir de peso o porque vas a dañar tu dieta te vas a quedar con muchas ganas.

El brownie tiene un sabor inexplicables, por lo menos para muchas personas que les encanta, es

muy rico, además es muy esponjoso y eso lo hace ver muy tierno y más tentativo que simple. Este

rico postre puede estar preparado con muchos ingredientes como el maní, arequipe, etc. Estas

cosas lo completan más y sabe mucho más delicioso.

Daniela Pérez

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Page 14: Memorias talleres de crónica periodística

Aunque el sonido del avión hizo perder mis ideas, yo quería escribir.

Mi boca se llena de agua, la tarde calurosa no me deja encender mis antenas de escritora, sin

embargo, el olor a chocolate me lleva a pensar, me devuelve a mi pasado, en el encierro que llevo

en mi corazón, el no poder destapar la angustia que se lleva dentro, para poder decir lo que se

siente, y entonces eso dulce en el olor me hace recordar eso amargo de l avida.

Su fecha de vencimiento caduca, la mía no, la mía no.

María Celina Patiño

Colegio Agustiniano San Nicolás

Encima de la mesa

Page 15: Memorias talleres de crónica periodística

Y ahí estaba con una ansiedad que venía desde su mundo, tal vez solo estaba de cuerpo, su mente

estaba en casa. Ella siente el ruido de aquella bolsa que había deseado, le compartieron lo que

para ella era su mejor dulce, el olor de aquel chocolate siempre la cautivaba, pero aquel día fue

diferente.

Ella, una joven de 15 años que por lo general le encantan los dulces como a la mayoría de

adolescentes, estaba entusiasmada por comer aquel tan dulce y llamativo brownie.

Abre su empaque y decide comer, pero su olor la llena, “no quiero comer” dice la joven, ella no

sabe por qué no quiere comer lo que más le gusta, lo que la lleva a un mundo de fantasía y solo la

hace pensar ene ste pequeño trozo.

Y allí quedó medio abierto ese mundo de fantasía, encima de una mesa, como habían quedado

muchas de las cosas que había querido comer desde hace dos días pero no había podido lograr.

Yuliana Rojas

Institución Educativa Rural La Magdalena

Soledad es lo que siento al bajar cada escalón, el silencio choca en las paredes. Puedo sentir la

ansiedad de terminar las escalas y comenzar a observar el exterior.

Page 16: Memorias talleres de crónica periodística

Caras de cansancio, de tristeza, preocupación, alegría es lo que refljean las personas que logro

detallar. Un poco de música que relaja y un suave viento que acaricia mi cabello y después hace

bailar las ramas de los árboles; risas entre jóvenes, personas que disfrutan mensajear, mientras

que otros solo están ahí en la grama, pensando, durmiendo. A mi perspectiva, diferentes

ambientes pero una sola definición: “la cotidianidad de la UPB”.

Camila Zapata Celada

Institución Educativa Gonzalo Restrepo Jaramillo

Quizás el calor del día y estar apretujado en una bolsa, encerrado, ocasionó que si “sudor”

achocolatado se impreganara en esta bolsa.

Su olor puede recordarme a una de esas tardes con mi mamá en las que nos sentamos a charlar y a

comer un buen chocolate, acompañado de un vaso de leche.

Page 17: Memorias talleres de crónica periodística

Al comerlo puedo sentir cómo se desvanece y mi boca queda llena de pequeñas harinas.

Su sabor es delicioso, me hace pensar con la dedicación que fue preparado y me recuerda a mi

mamá cuando cocina y hace todo con dulzura.

El sabor del chocolate queda en migusto y me provoca darle otro pequeño mordisco para repetir

tan maravillosa sensacón.

Las pequeñas cosas se disfrutan poco a poco, con esmero y con las ansias de querer un poco más.

Camila Zapata Celada

Institución Gonzalo Restrepo Jaramillo

Dulce compañía

Es así como el olor, el sabor, el color se transmite a través de la dulce compañía que cada día das.

Pequeños trozos de amor, cariño, pasión y compensión, gracias por estar en cada instante cuando

más te necesito.

Mi dulce compañía, sí, mi dulce compañía que siempre estaré esperando por ti.

Page 18: Memorias talleres de crónica periodística

Tu olor me lleva a otros lugares, a muchos recuerdos, a años atrás, donde la felicidad cautiva mi

ser.

Gracias, mi dulce compañía.

Doris Elena Acevedo López

Colegio Agustiniano San Nicolás – Aranjuez

Sensaciones

Sientes aquel plástico, ya habierto y me recuerdas aquella torta envinada del día del matrimonio

de tus primos, aquel juramento de amor que claudicó en el odio y la monotonía. Brownie, repetía

en mi cabeza, esa sensación gloriosa, pero sin dejar de pensar en aquel día, ya hace un año, y no

podía creer que este chocolate desperara tantos sentimientos guardados, y uno que otro olvidado.

2:43 de la tarde, algo seca tu boca y evocas recuerdos del ayer, tan feliz, tan próspero, pero que

una mueca recuerda que ya todo terminó. Entonces, aquel dulce chocolate, se convirtió en un

agridulce, en un sinfín de cualidades respectivas y una detrás de otra. Miras el reloj, ya con un

recuerdo más en tu cabeza, tus cavilaciones y no dejas de observar aquel chocolate con nostalgia.

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Jheny Fernanda Duque Duque

Institución Educativa Gonzalo Restrepo Jaramillo

Bajas por la escalera, sientes unolor desconocido de las paredes, aquel martilleo distrae un poco

tus pensamientos, aunque no por eso dejas de observar y socavar en tu piel todo lo que hay allí.

Caras de desconocidos, un aire burgués se puede reconocer en aquellos corredores de la UPB el 3

de septiembre a las 3:27. Aquellas facciones (aunque desconocidas), evocan en ti recuerdos de

cuando visitaste la U de A y encuentras más diferencias que similitudes.

Entre risas y observaciones, encuentras con un paraíso, que aunque desconocido y diferente,

impacta.

Jheny Fernanda Duque Duque

Institución Educativa Gonzalo Restrepo Jaramillo

Page 20: Memorias talleres de crónica periodística

Las llanuras del chocolates

Lo primero que veo son unos picos grandes, como las montañas de la llanura lejana.

Con un solo pedazo abierto empieza a esparcirse el olor por mi nariz, de la única galleta que recibí

y pensé “tengo que aprovecharla”. Cerré los ojos, le pegué el primer mordisco y el clima empezó a

cambiar, el silencio que me susurraba, desplegaba mis sentidos.

Abrí los ojos y ya me lo había comido, mientras tanto pensando qué podría haber hecho si hubiera

guardado un poquito.

María Paz Moreno Arango

Colegio La Salle de Envigado

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Deliciosa alergia

El rugoso empaque, con un sonido que me fastidia el tímpano, contiene aquel delicioso caramelo

que antaño no podía ver a metros, al abrirlo solo siento ese aroma a chocolate tan delicioso como

prohibido.

Al saborearlo se siente esa masa suave y blanda, pero esta solo me recuerda lo que me perdí por

años; mi cuerpo traicionero no podía percibir un poco de chocolate en la boca, ya que en cuestión

de segundos me encontraba repleto de ronchas producto de una alergia a este maravilloso sabor.

El paladar queda lleno de pequeños trozos de brownie, tan fastidiosos como el sonido al destapar

el empaque, así que la situación de comer brownie es un contraste de alegría y molestia.

Nicolás Molina Arroyave

Colegio La Salle de Envigado

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Un agradecimiento no bastará para todo lo que hoy nos han brindado desde su experiencia.

Aunque éramos unos desconocidos al momento de entrar al salón, bueno aún lo somos, desde sus

enseñanzas podemos conocerlos como unas personas grandiosas que tienen como labor

mostrarnos la magia que se vive tras las palabras impresas en el papel.

~ Nicolás Molina Arroyave

Colegio La Salle de Envigado