Memoria que comprende la observación de la epidemia de ... · publicación se hizo por acuerdo de...

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MEMORIA

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MEMORIA

Fundación Germán Sánchez Ruipérez
Biblioteca Pública Municipal. Peñaranda de Bracamonte Autor: Coll García, Miguel Autor: Fundación Germán Sánchez Ruipérez. Centro de Desarrollo Sociocultural (Peñaranda de Bracamonte) Título: Memoria que comprende la observación de la epidemia de viruela de Peñaranda de Bracamonte [En línea] : de 1894 á 1895 precedida de algunos datos de topografía médica de indicada villa / por el Ldo. Miguel Coll García Editorial: Peñaranda de Bracamonte : Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 2006 Descripción física: En línea (PDF 2,46 MB) Colección: (Colección Antonio Villagordo) Clasificación: 616.912 Notas: Edición electrónica a partir de la publicada por la Imprenta de Calatrava de Salamanca en 1899, a cargo de L. Rodríguez Notas: En port.: Obra premiada con medalla de oro y título de socio correspondiente por la Real Academia de Medicina y Cirugía de Barcelona en el concurso de 1897 Materia: Viruela - Peñaranda de Bracamonte Materia: Peñaranda de Bracamonte - historia Disponible en: http://www.fundaciongsr.es/pdfs/memoria_epidemia.pdf

M E M O R I AQUE COMPRENDE LA

OBSERVACIÓN DE LA EPIDEMIA DE VIRUELADE

PEÑARANDA DE BRACAMONTE

DE 1894 Á 1895

PRECEDIDA DE ALGUNOS DATOSDE

TOPOGRAFÍA MÉDICA DE INDICADA VILLA

POR EL

LDO. MIGUEL COLL GARCÍA

Médico titular de Peñaranda de Bracamonte.Médico auxiliar de la Adininistración de justicia y de la penitenciaría

del Juzgado de primera Instancia de la misma villa,condecorado con la cruz de Beneficencia de primera clase,

Académico correspondiente de la Real Academiade Medicina y Cirugía de Barcelona

Obra premiada con medalla de oroy título de socio correspondiente por la Real Academia de Medicina

y Cirugía de Barcelona en el concurso de 1897

SALAMANCA

IMPRENTA DE CALATRAVA

á cargo de L. Rodríguez

1899

Habiéndose solicitado por el autor de esta Memoria

la oportuna autorización de la Real Academia de

Medicina y Cirugía de Barcelona, al efecto de poder

publicarla, le fué concedida, según se le hizo saber por

comunicación de fecha de 17 de Junio de 1898.

"Reglamento de la Real Academia de Medicina y Cirugía de

Barcelona. Art. 37. La publicación de las Memorias y demás escritos

hecha por acuerdo de la Academia, no supondrá que ésta acepte

ni prohíje las opiniones que contuvieren, las cuales seguirán

perteneciendo exclusivamente á los autores de aquéllos, aun

cuando las doctrinas de su contexto se conformaren con las de la

Corporación.

Este artículo se transcribirá en la anteportada de toda

Memoria que por acuerdo de la Academia se publicare,,.

QUEDA HECHO EL DEPÓSITO QUE MARCA LA LEY

Al Excmo. Señor

D. Fernando Soriano y Gaviria

Marqués de Ivanrey, Senador del Reino,

Exdiputado á Cortes por el distrito de Peñaranda

Y Á

D. José Ruiz GarcíaLicenciado en Filosofía y Letras, Alcalde Constitucional

de Peñaranda de Bracamonte

Dedica este breve trabajo, en testimonio de gratitud

y en prueba de sincera amistad,

El Autor.

J U I C I OQUE

M E R E C I Ó E S T A M E M O R I A AL

DR. D. RAMÓN CODINA LÄNGLIN Vicesecretario de la R. A. de Medicina y Cirugía

de Barcelona

N el libro publicado en el año de 1898, con eltítulo Acta de la sesión pública inaugural que laR.A. de Medicina y Cirugía de Barcelonacelebró en 29 de Enero de 1898, y cuyapublicación se hizo por acuerdo de la

Academia, se lee, en las páginas 37 y 38, el siguiente juiciorespecto á esta Memoria:

“La descripción de la epidemia de viruela de Peñaranda deBracamonte es una verdadera joya. La Topografía que laprecede y la multitud de datos que el autor acumula,constituyen una serie de documentos de granvalor.constituyen una serie de documentos de gran valor.

La descripción de la epidemia es un modelo: el autor, quedemuestra en ella, y en las demás materias, una gran sumade conocimientos y unas iniciativas de gran poder, ha hechouna acabada fotografía de la infección desde todos lospuntos de vista; pero se ha guardado mucho de escribir unamonografía de las viruelas, como suele hacerse á veces: él hadescrito la epidemia de Peñaranda de Bracamonte, y la hadescrito con tanta perseverancia y conocimiento del asunto,como celo é inteligencia tuvo para combatirla y dominarla.Es sobre todo notable la manera de dar cuenta del orden depropagación y evolución de la epidemia, trazados por modomatemático y sintetizados en un cuadro gráfico ingeniosoque da idea cabal de la filiación y enlace de los casos,,.

A continuación se hace constar que por todas estasrazones la Academia ha creído obrar en justicia adjudicandoá su autor el Premio, consistente en medalla de oro y eltítulo de académico corresponsal, doliéndose de que elestado de su erario no permita conceder á dicho trabajo loshonores de la publicación, cual hubiera sido el deseo de la Academia y el de la Comisión dictaminadora.

Tenemos especial satisfacción al mostrar nuestroagradecimiento por tan laudatorias frases al AcadémicoVicesecretario, Dr. Codina Länglín, cuyo es el juicioanteriormente copiado de la Relación de los trabajos en quese ocupó la R. A. de Medicina y Cirugía durante el año de1897.

8 JUICIO QUE MERECIÓ ESTA MEMORIA

INTRODUCCIÓN

El remedio del desorden

causará dolor.

I el mismo orden nos proporciona de continuosacrificios y dolores, ¿cuáles no han de sèr losque nos cause el desorden?En todos los pueblos hay desórdenes que á laHigiene pública afectan, y como ellos sean

factores etiológicos de su patología, al médico compete, encumplimiento de su misión social, denunciarles para quesean corregidos por quien corresponda.

Procediendo de ese modo, es posible que no obtengarecompensa alguna, pero seguramente gozará del placer quesiempre proporciona la práctica del bien y del deber.

** *

Penetrado de temor por el conocimiento de mispocas fuerzas, por las dificultades y la magnitud del asunto,y por el mismo anhelo de conquistar lauro preciadísimo,

comparezco con este estudio de una epidemia ocurrida enPeñaranda de Bracamonte, ante la Real Academia deMedicina de Barcelona, en el concurso abierto para este

año (1) , optando al premio del doctor Salvá.Y sea cualquiera el éxito que mi empeño obtenga, por el

solo hecho de consagrar esta empresa al esclarecimiento deun tema del mayor interés para este pueblo, quedarérecompensado. Pagaré con mi esfuerzo y voluntad, deudade gratitud.

El tema de este concurso consiste en "escribir laobservación de una epidemia ocurrida en algún punto deEspaña,,.

Peñaranda padeció una epidemia de viruela en los años1894 al 1895.

Y aunque mi falta de aptitudes sea notoria para darnovedad á tema tan de continuo suscitado y en cuyo estudioadquirieron fama y renombre esclarecidos médicos y fuéobjeto de las investigaciones de muchos sabios; y suconocimiento práctico ha llegado á un punto que no tieneparecido en la Medicina Política, toda vez que se ha logradosuprimir uno de los factores indispensables para que todainfección colectiva tenga efecto, se sabe el modo deesterilizar el terreno, donde no podrá actuar ya el agente ógermen, y á pesar, digo, de que los adelantos de la Higienepública sean tantos, que apenas puede tener lugar el médicopráctico de mejor voluntad y talento para conocerles, ápesar de todo, la epidemia de viruela, padecida por estapoblación, ofrece tales singularidades, arroja tales datos ypruebas, del valor profiláctico de la vacunación yrevacunación, del valor de los procedimientos empleados enla aplicación de esos remedios, que por torpe observador

(1) Se refiere al año 1897.

10 INTRODUCCIÓN

que sea, alguna enseñanza práctica, útil y concreta habrá deobtenerse, si no para la humanidad, que tales vuelos no tienemi intento, por ser eso la obra de los genios, para estepueblo, para cuantos reúnan condiciones que le seananálogas; si no aporta enseñanzas nuevas en el ordenabstracto, ni en el clínico, será siempre un claro testimonioen favor de las conquistas de la ciencia, en pro de losprocedimientos por ella aconsejados.

Confirmará la idea, mejor diría el convencimiento, deque aquellas epidemias de viruela que, en siglos anteriores yen el nuestro, causaban la desolación y la ruina de lospueblos, diezmaban la humanidad, están sojuzgadas porcompleto, ó no tienen razón de ser, siendo hoy un grandolor, un inmenso remordimiento la pérdida de un soloindividuo, debida á la viruela. Esto, no obstante, vive yperdura, visita á uno y otro pueblo y está con permanenciaen algunos.

Algo nuevo y singular creo haber practicado en estaepidemia, sin ejemplo que yo sepa en pueblo alguno de estascondiciones, y que debe ser imitado; que el modo de hacerlos remedios, no es lo menos importante en el tratamientode las epidemias.

Todavía se registraron en la de Peñaranda buen númerode casos, que exigieron gastos y sacrificios y ocasionaronsensibles desgracias, lo que, en verdad, no está encontradicción con lo anteriormente indicado, toda vez quela epidemia terminó cuando más estragos eran de temer.

Siguiendo la conducta de otros autores laureados por lasabia corporación que ha de juzgar este trabajo, expondrécuanto sea indispensable para tener una idea del estado enque la población se hallaba cuando fué invadida, pues que,al fin, la villa, formada por casas y calles, por personas y porcosas de éstas,,, fué el campo que recibió la semilla,

INTRODUCCIÓN 11

entretuvo su desarrollo y pudo ser concausa poderosa de losefectos que se experimentaron.

Los elementos integrantes en la constitución de todopueblo, son dos: urbe y población, que se distinguen en cadauno por caracteres y rasgos especiales que les da laindividualidad; les caracteriza; del mismo modo que no haydos individuos iguales, no se encontrarán dos pueblosiguales, y de aquí que en epidemiología, como en clínica, nose pueda tratar de especies morbosas, sino de casos óindividuos enfermos.

La urbe, la población, dan carácter y sello especial á lasenfermedades y epidemias, modifican, á su manera, lamorbilidad, y son en gran parte responsables de lamortandad anual y de que el nivel del promedio de vida seamás ó menos elevado. En ellas se encuentran factoresetiológicos de las enfermedades locales: y como el notorioadelanto de las ciencias médicas, radica en el mayorconocimiento de las causas morbosas, de esos infinitosfactores que conspiran contra la salud de los hombres y lade los pueblos, y en tal conocimiento se funda el poder dela Medicina Política, estableciendo la profilaxia de lasenfermedades endémicas y epidémicas, aislando ódestruyendo á los agentes patógenos y previniendo losefectos del medio ambiente, así material como moral, es delmayor interés el conocer á una y otra.

En la urbe hay que considerar su formación, situacióngeográfica, asiento hidrográfico y geológico, ambiente, agua,suelo, viviendas y medios de subsistencia; en la población, elnúmero y clase de habitantes, sus condiciones etnológicas ysus costumbres, el pauperismo como modificadorpatológico general y el movimiento de población, ó sea lademografía sanitaria, siendo esto el asunto de la primeraparte.

12 INTRODUCCIÓN

En la segunda, daré á conocer la epidemia de Peñarandacomo lecho realizado y que demuestra que aún no haterminado et triste y luctuoso reinado de la viruela. Laviruela hace estragos hoy mismo, epidémica y aúnendémicamente en algunas poblaciones, "cual sucede, porejemplo, en Salamanca, donde existe desde hace añosverdadero semillero que se difunde por la provincia, así quecircunstancias de ocasión y lugar lo permiten,,, por lo que,su estudio y el de su profilaxia, vuelve hoy, con justo motivo,á llamar la atención, á adquirir importancia, que irá enaumento, seguramente, si continúa la negligencia, elabandono de la indispensable práctica de la revacunación.

En esta parte, seguiré el consejo de una de las máspreclaras inteligencias de España y sabio higienista (1),exponiendo el origen, caracteres y tratamiento de laepidemia de viruela de Peñaranda, como enfermedadcolectivamente considerada, abandonando, desde luego, elmétodo seguido generalmente en esta clase de trabajos, enlos que se habla de la histología, parasitología, patogenia,síntomas, curso, pronóstico, biografía, desde un punto devista, esencialmente clínico.

Fácil fuera reunir, clasificar y dar forma á suficientesmateriales para hacer una Memoria y hasta un libro,acudiendo á ese inmenso edificio que tiene por cimientossillares tan sólidos como gloriosos, que se llaman Aaron deAlejandría, Rhasis, el sabio, con su Liber ad Almansorem,Sydenham, con su Constitutions epidemiques, Morton, consu Opera omnia, Mead, Eusebio Salle, Tissot, Borsieri,Salvá, Frank, Bretonneau, Velpeau, Andral, Piorry,Monneret y Fleuri, Santero, Sánchez Merino y tantos ytantos otros, y se halla coronado por el gran Trousseau,Rilliet y Bartet, Martín de Pedro, Rodríguez Méndez,

(1) Aludo al Dr. D. Rafael Rodríguez Méndez.

INTRODUCCIÓN 13

Pfeiffer, Weigert, Guarnieri de Pisa, etc., etc., ostentándoseen la cúpula las dos grandes figuras de Jenner y de Pasteur,inventor el primero del descubrimiento más prodigioso yhumanitario, la vacuna, y el segundo, de descubrimientosque llenan el siglo XIX, y que son focos de luz que iluminanla etiología de las enfermedades infecciosas, entre ellos, laatenuación de los virus. De cuyo vasto y grandioso edificiofuera fácil cosa espigar doctrinas y hechos con que haceruna bonita Memoria matizada con observaciones de laepidemia que se describe.

Expondré los hechos con la mayor exactitud posible, ácuyo fin no he omitido medio alguno...Mi ideal es, pues, siguiendo el consejo á que aludía, dar áconocer la viruela padecida en Peñaranda en los años 1894á 95, con las conclusiones que de su estudio se desprenden.

Si acierto en mi propósito y tuviera la dicha de serfavorecido con la aprobación y aplauso de la sabiaCorporación que me ha de juzgar; si al lograr tanto favorcomprendiese que mi labor pudo ser útil á este vecindario,obtendría una de las más gratas y dulces recompensas, seríaen mi vida como oasis á la fatigada y sedienta carabana, quereanimaría mis quebrantadas ilusiones por tantas y tantasdecepciones sufridas en el difícil y dilatado campo de laclínica, en el que una y mil veces fuí, es el médico derrotado.

Sírvase, pues, la sabia Corporación, á la que tanta honratengo en dirigirme, aceptar mis reflexiones, buenas ó malasque sean, porque al sujetarlas á su dictamen y censura, estoypersuadido de que las recibirá benignamente, pudiendodecir:

"Haec ego quae facio judex mirabitur aequus Scriptaque curn venia qualiacumque leget,,

14 INTRODUCCIÓN

repitiendo la súplica que se lee en la introducción de laMemoria premiada por la Real Academia de Meclicina deParís, en la Junta pública de la Cuaresma del año 1790, delDr. D. Francisco Salva, Secretario de la Real AcademiaMédico-práctica de Barcelona, que por completo searmoniza con el estado de mi espíritu.

1.° Septiembre de. 1897

INTRODUCCIÓN 15

PARTE PRIMERA

S U J E T O D E O B S E R V A C I Ó N

PEÑARANDA

CAPÍTULO PRIMERO

DATOS HISTÓRICOS DE PEÑARANDA

E ignora quiénes fueran los primerospobladores de Peñaranda. 'Ni en el archivoparroquial, ni en el extinguido convento de SanFrancisco, ni en el de las MM. Carmelitas, existedocumento alguno por el que pueda venirse enconocimiento de su fundación; sólo se

encuentran algunos libros parroquiales y de rezo, de nomucha antigüedad. En el archivo municipal no hay ningunoque dé noticias anteriores al siglo XVI.

La falta de antecedentes en los archivos municipales,me ponen en la precisión (le recurrir á autores y libros quedirecta ó indirectamente se ocupan de este pueblo.

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Por algún tiempo-dice el erudito y malogradopeñarandino D. Francisco García Igea, en su Reseñahistórica de Peñaranda-participamos del común error,creyendo quePeñaranda había sido hasta los comienzos del siglo XVI,una alquería ó pequeña aldea de labor, sin importancia nisignificación alguna, y que había empezado á tenerla por losaños 1520 y siguientes, adquiriendo en esta época,población é incremento, merced á los numerososmenestrales que, fugitivos de Medina del Campo, seguarecieron en ella por consecuencia del terrible saqueo conque Antonio Fonseca, al frente de los imperialistas, castigóá la primera población, entonces de Castilla.

Tal opinión júzgase errónea, y de ello participa el autorde referencia en su trabajo mencionado. No tiene nada deextraño, dada la corta distancia que separa á una de otra dedichas poblaciones, que algunos vecinos de Medina,población que, como es sabido, tomó parte activa en lasluchas de los Comuneros por las libertades patrias, al verseperseguidos por Antonio de Fonseca, que era uno de losjefes de las tropas de Carlos V, se refugiaran en Peñaranda:mas la hospitalidad que á aquéllos se les dispensara, no esdato suficiente para suponer que entonces tuviera lugar lafundación de esta villa.

D. Pascual Madoz, en su Diccionariogeográficoestadístico-histórico de España, dice que"Peñaranda es villa muy antigua y que la primera noticia quede ella se conserva, es que la repobló Ramiro II, rey deLeón, después de reconquistarla de los moros, por cuyasguerras la encontró despoblada hacia el año 940, ó sea ámediados del siglo X, si bien en aquél entonces se la conocíacon el nombre de Penna, procedente del latín barbarizado,que á la sazón se usaba, llamándose después Peñaranda del

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mercado de Cantaracillo. Perteneció, según el mismoMadoz, á varios señores, entre ellos, Nuño Núñez y AlonsoGonzález de Contreras, á quien la compró Álvaro Dávila,camarero mayor del infante D. Fernando, primer rey deAragón,,.

D. Julián Sánchez Ruano, en su Discurso preliminar alFuero de Salamanca, participando del sentir de Madoz, dice,que "antes que estos señores lo fué de Peñaranda el infanteD. Pedro, hijo del rey de Castilla Sancho IV el Bravo, queéste se la cedió á su hijo D. Pedro como aumento de supatrimonio y en muestra de afecto; cesiones ydesmembraciones del reino que, por más que fueran muyperjudiciales y contrarias á la unión y engrandecimiento dela monarquía, eran muy frecuentes en monarcascastellanos,,.

Mas tal cesión no se perpetuó en los descendientes delinfante D. Pedro, pues luego, transcurridos cien años, lavemos de nuevo entrar en el dominio de otros señores, entreellos, Nuño Núñez y Alonso González de Contreras, dequien la adquirió Álvaro Dávila, á principios del siglo XV.Por casamiento de D. Álvaro con D.ª Juana de Bracamonte,pasó este pueblo al señorío de tan ilustre familia, de la cualno volvió á salir hasta que los señoríos fueron abolidos porlas reformas legislativas de las épocas constitucionales, y deella tomó el sobrenombre de Bracamonte que hoy tiene.

Como no hay documentos relativos á esta villa, según yahemos dicho, anteriores al siglo XV, desconócense lasvicisitudes por que pasara desde el siglo VIII al XI pero esindudable que Peñaranda, como todas las poblacionescomarcanas, debió sufrir las consecuencias de la guerraentre los moros y cristianos, siendo más de una vez perdida,saqueada y destruida, y probable que no fuera Ramiro II elque sólo la repoblara. Sirve de testificación á este aserto, lo

PARTE PRIMERA 19

que dice el P. Mariana en su Historia de España, autor que, sino menciona expresamente á Peñaranda, dice: "que lasciudades de Ávila, Toro, Zamora y Salamanca, con las villasy lugares comarcanos, fueron repetidas veces destruidas yreedificadas en aquella guerra de exterminio que se hacíanlas razas enemigas por origen, tradición y creenciasreligiosas"

Desde el siglo XIII al XV la villa de Peñaranda debió sermás sosegada y tranquila, y en este interregno,indudablemente, fué cuando Peñaranda se convirtió enindustrial y mercantil, pues en las ordenanzas municipalesque se conservan en el archivo municipal, "escritoperteneciente al siglo XVI,,, de continuo se hace en ellasreferencia á su mercado, comercio é industrias.

Desde el siglo XV la suerte de este pueblo marchó unidaá la de la familia de los Bracamonte, siendo el primer Condede Peñaranda, D. Alonso de Bracamonte, delegado del reyD. Felipe III, en el Concilio de Trento, por lo cual y por lobien que cumplió en éste y en otros servicios que se leencomendaron, fué agraciado por S. M. con tal títulonobiliario.

Peñaranda, merced á la protección que le dispensaronsus Condes en los siglos XV y XVI, y á la ayuda que, debidoá tales señores; tuvo de los monarcas Felipe III, Felipe IV yCarlos II, vió acrecentarse su mercado y sus industrias,precisamente en una época en que iba despoblándose estepaís. Por entonces florecieron muchísimo sus industrias dejergas, lienzos comunes, sombrererías, cordelerías,corambrerías, zapaterías y abarquerías, que hasta hace muypocos años han sido el sostén de gran número de familias, yhoy, por circunstancias especiales, y no es la menor la faltade maquinaria, conforme á los moderno,: adelantos, han idodesapareciendo unas, y otras están muy próximas á

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terminar.Su mercado siempre ha sido importante y concurrido: ya

en el siglo XV era de los primeros de esta comarca yseguramente de los de toda España, compitiendo con lasrenombradas ferias de Medina y Segovia: á él concurríantrajineros de Piedrahita, Béjar, Barco de Ávila y otrospuntos, los unos con los productos de su suelo y los otroscon los de sus industrias; era por aquella época importanteya el comercio de sus productos agrícolas y de horticulturaque hoy todavía conserva. En sus plazas denominadas, cualhoy, de la Constitución y de la Corralada, plazuela de laFuente y en sus calles de Barberos, Luz, Medina y otras áéstas afluentes, que por aquél entonces eran las vías máspobladas é importantes, se colocaban trigos, centeno,cebada, guisantes, algarrobas y garbanzos en sacos de dosfanegas de contenido; las castañas, nueces, naranjas, limonesy otras frutas que llegaban en grandes galeras deExtremadura, de Barco de Ávila, de Villa-franca de la Sierra,Toro y otros puntos productores, se depositaban sobre elsuelo en la plaza de la Constitución, formando grandespilas; las calles de la Luz y Barberos eran importantes porsus muchos comercios de tejidos, acrecentados porhospedarse en las posadas que en las mismas había, "tal vezporque se libraban mejor de la vigilancia de los carabineros"muchos contrabandistas de géneros de algodón, hilo y lana,procedentes de Portugal; en la plaza Corralada y de laConstitución se colocaban los vendedores al pormenor desombreros, mantas, cinchas y alforjas. Y como por aquellaépoca no eran conocidos los caminos de hierro y eltransporte de productos se hacía sirviéndose de carros,galeras y á lomo de las caballerías, la fabricación de talesatavíos llegó á tener grande importancia en la localidad, queconservó hasta época no remota.

PARTE PRIMERA 21

Hé aquí un bonito epigrama que he oído á una personaamante de este pueblo, al erudito peñarandino donBernardino Sánchez, que tiene con esto relación:

“A Peñaranda llegó un extremeño ladinoy, con sátira, á un vecino

la palabra dirigió:- ¡Cuánta cincha, cuánta albarda

se fabrica en esta villa! Es laboriosa Castilla.

¿Las gastan los naturales?,,Y el vecino con premura

respondió al otro:- Pues dí,¿no sabes tú, que de aquí se surte la Extremadura?

El comercio de ganado lanar, mular, caballar y de cerda,era también muy importante, pues siendo, por su situacióntopográfica, esta villa, paso obligado para la conducción,por sus anchurosos caminos, llamados cañadas, de todaclase de ganados, en este pueblo hacían de continuo largaparada y se efectuaban numerosas transacciones conganaderos portugueses y extremeños, viviendo de estecomercio y del producto que los traficantes dejaban por suestancia en las posadas y mesones, numerosas familias de lavilla.

La explotación de los caminos de hierro y eltransformismo que, lenta, pero gradualmente, se ha idooperando de medio siglo á la fecha en el comercio yfabricación de productos en todos los pueblos y en todoslos países, ha sido la causa primordial de que sus industriashayan desaparecido en gran parte y otras estén próximas áfenecer.

Sin embargo de todo y de no ser ni sombra de lo que

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fueron en pasados tiempos, aún se sostienen, si bienlánguidamente, algunas fábricas de jergas, de mantas y dealforjas, efectuándose su fabricación del mismo modo quemedio siglo hace.

Por los años 1520 á 1530 se edificó, bajo la dirección dehábiles arquitectos, la iglesia parroquial, dedicada á SanMiguel Arcángel. No es este templo por su arquitectura unaobra maestra. Pertenece al estilo del renacimiento.En el año 1559 se construyó la capilla de San Antonio,adosada al muro Norte de la iglesia., que fué mandadaedificar por C. Gutiérrez, natural de esta villa: la dotó concincuenta y tres mil pesos, y legó cuarenta y cinco mil realespara su edificación, estableciendo dos misas, una de alba yotra de once. El decorado y ornamentación del templo, sonde gusto severo y contienen bellezas de gran estima, entrelas que sobresale el soberbio retablo del altar mayor, obradel afamado escultor Alonso de Berruguete, ó de alguno desus discípulos.

El convento de Madres Carmelitas fué fundado en elsiglo XVII, siendo de ello prueba el documento quetranscribimos, dirigido "A la mi Villa de Peñaranda", por elConde, y que copiado á la letra, es así:

“Algunos años há que he desseado fundar en essa mivilla un Convento de Religiosas Carmelitas descalzas, assipor la devocion que professo á esta Santa Religion, comopor considerar el beneficio que de esto puede resultar allugar. Y haviendose ajustado ultimamente la materia, envioorden para que se execute la fundacion de que he queridodotaros, estando cierto que de vuestra parte contribuireis enlo que se ofreciere, pues de la mia procuraré que, no seagravosa, dando toda la renta que fuere menester para que sesustenten las religiosas con comodidades. En casaquedamos bien gracias á Dios y con el consuelo de haver

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deftetado á mi hijo con felizidad el día de San Jose. Ntro. S.r.os g.de m.s a.s A 30 de Abril de 1669.-E1 Conde,,.

En el año 1675 se edificó la cárcel que existe y que sufrióla última reforma en el año 1850, aunque sin alterar laesencia de su edificación, y por cierto que si no es unmodelo de establecimientos penitenciarios, es una de lasmejores cárceles de partido que hay en la provincia, por lasolidez y sencillez que la distinguen y por sus buenascondiciones higiénicas.

Por aquel mismo año fué construida la Casa Consistorial,y acaso por el mismo arquitecto.

Del mismo siglo XVII es el hospital de la Magdalena,reformado hace cuatro años por el Ayuntamiento quepresidía D. Fernando Sánchez de la Peña.

La empresa más notable que Peñaranda acometió en elsiglo XVII fué, sin duda, la construcción de la FuenteMayor. A este propósito dice D. Francisco García Igea, yacitado: "Surtíase la villa de agua por medio de variasfuentecillas que aún existen, todas ellas de pobre manantial,y tenía como principal, la que con el nombre de la Fuentevieja existe aún á la salida dé la calle de los Caños.No se creían muy bien abastecidos de aguas potables lospeñarandinos por aquél entonces (se refiere al siglo XVII),cuando en una sesión de Ayuntamiento del año 1644 setomó el acuerdo de comisionar á dos de sus individuos paraque fueran á Madrid y trajeran un fontanero que estudiara lacuestión de aguas y manera de surtir á la población de modoconveniente. Como consecuencia de aquel acuerdo, seconstruyó la fuente que hoy tenemos, con el manantial delos pozos que la alimenta, que debió concluirse el año 1675.

Durante el siglo XVII ya se sintió de nuevo escasez deaguas, y se trató de remediarla por obras parciales. En el año1777 fué reconocida por un fraile del convento de la Nava

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del Rey, afamado fontanero, el cual emitió un luminosoinforme, que, unido al diseño ó plano de la fuente, seconserva en el Ayuntamiento, y en el cual predice que se iráempobreciendo el caudal hasta desaparecer por completo,porque se irán dificultando las filtraciones, por no estarabiertas las galerías de abastecimiento en terreno arenosopuro, sino en terreno arcilloso que, adhiriéndose poco ápoco á las paredes de las galerías, concluirá por hacerlasimpermeables.

Propuso para remediar el mal por aquel entonces, lalimpia y raspamiento de las galerías y atarjeas y la reparaciónde algunos hundimientos; obra que costo 30.000 reales ycon la que parece quedó remediado el mal por algún tiempo.En el año 1825, el maestro de obras que hizo la capilla de laSoledad, fué encargado de la reparación de la fuente, y bajosu dirección se hicieron obras de cuantía.

La guerra de sucesión, ocasionada por la muerte deCarlos II, que afligió á España en los dos primeros años delsiglo XVII, colocó á Peñaranda en la precisión de acudir árecursos extraordinarios, tomando á censo doce milducados, atendiendo así á los muchos descubiertos quetenía, creados por los sacrificios que este pueblo hizo enfavor de la causa de Felipe V.

Terminada la guerra de sucesión, se dedicó este pueblo ála administración de lo que hoy llamaríamos su haciendamunicipal, con tan buen acierto, que no sólo se repuso delos atrasos y empeños que se le habían ocasionado, sino quetambién desempeñó todos los bienes de propios,redimiendo todos los censos que contra sí tenía, á excepcióndel que á favor del Sr. Conde de Catres, contrajo para laconstrucción de las obras de la fuente, y esto porque el Sr.Conde se negó á la redención.

En 1792 ó 1.793 otorgó su testamento el esclarecido hijo

PARTE PRIMERA 25

de esta población D. Francisco García de la Cruz, del RealConsejo de Castilla, el cual fundó la Obra Pía de las Escuelas, que empezaron á funcionar después de 1808.El grito de guerra, dado en Madrid el memorable 2 de Mayode 1808, repercutió en España entera: no fué ciertamentePeñaranda el pueblo que menos contingente de hombresdió á los ejércitos de la patria, pues á más de los soldadosque fueron reclutados para el ejército regular, tuvoentusiastas hijos que voluntariamente marcharon á lasguerrillas volantes, que, al mando de esforzados capitanes,hostigaban y combatían sin tregua ni descanso al invasorodiado, causándole más frecuentes y sensibles bajas que lasque sufriera en el campo de batalla.

Consecuencia de la guerra fué la total paralización delcomercio y de la industria, trayendo la miseria y el terriblehambre del año 1812, en que cada pan de dos libras llegó ávaler cinco pesetas y la fanega de trigo cuatrocientos reales.

Los campos quedaron incultos; la ganaderíadestruida, desapareciendo acreditadas toradas, que dejaronen la miseria á sus propietarios los Rodríguez y los Pillartes;el comercio arruinado y la industria totalmente paralizada.La guarnición, que no faltó de esta villa en los cuatro añossiguientes, lo trataba como á país conquistado, y llevó suespíritu de destrucción hasta derruir los edificios que laservían de alojamiento en las calles de los Caños y Hebrero,que eran de las principales del pueblo. Respetaron losfranceses el palacio y la alameda del Duque de Frías, porquefué aquel señor uno de los pocos españoles que,amamantados en los enciclopedistas franceses, habíatomado parte en las ideas revolucionarias, en cuyo nombrelos ejércitos de Napoleón pretendían conquistar el mundo;mas en cambio, cuando el pueblo se vió libre de losinvasores, arrasó y quemó el palacio y la alameda (hoy de D.

26 PARTE PRIMERA

Juan Manuel de Rodríguez) en castigodel afrancesamiento de su dueño, el mayor crimen enaquellos tiempos que á los ojos de los españoles podíacometerse.

Normalizadas las cosas, comenzó á funcionar la cátedrade Latinidad y escuela gratuita de primeras letras, dotada porla Obra Pía de D. Francisco García de la Cruz.

La casa en que las escuelas están establecidas,corresponde á dicha Obra Pía, que tenía la casi totalidad desu caudal en valores públicos, que, en junto, ascendían áunos seiscientos mil reales; las dotaciones se fijan en tres milquinientos reales para la cátedra de Latinidad, tres mil realespara la escuela de niños y mil quinientos la de niñas; para sudesempeño y provisión se daba preferencia á los naturalesde Peñaranda, el Villar ó Cantaracillo. Los fondos de aquellaprocedencia, convertidos hoy en inscripcionesintransferibles, corresponden al municipio y por algúntiempo contribuyeron á sostener el Instituto de segundaenseñanza que hubo en la villa y que hoy, por las mudanzasde los tiempos, ha quedado reducido al colegio privado deSan Miguel, empleándose la renta en atenciones diversas (1).

He llegado á la época contemporánea, y como no es miánimo ocuparme de sucesos, cosas y personas de estos días,ni es posible juzgarlos con la imparcialidad debida,necesario es hacer aquí punto.

PARTE PRIMERA 27

(1) La mayoría de los datos y opiniones que se exponen en este capí-tulo, son tomados de la Reseña Histórica de Peñaranda, escrita por D.Francisco García Igea, qeu fué publicada en la colecció de La voz dePeñaranda, y que fueron facilitados por mi particualr amigo D. BibianoSánchdz Hernández.

D E L A U R B E

CAPÍTULO II

DATOS GEOGRÁFICOS

Peñaranda de Bracamonte es villa de la provincia deSalamanca, con 4.225 habitantes, situada en el confín E. dela provincia, á los 40° 55' de latitud N. y 1° 32' de longitudoccidental del meridiano de Madrid, á 903,3502 metrossobre el nivel del mar; dista de la capital de la provincia 38,9kilómetros y se halla separada de la de Avila por el términomunicipal de Cantaracillo, estando la divisoria de las dosprovincias marcada por el río Ragamón, que corre hacia elN., á unos 7 kilómetros E. de la villa.

Es cabeza del partido judicial de su nombre, de distrito yde arciprestazgo; pertenece al Obispado de Salamanca,Audiencia territorial de Valladolid y Capitanía general deCastilla la Vieja; tiene ferrocarril á Salamanca y está enproyecto la continuación á Avila; una carretera de primerorden, la de Villacastín á Vigo, otra de tercera, la de Medina,y buenos caminos vecinales. Su término municipal linda conel de seis pueblos, y consta de 1.979 hectáreas de terreno depan llevar, de superior calidad, ó sea de las llamadas tierrasde primera, en su mayoría, dedicadas al cultivo de trigo,cebada, centeno, garbanzos, avena, algarrobas, guisantes ymuy pocas lentejas, cuyos frutos, por lo general, muyseguros, son la producción principal de la villa: de suslabores, esquilmo y toda clase de aprovechamientos no sóloviven con relativo bienestar los dueños agrícolas y colonos,sino que también gran número de personas, criados de año,jornaleros y vecinos pobres, que tienen con la agricultura

28 PARTE PRIMERA

grande ayuda para el sostenimiento de las necesidades de lavida.

En todo el término municipal, hecha excepción dealgunas alamedas que hay en puntos próximos á la villa, nose vé ni un árbol, ni un arbusto que embellezca el paisaje yque pueda influir favorablemente en la constituciónclimatérica propia de las altas mesetas.

Sólo hacia el occidente, y casi limitando el término, seencuentra un encinar rico y frondoso, el de la preciosa fincade Arauzo perteneciente á la ilustre familia del Excmo. Sr.Marqués de Ivanrey; otras pequeñas alamedas embellecen,más que higienizan, algunos puntos cercanos á la villa,formadas por especies apropiadas al rigor del clima, á laescasez del agua y á la naturaleza del terreno, entre las quepredominan el chopo, el álamo blanco, el negrillo y la acacia:entre estas alamedas merece indicación especial, por suhermosura y las maderas y por su importancia higiénica, allama da de D. Juan Manuel, por pertenecer á D. JuanManuel Rodríguez, vecino de la villa, situada hacia el E. delcasco y separada de él por la ronda: cuya alameda, si espequeña, pues apenas mide cinco obradas, tiene un interésde primer orden en la salubridad local, por estar atravesadade E. á NO. por pequeña cuenca que conduce el agua delReguero (arroyo). Era, en tiempo no muy lejano, aquel sitioun grande foco de infección palúdica, el único foco de estaíndole existente en la localidad, del que eran víctimasmultitud de indivíduos, habiendo hoy desaparecidoradicalmente por consecuencia de la plantación de negrillosy álamos que lo forman, siendo, por tanto, de grandeconveniencia sanitaria su conservación.

Peñaranda está atendida en el orden eclesiástico yreligioso por una parroquia y varias ermitas, con un párrocoy tres coadjutores; en el orden administrativo, por el

PARTE PRIMERA 29

Ayuntamiento, con casa especial, propiedad del municipio,situada en el centro O. de la plaza de la Constitución, seisagentes municipales y cinco serenos, oficinas bien montadasy otros servicios de ley; en el judicial, por juzgado deinstrucción de entrada y municipal, audiencia y cárcel departido; en el orden militar, por una comandancia de laGuardia civil de caballería, perteneciente al 9.° tercio.

Tiene registro de la propiedad de primera clase, colegiode segunda enseñanza, subvencionado por el municipio yagregado al Instituto provincial; Escuela de Artes y Oficios;cinco escuelas públicas, cuatro elementales y una depárvulos, con locales hermosos y propios, á las que asistenmás de 600 niños; un colegio elemental especial, con clasede adornos, dirigido por Hijas de Jesús; convento de MM.Carmelitas descalzas, hospital y cementerio deirreprochables condiciones higiénicas, construidorecientemente; casa para correos y telégrafos, propia delmunicipio; Arquitecto municipal; dos médicos titulares y unpracticante municipal; veedor ó inspector de carnes ypescados; buen matadero municipal; profesor de música queforma y dirige la banda municipal; magnífica estación deferrocarril, muy próxima á la villa; teatro y casino de nuevaconstrucción; otras tres sociedades de recreo y juego depelota.

En otro orden de consideraciones hay tres sociedades desocorros mútuos, bien organizadas, para atender al obreroen casos de enfermedad, llamadas La Encarnación del Hijode Dios, La Unión, La Concepción, sociedad de carácterfilantrópico, formada por señoras y titulada La Caridad,cuyo objeto es socorrer las necesidades del pobre. Haytambién Conferencias de San Vicente de Paul de señoras yde caballeros. Se celebra un importante mercado general losjueves, al que concurren granos de la zona y mucho ganado

30 PARTE PRIMERA

de cerda, vacuno y caballar. Tiene acreditadas fábricas dejerga, una de curtidos y otra de harinas, alguna de sombrerosy buenos y bien surtidos comercios.

No paso á estudiar detenidamente los particularesrelacionados, porque realmente no influyen en perjuicio dela salubridad local. Les cito por no omitir nada que sea dealgún interés para el mejor conocimiento del sujeto de estosestudios, de Peñaranda, lugar en donde la epidemiavariolosa sentó trabajosamente sus reales, y cuya descripción es el objeto fundamental de esta Memoria.

Aspecto de Peñaranda en conjunto.- Como estásituada en el punto más elevado, de extensa planicie, sinarbolado en su término, tiene un horizonte dilatado, sin máslimitación hacia el N., NO. y NE., que la intercepciónsensible del cielo y de la tierra, y ofreciendo en las lejaníasde los otros puntos cardinales las crestas de los montes deGuadarrama , Gredos , Sierra de Béjar y Sierra de Francia,que describen una línea curvilínea de NE. á SO., magníficomarco que ostenta los matices de sus perpétuas nieves y enlos que se indican con signos especiales conocidos por losnaturales, las revoluciones atmosféricas que preceden alcambio de temporal y á la proximidad de los períodostormentosos.

Forma la urbe, propiamente dicha, la agrupación de1.062 edificios, entre casas, edificios públicos y otrospredios urbanos, separados por la vía pública. Acontinuación va el resumen general de la urbe, con casasdestinadas á viviendas, edificios públicos, otros departiculares, no habitados ó aislados del casco, y número defamilias que las ocupan en 1º de Agosto del presente año;tomado del trabajo llevado á efecto por el Ayuntamientopara cumplir con lo dispuesto por el Instituto Geográfico yEstadístico.

PARTE PRIMERA 31

La mayoría de las casas del centro, las situadas en la zonaS. y bastantes de la N., son buenas, algunas de ellasmagníficas, y de entre todo el conjunto urbano, se destaca elsevero y grandioso edificio de la iglesia parroquial, colocadoen el centro.

La vía pública comprende dos plazas, la de laConstitución y Corralada, que están en el Centro; cincoplazuelas, treinta y dos calles, dos callejones, la ronda y elpaseo de las tapias. La plaza Corralada y plazuela de laFuente están embellecidas con plantaciones de acacias, sonespaciosas, tienen el piso firme de balastro y aquélla sirvepara el mercado semanal de los jueves, de paseo en lasnoches de verano; en la de la Constitución, se hace tambiénmercado los días indicados y está bien empedrada; en laplazuela de la Fuente se halla situada la Fuente Mayor,rodeada de un seto de evónibus, varias acacias y asientos depiedra granítica; las calles, en general, son anchas, de unosocho metros por término medio, rectas, muy ventiladas,empedradas en su totalidad con cantos rodados y guijagruesa; tienen todas las del centro y algunas más, buenasaceras de granito, procedente de las canteras de Pajarilla, ycomo son casi planas, pues sólo tienen una suavísimapendiente hacia el N., el tránsito por ellas es de los máscómodos; hacia el S. y colindando con las últimas

32 PARTE PRIMERA

agrupaciones urbanas y con el campo, hay un espacio deterreno cuadrado sin pavimentar, destinado al ferial deganado en los jueves de todo el año. No hay alcantarillado,ni puede haberle, dada la escasez de agua y la falta de declive.El alumbrado público es magnífico: consta de 48 lámparasó focos eléctricos de 16 bujías y 134 de 10, que estándistribuídas por la villa, y en actividad, desde el anochecerhasta las doce de la noche, y en ocho noches determinadasdel año, como los Carnavales, fiestas de Agosto, noche deSan Miguel y verbena de San Juan, lo están hasta la venidadel nuevo día.

Esta sucinta explicación demuestra que Peñaranda ha deser y en mi opinión es, uno de los mejores pueblos de suclase en España. Ya se verá al hablar de las condicioneshigiénicas de la urbe y de la población, que deja bastante quedesear, pero debido en gran parte á causas remediables.

CAPÍTULO III

ASIENTO HIDROGRÁFICO Y GEOLÓGICO

Está la población asentada en la parte más alta de unaextensa planicie, en un ligero plano inclinado de orientaciónN., en la región occidental de la cuenca del Duero, endivisión de segundo orden de los ríos Duero y Tormes,según el Anuario de la Comisión de Estadística de España ycuarta región central del N., según la clasificación de D.Mariano Carretero, aceptada por el Dr. Taboada en suAnuario de Hidrología Médica.

PARTE PRIMERA 33

3

Las aguas torrenciales del término municipal, del mismomodo que las subterráneas, corren en su mayoría hacia elNO., ó sea con dirección al Duero, aumentando el caudaldel río Guareña, que tiene su nacimiento en un ligerorepliegue que hace el terreno á medio kilómetro de la villa,en un pequeño manantial titulado el Reguero, y las restantes,se corren hacia el Sur por barrancos, cañadas y arroyuelos, árendir tributo al río Almar, que á poco más de treskilómetros de la villa atraviesa de E. á O. el término deBóveda, dirigiéndose al Tormes. De estas indicaciones sedesprende que la población viene á estar colocada en ladivisoria de dos aguas y en el punto más elevado de cuantosle rodean por el N., por el S. y por el O.; en cambio, hacia elE., pasado el pequeño valle mencionado, el terreno asciendevisiblemente y se desenvuelve por tramos, plataformas,hondos valles y colinas, hasta ir á formar las estribaciones dela cordillera Carpeto Vetónica.

Pertenece el terreno en que está asentada esta villa, á latercerá época de la creación y al llamado terciario medio ómioceno; terreno formado por una serie de capas ó extratosde arcilla, margas, calizas, areniscas, silex y conglomerados,alternando entre sí repetidas veces. En cualquier sitio delterreno se observa de arriba á abajo: 1.º, el suelo constituidopor tierra vegetal; mezcla de arcilla, arena y humus, quecontiene diversos sulfatos, carbonatos y fosfatos, es de colorobscuro y tanto más cuanto de mejor calidad sea esta capapara la vegetación y más próximo se halle de la villa; 2.°, elsubsuelo formado por una capa de arcilla y arena, en quepredomina la primera, de 6 á 8 metros de profundidad; 3.°,un extrato ó capa de marga compacta y apretada, en la quela proporción de cal abunda más en unos puntos que enotros y cuyo espesor alcanza de 10 á 12 metros, bajo de lacual se encuentra otra capa de arenisca y silex por donde se

35 PARTE PRIMERA

deslizan las aguas subterráneas en bastante abundancia yque hay que buscar en los alumbramientos artificiales,cuando se precisa algún caudal de dicho líquido paraalimentar motores de vapor ó regar los predios de regadío:según los distintos puntos de la población, esta capa seencuentra entre 9 metros á 20 ó 21 de la superficie.

No se tienen practicadas perforaciones más profundas,ignorándose cuál siga siendo la naturaleza y disposición delterreno, aunque es de suponer, continúe la alteración dereferidos extratos.

C A P I T U L O I V

AMBIENTE URBANO

Considero tal á la atmósfera de la urbe, más ó menosmodificada, más ó menos impura, con el viciado de lasviviendas, con las emanaciones del suelo, con el barrido dela vía pública, tránsito, respiración de personas y animales,efluvios de cuadras, establos y estercoleros; con losmiasmáticos de las épocas epidémicas, con los queproducen siempre los enfermos, con el polvo de lasindustrias: cuyas impurificaciones y otras que omitiré deseguro, ejercen influencia sobre la salud pública, en más ómenos grado, según sea la naturaleza de las substancias quevician el ambiente; de aquí la explicación de las diferenciasconsiderables de salud entre los habitantes del campo y losde la ciudad, entre los de los pueblos higienizados y los delos que tienen abandonados los consejos de esta ciencia,aunque por otro lado disfruten de clima análogo.

Uno de los accidentes ó fenómeno meteorológico que

PARTE PRIMERA 35

más directamente influye en la constitución del ambienteurbano, y hasta de la climatología de las localidades, es elviento; por eso interesa el conocimiento de este particularen todo estudio de esta clase. No expondré datospuntualizados sobre éste ni sobre otros meteoros, por noser ello posible en estos centros, y además porque opino quesu estudio analítico tiene menos importancia bajo el puntode vista de la Higiene pública que de la privada, toda vezque, al menos en localidades como ésta, no existe defensacontra los que son nocivos, que no sea de orden individual;la única reforma aconsejada es inaplicable aquí, por sersuperior al humano esfuerzo y estar reñida con los interesesagrícolas, con nuestra economía política, cual fuera laplantación de vastas arboledas, la sustitución de nuestrosfértiles campos de cereales por cuajado monte, queinfluyera; si ello es posible, dada nuestra altitud ydilatadísimo horizonte, en la constitución del clima dePeñaranda.

Raros, rarísimos son los días que disfrutamos deatmósfera en calma; los vientos reinantes corresponden álos cuadrantes 3.° y 4.°, que á menudo son violentos,particularmente en los meses de Marzo y Abril; frío y secoel NO., ó Gallego: templado y húmedo el SO., llamadoÁbrego; dominan, por tanto, las sequías cuando reina elprimero, el N., ó Cierzo, y el NE; y las lluvias, cuando elviento es del tercer cuadrante; cuando reinan los vientos N.,aire seco, sequías; si el SO., aire húmedo, lluvias; y como elviento no obedece á ningún régimen determinado, niconocido, de su predominio se derivan los años secos yhúmedos, la desigual distribución de las lluvias y lamodificación de los temporales. Los aires del E. y SE. sonpoco frecuentes, y cuando dominan causan, en invierno,fríos intensos, y en verano calores insoportables, muy

36 PARTE PRIMERA

nocivos á la salud de los séres organizados. Con frecuenciareinan unos ú otros con la condición de fuertes, alguna vezimpetuosos y no es raro el huracanado.

La temperatura corresponde á su situación geográfica.No experimenta grandes oscilaciones diarias; en cambio latemperatura máxima y mínima anual alcanza una diferenciaconsiderable. En observación que practiqué en todo el añode 1895, observé que la diferencia de temperatura, máximay mínima diaria, no pasó, sino excepcionalmente, de 10°, yla anual alcanzó su máxima en los días 5 y 6 de Agosto, 36°á la sombra al N. y al aire libre, y la mínima 11° bajo cero(12 y 13 de Enero), es decir, 47° de diferencia.

Por estos datos se vé que, por razón de temperatura, esnuestro clima extremado. Los otoños suelen ser apacibles,de temperatura media, siendo la mejor estación; suelenempezar con temporales lluviosos, que los labradoresaprovechan para la siembra de los cereales; la primavera,verdadera continuación del invierno, es generalmenteáspera, fría, húmeda; en el invierno, que siempre esanticipado, se observan nevadas, hacia principios deNoviembre (la llamada de los Santos), que se repiten más ómenos, según los años; es frecuente la niebla en el mes deDiciembre, fuertes heladas en fines de este mes y primeraquincena de Enero; la lluvia en esta estación y en laprimavera no suele faltar; en ésta se notan escarchas yrocíos, y algunos períodos tormentosos en fines de Junio yprincipios de Julio, que causan la mayor alarma al agrícolapor el peligro que corren sus cosechas. La humedad de laatmósfera guarda relación con la índole de los vientos y losperíodos de lluvias: suele llover, según estadística llevada porun vecino de la localidad, de setenta á ochenta días en cadaaño.

PARTE PRIMERA 37

De las condiciones indicadas se deriva que laconstitución climatológica de Peñaranda corresponde á lazona templada de grandes alternativas, siendo sucaracterística el ser desigual y varia.

De cuanto llevo dicho se desprende que las alteracionesque experimenta el aire en nuestro recinto urbano han dedesaparecer, por lo general, muy en breve, dado que es,como ya he dicho, la extructura de este pueblo la másacertada para la buena ventilación y renovación del aire. Sedisfruta de mucha luz y, con cortas interrupciones, de lainfluencia benéfica de los rayos solares.

Así que, dado el hecho de que el aire es mal medio decultivo de las bacterias patógenas, y que las partículasorgánicas de carácter patológico responsables de lapropagación de las fiebres exantemáticas y de otrasinfecciones, desaparecen rápidamente del ambiente, nodebe ser mucho, en verdad, lo que podemos temer de laviciación del aire en nuestra urbe, toda vez que aunque seaimpurificado por diversas substancias de los tres reinos,como su renovación es incesante, raras veces podrá, por sucondición de impureza, perjudicar á la salud pública.

Sin embargo, esta suposición no se halla en armonía conlo que la observación clínica nos dice, y desde luego no essano, no es posible que lo sea, el respirar mefitismos y gasesdeletéreos, como son olores sulfurosos, amoniacales, y otrosolores repugnantes que con frecuencia se revelan al olfatoen el tránsito de las calles, en la época de veranoespecialmente.Estos inconvenientes tienen en parte fácil remedio; sonjusticiables á una esmerada higiene municipal y alplanteamiento de reformas indispensables, de las que en sulugar me ocuparé.

Nuestras enfermedades propias, aquéllas que son

38 PARTE PRIMERA

peculiares de la localidad, no son debidas á la influencia quela variación de la atmósfera local ejerce sobre nuestrosórganos, y sí á los agentes atmosféricos, á los meteoros queéstos determinan y á otros elementos urbanos y sociales quecon éstos especializan este clima y cuya enumeración yestudio no son de este lugar.

Los cambios bruscos de temperatura, sentidos más quepor la oscilación termométrica, por la influencia del viento;la constancia y brusquedad de éste, la sequedad y humedadatmosféricas, las oscilaciones de su presión, su influenciaeléctrica, los excesivos fríos del invierno y los rigorososcalores del verano; en una palabra, los agentes atmosféricos,sus meteoros, juntos con el descuido, la imprevisión y laspasiones humanas, son responsables, causandoenfriamientos rápidos ó insolaciones intensas, dedesequilibros orgánicos, que dan origen á debilitacionesacentuadas ó incitaciones superiores al resorte orgánico yproducen inminencia morbosa, fluxiones é inflamaciones delas mucosas y tejidos blancos, dando lugar á los catarros yfiebres catarrales de todas formas ; á los reumatismos másvariados, flegmasías viscerales, entre las que es la másfrecuente y grave la pulmonía; cólicos agudos, neuralgias,congestiones, apoplegías; á los procesos crónicos porrepeticiones de actos patológicos agudos, que cuajan nuestraestadística demográfica, que son el gran azote de la salud denuestro pueblo, cuyos afectos agudos y crónicos, las lesionescardiacas, hepáticas y psicopatías, forman el contingenteprincipal de la patología de Peñaranda.

Directamente ya se comprende que no hay medio decorregir algunas de esas causas por estar fuera de nuestrolimitado poder, porque son propias del clima quecorresponde á estas localidades. Habremos hecho cuanto esdable higienizando la villa, evitando la viciación del aire, por

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lo que pueda tener de nocivo; mas con esto sólo, quitaremosun factor etiológico de monta de otra clase de enfermedadesque nos afligen y causan víctimas y no son irremediables,como alguna de las indicadas, esto es, las de carácterinfeccioso.

CAPÍTULO V

HIDROGRAFÍA É HIDROLOGÍA

El abastecimiento de aguas potables de un pueblo es elcapital problema de su municipio, porque cuanto se hable dehigiene y de medidas higiénicas, es ilusorio si se carece deagua ó si no teniendo la bastante se sufren susconsecuencias, ó sea la miseria higiénica. El agua, como elaire, como la luz, es elemento indispensable para vivir, porlo que ninguna cuestión de higiene pública aventaja eninterés á las diversas que su estudio, con relación á las urbes,da motivo.

Cuando el estado sanitario de una población no esbueno, y no es bueno el de Peñaranda, según quedarádemostrado en el decurso de esta Memoria, una de lasatenciones preferentes debe ser el redoblar las medidas depolicía de aguas y de fontanería, haciendo sin dilaciónaquellas reformas que la observación y la experienciademuestran ser precisas; porque cuando el agua es escasa,tiene malas condiciones ó está en cauces pestilentes, puedeser causa y lo es generalmente, de enfermedades endémicasy excelente vehículo para la difusión y propagación de lasenfermedades infecto-contagiosas.

Asegurar buen surtido de aguas á una población, esasegurar su salubridad, y por consecuencia, el bienestar de

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sus habitantes, y para lograrlo, no debe perdonarse medio nisacrificio de ningún género.

El agua potable es la única bebida higiénica; con ésta ycon la que no es potable, se atiende á diferentes finesindustriales y á la limpieza pública y privada, tan precisaspara la salud.

Es de verdadera trascendencia el estudio del problemade aguas en Peñaranda, sintiendo que por la naturaleza deesté trabajo, no pueda tratarle con la extensión que merece.

Datos hidrográficos.- En el término municipal dePeñaranda hay varias fuentes, charcos y lagunajos; cerca dela villa, tocándola casi, se hallan la Fuente Vieja y la de laPaloma, el Caño de los Adobes y la Poza. Dentro del cascotenemos la fuente municipal que se surte de aguas defiltración, recogidas en galerías especiales y del Barreno,algunas norias y muchos pozos, uno casi para cada casa.

De las fuentes del término municipal, son las principaleslas del Valle, la del Cuco, de los Cachonales, Grullevo,Pradohorno, Reguero y de la Verdina; de las charcas yaguazales debemos citar la de las Brujas, del Monte, de laPortilla, la laguna de los Pozos, Pradohorno y Reguero.Estos diferentes manantiales y depósitos de agua, en sumayoría potable, prestan á la población rural y á los ganadosmucha utilidad; pero como son escasos de caudal y cantidady están en sitios retirados, no tienen aplicación directa á laagricultura ni á la industria, ni ejercen influencia en el estadosanitario de la población; basta á este objeto el haberlascitado.

Además de los manantiales y charcos expresados, existenen el término municipal tres fuentes de verdaderaimportancia higiénica, que son la de San José, á 1.530metros de la villa; la del Inestal, á 1.045 metros, y la de lasPocillas, que dista próximamente lo mismo; fuentes que

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tienen aguas de condiciones y cualidades físico-químicas éhigiénicas parecidas.

Son las aguas de estas fuentes frescas, diáfanas, ligeras,sin olor, de sabor agradable, dejan escaso resíduo por laevaporación, hierven sin enturbiarse, cuecen las legumbres,disuelven bien el jabón, apagan la sed y no perturban lasdigestiones, y la experiencia demuestra que son excelentespara el consumo y demás usos á que se destina el aguapotable. El caudal de estas fuentes consiste en 6.163,20litros al día la de San José; en 16.164,89 las dos del Inestal,y 8.640 la de las Pocillas, próximamente, que dan un total de30.968 litros al día, correspondiendo á cada habitante 6,88.El agua de estas fuentes se aprovecha para la bebida y parasurtir los lavaderos de sus respectivos nombres.

Poza y Caño de los Adobes .- Son sencillamente dos charcaspantanosas y están situadas al lado de la ronda de la villa,hacia el O.

En las estaciones de invierno y primavera, las pequeñascuencas que las forman se llenan de agua hasta el enfile deldesaguadero; y en tales condiciones no dan lugar áemanaciones pestilentes; pero en los meses de calor, en queel agua se evapora y se consume, el nivel baja, no tienendesagüe, gran superficie del fondo queda al descubierto, ypor un lado el cieno, en contacto con el aire, de la luz y delcalor, fermenta, se pudre, exhala emanaciones más ó menosnocivas; y por el otro, el agua remanente se corrompe,despide fétido olor, en particular cuando se remueve, yresulta que cieno y agua corrompidos hacen de la Poza yCaño de los Adobes focos insalubres de primer grado, quepueden dar origen á las enfermedades propias de lugarespantanosos. Cierto que no se han comprobado hasta ahorainfluencias maléficas determinadas, estados endémicos, ni

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epidemias que reconozcan este origen, pero en el hecho deser causa abonada para diversas dolencias, es nuestro deberdenunciarles como nocivos á la salud, y aconsejo que seconviertan, dado que son depósitos necesarios para elabrevadero de los ganados, en dos estanques cuadrados conentrada para los ganados, suelo igual y pavimentado, y en loscuales se impida el ingreso de tierras, basuras y toda clase desuciedades que arrastran las aguas torrenciales, colocandoen el sitio oportuno alambrados ó filtros raros; que seplanten á su alrededor árboles de especies indicadas, seimpida el lavado de ropas en ellas y el que sirvan de bañospara los animales.

Fuente Mayor.- Está situada en la plazuela de la Iglesia yformada por una columna hueca que sostiene la taza dedistribución, que lleva cuatro caños á su vez, cubierta por unremate piramidal, todo de granito: dicha columna emerje delcentro de un pilón de seis metros de diámetro; el pavimentode éste y el del alrededor son igualmente de piedra. Se surtede los manantiales llamados de Los Pozos y del Barreno,mediante tubería de barro, obstruida por incrustacionescalcáreas y averiada en algunos puntos por las raíces delarbolado de la carretera de Villacastín, que atraviesa, cuyatubería llega hasta el Barreno, siendo desde este sitio, hastala fuente, de hierro fundido, de diez centímetros de luz (1).

Procede el dar á conocer el sistema deformación, del manantial de Los Pozos y el del Barreno,antes de estudiar la clase y condiciones del agua de la Fuentemayor.

Los Pozos, es un manantial artificial situado al E. de la

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(1) La colocación del a tubería de hierro desde el Barreno hasta el registroque hay entre las dos plazas, tuvo lugar en el primer semestre del año de1897, por el empresario D. Luis de la Peña Hernández.

villa, á menos de un kilómetro, á la izquierda de la carreterade Villacastín á Vigo, en un plano inclinado ligeramentehacia el O., de una altitud de varios metros sobre el nivel dela población.

Origen y formación.- Considerando los habitantes de la villadel siglo XVII, año de 1675, insuficiente la cantidad de aguade que disponían, llevaron á efecto la empresa de procurarseeste indispensable elemento en cantidad bastante paraatender á las necesidades públicas y privadas: á este finconstruyeron en el sitio más elevado del término municipaly que ofrecía circunstancias adecuadas, una mina central deunos 400 metros de longitud y á unos ocho metros deprofundidad, situada en la línea de unión de dos planosinclinados muy ligeramente, ó sea en la dirección de lapequeña cañada que forma el terreno en los prados de LosPozos, y tres laterales, de las que la más distante y de mayorlongitud empieza en el último registro de la principal y sedirige por el Labajo mohino en dirección á Rágama, es de333 metros de longitud la porción conocida; la del medio,tiene principio en el primer registro que hay, pasado el arcamadre, y se dirige hacia el alto de la carretera, tiene unos 250metros; y la más próxima comienza en el primer registro,dirigiéndose hacia Paradinas, siendo su longitud de 271metros; las tres se hallan á una profundidad análoga á lacentral. Todo hace suponer que estas minas fueron hechaspracticando pozos y perforando el terreno en el sentido yprofundidad descritos. El centro de estas minas óacueductos colectores es el arca madre, pozo mayor que losdemás y que se halla situado en el centro del prado.

Las galerías de Los Pozos forman un sencillo sistema deavenación que tiene por fundamento científico la maneracómo se conduce el agua pluvial en los terrenos terciarios.

El agua que corre por estas galerías ingresa por las

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paredes y por el suelo, ya procedente de la que cae sobre lasuperficie y que lentamente se filtra hasta llegar á ellas, ya dela que se desliza por capas permeables que las minasatraviesan ó en que están abiertas, y que generalmentesurgirá del suelo.

De modo que se trata de un filtro natural que dejacontínua y lentamente en las galerías el agua que poco ápoco le atraviesa.

Nuestros antepasados nos legaron la obra, el beneficio yla idea, razón por la que ofrezco á sus manes en estemomento la expresión del testimonio de mi gratitud; siendode sentir que no haya podido adquirir más datos para seguirel proceso de la construcción de este pequeño cuanto útilviaje de agua, y decir el nombre de las personas que más sedistinguieron en esta obra y el capital que se invirtió.

Este procedimiento para procurar agua potable es elmejor entre todos los conocidos, allí donde no existenmanantiales naturales abundantes ó ríos de condiciones, y elúnico, por tanto, aplicable en esta localidad.

Prueba de ello es el informe dado por el comité superiorde Higiene de Londres, llamado General board of health,declarándose resueltamente en favor de las aguas demanantiales naturales y artificiales ó de avenación. EnBélgica, no hace muchos años, se aprovechó este sistemapara abastecer á Bruselas. Posteriormente nada se hapropuesto mejor en esta materia. Tal es, pues, en laactualidad el consejo de la ciencia. Siempre que hayanecesidad de aguas potables, las poblaciones utilizarán lasaguas de lluvia recogidas por el sistema de nuestrosmanantiales, escogiendo terrenos que por su elevación ycualidades sirvan para filtrar el agua y resulte fácil yeconómica su conducción al lugar de consumo. El surtidode este manantial es muy variable,porque depende de un

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elemento también variable, cual es la distribución de laslluvias, por lo que unas veces será relativamente abundantey otras tan escaso que no baste para atender al alimento deuna fuente mezquina y menos al abastecimiento de la villa.De tres aforos que he practicado en diferentes épocas, heobtenido el resultado siguiente: en tiempo de sequía, 10.368litros por día: y en épocas de lluvia, 48.960 litros y 69.120respectivamente.

Estado actual de los acueductos, colectores ó Minas.-La minaprincipal está revestida de fábrica, tiene una longitud de 351metros; es su altura de 1,75, su anchura la precisa parapermitir el paso de un hombre: conduce por un canal de tejaque hay en el centro de su suelo el agua que, por rendijas,mechinales y solar, ingresa en la misma, mas la que baja porotras dos que la son laterales: hacia el centro de esta galeríay sobre el suelo natural, se ve un torreoncito con su puertade entrada que, abierta, franquea el paso á una escalera queconduce á la mina. Sobre el terreno se ven tres sillarespiramidales que cierran la boca de otros tantos registros.

He bajado á esta galería y podido comprobar que estásólidamente construida y en buen estado de conservación,si se exceptúa un trozo de unos 30 metros que está hundido.

Por el pequeño cáuce desciende un arroyuelo, conregular velocidad, de agua clara, de reflejos cristalinos á laluz artificial que utilicé.

El ramal del mediodía se une al central á los 98 metrosE. del registro mayor, es el más abundante de agua, tiene 250metros de longitud y varios registros cubiertos con sillaresrectangulares; tiene trozos revestidos de fábrica de ladrillo yotros no, que por desgracia se hallan en lamentable estado;á trechos están sostenidas las paredes con maderas; su solarle forma el mismo terreno natural, y está cubierto por

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gruesa capa de fango y légamo.En el punto E. del ramal central, señalado por un

registro, termina otro ramal que viene en dirección NE.; fuérevestido de fábrica el año 1859 en una extensión de 159metros; otros 200 metros tiene de recorrido, pero hoy estáncegados. Por éste baja corta cantidad de agua.

Otro ramal hay que termina en el extremo O. del central,de 271 metros, de los que 171 han sido reconstruidos en elverano de 1894; está abierto por desgracia, "sin dudaobligados por guardar el nivel", en terreno impermeable deuna marga compacta que no permite filtración ninguna: alterminarse la porción construida y en el mismo nivel, elterreno varía, se encuentra una capa de arenisca muymanantialosa, que será la que proporcione, cuando seaperforada, mayor cantidad de agua á esta galería.

Del término O. de la galería central, donde existe un granregistro, también con su escalera, arranca una atargea de 20centímetros de luz y 150 metros de longitud, que termina enotro registro, en el que empieza la tubería de barro queconduce el agua hasta el Barreno en un recorrido de unos650 metros, pasa de aquí, ya sola ó mezclada con la de estedepósito, á encauzarse por la cañería de hierro colocada enel año actual.

El caudal de agua de Los Pozos no es grande, si bien sepodrá aumentar y aun mejorar: aumentar, haciendo nuevasobras; mejorar, siendo objeto de una policía constante ysevera. Se aumentará con la reconstrucción de las galeríasdestruidas y por el procedimiento de los embalses parcialesde Montenegro; por la apertura de nuevas galerías y por laprolongación de las existentes.

Barreno.- A consecuencia del estado de las galerías delmanantial de Los Pozos, de no favorecerse la filtración delas aguas de lluvia y de la escasez de éstas en años anteriores

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al 1870, y en ese mismo año, el caudal de Los Pozos llegó áestar tan empobrecido, ser tan escaso y miserable, que nobastaba, ni con mucho, para abastecer de agua potable á lavilla, experimentándose por tal causa privaciones, molestiasque podían trascender y sentirse en la salud pública. Por estosurgió el pensamiento de buscar agua artesiana á fin deremediar situación tan angustiosa. Se eligió el sitio delReguero como el más á propósito para el fin que seperseguía; y la tentativa quedó reducida á la construcción deun pozo ordinario de diez metros de profundidad y muycerca de dos metros de diámetro. Se llegó, pues, abandonadala idea del pozo artesiano por ser de todo punto irrealizable,á lo que sólo es práctico en este país, ó sea á utilizar el aguasubterránea de la primera capa permeable.

La utilidad de este manantial es incuestionable, viene áser el suplemento de Los Pozos, sobre todo en épocas desequía: es su surtido diario de unos 18.000 litros, y pudieraaumentarse haciendo su fondo impermeable y practicandodos minas en puntos opuestos para aumentar su capacidad,ó abriendo á la distancia de diez ó doce metros, otro deprofundidad análoga, que se pondría en comunicación conaquél por el intermedio de una atargea ó mina.

Cualidades del agua de Los Pozos.- Tomada en el mismomanantial, es de color azulado, ligeramente cárdena entiempo seco; turbia, sucia cuando llueve; filtrada, da un litro,después de la evaporación; un residuo de 40 centigramos;sin filtrar, y en tiempo seco el residuo es mucho mayor; enépoca de lluvias es extraordinario; además del residuo salino,tiene alguna materia térrea y limosa que necesariamentetoma en las galerías de avenación. No se descompone á losveinte días de tenerla en reposo en una vasija, por lo que seconserva sin olor. Decantada en estas condiciones, es clara,pero cárdena, y en el fondo de la vasija se observa buena

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cantidad de residuo térreo. Sin filtrar se enturbia á laebullición, filtrada no.

¿Puede considerarse potable un agua de talescondiciones? Indudablemente que no; teniendo ensuspensión substancias térreas y limosas en abundancia;estando poluída por materias orgánicas y por organismosmicroscópicos, de los que algunos pueden ser patógenos.En tiempo de lluvia su enturbiamiento, su suciedad llega átal grado, que más que agua parece una disolución de gomaó agua de limón, que indica la gran cantidad de substanciasextrañas que tiene en suspensión y disolución, y nosadvierte que puede adquirir, si es que no tiene, condicionestelúricas perniciosas, que además de quitarle su cualidad depotable, se constituye en causa de perturbaciones digestivas,como de dispepsias, obstrucciones intestinales, diarreas,infecciones determinadas, y contribuir al sostenimiento dela grippe, que hace seis años existe en Peñaranda, oraofreciendo carácter esporádico, ora epidémico,favoreciendo, en fin, el estado sanitario deficiente quealcanza la villa.

El análisis hidrotimétrico practicado por la Escuelaespecial de Ingenieros de minas, el 19 de Agosto de 1895,según certificación expedida por el ingeniero D. LuisCubillo, con el V.° B.° del ingeniero D. Luis de la Escosura,dice así: "Ensayada por el procedimiento hidrotimétrico deBoutron y Boudet las aguas de los pozos y del barreno, sehan obtenido los resultados siguientes: agua de los pozos,100; íd. del barreno, 19°. Para las dos clases de agua lagraduación obtenida indica que la proporción de sales demagnesia y cal que contienen está dentro de los límites quecorresponden á las potables. Se recibieron cuatro y cincobotellas respectivamente,,.

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Abastecimiento de aguas.- La higiene recomienda á lospueblos que tengan mucha agua, si pretenden tener labastante; les dice que en un abastecimiento abundanteestriba la primera condición higiénica en que deben fijarselos encargados de velar por la salud pública.

Aunque en este respecto hay diferencias entre eminenteshigienistas, todos están conformes en aconsejar á lospueblos que por lo menos aprovechen el surtido de quedispongan y le aumenten tanto como puedan. Así Raukinequiere 91 litros por habitante y por día para atender á todaslas necesidades; Thom 58; Granalt 40; la Comisión generalde salubridad de Londres 62, y el Dr. Guzmán, catedráticode Higiene de San Carlos, 80.

Reconozco que nuestra población no reune las mejorescondiciones climatológicas é hidrológicas para lograr uncaudal de agua suficiente á satisfacer todas las necesidadesdomésticas, urbanas é industriales. Pero con la quedisponemos, bien aprovechada, nos basta para atender á lasprimeras, que son las principales.

Considerando al agua del manantial de los pozos comola mejor para bebida, él nos proporciona cuantanecesitemos para esta atención. En efecto, casi todos loshigienistas recomiendan para este servicio 10 litros diarios.M. Ormsby, que ha clasificado las aguas de cada poblaciónen tres grupos, según su diverso valor intrínseco, manifiestaque del agua del primer grupo, ó sea la destinada á laalimentación, es suficiente para cada habitante 6,67 litrosdiarios, cifras que me parecen, y para solo este fin, elevadas;sin embargo de lo que, con el agua de los pozos tenemosllenada esta necesidad en la medida de citado higienista.

Para ello me fundo en los siguientes datos, á mi juiciobien calculados. Considerando que el máximum de surtidodel manantial de los pozos consiste en 69.120 litros diarios

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y el mínimum en 10.368, y suponiendo que durante cincoaños tengamos el máximum y en otros cinco el mínimum,tendremos un término medio de litros 39.744 por día, quedivididos entre 4.225 habitantes, dan para cada uno 9'40litros por día, cantidad desde luego sobrada, si no tuvieseotro destino que la potación, sobre todo si se asegura la cifradeducida con el surtido del barreno en los años de sequía yla sumamos con la que proporcionan por habitante y por díalas fuentes de San José, Inestal y Pocillas, que, como yasabemos, consiste en 6,88 litros.

Sin embargo, no estamos tan favorecidos de agua paraotros destinos, si no tan importantes, importantes tambiénpara la salubridad local, como son el lavado de ropas, losbaños, usos industriales, servicio de alcantarillado, deincendios, limpieza de la vía pública, riego de calles, etc.,etc., á pesar de tenerlas en relativa abundancia en norias ypozos.Inútil es advertir que la dotación de agua de la Fuente Mayores la correspondiente á la suma del surtido de los dosmanantiales que la alimentan.

Cuidados de fontanería. - Comprenden desde losmanantiales hasta la tubería de desagüe que conduce el aguasobrante de la fuente ó fuentes que se instalen.

Estos cuidados se refieren á la inspección; conservacióny limpieza de todas las obras de fontanería, como son:galerías de a venación, registros con sus puertas y llaves,pocillos, depósito, cañería y fuente ó fuentes.

Sabido es que hay trozos de galería hundidos,hundimientos que obstruyen y desvían la marcha del agua ydisminuyen el caudal; sabido es que la galería que se dirigehacia el E., alto de la carretera, tiene además su solarcubierto con una espesa capa de légamo y fango, á través de

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la que se desliza el agua y en la que no será extraño vivanejemplares de anfibios del orden de los amuros (ranas ysapos) como, se han visto, y no pocos, arácnidos de una yotra especie; en esta misma galería se ven, sosteniendoparedes y techo, buena cantidad de maderas y tablas encompleta putrefacción; motivos bastantes para que, endeterminadas ocasiones, se enturbie el agua de las minas yse contamine hasta el punto de hacerla sospechosa.

Tal estado de las galerías ni se aviene con la limpieza querecomienda la higiene, ni con el cuidado que toda obraprecisa para su conservación.

Los hundimientos deben levantarse; las galerías limpiarsey rasparse donde precisen; cuando las galerías se hallencomo requiere el objeto á que se destinan, deben serinspeccionadas con frecuencia para tenerlas muy limpias ypoder reparar los efectos del tiempo y del uso conoportunidad, para evitar. mayores perjuicios y gastos que sereflejarían en la salud pública y en las arcas municipales.

El depósito, que debería estar colocado cerca delalumbramiento y subterráneo, con, su filtro, su puerta, llavesy fondos, deberá ser objeto del correspondiente cuidado ypolicía. Este depósito de sedimentación es indispensable,debe construirse á la mayor brevedad.

Tengamos una fuente ó más, la higiene recomiendaencarecidamente que sean objeto de una policía especial.Los caños deben permanecer siempre limpios, debe evitarseque se obstruyan y se rompan. El agua del pilón no seráensuciada con ninguna clase de inmundicías, ni en él searrojarán objetos de ninguna naturaleza; tampoco seconsentirá que sirva de abrevadero de ganado, ya porque noes ese su natural destino, ya porque puede suceder que elagua que contenga sea poluida y se convierta en elemento decontagio, en medio de trasmisión de enfermedades al

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hombre, si, como suele, se hace uso de esta agua por prisa ómalicia de los criados.En fin, todas las partes de que se compone la instalaciónfontanera, deben ser cuidadas con celo y constancia:cuidados que deben correr á cargo de un dependiente delmunicipio para garantía de la salud pública y de laadministración local.

Reformas indispensables.- Procede desde luego, ó á la mayorbrevedad, sustituir el resto de cañería de barro que queda,por tubería de hierro, construir un depósito desedimentación al pié de los manantiales con arreglo alproyecto del malogrado ingeniero D. Angel García. En misentir, fuera aún mejor, por llenar el doble objeto de lasedimentación y de elevar el nivel de toma de agua por lacañería, la construcción de un pozo de buena capacidad alpié de los manantiales, con terraplén tan alto como fueramenester para la mejor distribución del agua en la villa,practicando la elevación del agua por medio de bombaaspirante é impelente, movida por malacate y fuerza animal.Las ventajas de este pensamiento serían grandes en elsentido higiénico, pero no es de esta ocasión darlas áconocer.

Fuente Vieja y de la Paloma.- Están situadas en la mismaronda de la villa: la primera hacia el O., la segunda hacia elN.; una y otra tienen escaso interés higiénico por ser escasoslos manantiales que las surten. La de la Paloma tiene sus doscaños cegados, y del fondo del pilastro que existe surge elmanantial: las aguas, rebosando de éste, encharcan elterreno, y como la plazuela en que radica está generalmenteconvertida en pudridero y letrina, el Ayuntamiento debíahacer las reformas precisas para que el vecindario utilice esta

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fuente, y sus alrededores se coloquen en las condiciones desalubridad debidas.

Pozos y norias.- E1 agua de pozo es por lo generalselenitosa, poco aireada y suele estar contaminada porsubstancias orgánicas, razones por las que no es aceptablepara bebida ni para usos domésticos. De este modo seexpresan casi todos los higienistas, sin que dejen dereconocer que hay grandes diferencias entre el agua de unosy otros pozos, según sea su profundidad, su situaciónaproximada ó alejada de focos de infección , la índole delterreno en que se hallan y, en una palabra, las condicioneshidrológicas de la comarca.

En Peñaranda hay casi tantos pozos como casas, siendoelemento indispensable en la economía doméstica, que seutiliza para la limpieza, lavado de vasijas, baños, incendios,riegos y otros particulares, viniendo á ser un suplementoimportante del agua potable, merced al que se satisfacengran número de necesidades que fuera imposible, y de todosmodos costoso, el atenderlas con la de otra naturaleza.

Hay además nueve ó diez norias destinadas á lahorticultura, que no son otra cosa que pozos más hondos yprovistos de su correspondiente aparato elevador, queprestan excelente servicio.

El agua de los pozos citados, la de la mayoría de lossituados hacia el E. y S. de la villa y la de las norias, esanáloga á la del barreno; agua fresca, trasparente, quedisuelve la disolución hidroalcohólica de jabón, que cuecelas legumbres, etc. Las Madres Carmelitas utilizanel agua desu excelente noria para todos los usos, y con el mejorresultado.

El agua de pozo generalmente está inficcionada y, portanto, dá lugar ú origina enfermedades: será prudente

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abstenerse de usarla én absoluto, á menos que por susituación y circunstancias no nos sea dable dudar de supureza. Precisamente en esa posibilidad que las hacesospechosas, y mejor diría en esa realidad, estriba una de lasventajas de los pozos, puesto que en definitiva constituyenun medio de saneamiento de la localidad. En el mero hechode que las aguas de lluvia conducen en disolución hacia ellosparte de las materias orgánicas del suelo, éste se limpia, sedesinfecta, se purifica, en proporción directa del número depozos que la localidad tenga. Y no solamente producen estebeneficio por acción directa, sino que también por favorecerla circulación del aire á través de la capa de terreno, el cualdestruye y quema toda substancia de naturaleza orgánica.

Los pozos proporcionan otra ventaja no menos capitalpara la salubridad de toda urbe; absorben, desecan por superiferia el suelo circundante (Fonsagrives), viniendo árepresentar verdaderos tubos de drenaje vertical, que sontanto más ventajosos cuanto más superficial es la capaarcillosa, como acontece en nuestra villa, circunstancia quela aproxima á las comarcas palúdicas, que si no nosproporciona en abundancia paludismo, nos dá en cambiomateriales en triste y funesto exceso, para la patologíacatarral y reumática, castigo principal de nuestra población,enemigos constantes é invisibles de nuestra salud y vida.

De lo dicho se infiere que el agua de pozo no debe usarseen bebida ni para condimentos; pero que presta servicios deconsideración en la villa, por lo que recomiendoeficazmente se tengan tantos como sea posible.Cuantos máshaya, más saneado estará el suelo,

Los pozos deben estar limpios y revestidos de fábrica:deben tener su brocal de 70 centímetros por lo menos,provisto de cubierta de madera ó metal para evitarcontratiempos.

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Agua meteórica.- No sería completa la relación de losrecursos hidrológicos de Peñaranda si no hiciese mencióndel agua de lluvia que, con regularidad mayor ó menor, conésta ó aquélla abundancia, cae anualmente en la población.

Es el agua de lluvia excelente para con ella satisfacertodas las atenciones de la higiene pública y privada.

Venecia, Constantinopla, Gibraltar y multitud depoblaciones no consumen otra agua. Tienen cisternas óalgibes admirablemente-construidos en los que recogentoda la que precisan para subvenir á la potación y economíadoméstica.

No es de presumir que, dadas las condicioneshidrológicas y geológicas de nuestra comarca, Peñaranda seencuentre nunca en la precisión de almacenar el agua delluvia, toda vez que el caudal de sus manantiales,subordinado por completo á la cantidad de agua meteórica,faltaría solamente cuando la sequía fuese larga y absoluta, yen.tales circunstancias mal podría procurarse aquélla, sifaltaba de todo punto. No podemos tampoco pensar enutilizar en grande escala agua de este origen, aunquereconozco su bondad, por las dificultades y gastos que talempresa representaría, superiores á las ventajas quehabríamos de obtener.

Las ciudades que se surten de ella, es por causa de lascircunstancias de su asiento hidrográfico, tienen un sueloque no filtra el agua sino á condición de prestarla materiasque la hacen perjudicial á la salud. No estamos en ese caso.

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Aplicaciones del agua.- Entre las principales, estáíntimamente relacionada con la salubridad de todo pueblo,la del lavado de ropa. Al lavadero público, sea grande ópequeño, esté bien ó mal surtido de agua, va á parar la ropade casi toda la población; la que está casi limpia y la que estállena de hediondez y aún de miseria; la impregnada degérmenes patógenos por haber servido á individuo enfermoy la que nada ofrece de contumaz, que ha usado el individuoó la familia sana: allí se reunen la del rico y la del pobre; ladel hombre pulcro y aseado y la del sucio ó descuidado: enla misma balsa se lavan, en el mismo prado se tienden y enel mismo lugar se secan. Eso es lo que sucede en todasaquellas localidades que no tienen río para este servicio. Esoocurre en ésta, donde, tenemos la precisión de utilizar elagua de los manantiales de que disponemos, remansándolaen condiciones adecuadas para formar los lavaderospúblicos.

De esto se deduce la necesidad de un número delavaderos, proporcionados al servicio que han de prestarpara que se efectúe fácil, cómoda é higiénicamente.

Los lavaderos existentes son tantos como manantialeshay y llevan su nombre; en todos se nota desproporciónentre la capacidad y el surtido, de lo que resultaninconvenientes de consideración. El agua no se renueva conla frecuencia necesaria, y como por otro lado, las prácticasdel lavado sean rutinarias é incompletas, puesto que seprescinde de operación tan indispensable como es la colada;como no tienen la mayoría de ellos cobertizos para defenderde la intemperie á las lavanderas, y faltan secaderos decondiciones adecuadas, sin cuyos requisitos y prácticas loslavaderos y el lavado adolecerán de grandes defectos, sesigue con frecuencia grave perjuicio para la salud pública.Las ropas quedarán lavadas al parecer, se nos ofrecerán

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blancas y hermosas, mas no tendremos la seguridad de queestén puras y limpias, de que no sean portadoras de agentespatógenos.

Es de sumo interés para la salubridad de Peñaranda elque las autoridades presten á este servicio la atención querequiere, á fin de que el lavado se haga como recomienda lahigiene.

Debe dedicarse uno, el de las pocillas por ejemplo, allavado de las ropas procedentes de los enfermos quepadezcan ó hayan padecido enfermedades infecciosas, y porúltimo, construir uno nuevo en la esplanada que hay al N.del barreno, alimentado con agua de este manantial.

Casa de baños.- El agua es indispensable para la limpiezacorporal: no hay necesidad de insistir en este punto.

Consideramos á los baños generales como un remedio,como un recurso terapéutico aplicable sólo en casos deenfermedad, y siempre por prescripción médica, y sinembargo su uso más ó menos frecuente, según es el clima,según sean las circunstancias del individuo, debe ser depráctica frecuente, si queremos atender á una necesidad delorganismo. La falta de limpieza corporal altera la salud,porque sin ella la piel no realiza bien sus importantesfunciones, "los baños y gimnasios públicos son las antítesisde las tabernas y otros lugares de prostitución; en losprimeros el jornalero adquiere salud y robustez, en lossegundos su ruina física y moral", (Harlingen). EnPeñaranda no hay casa de baños y es necesario que laadministración local ó los particulares emprendan estareforma de gran necesidad higiénica. Establecimientosencillo, sin pretensión ninguna, con algunas habitacionespara otras tantas pilas, una piscina general, caldera paracalentar el agua, algún servicio de ropas y un encargado de

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administrar la modesta instalación, bastará .Otras muchas é importantes aplicaciones tiene el agua,

pero como no afectan directamente á la salud local, no meocupo de ellas.

CAPÍTULO VI

SUELO URBANO

El suelo está empedrado; no hay calle ni plazuela, ni pasourbano que no lo esté, y bien sabido es que el empedradoconstituye excelente defensa de la salubridad de toda urbe,es un obstáculo á las reacciones recíprocas de la atmósfera ydel suelo, evita que las emanaciones de éste pasen alambiente urbano y los productos infestantes de la víapública pasen al interior de aquél, impidiendo la corrientetelúrica, siempre perjudicial á la salud.

Y sin embargo de tener empedrado y de conservarle enregular estado, es nuestro suelo urbano, por costumbresperniciosas en grado sumo y muy arraigadas, el principalenemigo de la salubridad de Peñaranda; de aquí la necesidadde que á asunto de tanta monta y que tan de cerca serelaciona con la patología de la población, consagre algunasobservaciones. Que así como el aseo corporal, es fuente desalud para el individuo, el aseo y limpieza de la casa para lafamilia, la policía pública lo es para las poblaciones,creciendo su necesidad á medida que ésta es mayor, la clasepobre más numerosa y el estado sanitario menos

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(1) En el año anterior se han construido un casa de baños, que reune lascondiciones indicadas, por el farmacéutico D. Segundo Primo, vecinode esta villa.

satisfactorio. La vía pública es la casa, la habitación delvecindario. Y desgraciadamente si este pueblo no es grandepor el número de habitantes, el pauperismo que albergatraspasa los límites racionales y los cuadros demográficosarrojan cifras que contristan el ánimo y demuestran que hayen este pueblo causas especiales que conspiran contra lasalud y vida de las familias, contra su prosperidad y.mejoramiento en el sentido individual y de raza.

Uno de los problemas de más importancia y á la vez másdifícil, que ofrece el estudio del estado sanitario dePeñaranda, es el referente á la policía urbana.

Tiene Peñaranda la fama de ser un pueblo sano y limpio,y sin embargo, ni es sano, ni es limpio; podía serlo, debeserlo, porque tiene condiciones para ello. La estadísticademográfico-sanitaria, con su severidad, nos dice que no essano, y la simple observación de lo que pasa, auxiliada sólodel sentido común, nos manifiesta que no es limpio.

A conservar la limpieza de la vía pública, á reparar todacausa de su impurificación, deben dirigirse los esfuerzos delhigienista, y esta necesidad acrece de modo considerable, enépocas de epidemia, cuando el organismo pueblo recibe ysufre una infección que seguramente, cual la experiencia lotiene acreditado en Peñaranda, ejercerá su influencia allídonde encuentre el terreno mejor preparado, en los lugaresmás sucios, en las casas más sucias, en los individuos mássucios, y si su poder se multiplica por causas abonadas, noserá sólo el proletario el que sufra sus efectos, le sufrirántambién cuantos tengan receptibilidad para el contagio y lainfección.

Estado del suelo de la villa. - Todos los despojos delas casas, consecuencia precisa de las exigencias de la vida,van á parar á la vía pública, y aunque son en su mayoría

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recogidos por personas destinadas á la industria del muladar,en la calle pueden verse todos los días los más extraños yvariados objetos, los productos más desagradables.

Toda el agua sucia de las casas, procedente del fregado,lavado y limpieza, incluso los orines, van á la calle, á dondees arrojada por los vecinos directamente en los arroyos óesparcida sobre la superficie. Debido á esta costumbresuelen verse uno ó dos regueros negros, según que la calletiene uno ó dos arroyos, regueros desagradables á la vista yal olfato, compuestos de las más variadas y heterogéneassubstancias, mezcla de aguas, de orines, de excremento, delodo, de todo lo que se arroja; materia revuelta y amasada,ya fluida, ya espesa ó formando pasta, quieta ó removida, deolor infecto y nauseabundo siempre, que, ofendiendo á lavista y al olfato, deben perjudicar á la salud pública.

Ordenado está por la autoridad local que no se arrojen ála calle durante el día las aguas sucias, y sí sólo desde las diezde la noche en adelante, sin embargo, de lo que no se evitala perniciosa costumbre, por el inconveniente de retenerlasen casa y de no existir punto ó lugar adecuado dondearrojarlas.

Todos ó la mayor parte de los excrementos humanospasan, antes de ir á su destino, por la vía pública. A pesar dehaber un servicio de basureros con puesto fijo, la mayoría delos vecinos tiran en el suelo del punto designado parapuesto, sus respectivas letrinas; si es que no hacen lo quebastantes que, por ahorrarse molestias y olores en su casa,las arrojan en el principio de la noche en cualquier punto dela calle, haciendo molesto el tránsito por el desagradableolor que de las mismas se desprende.

El estado del suelo, por consecuencia de expresadoshábitos y hechos, es deplorable y perjudicial en grado sumoá la salubridad pública.

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Se halla impregnado de substancias orgánicas, seimpregna todos los días y esto por años y años; viniendo árepresentar un vasto sumidero y gran colector deinmundicias. Como al suelo urbano va á parar una cantidadenorme de materias sólidas y líquidas y es el subsuelo casiimpermeable, resulta que aquél está formado por una tierranegra, mantillo pestilente que, en condiciones de humedady de calor determinadas, puede dar lugar, si de hecho no leda, á la formación de substancias mefíticas, que, emergiendoá la superficie, pasando á la atmósfera, constituyen uno delos elementos patógenos urbanos de acción más constante yde influencia más nociva en la salud general.

Y no sólo se empapa el suelo por los residuos de lascasas y del hombre sano, sino que también por los orines,heces y excrementos de los enfermos, por esas substanciastan contumaces que desprende de su cuerpo el tuberculoso,el pulmoniaco, el afectado de grippe, el varioloso, los quepadecen el tifus, el sarampión; la erisipela, la puérpera, esdecir, de esos enfermos cuyos productos tienen el privilegiode transmitir, de reproducir la enfermedad de que proceden.Productos que en la calle se secan para ser removidos con laescoba y lanzados á la atmósfera que respiramos, ó endonde se infiltran para generar en condiciones abonadas ydar lugar á alteraciones sanitarias por la infección telúrica.

Para resolver este problema emitieron los Sres. Médicostitulares y un Farmacéutico, á propuesta de la Junta deSanidad, un informe que contiene un proyecto encaminadoá vencer las dificultades que hasta la fecha se hanencontrado para lograr que el estado de la limpieza de la víapública sea el más satisfactorio.

Dicho informe fué aprobado por la misma Junta ensesión del día 25 de Septiembre de 1895, y que noreproduzco por su mucha extensión, sin embargo de estar

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conforme con lo que en el mismo se propone.Si por las medidas y reformas que en el informe se

aconsejan, ó por otras que no se me ocurren, se lograraextirpar arraigadas costumbres del vecindario y colocar lavía pública en las condiciones de limpieza que la salubridadlocal requiere, se habría dado un paso de gigante enbeneficio de ésta.

Para realizar sus aspiraciones, la higiene precisa lucharcon dificultades: unas que tienen su origen en el individuomismo, otras que son dependientes de la índole especial denuestras sociedades, (Fernández Caro).

El suelo debería de ser del todo impermeable, lo que selograría mediante una capa de fundación formada por unaparte de cemento portland, cinco de grava menuda y una dearena gruesa, substancias mezcladas, según arte, y sobrecuya capa se asienta el verdadero pavimento de piedra,asfalto ó madera. Nuestros recursos no nos permiten pensaren estos pavimentos, por lo que bastará que el suelo de lavilla, tal como es, se conserve en buen estado de limpieza.

CAPÍTULO VII

LAS VIVIENDAS

Constituyen en conjunto, el casco ó núcleo urbano conlos suburbios, la agrupación de casas aisladas, relacionadasentre sí por medio de espacios ó vías aisladoras, que danlugar á la formación de plazas, calles, rondas y solares.

Las casas de Peñaranda en que habita la claseacomodada, todas las que en calles excéntricas son habitadaspor la clase pobre y hayan sido construídas recientemente óno, lo están bajo un mismo plano; son de forma rectangular,

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con planta baja al nivel del suelo de la calle, muchas conprincipal y desván. Los pisos principales sólo sirven paradesahogo de la casa, para ocasiones extraordinarias; perofuera de estos casos, las familias viven en los pisos bajos, queestán distribuídos para los diversos destinos de la vida en elhogar.

Las que tienen espacio bastante constan de un pasadizoó callejón, situado en el medio del solar, que empieza en lapuerta principal y termina en el corral, habitaciones áizquierda y derecha, arrancando la escalera de la mitad delcallejón.

Los materiales de construcción, así como la seguridad ysolidez de los edificios, son aceptables y en nada, afectan ála salubridad.

Teniendo ahora en cuenta cuanto llevo dicho respecto ála climatología de esta villa, fácil es comprender losgravísimos perjuicios que á la salud de este vecindario ha deirrogar frecuentemente, un sistema de edificación tanrutinario como funesto, con la costumbre arraigadísima éinveterada de vivir en el piso bajo. El callejón central de lacasa es cual puerto en el que jamás falta una corriente másó menos impetuosa de aire, cualquiera que sea la orientaciónde la vivienda: basta indicar este hecho para que vea en él unmotivo de insalubridad frecuente, que viene á sumarse á lasinfluencias cósmicas que actúan sobre la salud de estoshabitantes.

El piso bajo, situado en el mismo nivel que el terrenonatural de la calle, se utiliza para todos los servicios de lavida de familia, incluso para dormir: está formado por lacapa humífera floja y permeable y la arcillosa (subsuelo)apretada y poco permeable, siendo, por tanto, la primeracapa substratum de humedad, de materias infecciosas, degases deletéreos, dándonos este conocimiento la clave del

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por qué del predominio de determinados elementospatológicos. Sabido es que el suelo, así urbano como el delas viviendas, es laboratorio de cultivo de las bacteriaspatógenas de las más diversas clases.Pues bien, siendo ello así, resulta la explicación de un hechocomprobado todos los días en la mayoría de las casas dePeñaranda, y es, el que los pisos bajos son húmedos en másó menos grado, según estén en la zona S. de la villa, que esde suelo más seco, ó en la N., que es más húmedo.

A esta causa de insalubridad, unida á la que se deriva delestado del suelo de las calles, debemos atribuir, en unión deotros elementos cósmicos, el arraigo que en esta villa haadquirido la infección gripal desde el mes de Enero del año1890, hasta la fecha, y que se demuestra por casos aisladosque nunca faltan y con caracteres epidémicos, y con formaslas más variadas, desde ligeras indisposiciones, expresadaspor tristeza, abatimiento, desgana y ligero ardor, hasta lasinfecciones graves del aparato pulmonar, intestinal ócerebral: punto de la mayor importancia, según la estadísticasanitaria.

Merced á la disposición de las habitaciones y á lacostumbre de vivir en la planta baja, se experimenta demodo continuo la acción de las corrientes telúricas,establecidas del modo siguiente: toda casa es constante focode calor que eleva la temperatura del aire alojado en surecinto, que tiende á elevarse para escapar por la salidasuperior, con lo que produce una verdadera succión; en laspartes inferiores se hace el vacío, que es ocupado por el aireque se desprende del suelo á no encontrar un obstáculoimpermeable. A este propósito, dice Pettenkoffet: "el aire delos pisos bajos que carecen de una capa impermeable en elsuelo, contiene, en invierno especialmente, un 10 y hasta un15 por 100 del aire subterráneo". Los reumatismos, con

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todas sus formas, y los catarros, con sus variedades,encuentran explicación en esta causa y en otras de acciónsimilar.

No es posible que este estado de cosas pueda remediarseen breve plazo, pero, al fin, conociendo un mal debeponerse su remedio, que hay ideas, pensamientos y reformasde consecución tan lenta, que la vida del hombre puede serpequeña para darle cima, pero no lo es la de un pueblo, todavez que tras de una, han de venir necesariamente otrasgeneraciones hasta el término de las edades.

Por lo que respecta á este particular, se hace precisoestablecer una modificación radical en la rutina deconstrucción de las viviendas, bajo la base de quedesaparezca el fatal callejón, motivo de mil enfriamientossúbitos y de consecuencias á veces muy tristes. Debemosseguir el consejo que dicta la razón, si no lo estuvieraaconsejado por célebres higienistas.

Se deben modificar las construcciones, evitando losinconvenientes de los pisos bajos, para lo que creoindispensable se practique lo que acaba de sancionar, conautoridad indiscutible en estas materias, el Cantón deZurich, en ley importante, relativa á construcciones urbanasde dicha población, y se ponga en vigor en Peñaranda lo quese lee en su capítulo V, que trata de la ejecución de lasconstrucciones y en sus artículos 71, 72, 74, 86 y 87 que, ensuma, vienen preceptuando lo que reclamamos, porconsiderarlo de grande necesidad para esta villa; y se ocupande la capacidad de las habitaciones, de que los pisos bajos,que han de ser habitados, estén edificados encima desótanos ó espacios vacíos de una elevación mínima de 30centímetros, condiciones de los pisos y techos. Mucho máspudiera exigirse, dado este clima riguroso, pero, como yadije en otra parte, hay que contentarse á veces con lo

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indispensable. Y lo dicho lo es, para reformar en parte laetiología local, sin que á la par implique aumento de gastosde consideración. Casas se han construido modernamentecon estas y otras excelentes condiciones, situando el pisobajo á un, metro del suelo de la calle, al que se llega por leveescalinata, sobre sótano y sin el consabido callejón, porvecinos que, al par que ricos, velan por su salud ycomodidad; como son las magníficas de D. Felipe AvilaRuano, D. Basilio Igea, herederos de D. Tomás Junquera, D.Venancio Muñoz Amador, viuda de D. Felix Mesonero yalgún otro, que de hecho se han anticipado á la ley votada enZurich y que pueden servir de buen modelo para lasconstrucciones sucesivas.

Y entre la condición más urgente y precisa es la que estéel piso bajo sobre un vano más ó menos hondo, ó sobresótano para evitar la influencia telúrica de que antes meocupaba.

Aparte de esto, como por desgracia la clase pobre vienecreciendo de modo considerable, y el número de casas á elladestinadas pertenecen á vecinos acomodados, tienenaquéllos que pagar un alquiler mayor á sus fuerzas: por loque una familia sola, no pudiendo pagarla, se junta á otra ómás, para vivir en una casa de capacidad mezquina para unasola; dando lugar por este solo hecho á los tristes efectos delhacinamiento, entre ellos al envenenamiento gradual, laasfixia lenta, dado que el aire se impregna del miasma deacumulación, perjuicio, no sólo para el pobre, sino querefluye sobre la clase acomodada; circunstancia que, unida áotros inconvenientes de la pobreza, hacen á la clase pobrepasto de multitud de dolencias é infecciones, alimentopredilecto de las epidemias y endemias .

Entre estas casas de pobres las hay tan mezquinas, tansin condiciones, sin otra ventilación y luz que la de la puerta,

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húmedas, tan malas por todos conceptos, que sería humanoel que las autoridades y vecinos propietarios pensaran en sudesaparición, al fin de que no fueran pretexto de viviendahumana y con ellas desaparecieran focos de infeccionesmorbosas perjudiciales en toda urbe. Y ya veremos cómo laepidemia variolosa encontró en esas míseras viviendas, enque todo respira escasez, incomodidad y pobreza,alojamiento digno de su impura prosapia.

Una inspección detenida de las mismas fuera menesterpara que desaparecieran del número de casas de Peñaranda,algunas de ellas con ventaja general.

Y ya que eso encuentra dificultades por falta de leyesprotectoras que garanticen la salud pública, tómense algunasmedidas que aminoren el mal. Toda vez que muchas de esascasas pertenecen en su mayoría á la clase acomodada, y lasque sean de pobres, por su mismo interés, deben aquéllas yestos pobres propietarios comprender que los espaciosreducidos á que limitan el ya pequeño de la casa, contabiques, para diferenciar el zaguán de lo que llaman sala, lasala de la alcoba, etcétera, aumenta en mucho la insalubridadde las mismas, toda vez que esos espacios así limitados, sinluz, sin ventilación, sin limpieza, son aposentos donde ladegeneración orgánica tiene lugar, donde se elabora esadiátesis de la miseria orgánica, llamada escrofulismo, queprepara generaciones enclenques; es el campo más abonadopara que fructifique esa semilla de la época moderna, quehace mayores estragos que todas las guerras, que todas lasepidemias juntas, la tuberculosis, en su multitud de formas,ó esa otra que, obrando en las articulaciones, tejidos blancosy esqueleto con grande intervención del sistema nervioso, sellama genuinamente el reumatismo de los pobres. Ya que lasociedad imponga por habitación estas mezquinasviviendas, que desaparezcan los tabiques todos, y sea la

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parte habitada sólo un local con un apartado para la cocina;y de todas suertes debe suprimirse el tabique que separa laalcoba de la sala y esas cortinas que ocultan la suciedad, lamiseria, en formas más ó menos repugnantes, el polvo ytelarañas, la suciedad del suelo, y en las que se respira unhálito grueso, pegajoso, nauseabundo, sin nombre y que esel hálito de la pobreza miserable. Facilítese la ventilación,que las casas son como el cuerpo humano, precisan respirar,tomar aire puro y expeler el viciado. Fuera las cortinas de lascasas de los pobres; no sirven más que para ocultar lo quees enemigo de la luz y del ambiente y privar de aire y de luz,ó sea de los elementos más indispensables para la vida.

CAPÍTULO VIII

BROMATOLOGÍA PÚBLICA

Comprende el estudio de las substancias necesarias parala vida humana llamadas alimentos, bajo el punto de vistahigiénico, y las bebidas.

Alimentos.-Entendiendo por alimentos todasubstancia que, introducida en el tubo digestivo, sirve parareparar las partes sólidas y solidificables ó extractivas de lasangre y concurren así al sostenimiento de la vida(Guzmán): siendo el régimen alimenticio el siguiente: para eladulto 124 gramos de materias azoadas, 430 de almidón y 55de grasa, ó sea lo que corresponde á 819 gramos de pan y219 de carne: como el hombre pierde cada día 20 gramos deázoe y 310 de carbono, el régimen alimenticio debe repararestas pérdidas (Ivon); teniendo en cuenta que la ración detrabajo es mayor, está representada por 2.125 gramos de pan

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y 550 de carne, ó por substancias que suministren esteequivalente nutritivo.

Esto supuesto, Peñaranda dispone de las substanciasbromatológicas que son precisas para la alimentación de sushabitantes; como son: ricos trigos, patatas en abundancia,legumbres variadas, verduras, suculentas carnes de vaca,cordero, cabrito, cerdo , aves granívoras, así sedentarias(aves de corral), como bravías (perdices, codornices);conejos, liebres, pescados frescos importados en buenascondiciones, conservas de íd., en escabeche; huevos frescosy leche; grasas, quesos, embutidos, pasteles, dulces, géneroscoloniales. Está su plaza perfectamente surtida.

En la alimentación de estos habitantes predominan lassubstancias vegetales, hecho que corresponde fielmente ásus condiciones fisiológicas y al clima en que viven; sinembargo, el régimen animal prevalece en invierno, en el quese consumen grandes cantidades de grasa, carnes de cerdo,aves y caza de todas clases, pescados, etc., y en el verano, elrégimen vegetario que suministran las hortalizas, pimientos,tomates, cebolla, lechuga, judías frescas, etc., etc., y lasfrutas, de las que se hace considerable consumo: sorprendela cantidad de sandías y melones que se venden, naranjas,limones, peras, melocotones, uvas, etc., etc.

Ahora bien, el alimento, en definitiva, restaura la célula ylos tejidos, desarrolla fuerzas, que por su transformismodeterminan calor y movimiento. Es, pues, elementoindispensable de la vida, así que deberá ser proporcionado álas mil circunstancias en que el individuo se encuentre.¿Sucede en general esto?

Desgraciadamente, si no, se carece de nada indispensablepara la vida, en cambio el precio ordinario que alcanzan losartículos de primera necesidad no se halla en proporcióncon los recursos de los naturales, de los que un 50 por 100

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están atenidos á míseros jornales ó carecen de toda clase derecursos para adquirir las substancias indispensables; hechoque ejerce influencia marcadísima en la vida de la población,siendo respetable factor que influye en la salubridad local.No hay, pues, escasez de víveres, pero su precio resulta caroy el resultado higiénico es el mismo.

No es posible determinar la cantidad de pan que seconsume, ni la de otros artículos de primera necesidad,como son arroz, pescado, patatas, etc., por no haberseformado estadística y expenderse en establecimientosparticulares.

Carnes.- La carne consumida al año es, por términomedio, la siguiente:

Carne de vaca. . . . . . 51.922 kilogramos.Id: de cordero . . . 32.895 íd.Id. de ternera . . . . 1.966 íd.

TOTAL . .. 86.783 íd.

Y siendo 4.290 el número de habitantes, término me dioentre los dos censos, que limitan el período de diez años, yme sirve de análisis, corresponde al día 237 kilos, ó sea 55,50gramos por individuo al día: cantidad evidentementepequeña, toda vez que la carne es, con el pan, el alimentopreciso para que sea conservado el equilibrio nutritivo.

Se degüellan al año 1.553 cerdos, de los que 364aproximadamente matan en los depósitos, sumando todos,apreciados á nueve arrobas cada uno, 160.735 kilos,

PARTE PRIMERA 71

correspondiendo á cada habitante por día 103 gramos, sitodos fuesen consumidos en la población.

Si esta cantidad fuese distribuida equitativamente, segúnedades, el consumo guardaría la debida relación; pero no esasí: mientras que la mitad de los habitantes comen carne encantidad suficiente, y aún sobrada, la otra mitad carece en sualimentación de tan necesaria materia, y menos mal que,para reemplazarla, las clases pobres animalizan su régimencon el consumo de la sangre y de los despojos de las reses.

Leches.- Se consume la de cabra. Unos 74.330 litros alaño, ó sean 23 litros al día, y 47 gramos por habitante,cantidad pequeña, dada la naturaleza é índole de estealimento, utilísimo para la restauración orgánica, por lo queocupa un lugar preferente entre los alimentos humanos.

Los artículos ultramarinos se expenden en comercios ytiendas; en aquéllos á las clases acomodadas, en éstas á laclase pobre, que en general los adquiere al crédito, con loque la resulta un perjuicio extraordinario; el comercio al pormenor vende con grandes ganancias, mas la indemnizacióndel adelanto. Inconveniente éste que, con los ya indicados,forma en el capítulo etiológico de la salubridad local: razónpor la que envuelve un problema de interés para ésta y casitodas las poblaciones de su índole.

En las sociedades cooperativas y en el buen orden yeconomía del obrero está en parte el remedio de estosmales.

Bebidas.-Entendiendo por tales los líquidos queingerimos para apagar la sed ó estimular los órganos, lasprincipales son el agua, de la que me he ocupadolargamente, las alcohólicas y las aromáticas.

72 PARTE PRIMERA

Conviene repetir aquí que la única bebida higiénica es elagua; las demás sólo son útiles, á condición de serconsumidas con orden y moderación, pues en casocontrario forman en la falange de las causas morbosas.

Véase el consumo que en Peñaranda se hace del vino.Este y los demás datos especificados en este capítulo,

están minuciosamente tomados de la administración deconsumos y contrastados en la oficina municipal.

Se consumen al año. . . . 421.745 litros.” al día. . . . 1.155 íd.

Por individuo . . . . . . . 270,49 íd.

Si tenemos en cuenta que la inmensa mayoría de losniños no beben vino y muy poco las mujeres, "sin olvidar elque consuma la población flotante,,, deduciremos que enrealidad el consumo de vino es muy superior á lasnecesidades de la villa, y de aquí se originan perjuiciosincalculables que afectan hondamente á la constitución delpueblo, á sus costumbres, á su moralidad y á su estadosanitario . ¡Cuántas enfermedades por el vino! ¡Cuántasdesdichas de todo género y cuántas miserias!

El abuso de las bebidas alcohólicas causa la intoxicaciónalcohólica, la borrachera, verdadera calamidad individual ypública si afecta á muchos, como á veces acontece. SegúnRoesch, es un crimen, por los males que ocasiona á lafamilia y á la especie.

Esta plaga, origen de tanto mal, no se extinguiráfácilmente, que no es tarea sencilla inculcar prácticas deorden y economía, corregir hábitos inveterados y modificarel estímulo insano que la costumbre ha establecido.

“El remediar los graves efectos del alcoholismocorresponde á la administración pública, pero nada

PARTE PRIMERA 73

conseguirá, á no ser secundada por una acción localconstante, ejercida en cada municipio por el Alcalde, lossacerdotes, los maestros y por cuantas personas puedan porsus prestigios aconsejar, procurando á la vez distraccionesque proporcionen placeres lícitos, que instruyan ymoralicen, en sustitución de éste y otros hábitos funestos"(Guzmán).

El chocolate y el café se consumen en gran cantidad. Elchocolate que consume la clase pobre es malo, estáadulterado por el afán del lucro que obliga, con laconcurrencia, á cederlo á ínfimos precios; fuera mejor nohacer uso de él.

El café causa análogos perjuicios que las bebidasfermentadas; pero no es tan perjudicial en sí, como por elgran tiempo que se gasta en cafés y casinos en perjuicio dela economía privada y pública, perdiendo un tiempoprecioso, en daño de la instrucción y de la riqueza.

Si al tiempo que se malgasta en los cafés y tabernas, quetiene un valor material determinado, añadimos el importedel vino, del café y del tabaco, de esas substancias de valorhigiénico negativo que responden á necesidades ficticias yperjudiciales, por lo general, tendremos una sumaconsiderable, que, economizada, produciría incalculables.beneficios; administrada con acierto, daría sumas fabulosas,capaces para lograr la regeneración completa de todopueblo.

De aguardiente se consumen. 11.000 litros Y de licores. . . . . . . . . . . . . . . . . 1.800 íd.

según cálculo aproximado, porque siendo artículos quepagan elevados derechos de consumo, entranfraudulentamente, de matute, en más del 50 por 100 de loregistrado en la administración. Estás bebidas son aún más

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perjudiciales que el vino y que el café y acarrean análogosmales sociales é higiénicos.

La villa tiene su veedor para la inspección de las carnes ypescados.

La leche es inspeccionada, lo mismo que el pan ypescados.

En cambio, el vino y el aguardiente gozan de la másabsoluta libertad, y ¡cuántas adulteraciones consienten ycuántas tienen! perjudiciales á la salubridad. Asunto es esteque requiere mayor atención que la que hasta la fecha le hasido consagrada. Los vinos adulterados de mil Formas,todos nocivos á la salud, los aguardientes artificiales, sonresponsables de muchos de los males que observamos en laclase pobre, que es la que de tales bebidas hace mayorconsumo, é influyen mucho en el resultado del movimientode la población, determinando profundos trastornosnutritivos que favorecen las infecciones de las víasrespiratorias, las encefalitis difusas, las lesiones cardiacas y lavejez anticipada.

Los fraudes en los alimentos y bebidas que origina laconcurrencia, el afán de ganancias, es punto capital quedebe preocupar á la administración municipal, toda vez quelos perjuicios que de ello resultan, recaen principalmentesobre la clase pobre.

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sección segunda

CAPÍTULO PRIMERO

NÚMERO Y CLASE DE HABITANTES

ABIDO es que la población se rige por leyesdeterminadas, que resultan de la accióncombinada de las circunstancias climatológicas,del estado político, del trabajo, de la industria,del comercio, de las subsistencias, de la riqueza,de las condiciones étnicas de los habitantes. Poreso habiendo esas condiciones sufrido

modificación en Peñaranda, en el transcurso de pocotiempo, el censo de población ha tenido variaciónimportante.En los datos históricos ya doy una idea de talesmodificaciones. En el año 1849, según Madoz, constabaeste pueblo de 835 casas con 3.438 habitantes. El censo depoblación practicado por el Instituto Geográfico yEstadístico en 31 de Diciembre de 1887, todavía hoyvigente, es el que indica el estado siguiente:

CENSO DE POBLACIÓN DE 1887

Por el que resulta un aumento en favor del número dehabitantes de 877, debido á causas diversas, entre las que esla primera el aumento de nacidos sobre muertos; y lasegunda el satisfactorio estado de riqueza general de la villa,hecho que sufre profunda alteración á partir de este año,mejor dicho, que había empezado en el año 1885 con laescasez de cosecha y la notable decadencia de las industriasy del mercado, coincidiendo con la epidemia colérica.

El que resulta del empadronamiento llevado á cabo enDiciembre de 1896 para 1897, es el siguiente:

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EM

PAD

RO

NA

MIE

NT

OD

E18

97

Desde luego llama la atención la superioridad numéricade las hembras sobre los varones, representada en favor delas primeras por el número de 491, á pesar de que losnacimientos de varones acusan en el último decenio unsuperavit de 28 sobre las hembras. Hecho significativo y quetiene su explicación: 1.° en que fallecen más varones quehembras (en el decenio último fallecieron 100 varones másque hembras), siendo la causa debida á que el hombre, porla índole de sus ocupaciones, está más expuesto á lasinfluencias morbosas, así como por el género de vida, loshábitos y los vicios, alcoholismo, tabaquismo y por susresponsabilidades morales; 2.°, á la emigración, puesmientras es rara la hembra que sale de la villa, y casi sólo porcausa de matrimonio con jornalero, el varón, noencontrando actividad á su ocupación por la carencia deindustria local, marcha siguiendo sus naturales aptitudes, alcomercio, siendo los comercios de aquí plantel decomerciantes, que luego se diseminan por toda la nación; yes la tercera causa el servicio militar, que aleja de la villa uncontingente anual de unos 15 jóvenes, de los que no todosregresan á su hogar.

Considerando la población compuesta de 4.225habitantes, última rectificación del Censo, la proporción por100, de varones y hembras, es la siguiente:

Varones . . . . . . . . . . . . . . . . .44,18Hembras . . . . . . . . . . . . . . . .55,81

Total . . . . . . . . . . . . . .99,99

Otro hecho digno de notarse es el de que, á pesar dehaber más nacimientos que defunciones, la población hadisminuido desde el año 1887 al 97 en noventa indivíduos, ysi como después veremos, el análisis demográfico sanitarionos demuestra que hay una enorme mortandad de adultos,

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deduciremos que esta disminución tan pequeña, al parecer,tiene una significación terrible, es de mayor valor real delque expresa la cifra, toda vez que se conserva la poblacióncon tan pequeña diferencia, merced al exceso denacimientos, coincidente con gran mortandad de adultos,por cuyo hecho pierde la población en hombres queproducen y contribuyen al bienestar general y no gana sinoen niños, cuya crianza no proporciona sino gastos ycuidados, que no pueden prestar utilidad alguna, por lo queel daño que recibe la población es de gran monta, puestoque este concierto no marcha regulado en ventaja de la vidamedia, “que los habitantes de un pueblo más bien se han depesar que contar,, (Monlau)Sería interesante clasificar los habitantes por edades: nosprecisaría ese trabajo los vagos conceptos enumerados ydemostraría cómo la población infantil predominarelativamente sobre la adulta; pero como quiera que de estedato formaremos juicio, por los que aduzco al considerar elmovimiento demográfico, no creo indispensableconsignarle.

CAPÍTULO II

RASGOS ETNOGRÁFICOS DE PEÑARANDA Y COSTUMBRESPÚBLICAS

Es verdaderamente difícil determinar con una precisióny exactitud rigurosas cuáles son los rasgos etnográficostípicos del pueblo de Peñaranda, y esta dificultad nace de lafalta de unidad que se nota en su constitución ó formación.

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6

El verdadero origen de ésta es desconocido; permaneceenvuelto entre densas brumas, y en medio de estaobscuridad no es fácil averiguar cómo ni en qué forma nacióla villa, que, andando el tiempo, había de ser famosa por susmercados.

Lo más creíble, lo que se colige por lo ya expuesto enotro lugar, es que se formara por la fusión de elementosdistintos, aunque todos castellanos y leoneses, y así es comose explica la existencia de ciertos caracteres que, de otromodo, no tienen lógica explicación. Este pueblo no tieneabolengo, y los escasos pergaminos que pudiera ostentarestán tan borrosos que son ilegibles

En vista de esto me limitaré á trazar, en grandes y rápidaslíneas, los rasgos etnográficos que se presentan comosalientes en los naturales de esta villa.

Es el peñarandino de una estatura media y no malconstruido, de complexión regular y seca, de temperamentonervioso ó nervioso linfático. Abunda el tipo moreno claro,de ojos castaños, rasgados y expresivos, pelo negro y suavey facciones bastante correctas, sobre todo en las mujeres,cuyo porte es gentil sin ser majestuoso.

La juventud de las peñarandinas es graciosa, fresca ylozana, pero sus gracias se disipan bien pronto en muchasde la clase proletaria, cuando la maternidad y los cuidadosde familia absorben su actividad y atención, sufriendo á lapar privaciones para atender á estos grandes cuidados.

Suelen adquirir por estos motivos la miseria fisiológica ylegarla á sus hijos.

La juventud de los varones viene retrasada, no suelaadquirir el aspecto de pubertad hasta llegados los veinteaños.

Uno de los caracteres distintivos del peñarandino es laimpresionabilidad nerviosa, la volubilidad fácil, la franqueza,

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la expansión. Parece como si hubiera nacido para la vida delsentimiento: con tanta facilidad se impresiona.

Todas las cosas y personas nuevas excitan su interés, lanovedad le seduce, no procede generalmente en sus actoscon cálculo ni razonamiento; siente la simpatía ó el estímuloy se prodiga, se franquea sin rebozo; calor, fuego, excitantesdel sistema nervioso, son los que mueven su corazón. Deaquí su impresionabilidad y también su antítesis la apatía, elfácil aburrimiento, resultante natural de la laxitud producidapor el esfuerzo grande que supone la impresionabilidad.

Es apático, poco diligente y, á no ser por los motivosindicados ú otros que afecten de cerca á su honor ó á susintereses, no sale de su paso natural, de sus arraigadascostumbres. Es poco amigo de la vida de casa, le gusta másla vida de la calle, de tertulia, de café ó de taberna, según laclase y condición de las personas.

Es de carácter franco, alegre y comunicativo en la clasemedia y baja de la sociedad: pero esta franqueza unas vecestorna las formas rudas, propiamente castellanas, y otrasveces revelada con cierto dejo intencionado. Le distingue alpeñarandino la locuacidad, no siempre exenta de locucionesy giros ingeniosos de gracia natural.

Pocos pueblos cuentan con tantos y tan buenos mediosde instrucción como Peñaranda, como ya queda consignadoanteriormente, y sin embargo, la cultura de la población noes proporcionada á tanto sacrificio. Lo cual únicamente seexplica por la apatía de su carácter, por la falta de emulación,por el temperamento nervioso que le distingue, porquedesde la infancia vive más en el arroyo que en el hogar, enel café y la taberna, que en su vivienda. Esta superficialinstrucción, unida á las otras concausas que acabamos deenumerar, es la que produce cierto rutinarismo en todas lasmanifestaciones de la vida, y así es como industrias que

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había florecientes en Peñaranda, hasta mediados de estesiglo, se han perdido casi por completo á causa de la falta delestudio de los progresos de la fabricación y de lainaplicación consiguiente de éstos. A las mismas causasdébese también, sin duda alguna, la rareza de personalidadesque se hayan distinguido en la política, en la milicia, en lasciencias, en las letras y en las artes.

Y no entran por poco, ciertamente, y como factores quecontribuyen al carácter de que hablamos, el apego al terruñoy el mercantilismo que distingue á estos habitantes. Tienenéstos tan desarrollado el amor al solar de su pueblo, quemuchos quizá no comprenden la vida fuera del cascomunicipal de Peñaranda. Y que esto es así, lo prueba que, enla clase proletaria, existen muchos brazos improductivosque consienten permanecer en la inacción antes que salir enbusca de aventuras ó de medios de adquirir colocación y darempleo á sus actividades, aumentando con esto la falangedel pauperismo. En la clase acomodada se nota la mismatendencia, aunque de algún tiempo á esta parte parecedibujarse la opuesta, abandonando algunas familias el suelode la patria chica para irse á vivir á las grandes poblaciones,lo cual no deja de ser un gran inconveniente, que, si no sesiente de momento, ha de dejarse notar á largo plazo congran fuerza. En la clase media es donde únicamente seobserva que, aun á duras penas, existe alguna emigración,constituida por los jóvenes que se dedican al ejercicio delcomercio, que es para lo que más disposiciones manifiesta elpueblo en general.

Es rasgo, como queda indicado, de estos naturales, suafición ingénita al mercantilismo, su espíritu comercial, node altos vuelos y de grandes alientos, sino el que se mantienedentro de los límites de los medianos empeños;desgraciadamente no se cultiva este espíritu comercial en el

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sentido de darle una dirección técnica ó científica,acomodada á las necesidades de la época. El caráctermercantil es propio de todas las clases sociales dePeñaranda; desde el chalán que se dedica al trato de lasbestias, hasta el comerciante que vende las telas más ricas ypreciadas. Es para el comercio para lo que más especialesaptitudes manifiestan estos naturales.

Por el contrario, se nota en la clase baja y media grandespego por lo que se refiere á los trabajos propios de laagricultura. Quizá el mismo carácter mercantil sea la causade la poca afición á los trabajos agrícolas. "Una hora de tratovale más que ciento de trabajo,,, se dice entre nosotros, yesta frase que corre como axiomática, es la expresión ciertadel espíritu de estos habitantes, que rehuyen todo lo quesignifica esfuerzo corporal continuado; prefieren hacer ungran esfuerzo y de poca duración que les sea recompensado,á estar, hora tras hora, ocupados en trabajos que no seanmuy penosos. Así se explica también que en las industrias,sobre todo en las que se ocupan los hombres, el trabajo serealice á destajo y no se emplee otro medio deremuneración, que rehuyen tanto patronos como obreros.

En el orden económico se nota una verdadera antítesis.La clase rica y acomodada vive la mayor parte de sus rentas,sin dedicarse á otra clase de ocupaciones lucrativas,distinguiéndoles el afán de aumentar sus caudales,dejándolos improductivos con perjuicio de la riqueza local.

Por el contrario, la clase obrera y proletaria vive al día; notiene nociones del ahorro, gasta lo que gana, sinpreocuparse del día que viene, y hoy come con abundancia,bebe con exceso, gasta y triunfa, y mañana sufre privacionesy no tiene lo preciso para la alimentación cotidiana; pero nopor esto se desespera ni irrita. De este desarreglo se derivangrandes males, muchas privaciones que, obrando á la larga,

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determinan no pocos ejemplares de gaminismo, que seobservan particularmente en las quintas.

Ni en las clases más acomodadas, ni en las más ínfimas,existen esos vicios que, generalizándose en los pueblos, ledan un carácter determinado. Hay sobriedad en la comida,paciencia en los trabajos y no se hallan muy desarrolladas lasconcupiscencias. Buena prueba de ello es la escasacriminalidad que se advierte en una población de nopequeño vecindario, y si se da alguno que otro caso delesiones, casi todas son menos graves; puede decirse que noexisten los ataques contra la propiedad, excepción hecha deraterías sin importancia. Es rarísimo el caso de crímenesespantosos, y aun en alguno que ha existido, lo primero queaparece es la vulgaridad: no son criminales los que le hancometido.

En punto á diversiones puede decirse que las favoritas delos peñarandinos son los toros y el baile, que están muy enconformidad con los rasgos antes apuntados, porque enellas hay bulla y jaleo, y esto es propio de espíritusexpansivos y locuaces.

No tienen arraigo en el peñarandino las ideas políticas, nise preocupa grandemente de que sean unos ú otros lospartidos gobernantes; se aprecia más bien la personalidad,ostente la idea que quiera.

En orden á creencias religiosas se observa que no estántan arraigadas en el hombre como en la mujer: el hombresatisface las apariencias: es católico más de nombre que deobra; en cambio la mujer es eminentemente religiosa, lo queexplica las numerosas y nutridas asociaciones de esta índoleque existen, y lo demuestran con su conducta de todos losdías.

Aparece también como rasgo muy saliente de lospeñarandinos su amor al desvalido, la caridad, que se

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manifiesta en formas muy diversas, desde la limosna queindividualmente se reparte á domicilio, ó á la puerta de lascasas, hasta los auxilios que colectivamente se prestan alpobre y al enfermo. Y cosa verdaderamente rara, es la quesucede en este punto. En este pueblo donde se halla muypoco desarrollado, casi es nulo, el espíritu de colectividadpara la explotación industrial ó de asuntos comerciales, seencuentra eminentemente cultivado este mismo espíritu deasociación en el orden de amor al prójimo. Y este hermosorasgo es el que ha dado lugar á la formación de Sociedadesde Socorros mútuos entre los obreros, para auxiliarse en lasenfermedades, y á la constitución de asociaciones, como lade señoras, titulada La Caridad y las conferencias de SanVicente de Paul de caballeros y señoras, que reparten suslimosnas y sus consuelos á familias necesitadas, que carecende recursos para el cuotidiano sustento.

Finalmente, y quizá el carácter que más de relieve semarca, es el de la hospitalidad. El hijo de Peñaranda es fino,atento, amable con el forastero. Le distingue con su tratofranco y esta franqueza le lleva á poner á su huésped, en dosdías, al corriente de todas las vicisitudes, de todas lasvirtudes y flaquezas de sus paisanos. Es con él obsequioso yse desvive porque lleve buena impresión de este pueblo y letome cariño, pues para él no hay nada como Peñaranda.Este entusiasmo tiene su término, cual es natural, para elforastero que se avecina en la villa, al que guardará lasconsideraciones que sus circunstancias merecen; y si sucarácter es afable y su trato fácil, continuarán dispensándolesu afecto, su amistad, toda clase de atenciones; mas locontrario, si es altanero, retraído ó reservado en sus accionesy vida; si de modo ostentoso quiere distinguirse, el vacío sehará bien pronto á su alrededor.

A la mujer de Peñaranda la convienen naturalmente

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muchos de los caracteres antes indicados y alguno de ellosmás exagerado, como sucede con el amor al suelo, del cuales ardorosa entusiasta; pero se distingue sobre todo en laclase media y rica, por ser muy caseras, dadas á las laborespropias del sexo, sin ser muy aficionadas á los estudios quesean de verdadero adorno, pues también domina en ellas elutilitarismo. Son económicas y no muy dadas á lasdiversiones.

Las distingue la bondad de su trato, su amabilidad, sufinura; en una palabra tienen la educación de casa, laeducación de la madre y por eso llegan á ser excelentesmadres y modelos de leales esposas.

En la clase obrera y proletaria, la mujer, á diferencia delhombre, es más trabajadora y se ocupa en una porción defaenas que para ellas resultan una dura labor. Pero estavirtud del trabajo tiene un inconveniente grande y es el deque abandonan sus casas y la educación de sus hijos,posponiendo estos cuidados y atenciones á la duranecesidad de buscar el negro pan con que alimentar á lafamilia, que, por desgracia, no se le proporcionan losvarones.

Por último, es posible, y así lo creo, que los enlacesverificados con personas de fuera de la localidad hanmodificado algo el primitivo modo de ser de Peñaranda, suscostumbres, su carácter, y hoy mismo se observa estatendencia á cambiar sucesivamente ; pero los rasgosanotados habrán de subsistir porque han cristalizado ya yforman como un núcleo alrededor del cual se verificaránestos cambios y transformaciones, pero el núcleo nocambia, se ha hecho ya inalterable: en su derredor nuevascapas modificarán los detalles, pero si causas grandes, deobrar profundo, no deshacen ese núcleo, la población dePeñaranda subsistirá con sus rasgos, con sus líneas, con su

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constitución física y psicológica determinada, que ladiferenciará no sólo de otros pueblos y ciudades, sino de losmismos pueblos de esta zona.

Entre las costumbres públicas, es la principal lacebración de fiestas en los días 15 y 16 de Agosto. Sereducen á corridas de vacas y novillos bravos, músicas,bailes, teatro, iluminaciones, etc.

Antiguamente tenían lugar estas fiestas el día de SanMiguel, patrón del pueblo, y como era natural en un pueblocristiano, la parte religiosa de las fiestas se efectuaba con lapompa y magnificencia correspondiente, sin que esto fueraobstáculo, antes al contrario, para que las de carácter civil,revistieran todo el atractivo y novedad que se pudieradesear. Por motivos accidentales se trasladaron las fiestasláicas á los días 15 y 16 de Agosto, motivos quedesaparecieron años hace, sin embargo de lo que no se hareanudado la antigua costumbre que estimo y consideranpersonas sensatas, era más adecuada y útil á la población.

Tienen las fiestas actuales el gran inconveniente decelebrarse cuando la población agrícola se encuentra muyocupada en las faenas de recolección, y, ó se resienten éstasdel abandono de esos días, ó se ven privadas depresenciarlas las muchas gentes de los pueblos inmediatos,que en otro caso asistirían.

Por eso y por ser asunto que afecta á la riqueza de la villay, por tanto, á la higiene, sería acertadísimo el acuerdo decelebrar las fiestas en el primer domingo de Septiembre, porser la fecha más á propósito, y combinarlas con un ferial deganados para darlas un carácter más práctico y útil. Losganados concurrentes que no fueren vendidos pasarían alferial de Salamanca, que tiene efecto en los días siguientes.Es reforma esta que, con otras relacionadas con las fiestaspúblicas, merece ser atendida por los Ayuntamientos de

PARTE PRIMERA 89

Peñaranda.Existe la costumbre en el mes de Mayo de que los

vecinos de cada calle hagan su fiesta, que consta de partereligiosa, dulzainas del país y bailes por tarde y noche: sueledurar dós días: unos años la celebran unas calles y otrosotras, pero en casi todos tienen lugar en seis, ocho ó más: deello resulta que en todo el mes no falta jaleo y diversión.Basta dar noticia de tan singular costumbre, para que, comohigienista, la censuremos. No puede originar sino perjuicios,relaja el hábito del trabajo y es ocasión para hacer excesos ygastos innecesarios.

En las navidades, carnavales y otras épocas del año semanifiesta el espíritu de estos naturales, propenso siempre álas diversiones, dándoles un carácter especial de alegría ymovimiento. Y precisamente no son las clases acomodadaslas que sienten el anhelo de divertirse, sino más aún lasclases de menos recursos, que no tienen inconveniente enperder días de trabajo aunque por ello se queden sin mediospara atender al sustento diario. Mucho tienen que hacer eneste respecto la moral y la higiene para contrarrestrar estosmalos hábitos, que tanto contrarían el deseado bienestar detodos, inculcando ideas y prácticas de orden y de economía,sin las que la salubridad es difícil y la moralidad, otrotérmino de la higiene, imposible.

Los varones de la clase artesana en su mayoría,concurren los domingos, días de fiesta y aun algunos días detrabajo, á los cafés públicos, donde se pasan tres ó cuatrohoras, ocupados en el juego del dominó ó cartas, otros sonasiduos devotos de la taberna. Los de la clase pobre,también en su mayoría, sacrifican en los altares de Baco,diariamente, pero sobre todo en los días de fiesta ydomingos, en los que, las 20 ó 30 tabernas que hay, rebosande gente, de bullicio y de alegría.

90 PARTE PRIMERA

CAPÍTULO III

PAUPERISMO

No sería completa la relación de las causas prácticas queactúan sobre la población, si no me ocupare del pauperismobajo el punto de vista de modificador patológico general.

Muchas veces he hecho mención del estado de pobrezacomo elemento causal de enfermedades. El análisisminucioso de la estadística mortuoria nos pondría de relieveel fundamento de tales imputaciones: la epidemia coléricasufrida en Peñaranda el año 1885, la más grave de grippepulmonar del verano del año 1891, la epidemia de viruela,objeto capital de este trabajo, son argumentos que indican laimportancia que tiene el estudio de la pobreza con formaepidémica, para el desarrollo de las infecciones, para ladeterminación de las cifras mortuorias, para la salubridadpública. Por eso tiene el pauperismo su natural lugar en laEtiología de la Medicina colectiva, de todo pueblo queexperimente la desgracia de llevarle en su seno, enproporción tan alarmante como sucede en Peñaranda;¡quinientos vecinos están declarados oficialmente pobres!Entre ellos los hay por pereza y por oficio, amparados porla mendicidad, pero son los menos; los hay por laintemperancia, especialmente de bebidas alcohólicas, poresas copitas de aguardiente y esas copas de vino que sellevan con el tabaco y tiempo malgastado, gran parte de lavida y de la mísera producción; hay muchos por la sensiblecrisis industrial por la que la villa atraviesa, artesanosdespedidos del taller en edades en que no pueden aprenderotro oficio; los hay y son los más, por las muchas muertes

PARTE PRIMERA 91

prematuras, derivadas en parte de las anteriores causas y dela insalubridad local y que dejan tras de sí el desamparo dela viuda y la orfandad de los hijos.

Y no es la miseria pública, representada por losnumerosos pobres que recorren las calles todos los días, yque en grandes masas se aposentan en determinados deellos, en las puertas de los ricos, nacida de la falta dealimentos, de medios de subsistencia, no; que el pan áninguno falta, ni tampoco las enfermedades suelen venirpor este lado. Lo que falta al pobre, es aquello que menoscuesta, pero que es muy necesario para la vida, para la salud;les falta aire sano, luz, en el hogar: les faltan ropas y hábitosde limpieza, lo que presupone viviendas sanas, camaslimpias, estimación de sí mismos, conocimientos de losdaños que causa la suciedad corporal; les falta la suficienteinstrucción para la crianza de los hijos; les falta cuantoproporciona el trabajo, en armonía con el orden.

Por todas estas causas, íntimamente relacionadas con lasque ya tengo dichas, enferman más, y se establece ese fatalcírculo de la miseria, que cual las ondas de un lagoremovidas por la piedra, se extienden más y más y alcanzacon su nociva influencia á las clases acomodadas y ricas. Yno sólo causa dolencias y mortandad el pauperismo, sinoque degrada el alma, predispone á la abyección, al vicio,degradaciones de familia que obran sobre las generaciones yproducen desastrosos efectos.

Esta plaga, esta dolencia social, no se remediaindividualmente, por eso la Medicina con sus planesterapéuticos, de nada sirve. Sólo la higiene y la economíapolítica son las ciencias que nos dan armas para aminorar elpauperismo, ya que por ley orgánica de la sociedad tenganque existir necesariamente ricos y pobres.

Pero como los pobres limpios y buenos, no perturban á

92 PARTE PRIMERA

la sociedad ni dañan á la salud pública, antes al contrario,procuremos por cuantos medios sea posible, que nuestrospobres sean limpios, estén limpios, tengan viviendas conaire y luz, ropas, alegría en el hogar y con esto habremoscontrariado la propensión á la miseria, que conduce á laanemia física y moral.

Y ¿cómo? Hé ahí el problema. Yo no lo he de resolverahora; ello corresponde á los individuos directores de lospueblos, á la clase acomodada, á la municipalidad, á losrepresentantes provinciales y en Cortes, en general á loshombres de buena voluntad. Entiendo que se puede vivirhigiénicamente con muy poco, y que no es insuperable lalabor de conseguir que deje sus harapos la pobreza y puedavivir el pobre sin zozobras ni rencores.

Solamente me he de permitir indicar un pensamiento,entre los muchos que inspira este problema, y es: la creaciónde hijuelas de las casas de beneficencia provinciales en lascabezas de partido. El desarrollar esta tesis me alejaríademasiado, pero ahí tienen los diputados provinciales,representantes de las cabezas de partido, un proyecto paradisminuir los estragos de la pobreza: presten este servicio ásus representados, y su consecución será uno de los másbrillantes y hermosos triunfos de su cargo. Asilos benéficosque evitarían los dos términos del terrible dilema que seofrece al sér desamparado, débil ó enfermo, que son: ómorir en la cama del asilo provincial, separado de los séresy de las cosas queridas, con el alma empapada de amargura,ó agravar la miseria de los suyos, muriendo en el hogar.

Lo demás será obra de la organización de unpresupuesto especial, llamado de los pobres, formado porlas cuotas estipuladas al pudiente por una junta de vecinosserios, de honradez probada y caritativos, bajo clasificaciónequitativa. Cuota que sustituiría á la limosna que darnos á la

PARTE PRIMERA 93

puerta, sin distinción de pobres y de necesidades. Porsupuesto, administrado y repartido por esa misma junta,para atender á toda suerte de privaciones y tener amparadala verdadera desgracia. No en balde estamos constituidos ensociedad y por los beneficios que nos proporciona, ladebemos el correspondiente sacrificio. No en balde somoscristianos, y la religión aconseja la práctica de las obras demisericordia. De esta suerte, bien planteada la institución,desaparecería el oficio de la mendicidad, el más vil ybochornoso de los oficios. Estarían remediadas lasprivaciones del pobre y desaparecería la miseria, tal cual lavengo considerando, como factor patológico, comoelemento de insalubridad general.

CAPÍTULO IV

MOVIMIENTO DEMOGRÁFICO

Comprende el análisis de matrimonios, nacimientos ydefunciones, ocurridos en un período determinado detiempo, del que se desprende el conocimiento de la marchade la población y causas que influyen en la misma. Esteconocimiento tiene por base la estadística, sin la que nopodría darse un paso.

Para obtener el fruto debido, hay que recopilar y ordenarlas cifras que representan personas y hechos con perfectaescrupulosidad, puesto que ellas encierrantoda la verdad y son la base de todo juicio y de todo consejo.

94 PARTE PRIMERA

Matrimonios. - La procreación humana legitimada ysantificada por el matrimonio, es la base del movimiento depoblación.

PARTE PRIMERA 95

96 PARTE PRIMERA

El número de matrimonios en los diez añoscomprendidos en el anterior estado, fué el de 274, yconsiderando á la población compuesta de 4.270 habitantesó sea el término medio entre el censo de 1887 y el últimohecho, resultan siendo por término medio 27,40matrimonios los verificados en el año ó sea un matrimoniopor 158 habitantes, que están en la proporción por 100, de0,64. Dato que asimismo acusa estado de decadencia en elmovimiento de población. La Mayoría de los contrayentesse encontraban entre la edad de 20 á 30 años ó sea dentrodel período de mayor fecundidad. Se distingue el año 1891por los pocos matrimonios; fueron sólo 13, hecho que tieneexplicación en que en este año hubo la epidemia grave degrippe como puede verse en el estado demográficosanitario.

Natalidad.- Es la relación que existe entre el númerode nacimientos y la población.

ESTADO de los nacimientos sucedidos en Peñarandadurante el decenio que comprende desde 1.° de Enerode 1887 al 31 de Diciembre de 1896.

PARTE PRIMERA 97

(1) Se refieren á la rectificación del censo de 1887, hecha en 1896.

7

Mil cuatrocientos noventa nacimientos, quecorresponden al año 149. Consistiendo la población en4.270 habitantes, término medio adoptado, están losnacimientos en la proporción por 1.000, de 34,89.

De entre ellos fueron ilegítimos 54, cifra pequeña, sitenemos en cuenta que en su mayoría proceden de lospueblos inmediatos. De todos modos, por lo que respecta ála natalidad y dadas nuestras condiciones, arrojan los hechoscifras satisfactorias, si otros elementos del problema novinieran á amenguar su valor, cual es, entre otros, el resultarmás grande ó el dar más nacimientos la clase proletaria quela clase media y sobre todo que la rica, es decir, quien reunemenos condiciones para defender la vida de los reciennacidos, para hacerlos ciudadanos útiles después. Nacieron28 varones más que hembras, hecho que concuerda con laley de natalidad.

Mortalidad - La muerte es un hecho necesario. Elhombre devuelve á la naturaleza su organismo material, alpar que su alma vuela á su destino.

Es la mortalidad la relación que existe entre el númerode fallecidos y la población, estudiada bajo diferentesaspectos.

El estudio de esta relación, siempre interesante, hechocon detenimiento, reclamaría una extensión impropia deeste lugar.

Me limitaré, por lo tanto, á consignar el siguiente estadoque comprende el número de fallecidos en la década de1887 á 1896:

98 PARTE PRIMERA

Como se vé, fallecieron 1.375.Varones, 735. Hembras, 640.Solteros, 869. Casados, 305. Viudos, 201.Hasta 3 años fallecieron, 631.De más de 3 años hasta 25, 157.De más de 25 años, 587.De estos datos, ofrecen escaso interés á nuestro objeto,

los que se refieren al sexo y al estado de los fallecidos, todavez que nada extraordinario arrojan que no sea lo ordinarioen la generalidad de los pueblos.

Es la proporción de muertos por habitantes 31,7 por mil,cifra poco satisfactoria en atención á que los pueblos bienhigienizados y de regulares condiciones de salubridad dan lacifra de 22, diferencia de tanta monta que bien merece quese intente por todos los medios posibles rebajar la que nosha correspondido en la última década, por lo menos á 27 ó28, por ser indudable que, así en la infancia como en lasedades mayores, se puede disminuir bastante la mortandady no á la de 22 por no corresponder á nuestro clima ni ánuestra zona geográfica.

La proporción por 100 de los fallecidos con relación alnúmero total de los mismos es: para la primera categoría delas establecidas, 45,8; para la segunda, 11,4 y para la tercera,42,6. De lo que se desprende, que el contingente de muertosle dan la primera y la tercera poco menos que en totalidad ycon pequeña diferencia. Hecho que demuestra que elnúmero de niños fallecidos es relativamente pequeño y el deadultos de la edad de vuelta, y de la vejez relativamente muyconsiderable. Este dato entraña en la vida de la poblaciónconsiderable gravedad, mereciendo que en él mediten losencargados de velar por la salud pública de Peñaranda.

Vida media.- La vida media general de una población

PARTE PRIMERA 99

es la medida de su bienestar: para apreciar la relativa á la dePeñaranda, he hecho el análisis de los 1.375 fallecidos, unoá uno, y el estado general que les comprende le tengo á lavista y no acompaño á este trabajo por no recargar estecapítulo; al terminar doy un resumen del mismo, queexpresa con exactitud el tiempo vivido por todos losfallecidos.

Habiendo vivido los fallecidos ennúmero de 1.375. . . . . . . . . . . . 37.574 años.

Vivió cada uno. . . . . . . . . . . . . . . . . .27,31 años.Vivieron los niños de un día á 3

años: 1ª categoría en número de 631. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 734 años.

Siendo su vida media. . . . . . . . . . . . . . .1 año 8 centésimas.Los de las otras dos categorías

juntas, en número de 744. . . . . 36.840 años.Vivió cada uno “vida media,,. . . . . . 49 años 5 décimas.

27,31 años de vida por individuo acusa la existencia decausas de insalubridad que importa remover; estamos muyalejados en este punto de lo que reclama la higiene.

Y como esta cifra sea, tenidos en cuenta los elementosde que resulta, el resumen demográfico sanitario, el balanceobtenido en la década terminada en 31 de Diciembre de1896, importa levantar de ella acta, para compararla con lasque se vayan obteniendo en las décadas sucesivas, para deese modo tener una idea de los progresos que en estesentido alcanza la población. Si es interesante al buen ordende los pueblos y de las familias el balance de sus intereses,¡cuánto mayor no ha de ser el balance de la vida! Demuestrala cifra obtenida para la vida media de Peñaranda, que hayuna sucesión demasiado rápida de generaciones, por lo que

100 PARTE PRIMERA

disminuye en el grado correspondiente el valor efectivo dela población, toda vez que se realiza en gran parte áexpensas de la población formada y útil.

Para mejorar la cifra de la vida media hay que hacersacrificios, hay que emprender reformas, modificarcostumbres y combatir vicios. “El remedio del desordencausará dolor”,

Por desgracia, estas medidas que reclamada higienesuelen ir rodeadas de poco aparato. Dedicadas á combatirlas causas de insalubridad, sus resultados más brillantespasan desapercibidos; se realizan dentro del mayor silencioy de la lentitud del tiempo; por eso suele acontecer que lomismo á las colectividades que á los individuos, satisfacemás cubrir las apariencias, blanquear el sepulcro, que elesforzarse por remover las causas que hacen deficiente elestado sanitario de las poblaciones.

Hé aquí el estado á que antes me refería:

PARTE PRIMERA 101

RELACIÓN del número de fallecidos en Peñarandadurante el decenio que comprende desde 1º de Enerode 1887 al 31 de Diciembre de 1896, con expresión delos días, meses y años, que representa el tiempo vividoen cada una de las edades(

Enfermedades que causaron las 1.375 defunciones.-Desde luego se destaca el hecho de que las columnascorrespondientes á las enfermedades infecciosas dan uncontingente exiguo, á pesar de haber sufrido la población en

102 PARTE PRIMERA

(1) Resumen de un estado general que comprende á todos los falleci-dos en la década de 1887 á fines de 1896, y que expresa con exactitud laedad viviida por casa uno.

(2) La mayoría de los estados que figuran en esta sección, fueron con-feccionados por el inteligente y exacto oficial de la Secretaría municipal,D. Manuel Almeida, á quien en este sitio doy las más expresivas gracias.

tres de los años comprendidos en el examen, tres epidemiasde sarampión, haberse en algunos padecido la escarlatina,registrarse en otros casos de difteria y existido una epidemiade viruela. Total 255 óbitos por estas causas, cifrainsignificante y que por sí acusaría un estado sanitario el mássatisfactorio.

Las enfermedades del corazón, de las vías respiratorias,digestivas y cerebrales, dan el mayor contingente yprecisamente las del corazón y pulmonías son las quecausan mayores estragos en la edad adulta; puedo asegurar,por una larga experiencia, que los 407 fallecidos por estascausas, son, en su mayoría, individuos que pasan de los 25años, como sería fácil de demostrar. Las pulmonías ybronco-pulmonías, las pleuroneumonías y las bronquitis,con las lesiones cardiacas, son el gran azote de la vida de estapoblación.

Las enfermedades de las vías respiratorias adquierenalguna vez caracteres epidémicos, como tengo comprobadoen el año 1880, epidemia de pulmonías; como sucedió en elaño 1887, y sobre todo en el verano de 1891 que causó los71 muertos casi del encasillado correspondiente. Unas yotras originadas por causas múltiples, como son: el clima, elambiente urbano, el suelo, las viviendas y algo específicoque hay entre todas estas cosas juntas, que se halla entrenosotros de modo permanente y que produce de un ladoreumatismos vagos, artritis deformantes, lesiones cardiacasy de otro, esas afecciones sui génesis del aparato respiratorioque no son pulmonías, ni bronquitis, sino en su carácteranatómico, infecciones de un elemento desconocido, ya seatelúrico (graves) ó parasitario desconocido, diplo baciloencapsulado de Taissier ó un estroptococo que, modificadoen su vitalidad y condiciones biológicas, determina las másvariadas de las afecciones en su cultivo en los organismos y

PARTE PRIMERA 103

que da lugar á catarros y anginas contagiosas, á pulmoníascontagiosas, que ofrecen un carácter singular: "hiperemias yfluxiones locales, fiebre alta siempre, aplanamiento intenso,tendencias marcadas á las adinamias, á las asistolias, á losdelirios" y en las que distingue siempre el clínico lainfección.

Pues bien, en este pueblo hay algo que entretiene, quefacilita y cultiva á ese elemento, sea el que quiera, para queunas veces de un modo, otras de otro, obre perniciosamentesobre la población adulta, que es la que paga más tributo yla que peor se defiende de sus asechanzas. Y prescindiendode otras consideraciones á que conduciría el estudio de estasingular enfermedad, titulada grippe, que ora viaja de puebloen pueblo y de continente en continente, ora adquiereresidencia fija en algunos, debemos pensar que en la víapública y en el ambiente- urbano, en la vivienda y en elpauperismo y quizá en el agua, encuentre terreno adecuado,condiciones para vivir. Opinión que será sólo rebatible anteel hecho de que persista haciendo estragos, á pesar demodificar el estado deficiente en que se halla la salubridadlocal, después de haber higienizado la villa en el sentido yforma que aconsejo. Y, pues existe esta creencia en mí y enotros, procede despejar incógnita tan grave, si hemos de iren persecución del enemigo más formidable de la poblaciónde Peñaranda. En todo caso, siempre iremos ganando.

De la columna de las enfermedades del tubo digestivo, estributaria la niñez, y, en gran parte, por descuido de lasmadres, por rutinas, por alimentaciones incompletas éimpropias, y por otras causas, entre las que no es la Menorla pobreza; así que suprimidas ó amenguadas éstas, como esposible, bajaría considerablemente la cifra de mortandad dela infancia á un punto extraordinario.

104 PARTE PRIMERA

Las enfermedades cerebrales dan buen contingente y áellas pagan tributo niños y viejos; algunas podrían evitarse,toda vez que son causadas por hábitos y vicios perjudiciales.

La tuberculosis es la enfermedad que da cifra másrespetable entre las llamadas distrofias constitucionales,“empleando un término general,, y á pesar de la naturalezaesencialmente infecciosa que la caracteriza: sería muchocuanto se pudiera decir en este particular para demostrarque, en la Higiene y la moral, tenemos armas para disminuirsus estragos y que por tanto podrían aminorarse los que eneste pueblo causa la enfermedad fin de siglo (1).

Por último, se registran tres ejecuciones capitales, hechoinaudito y nunca visto en este pueblo, según el recuerdo delos más ancianos, y que por tanto, nada representa ennuestro estudio.

En conclusión: la cifra de mortandad podría disminuirseal límite que nos corresponde por clima y por condicionesetnológicas. Un decidido própósito por parte de lasautoridades, auxiliado por el consejo de las personasprestigiosas, por su edad, sabiduría, posición y amor á estepueblo y por el concurso de todos los habitantes, bastarápara alcanzar tan importante beneficio.

PARTE PRIMERA 105

(1) El encasillado del cuadro demográfico sanitario, correspondiente alalcoholismo, no aparece con ninguna defunción, á pesar de tener mani-festado que el abuso del vino y del alcohol es uno de los elementos queinfluyen positivamente en la patología local. Este desacuerdo aparente, sedesvanece con indicar que los trastornos patológicos que engendra el alco-holismo tienen sus manifestaciones, según los afectados de tan funestadolencia, en unos ó en otros órganos, aparatos, ó sistemas orgánicos y quecuando causan la muerte, se clasifica la enfermedad que originó ésta, conel nombre que resulta de la expresión morbosa, generalmente, siguiendoel criterio anátomo-patológico.

Obsérvense con fidelidad y constancia los preceptos dela higiene; empréndanse las reformas que esta reclama comode carácter urgente. Obsérvense los preceptos de la moralcristiana, teniendo en cuenta la sentencia del sabio CardenalMonescillo, dicha en el Senado español "los pueblos, lo quepiden, es pedazos de pan y hojas de catecismo", que sonasimismo preceptos de higiene, pues que esta ciencia estambién un código de moral.

CONCLUSIÓN

He terminado la primera parte. En ella aparecerán datosincompletos, asuntos solo indicados y quizá alguno tratadocon más extensión de la debida; habrá datos que merezcanrevisión y juicios que exijan rectificación. Deficienciasnacidas del poco tiempo libre que deja el ejercicio activo dela Medicina y de mi real incompetencia.

Pero sea como quiera, lo expuesto podrá servir decimiento á otros trabajos más serios y prolijos; á la mismacrítica, de la que no siendo apasionada, nace la verdad ó eladelanto, para de ese modo llamada la atención hacia estosestudios, ir formando, poco á poco la Topografía médica dePeñaranda. Obra indispensable para saber lo que se tiene ylo que falta; para quedar liberados de una tradición nosiempre fiel, que nos advertirá de continuo que es nuestrodeber mejorar siempre, caminar hacia el progreso, que setraduce en los pueblos por su mejor estado sanitario, por elmejoramiento de sus costumbres, por el aumento de suriqueza, de su cultura, de su bienestar. Obra que abarcará lavida entera del pueblo, en particular su presente, y queanualmente ampliada, representará un caudal de enseñanzaprovechosa, para ayuntamientos y vecinos, paraadministradores y administrados: un buen guía para los

106 PARTE PRIMERA

Médicos de Peñaranda, y un libro de consulta para cuantosse interesen por la prosperidad de esta población.

Por mi parte, he dado una ligera idea del sujeto de miobservación, del sujeto en que se realizó la epidemia deviruelas, que es á lo que venía obligado y es indispensable entodo trabajo de esta naturaleza.

Sentiré no haber acertado.

PARTE PRIMERA 107

PARTE SEGUNDA

OBJETO DE OBSERVACIÓN

EPIDEMIA DE VIRUELA DE PEÑARANDA DEL AÑO 1894

AL 1895

SECCIÓN PRIMERA

Antecedentes

parte alguna se encuentran.Ni los másNancianos dan noticia de las vicisitudes que elestado sanitario de Peñaranda haya podidoexperimentar hasta fechas muy recientes,y esode un modo vago y muy incompleto.Sólo se

recuerda el dato de la existencia del cólera morbo asiático,sufrido el año 1834,que hizo grandes estragos y causó elterror de estos habitantes.El año 1855 se repitió la epidemiacolérica,siendo declarada oficialmente el día 12 de Agosto:murieron unas 60 personas y se cantó el Te Deum en acciónde gracias por su desaparición,el día 27 de Septiembre.Elcólera no había desaparecido aún,pero se aproximaban lasfiestas públicas que deberían celebrarse el día 29,patrón delpueblo,y se sobrepusieron en esta ocasión,cual en otras mil

análogas, los intereses materiales, las ventajas económicastraídas por la multitud de forasteros de la comarca queacudían á presenciarlas y el encanto sin igual que siemprehan proporcionado á estos naturales, al más importante ytrascedental de la salud individual y colectiva. No he podidocomprobar la influencia de tal decisión en el curso de laepidemia.

En el año 1865 causó el cólera 13 ó 14 invasiones, conotras tantas defunciones, desapareciendo sin dejar rastroalguno, cuando el pueblo comenzaba á alarmarse por laclase, índole y gravedad de aquellos cólicos.

De la epidemia colérica del año 1885, observada por mí,siendo Médico en ejercicio en la villa, doy especial cuenta yrazón, por considerar que es de interés su conocimiento áAutoridades y Médicos que esta población tenga en losucesivo.

El primer invadido, joven hospiciano de 24 años, oficialde la casa de Eulogio Díaz, botero, lo fué el día 20 de Juniode 1885. No pude averiguar el origen de la infección. Elcólera en aquella fecha hacía estragos en Aranjuez y envarias comarcas de Levante, con las que los industriales dejerga de esta villa sostenían relaciones mercantiles. Tuvoaquél el triste privilegio de ser el primer caso de la provinciade Salamanca. El día 21 de Junio se registró otra invasión.Desde el día 26 al día 4 de Julio duró solamente el períodoepidémico, presentándose algunos casos aislados en eltranscurso de este mes y en el de Agosto.

Presté la asistencia á 55 coléricos, de los que fallecieron22, siendo entre éstos 5 niños, 2 hombres y 15 mujeres.Tanto los invadidos como los muertos pertenecían á la clasepobre, á excepción de algún artesano y de una señora de laclase acomodada.

110 PARTE SEGUNDA

Observándose en resumen:1.° Que esta población es poco á propósito para el

desarrollo y propagación del agente colérico por estarasentada en terreno arcilloso y surtirse de aguas demanantial.

2.° Que la acometida epidémica fué brusca, toda vez quelas invasiones tuvieron lugar en su mayoría del 26 de Junioal 4 de Julio, no observándose desde esta fecha sino algunoque otro caso aislado, lo que demuestra que no hubo lugará la formación de focos secundarios.

3.° Que los asistidos por mí fallecieron en la proporciónde 40 por 100.

4.° Que las hembras fueron las más castigadas,particularmente las ancianas, enfermas, embarazadas ynodrizas, y de los varones los de salud resentida y escasasenergías orgánicas.

5.° Que muchas de las defunciones ocurridas se hubieranevitado á ser atendidos los enfermos con la oportunidaddebida y no en período avanzado de la enfermedad, porcausas que en sólo la ignorancia y en el miedo tienenexplicación; y

6.° Que los aliados más formidables del cólera en aquellaocasión no fueron deficiencias de higiene pública y sí elmiedo y el recelo con que se miraba á los médicos, á quienesse atribuían miras y confabulaciones misteriosas yestupendas.

La experiencia adquirida en esta epidemia y en la anteriorha enseñado que no tiene esta localidad condiciones paraque arraigue y cause grandes perjuicios el cólera morboasiático y que estando atendida la higiene pública,mereciendo la clase Médica la confianza á que es acreedoray teniendo autoridades de la actividad y patriotismodesplegados en aquella epidemia por el malogrado D. Félix

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Mesonero Bautista, alcalde entonces, la población puedeestar tranquila, las epidemias coléricas del porvenir pasaránde largo, no causarán luto ni daño de consideración. LosMédicos pasamos grandes amarguras y fuimos objeto degrandes injusticias, sin que mereciéramos después, en losdías de calma y reflexión, cuando fué pasada la epidemia,ninguna clase de desagravio. Si bien es cierto que,oficialmente, no se trató del cólera morbo asiático, sino degastro-enterorreas sospechosas.

Algunas ropas de estos nuestros sospechosos se lavaronen el río Almar y allá para las riberas de este río y del Tormesal que afluye, expedimos el agente colérico envuelto entrelas cristalinas ondas (1).

La viruela se padeció con caracteres epidémicos el año1850, sin que se sepa si los invadidos y fallecidos fueronmuchos ó pocos. Otra epidemia de viruelas hubo deconsideración el año 1863, que causó numerosas invasiones,según el testimonio de las familias que sufrieron sus efectos,y bastantes víctimas, sin que pueda precisarse ni su númeroni su clase.

En el año 1870 reinó en Peñaranda otra epidemia deviruelas y de ella he podido adquirir algún conocimiento,gracias á la felicísima memoria del presbítero y coadjutor deesta parroquia D. Gabino Usallán y Castro. La viruela eneste año tuvo su incremento y fuerza en los meses de Julio,Agosto y Septiembre; más adelante indicaré los datossuministrados por citado señor, consignando aquí sólo elsiguiente: Ramón Sotonio, del comercio ambulante, falleció

112 PARTE SEGUNDA

(1) Para más datos de lo que fué esta epidemia, puede consultarse laReseña, publicada en el número 25 del Correo Médico Castellano, deSalamanca, correspondiente al día 12 de Julio de 1885, cuya resella abar-ca hasta el 7 de Julio, debiendo advertirse que el número de fallecidos porel cólera hasta la extinción de la epidemia alcanzó á la cifra de 35.

de viruelas, no pudo confesarse ni recibir el Viático, porestar afectado de delirio agudo, que hizo necesario elempleo de la camisa de fuerza por prescripción de mirespetable y querido compañero, ya difunto, D. José Otero,titular en aquella época; fué enterrado el cadáver de estesujeto á las nueve y media de la noche del día 7 de Agosto.

En el invierno del año 1873 á 74 hubo una epidemiamortífera de sarampión.

En el trascurso de los años corridos desde el indicadohasta el presente se han repetido varias de esta enfermedad,de las que no ha tenido importancia más que la acaecida enlos últimos cuatro meses y primero de los años 1892 y 93.Asimismo se han observado algunas de escarlatina ycoqueluche que no han revestido mucha consideración.

En el año 1880 se padeció en los meses de Mayo y deJunio una epidemia de pulmonías infecciosas con frecuentescomplicaciones cerebrales, expresadas por estados atóxicos;no bajaron de 150 las invasiones y fueron 14 los fallecidos,pertenecientes, en gran parte, á la clase acomodada.

En principios del año 1890 sufrimos los efectos de lapandemia gripal, que recorrió casi todo el mundo; elnúmero de atacados fué considerable, casi toda la poblaciónenfermó, ofreciendo un carácter de suma levedad, puestoque hasta los débiles y los ancianos soportaron la dolenciasin abatirse.

El carácter epidémico desapareció por el mes de Febrerodel año 1890, sin embargo de que no dejaron de observarsecasos aislados hasta el verano de 1891, en el que volvió áofrecer carácter epidémico é hizo su funesta campaña, bajola forma torácica, matando á muy cerca de 70 individuos,adultos y viejos; todos, absolutamente todos, pertenecientesá la clase proletaria.

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8

Las manifestaciones morbosas de la gripe. se hanobservado en Peñaranda hasta los últimos meses del pasadoaño, en los que mejoró el estado sanitario de la población,cesaron los casos de la afección gripal, sin que sepresentaran otras dolencias que dejaran sentir sus efectos deun modo riguroso, ni aun siquiera las propias de la localidady de la estación.

Los casos de difteria en el año 1896 fueron bastantes,entre los que se registraron formas graves y malignas, casosde crup diftérico que pusieron de manifiesto el podercurativo del suero antidiftérico del Dr. Ferrán, á beneficiodel que se curaron varios que, en otras circunstancias,hubieran indefectiblemente fallecido, según la experiencia,anterior me tenía acreditado.

Como antecedentes de interés para este trabajo, creopertinente dejar consignado que el día 21 de Agosto de1886, Micaela Sánchez, joven de diecinueve años, vacunada,natural de esta villa y que se hallaba en Madrid en calidad desirvienta, vino á su casa enferma: fuí llamado para asistirla yobservé que padecía viruela confluente; era el primer casopor mí observado en esta villa desde el año 1876, en el quecomencé en ella el ejercicio profesional. Dí cuenta á laautoridad, se tomaron precauciones rigorosas deaislamiento y desinfección; la enferma curó, sin queresultara ningún sujeto de la población invadido por referidadolencia, y que, á mediados de Julio de 1891, el vecino deesta villa, Pedro Martín, tuvo á dos niños con virueladiscreta, contagiados por el intermedio del mismo, que vinoá verles desde Piedrahita, villa que á la sazón sufría losrigores de una epidemia de viruelas: ambos curaron;tuvieron de ello conocimiento las autoridades administrativay sanitaria, y fueron tomadas análogas precauciones que enel caso anterior. Sin embargo, una preciosa niña de cinco

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años, hija de José Pérez, el Gallego, que no estaba vacunada,aprovechando un descuido del guardián que mantenía elaislamiento, penetró en la alcoba de sus amiguitos (eranvecinos). El día 2 de Agosto sufrió la invasión de la viruela,con alta fiebre, delirio intenso, convulsiones, rechinamientode dientes; con un conjunto fenomenal que simulaba unameningitis simple; al comenzar el brote característico,cedieron los síntomas nerviosos, pero en cambio se paralizóel proceso eruptivo, se decoloró el rostro, adquirió maticesmorados, se presentó diarrea sanguinolenta, la piel se llenóde manchas parecidas á petequias y, en medio de un estadoaxfítico, sucumbió á las treinta y seis horas del alivio de losfenómenos nerviosos y presentación de la complicación,púrpura variolosa, y á los seis días de la iniciación de lafiebre, el día 8 de Agosto. Se tomaron enérgicas medidas deaislamiento y desinfección, y cuando la niña falleció, ladesinfección de casa, personas y cosas fué prolija: la cama ycuantos efectos se consideraron contumaces, se quemaron.Puedo dar estas noticias por conservar nota clínica de casotan singular. Otra niña más pequeña fué asímismocontaminada; vivía enfrente de los invadidos y pereció enprimeros de Septiembre: el contagio de esta niña fuécausado por intermedio de la madre que, faltando á loordenado, visitó á los variolosos. Se tomaron análogasmedidas que con la anterior. La población no experimentóotra novedad.

CUESTIÓN PREVIA

Séame permitido justificar el que llame epidemia á unaserie de casos en realidad no muy numerosos, que se fueronsucediendo al través de algunos meses y que, por tanto, noofrecieron el carácter culminante que debe exigirse á las

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epidemias, es á saber: el de que una enfermedad afecte á lavez á muchos individuos de un mismo pueblo y proceda deuna causa común. La epidemia de Peñaranda se distinguióprecisamente en que no afectó, en un tiempo limitado, ágran número de personas, faltando este carácter del aspectoepidémico; consistió en la presentación de una serie decasos sin solución de continuidad, con filiación conocida,como ya demostraré, por espacio de ocho mesespróximamente, trasmitida de unos á otros individuos porvirtud de contagio, más ó menos directo y casi siemprecomprobado; enfermedad del todo extraña á la localidad,como lo de muestra el examen del estado que refleja lapatología de la urbe; así como cuantos datos tengo yaaducidos. Pero como esta evolución fué indudablementedeterminada por las resistencias y obstáculos que elelemento causal encontró para diseminarse y contaminar, encorto tiempo, á muchas personas, y de ningún modo debidaá la naturaleza del mal esencialmente contagioso, que sehubiera difundido en gran escala á encontrar facilidades dediseminación, de ahí, el que no tengan valor los reparosindicados.

Por eso y porque casos repetidos de una enfermedadinfecciosa determinada que persiste cierto tiempo yadquieren alguna extensión, forma ó constituye siempreestado epidémico, puedo llamar á la que padeció Peñarandaen el año 1894 á 95, epidemia variolosa, sin que por elloincurra en error, ni falte 4 la propiedad del lenguaje, ni á lacondición precisa del concurso para la opción al premio delDr. Salvá.

Habrá sido una epidemia chica, si se quiere, mas nodebida á la virtualidad del agente patógeno que se expresóen determinados casos con una virulencia terrible, dandolugar á las formas más graves de la viruela, y sí á

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circunstancias ya enumeradas unas y á otras que en su lugarexpondré; aparte de que la cantidad, en éste Poro en otrosparticulares, no afecta á la esencia de las cosas.

CAPÍTULO PRIMERO

ETIOLOGÍA

Importa hacer algunas indicaciones sobre la causadeterminante de la viruela, "siquiera no haga sinoreproducir ideas, juicios é hipótesis ajenos", por serconocimiento en el que descansa toda la Terapéutica de laenfermedad, considerada como colectiva.

De creer es que la ciencia no ha dicho la última palabraacerca del elemento patológico de la viruela, y que tengan,por tanto, aún carácter de actualidad las célebres palabrasque Sydenham pronunciara hace más de dos siglos.Contestando á esta pregunta: "¿En qué consistenesencialmente las viruelas?" respondió: "Confieso que loignoro absolutamente, ni creo que nadie lo sepa mejor queyo". Y las que en tiempos muy cercanos dice Tardicu: "Lasenfermedades pestilenciales no tienen su origen encircunstancias que estén al alcance del hombre, todo en ellases inevitable, misterioso y producido por fuerzas, cuyosefectos son los únicos que se conocen", y á pesar de losadelantos de la histología y parasitología de la viruela.

Considero á la viruela como una plaga humana, más quecomo una enfermedad, plaga que, abandonada, si encuentracircunstancias favorables, comienza por ser individual, paraconvertirse en colectiva. Por eso las voces de miasma, virus,fermento, molécula morbífica, átomo pestilente, que seempleaban antes y que significaban el elemento causal de la

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viruela, como las de agente patógeno, cytorryctes variolce,parásito epitelial perteneciente á los esporozoos, "que seencuentran, según los experimentos de Guarnieri de Pisa,en las células epitélicas durante la evolución del mal, aunqueen di verso estado biológico, y como amibo en la sangre,sólo en el período febril de infección", vienen á tener unasignificación parecida. Que la causa sea una levadura denuestros organismos, que determina, según su cantidad, ladiversidad de formas, opinión victoriosamente refutada enla Memoria premiada del doctor don Francisco Salvá yCampillo, ó que no exista tal levadura preexistente ennuestros cuerpos y sí una disposición particular ó diatesis,por cuyo motivo á unos estimula más que á otros el contagiovirolento, el cual convierte en su especie partículas denuestro cuerpo, y que los granos de la periferia provengande esos átomos virolentos depositados allí con la erupción,á los que la naturaleza procura envolver y embotar, pormedio de la supuración que excita á su tiempo, para que nodañen, mientras que trabaja á echarlos de él, opiniones delcitado doctor que admiran por presentir el hechopatogenético tal como hoy se concibe: ó ya sea unainfección de esporozoos, parásitos obligados quedeterminan una protopústula en algún sitio oculto de lacubierta epitelial interior del organismo, y desde ella parta lafiebre y la infección, todo viene á ser lo mismo, porque seaello lo que quiera, siempre será evidente, y así lo hanreconocido los antiguos y modernos observadores, que lacausa de esta enfermedad es una substancia perfectamenteespecífica, que no tiene otra procedencia ni origen que lamisma viruela, reproducida desde su presentación en laespecie humana, con evolución, caracteres y efectos siempreiguales, siguiendo el orden y marcha de las generaciones delos séres vivos.

118 PARTE SEGUNDA

Por lo indicado se desprende que la viruela no esenfermedad espontánea, ni cósmica ó de la circunfusa, essomática, endocósmica, inherente al hombre, como lodemuestra el hecho siempre constante de presentarse sóloen el individuo predispuesto con receptibilidad, ya sea niño,ya viejo, sea rico, sea pobre, habite en suntuoso palacio ó enhumilde choza, y sea cualquiera la estación del año, el climareinante, la zona geográfica; pudiendo decir de ella lo que elclásico dijo de la muerte: “aequo pulsat pede, pauperurn tabernas,regumque turres,,.

Sólo impedirá su reproducción y, por tanto, sus efectos,el encontrarse sin terreno abonado donde expresarse.Ofrecerá el carácter de ser colectiva si no encuentraobstáculos para su diseminación. Sin embargo, como todasestas cualidades abonan el concepto parasitario, que es eladmitido por los patólogos modernos, y tal opinión secorrobora con lo observado en la epidemia de Peñaranda, áella me atengo.

Lo que interesa saber, pues, es que la viruela esproducida por un germen que vive pegado al hombre, á suscosas, á sus casas, á su ambiente próximo y que se trasmitesiempre directamente mediante el contacto con estoselementos contumaces; que no muere al separarse de suhuésped, pudiendo conservar su potencia años enteros ytrasladarse á los lugares más separados. Y creo, por loobservado en esta epidemia, que son condiciones precisasde su existencia: 1.º, la presencia del germen ó semilla “quehabía desaparecido de la localidad, en grandesmanifestaciones desde el año 1870, sólo, presentada peraccidens en dos ocasiones, en las que se impidió su difusión,,;2.°, pueblo ó sujeto susceptible de concebir, desarrollar,multiplicar y llevar al término del ciclo vital al elementocausal; y 3.°, contacto entre el elemento actor y receptor, del

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que resultará la simple convivencia normal, que nodespierta, á lo menos que sepamos, trastorno alguno; hastala alteración más profunda, que hace enfermar y morir ágran número de los habitantes de un pueblo, perturbandomás ó menos hondamente su estado sanitario; opiniónautorizada por investigaciones modernas y amparada con laautoridad de eminentes patólogos é higienistas (R. Méndez).

No considero tan fácil la transmisión de la viruelamediante la atmósfera, ni el ambiente urbano. Podrá tenerlugar la infección en punto cercano el generador del agenteespecífico, puesto que está probado que el aire de la alcobaque rodea al enfermo, “foco,, , se halla impregnado departículas sólidas, procedentes de la viruela desecada, peroes muy dudoso que lo que llamaban los antiguos aura velutinsensili, sea capaz de trasmitir el mal.

Debiendo atribuir las diferencias de los efectos quepromueve, á pesar de su carácter específico, al grado deadaptabilidad que el agente tenga con el pueblo ó con elindividuo, y que oscila entre la inmunidad y la mayorreceptibilidad. Siendo concausas las miserias sociales, quehallan en la pobreza su expresión más culminante, la vida enhabitaciones muy reducidas y de malas condiciones, laalimentación escasa y mala, los trabajos penosos,circunstancias que obran de modo desventajoso sobre lasresistencias orgánicas de la población é influyen para queéstas suministren terreno fértil. La suciedad, la indolencia, elconsiderar estos males como hijos de la fatalidad ó castigodel cielo, contra los que nada puede hacerse, aumentan losestragos de esta clase de males, pero sólo intervienen en elproceso epidémico, imprimiéndole modificaciones que noafectan á su esencia.

Conocemos, pues, la causa de la viruela ó al menostenemos de ella el grado de conocimiento necesario para

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defender .á los pueblos de sus efectos. Poco importa á laMedicina Política saber puntualizar la naturaleza íntima de lamisma, el conocerla en absoluto, en sí, con sus atributos, ensus relaciones con el organismo humano (patogenia), elorigen causal de la epidemia, por ser punto difícil éinasequible á la inteligencia humana, como es, en general, elconocimiento de las causas y su modo de obrar. Sólohipótesis se han hecho acerca del modo cómo se conduceen el organismo predispuesto, cómo se establece esa luchaque da á la enfermedad su variedad, su forma. Peroconocemos sus efectos por estarse observando sinvariaciones esenciales siglos y siglos, y conocemos el mediode evitarles.

Con este conocimiento nos basta, al modo como basta alclínico saber que la quinina curaba el ataque palúdico, antesdel descubrimiento del parásito de Laveran; y nos serviría demuy poco el conocimiento exacto de la causa y su manerade obrar, si, en otros respectos, la ciencia no nos diera armaseficaces para destruirla ó impedir sus efectos.No basta el germen, hácese preciso el concurso delindividuo que es el terreno para que, en acción de contactoy de ocasión, se establezca la modalidad epidémica, sin cuyacoincidencia él acto patológico epidémico ó individual nopuede tener lugar.

CAPÍTULO II

GENERALIDADES PROFILÁCTICAS

Por lo dicho anteriormente, se infiere cuán poco podráhacerse para evitar la posibilidad del contagio en unalocalidad, por lo que se refiere al germen ó agente de la

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misma, transportado de continuo por personas y cosas, depueblos á pueblos, de naciones á naciones: mientrasconcurran circunstancias favorables, cabe el riesgo de quesea contaminado el habitante de una urbe, y de que éstetrasmita el elemento causal á sus convecinos y se establezcala calamidad pública, tantas veces como el agente productorencuentre receptibilidad siendo esto, en mi opinión, lo queexplica la diversidad de formas y de gravedad de lasepidemias de viruela.

Para evitar esta contingencia, siempre desastrosa, vela laHigiene profiláctica, dando consejos y proporcionandorecursos á la terapéutica para la preservación de los malesque afecten ya á la colectividad, ya al individuo, puesto quelos principios de esta ciencia son los mismos, ya se refiera alindividuo, ya á la colectividad, como es igual el valor de unángulo, por mucho que se prolonguen sus lados, segúngráfica expresión del Dr. Fernández Caro; ciencia que haadquirido más extensos límites desde el descubrimiento delos microorganismos patógenos, de las leucomainas yptomainas, y que promete un porvenir brillante y ocuparlugar preferente entre los conocimientos humanos.

La higiene profiláctica da preceptos y reglas para destruirlos gérmenes, en evitación de las enfermedades infecciosasó al menos para impedir su propagación. Los da asimismopara esterilizar el terreno á los agentes patógenos.Y cuando no puede por medio de la vacuna y de los virusatenuados, se propone por medio del aislamiento el que nose establezca el contacto de estos dos términos, sin el cual elconflicto patológico epidémico ó enfermedad, no puedetener lugar. Destruye los agentes patógenos y los focosinfecciosos con la desinfección rigurosa; actúa sobre lospueblos con la observación de los preceptos higiénicos;promueve el saneamiento de las urbes, así como las energías

122 PARTE SEGUNDA

de los indivíduos que las forman, tanto en la esfera materialcomo en la psíquica; siendo, mediante los recursos queproporciona, relativamente fácil, el limitar los estragos detoda epidemia variolosa.

Afortunadamente dentro de los escasos recursos de quelos pueblos disponen para alcanzar una higienizacióncompleta que les pusiera á cubierto de las enfermedadesinfecciosas, tienen los bastantes para defenderse decualquiera infección variolosa, para destruir el primero óprimeros focos, y, en fin, para evitar por completo lainvasión, inmunizando por la vacunación y re-vacunación elterreno, pues el poder de tal recurso profiláctico es absoluto,al menos por lo que se refiere á las formas graves y malignasde la viruela, si es manejado con la previsión y constanciaderivada de las enseñanzas de una experiencia de un siglo.

Así, pues, no se trata de cosa imposible, no se trata de esahigiene magna, soberbia, afiligranada, costosa, que en elorden científico no cabe en muchos volúmenes y queconsume la actividad del hombre más estudioso, y que en elpráctico de su aplicación "reclama cuantiosos capitales ynecesita del concurso de muchas ciencias, artes é industrias"(Moliner): no, basta con la que está al alcance de nuestrosrecursos, basta con poner á Peñaranda en condiciones desalubridad regular, cual reclamo en la primera parte, conevitar las miserias y vicios de la pobreza, ya que seaimposible que ésta desaparezca; basta con esto y conpracticar las vacunaciones con arreglo á la prácticaestablecida en la localidad por municipios y empleadoscelosos en sus deberes; basta con que se revacunen, en losucesivo, los niños de la edad de ocho años, segúndemuestra el resultado observado en esta epidemia, y ya quese sufrieron algunos perjuicios en la pasada, que redundenen beneficio de nuestros descendientes y que no se vuelvan

PARTE SEGUNDA 123

á experimentar los efectos de esa repugnante plaga, que enotros tiempos llevó la muerte y desolación á pueblos yciudades.

No será necesario, ni me parece pertinente, meentretenga en ponderar las virtudes del más eficaz ysorprendente recurso profiláctico, hacer su historia, milveces repetida, las vicisitudes porque ha pasado hasta llegaral grado de evidencia que hoy alcanza; fuera esto reproducir,infiel y malamente, lo escrito por multitud de médicos en eltrascurso del siglo.

CAPÍTULO III

ESTADO PROFILÁCTICO DE PEÑARANDA

Supuesto lo antecedente, procede examinar cuál era elestado de la población, cuando por diferentes vías fuéacometida por la infección variolosa, como medio receptorde la viruela, en el verano del año 1894.Para ello hay que considerar: 1.°, que la edad avanzadaconcede relativa inmunidad, más marcada á medida que seaproxima á la de la vejez; 2.°, las poblaciones, después depasada una epidemia de viruelas, disfrutan de un período deinmunidad que no dura menos de diez años, pero quepersiste por más en los individuos existentes durante elperíodo epidémico. Como la última ocurrida en Peñarandafué el año 1870, habían pasado veinticuatro años cuando seinició la de 1894; de forma, que la mayoría de los sujetosmayores de veinticuatro años, tenían en su favor estacircunstancia, sumada al beneficio de la misma edad; y 3.°,

124 PARTE SEGUNDA

desde aquella fecha, y por consecuencia de la enseñanzaadquirida, vienen siendo vacunados la inmensa mayoría delos niños nacidos, en el mismo ó siguiente año delnacimiento, medida llevada con rigor desde el año 1882, enel que fué Alcalde D. Felipe Ávila Ruano, que ordenó fuesenvacunados todos los niños asistentes á las escuelas públicasque no lo estuviesen; para lo que se efectuó por los Sres.Médicos titulares un reconocimiento minucioso que dió porresultado la vacunación de los niños expresados y demuchos más menores de la edad de cuatro años. A citadasescuelas concurren niños de cuatro á trece años. Comodesde aquella fecha se exige certificado de vacunación parael ingreso en la escuela pública de párvulos, la vacunación dela infancia se ha arraigado en las costumbres, siendo raro elniño que á los dos años no se halla vacunado.

Y como, según datos que tengo á la vista, adquiridos enla oficina municipal y que concuerdan con mis propías notasy observaciones, todos los años se vacunan, por términomedio, 120, podemos considerar que al comienzo de laepidemia lo estaban casi la totalidad de los niños existentesde uno á doce años, ó sea del período comprendido desde1882 á 1894 y que se hallaron ó pudieron estar bajo lainfluencia de la vacunación al presentarse los primeroscasos. A los contingentes indicados hay que añadir losrevacunados en el ejército, que habían vuelto á sus hogares,algunos individuos de la clase acomodada ya revacunados,por conocer la ventaja de semejante medida, y á otros quese apresuraron á revacunarse en los comienzos de laepidemia; y por último, á los que disfrutan de inmunidadnatural para ésta como para otra clase de infecciones.

Resulta, por lo dicho, que el campo de acción de laviruela estaba limitado, circunscrito sólo á los niñospequeños no vacunados todavía, á algunos mayorcitos en

PARTE SEGUNDA 125

igual caso, por incuria, ignorancia ó prevenciones de suspadres, que lo verifican sólo cuando se aproxima la edad decuatro años, ó sea la de ingreso en la escuela, y en general ácuantos vacunados hubieron perdido la inmunidadadquirida, teniendo un grado de receptibilidad mayor ómenor y no estuvieran revacunados. Y no lo estaban sinomuy contado número de individuos de la clase acomodada.

En realidad faltaba el mejor combustible para queprendiera la hoguera, que está representado por la infancia.

Por eso, sin duda, se habían pasado tantos años sin quela población sufriera los estragos de esta dolencia, yprecisamente por eso también y por el gran lapso de tiempotranscurrido desde la anterior epidemia, ofreció la poblaciónmayor de ocho años, marcado grado de impresionabilidad,siendo ésta la razón que explica el por qué el primer focoestablecido en condiciones de contaminar y dañar produjesela dolencia pública, afectando á la parte de la villa másabandonada en la higiene, en lo que se refiere á las viviendasy al género de vida de sus habitantes y á indivíduos querebasaban la edad indicada.

CAPÍTULO IV

CONTAGIO É INMUNIDAD

Antes de entrar en el estudio de los caracteres de laepidemia, voy á permitirme aducir alguna noción acerca delcontagio, de la inmunidad y de la receptibilidad, como hechosnaturales y modificados en más ó menos grado por laprofilaxia específica y por la higiene profiláctica, por sernociones que deben conocerse bien para apreciar elfundamento y el valor de los juicios que informan las dos

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secciones siguientes, aunque por ello me desvíe unmomento de mi propósito consignado en la introducción.

Contagio es, según Bernheim, un acto por el cual unaenfermedad determinada se comunica de un individuo queestá infectado á otro, por contacto inmediato ó mediato, pormedio de un principio material que emana del cuerpo delprimero, cualquiera que sea su origen primitivo y que semultiplica en ó sobre el sujeto al que es trasmitido.

Con tal definición estoy de completo acuerdo, porcomprender exactamente las condiciones en que los hechosde trasmisión se han realizado en la epidemia de viruela dePeñaranda, en la que el ambiente no ha desempeñado papelalguno ó muy insignificante; á lo más se puede conceder queel aire que rodea al enfermo, impregnado de partículasvirulentas desprendidas del cuerpo de aquél en el actorespiratorio ó de las costras desecadas, pudo causarcontagio; el contagio se realizó por el enfermodirectamente, por intermediarios entre el enfermo y elinvadido, hecho bien comprobado, como se verá másadelante, en la epidemia de Peñaranda.

Inmunidad.- Entendiendo por tal á la condiciónorgánica que nos pone al abrigo de contraer lasenfermedades, está influida por la raza, la edad, el régimen,el cansancio, "grave concausa para la invasión de lasenfermedades infecciosas", las influencias morales, y sobretodo en la enfermedad objeto de nuestro estudio, por laprofilaxia específica que causa la más eficaz inmunidad, ácondición de proceder según las reglas de la experiencia.

¿Cómo se explica esta inmunidad? Diversas teoríasreinan en la ciencia. La del contraveneno, sostenida porChauveau. La de la fagocitosis con sus macrófagos ymicrófagos ó fagocitas. Lo único positivo que hay, es que la

PARTE SEGUNDA 127

viruela, lo mismo que la vacuna, producen de un modoinmediato el estado de inmunidad, estado distinto de aquelen que se encontraba el individuo antes de la primerainfección.

¿Qué es lo que queda de esa infección para que elindividuo conserve esa inmunidad que va desapareciendopoco á poco? ¿Es el parásito mismo? ¿Un producto delcambio nutritivo del mismo, una modificación de los tegidosy de los procesos inflamatorios ó afectará esta modificacióná los fagocitos? ¿El parásito de la sangre está adaptado parala sangre y para el tegido epitelial? En el proceso variolosono se sabe que se afecten otras células; á este propósito diceAckermann: “la substancia nociva no destruye loselementos que ataca, pero altera de tal modo sucomposición, que los vuelve inhábiles para siempre ó pormucho tiempo para producir la misma enfermedad, comodebiera hacerlo cuando vuelven á ser atacados de nuevo porla misma causa morbosa,,. Todo esto y mucho más, taninteresante como esto, se lee en la página 286 del tomo I dela Enciclopedia de Terapéutica de los doctores F. Peuroldt y R.Stiutzing. Pero, á pesar de ello, el problema de la inmunidadseguirá estando en pié y se pasará mucho tiempo hastaalcanzar la explicación precisa de un hecho tan interesante.

Nada habría de añadir á lo dicho si intentara explicar elconcepto de receptibilidad ó aptitud morbosa, que es unestado más ó menos antitético de la inmunidad, y, por lo quese sabe de ésta, formaremos juicio aproximado de lareceptibilidad. Dejaré este camino, puramente doctrinal, enel que confieso tener completa incompetencia, para volver ámi tema.

128 PARTE SEGUNDA

SECCIÓN SEGUNDA

Caracteres que la distinguen

CAPÍTULO PRIMERO

SU ORIGEN

E tuvo en el primer caso de viruela habido en lahumanidad, ignorándose época y sitio, pero quees, sin duda, entógeno su origen, es decir, quesólo se reproduce en el cuerpo humano; por loque sólo se aprecia la transmisión por personas,

animales y cosas.En cuanto á su principio, está envuelto en el misterio de

la creación.Lo seguro es que su origen no es autóctono, se desarrolla

y genera, merced á otro protoplasma.La viruela se observó por primera vez en Arabia, pasó á

Egipto en tiempo de Omar, casi por los años 640 de la era

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Cristiana y se propagó por Europa con la irrupción de losArabes en España, á 11 de Noviembre del año 714, dondepermaneció hasta el día y permanecerá, si se verifica elpronóstico de Carlos Mertens, (J. de Villalba). El primeroque describió una epidemia de viruelas, fué Aaron, médicode Alejandría, el año 622 de Cristo y á él le siguió Rhazes.

Tuvo su origen en las poblaciones que, como Salamanca,nuestra capital, permanece indiferente ante el hechoverdaderamente triste, de consentir el cultivo de una semillapatológica adventicia, extraña á nuestro suelo, á nuestrocielo y á nuestra raza, dando lugar á que la enfermedad queproduce, se haya hecho endémica y sea foco perenne, yconstante semillero que á menudo se difunde por toda la provincia. Le tuvo en que la acumulación de gérmenesvenidos por distintos caminos y vías, encontró al fin el flacode este pueblo, su punto vulnerable, para producir el estadoepidémico singular, especial, que más adelante describo.

Y ¿por qué no decirlo, si es una verdad? Le tuvo en queel estado profiláctico de la población no había llegado algrado preciso, para evitar su receptibilidad, para conceder lainmunidad, dado el caso necesario que el germen nos habíade visitar, cuando tantos pueblos de la provincia estaban á lasazón infestados y que sólo se alcanza con la vacunación detodos los niños (y algunas había que no lo estaban), y con larevacunación general, renovada cada diez años á lo sumo, ycon destruir las segundas causas ó sea cuanto es en perjuiciodel estado sanitario.

Y por último y, ya más inmediatamente, le tuvo en unode los primeros casos, que, por circunstancias favorables,trasmitió el germen á Antonio Martín, el que á su vez ledifundió á buen número de personas y éstas á otras, hasta laconstitución y terminación de la epidemia.

130 PARTE SEGUNDA

Ese primer caso, Pedro Molina, que representa el papelde foco primitivo, contrajo el contagio en Encinas de Abajo,pueblo distante de éste cuatro leguas, al ir en compañía deotro individuo de su familia á inspeccionar el ganado lanarde su propiedad, en ocasión de estar el pastor, anciano de 76años, gravemente enfermo de viruela confluente, el día 8 deJunio de 1.894.

Padeció este niño la viruela discreta, originando la deAntonio Martín, confluente; era éste criado de la casa y tuvorelación de contacto con el enfermo.

Antes de que se observara la viruela de Pedro Molina, sehabían observado por mí, otros cuatro casos, los mismosque se registraron con anterioridad.

El día 12 de Abril de 1894 fuí avisado para asistir á JoséMartín, que estaba enfermo. Tenía intensa fiebre, no cabíaen la cama (como aquí se dice), con cefalalgia, caraencendida y vultuosa, dolores generales, lumbagoacentuado, pulso duro y lleno; había tenido frío al empezarla enfermedad y luego vómitos; tenía la lengua sucia. Nadame ilustró en cuanto á la causa de aquella perturbación; nohabía existido caso alguno de viruelas; así que,suspendiendo todo juicio diagnóstico, le recomendé ladietética adecuada, le mandé purgar, y como tuviera en el díasiguiente epixtasis y los fenómenos descritos estuviesen másacentuados, una sangría de 250 gramos; la situación nomejoró; mas en el tercer día, en medio de un aparato febrilintenso y enrojecimiento del rostro, le noté unas manchitascoloradas en el mentón y carrillos, que se extendieron alrostro, cabeza y cuerpo, se marcaron más y más, se tocabanunas á otras, empezaron á elevarse, á formarse pápulas yvexículas y pústulas, descendió la fiebre, en una palabra, eraevidentísimo que se trataba del primer caso de viruelasconfluentes, constituyendo un hermosísimo ejemplar.

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Entonces supe que, por su oficio, había pasado porMancera, pueblo infestado de viruelas, á cuya circunstanciael interesado no daba importancia y que yo concedí, desdeluego, la que realmente tenía, especialmente para lapoblación.

La viruela de este sujeto evolucionó con perfectaregularidad hasta la curación. Demetria Jiménez, su cuñada,le cuidó y asistió, y el día 8 de Mayo experimentó losfenómenos iniciales de una viruela discreta, que no dió otraparticularidad que la de determinar el aborto á los quincedías de haberse terminado el período de desecación; estabaembarazada de tres meses. A cuidar á ésta se consagró RosaMoro, su madre, y contrajo la variolóide que padeció en elperíodo que se marca en la relación de enfermos. Setomaron medidas enérgicas de aislamiento y de desinfeccióncon los tres enfermos y se logró impedir la difusión de losgérmenes de estos focos.

El día 11 de junio fuí avisado para prestar la asistenciaque necesitara Rafael Galindo, chalán; padecía viruelasdiscretas, contraídas en la feria de Arévalo el día 3 de Junio,en ocasión de vender una caballería á un sujeto de Rueda,que tenía la cara y las manos con las manchas frescas quedejan las viruelas en el período de convalecencia.Transcurrieron nueve días desde el momento del contagiohasta la primera manifestación. Medidas de desinfección yaislamiento, análogas á las practicadas en los casosanteriores, impidieron, sin duda, que este foco se difundieraá terceras personas. De manera que, aun cuando éstoscuatro casos son anteriores al ofrecido por Pedro Molina, yaporque las medidas adoptadas fuesen mejor observadas, yapor no tener contacto con ellos personas con receptibilidad,quedaron aislados, no constituyeron foco.

Resulta de lo expuesto que el caso primitivo de esta

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epidemia fué el de Pedro Molina, y que, por tanto, tuvo sucomienzo en el día 24 de Junio de 1894, teniendo suverdadero y claro origen, en el del anciano pastor que, conresidencia accidental, se hallaba enfermo en Encinas deAbajo.

CAPÍTULO II

SU PROPAGACIÓN

Para explicar el desarrollo y evolución de la epidemiavariolosa de Peñaranda, procede examinar el modo por elcual se fué constituyendo, ó sea el grado de adaptabilidaddel agente varioloso con la población, de cuyo análisisdeben resultar las conveniencias y desacuerdos que los doselementos integrantes de la misma tuvieron, así como elvehículo que les puso generalmente en contacto, para darlugar, en caso de aptitud morbosa, á la reproducción de laviruela, á la constitución de la epidemia.

Para mejor inteligencia, trazaremos, mentalmente, en laurbe, dos líneas perpendiculares entre sí, que pasen por elcentro de la villa, cruzándose entre las dos plazas, una de N.á S., otra de E. á O., y la tendremos dividida en cuatro partesó cuarteles. El comprendido en el ángulo N. O., cuartel 4.°,es casi por entero habitado por familias pobres; en sumayoría están clasificadas como tales, para los efectos derecibir asistencia Médico-Farmacéutica, y en realidad sonmuy pobres casi todas. Cuanto tengo dicho respecto áviviendas de pésimas condiciones se encuentra en esta partede la villa; á ésta se suman otras causas de insalubridad delorden higiénico, moral é intelectual, que son casiinseparables de la clase pobre y desvalida.

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Pues bien, en este cuartel que comprende la calle Honda,Caños, Poza, San Juan y otras más secundarias, fué en el quela viruela tuvo su principal asiento y hospedaje.Seguramente era, por la razón indicada, en el que habíamayor número de niños y aún de grandes sin vacunar, yningún individuo revacunado, así que en él se aunabancondiciones abonadas para que la semilla variolosafructificara á su placer.

El comprendido en el ángulo NE. se halla en análogascondiciones, cuartel 1.° Tiene á su parte N. la plazuela delNido, calle de Medina, Luz baja, Grajos, Cruz, Paloma, etc.,habitado casi todo él por familias pobres, y por tanto quereunen, lo mismo casas que personas, deficiencias higiénicasde consideración que facilitan y dan pasto á las infecciones.Después del 4.°, en este fueron las invasiones másnumerosas.

En los otros dos se registran pocos casos, y sólo losnúmeros 16 y 80 constituyeron foco de algunaconsideración. El primero, contagiado por la ropa dellavadero de las Pocillas y habitante en la calle de NuestraSeñora; y el segundo, por el intermedio de su padre, Médico,habitante en la plaza de la Constitución. Estos dos cuartelestienen mejores condiciones higiénicas y están habitados porlas clases artesana, acomodada y rica, en su mayoría.

Para mejor inteligencia, á continuación figuro los cuatrocuarteles con las calles que tuvieron invadidos y el númerode éstos; trazando dos líneas perpendiculares entre sí, que secorten por su mitad, tendremos los cuatro cuarteles en queconsidero dividida la villa.

De esta forma:

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Desde luego se vé que el cuartel contaminadoprincipalmente fué el 4.º, después el 1.º, teniendo muypocos enfermos el 2.° y 3.º; y si nos fijarnos en el orden ysucesión de los invadidos, por las fechas, se notará desdeluego que la mayoría de los invadidos en el primer períodode la epidemia, corresponde á la calle de la Poza y á las queá ella afluyen; y que, en el segundo período, en el quecomenzaron á observarse focos diseminados en la villa,apenas se presenta alguno que otro caso por haber padecidola viruela cuantos estuviesen en condiciones dereceptibilidad, por lo que habían obtenido la inmunidad queel mismo mal proporciona.

El orden cronológico en cuanto á las viviendasinfestadas fácil es deducirse de la relación general.

De los 122 invadidos, 96 casos corresponden á los dosbarrios del Norte y casi todos á la clase pobre; los 26

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restantes corresponden á viviendas diseminadas en los otroscuarteles, y debida su contaminación á contactos yrelaciones más ó menos inmediatas con enfermos de otrospuntos.

En la Plaza, solo hay dos casos; uno el hijo de unMédico, con ejercicio en la villa; número 80; el otro, unacriada de casa inmediata, que se relacionó con este niño,número 98; y en la Corralada otros dos, números 115 y 116,procedentes del mismo número 80, infectados, por haberlevisitado y no estar vacunados por lo que se notará que en elcentro se registraron muy pocos casos.

Como es natural, era esta parte de la urbe habitada porla clase acomodada é ilustrada, y si, en las calles de NuestraSeñora y del Carmen, de análogas condiciones, se registróalgún caso, fué en las afueras, en sitios muy alejados delcentro y en familias muy relacionadas con otras infectadasde los barrios del Norte.

Hubo varias calles limpias de toda infección, como la deCerrajeros, Luz y plazuela de la Fuente.

Para apreciar el hecho de la propagación de la epidemiade Peñaranda en personas y en cosas, y seguir su filiación yderrotero, tengo que acudir en auxilio de la Estadística, yaque nos suministra procedimientos para clasificar ypresentar los hechos de tal suerte que nos sea fácil, sin llegaral inconveniente de desmigajarles, apreciar no sólo lapropagación de la viruela, el modo como se fuéconstituyendo para dar lugar al estado epidémico, sinotambién la marcha ó curso y los demás caracteres que ladistinguieron como entidad patológica. De otro modo fueradifícil dar alguna claridad á un estudio tan íntimamenterelacionado con circunstancias de localidad, que requieren elconocimiento de la misma, y facilitar, por tanto, lademostración del hecho real y positivo de la contaminación

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directa ó indirecta, á través de las familias, de los amigos,personas y cosas contumaces.

Por eso, considero de absoluta necesidad tener á la vistala relación fiel y exacta, en cuanto es dable en esta clase detrabajos, del nombre, época de invasión y de curación ómuerte, sexo, edad, estado social, profesión, estadoprofiláctico individual, diagnóstico clínico, resultado de laenfermedad en el individuo, ya por la salud ó por la muerte,filiación conocida ó ignorada de los individuos quepadecieron la viruela, así como el punto urbano afectado.

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Afirmo que no he omitido medio alguno para quereferida relación sea lo más exacta y completa posible. Parasu confección he tenido presente las notas clínicas de losvariolosos por mí observados y asistidos, que fueron ennúmero de 55, señalados con un asterisco; cuantos datosobran en la Oficina municipal, apartado de sanidad, ramo alque presta preferente atención el celoso é inteligentesecretario del Ayuntamiento D. Antonio Núñez; y partes delos médicos, de bajas y de altas. He sido auxiliadoeficazmente en este delicado y molesto trabajo, por el dignoy competente practicante municipal D. Eduardo GarcíaBadillo, para la comprobación de fechas, de cifras,compulsación de datos, adquisición de antecedentes; se havisitado uno á uno á todos los que fueron invadidos yanotado con cuidado, previo reconocimiento de los brazos,si estaban ó no vacunados y revacunados y precisado en loposible el concepto de la filiación patológica.

Como entiendo que la importancia real, intrínseca deestos trabajos se deriva de la exposición verídica de talesdatos, por considerarles, después dé conocidas lascondiciones de la localidad, la verdadera materia de losjuicios y consideraciones, he sacrificado á esa nociónfundamental doctrinas y descripciones que darían unaspecto más científico y ameno á este trabajo.

Los datos son exactos, pero como las deducciones quede ellos hago me pertenecen, son mías, adolecerán de faltade consistencia, de falta de lógica, para obtener el fruto queen todo trabajo humano se persigue.

Pedro Molina, núm. 5, era habitante de la calle Honda.Antonio Martín, núm. 6, su criado, joven de 22 años,soltero, huérfano, sin recursos, muy pobre, vivía hacia elcentro de la calle de la Poza, en una casa de pésimascondiciones, estaba asistido por una hermana, vivía en

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convivencia con ésta y otros tres hermanos más pequeños;éstos cinco individuos tenían por habitación una sala condos compartimientos que servían de alcobas, y la cocina,que utilizaba también otro vecino, habitante de la mismacasa. Todas las necesidades de la vida de estas gentes sesatisfacen en estos pequeños espacios y las que no sonposibles, en la vía pública, ó en el campo; excusado es decir,que el estado higiénico de esta casa, era lamentable; que elgrado de cultura de estos séres desgraciados, sin padres yade niños, era nulo, siendo por lo demás robustos, biencomplexionados, fuertes, sanos, de gran vigor orgánico, detez morena, ojos y pelo negros, buenos tipos, gran salud;aparente desacuerdo, que tiene perfecta explicación, en quela vida de éstos séres, más que en casa, se desenvuelve á laintemperie en la que se endurecen si resisten las primerasexposiciones, y en que el alimento jamás les falta, dada lacaridad inagotable de esta población, cuando les falta eltrabajo.

Por estas circunstancias, por la falta de aprensión de losvecinos, por no tomarse con este enfermo medida alguna deaislamiento, hasta época avanzada de su enfermedad, fuévisto y visitado por gran número de vecinos de la mismacalle y otras inmediatas, conducidos algunos por caridad, losmás seguramente por ingénita curiosidad, que nos lleva áveces tras el peligro. El reguero de pólvora esparcido por elantihigiénico barrio, recibió la chispa que lo había de hacervibrar y explotar: el agente patógeno, llevado allí desde lacalle Honda por Antonio Martín y cultivado en suorganismo con desarrollo magnífico, con vitalidadsorprendente, dió lugar en el conflicto orgánico establecido,á una hermosa viruela confluente; encontró el terrenoapropiado para arraigar y arraigó, creció y se multiplicó.

Todas las circunstancias eran favorables; por parte del

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individuo, no estar revacunado; y de su casa, ser, y estar enella descuidada toda higiene; por parte del barrio ó cuartel yde los vecinos que le pueblan, haber algunos sin vacunar,ninguno revacunado, tener moradas antihigiénicas y serdespreocupados, así que lo que había de suceder, sucedió.Este es el foco secundario principal, foco al que en realidadhay que atribuir el carácter epidémico de la dolencia.

Puédese asegurar que cuantos individuos de la calle de laPoza se hallaban en estado de receptibilidad, fueroninvadidos, siendo rara la casa que no estuviera contaminada.

A la salida de la calle Honda, en sitio muy próximo á lade la Poza, hay un callejón estrecho y por lo regular sucio, yen él, mirando al Mediodía tres casas ó cosa así, estrechas,cortas, bajas, sin más luz que la de la puerta de la calle; lastres casas fueron contaminadas por la inmediata deValeriano del Aguila; allí murió Cayetana Rodríguez,número 33, niña de 12 años, que hacía pocos días pedía á sumadre con insistencia que la llevara á vacunar, que no loestaba, y la madre no accedió, respondiéndola podríaponerse mala, estando buena. Murió á consecuencia de unaviruela confluente maligna por todo, por el ambiente aquel,del todo irrespirable, infecto, cargado de ponzoña, y por elestado de sus humores intoxicados, á los trece días deenfermedad, con la pustulación reventada, con grandestrozos de epidermis desprendidos, la coloración negruzca,el olor nauseabundo y todo el cuadro de un estado pútrido.¡Pobre niña! Y el niñito de un mes invacunado también,Bonifacio Manzano, número 64, devorado por la viruelaconfluente; y estuvieron enfermos hasta el número de cincoindividuos, números 33, 46, 47, 64 y 77; en tres familias nadanumerosas (doce personas). ¡Triste privilegio de los rinconesno ventilados y también de las casas chicas, sin luz y sin airey de la falta de recursos y de la falta de instrucción!

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Allí á la vuelta, otros dos, Emilia y Abelardo Sánchez,números 48 y 51, y enfrente y ya tocando con la calle de laPoza, Florentina González, número 13, embarazada de sietemeses, con viruela confluente, y Valeriano, Isabel y Antoniadel Aguila, hermanos, números 15, 21 y 31, de los que, dosestuvieron gravemente enfermos. Es decir, en junto, seiscasas casi enlazadas, seis familias y once casos, siendo elprimero el número 15, Valeriano, contagiado por el número9, vecino del 6.

Todas las casas de la calle de la Poza, próximas á la enque habitaba Antonio Martín, estaban contaminadas,habiendo casa, la del frente, que tuvo cinco casos. Y nosolamente fueron infestadas por Antonio Martín la calle dela Poza y Honda, sino que por intermedio de terceraspersonas y de las ropas suyas y de los casos de él derivados,nacieron otros y se constituyeron en focos de acción menosextensa, por no encontrarse con condiciones tan favorables,como por ejemplo, Andrés Hernández, número 16,encargado del lavadero de las Pocillas (del destinado á lavarlas ropas de los variolosos), que contrajo por este vehículouna viruela discreta, el cual contaminó á diversos individuos,la mayoría, de su familia, y causó la muerte de FranciscaGómez, mujer robusta, hermosa, embarazada dé sietemeses.

Perfecta Bárez, número 8, de la calle Honda, que á su vezla trasmite al número 34, joven que la fué á ver, y éste alnúmero 65, individuo de la clase artesana, á quien visitóaquél en su convalecencia. El número 33, la desgraciadaCayetana, contagió á su vecino Eduardo Sánchez, número47, de humilde familia, y éste se constituye en foco,trasmitiendo la viruela á sus hermanos, cuñado y sobrinos,y viene á dar lugar á la muerte de la arrogante y bella jovenFlora Martín, por ir á visitar á Jesús García, número 72,

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hermano del número 47, y á Isidoro Cano, por intermediode su hermano Ramón, número 111, adquirida del 108, dela familia del número 47.

Tuvo, pues, Antonio Martín el triste privilegio de ser elprincipal foco secundario de la epidemia, la primera yprincipal rama del árbol epidémico. ¡Él solo dió origen á 73casos!

La procedencia de la viruela del número 80, del niñoGerardo de Dios, está explicada por la circunstancia de sersu padre Médico (1), que, á la sazón y en toda la épocaepidémica, tuvo por necesidad que tener contacto convariolosos; siendo sujeto contumaz, como es todo. médicocasi siempre, y por tanto portador de los gérmenesinfecciosos, de los que, en primer término, son víctimas losmiembros mismos de su familia, ¡hecho triste peroinevitable por desgracia! De suponer es, que esta viruelaprocediese del foco principal, de la calle Honda ó de la Poza.

A no concurrir esta circunstancia, es seguro, que las dosplazas hubiesen quedado sin la menor mancha epidémica.Por el año de 1894 la difusión de las viruelas por la provinciade Salamanca fué considerable; había muchos pueblosepidemiados y en primer lugar la capital, así que no fuésolamente José Martín, número 1, Rafael Galindo número 4,ni Pedro Molina número 5, los que Contrajeron la viruelapor infección de agente varioloso, de fuera de esta villa. Porlos días 12 ó 14 de Agosto llegó á Peñaranda un sujeto,procedente de Salamanca, que se ganaba su vida tocando unpiano por las calles, cuyo sujeto tenía frescas aún lasmanchas de la viruela que acababa de padecer; con él tuvocontacto el desgraciado Manuel Martín, número 7, granaficionado á la música; le dió la mano, bebió por el vaso queaquél bebiera y tras de experimentar, por varios días, ascos

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(1) D. Luis de Dios Rodríguez.

y repugnancias por lo hecho y visto, sintió los primerossíntomas de la viruela, que había de ser confluente y mortal,el día 19 de Agosto.

No es la primera vez que los variolosos atribuyen suenfermedad á la repugnancia que les causa la vista de sujetosenfermos ó convalecientes de viruela. Aunque el hecho escientíficamente inexplicable, se repite con tanta frecuenciaque bien merece el consignarle. El número 4 y el número101 se encuentran en igual caso. Pudo ocurrir que elbohemio musicante fuese portador de gérmenes variolososy se los trasmitiese á Manuel Martín, mas en este supuesto¿por qué no contrajeron más individuos la viruela por esteorigen, cuando por necesidad tuvo que tener contacto yrelaciones con otros muchísimos más? No es posibledeterminar que fuera éste el origen de la viruela del número7, y menos cuando el período de incubación no pudo pasarde siete días, hecho bastante raro en la historia de estaenfermedad. A la sazón, Antonio Martín, número 6, habíasalvado el período de supuración é impregnaba á susconvecinos del elemento virolento. Pero fuera uno ú otro elorigen de la viruela del número 7, él contagió á variosindividuos de su familia, á la calle de la Paloma, á la mayoríade los casos del cuartel 1.° del que procedió la semilla quedió origen al caso más maligno de la epidemia, á la viruelahemorrágica de Teresa Martín, número 79, fallecida.

Cándida Díaz, número 74, es uno de los casos de virueladiscreta en que está perdida la filiación; no se tiene noticiadel sitio ni de la forma como el contagio pudo verificarse,sea por ignorarlo los mismos interesados ó por motivospara mí desconocidos. Vivía en casa situada al extremo delcasco de la villa, en la terminación de la del Carmen, y porallí no se había presentado caso ninguno. Es verdad quediariamente y por muchas veces circulaba por dentro de la

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urbe. Sea ello lo que quiera, contagió á su hermana María,número 83, que contrajo viruela confluente mortal y ésta áMaximino Avila, por intermedio de las ropas sucias deaquélla que éste tocó para echarlas en el carro que lascondujo al sitio donde tenían que lavarse.

Amalia Alonso, habitante de la calle Empedrada,prohijada de familia acomodada, no se sabe cómo ni endónde fué contagiada, padeció viruela discreta, quecontaminó á su hermana Robustiana, núm. 99, de la calle deNuestra Señora.

Los demás casos, de filiación dudosa ó desconocida, sonlos números 54, 60, 94 y 100; los tres primeros sirvientes encasas de comercio y el cuarto hijo de comerciante, cuyacircunstancia abona la facilidad del contagio.

El 69 y 96 se ignora; el 87 las adquirió en Piedrahita, el92 en Salamanca, á donde fué á negocios propios, visitó áuna familia que tenía niños con viruelas, volvió en el díasiguiente y á los nueve días tuvo la fiebre de invasión de lavariolóide. Manuel Briñón, núm. 101, sirviente, fué áSalamanca á negocios de su amo el día 28 de Diciembre,pasó la noche en la misma alcoba donde en otra cama estabaacostado un niño con viruelas: de esta circunstancia no seenteró hasta por la mañana, experimentando al enterarsegran repugnancia que no le desapareció hasta que el día 8 deEnero, ó sea á las 11 X 24 horas de esta exposición,experimentó los primeros fenómenos de la viruelaconfluente que sufrió. Ofreció este caso en su convalecenciala complicación de parótidas, tan graves como la mismaviruela.

Y por último, Prudencio Villa, uno de los poquísimossujetos no revacunados, jornalero, adquiere la viruelaconfluente el día 1.° de Junio, pasados cerca de cuatro mesesde la última invasión, por contacto con otros jornaleros de

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Macotera, con los que trabajó en compañía, los cualestenían individuos de su familia entonces afectados deviruela. Se hallaba en su apogeo en esa fecha la epidemiavariolosa de Macotera.

Para mejor inteligencia de cuanto queda dicho, qué sobreser árido, aparecerá confuso, á continuación trazo algunosperfiles que representan la generación de la epidemia, á losque el Sr. Arquitecto municipal, D. Luís Vaquero, se hadignado dar forma artística, copiando, los que con algunosdefectos de fondo y muchos de forma, había yo delineado yque dan más fácil idea del hecho y forma de la propagaciónvariolosa de Peñaranda.

Doy en este lugar mil gracias al Sr. Vaquero.

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Como se ve desde luego, el árbol más frondoso, sifrondoso puede ser el mal, es el perteneciente al focooriginado por el núm. 5, dió origen á 73 casos; le siguen enimportancia, los del núm. 7 y 80, que dieron origenrespectivamente á 15 y á 11; el 74 originó 3, y el 89 uno.

Tengo manifestado que el hecho de la diseminación ypropagación de la viruela de Peñaranda se realizó por elcontagio de enfermos á sanos, mediante las ropas ó cosas delos enfermos, y por el intermedio de terceras personasconductoras del germen, como se prueba con numerososcasos de la epidemia, de entre los que se pueden citar: elnúm. 1.° que contagió al 2, éste al 3; el núm. 1.° fué asistidopor el 2.°, y éste por el 3.° El núm. 5 contagia al núm. 6, queera dependiente de la casa y por necesidad tuvo relacionesde proximidad con aquél. El núm. 6 infecta á cuantossujetos viven en su vecindad y se encuentran conreceptibilidad, al núm. 8 por intermedio de tercera persona,que lleva el germen á la misma tienda donde aquélladespachaba los géneros; al núm. 16, contagiado por ropasdel 12 que se llevan á lavar al lavadero, del que es elencargado; el núm. 15, que infecta su vecindad de la calleHonda, etc., etc.

El núm 7 la trasmite á sus parientes números 28 y 35,éstos á sus vecinos números 75, 79, 86, 90, 93 y 106, todoscon parentesco íntimo, padres é hijos.

Los casos derivados del núm. 6 y que constituyeronfocos nuevos, contaminan á deudos y allegados, hasta elpunto de verse, casi percibirse, la marcha y el modo como lapropagación se verifica.

El núm. 80, contagiado por su padre, lo hace al 95,carpintero de la casa y persona de gran confianza, que havisto y tocado al niño repetidas veces: se constituye en foco,é infecta á sus hermanos números 107 y 109, á su cuñada

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número 110 y á otros parientes números 117 y 119 de lacalle de Nuestra Señora.En casa del número 91 vive una señora que trasmite laviruela al 113 y 114; era tía carnal de Joaquina Jiménez, núm.113.Hubo 17 focos primitivos, según aparece en el diseñogenealógico, de los que el 1.º originó dos; el 3.º, 73; el 4 °,15; el 8.º, tres; el 9.º, 11, y el 11, uno; los demás quedaronaislados.En fin, todo esto resulta pesado y confuso, era precisoconocer población y personal para adquirir elconvencimiento absoluto que yo he adquirido, de que elagente patógeno de la viruela, se difunde directamente ómediante personas ó cosas contumaces: oscilando el tiempode presentación de ocho á diez días en adelante, sin quesuponga nada á veces ni la distancia del origen al puntoreceptor, ni el tiempo transcurrido, si el contagio esindirecto. En cambio, el estudio más detenido nosdemuestra que la transmisión no se verifica por el aire, porel ambiente urbano, por el agua, ni por el suelo.Tuvo el privilegio la epidemia de Peñaranda de señalar coninvasiones las viviendas más míseras, de tal suerte, que, entrelas casas contaminadas, están áquellas que de fijodenunciaría como inhabitables una inspección técnica; y deacometer asimismo á las familias que han llegado á la mayorpobreza y que por tanto adolecen de todo beneficiohigiénico.De todo cuanto tengo dicho respecto á propagación, seinfiere: que el agente patógeno de la viruela precisacondiciones especiales para su germinación y desarrollo,siendo la primera el contacto directo ó indirecto,debiéndose, á tal cualidad, el que sea fácil la filiación de losinvadidos de cualquier urbe; la segunda, que sin

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receptibilidad marcada por el individuo expuesto al contagiono se adquiere 1a viruela; la tercera, que el ambiente urbanono es el vehículo de la propagación; la cuarta, que influyennotablemente como concausas en su desarrollo la pobreza,las viviendas insalubres, los barrios mal higienizados ycuantas causas son reconocidas como buenas para lapropagación de las enfermedades infecciosas. Y por últimoque, en atención, á estas conclusiones, es posible aislar el ólos primeros casos y evitar la contaminación de todo pueblo,si por abandono no está inmunizado con la profilaxiaespecífica, valiéndonos del aislamiento establecido con todaformalidad que incomunica el agente, y de la desinfecciónque le destruye.

CAPÍTULO III

CURSO Ó EVOLUCIÓN

Si hubiera de considerar la viruela como enfermedad,como proceso clínico, fácil fuera demostrar palmariamenteque, así en el comienzo de la epidemia como en suterminación, estuvo el curso supeditado á la variedad queafectó, leve ó grave, discreta ó confluente, benigna ómaligna; y como la variedad la determina el mismoindividuo enfermo, siempre distinto, "que es el verdaderoterreno de cultivo en que cae el veneno" su grado dereceptibilidad y sus medios de defensa. Y si esta explicaciónresulta vaga y no conduce á nada concreto, diré mi opinióncon más claridad. El agente patógeno, sea el que quiera,siempre es el mismo; el enfermo siempre diferente; así que,para terminar con un punto realmente extraño á estetrabajo, sólo añadiré en demostración de tales premisas dos

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hechos.El número 5, Pedro Molina, padece viruela discreta y

contaminó al número 6, Antonio Martín, que padecedviruela confluente; éste á su vez es origen de casos los másvariados, desde la más insignificante variolóide, hasta laviruela más maligna.

Esto por lo que respecta al principio de la epidemia;veamos al fin lo que sucede. El número 111, Ramón Cano,es contagiado por el número 108, Felix Sánchez, con virueladiscreta y padece asimismo viruela discreta, y en cambiotrasmite á su hermano Isidoro, número. 120, una viruelamortal. Fué el último que falleció. Numerosos hechos nosdarían igual resultado, en conformidad con la doctrinaexpuesta al principio.

He dicho que, en realidad, no es pertinente el que medetenga á precisar la evolución de la viruela, como hechoindividual ó clínico, siendo, por el contrario, precisoconsiderar la epidemia como afección colectiva de lapoblación y de la urbe, sin embargo que vendremos á parará las mismas conclusiones.

En efecto, los hechos de esta epidemia, demuestran queel curso no se supedita de ningún modo á la virulencia delmiasma, al elemento causal, porque ya vengo repitiendo queéste no varía, que el agente es único, y la receptibilidadmúltiple; se supedita al estado de receptibilidad morbosa dela población, á su estado profiláctico, al grado de cultura delos individuos apreciado en conjunto ó en grandesporciones, á las cualidades de las casas, de las calles y sobretodo á la eficacia de las medidas profilácticas y curativas, queasí las autoridades como los médicos hayan adoptado, á sucumplimiento exacto ó incompleto; en una palabra, ámultitud de circunstancias relacionadas con las autoridades,

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con los médicos, con los vecinos, con sus viviendas,etcétera, etc. Y buena prueba de ello es lo que en la epidemiase observó.

Se tratan los primeros casos con rigor y quedan aislados.No se toman con tiempo análogas medidas con el número6 y él solo contaminó un barrio. Donde quiera que sepresenta un caso y es tratado con energía, se aisla, no formafoco. Y siempre viene á observarse en la filiación,parentesco, amistad, motivos de contacto directo,repitiéndose el caso varias veces. Marcha la epidemia átravés del parentesco y la amistad á ojos vistos, sin que enello represente nada la época, tiempo ó período en que laepidemia se encuentra.

Debido á las medidas adoptadas por la autoridad y lastomadas por los médicos, se vé que la epidemia se desarrollacon lentitud, con trabajo, atacando hoy á uno, mañana áotro, pero siempre por motivos justificados y casi siemprecomprobados. En nada influyen en la marcha, las variantesclimatéricas. Empezó en verano, no se modificó con laslluvias que cayeron en Octubre ni con las intensas nieblasque se sucedieron en los primeros días de Diciembre, ni conlos hielos de fines de este mes y principios de Enero, ni conlas nevadas del 6 y 7 de este mes y las abundantes lluvias quelas siguieron. Estas vicisitudes atmosféricas en nadainfluyeron en la marcha de la epidemia; iguales caracteresofreció en Agosto que en Enero. No se observaron en ellaverdaderos períodos, esas fases de aumento, estado ydeclinación, que suelen marcarse en el curso de lasepidemias, cuando no son contrariadas por energíasantitéticas, por medidas de defensa, cuando se desarrollannaturalmente, y que no desaparecen hasta haberse afectadoel último individuo predispuesto.

Así que puedo asegurar que la marcha en general fué

158 PARTE SEGUNDA

circunstancial y difícil. Fué fácil, espléndida solamente en lacalle de la Poza y sus inmediatas. Invade á cuantosindividuos están predispuestos, domina como soberana enel inmundo callejón de la calle Honda. Todo enfermó allí,casas y personas. Allí muere el número 33, la niña Cayetana,de la que ya me he ocupado, que tiene el triste sino decomunicar la enfermedad á varios individuos, entre los quemueren tres; fuera de esta excepción, nacida de causas muyconocidas, el curso de la epidemia fué laborioso. De ahí, elque, más que epidemia se venga á representar la evoluciónbiológica del agente virulento en series más ó menosfrecuentes y numerosas.

Por lo demás, sólo un fenómeno es digno deconsignarse, que es el punto culminante en el que convergetodo el interés de este trabajo, todo el interés de estaepidemia, y consiste en la manera brusca y rápida comoterminó. Al concluirse el mes de Enero, la epidemia seextinguió radicalmente y como obedeciendo á mandatosoberano. ¿Qué se hicieron de tantos gérmenes como habíaentonces en la villa? ¿Por qué los casos del mes de Enero,no produjeron los amargos frutos de los meses anteriores?¿Fué éste un hecho providencial, casual ó causal? Laexplicación de este fenómeno es concluyente, pero no es deeste lugar.

Véase por el siguiente estado la marcha que la epidemiallevó en el tiempo, y que comprende todos los meses en quese registraron invasiones, y que pone de manifiesto cuantoacabo de decir.

PARTE SEGUNDA 159

ESTADO de los casos de viruela ocurridos enPeñaranda de Bracamonte en la epidemia variolosa de1894-95, distribuidos en los meses que tuvieron lugar.

La epidemia, en realidad, empezó el día 24 de Junio conPedro Molina y terminó el 20 de Febrero con la invasión deCatalina Pérez, núm. 121, último producto del foco núm.80. Este caso, como los que tuvieron la invasión en el mesde Febrero, fueron epidemiados en Enero. Catalina número121, de sus amos números 109 y 110; Isidoro Cano de suhermano, número 111; Cecilia Santana de su hijo, número117; Eusebio Monsalvo por no haberse revacunado, siendoéste y el número 122 invadido por contaminación devariolosos de Macotera, la contraprueba más terminanteque confirma cuan antes decía. Y es el mejor argumento deque la epidemia terminó cuando eran de temer mayoresestragos; toda vez que sería singular, el que los dos últimoscontagiados después del mes de Enero, recayesen en dossujetos que no se habían revacunado. Esta circunstancia estanto más extraordinaria, cuanto que aún estaban casiindemnes los cuarteles SO. y el SE. de la villa. No se indicó

160 PARTE SEGUNDA

la terminación de la epidemia por el menor número deinvadidos, ni por ofrecer los últimos casos, formas másbenignas. La terminación fué brusca.

CAPÍTULO IV

NÚMERO, SEXO, EDAD, ESTADO Y PROFESIÓN

DE LOS INVADIDOS

Número.- El de los registrados es de 122. No tengonoticia de que hubiera más. Sin embargo de que es posibleque sí, y no se diera noticia en la Alcaldía.

Cuando se trata de enfermedades contagiosas que exigenciertas medidas coercitivas para salvar á los pueblos de lacontaminación, son frecuentes las ocultaciones; el interésparticular no omite diligencia, sobre todo, si de ladeclaración se sigue algún perjuicio económico, para ocultarla existencia de enfermedades peligrosas.

En este respecto, grave seguramente, debe haberextremado rigor, por parte de los encargados de la salud delos pueblos. La autoridad, obrando en sentido opuesto queel interés particular, tampoco omitirá medio para evitar lasocultaciones y nada he de decir de la responsabilidad quecontrae el médico, si por complaciente no da cuenta áaquélla de los enfermos que pueden originar perturbacionesen la salud pública, por ser materia difícil para tratarla á laligera. Ni es ocasión ésta de definir, y de determinar elalcance y significación del secreto profesional.

Basta, á mi intento, hacer constar que el médico está enla obligación moral, indiscutible, absoluta, dedar cuenta á las autoridades administrativa y sanitaria, delcaso ó casos de viruela que observe para con oportunidad

PARTE SEGUNDA 161

emplear los remedios adecuados, á fin de evitar lapropagación/ y por tanto toda epidemia de viruelas.

Aun suponiendo que hubiese alguna ocultación, seríande casos de muy poco interés.

Sexo.- Varones . . . . . . . . 70Hembras . . . . . . . 52

Total . . . . . . . 122

Como se ve, fueron más los varones invadidos que lashembras. Y entiendo que la razón de ello no fué porque elhombre tenga mayor predisposición que la mujer, y sí, porhaberse expuesto á la acción del contagio con másfrecuencia, y es de ello buena prueba, que la mayoría de losfocos secundarios fueron constituidos por hombres, véaselos números 6, 7, 9, 12, 15, 16, 29, 75, 80, correspondiendoá varones, y solo hay de importancia, pertenecientes ámujeres el 8, 33, 67, 79 y 85.

En realidad, se ignora si el sexo influye ó no en lafacilidad de la infección. En lo que indudablemente influye,es en la gravedad de la viruela como hecho clínico, enperjuicio de la mujer y más si ésta se encuentra embarazadaó lactando.

Sea ello lo que quiera, nos basta consignar el hecho deque fueron 18 los varones afectados más que hembras.

Edad. -Ninguna está libre de la viruela. Desde el feto,que puede ser contagiado por su madre, hasta el anciano, lapadecen.

162 PARTE SEGUNDA

Nada me ha enseñado esta epidemia en lo relativo á lasedades: la única consecuencia sería, que la edad de tres áocho años y la que rebasa de los treinta, es la menospredispuesta, pero como este dato está supeditado á otrascircunstancias, no tiene importancia.

Se observan dos casos de viruela confluente en dosniños de un mes, Isabel del Aguila, número 21, y BonifacioManzano, número 64, y fué la mayor edad registrada la decuarenta y seis años, Manuel Briñón, número 101.

El caso originario de esta epidemia, el anciano pastor deEncinas de Abajo, se aproximaba á la edad de ochenta años.Yo observé en el .mes de Diciembre del año 1894, en unpueblo inmediato á éste, la viruela padecida por una señoraanciana de setenta y siete años, viruela de grandesanomalías; después de un período borrascosísimo, en que lavida de la enferma D.ª Josefa Corral, estuvo en gravísimopeligro por intensas congestiones del encéfalo y del pulmón,se presentaron unas pustulillas discretas, en corto número,repartidas por el tronco y extremidades; esta señora secontagió de su hijo Antonio, á la sazón convaleciente.A pesar de la afirmación hecha de que no hay edad libre dela viruela, sabido es, que la padecen con más frecuencia losniños y la gente joven, si no hay causas que modifiquen estanatural predisposición.Hé aquí lo que dice en resumen autor muy acreditado dePediatria, acerca de esta materia (1): “La predisposición á laviruela varía con las edades: bastante grande en el feto vivoen el seno de su madre, rara en los recién nacidos, muygrande en la infancia, se debilita en el adulto y desaparecepor completo en el viejo.,, (G. Bouchut). Corlesta opinión

PARTE SEGUNDA 163

(1) Tratado práctico de las enfermerdades de los recién nacidos, de los niñosde pecho y de la segunda infancia, por Bouchut, pª. 887.

concuerdan la mayoría de los autores, hasta épocas muyrecientes.

Por lo que respecta á Peñaranda, hay que modificar porcompleto estas conclusiones. Veremos como la observaciónde lo sucedido exige modificaciones radicales.

Por el siguiente cuadro fácil es apreciar, qué edadesdieron más contingente en la epidemia.

Individuos menores de tres años . . . . . 15Idem menores de ochos años

y mayores de tres . . . . . . . . . . 10Idem menores de veinticinco años

y mayores de ocho . . . . . . . . . 76Idem mayores de veinticinco años . . . 21

Total . . . . . . . . . . . . 122

Los comprendidos entre ocho y veinticinco años son losque dieron el principal contingente, luego los mayores deveinticinco años, los menores de tres y, por último, loscomprendidos entre tres y ocho años. En la siguienteproporción por 100:

Individuos menores de tres años . 12'29Idem menores de ochos años

y mayores de tres . . . . . . 8'19Idem menores de veinticinco años

y mayores de ocho . . . . . 62'29Idem mayores de veinticinco años . 17'21

Total . . . . . . . . . . 99'98

Nada más elocuente que el lenguaje de estas cifras; laedad menos predispuesta es precisamente "aquella en queen otros tiempos, hoy mismo, en otros pueblos, da el mayor

164 PARTE SEGUNDA

número de invadidos, y si extremáramos el análisis, todavíavendríamos á precisar que esta epidemia tuvo predilecciónpor los jóvenes de quince á veinticinco años, es decir, por lajuventud florida y viril, por los miembros más interesantesde toda sociedad, tanto por su mérito intrínseco, como porlas esperanzas que hacen concebir.

Así que sin más averiguaciones modificaré yo, por loobservado en esta epidemia, las conclusiones del doctorBouchut, en esta forma: La predisposición á la viruela varíacon las edades, es rara en los recién nacidos, casi nula en laprimera infancia, muy grande en la adolescencia y en la edadviril, se debilita en la edad adulta y vuelve á ser muy rara enla vejez.

Ya veremos la explicación natural de estos hechos ycontradicciones, que, en realidad, no tienen más departicular que el estar en completa conformidad con lo quela ciencia tiene adelantado en esta materia.

Estado social. -De menos importancia es estacualidad, pues que el estado no influye en lo más mínimo enla predisposición á contraer la viruela, razón por la que,siendo la mayoría de los enfermos de los comprendidosentre diecisiete á veinticinco años, es natural que seantambién en su mayoría solteros, como realmente así sucede.No paso á precisar el número por la mínima significacióndel dato para el objeto de este estudio.

Profesión. - Tampoco tendría importancia esteconcepto por lo que se refiere á la influencia que lasocupaciones puedan tener para adquirir facilidades ácontraer la viruela. Mas sí la tiene y considerable por lo quehace á la influencia que tiene la posición social, el género devida, la vivienda, etc., etc.

PARTE SEGUNDA 165

Por cuya razón, para formar un juicio claro del personalque fué pasto de la epidemia, presento la siguiente lista deoficios á que los invadidos se dedicaban á la sazón:

Jornaleros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22Escribientes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2Carpinteros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3Albañiles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3 Zapateros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3Barberos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3Criados de labor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1Silleteros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2Pelliquero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1Chalán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1Hojalatero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1Tejedor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1Herrador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1Comerciante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1Herrero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1Sastre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1

Total . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .47

Desde luego choca sobremanera que no figure invadidoninguno de otra clase social que la perteneciente á la máshumilde y alguno que otro artesano: y no se crea que seaeste un pueblo compuesto sólo de artesanos y de jornaleros,no; que hay un 60 por 100 de vecinas, con posicióneconómica desahogada y de estos, 150 la tienenrelativamente brillante. En la relación general sólo se leendos invadidos por su oficio, Mamerto López, de buenaposición é ilustrado, número 81, contagiado por el número50, oficiala de sastre que trabajaba en su taller, que despuésde haber pasado las viruelas y cuando la estaba padeciendosu cuñado Manuel Hernández, número 63, conviviente,concurrió al taller; y Germán Gaseo, comerciante, número100, sin duda por razón de su oficio.

Se notan tres carpinteros, los tres hermanos, números

166 PARTE SEGUNDA

95, 107 y 109. Dos silleteros hermanos, números 111 y 120,Ramón é Isidoro Cano.

Datos que avaloran y confirman la conclusión deduciday que dan razón del modo como se realizó el contagio.

La mayoría, casi todas las mujeres invadidas pertenecíaná la clase correspondiente que los hombres, y como datoque no estorba consignar, citaré el de la silletera FloraMartín, número 88, fallecida, que contrajo la viruela porentrar en la casa de enfrente al taller donde trabajaba,cuando estaba infestada por el matrimonio formado por losnúmeros 72 y 85, enfermos en aquella ocasión. Podíamultiplicar las citas de esta clase para persuadir al másincrédulo, que la única vía de propagación fué el contactodirecto ó muy próximo con los invadidos. En resumen,todos los variolosos, casi sin excepción, pertenecían á laclase pobre y artesana. La explicación de esto, como lo detodo, nos la dá algo de lo que tengo ya dicho y la lectura delsiguiente

CAPÍTULO V

ESTADO PROFILÁCTICO DE LOS INVADIDOS

Este dato es de gran interés, toda vez que nos da laexplicación de muchas de las particularidades que revistetoda epidemia variolosa, la razón- de los modos que adoptala viruela al individualizarse y los efectos que produce. Paramejor comprensión acudiremos, como siempre, á laestadística.

PARTE SEGUNDA 167

Como se vé, entre los vacunados hubo treinta y cincocasos de viruela confluente, y siendo de interés saber suedad, á continuación se indica.

Los treinta y cinco casos de viruela confluentecorrespondieron á treinta y tres individuos mayores de ochoaños y á dos menores de esta edad, encontrándose aquélloscasi en totalidad entre los quince y veinticinco.

Por esto se vé claramente que la inmunidad concedidapor la vacuna se pierde á medida que nos alejamos de laedad de ocho años, acentuándose la receptibilidad de quince

168 PARTE SEGUNDA

á veinticinco, en el supuesto siempre, como aquí pasa, deque la vacunación se haya efectuado dentro de los dosprimeros años de la vida. Este fenómeno se marca aún másen los vacunados que padecieron viruela discreta. Todosellos casi se aproximan á la edad de veinticinco años,estando comprendidos entre la de quince y veinticinco. Sólohay uno de catorce, otro de doce y otro de seis, de formaque uno y otro estado indican que la vacuna preservadeterminado número de años.

Veamos lo que sucede con los que padecieron viruelaconfluente y discreta, respecto á edades, y que no estabanvacunados.

De los treinta y dos, diez y ocho son mayores de ochoaños y catorce menores de esta edad, solamente hay unomayor de veinticinco años. De lo que se deduce, que laviruela, en su forma confluente, ataca casi indistintamente áindividuos comprendidos en las edades de receptibilidad,cuando no se hallan vacunados.

De los diez de viruela discreta, no vacunados, ocho sonmayores de tres años y dos menores de esta edad; en estedato, se vé la predilección de la viruela por esta edad cuandono está bajo el amparo de la inmunización profiláctica.

Y de todas suertes que se analicen las circunstancias delos invadidos, vamos á parar á análogas conclusiones. Edadcasi liberada de la viruela, de tres á ocho años; máscastigada, de quince á veinticinco, ora estén los invadidosvacunados ó no lo estén.

De aquellos cuyo estado profiláctico se ignora, diez estáncomprendidos en la edad de quince á veinticinco años, dosde tres á ocho, y dos menores de tres, y es más que probableel que en su mayoría no estuviesen vacunados.

Los dos únicos casos que forman excepción, son dosniños comprendidos de tres á ocho años, vacunados, y que

PARTE SEGUNDA 169

sin embargo, padecieron viruela confluente, y son losnúmeros 78 y 80. Lo que prueba que, por circunstanciasdesconocidas, la eficacia de la vacuna es en algunosindividuos nula, ó se anula con rapidez.

Resumen de los hechos de más interés que vanrelacionados: 1.° que ninguno de los ciento veintidos casosestaba revacunado: 2.° que de los diez casos de variolóideestaban vacunados ocho, y dos se ignora, pudiéndolo estarasí mismo: 3.° que la vacunación no preserva de la viruelaconfluente sino en un período limitado: 4.° que los novacunados é invadidos de viruela, suelen padecer la viruelaconfluente, de cuarenta y dos casos, treinta y dos: y 5.° quetodo prueba que existía estado profiláctico extenso y eficazen la población infantil.

Análogo resultado nos dá el examen del estadoprofiláctico de los once fallecidos. De entre ellos seis noestaban vacunados, de tres se ignora, siendo de suponer queno lo estuviesen, dada su condición, y dos sí lo estaban; peroprecisamente ambos tienen veinticuatro arios.

Del mismo modo que he dicho al terminar los anteriorescapítulos, digo ahora; la explicación natural de estos hechosy circunstancias que dán carácter y fisonomía especial á laepidemia de Peñaranda, se deduce de parte de lo ya referidoy de lo que resta que consignar, pero de ninguna manera porlas condiciones del clima, ni de causas que seandesconocidas.

170 PARTE SEGUNDA

CAPÍTULO VI

LA VIRUELA CONSIDERADA COMO HECHO CLÍNICO

La epidemia, formada por el conjunto de casosocurridos, tiene que ofrecer necesariamente el carácter quela den éstos. Así que no sería improcedente el estudio de laviruela individualizada, puesto que aquélla no es otra cosaque el caso clínico reproducido y multiplicado.

Mas esto lo hicieron tan á la perfección nuestrosmaestros, que sus descripciones no se han mejorado, así quefuera grande impertinencia el que describiera cada caso, niaun los más singulares; porque novedad ninguna habría deconsignar que fuera de utilidad científica ni práctica.

Si el primer clínico, Trousseau, al explicar á susdiscípulos la viruela, les decía: “hablaré poco de mi propiaexperiencia, que no me ha enseñado cosa alguna, que nohaya sido mejor observada y mejor dicha antes que yo,,, coninfinito más motivo eso mismo podré yo decir.¿Adelantaríamos algo con que yo me entretuviera endescribir síntomas y fenómenos de los variolosos dePeñaranda? Absolutamente nada; es la misma enfermedaddescrita por Sydenham de modo magistral y reproducidapor todos los patólogos; sobre que al hacerlo, falsearía elobjeto del concurso. Y en realidad tampoco es necesario,puesto que el desideratum de la ciencia hoy no esprecisamente el curar las viruelas, sino el evitarlas. Porfortuna es más sencillo esto que afecta á las urbes, á lacolectividad, que aquello que afecta sólo al individuo.Porque así como tenemos el específico para preservar al

PARTE SEGUNDA 171

hombre de este mal, ignoramos el remedio específico paracurarle cuando enferma. Así que sólo me limitaré á haceralgunas indicaciones para salvar este particular.

La observación demuestra que desde la acción delcontagio hasta la presentación de los primeros síntomas,transcurren de ocho días en adelante, siendo por lo generalde doce á quince; casos hubo en que este dato se pudopuntualizar perfectamente, números 4, 16 y 101.

Los períodos de enfermedad más peligrosos para elcontagio, son el de supuración, desecación y convalecencia.

Se observaron formas benignas y malignas, variolóides,discretas y confluentes. Los fallecidos padecieron estaúltima variedad.

La enfermedad se desenvolvió generalmente según elciclo que corresponde á la variedad que adoptó.

Hubo casos de malignidad extraordinaria; el número 7fallece en el octavo día, con la cabeza como un mónstruo,con fenómenos de congestión cerebral; se singularizó estecaso por intensos dolores en las plantas de los piés y laintensidad de la fiebre, que no remitió al comenzar laerupción.

El número 14 muere el día noveno con una erupciónabundantísima y poco desarrollada, de pústulas menudas,con fenómenos de asistolia; estaba en la convalecencia deictericia catarral.

El número 62, embarazada de siete meses, mujer robustay bella, llega á adquirir el aspecto más repugnante, conaquella cara de color ceniciento obscuro, afónica, arrojandobaba en abundancia, rotas las pústulas por todos lados;fallece por complicación pneumónica.

Teresa Martín, número 79, fallece por la viruelahemorrágica, arrojando sangre por todas las vías, sin que se

172 PARTE SEGUNDA

encontrara medio de cohibir tan abundantes hemorragias;como aturdida, sin pulso, ronca, con pustulación pequeña,abundante y amoratada y con completo sentido.

María Díaz, número 83, embarazada de ocho meses,fallece con un estado pútrido, con fenómenos de infeccióncerebral singulares, que la privaron de la visión en los tresúltimos días, con un sentimiento de angustia imposible dedescribir, después de haber abortado y tenido profusametrorragia.

Flora Martín, número 88, fallece en el período deerupción en un estado axfítico, también amoratada, conpulso imperceptible, verdadero caso de púrpura variolosa.

Del mismo modo, entre los que se cuidaron seobservaron cuantos fenómenos describen los autores deviruela discreta y confluente y de la variolóide ó viruelamodificada. Sería, repito, por demás superfluo, que yo medetuviera en un análisis prolijo de los caracteres de la viruelacomo proceso clínico, porque sería trabajo estéril y nadapráctico al no aportar doctrina, ni hecho, ni novedad, nidescubrimientos nuevos.

CAPÍTULO VII

COMPARACIÓN ENTRE LAS DOS ÚLTIMAS EPIDEMIAS

SUFRIDAS EN PEÑARANDA

Es verdaderamente sensible el que no haya podidoencontrar datos circunstanciados de la epidemia de 1870, niaun siquiera podido comprobar con documentos oficiales elnúmero y clase de fallecidos: ni en el Registro civil, ni en loslibros parroquiales, ni en parte alguna se habla de esta

PARTE SEGUNDA 173

12

epidemia; los que me he proporcionado de los vecinos sonvagos é indeterminados; sólo me ofrecen garantía los que,referente al número y clase de fallecidos, me proporciona D.Gabino Usallán, por las distinguidas cualidades que leadornan como ya dije en otro sitio.

Dice el Sr. Usallán: “La viruela del año 1870, tuvo suapogeo en los meses de Julio, Agosto y Septiembre; elnúmero de invadidos fué cosiderable, el carácter de ladolencia fué en general grave y causó estragos en la infancia:murieron noventa niños, habiendo días que se enterrabanhasta seis,,.

De estos datos precisos y categóricos, y de los que nosería justo ni juicioso dudar, en particular del referente áhaber enterrado seis cadáveres en un día, "dato significativopor demás y verdadero por el hecho de intervenir él mismoen dichas inhumaciones" se desprende, que el número deniños invadidos fué muy grande, dado que la mayoría de losatacados se salvarían, como es la regla.

En la epidemia sufrida y que es objeto de este estudio,sucede todo lo contrario: murieron sólo once, de los queocho son individuos con edad aproximada á veinte años,robustos, y de salud y complexión anterior floreciente; unaniña de trece años, y dos niños de algunos meses, ningunoque estuviese comprendido de uno hasta trece años. Losinvadidos de tres á ocho años, son solamente diez, ó sea el8'19 por 100. ¿En qué pueden consistir tan profundasdiferencias? En el agente, de ningún modo. Ya probaré condatos de la epidemia de viruelas, padecida en Macotera,pueblo próximo á éste y de más pequeño vecindario, deurbanización, costumbres y otras condiciones distintas, queeso no puede ser, y menos cuando vimos la virulenciaterrible que ofreció en multitud de casos y particularmenteen los fallecidos, á pesar de reunir condiciones de resistencia

174 PARTE SEGUNDA

inmejorables.¿En el estado de higienización de la villa? Pudo

seguramente contribuir, porque éste ha mejoradoconsiderablemente desde el año 1870 á la fecha, pero quepor sí no resuelve la cuestión. Dependió seguramente de lasdos causas siguientes: del estado profiláctico de la poblaciónen una y otra época; deficientísimo, en la primera, muchomás satisfactorio en la segunda; dependió así mismo de otracausa que evitó la difusión y propagación ¿cuál fué? Prontolo diremos.

Por todas las partes que intentemos analizar laexplicación de la modalidad epidémica nos encontraremoscon la misma solución. Bien quisiera haber hecho unestudio detallado de aquella epidemia para que estaconclusión tuviera la fuerza necesaria, sin embargo de queopino que las deducciones obtenidas no adolecen dedefectos lógicos, dada la breve y precisa declaración delpresbítero D. Gabino Usallán.

¿Hubo en tal epidemia muchos adultos atacados? Nadame resuelve este señor en concreto; pudo haberlos, pero,como al fin ocurriría lo que en ésta, que de ellos fallecenpoco número, pudieron pasar para él desapercibidos, y sólorecuerda el caso del comerciante ambulante por lasextraordinarias circunstancias que le rodearon y porintervenir él, en la administración del último de losSacramentos; mas esta carencia de datos no invalida lo dichoanteriormente.

Comparación sucinta entre la epidemia deviruelas de Peñaranda y la sufrida en Macotera enel año de 1895. - Me propongo exponer un argumento,por medio de esta comparación, en favor de la tesis quevengo sosteniendo, es á saber: los caracteres de las

PARTE SEGUNDA 175

epidemias de viruelas son circunstanciales al medio, urbe ypoblación en que se desarrollan; aprovechando lacoincidencia que en el tiempo ofrecieron ambas epidemias yque por tanto es de suponer que el agente patógeno tuvieraanálogas condiciones biológicas.

Es Macotera una villa situada á unos 10 kilómetros dePeñaranda, que consta de 850 vecinos, ó sea unos 237menos que Peñaranda; se halla más atrasada en urbanizacióny las condiciones de sus habitantes, sus costumbres y génerode vida difieren grandemente de los de Peñaranda; peroentre los dos pueblos existe frecuente comunicación. El año1887 se padeció la viruela en Macotera epidémicamente.Como sería inoportuno referir las circunstancias todas de laepidemia de este pueblo al fin que me propongo, sólo heprocurado del Registro civil el siguiente estado de fallecidospor la viruela, con expresión del número, sexo y edad, quebondadosamente me han proporcionado dos compañerosde aquella villa, á quienes expreso aquí Mi agradecimiento:D. José Bautista y don Manuel García.

176 PARTE SEGUNDA

Como se ve, fallecieron 33 individuos. Es decir, tresveces más que en Peñaranda, á pesar de contar Macotera ensu beneficio con dos factores de consideración para que elnúmero de invadidos, y por tanto, de muertos, fuese menor.Tener unos 800 habitantes menos y haber sufrido otraepidemia de viruelas el año 1887, que, como es sabido,

PARTE SEGUNDA 177

proporciona por varios años acentuada inmunidad.Los 33 fallecidos suponen, según la proporcionalidad

observada en Peñaranda, 366 invadidos, en el supuesto deser ambos pueblos iguales en habitantes, y el triple deperjuicios de todos órdenes.

De los 33 fallecidos son 22 varones y 11 hembras, datoopuesto al obtenido en Peñaranda, en que fallecieron cuatrovarones y siete hembras, lo que pudiera indicar la pequeñainfluencia que para el contagio de las viruelas tiene el sexo.

La diferencia capital, en este respecto, estriba en losfallecidos entre tres y ocho años, que fueron nueve, y enPeñaranda ninguno.

De la sucinta comparación establecida, se obtienen lasdos siguientes conclusiones: 1.ª que la gravedad de todaepidemia variolosa estriba más que en el germen patógeno,en las condiciones en que se hallen los pueblos: 2.ª teniendoPeñaranda la tercera parte de invasiones y fallecidos queMacotera, á pesar de ser mayor y estar los individuosadolescentes, púberes y de edad adulta en análogascondiciones profilácticas y no revacunados, debió existirademás un motivo poderoso y determinante de las notablesdiferencias que existieron entre las dos epidemias.

Resumen y deducciones de lo expuesto en estasección.- Primera. - La epidemia se circunscribióprincipalmente á los dos barrios ó cuarteles de peorescondiciones higiénicas de la villa.

Segunda. Atacó á indivíduos pertenecientes á la clasepobre y á alguno que otro artesano.

178 PARTE SEGUNDA

Tercera. Ofreció la singularidad de respetar á la infancia,afectando particularmente á indivíduos comprendidos en laedad de la adolescencia y de la virilidad, siendo sus víctimaspredilectas los indivíduos más robustos y más bellos.

Cuarta. Puso de manifiesto que el poder profiláctico dela vacuna suele ser temporal, no excediendo generalmentede diez años.

Quinta. Formas leves originaron formas graves ymortales, y al contrario, como sucede en toda epidemia deviruelas.

Sexta. Siguió un curso lento, difícil y se vió el derroteromarcado á través de las familias y amigos.

Séptima. Terminó de modo inopinado y brusco, cuandohabía focos diseminados por toda la población y era desuponer que hubiera muchos indivíduos predispuestos ásufrir la viruela, como sucedió en las calles y barriosinfestados.

De todo lo que se deducen dos hechos capitales: 1.° Lamodalidad epidémica resulta de dos factores principales, esuno el estado profiláctico, y otro más secundario, el estadode higienización de la urbe: 2.° La modalidad clínica resultade otros dos factores principales; es uno, el estado deaptitud morbosa del invadido, y otro más secundario suestado de salud, edad, etc.

Es, por todo, mi opinión, el que la población y lascondiciones de la urbe deciden la forma, marcha ymalignidad de la epidemia. El estado orgánico y moral delinvadido, sus condiciones de edad, salud, etc., deciden laforma clínica.

Siempre el terreno viene á ser el factor capital,conduciéndose la semilla según el aforismo conocido “cadacosa se recibe al modo y disposición del que la recibe,,.

PARTE SEGUNDA 179

SECCIÓN TERCERA

Tratamiento

L tratamiento de toda epidemia variolosacomprende en primero y principal término lasmedidas y remedios que actúan sobre lacolectividad y sobre la urbe, y en segundo losremedios que actúan sobre el individuo

enfermo. Nociones en que se funda el tratamiento colectivoó general de la epidemia variolosa.

Se sabe que, en su producción, interviene un agenteespecífico que se trasmite de uno á más indivíduos, hastaconstituir la epidemia; en su consecuencia, el primercuidado será el destruir referido germen y no siendo elloposible, mantenerle aislado, evitar el período del contagio.Esto se consigue con dos recursos, la desinfección y elaislamiento; con la primera, se destruye el elemento causal;con la segunda, se corta ó evita su propagación.

Al mismo tiempo, se debe procurar que los agentespatógenos no encuentren en los elementos urbanos ysociales condiciones de propagación, y esto se consigue con

el saneamiento de los pueblos.Esto por lo que hace al agente; por lo que se refiere á la

colectividad, procede no perder tiempo, apresurarse enponerla en estado de inmunidad, por medio de lavacunación y de la revacunación.

Veamos lo que se hizo en Peñaranda, siguiendo estemismo orden y el resultado que se obtuvo.

Tratamiento general ó colectivo

CAPÍTULO PRIMERO

MEDIDAS ADMINISTRATIVAS

A la presentación de los primeros casos, ocurridos enAbril, Mayo y Junio, dí noticia al Sr. Alcalde y Subdelegadodel partido (1) de su existencia, y por el primero se ordenóel más escrupuloso aislamiento y que se practicara la debidadesinfección. Al efecto dió encargo á los agentesmunicipales que vigilaran las casas de referidos invadidos,para que persona ninguna entrara ni saliera de ellas, noteniendo otra relación con el público que la que pudiereresultar de la persona que le suministraba las subsistencias yconmigo. Con aquélla el contacto fué remoto, y por mi partetomé la única precaución práctica posible, la de evitar el rocey contacto con la cama de los enfermos, aminorar el

(1) Era el alcalde, D. Fernando Sánchez de la Peña y Subdelegado,

D. José Núñez Izquierdo.

182 PARTE SEGUNDA

contacto con éstos, conformándome con tomar el pulsosolamente y lavarme bien las manos con una disolución desublimado corrosivo al 1 por 1000.

La desinfección se practicó diariamente con el cloruro decal, y la de las ropas y habitación con el sublimado corrosivoy la fumigación de ácido sulfuroso. Se aconsejó, una y variasveces, el uso, como mejor desinfectante y más barato, delhidróxido de cal, bajo la forma de lechada de cal, que seobtiene así; cal un kilo, agua 600 gramos; se rocía el aguasobre la cal y queda apagada, obteniéndose el hidrato de cal;con el que se forma la lechada en esta forma: cal apagada,dos kilos, agua ocho kilos. La que destruye los agentesinfecciosos, les mata ó son por ella cubiertos, paralizándosesu acción. Es el gran desinfectante de las viviendas,particularmente de los pobres. Aquí no se empleódosificada con la precisión que se marca, sino según prácticade la localidad, usada en el jalbegue.

No se pudo evitar el contagio de Antonio Martín,número 6, como no se evitó el de Demetria Jiménez y RosaMoro, números 2 y 3, y ciertamente con el primero no setomaron las medidas de rigor, “hasta llegada su enfermedadá la época de supuración,,‚ como se efectuó con lassegundas.

A la presentación de los casos procedentes de este sujeto,en la última decena de Agosto, se reunió la Junta de Sanidaden sesión extraordinaria del día 28 de Agosto de 1894, en laque el Sr. Presidente, D. Fernando Sánchez de la Peña,manifestó que, según partes de los señores médicos, existíanalgunos casos de viruela en la localidad y que, aun cuando sehabían tomado las precauciones y medidas que la cienciaaconseja, creía de su deber dar conocimiento del hecho á laJunta de Sanidad á fin de que aconsejara lo que á su juiciodebía hacerse.

PARTE SEGUNDA 183

En esta Junta se acordó: 1.°, aconsejar la revacunación,puesto que la inmensa mayoría de los niños estabanvacunados; 2.°, que la autoridad local adoptase las medidasadecuadas para que el aislamiento de los enfermos ypersonas encargadas de su asistencia se llevase á cabo contodo rigor; 3.°, que se practicara por personas designadas ápropósito la desinfección en la forma que los médicosaconsejaran; 4.°, que se destinara un solo lavadero para ellavado de ropas de las personas que sufrieran dichaenfermedad; y por último, que se practicara, sin previoaviso, una visita domiciliaria por la misma Junta, subdivididaen comisiones, para cerciorarse in visu del estado de limpiezade casas, cuadras y corrales, y que referida visita se repitieracon alguna frecuencia.

Por consecuencia de estos acuerdos, el Ayuntamientocelebró sesión extraordinaria en el mismo día, y porunanimidad acordó: 1.º, que desde el día siguiente y á fin deque hubiera el suficiente aislamiento, se encargasen lasmismas familias del cuidado de los enfermos ; se nombró ápersona de buena conducta con el encargo de proporcionará las familias cuanto les hiciera falta, para que éstas notuvieran necesidad de salir de casa, y además otra persona enconcepto de auxiliar y suplente, para casos de ausencia óenfermedad de la primera, asignándola el haber de dospesetas diarias; 2.°, que asimismo se indemnizase á lasfamilias pobres de los enfermos el importe de las ropas quese inutilizasen, y se las facilitaran los desinfectantes quedeterminara el facultativo, abonándose todos los gastos concargo al capítulo de imprevistos del presupuesto municipal;3.°, impedir, bajo apercibimiento, la entrada en el domiciliode los enfermos á toda persona que no habitase en la mismacasa, y dentro de ésta que no se comunicaran con el

184 PARTE SEGUNDA

(1) Socorriendo á las que fueran con dos pesetas diarias.

enfermo más que las personas encargadas de su asistencia;4.°, prohibir terminantemente que los encargados de laasistencia de los enfermos salieran de la habitación de éstosy más á la vía pública, bajo ningún pretexto; 5.°, que lasfamilias pobres que no dispusieran de habitación adecuadapara tener y asistir á los enfermos, dieran parte á laautoridad, en tiempo oportuno, para ser trasladados á la salade enfermedades infecciosas del hospital municipal; 6.°, quetodas las ropas de los enfermos se lavaran en el lavadero delas Pocillas, operación que no podía hacerse sin dar avisoprevio á uno de los alguaciles del Ayuntamiento, para lainspección debida y cerciorarse de si se habrían llenadoantes las medidas de precaución aconsejadas por elfacultativo; 7.°, que los alguaciles, cada uno en su distrito,cuidaran de que las órdenes de la autoridad se cumplieranrigorosamente y vigilaran á los forasteros, deteniendo en elhospital, hasta que el médico los reconociera, á cualquiersujeto que hubiere padecido de enfermedad variolosa y noestuviera todavía curado.

Como se ve, las medidas adoptadas fueron enérgicas, yjusto es consignar en este momento que la autoridad comosus dependientes las llevaron á efecto con puntualidad yexactitud.

Nada acordaron respecto á vacunación y revacunación,medida que se echa de menos entre las acordadas, porque,como luego se verá, los facultativos, por su parte, noomitían medio de propagar el remedio profiláctico.

La Junta de Sanidad, en sesión del día 13 de Octubre,acordó que fuese nombrada una brigada de desinfección, alfrente de la que estuviese una persona idónea y dereconocida rectitud, y que se exigiera el cumplimiento delbando de la Alcaldía de fecha 27 de Abril anterior, que serefiere al saneamiento de la villa.

PARTE SEGUNDA 185

El Sr. Alcalde nombró para el cargo referido á donEduardo García Vadillo, practicante municipal, y que reuníalas condiciones exigidas y prometió el cumplimiento delbando, que por su mucha extensión no transcribo.

En sesión del Ayuntamiento del día 19 de Octubre seacordó pasar aviso á los labradores, á fin de que sacaran desus corralizas las basuras que en ellos tuvieran depositadas.

En sesión celebrada por la Junta de Sanidad el día 3 deNoviembre se acordó poner en conocimiento del señorGobernador civil de la provincia la existencia de laenfermedad variolosa con carácter epidémico, y de darlecuenta de las invasiones ocurridas.

La Junta de Sanidad, en sesión celebrada en uno de losprimeros días de Enero, acordó la necesidad de adquirirterneras vacunadas para la práctica de las revacunaciones,por la dificultad de encontrar niños para la vacunación queutilizar en la propagación del profiláctico al vecindario.

En sesión de 15 de Enero de 1895, uno de los señoresmédicos (1) expuso que una ternera de D. Felipe ÁvilaRuano estaba en disposición para poder vacunar y revacunarpara el día siguiente, y la Junta acordó que por la Alcaldía sepublicara un bando anunciando al vecindario que cuantosquisieran vacunarse ó revacunarse acudiesen á la casa de D.Felipe Ávila Ruano al día siguiente á las once de la mañana.

En sesión del 31 de Enero, de la Junta de Sanidad, tuveel honor de exponer que iban revacunadas 500 personas deternera y de brazo 200, desde el día 16 último, y la Juntaacordó que antes de proceder á la vacunación yrevacunación con las dos últimas terneras preparadas para eldía 3 de Febrero próximo,, ó sea el primer domingo deFebrero, se anunciara por pregones y edictos colocados enlas esquinas de las calles, el sitio, día y hora en que se habían

186 PARTE SEGUNDA

(1) Fué el autor de esta Memoria.

de utilizar, á fin de que tuviera de ello conocimiento elvecindario, y suplicar al Ayuntamiento facilitase mesas ycediera los dependientes municipales para la conservacióndel orden.

Posteriormente y la víspera del día en que se utilizó lavacuna de las dos últimas terneras, publicó la Alcaldía otrobando en el que se anunciaba al vecindario que quedabasuspendido el socorro (1) á todas aquellas familias que, conposterioridad á él, tuviesen algún individuo enfermo deviruela y no se hubiesen revacunado y pasó orden á losfacultativos para que se facilitase al Ayuntamiento una notade las familias que, por su notoria y extremada pobreza,carecieran de las ropas necesarias y de medios para sanearsus viviendas.

Por acuerdo del Ayuntamiento, en sesión del 31 de Mayode 1895 y se dan las gracias á cuantas personasgenerosamente habían contribuido á prestar auxilio paraextinguir la epidemia de viruelas, y á los señores médicostitulares por el celo, interés y actividad que desplegaron, asícomo por el hecho generoso de vacunar y revacunargratuitamente, sin distinción de clases, á cuantas personas losolicitaron.

Por último, el Ayuntamiento, según cuentas aprobadas,socorrió con fondos municipales á setenta y dos familias,habiendo importado el gasto la suma de 2.333 pesetas 75céntimos, que con 614 pesetas 05 céntimos que importanlos desinfectantes, arroja un total de pesetas 2.947'80céntimos.

PARTE SEGUNDA 187

(1) Las familias pobres que tenían enfermos y estaban aisladas fueronsocorridas con dos pesetas al principio y con 1’50 pesetas en el últimoperíodo de la epidemia, según acuerdo de la sesión extraordinaria de 28de Agosto dse 1894.

Tales, las medidas administrativas adoptadas para, eltratamiento de la epidemia. Su sola enunciación demuestrael interés que la autoridad local, el Ayuntamiento y la juntade Sanidad se tomaron para evitar la propagación de laepidemia y alcanzar su curación. Grande honor reciben conconducta tan elevada los representantes de los pueblos, ypor mi parte, y descontada la pequeñez del voto, doy por ellacompleta enhorabuena al celosísimo Alcalde de aquellaépoca, don Fernando Sánchez de la Peña, y que la hagaextensiva á sus compañeros. Es modelo su conducta quedebe imitarse en los azarosos y tristes días de toda epidemiavariolosa.

Todos los datos anotados están tomados de las actasrespectivas que obran en la Secretaría municipal.

Asimismo todos los acuerdos fueron llevados á lapráctica y constituyeron, á no dudarlo, obstáculos muyformidables para que la epidemia tomara mayoresproporciones. ¡Qué significan esos pocos miles de pesetasante la consideración de haber salvado á un númeroindeterminado de personas?

CAPÍTULO II

MEDIDAS ADOPTADAS POR LOS MÉDICOS

En los meses de Mayo y Junio, fué practicada lavacunación anual por los titulares, en cumplimiento de suobligación de proporcionar este remedio á la clase pobre,haciéndolo á la vez á sus clientes, y por los médicos libres álos suyos.

Mas habiéndose presentado los primeros casos deviruela, la vacunación continuó, y comenzamos unos y otros

188 PARTE SEGUNDA

médicos á practicar la- revacunación á cuantos habitantes losolicitaron, ya fuera con vacuna humanizada, que no faltóhasta el mes de Diciembre, ya fuera con linfa ó vacuna detubos ó cristales.

Desde luego se revacunaron algunas personas de la claseacomodada, pudiendo afirmarse que 4 esa clase socialpertenecían todas las que se revacunaron, en el segundosemestre del año 1894. Fácil me fuera indicar los días en quese practicaron las operaciones y el nombre de los sujetosvacunados y revacunados, mas este conocimiento no ofreceen realidad interés y en caso preciso siempre podríacomprobarse. Basta, pues, que repita la afirmación de que seestuvo vacunando y revacunando todas las semanas deltiempo que va expresado anteriormente, y, á decir verdad,no fueron grandes los resultados alcanzados. Una ínfimaparte de la población aprovechó el remedio.

Sin embargo, fueron vacunados en la época ordinariamás de los que generalmente se vacunan en años ordinarios,puesto que de 110 á 120 que se suelen vacunar, se lizo laoperación en 153 niños, y lo que no se había visto, serevacunaron 66 adultos, en esta misma temporada.

En el segundo semestre, fueron vacunados 144 niños y309 adultos, de manera que este número, lo hicieroninfluidos por el temor ó peligro de ser contagiados, y paraponerse, en todo caso, al abrigo de la epidemia.

Para mayor claridad, véase el estado que va á estacontinuación, en el que aparecen en dos secciones losvacunados y revacunados en el primer semestre y segundodel año 1894:

PARTE SEGUNDA 189

14

El total de los operados alcanza la cifra de 672, de losque 297 fueron vacunados y 375 revacunados. Como se ve,estaba muy lejos este resultado de nuestro deseo, cuandopara colocar á la población en estado de inmunidad erapreciso todavía practicar la revacunación de muchoscentenares de personas. Por lo que hace á la primerainfancia, podíamos considerar esterilizado el campo; seencontraban bajo su amparo casi todos los niños existentesen la villa, puesto que los que no se habían vacunado en laépoca ordinaria, lo efectuaron en este plazo, alcanzando lacifra de 141, es decir, casi todos los que, por descuido úotras causas, no se habían vacunado; restaban sólo losvacunófogos y algunos otros de padres despreocupados,con los que no se podía contar.

En cambio, los revacunados eran muy pocos, y ya nosfaltaban medios, niños de vacuna, que nos sirviesen pararevacunar por haber agotado todos los existentes, hasta elpunto de buscarles y no encontrarles. Entonces fué cuandoen la Junta de Sanidad de principios de Enero se acordóprocurarse terneras vacunadas, á fin de subvenir á estaimperiosa necesidad, toda vez que la epidemia cada vezamenazaba más. Ya explicaré por qué no fué preciso elencargarlas.

190 PARTE SEGUNDA

Excusado es decir que por todos los medios depersuasión posibles se procuró convencer al público de lanecesidad de la revacunación. Bandos de la Alcaldía,propaganda particular, todo, todo se agotó. Para larevacunación nos encontramos con grandes resistencias.Fué preciso un período de seis meses de epidemia para quese revacunasen 375 individuos, y éstos, en su mayor parte,de la clase acomodada y rica, y que concurrieran después unconjunto de circunstancias favorables que prepararon lacampaña singular y afortunada del mes de Enero de 1895.

Por mi parte, además de la propaganda que hice entre miclientela y amigos, siguiendo el consejo de epidemiólogosrespetables, con los que estoy muy de acuerdo, acudí á laprensa local para difundir nociones útiles al público yexcitarle á que, sin perder tiempo, se acogiera al abrigo detodo temor por el contagio varioloso posible; y al efecto,publiqué en el número 838 del periódico local el siguienteartículo, correspondiente al 1.° de Julio de 1894: “La prensade Salamanca nos comunica que la peste variolosa hasentado sus funestos reales en referida ciudad. Las noticiasparticulares que tenemos concuerdan con lo que la prensanos dice. Dos hijas de nuestra villa han pagado con suspreciosas vidas tributo á la maligna cuanto repugnanteenfermedad (1). Algunos pueblos cercanos se hallanapestados.

,,Por todo lo que, la junta de sanidad local, en sesióncelebrada el viernes último, ha acordado excitar el celo de lasautoridades y particulares para estar preparados ante laamenaza de ser invadidos de una de las enfermedadespestilentes más mortíferas y asquerosas, al fin de que susinfluencias deletéreas se estrellen impotentes ante una de lasconquistas de la ciencia mejor comprobada y eficaz.

PARTE SEGUNDA 191

(1) Dos hermanas, Fidela y Germana Rodríguez.

“Sería verdaderamente censurable y daríamos palmariaprueba de indolencia, de punible confianza, si no nosaprovecharan los avisos que recibimos de diferentesconductos y de la enseñanza elocuente que los hechostienen demostrada.

,,Por fortuna, el descubrimiento de la vacuna dió á lahumanidad el remedio profiláctico eficaz y seguro paracombatir una epidemia que la diezmaba.

,,Todavía, á pesar de los años transcurridos desdedescubrimiento tan admirable, las preocupaciones, elespíritu sistemático, la ignorancia y la apatía causan elabandono de remedio tan heróico, dando por resultado élque en la estadística general mortuoria figure la viruela conuna cifra que no la corresponde.

,,Podría, á pesar de la mejor higiene, sorprendernos ycausarnos bajas siempre dolorosas, traernos días de luto yde amargura.

,,¿Qué hacer para evitar esto? Nada más sencillo.Cuantos no estén vacunados, que lo efectúeninmediatamente; estos son los más comprometidos. Todovacunado, pasados ocho años de la vacunación y todos losrevacunados con resultados positivos pasada igual fecha,que se revacunen también inmediatamente, sea cual fuera suedad, sexo, su posición social, que la viruela lo mismo atacaal niño que al anciano, al joven que al adulto, á la mujer queal hombre, al pobre que al rico. La operación es leve, susefectos propios é inmediatos poco molestos y en cambioproporciona la vacunación y revacunación absolutaconfianza de que la horrible plaga no nos señalará con susindelebles y feos estigmas, no seremos de ella víctimas, puesque encuentra en toda población vacunada, terreno estérilpara su desarrollo y propagación.

,,Fuera, pues, preocupaciones. La ciencia tiene

192 PARTE SEGUNDA

acreditado el valor absoluto del remedio.,,Más de veinte años hace que no tenemos en nuestra

villa epidemia variolosa, la vacunación se viene practicandocon esmero y constancia en los niños , merced al celo denuestros ayuntamientos; medidas oportunas de aislamientoy desinfección concluyeron con algún foco queaccidentalmente haya existido, pero la revacunaciónabandonada, y en este descuido está el peligro de quepodamos sufrir alguna epidemia, que en realidad hoy nosamenaza de cerca.

,,Por tanto, sería de lamentar, que pudiendo estarpreparados nos dejemos sorprender y sintamosincalculables perjuicios.

,,¡A vacunarse unos! ¡A revacunarse todos! que asíobraremos con previsión y prudencia ".

El día 8 de Julio, decía en un suelto del mismo periódico:"Son muchas las familias de esta localidad que, comomedida previsora y en vista de existir la viruela enSalamanca, han sido revacunadas por los médicos de la villa.

,,El Alcalde, Sr. Sánchez de la Peña, dando cumplimientoá un acuerdo de la Junta local de Sanidad, publicó hacepocos días un bando, encareciendo la conveniencia de lavacunación y revacunación. Creemos de nuestro deberrecomendar nuevamente al vecindario la adopción de tanprevisora medida,,.

Como es sabido, ya se habían presentado los primeroscasos, cuyos focos estaban extinguidos. Sólo estaba enfermoel joven Pedro Molina, número 5.

En el número 848 de dicho periódico local, del día 2 deSeptiembre publicaba este otro suelto: "Dado el peligro deestar amenazados de la viruela, no dudamos que laautoridad local hará un esfuerzo, para evitar todo foco conenergía y rapidez y sean los que sean los sacrificios

PARTE SEGUNDA 193

económicos que tenga que imponerse, pues la salud públicaes el supremo interés de los pueblos,,.

El día 16 del mismo mes decía: “En número anteriorllamarnos la atención de este vecindario para que seaprovechara del beneficio de la vacunación: estaconveniencia ha pasado á la categoría de verdaderanecesidad, pues de muchas partes nos amenaza la pestevariolosa.

,,Todas las personas ilustradas, convencidas de que laverdadera profilaxia de la repugnante plaga es la vacunacióny la revacunación, están en el deber de ayudar á la Autoridadlocal y á los médicos en la campaña que en este sentidoestán haciendo y cumplirán con elemental obligacióninculcando á sus amigos, deudos ó dependientes lanecesidad que tienen dé ponerse á cubierto, con tan sencillorecurso, contra una de las más asquerosas y gravesenfermedades que afligen á la humanidad,,.

Más sueltos se publicaron é este tenor, valiéndome de laamistad y deferencia con que me distingue el ilustreDirector dé La Voz de Peñaranda, D. Bibiano Sánchez, porcuya atención en este punto le reitero mi gratitud,mereciendo también por su conducta el agradecimientopúblico.

Las vacunaciones y revacunaciones en este período sehicieron á la clase acomodada por el estipendio de unapeseta en adelante, según costumbre de la localidad; la de lospobres, como obligación de los médicos titulares, fué gratis.

A pesar de esta campaña, vuelvo é repetir, poco enrealidad se había adelantado en la profilaxia general en losprimeros días de Enero de 1895, cuando morían FloraMartín, número 83, y María Díaz, número 83 y existíanbastantes casos (véase la relación general) ya diseminadospor la población, siendo de temer que la propagación, hasta

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entonces contenida, toma a mayores vuelos.Al propio tiempo, con los casos presentados é partir del

día 28 de Agosto, se extremaron las medidas de aislamientoy desinfección. Ya he dicho cómo aquéllas se efectuaban.Los Médicos fuimos apercibidos de informar á la Alcaldíade los invadidos pertenecientes á nuestras respectivasclientelas; orden que creo fué cumplida fielmente; al menos,por mi parte, tengo la conciencia tranquila de haberloefectuado, y digo conciencia por ser la ocultación de laexistencia de casos de esta enfermedad, un hecho de grantrascendencia, que puede originar irremediables males,siendo, por tanto, cargo de conciencia el amparar con elsilencio las ocultaciones.

Las personas encargadas de la desinfección y delaislamiento, los agentes municipales, todos losintermediarios entre la autoridad, primer eslabón de lacadena sanitaria, hasta el público, ¿cómo se condujeron ensus respectivas obligaciones? Imposible es determinarlo conprecisión, sin embargo de que estoy convencido quecumplieron con su deber.

A pesar de lo cual, la presentación de casos ocurridos envecinos, deudos y amigos, denunciaban la existencia debrechas por donde la población sana podía contaminarse.Hecho de todo punto irremediable, aunque el celo seaexagerado. La vigilancia en todas las horas del día y de lanoche, es imposible, y el que tiene interés en faltar á unaorden, ú la ley impuesta, ya sabrá aprovechar la ocasiónoportuna para hacerlo.

Estas fueron las razones por las que se observaron enesta epidemia los dos fenómenos siguientes: 1.° Lapropagación lenta y difícil, fuera de la última decena deAgosto. 2.° El que la contaminación se efectuara siempre dehermano á hermano, de padre á hijo, de deudo á deudos.

PARTE SEGUNDA 195

Y la razón que explica el que haya logrado medianteconocimiento directo é información minuciosa y prolija,conocer la filiación y derrotero de la epidemia, hecho quequizá sorprenda por lo puntualizado que se marca.

Puedo afirmar que la desinfección fué rigorosa desde elmomento que el Sr. Vadillo se puso al frente de la brigadaque se nombró al efecto. Dos veces al día se desinfectaba lahabitación de los variolosos con cloruro de cal. (No sepracticó con ácido fénico por el inconveniente de su olor,que dejó recuerdos desagradables, aún no borrados deltodo, á este vecindario por el uso que de él se hizo en elcólera de 1855. Al olor del ácido fénico en complicidad conel interés de los médicos, se atribuyó en los días de pánicoaquella ráfaga epidémica).

Tenía el encargo el Sr. García Vadillo de que todas lascasas contaminadas tuviesen dos ó tres litros de disoluciónsublimada para el lavatorio de los enfermeros y del médicode la familia: de estar al cuidado de las bajas para esteservicio y el del aislamiento, así como de las altas para quefuese practicada la desinfección de ropas, antes de serllevadas al lavadero designada, por medio de referidasolución: de practicar la desinfección de las viviendas alocurrir el alta ó el fallecimiento, la que efectuaba conbaldeos abundantes del mismo líquido en paredes, suelo ymuebles, terminando la operación con la fumigaciónsulfurosa. Estas instrucciones le fueron dadas par la Junta deSanidad.

Lo expuesto, es cuanto se practicó por parte ó porconsejo de los médicos, para combatir la epidemia, hastamediados del mes de Enero de 1895, en cuya época sealcanzó el señalado triunfo de esterilizar el terreno á los intuílloros agentes patógenos de la viruela, que podrían existirderivados de los diversos casos que se registraban, ya

196 PARTE SEGUNDA

diseminados por toda la población, y par virtud de lo que, laepidemia terminó y con ella la necesidad de hacer nuevosgastos y de tomar nuevas medidas.

CAPÍTULO III

CAMPAÑA DEL MES DE ENERO DE 1895

La primera materia vacunífera estaba agotada,difícilmente se encontraba niño ninguno sin vacunar quesirviera para la transmisión del profiláctico; sin contar que sialguno se lograba, no podía obtenerse de él la cantidad delinfa que se precisaba. Y á estas alturas sólo ibanrevacunados 375 individuos, en una población que seaproximaban al de 2.000 los que era de presumir estaban enaptitud morbosa de variolizarse.

Por otra parte, y á pesar de las medidas enérgicasadoptadas, la viruela se difundía por la villa, ascendiendo elnúmero de enfermos en los primeros días de Enero a, larespetable cifra de 34.

La Junta de sanidad, en virtud dejas circunstanciasreferidas, había tornado el acuerdo de aconsejar á laautoridad local, como medida indispensable, la adquisiciónde terneras vacuníferas y de tantas como fuese menester (1),aunque abrigaba el temor de obtener escaso fruto comohabía sucedido en muchos puntos y acababa de suceder enSalamanca; falta de éxito, debida á la gran facilidad que hayde perder la oportunidad para el aprovechamiento de lasterneras remitidas de los centros ó Institutos de vacunación.Por otra parte, la población estaba ya afectada y comenzaba

PARTE SEGUNDA 197

(1) Como se verá, no tuvo el Ayuntamiento precisión de adquirir ter-neras vacuníferas

á inquietarse por la repetición de casos, y, particularmente,por el fallecimiento de Flora Martín y de María Díaz,ocurridos respectivamente en los días 31 de Diciembre y 3de Enero.

Pensaba yo entonces en la posibilidad de adquirirterneras y vacunarlas. Estudié el asunto y leí cuanto en mimodesta biblioteca podía ilustrarme. Un trabajo del Dr.Burg, resumido en la página 475 del torno 9.° de la Revistade Medicina y Cirugía, de Ulecia: la Memoria escrita porChambard titulada De la vacunation animale á l' Institutmunicipal de vacunation de Lyon y extractada por el Dr.Rodríguez Méndez, insertada en el tomo 23 de indicadarevista: las conclusiones de un trabajo que, sobre estamateria, tiene hecho el doctor De Piedra-Santa: y otrosestudios, no tan adecuados á mi designio de procurar á lavilla vacuna en abundancia que nos salvara del conflicto enque se encontraba, sin necesidad de acudir á los centros devacunación por los inconvenientes ya indicados.

No ignoraba la práctica de la retrovacunación, comomedio de producir vacuna suficiente, pero prefería elsistema de vacunar á las terneras que se adquirieran, conlinfa de centro acreditado, y no pareciéndome suficientes losdatos que sobre el particular había adquirido, escribí á unDoctor especialista de Madrid, de justificada fama en lamateria (1), rogándole me dijera si sería práctico inocularlinfa de tubo á terneras del país, y me contestó en carta de30 de Diciembre de 1894, que conservo, lo que sigue: "Parala vacunación de la ternera es necesario lo siguiente: 1.º,prepararla quince días antes, dándola de alimento por lamañana dos litros de leche, tres piensos al día con harina deprimera y dos veces agua; 2.º, hecho esto, se procede á lavacunación, empezando por afeitar el pecho de la ternera,

198 PARTE SEGUNDA

(1) El Dr. Balaguer.

teniendo mucho cuidado en no cortarla ; se haceninoculaciones bien equidistantes, por escarificación,procurando no hacer sangre alguna. Cada tubito no podráemplearse más que para dos pústulas. Al quinto día de lavacunación puede extraerse linfa, caso de haber prendido,poniendo una pinza de presión á la pústula, pudiéndoseutilizar la ternera dos ó tres días; pues el tiempo que pase deéstos no daría resultado por encontrarse pasada la vacuna".Esta contestación, muy en conformidad con los preceptosdados en la Memoria de Chambard, me convenció de que miproyecto era realizable, naciendo mi duda del atraso en queen algunos particulares técnicos de esta y otras materias, meencuentro y deben hallarse los médicos de esta clase delocalidades. A los ocho días de recibir estas instrucciones, sepresentó la ocasión precisa, el ocassio praeceps, mejorcombinado y más feliz que hubiera podido desear.

Asistía por aquellos días á D. Felipe Ávila Ruano, ricopropietario de esta villa y exdiputado á Cortes, un antrax querequería en su tratamiento curas delicadas. En varias visitashablamos de la epidemia de viruelas, que naturalmente eratema de mis cavilaciones y la preocupación de todo elvecindario: hube de exponerle en alguna de ellas lasdificultades que los médicos encontrábamos para propagarla revacunación, único medio de contener la epidemia, hastaentonces reprimida por el aislamiento y la desinfección,pero que ya comenzaba á desbordarse, siendo de temerhiciera verdaderos estragos. Estaba enterado de mi proyectoy pensando en revacunarse él mismo y que lo efectuaran suesposa y su familia, me manifestó que tenía una ternera y laponía á mi disposición y la del compañero (1), que tambiénle visitaba, para ser revacunados, y que la linfa que sobrarala utilizáramos como mejor nos pareciese. Fué aceptada por

PARTE SEGUNDA 199

(1) El otro señor Médico titular, D. José Alonso Campal.

mí, con singular placer y entusiasmo, dicha proposición.Adquirí de establecimiento de confianza seis tubos devacuna, é indiqué al Sr. Ávila Ruano que dispusiera las cosasde modo que la ternera fuese vacunada el día 9 de Enero.Era la ternera un animal de siete meses, estaba sana, gorday alegre, y, en compañía de su madre, fué instalada en unaexcelente dependencia de casa del mismo señor, el día 8 deEnero por la tarde.

No creyendo indispensable el tratamiento previoaconsejado por el Dr. Chambard, en atención al buen estadode la ternera y á la urgencia del caso, después de serreconocida por el Sr. Subdelegado de veterinaria del partido,D. Baldomero Román, á las diez de la mañana del día 9 fuécolocada en una mesa, sujetada convenientemente, lavada yafeitada la región de los pechos ó sea la ubre, y la hice treceinoculaciones por el sistema de sajas muy superficiales,formando un diminuto enrejado cada grupo, procurandoque, estuvieran éstos equidistantes entre sí. Se la aplicósobre la región operada un vendaje de lienzo y algodón, envista del temporal de frío reinante; se la trasladó al establoimprovisado, donde se la ató á una argolla, de forma que nopudiera lamerse ni rascarse la parte.

¿Cómo evolucionó la vacuna? Examinada la ternera en eldía siguiente, no se notaba la menor alteración en la ubre; laspequeñas escarificaciones ofrecían sus líneas con aspectoseco y sin vitalidad manifiesta, por lo que se marcaban en lapiel con perfecta precisión y claridad; el día 11 tampoco seobservó modificación que indicara resultado positivo; porotro lado el estado general de la ternera era el de la salud; enel tercero y, en la visita de la mañana, antes de las 3 X 24horas observé que todos los puntos escarificados eranasiento de actividad patológica, ofrecían una coloraciónroja, que se destacaba ligeramente de la piel; estos

200 PARTE SEGUNDA

fenómenos se marcaron más por la tarde. Adquirí la certezaen vista de estos síntomas de que la vacuna había prendido.En el día cuatro las pequeñas manchas se habían convertidoen otras tantas pustulitas: el quinto, eran éstas mayores, decolor nacarado complanadas, estando cada una asentada enel centro de ligera tumefacción, que apenas ofrecía ningúnmatiz anormal, y en el de las pústulas se indicabainsignificante depresión con coloración mas baja: el día seis,se había operado un cambio radical; las pústulas habíanganado en extensión, tenían la mayor parte las dimensionesde una moneda de un céntimo, seguían aplanadas, tenían unnúcleo de color obscuro, verdadera escara que ocupaba casitoda la pústula, centro necrobiótico, rodeado de un anillo decolor nacarado. Como en esta situación fueron destruidaslas pústulas para la práctica de la vacunación y revacunación,no fué posible observar la marcha ulterior de su procesosomático.

En tanto y, una vez persuadido del resultado favorable dela vacunación de la ternera, aproveché la tirada del periódicolocal del día 13 de Enero para dar publicidad al sueltosiguiente: “La más elemental de las previsiones, aconsejaque nos aprovechemos de los adelantos de la cienciamédica, para preservarnos de determinadas enfermedades.Una de las más mortíferas y repugnantes, que afligen á lahumanidad, es la viruela, y también es una de las conquistasmás admirables de la medicina el descubrimiento de lavacuna, cuya acción preservativa para aquella enfermedad esabsoluta ó poco menos. Por esto resulta verdaderamentesensible, más aún vergonzoso, que á la viruela se debandesgracias que puedan evitarse.

PARTE SEGUNDA 201

,,Nos consta que el Sr. Avila Ruano, con generosidad quele honra, ha puesto á disposición de los médicos D. N. N. yD. N. N. (1)una ternera para que sea vacunada y utilizadadespués en la vacunación y revacunación de cuantaspersonas quieran utilizarla.

,,Igualmente D. Joaquín Sánchez de la Peña ha puesto ádisposición de uno de aquellos señores otra ternera, queserá vacunada con la anterior y con el mismo objeto. El Sr.N. (2), nos manifiesta que hagamos pública la atención y lagenerosidad de los donantes, cuyo acto es digno del mayoragradecimiento.

,,Cuantas personas quieran aprovechar esta ocasiónpueden manifestarlo á los Sres. Médicos citados, que lesindicarán sitio, día y hora en que han de practicarse lasoperaciones, si, como es de esperar, la vacunación de laprimera ternera dá resultado positivo,,.

Teníamos, pues, pústulas de vacuna animal.Hice, así como mi compañero, propaganda entre mis

clientes, y la Junta de Sanidad, en sesión del día 15 de Enero,tornaba el acuerdo que en otro lugar queda manifestado.

Al propio tiempo, y según se desprende del sueltocopiado, D. Joaquín Sánchez de la Peña, vecino de esta ydiputado provincial, ponía á mi disposición otra ternerapara ser vacunada con la del Sr. Avila Ruano, y aprovechadacomo mejor yo lo estimare, una vez revacunados él y losindividuos de su familia.

El miércoles, 16 de Enero, procedimos á la vacunación yrevacunación con la primera ternera. La casa del Sr. AvilaRuano estaba llena de gente. Colocada convenientemente laternera, comenzamos mi compañero, el practicantemunicipal y yo á practicar las operaciones.

(1) D. José Alonso Campal y el autor de esta Memoria.(2) El autor de esta Memoria.

202 PARTE SEGUNDA

Puesta una pinza de presión, en la base de cada una delas pústulas que se utilizaba, y picado el anillo y costra, fluíauna linfa clara y transparente con la que cargábamos lalanceta. Poco á poco fuimos aprovechando todas laspústulas, pudiendo revacunar á 134 personas, mayores deocho años, y á la ternera del señor Sánchez de la Peña, á laque practiqué 18 inoculaciones.

El resultado de esta primera serie fué el más satisfactorio.Como á continuación doy el estado de vacunaciones yrevacunaciones de este mes, no creo preciso descender ámás detalles.

En vista del resultado obtenido y para decidir al público,ya completamente predispuesto en favor de la revacunación,se insertó á mi instancia en el número 868 de La Voz, dePeñaranda, del día 20 de Enero, el siguiente suelto: “Comodijimos en el número anterior, se había vacunado por losseñores médicos titulares una ternera que, á disposición deéstos pusiera el Sr. Avila Ruano. El resultado de lainoculación de la ternera fué excelente, y el miércoles últimofueron de éstas vacunadas y revacunados 134 personas. Nosconsta también que la inmensa mayoría de las inoculacionespracticadas, ha dado resultado positivo. Nos complacemossobremanera indicar este hecho para que sirva de estímulo ácuantos no estén revacunados y se hallen en peligro decontraer la viruela. Todas las personas de ocho años enadelante deben revacunarse; todos los vacunados sinresultado deben repetir la revacunación para evitarse deaquel peligro, hoy próximo por estar reinando la epidemiavariolosa. Repetimos que es sensible que el público noatienda á nuestras excitaciones, á las de otras personas y dela autoridad, porque es el único medio de ponerse al abrigode los estragos y desgracias de esa peste, más grave quizáque otra alguna.

PARTE SEGUNDA 203

,,El miércoles fué vacunada, según ya dijimos, otraternera de D. Joaquín Sánchez de la Peña, y probablementeel martes próximo se vacunará de la misma á cuantaspersonas lo soliciten y hasta donde alcance la cantidad devirus vacunífero que la ternera proporcione.

,,El beneficio que de esas donaciones puede lograr lapoblación es incalculable, y en asunto de tal naturaleza, queafecta á la vida de nuestros convecinos y á su bienestar. Nodejaremos de rogar á otros señores que disponen de medioshábiles, imiten la conducta de los expresados, en laseguridad de que tendrán por ello la gratitud y el aplausopúblico,,.

Como ha podido verse se utilizó la vacuna de la primeraternera á las 7 X 24 horas, por considerar que en el díaanterior no se hallaban en condiciones, pero pareciéndomeen el día séptima que estaban las pústulas algún tantoadelantadas, determiné efectuar su aprovechamiento en lasterneras sucesivas á las 6 X 24 horas.

La segunda ternera, más joven que la anterior, tuvo unavacuna que evolucionó del mismo modo, sin que se perdieraninguna inoculación.

El martes, día 22 de Enero, procedí, en compañía de lesseñores citados, á la utilización de la segunda, en el mismodomicilio de D. Joaquín Sánchez de la Peña. No cabía en lacasa, á pesar de ser grande, la muchedumbre que solicitabala aplicación del remedio, y era tan vivo el deseo de todospor ser los primeros, que no fueron pequeñas la dificultadesexperimentadas para establecer el orden. Fue aprovechadatoda la linfa en 165 personas, y en la vacunación de unaternera de D. Antonio Rodríguez, que me ofreció en sunombre D. Venancio Muñoz Amador.

Como se acabara la linfa de esta ternera y no hubieramedio de revacunar á todos los presentes, llamé á las

204 PARTE SEGUNDA

jóvenes Lucía y Leonor Dosuna Hernández, que teníanmagníficas pústulas de revacuna y con ellas se trasmitió á 15individuos.

Fueron, pues, revacunadas 180 personas en la casa decitado señor; los revacunados con la ternera tuvieron en sumayoría hermosas pústulas: en cambio los 15 operados conla linfa de la revacuna, á pesar de las buenas apariencias delas personas vacuníferas y de sus pústulas, produjeron unosgranos vesiculosos de marcha aguda y coloración obscura,que se secaron al séptimo día.

Habían sido, en su consecuencia, vacunadosdirectamente de la ternera y en sólo dos sesiones, 299individuos (1).

El día 27 de Enero, publicaba en el periódico local elsiguiente suelto: "El martes se revacunaron y vacunaron dela ternera de D. Joaquín Sánchez de la Peña, 165 personas.

,,Hasta la fecha han sido vacunados directamente de laternera y en sólo dos sesiones, 299 individuos, con lo que valimitándose considerablemente el campo de acción de laviruela. Si la población sigue respondiendo, como hastaaquí, según consejo del propio instinto de conservación, enarmonía con la ciencia, no tardaremos en ponerla encondiciones de no tener que abrigar temor alguno desemejante peste.

,,Mañana probablemente se vacunará de la ternera queD. Antonio Rodríguez ha cedido á este fin, con unagenerosidad digna de nuestra gratitud y de la del vecindario.

,,De la ternera de este señor, se vacunará una de doñaIldefonsa González de Mantilla, nuestra querida paisana,que una vez más demuestra su corazón caritativo y el cariñoque tiene á su pueblo, poniendo á disposición de los Sres.

PARTE SEGUNDA 205

(1) Se refiere á los revacunados directamente de la ternera.

14

Médicos D. N. N. y D. N. N. (1) una ternera para lavacunación pública y á la de la Sociedad de damas LaCaridad, para que la distribuya entre los pobres.

,,Y por último, se vacunará otra de la respetable ydistinguida amiga nuestra, D.ª Ramona de la Peña, viuda deSánchez Rivero, para el fin de propagar la revacunación yevitar los males que la viruela pudiera acarrearnos. Graciasmil, señoras, por acto tan humanitario.

,,La revacunación tendrá efecto en la casa que donGerardo Mediero posee en la plaza de la Constitución y queá este fin ha cedido generosamente este amigo nuestro,,.

Efectivamente, el lunes por la mañana procedí, sólo encompañía del Sr. Practicante, á la revacunación con estaternera, que tenía 26 magníficas pústulas, en un local de D.Gerardo Mediero que, generosa y gratuitamente, me cediópara este caso.

El milagro estaba hecho, la población, sugestionada porel temor á las viruelas, por la imitación que en estoshabitantes ejerce inmensa influencia, por el éxito obtenidocon las dos terneras anteriores, por la novedad misma y porotro motivo que más adelante diré, acudió en grandes masasen solicitud del remedio.

Como el local no era proporcionado á un ser vicio deesta clase, “y no era pequeño,, las dificultades paraestablecer el orden fueron enormes. Agolpadas en nuestroderredor multitud de personas de todas edades y de todaslas clases sociales, poseídas de verdadero frenesí, querían ála vez ser las primeras y empujándose y comprimiéndose,alargaban hacia nosotros los desnudos brazos que íbamospoco á poco escarificando, sin que sus dueños exhalaran unaqueja, ni sintiesen la menor molestia, cual si fuera la

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(1) Los ya citados titulares.

operación más indolente, y así, unos tras otros, hasta 201personas. Fueron en este acto vacunadas dos: nuevasterneras, de las que una puso á mi instancia y orden D.ªIldefonsa González de Mantilla y otra D. Ramona de laPeña.

El día 31 de Enero, la Junta de Sanidad tomó losacuerdos que van en otro lado, exhortando y conminando alvecindario para que acudiera el domingo 3 de Febrero, á lasdiez de la mañana, al magnífico salón de baile de D. Félix deCastro, que tenía arrendado á la Juventud Peñarandina, cedidopor la Junta directiva á mi solicitud para este objeto.Asimismo, publicaba el periódico local, en su número del 2de Febrero, el siguiente suelto que mandé á su Director: “Ellunes fueron vacunadas de la ternera que D. AntonioRodríguez había puesto á disposición de esta villa, 201personas por el Sr. N. N. (1) ayudado por el Sr. GarcíaVadillo.

,,Van vacunadas y revacunadas de la ternera 500personas.

,,También se vacunaron en el mismo día dos terneras,una de D.ª Ildefonsa González de Mantilla, y otra de D.aRamona de la Peña. Probablemente, mañana domingo, á lasdiez de la mañana y en el salón de D. Félix de Castro, cedidogenerosamente por la Junta directiva de la JuventudPeñarandina, se vacunará y revacunará á cuantas personas losoliciten.

,,De esperar es, que las que no lo hayan efectuado, lohagan, ora por el riesgo que corren de ser invadidos por laviruela, ya para responder al llamamiento que, segúnnuestras noticias, les hará la Junta de Sanidad, con el fin deque Peñaranda no sufra el azote de una epidemia variolosa.

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(1) El autor de esta Memoria.

,,La junta de Sanidad, reunida el jueves por la tarde,acordó publicar un bando para excitar al vecindario á larevacunación, colocar edictos en puntos públicos al mismoobjeto, invitar á los médicos libres para que, si les conviene,utilicen la vacuna de las terneras preparadas (1) en susclientes, al par que son utilizadas por los titulares entre lossuyos y la clase pobre; y por último, significar su gratitud álos donantes de las terneras y dueños de locales en que laoperación se ha efectuado, además de otros acuerdosencaminados á mejorar la salubridad de la villa,,.

Las tres últimas terneras, eran del mismo tiempo que lasegunda, de tres ó cuatro meses, también sanas y hermosas.Todas fueron reconocidas por el Sr. Veterinario antes de servacunadas. En todas evolucionó la vacuna de modoanálogo, sin que se perdiera ni una sola inoculación.

Todos los señores donantes de terneras las trajeron consus madres y fueron alojadas en habitaciones ó establosimprovisados de los mismos, y cuidadas por sus criadosrespectivos. Esto avalora su generosidad y reclama miprofundo agradecimiento y el de este pueblo, en favor dequienes hicieron tal desprendimiento.

La decisión, el delirio observado en la revacunaciónefectuada con las tres primeras terneras, se reprodujo, y aunaumentó en la última serie. A propósito de esta, decía en elnúmero 871, del día 10 de Febrero, del mismo periódicolocal: "Con las dos terneras que estaban preparadas fueronvacunadas el domingo pasado 444 personas por los médicosde la localidad y el practicante municipal.

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(1) En efecto, concurrieron prestando su concurso en las operacionesde esta última serie, los Sres. Médicos D. Luís de Dios Rodríguez y D.Anselmo Contreras.

,,Han sido, por tanto, vacunadas y revacunadosdirectamente de ternera, 944 personas, con un resultadomagnífico y sin que haya ocurrido ningún accidentedesagradable hasta la fecha.

,,Tenemos verdadera satisfacción en hacer constar estoshechos, dignos de ser imitados por otros pueblos que sehallen amenazados por la peste variolosa. Es digno deanotarse que ningún caso de viruela habido en la villa harecaido en los recientemente revacunados y, por excepción,en la población infantil, dato este último que honrasobremanera el celo desplegado en este particular pornuestro municipio,,.

Al propio tiempo vacunaba con linfa humanizada en losdías intercalares, en casa, en la cárcel, en el cuartel de laGuardia civil, en las casas particulares, del mismo modo quemis compañeros procedían en sus clientes.

El milagro estaba hecho. La población vacunada enmenos de tres semanas es un hecho que consideroextraordinario.

A continuación doy el estado de vacunaciones y re-vacunaciones de este mes y primera quincena de Febrero.Después ya no se volvió á vacunar en Peñaranda hasta elmes de Septiembre de 1896.

PARTE SEGUNDA 209

210 PARTE SEGUNDA

Fueron entre vacunados y revacunados en el período deun mes 1.449 indivíduos, y como lo fueran en el añoanterior 672, suman un total de 2.121. Los revacunados conresultado positivo están en la proporción del 82 por 100.

Observaciones que deduzco de esta experiencia.Por parte de los vacuníferos: 1.ª Procediendo, como

queda dicho, es fácil obtener la vacuna animal que seprecisa. 2.ª No es necesario preparación ninguna con losvacuníferos, ni régimen determinado, si, como sucedía aquí,los animales están sanos y amamantados por sus madres. 3.ªEl sexto día de la inoculación se trasmitirá la vacuna; (latercera ternera intenté aprovecharla en dos sesiones, en latarde del día 21 de Enero y en la mañana del 22. Tuve quedesistir de hacerlo en el 21, porque, á pesar de estar laspústulas frescas y con mejores apariencias deaprovechamiento, daban poca linfa; se destruían sin elefecto útil alcanzado en las terneras anteriores, operando álas 6 X 24 horas, cuando la pústula tiene un grande centronecrobiótico, rodeado por un anillo plateado). 4.ª Elaprovechamiento de las pústulas se hace picando variasveces en la corona, levantando luego la costra por un lado ytomando cuando está agotada la porción flúida, porraspamiento de la cara interna de ésta, y de la pulpa, el jugoque van soltando. 5.ª Se vacunará lo mismo á las ternerasque á las personas, por el sistema de escarificación muysuperficial, que apenas den sangre, depositando sobre ellasla linfa ó humor de que va cargada la lanceta.

Por parte del vacunado: 1.ª Que, á juzgar por los efectosque en él se producen, se logra una vacuna de grandeactividad. 2.ª El período de silencio es el mismo que para lavacuna humanizada. 3.ª La pustulación es más hermosa ymás florida. 4.ª Las pústulas, por lo general, son doble degrandes que las de la vacuna Jenneriana. 5.ª La aureola

PARTE SEGUNDA 211

inflamatoria es poco más acentuada. 6.ª No se destruye másque la porción más superficial del dermis, realizándose laeliminación de la costra á expensas del proceso curativoverificado en la capa espinosa; y 7.ª Que no da origen á esosprocesos sépticos, á esas ulceraciones por infección mixta,que se observan con frecuencia con la vacuna de tubos ycristales y con la misma humanizada, á pesar de que, por laaglomeración de gentes y su impaciencia, fué de todo puntoimposible tomar precauciones antisépticas, como se intentóen los de la primera ternera, y que tuve que desistir por elmucho tiempo que hubiese sido preciso emplear; sinembargo de lo que no se observó ni un flemón, ni unaadenitis, ni un caso de erisipela, ni nada, que me causara lamenor inquietud. Sólo se tuvo la precaución de lavar, de vezen cuándo, el instrumento escarificador.

Ya tengo dicho las causas que influyeron para alcanzarresultado tan satisfactorio; sin embargo, creo no haberdicho la principal, la que decidió del éxito, la que, enanálogas circunstancias, triunfará siempre, que seduce y seapodera de todos los ánimos, y en la que reside el secretopara obtener resultados prácticos, con oportunidad ybrillantez, vence las vacilaciones y las dudas, y hace á todosentregarse á lo que en solicitud de la salud públicademandan siempre las Juntas de Sanidad, las autoridades, losmédicos. Ese móvil de tanto poder no es otro que el depracticar las vacunaciones y revacunacionesGRATUITAMENTE, lo mismo al encopetado señor como almás pobre y mísero, á la elegante dama como á la últimamenestrala. Si siguiendo costumbre establecida, hubieseexigido, lo mismo que mis compañeros, una sola peseta porcada operación hecha á la clase acomodada, estoypersuadido, por larga experiencia, que el resultado nohubiera sido tan completo, tan absoluto como fué. Sin esta

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condición, encontrarán estas prácticas dificultades más ómenos insuperables. Y no se crea que opino que el médicopreste sus servicios gratuitamente cual aquí hice yo, éhicieron mis compañeros, no; sinó que declarado un estadoepidémico de viruelas, será muy práctico y eficaz el que seproceda por cuenta de la Administración á la revacunacióny vacunación general gratuitamente, abonándose el serviciode los facultativos por la misma en la cuantía y proporciónque á los mismos corresponda.

Las ventajas y la economía que de ello resulta sonnotorias y considerables. Aquí se gastaron 2.947 pesetas 80céntimos, en atenciones de la epidemia. Con esa cantidadhubiera sobrado para recompensar á los médicos, atender algasto de terneras y tubos, para evitar los inconvenientes queá la riqueza de los pueblos origina toda epidemia, y sobretodo para que no haya ocasión de sufrir desgracias portodos extremos lamentables.

Claro es, que al decir esto, no es mi intento criticarlaconducta de la Autoridad de Peñaranda en aquella ocasión,cuando no merece sino aplausos y agradecimientos por elcelo é interés que desplegó, sino que como enseñanzaalcanzada, será conveniente tenerla en cuenta paraestablecer la conducta adecuada en otras epidemias deviruela, bajo la base de que por la Administración se realicela profilaxia pública, sin remuneración directa para lamisma.

CAPITULO IV

ESTADO DE LA EPIDEMIA EN FINES DE ENERO Y FEBRERO

Ya dije que en la primera quincena del mes de Enerohabía 34 variolosos, con ocho que lo fueron en la segunda,

PARTE SEGUNDA 213

suman 42 casos, distribuidos por diferentes puntos de lavilla, de los que sólo dos corresponden al cuartelprimeramente invadido. La mayoría se derivaban del fococonstituido por el número 80. Cuarenta y dos casos, en sumayoría graves, eran ó podían ser otros tantos focos deinfección.

Veamos ahora los invadidos del mes de Febrero. Comoson sólo seis, es fácil analizarlos.

El número 117, niño de cinco meses, contrae la viruelamortal que padeció por el intermedio de su padre, quefrecuentaba la casa de los números 109 y 110, entoncesenfermos. No estaba vacunado.

El número 119 contrae la viruela por su hijo número117; no se había revacunado

El número 120, fué contagiado por su hermano Ramón,número 111, entonces enfermo. Tampoco se habíarevacunado.

El número 121, criada de los números 109 y 110,contagiada por éstos; no se había revacunado.

Y por último, el número 122 es contagiado por trabajaren compañía de macoteranos, que tenían en sus familiasenfermos de viruelas y precisamente tampoco estabarevacunado.

Por lo tanto, puede considerarse que la epidemia terminóen el mismo mes de Enero, de un modo brusco y á lamanera como desaparecen por la quinina en cantidadsuficientemente administrada, las manifestaciones delpaludismo agudo, coincidiendo perfectamente con larevacunación general efectuada.

Esta es la explicación racional y lógica de los hechos noexplicados en la terminación de algunos de los capítulos dela segunda sección.

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Los casos del mes de Febrero, y el único observado enJunio, vienen á patentizar, á ser la prueba palmaria, del valorde la revacunación, y de que el término de la epidemia nofué un hecho natural y espontáneo, sino la consecuencia deltratamiento empleado, que colocó en pocos días á lapoblación en estado de inmunidad.

Ya no se repitió el caso, tantas veces observado, deenfermar individuos de la familia del varioloso, á pesar detener muchas, varios de ellos con aptitud morbosa.

Así que me es permitido afirmar que la epidemiaterminó por la campaña profiláctica del mes de Enero.

Si todavía hubo seis nuevas invasiones, es lógico pensarque lo fueron por no acogerse á los beneficios del remedio(1).

De otro modo, bien pudieron ser invadidos algunos,siquiera alguno de los revacunados al modo como lo fueronaquéllos, y sin embargo no sucedió. Para discurrir de otraforma sería indispensable hacer intervenir una casualidadprovidencial, que en el orden de la creación no es ordinarioel observar.

¿Por qué, repito, no fué invadido alguno de losrecientemente revacunados ó vacunados, cuando erantantos y existían numerosos focos de infección? Habíadesaparecido el rigor del aislamiento y de las demás medidasadoptadas. Pero es impertinente éste alegato en favor deestas prácticas, cuando son postulados de la ciencia.

PARTE SEGUNDA 215

(1) En comprobación de este aserto he de exponer el hecho, de quedesde esta fecha, y á pesar de continuar reinando endémicamente la virue-la en Salamanca, y haberse padecido en Cantalpino, Aldeaseca,Cantaracillo, Rágama y otros pueblos cercanos, no se han registrado enesta villa de Peñaranda más que tres casos, en personas no vacunadas dosde ellas y una no revacunada, habiendo fallecido una.

Y esta vez la observación demostró nuevamente lo que laexperiencia tiene acreditado.

Ahora bien: lo que quizá sea original, ó al menos pocovisto y practicado en pueblos de esta índole, es elprocedimiento que se empleó para procurar vacunasuperior, riquísima, en cortísimo plazo y la suficiente paraatender á las necesidades de la población y el transmitirlagratuitamente. Dos circunstancias combinadas en felizocasión, que dieron el resultado que dejo expuesto.

Nihil novum sub-sole. Por eso, no creo sea yo, ni muchomenos, el primero que haya tenido y ejecutado elpensamiento y plan descrito.

Última observación.La consecuencia práctica que se deriva de cuanto

últimamente llevo dicho, la traduzco en la regla generalsiguiente: Si cuando se presenten los primeros casos deviruela en una población, cuya infancia esté vacunada, serevacunaran todos los individuos comprendidos en la edadde ocho á treinta años que no lo estuvieren, la epidemia notendrá lugar, el mal público quedará ahogado en suprincipio. Para esto será práctica acertadísima el que losmismos médicos titulares preparen las terneras vacuníferasy se hagan las operaciones gratuitamente, corriendo losgastos á cargo de los presupuestos municipales.

Resultados prácticos de esta regla.Para los municipios: La economía de algunos miles de

pesetas que se tendrían que gastar siempre, cumpliendo consu misión, en la práctica del aislamiento y desinfección, enla adquisición de terneras, en el suministro de socorros á lasfamilias y enfermos aislados; y en los salarios del personalindispensable.

Para la población: El verse libre de un huésped queparaliza los negocios y el comercio y que causa mayor ó

216 PARTE SEGUNDA

menor número de víctimas.Para las familias: El no abrigar inquietudes por peligro

próximo.Para los Médicos: El Verse libres de una plaga

repugnante y mortífera contra la que el poder de laterapéutica es limitadísimo.

CAPÍTULO V

TRATAMIENTO DE LA ENFERMEDAD

Dedicaré sólo algunas líneas á este particular, ya porqueofrece un interés secundario en el estudio de toda epidemiade viruela, ya porque en realidad nada de particular yo hice,ni observé, que se salga de la pauta trazada por mis maestrosy por todos los patólogos y clínicos observado.

Además, en esta fiebre exantemática, del mismo modoque en las otras, el médico no puede obrar ni intervenir conremedios enérgicos. Es la viruela, enfermedad de marchadeterminada y fatal, de períodos marcados, bien definidos,según sea la forma que adopte y desgraciadamente en lasformas malignas y en los casos en que ocurrencomplicaciones, no hay ningún remedio específico que lasdomine y sirva para encauzar la marcha de la dolencia;teniendo que conformarnos siempre con satisfacerindicaciones sintomáticas.

En general observé los preceptos que acerca deltratamiento de la viruela me enseñaron mis maestrosdoctores Sánchez Ocaña y Seco y Baldor. Tratamientoexpectante en los casos y formas leves; traté lascomplicaciones según su probable índole, con difusivos,opiados, astringentes, revulsivos, tónicos, etc., etc.

PARTE SEGUNDA 217

Intenté en el primer caso, en que lo creí indispensablepor la violencia de la fiebre y la situación de la enferma,hacer uso, "siguiendo práctica hoy muy aconsejada, de lahidroterapia antiséptica; preceptué en una de las visitas á laenferma Florentina González, número 13, un baño generaltibio, que tuviera en disolución pequeña cantidad desublimado corrosivo. Al mediodía vino el padre de laenferma á mi casa, á manifestarme que, sin duda, yo mehabía equivocado; que si su hija tenía viruelas como eraevidente ¿cómo era posible que un baño la conviniera? Mesignificó, que á pesar de la confianza que les inspiraba, talremedio no le harían. No me atreví á insistir, por no tenerpráctica directa del empleo de los baños en la viruela, y porla seguridad que adquirí de no ser obedecido en este punto.

La enferma no se bañó: su viruela siguió una marchanatural, terminando por la curación. ¿Hubiera sucedido lomismo si se baña? ¡Cuán difícil es el juicio en determinadascuestiones clínicas! Desde entonces, desistí por completo deesa moderna práctica, que, antes de tomar carta denaturaleza en el tratamiento de la viruela, tendrán quepasarse muchos años y modificarse muchos prejuicios quedominan en el espíritu de los pueblos.

Como tratamiento local, me limité en algunos casos á lapunción de las pústulas, á toques, en ellas, de glicerinafenicada, á gargarismos emolientes ó astringentes, etc., etc.

En suma; nada hice que saliera del marco trazado, ninada observé digno de consignarse, por lo que doy porterminado este punto y también este mi modesto trabajo,encaminado, como se habrá visto, á hacer desaparecer elgrave desorden que en los pueblos originan las epidemias deviruela, mediante ó por el empleo de prácticas que sóloexigen buena voluntad y pequeños sacrificios.

F I N

218 PARTE SEGUNDA

Í N D I C E

PÁGINASDEDICATORIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .5JUICIO QUE MERECIÓ ESTA MEMORIA AL SR. D. RAMÓN CODINA

LÄNGLIN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .7INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .9

P A R T E P R I M E R A

S U J E T O D E O B S E R V A C I Ó NP E Ñ A R A N D A

CAPÍTULO I. Datos hisóricos de Peñaranda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .17

DE LA URBE

CAP. II. - Datos geográficos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .28CAP. III. - Asiento hidrográfico y geológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .33CAP. IV. - Ambiente urbano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .35CAP. V. - Hidrografía é Hidrología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .40CAP. VI. - Suelo urbano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .59CAP. VII. - Las viviendas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .63CAP. VIII. - Bromatología pública . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .69

SECCIÓN SEGUNDA

CAPÍTULO. I.. - Número y clase de habitantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .77CAP. II. - Rasgos etnográficos de Peñaranda y costumbres públicas . . . . . . .81CAP. III. - Pauperismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .91CAP. IV. - Movimiento demográfico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .94

P A R T E S E G U N D A

O B J E T O D E O B S E R V A C I Ó NE P I D E M I A D E V I R U E L A D E P E Ñ A R A N D A D E L

A Ñ O 1 8 0 4 A L 1 8 9 5

SECCIÓN PRIMERA

PÁGINAS

Antecedentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .109CUESTIÓN PREVIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .115CAPÍTULO I. - Etiología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .117CAP. II. - Generalidades profilácticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .121CAP. III. - Estado profiláctico de Peñaranda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .124CAP. IV. - Contagio é inmunidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .126

SECCIÓN SEGUNDA

Caracteres que la distinguen. - CAPÍTULO I.- Su origen . . . . . . . . . . . . . .129CAP. II. - Su propagación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .133CAP. III. - Curso ó evolución . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .156CAP. IV. - Número, sexo, edad, estado y profesión de los invadidos . . . . . .161CAP. V. - Estado profiláctico de los invadidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .167CAP. VI. - La viruela considerada como hecho clínico . . . . . . . . . . . . . . . . .171CAP. VII. - Comparación entre las dos últimas epidemias sufridas en

Peñaranda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .173

SECCIÓN TERCERA

Tratamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .181Tratamiento general o colectivo. - CAPÍTULO I. -

Medidas administrativas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .182CAP. II. - Medidas adoptadas por los médicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .188CAP. III. - Campaña del mes de Enero de 1895 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .197CAP. IV. - Estado de la epidemia en fines de Enero y Febrero . . . . . . . . . . .213CAP. V. - Tratamiento de la enfermedad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .217