Memoria Chilectra

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- P R E s E N TA c I 6 N

MI A 1R I

- NUESTRA H I S T O R I A Y L A P R O Y E C C I O N D E SANTIAGO

- D E C U A N D O L A N O C H E D E S A N T I A G O C A M B I O

- Los A N O S D E E X P A N S I O N

- D E L A S R E G U L A C I O N E S A L A E S T A T I Z A C I O N

- RETORNO A L S E C T O R P R I V A D O Y A P E R T U R A D E F I L I A L E S

- D E S D E D O S F A R O L E S E N U N A P L A Z A , A 1.409 K M ~ E N L A R E G I O N M E T R O P O L I T A N A

- G A L E R ~ A H I S T O R I C A

- 7 5 A N O S D E S P U E S

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E L PAT R I M o N I o H I S T O R I c o D E C H I L E c T R A q u e encierran sus setenta y

cinco aHos d e vida institucional, se proyecta hacia espacios que la trascienden, en la medida e n q u e la cons t rucc ih

d e su propia historia ha contribuido a la consolidacidn d e la historia d e Santiago. Y, por lo mismo, a la d e Chile: la

energia elkctrica, que hace m i s d e diez dicadas impulsara a la capital e n una proyecc ih d e ciudad muy distinta de la

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q u e fuera por m i s d e tres siglos, trasciende hoy, indiscutidamente, hacia todo el pais.

Chilectra es la heredera natural de las generaciones pioneras que la precedieron en aquel primer esfuerzo revolucionario

por hacer d e la noche santiaguina un imbito d e acogedora claridad; y este libro, un homenaje a1 empefio fundacional

y un saludo a Santiago, la capital d e Chile, primer escenario en q u e esa voluntad d e desarrollo ilumind su incipiente

estructura urbana.

A travis d e una breve muestra fotogrifica que, aunque inidi ta y propia, no aspira a ilustrar la vida d e Chilectra, se

condensa la transformacidn d e Santiago hacia una ciudad moderna, a partir d e la fisonomia aldeana que la marcara

desde su nacimiento. Viejos rincones, las antiguas avenidas; aiiejas -y, muy frecuentemente, encantadoras- estampas

d e la creatividad arquitectdnica pretkrita y 10s episodios claves del crecimiento d e la capital reviven en las ilustraciones

d e estas piginas que junto con narrar una biografia urbana, reflejan el influjo q u e sobre ellas ejercid la aparicidn d e la

electricidad, para elevar la calidad de la vida de 10s chilenos y dar una nueva energia a la dinimica d e las actividades

productivas.

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La ciudad d e principios de siglo se desvaneci6 e n la retina d e la comunidad de hoy, paulatinamente esfumada por e l

Santiago nuevo q u e empezaba a surgir y q u e ahora cede a1 avance d e la megipolis que viene. Las fotografias

reproducidas en esta publicaci6n rescatan la memoria d e aquel pasado y testimonian, ante las nuevas generaciones, el

legado val6rico d e todos aquellos que enfrentaron el dificil camino de hacer d e la capital un foco de luz y de energia.

Chilectra se honra y se complace a1 entregar hoy este libro que, a1 rememorar con admiraci6n el esfuerzo y logros de

aquellos que la precedieron en su acci6n pionera; no s610 recobra una visi6n d e la gesti6n elkctrica de un Santiago de

otras Cpocas sino que, sobre todo, define las raices del desafio que divisamos en el porvenir de la gran ciudad, cuando

ya trasponemos 10s umbrales d e un nuevo siglo. Esta obra ha querido iluminar a un ayer que se obscurece en el

tiempo y a un futuro cuyos contornos deben proyectarse con toda claridad.

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C a r l 4 F r a n c i s c o C h c e r e s C o n t r e r a s

P R E S I D E N T E i G E R E N T E G E I V E R ~

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De cgando ka n o d e de Santiago cambio'

DESDE LOS

ORfGENES HASTA

LA LLEGADA D E

CHILECTRA

faroles de cinco luces

una capaz de iluminar

tanto como treinta y dos velas-,

para la plaza d e la Intendencia,

uno frente a1 Portal Mc Clure y

otro a un costado del Portal

Fernindez Concha, constituy6

el primer equipamiento

electric0 que obtuvo el

permiso de instalaci6n del

municipio de Santiago, en

febrero d e 1883. E n marzo, las

luces de Edison, dispuestas en

nada menos que treinta y

cuatro limparas, asombraban a

10s paseantes del pasaje Matte.

Fueron 10s primeros -y timidos-

ensayos de introducci6n de la

electricidad en Santiago y en el

pais. No siempre fueron

afortunados; ni sus efectos,

Dermanentes, hasta 1897, en que

[as esporidicas experiencias de 10s

cuatro aiios previos persuadieron a

algunos ingenieros y empresarios

de visi6n Clara de que habia que

organizar las cosas de tal modo que

el invent0 de Thomas Alva Edison

se convirtiera en elemento

permanente para cambiar el rostro

de la noche santiaguina y acelerar

el transporte de pasajeros en la red

urbana, sustituyendo a 10s viejos

mecheros de gas que

Drecariamente iluminaban las

calks centricas y de parafina, en las

suburbanas; y a1 ferrocarril de

tracci6n animal -10s entonces

llamados carros de sangre, tirados

por caballos (de ahi, la alusi6n

sanguinea)- por luminarias y

tranvias impulsados por la energia

elkc trica.

Era evidente que la

envergadura del proyecto

exigia una acci6n estructurada y

bien provista de recursos. La

ocasi6n estaba dada: ese aiio se

extinguia el contrato del

ferrocarril de tracci6n

equina y en diciembre del ante-

rior la Municipalidad habia

aceptado la propuesta de

Parrish Hermanos,

con matriz en Londres, para

implantar un sistema eltctrico

d e transporte urbano.

En 1889 -y sorteando las

desconfianzas que e n la

conservadora sociedad

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santiaguina d e entonces

estimulaba la aparici6n d e un

sistema tan novedoso comn

desconocido- se firm6 el

contrato con la Parrish y Csta lo

transfiri6 a poco andar a la

Chilean Electric Tramway and

Light Company, una sociedad

a n h i m a , tambikn basada en la

capital brithnica. Para cumplir

e l convenio original, d e treinta

afios de vigencia, la nueva

administradora elkctrica

dispuso de un capital inicial d e

un mill6n y medio d e libras

esterlinas, con el q u e instal6

+res unidades generadoras de

corriente continua -de 600 kW

cada una- e n la esquina d e las

ca lks Mapocho y Almirante

Barroso: un poco m i s a1 norte

del barrio d e casas elegantes

q u e empezaba a circundar a la

plaza Brasil.

Simultineamente, se tendian

10s cables de alimentacidn y

distribucidn: empezaba a

expandirse la red y el paisaje

urbano adquiria 10s rasgos hasta

entonces inkditos d e la

postacidn y 10s cables que

llevarian la luz a diversos

sectores d e Santiago.

Las instalaciones crecian y, con

ellas, la necesidad de fondos. Se

incorpor6 a la Compafiia Alemana

Transatlintica de Electricidad,

que pus0 a sus hombres a

construir la planta Florida, de

13.500 kW, entrando en servicio

en 1910. E n 10s cuatro afios

siguientes se agregaron las

subestaciones Victoria, Mapocho,

Unidn Americana y Villavicencio,

trazindose otros proyectos que

el estallido d e la Primera

Guerra Mundial obligd a

posponer. A1 tkrmino d e la

contienda, 10s papeles de 10s

inversionistas alemanes se

subastaron e n Londres y las

acciones pasaron a manos

inglesas. Se constituy6 la

Compafiia Nacional de Fuerza

Elkctrica, con seiscientas

cincuenta mil libras esterlinas

aportadas por chilenos y, e n

1920, la nueva empresa iniciaba

la construccidn d e la planta

Maitenes y tendia lineas de

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transmisi6n en 110.000 volts a

San Crist6bal que, a1 entrar en

operaciones en 1923,

represent6 un aporte d e 22.000

kW de potencia instalada.

La Compafiia Nacional d e

Fuerza ElCctrica de 1919 y 10s

bienes de la Chilean Electric

Tramway and Ligth Co. d e

1889 se fusionaron en 192

surgiendo, de esta manera

Compafiia Chilena de

Electricidad Limitada, la

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la

empresa privada de generaci6n

y distribucibn de energia

elCctrica que daba origen a lo

que hoy conocemos por

Chilectra. La industria doblaba

un recodo d e la historia y se

asomaba a horizontes nuevos

que la proyectaban hacia

imbitos m i s espaciosos.

Se explicaba esta fusi6n por la

necesidad de sumar esfuerzos y

rnultiplicar la e x p a n s i h del

servicio elkctrico, siendo sus

primeros objetivos el

crecimiento en Santiago y la

extensi6n hacia Valparaiso y el

valle de Aconcagua. La

Compafiia Chilena d e

Electricidad se convertia en

duefia de las concesiones de las

empresas fusionadas y d e 10s

contratos con el municipio

capitalino para el desarrollo del

alumbrado plSblico y el servicio

d e tranvias.

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L o s a f i o s de l a e x p a n s i d n

ntre 1921 y 1924 se traz6 la

rimera linea d e t ransmis ih de I 110.000 volts desde la

subes t ac ih San Crist6bal

-en operaciones desde 1923-

hasta las subestaciones

Las Vegas y Miraflores; en Vifia

del Mar, esta 6ltima. El tendido

de la Compaiiia penetraba a1

litoral y daba la partida a lo que

posteriormente se denominaria

el Sistema Interconectado, que

permitiria el us0 d e la energia

en puntos distantes del de su

gene rac ih . S e pudo electrificar

el ferrocarril Santiago-

Valparaiso, que empez6 a rodar

en 1925, con la energia

generada en las centrales

Maitenes, d e 1923, y Florida,

d e 1910; se compraron en 1926

10s derechos d e la merced d e

agua del rio Volcin, para poner

en marcha la cons t rucc ih de la

central Queltehues -que oper6

desde 1928- y se extendi6 la red

d e d is t r ibuc ih . Paralelamente,

el trazado Ring Main, formado

por cuatro subestaciones,

respaldaba la apertura hacia

nuevos barrios tales como

aquellos situados a1 sur de la

Alameda y encuadrados entre

Blanco Encalada, avenida

Tupper, Dieciocho y

Expos ic ih .

Por su parte, el 13 de febrero de

1925, la autoridad dictaba por

primera vez una Ley general de

servicios elkctricos, a travks del

Decreto Ley N"252,

uniformando parte importante

de las condiciones necesarias

para el establecimiento- del

servicio elkctrico.

Las obras adelantaban a ritmos

acelerados: en diciembre d e

1926 contaba con servicio

elkctrico el densamente

poblado vecindario enmarcado ~

por la Alameda, San Pablo, San ?*

Martin y Cumming y en junio

del afio siguiente, el cuadrante

Alameda-avenida Matta-San Ig-

nacio-Vicufia Mackenna. La

ciudad crecia y, con ella, la

Compafiia.

La innovac ih ya no se limitaba

a1 simple suministro de energia

para la i luminac ih . Hacian su

aparici6n 10s aparatos

elkctricos, que aumentaban el

consumo. La Empresa pudo

satisfacerlo con el nuevo aporte

d e la central Queltehues y lo

estimul6 con la creaci6n de su

primer departamento d e ventas

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n

d e artefactos: e l legendario

Palacio de la Luz, enclavado

e n la esquina d e Ahumada y

Compafiia fue cita obligada d e

las duefias de casa, que pronto

descubrieron e n la energia

elkctrica e l alivio d e sus

trajines hogarefios. La tienda,

que funcion6 desde 1928 hasta

1934, marc6 un compis clave

en la r enovac ih del comercio

santiaguino.

A siete afios de su

cons t i t uc ih , la evoluci6n d e la

Compafiia Chilena de

Electricidad -con cuatro mil

trescientos empleados y

obreros- se traducia e n una

infraestructura d e cuatro

plantas generadoras d e energia;

2.300 kms. d e lineas d e

dis tri buci6n -atreas y

subterrineas, urbanas y

rurales-; 9.000 kms. d e vias para

cuatrocientos treinta tranvias y

380 kms. d e red eltctrica

ferroviaria entre Santiago,

Valparaiso y Los Andes.

E n el ire, d e 10s servicios

sumaba tres mil instalaciones

industriales, trece mil

comerciales y treinta y siete mil

domiciliarias.

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D e las regulaciones a l a es tat ixacidn

La propiedad de la Compaiiia pas6

en 1929 a la estadounidense

South American and Foreign

Power Co. SAPCO, que adquiri6

varias empresas menores que

operaban en la zona central del pais

y, en 1931, firm6 acuerdos con el

gobierno para resolver controversias

de larga data: normas tarifarias,

concesiones de mercedes de aguas

y pagos de deudas municipales;

elementos, kstos, que interferian

peligrosamente el normal desarrollo

de la gesti6n elkctrica.

Paralelamente, se dictaminaba

la separaci6n del negocio

de la tracci6n elkctrica y las

lineas de tranvias pasaron

a poder del Estado.

El 30 de mayo de 1931

-cuando el registro de clientes

conectados a 10s servicios de la

Empresa ascendia a cien mil-,

el Decreto con Fuerza de Ley

1v0244 fijd un nuevo marc0 legal

para el ire, elkctrica, en lo que

fuera la segunda normativa para

regular esta actividad: las tarifas

las fijaria el gobierno y,

eventualmente, la Direccidn

de Servicios Elkctricos

dejando fuera de esta atribuci6n

a 10s municipios. La norma,

ademis, oblig6 a mantener las

oficinas de la Compaiiia

abiertas a1 ptiblico durante

ocho horas diarias para atendei

10s reclamos y recoger las

sugerencias de 10s usuarios,

entre muchos otros aspectos.

El convenio Ross-Calder,

de 1935, regul6 las relaciones

entre el Estado y la Compaiiia

Chilena de Electricidad,

incorporindose kste a1 directorio

de la Empresa.

Santiago seguia creciendo

y la Compafiia expandia su

servicio para responder a la

demanda. Instal6 nuevas

subestaciones que ampliaban

su capacidad de transformacibn

y emprendi6 la construcci6n

d e la planta tkrmica de

Laguna Verde, que entr6

en operaci6n en 1939 y

recibiria una segunda unidad

diez aiios despuks.

La tendencia se acentu6

en 10s afios cincuenta.

Era indispensable disponer

de mis potencia y mis energia,

con 228.409 clientes

conectados a1 inaugurarse

la dkcada. La infraestructura

de la Compaiiia

respondia con trece

subestaciones para transformar

la energia.

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LLEGAN NUEVOS

DUEROS, CRECE LA

DEMANDA, ASi COMO

LA COMPLEJIDAD PARA

ENFRENTAR LOS

NUEVOS

REQUERIMIENTOS

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En 1953 se estableci6 en calk

Arturo Prat la primera oficina de

cobranzas y el modelo se

multiplic6 hacia 10s sectores de

mayor cantidad de clientes en

Santiago y Valparaiso, suprimiendo

gradualmente el rtgimen de

cobranza domiciliaria. Dos afios

despuCs, el procesamiento de la

facturaci6n de 10s doscientos

ochenta mil clientes de la

Compafiia hizo necesaria la

aplicaci6n del primer sistema

electromecinico de codificacidn

que aplic6 la empresa privada en

Chile.

En 19.59 entraba en vigencia el

DFL N"4, en lo que constituia

la Tercera Ley General de

Servicios EltctricoF

La incontenible demanda por

energia indujo a1 gobierno y a la

Empresa a suscribir un contrato ad-

referendum, que pus0 en marcha un

programa de inversiones para la

construcci6n de centrales

generadoras y de infraestructura de

transmisi6n y distribucih de

nuevos flujos de energia.

Product0 del acuerdo fueron las

centrales ttrmicas de Renca y

Ventanas, en servicio en 1962

y 1964, respectivamente

(la segunda se ampli6 en 1977)

y, simultineamente, se

construyeron siete nuevas subes-

taciones, a la vez que se ampliaba

la capacidad de transformaci6n de

alguna de las ya existentes.

En 1962, el total de clientes

alcanzaba a 408.070 y en 1965, a

496.567.

El 14 de agosto de 1970 la Ley

17.323 autoriz6 a la Corporaci6n de

Foment0 de la Producci6n, CORFO,

a adquirir la totalidad de las

acciones y bienes de la Compafiia,

quedando estatizada y

excluyhdose de su gesti6n la

participacibn privada.

Page 15: Memoria Chilectra

Retorno a l x e c t o r p r i v a d o y aper tara de f i l i a l e s Estudios de ingenieria

Cctrica, minuciosamente

elaborados, respaldaron 10s

trabajos d e infraestructura que

la Compafiia debid realizar a

partir d e junio d e 1973 para

suministrar energia a1

Ferrocarril Metropolitan0 de

Santiago. Bisicamente, ello

signific6 la construcci6n de un

complejo sistema de alimentaci6n

subterrinea desde dos puntos

distantes del anillo de

110.000 volts, y cuya energizacibn,

hecha realidad en diciembre

del aiio siguiente, permiti6

que la Linea 1 inaugurara

oficialmente sus recorridos en

septiembre de 1975.

E n 1981, la Compafiia se

reestructur6 e n un holding, con

una casa matriz, Chilectra S.A.;

y tres filiales, Chilectra

Metropolitana S.A.; Chilectra

Quinta Regi6n S.A. (actual

Chilquinta) y Chilectra

Generaci6n S.A. (Chilgener,

actualmente). Correspondia a

las dos primeras la distribuci6n

d e energia en las regiones

Metropolitana y Quinta,

respectivamente, y la tercera

asumia el giro d e generaci6n y

transporte d e energia.

Luego d e crearse la Comisi6n

Nacional d e Energia e n 1978,

cuyo prop6sito fue definir la

nueva politica que proyectaria

a1 sector elictrico, en

septiembre d e 1982 se dicta e l

DFL NO1 del Ministerio de

Mineria, constituyendo la

Cuarta Ley General d e

Servicios Elictricos. Destaca

e n ella su racionalidad tkcnico-

econ6mica que permiti6 la

estabilidad y pleno desarrollo

del sector elkctrico nacional.

E n 1983 comenz6 la

reprivatizacidn de Chilectra

l\/I e tro p o 1 it an a, c o nc 1 u i d a e n

agosto d e 1987, a1 pasar a

privados el 100% de su capital

accionario. entre 10s q u e

destacan especialmente 10s

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trabajadores en forma directa y

a travks de 10s Fondos de

Pensiones. Fue el punto de

partida del mayor plan d e

inversiones de la Compafiia,

disefiado para desarrollar una

infraestructura tkcnico-elkctrica

capaz de dar cobertura de

servicios a1 100% de su zona de

concesibn, la Regi6n

Metropolitana. E n 1988, estaba

conectado a la red un total de

1.007.651 clientes a travks de

10s cuales se cubrian las

necesidades de servicio

elkctrico d e una poblaci6n su-

perior a 10s cinco millones de

habitantes.

A fines d e 1987 la empresa

inicia su proceso de

filializacibn: la primera

subsidiaria fue la distribuidora

Chilectra Metropolitana S.A. -

actual Chilectra S A . - , cuya casa

matriz pas6 a denominarse

ENERSIS S.A., desde el 1 de

agosto del afio siguiente. En

1989 se seccion6 el irea

surponiente d e la zona de

concesi6n de CHILECTRA,

crehndose la Compaiiia

Elkctrica del Rio Maipo S.A.,

con una zona de concesi6n d e

520 kmz, con 118.000 clientes,

tambikn como subsidiaria de

ENERSIS S.A.

la zona sur del gran Buenos

Aires, que, a 1995, atendia a

dos millones cien mil clientes.

E n 1994, pas6 a operar la

empresa E D E L N O R del Perh,

a1 adjudicarse el 60% de la

distribuidora elkctrica del norte

de Lima, con seiscientos mil

clientes conectados a su

servicio y, posteriormente, en

diciembre de 1995, se adjudic6

el 60% de la empresa Ede-

Chancay en la ciudad de Lima,

en ambos casos integrand0 el

Consorcio Distrilima. Luego, desaparecen las

fronteras ante el impulso d e la

gesti6n: en 1992 CHILECTRA

asumi6 la o p e r a c i h de EDESUR

en la capital argentina, tras

adjudicarse a travks de un

consorcio el 51% de las

acciones de la distribuidora de

El 20 d e noviembre d e 1996

Chilectra, a travks de un

consorcio internacional, se

adjudica el 70,26% d e la

Compaiiia Elkctrica de Rio de

Janeiro, Brasil, asumiendo

tambikn como operador tkcnico.

Page 17: Memoria Chilectra

Desde dos faroles en ana p l a z a , a 1.409 RmZ en la Regio'n Metropolitana.

", HI enero del presente afio,

ILECTRA anotaba una zona de

concesi6n de 1.409 km2 en la

Regi6n Metropolitana; extensi6n

geogrifica que deja obsoleta la

vieja concepci6n de aquel Santiago

circunscrito a unas cuantas

manzanas en que la Empresa

reconoce, sin embargo, sus mis

queridas raices. Fue esa capital,

con visos de aldea, la espectadora,

maravillada de las primeras

luminarias que, celebradas como

las luces de Edison, imprimieron

en la noche santiaguina 10s

resplandores de una nueva era. Su

breve poblaci6n de entonces ha

derivado a un caudal representado

por 1.099.467 clientes conectados

a1 sistema elkctrico, entre quienes

se distribuyeron el afio pasado

6.675.600 de kW/h, para

identificarlos como 10s

destinatarios del 46% del total

de la energia que se distribuye en

todo el pais.

Adicionalmente, CHILECTRA

opera importantes empresas en tres

paises sudamericanos y observa

con inter& hacia otros mercados

que empiezan a liberarse en el

continente americano.

Sin embargo, no puede olvidar

su deuda con las generaciones

pioneras de fines del siglo pasado

y principios de &e,

cuya visi6n y cuyo espiritu

sigue vigente en sus herederos

de hoy y en quienes mafiana se

declararin con orgullo

continuadores de ese esfuerzo

que lo primero que encendi6 fue

un par de faroles de cinco luces en

una pequefia como intima

plaza santiaguina.

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C O L O F O N

Este libro ha sido disefiado y producido utilizando tecnologia cornputacional

Para el disefio y diagramacidn de sus paginas se utilrzd el software

Adobe Page Maker 6 0

d e las imigenes fotogrificas A d o b e P h o t o s h o p 3 0 e n e l t r a t a m i e n t o

E n su impresidn se utilizd papel Magnomatt de 270 grs. para

la portada d e la edicidn en rlistica y de 240. grs en sobrecubiertas de la edici6n d e Iujo.

El interior se imprimid sobre papel Magnomatt d e 130 grs.

El libro, d e 120 pigs. est6 encuadernado al hilo.

I tiraje de esta primera edicidn fue de 5 000 ejemplares

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E D I C I O N E S UNIVERSIAD C A T O L I C A D E C H I L E

D I S E N O Y

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P u B L I C I D A D U N I V E R S I T A R I A U . C

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O C R A M A

0 Inscripcidn N" 98.466 Derechos reservados

Diciernbre 1996 I.S.B.N. 956 - 14 - 043" - 2

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