Melilla TRAPANA 12 2019 La Pandemia de Gripe Española de 1918-1920. Análisis de la...

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    La Pandemia de Gripe Española de 1918-1920. Análisis de la mortalidad en

    Melilla TRAPANA 12 2019

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  • REVISTA TRÁPANA Nº 122019, pp. 123-138ISSN 0213-8069

    123LA PANDEMIA DE GRIPE «ESPAÑOLA» DE 1918-1920. ANÁLISIS DE LA MORTALIDAD EN MELILLA

    1. 1. Introducción

    Como inicio de este artículo creo necesario ha-cer una somera descripción nosológica del pro-

    ceso gripal. Aquellas personas más legas en la materia verán facilitada la comprensión del proceso patológico que se estudia.

    La pandemia de gripe «española» de 1918-1920. Análisis de la

    mortalidad en Melilla

    Daniel Castrillejo Pérez. (MD, PhD)Vocal de la A.E.M.

    Servicio de Epidemiología. Dirección General de Sanidad y Consumo de la C.A. de [email protected]; [email protected]

    RESUMENHace 100 años padecimos la más mortífera de las pandemias de la época mo-derna. En este artículo se hace una revisión de los que supuso la pandemia de gripe entre 1918-1920 y se pretende analizar lo ocurrido y cómo pudo afectar a Melilla. Se estudia la mortalidad en la Ciudad durante las diferentes ondas que ocurrieron y se comparan los resultados con otros estudios realizados.Entre las lecciones que deja el estudio de las pandemias, en especial las de gri-pe, está la de pensar sobre nuestra capacidad de respuesta ante un hecho similar, su planificación y sobre todo la preparación.

    ABSTRACTOne hundred years ago we suffered the deadliest modern age pandemics. On this article we will revise the influenza pandemic outcome in the years 1918-1920 and we will try to analize what happened and how the city of Melilla was affected. The mortality in the city will be studied in all different waves and the results are compared with other studies.One of the learned lessons, specially from influenza pandemics, is the thought about our capacity of response, its planification and, over all, its preparation.

    PALABRAS CLAVEGripe pandémica de 1918-1920, gripe española, España, Melilla.

    KEYWORDS1918-1920 Influenza pandemic, Spanish flu, Spain, Melilla.

  • ASOCIACIÓN DE ESTUDIOS MELILLENSES

    124 Daniel Castrillejo Pérez

    La gripe es una infección respiratoria aguda, por lo general autolimitada, causada por el virus de la gripe de tipo A o B, que se produce en bro-tes de intensidad variable, que en nuestro he-misferio norte se produce estacionalmente casi todos los inviernos1. Suele comenzar de forma brusca con fiebre y escalofríos, acompañados de dolor de garganta, tos seca, dolor de cabeza, congestión nasal, malestar general y/o dolores musculares. En niños las manifestaciones gas-trointestinales (nausea, vómitos, diarrea) pue-den acompañar la fase respiratoria, mientras que en pacientes de edad avanzada es más fre-cuente la aparición de dificultad respiratoria, el empeoramiento de las patologías subyacentes y es posible que la temperatura no esté elevada2.

    Etimológicamente el término podríamos de-cir que proviene del francés grippe: garra, gan-cho, porque la enfermedad “agarra” de forma brusca y del inglés influenza, que proviene del italiano influenza (influencia) que lo vinculaba con factores externos como el aire, la tempe-ratura, … y es una expresión de lo que fueron las teorías miasmáticas sobre las causas de en-fermar.

    La mayoría de las personas infectadas por el virus de la gripe se recuperan en una o dos se-manas, pero en algunos casos pueden desarro-llarse complicaciones. Las complicaciones más frecuentes de la gripe estacional, que año tras año nos visita sin falta, son la neumonía viral primaria o la infección respiratoria bacteriana secundaria, que ocasionalmente puede llegar a ser grave y derivar en neumonía. El riesgo de enfermedad grave y de muerte es mayor en niños menores de 2 años, adultos mayores de 64 años y personas de cualquier edad con pa-tologías subyacentes que incrementan el riesgo de desarrollar complicaciones derivadas de la gripe.

    El virus de la gripe es un virus ARN (fami-lia Orthomysoviridae). Existen tres tipos deno-minados A, B y C. Los dos primeros son los responsables de las epidemias que aparecen los inviernos y el C generalmente causa una enfer-medad respiratoria moderada, esporádica e in-cluso asintomática. El tipo A presenta varios

    subtipos en función de la antigenicidada1de las glicoproteínas situadas en la superficie del vi-rus, la hemaglutinina (H) y la neuraminidasa (N). En función de los diferentes subtipos de H y de N hay diferentes subtipos de virus A. Los subtipos actuales de virus de la gripe A que cir-culan ampliamente entre los seres humanos son el A(H1N1) y el A (H3N2). A lo largo del siglo XX las pandemias de gripe han sido causadas por un virus A, por un A(H1N1) en 1918-19, por un A(H2N2) en 1957-58 y por un A(H3N2) en 1968-69. El tipo B tiene dos linajes (Victo-ria y Yamagata) antigénicamente distintos que circulan entre los humanos.

    El genoma de estos virus de la gripe pre-senta una elevada tasa de mutaciones y con-lleva la aparición de nuevas variantes. Dos son los principales mecanismos y se denomi-nan: deriva antigénica (antigenic drift) y va-riante antigénica (antigenic shift). El primero es producido por la acumulación de mutacio-nes puntuales, y llevan a eludir las defensas hu-manas constituyendo la base virológica de las epidemias estacionales. Es también la razón de que cada temporada tengamos que adaptar las vacunas gripales a las cepas de virus gri-pales que creemos que circularan en la tempo-rada siguiente. El segundo (antigenic shift) son mutaciones que conducen a saltos de la barrera interespecie dando lugar a nuevos virus con po-tencial pandémico, siempre que causen enfer-medad en seres humanos, que tengan una alta transmisibilidad y tengamos poca o ninguna in-munidad frente a estos nuevos virus en la po-blación. Sólo el virus de la gripe A es capaz de sufrir estos cambios antigénicos mayores3.

    Por lo general, los seres humanos nos infec-tamos por virus de la gripe humana A(H1N1), A(H3N2) y B, y somos su principal reservorio. Existen otros reservorios animales (aves, cer-dos, caballos…) que de forma excepcional y es-

    a Antígenicidad: capacidad de producir una respuesta inmune específica a la acción de los antígenos. Antígeno: sustancia que, introducida en un organismo animal, da lugar a reacciones de defensa, tales como la formación de anticuerpos.

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    125LA PANDEMIA DE GRIPE «ESPAÑOLA» DE 1918-1920. ANÁLISIS DE LA MORTALIDAD EN MELILLA

    porádica son capaces de infectar al ser humano. Serían virus de la gripe de origen aviar, como el A(H5N1) o porcino que infectan a los humanos.

    La susceptibilidad es universal, así las perso-nas que no han pasado la enfermedad o no están adecuadamente inmunizadas son susceptibles. El principal medio de transmisión de la gripe es a través de la tos y los estornudos de las personas infectadas, existiendo también una transmisión por contacto indirecto donde el virus se deposita en superficies por manos sin lavar con secrecio-nes respiratorias. En las infecciones humanas de origen aviar o porcino, éstas se han relacionado con el contacto directo o indirecto con animales infectados vivos o muertos.

    De aquí la gran importancia en estas enfer-medades de la adopción de medidas preventi-vas de higiene general, tales como: cubrirse la nariz y la boca al toser o estornudar con un pa-ñuelo de papel o con la parte interior del codo, lavarse regularmente las manos y evitar tocarse los ojos, nariz o boca.

    Para ayudarnos a comprender mejor lo que supone una gripe estacional, hoy en día, po-demos dar los siguientes datos: se estima que en la temporada 2017-2018 la gripe estacional produjo en España 700.000 casos leves, 52.000 casos hospitalizados, 14.000 con complicacio-nes graves, 3.000 admisiones en UCI y unas 15.000 defunciones relacionadas con gripe4.

    En lo que vamos a centrarnos en este artí-culo es en las pandemias, y la gripe pandémi-cab2puede tener resultados devastadores. Son

    b Recordemos los términos: una enfermedad es Esporá-dica (del gr. σποραδικός sporadikós ‘disperso’.): cuando en la incidencia de casos no se observa ninguna continui-dad en el tiempo y el espacio.Endemia (del gr. ἔνδημος éndēmos ‘endémico’: del terri-torio propio): es la presencia habitual de una enfermedad en un área geográfica determinada.Epidemia (del gr. ἐπιδημία epidēmía, epi-: sobre; demos: pueblo): es la presentación en una comunidad (Brotes) o región de casos de enfermedad que excede la incidencia normal esperada. Que ataca al mismo tiempo y en el mis-mo país o región a un gran número de personas.Pandemia (Del gr. πανδημία pandēmía ‘reunión del pue-blo’. pan-: todo; demos: pueblo): es una epidemia que afecta a varios países o continentes.

    brotes de gran envergadura que aparecen sin una secuencia determinada provocando ele-vadas morbi-mortalidades. Progresan con ra-pidez afectando a todas las zonas del planeta, asociándose con el surgimiento de un nuevo virus contra el que la mayoría de la población no tiene inmunidad. Es frecuente su aparición fuera de la estación habitual, incluso en verano. También es de destacar la mortalidad elevada, especialmente entre individuos jóvenes antes sanos5. Otra característica es la aparición de va-rias oleadas de enfermedad justo antes y des-pués del gran brote.

    Podríamos decir que desde finales del siglo XIX hemos asistido a las siguientes pandemias intensas de gripe6,7:

    • 1889-1890. Que tuvo un rebrote en 1892. Denominada “Gripe Rusa”

    • 1918-1919. “Gripe española” • 1957-1958. “Gripe asiática” • 1968-1969. “Gripe de Hong Kong”

    En 2009 la OMS declaró la considerada como primera pandemia de gripe del Siglo XXI, extremadamente leve, denominada “gripe A”, “gripe porcina” y “gripe AH1N1”

    Hablando de gripe, y antes de centrarnos en la gripe de 1918-1919, no puedo dejar pasar la oportunidad de resaltar un hecho, la identifica-ción de la primera epidemia del Nuevo Mundo, que fue de influenza, por una figura preeminente: el profesor Francisco Guerra. Tras años de inves-tigación en 1986 identificó la primera epidemia americana, la influenza o gripe de 1493, en Santo Domingo (Hispaniola o Isla Española), introdu-cida durante el segundo viaje de Colón por los caballos y cerdos enfermos por el virus, que en breve tiempo acabó con los indígenas del Caribe y la mitad de los españoles. De esta forma que-daba explicada la primera gran sima demográfica americana, la que había hecho clamar a Barto-lomé de las Casas en defensa de los indios. Dos años después en el 46th International Congress of Americanists, en Amsterdan, se destacó la epide-mia de influenza de 1493, decisiva para la histo-ria de América, y quedó firmemente establecido el papel de las epidemias en la despoblación ame-ricana8.

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    126 Daniel Castrillejo Pérez

    Tal como nos indica Francisco Guerra, “las descripciones coetáneas, su concordancia en cuanto a signos clínicos básicos, la confirma-ción de detalles complementarios y los hechos epidemiológicos posteriores permiten afirmar que la pandemia aparecida en la Isla de Santo Domingo en 1493, principal responsable de la desaparición de los indígenas americanos en el primer cuarto de siglo tras el descubrimiento, fue la influenza: por su causa surgió el clamor del obispo Las Casas y sus efectos sirvieron de pretexto principal a la Leyenda Negra.

    La epidemia fue descrita por dos testigos presenciales inmediatamente después de que ocurriera en diciembre de 1493, Cristóbal Co-lón y Diego Álvarez Chanca, en documentos auténticos, veraces e incontrovertibles. Des-cripciones preciosas también las ofrecen Mar-tir de Anglería, Fernández de Oviedo, el obispo Las Casas. Coinciden todas las fuentes en las descripciones. Diego Álvarez Chanca fue el primer graduado en medicina que ejerció en América”9

    2. Métodos

    Dado lo acontecido en 1918-1920 y que es cer-cano en nuestra memoria, merece que realice-mos un análisis de lo ocurrido y también como pudo afectar a nuestra Ciudad.

    Para ello analizaremos la mortalidad en Me-lilla durante las diferentes ondas epidémicas obteniendo resultados que permitan su compa-rabilidad con otros estudios. Los datos se han obtenido de los registros de mortalidad del Ar-chivo de Melilla y las variables demográficas de los censos de población del Instituto Na-cional de Estadística y de los censos de pobla-ción de Melilla publicados a 31 de diciembre de 1916, 1917, 1918 y 1920. Se creó una base de datos con el software SPSS (Stadistical Pac-kage for Social Science) V.20. Se han calculado Tasas por 1.000 habitantes, analizando por gru-pos de edad y sexo, se han obtenido estadísti-cos descriptivos y realizado pruebas paramétri-cas de contraste de hipótesis.

    3. Resultados

    3.1. La Gripe de 1918-1920, llamada “española”

    Hace 100 años padecimos la más mortífera de las pandemias de la historia moderna. Se cal-cula que entre 25 y 50 millones de personas murieron por ésta10, más muertos que en toda la Primera Guerra Mundial. Hay quienes llegan a estimar que se alcanzaron los 100 millones de personas. Se estima que infectó a un tercio de la población mundial y necesitó solamente tres meses para extenderse a todo el mundo.

    Según el Anuario Estadístico de España, en 1917 fallecieron por gripe 7.479 personas. En 1918 la cifra por muertes declaradas como gripe, sin contar la mortalidad inducida, es de 147.114 personas. Otros indican que podría lle-gar a estimarse que en España la pandemia oca-sionó entre 260.000 y 270.000 muertes11. Ya comentada la importancia derivada de su ele-vada morbi-mortalidad, la mención de la pala-bra pandemia dispara el temor en la población.

    A principios del siglo XX en España existía la conciencia de vivir un gran atraso, siendo califi-cada la situación sanitaria, por algunos, de desas-tre. Es también en este periodo cuando se forja una voluntad de modernización tanto de la vida española como del Estado. Consistía en adaptar a las condiciones españolas las pautas y estruc-turas vigentes en los países que se consideraban “ejemplarmente” civilizados, como eran los eu-ropeos occidentales.

    Así las acciones a llevar a cabo en el campo de la Sanidad debían conducir a disminuir la elevada tasa de mortalidad tanto infantil como materna; controlar las enfermedades trasmisibles mediante la intervención del Estado; actuar sobre la higiene pública e intentar garantizar la cobertura médica de la población12. En este sentido se inicia el ca-mino hacia lo que será el sistema público de pre-visión social español, cuando en 1908 se crea el Instituto Nacional de Previsiónc,3antecedente más

    c Ley de 27 de febrero de 1908 de creación del Instituto Nacional de Previsión, impulsada por el gobierno de An-tonio Maura y Montaner. Gaceta de Madrid nº 60 de 29 de febrero de 1908.

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    directo del sistema de seguros sociales obligato-rios.

    En contraste con el patrón epidemiológico actual de predominio de enfermedades no trans-misibles, a principios de siglo el patrón infec-cioso era el prevalente. La alta mortalidad de causa infecciosa era interpretada como prueba de la importancia del problema sanitario. La es-peranza de vida en España a principios de siglo (1901) era de 40 años con una tasa de mortali-dad general de 28 por 1.000 habitantes y una elevada tasa de mortalidad por enfermedades infecciosas, cuya tasa estandarizada de morta-lidad era de 1588 por 100.000 habitantes13.

    Una mayor mortalidad general, junto a de-ficiencias tales como unos pésimos suminis-tros de agua y alcantarillado urbano así como una amplia presencia de enfermedades infecto-contagiosas era interpretado como prueba de la importancia del problema sanitario y del atraso relativo de España en comparación con los paí-ses a los que aspiramos a igualarnos14.

    La sensación en la población de la situación sanitaria será sentida dramáticamente con mo-tivo de la pandemia gripal15.

    El inicioUna serie de episodios, antes del inicio de la primera onda en la primavera de 1918, podrían definir el prólogo de lo que sucedió. Miles de soldados británicos padecieron infecciones res-piratorias agudas en una base situada en Fran-cia (Étaples) entre 1916 y 1917. Luego, se pro-dujo la llamada “neumonía de los annamitas” que afectó a soldados indochinos que lucharon en Francia entre 1916 y 1918. En febrero de 1918 apareció una epidemia en Nueva York y finalmente los brotes que afectaron a miles de soldados y reclutas americanos en diferentes campos militares.

    Estos primeros brotes ocurrieron, aproxima-damente al mismo tiempo, en diferentes lugares de los EEUU en marzo de 191816. La mayoría de los investigadores coinciden en señalar que la primera notificación se efectuó en el Campa-mento Funston en Fort Riley, estado de Kansas, el 4 de marzo de 191817. Desde el punto focal

    anterior la infección se extendió, a medida que los jóvenes estadounidenses se sentían atraídos por el ejército, a los establecimientos de entre-namiento naval de la fuerza expedicionaria es-tadounidense (FEA) y a la guerra en Europa. Aunque se registraron un gran número de ca-sos, la infección no parecía ser más virulenta de lo que se había visto en el pasado.

    La gran mayoría de los autores están de acuerdo en que la infección llegó por barco a Europa portada por el personal de la FEA a Bourdeaux, Francia, en abril de 1918. Desde aquí, la infección se propagó a la fuerza expe-dicionaria británica (FEB) y otras fuerzas in-volucradas en la guerra en abril/mayo de 1918, y en los mismos meses llegó a Italia y España. Este período también vio brotes en Alemania, influyendo claramente la pandemia en el curso de la guerra. En junio, la enfermedad llegó a Gran Bretaña y desde allí fue transmitida por la FEB a Murmansk y Rusia, donde se propagó con gran rapidez. La infección llegó al norte de África en mayo de 1918 y circundó África para afectar a Bombay y Calcuta y luego a China, Nueva Zelanda y Filipinas en junio de 191818.

    En cada país, la infección se propagó rá-pidamente durante unas pocas semanas y luego disminuyó bruscamente. Los eventos de marzo-julio de 1918 no fueron vistos como ex-cepcionales; las pandemias de gripe ya eran co-nocidas, y el número de muertes registradas fue comparable con la experiencia pasada. En con-traste, el evento que siguió fue exclusivo de la historia de la gripe.

    La extensión de la infección en los diferen-tes contingentes militares era muy importante estratégicamente porque influía en el desarro-llo de la guerra. Las estadísticas de soldados afectados y primeros fallecidos se encuentran en los Archives des services de santé des ar-mées, en París19.

    Sin embargo, los análisis filogenéticos del genoma viral, los datos históricos y epidemio-lógicos no han sido suficientes para identifi-car el origen geográfico del virus,20, 21. Actual-mente, existe un cierto consenso en que este virus no fue una introducción directa de un vi-

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    128 Daniel Castrillejo Pérez

    rus aviar en humanos, sino que varios eventos de reagrupación entre virus humanos, porcinos y aviares tuvieron lugar durante los años pre-vios a la pandemia,22, 23.

    La pandemia gripal de 1918-1920, provo-cada por un virus extremadamente virulento, tuvo tres características fundamentales: pro-vocó una gran mortalidad, las muertes ocurrían rápidamente después de la aparición de los pri-meros síntomas y la mayoría de las víctimas fueron jóvenes adultos24.

    La primera ondaEn abril de 1.918 la pandemia llegó a Europa desde los Estados Unidos de América, apare-ciendo los primeros casos en Bordeaux, Bre-taña y Le Havre, así como en Roma25 (Figura 1).

    Se produjo el inicio de una epidemia be-nigna en la población civil francesa y los mili-

    tares. Tal como describe el profesor Erkoreka26: «en el contingente americano hubo 1.850 ca-sos de influenza en abril, 1.124 en mayo, 5.700 en junio y 5.788 en julio, momento en que se produjeron los primeros cinco fallecimientos americanos. Entre los soldados franceses hubo 24.886 afectados por grippe en mayo de 1918, de los que fallecieron 7; 12.304 afectados en junio, con 24 fallecidos, y 2.369 enfermos y 6 fallecidos en junio. Este brote primaveral en Francia también fue extremadamente leve en la población civil».

    En España, las primeras noticias que apare-cen se hacen eco de un brote epidémico en Ma-drid el 21 de mayo de 1918 en “El Liberal”. El 22 de mayo la noticia aparece en “El Sol” y en el “ABC” como epidemia gripal de carác-ter leve27.

    El 23 de mayo el “El Telegrama del Rif” (Fi-gura 2) publica la primera noticia titulada: «Ex-

    Figura 1 . Difusión de la gripe en Europa. Primavera de 2018. Adaptado de Patterson y Pyle25 (1991).

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    129LA PANDEMIA DE GRIPE «ESPAÑOLA» DE 1918-1920. ANÁLISIS DE LA MORTALIDAD EN MELILLA

    traña epidemia. Alarma. Numerosos atacados. Una extraña epidemia afecta desde hace varios días Madrid y ha producido una extraordina-ria alarma. Se presenta con caracteres benig-nos, asemejándose a la grippe, pero la pobla-ción está alarmada por la frecuencia de los casos, contándose por centenares y afectando a los cuarteles de la ciudad. En el Ministerio de Gobernación se han reunido las autoridades sa-

    nitarias para tratar de las medidas a adoptar e impedir que se extienda la epidemia».

    A partir de este día la población de nues-tra Ciudad irá informándose, de forma prác-ticamente diaria, de la evolución que irá ad-quiriendo lo que se convertirá en la pandemia gripal.

    Los medios de comunicación, tanto nacio-nales como locales, se referirán a la epidemia como la enfermedad de moda (Figura 3), en-tre otras.

    En estos momentos de la epidemia la prensa internacional se hace eco y es el 2 de junio de 1918 cuando “The Times” por medio de su co-rresponsal en Madrid emplea el término de Spa-nish Infuenza (gripe española). Este término se adopta a partir de entonces en la literatura espe-cializada tal como se puede ver en el Journal of the American Medical Association (JAMA) de 24 de agosto de 1918 que publica un artículo ti-tulado: “Spanish Influenza”28.

    Esta primera onda, que se circunscribe en-tre primavera y verano, en Melilla se acotaría a la época veraniega. Las noticias que recibe la población, prácticamente a diario, muestran la afectación de la epidemia en todos los ámbi-tos de la sociedad. Cómo se extiende y afecta por toda España, las declaraciones y recomen-

    Figura 2 . Noticia aparecida el 23 de mayo de 1918 en el Telegrama del Rif.

    Figura 3 . Noticia acerca de la gripe publicada en el Telegrama del Rif el 8 de junio de 1918.

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    daciones, incluso el cierre de establecimien-tos. Así el 27 de mayo leían, en nuestra Ciu-dad, como se cuentan por miles los afectados en muchos lugares de España y que ha ocurrido el primer fallecimiento en Valladolid. Al día si-guiente el Telegrama del Rif publica la afecta-ción de varios Ministros e incluso del Rey.

    El 2 de junio el cañonero Bonifaz, con en-fermos de gripe a bordo, se dirige a Chafari-nas, afectando a la práctica totalidad incluido el médico de la embarcación por lo que son aten-didos y aislados en el hospital de la isla, re-saltando que la enfermedad no reviste graves caracteres.

    A mediados de julio, las noticias de Melilla informan del descenso de casos entre el vecin-dario y que ya son contados los hospitalizados por la enfermedad de moda. Situación que tam-bién se da en las posiciones cercanas29.

    La segunda onda. Otoño - invierno de 1918El 13 de septiembre la Dirección General de Sanidad comunica al Ministro que se ha recru-decido en la península la grippe con caracte-res benignos en muchos puntos, pero graves en otros. La gripe se complica con afecciones bronco-pulmonares produciéndose en estos ca-sos las defunciones. En estas fechas funcio-nan tres estaciones sanitarias y hospitales en la frontera francesa para recluir a los emigrantes sospechosos. La alarma en este mes se va ex-tendiendo al ir aumentando los casos en todas las provincias30. En Melilla el 21 de septiembre se reunió la Junta de Sanidad de la Ciudad con el fin de tomar medidas para combatir la epi-demia.

    A medida que pasan los días la alarma se ex-tiende por causa del aumento de las defuncio-nes, tal y como lo reflejan las noticias que van apareciendo en la prensa.

    La vida normal de los españoles se vio al-terada. Hubo desafíos difíciles al tratar de im-plementar medidas de control de salud pública. Entre las medidas adoptadas por las autorida-des se incluía la desinfección con creolina (Zo-tal, un popular desinfectante en esta época). La Real Academia de Medicina cuestionó la racio-

    nalidad y eficacia de estos métodos31, pero la opinión de las autoridades locales prevalecie-ron32. El equipaje de los viajeros y los vagones de ferrocarril y tranvía también fueron desin-fectados. Teatros, cafeterías e iglesias también fueron desinfectados. Incluso el correo fue des-infectado. En algunas ciudades españolas, las calles se limpiaron con una mezcla de agua e hipoclorito de sodio, y se prohibió el escupir. En Madrid, también se desinfectaron los edifi-cios del Congreso y del Senado33.

    Las recomendaciones de los Oficiales de Sa-lud Pública sugirieron diferentes mecanismos para prevenir la transmisión de la epidemia. Entre las medidas, aparentemente simples, se encontrarían: la limpieza y desinfección de la boca y las fosas nasales con peróxido de hidró-geno (H2O2, también conocido como agua oxi-genada) o una mezcla de aceite y mentol; evitar reuniones o reuniones en lugares cerrados; evi-tar el contacto directo con personas enfermas; seguir una dieta saludable, caminar a menudo al aire libre, ventilar hogares y también el uso de mascarillas15, 32.

    A medida que avanzaba la epidemia el sis-tema sanitario no conseguía proporcionar una respuesta eficiente. Las insuficiencias sanita-rias y sociales de nuestro país se hicieron más evidentes. Los médicos e incluso la propia Real Academia Nacional de Medicina34 denunciaron esta situación y la relacionaron con la magnitud alcanzada por la epidemia. Alguno de los fac-tores considerados fueron la insalubridad de las viviendas, el hacinamiento, la falta de una le-gislación sanitaria moderna, la insuficiente in-fraestructura sanitaria, etc. El reemplazo de los sanitarios que morían a causa de la gripe no era fácil, dificultad que iba en aumento a medida que las poblaciones disminuían en tamaño.

    En esos momentos y ante la imposibilidad de aclarar la etiología de la enfermedad epidé-mica no se podría, por tanto, disponer de medi-camentos específicos contra la gripe. Discusio-nes científicas que llevan a que la propia Real Academia de Medicina lo reconozca35.

    Ante esta situación se propone una amplia gama y diversa de recursos para combatir los sín-

  • REVISTA TRÁPANA Nº 122019, pp. 123-138ISSN 0213-8069

    131LA PANDEMIA DE GRIPE «ESPAÑOLA» DE 1918-1920. ANÁLISIS DE LA MORTALIDAD EN MELILLA

    tomas, activar las defensas y mantener las ener-gías de los enfermos de gripe. Exponente de esta diversidad terapéutica fue la respuesta dada por la Real Academia de Medicina al Ministro de Gobernación el 29 de octubre de 1918 sobre los tratamientos considerados por dicha institución como eficaces contra la gripe. En dicha respuesta figuran como medicamentos los siguientes pro-ductos: “sales de quinina, opio y sus derivados, yodo y yoduros, digital y sus derivados, acetato y carbonato amónicos, antipirina, aspirina, ento-rina, piramidón, esparteína y sus sales, cafeína y sus sales, estricnina y sus sales, adrenalina, co-lesterina, benzoato sódicos, alcanfor, salicilato sódico, novocaína”. Junto a estos productos se incluyeron desinfectantes (cresol, creolina, hipo-cloritos y formol) y sueros (mencionaba el suero antidiftérico y otros como el antineumocóco y an-tiestreptocócico para tratar complicaciones)36. No olvidemos que el sangrado también fue usado a menudo.

    Vacunas experimentales también fueron uti-lizadas. Pero como ya hemos comentado no es-taba resuelto el problema de la etiología de la gripe y por lo tanto no había vacuna ni medio preventivo específico contra ésta. La mayo-ría de las vacunas fueron mixtas y contuvieron neumococos y estreptococos. Otras llevaban además estafilococos, otras meningococos y bacilos de Pfeiffer36.

    Análisis de la mortalidad en 1918. (1ª y 2ª olas pandémicas)La tasa bruta de mortalidad en Meli-lla durante 1918 fue de 33,9 por 1.000 y la tasa de mortalidad por gripe fue de 3,43 por 1.000. En nuestra Ciudad, ten-dríamos una tasa de mortalidad por gripe más baja que en otras localizaciones. Así en España se alcanza una tasa de 6,99 por 1000, en Madrid de 5,27 y en París de 6,0824. (Tabla 1)

    Si bien nuestra tasa de mortalidad por gripe durante 1918 es más baja, si a ésta sumamos la tasa de mortalidad por pa-tologías asociadas a complicaciones res-piratorias no tuberculosas, obtendríamos

    una tasa de mortalidad atribuible o relacionada con la gripe pandémica y que para 1918 en Me-lilla es de 10,74 por 1.000. Esta cifra se encon-traría más cercana a otras publicadas para Es-paña como Echeverri15 que estima una tasa de mortalidad por la gripe pandémica de 12,1 por 1.000 habitantes.

    Si dividimos el periodo de estudio con el fin de poder comparar los resultados con otra ciu-dad, en lo que se correspondería con las ondas pandémicas, los resultados que obtenemos son los siguientes (Tabla 2):

    Al analizar las defunciones ocurridas en Me-lilla durante los meses de junio y Julio de 1918, que se correspondería con la primera onda pandé-mica, obtenemos una tasa de mortalidad por gripe de 0,24 por 1.000 habitantes. Si en ese mismo pe-riodo incluimos las muertes por otras patologías del sistema respiratorio no tuberculosas, obtene-mos una tasa de mortalidad de 1,68 por 1.000. Como comparativa, en Madrid durante los meses de mayo y junio la tasa de mortalidad por gripe fue de 0,42 por 1.000 y de 1,31 por 1.000 si in-cluimos las del sistema respiratorio24.

    Durante los meses de octubre y noviembre de 1918 en Melilla tenemos una tasa de morta-lidad por gripe de 1,92 por 1.000. En ese mismo periodo, si incluimos las muertes por otras pa-tologías del sistema respiratorias no tuberculo-

    1917 1918 1919Melilla España Melilla España Melilla España

    TBM 29,3 22,5 33,9 33,08 23,6 23,3TMG 0,04 1,6 3,43 6,99 0,86 1,02

    Tabla 1 . Tasa Brutas de Mortalidad (TBM) y Tasas de Mortalidad por Gripe (TMG) por 1.000 habitantes en

    Melilla y España, 1917-1920.

    Junio - Julio 1918 Octubre – Noviembre 1918Melilla Madrid Melilla Madrid

    TMG 0,24 0,42 1,92 0,62TMG+SR 1,68 1,31 3,22 1,79

    Tabla 2 . Tasas de mortalidad por gripe (TMG) y Tasas de mortalidad relacionada con la gripe pandémica

    (TMG+SR), TMG + Tasa de mortalidad por enfermedades del aparato respiratorio. Comparativa Melilla y Madrid24.

  • ASOCIACIÓN DE ESTUDIOS MELILLENSES

    132 Daniel Castrillejo Pérez

    sas, obtenemos una tasa de mortalidad de 3,22 por 1.000. En Madrid24, durante los meses de octubre y noviembre, la tasa de mortalidad por gripe fue de 0,62 por 1000 y de 1,79 por 1000 si incluimos las del sistema respiratorio, infe-riores a las de nuestra Ciudad.

    No apreciaríamos completo el trabajo si no reflejásemos los datos sanitarios del Ejército español. Es la Sección de Sanidad Militar del Ministerio de la Guerra la que nos aporta la es-tadística sanitaria de 191837.

    En relación con el último decenio fue 1915, con 6,81 por 1.000 del contingente, la que hasta ese momento había dado una mayor tasa de mortalidad. Pero la terrible epidemia de gripe había hecho subir extraordinariamente la mor-talidad en 1918 hasta 11,03 por 1.000 del con-tingente. Destacó el informe que en ese año la guarnición de Melilla, entre aquellas cuyo efec-tivo es superior a 1.000 hombres, sufrió una mortalidad de 21,51 por 1.000 del efectivo, co-rrespondiendo la menor a Santa Cruz de Tene-rife con 2,65 por 1.00037, 38.

    Análisis de las defunciones de junio a diciembre de 1918 en MelillaLa mortalidad por gripe en Melilla durante 1918 ocurrió entre los meses de junio y diciem-

    bre. En nuestra Ciudad se registran durante 1918 un total de 1549 defun-ciones y en este periodo, que vamos a estudiar más detalladamente, un total de 1063 defunciones.

    De las defunciones producidas en este periodo un 14,8% lo fueron con diagnóstico de Gripe (grippe, gripe epidémica, pneumonía gripal, bron-coneumonía gripal, bronquitis gri-pal); un 5,9% por tuberculosis y un 19,1% por patología respiratorias (Neumonía, bronconeumonía, bron-quitis, pleuroneumonía…), y repre-sentan un 39,8% del total (Figura 4). Si analizamos los diagnósticos dentro del grupo de Gripe nos encontramos con un predominio de grippe, gripe epidémica (Figura 5).

    Al analizar los fallecidos por gripe en Meli-lla, se observan los siguientes resultados:

    El 61% eran varones y el 39% mujeres, con una relación varón/mujer de 1,56, de los falle-cidos por gripe. La mediana de edad fue de 23 años para el varón y de 26 para la mujer.

    La distribución por edad y sexo de las muer-tes en Melilla por gripe en este periodo que ve-mos en la Figura 6, que presenta un gráfico con un perfil w, es una firma de gripe pandémica,

    Figura 4 . Defunciones por gripe, tuberculosis y patologías respiratorias. Melilla, Junio a Diciembre de 1918.

    Figura 5 . Defunciones según el diagnóstico de Gripe y sexo. Melilla, Junio a Diciembre de 1918.

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    133LA PANDEMIA DE GRIPE «ESPAÑOLA» DE 1918-1920. ANÁLISIS DE LA MORTALIDAD EN MELILLA

    como lo han señalado numerosos autores 24, 39, 40, 41, e indica que es el período más intenso de la pandemia.

    La proporción de muertes por influenza en el grupo de edad de 15 a 44 años llega hasta el 76,7%. La proporción entre los 0 y 4 años fue de 10,9%, mientras que en los mayores de 65 años fue de un 3,6% (Figura 7). Erkoreka24

    muestra en su trabajo los datos de su estudio en Madrid y Paris, que podemos ver compara-dos con los encontrados en nuestra Ciudad (Ta-bla 3).

    Estos datos de fallecidos por grupo de edad contrastan con los que podemos encontrar en una temporada de gripe estacional. Así, en la temporada 2017-2018, las defunciones en Es-paña de casos graves hospitalizados confirma-dos de gripe son del 84% en los mayores de 64 años y sólo el 3% en los menores de 45 años, situándose la mediana de edad de los fallecidos en 82 años42 (Figura 8).

    En consonancia con la edad de los fallecidos el estado civil predominante es el de soltero/a con un 66,4%, casado/a un 31,4% y 2,2% viudo/a (Figura 9)Figura 6 . Mortalidad por Gripe, edad y sexo.

    Melilla, Junio a Diciembre de 1918.

    Figura 7 . Distribución por edad y sexo de las per-sonas que fallecen en Melilla por Gripe entre Junio

    y Diciembre de 1918.

    0

    100

    200

    300

    400

    500

    600

    700

    800

    900

    0-4 5-14 15-44 45-64 >65

    Núm

    erode

    Defun

    cion

    es

    Añosdeedad

    Defunciones.CasosGravesHospitalizadosdeGripe.Temporada2017-2018

    Figura 8 . Defunciones de casos graves hospitali-zados de gripe en España. Temporada 2017-2018.

    ISCIII.

    Figura 9 . Defunciones por gripe y estado civil. Melilla, junio a diciembre de 1918.

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    134 Daniel Castrillejo Pérez

    Al realizar el contraste de hipótesis (chi-cuadrado de Pearson y estadístico de Fisher) en este estudio se han encontrado diferencias esta-dísticamente significativas entre aquellas per-sonas que fallecieron en el hospital con diag-nóstico de gripe frente a los que fallecieron con diagnósticos de patología respiratoria. También hay diferencias en el sexo y haber fallecido en el hospital a favor del varón, en los fallecidos diagnosticados de gripe, en los diagnosticados de patología respiratoria y en los de tubercu-

    losis encontrándose también diferencias significativas al analizarlo por grupos de edad.

    La tercera onda. Primeros meses de 1919La tercera ola en España se extende-ría en un periodo que abarca enero a ju-nio de 1919. En nuestra Ciudad a fina-les de enero existe la sensación de que lo peor ha pasado (Figura 10) pero la curva de mortalidad de estos meses en Melilla tiene un aspecto bimodal, una onda que venía en declive y se estaciona en enero-febrero, cae en abril y asciende en mayo-junio (Figura 11). Este hecho se resalta y tiene su expresión en las noticias locales

    (Figura 12) pareciendo que vuelve la intensi-dad sufrida durante el invierno.

    Las Tasa de Mortalidad en España durante este periodo están en el rango comprendido en-tre 0,07 a 1,4 muertes por gripe por 1.000 ha-bitantes15, 33. En Melilla la TMG se sitúa en 0,86 por 1.000 habitantes y la TBM en 23,6 por 1.000 (Tabla 1).

    Con el fin de comparar los datos de nues-tra Ciudad con los de otro territorio y que com-prendan en su análisis el periodo que abarca las tres ondas pandémicas de la gripe española, lo haremos con el estudio de Erkoreka43 para el País Vasco.

    Se calculan ambas tasas de mortalidad para el periodo comprendido entre Mayo 1918 y abril de 1919 y se obtiene una tasa de morta-lidad por gripe de 6,8 por 1.000 y una tasa de mortalidad de 5,3 por 1.000 para muertes aso-ciadas con complicaciones del sistema respira-torio, que en esas fechas seguramente tuvieron relación con la infección gripal. La suma nos da una tasa de mortalidad atribuible o relacio-nada a la gripe pandémica de 12,1 por 1.000 habitantes. Con el fin de poder comparar con los hallazgos anteriores, si hacemos el cálculo de tasas en Melilla con la diferencia de presen-tación temporal de las ondas y tomamos el pe-riodo comprendido entre julio de 2018 y junio de 1919 las tasas resultantes para Melilla se-

    Edad Madrid 1918(Oct.-Nov.)Paris 1918(Sep.-Dic.)

    Melilla 1918(Jun.-Dic.)

    0-4 5,7 4,5 10,95-9 2,9 2,0 1,510-14 2,5 3,115-24 22,9 20,6 43,825-34 26,3 31,1 24,135-44 17,7 16,5 8,845-54 8,6 10,1 5,155-64 7,6 5,7 2,2>65 5,9 6,4 3,6Total 100 100 100

    Tabla 3 . Distribución proporcional (%) por edad de las muertes por gripe. Tomado de Erkoreka24 (Madrid y

    Paris) y elaboración propia (Melilla).

    Figura 10 . Noticia acerca de la gripe publicada en el Telegrama del Rif el 31 de enero de 1919.

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    135LA PANDEMIA DE GRIPE «ESPAÑOLA» DE 1918-1920. ANÁLISIS DE LA MORTALIDAD EN MELILLA

    rían: una tasa de mortali-dad por gripe de 4,29 por 1.000 y una tasa de 6,43 por 1.000 por patologías respiratorias y una tasa de mortalidad atribuible o relacionada de 10,72 por 1.000. (Tabla 4).

    Los primeros meses de 1920Durante los primeros me-ses de 1920 apareció un nuevo brote epidémico de gripe que podría ser con-siderado como la última ola de la gripe española24. En este brote epidémico, que más bien parece una

    onda epidémica estacional, se alcanza una tasa de mortalidad por gripe en Melilla de 0,46 por 1.000 (Madrid alcanzó el 0,72 por 1.000), una disminución que expresa también la existencia de una mayor población inmune frente al virus.

    4. Conclusión

    Los datos presentados en este estudio sobre la mortalidad en Melilla se podrían resumir en las figuras 11 y 13. Podemos apreciar las diferen-tes ondas de pandemia gripal que asolaron la Ciudad expresadas en estas curvas de morta-lidad.

    La epidemia apareció de forma brusca, causó gran alarma en la población tal como lo reflejaron los medios de comunicación y afectó a todos los estratos de nuestra sociedad. Cons-tituyó una dura prueba para la sociedad espa-ñola e hizo evidentes las deficiencias socio-sa-nitarias.

    En Melilla se cumplieron las tres caracterís-ticas fundamentales: provocar una gran mor-talidad, las muertes ocurrían rápidamente y la mayoría de las víctimas fueron jóvenes adul-tos. Las tasas de mortalidad en nuestra Ciu-dad no difieren de las halladas en otros lugares,

    Figura 11 . Mortalidad en Melilla, por gripe y patologías respiratorias, de enero de 1917 a Junio de 1920.

    Figura 12 . Noticia acerca de la gripe publicada en el Telegrama del Rif el 11 de junio de 1919.

  • ASOCIACIÓN DE ESTUDIOS MELILLENSES

    136 Daniel Castrillejo Pérez

    pero nos ayudan a comprender mejor un episo-dio hasta ahora no estudiado. Hemos compro-bado cómo la gripe de 1918-1920 acaecida en Melilla tuvo las mismas características que en el resto del territorio. La afectación de los mis-mos grupos de edad que, a diferencia de las gri-pes estacionales, habla de los grupos de riesgo en una futura pandemia, con similares caracte-rísticas a ésta, hombres y mujeres entre 15 y 34 años. En nuestro estudio se encuentra una ca-racterística estadística significativa: los diag-nosticados de gripe fallecieron en el hospital en mayor proporción y con preferencia del varón.

    La pandemia de gripe española su-puso una tremenda tensión en el sistema de salud y sobre los profesionales médi-cos. Entre las lecciones que deja el es-tudio de las pandemias, en especial las de gripe, está la de pensar sobre nues-tra capacidad de respuesta ante un hecho similar, su planificación y sobre todo la preparación44, 45, 46, 47. Cuando aparece lo hace bruscamente y no podemos dejar las cosas “para mañana”. La sensibilidad

    de nuestra sociedad hace que las graves epide-mias de gripe puedan trastornar de forma im-portante el funcionamiento del sistema de salud por su complejidad. La vigilancia de las enfer-medades transmisibles, esencial para la detec-ción de nuevos eventos en las poblaciones, el trabajo en red de los profesionales sanitarios y su preocupación constante por nuestra salud, tanto en Melilla como en la España actual, son una garantía de valor añadido a su labor.

    El estudio de las pandemias pasadas, en es-pecial las de gripe, debe continuar como expre-sión del análisis de un problema con implica-

    MelillaJulio 1918 – Junio 1919

    País VascoMayo 1918 – Abril 1919

    TMG 4,29 6,8TMG+SR 10,72 12,1

    Tabla 4 . Tasas de mortalidad por gripe (TMG) y Tasas de mortalidad relacionada con la gripe pandémica

    (TMG+SR), TMG + Tasa de mortalidad por enfermeda-des del aparato respiratorio. Comparativa Melilla y País

    Vasco43.

    Figura 13 . Mortalidad en Melilla de enero de 2017 a junio de 1920.

  • REVISTA TRÁPANA Nº 122019, pp. 123-138ISSN 0213-8069

    137LA PANDEMIA DE GRIPE «ESPAÑOLA» DE 1918-1920. ANÁLISIS DE LA MORTALIDAD EN MELILLA

    ciones en el futuro. Como diría Sun Tzu: «estar preparado para cualquier circunstancia es lo que garantiza una victoria segura…», en este caso frente a las enfermedades transmisibles.

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    28 Ver cita 19, y se llamó gripe española.29 Telegrama del Rif 12/07/1918.30 Telegrama del Rif 14/09/1918.31 RICO-AVELLO C. Historia de la sanidad

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    https://www.researchgate.net/publication/337947148