Meditacion acerca del Desasosiego de Pessoa

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Carlos-Enrique Ruiz Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa Ediciones Revista ALEPH (8)

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Poesia acerca de la obra de Pessoa

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del

Desasosiego de Pessoa

Ediciones Revista ALEPH (8)

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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ISBN: 978-958-44-8379-9

© Carlos-Enrique Ruiz, 2011

Ediciones Revista ALEPH, ISSN 0120-0216

http://www.revistaaleph.com.co

Carrera 17 No.71-87, Manizales, Colombia, Sudamérica

Primera edición: abril de 2011

Número 8 de la serie “Ediciones Revista Aleph”

Diagramación: Andrea Betancourt G.

Carátula: Composición fotográfica (CER)

Impresión: Editorial Andina – Manizales, Col.

Ruiz, Carlos-Enrique, 1943-

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa / Carlos-

Enrique Ruiz. -- Manizales : Ediciones Revista Aleph, 2011.

166 p. ; 20 cm.

1. Pessoa, Fernando, 1888-1935 - Crítica e interpretación

2. Poesía portuguesa 3. Poetas portugueses I. Tít.

869.4 cd 21 ed.

A1283503

CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango

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para: Livia

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En mi corazón hay una paz de angustia, y mi sosiego está hecho de

resignación.

Fernando Pessoa (“Libro del desasosiego”, 3)

La caricia del apagamiento, la flor dada de lo inútil, mi nombre nunca

pronunciado, mi desasosiego entre orillas, el privilegio de deberes

cedidos, y, en la última curva del parque ancestral, el otro siglo como un

rosal.

Fernando Pessoa (“Libro del desasosiego”, 481)

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Fernando Pessoa, ¿pirrónico?1

“Más que saber, dudar me agrada"

Dante

Cuarenta y siete años de tránsito por la vida fueron suficientes para que

un hombre se convirtiera, e1 solo, en una literatura. Pessoa mantuvo

afincada la idea de que siendo un hombre de talento su obra habría de

perdurar. La modeló con la vanidad íntima de reconocerse genial.

Angel Crespo, grande especialista y traductor se refiere a él en términos

de "uno de los mayores poetas europeos de nuestro tiempo". Octavio

Paz lo describe como "anglómano, miope, cortés, huidizo, vestido de

oscuro, reticente y familiar, cosmopolita que predica el nacionalismo...

''. Geraldo Dias da Cruz dice de él que "fue plural como el universo". Su

amigo y biógrafo Joâo Gaspar Simões, lo retrata de la siguiente manera:

"En plena madurez el poeta continúa siendo él mismo ser débil que a los

veinte años: piernas delgadas, de pajarillo…, ligeramente encorvado, de

tórax retraído y una cabeza de amplias entradas… ojos rasgados como

almendras, en una cara en la que la fragilidad de los anteojos... crea una

especie de intocable delicadeza... hay en él algo esfíngico, algo que se le

nota, hasta cierto punto, del contraste entre la fragilidad física y el ardor

hermético de su espíritu...''. A su vez, el propio Pessoa se define como

"pagano y decadente" y como "histérico-neurasténico".

En este conjunto de opiniones está la imagen cabal del autor de obra

cosmopolita que se difunde y estudia en culturas disímiles. Sinembargo,

tampoco fue un gran desconocido en su propio momento. Carmen

Michels recuerda que Pessoa publicó en vida 132 textos de prosa y 299

poemas, cantidad suficiente como para estar presente entre sus

coetáneos. Su obra, por supuesto, era más abundante. La Biblioteca

Nacional de Lisboa tiene en su haber 27. 543 escritos originales suyos,

entre poesía y ensayo, y desde su muerte, ocurrida en 1935, hasta

cuarenta años después, se publicaron 71 volúmenes con parte de su obra.

De verdad se trató de una vida corta en duración física, pero de una

1 En: Revista Aleph No. 65 (1988); pp. 24-30

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soledad intensa y laboriosa.

En 1985 los restos mortales de Fernando Pessoa fueron trasladados al

Monasterio de los Jerónimos en Lisboa, donde reposan "en un sarcófago

de mármol rosa", entre dos aventureros ungidos por la misma hazaña:

Luis Vaz de Camões y Vasco de Gama. El segundo, descubridor de

nueva ruta a las Indias por el Cabo de Buena Esperanza, proeza que el

primero inmortalizó en el poema épico Los Luisíadas.

Pessoa creó personajes que como autores autónomos hicieron una obra,

distinguible entre ellos y agrupada bajo la misma paternidad de un

hombre que los vivió a todos y supo afirmarlos aun en realidades

estéticas diferenciables. Alberto Caeiro, el que no cree en nada pero

existe; Ricardo Reis, el neoclásico, y el ingeniero y poeta sensacionista

y futurista Alvaro de Campos, fueron los principales heterónimos, que

con el ortónimo Pessoa construyeron una obra ya inserta en la literatura

universal. Obra de indagaciones permanentes, de paradojas, de no

sumisión a lo establecido, de contradicciones como es natural en una

personalidad de tan intensa vibración interior.

El hombre solitario y marginal que se hizo a la cultura inglesa desde

edad temprana, viviendo y estudiando durante nueve años en Suráfrica,

no abandonó nunca la escritura en inglés, ni las formalidades

cortesanas, ni el traje oscuro, tal como se lo recordará en Brasileira, el

café típico que frecuentaba en la Plaza Chiado de Lisboa, ciudad que le

retuvo por treinta años, sin el menor abandono, desde su retorno en

1905. Su apego a la ciudad y a la cultura portuguesa tenía el mismo

motivo que la seducción en los amantes ("Mi patria es la lengua

portuguesa": F.P.).

Abúlico y distante, Pessoa tuvo como centro de su existencia la

elaboración de una obra literaria, cimentada en amplia y profunda

cultura, en condiciones de precaria subsistencia que se ganaba en la

mayoría de las veces como corresponsal comercial, es decir, redactor de

cartas en inglés y francés para empresas.

Al pensar en Pessoa fácilmente se recuerda a Don Antonio Machado,

por lo que escribió en el Juan de Mairena: "Después de la verdad, nada tan

bello como la ficción./ Los grandes poetas son metafísicos fracasados.

(No todos)/ Los grandes filósofos son poetas que creen en la realidad de

sus poemas". Y el mismo Machado agregó: "El escepticismo de los

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poetas puede servir de estímulo a los filósofos".

Pessoa fue al mismo tiempo poeta y pensador, con acendro metafísico.

En esa conjunción de pensador y poeta, el escepticismo, como en la

observación de Machado, le sirvió de aliento. Su obra es reflexión, en

poesía y prosa, sobre la individualidad del hombre, sobre su carácter

más profundo y su conexión con el entorno tumultuoso y opresivo, pero

observado con tono desapacible. El amplio espectro de su formación

intelectual le da base firme para el trabajo de creación y de análisis. De

ahí que su obra ha quedado inserta en el torrente de la cultura universal,

y por tanto en la tradición, así haya tenido que reinventársela para

enriquecer la literatura de lengua portuguesa. A no dudar, las fuentes

primarias y predilectas en su formación estaban en la cultura griega.

En su obra vuelve una y otra vez sobre ella para apreciarla en lo que

llama "la extraordinaria perfección cívica y moral de la vida griega", y

también para ocuparse de "la extraordinaria plenitud heroica y gloriosa

de Grecia", por todo cuanto tenían los griegos de "extraordinaria

atención a la belleza". Del estudio de esa cultura antigua comprendió

que en los griegos "el ideal íntimo se ajustaba al ideal social", por

cuanto aquel hombre era un hombre verdadero, que después, hasta hoy,

pasó a ser un hombre aficionado. Según Pessoa, después de aquella cultura

que califica reiteradas veces de extraordinaria, el hombre se vino a menos,

como con su destino disipado. Perdió en esencia y trata locamente de

reencontrar ese rumbo u otro equiparable que le vuelva a la condición

verdadera, para poder dejar atrás la mera afición de ser hombre.

De igual modo, Pessoa aprendió de la antigua civilización griega el

problemático concepto de vitalidad de una nación, que le llevó en ocasiones

a plantearse como nacionalista furibundo. Sus conceptos ideológicos

tuvieron asideros frágiles para los tiempos que corrían, pero por fortuna

Pessoa no ha quedado como ideólogo: sobrevive por su dimensión

humanística y creadora. Aquel signo de vitalidad de la nación lo

advirtió en la capacidad de crear "nuevos moldes, nuevas ideas

generales para el movimiento civilizador a que pertenece". Es posible

que Pessoa al emplear la expresión movimiento civilizador esté aludiendo al

campo global de una Cultura, de frontera más allá de las naciones, e

involucrando talvez a muchas de ellas, como en el caso de la llamada

Cultura Occidental. La ciencia en ese aspecto de la identificación de la

vitalidad tiene, en su legitima comprensión, un desempeño secundario,

por cuanto corresponde más la ciencia al fuero de lo material que al

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mundo de las ideas rectoras, o simplemente más generales.

"Yo soy un pagano decadente, del tiempo del otoño de la Belleza, del

adormecimiento (?) de la limpidez antigua, místico intelectual de la raza

triste de los neoplatónicos de Alejandría", escribió Pessoa probablemente

en 1917, año en el que se publica el único número de la revista "Portugal

Futurista", con poemas suyos, en su propio nombre, de ningún corte

futurista y el sí futurista Ultimátum de Alvaro de Campos. Es de pensar que

Pessoa alude a los neoplatónicos de Alejandría, como al último ejercicio

de supervivencia de la filosofía griega y en particular del panteísmo, que

era en él una manifiesta convicción. '

Hay que tener presente que en 1914 escribe y publica la Oda Triunfal

(Alvaro de Campos), un canto lleno de "crispaciones absurdas" y de

arrebatada e irónica apología de fábricas, engranajes, libertinos; de exaltación

de los callejones de pudrición y estrechez, y del estrépito cruel y delicioso de la

civilización de hoy. Y, en fin, de todo lo que Pessoa llama "fauna

maravillosa del fondo del mar de la vida". La Oda Triunfal es una especie

de acto masoquista, de alguien que sabiéndose impotente de acciones

físicamente transformadoras, no le queda más que atormentarse con la

revisión febril de ese entorno de ruidos y malolientes lugares. Oda que

fue escrita como ironía suprema.

Tampoco hay que olvidar que el 26 de abril de 1916 se suicida en París su

gran amigo el poeta Mario de Sá-Carneiro, un hombre de signo trágico,

"todo refinamientos y caprichos, delicadezas y susceptibilidades".

Entonces aquel Ultimátum de 1917 habría de tener una carga intensa,

producto de situaciones contrastadas y así proclama la "abolición del

dogma de la individualidad artística”. “El artista más grande -dice- será el

que menos se defina, el que escriba en más géneros, con más

contradicciones y desemejanzas. Ningún artista deberá tener sólo una

personalidad. Deberá tener varias, organizando cada una por la reunión

concreta de estados de alma semejantes, disipando así la grosera ficción

de que es uno e indivisible". En el mismo Ultimátum la intrepidez recorre

todos los senderos. Proclama que la ciencia sustituya a la filosofía, el

advenimiento de la Humanidad de los Ingenieros y de una Humanidad

matemática y perfecta, y como es natural en ese tono, proclama también

la creación científica de los Superhombres. Antes había estado Nietzsche

(1844-1900) con la exaltación de la voluntad de poder y del superhombre,

influencias obvias en aquel manifiesto pessoano, no comunes en el resto

de la obra.

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Pocas veces Pessoa disfrutaba de exaltaciones optimistas, por el

contrario, su estilo aforístico tenía el tono de una metafísica

apesadumbrada, dolida, sin mayor vitalismo. Más bien pudiera interpretar

aquella posición grandilocuente como reacción de una voluntad

quebrantada, casi asfixiada frente al medio y con respecto a los

acontecimientos más cercanos. Después del dolor intenso y súbito habrá

de venir algún discreto paréntesis de optimismo, así se venga como

protesta feliz que le lleva a proponer la abolición de tres dogmas: la

personalidad, el concepto de individualidad y el objetivismo personal.

Estas son expresiones que van perfilando una interpretación que me

aventuro a hacer de Pessoa como escéptico, nutrido en la cultura griega y

modelado en las circunstancias propias. No era Pessoa un escéptico académico

a la manera de la Academia Platónica (s. III a.C) y de Arceliao y

Carnéades. Más bien lo era a la manera de Pirrón de Elis; es decir, el

escepticismo pirrónico, con mejor expresión en Sexto Empírico, quien influyó

en la colectividad médica de Alejandría en actitud de rechazo a las teorías

dogmáticas. Richard H. Popkin dice que para los pirrónicos "el

escepticismo era una capacidad o actitud mental de oponer la evidencia, en

pro y en contra, acerca de toda cuestión sobre lo que no era evidente, de tal

manera que se pudiese suspender el juicio sobre ella." En el fondo y

principio del escéptico está la duda sobre las apariencias, evidencias y

razones. El escéptico no es incrédulo, por el contrario puede abrigar

creencias dispares; incluso con la capacidad de ponerlas en cuestión en su

momento. No hay credo único que pueda comprometer el pensamiento y la

acción del escéptico. Se trata más bien de una posición intelectual

intransigente solo con todo lo dogmático y lo consagrado como establecido.

El escepticismo de Miguel de Montaigne es delicado y sugerente, el de

Antonio Machado en el Juan de Mairena es de altibajos, a veces con no

disimulada crueldad y el de Pessoa es duro, recalcitrante, que golpea en las

fibras más sensibles. Lo que en Montaigne es examen, en Pessoa es

"magnificencia triste de penumbras". En Machado, "las ideas profesadas

como creencias son también gallos de pelea con espolones afilados". "La

gracia del escéptico -dice en el Mairena- consiste en que los argumentos no

le convencen. Tampoco pretende él (el escéptico) convencer a nadie".

Montaigne declara: "yo no afirmo ni niego"; su obra es una reflexión total

a través de sí mismo, de la personalidad propia, hasta el punto de

convencerse de que "ninguna opinión es fácil que penetre y arraigue" en su

espíritu, y con el oportuno entusiasmo declara haber privado a su espíritu

del derecho de aceptar cosas definitivas. Esta terna de personalidades tiene

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en común el apego a la meditación filosófica, con el no compromiso en el

punto de partida, o la duda sobre lo que se dice es. Los tres conforman un

espectro, con Montaigne y Pessoa en los extremos. El primero, más

cercano al equilibrio racional, y el segundo desaforado en el manejo

intelectual de las pasiones. Todos ellos en el mismo recuadro del

escepticismo. Quizá del escepticismo pirrónico, por la característica de ser

más dubitativo que contradictor del propio conocimiento. No se niega,

simplemente se asume la actitud de pensar que siempre hay otras opciones,

o al menos puede haberlas. En Pessoa la capacidad de duda se confunde

con la falta de sosiego: "No hay sosiego, dice, -y, ¡ay de mí!, ni siquiera

hay deseo de tenerlo...", escribe en marzo de 1930.

La confianza en las evidencias no es enteramente conseguible en los

escépticos. Prima la dubitación. Se duda de manera continua, en el

escepticismo, sobre el carácter satisfactorio en todo lo que pueda

apreciarse como evidente en el campo de las propias creencias. De ahí

también la explicación para el carácter contradictorio del escéptico que

vemos en Pessoa. Aquel que en veces, por ejemplo, se confiesa

simultáneamente lector y no lector: 'Leo y soy liberado…/ Leo como quien

abdica…/ Leo como quien pasa…/ Detesto la lectura…/ No conozco un

placer como el de los libros, y poco leo. Los libros son presentaciones a los

sueños, y no necesita presentaciones quien, con la facilidad de la vida,

entre en conversación con ellos". Esta muestra de contradicción sobre un

tema tan aparentemente sencillo como la lectura y el libro, se resuelve con

una posición particular: "Leo y me abandono, no a la 'lectura, sino a mí

mismo...” Es la confesión, conclusiva, de quien valora más los vaivenes en

su sensibilidad que la forma de la realidad posible. Su realidad es esa, la

continua suscitación que le produce la lectura, más que la lectura en sí.

Pessoa lee y se aleja, no en el texto, como inmerso en él, sino a partir de

él.

Asímismo, Pessoa es un escéptico no por convicción de lo negativo;

también por apego a la naturaleza como una moral. Asumió Pessoa "la

vida como guía", a la manera de Diógenes Laercio. Y no hay duda que en

el poeta lusitano su propia vida, el ejercicio cotidiano de su ser, es el

motivo y razón de su obra -como a su manera en Montaigne-, aun en su

relación conflictiva, pero interiorizada, con todo lo circundante, sin ser

contestatario; más bien la vida, su vida, es la protagonista de su obra

esencial.

Toda posibilidad de prueba tiene en Pessoa, como en los escépticos, dos

caras, para ver con análoga similitud lo uno y lo otro, que puede ser

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contrario. La manera más práctica de ejercer esta actitud se encuentra en

los aforismos o sentencias que construye premeditadamente para resumir

o sintetizar estados de ánimo y de pensamiento, en textos que tienen esa

modalidad como estilo, o que de pronto aparecen intercalados en poemas

o descripciones de otra naturaleza. En ellos rompe la aparente evidencia

del sentido común que, al abandonarlo, lo que consigue finalmente es

agregarle algún nuevo significado. Así, por ejemplo, una tristeza puede

ser buena y dar alegría: “… es alegre como una tristeza buena". Y es

natural que en la obra aparezca la "alegría triste".

En cuanto a la noción del tiempo, la misma identidad o juego de

contrarios tiene lugar: “… el presente es antiquísimo, porque todo cuanto

ha existido ha sido presente...” Y con respecto a las personas, a los otros,

a la posibilidad de querer o de amar, el escepticismo de Pessoa se torna

amargo, cruel: "Nunca amamos a nadie. Amamos, tan solamente, a la idea

que nos hacemos de alguien".

El mundo pessoano está hecho de hipersensibilidad, interiorizada. Los

nexos con el entorno, con lo circundante, los hace precarios, apenas los

indispensables para moverse y vivir sin ser perturbado por causas

distintas a las de su doliente metafísica. Como es natural, un talante de

este tipo conlleva melancolías intensas, desprecio por casi todo, por la

inutilidad del poder y de lo que no provenga del manejo creador de las

sensaciones. Lo que acompaña el alma de Pessoa es un tremendo

desasosiego, que a la vez le mantiene firme en la continuidad de su tarea de

escritor, bajo espíritu bullente, con tal reverencia por la palabra escrita

que ejerce casi siempre de pie, como en actitud de honor y de valor. Su

vida trata de hacerla trascurrir en la penumbra, como una forma natural

del alma humana: "Toda la vida del alma humana es un movimiento en la

penumbra…; todo el mundo es confuso, como unas voces en la noche".

Bajo este grado de desapego y desolación interiores no le queda más que

decir: "Me duele la cabeza y el universo". Pessoa asume todo el dolor del

mundo como una reivindicación creadora propia.

Un intento de comprensión más global de Pessoa pudiera llevamos a

ubicarlo como un crítico implacable de lo burocrático generado en el

ejercicio de la convivencia social, tal vez a la manera de un Kafka, el de

"El Proceso", bajo similares sentimientos de inevitabilidad y de

impotencia, por fuera de cualquier lógica. "La lógica, al parecer

inquebrantable -se lee en el último capítulo de El Proceso- no resiste a un

hombre que quiere vivir". Pero la interiorización de la reflexión como

paradoja, como sentimiento expresado en juego profundo de contrarios,

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tiene en Pessoa más hondo significado, con más efluvios de alma que

arde. Así, pensando en la esterilidad de las burocracias, pudiendo y sin

poderse desprender de sus influjos, escribe: "Las cosas del estado y de la

ciudad no ejercen poder sobre nosotros. Nada nos importa que los

ministros y los áulicos hagan falsa gerencia de las cosas de la nación.

Todo esto sucede allá fuera, como el barro en los días de lluvia. Nada

tenemos que ver con eso que tenga al mismo tiempo que ver con

nosotros". En otra ocasión asevera: "No me someto al Estado ni a los

hombres: resisto inertemente".

Pessoa fue un ser agónico, es decir, en lucha continua consigo mismo, a

la manera de Kierkegaard y Unamuno. Pero a diferencia de ellos, el

misticismo lo tenía sin cuidado, ante todo de un credo en particular. Su

ansia de trascender, de pensar en profundidad, pero sin hacer del

pensamiento una elaboración acabada, lo lleva a desbordar creando a sus

diferentes, a sus otros, a sus heterónimos. Un espíritu que vibra a tan

altas temperaturas tiene que desfogar por partes múltiples. Tal candencia

de ánima encuentra todo tipo de espacios para conceptuar con aparente

armonía en problemas de largo alcance.

Piensa en la Cultura y la expresa como "el desarrollo supremo de la

conciencia que el hombre tiene de sí mismo", no la aprecia como un

complejo de exterioridades. Su acento es firme, con cierto viso

individualista, amparado en el hecho de que la Cultura lo que trata es de

la conciencia de individualidad que se despierta en el hombre.

Conciencia de individualidad, agregada, con reconocimiento de

diversidad y de pluralidad. Conciencia de conocimiento y de sensaciones

trascendidas, También entiende por Cultura el conjunto de "impresiones

recibidas en libros, museos o laboratorios".

Cuando Pessoa trata del Arte, establece que su asunto no es la realidad,

sino la abstracción, no la abstracción pura sino la por él llamada

abstracción creadora o abstracción en movimiento. El problema del

compromiso del arte, o del arte comprometido, lo tiene igualmente

resuelto Pessoa: "El arte no es propaganda política... El arte no tiene

para el artista fin social... El arte tiene, sinembargo, un resultado social,

pero relacionado con la Naturaleza y no con el poeta o el pintor". Es más

contundente al expresar: "Todo artista que da a su arte un fin extra-

artístico es un infame...''. Hay que advertir que al arte al cual se refiere

Pessoa es la literatura. Su posición es en extremo radical. Para él sólo

hay tres artes: la metafísica, la literatura y la música. A la pintura y a la

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escultura sólo las reconoce como "obras de artesanía perfeccionadas". La

poesía está, como consecuencia natural, en el campo del arte. "Esto es la

poesía: cantar sin música", escribe Pessoa por intermedio de Alvaro de

Campos. Pero a la vez establece que "la poesía es asombro, admiración

como la de un ser caído del cielo en plena conciencia de su caída y

atónito ante las cosas. Como la de alguien que conociese el alma de las

cosas y se esforzara por rememorar ese conocimiento recordando que no

era así como las había conocido, no con esas formas y en esas

condiciones; pero no recordando nada más." La poesía es musical para

Pessoa, pero no musicable, en especial la lírica, y también es,

simultáneamente, perplejidad. El poeta está en el mundo como exiliado,

atónito frente a todo lo que le rodea, pero con una especie de

conocimiento anterior que al intentar recordarlo comprende con claridad

su no coincidencia con lo que tiene en el alcance de su mirada. Entonces

el poeta no tiene otro asunto para cantar que el alma de las cosas, o en

otros términos, la intuición, el presentimiento, lo que se presume sean los

objetos y las situaciones.

El poeta que es Pessoa, como los grandes poetas de nuestro tiempo, es un

exiliado, un extraño, para quien la libertad tan sólo es la posibilidad de

aislamiento, posibilidad y nada más, porque el poeta no consigue al fin

aislarse como se propone, o como intentan hacerlo todas las

circunstancias que lo rodean. El poeta de veras, el cantor grande, el que

con la palabra ha conseguido expresar el alma de las cosas, el sentido que

vibra desde lo íntimo de todo, a partir de los más hondos y constantes

temas del hombre, ese POETA ha puesto en la intemporalidad su

nombre, su fibra y su garra.

… Somos extranjeros

Donde quiera que estemos.

… Somos extranjeros

Donde quiera que vivamos…

………

Hagamos de nosotros mismos el retiro

Donde escondernos, tímidos ante el insulto

Del tumulto del mundo.

Ricardo Reis

Para Pessoa, el hombre que es poeta tiene el instinto de la curiosidad intelectual, en

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cambio el otro, el animal que hace versos, sólo "es capaz de interesarse por el

curso normal de la vida que lo afecta". La Cultura nutre y da vuelo al

poeta, al hombre-poeta; lo nutre en concordancia con la misma

aseveración de Pessoa de que "la cultura es un alimento mental, y el

alimento para que nutra tiene que ser asimilado".

En la Oda Marcial Alvaro de Campos, dice:

Innúmero río sin agua -sólo gente y cosas

¡pavorosamente sin agua!

Suenan tambores lejanos en mi oído.

Y no sé si veo el río, si oigo tambores,

¡como si no pudiese oír y ver al mismo tiempo!

Fernando Pessoa corrobora con su obra la invocación salida de su pluma:

" ... quien al morir deja escrito un verso bello, deja más ricos los cielos y

la tierra y más emotivamente misteriosa la razón de que haya estrellas y

gentes".

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M e d i t a c i ó n…

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Requiebra el viento sobre los árboles

antes apretujados y de modulación armoniosa

salen destellos en voces en trinos

en ondulación de élitros

Requiebros del viento en la canción de la noche

en la espesura de la niebla

en lo incandescente de los pensamientos iconoclastas

Vuelve al silencio la canción sin nombre

*

Desde las ruinas de las culturas del pasado

brotan estrellitas pintas luminosas en los espacios

de esta tierra desolada

Son las señales premonitorias de otros destinos

ojalá claros armoniosos de duración poco fatigable

en el galopar del tiempo

Sinembargo el ciclo volverá a sumergir

toda posibilidad

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Nada pudo el hombre en el conjuro que apaciguó

al ángel de la discordia

mientras otros hombres recogían la simiente

que eligió el bardo al sumirse en la elocuencia

de las palabras furtivas

Nada se pudo en términos del encuentro

entre el ángel y el bastardo que suplantó al vate

*

Los días se apaciguan unos a otros

y se apasionan las voces en el rodar de acontecimientos

que siempre sorprenden con el asombro

en los rostros cansados un tanto siniestros

de los mortales

en la vecindad del cadalso

Los días corren en el ritmo atemperado

de la propia intemperancia

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Ni el bien ni el mal acompañan el vivir de los batracios

pero sí son claves para descifrar la impotencia

de los humanos

desprendidos ya de los árboles

y erguidos sobre pensamientos torpes acerca de la paz y de la guerra de la

vida y de la muerte

La antítesis está entre el día y la noche

entre el alba y el caer del disco anaranjado

tras la montaña despojada de bosque y de niebla

Es la vida en la encrucijada

*

Se miran al espejo con la esperanza

de encontrar a ese otro que no está con uno

bajo la ilusión de reconocer algún rasgo en el rostro

que nos haga genuinos representantes de la ilusión

Un día al fin en el espejo se encogerá la voz

tímida y temida de la conciencia

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El simulacro de las voces

las apariencias

El gesto

la rutina

El decaer de los árboles y las banderas

El zumbido de las abejas al contacto de la roca

Y el silencio en simulacro cual retirada

Oídos concentran las disonancias del tambor

*

Se regresa de una aventura al igual que de un naufragio

Los días que siguen presurizan el alma

y en los labios permanece la sequedad resquebrajante

de la canícula

En las manos la esperanza

con el vuelo de gorriones y alondras

Se regresa siempre en la espesura

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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El deseo de la vida comienza cuando los días

se achicharran

cuando por las calles no se ven sino sombras de árboles y de gentes que un

día fueron

El deseo por la vida alcanza hasta el ritual de las sábanas blancas flotando en

el aire

sin más esperanza que sus ondulaciones

sin la tibieza de las otras

Los deseos se acuchillan de cobardía ante los robots

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Las enseñanzas en el rostro dejaron el rastro

sobre otras huellas entonadas en el desencanto

en la incertidumbre del soñar despierto

Huellas de mariposas que titilan en el fluir del viento

Al paso de los años las manos recogen los silencios

y las atribulaciones de los cardos

las ensoñaciones de turbulencias apaciguadas por la memoria

dejada de rastros y comedias

*

Caen la luz y la lluvia como pétalos desprendidos

de labios y de pieles sonrosadas hacia los rostros

Cae la luz en peldaños que le niegan fulgor a la sombra

Cae en lo más simple de la tarde

la luz sin el sonrojo de la piedra

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

22

Enhiesto sobre la ola

el árbol alcanza el paroxismo

La lluvia en el desierto

deshiela los pensamientos

en las poblaciones nómadas

En silencio se alcanza el clímax

sobre la soledad de los cuerpos

que yacen extenuados en el desierto

Mariposas refulgen en la sensación de espejos

con el leve repunte de las aguas

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

23

La Decadencia es la pérdida total de la inconsciencia; porque la

inconsciencia es el fundamento de la vida. El corazón, si pudiera

pensar, se pararía.

Fernando Pessoa (“Libro del desasosiego”, 1)

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

24

A lo lejos las torres de las viejas catedrales

simulan cirios que no dejan de arder

a pesar de las tinieblas

En la distancia los corazones palpitan

como en el primer momento de la creación

*

La sabiduría de los chamanes

sirve de ejemplo en las circunstancias

tejidas por los sonámbulos de las selvas

más apretujadas

sin dejar escapar ni un grito

ni la súplica

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

25

Los ferrocarriles despliegan la ilusión de estar

en todas partes

por las planicies que han dejado los acontecimientos diferenciadores de la

geología

Cada montaña por pequeña que sea

se precia de ejercitar la plegaria

de los ya difuntos labradores

que no tuvieron punto de partida

Riachuelos se abren entre peñascos

para agotar en la caída la distancia

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

26

Vuelven a la montaña

de donde alguna vez partieron las primeras voces

Se respira aire pestilente sobre la memoria

de los primeros moradores

de las causas perdidas

El refugio de los pensamientos siniestros

no es otro que las manos

Marsupiales y águilas se encuentran

sobre la ilusión del diálogo

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

27

Duermes tan quieta cual larga eres

sin los recuerdos de aventuras fugaces

con los pies fríos y los brazos entrecruzados

y los labios de suaves trazos que apenas violaría

el lápiz sobre el papel de arroz

Duermes y yo aquí te acompaño a escasos tres metros

al amparo de la caperuza verde

con la exigencia de esta libreta bajo la mano

que recorre sus páginas

con el apresuramiento de una caricia

que te arrebata el suspiro del rápido despertar

del volver al estiramiento de las piernas

y al forcejeo de los brazos por alcanzar otra vez

el propio espacio de la rutina

que se abre en la humanidad de tu estirpe

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

28

Mero fluir de palabras al amparo del bullicio

del mundo

Palabras que se van por el aire o apenas en el silencio inexpugnable del

papel

Palabras otras que a veces se acompañan

con las modulaciones de piano violín guitarra....

Su sentido desarrolla la función de futuro

Luego aparece la música

y las palabras quedan rezagadas en olvido

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

29

De la tierra surge el tallo

del tallo la flor

y de la flor

el aire

Del aire nace la distancia

de la distancia el olvido

Del horizonte se desprende el Sol

y la noche sume al mundo en agonía

La tierra renace en cada amanecer

y los ciclos inundan las vidas

que se suceden hasta el fin

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

30

Las luces ciegan la imaginación

en tanto la noche acompaña el silencio de las estrellas

puestas ahí

sin la marcha de los pensamientos que asedian la inclemencia

Las luces reproducen una y otra vez

el paso de los cuerpos que en sus formas deshacen

la súplica de la primera voz

*

El agua al fluir detiene la sensación del tiempo

y recrea la noción de lo fugitivo

sin la consideración de las montañas

que de manera inevitable limitan la visión

de lo extraño por lejano

El agua recoge en la superficie imágenes

de otra manera extraviadas con los visos

de ramificaciones de árboles que solazan

y expanden elucubraciones

Page 31: Meditacion acerca del Desasosiego de Pessoa

Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

31

El fuego congrega el ardor de las palabras

y de los brazos que gesticulan placeres

bajo los ribetes tímidos de la propia llama

El calor se irradia en la soledad de los cuerpos

desasidos de sombras

y cansados de alertar el sonsonete de la lluvia

El fuego inspira las manos para acompañar

la brega del existir apegado a las historias

que incendiaron el frescor de la rosa

Page 32: Meditacion acerca del Desasosiego de Pessoa

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

32

En las noches se estimula el sueño y la imaginación

para dar vida a las palabras

a sensaciones e imágenes mudas

En las noches se acuartelan las posibilidades

y se cuajan los amaneceres sin el rostro

que se despliega en un cielo con la marca

de los insomnios

Procederes por reconquistar en cada tarde

*

La palabra muda

el cielo con desencanto

La noche sumida en el sueño o en el delirio

La palabra sin decir del derrotero que acompaña

a los héroes siempre transidos y energúmenos

La palabra que se inspira en lo sensitivo

de quienes comprenden la hermosura y la verdad

La palabra guarda distancia y secreto

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

33

Desde la contienda sube

el oscuro olor de la quimera

con guijarros cual estrellas tramadas en la espuma

de acontecimientos sin término

Los pasos que se dieron tifien las alas de vértigo

y a lo lejos apenas se vio el trazo difuso

de los recuerdos

que enardecieron pasiones y manotees al aire

Quedó en el espacio la imagen fugitiva

de cuerpos en líneas de azar

sin asidero en la contienda

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

34

Un tedio que incluye la anticipación sólo de más tedio todavía;

la pena ya de sentir mañana pena por haber sentido pena hoy –

grandes marañas…

Fernando Pessoa (“Libro del desasosiego”, 14)

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

35

La luz que encandila sobre los rostros

no hace sino señalar el camino frágil de golondrinas

al atardecer

La luz en la tarde rememora la fenecida esperanza

o la pesadumbre

la iluminada idea de lo que perece

sin la permanencia del sueño

La luz dibuja en los rostros

las señales que va dejando

la vida en la vida

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

36

Tres rosas amarillas se acercan

tan frescas y espléndidas

Tres rosas para el pecho la frente

y el alma

Tres rosas que deseara inmortales

en su conjunto de pétalos aromados

Tres rosas para el cielo

para la lumbre

para el recogimiento

Tres rosas nada más

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

37

La estancia de la palabra

el recinto de la mariposa

y el águila que clama

El ruido extraño de lo que huye

la soledad de los desterrados

y el colibrí en amenaza

La penumbra al acecho de las voces

que no se encuentran

El monopolio del sonido en la naturaleza

y el gazapo en el vuelo de la abeja

Por fin los dioses se apiadaron del águila

del colibrí

y del gazapo

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

38

En la meditación sobre un camino largo

y distante de la memoria

llegó de pronto la chispa a nuestros pies

Sobre el alcor y en el valle que lo circunda

Sobre la torre elevada

en silencio y agonía

Sobre el Señor de Montaigne

pertrechado de libros en su momento

y de otros acompañamientos memoriosos

En la meditación estaban los viñedos

y la espumosa sensación de los acontecimientos

que el tiempo vulnera

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

39

En la espina del tallo está el corazón de lo sublime

con nombre indefinible

Está la vida de lo que transcurre y fenece

En la espina ha quedado la sensación del fuego

y del cavilar de los rostros acogidos por la penumbra

*

Las palabras encendieron la protesta de las cosas

suele ocurrir

en un mundo alucinado por las fantasías

que tejen los objetos entre las miradas

y las manos de los pobres mortales

Las palabras sustituyen con facilidad a las cosas

en sus formas y en lo sensual

Tan las sustituyen que el mundo pudiera ser solo de palabras después de las

cosas haber existido

Quedaría el mundo como el gran soporte del frenesí

desatado y sin término

Page 40: Meditacion acerca del Desasosiego de Pessoa

Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

40

Tanta belleza

pero tantísima belleza

vuelta polvo

polvo esparcido sin la más mínima

posibilidad de identificación

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

41

Finge el encanto de los ríos que raudos se precipitan

y finge la voz o el talante de quienes huyen

sin saberse perseguidos

Finge la lluvia al golpear en el vidrio de la ventana

por saberse sobria

Finge el árbol al mecerse suave con el viento

y al acoger en su sombra a otros seres que igual fingen cansancio o simple

reposo

por existir

Finge la estirpe sobre las andanzas

de fugitivos ancestrales

buscadores de riquezas

con nostalgia

Page 42: Meditacion acerca del Desasosiego de Pessoa

Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

42

A la rosa en su sitio le viene la luz

a la manera de encantamiento natural

en el despunte del día

para el paso de las primeras miradas

A la rosa se le va la vida con la fugacidad

del golpe de vista que le sorprende

al sucederse en el silencio de lo cotidiano

A la rosa le queda corta la mañana

*

Se sorprende la rutina con el desasosiego

de unas manos que de laboriosas titilan

Va el paso con los días tras las huellas de lo mudo y estático

que siempre sepultan las olas turbias de los acontecimientos

Se sorprende al viajero con la mirada quieta

de los pinos y de los sauces

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

43

Las manos sobre el papel trenzan con letras

quizá formas bruscas que buscan acomodo

en el espacio mudo de los sentidos también lelos

y de los pies a la espera de otras huidas

bajo el signo de los tiempos que se esperan cambiantes

pero que no se nota

Las manos entretienen la mirada

que por lo fija desliza lenta

hasta dar con el sentido en el abismo

de los recuerdos

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

44

Mañana también yo –el alma que siente y piensa, el universo que soy

para mí mismo-, mañana, sí, yo también seré el que dejó de pasar

por estas calles, aquel a quien otros evocarán con un “¿qué habrá

sido de él?”. Y todo cuanto hago, todo cuanto siento, todo cuanto

vivo, no será más que un transeúnte de menos en la cotidianidad de

las calles de una ciudad cualquiera.

Fernando Pessoa (“Libro del desasosiego”, 481)

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

45

Los cornos y los oboes se van lento entre la orquesta

que rememora o que describe situaciones

de la naturaleza

sin el más mínimo suspiro del director

La percusión y las cuerdas introducen el llamado

que esparce opciones de vida

sugieren oportunidades de ser sin pensar

Delirios a la saga de sonidos y de cúpulas

erguidas en el medioevo

Otra vez los sonidos multívagos de la orquesta

pasan de largo

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

46

Lento el caminar

porque es apresurada la vida

Nunca supimos de la desidia del verano

ni de la nostalgia del adiós

Las yemas de los dedos sobre las teclas del piano

más parecen formas de despertarle

sueños a la vida

*

Los sonidos al alba son tumultuosas voces

que le arrancan agonías al despertar de sombras

de parecidas imágenes que en el día anterior

deambulaban sin la sonrisa de los escépticos

afanosos reblujadores de ensueños

Los sonidos al alba despuntan la tristeza

de los míseros mortales que miran en el cielo

el adiós del plenilunio

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

47

Oh la flor

Oh las voces de los exiliados que no se escuchan

bajo el templete de acontecimientos sin clausura

Oh la atmósfera traslúcida en el paréntesis

de los vendavales y de las lluvias

Oh el mirar lejano de las cabras y de los sabuesos

sin la esperanza de los que claman por el desierto

*

Si es válido el sonido del rayo para los árboles

y las altas cúspides de cobre o estaño

o de simple lámina de latón

Cruz enhiesta de concreto reforzado...

Si es válido el relámpago entonces la luz incendia

las palabras y las cosas que se desparraman

por el aire

El trueno con suave repliegue acaricia en el coletazo

los oídos más finos y sensibles

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

48

Desperdigada la voz

muerto el aroma

Cansado el rostro

desecha el ánima

La mirada en declive

rota la voz

Perdido el ritmo

cataclismo en el universo

Extendida siempre la mano

expresión de agrado en los rostros

Plácida la vida

ruina absoluta en el entorno

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

49

Entre tajamares crece el espectro de los sauces

y tan cerca y tan lejos se divisa siempre en penumbra

Llueve

llovizna incansablemente en los recuerdos

y más allá de las ventanas

a donde también llegan las pinceladas de ecos

dispersos

en las siluetas de los sauces y de los puentes

y de las montañas dormidas

Los tajamares recrudecen la vida

sobre la base de la extinción del tiempo

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

50

Desde el viento azulado de la tarde

hasta el torbellino hosco que embebe la montaña

todo pasa

La noche es pálida de recuerdos

de hurtadillas

de silencios

Y el entorno suspira con el anhelo

de pisadas cautelosas que apenas si despiertan

la inquietud del viento azulado

en las tardes del mundo

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

51

Cuentan los antiguos relatos cómo era la naturaleza

y cómo los seres de trashumancia fueron cambiando

ese mundo hasta llegar ahora a este panorama

que se anuncia cicatrizado de incógnitas

Cuentan las historias de seres que escaparon

de la evolución al entrever quizá el futuro

De ahí la sospecha de lo que será el mañana

en manos con la incapacidad de asumir

procesos de vida

gracias a la acumulación de catástrofes

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

52

Pensábase en las ruinas que ocultan

viejas civilizaciones

con las huellas de lo ocurrido en los escapes del poder

finalmente sobrepuestos unos tras de otros

bajo las rocas apiladas por el tiempo

El panorama se aclaró después de la polvareda

colosal levantada al paso del ciclón

Quedó al descubierto la desgracia de los poderes

que con su ímpetu de ambición descomunal

no hicieron otra cosa que sepultar más hondo

las propias y anteriores ambiciones terrenales

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

53

La flor en el oasis o en el desierto o en la vecindad

de la nieve que se creía eterna

la flor en su sonrisa de soslayo a la vida

en mirada displicente o retraída

La flor que al consumirse en soledad

apaga la voz del tiempo o su efusión de colores

La flor

aquella flor

encarnada y viviente

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

54

Encrucijada en los senderos de luces

A lo lejos se percibe la entonación

que los dioses le dan al aire

para que acompañe al viajero

Pero en el andar se va perdiendo hasta el eco

para mejor dar vía a los pensamientos de ocasión

los que surgen sin dejar huella

en los senderos que al desparramarse detonan

la encrucijada

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

55

No te has dado cuenta camarada que estás solo

y que a lo lejos brillan

muy lejos

las estrellas solitarias

No te has dado cuenta camarada

que las águilas anidan en las rocas

de las montañas más altas

y que a la distancia espaciosa

ningún sonido

ninguna voz

alcanza

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

56

Tal vez mi destino sea ser eternamente tenedor de libros, y la

poesía o la literatura una mariposa que, posándose en la cabeza,

me vuelva tanto más ridículo cuanto mayor sea su propia belleza.

Fernando Pessoa (“Libro del desasosiego”, 18)

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

57

En los glaciares y en las rocas

siempre el silencio de la altura

Silencio que los siglos han tallado

con la devoción de una espera sin tregua

El viento al remontarse corona la montaña

y emprende siempre de nuevo

el circular de la alegría

En los glaciares y en las rocas

se teje y desteje la historia del mundo

*

Me ilumina la noche sobre el alma

así el esplendor de las rosas

o el cúmulo de sueños a lo lejos

Me ilumina el recuerdo del vuelo de las águilas

la presencia del incendio que consumió el ruido

y a los siniestros devoradores

Me ilumina el lejano sonsonete del río

que expide canto lúgubre

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

58

La callada voz de los usuarios en las marmolerías

seguida de expresiones en monosílabos

y al final el más crudo de los silencios

el que devora la sutileza

y el desencanto de los mortales

quienes a la hora de la verdad suprema

imploran por el favor último

el que no llega

La callada voz más parece ser el sigilo obligado

de los correcaminos

y de los buscadores de felicidad

a la hora última

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

59

Estaba escenificado para la destrucción

en las épocas geológicas que antecedieron

a la desaparición de aquellos descomunales mamíferos

y batracios

Las palabras fueron opacadas por las cortinas de humo

y por las invocaciones que llovían

cual rueditas de fuego

sin la incandescencia de los minerales arrojados

por los volcanes

Siempre a lo lejos el mundo parecía

imprecación y olvido

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

60

La elaboración fue minuciosa

con la curia de los sortilegios

y las palabras seguían sucediéndose hasta ocultar

cualquier intento de emulación por los muelles

interminables y por esas playas de arenas blancas

que ahogan la luz y las pisadas

Del espacio conjugado de lejanía y proximidad

brotó la ilusión tejida de nubes y de olas

pasmadas en la frontera de las arenas blancas

y de las aguas heladas de los mares del norte

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

61

Los pasos quizá los silbidos y la amalgama de ruidos

producidos por la ciudad

ahogaron en lo alto el canto más sutil

de aves diminutas

aposentadas en los brazos quebradizos de árboles

de hojas cuasi-verdes

Los pasos quedaron solitarios al final

de la jornada de estrépito

*

Los días son las sombras que persiguen su origen

y quedan al final con escasa remembranza

La precariedad del tiempo sobrecoge las vidas

y las sumerge en arreboles de olvido

Pasado todo

nada queda

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

62

Las palabras no pueden descifrar el enigma

que anda adherido a la razón de ser

de la Humanidad

Quizá las hormigas o las abejas puedan saberlo

*

Las manos tienen la expresión en los labios

a la inversa

Cada persona se inclina para reconocerse terrenal

y las manos se elevan en plegaria simbólica

por la propia existencia

La existencia que se comparte con el agua y el viento

con otras manos y otros labios

de quienes disfrutan la cercanía de las cosas

y situaciones más elementales o simples

Es la vida

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

63

El aire lleva en aliento de saludo y despedida

la mañana y la tarde

porque en la noche lo continuo del ambiente

se conjuga en el reposo monocorde de los seres

que la naturaleza ampara para el consumo

de los dioses soñados

por los más antiguos sabios conductores de luces y nostalgias

y vaticinadores del último designio

*

Se rompe el fuego en el acantilado

y la deidad asoma su rostro en maraña

De ahí que la roca haya quedado con la señal del enigma

que porta el árbol convertido en piedra

bajo los escombros

de la Madre Natura

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

64

Las palabras se fijan en las cosas

y las cosas conforman el mundo deleznable y triste

aún apoteósico

en lo fugaz de las palabras

En lo fijado reluce el sueño también el delirio

y el improperio

Las cosas que están ahí o divagan por los espacios incontenibles bajo el

siempre desconcierto

de los seres en el mundo

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Tras el hielo de los acontecimientos

se desbordan las palabras

y los diques se tornan en ausencia

Aparecen luego los rastros

y rápido se llega a la memoria de acontecimientos

o situaciones que hicieron del camino un lecho

de frases póstumas

ahora en el pecho de fariseos y ermitaños

también en las voces vacías de los siempre

regidores del poder...

Tras el hilo surge el hielo

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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El árbol grande y vetusto quizá haya meditado

en lo que el viento no mueve y guarde en su silencio

de ausencia de palabras lo que bulle en su entorno

de largo alcance

Sonidos crujientes emite al ceder un poco frente

a las presiones del aire que le llega fuerte

a veces

Y en ese crujir testimonia el árbol

acompasado por el suave rumor de hojas

lo que en síntesis se ha vuelto o siempre ha sido

de complejo el mundo

La fatalidad

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

67

Desencajado en los días avanza con el rumbo

de una intuición siniestra

que de pronto explosionará en claveles

en orquídeas acesantes y en gramíneas

de nunca acabar

Desencajado desfila el otoño lejos del trópico

bajo las risotadas de judíos cristianos y musulmanes

con la esperanza de los senderos

que siempre se bifurcan

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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La subida de la marea por los salones encumbrados

tejió sonidos de voces antes apagadas

y ahora vueltas vida

clamor hacia gestos desaparecidos

con las sombras de aquellos galanes del poder

que al proyectarlas se esfuman... ellos

y vuelve y juega así la primera y segunda vez

sin el olvido de los repicadores de asombros

con la voz que no pudo expresarse

por el solo atafago en los salones de la risa

La subida de la marea ocupó los espacios

que venían siendo destinados al sueño de los justos

a la fiesta más macabra con la algarabía a tono

y los prestigios del vecindario al rojo vivo

Por fin en algún momento se dio la cordura

en extraña cualidad de la que se hablaba

como asunto fenecido o como símbolo

La marea bajó a la postre sin mayor algarabía

apenas la producida por mozuelas y mozuelos

encallados para siempre en los arrecifes de corales

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

69

Los cielos encienden y apaciguan

por oleadas los espíritus que parecen disonar

sobre los espectros grises que van y vienen por las

calles

aún en aviones supersónicos

Pero el mundo sigue igual de confuso

al primer instante

de la creación

así pareciere que ha pasado el tiempo por el túnel

sin luz en su final

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

70

Se dijo en algún lugar del orbe que lo que existe

sueña

y de allí la confusión

por establecer el gobierno planetario

Apenas si se dicen cosas de pura ambición

para apagar otras sombras

y de este modo otras sombras venidas en sustitución

ocupan calles campos y cielos

antes o por épocas

con estrellas

Se dijo también que algún día la justicia sería estatua

y he ahí que en la plazuela surgió el hielo

entre brocados

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Lo empinado de la cumbre en la floresta

y la sombra que persigue al ángel

han hecho de la memoria un holocausto

que día a día irradia desolación

No deja de saberse que continúa el paso

de los desastres naturales y de los otros

y más desolación recrudece la vida

con llamados angustiosos de solidaridad

en el planeta tierra

Es la presencia de las abrumadoras fuerzas naturales

en la conciencia impotente del ser humano

en el mundo

Page 72: Meditacion acerca del Desasosiego de Pessoa

Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

72

¿Dónde está Dios, aunque no exista? Quiero rezar y llorar,

arrepentirme de crímenes que no cometí, gozar por ser perdonado

como una caricia no propiamente maternal.

Fernando Pessoa (“Libro del desasosiego”, 88)

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

73

No han vuelto a aparecer las señales del abismo

en los trazos que dejan las nubes al pasar

ni han vuelto otras aves a surcar los cielos

casi siempre grises para la época

Será que por fin se atisba en el alma un futuro

con resquicios de luz que animen

el trabajo algo placentero de los miembros

de la sociedad

Será que un día y otro crece la esperanza

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

74

Los silencios se van yendo entre pensadurías

que sobrecogen sin notarse en el afuera

ya de por sí suficiente convulsionado

Casi siempre los silencios favorecen la lluvia

y detienen las tormentas

pero no habrán de transformar las rutinas

que suceden entre el sentido de inutilidad

y la apoteosis mítica

Al final de cada tarde los ensueños reposan

para despuntar al otro día en nuevas quimeras

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

75

Sobre la alfombra taciturna de la noche

los sonámbulos aguantan el ruido de los fantasmas

que se precipitan en romería por las calles

pero de pronto la lluvia enardecida emprende

su desquite frente a los espejos que corren

despavoridos

hacia el confín que nunca encontrarán

apenas en los sueños o en aquellos letargos

que alcanzaron a roer los cielos estrellados

en quienes nunca sintieron pasar el tiempo

de los transeúntes

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

76

No hubo reparos sin contestación en la calle de lejanía

Ni hubo ecos sin ser escuchados

Lo que ocurrió fue silencio

Silencio atropellado sobre las rocas de andesita

y basalto

Larvada penumbra en los entrelazados juncos

y resonar de ranas y grillos en los humedales

*

Las voces no se dejaron sentir mientras pasaba

la bullaranga por las calles de la ciudad perdida

sin referencia alguna en mapas menos en agencias

de turismo

Las voces en la ciudad justificaron por fin

su existencia

lejos del ruido que llaman civilización

59

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

77

Los pasos ignorados recordarían el tránsito

de los ejércitos con soldaditos de plomo

Al frente el mayor de todos

tatuado con desencanto de arriba a abajo

Ese ignorar de pasos recrudece cada día el encuentro

de quienes ven en la sangre derramada

la redención cruel de los amarantos

*

Mariposas delinean en el aire la partitura

de las cuerdas y los vientos

como si fuese la fuga misma

de los tiempos perdidos

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

78

Carcajadas repercutieron con intensidad sostenida

y a veces creciente en el más augusto de los recintos

donde alguien sin reconocerse el nombre

disertaba con gran autoridad frente al público lelo

sobre los valores que han hecho marca de civilización

en la historia de las naciones

en las fronteras de siglos y milenios

que comienzan y se suceden siempre

Carcajadas trepidaron en forma incesante

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

79

Qué de inclemente habrá en la noche

que los sueños no comprendan

y que la ventisca delate

Qué habrá de sombras en los días

cuando por las calles avanzan símbolos

nieblas o espectros

Qué será de la vida sin las noches de hilos rotos

sin los días de fantasmas deambulando por las calles

y de larguezas en el alma

Qué de incesante será

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Las noches tienen el color de los recuerdos

que cubre el espectro del arcoíris

en tanto se sucedan en el tono febril de las pesadillas

desde los puntos bajos que ocultan lo desapercibido

hasta las vibraciones más agudas que ensordecen

de culpa/ el alma

Las noches tienen vocación de paliativo o de catarsis

ante la oleada de recuerdos devastadores

El tiempo contribuye al despeje de lo enmarañado

de la memoria sobre el tapiz verdinegro o rojiblanco

de fantasías e ilusiones

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

81

En la mar de los rituales alguien deposita su palabra

en medio de los sonidos que hacen regresar el día

y el horizonte enardece las quimeras

Cuando se está de regreso no hay noches ni días

nada más espectros o sombras de manos

sobre los muros deshabitados

Esta luz que la bombilla precipita

agobia la pluma que inocente desliza

entre dedos y papel

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Del bosque surgen sonidos demenciales

sin saberse la noticia

de los despojos

ni de los vuelos extraños ni de los aromas regados

por la tierra desértica que circunda los pies y la manos

de los habitantes

cuyos rostros ya no tienen la expresión amistosa

de los días con tardes de primavera

Del bosque se escapó un silbo de amante

que sigue la fuga

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

83

Ruedan en ciclos y en saltos rítmicos por las cuestas

que la vida desaloja

Ruedan y patinan las pisadas con el apego a la tierra

que se abandona sin la más mínima esperanza

de regreso

a los costados de la inmensa descomunal roca

donde la vida sin conocerse destino tuvo lugar

de azar y de aventura

*

La lluvia acompaña el avance de las ruinas

en el día de los acontecimientos relacionados

en los trazos de las palmas de las manos

La lluvia se opuso al respiro de los sauces

sin el compromiso de los encendedores de parábolas

de caminatas espaciales

tal como aparece en los vestigios

de las más primitivas civilizaciones

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

84

Toma la pluma de entre un conjunto amplio

de posibilidades

y llega pronto al papel en blanco

el preciso para seguir en la libreta que al parecer

lo acumula sin la comprensión exacta

de lo que se dice en concordancia directa

con las cosas/ con las situaciones

aún con lo evolutivo del paisaje

La pluma se deslizaba sin consideración

ni medida alguna

Apenas si fueron quedando trazos legibles

para decir la simpleza del día

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

85

Las luces que caen en las noches de fugas

de los cuerpos errantes

por entre la atmósfera de la tierra

no aparecen en el cielo que nos acoge

bajo la oscuridad agrandada por nubes

que no dejan asomar las constantes estrellas

de allá arriba

Las luces vuelven a su lugar de parpadeos

y nominaciones

de entregas y soliloquios en esta hora de los sueños

o de las entregas y de las romerías de fantasmas

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

86

Si esta fuera la vez primera de los sueños

de las manos entrelazadas

con la tibieza del deseo tímido

y la del beso sin escuela ni forcejeo

Si esta fuera la condición de la vida

que se extiende de generación en generación

no habría más soledad en el mundo

con vidas sin frontera

*

Extenuada en la mirada de los códigos celestes

y exhausta la risa en las puertas

sin batirse y sin dejar entrever el silencio

de las romerías de curiosos detenidos

en la figura del hielo

Así fue de persistente el olvido de palabras e imágenes

sin otro recuerdo que el compás de espera

al inaugurarse la nueva era de lo desconocido

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

87

Organizar de tal manera nuestra vida que sea para los otros un

misterio, que quien mejor nos conozca sólo nos desconozca más de

cerca que los otros. Yo así esculpí mi vida, casi sin pensar en ello,

pero tanto arte instintivo puse en hacerlo que a mí mismo me volví

una no del todo clara y nítida individualidad mía.

Fernando Pessoa (“Libro del desasosiego”, 115)

69

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

88

En la azotea se sucedieron los inesperados

acontecimientos desatados por el agua

sobre las figuras movedizas y silenciosas

así lo habían sido siempre

Pero instantes después no hubo más que sensaciones

de espacios perdidos y señales de súplicas

no expresadas

En la azotea ocurre con la seguridad

que nada es recuerdo

Destilaron zumos de nostálgica desesperanza

a cada rato

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Un relato es sucesión de formas y expresiones

que cubren la imagen del tiempo

sin la desmesura que trate de contenerlo y derribarlo

para que lo que ocurra no deje huella

que pueda inducir atracciones por el mismo camino

orientado hacia parte alguna

Apenas bajo la curiosidad de entretener el rumbo

ya distraído de la historia

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Dicen los pétalos al desprenderse en su camino

a la tierra

sobre la fugacidad del esplendor y de lo que es

por huidizo desde la esencia de los cuerpos

y sus representaciones

Aquellos pétalos roturaron la atmósfera

con el peregrinar aun de lo que pretendiese permanecer

Nada queda/ Todo se sucede en maneras y modos interminables

*

Galopa la esperanza en la fortuna de la vida

si no hubiese alternativas que derriben

con su sola presencia los caminos y las oportunidades

Vibra la vida al amparo de quimeras y de rostros

sin los trazos de situaciones de frontera

en zonas de penumbra

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Una flor

tan solo una flor

arranca brisas al corazón

Y en el espanto del vino

las palabras extendieron brazos

Las tardes como si fueran días

hicieron más fría y clara la tensión

entre rocas y arenales

sin lazos mensurables

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Delicadas palabras al atardecer

tienen el mismo efecto que los nudos de garganta

al despuntar el día

De un extremo al otro de la jornada

se alimenta la sonrisa en destemple

y se encoge la voz en monosílabos

Los sonidos y la luz parecen siempre iguales

cambia apenas la dirección de la penumbra

*

Descifrar lo indescifrable oscurece el panorama

pero los jardines a veces embellecen manos y rostros

de quienes los miran

La clave estará en la señal del viento sobre las ramas

de la planta de flor lila

Descifrar es desenvolver el hilo de las dudas

y de las quejas

hasta quedar desnudo el carrete como hueso inexpresivo

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Repliegue en las cosas y en las situaciones

que aparece en forma de un echarse atrás

de un fruncido en la piel

vuelto a cobrarse sin recuperación alguna

de cicatriz o de huella que deja el simple sucederse

sin recobro ni requiebro de vida

Las cosas y las situaciones se conjuran

para nunca volver atrás hacia los orígenes/ indescifrables

de las palabras que se dice representarlas

*

Volver el rostro atrás en medio del sonido del flautín

que ocultó a la orquesta

es enfrentar la congoja que lleva sobre sí

el mismo rostro antes detenido en los ojos

de lo que pareciendo verse no se ve

quizá un despiste en la encrucijada

en el simple descanso del pergamino

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Se abren los capullos y el día se pone en gozo

pero un poco más adelante el esplendor pasa

a tonos opacos

y otro poco más adelante el universo se desvanece

En el día se salta con increíble fatalidad

del blanco al negro

del si al no

del ser al no ser

del fulgor a la desolación

En el día la luz también es sombra en las voces

en las miradas/ en los silencios

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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En el oscuro mar de lava transcurren en simultaneidad

la muerte y la vida

Danza de fuego con notas que rugen

y aún brotan cantos continuos

que antes de cesar apaciguan y modelan

frente al mundo

la compasión de lo que vive

En la piel negra del fuego que lento corre

está la incógnita

del tiempo que parecemos simular

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Cae incesante la lluvia y en las vidrieras trasluce

la opacidad de los días que pasan sin término

A lo lejos las nieblas avanzan/ contorsionan

danzan y se quedan lelas

sin saber el rumbo

De pronto la conmoción con intempestivas

culebritas de luz que hacen estremecer los ribetes

Llueve en esta tarde gris de pensamientos grises

con voces bajas

indescifrables a lo lejos

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Las palabras no pueden acoger los sentimientos

pero las palabras si pueden ocasionar

sentimientos adversos

a la propia intención de las palabras

Las palabras ruedan se encascaran

son ellas mismas silencio

Tan pronto las lleva el viento

creen tocar el cielo con sus manos de sílabas y voces

Otras veces quedan ahí reducidas al polvo

pegadas a la tierra

entretenidas en el lodo de cuyo seno ascienden

sensaciones putrefactas

sin palabras

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

98

Se abre el día al igual que las cortinas se corren

en la mañana

pero el alma reverbera por los ojos

El Sol espaldas atrás asoma sus rayos

sobre la ciudad

Los volúmenes surgen a destiempo con variedad

de desatinos en la urbe

El día otro abre luces al viento

y las gentes van y vienen igual que ayer

Las aves lo mismo revuelan sobre el jardín

y en el recuerdo alguien busca acomodo

en

y para el mundo

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

99

El aire limpio y las nubes escardadas

sobre un fondo azul ingenuo

El aire lavado por la lluvia durante días y noches

casi interminables

embebe la mirada casi absorta de lo distraída

El aire comienza temprano su revoloteo

tras el ala de los pájaros que todavía trazan con su vuelo trayectorias

armónicas que de poderlas recorrer

uno se haría apéndice de la inmensidad

*

Los soles y las auras que circundan y diluyen

suelen apagarse bajo el desdén de los ensueños

y de los quebrantos a la entrada

de los sepulcros renegridos

Ninguna nueva luz supo sobreponer el estigma dejado

por los violadores de cadáveres

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

100

Tengo un cansancio enorme en el alma de mi corazón. Me entristece aquel que

nunca fui, y no sé qué especie de saudades es el recuerdo que de él tengo. Caí

contra esperanzas y certezas, a la hora de todos los ocasos.

Fernando Pessoa (“Libro del desasosiego”, 194)

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

101

Los pasos hacia la altura se hicieron penosos

tras el suspiro de los náufragos

sin el velo en la cara

apenas si en el alma

La cabeza osó erguirse frente al Sol inclemente

para apagar la sombra de otros fantasmas

que iban a la desmedida caza de alturas

en predios de las huestes dispersas

De aquí nació la huella intocada de los racimos

que en su feracidad hicieron flamear las voces

de los campesinos atiborrados de insurrección

con la restricción de paso a los vociferantes

resplandores de la tarde

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

102

Cada palabra surgida en el magín

suele desplazar a la otra con la cual debiera articularse

para que en sucesión de voces irrumpa en el mundo

sin dejar eco ni huella

nada más el grito que abra conciencias y las deje recias

libres a los ritmos de los tiempos

insospechados sin enlaces conocidos o desérticos

*

Cuantas veces otras voces suplieron el martirio

de la narración interrumpida que dejó en la arena

el trazo del cuarzo orientado hacia otras búsquedas

y hacia otras playas

Cuántas palabras desperdigadas y desaprovechadas

en la extensión desértica del silencio

¿Cuántas...?... ¿Cuántas... ?

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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La mole de pizarra y arcilla

tal parece aquella sombra que despereza en las tardes

a las nubes ahora quietas de mera ilusión

y de quebranto

La mole como arrecife o como endemoniado gigantismo

de los sueños

*

De aquí partió el adiós último de los navegantes

que renuentes a dar saltos emprendieron

a gritos la liberación de sus cantos brotados

a borbotones

de almas apretujadas y concentradas en sus pechos

a la manera de represas de millones y millones

de metros cúbicos/ de desencanto

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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En las posadas y en los cuarteles

los antiguos guerreros deponen sus armas

para enhebrar con ellas las historias

de las contiendas tras las cuales fueron derrotados

una y otra vez los mismos soldados

desde aquel momento

de la primera insurrección por el pan o por el agua

por el odio estampado en los genes de aguafiestas

*

La sed o avidez de agua o de palabras

de signos consumibles

revienta en sorprendente estela de colores

al paso de los huracanes y de las sibilas

de los trenes humeantes

La sed ensimismada frente al crepúsculo

arde en las piedras y en los talones

de los caminantes

ajenos a las nostalgias transidas de ironía

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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La mano siempre tendida para los saludos y los adioses

para los acuerdos en medio de las más terribles batallas

La mano expuesta a los ardores difíciles del encuentro

y del desencuentro

es el reflejo pálido del corazón de los mortales

asediados por hacer y desear

*

La serie de voces venidas de algún lugar distante

apenas perceptible sin ubicación posible

de dirección alguna

encamina otra vez el viejo problema de la insularidad

de quienes buscan en forma incesante

lo que nunca han perdido

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

106

Agujeros por donde se infiltra la luz y la mirada

hacia otros estados de la materia

y hacia otras consideraciones de la conciencia

hecha pedazos en medio de los fragores

en el hipervolumen estelar

con el ruido de sabernos perdidos en el tiempo

y en el espacio

*

Flor-de-lis de la mano de las espériles

y a la sombra de los eucaliptos

con su cara la flor de especie cósmica

ajena a la maledicencia y a la fealdad terrícolas

La luz la acoge con sombras y matices de recuerdo

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

107

Vagabundos sin norte alguno/ es usual

desparraman la insolencia de creerse orientadores

de las olas y de los vientos

hasta de las cadenas de montañas

Unas y otros tan vagabundos como los rociadores

de vino rojo en las mesas y en las cabezas

con la abundancia de los mares y de los cataclismos

*

En el horizonte se percibe lo que ya pasó

y lo que se viene

Lo que se supone y lo que es y lo que no es

En su desciframiento está el reto de aquella tempestad

que le arranca secretos a los cerros Bateros y Tatamá

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Silencioso el hombre navega en su mundo

de escondrijos/ y derrotas

Vaga por la ciudad de la memoria ceñido a las paredes

fachadas muros de la ciudad para no ser visto

Silencioso transcurre a su vez el mundo

sin que alguien se de cuenta oportuna del fatal influjo

*

Cabriolas y escurridizos pareceres acompañan

el sigilo de los monstruos y siguen los pasos

aún las pisadas de quienes sin saberse indefensos huyen

bajo el pesado fardo de las penurias

y las desesperanzas

Fugitiva la luna descubre la quimera

que orienta de nuevo/ al náufrago

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

109

La ambición quebranta el aliento de los mortales

y rompe el crítico equilibrio de las ondas que sostienen

el pensamiento y los sueños

La ambición abre espacio a la exploración

de la conciencia

detenida en las manos casi siempre en defensa

de los desprotegidos del mundo

Cae el telón y el mundo vuelve a las ruinas

del comienzo

de los tiempos

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Espero que de los fríos nubarrones se encienda

la ceniza

y los campos florezcan de estupor

Espero en la esperanza el resurgir de sombras

sobre la fragua

Espero que del silencio brote flor-de-cactus

para apaciguar el veneno de voces que surgen

entre los lodos y las selvas en extinción

Espero que al fin se oiga una voz de apaciguar la niebla

en el alma tranquila de los comensales/ del desierto

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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No mires atrás ni las voces ni las huellas

menos los espectros que dejamos ocultos en el aire

No mires a otro lugar que no sea tu propio destino

Si al mirar atrás olvidas lo dicho

entonces no te arrepientas

porque habría más recuerdo sobre los sauces

Resguardas las palabras

cual felpa al aire

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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De la noche pende la vida de los relojes

y del día surge el mito

Cada quien tiene su halo

que le cubre de la lluvia de colores

Los bosques se asemejan a los pingüinos

y las ramas de los árboles viajan en retroceso

sin verse ni sentirse su paso en el viento

Los bosques repiten y repican el viejo sonsonete

de lo que se extingue en forma inexorable

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Será hoy doce de diciembre sobre esta parte del mundo

será otra flecha con igual destino

La sola semejanza de los días aburre más abajo

de los tejados de color cenizo

lo que hace abundar la monotonía

de quienes transitan las calles de la ciudad

sin otro palpito

que la próxima esquina

y de ahí en adelante lo mismo actuando en círculo

por demás vicioso

¿Será hoy doce... o doscientos?

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Vivimos casi siempre fuera de nosotros mismos, y la propia vida es

una perpetua dispersión. Sinembargo, es hacia nosotros mismos hacia

lo que tendemos, como hacia un centro en torno al cual dibujamos,

como los planetas, elipses absurdas y distantes.

Fernando Pessoa (“Libro del desasosiego”, 217)

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Las palabras caen y caen los frutos de los árboles

y caen también las vidas en el sobrecogimiento

de la muerte

Las palabras tienen forma de efigie contrapuesta

negada al reflejo del árbol/ y aún a la sombra en el espejo

Las palabras son modelo de errancia

de simple vagabundaje de la memoria

*

Cruzan los dedos en la piel del árbol

y la noche clama por la ausencia de dioses comprensivos

También aparecen las manos llenas de agua y tierra

que azotan la flor en la noche de los gritos a lo lejos

en medio del terror que ocasiona el sentirse solo

el individuo/ en el mundo

Cruzan ahora no los dedos unos pegados a los otros

sino que cruzan sus destinos insolubles

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Tras la fuga de los rayos del sol sobre las nubes

llega el sueño al lomo de alcatraces/ y de víboras

Llega el delirio a las azucenas y a los gladiolos

y a cuanto insecto deambula en el antejardín

convertido ahora en reminiscencia de lo fugaz

de lo que huye sin dejar huella o rastro que rememore

los acontecimientos propios de la noche

*

Sin dar un paso o enhebrar un símbolo transcurre

el silencio con el desgano de los instantes/ o minutos

o siglos/ ajustado al cuerpo de las gacelas

de las andaluzas y de algo parecido a las suaves

e invioladas despedidas

de los que se van antes de tiempo

incluso sin alcanzar a dar la más mínima señal

del pañuelo blanco a lo alto

batiéndose en retirada

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

117

En las peñas que amenazan

con sus formas desde lo alto a la distancia que ciñe

lo serpenteante del rumbo

y de las miradas...

... En las peñas se dice que ocurren visiones

de aparecidos

desde unos rostros tallados por el tiempo

en apariencia sin memoria

De ahí en adelante la historia rodó en ausencia

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

118

Siguió la misma carencia de norte

la que conduce a cualquier parte/ o a sitio inesperado

en el tiempo de no recordar

o a los volúmenes de bosques

retratados bajo la sensación de lo real

sin las contorsiones de lo que huye

bajo las tinieblas aquellas que deletrean carencias de armonía

en el horizonte más lejano

que de presumirlo resulta estar ceñido

a la punta de la nariz

*

No volver atrás sería la norma de supervivencia

la terapia para resistir mayores miradas adelante

Regresar siquiera la mirada será el desafío a conjuros

que acompañan por el mundo los soberanos vivientes resistidores de

temporales y de señales de la cruz

en su contra

Ni modo de volver al punto de partida

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

119

Olas que baten y rememoran en forma incesante diciéndose la

cantilena de los desesperados

sin encuentro de solución alguna

Olas en el vaivén a su vez inclemente

de las tardes que huyen detrás de pasos desvanecidos

de gigantes

o desvencijados

de tanto clamar al infinito

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

120

Desde las montañas por los ríos que transitan

de lo alto o desde las estaciones espaciales

bajo los sueños que siempre tuvo el profeta Elias

alguien acompaña la vida

Es el destino que vuelve a cobrar sentido

en las mañanas que anticipan la agonía de los días

uno tras de otro/ en forma golpeante

implacable

al ritmo sostenido de marchas invisibles

e insensibles

Desde lo alto alguien precipita la voz

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

121

Siempre acontece lo previsto en lo más oculto

e inescrutable de la memoria

o de la química que integra los procesos

de génesis y desenlace

a los que estamos sometidos

sin falta alguna

Siempre ocurre lo de los pasos que se dan

los que hicieron falta para cumplir o no

el cometido de cada instante

Sinembargo queda el aliciente de la voluntad

de la vocación/ o de la perseverancia

para reivindicar la razón

Page 122: Meditacion acerca del Desasosiego de Pessoa

Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

122

Los acontecimientos vuelven sombra la rutina

y convierten sueño en realidad

cual golondrinas o aves migratorias que a su paso

dejan señales dubitativas de existencia

Los acontecimientos vuelven sustancia

a los pensamientos y a las sensaciones

también a las faltas de sentido o de simple dirección

preestablecida

Los acontecimientos vuelven y ocurren

*

La luz en las tardes sintetiza cada día el panorama

del propio día y en su singularidad irrepetible

despierta la contemplación de quienes siempre esperan

en la tarde

la señal descubridora que explique

o justifique

sus pasados y que de también la señal a la fortuna

de los siguientes días

La luz en las tardes entona cada vez la despedida

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

123

Bajo las temidas y tímidas señales de la concordia

se yergue la guadaña que desplaza las voces

con las cabezas de los protagonistas apostadores

de la suerte

Todo parece recomenzar al más leve toque del viento

en las ramas de la enmarañada soberbia

que hizo del infeliz al apuesto gobernante

en el país de las simulaciones y de los entretelones

*

Las palabras sin el golpeteo de los acontecimientos

pierden el ritmo en la sucesión esperada que hace y deshace situaciones

parecidas a los bloques de hielo

que a su paso trituran e incorporan nuevas ruinas

a la vida del paisaje

Son los depósitos de morrenas los más elocuentes testigos

de aquellas historias que no recogió la imagen

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Nadie te pertenece

No perteneces a nadie

Apenas la sombra que proyecta tu cuerpo

cuando la luz lo permite

pertenece a ti

Si alguien te recuerda

será el recuerdo el que te pertenece de manera fugaz

En las mañanas y en las tardes y en las noches

de otros días

los recuerdos tuyos se sucedieron con otras posesiones

de paso tardío en la memoria

que no reconoce sombras

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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La lucha de los olvidados gladiadores desapareció

pero se viven otras luchas bajo los escenarios

Luchas en campos de batalla

en páginas de diarios

en el perifoneo de la radio y la TV

hasta por los canales de apariencia silenciosa

del Internet

y del e-mail

Otras luchas también tienen lugar en la intimidad

de las personas con menos sangre

pero con más densidad

de sentimientos moribundos

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Si hay algo que esta vida tenga para nosotros, y que, salvo la propia vida,

tengamos que agradecer a los Dioses, es el don de desconocernos: de

desconocernos a nosotros mismos y de desconocernos los unos a los otros.

El alma humana es un abismo oscuro y viscoso, un pozo que nadie usa en

la superficie del mundo.

Fernando Pessoa (“Libro del desasosiego”, 255)

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Los arreboles cayeron sobre los mármoles

ya carcomidos por el tiempo

como si el tiempo no pasara ni pesara

Los arreboles simularon sobre las rocas

la noción añeja del arrepentimiento

en los tiempos de Sócrates

sin dominio alguno de la palabra

con la única premisa de los augurios inmortales

de las calles y plazas de Atenas

Fueron los llamados del espíritu humano

los que no preservaron conducta alguna

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Lo estéril del sosiego y la carrera por alcanzar

el logro mayor de las vidas se erigen sobre ruinas

de cada época

y señalan el advenimiento del verbo

con la idea del inevitable fin de los tiempos

en sucesión de círculos concéntricos que se miran

sin rozarse

pero sí con la seguridad

del sinfín repique de la plegaria de los peregrinos

en el Camino de Santiago

*

Se hizo la noche

y la luna no apareció

Luego vino la otra cara

y el sol se consumió

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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El vil o perdido encanto de los sabuesos

recorre la historia

de los pueblos y de las personas con el estrujo

de acontecimientos sin remedio alguno

tras de los cuales se persigue una razón

una causa un sentimiento

envolatado o transgredido

por otras posibilidades

Las pesquisas conducen a lo mismo

es decir

al desamparo de las huellas que se parecen

o que fueron y ya no son

El rastro de los acontecimientos es el refuerzo

de las conjeturas

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Carlos-Enrique Ruiz

Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Las calles y los caminos se encuentran siempre

en las plazas y éstas se quedan sin aposento

para los fugitivos constructores de estatuas

Empero alguien tiene su sitio al son del agua

que canta interminable desde la fuente central

de hierro rundido

*

Llueve sobre las ciudades y en los campos

mientras en otros lugares ni una gota

Es el abismo presente en contrastes

como el día y la noche

como la luz y la sombra como el sí y el no

Llueve en las cabeceras de los ríos que más abajo caudalosos arrasan

poblados y llevan consigo animales troncos enseres

gentes sin edad ni nombre....

Es la desgracia que asola por doquier

con impronta dura para el recuerdo

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Las aves de paso transitan cientos de kilómetros

y donde logran ser vistas dejan la señal abierta

del adiós

No consiguen ellas agotar el Sol

ni las tinieblas

Rememoran el ciclo presuroso de la vida

rompiendo olas de viento y marejadas de silencio

y lluvia

Migraciones de aves

en los cuatro sentidos cardinales

son el receso intempestivo que marca

el despertar secreto

del aposento en trance de no-ser-más

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Tamboriles y sonidos reiterativos de la electrónica

acompañan la venta de helados

de tarde en tarde por las calles del barrio

pero no encuentran niños a su paso

Se han ido a los refugios de la guerra

sin el gusto satisfecho por esas cremas de colores

de sabor a frutas del trópico

Volverán menos alevosos a la luz del día

y su sed la calmarán con la golosina incierta

de la idea de futuro

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Los días pueden ser pardos o grises

sencillamente luminosos

pero son los días que marcan con silencio

el ritmo igual de los tiempos

sin el retraso o el adelanto de los relojes bíblicos

ecuménicos

Los días son pausas iguales entre jornadas

y son rompimiento

de paredes erguidas en mitad del paso

No son otra cosa que suceder implacable

de hechos

tal y cual sean

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Apuntarle al paso en dirección determinada

es ceñirse el azar al corazón

Los dioses tendrán que llegar hasta la fatiga

para alcanzar la cúspide en la roca más lejana

y desde allí seguir ocultando el destino

de la Humanidad

Valiente salida del paso

sin la entonación de los gorriones

*

Apertrecharse en las ansias de vida resulta ser

esfuerzo fallido

puesto que bien sabe el viento lo que clama la flor

Apertrecharse sobre el propio desamparo

parece ser el carácter de la jugada en el tablero de las pasiones

y de las distancias

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Los días se agotan en el estrecho marco

o en la dimensión restringida de un año

Quedan horas para el cambio de almanaque

sin que ello signifique una ruptura

un cambio radical en la vida

de las personas de los pueblos y de las naciones

Ocurre una anécdota salpicada de situaciones formales patentadas por el

hábito/ siempre gratas

para la recuperación de vida en familia

Los días debieran contarse con la medida arrítmica

de una realidad necesaria

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Los pasos se asemejan a las evasiones/ a las fugas

al necesario desplazamiento que obliga el imperativo

del siempre cambio

Los pasos aproximan lugares vidas... recuerdos

pero también alejan lugares/ vidas

y recuerdos que cercan

*

Las luces de las calles entonan la despedida

y los transeúntes se detienen en grupos corrillos...

cúmulos

vitorean el surgir de un nuevo año en la creencia

que se podrá ir mejor

Ilusiones de la media-noche obnubilan las miradas

y le pierden sentido a los abrazos que no se dan

Corren hacia el cielo negro luces despavoridas

que pronto caen y se apagan al reconocerse

en su esplendor sin ánimo

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Me gusta hablar. O mejor: me gusta palabrear. Las palabras son para mí cuerpos

tangibles, sirenas visibles, sensualidades incorporadas. Tal vez porque la

sensualidad real carece para mí de cualquier interés –ni siquiera mental o de

ensoñación-, se me transmutó el deseo en aquello que en mí crea ritmos verbales, o

los oye de los otros.

Fernando Pessoa (“Libro del desasosiego”, 259)

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Buen día se dicen a la espera/ o buen año

con más laxo optimismo

Pero las voces se acarician con el fervor

de las despedidas y con la proximidad

de los que se van

Voces surgen en el sueño

voces de otros ya idos que se recogen en un ámbito

de luces distantes

de parpadeos en claroscuro y de sombras siniestras

Voces idas en los días que se van sin posible regreso

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Abre el día con la mañana de incendio

Por el cielo cruzan aves pasajeras tan diminutas

sin dejar casi rastro en las miradas

A lo lejos bancos de nubes amenazan

con cubrir la imagen

de los cerros y los trazos de ciudad

El ciclo infaltable vuelve a hacer viva la mirada

en su recuerdo continuo de ave de paso

*

Estuvieron presentes las voces leves

los arrullos de niños desolados

en la imagen sagrada/mítica

de la madre a la hora de siempre

en que las constelaciones

susurran y parecen entonar cánticos de alabanza

y villancicos de cuna sin la plegaria de los labradores

que hacen del tiempo

jornadas extenuantes

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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No hubo espacio de tiempo y de aire

para entablar el diálogo

de los inconformes que señalan siempre

con el dedo índice de la mano derecha

lo malo que les parece existe en el mundo

y en las relaciones interpersonales

*

Siquiera no hubo espacio para esa señal

estigmatizadora

de encendida jerga

y de pelambre fingido

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Duerme aquí la palabra de las piedras

de los árboles

de las flores

de las aves

Duerme con el sigilo de lo que sueña por tenebroso

Duermen las luces que se desprenden de lo alto

como inciensos o cardúmenes desconocidos

Duerme la voz de la esperanza y del fuego

con la enhiesta pluma de las batallas

puesta ahí...

incólume

[año 2000]

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Me irrita la felicidad de todos estos hombres que no saben que son infelices… y

viven una vida que sólo puede compararse a la de un hombre con dolor de muelas

que hubiese recibido una fortuna…

Fernando Pessoa (“Libro del desasosiego”, 313)

No sueño con poseerte. ¿Para qué? Eso sería traducir a plebeyo mi sueño. Poseer

un cuerpo es ser banal. Soñar que se posee un cuerpo es probablemente peor, por

muy difícil que parezca; es soñarse banal –horror supremo.

Fernando Pessoa (“Libro del desasosiego”, 345)

La locura llamada afirmar, la enfermedad llamada creer, la infamia llamada ser

feliz –todo eso huele a mundo, sabe a esa triste cosa que es la tierra.

Fernando Pessoa (“Libro del desasosiego”, 365)

¡He vivido tanto sin haber vivido! ¡He pensado tanto sin haber pensado! Pesan

sobre mí mundos de violencias en suspenso, de aventuras vividas sin dar un solo

paso. Me siento colmado de lo que nunca tuve ni tendré, hastiado de dioses que no

han existido todavía. Arrastro conmigo las heridas de todas las batallas que evité.

Siento mi cuerpo muscular molido por el esfuerzo que ni llegué a pensar hacer.

Fernando Pessoa (“Libro del desasosiego”, 373)

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Meditación acerca del Desasosiego de Pessoa

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Las citas están referidas a la siguiente edición:

Fernando Pessoa. Libro del desasosiego. Ed. El Acantilado, número 65 de la

colección; Barcelona 2002. Traducción del portugués: Perfecto E. Cuadrado