Mayakovski La Chinche

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Vladimir Maiakovski LA CHINCHE Comedia de magia en nueve cuadros Biblioteca Omegalfa

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Obra teatral La chinche

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  • Vladimir Maiakovski

    LA CHINCHEComedia de magia en nueve cuadros

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  • 2

    Personajes

    Prisipkin - Pierre Scripkin -, ex obrero, ex hombre del partido, ac-tualmente novio

    Zoia Beriskina, obrera

    Los Renaissance:

    Elzevira Davidovna, la novia, manicura y cajera de la pelu-quera.

    David Ospovich, padre y peluquero.

    Rosala Pvlovna, madre y peluquera

    Oleg Bain, talento natural, de la clase de los dueos de casa

    Profesor

    Director del Jardn Zoolgico

    Jefe de bomberos

    Bomberos

    Testigo de la boda

    Reportero

    Trabajadores del Auditorio

    Presidente del Consejo Municipal

    Orador

    Estudiantes universitarios

    Organizador de la solemnidad

    Presidium del Consejo Municipal. Cazadores. Nios. Ancianos

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    Cuadro I

    Al centro, la enorme puerta giratoria de una gran tienda; a los costa-dos, escaparates que ostentan su mercadera tras los cristales. Losque entran con las manos vacas vuelven a salir cargados de paque-tes. Por toda la escena pululan los mercachifles.

    Vendedor de Botones:

    Por un botn no vale la pena casarse, por un botn no vale la penadivorciarse! Basta con apretarlos entre el pulgar y el ndice, y lospantalones de los ciudadanos no volvern a caerse.

    Holandeses

    y mecnicos,

    se cosen por s solos,

    seis valen veinte copeks...

    Tengan a bien, mosis!

    Vendedor de Muecas:

    Muecas del ballet

    que bailan en un pie.

    Son el mejor juguete

    para este vecindario,

    y bailan con permiso

    del propio Comisario!

    Vendedora de Manzanas:

    Anans!

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    No hay...

    Bananas!

    Tampoco...

    Manzanas carasucia, cuatro a quince copeks.

    Sus rdenes, ciudadana?

    Vendedor de piedras de afilar:

    Alemana

    y eterna,

    la piedra de afilar.

    Treinta copeks

    les cuesta

    y la pueden llevar

    Afila

    en toda

    direccin

    y gusto:

    navajas,

    cuchillos

    lenguas para un discurso!

    Pedidlas, ciudadanos!

    Vendedor de Pantallas:

    Pantallas de todo tamao y parecer.

    celestes para el confort,

    rojas para el placer.

    Vivid mejor, camaradas!

  • 5

    Vendedor de Globos:

    Globos como salchichas

    que vuelan muchas millas

    Con uno

    el General Nobile

    solo,

    habra llegado ms all del polo.

    Comprad, ciudadanos...

    Vendedor de Arenques:

    Aqu, los mejores,

    republicanos,

    arenques

    insustituibles

    con vodka y panqueques!

    Mercera:

    Sostenes forrados de piel

    sostenes forrados de piel!

    Vendedor de Engrudo:

    Aqu,

    en el extranjero,

    en todas parte tiran

    los buenos ciudadanos su rota vajilla.

    Notable

    es Excelsior

    el gran pgalotodo:

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    compone

    una Venus

    y tambin la bacinilla.

    Le conviene, seora?

    Vendedora de Perfumes:

    Perfumes de Coty

    y en frasco chico!

    Perfumes de Coty

    vean qu rico!

    Vendedor de Libros:

    Qu hace la mujer cuando el marido no est en casa, 105 ancdotasdivertidas del ex conde Len Nicolaevich Tolstoi, en lugar de rubio yveinte... hoy vale quince copeks.

    Mercera:

    Sostenes forrados de piel,

    sostenes forrados de piel!

    Entran Prisipkin, Rosala Pvlovna, Bain.

    Prisipkin (en xtasis): Qu cofias aristocrticas!

    Resala Pvlovna: De qu cofias habla, lo que son...

    Prisipkin: No tengo yo ojos, acaso? Pero, supongamos que nosnazcan mellizas... Pues, sta para Dorothy y sta para Lilian... por-que ya he resuelto darles estos nombres aristocrtico-cinematogrfi-cos... y con ellas se pasearn juntas. Vaya! En mi casa tiene quehaber de todo en abundancia. Cmprelas, Rosala Pvlovna.

  • Bain (disimulando la risa): Cmprelas, cmprelas, Rosala Pvlov-na! Acaso llevan la vulgaridad en la cabeza? Ellos son la clasejoven, y todo lo entienden a su manera. Les traen a casa su antiguae impecable procedencia proletaria, junto con su tarjeta sindical, yustedes se lamentan por unos rubios ms o menos! En la casa deestos jvenes tiene que haber de todo en abundancia. (Dando unsuspiro, Rosala Pvlovna hace la compra). Las llevar yo, son livia-nitas, no se tomen la molestia... por el mismo dinero.

    Vendedor de Juguetes:

    Muecas del ballet

    que bailan en un pie...

    Prisipkin: Mis futuros hijos debern educarse en una atmsferaelegante! Ea! Cmprelos, Rosala Pvlovna.

    Rosala Pvlovna: Camarada Prisipkin...

    Prisipkin: No me llame camarada, ciudadana, usted no se empa-rent todava con el proletariado.

    Rosala Pvlovna: Futuro camarada, ciudadano Prisipkin, por estemismo dinero quince individuos podran afeitarse las barbas, sinhablar de otras minucias... bigotes y dems. Mejor vendra para laboda una docena de botellas de cerveza. Eh?

    Prisipkin (con severidad): Rosala Pvlovna! En mi casa...

    Bain: En su casa tiene que haber de todo a manos llenas. En ellalas danzas y la cerveza tienen que brotar de una fuente, como delcuerno de la abundancia. (Rosala Pvlovna hace la compra. Bainse apodera de los paquetes).

    Haga el bien de no molestarse, por el mismo dinero.

    Vendedor de Botones:

    Por un botn no vale la pena casarse!

    Por un botn no vale la pena divorciarse!

    Prisipkin: En nuestra roja familia no tiene que haber ningn hbitoburgus ni percances de pantalones. Eh! Cmprelos, Rosala

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    Pvlovna!

    Bain: Mientras no cuente con la tarjeta sindical, no vaya a irritarlo,Rosala Pvlovna. l es... la clase vencedora, y barre con todo lo qu

    encuentra a su paso, como un torrente de lava; hasta en los panta-lones del camarada Prisipkin tiene que haber de todo en abundancia.(Rosala Pvlovna compra con un suspiro). Permtame, yo los lle-var, por el mismo...

    Vendedor de Arenques:

    Los mejores arenques republicanos!

    Con cualquier vodka,

    nadie les gana!

    Rosala Pvlovna (apartando a todos, en voz alta e iluminndose):Arenques... esto... s! sta es una cosa que tendrn para la boda.Eso s que comprar! Vayan adelante, mosis! Cunto vale esaanchoa?

    Vendedor: Carne de salmn, dir. Dos sesenta el kilo.

    Rosala Pvlovna: Dos sesenta por esta anchoa que se ha ido envicio?

    Vendedor: Cmo, seora? Nada ms que dos sesenta por estecandidato a esturin!

    Rosala Pvlovna: Dos sesenta por esa ballena de cors en esca-beche? Escuch esto, camarada Spripkin? Razn tenan ustedescuando mataron al zar y sacaron a escape al seor Rabuchinski!Ay, estos bandidos! Reivindicar mis derechos ciudadanos y misarenques en la cooperativa sovitica del Estado!

    Bain: Esperemos aqu, camarada Scripkin. Para qu se va amezclar con esa pequea burguesa, todo para comprar unos aren-ques por va de regateos? Por sus quince rubios y una botella yo lesorganizar una pequea boda al pelo.

    Prisipkin: Camarada Bain, me disgustan estos hbitos burgue-ses... con canarios y dems... Yo soy hombre de problemas funda-mentales... A m... lo que me interesa es un ropero con espejo...

  • 9

    (Mientras conversan, Zoia Beriskina casi tropieza con ellos; seaparta sorprendida y los escucha).

    Bain: Cuando su cortejo nupcial...

    Prisipkin: Qu charlas son stas? Qu cortejo...

    Bain: Cortejo, digo. Camarada Scripkin, as se llama en las elegan-tes lenguas extranjeras toda procesin, y especialmente la de unaboda.

    Prisipkin: Ah! Ya, ya ya!

    Bain: Pues bien, deca que cuando el cortejo se aproxime, les can-tar un epitalamio de Himeneo.

    Prisipkin: De qu est hablando? Cules son esos Himalayas?

    Bain: Nada de Himalaya. Hablo de un epitalamio del dios Himeneo.ste era el dios del amor entre los griegos, pero no entre estos ama-rillos y salvajes oportunistas de hoy, entre estos Venizelos, sino en-tre los antiguos, los republicanos.

    Prisipkin: Camarada Bain, exijo por mi dinero que se me d unaboda roja, nada de dioses! Comprendi?

    Bain: Qu cree, camarada Scripkin, no solamente comprend. Porfuerza, siguiendo a Plejanov, de la fantasa permitida a los marxis-tas, veo como a travs de un prisma su clasista, exaltada, elegante yembriagadora solemnidad!... La novia abandona su carruaje -noviaroja... toda roja, claro, con el sofocn que se di-; la lleva de la manosu rojo padrino, el contador Ercalov, precisamente un hombre obe-so, rojo, apopltico... y a usted tambin lo acompaan testigos derojo, y toda la mesa se adorna con rojo jamn y con botellas de ca-becitas rojas.

    Prisipkin (halagado e interesado): Vaya! Vaya!

    Bain: Rojos invitados clamorean "Amargo, amargo!", y he aquque la roja novia (ya esposa) le tiende, rojos, rojos, sus labios...

    Zoia Beriskina (desconcertada, tira a los dos de la manga. Ambosle retiran la mano y con un papirotazo se limpian el polvo): Vania!

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    De qu habla ste? Qu parlotea este calamar con corbata? Dequ boda? Quin es el que se casa?

    Bain: Del rojo contrato matrimonial y de trabajo de Elzevira Dav-dovna Renaissance y de...

    Prisipkin:

    Yo, Zoia Vania, amor siento por otra,

    ms esbelta y de ms gentil peinado,

    y de su pecho moldea las formas

    tenso corpio ms refinado.

    Zoia: Vania! Y yo? Qu significa esto: en cada puerto un amor?

    Prisipkin (extiende una mano para apartarla):

    Nos separamos, como en el mar

    las naves...

    Rosala Pvlovna (sale impetuosamente de la gran tienda, llevandolos arenques sobre la cabeza): Ballenas! Delfines! (Al pescadero).Y bien, muestra ahora! Compara ahora tus caracoles! (Compara;los arenques del mercader son ms grandes; junta las manos conasombro). Toda la cola ms larga! Para qu luchamos, eh, ciuda-dano Scripkin? Para esto matamos al soberano emperador e hici-mos escapar al seor Rabuchinski, eh? A la tumba me llevar estepoder sovitico de ustedes... La cola, toda una cola ms largos!

    Bain: Respetable Rosala Pvlovna, comprelos por la otra punta...entonces slo son mayores por una cabeza, y para qu le sirve lacabeza... , es incomestible, no hay ms que cortarla y tirarla.

    Rosala Pvlovna: Oyeron lo que dijo? Cortarle la cabeza! Que lecorten a usted la cabeza, ciudadano Bain, a nadie rebaja y nadacuesta, pero cortrsela al pescado cuesta diez copeks por cada kilo.Vamos! A casa! A m me hace mucha falta en casa la tarjeta sindi-cal, pero una hija en una empresa que da ganancias... tampoco escosa de todos los das.

    Zoia: Queramos vivir, queramos trabajar... Es decir, todo...

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    Prisipkin: Ciudadana! Nuestro amor est liquidado. No se opongaal libre sentimiento ciudadano, o llamo a la polica.

    (Zoia, rompiendo a llorar, lo retiene por una manga. Prisipkin selibera de un tirn. Rosala Pvlovna se interpone entre l y Zoia, ydeja caer sus paquetes).

    Rosala Pvlovna: Qu busca esta andrajosa? Por qu se agarraas de mi yerno?

    Zoia: l es mo!

    Rosala Pvlovna: Ah! Tal vez sta espera un chico! Le pasaruna pensin, pero antes le romper los morros.

    Agente de Polica: Ciudadanos, pongan fin a esta escena inde-cente!

    Cuadro II

    Casa comn de la juventud. Un Inventor resopla y dibuja. Un Mozorecostado con desgano: en el borde de la cama, una Muchacha. Unanteojudo con la cabeza metida en un libro. Cuando se abren laspuertas del fondo, se ve un corredor con puertas y lmparas.

    Mozo descalzo: (a gritos) Dnde estn mis botas? Otra vez mebirlaron las botas? Qu pretenden? Que la deje de noche en eldepsito para equipajes de mano y de pie de la Estacin de Kursk, oqu?

    Encargado de la limpieza: Pues fue Prisipkin quien se march conesas botas, a la cita con su camella. Mientras se las pona... echabapestes. Es la ltima vez, dijo; esta noche, dice, aparecer con unaspecto renovado, ms en consonancia con mi nueva posicin so-cial. Descalzo: Porquera!

    Joven obrero (mientras pone sus cosas en orden): Despus de l,

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    la misma basura se sinti noble y delicada. Qu era antes? Unabotella de cerveza vaca y una cola de gobio, en cambio ahora todosson frasquitos de Tge y cintajos de colores.

    Muchacha: Djense de patalear; porque el mozo se compr unacorbata lo insultan como a Macdonald.

    Descalzo: Eso es, un Macdonald! No se trata de la corbata; lo tristees que la corbata no est atada a l, sino l a la corbata. Ya nopiensa ms... por temor a mover la cabeza.

    Encargado de la limpieza: Tap los agujeros con betn: rpido,rpido, apenas vio un agujero en el calcetn, se apresur a emba-durnarse el pie con un lpiz de tinta.

    Descalzo: Ya estaba bastante negro sin lpiz.

    Inventor: Puede ser, pero no lo bastante negro en ese lugar. Mejorsera que cambiase de pie los calcetines.

    Encargado de la limpieza: Lo encontr de golpe... no por nada esun inventor. Saca patente. No vaya a ser que te soplen la idea. (Pa-sa un trapo con fuerza por la mesa, voltea una cajita... y se despa-rraman en abanico unas tarjetas. Se agacha a recogerlas, las lleva ala luz y estalla en carcajadas: apenas puede llamar a los demshaciendo un signo con la mano).

    Todos (leen y repiten): Pierre Scripkin, Pierre Scripkin!

    Inventor: Es un hombre que l mismo se invent. Prisipkin. Vaya,qu es esto de Prisipkin? Para qu Prisipkin? Adnde va Prisip-kin? A quin le importa Prisipkin? En cambio, Pierre Scripkin...Esto ya no es un apellido, es toda una novela!

    Muchacha (soadora): Tiene razn: Pierre Scripkin... algo muy no-table y elegante. Brlense ustedes si quieren, pero l provocar, talvez, en esa casa una revolucin cultural.

    Descalzo: Por lo menos ya super a Pushkin por toda la trompa. Lecuelgan unas patillas como a un perro la cola, y ni siquiera las lava...por temor de despeinarlas.

    Muchacha: Tambin en Harry Piel se encuentra esta misma cultura,

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    difundida en una y otra mejilla.

    Inventor: Ese es su maestro en cuestiones capilares.

    Mozo: Lo nico que no es descabellado en semejante maestro: nadade cabeza, pero rizos, todo lo que se quiera. Ser la humedad loque los encrespa de ese modo?

    Muchacho del libro: Noooo... l es... escritor. Qu escribi, no s;pero s que es famoso! En el "Diario de la tardecita" se ocuparontres veces de l: public como suyos, segn dijeron, unos versos deApujtin, y l entonces, ofendido, public una refutacin. Imbciles,dijo, todo eso es mentira... Esto lo plagi de Nadson. Cul de ellostiene razn, no lo s. Pero, en cuanto a imprimir, ya no lo imprimen,aunque l es hoy igualmente famoso... y ensea a la juventud. A unoa hacer versos, al otro a cantar, a otro a bailar, y a alguno para...sacarle el dinero.

    Mozo con escoba: Pues no es propio de un obrero embetunarse loscallos.

    (Un cerrajero, cubierto de grasa, entra en mitad de la frase, se lavalas manos y se vuelve hacia los que hablan).

    Cerrajero: Con los obreros no hay en l punto de contacto: hoy pidique le arreglaran la cuenta, se casa con una muchacha hija de pelu-queros... Ella es la cajera, y tambin la manicura. Desde hoy le cor-tar las pezuas Mademoiselle Elzevira Renaissance.

    Inventor: EIzeviro... es un tipo de imprenta.

    Cerrajero: En cuanto a los tipos, no s, pero que tiene "cuerpo"... deeso estoy seguro. Hasta le mostr la fotografa al contador, para queapresurara las cuentas.

    Qu maravilla, qu bella roba...

    Pues cada pecho pesa una arroba.

    Descalzo: Supo arreglrselas!

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    Muchacha: Aj! Ya empiezan a tenerle envidia?

    Descalzo: Yo tambin, en cuanto llegue a tcnico y me ponga botastodos los das, sabr olfatear un departamentito mejor.

    Cerrajero: Pues fjate en lo que te aconsejo: cmprate unas cortini-tas. Abres las cortinas... miras hacia la calle. Cierras las cortinas...ya est la ganancia en casa, nicamente trabajar solo es aburrido,pero, para comerse una gallina, cuanto ms solo, mejor. No te pa-rece correcto? Desde las trincheras, los tales corrieron para sacarprovecho, lstima que nosotros disparramos sobre ellos. Y ahora...vuela!

    Descalzo: Me ir o no me ir. Pero t, por qu te das estos aires deKarl Liebknecht? Apenas te llaman desde una ventana con floreci-llas, cuando echas a correr... El hroe!

    Cerrajero: No huir a ninguna parte. Te crees que me gustan estosharapos y este mal olor? No. Como ves, somos muchos, No encon-trars para todos nosotros muchachas de la nueva poltica econmi-ca. Construyamos casas y mudmonos a la vez... Todos de una vez.Pero no saldremos de este agujero de trinchera con bandera blanca.

    Descalzo: Ya hubo muchas... trincheras. Ya no estamos en el aodiecinueve. La gente tiene ganas de vivir para s misma.

    Cerrajero: Pero, cmo... nada de trincheras?

    Descalzo: Mientes!

    Cerrajero: Con todos los piojos que quieras.

    Descalzo: Mientes!

    Cerrajero: Slo que ahora tiran con plvora silenciosa.

    Descalzo: Mientes!

    Cerrajero: Ya ves cmo dispararon ahora sobre Prisipkin con tinamirada de dos caos.

    (Entra Prisipkin con zapatos relucientes, en la mano extendida lleva,colgantes de un cordoncito, los zapatones desgastados. Los arrojaal descalzo. Bain, con paquetes. Se interpone entre Scripkin y elCerrajero, que finge unos pasos de baile).

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    Bain: Camarada Scripkin, no preste atencin a estas danzas gro-seras; slo serviran para echar a perder la sutileza de su buen gus-to naciente. (Los jvenes del albergue dan vuelta la cara).

    Cerrajero: Deja de hacerle zalemas. Terminars por fracturarte lanuez.

    Bain: Qu bien lo comprendo, camarada Scripkin: es difcil, impo-sible, para su alma delicada el vivir en tan grosera sociedad. Por unahora todava mantenga intacta su paciencia. El paso de mayor res-ponsabilidad en la vida... es el primer fox-trot despus de la ceremo-nia nupcial. Tiene que dejar una impresin para toda la vida. Y bien,saque a bailar a una dama imaginaria. Por qu taconea como en eldesfile del primero de mayo?

    Prisipkin: Camarada Bain, antes me sacar los zapatos: en primerlugar, me aprietan; en segundo, no quiero desgastarlos.

    Bain: Bien, bien! As, as, un paso leve, como si fuera en una no-che de luna, llena de ensueos y de melancola, al volver de la cer-vecera. As, as! Y no agite as el busto de abajo, no empuja unavagoneta, sino que lleva a una mademoiselle. As, as! Dnde estesa mano? Abajo esa mano!

    Prisipkin: (se desliza sobre un hombro imaginario): No quiere sos-tenerse en el aire.

    Bain: Pues usted, camarada Prisipkin, con fcil exploracin le poneal descubierto un sostn y, como si fuera para descansar, se apoyaen l con el pulgarcito: agradable sentimiento de comunidad para ladama, y alivio para usted..., que puede as pensar en la otra mano.Por qu se sacude as con los hombros? Esto ya no es un fox-trot,veo que quiso hacer una demostracin de un paso de shimmy.

    Prisipkin: No. Ocurri que... me dieron, de paso, ganas de rascar-me.

    Bain: Tambin eso es posible, camarada Prisipkin! Si le ocurre enmedio de su inspiracin bailable un caso semejante, ponga los ojosen blanco como si estuviera celoso de la dama, retrese a la espao-la contra la pared y frtese rpido contra alguna estatua (en la so-

  • 16

    ciedad elegante, en la que usted va a frecuentar, siempre ponentales vasos y esculturas en abundancia). Despus de frotarse y sa-cudirse, dgale con ojos centelleantes: "Bien lo comprendo, prfida,usted juega conmigo... pero... ", y lncese de nuevo a la danza, co-mo si se serenara y aplacara poco a poco.

    Prisipkin: Ms o menos as?

    Bain: Bravo! Magnfico! Tiene talento, camarada Prisipkin! En lascondiciones de un ambiente burgus y de un naciente socialismodentro de las fronteras de un solo pas... usted no puede desarrollar-se. Acaso nuestra callejuela de las Cabras es bastante campo deaccin para usted? Lo que usted necesita es la revolucin universal,le es imprescindible salir a Europa; despus de superar a los Cham-berlain y Poincars, podr asombrar al Moulin Rouge y a los Pan-teones con la belleza de sus movimientos. Gurdelo en la memoriay pasmar a todos! Estupendo! Y ahora me voy. A estos testigos nohay que quitarles el ojo de encima: antes de la boda, un vaso comosea y ni un trago de ms: cuando cumplan con su deber, entoncesque beban de la botella. Au revoir. (Sale, y se vuelve para gritardesde la puerta). No se ponga dos corbatas a la vez sobre todo sison de distinto color, y tngalo presente: no se puede llevar fueradel pantaln la camisa almidonada! (Prisipkin se mide las cosasrecin compradas).

    Muchacho: Vanka! Djate de esas pamplinas! Por qu te dio porvestirte de espantapjaros?

    Prisipkin: Maldito lo que le importa, apreciado camarada! Paraqu he luchado? Luch por una vida mejor. Y he aqu que de prontola tengo entre las manos: una mujer, una casa y un verdadero refi-namiento en los modales. En cuanto a mi deber, siempre sabrcumplir con l en caso de necesidad. Aquel que conquist tiene de-recho a descansar junto a un quieto arroyuelo. Ea! An puede serque yo eleve a toda mi clase con mi sentido del confort Ea!

    Cerrajero: Guerrero! Subrov! Bien dicho!

    Sub y baj

  • 17

    siempre en lo mismo,

    hice un puente al socialismo:

    sin terminar,

    fatigado

    me ech a dormir a un costado.

    La hierba creci en el puente,

    por l pasan ovejitas.

    Y deseamos,

    simplemente,

    descansar en la orillita...

    Es as, no es cierto?

    Prisipkin: Tambin t tenas que meterte! Djame en paz con tusversitos de propaganda... Ahora vers! (Se sienta al borde de lacama y canturrea, acompandose con la guitarra).

    En la calle Lunacharski,

    recuerdo la vieja casa...

    con sus amplias escaleras

    y su elegante ventana.

    Un disparo. Se la puerta): lanzan hacia la puerta.

    Muchacho (desdeZoia Beriskina se peg un tiro! (Todos corren ala puerta).

    Otro mozo: Ah, cmo la van a cubrir de insultos en la clula! Msrpido...

    Ms rpido.

    Voces:

    Primeros auxilios...

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    Primeros auxilios...

    Un voz: Pronto! Ms pronto! Cmo? Fue de un tiro! Tiene elpecho perforado de parte a parte. Pasaje de las abras, diecisis.(Prisipkin, al quedar solo, recoge apresuradamente sus cosas).

    Cerrajero: Por tu culpa, basura peluda, se mat esa buena seora!Fuera! (Aferra a Prisipkin por la chaqueta y lo arrastra hasta la puer-ta. Detrs de l arroja sus cosas).

    Encargado de la limpieza (viene corriendo con el mdico, sostiene ylevanta de Prisipkin, y le alcanza el sombrero, que se le haba vola-do): Con cunto ruido, muchacho, te alejas de tu clase!

    Prisipkin (volvindose haca el fondo, alla): Cochero, calle deLunacharski, diecisiete! Con equipaje!

    Cuadro III

    Gran saln de la peluquera. Espejos a los costados. Delante de losespejos, profusin de flores de papel. Mesillas de barbero cargadasde botellas. Delante, a la izquierda, piano de cola con las faucesabiertas; a la derecha, una estufa cuyos tubos se extienden por todala habitacin.En tal centro, la redonda mesa nupcial, alrededor de la cual estnsentados: Pierre Scripkin, Elzevira Renaissance, cuatro testigos (doshombres y dos mujeres), mamita y papito Renaissance, el padrinode la boda e igualmente la madrina. Oleg Bain lleva la voz cantanteen el centro de la mesa, de espaldas al pblico.

    Elzevira: Empezamos, Scripito?

    Scripkin: A esperar.

    Elzevira: Scripito, empezamos?

  • 19

    Scripkin: A esperar. Yo deseo casarme de una manera bien organi-zada y en presencia de huspedes honorables, sobre todo en pre-sencia de la persona del secretario del comit de fbrica, el respeta-do camarada Laslchenko. Ea!

    Invitado (llega a la carrera): Respetables recin casados, les ruegoque perdonen mi tardanza, pero estoy autorizado para expresarleslos mejores augurios nupciales del respetado conductor, camaradaLaslchenko. Maana, dijo, aunque sea a la iglesia, pero hoy, dice,no puedo acompaarlos. Hoy, dice, es da de reunin del partido y,quieras o no quieras, es preciso concurrir a la clula. Pasemos, poras decirlo, a la orden del da.

    Prisipkin: Declaro abierta la boda.

    Rosala Pvlovna: Camaradas y mosis, srvanse, por favor.Dnde van a encontrar ahora unos lechones como stos? Compresta pata hace aos, para el caso de una guerra, o con Grecia o conPolonia. Pero... la guerra todava no llega y el jamn se est echan-do a perder. Coman, seores.

    Todos (alzando vasos y copas): Amargo! Amargo! ... (Elzevira yPierre se besan). Amargo! Amargoooo! (Elzevira se echa al cuellode Pierre. ste la besa solemnemente y sin perder la nocin de sudignidad de clase).

    Padrino contador: Beethoven! ... Shakespeare! ... Os pedimosque pintis algo semejante. No en vano festejamos da a da vuestroaniversario. (Arrastran el piano de cola).

    Voces: Debajo del ala! Tmenlo por debajo del ala! Dientes, cun-tos dientes! Como para darles un puetazo!

    Prisipkin: No pisoteen las patitas de mi coludo!

    Bain (se pone en pie, vacilando, y vuelca su copa): Me siento feliz,feliz al contemplar, en un perodo dado de tiempo lleno de luchas, laelegante culminacin del camino del camarada Scripkin. Verdad queperdi en ese camino una nica tarjeta personal del partido, pero, encambio, adquiri muchsimas cdulas del emprstito pblico. Nosfue dado armonizar y conjugar en l contradicciones de clase y de

  • 20

    otro tipo, en lo cual es imposible que una mirada marxista bien per-trechada no vea, por as decirlo, como en una gota de agua, la dichafutura de la humanidad, lo que la gente vulgar conoce con el nombrede socialismo.

    Todos: Con qu pasos capitales avanzarnos por el camino denuestra estructuracin familiar! Acaso, cuando luchbamos porustedes en el Perecop, y muchos de nosotros hasta murieron, acasopodamos adivinar que estas rosas iban a florecer y a perfumarnosen un perodo dado de tiempo? Acaso, cuando gemamos bajo elyugo de la autocracia, acaso nuestros grandes maestros Marx yEngels podan soar como adivinacin, o tambin adivinar comosueos, que bamos a unir con los vnculos de Himeneo al trabajoignorado, pero grande, con el capital, de capa cada pero encanta-dor?

    Todos: Amargo! Amargo!...

    Bain: Respetados ciudadanos! La belleza... es el motor del pro-greso! Qu sera yo en calidad de modesto laborante? Una cuba...y nada ms! Y, qu podra hacer en calidad de cuba? Mugir! Ynada ms! En cambio, en mi calidad de Bain... lo que se me anto-je! Por ejemplo:

    Oleg Bain

    bebe cuanto le dan.

    Y as soy ahora Oleg Bain y, como miembro de la sociedad conigualdad de derechos, aprovecho todas las delicias de la cultura ypuedo expresarme, es decir no... expresarme es lo que no puedo,pero puedo decir, imitando a los griegos de antao:

    "Elzevira Scripkina,

    psenos la sardina".

    Y a m puede responderme todo el pas, como estilan ciertos tro-vadores:

    Para mojar tu garganta,

    con elegante ademn,

  • 21

    medio arenque y una copa

    ofrecemos a Bain.

    Todos: Bravo! Hurra! Amargo!

    Bain: La belleza... es la madre...

    Uno de los testigos (sombro y dando un respingo): Madre!Quin dijo "madre"? Ruego que no se sirvan de tales expresionesdelante de recin casados.

    (Lo apartan de un empujn).

    Todos: Beethoven! Camarinskaia!

    (Arrastran a Bain hasta el piano).

    Bain:

    Vino hasta el Civil el tranva,

    en l iba el rojo cortejo...

    Todos (hacindole coro):

    El novio en ropas de trabajo,

    en su blusa el carnet sindical!

    Contador: Comprend! Comprend todo! Esto quiere decir:

    Salud, Oleg Baiancito,

    rizado carnerito.

    Peluquero (se desliza con un tenedor hacia la madrina): No, seora,verdaderos rizos ahora, despus de la revolucin, no se encuentran.El chignon gauffr se hace as... Se toman las tenacillas (hace girarel tenedor), se calientan a fuego lento, a ltoile (mete el tenedor enla llama de la estufa), y se levanta en la coronilla semejante soufflde pelo.

    Madrina:

    Usted ha infligido un insulto a mi dignidad de madre y de doncella!...Baje esas manos... Hijo de perra!

    Testigo: Quin dijo "hijo de perra"? Ruego no servirse de talesexpresiones delante de recin casados.

  • 22

    (El contador los separa y, canturreando, hace girar la manivela de lamquina registradora. Luego da vueltas con ella como un organillo).

    Elzevira (a Bain): Ay! Toque algo, ay! El vals "Tristeza de Mac-rov por Vera Jlodna". Ay, es algo tan charmant, ni ms ni menospetite hstoire.

    Testigo (armndose con una guitarra): Quin dijo "pissoir"? Porfavor, delante de recin casados...

    (Bain los separa y se lanza sobre las teclas).

    Testigo (lanzando miradas torvas, de amenaza): Qu es esto,tocas nada ms que en las teclas negras? Es decir, para el proleta-riado en la mitad, en cambio para la burguesa en todas?

    Bain: Cmo se le ocurre, ciudadano? Yo procuro tocar sobre todoen las teclas blancas.

    Testigo: Es decir, estamos en las mismas, como si la tecla blancafuera la mejor. Toca en todas!

    Bain. Si lo hago en todas!

    Testigo: Es decir que ests con los blancos, oportunista?

    Bain: Camarada... As es, porque estoy tocando en do mayor.

    Testigo: Quin dijo "domador"? Delante de recin casados... Ea!(Le descarga un golpe con la guitarra en la nuca. El peluquero enre-da en el tenedor los cabellos de la madrina. Prisipkin se interponeentre el contador y su mujer).

    Prisipkin: Cmo se atreve a tocar el pecho de mi mujer con unarenque? Esto no es un cantero, sino su pecho, y esto no son cri-santemos, sino un arenque!

    Contador: Y usted... Nos agasaj con salmn? Nos agasaj?S? Y se atreve a gritar... S?

    (En medio de la reyerta, lanzan a la novia, envuelta en sus gasas,contra la estufa; la estufa se vuelca, llamas, humo).

    Gritos: Ardemos! Quin dijo "ardemos"?... Fuego! El salmn...Parti del Civil el tranva...

  • 23

    Cuadro IV

    En lo ms negro de la noche, el casco de un bombero refleja unallama no lejana. El jefe solo: entran y salen bomberos con sus infor-maciones.

    Bombero 1: Imposible dominarlo, camarada jefe! Durante doshoras nadie dijo ni po... Borrachos de porquera! Arde como unpolvorn. (Sale).

    Jefe: Como para no arder. No es ms que tela de araa y alcohol.

    Bombero 2: Ya se apaga, el agua se congela en el aire. A fuerzade agua, dejamos el stano ms liso que una pista de patinaje. (Sale).

    Jefe: Hallaron los cuerpos?

    Bombero 3: Cargaron uno, con el crneo hecho trizas Seguramen-te le cay encima una viga. Derecho a la morgue. (Sale).

    Bombero 4: Cargaron... un cuerpo chamuscado, de sexo descono-cido, con un tenedor en la cabeza.

    Bombero 1: Bajo la estufa sali a luz lo que fue una mujer, con unacoronita de alambre en el occipucio.

    Bombero 3: Se descubri un desconocido, con aspecto de pregue-rra, y con una caja registradora entre las manos... es evidente, envida fue un bandido.

    Bombero 2: Entre los vivos, absolutamente ninguno... Entre loscadveres se nota la falta de uno solo, de manera que, a juzgar porla ausencia, sospecho... que ardi hasta la ltima partcula.

    Bombero 1: Pero, qu iluminacin! Como si fuera un teatro, sloque todos los actores ardieron.

    Bombero 3:

    De la boda los llev un carruaje.

    un carruaje con una cruz roja...

  • 24

    Un corneta rene a los bomberos. Forman filas. Atraviesan la esce-na dando sus voces.

    Bomberos:

    Ciudadanos, camaradas,

    el vodka es veneno:

    Los borrachos

    a la repblica

    prendern fuego!

    Viviendo con estufas

    y viviendo con primus,

    Quemaris vuestras casas

    y os quemaris las manos!

    Un sueo casual

    es causa de incendios:

    A Nadson y Yarov

    no leis

    hasta el sueo!

    Cuadro V

    Enorme sala de sesiones, que se eleva en anfiteatro hasta el techo.En lugar de las cabezas de las gentes... altoparlantes, y junto a ellosalgunas manos de acero, como las que sobresalen de los automvi-les. Encima de cada altoparlante hay lmparas elctricas de coloresy, debajo del mismo techo, unas pantallas. En el centro, una tribunacon micrfono. A los costados de la tribuna, distribuidores y regula-dores de los votos y de la luz. Dos mecnicos -uno viejo y otro jo-ven- estn atareados en el auditorio en sombras.

    El viejo (con un plumero, quitando el polvo de los altoparlantes):

  • 25

    Hoy la votacin es importante. Tienes que aceitar y probar el aparatovotador de las regiones agrcolas. La ltima vez se produjo una inte-rrupcin. Haba un chirrido en los votos.

    El joven: Agrcolas? Esplndido! Aceitar las lneas centrales.Frotar con una gamuza la garganta de los aparatos de Esmolens-ko. La semana pasada se volvieron a poner roncos. Hace falta ator-nillar las manos de los cuadros gobernantes de las capitales, debende tener alguna desviacin: la derecha se engancha hacia la iz-quierda.

    El viejo: Listas las fbricas de los Urales. Conectemos las metalr-gicas de Kursk; all instalaron el nuevo aparato de sesenta y dos milvotos del segundo grupo de la planta elctrica de Zaporosh. Conellos no hay que preocuparse, el trabajo es fcil.

    El joven: Pero t. te acuerdas todava de cmo era antes? Gra-cioso, tena que ser!

    El viejo: Una vez mi mam me llev en brazos a una sesin. Gentehabra muy poca... unos mil apeuscados, sentados como parsitosy escuchando. La cuestin era algo importante y altisonante, y seresolvi por un voto. Mi madre estaba en contra, pero no pudo votarporque me tena a m en brazos.

    El joven: Vaya, qu razn! Eran unos aficionados!

    El viejo: Antes, ni siquiera hubiera servido un aparato semejante.Poda ocurrir que el individuo de primera fila tuviera que alzar lamano para que le prestaran atencin, y que la alzara hasta tocar lanariz del presidente, o que levantara las dos metindoselas en lasfosas nasales, lamentando solamente no ser la antigua diosa Isis,para poder votar con veinte manos. Pero muchos se cuidaban de nohacerlo. De uno contaban que se estuvo en el retrete durante unadiscusin muy importante... por temor a tener que votar. Sentado ymeditabundo, es decir, para salvar el puesto y el pellejo.

    El joven: Lo consigui?

    El viejo: Lo consigui!... Slo que lo nombraron en otra especiali-dad. Viendo su amor por los retretes, lo designaron encargado prin-

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    cipal de las toallas y el jabn. Listo?

    El joven: Listo!

    (Corren a los tableros y cables reguladores de abajo. Un hombre deanteojos y barbita, abriendo la puerta de un golpe, entra con pasofirme, sube al estrado, de espaldas al pblico, y levanta las manos).

    Orador: Conecten al mismo tiempo todas las regiones de la Fede-racin!

    Viejo y joven: Ya est! (Se encienden a un tiempo todas las lampa-rillas rojas, verdes y azules del auditorio).

    Orador: Hola! Hola! "Habla el presidente del Instituto de Resurrec-ciones Humanas. La cuestin ya se ha comunicado por telegrama,es cosa juzgada, simple y clara. En la interseccin de la calle sesen-ta y dos con la avenida diecisiete de la ex ciudad de Tambov, unacuadrilla de obreros que cavaba cimientos descubri, a una profun-didad de siete metros, un stano cegado por la tierra y lleno de aguacongelada. A travs del hielo del fenmeno se transparenta unafigura humana petrificada. El Instituto Juzga posible la resurreccindel individuo, congelado hace Cincuenta aos.

    "Hagamos armonizar la disparidad de opiniones.

    "El Instituto considera que la vida de todo obrero debe ser utilizadahasta el ltimo segundo.

    "La transparencia del hielo permiti comprobar, en las manos delindividuo, la existencia de callos, que hace medio siglo eran indicio deltrabajador. Recordemos que, despus de las guerras ocurridas en elmundo, las guerras civiles que desembocaron en la FederacinMundial, y por decreto del siete de noviembre de mil novecientossesenta y cinco, la vida de todo ser humano es inviolable. Pongo envuestro conocimiento la objecin del laboratorio de Epidemiologa,que teme las consecuencias de la difusin de bacterias que pulula-ban en los ex habitantes de la ex Rusia. Con plena conciencia de miresponsabilidad, vengo a zanjar esta cuestin. Camaradas, recor-dad, recordad y recordad una vez ms:

  • 27

    "Nosotros votamos por una vida humana!"

    Se apagan las lmparas, un timbre penetrante, y en una pantallase enciende la resolucin, que repite el orador.

    "En nombre de la investigacin de los hbitos de trabajo de lahumanidad obrera, en nombre de un estudio prctico y comparadode las costumbres, exigimos la resurreccin." (Voces de la mitad delos altoparlantes: "Es justo, que se adopte!"; parte de los votos:"Abajo!". Las voces callan sbitamente. Se apaga la luz de la panta-lla. Segundo timbre: se ilumina una segunda resolucin. El oradorrepite). "Resolucin de los dispensarios de vigilancia sanitarias delas empresas metalrgicas y qumicas de la cuenca del Don. Paraevitar el peligro de que se difundan las bacterias de la adulonera yla jactancia, caractersticas del ao veintinueve, exigimos que sedeje al exponente en estado de congelacin. (Voces de los altopar-lantes: "Abajo!". Algunos gritos aislados: "Correcto!") . Existe al-guna otra resolucin o agregado? (Se ilumina la tercera pantalla, elorador repite). "Las zonas agrcolas de Siberia piden que su resu-rreccin se haga en otoo, al terminar los trabajos del campo, parafacilitar la presencia de grandes masas de curiosos". (Mayora aplas-tante de voces y altoparlantes: "Abajo!" "Rechazada!". (Las lmpa-ras vuelven a encenderse). Pongo a votacin: a quien est en favorde la primera resolucin, le ruego que levante las manos! (Se levan-ta una mayora aplastante de las manos de acero). Bjenlas!Quin est por la enmienda siberiana? (Se alzan dos o tres manossolamente). La Asamblea Federal resuelve: "Re-su-ci-tar-lo!".

    (Rugido de todos los altoparlantes: "Hurra!". Las voces callan).

    Se levanta la sesin!

    (Dos puertas se abren de golpe e irrumpe el tropel de reporteros.El orador se abre paso, gritando con alegra haca todos lados). Re-sucitarlo! Resucitarlo! Resucitarlo!

    (Los reporteros sacan micrfonos de los bolsillos y chillan sin de-jar de caminar por la escena).

    Reportero 1: Hola! Hola! Onda de cuatrocientos setenta y dos

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    metros y medio... "Noticias de Chukotka"... Resucita!

    Reportero 2: Hola! Hola! Onda de trescientos setenta y seis me-tros... "Verdad vespertina de Viebesk"... Resucita!

    Reportero 3: Hola! Hola! Hola! Onda de doscientos once me-tros... "Verdad komsomol de Varsovia"... Resucita!

    Reportero 4: "Lunes literario de Armavirsk"... Hola! Hola!

    Reportero 5: Hola! Hola! Hola! Onda de cuarenta y cuatro me-tros. ."Noticias del Soviet de Chicago"... Resucita!

    Reportero 6: Hola! Hola! Hola! Onda de ciento quince metros..."Gaceta Roja de Roma"... Resucita!

    Reportero 7: Hola! Hola! Hola! Onda de setenta y ocho metros..."Miseria de Shanghai... Resucita!

    Reportero 8: Hola! Hola! Hola! Onda de doscientos veinte me-tros... "Braceros de Madrid"... Resucita!

    Reportero 9: Hola! Hola! Hola! Onda de once metros... "Pionerode Cabul"... Resucita! (Irrumpen los vendedores de diarios con losejemplares ya impresos).

    Vendedor 1:

    Se deshiela

    o no la cosa?

    Editoriales

    en verso y en prosa

    Vendedor 2:

    Encuesta mundial sobre un tema importantsimo:

    Habr epidemia o no de servilismo?

    Vendedor 3:

    Artculos sobre viejas

    guitarras y serenatas,

    y otros medios

    para estupidizar

  • 29

    a las masas!

    Vendedor 4:

    ltimas novedades! Intervi! Intervi!

    Vendedor 5:

    Mensajero cientfico,

    por favor, no asustarse!

    Vendedor 6: ltimo boletn!

    Vendedor 7:

    Enfoque terico

    de un viejo chascarillo:

    Puede ser

    que a un elefante

    mate un cigarrillo?

    Vendedor 8:

    Triste hasta las lgrimas,

    ridculo hasta el clico

    Explicacin

    de la palabra: "alcohlico"!

    Cuadro VI

    Puerta de cristal opaco, de dos hojas; a travs de las paredes setraslucen las partes metlicas del instrumental mdico. Ante la paredun viejo Profesor con su madura Asistente, que todava conserva losrasgos caractersticos de Zoia Beriskina. Ambos en uniforme blan-co de hospital.

    Zoia Beriskina: Camarada! Camarada Profesor, le ruego que no

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    lleve a cabo este experimento. Camarada Profesor, otra vez volvere-mos a la bulla...

    Profesor: Camarada Beriskina, usted empez a vivir de los re-cuerdos, y ahora se sirve de una lengua ininteligible. Veamos elgrueso diccionario de palabras cadas en desuso. Qu es eso de"bulla"? (Busca en el diccionario). Bulla... bulla... bulla... Burocracia,buuelos, biblia, bohemia. Bulgakov... Bulla: -gnero de actividad delos individuos que perturban todo gnero de actividad...

    Zoia: Pues esta "actividad" suya por poco me cost la vida hacecincuenta aos. Hasta llegu a una... tentativa de autoeliminarme.

    Profesor: Autoeliminarse? Qu significa "autoeliminacin"? (Bus-ca en el diccionario). Autocontribucin, autopropaganda, autocracia,autorreduccin... Lo encontr: suicidio. (Con asombro). Usted sepeg un tiro? Una sentencia? Un juicio? Tribunal revolucionario?

    Zoia: No... por m misma.

    Profesor: Usted misma? Por un descuido?

    Zoia: No... por amor.

    Profesor: Absurdo... Por amor hay que construir puentes y tenerhijos... Pero matarse... Vaya, vaya!

    Zoia: Dispnseme ahora, le aseguro que no puedo.

    Profesor: Ya sali aquello... Como dijo usted... Bulla. S! S! S!Bulla. La sociedad le brinda la oportunidad de manifestar todos sussentimientos, para facilitar al mximo la descongelacin de estesujeto afectado por cincuenta anabiticos. S! S! S! Su presenciaaqu es muy, muy importante. Me alegro de que la hallaran y de queviniera. l... se es l! Y usted... era ella! Dgame por favor, tenasuaves las pestaas? Lo digo en caso de deterioro por rpida des-congelacin.

    Zoia: Camarada Profesor, cmo puedo recordar unas pestaas decincuenta aos atrs... ?

    Profesor: Cmo? Cincuenta aos atrs? Eso fue ayer!... Cmopuedo recordar yo el color de los pelos de la cola de un mastodonte,

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    que vivi medio milln de aos atrs? S! S! S!... Y no recuerdausted... cuando respiraba en la agitacin de los debates, no le vi-braban con fuerza las aletas de la nariz?

    Zoia: Camarada Profesor, cmo puedo recordarlo? Ya a los treintaaos nadie se agita en casos semejantes.

    Profesor: Bien! Bien! Bien! Pero, no est informada acerca delvolumen de hgado y estmago, en caso de eliminacin del posiblecontenido de alcohol y de vodka, que podran inflamarse con unvoltaje inevitablemente alto?

    Zoia: De dnde quiere que lo recuerde, camarada Profesor? Re-cuerdo, s, que deba tener estmago...

    Profesor: Ay, usted no se acuerda de nada, camarada Beriskina!Dgame, por lo menos, era l de carcter impulsivo?

    Zoia: No lo s... Es posible, pero... al menos conmigo, no.

    Profesor: Bien! Bien! Bien! lo que temo es que lo descongelemosa l, y entretanto usted se nos muera de fro. S! S! S!... Ahora,manos a la obra.

    (Aprieta un botn, y la pared de cristal se abre silenciosamente. Enel centro, sobre la mesa de operaciones, reluciente caja de zinc demedidas humanas. La cala tiene grifos, y debajo de cada uno hanpuesto un balde. A la caja tambin van a parar cables elctricos.Cilindros de oxgeno. Alrededor de la caja ocupan su lugar seismdicos, blancos y silenciosos. Delante de la caja, en el mismoproscenio, seis lavabos y junto a ellos, colgando de un alambre invi-sible, como si estuvieran en el aire, seis toallas. El Profesor hablamientras va de un mdico a otro.

    Al primero). Conecte la corriente cuando yo d la seal.

    (Al segundo). Eleve la temperatura hasta los 36,4 quince segundospara cada decena.

    (Al tercero). Que estn listas las almohadillas de oxgeno.

    (Al cuarto). Desagtelo paulatinamente, para reemplazar el hielo porla presin del aire.

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    (Al quinto). La tapa debe abrirse de un solo golpe.

    (Al sexto). Observe en el espejo las etapas de reviviscencia.

    (Los mdicos inclinan la cabeza como seal de que estn prepara-dos, y se dirigen luego a sus puestos).

    Comencemos. (Conectan la corriente, y observan con atencin latemperatura. El agua empieza a gotear. Uno de los mdicos se sumeen la contemplacin de un espejito suspendido de la pared de laderecha).

    Mdico 6: Reaparece la coloracin natural! (Un silencio). Liberadoel hielo! (Un silencio). Su pecho palpita! (Un silencio. Aterrado).Profesor, preste atencin a ese impulso antinatural...

    Profesor (se acerca y observa con calma): Movimientos normales,se est rascando... por lo visto, resucitan los parsitos presentes entales individuos.

    Mdico 6: Profesor, algo inexplicable; en su movimiento, el brazoizquierdo se aparta del cuerpo...

    Profesor (echando una ojeada): Formaba un solo cuerpo con lamsica, era lo que se llamaba un "alma sensible". En la antigedadvivieron Stradivarius y Utkin. Stradivarius haca violines, pero esto lohizo Utkin, y se llamaba guitarra. (El Profesor observa el termmetro yel aparato registra la presin sangunea).

    Mdico 1: 36.1.

    Mdico 2: 68 pulsaciones.

    Mdico 3: Respiracin normalizada.

    Profesor: A sus puestos! (Los mdicos se apartan de la caja. Depronto, la tapa cae a un costado y de la caja se levanta, desgreadoy sorprendido. Prisipkin; mira hacia todos lados y se abraza a suguitarra).

    Prisipkin: Ya dorm bastante! Perdn, camarada, sin duda caborracho como una cuba! Qu divisin de la polica es sta?

    Profesor: No, sta es una divisin muy distinta! Es la divisin... quedividi su epidermis del hielo, y aqu lo descongelamos...

  • 33

    Prisipkin: A quin? A su abuela la habrn descongelado! Todavaest por verse quin estaba borracho, si ustedes o yo. Ustedes,como especialistas, siempre andan alrededor del alcohol. Yo, encambio, como persona, estoy siempre dispuesto a probar mi identi-dad. Llevo conmigo mis documentos. (Da un respingo, y empieza adarse vuelta los bolsillos). Tengo encima 17 rublos con 60 copeks.Al S.R.I.? Le pagu. Al Osoaviajn? Contribu. "Abajo el analfabe-tismo?" Miren, por favor. Esto, qu es? El certificado del RegistroCivil! (Con Un silbido). Claro, si me cas ayer! "Dnde estar aho-ra, quin te besar la punta de los dedos?" Linda paliza me darnen casa! Aqu est el recibo de los testigos de la boda. Y tambin latarjeta sindical. (Su vista se detiene por casualidad en el calendario,se frota los ojos y mira a su alrededor espantado). 12 de mayo de1979! Cunto tiempo sin pagar en el sindicato! Cincuenta aos!informes, van a pedir informes! Seccin Regional! Comit Central!Dios mo! Mi mujer! Djenme ir! (Da un apretn de manos a cadauno de los circunstantes, y se lanza a la puerta. Detrs de l, llenade inquietud, corre Zoia. Los doctores rodean al Profesor).

    Todos a coro: Qu es eso que hizo con nuestras manos? Empujy sacudi, sacudi y empuj...

    Profesor: Es una costumbre antihiginica que exista en la antige-dad. (Los seis mdicos y el profesor, ensimismados, se lavan lasmanos).

    Prisipkin: (tropezando con Zoia): Quines son ustedes realmente,ciudadanos? Quin soy yo? Dnde estoy? No es usted por ca-sualidad la mamita de Zoia Beriskina? (El bramar de una sirenaaturde la cabeza de Prisipkin). Adnde fui a caer? Dnde me de-jaron caer? Qu es esto... ? Mosc... ? Pars... ? Nueva York...? Cochero! (Rugir de corneta de automviles). Ni hombres, ni ca-ballos! Autopistas, autopistas, autopistas! (Se apoya en la puertapara rascarse la espalda; busca con los dedos abiertos, se vuelve ydescubre en la blanca pared una chinche, que se ha deslizado des-de el cuello de su chaqueta). Chinche, chinchita, chinchilla! (Echamano de su guitarra y canta). No te alejes, ven conmigo... (Apresa la

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    chinche entre los dedos; se le vuelve a escapar).

    Nos separamos, como en el mar las naves... Se me fue! ... Solo!Ninguno me contesta, de nuevo me hallo solo... Solo!! Cochero,autopistas... Calle de Lunacharski 17! Sin equipaje!! (Se lleva lasmanos a la cabeza y cae desvanecido en brazos de Zoia, que correhacia l desde la puerta).

    Cuadro VII

    En mitad de la escena, el tringulo de una plaza. En l se yerguentres rboles artificiales. Primer rbol: en los rectngulos verdes, queson sus hojas... grandes platos, y en los platos mandarinas. Segun-do rbol: con platos de papel, y en los platos manzanas. Tercero:verde, con pias de abeto... que son frascos abiertos de perfumes. Alos costados, las paredes de las casas, cubiertas de mosaicos. Enlos lados del tringulo, largos bancos. Aparece un Reportero, segui-do por dos parejas.

    Reportero: Camaradas, aqu aqu! A la sombra! Les narrar por suorden todos estos hechos oscuros y asombrosos. En primer lugar...alcncenme algunas mandarinas. Aqu tenemos un buen resultado dela administracin municipal, y hoy los rboles dan mandarinas, a pe-sar de que ayer todas eran peras... , ni jugosas, ni gustosas, ni nutri-tivas... (Una muchacha baja del rbol un plato con mandarinas; sen-tados, las mondan y comen, inclinndose con curiosidad haca elreportero).

    Hombre 1: Vamos, rpido, camarada, cuntenos todo en detalle yordenadamente.

    Reportero: Pues bien... qu gajitos ms jugosos! No gustan ser-virse? Est bien, est bien, ahora les cuento. Qu te parece, quimpaciencia! En fin, a m, como presidente del reportaje, nada me es

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    desconocido... Pues bien, lo ven?, lo ven?... (Con rpido pasoentra un individuo provisto de una caja de inyecciones y de term-metros). ste es el veterinario. La epidemia se difunde. Habiendoquedado solo, este mamfero resucitado se puso en contacto contodos los animales domsticos del rascacielos, y ahora todos los pe-rros han enloquecido. l les ense a levantarse sobre las patastraseras. Los perros ni ladran ni juegan; todo lo que saber hacer es..."servir". Los animales importunan a todos los que estn a la mesa,los lamen y adulan. Segn dicen los mdicos, la gente mordida porsemejantes animales adquiere todos los sntomas primarios de unservilismo epidmico.

    Los sentados: Ohhh!

    Reportero: Miren, miren! (Entra un individuo con pasos vacilantes,cargado de cestas con botellas de cerveza).

    El que pasa (canturrea):

    Antes del siglo veinte,

    qu bien viva la gente...

    Beban vodka, beban cerveza,

    con la nariz como cereza!

    Reportero: Observen, el individuo est acabado, enfermo! ste esuno de los ciento setenta y cinco obreros del segundo laboratorio demedicina. Con la intencin de aliviar una indisposicin pasajera, losmdicos recetaron dar de beber al mamfero resucitado una mezclavenenosa en grandes dosis y repugnante en pequeas, la llamadacerveza. Pronto les dio vueltas la cabeza, a causa de mortferasemanaciones, y algunos hasta llegaron a probar por error esta mez-cla refrescante. Desde entonces ya han cambiado tres equipos deobreros. Quinientos veinte obreros yacen en los hospitales, y la te-rrible epidemia de peste piramidal hierve, echa espuma y les haceflaquear las piernas.

    Los sentados: Ahhhh!

    Hombre (soador e inquieto): Yo me sacrificara como mrtir de la

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    ciencia... que me inoculen a m tambin esta misteriosa dolencia!

    Reportero: Predispuesto! Tambin l est predispuesto! Silencio...No alarmen a esta joven luntica... (Entra una muchacha; las piernasse le traban en un paso de fox-trot" y "charleston"; masculla versos,ledos de un libro que sostiene con dos dedos de su mano extendi-da. Entre dos dedos de la otra mano lleva una rosa imaginaria, quese lleva a la nariz para aspirar su perfume). Desdichada, sta viveen la habitacin contigua a la del enfurecido mamfero, y hete aquque, de noche, mientras la ciudad duerme, a travs del tabique co-menzaron a llegarle rasgueos de guitarras, y luego prolongadossuspiros y sollozos que partan el alma, en medio de un canturreo,cmo es que lo llamaban entre ellos...? "Serenatas", qu les pa-rece? La cosa fue en aumento y de mal en peor, y la pobre mucha-cha empez a perder la cabeza. Los afligidos padres llamaron a losmdicos en consulta.

    Dijeron los profesores que eran accesos de "enamoramiento" agu-do... As se llamaba una antigua enfermedad, que sobreviene cuan-do la energa sexual humana, sensatamente distribuida a lo largo detoda la vida, se condensa de pronto en una semana, como procesoinflamatorio galopante, que provoca las acciones ms insensatas ydisparatadas.

    Muchacha sentada (tapndose los ojos con las manos): Ser mejorque no mire... Siento cmo se difunden por el aire estos horriblesmicrobios enamorados.

    Reportero: Predispuesta, tambin sta est predispuesta... la epi-demia nos inunda como un ocano. (Treinta "girls" entran bailando).Miren este sesentapis de treinta cabezas! Y pensar... (volvindo-se al pblico) que este alzamiento de piernas era lo que antes sellamaba arte! (Aparece una pareja bailando el fox-trot). La epidemialleg... lleg... hasta dnde lleg? (Busca en su diccionario). Hastael a-po-geo, vean... con esto hemos llegado ya al cuadrpedo bi-sexual.

    (Entra a la carrera el Director del Jardn Zoolgico, con un cofrecillo

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    de vidrio en las manos. Detrs del Director una muchedumbre, pro-vista de catalejos, mquinas fotogrficas y escaleras de incendio).

    Director (dirigindose a todos): La vieron? La vieron? Dndeest? Ay, ustedes no vieron nada! Una patrulla de cazadores in-form que la vieron aqu har un cuarto de hora: se mud al cuartopiso. Calculando la velocidad meda en un metro y medio por hora,no pudo ir muy lejos. Camaradas, sin perder tiempo, examinen lasparedes! (Los exploradores extienden sus catalejos, se encaraman alos bancos y observan colocando las manos como visera. El Directordistribuye los grupos, organiza las bsquedas).

    Voces: Como para poder encontrarla! ... Habra que colocar, encada una de las ventanas, un individuo desnudo sobre un colchn...Se sabe que la atrae el ser humano.

    No chillen, que la espantan!!

    Si llego a encontrarla, me la guardo para m...

    No te animars, es posesin de la comunidad...

    Voz extasiada: La encontr! All est Se arrastra por la pared!...

    (Los binculos y catalejos enfocan un solo punto. Un silencio, slointerrumpido por el chirrido de los aparatos fotogrficos y cinema-togrficos).

    Profesor (con un cuchicheo sofocado): S... es ella! Tiendan lastrampas y monten guardia. Bomberos, aqu!

    (Rodean el lugar guardianes con redes. Los bomberos extienden suescalera, y muchos trepan en fila india).

    Director (deja caer el catalejo, con voz quejumbrosa): Huy... Pasa la pared contigua... SOS! Si se cae... se va a matar! Audaces,voluntarios, hroes! Aqu!

    (Estiran la escalera debajo de la segunda pared, y trepan. Los es-pectadores quedan pasmados).

    Voz extasiada desde lo alto: La atrap! Hurra!!

    Director: Pronto! Con ms cuidado! No la dejen caer, no vayan aquebrar las patitas del animal. (Por la escalera, pasan de mano en

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    mano a la bestezuela, que termina por ir a parar a las manos delDirector. El Director esconde al animal en el cofrecillo y lo alza porencima de su cabeza).

    Gracias a vosotros, oscuros colaboradores de la ciencia! ste es ungran don para nuestro zoolgico, su verdadera chef-d'oeuvre... Atra-pamos un rarsimo ejemplar de un insecto desaparecido, y que fue elms popular a comienzos de este siglo. Nuestra ciudad puede sen-tirse orgullosa... a ella afluirn ahora estudiosos y turistas. Aqu, enmis manos, tengo la nica "chinchis normalis" que hoy est viva.Apartaos, ciudadanos: el animal se aletarga, el animal cruz laspatitas, el animal quiere descansar! Os invito a todos a la magnainauguracin en el Jardn Zoolgico. El acto ms importante e in-quietante, el de la captura, est cumplido!

    Cuadro VIII

    Paredes lisas, opalescentes, semitransparentes de una habitacin.Desde lo alto de la cornisa se proyecta un rayo de luz celeste. A laizquierda, un ventanal, y, frente a l, una mesa de dibujo. Una radio,una pantalla, tres o cuatro libros. A la derecha, una cama de lasempotrados en la pared; en ella, bajo una manta limpsima, el suc-simo Prisipkin. Ventiladores. Alrededor de Prisipkin, un rincn llenode suciedades. Sobre la mesa, colillas y botellas volcadas. Unalmpara cubierta con un trozo de papel rosado. Prisipkin gime lasti-meramente. Un mdico mide con pasos nerviosos la habitacin.

    Profesor (entrando): Cmo se siente el enfermo?

    Mdico: El enfermo... No lo s, pero yo no podra sentirme peor! Siusted no establece un relevo cada media hora... terminar por con-tagiarnos a todos. Cada vez que respira, siendo que se me aflojanlas piernas! Ya ech a andar siete ventiladores, para dispersar elaliento.

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    Prisipkin: Oh-oh-oh! (El Profesor se lanza hacia Prisipkin). Profe-sor, oh, profesor! (El Profesor adelanta la nariz, y retrocede luegotambalendose, presa de vrtigo, echndose aire con las manos).Squenme esta borrachera... (El Profesor vierte un poco de cervezaen el fondo del vaso, y se lo da. Prisipkin se incorpora sobre los co-dos. Con aire de reproche). Me resucitaron... y ahora se burlan!Qu es eso para m? Como dar limosna a un elefante!...

    Profesor: La sociedad confa en poder desarrollarte hasta ciertogrado de dignidad humana.

    Prisipkin: Vyanse al diablo ustedes y su sociedad! Yo no les pedque me resucitaran. Vuelvan a congelarme otra vez! Pronto!

    Profesor: No comprendo, a qu te refieres? Nuestra vida pertene-ce a la colectividad, y ni yo ni nadie puede hacer que esa vida...

    Prisipkin: Qu vida en sta, si ni siquiera se puede colgar en lapared la foto de la chica que uno quiere? En ese maldito cristal setuercen todos los clavos... Camarada Profesor, djeme salir en pazde mi borrachera.

    Profesor (llenndole el vaso): Lo nico que le pido es que no respirepara mi lado. (Aparece Zoia Beriskina con dos paquetes de libros.Los mdicos le dicen algo cuchicheando; luego salen).

    Zoia (se sienta al lado de Prisipkin, desempaqueta los libros): No s siservirn stos. De las cosas que hablaste no hay nada, y nadie supoinformarme. De las rosas nicamente se habla en los manuales dejardinera, y los sueos slo aparecen en medicina, en la parte depsiquiatra. Aqu tienes dos libros que te recordarn aquellos tiem-pos. Una traduccin del ingls: Hoover...: "Cmo llegu a presiden-te".

    Prisipkin (toma el libro y lo tira): No, esto no habla del corazn: ne-cesito uno que me extrase..

    Zoia: Aqu tienes el otro... de un tal Mussolini: "Cartas desde el des-tierro".

    Prisipkin (lo toma y lo echa a un lado): No, esto no es para el alma.

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    Djenme en paz con sus groseras propagandas. Lo que necesito esalgo que me haga cosquillas...

    Zoia: Ni siquiera s de qu ests hablando. Extasiar, hacer cosqui-llas... Hacer cosquillas... extasiar...

    Prisipkin: Qu es esto? Para qu luchamos y derramamos nues-tra sangre si a m, es decir, a un gua del proletariado, ni se me per-mite que me saque el gusto y baile una nueva danza en nuestrasociedad?

    Zoia: Ya le ense sus movimientos al director del instituto Central deCintica. Dice que vio algo semejante en viejas colecciones de pos-tales de Pars, pero ahora, dice, no queda nadie a quien preguntarleal respecto. Vive todava una pareja de ancianas... que lo recuerdan;pero no pueden hacer una demostracin por razones reumticas.

    Prisipkin: Entonces, para qu demonios me empe en aprenderfinos modales para la posteridad? Ya bastante trabaj antes de larevolucin.

    Zoia: Maana te llevar a ver la danza de diez mil obreros y obrerasque bailarn en la plaza. Ser un alegre ensayo del nuevo sistemade trabajos agrcolas.

    Prisipkin: Protesto, camaradas! Yo no me descongel para queahora me secaran. (Echa a un lado la manta, se pone en pie de unbrinco, se apodera de una pila de libros y los desenvuelve; cuandoest a punto de hacer trizas el papel, se fija en lo que hay impresoen l y corre para leerlo de una lmpara a otra). Dnde? Dndeencontraste esto?...

    Zoia: Los distribuan a todos por las calles... Puede ser que me lodieran en la biblioteca, junto con los libros.

    Prisipkin: Salvado! Hurra! (Se lanza a la puerta, agitando el papelcomo una bandera)

    Zoia (al quedar sola): Llegu a vivir cincuenta aos ms, pero lomismo habra podido morir hace cincuenta aos, para semejantecanalla...

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    Cuadro IX

    En el Jardn Zoolgico. En el centro, sobre un pedestal, adornadacon cintas y banderas, una jaula. Detrs de la jaula, dos rboles,entre los cuales se llegan a ver las jaulas de los elefantes y las jira-fas. A la izquierda de la jaula, una tribuna; a la derecha, un estradopara los invitados de honor. En crculo, la banda de msica. Losespectadores se pasean en grupos. Los organizadores, con cordo-nes, separan a los paseantes, segn su profesin y estatura.

    Organizador: Camaradas corresponsales extranjeros, aqu! Mscerca de la tribuna! Aprtense y dejen lugar a los brasileos! Eneste mismo momento aterriza su aeronave en el aerdromo central.(Da unos pasos, admirando el espectculo). Camaradas negros,formad alternativamente con los ingleses, en hermosos grupos decolor: la palidez anglosajona dar todava mayor realce a vuestra tezolivcea... Alumnos de las escuelas superiores, a la izquierda: se oshan asignado tres ancianas y tres viejecitos del sindicato de cente-narios. Ellos completarn las explicaciones de los profesores consus relatos de testigos oculares. (En mnibus, entran ancianas yviejecitos).

    Viejecito 1: Como si fuera hoy, recuerdo...

    Anciana 1: No... Yo recuerdo como si fuera hoy!

    Anciana 2: Ustedes recordarn como si fuera hoy, pero yo recuer-do como si fuera antes.

    Viejecito 2: Pero yo recuerdo hoy como si fuera antes.

    Anciana 3: Pues yo recuerdo como antes todava, como mucho,mucho antes.

    Viejecito 3: Pero yo recuerdo, y como es ahora, y como era antes.

    Organizador: Silencio, testigos oculares, djense de cecear!...Aprtense, camaradas! Paso a la niez! Aqu, camaradas! Rpi-

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    do! Ms rpido!

    Coro de nios (se adelantan en columna, mientras cantan):

    Formidable,

    aprendemos

    hasta la ltima jota!

    Mas tambin

    sabemos

    pasear,

    y se nota.

    Las equis,

    las y griegas,

    nos ocupaban

    antes.

    Venimos

    a ver las fieras,

    y tambin

    elefantes!

    Aqu,

    a mirar los tigres,

    y el pueblo

    aqu reunido,

    en plena

    zoologa,

    Venimos!

    Venimos!

    Venimos!

    Organizador: los ciudadanos que deseen dar un gusto a los animalesexpuestos, o bien servirse de ellos con fines de estudio, tengan a

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    bien adquirir las dosis adecuadas de productos exticos y el instru-mento cientfico nicamente a los empleados oficiales del Zoolgico.El diletantismo y la hiprbole, segn la dosis, pueden ser mortales.Rogamos se sirvan nicamente de estos productos e instrumentosdistribuidos por el instituto mdico central y los laboratorios munici-pales de mecnica exacta. (Por el jardn y por la escena desfilan losempleados del Jardn Zoolgico).

    Empleado 1:

    Estudiar a ojo

    las bacterias,

    qu impertinencia!

    Camaradas, tomad

    microscopios y lentes!

    Empleado 2:

    Tener

    nos aconseja

    el doctor Tobolqun,

    contra escupitajos,

    licor fenlico.

    Empleado 3:

    Dar pasto a las fieras

    se graba en la retina!

    Traed buenas dosis

    de alcohol y nicotina!

    Empleado 4:

    Con alcohol, estas bestias

    no temen al idiotismo.

    inflamacin de hgado,

    tampoco un reumatismo.

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    Empleado 5:

    Punta de fuego,

    en buenas dosis,

    garantiza

    ciento

    por ciento

    de esclerosis.

    Empleado 6:

    Alzad

    las orejas

    con gran atencin:

    los audfonos

    atajan

    toda mala expresin.

    Organizador (despeje el acceso a la tribuna del Consejo municipal):El camarada presidente y sus colaboradores inmediatos suspendie-ron sus importantsimas tareas y, al son de la antigua marcha delEstado, llegan a nuestra solemnidad. Saludemos a tan caros cama-radas! (Todos aplauden; desfila un grupo con carteras bajo el brazo,que se inclinan solemnemente y cantan).

    Todos:

    El tiempo burocrtico

    no nos hizo selvticos.

    Para el trabajo... hay horas:

    para rer...

    una sola!

    Salud, es la ciudad,

    oh, bravos cazadores.

    quien os habla... pues somos

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    sus padres

    fundadores!

    Presidente: (sube a la tribuna, agita una bandera: todos hacen si-lencio): Camaradas: declaro abierta la ceremonia. Vivimos aospreados de hondas agitaciones y experiencias de carcter interior.Los acontecimientos exteriores son escasos. La humanidad, exte-nuada por los acontecimientos, hasta diramos que se solaza conesta paz relativa. Ello no obstante, jams renunciamos a un es-pectculo que, en sus contornos mgicos, esconde bajo su irisadoplumaje un profundo sentido cientfico. Casos dolorosos se han dadoen nuestra ciudad, que surgieron como resultado de que, impruden-temente, se permitiera en ella la permanencia de dos parsitos, ca-sos stos que se eliminaron gracias a todas mis fuerzas y a las fuer-zas de la medicina mundial. Tales casos, empero, surgidos al calorde un dbil recuerdo de lo pasado, subrayan el espanto de una po-ca superada; que ellos nos recuerden la poderosa y esforzada lu-cha cultural de la humanidad trabajadora! Que las almas y los cora-zones de nuestra juventud se forjen en el horror a tan siniestrosejemplos! En el momento de otorgarle el uso de la palabra, me esimposible no sealar con agradecimiento la gloriosa accin de nues-tro director, que supo adivinar el sentido de estos misteriosos fen-menos y transformar cosas tan perniciosas en divertido y alegrepasatiempo. Hurra!

    (Todos gritan: - Hurra!.-, la banda de msica toca una fanfarria,mientras el Director del Zoolgico se encarama a la tribuna, salu-dando hacia todos lados).

    Director: Camaradas! Vuestra atencin me alegra y me confunde almismo tiempo. Sin olvidar la parte que me toc en suerte, no puedo,sin embargo, dejar de expresar mi gratitud a los abnegados colabo-radores del sindicato de cazadores, que fueron los verdaderos hro-es de la cacera; agradezco, tambin, al respetable Profesor delInstituto de Resurrecciones, vencedores en su lucha contra una

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    muerte congelante. A pesar de todo, no puedo dejar de sealar queel primer error del respetable Profesor fue causa indirecta de lasdesgracias que todos conocemos. Juzgando por los signos externosy mimticos -callos, indumentaria y dems-, el respetable Profesordedujo la errnea conclusin de que el mamfero perteneca a laespecie "homo sapiens", y dentro de su categora ms elevada... laclase obrera. No atribuyo mi xito, exclusivamente, a que he estu-diado durante largo tiempo a los animales y me he familiarizado consu psicologa. Tambin la casualidad vino en mi ayuda. Una espe-ranza, nebulosa y subconsciente, me dio nimos: "Anda, escribe,divulga tu anuncio". Y as lo hice: "Partiendo de los principios delZoolgico, busco cuerpo humano vivo para servir de constante ali-mento, de habitacin y ambiente a un insecto recin adquirido, quese desea desarrollar dentro de sus costumbres y condiciones norma-les".

    Una voz entre la multitud: Ay, qu espantoso!

    Director: Comprendo que sea espantoso; yo mismo no crea en elfondo en semejante absurdo, pero, de pronto... el sujeto apareci!Su apariencia exterior casi humana... En fin, casi como ustedes ycomo yo...

    Presidente del Consejo (haciendo sonar una campanilla): Cama-rada Director, tengo que llamarlo al orden!

    Director: Perdneme, se lo ruego! la verdad es que, apoyndomeen el interrogatorio y en la zoologa comparada, he llegado, por fin, ala conviccin de que tenemos que vrnoslas con un peligroso impos-tor antropomorfo, y que es el ms sorprendente de los parsitos: Novoy a entrar en detalles, puesto que ahora tendris ante vuestrosojos la revelacin, dentro de esta jaula, en todo sentido sorprenden-te. Ambos a dos... de dismiles medidas, pero aunados en su esen-cia: con la clebre "chinchis normalis" y... el "burguensis vulgaris".Ambos pasan su tiempo en ftidos colchones. La "chinchis norma-lis", despus de engordar y emborracharse con la sangre de un soloindividuo, cae debajo de la cama. El "burguensis vulgaris", despus

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    de engordar y emborracharse con la sangre de toda la humanidad,cae sobre la cama. He aqu la nica diferencia! Cuando la humani-dad trabajadora de la revolucin se agitaba y sacuda, rascndosesus inmundicias, ellos se construyeron sus nidos y casitas en esamisma inmundicia, pegaban a sus mujeres y juraban por Babel, paradescansar y reposar despus plcidamente a la sombra de unosbreeches. Pero el "burguensis vulgaris" es el ms temible. Con suportentoso mimetismo atrae a sus vctimas, ora fingindose poetas-tro a lo grillo, ora pajarito entonador de romanzas y serenatas. Enaquellos tiempos, hasta su indumentaria era mimtica -de un airepajaril- con su esclavina, la cola de su frac y su blanqusima pecheraalmidonada. Semejantes aves construan sus nidos en los palcos delos teatros, se apiaban en las encinas de las peras, al son de laInternacional, frotaban rodilla contra rodilla en los ballets, se colga-ban de ramitas de sus versos, peinaban a Tolstoi a semejanza deMarx, voceaban y chillaban en cantidades escandalosas y... perdo-nadme la expresin, pero a nosotros, los del campo cientfico, nosimportan un rbano las cantidades que escapan a toda observacin,como las pequeas suciedades de los pjaros. Camaradas! Por lodems... convenceos vosotros mismos! (A una seal suya, los em-pleados descubren la jaula; en el pedestal el cofrecillo de la chinche,y, detrs, una elevacin con una amplia cama de matrimonio. En lacama yace Prisipkin con su guitarra. Del techo de la jaula pende unalmpara de pantalla marilla. Encima de la cabeza de Prisipkin unacoronita resplandeciente... un abanico de tarjetas postales. Por elsuelo, en pie o volcadas, cantidad de grandes botellas. La jaula estrodeada de salivaderas. De sus paredes cuelgan carteles, y a loscostados se ven filtros y ozonadores. Cartel I: "Cuidado, escupe!"Cartel II, "Se ruega no entrar sin previo aviso". Cartel III, "Cuidadocon los odos, el animal insulta". La msica deja de tocar; luces debengala, la muchedumbre estrecha filas y se acerca, muda de admi-racin).

    En la calle Lunarcharski,

    recuerdo la vieja casa...

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    con sus amplias escaleras,

    su encortinada ventana!...

    Director: Acercaos, camaradas, sin temor... es completamentemanso. Acercaos, acercaos! No os inquietis: los cuatro filtros delos costados retienen sus groseras en el interior de la jaula; no sa-len al exterior ms que unas pocas palabras enteramente decoro-sas. La limpieza cotidiana de los filtros est a cargo de empleadosespecializados, provistos de caretas antigs. Observadlo, ahora sedispone a cumplir la operacin llamada "fumar".

    Voz entre la muchedumbre: Ay, qu espanto!

    Director: No hay nada que temer... ahora cumplir lo que se llama"inspirarse". Scripkin... empine el codo! (Scripkin se lanza hacia unabotella de vodka).

    Voz entre la muchedumbre: Ay, no es necesario, no es necesario,no martirice al pobre animal!

    Director: Camaradas, no se trata de nada tan espantoso: ya estdomesticado! Mirad, ahora lo llevar hasta la tribuna. (El Director sedirige a la jaula y, colocndose guantes y asegurndose de que llevasus pistolas, abre la puerta, saca a Scripkin y lo conduce a la tribu-na, volvindose fuego hacia los invitados de honor). Y bien, dganosahora algo conciso, como imitacin de la expresin y el lenguaje delhombre.Scripkin (se detiene obediente, carraspea, alza la guitarra y, sbi-tamente, se vuelve y lanza una mirada hacia el pblico de la sala.

    Su cara se transforma, con una expresin de arrobamiento. Scripkinaparta al Director de un empelln, deja caer la guitarra y clama endireccin a la sala).

    Ciudadanos! Hermanos! Los mos! Consanguneos! De dndehan venido? Cuntos son? Cundo los descongelaron a todos?Por qu estoy yo solo en la jaula? Hermanitos queridos, vengan am! Para qu estoy padeciendo todo esto? Ciudadanos!...

  • Voces de invitados:

    Los nios, llvense a los nios...

    Una mordaza... pnganle una mordaza...

    Ay, qu espantoso!

    Profesor, ponga trmino a esto!

    Eh, no vaya a hacer fuego!

    El Director, con un ventilador y seguido por dos empleados, saca aScripkin a la rastra. El Director despeja el aire de la tribuna. Mientrasla banda hace or una fanfarria, los empleados corren las cortinas dela jaula.

    Director: Perdn, camaradas... Perdn... El insecto est fat igado. Elestrpito y la iluminacin lo llevaron a un estado alucinatorio. Tran-quilizaos. Aqu no ha pasado nada. Maana volver a estar tranqui-lo... En silencio, ciudadanos, dispersaos hasta maana, Msica,march!

    F i n

    1928-1929

    BibliotecaOMEGALFA

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