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    Ms ganados que frutos. La evolucinde la tenencia de la tierra en Hatoviejo

    (Bello), Antioquia, siglos XVII a XV

    More cattle that fruits. The land tenure evolution inHatoviejo (Bello), Antioquia, from 17th to 18th centuries

    Rodrigo de Jess Garca EstradaUniversidad de Antioquia, Colombia

    Recepcin: 24 de agosto de 2011Aceptacin: 11 de noviembre de 2011

    Pginas 65 - 96

    R E V I S T A D E H I S T O R I A R E G I O N A L Y L O C A L

    Vol 3, No. 6 / julio - diciembre de 2011 / ISSN: 2145-132X

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    evolucin de la tenencia dela tierra en Hatoviejo (Bello),Antioquia, siglos XVII a XVIII

    More cattle that fruits. The land tenure evolution inHatoviejo (Bello), Antioquia, from 17 th to 18 th centuries

    Rodrigo de Jess Garca Estrada *

    Resumen

    Este artculo es una aproximacin histrica a la evolucin en la tenencia de latierra en Hatoviejo (Bello, Antioquia, Colombia) durante los siglos XVII y XVIII.En l se estudia el proceso de fragmentacin de la merced de tierras entregada porel cabildo de la ciudad de Antioquia al conquistador Gaspar de Rodas en el sigloXVI, quien lo cedi a sus hijos. Brevemente se muestra como aquellas inmensas

    propiedades se subdividieron hasta conformar varios hatos y estancias donde seproducan muchos de los alimentos que se consuman en la provincia. A partir delos protocolos notariales se reconstruye el proceso subsiguiente de fragmentacin

    * Profesor Asociado del Departamento de Historia de la Universidad de Antioquia (Colombia),Historiador egresado de la misma universidad, Magister en Historia de la Universidad Nacionalde Colombia, sede Medelln (Colombia) y Candidato a Doctorado en Historia de la Universidad Andina Simn Bolvar (Ecuador). Correo electrnico: [email protected]

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    de aquellas haciendas hasta la aparicin de pequeas y medianas propiedades enmanos de mestizos, indgenas y pardos libres, para concluir con el anlisis de laestructura tenencial de la tierra al nal del periodo estudiado.

    Palabras clave : Hatoviejo, tenencia de la tierra, poblamiento, haciendas, media-na y pequea propiedad.

    AbstractThis article is an historical approach to the land tenure evolution in Hatoviejo,

    (Bello, Antioquia, Colombia) during the 17 th and 18 th centuries. In this article it is

    studied the mercy fragmentation process of lands that were given by the city of

    Antioquia town council to the conqueror Gaspar de Rodas in the 16 th century, who

    later ceded them to his sons. In a brief it is shown how those large properties were

    subdivided to become several cattle farms and farms where most of the food con-

    sumed in the province was produced. From notarial registers it is reconstructedthe subsequent fragmentation of those farms until the birth of small and medium

    properties belonging to mestizo people, native people and mulatto people, and

    having as a conclusion the analysis of the land tenure structure from this studied

    period.

    Keywords: Hatoviejo, Land Tenure, Settlement, Farms, Medium and Small Pro- perty.

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    IntroduccinEl Municipio de Bello est ubicado al norte del Valle de Aburr, entre dos cadenasmontaosas de la cordillera Central y es atravesado de sur a norte por el ro Mede-lln. Su casco urbano queda en un extenso plano inclinado de la ribera occidentaldel ro Medelln recostado al ramal occidental de la cordillera y a una imponentemontaa llamada Cerro Quitasol. Es la segunda ciudad del Departamento de An-tioquia, siendo superada slo por la capital (Medelln), y desde el punto de vista

    demogr co es la decimotercera en Colombia, con cerca de 400.000 habitantes,contando con ms poblacin que muchas capitales departamentales, entre ellaslas tres del Eje Cafetero (Pereira, Manizales y Armenia), poblaciones cimeras de laColonizacin Antioquea del occidente del pas. Empero, a diferencia de aquellas,es un sitio poblado desde los mismos comienzos del perodo colonial que, en 1913,logr la categora de ente municipal, luego de varios siglos en que fue una fraccino partido de Medelln. Su municipalizacin fue coincidente en el tiempo con laubicacin en su territorio de las primeras fbricas de textiles, interesadas en apro-

    vechar las potentes cadas de agua que forman sus quebradas al descender por lasescarpadas cumbres de la cordillera. Y la alta disponibilidad de oportunidades la- borales atrajo mujeres y hombres de las poblaciones adyacentes, lo que le ha dadoese dinamismo demogr co que mantiene hasta el presente.

    En torno a este municipio existen diferentes monografas histricas que inten-tan rastrear sus orgenes desde las primeras etapas de la Conquista, sealando laforma como Gaspar de Rodas logr la adjudicacin de su territorio para establecerel primer hato del valle aburreo, el cual fue heredado por su hijo Alonso, quien,como dice Manuel Uribe ngel, continu como propietario de esos terrenos poralgn tiempo despus, hasta que por efecto natural del aumento de poblacin, lapropiedad territorial fue subdividindose y cambiando de dueos (Uribe 1985,136). Precisamente fue Uribe ngel, el primer historiador que intent compilaruna monografa de dicha localidad, al incluir en suGeografa General del Estadode Antioquia un apartado en el que describe sus caractersticas geogr cas, clima,

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    potencialidades agrcolas y la belleza de sus paisajes; alude a sus ancestros prehis-

    pnicos, a la conquista, a su aporte a la Independencia y a los avances educativos yculturales de nales del siglo XIX (Uribe 1985, 134-137). Este esfuerzo fue seguidde una sucinta monografa elaborada por Gabriel Arango Meja, como parte de sus Monografas de Antioquia (1941), con la que se instaura el modelo de los estudioslocales de corte tradicional, en donde, en un acpite denominado esbozo histri-co se aportan datos a las temticas analizadas por Uribe ngel y se complementacon algunos prrafos de generalidades, presupuesto municipal, dotacin de servi-cios pblicos, educacin e instituciones de diversa ndole existentes en la localidad(Arango, 1941, 79-83).

    La revista Distritos (1963), con motivo de los cincuenta aos de su vida muni-cipal, dedic su tercer nmero a la historia y obras de progreso econmico-socialde las industrias asentadas en el territorio bellanita. La revista en otras dos edicio-nes (1972 y1989), en vsperas de sus sesenta aos de vida municipal y con motivode los 75 aos del mismo hecho, present nmeros monogr cos sobre Bello enlos que se recogen los aportes de los historiadores que lo precedieron e incluyen

    entrevistas a personalidades de la administracin municipal de turno, reseas bio-gr cas de personajes de la vida poltica local y se insertan documentos que hanmarcado hitos en la historia local, como el Memorial de pedimento de los vecinosde Hatoviejo para que se cambie este nombre por el de Bello, el Decreto 591 de1883 que hace dicha modi cacin, y la ordenanza 48 de 1913 que crea el municipio(Cf. Distritos 1989, 11-14).

    En el mismo grupo de estudios puede incluirse la monografa de Heriberto Za-pata Cuencar, como parte de sus Monografas de Antioquia . Este aporta informa-

    cin nueva, como el Censo de Edi cios de 1797 y los censos de poblacin de 1808 y 1835. Se dedica con mayor nfasis a la historia eclesistica de la localidad, inclu- yendo una cronologa de la ereccin de parroquias y las obras de los principalessacerdotes de la localidad. A esta base informativa se agregan algunos datos sobreaspectos fsicos, industrias, vas y servicios pblicos, adems de reseas histricassobre las inspecciones de Fontidueo, Pars, Zamora, Ciudad Niqua, San Flix y Acevedo (Zapata 1978).

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    El sacerdote Juan Botero Restrepo, a la sazn Vicepresidente de la Academia Antioquea de Historia, public una extensa monografa con el ttulo de La tierrade Surez: Bello . Como es tpico de estas monografas, se trata de una obra carentede sistematicidad y desarrollo de los temas, en los que prevalece el adjetivo sobrelo sustantivo y en el que se sigue un orden preestablecido en la presentacin de lostemas: topografa, hidrografa, geografa, conquista, colonia, independencia, etc-tera. El siglo XIX merece slo diez pginas de la obra, mientras que se dedican ciena la biografa del ex presidente Marco Fidel Surez, oriundo del lugar. El siglo XX,

    aunque tiene una extensin considerable, no re eja el tratamiento sistemtico defuentes primarias, ni un estudio cuidadoso sobre la signi cacin histrica de laindustria en la vida de este municipio. En cambio, se encuentra un considerablediccionario biogr co de polticos y sacerdotes bellanitas, as como reseas sobrela ereccin de iglesias y empresas (Botero 1990).

    La ms reciente publicacin Bello, patrimonio cultural , es un trabajo colec-tivo de los historiadores Guillermo Len Aguirre, Hernn Daro Villegas y CarlosJos Saldarriaga, quienes al lado de un grupo de arquitectos inventariaron y va-

    loraron desde el punto de vista patrimonial un conjunto de edi caciones civiles yeclesisticas, casas, monumentos, obras de arte y patrimonio paisajstico del mu-nicipio de Bello. Para llevar a cabo este trabajo, los citados historiadores llevaron acabo una nueva aproximacin a la documentacin existente en el Archivo Histricode Antioquia, el archivo municipal y fuentes primarias publicadas. Con base eneste material se plante una mirada ms profesional de la historia local bellanita,dividiendo la obra en cuatro captulos, a saber: 1) El territorio de Bello antes delsiglo XX, en el que se incluye una mirada al perodo colonial y a las principalesobras arquitectnicas construidas en dicho perodo; 2) Bello: 1900-1950, en elque se analizan las principales transformaciones econmicas y sociales derivadasdel proceso de industrializacin y la arquitectura legada por dicho proceso; 3) Elmunicipio a partir de 1950, en el que se hace nfasis en los procesos urbansticos; y 4) El rea rural de Bello, en el que se resean algunos datos histricos e institu-cionales de cada una de las veredas del municipio. De los captulos citados, el ms

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    pertinente para los efectos del presente artculo es el de Guillermo Aguirre, porcuanto describe el proceso de poblamiento y apropiacin de las tierras bellanitasdurante la conquista y el perodo colonial, sealando el papel de algunos grandespropietarios y mostrando cmo se fue fragmentando la propiedad, desde la mercedde tierras de Gaspar de Rodas, hasta las 35 propiedades registradas en el padrnde 1675, adems de aportar valiosa informacin sobre la mano de obra esclava,agregados y vecinos, y las formas de explotacin de la hacienda colonial; tambinmuestra la forma cmo proliferaron capillas en las haciendas y la sonoma del

    territorio en el siglo XVIII (Aguirre, Villegas y Saldarriaga 1994).Para concluir este balance historiogr co es importante sealar que en losltimos aos jvenes historiadores oriundos de la localidad han realizado variasmonografas de grado para obtener su ttulo profesional en los programas de histo-ria existentes en la capital antioquea, en las que han abierto nuevos campos pro- blemticos abordados desde los mtodos y teoras propias de la historiografa pro-fesional. Son los casos de Carlos Saldarriaga Acevedo, El ordenamiento urbano ylas formas polticas de la ciudad municipio de Bello 1950-1970 (Saldarriaga 1995);

    Adriana Correa Arboleda, La educacin o cial en Bello, 1930-1950 (Correa 1995) y Luis Fernando Baena Muoz, Bello: avatares de un proceso de municipalizacinen el contexto de la primera industrializacin, 1900-1930 (Baena 2010). En cadauno de estos trabajos se logra dar cuenta de un problema delimitado en el espacio y en el tiempo, con base en fuentes pertinentes, se plantean unas hiptesis y hay unintento por analizar y describir determinado proceso histrico.

    Como puede verse, con excepcin de la obra Bello Patrimonio cultural , el temade la tenencia de la tierra en esta localidad no ha merecido mayor atencin por partede los historiadores. En tal sentido, este artculo pretende aportar al conocimientodel proceso de fragmentacin de la propiedad territorial durante el siglo XVIII enel territorio correspondiente a Hatoviejo, que valga decir, incluye adems de la pa-rroquia del mismo nombre otros tres sitios poblados, a saber: Fontidueo, Madera y Niqua. Interesa en particular determinar cules eran las principales propiedadesa comienzos del siglo XVIII, y en la medida que lo permite la documentacin, re-

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    construir la manera cmostas se fueron fragmentando mediante la compraventao cesin a herederos, y determinar si en este siglo se puede evidenciar la formacinde pequeas propiedades en manos de campesinos, o negros libres, dedicadas a laproduccin de subsistencia.

    Mercedes de tierras y primeras compraventas

    En primera instancia es necesario aclarar que el estudio de la tenencia de tierra enel territorio de Bello tiene como escollo insalvable la existencia de pocos registrospblicos en los archivos provinciales y locales sobre la compra-venta y donacinde tierras en el Valle de Aburr durante los siglos XVI y XVII. As que debemosconformarnos con algunos datos sueltos que aportan las fuentes primarias y la his-toriografa, la cual, a lo sumo se limita a repetir las mismas transacciones. Por con-traste, es posible hacer un seguimiento minucioso de estos negocios para el sigloXVIII por lo que el presente artculo se centrar en ste.

    Puede decirse que el proceso de apropiacin de las tierras en la provincia an-tioquea y en particular en Hatoviejo presenta un momento inicial de adjudicacinde mercedes a los conquistadores por parte del cabildo de la ciudad de Antioquia yde los gobernadores, como premio por la reduccin de los indgenas. Un segundomomento es el de la venta y donacin de tierras, el cual puede situarse de maneraaproximada a comienzos del siglo XVII, cuando se inicia en rme la fragmentacinde las grandes propiedades y con ello el surgimiento de medianas y pequeas pro-piedades, mediante las sucesiones y la venta de porciones de tierra a blancos libres,mestizos y negros manumitidos.

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    Figura 1 . Mapa hidrogrco y de ubicacin de primeras poblaciones coloniales

    Mapa elaborado por el autor del artculo.

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    Dentro del primer momento enunciado se puede incluir la merced de tierras reci- bida por el paci cador Gaspar de Rodas en 1574, quien en la justi cacin de susolicitud argumentaba al cabildo antioqueo:

    Como a vuestras mercedes consta, esta tierra se va ensanchando e padeciendonecesidad de comidas, e como respeto la obligacin que tengo de servir a Su Ma- jestad e al bien de esta tierra, atento al aparejo que hay en el valle de Aburr, don-de tengo mis indios de encomienda, en nombre de su majestad pido a vuestrasmercedes me hagan merced en el dicho valle de Aburr, que est diez leguas deaqu, poco ms o menos, cuatro leguas de tierra para fundar hatos de ganados y

    estancias de comidas, la cual merced suplico se me haga desde los asientos viejosde Aburr para abajo [] e que corte de la una parte a la otra del valle, hasta losaltos de cordillera (Hoyos 1916).

    Varias cosas se pueden inferir de los considerandos enunciados por Rodas: conesta solicitud comenz la apropiacin de tierras en el Valle de Aburr, con base enel argumento de la carencia de alimentos para abastecer a una poblacin creciente,aprovechando para ello el aparejo o buena disposicin que tena este valle paralas labores agrcolas y a cuya labor podra dedicar su encomienda de indgenas.Esta serie de elementos adems de recon rmar la rpida incorporacin de aquellastierras a actividades agropecuarias con destino al aprovisionamiento de las dife-rentes poblaciones antioqueas, muestran las condiciones propicias de este valle yla fuerte relacin entre las potencialidades naturales de sus suelos y la utilizacinde los indgenas como fuerza de trabajo de aquellas primeras haciendas y estanciasde comida.1 De esta manera se aprovech la experiencia y las labores de prepara-cin de los suelos realizadas por los aburraes. De otro lado, si se tiene en cuenta que

    estas solicitudes se hicieron para legalizar una situacin de hecho, puede sugerirseque don Gaspar llevaba varios aos aprovechndose de aquellos pobladores y desus cultivos.

    1. Como a rma la historiadora Beatriz Patio Milln (2011, 17), la circunstancia de que en Antio-quia, en el siglo XVIII, la hacienda no tuviera la importancia y las magnitudes que tuvo en otrasregiones de Nueva Granada y Amrica, ha hecho creer a muchos que no existi. En este artculo sesostiene que, pese a no haber tenido las dimensiones de las haciendas caucanas o costeas, en An-tioquia existieron algunas de estas unidades productivas, aunque de otra ndole.

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    El terreno recibido por Rodas abarcaba una extensin aproximada entre elCerro del Volador en Medelln y el actual municipio de Girardota, es decir cerca de50.000 Has. Es til tener en cuenta que Gaspar de Rodas fue nombrado Goberna-dor de la provincia de Antioquia al ao siguiente de hacer dicha solicitud y que latuvo en sus manos hasta 1607 cuando fallece. A los pocos aos de haber recibidoaquella merced de tierras, en 1585, Rodas adjudic a su hija Ana Mara los terrenoscomprendidos entre [] la casa que llamaban del cacique Niqua [] y La Tasa- jera, Copacabana (Cuenca 1988, II, 22). A la muerte de Rodas, este hato pas a ma-

    nos de Bartolom Surez de Alarcn, quien adems hered la gobernacin (lvarez1996, 59). A su nieto Gaspar de Rodas el mozo le fue adjudicado en 1592 otroterreno al frente de Niqua, lindando por la parte de arriba con el gobernador, suabuelo, y por abajo con su padre el capitn Alonso de Rodas Carvajal, desde el rohasta lo alto de la cordillera, empezando [] desde una quebrada que tiene las pie-dras blancas []; la quebrada de las piedras blancas actualmente lleva el mismonombre y est situada en jurisdiccin de Copacabana. Algunos aos despus, en1601 Gaspar el mozo vendi aquellas tierras a Diego Surez, vecino y alcalde de

    Zaragoza, por la suma de 450 pesos de oro de veinte quilates, teniendo por testigosa Alonso de Rodas Carvajal, Juan Bastidas Leynes Lobato y Juan de Rodas (Cuen-ca 1988, II, 23). Las tierras que corresponden a territorios limtrofes entre Bello yCopacabana, es decir a los sitios de Fontidueo y Machado, pasaron sucesivamentea manos de Francisco Jaramillo, luego a Andrs Garcs y por muerte de ste a suesposa Ana Ramrez Coy quien se uni en segundas nupcias con Alonso EstebanGordon. Una parte de esta extensa propiedad, que corresponde al territorio actualdel municipio de Copacabana fue vendida a Diego lvarez del Pino y ste a su vez vendi a Mateo Cano una fraccin que tena por lmite sur el Ancn de La Tasajera(Cuenca 1988, II, 24).

    Continuando con el proceso de adjudicacin de mercedes, se sabe que stefue especialmente intenso a partir de la gobernacin de Gaspar de Rodas, quienprocedi a premiar los servicios de algunos de sus lugartenientes por medio de laconcesin de tierras en cercanas de la ciudad de Antioquia, en el suroeste, el nor-

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    deste y el Valle de Aburra. En 1598 otorg tierras a Pedro Barbaran en las cabecerasde la quebrada de los Cedros, sobre el camino entre Hatoviejo y la capital provin-cial y a Juan Rodrguez Angulo, vecino de Antioquia, en el valle de Aburra, por susservicios en la conquista de Cceres (lvarez 1986, 17). Las tierras adjudicadas aRodrguez Angulo eran de tierra fra e iban

    [...] desde un peol que estaba encima del alcor donde tena el capitn AntonioMachado una casa y corral que corriese desde este peol que estaba por encimadel alcor corriendo por la loma de las tierras del dicho capitn Antonio Machadohasta el arcabuco de abajo que estaba encima del morro frontero de la casa quetena agora Pedro de Aldana [...].2

    Es difcil establecer el tamao y la forma de las propiedades a las que nos referimos ya que en aquel territorio compartido actualmente por los municipios de Copaca- bana y Bello, haba varias mercedes y compraventas sin contar con linderos pre-cisos. Todo parece indicar que precisamente esta inde nicin de los linderos y losgobernantes en su afn de favorecer a familiares y amigos, otorgaban tierras apa-rentemente vacas propiciando continuos pleitos entre vecinos. As sucedi conFrancisco de Angulo Barbarn, nieto de Pedro Barbarn, bene ciado con la mercedde la quebrada de Los Cedros, quien en 1668, ante las pretensiones de CatalinaUrea de ser legtima propietaria de aquellas tierras, aseguraba tener rancheracon ms de quince fanegadas de pan llevar y para rati carlo se present ante elescribano de Cabildo a solicitar el original de la escritura otorgada por Gaspar deRodas en 1598.3

    Lamentablemente, no es posible continuar la relacin sistemtica sobre la

    fragmentacin de las propiedades territoriales, debido a los vacos en la informa-cin. Lo nico seguro es que las tierras de Hatoviejo cambiaron de dueo en losprimeros aos del siglo XVII. Gaspar el mozo, nieto del Paci cador, vendi suparte a Andrs Garcs. Por su parte, Alonso de Rodas heredero de Gaspar el vie- jo se vio envuelto en una serie de litigios, sindole embargadas sus propiedades

    2. Archivo Histrico de Antioquia (AHA), Seccin Colonia (SC), Fondo Tierras ( FT) , t., 1, doc. 4611.3. AHA, SC, FT , t., 183, doc. 4610.

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    en julio de 1610. Entre estas propiedades estaba el hato de aburr, 200 cabezasde ganado y treinta yeguas, que fueron compradas por Pedro de Villarreal por lasuma de 1698 pesos. Luego de perder aquel hato, rematado para pagar las deudasde Alonso de Rodas, en 1615, el visitador Francisco Herrera Campuzano lo priv detodas sus encomiendas y lo conden a pagar 2000 pesos de oro como heredero deGaspar de Rodas, 1500 por si mismo para distribuir [...] entre los dichos indios vi- vos y difuntos y sus herederos, y otra suma de 1500 le fue cobrada para la cmarareal y gastos de adorno de la nueva sala de la Real Audiencia de Santa Fe de Bogo-

    t. Segn el mismo sumario creado por este proceso a Alonso de Rodas se le habainstaurado adems proceso por ser mestizo y se le conden a dos aos de destierrode la capital y de toda la provincia de Antioquia.4 Existen algunas evidencias quepermiten concluir que con cada propietario se cambiaba de nombre el lugar, moti- vo por el cual primero fue conocido como el Hato de Rodas, luego Hato de Alarcn y nalmente, por ser el hato ms antiguo, se le conoci como Hato viejo.

    De las pocas transacciones de tierras encontradas para el siglo XVII tenemosla solicitud de Francisco Fernndez de Montalva, fechada en 1641 de una merced

    de tierras en la quebrada de los cedros, colindante con Pedro de Alarcn (ya difun-to), por el camino real antiguo, los aposentos del Capitn Cristbal Ruiz de Aldana[...] hasta el camino que llaman Niqua que llaman el calvario y la Bolsa [...].5

    Se encontr adems, una compraventa de tierras en el pie de la cuesta delcamino de Niqua, fechada en 1663. Los esposos Martn de Olarte y Elvira Men-doza venden a Antonio de Montoya una estancia de ganado mayor, colindantecon Bartolom de la Ra y Francisco de Angulo. Adems de las tierras, Montoyaadquiri por el precio de 370 pesos de oro un trapiche movido por un caballo y unnegro criollo de 39 aos. Si se tiene en cuenta que el esclavo tuvo un precio de 200pesos mientras que la tierra slo de 160 pesos se puede pensar que se trataba deuna propiedad mediana.6

    4. AHA, SC, Fondo Indios ( FI) , t., 23, doc. 678, f. 160 v.5. AHA, SC, FT , t., 142, doc. 3874, f. 405.6. AHA, SC, FT , t., 188, doc. 4726, f. 640.

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    Debido a los vacos de informacin mencionados ms arriba, es difcil saberqu sucedi con el hato de Rodas rematado y adquirido por Pedro de Villarreal.Una fraccin pas a manos de Bartolom Surez de Alarcn, yerno de Rodas, peroesta corresponde ms a terrenos de Niqua y del actual Copacabana. No se sabe aqu patrimonio familiar pasaron a ser integradas.

    A mediados del siglo XVII, aparece un nuevo gran propietario en Hatoviejo,Juan de Piedrahita y Saavedra, pero no se sabe cmo ni cundo adquiri estas tie-rras. En 1667 muere aquel capitn y el inventario de sus bienes permite conjeturar

    que era uno de los hombres ms ricos de la provincia de Antioquia. Segn la mor-tuoria de este personaje, fue un importante minero, propietario de tierras, agricul-tor y ganadero, entre cuyos bienes se destacaban: 86 esclavos por valor de $15,160pesos, equivalentes al 66% de su capital; una ranchera y estancia en comunidadcon sembrados de maz, pltano y caa, por valor de 2213 pesos (el 9,7%); mina yranchera por valor de 300 pesos (1,3%); Casa y tres solares por valor de 1050 pesos(4,6%); hato de 962 reses, 71 yeguas, 34 mulas y 1 burro por valor 3000 pesos (el13%); herramientas para fragua, carpintera, minera y produccin de panela por

    valor de 460 pesos (2%); muebles por valor de 374 pesos (1.7%) y 39 marcos equi- valentes a 376 pesos 1.7%). Total: 22.933 pesos (Surez 1993, 77).

    Haciendo el seguimiento a esta fortuna se encontr en la mortuoria de su es-posa Jacinta Mara de Piedrahita, de 1708, que por primera vez se habla de Hato- viejo con nombre propio. El sitio donde se ubicaba su hato y aposentos, en dondese haba hecho el testamento en 1698, haba adquirido el nombre de San Jacintodel Hatoviejo. En aquel documento dice ser hija de dos vecinos de Santa Fe de An-tioquia: Juan de Piedrahita y Mara Gutirrez. Ella se declara vecina de la recincreada Villa de la Candelaria y como tal solicita que su cuerpo sea sepultado enla iglesia parroquial de la misma villa.7 Esto a pesar de que ella en su hato de SanJacinto tena una capilla, la cual, segn el testamento de su esposo contaba conlos ornamentos necesarios y donde aqul haba pedido se le velara. Adems de susintereses en Hatoviejo tenan inversiones en minera, casa en la capital provincial

    7. AHA, SC, Fondo Escribanos ( FE) , Ao 1708, ff. 6-7r.

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    y en la Villa de la Candelaria. Es signi cativo, no obstante que los Piedrahita hayantomado como lugar de residencia para sus ltimos aos al hato de San Jacinto, apesar de contar con casas en las dos villas antioqueas.

    Pero volviendo al hilo conductor, doa Jacinta declara por sus bienes ademsde las casas antedichas:

    [...] este hato en que vivo del Hato Viejo jurisdiccin de la villa de Medelln contodo lo edi cado de casa y ranchos y las tierras que constaren por los instru-mentos que manifestara el dicho Capitn Antonio de Piedrahita (su hijo) y en lasdichas tierras el ganado vacuno que pareciere que es muy poco y el caballar quepareciere [...].8

    Todo parece indicar que la fortuna de Juan de Piedrahita se desperdig despusde su muerte por las herencias entregadas a sus hijos, por las capellanas cargadasa sus bienes y por las deudas que aquel haba dejado y las adquiridas luego por suesposa. Por eso doa Jacinta habla de pocos ganados vacunos y caballares, ademsde que los esclavos tambin haban sido repartidos entre los hijos o entregadosen dote al momento del matrimonio de hijas y nietas. Apenas quedaban 25 de los90 declarados por el Capitn Juan de Piedrahita. Prcticamente lo nico que semantena ms o menos ntegro fue el hato de San Jacinto. Estos sntomas de res-quebrajamiento de esta fortuna empezaban a re ejar lo que el tiempo demostrara:una fortuna centrada en la propiedad de la tierra, en su mayor parte improductiva y cuya rentabilidad dependa de una costosa mano de obra esclava, en competenciacon formas de produccin ms e cientes como fue la de los mestizos arrendatarios,evidenciaron la inviabilidad del modelo hacendario en el Valle de Aburr.

    8. AHA, SC, FE , Ao 1708, f. 10.

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    Fragmentacin de grandes propiedadesEn 1701 doa Jacinta vendi a Jos de Quinez y a Gabriel de Rivera un pedazo detierras abajo de su casa de San Jacinto, de all a dar a la quebrada que llaman deGarca, hasta la desembocadura de esta quebrada en el ro y siguiendo el ro hastala quebrada que llaman del Hatoviejo, por esta arriba hasta la propiedad de FabinHernndez. Se trataba, sin lugar a dudas de una propiedad de tamao considera- ble, por eso sorprende el precio que se le asign, de tan slo 61 pesos y 2 tomines

    de oro.9

    El mismo da la viuda de Piedrahita Saavedra vendi otro pedazo de tie-rras a Isidro Hernndez, quien al igual que el anterior ya tena su casa en el sitio,ubicado en inmediaciones del hato viejo y por precio de 26 y 2 tomines de oro,que indican el menor tamao de esta venta.10 Resulta interesante observar en laTabla 1. Fracciones de tierra vendidas por Jacinta de Piedrahita y su hijo Juan, si-glo XVIII, que ambas fueron parte de una serie de porciones de tierra vendidas porla familia Piedrahita en las tres primeras dcadas del siglo XVIII. Se puede inferir,por el hecho de que los compradores vivan de tiempo atrs en el lugar y tenan

    casa y cultivos, que los compradores eran arrendatarios de las haciendas que conlos ingresos por sus explotaciones lograban reunir su ciente dinero para compraral hacendado sus parcelas y stos a su vez reunan algunos recursos frescos anteuna situacin econmica crtica. En total dichas transacciones sumaron 358 pesosque aliviaban las arcas de una familia cuyo principal patrimonio estaba en la tierra,unos cuantos caballos y reses, que ya no contaba en su haber las casas en la villa deMedelln y en la provincia de Antioquia, y resulta evidente que se encontraba en unfranco declive econmico.

    9. AHA, SC, FE , Ao 1701, f. 12.10. AHA, SC, FE, Ao 1701, f. 14v.

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    Tabla 1. Fracciones de tierra vendidas por Jacinta de Piedrahita y su hijo Juan, siglo XVIII

    Vendedor Comprador Precio Lugar Fecha

    1 Jacinta Mara dePiedrahitaJos de Quiones yGabriel de Rivera 61 pesos

    SanJacinto 1701-02-14

    2 Jacinta Mara dePiedrahita Isidro Hernndez 26 pesos Hatoviejo 1701-02-14

    3 Juan de PiedrahitaPiedrahitaJacinto Ramrez delRincn 87 pesos La Madera 1701-04-14

    4 Juan de PiedrahitaPiedrahita Luis de Betancur 50 pesosSan

    Jacinto 1702-12-11

    5 Juan de PiedrahitaPiedrahitaFrancisco Snchez deSantianes 40 pesos Hatoviejo 1715-06-16

    6 Juan de PiedrahitaPiedrahita Nicols Snchez 47 pesos Hatoviejo 1716-04-26

    7 Juan de PiedrahitaPiedrahitaFrancisco Snchez deSantianes 47 pesos Hatoviejo 1723-04-01

    Fuente : AHA, Protocolo de Escribanos, 1701-1723

    En el mismo ao el Alfrez Juan de Piedrahita (hijo de doa Jacinta) vendi aJacinto Ramrez del Rincn y a Juan Fernndez, vecinos de Medelln, un pedazode tierras de caballera, recibidas por herencia materna, donde tena su casa elcomprador, es decir, que ya haba posesin de hecho, como en los casos de los otroscompradores. Los linderos de estas tierras fueron el camino real que iba de Hato-

    viejo a Medelln, quebrada de La Madera hasta llegar al ro y por el ro abajo hastaencontrarse con la propiedad de Fabin Hernndez. El precio de aquella venta fuede 87 pesos y 4 tomines de oro, lo que permite calcular su extensin en nueve cua-dras aproximadamente.11

    11. La cuadra es un cuadrado de 80 metros por cada lado, equivalente a 6400 metros cuadrados,es decir 0,64 Has.

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    Continuando con el proceso de fragmentacin de la propiedad de los Piedrahi-

    ta, en 1715 Juan de Piedrahita vendi cuatro cuadras de tierras a Francisco Snchezde Santianes, en el sitio de Hatoviejo, por el precio de 40 pesos de oro. Estas tierrassituadas en inmediaciones al casero, lindaban: [...] quebrada abajo con la del Sar-gento Miguel Gutirrez, de cara por la iglesia y por el otro lado con tierras mas (deJuan de Piedrahita) y por la otra parte con las de Nicols Jaramillo indio [...].12 Denuevo en 1719 Piedrahita vendi a Francisco Snchez de Santianes cuatro cuadrasde tierras de pan y caballera, lindando con las tierras que le haba vendido cincoaos antes, por precio de 47 pesos.13 As que mientras los grandes propietarios ven-dan a pedazos sus propiedades, otros como Snchez empezaban a apropiarse deaquellas mediante compras sucesivas hasta conformar extensiones de tamao in-termedio entre la hacienda y la pequea propiedad. Llama la atencin igualmentela permanencia de algunas familias en las que el elemento indgena sigue presente,aunque es ms probable pensar que se trataba de mestizos cuyos rasgos fsicos de-lataban su ancestro nativo.

    De nuevo, en 1716, Piedrahita vendi a Nicols Snchez un pedacillo de tie-

    rras de una cuadra y media aunque es difcil establecer su localizacin exacta. Lanica referencia es el lindero con Baltasar de Avendao, quien no haba gurado enlos registros de los escribanos. Resulta interesante este documento porque contie-ne una alusin al aprovechamiento que se haca en ese tiempo del recurso hdrico.El agua era compartida por varios propietarios segn parece y exista una tomadesde la cual los vecinos extendan sus acequias. Para este caso se observa cmo dela toma del seor Avendao se abasteca el Alfrez Piedrahita, quien autoriza a sunuevo vecino el aprovechamiento del recurso pero sin privarlo a l de la corriente.14

    Pero no slo Juan de Piedrahita y Saavedra fue de aquellos mineros y propie-tarios de tierras que asentaron sus hatos y estancias en Hatoviejo. Tambin en-contramos otros personajes de gran prestancia econmica y social como fueronRodrigo Garca Hidalgo, Pedro lvarez del Pino y Juan Meja de Tovar.

    12. AHA, SC, FE , Ao 1715, f. 9v.13. AHA, SC, FE , Ao 1719, f. 21.14. AHA, SC, FE , Ao 1716, f. 14.

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    A manera de ejemplo slo nos referiremos al primero de ellos, cuya fortuna esequiparable a la de Piedrahita. Segn el inventario de su patrimonio, este perso-naje fue propietario de minas, tierras y ganado. Al momento de su muerte en 1675

    guraba entre sus bienes gran cantidad de muebles, 51 esclavos, 550 reses, 52 mu-las, 40 caballos, y el total de su fortuna ascenda a la suma de 15.852 pesos (lvarez1991, 58). El per l minero de este individuo queda claro si se tiene en cuenta quelos 51 esclavos que eran de su propiedad valan 11.490 pesos, es decir ms del 70%de su fortuna. Por ser Garca un individuo cuya actividad principal era la minera,

    se in ere que mejoraba su margen de ganancia mediante la reduccin de costosde produccin que lograba al abastecer sus minas con alimentos producidos en supropia estancia y hato de ganado, ubicados en inmediaciones del sitio conocidocomo Niqua. Se sabe adems que haba una divisin del trabajo entre sus esclavos,dedicando 31 a la minera y los restantes 20 a labores agropecuarias y de arriera.

    Pues bien, en 1677 la seora Margarita de Salcedo, viuda de Rodrigo GarcaHidalgo y suegra del Alfrez Pedro de Celada Vlez, don a sus sobrinos Juan deZafra Centeno y Ana de Zafra, hijos de su hermano el Capitn Fernando de Zafra,

    un pedazo de tierra de caballera ubicada en frente de la quebrada de Piedras Blan-cas, que inclua una casa en dicha banda occidental del ro, entre dos quebradas,una de las cuales se divida, pasando uno de sus brazos por el asiento que llama- ban de Niqua y el otro en un lugar ms arriba del ro. De tal manera que dichopedazo de tierra que as doy y dono es isla de la dicha quebrada la que todo loque se comprendiere debajo de los dichos brazos lindan con el ro doy y dono a lossusodichos.15 Por no registrar el nombre de la quebrada que formaba la isla de tie-rra donada se di culta la ubicacin del sitio exacto, pero es claro que se trataba deun terreno colindante con un pequeo poblado que hubo en Niqua.

    Del otro lado del ro, en el sitio de Fontidueo actualmente en jurisdiccinde Bello y en aquel entonces de la Villa de la Candelaria de Medelln, en el sigloXVII tenan lugar de residencia otros propietarios importantes. En primer lugar,el capitn Diego Beltrn del Castillo, quien tena en aquel sitio su casa habitacin

    15. AHA, SC, FE , Ao 1677, f. 22.

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    y tierras, a mediados del mencionado siglo. Estas tierras pasaron a manos de sunieto el presbtero Joseph de Molina y Toledo por medio del poder otorgado, comocapelln y patrn de la capellana fundada con motivo de la muerte de su esposaJacinta de Ordaz y Figueroa. Beltrn del Castillo se haba asentado en la recincreada villa de la Candelaria dejando desamparada la ranchera de Fontidueo.Considerando estos motivos, el presbtero vendi en 1692 a su hermano Carlos deMolina y Toledo aquellas tierras:

    [...] y en las dichas tierras una casa de tapias cubierta de paja con sus puertas y

    ventanas de madera y en ella cuatro sillas viejas de asentar un escao y bufete,una caja de madera y cuatro cuadros viejos y maltratados, la cocina de la dichacasa y una iglesia en que se celebra y un trapiche de a caballo y por precio y canti-dad de seiscientos pesos de oro de a veinte quilates a censo [...].16

    De lo anterior, se in ere que no se trataba de tierras incultas y por el contrario seconstata cierta actividad agropecuaria, basada en mano de obra esclava, para laproduccin de caa de azcar y ganado. Es igualmente notorio el inters de loshacendados por darles a sus esclavos y agregados el pasto espiritual, para lo cualconstruan capillas y las dotaban de los ornamentos necesarios para los o cios re-ligiosos. Sin embargo Fontidueo no qued en poder de la familia Molina y Tole-do, pues al parecer se encontraba en una difcil situacin econmica, que oblig adeshacerse de aquellas tierras. Por eso tan slo dos meses despus de la anteriorcompraventa, Carlos de Molina le vendi Fontidueo al capitn Felipe Rodrguez,alcalde ordinario de la villa de Medelln, por el mismo precio que la haba compra-do.17

    Un ltimo caso que ilustra el proceso de fragmentacin de la propiedad enHatoviejo entre el siglo XVII y el XVIII es el del alfrez real Pedro de Celada Vlez,dueo de un terreno al que se conoca como la limpia Concepcin, limtrofe conlas tierras de la difunta Jacinta de Piedrahita y Fabin Hernndez, en donde tenasu casa de habitacin, labranzas y ganados y 20 esclavos. Se sabe de esta propie-

    16. AHA, SC, FE , Ao 1692, ff. 49-50v.17. AHA, SC, FE , Ao 1692, f. 58.

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    dad no por un titulo de compraventa sino debido a la capellana que impusiera laesposa de Celada Vlez sobre la casa que tena en la villa de la Candelaria, para elordenamiento de uno de sus hijos, el sacerdote Lus de Celada Hidalgo. En 1715doa Ana de Santiago Hidalgo, decide librar la casa de la villa de esta hipoteca demil pesos y la impone sobre la hacienda mencionada. Esta hacienda segn la es-critura de aseguro de la capellana llegaba hasta las mismas cumbres y adems dela casa cubierta de paja y de ochenta pies de largo, tena entre sus construccionesotros ranchos para los esclavos y una capilla de teja, trescientas reses y cincuenta

    yeguas.18

    Basados en estos casos es posible hacer una caracterizacin del poblamiento y las caractersticas de los asentamientos durante el siglo XVIII. Se trataba funda-mentalmente de rancheras, cuya actividad giraba en torno a grandes haciendasdedicadas a productos como pltano, yuca, maz, hortalizas, para el autoabasteci-miento de sus pobladores y para el mercado minero del norte y nordeste antioque-os. La mayor parte de los terrenos, sin embargo, estaban dedicados a la ganaderao el cultivo de caa de azcar, el cual era procesado en las mismas haciendas me-

    diante trapiches de traccin animal, cuya produccin estaba destinada al consumode carne y panela en la provincia. La fuerza de trabajo era en su inmensa mayoraesclava y para su adoctrinamiento en las cosas de la religin cada hacienda contabacon una capilla. Para el caso de Celada Vlez, de teja, que indica la signi cacin queaquel lugar tena para los propietarios.

    Hacia la proliferacin de pequeas propiedadesUna de las constataciones ms signi cativas de sta investigacin es que en Ha-toviejo durante el siglo XVIII proliferaron las pequeas y medianas propiedadesen manos de mestizos, indgenas y pardos libres, cuyo valor comercial promedioestaba entre veinte y cuarenta pesos y su tamao aproximado era de dos a cuatro

    18. AHA, SC, FE , Ao 1715, f. 12v.

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    cuadras. No obstante, stas coexisten con grandes propiedades avaluadas en mil

    pesos o ms. Aquellos pequeos propietarios no haban sido mencionados en lahistoriografa sobre Bello, a pesar de constituir el origen de muchos de los troncosfamiliares de esta localidad. La Tabla 2. Transacciones de inmuebles superiores a500 pesos en Hatoviejo durante el siglo XVIII, permite conocer las compraventasrealizadas en dicho siglo superiores a quinientos pesos, es decir aquellas que tenanextensiones superiores a 50 cuadras, tomando como precio base diez pesos porcuadra.

    Tabla 2 . Transacciones de inmuebles superiores a 500 pesos en Hatoviejo durante el siglo XVIII

    Vendedor Comprador Precio Lugar Fecha

    1 Felipe Rodrguez Francisco de VillaHidalgo (Capitn)5000pesos Fontidueo 1731-01-31

    2 Nicols Jos Tirado yZapataFernando Barrientos yCelada

    1300pesos Niqua 1763-03-01

    3 Carlos de Ceballos yesposaSantiago Antonio delCastillo

    1000pesos Hatoviejo 1731-01-31

    4 Carlos de Molina yToledo Felipe Rodrguez600

    pesos Fontidueo 1692-10-22

    5 Jos de Molina yToledoCarlos de Molina yToledo

    600pesos Fontidueo 1692-08-23

    6 Juan de Ortega yesposa Antonio Quintana600

    pesos Guasimal 1739-00-00

    7 Esteban Ruiz Lorenzo de Meza yVicente Tamayo600

    pesos El Salado 1774-01-24

    8 Carlos Paniagua Manuel Jos JaramilloGalln560

    pesos Hatoviejo 1776-02-09

    9 Francisco de MesaVillavicencio Antonio Chaverri550

    pesosQ. Piedras

    B. 1732-00-00

    10 Cristbal Prez Tazn(Pbro)Miguel Montoya yGarca

    500pesos Hatoviejo 1774-03-04

    11 Cristbal Prez Tazn(Pbro)Antonio de Quintana(Alfrez)

    500pesos Hatoviejo 1780-07-04

    Fuente : AHA, Protocolo de Escribanos, 1692-1780

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    En la tabla anterior saltan a la vista varias cosas. En primer lugar, que an en el si-glo XVIII existan algunas propiedades de extensin considerable, como lo indica latransaccin de mayor valor, propiedad adquirida por el capitn Francisco de VillaHidalgo en Fontidueo, cuyas dimensiones se pueden calcular en 500 cuadras deterreno, es decir 320 hectreas, abarcando vegas y zonas planas en inmediacionesal ro Medelln, zonas de mayor inclinacin y bosques en las laderas de la vertienteoriental del valle aburreo. Segn el documento de compraventa, esta haciendacontena una casa de teja y otras edi caciones, ganado y trapiche con su casa. Es de

    anotar, adems, que el vendedor de este predio fue Felipe Rodrguez quien dona la iglesia parroquial de Hatoviejo una imagen de Nuestra Seora del Rosario deChiquinquir y sus adornos, a cambio de una misa cantada a su nombre, la cualdeba realizarse cada ao el segundo da de pascua de Navidad.19 La pervivenciade este tipo de extensiones permite entender alusiones de informes o ciales de lapoca, segn los cuales En la parroquia estril de Atoviejo, hay ms ganados quefrutos (Patio 2011, 137).

    En segundo lugar, que aparte de algunas haciendas de tamao como la se-

    alada, haba un grupo mayor de propiedades que tenan un tamao variable en-tre las 50 y 100 cuadras, resultado de la fragmentacin de aquellas y que estabancambiando de dueo en el siglo XVIII. Son los casos de los inmuebles vendidos,respectivamente, por Nicols Jos Tirado Zapata y Carlos de Ceballos y su esposa,a Fernando Barrientos Celada y Santiago Antonio del Castillo, las cuales quedabanen Niqua y Hatoviejo. No obstante, es notorio que entre las posesiones territoria-les de mayor tamao, la ms frecuente era aquella cuya rea estaba alrededor de lascincuenta cuadras, sealando el avanzado proceso de fragmentacin de las grandeshaciendas en el valle de Aburr. Un dato que no debe pasar desapercibido es queentre los propietarios de predios de esta ltima especi cacin estaba un eclesisti-co, el presbtero Cristbal Prez Tazn, quien a nales de aquel siglo se desprendide dos partes de sus propiedades en Hatoviejo, para venderlas al alfrez Antonio deQuintana y Miguel Montoya Garca, por quinientos pesos cada una.

    19. AHA, SC, FE , Ao 1731, f. 3v.

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    No obstante, es mucho ms importante recalcar que para el siglo XVIII el tipode propiedad raz dominante es de menor tamao, cuya proliferacin se puede ob-servar en la Tabla 3. Resumen de las transacciones de compraventa de tierras enHatoviejo, menores de 20 cuadras, siglo XVIIII.20 En este se hace palmario que elmayor nmero de propiedades transadas estaban en el rango de una a diez cua-dras, y que, a medida que aumenta el tamao y el precio del inmueble su frecuenciadisminuye, conformando una estructura de tenencia de la tierra de forma pirami-dal, donde la base estaba conformada por pequeas y medianas propiedades cuya

    extensin era menor a cuarenta cuadras y en la cspide unas pocas propiedades demayor tamao, aunque sin acercarse al tamao de las mercedes de tierras recibidaspor Rodas y sus lugartenientes en el siglo XVI. Esto no signi ca que la mayor partedel territorio bellanita estuviera en manos de pequeos y medianos propietarios, ya que el tamao de todas las posesiones de estos, a lo sumo equivalen en tamao y precio a las haciendas de Felipe Rodrguez, Nicols Jos Tirado Zapata y CarlosCeballos. Lo que por otro lado no es despreciable, ya que sumando las reas deaquellas su extensin aproximada sera de 461,6 hectreas, con respecto a las gran-

    des propiedades que sumaban 755,8 has.21

    20. Es necesario aclarar que el precio por cuadra fue muy variable a lo largo del siglo XVIII y su valor tambin dependa de su ubicacin, disponibilidad de aguas y terrenos arables, etctera. Paraefectos de anlisis y comparacin se j en 10 pesos el precio por cuadra, ya que en torno a esta cifraoscilaron los precios.21. Para tener un punto de comparacin valga decir que el municipio de Bello en la actualidad tieneuna extensin de 145 Km2, o sea 14,500 Has., pero en su mayora se trata de territorios escarpa-dos, muchos de ellos cubiertos de bosques y alejados de la cabecera. Sumando el rea de todas lastransacciones incluidas en este anlisis, resulta que equivale a 1217,4 Has., el 62% de las 1970 Has.de tierras planas o ligeramente inclinadas, que en la poca colonial eran las ms adecuadas paraactividades agropecuarias y que en la actualidad son suelos urbanizados.

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    Tabla 3. Resumen de las transacciones de compraventa de tierras en Hatoviejo, menores de 20cuadras, siglo XVIIII

    Rango de precio Cantidad Extensin aproximada

    1 a 100 pesos 18 1 a 10 cuadras

    101 a 200 pesos 10 11 a 20 cuadras

    201 a 300 pesos 9 21 a 30 cuadras

    301 a 400 pesos 6 31 a 40 cuadras

    Fuente: AHA, Protocolo de Escribanos, 1692-1780

    Ahora bien, de las 43 transacciones correspondientes a pequeas y medianas pro-piedades es interesante analizar algunos aspectos en torno a los per les de com-pradores y vendedores. Entre los vendedores se encuentra Lorenzo de Mesa, ve-cino de Hatoviejo y alcalde pedneo de dicho partido, quien vendi en 1786 underecho de tierra en Fontidueo el cual haba recibido por herencia materna. El

    mismo haba comprado en 1774, en compaa con Vicente Tamayo un terreno decerca de 60 cuadras en El Salado, como lo muestra la Tabla 2. Entre el conjunto de vendedores tambin se destacan dos religiosos, el presbtero Flix Zapata Molina yla monja Juan del Espritu Santo, quienes cedieron sus bienes races cuyo tamaoaproximado era de 20 y 27 cuadras, en Niqua y Hatoviejo, respectivamente. Esigualmente llamativo el nombre de Vicente Tamayo, por haber vendido, en 1775 y 1780, dos porciones de una propiedad de mayor extensin que tena en el sitiode Hatoviejo, que juntas sumaban una extensin cercana a las 25 cuadras, y esmucho ms signi cativo, ya que el comprador de ambas ncas, Miguel Espinal, esregistrado como pardo libre, sealando la posibilidad de ascenso social de esclavosmanumitidos y sus descendientes.

    Haciendo un anlisis de algunos casos segn las diferentes categoras de com-praventa tambin resultan algunos hechos interesantes. Empezando por las tran-sacciones entre 1 y 100 pesos, se encuentra una diversidad signi cativa de apelli-

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    dos que permite sustentar mejor la fragmentacin de la propiedad en mltiplesfamilias. Salta a la vista el nombre del alfrez de cabildo Carlos de Ceballos, quiencompr en 1713 al presbtero Alonso Velsquez de Obando un pedazo de tierras decaballera en el sitio de Ato viejo con una casa de tapias ya vieja cubierta de paja,por valor de 60 pesos de oro de 20 quilates.22 De otro lado, existen varios ejemplosen los que se resalta el papel econmico de las mujeres en la poca colonial, comoson los de Jacinta Lpez de la Sierra, Juana Vsquez, Mara Manuela Hernndez y Luca de Aldana, quienes vendieron sus inmuebles o parte de ellos acudiendo a

    la mediacin de un apoderado o mediante la representacin de sus esposos. Estasituacin tambin se dio con Magdalena Rico de la Mata y su hermana Gertrudis,quienes hicieron la venta a travs de Diego Montoya, marido de la primera, perodejando constancia de que el pedacillo de tierras que entregaban a Nicols Gue-rra Pelez lo haban recibido de su herencia paterna.23 Entre los muchos propieta-rios hasta ahora ignorados por la historiografa est Gabriel de Luna y Rivera quienhaba comprado a principios del siglo XVIII, a Jacinta de Piedrahita, un terreno enque tena su casa.

    En el segundo grupo de transacciones, es decir las que oscilaron entre 101 y200 pesos es notorio, al igual que en el primer grupo la presencia de varias muje-res en calidad de vendedoras, entre otras Mariana Avendao, Javiera Dvila y AnaMara Duque. En esta categora vuelve a gurar el presbtero Flix Zapata y Molina,quien vendi en 1762 a los hermanos Carlos y Cristbal Paniagua una propiedaden Niqua por valor de 200 pesos.24 El primero de stos compr tres aos despusotro predio en Hatoviejo, por valor de 285 pesos, lo que evidencia el inters de al-gunas personas por la adquisicin de tierras en este partido, uno de los ms frtilesdel valle de Aburr. Un caso similar es el de Jos Antonio de Piedrahita quien en1789, 1791 y 1792 compr tres pedazos de tierra en Hatoviejo, el primero por 138,el segundo por 165 y el tercero por 350 pesos, en una clara estrategia de ampliacin

    22. AHA, SC, FE , Ao 1713, f. 13v.23. AHA, SC, FE , Ao 1718, f. 52v.24. AHA, SC, FE , Ao 1762, Caja 14, f. 112v.

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    de sus predios. No se puede olvidar, por otro lado, que en la colonia la posesin de bienes races era muestra de honorabilidad, poder y riqueza, por lo que muchaspersonas que hacan su fortuna en la minera o el comercio vean en aquella unaforma de reconocimiento social. Resultan prominentes tanto en el grupo de ven-dedores como en el de compradores Juan Bautista Barrientos, Joaqun Barrientos, y Joaqun lvarez del Pino, por pertenecer a familias de cierto poder econmico ypoltico en la localidad a nes del siglo XVIII y comienzos del XIX.

    Reuniendo en un mismo grupo las dos categoras siguientes, a saber las tran-

    sacciones entre 201 y 400 pesos, comprendiendo extensiones entre 20 y 40 cua-dras, es decir entre 12,8 y 25,6 Has., tenemos entre los apellidos que vuelven aser recurrentes a lvarez del Pino, Piedrahita, Tamayo, Jaramillo, Arango, Prez,Duque y Gutirrez, quienes formaban una capa de medianos propietarios con es-trechos lazos parentales entre s por los matrimonios que se dieron entre sus inte-grantes. En este grupo se encuentra Vicente Tamayo, quien en compaa del alcal-de pedneo Lorenzo Mesa haba comprado una extensa propiedad por 600 pesos yluego adquiri otras de menor tamao, siguiendo la estrategia de ampliacin antes

    sealada.

    A manera de conclusin

    Se puede asegurar que en Bello, entre los siglos XVII y XVIII, se dio el paso de lasgrandes mercedes de tierras otorgadas a los conquistadores espaoles en Antio-quia las cuales al momento de su adjudicacin pudieron abarcar casi la extensinmisma del valle de Aburr, hacia procesos de fragmentacin por va de herencias y compraventas de porciones de aquellas, lo que dio paso a la formacin de hacien-das en las que se combinaban actividad de cra y ceba de ganado, produccin decaa de azcar y otros bienes agrcolas para abastecer el mercado provincial. Estashaciendas a su vez se fragmentaron mediante sucesivas compraventas hasta darpaso a hatos y estancias de tamao intermedio. Y en el transcurso de mediados del

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    siglo XVII y primeras dcadas del siglo XVIII se vivi la proliferacin de pequeas y medianas propiedades, algunas de ellas en manos de indgenas y pardos libres, enuna clara muestra de la movilidad que permita la actividad econmica en Antio-quia. De tal manera que, en jurisdiccin del actual municipio de Bello coexistierongrandes propiedades con sus rancheras de esclavos y capillas, con un variopintopaisaje de pequeas y medianas unidades productivas en manos de mestizos, blan-cos pobres, indgenas y mulatos que se dedicaban a producir lo necesario para lasubsistencia y cuando haba excedentes salan al mercado local o al de poblacio-

    nes vecinas para obtener otros bienes que requeran. De all que a nales del sigloXVIII se puede imaginar la con guracin del territorio bellanita con una poblacincentral en Hatoviejo, un segundo poblado en Fontidueo y varios caseros en tornoa las haciendas en Madera y Niqua, todo esto salpicado de casas de paja, dispersas y algunas remontadas en las laderas.

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