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Marzo - Abril de 1938.

MEMORIALDEL

EJERCITO DE CHILEPublicación bimestral

Se publica bajo la Dirección del Estado Mayor del Ejército

Oficinas: Moneda 1356— Teléf. Auto 85193Director, Tte. Coronel Sr. Carlos Asenjo L.

Año XXXI. N.º 155. l.er Semestre.

SUMARIO:SECCION EDITORIAL.

Pag.

1.—Homenaje al General José de San Martín . 1952.—Batalla de Maipú —(Abrazo de San Martín y O'Higgins)— 5 de abril

de 1818 197

SECCION GENERAL.

Instrucción y doctrinas militares.

3.—El Conductor de la Guerra.—Por el General Erich v. Ludendorff.—Traducción del "Memorial" 199

4.—La Marcha del Infante.—Por el Coronel de Infantería Sandro Piazzoni.—Traducción 213

Organización militar.

5.—A propósito del servicio de panadería creado en el R. C. 7 "Guías"del General José María Benavente.—Por el Teniente de TrenSr. Pedro Castro C 223

(a la vuelta)

SUMARIO:(de la vuelta) Pág.

6.—La Infantería como "Potencia Motorizada".—Por el ComandanteDrumillon.—Traducción de la Revue Militaire Genérale 235

7.—La gratificación de zona para el personal del Ejército.—Por el CapitánLuis Serey Pizarro 245

Táctica y estrategia.8.—Reflexiones y enseñanzas que se desprenden del estudio de la batalla

de Brunete. (Guerra de España).—Por Arturo Fuentes Rabé . . . 2519.—La Guerra decisiva.—Por el General Visconti Prasca.—Análisis y

síntesis por el Capitán Germán Portales L 27510.—Máximas militares de Napoleón.—Continuación.—3.ª Parte 289

Historia y geografía.

11.—Abastecimientos y comunicaciones en los Ejércitos. Consideracionessobre la reciente campaña de Etiopía.—Por el Tte. Coronel Gaussot.—Traducción del portugués por el Mayor J. M. Silva Plazas.—Con-clusión 307

Cultura militar.

12.—Doce mandamientos de Guerra para el Soldado.—De "Militar Wochen-blatt" 319

13.—Preparación de los Oficiales a las más modernas formas de Guerra.—De "Rivista Marittima" 327

Actualidades sobre la Guerra.

14.—El conflicto Chino-Japonés.—Síntesis de la situación política internajaponesa y china.—Situación del Japón y China con los Soviets.—Por elTte. Raúl Aldunate Ph .. 331

15.—La Guerra no declarada —(A propósito del conflicto chino-japonés).—Por el Sr. Oscar Guzmán 341

16.—China ha conquistado a todos sus conquistadores.—Por EmanuelSuda 345

17.—La milenaria táctica de los chinos.—Por Werner Davidson 34918.—El militarismo japonés (orígenes y desenvolvimiento).—Por "El Me-

morial" 35319.—Política internacional europea (situación militar).—Por Francisco

Amunátegui 357

Homenaje al General José de San Martín.

GENERAL JOSE DE SAN MARTINRetrato existente en el Museo Histórico Nacional de Buenos Aires.

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818.

El conductor de la guerra.Por el General Erich von Ludendorff.

Traducción del alemán Dor "El Memorial".

, El hombre que debe conducir la guerra total con su cabe-za, su voluntad y su corazón, para la conservación de la exis-tencia del pueblo, es el Conductor. Nadie puede aliviarlo deJa responsabilidad que contrae. Pero aquel que es llamado aconducir ]a guerra, y no es sino un mero ejecutor de los pen-samientos de otro, o de la voluntad de otros y que, por decir-lo así, resuelve la Conducción de la Guerra entre dos comidas,no es Conductor y no debe estar en este cargo que exige elmás rudo trabajo propio, el más alto conocimiento propio yuna voluntad propia inquebrantable. Este puesto no ha sidocreado para hombres de estopa: él se vería profanado, porellos, en su severa grandeza.

200 MEMORIAL DEL EJERCITO.

El hombre que es Conductor debe estar en primer lugar.Lo contrario sería nocivo, malsano y perturbador. Sólo desdeel primer lugar puede dar a su actividad la unidad y la expre-sión destinadas a reducir al enemigo y salvar al pueblo. Estaactividad lo abarca todo, tal como la guerra total abarca todoslos dominios de la vida. El Conductor debe ser decisivo en todoslos terrenos de la vida y su voluntad debe ser determinante.Sólo la guerra misma demostrará si el hombre que ha de con-ducir la guerra total es verdaderamente un Conductor. Losteóricos, como también los hombres capaces desde el tiempode paz, están lejos de ser Conductores en la guerra. Muchasveces fracasan, mientras que a otros sólo la guerra misma)les permite un total desarrollo de su capacidad.

El rey Federico el Grande fué Monarca absoluto y Con-ductor. La conducción encontró en él la solución de todos susproblemas. Desde entonces existe falta de claridad sobre laConducción en Jefe, con perjuicio de la Conducción de la Gue-rra y del pueblo. (1).

(1) La solución que yo propongo se refiere a una guerra total de dos alla-dos, precisamente porque sé, por experiencia, cómo es de restrictiva para launidad de la Conducción de Guerra la vida egoísta de un Estado. En 1914 seresistía hasta el propio General v. Conrad contra toda subordinación de tropasaustro-húngaras bajo el Comando en Jefe del IX. Ejército. Sólo paulatinamentepudo ser vencida la resistencia. Para las grandes acciones de guerra habia queentrar en "acuerdo". Fué rechazada la proposición de formar en el Este unComando único bajo el Archiduque Federico, cuyo Jefe de Estado Mayor debiaser yo, para conducir la guerra en este frente. En agosto de 1916, y bajo el pesode la angustiosa situación en el Este, fué erigido un Comando único sobre elfrente desde Galitzia hasta el Báltico, bajo el Comando en Jefe del Este. Cuandomás tarde, el General v. Conrad fué reemplazado por el General Arz se alcanzoal fin, y por lo menos en el nombre, una Dirección Suprema de la Guerra de losEjércitos aliados bajo el Comando del Emperador alemán. No se cambió gran cosaen la discordancia reinante.

Por el lado enemigo la falta de cohesión fué casi igualmente grande. Peroellos contaban ya desde la paz con una sólida alianza militar, con claras resolucio-nes sobre armamentos en tiempo de paz y sobre el plan de concentración estra-tégica, mientras que, incluso en este sentido, no había acuerdos concertados entreAlemania y Austria Hungría. La Dúplice era solamente política. Por lo demássólo el ataque alemán del 21. III. 918, en Francia, trajo consigo el Comando Unicosobre los ejércitos enemigos. Posteriormente, se creo aquí también lo conve-niente.

Muchas veces se piensa que Napoleón creó tal situación; esto es un error.El era una pelota de juego en mano de los masones. Ellos lo elevaron y lo derri-barón, haciéndole conducir la campaña a Rusia en 1812, que no tenía ningunabase.

EL CONDUCTOR DE LA GUERRA 201

En la Prusia del Rey Guillermo I. cuyas instituciones fueronejemplo para otros Estados, el Rey era, al mismo

tiempo, Comandante en Jefe de la Fuerza Armada y subor-dinados a él, se encontraba en forma de Jefe de Estado Mayordel Ejército, el Conductor, Mariscal Conde v. Moltke,quien asumía la Conducción de la Guerra, aún cuandoel Rey Guillermo «ordenaba» las disposiciones propuestas poraquél: como representante independiente de la administracióndel Ejército se encontraba el Conde v. Roon y como Directorde la Política el Príncipe Bismarck. Esta era una peligrosamultiplicidad de cabezas. Los perjuicios que esto pudo acarrearno alcanzaron nunca caracteres agudos, porque el Rey Gui-llermo I. había llamado, realmente, a grandes hombres paraestos puestos, quienes, a su vez, se inclinaban ante el decorodel Rey. Por consideraciones a la Monarquía se omitió el exa-men de esta organización de la conducción militar y estatal.Sin embargo, resultaron perjuicios del no reconocimiento delMariscal General v. Moltke como General en Jefe. No siemprepudieron evitarse algunas fricciones. Los intereses de la Con-ducción de la Guerra fueron descuidados. Según el ejemplode la Dirección Suprema se creó también al lado de los gene-rales responsables un Jefe de Estado Mayor. Este estaba subor-dinado al Comandante en Jefe o General Comandante al queestaba afecto, pero, al mismo tiempo, también estaba ligadoa las disposiciones del Jefe de Estado Mayor del Ejército o seaal Conductor. Tratándose de Generales enérgicos esto podíano tener importancia y, en realidad, no la tenía. Pero no todoslos Generales son enérgicos, ni siquiera en la paz, mucho menosen la guerra. Así era posible que se desarrollaran condicionescompletamente inconvenientes como lo demostró la Conducciónde la Guerra alemana en la Guerra Mundial y, más patente-mente, en la organización del Comando en Jefe del VIII Ejércitoen el Este y en la Tercera Dirección Suprema del Ejército.

Si algunos Jefes de Estados Mayores de Ejércitos asumíansus cargos, con la idea, seguramente no sin razón, de que todoel peso de la responsabilidad recaía sobre ellos y que, conser-vando determinadas formas debían hacer las proposicionespara la conducción de la acción de guerra, en cuyo caso losGenerales en Jefe debían solidarizarse con ellos, así mismorecibí yo, junto con mi nombramiento de Jefe de Estado MayorGeneral del VIII Ejército en el Este la expresa indicación delJefe del Estado Mayor del Ejército en Campaña, General vonMoltke, de «salvar el Este». Así fuí colocado por él en micargo de Jefe de Estado Mayor como responsable de la Conduc-ción de la Guerra en el Este y nunca consideré mi cargo de


otra manera. Sobre esto he escrito en mis libros «Tannenberg» o«Historia guerrera prostituida ante el tribunal de la GuerraMundial». Y he explicado en ellos que he agradecido al Gene-ral en Jefe (que me fué agregado en consideración a ciertospuntos de vistas malsanos reinantes entonces y a quién el Jefedel Gabinete Militar había instruido en forma correspondiente),que él no creará dificultades en mis actividades y que tambiénél se amoldará a la situación que le fué impuesta, mientrasyo guardaba, las formas correspondientes. De ésto resultó queel Jefe de Estado Mayor y no el General en Jefe fuesela cabeza de la Conducción de la Guerra en el Este y que, enella representará también la voluntad.

Si esto era ya un hecho peligroso que debía producir con-diciones poco claras, lo fué tanto más con motivo de la creaciónde la Tercera Dirección Suprema del Ejército el 29. VIII. 916.En ella era el Emperador, en el nombre, el Jefe Supremo delEjército y de la Marina; el Mariscal Genera! von Hindenburgera Jefe del Estado Mayor del Ejército y, por decirlo así, erael General en Jefe efectivo y yo era el que, compartiendo todala responsabilidad, impartía las disposiciones al Ejército y con-ducía la guerra. Al lado de esto existían, adornas, un Jefe delEstado Mayor del Almirantazgo como Director de la GuerraNaval, un Ministro de Guerra independiente, e independientede la Conducción de la Guerra y responsable de la Política, elCanciller del Imperio. Esta era una fatal multiplicidad de cabe-zas. Ni siquiera se había asegurado la unidad entre la Conduc-ción de la Guerra en tierra y en el mar. Por ejemplo: no seme dieron informaciones claras sobre las proporciones de lasubversión en la flota, en Enero de 1917. Desde luego, elMinistro de Guerra quería seguir su propio camino, pero, porúltimo, logré subsanar los males más graves. Los distintosDirectores de la Política, los tres Cancilleres del Imperio, fa-llaron completamente y fueron más o menos vapuleados porlos «descontentos» de la Patria y por mi persona. La conductadel Canciller del Imperio von Betmann al emplear el armasubmarina en la guerra submarina sin limitaciones, tuvoconsecuencias fatales; él había impedido durante años que laFuerza Armada empleara el total de sus medios contra el ene-migo y obtaculizó (saboteó) en seguida esta guerra submarina.

Cuando se trató del problema de la responsabilidadla guerra, se ahondaron las desaveniencias que ya he señaladabajo el aspecto de las relaciones entre el General en Jefe yJefe de Estado Mayor, etc. De nuevo fué dejada seriamentede lado la situación del Jefa del Estado Mayor, respectivamente,la del Oficial de Estado Mayor más antiguo en las autoridades


del mando frente a sus Comandantes en Jefe, los ComandantesGenerales y demás Generales, puesto que vo me dirigía a losJefes de Estado Mayor de los Grupos de Ejército y frecuente-mente les transmitía indicaciones verbales para sus autoridadesde mando. El puesto de Jefe de Estado Mayor ganó en impor-tancia y el cargo de General en Jefe fué supeditado cada vezmás. En realidad, existió el peligro, y éste no fué evitado, deque en los Comandos naciera un llamado «economato de Jefes»o de «Estados Mayores». No hablo aquí por ofender posterior-mente a alguien, pues yo mismo estaba dentro de tal «econo-mato de Jefes o de Estados Mayores», pero yo debo hacer resal-tar en la forma más cruda estos males, paria evitar confusionessobre la naturaleza del papel del Conductor. La cabeza de laConducción de la Guerra no debe estar en la persona del Jefede Estado Mayor, mucho menos en la de un «Primer CuartelMaestre General», sino en la del Conductor. El debe conducir laguerra según las ideas que él mismo debe tomarse, impartirlas disposiciones correspondientes. Nadie podrá darle indica-ciones determinantes a este respecto, ni menos, descargarlo desu responsabilidad. Nadie podrá tampoco librarlo de la respon-sabilidad que le corresponde en otros terrenos de la Conducciónde la Guerra total. Será de imprescindible importancia paracada Conducción de Guerra y para cada Pueblo, la claridadsobre la naturaleza del papel del Conductor. Si la posicióny la responsabilidad del Conductor, como cabeza de la total Con-ducción de la Guerra, están claramente señalados, en tal casoexistirá para este cargo también, la consideración que precisael Conductor para la ejecución de su enorme misión. Entoncesno podrá ocurrir que por cualquiera consideración el Conductorsea colocado en segundo o tercer lugar, porque pudiera supo-nérselo incapaz de conquistar la debida autoridad o porquepudiera estimársele demasiado joven. Es entonces cuando éstapersonalidad apropiada podrá estar en su verdadero lugar yresguardado mediante sus valores personales. Ya no puedesubsistir ninguna duda, después de las experiencias de la gue-rra mundial, sobre la necesidad de la subordinación de todas laspartes de la Fuerza Armada bajo su miando; ninguna dudasobre su colocación sobre el Ministro de Guerra como Jefe dela Administración de la Fuerza Armada y sobre el Director dela Política. No cabe otra alternativa, la posición del Conductordebe ser dominante como fué la del rey Federico el Grande.

El Conductor no debe dispersar sus fuerzas, debe diri-girse sólo a lo fundamental aunque una enormidad de cosassea fundamental en la guerra y hoy puede llegar a ser funda-mental lo que ayer aún era accesorio. El Conductor debe reco-


nocer y establecer lo que para él sea importante. El debetener subalternos capacitados para seguir sus ideas, que dignosde confianza puedan desarrollar, en el sentido do sus disposi-ciones, todo lo que conduzca a la Conducción y mantenimientode la Fuerza Armada (en lo que hay que considerar tambiénlas experiencias de guerra), a la continuación de la vida delPueblo y a la unidad del Pueblo, a la destrucción de la FuerzaArmada enemiga y del Pueblo enemigo y a la Observación delos Estados neutrales. El necesita un Jefe de Estado Mayor, delEstado Mayor de las Fuerzas, quien es, por un lado, el órganoque confecciona las órdenes y, por otro, quién trabaja indepen-dientemente todos los problemas recién citados y es así la manoderecha del Conductor. El Estado Mayor de las Fuerzas debeestar organizado convenientemente y comprender las mejorescabezas en los terrenos de la guerra terrestre, del aire y naval,de la propaganda, de la técnica de guerra, de la economía, de lapolítica y conocedores de la vida del Pueblo.

Ellos deben informar al Jefe de Estado Mayor de las Fuerzasy al Conductor mismo, en caso que lo solicite, sobre lo que lesestá encargado: No tienen derecho a dar órdenes. Para corres-ponder a sus tareas, los Oficiales que llegan al Estado Mayorde las Fuerzas deben recibir una instrucción especial, pero, susdemás miembros deben estar también cuidadosamente prepa-rados. Aún bajo esta suposición, ellos estarán en situación decorresponder ampliamente a sus severas tareas; solamente cuan-do sean caracteres generosos y que estén con ambos pies soli-damente, no en teorías, sino en la realidad y que hayan estu-diado la Historia de la Guerra tan cuidadosamente como lanaturaleza de la guerra total, como tal.

Así como el Conductor, también los Comandantes de lasUnidades del Ejército, del Aire y de la Flota y cada Comandante,son conductores, cabeza y voluntad de la acción de guerra quedeben dirigir. También a ellos se les subordinan Jefes del Esta-do Mayor General o bien Oficiales antiguos del Estado MayorGeneral. La instrucción fundamental de éstos gira dentro delmarco de la que poseen los Oficiales del Estado Mayor de lasFuerzas, pero reside principalmente en la ampliación del conoci-miento de aquellas formaciones de armas, a las que seránagregados en tiempo de guerra. Su actividad se desarrolla enterreno netamente militar. Ellos no tienen ninguna doble subor-dinación. Ellos están subordinados solamente a su Comandanteen Jefe o a su General. No debe haber en el futuro un «caminojefe» como tampoco, cual existió en la guerra mundial, lasconversaciones entre Oficiales de Estado Mayor de los ComandosSuperiores con los de los Comandos Inferiores, procedimiento


que acentuó la desgraciada falta de claridad reinante y creó«conductos de órdenes» que no pueden ser examinados prácti-camente.

Por eso, repito: El Conductor y los Comandantes Supe-riores son los que ordenan. Los Oficiales que son agregados asus Estados Mayores, incluso el jefe del mismo, solamente lesestán subordinados a ellos y deben trabajar sólo según lasindicaciones de aquellos. Los Jefes de Estado Mayor sólo debenimpartir instrucciones a los Comandos Superiores en aquellosterrenos que les sean cedidos por el Conductor, con el objetode que éstos no se vean distraídos en detalles o pequeñeces,distracciones a las cuales las no muy fuertes personalidadesse sienten inclinadas, porque las dominan. No debe existirotra relación que «el camino de las órdenes» con los ComandosInferiores.

El Conductor está entregado a sí mismo. El es solitario.Nadie mira su interior, aún cuando trabajen bajo sus órdeneslos hombres más probos e inteligentes.

Si a cada individuo del frente, a cada oficial y cuanto másalta sea la responsabilidad para él, ne la lucha por la conser-vación de la existencia del pueblo, ya les son impuestas tantomás grandes exigencias en los terrenos del saber militar y dela fuerza de voluntad, los que deben ser cuidadosamente culti-vados y reforzados, así, al Conductor lo serán en el más altogrado, a él que está por sobre todas las Fuerzas Armadas yque, en momentos de serias crisis, deberá tomar casi por instin-to y con la rapidez del rayo, pleno de amor a la responsabilidad,las más graves resoluciones de las que muchas veces dependeráel favorable desenlace de la guerra y la conservación de la exis-tencia de su pueblo; resoluciones con previsión del futuro y enmedio de la mayor incertidumbre, de aquella incertidumbre quele opone la voluntad del enemigo con sus correspondientes inten-ciones de vigorosas actividades y que muy pronto se convier-ten en certeza y realidad. Este sobreponerse a la voluntad ene-miga, que no querrá dejarse vencer, sino imponerse a su vezen la incertidumbre de la guerra, exige la más alta tensión detodas las fuerzas del Conductor, ya se trata de imponerse sobreel enemigo o sobre las propias tropas, que no siempre llenansus cometidos o frente al enemigo no pueden cumplirlos. Mien-tras en este terreno serán solicitados su capacidad y su corazónhasta el último extremo, debe él al mismo tiempo, abarcarcon amplia mirada todos los terrenos de la vida del Ejército ydel Pueblo, los que, como he demostrado, son los fundamentosde la guerra total, y penetrarlos profundamente con tal mirada.Si ésta se detiene sólo en la superficie, el Conductor sé conver-


tirá en una pelota de juego en manos de otros. Debe desarro-llar una potencia férrea de trabajo; que le proporcionará laseguridad de convertir en hechos las más graves resoluciones,con pleno amor a la responsabilidad, hechos que influyen en eldesenlace de la guerra total en forma parecida como las accio-nes contra ,el enemigo. La vida del Conductor no es fácil. Ella vive con el orgulloso sentimiento de responsabilidad de supersonalidad.

El cargo de Conductor, el de Comandante en campaña yaún el de soldado imponen las más altas exigencias al carácter.Este es a veces más importante que el conocimiento. LaFuerza Armada no necesita ambiciosos ni aduladores, ella precisasólidos caracteres. Mientras más alto y responsable el cargo,tanto más fuerte y seguro debe ser el carácter del que lo inviste.Sólo tales caracteres pueden inspirar y exigir confianza. Nose puede imaginar un Conductor o Comandante en campaña queno esté provisto de tal carácter. Nunca se tomará lo suficien-temente en serio esta advertencia.

La guerra es una actividad que se hace con hombres. Lasrelaciones con Comandos subordinados, la misma emisión deórdenes no son una cosa mecánica, mucho menos las relaciones:con otras autoridades, sino algo personal y lleno de vida. Lacapacidad de emplear convenientemente a los hombres, de cono-cer sus lados débiles y fuertes y de leer en sus almas, adivinarsus móviles, forma parte igualmente de las demás condicionesdel Conductor. La ecuanimidad y el dominio de si mismo, soncualidades que no pueden faltarle. Y todavía otra cosa, algoindecible debe poseer el Conductor. Yo lo menciono en laspalabras que he escrito sobre el Conductor en mi libro «Insu-bordinación en la Guerra».

Como todo artista, el Conductor debe dominar «el ofi-cio» que corresponde a su arte. Pero, igualmente, corno entodo artista, en el caso del Conductor es decisivo, al lado deldominio del «oficio», el poder genial y creador, y lo que noexige precisamente a ningún otro artista, fuerza para soportaruna responsabilidad indescriptible, voluntad y carácter y aquelintangible poder arrebatador que fluye de los grandes hombres,cuando ponen en evidencia su poder creador y su voluntad,unidos al más alto sentimiento de responsabilidad frente alEjército, al Pueblo y a cada ciudadano, con empleo, total de suespíritu, de su alma y de su corazón. La Historia Militar nopodrá nunca formar un Conductor y tampoco podrá reprodu-cir su vida interior. Este es un bien personal y sólo podrá servivido por él en las horas de extrema tensión».

ÉL CONDUCTOR DE LA GUERRA 207

Algo intangible debe fluir del Conductor. El ha nacidopara ésto o no lo es. La voluntad de vencer debe irradiar de

su persona y, desde él, atravesar al Ejército y al Pueblo y lle-valos a la acción heróica.

El Conductor debe ser designado ya en la paz para sualto puesto, para asumir así la responsabilidad que deberásoportar en la guerra total.

El es responsable de que en caso de guerra quede a sudisposición la fuerza total del Pueblo, sea en forma inmediata enla Fuerza Armada o en la Patria.

El debe cerciorarse en la paz de que la unidad del pueblodescanse sobre determinadas bases nacionales, que la juven-tud sea educada en ellas y que sean reforzadas en ellas las

generaciones adultas, entre ellas la Fuerza Armada, y, dentrode ésta, especialmente el Oficial. El debe velar para que el

conocimiento de la importancia de la unidad nacional para laguerra total sea un bien común de los gobernantes, de la adminis-tración del Estado y aún del pueblo mismo. Es obligación delConductor la verificación de las líneas directrices fijadas aquí

para la guerra total.El Conductor debe comprobar que las finanzas y la eco-nomía correspondan a las exigencias de la guerra total y quehan sido turnadas para tal caso, medidas que aseguren elsostenimiento de la vida nacional, de la economía y el abas-tecimiento del Pueblo y de la Fuerza Armada.

El Conductor ejerce el mando sobre toda la Fuerza Armada,regula su instrucción y armamento en la paz y su empleo uni-forme en la guerra, por medio de disposiciones para la movi-lización, para las primeras empresas y para el despliegue estra-tégico. El es la cabeza de la Conducción de la Guerra y debeaniquilar los ejércitos y los pueblos enemigos por medio delcombate y por la propaganda. El vela con ello, por la conser-vación y desarrollo de la fuerza combativa de la Fuerza Arma-da, basándose en la experiencia de guerra que se va reco-giendo y por la conservación del Pueblo y de su unidad moral,manteniendo su espíritu de combate en la Patria.

El fija a la política las líneas directrices que debe reali-zar al servicio de la Conducción de la Guerra (2).

(2) Ya oigo como los políticos se alarman sobre esta consideración, comoen general, sobre la idea de que la política debe estar al servicio de la Conduc-ción de la Guerra, mientras Clausewitz ha enseñado que la guerra no es otracosa que la continuación de la política con otros medios. Pueden los políticosalarmarse y considerar mis ideas como las de un "militarista" perdido sin reme-


No será fácil al Conductor la dirección del primer empleode la Fuerza Armada por medio de las disposiciones para eldespliegue estratégico.

Las disposiciones para la movilización y para el desplie-gue estratégico, que se enlazan tan íntimamente, sólo puedenser elaboradas para un largo período de tiempo, para más deun año. Si, por tanto, el Conductor es designado en el cursode este año, quedará todavía ligado a las disposiciones delplan de concentración de su antecesor, que no siempre corres-derán necesariamente a sus ideas. El se verá entonces en lasituación—extraordinariamente seria—de tener que acomodarsea medidas tomadas por su antecesor. Su más seria preocupacióndebe ser la de formar el plan de concentración, tan pronto comosea posible, a su propia voluntad. El no debe, en ésto «traba-jar según antecesores».

La acción del último Jefe de Estado Mayor General antesde la guerra mundial, General von Moltke, demuestra la com-pleta imposibilidad de hacerlo, pues a pesar de que él modificóla concentración de su antecesor, tomando así en cuenta laverdadera situación no pudo en definitiva, desprenderse en elcurso de las operaciones de las ideas sobre la concentración delConde von Schlieffen, ideas que estaban en absoluta contra-dicción con las suyas. Para nadie, mejor que para el Conduc-tor vale el proverbio: «El hombre no debe contar sino consigomismo».

El Conductor dirigirá las acciones de guerra, en tierra,allí donde él busque la decisión, mientras que allí donde, porejemplo en tierra, se trate de realizar misiones secundarias paracontener de alguna manera la decisión buscada por el enemigo,nombrará un Comandante especial. En la guerra mundial sedebatió el problema sobre si la Dirección Suprema de la Gue-rra hubiera permanecido mejor en Berlín al comienzo de ellay se hubiera nombrado un Comandante especial en el Oestey otro en el Este. Rechacé tales ideas como erróneas, el Con-ductor debe mantener en mano propia la decisión. Su espiritude responsabilidad le impedirá que descargue en cualquierforma, creando un puesto intermediario inútil entre el Ejércitoque busca la decisión y su persona. Todo puesto intermediariodificulta la neta imposición de la voluntad del Conductor. Esto

dio. Esto no cambia nada en las exigencias de la realidad, que reclama loyo exijo para la Conducción de la Guerra y, con ello, para la conservaciónpueblo. También deben tomar nota de esto los "sabios en asuntos militares". Laacción de la política alemana en la guerra mundial, demuestra la necesidad deesta exigencia.


impone seguramente las más pesadas exigencias al Jefe quedesea batir él mismo al enemigo y, además, dirigir su vista

hacia otros teatros de guerra y aún hacia el mar, y, además deésto, meditar acerca de muchos otros asuntos y tomar las reso-

luciones que reclama de él la guerra total; pero esto reside enla naturaleza de la Conducción y no se puede modificar.

Los medios de información y de comunicación que hoyestán a disposición del Conductor, le permite dominar la situa-ción del enemigo—aunque mucho sobre él quede insuficien-temente exclarecido—y la situación en la propia Fuerza Armada,de muy distinta manera que a los Conductores del pasado y,por lo tanto, podrá dar a su influencia en la Conducción de laGuerra una fuerza muy diferente. Al hacerlo, deberá tener encuenta el hecho que también el Conductor enemigo conocerá

mejor que antiguamente las medidas dirigidas en su contra,circunstancia que lo obligará a realizar sus intenciones confuerza avasalladora, suprimiendo en su propia esfera todo im-pedimento. El enemigo detiene ya lo suficiente.

Yo pude, desde mi escritorio, intervenir en las operacio-nes en Rumania, Italia, en Galitzia y en las batallas defensi-vas y ofensivas en el Oeste y lo hice impulsado y con completosentido de la responsabilidad de mi puesto, sobre la base de

conocimientos y de la experiencia que podía deducir de la infor-mación acerca del desarrollo de muchas acciones de guerra,mejor de lo que era posible al Conductor local aislado. Erauna carga enorme oir las quejas provenientes del frente, sinceder a ellas, para no hacer peligrar el resultado de los combatesen otras partes. Debía soportarse a sabiendas serias dificulta-des para hacer posible un resultado favorable en otro lugar.

También hoy, más que en la guerra mundial, el Conduc-tor debe exigir sin consideraciones, subordinación a sus disposi-ciones, comenzando ya con los Comandos superiores de losGrupos de Ejército y de¡ los Ejércitos que se encuentran bajosu inmediata dependencia y que también debe exigirla allídonde imparte órdenes determinadas. Igualmente, los Conduc-tores de Grupos de Ejércitos o los Comandos Superiores delEjército deben exigir la misma subordinación a su voluntad.Sólo así se garantiza una acción uniforme. Es inadmisible comosucedió todavía en Agosto de 1914, que algunos Comandantessubalternos voluntariosos amenacen o retarden la ejecución de lavoluntad de autoridades superiores y que éstos se vieron forza-dos a lidiar con comandantes subalternos, que la misma Direc-ción Suprema de la Guerra entregara algunas resolucionesa los Comandos de Ejército e impartiera órdenes poco claras o

210 MEMORIAL DEL EJERCITO

bien disposiciones menos claras todavía, como lo hizo la Direc-ción Suprema del Ejército respecto al VI Ejército en Lorena,y también respecto al I. y II. Ejército el 9 de Septiembre de1914. Ya los Grupos de Ejército tienen el derecho de exigirórdenes claras, tal como el Conductor debe exigir obediencia.Si, según el paracer, de los Comandos inferiores hay que apar-tarse de las disposiciones, casi siempre será posible verifi-car consultas a los Comandos Superiores, dados los medios decomunicaciones disponibles. Esto podría parecer de que yo apo-yo la falta de iniciativa de los Comandos subalternos: Nopropicio ésto, sino la unidad de la acción de guerra. Exijo,basándome en la experiencia de la guerra, la más rígida subor-dinación. Queda a los subalternos la independencia dentro de lamás rígida subordinación. Sólo sobre la ejecución de su voluntadtad (3).

Allí donde el Conductor no considere conveniente dardisposiciones directas para la ejecución de las operaciones,]puede, naturalmente, establecer sólo sus ideas fundamentales yconfiar la ejecución, enseguida, a los respectivos Comandantessubalternos; pero debe vigilarla a fondo, porque en defini-tiva, también aquí él es el responsable. En todo el teatro delguerra la responsabilidad recae siempre sobre él.

Para poder corresponder a ella, deba dirigir su atenciónmuy especialmente a que los Comandantes subalternos le ex-presen la verdad desnuda en hechos desnudos sobre sus unida-des. Esta exigencia parece sencilla, sin embargo, no es tan fácilcumplirla y tampoco será cumplida, allí donde el responsable nosea de carácter absolutamente seguro. Bajo la impresión de unavictoria los éxitos son sobreestimados; bajo la impresión deuna derrota ésta a menudo será considerada mayor de lo quees. Así también se expresará ésto fácilmente en las informacionescuando, por el contrario, no se trata de disimular en loposible las derrotas. Sólo una verdad cristalina sobre la situa-ción en el propio Ejército, puede capacitar al Conductor paraacordar disposiciones correctas. Tales noticias exactas son tantomás importantes como fundamento de resoluciones, cuanto quelos partes sobre el enemigo son casi todos bien inseguros. Es unhecho que los partes que anunciaban la victoria en el ala derechadel Ejército y las bien graves noticias acerca de la situacióndel VI Ejército en su ala derecha después de la batalla de Lorena,llevaron a la Dirección Suprema del Ejército alemán a la desgra-

(3) Hago referencia especial a mi obra "Insubordinación en la Guerra" enque demostré el peligro a que fué expuesto el Comando superior por coman-dantes subalternos.


compresión de los fines de su Conducción de la Guerra, si losilustra a fondo y oportunamente sobre sus intenciones. Laconfianza debe ligar además al Conductor con sus ComandantesSuperiores.

Así como el Conductor debe ser el educador y conductor deFuerza Armada, así debe ser él también, el sostenedor y fornen-tador de su fuerza. Para esto debe dirigir su atención especial aque las ideas sobre armamento y combate con que la Fuerza Ar-mada entra a la guerra, correspondan realmente a las exigenciasy que no precisen cambios importantes como los que debí em-prender cuando, después de mi incorporación a la Dirección Su-prema del Ejército, debí ralear las líneas de combate y reempla-zar ampliamente en ellas la potencia de fuego que residía en losfusileros por la potencia de fuego de las ametralladoras. Enla guerra, ios medios auxiliares técnicos, en su empleo en masa,pueden ser mucho mejor probados de lo que permite jamás unaexperiencia del tiempo de paz. Respecto a las formas tácticasesto es todavía más evidente.

El Conductor dirigirá en seguida su mirada sobre las uni-dades de la Fuerza Armada y especialmente, sobre las tropasen las Etapas y sobre todas las tropas en la Patria, sobre laAviación, la Marina y formaciones de reemplazo y debe probarsu disciplina individual y su estado moral (4). Reiterada-mente debe mirar hacia el Pueblo para comprobar si éstetrabaja para la Fuerza Armada y para la conservación de suexistencia y si se mantiene capaz y resuelto para librar lalucha por la conservación de su existencia en común con laFuerza Armada y en perfecta unidad moral. Para esto, elConductor debe observar seriamente las condiciones económi-cas y el abastecimiento del Ejército y del Pueblo. Donde se

(4) Se entiende que todo consumo de alcohol está excluido para la FuerzaArmada. Nosotros conocemos sus gravísimos daños, en la guerra mundial, para elresultado de las batallas y para la disciplina de la tropa.

M. de E. 2.


necesita remediar algo debe procurar que se haga y allí, dondese noten daños, debe intervenir con severidad inexorable. Estoes un deber para él y si no lo cumpliera ampliamente, incu-rriría en injusticia hacia el Ejército y el Pueblo. Continuamentedebe asegurarse de que la Política total le está sirviendo; cual-quier egoísmo de esta debe ser ahogado en germen.

El Conductor debe aceptar con atención sostenida, las noti-cias que lo informen sobre el estado moral de los ejércitos y delos pueblos enemigos. Es claro que, con los ejércitos de millonesdel presente, no se puede literalmente destruir a cada soldadoni tomarlo prisionero, por muy decisivas que sean las victorias.Estas victorias, también la destrucción de la economía del paísy del pueblo enemigos, su bloqueo, la obstaculización de susabastecimientos por medio de las fuerzas navales, de combate,la explotación por medio de la propaganda, son los medios parael fin, o sea, de quebrar la voluntad moral para la resistenciaen el pueblo enemigo.

La guerra total impone interminables exigencias a su Con-ductor. Se le pide rendimiento y fuerza de trabajo en una formacomo en tiempos pasados no fué exigida en tal extensión, aningún Conductor ni a un Federico el Grande.

Los Conductores son escasos en la historia de un Pueblo.Sólo la guerra puede decidir si el Jefe de la Fuerza Armada enla paz será el Conductor en la Guerra. Un pueblo habrá merecidoun Conductor solo cuando se coloca a su servicio, esto es, alservicio del Conductor de la guerra total que es conducida parala conservación de su existencia.

En tal caso, se corresponderá mutuamente el Conductor yel Pueblo. En caso contrario, el Pueblo no se merece unConductor.

La marcha del infante.Por el Coronel de Infantería Sandro Piazzoni.

De la "Revista di Fantería".—Roma.

Traducido especialmente para el Memorial del Ejército.

Hoy como siempre la infantería está obligada a operar apié y, por esta razón, para conservar su movilidad en el campode batalla, es indespensable que los infantes puedan marchar,sin agotarse, largas jornadas, aún a gran velocidad.

El adiestramiento para las marchas no es simple ni brevey por lo tanto, es necesario conducirlo metódicamente.

En el presente trabajo exponemos algunas consideracionessobre los principales elementos relacionados con la prepara-ción y con la ejecución de la marcha.

La preparación física de los individuos.

Durante el período de conscripción forman en nuestrasfilas individuos de 20 años; en consecuencia, la edad influyepoco en la capacidad de marcha de nuestras tropas. Al mismotiempo, es conveniente tomar en cuenta que, la edad joven (lade conscripción) es la más adecuada para los ejercicios de velo-cidad que para los de resistencia, mientras que la edad madura(30 a 40 años) se adapta mejor a la resistencia que a la velo-cidad. La edad de las tropas debe ser tomada muy en cuenta,para adoptar los medios de entrenamiento en los casos de convo-catoria de las reservas.

Durante el período de conscripción, debido a la igualdadde edades, el desarrollo físico del conjunto debería ser casi homo-géneo, pero no sucede así, pues presenta diferencias substan-


cíales a causa de la región de reclutamiento de los conscriptos,de los oficios que han desempeñado en la vida civil, de la ali-mentación recibida y del grado en que se hayan educado gim-nástica o deportivamente.

Los medios de que disponemos para reparar esta diferen-cia de desarrollo y, al mismo tiempo, preparar físicamentea los individuos para las fatigas de la vida militar son engeneral; la nutrición, la instrucción y la gimnasia militar.

La nutrición, en todo lo relacionado con la distribucióncualitativa y cuantitativa de los alimentos, está basada en losestudios y experiencias de los médicos y responde plenamentea las exigencias del organismo de nuestros indiviuos (x).

La instrucción militar con o sin armas subentiende moví-mientos de diversa naturaleza e, indirectamente, cooperar aladiestramiento gimnástico.

La gimnasia militar, con sus ejercicios metódicos, gradua-dos en el tiempo y en la intensidad, permite alcanzar rápidamen-te resultados muy satisfactorios.

Además de la gradación anteriormente citada, debe con-currir una oportuna y racional elección de los ejercicios yorganizarse su aplicación de acuerdo con la capacidad física,del conjunto de individuos, teniéndose presente que, para nues-tros ejercicios de marcha se necesita, antes que todo, normali-dad funcional y músculos fuertes.

En la preparación física para la marcha deben prevale-cer los ejercicios de medio fondo y de fondo (marcha deporti-va, carreras libres y cadenciosas, gradualmente intensificaden terrenos de diferente naturaleza) y aquellos que están llama-dos a vigorizar y flexibilizar los miembros inferiores.

El equipo y el vestuario.

El equipo influye en la capacidad de marcha del indivi-dúo con las características de su forma y de su peso.

Con respecto a la forma del equipo, deberemos decir quela autoridad central lo ha elegido tomando en cuenta el justoequilibrio y la comodidad de trasporte, pero que, a este respecto,aún no se ha encontrado una solución completamente satisface-ria, a pesar de que se están efectuando experiencias y estudiosque permitirán llegar a una conclusión racional.

(x) En el Memorial (Noviembre-Diciembre de 1937) el Mayor de SanidadSr. Aliro Pérez escribió un interesante artículo sobre "Alimentación en elEjército".

LA MANCHA DEL INFANTE 215

Con respecto al peso, establecido en carácter global, debe-mos tener presente que permite una gradación que esté en armo-nía con la intensidad del adiestramiento y con las exigenciastácticas y lógicas propias de la instrucción.

Los infantes se acostumbran a marchar con un peso deter-minado, que se puede ir aumentando gradualmente, al mismotiempo, que se aumentan las distancias por recorrer. Algu-nas situaciones especiales o condiciones del momento, puedeninducir a los comandantes a alivianar el equipo de sus tropascon el objeto de cumplir, en el tiempo y en las condiciones fí-sicas necesarias, la misión encomendada.

El vestuario influye en la capacidad de marcha de lastropas ya sea por su forma, como por la calidad de la tela. Eltipo de vestuario que hemos adoptado corresponde a nuestrasexigencias. Las partes más importantes del vestuario son elcalzado y el calcetín (o venda de los pies). Es innecesario hacerpresente que siempre debe disponerse de calzado bien fabri-

do y bien engrasado. Todos los Comandantes deben preo-cuparse de que sus tropas estén correctamente calzadas alejecutar ejercicios de marcha.

La condición física del momento.(Estado de capacidad física).

Esta es una materia de mucha importancia, ya que lamarcha exige esfuerzo y provoca fatiga y depresión y, porotra parte, es necesario que las tropas lleguen al fin de la jor-nada en buenas condiciones de empleo.

Al afrontar una marcha larga y fatigosa deben adoptarsetodas las medidas preventivas para no agotar a la tropa. Para.alcanzar este fin, es necesaria una esmerada organización dela marcha y tener muy presente que, en este sentido son de graninfluencia la sensibilidad psíquica del comandante, el conoci-miento más o menos completo que éste tenga del rendimiento yde lia resistencia de sus subordinados y el ascendiente quehaya sabido obtener, sobre ellos, especialmente en los momentoscríticos.

El grado de adiestramiento individual y colectivo.

En esta actividad militar, el adiestramiento constituye tam-bién la base de la capacidad de marcha. Este adiestramientodebe actuar de la mano con la preparación física, ya que ésta:no tiene un término preciso de desarrollo en un trabajo gradual,tanto en los ejercicios de verano como de invierno que repre-sentan el verdadero período de aplicación de ellos.


Debe adiestrarse al soldado a marchar sin perder las pro-pias energías en movimientos inútiles; a regular la propia res-piración (inspiración y expiración) de acuerdo con la cadenciadel movimiento, a fin da no fatigar los pulmones; a no comero beber a deshora para no provocar desarreglos del estómago odel intestino; a no dificultar la respiración por ningún otro mo-dio cuando la dureza de la marcha impone un excepcional tra-bajo de los órganos respiratorios etc.

También debe enseñarse al soldado a emplear tanto elcerebro como las piernas, a fin de que, formándose concienciacabal del esfuerzo que va a desarrollar, pueda regular racio-nalmente sus fuerzas.

El adiestramiento colectivo (unidades) se basa en facto-res morales y en factores materiales.

Muchos soldados que individualmente son capaces de desa-rrollar un esfuerzo determinado no alcanzan a realizarlo, en igualforma cuando este debe ser cumplido colectivamente, salvo, quehaya sido sometido previamente a un adiestramiento especial,dentro de la unidad correspondiente. Sucede esto, porque en lamasa, especialmente cuando está en movimiento, se despiertanatributos morales y materiales que es preciso coordinar y sometera una sola norma y a una sola voluntad, para eliminar todoslos factores negativos y exaltarlos en su más alto grado.

Este adiestramiento colectivo se consigue por constantesejercicios de marcha, cada vez más intensos y en todas susformas lógicas y tácticas, se tratará en todo caso, de obtenerla más escrupulosa disciplina de marcha, (recurriendo a las fuer-zas morales y espíritu de cuerpo) que permita vencer sin decai-miento las más grandes fatigas físicas.

Por principio, estos ejercicios no producen sus verdaderosresultados de adiestramiento, si en los programas no se consul-tan marchas semanales y quincenales. Esto tiene para los in-fantes una importancia primordial.

Un meditado y escrupuloso programa de trabajo debegraduar muy ajustadamente el adiestramiento a fin de llevar ala tropa a una potencia máxima de capacidad.

Condiciones climatéricas y atmosféricas.

Ambos factores influyen en la capacidad de marcha de latropa y, por lo tanto, en la calidad y en la cantidad del esfuerzoque de ella se puede exigir.

Por lo general, las estaciones extremas-invierno y veranoson las que más influyen en el rendimiento físico de los indivi-duos y por lo tanto, en su resistencia para esta clase de esfuerzo.

LA MARCHA DEL INFANTE 217

La Primavera y el Otoño no permiten, a veces, un rendi-miento máximo. Cuando sea posible, debe iniciarse el adiestra-miento en estas estaciones, a fin de que la tropa ya se encuen-tre preparada para el desarrollo del período de aplicación que

Ese verifica en las estaciones rigurosas.Además de tomar en cuenta la estación, los comandantes

deben prever todas las medidas conducentes a llevar a buentérmino el ejercicio de marcha proyectado y para determinar ellargo de la jornada que se debe recorrer.

El clima frio exige un vestuario adecuado, alimentacióncaliente y medidas especiales para el alojamiento, etc. Por elcontrario, el clima caluroso exige medidas opuestas. En amboscasos debe elegirse una hora conveniente para la realización de lamarcha.

Las condiciones atmosféricas influyen en la velocidad demarcha, en el cansancio de la tropa y, a veces, en el largo dela jornada.

Cuando las condiciones atmosféricas desfavorables se pue-den prever, es fácil tomar las medidas del caso; cuando sepresentan intempestivamente y durante el desarrollo de la mar-cha muchas veces es dificíl o imposible modificar sensiblementelas órdenes impartidas y no es conveniente hacerlo, salvo cir-cunstancias especiales, de gravedad. Pero, en ciertos casos, seráindispensable adoptar todas las medidas para que al fin de lajornada la tropa pueda disponer de fuego, alimentación, bebidasespirituosas y alojamiento adecuado, etc.

Lias condiciones de luz.

Esta es otra circunstancia que influye directamente en lamarcha por sus efectos particulares y generales.

Muy a menudo las condiciones de luz están íntimamenterelacionadas con el factor estacional y debido a esto, deben sertomadas en cuenta conjuntamente. Por principio, para la marcha.son preferible las horas del día a las de la noche, ya quemarchando de noche se pierde el sueño y ésta pérdida influyepoderosamente en el sistema nervioso. Cuando hace muchocalor, son preferibles las horas nocturnas; a veces es convenien-te realizar la marcha en las horas que siguen inmediatamenteal crepúsculo o al alba.

La oscuridad facilita el desorden y provoca o acentúa elalargamiento de la columna; por esta razón, este factor debeser tomado en cuenta en el cálculo de la profundidad y de lavelocidad, contrarrestándolo por una severa disciplina de marcha.


Cuando es necesario substraerse a la observación aérea ocuando disposiciones de carácter táctico imponen una marchanocturna, se deben tomar disposiciones especiales para acarrearel menor daño a la resistencia física de las tropas (reposo noc-turno, bebidas, alimentación etc). y para que la locomociónalcance su desarrollo normal, (distancias, encuadramiento, in-corporación a la columna, etc).

Condiciones del ambiente.

La marcha adquiere una fisonomía variable según la natu-raleza del suelo y el ambiente en que se desarrolla.

En alta montaña la fatiga física es mayor; ya sea porquela ascensión por senderos escabrosos, sumada al enrarecimientodel aire que aumenta con la altura, fatiga y violenta general-mente los pulmones; ya sea, porque los individuos, en vista deexigencias lógicas, llevan un peso mayor que el exigido enotras regiones; ya sea, porque la profundidad de la columnadebilita la influencia personal del comandante y es por lo tantocuando más se necesita que los individuos pongan en juego, enun grado máximo, sus facultades personales de voluntad yde espíritu.

Pero el paisaje siempre variado y el aspecto siempre atra-yente del terreno montañoso distrae la mente, levanta el ánimoy provoca un saludable esparcimiento espiritual.

Como la montaña no debilita cual la llanura, basta un brevereposo para recuperar nuevas energías.

Este ambiente característico, que solo encontramos en lamontaña, requiere un adiestramiento específico, meditado y eje-cutado racional y entusiastamente.

Cuando se sube de cota en cota, cuando se pasa de los mu-ladares a los despeñaderos y de estos a la colina y a la meseta,disminuyen algunas dificultades en la marcha sin que esto sig-nifique. que sean absolutamente diferentes. Por ejemplo, en lamarcha en los valles la polvareda aumenta la fatiga, el paisa-je uniforme anonada el espíritu, la calzada de asfalto caldealos pies y provoca sofocación, el tráfico intenso de las grandesarterias influye, por lo tanto, en el rendimiento de los individuosy de las unidades.

Todo esto aconseja estudiar con atención el ambiente paraaprovecharlo en cuanto sea posible, en beneficios del rendi-miento y adoptar todas aquellas medidas que economicen lasfuerzas de la tropa y levante su espíritu.


La organización y la ejecución.

La organización es indispensable para la ejecución econó-mica de cualquiera marcha. El que manda debe conocerla a fon-do y para organizar una marcha, se requiere que el coman-dante analice los factores que ya hemos examinados y que deeste análisis deduzca disposiciones lógicas concordantes con lasituación general, con las exigencias propias de cada caso y conel objetivo que se debe alcanzar.

Como se sabe, la marcha es de tres categorías:Marcha ordinaria: (o jornada normal) de 25 kilómetros de

recomido, a una velocidad aproximada de 41/2 klmts. por hora(incluso un corto descanso). Duración de la marcha 51/2 horas.En montaña representa una diferencia de nivel aproximada de1.600 mts. es decir 300 metros de desnivel por hora.

Marcha acelerada: de 15 a 16 kilómetros de recorrido conuna velocidad de 51/2 kilómetros por hora, más o menos. Enmontaña se alcanza una diferencia de nivel total de 1.200 metroso sean 350 metros de desnivel por hora.

Marcha forzada.—distancia máxima de 50 kilómetros, auna velocidad de 4 a 41/2 kilómetros por hora.

La organización de la marcha ordinaria exige poco traba-jo, especialmente si se verifica dentro de la guarnición.

Si se trata de trasladarse de un pueblo a otro; deban tomar-se algunas disposiciones especiales. Por principio, es aconseja-ble ordenar la partida de modo que la tropa pueda almorzaro comer a hora conveniente. Si la llegada se ha previstoa la hora de comida, es de rigor dar el almuerzo antes de partir.

Las horas racionales para el rancho son:—almuerzo de 10 a 12 horas; (excepcionalmente de 12 a

13 horas).;—Comida de 17 a 19 horas; (excepcionalmente de 19 a

20 horas).De antemano deben dictarse las órdenes para que el rancho

sea distribuido a la tropa en la hora fijada. Si esto no es posi-ble se ordenará el rancho en una localidad próxima.

En la marcha acelerada no se distribuirá rancho, pues todadetención sería inconveniente para el rápido traslado de unpunto a otro.

Los comandantes pueden ordenar una mayor velocidadde la marcha, suprimir algunos descansos o adoptar un procedi-miento mixto de ambos sistemas.

En la marcha forzada la organización debe ser muy es-crupulosa.


Debe tomarse en cuenta que la tropa marcha bien, duran-te muchas horas y en largo recorrido, cuando es racionalmentealimentada. Por principio, se tomará desayuno antes de lapartida (café puro, con leche o chocolate); en la mitad de lajornada se hará un «gran alto» para distribuir rancho calientey a la llegada se dará la segunda comida.

En las jornadas muy largas una comida se dará al finde la primera mitad de la marcha; otra comida en el límite delúltimo cuarto y, al final de la marcha, una bebida caliente, sobretodo, en la estación fría.

Como medida de previsión para estas marchas largas yfatigosas, es conveniente que los comandantes constituyan unareserva de alimentos especiales (chocolate, vino, cafó, licores,mermelada etc), en vista de que el organismo joven de lossoldados, exige una compensación alimenticia concordante conel desgaste de energía.

La marcha forzada exige tal empleo de energía que nopermite, especialmente, cuando sobrepasa los 50 kilómetros,soportar dos jornadas consecutivas. Por principio, una marchaforzada de recorrido fatigoso debe ser proseguida de un día dedescanso; después se realizará una jornada de media intensi-dad (35 klmts.) y enseguida se podrá ejecutar una marchaordinaria, no mayor de 20 kilómetros.

En cualquiera clase de marcha se deben tomar en cuentalos siguientes puntos:

—si se debe recorrer una zona escasa en recursos y de aguapotable, es conveniente emplear como medios de conducciónaún las cocinas rodantes;

—en el momento de iniciarse la marcha, todas las cantim-ploras deben estar llenas de agua y en el morral se debenllevar los víveres;

—cuando se debe llevar el rancho conjuntamente con lastropas y cuando no se dispone de bagajes o de otros elementos,se aconseja distribuir a los soldados la porción de víveres antesde la marcha;

—cuando sea necesario se hará reconocer de antemano elitinerario de marcha y, en la imposibilidad de efectuarlo, seaconseja hacerse preceder de una patrulla de oficial que reco-nozca y marque el camino con señales convenidas.

—adoptar la formación de dos filas (doble si es posible) allado del camino, porque ésta es la menos fatigosa y la quedificulta la observación aérea;

—el ganado debe marchar en fila de a uno, con una distan-cia de dos o tres pasos y al lado derecho del camino; el baga-je marchará a retaguardia, en columnas por carros y se le haráobservar una rigurosa disciplina de marcha.


La buena ejecución de la marcha está en relación estrechacon su organización, con la disciplina de todo el organismo y con

el ascendiente del comandante.El comandante debe marchar a la cabeza de su unidad y

cola, debe tomar las medidas del caso el comandante detima unidad de la columna de marcha.El cirujano y el personal sanitario debe marchar siempre a

la cola de la columna.Es conveniente que los soldados de menor resistenciamarchen a la cabeza de la unidad, cerca del comandante, paraque puedan ser vigilados y socorridos oportunamente por sus

compañeros más fuertes.Es aconsejable estimular el interés de los subordinados des-

cribiendo, aunque sea suscintamente el terreno que se recorre yrelacionar con esta descripción, los hechos importantes delcaso. Esto hace menos monótona la marcha.

En las marchas largas y fatigosas y en las aceleradas esconveniente recurrir al espíritu de arma y de cuerpo para levan-tar una moral decaída.

Si es posible, se debe estimular el buen humor de los solda-dos haciéndolos cantar; la alegría ayuda considerablemente avencer la fatiga.

Debe prohibirse absolutamente a los soldados comer frutaverde y tomar bebidas muy frias o alcohólicas etc: y en gene-ral, todo aquello que pueda debilitarlos a los individuos o aca-rrearles algún malestar.

Cuando se atraviesan localidades importantes es muy salu-dable, desde el punto de vista moral, hacer que la tropa desfi-le a compás de la banda delante del comandante de la columna;el infante al sentirse observado por su propio comandante y

por los habitantes de la localidad, se reanima y adquierenueva virilidad y denuedo.

El comandante debe manifestar su satisfacción cuando seaoportuno o en caso contrario su desagrado. El soldado de infan-tería toma muy en cuenta las palabras de su cabo y, si éste

sabe tocarle la fibra sensible, puede obtener grandes resultados.

La acción y el ascendiente del Comandante.

Como en todas las actividades militares, la acción y laactividad del comandante, tiene en este campo una importan-cia indiscutible y un gran valor.

Sin embargo, es necesario que todos los comandantes, des-de el cabo hasta el más alto jefe, sepan emplear todas sus ener-gias para que la tropa rinda el último esfuerzo con satisfaccióny virilidad.


No siempre es fácil conquistar este ascendiente, sobretodo, cuando el esfuerzo es grande y la fatiga resultante esconsiderable.

La obra del comandante será sagaz, constante, previsoraafectuosa y enérgica. No debe concretarse y fiarse solamentede sus palabras, sino que, principalmente, de su ejemplo y desus hechos. En esta materia no basta decir; es, sobre todo, ne-cesario «hacer», para suscitar la admiración y la fe de sus su-bordinados; se debe trabajar y dar el ejemplo con el cerebro ycon el cuerpo.

Como queda dicho, la organización garantiza la buena eje-cución de una marcha y, especialmente, cuando esta significa untrabajo grave; la influencia personal del Cabo y las medidas queadopte oportunamente para alcanzar el objetivo señalado, sontambién de gran importancia.

El comandante con su acción atenta y persuasiva, debeformarse un programa de acción bien meditado y tomar encuenta que las dificultades que se le presentan, le proporciona-rán la gloria de alcanzar el objetivo que se le ha fijado. Paraponer en acción sus cualidades de jefe es indispensable que, elcomandante posea las condiciones físicas que le permitan hacer-se presente en todos los puntos de la columna de marcha, espe-cialmente, en aquellos donde es mayor la fatiga de la tropa yes más ardua la empresa. Este principio rige para los coman-dantes de todos los grados.

Todo el personal de sub-oficiales y clases debe sabersemantener fuerte y robusto, no sólo, para participar con digni-dad y autoridad en los esfuerzos y en las fatigas de la tropa,sino que, también, para conservar eficiente su propia capaci-dad cerebral después del esfuerzo físico desplegado.

Los oficiales montados, deben tener presente que sus me-dios de trasporte sólo deben servirle para vigilar los diferentespuntos de la columna, especialmente en la dirección de su uni-dad, pués cuando la tropa está cansada, es un gran estimulo verque sus jefes también marchan juntos con ello. Las clases de-ben marchar siempre a pie.

Con elementos rústicos marchar a caballo aumenta elprestigio y la autoridad, pero con individuos cultos como losnuestros, este criterio es ilógico.

Nuestros soldados necesitan la influencia espiritual y delafecto de sus superiores. Los oficiales o los suboficiales quemarchan inmutables detrás de su tropa acarrean más daño queutilidad.

En la marcha, los cabos deben demostrar que poseen vir-tudes y valeres físicos positivos, porque estas cualidades sonla base de la capacidad de mando.

A propósito del servicio de panadería creadoen el R. C. 7 "Guías" del General Benavente.

Por el Teniente de Tren Sr. Pedro Castro C.

Tres finalidades me han decidido a escribir las presenteslineas. En primer lugar, dar a conocer la importancia materialde la obra llevada a cabo en el Regimiento «Guías»; dejar demanifiesto las proyecciones de carácter profesional-militar y so-pial que se desprenden de la misma; y, por último, establecerque su creación en las unidades del Ejército, especialmente enlas de Tren, es ¡necesaria.

Para mayor claridad en la exposición, sujetaré este tra-bajo a la siguiente pauta, que condensa esas tres finalidadesya referidas.

1.º.—Detalles referentes a la panadería:

a) Características de la instalación;b) Valor de la misma;c) Su financiamiento;d) Su capacidad normal y lo que podría rendir extraordi-

nariamente ;e) Su personal de operarios;f) Costo de la elaboración;g) Rendimiento económico de la panadería;h) Su Reglamento (en anexo).

2.º.—Proyección de carácter profesiotnal-militair y social quea mi juicio se desprenden de este servicio de panadería:

a) Su aspecto profesional-militar;b) Su aspecto social.


3.º.—Creación del servicio de panadería en las Unidades delEjército, especialmente en las de Tren, dada la índole

de esta arma.

4º—Consideraciones finales.

Antes de entrar en materia, ruego a los lectores ser be-nevolentes con el autor, a quien no lo guía otro propósito quellamar la atención especialmente de sus compañeros de arma, ha-cia una materia que tiene atingencia directa con las actividadesde los oficiales de tren en campaña, como es el servicio de pa-nadería.

Al referirme en particular a la Panadería creada en el R.C. 7 «Guías» he estimado de justicia hacer salir del anónimatouna obra que sin exageración, debemos calificar como de verda-dero aliento en los duros tiempos que corren para el Ejercito,desde el momento en que ella fué llevada a feliz término, sinsin más medios pecuniarios que los propios, siempre exiguos, deque ahora puede disponer un Cuerpo de tropa, es así que mul-tiplicados en forma diríamos milagrosa, por el estimulante entu-siasmo, la acertada visión y la firme voluntad de un Jefe aquien, con todo respeto, ruego perdonarme hiera su natural mo-destia mencionándolo: el Teniente-Coronel don Héctor OvalleAldunate, hoy Comandante de la 3 . a Brigada de Caballería ycuyo nombre ha quedado íntimamente ligado a numerosas otrasobras que importan un valioso progreso para el cuartel del Re-gimiento «Guías».

A continuación me dirijo al desarrollo de la parte princi-pal de este trabajo.

1.°.—Detalles referentes a la panadería:

a) Características de la instalación.—Posee un horno deladrillo de forma común, de 3,50 metros do diámetro, con unacapacidad normal de elaboración de 8 quintales diarios. Cuen-ta con una máquina sobadora accionada por un motor eléctrico,que consume más o menos veinticinco pesos mensuales deenergía. El resto de su instalación lo forman dos bateas parael revuelto, en cuyas tapas se hace o corta el pan; canastos,tableros, baldes, romana, balanza, palas y todos aquellos otrosútiles del menor importancia que es costumbre usar en esta in-dustria. La sala de trabajo que reune estos elementos es cómoda,sin ser grande, y tiene aire y luz natural suficientes; su pisoes de cemento. Además, posee una pieza-bodega.

A PROPOSITO DEL SERVICIO DE... 225

Estos locales forman parte integrante del Cuartel y sólohubo que hacerles ligeras alteraciones para dejarlos en condi-ciones de servir a su nuevo objeto.

b) Valor de la misma.—Antes que nada, conviene hacerpresente que muchos detalles de la instalación fueron realizadospor personal de la unidad, y que todo el ladrillo utilizado seobtuvo sin costo ,del edificio que queda frente al cuartel y queserá demolido muy pronto para levantar ahí mismo la Po-blación para Suboficiales. Esto, naturalmente, disminuyó enforma apreciable los gastos. Tal como se encuentra en la actua-

lidad la panadería representa un valor de $ 12.000, habiéndoseinvertido más o menos la mitad de tal suma en pagar obra demano, maquinarias, instalación eléctrica especial y otros traba-fes de menor importancia.

c) Su financiamiento.—La suma de más o menos seismil pesos pagada por concepto de maquinarias, obra de mano,etc., fué aportada íntegramente por el rubro «Economías de laUnidad», el que a su vez obtuvo el dinero de la venta de espe-cies excluidas. La unidad no ha requerido ninguna clase deayuda de la Superioridad para estos trabajos.

d) Su capacidad normal y lo que podría rendir extraor-dinariamente.—Su capacidad permite elaborar normalmente 8quintales diarios como ya se dijo. Por cada quintal confeccio-nado se obtienen más o menos 52 kilos de pan, según la compe-tencia del operario. Este pan puede ser de varias formas y dis-tintos pesos por unidad.

Trabajando extraordinariamente se podría triplicar la ela-boración ; se necesitaría, naturalmente, aumentar en forma co-

rrelativa el número de operarios para los efectos de los turnos odescansos, ya que tal trabajo extraordinario supone el aprove-chamiento intensivo de las 24 horas del día.

e) Su personal de operarios.—Lo forman ahora un maes-tro panadero, cuatro operarios u oficiales y un mozo aprendiz.Todo es personal de tropa de línea, con práctica en el oficio.

Con las pequeñas utilidades que produce la panadería seles gratifica en forma proporcional a la importancia de suslabores (maestro, oficiales, aprendiz).

f) Costo de la elaboración.—Las constantes fluctuacionesen el precio de la harina, a las que se unen las dificultadespara obtenerla en plaza, impiden fijar un precio de costo uni-forme. El kilo de pan, que es la unidad base para efectuar loscálculos, resulta a un precio que se mantiene entre $ 1,55 y$ 1,60, de tal manera que es perfectamente posible venderlo alpersonal—tal como se hace— a un precio inferior en quincecentavos al fijado en plaza, con el antecedente de que se emplea


harina de primera calidad, y que es entregado a los consumi-dores, pesado, por kilos de «1.000 gramos». Es perfectamentelógico que un servicio de esta naturaleza, que debe financiarsesolo deje algún margen de utilidades. En el caso que analiza-mos, este margen de utilidades es muy pequeño—alrededor decinco centavos por kilo—y sirve para ir mejorando el mis-mo servicio.

Despejará mucho las perspectivas sobre el normal de-senvolvimiento de la panadería durante el curso del año querecién iniciamos, el hecho de que se piense subscribir contra-tos previos de aprovisionamiento de materia prima directamen-te con los productores. Esta sería la manera de fijar un costomás o menos uniforme durante plazos o épocas determinadas,y, por ende, un uniforme precio de venta, en ningún caso su-perior al de plaza, pues conviene tener muy presente que, sien-do el objetivo principal de este servicio proporcionar beneficiosefectivos a sus favorecedores, debe y tiene que responder a se-mejante política para subsistir.

g) Rendimiento económico de la panadería.—Tal comoqueda dicho en la letra precedente, la panadería ha dejado parasí una utilidad de más o menos cinco centavos por kilo, afin de responder a las exigencias del mismo servicio y para elmejoramiento y renovación de sus instalaciones. Sigue de estamanera los mismos principios que informan la existencia de lostalleres de sastrería, zapatería, etc., de los Cuerpos.

La acumulación de una pequeña y lógica utilidad, permi-tira también afrontar las situaciones imprevistas que tan comu-nes son hoy en todas aquellas industrias cuya marcha dependede los productores de la materia prima.

Informados como estamos sobre la finalidad que se hatenido en vista para llevar a cabo esta obra en el Regimieto«Guías», mal podríamos decir que «no es negocio». En realidadno lo es ni podría serlo, porque desvirtuaría sensiblemente sufin, pero que es una bella realidad; que marcha; que crece;que presta positivos beneficios. Esto es lo que podemos decircon tanta satisfacción, como seguridad de no ser controvertidos.Por lo demás abonan a este aserto medio año da trabajo con-tinuado.

Acrecentará enormemente su importancia este servicio siobtiene para sí, durante 1938, la provisión del pan a los cuer-pos de la guarnición, de acuerdo con los estudios que se hacenen este sentido.

Despejará toda duda que pudiera quedar acerca del desa-rrollo de la obra que comentamos, el antecedente de que la Co-misión de Panadería tiene ya un movimiento mensual de máso menos $ 20.000.


h) Su Reglamento.—Al final de este trabajo, como anexo,damos una transcripción del Reglamento de la panadería del«Guías», que bien puede servir como orientación para la redac-ción de otros, llegado el momento de haber donde aplicarlos.

2.º.—Proyecciones de carácter profesional-militar y social quese desprenden de este servicio de panadería:

a) Su aspecto profesional-militar.—Estimamos que des-púes de satisfacer como lo hace, su objetivo inmediato de«proveer al personal de las Fuerzas Armadas de la Guarni-ción, de pan de mejor calidad y más barato que el que se vendeen el comercio», la panadería del Regimiento «Guías», debeservir para proporcionar conocimientos de esta importante ac-tividad a cierto número de personal de línea y del contingenteanual, bajo normas que se podrían incorporar a las Directivasde Instrucción, tal como se hace ahora con respecto a la instruc-ción de camilleros, trompetas, señaleros, enfermeros de ganado,choferes, etc. etc. De esta manera se contribuiría a la formación

lenla pero segura de nuestros futuros panaderos militares,o sea, de aquellos que—sometidos a una disciplina férrea peroya conocida—deberán dar vida a las Columnas de panaderíade campaña, cuya organización y funcionamiento se conocenmuy bien, pero solo teóricamente a través de lo que dicen nues-tros reglamentos. En honor a la verdad, cabe expresar queen el único verdadero Batallón de Tren que tenemos actualmen-te (el de Santiago, por supuesto), se han llevado a cabo demos-traciones en el terreno, ante Oficiales de Estado Mayor, Aca-demia de Guerra y de Intendencia y Administración, sobre elfuncionamiento de panaderías de campaña, utilizando al efectolos hornos desarmables o de montaña y los rodados, que poseedicha unidad. Demostraciones de un carácter tan militar comoéstas han precisado, por el rigor de las circunstancias, de ope-rarios panaderos civiles contratados especialmente para el objeto.A los Oficiales y tropa del Tren les ha sobrado interés y entu-siasmo para llevar a buen término estos provechosos ejercicios,pero les ha faltado hasta hoy, dónde aprender con tiempo y mé-todo el desempeño en campaña de un servicio que presenta nopocas dificultades.

Los reglamentos dicen que serán Oficiales de Administra-ción quienes deberán mandar en campaña—entre otras las for-maciones de panadería,— pero, nosotros nos anticipamos acreer que también los Oficiales del Tren tendrán mucha parte

M. del E. 3.


en su manejo. Por lo demás, en tiempo de paz, serán siemprelas unidades de dicha Arma las encargadas de la instrucciónen este servicio.

Sí, tal como hemos tomado la iniciativa de sugerirlo, seincorporara a la Directivas Anuales la «Instrucción de panade-ros para tropa de línea y contingentes» ; instrucción que secomplementaría con pequeños cursos o práctica trabajando conlos hornos de campaña, querría decir que, se habría resuelto elaspecto profesional-militar que se desprende de la creación delservicio de panaderías en los cuerpos de tropas.

b) Su aspecto social.—Porque no ignoramos el hecho, nomencionaré concretamente cuantas son las Directivas, Circula-res y Ordenes que ha enviado la Superioridad del Ejército, añotras año, a los Comandos de Cuerpos, Institutos y Reparticio-nes, recomendando y exigiendo la adopción de toda clase demedidas tendientes a aumentar el bienestar de la tropa y de susfamilias, cuyo normal desenvolvimiento se dificulta cada día máspor múltiples causas de origen económico.

Esta constante dedicación de la Superioridad en lo queatañe a la satisfacción de tedas las necesidades maternales de latropa—justo es decirlo—ha encontrado siempre en cada Co-mando de cuerpo, etc., amplios imitadores y realizadores.

En el Comando del Regimiento «Guías» que ideó y llevóa la práctica la instalación de la panadería que comentamos, hantenido una feliz interpretación los propósitos antes enunciadoscon una circunstancia más a su favor, de que, los beneficios deesta obra han traspasado los límites del cuartel, resolviendo concreces en los hogares militares de la guarnición de Concepciónuna paito no pequeña del permanente e inquietante problemade las subsistencias. Es digno de hacer notar el hecho, de que,cuando esta panadería surgió a la realidad, el 3 de Julio de1937, los habitantes de esta ciudad, incluso cuarteles y hospita-les, se encontraban bajo la grave amenaza de quedar sin pande un momento a otro, a causa de una de esas dificultadesahora tan comunes entre patrones y obreros.

Recordamos que en aquel entonces, debimos contentarnoscon comer algo que de pan tenía sólo la forma y que por serconfeccionado con afrecho y otras materias tan poco alimenti-cias y sanas como ésta, adquirió, precios que produjeron ver-dadera alarma en los hogares de los consumidores de pocos re-cursos y muchos niños, etc..

La panadería del «Guías» trajo una agradable sensaciónde alivio a los hogares del personal del Ejército y de Carabina-ros de la guarnición, al proporcionarles el pan a más bajo pre-ció que en el comercio; absolutamente puro e higiénico y, lo


que no es poco decir en estos tiempos de incertidumbres, conabsoluta seguridad. Ello, pese a la actitud, que me abstengo decalificar, de ciertos comerciantes del ramo que, amparándose

en un unilateral concepto de justicia, llegaron hasta las autori-dades a pedirles que ordenaran la clausura de esta panadería,

por haberles quitado sus clientes militares y carabineros; dichoen otras palabras, porque "les hacía legítima y saludable com-

petencia...¡Es de rogar a la Divina Providencia porque—con tan

peregrinas razones—no vayan a pedir lo mismo los gremiosde sastres y zapateros !

Si, como lo esperamos, se llega a incorporar en las Di-rectivas Anuales de Instrucción la «Instrucción de panaderosdel Contingente», querría decir que se habría resuelto otro as-pecto social no menos importante que el ya enunciado y cuya

realización es también un sentido anhelo de la Superioridad.Me refiero al deseo de que, sin variar su objetivo primordial deformar soldados para la guerra, el Ejército contribuya aún másal progreso del país otorgando a estos mismos, cuando no laposean, la herramienta poderosa de una profesión u oficio queles transforme en elementos útiles a la colectividad y a símismos. La panadería creemos que se presta admirablementepara conseguir este loable propósito de cooperación social.

3.º.—Creación del servicio de panadería en las Unidades delEjército, especialmente en las de Tren,

dada la índole de esta arma:

Si consideramos debidamente la practicabilidad de la obraejecutada en el «Guías» y, más aún, sus positivos beneficios,los que hemos analizado y calificado en sus aspectos más salien-tes, tendremos que llegar a la conclusión de que se impone lacreación del «servicio de panadería en los Cuerpos de Tropa»,así como se impuso en su oportunidad la formación de los Casi-nos de Oficiales, de los Talleres, Almacenes de venta, Colonias deveraneo para los niños de la tropa etc. Laudable labor tendríanlas actuales Comisiones de Bienestar de las unidades, si tam-bién tomaran a su cargo la organización del servicio de pana-dería, y su explotación.

Si bien, muchos de los lectores pudieran argumentar quela creación de la panadería del «Guías» fué posible porque sería(como lo es) la primera de una guarnición que tiene tres uni-dades, cuyo personal se hizo su cliente desde el primer momento,bien también, podemos decir que, en Angol la situación es com-pletamente distinta y sin embargo, la panadería del Regimiento


«Húsares», puesta en funciones hace ya muchos años, sigue sumarcha hasta la fecha, con toda normalidad. Ella proveyó depan a todas las unidades de Caballería que participaron en lasmaniobras llevadas a efecto en diciembre de 1937 por la III. yIV. Divisiones de Ejército y División de Caballería.

Creemos que bajo el control de una administración labo-riosa, la panadería de cada unidad podría con éxito hacerse car-go de la provisión del pan para su rancho de tropa, tal comosucede en el «Húsares», según sabemos. Y si ello no compen-sara los sacrificios, quedaría la posibilidad de conquistar elaprovisionamiento de la Cárcel y del hospital que en cada pue-blo, por chico que sea, existen. Para que este servicio de pana-dería no dejara ¡nada que desear, sería, sí, indispensable que,la Superioridad le brindara su tutela asegurando a cada unidad,llegado el momento, la creación de una plaza de cabo 2.° maes-tro panadero y otra de soldado 1.° oficial panadero, quienes di-rigirían el trabajo y tendrían la responsabilidad de ins-truir al personal que se señalara de acuerdo con las ideas quenos hemos permitido esbozar. Por de pronto, estimamos de jus-ticia aumentar en un cabo 2.° y un soldado 1.° la dotación detropa de las unidades que ya tienen en funciones sus panade-rías, o bien, autorizarlas para emplear personal de su actualdotación para seguir atendiéndolas. Si recordamos que los ta-lleres de carpintería, de zapatería, etc., son dirigidos hasta porsargentos 2os., se verá que no es exagerada nuestra sugerencia.

Todas las extensas consideraciones que hemos hecho ennuestro afán de justificar la creación de panaderías en los cuer-pos de tropa de las demás armas, afectan por igual a las unida-des de Tren, aún cuando en aquellos no pueden tener el carácterimperativo que les señalamos con respecto a éstas, convencidoscomo estamos, que es el arma de Tren la que debe responder alEjército de la formación militar y técnica del personal sobrecuyos hombros caerá gran parte del peso en la organización yconducción de los servicios de atrás en una campaña. En estemismo convencimiento, el que nos lleva a creer honradamenteque, en cada División de Ejército debe existir un Batallón deTren en cuya estructura interna estén considerados y funcionencon sus elementos propios, todos aquellos servicios o actividadesque se desarrollarán detrás del frente. (Acarreo, sanidad, com-pañías de administración, panaderías, matanza, agua, combus-tibles, etc.). Unidades de Tren así constituidas, permitirían anuestro juicio, hacer realidad el ideal tanto tiempo acariciadopor los Oficiales de Administración, de poder practicar efecti-vamente en el terreno, el mando de las formaciones de queserán superiores directos durante una campaña.


4.º. —Consideraciones finales.

Creemos haber satisfecho los propósitos que tuvimos envista al iniciar este trabajo, demostrando sobre la base de losdetalles y razonamientos expuestos, que:

1.°—La panadería instalada en el Regimiento «Guías»,es una obra digna de aplausos por su alcance y una feliz rea-lidad económica;

2.°—Que tal obra puede ser realizada en las demás uni-dades del Ejército con seguridades de éxito;

3.°—Que ella significaría la solución de importantes pro-blemas de carácter profesional y social;

4.°—Que esta misma obra debe ser llevada a cabo en lasunidades de Tren por las mismas razones anteriores, más lasque fluyen de la índole del Arma, que no sólo justifica, sinoque, además precisa contar con este servicio para la debida ins-trucción de sus oficiales y tropa.

ANEXO

REGLAMENTO DE PANADERIA DEL R. C. 7 "GUIAS".

1.—Objeto.

La panadería depende de la Comisión de Alimentación yse ha creado con el objeto de proveer al personal de las fuerzasarmadas de la guarnición, de pan de mejor calidad y más ba-rato que el que se vende en el comercio.

Estará a cargo de un oficial subalterno, antiguo en loposible, quien será responsable ante el Presidente de la Comi-sión de Alimentación de su buen funcionamiento.

2.—Local.

Funcionará en el local que para este objeto se ha cons-truido en el cuartel del Regimiento, el que será mejorado yampliado según sus necesidades y con los fondos propios quearrojen sus utilidades.

3. —Personal.

La panadería contará con el siguiente personal:a) Un suboficial o clase que asesorará al Oficial jefe de

la Comisión; será su reemplazante; tendrá a su cargo el repartodel pan; llevará el libro de reparto y de bodega, y será respon-sable de la buena conservación de todo el material y elementosde trabajo que se encuentren de cargo en su dependencia;


b) Un soldado 1.° o Cabo maestro panadero, quien pre-parará las levaduras, masas, confección y cocimiento del pan.Estará a cargo del personal y deberá controlar su hora dellegada, buen comportamiento y exacto cumplimiento de susobligaciones;

c) Dos soldados 2os. panaderos, quienes secundarán al maes-tro en el amasijo y confección del pan. Deberán además conocery saber desempeñar correctamente las funciones de maestro;

d) Un soldado 2.° mozo panadero, quien mantendrá entodo momento perfectamente aseada la dependencia de la pa-nadería. Debe calentar el horno a las horas que le indique elmaestro y cooperar a todas las labores que se desarrollen enel taller.

Este personal debe tener por lo menos tres tenidas detrabajo, confeccionadas de las bolsas harineras de la panadería

Esta tenida se compone de una gorra, una cota y un par depantalones.

El maestro y los panaderos tendrán como horas de trabajode 18 a 20 y de 1 a 9,30. El resto del tiempo lo tendrán libre:El mozo panadero deberá permanecer en la dependencia de16,30 a 8 horas, calentando el agua, manteniendo encendido elhorno, etc..

El suboficial ayudante permanecerá en la dependencia du-rante las horas de reparto.

4. —Funcionamiento.

Con el objeto de tener listo el pan a las 7, hora en que seinicia el reparto, las labores deben comenzar y distribuirseen la siguiente forma:

16,30 horas: se prepara la levadura;20,30 horas: se hace el revuelto y se deja lindar la masa

el tiempo necesario antes de pasarla por la máquina sobadora;1 horas: se empieza a sobar la masa y a confeccionar el

pan.La máquina será movida por un motor; en caso que éste

falle se le proporcionará al taller un hombre por escuadrón parasu funcionamiento a mano. A medida que se van confeccionan-do los moldes de pan se colocan en tablas especiales.

6,30 horas: A esta hora debe estar totalmente confeccio-nado el pan, según el amasijo que se haga, para proceder a sucocción.


5. —Reparto.

Se efectuará de 7 a 11 horas y estará a cargo del sub-oficial ayudante, quien anotará en un libro llamado «de Repar-to» la cantidad de kilogramos entregados al personal y la fechaen que se entrega.

La cantidad de pan que se reparte a las unidades de laguarnición será entregada en su totalidad a una persona res-ponsable y no a cada consumidor en particular.

Esta persona responsable deberá firmar cada vez un re-cibo en que se deje constancia de la cantidad de kilos recibidos.

Los días 15 de cada mes, el personal indicará al subo-ficial ayudante, la cantidad de kilos diarios que consumirá du-rante el mes; en caso que esta cantidad deba alterarse lo co-municará con veinticuatro horas de anticipación.

Los reclamos relacionados con él reparto del pan, se ha-rán directamente al Oficial jefe de la Comisión, quien los re-solverá.

6. —Documentación.

El taller de panadería tendrá la siguiente documentación:a) Un libro de Caja;b) Un archivador de ingresos y egresos;c) Un libro de reparto;d) Un archivador de documentos varios;e) Un libro de bodega.El Oficial jefe de la Comisión efectuará los días 15 de

cada mes, junto con pasar los cargos, un balance mensual.

7.—Disposiciones varias.

Sin la autorización expresa del Oficial jefe de la Comi-sión y del suboficial o clase reemplazante, no se podrá ocupar elhorno o elementos de trabajo del taller en otras actividades ajé-nas a la elaboración diaria del pan.

El personal que usufructa de la panadería del Regimiento,no podrá por ningún motivo vender o ceder diariamente panelaborado en ésta. El que sea sorprendido contraviniendo estadisposición será suspendido de este beneficio.

8.—Modificaciones.

Este Reglamento será cumplido rigurosamente por el per-sonal que depende de la panadería y por todos aquellos que re-ciben de sus beneficios.


Será agregado al Reglamento de Régimen Interno de laUnidad y estará sujeto a las modificaciones que la práctica y laexperiencia dicten; modificaciones que para su cumplimientodeberán estamparse en la Orden del Día de la Unidad.

La infantería como "Potencia Motorizada".Por el Cdte. Drumillón.

De la Revue Militaire Generale.—Traducción del Memorial.

La prensa especializada en cuestiones militares dió, enSeptiembre de 1931, detalles precisos respecto a ciertas expe-riencias balísticas notables, efectuadas en el polígono de «Berlín-Wannsee».

Un fusil especial, llamado «Halger-Ultra», inventado porM. Gerlich, de Kiel, comparable al Máuser Mod. 1898 como armaportatil, ha disparado proyectiles livianos de (6 a 7 mm) convelocidades iniciales que alcanzaron a 1500 metros por segundo.

Durante los ensayos de penetración, algunos de esos pro-yectiles atravesaron, a 50 mts. de distancia, todas las planchasfe blindaje de aceros especiales, de un espesor inferior a 13 mm.

PRIMERA PARTE.

NECESIDAD DE CREAR UNA INFANTERIA DENUEVO TIPO.

I.—Armamento completo.

Potencia - Movilidad.

Es pues posible—ya que lo han probado materialmentelas experiencias de Berlín-Wannsee—de dotar a la Infantería deun armamento de tiro rasante excepcionalmente potente, sobretodo, si los nuevos principios que caracterizan al fusil Halger-Ultra pueden aplicarse a las armas automáticas.

Semejante infantería podrá atacar por el fuego, con éxito,a un adversario considerado hasta entonces como protegido,detrás de un parapeto de tierra, un muro, un árbol o ciertosblindajes.


¿Para qué podrán servirle entonces a este tirador, cogidobajo ese fuego, algunos montoncitos de tierra formados apre-suradamente, al precio de muchos esfuerzos, de peligros, coloca-dos delante de su rostro que mira hacia el sol?

Solamente los materiales blindados podrán afrontar el cho-que de los terribles proyectiles. Será aún indispensable blindaren forma especial a aquellos cuya misión es destruir los nidos deresistencia.

Los ángulos muertos y las zonas protegidas, interiores dealdeas o bosques, se impondrán más que nunca como «cami-nos protegidos», y serán aún el refugio instintivo de los solda-dos extraviados, que corren hacia allí para protegerse, tal comose amontonan en las zonas de calma, las hojas caídas arra-tradas por la tormenta.

El infante asistirá, bajo el fuego de esas armas de tiro ra-sante, a la desaparición de sus enemigos. Mientras más poten-tes, más rápidas sean 'esas armas, más sistemática será esa de-saparición.

Por esta razón es preciso que la Infantería pueda, no sola-mente impedir al enemigo, que ella vé, efectuar cualquier movi-miento en terreno descubierto, sino que sea capaz de completarsu obra aniquilándolo con sus fuegos después de haberlo obliga-do a atrincherarse, o a desaparecer en los lugares protegidos yrepliegues del terreno, convertidos en trampas, puesto que noson más que simples abrigos.

Como conclusión: cuanto más potente sean las armas detiro rasante, 'tanto más se impone el empleo de armas de tirocurvo.

La infantería moderna deberá poder cubrir con proyectilestodo el terreno que tenga delante, según la situación de las fuer-zas adversarias que quieren destruir :

—ya sea armas de tiro rasante, precisas, de tiro rápido,sostenido, que lancen implacablemente sobre el terreno proyec-tiles rasantes de gran potencia de penetración;

—ya sea arma de tiro curvo, cuyos obuses aniquilarán aladversario, cuando sus movimientos, provocados, canalizados,observados a simple vista, lo hayan conducido infaliblemente,como una caza acosada, a aquellos sitios que consideraba comorefugios.

Además, sólo el armamento de tiro curvo puede permitira los diversos elementos de un dispositivo de infantería, esca-lonados en profundidad, obrar a la vez, y con seguridad enprovecho del escalón de fuego.

—Por fin, la, infantería debe estar dotada de armas anti-tanques tales, que los carros blindados, aún rápidos y pesa-dos, no puedan atravesar impunemente o apoyar sus escalónessucesivos.

LA INFANTERIA COMO... 237

En resumen, es de rigor que la infantería disponga enpropiedad, del armamento completo necesario para conducirbién su combate.

En la caballería el primer precepto del explorador es: Elque ha visto, da cuenta. Sería conveniente poder decir en lainfantería también «El que vé obra», pues para el combatienteque «vé», nada es más desmoralizador como no poder obrar; ypara obrar pronto y con exactitud es preciso ver y accionar unomismo el armamento requerido.

En efecto, durante el combate, los objetivos por conquistarson líneas del terreno, pero el objetivo por batir, por destruir,es el enemigo, en el lugar en que se encuentre.

Por más enmascaradas que estén sus posiciones de tiroocultos sus movimientos, debe ser acribillado con fuegoseficaces.

Además, los tiros en provecho inmediato del escalón defuego son siempre localizados particularmente, muy numero-sos simultáneamente, instantáneamente detenidos y reanudados,de acuerdo con los acontecimientos, en función de la maniobraproyectada y de las reacciones enemigas.

Estos tiros, específicamente de apoyo directo son para eje-cutar:—durante un combate defensivo, aún cuando el enemigohaya penetrado en la posición;

—durante un combate ofensivo, hasta que el escalón defuego, transformado en escalón de salto haya abordado aladversario.

Los fuegos solos de un armamento completo, servidos portodos los escalones del dispositivo de infantería pueden ser apli-cados pués sin retardo, en donde sea preciso, durante el desa-rrollo del combate.

¿Qué misiones permanecerán entonces reservadas a laArtillería que no tendrá ya así que ocuparse, por prioridad delos tiros de apoyo directo?

Esas misiones no faltarán, y serán tanto mejor cumplidas,cuanto que, la frecuencia del movimiento y el problema, no tantode las trasmisiones, sino, del enlace con la Infantería, no ven-drán ya a estrechar, fragmentar, y trastornar su acción durantela batalla.

Obedeciendo por completo a los tiros pedidos por la Infan-tería, en su lucha contra los tanques por piezas aisladas, y elacompañamiento inmediato del escalón de fuego, que le plan-tean problemas siempre delicados, a menudo insolubles, ellaserá más que todo el anua del comando, y el arma de la prepa-ración de las acciones de Infantería y de la protección de estainfantería durante el combate.


1.°) Arma del Comando.—La artillería entra por comple-to en acción, sin sujeción que la aminore; materializará sobreel terreno por sus tiros, la maniobra deseada por el Jefe, y leimpondrá el ritmo.

Podrá ejecutar igualmente ciertas ráfagas de fuego partí-culares, repentinas y potentes, decididas por el comando.

2.°) Arma de preparación de las acciones de Infante-ría.—Cogerá al enemigo lo más lejos posible, lo hostigará duran-te su aproximación, le impedirá ciertos caminos ocultos, ciertoslugares favorables, y cubrirá con granadas todos los efectivosvistos en movimiento o reunidos, los que le serán indicados porsus medios de observación terrestres y aéreos.

Sus tiros de preparación vendrán antes del ataque a pro-longar, completar, o reforzar los tiros de las armas de la Infan-tería, y, durante el combate, serán dirigidos únicamente sobrelos objetivos sucesivos fijados, dejando a la Infantería vencerpor sus propios medios las diversas resistencias locales, queella encontrará en medio de cada situación.

Sus tiros de contra-preparación, menos dispersos, en rela-ción a los tiros ejecutados por las armas de la Infantería, gana-rán, ya en intensidad, ya en profundiadd.

La contra-batería será una de las misiones esencialesde toda la artillería.

3.°) Arma de protección de la Infantería durante el comba-te. La artillería continuará la lucha contra la artillería ene-miga, y realizará el «campo cerrado», en donde la Infanteriaadversaria se encontrará aislada, mal apoyada por los fuegosde sus escalones de retaguardia.

En resumen, la Artillería será por completo de acción deconjunto, excepcionalmente con una misión de apoyo directo, ensuperposición. La Infantería completará la preparación de susataques dentro del cuadro de la preparación de artillería defi-nida por el comando. Ella los apoyará sola.

Para realizar victoriosamente el combate en los camposcerrados de extensión que le serán preparados sucesivamentela Infantería deberá no solamente disponer de un armamentocompleto, sino también potente, móvil, y ampliamente dotadode municiones.

Actualmente este armamento, si plantea, por su diversidadproblemas de instrucción y de especialización, que por otra par-te, es imposible evitar ahora, coloca a los militares faltos dela audacia razonada que forma a los organizadores de te victo-ría, ante la trágica alternativa siguiente:

¿Debe la Infantería arriesgarse a ser destruida, o aúnaperragarse al suelo, a causa de la escasez de medios, por los

LA INFANTERIA COMO... 239

fuegos del adversario? o ¿debe la Infantería, para poner enacción potentes medios, pesados y grandes consumidores de mu-niciones, forjar ella misma la cadena que la sujetará a su basede partida?

¡Pues bien! hay que tener la valentía de decirlo:No hay alternativa, sino dos problemas que resolver simul-

taneamente:1.º)Dotar a nuestra Infantería de los materiales más po-

tentes, capaces de asegurarle, sobre la Infantería enemiga lasuperioridad del fuego, condición inevitable de todo movimien-to adelante;

2.º) Asegurar el trasporte de estos materiales y de sus muni-ciones, por cualquier terreno, a pesar del fuego enemigo, paraconstituir una base de fuego móvil, constantemente deformablepara adaptarse a las necesidades del momento de las unidades1.º escalón.

Resolver estos dos problemas es posible.

II.—Material y Moral

He aquí pues, al regimiento de Infantería transformado enusina, con maquinarias múltiples, móviles, destinadas a arro-jar proyectiles.

¿Usina? ¡Triste apelación para todo aquel que recuerde elpenacho tan querido de los tiempos pasados ¡ Sin embargo, nohay que sufrir un engaño por esto. A aquel penacho, hecho decolores, de movimiento, de músicas guerreras, inspirador decuadros para Galerías de Batallas, ha sucedido un sacrificiotan completamente anónimo, tan tristemente solitario, que suaceptación exige del infante moderno, un valor moral hastaahora no igualado.

Para los que lo han vivido, para los que simplemente locomprenden, jamás el combate de los infantes ha alcanzado unagrandeza tan trágica.

Aún le será casi siempre rehusado al infante, lo que le pro-mete como suprema recompensa el Reglamento alemán: «elprivilegio único y enaltecedor de ver al enemigo cara a cara yde rechazarlo con su bayoneta triunfante».

La realidad menos brillante, menos semejante a un «frescodecorativo», es más áspera.

A la bravura entusiasta, decisiva en los choques cuerpo acuerpo antiguos, se substituirá en el combatiente la sola determi-nación fría de servir durante largas horas infernales, a ciertomaterial, para realizar algunas misiones oscuras de fuego solo.Algunos privilegiados tendrán el peligroso honor, al abordaral enemigo, de concretar la victoria debida a la abnegación detodos.


Por lo tanto, más que nunca, la moral permanecerá comofactor decisivo en los campos de batalla. Más que nunca también,esta moral será frágil. Nuestros soldados no tienen ya en efecto,una formación militar tan sólida como en el pasado; ellos sopor-taran pruebas, sufrimientos inimaginables, después que la dul-zura de vivir en nuestro país, la educación familiar y cívicarecibida, los hayan acostumbrado a la molicie.

La seguridad de disponer de una potencia material superiora la del adversario, contribuirá fuertemente a darles esa con-fianza en el éxito, indispensable al éxito mismo.

Ellos que pertenecen a generaciones más prácticas queimaginativas, habituados a la mecánica, comprenderán que po-ner en acción sin desfallecimiento el material que emplearánserá seguramente vencer.

El valor de ese material, generador de fuerza moral, espues, el factor decisivo en el rendimiento de los ejércitos mo-demos.

Los más grandes batallones, los mejor entrenados, los me-jor comandados, los más impetuosos, ya no podrán jamás lograrel éxito contra su adversario que disponga de un armamentomuy superior. No conseguirán más que la amarga satisfacción deglorificar su sacrificio, después de haber sido vencidos.

Actualmente sólo los resultados se toman en cuenta—en laguerra sobre todo—y aunque se haya hecho la prueba de «queno se lucha con hombres, contra el material», es conveniente hoydía acordarse de aquella célebre fórmula, nacida de la esterili-dad de los asaltos heróicos, y de la desesperación de los comba-tientes sometidos al desencadenamiento de las fuerzas mate-ríales.

Hacer la guerra a «golpes de Hombres», es decir, querercompensar una inferioridad de medios, por la formación decombatientes muy numerosos, que constituyen el horrible «ma-terial humano», no es un método que pueda aceptar la razón,pero que desgraciadamente a veces es una cruel necesidad

Sufrir de nuevo esta necesidad por falta de prepación,sería un crimen inaceptable para un país como Francia, quedispone de inmensos recursos, que tiene conciencia de los peli-gros que la amenazan, y que tiene la determinación de batírsesi es preciso, para conservar su libertad.

III.—Transformación de la Infantería de 1914 a 1935.

La Infantería francesa profundamente modificada de 1914a 1918 ha vivido, de 1918 a 1935, desde luego de recuedosgloriosos, después ha estudiado mucho, para deducir las lecciones

LA INFANTERÍA COMO... 241

que la cruel experiencia de la guerra le ofrecía en cantidad im-presionante, y procurado establecer una doctrina a la luz deesos estudios; y ella busca por fin hoy día de prepararseMaterialmente, teniendo en cuenta nuevos perfeccionados me-dios de combate, de los cuales puede disponer un adversario eu-ropeo armado a la moderna.

1.°) La Infantería de 1914 a 1918.

Ninguna idea de conjunto pudo dirigir la trasformación dela Infantería francesa de 1914 a 1918.—En particular las dota-ciones sucesivas en armas nuevas: granadas, F. A., trombionesV. B., cañones de 37, morteros Stockes, etc. fueron todas reali-zadas apresuradamente bajo la presión de los acontecimientos.Es decir, que el armamento así constituido era heterogéneo, estu-diado demasiado rápidamente y que no ofrecía aún todas lasgarantías de una buena fabricación, ni de buen rendimiento.

Tal como fué sin embargo, su realización, no le faltó po-tencia.

Pero cuando en 1918 fué necesario ponerla en servicioen campaña, el comando se dió cuenta que su Infantería, pocoentrenada ya para la maniobra, estaba apegada al suelo.


A través de los largos años de estabilización, de ataques aobjetivos cercanos sucesivos y objetivo final definido, la pesa-dez progresiva del infante, con armas diversas, equipo incómo-do, que trasportaba artificios, utilería, máscaras, víveres, be-bidas, etc., la habían transformado verdaderamente en «can-grejo de parapeto».

2.°) La Infantería de 1918 a 1935.

Después de la guerra, cuando los últimos acordes de loshimnos nacionales y de las marchas guerreras de los vencedores.se fueron desvaneciendo en la inmensidad sin eco de un mundodirigido por entero hacia el porvenir, Francia poseyendo elRhin, se encontraba dotada de un inmenso material, ante unaAlemania fatigada y desarmada.

Entonces no era ni urgente, ni aún deseable, continuar unesfuerzo del cual estábamos quebrantados. Era necesario respi-rar—se podía—emplear todos los recursos disponibles parafines más útiles que la puesta en servicio en el ejército de mate-ríales nuevos.

Poco a poco sin embargo, hemos ido teniendo concienciade peligros que renacen, pero nuestra diplomacia de pueblovictorioso creyó poder entonces bastarse ella sola para garanti-zar nuestra seguridad futura.

Además, todos los gobernantes afectados de un noble celo,verdadero o simulado, han propuesto a menudo—firmado aveces—muchísimos pactos, dirigidos al mantenimiento de lapaz; han estudiado muchos planes de desarme, y diversamentepor otra parte, entre materiales defensivos y ofensivos.

Pero a la actividad leal de nuestros hombres de buenossentimientos, que desean la paz y tratan de asegurarla pormucho tiempo, por todos los medios—aún los más quiméricos-,se han opuesto los intereses y las intrigas de los pueblos venci-dos, de los pueblos neutrales, o aún de nuestros antiguos aliados.

¡ Hoy día la situación se aclara a los primeros resplandoresde la tormenta inmensa que se levanta de todos los horizontesdel mundo!

No hay ya tiempo para preguntarse si la paz, que todoslos acuerdos defensivos parecen impotentes para mantenerla,puede imponerse por la fuerza, medio que repugna al pueblofrancés, libre, altivo, amante de la lógica y que cree en la razón.

Es preciso, sin embargo, ser únicamente fuerte para defen-derse — ¡ muy pronto tal vez !

¿Somos fuertes? y más particularmente ¿podríamos opo-ner, con probabilidades de éxito, nuestra Infantería actual a la

LA INFANTERÍA COMO... 243

de un pueblo de una política de prestigio nacional, de racismopotente y de fuerte sentido imperialista, hace armarse y equipar-se afiebradamente a la moderna?

Nuestra Infantería posee un F. A. que permite hoy consi-derar como prudentes las misiones difíciles dadas al antiguo F.A. modelo 1915; sus morteros Stockes se han mejorado y mul-tiplicado; sus T. C y T. R. han sido según los tipos de regi-mientos, más o menos motorizados, sobre ruedas u orugas.Ensayos de materiales blindados de reconocimiento, de combatey de asalto han sido proseguidos, y ciertas pruebas, dan lugara fabricación de algunas series.

Por fin, cañones anti-tanques han entrado en servicio asícomo morteros de compañías.

Un nuevo impulso vigoroso es la base de la actividad quecaracteriza la modernización de nuestro armamento desde algu-nos meses.

Sin embargo, la impresión persiste, que la Infantería,menos que la Caballería, pero más que la Artillería, está en laepoca de la pelecha».

Que el comando no quiere meterse en nuevos caminos sinprevio conocimiento de causa, es algo muy natural, muy pru-dente; que la escasez de dinero hace el período de transiciónmás largo, es sensible ciertamente; por fin que un ejército sea elfiel reflejo de la política de un país es un principio que explicamuchísimas indecisiones, tanteos, soluciones fragmentarias, etc.

IV. —Conclusión.

Ya es tiempo de resumir esta cuestión. Al lado de la Infan-tería, especializada llamada «de fortaleza», es necesario crear unainfanteria armada, equipada, organizada, para los choques deci-

sivos .En efecto, la mayor parte de nuestra Infantería actual no

puede hacer frente en buenas condiciones, sino a un combatedefensivo en una posición organizada o cubierta por un obstá-

culo infranqueable a los tanques.En algunas divisiones, en que la Infantería está mejor

armada, es capaz de resistir a campo raso a cualquier ataque.Pero el tipo de Infantería potente y móvil encargado deobtener la decisión sin pérdidas inaceptables, en el frente de

combate elegido por el comando, no existe todavia.Su empleo se impone sin embargo:

M. del E. 4.

244 MEMORIAL, DEL, EJERCITO.

—al principio de las hostilidades para restablecer evetual-mente la integridad de los frentes defensivos, para oponerserápidamente a cualquiera maniobra enemiga de gran enverga-dura que trate de desbordar nuestro sistema de defensa, y paraasestar por fin al adversario ataques repentinos en los puntossensibles de su dispositivo ;

—durante las operaciones para constituir, tan pronto conolas constituciones intensas de los materiales que la caracterizanlo permitiera, la masa de maniobra destinada, por ofensivasviolentas, llevadas sin alejarse profundamente del punto inicial,a disociar el cuerpo de batalla enemigo.

Sin retardo, pues, hay que dotar a un cierto número dedivisiones de Infantería de lo esencialmente necesario para laofensiva.

Las D. I. así creadas servirán:a) para la instrucción de los hombres que, reservistas jóve-

nes constituirán las grandes unidades del ejército de maniobra;b) a comprobar los ensayos de los materiales en servicio;c) para las diversas experiencias tendientes al empleo de

una táctica de combate apropiada a sus medios especiales.Por fin, darán a nuestro país la seguridad de que una

agresión terrestre brutal sería castigada seguramente, graciasa su acción enlazada con la de nuestras organizaciones de-tensivas,

¿ Algunos elementos de las reservas generales tomarán parteen las batallas libradas por las D. I. del ejército de maniobra?

—¿ Los tanques que maniobran en formaciones indepen-dientes en las misiones variadas: asalto, ataques profundos so-bre la Artillería, las reservas, los P. C; acciones lejanas sobrelas retaguardias ; explotación, persecución ?

—¿Una Artillería particularmente potente, de gran alcanceestratégica y tácticamente muy móvil?

¿ Algunas escuadrillas aéreas cooperarían con el ejército demaniobra para asegurarle el dominio del aire, tomar parte en elcombate contra el enemigo de tierra, prolongar, completa laacción de la Artillería y aún acompañar a los tanques en susmisiones profundas ?

Son problemas apasionantes que plantea la preparación dela futura guerra, pero que sobrepasan singularmente el cuadrodel presente estudio que sólo quiere exponer simplemente loque podría ser una Infantería potente, motorizada.

La gratificación de zona para el personaldel Ejército.

Por el Capitán Sr. Luis Serey Pizarro.

Especial para el Memorial del Ejército.

mente calificadas. No es, en consecuencia, esta gratificaciónun privilegio que se otorga a cierto grupo de funcionarios endesmedro de otros; sino, al contrario, un mayor sueldo de quese les hace disfrutar a fin de remediar la desventajosa situa-ción en que se encontrarían con respecto al resto del personalque vive en zonas más ricas, donde la subsistencia no ofrecelas dificultades que se observan en las partes del territorioasediadas por miles de inconvenientes que hacen la vida caray difícil.

Así, mediante esta gratificación, el empleado puede hacerfrente a sus necesidades, a las de su familia, en igual forma queaquel que ejerce su cometido en lugares donde el problema dela vida no presenta esos caracteres. La gratificación de zonallena de esta manera una necesidad social que el legislador seha adelantado a prevenir, procurando el bienestar que estáobligado a producir, ya que en sus manos están todos los mediospara alcanzarlo. Nada más justo y ecuánime. De aquí que, es-te mismo espíritu se ha incorporado en el ánimo del empleadorque remunera la prestación de servicios de empleados u obre-ros pagando sueldos o salarios superiores a los que por traba-

La gratificación de zona es aquella que la ley ordena pa-gar, además del sueldo, a los funcionarios de la administraciónpública que prestan sus servicios en regiones donde el "stan-dard" de vida es superior al de otros puntos del país.

Gozan de esta clase de gratificación todos los miembrosde la administración, cualesquiera que sea la rama del servi-cio a la cual pertenezcan. La única condición que la ley pre-cisa es que el funcionario beneficiado, desempeñe sus funcio-nes dentro de las zonas que han sido para el objeto, especial-


jes similares, paga en las regiones del centro del país. La jus-ticia con que el Estado obra para con sus servidores hace es-cuela en las actividades privadas, de tal manera que, el proble-ma alcanza una solución adecuada.

La gratificación de zona para el personal del Ejército tie-ne remoto origen. No es el caso hacer aquí la génesis ni el de-sarrollo de un derecho que a nuestro juicio es inalienable.

La actual Ley de Sueldos del Ejército consulta como gra-tificación de zona el 15% del sueldo de oficiales y tropa paraaquellos que prestan sus servicios en las provincias de Tarapa-cá y Antofagasta, excepto el departamento del Loa, en dondeesta gratificación se eleva al 20% y en las provincias del Ay-sen y Magallanes que lo es del 25%. El personal de conscrip-tos por el solo hecho de hacer su servicio militar en las unida-des de estas regiones goza el 25% de gratificación.

El art. 5 del D. S. A. 1. Nº 3741, de 26—XII—927, que pu-so en vigencia el D. L. 666, sobre Sueldos del Ejército, ya fija-ba una gratificación de zona o de guarnición, para las re-giones anteriormente citadas, genérica de un 20%. A ella dabaderecho no sólo a los oficiales que residían permanentementeen ellas, sino que el derecho se extendía a los que "transitoria-mente" tenían que cumplir comisiones del servicio, sin perjui-ció del derecho a "viáticos". En el año 1930 esta gratificaciónfué reducida a un 10% sobre el sueldo fijo, y de un 15% paralos de guarnición en Aysen y Magallanes; pero, estas reduc-ciones no modificaron en lo más mínimo el espíritu de la dis-posición que citamos.

El 26 de julio de 1932 se promulgó el D. L. 293, que fijóla escala de sueldos para el personal del Ejército e introdujootras modificaciones al D. F. L. 3741, a que hemos hecho refe-rencia. La gratificación de zona se fijó en un 15% para Tara-paca y Antofagasta; en un 20% para el departamento del Loa:y, en un 25% para Aysen y Magallanes.

Posteriormente, en el año 1935, se dictan las leyes 5650 y5690 por las cuales se concede a todos los empleados de la ad-ministración del Estado, sean del orden civil o militar, que pres-tan sus servicios en las provincias de Tarapacá, Antofagasta,Atacama, Aysen y Magallanes, a excepción de la de Coquimbo,que lo será de un 15%, una gratificación del 30% sobre el suel-do asignado a su empleo. Con arreglo a estas leyes el personaldel Ejército entró a gozar de tales gratificaciones, siempre quese encontraran en los casos precalificados.

La ley 5650, de 27 de julio de 1935, gratifica a todos losfuncionarios públicos, con un 25% sobre sus sueldos, esto es enla forma de un sobresueldo, que en la práctica se ha traducidoen un mejoramiento de sueldos; tanto es así, que interpretan-do el sentir general, pende de la consideración del Congreso

LA GRATIFICACION DE... 247

públicos. Esta es una cuestión "sine qua non".Pero ha sucedido que por una incorrecta interpretación

dada a la ley, el personal del Ejército, que goza de los benefi-cios de esta gratificación de zona, por el hecho de ausentarsetransitoriamente de sus guarniciones, ya sea en cumplimientode comisiones del servicio, ya sea para incorporarse a cursos deperfeccionamiento que funcionen fuera de la zona gratificada,ya sea por cualquier otra causa, ha cesado automáticamente derecibir esta gratificación. Se justifica, o mejor, se pretendejustificar este hecho, alegando o sosteniendo que el legisladorha querido gratificar a aquellos que realmente sufren los efec-tos de la carestía de la vida en las regiones donde efectivamen-te se experimenta. Y esta ¡situación solo se observa dentro dela zona o no fuera de ella, por lo cual, el personal que sale de

provincias queda ipso facto igualado con el resto de losfuncionarios públicos.

Se argumenta, también, para hallar razón a la pérdida deeste derecho, de que tal gratificación de zona es una verdade-ra compensación para hacer frente a la carestía que existe enaquellas zonas, respondiendo a una imperiosa necesidad de lavida; y, por lo tanto, no podría haber compensación cuandola causa que la motiva desaparece, lo que al contrario signifi-cará un privilegio para quienes la gozarán, que va en desmen-dro de la equidad.

La circunstancia de no haber ninguna declaración oficialal respecto, que dé la norma a seguir, o al menos que dictaminesobre el particular, dando a conocer el espíritu del legisladoro interpretando la ley, nos ha impulsado a escribir estas líneasa fin de plantear un asunto que requiere solución justa, ade-cuada y que signifique, antes que liada, bienestar económicopara los que puedan sufrir las consecuencias de un error invo-luntario; que como tal, puede estar al margen de la ley misma.

un proyecto de ley, a iniciativa del Ejecutivo, que incorporaesta gratificación del 25% al sueldo fijo del personal de lasfuerzas Armadas.

La ley en cita, en su art. 8, determina que la gratificaciónde zona la percibirán todos los funcionarios de cualquier ramade la administración que sirvan en las provincias de Tarapacá,

Antofagasta, Atacama, Aysen y Magallanes, la cual será deun 30% del sueldo fijo.

La ley 5953, de 23 de noviembre de 1936, prorroga por elaño 1937 los beneficios de las leyes mencionadas. Lo propio

ha sucedido para el presente año. En consecuencia, el personaldel Ejército de guarnición en las zonas enumeradas tiene de-recho a percibir esta gratificación en la forma y modo comoton igual derecho, tiene el resto del personal de los servicios


Una veintena de cartas tenemos sobre el escritorio que nosdan diferentes punios de vista. Provienen de camaradas quehan dejado de percibir la gratificación de zona por el solo he-cho de haberse ausentado transitoriamente de sus guarnicio-nes. Hay cosas interesantes que se dejan leer, coincidiendo to-das en un punto, cual es el malestar económico que han sufri-do al no percibirla. Los casos aludidos corresponden a ofícia-les y a algunos suboficiales que por razón de las exigencias delas leyes y reglamentos vigentes, han tenido que incorporarsea los cursos de las Escuelas de Armas. Estos cursos tienen du-raciones diferentes, pero, por regla general, son breves. Losalumnos se incorporan a ellos sin dejar de pertenecer a susrespectivas unidades, esto es, no hay cambios de guarniciónpor lo cual no tienen derecho a recibir las indemnizaciones co-rrespondientes. La totalidad por la naturaleza de los cursos hadejado sus familias en su guarnición y a las que va a reunirseuna vez terminado el curso al cual fué llamado. Otros casostenidos a la vista, que son los menos, corresponden a comisio-nes del servicio, o a personal comandado por períodos de ins-tracción a unidades de zona no gratificadas; pero, uno yotros, por este motivo, han sido privados del derecho a grati-ficación.

Los afectados en su gran mayoría dejan en las guarnicio-nes donde residen, asiento de la unidad o repartición en queprestan sus servicios, todos sus efectos. Aún más, quedan allísus familias, que por razones fáciles de deducir no es posibleque se trasladen fuera de las zonas, con el consecuente gastoque ello demandaría por mil causas obvias de comentar. Unoentre mil es el oficial que lleva consigo a los familiares cuan-do recibe una comisión del servicio, que habrá de durar algu-nas semanas. Pero la excepción no hace la regla. Cuando eloficial va a incorporarse a algún curso, por ejemplo, sin dejarde pertenecer a la unidad, deja si tiene carga de familia, su ca-sa instalada, sin mover un solo mueble. En lugar de disminuirsus gastos por el hecho de ausentarse temporalmente, estos au-mentan considerablemente. Y aumentan, porque además desostener la casa a su cargo habrá de hacer frente a su propiosustento durante el tiempo que dure el curso o el cumplimien-to de su cometido.

Vemos, entonces, que el motivo que originó la compensa-ción no ha variado en lo más mínimo; que, al contrario, el afec-tado ha contraído nuevas obligaciones a las cuales habrá de ha-cer frente fuera de su guarnición. Tampoco el hecho de ser co-mandado le permite gozar de viáticos; y, la circunstancia deno cambiar de guarnición, por no dejar de pertenecer a su uni-dad originaria, le quita el derecho para reclamar indemnizacio-nes. La situación que al oficial se le presenta en el caso que

LA GRATIFICACION DE... 249

analizamos es bastante interesante para hacernos meditar en laimprescindible necesidad que hay de no negar el derecho degratificación de zona a aquellos que, por hallase en el casoreal que comentamos, se vean obligados a salir del radio de laszonas gratificadas por lapsos relativamente cortos, como lo son,los períodos de duración de los cursos en las Escuelas de Ar-nas, Academia de Guerra, etc.

No es nuestro ánimo hacer comparaciones; pero, a títulode ilustración, es necesario hacer presente que, el personal deCarabineros de Chile, que desde todos los puntos de la Repúblí-ca, viene comandado a la Escuela que funciona en Santiago,provengan de la categoría de oficiales o tropa, no pierden ja-más su derecho a gratificación de zona, que la siguen disfru-tando mientras duran los cursos a los cuales se han incorpóra-do, al término de los que regresan a sus guarniciones, sin su-frir desde el punto de vista económico, la más pequeña lesiónni el más mínimo inconveniente.

No es dado al hombre/dice un axioma jurídico, ínterpre-tar el espíritu de la ley cuando su letra es clara. Siendo la le-tra de la ley que concede este derecho al personal de la admi-nistración pública, en consecuencia a los miembros del Ejércitotan clara y precisa como lo es su texto, no cabe otra cosa queremitirse a ella y aplicar sus disposiciones en su mayor ampli-tud.

La ley ordena pagar una gratificación de zona. Fija el de-recho de quienes lo tienen. Determina el porcentaje y calificalas regiones. No hay otras modalidades, ni distingos, ni térmi-nos medios. Todo es concreto y no ambiguo. Por lo tanto, noprocede otra cosa que dar a cada cual lo que es suyo. El de-recho de gratificación de zona para el personal del Ejército,por el solo hecho de salir en cumplimiento de funciones del ser-vicio transitoria o temporalmente de sus guarniciones, sin de-jar de pertenecer a sus unidades, no se pierde de manera algu-na. No existe ninguna disposición que diga lo contrario y supago es en consecuencia absolutamente procedente.

Cuando estas líneas se terminaban de escribir nos hemosinformado que la Contraloría General de la República, absol-viendo una consulta, ha declarado que no es procedente que seprive de la gratificación de zona al personal del Ejército que,sin dejar de pertenecer a sus unidades, se traslade a otras re-giones donde no se consulta esta clase de gratificación de guar-nición.

Si esta noticia fuera confirmada, nos congratularíamos alconstatar que nuestra modesta opinión ha sido corroborada porel organismo más alto del Estado, llamado a dar en lo adminis-trativo la palabra más autorizada, que tiene nada menos comoresolución, fuerza ejecutiva para todos los actos que emanen delos poderes públicos.

Reflexiones y enseñanzas que se desprendendel estudio de la batalla de Brunete (Guerrade España).

Por Arturo Fuentes Rabé.

Formarse un juicio exacto de un hecho de armas de ciertaimportancia con la ayuda aislada de las noticias de prensa o delos artículos de procedencia interesada, no sólo resulta peligroso,sino que, la mayor parte de las veces, induce a errores que es ne-cesario evitar cuando se trata de resolver situaciones o formarsejuicios definidos sobre la marcha de los acontecimientos.

Tal ocurre con las noticias siempre contradictorias y parcia-les que nos brinda la prensa europea y los cables que traducen yamplían nuestros diarios, describiendo los acontecimientos de Es-paña; noticias siempre sujetas a la más estricta censura, comoes lógico suponerlo, de parte de ambos contendores.

Analizar los hechos con sólo estas fuentes de información,significa obrar con precipitación y prematuramente, error quese hace más grave para los profesionales, siempre ávidos de bas-car las enseñanzas que se desprenden de los acontecimientos másrecientes y los principios que de estos mismos se derivan.

En el caso de la guerra española, el análisis se presenta aúnmás difícil que en los campos de guerras pasadas, si se aceptaque no sólo es de interés para los bandos en lucha, la divulga-ción de boletines de propia conveniencia, sino que también es deinterés para las distintas potencias interesadas, hacer llegar has-ta el dominio mundial lo que es de beneficio para los fines quepersiguen.

España es una inmensa usina alimentada con la llama deuna hoguera colosal. Dentro de esta usina se fragua y se for-ja el material informativo que cada bando destina al consumomundial; según sea el depósito que lo funda, nacionalista o gu-bernamental, así es la lámina que graba los caracteres destina-dos a ser leídos fuera de esas fronteras.

252 MEMORIAL DEL, EJERCITO.

A este principio militar lógico y de gobierno conocido, seagrega el que emana de los intereses creados: las grandes poten-cias constructoras de elementos de guerra también se encargande arrojar combustible dentro de esa hoguera, material y hom-bres que deben experimentar dentro del campo de estudio quese presenta a los nuevos elementos de combate.

Dos factores surgen de esta acción: uno destinado a hacertriunfar una idea cooperando al aniquilamiento del principio enel cual, uno u otro contendor basa el motivo de la guerra y otro,menos idealista, pero más positivo y humano, que se refiere alestudio, eficacia y perfeccionamiento de ios medios mecanizadosque prestan servicios en la campaña.

La mecanización guerrera acaba de nacer y constituye todauna novedad.

Mucha literatura se ha escrito al respecto, literatura queparece adelantarse a los acontecimientos y que sólo debiera se-ñalarse normas para futuros juicios.

Hasta el presente, nada hay positivo.Es cierto que ya se destacan algunos principios con el ca-

rácter de inamovibles, pero, como todo lo que es prematuro yse encuentra en desarrollo, necesita el visto bueno que debedarles el imparcial y reposado estudio de la historia que se des-prende de los acontecimientos.

Es indiscutible que existen novedades, novedades que se en-cargan de presentarnos la Guerra Española, pero ellas sólo serefieren al progreso alcanzado por la mecanización, cuyo em-pleo ha traído modalidades que permanecen en evolución y es-tudio constante, señalando principios que evolucionan segúnsean las necesidades de su aplicación.

Las enseñanzas y modalidades dejadas por la Guerra Mun-dial, no han sufrido modificación alguna, salvo en la novedosarama de la mecánica, factor que es de suma importancia conside-rar, si se acepta que su desarrollo y aplicación, aunque en la ac-tualidad se encuentran en pañales, marcan y señalan ya rumbosdefinidos hacia el conglomerado que actuará en los campos deguerra del futuro.

El actual empleo de los carros de combate, de los tanques yde la aviación en su transporte de tropas, a pesar de los seriosfracasos de los primeros, (véase Memorial Julio-Agosto del 37.¿Qué nos enseña la Guerra de España?) demuestran que el artemilitar evoluciona y camina hacia una futura perfección a que loarrastra el progreso mecánico.

El Mariscal Petain, el 6 de abril de 1935, en la Escuela Su-perior de Guerra, dijo: "El arte militar es el arte que está some-tido a mayores cambios. Sería pernicioso considerar únicamen-te las reglas que se basan en el estudio del pasado, sin interrogarlas que se presentarán en el futuro.

REFLEXIONES Y ENSEÑANZAS QUE... 253

De hecho, la victoria corresponderá a aquél que sepa explo-tar el máximum rendimiento de las propiedades de las modernasmáquinas de guerra y sepa, también, combinar su acción al plan

que se conciba para aniquilar los medios con que lucha el ad-versario".

El velo se descorre y las enseñanzas que se esperan, iniciansu avance y se presentan junto con el primer toque del clarín queanuncia la Guerra.

Por primera vez se transportan tropas en avión y la supre-macía aérea persigue en el mar a los navios enemigos.

Él General Franco, escaso de tropas y, teniendo perdido eldominio de! mar, franquea el Estrecho de Gibraltar con los Ba-tallones del Tercio, a bordo de los aparatos de bombardeo. Comoes reducida la carga de esencia, se agrupan hombres, armáis y mu-niciones en el fuselaje de los Junkers, Caproni y Savoia Marche-Algunos días más tarde, se pone en práctica una nueva solu-toda la aviación nacionalista, volando al mismo tiempo, per-a los navios del Gobierno. Bajo esta verdadera "cubertu-ra aérea", salvan el Estrecho transportes repletos con soldados,caballos y artillería.

El progreso de la mecanización se agiganta cuando se refie-re al avance y perfeccionamiento alcanzado por la aviación. Pa-ra esta arma, también existen tareas por resolver; pero son ta-rcas que se derivan de un problema ya resuelto y que sólo se re-fiere a la perfección de sus detalles.

Mientras los carros de combate y los tanques blindados fra-casan allí donde se les emplee, desvaneciendo las positivas espe-ranzas de buen éxito que en ellos cifraban los técnicos, la avia-ción sobrepasa lo que de ella se esperaba, despertando la atencióndel elemento militar de todo el mundo.

En las grandes maniobras del Ejército Rojo, (otoño de 1935-36 ), masas de tropas modernizadas, en número insospechable, sereúnen sobre un terreno relativamente restringido, con el objetode someter a pruebas prácticas las audacias y modernas ideas delos altos Jefes del Ejército.

La técnica reina sobre el campo de batalla: ametralladoras,cañones, "tankettes", son emplazados detrás del ''frente enemigomediante paracaídas y llevados en aviones de transportes pesados!. ..Memorial N.º 154.

Más adelante, en la Campaña de Etiopía, la columna italia-na que parte de las bases de Beitul y Assale, (10 de Marzo) re-corre 150 kilómetros por las planicies de Dankalie, región inhos-pitalaria y difícil. Sólo puede proseguir el avance, gracias a loslectivos e indispensables servicios de los 25 aviones que la acom-pañan APROVISIONÁNDOLA DE MUNICIÓN, VÍVERES, FO-RRAJE Y AGUA; servicio que efectúan sin descuidar la explo-ración y rechazando toda posible emboscada.


Para el desarrollo de este progreso fantástico, parece no exis-ten obstáculos.

Recordemos la acción de la 42 División de Infantería en elMarne: cuando esta famosa División descendía en perfecto ordenla pendiente de la planicie de Sezanne; los Batallones en doblescolumnas abiertas, la artillería en líneas de columnas, estrecha-mente articuladas como en las maniobras de paz ; el Capi-tan Requin, oficial del Estado Mayor del Mariscal Foch ano-tó en su carnet: "Esta visión ha quedado nítida en mi memoriacomo también la confianza que ella me produjo. UN AVIONALEMAN NOS OBSERVA DESDE LA ALTURA. ¿Habrá po-dido aceptar que esta hermosa División salía del campo de ba-talla para volver a entrar en él, a 16 kilómetros de su punto departida?

Tal observación fué escrita por el Capitán Requin en eltranscurso de la Guerra Mundial, CUANDO LOS AVIADORESIGNORABAN EL ARTE DE BOMBARDEAR LAS COLUMNASEN MARCHA Y CUANDO LAS REUNIONES DE TROPAS NOTENIAN RAZON ALGUNA PARA DESCONFIAR DE LOSAVIONES.

¿Qué hubiera podido anotar en su carnet, el activo CapitánRequin, sólo veinte años más adelante, en una época en que ya sedestaca como un poderoso factor de guerra, no sólo el reabasteci-miento de columnas en marcha, sino también el transporte dehombres, ganado y material pesado ? En una época en que se de-ja sentir con todas sus desastrozas consecuencias el mortífagobombardeo y, podríamos agregar, sin temor alguno, cuando yaes un hecho la organización efectiva de la infantería aérea?

Progreso fantástico no alcanzado por las otras máquinas deguerra y que, como nota de actualidad, presenta la construcciónde formidables fortalezas aéreas, de campo de acción casi ilimi-tado, cuya rapidez de vuelo va en forma progresiva y sin que en-cuentre un factor serio que la detenga.

Tenemos a la vista la más reciente información sobre la ma-teria: "el record mundial de velocidad en avión va llegando a ci-fras no soñadas. Las marcas se superan constantemente y la avia-ción de uno u otro país, obtiene transitoriamente la fugaz gloriade una marca que no tarda en ser superada".

No hace mucho, el norteamericano Hughes había logrado na-da menos que 567 kilómetros por hora. Pero la satisfacción le hadurado poco, pues, el alemán Wurster, jefe de los pilotos de lasusina? bávaras de motores, acaba de lanzar su máquina a 610 ki-lómetros por hora. Este record nos parece realmente fantásticoPero, si la progresión sigue como hasta ahora, no estará muy le-jano el día en que, ir a mil kilómetros, sea un juego de niños (1).

(1) Escrito el 13 de marzo.


Escribimos este trabajo en los momentos en que la Euro-pa Central siente temblar sus suelos bajo el peso de los aceradoscorseles mecanizados que, en audaz galope de caza, corren des-de Berlín hacia Viena.

Las potencias observan nerviosas los actuales acontecimien-tos del viejo Continente y ya no sienten atraídos sus intereses ha-cia las aisladas hogueras que arden y se consumen en uno y otroextremo del suelo Euro-Asiático.

Campos de experimentación que ahora juegan un rol secun-dario, dan paso al despertar de la realidad inquietante de la vie-ja y trágica pesadilla que aparentaba dormir la Europa Central.

Aunque ageno a la índole de este trabajo, no hemos podidoprescindir de estampar en él este nuevo cuadro que presenta a lafaz del mundo, un problema de magnitud desconcertante y encuya solución tendrá que intervenir directamente la fuerza, tra-ducida en la mecanización bélica del poder de cada país compro-metido.

Las máquinas de guerra no actuarán ya dentro de un campode experimentación indirecto; se incorporarán de lleno y directa-mente a este nuevo tablero de guerra, donde irán a defender prin-cipios propios y a destruir prejuicios agenos.

Los confusos y graves problemas que debate la convulsiona-da Europa, han roto la nebulosa que los mantuvo ocultos y hoyse presentan nítidos a la consideración general.

El equilibrio de la paz del mundo está por romperse.—Inglaterra sondea la verdadera posición de Italia.—Italia deja en entera libertad de acción a Alemania faci-

litándole, así, su penetración en el Austria.—Inglaterra se limita a hacer conjeturas.—Viena es el centro donde se juega la paz de Europa.—Francia estudia la grave situación Franco-Alemana.—Rusia comprende todo el valor material que encierra esta

nueva potencia que se genera y busca un punto de apoyo en Che-coeslovaquia, a quien ofrece un millón de soldados.

—Tanques, carros de combate y aviones repletos con tropas,avanzan hacia el corazón de Austria.

—El mundo presencia con zozobra el desarrollo de los acon-tecimientos y... espera.

—Francia pasa por un período de bizantinismo político quela mantiene indefensa, casi al margen de los acontecimientos, conpeligro evidente para su soberanía.

—Gran Bretaña tiene que hacer frente a otro problema de ca-pital importancia; demasiado la preocupa resolver el equilibrio enel Mediterráneo. Sus fuerzas militares se alistan, pero... aúnno tiene completo su armamento.

—Rusia siente su aislamiento; sin descuidar la dolorosa ymaligna pústula que le ha reventado en el costado asiático, debe


hacer frente a esta nueva situación que, posiblemente, le signifi-que la vida.

Piensa en Checoeslovaquia, a quien ofrece su ayuda.—Inglaterra y Francia analizan tal ofrecimiento e inician las

gestiones para la formación de un frente Anglo-Francés que ga-rantice la independencia de Checoeslovaquia.

—Sin perjuicio de tales gestiones, Francia concierta con Ru-sia la inmediata ayuda a Checoeslovaquia en caso de una agre-sión.

—Lituania, Polonia, Hungría, Bohemia, Checoeslovaquia, deespectadores pasivos, pero interesados, que han sido en este pe-ligroso y fatal juego, se convierten en piezas de primer orden einician sus movimientos dentro del tablero de los acontecimientos

¿Quién va a mover estas piezas?Alemania da el primer y trascendental paso: incorpora el

Austria al Reich Germánico."Hecho consumado" con caracteres de irreparable.Tal procedimiento, sin presentar caracteres de novedad, sien-

ta un nuevo principio: "El Derecho Adquirido" justificado porlos "Hechos Consumados".

Las Cancillerías de las Potencias ya no intervienen, ni lasPotencias protestan ante estos "audaces golpes de fuerza".

Sólo una aventura bélica de las Naciones interesadas, seríacapaz de deshacer el fundamento donde descansa este nuevo prin-cipio.

Pero; ¿ cuál es la Nación preparada para lanzarse en unaaventura bélica tan peligrosa y de tal magnitud?

El balance que los estadistas han hecho de la actual situa-ción, les ha mostrado la realidad de su impotencia, realidad quehace brotar la amarga verdad, dando el consuelo de aceptar loque la fuerza impone.

Este nuevo principio: "la razón de los hechos consumados",rompe el viejo procedimiento de la declaratoria de guerra y elsistema del "ultimátum" que sólo queda para el uso de las Na-ciones débiles y moldeadas a la antigua.

Italia invade el Africa ecuatorial y se anexa la Etiopía; seconvierte en Imperio por la fuerza de su voluntad.

Japón invade la China y se anexa el Manchukúo; el Japóndeclara que no está en guerra con China.

Alemania invade el Austria y se la anexa completa; no existeel estado de Guerra entre las dos Naciones.

Las Potencias protestan y acusan pero; ¿ quién detiene al to-rrente ?

Sólo la fuerza detiene a la fuerza.La razón es siempre relativa. Sólo se impone a la fuerza

cuando ella descansa en la fuerza; en otra forma no existe sinomoralmente.


La razón, sin el apoyo de las bayonetas, deja de ser razón;es sólo un ideal que pertenece al pasado.

Dura lección para los pueblos que viven confiados en la solaacción que deben desarrollar sus diplomáticos y en la problemá-tica política de buen vecino, descuidando "la razón" o "la fuer-za" con que deben garantir dicha acción diplomática.

El presupuesto bélico de un país está señalado, no por elteórico cuadro que le presentan las aparentes necesidades de sutranquilidad interna y externa, de "buen vecino", sino por el ver-dadero y efectivo "cuadro de guerra" que hayan llenado sus po-sibles adversarios.

El mundo se desconcierta dentro de este cúmulo de noveda-des y se siente incapaz de un análisis lógico. Sólo ve ante él laamenaza; la terrible y angustiosa amenaza de la Guerra.

¿Qué inesperadas sorpresas le reserva el acelerado galope delos actuales acontecimientos? ¿Será una de ellas la prolongacióndel eje Roma - Berlín a través del Canal de La Mancha?

Presentamos a continua-ción el desarrollo de la Ba-talla de Brunete descrita enforma imparcial y completapor el General A. NIESSEN,ex-miembro del Consejo Su-perior de Guerra de Francia.(Tomada de la Revue Militai-re Genérale de I-38).

Con la acción militar deBrunete, el General Guberna-mental Miaja, esperaba obte-ner un resultado decisivo alOeste de Madrid.

Las distintas fases de la Ba-talla dan lugar a reflexionesde valor y presentan enseñan-zas de carácter general queson de indiscutible interésprofesional.

PRIMERA FASE DE LA BATALLA.—LA OFENSIVAGUBERNAMENTAL.

El plan del General Miaja.

Mediante un movimiento envolvente efectuado por dos ata-ques concéntricos, el General Miaja se proponía terminar con to-


do el frente nacionalista al Oeste de la capital: la masa princi-pal actuaría por sorpresa, presentándose en los alrededores delEscorial y obrando casi directamente hacia el Sur; la otra masa,saliendo de Villaverde, al Sur de Madrid, presionaría con frenteal Oeste, para reunirse con la primera en Navalcarnero sobre elcamino que conduce por el Sur-oeste de Madrid hacia Talaverasobre el Tajo.

A la primera destinó el V.º y XVIII.º Cuerpos de Ejército.El V.º Cuerpo encargado del rol principal, se componía de nueveBrigadas, (cinco internacionales y cuatro españolas) y un Cuer-po de Carabineros: 25.000 hombres que disponían de cien carrosde asalto.

El XVIII.º Cuerpo, por el momento en reserva, se compoñíade 20.000 hombres.

La agrupación de Villaverde contaba con 25.000 hombresy una cuarentena de carros de combate.

La operación había sido preparada dentro del mayor secre-to, los reconocimientos preparatorios efectuados cuidadosamentey se había logrado distraer la atención del adversario medianteoperaciones efectuadas en otras direcciones.

En caso de buen éxito, se esperaba ensanchar considerable-mente el terreno conquistado, por medio de violentas ofensivas di-rígidas contra la parte Sur de la gran extensión de terreno enforma de saco o bolsillo que mantenían en su poder las fuerzasnacionalistas entre Madrid, el Tajo, Toledo y Talavera.

Las tropas.

La articulación de las tropas gubernamentales obedecía ¡siguiente repartición: Brigadas de cuatro Batallones conhombres (más o menos), en cada Batallón 16 ametralladoras ynumerosa dotación de lanza-bombas.

En realidad, es fácil observar que estas Brigadas sóloRegimientos. Las antiguas Brigadas habían sido recompletadasy con ellas se habían formado nueve nuevas Brigadas. Un nú-mero prudencial de españoles prestaban sus servicios en las Bri-gadas internacionales.

Los cuadros de la infantería eran mediocres; los nacióntas han tomado prisioneros a Oficiales casi analfabetos.

La artillería, muy numerosa, se componía le cañones de 75milímetros y piezas de 124 mm. y 155 mm. En las Baterías se contaba con numerosos Oficiales extranjeros.

Toda la aviación disponible, una centena de aparatos, sebía reunido en las proximidades.


El terreno.

De la Sierra Guadarrama, cuyas alturas pertenecen a los na-cionalistas, descienden hacia el Tajo numerosas corrientes deagua separadas por alturas que, a menudo, se presentan cubiertasde brumas.

Después que los gubernamentales perdieron, hace ya algu-nos meses, el camino directo hacia el Escorial por las Rozas, lo-graron construir otro camino más al norte, al abrigo de la vistadel adversario, que les facilitaba el movimiento de tropas y lesservía para el reaprovisionamiento.

La defensa.

El frente descrito permanecía tranquilo desde hacía algúntiempo. Los nacionalistas sólo habían mantenido en él débilesefectivos, sin organizar posiciones continuas; solamente sobre loscaminos y alturas, una serie de puntos aislados a menudo localida-des, se flanqueaban mutuamente.

La sorpresa.

Al morir la tarde del 5 de julio, noche clara, después de po-nerse el sol, a las 22 horas 30, sin disparar un tiro, los elemen-tos del V.º Cuerpo irrumpieron desde Val de Morrillo, tomán-dose sucesivamente por sorpresa varios débiles puestos del ad-versario y penetrando cerca de 4 kilómetros en las líneas enemi-gas. En esta forma llegaron a Brunete que fué tomada sin ma-yor trabajo.

En Brunete se detuvieron con el objeto de enviar reconoci-mientos hacia el Sur y el Este.

Uno de estos elementos de reconocimiento fué hecho prisio-nero cerca de Navalcarnero y proporcionó al Comando Naciona-lista las primeras indicaciones del ataque adversario.

Los gubernamentales ya habían llevado cerca de 10.000 hom-bres hasta Brunete.

Al despuntar el alba del día 6, una centena de aviones guber-namentales, dueños absolutos del aire, iniciaron el bombardeóde los débiles puntos de apoyo y la retaguardia de los nacionalis-tas, mientras los destacamentos terrestres trataban de infiltrarseen sus filas. Tal procedimiento les hizo perder tiempo, lo que

M. del E. 5.


permitió reaccionar a los nacionalistas y les dió lugar para con-centrar los débiles refuerzos disponibles en las proximidades. Almismo tiempo, una veintena de aviones de caza nacionalistasatrevidos y valerosos, atacaba con toda audacia a la aviacióngubernamental.

Apesar de ello, los nacionalistas no pudieron detener el avan-ce de las tropas del V.º Cuerpo sino a la altura de Sevilla; el ene-migo había efectuado un avance de 17 kilómetros.

La 108. Brigada gubernamental (española) tomó frente alOeste con el objeto de caer sobre Quijorna, ocupada solamentepor dos compañías enemigas. Aunque con el apoyo de la artille-ría y de 24 carros de combate, los repetidos ataques de la 108.Brigada fracasaron en todo sentido porque la infantería jamássiguió a los carros a la distancia conveniente.


Quijorna resistió victoriosamente; pero la resistencia de es-te solo punto no fué obstáculo para que las tropas gubernamenta-les progresaran hacia el Oeste y el Norte de la ciudad, hasta laconfluencia del río Perales, donde fueron detenidas por una re-sistencia ya más seria.

Hacia el Este, los nacionalistas lograron mantenerse sobre laribera, del río Guadarrama y conservar, al Oeste de este río, laciudad de Castillo de Villafranca y sus alrededores, como tam-bién las alturas entre el río Guadarrama y el río "Aulencia.

El bolsón o saco formado con esta maniobra de los guberna-mentales, presentaba una docena de kilómetros de ancho.

El mismo día 6, la agrupación gubernamental de Villaverdetambién había tomado la ofensiva desde el Sur de Madrid haciael Oeste, pero chocó contra tropas en acecho y fuertemente ama-rradas al terreno. Todos sus esfuerzos de ruptura fueron inúti-les, no sólo el día 6, sino también en los días siguientes.

El 7 de Julio.

El General Miaja lo utiliza para aproximar sus reservas, pe-ro sin desplegar el menor esfuerzo para explotar los resultadosobtenidos. Su aviación se concretó solamente a librar algunoscombates y a incendiar con sus bombas varios villorrios disemina-dos entre la bruma. La aviación nacionalista comenzó a abando-nar Santander y hacerse presente en el campo de lucha, dandolugar a numerosos combates.

Tal actitud de espera de los gubernamentales, permitió quelos nacionalistas pudieran traer refuerzos y que el General Va-rela tomara la dirección de la batalla.

A pesar de renovar sus ataques contra Quijorna, los guber-namentales no pudieron apoderarse de la ciudad, en cambio, losadversarios lograron llevar un pequeño refuerzo a los heroicosdefensores.

E1 8 de Julio.

Los gubernamentales toman la ofensiva en todo el frente,esperialmente contra la parte Este del bolsón o saco, donde fue-ron empleados los elementos del XVIII.º Cuerpo reforzando a lastropas del V.º Cuerpo empeñadas en ese punto. Tales esfuerzosles permitieron ampararse de Castillo de Villafranca y de con-quistar, al sur-este de esta localidad, una cabeza de puente al otrolado del río Guadarrama. La finalidad de este ataque era el detomarse la ciudad de Boadilla, lo que les hubiera permitido ata-car al enemigo por la retaguardia, entre las Rozas y Madrid.


Desgraciadamente para los gubernamentales, el enemigo noabandonó y se mantuvo firme en Boadilla y sus alrededores.

Por otra parte, al oeste del saco, a pesar de los violentos ycontinuos ataques, Quijorna se mantenía inabordable en poderde los nacionalistas.

A partir de este día, la ofensiva gubernamental que se ini-ció desde el sur de Madrid y se dirigió hacia el Oeste, quedó de-finitivamente detenida. También fueron contenidas las distintasmaniobras gubernamentales intentadas sobre el Tajo hacia To-ledo y Talavera. Tal estado de cosas obligaba a que los guberna-mentales renunciaran a toda explotación estratégica de gran en-vergadura y sólo se limitaran a ensanchar su éxito táctico al mis-mo tiempo que el saco de Brunete.

El 9 de Julio.

Los gubernamentales llevan a efecto un formidable esfuer-zo. Al Este del saco, la 15. Brigada internacional lleva un violen-to ataque sobre Boadilla, ataque que se prolonga hasta la caídade la noche y que los defensores rechazan con fuertes pérdidaspara los atacantes; más al Norte, los gubernamentales logranfranquear el río Aulencia y llegar hasta la proximidad de Villa-franca y Villanueva del Pardillo que se defienden con toda ener-gía.

Por el Oeste, otras dos Brigadas del V.º Cuerpo, al despuntarel día, reinicia el ataque contra Quijorna. Este ataque fué de-tenido hasta él momento en que los defensores agotaron sus mu-niciones, es decir, hasta las 10,30 horas. Una parte de los defen-sores logró escapar; los otros, atrincherados en la iglesia, fueronmasacrados.

La caballería roja trató de explotar este éxito persiguiendoa los nacionalistas en retirada, pero fué detenida por el fuego desus perseguidos.

Igual que en los días anteriores, las dos aviaciones trataronde obrar contra los objetivos terrestres, lo que dió origen a nu-merosos combates aéreos.

El 10 de Julio.

Se prosigue una lucha violenta y encarnizada en el costadoSur del saco, contra Villanueva del Pardillo y Villafranca, haciadonde los nacionalistas habían logrado llevar algunos refuerzosy donde las guarniciones sólo las componían algunas centenas de


hombres. Sin embargo, lograron rechazar numerosos ataques conel concurso y apoyo de unos sesenta carros de combate, de los cua-les, una decena resultaron destruidos.

Solamente a las 20 horas, un último asalto efectuado por la12. Brigada internacional y una Brigada española del V.º Cuerpo,logró apoderarle de las ruinas de Villafranca, mientras otra Bri-gada, internacional del V.º Cuerpo rodeaba y ponía sitio muy pró-ximo tanto por el Sur como por el Oeste, a Villanueva del Pardi-llo.

Al caer la media noche, una Brigada Internacional traídadesde el Norte completó el sitio de Villanueva del Pardillo, ac-ción que fué seguida de una lucha cuerpo a cuerpo en las casas,en algunas de las cuales los defensores continuaron resistiendohasta la mañana del día siguiente.

En esta localidad los gubernamentales hicieron 500 prisione-ros.

En la parte Oeste del saco el progreso gubernamental fué in-significante.

El 11 de Julio.

Nuevamente se libraron encarnizados combates en la parteEste del saco. Un Batallón marroquí recuperó Villafranca; todoslos esfuerzos de los nacionalistas fracasaron tratando de recupe-rar Villanueva del Pardillo.

La 9.ª y 15.ª Brigadas internacionales, con el apoyo de unoscincuenta carros de combate, iniciaron nuevamente los ataques so-bre Boadilla, ataques que fracasaron por la entrada en acción deuna numerosa artillería nacionalista.

El 12 de Julio.

Los violentos combates efectuados sobre el flanco Este del sa-co, se prosiguieron durante todo el día, pero sin mayores éxitos departe de los gubernamentales a quienes se les había puesto fuerade combate numerosos carros durante las jornadas del 11 y 12.

A partir del día 11, la superioridad aérea pasó a poderde los nacionalistas, que lograron traer del norte una aprecia-ble cantidad de aparatos. Cada partido mantenía en vuelos unacentena de máquinas, lo que dió ocasión para que se librarannumerosos combates aéreos, no sólo sobre toda la zona de com-bate, sino también en los cielos del Escorial y Navalcarnero.

Aeroplanos de bombardeo nacionalistas iniciaron el ata-que de las retaguardias gubernamentales.


Del 13 al 15 de Julio.

Los gubernamentales continúan llevando refuerzos a la zonadel saco que tratan de ensanchar; por su parte, los nacionalis-tas han llevado considerables refuerzos a esa zona de Brunete.Estos últimos mantienen en su poder los dos puntos de intersec-ción del saco en la parte de su frente general: Villafranca alEste y Navalgamella al Oeste. Los gubernamentales ensayan,en vano, atacar hacia Robledo y las Navas, al Oeste y fuera delsaco, todos sus ataques son rechazados. Consecuente con estalucha constante, las pérdidas se van dejando sentir con más evi-dencia en todo el campo de combate.

Así se termina la primera faz de la batalla de Brunete.La segunda, que corresponde a la acción que ejercitarán

nacionalistas para reconquistar el terreno perdido, se presen-ta con buenos augurios. Sus tropas han sido reforzadas, dispo-nen de bastante artillería, aviación y carros de combate.

La contra ofensiva se iniciará el 18, cuando estén reunidostodos los elementos.

SEGUNDA FAZ DE LA BATALLA—LA CONTRA-OFENSIVANACIONALISTA.

Los nacionalistas habían recibido refuerzos principalmentedesde Vizcaya, pero, como su más firme voluntad era la de li-quidar cuanto antes los asuntos de Brunete, también retiraronde los otros frentes toda la tropa que consideraron disponible ycuya presencia no era absolutamente indispensable.

En tal forma reunieron un efectivo de 40.000 hombres quefueron organizados en dos Cuerpos de Ejércitos provisorios: eldel Oeste al mando del General Yague y el del Este bajo el co-mando del General Saliquet. Este segundo Cuerpo era forma-do especialmente por elementos aguerridos llevados desde elfrente de Madrid. El General Varela disponía de un total de65 baterías, mafia de artillería muy superior a la de los rojos. Suaviación también era superior. Ambos elementos iban a encar-garse de agotar a los gubernamentales, ya cansados por las fuer-tes pérdidas y largas jornadas de combate.

El general Franco había ordenado el intenso empleo de laartillería y aviación a fin de reducir al mínimun las pérdidasen la infantería.

Por su parte, los gubernamentales también habían traídorefuerzos. Disponían de 19 Brigadas a 4 batallones, con 22 bate-rías y unos cien carros blindados. El V.º Cuerpo ocupaba el sec-tor Oeste, hasta Brunete inclusive; el XVIII.º Cuerpo el sectorEste con 10 Brigadas, de las cuales dos internacionales ademáspróximo al Escorial existía una reserva cuyo eje principal esta-ba orientado hacia el sector Oeste.


El 18 y el 19 de Julio.

A las 7.15 hs. del día 18, los nacionalistas abrieron un fue-go de artillería, sorpresivo y violento y, a partir de las 8 horasla aviación inició un serio bombardeo sobre las tropas guber-

namentales .El plan nacionalista consistía en atacar las bases del Este

y Oeste del saco de Brunete en forma de cortar la retirada delos defensores. El frente del Sur fué atacado con poca violenciaLas tropas comprometidas en esta última parte recibieron laórden de detenerse sobre las alturas al Sur del pueblo; las pro-Tenientes de Boadilla, progresar en forma lenta.

Por lo contrario; dos violentas ofensivas fueron dirigidascontra la parte Norte de los dos flancos del saco. La que obra-ba sobre el flanco Oeste, fué orientada al Norte de Quijorna; ladel flanco Este recibió como objetivo: Apoderarse de las altu-ras entre el río Guadarrama y el río Aulencia.

A las 8.30 hs. la infantería nacionalista inició su ofensiva entodo el frente. En el curso del día progresó hacia Brunete y seaproximó al río Guadarrama al Oeste y al Sur-oeste de Boadilla.Mas al Norte, en el flanco Este del saco, se apoderó de Romani-llos y, en el flanco Oeste alcanzó hasta el Nor-oeste de Quijornadonde se apoderó de una altura que, desde muy próximo, domi-na a la ciudad.

Solamente a las 10 horas la aviación gubernamental presen-tó sus fuerzas en vuelo. Fué entonces cuando se produjo uncombate aéreo que es considerado como el más importante de loslibrados desde el comienzo de la guerra civil.

En el transcurso de la noche del 18 al 19, los gubernamenta-les tentaron dos contra-ataques destinados a apoderarse de lasalturas al Nor-oeste de Quijorna pero, sin el apoyo de la arti-llería, fueron rechazados con el fuego de las ametralladoras ad-versarias .

En la tarde del día 19, con su artillería, los gubernamenta-les, efectuaron una preparación para el ataque mediante unfuego de tres horas, al caer la noche lanzaron al ataque unaBrigada internacional que avanzó, al abrigo de la vista del ad-versario, por el estrecho valle del río Perales: esta operación,como las anteriores, fracasó absolutamente.

En el curso de este mismo día y a pesar de una resistenciaencarnizada, las tropas gubernamentales que mantenían el cos-tado Este del saco, fueron arrollados por BUS adversarios hastael valle del Guadarrama, al Oeste de Romanillos.


El 20 de Julio.

Los nacionalistas señalan este día, con un éxito de impor-tancia cuando franquean el valle en los alrrededores de Villa-franca y se apoderan de la cota 660 en la línea de alturas en-tre el río Guadarrama y el Aulencia.

Para detener tan peligroso avance, el General Miaja montauna gran operación con el XVIII.º Cuerpo: tres Brigadas quehabían progresado a lo largo del valle del Guadarrama, desdeel Norte hacia el Sur, después de una violenta preparación deartillería sobre las Rozas, ejecutaron, un poco más al Este, unataque que fué apoyado por veinte carros blindados. Gracias alapoyo indicado, algunos batallones penetraron en la línea de losnacionalistas y llegaron hasta las proximidades de Baravista.Sin embargo, el ataque fué rechazado y en manos nacionalistasquedaron 300 cadáveres y cuatro carros de combate.

El 21, 22 y 23 de Julio.

En el curso de estas jornadas, a pesar de haber sido violen-tamente atacados y bombardeados, los gubernamentales se man-tuvieron en Quijorna. Los nacionalistas obtuvieron buenos re-sultados en el costado Este del saco.

En el sector indicado y con el apoyo de la artillería y avia-ción, los días 21 y 22 dieron una serie de ataques con objetivoslimitados que tenían por objeto quebrantar una obstinada re-sistencia del adversario en los alrededores de la cota 660, pu-to o sector que, innumerables veces, pasó de unas a otras ma-nos.

El día 23, estos ataques se extendieron, hasta el Sur de laconfluencia del río Aulencia con el Guadarrama y permitieronque los nacionalistas sentaran pié en las alturas al Oeste de es-te último curso de aguas.

Además, estos tres días los empleó el General Varela enmontar una importante operación contra Brunete.

Los días 24 y 25 de Julio.

Al General Miaja le preocupa el progreso de sus adversa-rios. Tal preocupación lo induce a traer las reservas de que aúndispone en las proximidades del Escorial, lo que ejecuta en lanoche del 23 al 24. Su intención es atacar en la dirección de Na-valgamella y entre esta dirección y Quijorna para liberar a estaciudad que se encuentra muy amenazada.


Aunque fué llevada en forma vigorosa, esta tentativa tam-bién fracasó.

Mientras este ataque se desarrollaba, los nacionalistas eje-cutaban una violenta preparación de artillerías, efectuada Conveinte baterías, contra las alturas al Sur de Brunete que aún es-taban en poder de los gubernamentales. Numerosa aviación debombardeo nacionalista cooperaba a esta acción, mientras quela aviación de caza de ambos partidos se dedicaba a sostener con-tinuos combates aéreos.

Dos Brigadas gubernamentales apoyadas por numerososcarros de combate, trataron de romper al Este de Brunete; taltentativa fué rota por los fuegos de la artillería y las bombas dela aviación. Tampoco pudieron impedir que la infantería nacio-nalista tomara, primero, las alturas al Sur de Brunete y, hacia elmedio día, pisando los talones de los gubernamentales, que eva-cuaban estas alturas, llegaran hasta las ruinas de la ciudad.

En el transcurso de estas jornadas, en el frente oriental delsaco, los nacionalistas quedaron dueños de ambas riberas delGuadarrama, pero sin lograr apoderarse de Castillo de Villa-

franca.

Final de la batalla.

El 25 y 26 de julio los gubernamentales tratan de restable-cer la situación trayendo refuerzos del frente de Madrid. Estono impide que las fuerzas nacionalistas se amparen de la alturaal Norte de Brunete al caer la tarde del día 26. Toda tentativagubernamental para recuperar las alturas situadas al Nor-oestede Quijorna, perdidas por ellos el día 18, también fracasan.

Ambos bandos se encuentran agotados después de estas lar-gas jornadas de combates librados bajo un calor sofocante.

A partir del día 28, ambos se entierran en sus posiciones yrenuncian a proseguir la lucha.

Los éxitos obtenidos por los nacionalistas, a pesar de no ha-ber recuperado todo el terreno perdido en la primera faz de labatalla, fueron suficientes para asegurarles un ascediente moraly la seguridad en todo el frente de Madrid. Por lo demás, eraurgente obtener algún éxito en las operaciones dirigidas contraSantander: el grueso de las fuerzas nacionalistas ocupadas en es-ta tarea, aseguró y ocupó rápidamente una considerable exten-sión de terreno, lo que les permitió iniciar inmediatamente lasoperaciones contra Asturias.


ENSEÑANZAS QUE SE DERIVAN DEL ESTUDIO QUEANTECEDE

La sorpresa.

Para el buen éxito de la "Sorpresa", la historia de los di-ferentes hechos de armas señalan tres principios:

1) Cuando se logra mantener, en el más absoluto secreto, laresolución tomada.

2) Cuando, dentro de este secreto, se llevan a la práctica lospreparativos y disposiciones que son necesarias al buenéxito de la acción.

3) Cuando, alcanzando el objetivo, se complementa la prime-ra acción con la rápida y total explotación del éxito.

En el caso de la Batalla de Brunete, el General Miaja alcan-zó, el 1.º y 2.° de estos principios, lo que le dejaba un amplio ca-mino para lanzarse tras la realización del 3.º

No obstante; después de haber el General logrado sumer objetivo: la sorpresa, abandonó la importante y concluyenteacción 3.º, dejando a sus tropas inactivas durante todo el cursode la jornada del día 7, tiempo que los Jefes gubernamentalesocuparon en reunir sus tropas en lugar de emplearlas a fondopara proseguir el ataque, tanto en «1 frente, como en los flancosde las tropas nacionalistas que habían cedido el terreno y cuyamoral se encontraba fuertemente quebrantada con la impresiónderivada de la "sorpresa".

De parte nacionalista, se constata un error grave y de con-sideración: dentro de las exigencias desprendidas de esta deli-cada situación de guerra, todo el frente nacionalista se presen-ta falto del indispensable y lógico enlace, y lo que es más cri-ticable aún, carente de un servicio de seguridad en el frente delas distintas y escasas fracciones distribuidas y diseminadas entodo el peligroso sector.

Hechos de guerra de historia reciente, aunque de mayormagnitud, nos presentan el fracaso de sorpresas meditadas ypreparadas minuciosamente que no han logrado su objetivo debido, sólo, a la falla del secreto con que deben actuar o al des-cuidado servicio de impartición de órdenes (1).

(1) Jamás debe prescindirse del servicio de informaciones con que trabajael adversario, a quien debe considerarse siempre atento y debidamente capa-citado para la captación de noticias y desciframiento de los mensajes que ha-blan de órdenes por cumplirse o movimientos de tropas por efectuarse.

Por estar fuera de tema y sólo como dato ilustrativo que se refiere a gran-des sorpresas fracasadas por no haber sido debidamente considerados los prin-cipios que señalamos, presentamos los siguientes ejemplos de reciente me-moria:


La explotación del éxito.

Los gubernamentales vuelven a tomar la ofensiva el día 8.Ya era tarde: la "explotación del éxito" había perdido su

oportunidad, la inacción de la jornada del día: 7 la había muerto.

1.—Al comienzo de las operaciones de la Gran Guerra, los Busos se sin-tieron sorprendidos y en manifiesta inferioridad con respecto a los Alemanes:el secreto de sus movimientos fué siempre y oportunamente conocido por susadversarios.

El fracaso en el frente de Polonia y, más tarde, el desastre de Tannen-berg, les hizo reaccionar.

2.—Batalla de Dogger Bank (24. II. 915.), el éxito de la flota británicafué ayudado por el hecho que ella conocía con anticipación, gracias a los in-formes de sus Puestos de Escuadra, el número de buques salidos de Heligolandy la fecha exacta de su partida. El resultado de estas noticias fué el fracasode la sorpresa preparada y esperado por la flota alemana.

3.—Batalla de Jutland (30. V. 916.), que bien pudo ser una catástrofepara la flota inglesa si no logra conocer a tiempo el movimiento y "la sor-presa" preparada por los alemanes.

4.—Entrada de los italianos a la Guerra. A base de las experiencias ofre-cidas por los rusos en Polonia y Tannenberg, creyeron satisfacer las exigen-cias de la seguridad en sus comunicaciones, absteniéndose de servirse del te-légrafo sin hilos para transmitir sus órdenes de operaciones. Sin embargo, em-plearon tal sistema para reglar la cuestión de los efectivos y concentración delas tropas.

Estas simples indicaciones fueron suficientes para que sus adversarios co-nocieran la base de partida y el eje de todas las ofensivas en preparación.Tal servicio de informaciones de parte de los alemanes dió como resultado quelos propios italianos fueran víctimas de sus sorpresas.

5.—Posiblemente el caso más típico de sorpresas caídas en el vacío, noslo proporciona la gran ofensiva (12. IX. 918.), preparada por los norteameri-canos y destinada a caer por "sorpresa" sobre los temibles y ya viejos defen-sores del Saliente de San Miguel que, en forma de un enorme "bolsillo", per-manecía incrustado entre las líneas francesas, cortándoles las comunicacionesy la vía férrea entre Verdún y Toul.

Según los alemanes, las posiciones que ocupaban en el Saliente, tenían elcarácter de inexpugnables. Apoyados en numerosas líneas defensivas de las cua-les, la segunda era la denominada Schoeter y la tercera la línea de Hinden.bourg o posición Kriemhilde. Los resultados de esta gran ofensiva americanaeran esperados con verdadero interés: revestía los caracteres de vida o muertepara los defensores de San Miguel.

Se aceptaba, por parte del Comando americano, el buen éxito de la sor-presa atendiendo a que las órdenes y disposiciones fueron dictadas y toma-das dentro del más absoluto secreto. Pero... el enemigo conocía a fondo elsecreto de estos preparativos y tomaba sus dispositivos. A los americanos es-peraban dos alternativas: el contra-ataque sorpresivo de los defensores o laretirada táctica de los alemanes.

La segunda alternativa esperaba al General Pershing; el 13 de setiem-bre entraron sus tropas al bolsillo de San Miguel y... lo encontraron vacío!

Con toda oportunidad, los alemanes conocieron la dirección del ataque,el número de Divisiones que tomaban parte en él y la hora exacta en que de-bía iniciarse la acción.

Si la sorpresa y el ataque del General Pershing se efectúa de acuerdocon los planes elaborados y dentro de los principios que rigen para la "sor-presa", posiblemente cambie la faz de los futuros y últimos acontecimientosde la Guerra.


Los nacionalistas tienen tiempo para reaccionar y se infor-man del ataque: l.º por el hecho mismo de la sorpresa y, 2.º porlos informes que les proporcionan las fracciones de reconocí-mientos gubernamentales enviadas hacia Navalcarnero.

La jornada del día 7, permite a los nacionalistas reunir susrefuerzos en los puntos de mayor peligro y les hace analizar, entodo su valor, la acción emprendida por el General Miaja.

El General Varela acude al campo nacionalista y toma elmando de las tropas.

Con tales medidas, la "explotación del éxito", ya extem-poránea, va al fracaso y, consecuente con ello, llevan tambiénel signo del fracaso los futuros ataques gubernamentales.

Tal situación, primero trajo el equilibrio combativo de am-bos adversarios, lo que permite a los nacionalistas concentraren el campo de combate un refuerzo considerable de tropas, es-pecialmente aviación y artillería; como segunda consecuenciales da la reconquista del terreno perdido, lleva el desaliento alas filas adversarias con una sucesión de contraataques afortu-nados que les permite amenazar Santander y les abre el caminopara proseguir la acción contra Asturias.

De lo anterior se desprende que: "la explotación del éxito"es factor inmediato y consecutivo de la "sorpresa". Ambas ac-ciones se complementan; sin la prosecusión inmediata del se-gundo, la tarea no está resuelta ni se ha alcanzado el fin per-seguido.

La inacción de la sola jornada del día 7 fué un funestoerror del General Miaja; las consecuencias de este error llevaronal fracaso un plan bien concebido e iniciado con muy buenosauspicios.

Los carros de combate.

En la acción del día 6, los vemos figurar junto a la 108º Bri-gada gubernamental.

No obstante de que en el ataque contra Quijorna recibe elapoyo directo de la artillería, la 108º Brigada fracasa en su ac-ción a causa de que los carros jamás fueron seguidos por la infan-teria a distancias mínimas.

El curso de la campaña española ha sentado principios queparecen llevar el sello de lo inamovible: "es a la infantería aquien corresponde señalar la victoria o marcar la derrota en elempleo de estos elementos mecanizados".

En la batalla del 29. X. 36., durante su marcha hacia Ma-drid, los carros rusos avanzaron hasta las filas nacionalistas:pero la infantería no los siguió. Los tanques fueron cañoneadospor la artillería de Franco, muchas veces a distancias mínimasy el ataque de los famosos carros rusos se terminó con la pre-cipitada retirada de las fuerzas rojas.


En trabajos anteriores hemos manifestado que las expe-riencias derivadas del actual conflicto español, traerán unaevolución en lo que se refiere al empleo de los carros de comba-te, máquinas de guerra cuya vida militar comienza y cuya his-toria guerrera recién se inicia.

Por el momento, cada vez que se palpa el fracaso de esteelemento mecanizado de combate, aparece como factor causantede tal fracaso la, ausencia de la infantería o la falta de proximi-dad de esta arma.

Hechos recientes nos presentan a este elemento mecaniza-do desempeñando un nuevo e imprevisto rol: "los carros decombate y las tropas motorizadas galopan desde Berlín aViena".

¿Se inicia, tal vez, para esta arma mecanizada, una nuevaactividad en el viejo tablero de guerra de la Europa Central?

Como sucede con toda conquista humana, sólo es posiblesentar principios y fundamentar análisis después de una largay minuciosa serie de experiencias, ensayos y sacrificios. Hacer-lo antes es peligroso, prematuro y erróneo.

La aviación.

a) Gubernamental.

Desde su iniciación en la batalla se muestra detentora deldominio del aire.

Se presenta activa, cooperando en forma eficaz y efectivaa la acción del conjunto, ya sea ametrallando y bombardeando


las posiciones enemigas para preparar el ataque de su infante-ría, o ametrallando a la infantería enemiga en sus contra-ata-ques.

Sensible es, para los gubernamentales, que no se haya apro-vechado esta palpable ventaja con la prosecusión de la ofensivadurante el día 7, perdiéndose con ello, la feliz coronación delprimer empuje logrado con la sorpresa.b). Nacionalistas.

Sólo se hace presente a partir del día 8. Su acción se con-creta al ataque de la aviación enemiga, lo que da lugar a nu-merosos e importantes combates aéreos.

A partir del día 13, constata una gran superioridad sobrela aviación gubernamental, lo que contribuye al buen éxito dela contra ofensiva nacionalista de los días 18 y 19 y de los com-bates de los días 24, 25 y 26 de julio.

La aviación de caza se preocupa de las máquinas enemigas,mientras la aviación de bombardeo, junto con la preparaciónejecutada con el fuego de la artillería, coopera a la acción fi-nal y permite que la infantería nacionalista recupere las altu-ras al Sur-este de Brunete y prosiga su marcha hasta las ruinasde la ciudad.

Observaciones de carácter general.

No es en los distintos y parciales combates de la Batalla deBrunete, donde el elemento hombre se presenta por primera vezcon las características del heroísmo y sacrificios supremos.

La Guerra de España está saturada de estos hechos y laHistoria los sabrá considerar en sus páginas más hermosas.

Ataques y defensas llevan el sello de vida y muerte; la vic-toria se levanta sobre un pedestal de sangre que ha solidifica-do una sola voluntad: "vencer o morir".

La serie no interrumpida de encarnizados y resueltos ataquesde los gubernamentales librados entre los días 5 y 25 de julio, sondetenidos y, casi siempre victoriosamente rechazados por los tena-ces y resueltos defensores.

El factor hombre se impone al factor material.Sin artillería y con escasas municiones, se: detienen masas

y se quiebran voluntades.Junto con despuntar la mañana del 9 de julio, dos Briga-

das del V.º Cuerpo reinician el ataque sobre Quijorna. El grupode defensores locales quiebra nuevamente el ataque y, sin po-derlo rechazar, lo contiene hasta las 10.30 horas, momentos enque disparan el último cartucho.

Se inicia en la ciudad el combate cuerpo a cuerpo; los esca-sos nacionalistas se "atrincheran" en la Iglesia y no se rinden:allí son masacrados.


De estos hechos brota una enseñanza militar de importan-cia: el valor defensivo de una localidad, no sólo depende de ladefensa material con que haya sido investida, sino también delvalor moral y resolución definida del elemento hombre que ladefiende.

Hay casos, como en el estudio que presentamos, en que só-lo la artillería puede y debe liquidar rápidamente estas peque-ñas defensas que, según su ubicación e importancia, molestan yentorpecen el avance o la acción del conjunto.

La guerra decisiva.Por Visconti Prasca, General en el Ejército Italiano.

Análisis y síntesis de la obra por el Capitán Germán Portales Léliva.

1. —Introducción.

Para este trabajos de análisis y síntesis se ha elegido laobra titulada «La guerra decisiva», que está, dirigida no sóloa los hombres de armas, sino a todos aquellos que tienen inge-rencia en los destinos de la Nación.—Su autor es el Generalitaliano Sebastian Visconti Frasca, Jefe del E. M. del GeneralBadoglio, es quien coordina en calidad de Jefe del Estado Ma-yor Genera], todas las cuestiones relacionadas con la prepara-ción para la guerra del Ejército, la Marina y la Aviación, deItalia.

Aún cuando los conceptos expuestos por el General ViscontiPrasca son personales, ellos tienen mucho de común con lasreformas realizadas en los últimos años en ese Ejército yhan. tenido su confirmación práctica en la reciente guerra deEtiopía.

La guerra, nos dice, tendrá las más grandes probabili-dades de terminar de una manera decisiva si su preparación,en el curso del período que la ha precedido, ha sido enteramenteconcebida en vista de los objetivos perseguidos por la política.Y agrega: tanto la actividad política, la técnica como la moral,siendo cada una diversa en esencia, deben ser organizadas en eltrascurso de este período, en un plano de perfecta concordancia.Así podrá obtenerse un máximum de poder, el cual sería impo-sible si no existe unidad en la dirección y la debida correlaciónentre las diversas fuerzas vivas de un pueblo.

El profesional siente un verdadero placer, al encontrar

M. del E. 6.


a través de las 250 págs. que componen el libro, (la, versiónfrancesa de esta obra), los conceptos e ideas expuestos agrandes rasgos y sin recargo de tecnicismos innecesarios. Elfundamento de sus concepciones lo encontramos en diversascitas históricas y en una ruda y clara argumentación. Compa-ra, por ejemplo, los resultados incompletos obtenidos en Libiahasta el advenimiento del régimen fascista y los resultadosdecisivos alcanzados después con medios muy inferiores.—No-sotros podríamos pensar que la conquista de Etiopía, es unnuevo ejemplo de cómo un pueblo fuerte es capaz de obtenerlo que desea, aunque para ello deba desafiar a los poderosostradicionales.—En la traducción francesa, publicada precisa-mente en esos días azarosos, su prologuista, el conocido. Gene-ral Niessel, inicia la presentación de la obra que nos ocupa, ex-presando que esos acontecimientos, hacían particularmente inte-pesante conocer la doctrina de guerra de Italia y que el GeneralVisconti con «La guerra decisiva» venía a facilitar dicha tarea.

Podemos decir sin temor a equivocarnos, que esta obra seaviene perfectamente a la nueva época que vive el pueblo italia-no, período en él cual siempre se halla de actualidad el virilespíritu de lucha en la paz o en la guerra. Sin duda, su apariciónmarca una fecha en la literatura militar italiana contemporánea.

Intentaré alcanzar el objetivo' que me he propuesto, noresumiendo los diversos capítulos de la obra, tarea que nose avendría con la extensión de un artículo, sino dando las ideasmás generales de las tres partes en que ella se encuentra divi-dida.

Declararé, sin embargo, que durante el estudio de sus pági-nas, he pensado si no habría sido más útil hacer desde luegola traducción de la obra completa, ya que en sí misma, resume lomás importante que interesa a todo prefesional.

2.—Partes en que se divide la obra.

Primera parte.—Está consagrada a las relaciones recípro-cas entre la política y la guerra. El autor sostiene esta tesis:Que el Ejército está hecho para servir a la política a fin derealizar, por la fuerza de las armas, si es necesario, los objetivosde la política nacional. Resulta de ahí que, es preciso no bus-car una delimitación, sino una unión más y más estrecha entrela fuerza armada y la política, de manera de evitar, entre elpoder político y el Comando Militar, esos antagonismos e in-comprensiones que han comprometido, a veces, la victoria deci-siva. Es que en efecto, conforme a lo preconizado por Clausewitzy recientemente por von Seckt, «la guerra y la política sondos aspectos de una misma actividad.» La política de los pue-

LA GUERRA DECISIVA. 277

blos militarmente fuertes presenta una modalidad muy diversacon la de los pueblos desarmados, sobre todo, si se ha tenido

que adaptar la potencia militar a las modalidades y objetivos dela politica, y si su acción puede manifestarse fuerte y rápida-

mente en un sentido determinado que responda a las necesidadesdel país. Eso no lo considera posible, sino contando con un go-bierno fuerte y seguro de sí mismo, que tenga las prerrogativasde los funcionarios, armonizadas y por jerarquías, a semejanza

de los jefes Militares. Los grandes éxitos militares y su com-pleta explotación desde el punto de vista de la política, son.

posibles con la unidad política y militar. Muy juiciosamente, elGeneral Visconti Prasca nos muestra que la preparación de un

Plan de Campaña, lleva el Sello del éxito, sólo cuando este tra-bajo calza exactamente con los objetivos asignados por la políti-ca. Arriesga, en caso contrario, el verdadero curso de las opera-ciones y compromete el éxito final, pues, no existen en tiempos

de guerra objetivos exclusivamente militares. El Ejército hasido hecho para la guerra; pero ésta se hace para la política.

El jefe militar no debe poseer «fuertes colmillos» sino saberdonde va y por qué. Esto exige entre el militar y el político una

identidad de puntos de vista, asegurada por la estrecha subor-dinación del primero al segundo.

Las cuestiones de política internacional deben ser estudia-das objetivamente por los Jefes militares, después del impulsoque debe llegarles del poder Central.El rendimiento depende esencialmente de la mentalidadmilitar que un pueblo ha adquirido o posee hereditariamente.Simples datos estadísticos no bastan para justipreciar a unenemigo presente o aliado eventual.

Dice, el General Visconti Prasca: «En una nación en queel temperamento individualista es inveterado, las tendencias

doctrinales deberán multiplicar las instrucciones de detalle, po-niendo de relieve lo que se ordena imperativamente para así

refrenar las tendencias individualistas».Por el contrario, un pueblo inclinado a la obediencia pasi-

va, poseerá reglamentos inspirados en ideas más generales yen principios menos restrictivos.

La preparación política de la guerra comprende el estu-dio de lo que ocurre en el extranjero. Estos hechos deben serinterpretados exactamente en cuanto se refieren a los factoresmorales y materiales que interesen a la doctrina y a los orga-nismos militares.

La doctrina militar de un país, orientada con estos estu-dios, se adaptará a la política internacional. Se evitará enton-ces la preparación de fuerzas armadas «buenas para hacerlo


todo» que podrán no responder, en un caso dado, a lo que lapolítica exigiera de ellas. De hecho, tanto la organización comola láctica del Ejército italiano han sido modificadas en el trans-curso de estos últimos años, sobre la base de las exigencias dela guerra de montaña, favorables para, la defensa de la fronteraalpina y su empleo en el Africa.

Termina la Primera Parte de este libro con el siguienteconcepto: «El divorcio entre la guerra (estrategia) y la polí-tica, aporta como primer resultado, una interrupción en la con-tinuidad de los esfuerzos militares y, por consecuencia, unaprimera detención y extravío del camino hacia la victoria».

SUMARIO DE LA PRIMERA PARTE.

"La Política y la Guerra".

CAPITULO I.

La guerra y la política no constituyen sino una sola ymisma actividad.—La guerra no puede ser decisiva, si la pre-paración militar, orgánica y estratégica no ha sida adaptada ala política y a los objetivos perseguidos por ella.—Las oposi-ciones tradicionales (factores que se oponen) entre la guerray la política.—La ambición de los Jefes se alza en medio de es-tas oposiciones.—Guerra y política son solidarias en la victo-ria como en la derrota.

'' Los pueblos fuertes tienen amigos cercanos ylejanos en tiempo de paz; en tiempo de guerra, seles teme. Los pueblos débiles, en tiempo de paz, seencuentran solos y abandonados; en tiempo de gue-rra, corren finalmente el riesgo de ser aplastados".

MUSSOLINI

CAPITULO II.

La fuerza armada está hecha para servir a la política.—Descentralización en táctica, centralización en diplomacia.— Ne-cesidad del una toma de contacto técnico y militar con el ex-tranjero.—El Ejército está destinado a un «uso externo».— Di-ficultades que presenta un juicio exacto sobre la apreciación delas fuerzas extranjeras. El rendimiento del «Capital aramado»en los diversos países.—Necesidad para el Ejército de intenre-sarse en los estudios políticos y militares.


SEGUNDA PARTE.

Es la más extensa de la obra y trata de «La táctica y laguerra». Comprende desde el Capítulo III. al XI; nuevecapítulos, en total.

Al comienzo de la Guerra Mundial, todos los ejércitosestaban animados profundamente del espíritu ofensivo y el deseodel ataque ha dominado en ellos. No fueron razones de ordenmoral o intelectual las que inmovilizaron durante largos mesesa los combatientes en las trincheras. Sostiene que fué la ame-tralladora, con su formidable poder de destrucción la que hatrastornado las condiciones del combate de la infantería; obli-gándolos a articularse en agrupaciones mínimas, tanto por laacción de sus fuegos frontales, como por los de flanqueo.

La artillería no puede destruir todas las ametralladorasenemigas y aunque sus tiros son eficaces en cooperación con laInfantería, siempre llega un momento, en los últimos 300 a500 mts. los que debe recorrer el asaltante, mientras la arti-llería alarga su tiro para no herirlas. Es el momento en quela infantería debe proceder sola, sin la intervención posible delarma hermana. No podrá atravesar esta zona heróica, que elllama «de la condecoración de la cinta azul», sin haber domi-nado antes el fuego de las ametralladoras. Esta comprobación noimpide proclamar al General Visconti Prasca, al igual que losReglamentos italianos, que la batalla debe tener un carácterdecisivo, para lo cual, debe ser dirigida por una voluntad ofen-siva que se impregne en todos los ejecutantes. Es la infante-ría la que manifestará esta voluntad por su acción. Ella quedapues, como el arma esencial y de ella depende la orientacióntáctica y técnica de la batalla. Esto es particularmente efectivo enla guerra de montaña o la colonial que se desarrolla en unvasto territorio, donde las posibilidades técnicas son siempre máslimitadas. Ya que la dificultad de enlaces con una artilleríalejana no permitirá una acción inmediata sobre los objetivosque jalonarán su camino, la infantería deberá poseer armaspropias capaces de destruir a las ametralladoras e infantes ene-migos colocados en abrigos.

El General Visconti sostiene que para que las masas autó-nomas de ruptura (que están constituidas por elementos de in-fantería) puedan llenar su objeto, es necesario que sean dotadascon armas ofensivas, es decir de cañones de infantería.

La, ametralladora, sobre todo, si pertenece a la categoríade las pesadas, no es capaz de desalojar otra ametralladora. Esnecesario, pués, adoptar un cañón llevado por los infantes,arrastrado por los individuos y que pueda disparar sobre un


blanco visible o por referencia. En este orden de ideas, elGeneral Visconti Prasca sostiene el principio de la constitución debatallones de cañones do infantería (uno por Regimiento deInfantería). Esta creación no disminuye la artillería, la cualdeberá en otras circunstancias, dar a la infantería un apoyo quenada podría reemplazar; pero este apoyo, ella no puede pro-porcionarlo de inmediato a la infantería que llega a la fase preli-minar del contacto con el enemigo, cuando nace esa lucha queel General Visconti califica para el cordón azulado, es decir, ladispensadora de gloria y de muerte.

En esta hora de la batalla, la infantería no puede ni debepedir nada a la artillería, sino que debe contar consigo mismay luchar con sus propios medios, utilizando su potencia de fuegoofensiva y sus propios cañones, a los cuales es vano dar elcalificativo «de trinchera» o «de acompañamiento», sino quese deben llamar «cañones de ataque». Durante este tiempo,la artillería podrá progresar hacia adelante y alargar sus tirosy tomar como objetivo las líneas de defensa del enemigo o susespaldas. El General Visconti Prasca agrega a la acción de loslos cañones de infantería, la potencia de los autos de combate.

El concepto del combate, expuesto por el General ViscontiPrasca, se funda en la convicción de que mientras no se hayaatravesado la zona en profundidad de la posición enemiga, ladecisión está entregada a la sola infantería. Es pues, lógico quelos Jefes de ella deban tener en sus manos la regulación delfuego de los cañones encargados de apoyarla, sin necesidad deapelar a intermediarios.—Esto entraña una mayor descentra-lización de las atribuciones tácticas dentro del marco de la Di-visión.—En el hecho, el Comandante de regimiento de infante-ría, interiorizado plenamente de las dificultades del combate, noestará nunca mejor servido que por sí mismo. El Comandantede División no conserva otros medios para influir sobre lamarcha de la acción, que sus reservas y de aquella artilleríano empeñada aún en el apoyo directo de la Infantería. Parala División Europea, esto constituye una novedad, particular-mente en la italiana, en que se está en vías de dotar a cadaRegimiento de Infantería, nó de 1 Batallón de cañones, pero side 1 Compañía de cañones a lomo 6,5 cm. y a reemplazar unaparte de las baterías montadas por baterías de montaña.— Estotiene una semejanza grande con las ideas de organización queflotan en el ambiente del Estado Mayor del Ejército de Chile,

La victoria no será completa sino cuando es explotada afondo y sin retardo. Las divisiones que la hayan conseguido,—dice,—serán relevadas lo antes posible y sobrepasadas pordivisiones motorizadas y por las divisiones móviles, a las cuales


aquellas han abierto el camino. La aviación igualmente, tendráque jugar un rol importante en la lucha. Como la acción derompimiento y persecución debe ser rápida, más difícil seráal enemigo reaccionar y asegurar la retirada de sus servicios,

obstaculizado por el encubrimiento o la destracción de caminos.Como conclusión a esta parte, el General Visconti Prasca pre-coniza volver a la movilidad limitando los materiales sólo aaquellos que sean estrictamente necesarios. Nos recuerda sincansarse, que sólo la ofensiva puede conseguir la decisión y queella no podrá ser continuada con la rapidez y potencia que sedesea, si no hay equilibrio entre la economía de los medios y larealización de los objetivos que se persiguen.

Otra causa tendiente a limitar la explotación del éxito esla dificultad para el abastecimiento de municiones y víveresde las tropas victoriosas. Nos dice que mientras seamos escla-ros de la rueda, que poco ha progresado para independizarsedel terreno desde la época del carro asirio-babilónico, una ma-yor movilidad no será alcanzada. Anticipándose audazmente alporvenir, el General Visconti, desearía ver estudiado un abaste-cimiento independiente de los caminos, sea con la utilizaciónde remolques aéreos o perfeccionando el lanzamiento de la carga,desde aviones que vuelan a poca altura.

SUMARIO DE LA SEGUNDA PARTE.

"La táctica y la guerra"

CAPITULO III.

En el curso de la guerra mundial y en el período des-pués de terminada, se afianza la tendencia a no considerar sinodos factores de éxito; la infantería como arma principal desdeel punto de vista moral y la artillería como arma esencial desdeel técnico y táctico, partiendo del principio que: «la artilleríaconquista (subyuga) y la infantería ocupa». Desde los añosque precedieron a la guerra, algunos profetas preconizaban ya lacooperación de¡ la infantería y de la artillería. Afirmación segúnla cual, la infantería a quien le corresponde la parte decisiva enel combate, es la «Reina de las Batallas».


CAPITULO IV.

La cooperación Infantería—Artillería. La «condecoraciónde la cinta azul». (1)

CAPITULO V.

Las fases dé la preparación y ejecución de un ataque en laguerra moderna. Como se desenvuelve, teórica y prácticamente,la acción ofensiva. Las armas, con que se dota a la Infante-ría, en los diversos países, son esencialmente defensivas puestoque la ametralladora es, ante todo, un arma defensiva. Estearmamento no está adaptado realmente a las necesidades querequiere una serie de ataques continuados para obtener unaacción decisiva, para no implicar sino pérdidas en proporcióncon los medios disponibles.

CAPITULO VI.

Advenimiento de la ametralladora. Aumento de la potenciadefensiva de las fuerzas de la Infantería. Ecos de las polémi-cas sobre posibilidades tácticas y sobre las causas de la ofensivay de la defensiva en el trascurso de la guerra mundial y en laactualidad.

CAPITULO VIL

Las fuerzas ofensivas y defensivas. Para romper el dispo-sitivo de la defensa enemiga, en el radio de acción de la infan-tería, el cañón y el obusero manejados por los infantes segúnlas necesidades de la infantería, con la utilización de la obser-vación directa y recurriendo a su acción pronta e inmediata sinnecesidad de apelar a intermediarios. No se puede alcanzar esteobjetivo sino por la fusión absoluta y completa de un grupo deartillería especial con los elementos propios de un regimiento deinfantería, gracias a la constitución dé un Batallón de Cañones,unidad orgánica e indivisible del regimiento de infantería.

(1) La "Cinta Azul en Italia "Nastro Azurro" recuerda el antiguo co-lor de las banderas de Saboya antes que Carlos Alberto adoptara el pabellónverde-blanco-rojo, el 25 de marzo de 1848, a la víspera de la entrada de lastropas piamontesas en Lombardía. Este recuerdo del pasado está simbolizadopor la cruz del "Mérito Militar de Saboya" de la cinta azul, alta distia-ción militar italiana conferida por primera vez, durante la guerra de Cri-mea (N. T.).


CAPITULO IX

Profundidad efectiva de la resistencia que debe que-brantar la infantería en el curso de un ataque. Atribucionestácticas por conceder a los escalones inferiores. Pedidos dereservas y de empleo de refuerzos. Escalonamiento en líneas yescalonamiento en destacamentos autónomos. Autos de combate.

Persecución. Empleo de la artillería.

CAPITULO X.

Los abastecimientos por caminos y por vías férreas. Losabastecimientos por el aire.

CAPITULO XI.

La maniobra (movimiento), sus aspectos, diversas situa-ciones, los frentes, la estabilización y la ruptura.

Después de haber tratado así la técnica del combate en loque concierne a la guerra decisiva, el General Visconti llegaen su obra a la

TERCERA PARTE.

En términos generales trata de la adaptación de la disci-plina a la táctica. «Esta guerra decisiva exige una moral espe-

cial, una «forma mentís» que el General Visconti ha simboli-zado por una frase típica sacada de una canción de la juventudfascista, tan elocuente como pintoresca en su forma. Dice enextracto un artículo del «Popolo de Italia» sobre este libro:«Estas son palabras crudas como el invierno, pues la guerra noes un torneo en que se cambian madrigales, sino que presentainnumerables asperezas ! La referida frase de ¡ Qué me importamorir! significa la voluntad de forzar la victoria, dejando ensegundo plano, en un gesto de fiero desprecio, el problema dela vida o de la muerte».

En el dinamismo de una canción, de pobre apariencialiteraria, se condensan los valores impulsivos de una juventudque es capaz de desafiarlo todo por la grandeza del nuevoImperio.

La necesidad de una fuerte cohesión moral, frente a losvalores dispersos en el campo de lucha actual, ha tenido y debetener sus reflejos en la evolución de la camaradería militar.En el pasado se ha comprendido este compañerismo como unsentimiento de amistad mas o menos desarrollado y como unlazo de solaridad entre los profesionales de un mismo grado.


La diversidad de las fases del combate moderno requiere que lacamaradería no se limite a los de igual grado, sino que, se eleve-o descienda entre la cúspide de la pirámide y su base, al sim-bolizar la jerarquía militar por este cuerpo geométrico. Elprincipio no disminuye en nada la severidad de una disciplinaque tiene por sanción la muerte y como lema: «Todo para laPatria ».

Las necesidades tácticas imponen hoy en día una vasta des-centralización en las atribuciones del comando. Ya no es posibleentrabar la acción de las unidades menores por órdenes formalesy minuciosas. «La Sección, la Escuadra misma, después dehaber recibido indicaciones someras, ejecutan su tarea en formaautónoma bajo la mirada de Dios». Toda posibilidad de diri-gir de cerca la maniobra se detiene en un grado muy poco eleva-do de la jerarquía militar. El Comandante de una gran uni-dad sigue el progreso de la batalla por medio de las informado-nes... cuando las recibe y aún así, en forma incompleta. Senecesitan en todos los escalones de la jerarquía, junto con losconocimientos técnicos, gran disciplina intelectual y una enterezade carácter que nunca sabrá cultivarse lo bastante. Además, serequiere una confianza recíproca absoluta, entre Jefes y lossubalternos y sobre todo esto, el amor por la responsabilidadaceptado de buen grado. La obediencia militar de hoy, sepractica con los ojos abiertos. El combatiente es el sólo juezde sí mismo y el único superior presente, capaz de juzgar susactos, «es su propia conciencia». Es preciso pues, que la orden,cuya ejecución escapa a todos control, sea aprobada por la con-fianza intelectual y sostenida por la abnegación que el Jefehaya sabido inspirar a sus subordinados y que conducirá a launión de los espíritus y de los corazones.

Las capacidades profesionales e intelectuales no son todo;es necesario tener un alto espíritu de colaboración para con losJefes, camaradas y subalternos, condición exenta de todo servi-lismo. Más adelante agrega: El Jefe tiene el deber de defen-der a sus subordinados y éstos deben encontrarse siempre sega-ros de encontrar su apoyo técnico y moral: esta confianza es laverdadera expresión del prestigio del Jefe. El control realizadopor éste, que es un deber, no debe ser jamás desconfiado y rece-loso : es el juez, pero al mismo tiempo el defensor de sus subal-ternos. Si todas estas condiciones, y muchas otras expuestaclaramente en el texto, son satisfechas «una camaredería abso-luta se desarrollará entre todos los miembros del Ejército, desdeel más alto escalón al más modesto y... entonces el Ejército seráen manos del Jefe del Estado, una herramienta flexible y derendimiento asegurado».


En el capítulo final, la obra se encarga de desvirtuar algunosconceptos preconcebidos y arcaicos. Nos describe la forma esté-tica del campo de batalla de la actualidad, que no encierra sinoun drama horrible en que el combatiente no aparece empena-chado ni con el brillo de los uniformes de otras épocas.

El infante, con su traje destrozado y quemado, cubierto debarro y sangre, evoca con su imagen legendaria, una máscara debelleza varonil cuando realiza el gesto de lanzar una granadao tomar su bayoneta. El campo de batalla actual, fuera del

horror infernal de su aspecto, desarrolla una belleza ideal,jamás alcanzada en el pasado, pues simboliza un esfuerzo devoluntades, terriblemente extenso y que sobrepasa los límites

de la vida.—Después se dedica a examinar algunos principios técni-

cos de las guerras pasadas. Cita algunos que no podrían servirpara el porvenir, porque están destinados a desaparecer en eltiempo—.

Los principios fundamentales del arte de la guerra tienenun significado tan particular que es dificil dudar siquiera de suexactitud y cuya efectividad es una realidad heredera de losgrandes capitanes. Sin embargo, ha habido ciertos aforismossacados de la historia militar cuya existencia es reciente, puesdatan de algunos años antes de la guerra; por ej.; 1.° La victo-

ría es decidida, por el choque de la masa! Hoy en día, no hayya choque. Este, como se comprenderá, antes de la Gran Guerra,no tiene sino un valor episódico.—2.° Reunirse para combatir,dividirse para vivir! Esto es precisamente lo contrario de larealidad. Para combatir es necesario dividirse porque el empleo yla concentración de los medios de fuego, exigen la dispersión enel espacio. Es necesario reunirse para vivir, es decir, instalarseen vastos sectores concéntricos a los principales centros de abas-tecimiento de manera, de no multiplicar los servicios que son yabastante complicados y embarazosos.

«Los principios de la guerra, deben fluir de la lucha entreel espíritu y la materia, para trasformarla en un instrumentodócil a nuestra voluntad». Realidad y voluntad son el guíaseguro y único de la herencia que nos legara la doctrina de los

grandes vencedores, incluido entre ellos Napoleón.«Algunos, entre los adversarios del Emperador, estaban

influenciados por doctrinas anticuadas basadas sobre ideas pre-concebidas y ligadas por una disciplina en que se excluía todainiciativa». Es todavía un símbolo, si no un acto de justiciareparadora, desde el punto de vista táctico, que Napoleón fuerabatido en Waterloo por sus adversarios mejores y pertenecientesa la categoría de Jefes de más recio temple y los más indepen-


dientes en materia de prejuicios: Lord Wellington y Blücher,En el primero, la cultura profesional no le había embotado elsentido político, la tenacidad y el golpe de vista del hombre denegocios, como tampoco, había modificado el temperamento delhúsar prusiano de brutal franqueza y de espíritu indomable. Co-sa curiosa, estos dos vencedores, eran también grandes cazado-res. «Eran necesarios dos cazadores para que el Aguila Imperialcayera con las alas tronchadas». Este detalle es la gran lecciónde la historia: la victoria fué conseguida por dos Jefes de grantemple moral, dotados de todos los atributos del corazón y de lapersonalidad viril que encierra el vocablo «hombre».

La historia es un objetivo y no un punto de partida. Espreciso referirse a la historia para encontrar la vida en los he-chos, más no es necesario regularla por los hechos acaecidos.Las doctrinas militares están en continua evolución, sus princi-pios son una espada de doble filo ya que sirven tanto paradestruir como para edificar.

SUMARIO DE LA TERCERA PARTE.

"El hombre y la guerra".

CAPITULO XII.

Cualidades de voluntad, de personalidad e iniciativa querequieren las exigencias tácticas y técnicas, en situaciones deautonomía y de descentralización durante el trascurso de la gue-rra moderna. El «nuevo estilo» en materia de sacrificio de lavida, según la canción de las escuadras facistas «¡ Qué meimporta morir!»

CAPITULO XIII.

La descentralización en el mando y la tendencia a reempla-zar 1 a orden por la directiva, también en lo que concierne a losdestacamentos pequeños. Autonomía fundamental en la cola-boración intensiva. Uno de los aspectos de la disciplina: solida-ridad en la responsabilidad.

CAPITULO XIV.

La obediencia activa toma un nuevo sentido; ella semanifiesta por la comprensión y la colaboración. La selecciónde Jelfes. Los caracteres del ambiente y de la clase de los JefesCamaradería integral en igualdad de grado «para cada grado


y alrededor de todos los grados». Las ingerencias ilícitas deun superior invadiendo atribuciones constituyen «un doble deli-to de orden táctico y moral». La defensa del subalterno. Eltemple moral de los verdaderos jefes en el trascurso de una gue-

rra decisiva.

CAPITULO XV.

La estética del campo de batalla actual. Tradición y reali-dad. La Historia Militar es un elemento de cultura general mili-tar, útil e indispensable, pero no un objeto de técnica y de doc-trina. La fuente de los principios de la guerra debe ser encon-trada en la realidad presente. Napoleón. Los caminos de lavictoria.

3. —Conclusiones.

El General Visoonti Prasca termina su obra con una breverecapitulación de las ideas más importantes que ha sustentado.Dice en ella: «La guerra decisiva es la guerra ofensiva,. Ellano es posible sino con la condición de aplicar, en forma integral,el principio de continuidad en algunos casos determinados, aa saber: La adaptación de la preparación militar a los objeti-vos de la política..

La unidad de la maniobra ofensiva y la movilidad de losservicios de atrás.

La adaptación de la disciplina a la táctica.Los elementos nombrados exigen en tales circunstancias

igual continuidad y armonía en la organización y empleo de to-das las actividades de la defensa nacional, ya se trate de fuer-zas morales, estructura ¡social, doctrinas de actualidad, pro-blemas orgánicos, técnicos o administrativos.

La buena fe puesta en la redacción de su obra queda demanifiesto, cuando expresa: «Dejamos al lector la tarea de sacarpartido de los argumentos que hemos desarrollado o destruir-los sin piedad; pero en esta segunda eventualidad le pedimossinceramente que aporte una solución concreta, respecto a laguerra decisiva, que nos guíe por el camino de la solución».

La obra a que me he referido, ha sido bien escrita; pinduda que el ambiente de la Italia actual ha inspirado a su au-tor. Allí, los principales problemas de que trata, puede asegu-rarse que o están resueltos o se hallan en vías de solución. Enese orden de ideas, puede ser considerada como síntesis de ladoctrina fascista en materia de defensa nacional. Los temas estánexpuesto con valentía y originalidad, que bien merecen laatención de todos los lectores.


Son especialmente interesantes aquellos, pasajes relativosa la organización del Regimiento de Infantería, y sus conceptossobre las nuevas formas de la moral y disciplina militar. Estosofrecen un ancho campo a la reflexión y a la auto-crítica perso-nal de cada oficial.

Sus disquisiciones sobre táctica y sus previsiones para elporvenir, constituyen un aporte valioso, ya que se deducen de laexperiencia y no sólo de elucubraciones intelectuales.

Máximas militares de Napoleón.

III PARTE.

(Continuación)

Bonaparte en Arcole(Cuadro del Barón Gros).

XVIII.

Si un general ordinario, que ocupa una mala posi-ción, se ve sorprendido por un ejército superior, notratará de salvarse por otro camino que el de una reti-rada; perno un gran capitán librará su salvación en suosadía, y marchará denodado al ancuentro del ene-migo. Con este movimiento aturde a su adversario; y


si este se muestra irresoluto en su marcha, un generalhábil que sabe aprovecharse de esta indecisión momen-tánea, puede cobrar esperanzas fundadas de victoria, oa lo menos, hacer suya la jornada maniobrando; por 1anoche puede atrincherarse, o replegarse a una posiciónmás favorable. Con esta conducta atrevida, mantieneel honor de las armas, parte muy esencial de la fuezade un ejército.

En 1653 fué sorprendido el mariscal de Turena por el prín-cipe de Conde en una posición en que su ejército se hallaba com-prometido; podía, retirándose, cubrirse con el Poma que teníala facilidad de pasar en Perona, de que no distaba sino medialegua; pero temiendo el mariscal que este movimiento de retira-da tuviese una influencia funesta sobre la parte moral de su ejér-cito, prefirió librar su salvación en la osadía, y marchó al en-cuentro de los enemigos con fuerzas muy inferiores. Después deuna legua de marcha halló una posición ventajosa, donde se pu-so en disposición de esperar el combate; eran las tres de la tar-de; los españoles fatigados no se resolvieron a atacar, y comopor la noche se hubiese cubierto Turena con atrincheramientoscreyeron los enemigos que no debían ya correr los riesgos de unabatalla, y levantaron el campo.

XIX

Una de las operaciones más delicadas de la guerra,es el tránsito de la defensiva a la ofensiva.

El que quiera penetrarse de lo mucho que puede el genioy la audacia para hacer pasar un ejército de la guerra defen-siva a la ofensiva, debe estudiar la primera campaña de Na-poleón en Italia. El ejército de los aliados, mandado por el Ge-neral Beaulieu, tenía cuanto podía hacerle formidable: su fuer-za era de cuarenta mil hombres con doscientas piezas de artille-ría, mientras el ejército francés apenas tenía treinta milhombres, y no llevaba consigo sino treinta cañones a lomás. Hacía mucho tiempo que no se daba al soldado raciónde carne, y aún la de pan no era segura; la infantería estaba malvestida; la caballería, mal montada y en el estado más lastimo-so; todos los caballos de tiro habían perecido de miseria, de ma-nera que el servicio de la artillería no se hacía ya sino con ma-chos; finalmente, hubieran sido necesarios grandes medios pecu-niarios para remediar tantos males, y la penuria del erario eratal que el gobierno no pudo dar más que dos mil luises en me-tálico para abrir la campaña. No podía, pues, el ejército francés.

MAXIMAS MILITARES DE NAPOLEON 291

vivir más tiempo en el país en que se hallaba, y era necesarioavanzar o retroceder. Conociendo Napoleón la ventaja de sor-prender al enemigo, al principio de la campaña, con algún golpedecisivo, trató primero de dar mejor temple a la parte moral delsoldado: en una enérgica alocución a sus tropas, les hace ver queuna muerte obscura les amenaza si permanecen sobre la defen-siva; que de la Francia nada tienen que esperar, pero de la vic-toria todo. "La abundancia, les dice, está en las fértiles llanu-

ras de la Italia; soldados, ¿os faltará valor o constancia?" Apro-vechándose del momento de entusiasmo que acaba de inspirar asus tropas, reconcentra sus fuerzas para echarse con todos sobrelos diferentes cuerpos del ejército enemigo. Como luego despuéslas batallas de Montenotte, Millesimo y Mondovi hubiesen au-mentado la confianza que el General en Jefe había infundido alsoldado, fué tan asombrosa la mudanza en las disposiciones mo-rales de éste, que un ejército, que pocos días antes había acam-pado sobre áridos peñascos, se veía aniquilado diaria y visible-mente por la miseria, extendía ahora sus miras ambiciosas a laconquista de toda la Italia. Un mes después de la apertura de lacampaña, había terminado Napoleón la guerra con el rey de Cer-deña y conquistado todo el Milanesado. Ricos acantonamientoshicieron luego que el soldado francés olvidase las miserias y lasfatigas, consecuencias naturales de esta marcha rápida; al paso

que una administración vigilante empleaba todos los recursos delpaís para organizar el "material" del ejército, y proporcionar

medios necesarios para que volviese a coger nuevos laureles.

XX

No se debe abandonar su línea de operaciones; peroel saber mudarla, cuando las circunstancias lo autori-zan, es una de las maniobras más difíciles del arte dela guerra. Un ejército que cambia hábilmente su lí-nea de operaciones, engaña al enemigo, el cual no sabeya donde están sus propias espaldas, ni cuales son lospuntos febles de aquél para amenazarle por ellos.

Federico ha alterado algunas veces su línea de operacionesen medio de una campaña; pero tenía la facilidad de hacerlo;pues maniobraba entonces en el centro de la Alemania, país abun-dante, en que podía hallar donde quisiera con que remediar las ne-cesidades de su ejército, en el caso en que le cortasen sus comuni-caciones con la Prusia. El mariscal de Turena, en la campaña de1646, abandonó también enteramente su línea de comunicación

M. del E. 7.


a los aliados; pero hacía entonces, lo mismo que Federico, laguerra en el centro de la Alemania, marchaba con todas sus fuer-zas reunidas; y además, habiendo tomado a Rain, aseguró unaplaza de depósito que podía servir de base a sus operacionesCon maniobras ingeniosas y atrevidas, forzó en seguida al ejér-cito imperial a abandonarle sus almacenes, y a volver a entraren el territorio austríaco para tomar cuarteles de invierno. Meparece con todo eso que semejantes ejemplos no son para imi-tados, sino cuando se conoce bien el grado de capacidad del ad-versario, y sobre todo, cuando no hay que temer una insurrecciónen el país donde se establece el teatro de la guerra.

XXI

Cuando ocupamos una posición en que el enemigoamenaza, envolvernos, es necesario reunir prontamentenuestras fuerzas, y amagarle con un movimiento ofensi-vo: con esta maniobra le impediremos que se desguar-nezca, y que venga a acosarnos por los flancos, en elcaso que juzguemos indispensable el pelear en retira-da.

Tal fué la evolución que hizo el General Desaix en 1798 cer-ca de Rastadt. Siendo sus fuerzas inferiores, suplió esta faltacon la osadía, y se mantuvo todo el día en su posición, a pesarde todos los ataques vigorosos del archiduque Carlos; a la nocheefectuó su retirada, con orden, y tomó posición más atrás.

También siguió esta máxima el General Moreau, cuando enla misma campaña dió la batalla de Biberach para asegurar suretirada por los desembocaderos de las montañas Negras. Pocosdías después, dió también la batalla de Schliengen por la mismarazón. Colocado en una buena posición defensiva, amenazaba alarchiduque Carlos aparentando volver a tomar una actitud ofen-siva, al mismo tiempo que todo su tren iba pasando el río por elpuente de Huninga, y él mismo tomaba todas las disposiciones ne-cesarías para retroceder a la otra banda del río.

Debo hacer sin embargo la observación de que es menesterque estas demostraciones ofensivas se ejecuten por la tarde, a finde no comprometerse empeñando muy temprano un combate queno se puede sostener mucho tiempo con buen éxito; la noche y laincertidumbre en que está el enemigo después de una refriega, fa-vorecerán la retirada si se juzga necesaria. Más para encubrireste movimiento de una manera más segura, es menester encen-der lumbre en toda la línea, a fin de engañar al enemigo y no de-jarle percibir este movimiento retrógrado; porque en las retira-das es una gran ventaja el adelantarse a su enemigo una jornada.


XXII

Una máxima de guerra que na se debe nunca echaren olvido, es que se deben reunir los acantonamientosen el punto más lejano y más a cubierto del enemigo, so-bre todo, cuando éste se presenta de improviso. De es-ta manera habrá tiempo para reunir todo el ejércitoantes que el enemigo pueda atacar.

En la campaña de 1645, perdió el mariscal de Turena labatalla de Marienthal, por haber olvidado este principio; por-que si en vez de hacer reunir sus acantonamientos en Erbsthan-sen, hubiese señalado como punto de reunión a Mergentheim, de-trás del Tauber, su ejército se había visto reunido mucho máspronto; de lo cual habría resultado que en lugar de solo tres milhombres que el conde de Merci tuvo que combatir, y con los cua-les no tuvo más que hacer; hubiera tenido que atacar todo elejército francés en una posición cubierta por un río.

Hubo alguno que indiscretamente preguntó al vizconde deTurena por qué había perdido la batalla de Marienthal: "Pormi falta, respondió el mariscal, pero cuando un hombre no hacometido faltas en la guerra, es porque no la ha hecho mucho

X X I I I

Cuando dos ejércitos están en batalla, y el uno tieneque hacer su retirada sobre un puente, mientras el otropuede retirarse sobre todos los puntos de la circuns-ferencia, todas las ventajas están de parte de este úl-timo. Entonces es cuando un general debe ser audaz,dar grandes golpes, y hacer evoluciones rápidas y atre-vidas, principalmente sobre los flancos de su enemigo:en su mano tiene la victoria.

Tal fué la posición del ejército francés en la famosa batallade Leisick, que terminó la campaña de 1813 de una manera har-to funesta para Napoleón, porque el combate de Hanau no po-día ser de ninguna consecuencia, en la situación desesperada enque se hallaba, el ejército.

Me parece que en una situación semejante a la qué se hallóel ejército francés antes de la batalla de Leisick, un General nodebe contar ya con las contingencias favorables que puede traer-le una actitud ofensiva, sino que debe más bien tratar de propor-cionarse los medios que puedan facilitar su retirada. Para lograreste objeto, sería necesario en seguida cubrirse con buenos atrin-cheramientos, a fin de contener los ataques del enemigo con fuer-

294 MEMORIAL DEL EJERCITÓ

zas inferiores, mientras pasasen el desfiladero los bagajes delejército; a proporción que las tropas llegasen a la otra orilla, de-bieran ocupar las posiciones que pudiesen proteger el paso de laretaguardia; la cual se encerraría en una cabeza de puente cuan-do el ejército hubiese evacuado el campo. Durante las guerrasde la revolución, se ha hecho muy poco caso de los atrinchera-mientos, así es que se han visto grandes ejércitos dispersados deresultas de un solo revés, y la suerte de las naciones comprometi-das por las ventajas conseguidas en una sola batalla.

XXIV

El general que hace obrar separadamente a cuerposque no tienen entre sí ninguna comunicación, en frentede un, ejército que tiene un centro común, y cuyas co-municaciones son fáciles, procede de una manera con-traria a todos los buenos principios.

Los austríacos perdieron la batalla de Hohenlinden por ha-ber olvidado este principio. El ejército imperial, a las órdenesdel archiduque Juan, fué dividido en cuatro columnas, que sepusieron en marcha por una selva inmensa, para reunirse en lallanura de Anzing, donde debían sorprender y atacar a los fran-ceses. Más estos diferentes cuerpos que, por decirlo así, no te-nían ninguna comunicación entre sí, se vieron forzados a empe-ñarse en la acción separadamente contra un enemigo que habíatenido la precausión de reconcentrar sus masas, y que podía mo-verse a su albedrío en un terreno reconocido muy de antemano;así es que el ejército austríaco, enfrascado en los desfiladeros dela selva con todo su tren, fué atacado por los flancos y por la re-taguardia, y el archiduque sólo con el favor de la noche, pudorehacer sus divisiones arrolladas y dispersadas. Inmensos fue-ron los trofeos de esta, victoria para el ejército francés, el cualcogió once mil prisioneros, cien piezas de artillería, muchas ban-deras y todos los bagajes del enemigo. Los austríacos dejaronunos siete mil muertos en el campo de batalla.

La de Hohenlinden fué una batalla decisiva respecto a lacampaña de 1800, cuyos triunfos tan brillantes y tan merecidoscolocaron a Moreau en la clase de los mejores Generales de estesiglo.

XXV

Cuando un ejército es arrojado de su primera posi-ción, es menester que el punto, señalado a sus colum-nas para rehacerse esté bastante distante para que elenemigo no pueda impedírselo; porque lo más funestoque puede suceder, es que las columnas sean atacadasseparadamente antes de su reunión.


Una gran ventaja que puede resultar de rehacer sus colum-nas en un punto distante del campo de batalla o de la posiciónque se ocupaba, es que el enemigo queda en un estado de incer-tidumbre respecto a la dirección que se va a tomar. Si divide susfuerzas para perseguirnos, se expone a ver sus destacamentosderrotados separadamente, en el caso en que nos hayamos dadobatante prisa, y hayamos efectuado la reunión bastante a tiem-po para colocarnos entre sus columnas y dispersarlas una trasde otra.

Por medio de una maniobra semejante ganó el General Me-las la batalla de Genola en la campaña de 1799 en Italia. El Ge-neral Championnet, que mandaba el ejército francés, trataba decortar las comunicaciones del ejército austríaco con Turín, ha-ciendo maniobrar separadamente a algunos cuerpos para venir

atacarle por su retaguardia. Melas, que advinó sus proyectos,ejecutó una marcha retrógrada, con la cual hizo creer a, su ad-versario que estaba en completa retirada; sin embargo, el objetode este movimiento no era otro que el de reconcentrar sus fuerzasen el punto de reunión de los diferentes destacamentos del ejér-cito francés, los cuales, favorecidos por su gran superioridad nu-mérica, derrotó y dispersó uno tras otro. El resultado de esta ma-niobra, en que el General austríaco mostró vigor, firmeza y ojomilitar, bastó para asegurarle la posesión tranquila del Piamonte.

El olvido de este mismo principio, fué también la causa deque el General Beaulieu, que mandaba el ejército austro-sardoen la campaña de 1796, perdiese la batalla de Millesimo despuésde haber perdido la de Montenotte. Al tratar de rehacer sus di-ferentes cuerpos en Millesimo, llevaba el objeto de cubrir las cal-zadas de Turín y de Milán; pero Napoleón, conociendo cuantasuperioridad le daba el ardor de las tropas, alentadas por la pri-mera victoria, le atacó antes que hubiese podido reunir sus di-visiones, y por medio de sabias evoluciones, logró separar los dosejércitos combinados, los cuales se retiraron en mayor desorden,el uno por el camino de Milán, y el otro por el de Turín.

XXVI

No se debe hacer ningún destacamento la víspera deldía de u/na batalla, porque en el curso de la noche puedevariar el estado de las cosas, ya sea por los movimientosde retirada del enemigo, o ya por la llegada de grandesrefuerzos que le pongan en estado de hacer guerra ofen-siva, con lo cual, las disposiciones prematuras que se hu-biesen tomado podrían volverse funestas a sus autores.

En 1796 el ejército de Sambra-y-Mosa, mandado por el Ge-neral Jourdan, hacía una retirada tanto más difícil, cuanto ha-


bía perdido su línea de comunicación; sin embargo, viendo dise-minadas las fuerzas del archiduque Carlos, y queriendo retirarsesobre Francfort, resolvió abrirse paso por el camino de Wurtz-burgo, donde no había más que dos divisiones del ejército austría-co . Este movimiento hubiera podido aún efectuarse con buenéxito, si el general francés, que creía no tener sino dos divisionesque combatir, no hubiese cometido la falta de destacar la divisiónde Lefebvre que dejó en Schweinfurt, para cubrir la única comu-nicación directa del ejército con su base de operaciones. Estaprimera falta, y un poco de lentitud en la marcha del generalfrancés, aseguraron la victoria al archiduque que se apresuró areconcentrar sus fuerzas; las dos divisiones de Kray y de War-tensleben, que le llegaron durante la batalla, le pusieron en situa-ción de oponer cincuenta mil hombres al ejército francés, que ape-nas contaba treinta mil combatientes; así es que fué derrotado,y se vió forzado a continuar su retirada por las montañas de Ful-des, en que los caminos son malos y el país escabroso. La divi-sión de Lefebvre, cuya fuerza era de unos catorce mil hombreshubiera podido muy bien restablecer las cosas de manera quelas probabilidades de buen éxito estuviesen a favor del GeneralJourdan; pero tal vez, supuso aquel general con poco fundamen-to, que tenía que forzar sino las divisiones que le cerraban elcamino de Wurtzburgo.

XXVII

Es una regla general que, cuando se quiere dar unabatalla, se deben reunir todas las fuerzas sin despreciarninguna; de un batallón pende a veces el éxito de unajornada,.

Creo no será inútil observar que la prudencia aconse-ja señalar, detrás de la línea de reserva, el punto en que los di-versos destacamentos deben juntarse a la masa del ejército; porque si por causas imprevistas no pudiesen reunirse ante de em-pezar la batalla, no conviene exponerlos a tropezar con el gruesode las fuerzas enemigas, en el caso en que hubiese precisión dehacer un movimiento retrógrado. Es bueno también, hacer demodo que el enemigo no tenga noticias de estos refuerzos, a finde servirse de ellos para darle golpes decisivos. Un socorro quellega a tiempo, decía Federico, asegura el buen éxito de una ba-talla, porque el enemigo lo creerá siempre más fuerte de lo quees, y por esta razón se adelantará.

XXVIII

No hay temeridad mayor ni más contraría a los prin-cipios de la guerra, que la de hacer una marcha de flan-


co por delante de un ejército que tiene sus fuerzas biensentadas, sobre todo, cuando, este ejército ocupa alturasal pie de las cuales hay que desfilar.

Por haber echado en olvido esta máxima, perdió Federico labatalla de Kollin en la primera campaña de 1757. Los prusianos,corno quiera que hubiesen hecho prodigios de valor, perdieroncon todo quince mil hombres y una gran parte de su artillería;al paso que la pérdida de los austríacos no pasó de cinco mil hom-bres. El resultado de esta batalla fué todavía más desgraciado,puesto que el rey de Prusia se vió obligado a levantar el sitio dePraga y a evacuar la Bohemia.

También perdieron los franceses la vergonzosa batalla deRosbach, por haber hecho una marcha de flanco en presencia delejército prusiano. Esta marcha imprudente era tanto más repren-sible, cuanto el príncipe de Subisa, que mandaba el ejército fran-ces, había llevado la negligencia hasta el punto de maniobrar enpresencia del enemigo, sin tener ni vanguardia ni flanqueadores:así es que, su ejército, cuya fuerza era de cincuenta mil hombres,fué desbaratado por seis batallones y treinta escuadrones. Per-dió siete mil hombres, veintisiete banderas y gran número de pie-zas de artillería; los prusianos no perdieron entre muertos y he-ridos, sino trescientos hombres. Así que, por haber olvidado esteprincipio, que no se debe nunca hacer marchas de flanco delantede un ejército formado en batalla, perdió Federico en Kollin suejército, y Subisa en Rosbach su ejército y su honor.

XXIX

Cuando un general proyecte dar una gran batalla, ha-ga de manera que todas las probabilidades, todas lascontingencias, estén a su, favor y le prometan la victo-ria, especialmente si tiene que haberlas con un gran ca-pitán; porque ¡desdichado de él! si es derrotado, aun-que se halle en Medio de sus almacenes, cerca de susplazas fuertes.

Se debe hacer la guerra sin dejar nada a la aventura, ha di-cho el mariscal de Sajonia, y en esto principalmente se reconocela habilidad de un general; más, cuando ya se ha dado una bata-lla, es menester saber sacar partido de la victoria, y sobre todo,no contentarse con haber ganado el campo de batalla, según esantigua usanza.

Por esta negligencia en llevar al cabo el primer triunfo con-seguido, se vió forzado el ejército austríaco, después de haberganado el campo de batalla de Marengo, a evacuar al día siguien-


te toda la Italia. El General Melas, viendo a los franceses en re-tirada, dejó la dirección de los movimientos del ejército a su Je-fe de Estado Mayor, y se retiró a Alejandría, para descansar delas fatigas de la jornada. El Coronel Zach, no menos convencidoque su general de que ya no había ejército francés, sino (soldadoshuidos, y que nada restaba que hacer, sino seguirles al alcance,formó las divisiones en columna de marcha, de manera que elejército imperial esperaba la orden de proseguir su marcha victo-riosa. Eran ya cerca de las cuatro cuando el General Desaix sejuntó al ejército francés con su división; su llegada restablecióalgún tanto el equilibrio de las fuerzas; sin embargo, Napoleónestuvo perplejo un momento, sobre si se resolvería a tomar otravez la actitud ofensiva,, o bien, a utilizar este cuerpo para asegu-rar su retirada. El ardor que mostraban las tropas de volver a lacarga, disipó luego su irresolución; recorre el mismo rápidamen-te el frente de sus divisiones y dirigiéndose a los soldados, les di-ce: "Es bastante retroceder para hoy; sabéis que siempre hagonoche en el campo de batalla". Responde el ejército con un gritounánime, que le parece a Napoleón un presagio de la victoria.Vuelve éste a tomar la actitud ofensiva,; y la vanguardia austria-ca sobrecogida y amedrentada al ver una masa formidable quedesemboca de improviso por un punto donde muy poco antes nose descubrían sino fugitivos, da la vuelta y se echa en desórdensobre el grueso de la columna; bien pronto se vió el ejército ata-cado impetuosamente por el frente y por los flancos, y puesto encompleta derrota.

En la campaña de 1760, experimentó el mariscal Daun en labatalla de Torgan casi la misma suerte que Melas. La posicióndel ejército austríaco era excelente; tenía su izquierda en Torgau,su derecha en la meseta de Siptiz, y su frente cubierto por ungran estanque. Federico formó el proyecto de flanquear la de-recha para atacarla por la espalda, y para conseguirlo dividió suejército en dos cuerpos; el uno a las órdenes de Ziethen, para ata-car de frente siguiendo las orillas del estanque; y el otro, a cuyacabeza marchó él mismo, para flanquear la derecha de los aus-tríacos. Más, como el mariscal Daun hubiese tenido noticia de lasmaniobras de su adversario, mudó de frente por medio de unacontramarcha, y se halló así en situación de rechazar los ataquesde Federico, a quien forzó a retirarse. Estos dos cuerpos del ejér-cito prusiano habían obrado sin comunicación; sin embargo, elgeneral Ziethen por el ruido que se iba alejando infirió que el reyhabía sido arrollado, y empezó un movimiento por su izquierdapara tratar de unirse a él. Más, habiendo tropezado cinco bata-llones de la reserva, aprovechóse el general prusiano de este re-fuerzo para volver a ponerse sobre el pié de guerra ofensiva; re-nueva, pues, el ataque vigorosamente, apoderándose de la mesetade Siptitz, y poco después ocupa todo el campo de batalla, Se ha-


bía ya puesto el sol, cuando el rey de Prusia recibió la noticia deeste feliz acontecimiento; dió la vuelta a toda prisa, aprovechósede la noche para reorganizar las reliquias de su ejército, y al díasiguiente de la batalla se apoderó de Torgan. Estaba el mariscalDaun recibiendo norabuenas por su victoria, cuando supo que elejército prusiano había vuelto la cara con vigor y felicidad a losque acababan de forzarle a la retirada; ordenó al punto la suya,y al despuntar el día, repasaron los austríacos el Elba, habiendoperdido doce mil hombres, ocho mil prisioneros y cuarenta y cin-co piezas de artillería.

Después do la batalla de Marengo, el general Melas, sin em-bargo, de hallarse en medio de sus almacenes y de sus plazasfuertes, se vió forzado a abandonarlo todo para salvar los restosde su ejército. El general Mack capituló después de la batalla deUlm, como quiera que estuviese entonces en el centro de su país.Los prusianos, después de la batalla de Jena, a pesar de sus al-macenes y reservas, y lo franceses después de la de Waterloo, sevieron forzados a rendir las armas. De donde se puede deducirque, después de haber perdido una batalla, el mayor mal no es lapérdida de los hombres y del material, sino el desaliento que es laconsecuencia inevitable de una derrota. Como el valor y la con-fianza recrezcan en el vencedor a proporción que disminuyen enel vencido, es indispensable que, cualesquiera que sean los recur-sos de un ejército, se convierta una retirada de derrota, si el gene-ral en jefe no reune el genio a la audacia, la firmeza a la perse-verancia, para volver a entonar la parte moral de su ejército.

El deber de una vanguardia no consiste en avanzar oretroceder, sino en maniobrar. Debe estar compuestade caballería ligera, sostenida por una reserva de caba-llería de línea, y de batallones de infantería con susbaterías para sostenerlos. Es menester que sean tropasescogidas las de la vanguardia, y que los generales, ofi-ciales y soldados sepan todos perfectamente la tácticaque necesitan aplicar cada uno según su grado. Una tro-pa que no estuviese bien instruida no serviría en la van-guardia sino de engorro.

Federico era de opinión que una vanguardia debe componer-se de destacamentos de tropa de cada arma; es menester que elque la mande, sepa elegir con inteligencia sus campamentos, yque por medio de numerosas patrullas tenga por momentos noti-cia de lo que pasa en el lado enemigo. El deber de una vanguar-dia, durante la guerra, no es combatir, sino observar al enemigo,a fin de cubrir los movimientos del ejército. En las retiradas, de-


be cargar con vigor, y procurar envolver los bagajes y los cuer-pos aislados que persigue' para llenar este objeto, conviene re-forzarla con todos los escuadrones disponibles de caballería lige-ra.

XXXI

Es contrario a los usos de lo, guerra el introducirparques y la artillería gruesa en un desfiladero, sin ha-berse de antemano apoderado del extremo opuesto; encaso de retirada, embarazarán y se perderán. Un gene-ral, que sepa su deber, los dejará en una buena posicióny convenientemente escoltados, hasta hacerse dueño dela salida del desfiladero.

Nada es más engorroso para la marcha de un ejército que elllevar muchos bagajes. En la campaña de 1796 abandonó Napo-león su tren de sitio al pie de los muros de Mantua., después dehaber clavado las piezas de artillería y roto las cureñas; con es-te sacrificio adquirió la facilidad de hacer maniobrar rápidamentesu pequeño ejército, a fin de tener en todas partes la iniciativa yla superioridad sobre las fuerzas numerosas, pero divididas, delmariscal Wurmser. El general Moreau, en su retirada a Italia en1799, precisado a maniobrar por las montañas, prefirió separarsede todo su parque de reserva, que dirigió a Francia por la gar-ganta de Fenestrelle, antes de embarazar su marcha llevandoconsigo los trenes. Semejantes ejemplos son de imitar; porquesi por la rapidez de las marchas y la facilidad de reconcentrar susfuerzas en los puntos decisivos, se consigue la victoria, el mate-rial de un ejército se repone bien pronto; pero al contrario, si unoes vencido y forzado a retirarse, con dificultad podrá salvar sustrenes, y se debe felicitar el que ha tenido la prudencia de aban-donarlos a tiempo, pues que no hubieran servido sino para au-mentar los trofeos del enemigo.

XXXII

Es un principio que no se debe olvidar, el que entrelos diferentes cuerpos que forman la linea de batalla,no se dejen intervalos por donde el enemigo pueda pe-netrar, a no ser en el caso que se trate de hacerle caeren algun lazo.

En la campaña de 1757, el príncipe de Lorena que cubría aPraga con el ejército austríaco se dió cuenta que los prusianostrataban de dar más extensión a su frente de manera que sobre-saliese su ala derecha, con el objeto de envolverle por el flanco y


la espalda; ordenó al punto que la infantería de esta ala, hi-ciese un cuarto de conversión hacia atrás, de manera que pudieseformarse en escuadra o ángulo recto a la extremidad del centro.Más, esta marcha, ejecutada en presencia del enemigo, no estuvoexenta de algunos desórdenes; las cabezas de columnas, que ha-bían marchado con demasiada rapidez, se prolongaron mucho, yhabiéndose formado en seguida por la derecha, dejaron un gran-intervalo cerca del angulo saliente. Habiendo Federico adver-tido este yerro, dióse prisa a sacar partido de él; ordenó al cuer-po del centro, mandado por el duque de Bewern, que se introdu-jese en este vacío, y esta maniobra fué decisiva para el éxito dela batalla. El príncipe de Lorena, derrotado y perseguido, se re-tiró a Praga, con pérdida de diez y seis mil hombres y doscientaspiezas de artillería.

Se debe notar, sin embargo, que no conviene introducirse enlos intervalos que presenta un ejército en batalla, sino cuando setiene a lo monos una fuerza igual a la del enemigo y se puede ha-cer sobresalir el frente al de uno de sus flancos; porque sólo en-tonces se puede esperar cortar el ejército por su centro para ata-car separadamente sus dos alas. Más. cuando nuestro número esinferior, nos exponemos a ser contenidos por las reservas y des-truídos por las alas del enemigo, que puede entonces desplegar-se sobre nuestros flancos para envolvernos. Por medio de estaevolución ganó el mariscal de Berwick la batalla de Almansa enla campaña de 1707 en España. El ejército anglo-portugués, alas órdenes de milord Galloway vino a sitiar Villena; pero elmariscal de Berwick que mandaba el ejército francés y español,dejó su campo de Montealegre, y se dirigió a aquel pueblo parahacer levantar el sitio. Al aproximarse Berwick, el general in-glés que deseaba dar la batalla, salió a recibirle en las llanuras deAlmansa. El éxito estuvo mucho tiempo indeciso; más como laprimera línea del cuerpo mandado por el duque de Popoli hubie-se sido rota, el caballero de Asfeld, que mandaba la segunda, dis-puso sus masas de manera que formasen intervalos entre sí; ycuando los ingleses que seguían el alcance a la primera línea, lle-garon a sus reservas, se aprovechó de la confusión en que se ha-llaban, para atacarlos por el flanco, y los deshizo enteramente..El mariscal de Berwick, viendo el feliz resultado de esta manio-bra, abre el frente de su línea de batalla, y desplegándose sobrelos flancos del enemigo, al mismo tiempo que las reservas soste-nían el ataque sobre el frente y la caballería maniobraba a la es-palda, consiguió el triunfo mas completo. Milord Galloway, he-rido y perseguido, a duras penas pudo reunir las reliquias de suejército y las hizo entrar en la plaza de Tortosa.


XXXIII

Los campos de un mioma ejército deben siempre estarsituados de manera que puedan sostenerse mutuamente

En la batalla de Dresde, en la campaña de 1813, el campo delos aliados a la orilla izquierda del Elba era enteramente defec-tuoso, aunque colocado en alturas dominantes, pues que se hallacortado por una quebrada muy escarpada; de suerte que el alaizquierda se hallaba enteramente aislada respecto al centro y ala derecha. Esta viciosa disposición no se ocultó al ojo penetran-te de Napoleón, que dirige al punto, toda su caballería y doscuerpos de infantería sobre la izquierda del enemigo, la ataca confuerzas superiores, la desbarata y le hace diez mil prisioneros sinque pueda ser socorrida.

XXXIV

Cuando el ejército enemigo se halla cubierto por unrío sobre el cual tiene muchas cabezas de pítente, esmenester guardarse de atacarle de frente; esta disposi-ción diseminaría nuestro ejército y nos expondría a sercortados. Lo que conviene hacer en este caso, es formarcolumnas en escalones, y aproximarse en esta disposi-ción al río que se quiere pasar, de suerte que, el enemi-go no pueda atacar ninguna otra columna, sino la másavanzada, sin tener él mismo que descubrir su flaco.Durante este tiempo las tropas ligeras seguirán la ori-lla del río; y cuando se haya determinado el punto pordonde se quiere pasarle, es menester dirigirse a él rá-pidamente y echar el puente. Es necesario además, ob-servar que este punto debe siempre estar distante delescalón de frente, a fin de engañar al enemigo.

Si Be ocupa una ciudad o una aldea en la ribera opuesta a laque está el enemigo, es ventajoso elegir este sitio para punto depaso, porque es más fácil cubrir el parque de reserva, los trenesdel ejército, y ocultar los trabajos del puente en una ciudad queen campo raso. Es también una gran ventaja efectuar el pasode un río en frente de una aldea cuando está débilmente guar-necida por el enemigo, porque al punto que la vanguardia hadesembocado en la otra ribera, puede forzar este puesto, colo-carse en él, y por medio de algunas obras defensivas, convertir-le prestamente en cabeza de puente; por este medio se asegura alresto del ejército la facilidad de efectuar el paso.


XXXV

En el momento, en que somos dueños de una posiciónque domina la ribera opuesto, adquirimos muchos me-dios de facilitar el paso de un rio, sobré todo, si esta po-sición tiene bastante extensión para colocar en ella ungran numero de piezas de artillería. Esta ventaja esmenor si la anchura del río es de más de trescientastoesas, porque no llegando la metralla a la riberaopuesta, las tropas que defienden el paso pueden fá-cilmente desfilar y ponerse a cubierto del fuego. Loque sucederá entonces, es que si los granaderos encar-gados de pasar el río para proteger la construcción delpuente, pueden llegar a la otra ribera, serán destruidospor la metralla del enemigo, porque sus baterías colo-cadas a doscientas toesas del desembocadero del puente,están bastante a tiro para hacer un fuego muy mortífe-ro, aunque distantes mas de quinientos toesas de las ba-terías del ejército que quieren pasar, de suerte que tie-ne enteramente a su favor la ventaja de la artillería. Asíes que en este caso, el paso no es posible sino cuando seconsigue sorprender al enemigo, y hay una isla inter-media que proteja las tropas que acomenten; o cuandohay un recodo o ángulo muy entrante que permita es-tablecer baterías que crucen los fuegos del enemigo, enla gola o garganta. Esta isla o este recodo, formannaturalmente una cabeza de puente, y hacen, que la ven-taja sea para el ejército que ataca.

Federico ha dicho que el paso de los grandes ríos, en presen-cia del enemigo, es una de las operaciones más delicadas de laguerra. El buen éxito en tal caso estriba en el secreto, en la ra-pidez de las evoluciones y en la puntual ejecución de las órdenesdadas para los movimientos de cada división; pues, para superareste obstáculo en presencia del enemigo y sin su noticia, no sólo esnecesario que las disposiciones estén bien tomadas, sino también,que sean ejecutadas sin confusión.

Cuando un rio tiene menos de sesenta toesas, y el ejér-cito que quiere pasarlo es dueño de una posición quedomina sobre la ribera opuesta, las tropas que se en-

* Toesa: Antigua medida francesa de longitud, equivalente a un metro ynovecientos cuarenta y nueve milímetros.—La Dirección.

XXXVI


vían a la otra banda, estando bajo la protección de laartillería, se hallan con tantas ventajas que, si el ríoforma un pequeño recodo, es imposible para el enemigoel impedir la construcción del puente. En este caso losmás hábiles generales cuando han podido prever elproyecto de su enemigo, y llegar con su ejército al pun-to por donde trata de pasar, se han contentado con opo-nerse al paso del puente. Siendo este un verdadero desfi-ladero, es menester colocarse formando un semicírculoen derredor de su extremidad, y desfilar, para resguar-darse del fuego de la ribera opuesta, a distancia de res-cientas o cuatrocientas toesas.

En la campaña de 1705 en Italia, queriendo el príncipe Eu-genio de Saboya ir a socorrer al príncipe del Piamonte, buscabaun punto favorable para forzar el paso del Adda, guardado porel ejército francés al mando del duque de Vendome. El príncipeEugenio, después de haber elegido una posición ventajosa, hizoplantar una batería de veinte cañones en una posición que domi-naba la ribera opuesta, y por medio de atrincheramientos para-lelos que hizo levantar en la pendiente de esta eminencia, pusosu infantería a cubierto del fuego del enemigo. Se trabajaba conardor en la construcción del puente, cuando se presentó el du-que de Vendome con todo su ejército: quiso en el primer momen-to oponerse a los trabajos del puente; más, después de haber exa-minado la posición del príncipe Eugenio, lo tuvo por imposible:por esta razón colocó su ejército fuera del alcance de las bateríasde este general, apoyando sus dos alas en el río de manera queformulaban un arco cuya cuerda era el Adda. El mariscal quehabía cubierto su posición con atrincheramiento, y con troncos yramas, podía cargar las columnas según fuesen saliendo del puen-te, y derrotarlas así sucesivamente. Eugenio, reconocida la posi-ción de los franceses, tuvo el paso por imposible, y por la nochelevantó el campo, después de haber hecho retirar el puente.

Con una maniobra semejante, en la campaña de 1809, fonzóel archiduque Carlos al ejército francés a volver a entrar en laisla de Lobau, después de haber desembocado en la orilla izquier-da del Danubio. La marcha del archiduque era enteramente con-céntrica; amenazaba atacar a Gros-Aspern por su derecha, a Es-ling por su centro, y a Enzersdorf por su izquierda; su ejército,que tenía sus dos alas apoyadas en el Danubio, formaba una se-micircunsferencia en derredor de Esling. Napoleón hizo atacarel centro de la línea de batalla de los austríacos, y lo rompió; pe-ro después de haber forzado la primera línea, se vió rechazadopor las reservas. Los puentes sobre el Danubio acababan de serarruinados, muchos cuerpos y los parques de artillería estabanaún sobre la orilla derecha, y este contratiempo, unido a la posi-


ción ventajosa del ejército austríaco, impelió a Napoleón a orde-nar la retirada sobre la isla de Lobau; esta isla en que hacíaconstruir muchas obras de campaña, presentaba todas las venta-jas de un excelente campo atrincherado.

XXXVII

Es difícil impedir el paso de un río a un enemigo quetiene tren de puente. Cuando el ejército que se oponeal paso tiene por objeto el cubrir un sitio, al punto elgeneral adquiere la certidumbre de que no puede im-pedirlo, debe tomar sus medidas para llegar antes queel enemigo a una posición intermedia entre el río quedefiende y la plaza que cubre.

Se puede aún añadir que esta posición intermedia debe ser re-conocida de antemano, y lo que es mejor, atrincherada porque elenemigo no podrá hacer un movimiento ofensivo sobre el cuerpodestinado a los trabajos del sitio, sino cuando haya arrollado es-te ejército de observación, el cual, defendido por su campo, pue-de esperar el momento favorable para atacar por el flanco o porla espalda. Este ejército, atrincherado así, tiene además, la ven-taja de estar reconcentrado; al paso que el enemigo tiene que ha-cer destacamentos; si quiere cubrir su puente y vigilar sobre losmovimientos del ejército de observación, para atacar el de sitioen sus líneas sin exponerse ya a ser flanqueados o atacado por

la espalda, ya a ver su puente amenazado.

Abastecimiento y comunicacionesen los Ejércitos.

Por el Tte. Coronel Gaussot.

Consideraciones sobre la reciente Campaña de Etiopía.

Traducción del portugués por el Mayor J. M. Silva Plazas.

(Conclusión)

II — Los Servicios de Abastecimiento y Evacuación

Antes de exponer los problemas de abastecimiento y deevacuación del ejército italiano y las soluciones que les fuerondadas, conviene hacer una observación preliminar sobre la or-ganización general de los servicios.

Se lee, en efecto, en noticias de la prensa como asimismoEscrito por la pluma de ciertos críticos militares, que en Etio-pía el servicio de intendencia había sido el abastecedor exclu-sivo del frente no sólo de víveres, forrajes, elementos de cam-paña y de equipo, sino que también, de municiones, material defortificación, transmisiones, etc. Es así por ejemplo que el ser-vicio de intendencia habría abastecido para las dos batallas deReiré y de Tembien 250.000. mochilas, 85.000. estacas de hie-rro, 43 toneladas de alambre de púas, etc. De ésto se concluye,falsamente, que el ejército italiano haya realizado la unifica-ción, en un solo servicio, de todos los servicios abastecedores es-pecializados .

En realidad no hay en ello sino un mal entendido, apenasuna cuestión de palabras.

Lo que los italianos designan por el vocablo "intendencia"es el conjunto de servicios de abastecimiento, colocados bajo laautoridad de la Intendencia General, que, en nuestro vocabula-rio, tendría, el título de Director General de los Servicios(Cuartel Maestre).

M. del E. 8.


Respecto al Servicio de Intendencia, tal cual lo entende-mos, esto es, encargado de abastecer al Ejército de vívere, fo-rrajes, equipo y vestuario, y material de campaña, es designa-do en el Ejército italiano por la expresión "Servicio de Comisa-riato".

A despecho de las apariencias, no hay pues, en la organi-zación general de los servicios en el decurso de la campaña deEtiopía, ningún abandono de los principios sobre los cuales has-ta hoy, esta organización reposa en todos los Ejércitos moder-nos:

— especialización de los servicios, correspondiendo a ne-cesidades técnicas;

— centralización de los servicios bajo una dirección ge-neral, dependiente directamente del Comandante, único due-ño de la maniobra en todos sus dominios.

Estudiaremos sucesivamente, en seguida:— el servicio de Ingenieros;— el servicio de Sanidad;— el servicio de Intendencia (o de Comisariato)— el servicio de Material de Guerra.

El servicio de Sanidad.

El servicio de Sanidad en el Ejército italiano, desempeñoun papel capital y asaz particular. Las dificultades que habíaque afrontar provenían menos del enemigo, valiente y numero-so, pero mal armado, que del clima, uno de los más hostiles aleuropeo, que vive siempre aglomerado y en actividad. El papeldel servicio de sanidad fué pues, esencialmente, la preservaciónde los efectivos.

Las pérdidas causadas por el enemigo fueron relativamentereducidas. Los cálculos oficiales, si bien no concuerdan de unmodo absoluto, están de acuerdo sobre su magnitud. Los comu-nicados oficiales acusan para la batalla de Enderta, que duró seisdías, las siguientes pérdidas:

Muertos: 12 oficiales y 122 soldados.Heridos: 24 oficiales y 499 soldados.

Para la segunda batalla de Tembien, que duró cuatro días:

Muertos y heridos: 30 oficiales y 600 soldados, de los cuales 500metropolitanos.

Piara la batalla de Sciré, que duró cuatro días:

Muertos y heridos: 56 oficiales y 747 soldados, de los cuales 629metropolitanos.

ABASTECIMIENTOS Y COMUNICACIONES EN... 309

En total las pérdidas llegaron, hasta la toma de Addis Ab-beba:

Muertos: 2,500 metropolitanos de los cuales 250 oficiales, 1.600africanos.

Heridos: Un total de 10.000 a 12.000.

Así, en siete meses de campaña, y después de cinco batallasque duraron, cada una, varios días, las 17 divisiones del ejérci-to italiano, tuvieron menos bajas de lo que tuvieron en un solodía de batalla del frente occidental en 1918 (1).

Cabe observar que la mayor parte de las pérdidas italianasocurrieron en el frente estabilizado — Sur de Makallé y margenN. de Tacazzé — donde el ejército italiano se estabilizó desdeprincipios de noviembre hasta principios de marzo. Las poco nu-merosas evacuaciones sanitarias no presentaron ninguna dificul-tad, porque fueron hechas sobre retaguardias organizadas (2).

Las principales dificultades provenían de las condiciones cli-matéricas : el clima tropical y generalmente el clima tropical dealta montaña, exigía que las tropas fuesen empleadas solamentemediante ciertas precauciones; por otra parte, debíase afrontartodas las molestias de los países cálidos. Las medidas tomadasdebían, pues, procurar la aclimatación de las tropas, su higieney la profilaxia de las enfermedades tropicales.

Massaua es, ciertamente, uno de los puertos más cálidos delmundo. En el verano el termómetro marca, de día, a la som-bra, 40 a 45 grados y generalmente no desciende en la noche aba-jo de 30 grados. Calor húmedo, sin ninguna brisa que lo refres-que; y fué durante el verano, de mayo a octubre de 1935, que elejército italiano atravesó Massaua, punto de pasaje obligado en-tre Italia y Eritrea. Y fué aquí donde se organizó, obligadamen-te, la base marítima de la expedición y, por consecuencia, dondefueron transbordadas centenas de millares de toneladas de mer-caderías diversas.

(1) Las pérdidas Etíopes parecen haber sido infinitamente más pesadas,Los comunicados italianos hablan de: 18.000 hombres fuera de combate, de los

cuales, 6.000 muertos en la batalla de Enderta; 10.000 hombres fuera de com-bate en la segunda batalla de Tembien; 5.000 hombres fuera de combate en labatalla de Sciré. Esa desproporción es muy explicable no solamente por la su-perioridad del armamento italiano, como también por los procedimientos de

combate arcaicos de las tropas del Negus.(2) No tenemos informaciones sobre la organización del servicio de sani-dad en el decurso de la marcha de las columnas motorizadas sobre Gondar y

sobre Addis Abbeba. Las disposiciones, que habrían sido ciertamente previstaspara el caso de combate no fueron ejecutadas porque esas dos operacionesfueron realizadas sin lucha.


Para las tropas destinadas al frente, fué relativamente fá-cil substraerlas a los peligros de una permanencia prolongada ensemejante lugar; ellas eran, en efecto, evacuadas inmediatamen-te después del desembarco por camiones o en cortas etapas hechasde noche hacia una zona del frente situada en el altiplano. En-cuanto a los estibadores (cargadores), de los cuales una granproporción (cerca de 1.500) eran italianos reclutados en los puer-tos de la península, trabajaban en la medida de lo posible segúnun horario que evitaba los momentos más calurosos de la jornaday su alimentación, higiene y alojamiento eran objeto de cuidadosparticulares.

Desde que se llega a Asmara el clima ofrece sorpresas. A2.400 metros de altura, aún en el verano, disfrútase de una tem-peratura más agradable. La media anual es de 17 grados, en losmeses de verano de 22 grados, con máxima y mínima absolutasde 30 y de 5 grados, repectivamente. Pero esta temperatura de-liciosa está acompañada de una presión atmosférica extremada-mente baja; la de agosto de 1935 oscilaba, en Massaua, en tornode 750, en tanto que en la misma época, en Asmara, era de 580.Esto daba origen a ciertas perturbaciones fisiológicas, particu-lamiente graves en los individuos nerviosos o cardíacos: palpita-ciones, dolores de cabeza, insomnios, hemorragias nasales y delas orejas. Como consecuencia, una fatiga rápida al menor es-fuerzo, (1) imposible al principio correr, hacer sport, cargar bul-tos. Gran "handicap" para los naturales de la región mediterrá-nea, sobre todo, en presencia de un adversario que, aclimatadopor naturaleza, es uno de los mejores marchadores del mundocapaz de hacer 70 kilómetros por día y 7 kilómetros por hora.

Para remediar, en la medida de lo posible, los inconvenien-tes del clima de montaña, las tropas venidas de Italia fueron en-trenadas progresivamente. Así es como las unidades desembar-cadas en la Eritrea, antes de alcanzar Asmara, se detenía algu-nos días en Nefasit, a 1.200 metros. Y cuando después de un se-gundo esfuerzo alcanzaban el altiplano, solamente eran sometidasa esfuerzos moderados (las marchas, por ejemplo, no sobrepasa-ban 10 kilómetros).

A continuación, en el curso de las operaciones que hicieron,sucesivamente, pasar al ejército italiano por los valles humedos,de fuerte temperatura y por montañas de 3.000 metros donde elaire faltaba, las largas marchas a pie y los movimientos rápidos

(1) Esta falta de presión tuvo otras consecuencias sobre los motores delos automóviles y de los aviones: el consumo de esencia era mayor y los deco-llages más difíciles; hubo que modificar las características de ciertos apara-tos y aumentar las pistas.

ABASTECIMIENTOS Y COMUNICACIONES EN.. 311

fueron, de resto generalmente exigidos a los contingentes eritrea-nos, por cuanto hubo la tendencia de reservar las divisiones me-tropolitanas para las acciones del choque.

Puédese asimismo preguntar si los procedimientos empleadospara ejecutar la marcha sobre Addis Abbeba no respondían, enuna cierta medida, a preocupación de orden higiénico; los eri-treanos marchaban a pie como exploradoras, en cuanto a los eu-ropeos, seguían en camiones.

La obra de aclimatación fué, naturalmente, completada pormedidas que miraban más directamente a la preservación y a laconservación de los efectivos; medidas de orden higiénico y me-didas de orden profiláctico.

En el dominio de la higiene es preciso anotar, en particular,las medidas tomadas. Para asegurar un abundante y difícil re-abastecimiento de agua, en el cual intervinieron los servicios deIntendencia y de Ingenieros;

—Para completar racionalmente la porción de víveres quecontenía apenas un poco de vino, pero en cambio limones, a razónde tres por semana y por hombre, a fin de compensar la falta delegumbres frescas;

—Para asegurar el aseo individual de los soldados, particu-larmente en un país donde pululan todas las especies de parásitos,cada batallón era dotado de un camión con duchas ;

—Para que el vestuario correspondiese a las necesidades declima: casco colonial.

En cuanto a las enfermedades a temer, su enumeración, aúnlimitada a las más comunes, es muy larga: paludismo, disenteríaamibiana, viruela, fiebre tifoidea, tifo, cólera, lepra, etc.

La Etiopía, en opinión (de los observadores, debido a la ig-norancia de sus habitantes tienen, de un modo absoluto, de losmás elementales principios de la higiene, es la tierra predilectade todas las enfermedades.

El tifo y la desintería, en particular, se hallan allí en estadoendémico, el paludismo reina en todas las regiones bajas, la pes-te se encuentra en la frontera del Sudán, y en fin, en 1935, lasprovincias del Norte del Imperio estaban, precisamente, devas-tadas por una epidemia de meningitis cerebro-espinal.

El Gobierno italiano confió la "Inspección General de losServicios Sanitarios de Africa Oriental" a aquél que, al princi-pio de este siglo, descubrió el "trepanosoma", la enfermedad delsueño, que después de largas peregrinaciones en Africa y en Asia,dirigió, después de 1931 el Instituto Romano de las enfermedadestropicales — al propio Aldo Castellani. Y, bajo la alta autori-dad de este gran sabio, la campaña profiláctica fué conducida dea manera más científica y enérgica,


Todos los médicos designados para el Africa Oriental, entrelos cuales los médicos de reserva, fueron convocados por seriepara hacer un curso en el Instituto de enfermedades tropicales

El personal, oficiales y soldados fué antes de su partida pa-ra Etiopía, no solamente sometido a selección rigurosa, sinotambién vacunado contra la viruela, la fiebre tifoidea, el para-tifo A, B, T, y el cólera.

En cuanto a la lucha antipalúdica, fué dirigida por los pro-cedimientos clásicos de quinización y de petrolización de lasaguas estancadas. La travesía del valle de Mareb fué precediday seguida de 15 días de quinización para todo el efectivo.

En fin, desde que hubo posibilidad, el mal fué atacado en subase, esto es, en las poblaciones etíopes: Exámenes sanitarios mi-nuciosos de las regiones ocupadas, apertura de dipensarios, va-cunación obligatoria de los habitantes contra la viruela, inter-nación de los leprosos, muy numerosos, en particular en el Ti-gré, etc.

A pesar de tantas precauciones, el servicio sanitario tuvo lasabiduría de preveer que los evacuados serían numerosos. Des-de octubre de 1935, había en la Eritrea cerca de 20.000 camas dehospital y en la Somalia cerca de 3.000.

Además de esto, una docena de buques, entre los mejores ylos más lujosos, fué convertida en navios hospitales y asegurabalas evacuaciones de Massaua, no para Italia, que recibió muy po-cos heridos y enfermos, sino para las Islas del Dodecaneso, mu-cho más próximas.

El número de evacuados fué, según estimación aproximada,el siguiente:

En octubre de 1935, antes de la iniciación de las actividadeshabían pasado por el Canal de Suez más de 12.000 evacuados.

Entre estos millares de enfermos, la gran mayoría era deoperarios civiles. Las relaciones más o menos oficiales han insis-tido varias veces y repetido la excelencia del estado sanitario delejército.

De todo esto, sin duda se llega a la conclusión que:—Gracias a las precauciones tomadas, las pérdidas por en-

fermedades, si bien más importantes que las causadas por el fue-go, quedaron muy lejos de las cifras catastróficas alcanzadas enciertas campañas coloniales.

—Los trabajadores civiles fueron más afectados que los com-batientes, probablemente por haber trabajado en condiciones másinsalubres y por habérseles aplicado de modo más restrictivo, lasmedidas de higiene prescritas.

El servicio de Ingenieros.

El servicio de Ingenieros tuvo que resolver tres problemasprincipales que, por orden de importancia, se puede clasificarasí:


—Construcción de vías de comunicación;—Creación de reservas de agua; y—Reaprovisionamiento de las unidades en cuanto a herra-

mientas y material de fortificación.Ya tuvimos ocasión de subrayar cuan estrecha y constante

fué, durante la campaña de Etiopía, la relación entre el avancede la red de carreteras y el ritmo de las operaciones.

El Comando italiano, habiendo decidido usar contra los etío-pes todos los materiales en servicio en un gran ejército moderno,vióse en las contingencias de adaptar previamente el terreno alfuncionamiento de esos medios.

Esto refluyó en la propia organización del ejército italiano,teniendo como consecuencia, entre otras, la formidable propor-ción de trabajadores en la retaguardia, en relación a los comba-tientes del frente.

Bajo el punto de vista, técnico, la construcción de las víasde comunicación realizóse progresivamente, teniendo por objeti-vo la construcción de una red susceptible de soportar la circula-ción intensa de automóviles, aún durante la estación de la lluvia.

En 1935, después de 50 años de ocupación de Eritrea, exis-tía solamente de Massaua a Asmara, una mediocre pista que,después de cada tempestad, necesitaba reparaciones. En marzode 1935, cuando los primeros preparativos daban al puerto deMassaua una actividad nunca vista, fué menester, en virtud delo precario y del peligro propio del empleo del camión, utilizara veces el convoy de camellos para desembarazar los muelles.Más, pronto llegaron los trabajadores civiles. Durante el vera-no, en toda la zona del litoral, construyóse una nueva carreteray en cuanto a la montaña, se limitaba a rectificar el antiguo tra-zado .

En el mes de septiembre la carretera ya estaba empedraday petrolizada; más la circulación solamente era posible en unsolo sentido, haciéndose, por día, 12 horas en sentido ascenden-te y 12 horas en sentido descendente.

En territorio etíope, se notaba el mismo adelanto progresivode los trabajos. En la huella de las unidades del frente, las uni-dades de reserva se empeñaban inmediatamente en el trabajo,mejorando las ténues pistas existentes, de manera que permitie-sen, lo más pronto posible, el tránsito de vehículos automóvileslivianos: auto-carretas y vehículos de turismo. Durante esta fa-se, una única preocupación dominaba todo — la de ir de prisa—:no se perdía tiempo en procurar el mejor trazado; al contrario,adoptábase el que existía, esto es, en general, el trazado en línearecta que permite el tránsito de mulares, pero que no conviene alcamión. Limitábase a ensanchar la vía existente, haciendo sal-tar el basalto después de haber cavado, por medio de pequeñasperforadoras a petróleo, transportadas en cargueros. Algunas


veces, cuando se hallaban sobre un terreno móvil o cuando en-contraban asperezas del suelo difíciles de reducir, lanzaban unaverdadera vía artificial por uno de los dos procedimientos si-guientes:

—Construcción de dos cintas de rodamiento, constituidaspor planchas de cemento yustapuestas; esas dos' cintas separadasuna de otra por el ancho correspondiente a la vía de un camión:

—Construcción de una trama de traviesas metálicas entre lascuales se vaciaba mortero de cemento.

Más tarde vendrán los ingenieros encargados de resolver encuanto al trazado definitivo que después construirán innumera-bles obreros, según las necesidades, o una simple pista para au-tomóviles, o una verdadera carretera para toda clase de vehículosen todas las estaciones.

A fines de abril de 1936 el esfuerzo del servicio de ingenie-ros, en relación a la construccióón de carreteras, podía medirsepor las siguientes cifras:

—3,500 kilómetros de carreteras, de los cuales 875 macadami-zados, petrolizados y de doble circulación;

—1.114 metros de puentes de más de 20 metros, de los cuales451 de cemento armado y 238 de hierro.

Entre las serias dificultades que esperaban al Ejército delgeneral De Bono, en el Africa Oriental, figuraba la falta de agua.Algunos profetizaban que los italianos serían vencidos por losejércitos del Negus, siempre invencibles hasta 1936; otros, que losserían por las enfermedades y otros aún, por el terreno. En sep-tiembre de 1935, uno de los jefes del ejército etíope el generalTurco Wehib Pacha, declaraba que "la falta de agua provocaríaseguramente la derrota de los invasores".

De hecho los historiadores están unánimes en considerar, has-ta 1936, la parte norte de Etiopía como una región sin manantia-les, sin pozos, con muy raras fuentes y con pantanos de aguas es-tancadas. Nunca, en todo el imperio, se realizó cualquier tenta-tiva para la captación de un hilo de agua. El etíope va a sacarel agua que necesita de un río o de un pantano : y toma siemprela cantidad indispensable, porque si es verdad que bebe, nuncasin embargo se lava.

Ahora era necesario abastecer un ejército de 400.000 hom-bres y 60.000 animales tomando como base una ración cotidianade 10 litros por hombre y 20 litros por animal.

Pero, la naturaleza era, en el fondo, mucho menos "seca"de lo que dejaba ver la falta de higiene de sus habitantes. Des-pues de la ocupación de la región de Adua, los servicios hidro-técnicos del ejército italiano se entregaban a pesquisas cuyo re-sultado fué extremadamente satisfactorio. El subsuelo se revelóen todas partes muy rico y bastaba perforar, para que de los pun-tos más bajos surgiese un agua clara y abundante.


Las dos compañías de servicios de agua empleadas en estaregión perforando pozos, instalando bombas, crearon en unos diezdías más de 120 manantiales, resolviendo así el problema delagua que, hasta entonces, exigiera de parte del servicio de Inten-dencia, disposiciones particularmente onerosas.

El abastecimiento del frente, en cuanto a herramientas y ma-terial de fortificación, ocupó apenas un lugar secundario dentrodel esfuerzo considerable, en su conjunto, desplegado por el ser-vicio de ingenieros. La organización del frente estabilizado, enel cual el ejército italiano se detuvo desde principios de noviem-bre hasta fines de febrero, consumió centenas de millares de sa-cos de tierra, de estacas para redes y millares de toneladas dealambre de púas. Pero ante las informaciones bastante contradic-torias suministradas acerca de los consumos realizados, no es po-sible formarse una idea exacta del grado de organización delfrente, de una extensión de 400 kilómetros, pero discontinuo y sinprofundidad.

El servicio de Intendencia.

La ración cotidiana del soldado italiano es relativamente po-bre: 750 gramos de pan, 350 de carne, 25 de azúcar, 15 de café,pastas y un poco de vino. Y no parece haber sido ella escrupu-losamente obedecida, si creemos a ciertos testimonios ocularesque se admiraban — con razón — de que hombres sometidos apandes esfuerzos pudiesen satisfacerse con un solo ¡plato de car-ne por día, dos de pastas y café.

La sobriedad tradicional del soldado italiano y su elevadamoral, contribuyeron, desde el punto de vista de la cantidad, pa-ra simplificar la tarea del servicio de intendencia que, por otraparte, tuvo que afrontar serias dificultades de otra naturaleza.

Los famosos "recursos locales" con los cuales se tiene de-recho a contar con mayor o menor facilidad, se revelaron, tantoen Eritrea como en Etiopía del Norte casi nulos. Y por otra par-te, la propia Italia fue obligada, como lo sería aún hoy, a apelaral extranjero, a fin de obtener una gran parte de sus subsisten-cias.

Para el pan no hubo dificultades especiales, fabricado co-mo lo fue en la zona de operaciones, con harinas importadas dela metrópoli.

Más, el abastecimiento de carne — desde el momento en quese agotó el escaso rebaño eritreano, exigió contratos para su abas-tecimiento — en particular con el Brasil — de millares de tone-ladas de carne congelada que, después del desembarque, eran al-macenadas en grandes frigoríficos construidos especialmente enMassaua y en Asmara.


Las legumbres frescas sólo raramente entraban en la com-posición de las raciones y fueron substituidas — desde el puntode vista higiénico — por millares de limones.

El agua, inicialmente, fué traída en barcos cisternas de Adena Port-Soudane y a veces de Italia mismo, por medio de millonesde botellas de agua mineral. En el propio teatro de operacionesel transporte de agua fué realizado, ya por camiones cisternas(existían cerca de 500), ya por camiones frigoríficos que trans-portaban bloques de hielo.

El abastecimiento de vestuario y útiles de campamento con-sistió, aproximadamente, en una dotación completa de ropas, porhombre, en el curso de los ocho primeros meses de campaña:

550.000 pares de calzado;500.000 pares de medias;450.000 uniformes;300.000 cobertores;250.000 carpas.

Se puede mencionar que, siendo difícil el abastecimiento delana, la Intendencia italiana compró en el curso del invierno de1935 a 1936 en Addis Abbeba mismo, todos los cueros de carnerodisponibles.

El servicio de material de guerra.

Para las grandes batallas de febrero, los stocks de munición;habían sido constituidos del siguiente modo:

—para la batalla de Enderta, librada por el I y III Cuerposde Ejército (17 divisiones) del 10 al 15 de febrero:

219.000 proyectiles de artillería y22.000.000 de cartuchos de infantería.

—para la segunda batalla de Tembien, librada, por el IIICuerpo y el Cuerpo Eritreano (5 divisiones) del 27 de febreroal 1.º de marzo :

48.000 proyectiles de artillería y7.000.000 de cartuchos de infantería.

—para la batalla de Sciré en la cual debían tomar parte elII y IV Cuerpos (6 divisiones) del 29 de febrero al 3 de mano;

50.000 proyectiles de artillería12.000.000 de cartuchos de infantería.

Suponiendo — lo que no es exacto, más esta inexactitud dapie al raciocinio y a la conclusión — que los cuerpos de ejércitoy divisiones italianas dispusiesen del mismo número de cañonesque los cuerpos de ejército y las divisiones tipo "frente occiden-


tal 1918" (1) el consumo de municiones de artillería, previstopara las grandes batallas del frente Etíope del Norte, correspon-dían a 1,5 dotaciones, cantidad extremadamente escasa para 5días de batalla.

Y, haciendo la misma suposición sobre la constitución de lainfantería en las divisiones italianas, las cantidades de cartuchosde infantería corresponden a 6 dotaciones, de donde el consumocotidiano se aproxima muy sensiblemente a los de 1918.

En la campaña de Etiopía el fuego parece haber sido, aún dellado italiano, sobre todo un '"fuego de infantería"; por lo me-nos en lo que se refiere al fuego terrestre.

Entre tanto, la aviación hizo, por lo que respecta al consu-mo, para no hablar sino de él, una seria competencia a la artille-ría, particularmente durante la persecución después de cada ba-lalía, a las bandadas etíopes en fuga más o menos desordenadas.

La aviación lanzó, de octubre a abril, más de 1,700 toneladasde bombas (2). Suponiendo que ella emplease bombas de una de-cena de kilos y que los proyectiles lanzados por la artillería ha-yan tenido el mismo peso medio, verifícase que el consumo debombas de aviación aproximóse a la mitad del consumo de pro-yectiles de artillería.

Las reflexiones anteriores, son basadas en informacionesfragmentarias y no pretenden agotar un asunto tan vasto cuantolleno de interés, pero aún insuficientemente conocido. Es toda-vía muy temprano para afirmar definitivamente las enseñanzasde la reciente campaña de Etiopía y para estimar, con precisión,la medida en que ellas influirán en campañas emprendidas enotras regiones del globo.

En la organización y en el funcionamiento de los servicios deabastecimiento y de comunicaciones, los italianos se encontraronen Africa Oriental, con dificultades muy serias y de carácter par-ticular, que no se encontraría exactamente en ningún otro Conti-nente.

Las decisiones tomadas fueron a su vez metódicas y enér-gicas: El material más moderno fué puesto en servicio en los te-ritorios más apartados del globo; y fué, en general en el estilomás clásico, que se pusieron en acción procedimientos los más,avanzados.

El buen éxito coronó integralmente la empresa.Ello fué debido:—De una parte al ambiente dentro del cual se desarrolló la

campaña: la voluntad de vencer rápidamente inspiró constante-mente al comando, a los ejecutantes y al Gobierno; y es a esta

(1) 5 Grupos por División, 4 Grupos por Cuerpo de Ejército.(2) Durante las batallas de Enderta y Tembien (2.ª) la Aviación arrojó

173 y 795 toneladas.


voluntad que es preciso, en particular, atribuir la generosidadcon la cual se dotó al ejército expedicionario de efectivos comode materiales de toda especie. Hízose amplia provisión y gastóse a discreción: doce millones de liras hasta el 1.° de mayo de1936:

—Por otra parte, las facilidades resultantes de la debilidaddel adversario y las condiciones de entera seguridad que rodearona la preparación y ejecución material de la operación: los italia-nos dispusieron, antes de franquear el Mareb, de un período de8 meses, durante el cual, pudieron sin jamás haber sido inquieta-dos, realizar la movilización, el transporte y la concentración desu ejército; y una vez las operaciones comenzadas, pudieron orga-niza sus retaguardias sin jamás haber sido amenazadas por incur-siones o tiros, terrestres o aéreos del enemigo.

Entre tanto, no todo ocurrió sin dificultades.La crisis que se marcó en noviembre de 1935, por el cambio

de Comando en Jefe, fué una crisis más "logística" que estraté-gica. Pero el restablecimiento de la continuidad fué rápida y vi-gorosamente pronunciado.

Los riesgos a veces fueron grandes y ciertas audacias pare-cían antes golpes de temeridad: ¿Qué habría acontecido a la co-lumna motorizada, lanzada sobre Addis Abbeba, si la estaciónde lluvias en lugar de alcanzar a las puertas de la capital, la hu-biese bloqueado a medio camino de su empresa prodigiosa?

Con mayores antecedentes e informaciones completas serásin duda, más fácil penetrar en el detalle de los acontecimientos:entonces las conclusiones se precisarán.

Lo que es desde ahora evidente, es una conclusión de ordenmuy general, que los espíritus ávidos de síntesis formularán enuna palabra, diciendo que la campaña de Etiopía marcó eltriun-fo de la logística. Jamás, en efecto, el desarrollo de las opera-ciones fué, tan visiblemente, función del desarrollo de las opera-ciones de los servicios de atrás. Esto, sin embargo, no es una no-vedad.

"La dirección de las operaciones militares no es sino la mi-lad del trabajo de un General; establecer y asegurar BUS comuni-caciones es una de sus preocupaciones más importantes".

Fué NAPOLEON quien lo dijo.

Doce mandamientos de guerra para el soldado.

De "Militar-Wochenblatt".

Las lecciones de la guerra han sido siempre pagadas consangre. En la evolución de las formas de guerra, hay enseñan-zas cuya validez se pierde en el transcurso del tiempo; otras,siguen manteniendose hasta la Guerra venidera. Del conoci-miento general de éstas últimas depende de las posibilidades sinlas cuales no se puede obtener éxitos. En este artículo se tratasolamente de aquellos preceptos de guerra cuya importanciapetara más allá del presente y que conciernen a todo soldado.

1. Instrucción.—Unicamente la guerra da una prueba con-cluyente sobre la buena o mala calidad de una instrucción mili-tar, instrucción que está destinada solamente para, el combatey que por eso debe ser efectuada con todo el realismo bélicoque prácticamente es dable alcanzar en tiempos de paz. LaGuerra ha demostrado que toda la seriedad, y minuciosidad quese dediquen a la instrucción fundamental será siempre poca.Las deficiencias de la primera instrucción pueden ser más omenos corregidas y compensadas más tarde, si hay oportuni-dad para ello, mas nunca podrán ser recuperadas completa-mente. El primer contacto con el enemigo las pone al descu-bierto; toda negligencia en la instrucción del tiempo de pazse paga invariablemente en la guerra. Las faltas en la ins-trucción desconciertan y aumentan la inseguridad y el peligrogeneral que es común en la guerra. A menudo, una sola mani-pulación en el arma o en los aparatos decide de la seguridad.En la guerra, la buena instrucción se pone inesperadamente derelieve. Sólo lo que es práctico queda; como en toda obrahumana una instrucción esmerada exige tiempo. Esto debeser apreciado y reconocido en todo su valor, es decir, bienaprovechado en virtud del sentimiento de responsabilidad. Es


sabido que cuanto más corta es la instrucción y el ejercicio, máslimitado, superficial e insuficiente son. Toda instrucción quedespués de su primera etapa no sea afianzada y mejoradapor adecuadas repeticiones, pierde rápidamente de valor paraque pueda ser utilizada en la guerra. La buena instruccióndebe proporcionar las primeras experiencias en el manejo delas armas. La experiencia es condición para la necesaria dis-tinción entre lo esencial y lo secundario, y esto hay que apren-derlo. Las más sólidas experiencias las proporcionan la guerra,que es el mejor maestro por ser el más riguroso. Suponiendoposean la capacidad física y perfeccionamiento continuado, lossoldados veteranos son por eso superiores a todos aquellosque no han conocido la guerra. Ellos han sido endurecidos,lo cual es uno de los principales objetivos que se debe obte-ner en toda instrucción durante la paz.

2. Armamento-—No hay armas más o menos peligrosasni de mayor o menor belleza; todas ofrecen peligro y cada:una de ellas tiene su propia poesía. Todas ellas están herma-nadas entre sí y sólo juntas constituyen un todo. La permanen-cia en un sector a retaguardia del campo de batalla o en unalocalidad aparentemente apartada, aparece como menos peli-grosa solamente para aquellos que no conocen la guerra. Parael soldado experimentado, las posibilidades de buena o malasuerte en la guerra están igualmente repartidas, sea que elesté aquí o allá y se halle en esta o aquella localidad. El únicosentido y objeto de las armas consiste que sean puestas enacción en contra del cuerpo del enemigo. Sólo esto propor-ciona fundamento para formar juicio: quien logra primeroel éxito impone también primero su voluntad. Una arma quefracasa por estar mal cuidada se convierte en objeto inútil. Unmotor que no puede funcionar, sobre no ser ya aprovechable,produce un obstáculo al tráfico y constituye un objetivo parael enemigo. La potencia de cada máquina con su relativa per-fección técnica, depende de la seguridad, rapidez y cuidado conque es llevada a un punto bien elegido donde ha de entrar enacción y de como es manejada allí. Los mejores elementos paraapuntar, los más perfectos proyectiles y todas las instalacionesautomáticas, no sirven de nada, si los técnicos profesionalesposeen insuficientes conocimientos prácticos. El uso de las armasexige destreza manual y completo dominio de los detalles técni-cos. Sin ellos, el efecto queda librado a la simple casualidad.La destreza manual forma al soldado y solamente ella haceal guerrero.

3. Tiro-—La vieja expresión militar, que no toda balahace blanco, ha conservado plenamente su verdad en todos los

DOCE MANDAMIENTOS DE... 321

cambíos de aspecto de la guerra. El soldado experimentado nose deja engañar por las representaciones del pensamiento super-ficial. No obstante la aparente potencia destructiva de los mo-dernos medios de combate, en la mayoría de los casos, el enor-me empleo de material bélico no lo ha destruido «todo», per-sonas y cosas, ni ha rendido tampoco la fuerza combativa deguerreros esforzados. Este hecho confirmado por la Guerra Mun-dial y últimamente por las luchas en España, constituye una delas más notables enseñanzas de guerra. La guerra futura no seráun juego de niños como nunca lo han sido las guerras anteriores;por otra parte comete un error quien exagere su fuerza destruc-tiva. Las cosas no son tan fáciles como parecen. La sola intran-quilidad del enemigo, provocada por el tiro, no puede nuncajustificar un cañoneo o el arrojar bombas. La destrucción o eldaño es siempre a base de un objetivo. El tiro sin apuntardemuestra siempre inferioridad y menor capacidad combativa.El mejor de todos los medios para disminuir la potencia de tirodel contrario, es siempre la acción con las propias armas.

4. Protección: Contra los impactos de lleno no hay remedio;se presentan raras veces aún cuando todas las medidas deprecaución hayan sido previstas; son desgracias para unosque equivalen a la felicidad de otros. El soldado liquidado por undisparo certero queda liberado de las preocupaciones de lavida terrena. En general, toda reunión en un espacio reducidomultiplica el grado de peligro efectivo. Sólo en casos urgentes,momentáneos, vale la sentencia: «El campo de tiro precede a laprotección». Como regla debe servir la siguiente: «El campode tiro y la protección personal van juntos», naturalmente den-tro de la posibilidad práctica. Toda protección construida aprofundidad bajo la superficie de la tierra, está expuesta alpeligro de ser sepultada o cortada del resto (naturalmente salvoel caso de fortificaciones especiales). Si ha de elegir entre ladestrucción sobre o bajo tierra, el guerrero experimentado sedecide por la permanencia cerca de la superficie, donde man-tiene la movilidad para cambiar de lugar. En tierra siguesiendo siempre lo mejor un hoyo parecido a una tumba, en-mascarado, con paredes lo más verticales posibles, que ofrez-ca pequeños ángulos muertos y que puede ser abandonado encualquier momento; la protección contra casco de granada esen general suficiente. Edificios corrientes han perdido en valorcomo protección. Una protección que disminuye la momentáneaaptitud combativa, sólo puede justificarse para los no com-batientes.

5. Mimetismo.—La protección contra la observación esmás importante que contra el tiro. Aprovechar el momento que


ofrece una sorpresa de fuego con el cambio de posición que lesigue, y la acción del tiro en situaciones críticas y peligrosaspara el enemigo, son las dos únicas circunstancias en que sedebe prescindir momentáneamente del mimetismo, con la acep-tación consciente del mayor peligro, En general, puede serello una ayuda, pues nunca se será lo suficientemente pru-dente. Donde la situación lo permite, todos los trabajos y esfuer-zos son justificables. Quién por su comportamiento descuidadoda a conocer al enemigo el mimetismo de una posición, per-judica un sector de batalla en su fuerza interna, trabajosa-mente conseguida, y pone en peligro la vida de todos los queestán allí. A él hay que aplicarle inmediatamente toda la seve-ridad de la ley. Debido al peligro del descuido, el mimetis-mo requiere la vigilancia sobre aquellos a quienes protegeEl mimetismo constituye siempre un elemento de auxilio paramantener la potencia de tiro. La insuficiente protección con-tra la visibilidad en los movimientos antes de realizado elmimetismo hacen que éste llegue demasiado tarde. Todo mi-metismo requiere su constante conservación, eliminación depequeños daños, trabajos complementarios que faciliten la per-manencia debajo de ellos y el constante control por los jefes(Visto, desde tierra del lado enemigo, de adelante, transversaly flancos, observación desde el aire.) La habilidad técnicaes el A. B. C. del mimetismo. Este y el comportamiento bajola protección demuestran capacidad de la tropa.

6. Marchas.—En guerra ya no existe marchas sin peligro;el estar listo para entrar en combate no debe ser anulado enella. La mayor vulnerabilidad de las columnas mediante ataquesaéreos, ha acrecentado la importancia de la disciplina de mar-cha. En la guerra las marchas de viaje se han vuelto tam-bién actividades de intervención. La misión constante es elmantenimiento de los movimientos y de la movilidad. Hayque acordarse de ellos si ocurren incidentes que antes se hanconsiderado como imposibles, inimaginables o improbables; enel supuesto que se tomen algunas previsiones prudentes, ellasno serán frecuentes, pero ocurren. No se requiere más queaquellas facilidades de marcha que mantienen la disposiciónpara la lucha, que no disminuyen la protección contra la visi-bilidad, que no perjudican la movilidad y la unión y que sirvenpara la conservación de la tropa, animales y máquinas.

7. Descanso.—El descanso requiere una protección previa;no hay descanso sin mimetismo. El descanso y el manteni-miento de la movilidad corren parejas. El paso al descanso exigeprimero las medidas de seguridad, luego poner los elementos


de combate en condiciones para el próximo caso de empleo,finalmente el cuidado por el mantenimiento y restablecimiento delas fuerzas fatigadas por la campaña. La continuación de lainstrucción antes de terminar el suficiente período de descansodificulta tales empresas. Como el mimetismo en el descansoes considerado como carga, su consideración exige una vigilan-cia epecialmente severa, pues de ella depende el goce de sussatisfacciones. Durante el descanso, la inmediata aptitud parala lucha debe ser más limitada, excepto para las armas por-tátiles—pero nunca abandonada. Las facilidades del serviciodurante el tiempo de descanso no deben poner en peligro lapreparación para un repentino cambio de lugar y para man-tener reunida a la tropa. La facilitación y la sugerencia derecreación espiritual se ha vuelto más importante que ante-riormente. Cuanto más se duerme, tanto mejor. La guerra haenseñado cuan útil es dormir bien previendo vigilias. El des-

ganso requiere vigilancia.8. Capacidad de resistencia.—La capacidad de resistencia

más que ¡ulna cuestión de nervios es sobre todo cuestión dehonor. Sólo el agotamiento es su enemigo más peligroso. Laacústica lograda en la paz es siempre inferior a la de la gue-rra. Las representaciones imaginarias de temor asustan menosque los rumores repentinos y muy fuertes. Un Jefe que fracasa,en cuanto a su capacidad de resistencia constituye siempre unejemplo peligroso, pues su prestigio disminuye, sin tenerseen cuenta su culpa o inocencia. En la guerra es enorme la

fuerza de la imaginación, por eso la instrucción debe fortale-cer en toda forma la confianza en sí mismo. El fortalecimientode la voluntad es la condición para ello.

9. Alimentación.—Cuanto más simple es la clase de ali-mento más corresponde a aquella que en general es posible en laguerra. La educación a la modestia, también en lo que respectaa la alimentación, es una parte de la instrucción; sólo debe serella la nutritiva. Las cocinas rodantes no han hecho supérfluoel simple; ejercicio de la preparación propia y de emergenciade artículos alimenticios. La sed es peor que el hambre. Aúnen el futuro, el tabaco pertenecerá también a aquellas golosi-nas sin. las cuales disminuye la fuerza de resistencia. Apartacasos de enfermedad, se puede prescindir del alcohol. Comogolosina y en cierto modo como narcótico puede ser útil, pero

siempre es peligroso. Su total prohibición durante la movilización.de 1914 dió resultados satisfactorios en aquel entonces.

M. del E. 9.


10. Miedo.—La inexperiencia, la sorpresa debido a sucesosde guerra en las cercanías, el desconocimiento de lo ocurrido,temores imaginarios, el espanto y el rápido y creciente instin-to de conservación provocan el miedo. La primitiva carenciade temor es una condición como la disposición contraria.falta general de miedo es cuestión de propia disciplina delindividuo, se puede provocar, contagiar y educar, es pues unobjetivo de la ambición, sólo que los medios para ello sonlimitados. El valor y sangre fría en los peligros es una expre-sión de caracter personal, es decir que se puede formar con lasdificultades, el fortalecimiento de la propia conciencia y el sen-timiento del deber moral; por otra parte el ejemplo y la fuerzafísica constituyen aquí elementos de extraordinaria importancia.

11. Camaradería.—Durante la guerra, las cualidades hu-manas del individuo tienen doble valor. Lo mismo que en la vida,en la guerra se pone de manifiesto la verdadera grandeza dela personalidad varonil hasta en sus ínfimos detalles. Estasexperiencias hacen palidecer todos los horrores, que puede traerexperiencias hacen palidecer todos los herrores que puede traela guerra. Eso es, desde el punto de vista espiritual, lo que laguerra hace en el hombre durante los grandes tiempos. Entrehombres que visten la misma casaca, la inviolabilidad de lacumunidad de lucha en la felicidad o en la desgracia es como laargamasa que lo vincula todo. La camaradería es siemprela demostración de uno a otro y. de todos entre sí, de Jefe aJefe, del Jefe a cada uno de la tropa, de cada uno de estos acada Jefe. El realizar en forma tan efectiva esa experienciasya en la paz, de manera que queda inolvidable para siempre, esla dote con que cada soldado se despide del servicio activo ysin la cual una instrucción puede ser térmicamente excelente,pero a la que falta lo mejor. No es ninguna cuestión de rangode servicio, sino algo por miedo de lo cual todos los grados deservicio deben fundirse; el cuidado del respeto está incluídoen ella como lo más natural.

12. El Ejemplo.—Las generaciones adquieren sus nuevasfuerzas siguiendo al ejemplo de los grandes hombres de carácterfuerte y morales; de esos hombres que se han vencido y domi-nado a sí mismo y a las circunstancias difíciles. Lo que los haciagrandes y dignos fué además de la fidelidad en sus largos servi-cios, el haber salido airosos en los casos de peligro; el valor, laenergía y firmeza de decisión, la solicitud y la confianza. Segúnel juicio de Moltke, las más grandes personalidades de nuestrahistoria se han acreditado en la desgracia. El modelo del propiodominio varonil en la dureza lo precisa el soldado tanto y tancompletamente en la paz como en la guerra. El sentido de


todas las distinciones no es otra cosa que la caracterización deun modelo. Con la medida de la difusión del modelo general au-menta la fuerza guerrera de un Ejército. Ella se ajusta a lasmayores medidas. Los modelos en la paz y en la guerra no sonsiempre los mismos; ésta es una enseñanza de la guerra, quedebe recordarse para estar preparado a sus exigencias. Sólola guerra decide al final lo que verdaderamente tiene en grande-za de dominadora; frente a ella la muerte de un individuo nosignifica nada.

Preparación de los oficiales a las más modernasformas de guerra.

"Rívista Maríttima".

Quien haya profundizado, aunque sea ligeramente el proble-ma de la guerra moderna, comprenderá en forma muy clara queesta se hace no sólo con las armas y las fuerzas armadas, sinoque en ella participan, en medida siempre mayor, todos los fac-tones de la vida nacional, y no sólo eso, sino que muy frecuente-

mente, las formas de lucha más empleadas hoy entre nacio-nes rivales, son aquellas en que las fuerzas armadas no inter-

vienen directamente.Sobre este argumento y sobre la necesidad de que los ofi-

ciales, especialmente los de Marina, se encuentren en perfectoconocimiento de esas formas de lucha, el Comandante vonBorries, atrae la atención de los lectores de la Marine Rundschau

en un interesante artículo publicado en dicha revista.La expresión «guerra integral», que hoy es de uso co-

rriente, es entendida generalmente en el sentido de que, ennuestros días, una guerra ya no se hace únicamente con lasfuerzas armadas, sino que a la guerra es arrastrado también,

con padecimientos más o menos grandes, todo el pueblo belige-rante. La Gran Guerra obligó a todos los pueblos a soportar

una dura experiencia en este sentido, y no hay duda, de que lacomprensión de los sacrificios comunes que la guerra traeconsigo está difundida ampliamente entre las poblaciones queparticiparon en el último conflicto.

Sin embargo, esta preparación exclusivamente pasiva noes suficiente y adecuada con la «voluntad de victoria», queun pueblo que combate por su vida y por su porvenir debedesarrollar en el ánimo de todos sus ciudadanos. La voluntad devencer exige que se pongan en función todos los recursos, eltrabajo activo de cada individuo particular y especialmentede aquellos que, como los oficiales, están llamados a desempe-


ñar una función directiva en la vida nacional. Para esto esnecesario que ellos tengan una clara visión de lo que es efecti-vamente la guerra integral y con que medios hay que reali-zarla.

El más superficial examen de los acontecimientos másrecientes del mundo, deja ver ya claramente cómo se va bo-rrando poco a poco la línea neta da demarcación entre gue-rra y paz, que formaba la base de las relaciones entre lospueblos durante el siglo pasado y a principios del presente. Sicon la palabra guerra se quieren entender las relaciones entredos Estados animados de la voluntad de aniquilarse el uno alotro, hay que reconocer que los últimos tiempos han sido testi-gos de numerosas guerras, que han sido dirigidas sin la parti-cipación de las fuerzas armadas, sin declaración de guerra ysin campañas militares, pero que, a pesar de esto, han produ-cido un éxito decisivo.

Así, por ejemplo, no puede dejar de considerarse comouna guerra victoriosa la dirigida por un estado contra otro,hasta obtener el resultado de tomar en sus manos y dirigir asu antojo el gobierno del adversario, aún sin hacer el másmínimo uso de las armas. En otros casos, cuando no fué posibleconseguir este resultado con huelgas, propaganda, disensionesinternas, elecciones, se recurrió a proporcionar y emplear armasen cantidades siempre mayores, hasta llegar a la guerra civil.

La manifestación más avanzada de esta guerra se asemejacada día más a una campaña militar; el desarrollo de los su-cesos de España es un ejemplo característico de este proceso.

Otra forma de guerra que se combate sin armas es aque-lla de que ha sido testigo el mundo en los últimos veinte añosy que fué dirigida por las potencias democráticas contra Ale-mania para sofocar completamente la conciencia nacional, paraimpedir que volviera a tomar el carácter de potencia que des-cansa sobre sus propios medios, para contrarrestar la forma degobierno abrazada libremente por ella. Esta guerra se ha desa-rrollado principalmente en el campo económico y, como tal,presenta un interés enorme para los oficiales da Marina. Porotra parte, un ejemplo muy característico y evidente de guerraeconómica se vió aún más recientemente en la ofensiva san-cionista que se efectuó contra Italia durante el conflicto mili-tar ítalo-abisinio.

Todos los alemanes conocen también la peligrosa armaque es la propaganda. Del poder enorme de la palabra, habla-da o escrita, y divulgada a través del espacio, poco importasi es verdadera, probable o inventada, Alemania recibió una tristeexperiencia durante la Gran Guerra. Hoy los alemanes saben

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PREPARACION DE LOS OFICIALES... 329

por experiencia que el honor de un pueblo y su consideraciónmoral ante los demás, constituyen un patrimonio precioso, cuyapérdida acarrea las más graves desventajas.

Tanto en Alemania como en Italia, demasiado ¡se sabe conqué vehemencia se ha empleado de nuevo en casi todos los paí-ses, el «arma de guerra» de la propaganda. En este campo,atrincherarse a la defensiva significa condenarse por sí mismoa la derrota; sólo el ataque contra un punto bien determinadodel adversario puede llevar al éxito y, en esta lucha, el oficialdebe aportar su precioso contigente combatiendo en posiciónavanzada, aún cuando a más de alguno esta forma de actividadpueda parecer contraria a sus propios sentimientos y al mismotemperamento militar.

El boycoteo comercial, que durante el conflicto mundial ha-bía tomado la forana de bloqueo por hambre, con la vigilanciay la limitación extendida, poco a poco, a todo el mundo delcomercio y del movimiento marítimo de todos los neutrales,fué la causa principal que condujo a Alemania a la paz deVersalles. Aún desde los días de la guerra en curso efectivoel boycoteo desempeña un papel de primer orden contra el por-venir de los países más pobres. De esto puede darse cuentaespecialmente el oficial de Marina, que entre sus posibles acti-vidades, tiene la de estudiar de un modo particular los proble-mas del tráfico marítimo y del comercio. Hechos ailados en elataque y en la defensa pueden pasar desapercibidos a la aten-ción común; pero la última y gran operación en este campo,la desvalorización de todos los valores que no estén cubiertospor una reserva de oro, con las graves dificultades consi-guientes creadas al comercio alemán por medio de un cambiodesfavorable, indica claramente hasta qué extremo se ha llegadoen esta incruenta batalla. Reconocer el peligro significa, tambiénen esta materia, sentirse obligados a aceptar el combate; y siéste hay que pelearlo en su mayor parte en un campo técnicode comercio, aduanas y letras, en que el oficial de Marina rarasveces puede tomar partes activas, le incumbe siempre cuandose halla en el extranjero la misión de representar la conexiónde las comunidades nacionales de ultra mar con la madre patriay, como tal, debe conocer a fondo estas arterias vitales de supaís y fortificarlas lo más posible.

Fuera de las consideraciones ya aludidas, la guerra que sehace en el interior del Estado contra sus instituciones, la quese hace en el extrajere por medio de hábiles campañas de propa-ganda y la guerra comercial, para no citar más que tres formasentre las más características y remunerativas de la guerra inte-gral de hoy, imponen deberes precisos a los oficiales y especial-


mente a los de Marina, si éstos quieren mantener la posición deconductores de hombres que les ha sido confiada. Por lo tanto,es necesario una deligente y cuidadosa preparación políticapara el oficial de Marina moderno, de modo que, a su profundaconvicción personal, él pueda unir la capacidad de expresar yhacer reconocer la justicia y legitimidad de las aspiraciones na-cionales y de las miras de sus jefes políticos, especialmente enel extranjero, donde le está reservado el honor de representar labandera. A esto debe unirse un vasto conocimiento de los pro-blemas comerciales y del tráfico, junto con una buena prepara-ción de los medios y de los sistemas de propaganda en el ex-terior.

Un examen atento de las varias armas, que en estos tiem-pos se van empleando cada vez más ampliamente en la guerraintegral, hace ver cada día con mayor claridad que la línea dedivisión entre guerra y paz está destinada a perder todo signi-ficado. Clausewitz definió la guerra como la continuación de lapolítica con otros medios; por consiguiente, vió en la guerra la«última ratio» de la política. En cambio, de los acontecimientosmás recientes se deduce que la política moderna obliene sus obje-tivos, incluso aquellos que minan la misma existencia esta-tal del adversario, usando siempre con mayor abundancia me-dios no militares. La guerra que se pelea con las armas mo-demás presenta demasiados riesgos y cuesta demasiado carapara que sea utilizada fuera de circunstancias extremas; hoy endía se puede afirmar con seguridad que la guerra declarada esun medio político que ya está más bien en decadencia. En elsentido político, la guerra que se combate con las fuerzas arma-das representa hoy un ataque frontal lanzado brutalmente contrala organización más resistente del enemigo. En cambio, existenotras armas que pueden herir al adversario en sus puntos másdébiles y delicados; es una simple regla de táctica el aprove-char estas anuas más bien que recurrir al peligroso empleode aquellas.

Para el cuerpo directivo de la fuerza defensora del paísnace, de esta constatación, el deber de ponerse cuanto antesla altura de poder desempeñar satisfactoriamente sus propiasfunciones, también en lo que se refiere a los varios medios dela guerra integral.

El conflicto Chino-Japonés.

Por el Teniente Sr. R. Aldunate Ph.

Síntesis de la situación Política Interna Japonesa y China.

Situación del Japón y China con los Soviets.

El Gabinete japonés poco antes de presentarse a la dieta Imperial.

Síntesis de la situación política interna japonesa.

Es de gran importancia haber seguido las incidencias dela política interna japonesa en los últimos años, para darsecuenta de la influencia decisiva que ellas han tenido en el de-sarrollo de su política externa.

Hoy por hoy, el dominio del elemento militar en el Japón,es absoluto y decisivo. El arma de que éste se ha servido parapresionar al Gobierno, dominando a la Nación, no puede sermás sugestiva: el asesinato político.


E1 12 de Agosto de 1935, a las 9 de la mañana, fué asesi-nado el General Nagata, Jefe del Estado Mayor General, pormano del Coronel Saburo Aizawa, eliminándose, en estaforma, a un Jefe considerado «enemigo del resurgimientonacional y del espíritu emprendedor de la juventud militar».

El Coronel Aizawa fué declarado inocente por los Tribu-nales Militares y sólo pudo ser fusilado, casi un año después, enJulio de 1936, a consecuencia de los nuevos acontecimientospolíticos de Febrero de ese año.

En la madrugada del 26 de Febrero de 1936, un grupo deOficiales de la Guarnición de Tokio asaltó y asesinó, en sus re-sidencias, al Inspector General de Educación. Militar, GeneralWatanábe; dejó gravemente herido al Gran Chambelán delImperio Almirante Suzuki; asesinó al ex-jefe del Ministerio, Al-mirante y Visconde Sáito; hirió de muerte al Ministro de Fi-nanzas, Takahashi y al Lord Guarda Sellos del Imperio CondeMakíno.

El primer Ministro, Almirante Okáda, escapó milagrosa-mente con vida, y en su lugar, fué muerto un primo suyo, conel que se le confundió.

Hay algunos detalles curiosos en estas rebeliones. Uno delos primeros gestos de los amotinados fué el de colocar ametra-lladoras junto a las de las fuerzas leales, frente a las puertasdel Palacio Imperial. La revuelta terminó cuando uno de losbandos, hizo elevar globos portadores de unos letreros que ha-cían saber a los revolucionarios la inconveniencia de continuaren sus intentos, «porque el Emperador estaba muy preocupado».

Algunos de los oficiales asesinos fueron fusilados, otrosse hicieron el Hara-Kiri; pero en resumen, desaparecieron losMinistros que habían osado oponerse a los «ideales de renova-ción» del Ejército y, esos mismos ideales fueron realizados porun nuevo gabinete formado a raíz de estos luctuosos sucesos.

En el último año y medio, por tres veces consecutivas, elEmperador disolvió la Dieta y llamó a elecciones. Por tres veces,los electores demostraron, con entusiasmo de opositores al prin-cipio y con apatía abstencionista en la última elección, su opo-sición y repudio a toda dictadura militar.

Los electores no aceptaban el constante aumento del po-derío e influencia del Ejército sobre los poderes públicos y,más que todo, el progresivo volumen del Presupuesto de Guerra,que atropellaba los derechos de otras importantes ramas de laNación, consideradas por ellos, más imprescindibles y urgentes:extensión de la instrucción escolar, mejoramiento de las con-diciones económicas y de vida de las clases trabajadoras.

El CONFLICTO CHINO-JAPON. 333

El Gabinete presidido por el General Hayáshi, después dedos meses de desesperados tanteos con los grandes partidospolíticos, el Minseíto y Seyukái, hubo de caer aplastadlo por lafuerte atmósfera opositora.

La juventud militar resolvió dar un momento de tregua alpaís y aceptó la entrada al Gobierno del Príncipe Konoye, primohermano de su Majestad Imperial.

Quedaba todavía por emplear otro recurso que haría deimprescindible necesidad el aumento del presupuesto y el pre-dominio de las Fuerzas Armadas: la provocación a china.

Hoy el Ejército tiene otra vez la palabra. Vuelve a ser,ante el hecho consumado de la guerra el que manda en elJapón.

Situación del Japón con los Soviets.

1904

La guerra ruso-japonesa de 1904, tuvo por causas las am-biciones niponas y rusas por apoderarse de Corea. El resultado:un completo triunfo del Japón, con la anexión, no solo de laPenínsula de Corea, sino también, la transferencia al país vic-torioso de todos los territorios dominados por Rusia en Man-churia, a más de sus derechos sobre los ferrocarriles en esasregiones.

1918—1920

Aprovechando el caos de la revolución bolchevique ysu situación como aliados de los rusos en la guerra "Mundial, elJapón envió una expedición a Siberia en 1918 con el objeto deliberar a los prisioneros checoeslovacos escapados del frenteaustro-húngaro.

En esa época, el Japón paseó tranquilamente dos Divisio-nes a lo largo de la famosa ruta Vladivostok-Khavarovsk-Bla-gocechensk-Irkustk.

La evacuación de los prisioneros checoeslovacos y el retirode las tropas japonesas hacia Europa comenzó en 1920. Esemismo año, en represalia por la masacre de 700 japoneses per-petrada en Nikolaievsk, el Japón ocupó la parte norte de la islade Karafuto, perteneciente a Rusia (en la extremidad Nortede las aguas territoriales japonesas).


1925—1930

En 1925, después de 4 años de conferencias evasivas, elJapón devuelve a los Soviets la mitad norte de la isla de Kara-futo, en cumplimiento de un acuerdo.

Los Soviets, bajo la acción de sus planes quinquenales,han ido forjando paulatinamente su ejército. Se han dedicado ala construcción de numeroso material de guerra y emprendidouna amplia militarización del país.

Esta actitud corresponde a la necesidad de poder hacerfrente, en un momento dado, a la poderosa Alemania y a poneren jaque la creciente amenaza del Japón, cuya preponderanciaen el Extremo Oriente se deja sentir a través de su penetra-ción pacífica en Manchuria.

El Comando del Ejército Soviético en el Extremo Orienteha sido organizado bajo las órdenes del enigmático GeneralBlücher, que desde la iniciación de la revolución bolcheviquecomenzó a sobresalir por su audacia, adoptando sugestivamenteel nombre del vencedor de Napoleón en Waterloo.

1931—1937

Los Soviets han estado observando la sucesiva creación delProtectorado en Manchu Kúo y el establecimiento de protecto-rados en Hopei del Este, Hopei-Chahar y Mongolia InteriorHan venido observando, alarmados, la presión constante delJapón sobre China y la influencia preponderante de los inte-reses japoneses en la parte Oriental del Asia.

Los japoneses han estrechado su vigilancia sobre el trá-fico de los agentes de los Soviets en Manchuria, en Corea y aúnen la Metrópoli.

Cabe recordar que doce intérpretes japoneses de la Emba-jada de los Soviets en Tokio, fueron tomados presos a raíz deldenominado «incidente del 26 de Febrero» de 1936, por con-siderarlos las autoridades policiales «comprometidas en investi-gaciones indebidas» sobre el origen y ramificaciones de aquelmovimiento político. (1).

Las fuerzas japonesas de Manchuria han sido reforzadasde año en año y completadas con el establecimiento de puestosde vigilancia avanzados sobre los pasos más importantes de lafrontera con los Soviets.

(1) Véase el Cap. Situación Política Japonesa.


La respuesta del Soviet ha sido lógica: aumento metó-dico y progresivo de sus fuerzas en el Extremo Oriente y elavance de la masa de sus tropas sobre los centros más impor-tantes que jalonan el recorrido del ferrocarril transiberiano, esdecir: Vladivostok-Khavarovsk, Blagovechensk, Chita e Ir-kustk; o sea, el mismo trazado que en 1918-19 recorrierantriunfalmente los japoneses sin la oposición de fuerzas de im-portancia y que se encuentra hoy custodiado por guarnicionesregulares perfectamente establecidas, por el moderno ejércitosoviético.

Resultado: Numerosos incidentes fronterizos producidasdesde 1933 entre patrullas japonesas y patrullas soviéticasdurante sus misiones de vigilancia hacia los pasos principalesdel interior del territorio manchú.

Estos incidentes de frontera se han originado por la vio-lación de estipulaciones cuya responsabilidad se atribuyen recí-procamente ambos países. Difícilmente en esta situación llegaráa establecerse cual es el verdadero culpable.

En realidad, parece ser que tanto las fuerzas soviéticascomo las japonesas, han venido practicando atrevidos reconoci-mientos, a manera de sondajes, para establecer sobre base se-gura, el primer despliegue de cobertura en caso de un serioconflicto, trayendo como consecuencia la tensión diplomáticacreciente entre ambas potencias.

El acuerdo anti-comunista germano-japonés de Noviembrede 1936 fué preparado por Alemania. Dicho acuerdo ha sidobien recibido por el elemento militar japonés, que está bajo lainfluencia de una apreciable simpatía por Alemania y que de-sea al mismo tiempo justificar su acción en China disfrazán-dola de campaña punitiva contra un Gobierno que consideradébil para reprimir el comunismo.

Este acuerdo, por lo demás, fué aceptado con resistenciapor la banca, por los capitalistas y por algunos sectores socia-listas, que se dieron cuenta de la política militar-fascista em-prendida por el gobierno de Tokio, bajo la presión de las fuerzasarmadas, podría precipitar al país hacia una una guerra de fu-nestas consecuencias.

Síntesis de la situación política interna china.

Durante veintidos siglos, prevaleció en China la idea con-fuciana de que todo el poder del Estado residía, por mandato di-vino, en el Emperador.


Llegados los revolucionarios de 1911 al poder, se dieroncuenta de que habían destruido esa mística concepción, peroque no habían creado nada que la reemplazara.

Siguieron años de revueltas y revoluciones. Los Gobiernosse sucedían en él antiguo trono del Dragón y las potencias usu-fructuaban de buenos intereses en empréstitos para Gobiernosprovisorios, intrigaban o vendían a precios usurarios arma-mentes a Generales y Gobernadores provinciales que se com-batían intermitentemente.

Aquellos Gobiernos tenían solo el nombre de República,en realidad eran dictaduras de caudillos militares. Hasta huboquien, en 1915, trató de restaurar el Imperio a su favor. YuanChi Kai, el pretendiente, fracasó en su tentativa, en gran partedebido a los esfuerzos del Japón que siempre pretendió tenercomo vecina una China débil y dividida.

Durante cuatro largos años, los Presidentes y los Minis-tros se sucedieron en Peking y las guerras civiles y la anar-quía reinaron por doquier.

A partir de 1918 un nuevo factor juega un rol importanteen la convulsionada China: la excisión entre Norte y Sur.

Sun Yat Sen, mezcla de iluminado y de ideólogo, organiza enCantón un Gobierno. Este teorizante, había comprendido que elpueblo chino necesitaba de una mística que reemplazara la se-cular divinización de los regímenes imperiales y llevó a la prác-tica los principios de un nuevo partido: el Nacionalista o Kuo-Ming. Aún cuando su Gobierno controlaba apenas una sola pro-vincia, sus ideas se difundieron rápidamente por toda la China,enardeciendo a las multitudes.

Las tres concepciones básicas del Kuo Ming Tang son:nacionalismo (min tsu); democracia (min kiuan) y gobiernodel pueblo (min- cheng).

En otros términos, determina que un Gobierno popular di-rija en China es decir un Gobierno que permita que sea real-mente el pueblo quien ejerza su soberanía por medio de dere-chos y deberes.

También la mística nacionalista establece la unión delas diferentes razas que componen la China y el futuro dominiodel Gobierno sobre todo el antiguo territorio chino.

Sun Yat Sen, comprendiendo los obstáculos con que susteorías tropezarían, dividió en tres períodos el progesivo desa-rrollo de su plan: el de las operaciones militares, (lucha contrael caudillismo), el período de «tutela política» o sea de for-mación y educación del espíritu público y finalmente el pe-ríodo «constitucional» o sea el que ya reinarían en todo supoder «los cuatro principios».


El tutelaje duran te el pr imero y segando períodos es ta r íanen las manos del part ido Kuo Ming.

Fallecido en 1925 el doctor Sun Yat Sen, sus teor ías co-menzaron a difundirse y prender rápidamente , en especial , en-tre la juventud, siendo la clase estudiantil , su mejor propaga-dora.

En el Su r de China, en Cantón y Hankow, el Kuo MingTang obtuvo un dominio sin contrapeso. Enardecido, decidió elGobierno Nacionalista emprender una campaña mil i tar contra«el Gobierno corrompido» del Norte de China (Pek ing) . Gra-cias a la habil idad del General Chiang Kai Sek, es ta guerrafinalizó, t res años más tarde, en 1928, con la ocupación de Pe -King por los nacionalistas y con un comienzo de unificación dela China, con Nanking como sede del nuevo Gobierno.

Contando con la cooperación del Part ido Kuo Ming, el Ma-riscal Chang Kai Sek, ha debido luchar contra innumerablesenemigos en el interior y manejar , con ¡sabia mano florentina,las relaciones extranjeras, «mientras China no esté p r e p a r a d a » .

La polít ica de Chang Kai Sek, ha sido lenta, pero de pasoseguro. Poco a poco fué imponiéndose como la pr imera figuraincontrarrestable de la China. Ult imamente, un buen entendi-miento, precedido de algunas medidas económicas restrict ivassabiamente aplicadas, hab ía hecho terminar casi por completola separación existente entre la izquierda roja de Kuo Ming Tangde Cantón y el Gobierno Central de Nanking.

Cuando recién llegó al poder el par t ido Kuo Ming, loselementos más avanzados se lanzaron en abier ta lucha en con-tra del Confucionismo, acusado de haber fosilizado a China,hasta pudo verse, en 1926, ceremonias en las que Confuciofué quemado en efigie.

Hoy, d¡ez años después, el General Chan Kai Sek, Pre-sidente del Comité ejecutivo, exalta las concepciones de KungFu Sius, comprendiendo que no puede abandonar su fe en lastradiciones, sin perder su disciplina y sobre todo, al considerarque puede China sacar de sus propios principios filosóficos ymorales acumulados durante veinte siglos, los elementos parasu reconstrucción.

Las cuatro vir tudes confucionistas, junto con algunas má-ximas del mayor adversar io del filósofo, el reformador religiosoMot Seu y con las enseñanzas del fundador de la República,Sun Yat Sen, forman hoy la piedra angular de la «Nueva Vida»,doctrina Política de la naciente China.


"En esta rápida evolución, han tenido poderosa influenciatambién indudablemente, las experiencias de los miles de estu-diantes que han ido a beber en las fuentes de sabiduría de laSoborna, Cambridge o Kale. Todos estos estudiantes occiden-talizados han cooperado con gran entusiasmo en el desarrollodel patriotismo y del espíritu de unidad nacional haciendo unaprédica constante de odio contra el invasor japonés y de amora la Bandera Nacional y tradiciones republicanas.

La nueva Constitución de 1937, proclama fundamentalescambios en la estructura y organización interna del país y lapolítica de Chan Kai Sek, apoyada en las potencias europeasque desean "una China de orden, sin remover demasiado lasantiguas creencias y tradiciones, impulsaba al país por una erade franco progreso material y espiritual.

El resurgimiento y unificación de China bajo una fuertemano, era un serio peligro para el Japón.

No podía ver con buenos ojos un rival tan peligroso levan-tarse a su lado, quitándole su derecho al sol.

Situación de China con los Soviets.

1912—1937

El entendimiento chino-ruso ha tenido una accidentadahistoria.

Recién creada por Sun Yat Sen la República China, vol-vió ésta sus ojos hacia Estados Unidos en demanda de organi-zadores e instructores militares y de técnicos y especialistas,pero encontró cerradas las puertas de la Unión.

Simultáneamente con enviar el Presidente a su cuñado, elentonces joven Jefe militar Chang Kai Sek a estudiar la organi-zación y métodos de instrucción del Ejército ruso, se dieron lospasos para que una misión Militar Soviética fuera a China encalidad de consejeros políticos, económicos y militares.

Esta misión fué encabezada por Miguel Borodin y el Ge-neral Galen, más conocido por el nombre de Blücher (actualComandante de las Fuerzas Soviéticas del Lejano Oriente).

Muy pronto la influencia de los rusos fué avasalladora enChina. A la muerte de Sun Yat Sen, Chang Kai Sek resolviócombatir al Gobierno Comunista de Han Kow y establecer unnuevo Gobierno del Kuo Ming Tang con Nanking como sede.

A sangre y fuego Chang Kai Sek combatió el comunismo:millares de cabezas rodaron por el suelo, Borodin y Blücherfueron expulsados del territorio y miles de jóvenes estudian-tes cayeron bajo la metralla por sus ideas comunizantes.

EL CONFLICTO CHINO-JAPONES. 339

Con tenacidad y fiereza, persiguió y venció a las fuerzasenemigas por todo el territorio empujándolas en una epopéyicalucha fuera de Cantón, luego del Sur de China y obligándolasa atravesar los territorios de Yunan, Szechwan hasta dejarlasen la provincia limítrofe de Kwansu.

1937—1938

Hoy, ante el peligro, esos mismos comunistas tan per-seguidos otrora, han ofrecido su apoyo al Gobierno Nacional,cambiando la estrella roja de cinco puntas por la insignia re-publicana.

Ante el enemigo común los Generales Ho Lung, ex-Jefede la República China Soviética de Han Kow y el General MaoTsé Dun, apóstol del comunismo, han colocado sus tropas, elfamoso 8.° Ejército, especialista en guerrillas, a las órdenes desu antiguo y terrible enemigo: Chang Kai Sek.

A todo esto, los Soviets contemplan alborozados el debili-tamiento del Japón. Consideran también algunos observadoresque las fuerzas soviéticas no están en situación de actuar de-bido a las graves disenciones políticas internas, cuyo índice estámarcado por la serie de procesos y fusilamientos que constan-temente anuncia el cable y consideran que si los sovierts nollegan a formar un frente unido contra el Japón aprovechandoel desgaste que la guerra China le significa, habrá perdidopara siempre, la oportunidad de vencer a su tradicional rival.

El cable, hábilmente explotado por el Japón (1), muy amenudo comenta escandalizado el hecho de que soldados comu-nistas chinos combaten apoyando al Gobierno Central o queChang Kai Sek acepta y busca la ayuda de los vecinos rusos.¿Que país no lo haría al verse invadido por un Ejército superioren número y fuerza ?

Escribe un extranjero altamente vinculado en Tokio: «Ha-ce pocos días conversaba con un Oficial de Ejército y no obs-tante de ser los japoneses muy reservados, siempre es posiblededucir algo concreto cuando se ha llevado preparada una bro-ma que sirva de base para examinar la reacción que se produ-cirá en el interlocutor.

Le dije más o menos que «a juzgar por los diarios, losSovieta se mostraban muy contentos con los sucesos de China alo que respondió con sarcástoca risa: Sí, se demuestran muycontentos para la exportación y la propaganda, pero en el fondo,mientras haya fusilamientos del otro lado, ellos podrán continuarriendo y nosotros comiendo...».

(1) Especialmente la Agencia Domei, que es japonesa.

M. del E. 10.

La guerra no declarada.

Por el Sr. Oscar Guzmán E.

A propósito del conflicto Chino-Japonés.

Los actos graves de hostilidad que actualmente se lle-van a cabo entre el Japón y la China, sin previa declaraciónde guerra, han puesto nuevamente en discusión el debatido pro-blema de la guerra no declarada y el de los efectos que éstaproduce respecto de los beligerantes mismos y con relación a lospaíses neutrales.

Aunque por su propia naturaleza son precarias las leyesde la guerra, sin embargo, muchas de ellas se cumplen y sehan cumplido, por mutuo consentimiento entre los Estados, pordar fe a la palabra empeñada en solemnes tratados o por evi-tar complicaciones en las relaciones internacionales.

Uno de estos principios, que generalmente se ha cumplidoen todas las guerras, es la declaración previa de ellas.

Son tan graves las consecuencias de una guerra y tan in-tensas las situaciones jurídicas que ella engendra, que se haceabsolutamente necesario determinar en forma precisa, el mo-mento en que comienza, por medio de una declaración expresa.En efecto, sufren con la guerra modificaciones substancialeslas relaciones diplomáticas y consulares; algunos tratados ter-minan, y otros, por el contrario, los relacionados con la guerramisma, entran en vigencia; las personas quedan de hecho di-vididas respecto de las potencias beligerantes, en súbditos deellas, ya sea combatientes o ¡no combatientes; en enemigos oen neutrales, variando con relación a cada una de ellas, su si-tuación jurídica y tratamiento; los bienes quedan también afec-tados profundamente por la guerra, como asimismo, las relacio-nes de los países neutrales con los que se encuentran en guerra.

Por estas razones, la declaración de guerra se conoce des-de los tiempos más antiguos. Lo usaban los romanos, a pesarde que no conocían ese cuerpo de doctrinas que forma hoy el


derecho internacional. Los soberanos de la Edad Media, deacuerdo con los dictados caballerescos de la época, declarabantambién la guerra, con heraldos y carteles. No se conocían, aúnen esa época, que fuera posible romper las hostilidades, saqueary destruir cuidades, sin previo aviso de que la guerra iba acomenzar.

En la época actual, la Conferencia de La Haya de 1907,aceptada y ratificada por casi todos los pueblos civilizados, de-terminó la forma precisa cómo debía ser declarada la guerra,ya por medio de una declaración motivada, ya en la forma deun ultimátum con declaración de guerra condicional, exigiendoen todo caso, que el estado de guerra debe notificarse sin tardan-za a las naciones neutrales.

Diversos institutos de derecho internacional, como el deGante, en 1906, establecieron, también, que era un deber de laspotencias no romper las hostilidades sin una notificación previay explícita. Los tratadistas y autores de derecho de gentes.aconsejan también, la declaración de guerra previa, como unprincipio a la vez que humanitario, de conveniencia para todala comunidad internacional.

A pesar de todo, ha habido numerosas guerras que no hansido declaradas previamente, y en las cuales han comenzadode hecho las hostilidades, faltándose de esta manera a este prin-cipio solemnemente acatado por "todos los Estados e "incurríen-dose deliberadamente en una falta de morar internacional, yasea por ganar ventajas con lo intempestivo del ataque, ya seapara hacerse la ilusión de que pueden algunos países engañaral mundo con respecto al alcance de sus actos de hostilidad.

Los Estados Unidos, por ejemplo, comenzaron la guerracontra Inglaterra en 1812, y contra Méjico en 1846, sin decla-ración previa.

Francia empezó la guerra contra Méjico en 1838 con elbloqueo de uno de sus puertos; o sea, con un acto de hostilidad,sin previo aviso.

Hubo actos de hostilidad antes de la declaración de guerra,en las guerras turco-griega de 1897, y ruso-japonesa de 1904.

No sucedió lo mismo durante el conflicto mundial de1914, en el cual, las declaraciones de guerra fueron cambiadasentre casi todos los Estados que en él tomaron parte: AutriaHungría la dirigió a Serbia el 28 de Julio; Alemania a Rusiael 1.° de Agosto; Francia, el 3, y al Japón el 24 de AgostoGran Bretaña a Alemania ,el 5 del mismo mes, etc..

Respecto de los conflictos entre China y Japón, puededecirse que, por lo general, han comenzado sin declaraciónprevia.

LA GUERRA NO DECLARADA 343

Si bien es cierto que, el 1.° de agosto de 1894, el Japóndeclaró la guerra a China, sin embargo, el primero de esospaíses comenzó los actos de hostilidad, sin previo aviso, algunosdías antes.

Sin declaración previa de guerra se ejecutaron, también,los actos bélicos del Japón contra la China en el año 1931. Eneste año, la Manchuria era sin duda una parte del territoriochino; pero el Japón había adquirido allí derechos excepcio-nales, que restringían en tal forma la soberanía de la China,que era natural que se produjera un conflicto.

Y éste, efectivamente, se produjo el 18 y 19 de setiem-bre de 1931, ocasionado por un ataque del ejército japonés, sinaviso previo, que fué el comienzo de una serie de operacionesguerreras posteriores, que no cesaron a pesar de haberse so-metido la resolución del conflicto a la Liga de las Naciones.

Y se ha reanudado el conflicto en estos momentos, sinque se vea su solución. Por un lado, lucha un país como laChina, profundamente removido por conflictos interiores, queexplican su situación actual: la caída de la dinastía manchúen 1911; el establecimiento de la República; el período de in-tensas guerras civiles desde 1914 hasta 1918; la formación delKuomintang, o Partido Nacionalista chino, fundado en pleno cur-so de la revolución, por Sun Yat Sen, primer Presidente de laRepública; el boycot anti-japonés de 1919, que tuvo notable in-fluencia en la política japonesa, pues dió origen al Tratado delas Nueve Potencias, firmado en Washington, entre otras, porEstados Unidos, Gran Bretaña y Japón, en el cual se establecíaque debía respetarse la soberanía y la integridad territorial dela China; el establecimiento del Gobierno Central en Nankin en1927; la lucha entre este Gobierno y los caudillos locales; eldesarrollo del comunismo y los intentos de establecer una repú-blica revolucionaria; la unión de los Comunistas con el Kuo-mintang; agitaciones antibritánicas y anticristianas, que ba-rrieron con los misioneros esparcidos en todo el país, etc..

Por otro lado, lucha un país fuertemente organizado, po-tencia de primer orden, ahogado por problemas relacionadoscon su expansión territorial, con su economía y con la cuestiónsocial.

Este conflicto ha comenzado también sin declaraciónprevia.

¿ Qué situaciones se producen en este caso ?En lo que se refiere a las leyes de la guerra: o sea, a los

principios que tratan de humanizarla, contenidos en la Con-vención de Ginebra sobre la Cruz Roja, relacionada con el tra-tamiento de los heridos, la declaración de París, sobre la guerra


marítima; las Conferencias de La Haya, especialmente sobreguerra terrestre, etc., es indudable que son aplicables a las gue-rras no declaradas, a pesar de que muchas veces no las cum-plen los países más civilizados, aún en las que han sido decla-radas.

Si bien, en la guerra no declarada, los Estados no estánobligados a expresar su neutralidad, sin embargo, deben de he-cho permanecer neutrales.

En cuanto a los demás efectos de la guerra, relacionadoscon los tratados, las personas y los bienes, que reglamenta mi-nuciosamente el Derecho Internacional, no pueden producirseen una guerra de hecho, permaneciendo de esta manera, conapariencias de inalterable, situaciones verdaderamente insos-tenibles.

Ante esta situación contraria a derecho y no reglamenta-da, los países deben aplicar un criterio positivo, en consonan-cia con las circunstancias de hecho en que prosigue el conflicto.

En todo caso, tanto la guerra declarada como la no decla-rada, caen dentro del campo de atribuciones de la Liga de lasNaciones. La vimos, en efecto, intervenir en la guerra no de-clarada del Japón contra China en 1931, y en la guerra delChaco, entre Paraguay y Bolivia; desgraciadamente, sin buenéxito.

En esta materia, como en tantas otras del Derecho Inter-nacional, vemos palpablemente el interés individual de las Es-tados en pugna con el interés de la comunidad de naciones queexige el cumplimiento de ciertas normas.

Desgraciadamente no hay manera, por ahora, de hacerrespetar el derecho, pues los intereses y la ley del más fuertetienen todavía, ancho campo en las relaciones internacionales.

China ha conquistado a todossus conquistadores.

Por Emanuel Suda.

La Gran Muralla china es la más notable paradoja delExtremo Oriente. La construyeron los chinos cuando los pue-blos semibárbaros del desierto presionaban hacia el sur, pero,siendo una nación esencialmente pacífica, no pudieron impedirque la franquearan hunos, turcomanes y mongoles. China fuéconquistada por las tribus nómades, las cuales, rápidamente con-vertidas a su vez en chinas, tomaron luego a su cargo la de-fensa de esa muralla.

Dice Sokolsky que este aspecto de China no ha sido nun-ca debidamente comprendido por sus numerosos conquistado-res hasta que ellos mismos se habían convertido en chinospor asimilación y absorción. Tampoco lo comprenden bien losque hoy tratan de conquistar a China. Porque, ¿de qué valeapoderarse de algunos miles de kilómetros cuadrados del país?Los chinos pueden perder guerras, pero en última instancia,vencen por el asombroso crecimiento vegetativo de la pobla-ción, por una no menos sorprendente capacidad para la máspesada labor, por una gran agilidad mental y un sentido co-mercial muy astuto. Hoy está la China por el suelo, peromañana construirá una pagoda gara conmemorar la chinifi-cación de su opresor.

Y dice el mismo autor que es una de las más grandesautoridades en asuntos de Extremo Oriente: «a medida que lapresión crece, más fuer te aumenta la resistencia china; de bocaen boca pasan las divisas y las ideas que animan al pueblo aresistir; un fenómeno que parece extraño a aquellos han vistodisparar a los chinos cuando barcos extranjeros daban unasalva de saludo. Y es esta resistencia lo que constituye la fuer-za de la raza; ella es la explicación desque China haya sobre-vivido a tantas invasiones; ella nace de una comunidad de cul-tura extendida sobre una vasta área homogénea,—si se excep-


túan pequeños detalles—tan antigua y glorificada en la tradi-ción como para levantar aún al miserable «coolie» hacia elorgullo de sentirse pueblo elegido».

China es como el agua, que hace poca resistencia, peroque ahoga al que la desafía demasiado. Eso lo hubieron decomprender sucesivamente Tamerlan, Grenghis Khan, la dinas-tía manchú y también los invasores blancos. China ha conquis-tado al correr de los siglos a todos sus conquistadores. Loschinos conocen más que ningún otro pueblo las ventajas desaber esperar. El gigantesco monolito chino cede, se comprime ysufre con estoicismo, para lanzar en un momento favorable latremenda contrapresión de su inagotable reserva. El enorme vo-lumen de quinientos millones de seres humanos desplaza, sua-veniente, con sus costumbres sobrias, con sus baratas fuerzasde trabajo y con su impermeabilidad racial.

Cuanto más grande sea el irredentismo político que elJapón imponga a los chinos, más graves serán sus problemasinternos y externos. Todo debilitamiento de la China implicadesastrosas perspectivas para el vecino imperio. Así lo com-prendió el ex Ministro Shidehara al propiciar una política detolerancia y comprensión de las necesidades y dificultades chi-nas. Fué un predicador en el desierto. La casta reaccionaria leapuntaba en todas partes con sus pistolas. Durante un año nosalía de su casa y a ello se debe seguramente, que no hayacorrido la misma suerte de tantas otras víctimas políticas.

El sector dominante de la política japonesa no quiere verel riesgo; echa mano a la espada y quiere arreglar todas lascuestiones con la guerra. De esta manera conquista la tierra,pero despierta también un encono que será la perdición del in-vasor. El enemigo estará por todas partes. Al efecto, es sinto-mático lo que acaba de pasar en Tsingtao, una región dondemás bien ha existido simpatías hacia el Japón. Los obreros delas hilanderías acaban de incendiar las instalaciones, causandopérdidas por valor de cien millones de dólares al invasor ja-pones.

No es debilitando y derrotando a la China que puede be-neficiarse el Japón. El vasto país es un inabarcable mercadoreal y potencial. Se ha dicho que bastaría que los chinos alar-gasen la camisa en una pulgada para que toda la industria textilnipona trabaje con turno doble. Si, en cambio, los invasores seempeñan en destruir la poca capacidad adquisitiva del granvecino, es evidente que los primeros damnificados serán losmismos insulares.

Los ejércitos chinos no podrán resistir al invasor en lasinmediaciones de las costas. Ahí llevarán siempre las de per-

CHINA HA CONQUISTADO A... 347

der; pero dos millones en armas que hostiguen en cien partesa la vez al enemigo, son un problema que no resuelve ninguna;técnica militar por más adelantada que sea. Así lo compren-dieron los británicos al ceder a tiempo, determinadas conce-siones sumamente costosas y motivo de constantes violencias.

Si los japoneses insisten en llevar las acciones militaresmás allá de Nanking, entonces podrá decirse con propiedad, quela guerra recién empieza. Pronto comprenderán en Tokio que losmilitares han sentado la economía nipona sobre el cráter de unvolcán que puede entrar inesperadamente en erupción. Lasperspectivas no son muy favorables si se las proyecta sobre undesarrollo prolongado. Cada día que pasa favorece a los chi-nos, porque tienen mejores nervios y porque saben esperar.

La milenaria táctica de los chinos.Por Werner Davidson.

Lin-Yutang, el erudito chino autor de la reciente obra«Mi Patria y mi Pueblo», se pregunta si el Japón «puede» con-pistar a la China, y se contesta en términos sorprendentementeevasivos. Cree Lin-Yutang, que el «conflicto será de lento de-sarrollo, no sin serios quebrantos financieros para el Japón,hasta que ambos países se encuentren listos para hablar de pazy la guerra termine con una mediación de terceros sobre basesque no alterarán fundamentalmente la situación existente». Ob-serva que China está animada de un sentimiento que une a supueblo, el nacionalismo, y afirma categóricamente que el na-cionalismo y el patriotismo chinos de hoy, están indisoluble-mente identificados con el sentimiento y la decisión anti-japo-nesa. A su entender la razón por la cual triunfó la revoluciónrepublicana de Sun Yat Sen en 1912, no fué por la convicciónrepublicana del pueblo sino su fervor anti-extranjero, el mismoque lo domina hoy otra vez. En 1912 el pueblo se levantó nocontra la monarquía, sino contra «los extranjeros manchúes, ladinastía de conquistadores extranjeros que se había instaladoen el país en 1844 y que fué expulsada hace 25 años». La gue-rra de hoy es también anti-extranjera, contra los japoneses.

La tesis de Lin-Yutang, implicaría un cambio de lo quepodríamos llamar táctica china «de devorar a sus invasores conla ayuda del tiempo» usada con éxito contra los conquistadores.Lin-Yutang avanza el vaticinio de que los chinos no se mezcla-ran con los japoneses, y asegura que si bien hay muchos japo-neses que se están casando con chinas esto no llegará a formaruna regla general.

De llegar a ser efectivos estos vaticinios el presente siglohabría presenciado en estas dos ocasiones a 25 años de distan-cia un cambio de actitud y hasta de filosofía china de incalcu-lable trascendencia. La China fué «inconquistable» porque sim-plemente se dejó conquistar. Su historia entera es la de inva-


sores que la vencen, la avasallan, la explotan, pero luego sediluyen, absorven o desaparecen dejando prácticamente igual ala China intangible.

Un tratadista chino escribió hace poco, comentando estasperiódicas arremetidas de sus improvisados vecinos los japone-ses: La cuestión se nos plantea así: Será mejor que resistanaos al Japón ahora o será preferible que cooperemos con losjaponeses, sinceramente, durante nuestra vida y la de nuestroshijos, pero enseñando a nuestros nietos a que los traicionen».

Por su parte, un escritor inglés acaba de ofrecernos unaadmirable síntesis de este milagro de los siglos: «la China sobrecuyo plumaje jabonado parecen resbalar hasta los más rudos ydespiadados conquistadores casi sin dejar rastros».

Fueron primero los tártaros, hace 2.000 años, luego losturcomanos, los kitanos y los juchenos. Con intervalos de si-glos invadieron, conquistaron, depusieron a los Emperadores, seinstalaron en Peiping, cobraron tributo, manejaron al país comosuyo propio. Pero se casaron con chinas, adoptaron la lenguachina y su escritura maravillosa; tuvieron que gobernar al paíspor intermedio de la sólida burocracia china, y al cabo de algúntiempo, se habían desvanecido y la China quedó siempre comosi nada hubiera pasado. Todos trataron de prohibir a la razainvasora que se mezclara con la china o adoptara sus usos ysus costumbres, pero fué inútil, la ley milenaria se cumplióinexorablemente.

La prueba de fuego vino con los «mongoles» de GenghisKhan, el hombre que sometió más territorio a su dominio entoda la historia de la humanidad y que se preciaba de que sucaballería podía pasar galopando sin tropezar por donde habíanestado las ciudades que él conquistó. En una sola provinciaasiática pasó a cuchillo a 700.000 hombres, mujeres y niños,y formó pirámides con sus cabezas. Genghis Khan conquistó ala China; Kublai Khan, su sucesor, era el Emperador de Pekincuando Marco Polo «descubrió» las tierras y opulencias del GranKhan. Ya estaban los mongoles absorvidos por los chinos y laburocracia y el idioma chinos en pleno control de los destruc-tores mongoles.

De la misma manera descendieron del norte los manchúesy se instalaron en el trono del Dragón; la dinastía duró 268años. Al término de esa dominación, en nuestros días, los man-chúes habían perdido hasta el recuerdo de su «nacionalidad».No sólo fueron «tragados» por la vampiresa China, sino quelos chinos fueron a colonizar la Manchuria de donde los con-quistadores habían venido.

LA MILENARIA TACTICA DE... 351

Nunca la China ofreció una resistencia desesperada a estosinvasores; una especie de subconsciente racial le decía que erapreferible dejarlos hacer y engullirlos en seguida. No se llamójamás Tartaria, Turcomania, Kitania, Juchenia, Mongolia o Man-churia, sino simplemente China, pacífica conquistadora de con-quistadores guerreros.

La resistencia violenta no ha sido ventajosa para China.Mirada desde un punto de vista exclusivamente realista, Chinaha perdido sus batallas diplomáticas. Pudo haber negociado en1931 y el Japón estaba dispuesto, y haber mantenido una som-bra a lo menos de soberanía sobre Manchuria. Prefirió recu-rir, como Haile Selassie, a la Liga de las Naciones en tono dequeja y escándalo. El Japón se vió forzado a establecer el Estadoindependiente de Manchukúo.

En 1933 los japoneses tomaron a Jehol y lo anexaron alManchukúo; cruzaron la Gran Muralla y estaban a 20 kilómetrosde Peiping cuando el Gobierno de Nanking aceptó el «armisticiode Tangku» que estableció el gobierno semi-autónoino de laChina del Norte. De entonces acá, y sobre todo, después de laprimera batalla de Shanghai, tomó alas el movimiento nacio-nalista que hizo imposible la «reconciliación» y cooperaciónchino-japonesa. En el hecho, China ha tirado su suerte del ladode la Rusia Soviética en la guerra potencial que Moscú y Tokiolibran ya en Asia.

Li-Yutang, cree que ahora el conflicto tiene todo el as-pecto de una fantástica partida de ajedrez; Chang Kai Shek sele ocurre el maestro frío y calculador frente a un competidoragresivo, y observa: «La agresividad, como todos sabemos, esun signo de debilidad en el ajedrez».

El militarismo Japonés.Orígenes y desenvolvimiento.

«El Memorial".

El título podrá sorprender a alguno de nuestros lectores,acaso piensan que el militarismo en el Japón se debe a una im-portación europea y. que halla sido desarrollado por los instructo-res franceses, ingleses o alemanes que llegaron al país en lamitad del siglo pasado.

Porque, aún cuando se sabe que el Japón ha sido siempre,el país de los samurais y de los grandes espadachines, pron-tos en todo momento a la estocada, y un país guerrero, sepuede pensar, sin embargo, que sólo en una época reciente hallegado a ser un país militarista. Y esta noción es la que con-tiene aclarar.

Los japoneses, después de 1854 han sabido asimilar con unarapidez extraordinaria todos los procedimientos de la técnicaeuropea. Pero todas las organizaciones, todas las doctrinasy todas las tradiciones del militarismo, las poseían desde hacíasiglos. Les faltaba solamente el utilaje científico y material,y ellos sel lo procuraron tan pronto como conocieron BU utili-dad, gracias a los europeos.

Desde la época de la Edad Media hubo en el Japón perío-dos en que el Ejército tuvo un carácter permanente. Todo elpueblo, en caso de necesidad, debía hacer el servicio militar.Cinco hombres formaban un go y 50 un tai. Desde el sigloXII, bajo Yoritomo, cinco gobernadores militares se dividíancon los civiles el poder en las provincias. Y en el siglo XIII. losmarinos nipones concluían con la flota de los mongoles Ltsus-hima.


En 1542, el portugués Méndez Pinto desembarcaba de unjunco chino en la isla Tanegashima, llevando consigo las pri-meras armas de fuego que se conocieron en el Japón. Cuatroaños después, los japoneses tenían fabricados más de 300,000arcabuces. Lo que sucedía ya en esa época hacía presentir latransformación que se iniciaría tres siglos más tarde. El pueblojaponés ha sido el único pueblo de color que los europeos nohan logrado transformar en una colonia.

La circunspección y la firmeza que ese pueblo mostró hacecuatro siglos tiene algo de asombroso. Apenas los portugueseshabían desembarcado en sus playas cuando ya prohibían a losextranjeros hacer en sus costas sondajes. Y estudiar cualquierrelieve topográfico. Estos insulares tan desconfiados, no eranciertamente indígenas fáciles de someter.

En el siglo XVI,. la marina japonesa llega a ser la máspotente del Asia. Sus buques que llevan arcabuceros hacenla guerra de corso a Tonkín, a Siam, en la Cochinchina, y aven-tureros japoneses remontan el río hoy ensangrentado de Yan-Tse-Kiang y aparecían exactamente como ahora ante los murosde Nanking.

A fines del siglo XVI, el rudo genio de Hideyoski despuésde haber emprendido la unificación del país, envió dos grandesejércitos de 100 mil hombres cada uno a la conquista de laCorea. No hay para que decir, que, en este tiempo el Japónno había recibido la enseñanza de ningún oficial europeo. Suorganización no era inferior a la de los ejércitos occidentales dela misma época. Por de pronto, ningún general europeo hastaentonces, había dirigido los movimientos de 200,000 hombres.

En esta época existían ya en el Japón escritores militaresy la juventud aristocrática del país, juzgaba de buen tono notratar jamás tenias que no tuvieran relación con el arte militar.

Hideyoski no pretendía nada menos que la dominaciónde la China, la Corea y el Yalú no debían ser sino etapas de esteplan. En una sola circunstancia, en 1598, los japoneses cortaronla cabeza a 38,700 chinos, cuyas orejas, saladas previamente,fueron enviadas a Kyoto, donde aún se conservan en un pequeñomonumento.

En el siglo XVII, el gran Shogun Ieyasu inauguró una po-lítica exterior y colonial; tuvo sus pretensiones sobre las Fili-pinas, y negoció con el gobernador Rodrigo de Vivero y aúnenvió una gran navio para estudiar durante dos años las posesiones españolas de América.

En 1640, después de la persecución violenta al cristianis-mo que había logrado establecer florecientes centros, los portu-

EL MILITARISMO JAPONES 355

gueses de Macao le enviaron una embajada para solicitar lareanudación da las relaciones comerciales. El Embajador portu-gués y todos sus acompañantes fueron decapitados. Trece mari-neros fueron devueltos a Macao para que los europeos cono-cieran la proclama del Shogun que decía: «En el porvenir, todoslos europeos que vengan al Japón, aunque sea el Dios mismo delos cristianos, serán muertos». Estos procedimientos asegura-ron al Japón su aislamiento completo de Europa.

Fué la llegada del Comodoro americano Perry con unagran escuadra en 1854 lo que obligó a los japoneses a abrirciertos puertos al comercio exterior.

La historia cuenta que antes de las discusiones, una granperplejidad dominaba al representante japonés encargado dedar respuesta al Comodoro. El americano para sentarse teníanecesidad de una silla, pero entonces su interlocutor japonés,encuclillado ante él, quedaría en una posición humillante. Des-pués de haber maduramente reflexionado el Embajador japonés,contra la costumbre de su país, se hizo también colocar unasilla y se sentó en ella por primera vez en su vida.

La intervención del Comodoro Perry coincidió con unaépoca de sorda lucha interna en el Japón y con anuncios de unatransformación que estaba ya en el espíritu de muchos. Duran-te las alternativas de esta lucha entre los grandes señoresfeudales y el poder del Mikado que quería afirmar su predomi-nio, los intereses extranjeros fueron muchas veces dañados, loque obligó a nuevas intervenciones armadas tal como el desem-barco de marineros franceses e ingleses en 1863 en el puerto de

Yokohama.Wilhelm Heine, un alemán que acompañaba a Perry, cuen-

ta que al final de sus difíciles negociaciones, Perry, como unamanifestación de su agrado por el éxito, hizo desembarcar latanda de música de su barco y le ordenó tocar la famosa pieza

«Yankee Doodle». Los japoneses que habían tomado parte enlas conversaciones y que hasta entonces se habían mostrado se-veros, reservados y enigmáticos, se largaron a reir en formaestruendosa, logrando difícilmente dominar sus carcajadas.

Pero digamos, también en honor de la verdad, que cuandolos oídos europeos oyen por primera vez la música japonesa tam-

bién les bajan ganas de reir.Ahora se vé, pués, claramente que cuando los europeos,

mejor dicho, los blancos forzaron al Japón a abrir sus puertasal comercio y entrar en contacto con los adelantos de Occiden-te cometieron un error. Al obligar a los nipones a utilizar sus

M. del E. 11.


En 1542, el portugués Méndez Pinto desembarcaba de unjunco chino en la isla Tanegashima, llevando consigo las pri-meras armas de fuego que se conocieron en el Japón. Cuatroaños después, los japoneses tenían fabricados más de 300,000arcabuces. Lo que sucedía ya en esa época hacía presentir latransformación que se iniciaría tres siglos más tarde. El pueblojaponés ha sido el único pueblo de color que los europeos nohan logrado transformar en una colonia.

La circunspección y la firmeza que ese pueblo mostró hacecuatro siglos tiene algo de asombroso. Apenas los portugueseshabían desembarcado en sus playas cuando ya prohibían a losextranjeros hacer en sus costas sondajes. Y estudiar cualquierrelieve topográfico. Estos insulares tan desconfiados, no eranciertamente indígenas fáciles de someter.

En el siglo XVI,. la marina japonesa llega a ser la máspotente del Asia. Sus buques que llevan arcabuceros hacenla guerra de corso a Tonkín, a Siam, en la Cochinchina, y aven-tureros japoneses remontan el río hoy ensangrentado de Yan-Tse-Kiang y aparecían exactamente como ahora ante los murosde Nanking.

A fines del siglo XVI, el rudo genio de Hideyoski despuésde haber emprendido la unificación del país, envió dos grandesejércitos de 100 mil hombres cada uno a la conquista de laCorea. No hay para que decir, que, en este tiempo el Japónno había recibido la enseñanza de ningún oficial europeo. Suorganización no era inferior a la de los ejércitos occidentales dela misma época. Por de pronto, ningún general europeo hastaentonces, había dirigido los movimientos de 200,000 hombres.

En esta época existían ya en el Japón escritores militaresy la juventud aristocrática del país, juzgaba de buen tono notratar jamás tenias que no tuvieran relación con el arte militar.

Hideyoski no pretendía nada menos que la dominaciónde la China, la Corea y el Yalú no debían ser sino etapas de esteplan. En una sola circunstancia, en 1598, los japoneses cortaronla cabeza a 38,700 chinos, cuyas orejas, saladas previamente,fueron enviadas a Kyoto, donde aún se conservan en un pequeñomonumento.

En el siglo XVII, el gran Shogun Ieyasu inauguró una po-lítica exterior y colonial; tuvo sus pretensiones sobre las Fili-pinas, y negoció con el gobernador Rodrigo de Vivero y aúnenvió una gran navio para estudiar durante dos años las posesiones españolas de América.

En 1640, después de la persecución violenta al cristianis-mo que había logrado establecer florecientes centros, los portu-

Política internacional europea.Situación militar.

Por Francisco Amunátegui.

«Apresurémosnos que la primavera se aproxima; pareceurgida esté año, avanzando su hora. Los arbustos de los jardi-nes de Auteuil ya lucen sus hojas verdes. Confieso que no meagrada esta impaciencia de la naturaleza, esta intervenciónburlona, esta complicidad de Cibéle y del Dios de los muertos.Desconfío de la brisa demasiado dulce, del viento tibio con olora tierra y a arcilla, del soplo que trae consigo un anuncio deldestino».

Así terminaba, esta semana, Francois Mauriac un artículosobre los bombardeos de las ciudades abiertas, en España. Ele-vándose más allá del tema, evocaba con toda naturalidad lasamenazas de guerra que se precisan y desaparecen en seguida.Este artículo, muy comentado, dejaba ver una inquietud sorda,como una angustia ante las fuerzas misteriosas, superiores a lavoluntad humana, capaces de levantar un cataclismo en pocashoras.

Tres centros, que pueden ser cuna de una guerra, se venen este momento en el mundo: Lejano Oriente, España yEuropa Central. Estos tres conflictos se solidarizan, puestoque la guerra de China no habría sido posible si, a causa de larivalidad anglo-italiana, las potencias occidentales, ocupadaspor el problema del Mediterráneo, no hubiesen dejado las manoslibres al Japón. La guerra civil de España es un campo debatalla internacional, porque el peligro mediterráneo existe yporque Inglaterra no ¡se siente bien libre por el temor que lecausa la defensa de sus intereses en Asia. Rusia por fin, se alar-ma con la actividad japonesa; Italia se ha retirado del Danubio,lo que hace ver a Alemania la posibilidad de ejercer una presiónsobre los pequeños Estados de esa parte de Europa. Y así se cie-rra el círculo,


Japón habría previsto una campaña de seis meses y, apesar del entusiasmo que se trata de hacer ver en los comuni-cados oficiales, el esfuerzo que debe aún gastarse es mucho másimportante de lo que se pensaba en Tokio. Japón gasta, en losmares de la China, sus recursos, sus aprovisionamientos, sumaterial, sin dejar de lado la protección necesaria a Corea yal Manchukúo contra Rusia. Necesita capitales, extranjeros,pero la comunidad de miras, cada día más grande entre Esta-dos Unidos e Inglaterra, hace estos proyectos bien quiméricos.Los elementos ultranacionalistas del ejército y de la marinapueden hacer que la aventura llegue a sus últimos y más peli-grosos límites, pero, en realidad, esos mismos elementos noverían con desagrado una negociación para la paz. Sin embargo,dos países tienen interés en que las hostilidades se prolonguen.Rusia, que no puede sino regocijarse ante el espectáculo de unJapón que se¡ agota en una larga guerra, e Italia, que encon-traría, una vez firmada la paz en el Lejano Oriente, unaInglaterra libré en el Mediterráneo.

Italia vacila entre dos políticas: aprovechar la guerrade España antes de que sea firmada la paz en Asia, lo quesignifica que para este país hay una cuestión de tiempo yuna cuestión de prestigio, o bien, ante los gastos enormes aque la obliga el mantenimiento de tres ejércitos fuera de suterritorio nacional, Etiopía, Libia y España, encontrar espe-cialmente con Inglaterra, una fórmula de conciliación y, con elpretexto de buscar la paz, retirar sus tropas de España, sal-vando así, al mismo tiempo, su amor propio.

Alemania no está presionada por el tiempo, pero sí porItalia. ¿Aceptaría Alemania algunas aventuras de su aliada?Como hay que citar un hecho, nos limitaremos al aumentoenorme de los efectivos italianos en Libia, en la frontera deTúnez. Los dirigentes alemanes, en su política exterior, pre-tender que el Reich es capaz de detener a Italia si ésta llegasea comprometer la paz. Hay que recordar, con inquietud, queAlemania, en 1914, hacía alarde también de poder deteneral Imperio Austro-Húngaro. Además, ¿no sería un argumentopoderoso el que podría invocar Italia, si Alemania mostráse pocoentusiasmo para ayudarla, el de la solidaridad de las Dicta-duras? Y por último, hay que contar con el acuerdo personal,caso que exista, entre Hitler y Mussolini, cuya importancia, des-graciadamente, no es posible conocer.

Los expertos bien informados creen ver una confirmaciónde este acuerdo en la actitud tomada por el Gobierno de Hitlercuando Italia abandonó la Sociedad de las Naciones. En No-

viembre, Lord Halifax preguntó a Hitler si el Reich volvería

POLITICA INTERNACIONAL EUROPEA 359

a Ginebra y recibió la siguiente contestación: «No volveré a unaSociedad de las Naciones que reposa sobre los principios actualesque es indispensable reformar», lo que dejaban ver la eventuali-dad de entrar en una nueva Sociedad de las Naciones. Ahora,con la partida brusca de Italia, vemos un cambio completo deopinión. Al día siguiente del acontecimiento, por una declaraciónoficial, Alemania hacía saber al mundo que no volvería «jamás»

a «ninguna» Sociedad de las Naciones. Esta diferencia parececonfirmar la existencia de un acuerdo personal y preciso entre

los dos Dictadores.Examinemos ahora la situación en Europa Central. Los

observadores que gozan de más prestigio y los mejor informa-dos pretenden que en 1938 Alemania absorverá al Austria.Agregan que el Reich «está cansado del Canciller Schusschnigg»,más después del reportaje publicado por el «Daily Telegraph»en el que el Primer Ministro austríaco hizo declaraciones fran-camente hostiles al socialismo-nacional. Se ha publicado queen la Wilhelmstrasse no es un secreto para nadie que Alemaniapondrá practicamente fin, por dos razones, a la independenciaaustríaca; una de prestigio, siempre el prestigio, porque elGobierno de Hitler, desde la remilitarización de la Renania noha obtenido ningún éxito exterior sensacional, y el otro deorden material, que seguramente es el más importante.

La nueva orientación política rumana ha hecho ver larealidad al Gobierno de Hitler. El Primer Ministro Goga tomóuna posición tan igual a la ideología nacional-socialista queRumania llegó a ser una amiga muy útil para el Reich. En casode conflicto. Alemania habría podido disponer del petróleo ydel trigo rumano. Hasta ahora los carburantes y los cereales lehabrían faltado en cualquier guerra de mediana duración. ElMinisterio Goga tuvo una existencia breve: la incertidumbreque reina en el país después de su ascención al poder, el maras-mo creciente en los negocios, después de las medidas contralos judíos, los movimientos extremistas de la derecha, como laGuardia de Hierro, todo hizo su situación precaria, pero nopuede desconocerse que la política iniciada por Goga cuenta conla completa adhesión del Rey y que éste, que no vaciló, despuésde las elecciones del 20 de diciembre, en entregar el poder aun partido que había obtenido sólo el nueve por ciento de lossufragios, no abandonará seguramente la dirección personal dela política de su país. Al Reich le es permitido, pués, conservarfundadas esperanzas de encontrar en Rumania un fiel discípulode las doctrinas nacional-socialistas.

Para gozar de libres y fáciles comunicaciones con Ruma-nia, hay que ser dueño de Viena y de Budapest. Para esto no

360 MEMORIAL DEL EJERCITÓ.

se ven dificultades en Berlín y para Viena encuentran que lomás simple es instalarse ahí. Alemania deja, pués, momentánea-mente de lado el problema checoeslovaco para ocuparse exclu-sivamente de la cuestión austríaca. La solución no se buscarápor la fuerza sino bajo apariencias legales, y los nacional-socia-listas reclamarán un plebiscito. En Alemania dan por descontadoque el país se pronuncie, por gran mayoría, en favor del nacismo,lo que permitiría la instalación en Viena de un Gobierno hitle-riano. Para las potencias occidentales sería bien dificil interveniren la cuestión y se estima que Italia, desde hace tiempo, harenunciado a la independencia de Austria, sacrificada por laamistad alemana.

Esta breve exposición de la situación política mundial noes tan risueña, pero hay que creer en la paz para que sea unarealidad. En 1937, en dos o tres ocasiones, la guerra parecióinevitable y, en algunos años más, sabremos en forma preciócuales fueron esas ocasiones y cómo fué evitada la guerra. En1938 sobran los pretextos para llegar a un conflicto general. Ala luz de estos hechos y de estas hipótesis, las inquietudes deFrancois Mauriac toman su verdadero aspecto. Sin duda porestas razones el Embajador del Japón en París, el excmo. señorSugimura ha escogido este momento de inquietud para presentar,ante una concurrencia inmensa, una demostración de jiu-jitsu: estitular del sexto grado de la Cintura Negra y Chanpión uni-versitario. El espectáculo valió la pena de ser contemplado einspiró diversas reflexiones. Al final del combate, en el quefácilmente venció a su adversario, haciéndolo rodar por tierra,el honorable Embajador declaró a los periodistas presentes:«La agilidad vale más que la fuerza y es la condición esencialde la paz». Deben meditarse estas palabras del RepresentanteOficial del Japón.

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