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Marzo . Abril de 1937. MEMORIAL DEL EJERCITO DE CHILE Publicación bimestral Se publica bajo la Dirección del Estado Mayor del Ejército Oficinas: Moneda 1356— Teléf. Auto 85193 Año XXX. l.er Semestre. SUMARIO: SECCION EDITORIAL. Pág. 1.—El General de Brigada en retiro Sr. Acasio Rodríguez Carrozini.— Discurso pronunciado en el momento de su sepultación por el Coronel Sr. César Arroyo A. ....... ................................................................ 177 SECCION GENERAL. 2.—Actitud práctica ante la Guerra. Refutaciones a las teorías pacifis- tas.—Por el Capitán Sr. Bernardino Parada M 179 3.—A propósito del artículo "La "gran decepción".—Por el Capitán Sr. Julio Campos S 202 4.—Nuestros fusiles y carabinas: sus municiones.—Por el Capitán Sr. Abdón Parra U. 209 SECCION LITERATURA MILITAR EXTRANJERA. 5.—La voluntad del Jefe.—Por el Mayor Richard G. Tlndall.—Traducido de "The Infantry Journal". (E. E. U. U.). Continuación 237 6.—Un plan de instrucción para los Oficiales del Ejército activo.—Por el General de Infantería Wollwarth.—Tomado de la Revista Ejér- cito, Marina y Aviación 265 (a la vuelta)

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Marzo . Abril de 1937.

MEMORIALDEL

EJERCITO DE CHILEPublicación bimestral

Se publica bajo la Dirección del Estado Mayor del Ejército

Oficinas: Moneda 1356— Teléf. Auto 85193

Año XXX. l.er Semestre.

SUMARIO:SECCION EDITORIAL.

Pág.

1.—El General de Brigada en retiro Sr. Acasio Rodríguez Carrozini.—Discurso pronunciado en el momento de su sepultación por el CoronelSr. César Arroyo A. ....... ................................................................ 177

SECCION GENERAL.

2.—Actitud práctica ante la Guerra. Refutaciones a las teorías pacifis-tas.—Por el Capitán Sr. Bernardino Parada M 179

3.—A propósito del artículo "La "gran decepción".—Por el Capitán Sr.Julio Campos S 202

4.—Nuestros fusiles y carabinas: sus municiones.—Por el Capitán Sr.Abdón Parra U. 209

SECCION LITERATURA MILITAR EXTRANJERA.

5.—La voluntad del Jefe.—Por el Mayor Richard G. Tlndall.—Traducidode "The Infantry Journal". (E. E. U. U.). Continuación 237

6.—Un plan de instrucción para los Oficiales del Ejército activo.—Porel General de Infantería Wollwarth.—Tomado de la Revista Ejér-cito, Marina y Aviación 265

(a la vuelta)

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SUMARIO:( de la vuelta) Pág.

7.—Estudios y comentarios sobre nuestro Reglamento.—Traducido de laRevue d'Infanterie por el Capitán Sr. Oscar Soriano B 277

8.—La artillería en la guerra ítalo-Etíope, con especial referencia alfrente Eritreo.—Por el General Garavelli.—Traducido de la Revistad'Artiglieria e Genio 287

9.—Armas de trayectoria rasante.—Por el Teniente A. Triponez.—Traducido de la Revue Militaire Suisse................................................... 307

10.—El arma de artillería.—Por el Capitán del Ejército de ColombiaSr. Antonio Restrepo Suárez 315

11—Blanco Automático.—Referencias de la prensa de Lima al invento delCapitán del Ejército peruano Sr. Roberto Martínez Merizalde .............. 321

SECCION SANIDAD.

12.—Rondando los frentes (Carso-Isonzo).—Traducción del Capitán Sr.

Humberto Medina P 327

SECCION INFORMATIVA.

13.—Halcones.—Por Ingram Cary 33514.—La nube que ocultará la guerra 33615.—Las bacterias de la propaganda enemiga................................................... 33716.—Transportador mecánico para ametralladoras.—Por el Capitán Wen-

dell G. Johnson 33817.—Destacamentos motorizados 34118.—Instrucción práctica de la Infantería—De puertas afuera a puertas

adentro.—Por el Capitán de Infantería Boorican. (E. E. U. U.) ............. 344

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MEMORIAL DEL EJERCITOAVISO

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No se hace responsable de las ideas emitidas por los autoresbajo su firma.

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No se devuelven originales.Rogamos se nos avise todo cambio de dirección y pedimos muy

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Se hace presente la conveniencia que habría en remitir con ladebida oportunidad, las suscripciones a la Revista (enero y junio-de cada año), de acuerdo con la Orden Comando en Jefe Sec. I.N. º 8, de 3. I. 934., (B|O. 2, pág. 62). Se formula esta petición,para saber con qué número de suscriptores se cuenta,, y según ello,hacer el tiraje correspondiente

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General de Brigada don ACASIO RODRIGUEZ CARROZINI.

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General de Brigada en retiro Sr. AcasioRodríguez C.

en Santiago el 20 de marzo del presente año.

En sus funerales, que dieron motivo a una sentida manifes-tación de duelo, el Coronel Sr. César Arroyo A., pronunció la ora-ción fúnebre que reproducimos a continuación:

"Como a la lenta caída de las hojas de Otoño, asiste el Ejér-cito de la República al penoso desgranar de sus' legiones en retiro,en las que, al término de dura jornada, buscan reposo aquéllosque dieran lo mejor de sus cerebros, de sus músculos y de sus sen-timientos, por esa fórmula imprecisa pero grandiosa, plena de so-bria belleza y tejida de abnegación, de vigilias, de fatigas y cons-tancia, que el parco estilo militar denomina "el buen servicio'".

Tal como otrora al frente de sus Compañías, el General donAcasio Rodríguez Carrozini acaba de recorrer su ruta, al son delos bronces sonoros de una banda militar. Pero esta vez la caden-cia dé la marcha ha sido lenta y las notas no han cantado elhimno de esperanza que vibra en los labios del soldado que va trasde su bandera. Y es porque la ruta que ha recorrido el General Ro-dríguez termina al borde de una tumba.

Mi General, vuestros antiguos subalternos sentimos profun-damente el intenso desgarrón de vuestra partida. Mientras ves-

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178 MEMORIAL DEL EJERCITO.

tisteis el honroso uniforme de la República, ejercitasteis con raramaestría las encontradas condiciones del Jefe severo y del Supe-rior bondadoso y paternal. Hombre de estudio y de convicción poruna carrera libremente elegida, ligasteis vuestro nombre en for-ma imperecedera al Departamento de la Carta, primero, y en se-guida al Instituto Geográfico Militar. Oficial de Estado Mayor,alcanzasteis la más preciada meta a que puede aspirar un diplo-mado, dirigiendo con tino y acierto el más alto Instituto de tra-bajos: el Estado Mayor del Ejército. '

Llenasteis, mi General, una hoja de servicios honorable. Pe-ro, al pasar al retiro, no creisteis haber terminado vuestro debermilitar, sino que continuasteis empeñando vuestro espíritu de tra-bajo, versación general y dotes administrativas.

Fue la Caja de Previsión del Club Militar, que recibisteis amedia marcha y que lograsteis encauzar en camino definitivo, laque recibió el beneficio de vuestras tareas de retirado. La muerte,mi General, os ha encontrado en un puesto de mando.

En breves momentos más, el triple estruendo de los fusiles dela República van a rubricar vuestro último descanso. En seguida,vuestros subalternos y vuestros amigos marcharán a seguir sus de-rroteros, pues el egoísmo implacable de la vida debe recobrar susderechos. Pero el Ejército de Chile, a quien distefe lo mejor devuestra existencia y que os contó entre sus miembros" más eminen-tes, ha de conservar celosamente vuestro nombre en la lista de ho-nor de sus buenos servidores. Y los soldados que seguimos por lamisma ruta que recorristeis, en cada alto del camino haremos re-verdecer el recuerdo cariñoso del Jefe que, con su espíritu de es-tudio, la rectitud de su alma, la bondad de su corazón, la lucidezde su mente y sus claros perfiles de hombría de bien, supo dictarcon su vida un perfecto Decálogo del Honor.

Mi General, en nombre del Ejército, deposito en el borde devuestra tumba una sentida ofrenda de pesar, de respeto y de ca-riño. "

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Actitud práctica ante la guerra.

(Refutaciones a las teorías pacifistas).

Por el Capitán Bernardino Parada M.

MOTIVO.

En estos tiempos de bulliciosa inquietud y de porfiados pre-parativos bélicos, nada hay que pueda comprometer más nues-tra admiración que una elevada campaña pacifista: generosallave que pretende dar escape al gas de los vicios, pasiones eintereses humanos; y evitar así la temida explosión. Pero cuandoel amor a la paz,, que engrandece a un pueblo, surge del des-bordamiento de un enfermizo temor a la guerra, cual nerviosogrito de clemencia, nada hay capaz de provocar una alarmamás justificada.

Es tan! malsano ese prematuro estado de psicosis de guerracolectiva que, para decirlo todo, un pueblo atacado de seme-jante mal prefiere idear una nueva definición de Patria, des-viando la esencia de su significado, con tal de no contraer unserio compromiso con ella, llegado el caso de tener que de-fenderla.

Alerta, camaradas!Sin divagaciones queremos significar que ese mal parece

acecharnos para echar su raíz entre nosotros y que, por tanto,lejos de temer a la crítica del pacifismo mal entendido, debe-mos adelantarnos a forjar un pueblo guerrero, de impulsosbien canalizados, antes que la época nos imponga una masade hombres tímidos, que no saben reaccionar.

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180 MEMORIAL DEL EJERCITO.

Pero interprétesenos bien: guerrero no es sinónimo dependenciero. No pretendemos insinuar aquí la necesidad deuna masa anhelosa de una tonta lucha de ostentación, de unaguerra provocada a cada paso, sin causas que la justifiquen;sólo necesitamos un pueblo de fuerte instinto combativo la-tente, en potencia, que no se deje arrastrar por indeseables pa-siones; pero que, en cambio, esté siempre alerta para acudiral primer llamado tras un generoso ideal.

Así debiera ser nuestro pueblo: mezcla de oveja y deleón: amigo de la paz, sin ser enemigo de la guerra.

PREFACIO."Existir es luchar.

Vivir es vencer".(Le Dantec. )

Al atreverme a este problema, tan en boga como complejo,he debido recurrir a un estudio relativamente detallado del ins-tinto luchador.

He aquí el por qué:La mayoría de los pacifistas, en su plausible afán de en-

contrar el secreto de la paz eterna, contemplan la amenaza dela guerra desde un observatorio de campo visual muy estrecho:sostienen ellos que si los Estados se van a la¡s armases por la solución del problema económico y llegan a creer,con Rousseau, que «al desaparecer la propiedad de esta tierradesaparecerán los estragos de la guerra».

Indiscutiblemente la tesis es elocuente, gracias a la fuer-za da la experiencia histórica que, en apariencias, la corrobora ya la creencia universal de que las naciones, como los indivi-duos, al correr tras las riquezas, darán con la felicidad. Sinembargo, no obstante aceptar, por costumbre, estas teorías,creo que ellas no son sino una máscara de verdad, que acusanla causa inmediata y grosera de la lucha y tras la cual laborauna ley natural e instintiva que ha de provocar el roce pajalconseguir la luz.

En efecto, el mismo Norman Angell, cuya labor en prode la paz ha sido muy elogiada, refuta, en cierto modo, supropia hipótesis sobre la solución del problema de la guerra.En la tesis general de su elocuente obra «La Grande Ilusión»,el autor comprueba hasta la evidencia que la guerra es irren-table aún para el victorioso; que las conquistas territorialesse reducen a «multiplicar por x, y luego volver al resultado ori-

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ACTITUD PRACTICA ANTE LA GUERRA 181

ginal dividiendo por x otra vez»; que el hecho de conquistar unterritorio no implica, en absoluto, la conquista de sus riquezas;en fin, que aceptada la independencia económica de la vida mo-derna, una nación agresora, al dañar los intereses de otra, secausa daño a ¡sí misma.

Aferrados a tales teorías, los pacifistas pretenden poner enevidencia la inoportunidad de la guerra, presentándola como unabarbaridad necesaria en eras primitivas, pero que la civiliza-ción ha dejado ya atrás. Estos detractores de la guerra, quierengritar al mundo una novedad: que en presencia de la irrentabi-lidad de la guerra moderna, se aproxima ya el día en que loshombres, desilusionados al fin, han de deponer definitivamentelas armas. Pero el mundo, como un público anta el malabaristamediocre, se encoge de hombros y deviene cada vez más escép-tico. Y con razón.

Porque si consideramos que los hombres, seres inteligen-tes, se pelean entre ellos obedeciendo sólo al ciego anhelode poseer riquezas, lo razonable sería pensar que la guerrales ha de ofrecer un botín que compensará todos los sacrificiosdesplegados. Pero la historia nos ha demostrado y nos sigue de-mostrando ahora, que a pesar de la ruina económica bilateralque acarrean los conflictos armados — problema que todos loshombres de Estado comprenden y que, por tanto, tratan deesquivar—la guerra sigue haciéndose.

Y ante tal visión nos preguntamos entonces: ¿ podremoscreer tan torpe al hombre para emprender sus negocios? ¿esposible aceptar como natural el hecho de que seres inteligentescaigan en el renuncio de aspirar a una victoria que se la sabede antemano como la de Pirro?

Y es justamente lo absurdo de esa miopía humana lo queaquí nos induce a mirar hacia otros caminos en busca de laverdad. Nos cuesta creer que el mundo sea víctima de una«grande ilusión» cuando no hay base para vivir ilusionado.

Reflexiones como éstas, unidas al estudio detenido de lasleyes naturales y de los instintos del hombre, nos han condu-cido aquí a rechazar la hipótesis que se aferra al grosero afánde riquezas y a aceptar, en cambio, aquella otra que sitúa alas guerras como la consecuencia fatal de un mandato biológicoirreparable.

Sin duda que entre las causas de guerra, el anhelo de po-seer es la más común: es probable que el 80% de los motivosde lucha sean inspirados por el interés. Incluso cuando una na-ción despliega toda su política para evitar un conflicto entreotras naciones, no es tanto porque la inspire un santo anhelo

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182 MEMORIAL DEL EJERCITO.

de paz, sino porque ese conflicto, ya desencadenado, podría da-ñar sus propios intereses.

Sin embargo, no obstante reconocer la parte decisiva queaportan los intereses humanos en las causales de guerra, cree-mos que si los Estados se van a las armas, no es por resolverun problema económico planteado por los hombres mismos,sino por dar con la fórmula del problema de la vida: asuntoparecido, pero dispuesto por la naturaleza, que impone al mun-do su ley del conflicto biológico.

Nos explicamos: el progreso hacia una vida superior nose concibe sin esa tendencia de los hombres a procurarse cier-tos dominios espirituales y materiales que les inducen a lu-char. Sin ese instinto de posesión, toda tentativa de progresoni siquiera, se habría diseñado; la humanidad no sentiría esa in-clinación natural hacía el trabajo; las ciencias, las artes y lasletras, preñadas de seducciones, no despertarían, sin embargo,ese apetito que indujo al hombre a desflorarlas; en fin, sin esatendencia innata a poseer, la vida moderna tendría muy pocoque envidiar a la primitiva.

Y es que el hombre vive, repitámoslo, para adueñarse deese «algo» espiritual o material que ha de satisfacer su ham-bre innata de posesión. Vivir, en su más pura idealización, esposeer y, para ello, no bastan los buenos propósitos: es precisoluchar.

Más aún, si hemos de estar de acuerdo con Le Dantec, esnecesario salir victorioso de esa lucha. Unicamente los verdade-ros vencedores viven su vida; los que luchan sin éxito, los queno triunfan, sólo existen, y los que no luchaan... apenas si pue-den ser considerados como objetos.

I. . PARTE.LOS MOVILES NATURALES DE LA GUERRA.

1. —Existencia de un instinto luchador."Hasta en los más sinceros adversarios de la gue-

rra, hay algo en favor de la guerra. Un impulsaprimitivo, un algo que nace de las fuentes origina-rias más escondidas de la energía humana, nos hacequererla''.

(Nicolai. "Biología de la Guerra").

En todas partes prospera la lucha: en las calles, en lasaulas escolares, en las reuniones de familia y hasta en el senomismo de la Sociedad de las Naciones. Las manifestaciones ex-teriores de la lucha pueden diferir de uno a otro caso, porque

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ACTITUD PRACTICA ANTE LA GUERRA 183

la cultura y la hipocresía de ciertas diplomacias, han ideadoun lenguaje y modales correctos para disfrazar los golpes y lasviles zancadillas; pero, en el fondo, tan hostil es la piedra lan-zada malévolamente por un inculto, como el saludo irónico deun caballero de frac. (1).

Y no tan sólo en las diferentes clases sociales prospera lalucha; tampoco respeta las edades, aún cuando el instinto evo-luciona paralelo al organismo. Y es justamente en estos cam-bios donde hay que fijar la atención para poder apreciar hastadonde es de impracticable la teoría idealista de la paz eterna.Por eso no nos debe extrañar que, al desflorar este trabajo, ten-gamos que descender a analizar las causas por las que los pe-queñuelos se pelean, para lograr descubrir las otras por las quelos Estados se declaran la guerra. En uno y otro caso hay algode común: un instinto.

(1) Aún los más resueltos soldados del pacifismo desobedecen a su propiaprédica, cuando lanzan su ofensiva en contra del Ejército, al que creen cul.pable de un mal que, por cierto, no gravita sobre su responsabilidad.

Cito el caso elocuente de la obra del Prof. Nicolai, poderosa embestidacontra todo lo que huele a pólvora, enseñoreándose contra los oficiales con ofen-sas que hieren tanto como la violación de fronteras. En su '' Biología de laGuerra", —pág. 77—, dice textualmente, refiriéndose a ellos: "Durante lapaz se pone de manifiesto cuan poco puede esperar la vida moderna de esosseres ignorantes y corrompidos por el adiestramiento de años y años. El oficial di-mitente no sirve para otra cosa que para reclame del viajante de vinos o decigarrillos, y el suboficial, no preparado para ningún oficio y sin embargo exi-gente, es incompetente para todo lo que debe ejecutar... "

Debo confesar que cuando terminé de leer tales conceptos del Prof. Nico-lai, he cerrado su libro y, bajo su título, he anotado: " L a prédica de un pa-cifista belicoso".

Y es que, en verdad, el apóstol de la paz, ha demostrado aquí ser, comotodo hombre, esclavo de la ley natural: ha provocado el conflicto. Con razónsu obra causó la ira de la Alemania militarista, donde se prohibió su venta,se recogieron los volúmenes en circulación y se quemaron millares de ejemplares.

El presente trabajo no da cabida a una réplica de los profundos erroresde concepto que encierra el párrafo citado. Sólo quiero oponer a la opinióndel Prof. Nicolai, el consejo prudente y medido de una dama pacifista. Puedaser que así merezca de él mayor respeto. Es Mime, W. Monod quien dice:"Guardémonos de denigrar ante nuestros hijos a los que siguen la carrera delas armas. Seamos sencillamente corteses... No hagamos de nuestros hijospacifistas belicosos, que engloban en una gran injusticia a todos los oficiales,como si no los conociésemos profundamente convencidos, infinitamente respe-tables, sinceramente cristianos, que consideran el ejercicio de sus funciones co-mo una misión, y que se sacrifican en cuerpo y alma, obscuramente y sin otromóvil que su amor por el país".

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184 MEMORIAL DEL EJERCITO.

Pero antes de abordar decididamente esa tendencia combati-va de los hombres, es preciso ponerse de acuerdo sobre el sig-nificado de ese término, tan fácil de confundir con el hábito.Mientras éste—tendencia fácilmente curable—se refiere a reac-ciones adquiridas por la repetición frecuente de un mismo acto,hasta confundirse con el automatismo, el instinto—algo incura-ble __se aproxima más bien al reflejo.

Examinemos algunas definiciones. Para Abel Rey, el actoinstintivo es «una serie regular y fatal de movimientos que si-guen a una excitación, que parecen todos consecuencias unosde otros, y constituyen, unidos, un conjunto, un acto bien de-terminado»; Claparede lo define como un «acto adaptado, lle-vado a cabo, sin ser aprendido, de una manera uniforme portodos los individuos de una misma especie, sin conocimiento delfin hacia) el cual tiende, ni de la relación que haya entre este finy los medios puestos en práctica para alcanzarlo»; según Hart-mann, el instinto «es la voluntad consciente del medio, en vistade un fin inconcientemente deseado»; en fin, Williams Jamesdice que «es la facultad de obrar de modo que se obtengan de-terminados fines, sin que estos fines sean previstos y que estemodo de obrar necesite una educación previa».

No obstante la variedad de definiciones, las citadas, nosbastarán para concurrir en ciertas deducciones comunes:

1. °—El instinto es una reacción o manera de obrar comúna toda una especie.

2. °. —Aún cuando algunos se manifiestan tardíamente ala observación exterior, los instintos son innatos.

3. °. —Los instintos son inarraigables, aún cuando puedenmodificarse.

4. °. —No hay instinto que no exista para prestar algunautilidad a la especie que lo ostenta.

Evidentemente que este 4. ° elemento—subrayado de in-tención—nos hace, desde luego, sugerencias a simpatizar conel instinto combativo; pero, por el momento, dejaremos el ca-so sólo subrayado, para abordarlo detenidamente más adelante.Masticarlo sin que haya madurado, sería prematuro y peligrosopara el fin que nos proponemos.

Si se nos pidiera, pues, reunir estas cuatro deduccionesque hemos extractado de autorizadas opiniones, podríamos sin-tetizarlas diciendo, por último, que «los instintos son tendenciasa reaccionar innatas y comunes a toda una especie, que envuel-ven una serie de reflejos coordinados todos a la realizaciónde un determinado fin». (2).

(2) De mis apuntes de psicología en clase del Prof. señor Martín Bunster.

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ACTITUD PRACTICA ANTE LA GUERRA 185

De esta manera, con molde en mano, podremos probar sila tendencia pendenciera de los hombres, que es la que nospreocupa, calza exactamente dentro del concepto general deinstinto.

a) La universalidad de la tendencia combativa.

" . . . todos los pueblos han llegado una vez a suterritorio como conquistadores; hasta los judíos, queno son seguramente guerreros, han tenido que con-quistar al principio Canaán''.

(Nicolai. Obr. cit. ) (3).

Todo acto que es común a una especie, es instintivo. Elespíritu de lucha no puede, por el momento, estar más genera-lizado, pese al duro castigo de la historia. Basta retroceder porescalones de siglos y descender hasta los seres inferiores, paradarse cuenta hasta qué punto la actividad es un "incesante con-flicto que| se renueva de diversas maneras, pero fatalmente. Has-ta el tiempo de paz, como se presenta actualmente, es un es-tado de guerra, pues aún cuando no hayan ordenado romperpabellones, los Estados Europeos se muestran los dientes, co-mo lo hacen los animales para entrar en calor antes del asalto.Por eso, con toda propiedad, dice James que «un diccionariobien hecho debería decir que paz y guerra significan la mismacosa, unas veces en potencia y otras en actos. Se puede soste-ner con razón que la intensa rivalidad de las Naciones en lapreparación militar, es la guerra misma, permanente y continua,y que las batallas no son más que una especie de verificaciónpública de la maestría adquirida durante estos intervalos depaz». (4).

Y no tan sólo los hombres muestran su instinto comba-tivo; mejor podríamos observarlo en los animales, puesto queellos, ajenos a normas morales y faltos de conciencia, lucen elinstinto puro y exacto. La abeja, guiada sólo por una tenden-cia natural, no aprendida, construye su celda perfecta, de laque es copia la arquitectura moderna. Del mismo modo cuan-do los cachorros se muerden entre ellos, aún cuando lo hagansólo por jugar, es que obedecen a un instinto encargado, en laprimera edad, de preparar las armas que han de esgrimir |mástarde en la lucha natural por la existencia.

(3) He preferido estampar aquí algunas frases de los mismos pacifistas,porque ellas refutan, en cierto modo, sus propias teorías.

(4) Citado por Norrnann Angell en " L a Grande Ilusión".

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186 MEMORIAL DEL EJERCITO.

Nicolai no sólo desconoce el carácter luchador de los ani-males, sino que va más allá todavía: los encuentra pacíficos,En la pág. 34 de su «Biología de la Guerra», dice textualmen-te: «Cuando el lobo ataca a la oveja o el león a la gacela, lacosa no está ligada a ningún peligro y, en general, los anima-les de presa sólo son peligrosos para sus perseguidores, encasos excepcionales. Pero cuando un animal ataca a su seme-jante, existe siempre la probabilidad de que el atacante su-cumba ante el adversario aproximadamente igual en fuerza. Te-nérselas que ver con su semejante no es, pues, un aconteci-miento indiferente y como todo animal huye instintivamentedel dolor no hay que maravillarse que las guerras o luchas en-tre animales de la misma especie sean tan extremadamente ra-ras, que casi puede decirse que la guerra, como muchas otrascosas, es una invención del hombre».

Como puede deducirse, Nicolai considera que si un ani-mal no se bate con otro de su misma especie, es por el temorinnato al dolor. No es del caso extenderse hacia temas que ne-cesitan una larga explicación; pero podemos adelantar, porahora, que ese temor tan grande al dolor (Nicolai lo presentacomo cobardía) no es normal, sino un estado patológico delinstinto de conservación, cuando así lo ostenta un ser joven.

"Para el hombre viril, es dudoso el argumento deinhumanidad de la guerra. El ánimo masculino acep-ta el sufrimiento, la muerte misma, como una con-tingencia normal que todos estamos dispuestos aafrontar en las tareas menos heroicas del orden sim-plemente mercantil".

(Normann Angell. " L a Grande Ilusión").

En efecto, cuando el individuo «deja de hacer» por temoral dolor puede decirse, casi con entereza, que ha entrado a lavejez (5), lo que nos explica claramente el siguiente argumen-to: la vida activa de los seres se encuentra regulada principal-mente por el estímulo de dos instintos: el instinto luchador queimpulsa hacia la acción, cueste lo que cueste, y sin el cual nose concibe el progreso, y el instinto de conservación que, aten-diendo a su finalidad, tiende a inhibir el afán de arriesgarsepor coronar la acción.

Pues bien, estas dos fuerzas opuestas actúan diferentementesegún las edades. En la juventud domina el instinto luchador

(5) Vejez de espíritu, distinto a vejez cronológica; porque no es viejo elhombre de 50 años cuando su espíritu y su estado general corresponden al deuno de 30 años.

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sobre el de conservación y no es otra la razón por la que todohombre que no sea viejo desprecia el dolor por ideales a vecesquijotezcos. Si no fuera por esa indiferencia hacia la muerte¿quién emprendería con gusto la marcha hacia el progreso quecuesta tantas vidas como la guerra misma? Cuando vemos pasarun automóvil en vertiginosa carrera por partes difíciles; cuan-do admiramos a los que sólo en pos de nombre y gloria se pier-den en el fondo de los mares o en la estratosfera; en fin, cuan-do a diario se arriesgan miles de vidas por prestar servicios aciencia, no nos cabe la menor duda que las víctimas son jóve-nes verdaderos.

Por el contrario, así como la locura en la acción es unsigno de juventud, en la vejez el instinto luchador tiende a pa-cificarse y el de conservación, obedeciendo a su finalidad natu-ral de prolongar la existencia, se acentúa hasta transformar enun ser miedoso al mismo que años antes jugaba cara a canacon la muerte.

No es normal, pues, que un animal no se bata con otrosemejante por un temor enfermizo al dolor. No es normal ni estampoco común observarlo en los miles de ejemplos que nospresenta la vida diaria. Si saliéramos por las calles en compa-ñía de nuestro perro, nos extrañaría verle pasar pacíficamentepróximo a uno de sus semejantes, aún cuando no existiera elmenor motivo de riña. Las hormigas, los ciervos, las aves, enfin, todo el reino de la selva lucha, hoy como antaño, por mo-tivos diferentes: desde la conquista de la hembra hasta la delsustento.

Y cuando Nicolai dice, en el mismo capítulo, que «en lamayoría de los animales, como por ejemplo en los perros yen los gatos jóvenes, se trata, en sus chamusquinas, sólo de jue-gos del guerra», no le encontramos tampoco ese «significado muydistinto» que él le atribuye, pues, como lo probaremos a con-tinuación, esas chamusquillas son las primeras manifestacionesde un instinto luchador, destinadas a preparar al animal jovenno sólo «en la lucha ulterior con animales de otra especie», si-no también en la lucha natural por la conservación de la especie,aún cuando tengan que luchar entre ellos mismos.

En suma, la universalidad de la tendencia combativa esevidente y por más que Normann Angell trate de rebatir laopinión del General Homer Lea, la experiencia, en cambio, si-gue de su parte, cuando declara: «Las entidades colectivas na-cen, viven y mueren bajo la influencia de las leyes mismas quegobiernan toda la vida—vegetal, animal o racional—leyes delucha y de supervivencia. Esas leyes universales en lo que dice ala vida y al tiempo, inalterables en la determinación casual

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y la consumación, solamente varían en el transcurso de la exis-tencia racional, en razón del conocimiento que se tiene de ellasy de la obediencia que se les tributa. Toda tentativa de desvir-tuarlas o eludirlas, de burlarlas o falsearlas, de desdeñarlas oviolarlas, es locura, como sólo la puede concebir la presunciónhumana». (6) .

b) El espíritu de lucha no es el resultado de una enseñanza:es innato. Las luchas por jugar.

" L a razón puede... elegir y juzgar, puede favo-recer un instinto y reprimir otros, pero la energíapara obrar nace de la vida instintiva, inconscientepara nosotros".

(Nicolai. Obr. cit. ).

Si no fuera porque los instintos, así como los hombres, tie-nen su infancia, no habríamos podido dejar en claro esta verdad.En efecto, el hecho de que la agresividad se presente hasta ¡enlos seres inconcientes, como son los niños y los animales, nosdice que, no se trata de un simple hábito adquirido y susceptible,por tanto, de hacer desaparecer. Si los niños de pocos días soncapaces de reaccionar con llanto ante un rostro amenazante ocon risas en presencia de fisonomías amables, es porque unafuerza interior, inconsciente, les hace sentirse distintamente an-te un enemigo como en presencia de un amigo.

Pero descubrir las primeras manifestaciones del instintoluchador, no es tan fácil como podría creerse. Ellas están tanocultas a la simple observación que difícilmente se concibecómo Dios pudo poner junto a las alas de un ángel esa tenden-cia pendenciera, aparentemente tan indeseable. Sin embargo, re-buscando entre una serie de reacciones del recién nacido, elpsicólogo ha descubierto sus primeros síntomas disimulados conalgunas tendencias que, en apariencias, no tienen nada que vercon el instinto luchador. Trataremos de quitarles su disfraz.

Una fuerza innata y estimulada por la naturaleza mismainduce a los niños a jugar. Es éste un hecho que no necesitamayores comentarios: el desarrollo del futuro hombre y, porende, de la especie, exige al pequeñuelo una actividad física yrecreativa tan grandes, que si no fuera por una simpatía in-consciente hacia el juego, no podría desplegarse en la propor-ción que se la necesita. «La razón de los juegos de juventud.

(6) Citado por Normann Angell, en " L a Grande Ilusión".

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dice Gross (7), es que ciertos instintos, particularmente im-portantes para la conservación de la especie, se manifiestan enuna época en la cual el animal no tiene todavía necesidad seriade ellos ».

Pero Bovet va más allá todavía, porque, después de ad-vertir que «quien dice juego, dice instinto», concluye en que«la gran mayoría de los niños de 9 a 10 años, busca la ba-talla por el placer que les procura; en otros términos, pegarsees para ellos un juego». «Nos hallamos ante un juego, diceGross, cuando no se pega uno porque se riñe, sino, por el con-trario, se busca motivo para reñir porque se quiere la quere-lla, por gusto por la lucha misma».

Sin divagar: siendo la lucha de los niños un juego, y cali-ficado éste como instinto, el afán de pelearse también lo es.

Está demasiado generalizada esa tendencia infantil a jugarguerreando, para que pongamos en duda la raíz instintiva dela lucha. Parece como si la naturaleza se empeñara en prepararlas armas destinadas a consolidar la existencia de las especiescreadas. Y es por eso que así como el adulto, atendiendo a unanecesidad de actividad física, ha ideado el golf para obligarse acaminar sin aburrirse, también la sabia naturaleza ha querido in-ducir al niño, inconsciente de sus necesidades, a golpearse, a sa-carse ¡sangre, a «hacerse sufrido» disfrazándole el dolor conla gran satisfacción que le procura el juego. Por eso el niño lu-cha, la mayoría de las veces, jugando; tan sólo en el juego dela guerra es donde encuentra esa completa satisfacción de todassus necesidades físicas; allí pone en actividad todo su sistemamuscular y toda su habilidad para acorazarse en contra deladversario real o imaginario a quien debe derribar. Y esa ten-dencia innata a presentar batalla, a arrojar toda clase de pro-yectiles, les induce, ya más crecidos, a invenciones ingeniosasde aparatos adecuados al fin, en los que ponen verdadero en-tusiasmo. De esta suerte se modela la guerra del futuro, con sufiebre de armamentos, fortificaciones y «alambres de púas».

No necesito, pues, insistir sobre ese «anhelo de combate»que embriaga a la niñez. Aún estarán frescas en nuestras me-morias las diarias batallas en. las que más de una vez hemossido los héroes, y eso basta para comprobar la raíz instintivade la lucha y para descubrir, a la vez, la primera causa por laque los niños se pelean; la más natural, la que está ajena aegoísmos, a envidias, a pasiones, a avaricias: la guerra porjugar.

(7) Citado por Bovet en su estudio sobre el "Instinto luchador".

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2. —Otras causas de lucha.

"Difícil es ser profeta; pero teniendo en cuentaque es la guerra producto de los vicios, pasiones eintereses del hombre, casi nos atrevemos a asegurarque mientras la humanidad exista habrá guerras".

(Gral. Banús. "Historia de la Guerra de 1914").

Pero no sólo jugando lucha la infancia. El capítulo ante-rior nos ha servido solamente para encontrar, en el juego, el ori-gen instintivo de los combates, que se nos escapaba a la obser-vación por encontrarse tan disfrazado. Sin la ayuda del psicólo-go nos habría sido acaso imposible descubrir, entre las carca-jadas de un inocente juego, la máscara agria de personalidadespendencieras. Previa la advertencia analizaremos, pues, los di-ferentes motivos por los cuales los niños se pelean.

Aparte de las luchas «por jugar» podremos distinguir:Luchas por poseer. —Existe un instinto a poseer que mu-

chas veces induce a luchar. Toda niñez está saturada de riñassuscitadas por ese afán innato de adueñarse de bagatelas. Laposesión de una piedra, por ejemplo, puede ser motivo parairse a las manos. Y cuando nos ponemos a pensar sobre talesfutilezas, que nos traen a la memoria muchas otras análogasvividas por nosotros mismos, nos sentimos tentados a pregun-tar: ¿es posible que algo tan inútil haga peligrar la armoníade dos inocentes pequeñuelos ? Sin embargo, la respuesta es muysimple: ello prueba que existe un instinto a poseer. A vecesla disputa gira alrededor de un objeto que a nadie pertenece, ¡co-mo en el caso citado; en fin, muy común es presenciar riñasen los patios de las escuelas, por recibir un rayo de sol, o enlas calles, por ocupar un lugar desde donde se presencia bienun desfile de tropas o un accidente. Existe, evidentemente,en todo esto, una tendencia innata por adueñarse de algo, trátesede algo espiritual o material.

No nos debe extrañar, pues, que esos mismos niños quehoy luchan con frecuencia por recuperar objetos perdidos o poradueñarse de cosas que a nadie pertenecen, sean mañana loshombres de gobierno que disputen un pozo petrolero aparecidoen zonas limítrofes, o que se baten por recuperar el suelo per-dido por sus antepasados en luchas anteriores, o que luchan te-nazmente por conseguir «una parcelita en el Africa». El anhelode poseer, evidentemente útil en ciertos casos, suscita luchasodiosas, la mayoría de las veces inevitables.

Antiguamente, cuando gran parte del globo terrestre eraaún desconocido y virgen, el hombre abría los ojos a la vida

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y se encontraba con que había suelo que podía ser suyo sintener que quitarlo a nadie por la fuerza. La guerra tenía unmotivo menos para prosperar. Pero todo el que nace en nues-tros tiempos encuentra sólo propietarios y apenas si le han deja-do a él un rincón donde cobijarse. Tanta injusticia se traduce enun obstáculo que se opone al desenvolvimiento honrado del ins-tinto a poseer, por lo que ha degenerado en una de las plagasanti-sociales más contagiosas, con la que los gobiernos de hoydía han debido afrontar recias batallas: el robo.

Ahora bien, los Estados, como los individuos, necesitan ex-pansión territorial para poder prosperar, ya que su suelo sehace estrecho para dar cabida y trabajo a una población cadavez más numerosa. Y como todo pedazo de suelo tiene hoy sudueño, no es de extrañar, pues, que esta situación haga pensaral fuerte que podría, bajo un pretexto bien disfrazado, empren-der una conquista hacia la propiedad del más débil. Ahí exis-tiría ya un motivo de guerra. Pero más aún: otro Estadoigualmente fuerte no podría mirar tranquilo que su igual vayaa constituir después una amenaza para él; y, además, el «sue-lo del débil» pasa a ser—incluso para un tercer Estado—un«suelo de nadie» sobre el cual podrían practicar derecho sintener que pedir la venia de ningún otro país. La guerra se hageneralizado y nos encontramos en presencia de una riña en-tre pequeñuelos por un objeto declarado de nadie, en circuns-tancias que la verdad de los hechos es que uno de ellos ha sidovíctima de un robo.

Ante esta visión intranquilizadora y. así como todo pro-pietario ha debido prever un asalto a su propiedad privadadisponiéndose a afrontarlo, cada Estado se ha visto también enla dura necesidad de distraer gran parte de sus presupuestos pa-ra poder hacer frente a las ambiciones de otros, sea que pre-tenda su suelo propio o el de países más débiles que, una vezconvertidos en botín de guerra, producirían un nuevo dese-quilibrio en la armonía mundial.

Está, pues, entre la espada y la pared aquel de los Esta-dos que no se prepare para la guerra.

La teoría aquella que pretende poner en duda el hecho deque la tierra queda siempre en poder de las naciones guerrarras y que asegura que sólo en la paz y trabajando para lapaz se obtiene el dominio económico y político, queda desvir-tuada con el sólo ejemplo de la Alemania militarista y la In-glaterra colonizadora.

No podemos desconocer, por cierto, que la conquista porel cerebro sea también efectiva. Los casos de países enriqueci-dos a costa de sus vecinos sin derramar sangre, son elocuen-

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tes. Pero es ese un ejemplo del triunfo político sostenido, evi-dentemente, por la fuerza y el militarismo. Nadie podría des-conocer que Naciones como esas tienen un poderoso punto deapoyo para mover su ambiciosa palanca imperialista: sus Fuer-zas Armadas. Valga decir que, a pesar de sus largos años depaz, esos pueblos son formados por hombres guerreros, lucha-dores, militaristas.. Son pueblos que saben que el trabajo del ce-rebro no podrá separarse jamás de la espada. Se nos ocurreque allí admiran a los judíos por su inteligencia y reconocidoespíritu pacífico, pero... sin dejar de advertir, maliciosamente,que no tienen patria.

Naciones imperialistas las habrá mientras existan dos razasdiferentes. Y al hablar de imperialismo, no podemos desenten-dernos de sus miras: subyugar a sus vecinos, conquistar susriquezas, anexionarse su suelo: la eterna lucha de posesión.

El Prof. Nicolai rebalsa de alegría cuando Rousseau le ofre-ce su receta:

«Haz desaparecer la propiedad de esta t ierra y harás de-saparecer los estragos de la guerra».

«También nosotros los civilizados seríamos pacíficos, agre-ga Nicolai, si viviésemos, como nuestros antepasados, sin pro-piedad ».

Aparte de que esta teoría es impracticable, no quiero su-poner que el distinguido maestro abogue por la confiscación uni-versal de la «Propiedad Patria». Si así sucediera, nadie tra-bajaría si no fuera por la fuerza, y el instinto de poseer dege-neraría en una pereza tal, que pondría en evidente peligro todatentativa de progreso.

Por otra parte, tomando el asunto con mayor amplitud,nos atrevemos a sostener que si los hombres lograran borrar lasfronteras para vivir en una Patria Universal, sin ambicionesde razas, las guerras sólo habrían cambiado de nombre, pues,a falta de fronteras, todas las guerras serían ahora internas;pero... guerras al fin. Y cambiar la guerra por la revolución noes, reconozcámoslo de una vez, una evolución que produzca lasensación de progreso.

Luchas de Defensa. —Hay un sinnúmero de combates enlos que ninguno de los adversarios cree ser el agresor. «Es no-table, en efecto, —dice Bovet—ver con cuanta frecuencia nues-tros mismos escolares presentan como origen de una batallauna piedra lanzada inhábilmente, un golpe dado por equivoca-ción, un gesto mal interpretado. La víctima reacciona por unmovimiento de intención defensiva, que provoca de parte delotro una contrareacción igualmente defensiva de intención; losdos adversarios se hallan en lucha sin que uno ni otro tenga

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en ningún momento la creencia do que ataca. El caso paradó-gico de una lucha que no es ofensiva para ninguno de los com-batientes no es raro bajo esta forma». Y agrega más adelante:«Hasta parece que la naturaleza halla interés en que los niñosse peguen: tanto cuidado toma en multiplicar las ocasionesde equivocación». (8).

Situaciones como éstas son comunes no sólo entre indi-viduos aislados sino también en las relaciones entre las colec-tividades. Frecuentes son los ataques de prensa y malentendidosque, aún cuando no pueden ser considerados como serios moti-vos de guerra, suscitan odios y rencores transformables, mástarde, en chispazos encaminados a encender la hoguera. Y aúncuando en verdad «la batalla no nace del odio, sino que la sus-cita» como dice Bovet, no hay que perder de vista el hecho deque una guerra, por lo general, está ligada con las anteriores.La primera de ellas, que pudo tener por causa una equivocacióno que pudo ser motivada no por el anhelo popular sino por laambición de unos pocos, engendra el odio durante su desarrollomismo y aún lo aviva con el espíritu de revancha que animasiempre al vencido; y esa hostilidad, siempre latente en el es-píritu de los pueblos, podría llegar a ser más tarde, el «Sara-jevo» de otra guerra.

Así ha sucedido en muchas contiendas; su origen es tanantiguo que los beligerantes pierden, entre los siglos, la con-ciencia de ser el agresor. Es ésta una observación tan impor-tante que ella sola bastaría para mirar con pesimismo la espe-ranza pacifista de pretender abolir las guerras estableciendo lajusticia universal. Esa no será más que una esperanza, porqueno se toma en cuenta que en toda querella sobre la que se quie-re hacer justicia, la primera condición es establecer quien fue elagresor, a fin de poder aplicar la sanción que requiere todofallo justo. ¿Y quién es el culpable de una guerra cuando, aveces, como sucede en Europa, la historia misma de las na-ciones viene formando parte de esa guerra? ¿Quién es, pues,

(8) Con frecuencia presentamos aquí al lector, al gran psicólogo, Prof.M. Pierre Bovet, en su elocuente e interesante estudio sobre " E l instinto lu-chador". Muy lejos de nuestra intención es situarlo entre los que sostienen lacorriente anti-pacifista, para encuadrarnos tras él. Por el contrario, cumplimoscon el deber de confesar que hemos recurrido a su obra sólo en calidad de alum-nos que pretenden profundizar en el estudio de la tendencia combativa, y quenuestras opiniones deducidas de tal estudio, no tienen punto de contacto conlas que pueda sustentar el eminente profesor, que ni siquiera se vislumbran ensu obra de leal exposición educativa.

M. del E. 2.

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el culpable de una lucha que empezó hace siglos? En la gue-rra Europea, Sarajevo fue sólo la chispa que encendió la pól-vora; su origen se remonta quizás a la época ya milenaria(2. 000 A. G. ), en que ese grupo de tribus nórdicas, de cabe-llos rubios y ojos azules, erraban de pradera en pradera porEuropa Central, saqueando las propiedades de la rama aria mo-rena, de vida sedentaria. Y es, justamente, por lo lejano del ori-gen de aquella rivalidad, que aún se discute la responsabilidadde esa contienda. Los siglos crean conciencia y ofrecen dere-cho y, para la gente de hoy, no debe extrañar, por ello, lo queparece paradógico: en la Gran Guerra hasta el agresor ha he-cho una legítima guerra de defensa.

Muchos pacifistas entre ellos Vittini—que hace suya la opi-nión de Alberdi—aceptan, en principio, la guerra que tiene porcausa una defensa justa; pero aún así no dejan de exigir con-diciones, cuando dicen: «El homicidio es crimen cuando escometido por un hombre en contra de otro hombre. La guerraes un crimen. No lo es cuando se hace para defenderse de eseatentado o cuando se aplica corno pena al que cometió el cri-men». Y Vittini comparte, a punto seguido, las palabras deAlberdi: « Sin embargo, la guerra se convierte en crimen desdeque su empleo excede a la necesidad estricta de salvar la pro-pia existencia". (9).

Esta teoría, tan hábilmente explotada por los pacifistas,es perfectamente refutable bajo el siguiente argumento: Sinduda que si nos defendemos dando muerte a un desarmado quepretendía sólo probar sus puños, la defensa que responde conla muerte podría ser calificada de crimen; pero si, por la gra-cia de Dios, lograrnos quitar la vida a quien tuvo la intenciónde arrebatárnosla primero, el caso se aleja de lo criminal.

Y ahora bien ¿ qué Nación nos haría hoy una guerra sólopor probar sus fuerzas, arriesgando su propia existencia? Comojuego, la guerra es demasiado cara; como auscultación de lavitalidad de otros, muy peligrosa. Por eso, ante la seguridadde las intenciones aniquiladoras de un adversario que nos hacela guerra—caso de vida o muerte—sería muy ingenuo aquelEjército que se defendiera esmerándose en «no excederse ala necesidad estricta de salvar su propia existencia». Más aún:ese Ejército no respondería a las esperanzas de la Nación quelo engendró. Y la ingenuidad aparecería con más relieve aún

(9) Vittini. " L a Paz y la Guerra",

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si se supiera al agresor tanto o más fuerte que el que se de-fiende.

Y téngase presente que una de las consecuencias de la fa-mosa carrera de armamentos—cuya voz de partida fue dadapoco después de la Gran Guerra—ha sido la permanente sen-sación de inferioridad que cada país experimenta con respectoa los demás. Alemania quedó muy reducida después de la he-catombe; pero Francia y toda Europa le teme hoy tanto comoella teme a ellos.

Resulta, pues, que estas circunstancias ligan a los paísesa la psicología del débil, cuya reacción ante un agresor consisteen defenderse con todas sus energías. Y como es la ofensiva laque, en la guerra, ofrece mayores garantías de buen éxito, heaquí que muy pronto tendremos a un primitivo defensor con-vertido en un recio atacante, que echa mano desesperada a losmás atroces medios de destrucción para obligar al enemigo a que«desentierre el diente».

No es otro el origen de la carrera de armamentos y de labarbaridad de la guerra química. Los mismos ejemplos en-contramos hasta en las luchas más infantiles, en las que, «confrecuencia, el ataque consiste en un puñetazo y la contesta-ción en una patada», como acierta Bovet. Cuando el débil sesiente acosado por todas partes—como le sucedió a Alemania,por ejemplo—ya ni tiene escrúpulos en salirse de los marcosconvencionales; su única preocupación es salvar su vida, aúncuando para lograrlo arrastre cruelmente con la de otros; comolo haría el que se siente ahogado con quien intente salvarlo.«Las mordeduras y los zarpazos, dice Bovet, aparecen de tiem-po en tiempo en las narraciones de nuestros escolares, cuandoal aguijón de la derrota inminente o del dolor estalla la cólera.No son consideradas como de buena guerra, pero se explicanbien, sin duda, por una preocupación defensiva. Constituye eljuijitsu instintivo de los débiles; es preciso obligar al enemigoa que suelte la presa».

Y concluímos: hasta las colectividades, como los indivi-duos, ostentan su fuerte instinto de conservación. La guerracomo Derecho se concibe claramente bajo esta forma.

Luchas de ostentación. —Aún cuando recién hemos con-siderado ya fuera de la época, eso de que un Estado se bata conotro sólo por el deseo de ser admirado, hemos querido trataraquí esa clase de luchas infantiles para abrirnos, desde luego,el camino hacia la canalización del instinto.

Cuando los niños luchan y, sobre todo, cuando el triunfo sepone de su parte, «bien pronto viene a añadirse un elemento es-piritual a la voluptuosidad de la acción, que corona todos los

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desplegamientos naturales de las energías físicas: el goce deafirmarse, el orgullo de sentirse fuerte». (10).

Y es común encontrarse en presencia de muchachos consuerte o con verdadero valer físico que muy pronto adquierenfama de «matones» y que no perderán ocasión, en adelante,para lucir sus cualidades ante sus demás cantaradas de jue-gos. Un deseo vivo de medir sus fuerzas les enseña hasta buscarpretextos de lucha; de esa manera los espectadores le envidia-rán muy pronto su prestigio adquirido a fuerza de repartir gol-pes. Y es que «las peleas responden admirablemente al deseoque tienen algunos niños de atraer, a cualquier precio, las mi-radas sobre su pequeña persona. El desenlace mismo de labatalla les importa poco con tal de que se les mire». (11).

Como se vé, este orgullo del colegial vencedor, que noexige ningún) desembolso de parte de nadie para satisfacerse de-ja de ser hoy una causal inmediata de guerra, puesto que eltriunfo moderno cuesta tanto o más caro que la derrota misma.Sin embargo, la belicosidad, mal comprendida y metida en lasangre de un pueblo, es veneno para la paz que debiera reinarcuando no hay serio motivo de lucha.

Naciones hay cuya política es inspirada por la absurdapretensión de creerse destinadas a regir las relaciones de uncontinente entero. Y allí las tenemos situándose ellas mismassobre una plataforma de dominadora protección, como si susvecinos estuviesen hipotecados a su favor y listas para le-vantar su orgullosa voz, cada vez que se trate de imponer elrespeto a sus intereses o simples caprichos políticos.

Ejemplos históricos abundan sobre esta acusación. Pres-temos atención—sólo para citar pruebas amplias—a la ostensi-ble y tonta lucha de color, arrancando a la raza blanca la fatuay ridicula confesión de creerse, a sí misma, la raza privile-giada, elegida de Dios y destinada a regir los destinos delmundo. No termina aún de aplastar a su contrincante más an-tagónico, la raza negra, cuando empieza a vislumbrarse ya sufuturo competidor: la raza amarilla.

Pero, en fin, insistiremos en que no hay motivo serio paracreer que el orgullo, el anhelo de ostentación, por sí solos, pue-dan conducirnos a una lucha armada; sobre todo si la «polí-tica de matón» tropieza con la modestia potencial, la indiferen-cia alerta y el espíritu de cordialidad de las naciones azuzadas.

Sin embargo, repitámoslo: cuando el «matón» ha recolec-tado muchos granos—sobre todo si la cosecha ha sido fácil—

(10) Boret. (Obr. cit. ).(11) Bovet. (Obr. cit. ).

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«bien pronto viene a añadirse un elemento espiritual a la volup-tuosidad de la acción, que corona todos los desplegamientosnaturales de las energías físicas: el goce de afirmarse, el or-gullo de sentirse fuerte».

Y no olvidemos, tampoco, que hay pueblos belicosos desangre, imperialistas de convicción y temerarios por costumbrede gritar sin oposición: países para los cuales «el desenlace mis-mo des la batalla les importa poco, con tal que se les mire».

Contra ellos, hay que estar alertas.Luchas por causas generosas. —Consecuentes con nuestro

propósito de escudriñar entre la inocencia de la vida innata, paradescubrir la raíz instintiva de la calamidad más espantosa quehoy preocupa al mundo, expondremos aquí una quinta causade lucha, que será, tal vez, la más digna del hombre, la másnoble: la única causa de guerra de la que no tenemos por quéavergonzarnos: la generosidad.

Es muy común ser testigo de peleas entre niños suscita-das para poner trabas a las faltas de honradez que otros hacenen los juegos, o para acudir en defensa de los más débiles cuan-do son atacados por otros más fuertes. Muchos niños experi-mentan una especie de simpatía instintiva hacia aquél que esvíctima de un abuso manifiesto, trátese de golpes o de simplesburlas. Más aún: los defectos físicos, que debilitan la perso-nalidad de los pequeñuelos, son, a veces, las causas de verda-deras batallas entabladas por un grupo generoso contra otro quehace del paciente un motivo de hilaridad.

Bovet dice que «son frecuentes, sobre todo hacia los 13años, los casos en los cuales los muchachos toman por convic-ción la defensa de sus hermanos y amigos, los casos en loscuales acuden a defender a los pequeños». Es, en efecto, co-mún esta observación. Pero, por desgracia, parece que a me-dida que se entra a formar parte de una masa—en la que elhombre aislado no es sino una célula sin personalidad—, decre-ce esa afición, instintivamente infantil, a luchar en defensa deintereses ajenos. La generosidad no parece ser una virtud de lospueblos. Y muy distante debe estar aún el día que lo sea, so-bre todo si se considera que la paz, al modo de nuestros tiem-pos, no es otra cosa que una guerra en potencia, en la que selucha constante y egoístamente por apagar la influencia del ve-cino, aún cuando para lograrlo deba echarse mano a procedi-mientos no del todo legales.

El educador debería aprovechar, pues, las inspiracionesgenerosas de la niñez para socializar el instinto combativo. Ladefensa del débil y la de aquellos que, como la Patria, no pue-den hacerlo por si solos y que, sin embargo, están expuestos a

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los ataques anti-patrióticos que abundan en la época, deberíantener un defensor en cada ciudadano.

Es bien notorio que no estamos aún preparados para enor-gullecernos de una virtud tan generosa. No recordaremos sinoel caso reciente de Etiopía, débil pueblo a cuya defensa efectivano acudió una sola nación que pudiera llamarse desinteresada.Se habló mucho del abuso del coloso, de la injusticia del fuerteen presencia, del débil, de esa lucha desigual e inaceptable; perola defensa no pasó más allá de la que merecía la protecciónde los propios intereses: el pescado grande terminó por comer-se al chico, sin que ninguna otra potencia hiciera un verdaderoesfuerzo por impedirlo.

Abundan ya los que opinan de la necesidad de un Ejér-cito Internacional, organizado a base de todos los Ejércitos delmundo, para lanzarlo contra el agresor injusto, violador deconvenios de paz. Y no faltan aún los que creen que sea ésteel único medio de hacer efectiva la liquidación del flagelo dela guerra.

Lo ponemos en duda. En horabuena, si nos hemos equivo-cado; pero tenemos nuestros fundamentos para mostrarnos pe-simistas, porque no olvidamos el hecho de que los motivos deluchas generosas que encontrará el hombre en su vida ulterior,están en razón directa con la imperfección humana, verdadque nos autoriza suponer que luchas por causas de esta na-turaleza habrá siempre, pese al progreso de la civilización, yaque la mitad aproximada de los hombres—tan imperfectos hoycomo antaño—tendrá su perenne enemigo en la otra mitad.Ramón y Cajal decía, al respecto, las siguientes palabras, querepito por boca del General español Banús: «Desde el hom-bre cavernario (atestiguando las escenas guerreras representadasen la cueva de Cogul y en otros reparos del hombre primitivoque vivía hace cien mil años) hasta el hombre actual que sellama a si mismo civilizado, todos consideraron como un honory necesidad la expoliación y el asesinato colectivos... ¿Cómoesperar que el hombre, que fue siempre terrible animal de pre-sa, cambie de repente sus costumbres y enfrene sus instintossanguinarios ? Así, cuando leo u oigo decir que el homo sapiensacabará en breve por dirimir pacíficamente sus conflictos so-metiéndose de buen grado a las normas del Derecho, me asom-,bro como si me dijeran que el tigre, implacable devorador degacelas, se convertirá algún día en inofensivo y hervívoro, atro-fiando de repente su dentadura y cambiando sus instintos»...«No es ser pesimista suponer que lo que viene ocurriendo desdehace cien mil años seguirá sucediendo indefinidamente; es

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ACTITUD PRACTICA ANTE LA GUERRA 199

triste ley de la vida que, por ahora la ciencia no puede con-trarrestar». (12).

Concluímos, pues, en que mientras la mitad de la po-blación humana sea todavía bestia capaz de burlar las leyesmorales que repugnan a la otra mitad ángel (comprendo quemi cálculo es optimista), el choque entre esas dos corrientesno podrá desaparecer todavía. Pero nótese que la lucha así seríanecesaria, porque revelaría la rebeldía de los ángeles contralas bestias: se trataría de una lucha por causa generosa.

(12) Gral. Banús. "Historia de la Guerra de 1914".

(Continuará).

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A propósito del artículo "La gran decepción".Por el Capitán Sr. Julio Campo S.

Leyendo nuestros apuntes encontramos:

«El estudio de la Historia Militar permitirá facilitar ladeducción de las circunstancias favorables y desventajosas queobran en la conducción de la guerra y, por consiguiente, de losprincipios y leyes para su eficiente dirección» «Considerar lavida y los hechos de los grandes Capitanes, para aprender deellos ».

I más adelante:

«La ciencia militar pura explica la guerra y ha encontradolos principios y leyes que informan su conducción; la cienciamilitar aplicada ha convertido la teoría científica del arte gue-rrero en preceptos, en reglas que orientan su aplicación».

Estas dos citas pertenecen a nuestro profesor. Veamosahora que nos dice el Mayor Burns, autor del artículo que nospreocupa:

«El método histórico es destructor del pensamiento tác-tico, es pernicioso e inútil. Existe una fuerte duda respectoa la capacidad do quiénes han alimentado su mente con lasfalseadas batallas del pasado y la de aquellos que nunca oyeronni siquiera hablar de la batalla de Austerlitz».

Mientras más reducidos sean los. falseados datos históri-cos de que tenga que echar mano, con mayor claridad podrael Comandante 'ver el cuadro que surge ante su apreciación ymejores serán sus decisiones».

Al parecer, nos encontramos ante una irreconciliable di-ferencia de opiniones. Asalta de inmediato la pregunta:

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202 MEMORIAL DEL EJERCITO.

¿Quién está en la razón? ¿No seguiremos un camino fal-so que irremediablemente nos llevará al fracaso ? O tal vez ¿ Notendrá el Mayor Burns parte de razón o la diferencia de opi-nión es más aparente que real?

INTRODUCCION.

La relatividad.

De la consideración de las cosas. —Habiéndole ordenado aEsopo su amo Janto que fuera al mercado y trajera lomejor que hubiese, no compró más que lenguas.

No tardaron en cansarse de ellas los invitados. ¿Pues quépuede haber mejor que la lengua? respondió Esopo. Es el lazo dela vida civil, la clave de las ciencias, el órgano de la verdad:y de la razón. Pues bueno, contestó Janto, tráeme mañana lopeor que haya. Al día siguiente Esopo no hizo servir más quelenguas, diciendo que eran lo peor de las cosas. Es la madrede todas las discusiones y pleitos, el origen de las divisiones ylas 'guerra, del error y la calumnia.

De los [principios y de las opiniones humanas. Un princi-pio que al parecer no debiera discutirse es el de identidad ya pesar de su razón aparente, hay muchos que lo desconocen.Un filósofo, muy profundo, muy loco o muy alegre, Heráclito deEfeso, asegura que nadie puede bañarse dos veces en un mismorío, haciendo alusión a la continuidad de la corriente.

De los razonamientos y sus conclusiones. Rusell, un escép-tico al que no podemos desconocer mucho fondo de lógica ensus razones, hace mención de algunas interesantes opinionesde otros como él. La memoria es hasta tal punto falible quetodo experimentador se ve obligado a tomar nota de sus observa-ciones; pero es preciso que transcurra cierto tiempo entre laobservación y la anotación de lo observado y por lo tanto nopodemos dejar de confiar en la memoria hasta cierto punto. Porotra parte, el recuerdo no puede probar que lo que se recuerdaocurriera en otro tiempo ya que el mundo pudiera haber venidoa la existencia hace cinco minutos tal como es ahora, lleno deestos recuerdos que serían completamente engañosos. Con es-tas razones, que no pueden refutarse lógicamente, se tra-ta de destruir la veracidad del conocimiento humano. Y con-tinuando en los razonamientos, algunos contrarios de Darwin,para sostener la aseveración de la Iglesia de que el mundo secreó el año 4. 004 antes de Cristo, aducen que así ocurrió,con todos los fósiles que actualmente existen y con el solo obje-

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A PROPOSITO DEL ARTICULO... 203

to de aprobar nuestra fe; el mundo fue creado de repentepero lo fue tal y como hubiese sido si hubiera evolucionado.

Los ejemplos podrían multiplicarse hasta el infinito peroeste ligero preámbulo creo bastará, para demostrar que unaciencia o un arte, un principio o una ley, siempre tendránsus sostenedores y sus opositores y ello porque es innato enuna colectividad el no ponerse jamás de acuerdo, porque se-gún el aspecto desde el cual se estudien se llegará a conclusio-nes diferentes y porque nunca faltarán razones para sentar unaidea que, de antemano, se forjó en la mente. El deber delcrítico está en estudiar si esas razones guardan relacióncon la conclusión a que se llega, si los hechos lo testimoniany todo ello, desechando frases que aunque bien construidas, sir-ven solo 'para desorientar el criterio.

El artículo "La gran decepción" de John Burns.

Analicemos las conclusiones que pretende establecer y lasrazones que da para fundamentarlas.

1. —No existen principios derivados de la Historia Militar.a) Porque grandes batallas se han librado y ganado por

la violación de estos pretendidos principios.b) Porque diferentes naciones, en la misma fecha, no están

de acuerdo en cuanto a la exposición de los principios.c) Porque los cerebros de la guerra están en desacuerdo

respecto al mismo tema. Coloca a Clausewitz frente a Napo-león y dice que mientras éste aconseja estudiar a los grandescapitanes—Alejandro, Aníbal, César—el primero sostiene queen cuanto más se hunde una batalla en las noches de la histo-ria, menos valiosa es para su estudio.

2. — El método seguido para el estudio de la Historia Mili-tar es 'erróneo y no científico. ¡

a) Porque se hace una selección arbitraria de ciertas ideasllamadas principios. Se desentierra una campaña; se puntualizadonde el Comandante ha seguido o violado los principios y loque debiera haber hecho, dónde, cuando y cómo.

b) Porque el estudió se refiere a los ejércitos en combatey no a la historia, del hombre y a los factores psicológicos queentran en juego.

c) Porque 'hay una preocupación fija en el pretérito, ol-vidando al futuro y hasta el presente.

d) Porque se estudian masas de hombres y no el hombre,ejércitos en acción y no la nación en guerra. Se procede como

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204 MEMORIAL DEL EJERCITO.

si se estuviera en los dominios de la estadística y, no en lacorriente movible y dinámica de la vida.

3. —La cultura histórica militar no puede predecir el fu-turo y por lo tanto su valor es nulo.

a) No se predijo el carácter que asumiría la Gran Guerra.Y ello a pesar de que se sabía que grandes masas entraríanen acción, que la guerra civil había orientado respecto a laforma de 'defensa de fronteras, que la agricultura aportó elalambre de púas.

b) Un civil, Bloch en 1897, vio todo esto y no lo vieronlos militares.

4. — El método histórico no solo es "inútil sino pernicioso.El Comandante, verá más claro y mejores serán sus decisionesmientras menos datos históricos tenga.

a) A pesar de von Gronau, en la batalla del Marne, quepara poner en claro una situación se basó en lo que había he-cho en 1871, el Comandante de su cuerpo.

¡ Cuántas decisiones erróneas se han tomado siguiendo esteprocedimiento!

b) Muchos grandes Comandantes de tropas han venido dela vida civil. Tal es el caso de Logan, el general amateur delpartido de la Unión.

c) Los grandes capitanes de la Historia. - Alejandro, Aní-bal, César—no se adiestraron en el estudio de la HistoriaMilitar.

Y ahora, anotemos sus consejos.1. —Pensar que la máquina de guerra está constituida

por la suma total de una vida social e industrial. La primeraproduce el soldado mientras que la segunda, los instrumentosy, herramientas bélicas.

2. — Estudiar al hombre como un todo y no simplementecomo un soldado.

3. — Dejar las batallas del pasado, renunciar a la ado-ración de sus héroes.

4. — Dedicar más tiempo a los factores psicológicos que sonlos decisivos.

Y termina pensando:Que hay que aguardar un Darwin militar que clasifique

los datos heterogéneos, ponga orden en el caso que nos preocupay formule los principios generales de que carecemos. «Hay exce-so de labradores en el campo y lo que necesitamos son unospocos pensadores creacionistas».

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A PROPOSITO DEL ARTICULO... 205

Reflexiones que me merece.

Conclusión 1. — La ciencia guerrera, ciencia experimental,sostiene la existencia de ciertas leyes y principios que, aunqueno son exactos, están sancionados por la Historia y la experien-cia. Aparentemente se ha obtenido una victoria violando un prin-cipio pero, si se va al fondo del problema, se podrá deducirque el caso requería la aplicación de otro, que se tuvo muypresente en obedecer. Sin ir más lejos, el principio de envol-vimiento necesitará, para ser aplicado, ciertas circunstancias.Si el envolvimiento llega tarde se irá a la diseminación de los.esfuerzos con lo que solo se conseguirá el fracaso.

1 b) Sin duda, pero esto se debe a que toda nación debebuscar una doctrina de guerra fundada en leyes y principiosque convengan a la idiosincrasia de sus componentes. De nadaservirá establecer la importancia de la ofensiva en un turco,cuya alma se adapta especialmente a la defensa. Y no estarádemás decir que en esta materia muchas veces se exagera. Ve-mos a un Comandante de Regimiento atacar a una Divisióny ser felicitado por su espíritu ofensivo o por lo menos, si fra-casa, aminorar sus faltas hasta un extremo que parece tam-bién una felicitación.

lc) Clausewitz tiene razón pero solo en lo que se refiere ala forma de aplicar un principio o una ley. Las circunstanciascambian, de acuerdo con la marcha de las ciencias, de la técnica,pero los principios permanecen, a pesar de todo... Y esto esmás exacto para el presente: en el pasado, los medios cambiabanmuy. poco 'de una campaña a la otra.

Conclusión 2. —El principio se forma, paso a paso, através de las experiencias de la Historia. En el de envolvi-miento, se observa la característica de obrar de las batallasde Maratón, Leuctra, Iso, Cannas, Leuthen, Marengo, Sedán,Tannenberg y se llega a la conclusión de que todas ellas sonsemejantes. No se puede pensar en una repetición provenientedel azar; tiene que existir una razón constante que da efectossemejantes. Todo efecto tiene su causa; los efectos son de lamisma naturaleza que la causa. Y esta razón filosófica es laque nos permite establecer que la Historia Militar sigue unprocedimiento científico.

2b). En nuestro estudio siempre hemos dado especial im-portancia a los factores morales, psicológicos, como es lógicoque así sea.

2c). Precisamente estudiamos el presente para saber actuarante el porvenir.

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206 MEMORIAL DEL EJERCITO.

2d). Siempre hemos basado nuestras apreciaciones y. hemosdicho que nuestros resultados son relativos. De inmediatose podría argumentar que es natural que estudiemos al hom-bre constituido en multitud ya que con ellas debe trabajarel Mando y las características, tendencias, aspiraciones, com-portamiento de un hombre son dirigentes si se considera aisla-do e integrado en una masa (Le Bon, Freud).

Conclusión 3. — Es demasiado exigir a una ciencia, quesea clarividente. Cumplirá con su cometido si nos permite re-solver, cuando el caso llegue, los problemas que indefectible-mente deberán 'presentarse. Ya las guerras no son patrimoniode los ejércitos solamente, la técnica parece que se ha puestodecisivamente de su lado. ¿Y quién puede decir lo que la téc-nica traerá? Considerábamos fantásticas las historias de JulioVerne y a pesar de todo, la realidad le dio la más amplia isatis-facción.

Conclusión 4. — Nadie puede pensar en la infalibilidad delas actuaciones porque se haya estudiado la historia militar.Esta no da recetas seguras para obtener el éxito; solo ayuda aconseguirlo. Moltke dice que las exigencias que debe satisfacerun Comando frente a una situación determinada se reduce a re-conocer la situación tal como se presenta, envuelta en la neblinade lo desconocido y agrega que debe tenerse en cuenta doselementos, uno conocido: la propia voluntad, el otro desconoci-do: la voluntad del adversario. Agregándose otros factores im-previstos que constituyen el azar, la fortuna o la fatalidad, setiene un cuadro más o menos esbozado de lo que constituye unaacción de guerra. La probabilidad indica que estos aconte-cimientos inesperados deberán producirse tanto a nuestro favorcomo en contra, lo que permite deducir que el Comandante quehaya tomados las mejores disposiciones tiene mayores proba-bilidades de alcanzar su objetivo, pero jamás la seguridad deobtenerlo.

4 b) Cualquiera creerá que nuestro Sotomayor de 1879ha intervenido en la redacción de este párrafo.

4 c) Porque en toda ciencia hay creadores y continua-dores.

Hay genios e investigadores que continúan su labor.Tengo la pretensión de haber aclarado algunos conceptos

que el autor del artículo expone, de haber demostrado que lasconclusiones a que él cree llegar no son efectivas porque noexisten razones.

Pero lo curioso, y esto viene a demostrar que la diferenciade apreciación era solo aparente, es que la mayor parte de susconsejos son ¡lógicos, bien intencionados y a ellos obedecemos ennuestros estudios sin haberlos oído de antemano.

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A PROPOSITO DEL ARTICULO... 207

Y así como en este caso, las diferencias que separan lasideas humanas son, muchas veces insignificantes y. si se profun-dizan, será siempre posible llegar a un acuerdo por ausencia,de causa suficiente para el desacuerdo. ¿Por qué en Filosofíacampean siempre para la explicación de un hecho, dos Escuelas?Porque sus sostenedores son absolutos, creen tener ellos solosla razón y no permiten a la Escuela contraria la más ínfi-ma parte de verdad.

Conclusiones.

La historia se escribe años después de ocurridos los he-chos y es ella una combinación de realidad y fábula. ¿Dóndeestá la verdad? Desgraciadamente tenemos que dejar esta pre-gunta sin respuesta. Los héroes que la antigüedad nos legó losvemos a ' través del cristal interesado de sus biógrafos. Sólohacen mención de aquellos episodios que los enaltecen y olvi-dan, intencionalmente, los que podrían perjudicarlos en su pres-tigio. Nos hemos acostumbrado a admirar a Julio César pero,si damos oído a Suetonio que asegura era un descarado homo-sexual que mantenía amores con Nicomedes, rey de Bithinia,la [admiración no tiene mucha razón de ser.

De aquí la verdad relativa que el pasado nos deja, perocuando las opiniones se multiplican y se manifiestan concordes,cuando los resultados de un acontecimiento histórico se ven sa-tisfechos por los acontecimientos posteriores que le dan suaprobación, no podemos seguir guardando tal escepticismo.

Y esto es lo que ocurre con la guerra y sus combates, consu forma de conducción, Muchos detalles conseguirán variarsepero el fondo del problema permanecerá claro y evidente.

El problema está, en lo que a la Historia Militar respecta,en darle el verdadero valor que tiene, ni más, ni menos. Nopodemos estar con Pierron cuando dice que Napoleón se guióestrictamente, para la conducción de sus combates, por campa-ñas ocurridas en épocas anteriores, en los mismos lugares ycuando no encontró ejemplos en la historia, fracasó...

Ni tampoco estaremos con el Mayor Burns, el otro poloopuesto.

¿Qué podemos entonces exigir a la historia? ¿Cuálesserán los beneficios que puede reportarnos su estudio?

A mi juicio todo aquel que pretenda, basándose en el pasa-do, establecer un sistema cualquiera de guerra para el por-venir, se expondrá al más vergonzoso de los fracasos. Latécnica evoluciona día a día, no nos dice jamás su última pa-labra y lo que parecía insuperable ayer, queda superado ma-

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208 MEMORIAL DEL EJERCITO.

ñana. Pero, y aquí está a mi juicio la verdadera importanciade la historia militar, merced a su estudio adquiriremos lareflexión, el razonamiento, el método de trabajo, el criterio in-dispensable y la decisión pronta. Solo así podremos solucionarlas interrogantes de mañana.

Uno de los defectos más graves en el campo intelectual esla exageración. Por ella desechamos las ideas de los demássin siquiera examinarlas y nos enamoramos de las propias.La exageración es la que produjo el artículo «La Gran Decep-ción» y menos mal, tengo la pretención de asegurarlo, queella, en el presente caso no ha sido contagiosa.

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Nuestros Fusiles y Carabinas. Sus Municiones.Por el Capitán Sr. Abdón Parra U.

(El objeto de estos apuntes es facilitar a los instructores la enseñanza y con-servación de nuestros fusiles, carabinas y sus municiones, para lo cual he con-

centrado en un solo tema todo lo más importante que se ha escritosobre el particular).

Nuestro Ejército usa los fusiles Máuser, calibre 7 mm. de lossiguientes modelos:

1895, 1895/12, 1898, 1898|12, 1912.

Las carabinas son del mismo calibre y corresponden a los mo-delos:

1895, 1895|12, 1912.

Estas armas modelos 1895 y 1898 fueron construidas para dis-parar la munición bala ojival " O " ; pero el año 1912, cuando seadoptó la munición de punta " P " , se hizo necesario modificaralgunas de aquellas armas, adaptándola para el empleo de estaúltima clase de munición, obteniéndose así los' modelos 1895/12 y1898/12. Esta modificación consistió esencialmente en cambiar elalza, porque debido a la diferencia de características técnicas en-tre estos dos tipos de municiones, la " P " da una trayectoria másrasante, mayor alcance, mayor velocidad y energía de penetración.La graduación de las alzas para munición " P " está repartida enun espacio más reducido que en el de las alzas " O " .

El arma Máuser, construcción Steyr, modelo 1912, fue hechaexpresamente para disparar munición bala " P " .

Estos fusiles y carabinas tienen algunas diferencias de cons-trucción que las hacen más sencillas o facilitan su maneja, perotodos tienen un alto grado de perfeccionamiento, es decir, comoarmas de guerra, reúnen buenas condiciones de servicio y buenascualidades balísticas.

M. del E. 3.

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210 MEMORIAL DEL EJERCITO.

Las condiciones' de servicio de estas armas están formadas porel conjunto de cualidades relativas al manejo y funcionamiento,como la sencillez, construcción sólida, peso y dimensiones conve-nientes. Las cualidades balísticas son aquellas' que influyen en sueficacia, precisión, penetración y rapidez de fuego.

Los fusiles que disparan munición ojival (M/1895 y M|1898)tienen una misma cualidad balística.

También ocurre igual cosa con los fusiles que disparan muni-ción de punta (M|1895|12, M|1898|12 y M/1912), eso sí que lascualidades balísticas de estos últimos son muy superiores debidoa las mejores características técnicas de la munición bala " P " .

Sin embargo, con un fusil confeccionado adaptado para el usode la bala " P " se puede disparar bala " O " o vice-versa, sin queel arma sufra perjuicios; pero el efecto del tiro Varía considera-blemente.

Con las carabinas ocurre lo mismo.Estas armas' son de repetición, es decir, que se cargan con 5 car-

tuchos a la vez, economizando así el tiempo necesario para sacarseparadamente cada cartucho de la cartuchera, como lo exigían lasantiguas armas de carga simple.

Una vez disparada el arma, basta el movimiento de abrir ycerrar el cierre para que entre automáticamente otro cartucho enla recámara y quede listo para hacer fuego nuevamente; pero co-mo esta operación no puede hacerse desde la posición del armaapuntada, es necesario bajarla a la posición de carga después decada disparo y, por lo tanto, perder la puntería al blando.

I. —EL FUSIL.

El fusil se divide en 11 partes principales:

1. —Cañón con los aparatos de puntería.2. —Cajón del mecanismo.3. —Cierre.4. —Mecanismo de disparo.5. —Mecanismo de retenida del cerrojo y de expulsión de la

vainilla.6. —Mecanismo de repetición.7. —Caja.8. —Guardamano.9. —Baqueta.10. —Bayoneta.11. —Guarniciones.

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NUESTROS FUSILES Y CARABINAS.SUS MUNICIONES. 211

1. º—Cañón.

El cañón es la parte del arma destinada a soportar el esfuerzoo presión de los gases de la pólvora y a guiar el proyectil en laprimera parte de su trayecto, a fin de que, continuando despuésen el aire en una dirección aproximada a la que tuvo dentro delcañón, pueda tocar el blanco a que ha sido apuntado el fusil.

Como los gases de la pólvora ejercen una presión tanto me-nor cuanto mayor es el espacio que los encierra, se comprendeque el esfuerzo que soporta el cañón vaya disminuyendo a medi-da que el proyectil avanza dentro de él y, por esto, no es necesariohacer el cañón de igual espesor, sino disminuir éste por escaloneshacia la boca, a fin de aminorar el peso del arma.

Según esto, la carga de proyección desarrolla presiones enel interior del ánima de los cañones que alcanzan un valor má-ximo al comienzo del tubo y que va disminuyendo a medidaque avanza el proyectil hacia la boca. Por consiguiente, el espe-sor de las paredes del cañón del fusil debe ser tal que resistaestas presiones sin que se produzcan deformaciones' permanentesen el ánima. Con este objeto, se debe escoger cuidadosamente elmetal empleado, de manera que sin espesores muy considerablespuedan resistir estos esfuerzos. En los cañones de nuestros fu-ales Máuser, la presión máxima que ejercen los gases de la pól-vora en el interior del tubo durante el disparo, es de 3. 000 at-mósferas y ella se manifiesta al comienzo del rayado del ánima,siendo en esta parte el espesor del material de 6, 25 mm.; en cam-bio, en la boca del arma el espesor es de 4, 25 mm. y aquí se desa-rrolla la presión mínima que es de 520 atmósferas aproximada-mente.

Los metales que se emplean en la construcción de estos cañonesson de primera calidad y cumplen las exigencias de un Pliego deCondiciones que da. la seguridad de resistir las grandes presionesque se originen en el tiro y que el cañón no sufrirá la más pequeñadeformación interior por la acción de los gases' de la carga de pro-yección. La presión máxima exigida para estos cañones es de 4500a 5000 atmósferas y la experimentada por nuestra munición en di-chas bacas de fuego es de 3000 atmósferas'; por consiguiente, hayun coeficiente de seguridad muy grande, de manera que tienen es-tas armas la resistencia suficiente para soportar, sin deformarse niromperse, las presiones originadas por los gases de la pólvora de loscartuchos, durante el tiro.

Las cualidades que poseen los metales de nuestros cañones son,entonces, las siguientes:

1. —Una gran elasticidad, a fin de que, al experimentar lasparedes del cañón la extensión debido a la presión, vuelvan nue-vamente a su forma primitiva, ya que las deformaciones perma-

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212 MEMORIAL DEL EJERCITO.

nentes disminuirían la precisión del arma, aumentando la capa-cidad de su recámara.

2. —Una gran tenacidad para que el tubo resista, sin peligrode estallar, las grandes presiones' ocasionales que pueden producir-se por obstrucción del ánima o defectos de los proyectiles.

3. —Una dureza suficiente para que el tubo no se desgaste fá-cilmente con el roce de los proyectiles.

4. —Una maleabilidad suficiente que permita una deformaciónaparente antes de que se produzca su rotura.

5. —Una resistencia suficiente a la acción atmosférica, comoasi mismo a las altas temperaturas desarrolladas por la combus-tión de la pólvora.

6. —Una densidad no muy considerable.

El acero de que están compuestos nuestros cañones de fusilesM|95 y M¡98 contiene los porcentajes siguientes de otras sustan-cias:

Carbono 0. 56%Silicio 0. 47%Manganeso 0. 60%Fósforo 0. 04%Azufre .. 0. 07%Cobre 0. 12%

El material empleado en los cañones M|12 contiene tambiénuna pequeña cantidad de níquel.

El hueco interior del cañón se llama ánima y se divide en dospartes principales: la destinada a recibir el cartucho que se llamarecámara, y la parte rayada, que ocupa la casi totalidad de ella. Es-ta última parte debe su nombre a las cuatro rayas o canales quela surcan en toda su extensión. Dichas rayas' no corren en la di-rección del eje del ánima, sino dando vueltas como los filetes deun tornillo. La extensión en que una raya da una vuelta completaal ánima se llama Paso del Rayado. Los macizos que quedan entreuna y otra raya se llaman Campos y la distancia que queda en-tre dos campos opuestos diametralmente se llama Calibre del Arma.

Expliquemos ahora el objeto del rayado. El diámetro o es-pesor de las balas o proyectiles que dispara el fusil es algo mayorque la distancia que hay entre los campos, o sea, el calibre; peromenor que la distancia que hay entre dos rayas opuestas; por con-siguiente, para que la bala pueda pasar por el rayado, debe defor-marse, es decir, los campos del ánima tienen que incrustarse enla bala, lo que hace que ésta no se pueda mover hacia adelantesin que al mismo tiempo vaya dando tantas vueltas dentro delánima como da el rayado en ella.

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NUESTROS FUSILES Y CARABINAS. SUS MUNICIONES. 213

Este movimiento de rotación lo conserva la bala en el aire,al igual que el movimiento hacia adelante que le han dado losgases. El rayado tiene dos ventajas: la primera es que la bala seajuste perfectamente a las paredes del ánima al iniciar su movi-miento, e impide con ¡ello que los gases se escapen antes que salgael proyectil, obligándolas a empujar hacia adelante contra el cu-lote de la bala, al buscar su expansión; y, segundo, que este rá-pido movimiento de rotación que lleva el proyectil en su mar-cha por el aire, sirve para fijarlo y que vaya siempre con su pun-ta hacia adelante.

El paso del rayado en el fusil es de 22 centímetros, y la par-te rayada tiene un largo de 67 centímetros, lo que nos dice queel proyectil alcanza a dar poco más de tres vueltas en el ánima.

Para poder colocar el eje del ánima en la dirección del blancoa fin de que el proyectil lo pueda herir, o bien darte una eleva-ción suficiente para que el proyectil, en su caída, venga a tocarlo,es necesario dotar al fusil de una línea de mira. Esta está colocadasobre el cañón y formada por la muesca o ranura del alza y lacúspide del punto de mira, o sea, por los aparatos de puntería!.

El punto de mira se divide en tres partes que son: el anillo,base del punto de mira, que va soldado a firme en el cañón y ase-gurado, además, por un tornillo y el punto de mira o guión, quepuede moverse en una caladura del anillo para corregir su colo-cación lateral; lo que se hace en el tiro de prueba de cada fusil,y una vez hecha su corrección se marca su colocación definitivapor medio de la línea de fe.

El alza es' la pare del aparato de puntería destinado a faci-litar el punto móvil de la línea de mira, cuya posición debe cam-biar según la distancia al blanco. Se divide en tres partes esen-

ciales: -el pie, la chapa y la corredera. El pie del alza está for-mado por un cubo que va soldado al cañón y, además, aseguradopor un tornillo que sirve, al mismo tiempo, de fcsostén al guarda-manos. La parte superior de las caras laterales tienen forma curva,lo que caracteriza estas alzas y, por esto, reciben el nombre de al-zas' curvas, para distinguirlas de las alzas rectas, que tienen suscostados rectos. Alza curva 'emplea el fusil M|1912 y alza recta losmodelos 1895, 1895¡12, 1898 y 1898|12.

La chapa es un marco recto, unido por uno de sus extremosal pie del alza mediante un eje, alrededor del cual gira levantandoo bajando el otro extremo que lleva la ranura para dirigir la pun-tería. En su parte superior están las graduaciones para las distan-cias de tiro y en los costados hay unos engranajes que sirven parafijar la corredera en los puntos correspondientes a esas distancias.

A fin de que la chapa baje por sí sola, al retirar la corredera,hay bajo la chapa un resorte de lámina, llamado muelle del alza,que está fijo en el pie de ésta.

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214 MEMORIAL DEL EJERCITO.

La corredera juega en todo el largo de la parte graduada dela chapa y se fija en el engranaje de la chapa por medio de losdientes de la corredera. El alza para el empleo de la bala " P "tiene dos dientes de la corredera y la correspondiente a la hala" O " sólo tiene uno.

Los fusiles que emplean la bala " O " (M|1895, M|1898) tienenel alza con graduación de 400 a 2000 metros y aquellos para bala" P " (M]1895|12, M|1898|12) la tienen de 500 a 2000 m., y el mo-delo 1912, de 300 a 2000 m.

2. º—Cajón del mecanismo.

Está atornillado a firme en el cañón y sirve para unir o con-tener los otros mecanismos, o sea, los de cierre, disparo, seguro,percusión, extracción y expulsión. Su principal función es guiarel cerrojo en el movimiento de abrir y cerrar el arma y apoyarlodurante el tiro, dando alojamiento a sus tetones para que no vayahacia atrás con el esfuerzo de los gases.

El cajón del mecanismo del fusil M]1912, en su parte mediay al costado izquierdo tiene un sacado de carga para que pueda ba-jar bien el pulgar al hacer pasar los cartuchos del cargador al al-macén y también para dar escape a los gases en el caso, poco pro-bable, de que se rompiera un cartucho en el culote.

Él cajón del mecanismo de los modelos 1895 y 1895/12 tieneal costado derecho un resalte que evitaría el peligro del retrocesodel cierre si se rompiesen sus tetones en el tiro.

3. º—Cierre.

El cierre es el conjunto de los mecanismos del cierre, extrac-ción, percusión y seguridad.

Mecanismo de cierre:

Está formado por el cerrojo.La recámara queda cerrada por medio de dos tetones que tie-

ne el cerrojo en la cabeza, los cuales engranan en el cajón; ade-más, en esta cabeza se observa un rebaje o alojamiento para elculote o parte posterior del cartucho, un agujero o taladro parala punta del percutor y una muesca para meter el extractor. Enla parte posterior lleva el cerrojo un mango, terminado por unabola, esfera o perilla, y se notan las tres muescas llamadas de se-guro, de disparo y de estabilidad del porta-seguro.

El cuerpo del cerrojo M/1912 lleva, además, dos calados parael escape de gases en caso de accidente; tiene también un tercertetón posterior y un nervio guía longitudinal que sirve de descan-so al extractor.

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NUESTROS FUSILES Y CARABINAS. SUS MUNICIONES. 215

El mango del cerrojo es curvo en los fusiles M|1898 y M|1898/12, y recto en los otros fusiles.

El fusil M/1912 tiene la ventaja sobre los otros fusiles que,al cerrar el cerrojo, queda el percutor ya armado en parte, lo queevita tener que hacer esfuerzos al cerrar.

Mecanismo de extracción:

Su objeto es arrancar y extraer de la recámara la vainilla delcartucho, después de disparar, o el cartucho, si no se ha dispa-rado el arma.

Se liga al cerrojo por medio del anillo porta-extractor. Estáconstituido por el extractor, cuya uña agarra en dicha vainilla.

Mecanismo de percusión:

Está compuesto del percutor, de la cabeza del percutor y delresorte del percutor.

El percutor sirve para producir la inflamación de la cargaal chocar su punta directamente con la cápsula del cartucho.

La cabeza del percutor o nuez aumenta con su peso< el esfuerzodel percutor contra el cartucho y, muy principalmente, apoyandosu talón en el diente de disparo de la palanca del disparador, re-tiene armado el mecanismo de percusión.

El resorte del percutor es el motor que, hallándose oprimidocuando el mecanismo de percusión está armado, se extiende paralanzar el percutor contra el cartucho si se retira el diente de dis-paro.

Mecanismo de seguridad:

Sirve para impedir que se dispare el arma sin la voluntaddel tirador. Se une al cerrojo por medio del porta-seguro y estáconstituido especialmente por el seguro. El porta-seguro sirve tam-bién de guía a la nuez y al percutor y de apoyo al resorte.

El cierre M¡1912 lleva, además, un seguro del cerrojo, colo-cado al costado izquierdo del porta-seguro y percutor y se com-pone de un pestillo y un resorte espiral.

4. º—Mecanismo del disparo.

Es el que permite disparar el arma a voluntad del tirador.Se compone, principalmente, del disparador y de la palanca

del disparador.La palanca del disparador lleva: el diente de disparo, en el

cual engrana la cabeza del percutor y el diente de seguridad, para

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216 MEMORIAL DEL EJERCITO.

impedir que se mueva la palanca, tropezando en el cerrojo si noestá bien cerrada la recámara; pero si lo está, podrá moverse' por-que entra dicho diente en la ranura del cerrojo.

5. º—Mecanismo de retenida del cerrojo y de expulsión de lavainilla.

Se emplea para dos fines:

1. º—Impedir que al maniobrar el cierre, salga éste del cajóndel mecanismo, por medio del tope del cerrojo;

2. º—Para arrojar con fuerza al exterior la vainilla del car-tucho, por medio del expulsor, cuando se abre enteramente la re-cámara después del disparo.

6. º—Mecanismo de repetición.

Permite disparar cinco tiros' consecutivos sin necesidad de tomarcada vez un cartucho de la cartuchera; economizando en 4 de ellosel tiempo de cogerlo e introducirlo en el cañón, que es el más largode la carga.

El mecanismo de repetición se compone de: la pieza guarda-monte, destinada a resguardar la cola del disparador cuando elmecanismo de percusión está montado; el depósito, especie de caja,donde se colocan los cartuchos, y el aparato elevador, destinado apresentarlos, dispuestos en dos columnas y alternativamente de ca-da una, frente a la recámara.

El aparato elevador consta: del fondo del depósito, llamado asíporque cierra la abertura inferior del citado recipiente; del mue-lle del elevador, sobre el cual asientan los das cartuchos interioresy del elevador.

7. º—Caja.

La caja es la pieza de madera de nogal que da colocación con-veniente a todas las demás del arma, permitiendo manejarla concomodidad.

Se divide principalmente en: caña, cuerpo, garganta y culata.La caña proporciona asiento y seguridad al cañón y a la baqueta;el cuerpo resguarda el cajón y los demás mecanismos; la gargantasirve para coger el arma con facilidad, y la culata para aumentarel peso atrás, a fin de que el fusil no cabecee y para apoyarla con-tra el hombro. Se ensancha la culata para repartir sobre ésta laacción del retroceso (culatazo) y, además, está inclinada: primero,para facilitar la puntería; segundo, porque así el retroceso se hacemenos sensible sobre el hombro del tirador,

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NUESTROS FUSILES Y CARABINAS. SUS MUNICIONES. 217

La garganta en el M/1912 es en forma de mango de pistolapara facilitar el manejo del arma.

8. º—Guardamano.

El guardamano sirve para proteger la mano del tirador de laelevada temperatura que adquiere el cañón en el fuego rápido ycontinuado. Es de madera de nogal y tiene una ventana por dondeasoma el alza.

9. º—Baqueta.

Está destinada al aseo del fusil; la baqueta termina en untornillo que sirve para asegurarla al fusil y para empalmar dosbaquetas, a cuyo fin las cabezas de las mismas tienen tuercas.

10. º—Guarnición.

Sirve para reunir, proteger y reforzar las' principales piezasdel fusil, facilitando al mismo tiempo su manejo.

Las guarniciones principales son:

Abrazadera superior:

Sirve para unir el cañón al extremo de la caña. En los mo-delos 1895, 1895/12, 1898 y 1898|12 la abrazadera lleva un botónpara «1 cuchillo bayoneta, y el M/1912 lleva un gancho para elanillo superior del porta fusil, cuando éste deba quedar estiradoa lo largo de la caja.

Abrazadera inferior:

Sirve para unir la caña con el guardamano, abrazando el ca-tón y lleva la anilla superior para el porta fusil.

Ambas abrazaderas se fijan a sus sitios por medio de unosmuelles de lámina, que están incrustados en parte en la caja.

Base de la anilla inferior:

Sirve para unir la culata con el porta fusil.

Cantonera:

Sirve para reforzar la extremidad de la culata.

11. º—Bayoneta.

Se conoce también con el nombre de "cuchillo bayoneta" porsu largo reducido y sirve para convertir el fusil en arma blancaen el combate cuerpo a cuerpo. Se compone de hoja y empuñadura,separadas por la guarnición, la que se apoya en la boca del fusilpor medio de un anillo u ojo, En el interior de la empuñadura del

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218 MEMORIAL DEL EJERCITO

M|1912 hay un canal para que entre la baqueta al armar la bayoneta.

Cuando la bayoneta no está armada, se la lleva a la cinturaen una vaina de acero pavonada.

La bayoneta M/1912 es más larga que la de los demás fu-siles.

Los accesorios:

Los principales accesorios del fusil son:

El cubre-boca y el porta-fusil-.

El primero tiene por objeto evitar la entrada do elementosextraños al cañón y cubrir el punto de mira. El porta-fusil sirvepara llevar el fusil colgado al hombro.

II. —LA CARABINA.

Las piezas de la carabina son iguales a las del fusil, en cadamodelo, notándose las siguientes diferencias:

El alza es de menores dimensiones y graduada sólo hasta 1400metros. El punto de mira está protegido por un anillo de dos ore-jas a excepción del modelo 1912.

El cerrojo tiene el mango encurvado hacia abajo.La abrazadera inferior tiene al costado izquierdo la anilla

superior para el porta carabina. La anilla inferior va colocada alcostado izquierdo de la caja. La carabina M|1912 lleva estas últi-mas dos piezas colocadas al frente, en la misma forma que losfusiles.

Los cañones de las carabinas son más' cortos que los de losfusiles. El cañón M|1895 es más corto que el M|1895|12 y éste esmás corto que el M|1912.

Principales dimensiones, pesos, datos balísticos.

Peso del fusil sin bayoneta 4. 075 gramosPeso del fusil con bayoneta 4. 450 gramosLargo del fusil sin bayoneta 1. 250 m/ m.Largo del fusil con bayoneta 1. 500 m /m.Peso de la carabina sin bayoneta 3. 725 gramos.Peso de la carabina con bayoneta 4. 100 gramosLargo de la carabina, sin bayoneta 1. 066 m m.Largo de la carabina con bayoneta 1. 316 m /m.Velocidad inicial en la boca (Fusil, bala ojival) 720 m /segVelocidad inicial en la boca (Fusil, bala " P " ) . . 880 m/seg.Velocidad inicial en la boca (Carabina, bala ojival) 680 m/seg.Velocidad inicial en la boca (Carabina, bala " P " ) 840 m/seg.

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NUESTROS FUSILES Y CARABINAS. SUS MUNICIONES. 219

Fuerza viva del proyectil en la boca (bala ojival) 300 Kgm.Fuerza viva del proyectil en la boca (Bala " P " ) 340 Kgm.

Nomenclatura de las diversas piezas del fusil (Lámina N. º 1).

1. Porta-bayoneta. 41. Tubo para ídem.2. Pasador para ídem. 42. Tornillo Superior del guarda-3. Baqueta. monte.4. Cajón del mecanismo. 43. Tornillo del seguro del íd.5. Punto de mira. 44. Pestillo del depósito.6. Tornillo de ídem. 45. Pasador del depósito.7. Base del punto de ídem 46. Resorte del depósito.8. Chapa del a l z a . . 47. Abrazadera superior.9. Corredera del alza. 48. Muelle de la ídem.

10. Diente de la corredera. 49. Abrazadera inferior con ani-11. Resorte de ídem. lla.12. Pie del alza. 50. Muelle de la ídem.13. Muelle del alza. 51. Pasador del ídem.14. Pasador del alza. 52. Perno de sujeción.15. Tornillo del alza. 53. Cantonera.16. Porta-expulsor. 54. Tornillo de la cantonera y17. Muelle doble del ídem. pie de la anilla.18. Expulsor. 55. Hembra de la baqueta.19. Tornillo eje del porta-expul-56. Pie de la anilla inferior.

sor. 57. Disco de marca.20. Cerrojo. 58. Tornillo para ídem.21. Extractor. 59. Muelle del guardamano.22. Anillo porta-extractor. 60. Tornillo para ídem.23. Percutor.24. Resorte del percutor.25. Cabeza del percutor.26. Seguro del percutor.27. Porta-seguros y percutor.28. Seguro del cerrojo.29. Resorte del ídem.30. Disparador.31. Palanca del disparador.32. Resorte del ídem.33. Pasador de la palanca.34. Pasador del disparador.35. Depósito y guardamonte.36. Elevador.37. Muelle del elevador.38. Fondo del depósito.39. Tornillo inferior del guarda-

monte.40. Tornillo del seguro del íd.

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220 MEMORIAL DEL EJERCITO.

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NUESTROS FUSILES Y CARAVINAS. SUS MUNICIONES. 221

Principales causas de la destrucción de los cañones y mediospara consérvalos.

1. º—Oxidaciones.

La oxidación en una boca de fuego es un fenómeno químicoque consiste en la combinación del oxígeno con el fierro, para cons-tituir el óxido de fierro.

Las causas que dan origen a este fenómeno son:

a) La acción corrosiva de los residuos dejados por las pólvorasquímicas en el ánima del cañón.

b) La acción de los agentes atmosféricos.c) La acción de la mala calidad de los ingredientes para aseo

y conservación de los cañones.

La acción corrosiva de los gases de las pólvoras (HCN, H2O,etc. ) empieza inmediatamente después que el arma ha sido dispa-rada. a causa de los residuos ácidos que deja la combustión de laspólvoras en las paredes del ánima; pues, por la presión desarro-llada por los gases de ésta (3000 atmósferas) y por la dilatacióndel metal debido a la alta temperatura do combustión (más de 2000grados) algunos de estos productos ácidos son forzados a incrus-tarse en el metal, con fuerte adherencia, produciéndose en seguidala oxidación.

Si inmediatamente después de efectuado el tiro no se han em-pleado los ingredientes correspondientes para limpiar el ánima,aquellos residuos que han quedado incrustados en el metal duranteel disparo, dan origen a, una intensa oxidación.

Puede ser también causa de la oxidación haber dejado el armaexpuesta a la humedad del aire, especialmente después del tiro,sin haber empleado los ingredientes adecuadas para conservar elánima del cañón, aun cuando se haya efectuado el aseo correspon-diente. También tendría influencia en esta enfermedad un deseca-miento defectuoso del ánima, después de haberse expuesto ésta ala humedad del aire, lluvia, etc.

Otra causa de la oxidación sería la atención del cañón con in-gredientes para asear y conservar, que contengan agua o puedanponerse rancios, dando así origen a reacciones ácidas que atacan elmetal.

Los resultados del tiro y la utilidad del arma en la, guerra,no depende sólo del buen trato que recibe y de conservarla en elmayor grado de limpieza, sino muy especialmente en la maneracomo se efectúa el aseo.

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222 MEMORIAL DEL EJERCITO.

El aseo del ánima debe hacerse inmediatamente después deltiro, porque toda demora en efectuar esta operación la hace máslarga, más perjudicial y más difícil.

Los ingredientes usados para el aseo y conservación de los ca-ñones, son:

Para limpiar: Aceites alcalinos especiales para remover los" re-siduos de la pólvora, como ser: aceite mineral delgado "Vulcano","Búfalo", "De Esperma", etc., bencina o parafina (kerosene) de150º, útil, especialmente, para quitar el engrasado de conservacióny ablandar el óxido.

Además, se podrá usar jabón, potasa o soda para el lavadodel ánima con agua caliente (1 libra por cada decalitro de agua).

Para conservar: Aceites minerales gruesos, puros y de reac-ción alcalina, como ser: "Vulcano", "Búfalo", "Valvolin", etc.,vaselina anhidra y no-oxide. Estos elementos, por ser de origen mi-neral, tienen la ventaja de no atacar los metales ni ponerse ran-cios, no produciendo, por lo tanto, reacciones acidas que puedenatacar al acero.

Por otra parte, como son espesos, adhieren fácilmente, sin co-rrerse, no dejando, por este motivo, el metal descubierto y en con-tacto con el aire.

En cambio, los aceites que se emplean para limpiar son muyfluidos y penetran con facilidad en los intersticios donde se hanincrustado los residuos dejados por la pólvora, disolviéndolos yfacilitando su extracción.

Según sea el grado de intensidad que haya alcanzado el fenó-meno de la oxidación, se puede hablar de principio de óxido, deoxidación y picadura de óxido.

El principio de óxido se refiere al proceso de oxidación cuan-do está en su primer período, cuando la enfermedad es' salo su-perficial y no ha alcanzado a penetrar en la masa misma delmetal.

Se habla de oxidación cuando la enfermedad se manifiesta muyvisible; la superficie del metal se presenta de un color café-rojizoy con rugosidades y pequeños levantamientos que mirados con unalente se asemejan a hongos o callampas; esto indica que el metalha sido atacado hasta una cierta profundidad.

La picadura de óxido es una verdadera oxidación del metal,que se caracteriza porque es muy pequeña en extensión, ya que enalgunos casos puede circunscribirse a un punto; pero, en cambio,su acción hacia el interior del metal es muy grande. Después delaseo para extraer el óxido, la picadura subsiste en el metal comoun orificio de bordes irregulares.

Dichas tres fases de oxidación pueden estar limitadas a unapequeña zona del metal o abarcar una gran superficie.

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NUESTROS FUSILES Y CARABINAS. SUS MUNICIONES. 223

2.º-Dilataciones.

Por lo general, los deterioros de los cañones de las armas defuego, se deben a los efectos de los gases de la carga de proyec-ción o a una fuerza ajena a la presión de dichos' gases motivada!por la existencia de algún cuerpo extraño en el interior del cañónen el momento del disparo.

La dilatación es un ensanchamiento de la pared interior deltubo, o, mejor dicho, se trata de una deformación permanente delacero.

Estas dilataciones producidas en el interior de las bocas defuego no pueden atribuirse a 1a. acción de los gases de la cargade proyección del cartucho porque, de acuerdo con la variaciónexperimentada por la presión desarrollada por los gases de la pól-vora a lo largo del recorrido por el proyectil en el interior delánima del cañón, se sabe que la presión máxima en nuestros fu-siles, de 3000 atmósferas, se manifiesta próxima a la parte en quecomienza el rayado del ánima y que la presión mínima de 520 at-mósferas, aproximadamente, se ejerce en la boca del arma.

Los cañones de nuestros fusiles han sido construidos con unacero de primera calidad y recibidos de acuerdo con un Pliego deCondiciones, que da la seguridad de resistir las grandes' presio-nes que se originen en el tiro y que el cañón no sufrirá la máspequeña deformación interior por la acción de los gases de la pól-vora. La presión máxima exigida para nuestros cañones es de 4500a 5000 atmósferas, y la experimentada por nuestra munición en di-chas bocas de fuego es de 3000 atmósferas; por consiguiente, hayun coeficiente de seguridad muy grande, de manera que tienenestas armas la resistencia suficiente para soportar, sin deformarseni romperse, las presiones originadas por los gases de la pólvorade los cartuchos, durante el tiro.

Entonces, la causa de las dilataciones en las armas de fuegoes debida a un obstáculo existente en el interior del cañón duranteel disparo.

La deformación permanente que se origina en el acero en elinterior del cañón se debe a la fuerza de expansión de la columnade aire que ha quedado encerrada entre el obstáculo y el proyectilque avanza impulsado por los gases de la pólvora.

Dicha columna de aire no puede ser desalojada hacia afuerapor impedírselo el tapón u obstáculo que cierra herméticamentela boca del cañón y es comprimida en forma casi instantánea ycon una fuerza de tal magnitud que se produce una verdaderaexplosión en el punto próximo a la parte obstruida.

Esta fuerza es muy superior al límite elástico del acero ypuede Serlo también superior al límite de ruptura, originando

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224 MEMORIAL DEL EJERCITO.

entonces la dilatación, o sea, la deformación permanente, o bien,la ruptura del cañón.

Para evitar toda clase de deterioros, hay necesidad de revisary asear minuciosamente el arma antes del tiro, a fin de comprobarque está perfectamente limpia de grasa o vaselina, óxido o cuerposextraños. Igual cosa se hará durante el tiro si se nota irregula-ridad en el estampido de un cartucho, para cerciorarse que elánima no tiene en su interior cuerpos extraños.

Un arma cuyo cañón haya sufrido una dilatación, debe cam-biarse y no debe seguir usándose, aun cuando no haya peligro se-guro y permanente, porque de un momento a otro puede ocurrirque el proyectil sufra una detención momentánea y se produzcael desculatamiento del arma, con peligro para el tirador y demáspersonal. En todo caso, si no ocurre tal accidente, la dilataciónse agranda rápidamente y conduce a la inutilización total del tuboen pocos' disparos, debido a que en el momento en que el proyectilatraviesa la parte dilatada, los gases de la pólvora escapan haciaadelante con una velocidad superior a la que lleva el proyectil y,como su temperatura es muy elevada, liasen el efecto de un so-plete en el metal, ocasionando el mayor ensanchamiento de la dila-tación o la ruptura del cañón en dicho punto.

3. º—Calibradores

El estuche con calibradores para fusil y carabina Máuser, con-tiene las siguientes piezas:

Calibrador para la boca, de 7, 05 m|m.Calibrador para la boca de 7, 10 m|m.Calibrador para la boca, de 7, 15 m|m.

(Los calibradores de boca sirven para comprobar el desgasteque se produce en los macizos a causa de los disparos del arma o,más bien dicho, para ver cuando el fusil ha perdido sus cualidadesbalísticas).

Calibrador de recámara de 3 m|m.Calibrador de recámara de 3, 1 m|m.

(Los calibradores de recámara sirven para medir la distanciaque hay entre el plano de la recámara y el plano anterior de lacabeza del cerrojo).

Plantilla doble para la punta del percutor.

(Esta plantilla indica las medidas máximas (1,6 m|m. ) y mí-nimas" (1, 4 m|m. ) a que puede salir la punta del percutor del pla-no anterior de la cabeza del cerrojo en el momento que se dis-pare).

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NUESTROS FUSILES Y CARABINAS. SUS MUNICIONES. 225

Calibradores de haca.

Para fiscalizar los cañones deben observarse las siguientes normas:

Para cañones de carabinas y fusiles:

Dentro de los primeros 1000 tiros disparados se tolerará quepenetre el calibrador de 7, 05 en toda su extensión del cañón, nodebiendo penetrar el calibrador de 7, 10 m|m. más de 1 m|m.

Entre los 1000 y 1500 tiros se considerará que el desgaste esnormal, siempre que el calibrador de 7, 10 m|m. no penetre másde 20 m|m.

De 1500 tiros adelante se tolerará la entrada del calibradorde 7, 10 m|m. en toda la extensión del cañón.

De 3. 000 tiros adelante se tolerará que el calibrador de 7, 15m|m. entre, pero no en toda, su extensión.

A los 4. 000 tiros, en que se calcula la duración normal del ca-ñón, se aceptará que el calibrador de 7, 15 m|m. entre en toda laextensión del cañón.

(Con respecto a los P. A. regirá la misma escala anterior hastalos 5000 tiros, aceptando que el calibrador de 7, 15 entre en todala extensión del cañón).

Los cañones de fusiles, carabinas (y P. A. ) se considerarándescalibrados cuando un calibrador de 7. 15 m|m. penetre en todala extensión del cañón; pero para declarar el cañón inútil es ne-cesario un tiro de comprobación.

Calibradores de recámara.

Con el calibrador de recámara de 3 m|m. el cerrojo debe girarcompletamente en su alojamiento, es decir, la recámara deberáquedar cerrada. Con el 3,1 m/m. no debe el cerrojo poder girar en-teramente sino hasta quedar con una inclinación alrededor de 45º.

Si el cierre cerrara con el calibrador de 3, 1 m¡m. puede serque ello se deba a que se han gastado los tetones del cerrojo y enese caso quiere decir que el cerrojo no ajustará bien la vainilla enel momento del disparo. Esto se puede comprobar muy fácilmenteempleando cerrojos' nuevos o con muy poco uso. En caso que secerrara también con un cerrojo nuevo, quiere decir entonces queestá desgastado el alojamiento de los tetones del cierre que se en-cuentra en el cajón del mecanismo; en ambos casos, para dejar elarma en estado de servicio, habrá que cambiar el cierre y el cajóndel mecanismo.

Se prohibe apretar la palanca del disparador cuando esté den-tro de la recámara uno de los calibradores, porque se destruyenuna y otra pieza.

M. del E. 4.

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226 MEMORIAL DEL EJERCITO.

Plantilla para la punta del percutor.

La plantilla doble para la punta del percutor tiene dos di-mensiones: máxima, de 1, 6 m|m. y mínima de 1, 4 m/m. Para com-probar cuando sale la punta del percutor del plano anterior de lacabeza del cerrojo, se procede en la siguiente forma:

Se toma un destornillador y con éste se hace presión haciaatrás en el talón de la cabeza del percutor, hasta que pueda girarlibremente la cabeza del seguro; estando en estas condiciones, sehace dar al porta-seguro un cuarto de vuelta a la izquierda, demanera que el talón de la cabeza del percutor quede alojado enla muesca del disparo, después se aplica la plantilla.

Si el percutor sobrepasa el máximo tolerado, la aguja rom-perá el fulminante del cartucho y será probable que se deterioreel arma a causa del escape de gases hacia el cierre; y si bajaradel mínimum no se producirá el disparo. En el primer caso querrádecir que el horado en el cuerpo del cierre para el paso de la agujase ha desgastado; en el segundo, que se ha achatado el percutoro que el muelle espiral se ha quebrado.

III. —MUNICIONES.

Las municiones para fusiles y carabinas se clasifican en:

Cartuchos de guerra,De a fogueo,De ejercicio.

A. —Cartuchos de guerra (Lámina N. º 3).

1) Organización del cartucho de guerra.

Las partes principales que lo componen son:

Vainillabala o proyectilcarga de proyección (pólvora)cápsula fulminante.

a) Vainilla. —Es de latón militar, maleable, que facilita la fa-bricación, bastante resistente a la acción de los gases de la pólvoray suficientemente elástica para volver a tomar, después del tiro,sus dimensiones primitivas y poder ser extraída con facilidad.

La vainilla tiene la forma de un tronco-cono que correspondeexactamente a la forma de la recámara del arma. Tiene por objetodar alojamiento a las otras partes que constituyen el cartucho.

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NUESTROS FUSILES Y CARABINAS. SUS MUNICIONES. 227

Está dividida en:

bocagollete .conocuerpoculote, que lleva: la gargantilla, alojamiento cápsula fulmi-

nante, yunque y dos oídos.

b) Bala. —Es el cuerpo que lanza el arma al objetivo, impul-sado por la fuerza de expansión de los gases de la pólvora. Estefenómeno se verifica cuando la aguja del percutor del arma chocacontra el fulminante del cartucho, entonces, al ser comprimido éstecontra el yunque de la vainilla, se produce el encendido del mixtoexplosivo y su llama atraviesa por los oídos' del culote, iniciandoinstantáneamente la inflamación de la carga de pólvora, la. quea su vez produce la carga útil necesaria para lanzar la bala.

La bala está formada de dos partes: camisa y núcleo.Camisa. —Es la envoltura exterior, está constituida de un ace-

ro blando y recubierta de una delgada capa de cobre níquel.Núcleo. —Está formado por una aleación de plomo con anti-

monio, para endurecerlo.La bala puede hacerse también sólida de cobre.La bala tiene un diámetro un poco superior al calibre del ánima,

lo que, unido al pequeño hinchamiento que sufre por inercia du-rante el disparo, favorece el forzamiento de las estrías, formando

así a los gases de la pólvora una cámara herméticamente' cerrada.La bala puede tener la forma cilindro-ojival, puntiaguda y de

cola de bote.

c) Carga de proyección. —Varía según las características de lapólvora y los efectos balísticos a obtener; generalmente oscila entre1|3 y 1|5 del peso de la bala.

La pólvora tiene la forma de laminillas cuadradas de 1|4 m|ma 0. 80 mm. de arista y 0. 30 mm. a 0. 25 mm. de espesor, de color ne-gro brillante, cuya composición es la siguiente:

94% de Nitrocelulosa pura4% de Dinitrotolueno2% de Sustancias' volátiles (humedad).

d) Cápsula fulminante. —Es un recipiente de cobre que llevaleu su interior un mixto explosivo destinado a producir la inflama-ción de la pólvora; se compone de:

14% Fulminato de mercurio (explosivo)40% Sulfuro de antimonio (intensifica la llama).

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228 MEMORIAL DEL EJERCITO.

39% Clorato de Potasio (cuerpo oxidante, para la combustión)7% Vidrio molido (aumenta el grado de sensibilidad del

mixto.7% Goma-laca (para unir los elementos' anteriores).

La cantidad de mixto explosivo de cada cápsula fulminantees de 0, 03 gramos.

Sobre esta mezcla explosiva y dentro del recipiente de cobreva un disco de estaño que tiene por objeto evitar la caída del misto,

2) Clasificación del cartucho1 de guerra.

Los proyectiles de guerra según su empleo táctico se clasifi-can en:

Proyectiles corrientes: contra blancos vivos.Proyectiles perforantes: Contra escudos.Proyectiles especiales: Contra objetivos aéreos y fuegos noc-

turnos.

a) Contra blancos vivos. — (Lámina N. º 2, figs. 1, 2 y 3). Laorganización de esta munición corresponde a la descrita anterior-mente.

b) Contra escudos. —(Lámina N. º 2, fig. 4). Está constituidapor un núcleo de acero dentro de una camisa de acero niqueladoo de cobre níquel, separadas entre sí por una delgada capa delplomo, con el objeto de no dañar el ánima. Con este elemento selconsiguió duplicar el poder de penetración del proyectil de infan-tería. En caso de un blanco resistente la envoltura exterior de esteproyectil se inutilizará pero el núcleo interior de acero penetraráo perforará el blanco.

c) Proyectiles especiales. — (Lámina N. º 2, figs. 5 y 6). Estospueden ser, según la materia química:

Luminosos (nitrato de bario, magnesio en polvo, etc. ).Fumígenos (fósforo rojo).Incendiarios (fósforo blanco).

A su vez, estos tres tipos de proyectiles son perforantes.Estos proyectiles dejan una estela luminosa o fumígena en

su trayectoria en los primeros 600 a 900 metros de su recorrido yse disparan entre mezclados con los corrientes. La materia quetraza esta trayectoria se funde con el calor producido en el disparey se escapa por un orificio de la bala, encendiéndose en seguidacon el rozamiento del aire.

Las balas incendiarias contienen mayor cantidad de materiasinflamable colocada en la parte anterior del proyectil; en la parte

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Lám

ina

2. —

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230 MEMORIAL DEL EJERCITO.

posterior hay un block de plomo suelto, en un costado hay un ca-nal que termina en un agujero del proyectil, el que en tiempo normal se encuentra tapado con una gota de una materia fácilmentefusible. Con el calor del disparo se funde esta gota y el fósforocomienza a salir por el orificio dejando una estela fumígena enel espacio. Al chocar el proyectil contra un obstáculo, el block, porinercia, se va hacia la punta, presiona el fósforo que queda y pro-duce su combustión en los depósitos de bencina de los aviones.

Los proyectiles fumígenos y luminosos se emplean, principal-mente, para dirigir con acierto el tiro y para alumbrar los objeti-vos, especialmente en fuegos nocturnos.

3) Estudio comparativo de los cartuchos de guerra "0", "P"y "PP".

Nuestra munición de guerra actualmente en servicio en elEjército, corresponde a los tipos bala " O " (ojival) y bala "P"de punta.

Nuestro armamento menor, modelos 1895 y 1898, fue cons-truido para el uso de la bala ojival, y el correspondiente a los mo-delos 1895/12, 1898|12 y 1912 fue adaptado y construido, respec-tivamente, para el empleo de la bala de punta.

Estos dos tipos de municiones tienen características técnicasy cualidades balísticas muy diferentes, de consiguiente, el efectodel tiro varía considerablemente, aun cuando el arma no sufre per-juicios de importancia, si con un fusil o carabina confeccionadospara el uso de la bala ojival se dispara bala de punta.

El cuadro siguiente nos indica las características de estos car-tuchos:

Comparando las características técnicas de estos tipos de mu-niciones, podemos ver que el cartucho de guerra " P " tiene, conrespecto al "O", mayor carga de proyección, menor peso de subala y forma puntiaguda y menor peso total del cartucho com-pleto. De acuerdo con los principios de Balística Interior y deTáctica, resulta para el cartucho " P " una mayor velocidad, unmayor alcance, una trayectoria más rasante, una mayor energíade penetración y el menor peso total del cartucho completo da laposibilidad de aumentar en un 5% la dotación de municiones quelleva consigo el soldado, lo que significa un mayor poder de com-bate.

En consecuencia, debemos emplear únicamente la munición" P " y adaptar todos nuestros fusiles y carabinas para el empleode esta munición, una vez que se agote la existencia de municiónojival. Existiendo la posibilidad de fabricar también en nuestropaís la munición "PP" , haremos un ligero estudio comparativocon la munición " P " .

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NUESTROS FUSILES Y CARABINAS. SUS MUNICIONES. 231

Características "O" "P" "PP"

Peso de la bala, 11, 4 grs. 9 9 grs. 10, 5 grs.

Peso de la carga de proyec-

ción 2, 5 „ 3, 15 „ 2, 95 „

Peso total del cartucho com-

pleto 25 „ 23, 5 „ 24, 8 „

Largo de la bala 30, 8 m/m. 29, 8 m/m 34, 5 m/m.

Forma de la bala ojival punta punta y cola

Materiales de construcción... e q u i v a l e n t e s—d e b o t e

Velocidad a 25 m de la boca 700 m/seg. 860 m/seg. 780 m/seg.

Velocidad remanente a 2000

m. de la boca 163 m/seg. 221 m/seg. —

Energía del impacto a 2000

m. de la boca 15, 3 Kgm 23 Kgm. _

Alcance máximo 4000 m. 5000 m. _

Ordenada del vértice de la

trayectoria 76m. 44m. _

La bala " P P " es aquella que tiene la misma forma de la bala"P", o sea, de punta, pero se le agrega una cola de bote que con-siste en un tronco de cono contrapuesto a la punta. Con el agre-gado de este tronco de cono, el centro de gravedad de la bala seacerca más al punto medio de figura, siendo este acercamiento tanventajoso que hace menor el penduleo del proyectil durante surecorrido por la trayectoria, circunstancia ésta que, unida al ma-yor peso y tamaño, se logra también mayor estabilidad en el aireque con el proyectil " P " . Por otra parte esta cola de bote poste-rior permite vencer mejor la resistencia del aire y disminuir lacolumna de aire enrarecido que se forma tras el culote. Todo aque-llo se traduce en un mayor alcance y una mayor precisión de labala '' PP' ' . Pero, el hecho de tener esta bala mayor largo, ha obli-gado a reducir el peso de la carga de proyección, lo cual ha influidoen la disminución de la velocidad inicial, lográndose únicamente

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232 MEMORIAL DEL EJERCITO.

780 m|seg. Este factor es desfavorable en la munición "PP" sóloa las distancias cortas, porque la forma y su mayor peso influyenfavorablemente a las distancias largas. Así se ha podido establecerque la velocidad remanente y la energía de penetración son mayo-res en la bala " P " sólo hasta las distancias de 400 m., aumentandoen seguida considerablemente dichos valores con la bala "PP".

También el tiempo de recorrido de la trayectoria de la bala" P P " se hace menor que con la bala " P " pasado los 500 m.

Se ve que la munición " P " es superior para las' distanciascortas y la " P P " para las distancias largas.

Entonces, esta munición " P P " es recomendable para ser em-pleada en las ametralladoras pesadas que tienen por misión prin-cipal apoyar con su fuego el avance de los fusiles ametralladoresy fusileros, a las grandes distancias. La munición " P " debe Serusada en fusiles, carabinas y fusiles ametralladores, cuyo fuegoadquiere toda su eficacia sólo a las distancias cortas.

4) Proceso de fabricación de la Munición Máuser "P"calibre 7 mm.

(Lamina 3. )

El latón militar.

Es una aleación compuesta de cobre y zinc en la proporciónde 72% Cu y 28 % Zn, usado para vainilla de proyectiles.

El latón empleado en la fabricación de vainillas debe ser muyuniforme, tanto química como físicamente, para lo cual se exigedisponer de cobre y zinc de alto grado de pureza. El cobre debeser electrolítico de 99, 98% de pureza, prácticamente libre de an-timonio; el zinc prácticamente libre de plomo y fierro.

Del metal fundido se aprovecha en discos para vainillas al-rededor de un 50%, el otro 50% ¡queda en recortes y otras pérdi-das. Estos recortes se refunden, de manera que, por lo general, enel latón para vainillas se emplea un 30% de estos recortes y un70% de metales nuevos. En el porcentaje de recortes pueden usarsetambién vainillas inútiles.

Fabricación de la vainilla.

Obtenidas las bandas de latón militar de un espesor de 3, 2mm. se sigue el siguiente proceso:

1. Cortar los discos y formar las copitas (fig. 1).2. Recocido, lavado y secado de las copitas.3. Primer estirado (fig 2).4. Segundo recocido, lavado y secado de las copitas.5. Segundo estirado de las copitas (fig. 3).

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NUESTROS FUSILES Y CARABINAS. SUS MUNICIONES. 233

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234 MEMORIAL DEL EJERCITO.

6. Tercer recocido, lavado y secado de las copitas.7. Tercer estirado de las copitas.8. Cuarto recocido, lavado y secado, revisión de las copitas.9. Primer cabezado de la vainilla (fig. 5).

10. Cuarto estirado de la vainilla (fig. 6).11. Cortar las vainillas al largo (fig. 7).12. Segundo cabezado de la vainilla, (fig. 8).13. Recocido del cuerpo de la vainilla.14. Marcar la vainilla.15. Conificado de las vainillas (figs. 9 y 10).16. Perforar los oídos (fig. 11).17. Recocido de la boca de la vainilla.18. Fresado de la ranura de extracción de la vainilla (fig. 12).19. Revisión.

Fabricación de la bala.

El proceso de fabricación de la bala es análogo al de la vai-nilla; comprende las operaciones siguientes:

1. Culote de acero (fig. 1).2. l. º y 2. º estiramiento de la camisa (figs. 2 y 3).3. Tres operaciones para la formación de la punta (figs. 4,

5 y 6).4. Cortar las camisas (fig. 7).5. Confección del hilo de plomo para el núcleo.6. Confección del núcleo de plomo (figs. 8 y 9).7. Colocación y compresión del núcleo (fig. 10).8. Primer y segundo doblez (figs. 11 y 12).9. Control y calibrado final.

Carga.

Revisadas las vainillas' en cuanto a su largo y al diámetro dela boca, se procede a efectuar las operaciones de carga, las queconsisten en:

1. Inserción del fulminante.2. Pulido de las vainillas.3. Barnizado de la ranura anular.4. Introducción de la carga de proyección y de la bala.5. Sertir la bala.6. Revisión del cartucho terminado y pruebas balísticas.

Embalaje.

La munición se embala en la siguiente forma:

a) Cajitas para 15 cartuchos en tres cargadores.

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NUESTROS FUSILES Y CARABINAS. SUS MUNICIONES. 235

b) Maletas para trescientos cartuchos. Cada maleta tiene ca-bida para 20 cajitas.

c) Cajones de madera forrados interiormente con zinc, concapacidad para 5 maletas, o sea 1. 500 cartuchos.

B. —Cartuchos de a fogueo.

Esta munición emplea la misma vainilla y fulminante que lamunición de guerra. La bala es de madera y hueca.

La pólvora es alemana (Rottweil) de forma granular y ci-lindrica, de diámetro de 0, 5 mm. y 1, 5 mm. de largo, color amari-llo hasta verde sucio, se compone de nitrocelulosa pura, es muchomás viva que la pólvora de guerra, por eso que la munición a fo-gueo se carga solamente con 0, 5 gramos de esta pólvora.

También usa pólvora holandesa en forma de laminillas decolor negro brillante, semejante a la de guerra, pero de mayor di-mensión y de más rápida combustión, en la misma proporción dela alemana.

C. —Cartuchos de ejercicio.

Usa la misma vainilla de guerra, pero con cinco hendiduraslongitudinales. No tiene carga de proyección. Usa también la balade la munición de guerra, pero el fulminante está disparado.

Almacenamiento de la munición.

Para el almacenamiento de la munición hay que elegir unapieza enteramente «teca, con bastante luz y suficientemente venti-lada, en lo posible retirada de todo tráfico, de cocinas y de todasaquellas partes en que se prenda fuego.

Está estrictamente prohibido guardar en esta pieza otra cosaque no sea munición, pero es permitido almacenar también aquíla munición explosiva, la cual deberá estar enteramente separadade la munición de fusil. En ningún caso o por ningún motivo de-berán almacenarse aquí detonadores o estopines.

El piso de la pieza debe ser completamente seco, en lo posibleentablado; sobre este piso se colocarán listones de madera y sobreestos listones, los cajones con munición, en tal forma que entre elpiso y el fondo del cajón haya una pequeña separación que per-mita la libre circulación del aire; esta misma separación debe exis-tir entre corridas de cajones.

Los cajones se colocarán dentro del almacén, de manera quepermitan una fácil revisión, es decir, que pueda controlarse sindificultad la cantidad de municiones' almacenadas y leerse conrapidez las etiquetas de cada cajón.

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236 MEMORIAL DEL EJERCITO.

Cuando en estos almacenes haya munición construida en di-ferentes años, deberán separarse dentro del almacén, es decir, quelas fabricadas en un año estén aparte de las' fabricadas en otroaño. Para su consumo, los Comandos darán preferencia a aquellasde fabricación más antigua.

En cada almacén habrá una pizarra o letrero bien visible quepermita al que lo revista orientarse rápidamente sobre la cantidadde munición almacenada y clases existentes.

La munición defectuosa no debe dejarse en los Regimientossino que debe devolverse a la Dirección del Material de Guerrajunto con el material sobrante del tiro.

Los cartuchos no deben estar sueltos y revueltos', sino siempreen sus cargadores y cajitas y en su embalaje original, pues enellos deberá devolverse el material sobrante del tiro a la Direccióndel Material de Guerra.

Los cajones o envases que contengan munición deben trans-portarse siempre con el mayor cuidado; por ningún motivo debengolpearse ni ser arrastrados, etc.

Para la munición a fogueo deberán observarse las mismas pres-cripciones que se han dado para la munición de guerra, teniendosiempre especial cuidado en que estas dos clases de munición esténcompletamente separadas dentro del Almacén.

Los almacenes deben estar siempre con llave.La Comisión de Armamento no debe entregar a las Compañías

sino la munición suficiente para el tiro de un mes, es decir, debehacer la entrega de munición el día que pase revista de armamentoa la Compañía.

Si al repartir la munición quedare algún cajón medio vacío,éste no se dejará abierto, sino que se le colocará nuevamente latapa y se atornillará.

Los Regimientos que reciban munición por vía marítima de-ben abrir los cajones tan pronto como lleguen a su poder, a finde que puedan cerciorarse inmediatamente si han sido mojadosdurante el transporte.

En caso que en alguno de ellos se note que ha penetrado aguade mar (lo que puede conocerse porque esta agua oxida y corroeel zinc) se procederá a sacar la munición del cajón y los cargado-res de las cajitas de cartón, los que se limpiarán convenientementecon trapos y enseguida se colocarán al sol para que se sequen.Una vez secos, se procederá a ensayar la munición por medio deltiro; si fallaren varios cartuchos se dará cuenta a la Dirección delMaterial para que tome las medidas que crea conveniente.

En todo caso, aunque la munición funcione bien, deberá éstagastarse con preferencia a toda otra munición que el Regimientotenga almacenada.

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La Voluntad del Jefe.

Por el Mayor de Infantería Richard G. Tindall

(Continuación)

SEGUNDA PARTE.

Toda decisión de importancia era un asalto en la obscuridad.

Cuando el Jefe del Gran Estado Mayor General despertó el 1.ºde septiembre de 1914, bien podía mirar con confianza las pers-pectivas del futuro. A la fecha en que se aproximaban las festivida-des nacionales—el cuarenta y cuatro aniversario de la rendición deNapoleón III en Sedán—los ejércitos alemanes, nuevamente bajo ladirección de un von Moltke, barrían una vez más el camino con rum-bo a la victoria sobre el enemigo hereditario. Triunfantes en elprimer gran choque, proseguían ahora su marcha de aproximaciónhacia el corazón de Francia.

La izquierda enemiga, separada del grueso central, se retirabaa marchas forzadas para evitar su destrucción y aún el mismo grue-so parecía estar realizando un desesperado esfuerzo para recuperar,por medio de una contra-ofensiva general, la situación perdida.

¡Tanto mejor! Los Ejércitos Cuarto y Quinto enfrentarían a losfranceses al mismo tiempo que la nueva dirección impresa al Ter-cer Ejército de von Hausen culminaría en un envolvimiento del flan-co izquierdo del grueso central del adversario.

Todos los acontecimientos parecían concurrir rápidamente ha-cia un final definitivo y victorioso.

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238 MEMORIAL DEL EJERCITO.

Sin embargo, la situación (había de perder pronto el risueñoaspecto que en aquellos momentos ofrecía. Apenas Moltke hacía suentrada a la pequeña escuela de ladrillos rojos el día del aniversariode Sedán, von Tappen desplegaba bruscamente ante sus ojos unmensaje de Hausen. El Tercer Ejército anunciaba que en las últi-mas horas del 31 de agosto había tropezado con un poderoso enemigoque ocupaba posiciones organizadas detrás del Aisne y transmitíala impresión de que no podía atacarlos antes del 2 de setiembre. Deeste modo, la esperanza de envolver con el Ejército de Hausen lamasa central del enemigo se debilitaba visiblemente y, lo que era to-davía peor, dejaba entregado a su propia suerte al Cuarto y Quin-to Ejércitos, los cuales ¡debían buscar su salvación sin esperar soco-rros. El Quinto Ejército estaba en un trance embarazoso y el Cuar-to se hallaba seriamente debilitado por las fuertes pérdidas experi-mentadas al forzar la línea del Meusa. Para el Supremo Comando nohabía elección posible: el Tercer Ejército debía prestar su ayuda enel acto y a cualquier costo; así que, sin dilación, fue despachado elsiguiente radio:

"Está absolutamente indicada la continuación inmediata de unataque irresistible hacia el sureste por el Tercer Ejército, puesto quede esta acción depende el éxito del día".

Pero, aún esto pareció luego insuficiente al Supremo Comando,en vista de que Hausen no podría envolver a los franceses cuyasfuerzas se extendían hacia el occidente en una proporción superiora la que se había creído. Y entretanto ¿qué era del Segundo Ejér-cito de Bülow ? No teniendo a su frente más que a un enemigo derro-tado ¿no podría disponer de las tropas necesarias para consumar elmovimiento envolvente? Esta era una idea, y fue así como a las 11. 55A. M., fue transmitido a Bülow el siguiente radiograma:

"Tercero, Cuarto y Quinto Ejército empeñados en recia bata-lla contra un enemigo superior. Flanco derecho del Tercer Ejército,en Chateau-Porcien sobre el Aisne. Deséase urgentemente avance delala izquierda en esta dirección y si es posible intervención con caba-llería hoy mismo.

Una división de caballería enemiga está en posición al oeste deChateau-Porcien".

Tales instrucciones importaban un nuevo cambio sobre el rum-bo del ala izquierda del Segundo Ejército, la cual debía moverseahora hacia el sureste: Era de presumir que Tappen pensase queese viejo testarudo de Bülow no prestaría su cooperación a menosque creyese que los asuntos se tornaban serios.

Habiendo así resuelto la situación rápidamente, vigorosamen-te y, en cierto modo, imaginativamente, vínole a la mente al Supre-mo Comando que podría ser una buena idea averiguar cuál era lasituación real en que se hallaban sus ejércitos del centro y, en con-secuencia, aproximadamente al mediodía se despacharon radios al

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LA VOLUNTAD DEL JEFE 239

Tercero, Cuarto y Quinto Ejércitos pidiéndoles informes sobre lospuntos en que se hallaban sus Cuerpos, sus alas y las líneas de susfrentes y sobre los objetivos ¡que para ese día se había asignado alas diversas unidades.

La respuesta de Hausen, recibida a las 2. 30 P. M., llenó de ale-gría al Supremo Comando. De acuerdo con las órdenes de éste, elTercer Ejército, iba ya a lanzarse al ataque cuando (había sido in-formado por sus aviadores que el enemigo se retiraba hacia el su-reste, por lo cual se aprestaba a la sazón a emprender una enérgicapersecución hacia el sur, ya que tal era la vía señalada por la Su-perioridad. (Mapa 1).

El Supremo Comando no tenía, pues, nada que objetar ni creyótampoco necesario dejar sin efecto las órdenes que acababa de im-partir a Bülow. Hausen lo estaría ya imponiendo de la nueva situa-ción y Bülow por sí solo emitía sus propias contra-órdenes.

Croquis N º1

Era hora de adoptar una decisión, con o sin noticias

Poco más tarde, por la interceptación de un radiograma delCuarto al Quinto Ejército, se supo que el primero de los nombradosestaba ya atacando y que, según declaraciones de los prisioneros, ladisolución principiaba a hacer presa de las fuerzas francesas. Du-rante todo el resto de la tarde, los mensajes de victoria se sucedieronsin interrupción. El enemigo se retiraba ahora ante el avance delCuarto Ejército; y el Quinto comunicaba a su vez que "progresabavictoriosamente a lo largo de todo el frente". ¡Su centro había yacruzado el Meusa! A las 7. 25 P. M. el Cuarto Ejército pidió instruc-ciones.

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240 MEMORIAL DEL EJERCITO.

Moltke, Tappen y Hentseh hicieron brevemente un cálculo dela situación. Los Ejércitos centrales de los franceses se hallaban enfuga y comenzaban a desmembrarse; este éxito debía aprovecharsey, por consiguiente, la dirección de la persecución prescrita el 27de agosto debía ser alterada y proseguirse hacia el sur como lo acon-sejaban las circunstancias. El Tercer Ejército se movía ya en esadirección; el Quinto no podía aún seguirlo. ¿ Qué haría el Cuarto?

La experiencia del día había influido poderosamente en los sen-timientos dominantes del Supremo Comando e inclinaba a éste aimprimir a sus fuerzas rumbos de acción coordinada; y fue así comoel Cuarto Ejército vino a recibir la siguiente orden:

'' Aproveche el éxito en cooperación con Tercero y Quinto Ejér-citos. Algo más tarde el Quito Ejército anunció que había peligrode interferencia entre el ala izquierda del Cuarto Ejército que seaprestaba a marchar al Sur y su propia ala derecha. El mencionadoQuinto Ejército estaba todavía maniobrando bajo la directiva del27 de agosto y, por consiguiente, en marcha hacia el sureste.

El Supremo Comando comprendió que lo importante en estaocasión era cosechar los frutos de la victoria; ella regularía más tar-de los detalles secundarios; por consiguiente, sin hacer caso de lacomunicación del Quinto Ejército, a las 10. 30 P. M. despachó lossiguientes radios al Tercer y Cuarto Ejércitos:

'' Al oeste y al este de la selva de Argona, los franceses viva-quean sobre una extensa área. Columnas de vehículos marchan ha-cia el suroeste. Probablemente el enemigo intenta retirarse en esadirección. Un pronto y enérgico avance del Tercero y Cuarto Ejér-cito hacia el sur puede producir grandes éxitos".

Con motivo de los rápidos cambios que experimentaba la situa-ción en el centro, los asuntos del ala izquierda recibían intertantouna atención comparativamente escasa. En las primeras horas deldía, el Supremo Comando se había impuesto del resultado del episo-dio Bauer—Ruperto-—Xilander—Tappen—Moltke. El Sexto Ejér-cito anunció que el ataque prescrito a través del Mosela no podríaemprenderse antes del 2 de septiembre y que, además, él atacaríaa Nancy al mismo tiempo, pese a las objeciones del Supremo Coman-do. El despliegue de la artillería, realizado en conformidad con elplan del Mayor Bauer, no podía ser modificado convenientemente,de manera que el citado Ejército tendría que emprender simultánea-mente la doble acción de que daba cuenta en su comunicado.

Esto reveló al Supremo Comando que las anteriores objecionespresentadas por aquella fuerza para el ataque al Mosela carecíande fundamentos. Sólo pocos días antes el Sexto Ejército no teníaesperanza de éxito en tal ataque y 'había insistido en que era dema-siado débil para emprenderlo y ahora se mostraba resuelto a ata-car en el cruce del río y asaltar al mismo tiempo la formidable po-ción de Nancy. Pese a esta modificación de ánimo tan favorable,

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LA VOLUNTAD DEL JEFE 241

Moltke no se hallaba del todo satisfecho aquella tarde con el SextoEjército ni con el plan elaborado por él.

Los puntos de vista de su Comando siempre parecían diferirradicalmente de los del Comando Supremo.

De Luxcmburgo a Dieuze, Cuartel General del Sexto Ejército,hay menos de 100 kilómetros; un viaje en automóvil, apenas de doshoras separaban a Moltke del príncipe Ruperto y de Kraft von Bell-mensingen; pero el mariscal planeó una excursión a Longwy parael siguiente día a examinar las ruinas de la pequeña fortaleza fran-cesa y admirar los efectos de la pesada artillería alemana.

En cuanto a la situación del ala derecho, el Comando Superioralemán, estaba en la obscuridad. Desde las primeras horas de lamañana Colonia se había visto envuelta en graves dificultades cu-yas proyecciones alcanzaban al Primero y Segundo Ejército. El po-deroso puesto de Metz pronto tomaría posesión de aquel punto; pe-ro los preparativos requeridos para iniciar la acción no se habíanterminado aún. El Supremo Comando Alemán se había ya acostum-brado a esperar los informes de 'Bülow y Kluck; la situación eravirtualmente normal y, en todo caso, los triunfos obtenidos en elcentro constituían el factor sobresaliente.

Esa noche Moltke escribió nuevamente a la condesa Elsa "Hoy,aniversario de Sedán, hemos vuelto a anotarnos un gran éxito con-tra las franceses".

Este gran éxito era la victoria de un sueño—alucinación pro-ducida por la falsa interpretación de informes desbordantes de en-tusiasmo. Lejos de pretender buscar una decisión con sus Ejércitosdel centro, los franceses habían anulado la orden del contra-ataque—por medio del cual esperaban en un principio retardar el avance ale-mán—y se habían retirado sin combatir.

Es difícil desarraigar las ideas preconcebidas, particularmen-te en los espíritus que son exponentes de aquel sistema-de menta-lidad conocido como el método de adivinar las intenciones. Moltkeera sobrino del exponente principal de aquel sistema que, por me-dio de la interpretación de lo conocido y la sospecha de lo ignorado,trata de descifrar lo oculto en la mente del adversario y cerciorarsede sus intenciones (1).

(1) El otro sistema —el método de las capacidades— sostiene que el co-mandante enemigo puede tratar de engañar o de cambiar su intención originaly, por consiguiente, las informaciones relacionadas únicamente con la inten-ción del jefe enemigo, son insuficientes. Este método se refiere a la verifica-ción exacta de la capacidad física de que se llalla en posesión el adversariopara adoptar ésta o aquella línea de acción y no desdeña la posibilidad deninguna de ellas hasta que aparece claramente que el enemigo se halla físicamen-te incapacitado para adoptarla.

M. del E. 5.

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242 MEMORIAL DEL EJERCITO.

Así pues, la captura de una orden francesa y una o dos frasesextravagantes bastaron para remachar la atención de Moltke en susEjércitos centrales, con detrimento de la atención que debía dispen-sar su ala derecha. Parece improbable que el Mariscal se hubiesedado plena cuenta de la densidad de la concentración que ordenabapara su batalla imaginaria, cuando los ejércitos centrales alemanes seaproximaban a la región Meusa-Argona, donde las fuerzas america-nas iban a pelear cuatro años más tarde. Alrededor de 18 Divisionesde Infantería y 2 de Caballería fueron encerradas en aquel parajeenmarañado que se extiende entre Attigni—sobre el Aisne—y elMeusa, un poco al norte de Verdún : 55 kilómetros de cerros, bosquesy malos caminos. Los oficiales americanos han de recordar con exac-titud las inadecuadas comunicaciones de esta región.

Mientras tanto, en la derecha alemana, nueve Cuerpos sin pro-fundidad y sin ninguna reserva a sus espaldas, se hallaban espar-cidos en una extensión de 100 kilómetros y, además de ésto, el Pri-mer Ejército, en su marcha de flanco, se hallaba tan ignorante dela situación general, como el Supremo Comando lo estaba de la si-tuación del Primer Ejército.

A este respecto, anotemos lo dicho por el General Fuller, delEjército británico: "Si no se mantiene una intercomunicación entrelos acontecimientos del frente y las ideas que surgen a su espalda,entonces se librarán dos batallas: una imaginaria en el Cuartel Ge-neral y otra real en la línea del frente, en cuyo caso el verdadero ene-migo se hallará en nuestro propio Cuartel General".

La batalla imaginaria se había librado; la real y verdadera es-taba todavía por empeñarse.

Septiembre 2.

En la mañana de este día, todavía Moltke obtuvo algunas es-casas aunque preciosas noticias de su flanco derecho; pero ni unapalabra de Bülow desde su comunicado del 31 de agosto. De Kluckhabía llegado un informe retardado, pero no contenía nada que nofuera ya conocido.

Según un radiograma interceptado, el Tercer Ejército de Hau-sen estaba avanzando rápidamente y el enemigo a su frente se ha-bía declarado en fuga. Los Ejércitos Cuarto y Quinto anunciabanque ellos continuarían la persecución, noticia que, al fin, proporcio-naba al Supremo Comando la oportunidad de arreglar la cuestiónde las líneas divisorias entre los Ejércitos del centro para que éstosprosiguieran sin recíprocas interferencias su avance en direcciónal sur.

Finalmente, a las 9. 50 A. M., Bülow informó que había captu-rado La Fere y que esperaba llegar al Aisne aproximadamente enla noche del 2 de septiembre. El Supremo Comando se encontraba

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LA VOLUNTAD DEL JEFE 243

ampliamente satisfecho de la situación de los objetivos perseguidos,porque al fin aparecía que Bülow (había reanudado su marcha en ladirección señalada. La orden del día anterior de que derivara haciael sureste en ayuda de Hausen no había alcanzado a originar dañoalguno, pues se evidenciaba que Bülow había corregido sin demora sudirección de marcha tan pronto como Hausen le había notificadodel cambio operado en la situación (1).

Poco antes de las 10 A. M. Krafft von Dellmensingen, Jefe deEstado Mayor, y el Mayor von Mertz, del Sexto [Ejército, llegarona presencia del Supremo Comando. Ya que Moltke no quería ir, elSexto Ejército creyó de su esencial deber ir a Moltke. Las cosas de-bían aclararse con sinceridad. El Mayor von Mertz, temeroso de quelas recientes desinteligencias fueran el preludio de un desastre, ha-bía insistido en la necesidad de una entrevista personal.

El Coronel Tappen vio primeramente a estos dos oficiales y lespintó un brillante cuadro de la situación general. Krafft, agresiva-mente insistió en que el Sexto y el Séptimo Ejército habían extre-mado sus fuerzas de resistencia y calculó que habían desempeñadocontinuamente un rol equivalente al de once Cuerpos franceses.Hentsch, interrogado en cuanto a estas cifras, fue aún más entusias-ta: según su creencia quedaban todavía trece y medio Cuerpos enLorena.

Krafft discutió entonces la misión que por el momento se habíaasignado a estas fuerzas y la conveniencia de mantener en aquelpunto un contingente igual al del enemigo.

Manifestó que tal cosa no podría hacerse y que los franceses,apoyados por sus fortalezas, disponían de posiciones defensivas que,sumadas a la protección ofrecida por la línea del río, podían fácil-mente ser mantenidas por fuerzas inferiores. Ni aún un vigorosoataque exigiría, para afrontarlo, fuerzas iguales a las del Sexto ySéptimo Ejércitos y, consecuencialmente, no sería posible impedirque los franceses sacaran de la Lorena las fuerzas que creyeranoportuno emplear en otra parte. Tappen admitió íntegramente es-ta conclusión.

Krafft disentió en seguida el proyecto de retirar el Sexto Ejér-cito y utilizar una porción de sus tropas en ayuda del Quinto, deconformidad con lo sugerido por la directiva de Tappen dictada alMayor Xylander. Krafft rechazó la proposición a causa del depresi-vo efecto moral de la retirada y de la lentitud con que semejante

(1) Este sentimiento de complacencia apenas se justificaba. El mensajede Hausen se había retrasado varias horas, de manera que Ja falta en que elSupremo Comando había incurrido respecto a la anulación inmediata de supropia orden, había originado una marcha completamente inútil de dos de losCuerpos de Bülow. Von Kühl tiene parte de la culpa en la escapada del QuintoEjército francés, debido a este movimiento.

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244 MEMORIAL DEL EJERCITO.

movimiento debería ser ejecutado. La artillería pesada, recién des-plegada, tendría que ser retirada, y puesto que ella carecía de ele-mentos propios de transportes, la operación se llevaría a cabo conmanifiesto retardo. Además de ésto, grandes cantidades de mu-niciones habían sido transportadas al frente en preparación para elataque y tendrían también que ser evacuadas. Y, por fin, puesto quelos Ejércitos al oeste del Meusa estaban empeñados en la persecución¿no podría el Sexto llegar también a tiempo? Tappen admitió quelos puntos de vista de Krafft se hallaban bien fundados.

Krafft explicó entonces por qué el ataque principal tenía queser llevado contra Nancy y nó entre Toul y Epinal como era el de-seo del Supremo Comando. El esfuerzo debía hacerse contra Nancy,porque el Supremo Comando reclamaba el lanzamiento de un ata-que tan pronto como fuera posible, y el empeño rápido de la artille-ría pesada sólo era posible en las vecindades de esta localidad.Tappen también convino con ello.

Krafft prometió lanzar el grueso de su ataque el 4 de septiem-bre y aseguró que el Sexto Ejército emprendería un vigoroso avan-ce en caso de que el enemigo se retirara; demostró cuan numerososeran los detalles que previamente debían ultimarse y Tappen reco-noció que el susodicho Ejército había obrado rectamente en no ha-ber emprendido un ataque prematuro y sin coordinación contralas formidables posiciones francesas.

En el momento en que este acuerdo había sido aceptado en to-dos sus aspectos, entró Moltke a la oficina. Aceptó las explicacio-nes que se le dieron y aprobó los planes del Sexto Ejército; y comopara completar la unanimidad, Stein apareció también para rati-ficar el convenio. Al alejarse, Moltke dijo: "No olvidéis de haceruna efectiva preparación del ataque por medio de la artillería".

Así, pues, en la entrevista con el agresivo Krafft, el SupremoComando revertía sus anteriores puntos de vista y relegaba a se-gundo término el ataque entre Toul y Epinal que primitivamentehabía considerado como esencial.

Los puntos de vista del Mayor Bauer que el Supremo Coman-do había repudiado en un principio, habían sido adoptados por lafamilia y las vociferaciones de un aprendiz de oficial de EstadoMayor cambiaba de golpe los planes estratégicos de dos Ejércitos.

Pues el Supremo Comando Alemán se hallaba ahora en unataque demasiado complicado para entrar en tales consideraciones,

En las últimas horas de la tarde, la interceptación de un radio-grama de Bülow a Kluck anunció que el enemigo se retiraba detrásdel Marne y que el Segundo Ejército esperaba llegar al río el 3de setiembre. Pero, no se recibían noticias de Kluck y ésto era in-quietante. Habían transcurrido ya 48 horas desde que su situaciónhabía sido dada a conocer, y de ésto hasta las 8. P. M., nada se

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LA VOLUNTAD DEL JEFE 245

sabía tampoco de la situación exacta del Tercero y Cuarto Ejér-citos.

En medio de esta ignorancia casi total, Moltke adoptó una delas decisiones más importantes de la campaña del Mame.

Habían ya transcurrido dos días desde que la persecución enel ala derecha había derivado hacia el sur y había llegado, por con-siguiente, el momento de tomar una resolución, con informacioneso sin ellas. A los Ejércitos les era necesario saber si debían prose-guir su movimiento hacia el sur o volver a las ideas contenidas enla directiva del 27 de agosto. A menos que este problema se acla-rara, las desinteligencias continuarían.

Valiéndose de algunos documentos capturados, Hentsch habíatrazado un cuadro del orden de batalla francés. La mayor parte delos Cuerpos regulares enemigos había sido identificada y, de lasformaciones de reserva, sólo seis Divisiones no habían sido definiti-vamente señaladas. Por desgracia, las informaciones perdidas eranlas más vitales. ¿Cuáles eran las fuerzas de que disponían los fran-ceses en la región de París ? ¿ Marchaban actualmente otros contingen-tes a concentrarse allí?

Sin esta principalísima información y sin noticias adecuadasde sus propias tropas, Moltke se veía forzado a basar sus decisionessobre las arenas movedizas de la presunción. No se le escapaba laimportancia que debía atribuir al campo atrincherado de París:las fuerzas francesas podrían estar reuniéndose secretamente en susalrededores, como en realidad lo indicaban los rumores esparcidos.Si las tropas francesas habían sido ya cambiadas de Alsacia a Amiens,otras tropas podían igualmente ser trasladadas de Alsacia a París.

Y, hablando de Amiens ¿qué se habían hecho las fuerzas fran-cesas derrotadas cerca de aquella ciudad y desaparecidas detrásdel Avre? A falta de una información precisa, Moltke llegó a lapresunción de que esta fuerza no "requería mucha consideraciónestratégica" y, en cuanto a los ingleses, arribó a una conclusiónanáloga. Lo que había que hacer—concluyó—era dar el golpe sobrela masa del Ejército francés. Su flanco izquierdo estaba constituí-do por el Quinto Ejército, el cual, copado por el ala derecha ale-mana, se retiraba hacia el sur, al este de París. Era, pues, necesarioenvolverlo y arrojarlo hacia el sureste.

De esta manera, la idea original del envolvimiento tornaba denuevo a aparecer, aunque ahora en atenuada forma. El Mariscalno estaba, sin embargo, preparado para privar a sus tropas de laprotección de sus flancos en la peligrosa dirección de París, ahoraque parecía que los alemanes también tendrían que pasar al orien-te de esa ciudad. Por consiguiente, el Primer Ejército, escalonadodetrás del Segundo, protegería el flanco derecho; y sería este últi-mo Ejército, en lugar del anterior, quien llevaría a cabo el envol-vimiento.

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246 MEMORIAL DEL EJERCITO.

A las 9. 20 P. M. Moltke firmó el siguiente radiograma paraKluck y Bülow:

"La intención del Supremo Comando es arrojar a los franceseshacia el sureste, cortándoles el acceso a París. El Primer Ejércitoseguirá al Segundo en escalón y protegerá el flanco derecho de losEjércitos".

Pero, caprichos del destino: casi simultáneamente con el cursode esta comunicación algo descuidada en su redacción, empezaron allegar noticias del ala derecha, Hausen informaba que fuerzas ene-migas se embarcaban desde varias estaciones ferroviarias en frentedel Tercer Ejército y que una serie de largos convoyes habían sidovistos corriendo hacia el suroeste. De este modo el Supremo Coman-do recibía la primera advertencia inequívoca de que la presión ale-mana no era lo bastante fuerte como para impedir que los france-ses reagruparan sus fuerzas por medio del ferrocarril. Sin tomar encuenta el creciente temor que despertaba la inseguridad de su flan-co derecho, ni Moltke ni Hausen juzgaron necesario transmitir estainformación a Kluck y a Bülow: la difusión de las noticias no erael fuerte del Supremo Comando.

Pero antes de la media noche recibía éste un radiograma deKluck, fechado el 1. º de septiembre a las 5 P. M., en el cual dabacuenta de haberle fallado el golpe sobre el flanco del Quinto Ejér-cito francés y, por lógica inferencia, pedía instrucciones; pero elSupremo Comando creyó que no había razón alguna para nuevasórdenes: según su presunción bastaba con el despacho que acababade transmitir.

El radiograma de Kluck había demorado aproximadamentetreinta y una horas en llegar al Luxemburgo. La información re-cibida por el Supremo Comando no databa ya de cuarenta y ochohoras sino de treinta y una solamente. Las cosas se encrespaban yhabía que considerarlas con acuciosidad.

Septiembre 3.

Una vigorosa persecución por el Segundo Ejército de Bülowera ahora de suprema importancia.

Moltke todavía esperaba grandes resultados de la acción deeste jefe. Era asimismo esencial que el centro y la izquierda ejer-ciesen suficiente presión para impedir las maniobras de los fran-ceses. Tal era el punto de vista del Supremo Comando en el mo-mento en que los informes del día anterior comenzaban a llegar.

El Cuarto Ejército anunciaba haber hecho progresos. Hausenhabía sostenido un encuentro y capturado prisioneros de cuatro Cuer-pos franceses y Bülow comunicaba haber avanzado más allá del Ais-ne en constante contacto con el enemigo y que el 3 de septiembreseguiría hacia el Mame.

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LA VOLUNTAD DEL JEFE 247

Un informe de Kluck — esta vez despachado treinta y seis ho-ras antes— anunciaba tener a su frente tres divisiones inglesas en-tre el Oise y el Ourcq, a las cuales atacaría el 2 de septiembre.Después de rechazadas, se mantendría preparado en espera de nue-vas órdenes. El Supremo Comando no se creyó obligado a contestarla petición de instrucciones que se le formulaba por segunda vez.En su sentir, el radiograma anunciado la tarde anterior sería su-ficiente.

Una serie de radios llegaban ahora informando que el enemigose retiraba en orden ante la izquierda del Cuarto Ejército y la de-recha del Quinto. El Cuarto Ejército confirmaba los embanquespor ferrocarril en la región norte de Chalons y anunciaba una in-tensa actividad en ciertas líneas ferroviarias de BU frente. Los vi-vaques vistos el día anterior habían desaparecido. El Supremo Co-mando se dio cuenta de que los franceses habían escapado a la pre-sión del Cuarto Ejército y estaban llevando las tropas estacionadasa su frente. Pero ¿adonde? ¿Con qué fin? El Supremo Comandohubiese querido saberlo... pero no adoptó medida alguna para ase-gurar la continuidad de la investigación.

En la tarde, un radiograma de von Kluck (escrito en las pri-meras horas de la noche del 2 de septiembre) informaba que su ca-ballería y sus vanguardias no habían logrado sujetar a los inglesesy que éstos se escapaban. Uno de sus Cuerpos de la derecha habíahecho retroceder a una División francesa y a una División de Caba-llería inglesa cerca de Senlis. El grueso de las tropas inglesas se re-tiraba en la región de Meaux y fuertes contingentes franceses retro-cedían por la vía de Chateau-Thierry. Kluck había enviado suCuerpo de la izquierda, el IX., a martillar el flanco de estas fuer-zas francesas. Dos Cuerpos estaban haciendo frente a París y cu-briendo el movimiento y otros dos se hallaban escalonados a la de-recha del IX. El Marne estaba limpio de enemigos al oeste de Cha-teau-Thierry. Kluck añadía que cualquiera tentativa hecha por elPrimer Ejército para cruzar el Marne el 3 de septiembre tendríadudosos resultados.

Pero el Supremo Comando no se inquietaba. Este radiogramahabía sido enviado antes que Kluck recibiese las nuevas órdenes y,además, los puntos de vista sustentados por éste parecían concor-dar en general con los de aquél. No podría originar daños a la de-recha de Kluck la cooperación temporal que prestara a la persecu-ción emprendida por Bülow, puesto que el mismo Kluck limitaba esapersecución al Marne y mantenía uno de sus ojos fijo sobre París.

En consecuencia, no se envió a Kluck ninguna otra orden nininguna información adicional en cuanto a los embarques de losfranceses en el frente de los demás Ejércitos y ni siquiera, se le pi-dió identificar la División francesa que él había rechazado en lasinmediaciones de Senlis. Como resultado de todo ello, el Servicio de

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248 MEMORIAL DEL EJERCITO.

Noticias alemán no pudo saber ¡que la fuerza desaparecida detrásdel Avre, y que se suponía en disolución, había reaparecido en la re-gión de París. Esto anunciaba la verdadera concepción del peligro.

"Una vez más—decía el general británico Spers—su serviciode Noticias se demostraba insuficiente, mal organizado e incapazde deducir conclusiones de los hechos averiguados".

A las 7 P. M. más o menos, el Supremo Comando recibía un ra-dio de Bülow despachado a las 5. 30 P. M.

"El Segundo Ejército pisando los talones al enemigo lo ha per-seguido hasta el otro lado del Marne. Al sur de este río el enemigose retira en completa disolución. Los puentes del Marne están enparte destruidos. ¿Hay alguna orden para el Segundo Ejército?".

El Supremo Comando contestó en el acto:"Aprobadas sus acciones. La ribera sur del Marne debe ser

ganada".El Príncipe de la Corona anunció que su Quinto Ejército había

capturado una posición sólidamente fortificada cerca de Montfau-con, que el enemigo se retiraba y que pensaba dar descanso a sustropas al día siguiente.

Pero el Supremo Comando exigía movimiento y acción. ¿Enqué estará pensando el Jefe de Estado Mayor del Príncipe de laCorona? No había tiempo para descansar y, en consecuencia, se leordenó al Quinto Ejército, en términos inequívocos que en vez dedetenerse debía avanzar en ese día 4 de septiembre y que cualquieralto produciría una seria interferencia en el conjunto de las opera-ciones.

Intertanto, sepultados dentro de una masa de extensos mensa-jes particulares y telegramas oficiales de ninguna importancia,tres cortos radiogramas aguardaban su turno para ser transmiti-dos al Luxemburgo: radios todos de Kluck que debían ir a Metz,que a la sazón se hallaba empantanado, y de allí seguir hasta el Su-premo Comando.

Eran breves, concisas e importantes, pero no alcanzaron al Lu-xemburgo aquella tarde.

Moltke fue al Hotel de Colonia sin saber que el Primer Ejércitode Kluck se hallaba atravesando el Marne; que, contrariamente alas órdenes impartidas, marchaba delante del Segundo Ejército enlugar de haberse escalonado sobre su derecha y su retaguardia yque (talvez a causa de la defectuosa redacción de la orden del Su-premo Comando) Kluck no se preocupaba mucho en tales momen-tos de proteger de la dirección de París el flanco derecho de losEjércitos alemanes.

Septiembre 4.En las primeras horas de este día funesto "rico en angustias y

desengaños'', llegó el primero de los radios de Kluck, fechado el 3de septiembre a las 5 P. M., era del tenor siguiente:

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LA VOLUNTAD DEL JEFE 249

El Primer Ejército cruzó hoy el Marne en Chateau-Thierry yal oeste de esta localidad; hay indicaciones parciales de disolucióndel enemigo.

El Supremo Comando no podía comprender por qué Kluck ha-bía dejado de cumplir la orden que se le había enviado. Aunque nose veía con claridad si era todo el Ejército el que había seguido alsur del Marne, la impresión de Moltke fue que Kluck había violadono sólo la letra sino también el espíritu de sus órdenes; pero, en to-do caso, se había producido una situación peligrosa precisamente lamisma que Moltke había deseado evitar.

El Supremo Comando se sintió fuertemente apretado, pero noadoptó medida alguna: se mantuvo esperando nuevas informaciones.Ciertamente, Kluck no se alejaría mucho hacia el sur del Marne.Su Jefe de Estado Mayor, von Kühl, era uno de los más preparadosy no era necesario impartirle nuevas instrucciones. Por lo demás,era seguro que el Primer Ejército ordenaría un reconocimientoaéreo de la región de París, sin que el Supremo Comando tuvieraque recordárselo.

Hausen anunció la captura de Reims e informó que el TercerEjército esperaba alcanzar el Marne cerca de Chalons. El CuartoEjército hacía progresos. La ofensiva del Sexto parecía haber yacomenzado a estar a punto de iniciarse. El Séptimo Ejército habíalanzado su ataque y avanzaba lentamente. El General von Beseler,Comandante de las fuerzas de observación de los belgas en Amberes,se quejó de que un desembarco inglés en Ostende había hecho difícilsu situación.

Moltke, de acuerdo con su anterior deseo de obtener una deci-sión contra los dos Ejércitos centrales franceses, ordenó al duqueAlbreht apresurar el avance de su Cuarto Ejército hacia el sureste.,(Mapa 2, de la pág. 250).

Aproximadamente al mediodía el Mariscal recibió un tremendogolpe: un agente secreto informó que dos Cuerpos franceses, el IXes el XXI se retiraban del frente de Nancy, lo cual revelaba que elenemigo se estaba llevando no sólo las tropas de su centro sino lasde su derecha también.

Confiado en la solidez de su línea de fortalezas del orientetrasladaba por ferrocarriles a espaldas de su frente fuerzas nu-merosas que, sin duda, deberían estar reforzando su izquierda. Elmovimiento había empezado el 2 de septiembre en Champaña y de-moraría varios días; sin embargo, alrededor del 8, bien podrían ha-berse ya concentrado varios Cuerpos cerca de París.

Y de este modo, lo que debería haberse impedido a toda costa,era precisamente lo que había acontecido: el enemigo no había sidocontenido ni en la Lorena ni en el centro y tenía libertad de accióny capacidad para maniobrar.

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250 MEMORIAL DEL EJERCITO.

Un radiograma de Bülow informó que el Segundo Ejército ha-bía atravesado el Marne y señalaba la línea alcanzada; por algunarazón que se ignoraba parecía haberse deslizado hacia la izquierda.Puesto que no se recibía noticia alguna acerca del enemigo, el Su-premo Comando llegó a la presunción de que el Quinto Ejércitofrancés había escapado y que Bulow era ahora incapaz de arrojar-lo hacia el sureste.

Croquis Nº2

El ala derecha ya no desempeñará el rol principal

El Segundo mensaje de Kluck llegó alrededor de las 3 P. M. ycomunicaba haber dejado dos Cuerpos al norte del Marne para vi-gilar París. Esto restableció en parte la confianza del Supremo Co-mando.

La gran sacudida la produjo algunos minutos más tarde el últi-mo de los tres mensajes: el informe de Kluck, fechado el día ante-rior'y transmitido a las 10. 30' P. M., decía así:

"El Primer Ejército ha cruzado la línea del Marne: La Ferte-sous Jouare-Chateau-T'hierry con poderosos elementos; los francesesestán girando hacia su ala izquierda. Los ingleses al norte de Cou-lommiers.

El Quinto Ejército continuará el día 4, movimiento vía Rebais-Montmirail".

Había sucedido lo peor. No sólo estaba el grueso del PrimerEjército al sur del Marne sino que seguía avanzando. El comunica-do no hacía mención de ninguna fuerza dejada al norte de aquel ríoni contenía la más leve alusión a París.

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LA VOLUNTAD DEL JEFE 251

El Supremo Comando se dio cuenta de que las cosas se estabanvolviendo un revoltijo y que debía adoptarse rápidamente una granresolución. Superficialmente, la situación parecía consistir en unaalegre persecución contra un enemigo desorganizado, pero los recien-tes movimientos ferroviarios y la concentración de numerosas tropasen París, junto con la reconocida debilidad de las fuerzas alemanasen el flanco derecho, convencieron al Supremo Comando de que lascosas no eran tan sencillas. Grupos de oficiales de Estado Mayorcalculaban y discutían la situación en las reducidas salas escolaresa la luz. vacilante de las velas y las brumosas lámparas de aceite.

Gradualmente surgieron y se analizaron entre Moltke y susayudantes las tres proposiciones siguientes: ¡hacer alto en el Marne,reagrupar las fuerzas y reanudar más tarde las operaciones envol-ventes; hacer frente hacia París con fuertes efectivos y aniquilarel intentado contra-golpe en el momento en que se produjera o, fi-nalmente, arriesgarlo todo en operaciones en la Lorena.

Moltke rechazó el plan de detenerse y reagrupar las fuerzas.Esto demandaría tiempo y Alemania necesitaba decisiones rápidas;no debían, pues, paralizar las operaciones. Discutidos los otros dospuntos, la solución final tuvo el carácter de transacción condicional.

El peligro de la concentración en París se evidenciaba, pero nóde modo inminente todavía. Aún era tiempo de que el Primer Ejér-cito enfrentase la situación con tal que pudiera detenérsele en sumarcha hacia el sur, aún cuando se le sabía demasiado débil paraafrontar la amenaza en incubación. El Segundo Ejército de Bülowtendría que marchar en su ayuda: la ¡huida del enemigo a su frentele daba amplia libertad de maniobra. Además de ésto, ya no habíaesperanza de rechazar hacia el sureste al Quinto Ejército francés.Todo considerado, este plan no podría hallar tropiezos, aún cuandoen rigor de verdad, el ala derecha, renunciando a su rol principal,se veía reducida sólo a proteger un flanco: pero esta misión, im-puesta por la situación, no podría alternarse.

La esperanza de obtener una decisión descansaba ahora en la ca-pacidad que demostraran el Tercero, Cuarto y Quinto Ejércitosapoyados por el ataque "emprendido desde la Lorena con vistas aaplastar la masa central del enemigo. El Cuarto y el Quinto ataca-rían al sureste y el Sexto y el Séptimo al occidente. El Tercero,continuando hacia el sur, podría servir de refuerzo, para las fuerzasofensivas o para las defensivas.

El Tercero Ejército recibió oportunamente las órdenes que es-peraba; el Cuarto y el Quinto fueron notificados con anticipaciónde su nueva misión: '' abrir el cruce del Mosela mediante un rápidoavance hacia el sureste". Bülow recibió a las 10. 45 P. M. el siguien-te radio:

"Primero y ¡Segundo Ejércitos se mantendrán dando cara alfrente oriental de París. El primer Ejército entre el Oise y el Marne,

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252 MEMORIAL DEL EJERCITO.

apoyando los cruces del Marne occidental de Chateau-Thierry; elSegundo, entre el Marne y el Sena, apoyando el cruce del Sena en-tre Nogent y Méry, inclusive. El Tercero Ejército marchará sobreTroyes".

Este mensaje fue enviado también a Klúck; pero no llegó a co-nocimiento del Primer Ejército hasta las 6. 40 P. M., once horas des-pués de haber sido firmado por Moltke. Como se ve, el Supremo Co-mando ya no podía enorgullecerse ni de la oportuna transmisión nide la composición de sus mensajes. Las palabras: "mantenerse fren-te a París" eran apenas concebibles, toda vez que el Comando sa-bía que Kluck se hallaba ya al sur del Marne. Por otra parte, elsentido literal del despacho podía llevar a Kluck la impresión deque la ¡Superioridad que lo transmitía no tenía la menor idea de loque estaba ocurriendo.

Algunos de los oficiales de Estado Mayor del Supremo Coman-do tenían sus dudas acerca de si estaría o no justificada la nuevadecisión adoptada, dudas que explican las desacertadas actividadesde aquel organismo en la tarde a que nos referimos.

¡En todo caso, cuando Hausen indicó su deseo de otorgar undía de descanso a su Ejército, el Supremo Comando no reaccionócomo en el caso del Quinto Ejército. Acaso Moltke creyó que al re-cibir el Tercer Ejército el radiograma que acababa de transmitir-le—ordenándole marchar sobre Troyes—Hausen enmendaría su re-solución del descanso que proyectaba conceder; pero, sea ello loque fuere, el Supremo Comando no hizo nada.

A millas de distancia, en el Cuartel General francés, otro Co-mandante en Jefe adoptaba también graves decisiones en aquellatarde; pero, con una diferencia: contrariamente a Moltke, el Ge-neral Joffre sabía lo que estaba haciendo. Había reagrupado susfuerzas con su centro de gravedad en el oeste; había rellenado lasraleadas filas francesas y a los Jefes incompetentes. Bien in-formado a la razón de los movimientos del ala derecha alemana, sa-bía que los Ejércitos franceses irían al combate en condiciones es-tratégicas extremadamente favorables. Particularmente la izquierdade los aliados contaría con una superioridad numérica de cerca dedos a uno sobre la derecha del Ejército alemán.

Salvo un milagro, los alemanes habían perdido la batalla delMarne dos días antes de que ella se iniciase.

Septiembre 5.

En la mañana del 5 de septiembre la resolución del SupremoComando se hallaba ya en la parte contenida en una directiva ge-neral para sus Ejércitos. Mientras los oficiales de Estado Mayor laredactaban, llegó un radiograma firmado por Kluck a las 10. 30P. M. del 4 de septiembre, relativamente reciente, informando quecon su izquierda había rechazado a los franceses en Montmirail.

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LA VOLUNTAD DEL JEFE 253

Cuatro Cuerpos iban a lanzarse hacia el sur, el 5 de setiembre, so-bre el enemigo en retirada, con la orden de atacarlo donde se lehallase. El IV Cuerpo de la Reserva y una División de caballeríahabía quedado al norte del Marne.

¡Dios del cielo! (1) ¿No suspendería nunca el Primer Ejércitosu marcha hacia el sur? Kluck podrá considerar suficiente la per-manencia de solo un débil cuerpo frente a París, pero el SupremoComando necesitaba que la fuerza total del Primer Ejército se que-dara allí, Kluck parecía estar ciego ante el peligro que acrecía enesta región.

Como de ordinario, el Supremo Comando debatió el problemay no hizo nada y continuó en espera de nuevas noticias que aclara-ran la situación, sin tomar tampoco resolución alguna respecto a unmensaje de Hausen—enviado, sin lugar a dudas, después de haberrecibido el radiograma de la noche anterior—en el cual repetía suintención de dar a su Ejército un día de descanso el 5 de septiembre.

El Supremo (Comando esperaba, pero el tiempo no detenía suproceso; las horas transcurrían una a una, cada una marcando eldestino de las naciones. A las 9 A. M. le fue presentada a Moltkela nueva directiva:

"El enemigo ha evadido el ataque envolvente del Primero ySegundo Ejército y una parte de sus fuerzas se ha reunido con lasque se hallan en las cercanías de París. Por informes y noticias deotras fuentes aparece que el enemigo está trasladando hacia el oc-cidente tropas extraídas del frente Toul-Belfort (Alsacia-Lorena)y también de los frentes del Tercero, Cuarto y Quinto Ejércitos. Laintención de arrojar a la totalidad del Ejército francés sobre el sures-te con rumbo a la frontera suiza se ha vuelto, así, impracticable. Se-gún toda probabilidad, el enemigo está acumulando nuevas formacio-nes y concentrando fuerzas superiores en los alrededores de Paríspara proteger la capital y amenazar el flanco del Ejército alemán.

El Primero y Segundo Ejércitos deben, por lo tanto, permane-cer enfrentando la zona oriental de París. Su tarea es la de obrarcontra cualquiera operación del enemigo, desde las vecindades deParís, y prestarse el apoyo recíproco que concurra a este fin.

El Cuarto y Quinto Ejército se hallan todavía operando con-tra fuerzas superiores sobre las cuales deben mantener una presiónconstante para rechazarlas hacia el sureste y, de este modo, lograrla apertura de un pasaje para el Sexto Ejército sobre el Mosela en-tre Toul y Epinal. No puede aún preverse si—cooperando de con-suno con el Sexto y Séptimo Ejércitos—conseguirán aquellos em-pujar hacia el territorio suizo alguna porción considerable de lasfuerzas enemigas.

(1) ¡Gott im Himmel! en el original.

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254 MEMORIAL DEL EJERCITÓ.

El Sexto y Séptimo Ejércitos continuarán obligando al enemigoa mantenerse en sus posiciones, pero asumirán la ofensiva tan pron-to como sea posible contra la línea del Mosela, entre Toul y Epinal,asegurando sus flancos contra estas fortalezas".

El anterior documento, que apenas contenía algo más que unaconfirmación de los radiogramas enviados en la tarde anterior es,sin embargo, de considerable importancia psicológica. La inconsis-tencia es su principal característica: inconsistencia tanto dentro desu propio texto como en su relación con los principios fundamenta-les de la táctica y la estrategia alemanas. '

De un lado reconoce el fracaso de la decisión que se esperabaobtener y, del otro, el desmoronamiento del plan por cuya causaAlemania había convertido en sus enemigos a Gran Bretaña y Bél-gica. Sugiere que la iniciativa en el flanco occidental está por pasara manos del enemigo y traza un cuadro sombrío de la situación delCuarto y Quinto Ejércitos, enfrentados por "fuerzas superiores".

En estas condiciones, uno podría lógicamente esperar que sehubiera ordenado una reagrupación completa de las fuerzas alema-nas, como acción previa a cualquiera renovación o continuación dela ofensiva. Pero, en lugar de tal cosa, la orden estipulaba el ata-que frontal de dos Ejércitos contra "fuerzas superiores" y de otrosdos contra la línea fortificada del Mosela. Y, para hacer la incon-sistencia más completa, a renglón seguido anticipa dudas respecto.al éxito de las operaciones que acaba de presentir.

La emisión de esta orden, cuya redacción había aparentementedemorado doce horas, constituiría el último de los sucesivos retoquespor medio de los cuales Moltke transformaba el vasto movimientoenvolvente de Schlieffen en un ataque de frente que debía librarseen condiciones particularmente adversas.

El peligro que emanaba de París se había hecho ahora más pro-nunciado. Aquella mañana Hentsch dijo a Moltke que los agentesdel servicio secreto anunciaban la llegada de numerosos contingentesque seguían concentrándose allí.

Y casi simultáneamente ocurrió lo que puede llamarse el ver-dadero milagro del Marne. Un radiograma de Kluck alcanzó al Su-premo Comando dos horas después de haber sido firmado, anun-ciando que el Primer Ejército se hallaba aún marchando hacia elsur el 5 de septiembre y, además, que Kluck no tenía intención al-guna de obedecer la orden enviada en las últimas horas del día an-terior.

El despacho demostraba que Kluck no comprendía por qué elSupremo Comando deseaba que él detuviera su marcha hacia el surparecía no darse cuenta del peligro de París, ni aún de la existenciade las fuerzas poderosas que estaban congregándose allí. (El Su-premo Comando no lo había informado de tal acontecimiento y élparecía no preocuparse mucho de reconocer por sí mismo la región).

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LA VOLUNTAD DEL JEFE 255

Aproximadamente, creía que la Superioridad le había ordenado darfrente hacia París guiado sólo por el propósito de principiar su en-volvimiento o su cerco. Por consiguiente, resolvió continuar la per-secución hacia el Sena; después pondría rumbo hacia el norte delMarne y enfrentaría a París. En su sentir, Kluck consideraba peli-groso levantar la presión que ejercía sobre el enemigo en el sur, porcuanto tal acto importaría devolverle su libertad de acción.

Mediaba, como se ve, una distancia polar en el criterio con queKluck y el Supremo Comando apreciaban la situación. Confortado poreste hecho inequívoco, Moltke finalmente se decidió a obrar. El Su-premo. Comando enviaría a Kluck un oficial de enlace el cual lleva-ría consigo una copia de la nueva directiva y explicaría la situa-ción. Hentsch sería el ¡hombre indicado para ello: el conocía a Kühl,Jefe de Estado Mayor de Kluck y podría hacer luz sobre las activi-dades del enemigo y el peligro perfectamente real que acrecía enlos alrededores de la capital. Si los mensajes por radio parecíanineficaces, acaso un oficial de Estado Mayor lograría inducir aKluck a proceder de acuerdo con la voluntad del Supremo Comando.

Antes de partir del Luxemburgo, Hentsch aprovechó la oportuni-dad para poner de relieve otro peligro que amenazaba al Ejércitoalemán. Fuerzas inglesas estaban concentrándose en Bélgica y en elnorte de. Francia y acumulando allí cada día elementos más y máspoderosos; y un informe anunciaba que 80, 000 rusos habían desem-barcado en Ostende. Operando desde los puertos belgas y desde laregión de Lille—desde donde también se anunciaba la concentra-ción de tropas enemigas—el adversario podría marchar sobre Am-beres o cortar las comunicaciones con que contaba el ala derechaalemana.

Estas noticias causaron una profunda depresión en el Jefe deEstado Mayor.

La atención de Moltke se concretó particularmente en la regiónde Lille. (Al norte de Francia, no lejos de la frontera belga), don-de una aglomeración de ciudades industriales y comunidades mine-ras, con una población de cerca de un millón, podrían servir de es-condite a varios Cuerpos de Ejército. Colocando su derecha sobreel punto rojo que marcaba sobre el mapa de situación la localidadde Lille, Moltke dijo a Tappen: "Aquí está el peligro; el peligroestá aquí".

Y, para resguardarse de él, el Mariscal decidió inmediatamen-te tomar dos Cuerpos del ala izquierda y enviarlos a Bélgica. Aúnen momentos tan tardíos, siempre convenía adoptar cualquier me-dida que siquiera remotamente significara refuerzos para el ala de-recha. Sin embargo, Moltke parecía invariablemente destinado a de-bilitar sus propios y principales esfuerzos. Aquí, en el preciso ins-tante en que según sus propias declaraciones buscaba la decisiónde la guerra con su centro y con su izquierda, se proponía a la vez

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256 MEMORIAL DEL EJERCITO.

retirar dos Cuerpos de esta misma ala. Pero encontró un obstáculoinesperado.

El Séptimo Ejército prometió entregar un Cuerpo, pero el tes-tarudo Jefe de Estado Mayor del Sexto protestó de que estaba rea-lizando un ataque de importancia y no podía cercenar sus fuerzas.Aunque Moltke estaba ya algo acostumbrado a ceder a la voluntaddel Sexto Ejército, decidió en esta ocasión, llevar el asunto ante SuMajestad Imperial para su resolución. El Kaiser, que acababa deregresar de una visita al Sexto Ejército, declaró que éste no podíapor el momento desprenderse de parte alguna de sus tropas.

Después, talvez; pero en la actualidad, no.Intertanto, Bülow había enviado al Supremo Comando un es-

tudio de la situación que, si bien no solicitado, no fue por ello me-nos gratamente recibido. Bülow creía que el enemigo se estaba con-centrando cerca de París con el objeto de obtener una decisión ases-tando un golpe al flanco derecho de los Ejército alemanes. Dabacuenta de importantes movimientos ferroviarios hacia el occidente,por el frente de su Ejército, el cual, incidentalmente, proseguía suavance. Este mensaje daba mayor realce a los puntos de vista diver-gentes de los Comandantes de los das Ejércitos del flanco derechoy simbolizaba una completa falta de cooperación. Kluck no sólo es-taba en desacuerdo con el Supremo Comando sino con Bülow tam-bién. La situación claramente reclamaba la presencia de Moltke enel frente y la adopción de enérgicas medidas de coordinación.

La cuestión de llevar al Supremo Comando hacia adelante, detrásdel flanco derecho, parece haber revivido en esta oportunidad. El Kai-ser habría expresado este deseo varias veces y la mayor parte delEstado Mayor estaba de acuerdo en la conveniencia de situar al Su-premo Comando en Miézieres, por ejemplo. La historia oficial alema-na explica cómo la "pesadez" general de aquel Instituto" impidióque el translado se efectuara en esta ocasión. La conversación so-bre el establecimiento de un pequeño Cuartel General avanzado ter-minó en otra conversación.

Mientras ésto ocurría, el Cuarto y Quinto Ejércitos anuncia-ban una continuación del avance. Hasta muy entrada la noche nadase había sabido de Hentsch, pero había llegado un radio de Klucken el que pedía informaciones sobre los movimientos de los otrosEjércitos y decía que sin ellos se vería incapacitado para adoptarlas decisiones correctas que impusieran las circunstancias. Pedía'también que se le reforzara el ala derecha, explicaba las razones porlas cuales apresuraba su marcha hacia el Sena y declaraba, final-mente, que el plan fundamental del Supremo Comando—de repelera los franceses hacia el sureste—sólo podría ser realizado si el Pri-mer Ejército precedía al Segundo en lugar de escalonarse tras él.

Bien; Hentsch se habría ya puesto en contacto con el dinámicoKluck y esclarecido los puntos de vista del Supremo Comando; y

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LA VOLUNTAD DEL JEFE 257

una ola de optimismo volvió a pasar por la mente de tan altos Jefes:todo se tornaría favorable a sus intereses.

Sin embargo, el Ministro de la Guerra, General von Falkenhaynse hallaba lejos de compartir tan agradables mirajes. Durante va-rios días había sostenido la opinión de que los franceses se retira-ban en buen orden y de acuerdo con un plan previamente elabora-do e insistido en que sus tropas nunca habían sido batidas decisiva-mente. Porque, si tal hubiere ocurrido ¿dónde estaban los prisione-uros y las tropas ? Pero, necesario es decirlo, Falkenhayn había estadoen el frente; por lo menos en los Cuarteles generales de su Ejér-cito.

Septiembre 6.

La mañana de este día trajo grandes nuevas al Supremo Co-mando. Un radio de Kluck, enviado alrededor de la media noche,anunció que el Primer Ejército iniciaba al fin su movimiento de re-troceso hacia el norte del Marne para dar cara a París. Giraba enconsecuencia sobre su izquierda hacia retaguardia. Por lo demás,no hacía mención alguna del enemigo.

Noticias favorables llegaron también de Bélgica: el peligroen esta región se había exagerado: el enemigo de Ostende se ha-bía reembarcado y no había ¡habido nuevos desembarcos. Toda aque-lla mañana fue pródiga en gratas informaciones.

Pero, poco después del mediodía, la tensión empezó a crecer.Primeramente, un radio interceptado, enviado por una División deCaballería a otra (ambas pertenecientes al Segundo Ejército) de-lía que "una gran batalla había comenzado en el frente del IX yIII Cuerpos" (dos Cuerpos del ala izquierda del Primer Ejército).

Todavía no llegaban noticias de Hentsch y el. 'Supremo Co-mando no acertaba a comprender lo que el anterior mensaje podíasignificar. El Segundo Ejército, que se hallaba en contacto con elPrimero, no anunciaba batalla alguna.

Las lentas horas de ansiedad de aquella tarde transcurríanmientras tanto, hasta que de pronto, alrededor de las 5 P. M. unllamado telefónico del IV Ejército anunció que estaba atacando

[a lo largo de todo su frente y que el Quinto hacía otro tanto. Unacolumna enemiga procedente del sur era anunciada como movién-dose en Vitry. El enemigo debía haber ejecutado una media vuelta.

El Cuarto Ejército anunciaba que creía que uno de sus Cuer-pos estaba siendo desesperadamente contra-atacado por tropas ene-

tmigas, que, llegadas al límite de su resistencia, se hallaban tanexhaustas que ya no podían continuar su retirada. El mensajeañadía que la situación del Cuarto Ejército era buena.

M. del E. 6.

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258 MEMORIAL DEL EJERCITO.

Más o menos a las 7 P. M. un radiograma interceptado —deBülow a Haunsen— anunciaba que fracciones del Primero y Se-gundo Ejércitos se hallaban empeñadas en una porfiada batallasobre el río Morin (al Sur del Marne) y se solicitaba la ayuda delTercer Ejército. Había sido una desgracia que Haunsen se hubiesetomado un día de descanso mientras los demás Ejércitos avanza-ban, descanso que había dejado abierto un enorme boquete en elfrente. La culpa de ello podía ser directamente atribuida a la ne-gligencia del Supremo Comando; pero era inútil gritar despuésque se había "subido la leche". Por otra parte, el Supremo Coman-do estaba ya algo habituado a las peticiones de socorro de Bülow.

Sin embargo, era claro que el Primero, Segundo, Cuarto yQuinto Ejércitos se hallaban reciamente empeñados. Pero ¿Qué eralo que el enemigo trataba de hacer? Bülow no mencionaba ataquealguno desde la dirección de París; los franceses no podían haberpreparado nada allí todavía; pero, a pesar de ello, el oficial deenlace, portador de la nueva directiva a Hausen, regresó trayendola noticia de que éste creía que una gran batalla se estaba inician-do. Por otra parte, registros ferroviarios capturados en Chalonscomprobaban que los franceses habían ya movido su IV Cuerpode la región de Argoma hacia París y el Cuarto Ejército con-firmaba el hecho de que desde el 28 de agosto había habido un in-tenso movimiento de trenes con rumbo al flanco izquierdo.

Un informe del Príncipe de la Corona, llegado poco después,aumentó la perplejidad. El Quinto Ejército había sido atacado y,sostenido una porfiada lucha durante todo el día. Un golpe desdeVerdún había sido repelido, pero el Ejército se hallaba en angus-tiosa situación.

En cuanto a lo que ocurría en la derecha, se estaba a obscu-ras. Hacía ya treinta y seis horas que Bentscth había desaparecidoy todavía ni una palabra se sabía de él. La tensión y la aprehen-sión iban en aumento.

A las 8 P. M. sonó un urgente llamado telefónico del CuartoEjército. El Teniente-Coronel von Werder deseaba hablar con Tap-pen o, a lo menos, con algún oficial de la Sección de Operaciones.Una importante orden enemiga había sido encontrada en el campode batalla cerca de Vitry-le-Francois, procedente del Comandantedel Cuarto Ejército francés. Flechada a las 9 A. M. del 6 de se-tiembre, repetía orden del día del General Joffre.

Las fatales palabras llegaban una a una a través del teléfonomientras el oficial de Estado Mayor escribía lenta y cuidadosa-mente:

"En el momento de empezar una batalla de la cual dependela suerte de la nación, todos los interesados deben darse cuenta deque ha pasado ya el tiempo de mirar hacia la retaguardia; todoslos esfuerzos deben ahora dirigirse a atacar y rechazar al enemigo.

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LA VOLUNTAD DEL JEFE 259

Las tropas que sean incapaces de avanzar deben conservar el te-rreno conquistado, cueste lo que cueste, y morir antes que retro-ceder. En la situación existente no será tolerada ninguna debi-lidad. "

El Supremo Comando comprenderá al fin. Todos los Ejérci-tos franceses habían vuelto y estaban atacando: empezaba la ba-talla final por la decisión definitiva. Ese había sido el aconteci-miento del día; pero, entretanto ¿qué era de la contra ofensiva quese esperaba desde París? ¿cuando iba a lanzarse y con qué fuer-zas? En las reducidas salas escolares resonaban las agrias discu-siones. Las opiniones diferían. Para algunos oficiales la situaciónno era en modo alguno demasiado favorable. Tappen, no obstante,se hallaba entusiasmado y acogía con alegría las informacionesrecibidas confiado en la superior calidad de las tropas y la tác-tica alemana. "Ya hemos clavado al enemigo —dijo—; las fuerzasde las armas de la Patria prevalecerán. Recuperaremos nuestra su-perioridad y nuestro valer elemental obtendrá la victoria. "

El Supremo Comando se daba cuenta de que no podía hacerotra cosa que transmitir a todos sus Ejércitos las informacionesque tenía sobre la ofensiva francesa. No consideraba necesario ex-pedir nuevas órdenes: acababa de hacer conocer su nueva direc-tiva y no estaba para darse la preocupación de enviar ninguna or-den del día a las tropas alemanas. En su espera había una devotaesperanza de que la victoria coronaría la acción emprendida.

A horas avanzadas de la noche Hentsch regresó y veinticua-tro horas después de lo ocurrido, el Jefe del Estado Mayor veníaa saber por la primera vez que el golpe lanzado desde París habíatambién fracasado.

Cerca del mediodía del 5 de septiembre, el IV Cuerpo de laReserva de von Gronau —el único Cuerpo dejado por Kluck alnorte del Marne— había atacado a fuerzas francesas que avanza-ban desde París y se había visto forzado a retirarse al amparo dela noche para escapar al movimiento envolvente de los refuerzosfranceses.

Kluck avanzaba a marchas forzadas en su socorro. Pero Hentschno sabía lo que había ocurrido el 6 de septiembre porque habíapartido del Cuartel General en las primeras horas del día.

En medio de todo esto no había más que una sola certidumbre:el flanco derecho alemán —el flanco primeramente destinado al mo-vimiento envolvente— estaba ahora copado y se veía, a su vez, en-vuelto por un enemigo superior.

Moltke, sentado en su oficina de la pequeña escuela de ladri-llos rojos, entre las ruinas del Plan de Shlieffen, ofrecía una pa-tética figura. Sus sueños de una gran victoria estratégica, de unnuevo Cannas, habían desaparecido. En analogía con su principalcolaborador —Tappen— se veía ahora reducido a una esperanza

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260 MEMORIAL DEL EJERCITÓ.

—la esperanza de que el valor alemán compensara el fracaso de ladirección alemana— y que se ganara "la batalla emprendida porlos soldados".

Poco a poco el plan original se había desvanecido, hundido porlos acontecimientos o por la equívoca iniciativa de los subordina-dos. Dos semanas después que Moltke (había dado la guerra por ga-nada, su ala derecha dislocada se veía atacada en su flanco; suizquierda era detenida por un frente fortificado y la única espe-ranza de victoria que restaba descansaba en ese ataque frontalque Schlieffen había desdeñado y que la táctica alemana conde-naba.

A mayor abundamiento, el estado de las tropas alemanas enlos momentos a que nos referimos, muestra la fragilidad que ser-vía de fundamento a la ilusión de que la victoria dependiera de"la batalla del soldado". Todas las unidades habían sido exigidashasta el máximum de su vitalidad y la mayor parte de ellas apenascontaban con la mitad de sus fuerzas. La derecha estaba debilitada yexcesivamente extendida: sus comunicaciones se hallaban amenaza-das y se veía obligada a hacer cara a fuerzas enormemente supe-riores.

Bajo estas condiciones, las propias fuerzas de Alemania, creí-das insuperables, acaso habían hecho bien en evitar el desastre.Todo su valor no podría servir de compensación al cúmulo de erro-res cometidos por el Supremo Comando y los Comandantes ger-manos en las últimas tres semanas. Estas equivocaciones se hallanclaramente reveladas por la luz imparcial de la historia.

La masa de tropas destinadas a la maniobra envolvente, sehabía hecho débil. Schlieffen había visualizado una poderosa ala de-recha constantemente reforzada y encargada de la misión de ejer-citar el principal esfuerzo en todas partes, y, en lugar de esto,la tal ala derecha, nunca reforzada, se hizo cada vez más débil ygradualmente perdió tanto su misión ofensiva como su capacidadpara toda acción ofensiva.

Las maniobras carecieron de unidad. Schlieffen se había repre-sentado en su mente la victoria de Ejércitos estrechamente unidos,rectamente guiados y obedientes a la voluntad del Jefe; Ejércitosque se movieran con la precisión y regularidad de los batallones enel campo de las paradas militares. Y, en lugar de ésto, la unifica-ción del esfuerzo se había ramificado en impulsos sin coordinaciónde varios Ejércitos tras resultados divergentes con fuerzas dismi-nuidas. Una mejor organización del Comando—empleo de un esca-lón de grupos de Ejércitos—habrían contribuido a evitar esta si-tuación.

La maniobra, de una gran extensión en su período inicial, sehabía reducido gradualmente y el flanco destinado a consumar elmovimiento envolvente fue, a su vez, envuelto. La rapidez— la úni-

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LA VOLUNTAD DEL JEFE 261

ca cualidad esencial de esta operación— fue obtenida al precio dehacer marchar las tropas a la suerte. Si bien es cierto que la movili-dad es de inmensa trascendencia, puede resultar muy costosa si segana a expensas del poder combativo, de la cohesión y de la seguri-dad. La movilidad sola no es bastante.

Los ayudantes de Moltke no prestaron a éste el servicio queunJefe tiene el derecho de esperar de un Estado Mayor. El fracaso enasegurar sin interrupción una información exacta y completa delenemigo y el desbarajuste producido en el servicio de comunica-ciones, no puede cargarse sólo a la cuenta de Moltke.

El Coronel francés Koeltz, que 'ha hecho un cuidadoso estudiode la Campaña del Marne, insistió en que Hentsch fue sólo un meroregistrador de informaciones y da a entender que cualquier emplea-do de oficina bien pagado habría hecho lo que él. Aún creyendo enuna posible falta de imparcialidad francesa, parece haber muchaverdad en esta declaración.

Como resultado del fracaso del Gran Estado Mayor General enel cumplimiento de las funciones a su cargo, casi todas las resolucio-nes de importancia fueron sólo un salto en la obscuridad. Como loapunta el Coronel Koeltz, la maniobra en su totalidad fue dirigidasobre la base de hipótesis no verificadas, procedimiento que es tanbueno como cualquier otro para perder una guerra.

Los principales subordinados de Moltke demostraron poca apre-ciación de la obra del Comando. Sus Comandantes de Ejército hansido comparados a una de maestros de música, cada uno delos cuales insistía en el valor de su propia interpretación sin hacercaso de la batuta directora. Cada uno tocaba vigorosamente, pero elresultado era sólo un conglomerado turbulento de discordancias y denotas agrias.

Como Jefe, Moltke nunca impuso su voluntad. Los Ejércitos ha-cían lo que les parecía mejor, en tanto que, perdido en la distancia, suJefe, sentado tranquilamente dentro de un pequeño edificio escolar,siempre esperaba que acaeciera lo mejor. Jamás inició ninguna deaquellas medidas que lo habrían capacitado para ejercer su influen-cia. No iba hacia los frentes para ver por sí mismo y se negaba a en-viar a nadie que fuera a ver por él. Las dificultades de las comuni-caciones eran detalles que pudieron haber sido fácilmente remedia-dos. Había otros equipos de radio en Alemania; abundaban los ex-pertos y operadores telefónicos; existía un sistema telefónico comer-cial francés apenas parcialmente destruídos; y había automóviles yoficiales de Estado Mayor y había aeroplanos. Un centro de infor-maciones adelantado hacia las líneas de combate podía haberse esta-blecido en el límite de la comunicación telefónica y ser llevado fir-memente hacia adelante cuando las circunstancias lo permitieran.Oficiales de enlace podían haber operado desde este centro. Muchas

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262 MEMORIAL DEL EJERCITO.

cosas, en fin, podrían haberse realizado y se habrían realizado, in-dudablemente, si el impulso hubiera venido desde arriba.

En suma, la maniobra proyectada no se llevó a término porquea Moltke le faltó la voluntad del Jefe. Pero, no fue el individuoquien resultó insuficiente en la Campaña del Marne: fue todo un sis-tema de Comando, un sistema de control laxo y de subordinados in-sensatos.

Antes de la guerra, el Comando alemán exaltaba al máximo elprincipio de inculcar la iniciativa en todos los grados, y en su úl-timo discurso a los estudiantes de la Kriegsakademie (Academia deGuerra) von Moltke declaraba: "El factor determinante en la gue-rra es la iniciativa de los Comandos subordinados".

Pero, a menos que esta iniciativa sea adecuada y ejercida juicio-samente, puede convertirse en un factor determinante del éxito deladversario. La iniciativa apreciada sólo en su cantidad puede no sig-nificar nada en absoluto.

Durante la Campaña del Marne, los Jefes subalternos alemanesejercieron esta iniciativa sin contrapeso; pero gran parte de ellaactuó en detrimento del triunfo de las armas germanas. Una de lasrazones de este fracaso descansa en el hecho de que los Jefes subal-ternos adoptaban decisiones cuya vastedad de proyección envolvíaa otras unidades fuera de las propias; y esto se hacía cuando no eranecesario y cuando era enteramente posible obtener esas decisiones deuna más alta autoridad. Hubo algunos que ni siquiera, durante ho-ras y horas, se impusieron el trabajo de informar de sus acciones,porque carecían de esa disciplina intelectual que Foch consideratan necesaria.

Otra explicación puede hallarse en el hecho de que al forzar elejercicio de la iniciativa en los subordinados, la enseñanza táctica ale-mana exalta la iniciativa hasta orientarla hacia una acción contra-ria a la realización de la misión encomendada. Se dice que antes dela Guerra casi todas las "soluciones aprobadas" que se daba a losproblemas alemanes, contenían alguna infracción de aquella misióny, consecuencialmente, tal procedimiento llegó a ser considerado co-mo rutinario. En la Campaña del Marne las instrucciones emanadasde una más alta autoridad eran violadas con el más leve pretexto. Laculpable laxitud de control mantenido por el Supremo Comandoestimuló indudablemente esta tendencia.

Hoy—lo mismo que en 1914—el Ejército Alemán sigue atribu-yendo la más alta importancia a la iniciativa, aun cuando enseña asus subordinados no sólo a ejercitarla sino también las normas quedeben regirla.

Nosotros, a nuestra vez, reconocemos la importancia de la ini-ciativa; pero, el mero hecho de hablar de ella no es bastante y nuncatampoco lo será. La suma de la iniciativa que los oficiales desplie-

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LA VOLUNTAD DEL JEFE 263

gan en la guerra estará probablemente en relación directa con el es-fuerzo 'hecho para inculcarla en las enseñanzas del tiempo de paz.

Desgraciadamente, para muchos oficiales la palabra "iniciati-va" es todavía sinónima del abandono de la misión a cumplir; pero,en rigor de verdad, los más hermosos casos de iniciativa son frecuen-temente aquellos en que esta actividad se pone al servicio de unamisión determinada. Por ejemplo, en una situación incierta, vonGronau y su débil IV Cuerpo de la Reserva, con una misión de pro-tección de flanco, atacó a París el 5 de septiembre de 1914. El ata-que reveló que todo un Ejército francés se movía al este de París yKluck fue advertido de ello antes >que fuera demasiado tarde. Estafue una iniciativa concurrente a la misión misma y las autorida-des alemanas la consideran como una de las más destacadas decisio-nes de la Guerra Mundial.

Indudablemente ocurrirá casos en que un subordinado estarájustificado al desentenderse de las órdenes de su superior. Pero,la diferencia entre iniciativa y desobediencia debe ser comprendidaen su totalidad. Se halla esta diferencia claramente establecida enuna publicación del Comando y de la Escuela del Estado MayorGeneral, un extracto de la cual damos a continuación.

"Sólo un cambio radical de la situación justificará el abandonode una misión. En tales circunstancias, los siguientes principios ser-virán de guía al Comandante al resolver sobre su línea de acción.Nunca deberá apartarse, ni en la letra ni en el espíritu, de la mi-sión recibida:

a. —Mientras el oficial que la asignó se halle presente y no laaltere él mismo.

b. —Si el oficial que la asignó no está presente, pero hay tiem-po de informarlo de los cambios que puedan ocurrir y tiempo de es-perar una respuesta sin perder una oportunidad ni comprometer alComando.

Si las condiciones anteriores no existen, una violentación, yasea del espíritu o de la letra, se justificará si el subordinado que asu-me la responsabilidad basa su decisión en algunos hechos que pu-dieran no ser conocidos por el oficial que asignó la misión y si ad-quiere el convencimiento de que está obrando en la forma en quesu superior le ordenara obrar, caso de que estuviera presente.

Si un subordinado no se aparta de la letra de su misión cuandotal procedimiento está claramente exigido por las circunstancias,será tenido por responsable de cualquier fracaso que de tal omisiónderivare".

Podría ser conveniente que nuestras escuelas de servicio inclu-yeran entre sus problemas tácticos un cierto número de casos elabo-rados exprofeso para presentar ejemplos de las misiones que debenser abandonadas o cumplidas. Sin embargo, el abandono debe ser laexcepción y no la regla. Si las unidades subordinadas tienen que

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264 MEMORIAL DEL EJERCITO.

apartarse frecuentemente de las misiones que se les señala, ello sim-plemente significa que la Superioridad no está a la altura de su roly está asignando misiones ilógicas.

Confiemos de que en la guerra nuestros Jefes Superiores nosiempre incurran en semejante error.

Ahora bien, aunque deseemos enseñar esta iniciativa, no pode-mos adelantar mucho en tiempo de paz en las misiones por cumplir,excepto en la solución de los problemas que presentemos. ¿Qué po-demos entonces hacer?

Una solución podría ser exhaltar la iniciativa por parte de lossubordinados en la ejecución de las órdenes superiores. Esto esti-mularía no sólo su actividad sino que intensificaría su acción inte-lectiva al margen de toda restricción de los superiores, y esto es algoque puede practicarse diariamente tanto en la paz como en la gue-rra, en asuntos administrativos como en materias tácticas, sin queello envuelva ningún peligro psicológico.

Y aun cuando pueda no atribuírsele tan alto valor cómo a laotra, la iniciativa más valiosa en la guerra y la que debe con másfrecuencia ejercitarse es la iniciativa dentro del fame-wok de la mi-sión asignada.

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Un Plan de Instrucción para los Oficialesdel Ejército Activo.

Por el General de Infantería Wollwarth.

(Tomado de la Revista de Ejercito, Marina y Aviación).

INTRODUCCION.

El hombre nunca termina de aprender.Cuanto mayor es la influencia de la técnica y de la mecá-

nica en la conducción de la guerra, tanto más se hace sentir lanecesidad que cada soldado, sin distinción de rango y posición,sea consciente de su calidad de combatiente.

Un jefe sólo está a la altura de su rango cuando es élel, soldado más capacitado de su unidad, y quien, por su prepa-ración continuada, puede conducir igualmente la unidad supe-perior. Las tareas principales del oficial son: la instrucción en elterreno, la educación de los subalternos para que lleguen a sercombatientes con independencia y buena disposición de respon-sabilidad, y finalmente, la conducción de su tropa en el combate.

Ante el adversario el conductor más capacitado, es aquel,que consigue solucionar ¡sus misiones con el menor número depérdidas.

Estas exigencias, que se presentan a todos los conduc-tores, demandan una constante y progresiva instrucción. Con-secuentemente, resulta que el oficial tiene que actuar como ins-tructor de su tropa al mismo tiempo que perfecciona los cono-cimientos del cargo que desempeña y se prepara para el próxi-mo grado. Entre estas dos funciones es necesario encontrar unequilibrio adecuado.

Por ejemplo: al novel jefe de Compañía, etc., se le ex-ceptúa durante casi un año, de toda instrucción progresiva, pa-ra que tenga tiempo suficiente de adaptarse a sus nuevas tareas.

Tampoco debe ocuparse a los oficiales superiores, en formaexcesiva, en el perfeccionamiento de sus subalternos lo que

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266 MEMORIAL DEL EJERCITO.

Jes distraería de su tarea principal, que es el servicio en elterreno. 'Para conseguirlo debe adscribirse a cada jefe un gru-po determinado de sus subalternos de cuyo perfeccionamientoes responsable.

Precediéndose metódicamente a tal distribución, podrá ca-da cual ocuparse, eficientemente, como instructor de subordi-nados y dedicarse a su propio perfeccionamiento. De ambastareas obtendrá entonces todo el mejor provecho propio.

A. —LA FORMACION DEL OFICIAL.

1) La instrucción individual en el terreno.

La instrucción del cuerpo de oficiales debe ser de suma,prolijidad. El objetivo es que el hombre joven llegue a serconductor en el menor tiempo posible, y sea capaz de servirde ejemplo a su tropa tanto en vida como al sacrificarla. Pa-ra llegar a serlo, el futuro oficial debe formar, previamente,parte integrante de la comunidad de los soldados. Sólo llegaráa comprender los pensamientos y sentimientos del hombre enel servicio cotidiano, en los grandes 'esfuerzos y en el combate,en el caso que haya participado, en su juventud, en cuerpo yalma, en la vida del soldado. Las altas cualidades espiritualesy de carácter, factores de la invencibilidad del Ejército alemánen 1914, sólo se adquieren mediante el dominio completo sobrela 'propia debilidad moral, inmanente a cada uno.

Sólo sabe mandar, quien previamente haya aprendidoa obedecer. El que quiera llegar a ser Oficial debe ser primeroun buen soldado. Ser soldado significa: subordinar, voluntariamen-te y con gusto, la propia voluntad a la de un superior.

Ser soldado significa: cumplir con exactitud y escrupulosi-dad los deberes de la profesión, y aún cuando los servicios ¡nosean directamente vigilados por el ¡superior.

. Ser soldado significa: estar dispuesto en cualquier instantea sacrificar la vida por la Patria.

En íntima correlación con la educación del carácter del fu-turo oficial, debe precederse a una profunda instrucción infli-vidual cuyo objetivo debe ser el dominio absoluto del armaen todas las situaciones del combate. Temprano los jóvenes yadeben ser acostumbrados al mando, es decir, a comportarse yconducirse frente a la tropa, y, después de terminada la ins-trucción individual, deben volver a las funciones de los gradosjerárquicos inferiores. El empleo temporal en calidad de instruc-tores auxiliares de reclutas contribuirá eficazmente a su prepa-ración para las funciones futuras.

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UN PLAN DE INSTRUCCION PARA... 267

2) La preparación para el ingreso a la Escuela de Guerra.

Aún después de la instrucción práctica precitada, los futurosoficiales no se encuentran todavía capacitados para seguir y asi-militar la enseñanza teórica en la Escuela de Guerra. Tal vezlos únicos más o menos aptos serán los de infantería, mientrasque a los de las demás armas les faltan fas nociones 'funda-mentales más necesarias. Este vacío se debe llenar.

Es indiscutible que cada aspirante debe ser instruido pri-meramente como soldado de su arma. La Escuela de Guerra de-be crear la base científico-militar. Aparte de la táctica de lasdiferentes armas combinadas talvez dentro del marco del batallónreforzado. ¿En qué forma podrá comprender y asimilar unalférez que no es de infantería la enseñanza teórica, cuandodurante su corto servicio no ha observado todavía una compañíaen el combate y menos un batallón reforzado ?.

La preparación conveniente para la enseñanza en la Escuelade Guerra, la constituirá un curso en un campo de ejercicio, alcual 'serán destinados los alférez de todas las armas, dispo-niendo 'el Comando para el efecto de un batallón, reforzadocon artillería, como tropa de instrucción. En este curso se en-señará a los aspirantes la composición y el combate de un bata-llón y de una unidad de artillería en las más diversas circuntancias.

3) La Escuela de Guerra.

La Escuela de Guerra tiene tres misiones principales quecumplir: la educación del carácter, la ampliación de lo enseña-do 'en la práctica y la difusión de las ciencias militares, conlo que se formará una base, sobre la cual el joven oficialpodrá proseguir personalmente.

4) La formación del Jefe de Sección.

El alférez, después de haber cursado con éxito la Escuelade Guerra, necesita aún de una instrucción práctica para llenarsu nueva función al frente de la tropa. Tiene que ser adies-trado, todavía, como jefe de sección de su arma, como maestroy. educador de nuevos aspirantes y como oficial instructor de re-clutas. Semejante enseñanza se realiza en cursos especiales detres a cuatro meses, junto con las tropas de instrucción delas respectivas escuelas de armas.

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268 MEMORIAL DEL EJERCITO.

B. —LA INSTRUCCION PROGRESIVA DEL OFICIAL.

1) Disposiciones generales.

Los diversos ramos de la ciencia militar, como por ejem-plo, la instrucción de tiro, la protección antigás, la neblina,la motorización, etc; y nuevas formas tácticas y armas hacennecesaria la realización de cursos especiales, para la amplia-ción y. renovación de los conocimientos.

La teoría debe ser restringida, en. todos los cursos, a un mí-nimo, dándose amplio margen a la práctica. Valor especial sedebe dar a la formación de la personalidad.

Con respecto a la enseñanza progresiva de los oficialeshay diversas doctrinas. En algunos ejércitos se encuentra cen-tralizada. Para los ascensos a Mayor, Teniente-Coronel y Coro-nel, se realizan, previamente, cursos con examen final. Del re-sultado de estos exámenes depende si el respectivo exami-nado alcanza al grado superior. Los ejércitos alemanes de pre-y post-guerra no conocieron semejantes cursos con examenesfinales. Yo opino que, en Alemania, en general, se debiera con-servar esta práctica. Esto no excluye que para formar a losoficiales más jóvenes, hasta incluso el Jefe de Compañía, fueraprovechosa la centralización en cursos especiales.

La realización de exámenes de promoción no es muy re-comendable, pues, en los exámenes el azar juega muchas vecesun papel importante. Si un oficial es digno o no de serascendido al grado superior no se debe dejar al juicio, ni entero

parcialmente, de una comisión examinadora. Son los superio-res correspondientes los que mejor pueden apreciar las aptitudesde sus subalternos para resolver sobre la promoción.

2) La instrucción progresiva por medio de Cursos Especiales.

a) Unos tres años después de recibir su despacho se lla-ma al joven oficial a participar en un curso de 6 a 8 semanasen la respectiva Escuela de Armas. Es ahí donde se perfeccionaal oficial con respecto a los métodos de combate, al empleo y.al efecto de las propias armas.

b) Más o menos para el sexto año de servicio del oficialse debe tener en cuenta un curso, al cual serán comandadoslos oficiales de todas las armas, por 3 meses. Los cursosse realizan bajo la dirección del Comando General en campos delejercicios de la tropa. Sirven para ampliar y profundizar losconocimientos militares tácticos y generales. Al mismo tiempo

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UN PLAN DE INSTRUCCION PARA... 269

ese curso deberá reemplazar la hasta ahora acostumbrada pre-paración para el examen de admisión para la Academia deGuerra.

c) La cuestión de cómo se deberá proceder a la selecciónde los que serán llamados a ingresar a la Academia de Gue-rra debe ser estudiada detenidamente. Antes de la Gran Guerrala rendición del examen fue voluntaria. Muchos oficiales capa-citados fueron impedidos de rendir el examen, por su empleo enpuestos especiales, como por ejemplo: el de Ayudante, no lesfue permitido por su Comandante por ser irreemplazables. Mu-chos también, por falta de conocimiento, han dejado pasar el mo-mento propicio para el rendimiento del examen. La obligaciónde rendir el examen a determinada edad de servicio elimina es-tos inconvenientes y por esta razón parece recomendable. Sinembargo puede fracasar eso por el número de los contingentes.Es 'imposible que una sola comisión revise concienzudamentetantos trabajos y los califique según su valor. Y dejar juzgar lostrabajos por diferentes comisiones tiene el inconveniente deconducir a diferencias en el juzgamiento, observándose aún lamás rigurosa minuciosidad. El curso indicado bajo 2 b pareceofrecer una solución adecuada. Al final de este curso se reali-za ¡un examen. Los mejores en número determinado, seránadmitidos para rendir el examen de admisión para la Acade-mia de Guerra cuando a la vez sean considerados aptos porsus superiores de tropa. Atención especial se debe dedicar alas condiciones de carácter. Oficiales sumamente ambiciosos se-rán excluidos, desde luego, del servicio del Estado Mayor.

d) Cursos para Jefes de Compañías, etc. Los Tenientesprimeros que están próximos a ser ascendidos serán llamados alas escuelas de armas, a un curso de seis semanas aproximada-mente. El objetivo de este curso es preparar a los aspirantea jefe de Compañía, etc, para las tareas de su nueva posición.El jefe de Compañía, etc: es aquella personalidad en el Ejér-cito, que ejerce la más grande influencia sobre la instrucció|nmilitar espiritual del individuo. Deben tratarse también lastareas con respecto a la economía del vestuario y equipo deíndole administrativa, como ser rendición de cuentas, etc; yaque 'son estas las que se presentan por primera vez al oficialen su calidad de Jefe de Compañía, etc.

3) La Instrucción por los Jefes Superiores de la tropa.

Cada superior es responsable por la instrucción de sutropa. En eso está incluida la instrucción progresiva de losconductores subordinados. Corresponden a eso el profundizar

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270 MEMORIAL DEL EJERCITÓ.

y el ampliar los conocimientos tácticos hasta pasar el marcomismo del cargo respectivo de cada cual; la instrucción conrespecto a la preparación y, dirección de juegos de guerra,de los ejercicios de armas combinadas en el terreno y de lasmaniobras. '

Con esta instrucción se debe alcanzar una línea uniforme;los superiores tienen oportunidad de expresar sus opinionesrespecto a la preparación de ejercicios de toda índole.

Para evitar que los superiores sean recargados de tra-bajo por la instrucción progresiva de sus oficiales, creo opor-tuno la siguiente distribución:

Deben dirigir:

el Comandante de Batallón:La 'instrucción: de los Tenientes primeros, Tenientes se-

gundos y de los Capitanes más jóvenes.el Comandante de Regimiento:

La de los Jefes (Mayores y Tenientes-Coroneles) y delos Capitanes más antiguos.

El Comandante de División:La de los Comandantes de Regimiento y de los Tenien-

tes-Coroneles 'más antiguos.El Comandante de un Cuerpo de Ejército:La de los Comandantes de División y de los Comandantes

de Regimiento más antiguos.El Comandante en Jefe del Ejército.La de los Generales, Comandantes de Cuerpo de Ejército

y de los Comandantes de División más antiguos.Esta distribución que corresponde al arma principal, la

infantería, tendría que ser ajustada, adecuadamente, a las demásarmas. Los oficiales de las tropas técnicas deben ser repar-tidos correspondientemente para su instrucción táctica.

Considero de sumo valor los llamados «Viajes de los Gene-rales» implantados en la post-guerra. Sólo por medio de ellosse asegura una uniformidad de opiniones tácticas y operativasde los Altos Jefes.

Estos ejercicios pueden servir para dos objetivos distin-tos, para la instrucción progresiva de los Altos Jefes o parala Cooperación entre Jefe y. Plana Mayor. En el caso pri-,mero participarán los jefes solos sin ayudantes; en el segundocaso, aparte de los Jefes, los Jefes de Estado Mayor, talvezotros oficiales del Estado Mayor y hasta tropas de comunica-ciones.

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UN PLAN DE INSTRUCCION PARA... 271

4) El intercambio de Oficiales entre las diversas armas.

Los nuevos medios de guerra han ampliado las misio-nes de las diferentes armas; nuevas armas, como las tropasde carros de combate, han sido creadas. Todas las armas tienenque cooperar mutuamente. Para despertar la mejor compren-sión y para ampliar las aptitudes del oficial con el conocimientode otra arma, es conveniente que dentro de ciertos límites seandestacados oficiales a otras armas. Correspondientemente debeser fijado ese lapso a un año mínimo, para que el oficial lle-gue a conocer todo el proceso de instrucción de otra arma.Estos oficiales deben prestar servicio activo desde el primerdía, como cualquier oficial del arma propia. El oficial desta-cado podrá ser empleado al principio en muchos serviciosde la nueva arma no como instructor sino más bien como coope-rador en calidad de agregado. Se desprende eso, que para seme-jante comando sólo corresponden Tenientes antiguos y Tenientesantiguos poco antiguos. Los oficiales más antiguos desde elgrado de Capitán para arriba, quedan descartados para seme-jantes comandos, ya que no son aptos, por ejemplo, para ins-truir la unidad correspondiente de la otra arma, Tratándo-se de los oficiales más antiguos es recomendable que sean agre-gados a otras armas, durante los períodos de grandes ejercicioso maniobras.

C—LA INSTRUCCION TECNICA.

Cada oficial debe ser instruido en la técnica de su arma.Para los oficiales de las tropas técnicas (tropas de combatemotorizadas, tropas de transmisiones y zapadores) es indis-pensable una instrucción técnica especial. Sin esta instrucciónel oficial no es del todo capaz de cumplir su misión, de ins-tructor 'de la tropa. Por eso la instrucción técnica especialtiene que comenzarla el oficial poco después de recibir su des-pacho. En vista que, en las distintas armas, son diferentes losrequerimientos con respecto al conocimiento técnico del oficial,los cursos técnicos se realizarán apropiadamente en las co-rrespondientes escuelas de armas. Se debe tener en cuenta qué,para la selección de la materia de enseñanza, es preferible en-señar aquellos conocimientos que más se necesita para el ser-vicio práctico de la tropa antes que materias difíciles de dudosovalor práctico por científicas que sean.

Dada la gran importancia que la técnica ha adquirido pa-ra la conducción de la guerra, que será aún mayor en el fu-turo, estos cursos solamente no bastan. Una parte de los oficiales

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272 MEMORIAL DEL EJERCITO

de las tropas técnicas deben obtener una instrucción técnica másprofunda. Debe juzgarse adecuadamente en que forma se reali-zará esa instrucción y quienes participarán en ella.

Sin embargo, sería deseable que todos los oficiales de lastropas técnicas lograsen una instrucción técnica superior. Comocon eso se separaría a demasiados oficiales, y por tiempo pro-longado, del servicio del frente, sólo se llamará para la instruc-ción técnica superior a aquellos que se han destacado en loscursos precitados.

Parece ¡inadecuado que se vuelva a organizar, en Alema-nia, la Academia Técnica Militar de antes de la Gran Guerra.Siempre será una institución intermedia entre Academia Técnicay Academia Militar. Ella hará hincapié con respecto a su condi-ción de institución de enseñanza militar superior; separada delos Politécnicos, no tendrá el necesario contacto íntimo en to-dos los terrenos de la técnica.

En el Ejército alemán de la post-guerra destacados ofi-ciales de las tropas técnicas estudiaron en los Politécnicos,Ciertamente ha sido una buena solución para formar oficialestécnicos perfectamente instruidos. Sin embargo, es demasiadoextenso el estudio hasta obtener el título de Ingeniero Diplomadoo Doctor en Ingeniería.

Por un lado, por lo tanto, el mayor número posible deoficiales debe recibir una instrucción superior técnica, por otrolado, y para el interés de la instrucción de la tropa, no es;conveniente que muchos oficiales sean enviados a las EscuelasSuperiores Técnicas (Politécnicos).

Según mi parecer, la creación de una Facultad Militaren una Escuela Superior Técnica constituiría una solución feliz.En esa Facultad Militar deberían ser estudiados todos los pro-gresos que tengan alguna relación con las Fuerzas Armadas, en-señándose todas las materias técnicas militares. Asimismo elEjército debería ejercer cierta influencia con respecto a la for-mación del plan de estudios, para que la instrucción técnica deloficial comandado corresponda a las necesidades militares vigen-tes. La duración del comando de los oficiales ha de ser diferentesegún el arma técnica. El plan de estudio y de la duracióndel comando tiene que adaptarse al fin anhelado. No es el obje-tivo del comando la formación de hombres de ciencia, sino quelos oficiales sean instruidos en técnica, lo suficientemente, comopara dominar práctica y teóricamente todos los procesos téc-nicos necesarios para la instrucción de la tropa. Además, losoficiales, deben obtener conocimientos generales técnicos sufi-cientes para poder seguir fácilmente los adelantos de la técnica.

Sería deseable que la Facultad Militar a crear no sea desti-lada exclusivamente para oficiales, y que cualquier otro estu-

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UN PLAN DE INSTRUCCION PARA... 273

diante la pudiese cursar también. Así se demostraría muy lue-go que la nueva Facultad Militar, correspondería a las nece-sidades de la industria.

A los oficiales que tienen talento especial para las cuestio-nes técnicas, se les debería brindar la oportunidad de absorberel estudio total. Igualmente puede ser de provecho que formenparte de los Altos Comandos oficiales técnicamente formados,en vista de que la influencia de la técnica sobre la conducciónde "la guerra es cada vez mayor. El oficial graduado en técni-ca tendrá buenas perspectivas para alcanzar puestos determina-dos ex-profeso, avanzando asimismo como jefe de tropas cuandotenga las aptitudes necesarias.

D—LA INSTRUCCION DE LOS OFICIALES DEESTADO MAYOR.

1) Consideraciones generales.

La instrucción de los oficiales de Estado Mayor del tiempode la pre-guerra fue perfecta y probada en todo sentido. Con lagran demanda de oficiales de Estado Mayor durante la GuerraMundial no había sido posible facilitar a los aspirantes unainstrucción tan profunda como en tiempo de paz. Sí, consecuen-temente, se ha observado alguna que otra falla, entonces de-muestra eso lo peligroso que es, cuando lleguen a ocupar pues-tos oficiales que no han sido suficientemente preparados para el.

En la selección e instrucción de los oficiales de Estado Ma-yor se debe tener en cuenta las condiciones de carácter de losaspirantes. El oficial de Estado Mayor es un auxiliar del co-mando y no un propio conductor. Su posición requiere, apartede su conocimiento completo, una alta dosis de dominio sobresí mismo, gran facultad de adaptación y mucha modestia. No,pocas veces se debe recordar a los oficiales de Estado Mayorla advertencia de nuestro maestro, el Graff Schlieffen:

«Rendir mucho, sobresalir poco,ser más de lo que se aparenta».

El Estado Mayor no constituye un organismo propiamenteindependiente, sino que completa las necesidades de la tropa.Sólo aquel oficial de Estado Mayor que conoce, por propia expe-riencia, estas necesidades, llenará debidamente su cargo. Un

M. del E. 7.

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274 MEMORIAL DEL EJERCITO.

continuo intercambio entre el servicio de Estado Mayor y elmando de tropa es indispensable para mantener el contactovivo con esta última. Los cargos más importantes en el Ejérci-to: el mando de Compañía, Batería y Escuatrón, etc; Bata-llón Grupo etc, y Regimiento, debería tomarlo a su cargo, duran-te 'un tiempo suficiente, cada uno de los oficiales de EstadoMayor.

2) La Academia de Guerra.

Condición previa para el comando junto a la Academia deGuerra es el haber rendido con éxito el exjamen de admisión(véase B 2 c). El llamado para ingresar a la Academia deGuerra es por tres años. Los oficiales comandados son instrui-dos progresivamente en los conocimientos científicos generalesy reciben una enseñanza sólida en todas las materias de laciencia militar, sobre todo <en la táctica y en el servicio deEstado Mayor y obtienen las nociones fundamentales para laconducción de unidades mayores.

La instrucción teórica de los diferentes cursos es de 9 me-ses. Durante tres meses los oficiales son comandados para ser-vir en otras armas, y en la aviación, o son enviados al ex-tranjero para el fomento de sus conocimientos de idiomas.

3) El Estado Mayor General.

Después de haber cursado la Academia de Guerra, losoficiales aptos son agregados al Estado Mayor General durantedos años. Durante este comando los oficiales son instruidos pro-gresivamente y. aparte de su trabajo principal, en cuestionestácticas.

Aquellos que son plenamente aptos se incorporarán despuésde terminado el Comando, al Estado Mayor General. La ins-trucción progresiva de los oficiales de Estado Mayor en todoslos terrenos de la conducción del Ejército, la efectúan los Je-fes de Estado Mayor de los Cuerpos de Ejército y el Jefedel Estado Mayor General del Ejército.

4) La Academia de Guerra para las Fuerzas Armadas.

Durante la guerra tuvimos un Alto Comando del Ejércitoy, uno de la Marina, más no tuvimos un Alto Comando Cen-tral en el cual se encontrasen unidas y concentradas todas las

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UN PLAN DE INSTRUCCION PARA... 275

energías del Pueblo—Ejército, Marina y toda la población—pa-ra una eficiente y uniforme intervención y actuación. Hoy día,la aviación constituye una tercera arma al lado del Ejército yde la Marina.

Para la preparación de un Alto Comando General parecenecesario instruir una parte de los oficiales de Estado Mayordel Ejército, Marina, y Fuerza Aérea en el empleo y la coope-ración eficaz de las tres ramas de la Defensa Nacional. Estecomando deberá durar más o menos un año.

(De "Militarwissensehaftliche Rundschau").

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Estudios y Comentarios sobre nuestroReglamento.

Traducido del N. º 531 de la Revue d`Infanterie, correspondiente al mes dediciembre de 1936, por el Capitán Oscar Soriano Besoaín.

(Continuación).

El asunto debatido no podía quedar sin respuesta. Estas bro-taron en gran cantidad y no sólo en la "Francia Militar" que,durante el verano, publicó algunas. También la Revista de In-fantería considera interesante reabrir el debate antes que termi-ne el año en que se inició.

Ante todo, ¿cuál es la opinión del General Barrard? La Revis-ta asigna merecidamente este honroso lugar a aquél que dio ori-gen a esta lucha cortés y se felicita cada vez más por haber con-tribuido a "cambiar ideas",

La opinión de un animador.

El número de abril de la Revista de Infantería me ha inte-resado grandemente y estoy satisfecho de haber sido el punto departida de todas estas discusiones, de haber hecho trabajar unpoco los espíritus.

No se puede esperar conclusiones firmes y necesarias de es-te choque de ideas. Tales conclusiones serán siempre reservadasal Comando, que tiene el deber de escoger y de decidir, en segui-da de imponer.

Una sola unanimidad: la comprobación de que con los re-glamentos actuales no llegamos a formar reservas para los co-mandantes de grupos y de sección. Es en este sentido en el quese debe interpretar la palabra "quiebra" que ya he pronunciadoy que estas discusiones no hacen sino corroborar.

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278 MEMORIAL DEL EJERCITO

El Reglamento no es indudablemente el único responsable;hay cuestiones de ambiente, de métodos, de medios de instruc-ción y, sobre todo, la duración del servicio!... Pero el Reglamen-to no es tampoco, en su acepción general, el menos responsable,pues, en la instrucción de un ejército como en su organización,todo depende del Reglamento.

Es él quien crea y mantiene la doctrina, de lo pequeño a logrande; es él quien establece todos los antecedentes teóricos yprácticos de instrucción y el objetivo por alcanzar en cada es-calón; es él también quien indica los métodos a que se debe re-currir en las "Instrucciones prácticas", tan necesarias en losejércitos con servicio reducido. Buenos reglamentos adaptados alas variadas posibilidades de un ejército no bastan a todos; fal-ta siempre la acción vivificante de los jefes, pero ésta no puedeprescindir de ellos.

De aquí se deduce la firmeza de mis conclusiones: es nece-sario revisar nuestros reglamentos. Trataré próximamente otraparte de la instrucción: "los trabajos de tierra", que están le-jos de la perfección. Y esta revisión es urgente.

Está ligada, en gran parte, a las cuestiones de organización.Referente al grupo y a la sección, las soluciones propuestas sonbien diversas; todas ellas tienen sus inconvenientes y ventajas,como todas las cosas humanas, y serían necesarias experienciasprofundas para decidir, si el comando no quiere decidir por sísolo sobre cuál sería la mejor solución. Todo el mundo está máso menos de acuerdo en reclamar un encuadramiento más serio delos tiradores para quitar el tromblón al comandante de grupo.El resto es partidario de diversas soluciones que se diferencianpoco en sus resultados...

La adopción del servicio de dos años, tratado desde mis pri-meros artículos, debilitó algo mis argumentos en el tema deladiestramiento posible de nuevos comandantes de grupo: se pue-de esperar ahora mejores resultados, y talvez exigir un poco mása estos comandantes de grupo. Pero, según mi opinión, es comoconductores del fuego donde su esfuerzo debería acentuarse, y pa-rece desatinado pedir al más modesto material humano del quesacamos nuestros instructores de infantería, más de lo que ellosno podrán rendir nunca bajo el fuego. Por otra parte, el serviciode dos años no es sino transitorio, y es prudente no basar sobrenuestras posibilidades futuras nuestra organización como la ins-trucción de nuestras pequeñas unidades.

Hay algunas felices ideas en todos los artículos. Por lo tan-to, no atino a comprender cómo un agrupamiento diferente delos elementos de la sección termina, por una parte, en una granvulnerabilidad por aglomeración, y al mismo tiempo en una me-nor disciplina por dispersión.

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ESTUDIOS Y COMENTARIOS SOBRE... 279

Pido excusas por la extensión de esta carta, al agradecer ala Revista por prestarse en forma tan liberal a estos cambios deideas. Se descansa demasiado en nuestro Ejército, y esto contri-buye a abrirle los ojos. Pero al comando le queda la tarea dedecidir.

General Barrará.

Ciertamente es necesario decidir, pero ¿ en qué sentido ? Delconjunto de respuestas recibidas ha sido posible, en efecto, for-mar tres grupos de tesis, provenientes de tres categorías de au-tores bien diferentes:

—los partidarios de la separación de los elementos "fuego" y"movimiento" en la sección de fusileros-tiradores, éstos apruebanen general, proponiendo algunas variaciones, todas las propo-siciones del "Ensayo" sobre la composición de la sección de fu-sileros-tiradores firmado por X . . . ;

—los partidarios del "statu quo", que estiman que sólo haylugar a modificaciones, ya sea en el texto del reglamento, ya seaen el espíritu con que se ha aplicado, sin modificar la composi-ción de las pequeñas unidades;

—los partidarios de las "mejoras" propuestas por P . . . y elComandante Enrique Laporte, que consisten en reagrupar los ti-radores, junto con aumentar su número "y en organizar me-jor el comando en el marco del grupo".

Por último, un autor cuya experiencia, en estas actividadeses conocida y apreciada desde hace mucho tiempo — el CoronelGerin — ha sabido elevar el debate y recordar que "la organiza-ción de las unidades no es otra cosa, al final de cuentas, que laorganización del comando", y que, según su opinión, "lo esencialde la corrección, por cumplir, es la restauración del poder deljefe"'.

Una vez más, "escuchemos a unos y otros".

I. —LOS SEPARATISTAS.

Algunos argumentos a favor de la separación de los fusile-ros y de los tiradores en la sección.

Comentario sobre la composición del grupo de combate (1).

La Revista de Infantería ha publicado una controversia muyinteresante sobre la composición del grupo de combate. El asun-to es, en efecto, de gran importancia, puesto que la maniobra de

(1) Este notable estudio aparece simultáneamente en la Revista de lastropas coloniales. Agradecemos a la Dirección de dicha Revista que ha tenidoa bien compartir con nosotros esta primicia.

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280 MEMORIAL DEL EJERCITO.

este grupo comprende la de las pequeñas unidades hasta la com-pañía inclusive.

La Revista de los tropas coloniales ha abierto sus columnasa la misma discusión, en lo correspondiente a las formaciones co-loniales.

Después de varias otras, venimos a aportar nuestra contribu-ción a esta encuesta.

Estimamos que la tarea atribuida en la ofensiva al comandan-te de grupo por el Reglamento de Infantería sobrepasa sus posibi-lidades y que este instructor no está en condiciones de cumplirla misión que le ha sido asignada; "coordinar el fuego y el mo-vimiento ''.

Su misión debería, pues, limitarse ya sea a la conducción delfuego o la consecución del movimiento de avance.

Estas comprobaciones y las experiencias que hemos obtenidocon la tropa nos inducen a proponer que la sección comprenda:por una parte, grupos de tiradores y, por otra parte, un grupode fusileros-ametralladores. (2).

Para justificar esta opinión, examinaremos desde los diver-sos puntos de vista siguientes la composición más apropiada parael grupo de combate:

—poder del fuego;—movimiento de avance;—vulnerabilidad;—instrucción de los comandantes de grupo.Pero, ante todo, para ilustrar esta discusión, expondremos

algunas ideas sobre la fisonomía del combate ofensivo del grupo.

a) Estudio sumario del combate ofensivo del grupo.

Actualmente la misión esencial del comandante de grupo es,según el artículo 403 del Reglamento de Infantería (2.ª parte):

(2) Conviene hacer notar que el grupo de combate alemán comprende almismo tiempo ametralladoras livianas y tiradores. Pero el Reglamento de In.fantería, mucho más flexible que el nuestro, prevé la disociación del grupo enel ataque.

"Artículo 376. —Cuando la situación lo exija, ametralladoras livianas y cua-drillas de tiradores pueden emplearse separadamente (por ejemplo, agrupa-miento de varias cuadrillas de tiradores en un punto o cuando se necesite unagran fuerza de choque). "Articulo 411. —Defensiva elástica. En terreno descu-bierto, las ametralladoras livianas solas son, por principio, puestas en línea... "

" E n terreno descubierto, las cuadrillas de tiradores son utilizadas paraproteger una ala o un flanco descubierto; para efectuar reconocimientos o paraservir de elemento de "repliegue"; en caso contrario, quedan a cubierto a dis-posición del comandante de grupo".

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ESTUDIOS Y COMENTARIOS SOBRE... 281

"—dirigir en toda circunstancia el fuego de las armas delgrupo;

—arrastrar a su grupo en el avance".Un estudio de la fosonomía general del combate ofensivo del

grupo nos permitirá establecer si el comandante de grupo estácapacitado para asegurar esta doble misión.

En el combate ofensivo, la cuadrilla (1) de fusil ametralla-dor y la cuadrilla de tiradores, serán frecuentemente escalona-das en gran profundidad. El fusil-ametrallador será colocado,en efecto, en una buena posición de batería (2), que permita apo-yar desde la mayor distancia el avance de los tiradores y aún elde los grupos vecinos.

El P. A. permanecerá en esta posición de batería siempre queno sea necesario trasladarlo — ya sea para apoyar con mayoreficacia el avance; — ya sea en el momento del asalto (3); — oya cuando una detención conduciría a pasar momentáneamente,o por un período considerable, del dispositivo ofensivo a uno defen-sivo.

Sin embargo, los tiradores ampliamente espaciados avanzaráncon la mayor actividad posible, esforzándose por infiltrarse en laszonas no batidas por el fuego enemigo.

Tal maniobra inducirá al grupo de combate a escalonarse aveces en una profundidad bastante considerable (4).

¿Cuáles serán en un dispositivo tan profundo el lugar y lamisión del comandante grupo?

(1) Véase nota (1) de página 408 del Memorial de mayo-junio 1936.(N. del T. ) .

(2) Las posiciones de batería son emplazamientos de tiro, generalmenteabrigados, que permiten batir en una profundidad tan grande como sea po-sible el terreno en que el enemigo puede disparar sobre la tropa a la que seapoya. Es difícil encontrar buenos emplazamientos en gran cantidad en un es-paeio reducido de terreno y no será posible encontrarlos en 50 metros. Porotra parte, la instalación de una posición de batería requiere tiempo (organi-zación bosquejada del terreno, preparación de la munición).

Será, pues, interesante no cambiar con mucha frecuencia de colocaciónun fusil-ametrallador bien situado.

(3) El P. A. se llevará entonces hasta la altura de los tiradores delante-ros para ejecutar el tiro sobre la marcha.

(4) Esta concepción no está conforme a la letra del artículo 409 del Re-glamento de Infantería (2. ª parte), concerniente al ataque: " E l frente y laprofundidad de las diversas formaciones de ataque del grupo no sobrepasan,por principio, de 50 metros''. Pero el Reglamento de Infantería no ha queridofijar, sin duda, un límite rígido. Según nuestra opinión no habría inconvenien-tes para desplazar normalmente el F. A. por saltos mayores de 50 metros.

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282 MEMORIAL DEL EJERCITO.

Como él no podrá andar errante entre los tiradores y losfusileros, se agregará a una de las das cuadrillas, que escoge-rá según su inclinación y confiará a uno de sus subalternos elmando de la otra.

Así, la dispersión obligada del grupo de combate obligará aljefe a descuidar una de sus misiones — dirección del fuego oavance — y ésto es inadmisible.

Nos inclinamos pues a deducir que la misión asignada al co-mandante de grupo sobrepasa sus posibilidades.

b) Poder del fuego.

El Reglamento asigna al comandante de grupo la obligaciónde conducir, en toda circunstancia, el fuego de las armas delgrupo.

Se trata, entiéndase bien, del fuego de la totalidad de armasy máquinas.

En este conjunto, el P. A. tiene capital importancia; pero elfusil, arma de tiro mortal, el tromblón, la granada de mano tie-nen igualmente gran importancia.

El comandante de grupo, sintiéndose inducido a tomar elmando directo de la cuadrilla de F. A. o de la de tiradores, des-cuidará una de ellas. Así, el fuego no tendrá el rendimiento má-ximo. Será sin duda mantenido, pero mucho menos eficaz.

Sentado este principio, se podría aumentar todavía el poderdel fuego de grupo, suprimiendo el frecuente empleo de alimen-tadores y no manteniendo cerca del fusil-ametrallador más queun solo alimentador especializado (1).

Los alimentadores así aliviados participarían en el comba-te (infiltración y fuego) como tiradores.

La munición necesaria para el reamunicionamiento del F. A.sería entonces repartida entre todos los tiradores. Periódicamentey a medida que fuera necesario, el alimentador pediría a un ti-rador vecino, que pudiera cambiar de posición, la munición nece-saria.

c) Impulso de avance.

Un grupo expuesto a las dificultades y al peligro del com-bate no progresará en forma activa sino arrastrado por su jefe.Esta delicada misión de arrastrador de hombres no puede dele-garse.

(1) Esta medida tendría también la ventaja de evitar la aglomeración dealimentadores alrededor del F. A., lo que delata al arma automática.

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ESTUDIOS Y COMENTARIOS SOBRE... 283

Hemos visto, pues, que el comandante de grupo aprisionadoentre sus diversas funciones podría vacilar antes de machar conlos elementos delanteros de su unidad.

d) Vulnerabilidad del grupo.

Todos los esfuerzos del Comando deben tender a obtener quelos hombres se repartan ampliamente en el terreno, sin cuidarde la alineación.

Este adiestramiento es difícil de obtener; se contrapone, enfecto, con dos tendencias instintivas: en los combatientes, agru-,

parse; en el jefe, mantener sus hombres reunidos para poderlosdirigir más fácilmente.

Esta dispersión parece aun contravenir ciertos preceptosdel Reglamento de Infantería, cuyos esquemas presentan agru-paciones de hombres densas y vulnerables (2).

Igualmente, el Reglamento prevé que el Grupo está repar-tido en el ataque sobre 50 metros de frente y de profundidad.

En realidad, lo liemos recalcado, estimamos que el escalona-miento entre las cuadrillas de tiradores y de fusileros-ametralla-dores sobrepasará a menudo de cien metros.

Tal diseminación del grupo tendrá el corolario feliz de re-ducir su vulnerabildad. Por el contrario, el comando de esta uni-dad excederá los medios de un sargento comandante de grupo.

e) Instrucción de los comandantes de grupo.

Los redactores del Reglamento de Infantería han estado preo-cupados de la pesada tarea que ellos imponían a los instructores(Suboficiales y Cabos).

Sus aprehensiones se vislumbran en la introducción del Re-glamento:

"La preocupación de hacer un reglamento al alcance delinstructor y del oficial de reserva y que contenga los conocimien-tos tácticos que les son necesarios, ha conducido a encarar enforma diferente la exposición de los procedimientos de combatede las diversas unidades.

"Para el grupo, la sección y aún para la compañía es cadavez más conveniente prescribir formaciones imperativas en nú-mero limitado, y establecer su empleo enunciando reglas y no

(2) Es así como la figura del artículo 248 (1. ª parte) representa un grupoen línea reunido casi totalmente (9 hombres en un total de 12) en un cuadra-do de 16 pasos, o 12 metros cuadrados. La figura del artículo 249 asigna algrupo "en batería" una densidad análoga.

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284 MEMORIAL DEL EJERCITO.

consideraciones tácticas que los ejecutantes tendrían tendenciaa interpretar en forma diversa".

"La opinión de que no habría cabida allí para indicar, parael grupo, formaciones de combate habituales y asignarle esque-mas no ha considerado el hecho de que la mayor parte de losgrupos serán mandados en la movilización por sargentos de re-serva. "

También es efectivo que el Reglamento actual exige del Sar-gento — generalmente Sargento de reserva (1) — las condicio-nes de un verdadero táctico, que sepa coordinar el fuego de ar-mas muy diversas con el movimiento.

Los resultados obtenidos en tiempo de paz no permiten hacer-se ilusiones sobre la manera cómo sería ejercido el comando delgrupo en el comienzo de una guerra por Suboficiales cuya ma-yoría pertenecerán a la reserva.

En estas condiciones, es necesario alivianar la tarea de loscomandantes de grupo y, para ésto, conviene especializar los gru-pos de combate, constituyendo grupos de tiradores y grupos defusileros-ametralladores.

La instrucción de ellos se facilitará enormemente y el ren-dimiento obtenido será satisfactorio.

Para terminar, proponemos que la sección esté constituidaen tres grupos de combate:

2 grupos de tiradores;1 grupo de fusileros-ametralladores, con 3 F. As.La composición de la sección sería entonces la siguiente:1 comandante de sección;1 suboficial reemplazante;1 cabo conductor del tromblón;1 mensajero;1 observador.2 grupos de tiradores compuesto cada uno de:1 suboficial, comandante de grupo;2 cabos, comandantes de cuadrillas;8 tiradores (2);2 granaderos conductores de tromblón;1 grupo de fusileros-ametralladores;1 suboficial, comandante de grupo.3 cuadrillas de F. A. compuestas de:1 cabo, comandante de cuadrilla;1 apuntador;

(1) O sargento indígena en las tropas indígenas del Ejército colonial ydel Ejército de Africa.

(2) Todos los tiradores llevarían munición para F. A.

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ESTUDIOS Y COMENTARIOS SOBRE... 285

1 cargador;1 alimentador.O sea, en total para la sección:1 comandante de sección de la categoría de oficial, ayudante-

jefe o ayudante.4 suboficiales;8 cabos;

31 soldados.Sería fácil probar que esta organización responde perfecta-

mente a las necesidades de la marcha de aproximación o de de-fensa.

Ella señalaría, en el ataque, un progreso formal, ya que:—el comandante de grupo, teniendo atribuciones limitadas

(conducción del fuego del F. A. o movimiento), estaría en condi-ciones de ejercer por entero su comando; el rendimiento del gru-po se habría así mejorado;

—esta organización disminuiría la vulnerabilidad del grupo,que podría estar repartido más ampliamente en el terreno;

—ella facilitaría la instrucción de los cuadros y sobre todode los cuadros de reserva.

Esta composición de la sección presentaría además las ven-tajas que se indican:

Siendo aumentado en cabos el encuadramiento de los tirado-res, el avance de estos grupos será mucho más activo.

La reunión de los F. As. en un solo grupo de combate permi-tiría una mejor repartición de los objetivos entre estas armas,ya sea en condiciones normales (1), ya sea en el caso de ser dadode baja un fusil-ametrallador, ya sea por último a partir del avan-ce escalonado de los fusiles ametralladores. Tendría, igualmente,la ventaja de centralizar el abastecimiento de munición.

Por último, el comandante de sección conservaría su misiónde ordenar la maniobra y de dirigir el fuego de la sección; coor-dinaría así el fuego y el movimiento de sus grupos, cuyo coman-do estaría firmemente asegurado.

(1) Actualmente los comandantes de grupo escogen a menudo el objetivode su F. A.; sucede entonces que una arma automática enemiga puede estarbatida por varios F. As., mientras que otras armas no lo están. La reunión de los3 F. As., en un mismo grupo permitirá una mejor distribución del fuego.

Coronel Deslaurens, de la Infantería Colonial.

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La Artillería en la guerra ítalo-Etiópica conespecial referencia al frente Eritreo.

Por E. Garavelli, General de Brigada.

Traducido de la Rivista d'Artigliería e Genio.

La gran altiplanicie etiópica, que fue teatro de las grandio-sas operaciones desarrolladas de Eritrea a Scioa, y que juntocon las procedentes de Somalia condujeron rápidamente, conritmo admirable, a la conquista del vasto imperio del «León deJudá», tiene, desde el punto de vista morfológico-militar, lassiguientes características:

La de una extensa y elevada meseta, inclinada desde elborde oriental más alto, hacia el más abajo occidental, con unaaltura media superior a 2. 000 metros.

El borde oriental que mira hacia el Mar Rojo desciendebruscamente con vertientes y contrafuertes abruptos hacia lallanura de Dankalia que se extiende entre la meseta y dichomar. Valles y quebradas profundas, como verdaderas incisionesen la meseta, cortan este borde.

El occidental, en cambio, baja gradualmente hacia la in-mensa llanura del Nilo, con amplios valles transversales sur-cados por afluentes y sub-afluentes del gran río africano.

El altiplano presenta, pues, en su borde oriental, un aspectodiferente del de una cadena montañosa o cordillera común, yaque en vez de una serie de cumbres y picachos cortados poruno que otro paso, encontramos una sucesión de mesetas yterrenos ondulados, interrumpidos por elevaciones dispersas ocortadas por profundas quebradas transversales.

Es sobre esta espina dorsal del altiplano que se desarrollany ramifican las principales líneas de comunicación, es decir, lasllamadas rutas de caravanas, que se extienden en fáciles pistasen los terrenos planos u ondulados, (fáciles cuando las lluviasno las convierten en intransitables pantanos) y se cambian

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288 MEMORIAL DEL EJERCITO

en mulateras o simples senderos cuando salvan alturas o que-bradas.

La llamada vía imperial es la más importante de estas ru-tas, con las características de una mediocre carretera de pisonatural y sin cuidado alguno de conservación.

Por consiguiente, a pesar de los rudimentarios medios decomunicación, dada la relativa facilidad de moverse en el terrenonatural y de improvisar buenas pistas en los planos ligeramenteondulados, el tránsito hasta por los camiones no es difícil; pre-sentan sí, dificultades a trechos, y en ciertos meses del año, lospantanos. Molestan también, los pedruzcos y fragmentos derocas diseminados en el terreno. En las cuestas y pendientes es-carpadas el arrastre es difícil y requiere elementos y recursosespeciales o la construcción de pistas, que generalmente es po-sible improvisar.

Las unidades motorizadas de maniobra, totalmente consti-tuidas por elementos mecánicos (tractores y camiones) tienenbuenas posibilidades de movimiento y de maniobrar inmedia-tamente detrás de las tropas, especialmente si se toma la pre-caución de hacerlas escoltar por secciones auxiliares que lasayuden en los trabajos ocasionales o en los arrastres a brazos,para vencer los obstáculos.

La artillería a lomo, los camiones y tractores no encuen-tran dificultades insalvables, ni cuando se alejan de la zonadorsal del altiplano y de sus principales líneas de comunicación,al internarse éstas en terrenos mucho más accidentados. (Alo más se producirán dificultades logísticas).

La particularidad topográfica del altiplano, que se componede mesetas interrumpidas aquí y allá por alturas dispersas eindependientes, («ambas»), permite dominar a simple vista,mediante la» instalación y organización de un sistema de observa-torios terrestres, extensas zonas. Tanto las «ambas» como losbordes de las mesetas ofrecen magníficos puntos de observa-ción. Donde el terreno es excesivamente accidentado, limitaesta posibilidad y debe recurrirse, como es natural, a la ayudade la observación aérea. Pero esta necesidad es, en todo caso,notablemente menos frecuente que en nuestro territorio metro-politano.

El agua, generalmente no falta. Si no se la encuentra enla superficie misma se la halla a poca profundidad. Al con-trario, suele constituir un obstáculo para los movimientos.

Como conclusión, el empleo en grande escala de todaclase de artillería, hasta los calibres medianos (149 inclusive)resulta consentido y favorecido por las condiciones generalesdel terreno que, como hemos visto, es de tránsito generalmente

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LA ARTILLERIA EN LA GUERRA... 289

fácil y no presenta fuertes limitaciones al tiro, ofreciendo, ade-más, buenas posibilidades de observación terrestre y enlacevisual.

Empero, las mismas especiales condiciones de transitabi-lidad, y más todavía, las pesadas exigencias y dificultades delaprovisionamiento, imponen para su ejecución, criterios flexi-bles, como también para la constitución orgánica de las unida-des y la elección de sistemas y medios de transporte y dearrastre.

A esto aludiré en la presente exposición.

Predisposiciones y disposiciones para la organización de laArtillería.

La entidad encargada de la organización de la artillería enEritrea, tuvo la inmediata visión de las grandes posibilidadesdel empleo de esta arma; especialmente en operaciones rea-lizadas con tropas metropolitanas, bien adiestradas y con unapreparación logística que procediera paralelamente al desarrollode las operaciones tácticas.

Apreció perfectamente la gran ventaja de luchar con unenemigo mal provisto de artillería poderosa, imposibilitado paralimitar en forma notable nuestra acción; y teniendo en cuan-ta la gran importancia que a este elemento de potencia y desuperioridad daba al Comando Superior, para compensar, tantoen el campo estratégico como en el táctico, la inferioridad numé-rica, así como para ahorrar vidas, no tuvo vacilaciones parasolicitar y disponer de la mayor cantidad posible de unidadesy elementos a fin de obtener de la favorable situación la mayorventaja.

Dispuso, además, el aumento de potencia de las unidades,asignándoles un grupo de obuses de 149-13 en vez de unode 105-28.

Se preocupó inmediatamente de la formación de las uni-dades, evidenciando la conveniencia de disponer de grupos do-tados de la mayor movilidad y rapidez, motorizados al máxi-mum posible, con dotaciones de personal y medios reducidos almínimum y con un armamento adecuado al amunicionamien-to disponible en el campo de batalla, para aprovechar almáximum la potencialidad mecánica de las bocas de fuego detiro rápido.

Pensó también en la conveniencia de reducir, en lo posi-ble, las secciones a lomo, substituyéndolas con medios mecáni-cos. Para los grupos a lomo nacionales solicitó y obtuvo que el

M. del E. 8.

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290 MEMORIAL DEL EJERCITO

alistamiento se realizase motorizando las secciones de apro-visionamiento, dotándolas de camiones.

Para las secciones arrastradas por tractores, que debíanconstituirse en las columnas, se estudió una formación espe-cial: baterías de tres piezas; secciones de maniobras dotadasexclusivamente de medios motorizados muy móviles, o sea ca-mionetas; y en todo, personal reducidísimo. Las secciones pro-venientes de Italia no se modificaron, manteniéndose en ellasla formación normal.

Formación de paz y predisposiciones para la movilización de laartillería en Eritrea.

La organización de paz de la artillería, en Eritrea compren-día solamente unidades indígenas, (es decir coloniales) a saber:

Unidades móviles: 3 baterías de 65-17;Unidades de posición: un grupo de tres compañías de ca-

ñones que estaban de guarnición en algunas posiciones fortifica-das, dislocadas en dirección a la frontera sur de Eritrea.

De acuerdo con el proyecto de movilización, debían crearse:Artillería móvil: Cuatro grupos de tres baterías indígenas

de 65-17 o de 75-13 a lomo (una para cada brigada eritrea).Dos grupos de tres baterías de 77-28, motorizados por per-

sonal nacional.Artillería de posición: Cuatro comandos de grupos y 24

baterías eritreas, más un número mayor de grupos y de bate-rías nacionales; unidades todas destinadas a ocupar las obrasfortificadas existentes y las de la campaña por constituirse.

Para el armamento de estas obras se disponía de más de400 piezas de varios calibres: 120-25; 105-28; 104-33;77-28; 75-A; 70-15 y 76-40 y de las correspondientes mu-niciones.

Estaba previsto, además, la remisión desde Italia, de:Un ingente número de Oficiales y tropas para completar

los cuadros, tanto de las unidades móviles como de los co-mandos y unidades de posición; de regimientos y grupos li-geros que formaban parte orgánicamente de las divisiones mo-vilizadas del Cuerpo Expedicionario; de agrupaciones y gruposmotorizados destinados a constituir la masa de maniobra delComando Superior o de las grandes unidades.

Operaciones de movilización y de organización defensiva yofensiva.

Apenas la situación política lo impuso, se dio comienzoa los preliminares de la movilización de las unidades de lacolonia; y, contemporáneamente, conforme se sucedían las lle-

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LA ARTILLERIA EN LA GUERRA... 291

gadas de las unidades del cuerpo expedicionario, se proveyógradualmente a la constitución y puesta en eficacia (medianteun entrenamiento intensivo) la organización de la artillería, enparte prevista y en parte creada sucesivamente y que debía deresponder al doble fin de:

Poner a la colonia en condiciones de hacer frente a cual-quier eventualidad mediante una sólida organización defensiva.

Preparar un poderoso organismo ofensivo de artillería parala campaña que podía sobrevenir.

La creación del organismo defensivo se efectuó gradual-mente. Existía en la colonia, como ya dijimos, un grupo de trescompañías indígenas de cañones que funcionaban como centrosde movilización y guarnecían con destacamentos, algunas pe-queñas obras fortificadas.

Esta primera organización rudimental, en poco tiempo, me-diante sucesivos enrolamientos de ascaris y con el empleo denúcleos de Oficiales y tropas recién llegadas de Eritrea, fueampliada y agigantada, creándose casi cuarenta nuevas unida-des y empleando otras tantas llegadas completas de Italia.

Al mismo tiempo, se readaptaron y construyeron decenasy decenas de reductos fortificados, armándolos, aprovisionándo-los y enlazándolos orgánica y tácticamente; dotándolos, ade-más, de todo lo necesario para una resistencia «a outrance».

Se constituyó inmediatamente una repartición autónoma demaniobra, para dar primero, posibilidad de vida a estas seccio-nes irradiadas y dispersas en toda la frontera y después, hacerposible su maniobra y sucesivo cambio de posición de zonaen zona.

En primer lugar se puso en plena eficiencia un dispositivode seguridad, compuesto por:

4 núcleos de comando de unidad,12 núcleos de comandos de grupo,36 baterías.En segundo lugar antes del comienzo de la campaña, el

dispositivo estaba completo y comprendía:4 comandos de unidades,

21 comandos de grupos,82 baterías, entre nacionales y eritreas,

320 piezas en reductos armados y en baterías.Con este dispositivo se creó en las zonas fronterizas sur

y, sur-oeste de Eritrea y costera, una importante faja defensivasobre un frente de cerca de 300 kms. constituida por una su-cesión de núcleos de obras fortificadas. Estos núcleos se ha-llaban dispuestos en relación a las principales y presumibleslíneas de invasión. Detrás de esta faja, seguían dos líneas su-

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cesivas de núcleos de obras fortificadas sobre una profundidadaproximada de 150 kms. En cada núcleo, las diversas obrasfueron construidas como fortines, generalmente sobre colinas olugares fuertes y dominantes, por tanto, con un amplio campode vista y de tiro; (o sea, 360 grados de acción), cercos y abri-gos con muros de piedras y tierra, alambrados y defensas acce-sorias, dispuestas de manera que cada grupo pudiera bastarse así misma, pero apoyándose recíprocamente y completándoseen las acciones de fuego. Cada grupo con dotación de municio-nes, víveres y agua para 15- 30 días.

La construcción de puestos provisionales, que se ocupa-rían eventualmente, y el hecho de disponer cada unidad de unnúmero suficiente de elementos de transporte motorizados, per-mitía el traslado de las baterías de una posición a otra o degrupo a grupo.

Una concienzuda preparación y organización del tiro, per-feccionada y controlada mediante ejercicios de combate y demaniobras, dieron gran eficiencia a este poderoso y bien organi-zado instrumento defensivo, que después de haber dado seguri-dad a la colonia durante el período de preparación, siguió pasoa paso los cuerpos operantes, instalándose en cada línea alcan-zada por éstos.

El espíritu combativo y de emulación que animaba a losgrupos, hacía que trataran siempre de ser los primeros enllegar a los sitios de peligro, es decir, a la siempre renovaday avanzante línea de combate, en donde su acción era de in-mensa utilidad.

Así no fue un dispositivo de combate único, sino una seriede dispositivos que fue menester crear conforme avanzaba elcuerpo expedicionario en el territorio enemigo. Fue necesariorealizar un enorme y complicado conjunto de difíciles movi-mientos, de trabajos de construcción y de sistematización eje-cutados en las más arduas condiciones. Una serie de problemassiempre complejos y muchas veces angustiosos, que requeríanesfuerzos agotadores, soluciones excepcionales y un elevado es-píritu de abnegación de parte de las unidades y de los coman-dos que debían de afrontarlos.

Paralelamente a la organización defensiva, a que acaba-mos de referirnos, se proveyó a la preparación del instrumentoofensivo, mediante la constitución y el entrenamiento de nuevasunidades móviles, de acuerdo con los planes de movilizacióny las sucesivas modificaciones impuestas por las circunstan-cias; ambientando y dirigiendo con unidad de criterio las uni-dades divisionales en constante arribo de Italia.

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LA ARTILLERIA EN LA GUERRA... 293

Se constituyeron así los grupos de artillería a lomo eri-treos, para las divisiones indígenas y los grupos móviles 77-28y 405-28, motorizados, previstos por el plan de guerra de lacolonia. Para estos últimos el Comando Superior de Artillería,dándose cuenta exacta de la excesiva pesadez de las formacio-nes previstas, debido tanto al exceso del personal como al tipoy cantidad del material motorizado, obtuvo la autorización ne-cesaria para adoptar formaciones más sencillas y livianas, conbaterías de tres piezas, en las que, excepción hecha para elamunicionamiento, todo se redujo a lo estricto necesario, subs-tituyéndose los pesados camiones de transporte, con tractores ycamionetas.

Con estas nuevas formaciones, empleando casi la mismacantidad de personal y de medios calculados para tres gru-pos (dos de 77-28 y uno de 105-28) se logró constituir cincogrupos, (3 de 77-28 y 2 de 105-28).

En los nuevos grupos, la dotación de municiones previstaspara 12 piezas fue asignada a 9, de tal manera que el amuni-cionamiento disponible en el campo de batalla resultó aumentadoen esa proporción. Estas nuevas unidades, con dotación de 300hombres (2-3 m-m. ) de la dotación de los grupos nacionalesanálogos, con un conjunto de 50 carros (los nacionales cuen-tan con 70 m-m. ), además de ser más móviles, como lo de-mostraron en el desarrollo de la campaña, en donde tuvieronque actuar de un sector a otro continuamente, estaban en con-diciones de poder desarrollar una concentración de fuego porunidad de tiempo, más que suficiente a los fines perseguidos yla proporcionada al amunicionamiento disponible.

Como experimento, se constituyeron dos grupos especia-les motorizados 77-28 mediante la transformación de corres-pondientes baterías de posición, con las características necesa-rias para poder maniobrar a la retaguardia inmediata de lastropas y en cualquier terreno.

De acuerdo con la intención del Comando Superior, estosdos grupos, uno eritreo y otro nacional, debieron tener unaconstitución análoga a la de los grupos 100-17/mod. 16, em-pleando pequeños tractores de montaña y caminionetas en vez demulas. El material de las piezas desarmadas fue transportadoen camionetas, lo mismo que el aprovisionamiento inmediatoy. el amunicionamiento. El personal a pie.

La imposibilidad de obtener a tiempo todo lo necesarioobligó a una solución intermedia, que si bien respondió a lasexigencias de movilidad y maniobra requerida, permitiendo aestas unidades una útil y oportuna contribución en operacio-nes y zonas en que ninguna otra unidad motorizada pudo in-

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tervenir, no dio la medida exacta de la adaptabilidad de talesunidades—en la formación totalmente motorizada prevista— alas diversas1 contingencias de la campaña.

Llegaban mientras tanto de Italia los regimientos y gruposorgánicos de artillería de las divisiones nacionales y, en Setiem-bre-Octubre, las unidades de 100-17 y 149-13, destinadas aconstituir la artillería de las grandes unidades y del ComandoSuperior. A todas estas unidades, como a las recientemente constituidas en Eritrea, se dieron inmediatamente las directivas einstrucciones prácticas para la aplicación de los principios fun-damentales establecidos. por las instrucciones ministeriales, yaconsejadas por las condiciones particulares del ambiente, me-diante una oportuna distribución encaminada a dar a los Co-mandos y reparticiones un inmediato conocimiento del terrenoen que iban a maniobrar y la ejecución de una serie gradual deejercicios tácticos y de tiro.

Se hizo especial hincapié en las siguientes normas:Valorización de nuestra superioridad, a fin de poderla apro-

vechar al máximum. Por tanto, inculcar la idea de moverse ymaniobrar sin caminos, a fin de seguir paso a paso a la infan-tería y encontrarse siempre en condición de entrar en acciónsin pérdida de tiempo; itinerarios bien estudiados; estudio ypreparación acuciosa de todas las medidas y material necesariopara superar inmediatamente las dificultades del terreno; asig-nación de auxiliares o de secciones especiales de ingenieros oinfantería para colaborar la tracción y la maniobra.

Cohesión de las acciones de fuego, con "la infantería quedebe buscarse inmediatamente:

Una tupida y segura red de patrullas, convenientementedistribuidas y destacadas hasta junto a los comandos de bata-llones; observación lo más avanzada posible y durante la ba-talla; procedimientos precisos para la individualización y loca-lización de los objetivos y para la preparación del tiro (en ge-neral con el uso de documentos cartográficos en cuya compi-lación las secciones topográficas prestaron señaladísimos ser-vicios) operaciones simples para la formación y el funciona-miento de enlaces, muy facilitados por el empleo en grande es-cala de medios ópticos, dando la mayor importancia al enlacecon la infantería.

Orden y organización de los comandos de unidades a finde obtener una acción de fuego muy descentrada, pero al mismotiempo fácilmente centralizable a voluntad del Comando Su-perior.

O sea: Cada grupo ligado a una determinada unidad deinfantería, con acción normal en el sector de dicha unidad y

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LA ARTILLERIA EN LA GUERRA... 295

con la obligación de cooperar inmediatamente, dentro de deter-minados límites, a las peticiones de esa unidad; pero, al mis-mo tiempo, todos los grupos a las órdenes del Comando de laArtillería de la columna y de la gran unidad a que dependerá,para regular la continuidad del fuego, controlarlo y poder ma-niobrar en conformidad a la directiva y necesidades superiores.

Continuidad de la acción, conseguible mediante la manio-bra por escalones de los comandos, de las baterías y con el em-pleo con este objeto, de núcleos de reconocimientos que pro-cedan inmediatamente detrás de los escalones de más adelantepara la rebusca y elección de las nuevas posiciones, observa-torios y puestos de comando que sería necesario ocupar, y ha-cer funcionar mediante movimientos parciales, a fin de evitarcrisis en las acciones de fuego y de comando.

Se indicaron, además, algunas normas especiales, diferen-tes de los reglamentos metropolitanos, pero indispensables paraaprovechar las especiales condiciones del terreno y del ambien-te; como asimismo, nuestra gran superioridad y la nula preo-cupación por la acción de la artillería o aviación enemiga.

Así;Dispositivo de combate, en general bien avanzado. En pri-

mer lugar (siempre que fuera posible) desde la línea de parti-da de la infantería, y día por día avanzando por grados parahallarse siempre al alcance de los objetivos y poder apoyar in-mediatamente el movimiento de la infantería o protegerla deataques imprevistos e impetuosos.

Por tanto:Ordenes rigurosas para la cuidadosa organización de la

defensa inmediata. Cada grupo y batería aislada debía trans-formar inmediatamente: su posición en un Tuerte reducto bien de-limitado y recintado, en que cada arma automática y cada hom-bre de la repartición debía tener un puesto de acción v una tar-rea precisa. Formaciones simples, en zonas reducidas, escogien-do posiciones dominantes y que fueran también buenos obser-vatorios. Las baterías del grupo 10 más próximas posibles, 'demanera que las operaciones de preparación y de orientaciónpara una, pudieran servir a todas; los Cdtes., próximos ala línea de las piezas para poder hacer uso, en la línea general,del enlace goniométrico paralelo y para reducir al mínimum lostrabajos de organización de los comandos, de los enlaces y deltiro, teniendo como norma constante la de obrar rápidamentey ahorrar personal y medios a fin de disponer de la mayor can-tidad posible para asegurar sólidamente los enlaces con la in-fantería y con los comandos superiores.

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A fin de asegurar un rápido y seguro entendimiento entrelos comandos de artillería, infantería, grupos y observadoresaéreos, así como para facilitar la preparación del tiro y la ma-niobra de fuego, antes de la llegada de Italia de las ¡secciones to-pográficas del Ejército y la sección topográfica del ComandoSuperior, se organizó en Eritrea una importante repartición, co-mandada por un oficial superior y sub-dividida a su vez endepartamentos.

A esta repartición se le confió la tarea, primeramente decompletar la red artillera en toda la zona fronteriza, extendién-dola más allá, hasta los límites de la visibilidad, y después lade preparar y adiestrarse en los trabajos propios de campaña,para continuar, en las fases operativas, los relieves y la distri-bución de los nuevos planos relativos al terreno por conquis-tar. Este trabajo fue muy bien organizado después por la7. ° sección topocartográfica, cuya obra debe ser especialmentemencionada por los importantes servicios rendidos a la prepa-ración del tiro y localización de los objetivos, así como la im-portante y oportuna distribución de óptimos relieves fotogramé-tricos, que comprendían todos los itinerarios y las zonas enque se desenvolvieron las principales operaciones.

Las secciones topográficas de los Cuerpos de Ejército ylos órganos correspondientes de los diversos comandos de uni-dades a su vez, completaban este trabajo, perfeccionándolo detal manera que durante las más importantes operaciones fuesiempre posible ejecutar acciones maniobradas de fuego, fa-cilitadas también por las óptimas posibilidades de observación.

La observación aérea fue cuidadosamente preparada y per-feccionada, realizándose en cada sector un perfecto entendi-miento entre unidades y observadores aéreos, los que desarro-llaron siempre su tarea en la mejor forma, animados por un ele-vado sentimiento de bien entendida colaboración.

Empero, durante las verdaderas operaciones, faltaron siem-pre las ocasiones para un empleo de importancia. En general,los observadores aéreos, activísimos siempre, prodigáronse enla indicación de los blancos, de los resultados del tiro, perotambién la observación terrestre ¡se hallaba en condiciones deevidenciar y controlar, por lo que fueron raras las ocasionesen que la intervención de la observación aérea se manifestó deimprescindible necesidad.

La artillería en las primeras operaciones ofensivas.

Después de este intenso trabajo preparatorio, la organiza-ción de la artillería se halló lista desde el comienzo de las ope-

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LA ARTILLERIA EN LA GUERRA... 297

raciones ofensivas. Si bien no todas las reparticiones tenían for-maciones y dotaciones perfectas y completas, esas inevitablesdeficiencias fueron suplidas en todas sus partes por un elevadoespíritu de adaptación y de abnegación que dominó durantetoda la campaña. Basta decir que hubo grupos en que se hicie-ron transportar las municiones por soldados, y otros en que serenunció al transporte de todo objeto, aún de los más indispen-ble para aliviar la pesada vida de campaña, para dar cabidaa un mayor número de tiros.

Al comienzo de las operaciones, además de la artilleríaorgánica de las divisiones indígenas y metropolitanas, existíaen Eritrea un importante conjunto de unidades y de grupos mo-torizados, todos a disposición y bajo la dirección del ComandoSuperior de la artillería. Las unidades y grupos de posición devarios calibres se encontraban todos organizados defensivamente.

Del enemigo se tenían pocas noticias; núcleos armadosaquí y allá, allende la frontera, pero nada se sabía de sus inten-ciones. En esta situación, no había antecedentes para la ma-yor o menor asignación de artillería de ejército a las diversascolumnas. Por esto se siguió, en un comienzo, con un criteriode acuerdo con la mayor o menor transitabilidad de los itine-rarios. Se retuvieron como reservas, las artillerías de 149-13,que venían llegando y las de 77-28 motorizadas que se estabancompletando. Se hicieron avanzar algunos grupos y baterías deposición, distribuyéndolos casi en la frontera misma para apo-yar eventualmente las tropas rebasantes y relevar de esta tareala artillería móvil orgánica de las grandes unidades de primeralínea. Pero no ocurrió nada de notable.

Solamente en el frente de la columna central (Cuerpo deEjército Eritreo), y de la occidental (2. ° Cuerpo de Ejército),hubo breves y limitados combates antes de alcanzar los obje-tivos fijados: Adigrat (1 . ° C. de E. ), Enticció. (C. de E. Eri-treo), Adua,; (2. ° C. de E. ). Dos solos grupos, uno eritreo y otrode la división Gavinana tuvieron ocasión de disparar algunasdecenas de tiros.

Las importantes marchas cumplidas por las tres columnaspermitieron experimentar en grande escala las posibilidades demovimiento de los grupos en general, y de los motorizados enespecial. Los grupos divisionales a lomo, tuvieron que superarsolamente dificultades logísticas que exigieron grandes esfuer-zos y abnegación de parte de los afectos a los servicios de apro-visionamiento. Los grupos motorizados eritreos, siempre conmedios incompletos, siguieron en dos sectores las tropas de pri-mera línea, sino inmediatamente, por lo menos, a breve distan-cia. En el de Adigrat a distancia táctica. En el de Adua a una

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jornada. En el sector central, los grupos de 77-28 y 100-17, fue-ron detenidos a 20-30 kms. de la línea de objetivos por lasinsuperables dificultades del terreno montañoso, falto, además,de caminos. Debe tenerse presente que este primer avancé,estando las tropas totalmente absorvidas por exigencias de se-guridad y de preocupaciones logísticas, los grupos de artilleríano tuvieron ayuda alguna. Se vieron obligados a buscarse ca-minos, saliéndose con frecuencia de las intransitables rutasde caravanas para construir largos trechos de caminos, ganarlargas y penosas cuestas, realizar a mano difíciles y peligro-sos arrastres, pesadísimos por el poco personal disponible. Deallí el consiguiente retardo. Pero si los grupos hubieran sidoconvenientemente ayudados, y el avance, en vez de realizarsecon la celeridad que permitía la falta de resistencia por parte deladversario, hubiera sido retardado por éste, sin duda alguna, ha-brían podido intervenir siempre y oportunamente apoyando consu fuego la acción de las tropas.

En este primer experimento el tractor ha demostradoexcepcionales posibilidades de maniobra, superando las especta-tivas de quien ya los conocía bien. La camioneta rindió tam-bién óptimos servicios.

Alcanzada la línea fijada por el Comando Superior, comoobjetivo final del primer avance, se procedió inmediatamentea la consolidación de la misma, haciendo avanzar en los nuevossectores, sobre las pistas recién trazadas, grupos y baterías deartillería de posición, sacados de la segunda y tercera líneade la primitiva formación defensiva.

A los pocos días, en el territorio recién ocupado, una vein-tena de baterías de defensa, agrupadas y organizadas conve-nientemente, guarnecían las principales localidades para ce-rrar las más peligrosas líneas de ataque desde el sur, mien-tras hervía el trabajo de construcción de los nuevos reductosy de los nuevos preparativos con un continuo incremento deunidades y de medios.

El sucesivo avance sobre la línea Makallé-Tembien-Takassé,permitió mejor que en la primera, apreciar las posibilidadesde acción de las secciones motorizadas, puesto que se cumplió,en una mayor profundidad y en un terreno menos conocido.

Los grupos motorizados de 77-28 y de 105-28 eritreos si-guieron esta vez muy de cerca la infantería, salvando tres pa-sos notablemente difíciles, y llegaron con las unidades del primerescalón, a distancia táctica de los objetivos, donde fueron algu-nos días después, alcanzados por los grupos 149-13, cuyoavancé, fue atrasado adrede por estudios logísticos.

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LA ARTILLERIA EN LA GUERRA... 299

También en la zona de Makallé y precisamente en las al-turas del Calaminó, se creó un verdadero campo atrincherado,empleándose en él, 15 baterías de posición, sacadas de las lí-neas defensivas de la retaguardia, sin desguarnecerlas del todo,y dejando en ellas lo necesario. Otras baterías fueron escalona-das en los caminos de retaguardia de Adua y de Makallé, parala seguridad de las líneas de comunicación, obstruibles por elenemigo. En Makallé fue reconstruido y puesto en plena efi-cencia el pequeño y glorioso fortín de Enda Jesús, cuya épicahistoria, que ya había contribuido a reforzar el concepto Se laimportancia que podían tener en esta campaña las obras dedefensa, apareció, en la evocación que de ella se hizo en el sitiomismo, en todo su valor técnico y heroico.

Se puede afirmar que ella, fue, junto con el recuerdo vivoy local de otros episodios de la campaña de 1896, una buenaguía para el empleo de las unidades de posición, y la elección delas localidades aptas a fortificarse, y de las normas prácticaspara la construcción de las mismas.

Constitución y empleo de las masas de artillería de maniobramotorizadas en la batalla.

Mientras tanto, empezaba a perfilarse el cuadro de las ac-tividades y de las intenciones del enemigo, sobre cuya base elnuevo comandante superior podía, junto con los demás elementosen su poder, idear una atrevida línea de conducta de las opera-ciones y disponer de 'las piezas mayores del juego.

Fuerzas importantes afluían desde el Sur y se concentrabanen fuertes masas frente a nuestras posiciones avanzadas.

Imponente sobre las otras, también por el nombre y au-toridad del Comando, la que se estaba acumulando inmediata-mente al Sur de la fuerte posición de Amba-Aradam; peligrosala del Ras Kassa por la amenaza contra el También.

Fue en esta situación que, por orden del Cdte. en Jefe, ¡secreó una imponente masa de artillería de maniobra, concentran-do la casi totalidad de los grupos motorizados a disposicióndel Comando Superior, ordenándola, organizándola de manerade hacer sentir en- las sucesivas operaciones todo el peso deeste poderoso instrumento de fuerza a nuestra disposición.

En pocos días se hizo afluir a la meseta de Calaminó, in-mediatamente al sur y sud-este de Makallé, un conjunto de dosagrupaciones con once grupos y treinta y cuatro baterías.

Algunos de estos grupos partieron desde Adua y Enticció a500 km. de distancia, empleando de cuatro a cinco días en tanlargo y difícil recorrido, sobre pistas improvisadas y venciendo

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300 MEMORIAL DEL EJERCITO

enormes dificultades logísticas. Y, a a mediados de Diciembre estamasa estaba lista, dispuesta en línea de combate y en condicio-nes de cooperar de manera eficaz al grandioso plan concebidopor el Cdte. en Jefe, plan que desarrollara desde la batalla deEnderta.

La acción de la artillería en general, y de la maniobra enespecial fue establecida en esta batalla, en forma intensa, con-tinuada y muchas veces, sobresaliente por su eficacia; facili-tada por las condiciones del terreno y las oportunas y meticu-losas disposiciones tomadas. Entre los dos cuerpos de Ejércitoque operaban para envolver por los flancos el extenso y fuertebaluarte montañoso de Amba-Aradam, quedaba un ancho y pe-ligroso intervalo, de tal manera que las alas internas de esasgrandes unidades se hallaban particularmente expuestas a losataques que el enemigo, concentrado, podía lanzar.

Los grupos orgánicos de primera línea se hallaban casi to-dos uniformemente distribuidos sobre el frente de cada una delas grandes unidades, a continuación inmediata de las unidadesdel primer escalón, empeñadas en la acción.

Un tercio casi de los grupos de maniobra había sido asig-nado directamente a los Cuerpos de Ejército, los dos gruposfueron empleados para reforzar y proteger las alas externas.Tocó por tanto a los restantes cinco grupos de la masa de ma-niobra—bajo la dependencia directa del Comando Superior—latarea de eliminar esta solución de continuidad y de reforzar po-derosamente la acción de fuego sobre todo el frente de losCuerpos de Ejército. Fueron alineados en el intervalo frenteal imponente y amenazante macizo del Amba-Aradam, formandoasí un verdadero dique de seguridad en la noble tarea de:

Bombardear con su fuego la fuerte posición enemiga y en-trabar de la manera más eficaz todos sus posibles puntos desalida; prestar la más poderosa cooperación de fuego a las dosgrandes unidades sobre el entero frente, pero especialmentecomo protección de las dos alas interiores de aquellas. Todo estoera posible debido a la colocación central muy recogida y atre-vidamente avanzada de toda la masa de maniobra, y por el dis-positivo o formación de combate adoptado, que si bien con-trastaba las normas generales del empleo de la artillería, resul-taba lógico y eficaz contra un enemigo casi desprovisto de ella;y por los medios y medidas importantes tomadas para asegurarel más íntimo enlace con las unidades de infantería empeñadasen la acción y el dominio visual del extensísimo campo de ba-talla. Los grupos se dispusieron casi en una línea, en dosagrupaciones, la una al lado de la otra, con la defensa próximaorganizada para poder hacer frente a las más graves contingen-

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LA ARTILLERIA EN LA GUERRA... 301

cias. Cada grupo enlazado con uno o más batallones del pri-mer escalón; las agrupaciones con los regimientos; el comandode la masa y el Comando superior de Artillería con las divi-siones de primera línea y con los dos Cuerpos de Ejército.Unas veinte patrullas de observación con la infantería y otrastantas en los observatorios y en la reserva. Análoga la organi-zación de los enlaces tácticos en los comandos y en los gruposde los cuerpos de artillería divisionales. La carta sobre escalade 1/50. 000, profusamente distribuida, debía ser el medionormal para la localización y señalización de los objetivos. Losenlaces internos del comando no sólo fueron organizados paraasegurar las comunicaciones y los partes, de acuerdo con la je-rarquía de las dependencias, sino para facilitar a los comandossuperiores la comunicación directa con cualquier otro, ya seacon los principales observatorios y con las patrullas a fin de ha-cer posible la más rápida y segura transmisión de informaciones,órdenes, pedidos de fuego,, aún sin respetar el conducto regu-lar. De tal manera todo estaba dispuesto para que la acción dela artillería divisional ligera y las de maniobra de Ejército pu-dieran integrarse recíprocamente en la acción. La determina-ción de los datos de tiro, por parte de la artillería de maniobra,ejecutada para los primeros objetivos mediante el uso de losplanos de batería, previamente preparados, se hacía con el em-pleo de la misma carta cuadriculada usada para la individua-lización de los blancos, con óptimos resultados; y se evidencióque los tiros resultaban suficientemente precisos, y podían conel auxilio de la observación terrestre y en algunos casos, por elde la aérea, ser centralizados sobre los blancos, siguiéndolos ensus movimientos.

La acción de fuego en el campo de batalla resultó en todomomento, rápida, oportuna, segura y perfectamente correspon-diente a las contingencias. Iniciada con intensas concentracio-nes sobre las localidades más sensibles e importantes de lacumbre y faldeos del macizo del Amba-Aradam, con el objeto decubrir los primeros movimientos de nuestras tropas, continuó,sin interrupción y siempre precisa, durante todas las fases dellargo y dificultuoso avance. Por parte de la artillería liviana paraeliminar las resistencias locales, pero especialmente para re-chazar ataques imprevistos y violentos contra las diversas co-lumnas, que muchas veces eran acciones lanzadas desde cortísi-ma distancia, que se desarrollaban, bajo la tormenta de fu-silería y de ametralladoras enemigas, en las que brilló el corajey la firmeza de jefes y subalternos.

Por parte de la artillería de maniobra, su empleo de fuegocasi siempre en masa, fue un verdadero huracán que se de-

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302 MEMORIAL DEL EJERCITO

sencadenaba por solicitud o por iniciativa sobre una u otralocalidad del extenso campo de batalla. Esta acción en masa cul-minó en algunos episodios sobresalientes, que evidenciaron laeficacia de la organización y formaciones adoptadas. Estas fue-ron las imponentes y terribles concentraciones de detención y deaniquilamiento realizadas en:

La mañana del 12 de Febrero, cuando el enemigo aprove-chando una densa neblina descendió del contrafuerte en Enda-Gaber para rebasar y envolver la 101 división de CamisasNegras, formada en el ala derecha (interior) del ler. EjércitoLa mañana después, y en la del 15 de Febrero, sobre la sillacentral norte del Amba-Aradam, de la cual descendían densascolumnas dirigidas contra el flanco izquierdo (interno), del 3. ºC. de E. y los días 15 y 16 sobre masas desordenadas, fluyen-tes contra el poblado de Antaló. En estos ataques que fueronrepetidamente deshechos, las masas se sucedían con rabiosatenacidad en los asaltos, batidas cada vez por verdaderas yviolentas tempestades de tiro de todos los calibres, aniquiladas opuestas en fuga. Durante el primer momento, dos baterías,enemigas, bien visibles desde el observatorio del Comando Su-perior, y que habían tomado como blanco un punto vulnerablede la extrema derecha del 1. ° C. de E. el llamado «Sombreradel Fraile», fueron puestas fuera de combate a los pocos minu-tos. En los días sucesivos a la batalla toda la artillería maniobrócontinuamente para ocupar posiciones sucesivas. Con oportunasucesión de traslados y un previo y bien ordenado escalona-miento con desplazamientos de seis a siete kms. de profundidad,todas las unidades se trasladaron repetidamente hacia adelante:La artillería divisional, manteniéndose siempre en estrecho con-tacto con las unidades de infantería del respectivo sector de ac-ción; las de maniobra sub-dividiéndose en dos masas, de la quela mayor fue llevada atrevidamente sobre las posiciones avanza-das alcanzadas, por las tropas del 1. ° C. de E. al sud-este delAmba-Aradam.

Todos los movimientos se efectuaron sin que se produjeranunca una crisis de eficiencia, estagnación o discontinuidad en laacción del fuego. Al final de la batalla, toda la artillería pre-sente en la zona, comprendiendo varias baterías de posición,había entrado en acción de fuego, disparando un total de26. 000 tiros. De estos casi la mitad, disparada por la artilleríamás poderosa de la masa de maniobra.

La eficacia de la notable, en algunos episodios primordial,contribución de la acción de la artillería a esta victoria, fue ca-lurosamente reconocida y elogiada por los comandantes de todagraduación de las grandes unidades y de las de infantería

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LA ARTILLERIA EN LA GUERRA... 303

empeñadas en la batalla. El mismo Cdte. en Jefe reconoció]en ella una de las principales razones de los grandiosos resul-tados obtenidos con un mínimum de pérdidas. (Teleg. de S. E.Badoglio al Ministerio de Colonias).

Operaciones en Sciré y en el Tembien.

Inmediatamente después de la gran victoria del Endertá,que iba a tener resultados notables y decisivos sobre los acon-tecimientos posteriores, la mitad, más o menos de los grupos demaniobra siguió y apoyó la acción del 1. ° C. de E. hacia Alagi,y la otra mitad, de acuerdo y en ejecución del rápido desarrollodel plan concebido por el Comando Superior, fue enviada alSciré para reforzar las tropas que allí operaban.

Junto con las unidades se enviaron elementos de comandoy patrullas bien dotadas de medios y ricas de la experiencia ad-quirida en los acontecimientos recientes. Los movimientos seefectuaron con gran rapidez y a marchas forzadas. Digno departicular mención el del CXIX grupo de 149-13, que partióal atardecer del 26 de Febrero desde el Sur de Makallé y luegoen la noche del 28 de Febrero al 1. ° de Marzo, a Selaclea, co-rriendo 550 kms., o sea una media de 150 kms. por día, sobreun itinerario dificilísimo con pistas en su mayor parte verdade-ramente intransitables.

Estos grupos, que pudieron disponerse oportunamente enmasa sobre el largo intervalo existente entre las dos divisionesde primera línea del 2. ° C. de E., desarrollaron, en escala redu-cida, maniobras y funciones análogas a las desempeñadas porla masa mayor en la batalla de Endertá.

Aquí también los grupos divisionales y los de los C. deArt., disponiéndose rápidamente en líneas de combate, con or-ganizaciones ¡simplísimas, pero dando siempre la mayor im-portancia al enlace con la infantería, pudieron desarrollar unaacción de fuego sumamente eficaz, que sirvió repetidamentea detener furiosos ataques del enemigo y a salvar en algunoscasos, ¡situaciones críticas, ahorrando a los infantes doloros sa-crificios.

En las operaciones que contemporáneamente se desarrolla-ron en el Tembien, tomaron parte solamente dos grupos de ma-niobra, además de la artillería orgánica de las unidades allí em-peñadas y precisamente los grupos motorizados. Su acción,conducida con directivas especiales, aplicadas en otros sectores,bien armonizadas con la de la artillería divisional, cuyo tiroservía frecuentemente para atraer y señalar los blancos, con-

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304 MEMORIAL DEL EJERCITO

currió eficazmente al feliz resultado de la atrevida maniobrade envolvimiento y aniquilamiento del ejército del Ras Kassa.

Después de la triple serie de operaciones que condujeroncasi simultáneamente a la ocupación de Alagi, a la liberación delTembien y a la ocupación de todo el territorio hasta más allá delTakasse, la actividad de la artillería se redujo esencialmente amarchas y maniobras para seguir de cerca la infantería en lasatrevidas operaciones que se desarrollaban en otros sectores.

Para la artillería motorizada fueron verdaderas grandesmaniobras, tantos y tan complejos fueron los obstáculos quedebió vencer, tanto por lo quebrado del terreno como por lafalta de caminos y las crecientes dificultades logísticas.

Las formaciones y vínculos orgánicos, y las normas regla-mentarias para los casos normales, tuvieron que ser sacrificadaspara hacer frente a las necesidades siempre variables. Así elgrupo de 77-28 eritreo, que tomó parte en la expedición deGondar, fue radicalmente transformado. Cuadros reducidísimos,personal nacional en vez de eritreo; camiones diferentes fueronempleados, debido a razones de carácter logístico. Para la ar-tillería motorizada que se hizo partir en las operaciones con-tra Aschianghi, se impusieron expedientes de verdadera excep-ción, tales como la fusión del personal y de los medios de va-rios comandos y unidades para dar mayor fuerza y mayores po-sibilidades al limitado número de entidades que se considerabaposible hacer actuar. Así, para los comandos y unidades queformaron la columna que realizó la arriesgada conquista dela capital enemiga, las exigencias de las operaciones y las rí-rígidas medidas logísticas impusieron, junto con razones deorden moral, la adopción de recursos especialísimos en la cons-titución de las unidades.

En la segunda quincena del mes de Marzo el Ejército delNegus se concentraba en la zona de Aschianghi. Se trataba delas tropas más aguerridas del Imperio con las que el supremo co-mandante enemigo parecía decidido a jugar su última carta. Sesabía que este ejército disponía de artillería y los informes in-dicaron cifras que resultaron a la postre, exageradas. Por nues-tra parte podíamos disponer, por el momento, solamente de arti-llería a Tomo, de las pocas grandes unidades que se hallaban enel sitio y todavía muchas de tales unidades no se hallaban enbuen pie ni completas debido a las enormes pérdidas de cuadrú-pedos. Si no se hubiera dispuesto inmediatamente y con urgen-cia el avance de una parte, por lo menos, de la artillería de ma-niobra más poderosa, habría fallado y precisamente en la bata-lla que resultó decisiva para la campaña, ese elemento poderoso

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LA ARTILLERIA EN LA GUERRA... 305

de potencia y de superioridad que tanto había contribuido albuen resultado de las precedentes victoriosas operaciones.

Se dispuso lo necesario y a costa de cualquier sacrificio.La zona era la más difícil de todas. Había sitios en que sobreun recorrido de 50 kms. se encontraban tres dificilísimos por-tillos a tres mil metros de altura. Nada de caminos. Solamente!rutas para mulas o senderos apenas trazados. Era indispena-ble trazar una pista y en muchos trechos, excavarla en la roca,en una extensión que, en relación con el escaso tiempo dispo-nible, daba la sensación descorazonante de lo imposible. Pero alcontrario no se desesperó. Todos los medios y todos los recur-sos fueron utilizados. Mil doscientos artilleros, en colaboraciónal comienzo con otras tropas, solas después, trabajaron día y no-che en la ardua tarea. Se calculó al comienzo un plazo disponi-ble de quince días para hacer avanzar y disponer frente al pasode Agumbertá, donde se preveía ocurriera la batalla, por lo me-nos una parte de los grupos disponibles. Pero los aconteci-mientos se precipitaron. El 28 de Marzo las fuerzas enemi-gas daban signos de amenazante agresividad. El límite de tiem-po quedó así reducido a la mitad.

De manera que sólo restaban pocos días disponibles parasuperar los tres cuartos del recorrido. Fue necesario revisar losplanes de operaciones.

Se dejó a un lado el itinerario fijado por los organismostécnicos de ingenieros para la construcción de un camino, y seescogió un itinerario más largo y más pesado, pero que pres-taba la ventaja de no exigir trabajos demasiado difíciles, nitampoco obstáculos insuperables. Y los artilleros, solos, se apres-taron a la esforzada empresa: pista y arrastre.

Abandonada la idea del empleo de grupos orgánicos refor-zados y con dotación completa de piezas, se dispuso la tracciónde todos los materiales desmontables para los que se podía dis-poner en carretillas. Dos comandos de agrupación y nueve gru-pos fueron empleados hasta el último hombre en esta difícily apremiante maniobra. Un comando de agrupación tuvo la di-rección y responsabilidad directa de la misma: cuatro gruposfueron directamente empleados en el arrastre de un núcleo dépiezas cada uno, (de seis a nueve). El otro comando de agru-pación y demás grupos tuvieron la doble tarea de ayudar a lasmaniobras y de preparar el dispositivo de combate y la organi-zación del tiro en la zona prevista para la primera acción. Latarea ejecutada por estas dos agrupaciones improvisadas es dig-na de especial mención. Todos los artilleros, dejando a un lado

M. del E. 9.

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306 MEMORIAL DEL EJERCITO.

toda clase de ambiciones, sé entregaron completamente al tra-bajo, sin descanso, continuamente día y noche, venciendo todaslas dificultades del terreno, a pesar de las torrenciales lluvias.

Así cuando las. más optimistas previsiones hacían entreverla posibilidad de poder contar con algunas piezas para el 6 deAbril, ya desde la tarde del 31 de Marzo, dos núcleos, los gru-pos de 100-17, salvando el último y más duro boquete, so ha-llaban en condiciones de intervenir en la batalla que arreciabadesde la mañana. Por ¡eso, el peso de ésta fue sostenido el pri-mer día por la sola artillería divisional y un grupo de bombar-das, y fue una acción de fuego que embestía de lleno las furi-bundas masas enemigas apenas asomaban por los dos pasosde Mecan y les deshacía su impetuosa y violenta acometidaantes de que alcanzaran nuestros reductos.

Algunas unidades resultaron duramente maltratadas y otras,con el enemigo encima, después de haber gastado todas las mu-niciones disponibles, se lanzaron decididas, juntas con la in-fantería, al contra-ataque. En ésta como en otras circunstancias,y en la posterior y maravillosa marcha-maniobra que condujoa la ocupación de la capital del Imperio, la artillería prestó sugran concurso. Para no ser peso inútil para la infantería, sobre-cargada por duras tareas, actuó casi siempre sola.

Y si, durante los fatigosos y muchas veces obstruyentesarrastres, ocasionó algunas inquietudes a los Estados Mayoresen sus apreciaciones logísticas, en la batalla, sin embargo, fuedeseada y siempre solicitada, con entera confianza, por la infan-tería, conquistando una invariable admiración y una gratitudgeneral.

Porque si excelentes y grandiosos fueron los medios ysobresaliente la preparación de las unidades, admirable fue siem-pre el espíritu que animó a Jefes y subalternos.

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Armas de trayectoria rasante:

(Fusil, Fusil Ametrallador, Cañón de Infantería y armas de tiro curvo: lan-zaminas, granadas de mano y granadas de fusil; sus características y su

utilización táctica en diversos terrenos).

(Por A. Triponez, L t . cp. Id. y. l |2) .

INTRODUCCION.

Este estudio no tiene pretenciones científicas; él se debe ala iniciativa del Comandante de la cp. de L. 1¡2, quien pidió acada uno de sus oficiales desarrollar un tema elegido libremente.

Este modesto trabajo es el resultado de una encuenta y deinformaciones.

Han sido consultadas las siguientes obras:Gelande, Waffenwirkung.und Waffeneinsatz del Mayor Varmiker.Revue militaire suisse.Ce qu' il faut savoir de l'Infanterie de Abadie.Revue d 'Infanterie.Los progresos enormes de la técnica han revolucionado to-

talmente los métodos de combate de la infantería. La última gue-rra demostró las dificultades de la aplicación integral del apoyode fuego. A medida que el armamento progresaba en cantidad yen poder, el terreno, o mejor dicho, el aprovechamiento del te-rreno ganaba en importancia. No basta ya preparar un ataquepor un fuego concentrado sobre zonas de terreno consideradaspeligrosas, pues tal ataque fracasará ante el fuego de armas au-tomáticas flanqueantes que no pueden ser destruidas por las ar-mas de apoyo. En lo sucesivo serán necesarias armas capaces decontrabatir aquellos fuegos enemigos que no pueden ser vistosfrontalmente. Una sola cosa interesa: el efecto en el objetivo. Elinfante es un objetivo muy apetecible y para poder avanzar porsí mismo es necesario que sepa utilizar todos los recursos que leofrece el terreno.

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308 MEMORIAL DEL EJERCITO

Pasemos una rápida revista a las diferentes armas de Infan-tería.

Armas de tiro rasante.

El fusil y la carabina no han perdido nada de su antiguo valor;sobre todo en montaña estas armas concurren eficazmente a ladefensa. Los fusiles y las carabinas están destinados a la ejecu-ción de tiros individuales de precisión dentro de sus límites deempleo en el combate. Por principio, no ejecutan sino una solaclase de fuego: el fuego a voluntad. Es el tiro de caza ejecutadoa iniciativa del tirador. La eficacia de este fuego depende de suprecisión la que a su vez depende de la habilidad y calma del ti-rador. En la fase del combate que precede inmediatamente alasalto, el tiro a voluntad de las armas individuales puede parti-cipar en la neutralización conjuntamente con las ametralladorasy fusiles ametralladoras; en el curso mismo del asalto, el tiro in-dividual será empleado contra todo enemigo que se resista a ren-dirse. Los terrenos favorables al empleo del fusil y carabinas sonnumerosos en la montaña; un estudio juicioso permitirá fijar lacantidad de defensores que ellos necesitan y economizar efecti-vos sin debilitar la defensa.

El fusil ametrallador está, por principio, destinado a dispararperpendicularmente al frente o en una dirección poco oblicua. Suvelocidad de tiro y su precisión le permitirán llenar bien su mi-sión aún en las partes del terreno relativamente estrechas sobre lascuales la duración de los saltos del asaltante será apreciable.

Cuando el terreno por batir sea más ondulado o cuando sucampo de tiro perpendicularmente al frente sea insuficiente, sele empleará en forma flanqueante.

El fuego normal del fusil ametrallador se ejecuta por ráfa-gas de 5 o 6 cartuchos, excepcionalmente un cargador completo.El fusil ametrallador está destinado a ejecutar tiros de precisiónsobre todo objetivo que se oponga a la progresión del grupo.

El tiro del P. A. no es empleado, pues, generalmente más quea las pequeñas distancias, hasta los 600 mts.; más allá este tirono está justificado sino contra objetivos importantes y muy fa-vorables.

El tiro con F. A. puede también ser ejecutado sobre la mar-cha y especialmente antes del asalto.

La ametralladora es verdaderamente el arma que por su pre-cisión, su alcance y su velocidad de tiro es la reina del combate,El fuego es el único modo de acción de la ametralladora. Su ma-niobra se reduce a disparar y a cambiar de posición de fuego,Mientras que el F. A. recibe especialmente misiones que exigenmovilidad y gran rapidez de ejecución, la ametralladora esta más

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ARMAS DE TRAYECTORIA RASANTE 309

particularmente encargada de acciones que demandan potencia,precisión y alcance. Veremos más tarde que el efecto en el obje-tivo del haz de trayectorias depende mucho del terreno. Desde elpunto de vista de su modo de acción en el combate, la ametralla-dora ejecuta tiro directo, indirecto y tiro contra aviones La ame-tralladora obrará a menudo flaqueantemente y sobre todo en

'montaña para conseguir efectos de arrasamiento.El cañón de infantería tiene como misión batir los carros, las

ametralladoras visibles y ejecutar fuegos sobre puntos de pasoimportantes.

Sus características son:

Una extrema precisión.Una gran rapidez de reglaje.Una velocidad de tiro que puede alcanzar a 15 disparos por

minuto.La posibilidad de hacer tiro directo, indirecto y semi-cubierto.Una movilidad suficiente para seguir a la infantería en to-

das las circunstancias del combate.Un rápido aprovisionamiento de munición.

En la ofensiva, el cañón de infantería se utiliza:

Durante la aproximación, para tomar bajo sus fuegos los au-tomóviles blindados.

Para disparar sobre las ametralladoras que puedan ser des-cubiertas.

Durante el combate, para obrar sobre las piezas visibles.

En la defensiva, él es apto:

Para batir las ametralladoras visibles.Para ejecutar fuegos sobre puntos de paso importantes.Para disparar sobre los carros.

Las armas de tiro curvo.

Las granadas de mano se lanzan desde la posición de pie, arro-dillado o tendido. En la ofensiva, el combate con granadas per-mite cooperar a la neutralización del adversario durante el tiem-po que precede al asalto.

En la defensiva, la granada servirá para impedir al enemigoavanzar por ángulos muertos o por zonas que las armas automá-ticas de la defensa no pueden batir eficazmente.

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310 MEMORIAL DEL EJERCITO

La granada de fusil puede, en la defensiva, ser colocada comoapoyo del arma automática a la cual evitará sorpresas próximasque permita un terreno muy cortado y muy cubierto. Será igual-mente útil para desalojar al asaltante que se ha hecho fuerte enlos hoyos y zanjas.

El lanzaminas. Sus características son:

Una buena precisión.Una velocidad de fuego que puede llegar a 20 tiros por mi-

nutos. .Una gran movilidad, debida a su peso relativamente pequeño.A su fraccionamiento en cargas individuales, a la rapidez de

su arma y desarme y de su entrada en batería.Una trayectoria cuya curvatura hace del lanzaminas la má-

quina específica para el tiro por sobre las propias tropas, capazde tomar bajo su fuego la resistencia que el primer escalón estáa punto de vencer y que además permite ocupar posiciones ocul-tas para disparar sobre objetivos también ocultos.

Un proyectil cuya eficacia es comparable a la de un obúsde 75.

Estas propiedades hacen del lanzaminas un medio de acciónmuy poderoso. En la ofensiva, el L. M. sirve para reducir o neu-tralizar nidos de resistencia contra los cuales el tiro rasante delas armas automáticas es impotente, destruir o neutralizar lasametralladoras y las armas próximas. Pero las dificultades deabastecimiento inherentes al peso de la munición imponen la obli-gación de no emplear esta arma sino en casos muy calificados ycontra objetivos bien precisos.

En la defensiva, el L. M. es susceptible, desde que se le hapodido dotar de un seguro aprovisionamiento de munición, decontribuir considerablemente a la barrera efectuada por la in-fantería.

Empleo de las armas en el terreno.

Ya se ha dicho que la influencia del terreno en la conduc-ción del combate ha aumentado considerablemente con el desa-rrollo del armamento. Solamente aquel que tenga una idea exac-ta de la utilización del aprovechamiento del terreno podrá obrarmás o menos eficazmente. Se dice, y con razón, que no se hace enel campo de batalla más que lo que se ha aprendido en tiempo depaz. Aquel que no haya aprendido con ejercicios a reconocer ob-jetivos ocultos no los verá en la acción.

No me referiré al terreno como base de operaciones para elmovimiento de tropas, sino que más bien haré el estudio de las

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ARMAS DE TRAYECTORIA RASANTE 311

formas de la topografía relacionada con el efecto en el objetivode las diferentes armas y de las posibilidades de entrar en posi-ción de fuego. . .

Reconoceremos que es necesario tomar al enemigo bajo nues-tro fuego, allí donde su movimiento es entorpecido con el fin detenerlo el mayor tiempo posible bajo nuestra zona de acción.

Hay pues relación íntima entre el terreno y el efecto de lasarmas con relación a la posibildad de maniobra. Es necesario tam-bién poder observar; en esto también ejercerá el terreno una in-fluencia principal.

Veamos en qué ha consistido especialmente el desarrollo delarmamento y por qué él ha dado al terreno una importancia tangrande.

El efecto de las armas y más particularmente el efecto en launidad de tiempo, ha aumentado a consecuencia de una velocidadinicial más grande y de una mayor precisión. El combate moder-no significa momentos de grandes concentraciones de fuego, in-

teíwmpido por cortos instantes destinados a permitir una nue-va preparación.

Por una parte se construyen armas de trayectorias más ymás rasantes y, de otra, armas de tiro muy curvo. Podríamos serconducidos a creer, dado el hecho de que poseemos armas que seadaptan a cualquier terreno, que este último ha perdido su im-portancia. Debemos reconocer que son las armas de tiro rasante,principalmente las ametralladoras, las que juegan principal pa-pel en el combate y que, mientras más rasantes son las trayecto-rias, más sensibles son las pequeñas desigualdades del terreno.

El alcance de las armas ha aumentado, de ahí la necesidad dela apreciación del terreno en mayor escala. El fuego de las armaspuede hoy ser desplazado más fácilmente. En el combate, para des-cubrir los numerosos recursos de fuego del enemigo (en esta bata-lla de la vista), la observación estricta del terreno debe proporcio-nar los elementos necesarios para descubrir las posiciones de lasarmas enemigas. Sólo cuando se sepa donde se encuentran estasarmas será posible batirlas eficazmente. No basta en todos loscasos arrasar una superficie de terreno con proyectiles, sino quetambién es necesario en todos los escalones observar exactamen-te para conocer las posiciones enemigas.

Supongamos un arma en posición. El objetivo es visto en elterreno y el arma apuntada hacia este objetivo. La configura-ción del terreno es muy importante para la observación del ob-jetivo; ella no lo es menos para la observación de los disparos ypara el reglaje. Las explosiones de granadas son generalmentemás visibles que las de los proyectiles que dan de lleno, de lasarmas de pequeño calibre. La pendiente del terreno y la cubierta \

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312 MEMORIAL DEL EJERCITO

del suelo influyen en la visibilidad de la arribada de los proyec-tiles.

Recalquemos que esto es diferente si se trata de granadas oproyectiles explosivos de un tiro sobre objetivo fijo, supuestoque está materializado por un punto. En el primer caso, el efec-to en el objetivo es independiente del terreno; en el segundo, lapendiente del terreno; en el segundo, la pendiente del terreno es dedecisiva importancia.

Nuestra escasa experiencia nos ha ya enseñado que el reglajedel tiro con L. M. es muy difícil de efectuar sobre una pendienteescarpada e inversamente sobre un terreno plano para el cañónde infantería.

Para las armas de tiro rasante y con respecto a fuegos sobresuperficies (ametralladoras), el terreno corta el haz bajo un án-gulo más o menos agudo y se obtiene así la imagen del haz en elsuelo. La longitud de esta imagen es decisiva para conocer laprofundidad del terreno batido. Mientras más tendida es la tra-yectoria más se hace sentir la menor inclinación del terreno conrelación a la línea de puntería.

Estas consideraciones nos llevan naturalmente a otra con-clusión muy importante, como consecuencia del desarrollo de laspropiedades balísticas de las armas de infantería. Hemos vistoque para las armas de trayectoria rasante, se obtiene el máxi-mum de eficacia cuando el terreno en el objetivo se encuentra enla línea de puntería; por otra parte, la observación será tantomejor cuanto más dominante sea ella. Observación y posición delarma deberán ser, por este hecho, subordinadas en provecho dela necesidad relativa a obtener un rendimiento máximo. Esta se-paración es igualmente necesaria para las armas de tiro curvo,si se quiere utilizar la curvatura de la trayectoria para empla-zamientos de piezas desenfiladas.

La evolución ha conducido así a una separación de la obser-vación y del arma. De aquí surgen dificultades para la trasmi-sión de órdenes y para la conducción del fuego. Una buena ob-servación exige puntos dominantes; por el contrario, la eficaciade las armas automáticas exige colocar armas en puntos bajos.La solución que se adopte en cada caso será forzosamente una di-ficultad. Las alturas ya no son pues necesarias para el arma, sinoque solamente para la observación. Para resolver donde un armadebe ser emplazada, es necesario tomar en cuenta, además deltiempo disponible, los medios para disimularla a la vista del ene-migo y las posiciones de tiro que permitan disparar por sobre unobstáculo.

El progreso de las armas de fuego con trayectoria siempremás rasante ha tenido también como consecuencia la de aumentarlos ángulos muertos. No existe una cubierta u obstáculo en el sen-

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ARMAS DE TRAYECTORIA RASANTE 313

tido absoluto de la palabra, sino solamente una cubierta contra unfuego determinado que viene de una dirección dada y de una dis-tancia de tiro dada. Es necesario estudiar el terreno hasta en susmenores detalles y utilizarlos.

El fuego flanqueante es generalmente más ventajoso que elfuego frontal; en el fuego flanqueante, el haz puede ser mante-nido mucho más estrecho.

La importancia alcanzada por las herramientas de zapa de-riva de la posibilidad que tiene el asaltante de protegerse conrelativa facilidad del fuego rasante.

También es necesario utilizar todos los accidentes del terrenopara poner las armas en posición de fuego. Es necesario pegarselo más posible al suelo a fin de ofrecer un objetivo tan pequeñocomo sea posible y asegurar un buen campo de tiro; el tiro cu-bierto ya no es posible, entre nosotros, con las armas automáticas.

En el combate lo importante es ver y no ser visto, herir y noser herido. Para esto el terreno viene en nuestra ayuda.

De aquí la necesidad de posiciones para las armas, espacia-das sobre una gran superficie y que ofrezcan la posibilidad deconcentrar el fuego. Las armas de trayectoria curva podrán dis-parar por sobre un obstáculo, pero la observación y el fuego ra-sante se hacen imposibles por la forma convexa del terreno. Lacolocación de las armas de fuego en profundidad podrá reducirlos ángulos muertos.

Con respecto a la elección del terreno de defensa y a la con-cepción de un plan de fuego, se elegirá un terreno que permitaun escalonamiento en profundidad, de las armas.

Si es importante contar con un terreno profundo para el es-calonamiento de los medios de defensa, es ventajoso que dichoterreno sea ancho para permitir obrar por fuegos frontales yflanqueantes. Hoy día el infante debe siempre pensar en prote-jger sus flancos si quiere poder progresar. En adelante serán ne-cesarias armas automáticas fácilmente desplazables que puedanneutralizar rápidamente el fuego flanqueante sin que por esto sedeba cambiar la dirección de las tropas atacantes. Los fusilesametralladoras se prestan especialmente para esta misión. Porotra parte es necesario proteger el flanco utilizando el terreno.

Después de haber definido las nociones de profundidad y an-eho en lo que concierne al terreno, constatamos que existen terrenosque no son ni "profundos" ni "anchos"; ellos son cerrados porcrestas, bosques, están al abrigo de la vista y del fuego enemigoy permiten maniobrar. Por el contrario, hay terrenos muy "pro-fundos" y muy "anchos" en los cuales el fuego enemigo puedeser concentrado.

Aún cuando cierto sentimiento de superioridad nos impulsaa atacar de arriba hacia abajo, se debe reconocer que un ataque

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314 MEMORIAL DEL EJERCITO

de abajo hacia arriba es más ventajoso porque él permite conte-ner al asaltante más largo tiempo y más eficazmente.

Terreno y fuego enemigos son los dos factores que determi-narán si una tropa se encuentra en la posibilidad o en la impo-sibilidad de avanzar en una dirección dada. Un movimiento cual-quiera es influenciado de tal manera por estos dos factores, quees necesario tomarlo en cuenta especialmente para la dictaciónde órdenes.

La importancia que el terreno ejerce sobre la dirección demarcha nos impide a menudo colocar las armas allí donde suefecto sería mayor porque el emplazamiento de las armas-debepreceder a todo movimiento.

El terreno es, sin discusión, uno de los elementos de la tácticacuya influencia se hace sentir constantemente. Es evidente queen el combate no es posible elegir el terreno que más convendría.Sin embargo, en la defensa, la elección del terreno será general-mente decisiva.

El defensor buscará ante todo un terreno profundo e impe-dirá la formación de ángulos muertos por los cuales el asaltantepueda infiltrarse. El asaltante, por el contrario, no podrá elegirsu terreno sino que buscará los puntos débiles de la defensa paraavanzar.

El terreno juega en el combate moderno un papel de primeraimportancia. Por su utilización y por su organización es posibleprotegerse del fuego enemigo. El terreno no tiene solamente unpapel pasivo; en las diferentes fases del combate es decisivo parael emplazamiento de las armas y para toda posibilidad de mo-vimiento.

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El arma de artilleríaPor el Capitán del Ejto. Colombiano Sr. Antonio Restrepo Suárez.

Debo a la caprichosa suerte el honor de colaborar en estaRevista en representación de la Escuela Militar. Lo hago paracumplir un deber, dar ejemplo de subordinación y disciplina ex-poniéndome a hacerlo en forma imperfecta, pues carezco en abso-luto de todas las condiciones que se requieren para escribir conregular éxito. Sóbrame, eso si, la buena valuntad y fervoroso en-tusiasmo por todo lo que atañe a la gloriosa carrera de las armasy deseo ardientemente, como el que más, que nuestro Ejército al-cance al más alto nivel de cultura y eficiencia.

He escogido como es natural para tema de la presente cola-boración el arma de Artillería a la cual pertenezco por vocacióny modestos estudios. La importancia de tal arma en el arte de laguerra va siendo cada día que pasa más importante y decisiva.Así como cuando ella hizo su aparición con el invento de la pól-vora modificó fundamentalmente la estrategia de la guerra en mary tierra, así hoy también tiende a modificar en la guerra aéreacon la invención, no sólo de los cañones que derriban los avionesy defienden las ciudades, fortificaciones y campamentos de losataques de una flotilla aérea, sino también con la de los elementosque éstos deben llevar su propia defensa y sus ataques.

En la historia del Ejército de Colombia, la artillería tiene pá-ginas inmortales. No fue, a decir verdad muy eficaz la acción dela artillería en nuestra guerra magna. Los Ejércitos independien-tes no estaban suficientemente provistos de esta arma, los pocoselementos de que pudieron disponer fueron conquistados con in-domable valor, la extraordinaria audacia de nuestros Libertado-res que se los arrancaron a los Ejércitos realistas. Era en aque-lla época lejana la artillería casi sólo usada en la guerra de sitio.La dificultad de los transportes hacía poco menos que imposibleel de los pesados cañones que entonces se usaban. Pero en el si-tio de Cartagena en 1815 y en batallas navales que dieron el com-pleto dominio de nuestras costas y mares territoriales al EjércitoLibertador, la artillería jugó un papel decisivo e importante. Pudo

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316 MEMORIAL DEL EJERCITO

resistir Cartagena en 1815 el asedio de las fuerzas realistas porlargo tiempo mientras no se agotó la provisión de pólvora y ba-las. Los cañones y morteros montados sobre las murallas y cas-tillos, especialmente el de San Felipe, mantuvieron a raya por lar-go tiempo a la Escuadra Española y al flamante Ejército que co-mandaba el Pacificador Morillo.

En nuestras guerras civiles figura la artillería desempeñan-do un papel importantísimo en la batalla de Tescua, en la que elGeneral Tomás Cipriano de Mosquera derrotó a los revoluciona-rios. Puede decirse que fue entonces cuando se puso aquí en evi-dencia la sabiduría que encierra la máxima de Napoleón: "La Ar-tillería desaloja, la Infantería ocupa". Parece innecesario decirque los cañones de que disponía el Ejército de Mosquera eran to-davía los flojos cañones españoles. Todavía en aquellos tiemposera la Caballería un arma que decidía por lo general la suertede las naciones de guerra. Fue el mismo General Mosquera, dotado'de un gran genio militar, el que importó al país, en 1854, los pri-meros cañones modernos para aquel tiempo. Cuando se presentóen la Costa Atlántica con el armamento que había comprado enEstados Unidos para derrocar la dictadura de Melo, traía unospocos cañones que montó en la flotilla de guerra, compues-ta en su mayoría de bongos, la cual remontó el río Magdalena.Esos cañones silenciaron bien pronto los fuegos de la vieja arti-llería española que tenía a su servicio el dictador Meló.

Para no fatigar a mis lectores con reminiscencias sobre eluso de la artillería en algunas de nuestras guerras civiles, anota-ré sólo que la batalla naval de los Obispos, en la guerra de los 3años, se decidió en favor del gobierno exclusivamente por la in-tervención del cañón de tiro rápido "Maxim" que estaba monta-do en la proa del Cañonero "Hércules".

Es obvio que aún la mejor artillería, sin artilleros competen-tes, educados científicamente, lejos de ser una ventaja se convier-te en obstáculo e impedimento. Antes de estallar la guerra civilde los 3 años, el Gobierno del Sr. Caro trajo al país una misiónfrancesa integrada por Oficiales de las 3 armas que aconsejó im-portar una batería de cañones "Bange". Como aquella misión, porcausas que ignoro, permaneció muy poco tiempo en el país nopudo formar artilleros, y las baterías "Bange" no fueron utili-zadas, exclusivamente por eso, con éxito apreciable en aquellacontienda civil.

En 1911 la grave situación internacional sorprendió a la na-ción desprovista en absoluto de elementos de artillería modernay de artilleros. Gracias a la patriótica iniciativa de un distinguidocentro social de Bogotá (Jockey Club) se reunieron los fondos ne-ces&rios para comprar una batería de cañones de montaña "Er-hardt". Terminada esa situación internacional los encargados del

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EL ARMA DE ARTILLERIA 311

Ejército no volvieron a ocuparse del arma de artillería y puededecirse que los tales cañones no se usaron sino para disparar lassalvas con que se anuncia la elección de un nuevo Jefe del Es-tado y para figurar en los desfiles, de acuerdo con las ordenan-zas, cuando se va a llevar a la última morada a un militar de altagraduación.

Cuando en 1928 el Gobierno envió algunos Oficiales a Europapara que perfeccionaran sus estudios, figuró entre estos el dis-tinguido Jefe y camarada hoy Comandante Domingo Espinel,quien se dedicó especialmente a hacer un curso en la Escuela deAplicación de Artillería que funciona en Fontainebleau (Francia),que siguió con la inteligencia y la consagración que en él son ca-racterísticas, sin restar méritos a nadie, y por los estudios que re-cientemente hizo en el arma de artillería puedo decir que el Sr.Coronel Espinel aprovechó de manera notable su paso por aque-lla famosa Escuela y que es hoy uno de los más aventajados ex-pertos en el arma de artillería.

Durante el conflicto internacional de 1932 y ocupando elMinisterio de Guerra el Capitán Carlos Uribe Gaviria, quien se es-pecializó en Chile en el arma de artillería, tuvo éste el acierto deescoger a Espinel para que fuera a Europa a recibir los elemen-tos que el Gobierno había comprado a la Casa "Skoda". Fuepreocupación del Ministro de Guerra, Capitán Carlos Uribe Ga-viria, desde el primer momento, la de que en el Ejército forma-ran técnicamente un Cuerpo de Oficiales especializados en el ar-ma de artillería y se resolvió traer una misión militar extranjeracon ese objeto.

Se pensó primero escogerla en el país en donde se habían com-prado los elementos, pero posteriormente y por los inconvenientesque presentaba un idioma generalmente desconocido aquí, el Dr.Alfonso Araujo, que había sucedido en el Ministerio al CapitánUribe G., decidió traerla de Chile, Nación de cuya institución ar-mada vinieron los Jefes y Oficiales que sentaron las bases de lareforma militar y a los cuales debe nuestro Ejército sus progre-sos alcanzados de 1907 y el espíritu de sano nacionalismo que eshoy uno de sus distintivos más salientes.

Esta misión que llegó al País en febrero de 1934 estaba inte-grada por los Capitanes Ramón Alvarez y Oscar Herreros quienesse dedicaron desde el momento de su llegada a darle desarrollo alprimer curso de artillería formado por 30 Oficiales del arma y des-de el primer momento a desempeñar su cometido con gran acti-vidad, con verdadera consagración, con inteligente dirección ysea aquí el momento de rendir un homenaje de reconocimientoy aplauso, pues, como discípulo que fui de ellos en buena hora,puedo decirlo con toda claridad y con singular franqueza.

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Creo naturalmente que importe perseverar en la labor quese inició en febrero de 1934 por los distinguidos Capitanes Alva-rez y Herrera. Pues el arma de artillería y sus elementos experi-mentan a diario constantes modificaciones como consecuencia denuevos inventos y de una transformación constante de ellos.

Cabe aquí decir o insinuar muy respetuosamente que es in-dispensable el envío de Oficiales al exterior (Chile, Estados Uni-dos y Europa) y la creación inmediata de la Escuela de Aplica-ción de Artillería cuyos estudios y organización tiene muy biendelineada el Sr. Coronel Espinel en estudio detenido que hizosobre esta materia. En esta Escuela se perfeccionarán los Ofi-ciales que ya han aprovechado los estudios de que hablo anterior-mente, entrarían como discípulos los Oficiales últimamente sali-dos de la Escuela Militar y se formaría el Cuerpo de Suboficialesde artillería que son una necesidad indispensable para el desarro-llo de las actividades de responsabilidad que a éstos correspondedesempeñar en sus distintos cargos.

Sin espíritu de lisonja, espontánea y cordialmente cumplo eldeber de hacer un férvido elogio del actual Director de la Escue-la Militar, quien comprendió desde el momento que toda pose-sión de su empleo, que este Instituto estaba necesitado de una re-forma fundamental, basada en la preparación de los futuros Ofi-ciales, de acuerdo con la vocación, para el manejo de las cuatro(4) armas o sea: Infantería, Artillería, Caballería e Ingenieros ypara este desarrollo ha presentado ya su plan de decreto orgánicoel cual será difundido próximamente y donde se deja "ver la nue-va organización que tendrá vital importancia para el perfeccio-namiento de la futura Oficialidad. Sin desconocer los méritos yaptitudes de los antecesores, el Sr. Tte. Coronel Pinzón, precisareconocer que ha traído a la Escuela Militar un viento de salu-dables reformas, un viento de juventud que es una manera de nue-va vitalidad.

La designación de este Jefe es una de las tantas muestrasdel acierto y comprensión del nuevo Ministro de la Guerra Dr.Mendoza Neira, quien está demostrando en el ejercicio de su ele-vado cargo sus singulares dotes de organizador.

Esperamos los artilleros que él dará toda la importancia quetiene el arma de artillería. Desde la última guerra mundial,y luego en las posteriores, ha venido a demostrarse que la guerramoderna en las que se movilizan enormes masas no predomina yala estrategia de los movimientos. En la guerra moderna, guerrade posiciones, vence quien tenga la mejor y más potente artillería.

La larga, casi interminable batalla de "Verdún" es, por de-cirlo así, el modelo de las grandes luchas modernas. "No pasa-rán", fue la consigna del Ejército Francés en esas memorablesy cruentas jornadas mientras que la del Ejército Alemán eran de

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EL ARMA DE ARTILLERIA 319

pasar a todo trance. Sin artillería suficiente y eficaz, el Ejércitofrancés, a pesar de su tradicional valor y arrojo, habría tenidoque abrirle paso al Ejército Alemán.

Parece supérfluo insistir sobre la importancia de la artille-ría en las batallas navales. Pasaron ya los tiempos del abordaje,los navios combaten a grandes distancias, vencen los que tenganmás poderosos cañones y mejores artilleros. Porque como resu-men de este breve ensayo puedo decir también que la más pode-rosa artillería, no sirve para nada si no la manejan buenos ytécnicos artilleros.

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Blanco automático.

Hemos considerado del más alto interés reproducir dosartículos de la prensa de Lima que dicen relación con el inven-to de un blanco automático inventado por el Capitán del Ejér-cito Peruano, señor Roberto Martínez Merizalde, a cuya genti-leza debemos agradecer la oportunidad de conocer un sistema depráctica del tiro, tan eficaz como sencillo y económico.

La Dirección

Es de gran importancia para el tiro el Blanco Automáticoinventado por el Capitán Martínez Merizalde.

(De «La Crónica», de Lima).

La Dirección General de Tiro Nacional debe tener encuenta el invento del Blanco Automático del Capitán MartínezMerizalde—Gobernador militar.

La construcción del blanco automático está basada en elprincipio mecánico en que la acción es igual a la reacción;y como se trata de circunferencias concéntricas que funcionanindependientemente por medio de resortes en espiral que vandistribuidos convenientemente y que les sirve para dirigir sumovimiento a la vez que de tope, para producir el momentode reposo de todas y cada una de estas circunferencias, segúnla clase de tiro que se ha practicado.

Cada circunferencia es móvil de delante hacia atrás, mo-vimiento producido por la acción del choque del proyectil y fa-

M. del E. 10.

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cilitado por el sistema de espirales y, que además reproduceen los órganos registradores el valor numérico del impacto,como la caída de la bala.

La construcción de este aparato no constituye ninguna com-plicación mecánica; es tan sencillo, que su propia sencillez ga-rantiza un éxito por venir a llenar una necesidad realmentesentida desde hace mucho tiempo.

Ventajas

1. ° Se suprime los marcadores del foso. 2.° No haycesidad de trabajos de foso en las trincheras. 3.º Tiro al blancoque está formado por circunferencias concéntricas' de acerode cinco milímetros de espesor, es de una duración incalcula-ble. 4. ° Para su conservación y funcionamiento sólo se necesitapintura blanca, alquitrán y grasa para dibujar los círculos ysiluetas. 5. ° Se evitarán los errores que en la actualidad come-ten los marcadores. 6. ° El blanco quedará instalado en latrinchera.

Economía

1. ° El precio del blanco automático: los primeros costaránde 15 a 20 soles y los sucesivos 15 a 12 soles oro, estegasto se efectuará por una sola vez. Su instalación se hará poruna sola vez, con el personal de Maestranza Armeros. 3. ° Elcrudo, el marco de madera, el blanco de papel y los parchesserán suprimidos; los blancos en la actualidad cuestan 30 cen-tavos c/u., y son para uso individual en cada ejercicio de tiro,a distancia reducida, de instrucción y de aplicación.

Tiempo

1. ° Los Batallones emplearán menos tiempo en los ejerciciospor ser el sistema automático. 2. ° La contabilidad del tirose hará con la mayor exactitud y el menor tiempo. 3. °. El resul-tado de cada una de las secciones de la compañía o del tiroindividual se obtendrá en la línea de fuego en tablero regis-trador de impactos y de caída de las balas. 4. ° Con el empleo]de este blanco automático, en cualquier momento los aficio-nados al viril deporte podrán hacer ejercicios sin necesidadde una segunda persona, para obtener sus resultados.

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BLANCO AUTOMATICO 323

NUEVO MODELO DE BLANCOS AUTOMATICOS PARA LASPRACTICAS DEL TIRO NACIONAL.

Este importante elemento ha sido creado por el Capitán MartínezMerizalde, quiten nos dice lo ha sometido a estudios de lasautoridades competentes.

(De «El Comercio» de Lima)

Hemos recibido la visita del Capitán Martínez Merizalde,quien desde hace varios años se 'dedica con entusiasmo a acti-vidades ingeniosas, muy especialmente vinculadas con el de-sarrollo del Tiro.

En otra oportunidad nos referimos a un caballete de pun-tería confeccionado por el Capitán Merizalde, el que, segúnse nos asegura, dio buenos resultados para la enseñanza delmanejo del fusil, en forma cómoda, sencilla y económica; hoynos vamos a referir a un blanco automático inventado poreste oficial y que, a estar por los informes que se nos ha pro-porcionado, reúne ventajosas condiciones para su empleo, tan-to por lo práctico, como por lo preciso y económico que resul-taría su adopción.

Es sabido que uno de los factores que más pesa en lasactividades rifleras diarias y dominicales que se realizan, tan-to por los individuos de tropa, como por los escolares y, tira-dores civiles, es el relacionado coa los servicios de marca.

Generalmente, de la bondad de estos servicios dependenla buenas o malas series, pues el tirador, al confiar que se leestá marcando bien, corrige o no su tiro, según sea la necesi-dad. Hay muchos casos en que los tiradores quedan comple-tamente desorientados, debido a una marca pésima, que lashay también con frecuencia, y se anotan series pobres. Cuan-do el tirador es novel, estas circunstancias son funestas, por-que lo desalientan. El mal servicio de marca, que tendrá queser mientras los polígonos no cuenten con personal espe-cializado, origina un consumo inútil de cartuchos y evidenteatraso en la eficiencia de los aprendices; los reclutas del Ejér-cito y los escolares, son, por regia general, los más perjudi-cados por dichos servicios imperfectos: servicios que no pue-den materialmente ser mejores de lo que son, en razón de

que le proporcionan individuos de tropa y. estos sólo perma-necen en servicio en línea dos años.

El Blanco automático cuyas principales características in-sertamos, vendría a llenar una muy sentida necesidad y a resol-ver un problema largamente estudiado. Esta novedad en las

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324 MEMORIAL DEL EJERCITO

prácticas rifleras, de llenar ¡satisfactoriamente su finalidad, cose-charía muchas ventajas, no ¡siendo pocas las relaciones con elfactor económico. Ojalá que las autoridades de la materia lepresten atención al invento del Capitán Merizalde y previo losestudios y experimentos requeridos para comprobar su eficien-cia, apoyen su adopción oficial, ya que con ella se conseguiríanefectivos resultados en pro del desarrollo y eficiencia del TiroNacional.

He aquí las características del Blanco automático inventadopor el Capitán Martínez Merizalde, que nos ha proporcionadopara este ligero comentario: Descripción y ventajas del Blancoautomático, desde el punto de vista de su exactitud absolu-ta, tiempo y economía.

«La construcción del blanco automático está basada en elprincipio mecánico de que la acción es igual a la reacción ycomo se trata de circunferencias concéntricas que funciona|nindependientemente por medio de resortes en espiral, que vandistribuidas convenientemente y que en su centro tienen uneje que les sirve para dirigir su movimiento a la vez que detope, para producir el momento de reposo de todas y cada unade estas circunferencias, según la clase de tiro que se ha prac-ticado.

«Cada Circunferencia es móvil de delante hacia atrás,movimiento producido por la acción del choque del proyectily facilitado por el sistema de espirales y que además reproduceen los órganos registradores el valor numérico del impacto,como la caída de la bala.

«La construcción de este aparato no constituye ningunacomplicación mecánica, es tan sencillo, que ¡su propia senci-llez garantiza su éxito por venir a llenar una necesidad real-mente sentida desde hace mucho tiempo.

Ventajas. — 1 . ° Se suprimen los marcadores del foso. 2. ° Nohay necesidad de trabajos de foso en las trincheras. 3. ° El Blan-co, que está formado por circunferencias concéntricas de ace-ro de cinco milímetros de espesor, es de una duración incal-culable. 4. ° Para su conservación y funcionamiento sólo senecesita pintura blanca y. alquitrán, para dibujar los círcu-los y siluetas. 5. ° Se evitarán los errores que en la actuali-dad cometen los marcadores 6. ° El blanco quedará instaladoen la trinchera.

Economía. — 1. ° El precio del blanco automático: losprimeros costarán de 15 a 20 soles y. los sucesivos, 1. 5 a 12soles oro, este gasto se efectuará por una sola vez. 2. °. Suinstalación se hará por una sola vez, con el personal de Maes-tranza Armeros. 3. ° El crudo, el marco de madera, el blanco de

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papel y los parchus, serán suprimidos; los blancos en la actua-lidad cuestan 30 cts. cada uno y son para uso individual encada ejercicio de tiro, a distancia reducida, de instrucción y deaplicación.

Tiempo. — 1. ° Los Batallones emplearán menos tiempoen los ejercicios por ser el sistema automático. 2. ° La conta-bilidad del tiro se hará con la mayor exactitud y el menortiempo. 3. ° El resultado de cada una de las secciones de lacompañía o del tiro individual se obtendrá en la línea delfuego en el tablero registrador de impactos y. de caída de labala. 4. ° Con el empleo de este blanco automático, en cual-quier momento los aficionados al viril deporte podrán hacerejercicios sin necesidad de una segunda persona para obtenersus resultados.

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Rondando los frentes

(Carso — Isonzo).

Traducción del Capitán Sr. Humberto Medina P.

Abandono Milán de noche y. con tiempo lluvioso. El tren valleno de soldados, hasta en los pasillos.

Atravesamos un río, de anchuroso cauce arenisco, casienjuto en esta sazón. A la entrada y a la salida del puente, cen-tinelas montan la guardia, delante de su garita.

Las márgenes del río están guarnecidas de trincheras, para-petos, alambradas y caballos de frisa. A partir de este punto,vénse de vez en vez sistemas de atrincheramiento, trazando lí-neas de resistencia. Estas obras defensivas se han construidodespués de estallar la guerra, como previniendo una invasión.

Llego a la. ciudad en donde reside el Comando Supremoo Cuartel General. Me aguarda en el andén un Comandante deArtillería, adscrito al Estado Mayor del Cuartel General. Es uncincuentón, corpulento, que posee ese don latino, de la hospita-lidad efectiva, del acojimiento amistoso. Me estrecha la manosonriendo; se informa con frase festiva de como he hecho lajornada, me toma del brazo y echamos a andar.

Salimos de la estación. Nos aguarda un automóvil conla bandera Italiana y otra banderita que indica pertenecer alCuartel General. Me entero al punto de que este automóvil, antesde ser requisado por el Gobierno para servicios de guerra, per-teneció a un Cardenal.

El Estado Mayor tiene prevenido un palacio para aloja-miento de los agregados Militares extranjeros.

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328 MEMORIAL DEL EJERCITO

Vamos a almorzar a un Hotel, o como los italianos di-cen, con voz sugeridora y romántica, a un «albergue». Alber-gue parece cosa de novela, particularmente un albergue italiano,y. más particularmente este albergue no lejos del frente de ba-talla.

Después de comer, mi Comandante me conduce al Cafémás concurrido. Está a la entrada de una calle. Nos acomoda-mos en una mesita al aire libre.

El rebullicio del café nos aturde. Hay no pocos Oficiales ysin número de soldados, hablando vertiginosamente, con ampliosademanes, que sugieren bélicas acciones. Mi Comandante expli-ca:

A este café le llaman el «Trincerone», o sea la trincheragrande, porque volviendo del frente, al hallarse aquí, lejos dela metralla, todos se sienten héroes, protagonistas de las más de-saforadas proezas pasadas y venideras y hay que oírles lo quedicen que han hecho o que van a hacer y acontecer., ¡ Corpo diBaco!

Interrumpe el coloquio la llegada del automóvil del Carde-nal y nuestro, en el cual montamos y partimos.

La carretera está enchida de movimiento.La comarca es llana y está revestida de praderas. Duran-

te varios kilómetros, a un lado y otro de la carretera, hay todoun pueblo construido con barracones de madera y ladrillo. Esun acantonamiento adonde vienen a reposar los soldados desdeel frente. No se concluye de ver soldados y más soldados, la-vando ropa, cocinando en cocinas de campaña, limpiando ner-viosos caballos, leyendo al pié de un árbol, apiñándose en tornode un carro con frutas, tabaco y golosinas.

Hay soldados en tanto número que no me atrevo a hacerun cálculo. Todos parecen hombres entre los veinticinco ytreinta y cinco años.

Atravesamos varios pueblecitos. Uno de ellos «Aquileya»,aldea que pertenecía al Austria. Fue ocupada por los italianosen los primeros días de la guerra.

El abolengo de Aquileya, como su mismo nombre lo dice,es añejísimo, de la más rancia romanidad. Fue fundado por elSenado Romano el año 182, antes que Jesucristo. Esta Coloniallegó a ser uno de los más importantes centros comerciales dela antigua Roma.

La importancia de Aquileya redúcese hoy a una simple Ba-sílica. Esta basílica fue dirigida por el Emperador Constantino,a fin de conmemorar la paz de la Iglesia.

Estamos en el centro de la gran nave. Hay un silencio vene-rado e imponente, como si nos asomásemos a una sima, en

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RONDANDO LOS FRENTES 329

en donde yacen calladamente las sombras gigantescas de lossiglos pretéritos. A veces se oye el temblor de la vida de aho-ra, por de fuera de los muros. Es el cañón, poco lejano....

Conforme lo proyectado, seguimos una gira de 150 kiló-metros sobre la cima occidental de algunas de las montañas queaprisionan el Isonzo. El río del mismo nombre corre entre uncañón de collados y de montañas. Este es el bajo Isonzo, quedominan los italianos en ambas orillas.

Cuando llegué al Cuartel General, lo primero que hallé fueuna caravana de obraros que se dirigían al frente para abrircaminos.

No acertando a comprender como en tan corto plazo se pu-do realizar la obra estupenda de tantos y tan perfectos caminos,hube de manifestar mi admiración al oficial que me acompaña-ba. A esto respondió: «Antes de la guerra, los canteros y, peo-nes camineros italianos estaban reputados como los mejores y.trabajan en todas las carreteras del mundo. Eran legión. Aldeclararse la guerra no hubo sino repatriarlos».

Partimos muy temprano del Cuartel General, en automó-vil. Transcurrida una media hora, penetramos en la zona de ope-raciones. Brilla un sol tibio y alegre. La carretera se cubre devehículos, caballos y peatones. Hay a los lados de la vía hom-bres encargados de regarla sin cesar, para que no se levantepolvo. A medida que nos acercamos al frente hay ocasiones enque el camino está cerrado en ambos costados por cortinas decañas, como cosa de tres metros de alto, o con ramas, haciendaun túnel. Son trozos de camino visibles desde las líneas enemi-gas y al alcance de su fuego, enmascarados así para que seignore el paso de las columnas de municiones y abastecimientos.La animación de la carretera va aumentando más y más. Lossoldados ríen y chancean a tiempo que caminan. Suenan ve-hementes sirenas de automóviles; se oye el tranqueteo dé losarmones de artillería, el relincho de los caballos y el claro cho-que metálico de los atalajes. En conjunto es una impresión mis-teriosamente optimista. Pasamos frente a un campamiento deservicios de retaguardia o de «retrovia» como le llaman los ita-lianos, se ve una sección de hornos militares, soldados en camiseta amasan el pan; otros meten la masa en el horno.

Llega un punto en que nos apartamos del movimiento, y.seguimos un camino más angosto, casi solitario. Nos dirigimosal Carso, teatro de la lucha durante más de un año. Pasamosa través, de algunos pueblos en ruinas. El Carso es una fortale-za natural inexpugnable de varios kilómetros cuadrados de ex-tensión. El Carso, según dicen, es una esponja petrificada. A ca-

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330 MEMORIAL DEL EJERCITO

da paso brota un peñón de la tierra, cada peñón abriga un cobi-jo invulnerable y seguro del soldado austríaco.

Para dominar esta ingente esponja de piedra no bastaba lala energía convulsionaria de la más potente artillería. Era me-nester ir ablandándola y empapándola en sangre generosa. Laesponja no se saciaba de beber sangre. Pero los soldados ita-lianos no cesaron de abrir sus venas, en el más sublime delos heroísmos, hasta que las duras entrañas del Carso se enterne-cieron y rindieron. Están tan ahitos de sangre humana estospeñascales, que cuando se les pisa parece que del suelo brotaquejumbrosa la sangre bajo los pies, como el agua del mar enla arena húmeda de la playa. De la tierra se alza un vaho ro-jizo que es como la voz muda de la sangre, derritiéndose enel sol para subir hasta el cielo. Por si nuestra alma, fuera in-sensible ante esta insinuación nebulosa de sacrificio patrio, eltestimonio de los ojos acredita la magnitud de la epopeya. Nohay un palmo de tierra que no esté cubierto de metralla! ydespojos...

Antes de ir a las trincheras habitadas, o sea aquellas queestán en la línea de fuego, recorro las trincheras abandonadas yvacías. La meseta del Carso está toda labrada por líneas pa-ralelas de trincheras italianas y austríacas. Son socavones pro-fundos, abiertos en la roca viva. Las trincheras italianas sonmás esmeradas, mas artísticas, de mayor primor en el detalle.

Estas trincheras, aunque vacías de hombres corporales, sinembargo están saturadas de humanidad, porque están saturadasde dolor, que es la última saturación de lo humano. El: suelode las trincheras se halla sembrado de menudos objetos que in-fluyeron algún día sobre el destino y la personalidad de unhombre. Aqui piezas de la indumentaria, más allá trozos de ar-mamento destruido, cantimploras, etc. Cada uno de estos obje-tos me afecta con una insinuación conmovedora y evocadora.

Después de haber recibido la impresión de las trincherasvacías y desoladas, ahora las voy a ver en su función propia,repletas de soldados y bullentes de vida.

El camino de acceso es un callejón en zig-zag, abierto enroca viva. A lo largo de una de las paredes corren algunas lí-neas telegráficas y telefónicas. Por el suelo van algunas cañe-rías de agua potable. El Carso es una comarca árida, sin gotade agua; la administración italiana ha provisto en esta nece-sidad.

En ciertos parajes a cubierto de la mira enemiga, el cami-no sale a flor de tierra. Menudean las covachas y garitas le-vantadas con saquitos de tela cruda, llenos de tierra. Son refu-gios contra la artillería adversaria, la cual en días de combate

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RONDANDO LOS FRENTES 331

descarga sobre la retaguardia por interrumpir las comunicacio-nes. Volvemos a sumirnos en el camino socavado y desembo-camos en las trincheras de segunda línea. Aquí comienza unaverdadera urbe, hundida en el suelo y que no ¡sobresale dela superficie sino en ligaros crestones levantados con saquitos,simétricamente alineados.

Ahora el camino se ensancha a modo de plazoleta, aquíy en otras plazoletas como ésta, se radican: un puesto de telé-grafo, otro de correos, un almacén de víveres y un puesto decuración.

La circulación es extremada. Todas las callecitas están a-barrotadas de soldados, a tal punto que han de arrimarse alas paredes para que nosotros pasemos. Por primera vez veo unherido. Es un mozo como de veintidós años. Trae la cabezavendada. La lesión ha sido inferida por un casco de Shrapnell...

Antes de alcanzar las trincheras de primera línea debemosatravesar una posición que fue escenario de obstinadas ¡luchas,no hace más de un mes. El terreno está aún convulso, revueltoen montones de piedra, hierro y restos humanos. Se percibe unolor distinto del de las trincheras, es un olor picante, penetran-te y estimulante. Dicen que estos gases sulfúricos y de éter decadáver, que lentamente se consume en el aire puro, engendrancierto olor alcohólico embriagante, que explica esa voluptuosidadbélico-macabra de los soldados que asaltan una trinchera, conobstinación de días y meses, sin rendirse ante el horror conti-nuo de la muerte y de la descomposición orgánica.

Penetramos en las trincheras de primera línea. Aquí lossoldados están esparcidos y en menor número. A largos trechosun «escucha» escudriña, detrás de la tronera, la línea enemiga.Nos asomamos a una de las trincheras. Se ven las alambradasitalianas y austríacas, de color ferruginoso...

Reina una paz profunda que se interrumpe algún instantepor el ruido de una granada que cruza a gran altura sobre lastrincheras.

Hablamos un rato con los soldados. Algunos tienen en lamano un papel impreso con advertencias para la vida de trin-chera. Estos consejos han sido traducidos del inglés. Hé aquí al-gunos: «No sirvas de blanco estúpidamente. La bravata no me-rece premio. Dentro de la trinchera sé astuto como el zorro.Fuera, serpiente y león. No olvides tus oraciones. La trincheraes el más hermoso altar de la Patria. Amarás y cuidarás tutrinchera; pero recuerda que, para avanzar, debes abandonarla.En la trinchera, dos cosas a la mano: fusil y cartuchera,; doscosas fuertes: mente y corazón; dos cosas muda: lengua y ner-

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vios. La victoria no está en tu trinchera, sino en la del adver-sario, y allí la has de ganar cueste lo que cueste».

Hablando con estos soldados y observándolos, he creído darcon la característica psicológica y física a que conduce la vi-da de trinchera. La primera es la extraordinaria adaptación delalma humana al riesgo inminente, hasta afrontarlo sin sobresal-to y en un estado normal de conciencia. Esta normalidad del peligro inminente determina en lo físico una extremada sutilidadde los sentidos, de la vista y el oído.

El soldado que desde la tronera me mostraba el terreno,veía pormenores y matices que yo no alcanzaba a diferenciarni siquiera con los anteojos. El soldado define todos los ruidosy los localiza al punto. Distingue el disparo del fusil austríacodel disparo del fusil italiano, el calibre de las granadas por suzumbido, de qué distancia vienen y adonde van a caer.

Cuando descendemos de las trincheras cae la tarde. Du-rante el 'día suele haber calma en las trincheras. La luchahabitual de trinchera a trinchera se desencadena a la noche.El Angelus vespertino de las trincheras no lo tañe el broncede las campanas, sino el acero de los cañones...

Para hoy teníamos planeado una excursión al frente delos Alpes Cadóricos, dando por terminada la visita minuciosaal frente del Carso, cuando he aquí que una hora antes de lafijada para partir, mi Capitán y guía viene a verme y mehabla de esta manera:

Hoy ha comenzado una gran batalla en el Carso. El Co-mando Supremo, por especial deferencia, consiente que ustedpueda presenciarla en cuanto se puede presenciar una batalla.«Seguramente usted no pensaría ayer que se estaba preparandouna ofensiva para hoy»...

Vamos a presenciar una batalla, en cuanto se puede presen-ciar una batalla, ha dicho el Capitán. Pronto agotaremos lamedida de este «cuanto». Mi opinión es que no se puede veruna batalla en su conjunto, a no ser que vea con la imagi-nación. Se puede ver un detalle de la batalla, mezclándose enella lo que me lo sugiere la lectura de Stendhal y Tolstoi. Alláveremos si es acertada.

Para trasladarnos desde el Cuartel General al punto denuestro destino nos servimos, como siempre, del automóvil.Permítaseme una observación sobre el automóvil como instru-mento militar. La guerra moderna cuyo carácter más obvio esla enormidad de proporciones, es obra del automóvil. Sin elautomóvil no hubiera sido posible establecer ni conservar losfrentes enormes de la guerra actual. Sin el automóvil y. a pe-sar de todas las líneas ferroviarias, los pueblos beligerantes no

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RONDANDO LOS FRENTES

hubieran podido utilizar todas sus reservas de hombres y laguerra hubiera sido principalmente guerra de movimiento.

Por mi parte, declaro que me gustaría más ir al campo debatalla a caballo que en automóvil. Parece más propio. Perohay un pequeño inconveniente: la distancia, que pasa de 60kilómetros. Aceptemos pues, el vertiginoso automóvil, en lugardel gallardo corcel.

Entramos a la zona de batalla. Los caminos ofrecen el mis-mo aspecto de todos los días, el mismo ir y venir, las mis-mas cosas, los mismos personajes. Interrogo al Capitán si hacomenzado la batalla. Me responde que ha comenzado hacehoras; de suerte que ahora está en pleno vigor. Sin embargo,nada se advierte en el, concertado movimiento de retaguardia.Cada cual sigue su ruta, con órdenes precisas, sin aceleramien-to, sin premuras.

He aquí dos impresiones no experimentadas aún. La pri-mera, las columnas de municiones de la Artillería. Son dos lasque topamos al paso. Una que viene vacía; otra que va repleta.Se compone de una larga fila de cofres, tirados cada cual pormedia docena de caballo. Se presume que el convoy que sedirige a la línea de fuego debiera ir al galope desatentado. Pues,nada de eso. Esa que va, como la que vuelve camina con repo-sado descuido, al paso de los graves caballos. La otra impresiónse refiere a un convoy de heridos, en camiones automóviles. Allado de los conductores vienen algunos heridos con la cabezavendada y' el rostro ensangrentado.

Nuestro automóvil se detiene y se ha colocado en hilera conotros varios, disimulándose tras de una empalizada. De uno deellos acaba de descender un General, acompañado de sus dosayudantes, con quien hablamos unos minutos. Luego, cadacual por su lado, nos dirigimos a nuestros observatorios res-pectivos. A poco cruzamos con tres Oficiales japoneses y unoitaliano, anteojos en ristre. Algo más tarde, con Oficiales in-gleses, serbios y franceses. Ya estamos en el punto que senos ha destinado, magnífico lugar de observación. Es en lacima de un cerro. Domínase desde aquí, en perspectiva alta,dilatado panorama de vallecitos, colinas y montañas.

Una batalla no se puede ver sino con la imaginación; perono con los ojos. En este instante hay tantas batallas, absoluta-mente distintas la una de la otra, como hombres están comba-tiendo. Pero para el espectador la batalla no existe. Paira elespectador la batalla es ruido y es humo. Es ruido sordo, a-nárquico, confuso, en un principio. Luego dentro del rumor ge-neral, cada sonido se especifica, se individualiza... Entonces sediscierne claramente el estampido del cañón de grueso calibre;

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334 MEMORIAL DEL EJERCITO

el desgarro estridente de las piezas de campaña, el golpeteo ar-bitrario y opaco de la fusilería, el tabletear de las ametrallado-ras y. el vibrar de las granadas en el aire, como el estallidofranco, abierto y estrepitoso, como de un armario lleno de lozaque viene ni suelo, y el zumbido de los aeroplanos como unzumbido de abejorro amigue éstos vuelen a 1. 000 m. de altura.

Aunque la distancia que nos separa de las primeras líneases relativamente breve, no se alcanzan a distinguir los movi-mientos de la infantería, acaso porque el color de los unifor-me sea el mismo de la tierra, acaso porque los soldados se ocul-tan en las trincheras, acaso porque se emboscan en la espesu-ra de humo. Tampoco se ven los cañones. Más de 2. 000 hayen este espacio que abarcamos con la mirada; pero todos estánenmascarados, escondidos.

La comarca, hasta donde alcanzan los ojos, está desolada,desnuda, de un gris inerte y letárgico, como panorama soñadoen un planeta vacío.

De la experiencia personal que por ahora estoy atravesan-do, extraigo la conclusión que para ver la batalla hay que ba-tirse. El que no se bate, sólo ve humo y sólo oye ruido inar-ticulado. El humo llega a la postre a ofuscar la mente y elruido penetra en las entrañas hasta producir dolor físico en elcorazón y dolor inefable en el alma.

Cuando cae la tarde, tomamos la vuelta al Cuartel Gene-ral. Topamos de camino, con largas columnas de prisioneros a-austriacos, y joviales soldados italianos, cubiertos éstos de pol-vo y la épica rama de roble en el yelmo. Estos sí que hanvisto la batalla, cada uno su batalla.

(Continuará)

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Halcones.Por Ingram Cary.

Mientras viajaba por Rusia en el último verano me sentíimpresionado por la propensión a los ejercicios aéreos demos-trado por el pueblo, una de cuyas manifestaciones es el extraor-dinario entusiasmo por el salto en paracaídas. El Gobierno delSoviet, con miras a cultivar en la juventud el espíritu de osa-día, estimula este ejercicio como un deporte nacional. En elnuevo Parque de Cultura y Descanso de Moscú, el paracaidismaes la más popular de las diversiones que se ofrecen a las gentes.La noche que Visité el Parque vi a centenares de personas deambos sexos en la torre construida al efecto, esperando suturno para saltar.

El Ejército Rojo ha demostrado fuera de toda cuestión lapracticabilidad del transporte de la infantería en aeroplano y sudesembarco junto con sus armas portátiles, por medio del pa-racaídas. Hasta artillería liviana y vehículos a motor han sidotransportados y desembarcados de este modo. El hecho de quelos Soviet contemplan la creación permanente de unidades deparacaidas parece ya cosa asegurada.

A mí se me informó en buena fuente que lo único quequedaba por ultimarse eran cuestiones de rutina en la organiza-ción, equipo e instrucción.

Los defensores de este sistema recomiendan el rápido trans-porte de un regimiento reforzado y aún el de una brigada hastaun punto crítico cualquiera en la línea de comunicaciones ene-miga. Tal fuerza bien podría constituir un factor decisivo. Porotra parte no hay razón para creer que ella deba ser necesaria-mente sacrificada, puesto que mientras se conserve libertad de

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acción en el aire, nuevos refuerzos pueden desembarcarse porparacaidas o por aeroplanos, si es que se ha logrado capturarun campo de aterrizaje.

Otros Gobiernos europeos observan estrechamente estos ex-perimentos rusos, y, a lo menos, hay ya una nación que estátrazando los planes para organizar, equipar e instruir varios ba-tallones de Infantería aérea.

¿Podrían los soldados norteamericanos ser inducidos a en-rolarse en una organización en la cual el salto en paracaidasfuera una característica de su enseñanza diaria? Yo creo que sí.Un salto en paracaídas envuelve un riesgo, por supuesto, perono es tan peligroso corno parece, ni tampoco requiere excepcio-nal valor ni talento. Hablo por experiencia personal, pues, lohe ensayado una vez, un viernes 13, desde una altura de 3. 000pies y con un viento de 40 millas.

Se ha dicho que el soldado de infantería del futuro tendráque ser un «hombre pantera». El éxito de los experimentosrusos indica que algunos de ellos tendrán también que ser alco-nes. La infantería aérea ha dejado de ser un sueño y nosotrosdebiéramos organizar un regimiento de esta arma... ahora.

LA NUBE QUE OCULTARA LA GUERRA.

Los gases y el humo simbolizan las terribles incógnitas dela guerra en su sentido literal moderno; y dentro de la nece-sidad primordial de adiestrarnos para encarar con éxito las cru-das realidades por venir, esquivadas a la fecha por la brevedadde los períodos de instrucción correspondientes, vamos a seña-lar lo que en nuestro sentir pudiera nacerse mientras tengamostiempo para ello.

1) Exigir que las máscaras contra gases sean llevadas atodos los ejercicios, con excepción de los más elementales siem-pre en todos los tipos de instrucción de combate;

2) Reglamentar su uso durante algunos minutos de cadaperíodo de instrucción y durante una hora a lo menos unavez al mes;

3) Exigir que cada oficial sea instruido en todo cuantodiga relación con el empleo y. los efectos de los gases y noun subteniente por cada batallón;

4) Suponer la actuación de substancias químicas persisten-tes en cada uno de los problemas tácticos dados por la Es-cuela de Infantería y en los Cursos de Extensión de Infan-tería;

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INFORMACIONES 337

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5) Exigir que la instrucción no sólo consulte la protec-ción contra gases sino también las medidas que deben tomarsedespués que las tropas hayan sido gravemente afectadas porlas ¡substancias químicas persistentes. ¿Qué haría Ud. si sucompañía entera o su batallón fuera ahogado con mostaza porun avión hostil? Existen realmente algunas cosas que Ud. pue-de hacer si es que puede pensar rápidamente, cosas que pue-den impedir un ciento por ciento de desastres.

En manera alguna somos ignorantes en materia de ga-ses, pero los gases son algo muy desagradable; de aquí es quenos sentimos inclinados a relegarlos al último término y hacerlosjugar un rol cada vez más y más pequeño en nuestros progra-mas de instrucción. Y cuando llegue la guerra no seremos capa-ces de controlarlos desde el alejamiento en que los recluimos.

Aprendamos a mirar las cosas al través de las nieblasde los gases como tendremos. que mirarlos en su realidad deentonces.

LAS BACTERIAS DE LA PROPAGANDA ENEMIGA.

Las predicciones corrientes anuncian que la futura gue-rra estallará trayéndonos un diluvio de odio cuya intensidadvariará desde los gruesos tonelajes de los explosivos violentohasta las lluvias ligeras de las baterías malévolas. Las pro-tecciones contra bombas, abrigos bajo el suelo y máscaras con-tra gases pueden ser suficientes para anular la acción de lasarmas; pero nada hasta hoy se ha sugerido para defender-nos de las incursiones que ha de realizar la propaganda.

La mayor parte de los que estudian los asuntos militaresse dan cuenta de que los trastornos internos pueden ser unfactor decisivo en el próximo gran conflicto y reconoce que lapropaganda -no será la menos peligrosa de las armas arrojadizasque llevan sobre una población civil beligerante. El sentimientopúblico es la parte más sólida de la maquina de guerra deuna nación y es, al mismo tiempo, la más vulnerable. Porello será de imperiosa necesidad contar con una protecciónadecuada contra la influencia insidiosa de la propaganda hos-til.

Esta defensa es inconscientemente sugerida por la amena-za de la guerra bacteriológica. Nadie querría exponerse de-liberadamente a los estragos de la viruela, la difteria o la

M. del E. 11.

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338 MEMORIAL DEL EJERCITO.

lepra; y. si todos los hombres, mujeres y niños creyesen que.un papel cualquiera dejado caer desde un aeroplano enemigóestaba cargado de microbios contagiosos nadie lo tocaría., niaún se aproximarían a una sola de sus hojas. Por consiguiente!,mediante la contra-propaganda el pueblo podría creer y debehacérsele que crea en lo que acabamos de exponer. Exaltandoal máximo el uso potencial que hace el enemigo, de las enfer-medades mortales, sus tentativas para sembrar el descontentoserían desbaratadas. Si algún quisquilloso ciudadano preguntasobre la moral de este método de combatir la propaganda, susprotestas serían silenciadas por la horrenda publicidad de quelas acusaciones fueran ciertas. Podemos de igual modo darnoscuenta ahora de que en el próximo conflicto la ética cederá elpaso a las necesidades militares.

TRANSPORTADOR MECANICO PARA AMETRALLADORAS.

(Por el Capitán de Infantería Wendell G. Johnson).

(Traducido de "The Infantry Journal", EE. UU. de N. A. ).

Los ataques de la infantería pierden su impetu y la elas-ticidad de sus movimientos ondulatorios y son finalmente pa-ralizados por el fuego enemigo, a causa de que las armas deapoyo no cumplen con su misión en los puntos en que ellaspueden mantener la constancia de su lluvia de plomo sobre losdefensores.

Ganancias costosas se pierden en los contra-ataques por-que las ametralladoras no siguen junto a las secciones de asal-to para ayudarlas a conservar el terreno conquistado.

Los tanques preceden el ataque y martillean la defensaelástica, organizada con varias millas de profundidad; éstacede y permite la entrada de aquellos. Pero los tanques nopueden avanzar porque deben mantener en jaque al primerobjetivo hasta esperar la toma de posesión de las unidadesde rifleros y de ametralladoras. De otra manera, el boqueteabierto se cerraría y las tropas a pie no obtendrían ninguna]ayuda inmediata del ataque de aquellas máquinas. Sin em-bargo, el resultado neto de mantener los tanques en el objetivo,es una doble pérdida: por un lado, se hallan imposibilitados pa-ra lanzarse agresivamente hacia adelante a destruir el inte-rior de la posición enemiga y, por el otro, están expuestos al

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fuego mortal de los anti-tanques que el enemigo sea capaz deconcentrar sobre ellos.

Si las ametralladoras midieran seguir inmediatamente de-trás, no habría necesidad alguna de esta prolongada exposición'al peligro después de haber cumplido la primera tarea. Y,además, cualquiera que hubiesen sido los efectos sorpresivosobtenidos en razón de su ataque inicial no serían perdidos si-no que podrían ser aprovechados más tarde porque ellos con-tinuarían su ataque sobre las posiciones ocupadas por el CuartelGeneral, sobre la reserva v los elementos de aprovisionamiento,antes de que el adversario pudiera adoptar ninguna medidaespecial de defensa.

El terreno ganado no puede ser mantenido contra un vi-uoroso contra-ataque, a menos que los rifleros automáticos olas ametralladoras se hallen presente para enfrentar a losasaltantes tan pronto como aparezcan. Análogo apoyo se nece-sita para los avances. Sólo una incesante lluvia de plomo lo-grará paralizar a los defensores mientras los atacantes puedenacercarse.

Todos los Ejércitos tratan hoy de aumentar el poder defuego del escalón da asalto, esfuerzo que se está realizando endos direcciones: 1o) Dando una ametralladora liviana a cadariflero, o bien, unas pocas a cada sección, proveyendo de ri-fles semi-automáticos a todos aquellos que carezcan de fusilesametralladoras; y 2°)' suministrando vehículos a motor cons-truidos para transitar fuera de los caminos, a fin de apoyara las ametralladoras, a los morteros y a los cañones anti-tanques.

Nuestros propios esfuerzos en el sentido de mejorar lapotencia del fuego de la infantería, son pasos que ya estamosdando en la verdadera dirección. Las secciones de fusileros vana disponer, así, de armas más eficaces. Consideramos tambiénque la movilidad de las armas de apoyo está siendo inmensa-mente aumentada por la motorización. Los camiones del Bata-llón de las Armas Especiales permite a los escuadrones de ame-tralladoras moverse a razón de 40 millas por hora en loscaminos y con velocidades muy satisfactorias fuera de ellos,siempre que no se hallen bajo el fuego enemigo.

Pero este mejoramiento de la movilidad termina precisa-mente aquí. Las armas de apoyo son todavía superadas ensu acción cuando entran en la zona barrida por el fuego ene-migo; entonces los camiones se hacen inútiles y deben ser de-jados atrás; y, por otra parte, los carros arrastrados a ma-no avanzan con lentitud y se hacen muy visibles.

Los Ejércitos extranjeros han adoptado pequeños carrospara afuera de los caminos tales como el pequeño tanque bri-

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tánico Carden-Lloyd, de 2 toneladas, el tanque Morris-Martel,manejado por sólo un hombre y el transportador francés demuniciones.

Pero, estas máquinas son esencialmente tanques para ni-ños, tienen 4 o 5 pies de altura y son, por consiguiente, blan-cos fáciles y, visibles a varios cientos de metros de distancia,por cuya razón deben estar relativamente blindados. Además seestancan o hunden en los caminos, de donde resulta que lamovilidad del cañón y de su personal de servicio se reducea la capacidad del hombre a pie., Por otra parte, la presenciade estos vehículos junto a los fusileros atacantes atraerá segu-ramente el fuego de la artillería y de las pequeñas armas pesa-das.

La solución parece estar en el empleo de un vehículo máspequeño y menos visible y que no presente más blanco que elde un hombre que anda arrastrado. No excederá de 21/2 piesde altó por 3 a 4 pies de ancho y 6 a 8 de largo. Naturalmente,sus ejes no se elevarían mucho sobre el suelo y, sería ¡casinula su capacidad para cruzar fosos o corrientes. Consecuente-mente, debe ser de peso bastante ligero para que cuatro hom-bres puedan pasarlo por encima y a través de los obstáculos,lo que quiere decir que no excederá de 500 libras.

El blindaje debe limitarse a un escudo delantero con lasdimensiones que sean necesarias para proteger a dos hombresen cuchillas o arrodillados, posición que el personal debe adoptarsiempre que se haye bajo el fuego. En las demás ocasionesdebe mantenerse sentado y con el tronco vertical.

Su velocidad máxima será de 20 millas por hora.La ametralladora será montada para el fuego, bien sea

en el carro o en el terreno.Cuando haya que ejecutar extensos movimientos fuera de

la zona de acción, el camión del escalonamiento transportará elcarro, su personal, los hombres de repuesto y la munición.

Las informaciones recogidas en las publicaciones milita-res indican que, tanto Inglaterra como Francia, han estadotrabajando en el desarrollo de carros de este tipo.

Las ventajas que de estos vehículos reclama la infantería,son:

1. — Protección blindada para las tropas delanteras sobrelas últimas 300 yardas;

2. — Fuego que cubra la zona delantera de las tropasavanzadas;

3. — Aumento de la potencia de fuego del atacante; y

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INFORMACIONES 341

4. — Posibilidad de que los ataques sorpresivos y la velo-cidad de los tanques pueda ser explotada en el más alto gra-do posible.

DESTACAMENTOS MOTORIZADOS.

En muchas ocasiones el Comandante de una fuerza severá en la necesidad de organizar uno o más destacamentosmotorizados. Estos destacamentos se designan con el nombre dela unidad de la cual forman parte; así: Destacamento Motori-zado de la Brigada; y, si es más de uno: Destacamento Motori-zado N. °l de la Brigada. (O. N. °2, etc. )

Estos destacamentos carecen de organización fija y. se im-provisan cuando así lo requieren las circunstancias. Natural-mente, su composición varía con su misión y con la situación.Las unidades de fusileros y de ametralladoras constituirán or-dinariamente la parte principal de su fuerza. Una crecida pro-porción de ametralladoras es generalmente conveniente, aunquepueden también incluir todas o sólo algunas de las siguientesunidades: anti-tanques, artillería arrastrada por camiones, tro-pas de ingenieros, de elementos químicos, destacamentos de co-municaciones, etc.

Por ejemplo, el destacamento motorizado para una Bri-gada reforzada podría componerse de una compañía de fusile-ros, una compañía de ametralladoras, una sección de anti-tan-ques, una batería de artillería ligera arrastrada por camionesy las tropas necesarias de ingenieros, de señales, químicas yde sanidad.

Los destacamentos motorizados sirven:1. — Para aumentar la seguridad de la fuerza;2. — Para ampliar su radio de acción combinando la mo-

vilidad con la potencia del fuego;3. — Para proporcionar a los Comandantes un equipo

móvil de combate capaz de apoderarse rápidamente de un pun-to determinado del terreno y conservarlo hasta la llegada deotras tropas; o bien, para realizar misiones que exijan un po-der de fuego móvil.

Los atributos de los destacamentos motorizados convienenal cumplimiento de misiones como las siguientes:

1. — Ayudar a la vanguardia a limpiar los tramos de loscaminos cubiertos por armas automáticas o destacamentos ene-migos de retardo, u otras obstrucciones similares;

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342 MEMORIAL DEL EJERCITO.

2. —Ocupar posiciones adelantadas y mantenerlas hasta lallegada de elementos de a pie o de a caballo;

3. — Retardar la acción en un frente limitado;4. — Servir como elemento móvil de una retaguardia;5. — Servir como elemento móvil de un flanco guardia.6. — Servir de eje de fuego o de elemento de maniobra,

operando con una vanguardia.7. — Proporcionar seguridad adicional a los puestos avan-

zados aumentando el radio de acción de las patrullas al frentey hacia el flanco;

8. — Servir de elemento móvil en una persecución, biensea como parte de la fuerza envolvente o para apoderarse de unallave de posición en el flanco o en la retaguardia;

9. — Servir como fuerza de demolición;10. — Servir de escolta especial dedos bagajes y columnas

cuando exista la amenaza de vehículos motorizados.11. — Servir de refuerzo especial de las tropas que guar-

necen las líneas de comunicación; y12. —Servir para llenar temporalmente un boquete entre las

unidades, ya sea atacando o defendiendo en un frente limitado.

Ejemplo: — En avance hacia el enemigo.

El Comandante de una Brigada reforzada independienteha organizado un destacamento motorizado que marcha entre.la vanguardia y el grueso. La caballería que precede a lavanguardia de infantería, encuentra tramos de caminos ocupa-dos por fuerzas retardatarias tan poderosas que necesita de unaayuda suplementaria para desalojarlas. Notificado de ello elComandante de la Brigada, hace avanzar su destacamento mo-torizado, el cual desciende junto a la obstrucción, reconoce,ataca y limpia el camino o, si se siente incapaz de vencer laresistencia, da de ello cuenta oportunamente al Comandantepara que éste maniobre con su vanguardia o con su grueso sies necesario hasta expulsar al enemigo de la posición.

Otro ejemplo: — En un avance hacia el enemigo.

Una fuerza móvil hostil amenaza un flanco protegido sólopor una flanco-guardia a pie. El destacamento motorizado esentonces despachado sin demora hacia una localidad desde lacual pueda afrontar esta amenaza y retardarla o defender elpunto vulnerable del flanco amagado, mientras el Comandantemaniobra con sus fuerzas para evitar u oponerse a la accióndel adversario.

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INFORMACIONES 343

Patrullas motorizadas.

La patrulla motorizada, análogamente al destacamento mo-torizado, se organiza ordinariamente a requerimiento de las cir-cunstancias y debe constar a lo menos de dos vehículos a motorpreferiblemente de tres (el tercero puede ser una motocicleta).Cada vehículo debe llevar un mínimum de una ametralladoray un personal de tres a cuatro hombres además del conductor.

Aunque los destacamentos motorizados se denominan fre-cuentemente destacamentos de reconocimiento y se emplean enmisiones de reconocimiento, se utilizan igualmente en misionesde seguridad y de combate. Las patrullas motorizadas, sin em-bargo, son esencialmente organizaciones de seguridad y de re-conocimiento y, por consiguiente, evitan el combate a menosque se vean forzados a aceptarlo en defensa propia mientrasse retiran ante fuertes resistencias que puedan surgir a su paso.Aquel rol esencial no les impide, empero, capturar o dispersar

las débiles patrullas enemigas que obstaculizan el cumplimientode su misión.

Cuando las circunstancias lo exigen, la patrulla motorizadaopera en forma muy semejante a las patrullas de a pie. Losdos vehículos principales avanzan alternativamente de un ac-cidente del terreno al otro. La tropa del vehículo N. ° 1 cubreel avance del N°. 2 hasta que este ha terminado su salto haciaadelante, tiene su personal en posición y ha alzado la señal:,«Todo despejado». El personal del carro se reembarca entonces yse mueve adelante, sobrepasando al N°. 2, hacia la próxima posi-ción. La dotación de los carros baja de ellos al pie de uncerco y los deja en fila mientras asciende a la cresta y quedanen observación.

El tercer vehículo sigue a los anteriores cautelosamente,listo siempre a dar media vuelta y escapar en caso que losotros dos lleguen a envolverse en una lucha.

Los vehículos a motor añaden velocidad y rapidez demaniobra al poder de fuego de la infantería, amplían también;las zonas de reconocimiento y aceleran la transmisión de in-formaciones.

Pero ¿a qué seguir? La lista de sus posibilidades es ili-mitada. Para un Comandante hábil y fecundo en recursos, loscarros a motor constituirán una fuente suprema e inextingiblede inspiración.

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344 MEMORIAL DEL EJERCITO.

LA INSTRUCCION PRACTICA DE LA INFANTERIA.

De puertas afuera a puertas adentro.

(Por el Capitán de Infantería L. C. Boonicam)

Para alcanzar una instrucción práctica en la conducciónde tropas, designación de blancos y trabajos de campaña, lasunidades de la Guardia Nacional deben salir al terreno real,aun cuando esto no sea siempre posible, especialmente si elcuartel está situado en una gran ciudad separada por millasde distancia del terreno más próximo que para tales finespueda ser utilizado. Los campos que ofrezcan un pronto apro-vechamiento deben, en muchos casos, ser utilizados en la no-che a causa de que la mayor parte de las unidades de la GuardiaNacional reciben su instrucción práctica en las últimas horas deldía.

En consecuencia, una unidad obtiene sólo una instrucciónde dos semanas al aire libre, durante el período correspondientede verano, debiendo condensarse en este espacio de tiempo a lomenos un tercio de los objetivos de enseñanza del año decuartel.

Lo expuesto nos lleva a formular esta pregunta: «¿ Cómopuede la instrucción diurna al aire libre hacerse de noche dentrodel cuartel ? ».

«Mediante los blancos de paisajes suministrados por elDepartamento de Artillería}}. Sin embargo, estos blancos hansido construidos para el fuego sobre paisajes con rifles de cali-bre 22 o 30 y, por otra parte, con ellos de dimensiones tanreducidas que les difícil distinguir sus características más alláde unos pocos pies.

En el 132°. de infantería, de la Guardia Nacional de Illi-nois, encontramos que "las luces corrientes proyectadas sobreel piso de los locales de instrucción no eran lo bastante para,iluminar suficientemente los blancos, por lo cual ensayamos lu-ces fijadas en diversos sitios las que tampoco sirvieron para po-ner de relieve los detalles esenciales.

De los diversos ensayos puestos en juego, surgió al fin unaidea y nos preguntamos: «¿Por qué no hacemos pintar escenasen grandes fajas de lana y. las colgamos en las paredes conuna adecuada combinación de luces permanentemente instalada?

No lera mala la ocurrencia; pero ¿de dónde sacar los artis-tas, los materiales... y el dinero?

Page 169: Marzo . Abril de 1937. MEMORIAL - cesim.cl memorial/1930-1939/1937/Marzo_Abril_1937.pdf · de su bandera. Y es porque la ruta ... Mi General, vuestros antiguos subalternos sentimos

INFORMACIONES 345

La caja del cuartel tenía fondos para los materiales y elGobierno disponía da artistas para los cuadros y así fue quepronto cinco artistas del Plan de Arte Federal pusieron manosa la obra.

Las hojas 1, 2 y 3, Serie A. del blanco regular depaisajes, nos dieron el modelo de una de las pinturas y lashojas 4, 5 y 6 el modelo de la otra. A medida que el trabajoavanzaba, veíamos que una vez terminado podría ser utilizadocon fines que aún no habíamos previsto; por consiguiente,sugerimos adverisos cambios con el objeto de hacer visible unamayor suma de detalles.

Concluida la obra, teníamos cuadros de 10 pies de altopor 371/2 de ancho, cinco veces el tamaño del blanco de pai-sajes. Esta proporción había sido determinada por el tamañode las murallas del cuartel., Colgados sobre las murallas sur deéste, se proyectó sobre ellos la luz de cinco lámparas eléctricasde 300 wats. provistas de sus pantallas que iluminaban total-mente las pinturas. El costo total había sido de $ 200. 00 y, eléxito tan completo que cada detalle era visible desde cual-quier punto del piso, no obstante las dimensiones del cuartel cu-yo «hall» de instrucción mide 175 por 200 pies. El alto gradode claridad obtenido hace enteramente practicable para unacantidad de unidades el uso simultáneo de los blancos, sin quese produzca para los aprendices el menor estorbo.

Estos cuadros murales pueden ser aprovechados no sólopara llenar vacíos ocasionales en la instrucción de las compa-ñías de rifleros sino que pueden ser también ventajosamente em-pleadas por las compañías de ametralladoras, unidades de obu-seros y baterías de artillería.

Fuera del positivo aporte que ellos significan para la ins-trucción, los cuadros son hermosos y ponen una nota de ele-gancia y colorido en el interior del cuartel. Problemas que hastaaquí carecían de interés y no ofrecían más aspectos que elteórico, son ahora atrayentes e instructivos.

Y podemos, en verdad, decir que hemos trasladado al in-terior del cuartel la instrucción que por su índole debíamosimpartir a campo abierto.