Marx - Grundrisse vol. 1 Elementos fundamentales para la crítica de la economía política

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  • biblioteca del pensamiento socialista

    SERIE LOS CLSICOS

  • edicin a cargo de jos aric miguel murmis y pedro scaron

    traduccin de pedro scaron

    ELEMENTOS FUNDAMENTALES PARA LA CRITICA

    KARL DE LA ECONOMIA MARX POLITICA

    borrador 1857-1858

    volumen 1

    )l() ~ etores

  • siglo x x i editores, s. a. de c. v. CERRO DEL AGUA 248, ROMERO DE TERREROS. 04310. MEXICO, D F

    s i g 1 o x x i e d i t o r e s , s. a. TUCUMN 1621, 7 N, C 1O5 O A A G, BUENOS AIRES. ARGENTINA

    siglo x x i de espaa editores, s. a. MENNDEZ PIDAL 3 B 1 S, 2 8 O 3 6 , MADRID , ESPAA

    litulo original .d~ la obra: grundrisse der kririk der polilischen okonome (rohentwurj) 1857-1858 dietz veriag, b~rln. 1953

    la traduccin, cotejo ,;,on otras versiones, correccin pr~paraci~n ,!.: originales y notas. estuvieron a carg~ de 1111 cqmpo de tr;1ba.10 compuesto por jos aric nugucl murmis y pedro scaro11

    primera edicin. 1971 vigsima edicin, 2007 f' siglo xxi editor.:s. s.a. de c. v. isbn 1 O: 968-23-0326-5 (obra completa) 1sbu 13: 978-968-23-0326-5 (obra completa)

    ~sbn 10: 968-23-0340-0 (volumen 1) 1sbn 13: 978-968-23-0340-1 (volumen ) ~n coedicin con siglo xxi de espaila editores, s.a.

    der.ichos rcservado8 confonne a la ley impreso y hecho ~n mxicoiprinted and made in mexico

    PRESENT ACION

    Los dos volmenes que el Instituto Marx-Engels-Lenin (JMEL) de Mosc public en 1939-41 bajo el ttulo de Grundrisse der Kritik der politischen Okonomie (Rohentwurf) 1857-1858, recogen un grupo de ma-nuscritos hasta ese entonces inditos en su casi totalidad, redactados por Marx en la d{!cada del 50. Constituyen la primera sntesis de las investiga-ciones iniciadas por Marx en noviembre de 1850, en Londres, cuando despus de la de"ota de la revolucin de 1848 se retira de la escena pblica para reanudar sus anteriores estudios de economa poltica. El titulo de la obra pertenece a los editores del JMEL. quienes a su vez lo toman de las referencias explcitas a esta obra que ha(e el autor en dfrersos pasajes de su correspondencia. En una carta a Engels del 8 de diembre de 185 7. por ejemplo, le dice: "Trabajo como un loco las 11oches enteras en coordinar mis estudios econmicos, para poner en claro al menos los elementos fi111dame11tales antes del diluvio': El "diluvio", 111etf ora con la que Marx haca referencia a la agudizacin de la crisis econmica de 1857 y a las probables conmociones sociales de ella deriva-das, 1mo11e a su actividad terica un ritmo febril, del que surgen estos Pastos manuscritos redactados. en lo fundamental, en menos de seis meses de trabajo. Los "elementos fi111damentales" fueron concebidos por el autor como "un conjunto de 111mwgrafas escritas con grandes intervalos en distintos perodos para el esclarecimiento de mis propias ideas y no para su publicacin''. Si1l embargo, a pesar de su estado fragmentario, de su condicin de borradores de una obra que Marx nunca lleg a terminUJ', constituyen indudablemente textos de fundamental importancia para com-prender el proceso de elaboracin de la crtica marxista de la economa poltica. Entre otras cosas, porque nos permiten presenciar la propia gesta-cin de las categoras analticas con las que Marx dele/ la naturaleza mistificatoria de la economa poltica burguesa y cre las bases de una nueva ciencia crtica de la sociedad. Como alguien sealara, los Grundrisse nos abren la posibilidad de introducirnos en el laboratorio econmico de Marx y ante nuestra mirada aparecen ntidamente recortados todos lo.s refinamientos, todos los sinuosos caminos de su metodologa. Estos escri-tos, al igual que los de 1861-63 que an esperan ser exhumados, constitu-yen el eslabn perdido que nos permite reconstruir de una manera ms acertada el itinerario intelectual de un Marx que aparece hoy bajo una nueva luz, de un Marx "desconocido", como lo seala Martin Nicolaus en la introduccin a la presente edicin en espaol de los Grundrisse.

    La aparicin de esta obra trascendental, producida en plena guerra mundial, pas inadvertida hasta para los especialistas y durante mucho

  • VIII Presentacin

    tiempo el libro constituy una rareza bibliogrfica. Recin en I953, la Dietz Verlag de Berln Este, la reprodujo en una edicin facsimilar en un solo volumen. Sin embargo, tampoco esta ltima edicin atrajo demasiado la curiosidad de los investigadores. Podramos decir qi..e hasta I960 las discusiones entre los marxistas no la mencionaban ni tampoco se pens en traducirla a otros idiomas. Hubo que esperar otros diez aos ms para que casi simultneamente aparecieran las versiones francesa e italiana, y ms recientemente la rusa y la inglesa.

    La traduccin al espa'ol de los Grundrisse presellla serias dificultades que esperamos haber sorteado felizmente. La primera de ellas deriva del carcter fragmentario del texto y del niJJel particulannellte elevado de abstraccin en que se coloca Marx para la primera redaccin de sus Prin-cipies de economa poltica. Hasta para Engels resulta extremadamellle dificil su lectura, como lo seala en una carra a Marx del 9 de abril d'! 1 R58: "El estudio de tu resumen. . . me ha llel'ado mucho tiempo; es, en verdad, un resumen muy abstracto. . . muchas veces me JJeo obligado a tomarme mucho tiempo para buscar las transiciones dialcticas, porque he perdido totalmente el hbito del razonamiento abstracto.

    Otra dificultad reside en que el uso personal que Marx da a su borra-dor acenta las caractersticas del lenguaje en que habitualmente redacta-ba sus notas. Aqu i, "el estilo desalif1ado, las expresiones y giros .familia-res ... , la terminologa francesa e inglesa. a menudo con frases enteras r hasta pginas en ingls", complica infernalmente la tarea de obtener w1 texto en espaol que respetando el carcter de borrador no se tome absolutamente ininteligible. Ajustndonos al criterio seguido en la traduc-cin de los Resultados del proceso inmediato de produccin (El capital, captulo VI), hemos optado por acercarnos a una 11ersin literal, procuran-do recrear -en la medida ms amplia de lo posible el carcter de borra-dor del manuscrito. As, mantenemos en los respectiJJOs idiomas originales no slo las citas sino tambin las innumerables palabras de otros idiomas que salpican el texto alemn y ofrecemos a pie de pgina la traduccin. Para ser fieles al vocabulario de Marx, mantenemos las diferenciaciones entre trminos alemanes de sentido ms o menos prximo pero no coinci-dente, sobre todo cuando esto tiene que JJer con el proceso mismo de hallazgo de trminos que luego se convertirn en definitiFos, apareciendo como trminos "tcnicos" en El capital, pero en proceso de elaboracin en los Grundrisse. Respetamos adems el lenguaje filosfico hegeliano al que Marx recu"e frecuentemente en esta obra. al mismo tiempo que tratamos de evitar la utilizain de trminos tales como "estructura" o "totalidad", excepto cuando es el propio autor el que los usa. De otro modo, hubiera resultado 11n Marx "'estructuralista "', bastante alejado del estilo hegelianizante-ricardiano que caracterizo a toda lo ohm.

    La ltima de las dificultades. y no la menor, reside c11 las insujlciencias de la edicin preparada por el /ME/ .. l.a complicada letra de Marx. que como dice Engels "a Peces ni el propio autor era capaz de descifiar', torna iizevitables los errores de desciframiento. Hn tal sentido. la edicin

    Presencacin IX

    original contiene gran cantidad de ellos, algunos de los cuales cambian por completo el sentido de la oracin y hasta del p"afo. Por otra parte, se aplican criterios contradictorios en la co"eccin de los e"ores cometidos por Marx (algunas veces salvados en el texto, y otras a pie de pgina, sin que exista una clara razn para ello). Se comprende entonces que la apreciable cantidad de e"ores, imprecisiones, confusiones y criterios con-tradictorios contenidos en la edic. original compliquen bastante la tarea del traductor. Las versiones francesas de Roger Dangeville (Fondements de la critique de l'conomie politique, 2 vals., Anthropos, Paris, I967-68) e italia-na de Enza Grillo (Linearnenti fondamentali della critica dell'economia poli-tica, 2 vals., La Nuova Italia Editrice, I968-69) por estar basadas en la edicin que comentamos, reproducen por tanto sus errores y no constituyen una base segura de confrontacin para lograr una versin ms ajustada.

    La reciente traduccin rusa (K. Marx i F. Engels, Sochinenia, t. 42, 2 vals., I968-69), en cambio, nos result de suma utilidad pues fue reali-zada confrontando el texto de la edicin original con las fotocopias de los manuscritos, sometidos a una nueva lectura crtica.

    Como resultado de ese meticuloso trabajo de relectura de los manus-critos de I857-I858, efectuado por los investigadores del Instituto de Marxismo-Leninismo de Mosc, pudo confeccionarse una extensa y deta-llada lista de precisiones en el descifrado del texto y de co"eccin de los errores, realizados en el texto de Marx. Para nuestra versin en espaol la gentileza del IMEL nos permiti contar con una copia de las observa-ciones crticas a la edicin original, lo que en su momento nos oblig a rehacer la mayor parte del texto ya compuesto. Aunque retras la publi-cacin de la obra, esta feliz circunstancia nos permite ofrecer por primera vez, luego de la edicin rusa, una versin de los Grundrisse depurada de e"ores y por lo tanto de incuestionable valor cientfico.

    En el manuscrito original, tanto la Einleitung como los Grundrisse casi no son titulados. Pero sabemos que el "captulo del dinero" es anotado suma-riamente por Marx en el Indice de los 7 cuadernos, y el "captulo del capital': a su vez, mucho ms extensamente en las Referencias. La Redac-cin IMEL insert en el "captulo del capital" y en la "Introduccin" los breves sumarios de las Referencias, pero dej sin titular el "captulo del dinero: Este criterio contradictorio, provoca inconvenientes puesto que en el ndice general figuran ttulos que no pueden ubicarse en el texto. Siguiendo el criterio de las ediciones italiana y francesa, hemos volcado en el "captulo del dinero" los titulillos extrados del Indice de los 7 cuadernos, pero encerrndolos entre corchetes para diferenciarlos de los que coloca la Redaccin IMEL. En el "captulo del capital" los ttulos se tradujeron de la edic. original sin modificaciones.

    A veces fue necesan'o agregar en el texto algunas palabras que permitieran completar una frase inconclusa, o aclarar un prrafo oscuro. Cuando el agregado pertenece a la Redaccin IMEL va entre corchetes simples; cuando en cambio pertenece a la edic. esp. va entre corchetes dobles.

    En cuanto a las notas, en nuestra edicin son de tres rdenes: I) las que estn indicadas con asteriscos pertenecen a Marx y van a pie de pgina separadas del texto por una lnea corta; 2) las indicadas con letras alfabti-

  • X Presentacil>n

    cas pertenecen a la redaccin (tanto. del IMEL como nuestra) y se refieren exclusivamente a problemas tcnicos del texto. Van a pie de pgina y separa-das del texto IJ

  • XII El Marx desconocido

    que tambin qued como un simple fragmento debido a dificul-tades con su editor. Slo dos captulos de la Crtica llegaron al pblico, pero su contenido, aunque importante, apcnus justifi-caba las afirmaciones que implcitamente se lwcan sobre dios en el Prefacio. En l:stc se esboza una visin total dl'i mundo, un conju1~ to de doctrinas cientficas que explican el desarrollo de la historia en sus alcances econmicos, polticos y sociolgi-cos y que demuestran cmo y por qu la organizacin actual de la sociedad debe derrumbarse a causa de la tensin de sus conflictos internos, para ser reemplazada por un orden superior de civilizacin. No obstante, los captulos all publkados no alcanzan semejante aliento ni se deriva de su con ten ido la idea del surgimiento final de un nuevo orden. Se ocupan ms bien de cuestiones econmicas bastante tcnicas e inician un largo y arduo camino hacia un objetivo no del todo claro. De qu hablaba Marx, entonces, en el Prefacio'? Expona teoras que no haba elaborado an, ideas que todava no haba anotado?

    Hasta 1939, esta cuestin sigui siendo un misterio. Las audaces generalizaciones hechas en el Prefacio tenan antece-dentes en declaraciones audaces e igualmente generales incluidas en Miseria de la filosofa y en el Manifiesto. En cuanto a los volmenes de El capital, tambin contienen ecos polmicos y generales. Pero era difcil, si no imposible, extraer de las partes existentes de El capital las respuestas a la cuestin ms impor-tante, que el Prefacio anuncia como tericamente resuelta: cmo y por qu ha de derrumbarse el orden social capitalista. As, Rosa Luxemburg escribi La acumulacin del capital ( 1912) precisamente con el propsito de llenar esta importante brecha en los escritos inconclusos de Marx3 , y consigui con ello avivar la hoguera de una enconada disputa que todava hoy arde dentro del partido. Todava sigue siendo un misterio la raz:n por la cual el manuscrito en el que Marx se bas para escribir el Prefacio de 1859, permaneci oculto hasta el estalli-do de la Segunda Guerra Mundial. Pero en 1939 el Instituto Marx-Engels-Lenin de Mosc sac de sus archivos y public un enorme volumen conteniendo los manuscritos econmicos de Marx de los aos 1857-58. Dos aos despus apareci un segun-do volumen y en 1953 la editorial Dietz de Berln reedit los dos volmenes en uno. Titulado por los editores Grundrisse der Kritk der poltischen lJkonomie (Rohentwurf) fElementos fun-

    3. Cf.. PAUL M. SWEEZY, Teora del desarrollo capitalista, FCE, Mxico, 2~ cdic. 1958, p. 224.

    El enfoque de Marx sobre el mercado XIII

    damentales de la crtica de la economa poltica (Borrador)], Y publicado junto con extractos importantes de los cuadernos de notas de Marx de 1850-51, este trabajo permite al fin examinar el material del cual las generalizaciones del Prefacio constituyen un resumen4 .

    Los Grundrsse no han sido ignorados desde su publicacin, pero tampoco se las apreci en toda su importancia. Considera-dos inicialmente como material de inters para una reconstruc-cin del origen de El capital. esta obra veget durante largo tiempo en el stano de los estudiosos del marxismo5 . Eric Hobsbawm present un fragmento, sobre todo los pasajes hist-ricos, bajo el ttulo de Formaciones econmicas pre-capitalistas, en 19566. Posteriormente aparecieron extractos aislados en la~ obras de Andr Gorz y Herbert Marcuse7 . Juntos, estos frag-mentos parecen haber despertado el apetito de un cuerpo cada vez mayor de intelectuales, particularmente en la amorfa Nueva Izquierda, y el inters por examinar ms detenidamente esta obra hasta entonces desconocida pero evidentemente importan-te. Este afio apareci finalmente una traduccin francesa de la primera parte, pero los lectores que no domin,an esa lengu~ tendrn que esperar, porque no se han hecho aun planes defi-nitivos para publicar una versin inglesa.

    De todas maneras, la obra tiene una significacin histrica. Los frutos de 15 aos de investigacin sobre cuestiones de economa los mejores a.os de la vida de Marx, estn conteni-dos en e;tas pginas. Marx crea que esta obra no slo haba echado por tierra las doctrinas centrales de toda la economa poltica anterior sino que era tambin la primera formulacin

    4. !

  • XIV El Marx desconocido

    cientfica de la causa revolucionaria9 Aunque l no poda sa-berlo entonces, ste habra de ser el nico de sus trabajos en el cual su teora del capitalismo desde los orgene hasta el derrumbe sera presentada en toda su integridad. Aunque oscu-ros y fragmentarios puede decirse que los Grundrisse fueron la nica obra de economa poltica verdaderamente completa que Marx escribi.

    Los Grundrisse constituyen la cima de un largo y dificultoso ascenso. Marx haba publicado diez afios antes la primera de las que l consideraba sus obras cientficas: Miseria de la filoso[ a y no public el primer volumen de El capital hasta una dcad~ ms tarde. Para comprender la significacin de los Grundrisse ser necesario revisar brevemente los escritos econmicos que los precedieron.

    Inmediatamente despus de terminar su crtica de la filoso-fa del derecho de Hegel, en la cual haba llegado a la conclu-sin de que la anatoma de la sociedad no deba buscarse en la filosofa, Marx comenz a leer a los economistas polticos. Le precedi y sin duda le ~ui en este proceso el joven Engels, que haba publicado ya su Umrisse zu einer Kritik der National-okonomie en el Deutsch-Franzosische Jahrbcher de Marx y Ruge ese mismo ao, 1844. Engels sostena en este artculo que el desarrollo de la economa burguesa durante el ltimo siglo, como as tambin el desenvolvimiento de la correspon-diente te.ora econmica, podan resumirse como una prolonga-da, contmua y atroz afrenta a todos los principios fundamen-tales de la moral y de la decencia, y que si no se implantaba un sistema econmico moral y racionalmente organizado, entonces deba y habra de producirse una revolucin social monstruosa. Todo el peso del ataque de Engels estaba dirigido contra lo que l consideraba como el principio fundamental de la economa burguesa: la institucin del mercado. Todos los vnculos mora-les de la sociedad han sido destruidos por la transformacin de los valores humanos en valores de cambio; todos los principios ticos han sido destruidos por los principios de Ja competencia y todas las leyes existentes hasta este momento, aun las leyes que regulan el nacimiento y la muerte de los seres humanos han sido suplantadas por las leyes de la oferta y la demanda~

    9. Grundrisse, p. XIII; cf. tambin la carta de Marx a Engcls del 14 de enero de 1858: " ... Estoy obteniendo algunos buenos resultados. Por ejemplo, he tirado por la borda toda la doctrina de la ganancia tal como exista hasta ahora". Co"espon-dencia, Problemas, Buenos Aires, 1947, p. 119.

    El enfoque de Marx sobre el mercado XV La humanidad misma se ha convertido en una mercancfa10. Con una sola diferencia significativa, esta lnea de razona-mie~to fue reto~da y desarrollada por Marx a lo largo de sus escritos econmicos entre 1844 y 1849. La diferencia est en que (segn se evidencia en sus Manuscritos de 1844) Marx re-chaz inmediatamente el moralismo unilateral de la crtica de Engels y lo reemplaz por una base dialctica. Descart los impe~ativos categricos que se escondan bajo la superficie del trabajo de Engels. La competencia y el mercado, afirm, no son tanto l;lna afrenta a .la moral cuanto una fragmentacin y U;'la renuncia de la capacidad de .desarrollo inherente a la espe c1~ humana. Dentro de una sociedad basada en la propiedad privada, los productos del trabajo humano no pertenecen al obrero para que sea l quien los disfrute, sino que se convierten en pro~iedad de personas ajenas, que los utilizan para oprimir-lo. El srntoma ms claro de este hecho, escribi Marx, es que el obrero no produce las cosas que le son ms tiles sino aquellas qu.e aportarn valores de cambio ms elevados al propietario pnvado. De este mndo, el proceso de la produccin material se torna fragmentario y el producto mismo se escinde en valor de uso y valor de cambio, de los cuales slo el ltimo es importante.

    Es del ms alto inters pararse a considerar la divi-sin d~l trabajo y el cambio ya que son las expresiones ostensiblemente enajenadas de la actividad y la fuerza esencial del hombre ... 11

    En resumen: desde un punto de partida filosfico completa-mente diferente, Marx lleg a la misma perspectiva crtica que Engels, es decir, que Jo esencial de la sociedad burguesa deba buscarse en la competencia, la oferta y la demanda, en una palabra, en el mercado o sea en su sistema de cambio. El concepto de alienacin como categora econmica conte-na tamb.i!1 el ncleo de una idea diferente, pero Marx no la puso suf1c1entemente de relieve hasta los Grundrisse como v~remos ms ad~l~nte. _Mientras tanto Marx, junto con l~ mayo-na de sus conocidos mtelectuales radicales, continuaba agudi-

    lo. FRIEDRICH ENGELS, "Umrisse zu einer Kritik der Nationalokonomie", Werke, 1, pp. 449-524. [En espaol est publicado en MARX-ENGELS Escritos econmicos varios, Grijalbo, Mxico, 1962.) ' 11

    Los Manuscritos de 1844 slo se publicarn como un volumen adicional de la edicin Werke. [La referencia est tomada de la versin incluida en Escritos econ6 micos varios cit., p. 103.)

  • XIII El Marx desconocido

    zando sus ataques contra la soberana de la competencia. Su polmica con Proudhon, en Miseria de la filosofa, revela su profundo desacuerdo con aquella suficiente personalidad sobre casi todos los aspectos de la economa y la filosofa, incluyen-do especialmente las cuestiones vinculadas a las instituciones del cambio y !a competencia en la sociedad burguesa, con una sola excepcin: que la competencia es fundamental1 2 Si la burguesa aboliese la competencia para reemplazarla por el mo-nopolio, ello slo servira para agudizar la competencia entre los obreros, Marx escribi en el Manifiesto:

    La condicin esencial de la existencia y de la domi-nacin de la clase burguesa es la acumulacin de la riqueza en manos de particulares,la formacin y el acre-centamiento del capital. La condicin de existencia del capital es el trabajo asalariado. El trabajo asalariado des-cansa exclusivamente sobre la competencia de obreros entre s 13

    De lo cual deduce Marx que si los obreros pudiesen, al for-mar asociaciones, eliminar la competencia entre ellos, entonces se liquidara "la base misma sobre la cual la burguesa produce los productos y se apropia de ellos". En el Discurso sobre el libre cambio aparece el mismo tema: si el desarrollo industrial disminuye, los obreros sern arrojados de sus empleos y sus salarios bajarn; si la industria crece, los obreros disfrutarn de un alza momentnea pero slo para ser descartados nuevamente al ser reemplazados por maquinarias 14 Tanto aqu como en Trabajo asalariado y capital, la "ley" de Marx de que los sala-rios deben tender siempre hacia el mnimo absoluto necesario para mantener viv'>s a los obreros, se deriva directamente de los principios de la oferta y la demanda, con los supuestos adicio-nales de que la oferta de la fuerza de trabajo debe siempre te:1der a exceder a la demanda 15 . Encontramos aqu atisbos ocasionales de la idea de que tambin operan otros procesos, pero las nicas doctrinas sistemticamente elaboradas son aquellas que hacen derivar analticamente el rumbo futuro del

    12. Werke, 4, p. 161 y Miseria de la Jilosoffa, Ediciones Signos, Buenos Aires, 1970, p. 129.

    13. Werke, 4, p. 474 y Obras escogidas de Marx y Engels, I, p. 31. 14. Werke, 4, p. 455. 15. Werke, 6, pp. 397 y 423 y Obras escogidas, 1, pp. 65-91; vase tambin

    Werke, 6, pp. 535-556.

    De la competencia a la produccin XVII

    desarrollo capitalista y el papel de la clase obrera en l, de la forma previsible del mercado para la mercanca-fuerza de traba-jo. El principal objeto de estudio de Marx fue la economa del intercambio de mercancas y de dinero.

    La primera -y la ms importante- aclaracin que es necesa-rio hacer acerca del lugar que ocuparon los Grundrisse en el desarrollo intelectual de Marx es que esta obra representa una crtica a todas sus ideas anteriores. "Crtica" no significa, en este caso, rechazo, sino ms bien penetracin a un nivel ms profundo. El gran avance que los Grundrisse representan en el pensamiento de Marx reside en su rechazo, acusndola de superficial, de la tesis de que el mecanismo del mercado es un factor incitador, causal o fundamental; y en su reconocimiento de que el mercado es un mero dispositivo destiruf'do a coordinar los diversos momentos individuales de un proceso mucho ms importante que el intercambio. Mientras que los anteriores escritos econmicos de Marx se haban centrado alrededor del movimiento de la competencia, los Grundrisse analizan sistem-ticamente, por primera vez dentro del conjunto de su obra, la economa de la produccin.

    Antes de examinar ms detenidamente el texto, conviene citar algunos ejemplos a fin de obtener una visin general del problema.

    1. La diferencia ms evidente y ms fcilmente rastreable entre la teora econmica de Marx antes y despus de 1850 es un cambio de terminologa. Antes de esta fecha Marx se refiere constantemente a la mercanca que el obrero ofrece en venta, como "trabajo" y aclara que esta mercanca es exactamente igual a cualquier otra. Si se considera a la sociedad burguesa exclusivamente como un sistema de mercado, esta definicin es correcta. Pero a partir de los Grundrisse Marx arriba a la con-clusin de que el trabajo no es una mercanca como cualquier otra, sino que en realidad es nica y que la mercanca que el

    obrero vende debe ser llamada "fuerza de trabajo". En poste-riores reediciones de sus primeras obras econmicas, Marx y Engels alteraron debidamente la terminologa para ajustarse al nuevo punto de vista y en diversos prefacios aclaran las razones que tuvieron para hacerlo y destacan la importancia del cambio 16 .

    16. Vase preferentemente el prefacio de Engels a la reedicin de 1891 de Tra bajo asalariado y capital, Werke, 6, pp. 593-599 y Obras escogidas, I, pp. 56-64.

  • XVIII El Marx desconocido

    2. En los primeros escritos econmicos, el curso del desa-rrollo capitalista se deriva, como ya se hizo notar, del movi-miento objetivado de la oferta y Ja demanda. Comprese este concepto con la categrica y reiterada declaracin aparecida en El capital de que en los mecanismos de Ja competencia "todo se presenta invertido"11 y de que las deducciones analticas hechas slo en bse a la oferta y Ja demanda son superficiales, ms an, contradictorias, con respecto a los procesos funda-mentales ocultos pero esenciales de Ja produccin capitalista y la acumulacin. Los Grundrisse establecieron las bases intelectua-les para estas formulaciones posteriores de El capital.

    3. Finalmente, se puede obtener una visin general del pro-greso analtico que representaron los Grundrisse rastreando la actitud de Marx hacia Ricardo, especialmente hacia su teora del excedente. En 1844, en ocasin de su primer encuentro con Ricardo y la teora del excedente, Marx se limit a destacar que el nfasis que Ricardo pona en l demostraba que Ja prin-cipal preocupacin de la economa burguesa era la ganancia y no los seres humanos, y que esta teora es la prueba definitiva de Ja infamia en que se ha hundido la economa poltica18 En Miseria de la filoso[ a Marx trata a Ricardo con ms respeto y cita extensamente al socialista ingls Bray, que utiliza la teo-ra ricardiana del excedente para probar Ja explotacin de la clase obrera. Pero Marx no cita a Bray para poner de relieve la importancia fundamental de su teora sino slo para criticar ciertas deducciones derivadas de ella 19 . Asimismo, en Trabajo asalariado y capital expone simplemente la teora ricardiana de que el producto del trabajo vale ms que la reproduccin del obrero, pero sin profundizar el anlisis 20. En ese momento Marx era plenamente consciente de la existencia de un exceden-te, pero no era igualmente consciente de las enormes implica-ciones de este hecho para Ja teora econmica; en resumen: Ja teora no es el eje de su anlisis sino que coexiste pasivamente con el anlisis dominante de la oferta y la demanda, y a su sombra. No obstante, cuando en 1850 Marx comenz a revisar exhaustivamente sus estudios econmicos, se sumergi directa-mente en Ricardo y dedic por lo menos los dos af!.os siguien-

    17. El capital III, en Werke, 25, p. 219. [En la traduccin al espaol, FCE, Mxico, 1959, p. 210.]

    18. Citado por Rubel en su Biografa intelectual mencionada en nota 2, p. 109. 19. Werke, 4 pp. 98-105 y Miseria de lo F!loroffa, pp. 51-56. 20. Werke, 6, pp. 409410 y Obras escogidas, l, pp. 82-84.

    De la competencia a lo produccin XIX

    tes a asimilarlo en detalle. Sus apuntes y sus cuadernos de notas de este perodo, agregados por los editores al texto de los Gnmdrisse, demuestran que por entonces Marx haba comenza-do a comprender las implicaciones de la teora del excedente de Ricardo y haba concentrado su atencin sobre ella21. Finalmente, en los Grundrisse mismos, aunque Marx critica a Ricardo en varios puntos, s refiere a l con gran respeto y lo llama el "economista par excellence de la produccin" 22 . Este cambio gradual de actitud refleja la creciente conciencia que Marx estaba adquiriendo de la importancia de la teora de la plusvala, con la cual comienza a fundamentar toda su teora de la acumulacin capitalista, en los Grundrisse.

    Al igual que en cualquier estudio de economa comparada, estos. ejemplos cronolgicos pueden suscitar la errnea idea de que la aplicacin de los. conceptos ricardianos transform a Marx, de la noche a Ja maf!.ana, de terico de la oferta y la demanda en terico de la acumulacin de la plusvala. El cam-bio fue, por cierto, mucho ms gradual. Como ya hemos dicho, hay en sus primeros trabajos elementos de Ja teora del exce-dente y las obras posteriores no afirman en modo alguno que el mecanismo de la competencia no tenga importanc.;ia, sino que ms bien formulan lo contrario. Estas sutilezas no deben ocul-tar el hecho de que tuvo lugar una ruptura cualitativa, ms all de Ja superficie del anlisis basado en el mercado, y que esta ruptura es el principal problema analtico de que se ocupan los Grundrisse.

    Aunque enftica en los detalles, Ja mayor parte de la estruc-tura del texto de los Grundrisse se encamina finnemente hacia Ja solucin de problemas claramente definidos. Despus de una brillante "introduccin inconclusa -en Ja que no podemos detenernos- el trabajo consta de dos captulos. El primero tra-ta del dinero y el segundo, mucho ms extenso, del capital. El segund') est subdividido en tres partes, que se ocupan respecti-vamente de la produccin, Ja circulacin y la transformacin de Ja plusvala en ganancia. Los problemas y cuestiones que el texto aborda no son, sin embargo, tan estrechamente econmi-cos como los ttulos de los captulos parecen indicar. Aqu, al igual que en otros lugares pero quizs ms claramente, la "eco-noma" de Marx es tambin y al mismo tiempo "sociologa" y "poltica". El primer captulo lo pone en evidencia inmediata-

    21. Vase Grundrisse, pp. 787-792, 829, del original alemn. 22. Gnmdrisse, p. 18.

  • XX El Marx desconocido

    mente. A cierto nivel, el captulo sobre el dinero es una pol-mica contra el proyecto de reforma monetaria que por aquel entonces haba propuesto Alfred Darimon, discpulo de Proudhon y, por lo tanto, encarnizado adversario de Marx. En otro nivel menos superficial, la obra es meramente un tratado sobre el dinero y puede ser leda como el primer borrador de la teora del dinero de Marx tal como aparece, ya desarrollada, en la Critica. No obstante, su aspecto ms importante es su cr:tica sociolgica y poltica de una sociedad en la cual el medio predominante de cambio es el dinero. En qu circunstancias histricas puede el dinero convertirse en la abstraccin de los valores de cambio y stos a su vez transformarse en la abstrac-cin de todas las formas de cambio? Qu premisas sociales deben existir para que el dinero pueda funcionar como un nexo entre los individuos que establecen relaciones de cambio? Cules son las consecuencias sociales y polticas de este tipo de relaciones de cambio? Cules son las formas ms vastas de organizacin social que corresponden a esta constelacin mole-cular de individuos dedicados a las transacciones privadas? Estos son los problemas de que se ocupa Marx, tal como Sombart, Weber, Simmel y Tonnies investigaron, casi medio siglo despus, los efectos del cambio monetario sobre los vncu-los de la sociedad. Marx afirma:

    La reduccin de todos los productos y de todas las actividades a valores de cambio presupone tanto la diso-lucin de todas las rgidas relaciones de dependencia personales (histricas) en la produccin, como la depen-dencia recproca general de los productores. No slo la produccin de cada individuo depende de la produccin de todos los otros, sino que tambin la transformacin de su producto en medios de vida personales pasa a depen-der del consumo de todos los dems. Los precios son cosas antiguas, lo mismo que el cambio; pero tanto la determinacin progresiva de los unos a travs de los costos de produccin, como el predominio del otro so-bre todas las relaciones de produccin se desarrollan plenamente por primera vez, y se siguen desarrollando cada vez ms plenamente, slo en la sociedad burguesa, en la sociedad de la libre concurrencia. Lo que Adam Smith, a la manera propia del siglo XVIII, sita en el perodo prehistrico y hace preceder a la historia, es sobre todo el producto de sta.

    Esta dependencia recproca se expresa en la necesidad

    El vinculo social del dinero XXI

    permanente del cambio y en el valor de cambio como mediador generalizado. Los economistas expresan este hecho del modo siguiente: cada uno persigue su inters privado y slo su inters privado, y de ese modo, sin saberlo, sirve al inters privado de todos, al inters gene-ral. Lo vlido de esta afirmacin no est en el hecho de que persiguiendo cada uno su inters privado se alcanza la totalidad de los intereses privados, es decir, el inters general. De esta frase abstracta se podra mejor deducir que cada uno obstaculiza recprocamente la realizacin del inters del otro, de modo tal que, en lugar de una afirmacin general, de este bellum omnium contra omnes resulta ms bien una negacin general. El punto verdadero est sobre todo en que el propio inters pri-vado es ya un inters socialmente determinado y puede ser alcanzado solamente en el mbito de las condiciones que fija la sociedad y con los medios que ella ofrece; est ligado por consiguiente a la reproduccin de estas condiciones y de estos medios. Se trata del inters de los particulares; pero su contenido, as como la forma y los medios de su realizacin, estn dados por las condi-ciones sociales independientes de todos.

    La dependencia mutua y generalizada de los indivi-duos recprocamente indiferentes constituye su nexo so cial. Este nexo social se expresa en el valor de cam bio .. . el poder que cada individuo ejerce sobre la acti viciad de los otros o sobre las riquezas sociales, lo posee en cuanto es propietario de valores de cambio de dine ro. Su poder social, as como su nexo con la sociedad, lo lleva consigo en el bolsillo ...

    Cada individuo posee el. poder social bajo la forma de una cosa. Arrnquese a la cosa este poder social y habr que otorgrselo a las personas sobre las personas. Las relaciones de dependencia personal. .. son las primeras formas sociales en las que la productividad humana se desarrolla solamente en un mbito restringido y en luga-res aislados. La independencia personal fundada en la dependencia respecto a las cosas es la segunda forma importante en la que llega a constituirse un sistema de metabolismo social general, un sistema de relaciones universales, de necesidades universales. La libre indivi dualidad, fundada en el desarrollo universal de los indi-viduos y en la subordinacin de su productividad colec-tiva, social, como patrimonio social, constituye el tercer

  • XXII El Marx desconocido

    estadio. El segundo crea las condiciones del tercero 23. Vemos aqu claramence desarrollada la interpretacin de las

    categoras econmicas, sociales y polticas. Sea lo que fuese lo que Marx pueda haber tenido que decir acerca de las fluctua-ciones especficas del valor del dinero o acerca de los efectos de la metalizacin o de la moneda fiduciaria, todo elJo tiene una importancia menor dentro de su sistema de ideas, compa-rado con la tesis fundamental, expresada aqu, de que el dinero es un objeto que expresa cierto tipo de relacin entre Jos seres humanos, producida histricamente. EJ dinero es un vnculo social; es decir que vincula y rige recprocamente las ms diversas actividades de individuos que de otro modo se encuen-tran aislados. El que posee este vnculo social objetivizado puede dominar las actividades de otros, representa el vnculo social per se y puede por lo tanto actuar como representante de la generaJidad, de la colectividad, para regir las actividades de los individuos dentro de la sociedad.

    Hasta este punto, el anlisis de] dinero que hace Marx formu-la con mayor agudeza y claridad las ideas desarrolladas en los Manuscritos de 1844 sobre el cambio alienado. En una breve seccin de transicin que introduce aJ captulo sobre eJ capital, Marx logra, no obstante, dar un significativo paso adelante con respecto aJ anlisis anterior. Y a no se detiene en este punto para lamentarse de la alienacin de Jos individuos, unos de otros y cada uno de s mismo, lo cual es resultado de las relaciones de cambio burguesas, sino que pasa a examinar esta forma de las relaciones sociales dentro de una perspectiva histrica y poltica. En este punto resulta fundamental la com-paracin de las relaciones burguesas con las relaciones feudales. Despus de todo, el ascenso revolucionario de la burguesa trajo consigo la emancipacin poltica del individuo de los vnculos de la dominacin estatuida y cambi positivamente la poltica de un crculo cerrado de privilegios y servidumbre connaturales por un mercado abierto de adultos Jibremente contractuantes. El obrero no se encuentra sujeto de por vida a su amo ni existen ya estatutos que despojen a las clases trabajadoras de un diezmo secular cada vez mayor. EJ comerciante que vende y el ama de casa que compra hogazas de pan, el contratista que compra y el obrero que vende horas de trabajo, todos son personas libres, libremente ocupadas en eJ Jibre cambio de equivalentes. Marx crea que los sociaJistas de su poca no

    23. Grundrisse, pp. 74-76.

    El rfnc11lo social del dinero XXIII

    podan refutar sistemticamente este razonamiento. Mientras q~e los socia.listas abominaban de Ja sociedad de la competen-cia, las reJac10nes de mercado y Jos nexos constituidos por eJ dinero, Jos idelogos burgueses se alegraban de poder responder elogiando estas mismas condiciones como base de Ja libertad poltica24

    Por lo dems, en Ja determinacin de la relacin mo-netaria, desarrollada hasta aqu en estado puro y hacien-do abstraccin de relaciones productivas ms desarro-Uadas; en las relaciones monetarias, decamos, concebi-das en su forma simple, todas Jas contradicciones inma-nentes de la sociedad burguesa aparecen borradas. Esto se convierte en refugio de la democracia burguesa, y ms aun en Jos economistas burgueses (stos por lo me-nos son tan consecuentes que retroceden hasta defini-~iones aui:i ms elementales del valor de cambio y del mtercamb10), para hacer la apologa de las relaciones econmicas existentes. En efecto, en la medida en que Ja mercanca o el trabajo estn determinados meramente c?mo valor de cambio, y Ja relacin por la cual Jas diferentes . mercancas se vinculan entre s se presenta sJo como intercambio de estos valores de cambio, co-mo su equiparacin, Jos individuos o sujetos entre los cuales transcurre ese proceso se determinan sencinamente

    .. como intercambiantes. No existe absolutamente ninguna diferencia entre ellos, en cuanto a la determinacin for-mal, que es tambin la determinacin econmica la de-terminacin ajustndose a la cual se ubican esos' indivi-duos en la relacin de intercambio; eJ indicator de su funcin social o 'de su relacin social mutua. Cada suje-to es un intercambiante, esto es, tiene con el otro la misma relacin social que ste tiene con l. Considerado como sujeto del intercambio, su relacin es pues Ja de igualdad. Imposible es haUar entre ellos cualquier dife-rencia o aun contraposicin, ni siquiera una disparidad. Por aadidura, las mercancas que esos individuos inter-cambian son equivalentes -en cuanto valor de cambio-, o aJ menos pasan por tales (sJo puede producirse un error subjetivo en Ja valoracin recproca, y si un indi-

    24 "El anlisis de lo que reahnente es la libre competencia, es Ja nica respuesta racional a su glorificacin por los profetas de la clai.e media o su condenacin por los socialistas". !bid., p. 545.

  • XXIV El Marx desconocido

    viduo trampea en algo a otro, ello no se debe a la naturaleza de la funcin social en la que ambos se en-frentan, pues sta es la misma, en ella son los dos igua-les, sino slo a la astucia natural, al arte de la persua-sin, etc.; en suma, slo a la pura superioridad indivi-dual de un individuo sobre el otro. De modo que un individuo acumula y el otro no, pero ninguno lo hace a expensas del otro. Uno disfruta de la riqueza real; el otro entra en posesin de la forma general de la rique-za. Si el uno se empobrece, el otro se enriquece; tal es su libre voluntad y ese hecho en absoluto deriva de la relacin econmica, del vnculo econmico mismo en que aqullos estn puestos rntre s25

    El argumento que Marx pone aqu en boca de un adversario burgus imaginario es elocuente. Porque si bien es cierto que el obrero, al vender su trabajo, y el capitalista, al pagar salarios, estn realizando un cambio recproco de mercancas que tienen igual valor, (es decir, siempre que el cambio sea un cambio de equivalentes), entonces la estructura de la clase capitalista slo se vincula incidentalmente al sistema econmico capitalista. El hecho de que los ricos se enriquezcan cada da ms no se debe a ninguna necesidad estructural inherente sino slo a la circuns-tancia accidental de que poseen un juicio y una persuasin superiores. Ni tampoco se explica econmicamente la existencia histrica de la clase capitalista al decir que el obrero no recibe el valor total a cambio de su trabajo. Si as fuese, si el capita-lista pagase al obrero menos que el equivalente de su trabajo, entonces el capitalista podra ganar slo en la medida en que el obrero perdiera, pero nunca ms. El capitalista como compra-dor y el obrero como vendedor slo podran colocarse en una situacin mutuamente desventajosa en la misma medida en que pueden hacerlo dos naciones que comercian. Si una de estas naciones le paga continuamente a la otra menos del valor total, la primera podr enriquecerse y la segunda empobrecerse, pero la riqueza total de ambas no podr ser mayor al final de lo que era al principio de su intercambio (o al menos as lo crean los mercantilistas). Es evidente que tal proceso no poda continuar durante mucho tiempo o en gran escala porque pronto la parte en desventaja deba extinguirse. En consecuencia, el problema a resolver es el siguiente: cmo puede ser que el obrerc r.eciba el valor de cambio total por su mercanca y sin embargo exista

    25. /bid., pp. 153, 158.

    El surgimiento de la plusvala XXI'

    un excedente del cual vive la clase capitalista? Cmo puede ser que el obrero no sea engaado en el contrato de trabajo y sin embargo sea explotado? Cul es la fuente de la plusvala? Esa es la pregunta que se plantea Marx en las primeras cien pginas del captulo sobre el capital.

    Despus de llevar a cabo una revisin sistemtica de las for-mas primarias del capital (capital mercantil o capital dinero) y despus de situar el problema dentro del enfoque histrico ade-cuado, Marx resume el anlisis condensando el proceso de la produccin capitalista en dos componentes fundamentales, en dos elementos bsicos:

    1) El trabajador intercambia su mercanca -el tra-bajo, el valor de uso que como mercanca tambin tiene un precio, como todas las dems mercancas-, por de-terminada suma de valores de cambio, determinada su-ma de dinero, que el capital le cede.

    2) El capitalista recibe en cambio el trabajo mismo, el trabajo en cuanto actividad que pone valores; es de-cir, recibe en cambio la fuerza productiva que mantiene y reproduce al capital y que, con ello, se transforma en fuerza productora y reproductora del capital en una fuerza perteneciente al propio capital26.

    Al examinarlo, el primer proceso de cambio aparece clara-mente comprensible; Marx se limita a decir que el trabajador entrega trabajo y recibe salarios en cambio. Pero el segundo proceso no parece ser en absoluto un intercambio pues hasta su formulacin es unilateral y asimtrica. De eso precisamente se trata, dice Marx. En una transaccin de cambio corriente, lo que ca

  • xxv1- El Marx desconocido

    Aqu... el valor de uso de lo que se cambia por el dinero se presenta como una relacin econmica espe-cial, y la utilizacin determinada de lo que se cambia por el dinero constituye el fin ltimo de los dos pro-cesos. Es esto, por ende, lo que ya en lo formal dif e-rencia del intercambio simple al intercambio entre el capital y el trabajo; dos procesos distintos ... En el inter-cambio entre el capital y el trabajo el primer acto es un intercambio, pertenece enteramente a la circulacin hbi-tual; el segundo es un proceso cualitativamente diferente y slo by misuse se le puede considerar como intercam-bio del tipo que fuere. Se contrapone directamente al intercambio; categora esencialmente diferente27.

    Luego de hacer varias digresiones, Marx pasa a examinar ex-tensamente esta "categora esencialmente diferente". Abor-dando la cuestin a travs de la distincin entre el valor de uso y el valor de cambio de la mercanca trabajo, sefi.ala que el valor de cambio del trabajo est determinado por el valor de los productos y servicios necesarios para mantener y reproducir al trabajador. Mientras el capitalista pague al trabajador un sala-rio suficientemente elevado como para permitirle seguir vivien-do y trabajando, habr pagado el valor total del trabajo y la relacin de cambio definida en el contrato de trabajo ser una relacin equivalente. El capitalista ha pagado el valor de cambio total y justo de la mercanca. Pero lo que ha comprado en realidad es cierto nmero de horas de control y decisin sobre la actividad productiva del obrero, sobre su capacidad creadora, ha comprado su capacidad de trabajo. Marx introduce aqu por primera . vez el cambio en la terminologa que corresponde a su descubrimiento de la "categora esencialmente diferente". Lo que el obrero vende no es "trabajo" sino fuerza de trabajo (Arbeitskraft); no una mercanca como cualquier otra, sino una mercanca nica28 . Slo el trabajo tiene la capacidad de crear valores donde anteriormente no exista valor alguno, o la posi-bilidad de crear valores mayores que los necesarios para man-tenerse a s mismo. En resumen, slo el trabajo es capaz de crear plusvala. El capitalista compra el control sobre ese poder creador y hace que este poder se ocupe de la produccin de mercancas para el cambio durante determinado nmero de ho-

    2 7 . /bid., pp. 185-186. 28. Cf. /bid. pp. 193-194. Para "control" y "disposicin", vase pp. 193, 195,

    201, 215, etc.

    El surgimiento de la plusvalfa XXVII

    ras. Marx denomina explotacin a esta renuncia del obrero al control sobre su poder creador.

    No es esta la ocasin ms apropiada para examinar en detalle la teora de la plusvala de Marx, de la cual las ideas formu-ladas aqu son la piedra angular. Baste pues con decir que Marx comienza en esta obra no slo a resolver el problema de cmo puede producirse la explotacin a pesar del hecho de que el contrato de trabajo sea un cambio de equivalentes, sino que tambin inicia la tarea cientfica fundamental de la cuantifi-cacin. La explotacin es para Marx un proceso verificable en variables empricas especficas que, al menos en principio, estn sujetas a medidas precisas junto con la dimensin econmica. Pero las variables que Marx quisiera que midisemos no son aquellas citadas generalmente en las revisiones crticas de su teora. La explotacin no consiste en la desproporcin entre el ingreso de la clase obrera y el ingreso de la clase capitalista. Estas variables slo miden la desproporcin entre salarios y ganancias. Puesto que las ganancias son slo un fragmento de la plusvala en general, este ndice slo reflejara un fragmento del significado de Marx. Tampoco es posible medir totalmente la explotacin considerando los salarios como porcentaje del PNB pues este ndice slo mide la tasa de explotacin en un afio dado. Marx afirma en los Grundrisse -y lo hace quizs con mayor claridad que en ningn otro trabajo- que el nnpobre-cimiento del obrero debe medirse segn la potencia del mundo que, en conjunto, l mismo construye obedeciendo a la volun-tad de los capitalistas:

    Ms bien tiene que empobrecerse. . . ya que la fuerza creadora de su trabajo en cuanto fuerza del capital, se establece frente a l como poder aieno .. . Todos los ade-lantos de la civilizacin, por consiguiente, o en otras palabras todo aumento de las fuerzas productivas socia-les, if you want de las fuerzas productivas del trabajo mismo -tal como se derivan de la ciencia, los inventos, la divisin y combinacin del trabajo, los medios de comunicacin mejorados, creacin del mercado mundial, maquinaria, etc.- no enriquecen al obrero sino al capital una vez ms, slo acrecientan el poder que domina al tr-bajo, aumentan slo la fuerza productiva del capital29

    En consecuencia, un ndice de la explotacin y el empobre-

    29 /bid., pp. 214, 215.

  • XXVIII El Marx desconocido

    cimiento, que captase exactamente las variables a que s

  • XXX El Marx desconocido

    original (materielle Produktivkrafte) podra tambin haber sido traducida como "fuerzas de la produccin material", y en cual-quiera de los dos casos es evidente que para Marx el trmino "material" no se refera meramente a los atributos fsicos de masa, volumen y situacin. Una mquina es siempre una cosa material, pero que se la utilice de manera productiva, que se convierta o no en una fuerza productiva, depende de la orga-nizacin social del proceso productivo, segn seftala Marx ex-tensamente en los Grundrisse32 Las fuerzas de produccin son en. s mismas un producto histrico y social y para Marx el proceso productivo es un proceso social. Es necesario enfatizar este punto con el fin de poner en evidencia que el importante papel que Marx asigna al desaiTollo de las fuerzas productivas materiales bajo e] capitalismo no lo convierte en un determi-nista tecnolgico. Por el contrario, no es la tecnologa la que obliga al capitalista a acumular, sino la necesidad de acumular la que lo obliga a desarrollar los poderes de la tecnologa. La base del proceso de acumulacin, del proceso por medio del cual las fuerzas productivas se fortalecen, es la extraccin de plusvala de la fuerza de trabajo. La fuerza de produccin es la fuerza de explotacin.

    Es evidente entonces que la dicotoma formulada por Marx en el Prefacio es idntica a la que existe entre los dos procesos perfectamente diferenciados que Marx identifica en los Grun-drisse como fundamentales para la produccin capitalista: por una parte, la produccin consiste en un acto de cambio y por la otra, consiste en un acto que es precisamente lo opuesto al cambio. Por un lado, la produccin es un simple cambio de equivalentes y por el otro, es la apropiacin violenta del poder creador del obrero. Es un sistema social en el cual el obrero, como vendedor, y el capitalista, como comprador, son jurdi-camente partes contractuales iguales y libres pero es tambin, y al mismo tiempo, un sistema de esclavitud y de explotacin. Al comienzo y al final del proceso productivo, se encuentra el impe-rativo social de los valores de cambio, pero desde el principio al fin el proceso productivo debe rendir plusvala. El cambio de equivalentes_ es la relacin social fundamental de la produccin, pero la extraccin de no-equivalentes es la fuerza fundamental de Ja produccin. Esta contradiccin, inherente al proceso de produccin capitalista, es la fuente de las contradicciones que Marx esperaba abordar en el perodo de la revolucin social.

    32 Grundriue, pp. 169, 216, 579, etc.

    El camino hacia la revolucin XXXI

    El problema de cmo es posible esperar que sea precisamente esta contradiccin la que conduzca al derrumbe del sistema capitalista ha obsesionado a Jos estudiosos de Marx durante por lo menos medio siglo. Los volmenes de El capital no propor-cionan una respuesta clara. Esta deficiencia est en la raz de la "controversia sobre el derrumbe" que agit a la socialdemo-cracia alemana y que an hoy contina plantendose intermi-tentemente. Verdaderos ros de tinta se han gastado en un intento de llenar esta brecha en el sistema terico de Marx. Pero la brecha existe no debido a que el problema fuese insolu-ble para Marx, no porque no le encontrara respuesta, sino por-que las conclusiones a que haba arribado en Jos Grundrisse se mantuvieron enterradas e inaccesibles para los eruditos hasta 20 aos despus de la primera guerra mundial. El capital es una obra que avanza lenta y cuidadosamente, paso a paso, desde las formas puras de las relaciones econmicas hacia una aproxima-cin ms cercana a la realidad histrico-econmica. Nada se prejuzga y no se introducen nuevas teoras hasta tanto no se hayan sentado las bases para las mismas. A ese paso, es fcil advertir que hubieran sido necesarios varios volmenes ms de El capital para que Marx hubiese podido llegar al punto que haba alcanzado en el bosquejo de su sistema en los Grundrisse. El capital est penosamente inconcluso, como una novela de misterio que termina antes de que se descifre el enigma. Pero los Grundrisse contienen las lneas generales del argumento, anotadas por el a\Jtor.

    Desde el comienzo mismo, las cuestiones econmicas encara-das en los Grundrisse son ms ambiciosas y se refieren ms directamente al problema del derrumbe capitaJista que las con-tenidas en El capital tal como lleg a nosotros. En sus ltimos trabajos, Marx relega la relacin entre las personas y las mer-cancas (la relacin de utilidad) a un terreno del que en ese momento no se ocupa, y acepta el nivel de necesidades del consumidor que prevalece en el sistema econmico como un hecho histrico dado, concedindole luego poca atencin33 En general, da por sentado el consumo y centra su investigacin sobre el cmo -y no sobre el s- de la realizacin del exce-dente. Pero en los Grundrisse Marx comienza con la afirmacin general de que el proceso de produccin, considerado histri-"amente, no slo crea el artculo de consumo sino tambin la

    33. .;1 ca1ita/.I, W. 23, pp. 49-50, Seccin primera, cap. 1, p. l.

  • XXXII El Marx desconocido

    necesidad y el estilo de tal consumo34 . Critica especficamente a Ricardo por relegar el problema de la utilida"d a la esfera extra-econmica y afirma que la relacin entre consumidor y mercanca, a causa de que esta relacin deriva de la produc-cin, pertenece decididamente al campo de la economa p0l-tica35 Marx tiene plena conciencia no slo de los aspectos cualitativos sino tambin de los cuantitativos del problema del consumo, y ello se evidencia en prrafos como el siguiente:

    ... cada capitalista, ciertamente, exige a sus obreros que ahorren, pero slo a los suyos, porque se le contra-ponen como obreros; bien que se cuida de exigirlo al resto del mundo de los obreros, ya que stos se le con-traponen como consumidores. In spite de todas las fra-ses "piadosas", recurre a todos los medios para inci-tarlos a consumir, para prestar a sus mercancas nuevos atractivos, para hacerles creer que tienen nuevas necesi-dades, etc. Precisamente este aspecto de la relacin en-tre el capital y el trabajo constituye un elemento funda-mental de civilizacin; sobre l se basa la justificacin histrica, pero tambin el poder actual del capital36 .

    Estas consideraciones generales son luego dejadas de lado con una advertencia, dirigida a l mismo, de que "esta relacin de produccin y consumo debe ser desarrollada posterior-mente" 37 . Unas cien pginas ms adelante se retoma el proble-ma. Despus de criticar el hecho de que Ricardo ignore el problema del consumo y referirse a las utpicas panaceas de Sismondi contra la superproduccin, Marx formula la contra-diccin inherente al capitalismo como una "contradiccion entre la produccin y la realizacin" de la plusvala. "Para comenzar, existe un lmite de la produccin, no de la produccin en general, sino de la produccin basada en el capital. .. Basta de-mostrar en este punto que el capital contiene una barrera espe-cfica contra la produccin -que contradice su tendencia gene-ral a romper todas las barreras de la produccin- a fin de exponer la base de la superproduccin, la contradiccin funda-mental del capitalismo desarrollado". Segn se desprende de las lneas siguientes, Marx no quiere decir con el trmino "super-

    34. Grundrisse. pp. 13-18. 35. !bid., pp. 178-179 n., 226-227, 763. 36. !bid., p. 198. 37. [bid.

    El camino hacia la revolucin XXXIII

    produccin" simplemente "inventario excesivo" sino que trata de significar, ms bien, poder productivo excesivo.

    Estos lmites inmanentes tienen que coincidir con la naturaleza del capital, con sus determinaciones concep-tuales constitutivas. Dichos lmites necesarios son:

    l) el trabajo necesario como lmite del valor de cam-bio de la capacidad viva de trabajo, o del salario de la poblacin industrial;

    2) el plusvalor como lmite del plustiempo de trabajo y, con respecto al plllstiempo relativo de trabajo, como barrera al desarrollo de las fuerzas productivas;

    3) lo que es la misma cosa, la transformacin en dinero, el valor de cambio en general como lmite de la produccin; el intercambio fundado sobre el valor, o el valor basado en el intercambio, como lmite de la pro-duccin. Esto es:

    4) de nuevo lo mismo, como limitacin a la produc-cin de valores de uso por el valor de cambio; o que la riqueza real tiene que adoptar una forma determinada, diferente de s misma y por tanto no absolutamente idntica a ella, para transformarse, en general, en objeto de la produccin3s.

    Pese a que un anlisis exhaustivo de las implicaciones de estas tesis casi crf pticas requerira un libro, se hace evidente de inmediato que estos cuatro "lmites" slo representan aspectos diferentes de la contradiccin entre "fuerzas productivas" y "relaciones sociales de produccin". La tarea de mantener las enormes potencias de la extraccin de plusvala dentro de los lmites fijados por la necesidad de convertir esta plusvala en valor de cambio se hace cada vez ms difcil a medida que el sistema capitalista avanza hacia sus etapas de mayor desarrollo. En trminos prcticos, estos cuatro "lmites" podran formu-larse como cuatro alternativas poltico-econmicas, vinculadas entre s aunque mutuamente contradictorias, entre las cuales debe escoger el sistema capitalista, pese a que no le convenga escoger: l) los salarios deben ser incrementados para aumentar la demanda efectiva. 2) Debe extraerse menos plusvala. 3) Los

    38. /bid., pp. 318-319. Un modelo de cinco elementos de un sistema capitalista cerrado, del cual deduce Marx la imposibilidad de la reproduccin ampliada debido a la imposibilidad de la realizacin, aparece en las pp. 336-347. Sobre la realizacin vase tambin pp. 438442.

  • XXXIV h1 Marx desco1ux:ido

    productos deben ser distribuidos sin tener en cuenta la deman-da efectiva. 4) Los productos que no pueden ser vendidos no deben ni siquiera ser producidos. La primera y la segunda de las alternativas dan por resultado una reduccin de la ganancia; la tercera es imposible desde el punto de vista del capital (ex-cepto como subterfugio poltico) v la cuarta equivale a la de-presin.

    Lo ms notable y lo que ms debe enfatizarse en la teora de Marx acerca del derrumbe capitalista, segn advertimos a esta altura, es su gran amplitud y flexibilidad. Las crisis catastrficas que se resuelven finalmente en un crescendo revolucionario son slo una de las variantes posibles del proceso de derrumbe y, en realidad, Marx hace poco hincapi en este tipo de crisis en los Grundrisse. Por cada posible tendencia hacia el derrumbe, Marx menciona una cantidad de tendencias dilatorias. Esta lista incluye el desarrollo del monopolio, la conquista del mercado mundial y, significativamente, Marx menciona tambin el pago de "salarios excedentes" a los obreros por parte de los capitalis-tas39. Teniendo en cuenta esto, la teora del derrumbe de Marx en los Grundrisse suministra una importante ampliacin de la afirmacin hecha en el Prefacio de que "ninguna formacin social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella"40 Cuando se consideran todos los requisitos que, segn Marx, deben cumplirse antes de que el orden capitalista est listo para ser derrocado, llegamos a preguntarnos si el fracaso de los movimientos revolucionarios previos en Europa y los Estados Unidos no podra imputarse slo a falta de madurez.

    El gran sentido histrico del capital es el de crear este plustrabajo, trabajo superfluo desde el punto de vista del mero valor de uso, de la mera subsistencia. Su determinacin histrica est cumplida, por un lado cuando las necesidades estn tan desarrolladas que el plustrabajo sobre lo necesario est ms all de la nece-sidad natural, surge de las mismas necesidades indivi-duales; por otra parte, la disciplina estricta del capital, por la cual han pasado las sucesivas generaciones, ha desarrollado la laboriosidad general como cualidad gene-ral de la nueva generacin; finalmente, por el desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo, a las que azuza

    39. Jbid., p. 341. 40. Werke, 13, p. 9 y Obras escogidas 1, p. 348.

    El trabajo excedente XXXV

    continuamente el capital -en su afn ilimitado de enri-quecimiento y en las nicas condicio~es. bajo las cuales puede realizarse ese afn-, esa laboriosidad general ha prosperado tanto que la posesi~n y con~rvacin. de la riqueza general por una parte exigen tan solo un tiempo de trabajo menor para la sociedad entera, Y que por otra la sociedad laboriosa se relaciona cientficamente con el proceso de su reproduccin progresiva, de 8? reproduccin en magnitud. ~da vez m~yor: por consi-guiente, ha cesado de existrr el traba.JO en el cual el hombre hace lo que puede hacer que las cosas hagan en su lugar4 1 .

    En esta larga oracin vale la pena destacar, entre otras cosas, la afirmacin de que el orden capitalista no se encontr~ ma-duro para la revolucin hast~ que ~ clase o~rera -le.ios de verse reducida al nivel de bestias andrajosas y miserables- haya ampliado su consumpo por encima del nivel de la mera sub-sistencia fsica y comience a considerar el dis~rute de los pro-ductos del trabajo excedente como una necesidad general. En vez de la imagen de un proletariado hambriento que muere lentamente como consecuencia de una jornada de 18 h

  • XXXVI El Marx desconocido

    riqueza real se manifiesta ms bien -Y esto lo revela la gran industria- en la enorme desproporcin cualitativa entre el trabajo, reducido a una pura abstraccin, y el podero del proceso de produccin vigilado por aqul. El trabajo ya no aparece tanto como estando incluido en el proceso de produccin; el hombre se comporta ms bien como supervisor y regulador con respecto al proceso productivo [ ... ] Se presenta al lado del proceso de produccin, en lugar de ser su agente principal. En esta transformacin lo que aparece como pilar funda-mental de la produccin y de la riqueza no es ni el trabajo directo ejecutado por el hombre ni el tiempo por l trabajado, sino la apropiacin de su propia fuerza productiva general, su comprensin de la naturaleza y su dominio de la misma, gracias a su existencia como cuerpo de la sociedad; en una palabra, el desarrollo del individuo social. El robo del tiempo de trabajo ajeno, sobre el cual se funda la riqueza actual, aparece como una base miserable comparada con la base recin desa-uollada, creada por la gran industria misma. Tan pronto como el trabajo en forma directa ha cesado de ser la gran fuente de la riqueza, el tiempo de trabajo deja, y tiene que dejar, de ser su medida y por tanto el valor de cambio [de ser la medida] del valor de uso [ ... ] Con ello se desploma la produccin fundada en el valor de cambio [ ... ] El capital es la contradiccin en proce-so, [puesto] que se esfuerza por reducir a un mnimo el tiempo de trabajo, mientras que por lo dems pone al tiempo de trabajo como nica medida y fuente de la riqueza. Disminuye el tiempo de trabajo en la forma ele tiempo de trabajo necesario, para aumentarlo en la for-ma del superfluo; pone, por tanto, cada vez ms el su-perfluo como condicin -question de vie et de mort-del necesario. Por un lado despierta a la vida todos los poderes de la ciencia y de la naturaleza, as como de la cooperacin social y del intercambio social, para hacer que la creacin de la riqueza sea (relativamente) inde-pendiente del tiempo de trabajo empleado en ella. Por el otro lado, procura medir con el tiempo de trabajo esas gigantescas fuerzas sociales creadas de esta suerte y reducirlas a los lmites imprescindibles para que el valor ya creado se conserve como valor. Las fuerzas produc-tivas y las relaciones sociales -'Unas y otras, aspectos diversos del desarrollo del individuo social- se le apare-

    El eje desconocido XXXVII

    cen al capital nicamente como medios, y no son para l ms que medios para producir f~mdndose en s~ _mez-quina base. In fact empero, constituyen las cond1c1ones

    ' 1 . 42 materiales para hacerla volar por os aires

    Este y otros pasajes similares de los Grundrisse demuestr~n una vez ms, por si fuesen necesarias ms pruebas, que la aph-cabilidad de la teora marxista no est limitada a las condicio-nes industriales del siglo XIX. Sera sin duda una teora mez-quina la que predijera el derrumbe del orden capitalista, slo cuando ese orden consistiese en el trabajo de los nin.os, los talleres de trabajo excesivo con bajos salarios, la desnutricin crnica, las pestes y todos los dems azotes de .sus etapas pri~itivas. No es necesario poseer genio alguno, y s1 muy poca cien-cia, para revelar las contradicciones de tal condicin. Sin em-bargo, Marx contina imaginando las mayores posibilidades del sistema capitalista, otorgando al sistema -el pleno desarrollo de todos los poderes que le son inherentes y exponiendo lue-go las contradicciones que deben conducir a su derrumbe.

    El gradual descubrimiento de los Grundrisse por parte de los estudiosos y seguidores de Marx debe tener una influencia muy estimulante. Este trabajo sacude el esquema mental, el marco esttico de frmulas y consignas a que ha sido reducido gran parte del marxismo des~us de un siglo de ~~ando~o~ nove11:ta aos de socialdemocracia, ochenta aos de matenahsmo dia-lctico" y setenta aos de revisionismo. Para expresarlo ms enrgicamente, los Grundrisse hacen estallar l~ mente y enton-ces parece ineludible extraer una serie de conclusiones.

    En primer lugar, este trabajo har imposible o al menos de-sesperadamente frustrante dicotomizar el trabajo de Marx en "nuevo" y "viejo'', en elementos "filosficos" y "econmicos". Los entusiastas de Hegel y los partidarios de Ricardo tambin encontrarn estimulante el trabajo o, a la inversa, igualmente frustrante, ya que los Grundrisse son, por as cecirlo, la gln-dula pineal a travs de la cual estos dos grandes anteeeden-tes de Marx se entregan a una smosis recproca 43 Cont~enen dos pasajes que f~rmulan ideas ri~d~anas_ con le~uaje eg~liano e ideas hegehanas con lenguaje ncard1ano; el interca bto es directo y fructfero. Pese a que no hemos examinado este

    42. /bid., pp. 592-594. 43. Los editores han ~uministrado un ndice exhaustivo de todas las reerendas

    notorias y ocultas a Hegel, as como el ndice de Marx de las obras de Ricardo.

  • XXXVIII El Marx dpinaba Marx sobre la posibilidad de incremento de la pauperizacin. Esa cuestin es: cuntas otras discrepan-.;ias existen y cuntas de entre ellas pueden rastrearse hasta las diferencias entre el primer modelo de mercado y el modelo posterior de la plus-vala?

    Se deduce de todo ello que an no se ha escrito el mani-fiesto poltico marxista ms importante. Fuera de la breve Crtica del Programa de Gotha (1875), no existe declaracin poltica programtica alguna basada de lleno en la teora de la plusvala y que incorpore la teora de Marx sobre el derrumbe capitalista, segn aparece expuesta en los Grundrisse. No exis-ten fundamentos para repudiar el Manifiesto de 1848 en su conjunto, anque s existen razones para someter a todas sus tesis y puntos de vista a un nuevo examen crtico a la luz de la teora de la plusvala del propio Marx. Podran surgir muchas sorpresas inquietantes si, por ejemplo, se publicase una edicin del Manifiesto que contuviera anotaciones exhaustivas y deta-lladas extradas de los escritos posteriores, punto por punto y lnea por lnea. Evidentemente, la teora de la plusvala es fun-damental para el pensamiento de Marx. Hasta podra decirse que, junto con sus derivaciones, es la teora de Marx. Pero, cuntos grupos polticos marxistas y cuntos crticos marxis-tas de Marx hacen de la teora de la plusvala el punto de partida de sus anlisis? La nica obra contempornea impor-tante en la cual la plusvala desempea el principal papel es: El capital monopolista4s, de Baran y Sweezy. Pese a sus deficien-cias, este trabajo seala el camino marxista correcto y sienta las bases indispensables para el tipo de anlisis que debe hacerse si la teora de Marx sobre el capitalismo ha de afirmar nueva-mente su relevancia poltica.

    Lamentablemente -y ello desde varios puntos de vista- El capital monopolista termina por llegar a la conclusin (o quiz sea ms exacto decir que comienza dando por supuesto) de que no es actualmente previsible la revolucin nacional dentro de los pases capitalistas desarrollados. Este razonamiento puede y debe ser confrontado con la tesis de Marx, sustentada en los Grundrisse, de que todos los obstculos para la revolucin, tales como los que citan Baran y Sweezy, es decir el monopolio, la conquista del mercado mundial, la tecnologa avanzada y una

    i 45. PAUL A. BARAN y PAUL M. SWEEZY, El capital monopolista, Siglo XXI, Mxico, 1968.

  • xi El Marx desconocido

    clase obrera ms prspera, no son sino las condiciones previas que posibilitan la revolucin. De la misma manera, no se puede decir que la visin de Marx de la contradiccin fundamental del capitalismo -segn la frmula de los Grundrisse- haya sido nunca explorada exhaustivamente y aplicada a una sociedad capitalista actual. En este aspecto, El capital monopolista se queda lamentablemente corto. Los resultados de tal anlisis pueden tambin contener algunas ideas sorprendentes. En fin, el trabajo que resta por hacer es mucho.

    Podemos por ltimo llegar a afirmar que, despus. de todo, esa es la conclusin ms importante que se puede extraer de los Grundrisse. Este trabajo -debido a que subraya las deficiencias de los primeros escritos econmicos y pone de relieve la natu-raleza fragmentaria de El capital- puede servir para recordar que Marx no era un vendedor de verdades prefabricadas sino un creador de instrumentos. El mismo no lleg a completar la ejecucin del diseflo. Pero los planos de su palanca para mover al mundo se conocen por fin. Ahora que la obra maestra sin pulir de Marx ha visto la luz, la construccin del marxismo como ciencia social revolucionaria que expone las races de la sociedad industrial, aun de la ms avanzada, se convierte en una posibilidad.

    MARTIN NICOLAUS

    PROLOGO DE LA PRIMERA EDICION EN ALEMAN (Mosc, 1939)

    El manuscrito de 1857-1858, que se publica en este volumen por primera vez y en forma completa, seflala una etapa decisiva en la obra econmica de Marx.

    Hacia 1848 estaban trazadas las lneas fundamentales de su teora sobre la plusvala, piedra angular de su doctrina eco-nmica; un trabajo gigantesco (desde 1843) quedaba a sus es-paldas. Haba escudriflado todo el dominio de la economa po-ltica y extractado todo lo importante en esa esfera, consignn-dolo en mltiples cuadernos. Los puntos fundamentales de su concepcin haban sido "bosquejados por primera vez cientfi-camente, aunque slo de manera polmica", en la Misere de la philosophie, publicada por l en 1847 y dirigida contra Proudhon.

    Con la solucin del problema fundamental, empero, el traba-jo distaba de haber finalizado; ms bien, apenas comenzaba.

    En la Misere de la philosophie Marx aceptaba an, entre otras, la teora monetaria de Ricardo (Hume-Montesquieu), as como su teora de la renta, cierto que indicando todo aquello que, incluso desde el punto de vista de Ricardo, haba de falso all. Marx era plenamente consciente de la limitacin burguesa que afectaba el horizonte ricardiano en lo concerniente a la teora de la renta, y tambin a la teora monetaria, con respec-to a la cual Ricardo estaba histricamente rezagado frente a Tooke, por ejemplo. Quedaba an por delante el desarrollo de los pormenores de su propia doctrina econmica. Se entreg a esa tarea tras la gran interrupcin de sus estudios motivada por su participacin activa en la revolucin de 1848-49.

    A fines de 1850 reanud en Londres sus estudios econmi-cos, que lo llevaron a dominios especiales de las ciencias histri-cas y naturales. La reiniciacin del trabajo dio motivo a una nueva confrontacin crtica con Ricardo, y la observacin del desarrollo de la sociedad burguesa hizo necesarios la puesta al da y estudio a fondo de un inmenso material nuevo.

    El desencadenamiento de la crisis de 1857 brind el motivo

  • xl11 Prlogo de la primera edicin

    inmediato para la recapitulacin de sus estudios econmicos: Marx quera poner en claro al menos los elementos fundamen-tales [ Grundrisse] antes de la revolucin que, a su juicio la crisis poda suscitar. Desde octubre de 1857 hasta marzo' de 1858, trabajando sobre todo en horas de la noche. Marx escri-bi en siete cuadernos el gran manuscrito que aqu publicamo~. La introduccin con la que se abre este tomo surgi en agos-to-setiembre de 1857, con anterioridad al resto del manuscrito. El trabajo de Marx se efectu en condiciones difcilmente ima-ginables; deba soportar, junto a su familia, la miseria ms ex-trema. Se procuraba el sustento escribiendo para peridicos. En el curso del ao que va de octubre de l 857 a noviembre de 1858, Marx redact no slo el manuscrito de los 7 cuadernos, que abarca 50 pliegos, y el manuscrito econmico de lO pliegos que le sigui, sino adems "por lo menos dos volmenes impre-sos de artculos de fondo ingleses de omnibus rebus et quisdam a!iis" [de todas las coS

  • xl1v Prlogo de la primera edicin

    Si finalizo demasiado tarde corno para encontrar un mundo receptivo para tales problemas, la falta evidente-mente es my own [solamente ma]5

    Los primeros bosquejos de un plan de exposicin los elabor Marx a principios de setiembre de 1857, al trmino de la intro-duccin, en la que desarroll los principios generales para una distribucin del material (vase pp. 26-29)*. Este esbozo de plan sirvi primeramente a Marx de hilo conductor. Basndose en la crtica a las concepciones del prudonismo sobre la natura-leza y las funciones del dinero, Marx elabor en oposicin a este "falso hermano" del comunismo cientfico su propia teora del dinero, elucid pormenores que en un comienzo eran ente-ramente imprevisibles. Tras resumir los resultados preliminares alcanzados en el cuaderno 1 (pp. 130-138 ), Marx establece la ubicacin de la teora del dinero dentro del cortjunto6 y anota (p. 147) lo que falta por investigar; pese a que llena concienzu-damente todas esas lagunas al final del cuaderno VIP, en los suplementos al "Captulo del dinero", Marx entenda, empero, que en el manuscrito haba desarrollado "slo a muy grandes rasgos" la teora del dinero.

    Una vez finalizado el cuerpo principal del "Captulo del di-nero" (pp. 35-148), Marx pas, aproximadamente a mediados de noviembre de 1857, a su tema principal, al que desarrolla en el "Captulo del capitar. En las pginas 151-175 se investigan las condiciones de la transformacin del dinero en capital. En este contexto, Marx retorna a la divisin del cortjunto al deli-near un nuevo esquema, el ms ampliamente pormenorizado de todos los correspondientes a los seis libros del capital, la pro-piedad de la tierra, el trabajo asalariado, el Estado, el comercio exterior y el mercado mundial, y un plan particularmente deta-llado del libro del capitaJ.9 -subdividido en seis partes-, as

    Las referencias de pginas corresponden siempre n la edicibn prncipe. El lector de la edicin en espaol podr seguirlas a travs de la indicacin res-pectiva que incorporamos al margen y entre corchetes. (N. del E.)

    5 Marx a Lassalle, 22-11-1858 (LamUe-Nachlan, ,p, 116, 117).

    6. Vase pp. 138-139. 1. Vase pp. 675-701, 717-718, 718-719, 721-723, 745-762. 8

    Marx a Engels, 29-XI-1858 (MEGA, III/2, p. 349). 9

    Vese p. 175.

    Prlogo de la primero edicin xlv

    como el nico esquema circunstanciado del libro del Estado 10 . Pero pocas pginas ms adelante, tras un anlisis de los supu~stos y condiciones del intercambio entre el capital y el trabaJo asalariado (pp. 177-186) traza un nuevo esquema -esta vez integrado por tres partes- 11 del libro del capital y bosqueja la transicin de la teora del capital a la teora de la propiedad de la tierra y del trabajo asalariado 12 , a cuyo efecto prev un apartado sobre el capital en cuanto mercado monetario 13 y, dentro de esta seccin principal, las de los mercados de produc-tos interior y exterior14 .

    El trabajo prosigui desarrollndose conforme a este esque-ma en tres partes, establecido en noviembre de 1857, P

  • xlv1 Prlogo de la primera edicin

    capital (sobre la competencia o la accin de los diversos capita-les entre s; sobre el crdito, donde el capital se presenta como elemento general frente a los capitales individuales; sobre e1 capital por acciones como la forma ms acabada del capital (tendiente hacia el comunismo), a la vez con todas sus contra-dicciones), as como relativo a los cinco libros restantes: de la propiedad de la tierra, del trabajo asalariado, del Estado, del comercio exterior del mercado mundial; no era, por cierto, la intencin de Mar~ "elaborar de manera pareja" "los seis libros en los que" se divide "el conjunto", "sino en los tres ltimos trazar meramente las lneas principales, mientras que en los tres primeros que contienen el anlisis econmico realmente funda-menta 1, ~o en todas partes se pueden evitar explicaciones muy prolijas" 18, A fines de marzo de 1858, cuando Marx cay enfermo de fatiga, el trabajo estaba finalizado, aunque no en un_a redaccin definitiva. En el nterin se haba encontrado un editor -Franz Duncker en Berln- para la publicacin de las dos primeras entregas' y, segn el xito de la primera de ellas, tambin para la continuacin de toda la obra en una serie de fascculos, que Engels estim en no menos de quince 19 Ahora se trataba, pues, de preparar para la imprenta los dos primeros captulos,

    el primer fascculo. Por el momento el trabajo qued interrumpido a causa del

    estado de salud de Marx. Para recuperarse, pero especialmente para discutir punto por punto con Engels el trabajo prxim, Marx viaj a Manchester el 6 de mayo de 1858 y permaneci all hasta el da 20, aproximadamente. De regreso en Lond~es, no inici de inmediato la redaccin de ambos captulos, smo que hizo primero un par de extractos del Eco'!omist; ~m una reseia publicada por ste se reproducan amphos pasaJes del libro de Maclaren, que Marx reprodujo al trmino del cuaderno VII (pp. 761-761). Hasta el 31 de mayo Marx no se sinti "in working order" [en condiciones de trabajar], y entonces comen-z "de inmediato con la preparacin para la imprenta" 20 Para empezar, a comienzos de junio ley del principio a~ fin el texto del borrador, recin concluido, y anot en las ltunas pginas del cuaderno M todo lo. que, en l?s cuade.rnos 1-VJJ, guardaba relacin con los dos pruneros cap1tulos. Sm este tra-

    18. Cf. Marx a Lassalle del 11-III-1858 (Lassalle-Nach/ass, p. 120). 19. Vase Engels a Marx del 25-VH-1858 (MEGA, III/2, p. 409) Y Marx a Lassalle, del 3~1-1860 (Lassalle-Nach/ass, p. 247). 2 Vase Marx a Engels, del 31-V-1858 (MEGA, IIl/2, p. 320).

    Prlogo de lo primero edicin xlv11

    bujo no podra ni pensarse en unu "preparacion para la impren-tu": "Lo endemoniado es que en el manuscrito (que impreso form.tra un tomo bien grueso) todo anda entreverado como un cajn de mercachifle y aparecen primero muchas cosas destina-das a partes muy posteriores. Por eso tengo que hacerme un ndice de en qu c1iaderno y en qu pgina se encuentra, de corrido, toda la mierda que tengo que utilizar en primer trmino 21 ." As se origin el ndice de conceptos que publicamos en el apndice y que Marx titul "Indice de los 7 cuadernos (de la primera parte)". La primera de las dos versiones de este "indice" contiene el

    esquema estructural -era la primera vez que se le fijaba por escrito- de toda la primera parte (el proceso de produccin del capital) de la primera seccin sobre el capital en general. A diferencia de la segunda versin, en la primera se consigna tam-bin el material del primer captulo (del valor o de la mercan-ca). Es de suponer que en la primera versin del "Indice" se registran los resultados del intercambio de opiniones realizado entre Marx y Engels a mediados de 1858 en Manchester. Sin embargo, en el verano de 1858 Marx no pudo ir ms all de la redaccin del "Indice" y del comienzo del captulo dedi-cado al valor (vase pp. 763-764). Su salud segua dejando que desear; su situacin pecuniaria era insoportable: "A mi peor enemigo no le deseo", le escribi el 15 de julio de 1858 a Engels "tener que vadear el quagmire [pantano] en el que for-cejeo desde hace ocho semanas, furioso del todo al ver cmo se estropea mi intelecto y se quebranta mi capacidad de trabajo a causa de esas enormes mezquindades22 ".

    La preparacin para la imprenta no comenz realmente has-ta setiembre de 185 8; a mediados o fines de noviembre estaba finalizada. El resultado fue un nuevo manuscrito, el texto origi-nal de la Contribucin a la crtica de la economa poltica. De los tres cuadernos en que se hallaba este texto, slo ha llegado a nosotros la parte final del manuscrito, los cuadernos B' y B", cuyo contenido ofrecemos en el apndice. El final de la parte subsistente del manuscrito contiene la primera versin acabada de una exposicin sobre el trnsito del dinero a capital; las partes restantes encierran mucho material histrico nuevo sobre

    2 1. Vase la carta anteriormente citada (ibd., p. 321 ). 22 Vase MEGA, Ill/2 p. 330; cf., adems, las cartas del 2-VIl-1858 (ibd., p. 324). 15-VIl-1858 (ibd., pp. 327-330) y 21-1X-1858(ibd., pp. 337-338).

  • xlv111 Prlogo de la primera edicin

    el surgimiento del modo de produccin capitalista e importan-tsimas formulaciones de diversas tesis -formulaciones que no se encuentran en ningn otro escrito de Marx o Engels- as como un captulo especial sobre la "Manifestacin de la ley de apropiacin en la circulacin simple", tema al que Marx dedic tanta atencin en el manuscrito de los siete cuadernos. Marx estaba disconforme con el trabajo realizado:

    En todo. . . lo que escribo observo el influjo de la afeccin heptica sobre el estilo. Y tengo un doble mo-tivo para no permitir que este escrito se eche a perder por razones medicinales:

    1. Es el resultado de quince aos de investigaciones, o sea del mejor perodo de mi vida.

    2. Expone cientficamente, por primera vez, un im-portante punto de vista sobre las relaciones sociales. Al partido le debo, pues, el no dejar que a la obra la desluzca el estilo rgido, desmaado, caracterstico de un hgado enfermo.

    No me esfuerzo por realizar una exposicin elegante, sino simplemente por escribir de mi manera habitual, lo que durante los meses de enfermedad, cuando menos sobre este tema, me era imposible23

    De esta suerte en noviembre de 1858 el trabajo en los dos captulos se inici de nuevo; para acelerarlo, Marx no pas en limpio el texto, sino que corrigi el estilo del borrador recin acabado, y su mujer lo copi -o lo escribi al dictado- para la imprenta. El 21 de enero de 1859 estaba pronto el text~; ~l. 25 se le envi a Duncker en Berln y el 23 de febrero le sigmo el prlogo. . .

    Marx abrigaba la intencin de preparar para la pubhcac1n, sin ms demora, el captulo tercero sobre el capital en gen~al. A tal efecto comenz por releer todos los cuadernos escritos entre agosto de 1857 y noviembre de 1858; esta vez tof!I nota de todo el material contenido en aqullos y concermente al libro del capital, particularmente en las tres partes de la seccin del capital en general, pero tambin mucho que guardaba re~acin con las otras tres secciones de ese libro. Por el contrario, no anot nada de aquello que, figurando en el texto de esos cuadernos, ya haba utilizado para !os do~ ~ptulos ~e la Con-tribucin a la crtica de la economza polttzca Y consignado en

    23. Cf. Marx a Lassalle, del 12-Xl-1858 (1,asmlle-Nachlass, p. 136).

    Prlogo de la primera edicin xlvc

    el "Indice de los 7 cuadernos". El nuevo ndice surgido de esta forma recibi la denominacin: "Resefi.as de mis propios cua-dernos". Merced a las "Resefi.as", Marx tuvo una clara visin general sobre el material manuscrito relativo al captulo del capital en general y, ante todo, a su primera parte: Del proceso de produccin del capital.

    Basndose en las "Resefi.as" y en la primera versin del "In-dice de los 7 cuadernos", hacia febrero o marzo de 1859 deli-ne Marx el plan del tercer captulo de la Contribucin a la crtica de la economa poltica, que haba anunciado en la ltima nota al pie inserta en esa obra. Ese tercer captulo, pues, no es otra cosa que la primera seccin del libro del capital, que segn el esquema de noviembre de 1858 deba constar de tres partes: sobre el proceso de produccin del capital, sobre el proceso de circulacin del capital y en torno a la unidad de ambos o capital y beneficio, inters. De modo que a ese tercer captulo an no pertenecan las otras tres secciones del libro del capital: sobre la competencia de los capitales, el crdito y el capital por acciones. El plan trazado en febrero-marzo de 1859 se ocupaba solamente, en efecto, del material de los cua-dernos 1-VII que era aplicable para ese tercer captulo de la Contribucin a la crtica de la economa poltica. Este plan, que el lector hallar en el tomo suplementario [en la presente edic. en esp. en el segundo tomo], sirvi a Marx de hilo con-ductor para su trabajo en el gran manuscrito siguiente, com-puesto de 23 cuadernos y titulado igualmente Contribucin a la crtica de la economa poltica; Marx, empero, no pudo abor-dar esa tarea antes del verano de 186124.

    El manuscrito de 1857-58, contenido en los 7 cuadernos, care-ce de ttulo general. Optamos por la denominacin Elementos fundamentales para la crtica de la economa poltica. (Borrador) 185 7-185 8, fundndonos en diversos pasajes de cartas25

    Las nicas partes de nuestra edicin publicadas anteriormente -a fines del siglo pasado, tras la muerte de Engels, en la Neue Zeit- son la "Introduccin" y el fragmento sobre Bastiat y Ca-rey. Del cotejo con el manuscrito se desprende que la publicacin en la Neue Zeit de ambos documentos, as como las ediciones posteriores basadas en aqulla, difiere considerablemente del ori-ginal de Marx en algunos lugares. As pues, nuestra edicin del

    2 4 Cf. el prlogo de Engels al segundo tomo de El capitaL 2 5. Cf. Marx a Engels, 8 y 18-XII-1857 y 29-Xl-1858 (MEGA, 111/2, pp. 253,

    258, 349) y a Lassalle del 21-Xll-1857 y 22-11-1858 (LassaUe-Nachlass, pp. 111 Y 116).

  • PrloKU de la primera eidn

    texto original de Marx no es idntica a las precedentes. El fragmento sobre Bastiat y Carey se escribi en julio de 1857, aun antes de la "Introduccin". Se encuentra en las pri-meras siete pginas del cuaderno que Marx comenz .usar, el 29 de noviembre de 1857, como cu

  • lu Prlogo de la primera edicin

    a ms del nmero romano VIII -que indica el de ese cuader-no- dos guarismos arbigos, de los cuales el primero sefiala la pgina de su cuaderno de extractos, el otro la de la edicin de 1821 del escrito de Ricardo.

    Los extractos de la obra cumbre de Ricardo -hechos y ex-tensamente comentados por Marx en 185 l, y sin cuyo conoci-miento buena parte del manuscrito de 1857-1858 resultara in-comprensible- los reproducimos junto con el ndice temtico de esos apuntes, en el tomo suplementario de esta publicacin. [Vase tomo 11 de la edic. en esp.]

    Los titulillos de este volumen los hemos formulado teniendo en cuenta el contenido de las pginas subsiguientes y los ttulos de Marx en las "Resefias''.

    Mosc, noviembre de 1939

    Instituto Marx-Engels-Lenin

  • INTRODUCCION

  • INTRODUCCION

    Sumario

    A. Introduccin 1) La produccin en general 2) Relacin general entre la produccin, la distribucin, el

    cambio y el consumo 3) El mtodo de la economa poltica 4) Medios (fuerzas) de produccin y relaciones de prc:r

    duccin, relaciones de produccin y relaciones de trfico, etc.

    La Introduccin se encuentra en un cuaderno inicialado con una M. Se comenz a redactar el 23 de agosto de 1857 y Marx deja de trabajar en ella a mitad de setiembre.

    INTRODUCCION

    l. PRODUCCION, CONSUMO, DISTRIBUCION, CAMBIO (CIRCULACION)

    Individuos autnomos. Ideas del siglo XVIII

    a) El objeto a considerar es en primer trmino la produccin. material.

    Individuos que producen en sociedad, o sea la produccin de los individuos socialmente determinada: este es naturalmente el punto de partida. El cazador o el pescador slos y aislados, con los que comienzan Smith1 y Ricardo2 , pertenecen a las imagi-naciones desprovistas de fantasa que produjeron las robinso-nadas dieciochescas, Jas cuales, a diferencia de lo que creen los historiadores de la civilizacin, en modo alguno expresan una simple reacci