Marvel vs. DC (Action Tales)

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J J J e e e r r r ó ó ó n n n i i i m m m o o o T T T h h h o o o m m m p p p s s s o o o n n n y y y J J J u u u a a a n n n A A A n n n d d d r r r é é é s s s C C C a a a m m m p p p o o o s s s V V V S S S . . .

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Este volumen reúne todos los números ambientados en el Universo Marvel/DC de Action Tales (Universo MDC-717), que se publicaron repartidos por diferentes series como Capitán Marvel, Marvel Fanfare o Los 4 Fantásticos.

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JJJeeerrróóónnniiimmmooo TTThhhooommmpppsssooonnn yyy JJJuuuaaannn AAAnnndddrrrééésss CCCaaammmpppooosss

VVVSSS...

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AMALGAM COMICS y ACTION TALESpresentan:

Escrito por

JERÓNIMO THOMPSON

Con portadas e ilustraciones de

JUAN ANDRÉS CAMPOS

VVVSSS...

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“Esta Tierra es sencillamente apabullante,Johnny. En ella puedes encontrar réplicas detodas los héroes y villanos que conocemos, ymuchísimos más que no conocemos...”

Reed Richards

Marvel vs. DC. 2008. Este volumen contiene Capitán Marvel Anual #1, Marvel Fanfare #6y Los 4 Fantásticos #12-13; todos ellos publicados originalmente en Action Tales(www.dreamers.com/actiontales).

Los personajes e imagenes que aparecen en este volumen son propiedad intelectual desus respectivos autores y de las editoriales Marvel Comics® y DC Comics®.

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-¿Azúcar?-.-Dos terrones, por favor-.-Muy bien. Uno... y dos. Aquí tiene su café, señor Jones-.-Nada de “señor Jones”, tío. Sólo Rick-.-De acuerdo, Rick. ¿Alguna duda sobre la misión que va a realizar?-.Rick Jones probó con cautela el café que le ofrecían mientras observaba

distraído la cocina donde se encontraba; aunque quizá “cocina” no fuese el término másapropiado para referirse a aquel conjunto de muebles perfectamente dispuestos en mitaddel desierto, sin paredes o techo que los guardaran. El sol brillaba con intensidad en elinmenso cielo azul, pero curiosamente, la temperatura resultaba primaveral.

Hundiendo los talones en la fina arena blanquecina del suelo, Rick centró denuevo la atención en su desconocido interlocutor: un hombre de mediana edad y frenteamplia, que vestía un inapropiado traje de mayordomo, rematado con una ridículapajarita a cuadros.

-Muy bien –contestó Rick finalmente, dejando la taza sobre la mesa. –A ver si lohe entendido todo: según parece he sido desplazado de mi línea temporal a esta especiede limbo, debido a que un desajuste en el conjunto del... um... Multiverso, ha dañado lamisma estructura de mi realidad, y borrado en el proceso todo rastro de mi existencia...¿Hasta aquí bien?-.

-Bien, sí-.-Y por ese motivo, tú... esto... ¿Cómo has dicho que te llamabas?-.-Soy un Time Broker(1)-.

-Time Broker... vale... Está bien, como decía, me estás ofreciendo la oportunidadde arreglar ese pequeño “desajuste” que me ha eliminado de mi universo, de forma quepueda volver a mi vida normal sin mayor problema-.

(1) Si quieres saber más cosas sobre el Time Broker, échale un vistazo a la serie Exiles (publicadaen castellano por Planeta y Panini con el nombre de Exiliados).

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-Exactamente –afirmó el hombrecillo sentado frente a Jones. –Puede que todoesto le resulte un poco confuso, pero...-.

-No, no te preocupes por mí. Me he visto en situaciones mucho más enrevesadasque esta. No hay problema-.

-De acuerdo, en ese caso...- empezó a decir el otro mientras hacía aparecer ensus manos una especie de brazalete de metal macizo, de tonos dorados y escarlatas.

-¿De qué se trata, entonces? ¿Viajar al pasado para evitar que algún mutantealienígena asesine a mi tatarabuelo o algo así? Y ya que estamos en ello: ¿voy a recibiralguna ayuda?, porque me parece que el Capi, ya sabes, el Capitán Marvel, se haquedado atrás en mi universo, y sin él... Por cierto, ¿dónde están mis negabandas?-.

-¡Señor Jones! –interrumpió el Time Broker tratando de reconducir laconversación. –Quiero decir, Rick... En primer lugar, no, no va a disponer de apoyoexterno. Para realizar este tipo de trabajos suelo disponer de un grupo de mutantes muyeficiente, pero lo cierto es que ya tienen asignados otros encargos, y precisamente porello, le estoy encomendando a usted esta misión-.

-¿Y tengo que encargarme yo solo, sin poderes, de lo que normalmente seencarga un grupo entero de mutantes?-.

-Tranquilícese, Rick. Estoy seguro de que en este caso concreto no voy anecesitar más que a un agente para resolver la situación. Y ese es usted-.

Jones se encogió de hombros: -Pues vale, pero aún no has contestado a mipregunta: ¿de qué se trata? ¿Voy a viajar a mi pasado o...?-.

-Nada de eso. El desajuste de su realidad tiene un origen muy definido yconcreto, que no tiene nada que ver con su línea temporal. Verá Rick, el problema seencuentra en una de las realidades más periféricas de mi dominio...-.

Rick alzó las cejas en señal de absoluta incompresión.-Sí, bueno... –comenzó a explicar el Time Broker. –Lo cierto es que el

Multiverso está constituido por un número infinito de realidades, organizadas endominios, ¿sabe?... um... Digamos que en paquetes-.

-¿Paquetes?-.-O algo así. La cuestión es que las diferentes realidades tienden a agruparse por

afinidad, en “paquetes” que reúnen a aquellas con un mayor número de elementos encomún-.

-Ya...-.-Pues bien, el problema que afecta a tu realidad ha surgido en uno de los

universos más alejados de mi dominio-.-Genial. Y... ¿es necesario que entienda todo lo que acabas de soltarme para

cumplir la misión?-.-No...-.-¡Estupendo!- exclamó Rick, levantándose con ímpetu de su silla. -¿Cuándo me

marcho? Porque como no haya vuelto a la hora de cenar, Marlo(2) sí que va aeliminarme de la realidad-.

Era una noche fría y nubosa en la ciudad de Nueva York.Rick Jones vomitaba en uno de esos típicos callejones grasientos y mal

iluminados, tan comunes en las películas de acción de los ochenta.-Joder, ese tipejo podría haberme avisado de los efectos secundarios del salto

entre dimensiones –dijo en voz alta para sí.

(2) Marlo Chandler, o sea, la mujer de Rick.

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Tras un par de minutos, necesarios para recuperar la estabilidad de su estómago,Jones logró incorporarse de nuevo y centró su atención en el instrumento colocado en suantebrazo derecho, gentileza del Time Broker.

-Muy bien, amigo Talus –dijo señalando a aquel artilugio. –Ahora es cuando medices cuál es mi misión, ¿verdad?-.

Pasaron unos segundos sin que Rick recibiera respuesta alguna.-¿Y bien? –insistió.Entonces, de forma repentina, escuchó una breve frase que retumbó en su mente

de forma ominosa. No llegó a distinguir si se trataba de una voz femenina o masculina,pero de lo que no cabía duda, era de que allí estaba su mensaje.

-¿“Consigue la ayuda del héroe esmeralda”? –repitió con tono irritado. -¿Peroqué es esto? ¿Una puñetera gimcana? Joder, a este paso no voy a acabar nunca...-.

Seguidamente, Rick resopló con fuerza: -Vale. Héroe esmeralda. Está claro quetengo buscar a Bruce... y confiar en que tiene al Hulk de esta realidad bajo control... ¿Ypor qué estoy hablando en voz alta?-.

Rick salió del callejón murmurando palabras ininteligibles, cuando un hombrerubio, de más o menos su edad, cruzaba la calle en su dirección sujetando dos bolsas depapel marrón cargadas con la compra de la semana.

-¿Johnny? –preguntó Rick sorprendido, provocando que el interpelado torcieseel gesto con cara de fastidio.

-No, por favor. Es muy tarde y no tengo tiempo de firmar más autógrafos...-.-Johnny, tío, soy yo: ¡Rick Jones!-. Pero mientras salían estas palabras de su

boca, ya se daba cuenta de lo absurdo de aquella situación: idiota, se dijo, ahora estásen otro universo, y este Johnny Storm no tiene por qué conocerte.

-Encantado de conocerte, esto... Rick, pero si no te importa me están esperandopara preparar la cena- dijo la Antorcha Humana dirigiéndose hacia un portal situadoapenas a dos metros de la salida del callejón, y llamando al portero automático.

-Mira Johnny, es un poco complicado de explicar, pero créeme: necesito tuayuda para encontrar a Bruce Banner... Ya sabes, Hulk-.

-Sé perfectamente quién es Bruce Banner, chaval. Salúdale de mi parte cuandole veas, ¿vale? –replicó Johnny mientras maldecía mentalmente a su compañero de pisopor tardar tanto en abrir la puerta.

Está bien, pensó Jones, voy a tener que recurrir a la artillería pesada... Dios...: -Escúchame Cerilla, puedo demostrar que nos conocemos desde hace años; joder, si

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hasta estuviste en mi despedida de soltero, cuando vimos aquella película que...(3)

Bueno mira, sé lo de tu lunar en... ya sabes dónde...-.Al escucharle, la Antorcha Humana soltó bruscamente las bolsas junto a la

puerta y se lanzó sobre Rick increíblemente cabreado con los puños llameantes en alto.Ahora sí que la he cagado...

Rick Jones y Johnny Storm entraron en el apartamento de este últimomanteniendo un incómodo silencio entre ellos.

-Hola –saludó una voz masculina desde el salón.-Rick –dijo Johnny con desgana, -este es Kyle, mi compañero de piso-.-¿Qué tal? –contestó el otro estrechando la mano de Rick.-He tenido días mejores, la verdad-.-Suele ocurrir. Y... ¿de qué os conocéis? –preguntó Kyle.-Según parece somos amigos de toda la vida –respondió la Antorcha.-¿Ah, sí?-.-¿Se lo cuentas tú o lo hago yo? –preguntó Johnny a Rick.-Si no te importa, preferiría no tener que repetir toda la historia...-.-De acuerdo, de acuerdo. Pues bien, Kyle, resulta que Rick ha venido hasta aquí

desde una realidad alternativa donde según parece somos muy amigos, y hemoscompartido alguna que otra aventura juntos. Y eso no es lo mejor: está aquí para“salvar” –dijo añadiendo las comillas con sus propios dedos, -su universo-.

-Ah... –murmuró Kyle sin saber muy bien qué cara debía poner. –Y... ¿le hascreído?-.

-Bueno...-.-Sé cosas... –intervino Rick rápidamente. –Cosas que hubiese preferido no saber

pero que él mismo me contó una vez, totalmente borracho, y que yo, POR SUPUESTO,nunca jamás he visto-.

-Olvidemos ese tema, ¿de acuerdo? –zanjó la Antorcha.-Muy bien, eh... Rick. Tanto Johnny como yo nos hemos visto en situaciones

aún más extrañas que esta, así que... En fin, ¿qué es lo que podemos hacer por ti?-.-Está buscando al doctor Bruce Banner-.-¿A Hulk? ¿Para qué?-.-Ni idea –contestó Jones. –¿Ves este cacharro que llevo pegado al brazo? Se

supone que me informa sobre lo que debo hacer para cumplir mi misión, y su únicomensaje ha sido: “Consigue la ayuda del héroe esmeralda”-.

Johnny y Kyle intercambiaron una mirada de suspicacia.-¿Héroe esmeralda? –dijo Kyle.-Sí, ¿sabéis dónde puedo encontrarle?-.-Claro –respondió la Antorcha. –En Metrópolis-.-¿Dónde?-.-En Metrópolis –volvió a intervenir Kyle. –Es el Investigador Principal de Star

Labs desde hace cuatro años-.Rick miró a ambos alternativamente sin saber de qué hablaban.-Está bien –concluyó. –¿Podéis indicarme cómo llegar hasta allí?-.Sin embargo, un pitido agudo procedente del cinturón de Johnny Storm sonó

cuando éste se disponía a contestarle.

(3) ¿Más detalles sobre la despedida de soltero de Rick Jones? En Incredible Hulk v1 #417 USA(publicado en castellano en Hulk: Las Guerras Troyanas nº6, miniserie de Planeta).

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-Vaya, qué oportunos... –dijo la Antorcha mientras se acercaba a una de lasventanas del salón, y corriendo la cortina hacia un lado, mostraba a los otros dos laclásica bengala de emergencia de los 4 Fantásticos sobre el cielo nocturno de la ciudad.

-Lo siento muchachos, pero debo irme. Reed me necesita en el Edificio Baxter-.-¡Espera! –le interrumpió Jones. –¿Y qué pasa conmigo? ¿No vas a ayudarme?-.-Ya te digo que lo siento, Rick, pero esto es importante. No puedo ignorar la

señal de emergencia del grupo, -y dirigiéndose a su compañero de piso, concluyó: -Kyle, ¿te importa...?-.

Acto seguido, abrió la ventana y saltó velozmente al vacío; estalló en llamas amitad de la caída y salió volando hacia el centro de Manhattan.

Jones se giró irritado hacia a Kyle:-¿Y quién se supone que eres tú? ¿Spiderman?-.-Eh...-.

Rick Jones viajaba con suma rapidez hacia Metrópolis, en el interior de unaburbuja de color esmeralda generada por el anillo de Kyle, que volaba a su lado.

-Está claro que nuestros universos son muy diferentes entre sí... Quiero decir:¿Green Lantern?-.

-Te agradecería mucho que no pronunciases mi nombre como si sonara ridículo-.-Perdona Kyle, pero después de escuchar toda esa palabrería que has soltado

mientras recargabas tu anillo: “...que aquellos que adoran la maldad teman mi poder, laluz de Green Lantern”. Je, je-.

-En este momento soy el único tío de este universo dispuesto a ayudarte, Rick,así que no me toques los...-.

-Vale. Está bien. Lo siento...-.-Además, no estoy muy seguro de que sea necesario buscar al doctor Banner: yo

también podría ser ese “héroe esmeralda” que mencionó tu oráculo portátil-.-Lo sé, lo sé. Ya hemos discutido esto antes de salir de Nueva York, pero el

hecho es que el Talus no ha vuelto a abrir la boca, y ante la duda, prefiero contar con losdos héroes esmeraldas de este mundo-.

-¿Y qué vas a hacer cuando lleguemos a Metrópolis?-.-No lo sé. Supongo que improvisaré sobre la marcha-.-Un plan cojonudo. Sí, señor-.

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-Son más de las diez de la noche –dijo Rick Jones frente a la entrada de lasinstalaciones que tenía Star Labs en Metrópolis. –¿Crees que él estará aquí todavía?-.

-Seguro –afirmó Kyle con convicción. –Por lo que tengo entendido, el buendoctor vive aquí prácticamente-.

A continuación, se acercó al puesto de seguridad de la entrada, y habló con unode los guardias: -Hola amigo. Soy Green Lantern, esta es mi tarjeta de los Vengadores,y este civil viene conmigo. ¿Podríamos ver al doctor Banner, por favor?-.

Rick miró con renovada admiración a su improvisado compañero, mientras unode los tres guardias de la caseta les pedía que le acompañaran al interior del complejo.

Avanzando dos pasos por detrás del responsable de seguridad, Kyle y Rick leseguían charlando despreocupadamente:

-¿Y cómo conociste a la Antorcha, por cierto? ¿También has formado parte delos 4 Fantásticos? –preguntó Jones.

-No, Johnny y yo coincidimos hace unos años en los Titanes: yo acababa decomenzar mi carrera como héroe, y él se estaba dando un respiro de los 4F, después deuna de sus peleas con Ben-.

-¿Los Titanes?-.-Sí, todo esto fue antes de la masacre en los túneles Morlocks, y de que los

supervivientes de los Titanes y los X-Men se unieran en un solo grupo. Ya sabes, losTitanes-X-.

-Para qué pregunto... –murmuró Rick.El guardia giró entonces por un camino que apareció a su izquierda, señalando

uno de los tres edificios que podían verse al otro lado de una amplia zona ajardinada: -Síganme, caballeros. El doctor Banner trabaja justo allí-.

Sin embargo, ni Rick ni Kyle llegaron a escuchar el final de esta frase, puestoque se lo impidió el bramido de una explosión que hizo volar por los aires el edificioindicado por el guardia.

-¡Joder! –gritó Rick pillado totalmente por sorpresa.Green Lantern levantó instintivamente una barrera de energía esmeralda que

evitó que cualquiera de los tres pudiera resultar herido por la lluvia de fragmentos decristal y cemento que llegó hasta ellos.

-Usted –dijo Kyle señalando al guardia. –¿Existe más personal de seguridadrepartido por Star Labs?-.

-S-sí –tartamudeó aquel hombre terriblemente asustado. –B-bueno no. Había d-dos hombres más, pero se encontraban en e-ese edificio –terminó, moviendo la cabezahacia el lugar del siniestro.

-En ese caso, corra hacia su puesto y asegúrense de que nadie entra o sale de lasinstalaciones. ¡Rápido!-.

Rick se fue haciendo cargo de la situación mientras veía al guardia retrocer porel camino a toda velocidad.

-¿No crees que haya podido ser un accidente?-.-Me parece improbable, Rick. No, tratándose del edificio donde trabaja el doctor

Banner; y no, justo en el momento en que viene un tío de otra dimensión a visitarle.Demasiadas coincidencias-.

Mientras Jones asentía levemente con la cabeza, escucharon un nuevo estrépitoseguido del lanzamiento de una gran bola de fuego surgida de los restos aún llameantesdel edificio. El proyectil cayó a una decena de metros de donde se encontraban, y sóloun segundo después, Kyle envolvió a Rick en otra burbuja esmeralda y se dirigieronhacia el lugar del impacto en mitad de los jardines.

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-¡Joder! –exclamaron los dos al unísono nada más llegar allí, y comprobar laverdadera naturaleza del proyectil.

-¡Bruce! –gritó Jones.-Doctor Banner, ¿puede escucharme? –añadió Kyle.

En el centro de un pequeño cráter humeante, se encontraba Hulkseminconsciente, tratando de incorporarse con poco éxito. De su piel, rasgada en variaspartes de su cuerpo, brotaba una sangre espesa y verdosa que empapaba el sueloquemado sobre el que estaba.

Kyle bajó rápidamente por la pared del cráter, colocándose frente a él:-¿Doctor Banner?-.-¿Quién...? –contestó Hulk en apenas un susurro.-Soy yo, señor: Green Lantern. ¿Qué ha ocurrido? ¿Alguien le ha atacado? –dijo

sin poder ocultar su nerviosismo, al preguntarse quién podría haberle hecho aquello aHulk.

-Avisa a los Vengadores, Lantern... Y a la Liga de la Justicia. Llámalos atodos...-.

-¿Pero qué ocurre, doctor? ¿De quién se trata?-.-¡De mí! –sentenció una voz desquiciada, que a pesar de su tono delirante,

resultaba extremadamente familiar para Rick.-¡Cuidado, Kyle! –exclamó Jones señalando la figura que permanecía

suspendida a varios metros sobre ellos.Sin embargo, antes de que el Green Lantern llegara siquiera a levantar los ojos,

su desconocido adversario descargó un poderoso rayo de energía cósmica sobre Hulk,atravesándolo de parte a parte.

Despedido del cráter por la fuerza del impacto, Kyle salió proyectado haciaRick, arrastrándolo con él.

-Joder Kyle, me has dejado hecho mierda... –comenzó a lamentarse Rickdolorido, sólo unos instantes después, pero se calló inmediatamente al ver que el GreenLantern estaba tendido a su lado inconsciente.

Jones hizo el amago de tocarle para comprobar su estado, pero se detuvo alpercatarse de que su atacante se encontraba de nuevo sobre ellos.

-¿Marv? –susurró Rick sorprendido al descubrir su identidad: se trataba delCapitán Marvel de esta realidad, que no era Genis, sino su padre Mar-Vell.

-No te conozco, basura humana –escupió el Capitán Marvel. –Pero ese detalle vaa dejar de tener importancia dentro de muy poco-.

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En respuesta, Rick sintió un repentino subidón de adrenalina, que era la formaque tenía su cuerpo de decirle: tío, como no pienses algo rápidamente, tu visita a esteuniverso (o a cualquier otro) va a concluir en los próximos cinco segundos.

El Capitán Marvel unió las palmas de sus manos en dirección a Kyle y Rick.Joder, joder, joder, era lo único que podía pensar Jones mientras Mar-Vell

comenzaba a brillar cada vez con mayor intensidad, concentrando toda su energíacósmica en las yemas de sus dedos.

Entonces, como si de una visión milagrosa se tratase, Rick se vio deslumbradopor la imagen en su mente del anillo de poder del Green Lantern. La duda le paralizódurante exactamente tres nanosegundos(4), momento en que espoleándose con un sonoro“pero qué coño”, cogió el anillo de Kyle y se lo colocó en el dedo corazón de su manoderecha.

Cuando el rayo cósmico cayó finalmente sobre ellos, Rick tenía los ojos cerradoscon fuerza, y no pudo ver el enorme escudo de color esmeralda tipo “Capitán América”que había evitado su muerte segura; un escudo creado no tanto por su voluntad, comopor su instinto de supervivencia(5).

Transcurridos varios segundos de tenso silencio, Rick abrió un ojo comprobandoeufórico que Kyle y él seguían vivos; por otra parte, Mar-Vell permanecía en la mismaposición, sensiblememente más furioso que antes.

Jones observó entonces su anillo con curiosidad, e irguiéndose cuan largo era,alzó su voz hacia el Capitán Marvel:

-Mira Marv, no sé si este es tu verdadero yo en este universo, o simplementeestás bajo el control de alguno de tus enemigos (digamos Thanos, por ejemplo), pero teadvierto de que ahora tengo en mi poder el anillo del “héroe esmeralda”, y estoy listopara cumplir mi misión: o sea, patearte el culo hasta Titán si hace falta-.

-¡Muere! –gritó el Capitán Marvel lanzándose sobre Rick.Jones levantó entonces su puño derecho con determinación, ordenando

mentalmente al anillo que disparase una poderosa ráfaga de energía contra Mar-Vell.

(4) Como es bien sabido, el nanosegundo se define como el tiempo transcurrido entre que elsemáforo se pone en verde, y el capullo del coche de atrás te pita para que avances.(5) Me permito recordarte, estimado/a lector/a, que este no es el anillo del Kyle Rayner denuestro Universo DC-AT, diseñado para funcionar únicamente bajo las órdenes de este GreenLantern, sino un anillo genérico de los Green Lantern Corps, utilizable por cualquiera que tengala suficiente fuerza de voluntad para ello.

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El anillo, por su parte, permaneció inerte.Oh, oh, pensó Rick planteándose la posibilidad de que aquello pudiera no haber

sido una buena idea después de todo. Sin embargo, cuando el Capitán Marvel se encontraba ya a un metro escaso deRick, con sus puños chisporroteantes de energía dispuestos a destrozarle, chocóviolentamente contra una barrera invisible interpuesta entre ambos; rebotó hacia atrássobre un par de árboles, y allí quedó momentáneamente aturdido por la brutalidad delgolpe.

Rick observó de nuevo su anillo con mirada interrogante, pero convencido deque no había sido él quien había detenido el ataque de Mar-Vell, se giró buscando unarespuesta.

-Hola, chico de otro universo –saludó Johnny Storm, acompañado por el resto delos 4 Fantásticos. –Ya ha llegado la caballería-.

-Anda coño... –fue lo único que acertó a decir Jones.Los recién llegados vestían unos trajes metalizados de color plateado que

cubrían sus cuerpos por completo hasta la cabeza.

-Sue, crea un domo invisible que aisle Star Labs –escuchó decir a un tipo que nopodía ser otro que Reed Richards. –Y tú, Johnny, encárgate de Kyle y Rickinmediatamente. Cuanto más tiempo permanezcan aquí, mayor será el riesgo decontagio-.

-¿Cómo? –preguntó Jones lleno de confusión.-Venga Rick. Ahora no hay tiempo para explicaciones –dijo la Antorcha

cogiendo a Kyle por los brazos, mientras le indicaba a Jones que lo sujetara por laspiernas.

-Brion –siguió ordenando Mr. Fantástico. –Mar-Vell es tuyo-.-Sin problema, Reed –contestó el cuarto miembro del grupo.-Eh, Cerilla –dijo Jones. –¿Quién es ese tío pelirrojo que ha venido con

vosotros? ¿Y dónde está Ben?-.-¿Ben? –contestó la Antorcha. –Se retiró hace dos años, Rick. Poco después de

recuperar su aspecto humano: esta vez de forma definitiva-.-Vaya, pues me alegro por él... ¿Y ese?-.-Es Brion Markov, rey de Markovia. Le ayudamos a detener la invasión de su

país organizada por el Doctor Muerte, y terminó uniéndose al grupo. No es mal tío...-.

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Mientras avanzaban hacia uno de los extremos del jardín, podían escuchar elestrépito formado por la tremenda lucha que estaban manteniendo el Capitán Marvel yGeo Force, nombre código de Brion Markov.

Al alcanzar la esquina de uno de los edificios, Johnny le pidió a Rick que dejaraa Kyle sobre un banco de madera. A continuación, sacó un pequeño instrumento azulmetalizado de uno de los bolsillos de su traje de aislamiento, y lo colocó sobre la frentedel Green Lantern.

-¿Se encuentra bien? –preguntó Jones.-Sí, no te preocupes. El golpe que le ha dejado inconsciente es ahora la menor de

sus preocupaciones-.-De acuerdo. ¿Vas a explicarme ya lo que está pasando y qué hacéis aquí? Pensé

que teníais una emergencia en Nueva York-.-Ya, bueno. Al final resultó que esta era nuestra emergencia... –contestó Johnny

distraído mientras sacaba nuevos instrumentos de su traje (al parecer repleto de bolsillosocultos), que iba colocando sobre el suelo.

-No te pongas críptico, Cerilla. A ver, empieza por contarme qué le ha pasado aMarv-.

-Está bien... Todo empezó cuando el Capitán Marvel enfermó de cáncer haceunos años...-.

-Esa parte me la conozco: fue lo que le mató en mi universo(6)-.La Antorcha iba acoplando las diferentes piezas que tenía repartidas por el suelo

mientras seguía conversando:-Vale, pues en el nuestro, Hulk y el Doctor Fate consiguieron limpiar el

organismo de Mar-Vell de su cáncer, pero lo que en principio parecía haber sido unéxito, terminó convirtiéndose en pesadilla cuando se dieron cuenta de que la cura habíaconvertido su enfermedad en una forma infecciosa de ese mismo cáncer(7)-.

-Joder...-.-Mar-Vell perdió la cordura en el proceso y puso en peligro la salud de toda la

población mundial; así que Hulk utilizó tecnología kriptoniana proporcionada porSuperman para crear aquí, en Star Labs, una puerta a la Zona Fantasma, y arrojar alCapitán Marvel por ella-. (6) ¿Hace falta decir que eso ocurrió en la Novela Gráfica “The Death of Captain Marvel” de JimStarlin? (publicada en castellano por Planeta en un par de ocasiones).(7) Adaptación libre del argumento de What If? v2 #14 USA (publicado en castellano enColección What If nº21 de Planeta: ¿Y si el Capitán Marvel no hubiese muerto?).

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El suelo tembló visiblemente bajo sus pies al recrudecerse la batalla a sólo uncentenar de metros de donde se encontraban.

-Creo que voy captando la idea... más o menos... –asintió Rick. –Así que el Capise ha escapado de esa “zona fantasmal”, y ahora amenaza de nuevo con extender suenfermedad por toda la Tierra, ¿no? Lo que no acabo de entender todavía es cómo...-.

Antes de que Jones llegara a completar su pregunta, la Antorcha se levantó delsuelo con todas las piezas ensambladas, y apuntando el instrumento hacia Kyle y Rick,activó el Campo de Éstasis.

-...habéis llegado hasta aquí... ¡Coño! ¿¡Qué pasa!? –exclamó Jones alencontrarse repentinamente en el interior de uno de los laboratorios del Edificio Baxter.

-Tranquilo, Rick –dijo el doctor Richards tratando de mantenerlo tumbado sobrela camilla. –He concluido los análisis, y tanto Green Lantern como tú estáis libres detodo rastro de la enfermedad-.

-Estupendo, Reed. ¿Pero cómo he llegado hasta aquí? -.-No lloriquées, tío –intervino Johnny, también junto a él. –Sólo activé un Campo

de Éstasis a vuestro alrededor para manteneros estables hasta que Reed pudiera echarosun ojo-.

-Um... –refunfuñó aún durante unos segundos. –¿Y Mar-Vell?-.-De regreso a la Zona Fantasma –contestó Mr. Fantástico. –He actualizado y

añadido nuevos sistemas de seguridad para evitar que vuelva a escaparse otra vez-.-Siempre acaban haciéndolo... –murmuró Rick pensativo. –Pero no lo entiendo:

esta era mi misión; debía ser yo quien os salvara el culo a vosotros, y no al contrario-.-Bueno, lo cierto es que sin tu intervención, nunca hubiésemos llegado a

Metrópolis con tiempo de detener al Capitán –dijo la Antorcha.-¿Ah, sí? –preguntó Rick con cierta desconfianza. -Palabra, tío. No sé cómo era en tu universo, pero en este, Mar-Vell

intercambiaba su cuerpo con el de un humano normal al entrechocar las negabandas desus muñecas...-.

Rick no pudo evitar sonreir al escuchar esto(8).-Y cuando el cáncer del Capitán Marvel se hizo contagioso –continuó Johnny, -

su compañero fue el primero en caer enfermo hasta casi morir-.-Su cuerpo estaba dañado más allá de toda cura posible –intervino Reed, -así que

decidimos dejarlo en su “campo protector” de la Zona Negativa, adonde iba cada vezque Mar-Vell entrechocaba las negabandas; la idea era que permaneciera allí en estadode animación suspendida hasta que algún día pudiéramos hacer algo por él-.

-¿Hasta hoy, quizá? –se animó a aventurar Rick.-Efectivamente –contestó Mr. Fantástico. –Hace unas horas, mis sensores

registraron tanto la desaparición del “campo protector”, como su muerte instantánea; ypensando que esto pudiera formar parte del plan de alguno de nuestros enemigos, quizáde la gente de Qward, lancé la señal de emergencia para organizar una rápida incursiónen ese universo de antimateria-.

-Sin embargo, Rick –siguió la Antorcha, - al llegar aquí y hablarle a Reed sobreti, y tu intención de ir a Metrópolis para buscar al doctor Banner, el Estirado relacionóen un momento lo que había ocurrido con el Capitán Marvel, y el portal a la ZonaFantasma de Star Labs, y nos dirigimos rápidamente hacia allí. El resto ya lo sabes...-.

-Vaya... –suspiró Jones. –Y ese humano terrestre con el que se intercambiabaMar-Vell... ¿Quién era?-. (8) Puesto que él mismo fue ese humano hasta la muerte del Mar-Vell de su universo, y ahoravuelve a serlo con su hijo Genis-Vell.

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-Pensaba que ya lo conocerías de tu universo, igual que al Capitán –comentó laAntorcha. –Era un tío muy metido en nuestro mundillo... De hecho, fue responsable delaccidente que convirtió al doctor Banner en Hulk, y durante un tiempo incluso trabajócon el Capitán América: se llamaba Jimmy Olsen-.

-¡A la mierda! –exclamó Jones dirigiéndose hacia el Talus, que aún seguía en subrazo derecho. –Venga, Time Broker, sácame de aquí ya, que tengo cosas másimportantes que hacer...-.

Rick Jones apareció en una pequeña barca que flotaba con suavidad sobre unmar en calma, sin tierra a la vista. El Time Broker jugueteaba con un remo frente a él.

-Enhorabuena, señ... Rick. Su misión ha sido un éxito: ha evitado una epidemia,que a largo plazo, hubiera acabado con la toda la vida en ese universo-.

-Sí, ya. Ese soy yo: el gran héroe. Pero tengo una pregunta que hacerte, ¿sabes?Es que verás, no acabo de ver la relación de todo esto con ese “desajuste” que me trajoaquí en primer lugar. O sea, ¿de qué forma hubiera afectado la muerte de esa realidad ami propio universo, y más concretamente, provocado mi desaparición de la realidad?-.

-Bueno, Rick –dijo el Time Broker removiéndose un poco nervioso en su tablónde la barca. –No pretenda entender la misma naturaleza del Multiverso tal y como yo lohago... Al solucionar ese desajuste en la realidad que acaba de abandonar, el queprovocó la liberación del Capitán Marvel de la Zona Fantasma, usted...-.

-¡Joder! –gritó Jones. -¿Me has mentido para que hiciera tu trabajo sucio?-.-Ha sido un placer Rick, pero tengo que marcharme ya... –concluyó el Time

Broker chasqueando los dedos.-¡Pero qué coñ...! –exclamó Rick desapareciendo de la barca.

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Marvel Fanfare #6¡Asalto al Edificio Baxter!

Víctor Von Muerte paseaba, como era su costumbre, observando el amanecerentre las almenas de la torre más alta de su castillo. En un día tan despejado como aquel,podía ver sin demasiado esfuerzo los lejanos picos de las montañas que delimitaban lafrontera sur del país, deleitándose con la visión de lo único que quería más que a símismo: Latveria.

Gobernar era su destino, y Latveria su pasión.

Sin embargo, aquel instante de sosiego con el que gustaba iniciar cada uno desus días, se vio súbitamente interrumpido por la aparición de un pequeño objeto que semovía con rapidez entre las nubes teñidas de rosa por el sol naciente. Un objeto que fueaumentando de tamaño conforme se aproximaba al castillo de Muerte, hasta resultarmolestamente reconocible por el monarca.

El recién llegado se detuvo apenas unos metros antes de impactar contra la torredonde se encontraba Muerte, permaneciendo entonces frente a él, a varias decenas demetros sobre el terreno rocoso que rodeaba el castillo.

-Hola Víctor –saludó el hombre de la capa roja sin efusividad.

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-No eres bienvenido en esta tierra, kriptoniano –respondió el monarca deLatveria con tono amenazante. –Y tú mejor que nadie deberías saber que no estápermitida la entrada o salida de mi país. ¿O es que los mandatos de Naciones Unidas nofueron dictados para nuestros nuevos dioses?-.

-No he venido aquí para discutir contigo, Víctor; sino para pedir tu ayuda-.Muerte quedó en silencio durante varios segundos, mostrando en sus ojos

enrojecidos, casi ocultos por la máscara de metal, lo que parecía ser un genuino brillo desorpresa.

-¿Mi ayuda? –se mofó entonces prorrumpiendo en sonoras carcajadas. -¿Quiénnecesita mi ayuda? ¿Tú, Bufón de Acero, o la todopoderosa Liga de la Justicia?-.

-Víctor... –trató de responder Superman.-Aún no he terminado, kriptoniano. ¿Cómo te atreves a venir a MI castillo, a MI

país, para pedirme ayuda, cuando tú y los tuyos sois responsables de este embargo quedura ya tres años, y que mantiene a mi pueblo al borde de la pobreza? Si no fuera por migenio y nuestro espíritu inquebrantable, Latveria se habría convertido hace tiempo enuna tierra devastada y suplicante bajo la rígida bota de tu querida comunidadinternacional-.

-¿Y qué esperabas, Víctor? –intervino al fin el Hombre de Acero, cada vez másirritado por las orgullosas palabras del monarca. –Invadiste Markovia; ejecutaste a sulegítimo rey; y si no hubiera sido por Los 4 Fant...-.

-Márchate de aquí –concluyó Muerte con voz acerada mientras le daba laespalda a Superman, dirigiéndose hacia las escaleras de piedra que bajaban hasta losniveles inferiores del castillo.

-Te necesitamos, Víctor. Tu ayuda podría suponer el fin del embargo, y lanormalización del estatus latveriano. Se lo debes a tu país-.

-Muerte no le debe nada a nadie –contestó el monarca volviéndose haciaSuperman con una pose aún más altiva que la que había estado mostrando hasta esemomento. –Latveria y yo somos uno: mis necesidades son sus necesidades; susexigencias, las mías-.

El Hombre de Acero permaneció callado, sosteniendo la mirada de Muerte conla misma determinación que había mostrado desde su llegada.

-Está bien –continuó el monarca en tono más distendido, avanzando unos pasoshacia Superman. –Has logrado suscitar mi curiosidad, kriptoniano: ¿cuál es ese asuntotan importante que requiere mi asistencia, llegando a ofrecer a cambio una recompensatan elevada que hasta hoy mismo no estabais dispuestos a pagar?-.

-La Liga de la Justicia te necesita para asaltar el Edificio Baxter-.

El Helitransporte del Departamento de Operaciones Extranormales sobrevolabala ciudad de Nueva York con el sistema de camuflaje activado, de forma que ningún ojoo sistema de detección civil pudiera distinguirlo en aquel cielo sin luna.

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En su interior, en una de las salas de reuniones de la estación aérea, el señorHuesos, director del D.O.E., fumaba con fruición su tercer habano en los últimos 40minutos, recostado sobre uno de los caros sillones de cuero que rodeaban la mesacentral.

-Ese vicio acabará con tu salud algún día –comentó Blue Beetle, sentado a suderecha, rompiendo un silencio tenso que se había prolongado durante varios minutos.

El señor Huesos se giró apenas un par de centímetros hacia el héroe azul,señalando su rostro aparentemente descarnado con una de sus manos enguantadas:

-¿Crees que tengo un aspecto saludable que cuidar, Beetle?-.-Quizá tú no, pero yo sí lo tengo y me gustaría conservarlo durante algunos años

más, ¿sabes? –respondió Blue Beetle agitando los brazos, con intención de dispersaraquel humo espeso que desprendía el puro del director del D.O.E.

-En ese caso, deberías empezar por hacer más ejercicio… héroe -.-¿Qué insinúas, Huesos? –replicó Beetle palmeando suavemente su incipiente

barriga.

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-Esta espera me está matando –interrumpió impaciente Kyle Rayner, GreenLantern del sector 2814, desde el otro extremo de la sala. –Superman volvió de Latveriahace más de una hora. ¿Dónde está Muerte?-.

-Relájate, Lantern –trató de tranquilizarle Ms. Marvel, sentada a la izquierda delseñor Huesos. –El buen doctor tenía preparativos que hacer antes de dar el salto hastaaquí-.

-Seguro que sí, pero mientras nos hace perder el tiempo, y cuando por finentremos en el Baxter quizá sea dem...-.

-Basta –cortó la voz electrónica de Iron Man, que permanecía también de pie sinposibilidad de acomodarse en un asiento que aguantara el peso de su armadura. –LaONU ha asignado esta misión a la Liga de la Justicia. El único motivo por el que se tepermite estar aquí es tu relación con la Antorcha Humana, así que haznos el favor decomportarte... vengador-.

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Kyle Rayner encaró al Hombre de Hierro mientras Blue Beetle y Ms. Marvellanzaban una mirada recriminadora a su compañero de metal.

Sin embargo, justo en el momento en que el Green Lantern se disponía aresponder a la provocación de Iron Man, surgió entre ambos un círculo vertical decegadora luz blanca a través del cual hizo su aparición el Dr. Muerte, seguido de Zero,el androide que había hecho posible el salto instantáneo desde la soleada mañanalatveriana a la medianoche neoyorquina.

-¿Interrumpo alguna reunión social? –preguntó el monarca de Latveriaobservando a los ocupantes de aquella estancia con evidente desprecio.

-Tú nunca interrumpes, Muerte –contestó sarcástico el señor Huesos, mientras selevantaba de su sillón expulsando una amplia bocanada de humo.

-No puedo decir lo mismo de ti y tus apestosos puros-.-Vaya, parece que hoy todo el mundo se cree con derecho a opinar sobre mis

hábitos personales... Está bien Muerte, vayamos al grano: como ya te ha contadoSuperman, necesitamos tu ayuda para burlar las defensas del Edificio Baxter. Sidispusiera de más tiempo encargaría este trabajo a mi gente, pero la situación actual es...digamos crítica, y he creído que tú serías la persona más indicada para lograr el objetivo

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en el plazo más breve posible. Al fin y al cabo, ya has forzado la seguridad del Baxteren alguna que otra ocasión, ¿no es así?-.

-Me aburren tus justificaciones, Huesos. Me has llamado porque sabes que migenio supera al de Richards, y que soy el único capaz de acceder a ese edificio-.

-Este tío siempre tan humilde... –murmuró Blue Beetle.-Como quieras, Muerte –siguió el director del D.O.E. –Pero ahora, si no te

importa, acompáñame hasta el laboratorio que te hemos preparado; está aquí al lado, ycuanto antes empieces...-.

-No-.-¿Cómo?-.-He dicho que no –se reafirmó el monarca de Latveria sin mover un solo

músculo de su cuerpo. -¿Acaso me confundes con uno de tus lacayos, dispuestos a saltara una orden tuya? Yo soy Muerte, y no te prestaré mi ayuda hasta que me informesdebidamente de todo lo que ocurre aquí-.

-¡Jodido bastardo! –estalló al fin Green Lantern, incapaz de seguir conteniendosu impaciencia.

-Te dije que no debíamos traer aquí a este genocida –añadió Iron Man. –Si medieses la oportunidad de intentarlo, yo mismo podría...-.

-Caballeros –vocalizó el señor Huesos con tono gélido, –hagan el favor de noofrecerle a nuestro visitante la reacción que esperaba obtener con sus palabras. Y encuanto a ti, Muerte, creí que teníamos un trato: tú nos ayudas en esto, y NacionesUnidas revisa las sanciones que aún persisten contra Latveria-.

-Efectivamente, he aceptado ese intercambio de favores, pero no a cualquierprecio. Si quieres mi apoyo, tendrás que contarme antes cuál es el motivo por el queesta... situación resulta tan crítica-.

El señor Huesos aspiró con fuerza su habano un par de veces antes de contestaral latveriano:

-Está bien, acabemos con esta farsa cuanto antes. ¿Quieres saberlo todo?Adelante, pero presta atención porque no pienso repetirlo dos veces-.

El Dr. Muerte se limitó a hacer un leve gesto con la mano, animando al directordel D.O.E. a que iniciara su explicación, como así hizo:

-Hace ocho meses, Annihilus se hizo con el control del planeta Qward, en elUniverso de Antimateria, organizando en muy poco tiempo su propio ejército: losAnnihilation Corps. Entonces, empleando el poder de su Cetro de Control Cósmicocomo fuente de energía, creó 3.600 anillos a imagen y semejanza de los utilizados porlos Green Lantern Corps, y se los ofreció a los individuos más crueles y despiadados deQward para llevar a cabo la conquista de su universo-.

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-Y una vez logrado su propósito –siguió Muerte para sorpresa de su interlocutor,-Annihilus obligó a los Guardianes del Universo a firmar un tratado de no agresión, quemantendría tanto a los Green Lantern Corps como a sus Annihilation Corps en susrespectivos universos-.

-Vaya, veo que el embargo a Latveria no parece haber afectado a tus fuentes deinformación –dijo el señor Huesos exhalando una breve bocanada de humo.

-Fruto de ese tratado –continuó el monarca, ignorando el comentario, -el portalal Universo de Antimateria diseñado por Richards, que tan burdamente bautizó haceaños como “Zona Negativa”, fue clausurado por orden de los Guardianes, así como lofueron también las restantes puertas que existían en uno u otro universo... Conozco lahistoria, ¿pero qué tiene que ver con todo esto?-.

El director del D.O.E. se apresuró a contestar con impaciencia:-Hace cuatro horas, nuestros sensores detectaron la activación de los sistemas

defensivos del Edificio Baxter. Tal y como indica el protocolo en estos casos, tratamosde contactar con el Dr. Richards, pero no obtuvimos respuesta a pesar de que losinformes señalaban que el grupo se encontraba en el interior del edificio. Dos horas mástarde, recibimos una señal de alarma que, esta vez sí, nos obligó a intervenir: el portal ala Zona Negativa volvía a estar activo-.

-Entiendo... -murmuró el monarca latveriano observando distraídamente losrostros crispados de los héroes que le rodeaban. -Así que temes que alguien hayaentrado ya en el Universo de Antimateria, e iniciado un conflicto de magnitudmultiversal... ¿Has considerado la posibilidad de que Richards sea el único responsable?No sería la primera vez que su estúpida curiosidad científica nos pone a todos enpeligro-.

-Muy divertido, Muerte –respondió con sequedad el señor Huesos. –Si noactuamos y solucionamos este problema cuanto antes, nuestro planeta podría irse a lamierda en cuestión de minutos, incluida tu preciosa Latveria-.

Seguidamente, el director del D.O.E. accionó un pequeño artefacto que guardabaen uno de los bolsillos de su impecable traje oscuro, haciendo aparecer un hologramasobre la mesa rectangular que mostraba lo que ocurría en aquel mismo instante bajo elHelitransporte:

-Como puedes ver, la mayor parte de los miembros de la Liga de la Justicia seencuentra ahí abajo, intentando forzar su entrada en el Baxter por medios poco sutiles.La idea es atraer la atención de quien quiera que sea responsable del ataque, mientras

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este pequeño grupo de intervención –dijo señalando a los ocupantes de la sala dereuniones, -accede al interior del edificio por el medio que tú nos ofrezcas-.

-No es un mal plan... –asintió el Dr. Muerte. –Creo que os ayudaré. Aunqueevidentemente, yo también iré con ellos-.

-¿Cómo? –exclamó Blue Beetle.-No –negó el director del D.O.E. con la cabeza. –Tu intervención se limitará a

proporcionarnos un método para acceder al Edificio Baxter: ese es el trato-.-No te equivoques, Huesos. El trato es que si queréis que os ayude a salvar el

universo, aceptaréis todas mis condiciones-.-¡Ni hablar! –intervino Ms. Marvel. –No voy a aceptar que esta sabandija forme

parte de mi grupo de asalto poniendo en peligro toda la operación. ¡Sería suicida!-.-La tecnología que voy a necesitar para abordar el Baxter me pertenece a mí y al

pueblo de Latveria, y no tengo intención de regalársela al gobierno de los EEUU. Es miúltima palabra-.

-Pero... –empezó a replicar Ms. Marvel volviéndose hacia el director del D.O.E.-¡Está bien, maldita sea! –claudicó el señor Huesos arrojando su puro contra el

suelo. –Acepto todas y cada una de tus putas condiciones, pero a cambio quiero verteahora mismo trabajando en ese jodido laboratorio, y no te atrevas a salir de ahí sin haberconseguido antes lo que necesitamos-.

-Amenazas vacías... –concluyó el Dr. Muerte con tono satisfecho. –Está bien,Huesos, prepara a tu gente: estaré listo en cinco minutos-.

-No sé cómo he dejado que me convenciérais para hacer esto, Carol...-.-Tranquilo Beetle, Wayne Enterprises se encargará de realizar todas las

reparaciones que sean necesarias-.-¿Sí? ¿Y también se encargará de reparar mi cuello roto?-.Bicho, la nave con forma de escarabajo diseñada por Blue Beetle al inicio de su

carrera, descendió desde el Helitransporte incrementando su velocidad conformeavanzaba hacia el Edificio Baxter.

-¡Preparaos gente! –gritó Ms. Marvel. –Impacto en diez, nueve, ocho…-.Tan pronto como el sistema defensivo del Baxter registró la aproximación de

Bicho, procedió al lanzamiento de un sinfín de proyectiles y diversas contramedidas quetenían como último objetivo el derribo de la nave.

-...siete, seis, cinco...-.Sin embargo, haciendo gala de su impresionante pericia como piloto, Blue Beetle

lograba esquivar, o deflectar con los sofisticados escudos energéticos de su nave, todos

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los ataques que disponía el Baxter contra ellos.-...cuatro, tres, dos...-.Bicho alcanzó en pocos segundos el perímetro del campo de aislamiento del

edificio; un campo de intenso color azul, infranqueable para todo tipo de materia oenergía. O al menos esa era la teoría.

-...uno...-.Justo antes de llegar al punto de colisión, Muerte accionó el dispositivo que había

traído con él desde Latveria, provocando que Bicho entrara en fase con el campo, y alpasar al otro lado, también con la pared de aleación metálica del Baxter que les separabadel hangar situado en la última planta del edificio.

Una vez dentro, sin embargo, la nave recuperó al instante la solidez que habíaperdido durante el tránsito, impactando contra una de las paredes del hangar, pararebotar a continuación contra la pista del aterrizaje, y terminar estampándose contra elmuro del fondo. En el proceso, diversas piezas metálicas pertenecientes a Bicho, y a lapropia estructura del edificio, salieron despedidas con violencia en todas direcciones.

-Un plan de asalto fino y elegante, doctor –gruñó Beetle incorporándose en suasiento con el cuerpo dolorido. En el exterior, mientras tanto, podía escucharse elaullido estridente de una alarma que avisaba de la intrusión de los recién llegados.

-¿Todos bien? –preguntó Ms. Marvel retirando las bandas de sujeción que lahabían mantenido fija a su asiento.

-Perfectamente –respondió Green Lantern con rapidez.-Afirmativo –añadió Iron Man mientras observaba receloso al Dr. Muerte, que se

encontraba junto a la puerta lateral de salida estudiando el hangar con mucho interés-.Zero, por su parte, se limitó a inclinar ligeramente su cabeza.-Muy bien, pues en ese caso... –comenzó a decir Ms. Marvel, antes de verse

interrumpida por la aparición de una figura familiar al otro lado del cristal frontal de lanave.

-¡Jamie! –exclamó Blue Beetle esbozando una sonrisa. -¿Pero qué haces túaquí?-.

-¡Eh, Beetle! –contestó el otro tratando de hacerse oír desde el exterior. -¿Necesitáis ayuda ahí dentro?-.

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-¿Madrox? –musitó Green Lantern levantándose muy alterado de su asiento. -¡Cuidado, Beetle! ¡No le dejes entrar!-.

Tras percatarse de la presencia del vengador en el interior de la nave, JamieMadrox golpeó repetidamente su cabeza contra el cristal que les separaba, dando lugar aun número creciente de copias que tan pronto como aparecían se liaban a puñetazoscontra Bicho como posesos.

-¿Qué está ocurriendo, Lantern? –preguntó Ms. Marvel.-Los Vengadores acudimos hace un par de meses a una llamada de socorro

enviada desde la isla Muir. Se trataba de los 4 Temibles, y cuando llegamos allí, elUltra-Humanita había transplantado ya su cerebro al cuerpo de Madrox-.

-Dios, Jamie... –susurró Beetle mirando con angustia la treintena de copias queseguían golpeando con fiereza el casco de su nave.

-Ahora –siguió explicando Green Lantern, -el Ultra-Humanita cuenta con unnúmero ilimitado de cerebros para poder transplantar, y no tiene escrúpulos ensacrificarlos si es necesario-.

-Entonces, ¿nos enfrentamos a los 4 Temibles? ¿Qué interés puede tener esegrupo de mercenarios en ir al Universo de Antimateria? –dijo Blue Beetle.

-Tú mismo lo has dicho, Beetle –repuso Ms. Marvel. –Son un grupo demercenarios: cualquiera puede haber alquilado sus servicios. Lo que tenemos que hacerahora es...-.

-Un momento –cortó Iron Man con su inexpresiva voz metálica dirigiéndosehacia Green Lantern. -¿Por qué no nos habéis informado antes de que el Ultra-Humanitahabía conseguido el cuerpo y los poderes de Madrox?-.

-Bueno, supongo que el Capi pensó que vuestra conexión privilegiada conNaciones Unidas os mantendría al día-.

-¡Maldita panda de bastardos rencorosos! –estalló el Hombre de Hierro. -¿Todavía no habéis asumido que la Liga de la Justicia ocupa ahora vuestra antiguaposición en la ONU? Juro por Dios que si esto acaba comprometiendo el éxito de lamisión...-.

-¡Basta! –le interrumpió Ms. Marvel severa, percatándose con irritación de lamirada divertida con la que el Dr. Muerte observaba toda la escena. –¡Este no esmomento para riñas infantiles!-.

-¡Eh, tíos! –avisó Blue Beetle. –La legión de Madroxs se está apartando deBicho como si les fuera la vida en ello. ¿Creéis que...?-.

Sandman cayó en ese momento sobre el cristal frontal de la nave, en su forma deroca superdensa, fragmentándolo en miles de pedazos que hubieran acabado con la vidade Beetle si Ms. Marvel no lo hubiera cubierto con su cuerpo indestructible.Rápidamente, el miembro de los 4 Temibles se convirtió en un torbellino de fina arenaque se introdujo en Bicho, mientras el medio centenar de copias de Jamie Madroxvolvían de nuevo a la carga, saltando al interior de la nave.

Al tiempo que Ms Marvel, Blue Beetle y Green Lantern hacían frente al ataquede los clones en la parte delantera de Bicho, Sandman fue directamente hacia el fondo,reuniendo sus granos dispersos de arena para encargarse de los restantes miembros delgrupo de asalto. Sin embargo, en el mismo instante en que se disponía a hacer frente aIron Man, el Hombre de Arena reparó en la figura envuelta en una capa verde quequedaba a su izquierda, deteniéndose con brusquedad para tomar de nuevo su formaaparentemente humana:

-Muerte... –murmuró con rostro atónito tras su máscara característica.-Sanderson Hawkins, alias Sandman –dijo el monarca latveriano sin moverse de

donde estaba.

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-Sí, yo... ¿Qué haces... hace, usted, con la Liga de la Justicia? –balbució elmiembro de los 4 Temibles frente al Dr. Muerte.

-Mis motivos sólo me incumben a mí, pero debes saber que si hoy atacas a estoshéroes, me estás atacando a mí. ¿De verdad quieres tenerme como enemigo?-.

-Yo... No, claro que no... Pero... -.Antes de que Sandman lograra articular una frase completa, Iron Man lanzó

sobre él una fuerte descarga energética que lo envió al otro extremo de la nave,barriendo a varias de las copias de Madrox que caían sin pausa sobre sus compañeros.

El Hombre de Hierro se volvió hacia Muerte, apenas unos centímetros, paradecirle:

-No creas ni por un momento que esto cambia nada-.-No puede importarme menos, lacayo-.-¡Replegaos hacia el fondo! –gritó Ms. Marvel entonces, mientras Green Lantern

con su anillo de poder y Blue Beetle con su pistola de aire comprimido, trataban derepeler la avalancha de Madroxs que llegaba incesantemente desde el exterior. -¡Zero,abre una vía hasta el laboratorio donde se encuentra el portal a la Zona Negativa! Ahoraque estamos dentro del Baxter no tendrás problemas para saltar a cualquiera de susniveles-.

-¿Y qué pasa con Bicho? –exclamó Blue Beetle mientras Zero hacía surgir de lanada uno de sus círculos verticales de teletransportación.

-Yo misma te compraré otro si hace falta, Beetle, pero no podemos seguir aquímás tiempo-.

-Joder...-.A continuación, todos fueron pasando rápidamente a través del brillante disco

creado por Zero, mientras Iron Man mantenía a raya el avance de sus atacantes.

El Dr. Alquimia recitaba el cántico una y otra vez con voz monótona, dejándosellevar por la esencia del hechizo mientras levantaba su mano izquierda hacia el portal. Asu alrededor, el laboratorio se encontraba en penumbra, sólo iluminado por el fulgoriridiscente que emitía aquella puerta capaz de conectar con el Universo de Antimateria.

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Tras el Dr. Alquimia, se movía inquieto Pete Pote de Pasta, el cuartocomponente de los 4 Temibles, quien había permanecido junto al jefe del grupomientras el Ultra-Humanita y Sandman subían para ocuparse de los intrusos. Lo ciertoes que aquello le olía muy mal a Pete, metafórica y literalmente, pero la obscenacantidad de dinero que le habían ofrecido por realizar aquel trabajo, bien valía otraposible visita a la prisión de la Isla Riker.

A su derecha, colgaban de una de las paredes metalizadas del laboratorio losmiembros inconscientes de los 4 Fantásticos: la Antorcha Humana, Mister Fantástico, laMujer Invisible y Geo-Force, atrapados en la masa viscosa, y sobre todo pegajosa,disparada por el arma de Pete Pote de Pasta. A pesar de su inteligencia casisobrehumana, poco había podido hacer Reed Richards para contrarrestar el ataquemágico que había dispuesto el Dr. Alquimia contra el grupo de héroes, pillados porsorpresa en su propio hogar.

Entonces, mientras el Dr. Alquimia completaba el conjuro, ocurrieron dossucesos de forma casi simultánea. Por un lado, la aparición en el mismo centro delportal de un brazo escamoso y de color verde, que sujetaba entre sus dedos puntiagudos

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un extraño medallón. Por otro, la apertura del disco de teletransportación creado por elandroide Zero, varios metros a la izquierda de Pete Pote de Pasta, a través del cualirrumpió en el laboratorio el grupo de asalto formado por cuatro miembros de la Liga dela Justicia, un vengador y el Dr. Muerte.

-¡Johnny! –gritó Green Lantern al ver a su amigo en la situación en que seencontraba.

-¡Mirad! –gritó también Blue Beetle, reparando en el brazo que surgía del portala través de la superficie iridiscente. -¡Es Annihilus!-.

-¡Está entrando en nuestro universo! –apuntó Ms. Marvel.Sin mediar palabra, Muerte disparó un potente rayo de energía mística hacia la

mano verdosa del intruso extradimensional, haciéndole soltar el medallón que ofrecía alDr. Alquimia sobre el suelo en penumbra del laboratorio, sin que ninguno de los reciénllegados reparase en su existencia.

-¿Pero qué has hecho, Muerte? –exclamó Ms. Marvel encarándose con elmonarca latveriano, mientras escuchaba con claridad el eco de un aullido de dolor alotro lado del portal. –¡Esa estupidez ha podido condenarnos a todos!-.

El Dr. Alquimia cayó al suelo de rodillas, aturdido por la brusca interrupción delhechizo:

-Idiotas, ahora vendrá hasta aquí... –masculló con voz ronca.-¿No te das cuenta, mujer? –contestó Muerte. –El portal ha sido mágicamente

reconfigurado: ni ese era Annihilus, ni el Universo de Antimateria lo que se encuentra alotro lado-.

-¿Cómo? –exclamó Ms. Marvel con incredulidad.-Puedo olerlo en el aire. El hechizo aún persiste alrededor del portal. Ese brazo

pertenecía a...-.Precedido por un bramido que ensordeció a todos los presentes en el laboratorio,

surgió del portal un demonio de piel verde, con más de dos metros de alto, rostrocaballuno y alas cartilaginosas.

-...N’astirh, y es el Limbo lo que se encuentra al otro lado –concluyó el Dr.Muerte.

El demonio clavó entonces sus ojos enrojecidos en el pequeño grupo, con lasmanos crispadas por la ira:

-No habéis debido interferir en la Entrega, trozos de carne. Os mataré a todos-.

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Acto seguido, N’astirh lanzó sobre ellos una andanada de hechizosnecrománticos que hubiera acabado rápidamente con sus vidas, si Muerte no los hubieraatajado rápidamente con un breve cántico de protección.

-¡Rápido! –les apremió el monarca latveriano. –Seguidme y haced todo lo queordene-.

-Pero bueno... ¿Quién se ha muerto y te ha nombrado emperador del mundo?–respondió Blue Beetle.

Mientras hablaban, N’astirh comenzó a acumular conjuros en las yemas rugosasde sus dedos, preparándose para la batalla contra aquellos metahumanos que no le erandel todo desconocidos. Particularmente, Muerte.

-Si no me equivoco –dijo éste dirigiéndose hacia Ms. Marvel, -los componentesde este grupo no fueron elegidos por su capacidad para afrontar un conflicto mágico.Ninguno de vosotros domina las artes arcanas, luego si queréis sobrevivir alenfrentamiento con ese demonio tendréis que hacer todo lo que yo diga-.

La responsable del equipo de asalto se mordió el labio con fuerza, consumidapor la impotencia. Una vez más, Muerte volvía a imponer sus condiciones:

-De acuerdo-.-¿Cómo? –gritó el Hombre de Hierro exasperado. -¿Vas a cederle el mando a

este asesino de masas?-La decisión ya está tomada-.-Carol, cuando esto acabe... –amenazó Iron Man.El Dr. Muerte, ajeno ya a la discusión de sus circunstanciales compañeros de

combate, fue elevándose lentamente sobre el suelo. Pronto, sus manos brillaronintensamente mientras murmuraba viejos hechizos aprendidos en los campamentosgitanos de su niñez.

-Beetle –siguió Ms. Marvel. –Tú mantente alejado del demonio y ocúpate delDr. Alquimia y Pete Pote de Pasta: que no escapen aprovechando la confusión durantela pelea. Y de paso, libera a los 4 Fantásticos-.

-¿Nada más, jefa?-.-Y Zero, tú baja hasta el nivel 27, como estaba previsto, y trata de desactivar el

sistema defensivo del Baxter. Creo que dentro de muy poco nos vendrá bien toda laayuda que podamos conseguir desde el exterior-.

-Un momento –intervino Green Lantern. –Yo podría ayudar a Beetle a liberar alos 4 Fantásticos...-.

-Ni hablar, Lantern –zanjó Ms. Marvel. –Te necesito con nosotros-.-¡Seguidme! –gritó el Dr. Muerte lanzándose hacia N’astirh para bloquear el

primer ataque del demonio, mientras Green Lantern, Iron Man y Ms. Marvel seaproximaban por diferentes flancos, con la intención de distraer a N’astirh lo suficientepara que Muerte pudiera darle el golpe de gracia.

Mientras tanto, el Dr. Alquimia se incorporaba del suelo tambaleante, buscandoentre las sombras el medallón que había soltado el demonio de forma tan abrupta.

-¡Date prisa, Desmond! –susurró Pete Pote de Pasta. –¡Tenemos que irnos deaquí cuanto antes!-.

Sin darle tiempo a que contestara a su compañero, Blue Beetle disparó unadescarga de aire comprimido contra la cabeza del Dr. Alquimia, haciendo caer al villanoal suelo sin sentido.

-Quieto ahí, Pete –dijo a continuación el héroe azul, apuntando al otro miembrode los 4 Temibles con su pistola. –Normalmente prefiero utilizar métodos menosexpeditivos, pero la situación está fuera de control y no tengo tiempo para sutilezas.¿Vas a darme más problemas?-.

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-Tranquilo, tío: me rindo –contestó Pete soltando sobre el suelo el depósito defluido pegajoso que colgaba de su espalda, junto con la escopeta unida a él. –Sé que essólo cuestión de tiempo que le déis una paliza a ese bicho verde y nos entreguéis a lapoli, así que ¿para qué liarme a hostias contigo? Además, los 4F están de una pieza: nopodéis acusarme de ningún delito grave-.

Blue Beetle levantó una ceja con gesto de sorpresa:-Joder Pete, me dejas de piedra. ¿Cómo es posible que un perdedor como tú

demuestre un destello repentino de inteligencia?-.-Vete a tomar por culo, escarabajo-.En ese instante, pasó extremadamente cerca de sus cabezas una potente descarga

emitida por los propulsores de Iron Man, obligándoles a agacharse y esconderse entrelos diversos instrumentos esparcidos por el suelo del laboratorio. La batalla contra eldemonio estaba alcanzando su punto álgido: mientras los tres héroes trataban de derribara N’astirh por todos los medios a su alcance, Muerte arrojaba sobre él la esencia delpoder arcano que había atesorado durante tantos años de práctica y estudio.

-¿Vas a contarme por qué os habéis colado en el Baxter para traer aquí a estebichejo? –preguntó Blue Beetle a Pete Pote de Pasta, mientras ambos arrastraban alinconsciente Dr. Alquimia hasta un sitio más seguro.

-¿Bromeas? ¿Es que nunca has oído hablar de la cláusula de confidencialidadmercenario-cliente?-.

-Lo que tú digas. Pero ahora ayúdame a bajar a los 4 Fantásticos de esa pared,antes de que alguno de esos rayos perdidos los parta por la mitad: este es el tipo debuena acción que podría reducir un par de años tu condena-.

-Imbécil... –concluyó Pete Pote de Pasta acompañando a Blue Beetle haciadonde se encontraba el cuarteto.

Diez minutos después, la extraña pareja había logrado sacar del laboratorio loscuerpos inconscientes de los 4 Fantásticos y el Dr. Alquimia.

Treinta minutos después, Muerte agarraba triunfante el cuello de N’astirh, yarrastrándolo hacia el portal, lo lanzaba al Limbo con las manos chisporroteantes deenergía mística.

Cuarenta minutos después, Zero conseguía convencer a la inteligencia artificialdel Baxter de que desactivara su sistema defensivo, permitiendo la entrada en el edificiodel resto de la Liga de la Justicia, y un escuadrón completo de agentes del D.O.E.

Una hora más tarde, Muerte se despedía de un aturdido Reed Richards,asegurándole que había sido un placer salvarle la vida tanto a él como al resto de suequipo. Superman e Iron Man tuvieron que sujetar a Geo-Force, actual rey de Markovia,para evitar que arremetiera allí mismo contra el asesino de su padre.

Víctor Von Muerte tomaba una copa de vino latveriano en los aposentosprivados de su castillo, cómodamente sentado sobre un antiguo sillón de finales delsiglo XVIII. A su alrededor, las paredes de la amplia habitación se encontrabancubiertas por estanterías repletas de libros de temática muy variopinta: desde Elextranjero de Camus a Ecología microbiana de los océanos de Kirchman.

El monarca vestía un sencillo traje de lino de estilo cíngaro, sin ninguna máscaraque ocultara su rostro marcado.

La habitación, escasamente iluminada por una simple lámpara de mesa colocadajunto al sillón, se mostraba abundante en sombras; algunas de las cuales, parecieroncondensarse con lentitud hasta formar la silueta de un hombre alto y enjuto, ataviadocon un elegante traje negro de época y sombrero de copa: the Shade siempre habíasabido cómo hacer una entrada.

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¡Asalto al Edificio Baxter!

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-Hola Víctor –saludó el visitante.-Hola Richard –respondió Muerte. –Llegas antes de lo que esperaba. ¿Te apetece

una copa de vino?-.-Si se trata de ese líquido pardo que por alguna extraña razón denomináis vino

en esta tierra, mi respuesta ha de ser negativa-.-La cosecha del año pasado superó con creces nuestras mejores expectativas.

Deberías probarlo-.-Me sorprendes, Víctor –contestó the Shade aproximándose al monarca con una

leve sonrisa en su boca. -¿No vas a añadir ninguna amenaza velada por mi insulto alvino latveriano? ¿A qué se debe este estado de ánimo tan inusualmente conciliador?-.

-No me pongas a prueba, Richard. Cuéntame cómo ha ido todo-.-Por supuesto, amigo mío –dijo el inglés con su exquisito acento decimónico,

mientras encomendaba su sombrero a un pequeño ser surgido de la misma esencia de lassombras. –El Ultra-Humanita ha acudido a nuestra cita en el lugar convenido, y ya le hehecho entrega de la cantidad de dinero acordada. Lo cierto es que ese mercenario se havuelto muy versátil ahora que controla el cuerpo del mutante múltiple-.

-Estoy de acuerdo. Puede resultarnos útil en futuros trabajos. ¿Y el resto de los 4Temibles?-.

-Aún siguen en el Helitransporte del D.O.E. Según me ha contado AlbertDesmond, a quien he visitado en su celda hace escasamente una hora, el señor Huesosestá tratando de sonsacarles cualquier tipo de información sobre el cliente que lescontrató, y el motivo por el que utilizaron el portal a la Zona Negativa para contactarcon N’astirh-.

-Doy por supuesto que el pago acordado y la promesa de sacarlos de la cárcelantes de seis meses les mantendrá en silencio –sentenció Muerte.

-Estoy seguro de ello, pero no creo que esa cuestión te preocupe demasiado,puesto que sólo han tratado conmigo y nunca sospecharían que eras tú su verdaderocliente –dijo Richard Swift con marcado tono irónico. –En cualquier caso, me da laimpresión de que el señor Huesos se siente tan aliviado por no haberse visto envuelto enun conflicto con Annihilus, que pronto perderá todo el interés por el tema y enviará aDesmond, Hawkins y Petruski directos a Riker-.

-Excelente –murmuró el Dr. Muerte. –Todo ha resultado mejor de lo que habíaprevisto... ¿Quién podía imaginar que esos idiotas pedirían mi ayuda para abortar elataque al Edificio Baxter que yo mismo había organizado?-.

-Ciertamente insólito. ¿Y además han suspendido las sanciones que pesabansobre Latveria?-.

-Así es –dijo el monarca mientras retiraba parcialmente el cuello de su camisa delino para mostrar el medallón procedente del Limbo.

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Marvel Fanfare #6

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-Ya veo que al final pudiste cogerlo tú mismo-.-La Liga de la Justicia no sabía de su existencia. Fue muy sencillo recuperarlo

del suelo en los momentos de confusión que siguieron al combate contra N’astirh-. Yacariciando el medallón con suavidad, añadió para sí mismo: -La esencia del almacorrompida de Tim Hunter, el hechicero más poderoso de esta Era, condensada en estascinco Piedras de Sangre. Un objeto de inconmensurable poder arcano...-.

-¿Y ahora, Víctor? ¿Cuál será tu siguiente paso?-.El Dr. Muerte se incorporó lentamente en su sillón antes de contestar:-Mi siguiente paso será conseguir las últimas dos piezas mágicas que necesito, y

con ellas y todos los objetos que ya poseo... Gobernar este sucio mundo que mepertenece por derecho-.

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Los 4 Fantásticos #12

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Los 4 Fantásticos #12Doom War Parte I de II: Extraños en Tierra Extraña

-¡Es la hora de las tortas! –gritó la Cosa lanzando un fuerte puñetazo contra elrostro del Capitán Britania, que hizo que éste atravesara la gruesa pared metálica delAnexo de Comunicaciones.

-¡Ve tras él, Ben! –intervino la Mujer Invisible, concentrada en mantener laintegridad de su campo de fuerza. -¡No permitas que se acerque a Reed de nuevo!-.

-Eso está hecho, Sue-. Dicho lo cual, el héroe de piel rocosa saltó hacia la sala contigua, a través del

agujero abierto por Brian Braddock.Meggan, que había permanecido en un segundo plano mientras su marido

asumía la responsabilidad de sancionar aquella infracción transdimensional, cambióentonces de forma para convertirse en una amenazadora criatura de alas correosas quevoló directamente hacia donde yacía el cuerpo indefenso de Mr. Fantástico.

-¡Johnny! –gritó ahora la Mujer Invisible con la frente perlada por el sudor.Exclamando su habitual ¡llamas a mí!, la Antorcha Humana interceptó a

Meggan en mitad de su trayectoria, y como respuesta, la mutante inglesa transmutó supiel en una aleación orgánica de material ignífugo, para enzarzarse seguidamente en unaviolenta pelea contra el miembro más joven de los 4 Fantásticos.

Susan Storm volvió entonces a centrar todos sus esfuerzos en mantener laestabilidad corporal de su marido, que se encontraba a su lado conectado a una enormemaquinaria cúbica, a través de una serie de cables insertos directamente en su cabeza.Reed Richards se retorcía presa de las convulsiones, de forma que sólo el campo defuerza que había creado la Mujer Invisible a su alrededor conservaba ya su aparienciahumana.

A un metro por encima de sus cabezas, una pantalla digital mostraba la palabra“Descargando...”, seguida de un porcentaje que incrementaba lentamente su valor:84%... 86%... 88%...

Lo cierto era que la situación se le había ido de las manos al cuarteto fantástico,y lo que en un principio debía haber sido una breve incursión en aquella realidadalternativa para recabar información, había degenerado en un conflicto interdimensionalcon la llegada pocos minutos antes del Capitán Britania y su esposa Meggan; ambosautóctonos de este universo.

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Extraños en Tierra Extraña

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-Este enfrentamiento no nos lleva a ningún lado, Grimm –trató de hacerseescuchar Brian Braddock mientras seguía intercambiando golpes con la Cosa en elinterior de lo que parecía ser una amplia sala de reuniones. A su derecha, el ventanalque ocupaba toda una pared de la estancia les mostraba el árido paisaje lunar bajo laimpresionante imagen de la Tierra suspendida en la negrura del firmamento estrellado.

-Tienes razón, rubiales. Si os largáis por donde habéis venido, ni siquiera osguardaré rencor –contestó la Cosa agarrando uno de los muchos sillones esparcidos porel suelo (uno con la silueta de un murciélago grabada en su parte posterior), paraestamparlo contra el torso de su oponente. Como consecuencia, el Capitán Britania saliódisparado hacia una mesa circular de grandes proporciones colocada en el mismo centrode la sala, en cuya superficie habían seregrafiado un vistoso logotipo con tres siglas.

Brian Braddock se levantó rápidamente sacudiéndose el polvo y las astillas demadera que se habían posado sobre su uniforme:

-Tu resistencia no hace sino agravar la situación, Grimm. Esta realidad ha sidodeclarada en cuarentena por la mismísima Roma, Guardiana Omniversal, y no estápermitida ni la entrada ni salida de ella. Como ya os he dicho antes, debéisacompañarme a Otromundo para responder de vuestro delito-.

-¿Delito? Hemos venido hasta aquí para liberar a este mundo de la dictadura deMuerte, y de paso, patearle el culo al viejo Víctor. ¿Eso es un delito?-.

-Ben Grimm de Tierra 616: estoy seguro de que vuestras intenciones son nobles,pero no sabéis a qué os enfrentáis. El Dr. Muerte de esta realidad se ha hecho demasiadopoderoso, y representa una amenaza para todo el Omniverso. Este mundo ya se haperdido; no permitiremos que otros le sigan-.

-Pierdes el tiempo conmigo, Capi. No soy Reed, y no vas a convencerme denada con esas teorías sobre el equilibrio cósmico y demás zarandajas. Para mí, todo estose reduce a una cuestión muy sencilla: Muerte ha sacado los pies del tiesto, y nosotrosvamos a darle de hostias hasta que vuelva a meterlos dentro. Punto y final –concluyó laCosa arremetiendo otra vez contra Brian Braddock, que ya le esperaba en posición decombate.

Mientras tanto, la pelea entre la Antorcha Humana y Meggan crecía enintensidad a pocos metros de distancia, en el Anexo de Comunicaciones. La multiformese encontraba cada vez más cerca de Reed y Sue, cambiando constantemente de formapara tratar de aturdir a la Antorcha con un repertorio casi infinito de apariencias, quesólo conservaban la piel ignífuga como característica común.

El porcentaje del panel digital seguía ascendiendo paulatinamente, hasta que porfin...

... 96%... 98%... 100%. Descarga completada.-¡Stephen! –gritó la Mujer Invisible de inmediato, mientras tomaba en sus brazos

el cuerpo repentinamente fláccido de su marido.Acto seguido, surgió un disco de brillante luz blanca bajo cada uno de los

miembros de los 4 Fantásticos, transportándolos muy lejos de aquella realidad.Brian Braddock se reunió entonces con Meggan junto a la maquinaria cúbica

donde hasta hacía sólo unos instantes había estado conectado Reed Richards.-Han huido al Limbo –sentenció el Capitán Britania leyendo los datos ofrecidos

por un pequeño dispositivo que llevaba sujeto a la muñeca izquierda.-En ese caso se encuentran fuera de nuestra jurisdicción, Brian –apuntó la

multiforme. -¿Qué hacemos ahora?-.

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-Volver a Otromundo e informar a Roma de lo ocurrido. Debemos prepararnospara el regreso de Richards 616 y su grupo-.

Segundos después, la pareja de mutantes ingleses abandonaba también laAtalaya de la Liga de la Justicia.

Los 4 Fantásticos recuperaban fuerzas en el interior de una pequeña cueva,abierta en la pared granítica de una de las cordilleras más altas del Limbo.

-¿Cómo te encuentras, Reed? -preguntó la fantasmagórica figura del Dr.Extraño, flotando inmóvil sobre él.

-Un poco aturdido –respondió Mr. Fantástico con los labios resecos, -pero creoque mi cerebro ha conseguido asimilar ya toda la información que me descargué en laAtalaya-.

-Cuando quieras nos vamos a por Muerte, estirado –dijo la Cosa haciendo crujirsus enormes nudillos rocosos.

-No le presiones, Ben –intervino la Mujer Invisible. -Reed tiene que descansar, yademás necesitamos trazar un plan antes de...-.

-Tranquila, Sue –la interrumpió su marido. -Estoy bien y... bueno, lo cierto esque ya tengo un plan-.

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-¿De veras? -se sorprendió la forma astral del Dr. Extraño.-Así es. Y debo admitir que fue un acierto que nos enviaras a la base lunar de ese

grupo de héroes, la Liga de la Justicia, para averiguar todo lo que necesitaba saber sobretu mundo: en este momento, conozco tu planeta Tierra como si hubiera vivido en él todami vida-.

-¿Y qué nos puedes contar sobre esta Tierra, cuñado?–se interesó Johnny Storm.–¿Es muy diferente de la nuestra? O al menos, ¿lo era antes de que Muerte se hicieracon ella?-.

Mr. Fantástico se frotó suavemente las sienes con sus largos dedos flexiblesantes de responder:

-Esta Tierra es sencillamente apabullante, Johnny. En ella puedes... podíasencontrar réplicas de todas los héroes y villanos que conocemos, y muchísimos más queno conocemos: Superman, el Joker, Black Adam, Green Arrow... Estimo que el númerode seres con habilidades superhumanas duplicaba al que existe actualmente en nuestromundo, con todo lo que eso implica en el desarrollo de una sociedad-.

-Supongo que tienes razón, Reed –confirmó el Dr. Extraño con amargura. –Sóloera cuestión de tiempo que el polvorín terminara saltando por los aires...-.

-No te tortures, Stephen –dijo Mr. Fantástico. –He hallado una solución avuestro problema-.

-¿Sabes cómo derrotar a este Dr. Muerte, cariño? –preguntó Susan Storm.-Me temo que no, Sue. Víctor se ha convertido en un ser casi todopoderoso, y no

creo que nadie pueda hacerle frente a estas alturas: la Tierra es suya-.-¿Entonces...? –exclamó el Dr. Extraño confundido.-Simplemente, atajaremos el problema antes de que surja-.-¡Espera! ¿Quieres decir...? –se anticipó Ben Grimm.-Efectivamente: viajaremos al pasado de esta realidad-.-Pero eso ya lo intentó Flash y su Escuadrón de Velocistas –repuso Stephen

Extraño aproximando su rostro inmaterial al del líder de los 4 Fantásticos.-¿Quiénes? –murmuró la Antorcha Humana para sí.-Fue uno de los últimos intentos de la Liga de la Justicia para derrotar a Muerte

–siguió explicando el Dr. Extraño, -pero no dio resultado. Para entonces, Víctor yahabía invocado una serie de hechizos que impedían cualquier tipo de traslación temporalsobre la Tierra-.

-Sé lo que pasó, Stephen –contestó Reed Richards dando leves golpecitos contrasu sien derecha. –Recuerda que esos datos se encuentran ya en mi cabeza;especialmente aquellos relacionados con la Doom War-.

-¿Entonces...?-.-Muerte nunca cometería el error de privarse a sí mismo de una herramienta tan

poderosa como esa: estoy seguro de que esos hechizos no afectaron a su Maquina delTiempo-.

-¿Te refieres a aquella tablucha deslucida que...? –empezó a decir la Cosa.-Si no me equivoco –intervino la Mujer Invisible, –tu plan consiste en que nos

colemos en el Castillo Muerte, y utilicemos su propio invento para viajar al pasado¿verdad?-.

-Sí, ese es mi plan-.-¿Y si te equivocas? –dijo la Antorcha Humana. –¿Y si su Maquina del Tiempo

tampoco funciona?-.-Confía en mí, Johnny: funcionará-.-¡No! –exclamó el Dr. Extraño, haciendo refulgir su forma astral con una intensa

luz blanca. –Tu plan es una locura, Richards. El exceso de confianza fue precisamente

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lo que acabó con la vida de los 4 Fantásticos de mi universo, y no estoy dispuesto apermitir que os ocurra lo mismo a vosotros-.

-Stephen: es la única manera de vencer a Muerte. En el presente no tenemosninguna oportunidad contra él-.

-¡Pero es un suicidio! Yo no puedo transportaros desde el Limbo hasta el interiordel Castillo Muerte sin que él lo sepa; y si intentara dejaros en las cercanías... Uno delos primeros actos de ese psicópata, antes de iniciar su conquista del mundo, fueaprisionar en Latveria a un elemental de la tierra conocido como la Cosa del Pantano:desde ese momento, ningún ser vivo puede transitar su suelo sin que...-.

El Dr. Extraño calló de repente, mostrando incertidumbre en sus ojosfantasmales.

-¿Qué te ocurre, Stephen? –le preguntó Susan Storm.-Nada... Es sólo que...-.-¿Qué? –preguntó la Cosa impaciente.-Se me acaba de ocurrir una forma de haceros entrar en el Castillo Muerte-.

El disco de teletransportación que enlazaba aquella realidad con el Limbo seabrió en un pequeño claro del bosque que lindaba al sur con el Castillo Muerte.Permaneció abierto apenas unos segundos, pero fue tiempo suficiente para que cuatrofiguras renqueantes que parecían salidas del mismísimo infierno cruzaran a través de él.

Su piel era viscosa y fría al tacto. Su pelo, podrido hasta la raíz, caía enlastimosos mechones sobre sus rostros marchitos. Sus cuerpos, carentes de vida,arrastraron los pies descarnados hacia los árboles que crecían alrededor del claro,impulsados por el vigor que les otorgaba un poderoso hechizo necromántico.

Empleando una lengua maldita, articulada mediante chasquidos de cuerdasvocales esclerotizadas, y una serie de gorgoteos purulentos surgidos de lo más profundode una garganta en avanzado estado de descomposición, los miembros de este pequeñogrupo iniciaron una conversación que ningún ser vivo hubiese podido percibir:

-¿Soy el único al que esto le parece repugnante? –preguntó Johnny Stormmientras descubría horrorizado a un gusano que se agitaba retozón en una pústulaabierta de su brazo derecho.

-Por una vez voy a tener que darle la razón al cabeza de cerilla –añadió BenGrimm, cuya característica piel rocosa había sido sustituida por otra de consistencia másblanda y deforme, que amenazaba con desprenderse en varias partes de su cuerpo.

-Tened paciencia. Tan pronto como nos hagamos con la Máquina del Tiempo deMuerte podremos volver a nuestro estado normal –les reprendió Susan Storm, aunquesin poder ocultar el desagrado que le ocasionaba la pérdida de varios dientes que sehabían desprendido de sus encías con inquietante facilidad.

-Quién me iba a decir a mí que llegaría el día en que diera cualquier cosa porvolver a ver mi fea cara de piedra... –murmuró Ben.

-Yo sólo espero que tengas razón, hermanita, porque no te imaginas las ganasque tengo de quitarme este colgajo del demonio –dijo la Antorcha Humana señalando lapequeña pieza de madera pintada de rojo que pendía de su cuello; idéntica a las quecolgaban del cuello de los restantes componentes de los 4 Fantásticos. –Todavía no meexplico cómo dejamos que el Doctor Extraño nos convenciera para hacer esto-.

-Era la única forma de asegurarnos de que ni la Cosa del Pantano ni Muertesepan que estamos aquí –intervino Reed Richards. –Hubiera preferido disponer de mástiempo para trabajar en algún tipo de artefacto que nos ocultara a sus sentidos, sinnecesidad de recurrir a la magia, pero...-.

-Magia negra, además: el Stephen de nuestro universo nunca hubiera empleado

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este tipo de trucos –sentenció la Cosa.-El Stephen de nuestro universo nunca tuvo a Mordru como maestro –aclaró Mr.

Fantástico.-Querrás decir Mordo-.-No, Mordru. Pero da igual, Ben, no le conoces(9). Ahora centrémonos en llegar

al castillo sin llamar la atención-.-¿Y el Capitán Britania y su gente de Otromundo? –preguntó Johnny. -¿No

sabrán que hemos vuelto a esta realidad?-.-Posiblemente, pero no creo que violen su propia cuarentena dimensional, aquí

en Latveria, arriesgándose a ser descubiertos por Muerte –explicó Mr. Fantástico,añadiendo a continuación: –Sue, creo que deberías hacernos invisibles: el hecho de queno puedan sentir nuestra presencia, no significa que no puedan vernos con sus propiosojos-.

-Por supuesto, Reed-.-¡Genial! Así por lo menos podré olvidarme durante un rato de la pinta que

tenemos –concluyó la Antorcha Humana. –Esto es lo más absurdo que he visto en mivida: ¡los 4 Fantásticos convertidos en zombis!-.

Tras dos horas de penoso trayecto, atravesando un bosque de cipreses en primerlugar, y trepando a continuación por la escarpada ladera que subía hasta sus muros, los 4Fantásticos llegaron por fin al Castillo Muerte.

Sus cuerpos necrotizados no eran capaces de sentir fatiga en aquellascondiciones, pero la lenta descomposición a la que se veían sometidos resultaba cadavez más difícil de sobrellevar.

A una orden de Reed Richards, el grupo se dispuso a elevarse hacia las almenasdel ala norte del castillo con la ayuda de un campo de fuerza invisible creado por SusanStorm, pero justo en ese instante...

-¿Qué ocurre ahora? –exclamó la Cosa en aquel lenguaje destinado al usoexclusivo de los muertos. –¡No puedo moverme! ¡Y nada se mueve a nuestro alrededor!

(9) El Barón Mordo es un viejo enemigo del Dr. Extraño, mientras que Mordru es un Señor delCaos que se han enfrentado en repetidas ocasiones a la Sociedad de la Justicia y a la Legión deSuper-Héroes.

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–añadió observando las ramas estáticas de los árboles que crecían pocos metros laderaabajo, y que hasta ese momento se habían mecido agitadas por el viento.

-¿Nos han descubierto? –preguntó Johnny Storm preparándose para arder con laintensidad de una auténtica supernova.

-Tranquilizaos. No soy vuestro enemigo –afirmó una voz robótica, que sinembargo no carecía de calidez humana.

Frente a los 4 Fantásticos, surgió una figura envuelta en una capa marrón conribetes amarillos, que ocultaba parcialmente su rostro bajo una capucha del mismocolor.

-Espero que me disculpéis por encerraros en este campo de éstasis temporalmientras hablamos, pero la situación es... complicada. Permitid que me presente, soy...-.

-Hourman, antiguo miembro de la Sociedad de la Justicia –concluyó Mr.Fantástico.

-Así es. Me alegra comprobar que aprovechaste vuestra incursión en la Atalayade la Liga-.

-Fue muy instructiva, en efecto, pero lo que no entiendo es cómo puedesescucharme. Stephen nos aseguró que nada vivo podría percibir nuestras palabrasmientras nos encontrásemos bajo la influencia de estos talismanes-.

-Ah, pero es que yo no estoy vivo, doctor Richards –sonrío el organismosintético.

-Vale, puedes escuchar lo que decimos. Bien por ti –intervino la Cosa. –Y ahora,¿se puede saber qué quieres de nosotros? ¿Estás aquí para evitar que aticemos a Muerte,como esos chavalotes de Otromundo?-.

-Nada más lejos de mi intención, señor Grimm –contestó Hourman, empleandoel mismo tono reposado que había venido utilizando hasta ese momento. –LaResistencia Cronal, grupo al que pertenezco actualmente, se está tomando muchasmolestias precisamente para que vuestro plan tenga éxito-.

-¿Nos ayudarás entonces a llegar hasta la Máquina del Tiempo? –dijo la MujerInvisible.

-Me temo que no. En primer lugar porque el Dr. Muerte sabría de mi presenciaen el mismo instante en que pusiera un pie en su castillo. Y en segundo, porque noqueremos que lleguéis hasta la Máquina del Tiempo-.

-¿En qué quedamos? ¿No habías dicho que nos ibas a ayudar? –le increpó la

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Antorcha Humana.-Sí, pero vuestro plan actual está abocado al fracaso. La situación es la siguiente,

doctor Richards –añadió girándose hacia Mr. Fantástico: -La Agencia de VariaciónTemporal dirigida por Rip Hunter ha declarado en cuarentena este período de tiempogobernado por el Dr. Muerte, y aunque la Resistencia Cronal ha tratado de romper elcerco en varias ocasiones, existe una burbuja de cien años a su alrededor de la que nadiepuede salir o entrar-.

-Esos bastardos de la AVT... –murmuró Johnny Storm recordando su anteriorencuentro con la correspondiente Agencia de Variación Temporal de su universo(10).

-Da mucha confianza saber que en caso de emergencia, los “grandes poderes” selimitan a aislar el problema y mirar a otro lado –bufó la Cosa.

-La cuestión es que Rip Hunter no permitió... permitirá, desde vuestro punto devista, que viajéis al pasado con la maquina de Muerte, y por tanto, quedaréis atrapadosaquí a merced de ese tirano-.

-¿Debo suponer entonces que has venido para ofrecernos un plan alternativo?–preguntó Reed Richards.

-Supones bien. Mientras hablamos, mis compañeros de la Resistencia Cronal seenfrentan a los Hombres Lineales de Hunter, saboteando todos sus instrumentos decontrol temporal en el proceso. Así es como he podido ponerme en contacto convosotros, violando la cuarentena, y así es como conseguiréis viajar atrás en el tiempocon la ayuda de este artefacto –concluyó, mostrándoles una pequeña esfera metálica decolor dorado, en cuya superficie resaltaba un botón rojo.

-En ese caso, ¿ya no tenemos por qué entrar en el Castillo Muerte? –dijo laAntorcha Humana con un leve tono de esperanza.

-En realidad... sí que tenéis. Kang ha elaborado un estudio muy detallado sobrevuestras posibilidades de cambiar la Historia y...-.

-¿Has dicho Kang? –le interrumpió la Cosa.-Sí, ya sé que para vosotros es un villano reconocido, pero en estos tiempos

desesperados se ha convertido en uno de los miembros más valiosos de nuestro grupo, yconfío plenamente en él-.

-Um... –gruñó Ben Grimm con desconfianza.-Según Kang, la derrota del Dr. Muerte en el pasado estará asegurada al 97,3% si

antes de abandonar este punto temporal os lleváis con vosotros a uno de sus prisioneros,encerrado aquí mismo en los sótanos del castillo-.

-¿Y podremos liberarlo sin que Víctor se entere? –preguntó Susan Storm.-Sí, pero debéis ser muy rápidos. Para ello, dispondréis de este pequeño artefacto

de traslación temporal; sin él, Muerte os capturaría antes de que tuvierais la oportunidadde llegar a su Máquina del Tiempo con el prisionero-.

-¿Y cómo funciona? –se interesó Mr. Fantástico, observando la pequeña esferaque reposaba en la mano izquierda del robot.

-El mecanismo es muy sencillo: una vez pulsado el botón rojo, el artefacto seactivará en diez segundos, trasladando todo lo que se encuentre en un radio de dosmetros a su alrededor, al instante del pasado que tú mismo habías seleccionado ya, ReedRichards-.

Los 4 Fantásticos permanecieron en silencio durante unos segundos mientrasrumiaban las palabras de Hourman, congelados en el interior de aquel campo de éstasistemporal.

Finalmente, Mr. Fantástico tomó la iniciativa respondiendo por todos ellos:

(10) Durante la magnífica etapa de Walter Simonson al frente los 4 Fantásticos.

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-De acuerdo, haremos lo que dices. Todo lo que aprendí sobre Hourman en labase de datos de la Liga de la Justicia me dice que puedo confiar en ti. Así que, ¿a quiénvamos a rescatar del Castillo Muerte? Tenía entendido que Víctor no hacíaprisioneros...-.

-Cierto, pero este sujeto es muy especial para él. Se llama Kyle Rayner, y es elGreen Lantern del sector 2814-.

-Aquí está nuestro hombre –dijo Ben Grimm.-No tiene muy buen aspecto, ¿verdad? –añadió Johnny Storm.Los 4 Fantásticos se encontraban en el interior de una oscura sala excavada en la

roca, bajo el Castillo Muerte. Delante de ellos, yacía el cuerpo harapiento de un hombrejoven sujeto por varias bandas metálicas a una tabla de acero cromado, con el brazoderecho introducido en un extraño instrumento con forma de larva ultratecnificada.

-¿Qué sabes sobre él, Reed? –preguntó Susan Storm.-Kyle Rayner es miembro de los Vengadores de esta realidad, y además forma

parte de una especie de policía intergaláctica, los Green Lantern Corps, dirigida por unaantigua raza alienígena que se autodenomina a sí misma los Guardianes del Universo-.

-O sea, como los Nova Corps –aventuró la Antorcha Humana.-Parecidos, sí, pero a una escala mucho mayor: el peso que tienen los Green

Lantern Corps en este universo hace que, por comparación, el cuerpo creado por losxandarianos no sea más que una mala imitación-.

-Muy interesante, estirado –intervino la Cosa. -¿Y si dejamos las explicacionespara más tarde y nos vamos de aquí cuanto antes?.

-Tienes razón, Ben. No perdamos más tiempo-.Acto seguido, el pequeño grupo de muertos vivientes se aproximó al lugar donde

se encontraba Kyle Rayner inconsciente, y tras comprobar que todos ellos se habíancolocado dentro del radio de acción del artefacto de traslación temporal, Mr. Fantásticopuso en marcha su mecanismo.

La Antorcha Humana se inclinó entonces sobre Green Lantern para ver si aúnrespiraba, y justo en ese momento, Kyle abrió repentinamente los ojos, y horrorizadoante la visión de aquel cadáver putrefacto que exhalaba su fétido aliento sobre su cara,golpeó con fuerza la cabeza del miembro más joven del grupo con el único brazo que lequedaba libre.

Johnny Storm sintió con desagradable claridad cómo su ojo derecho saltaba desu cuenca ocular, y rodaba a continuación por el suelo de aquella sala escasamenteiluminada.

-¡Joder! –exclamó la Antorcha Humana cubriendo la mitad de su rostro con unamano, mientras la Cosa mantenía inmóvil al agitado Green Lantern sobre la tabla deacero.

La Mujer Invisible se volvió hacia su marido con evidente inquietud reflejada enla mirada:

-¿Volverá a crecerle ese ojo cuando nos quitemos los talismanes?-.Reed Richards, que no conocía la respuesta, consultó rápidamente la diminuta

pantalla digital de la esfera metálica, y viendo que aún faltaban cinco segundos para suactivación, trató de estirar un brazo para buscar el ojo perdido entre las sombras de lasala.

Sus huesos crujieron, la piel se desgarró en varios puntos, pero su brazocorrompido se negó a estirarse más allá de unos pocos centímetros.

Mr. Fantástico miró entonces a su esposa durante sólo un instante; le entregó laesfera y corrió apresuradamente hacia el rincón donde debía encontrarse el ojo de su

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cuñado. Los segundos fueron consumiéndose de forma implacable mientras explorabacada palmo de aquel suelo pedregoso, hasta que por fin, lo halló junto a una de lasparedes y lo lanzó con rapidez hacia las manos de una expectante Susan Storm.

Sin embargo, antes de que Reed tuviera la oportunidad de reunirse de nuevo consu grupo, el tiempo se plegó sobre sí mismo, abandonándole en aquel sótano delCastillo Muerte.

Mr. Fantástico permaneció inmóvil, a la espera de las previsibles consecuenciasde sus actos, que llegaron en forma de dos breves sucesos concatenados: primero, unatremenda sacudida que hizo vibrar, e incluso ondularse, todo aquello que le rodeaba; ysegundo, un aullido casi inhumano que pareció golpear con intensidad los cimientos delcastillo.

Consciente del peligro que corría, Mr. Fantástico gritó entonces al vacío de lasala:

-¡Stephen! ¡Sácame de aquí!-.Pero no fue un familiar disco de luz blanca lo que acudió a su llamada, sino un

leve resplandor rojizo que surgió tras él. Al volverse, el líder de los 4 Fantásticos nopudo sino estremecerse ante la figura de un Víctor Von Muerte casi irreconocible que lehabló con una voz cargada de odio:

-Reed Richards...-.

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Los 4 Fantásticos #13Doom War Parte II de II: El Omniverso no juega a los dados

La Sala de Tránsito Cronal no era en realidad una sala. Carecía de paredes otecho que la limitaran, y su interior, ocupado por una sobrecogedora nada de colorblanco, se extendía de forma ininterrumpida hasta el mismísimo Fin del Tiempo.

Sólo una estrecha puerta, labrada en metal rojo, se atrevía a romper la monotoníade aquel espacio casi infinito; y junto a ella, esperaban pacientemente dos hombres deaspecto muy diferente. Uno era pelirrojo, no muy alto, y mostraba en su rostro unabarba cuidada. El otro, de impresionante musculatura, vestía un uniforme de coloresprimarios que le cubría todo el cuerpo. Ambos permanecían inmóviles y en silencio, conla mirada perdida en el vacío incoloro.

Entonces, a pocos pasos de donde se encontraban, comenzó a arremolinarse unadébil fuente de taquiones, que rápidamente vio incrementada su intensidad hasta formarun auténtico vórtice temporal.

El plegamiento espacio-tiempo fue casi instantáneo, permitiendo el tránsito deuna figura humanoide, apenas visible en el interior de aquel torrente de partículaselementales que se movía en círculos a su alrededor. Cuando finalmente se dispersaronlos taquiones en breves corrientes desordenadas, apareció ante sus ojos lo que parecíaser un hombre, envuelto en una capa marrón con ribetes amarillos, que ocultabaparcialmente su rostro bajo una capucha del mismo color.

-Bienvenido, Hourman. Tu misión ha sido un éxito –saludó el hombre de labarba pelirroja.

-Disculpa si no comparto tu entusiasmo por lo que acabo de hacer, Hunter. ¿YReed Richards? –preguntó rápidamente el robot.

-Nuestros cálculos de probabilidad fueron exactos, y efectivamente, el doctorRichards no ha logrado dar el salto al pasado. Sin embargo –se apresuró a añadir RipHunter, -el resto del grupo sí que ha retrocedido en el tiempo junto a Green Lantern-.

-Ya veo. Mi misión ha sido un éxito, y en el proceso he traicionado a un héroe alque siempre consideré mi amigo-.

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El Omniverso no juega a los dados

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-Tu amigo murió, Hourman; y eso es precisamente lo que tratamos de evitarahora, entre otras cosas. Ese Reed Richards al que te refieres ni siquiera pertenece anuestra realidad-.

-¿Su vida vale menos por ello?-.-¿A cambio de la de millones de personas que sobrevivirán a la Doom War si

evitamos el ascenso del Dr. Muerte? Por supuesto que sí-.-Eres un cínico, Hunter. Esos millones de personas que tanto te preocupan ahora

son los mismos que condenó la AVT(11) con su cuarentena temporal-.-En aquel momento tuve elegir entre salvar a esos millones en este período de

tiempo, o poner en peligro la vida de billones en toda la línea temporal: no tuve otraopción. Ahora, sin embargo, la información que nos ha proporcionado nuestro amigo–dijo señalando al hombre corpulento que le acompañaba, -permite que podamossalvarlos a todos a cambio de una sola vida. Mis decisiones siempre han estado avaladaspor los números-.

El héroe robótico apartó la mirada, asqueado por los razonamientos que leofrecía Rip Hunter:

-Una sola vida sigue siendo un precio demasiado alto-.-Tu suficiencia moral resulta ridícula, Hourman –respondió el Director de la

AVT con agresividad. -¿Acaso te negaste a participar en esta misión cuando te ofrecí laposibilidad de suspender la cuarentena temporal y eliminar a Muerte en el pasado?-.

-Esta discusión no lleva a ningún sitio –interrumpió el tercer ocupante de aquellasala que no era una sala, girándose a continuación hacia el robot. –Y además, la suertede Reed Richards aún no está decidida. Confía en mí-.

-Resulta difícil confiar en ti, Capitán Britania, cuando fue tu señora Roma la queinició esta serie de cuarentenas a nivel dimensional y temporal, que han aislado al Dr.Muerte junto con todas sus víctimas. ¿A qué se debe este repentino cambio de actitud enla Guardiana Omniversal?-.

-A la llegada de los 4 Fantásticos 616 a este universo. Su intervención, aunqueno deseada, lo ha cambiado todo; incluida nuestra política respecto a este mundo. Ahoratenemos una oportunidad de acabar con Muerte para siempre –concluyó BrianBraddock.

La voz de Víctor Von Muerte hizo temblar las paredes de aquella sala excavadaen la roca, a pesar de que apenas superó el volumen de un murmullo:

-¿Debo suponer que mi viejo enemigo ha salido de su tumba para enfrentarse amí por última vez? –dijo mientras se acercaba con actitud amenazante a un ReedRichards con aspecto de zombi.

-Sabes que no, Víctor. Nunca podría engañarte de ese modo con tu nivel actualde poder-.

-Mi nivel actual de poder... –repitió Muerte aproximándose aún más a su eternorival, para colocarse justo frente a él. -Sé que no perteneces a este universo, ReedRichards; y también que tú y tu patético grupo de monstruos de feria habéis logrado loque vuestras versiones homólogas nunca soñaron conseguir: derrotarme por completo-.

Al escuchar estas palabras, una repentina expresión de asombro surgió en la caramedio podrida de Mr. Fantástico.

-No finjas sorpresa, Richards. Tú también has debido sentir esa vibración en eltejido de la realidad, poco después de que tu infecta familia retrocediera en el tiempo(12).El pasado ha cambiado, y mi presente...-. (11) La Agencia de Variación Temporal.(12) Como vimos en el episodio anterior.

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El Dr. Muerte arrojó sobre el suelo el arma que había estado sujetando confirmeza, y que Mr. Fantástico reconoció enseguida como la Lanza del Destino. Y sinañadir nada más, siguió desprendiéndose de diferentes objetos que llevaba consigo,como si se trataran de baratijas sin valor: el Cubo Cósmico, el Orbe de Ra, el Ojo delDemonio... Finalmente, acercando ambas manos a su rostro, arrancó con fiereza laMáscara de la Medusa, mostrando a su enemigo la cara desfigurada que durante tantotiempo había permanecido oculta.

-¿Por qué? –preguntó Mr. Fantástico desconcertado.-La modificación que habéis introducido en mi línea temporal ha convertido este

mundo que tanto esfuerzo me costó construir en un simple futuro alternativo, una ramaseca desgajada del tronco del árbol, en la que estos objetos, tan ligados a la mismaesencia de la realidad, han perdido su poder-.

Reed Richards quedó entonces en silencio, evaluando las posibilidades que teníade sobrevivir a su encuentro con el monarca de Latveria. Un silencio que este último seencargó de romper:

-Pero no pienses ni por un momento que mi derrota va a salvar tu despreciablevida, Richards. Aún dispongo de mis vastos conocimientos arcanos, y por supuesto... dela simple fuerza de mis brazos –concluyó el Dr. Muerte introduciendo con brutalidad sumano derecha en el vientre de Mr. Fantástico, para a continuación tirar de sus intestinoshacia fuera con un golpe seco.

Susan Storm miró a su alrededor con gesto de cansancio: ¿cómo era posible quehubieran acabado otra vez en el interior de una cueva?

Primero fue en el Limbo, mientras Reed se recuperaba de la descarga masiva dedatos relativos a este universo; y después en los sótanos del Castillo Muerte, dondehabían rescatado a aquel héroe llamado Green Lantern, y retrocedido en el tiempo... sinsu marido(13).

Durante un breve instante, el recuerdo de Reed desvaneciéndose en el airemientras ellos saltaban hacia el pasado golpeó su estómago como un latigazo, pero Sueno permitió que esa imagen la hundiera en la desesperación. No era la primera vez quese veían en una situación parecida, y sin embargo, Reed siempre lograba volver junto aella(14).

No. Ahora debía centrarse en la misión que les había traído hasta allí, al pasadode esta realidad alternativa; a esta otra cueva donde se ocultaba la persona que debíaayudarles a cambiar el curso de la Historia.

-¿Y bien? –preguntó impaciente la Mujer Invisible a la figura de semblante serioque les observaba desde el otro lado del cristal de aquella celda. -¿Cuál es el veredicto?-

El hombre vestido de murciélago respondió con voz grave, sin apenas mover unmúsculo de su cara:

-Los análisis que he realizado parecen confirmar vuestras identidades. Sinembargo, aún me cuesta creer esa historia de viajes en el tiempo y dimensionesalternativas-.

-No veo por qué, Batman –intervino Kyle Rayner, incorporándose con dificultadsobre un camastro de aspecto muy sobrio. –Estoy seguro de que has tenido queparticipar en aventuras aún más absurdas junto a la Liga de la Justicia-.

(13) Otra vez, en el episodio anterior.(14) Creo que hay muchos ejemplos de aventuras en las que Mr. Fantástico ha sido dado pormuerto, pero la que recuerdo con más cariño es la que nos contó John Byrne en Fantastic Four#289-292 USA (Los 4 Fantásticos v1 nº 62-64; Coleccionable: Los 4 Fantásticos de John Byrne nº22-23).

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-Hace mucho que abandoné ese grupo, Green Lantern –afirmó Bruce Wayne contono cortante. –Ahora me dedico a otro tipo de asuntos-.

-¿A liderar un grupo de supervillanos, por ejemplo?-.-No sabes nada sobre mí, ni mi relación con los Thunderbolts, vengador(15)-.-Perdonad chicos –se adelantó Ben Grimm, interponiendo su enorme figura

rocosa entre ambos. –Esta discusión es muy, pero que muy interesante (sobre todo paralos que estamos aquí de visita, y no tenemos ni idea de quiénes sois ninguno de los dos),pero... ¿Podríamos ir directamente al grano? Me gustaría regresar pronto al Baxter (anuestro Baxter, quiero decir; ya sabéis, el de verdad), y dormir esta noche en mi camade agua, viendo una película del gran G. Robinson-.

-Amén a eso, grandullón –sentenció Johnny Storm frotando distraídamente suojo derecho, como si sintiera la necesidad de comprobar que estaba allí.

-Sé que no he sido el mejor de los anfitriones con vosotros –continuó Batman, -pero por norma general, tiendo a desconfiar de los grupos de zombis que aparecen en mihogar de improviso, burlando todas las medidas de seguridad que he diseñado paraevitar este tipo de asaltos-.

-Yo no organicé mi rescate... –rezongó Kyle Rayner tumbándose de nuevo en elcamastro, exhausto por el simple esfuerzo que había tenido que realizar paraincorporarse sobre su brazo izquierdo.

-Entiendo tu desconfianza inicial, Batman –intervino entonces la MujerInvisible, –pero creo que no debemos perder más tiempo con estos detalles: tú ya hasconfirmado nuestra identidad, y nosotros nos hemos recuperado totalmente del efecto deesos talismanes que nos entregó el Dr. Extraño. Ahora debemos actuar. El destino de tumundo depende de ello-.

El Hombre Murciélago asintió, y acto seguido tecleó una serie de números en laconsola situada junto a la celda, que activó el desplazamiento de la pared acristalada queretenía a los viajeros temporales.

-De acuerdo ¿Qué es lo que queréis de mí?-.Susan Storm suspiró de forma casi imperceptible, sabiendo que por fin habían

superado el escollo que más quebraderos de cabeza solía provocar en este tipo demisiones; lo que Johnny bautizó un día entre risas como momento Sarah Connor:convencer al héroe de turno de que ellos provenían efectivamente del futuro (o de otradimensión, o de otro planeta, según el caso que les ocupara).

(15) Os recuerdo que en este universo Green Lantern forma parte de los Vengadores.

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-Reed diseñó un plan de intervención temporal muy detallado –explicó la MujerInvisible, -cuyo éxito depende en gran medida de que nos acompañes al lugar dondeMuerte consiguió... conseguirá el último de los objetos mágicos que van a permitirleconquistar la Tierra-.

-¿Y cuándo ocurrirá eso? –preguntó Batman.-Esta noche. A las 21:37-.-Muy bien, iré con vosotros; y avisaré a Microchip para que reuna a los

Thunderbolts. Pero aún no entiendo... ¿Por qué yo? ¿Qué me convierte en una piezaclave dentro del plan de tu marido?-.

-Bueno, en primer lugar el hecho de que Muerte venga a Gotham City, tu ciudad,y en segundo... Creo que conoces bien el lugar donde vamos a enfrentarnos a él: unaespecie de residencia para criminales con problemas psicológicos-.

-El Asilo Arkham... –murmuró Batman.

-¿Cómo te encuentras? –preguntó Johnny a Green Lantern, que descansaba sobreun butacón mordisqueando con desgana una barrita de cereales.

-Bien, supongo. Recuperando fuerzas-.Kyle ni siquiera le miró al contestar, y Johnny, sintiéndose incómodo con el

silencio algo tenso que surgió entre ambos, decidió volver con el resto del grupo. Tantosu hermana Sue como Ben Grimm se encontraban a pocos metros de allí, con Batman yel Comisario James Gordon, vigilando constantemente el interior de una celda mediantevarios monitores de televisión que colgaban de una pared; la celda del interno querecibiría la visita del Dr. Muerte a las 21:37 de aquel día. Sin embargo, apenas se había alejado un par de pasos cuando Kyle añadió algomás:

-Siento lo de tu ojo, Johnny-.-No te preocupes –respondió éste volviéndose de nuevo hacia el Green Lantern.

–Al final ha quedado como nuevo, y tampoco puedo culparte por llevarte un buen sustocuando te viste rodeado de zombis, allí en el Castillo Muerte-.

-Lo sé, pero si no hubiera reaccionado como lo hice... Reed...-.-Olvídalo, Kyle. Recogeremos a mi cuñado una vez hayamos derrotado al viejo

Víctor. Lo bueno de los viajes en el tiempo es que siempre puedes volver unos segundosdespués de haberte marchado: será como si nunca nos hubiéramos ido-.

-Supongo que sí...-.

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Johnny observó al Green Lantern con curiosidad, y percatándose del gesto depreocupación que mostraba el héroe esmeralda en su rostro, se sentó a su lado paracontinuar la conversación:

-Mira Kyle, sé que no nos conocemos de nada, y que debes de haberlo pasadomuy mal en ese futuro del que te hemos sacado, pero confía en mí: esta nochecambiaremos la Historia, y todos esos meses que...-.

-Años-.-¿Cómo?-.-He pasado más de cuatro años prisionero en el Castillo Muerte-.-Vaya, lo siento. Yo sólo trataba de...-.-Lo sé, Johnny; y te agradezco la intención. No pretendía ser brusco, pero

supongo que todo este tiempo allí encerrado ha terminado por agriarme el carácter-.-Claro, es normal –dijo la Antorcha Humana, añadiendo con cierta curiosidad

malsana: -Y Muerte.... ¿Te torturó durante todo ese tiempo?-.-No –respondió el Green Lantern pasándose una mano ligeramente temblorosa

por el pelo. –Al menos físicamente. Lo único que quería de mí ese cabronazo era mianillo de poder, y como sabía que al morir yo, el anillo abandonaría el planeta en buscade un nuevo Green Lantern para el sector 2814, se preocupó de mantenerme con vida.Pero sólo eso. En todo el tiempo... durante todas las horas que pasó a mi ladoestudiando el anillo de poder JAMÁS me miró o se dirigió a mí-.

-Joder...-.-Al principio le gritaba constantemente, todos los insultos que se me pasaban por

la cabeza. Sólo para hacerle reaccionar, pero nunca obtuve una respuesta. Y te aseguroque la indiferencia puede llegar a ser la más terrible de las torturas. Sentir que valesmenos que un maldito objeto, menos que nada, durante tantos meses...-.

-Bueno... –intervino la Antorcha tratando de decir algo apropiado. –Como tedecía antes, hoy acabaremos con ese futuro, y tu “yo” del presente no tendrá que sufrirlo que tú has sufrido. Y por cierto: ¿dónde estás en este momento? ¿No hay peligro deque tú y tu otro “yo” os encontréis aquí y se produzca una de esas paradojas temporalestan chungas?-.

-Imposible. Ya estoy atrapado en Latveria: hace dos días, los 4 Fantásticos (mis4 Fantásticos) recibieron un aviso de la ONU informándoles de que el Dr. Muerte estabamovilizando tropas en la frontera con Markovia, y rápidamente se fueron hacia allí pararesolver la situación. Yo no tenía en ese momento ninguna misión pendiente con losVengadores, así que cuando Johnny me ofreció que les acompañara en su viaje aEuropa, decidí ir con ellos. Era una trampa, claro. Y si Muerte consigue esta noche loque ha venido a buscar a Arkham, tal y como ocurrió en mi pasado, los ejecutarámañana ante mis ojos sin que pueda hacer nada para evitarlo-.

Johnny Storm se mordió ligeramente el labio pensando en el destino que leaguardaba a sus homólogos de esta realidad:

-Vaya, no sabía que ya nos conocíamos. Quiero decir, tú y nuestras versionesalternativas-.

Kyle Rayner miró a la Antorcha Humana con cierta agitación interior antes deresponder a su comentario:

-Hace años que tú y yo vivimos juntos. Desde que coincidimos en los Titanes(16)--¿Ah sí? ¿Somos compañeros de piso?-.-Somos novios, Johnny-.-Oh...-.

(16) Tal y como se contó en Capitán Marvel Anual #1, aquí mismo, en Action Tales.

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Las sombras se condensaron en un rincón de la celda de John Dee, alias Dr.Destino; un residente del Asilo Arkham que permanecía sedado día y noche desde queingresara allí dos años atrás, poco después de que la Piedra del Sueño terminaraincrustada en su pecho, tras su enfrentamiento con Pesadilla(17).

Las sombras se condensaron, sí, y acto seguido se abrieron en dos para permitirel paso de Víctor Von Muerte. Allí, junto a la cama del Dr. Destino, apenas visible bajola luz de la luna que llegaba desde un pequeño ventanuco situado sobre sus cabezas.

-Buenas noches, señor Dee –susurró el monarca latveriano acercándose a lafigura oculta bajo las mantas. Sin embargo, cuando las echó a un lado no encontró elcuerpo inconsciente de aquel villano psicótico, sino a un expectante Metamorpho queexclamó con celeridad:

-¡Sorpresa!-.

El miembro cambiante de los Thunderbolts se transformó inmediatamente enuna espesa nube de gas narcótico, que se concentró alrededor del Dr. Muerte. Y antes deque éste pudiera reaccionar siquiera, surgieron a través del suelo unas manos de colordorado, pertenecientes a Piedra Lunar, que se aferraron a su tobillo izquierdo y tiraronfuertemente hacia abajo para después soltarlo(18).

(17) La Piedra del Sueño tuvo un papel importante en el comienzo de la serie Sandman, porejemplo (Sandman #1-7 USA; Universo DC nº17, 25-27 de Zinco; Sandman: Preludios yNocturnos de Norma; Sandman nº1-4 de Planeta), mientras que Pesadilla es un villano oníricoque ha aparecido en numerosas ocasiones en la serie del Doctor Extraño.(18) Este truco ya fue utilizado por una Gata Sombra alternativa para vencer a un RondadorNocturno alternativo en la clásica miniserie protagonizada por Magik (Colección Extra Super-Héroes nº8; Edición Formato Prestigio nº25-26).

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Muerte lanzó un grito desgarrado en el que se confundieron la cólera y el dolor.Un grito involuntario, que le hizo aspirar profundamente el gas volátil en que se habíaconvertido Metamorpho. Y apenas dos segundos después, recibió todo el peso de lapared de su derecha, derribada por el tremendo golpe que le había propinado Atlasdesde el otro lado.

Mientras el monarca se encontraba aún aturdido bajo los escombros, PájaroCantor y Rayo Negro surgieron a través del enorme agujero abierto por su compañero,dirigiendo contra él toda la intensidad de sus respectivos poderes.

La descarga combinada iluminó la estancia con un fulgor deslumbrante, que noles permitió observar cómo el suelo cedía bajo aquella impresionante demostración depoder, derrumbándose hacia el piso inferior con un Dr. Muerte medio carbonizado.

Siguiendo el plan trazado por Batman, le esperaban allí Piedra Lunar y Halo, queantes de que el villano terminara de caer sobre los azulejos blancos de la zona deduchas, comenzaron a disparar intensos rayos de energía que impactaron contra sucuerpo desde puntos opuestos. Y tan pronto como Muerte tocó el suelo, ambasabandonaron el lugar para evitar que éste pudiera enfocar su vasto poder sobre ellas.

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Furioso e impotente, el Dr. Muerte trataba de ponerse en pie para hacer frente aaquel grupo de cobardes que golpeaban y huían sin darle la oportunidad de contraatacar,pero antes de que pudiera reaccionar, sintió cómo la nube narcótica que aún le manteníadesorientado se transformaba en un ácido extremadamente corrosivo que comenzó adevorar su armadura metálica, junto con su característico manto verde oscuro.

Fue en ese momento cuando Katana saltó hacia el monarca desde el agujeroabierto en el techo, aferrando con fuerza su espada maldita, devoradora de almas.

La japonesa situó a su objetivo con precisión milimétrica mientras caía hacia él,girando en el aire para adoptar la posición adecuada, y preparar así su katana paracercenar la cabeza de Muerte de un solo tajo.

Y lo hubiera conseguido de haberle alcanzado sólo un segundo antes, pero esebreve espacio de tiempo fue todo lo que necesitó el villano para recuperar

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momentáneamente su concentración, y romper todos y cada uno de los huesos deKatana con un simple movimiento de su mano, mientras ésta se encontraba aún en elaire. La heroína japonesa murió en el acto, cayendo sobre el suelo como una muñecarota.

El monarca centró entonces su atención en el ácido orgánico que ya estabaquemando su carne, y empleando una pequeña fracción del poder que le otorgaba elCubo Cósmico, obligó a Metamorpho a recuperar su forma humana en el actual estado“disperso” en el que se encontraba. El resultado fueron miles de pequeños trozos de RexMason que le rociaron como una leve lluvia de verano.

Víctor Von Muerte respiró hondo, tratando de retomar el control total sobre símismo; y sin darle tiempo a los Thunderbolts para encajar la inesperada muerte de susdos compañeros, e iniciar el segundo plan de ataque que ya les gritaba Batman a travésde los pequeños transmisores insertados en sus oídos, el villano desapareció envuelto enuna densa oscuridad salida de la nada.

Desapareció, sí, pero sólo para aparecer en la sala de monitores desde la que elHombre Murciélago había estado dirigiendo toda la operación, junto al ComisarioGordon, Green Lantern y el resto de los 4 Fantásticos.

-¿Dónde me has traído, Shade(19)...? –murmuró el Dr. Muerte mirando a sualrededor. -¿Vosotros? –exclamó a continuación al descubrir sorprendido a aquellos quesabía presos en su castillo.

-¡Thunderbolts! ¡Aquí! –gritó Batman a través de su comunicador, mientras laCosa embestía a su más odiado enemigo como un rinoceronte enloquecido, lanzándolocontra la pared de cemento que se encontraba tras él; y siguiendo el ejemplo de sucompañero, la Antorcha Humana ardía en llamas para volar hacia Muerte, y lanzarleintensas lenguas de fuego que lo envolvieron rápidamente en un infierno que Johnnyalimentó sin cesar.

Para evitar que toda la sala pasara a formar parte de ese infierno, la MujerInvisible concluyó el trabajo aislando las llamas con un sólido campo de fuerza, que sinembargo permitía el paso del oxígeno y el fuego de Johnny.

Green Lantern se mantenía mientras tanto al margen de todo, acurrucado en susillón, y aterrorizado por la sola presencia del monarca latveriano: muy a su pesar, loslargos años de cautiverio en el Castilo Muerte habían terminado por afectarleprofundamente.

Aunque desorientado en el fragor de aquel horno que le estaba consumiendo,Muerte pudo sentir la proximidad de los Thunderbolts, a punto de irrumpir en la salapara unir sus fuerzas a las de los 4 Fantásticos. Y dudando por primera vez en muchosaños de sus posibilidades para salir victorioso, el villano murmuró unas palabras quebien podrían haber pasado por simples pensamientos enunciados en voz alta:

-Aisla este sitio, Shade. Y encárgate de ella-.Una vez más, las sombras de aquella sala se espesaron rápidamente; pero en esta

ocasión, no se limitaron a permanecer en el lugar donde se encontraban, sino que seexpandieron por suelo y paredes, hasta alcanzar el techo y formar una oscura películacontinua que impedía la entrada y salida de la estancia.

Kyle Rayner fue el único que se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo, pero sindarle tiempo a superar el bloqueo mental que sufría, brotaron de las sombras una decenade pequeños demonios oscuros que cayeron sobre Susan Storm.

(19) Tal y como se contó en Marvel Fanfare #6, The Shade y Muerte son aliados.

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La Mujer Invisible perdió inevitablemente la concentración, y comoconsecuencia, el campo de fuerza que había formado alrededor de su enemigo se vinoabajo con ella.

Muerte no perdió ni un segundo entonces, y atravesó las llamas que le rodeabanpara primero tocar levemente a la Cosa, y después lanzarse sobre una sorprendidaAntorcha Humana, aferrando su cuello con ambas manos. El toque del latveriano hizoque Ben se derrumbara sobre la sustancia negra y pegajosa del suelo al verincrementado su peso de forma exponencial. E inmediatamente, fue recibido pornumerosas protuberancias bulbosas que lo envolvieron.

-Storm... –musitó el villano fuera de sí, apretando con fiereza la garganta delmiembro más joven de los 4 Fantásticos.

Green Lantern clavó entonces su mirada, hasta ese momento perdida, en aquellaterrible escena, que sacudió sus tripas con la fuerza de un puñetazo: era sólo cuestión desegundos que Muerte rompiera el cuello de la Antorcha Humana, acabando (de nuevo,tal y como ya había ocurrido en el pasado de Kyle) con su vida. Y fue en aquel instantecuando toda la rabia y frustración acumuladas en su interior durante los últimos cuatroaños se vio liberada de forma repentina, transmitiéndose rápidamente a su anillo depoder.

El poderoso artefacto creado por los Guardianes del Universo empezó a brillarcon una luz cada vez más intensa, que pronto se volvió cegadora e hizo retroceder lassombras escurridizas que habían amenazado con engullirlos a todos.

Muerte se volvió hacia el héroe esmeralda con gesto altivo, relajando la garraque oprimía el cuello de Johnny Storm.

Green Lantern tensó todos sus músculos, y se arrojó contra el monarca deLatveria con el anillo de poder crepitando energía en su puño derecho.

Apenas quedaba un rincón de aquella sala excavada en la roca, que no albergaraalgún pedazo del cuerpo putrefacto de Reed Richards.

Durante los últimos veinte minutos, Muerte había estado llevando al límite lamaltrecha elasticidad del héroe, rasgando y destripando piel y órganos internos, hasta elpunto de cubrir todo el suelo con sus intestinos.

Aún jadeante por el esfuerzo realizado, el monarca sujetó entonces la cabeza deMr. Fantástico entre sus manos, observando con detenimiento su rostro marchito. Losojos habían sido reventados; la lengua cortada; y su cuello, parcialmente seccionado, sehabía convertido en un fino hilo de carne reseca, alrededor del cual pendía el talismánque le había transformado en zombi.

Muerte levantó su mano derecha dispuesto a arrebatarle el colgante; una acciónque devolvería la vida al líder de los 4 Fantásticos por unos instantes, sólo para morirdefinitivamente como consecuencia de las tremendas heridas que le había inflingido.

Sin embargo, justo en el momento en que se disponía a cumplir su cruelpropósito, una mano firme pero delicada, lo inmovilizó aferrando su muñeca condeterminación.

Al girarse hacia atrás, y ver de quién se trataba, Muerte esbozó una sonrisacínica que acentuó la atrocidad de su rostro desfigurado:

-Me sorprendes, Guardiana Omniversal. Supuse que enviarías a alguno de tusCapitanes para hacer el trabajo sucio. Pero me alegro de que estés aquí: así podrásapreciar mejor mi última obra –añadió señalando con un leve movimiento de cabeza losmúltiples restos de Mr. Fantástico.

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-Se acabó, Víctor. Tu mundo ya no existe. Este sótano es el único vestigio quequeda de esta línea temporal, y cuando me marche, también será eliminado-.

Muerte dejó caer la cabeza de Reed Richards sobre el suelo, con desinterés,como si aquello hubiera perdido toda la importancia que pudiera haber tenido antes.

-¿Y el Otro te ha dado su consentimiento? Tengo entendido que no eres libre dehacer lo que te plazca en este universo... –dijo el monarca latveriano con tonodespectivo.

-¿Cómo sabes...? –preguntó la Guardiana Omniversal pillada por sorpresa.-¿...de la existencia del Monitor y del Multiverso que queda al otro lado?(20)

–continuó el villano. –Siempre me has subestimado, mujer. Y si estos 4 Fantásticos nose hubieran entrometido, hubiera terminado ocupando tu lugar en Otromundo.Recuérdalo-.

Roma endureció el gesto, y por un momento, pareció inclinada a responderviolentamente a sus palabras. Sin embargo, no tardó en recuperar su estudiada frialdad:

-Mi política de intervención dimensional no es asunto tuyo. Y ahora, serásborrado de la existencia para siempre-.

Seguidamente, la Guardiana Omniversal partió de aquella porción de universoya condenada, llevándose con ella los numerosos pedazos de Reed Richards que allí seencontraban.

-No eres nada, Víctor –fueron sus últimas palabras antes de desvanecerse en untenue fulgor dorado.

E inmediatamente después, la sala comenzó a encogerse como un viejo papelarrugado dispuesto a ser lanzado a la papelera.

El monarca miró brevemente a su alrededor con ojos orgullosos, y elevando lavoz tan alto como pudo, sentenció:

-Yo... soy... MUERTE-.

El organismo ameboide adherido a la pared metálica vibró levemente cuandoReed Richards se agitó en su interior. Y como consecuencia de estos primerosmovimientos, su piel traslúcida cambió de color, mostrando ligeros tonos violáceos.

(20) Si queréis saber más sobre la posición que ocupa este universo entre el Omniverso Marvel yel Multiverso DC, echadle un vistazo a la escena que abre el Capitán Marvel Anual #1.

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A una señal de Susan Storm, que también se encontraba en aquella habitaciónjunto a Ben y Johnny, la ameba despegó los bordes de su orificio bucal y expulsó elcuerpo de Mr. Fantástico, desnudo y cubierto de una gelatina amarillenta.

-Reed, cariño, no sabes cómo te he echado de menos –dijo la Mujer Invisiblerodeándole con una manta refrigerante.

-¿Dónde...? ¿Cómo...? –balbució el aclamado científico, sintiendo que su pielardía.

-Tómatelo con calma, estirado. Esta gente dice que aún tendrás que reposar unpar de semanas antes de volver a estar como antes –contestó la Cosa.

-Cómo se nota que no te conocen, ¿verdad? –añadió Johnny sonriendo.Mr. Fantástico observó a sus compañeros con cierta confusión reflejada en el

rostro; después también a su esposa; y no pudiendo refrenar su genuina curiosidadcientífica, se volvió lentamente hacia el extraño organismo que aún permanecía pegadoa la pared.

-¿Qué es esto?-.-Reed, por favor: no seas grosero –respondió Sue. –Esto es un miembro del

Cuerpo de Capitanes de Otromundo...-.-Ya sabes, ése al que pertenece el Capitán Britania –apostilló la Antorcha

Humana.-...y proviene de una Tierra paralela en la que las amebas son la forma de vida

dominante –terminó la Mujer Invisible.-Oh, lo siento –dijo Reed dirigiéndose al organismo unicelular. -¿Y qué hacía yo

en su interior?-.-La explicación te va a encantar, cuñado. Según nos han contado, el sistema que

tiene nuestro amigo para alimentarse es reversible, así que si se mete algo por la boca lodigiere para obtener energía, pero si sigue el camino contrario, es él quien transmite esaenergía a lo que se haya introducido-.

-O lo que es lo mismo: te metimos por su culo para curarte más rápido–concluyó la Cosa entre fuertes carcajadas.

-Ben, por favor... –intervino Sue de nuevo, con visible embarazo, preguntándosehasta qué punto aquella ameba superdesarrollada era capaz de entenderles. –El CapitánPangea fue muy considerado al ofrecerse para hacer esto-.

Mr. Fantástico miró otra vez al organismo ameboide con franca curiosidad:-Gracias, Capitán... ¿Pero qué me he perdido? La última vez que nos

encontramos con un agente de Otromundo las cosas no terminaron demasiado bien(21)-.-La verdad es que yo tampoco lo entiendo del todo, Reed –dijo su esposa.

–Parece que todo se reducía a una cuestión de protocolos y normas de seguridaddimensionales, que una vez superados, permitieron la intervención de Roma-.

-De hecho, fue ella la que te sacó del Castillo Muerte –siguió Johnny. –Y no teimaginas en qué estado. Aunque el talismán del Dr. Extraño te mantuvo con vida, hizofalta mucho esfuerzo para recuperarte de una pieza-.

-Y el grandullón pegado a la pared fue quien remató la faena –añadió Ben.-Por supuesto... –dijo Mr. Fantástico ensimismado. –El sistema digestivo de este

organismo debe de haber actuado acelerando mis procesos metabólicos, y por esamisma razón, mi temperatura corporal ha subido varios grados por encima de lonormal...-.

-Vuelve estirado, que ya te estás perdiendo en las nubes-.-Tranquilo Ben, sólo trataba de ordenar mis ideas-.

(21) Como se vio al comienzo del episodio anterior.

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-Cariño, ¿recuerdas todo lo que pasó en el Castillo Muerte? –indagó entoncesSusan Storm con expresión preocupada.

-Sólo de forma difusa... Sé que Víctor se cebó conmigo con una rabia demencial,pero lo cierto es que no podía sentir dolor, y llegó un momento en que ya no fuiconsciente de lo que ocurría... ¿Y vosotros? ¿Tuvisteis muchos problemas paraderrotarle en el pasado?-.

-Conseguimos la ayuda de ese tal Batman, como tú dijiste –contestó la MujerInvisible, -pero al final fue Green Lantern quien acabó con Muerte-.

-Sacrificando su vida en el empeño –añadió Johnny Storm con una extrañaexpresión en la mirada.

-Fue una auténtica masacre –continuó Sue. –El combate arrasó la mitad de esaciudad, Gotham City, y murieron cientos de personas por culpa de Muerte. Sinembargo, Green Lantern consiguió derrotarle al final, y cambiar el curso de la Historia-.

-Y poco después, vino el Capitán Britania y nos trajo aquí, a Otromundo, paraque nos reuniéramos contigo –concluyó la Cosa.

Mr. Fantástico permaneció en silencio durante unos instantes, asimilando toda lainformación que le habían proporcionado sus compañeros. Y entonces, levantándosecon cierto esfuerzo y la ayuda de su esposa, sentenció:

-Bueno, no sé lo que pensaréis vosotros, pero si Roma no tiene nada que objetar,creo que éste sería un buen momento para volver a casa y olvidarnos por un tiempo deSkrulls, Fantasmas del Espacio y Doctores Muerte ultrapoderosos, ¿no creéis?-.

-Cuando tienes razón, tienes razón estirado... –rió Ben Grimm amenazando concoger en volandas a su amigo, y líder de los 4 Fantásticos.

La aventura había concluido.

FIN

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