Martes, 3 de noviembre de 1998 (Tercera actividad) Salta, Argentina … · con ustedes en esta...

COMIENDO DELÁRBOL DE LA VIDA

Martes, 3 de noviembre de 1998(Tercera actividad)Salta, Argentina

Es nuestra intención hacer una transcripción fiel yexactadeesteMensaje,talcomofuepredicado;por lotanto, cualquier error en este escrito es estrictamenteerrordeaudición,transcripcióne impresión,ynodebeinterpretarsecomoerroresdelMensaje. El texto contenido en esta conferencia puede serverificadoconlasgrabacionesdelaudioodelvideo. Este folleto debe ser usado solamente parapropósitospersonalesdeestudiohastaqueseapublicadoformalmente.

NOTA AL LECTOR

Notas

Dr. William Soto Santiago30

creciendo. Si deja un niño de comer, deja de crecer y se muere, porque ya no tiene el alimento, que se convierte en células para crecer. Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión dándoles testimonio del Árbol de la Vida y cómo comer del Árbol de la Vida en nuestro tiempo, para vivir eternamente. Que Dios les bendiga, que Dios les guarde, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo. Pasen todos muy buenas noches. “COMIENDO DEL ÁRBOL DE LA VIDA”.

COMIENDO DEL ÁRBOL DE LA VIDA

Dr. William Soto SantiagoMartes, 3 de noviembre de 1998

(Tercera actividad)Salta, Argentina

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes. Es para mí un privilegio grande estar

con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes este tema anunciado en el periódico: “COMIENDO DEL ÁRBOL DE LA VIDA”. Para lo cual quiero leer en Apocalipsis, capítulo 2, verso 7, donde nos dice: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios”. Nuestro tema para esta ocasión, como les dije, es: “COMIENDO DEL ÁRBOL DE LA VIDA”. Y nos preguntamos: “¿Hay la posibilidad en este tiempo de comer del Árbol de la Vida?”. Sí. “¿Y dónde está el Árbol de la Vida?”. Aquí dice: “… en medio del paraíso de Dios”. Así como en el Huerto del Edén encontramos al Árbol de la Vida, en el capítulo 2, verso 9, donde nos dice:


“Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal”. Luego, en el capítulo 3, del mismo libro del Génesis, versos 22 al 24, encontramos mencionado aquí en dos ocasiones más el Árbol de la Vida: “Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal (esto fue luego de la caída del ser humano); ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida”. Ahora vean que Dios sacó del Huerto del Edén al ser humano para que no alargara su mano y comiera del Árbol de la Vida; pues ya el ser humano caído, si comía del Árbol de la Vida, vivía eternamente; y Dios no quiere que el ser humano viva en una condición caída, viva como pecador, eternamente. Él desea que el ser humano sea limpio de todo pecado, y coma del Árbol de la Vida y viva, pero no viva como un pecador, sino como un hijo o una hija de Dios, limpio o limpia de todo pecado. Ahora, en el libro del Apocalipsis encontramos que aparece también el Árbol de la Vida. Tres veces aparece en el Génesis el Árbol de la Vida, y tres veces también en el libro del Apocalipsis. O sea que en el primer libro de la Biblia (el Génesis) aparece tres

Comiendo del Árbol de la Vida 29

Y así como estando nosotros en estos cuerpos mortales podemos vernos los unos a los otros (porque todos estamos en cuerpos mortales)…; y cuando estemos en cuerpos glorificados, podremos ver a Jesucristo en Su cuerpo glorificado y a todos los muertos en Cristo, que resucitarán en cuerpos glorificados también. ¿Vieron lo sencillo que es todo? Y todo esto es para todos los que han comido del Árbol de la Vida, de Jesucristo, en el tiempo en que vivieron, y para nosotros los que vivimos en este tiempo. Hemos visto el por qué es necesario comer del Árbol de la Vida: es porque comiendo del Árbol de la Vida vivimos eternamente. Y el Árbol de la Vida es Cristo, y está en medio de Su Iglesia desde el Día de Pentecostés, que nació Su Iglesia. Ese es el Huerto de Jesucristo: Su Iglesia, aquí en la Tierra. Y ¿podemos comer en nuestro tiempo del Árbol de la Vida? Claro que sí, como comieron los hijos e hijas de Dios en las edades pasadas: al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo y recibir Su Espíritu Santo, y así nacer de nuevo; y así estar en Su Iglesia, que es Su Cuerpo Místico de creyentes, recibiendo Su Palabra cada día; y así creciendo espiritualmente hasta que lleguemos a la estatura de un varón perfecto, hasta que lleguemos a la perfección, hasta que lleguemos a ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo. Por eso es que tenemos que estar COMIENDO DEL ÁRBOL DE LA VIDA: comiendo Su Palabra cada día, para así alimentar nuestra alma cada día, y continuar creciendo. Como los niños: a medida que van comiendo, van


el cual está en medio de Su Iglesia, que es el Paraíso de Dios aquí en la Tierra; esa es Su Iglesia, en medio de la cual Él ha estado desde el Día de Pentecostés hacia acá, donde nació la Iglesia (allá, en el Día de Pentecostés). Él ha estado en medio de Su Iglesia, de edad en edad, dándonos del Árbol de la Vida, dándonos vida eterna, tanto a los de edades pasadas como a todos los que vivimos en este tiempo final; pero cada persona, por cuanto tiene libre albedrío, tiene que —la misma persona— comer, tomar y comer del Árbol de la Vida. “COMIENDO DEL ÁRBOL DE LA VIDA”. Ese es nuestro tema de esta noche. Y hemos visto que el Árbol de la Vida vino dos mil años atrás como Cordero de Dios quitando el pecado del mundo, para darnos de comer y darnos así vida eterna. Y para el Día Postrero tenemos la promesa que Él regresará: El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el mismo que estuvo en un velo de carne, dos mil años atrás, llamado Jesús, regresará en este tiempo final. Ahora, ¿cómo regresará? ¿Regresará con Su mismo cuerpo que tuvo dos mil años atrás?, ¿o regresará manifestado en Su Ángel Mensajero en el Día Postrero, dándonos a conocer todas estas cosas? Así como Él estuvo en cada ángel mensajero de las edades pasadas, estará en Su Ángel Mensajero dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Y cuando sean llamados y juntados todos los escogidos del Día Postrero y se complete la Iglesia de Jesucristo: los muertos en Cristo resucitarán en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seremos transformados, y entonces veremos a Jesucristo en Su cuerpo glorificado, porque tendremos también nosotros un cuerpo glorificado.


veces, y en el último libro de la Biblia (el Apocalipsis) aparece tres veces también. Vamos a ver aquí. Leímos en el capítulo 2, verso 7, del Apocalipsis, donde aparece y donde Dios dice que dará de comer al Vencedor: le dará “a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios”. Y ahora en el capítulo 22, verso 2, del Apocalipsis, dice: “En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones”. Y también en el capítulo 22, verso 14, dice: “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad”. Ahora, son bienaventurados los que lavan sus ropas, o sea, son bienaventurados los que reciben a Cristo como su Salvador y lavan sus pecados en la Sangre de Jesucristo, el Cordero de Dios, y reciben el Espíritu de Cristo; y así comen del Árbol de la Vida para vivir eternamente. Vean la forma de comer del Árbol de la Vida; porque este Árbol de la Vida en el libro del Génesis y en el libro del Apocalipsis es el Señor Jesucristo: “En Él estaba la Vida, y la Vida era la Luz de los hombres”1, o sea, en Jesucristo. Por eso también es que Cristo siempre estuvo diciéndonos2: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí”. Este Árbol de la Vida es el Señor Jesucristo. Por eso

1 San Juan 1:42 San Juan 14:6


también Él dijo3: “Yo soy el Pan vivo que he descendido del Cielo”. Y Él dijo4: “Y el que come de este Pan, vivirá eternamente”. No hay dos vidas, dos vidas eternas; solamente una, y es Cristo. Y no hay un árbol literal de la vida por un lado, y Cristo por otro ofreciendo vida eterna también; es el mismo Jesucristo el Árbol de la Vida. En la Escritura encontramos que Dios representa a los seres humanos en árboles. Y ahora sí podemos comprender ese misterio del Árbol de la Vida, ya que Cristo representa al ser humano en árboles también. Por ejemplo, nos enseña que los hijos de Dios están representados en el trigo y los hijos del maligno están representados en la cizaña5. También el profeta Juan el Bautista nos dice en el capítulo 3 de San Mateo acerca de los seres humanos, nos dice de la siguiente manera: versos 10 en adelante dice: “Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego”. ¿De qué está hablando aquí? De seres humanos, representados en árboles. Y luego encontramos también… En el verso 12 de este mismo capítulo 3 de San Mateo, dice: “Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará”. ¿De qué está hablando ahí? De seres humanos; del trigo, que son los hijos de Dios, los cuales son recogidos y

3 San Juan 6:514 San Juan 6:585 San Mateo 13:24-30, 36-38


¡Asegure usted su vida eterna! No importa que otros se aparten o que otros no quieran seguir a Cristo, recuerde: es algo individual. Usted tiene que velar por su vida. Y la vida eterna es lo más importante para la persona. Y estando en esta Tierra, en estos cuerpos mortales, es que hacemos contacto con la vida eterna, que es Cristo, el Árbol de la Vida; y comemos del Árbol de la Vida y vivimos eternamente. Nunca se aparten de nuestro amado Señor Jesucristo, nunca se aparten del Árbol de la Vida. Manténganse firmes, siguiendo a Cristo, no importa los problemas que ustedes tengan en su vida. Seguir a Cristo no quiere decir que no tendremos problemas. Él dijo23: “Si alguno quiere seguir en pos de mí, tome su cruz, y sígame”. O sea que Él no nos dijo que todo iba a ser color de rosa, Él dijo que íbamos a tener luchas y problemas. ¿Pero qué dijo? Que íbamos a tener vida eterna, que vamos a vivir con Él por toda la eternidad. Él dijo24: “En la Casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo lo hubiera dicho antes; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez (ahí está Su Segunda Venida), y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. ¿Para qué? Para vivir con Cristo por toda la eternidad. Hemos visto la importancia de comer del Árbol de la Vida, y permanecer con Él todos los días de nuestra vida; porque es un asunto de vida eterna para todos nosotros; y no podemos perder esta oportunidad y privilegio que Él nos da de comer del Árbol de la Vida y vivir eternamente, 23 San Mateo 16:24, San Marcos 8:34, San Lucas 9:2324 San Juan 14:2-3


Él es el Creador; y si es el Creador, podía multiplicar Su Creación; porque Él creó los panes y los peces (creó las plantas de donde sacan el pan), por lo tanto podía multiplicar los panes y también multiplicar los peces19. Ahora vean cómo Jesús tenía completo control de toda la Creación. Y decía: “Nadie me quita la vida; yo la pongo por mí mismo para volverla a tomar”20. Él la puso por Sí mismo tomando nuestros pecados; era la única forma en que podía morir, porque la paga del pecado es muerte21. Él no podía morir sin tener pecado, entonces tomó todos nuestros pecados y se hizo mortal. Se hizo pecado por nosotros, y entonces, por cuanto la paga del pecado es muerte, tuvo que morir; y todo el juicio divino cayó sobre Jesucristo: todo el juicio divino que tenía que caer sobre usted y sobre mí, cayó sobre Jesucristo; y Él pagó el precio de la redención: pagó por nuestros pecados para que nosotros no tengamos que pagar por nuestros pecados y podamos vivir eternamente. Por eso es que al comer de Cristo, creyendo en Él como nuestro Salvador y lavando nuestros pecados en la Sangre de Cristo, se hace efectivo en nosotros el Sacrificio de Cristo, y son quitados nuestros pecados; porque la Sangre de Cristo nos limpia de todo pecado22. Nunca se aparten de nuestro amado Señor Jesucristo, no importa los problemas que ustedes tengan en su vida; recuerden que es un asunto de vida o muerte.19 Cinco mil: San Mateo 14:13-21, San Marcos 6:30-44, San Lucas 9:10-17, San Juan 6:1-13. Cuatro mil: San Mateo 15:32-39, San Marcos 8:1-1020 San Juan 10:17-1821 Romanos 6:2322 1 Juan 1:7


colocados en el Granero de Dios para vivir eternamente. También el salmista habló de los seres humanos y los representó en árboles; y habló de Cristo y también de todos los hijos de Dios, y los representó en árboles. Por ejemplo, dice: en el Salmo 1, verso 1 en adelante (verso 1 al 3), dice: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará”. Vean cómo el salmista compara a los justos con el árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo, y su hoja no cae. También Cristo está representado en este árbol del cual habla el salmista. Ahora, hemos visto que Dios representa a los seres humanos con los árboles o en árboles, y, por consiguiente, el Árbol de la Vida es nuestro amado Señor Jesucristo; porque no es un asunto de que uno encuentre un árbol literal y que sea un árbol de vida eterna. La única vida eterna es Dios; y esa vida eterna se manifestó en forma humana, se manifestó en carne humana, y fue conocido por el nombre de Jesucristo. Dios, Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. La Vida Eterna fue manifestada en forma humana en el cuerpo llamado Jesús. Por eso San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante, nos dice:


“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida…”. ¿Dónde estaba la Vida? En Él, en el Verbo, que era con Dios y era Dios, y creó todas las cosas. “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”6. O sea, el Verbo, que era con Dios y era Dios, creó todas las cosas; y en Él estaba la Vida. ¿La vida eterna dónde estaba? En Dios, en el Verbo que era con Dios y era Dios. Y ahora vean, dice: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. Y sigue diciendo: “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan (o sea, Juan el Bautista). Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo”. Esa Luz verdadera, el Verbo que era con Dios y era Dios, y creó todas las cosas, venía a este mundo. Y ahora, ¿cómo venía? “En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.6 Génesis 1:1


Él es el Verbo que era con Dios y era Dios, el cual creó todas las cosas, y luego se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo. Ahora, con Su cuerpo de carne no había aparecido antes, porque ese cuerpo de carne fue creado en el vientre de María: fue creada una célula de vida, la cual se multiplicó célula sobre célula y formó ese cuerpo de carne que nació en Belén de Judea a través de la virgen María; y en ese cuerpo de carne habitó el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el que estuvo con Abraham y comió con Abraham. Ahí, dentro de ese cuerpo de carne, estaba; ahí estaba Aquel que dijo: “Antes que Abraham fuese, yo soy”. Pero ellos pensaban en el cuerpo de carne, y decían: “No puede ser posible que Jesús, con este cuerpo de carne, haya vivido en el tiempo de Abraham”. ¡Pues claro que no! Pero el que estaba dentro de ese cuerpo de carne había vivido antes de Abraham, antes de Noé y antes de Adán también, porque es el Creador de los Cielos y de la Tierra. Por eso es que ustedes encuentran que Jesucristo le hablaba a la tempestad, a los vientos, y les decía16: “Enmudezcan”, y se calmaba la tempestad; y también caminaba sobre las aguas del mar de Galilea o lago de Galilea, y no se hundía17; y también creaba peces, para que Pedro pescara los peces, cuando habían pasado la noche pescando y nada habían pescado18. Y también multiplicaba los panes y los peces: cuando los discípulos no tenían alimento para darle a la multitud, y la multitud tampoco tenía alimento porque ya se le había acabado, Jesús multiplicaba los panes y los peces, porque

16 San Mateo 8:26-27, San Marcos 4:39-41, San Lucas 8:22-2517 San Mateo 14:25-27, San Marcos 6:48-51, San Juan 6:19-2018 San Lucas 5:4-6, San Juan 21:3-6


en carne humana a la Tierra: El primero fue nuestro amado Señor Jesucristo. Él fue el que le apareció a Abraham como Elohim el día antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra, y comió con Abraham14; y también le había aparecido anteriormente a Abraham como Melquisedec, y le dio pan y vino a Abraham15. Vean, Él es el que estuvo ministrando en el Antiguo Testamento. Y por eso es que en San Juan, capítulo 8, verso 56 al 59, de San Juan, dice: “Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó. Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?”. Abraham había vivido cientos de años antes que Jesús; y ahora Jesús dice que Abraham deseó ver Su día, lo vio y se gozó. Esto fue cuando le preparó una ternera, y le dio también pan y leche, y le preparó así una comida a Elohim, el cual estaba con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel. Y ese era nada menos que Jesucristo en Su cuerpo…, no en Su cuerpo de carne, sino que se materializó para aparecerle a Su amigo Abraham, juntamente con los Arcángeles Gabriel y Miguel; y comieron con Abraham el día antes de la destrucción de Sodoma y de Gomorra. “Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy”. ¿Ven? Aun antes que Abraham, y antes que Noé, y antes que Matusalén, y antes que Adán también; porque 14 Génesis 18:1-815 Génesis 14:18-20


A lo suyo vino (o sea, al pueblo hebreo), y los suyos no le recibieron (lo rechazaron y pidieron Su muerte en la Cruz del Calvario). Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”. Engendrados no de voluntad humana, sino de voluntad divina. Eso es el nuevo nacimiento, para todos aquellos que reciben a Cristo como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo y reciben Su Espíritu Santo; y así reciben el nuevo nacimiento, y nacen en el Reino de Dios, y vienen a ser parte de la Iglesia del Señor Jesucristo. Nadie puede entrar a la Iglesia de Jesucristo a menos que sea por medio del nuevo nacimiento: creyendo en Cristo como nuestro Salvador y lavando nuestros pecados en la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador y recibiendo Su Espíritu Santo. Y ahora, de esto fue que le habló Cristo a Nicodemo cuando le dijo7: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios”, o sea, no lo puede entender. Nicodemo le dice: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿Puede acaso el hombre, ya siendo viejo (porque Nicodemo ya estaba avanzado en edad), puede acaso entrar en el vientre de su madre, y nacer de nuevo?”. Y si la madre de Nicodemo estaba ya ancianita o había muerto, para Nicodemo esto que le decía Jesús era un poquito complicado. Pero Jesús no le está hablando de nacer de nuevo por medio de una mujer, no le está hablando de nacer de nuevo por medio de carne o sangre, sino por medio del Espíritu 7 San Juan 3:4-5


de Dios; y por eso le dice… Nicodemo le dice: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿Puede acaso el hombre, ya siendo viejo, entrar en el vientre de su madre, y nacer de nuevo?”. Cristo le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios”. Es un requisito para entrar al Reino de Dios: nacer de nuevo; y esto es nacer del Agua y del Espíritu; y esto es creyendo en nuestro amado Señor Jesucristo y lavando nuestros pecados en la Sangre de Cristo y recibiendo Su Espíritu Santo; y así se produce el nuevo nacimiento en la persona, y entra al Reino de Dios, y obtiene un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, de esa dimensión llamada el Paraíso. Y si la persona muere físicamente, no tiene ningún problema: va a vivir al Paraíso en ese cuerpo teofánico, que se parece a nuestro cuerpo pero que es de otra dimensión. Y allí no hay problemas como los hay aquí en este planeta Tierra, ni las luchas de esta vida terrenal. Y allí viven hasta que Cristo produzca la resurrección de los muertos en Cristo, prometida para ser efectuada en el Día Postrero. Ahora, ¿en qué año del Día Postrero? No sabemos, pero es para el Día Postrero, conforme a las palabras de nuestro amado Señor Jesucristo en San Juan, capítulo 6, verso 40, donde dice: “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”. Vean, los que creen en el Hijo, en Jesucristo, tienen, reciben vida eterna; ¿por qué? Porque están comiendo del Árbol de la Vida. Es en Cristo, el Árbol de la Vida, donde está la vida eterna; y por eso es que tenemos que comer de


hablando por medio de esos profetas? Dios; en todos ha estado Dios manifestado. Son solamente siete profetas dispensacionales, y ya han transcurrido esas etapas en donde Él ha enviado seis profetas dispensacionales; y para el Día Postrero Jesucristo envía al séptimo profeta dispensacional, que es Su Ángel Mensajero. Por eso es que toda la revelación de Jesucristo, que es dada a Juan, ¿quién se la trajo a Juan? Vamos a ver. Dice Apocalipsis, capítulo 1, verso 1 al 3: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan (¿Por medio de quién vino la revelación de Jesucristo, del Apocalipsis? Por medio del Ángel del Señor Jesucristo), que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto. Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía”. Las palabras que trae este profeta mensajero, este Ángel del Señor Jesucristo, son palabras proféticas; es un Mensaje profético colocado en el libro del Apocalipsis en forma simbólica; está colocado en símbolos, pero estos símbolos tienen un significado. Ahora, siendo que Su Mensaje es una profecía, ¿las profecías las traen quiénes? Los profetas de Dios. Este Ángel Mensajero de Jesucristo es el profeta de la Dispensación del Reino, y le ministró a Juan esta revelación apocalíptica aun antes de tener el tiempo de su ministerio en la Tierra en carne humana. Y solamente dos profetas han ministrado antes de venir


un profeta, el profeta de la Dispensación del Reino, un profeta mayor? Después del Señor Jesucristo ese es el que le sigue, y después le siguen los demás profetas. Y de esa clase de profeta, ¿saben cuántos Jesucristo tiene, cuántos tiene Dios? Solamente tiene siete profetas de esa clase. Son profetas dispensacionales. Y esos profetas dispensacionales son siete, y los siete profetas dispensacionales son:

· Adán, para la primera dispensación, la Dispensación de la Inocencia;

· luego, el segundo profeta dispensacional es Set, para la Dispensación de la Conciencia, segunda dispensación;

· y el tercer profeta dispensacional es el profeta Noé, para la Dispensación del Gobierno Humano, que es la tercera dispensación;

· y el cuarto profeta dispensacional es el profeta y patriarca Abraham, el padre de la fe, para la dispensación cuarta, que es la Dispensación de la Promesa;

· y el quinto profeta dispensacional es el profeta Moisés, para la dispensación quinta, la Dispensación de la Ley;

· y el sexto profeta dispensacional es nuestro amado Señor Jesucristo, para la Dispensación de la Gracia, que fue abierta por Jesucristo en Su Primera Venida;

· y luego, para la séptima dispensación, el séptimo profeta dispensacional es el Ángel del Señor Jesucristo.

Ahora, en todos estos siete profetas dispensacionales, ¿quién es el que ha estado manifestado y ha estado


Cristo, el Árbol de la Vida. Él dice8: “El que no coma carne y beba mi Sangre, no tiene vida permaneciente en sí”, o sea, no tiene vida eterna. La vida que tiene es temporal: vive un tiempo aquí en la Tierra, y luego se termina el tiempo de vida en este cuerpo mortal, y ahí terminaron sus días aquí en la Tierra. Y si no ha comido del Árbol de la Vida, de Jesucristo, no tiene esperanzas de volver a vivir y de vivir en este planeta Tierra en el glorioso Reino Milenial de Cristo. ¿Por qué? Porque no comió del Árbol de la Vida, de Cristo; y por no comer del Árbol de la Vida, no obtuvo vida eterna; porque la Vida solamente está en el Árbol de la Vida, que es nuestro amado Señor Jesucristo. ¿Ve que no es un asunto de sectarismo? Es un asunto de vida o muerte. Si no come uno del Árbol de la Vida, no tiene vida permaneciente en sí para vivir eternamente, tiene solamente una vida temporal; pero si come del Árbol de la Vida, dice Cristo que vivirá eternamente. “El que come de este Pan, vivirá eternamente”, porque Él es el Pan vivo que descendió del Cielo; y Él es el que nos da vida, y vida eterna. No busque la vida eterna en otro lugar. “Yo soy el camino, la verdad y la vida; y nadie viene al Padre, si no es por mí”. Él es la Vida Eterna, Él es el Camino y Él es la Verdad. No hay otra Verdad. Ahora, hemos visto que nuestro Señor Jesucristo es el Árbol de la Vida. Y ahora, el Verbo que era con Dios y era Dios, en donde estaba la Vida, la vida eterna, ¿qué sucedió? Dice que venía a este mundo, y venía a este mundo con un propósito divino.8 San Juan 6:53-54


“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros…”. El Verbo, que era con Dios y era Dios y creó todas las cosas, y que es la Luz de los hombres, venía a este mundo; y cuando vino, se hizo carne y habitó entre los seres humanos, y fue conocido por el nombre de Jesús. El Verbo, que era con Dios y era Dios, donde estaba la vida eterna, y Creador de los Cielos y de la Tierra, ahora estaba en la forma de un hombre, de un profeta, en medio del pueblo hebreo. Por eso Él podía decir: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí”. Y podía decir: “Yo soy el Pan vivo que he descendido del Cielo”, y “el que come de este Pan, vivirá eternamente”. Él podía decir también como nos dijo en el capítulo 6, verso 40: “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”. Así como nosotros necesitamos comer para alimentar nuestro cuerpo físico, para que pueda continuar viviendo (porque si no, se debilita, se enferma y se muere), así también, para que nuestra alma viva eternamente necesitamos comer de Cristo. Y Él es el Pan de vida eterna; y el que come de este Pan, vivirá eternamente. ¿Y cómo vamos a comer de Él? Recibiéndolo como nuestro Salvador, recibiendo Su Palabra, y lavando nuestros pecados en la Sangre de Cristo y recibiendo Su Espíritu; y así obteniendo el nuevo nacimiento, y por consiguiente la vida eterna. ¿Vieron lo sencillo que es todo el Programa Divino? Y está a la disposición y al alcance de todo ser humano.


Ahora, las que sucederán en este tiempo final, Cristo dice que las va a dar a conocer: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas”. Y vimos en Apocalipsis 22, verso 6, y Apocalipsis 22, verso 16, que es por medio de Su Ángel Mensajero que son dadas a conocer todas estas cosas; porque en Su Ángel Mensajero Jesucristo estará en Espíritu Santo manifestado hablándole a Su Iglesia y hablándole al mundo entero, incluyendo el pueblo hebreo. ¿Y qué le estará hablando? Todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final. ¿Cuántos sabían que el Día Postrero era el séptimo milenio? Pero ya lo sabemos. ¿Cuántos sabían que los días postreros son el quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio? No lo sabían, pero ya lo sabemos. Y así por el estilo, podemos ver un sinnúmero de misterios bíblicos que no conocíamos, pero ya los conocemos. ¿Cuántos que han leído la Biblia deseaban saber quién era el Ángel que Jesucristo enviaba para dar testimonio de estas cosas, el que le reveló a Juan el libro del Apocalipsis? Todo el mundo quería saber quién era ese Ángel. Y ahora sabemos que es el Ángel del Señor Jesucristo el profeta mensajero de la Dispensación del Reino. Es un profeta dispensacional con un Mensaje dispensacional: con el Mensaje del Evangelio del Reino, a través del cual Jesucristo estará manifestado en este tiempo final hablándole a Su Iglesia y hablándole al mundo entero, incluyendo el pueblo hebreo. Y será por medio de ese profeta mensajero que Jesucristo nos estará dando a conocer todas estas cosas que deben suceder después de las que ya han sucedido en tiempos pasados. Ahora, ¿cuántos sabían que ese Ángel Mensajero era


hablándonos por medio de Su Ángel Mensajero todas estas cosas que deben suceder pronto. Y la Voz de Cristo en Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11, la escuchamos en el Día del Señor. Juan dice, Juan el apóstol dice, en el capítulo 1, verso 10 al 11, del Apocalipsis: “Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor (¿En qué día? En el Día del Señor, que es el séptimo milenio o Día Postrero), y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta…”. ¿Qué escuchó? “… una gran voz (es la voz de una persona) como de trompeta…”. No fue una trompeta literal, sino la voz de una persona hablando como una trompeta, su voz como una trompeta, con un Mensaje urgente. “… que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”. ¿Quién es el Alfa y Omega?, ¿quién es el primero y el último? Nuestro amado Señor Jesucristo. Es la Voz de Jesucristo en el Día Postrero, en el séptimo milenio en el cual nosotros estamos viviendo, hablándonos por medio de Su Ángel Mensajero todas estas cosas que deben suceder pronto, y así llenándonos del conocimiento de todo el Programa Divino correspondiente a este tiempo final, y así dándonos a conocer los grandes misterios de Dios correspondientes a este tiempo en el cual nosotros estamos viviendo. Por eso dice en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, con esa Voz de Trompeta dice: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas”, o sea, después de las que ya han sucedido en el pasado, durante las siete etapas de la Iglesia gentil.


Así como estaba en el Huerto del Edén, pero en el Huerto del Edén no se había hecho carne: tenía que hacerse carne para el ser humano poder comer del Árbol de la Vida; pero se hizo carne en la persona de Jesús y llevó a cabo el Programa Divino para que todo ser humano pueda comer del Árbol de la Vida; y esto es creyendo en Cristo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en la Sangre de Cristo y recibiendo Su Espíritu Santo. ¿Vieron lo sencillo que es todo? Y así obteniendo el nuevo nacimiento. Así como hemos nacido de papá y mamá, y hemos venido a formar parte de esa familia; así, para nacer en la Familia de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, necesitamos nacer de nuevo, del Agua y del Espíritu. Y el que no nazca, pues no tiene vida eterna; el que no nazca, entonces no ha nacido en la Familia de Dios y no tiene esperanza de vida eterna. Pero el que nace en la Familia de Dios: obtiene vida eterna, y no hay nadie que le pueda quitar esa vida eterna que Cristo le da. Ahora vean lo importante que es aprovechar el tiempo que Dios nos da para vivir en esta Tierra. Nos da ese tiempo para que nosotros hagamos contacto con la vida eterna y vivamos eternamente. No toda persona aprovecha la oportunidad que Dios nos da en la Tierra; pero hay millones de seres humanos que la han aprovechado, y tienen vida eterna, y están descansando en el Paraíso, y otros todavía están viviendo aquí en la Tierra y tienen ya vida eterna. Ahora miren cómo nos dice Cristo en San Juan, capítulo 17; versos 20 en adelante, dice: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,


para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos”. Aquí podemos ver cómo Cristo habla acerca de los que el Padre le ha dado. Y Dios, vean ustedes, desde antes de la fundación del mundo tiene el nombre suyo y el nombre mío escrito en el Cielo. Por eso es que Cristo cuando habla de Sus ovejas que el Padre le dio, dice que Él las llama por su nombre9. ¿Por qué? Porque el nombre de todas las ovejas, de todos los hijos e hijas de Dios, está escrito en el Cielo, y está en el Libro de la Vida del Cordero. O sea que no es por mera casualidad que nosotros vivimos aquí en la Tierra y no es por mera casualidad que nosotros recibimos a Cristo como nuestro Salvador: estamos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.9 San Juan 10:3


todos los muertos en Cristo: no en el mismo cuerpo que tenían cuando estuvieron aquí en la Tierra, sino en un nuevo cuerpo; un nuevo cuerpo eterno y jovencito, representando de 18 a 21 años de edad, un cuerpo glorificado igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo. Y nosotros los que vivimos seremos transformados cuando resuciten los muertos en Cristo. Y entonces todos estaremos con vida eterna física también. Por eso es que para este tiempo final, Jesucristo dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias” (Apocalipsis, capítulo 22, verso 16). Y también en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, nos dice: “Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado Su Ángel, para manifestar a Sus siervos las cosas que han de suceder pronto”. Las cosas que deben suceder pronto, vean ustedes, son dadas a conocer por el Ángel del Señor Jesucristo enviado por Dios, por Jesucristo, para darles testimonio de todas estas cosas que deben suceder; darles testimonio a todas las iglesias y a todos los seres humanos que viven en este planeta Tierra, incluyendo también al pueblo hebreo. Ese Ángel de Jesucristo es el último profeta mensajero que Jesucristo enviaría a la Tierra (lo enviaría a Su Iglesia y también lo enviará al pueblo hebreo y al mundo entero) para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder en este tiempo final, en donde los muertos en Cristo van a resucitar y nosotros los que vivimos vamos a ser transformados. Pero para que ocurra ese gran evento, Cristo en Espíritu Santo viene manifestado en Su Ángel Mensajero,


Cruz del Calvario y Su Sangre derramada allí para limpiar nuestros pecados, que creyendo en Él uno pueda recibir el perdón de sus pecados, ser limpio de todo pecado, y luego recibir Su Espíritu Santo y obtener vida eterna. ¡Pero ese es el Programa de Dios! Así es delante de Dios, y Dios es el que lo diseñó en esa forma. Y a ninguno de nosotros nos cuesta nada recibir vida eterna: solamente comer del Árbol de la Vida, y vivir eternamente. Es gratuita la comida del Árbol de la Vida, es gratuita la vida eterna para todo aquel que cree en nuestro amado Señor Jesucristo; pero el que no cree ya es condenado, porque no creyó. ¿Ven? Es una cosa de creer o de no creer. Ahora, podemos ver que nosotros tenemos un privilegio grande en este tiempo final al vivir en el tiempo en donde los grandes misterios de Dios serían abiertos al pueblo; misterios que en otros tiempos no habían sido abiertos. Tenemos el misterio de la Primera Venida de Cristo, el cual fue abierto, y fue dado a conocer el propósito de Su Primera Venida: como Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo. Y hemos estado —de edad en edad— viendo cómo millones de seres humanos han estado comiendo del Árbol de la Vida y obteniendo vida eterna. Y aunque sus cuerpos físicos han muerto, su alma se encuentra en el Paraíso viviendo en un cuerpo teofánico de otra dimensión, de la sexta dimensión, que es parecido a nuestro cuerpo. Y para el Día Postrero Cristo ha dicho: “… y yo le resucitaré (¿cuándo?) en el día postrero”. El Día Postrero delante de Dios, para los seres humanos es el séptimo milenio. Ahora, ¿en qué año del séptimo milenio será la resurrección? Esperemos que ocurra, y ahí se levantarán


Cristo en una ocasión en que los discípulos que habían sido enviados para predicar y sanar enfermos y echar fuera demonios…, regresaron muy felices diciéndole a Jesús: “Mira, Señor, aun hasta los espíritus (o sea, los demonios) se nos sujetan en Tu Nombre”, o sea que les ordenaban salir de las personas y salían; lo ordenaban en el nombre de Jesucristo. Y Jesús les dice: “No os gocéis de esto, de que los espíritus se os sujetan en mi nombre; gozaos de que vuestros nombres están escritos en el Cielo”10. Y si nuestros nombres están escritos en el Cielo, eso es lo que nos da gozo, regocijo y agradecimiento a Dios, de que están escritos en el Cielo para ser manifestados aquí en la Tierra y hacer contacto con Cristo, el Árbol de la Vida, y comer de Él y vivir eternamente. O sea que estamos escritos en el Cielo desde antes de la fundación del mundo. Y ahora, estamos aquí en la Tierra, en el cumplimiento del Programa de Dios correspondiente a nuestro tiempo, como estaban aquí en la Tierra los creyentes en Cristo de otras edades pasadas, y como estaban también los discípulos de Jesucristo y como estaba también nuestro Señor Jesucristo. Todos vinieron a esta Tierra a causa del Programa Divino correspondiente al tiempo en que ellos vivieron. Y ahora nosotros nos encontramos en este planeta Tierra a causa de ese propósito divino que se está llevando a cabo en este planeta Tierra. Vean que todo se está llevando a cabo aquí, pero nuestros nombres están en el Cielo desde antes de la fundación del mundo; pero teníamos que pasar por esta Tierra, aunque en estos cuerpos mortales, y hacer contacto con la vida eterna.10 San Lucas 10:17-20


Ahora, nuestra estadía aquí en la Tierra, en este cuerpo mortal, es una estadía muy importante, muy definitiva: nuestra estadía aquí es para un propósito divino. Cristo dijo11: “Buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia; las demás cosas serán añadidas (son las añadiduras de la vida)”. Hay personas que se ocupan de las añadiduras de la vida y de hacerse ricos en la Tierra, de luchar y hacerse de algo en la Tierra, y se olvidan de buscar el Reino de Dios y Su justicia, y así hacer contacto con la vida eterna, con el Árbol de la Vida, y comer del Árbol de la Vida para vivir eternamente. Y entonces lo que sucede con esas personas es que viven solamente un lapso de tiempo, de 50, 70, 90 o 100 años, o cien años y algo. ¿Y qué es eso comparado con la vida eterna? Eso es más pequeño que un granito de arena en el planeta más distante, siendo visto a simple vista desde la Tierra; o sea, es nada. Ahora, nosotros tenemos que aprovechar nuestra estadía aquí en la Tierra para comer del Árbol de la Vida, que es Cristo, para así asegurar nuestro futuro eterno con Cristo nuestro Salvador; porque hay una vida eterna, y esa vida está en Jesucristo; y todos los que comen del Árbol de la Vida, de Cristo, vivirán con Cristo por toda la eternidad. Ahora, hemos visto la importancia de comer del Árbol de la Vida, que es Cristo nuestro Salvador. Por eso Él vino en carne humana dos mil años atrás, para hacer posible que el ser humano pudiera comer del Árbol de la Vida. Hemos visto ahora que el Árbol de la Vida no era un árbol literal, sino que era la persona de Jesucristo, el cual estaba allí en Su cuerpo teofánico; todavía no se había 11 San Mateo 6:33


hecho carne, pero después se hizo carne en la persona de Jesús, e hizo posible que el ser humano pudiera comer del Árbol de la Vida. Y ahora, el que no coma del Árbol de la Vida, pierde su derecho a la vida eterna. Dice que el que no cree, ya es condenado, porque no creyó en el Hijo unigénito de Dios; pero el que cree, tiene vida eterna12. O sea que es un asunto de creer o de no creer, porque es un asunto de vida eterna o de muerte. Solamente dos cosas: vida eterna comiendo del Árbol de la Vida, o muerte si no come la persona del Árbol de la Vida. Como sucede en lo físico con el alimento que nosotros usamos: es un asunto de vida o muerte. Si no come, llega el momento en que se muere; si come, pues sigue viviendo. ¿Ve? Solamente dos cosas: vida o muerte. Cuando come, el alimento se convierte en células del cuerpo por medio de esos procesos químicos que se llevan a cabo en el cuerpo. Y ahora, así es en lo espiritual. No podemos darle a nuestra alma un pedazo de pan literal para que coma, pero tenemos que darle Alimento para que coma: “Y no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”13. Así que tenemos que recibir Su Palabra y así comer de Él: creyendo en Él, lavando nuestros pecados en la Sangre de Cristo y recibiendo Su Espíritu, y así naciendo de nuevo, y obteniendo así vida eterna. Todo es tan sencillo que para muchas personas es algo inconcebible que creyendo en un hombre que vivió hace dos mil años atrás, y creyendo en Su Sacrificio en la 12 San Juan 3:16-1813 San Mateo 4:4, San Lucas 4:4, Deuteronomio 8:3

Martes, 3 de noviembre de 1998 (Tercera actividad) Salta, Argentina … · con ustedes en esta...

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